expansion y crisis en la segunda mitad del siglo xix · de la crisis agropecuaria finisecular para...

17
EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX A lo largo de estos años, el olivar hispano pasó por dos eta- pas bien diferenciadas. La primera abarcó las décadas centrales del siglo XIX definidas pot una importante expansión del cul- tivo consecuencia, sin duda, de una coyuntura favorable y de numerosos predios por roturar (1). La segunda transcurrió por los dos últimos decenios y estuvo caracterizada por•la crisis fini- secular que limitó el avance de la superficie y supuso el aban- dono temporal de numerosa arboleda. Ambos períodos constituyen una época apenas conocida del olivar español. La escasez de datos sobre supe^cie y la poca fiabilidad de los existentes explican, en parte, el estado actual de conocimiento. Como señalo en otro lugar, varias fuentes he (1) Esta época fue el tramo final de un movimiento de mayor duración que, iniciado en las décadas centrales del siglo XVIII recibió un fuerte impul- so pot la desaparición de los derechos señoriales y la entrada en cultivo de nu- merosas tiertas desamonizadas. Antonio Miguel Bernal en sus estudios sobre el antiguo reino de Sevilla señala la progresiva importancia del olivar durante la segunda mitad del siglo XVIII y primer tercio del XIX. Igual ptogresión se manifestó en ottas áreas y comarcas andaluzas, como, por ejemplo, en la cam- piña de Córdoba (Antonio López Ontiveros, 1970); subbético cotdobés (F. Ortega Alba, 1975); municipio de Carmona (J. Cruz Villalon, 1980); campi- ña de Jaén y llanos de Antequera (R. Mata Olmo, 1982 y 1979) respectiva- mente); término municipal de Pilas (Sevilla) (E. Camacho Rueda 1984) y an- tiguo Reino de Sevilla (A.M. Bernal, 1979). 53

Upload: others

Post on 31-Jul-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITADDEL SIGLO XIX

A lo largo de estos años, el olivar hispano pasó por dos eta-pas bien diferenciadas. La primera abarcó las décadas centralesdel siglo XIX definidas pot una importante expansión del cul-tivo consecuencia, sin duda, de una coyuntura favorable y denumerosos predios por roturar (1). La segunda transcurrió porlos dos últimos decenios y estuvo caracterizada por•la crisis fini-secular que limitó el avance de la superficie y supuso el aban-dono temporal de numerosa arboleda.

Ambos períodos constituyen una época apenas conocidadel olivar español. La escasez de datos sobre supe^cie y la pocafiabilidad de los existentes explican, en parte, el estado actualde conocimiento. Como señalo en otro lugar, varias fuentes he

(1) Esta época fue el tramo final de un movimiento de mayor duraciónque, iniciado en las décadas centrales del siglo XVIII recibió un fuerte impul-so pot la desaparición de los derechos señoriales y la entrada en cultivo de nu-merosas tiertas desamonizadas. Antonio Miguel Bernal en sus estudios sobreel antiguo reino de Sevilla señala la progresiva importancia del olivar durantela segunda mitad del siglo XVIII y primer tercio del XIX. Igual ptogresión semanifestó en ottas áreas y comarcas andaluzas, como, por ejemplo, en la cam-piña de Córdoba (Antonio López Ontiveros, 1970); subbético cotdobés (F.Ortega Alba, 1975); municipio de Carmona (J. Cruz Villalon, 1980); campi-ña de Jaén y llanos de Antequera (R. Mata Olmo, 1982 y 1979) respectiva-mente); término municipal de Pilas (Sevilla) (E. Camacho Rueda 1984) y an-tiguo Reino de Sevilla (A.M. Bernal, 1979).

53

Page 2: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

consultado para estos años. De un lado, tanto la Estadística Ad-ministrativa de 1879 hecha por la Dirección General de Contri-buciones como los datos publicados por el Instituto Geográficoy Estadístico en 1888 (excepto para varias provincias del medio-día en las que se efectuaron excelentes trabajos topográfcos)reproducen, fielmente, las supe^cies de 1858, confeccionadaspor la Comisión de Estadística General del Reino y que vieronla luz en la referida fecha. Ambas fuentes no sirven por trans-ctibir las cifras de supetficie correspondientes a 1858. De otro,he utilizado datos provinciales de origen diverso que han per-mitido trazar una trayectoria de los plantíos en determinadaszonas y, por ampliación, en el conjunto del país. Las fueiltesson las memorias sobre agricultura en varias provincias, redac-tadas a partir de 1870; una estadística sobre el aceite comestiblede olivo realizada en 1881 y los trabajos topográficos hechospor el Instituto Geográf co y Estadístico que vieron la luz en1888 pero referidos a épocas anteriores. Con estos datos más losgenerales de 1858, 1888 y 1900 confeccioné el Cuadro 1 y apartir de él describo una posible evolución del olivar español(2)•

La hipótesis de partida es la siguiente: la superficie olivareradel país aumentó, de forma considerable, entre 1858 y 1880,aproximadamente, fecha en que se estancó el crecimiento e, in-cluso, en algunas provincias de la meseta sur y en la mayoría delas de la zona C se produjo un ligero retroceso que no se superóhasta ya entrado el presente siglo. Una lectura detenida delcuadro en cuestión confirma lo anterior. Comenzaré por las

(2) En la realización del cuadro he desechado numerosas cifras sobte su-perficie por insuficientes y poco fiables. Así, el ingeniero agrónomo cordobésD. Juan de Dios de la Puente y Rocha calculó pata dicha provincia, en 1875,una extensión de 117.018 hectáreas, muy inferior, de todo punto, a las190.270 que tesultaron de los ttabajos topogtáfcos del Instituto Geogr^co yEstadístico (1888). Igualmente, Gumersindo Fraile (1875), ingeniero sevilla-no, sólo atribuyó al olivar hispalense, en 1875, algo más de 99.000 hectáreasmientras que en la estadística de 1858 (Anuario Erta^.rtico, 1858) aparecie-ton 163.837.

54

Page 3: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

CUADRO 1Superficie olivarera (Flat). 1858-1900

1858 1872-1881 1888 1900ANDALUCIA 410.914 65G.813 G42.985 742.942Córdoba 95.757 190.270 (1872) 191.045 230.489Jaén 87.078 191.896 193.144 152.656Sevilla 163.837 188.138 (1873) 169.263 240.G87

ZONA B 160.944 --- 178.735 183.520Badajoz 27.469 --- 34.767 35.576Toledo 51.037 34.452 31.242 33.227Ciudad Real 25.359 --- 30.216 35.220

ZONA C 278.231 --- 323.838 317.331Lérida 45.070 --- 56.657 54.803Tarragona 46.125 --- 54.427 58.704Teruel 11.441 --- 13.535 17.190Válencia 37.671 37.598 31.803 29.300

ESPAÑA

Fuente: véase nota 3.

858.238 1.153.819 1.253.240

supe^cies provinciales para, postetiormente, integrarlas en losconjuntos zonales respectivos.

Sevilla tenía en 1858 un importante número de hectáreasdedicadas al cultivo del olivo, supe^cie que se incrementó enun 15 por ciento entre esta fecha y la de 1873, a partir de lacual se tendió a una moderada reducción de plantaciones. EItotal provincial oculta, sin embargo, una trayectoria diferente.Ni 1873 fue la fecha 1'unite de la expansión ni los aljarafes sevi-llanos conocieron regresión alguna durante el período de crisisfinisecular. Uno y otro aspecto se deducen del cuadro de las su-

(3) Supe^cie de 1858: Los datos cotresponden al Anuario Ertaáutico dedicho año y fueton recogidos por Eduardo Abela (GAMF, 1879, vol. XII,pág. 613). Supe^cie de 1872-81: las cifras deJaén (1879), Córdoba (1872) ySevilla (1873) son de Dŭección General del Instituto Geográfico y Estadístico(1888). Las de Valencia y Toledo son de AMA, leg. 259. Supe^cie de 1888:Dŭección General de Agricultura, Industria y Comercio (1891). Supe^cie de1900: Boletín Semana! de Ertad'utica.r y Mercadot (BSEM), n° 535, (1901).

55

Page 4: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

CUADRO 2Superfcie olivarera en Sevilla. 1873-]922. Partido.rJudiciale.r (Har.)

1873 1888 1899 1922

Carmona 34.456 23.140 34.386 35.885

Cazalla 9.882 15.431 13.673 15.263Ecija 26.946 18.480 27.258 27.252

Estepa 20.085 16.188 24.604 23.022

Lora del Río 15.620 . 12.173 14.886 12.947

Marchena 8.739 9.996 14.681 14.879Morón 8.962 18.870 20.950 22.450

Osuna 10.067 11.908 8.649 8.549

Sanlúcar M. 8.862 9.617 12.490 11.717

Sevilla 9•326 10.997 16.908 19.328

Utrera 35.193 22.463 34.486 33.988Total 188.138 169.263 224.231 225.280

Fuente: 1873. Instituto Geográfico y Estadístico. (1888)

1888. Ditección General de Agricultura, Industtia y Comercio. (1891)

1899. Dirección Genetal de Agticultura. (1901a).

1922. Dirección General de Agricultura y Montes. (19236)

perficies por partidos judiciales. De un lado, la expansión no sedetuvo en 1873 como lo evidencia el avance olivarero de diver-sas comarcas entre esta fecha y la de 1888. De otro, el retrocesode algunos partidos judiciales se debió a los intensos fríos de losprimeros años de 1880. Tales inclemencias fueron recogidas porlos contemporáneos en las contestaciones al interrogatorio so-bre la crisis agrícola y pecuaria. Rafael Fernández de Bobadilla,vecino de Ecija, escribió lo siguiente: «la destrucción del mejorolivar de esta zona, ocurrida por las heladas de 1882 y 1884 cu-yas consecuencias aún estarán sintiéndose por bastantes años,ha hecho que la producción se disminuya lo menos en una ter-cera parte y ocasionado crecidos gastos para la reposición» (4).Comentarios parecidos dieron el Ayuntamiento de Estepa, laComisión Provincial, la Junta de Agricultores y Olivareros deCarmona y la Asociación de Agricultores de Sevilla (5), todo lo

(4) Ia cri.rit agricola y pecuaria ( 1887-89) tomo V, pág. 539•(5) Ibidem, tomos II^ y IV.

5G

Page 5: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

cual hace pensar en un abandono temporal de varios miles dehectáreas que entrarán de nuevo, en producción, pasados va-rios años. Esto mismo se constata en la evolución de los parti-dos judiciales afectados que perdieron varios miles de hectáreasentre 1873 y 1888, las mismas que recuperaron hacia 1899.

La crisis no supuso el descuaje de arboleda pero tampocofue momento para nuevas plantaciones. Por ello pienso, que elaumento de supe^cie olivarera de algunas comarcas entre1888 y 1899 se debió ya a la entrada en producción de olivaresjóvenes que en la primera de las fechas no fueron consideradossuperficie productiva ya al perfeccionamiento estadístico de lostrabajos catastrales.

En definitiva, el plantío hispalense se estancó en el iniciode la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igualsupe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción de sus almazaras y la aceituna de mesa ocuparon, en ade-lante, la atención de los olivicultores sevillanos.

Entre 1858 y 1872, fecha a la que se refieren los trabajos delInstituto Geográfico y Estadístico, Córdoba extendió sus oliva-res a 100.000 nuevas hectáreas, lo que representa un crecimien-to alrededor del cien por cien, excesivo, tal vez, para tan cortoperíodo de años. (Creo que los datos de 1858 son inferiores a larealidad y de ahí el importante avance registrado). Durante es-ta época se conformaron las grandes comarcas olivareras delsubbético cordobés pues los plantíos por partidos judicialesapenas se diferencian con los de 1922, salvo en el de Priego.Lucena, Aguilar, La Rambla, Rute, Montilla, etc., presenta-ban, ya en 1872, una supe^cie similar a la que registraron me-dio siglo después (6). Del Cuadro 3 se colige, asimismo, unasospechosa estabilidad entre 1872 y 1888 al ser muy parecidaslas extensiones olivíferas del conjunto provincial y de cada unode los partidos judiciales. Este hecho hace pensat que el in-

(6) Los trabajos de Ortega Alba (1975) confuman cuanto escribo sobre elsubbético cordobés. En dicha área los plantíos ocupaban, en 1752, un 18,8por ciento de la supe^cie cultivada, índice que llegó a ser de121,7 en 1840 ydel 42,5 en 1891.

57

Page 6: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

-CUADRO 3Superficie olivarera en Cósdoba. 1872-1922• PartidoJ judicialet -(FIarJ.

1872 1888 1922

Aguilaz 24.312 24.312 23.752Baena 12.143 12.130 14.468

Bujalance 8.327 8.100 10.012

Cabra 14.478 14.477 15.629

Castro 4.858 4.857 7.018

Córdoba 7.751 7.851 11.080

F.Ovejuna 504 522 4.750Hinojosa 929 928 2.550

Lucena 23.584 23.583 22.500

Montilla 9.100 9.099 9.082

Montoro - 33.129 33.128 34.982

Posadas 12.712 12.697 15.494

Pozoblanco 10.151 10.151 21.666

Priego 2.501 3.410 15.489

Rambla 11.901 11.902 13.248

Rute 13.890 13.889 14.160

Total 190.270 191.045 235.880

Fuente: 1872. Instituto Geográfico y Estadístico. (1888)

1888. Dirección General de Agticultura, Industria y Comercio. (1891)

1922. Dirección Genetal de Agricultura y Montes (19236).

geniero agrónomo cordobés en su contestación al interrogatoriosobre el cultivo del olivo de 1888 reprodujo tal cual los trabajosdel Instituto Geográfico y Estadístico sin contabilizar las nuevasplantaciones efectuadas desde 1872, que no fueron evaluadasestadísticamente hasta 1899, un año después de regularizarse lainformación sobre la supetficie olivarera. De esta forma y aligual que sucediera en la provincia de Sevilla, la salida de la cri-sis finisecular no se produjo por el aumento de las tierras ocu-padas por el olivo sino por la mejor elaboración del caldo (7).

(7) En 1899, la supe^cie olivarera en la prov. de Córdoba fue de 228.605has, e^ttensión que aumentó sólo en unos miles como resultado de rectificacionesestadísticas o/y el esfuerzo por ocupar antiguas tierras de viñedo, tras la invasión

filoxérica. Según la Dirección General de Agricŭltura, Minas y Montes (1915),

en Córdoba 4.000 has. de viñas filoxeradas fueron ocupadas por el olivo. A talcantidad deben quedaz reducidos los esfuerzos de los olivicultores para ampGarla extensión del cultivo por aquelL^s fechas.

58

Page 7: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

Situación parecida se dio en la provincia de Jaén donde lasupe^cie atribuida por la Junta Consultiva Agronómica en1888 apenas se diferencia con la resultante de los trabajos delInstituto Geográf co y Estadístico y referida al año 1879. Enprincipio, ambos datos son distintos pues en 1879 existen159.960 hectáreas de olivar frente a las 193.144 de 1888. Peroesta diferencia es solo aparente ya que si sumamos al primero delos años las extensiones de cultivo asociado de «vid, olivo y otrosárbolesp de la citada publicación resulta una supe^cie similar ala hecha pública por la Junta Consultiva Agronómica tanto pa-ra el total provincial como para cada uno de los partidos judi-ciales (Véase Cuadro 4). Este problema se suscita, nuevamen-te, en 1900 cuando la extensión se reduce a 152.656 hectáreasmientras que la de 1903 es de 209.692 has. La inclusión o no delcultivo asociado en el olivar jienés explica, en parte, las altera-ciones en las cifras sobre supe^cie olivícola. Escribo «en parteppues en los últimos años del siglo XIX debieron plantarse va-rios miles de hectáreas contabilizadas ya en la estadística de1903.

CUADRO 4Superficie olivarera en Jaén. 1879-1922. Partidot Judiciale.r -(Fla.r).

1879 1888 1922

Andujaz 33.807 32.850 32.000Alcalá la Real 8.914 8.215 16.000

Baeza 11.672 14.511 13.000Cazolina 25.851 25.726 23.000Cazorla 4.634 4.190 13.725Huelma 6.963 6.756 9.055Jaén 11.722 11.916 17.000

Linazes 3.205 3.488 2.650Mancha-Real 11.513 12.138 14.000

Martos 23.587 23.131 37.000

Siles 2.288 2.565 11.600

Ubeda 14.579 14.252 17.000Villacarrillo 33.1G1 33.400 53.250Total 191.89G 193.143 259.280

Fuence: 1879. Instituto Geográfico y Fstadís ŭco. (1888).

1888. Dirección General de Agticultuta, Industria y Cometcio. (1891).1922. Dúección General de Agriculcura y Montes (19236).

59

Page 8: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

A partir de las tres provincias analizadas he pretendido tra-zar una trayectoria común al olivar andaluz, desarrollo que seresume en un importante avance del plantío entre 1858 y elquinquenio 1876-1880 desde el que se paraliza el ritmo planta-dor hasta los últimos años del siglo XIX.

La evolución de otras zonas y regiones del país es más difícil dedescribir por la escasez de datos fiables. En conjunto, tanto lazona B como la C tuvieron un aumento moderado en los trein-ta años que van de 1858 a 1888. (Cuadro 1). Pero dicho creci-miento oculta trayectorias diferenciadas tanto regional comoprovincialmente. Este fue el caso del retroceso del levante espa-ñol frente al alza de los plantíos catalanes localizados, preferen-temente, en determinadas comarcas de Lérida y Tarragona.Igual sucedió en la zona B donde Castilla la Nueva perdió su-perf'icie olivarera mientras que las dos provincias extremeñas nohicieron sino ganar terreno para este cultivo.

Figura 1. Di.rtñbución xonal del olivo en E.rpaña*

(*) Esta distribución tiene un carácter exdusivamente metodológico. Las zo-nas se han configurado atendiendo a razones de producción y comercio delproducto.

60

Page 9: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

El déscenso de plantaciones en Castellón y Valencia entre1881 y 1888 y las diversas informaciones cualitativas existentesseñalan una.reducción de los plantíos en la zona C por influen-cia de la crisis agrícola y pecuaria en el subsector oleícola y la ex-celente coyuntuta del viñedo durante la misma época. El Con-sejo Provincial de Agricultura, Industria y Comercio de Caste-llón respondió al interrogatorio de 1887 que

«Así no queda compensado el cultivo; y si a esta circunstanciase agrega el alto precio que alcanzó el vino en años anteriores

, y el subido impuesto que merecieron en los actuales amillara-mientos, confeccionados en la época próspera de 1860, todaslas tierras destinadas al cultivo del olivo, se comprenderá muybien la verdadera tala que han sufrido los olivares de esta pro-vincia en los últimos años, siendo unos destinados al cultivode cereales y la mayoría al de viñedob.

No sólo se arrancaron árboles sino también se abandonó elcultivo:

«De aquí también el completo descuido por parte de los agri-cultores en el cultivo del olivo al que se ha dejado poŭo me-nos que abandonado desatendiendo, por regla general, las la-bores y abonos precisos y sobre todo la poda y limpieza nece-saria en estos árbolesm (8).

Las ideas expuestas en estos párrafos son el denominadorcomún a la mayoría de las contestaciones y de algunas ottasfuentes (9). ^

(8) La criri.r agrícola y pecuarra 1887-89, tomo III, pág. 535.(9) En la zona C, la sustitución de olivos por vid debió ser importante da-

da la insistencia de los informantes. Las observaciones hechas a la estadísticade la cosecha de aceite de 1891-92 por el ingeniero agrónomo de Valencia nossirve de ejemplo: aLa cosecha de aceite en la provincia puede considerarse co-mo regular en cantidad teniendo en cuenta los mermados rendimientos quehace años venían obteniéndose, circunstancia que ha impulsado a muchospropietarios al arranque de olivos seculares sustiruyéndolos con la viña hastaahora más productiva. De aquí la^reducción que ha experimentado el plantíode olivosD. Boletín Semana! de Ertad'utica.r y Mercado.c n° 63.

61

Page 10: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

También la zona B, integrada por la región extremeña,Castilla la Nueva y Albacete, asistió a un paulatino descensodel plantío, principalmente en zonas donde era un cultivomarginal. En este área se diferencian las provincias extremeñasde las castellano-manchegas. Las primeras vieron crecer susplantaciones mientras los olivares de la meseta sur apenas man-tuvieron las posiciones de partida. Tanto Toledo como Guada-lajara redujeron el número de olivos y dado que no existen ci-fras para los años intermedios, pienso, que la referida reduc-ción se efectuó en la década de 1880. Esto es, al menos, lo quedicen las contestaciones al tantas veces nombrado interrogato-rio sobre la crisis agrícola y pecuaria. EI comisario de Agricultu-ra, Industria y Comercio de Guadalajara señaló que

«... inmensas pérdidas sufridas por las heladas, parásitos queatacan al olivo, ... han disminuido más de la mitad de los oli-vos, arrancándose las plantas completamente infructíferas, de-dicándose a leña para venta y dejando las tierras para otroscultivosm. (10)

La falta de datos ha obligado a pormenorizar en el análisissin otro fin que el de trazar una evolución coherente de la su-pe^cie olivarera durante la segunda mitad del siglo XIX. Enconjunto, se distinguen dos épocas claras: la primera se extien-de hasta 1876-1880 y se caracteriza por un sensible crecimientode las plantaciones, principalmente en el mediodía, y la segun-da, que abarca hasta finales de la centuria, se define por unaralentización del alza e, incluso, un retroceso de los plantíos enlas zonas B y C.

Al hilo de lo expuesto y pese a la falta de estudios sobre ladistribución de los cultivos en la época inmediata a la liberali-zación de las tierras tiendo a pensar que los nuevos plañtonesocupaton, en gran parte, terrenos recién roturados y/o margi-nales y sólo en algunas comarcas se adentraron en tierras cerea-

(10) La cri.rŭ agrícola y pecuaria ( 1887-89) tomo IV, pág. 557.

62

Page 11: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

lísticas. Una opinión tan autorizada como la de la Junta Con-sultiva Agronómica señaló:

aEl afán inmoderado que al plantearse las leyes de desamorti-zación se apoderó de los compradores de bienes nacionales,roturando y plantando de olivos sin criterio alguno y en per-juicio de la ganadería grandes extensiones de terreno destina-das a dehesas y montes sin condiciones apropiadas para aquelcultivo, han aumentado de una manera considerable el plan-tió del olivar en todas las provincias de la región propia delOI1VOn (I1).

En otras zonas el olivar fue ocupando antiguas tierras desembradura mientras que las nuevas roturaciones manteníaninvariable la extensión de tierra cálma. En el subbético Cordo-bés, bien estudiado por Ortega Alba, el olivo se plantaba, a ve-ces, en terrenos recién roturados como sucedió tras la enajena-ción de los bienes propios de Lucena pero el procedimientonormal debió ser la sustitución del monte por los sembrados decereales y leguminosas de secano, seguida de una etapa de coe-xistencia de varios modos de aprovechamiento -policultivo-con un ttiunfo final del olivar. (12)

Tradicionalmente se ha mantenido que el primer impulsoplantador partió de la pequeña y mediana propiedad, en buscade un equilibrio -monetario y alimenticio- de sus economíasdomésticas ( 13). Así debió ocurrir en los disperso ŭ plantíos demediados del siglo XVIII pero resulta difícil aceptarlo en lagran expansión del siglo XIX. La alta capitalización del cultivo,que a duras penas sería soportada por el pequeño propietario, yel número de hectáreas ocupadas exigen la presencia de unamediana-gran propiedad en la estrucura productiva del olivar.Esto, al menos, se deduce de la distribución de la supe^cie oli-varera según el tamaño de la parcela y la propiedad en el muni-

(11) Ibidem, tomo N, pág. 617.(12) F. Onega Alba, (1975), tomo II, pág. 12.(13) R. Mata Olmo (1982) y A. Higueras Arnal (1961).

63

Page 12: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

cipio de Carmona. En el primer caso, el 72 por ciento de los ár-boles sembrados entre 1752 y 1910 se efectuaron en parcelassuperiores a 64 hectáreas al tiempo que las más pequeñas -de0,1 a 4 hectáreas- vieron reducir el número de olivos. Esta si-tuación se acentúa en cuanto a la propiedad, elevándose el por-centaje a177 por ciento. Es más, en propiedades superiores a las570 hectáreas, el olivar pasó del 11 por ciento en 1755 a un 26en 1910 (14). Carmona, municipio de estructura latifundiaria,es sólo un ejemplo del que no puedo extraer características ge-neralizadoras para el conjunto del país. Con él, sin embargo,desbrozo el camino para futuras investigaciones sobre la estruc-tura productiva.

El siglo XIX consolidó, asimismo, la hegemonía de las ha-ciendas andaluzas que casi duplicaron la superficie olivarera yplantaron el 80 por ciento de los nuevos arbustos. En 1900, losolivares sureños representaban el 60 por ciento del total espa-ñol por un 25 los de la zona C y un 141os castellanos extreme-ños. Tal distribución no dio una superioridad absoluta a losaceites andaluces, ^fétidos y pestilentes^ según opinión de loscontemporáneos, frente a los excelentes caldos del Bajo Ebro,destinados, en su rr,ayor parte, á un distinguido comercio deexportación,

Diversas son las razones argumentadas para explicar el cre-cimiento olivarero que venimos comentando. Entre otras se ci-tan la desaparición de los privilegios señoriales, sobre todo elde molienda, la puesta en cultivo de las tierras desamortizadas,

(14) Elaboración propia a partir de J. Cruz Villalon (1980). José JimenezBlanco (1984) esrudioso de la agricultura de Andalucía Oriental, dice que asies cietto que el olivo entrb en Jaén de la mano de los pequeños propietarios ypor ello fue lento su crecimiento en la primera mitad del siglo XIX, no lo esmenos que el espaldarazo definitivo -el que hizo que su expansión se torna-se rápida en la segunda mitad- lo tuvo que dar la gran propiedada. (Pág.475). Para ello se apoya en J. García Fetnández (1967). I.a opinión de Jimé-nez Blanco contrasta con la tesis mantenida pot R. Mata Olmo (1982) quienafirma que sólo al final de la expansión -ptimer tercio del siglo XX- el cul-tivo ocupó las tietras de las gtandes propiedades de la campiña jiennnese,una vez ocupadas las de la pequeña y mediana própiedad.

64

Page 13: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

el acceso a la propiedad de nuevos titulares y la buena coyuntu-ra de aquellos años, manifestada por el aumento de la deman-da y el alza de los precios, que hizo del olivar «la mejor de lasgranjeríasm de la época (15).

El aumento de la supe^cie debió significar un alza en laproducción de aceite de la que ignoramos casi todo hasta la dé-cada de 1870. A mediados del siglo XIX se hicieron algunoscálculos indirectos que en la mayoría de los casos dieron resul-tados muy elevados. Así, por ejémplo, en el Boletín Oficial delMinisterio de Fomento, tomo IX, pág. 311, se calculó una pro-ducción de algo más de seis millones y medio de hectólitros decaldo. Igualmente, el Sr. Centurión, en una memoria sobte laelaboración de aceite ptesentada al gobierno en 1849, ofreciŭ lacantidad de 2.799.295 hectólitros más cercana a la realidad pe-ro todavía excesiva para el indicado año. Otros fueron más atre-vidos y calcularon la cosecha «por el número de molinos aceite-rosp del que «se deducen las arrobas de aceite, por éstas las fa-negas de aceituna, de ellas el número de árboles, y de estos latierra empleadab con un resultado de 3.499.920 hectólitros(16). Sin embargo, hubo quienes, de forma razonable, se apro-ximaron a la producción a través de las estadísticas de exporta-ción, anuales desde 1849, y de las cantidades impositivas quefueron estimadas para la exacción. El resultado fue de1.250.000 hls, cifra bastante posible en el inicio de los años de1860 (17).

(15) La demanda interna y el comercio de exponación crecieron por aque-llos años, como lo evidencia el hecho de que Gran Bretaña importase anual-ménte una media de 1485 toneladas métricas durante el período de 1821 a1840, cantidad que se vio inctementada a 3.293 en las décadas de 1850 a1870 (J. Nadal Farreras, 1977) y de que Madrid capital consumiera 287.400artobas de aceite en 1844-47 por sólo 132.900 en el cuatrien_o 1824-27. (Da-tos de D. Ringrose, (1969), y citados en A. García Sanz y 3t. Garrobou eds(1985).

(16) Por desgracia estos eran los :materialesD con que se trabajaba enaquellos tiempos, fecha excesivamente temprana para el comienzo de la eraestadística en la agriculrura española. Los datos anteriormente citados han si-do tecogidos de José Hidalgo Tablada (1870) págs. 306-313.

(17) En Buenavenrura Catlos Aribau (1861) pág. 260-262.

65

Page 14: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

Entre 1870 y 1890 hubo intentos pot tealizar una estadísti-ca general^ sobre la producción y el cultivo del olivo en Españade cuyas réspuestas he obtenido cifras provinciales de la cose-cha. Me refiero al cuestionario sobre aceite comestible de olivoredactado en 18 ^4 y al interrogatorio sobre cultivo de cereales,olivo, vid y agrios e industrias derivadas, remitido en Enero de1881. Del primero existen datos telativos a 9 ptovincias-Albacete (1875), Almería (1881), Avila (1875), Cácetes(1881), Cótdoba (1880), Jaén (1876), Salamanca (1881), Sevi-lla (1875) y Toledo (1875)- mientras del segundo sólo he loca-lizado las respuestas de seis jefatutas provinŭiales -Alava, Cá-diz, Castellón, Huelva, Logroño y Valencia-, todas ellas refe-ridas al año de 1881. El cómputo de las cifras ha servido paraconstruir el Cuadro 5 en el que incluyo datos del avance de1888 y la ŭosecha media del último decenio del siglo XIX.

CUADRO 5Ptnduccióu de aceite de olrva (Há).

1876-1880 1883-1887 1890-1900

Alava 10.440 1.292 721

Albacete 4.803 37.527 14.727Almetía 5.460 5.318 3.808Avila G.GG3 5.235 15.572Cádiz 18.325 29.263 22.941

Cáceres 41.392 52.G50 40.000Castellón 52.076 37.019 54^00Córdoba 359.184 58G.69G 233.000Granada 38.191 33.374 20.000Jaén 495.034 583.737 389.000Salamanca 4.388 5.162 5.190Sevilla 237.010 433.168 321.000Toledo 39.700 75.700 51.000Total 1.312.666 1.88G.141 1.170.959

Fuente: 1876-1880: Albacete, Almería, Avila, Cáceres, Cbtdoba, Salamanca, Sevillay Toledo. Atchivo del Ministerio de Agricultura (AMA) leg. 248

Exp. 7; Alava, Cádiz y Granada, AMA, Leg. 257; CastellónAMA, Leg. 225; Jaén, M. Serra y Navarro (1876).

1883-1887: Ditección Genetal de Agticultuta, Industtia y Comercio (1891).1890-1900: Elaboración propia a part• del apéndice III.

66

Page 15: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

Aun cuando los datos absolutos debieran ser revisados en elsentido de reducir las diferencias entre los subperíodos (18), latendencia marcada parece la más próxima a la realidad. La co-secha oleícola no reflejó la ctisis hasta los años finales de 1880,una vez iniciados el descuaje de la arboleda y el abandono delcultivo. Las consecuencias se reflejaron a lo largo de los últimosaños del siglo XIX e, incluso, primeros del XX, de acuérdo conla lentitud con que la supetficie y la producción olivarera seadecuan a la coyuntura del mercado.

Por aquel entonces, el «mal hacer^ de los olivicultores espa-ñoles se unió a las d^cultades de las economías domésticas oca-sionando una baja en la productividad. En una fecha tan tem-prana como la de 1873, Rafael Caro describió la olivicultura se-villana indicando los muchos inconvenientes de ésta: «hace faltaproligalidad y esmero en la labor de arado; los olivos se abonanpoco y mal; se sigue creyendo que la sembradura de legumino-sas no perjudica al plantío; la poda y tala del árbol son desme-suradosp y por todo ello concluye: «Para recolectar mucho y

(I8) La tevisón afecta a las tres columnas del Cuadro. En primer lugarconsidero infravalorados los datos del quinquenio 1876-1880 por ser escasaslas plantaciones en algunas ptovincias. Así ocurre que la supe^cie olivaretahispalense sólo es de 99.539 has. mienuas los ttabajos topogtáficos del Insti-ruto Geogtáfico y Estadístico atribuyeron a dicha provincia la extensión de189.447 hectáreas. Igual sucede con los aljarafes cordobeses que están dismi-nuídos en un alto porcentaje. La segunda columna presenta, en cambio, unelevado nivel respecto a la productividad de la época. El rendimiento de acei-te pot hectátea de 1883-87 es de 2,58 hectólitros, superior a los 2,12 del pe-ríodo 1926-1925. De todo punto es difícil aceptat la suptemacía de la primerafecha cuando por otras fuentes e infotmáciones sabemos que los aceites deoliva están a la baja desde los últimos años de 1870; que este descenso tienecomo consecuencia el abandono del laboteo e incluso la sustitución del olivopor ouos cultivos más tentables en algunas zonas del país; que las incidenciasclimatológicas agudizan sus efectos en tiempo de crisis; que se han patalizadolas plantaciones desde mediados de la década del setenta y que, finalmente,la bararura de los medios de uansporte han hecho matginales cienos núcleosproductivos. Por último, la cosecha media de 1890-1900 no incluye los añosde 1892, 1893, 1896 y 1897 que, de hacerlo, elevarían la producción en un 11por ciento aproximadamente.

67

Page 16: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

buen aceite solo les incumbe despreocuparse de las rutinas yentrar de Ileno en las reformasp (19). LaJunta Consultiva Agro-nómica en su infotme al interrogatorio sobre la crisis agrope-cuaria también hizo ver el mal laboreo al que estaba sometidoel cultivo y, en consecuencia, los malos rendimientos que leeran propios.

«Consecuencia natural de este mal cultivo son las malas cose-chas hasta el punto que, en lo general, en España sólo se ob-tienen una media cosecha de aceite, lográndose las buenasúnicamente los años en que llueve mucho y las lluvias caenigualmente repartidas en otoño y primaverap. (20)

A falta de cifras sobre producción de aceituna por hectáreatiendo a pensar que, en la crisis de finales de siglo, el rendi-miento agrícola era inferior al de épocas precedentes pues altradicional «mal hacerr del labrador se unió un paulatinoabandono del cultivo motivado por la depreciación del caldo endichos años. La respuesta del Consejo Provincial de Agricultu-ra, Industria y Comercio de Castellón al magno interrogatoriosobre la crisis sintetiza nuestra opinión:

«Quizá debido a la falta de cultivo en estos últimos años y a lade una bien entendida poda, los olivos se hallan cubiertos denegri!la.... De aquí las cosechas escasas o nulas que se repitenun año tras otro pudiendo asegurar que en los años últi-mos, no ha habido sino en uno sólo abundante cosechab

Con todo, los problemas más graves se presentaban en lafabricación del aceite. Hacia 1880, en la mayoría de las zonas yregiones olivareras de España, el proceso de transformación dela aŭeituna en aceite se realizaba con un utillaje anticuado y

(19) Rafael Caro (1876) pág. 17.(20) La cri.rir agrícola y pecuaria (1887-89) tomo III, pág. 620.(21) Ibidem, tomo III, pág. 536.

G8

Page 17: EXPANSION Y CRISIS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX · de la crisis agropecuaria finisecular para permanecer con igual supe^cie durante el primer tercio del siglo XX. La moderniza-ción

mediante métodos y costumbres en los que los progresos mo-dernos, la limpieza y el esmero brillaban por su ausencia. Loscaldos producidos resultaban malos y poco competitivos en elexterior donde buena parte de los mismos eran consumidos enusos industriales. Este hecho fue decisivo en el inicio y desarro-llo de la crisis finisecular, que cuestionó el cre ŭimiento cuanti-tativo de décadas pasadas y exigió importantes cambios en el cul-tivo del olivo y, sobre todo, en la elaboración del caldo. .

En deiinitiva, la producción oleícola de estos años, impul-sada por una demanda poco cualificada, creció al matgen deinnovaciones técnicas y ofertando aceites, en su mayoría de ma-la calidad. Este avance se detuvo ante la teducción del consumoen los usos industríales. La competencia, en ptimet lugar, depettóleos, breas y betunes y, más tarde, de otras grasas vegeta-les hizo caer las cotizaciones hasta unos niveles que cuestiona-ron, incluso, la propia rentabilidad del cultivo. Como quietaque la demanda no alimenticia no se recuperó en un plazo ra-zonable, la depteciación del mismo se mantuvo latgos años, losnecesarios para introducir innovaciones en el utillaje y obtener,así, un aceite listo para los usos culinatios. Este cambio abrióuna nueva etapa en la que se extendió el cultivo, aumentó laproductividad y mejoró la calidad del producto que llegó a ocuparun lugar destacado entre las grasas vegetales comestibles. El pri-met tercio del siglo XX fue, pues, una «edad de oro» para elolivar español. Es lo que analizaré en el epígrafe siguiente.

LA «EDAD DE OROA DEL OLIVAR ESPAÑOL

Esta expresión fue asignada por Ortega Nieto y Cadahia Ci-cuendez al período 1913-1933 en el que las distintas variablesde la economía oleícola mostraron un empuje sin precedente(22). Yo la hago extensible a todo el ptimer tercio del siglo XX

(22) Ortega Nieto y Cadahia Cicuendez (1957).

69