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EXCAVAClON EN LA CALLE DE LA FRANJA 9-11. A CORUÑA Por Xoan L. VAZQUEZ GOMEZ Servicio Municipal de Urbanismo. Ayuntamiento de A Coruña La excavación realizada en el solar n.%-11 de la calle de la Franjade A Coruña, a finales del año 1991, se enmarca dentro de la política de recuperación del Patrimonio Histórico y Arqueológico emprendida por el Excmo. Ayuntamiento de A Coruña. En consonancia con este fin, el Servicio Municipal de Urbanismo de este Ayuntamiento viene efectuando una serie de excavacionesarqueológicas, tanto en solares de propiedad privada como pública que sufran remoción de tierras, para la consecución del objetivo propuesto. Para la ejecución de esta intervención arqueológica fue concedido el oportuno permiso por la DirecciónXeral do Patrimonio Histórico e Documentalda Consellería de Cultura e Xuventude, estando avalado por la misma Dirección Xeral. Agradecemos profundamente la colaboración del profesor Vázquez Varela, del Departamento de Historia I de la Universidad de Santiago quién, con Carlos Fernández Rodríguez, M. Camino López y J.M. Rey Salgado, ha estudiado los restos orgánicos aparecidos. El estudio de la cerámica común se lo debemos a F.J. Doval Galán. Asimismo, fue inestimable la ayuda del arqueólogo Miguel San Claudio Santa Cruz durante los trabajos de campo. El dibujo de la terra sigillata fue realizado por Anxo R. Paz, a quién, igualmente, damos las gracias por su colaboración. 2. EXCAVACION 2.1. Objetivos La zona donde se encuentra el solar motivo de la excavación, en el barrio de la Pescadería, fue objeto de varias intervenciones arqueológicas en el pasado reciente (Lámina 1 ). En todas ellas (Plaza de María Pita, Franja 18 y Casa Martelo) se han detectado restos, tanto muebles como inmuebles, de época romana, con una amplia crono- logía que abarca desde el siglo I al V d.C.

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EXCAVAClON EN LA CALLE DE LA FRANJA 9-11. A CORUÑA

Por Xoan L. VAZQUEZ GOMEZ

Servicio Municipal de Urbanismo. Ayuntamiento de A Coruña

La excavación realizada en el solar n.%-11 de la calle de la Franja de A Coruña, a finales del año 1991, se enmarca dentro de la política de recuperación del Patrimonio Histórico y Arqueológico emprendida por el Excmo. Ayuntamiento de A Coruña.

En consonancia con este fin, el Servicio Municipal de Urbanismo de este Ayuntamiento viene efectuando una serie de excavaciones arqueológicas, tanto en solares de propiedad privada como pública que sufran remoción de tierras, para la consecución del objetivo propuesto.

Para la ejecución de esta intervención arqueológica fue concedido el oportuno permiso por la Dirección Xeral do Patrimonio Histórico e Documental da Consellería de Cultura e Xuventude, estando avalado por la misma Dirección Xeral.

Agradecemos profundamente la colaboración del profesor Vázquez Varela, del Departamento de Historia I de la Universidad de Santiago quién, con Carlos Fernández Rodríguez, M. Camino López y J.M. Rey Salgado, ha estudiado los restos orgánicos aparecidos. El estudio de la cerámica común se lo debemos a F.J. Doval Galán. Asimismo, fue inestimable la ayuda del arqueólogo Miguel San Claudio Santa Cruz durante los trabajos de campo. El dibujo de la terra sigillata fue realizado por Anxo R. Paz, a quién, igualmente, damos las gracias por su colaboración.

2. EXCAVACION

2.1. Objetivos

La zona donde se encuentra el solar motivo de la excavación, en el barrio de la Pescadería, fue objeto de varias intervenciones arqueológicas en el pasado reciente (Lámina 1 ).

En todas ellas (Plaza de María Pita, Franja 18 y Casa Martelo) se han detectado restos, tanto muebles como inmuebles, de época romana, con una amplia crono- logía que abarca desde el siglo I al V d.C.

Con estos antecedentes, el objetivo propuesto con la excavación era conseguir algún nuevo dato que explique la evolución histórica de la ciudad, al mismo tiempo que la aparición de alguna estructura constructiva podría ayudar a recomponer la trama urbana de la antigua Brigantium.

2.2. Metodología y desarrollo

El solar objeto de la excavación está situado en la calle de la Franja n.P 9-1 1, en lazonadel Barrio de la Pescadería más próxima a la Ciudad Vieja y, prácticamente, lindando con el mar (Lám. 2).

La parcela sobre la que se actuó es fruto de la unión de dos pequeñas propiedades. La superficie producto de esta unión es rectangular y de reducidas dimensiones, con una profundidad máxima de 8,60 m. en sentido N-S y una anchura de 9,50 m. en sentido E-W. La extensión total resultante es de, aproxima- damente, 81 ,O0 m2 (Lám. 3).

Antes de iniciar la excavación arqueológica fue necesario, lógicamente, derribar las edificaciones existentes. Para la recogida de escombros fue imprescindible disponer en el solar de una cinta transportadora que cargase directamente al camión, pues la estrechez de la calle impedía la colocación de un contenedor. Las maniobras de la cinta dañaron parcialmente la superficie a excavar.

Los muros medianeros, sobre todo el sur, estaban en grave peligro de derrumbe, siendo necesario arriostrarlos para mayor seguridad, ofreciendo, aún así, un aspecto ciertamente amenazador.

En principio se proyectaron dos catas de sondeo de 2,00 X 2,00 metros; una, denominada C-1 , en el ángulo SE del solar y otras, llamada C-2, en el lado oeste. La identidad de los dos sondeos llevó a abrir una gran zanja transversal, de norte a sur, que abarcaba, prácticamente, toda la superficie del solar susceptible de ser excavado.

Durante el desarrollo de la excavación el tiempo fue muy desapacible, lloviendo continuamente, lo que dificultó en gran manera la ejecución de los trabajos.

La estratigrafía del solar es muy sencilla, presentando únicamente tres niveles (Lám 4).

El primero está formado por tierra marrón, con abundante piedra suelta. Situado inmediatamente debajo del solado actual, por él discurren las tuberías de agua y saneamiento. Proporcionó cerámica medieval y romana.

El segundo consiste en una tierra muy negra, de aproximadamente 30 cms. de espesor, con restos de tégula y abundante cerámica romana.

El tercero es la arena de playa, que en esta zona forma el terreno natural. Sobre él se asientan las estructuras aparecidas.

Arquitectónicamente se localizó una estructura de mampostería de mala cali- dad. Tiene forma de U, con la abertura al oeste, si bien no se puede asegurar con certeza que dicha forma fuese la original, pues en el lado sur llega hasta la pared medianera del solar contiguo y por el lado norte está interrumpida por un muro de ladrillo (Foto 1).

Los muros se asientan directamente sobre la arena de playa (Lám. 5). Su anchura es prácticamente uniforme, de, aproximadamente, 70 cms. (Foto 2). En el

lado oeste se le adosan unas piedras hincadas de canto, una de ellas un molino circular reutilizado, que hacia el sur se van separando, describiendo un arco de gran radio y cuyo significado desconocemos, pues la presencia de la pared medianera derecha impide ampliar la excavación.

2.3. Tratamiento de materiales

Durante la intervención se han recuperado cuatro monedas de distintas épocas: tres de época romana y una medieval. El estado de conservación de las cuatro monedas era bastante precario tras la excavación.

Cada una Por separado suponía una masa robusta de productos de corrosión y que había atrapado Pequehas partículas minerales de mica y cuarzo. Todo ellos suponía una fuerte y dura coraza que envolvía a un débil núcleo de metal ya mineralizado y, por tanto, alterado en profundidad. No obstante, en un par de casos (moneda romana tardíay medieval) dichos productosde corrosión, cloruro cuproso, habían llegado a respetar ciertas partes de las caras monetales.

Una a una, a las cuatro monedas les fue aplicado el mismo tratamiento de limpieza. Una vez adheridas a un cuadrado de gasa hidrófila mediante Nitrato de Celulosa, a punta de bisturí se las fue librando de toda la masa de productos de corrosión. El trabajo fue largo y dificil, ya que al ser la coraza externa mucho más dura que el interior, no solamente corríamos el riesgo de sesgar literalmente los relieves y <<borrar la moneda,,, sino hacerla desaparecer sin que nos diésemos cuenta. Tan solo en un caso esto no fue así, sino todo lo contrario. La masa exterior dura era tan resistente como el interior, no dejando de los relieves primitivos sino unos volúmenes apenas perceptibles a la luz rasante. El interior estaba hueco y tan solo eran perceptibles los sulfuros de cobre.

Una vez acabada la fase de limpieza, los grosores mermaron muchísimo, acercándose a lo que fue su grosor real.

Seguidamente se pasó a la fase de desengrasado por inmersión en disolvente orgánico. La inhibición o aplicación de un anticorrosivo, se efectuó por inmersión en Benzotriazol al 2 Oh en agua, durante una semana. Tras un secado momentáneo se repitió la operación.

Tras el secado definitivo en estufa, fueron consolidadas por inmersión en una resina acrílica (Paraloid), a la que se añadió nuevamente un inhibidor. Durante 48 horas permanecieron evaporando el disolvente, después de lo cual fue aplicada una capa protectora de Cera Parafinica en Microcristalina.

Para mejor conservación de los ejemplares, se recomienda almacenarlas en un lugar exento de humedad. Si esto es imposible no se deberá pasar nunca el 35 '/O

de humedad relativa. El ejemplar medieval es un caso muy particular. Su .muerte)> está asegurada

sino se tiene especial cuidado en su conservación. Su extrema delgadez, unida a su completa y total mineralización, hacen de la moneda tan delicado objeto que el más leve golpe la fractura. Su núcleo mineral se encuentra activo y, hoy por hoy, es imposible su estabilidad mediante la química.

El material cerámico fue lavado con agua ligeramente jabonosa y cepillado

suavemente mediante un cepillo de cerdas finas. A continuación los fragmentos pertenecientes a una misma vasija fueron pegados con un pegamento reversible y, finalmente, fueron siglados con las siglas RF 9/91, indicativas de la localización del solar y del año de la excavación. A continuación se le puso el n."e Catálogo.

3. ANALlSlS DE MATERIALES

3.1. Materiales cerámicos

Dentro de este apartado distinguiremos entre cerámica común, terra sigillata y de importación.

3.1 . l . cerámica común

l. Factura

!.a. Pastas

Las vasijas de cerámica común fruto de esta excavación han sido elaboradas con tres tipos de pastas muy típicas de la época tardorromana.

Producción 1.- Pasta muy bien decantada, compacta, bastante dura y bien cocida, con escaso material no plástico de cuarzo y mica de tamaño menor a 0.5 mm. Este material no plástico es más bien redondeado, por lo que probablemente formase parte de la arcilla. Cocida en horno de ambiente reducido, su color es gris. La Iínea de fractura suele ser angulosa y regular.

Producción 2.- Pasta mal decantada, granulosa, quebradiza, aunque está bien cocida. Tiene abundante material no plástico de cuarzo y mica, que puede alcanzar un tamaño de 4 mm. Dicho material no plástico es más bien anguloso, por lo que probablemente se trate de desengrasante. Cocida en horno de ambiente reducido, su color es negro. La Iínea de fractura suele ser poco angulosa e irregular.

Dentro de esta producción debemos distinguir dos variantes según la cantidad de material no plástico que contengan. La producción 2a, que se correspondería con la descripción dada anteriormente y la variante 2b, que sería una pasta más tosca, con mayor cantidad de material no plástico, probablemente debido a un decantado más descuidado.

Producción 3.- Pasta muy bien decantada, compacta y relativamente dura. El material no plástico es de cuarzo, feldespato y mica, escaso y de tamaño pequeño (0.2 mm.) y ángulos poco marcados. Cocida en horno de ambiente oxidante es siempre de un color rojo bastante vivo. Su buen decantado y cuidada cocción se puede comprobar en una Iínea de fractura bastante regular.

1.b. Tratamiento supercifial

Antes de realizar cualquier comentario sobre los diferentes tratamientos apare- cidos en los fragmentos que componen este estudio, debemos de aclarar lo que entendemos por tratamiento superficial. Como tratamiento superficial hemos

considerado, además de las tradicionales técnicas del alisado, pulido y cepillado, el engobado, pues pensamos que éste no funciona tanto como elemento decorativo (función que en algunos casos es indudable) de la vasija, sino, más bien, como un instrumento paradar un aspecto de mayor calidad, mejorando el acabado, asícomo un medio para evitar que los alimentos se peguen a la superficie, al conseguir una zona perfectamente plana, o para conseguir que ésta sea impermeable. De este modo tienen sentido, no solo los englobes rojos pompeyanos del interior de ciertas vasijas, como son las jarras, fuentes o palanganas, sino también muchos otros que cubren el interior de las ollas, fuentes, cazuelas, cuencos o cualquier otro tipo de vasija que vaya a ser usada en la cocina para la preparación de alimentos. Por otro lado, sí consideramos decorativo el engobe rojo pompeyano cuando va en bandas a modo de decoración pintada y los engobes con escasa cantidad de arcilla, los llamados aguadillas, pues debido a su escaso grosor y consistencia no es posible que tengan función impermeabilizadora ni regularizadora de una superficie.

Mención aparte debe tener la superficie ennegrecida, muy abundante en la antigua Gallaecia, apareciendo en numerosas vasijas, independientemente de la función que vayan a realizar o del tipo de producción con que se hayan fabricado. Este tipo de superficie negra se obtiene con lacreación de un ambiente fuertemente reducido en el interior del horno, al final de la cocción. Este se puede conseguir añadiendo ramas verdes al fuego, las cuales, al arder, producen una gran cantidad de humo. Si lo que se desea ennegrecer es únicamente el interior de la vasija, esto se consigue encajando otra encima, de modo que el aire contenido entre las dos se reduce a lo largo de la cocción. Aunque la mayor parte de las vasijas estudiadas no han tenido un tratamiento superficial, cuando aparece este tipo de tratamiento, da la impresión de que se ha usado, en muchas ocasiones, algún tipo de alisado o, por lo menos, una preparación de la superficie para regularizarla. Algunas veces, es posible que hayan utilizado un engobado que, aunque no sirve para cambiar el color de la superficie, puesto que esto se va a realizar por medio de la cocción, sí mejora el aspecto de la vasija. Tanto el alisado de la superficie, como e[ posible engobe, aparecen preferentemente en la superficie interior de las ollas, que son las vasijas en las que la superficie ennegrecida es más común. Este tipo de acabado puede afectar a una de las superficies (interna o externa) o a toda la vasija.

De todos modos, salvo ciertos casos, en la cerámica común la mayoría de las vasijas no reciben un tratamiento superficial, quedando tal y como salían del torno.

Pasando a la cerámica que nos ocupa, hemos de resaltar la escasa presencia del tratamiento superficial, pues solo el 27 % de los fragmentos tienen algún tipo de cuidado final que, en algunos casos, no queda totalmente claro si realmente existe o es consecuencia de otros motivos, es decir, únicamente el 18.2 % de estos fragmentos estamos seguros de que han sido tratados para regularizar o mejorar su superficie.

La primera técnica que vamos a comentar, el alisado, la hemos identificado en tres vasijas (Lám. 6 , 2 ; Lám. 9,3 y Lám. 7,7) pero únicamente fasuperficie interior de la cazuela n . 9 presenta con claridad este tratamiento. En los otros dos fragmentos, aunque presentan unasuperficie suave y regular, no es posible afirmar si fueron tratados o no.

En segundo lugar vamos a hablar del engobado. Suele ser muy típico de la cultura romana, pero aquí tenemos sólo dos muestras. La primera es un engobe negro, característico del Noroeste, que está cubriendo la superficie interior de una gran olla, probablemente de almacenamiento (Lárn. 7, 4). Este engobe de color negro se diferencia de los demás por su grosor, apareciendo casi siempre en las superficies interiores de las vasijas. Su función más probable es la de impermeabi- lizar y/o regularizar superficies para que los alimentos no se peguen durante su preparación al fuego.

El segundo ejemplo es otra vasija para guardar o almacenar (Lárn. 7, 11) que en su superficie exterior tiene restos de imitación de engobe rojo pompeyano, engobe muy característico que puede encontrarse en cualquier parte del Imperio. En esta ocasión cubre la superficie exterior de una gran jarra.

El último tipo de tratamiento que hemos encontrado es el ennegrecimiento (Lárn. 8,3; Lám. 7,7 ; Lám. 8, 9 y Lám. 6). En todos los casos esta técnica se ha usado en la superficie interior de las vasijas, salvo el n." que ha sido utilizada también en la cara exterior.

II. Morfología.

Con los fragmentos recogidos se han realizado cuatro grupos, bastante flexi- bles:

A: Ollas. B: Jarras. C: Platos. D: Vasijas para almacenar.

A. Ollas. En este conjunto vamos a analizar aparte la vasija n . V l (Lárn. 6), cuyas características requieren un tratamiento individual.

Dentro de las ollas podemos hacer dos apartados:

A-1 : Incluiríamos aquí todas las ollas salvo una, la n." 4 (Lám. 6). A excepción de ésta, todas se caracterizan por su forma panzuda con un cuello mas o menos pronunciado y un borde recto vuelto hacia el exterior. Todas las formas aparecidas son muy comunes en la cultura romana. Este tipo de olla, además de las características antes reseñadas, casi siempre tiene un fondo plano, aunque en ocasiones aparecen ejemplares con un fondo de pie de disco. Han aparecido vasijas de características muy similares a las aquí estudiadas tanto en yacimientos romanos, caso de Cidadela (Caarnaño Gesto y Doval Galán), Noville (Pérez Losada y Doval Galán), la Plaza de María Pita de A Coruña (Naveiro López) o en las distintas excavaciones de la ciudad de Lugo (noticiaverbal de Enrique Alcorta), como en yacimientos romanizados, casos del castro de Elviña (Rey Castiñeiras) o el de Viladonga (Arias Vilas).

A-2: Se trata de la única olla que no posee un borde exvasado, la n." 4 (Lám.

6). Dicho borde es una continuación de la pared, no diferenciándose de ésta más que por una moldura que indica la separación entre el borde y el cuello. Las características morfológicas de esta vasija nos llevan al mundo castrexo donde aparecen ollas de estas características en castros como el de Elviña o Borneiro (Rey Castiñeiras).

Como ya hemos dicho, la olla n.?I la vamos a comentar aparte, a pesar de tener una morfología que encaja perfectamente con el primer grupo de ollas. Esto es debido a que aunque morfológicamente encajaría con ollas de época romana, su técnica de fabricación no lo parece. Decimos esto porque a pesar de tener una pasta semejante a las romanas, es menos compacta, con abundantes láminas de mica que se hacen claramente visibles en la superficie. Pero lo que realmente marca la diferencia con el resto del conjunto es su elaboración. Ha sido hecha a mano, alisando posteriormente la superficie, pero de un modo vago, pues la irregularidad de las paredes es muy clara. Por todo esto, nos inclinamos a pensar que se trata de una vasija fabricada en una epoca posterior a la romana, probablemente en la etapa Altomedieval. Vasijas con una fabricación de estas características las podemos encontrar en el estrato germánico de Cidadela.

B. Jarras. El único fragmento que responde a la morfología de este tipo de vasijas es el n." 2 (Lám. 6). Se trata de una forma bastante extendida en la cultura romana. Tiene una panza bastante marcada, un fondo plano, un pitorro que varia considerablemente según el alfarero y una única asa. Los yacimientos romanos más próximos donde podemos encontrar vasijas prácticamente iguales a esta son Cidadela, Noville y Lugo.

C. Platos. Designamos con este nombre a un grupo de vasijas abiertas cuya función no está totalmente clara. Una buena parte de ellas podemos relacionarlas con una función de cocina, bien por señales de exposición al fuego, como ocurre con los n." y 1 O (Lám. 7), bien por unasuperficie preparada paraque los alimentos no se peguen, caso del n . 7 (Lám. 7), o por su morfología, como ocurre con lavasija n." 3 (Lám. 7), plato muy típico del Noroeste cuya función parece clara que es la de cocinar alimentos. El único fragmento cuya finalidad pudo no ser otra que la de servir alimentos es el n." 5 (Lárn. 7). De todos modos, debe tenerse en cuentaque en una época en la que las capas populares no debían tener un menaje de cocina muy amplio, es muy probable quevasijas que en un principio fuesen fabricadas para una determinada función, cumpliesen en la realidad varias, es decir, un plato o un cuenco podía hacer las funciones de fuente o cazuela además de la suya propia, según lo requiriesen las circunstancias.

Al igual que sucede con las formas anteriores, los platos aparecidos en el solar de la calle de la Franja responden a formas muy comunes en el mundo romano, salvo el antes reseñado n . V 3 que es una forma limitada al Norte de Galicia, especialmente a la zona del Golfo Artabro, apareciendo platos de estas caracteris- ticas en Cidadela, Noville, M.Vita, Elviña y en los restos cerámicos de época romana recogidos por el Doctor Monteagudo, en 1940, en la Torre de Hércules.

En lo que respecta al resto de las formas de este apartado, los yacimientos más próximos donde podemos encontrar cualquiera de ellas son el Campamento de Cidadela y en los restos de las diferentes excavaciones de la ciudad de Lugo.

D. Vasijas para almacenar. Los fragmentos de este tipo de vasijas correspon- den a dos formas características de la cultura castrexa que fueron recogidas por la cultura romana en el Noroeste. Se trata de los n." y 11 (Lám. 7). La n." tiene la forma característica de los pucheros, es decir, borde vertical que se une directa- mente con la plaza, la cual tiene una forma globular muy marcada. Probablemente tuvo un fondo plano. Vasijas de esta morfología aparecen en todos los castros gallegos, pero con estas proporciones sólo las conocemos en Elviña y Borneiro.

El vaso n." 1 se encuentra mucho mejor representado que el caso anterior. Es una vasija de grandes proporciones con un borde exvasado y recto, cuello bien diferenciado, panza no muy marcada que puede tener una forma más o menos piriforme o próxima a la esfera y un fondo plano. Formas como ésta han aparecido en prácticamente todos los castros, pero además aparecen en yacimientos romanos como Cidadela y la Plaza de María Pita de A Coruña.

III. Decoración

Tenemos una buena variedad de fragmentos decorados, cuyos motivos han sido realizados con tres características técnicas: la incisión, la impresión y la decoración plástica.

Incisión: Aparecen los dos motivos más característicos de esta técnica, la acanaladura y el bruñido. Las primeras aparecen siempre en posición horizontal, variando su grosor y profundidad. Pueden ser onduladas (características en la decoración castrexa) o rectas, ir solas (Lám. 6, 7) o formando grupos (Lárn. 7, 8) o bien acompañadas de motivos realizados con otras técnicas como es el bruñido (Lárn. 8, 3,9 y 18), la impresión (Lám. 8,3) o la decoración plástica (Lárn. 8, 20).

El bruñido es la técnica decorativa más destacada en este conjunto. Lo encontramos formando líneas horizontales, oblicuas o bien la típica retícula brufiida. Como ya hemos comentado anteriormente, suele ir combinado con otros motivos, caso de las acanaladuras que, normalmente, marcan el inicio y/o el final de la decoración bruñida, con molduras (Lám. 8,9; Lám. 9,20) que, al igual que las acanaladuras, marcan el límite del motivo decorativo en muchas ocasiones o con decoración impresa, como ocurre con el fragmento n." (Lám. 8).

Decoración plástica: Decoración típica de la cultura castrexa que aparece en muchas ocasiones en la cerámica común romana, sobre todo en castros romanizados o en yacimientos que tienen un castro próximo. El motivo que hemos encontrado con esta técnica es la moldura, la cual puede aparecer sola (Lám. 8,6) o combinada con acanaladuras y bruñido (Lám. 8, 9 y 20).

Impresión: Esta técnica decorativa, al contrario que en la tradición alfarera romana, es muy conocida en la cultura castrexa, por lo que, del mismo modo que sucede con las rnolduras, no resulta extraño encontrarla en los mismos contextos. El motivo que ha aparecido con esta técnica (Lám. 8, 3) es muy sencillo, se trata de siete pequeños cuadrados situados en línea a lo largo de la zona alta de la panza de una pequeñavasija. Dichas Iíneasde cuadrados se encuentran enmarcadas por dos acanaladuras entre las que se realizaron una serie de líneas bruñidas oblicuas de derecha a izquierda. Encima de estas líneas bruñidas fue donde se realizó la impresión.

A continuación y después de haber realizado el estudio de la cerámica comcn en conjunto, vamos a profundizar en el análisis pormenorizado de las vasijas más destacadas aparecidas en la excavación.

Se trata de dos ollas, una jarra y un cuenco, que se pueden reconstruir completamente o casi en su totalidad por medio del dibujo. Son los recipientes señalados con los números 91, 92 a 124, 138 y 202 del Catálogo de Materiales.

A. Morfología

Número 91 .- Se trata de un cuenco de forma más o menos trapezoidal, con un fondo plano y borde engrosado en forma de avellana, que sobresale ligeramente tanto hacia el exterior de la vasija como hacia el interior. Está fabricada con pasta de la producción 1 . No se aprecia ningún tipo de tratamiento superficial. (Lám. 10).

Este tipo de cuencos son muy típicos en el mundo romano tardío. El yacimiento más próximo con vasijas de esta morfología es el campamento romano de Cidadela (Caamaño Gesto y Doval Galán), donde han aparecido varios ejemplares muy similares a éste, tanto en la forma como en el tipo de pasta. También tenemos constancia de la existencia de estas vasijas en la ciudad de Lugo (noticia verbal de Enrique Alcorta).

Número 202.- Es una pequeña jarra piriforme con un fondo de pie de disco y un asa que iría desde la mitad de la panza hasta el labio. No conserva el borde, pero lo normal es que se trate de un borde exvasado, ligeramente curvo, con el labio redondeado. Fabricada con la pasta de la producción 1, no ha recibido ningún tipo de tratamiento de la superficie (Lám. 10).

De nuevo se trata de una forma muy típica y bastante extendida de la época tardorromana, siendo muy frecuente su presencia en los ajuares de las tumbas. Yacimientos próximos en los que han aparecido estas jarras son el campamento de Cidadela, lavillade Noville (Pérez Losada y Doval Galán), el castro de Viladonga (Arias Vilas), y la ciudad de Lugo.

Números 92 a 124 y n."38.- Se trata de dos ollas de grandes dimensiones, sin señales de exposición al fuego. La forma de estas vasijas es globular, con un fondo plano o de pie de disco, con un borde exvasado, normalmente recto, pero el labio puede variar considerablemente. La primera olla se ha realizado con pasta de la producción 1, la n 9 3 8 con la producción 2. No se aprecia ningUn tipo de tratamiento de la superficie en ninguna de las vasijas (Lám. 11 y 12).

Este tipo de vasijas se encuentra muy extendido en la cultura romana, tanto en el espacio como en el tiempo. La elaboración de éstas con las pastas antes descritas es muy común en la mitad norte de Galicia, apareciendo restos de vasijas de estas características en, prácticamente, todos los yacimientos romanizados.

B. Decoración

Los motivos decorativos, realizados con técnica incisa, son los más comunes en la cultura romana, es decir, la acanaladura y el bruñido. Ambos motivos van normalmente combinados. La decoración bruñida puede ser de líneas verticales o formando retícula.

C. Funcionalidad

Si la función de la jarra y el cuenco están bastante claras, no ocurre lo mismo en cuanto a las ollas. Su gran tamaño, sus finas paredes, el escaso grosor del fondo y la ausencia de señales de fuego, parecen indicar que su fin no era el de cocinar alimentos. Lo más probable es que tuviesen una función de almacenamiento. Para este fin ya conocemos vasijas apropiadas como son los dolia de mayor o menor tamaño, así como, en muchos casos, ánforas; pero este tipo de recipientes servían para almacenar y guardar en grandes cantidades. Tenían que existir recipientes de menor tamaño que cumpliesen la misma función para pequeñas cantidades de productos, tanto alimenticios como de otro tipo. Estas son las vasijas que Sánchez Palencia denomina orzas (Sánchez Palencia, 1988). Aunque este autor considera que cumplen esta función a partir de los 20 cm. de diámetro de la boca, conside- ramos que este requisito no tiene que ser condicionante. De hecho, conocemos vasijas de menores proporciones que cumplieron esta función, como es el caso de una olla, que Sánchez Palencia consideraría de tamaño mediano, que guardaba una buena cantidad de fusaiolas, detrás del hogar, en una casa del castro de Borneiro.

Pero además de esta función ya conocida, recipientes de estas características podían realizar la función de ~bidones,, de transporte. Es posible que se usasen para recorridos cortos en los que el producto transportado fuese de pequeñas proporciones, en los que el uso de pequeños dolia o ánforas resultase incómodo.

Por último, dentro de este apartado, debemos situar las cerámicas de engobe rojo imitación pompeyano. Los fragmentos aparecidos, grandes trozos de fondo y panza de pasta gris con desgrasante granítico basto, denotan una cronología tardía, en consonancia con el resto de la cerámica común localizada.

IV. Comentarios

Aunque el conjunto cerámico que nos ocupa es más bien escaso, se trata de un grupo muy significativo. Sin duda, estamos ante un conjunto de cerámica común muy tardía, como lo demuestran la morfología y los tipos de pastas con que se han elaborado o con fragmentos, como el de la olla n . V l , cuyas características son claramente altomedievales. Dicha etapa, tradicionalmente considerada de crisis, en Brigantium, así como en otras zonas septentrionales de nuestra comunidad, parece ser una etapa, sino de esplendor, sí de una actividad bastante fuerte, dada la cantidad y calidad de restos cerámicos existentes, asícomo la gran similitud entre los yacimientos de época tardía de toda la franja Norte gallega.

Por otro lado, es de destacar el importante porcentaje de vasijas y elementos decorativos provenientes de la Cultura Castrexa que fueron adoptados por la cultura romana, pues la fabricación de vasijas es con técnica propia de la tradición alfarera romana, es decir, existe una perfecta comunión de las dos culturas que se funden en los elementos populares.

3.1 .2. Terra sigilla fa

Se recogieron un total de 43 fragmentos, con los cuales se lograron identificar 15 formas, tanto lisas como decoradas. Dos de los fragmentos presentan marca de alfarero, aunque, desgraciadamente, de muy dificil lectura.

Formas decoradas:

Se pudieron dibujar cinco piezas decoradas, las correspondientes a las siglas n.97,69,135,136 y 21 8-21 9 del Catálogo General de Materiales de laexcavación. Todas ellas pertenecen a la forma Dragendorff 37.

El n.Q7 corresponde a un fragmento de pared de 7,00 cms. de alto por 7,60 cms. de ancho. Apenas quedan restos de barniz. La pasta, color marrón claro, muestra grietas en su interior, debido a un deficiente proceso de fabricación. Abundante desgrasante.

Presenta decoración de círculos en dos zonas, separadas por una fina moldura. El trozo cerárnico está muy desgastado, por lo que la decoración apenas está esbozada. En lazona más próxima a la moldura los círculos son de diámetro inferior a los más alejados.

El n.%9 (Lám. 13,2) corresponde a un pedazo de borde y pared de 5,10 cms. de alto por 3,l O cms. de ancho. El fragmento, perteneciente a la forma Drag. 37 de borde simple, dispone de un barniz rojo bien adherido. El diámetro de la pieza es de 18 cms.

El único resto de decoración que ofrece consiste en un círculo, con una figura inscrita, que el desgaste del fragmento no permite reconocer.

El n." 35 (Lám. 13, 1) es un fragmento de borde y pared de la forma Drag 37 de borde simple. Sus dimensiones son 5,60 cms. de alto por 10 cms. de ancho. Presenta un barniz rojo brillante, con muy buena adherencia. Decoración a base de círculos concéntricos.

El n." 36 (Lám. 14, 2) consiste en un fragmento de pared de 5,40 cms. de alto por 9,00 cms. de ancho. Posee un barniz amarronado, muy rugoso.

La decoración está distribuida en bandas horizontales, separadas por una pequeña moldura. La franja superior tiene una decoración de círculos de 2 cms. de diámetro, entre los cuales se intercalan dos de menor diámetro (1 cm.) con un botón concéntrico. Los dos círculos pequeños están separados por un motivo vegetal, del cual solo se aprecia su parte inferior. La segunda banda consta de un círculo del mismo diámetro que los mayores de la franja superior, con un canutillo vertical que divide el círculo en dos partes iguales. A ambos lados del círculo se aprecian motivos vegetales.

Los n.Vl8-219 (Lám. 14, l ) , son dos pequefios fragmentos que, en conjunto, tienen unas dimensiones de 3,40 cms. de alto por 7,50 cms. de ancho. Los pedazos pertenecen a la pared de una vasija decorada. Dada la configuración de los fragmentos no se puede asegurar con certeza que pertenezcan a la forma Drag. 37, puesto que también cabe la posibilidad de que correspondan a una forma Drag. 29 o a una Drag. 29/37.

La decoración está realizada a base de círculos con una roseta inscrita.

Nos encontramos, pues, ante un conjunto muy uniforme, tanto en forma como en decoración. A excepción de una vasija, la n."7 que presenta una casi total ausencia de barniz, las restantes poseen uno de buena calidad, fuertemente adheri,do. La decoración de círculos de todo el conjunto proporciona, para M.A. Mezquiriz, una cronología que se extiende hasta el siglo III, mientras que F. Mayet se inclina por terminar su producción en el siglo II.

formas lisas

Se han podido dibujar un total de 1 Ovasijas, las correspondientes a los números 1,73,28,222-229,48,195,220,223,137 y 288 del Catálogo General de Materiales de la excavación. La mayor parte de ellos, 7 del total, pertenecen a las formas Drag. 1511 7 y Drag. 27.

Al primer grupo, forma Drag. 15/17, pertenecen los fragmentos 220,223, 137 y 288. Los dos primeros son pedazos de borde, mientras que los dos últimos corresponden al pie de la vasija.

El 11.220 (Lárn. 16,1), de dimensiones 7,20 X 3,30 cms. posee una pasta clara y un barniz rojo bien adherido.

El n."23 (Lám. 16,2) es un fragmento de borde de 5,10 X 3,00 cms. de pasta ocre clara y barniz rojo.

El n." 37 (Lám. 17, 1 ) es un fragmento de fondo que presenta en su exterior la moldura típica de esta forma de sigillata hispánica. Posee marca de alfarero en un cartucho incompleto de 12 mm. de largo por 4,5 mm. de ancho. El extremo conservado es bífido, típico de los talleres del Norte de Hispania. El sello está inscrito en un círculo de 40 mm. de diámetro. El pie de la vajilla tiene un diámetro interno de 60 mm. y uno externo de 74 mm, con una altura de 4 mm.

La pasta, de corte vítreo, de buena factura, tiene color naranja y el barniz, rojo, de buena calidad, se encuentra bien adherido.

Las letras del epígrafe son de muy difícil lectura. La primera parece tratarse de una V, con las dos ramas sin llegar a juntarse en el vértice. La segunda pudiera resultar una A muy cerrada, que adquiriría la forma de punta de flecha.

Por tratarse de una lectura tan problemática, no nos atrevemos a asegurar que sea correcta la identificación VA. De ser cierta, se trataría de un alfarero del grupo VALERIVS de Tricio. (Foto 3).

En la parte externa del fondo tiene grabado un gráfito, M, de 12 mm. de alto y 12 mm. de ancho en la parte inferior y 6 mm. en la superior. El trazo de la izquierda se prolonga hacia arriba 5 mm. y el de la derecha 3 mm. El surco es profundo en los trazos de la M y más débil en su prolongación.

El n X 8 8 (Lám. 17,2) es un fragmento de fondo, pasta ocre anaranjada y barniz rojo amarronado. La pieza está muy rodada, por lo que el barniz se ha desprendido en gran parte. Presenta en su interior, dentro del anillo típico de los alfares de Tricio, una marca de alfarero.

El cartucho, incompleto, de 20 mm de largo por 4 mm. de ancho, con el borde recto, está inscrito en un círculo de 40 mm. de diámetro.

El pie del recipiente tiene un diámetro interno de 60 mm. y uno externo de 72 mm. Su altura es de 5,5 mm.

El epígrafe se encuentra algo desconchado, por lo que su lectura es dudosa, si bien las cuatro primeras letras se identifican plenamente, pudiendo la quinta corresponder a un R. Las letras ocupan toda la altura del cartucho, con un débil relieve. La P tiene una panza grande, aproximándose a una D, la A no posee barra horizontal. (Foto 4).

Se trata, sin duda, de un alfarero del grupo PATERNVS, de los talleres de Tricio. La imposibilidad de leer el cartucho completo impide saber de cual de las

oficinas que firman PATERNVS procede. Ahora bien, la gran similitud con sellos de PATERNVS. ALE (. . .) nos inclinaa pensar que se tratade este alfar, yasea un único <(officinator)>, como señala F. Mayet, ya unaasociación de alfareros, como pretende T. Garabito.

La difusión de esta marca es notable, sobre todo en el sur de la Península i Ibérica, apareciendo en Itálica, Mérida, Vaiamonte y Conímbriga.

En Galicia no han aparecido, hasta ahora, sellos de PATERNVS, puesto que la marca ... LVI.PAT, encontrada en Castro Dozón (Lalín), publicada por el profesor Caamaño Gesto (1979, 81) y que Garabito et al. (1 985, 117), atribuyen a la asociación de los alfareros de Tricio LVCIVS y PATERNVS, es, en realidad, una asociación de los cerarnistas de la Graufesenque SlLVlVS y PATRICIVS, según indica el citado profesor.

Las vasijas de esta forma tienen una cronología que abarca desde el siglo I al 1V, según Mezquiriz. Sin embargo, F. Mayet, basándose en la gran profusión de marcas de alfarero que presenta esta forma y teniendo en cuenta que los sellos de alfarero desaparecen en la producción hispánica en el siglo 111, descarta este siglo y el siguiente como cronología válida para la Drag. 1511 7.

Al grupo Drag. 27 pertenecen los fragmentos 222-229,48 y 195 del Catálogo de Materiales.

El n." 95 (Lám. 13,3) es un pedazo de borde de tarnafío 4,90 X 3,40 cm. Pasta ocre, barniz rojo oscuro de muy buena calidad y muy adherido. Pared muy fina, de 0,30 cms. de grosor.

El n."8 (Lám. 15, 2) pertenece a un fragmento de fondo muy rodado. Pasta ocre. Barniz rojo. Presenta parte del círculo que, en los ejemplares de Tricio, suele encerrar la marca de alfarero.

El n.?222-229 (Lám. 15, 1) pertenece a un gran fragmento de vasija Drag. 27, que abarca desde el borde al fondo. Pasta rojiza, barniz rojo de muy buena calidad. En el interior del fondo presenta parte del círculo que encierra ta marca de alfarero y el extremo del cartucho.

En cuanto a la cronología de esta forma Drag. 27, Mezquiriz la extiende del siglo I al IV, mientras que Mayet la limita a los dos primeros siglos.

En menor proporción han aparecido otros pequeños fragmentos. El n .V8 pertenece a un pedazo de borde de la forma Ritterling 8. Pasta ocre y

barniz del mismo color. Su cronología abarca del siglo I al IV, teniendo una gran difusión, sobre todo en el norte de Hispania.

El n.P 73 es un fragmento de terra sigillata clara de la forma59 B de Hayes. Pasta

anaranjada y engobe del mismo color. El diámetro de estas piezas suele estar comprendido entre los 21 y los 42 cms. siendo el de la que nos ocupa 33 cms. Su cronología se extiende entre los años 320 y 420 d.C.

Por último tenemos el fragmento n." del que por su tamaño e indefinición no podemos determinar la forma. Posee una pasta y un engobe anaranjado.

3.1.3. Cerámica de importación

Apareció un único fragmento de Late Roman C, de reducidas dimensiones, perteneciente a la forma 3 de Hayes, con una cronología cifrada en el siglo V d.C., principalmente, aunque también puede alcanzar el final del IV y los principios del VI.

La pasta es de color rojo anaranjado, de grano fino, bastante compacta. Su fractura es irregular, angulosa. El desgrasante es poco abundante y muy fino, la mayor parte invisible. El barniz es mate, confundido con la pasta en el interior y en el exterior bajo el labio. El exterior decorado del labio tiene un color más anaranjado, posiblemente un cambio cromático debido a la cocción (Lám. 18).

Su más importante centro de producción se encuentra en Focea (Turquía Occidental), cerca de Pérgamo, abundando en el ámbito Egeo, sobre todo en el siglo IV. Su difusión fue muy amplia, hasta las costas atlánticas, entrando en competencia clara con las sigillatas africanas.

Se debe a Nieto el trabajo más importante sobre estas cerámicas de Hispania, que confirman la presencia de un comercio marítimo, desde Focea, durante los siglos V y VI. Hasta el momento su difusión es esencialmente costera. (Beltrán, M., 1990).

En el NW solo fue detectada a partir de la década de los 70. Actualmente los yacimientos con hallazgos de este tipo no superan la media docena (Naveiro, J. 1991).

Aparte de la región bracarense, esta cerámica aparece en los yacimientos costeros del «golfo ártabro,) (A Coruña y Noville) y en el campamento militar de Cidadela.

3.2. Materiales metálicos

Han aparecido cuatro numismas en total estado de degradación. Después de su envio a laboratorio para una hipotética recuperación, los trabajos se han revelado prácticamente inútiles. Dos de ellas son absolutamente ilegibles, una tercera pudiera corresponder a un constantiniano y la cuarta, que debe conservarse en gel de sílice debido a su endeblez, probablemente sea medieval.

De todas maneras hay que insistir en el alto grado de deterioro de las cuatro monedas, que hacen imposible un estudio de ellas.

3.3. Materiales vítreos

Se han recogido varios fragmentos de vidrio, pertenecientes a un vaso que, por su forma, podría pertenecer al tipo ISINGS 21, pero, por el tipo de vidrio y forma del labio, es encuadrable en el ISINGS 106 b2, ubicado en el siglo IV d. C.

Presenta una decoración de lágrimas, típica de fines del siglo I y comienzos del II, pero que pervive hasta el s. 1V d. C. (Lám. 19).

3.4. ~ateriales Iíticos

En el muro semicircular que se adosa al parámetro oeste de la estructura excavada, se localiza parte de un molino semicircular, reutilizado como mampues- to. Otro molino de estas características se encontró próximo al muro sur.

Otros útiles Iiticos aparecidosson una pesade red, granítica, de 15cms. de largo (Lám. 22) y un afilador, fragmentado, de material esquistoco (Lám. 21).

3.5. Materiales orgánicos

3.5.1 . Conchas de moluscos

Se analiza una colección de conchas de moluscos marinos procedentes de la excavación arqueológica realizada en el número 9 de la calle de la Franja de A Coruña, en el año 1991.

Se trata de una muestra en la que aparecen bivalvos y gasterópodos cuyo análisis, a pesar de lo reducido del conjunto, es de interés por cuanto aporta información sobre aspectos ecológicos, económicos, gastronómicos y técnicos relacionados con la explotación del mar en época romana.

La muestra, compuesta por dos lotes distintos con las siglas: 22-1 0, C-2 y 21 - 10, C-2, procede de los trabajos realizados en la calle de la Franja en 1991. Sus ejemplares se encuentran en deficiente estado de conservación.

La fauna identificada es la siguiente:

Ostrea edulis: Un número mínimo de cuatro ejemplares. Las únicas medidas posibles son 63 y 71 mm. de longitud máxima.

Mytilus edulis: Varios fragmentos pertenecientes muy probablemente a un único ejemplar de buen tamaño.

Thais haemastoma: Un ejemplar de más de 63 mm. de altura.

Ostrea edulis: Un fragmento de valva de buen tamaño. Cerastoderma edule: Una valva de 33 mm. de longitud máxima.

Interpretación

Se trata de un conjunto de especies comestibles habituales en el mundo castreño y galaico-romano, con la única excepción de la Thais haemastoma.

Son ejemplares que se pueden capturar simplemente a mano o con instrumen- tos muy sencillos, tales como azadas, cuchillos, raspas, etc. en la zona intermareal. El mejillón sobre rocas y los otros en sedimentos más o menos arenosos o fangosos que pueden tener algunas piedras. Dada la configuración del litoral de la ciudad de A Coruña, es muy posible que los moluscos hayan sido mariscados en lugares no muy distantes al yacimiento arqueológico, pues en esa zona había rocas y playas con sedimentos arenosos.

Thais haemastoma proporciona también información de cierto interés por cuanto es relativamente frecuente en yacimientos romanos de la costa gallega y hasta ahora sólo se ha identificado en el castro de Queiruga, en Porto do Son, A Coruña, en la orilla sur de la ría de Muros y Noia cerca de la entrada.

Esta especie fue usada como alimento y como una de las fuentes de la púrpura en el mundo clásico, por eso su presencia en cualquier yacimiento plantea siempre esta posibilidad.

En el caso que nos ocupa su destino ha sido el alimentario como ocurre en otros yacimientos gallegos como lo demuestra su presencia en concheros donde hay especies alimenticias, la ausencia de huellas del proceso de extracción de la púrpura y la presencia de algún ejemplar, en vertederos con otras especies comestibles, en algún punto de la Galicia romana, donde sería del todo punto antieconómica la extracción del tinte dado el elevado número de ejemplares necesarios para obtener el destinado tan sólo a una pieza de tela.

El conjunto, por sus características biológicas y su estado de conservación, tiene todas las probabilidades de proceder de un vertedero de desechos de cocina.

La culinaria:

Si bien los bivalvos han podido consumirse crudos, ligeramente calentados o cocidos, los gasterópodos exigen una cocción cuidadosa, pues si por un lado es imprescindible para ablandarlos para facilitar su digestión y poder extraerlos de la concha con un pequeño palillo, gancho o tenedor especial, por otra hay que evitar que el hervido pase de cierto punto pues entonces la carne se vuelve coriacea y, por tanto, poco apetecible.

Aspectos ecológ icos:

La muestra indica, en el caso del mejillón, que procede de una zona rocosa, mientras que los otros bivalvos señalan la existencia de áreas arenosas, fangosas o mixtas.

Una de las especies citadas, Thais haemastoma, no se encuentra viva actual- mente en nuestras aguas en cuyas playas, sin embargo, aparecen ejemplares rodados. Este gasterópodo se documenta con relativa frecuencia en el registro

arqueológico del mundo romano en varios poblados del litoral, especialmente en los castros de la Mariña lucense (Cano, J. & Vázquez, J. 1991 ).

Es posible que esta especie que también existía en la época romana en Asturias, donde hoy no se localiza viva, haya desaparecido por un cambio ambiental en el mar que afecto a una zona amplia y no por efecto de una sobreexplotación. Si tenemos en cuenta que la distribución actual de Thais haemastoma es más meridional que en la época romana, con la excepción del Cantábrico Oriental donde aún está presente en el nivel mediolitoral profundo e infralitoral (Borja, A. 1987) es posible pensar que su desaparición en un momento entre aquella época y otro indeterminado antes de nuestros días se haya debido a un ligero enfriamiento de la temperatura superficial del mar. De hecho se señala esta misma causa, pulsaciones climáticas, para explicar las variaciones en la distribución de algunos bancos de pesca que se citan en documentos de la Baja Edad Media.

Como quiera que Thais haemastoma no es la única especie que ha desapare- cido en el intervalo de tiempo citado, pues hemos señalado el mismo fenómeno para otras dos especies, un gasterópodo, Astraea rugosa, y un bivalvo, Crassostrea angulata, ya no mencionados por Cornide en 1788, cabe pensar en la posibilidad del citado enfriamiento de las aguas superficiales.

Conviene proseguir el análisis detallado de los restos de la fauna marina de yacimientos arqueológicos de diferentes épocas para determinar el momento y las causas de la desaparición de las especies citadas.

Conclusión :

La muestra recogida, pese a su reducido tamaño y al mal estado de conserva- ción de algunos ejemplares, es indicativa de la explotación sistemática de los recursos marinos con fines ,alimenticios en A Coruña romana ya que contiene diferentes especies propias de distintos biotopos que exigen técnicas de captura diversificadas. La relativa abundancia de una especie hoy desaparecida, Thais haemastoma, puede ser considerada como un documento indicativo de un enfria- miento de las aguas posterior al mundo romano. Los datos de otros trabajos arqueológicos en Coruña confirman la interpretación expuesta en cuanto a la explotación del mar, lo cual está de acuerdo con la categoría del núcleo urbano coruñés de la época vinculado a un puerto importante como lo destaca la Torre de Hércules.

3.5.2. Restos óseos de macromaml'feros

La colección de restos óseos de macromamiferos recuperada en la excavación de urgencia de la calle de la Franja en 1991 se compone de un total de 26 evidencias, de las que se han logrado identificar 15 (57,7 %), pertenecientes a cuatro especies distintas, conforme se indica en la siguiente tabla. En base al peso de los restos, el porcentaje de los identificados sube hasta el 69,5 % del total, lo que refleja el que los no identificables sean principalmente pequeños fragmentos de epífisis de huesos largos y costillas en las que no se conserva la parte articular.

Suidos 7 46.67 101.14 36.9

Bóvidos 4 26.67 157.26 57.4

Ovicápridos 3 20.00 13.82 5.1

Gallináceas 1 6.66 1.54 0.6

Total 15 100.00 273.76 100.0

Todos los restos proceden del mismo cuadro (C-12), si bien de dos estratos distintos: 24 de ellos de 4erra negra debaixo do muro)) y los restantes de <<terra negra transición area praia,,, aunque todos se corresponden a un momento de ocupación romana.

Análisis de las especies representadas:

* Suidos

Es la especie mejor representada en la muestra en cuanto al número de restos, con un total de siete, si bien es superada en el peso por evidencias de bóvido. En base a los valores métricos que hemos obtenido (véase apéndice de tablas biométricas), parece que es la especie doméstica (Sus domesticus) la representa- da, aunque también se incluye un canino de un macho adulto de gran tamaño que podría corresponder tanto a un individuo doméstico como a un salvaje (Sus scrofa).

Las partes del esqueleto representadas en la muestra aparecen reflejadas en la siguiente tabla:

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Maxilar (PI - 4) . l Dientes aislados: inferiores . . . . . . . . . .3

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Escápula 3

El fragmento de maxilar izquierdo conserva la serie de premolares, siendo el P2, P3 y P4 ejemplares no definitivos. Por su parte, los dientes aislados inferiores se corresponden a un incisivo, un canino y un molar tercero (M3).

Esto nos lleva a considerar la existencia de al menos dos individuos distintos, uno de los cuales, representado por el maxilar, no alcanza los 16 meses de edad (momento más tardío de muda de los prernolares superiores deciduos por los definitivos (Silver, 1980)), mientras otro, representado por el M3, superaría esta edad (aún cuando el desgaste no es muy alto) ya que la época de erupción de este diente se sitúa en torno a los 17 meses.

La presencia de dos ejemplares también viene indicada por las tres escápulas identificadas, dos de ellas izquierdas y una derecha.

Correspondientes a bóvidos -vacalbuey- (Bos taurus) se han determinado cuatro restos, siendo la segunda especie representada en cuanto a número de evidencias identificadas. Las partes del esqueleto presentes en la muestra son las detalladas en el siguiente cuadro:

Dientes aislados: superiores . . . . . . . . .1 . . . . . . . . . . . . . . . Mandíbula (P2-M2) . l

Semilunar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Calcáneo .1

Como en el caso de los suidos, también tenemos representados un mínimo de dos individuos. Mientras la mandíbula se corresponde con un animal adulto, et diente superior aislado es un premolar de leche (DP4), representativa, por lo tanto, de un individuo juvenil.

* Ovicápridos

Ninguno de los tres restos asociados a ovicápridos nos ha permitido determinar si nos hallamos ante la cabra (Capra hircus) o la oveja (Ovis aries), ya que los fragmentos recuperados o bien no presentan caracteres diagnósticos entre ambas especies (como es el caso de la parte distal de la tibia) o son pequeñas fracciones en las que no resulta posible aplicar los criterios establecidos para la obtención de una determinación específica (el caso del fragmento de acetábulo representado).

Las partes del esqueleto conservadas son:

. . . . . . . . . . . . . . Costilla (articulación) .1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Acetabulum .1

Tibia (distal) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Se ha identificado un resto como perteneciente a gallo doméstico (Gallus gallus), representando a un individuo adulto.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ulna 1

Marcas sobre restos óseos

Durante nuestro análisis de la muestra ósea hemos constatado la presencia de una serie de marcas en algunos restos que sin lugar a dudas pueden ponerse en relación con labores de procesado humano para el aprovechamiento alimenticio.

Se trata de marcas claras, profundas, con sección en «V>,, lo que indica que han sido realizadas con un objeto agudo, cortante y, casi con toda seguridad, metálico.

En una de las escápulas de suido hemos documentado marcas en la zona del cuello y en uno de los bordes de la lámina escapular, evidencias que para Binford (1 981 ) son propias de un proceso de despiece secundario, propio ya de fases de consumo.

Las otras marcas catalogadas se encuentran sobre restos no identificables. Así en un fragmento de costilla (¿suido?) hemos contabilizado diez líneas incisas, paralelas entre sí y transversales al eje longitudinal del resto, que presentan una longitud entre los 2 y los 3,5 mm. Otras dos marcas del mismo tipo hemos localizado en otro fragmento de costilla (¿ovicáprido?), con una longitud de 2,5 y 6 mm. Finalmente contamos con otras cinco incisiones (entre 6 y 12 mm.) en un fragmento de tibia (¿ovicáprido?) que conserva el inicio de la cresta tibial; se sitúan, al igual que en los casos anteriores, de forma transversal al eje longitudinal del hueso y son paralelas entre sí.

Podemos apuntar que estas evidencias pueden hacer referencia, por las zonas del esqueleto donde aparecen, a actividades de descarne más que de despiece.

Además de este tipo de señales, hemos localizado en el cuello de una de las escápulas de suido, una marca de punción (de 3,8 mm. de diámetro), con hueco astillado en la superficie, que sin lugar a dudas ha sido producida por un carnívoro de pequeño tamaño (¿un perro?).

Conclusiones

La muestra, aun cuando incluye un número pequeño de restos, es lo suficien- temente variada como para presentar las especies más comúnmente representa- das en los yacimientos de época romana del Noroeste peninsular (bóvidos, ovicápridos y suidos).

Quizás sea destacable en el caso que nos ocupa el predominio -al menos numérico- de los restos de suido, que si bien aparece normalmente representado en las colecciones óseas (Fernández Rodríguez, 1992), es habitual que numérica- mente se sitúe por detrás del ganado vacuno y ovino. Puede que nos encontremos ante el inicio de una fase en la que esta especie parece alcanzar una mayor importancia que la que presenta para los periodos anteriores a la romanización y en los primeros momentos de la misma.

La presencia de aves de corral, concretamente de las gallináceas, empieza a cobrar cada vez mayor importancia. Y si bien nunca es muy numerosa, al menos está siendo documentada en un número mayor de yacimientos, aún cuando estos sean siempre de época romana y no tengamos, siempre refiriéndonos para el caso del Noroeste, evidencias de una presencia anterior, que por otra parte resulta lógica si tenemos en cuenta los datos de otras regiones peninsulares. Hasta ahora se ha documentado esta especie en el Castro de Vigo (Penedo Romero, 1989) y en el Castro de SantaTrega (Fernández Rodríguez, 1992), en ambos casos también con un único resto identificado.

Apéndice Blométrico

Abreviaturas utilizadas:

AM= Anchura máxima. AmD= Anchura mínima de la diáfisis. AS= Anchura de la superficie articular. L= Longitud. LM= Longitud máxima. LmC= Longitud mínima del cuello

* Suidos

Escápula

LmC : 23.8 21.2 22.6 AC : 24.2

* Bóvidos* Ovicápridos

Mandíbula

LPI-4 : 41.2

Tibia

AmD : 11.8

* Gallináceas

Ulna

AmD : 4.7

3.5.3. lctio fauna

l. Introducción

El presente trabajo constituye el primer análisis paleoictiológico realizado sobre este yacimiento. El análisis de los restos ícticos hallados en contextos arqueológi- cos proporciona diversos tipos de información. En el campo de la Paleoecología, los peces, al estar sujetos a unas condiciones ecológicas restringidas, actúan a modo de indicadores bioestratigráficos, informándonos de sus áreas de distribu- ción y condiciones de desarrollo en el pasado.

En el campo de la Paleoeconomía, ayudan a descubrir en que forma se llevó a cabo la explotación de los recursos icticos, su paso dentro de la economía de los diferentes grupos, informándonos de los métodos y técnicas utilizadas para su captura, preparación y procesado.

11. Materiales y métodos

La muestra objeto de análisis estáconstituida por la totalidad de restos de peces recuperados en este yacimiento durante la campaña de octubre de 1991.

ESPECIE NR % NMI Yo

Merluccius merluccius Diplodus sp Diplodus sargus Labrus bergylta Sparidae Labridae Restos no identificados TOTAL

TABLA 1.- Relación de las especies presentes en el yacimiento (NR= n . V e restos; NMI= n.hínimo individuos).

La identificación a nivel anatómico y especifico de la muestra se basa exclusi- vamente en la utilización de las colecciones ictiológicas comparativas existentes en nuestro departamento. Los osteomorfología de los peces es muy variada y no permite tratamientos sistematizados de morfología como ocurre en otros grupos de vertebrados mejor conocidos, caso de los mamíferos domésticos (Baronne, 1976; Ellemberger & Baum, 1943; Sisson & Grossmam, 1960) o de mamíferos en general (Schmid, 1972; Cornwall, 1956). El elevado número de elementos que constituyen el esqueleto del pez dificulta el proceso de identificación de los vestigios. Lógica- mente el éxito de este método está ligado de forma muy directa al estado de conservación de los restos: si su grado de fragmentación y deterioro es alto, como es habitual entre el material arqueológico, se reducen las posibilidades de alcanzar una identificación satisfactoria.

La consulta de atlas osteológicos (Lepikssar, 1981 -1 983 y Roselló, 1988) y osteométricos (Desse, 1984), artículos, monografías, etc. de diversos autores han contribuido, en mayor medida, a agilizar los trabajos de determinación y al mismo tiempo, ofrecen un mecanismo automático de obtención de la talla y el peso de los ejemplares subfósiles.

I I l. Resultados

La relación del NR y NMI, así como sus respectivos porcentajes para cada una de las especies recuperadas en el Mesón de la Franja, se ofrece en la Tabla l.

A continuación exponemos los resultados desglosados por especies y algunos aspectos biológicos referentes a ellas.

111.1. Merluccius merluccius (L., 1758), (Merluza, pescadilla)

Se ha encontrado un premaxilar derecho, el cual está bastante fragmentado y sólo se conserva el cuerpo y el margen anterior.

Esta especie pertenece al O. Gadiformes, Fam. Merluccidae (según Clofam). Es un pez bastante alargado y tiene una cabeza grande con numerosos dientes afilados. Actualmente son capturados ejemplares que miden de 30 a 70 cms. de longitud, pudiendo alcanzar los 120 cms. y pesar hasta 15 kgrs.

Vive en fondos de arena o de cascajo, desde los 100-300 m. de profundidad. Se alimentan de sardinas, lirios, crustáceos, cefalópodos, etc. Son muy voraces.

Se pesca con artes de arrastre, palangre, volantas y betas.

111.2. Diplodus sargus (L., 1758) (Sargo)

La relación de restos hallados de esta especie se reduce a:

-1 dentario izquierdo, bastante deteriorado. -2 palatinos (1 D). -2 vértebras, una precaudal y otra caudal.

Especie que se agrupa dentro del O. Perciformes, Farn. Sparidae (según Clofnam).

Puede superar los 45 cms. de longitud, pero usualmente se capturan ejemplares alrededor de 20-25 cms.

Vive en fondos de piedras, con furnas y algas hasta 50 m. de profundidad. Su presencia es constante a lo largo de todo el año, aumentando en las estaciones de primavera y verano. Se alimenta de crustáceos, moluscos, equinodermos y algas, siendo su alimento preferido los mejillones.

Se suele pescar con trasmallo, palangre, miños, liña, etc.

111.3. Labrus bergylta (L., 1758) (Maragota, Pinto)

Se han identificado 14 piezas de este genero, cuya relación detallamos a continuación:

-2 hiomandi bulares derechos. -8 huesos faríngeos inferiores. -2 postemporales izquierdos. -1 supracleitron. -1 paraesfenoides.

Pertenece al O. Perciformes, Fam. Labridae (según Clofnam), es el Iábrido más grande que podemos encontrar, alcanza 60 cms. de longitud y 2-3 kilos de peso, pero no suele ser capturado con más de 30-50 cms. de longitud. El color es tan variable que se llega aconsiderar dos especies distintas, las maragotas y los pintos. Las maragotas con tonalidades verdes y castañas y los pintos con tonalidades encarnadas con manchas blancas.

Viven en zonas rocosas, escolleras, etc. entre 1-50 m. de profundidad donde

haya muchas algas. Es un animal sedentario, por lo que nunca se aleja de las zonas donde vive. Parece ser un pez muy sensible a los cambios de temperatura y se han citado muertes masivas cuando las temperaturas son muy bajas. Se alimenta de moluscos, crustáceos y algas.

Abundante en toda la costa gallega, especialmente en fondos de algas, donde se pesca con trasmallo, miño, betafanequeira y liría.

En las tablas 2,3 y 4, que a continuación mostramos, se da la relación de piezas óseas por especie y cata:

Especie Dent Hiom Palat H. farg Pesf Ptemp. Spcleit Vért

D. sp ++ D. sargus + ++ ++ L. bergylta ++ +++++S 4- ++ +

TABLA 2. Correspondiente a C-2 terra parda baixo o muro transversal. (Dent.: Dentario; Hiom.: Hiomandibular; Palat.; Palatino; H. farg: hueso faríngeo; Pesf.: Paraesfenoides; Ptemp.: Postemporal; Spcleit.: Supracleitorn; Vért.: Vértebras).

Especie H. farg.

L. bergylta -1-4-

TABLA 3. Corresponda a C-2 terra negra (H. farg.: hueso faringeo).

Especie Pmax. 1 "cantr. 1 Vorsal

M. merluccius + D. sargus

TABLA 4. Correspondiente a C-2 terra negra debaixo do muro (Pmax.: Premaxilar; la Acantr. IVorsal: 1Wcantotriquia de la 1"Ieta dorsal).

IV. Conclusiones

A la vista de los resultados obtenidos y en comparación con.10~ estudios realizados por nosotros en otros yacimientos de la costa de Galicia como A Lanzada, Facho de Donón, Santa Trega, Torres do Oeste, etc. (Camino, Vázquez Varela y Rey, 1991 y Camino, Vázquez Varela y Rey, 1992), podemos decir que la especie más representativa es L. bergylta (maragota), puesto que como mínimo hay 8 ejemplares, debido a la presencia de un hueso impar, situado en la parte posterior basal de la boca, llamado hueso faríngeo inferior, seguida en importancia por D. sargus. Las vértebras son las piezas óseas más numerosas, consideradas de alto valor diagnóstico y que por sus características (robustez y grado de calcificación) aparecen bien conservadas en los contextos arqueológicos. La gran

mayoría del material que hemos indentificado se corresponde con una mayor representatividad de huesos de la cabeza.

4. CONCLUSIONES

La excavación realizada en el solar n.9-11 de la calle de la Franja, arroja unos resultados muy concordantes con otras realizadas en la misma zona.

La estructura descubierta se apoya directamente sobre la arena de la playa, sin ningún tipo de cimentación. A este muro se le adosa, por su parte oeste, otro semicircular que se pierde en el solar contiguo, n .V3 de la misma calle.

La capa negra, muy rica en materiales, que forma el nivel 2 de la estratigrafia del solar, se apoya en esta estructura.

Los materiales que aparecen en esta capa abarcan una amplia cronología, que comprende desde el período altoimperial romano, caso de las sigillatas hispánicas, hasta los siglos V y VI, caso de las cerámicas africanas y focenses.

Por encima de esta capa y cubriendo toda la estructura, aparece una tierra de color marrón oscuro, que provee de materiales tanto romanos como medievales.

Apoyada en esta capa se disponía el solado de las edificaciones actuales, derribadas para la construcción del nuevo inmueble.

Los materiales, tanto romanos como altomedievales, que aparecen en esta capa marrón, es probable que procedan de las remoción de tierras realizada para la instalación de las tuberías de agua y alcantarillado que por ellas discurrían.

En cuanto a la estructura aparecida, hay que asignarle una cronología altoimperial, en todo caso anterior al siglo III, que es cuando parece empezar a formarse la capa negra de vertedero.

De este hallazgo y de las excavaciones en lugares próximos -Casa Martelo, Plaza de María Pita-, parece desprenderse una ocupación intensiva de la zona en los dos primeros siglos de la era, abandonándose a partir del siglo III, en que esta área se convertiría en basurero. Ahora bien, tampoco puede descartarse una ocupación más prolongada, siendo los desechos el resultado de la vida cotidiana, que se van amontonando en algunas dependencias de la vivienda, posiblemente la cocina, a juzgar por los restos orgánicos y los materiales cerámicas con señales de haber estado expuestos al fuego aparecidos.

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P O T A S

X A R R A S

- O 4 CM.

LAMINA 6. Cerámica común.

PLATOS

V A S I X A S DE ALMACEN CicrCu

O 4 CM.

LÁMINA 7. Cerámica común.

O 4 CM.

O 4 CM.

FRAMENTOS DECORADOS

LÁMINA 8. Cerámica común.

ESCALA GRAFICA

cm.

LÁMINA 9. Vasija trapezoidal.

ESCALA GRAFICA

LÁMINA 10. Jarrita de cerámica común.

ESCALA GRAFICA

LÁMINA 11. Olla cerámica común.

ESCALA QRAFICA

LAMINA 12. Olla ceriimica común.

LÁMINA 13. Terra Sigillata.

LÁMINA 14. Terra Sigillata.

LÁMINA 15. Terra Sigillata.

E: 1 / 2

LÁMINA 18. Late Roman C.

E : l / l

LÁMINA 19. Vaso vidrio ISlNGS 106 b2.

E: l / l

LÁMINA 20. Peso de red.

E : l / l

LÁMINA 21. Afilador.

FOTOGRAF~A 1. Vista general de la excavación.

FOTOGRAF~A 2. Detalle del muro.

460

FOTOGRAF~A 3. Sello VA.

FOTOGRAF~A 4. Sello PATE.