eugui, julio - anecdotas por orden alfabetico

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Anecdotas que ilustran los valores de la vida y ayudan a reflexionar

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Ancdotas

AncdotasTodos los relatos por orden alfabticoA lo mejor no es todo tan difcilChristine se asombra de lo fcil que le resulta de pronto la conversacin. Algo se estremece bajo su piel. Quin soy yo de hecho, que me est pasando? Por qu puedo hacer de pronto todo esto? Con qu soltura me muevo, y eso que siempre me decan que era rgida y patosa? Y con qu soltura hablo, y supongo que no digo ninguna ingenuidad, porque este caballero tan importante me escucha con benevolencia. Me habr cambiado el vestido, el mundo, o lo llevaba todo dentro y slo careca de valor, slo estaba siempre demasiado atemorizada? Mi madre me lo deca. A lo mejor no es todo tan difcil, a lo mejor la vida es infinitamente ms ligera de lo que crea, slo hay que tener arrojo, sentirse y percibirse a s misma, y la fuerza acude entonces de cielos insospechados. (Stefan Zweig, "La embriaguez de la metamorfosis")AdmitirUn anciano que tena un grave problema de miopa se consideraba un experto en evaluacin de arte. Un da visit un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no poda ver los cuadros con claridad, pero eso no le fren en manifestar sus fuertes opiniones. Tan pronto entraron a la galera, comenz a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empez a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: "El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre esta vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometi un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto". El anciano sigui su parloteo sin parar hasta que su esposa logr llegar hasta l entre la multitud y lo apart discretamente para decirle en voz baja: "Querido, ests mirando un espejo". Moraleja: Tardamos en reconocer y admitir nuestras propias faltas, que parecen muy grandes cuando las vemos en los dems.Aprender a comunicarseUn Sultn so que haba perdido todos los dientes. Despus de despertar, mand llamar a un sabio para que interpretase su sueo. "Qu desgracia, Mi Seor! Cada diente cado representa la prdida de un pariente de Vuestra Majestad", dijo el sabio. "Qu insolencia! Cmo te atreves a decirme semejante cosa? Fuera de aqu! Que le den cien latigazos!", grit el Sultn enfurecido. Ms tarde orden que le trajesen a otro sabio y le cont lo que haba soado. Este, despus de escuchar al Sultn con atencin, le dijo: "Excelso Seor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueo significa que sobrevivirs a todos vuestros parientes". Se ilumin el semblante del Sultn con una gran sonrisa y orden que le dieran cien monedas de oro. Cuando ste sala del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "No es posible! La interpretacin que habis hecho de los sueos es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pag con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondi: "Amigo mo, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicacin depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente ser aceptada con agrado."Aprender a pensarSir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Britnica y Premio Nobel de Qumica en 1908, contaba la siguiente ancdota. Hace algn tiempo, recib la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que haba dado en un problema de fsica, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Le la pregunta del examen y deca: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barmetro. El estudiante haba respondido: lleva el barmetro a la azotea del edificio y tale una cuerda muy larga. Desculgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio. Realmente, el estudiante haba planteado un serio problema con la resolucin del ejercicio, porque haba respondido a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le conceda la mxima puntuacin, podra alterar el promedio de su ao de estudios, obtener una nota ms alta y as certificar su alto nivel en fsica; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel. Suger que se le diera al alumno otra oportunidad. Le conced seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta deba demostrar sus conocimientos de fsica. Haban pasado cinco minutos y el estudiante no haba escrito nada. Le pregunt si deseaba marcharse, pero me contest que tena muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excus por interrumpirle y le rogu que continuara. En el minuto que le quedaba escribi la siguiente respuesta: coge el barmetro y lnzalo al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de cada con un cronometro. Despus se aplica la formula altura = 0,5 por A por T2. Y as obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunt a mi colega si el estudiante se poda retirar. Le dio la nota mas alta. Tras abandonar el despacho, me reencontr con el estudiante y le ped que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondi, hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barmetro en un da soleado y mides la altura del barmetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuacin la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporcin, obtendremos tambin la altura del edificio. Perfecto, le dije, y de otra manera? S, contest, este es un procedimiento muy bsico para medir un edificio, pero tambin sirve. En este mtodo, coges el barmetro y te sitas en las escaleras del edificio en la planta baja. Segn subes las escaleras, vas marcando la altura del barmetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barmetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un mtodo muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento ms sofisticado, puede atar el barmetro a una cuerda y moverlo como si fuera un pndulo. Si calculamos que cuando el barmetro est a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleracin de la gravedad al descender el barmetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonomtrica, podramos calcular, sin duda, la altura del edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el barmetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usndolo como un pndulo puedes calcular la altura midiendo su periodo de precesin. En fin, concluy, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea coger el barmetro y golpear con el la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: seor conserje, aqu tengo un bonito barmetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo. En este momento de la conversacin, le dije si no conoca la respuesta convencional al problema (la diferencia de presin marcada por un barmetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares). Evidentemente, dijo que la conoca, pero que durante sus estudios, sus profesores haban intentado ensearle a pensar. El estudiante se llamaba Niels Bohr, fsico dans, premio Nobel de Fsica en 1922, ms conocido por ser el primero en proponer el modelo de tomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teora cuntica. Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la ancdota, lo esencial de esta historia es que le haban enseado a pensar. Por cierto, para los escpticos, esta historia es absolutamente verdica.AutodominioCada vez que una persona, en contra de lo que debe hacer, cede a las pretensiones de su pereza, de su estmago o de su mal carcter, debilita su voluntad, pierde autodominio y reduce su autoestima. Unas vietas de Mafalda dibujan perfectamente esta situacin. Felipe encuentra en su camino una lata vaca y siente el deseo de pegarle una patada. Pero piensa interiormente: "El grandulln pateando latitas!". Y pasa de largo, venciendo lo que l mismo juzga un impulso infantiloide. El problema es que, a los pocos metros, da la vuelta y suelta la tentadora patada. sta es su segunda reflexin: "Qu desastre! Hasta mis debilidades son ms fuertes que yo!". (J.R. Aylln, "Placeres y buena vida").Cambio de rostroA Leonardo Da Vinci le llevo siete aos completar su famosa obra titulada "La ltima Cena". Las figuras que representan a los 12 apstoles y a Jess fueron tomadas de personas reales. La persona que sera el modelo para ser Cristo fue la primera en ser seleccionada. Cuando se supo que Da Vinci pintara esa obra, cientos de jvenes se presentaron ante l para ser seleccionados. Da Vinci buscaba un rostro que mostrara una personalidad inocente, pacfica y a la vez bella. Buscaba un rostro libre de las cicatrices y rasgos duros que deja la vida intranquila del pecado. Finalmente, despus de unos meses de bsqueda seleccion a un joven de 19 aos de edad como modelo para pintar la figura de Jesucristo. Durante seis meses trabaj para lograr pintar al personaje principal de esa obra. Durante los seis siguientes aos, Da Vinci continu su obra buscando las personas que representaran a 11 apstoles, y dej para el final a aquel que representara a Judas. Estuvo buscando durante semanas un hombre con una expresin dura y fra. Un rostro marcado por cicatrices de avaricia, decepcin, traicin, hipocresa y crimen. Un rostro que identificara a una persona que sin duda traicionara a su mejor amigo. Despus de muchos fallidos intentos en la bsqueda de este modelo lleg a los odos de Leonardo Da Vinci que haba un hombre con estas caractersticas en el calabozo de Roma. Este hombre estaba sentenciado a muerte por haber llevado una vida de robos y asesinatos. Da Vinci vio ante l a un hombre cuyo pelo caa sobre el rostro escondiendo dos ojos llenos de rencor, odio y ruina. Al fin haba encontrado a quien modelara a Judas en su obra. Gracias a un permiso del rey, este prisionero fue trasladado a Miln al estudio del maestro. Durante varios meses este hombre se sent silenciosamente frente a Da Vinci mientras el artista continuaba con la ardua tarea de plasmar en su obra al personaje que haba traicionado a Jess. Cuando Leonardo dio la ltima pincelada se volvi a los guardias y dio la orden de que se llevaran al prisionero. Cuando sala, se volvi hacia Leonardo Da Vinci y le dijo: "Da Vinci!! !Obsrvame!! No reconoces quin soy?". El artista lo observ cuidadosamente y respondi: "Nunca te haba visto hasta aquella tarde en el calabozo de Roma". El prisionero levant los ojos y dijo: "Mrame bien, soy aquel joven cuyo rostro escogiste para representar a Cristo hace siete aos...!".Como para respirarCierta vez un hombre decidi consultar a un sabio sobre sus problemas. Luego de un largo viaje hasta el paraje donde aquel Maestro viva, el hombre finalmente pudo dar con l: - "Maestro, vengo a usted porque estoy desesperado, todo me sale mal y no se que ms hacer para salir adelante". El sabio le dijo: - "Puedo ayudarte con esto... sabes remar ?" Un poco confundido, el hombre contest que s. Entonces el maestro lo llev hasta el borde de un lago, juntos subieron a un bote y el hombre empez a remar hacia el centro a pedido del maestro. -"Va a explicarme ahora cmo mejorar mi vida?" -dijo el hombre advirtiendo que el anciano gozaba del viaje sin ms preocupaciones. -"Sigue, sigue -dijo ste- que debemos llegar al centro mismo del lago". Al llegar al centro exacto del lago, el maestro le dijo: -"Arrima tu cara todo lo que puedas al agua y dime qu ves...". El hombre, pas casi todo su cuerpo por encima de la borda del pequeo bote y tratando de no perder el equilibrio acerc su rostro todo lo que pudo al agua, aunque sin entender mucho para qu estaba haciendo esto. De repente, el anciano le empuj y el hombre cay al agua. Al intentar salir, el sabio le sujet su cabeza con ambas manos e impidi que saliera a la superficie. Desesperado, el hombre manote, patale, grit intilmente bajo el agua. Cuando estaba a punto de morir ahogado, el sabio lo solt y le permiti subir a la superficie y luego al bote. Al llegar arriba el hombre, entre toses y ahogos, le grit: -"Est usted loco? No se da cuenta que casi me ahoga?". Con el rostro tranquilo, el maestro le pregunt: -"Cundo estabas abajo del agua, en qu pensabas, qu era lo qu ms deseabas en ese momento?". -En respirar, por supuesto!! -"Bien, pues cuando pienses en triunfar con la misma vehemencia con la que pensabas en ese momento respirar, entonces estars preparado para triunfar...". Es as de fcil (o de difcil). A veces es bueno llegar al punto del "ahogo" para descubrir el modo en que deben enfocarse los esfuerzos para llegar a algo.Contra viento y mareaEntre las situaciones ms extremas que se dan en China, se encuentran las limitaciones en los nacimientos de los nios. Rebasarl el mximo permitido de un hijo por familia es un grave delito, perseguido con toda crueldad. Hace unos das, gracias a los medios de comunicacin chinos que comienzan a dar unas impagables y nunca suficientemente reconocidas seales de independencia, han trascendido las horribles vivencias de un matrimonio por salvar a su hija de una muerte cruel. Cuando las autoridades chinas descubrieron que Zhang Chunhong, de 31 aos, no solamente haba eludido anteriormente el frreo control estatal con el nacimiento de un segundo hijo, sino que tena muy avanzado un nuevo embarazo, se propusieron por todos los medios que su nacimiento no tuviera lugar en ningn caso. Para lograrlo, le inyectaron a la fuerza una solucin salina que debi provocar el aborto, pero la nia naci viva. La doctora que particip en semejante salvajada orden que se dejase a la intemperie a la recin nacida en el balcn, sobre la nieve, pero una enfermera, a costa de graves riesgos y con la connivencia de alguna de sus compaeras, eludi la orden, asegurndole a la nia, en la ms absoluta clandestinidad, un mnimo de alimento. Las splicas de la madre para que le ensearan a su hija fueron despreciadas, pero un periodista de la televisin local tuvo la valenta de sacar a la luz pblica la situacin, lo que supuso la aparicin del beb al que se le haba negado la vida, aunque en condiciones lamentables, debido a la precariedad en la que se haba mantenido. Cuando apareci ante las cmaras de televisin, pesaba solamente un kilo y tena algunas lesiones y pese a que el da de su nacimiento haba alcanzado los dos kilos y medio. Su padre la ensea orgulloso y declara: Sin los periodistas, mi hija habra muerto. (PUP, 3.X.01).Cuando sea viejoEl da que este viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y comprndeme. Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas que pase ensendote a hacer las mismas cosas.Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras que sabes de sobra como termina, no me interrumpas y escchame. Cuando eras pequeo para que te durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergences y comprndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuantas veces cuando nio te ayude y estuve paciente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.No me reproches porque no quiera baarme; no me regaes por ello. Recuerda los momentos que te persegu y los mil pretextos que te inventaba para hacerte ms agradable tu aseo. Acptame y perdname. Ya que soy el nio ahora.Cuando me veas intil e ignorante frente a todas las cosas tecnolgicas que ya no podr entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona. Acurdate que yo fui quien te ense tantas cosas. Comer, vestirte y tu educacin para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.Cuando en algn momento mientras hablamos me llegue a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te burles de mi; tal vez no era importante lo que hablaba y me conforme con que me escuches en ese momento.Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Se cuanto puedo y cuanto no debo. Tambin comprende que con el tiempo ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir. Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus dbiles piernas.Por ltimo, cuando algn da me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades. Algn da entenders que esto no tiene que ver con tu cario o cuanto te ame. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir.Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar estar construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo.No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Dame tu corazn, comprndeme y apyame como lo hice cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompaado en tu sendero te ruego me acompaes a terminar el mo. Dame amor y paciencia, que te devolver gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.De uno en unoCierto da, caminando por la playa repar en un hombre que se agachaba a cada momento, recoga algo de la arena y lo lanzaba al mar. Haca lo mismo una y otra vez. Cuando me aproxim, observ que lo que agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar. Le pregunt por qu lo haca, y me respondi: "Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al ocano. Como ves, la marea est baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las devuelvo morirn aqu por falta de oxgeno." "Entiendo -le dije-, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa, no puedes lanzarlas todas. Son demasiadas, quizs no te des cuenta que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa. No ests haciendo algo que no tiene sentido?". El hombre sonri, se inclin y tom una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondi: "Para sta s lo tuvo!".Deformacin de versionesORDEN INICIAL DEL CORONEL AL COMANDANTE: Maana a las nueve y media habr un eclipse de Sol, hecho que no ocurre todos los das, que formen los soldados en el patio en traje de campaa para presenciar el fenmeno. Yo les dar las explicaciones necesarias. En caso de que llueva, que formen en el gimnasio. EL COMANDANTE AL CAPITN: Por orden del seor coronel, maana a las nueve y media habr un eclipse de Sol, segn el seor coronel, si llueve no se ver nada al aire libre, entonces en traje de campaa el eclipse tendr lugar en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los das. El dar las rdenes oportunas. EL CAPITN AL TENIENTE: Por orden del seor coronel, maana a las nueve y media en traje de campaa inauguracin del eclipse de Sol en el gimnasio. El seor coronel dar las rdenes oportunas de si debe llover, hecho que no ocurre todos los das. Si hace buen tiempo y no llueve, el eclipse tendr lugar en el patio. EL TENIENTE AL SARGENTO: Maana a las nueve y media, por orden del seor coronel llover en el patio del cuartel. El seor coronel en traje de campaa dar las rdenes en el gimnasio para que el eclipse se celebre en el patio. EL SARGENTO AL CABO: Maana a las nueve y media, tendr lugar el eclipse del seor coronel en traje de campaa por efecto del Sol. Si llueve en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los das, se saldr al patio. EL CABO A LOS SOLDADOS: Maana, a eso de las nueve y media, parece ser que el Sol en traje de campaa eclipsar al seor coronel en el gimnasio, lstima que esto no ocurra todos los das. El abueloEl abuelo se haba hecho muy viejo. Sus piernas flaqueaban, vea y oa cada vez menos, babeaba y tena serias dificultades para tragar. En una ocasin -prosigue la escena de aquella novela de Tolstoi- cuando su hijo y su nuera le servan la cena, al abuelo se le cay el plato y se hizo aicos en el suelo. La nuera comenz a quejarse de la torpeza de su suegro, diciendo que lo rompa todo, y que a partir de aquel da le daran de comer en una palangana de plstico. El anciano suspiraba asustado, sin atreverse a decir nada.Un rato despus, vieron al hijo pequeo manipulando en el armario. Movido por la curiosidad, su padre le pregunt: "Qu haces, hijo?" El chico, sin levantar la cabeza, repuso: "Estoy preparando una palangana para daros de comer a mam y a ti cuando seis viejos." El marido y su esposa se miraron y se sintieron tan avergonzados que empezaron a llorar. Pidieron perdn al abuelo y a su hijo, y las cosas cambiaron radicalmente a partir de aquel da. Su hijo pequeo les haba dado una severa leccin de sensibilidad y de buen corazn.El guilaEl guila es una de las aves de mayor longevidad. Llega a vivir 70 aos. Pero para llegar a esa edad, en su cuarta dcada tiene que tomar una seria y difcil decisin. A los 40 aos, ya sus uas se volvieron tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta, se curva demasiado y ya no le sirve. Apuntando contra el pecho estn las alas, envejecidas y pesadas en funcin del gran tamao de sus plumas, y para entonces, volar se vuelve muy difcil. Entonces, tiene slo dos alternativas: dejarse estar y morir... o enfrentarse a un doloroso proceso de renovacin que le llevar aproximadamente 150 dias. Ese proceso consiste en volar a lo alto de una montaa y recogerse en un nido, prximo a un paredn donde no necesita volar y se siente ms protegida. Entonces, una vez encontrado el lugar adecuado, el guila comienza a golpear la roca con el pico... hasta arrancarlo. Luego espera que le nazca un nuevo pico con el cual podr arrancar sus viejas uas inservibles. Cuando las nuevas uas comienzan a crecer, ella desprende una a una sus viejas y sobrecrecidas plumas. Y despus de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovacin, renacimiento y festejo para vivir otros 30 aos ms. En nuestra vida tambin nos toca sufrir procesos de reconversin para no sucumbir. Tenemos quiz que resguardarnos por algn tiempo, meditar, someternos a ciertos sacrificios para llevar a cabo algunos cambios.El rbol de los problemasEl carpintero que haba contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer da de trabajo. Su cortadora elctrica se da y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camin se negaba a arrancar. Mientras le llevaba a su casa, se sent en silencio. Cuando llegamos, me invit a conocer a su familia. Mientras nos dirigamos a la puerta de su casa, se detuvo brevemente frente a un pequeo rbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abri la puerta, el rostro de aquel hombre se transform, sonri, abraz a sus dos pequeos hijos y le dio un beso a su esposa. Luego me acompa hasta el coche. Cuando pasamos cerca del rbol, sent curiosidad y le pregunte por lo que lo haba hecho un rato antes. "Oh, ese es mi rbol de problemas", contest. "S que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. As que simplemente los cuelgo en el rbol cada noche cuando llego a casa. Luego, a la maana siguiente, los recojo otra vez. Lo bueno es -concluy sonriendo- que cuando salgo por la maana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".El rbol muertoRecuerdo que un invierno mi padre necesitaba lea, as que busc un rbol muerto y lo cort. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese rbol le brotaron renuevos. Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese rbol estaba muerto. Haba perdido todas las hojas en el invierno. Pero se ve que haca tanto fro que las ramas se quebraban y caan como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que an alentaba la vida en aquel tronco". Y volvindose hacia m, me aconsej: "Nunca olvides esta leccin. Jams cortes un rbol en invierno. Jams tomes una decisin negativa en tiempo adverso. Nunca decisiones importantes decisiones cuando ests en tu peor estado de nimo. Espera. S paciente. La tormenta pasar. Recuerda que la primavera volver".El barrenderoMomo tena un amigo, Beppo Barrendero, que viva en una casita que l mismo se haba construido con ladrillos, latas de desecho, y cartones. Cuando a Beppo Barrendero le preguntaban algo se limitaba a sonrer amablemente, y no contestaba. Simplemente pensaba. Y, cuando crea que una respuesta era innecesaria, se callaba. Pero, cuando la crea necesaria, la pensaba mucho. A veces tardaba dos horas en contestar, pero otras tardaba todo un da. Mientras tanto, la otro persona haba olvidado su propia pregunta, por lo que la respuesta de Beppo le sorprenda casi siempre. Cuando Beppo barra las calles, lo haca despaciosamente, pero con constancia. Mientras iba barriendo, con la calle sucia ante s y limpia detrs de s, se le iban ocurriendo multitud de pensamientos, que luego le explicaba a su amiga Momo: "Ves, Momo, a veces tienes ante ti una calle que te parece terriblemente larga que nunca podrs terminar de barrer. Entonces te empiezas a dar prisa, cada vez ms prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle sigue igual de larga. Y te esfuerzas ms an, empiezas a tener miedo, al final te has quedado sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. As no se debe hacer. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, entiendes? Hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiracin siguiente, en la siguiente barrida. Entonces es divertido: eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y as ha de ser. De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta de cmo ha sido, y no se queda sin aliento. Eso es importante." Acaso no es lo hermoso de la paciencia el que ella puede concedernos tiempo para conocernos a su travs oblicuamente a nosotros mismos? Porque, nos pongamos como nos pongamos, la paciencia con que no sepamos mirarnos a nosotros mismos ser la misma no-paciencia que nos impida mirar a la realidad como ella debe ser mirada: con-paciencia, con-pasin, con-com-pasin, com-padeciendo, com-padecindo-nos...El bonsaiLa paciencia son las estalactitas y estalagmitas de la vida: ellas se van formando muy poco a poco en la oscuridad, se integran gota a gota y de manera irregular, no geomtrica, requieren de tiempo, y crecen por arriba y por abajo siendo al fin muy hermosas. La paciencia es un bonsai: solo tiempo, fe, cuidados y mimos le hacen crecer. No se puede jalar el arbolito de las ramas, sacarlo de su maceta, para ver si est echando races. Necesita la humildad del humus para desarrollarse. Podemos explicar esta parbola con otra. Es, en efecto, como aquella rana que al saltar cay en un cubo de crema, pero que chapoteando y chapoteando amaneci por la maana sobre una masa de mantequilla que ella misma haba batido. All estaba con su cara sonriente tragando las moscas que venan por docenas de todas partes.El chino y el caballoHaba una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un da su hijo le dijo: "Padre, qu desgracia, se nos ha ido el caballo". Su padre respondi: "Veremos lo que trae el tiempo...". A los pocos das el caballo regres, acompaado de otro caballo. Unos das despus, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y ste, no acostumbrado al jinete, se encabrit y lo arroj al suelo. El muchacho se quebr una pierna. "Padre, qu desgracia, me he roto la pierna". Y el padre, retomando su experiencia y sabidura, sentenci: "Veamos lo que trae el tiempo...". El muchacho se lamentaba. Pocos das despus pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jvenes para llevrselos a la guerra. Fueron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo. El joven comprendi entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno. La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da muchas vueltas, y su desarrollo es a veces tan paradjico su desarrollo, que muchas veces lo que parece malo luego resulta bueno, y al revs. Hay que saber esperar, y sobre confiar en Dios, porque todo es para bien. Cuntas veces los juicios apresurados, impacientes, impiden ver ms alto y ms lejos!El espejo de los deseosHarry Potter llega por tercer da consecutivo a la habitacin del espejo y no se da cuenta que en un rincn, sentado en un pupitre, est Dumbledore. "Es curioso lo miope que se puede volver uno al ser invisible", dijo Dumbledore. Harry se sinti aliviado al ver que le sonrea. "Entonces -continu Dumbledore, bajando del pupitre para sentarse en el suelo con Harry-, t, como cientos antes que t, has descubierto las delicias del espejo de Oesed". "No saba que se llamaba as, seor". "Pero espero que te habrs dado cuenta de lo que hace, no?". "Bueno... me mostr a mi familia y...". "Y a tu amigo Ron lo reflej como capitn". "Cmo lo sabe...?". "No necesito una capa para ser invisible -dijo amablemente Dumbledore-. Y ahora puedes pensar qu es lo que nos muestra el espejo de Oesed a todos nosotros?". Harry neg con la cabeza. "Djame explicarte. El hombre ms feliz de la tierra puede utilizar el espejo de Oesed como un espejo normal, es decir se mirar y se ver exactamente como es. Eso te ayuda?". Harry pens. Luego dijo lentamente: "Nos muestra lo que queremos... lo que sea que queramos...". "S y no -dijo con calma Dumbledore-. Nos muestra ni ms ni menos que el ms profundo y desesperado deseo de nuestro corazn. Para ti, que nunca conociste a tu familia, verlos rodendote. Ronald Weasley, que siempre ha sido sobrepasado por sus hermanos, se ve solo y el mejor de todos ellos. Sin embargo, este espejo no nos dar conocimiento o verdad. Hay hombres que se han consumido ante esto, fascinados por lo que han visto. O han enloquecido, al no saber si lo que muestra es real o siquiera posible". Continu: "El espejo ser llevado a una nueva casa maana, Harry, y te pido que no lo busques otra vez. Y si alguna vez te cruzas con l, debers estar preparado. No es bueno dejarse arrastrar por los sueos y olvidarse de vivir, recurdalo. Ahora por qu no te pones de nuevo esa magnfica capa y te vas a la cama?".Para informacin: el espejo de OESED tiene una leyenda que rodea todo el marco que lo envuelve y que dice as: OESED LENOZ AROCUT EDON ISARA CUT SE ONOTSE Si lo lees todo al revs encontrars el nombre y el significado del espejo (Esto no es tu cara si no de tu corazn el deseo).El hombre que plantaba rbolesEn 1913 tuve la oportunidad de hacer un largo recorrido a pie por los parajes montaosos de la antigua regin donde los Alpes penetran en Provenza. Eran tierras desrticas, toda la tierra apareca estril y opaca. Nada creca all salvo alguna pobre vegetacin silvestre. Slo encontr sequedad y una aldea abandonada. Finalmente, entre tanta soledad, vi a un pastor con treinta ovejas echadas cerca de l sobre la tierra calcinada. Era un hombre de pocas palabras en medio de un paraje desolado. Vivan tambin algunas familias bajo aquel riguroso clima, en medio de la pobreza y de los conflictos provocados por el continuo deseo por escapar de all. Aquel pastor tena 55 aos y se llamaba Elzard Bouffier. Usaba como bastn una vara de hierro. Con su punta haca un hoyo en el que plantaba una bellota y luego lo rellenaba. Haba plantado un roble. Plant as hasta 100 bellotas con muchsimo cuidado. Llevaba tres aos plantando rboles en ese desierto. Haba plantado ya 100.000. De stos, unos 20.000 haban germinado. De los 20.000, esperaba perder la mitad a causa de los roedores o el mal clima. An as, quedaran 10.000 robles donde antes no haba nada.Vino la guerra de 1914, y a su trmino volv a aquel lugar. Aquel pastor segua extremadamente gil y activo. Los robles tenan diez aos y eran ms altos que un hombre. Era un espectculo impresionante. Formaban un bosque de once kilmetros de largo y tres de ancho. Y todo aquello haba brotado de las manos y del alma de ese hombre solo. Haba proseguido su plan, y as lo confirmaban las hayas, que llegaban a la altura del hombro y que se encontraban esparcidas tan lejos como la vista poda abarcar. Tambin haba plantado abedules en todos los valles donde haba adivinado acertadamente que haba suficiente humedad. La transformacin haba sido tan gradual, que haba llegado a ser parte del conjunto sin provocar mayor asombro. Algunos cazadores que suban hasta estas tierras yermas en busca de liebres o jabales, haban notado, por supuesto, el repentino crecimiento de arbolitos, pero lo haban atribuido a algn capricho de la tierra. Esa fue la razn por la que nadie se entrometi en el trabajo de Elzard Bouffier. En 1935, las lomas estaban cubiertas con rboles de ms de siete metros de altura. Recordando el desierto que era esa tierra en 1913 pude observar que el trabajo intenso realizado en forma metdica y tranquila, el vigoroso aire de la montaa, una vida frugal y, sobre todo, una gran serenidad de espritu haban dotado a este viejo con una salud asombrosa. Vi por ltima vez a Elzard Bouffier en junio de 1945. Tena entonces 87 aos. Slo el nombre familiar de una aldea me pudo convencer de que realmente estaba en una regin que anteriormente haba sido un paraje desolado. El autobs me dej en Vergons. En 1913, este casero de 10 12 casas tena tres habitantes que vivan de la caza con trampas y que fsica y moralmente estaban muy cerca del hombre primitivo. Ahora todo haba cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y speros que recordaba, soplaba una suave brisa cargada de aromas del bosque. Se haban restaurado las casas, y ahora estaban rodeadas de jardines, donde crecan flores y verduras. Haba matrimonios jvenes. Aquel lugar se haba convertido en una aldea donde era agradable vivir. Desde ah me fui caminando. En las faldas de la montaa vi pequeos campos de cebada y centeno. Al fondo del angosto valle, las praderas comenzaban a reverdecer. En lugar de las ruinas que haba visto en 1913, ahora se levantaban campos prolijamente cuidados, dando testimonio de una vida feliz y confortable. Los viejos arroyos, alimentados por las lluvias y nieves que conservan los bosques, corren nuevamente gracias a que sus aguas han sido canalizadas. La gente de las tierras bajas, donde el suelo es caro, se ha instalado aqu, trayendo juventud, movimiento y espritu de aventura. A lo largo de los caminos, se encuentran hombres y mujeres vigorosos, nios que pueden rer y que han recuperado el gusto por los paseos. Si se cuenta la primitiva poblacin irreconocible ahora que vive con decencia, ms de 10.000 personas deben a Elzard Bouffier gran parte de su felicidad. Cuando pienso que un hombre solo, armado nicamente con sus recursos fsicos y espirituales, fue capaz de hacer brotar esta tierra de Canan en el desierto, me convenzo de que, a pesar de todo, la humanidad es admirable; y cuando valoro la inagotable grandeza de espritu y la benevolente tenacidad que implic obtener este resultado, me lleno de inmenso respeto hacia ese campesino viejo e iletrado, que fue capaz de realizar un trabajo digno de Dios.Elzard Bouffier muri pacficamente en 1947.El huevo vacoJeremy naci con un cuerpo deforme y una mente lenta. A la edad de 12 aos estaba todava en segundo de primaria, pareciendo ser incapaz de aprender. Su maestra, Doris Miller, a menudo se exasperaba con l. Poda retorcerse en su asiento y soltar gruidos y otras veces hablaba de manera clara y precisa, como si un rayo de luz penetrase en la oscuridad de su cerebro. La mayor parte del tiempo, sin embargo, Jeremy simplemente irritaba a su maestra.Un da llam a sus padres y les pidi que fueran a verla para una tutora. Cuando los Forrester entraron en la clase vaca, Doris les dijo: "Lo que realmente necesita Jeremy es una escuela especial. No es bueno para l estar con nios menores que no tienen problemas de aprendizaje. Hay una diferencia de cinco aos entre su edad y la de los otros escolares." La Sra. Forrester sac un pauelo de papel y llor quedamente, mientras su marido hablaba: "Srta. Miller, no hay escuelas de ese tipo en las cercanas. Sera un terrible shock para Jeremy si tuvisemos que sacarlo de esta escuela. Sabemos que realmente le gusta estar aqu." Doris permaneci sentada un largo rato despus de que se hubiesen marchado, mirando fijamente la nieve a travs de la ventana. Su frialdad pareca filtrarse hasta su alma. Quera simpatizar con los Forrester. Despus de todo, su nico hijo tena una enfermedad terminal. Pero no era justo mantenerlo en su clase. Ella tena otros 18 nios a los que dar clase y Jeremy era una distraccin para ellos. Adems, l nunca aprendera a leer y escribir, as que para qu perder ms tiempo intentndolo? Mientras ponderaba la situacin, un sentimiento de culpabilidad se apoder de ella. "Aqu estoy, protestando, cuando mis problemas no son nada comparados con esa pobre familia", pens. "Por favor, Seor, aydame a ser ms paciente con Jeremy."Desde ese da, intent duramente ignorar los ruidos de Jeremy y sus miradas vacas. Un da, Jeremy se dirigi hasta su mesa, arrastrando tras de s su pierna mala: "Te quiero, Srta. Miller", exclam lo bastante fuerte para que la clase entera lo escuchase. Los otros estudiantes soltaron risitas ahogadas y Doris enrojeci. Balbuce: "Co-cmo? Eso es muy bonito Jeremy. A-ahora vuelve a tu sitio, por favor".Lleg la primavera, y los nios hablaban animadamente de la llegada de la Pascua. Doris les cont la historia de Jess, y para enfatizar la idea del nacimiento a una nueva vida, dio a cada uno de los nios un gran huevo de plstico. "Ahora quiero que os lo llevis a casa y que lo traigis de vuelta maana con algo dentro que signifique una nueva vida Lo habis entendido?". "S, Srta. Miller", respondieron entusisticamente los nios (todos excepto Jeremy). l la escuch dando muestras de estar comprendiendo lo que deca. Sus ojos no dejaron de estar fijos en su cara. Incluso ni hizo sus ruidos habituales. Haba entendido el chico lo que ella haba explicado sobre la muerte y resurreccin de Jess? Haba entendido la tarea asignada? Tal vez debiera llamar a sus padres y explicarles a ellos el proyecto. Esa tarde, el fregadero de la cocina de Doris se atasc. Llam a su casero y esper durante una hora a que viniera y lo desatascara. Despus tuvo que ir a la tienda a por la compra diaria, planchar una blusa y preparar un examen de vocabulario para el da siguiente. Olvid por completo llamar a los padres de Jeremy. A la maana siguiente, 19 nios llegaron a la escuela, riendo y hablando mientras dejaban sus huevos en la gran cesta de mimbre sobre la mesa de la Srta. Miller. Tras acabar su leccin de matemticas, lleg el momento de abrir los huevos. En el primer huevo, Doris encontr una flor. "Oh, s. Una flor es ciertamente un signo de nueva vida. Cuando las plantas asoman de la tierra, sabemos que ha llegado la primavera". Una nia pequea en la primera fila agit su brazo. "Ese es mi huevo, Srta. Miller", dijo. El siguiente huevo contena una mariposa de plstico, que pareca muy real. Doris la mantuvo en alto: "Todos sabemos que una oruga cambia y se transforma en una bonita mariposa. S, tambin es nueva vida". La pequea Judy sonri orgullosa y dijo, "Srta. Miller, ese es mo". En el siguiente, Doris encontr una roca con musgo. Explic que ese musgo tambin significaba vida. Billy alz la voz desde el fondo de la clase: "Mi pap me ayud", dijo sonriente. Entonces Doris abri el cuarto huevo. Sofoc un grito. El huevo estaba vaco. Con toda seguridad debe ser de Jeremy, pens, y naturalmente, l no haba entendido sus instrucciones. Si no hubiese olvidado telefonear a sus padres... Para no hacerle pasar un mal rato, con cuidado puso el huevo a un lado y alcanz otro. De pronto Jeremy dijo: "Srta. Miller, no va usted a hablar de mi huevo?". Doris replic confusa: "Pero Jeremy, tu huevo est vaco". l la mir fijamente a los ojos y dijo suavemente: "S, pero la tumba de Jess tambin estaba vaca". El tiempo se par. Cuando pudo hablar de nuevo, Doris le pregunt: "Sabes por qu estaba vaca la tumba?". "Oh, s. A Jess lo mataron y lo pusieron dentro. Entonces su Padre lo elev hacia l." La campana del recreo son. Mientras los nios corran animadamente hacia el patio del colegio, Doris llor. La frialdad de su interior de desvaneci por completo. Tres meses ms tarde, Jeremy muri. Aquellos que fueron al tanatorio a expresar sus condolencias, se sorprendieron al ver 19 huevos sobre la tapa de su atad. Todos ellos vacos.El inventario de las cosas perdidasA mi abuelo aquel da lo vi distinto. Tena la mirada enfocada en lo distante. Casi ausente. Pienso ahora que tal vez presenta que era el ltimo da de su vida. Me aproxim y le dije: "Buenos das, abuelo!". Y l extendi su mano en silencio. Me sent junto a su silln y despus de unos instantes un tanto misteriosos, exclam: "Hoy es da de inventario, hijo!". "Inventario?", pregunt sorprendido. "S. El inventario de tantas cosas perdidas! Siempre tuve deseos de hacer muchas cosas que luego nunca hice, por no tener la voluntad suficiente para sobreponerme a mi pereza. Recuerdo tambin aquella chica que am en silencio por cuatro aos, hasta que un da se march del pueblo sin yo saberlo. Tambin estuve a punto de estudiar ingeniera, pero no me atrev. Recuerdo tantos momentos en que he hecho dao a otros por no tener el valor necesario para hablar, para decir lo que pensaba. Y otras veces en que me falt valenta para ser leal. Y las pocas veces que le he dicho a tu abuela que la quiero, y la quiero con locura. Tantas cosas no concluidas, tantos amores no declarados, tantas oportunidades perdidas!". Luego, su mirada se hundi aun ms en el vaco y se le humedecieron sus ojos, y continu: "Este es mi inventario de cosas perdidas, la revisin de mi vida. A mi ya no me sirve. A ti s. Te lo dejo como regalo para que puedas hacer tu inventario a tiempo". Luego, con cierta alegra en el rostro, continu: "Sabes qu he descubierto en estos das? Sabes cul es el pecado mas grave en la vida de un hombre?". La pregunta me sorprendi y solo atin a decir, con inseguridad: "No lo haba pensado. Supongo que matar a otros seres humanos, odiar al prjimo y desearle el mal...". Me mir con afecto y me dijo: "Pienso que el pecado ms grave en la vida de un ser humano es el pecado por omisin. Y lo ms doloroso es descubrir las cosas perdidas sin tener tiempo para encontrarlas y recuperarlas." Al da siguiente, regres temprano a casa, despus del entierro del abuelo, para hacer con calma mi propio "inventario" de las cosas perdidas, de las cosas no dichas, del afecto no manifestado.El ladrillazoUn joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su Jaguar ltimo modelo, con precaucin de esquivar un chico que haca seas en la calle. Sin mirarle, y sin bajar la velocidad, pas junto a l. Sinti un golpe en la puerta. Al bajarse, vio que un ladrillo le haba estropeado la pintura de la puerta de su lujoso auto. Sali corriendo y agarr por los brazos al chiquillo, y le grit: Qu rayos es esto? Por qu haces esto con mi coche? Y enfurecido, continu gritndole: Es un coche nuevo, y ese ladrillo que lanzaste te va a costar caro! Por qu lo hiciste? "Por favor, Seor, por favor, lo siento mucho. No s qu hacer. Lanc el ladrillo porque nadie paraba...". Las lgrimas bajaban por sus mejillas, mientras sealaba hacia un lado: "Es mi hermano. Se descarril su silla de ruedas y se cay al suelo y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le pregunt: "Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Se ha hecho dao. Y no puedo con l, pesa mucho para m solo." Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo trag saliva. Emocionado por lo que acababa de pasarle, levant al joven del suelo y lo sent en su silla nuevamente. Sac su pauelo para limpiar un poco las cortaduras y la suciedad de las heridas del hermano de aquel chiquillo. Comprob que que se encontraba bien, y mir al chiquillo, que le dio las gracias con una sonrisa que nadie podra describir. "Dios le bendiga, seor. Muchas gracias." El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita. El ejecutivo no ha reparado an la puerta del auto, manteniendo la rayadura que le hizo el ladrillazo. Le recuerda que no debe ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atencin. A veces hay muchas cosas que nos susurran en el alma y en el corazn. Hay veces que tiene que caernos un ladrillo para prestar atencin a lo que pasa.El leopardo y el fuegoSegn un cuento africano, antiguamente el leopardo y el fuego eran amigos. El leopardo viva, como ahora, en la selva, y el fuego en una caverna. A veces el leopardo haca largas caminatas para ir a ver a su amigo. Un da le dijo: "Por qu no me devuelves mis visitas? Y por qu te ests aqu metido siempre en la caverna en compaa de estas piedras negras?". El fuego respondi: "Es mucho mejor que yo est aqu. Si salgo, puedo ser muy peligroso." Pero el leopardo insisti tanto, que al fin su amigo dijo: "Bueno, pero primero limpia cuidadosamente la explanada que hay delante de la caverna". El leopardo era algo perezoso, as que arranc la hierba, pero dej alguna que otra hoja seca. Cuando el fuego sali de la caverna, se transform en seguida en un gran incendio que, impulsado por el viento, lleg hasta la copa de los rboles. El leopardo, aterrorizado, se puso a correr de un lado para otro y se le quem la piel. Por eso todava hoy el leopardo lleva las seales de las quemaduras y, cuando ve a lo lejos a su amigo el fuego, huye como un loco. Moraleja: los perezosos y los inconstantes pierden hasta los amigos.El Prncipe pas por aqu"Cmo quiere madre que eche cuenta en nada esta maana, si el Prncipe va a pasar por aqu! Dime t cmo me peino, madre. Qu vestido me voy a poner... S, madre, no me mires as. Ya s que l no alzar sus ojos a m ventana; ya s yo que lo ver slo un momento... Pero el prncipe va a pasar por aqu, madre, y yo quiero ponerme ese instante lo mejor que tengo". (...) "Madre, ya el Prncipe pas. Cmo brillaba el sol de la maana en su carroza. Yo abr el velo de mi casa, me arranqu del cuello la cadena de rubes y la ech a su paso...". "S, madre, no me mires t as; ya s que l no cogi mi cadena; ya s que la aplast una rueda de su carro; que slo qued de ella una mancha grana en el polvo; que nadie sabe que el regalo era el mo; ni para quien era... Pero el Prncipe pas por aqu, madre, y yo le ech a su paso el mejor tesoro". (Peekay, protagonista de "La potencia de uno", de Courtenay)El rey y su halcnGenghis Khan (1162-1227), cuyo imperio mongol se extenda desde el este de Europa hasta el Mar de Japn, lleg un da con su ejrcito a China y a Persia, y conquist muchas tierras. En todos los pases, los hombres referan sus hazaas, y decan que desde Alejandro Magno no exista un rey como l. Una maana, cuando descansaba de sus guerras, sali a cabalgar por los bosques. Lo acompaaban muchos de sus amigos. Cabalgaban jovialmente, llevando sus arcos y flechas. Sus criados los seguan con los perros. Era una alegre partida de caza. Sus gritos y sus risas resonaban en el bosque. Esperaban obtener muchas presas. En la mueca, el rey llevaba su halcn favorito, pues en esos tiempos se adiestraba a los halcones para cazar. A una orden de sus amos, echaban a volar y buscaban las presas desde el aire. Si vean un venado o un conejo, se lanzaban sobre l con la rapidez de una flecha. Todo el da Genghis Khan y sus cazadores atravesaron el bosque, pero no encontraron tantos animales como esperaban. Al anochecer emprendieron de regreso. El rey cabalgaba a menudo por los bosques, y conoca todos los senderos. As que mientras el resto de la partida tomaba el camino ms corto, eligi un camino ms largo por un valle entre dos montaas. Haba sido un da caluroso, y el rey tena sed. Su halcn favorito haba echado a volar, y sin duda encontrara el camino de regreso. El rey cabalgaba despacio. Una vez haba visto un manantial de aguas claras cerca de ese sendero. Ojal pudiera encontrarlo ahora! Pero los trridos das de verano haban secado todos los manantiales de montaa. Al fin, para su alegra, vio agua goteando de una roca. Saba que haba un manantial ms arriba. En la temporada de las lluvias, siempre corra por all un ro muy caudaloso, pero ahora bajaba una gota por vez. El rey se ape del caballo. Tom un tazn de plata de su morral, y lo sostuvo para recoger las gotas que caan con lentitud. Tardaba mucho en llenarse, y el rey tena tanta sed que apenas poda esperar. En cuanto el tazn se llen, se lo llev a los labios y se dispuso a beber. De pronto oy un silbido en el aire, y le arrebataron el tazn de las manos. El agua se derram en el suelo. El rey alz la vista para ver quien haba hecho esto. Era su halcn. El halcn vol de aqu para all varias veces, y al fin se pos en las rocas, a orillas del manantial. El rey recogi el tazn, y de nuevo se dispuso a llenarlo. Esta vez no esper tanto tiempo. Cuando el tazn estuvo medio lleno, se lo acerc a la boca. Pero apenas lo intent, el halcn se ech a volar y se lo arrebat de las manos. El rey empez a enfurecerse . Lo intent de nuevo, y por tercera vez el halcn le impidi beber. El rey mont en clera. Cmo te atreves a actuar as? Si te tuviera en mis manos te retorcera el cuello!. Llen el tazn de nuevo. Pero antes de tratar de beber, desenvain la espada: Amigo halcn, esta es la ltima vez. No acababa de pronunciar estas palabras cuando el halcn baj y le arrebat el tazn de la mano. Pero el rey lo estaba esperando. Con una rpida estocada abati al ave. El pobre halcn cay sangrando a los pies de su amo. Ahora tienes lo que mereces!, dijo Genghis Khan. Pero cuando busc su tazn, descubri que haba cado entre dos piedras, y que no poda recobrarlo. De un modo u otro, beber agua de esa fuente, se dijo. Decidi trepar la empinada cuesta que conduca al lugar de donde goteaba el agua. Era un ascenso agotador, y cuanto ms suba, ms sed tena. Al fin lleg al lugar. All haba, en efecto un charco de agua pero qu haba en el charco? Una enorme serpiente muerta, de la especie ms venenosa. El rey se detuvo. Olvid la sed. Pens slo en el pobre pjaro muerto. El halcn me salv la vida! Y cmo le pagu? Era mi mejor amigo y lo he matado!. Baj la cuesta. Tom suavemente al pjaro y lo puso en su morral. Luego mont a caballo y regres deprisa, dicindose: Hoy he aprendido una leccin, y es que nunca se debe actuar impulsado por la furia.Elegira el cactusCaa el sol terrible de la tarde y el pueblo se asaba en el calor abajo. "Es un crepsculo magnfico. Este es siempre el mejor sitio". Mir detrs de m y vi un hombre alto y delgado, ms alto, mucho ms, y puede que hasta ms delgado que mi abuelo. Llevaba un sombrero de campo maltrecho y viejo y el cabello, nveo le llegaba a los hombros. As entr el profesor Von Vollensteen, Doc, en mi vida. Yo tena slo seis aos. Poco tiempo despus, convenci a mi madre para que, a cambio de dame clases de piano, me dejara acompaarle en busca de cactus para su jardn, situado "en la cima ms o menos llana de un pequeo cerro que dominaba el pueblo y el valle. Para llegar a ella haba que subir diez minutos de cuesta hacia la soledad, por una carreterita de piedras y tierra que no llevaba a ninguna otra parte. Aquel jardn de cactus puede que fuese la mejor coleccin privada de cactus del planeta. Yo, que me convert en un especialista en cactus, no he visto nunca otro mejor". Lo cierto es que mi madre, desconcertada y encantada a la vez, termin accediendo a su peticin cuando Doc le explic su teora sobre los cactus: "Si Dios eligiese una planta para representarle, yo creo que elegira entre todas ellas el cactus. El cactus posee casi todas las bendiciones que l intent otorgar al hombre, casi siempre en vano. El cactus es humilde pero no sumiso. Crece donde no es capaz de crecer ninguna otra planta. No se queja si el sol le quema en la espalda, ni si el viento lo arranca del acantilado o lo sepulta en la arena seca del desierto, ni s est sediento. Cuando llega la lluvia almacena agua para futuros tiempos difciles. Florece lo mismo en el buen tiempo que en el malo. Se guarda del peligro pero no hace dao a ninguna otra planta. Se adapta perfectamente casi a cualquier medio. En Mjico hay un cactus que slo florece una vez cada cien aos y de noche. Eso es santidad de un grado extraordinario, no est usted de acuerdo? El cactus tiene propiedades que le permiten curar las heridas de los hombres, y se extraen de l pociones que pueden hacer que un hombre toque el rostro de Dios o se asome a la boca del infierno. Es la planta de la paciencia y de la soledad, del amor y de la locura, de la belleza y de la fealdad, de la dureza y de la suavidad. No cree usted que de todas las plantas fue al cactus la que Dios hizo a su propia imagen?". (Peekay, protagonista de "La potencia de uno", de Courtenay)Empuja la vaquitaUn maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discpulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidi hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le coment al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constat la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproxim al seor, aparentemente el padre de familia y le pregunt: "En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, cmo hacen usted y su familia para sobrevivir aqu?". El seor calmadamente respondi: "Amigo mo, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los das. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros gneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y as es como vamos sobreviviendo. "El sabio agradeci la informacin, contempl el lugar por un momento, luego se despidi y se fue. Siguieron su camino, y un rato despus se volvi hacia su fiel discpulo y le orden: "Busque la vaquita, llvela al precipicio de all enfrente y empjela al barranco." El joven, espantado, cuestion al maestro aquella orden, pues la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Mas como percibi el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. As que empuj la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena qued grabada en la memoria de aquel joven durante aos. Un buen da el joven agobiado por la culpa resolvi abandonar todo lo que haba aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdn y ayudarlos. As lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar vea todo muy bonito, con rboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos nios jugando en el jardn. El joven se sinti triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceler el paso y llegando all, fue recibido por un seor muy simptico. El joven pregunt por la familia que viva all hacia unos cuatro aos, el seor respondi que seguan viviendo all. Espantado el joven entr corriendo a la casa y confirm que era la misma familia que visit haca algunos aos con el maestro. Elogi el lugar y pregunt al seor (el dueo de la vaquita): "Cmo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?". El seor entusiasmado le respondi: "Nosotros tenamos una vaquita que cay por el precipicio y muri, de ah en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabamos que tenamos, as alcanzamos el xito que sus ojos vislumbran ahora." La moraleja samurai nos dice: "Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa bsica para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella, y nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos brinda. Tu sabes cual es tu vaquita. No dudes un segundo en empujarla por el precipicio.En la vida real"He visto muchas pelculas de prisiones donde el telfono suena en el momento preciso en que est a punto de accionar el interruptor para cargarse a un pobre inocente, pero en todos los aos que pas en el bloque E (de los condenados a muerte), nuestro telfono no son ni una sola vez. En las pelculas, la salvacin resulta barata, y la inocencia tambin. Uno paga veinticinco centavos y consigue algo que vale exactamente eso. En la vida real, todo cuesta ms, y las respuestas son diferentes". (dilogo toma de La milla verde, de Stephen King).Enfadarserase una vez un joven con un carcter bastante violento. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que clavara un clavo en la cerca del jardn cada vez que perdiera la paciencia y se peleara con alguien. El primer da, lleg a clavar 37 clavos en la cerca. Durante las semanas siguientes aprendi a controlarse, y el nmero de clavos colocados en la cerca disminuyo da tras da: haba descubierto que era ms fcil controlarse que clavar clavos.Finalmente, llego un da en el cual el joven no clav ningn clavo en la cerca. Entonces fue a ver a su padre y le dijo que haba conseguido no clavar ningn clavo durante todo el da. Su padre le dijo entonces que quitara un clavo de la cerca del jardn por cada da durante el cual no hubiera perdido la paciencia. Los das pasaron y finalmente el joven pudo decirle a su padre que haba quitado todos los clavos de la cerca.El padre condujo entonces a su hijo delante de la cerca del jardn y le dijo: "Hijo mo, te has portado bien, pero mira cuantos agujeros hay en la cerca del jardn. Esta cerca ya no ser como antes. Cuando te peleas con alguien y le dices algo desagradable, le dejas una herida como esta. Puedes acuchillar a un hombre y despus sacarle el cuchillo, pero siempre le quedar una herida. Poco importa cuantas veces te excuses, la herida verbal hace tanto dao como una herida fsica. Los amigos son como joyas muy valiosas. No los maltrates. Siempre estn dispuestos a escuchar cuando lo necesitas, te sostienen y te abren su casa."Es como yoMi hijo hace poco lleg a este mundo, de manera normal... pero yo tena que trabajar, tena tantos compromisos... Mi hijo aprendi a comer cuando menos lo esperaba. Comenz a hablar cuando yo no estaba. A medida que creca, me deca: "Pap, algn da ser como t Cundo regresas a casa, pap?". "No lo s, hijo mo, pero cuando regrese jugaremos juntos..., ya lo vers". Mi hijo cumpli diez aos y me deca: "Gracias por la pelota, pap. Quieres jugar conmigo?". "Hoy no, hijo mo, que tengo mucho que hacer." "Est bien pap, otro da ser", y se fue sonriendo, y siempre en sus labios las palabras: "Yo quiero ser como t. Cundo regresas a casa, pap?". "No lo s, hijo, pero cuando regrese jugaremos juntos..., ya lo vers." Mi hijo regres de la universidad, hecho todo un hombre. "Hijo, estoy muy orgulloso de ti. Sintate y hablemos un poco." "Hoy no, pap, tengo compromisos...; por favor, prstame el coche para ir a visitar a unos amigos." Ahora me he jubilado y mi hijo vive en un barrio cercano. Hoy le he llamado: "Hola, hijo mo, quiero verte." "Me encantara, pap, pero es que no tengo tiempo...; t sabes, el trabajo, los nios...; pero gracias por llamar, fue estupendo hablar contigo." Al colgar el telfono me di cuenta que mi hijo haba cumplido su deseo, era exactamente como yo.Hablar con los padres ancianosMi padre me llama mucho por telfono -deca un hombre joven-. Voy poco a verle. Ya sabes cmo son los viejos, cuentan siempre las mismas cosas una y otra vez. Adems nunca faltan cosas que hacer: el trabajo, mi mujer, mis amigos... En cambio yo -le dijo su compaero- procuro hablar mucho con mi padre. Caray -se apen el otro-, eres mejor que yo. Soy igual que t -respondi el amigo con tristeza-, mi padre muri hace tiempo y ahora sigo hablando con l, pues pienso que me escucha desde el Cielo. Pero mientras vivi, le visitaba poco y apenas hablaba con l. Ahora siento su ausencia, y lo busco cuando ya se me fue. Te recomiendo que procures hablar con l ahora que lo tienes, no esperes a visitarle en el cementerio, como tengo que hacer yo.Historia de dos ciudadesUn viajero se aproximaba a una gran ciudad y pregunt a una mujer que se encontraba a un lado del camino: "Cmo es la gente de esta ciudad?". "Cmo era la gente del lugar de donde vienes?", le inquiri ella a su vez. "Terrible, mezquina, no se puede confiar en ella... detestable en todo los sentidos", respondi el viajero. "Ah! -exclam la mujer-, encontrars lo mismo en la ciudad a donde te diriges".Apenas haba partido el primer viajero cuando otro se detuvo y tambin pregunt acerca de la gente que habitaba en la ciudad cercana. De nuevo la mujer le pregunt al viajero por la gente de la ciudad de donde provena. "Era gente maravillosa; honesta, trabajadora y extremadamente generosa. Lamento haber tendo que partir.", declar el segundo viajero. La sabia mujer le respondi: "Lo mismo hallars en la ciudad adonde te diriges".En ocasiones no vemos las cosas como son, las vemos como somos.Incredulidad en PlutnAnoche tuve en mi casa una increble visita de un viajero. Un extrao personaje que vena nada menos que de Plutn. Estaba muy nervioso. Me explic como en su planeta corran terribles rumores sobre los terrcolas: "En mi planeta, dicen las malas lenguas, que a millones de esos pequeos seres humanos, vosotros mismos, lo humanos, los tenis congelados en neveras a la espera de ser objeto de experimentos o de ser destruidos." "Qu mas se comenta de nosotros en tu planeta?", le pregunt. "Pues cosas peores, como que tambin a millones de seres humanos, igualmente pequeos o un poco mas grandes, se les mata, se acaba con su vida, cuando an no han nacido, en el vientre de su madre". Sent como la congoja apretaba mi pecho y como las lgrimas asomaban en mis ojos. "Te ests poniendo rojo. No te enfades, si quieres yo volver a mi planeta y les dir que nunca cuenten mentiras tan horribles sobre vosotros los humanos". "Amigo, no me enfado con los tuyos. Me avergenzo de los mos. Todo lo que has dicho es cierto, eso hacen algunos seres humanos grandes, con sus pequeos seres humanos". "Entonces me voy. No era capaz de crermelo. Me vuelvo a casa, por que si eso hacis con los vuestros, que no haris con los que no somos de vuestra especie". Jess Garca Snchez-ColomerInformacin, por favorCuando yo era nio, mi padre tena uno de los primeros telfonos de nuestro vecindario. Recuerdo bien la vieja caja pulida clavada a la pared y el brillante auricular colgado en el lateral de la caja. Yo era demasiado pequeo para alcanzar el telfono, pero sola escuchar con fascinacin cuando mi madre hablaba por l.Entonces descubr que en alguna parte dentro de ese maravilloso dispositivo, viva una extraa persona - su nombre era "Informacin Por Favor" y no haba nada que ella no supiese. "Informacin Por Favor" poda proporcionarte el nombre de cualquiera y la hora exacta.Mi primera experiencia personal con este "genio de la lmpara" lleg un da mientras mi madre visitaba a un vecino. Divirtindome con el banco de herramientas del stano, me aplast el dedo con un martillo. El dolor era terrible, pero all no pareca haber ninguna razn para llorar porque en casa no haba nadie que me pudiese consolar. Camin de un lado a otro por la casa chupando mi dedo palpitante y finalmente llegu a la escalera.El telfono! Rpidamente corr a por el taburete en el recibidor y lo arrastr hasta el rellano de la escalera. Subindome a l, descolgu el receptor y lo mantuve junto a mi oreja. "Informacin Por Favor", dije al micrfono justo sobre mi cabeza. Un clic o dos y una vocecita clara habl en mi odo."Informacin." "Me he lastimado el dedo. . ." gem al telfono. Las lgrimas llegaron sin demasiado esfuerzo ahora que tena audiencia."No est tu madre en casa?" pregunt. "Nadie ms que yo est en casa." solloc. "Ests sangrando?" "No," repliqu. "Me he golpeado el dedo con el martillo y me duele." "Puedes abrir la nevera?" pregunt. Dije que poda. "Entonces corta un trocito de hielo y mantnlo junto a tu dedo," dijo la voz.Despus de aquello, llamaba a "Informacin Por Favor" para cualquier cosa. La llam para que me ayudara con la geografa y me dijo donde estaba Filadelfia. Me ayudo con las matemticas. Me dijo que mi ardilla, que haba cogido en el parque justo el da de antes, comera frutas y nueces.Por aquel entonces, Petey, nuestro canario, muri. Llam a "Informacin Por Favor" y le cont la triste historia. Ella escuch y despus dijo lo que usualmente los adultos dicen para consolar a un nio. Pero yo estaba desconsolado. Le pregunt, "Por qu los pjaros pueden cantar tan bellamente y llevar alegra a todas las familias, solo para acabar como un montn de plumas en el fondo de la jaula?" Ella debi sentir mi profunda inquietud, porque dijo sencillamente, "Paul, recuerda siempre que hay otros mundos donde cantar."De alguna forma me sent mejor. Otro da estaba en el telfono. "Informacin Por Favor". "Informacin," dijo la, ahora familiar, voz. "Cmo se deletrea aprieto?" pregunt.Y todo ello tuvo lugar en un pequeo pueblo en el Noroeste de la costa del Pacfico.Cuando tena 9 aos me mud a travs del pas a Boston. Ech mucho de menos a mi amiga. "Informacin Por Favor" perteneca a aquella vieja caja de madera all en casa, y de ningn modo pens intentarlo con el increble y brillante nuevo telfono situado en la mesa en el recibidor. Cuando llegu a la adolescencia, las memorias de aquellas conversaciones infantiles, en realidad nunca me abandonaron. A menudo, en momentos de duda y confusin, poda apelar a una serena seguridad y la tena. Apreciaba ahora cuan paciente, compresiva y amable era ella para haber gastado su tiempo en un nio pequeo.Unos pocos aos ms tarde, en mi ruta hacia el oeste hacia la universidad, mi avin aterriz en Seattle. Tena algo as como media hora entre avin y avin. Pas alrededor de 15 minutos al telfono con mi hermana que entonces viva all. Entonces, sin pensar en lo que estaba haciendo, marqu la operadora de mi pueblo natal y dije, "Informacin Por Favor".Milagrosamente, o la menuda y clara voz que conoca tan bien, "Informacin."No lo haba planeado, pero me o a m mismo diciendo, "Puede decirme cmo se deletrea aprieto?" Hubo una larga pausa. Entonces vino la respuesta en voz baja, "supongo que tu dedo ya debe estar curado." Re. "As que realmente eres t an," dije. "Me pregunto si tienes idea de cunto significaste para m en aquel tiempo." "Me pregunto," dijo ella, "si sabes lo mucho que tus llamadas significaban para m. Nunca he tenido hijos y sola esperar tus llamadas." Le dije cuan a menudo haba pensado en ella a lo largo de los aos y le pregunt si poda llamarla de nuevo cuando volviera a visitar a mi hermana. "Por favor, hazlo," dijo. "Pregunta por Sally."Tres meses despus estaba de vuelta en Seattle. Una voz diferente contest, "Informacin." Pregunt por Sally. "Es usted un amigo?" dijo ella. "S, un muy antiguo amigo," respond. "Siento tener que decirle esto," dijo. "Sally haba estado trabajando a tiempo parcial los ltimos aos porque estaba enferma. Muri hace cinco semanas." Antes de que pudiera colgar dijo, "Espere un momento. Dijo que su nombre era Paul?" "S." "Bien, Sally dej un mensaje para usted. Lo anot por si usted llamaba. Djeme lerselo."La nota deca, "Dile que an digo que hay otros mundos donde cantar. l sabr lo que quiero decir."Le di las gracias y colgu. Saba lo que Sally quera decir. (Paul Villiard, tomado de www.andaluciaglobal.com/hadaluna)La caja doradaA menudo aprendemos mucho de nuestros hijos. Hace algn tiempo, un amigo mo rega a su hija de tres aos por gastar un rollo de papel de envolver dorado. No andaba muy bien de dinero y se enfureci cuando la nia trat de decorar una caja para ponerla bajo el rbol de Navidad. A pesar de ello, la pequea llev el regalo a su padre a la maana siguiente, y dijo: "Esto es para ti, pap".l estaba turbado por su excesiva reaccin anterior, pero se molest de nuevo cuando vio que la caja estaba vaca. "No sabes que cuando le das a alguien un regalo se supone que debe haber algo dentro?", le dijo.La pequea lo mir con lgrimas en los ojos y dijo: "Oh, pap. No est vaca. He echado besos en la caja. Todos para ti, pap".El padre estaba hecho polvo. Rode con sus brazos a su pequea y le pidi que le perdonara. Mi amigo me dijo que conserv esa caja dorada junto a su cama durante aos. Siempre que estaba descorazonado, sacaba un beso imaginario y recordaba el amor de la nia que los haba puesto all.Realmente, a todos nosotros, como padres, se nos ha dado una caja dorada llena de amor incondicional y besos de nuestros hijos. No hay posesin ms preciosa que nadie pueda tener. (James Dobson, tomado de de www.andaluciaglobal.com/hadaluna)La calumniaHaba una vez un hombre que calumni grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el xito que este haba alcanzado. Tiempo despus se arrepinti de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visit a un hombre muy sabio a quien le dijo: "Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. Cmo puedo hacerlo?", a lo que el hombre respondi: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeas y suelta una donde vayas". El hombre muy contento por aquello tan fcil tom el saco lleno de plumas y al cabo de un da las haba soltado todas. Volvi donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado", a lo que el sabio contest: "Esa es la parte ms fcil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y bscalas". El hombre se sinti muy triste, pues saba lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna. Al volver, el hombre sabio le dijo: "As como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, as mismo el mal que hiciste vol de boca en boca y el dao ya est hecho. Lo nico que puedes hacer es pedirle perdn a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste".La canasta vacaAs como una imagen vale ms que mil palabras, una historia adecuada ilustra ms que cien libros. La esposa del Faran de Egipto haba perdido muchos hijos en su vientre. Este parto, seguramente, era su ltima oportunidad para darle un heredero al Faran. Rodeada de mdicos y sirvientas el dolor de su vientre fue en aumento hasta que explot en un grito de dolor liberador y, simultneamente a su muerte dio un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una nia. El Faran cri con amor y dedicacin a sus hijos, dndoles la educacin de futuros gobernantes a los varones y de princesa a la hija. Pasados los aos y crecidos sus hijos, el Faran se enfrent al dilema de escoger a su sucesor. Dado que todos haban nacido en el mismo parto, no haba un primognito a quin el derecho le correspondiese naturalmente. Consult con el Consejo de Ancianos: "Qu debo hacer? Cmo elegir a mi sucesor? Quizs deba dividir el Imperio en cuatro reinos para ser justo con todos ellos." Los sabios respondieron: "No, majestad, dividir el Imperio implica debilitarlo y ello acarrear su destruccin. Adems, usted tuvo cinco hijos y sera injusto con su hija. Lo mejor es hacer un concurso entre ellos y el que traiga el proyecto que ms beneficie a Egipto, ese sea el escogido". Satisfecho con la sabidura del consejo recibido, el Faran cit a sus hijos -incluida la hija- y les dijo: "Tienen seis meses para plantear el Proyecto ms beneficioso para Egipto, quin as lo haga ser elegido mi sucesor." Seis meses despus los cinco hijos se congregaron en el Saln del Faran portando los varones gran cantidad de maquetas y planos, y la hija una canasta vaca. El Faran escuch por turno los proyectos. Cada cual superaba al anterior: un sistema de caminos para el Reino, un sistema de canales de riego, un sistema de silos para las cosechas, un sistema de puertos para el comercio... Era difcil pensar en uno que superase en beneficios al otro. La discusin para analizar el valor de cada uno, sin duda sera ardua, problemtica y difcil. Sin embargo, al llegar el turno a la hija sta mostr su canasta vaca y dijo: "Padre, yo traigo una canasta vaca que hoy vale tanto como las maquetas que has visto. Nadie puede decir qu obra es la mejor hasta no verla hecha y, para ese entonces el contenido de mi canasta podra superar en valor a cualquiera de ellos." Todos quedaron sorprendidos por el enunciado, pero el Faran y el Consejo de Sabios estuvieron de acuerdo en que discutir el valor de los proyectos no tena ms sentido que discutir el valor del contenido de una canasta vaca. Entonces la solucin fue obvia: los recursos del reino se emplearan para el desarrollo de los proyectos durante dos aos y, al cabo de ese tiempo se analizara el beneficio real de cada obra para el Reino. Pasaron los dos aos de febril actividad y lleg el momento de presentarse al Saln del Trono. Cada uno de los hijos vena orgulloso con gran cantidad de documentos y asesores para demostrar que su obra haba sido la ms beneficiosa al Reino. Y la hija lleg con su canasta vaca. A su turno, cada hijo expuso el valor de las obras hechas: cmo ahora el sistema de riego haba aumentado las cosechas, cmo el sistema de caminos permita que esas cosechas llegasen hasta el ltimo rincn del Reino, cmo el sistema de silos permita almacenarlas de modo limpio y seguro, cmo los nuevos puertos eran fuente de comercio y prosperidad. Al llegar el turno de la hija, esta seal su canasta y dijo: "Padre, tal como lo anunci, el tiempo me permitira dar valor al contenido de esta canasta. Ahora lo veis: gracias a mi canasta vaca el Reino tiene canales, caminos, silos y puertos. Sin ella slo hubisemos tenido proyectos y una larga discusin para ver cul era el mejor sin que nunca ocurriese nada." Los cuatro hermanos se dieron la vuelta, sorprendidos y azorados, y tras un momento de vacilacin se arrodillaron frente a su hermana. Y as Egipto tuvo su primera Emperatriz. (Adaptacin libre y resumida del cuento "La Canasta Vaca", de Ana Mara Aguado, Buenos Aires, 1998).La carreta vacaCaminaba con mi padre cuando l se detuvo en una curva y despus de un pequeo silencio me pregunt: Adems del cantar de los pjaros, escuchas alguna cosa ms? Agudic mis odos y algunos segundos despus le respond: Estoy escuchando el ruido de una carreta. Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vaca. Pregunt a mi padre: Cmo sabes que es una carreta vaca, si an no la vemos? Entonces mi padre respondi: Es muy fcil saber cundo una carreta est vaca, por el ruido. Cuanto ms vaca la carreta, mayor es el ruido que hace. Me convert en adulto, y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversacin de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintindose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresin de or la voz de mi padre diciendo: "Cuanto ms vaca la carreta, mayor es el ruido que hace". La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los dems descubrirlas. Nadie est mas vaco que aquel que est lleno de s mismo.La maestraSe contaba hace muchos aos una historia sobre una profesora de Primaria. Su nombre era Sra. Thompson. Cuando se pona de pie frente a su clase de 5 grado en el primer da de colegio, deca una mentira a los nios. Como muchos maestros, ella miraba a sus estudiantes y deca que los quera a todos por igual.Pero eso era imposible, porque ah, en la primera fila, hundido en su asiento, estaba un pequeo llamado Teddy Stoddard. La Sra. Thompson haba vigilado a Teddy el ao anterior y se dio cuenta de que no jugaba con los otros nios, que sus ropas estaban sucias y que constantemente necesitaba un bao. Y Teddy poda ser desagradable. Lleg al punto que la Sra. Thompson de hecho se complaca en marcar sus apuntes con una ancha pluma roja, haciendo bien delineadas X y poniendo un gran "MD" en la parte superior de las hojas.En la escuela donde enseaba la Sra. Thompson, ella fue requerida para revisar el expediente de cada nio y dej el de Teddy para lo ltimo. Sin embargo, cuando revis su expediente, se llev una sorpresa.La maestra de primero de Teddy escribi, "Teddy es un nio brillante, de pronta risa. Hace su trabajo pulcramente y tiene buenos modales, da alegra tenerlo cerca."Su maestra de segundo escribi, "Teddy es un excelente estudiante, apreciado por sus compaeros de clase, pero est apenado porque su madre tiene una enfermedad terminal y la vida en su hogar debe ser una pugna."Su maestra de tercero escribi, "La muerte de su madre ha sido dura para l. Intenta hacer lo mejor, pero su padre no muestra mucho inters y su vida familiar pronto le afectar si no se toman medidas."Su maestra de cuarto escribi, "Teddy est distrado y no muestra mucho inters por la escuela. No tiene muchos amigos y a veces se duerme en clase."Ahora la Sra. Thompson se dio cuenta del problema y se avergonz de s misma. Se sinti peor incluso cuando sus estudiantes le llevaron sus regalos de Navidad, envueltos en bellos lazos y brillante papel, excepto el de Teddy. Su regalo estaba chapuceramente envuelto en el pesado papel marrn que obtuvo de una bolsa de comestibles. A la Sra. Thompson le inquiet abrirlo en mitad de los otros regalos. Algunos de los nios empezaron a rer cuando encontr un brazalete de circonitas al que le faltaban algunas piedras, y una botella llena hasta la cuarta parte de perfume. Pero acall la risa de los nios cuando exclam lo bonito que era el bracelete, a la vez que se lo pona, y se aplic algo de perfume en la mueca.Teddy Stoddard se qued ese da despus de clase justo lo suficiente para decir, "Sra. Thompson, hoy huele usted justo como mi mam sola hacerlo."Despus de que los nios se fueran, ella llor durante casi una hora.Desde ese preciso da, la Sra. Thompson puso especial atencin con Teddy. Mientras trabajaba con l, su mente pareca volver a la vida. Cuanto ms lo animaba, ms rpido responda l. Al final del ao, Teddy haba llegado a ser uno de los nios ms inteligentes de clase y, a pesar de su mentira de que ella querra a todos los nios por igual, Teddy se convirti en uno de los "favoritos de la maestra"Un ao ms tarde, encontr una nota bajo su puerta, de Teddy, dicindole que todava era la mejor maestra que haba tenido en toda su vida. Pasaron seis aos antes de que le llegara otra nota de Teddy. Entonces le escribi que haba acabado la Secundaria, el tercero de su clase, y que ella todava era la mejor maestra que haba tenido en toda su vida.Cuatro aos despus, le lleg otra carta, diciendo que aunque las cosas haban sido duras a veces, permaneci en el colegio, persever y pronto obtendra su graduado con los mayores honores. Aseguraba a la Sra. Thompson que ella todava era la mejor maestra que haba tenido en toda su vida y su favorita.Pasaron cuatro aos ms y lleg otra carta. Esta vez explicaba que despus de haber obtenido su ttulo de Bachiller, decidi ir un poco ms all. La carta explicaba que ella era todava la mejor y favorita maestra que haba tenido nunca. Pero ahora su nombre era un poco ms largo: la carta estaba firmada, Doctor Theodore F. Stoddard.La historia no acaba aqu. Todava recibi otra carta esa primavera. Teddy deca que haba conocido a una chica y que iba a casarse. Explicaba que su padre haba muerto haca un par de aos y se preguntaba si la Sra. Thompson aceptara sentarse en la boda en el sitio que usualmente estaba reservado para la madre del novio. Por supuesto, la Sra. Thompson lo hizo. Y sabes qu? Luci el brazalete, aquel al que le faltaban varias circonitas. Y se asegur de ponerse el perfume que Teddy recordaba que su madre llevaba en su ltima Navidad juntos. Se abrazaron y el Dr. Stoddard susurr en el odo a la Sra. Thompson, "Gracias, Sra. Thompson por creer en m. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo poda hacer que las cosas fueran diferentes." La Sra. Thompson, con lgrimas en los ojos, susurr a su vez. Dijo, "Teddy, ests totalmente equivocado. Tu fuiste el que me ense a m a hacer las cosas diferentes. Yo no saba cmo ensear hasta que te conoc." (Elizabeth Silance Ballard, tomado de de www.andaluciaglobal.com/hadaluna)La oruga y la mariposaUna pequea oruga caminaba un da en direccin al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes. "Hacia donde te diriges?" - le pregunt -. Sin dejar de caminar, la oruga contest: "Tuve un sueo anoche: so que desde la punta de la gran montaa yo miraba todo el valle. Me gust lo que vi en mi sueo y he decidido realizarlo". Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba: "Debes estar loca!, cmo podrs llegar hasta aquel lugar?, t?, una simple oruga? .... una piedra ser una montaa, un pequeo charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable...". Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuch, su diminuto cuerpo no dej de moverse. De pronto se oy la voz de un escarabajo preguntando hacia dnde se diriga con tanto empeo. La oruga cont una vez ms su sueo y el escarabajo no pudo soportar la risa, solt la carcajada y dijo: "Ni yo, con patas tan grandes, intentara realizar algo tan ambicioso", y se qued en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continu su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centmetros. Del mismo modo la araa, el topo y la rana le aconsejaron a nuestro amigo desistir: "No lo logrars jams!" le dijeron, pero en su interior haba un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidi parar a descansar y construir con su ltimo esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estar mejor", fue lo ltimo que dijo y muri. Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ah estaba el animal ms loco del campo, haba construido como su tumba un monumento a la insensatez, ah estaba un duro refugio, digno de uno que muri por querer realizar un sueo irrealizable. Esa maana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se haba convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atnitos, aquella costra dura comenz a romperse y con asombro vieron unos ojos y unas antenas que no podan ser las de la oruga que crean muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas de mariposa de aquel impresionante ser que tenan en frente, el que realizara su sueo, el sueo por el que haba vivido, por el que haba muerto y por el que haba vuelto a vivir. Todos se haban equivocado. El xito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstculos que has tenido que enfrentar en el camino. Aunque el camino sea largo y difcil, no te dejes vencer... si eres constante, tus sueos pueden convertirse en realidad.La silla de ruedas05:30, oigo el despertador. Uf, ya es hora de levantarse, pero si acabo de acostarme... Por qu tiene que estallar ahora este cacharro? Por qu no puedo esta tan desvelado, como ayer cuando me acost? Me quedar cinco minutos mas, luego en la autopista los podr recuperar. Cierro los ojos y me imagino que estoy en la playa tumbado, tomando energa de mi planeta preferido.Lo que pens que seran 5 minutos se multiplicaron por 8. Miro al reloj, que me responde con guasa que me he vuelto a quedar dormido. Como un cohete salgo de mi cama hacia la cocina para hacerme un caf con la esperanza de que me ayude a abrir los ojos. La autopista no me permite gastar un poco de adrenalina para apaciguar mi tensin, sino que la aumenta cuando me doy cuenta que estoy atascado en ella. Cuando por fin llego a la estacin de trenes veo como el tren traga a sus ltimos pasajeros cierra las puertas lentamente y desaparece en el horizonte. Como era de esperar llegar tarde al trabajo.Despus de la aventura que tuve para llegar al trabajo, la motivacin se derrumba por completo al pensar en la montaa de trabajo que me est esperando. Despus de 8 horas y media de duro trabajo estoy realmente por los suelos.Mientras estoy esperando el tren para regresar a casa empiezo casi a deprimirme. Pienso lo bien que pudiera estar si tuviera mi propia empresa, podra ganar mucho dinero y ser mi propio jefe. Pienso de lo feliz que sera si conociera y compartiera mi vida con mi alma gemela. Pienso el gozo que sentira si fuese una gran personalidad que viajara mucho y fuese reconocida y respetada. Sigo pensando y soando llegando a la conclusin que debo ser la persona ms infeliz del planeta.Justo en este instante paso algo que almacenar toda mi vida en el bal de mis recuerdos. No habl con un ngel, pero un ngel tuvo que haber planeado este encuentro. "Hola seor, me puede ayudar a subir al tren cuando venga", me dijo una suave y alegre voz que proceda de una adolescente. A pesar de que estaba en una silla de ruedas su rostro resplandeca como un sol al amanecer. "Cmo no, seorita, qu lnea de tren va a coger para llegar a su destino?", le respond intentando sonreir.Su tren tard unos minutos en llegar. Me qued con las ganas de preguntarle de cmo le era posible estar tan alegre y feliz estando en esa situacin. Cmo le iba a preguntar yo, que estaba mil veces mejor que ella. Me puedo mover libremente, puedo ir donde se me antoje sin depender de nadie, puedo practicar cualquier deporte, subir cualquier montaa... Volv a meditar sobre lo infeliz que me senta antes de encontrar a la chica y empez a darme vergenza de haberme sentido as. Slo estuve preocupndome del mal da que tuve, estuve pensando en lo negativo de mi vida. Que vergenza!"Ya llega mi tren, seor". Le ayud a subir el tren y con una sonrisa (esta vez sincera) le dese un bonito da. Cuando perd el tren de vista, empec a repasar en las cosas positivas que puedo gozar en mi vida. No tard mucho y empec a sentirme bien y contento con ganas de disfrutar del presente a pesar de que tuve un mal da.Hay un proverbio que dice que cundo los vientos se levantan o cambian rumbo hay gente que empieza a construir muros, pero otros construyen molinos. En la vida encontramos muchos vientos, pero en vez de gastar nuestras energas en construir muros podemos construir molinos y ganar energas de estos vientos. Recordamos a la chica en la silla de ruedas? Si hubiese construido muros para detener los vientos se habra agotado y se hubiese deprimido por no poder controlar los vientos. Sin embargo construy molinos aceptando su situacin y enseando a los dems a ser positivos. (Carlos Prieto, tomado de www.andaluciaglobal.com/hadaluna)La trompetaEn una excursin todos nos hallbamos perdidos en el monte. Los nios haca tiempo dudaban de que los guas supiramos el camino. El bosque, agreste, no dejaba ver ni una luz que nos guiara. De pronto, se oy el sonido de una trompeta lejana. Era el cura del pueblo, que nos esperaba y, al ver que no llegbamos, haba salido en nuestra bsqueda. Jos Ramn, el clsico gordito de toda excursin, apret el paso. Al cabo de un rato la trompeta se fue perdiendo. Jos Ramn grit disgustadsimo: si esa trompeta deja de sonar, me siento y ah me quedo. Esta es una forma de explicar qu es la esperanza: la esperanza es como el sonido de esa trompeta.La valenta premiadaEstaba caminando en una calle poco iluminada una noche ya tarde, cuando escuch unos gritos que trataban de ser silenciados y que venan de atrs de un grupo de arbustos. Alarmado, afloj el paso para escuchar y me aterroric cuando me d cuenta de que lo que se escuchaba eran los inconfundibles signos de una lucha desesperada en la que a unos pocos metros de m una mujer estaba siendo atacada. Me debera involucrar? Yo estaba asustado pensando en mi propia seguridad y me maldije a m mismo por el dilema ante el que estaba: No debera tan solo correr al telfono ms cercano y llamar a la polica? Los gritos aumentaban. Tena que actuar con rapidez. Finalmente me decid. No poda darle la espalda a esa pobre mujer, aunque eso significara arriesgar mi propia vida. No soy un hombre valiente, ni soy un hombre fuerte ni atltico. No s dnde encontr el coraje moral y la fuerza fsica, pero una vez que haba decidido finalmente ayudar a la chica, me volv extraamente transformado. Corr detrs de los arbustos y salt sobre el asaltante. Forcejeando, camos al suelo y luchamos durante unos minutos, hasta que el atacante se puso en pie de un salto y escap. Jadeando fuertemente, me levant con dificultad, y me acerqu a la chica, que estaba en cuclillas detrs de un rbol, llorando. En la oscuridad, apenas poda ver su silueta, temblando y en pleno shock nervioso. No quera asustarla de nuevo, as que le habl a cierta distancia. "No te preocupes, ya se ha ido, ests a salvo", dije en tono tranquilizador. Hubo una prolongada pausa, y entonces o: "Pap, eres t?". Y entonces desde detrs del rbol sali caminando mi hija Katherine.La vaquitaUn maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discpulo, cuando vi a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidi hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le coment al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constat la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproxim al seor, aparentemente el padre de familia y le pregunt: "En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, cmo hacen usted y su familia para sobrevivir aqu?". El seor calmadamente respondi: "Amigo mo, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los das. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros gneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y as es como vamos sobreviviendo. "El sabio agradeci la informacin, contempl el lugar por un momento, luego se despidi y se fue. En el medio del camino, se volvi hacia su fiel discpulo y le orden: "Busq