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Eugenio dOrs y la pedagoga dela Obra Bien HechaEn este artculo se aborda la pedagoga de Eugenio dOrs (1881-1954)desdelaperspectivadelaObraBienHecha.ParaellosepartedeunanlisisdelacomplejapersonalidaddelpropiodOrsqueofrecedoscarasbiencontrastadas:unavocacinclsicabajoelropajedeunamaneradehacercontonalidadesbarrocas.Despusdepasarrevistaasuarquitecturaintelectualqueseestructuraatravsdeunpensamientofigurativo,seinsisteenlavocacinestticadesupedagogacontrariaalosvientosromnticosdelsigloXIXproclivesalaintuicinyespontaneidad. Para Eugenio dOrs la pedagoga del aprendizajey herosmo exige que el educando trabaje con ahnco y sacrificioafindeconseguirencualquieradesusaccionesyaseaconfigurandosupropioperfilpersonalrespondiendoalallamadadelavocacin,yasetratedelarealizacindeobrasmateriales una perfeccin, sntesis de excelencia y belleza, quenicamente se puede encontrar en la Obra Bien Hecha.Palabras clave: historia de la educacin, pedagoga esttica, Euge-nio dOrs, Obra Bien Hecha.Eugenio dOrs and the Pedagogy of Well Done WorkThisarticlefocusesonthepedagogyofEugeniodOrs(1881-1954) from the perspective of Well Done Work. It is based on ananalysisofthecomplexpersonalityofdOrshimself,whoshowed two very contrasting facets: a classical vocation manifestas a way of working with Baroque tonalities. After reviewing hisintellectualarchitecture,basedonfigurativethought,emphasisisplacedontheaestheticvocationofhispedagogythatcontrastedwiththeRomanticcurrentsofthenineteenthcentury, which were given to intuitiveness and spontaneity. ForEugeniodOrs,thepedagogyoflearningandheroismrequiresstudentstoworkdiligentlyandwithself-sacrificeinordertoEb014Conrad VilanouTorranoCatedrtico de Universidad.Departamento de Teora eHistoria de la Educacin.Universidad de [email protected] N14 2008 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44achieveinanythingtheydowhetherbuildingtheirownpersonal profile in response to a vocation, or producing materialworks a perfection, synthesis of excellence and beauty that mayonly be encountered in Well Done Work.Keywords: history of education, aesthetic pedagogy, Eugenio dOrs,Good Work.1. IntroduccinHace pocos aos en el 2004 se cumpli el cincuentenario de lamuerte de Eugenio dOrs Rovira (1881-1954), conmemoracin quepas un tanto desapercibida. A su vez en el ao 2006 se celebr elcentenario de la aparicin del Glosario una de las puertas de la modernidad en Espaa queempez su singladura el da 1 de enero de 1906 en las pginas de La Veu de Catalunya, pe-ridico barcelons en que Xenius publicaba diariamente una glosa. Con ocasin de este cen-tenario del Glosario que ha sufrido y padece graves problemas de recepcin y de infravalo-racin se ha destacado que, a pesar de su aparente dispersin, constituye una contribucinde una innegable excelencia y que ya ha pasado la poca de relegar la obra orsiana a la con-dicin de reliquia del pasado.Adems, para rememorar el centenario del Glosario, se organiz en Barcelona una expo-sicin, que luego viaj a Tarragona y Gijn, sobre La Ben Plantada que deseaba evocar el na-cimiento del Noucentisme, aquel movimiento artstico y literario que tanto contribuy aimpulsar la modernizacin de Catalua. De esta exposicin se public un magnfico cat-logo (2006), muy bien editado, que recoge una serie de trabajos elaborados por especialistasque ponen de manifiesto la importancia del pensamiento orsiano, mediatizado en esta oca-sin a travs del mensaje esttico de La Ben Plantada, una especie de prontuario novecen-tista. Al fin y al cabo, el Noucentisme demandaba y persegua una tradicin que defenda elculto a la sencillez y a la simplicidad, aspectos que quedaban simbolizados en aquella Tere-sa la Bien Plantada arquetipo pedaggico para una Catalua ideal, burguesa, clsica y me-diterrnea, que priorizaba el papel de la ciudad.Cabe significar que el ideal novecentista en realidad no era ms que una reaccincontralos vientos que procedan del siglo XIX (liberalismo, romanticismo, naturalismo y positivis-mo), constituyendo una especie de moral civil que haba de extenderse por doquier. Ade-ms, es bien sabido que una de las preocupaciones orsianas fue elevar la ancdota a catego-ra, estrategia que segua a fin de divulgar su heliomaquia o lucha por la luz, una autnticaIlustracin catlica, que Xenius deseaba ver realizada en todos los frentes como sntesis delas luces y la tradicin, para imponer un discurso que fomentase el orden y la civilidad.Probablemente el hecho de que Xenius no obtuviese en el ao 1914 la ctedra de Psico-loga Superior a la que se present y que finalmente consigui Cosme Parpaldeterminque nunca se sintiese cmodo en Barcelona, ya que sin la seguridad de una ctedra y des-pus de su enfrentamiento con Puig y Cadafalch presidente de la Mancomunidad de Ca-talua se vio obligado a recorrer mundo para poder sobrevivir econmicamente. Esta cir-2008 N14 ESE jzconto viitou fonnto 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44cunstancia explica entre otras razones la magnitud y dispersin desu produccin intelectual que todava se encuentra falta de unas ne-cesarias y urgentes obras completas, a pesar de los intentos que se re-alizanenestadireccincapitaneadosporAliciaGarca-NavarroyAngel dOrs.YasuhijoJuan-PablodOrs(1987),enunartculoclarividente,manifestaba hace unos aos la falta de su enraizamiento Si en Bar-celona tuvo discpulos, y hasta adoradores, en Madrid no los tuvo; sien Barcelona tuvo pocos amigos y bastantes enemigos, en Madrid laproporcin se repite (p. 15), a la vez que dejaba constancia de lafalta de confianza del rgimen franquista hacia su padre:Nunca la Falange a pesar de la admiracin de Xenius por Jos Antonio le ofre-ci honor o cargo alguno, cuando tan a manos llenas los reparta. Tampoco el fran-quismo le regal absolutamente nada. De pocos intelectuales espaoles puede decir-se que recibieron menos prebendas. Slo poco antes de su muerte se le otorg el t-tulo de Profesor Extraordinario de Ciencia de la Cultura de la Universidad de Madrid.Fuera de dudas, dOrs fue, desde el comienzo hasta el final de su vida, un hombre-contra corriente (p. 16).Adems de ir a contracorriente, Juan-Pablo dOrs indica que su padre que se autocalifi-caba de catlico errante siempre tuvo un mal perder, cosa que le precipit a una tierra denadie:Para los catalanes, ms concretamente para los barceloneses, era un desertor; paralos madrileos, un intruso. Para las derechas, un obrerista, sindicalista y antinaciona-lista; para las izquierdas, un catlico, imperialista, antiliberal y antidemcrata. Euge-nio dOrs permaneca en tierra-de-nadie (p. 16).2. Una personalidad barrocaLas diferentes revisiones de Eugenio dOrs nos han facilitado ltimamente una mayor in-formacin sobre su polifactica y compleja personalidad. As, por ejemplo, en el ao 2000vieron la luz sus Confesiones y recuerdos un conjunto de trabajos ya publicados anteriormentede manera dispersa que ponen en manos del pblico lector algunos de sus recuerdos de in-fancia y juventud, a travs de los cuales se pueden conocer aspectos significativos de sus aosde formacin, aunque no se trata de unas memorias en el sentido estricto del trmino. Enrealidad, estas confesiones sirven para ensayar un examen de conciencia en el que Xenius de-ja constancia de su voluntad de ruptura con el mundo del siglo XIX, justificando asimismosu combate contra el barroquismo:Ms de una vez se me ha preguntado si mis ataques doctrinales a lo barroco eranenteramente sinceros [...]. Trataba de salvar, luchando contra el barroquismo, la ten-tacin constante que hacia l me arrastraba: as en el vrtigo se implica una ambiva-lente, secreta vocacin de abismo (DOrs, 2000a, p. 17).jjESE N14 2008iuciio oons v it iiotcoct oi it onntnii nicnt 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44Este alejamiento del Barroco por el cual senta una verdadera in-clinacin fue, sin ningn tipo de dudas, uno de los rasgos bsicos delpensamiento orsiano que encontr en los coloquios de la abada dePontigny (1931) una buena caja de resonancia. De hecho, el barrocoalcanza en el universo mental orsiano la dimensin de una constan-te, de una categora, de un en, que permite exhibir en diferentesmomentos de la historia una realidad presente y renovada, en con-traposicin al clasicismo, su contrafigura. Por consiguiente, la refle-xinfilosficaorsianaconsuvocacinnovecentistaconsiderabaque el debate ideolgico que arrastraba la modernidad, desde el pri-mer tercio del siglo XIX, constitua una confrontacin abierta unaespecie de dilogo entre ambos movimientos, es decir, entre el clasicismo y el romanticis-mo. No por azar, el romanticismo aparece a los ojos de Eugenio dOrs como una de las vein-tids especies (Barocchus romanticus) del gnero Barroco, si bien esta manifestacin barrocalleg a su punto lgido a fines del siglo XIX (Barocchus finisaecularis)1.En realidad, y a pesar de su vocacin clsica, la vida de Eugenio dOrs no se puede com-prender sin el contrapunto barroco por el cual senta una enorme atraccin que llega inclu-so a enmascarar su produccin intelectual2. De alguna manera, Eugenio dOrs presenta unapersonalidad bifronte establecindose una lucha titnica, ya que si por un lado buscaba laperfeccin clsica con su espritu de orden y jerarqua, no se puede olvidar que l mismo ha-2008 N14 ESE jqconto viitou fonnto 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-441Eugenio dOrs era consciente de la importancia de su visin del barroco, al considerar la historia moderna como una especie dedilogo entre aquellos dos eones, el clasicismo y el barroco. En realidad, dOrs persegua romper la imagen que se tena del ro-manticismo decimonnico como una manifestacin del espritu revolucionario, de manera que apunta que el romanticismo tambintiene sus clsicos, es decir, que su Evangelio posee un Antiguo Testamento. Tradicionalmente, el calificativo de barroco se atribuaa una cierta perversin histrica del gusto que haba aparecido durante los siglos XVII y XVIII como una descomposicin del estiloclsico del Renacimiento. Ante esta visin convencional, Eugenio dOrs fue uno de los primeros por no decir, el primero en iden-tificar el barroco como una constante histrica: Lo barroco es una constante histrica, que se produce en pocas tan recproca-mente alejadas como el Alejandrinismo lo ha estado de la Contra-Reforma, y sta del Fin-de-Siglo, es decir, antonomsicamente,el fin del siglo XIX y de la Trasguerra, que nuestra civilizacin occidental acaba de vivir [...] se trata de un fenmeno que interesa, noslo al arte, sino a toda la civilizacin y hasta, por extensin, a la morfologa de la cultura (DOrs, 1964, p. 152). A su parecer lagran empresa del Novecentismo iniciada a partir del ao 1900 significaba unacruzada contra el Barroco finisecular que es el deWagner y el de Rodin y, en conjunto, el de los arquitectos y decoradores que identificaron su produccin con el modernismo. Sinembargo, el Novecentismo choc con un rebrote barroco surgido poco despus de la Primera Guerra Mundial, tal como consta-taba el ao 1936: La obra de restauracin clsica a que el espritu del Novecientos consagr sus primeros trabajos, vino pronto asufrir consecuencia de la interrupcin blica del 14-18, una recada barroca, continuada en la era de Barocchus posteabellicus, cu-ya agona presenciamos hoy. Todo nos induce a creer que el conjunto comprendido entre los aos uno y catorce inspira ya nostal-gia (DOrs, 2002, p. 97).2Como sabemos, el carcter de Eugenio dOrs es bsicamente clsico con una base fuertemente arraigada en la unidad y la sn-tesis. Parece nuevamente contradictorio encontrar que, para un autor que promulgaba tanto la simpleza y el pensamiento figurati-vo, DOrs nos entregue una de las obras ms prolferas y aparentemente fragmentarias de nuestra literatura. Ms que una obra cl-sica, el conjunto de su produccin parece ms bien una obra de engranaje barroco donde, entre oscuras expresiones y galimat-as, DOrs nos da la apariencia de un escritor de difcil comprensin. Sin embargo, debajo de ese DOrs que aparentaba ser, existael otro que en realidad era: su prosa era clara, limpia y sus ideas claramente discernibles. En conclusin, DOrs da la impresin delo que realmente no es y para comprender su carcter y su obra es necesario sondear las apariencias (Surez, 1988, p. 28).ba experimentado una predisposicin hacia las formas barrocas queasuentenderconstituyenunaespeciedeparasooriginalcuyore-cuerdo perdura a travs del tiempo. En efecto, el barroco se encuen-tra animado secretamente por la nostalgia del Paraso Perdido, aquelestado de inocencia admica inicial que, despus de la tentacin deldiablo (aquel ngel cado), genera una aoranza barroca en un mun-do que slo posee la salida del clasicismo. Es por ello que Xenius reconoce en su libro sobre el barroco apa-recido en francs por vez primera en el ao 1935, si bien se tuvo queesperarhasta1944paraquesetradujesequeestaobrapuedeserconsiderada una especie de novela autobiogrfica al manifestar que,desde bien joven, experiment una predileccin por la categora barroca. A menudo se hareparado en el dandy que Eugenio dOrs llev dentro de s desde su juventud, una actitudun tanto retrica y desmesurada que mantuvo durante toda su vida. En realidad, Xenius fueun intelectual que confiri a su personalidad una teatralidad barroca que alcanz connota-ciones de una delicada pedantera en su lucha a favor del orden y la jerarqua del clasicismo.Pero tambin en la misma personalidad orsiana encontramos una contradiccin.Porque dOrs es ms barroco que clsico, a pesar de su constante bsqueda del clasi-cismo. Prueba de ello es su produccin desordenada, ampulosa, repetitiva, y su for-madeexpresinllenadesentidometafrico,comoimplicanlosneologismos[...](Suelto de Senz, 1969, p. 188).En ltima instancia, lo que hizo dOrs fue una apologa barroca del clasicismo, ya que siel pensamiento orsiano busc el en clsico, utiliz la expresin barroca para su anuncio yproclamacin. Dicho de otra manera: la esttica orsiana a pesar de que est expuesta en cla-ve barroca es capaz de describir con detalle y claridad en qu consiste el clasicismo.3. La arquitectnica orsiana, un pensamiento figurativoNo hay duda de que Eugenio dOrs fue un autntico maestro pensador, cuya rica perso-nalidadintelectualofrecediferentescarasquepuedenrepresentarseplsticayfigurativa-mente. Ya en su momento Eugenio dOrs expres que, desde una perspectiva topogrfica,limitaba al Norte con la erudicin (o lo que es lo mismo, mantena un fructfero dilogo conel pasado); al Este, con la mecnica; al Sur, con la msica; y al Oeste, con la infancia. Demanera parecida, se puede decir que el edificio orsiano es decir, su arquitectnica intelec-tual ofrece cuatro muros que sustentan su pensamiento: al Norte, la filosofa; al Este, la vo-cacin poltica; al Sur, la crtica del arte y la esttica; y al Oeste, su narrativa, aunque l mis-mo manifest que no saba narrar. Por extensin, la pedagoga orsiana adquiere diferentesconnotacionesenfuncindecadaunadeestascaras,sibiensepuedesintetizardiciendoque busca la excelencia del trabajo personal y, por ende, la madurez tica y esttica del edu-cando a travs de la realizacin de la Obra Bien Hecha.Quiz por influencia de la esttica, Eugenio dOrs tuvo la intuicin de conferir a su pen-samiento una dimensin figurativa. As, por ejemplo, Aranguren manifiesta que quizs la fi-jyESE N14 2008iuciio oons v it iiotcoct oi it onntnii nicnt 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44losofa orsiana guarda relacin con el atomismo lgico de Russell ycon el Wittgenstein del Tractatus: El pensamiento dibujstico, geo-mtrico, de Eugenio dOrs, lo mismo que el pitagorismo y la meta-fsica de Platn, reposa en la unidad armnica del Orden matemti-co y la Belleza suma (Aranguren, 1981, p. 71). No ha de extraar talsemejanza, ya que el mismo Xenius dej constancia de la dimensinfigurativa de su pensamiento al plantear su filosofa del esquema. Enefecto, Eugenio dOrs reconoce que el pensamiento segn esquemaconstituye una de las supremas adquisiciones de la humanidad, aun-que a menudo el hombre no se percata de lo que esto significa. Lafrmula que plantea dOrs en esta filosofa del esquema es bien co-nocida: mientras la Sistemtica de la Cultura se articula en eones, la Morfologa de la Cul-tura se articula en estilos. Nuestro autor lo especifica claramente:Primero: Los eones se traducen en respectivos repertorios de dominantes forma-les. Segundo: El repertorio de dominantes formales a que se traduce cada en se lla-ma su estilo. Tercero: La determinacin con que esa traduccin se realiza se encuen-tra progresivamente afirmada a medida que se asciende a ms vastos conjuntos hist-ricos (DOrs, 1964, p. 296).Desde aqu se puede establecer el principio de que los estilos son las determinaciones quecorresponden a las constantes histricas o eones, axioma a partir del cual Xenius establecetres postulados que conectan eones, estilos y conjuntos histricos. De este modo, Eugenio dOrs perfila una manera de conocer intuitiva y por tanto, ei-dtica y esencial que quiere superar la escisin entre fondo y expresin, entre idea y forma.Xenius tiene conciencia de que los productos del espritu, de la misma manera que los pro-ductosdelanaturaleza,serealizanatravsdedeterminadasformas.Enconsecuencia,elpensamiento orsiano se plasmar en figuras y retratos: Como los productos de la naturale-za, los productos del espritu se realizan en determinadas formas, en determinadas concre-ciones que no corresponden al concepto de cantidad, ni al de calidad, sino al de orden o dis-posicin (DOrs, 1964, p. 286). Para algunos crticos es el caso de Vicente Aguilera Cerni(1966) esta tectnica o ciencia de las formas orsiana aspira a aislar las formas producidaspor las civilizaciones superiores, principalmente las del arte, y a la vez desea descubrir las le-yes que conectan estas agrupaciones formales. As las formas arquitectnicas de una pocaademsdereflejarunideariopolticodeterminadoseacercansiemprealasformasquevuelan o que pesan. El conjunto constituye la ley de gravitacin de las artes, segn el cen-tro de gravitacin se aproxime a la msica (aquello expresivo e impresionista que vuela) o ala arquitectura (aquello geomtrico y ordenado, que pesa).De acuerdo con esta concepcin, Eugenio dOrs establece una correlacin entre la arqui-tectura y el pensamiento hasta el punto de vincular el campanario con el feudalismo y la c-pula con la unidad de la poltica que simboliza la monarqua: las formas arquitectnicas deun perodo histrico dado constituyen una manifestacin de la poltica del mismo. Igual-mente se puede considerar su libro Tres horas en el Museo del Prado (1922) como una sntesis2008 N14 ESE j6conto viitou fonnto 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44de la expresin visual de la filosofia figurativa y la esttica orsiana, yaque en esta obra se plasma su pensamiento dibujstico, esto es, su fi-losofa del esquema. Adems, Eugenio dOrs que abandona el prin-cipio de contradiccin por el de participacin es consciente de queuna cosa puede ser esto y aquello de manera que todo pensamientosiempre es una figura: Ascuandoacontece,lahistoriaentera,tieneunsentido,expresa algo; lo expresa como condicin indispensable para supropia verdad. La verdad no est en la ancdota; la verdad es-t en la figura. Y, paralelamente, el sentido de la figura no es-t en su contorno. Est en su contorno + ms su smbolo. Es-t all donde cuanto acontece supera y olvida la exigencia racional del principio de con-tradiccin (DOrs, 1947, p. 248).Segn este planteamiento que implica siempre una exigencia figurativa, Aranguren con-sidera que el pensamiento orsiano constituye una forma de pensamiento, un estilo, que sepuede cualificar de geomtrico y esttico y que por ende se sita entre el esprit geometriquede Descartes y el esprit de finesse del conocimiento cordial de Pascal. De tal manera que Aran-guren insista en los ltimos compases de su larga trayectoria intelectual en la dimensin es-ttica del pensamiento orsiano que oscila entre aquellos dos grandes eones de la tradicinhistrica, esto es, el clasicismo y el barroco o, si se quiere, entre Apolo y Dionisio: La His-toria entera se compendia, desde su punto de vista, por la inclinacin hacia lo clsico o ha-cia lo barroco, y la filosofa tambin sera filosofa clsica o filosofa barroca. Y, asimismo,la religin (Aranguren, 1991, p. 17). Por tanto, el pensamiento de Eugenio dOrs que be-be tambin en las fuentes geomtricas de Spinoza y que tiende a substituir el tiempo por loseones se articul esquemticamente y simtricamente de manera que todos los trminos seordenan segn los principios de orden y armona.As pues, a ambos lados del eje de simetra, se colocan las diferentes parejas de conceptos(orden y caos, clsico y barroco, Roma y Babel, pan y logos, razn y vida, el eterno femeni-no y el eterno viril, ecumeno y exotero, plstica y msica, etc.) que dan sentido a una filo-sofa que rene ideas y formas y que, adems de estructurarse figurativamente, se perfila dia-lcticamente entre una potencia que ataca y una resistencia que aguanta dando lugar a la fi-losofa del hombre que juega y trabaja. Nos encontramos, pues, ante una dialctica que nodegenera nunca en la escisin radical, sino que procura una integracin unificante, es decir,que establece una vinculacin activa y creadora entre ambos polos en una tenaz vocacintotalitaria. Por consiguiente, el pensar de Eugenio dOrs se presenta a manera de un dilogoentre dos realidades contrapuestas e irreductibles de la confrontacin de las cuales surge lairona, esto es, una especie de dialctica bipolar que va ms all del monismo pero que nose resuelve tampoco con la sntesis hegeliana. As la filosofa orsiana se aleja de la abstrac-cin hegeliana habida cuenta que dOrs niega que en su dialctica se den tres momentos, yaque todo sucede simultneamente:jyESE N14 2008iuciio oons v it iiotcoct oi it onntnii nicnt 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44Laanttesiscoexistesiempreconlatesisyeslacondicinmisma de su existencia: esta simultaneidad constituye la irona.Elpensamientofilosficoes,pordefinicin,unpensamientoirnico. Por esto su forma natural de expresin es el dilogo, laideacin dual (DOrs, 2000a, p. 57).Por tanto, Xenius aboga por la irona y el idealismo socrtico ale-jndose del idealismo absoluto hegeliano, tal como constata en El se-creto de la filosofa:Y, en cuanto a ttulos de nobleza, reconozcamos que, si, a laDialctica segn sntesis, stos le vienen de Hegel, a la Dialcti-ca segn irona, le vienen de Scrates. l fue quien, por magis-terio de su doctrina, ense por manera definitiva a las mentes,noadudarqueellohubierasidodeunestrilresultado,si-quiera se hiciese como, mucho ms tarde, en su hora, Descartes,bajo la ensea de duda metdica, sino a afirmar, s; pero a afir-mar con matiz (DOrs, 1947, p. 38).Efectivamente, Eugenio dOrs se muestra partidario de una dialctica dialgica, significa-tivamente irnica (esto es, flexible), que pretende superar el principio de contradiccin a tra-vs de la armonizacin de los contrarios gracias al principio de participacin, en virtud delcual cada cosa participa de los dos polos que determinan una realidad.3. Hacia una pedagoga estticaFue en el campo de la esttica la cara sur de su pensamiento donde la personalidad in-telectual de Eugenio dOrs alcanza cada da mayor significacin y donde su produccin re-ne ms elogios y consideraciones. Si Ortega y Gasset aquel espritu gemelo de la genera-cin de 1914 a la que pertenece Xenius incontestablemente proyect la regeneracin de Es-paa apelando a la tica y a la poltica, Eugenio dOrs confiri a su heliomaquia una dimen-sin inequvocamente esttica que no es incompatible tampoco con la tica, habida cuentade la unidad metafsica de los transcendentales bonum y pulchrum. En ltima instancia, la ti-ca orsiana se identifica con la esttica en un retorno al modelo helnico del ideal del anerkalos kai agathos de resonancias clsicas que, en su momento, fue asumido por el neocla-sicismo (Winckelmann, Schiller). Adems, Eugenio dOrs enfatiza la importancia del juego,configurando una antropolgica ldica (Homo ludens) que enlaza y sintoniza con los plan-teamientos de Schiller y de Huizinga. Queda claro que la filosofa orsiana presenta al hom-bre como aquel ser que juega y trabaja, ya que si el trabajo siempre ha de tener alguna cosade la gracia esto es, algn rasgo caracterstico del juego, igualmente el juego no ha de pres-cindir de ciertos elementos del trabajo.La filosofa del hombre que juega y trabaja da sentido a la antropologa orsiana sobre labase de una concepcin del trabajo entendida como el esfuerzo que vence la resistencia, se-gn formul en Religio est libertas (1908), texto en el que recoge el dualismo entre la poten-cia espiritual del ser humano, pura libertad incondicionada, que le invita al trabajo, y la re-2008 N14 ESE j8conto viitou fonnto 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44sistencia que opone la materia de la Naturaleza. De alguna manerasepuededecirqueentrelapotenciaqueatacaylaresistenciaqueaguanta se establece una dualidad irreductible que, con independen-cia de la lucha que comporta, se encuentra en perpetuo dilogo trans-formador,porquegraciasasuactividadesdecir,deltrabajoelhombremodificalanaturalezaencultura3.Conestosantecedentesse entiende que para Xenius la cultura sea la parte de la naturaleza yapotenciada por el conocimiento, el trabajo y el juego de los hombresa lo largo de la historia, o lo que es lo mismo, que la cultura sea elresultado de la lucha de la potencia contra la resistencia. En ltimotrmino, Xenius defiende una concepcin del juego entendida comola actividad interior que consiste en complacerse con la propia potencia que vence todas lasresistencias y fatalidades. Podemos decir que en la antropologa orsiana siempre estar presente esta dimensin l-dica que, en otros momentos, se identificar con el calificativo de ulica (ulica se identifi-ca aqu con aquello que es propio de la corte). Ms all del hombre que trabaja y juega, laantropologa orsiana tambin ofrece una dimensin tricotmica, al presentar al hombre co-mo aquel ser que piensa (sapiens), juega (ludens) y trabaja (faber). Este planteamiento generatres tipos de cultura: Kennenkultur, o cultura del conocimiento; Wertenkultur, o cultura de losvalores; Machenkultur, o cultura del hacer. En consecuencia hay un estilo de ciencia, de cul-tura del conocer; un estilo de moral, una cultura del preferir; un estilo de producir, de cul-tura del hacer. Mientras el hombre que piensa (Homo sapiens) se caracteriza por conocer, elque juega (Homo ludens, Homo aulicus) lo hace por valorar aspectos esttico-morales y el quetrabaja (Homo faber) por el hecho de producir, circunstancia que le otorga la condicin decreador y de autor. De aqu proviene de acuerdo con su esttica de perfeccin que el serhumano adquiera una autoridad que queda vinculada a su condicin de autor de una obraque ha de tender a ser bien hecha, una autoridad que pedaggicamente ofrece grandes po-sibilidades desde el momento en que quien la detenta no debe actuar guiado por la potes-tad (Espot, 2006). Con otras palabras: el prestigio del verdadero y autntico maestro se en-cuentra avalado por la autoridad que se deriva de la excelencia de su obra, y no tanto de lapotestad que proviene de una posicin social de superioridad.jqESE N14 2008iuciio oons v it iiotcoct oi it onntnii nicnt 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-443En este texto presentado por dOrs al III Congreso Internacional de Filosofa (Heidelberg, 1908) nuestro filsofo expuso la dialcti-ca que da sentido al mundo del trabajo al oponer la potencia (el yo, el deseo, el vigor, el brazo, la mano, el hacha) a la resistencia(la dureza, la tierra). La imagen del leador(DOrs, 1947, pp. 89-90), repetida varias veces por Xenius, refleja un esquema mentaldialctico y dialgico que se despliega en estas dos direcciones: el mo y el suyo, el yo y el no-yo, la potencia y la resis-tencia, la libertad y la naturaleza, el mundo interior y el mundo exterior. Se trata, en definitiva, de buscar la armona entre elhombre y la naturaleza, entre el cuerpo y el espritu. Fuerte cuando la naturaleza se resiste, pero dcil y tolerante cuando la natura-leza ya se muestra ordenada. En conjunto, el esfuerzo humano consiste en una especie de juego lleno de gracia y elegancia.En este punto, conviene destacar la exposicin que tuvo lugar ha-cediezaosenelMuseoNacionalCentrodeArteReinaSofadeMadrid sobre Eugenio dOrs, comisariada por Laura Mercader, queresponda al siguiente ttulo: Eugenio dOrs, del arte a la letra (ver Mer-cader, Peran y Bravo, 1997). En el catlogo de aquella exposicin sedejabaconstanciadequeladimensinestticadesuspostuladosideolgicossebasabaenunaeducacindelgustoqueenaltecaelproceso de creacin como un acto de conquista, una especie de len-to aprendizaje a travs del esfuerzo y del trabajo, incluso de sacrifi-cio y de martirio, instancias que se perfilan a manera de un antdo-to contra la espontaneidad vitalista derivada de la pedagoga romn-tica. Por ello, en el universo orsiano la creacin artstica mediadora en el trnsito del caosal orden funciona como un eficaz instrumento moralizador, educativo y civilizador.Justamente es aqu donde la figura de Bernard de Palissy el ceramista francs del sigloXVI que descubri el secreto de la composicin de los esmaltes aparece como el tipo dehroe artesano, por haber hecho de su oficio un lugar de libertad y de ennoblecimiento. Elartesano representa el paradigma de la relacin Arte-Vida y el prototipo del artista antiindi-vidualista, es decir, el artista integrado en la colectividad. Adems, esta visin del artesanoconecta con la idea del antiindustrialismo, a fin de sofocar las funestas consecuencias de laindustrializacin a gran escala. En resumen, el arte ha de fundamentar como plante Schi-ller en sus Cartas sobre la educacin esttica del hombre (1795) una especie de estado ideal en elque ha de gobernar el reino de la belleza que exalta la Obra Bien Hecha, segn un progra-ma pedaggico de resonancias estticas: la libertad se realiza cuando se cumple con la vo-cacin ncleo capital de su pedagoga y se alcanza la perfeccin en la obra acabada. 4. Elogio de la Obra Bien HechaA pesar de sus tentaciones barrocas, Eugenio dOrs siempre se manifest contra las ma-nifestaciones vitalistas del modernismo decimonnico, herencia de la tradicin romntica.As Xenius abogar a favor del Novecentismo, con su proyecto de una cruzada pedaggicaesttica y social de ordenacin arbitraria. Igualmente contrapondr a los deseos de la liber-tad moderna herederos del modernismo romntico el orden que representa el clasicismo,en una especie de combate o lucha entre aquellas dos grandes constantes eones, por decir-lo a la manera orsiana entre el clasicismo y el barroquismo, entendido el primero como re-presentacin del espacio y el segundo de la expresin.En realidad, toda la vida de Eugenio dOrs puede entenderse como un combate contra elBarroco y, por consiguiente, contra el Romanticismo. As se comprende su enemistad haciala pedagoga de Rousseau y su exaltacin de los valores del trabajo y esfuerzo representadospor la figura del ceramista Bernard Palissy. En su lucha a favor de la restauracin del esfuer-zo y del trabajo condicin de posibilidad de la Obra Bien Hecha Eugenio dOrs no du-darenreclamarlavalidezdelosvalorespedaggicosdefendidosporRabelaisenelGar-ganta. De hecho, Rabelais el sabio humanista del Renacimiento indicaba el camino a se-2008 N14 ESE qoconto viitou fonnto 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44guir,unitinerariopedaggicoqueacomienzosdelsigloXXhabaperdidoelrumboylaorientacinconlasaportacionesromnticasde Rousseau.Rousseau leemos en Aprendizaje y Herosmo abre un ciclomental, no ya distinto, sino contrario al iniciado por Rabelais.Hay en el libro de ste un admirable captulo en que se con-tiene toda su doctrina pedaggica: aquel captulo matriz sobrelareformadelaeducacindeGarganta(DOrs,2000b,p.71).En realidad, Rabelais la luz y Rousseau la sombra constituyenlas dos caras de la pedagoga moderna, si bien la balanza se inclinde una manera nociva hacia las actitudes romnticas que alejan, por la va de la blandura, alalumno de la abnegacin y del esfuerzo porque el estudio ha de hacerse con sacrificio y, sise quiere, incluso con dolor. DOrs no vacila en denunciar los peligros de una pedagogia de la espontaneidad y de lafacilidad, cuyas exageraciones no quedan compensadas por sus aciertos. Ante una pedago-ga como la actual que fomenta en exceso los mtodos intuitivos, que arrincona y devalala instruccin hasta lmites insospechados, Eugenio dOrs no duda en proclamar e inclusoreivindicar la importancia de la memoria. Si Goethe en el Fausto dio una nueva formula-cin al inicio del Evangelio de San Juan apelando a la accin (En un principio era la ac-cin), Eugenio dOrs dio su particular versin de aquel pasaje bblico al proclamar que elevangelio del conocimiento humano puede explicar su gnesis as: En un principio era laMemoria.La frmula orsiana es bien conocida: Aprendizaje y Herosmo, dos palabras que exigen unametodologa rigurosa, una elaboracin sistemtica y un trabajo preciso a fin de conseguir laanhelada Obra Bien Hecha, una obra que a fin de cuentas puede estar presente en cual-quier accin humana por nimia que sea: Belleza no quiere decir ornamento, sino armona y adecuacin delicada de la co-saasudestino.Unagacetillapuedeserbella,comopuedeserlountrabajodecar-pintera, y una faja de peridico bien llena, y una recogida de basuras llevada a cabocon perfeccin y encendido gusto por la limpieza que as se obtiene (DOrs, 2000b,p. 65).Eugenio dOrs fue el paladn de la necesidad del trabajo continuado y responsable quebusca la Obra Bien Hecha, que no es otra que aqulla que tiende a realizar plenamente lavocacin o misin individual de cada uno. En efecto, la vocacin constituye un factor pro-videncial, una llamada que nos seala el camino, que explica por qu, desde el principio,nos inclinamos a perseguir unos objetivos y no otros, y que confiere unidad a la trayectoriavital humana en orden a la consecucin de la Obra Bien Hecha.En esta direccin se puede decir que la antropologa orsiana emparentada con la de Kla-ges ofrece una divisin tripartita del ser humano: cuerpo, alma y espritu. El hombre, co-mo individuo, se compone de alma y cuerpo. El hombre, como persona, se compone de al-qrESE N14 2008iuciio oons v it iiotcoct oi it onntnii nicnt 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44ma,cuerpoyAngel(DOrs,1986,p.130).As,elserhumanosecompone de cuerpo, alma y un tercer elemento que no se puede se-guir llamando espritu sino que dOrs designa como ngel. No haydudadequelaangeologaconstituyeunpuntofuertedelpensa-miento orsiano, desde el momento en que tuvo una especie de re-velacin el da 6 de octubre de 1926 en su estudio de la calle Her-mosilla de Madrid, donde viva. Esta especie de revelacin pone demanifiesto que en la antropologa orsiana se detectan tres niveles, yaqueapartirdelaconcienciaseobservaunnivelpordebajosub-consciente o inconsciente que representa la obscuridad y otro su-perior la sobreconciencia o hiperconciencia que significa aquelloinvisible por un exceso de luz. Esta sobreconciencia o hiperconciencia ser identificada conel ngel, y de ella depende la vocacin que constituye una llamada, una especie de disposi-tivo que proyecta y dirige el futuro y que, por eso mismo, marca el itinerario a seguir paraalcanzar la Obra Bien Hecha.Fue en su introduccin a la vida anglica publicada inicialmente en el ao 1939 don-de Eugenio dOrs dej constancia de esta teora tridica de la personalidad. La novedad delplanteamiento orsiano adems de superar el dualismo cartesiano radica en el hecho de veral ser humano no slo desde abajo (la subconciencia) sino tambin desde arriba, desde elngel, desde la sobreconciencia que determina arquetpicamente al individuo, alumbrandosu figura o personalidad.Llegar a la madurez significa, segn este punto de vista, dejar diseada y casi fijala propia sobreconciencia, terminar el modelado de la propia estatua, libertar el ngelde la propia personalidad pura, desprendindose de la confusin turbia de elementosque significan el perodo de ensayo y retoque, es decir, la juventud (DOrs, 1986, p.46).De aqu la importancia de la educacin del hombre adulto, de la pedagoga del cuadra-genario, que reclama la existencia de un maestro que tenga cura de la biografa de cada uno.De hecho, dOrs establece una divisin en el crecimiento del ser humano que si a los vein-te aos est formado fsicamente, no sucede lo mismo en lo relativo a la vocacin o confi-guracin definitiva de su personalidad porque en ltimo trmino esta pedagoga de cua-dragenarios persigue no tanto la cura de un enfermo como dar, a luz segn la mayutica so-crtica, una sobreconciencia.Resulta lgico, pues, que la nocin de estudiante se vincule en el universo orsiano a laideadeAprendiz,queadquieresuconocimientoconesfuerzoydolor,dospremisasqueconducen a aquello que tranquiliza finalmente el nimo del que trabaja; aquello que, conpalabras suyas, se llama la Obra Bien Hecha. El educando ha dejado de ser un estudiante pa-ra adquirir la condicin de aprendiz, de un aprendiz que ha de seguir los pasos de su voca-cin y que tiene el modelo del ceramista Palissy y por extensin, de todos los maestros afin de constituir una verdadera y autntica nobleza aristocrtica, integrada por todos aque-llos que comparten el gusto y el compromiso por la Obra Bien Hecha. Bien mirado, este ob-2008 N14 ESE qzconto viitou fonnto 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44jetivo ha de perdurar a lo largo de toda la vida porque el hombre aligual que la obra de arte constituye una empresa harto difcil quehadeposibilitarunaformacinvocacionalquebuscalamadurezmoral y esttica en sintona con la sobreconciencia que alumbra sufigura o personalidad. Adems, y en virtud de la psicologa del cua-dragenario el hombre nunca est acabado del todo, porque si es cier-to que la madurez fsica se consigue pronto, se hace ms arduo y cos-toso alcanzar la plena madurez moral, una madurez que se adquierea la manera de una obra esttica, porque el hombre debe darse for-ma mediante el trabajo como si se tratase de una estatua que siem-pre hay que retocar de modo que nunca podemos darnos por satis-fechos. 5. ConclusinLlega la hora de concluir este trabajo y quiz nada ms apropiado que reproducir las pa-labras que Eugenio dOrs puso como colofn a Aprendizaje y Herosmo, aquella conferenciapronunciada en la Residencia de Estudiantes de Madrid en el ao 1915 y que constituye unadelaspginasmsbrillantesdelapedagogaespaolacontempornea:Todopasa.Pasanpompas y vanidades. Pasa la nombrada como la oscuridad. Nada quedar a fin de cuentas,de lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas, su fatiga o su satisfaccin. Una sola co-sa, Aprendiz, Estudiante, hijo mo, una sola cosa te ser contada, y es tu Obra Bien Hecha(DOrs, 2000b, pp. 89-90).sFecha de recepcin del original: 19-09-2007Fecha de recepcin de la versin definitiva: 16-01-2008qjESE N14 2008iuciio oons v it iiotcoct oi it onntnii nicnt 2008 by Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, ISSN: 1578-7001 Estudios sobre Educacin, 2008, 14, 31-44Referenciass Aguilera Cerni, V. (1966). Ortega y dOrs en la cultura artstica espaola. Madrid: Ciencia Nueva.s Aranguren, J. L. (1981). La filosofa de Eugenio dOrs. Madrid: Espasa-Calpe.s Aranguren, J. L. (1991). El filsofo y el artista. Madrid: Instituto de Esttica y Teora de las Artes.s DOrs, E. (1925). Religio est libertas. Madrid: Cuadernos Literarios.s DOrs, E. (1947). El secreto de la filosofa. Barcelona: Iberia.s DOrs, E. (1964). La Ciencia de la Cultura. Madrid: Rialp. s DOrs, E. (1966). Las ideas y las formas. Madrid: Aguilar.s DOrs, E. (1986). Introduccin a la vida anglica. 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