etapa caldas de reis padrón (18,5 km) jerusalén” horario ... · en su mesa hay amor, la promesa...

Acción Católica General 1

Martes, 1 de agosto Etapa Caldas de Reis – Padrón (18,5 km)

“Y, levantándose se volvieron a

Jerusalén”

Horario del día:

06:30 Dejamos las maletas

07:00 Eucaristía 13:30 Comida 15:30 Alojamientos 18:00 Celebración

penitencial 20:00 Cena 21:30 Velada 23:00 Oración de la noche


Pregunta del día:

¿Cómo vives tu ser Iglesia, tu pertenencia? ¿Compartes tu fe?

¿Sientes la necesidad de los hermanos? ¿Sientes que Jesús te llama a cambiar en

algo?

CELEBRACIÓN EUCARISTÍA

Monición de entrada

Vamos haciendo camino y nos damos cuenta de que Dios siempre está con nosotros. La tienda del encuentro, a las afueras del campamento, de la que nos habla hoy el libro del Éxodo, es un símbolo de que Dios no abandona al pueblo. Nosotros, los cristianos estamos mucho más motivados para agradecer su presencia en todo momento de nuestra vida, visibilizada, sobre todo, en la Eucaristía y en su prolongación en el sagrario. Jesús no nos abandona.

Una cosa es clara: al pecado y la debilidad del pueblo Dios responde siempre con su amor y su paciencia.

Moisés describe a Dios como “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad”.


Hoy también nosotros vamos a tener, especialmente, esta experiencia de cercanía de Dios, la oportunidad de experimentar su compasión y misericordia.

Desde el comienzo de esta Eucaristía y a lo largo de todo el día, vamos a hacernos conscientes de nuestro pecado, de nuestra necesidad de conversión, pero sobre todo vamos a hacernos conscientes de que Dios es un Padre que acoge y perdona.

Canto de entrada

EL SEÑOR NOS HA REUNIDO JUNTO A ÉL,

EL SEÑOR NOS HA INVITADO A ESTAR CON ÉL.

EN SU MESA HAY AMOR,

LA PROMESA DEL PERDÓN,

Y EN EL VINO Y PAN SU CORAZÓN. (BIS)

Cuando, Señor, tu voz,

llega en silencio a mí,

y mis hermanos me hablan de Ti,

se que a mi lado estás,

te sientas junto a mí,

acoges mi vida y oración.


Liturgia de la Palabra.

Primera lectura: Lectura del libro del Éxodo (33, 7-11.34, 5b-9.28) En aquellos días Moisés levantó la tienda y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro. Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que este entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda. El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda.

Y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación». Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra. Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».


Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, los Diez mandamientos.

Salmo (102, 6-7.8-9.10-11.12-13) R/. El Señor es compasivo y misericordioso El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R/ El Señor es compasivo y misericordioso lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando, ni guarda rencor perpetuo. R/ No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobres sus fieles. R/ Como dista el oriente del ocaso, Así aleja de nosotros nuestros delitos; Como un padre siente ternura por sus hijos, Siente le Señor ternura por sus fieles. R/


Evangelio Lectura del santo evangelio según San Lucas (15, 11-31)

También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna". El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros". Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo".

Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado". Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la


danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud". El se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado". Él le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado"».

Peticiones

1. Para que la Iglesia sea el sacramento del encuentro de Dios con su pueblo, y en su seno todos experimenten el consuelo y el amor de Dios. Oremos

2. Para que la oración y la penitencia de los cristianos haga que el Reino de Dios se extienda, dé frutos de santidad y que los pecadores se conviertan. Oremos

3. Para que en el mundo se haga justicia, se defienda a los

oprimidos, cesen las guerras y todos experimentemos la presencia pacificadora de Dios en nuestras vidas. Oremos.


4. Para que la misericordia de Dios toque el corazón de los

que hacen el mal, de los que confunden a su pueblo, y haga que, convertidos a Él, se abran a su verdad, trabajen por el Evangelio y sean testigos suyos. Oremos.

5. Para que quienes van de camino, los que salen a buscar

trabajo y quienes están cansados experimenten la compasión y providencia de Dios y la cercanía de los cristianos. Oremos.

6. Por todos los que estamos celebrando esta Eucaristía, que

experimentemos el abrazo sanador del Padre y convirtamos a Él nuestro corazón. Oremos

Canto de ofertorio

1. En torno a tu mesa,

Señor, te ofrecemos

toda nuestra vida,

el vino y el pan.

Son para nosotros

tu cuerpo y tu sangre,

promesas de vida,

luz y libertad.

Señor, el

pan que nos das, borra

nuestras miserias.

Señor, tu copa será sangre

de vida eterna.

Señor, sabemos que Tú te

das sin condiciones.

Danos tu espíritu y haz de

carne los corazones, Señor.


Canto de Paz

Paz en la tierra.

Paz en las alturas.

Que el gozo eterno reine

En nuestro corazón(bis)

Da la paz, hermano, da la

paz.

Constrúyela en tu corazón

y con tu gesto afirmarás

que quieres la paz.

Que tu paz, hermano, sea

don.

Es el mejor signo de amor

que Tú nos puedes ofrecer,

abrazo de paz.

Cantos de comunión

ORACIÓN DEL POBRE

Vengo ante ti mi Señor,

reconociendo mi culpa,

con la fe puesta en tu amor,

que Tú me das como a un

hijo.

Te abro mi corazón,

y te ofrezco mi miseria,

despojado de mis cosas,

quiero llenarme de ti.

Que tu espíritu Señor,

abrase todo mi ser.

Hazme dócil a tu voz,

transforma mi vida entera.

(bis)

Puesto en tus manos Señor,

siento que soy pobre y

débil, más Tú me quieres

así, yo te bendigo y te

alabo.


Padre en mi debilidad,

Tú me das la fortaleza,

amas al hombre sencillo,

le das tu paz y perdón.

Canto: Renuévame

Renuévame, Señor Jesús, ya

no quiero ser igual.

Renuévame, Señor Jesús,

pon en mi tu corazón.

Porque todo lo que hay

dentro de mí,

Necesita ser cambiado

Señor.

Porque todo lo que hay

dentro de mi corazón,

Necesita más de ti. (bis)

Canto: Jesús te

quiere

Hermano tu que buscas,

la paz en tu interior,

olvida tus problemas,

y abre tu corazón;

Jesús busca tu vida,

no importa como estés,

cansado deprimido,

hoy puedes renacer.

PORQUE JESÚS TE QUIERE,

NO IMPORTA COMO SEAS,

NO IMPORTA TU POBREZA,

JESÚS TE QUIERE ASÍ;

PORQUE JESÚS,

ESTA LOCO DE AMOR POR TI

HAZLE UN SITIO EN TU

CORAZÓN,

DÉJALE SER TU SEÑOR.

Jesús está buscando,

a alguien como tú,

dispuesto a darlo todo,


a amar y a ser feliz;

Él te dará su fuerza,

Él te dará su paz,

y luchara contigo,

no te abandonará.

Canto de Salida: Anda… LEVÁNTATE Y

ANDA! No tengas miedo, tú no te rindas, no pierdas la

esperanza,

no tengas miedo, yo estoy contigo, en lo que venga

y nada puede ni podrá el desconsuelo retando a la esperanza,

anda… levántate y anda.

No tengas miedo, no desesperes, no pierdas la confianza,

no tengas miedo, yo voy contigo siempre y a donde vayas,

no dejes que envejezca un solo sueño cosido alguna almohada,


No tengas miedo, yo te sujeto solo confía y salta,

no tengas miedo, voy a cuidarte te alzaré cuando caigas,

siempre puedes empezar de cero, yo lo hago todo nuevo,


Tú eres mi sueño y mi causa no piense que voy a dejarte caer,

voy a despertarte y estaré a tu lado para que cada día sea un nuevo

renacer,

para que tengas vida anda… levántate.


Material para la reflexión personal y examen de conciencia: (Te invitamos a que durante el camino busques momentos para la reflexión personal, para mirar tu vida y buscar aquellas cosas por las que quieras pedir perdón al Señor. Y, o bien durante esta mañana de camino o bien esta tarde en la celebración del perdón, puedas acercarte a un sacerdote y confesarte. No dejes pasar esta oportunidad de experimentar la misericordia del Padre. A continuación, a partir del Evangelio de la misa de esta mañana, te ofrecemos 3 reflexiones que te pueden ayudar a examinarte):

HIJO MENOR En principio, no hace nada ilícito. Él no roba nada, ni se apropia de lo que no es suyo, de lo que no le pertenece; simplemente, pide lo que se merece, lo que a él le corresponde, lo que le “toca” de la herencia. Ni más, ni menos. Podemos decir que está conforme, a gusto con lo que le ha tocado.

«Ante todo, debo tener siempre

presente que, si quiero ser útil a

los demás, si quiero producir

fruto, debo estar unido a la vid de

Nuestro Señor Jesucristo” (Venerable Manuel Aparici)


Ahora bien, su gran fallo, su pecado, es el de no aprovechar lo que tiene, malgastando lo que su Padre le había dado.

Pero los buenos momentos se acabaron muy pronto; y, entonces, comenzó él a “pasar necesidad”. Y recapacitando para sí, decidió volver junto al Padre.

Aquí reside la gran virtud de este personaje, que fue capaz de reconocer y aceptar sus limitaciones, sus fallos, su error, su pecado; y supo, aunque tarde, pedir “perdón”, rectificar, reconocer que se había equivocado, que había pecado y que tenía, por tanto, que cambiar su vida.

- Y yo… ¿Estoy satisfecho con mi vida? ¿Me siento agradecido cada día? ¿Estoy conforme con lo que Dios-Padre me ha dado, con lo que soy y tengo: padres, hermanos, amigos, hijos, estudios, trabajo, dinero, ropa, caprichos… o más bien exijo “ser” y “tener” más y más?

- En mi alimentación, en mis distracciones, en mis gastos, ¿soy consciente de que debo cuidar la salud y emplear el dinero para lo mejor? ¿Aprovecho o malgasto el tiempo, el dinero, mis cualidades, etc.?

- ¿Realizo dignamente mi trabajo o estudio, o pierdo el tiempo

pensando sólo en divertirme, desaprovechando la oportunidad de formarme, de irme haciendo persona día a día? ¿Dedico demasiado tiempo a la televisión, a los juegos, al móvil…?


- ¿Soy consciente de que como cristiano he de trabajar en serio y mirar el futuro con esperanza o, por el contrario, caigo fácilmente en la melancolía, el desánimo, la desesperanza y no trabajo por un futuro mejor?

- ¿Soy limpio en mis miradas, en mis pensamientos y en mis

deseos? ¿O hago de mi imaginación un instrumento, sin más, del tener por el tener, del placer por el placer, del poder por el poder? ¿Vivo mi sexualidad integrada en el plan evangélico o me dejo llevar del placer por el placer?

- ¿Soy capaz de reconocer mis fallos, errores, equivocaciones,

pecados? ¿o más bien, voy buscando todo tipo de justificaciones, excusas que justifiquen mi actuar? ¿Reconozco que muchas veces ofendo a los demás? ¿Me cuesta pedir perdón?

- ¿Me siento necesitado de los demás y de Dios, o por el

contrario me creo autosuficiente, sin nada que recibir o aprender de los demás? ¿Tengo momentos de oración personal? ¿Celebro cada domingo la Eucaristía? ¿Está Dios presente en mi vida? Cuando he de tomar una decisión ¿lo hago a la luz del Evangelio?


HIJO MAYOR Representa a la persona que se cree y considera siempre buena, la mejor; la persona perfecta que todo lo hace y le sale bien y que, por lo tanto, no tiene nada que envidiarle a nadie, ni nada que cambiar en su vida y en su comportamiento.

Representa la típica persona que siempre está junto al Padre, pero nunca se ha sentido, de verdad cerca de Él. Es, por tanto, la persona cercana, pero en apariencias, a un nivel muy externo y superficial.

También es una persona exigente que cree que se lo merece todo y que el hermano no tiene derecho a nada; ni siquiera quiere considerarlo como su hermano, pues le dice al Padre: “ese hijo tuyo”, en vez de decirle: “mi hermano”.

Tampoco es capaz de compartir la alegría de los demás; se niega a entrar en la “fiesta”. No puede soportar que al hermano, ahora, las cosas le vayan bien. No soporta, por tanto, el éxito de los demás; no es capaz de hacer suya la alegría y felicidad del hermano y del Padre.

- Y yo… ¿cómo me sitúo frente a los demás: junto al otro, con el otro, o por encima del otro?

- ¿qué es lo que miro en los demás a la hora de acercarme: lo exterior o lo profundo; lo que tiene o lo que es? ¿Me acerco a los demás con sincero corazón, o buscando mi propio interés? ¿He utilizado alguna vez a mis amigos o a aquellos que están cerca de mí, egoístamente?


- ¿Soy capaz de compartir las alegrías y éxitos de los demás? ¿Hago míos los triunfos de los otros? ¿Me alegro cuando a los otros le salen las cosas mejor que a mí? ¿O más bien soy envidioso?

- Hay muchos que carecen de lo necesario para vivir. ¿Colaboro

en las iniciativas que promueven la solidaridad y la ayuda?

- ¿Cuál es mi papel en la familia: relación con mis padres, hermanos, hijos…?

- ¿Vivo con gozo la salvación de Dios o la vivo como una carga?

¿Me alegro de que otros se encuentren con Jesús, “vuelvan a la casa del Padre”, a pesar de su mala vida o no acojo esta vuelta? ¿Vivo feliz en Dios?

PADRE La figura del Padre representa a aquella persona que deja total y absoluta libertad en la decisión del hijo menor. Para el Padre, si el hijo menor quiere marcharse no hay ningún problema; el Padre, aunque sabe que lo está haciendo mal, aunque sabe que se equivoca con esa decisión, aunque sabe que tendrá que rectificar y dar marcha

“Un préstamo: déjame tu corazón...

no para el egoísmo de realizarlo

todo fácil y sin esfuerzo, sino para hacer bueno ese deber que es

amarte a tu medida”

(Beato Manuel Lozano “Lolo”)


atrás, aunque no es lo que él quiere para su hijo, lo deja marcharse y respeta su decisión aun sabiendo que volverá.

Tenemos pues, un Padre respetuoso con su hijo y que no decide por él; no es nada absorbente, ni demasiado protector. Es un Padre que ante la ida del hijo solo le queda “amar y esperar”.

Cuando vuelve no le reprocha nada, antes bien, lo acoge, perdona y olvida de verdad, de corazón, haciendo de ese nuevo encuentro una auténtica “fiesta”.

- Y yo… ¿respeto a los que no piensan, ni actúan, ni se comportan como yo esperaba? ¿Respeto en todo momento la decisión de los demás?

- ¿Dejo libertad a quienes tengo a mi alrededor o más bien soy acaparador y pretendo que actúen según mi criterio?

- ¿Cómo reacciono ante la vuelta del que me ha ofendido? ¿Soy

capaz de acoger y perdonar de verdad, de corazón como el Padre de la parábola? ¿Empleo con frecuencia, en mi vida, la típica frase: ¡perdono, pero no olvido!? ¿Guardo rencor?


CELEBRACIÓN PEINTENCIAL.

Volver a la casa del Padre Monición de entrada:

Llevamos ya unos días caminando y hemos experimentado la dureza del camino, hemos experimentando el cansancio, pero también la alegría de caminar junto a otros, de sentirnos parte de un proyecto común.

Toda nuestra vida cristiana es como una gran peregrinación hacia la Casa del Padre. Ojalá fuéramos siempre derechos hacia esa meta. Ojalá nunca camináramos de espaldas a Dios.

Los profetas lo dicen de otra manera: estábamos con Dios, unidos a Él con lazos de amor, pero le traicionamos, rompimos esos lazos para echarnos en brazos de dioses extraños. Jesucristo nos lo dice pintando a un hijo alocado, que da un portazo al padre para vivir su vida.

La conversión que hoy queremos celebrar es un volver a la casa del Padre. El sacramento de la Penitencia es el sacramento del reencuentro con el Padre de la misericordia, volver a caer en sus brazos, y que nos agarre de tal manera que ya no podamos escapar. Que nos llene el corazón de alegría y de ganas de vivir el escuchar la Buena Noticia de Jesús: “Tenemos en Dios un Padre que nos ama y nos perdona”.


Canto: “Padre, vuelvo a ti”

Querido Padre, cansado vuelvo a ti,

haz que conozca el don de tu amistad.

Vivir por siempre el gozo del perdón

y en tu presencia la fiesta celebrar.

Pongo en tus manos mis culpas ¡Oh Señor!

Estoy seguro de que eres siempre fiel.

Dame tu fuerza para poder andar

buscando en todo hacer tu voluntad.

Padre, yo busco tu amor,

Padre vuelvo a ti

Mira que tu hijo soy

Padre vuelvo a ti (bis)

Saludo del presidente

Oración

! Mira, Señor, a tus hijos, que cansados del camino vuelven a ti. Abre de nuevo tus brazos para acogernos y estrecharnos con ellos. Concédenos el perdón que necesitamos y la gracia para vivir siempre como hijos tuyos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Proclamación de la Palabra: Lc 15,11-32.


Canto: Misericordia

Misericordia, misericordia,

por tu bondad borra mi culpa. Misericordia, misericordia,

oh Dios crea en mí un corazón puro.

Canto: La voz del Padre

¡Hijo, mío, tanto tiempo!¡Cuánta espera!

Tú, sin rumbo; yo, con pena. Tú, tan lejos; yo, tan

cerca.

Tú, sin padre; yo, a tu vera. Cuántas noches paso

enteras encendiendo las estrellas, oteando las

fronteras, por si viene, por si llega, de repente, tu

silueta.

Para ti está abierta siempre nuestra puerta.

Hijo mío, pasa y entra.

Para ti está siempre abierto el corazón. Hijo mío, soy amor.

Hijo mío, si supieras mi manera de quererte, si aprendieras que te

quiero.

Tú no sabes, ni sospechas, la grandeza de mi amor.

Te amo tanto, tan de veras, que es mi orgullo tu presencia.

De mi casa, tú, la prenda. De mis ojos, sol y perla.

¡No te vayas!¡ Ven más cerca!


Tengo todo si te quedas, con que estés tú ya de vuelta, con que estés

y yo te vea, con que entres y te tenga. ¡Hijo amado, mi perfecta

complacencia!

Para ti está abierta... Para ti está siempre abierto el corazón.

Hijo mío, hijo mío, soy tu Dios.

Confesiones individuales

Acción de gracias y Padrenuestro

Canto final: “Alégrate”

Alégrate, alégrate,

Alégrate conmigo que el Señor nos eligió.

Canta de gozo, alábale,

Alégrate conmigo que el Señor

En ti y en mí puso su amor.

Alégrate (alégrate) de todo corazón.

Para que comprendas que Él te ama,

solo necesitas tener fe,

para que te sientas hijo suyo

solo necesitas creer en Él.

Para no sentirte desgraciado,

deja que Él consuelo tu dolor.

Para no sentirte incomprendido,

vuelve tu mirada sólo a Dios.


ORACIÓN ANTES DE DORMIR Cuando somos capaces de reconocernos pecadores ante Dios, cuando somos capaces de sentirnos necesitados de su misericordia. Cuando somos capaces de asumir que no somos mejores que los demás, cuando somos capaces de descubrir que Jesús nos enseña a ser hombres y mujeres. Cuando, con todo esto, somos capaces de acudir y postrarnos ante él y pedirle perdón, entonces, solo entonces, podremos sentir la Alegría de su Amor, y seremos capaces de trasmitir esta alegría a los demás. Démosle gracias, todos juntos, por su amor. Oración de Acción de Gracias (rezamos juntos) Te damos Gracias, Señor, porque nos has creado y día a día nos sigues cuidando, porque nos amas. Te damos Gracias, Señor, por perdonar nuestros fallos y ayudarnos a ser personas nuevas. Te damos Gracias, Señor, por llenar nuestro corazón de paz, amor, justicia, tolerancia, humildad. Te damos Gracias, Señor, por venir a visitarnos, por hospedarte en nuestra casa que es nuestro corazón. Te damos Gracias, por salir a nuestro encuentro en el camino, Por habernos traído a esta peregrinación.


Te damos Gracias, por permitirnos seguirte, Porque a pesar de nuestros fallos cuentas con nosotros para construir tu Iglesia. Te damos Gracias, Señor, por vivir en nosotros, regalándonos la alegría, por ser eterna e inmensa tu misericordia. Te damos Gracias, Señor, por enseñarnos a amar. Padre Nuestro (cantado) Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nos, venga tu reino, hágase tu voluntad. Así en la tierra como en el cielo, el pan nuestro dánosle hoy, y perdona nuestras ofensas, así como perdonamos, no nos dejes caer en tentación, líbranos de todo mal. Amén, amén, amén, amén, amén.

etapa caldas de reis padrón (18,5 km) jerusalén” horario ... · en su mesa hay amor, la promesa...

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