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ESTUDIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE LA PINTURA RUPESTRE EN LA PROVINCIA DE CÁCERES JOSÉ A.RAMOS RUBIO CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO Iniciamos nuestro estudio con algo que hemos considerado imprescindible, como son las primeras muestras de pintura mural en la provincia de Cáceres, nos referimos como es natural- a la pintura rupestre, el devenir histórico-geográfico del territorio, desde la presencia de los primeros pobladores hasta nuestros días, destacando los abrigos y cuevas más importantes en los que se ha localizado el mayor número de motivos pictóricos rupestres. La fertilidad natural del suelo, unida a la gran abundancia de aguas, clima y excelente posición geográfica, determinaron el poblamiento de esta comarca desde tiempos remotos que se pierden en la bruma prehistórica. Los testimonios más antiguos de pintura rupestre los encontramos en la Cueva de Maltravieso que se encuentra situada en la zona Sur de la ciudad de Cáceres en una zona calcárea que es conocida en Cáceres con el nombre de El Calerizo. La primera publicación científica sobre la cueva se debe a su descubridor don Carlos Callejo Serrano 1 . Desde el punto de vista geológico, la Cueva de Maltravieso se encuentra ubicada en el extremo centro-meridional del occidente de la zona Centro-Ibérica del Macizo Ibérico o Macizo Hespérico Meridional, en la llamada penillanura extremeña, comprendida entre la Depresión del Tajo al Norte y la Depresión del Guadiana al Sur. La cueva de Maltravieso corresponde a un karst estructural, originado fundamentalmente por corrosión desarrollada a favor de los planos de debilidad de la roca carbonatada, con una alimentación autóctona, producida por infiltración de agua de 1 CALLEJO SERRANO, 1958.

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ESTUDIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE LA PINTURA RUPESTRE EN LA

PROVINCIA DE CÁCERES

JOSÉ A.RAMOS RUBIO

CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO

Iniciamos nuestro estudio con algo que hemos considerado imprescindible, como son

las primeras muestras de pintura mural en la provincia de Cáceres, nos referimos –como

es natural- a la pintura rupestre, el devenir histórico-geográfico del territorio, desde la

presencia de los primeros pobladores hasta nuestros días, destacando los abrigos y

cuevas más importantes en los que se ha localizado el mayor número de motivos

pictóricos rupestres.

La fertilidad natural del suelo, unida a la gran abundancia de aguas, clima y excelente

posición geográfica, determinaron el poblamiento de esta comarca desde tiempos

remotos que se pierden en la bruma prehistórica.

Los testimonios más antiguos de pintura rupestre los encontramos en la Cueva de

Maltravieso que se encuentra situada en la zona Sur de la ciudad de Cáceres en una zona

calcárea que es conocida en Cáceres con el nombre de El Calerizo. La primera

publicación científica sobre la cueva se debe a su descubridor don Carlos Callejo

Serrano1. Desde el punto de vista geológico, la Cueva de Maltravieso se encuentra

ubicada en el extremo centro-meridional del occidente de la zona Centro-Ibérica del

Macizo Ibérico o Macizo Hespérico Meridional, en la llamada penillanura extremeña,

comprendida entre la Depresión del Tajo al Norte y la Depresión del Guadiana al Sur.

La cueva de Maltravieso corresponde a un karst estructural, originado

fundamentalmente por corrosión desarrollada a favor de los planos de debilidad de la

roca carbonatada, con una alimentación autóctona, producida por infiltración de agua de

1 CALLEJO SERRANO, 1958.

lluvia de forma gravitacional. En el conjunto de las manifestaciones artísticas de

Maltravieso se constata la utilización de la pintura y del grabado. En la pintura –objeto

de nuestro estudio- encontramos el uso de diferentes pigmentos, fundamentalmente

rojos y en menor medida marrones, negros y blancos, con los que se han realizado

manos, ideomorfos y zoomorfos (ciervos, bóvidos)2.

El tema básico de la cueva son las representaciones de manos – 71 siluetas en ocre

rojo y solamente en tres se emplearon pigmentos blancos-3, que se encuentran en

numerosos paneles diferenciados. Junto a las manos se representan signos (puntuaciones

y líneas paralelas, siempre en pintura), figuraciones zoomorfas y trianguliformes

grabados4 o pintados, que aparecen en los diferentes paneles unas veces de manera

independiente y otras asociada a aquéllas.

El motivo de las manos con la falta del dedo meñique, podemos interpretarle como un

repliegue intencional de los dedos y, de esta forma, tratarse de un código gestual con

algún significado cinegético, según Leroi-Gourham5. Además, este autor observa un

orden de frecuencia de aparición de estas mutilaciones, pudiéndose corresponder con las

cinco especies de animales más representadas. Este lenguaje practicado incluso

actualmente por los bosquimanos del desierto del Kalahari, es de gran utilidad, ya que

permite la comunicación entre los cazadores sobre el tipo de presa que han avistado sin

necesidad de articular sonidos que podrían alertar a los animales.

Lo único que podemos afirmar sin temor a equivocarnos es que las manos son un

símbolo unívoco que se repite en lugares muy distantes geográficamente, con

cronologías dispares y en culturas muy diversas. Este tipo de representaciones no sólo

se conocen en el arte rupestre paleolítico europeo, fundamentalmente de Francia y

España, sino también en manifestaciones más o menos recientes desde Italia hasta

Indonesia, entre los antiguos cazadores recolectores de la Patagonia, en las cuevas

sagradas de los mayas o en infinidad de abrigos decorados del sur del Sahara.

2 RIPOLL, 1979, 1999.

3 ALMAGRO, 1960; JORDA CERDA y SANCHIDRIÁN, 1992.

4 RIPOLL y MOURE, 1979.

5 LEROI-GOURHAM, 1982.

En los alrededores de la ciudad de Cáceres se conocen otras cavidades como la cueva

de Santa Ana6, la cueva de El Conejar y la de La Becerra. Solamente se ha localizado un

panel en la cueva de Santa Ana con simples trazos verticales atravesados

perpendicularmente por otros surcos y algunas líneas curvas.

Las pinturas rupestres esquemáticas halladas y conservadas en la región

extremeña han sido datadas, sin alcanzar un acuerdo entre autores, entre el Mesolítico y

la Edad del Bronce, decantándose la mayoría de los estudiosos por ubicar

temporalmente la creación del mayor número de estos ejemplos entre el Neolítico y el

Calcolítico o Edad del Cobre. Coincidiría así la creación de muchas de estas obras con

la llamada cultura megalítica. Respondiendo a unas características comunes que en gran

medida se repiten a lo largo y ancho de la comunidad, y que podrían ampliarse a toda

esa región artística prehistórica encajonada en el suroeste peninsular, donde la

esquematización alcanzó su mayor abstracción artística. Destacaría entre sus

propiedades más habituales la elaboración de las obras pictóricas en un color rojizo,

obtenido presuntamente gracias al uso de pigmentos minerales que, tras haber sido

extraídos de la piedra, se mezclarían con agua, sustancias grasas o resinas que actuarían

como aglutinante. El uso de pigmentos negros o blancos es escaso en comparación con

los trabajos en ocre, ejecutados mayoritariamente en líneas gruesas que bien pudieran

haber sido trazadas con la ayuda del propio dedo del autor. Combinarían éstas con otros

trazos más finos, presuntamente pintados con algún tipo de brocha elaborada

manualmente, o inclusive alguna pluma o rama tomada como pincel.

Los primeros grandes conjuntos pictóricos esquemáticos se encuentran en el término

municipal de Berzocana y Cañamero, en Las Villuercas. En Berzocana a escasos km de

la localidad existen varias cuevas que contienen pinturas rupestres. Desde la Casa de la

Sierra encontramos a 600 metros la cueva de la Sábana y desde esta última a 1 km

encontramos las cuevas de los Cabritos y Morales.

Concretamente en la entrada de la cueva de la Sábana hay algunos signos de difícil

explicación, un antromoporfo de notables dimensiones en el techo de la cueva a cierta

profundidad, de un tono marrón, datables en la Edad del Bronce. La cueva de los

Cabritos presenta solamente un panel con figuras animales a la entrada de la cueva y en

6 ALMAGRO, 1969.

el techo. Y, en la cueva de los Morales se conservan en deplorable estado las pinturas,

limitándose a barras. Asociadas a las pinturas están las puntas de flecha, raspadores y

buriles de sílex encontrados en estas cuevas. Además de las cuevas citadas, el mayor

completo pictórico le encontramos en el risquillo de Paulino7, cuyas pinturas fueron

descubiertas hace algunos años por don Paulino Tejero Aparicio, natural de Berzocana,

si en el resto de las cuevas estudiadas predominaba el estilo lineal abstracto resultante

del esquematismo, en el risquillo de Paulino los temas son muy diversos, naturalistas,

más grupales, predominando los temas cinegéticos. El risquillo de Paulino se encuentra

en dirección a Cañamero, una vez que hemos pasado el cruce de Solana a unos 3 km se

encuentran las pinturas en una superficie bastante lisa a la izquierda de las cuarcitas.

Como hemos explicado, al contrario que en el resto de las cuevas con pinturas rupestres

de Berzocana, en este caso se conservan varios conjuntos grupales, el mayor de los

conjuntos es muy numeroso, en torno a las cuarenta figuras agrupadas: ancoriformes,

cruciformes, ramiformes, junto a signos. Existen otros conjuntos en los que podemos

observar animales, pectiformes muy rectilíneos, signos puntuaciones, ramiformes y

ancoriformes. Además, no es muy corriente encontrar impresiones de manos entre las

pinturas esquemáticas de Las Villuercas, un caso excepcional son las representadas en

el abrigo del Risquillo de Paulino.

En Cañamero es donde se ha localizado un importante conjunto de pinturas

rupestres esquemáticas, formado por más de una decena de estaciones distribuidas a

ambos lados del río Ruecas, en las terrazas del mirador y detrás del castillo, clara vía de

penetración prehistórica hacia la zona montañosa de las Villuercas, destacando la Cueva

Chiquita o de Álvarez8, el cancho de la Burra, las pinturas de Asunción, de la Rosa y los

Vencejos, del Batán o en La Madrastra9. Nos encontramos ante varios conjuntos de

pinturas esquemáticas trazadas generalmente en las superficies rocosas más

pulimentadas y visibles de las covachas, abrigos o paredes al aire libre, que se han

7 RUBIO ANDRADA, 1996.

8 CABRÉ, 1915; BREUIL, 1933; MÉLIDA, 1924; HERNÁNDEZ PACHECO, 1952; FERNÁNDEZ

OXEA, 1969, 41-44; GIL MONTES y RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, 1976, 68-78; GONZÁLEZ

CORDERO y DE ALVARADO GONZALO, 1991, 139-156; 1991, 281-290; 1993, 18-25; GARCÍA

ARRANZ, 1990 y 1992; GARCÍA ARRANZ, 2011; V. M. PIZARRO, 2008.

9 1994, 45-439; GIL MONTES y RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, 1976, 68-78; RIVERO DE LA

HIGUERA, 1972-73, 304.

conformado en los afloramientos de cuarcitas. Este importante núcleo de pinturas

rupestres esquemáticas, el más denso hasta la fecha de la provincia de Cáceres. Está

formado por más de una decena de estaciones distribuidas a ambos lados del río Ruecas,

clara vía de penetración prehistórica hacia el núcleo montañoso de Las Villuercas.

El área de las Villuercas‐Ibores‐Jara conserva uno de los complejos de pintura rupestre

esquemática más importantes de la comunidad extremeña, con más de 70 lugares

documentados hasta la fecha. Durante el Calcolítico hacen su aparición los primeros

poblados ubicados en riscos en Cañamero, pueblos que darán lugar a grabados y

pinturas rupestres en las covachas y abrigos de las rocas cuarcíticas, destacando los

temas de caza y pastoreo.

La Cueva Chiquita o de Álvarez (39º 23’ 23” N, 5º 23’ 28” W; 600 m de altitud) destaca

entre ellas tanto por sus dimensiones como por la cantidad y variedad de sus figuras

pintadas. La primera vez que se menciona la cueva es en 1915 en la obra de Juan

Cabré10, una vez que fuesen descubiertas las pinturas rupestres por don Tomás Pareja;

un año después, se volvieron a mencionar las pinturas rupestres de la Cueva Chiquita,

cuando el abate Henri Breuil visitó en el mes de junio la cueva y descubrió signos y

otros motivos pictóricos quedando maravillado por la cantidad, mas de cien signos, y la

variedad de los motivos dibujados en la roca11.

Pero, será Mélida el que publique las primeras fotografías de las pinturas12,

estudios que se verán ampliados en el año 1952 con el profesor Eduardo Hernández

Pacheco13 y en 1969 por Fernández Oxea14; en 1976 el geólogo Juan Gil y el profesor

10 CABRÉ, 1915.

11 “A mitad del camino (10 kilómetros) hacia el suroeste, entre ese lugar [la puebla y monasterio de

Guadalupe] y el pueblo pintoresco de Logrosán se encuentra el de Cañamero, en el borde meridional de

la sierra [de Guadalupe]. Cuando, de esa localidad, uno sigue la carretera de Guadalupe no tarda en

encontrar a la izquierda, a más o menos 1 kilómetro, una garganta rocosa en el fondo de la cual corre un

afluente de la ribera derecha del río Ruecas; éste desemboca en el Guadiana no lejos de Villanueva de la

Serena, después de un recorrido de 80 kilómetros. Si, dejando la carretera, uno empieza a seguir la

garganta por la ribera derecha, no tarda en pasar inmediatamente al pie de una cueva alta, ancha pero

poco profunda que se abre al noreste, que mi guía me había indicado con el nombre del dueño del solar

«Cueva de Álvarez”. BREUIL, 1933.

12 MÉLIDA, 1924.

13 HERNÁNDEZ PACHECO, 1952.

14 FERNÁNDEZ OXEA, 1969, 41-44.

de la Universidad de Extremadura Antonio Rodríguez de las Heras15; en los años 80 los

investigadores González Cordero y Manuel de Alvarado16 y, más recientemente, en

1990 los interesantes estudios realizados por García Arranz17 y Pizarro18.

El lugar está casi en el fondo del desfiladero del Río Ruecas, casi debajo del muro del

Pantano del Cancho del Fresno, muy cerca del Charco de la Nutria. Allí, un

afloramiento de rocas se rompe en un agujero de grandes dimensiones en altura y

anchura, aunque no en el fondo por lo que también se habla de un abrigo rupestre.

La roca está muy ennegredecida en algunas partes por la acción del humo, pero por lo

general presenta zonas muy lisas que son propicias para las pinturas rupestres. Los

colores empleados son el rojo, negro y blanco. Antiguamente debió estar cerrada pues

quedan restos de un muro. El Arte Esquemático se desarrolla en la península en el

Calcolítico, en la I Edad de los Metales. Se localizan cuatro zonas con varios paneles

donde se encuentran figuras muy variadas, destacando las representaciones humanas

(formas: ancoriformes) con piernas y sin ellas (con forma de ancla invertida),

cruciformes (forma de cruz), otros un poco más realistas sin olvidar su carácter

esquemático. Existen muchas combinaciones de símbolos: rayas, puntos, cuadrículas y

otros signos muy sugerentes. En muchos se agrupan entre sí y otras veces acompañan al

resto de figuras.

Como simple anécdota, recordar la Leyenda de la Chiquita que está impregnada en la

roca en forma de lo que parece un dragón19. Como muchas de las que envuelven lugares

especiales y enigmáticos, surge cuando un pastor encontró lo que parecía una pequeña

culebra de las que deambulan por las aguas y márgenes del río. Dicen que la llamó

“Chiquita” la subió al abrigo y allí decidió criarla con la leche de sus cabras. Por la tarde

se acercaba a la cueva llamándola, la Chiquita acudía pues sabía que anunciaba su rico

manjar. El pastor tuvo que marchar a servir en la guerra. Varios años estuvo fuera del

pueblo y cuando volvió se dirigió rápìdamente en busca de su Chiquita. Pero al llegar se

15 GIL MONTES y RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, 1976, 68-78.

16 GONZÁLEZ CORDERO y DE ALVARADO GONZALO, 1991, 139-156; 1991, 281-290; 1993, 18-

25.

17 GARCÍA ARRANZ, 1990 y 1992; GARCÍA ARRANZ, 2011.

18 V. M. PIZARRO, publicado en el 2008 en su blog “Ciudad dormida” y en la pág. Web del municipio.

19 BREUIL, 1918, 63-67. Vid. M. V. PIZARRO, 2008.

dio cuenta que su pequeña criatura se había convertido en un dragón carnívoro que

devoraba hombres y animales. El animal no reconoció a su amo y se lo comió.

El prestigioso geólogo don Juan Gil ha descubierto varios abrigos en Cañamero junto

con don Graciano Bau en enero de 1972, publicadas tanto la prensa regional como en el

estudio de don Rivero de la Higuera20. Se encuentran en la Pedrera del Hoyo, en la

ladera W de la Sierra de la Madrasta, en la margen izquierda del alto valle del río

Ruecas. El Risco de las Cuevas presenta un interesante conjunto de abrigos y cuevas

que los expertos en la materia han estudiado y publicado, investigadores conocedores de

la pintura rupestre esquemática como don José Julio García21, don Manuel Rubio

Andrada22, don Antonio R. de las Heras y el propio don Juan Gil Montes23. En "La

Madrastra" se han localizado barras verticales distribuidas en tres hileras superpuestas

en altura paralelas entre sí; puntuaciones que presentan una ordenación alineada, de

forma variada: vertical, horizontal, o en ángulo; ancoriformes y zoomorfos

(cuadrúpedos), empleando esencialmente el color rojo intenso, que debió elaborarse con

óxido de cobre muy frecuente en estas sierras24.

Otro conjunto de pinturas fueron descubiertas por don Juan Gil Montes y su esposa

Rosa Rojo el día 25 de agosto de 1976 en el Risco de las Cuevas (dentro de la finca

“Umbría del Castillo”), de cuyos hallazgos se hicieron eco los periódicos provinciales25.

Las pinturas de la denominada "Cueva de la Rosa" (a 2 km del municipio), fueron

descubiertas en el mes de agosto del año 1974 por don Juan Gil montes y su esposa

doña Rosa Rojo Durán. El acceso a la cueva se sitúa en el extremo norte del Risco de

las Cuevas, por la carretera de Cañamero a Guadalupe, concretamente en dirección a la

finca El Cenal, descendiendo por el Collado de la Escarihuela hacia el río Ruecas,

20 RIVERO DE L A HIGUERA, 1972-73, p. 304,304, láminas, 4-2.

21 GARCÍA ARRANZ, 1990; GARCÍA ARRANZ, 1992.

22 Las escenas de contenido cinegético han sido estudiadas por el profesor Rubio Andrada, en estos

abrigos existe un importante número de ancoriformes, junto a uno de ellos, una cornamenta de un venado,

un ciervo y caninos de tamaño mayor al del ciervo.

RUBIO ANDRADA, 1994, 425-439.

23 RODRÍGUEZ DE LAS HERAS Y GIL MONTES, 1976, 69-77.

24 Vid. GARCÍA ARRANZ, 1990, 1990, 115.

25 Extremadura, 28 de agosto y Diario Hoy, el 29 de agosto.

llegamos al yacimiento a escasos metros de la fuente de La Barreña. Este conjunto

posee una gran riqueza en pintura esquemática basada en simples trazos, barras y

puntuaciones, figuras esquemáticas (ancoriformes), un cuadrúpedo, un ramiforme y un

esteliforme, de color rojo terroso26. Por otra parte, en el "Abrigo de los Vencejos",

denominado así por guardar varias representaciones humanas del tipo golondrina, una

de las más esquemáticas, se ha localizado una figura humana en un color rojo terroso

muy intenso. Éste abrigo fue descubierto en el mes de agosto de 1974 por Juan Gil y

Rosa Rojo; posteriormente, en el año 1990 el profesor García Arranz descubrió dos

abrigos más a unos 100 m, hacia el norte, cercano a la Cueva de la Rosa. Las pinturas

del abrigo de los Vencejos se encuentran muy deterioradas, observamos manchas

informes y resto de trazos, dos cruciformes en mal estado de conservación, utilizando

principalmente los colores rojos o violáceos.

El abrigo de Asunción fue descubierto en el año 1976 por estudiantes universitarios, se

encuentra situado en el lado NE. del monte de El Castillo, en este yacimiento existen

pinturas muy deterioradas y, por tanto, de difícil interpretación, pudiendo percibir

solamente algunos motivos antropomorfos27.

Otros abrigos localizados con pinturas esquemáticas son la Cueva Chiquita o de

Álvarez, y el Cancho de la Burra28, este conjunto se encuentra a 7 km del pueblo, hacia

el sur en la margen derecha del río Ruecas, contiene pinturas muy perdidas de trazos

verticales, como antropomorfos, animales cuadrúpedos, utilizando principalmente el

color rojo y el negro, algunos de los motivos figurados parecen danzar y se asocian con

soliformes o se trate de escenas pastoriles, según los estudios del profesor García

Arranz29; según opinión de Rubio Andrada, sobre las cuarcitas se pintaron escenas

cinegéticas como dos pequeños cuadrúpedos, un venado y un alce pintados en color

rojo, junto a ellos, un doble ancorado de apuntada cabeza, largo y quebrado tronco,

sexuado. Más abajo, a la derecha, un ancorado simple realizado con rectitud la cintura

escapular, acéfalo. Inmediatamente encima otro ancorado de tipología simple de largos

brazos y corto tronco, la figura es portadora en ambas manos de dos útiles; encima, un

26 RODRÍGUEZ DE LAS HERAS Y GIL MONTES, 1976, 74-75; GARCÍA ARRANZ, 1990, 160.

27 NAVAREÑO MATEOS y GARRIDO SANTIAGO, 1976.

28 Pinturas dscubiertas por un pastor y dadas a conocer por don Graciano Bau y don Juan Gil Montes en

1972 y por don Rivero de la Higuera. RIVERO DE LA HIGUERA, 1972-73, 303-305.

29 GARCÍA ARRANZ, 1990, 137-138.

perro realizado con gran precisión y abundantes detalles naturalistas. Delante del perro

hay restos de pintura que denotan la existencia de otros dos ancorados. Situando estos

conjuntos en fases inmediatamente postpaleolíticas, en un Epipaleolítico o en un

temprano Neolítico30.

La Cueva de Álvarez se halla a 4 km del pueblo y es la más conocida por sus pinturas

desde que la visitara Breuil en 191631. Algunas han ido desapareciendo. Aún restan unas

barras de color negro unidas por otras paralelas, que identificamos como

representaciones humanas. También encontramos representaciones humanas mejor

definidas que portan armas32, constituyendo el grupo de cruciformes los mejores

conservados, observando algunos de mayor tamaño que otros, destacando a unos

personajes más que a otros, claro ejemplo de un sistema social jerarquizado. Este

conjunto de pinturas esquemáticas ha sido estudiado por el profesor García Arranz,

detallando y destacando la riqueza de motivos, más de 250, con una gran variedad de

tipos y gama cromática (rojizas, rosáceos y pardos): trampas, petroglifoides, tres

serpentiformes verticales, dos tectiformes, varios antropomorfos y restos pictóricos

informes, barras verticales, puntuaciones, etc33.

A finales de los años 70 del siglo XX, Juan Gil Montes descubrió una covacha o abrigo

de "El Batán", en el extremo meridional de la Sierra del Pimpollar, concretamente en el

mismo camino que conduce al Risco del Citolar. Los tres paneles localizados presentan

figuras de color rojo intenso a base de manchas (pinturas deterioradas) y restos de trazos

verticales aislados, posiblemente un ramiforme.

A finales de los años 80 del siglo XX un guarda forestal descubrió algunos paneles

pictóricos en el Risco de El Citolar, decorados con barras acordadas superpuestas y

exentas con sus extremos hacia abajo, utilizando el color intenso, configurando un

motivo original tanto por su morfología como por ser el único que se realizó en este

yacimiento, identificando las pinturas el profesor García Arranz como un ramiforme sin

30 RUBIO ANDRADA, 1994, 425-439.

31 BREUIL, 1933, 167-179.

32 ACOSTA MARTÍNEZ, 1968, 35-37.

33 ; GARCÍA ARRANZ, 1990, 141-159.

eje central, y un tectiforme o cabaña o incluso una representación del paisaje montañoso

en el que se ubica34.

Otro interesante conjunto de pinturas esquemáticas le encontramos en Torrejón el

Rubio, concretamente, en su término municipal en el que se encuentra el Parque

Nacional de Monfragüe.

Un parque que desde su creación en el año 1979 hasta la actualidad ha visto crecer año

tras año el número de visitantes que acuden a disfrutar de un paisaje único en Europa. El

Parque Nacional de Monfragüe constituye uno de los puntos de mayor interés

ornitológico de España. En este entorno se puede encontrar al águila imperial, el buitre

negro, la cigüeña negra, grandes colonias de buitres leonados. Potencial tanto

arqueológico como turístico, ocupando un lugar destacado en el ámbito peninsular por

su excepcional riqueza paisajística y faunística.

Lo más destacable de la etapa prehistórica es el gran número de pinturas

rupestres que albergan las sierras de Monfragüe situadas en las crestas cuarcíticas de las

alineaciones serranas que recorren el Parque de Este a Oeste, longitudinalmente y

paralelamente al curso del río Tajo y a ambos lados de su cuenca, estando fechados los

conjuntos más antiguos hace más de 8000 años, en el período del Epipaleolítico,

mientras que los más cercanos en el tiempo corresponden a la Edad del Hierro, hace

unos 2800 años, referente para la Arqueología del Arte Prehistórico desde que fueron

descubiertas en la década de los 7035. Destacamos la Cueva del Castillo, abrigo situado

en la cara sur de la Sierra de la Corchuelas, que cuenta con un importante conjunto de

pinturas esquemáticas al igual que las localizadas en el abrigo del Peine y en la cueva de

los Murciélagos, que abordaremos en el capítulo dedicado a las manifestaciones

artísticas.

La aparición de restos arqueológicos en esta época descubiertos en las

excavaciones realizadas en el castillo, así como una inscripción tartésica del abrigo

situado a sus pies, fechada hacia los siglos V-IV a. C36., su transcripción fónica

34 GARCÍA ARRANZ, 1990, 176-178.

35 Interesante los estudios realizados por los profesores Hipólito Collado y José Julio García. GARCÍA

ARRANZ, 1994, 14-16; GARCÍA ARRANZ, COLLADO GIRALDO, 2055, 2006 y 2007.

36 BELTRÁN LLORIS, 1973, 59-85.

sería: KO.N.KO.L.TI.R.U. y la presencia de pinturas rupestres esquemáticas, los

hallazgos de las estelas de pizarra, abundantes restos cerámicos y tegulae, son la prueba

fehaciente de la presencia humana en la zona desde el período Epipaleolítico. Las

pinturas esquemáticas se encuentran en la Cueva del Castillo, los únicos útiles

encontrados en la cueva hasta el momento, son los que localizó don Pablo Gonzálvez,

concretamente un hacha tallada por una cara y una lasca en forma de cuchillo37,

teniendo en cuenta las piezas cerámicas calcolíticas localizadas por el profesor García

Mogollón en las cuevas próximas de “El Peine” y “Los Murciélagos”38, así como los

restos arqueológicos descubiertos por Lavado Paradinas39.

El conjunto de yacimientos pictórico-esquemáticos del Parque de Monfragüe es,

a juicio del profesor García Arranz, una prolongación noroccidental del gran complejo

rupestre de las Villuercas-Ibores, una de las mayores concentraciones de la provincia

cacereña. Su densidad es sólo comparable a la serie de abrigos documentados en

Cañamero40. El grupo de estaciones de la Sierra de las Corchuelas-Peña Falcón, guarda

una estrecha relación con el paso estratégico de comunicación que el río Tajo abre en el

popular Salto del Gitano.

Las pinturas postpaleolíticas de la Cueva del Castillo fueron descubiertas por los

profesores don Leandro Nieto y don Manuel de Carlos en el mes de abril de 197041,

convirtiéndose desde entonces en un singular yacimiento arqueológico que despertó el

interés de los investigadores que a lo largo de los años han ido profundizando en el

estudio de estas pinturas, desde su descubrimiento en la década de los años 70 del siglo

XX, con las aportaciones de los profesores Beltrán Lloris42, García Mogollón43 y Rivero

de la Higuera44. Pero, será en la década de los 90 cuando se acometan nuevos estudios

37 COLLADO GIRALDO y GARCÍA ARRANZ, 2006, 3.

38 GARCÍA MOGOLLÓN, 1974, 551; RUBIO ANDRADA, 1991, 51-61.

39 LAVADO PARADINAS, 1985, 127-141.

40 GARCÍA ARRANZ, 1924, 15.

41 La prensa se hizo eco de la noticia en el Diario Hoy, 3 de junio de 1970.

42 BELTRÁN LLORIS, 1973, 59-85.

43 GARCÍA MOGOLLÓN, 1974, 551-580.

44 RIVERO DE LA HIGUERA, 1972-73, 287-312.

por el profesor Rubio Andrada45 y el colectivo Barbaón46, despertando el interés de la

Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y de las Universidades de

Extremadura y Complutense de Madrid para llevar a cabo un sistemático estudio de las

pinturas así como labores de limpieza de los paramentos entre los años 1998 y 2006.

Pero, serán los profesores García Arranz y Collado Giraldo los investigadores que más

profundicen en los estudios de las pinturas rupestres de Monfragüe, descubriendo

nuevos e interesantes abrigos47 con representaciones esquemáticas simples realizadas

mediante trazos lineales, utilizando principalmente el color rojo obtenido de los

pigmentos de origen mineral procedentes de la pulverización de óxidos de hierro y

mezclados con grasa y, en menor proporción el color negro (manganeso, un metal

parecido al hierro) y el blanco (yeso o caolín).

El Abrigo del Castillo es el único punto de la zona de uso público que puede

contemplarse las pinturas rupestres en el Parque Nacional de Monfragüe. Aquí podemos

admirar figuras que fueron pintadas en el Epipaleolítico (8000-7000 a. C). El mejor

ejemplo es un ciervo que está difuminado entre el bloque más conocido: el de las

pinturas antropomorfas48. Parte de las figuras de este panel, las superiores más gruesas y

con un color rojo más apagado, son de la época neolítica, mientras las que se encuentran

más abajo, más finas y mejor acabadas serían más modernas, pudiéndose fechar en la

Edad del Bronce. Precisamente de esa misma época es el resto de pinturas rupestres

existentes, que tienen diferentes formas zoomorfas, líneas y representaciones dactilares.

Otros conjuntos en los que nos encontramos con representaciones abstractas como

pectiformes, barras, puntuaciones, son numerosos en la margen derecha del río Tajo,

pasado el Salto del Gitano, abrigo de la Garganta y cueva de los Frailes.

La mayoría de las representaciones que se pueden observar son figuras humanas

pintadas de modo muy sencillo, esquemático, en el que se puede observar la estructura

social de la época, así como diferentes animales que existían en la época. Entre las

representaciones figurativas destacamos animales (zoomorfos y pectiniformes), figuras

45 RUBIO ANDRADA, 1991; RUBIO ANDRADA, 1993, 443-449; DE LA VEGA FERNÁNDEZ, 1989,

8-10; RIVERO, 1972-73, 288.

46 COLECTIVO BARBAÓN, 1998, 12-17.

47 GARCÍA ARRANZ y COLLADO GIRALDO, 2005, 2006, 2007.

48 RUBIO ANDRADA, 1991, 52.

humanas (ancoriformes, ramiformes y antropomorfos), armas y otros objetos, así como

esquemas abstractos, agrupación de puntos y barras o esquemas circulares.

Concretamente, en la cueva de “Los Murciélagos” se localizaron más de una decena de

pinturas a base de trazos fusiformes, puntos, restos de antropomorfos, destacando una

figura femenina muy esquemática49.

Por último, citamos otros conjuntos. En los años 80 del siglo XX se descubrieron

las pinturas rupestres esquemáticas en la Cueva del Buraco, dentro del término

municipal de Santiago de Alcántara. En el año 2012, Juan Carlos Jiménez descubre las

de Puerto Roque, en la Sierra Fría dependiente de Valencia de Alcántara. Ambos

yacimientos se presentan hoy como dos de las estaciones de arte rupestre esquemático

más destacadas tanto dentro de esta comarca artística, como de toda la región

extremeña. Las pinturas de Puerto Roque han sido incluidas, además, dentro del

Itinerario Cultural Europeo "Caminos de Arte Rupestre Prehistórico". Concretamente,

en la Cueva de Puerto Roque encontramos figuras en un tono rojizo y predominante

línea gruesa. Los elementos conservados se engloban básicamente en dos grupos,

ubicados el primero en la zona media de la cavidad, mientras que el segundo ocuparía

parte de una laja que, a la derecha, aparece cerrando la oquedad, entre ésta y el resto de

pared pétrea del enclave natural. En el grupo izquierdo destacaría una figura ramiforme,

antropomorfa para algunos estudiosos, diseñada en línea vertical sobre la que cruzan

ocho trazados horizontales, dotando al ser de dieciséis ramas en pareado de paralelos.

No lejos de éste, y a la derecha del mismo, unas figuras más oscuras que aquellas otras

junto a la que se muestran a nuestra vista, hacen ver la diferente datación que establece

distintas fechas de creación para cada una de ellas. En el panel derecho, figuras

supuestamente antropomorfas, acompañadas por no distantes líneas verticales. En la

cueva del Buraco, contemporánea a la anterior, destacando antropomorfos, puntos y

signos ideomorfos, registrando una serie de ojos-soles similares a los hallados en otros

yacimientos de la Península Ibérica, confirmándose así la relación cultural que

mantuvieron entre sí los antiguos pueblos ibéricos que dieron vida al arte rupestre

esquemático, mostrándose Extremadura como un auténtico santuario de arte

prehistórico peninsular y europeo.

49 GARCÍA MOGOLLÓN, 1974, 565-566.

El resto de muestras de pinturas rupestres esquemáticas se localizan en los

batolitos de algunos parajes cacereños como en Los Barruecos (Malpartida de

Cáceres)50, el Pradillo (Trujillo) y en un cancho de Belén51, arrabal de Trujillo, junto a

la antigua carretera; Los Pozuelos (Plasenzuela); Peraleda de San Román52 o el área de

los Ibores.

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51 COLLADO GIRALDO y GARCIA ARRANZ, 2009, 19-38; RUBIO ANDRADA, M; RUBIO MUÑOZ, J y RUBIO

MUÑOZ, M. I, 2006.

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