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  • MEMORIAS

    Eje temtico: Estudiantes

  • Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales

    DecanoFranco Bartolacci

    VicedecanoHctor Molina

    Secretaria AcadmicaSabrina Benedetto

    Sub Secretaria AcadmicaJulieta Corts

    Secretaria de Investigacin y PosgradoClaudia Voras

    Sub Secretaria de Investigacin y PosgradoValeria Sassaroli

    Secretaria de Planificacin y Gestin InstitucionalCintia Pinillos

    Secretario de Comunicacin y Gestin de MediosEdgardo Toledo

    Secretaria EstudiantilLucila Dattilo

    Secretaria de ExtensinMara Ins Suidini

    Sub Secretaria de ExtensinPaula Contino

    Secretaria FinancieraNadia Amalevi

    Secretaria de Relaciones InstitucionalesCecilia Ruberto

    Escuela de Ciencia PolticaMara Gabriela Benetti

    Escuela de Comunicacin SocialElizabeth Martnez de Aguirre

    Escuela de Relaciones InternacionalesGustavo Marini

    Escuela de Trabajo SocialMara Eugenia Garma

    Comit AsesorHugo QuirogaOsvaldo IazzettaGladys LechiniSusana FrutosAlicia Gonzlez-SaibeneAnabella Busso

    Mara Eugenia SchmuckMarcelo CavarozziWaldo AnsaldiManuel Antonio GarretnMartin DAlessandroMiguel de Luca

    Comit OrganizadorCintia PinillosSofa PerottiMara de los ngeles ZayasEdgardo ToledoNadia AmaleviSabrina BenedettoClaudia VorasLucila DattiloValeria SassaroliJulieta CortsCecilia RubioGisela Pereyra DovalAndrea CalamariValeria MiyarAlejandra PereyraMara CarrerasJulieta RucqClarisa RamachottiToms MottironiGermn VillarealDiego GuevaraFederico FarreGisela MacedoRita GrandinettiAlberto FordGisela SignorelliMarco IazzettaMercedes BetriaBeatriz PorcelMariano SironiAlicia VillamajFlorencia RovettoBetina RosinvalleMara de los ngeles DicapuaMelina Perbellini

    Comit Organizador Estudiantil

    Coordinadores Comit EstudiantilMilocco, Mailn Noelia Tim, Dafne Celeste

    Coordinadores Comit de PrensaAmatta, Juan Manuel Doval, Toms

    Acedo, MatasAlbini, AgustnAgero ReginaArrieta, AilnBacciadonne, FrancoBalmaceda Clavel, Enrique

    Barra, DaianaBendayan, NailaBuzzano, LucioCardinales, GastnCatalano, FtimaCiliberti, FernandaCoduri, YaelCostello, MarianoCusumanos, FlorenciaDAl, PilarDel Arca, GuadalupeDeutsch, VernicaDe Zan, Juan LuisDi Lenarda Pierini, Juan Pablo Doval, TomsEspinoza, JulietaFelitti, MartinFurlotti Barros, MarianoGaravaglia, GiulianaGarca Scavuzzo, lvaroGraziano, BelnGutirrez, Andrs Gutierrez, MariaHummel, IanaraKinderknecht, AgustoManso, VictoriaMntaras, MartinaMarcaida, PaulinaMartinez, SabrinaMartinez Prieto, LauraMondelli, CelinaMusto, VictoriaNieva Atrib, JuanPasqualis, LizaPearanda, JavierPereyra, Magal RocoPonchon, LeandroProcicchiani, Mara FlorenciaRivet, AgustinaRubinich, GretaSerrat, AnaSimonetta, Juan CruzSchwarzstein, JuliaSchroether, BorisSecchi, FedericoSerra, BelnSilva, CarolinaSullivan, LucaTerzagui, Mercedes Traverso, Juan IgnacioValenzuela, Ana EugeniaVallejo, FacundoVelazquez, UkayVernetti, CarlaVern, DaminVillar, Beln AyechViola, Natalia GiselZarzur, IgnacioZurita, Virginia Beln

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    El Congreso

    El Congreso sobre Democracia es un tradicional encuentro acadmi-

    co que desde 1994 se realiza cada dos aos en la ciudad de Rosario,

    Argentina, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y Relacio-

    nes Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.

    A veinte aos de aquel primer Congreso sobre Democracia,

    la Facultad se prepara para recibir a cientos de expositores nacio-

    nales e internacionales que se dan cita para debatir en torno a los

    escenarios actuales y futuros de las democracias latinoamericanas,

    en el marco de paneles, mesas redondas, simposios, presentaciones

    de libros y revistas cientficas y numerosas mesas de ponencias.

    Dada la relevancia acadmica y poltica que ha ganado a lo

    largo de sus primeras diez ediciones, el Congreso ha recibido, as, la

    visita de prestigiosos acadmicos, lderes polticos y autoridades de

    las distintas escalas gubernamentales, como tambin de destacados

    comunicadores y periodistas.

    Otro rasgo distintivo del Congreso es la participacin masi-

    va de estudiantes de nuestro pas y la regin, quienes se han apro-

    piado del evento como un espacio de socializacin acadmica, con

    instancias para compartir y debatir sobre sus propias experiencias y

    producciones, as como para conocer personalmente y escuchar a

    referentes centrales para su formacin.

    La consigna

    En esta oportunidad, la consigna del Congreso es Entre el malestar y

    la innovacin. Los nuevos retos para la democracia en Amrica Latina.

    La democratizacin es un proceso dinmico que siempre

    permanece incompleto y no reconoce un punto de llegada. Por el

    contrario, se trata de de una bsqueda sin trmino que persigue un

    horizonte mvil. La apuesta por la democracia requiere un perma-

    nente compromiso cotidiano para profundizarla y expandirla y exige

    renovar los desafos para evitar su declive y vaciamiento. Su perma-

    nencia no est asegurada de antemano y est expuesta constante-

    mente al riesgo de inversin, de desdemocratizacin.

    El escenario internacional de estos ltimos aos nos ilustra

    sobre procesos relacionados con la democracia que se mueven en

    direcciones opuestas y nos muestran que el entusiasmo de algunas

    experiencias convive con marcados signos de agotamiento y ma-

    lestar en sociedades que perciben los lmites de los procedimientos

    democrticos para procesar los desafos de un mundo globalizado.

    El Congreso se presenta entonces como un mbito de discu-

    sin acadmica, pero tambin poltica, para problematizar y debatir

    acerca de los lmites y las tensiones de la democracia, los malesta-

    res, as como las estrategias posibles e innovadoras para profundi-

    zarla y mejorarla, atendiendo al desarrollo, la inclusin y el respeto

    a los derechos humanos, a partir del reconocimiento de la comple-

    jidad y diversidad de su despliegue en el escenario latinoamerica-

    no. Un escenario atravesado por temporalidades e historias tan di-

    versas, donde Amrica Latina se presenta celebrando tres dcadas

    de indita continuidad democrtica, con luces y sobras, marchas y

    contramarchas pero mostrando que la democracia es hoy un valor

    compartido por sus sociedades que se apropian de las herramientas

    que ofrece para expresar sus demandas e inscribir nuevos derechos.

    La institucin organizadora

    La Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la

    Universidad Nacional de Rosario cuenta con una vasta trayectoria

    acadmica y reconocimiento pblico. Tambin es manifiesto su com-

    promiso institucional con la consolidacin de la calidad democrtica

    y con la construccin de canales de dilogo entre la Universidad y los

    actores sociales, polticos y gubernamentales.

    Su oferta acadmica est compuesta por cuatro carreras de

    grado que son las Licenciaturas en Ciencia Poltica, Comunicacin

    Social, Relaciones Internacionales y Trabajo Social. Asimismo, la casa

    presenta una importante oferta en materia de posgrado, con Espe-

    cializaciones, Maestras, y Doctorados vinculados con aquellas dis-

    ciplinas.

    La Facultad cuenta tambin con un Instituto de Investigacio-

    nes, en el que desarrollan sus actividades investigadores y becarios

    del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tecnolgicas

    (CONICET) y del Consejo de Investigaciones de la UNR y del Progra-

    ma Nacional de Incentivos a la Investigacin. El Instituto nuclea a dis-

    tintos Centros de investigacin que orientan sus investigaciones en

    distintas reas de las Ciencias Sociales.

    En 2013, la Facultad cumpli 40 aos y lo festej con diversas

    actividades acadmicas y sociales, de las que particip la comunidad

    educativa en su conjunto.

    Entre el malestar y la innovacin: los nuevos retos para la Democracia en Amrica Latina

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    Trabajo preparado para su presentacin en el XI Congreso Nacional y IV Congreso Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 8 al 11 de septiembre de 2014 Ttulo de la ponencia: La Expresin de un Indecible, la Representacin del Holocausto en Maus y en el Gnero Cinematogrfico. Autor: Mara Eugenia Zilli. Correo electrnico: [email protected] Institucin: Universidad Nacional de Rosario Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales. rea temtica: Historia Poltica, Literatura. Resumen El trabajo focaliza en la dificultad de representacin de un hecho histrico-poltico que ha marcado el devenir de toda la humanidad. Propone analizar la singular representacin del Holocausto en el cmic en contraposicin al gnero cinematogrfico. Durante aos se ha intentado transmitir una versin fiel del mismo, aunque stas muchas veces han estado influenciadas por la divisin ntida entre oprimidos y opresores. La paradoja de que lo que ocurri en verdad nunca podr saberse, nos permite considerarlo un indecible. Sin embargo, la versatilidad y complejidad del cmic Maus de Art Spiegelman hacen de sta novela grfica una representacin nica.

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    La Expresin de un Indecible: la Representacin del Holocausto en Maus y en el Gnero Cinematogrfico.

    Mara Eugenia Zilli

    Introduccin.

    Representar el Holocausto no es tarea fcil. Durante aos historiadores, psiclogos, socilogos, investigadores y especialmente los supervivientes han intentado transmitir una versin fiel de lo que fue el Holocausto judo llevado a cabo por la poltica nazi en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, como afirma David Engel (2006), una vez finalizada la guerra y que las fotografas tomadas a los prisioneros fueran publicadas por primera vez, stas fueron recibidas con horror e incredulidad en el resto del mundo suscitando desde entonces espanto y fascinacin. Por ello sostiene que una mirada desapasionada sobre los hechos fundamentales de la relacin entre el Tercer Reich y los judos, junto a la consideracin del contexto histrico podra disipar la sensacin de misterio y desconcierto que el Holocausto despierta y as tornar comprensibles acontecimientos que para la poca y an hoy resultan inimaginables.

    No obstante, a la hora de analizar el Holocausto es importante evitar caer en el victimismo blando, la sentimentalizacin del sufrimiento y la tranquilidad de conciencia obtenida como fruto de la divisin ntida entre oprimidos y opresores, entre las vctimas y los verdugos. Un ejemplo de esto son los testimonios de Primo Levi (2005), sobreviviente de Auschwitz, a quien le desagradaba la tentativa de encontrar en la palabra Holocausto un sentido de sacrificio sublime o de pasin religiosa siendo ste no ms que un proyecto poltico de sometimiento y destruccin de seres humanos. Segn Levi (2005), sobrevivir no fue siempre un mrito y mucho menos una experiencia ennoblecedora o redentora, sino un azar del cual se beneficiaron aquellos que en los campos pudieron lograr algn privilegio bajo el precio de cooperar en mayor o menor medida con los verdugos. El nacionalsocialismo era un orden infernal que ejerca un espantoso poder de corrupcin al que era difcil escapar.

    Levi insiste en la paradoja de que lo que ocurri de verdad nunca podr saberse, por mucho que se escriba, se recuerde y se hable de los campos. En ello reside la dificultad de representacin y por eso el Holocausto es un indecible. Finalizada la guerra, no se hablaba del exterminio de los judos de Europa y tampoco haba mucha gente dispuesta a escuchar los testimonios literalmente increbles de los supervivientes de los campos. Se trataba de una experiencia cuya naturaleza era indescifrable, monstruosa y casi imposible de transmitir. En la posguerra lo correcto era resaltar, o inventar, la resistencia heroica de los comunistas y la persecucin sufrida por ellos, pero no se aceptaba que millones de personas hayan sido condenadas a muerte por el solo hecho de ser judos, por el hecho de nacer.

    Para los supervivientes transmitir la experiencia del Holocausto no ha sido tarea fcil, y mucho menos con el paso de los aos. La necesidad, la obligacin y el derecho de seguir contando enfrentan el trauma, el dolor, el desgaste de los recuerdos y a su vez su

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    deformacin. Como sostiene Antonio Muoz Molina1 esta necesidad se vuelve para ellos un deber y un riesgo visto que para las nuevas generaciones podran resultar anacrnicos. En los campos los prisioneros soaban con comer y con contar: la primera necesidad se aplac con los aos pero la segunda no lleg a saciarse nunca (LEVI: 2005).

    Por consiguiente algunas caractersticas del Holocausto siguen siendo un enigma para muchos. La mayor parte de los especialistas del tema creen que los dirigentes nazis contemplaban el asesinato sistemtico de los judos como un fin en s mismo y justificado, y no un medio para alcanzar alguna meta comprensible racionalmente2. Segn muchos historiadores la justificacin de la matanza total descansaba, en ltima instancia, en la conviccin de que los judos no eran seres humanos cuya existencia pona en peligro a Alemania y a la humanidad entera. El slo hecho de que el Tercer Reich funcionara en un universo discursivo totalmente ajeno implicaba otra dificultad, visto que sus reglas para percibir y concebir la realidad estaban fuera de la experiencia de cualquier sociedad contempornea (ENGEL: 2006).

    El espanto, la fascinacin y la incomodidad que genera la solucin final del Tercer Reich, entre otros sentimientos, han llevado a sta a las ms variadas formas de representacin, las cuales van desde lo testimonial e histrico hasta el mundo del arte por medio de la pintura, el cine, la fotografa y literatura, etc. No obstante, en el presente trabajo quiero destacar una forma singular de representacin del tema: el cmic.

    La obra de Art Spiegelman, Maus I y Maus II3, logra representar la complejidad del Holocausto y aproximarse a este fenmeno de un modo absolutamente renovador, cuyo molde de historieta - donde los nazis son gatos y los judos, ratones consigue sustraer al lector de toda familiaridad con los hechos que se describen. La propia complejidad del tema que aborda, hace de Maus un gnero difcil de clasificar creando un nuevo tipo de lectura y de relato, siendo ste novela, documento, memoria grfica e historieta a la vez. Spiegelman, nacido en 1948, relata e ilustra la experiencia de su propia familia y la complejidad de la interrelacin entre el pasado, presente y futuro tanto para los supervivientes como para los hijos de stos nacidos luego de la guerra. Utilizando todos los recursos estilsticos y narrativos tradicionales de este gnero y, a la vez, inventando otros nuevos, Spiegelman escribe este libro como forma de reconciliarse con su padre y asumir el terrible pasado familiar. Su radicalidad narrativa marc un antes y un despus en el universo de la novela grfica, cuyo xito luego de sus publicaciones en 1987 y su culminacin en 1991 le han adjudicado el carcter de genuina obra de arte traducindose a ms de 15 idiomas. Sus dibujos se expusieron en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en 1992 fue reconocido con el Premio Pulitzer siendo hasta el momento el nico cmic que lo ha logrado. 1 MOLINA, Roberto (2008), "Prologo" en LEVI, Primo, (Triloga de Auschwitz: Si esto es un Hombre, La Tregua, Los Hundidos y los Salvados), pg. 19, Editorial Ocano, Barcelona, Espaa, 2005. 2 ENGEL, David. De la Persecucin a la Matanza: El Holocausto, el Tercer Reich y los Judos, pg. 113, Edicin Nueva Visin, Buenos Aires, Argentina, 2006. 3SPIEGELMAN, Art. Maus. Historia de un Sobreviviente: Mi Padre Sangra Historia. Tomo I. Emec Editores, Buenos Aires, Argentina, 2008. Maus. Historia de un Sobreviviente: y Aqu Comenzaron Mis Problemas. Tomo II. Emec Editores. Buenos Aires, Argentina, 2006.

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    Considerando la versatilidad y complejidad de la obra de Art Spiegelman, me propongo analizar el Holocausto como un fenmeno indecible utilizando el cmic Maus en contraposicin al gnero cinematogrfico.

    El Holocausto como fenmeno indecible y la Zona Gris.

    El horror y el sufrimiento causado durante el Holocausto superan nuestra capacidad de imaginar, por lo que resulta inevitable no sentir empata ante hechos tan atroces. Segn Viktor Frankl, mdico psiquiatra superviviente de Auschwitz, las personas que jams han pisado un Lager, tienden a forjarse una idea distorsionada y equivocada de la autntica vida en un campo de concentracin, porque recubren las realidades diarias con un velo, mezcla de sentimentalismo y compasin4. Tanto para los prisioneros en los campos como para quienes tomamos contacto con las distintas representaciones del Holocausto, no nos es posible comprenderlo desde una aproximacin sentimentalista, muy por el contrario s podemos entenderlo racionalmente como un proyecto poltico del Partido Nazi.

    Como indica Primo Levi (2005), en el ao 1942 las noticias sobre los campos de exterminio eran vagas pero perfilaban una matanza de proporciones vastas y una crueldad exagerada que se rechazaba por su enormidad. Si algn prisionero lograba escapar el mundo no le creera. Ninguna certeza sera posible al destruirse las pruebas. Esta incertidumbre afloraba en los sueos de los prisioneros temiendo no ser escuchados por una persona querida, incluso ignorados. Adems, al terminar la Segunda Guerra Mundial, los datos cuantitativos de las deportaciones y las matanzas nazis no se conocan. El Holocausto era sugerido por eufemismos (solucin final, tratamiento especial, unidad de emergencia5) y nunca explcitamente, lo que signific un obstculo a la hora de su reconstruccin.

    Asimismo, la memoria humana resulta falaz: los recuerdos tienden a borrarse con los aos y con frecuencia se modifican. Para Levi, tanto opresores y oprimidos estn en la misma trampa: el recuerdo del trauma causa dolor a las vctimas que lo rechazan para evitar renovarlo mientras que los opresores arrojan el recuerdo a lo ms profundo para aligerar la culpa. Estn aquellos que falsean la realidad conscientemente y los que se alejan y crean una realidad ms cmoda y menos dolorosa. Aunque la realidad tambin puede ser modificada cuando est ocurriendo como ser las ilusiones de los prisioneros sobre el fin de la guerra o la negatividad ante la desaparicin de un ser querido. A modo de ejemplo, Levi cuenta la reaccin de una madre ante la muerte de su hijo: No tena sentido que yo repitiese las acostumbradas historias de horror. Ella saba que su hijo, slo l, haba logrado alejarse de la columna sin que las SS le disparasen, se haba escondido en el bosque y

    4FRANKL, Viktor. El Hombre en busca de Sentido, pg. 153, Editorial Herber, Espaa, 2004. 5 Unidad de Emergencia (Einsatzkommando): unidades que en la retaguardia del frente ruso ametrallaban a civiles junto a las fosas cavadas por las propias vctimas. Se les distribua alcohol a voluntad para que la matanza fuera velada por la embriaguez.

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    estaba a salvo en manos de los rusos; todava no haba podido enviarles noticias, pero lo hara muy pronto, de eso estaba segura6.

    Aun as, el Holocausto presenta caractersticas complejas y contradictorias que tienden a la simplificacin para su comprensin. La necesidad de separar a judos y nazis conlleva a que la biparticin amigo-enemigo prevalezca. Por el contrario, Levi seala que la maraa de contactos humanos al interior del Lager no era nada sencilla, por lo que no poda reducirse a los bloques vctimas y verdugos, al bien y al mal. La ambigedad de la situacin escapaba incluso a los recin llegados al campo que si bien, esperaban una realidad terrible, la crean descifrable con lmites claros donde el enemigo estaba fuera. A fin de entender el concepto de Zona Gris, Levi escribe: El ingreso en el Lager era, por el contrario un choque por la sorpresa que supona. El mundo en el que uno se vea precipitado era terrible pero, adems, indescifrable: no se ajustaba a ningn modelo, el enemigo estaba alrededor, pero dentro tambin, el nosotros perda sus lmites, los contendientes no eran dos, no se distingua una frontera sino muchas y confusas, tal vez innumerables, una entre cada uno y el otro. Se ingresaba creyendo, por lo menos, en la solidaridad de los compaeros de desventura, pero stos, a quienes se consideraba aliados, salvo en casos excepcionales, no eran solidarios: se encontraba uno con incontables mnadas selladas, y entre ellas una lucha desesperada, oculta y contina. Esta revelacin brusca, manifiesta desde las primeras horas de prisin muchas veces de forma inmediata por la agresin concntrica de quienes se esperaba que fuesen aliados futuros -, era tan dura que poda derribar de un solo golpe la capacidad de resistencia. Para muchos fue mortal, indirecta y hasta directamente: es difcil defenderse de un ataque para el cual no se est preparado7.

    En el Lager, al derrumbamiento moral se le sumaba la divisin entre los prisioneros del montn y los privilegiados, y entre los nuevos y los antiguos8. Levi seala que en muchos casos, los antiguos manifestaban fastidio y abierta hostilidad con los nuevos, visto que stos eran envidiados porque parecan tener todava el olor de sus casas, lo cual era absurdo ya que eran compaeros en desgracia. El Lager implicaba una regresin a los comportamientos primitivos y sobre los nuevos se arrojaba la humillacin. En este sentido, la autntica vida en el campo de concentracin se aparejaba a un estado de naturaleza con reglas, donde prevaleca el ms fuerte o ms astuto, donde cada selektion implicaba una lucha encarnizada por sobrevivir, an a costa del otro (FRANKL: 2004).

    La mayora de los supervivientes pertenecen a los prisioneros que lograron algn privilegio, ya sea por sus labores, oficios, astucia, inteligencia, egosmo, por actividades lcitas o ilcitas, morales o inmorales, sea conferido u obtenido por violencia. Ser Kapo o Sonderkommando significaba un suplemento alimenticio, aunque a un alto costo. De este modo el nacionalsocialismo degradaba a sus vctimas y arrojaba sobre ellas la culpa. En el

    6 LEVI, Primo. Triloga de Auschwitz: Si esto es un Hombre, La Tregua, Los Hundidos y los Salvados, pg. 495, Editorial Ocano, Barcelona, Espaa, 2005. 7 LEVI, Primo. Triloga de Auschwitz: Si esto es un Hombre, La Tregua, Los Hundidos y los Salvados, pgs. 498, 499, Editorial Ocano, Barcelona, Espaa, 2005. 8 Prisioneros con tres o cuatro meses de estada en el Lager.

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    Lager, el prisionero-funcionario gritaba y maltrataba a sus compaeros de desgracia igual o inclusive peor que los alemanes y quienes se revelaban eran ejemplarmente castigados.

    La zona gris del privilegio y la colaboracin tiene races mltiples. Sus contornos estn mal definidos, separa y une a la misma vez a opresores y oprimidos. Un rgimen de poder restringido necesita de colaboradores para funcionar y del terror para obligar. Por estos motivos, Levi nos invita a no precipitarnos imprudentemente a emitir un juicio moral ante los colaboradores sino a intentar comprender la lgica de comportamiento de la estructura de un Estado totalitario.

    La representacin del Holocausto en Maus y en el gnero cinematogrfico.

    Dominick LaCapra (2008) afirma que la efectividad de la memoria a un nivel colectivo se logra cuando sta abarca a una vasta cantidad de pblico. En este sentido, el cmic puede ser considerado como cono de la cultura popular y difusin masiva, cuyos mensajes pueden parecer lo suficientemente simples y directos para llegar a todos de un modo relativamente transparente. Sin embargo, el shock inicial que supone descubrir Maus es el arriesgado y desquiciado intento de su autor de llevar Auschwitz al cmic. Incluso el propio Art Spiegelman expresa esta inquietud en su obra: Me siento incapaz tratando de reconstruir una realidad que fue peor que mis peores sueos!, y tratar de hacerlo en forma de historieta! Creo que es demasiado para m. Debera olvidarlo todo. Hay tanto que nunca podr comprender o imaginar! La realidad es demasiado compleja para la historieta9.

    Ocuparse de Auschwitz en un cmic parece inapropiado. Sin embargo, Maus no slo muestra ser aceptable sino que logra mucho ms al abarcar ciertos tpicos imposibles. En este sentido, LaCapra destaca a Maus como una obra que nos impacta y al mismo tiempo borra las distinciones entre la cultura baja y alta en un mbito donde el nivel dominante de ignorancia e indiferencia respecto de la Shoah no se ha debilitado sino por el contrario intensificado por su reciente uso cmo alusin meditica o como elemento kitsch contextual10, lo que Spiegelman denomina Holokitsch, muy visto por lo general en el cine.

    Para Jos Emilio Buruca (2006) Maus ha establecido un lmite representativo inslito para el tema de la Shoah, un borde desde el cual vislumbraremos la posibilidad de lo cmico e incluso de lo carnavalesco sin los riesgos de deslizarlos al Holokitsch de un film como La vita bella11 o como El Nio con el Pijama a Rayas de Mark Herman.

    Por el contrario, Maus logra mezclar lo histrico (el Holocausto), lo etnogrfico (la cultura juda contempornea y de los supervivientes), y lo autobiogrfico. Nos atrae desde

    9 SPIEGELMAN, Art. Maus, historia de un sobreviviente: y aqu comenzaron mis problemas, Tomo II, pg. 16, Emec Editores, Buenos Aires, Argentina, 2006. 10 LACAPRA, Dominick. Historia y memoria despus de Auschwitz. Captulo 5, pg. 162, Edicin Prometeo Libros, Buenos Aires, Argentina, 2008. 11 BURUCA, Jos Emilio. Historia y Ambivalencia. Ensayos sobre arte Una explicacin provisoria de la imposibilidad de representacin de la Shoah, pg. 182, Editorial Biblos, Buenos Aires, Argentina, 2006.

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    una perspectiva similar al gnero cinematogrfico, visto que se dirige a un pblico amplio, pero aun as desde un enfoque que si se quiere puede considerarse ms profundo. Si bien no agrega novedades sobre el tema, es importante destacar que presenta un material sin recurrir a un equvoco sentimentalismo o a un formato hollywoodense siendo capaz de mostrar ciertas complejidades sin distorsionarlas. Trasmite una historia, biografa y autobiografa de una manera directa y simple sin resultar inapropiado, visto que su humor de patbulo, su escritura sobriamente exacta, su controlada irona y la precisin insistente de su enfoque sobre las cuestiones ms difciles hacen de esta historieta una obra inusual para el gnero; diferencindose por ejemplo de un film exigente como lo es Shoah de Claude Lanzmann cuya audiencia es ms limitada (LACAPRA: 2008).

    La riqueza de Maus radica en su complejidad. Mediante su lectura podemos dar cuenta de la problematizacin de la identidad en distintos niveles, ya que se puede identificar la relacin del autor con el texto, la relacin del autor con los personajes y la historia en s, como tambin la relacin entre el texto y los lectores. Sin embargo, es necesario destacar la lgica de amigo-enemigo que presenta el cmic desde una visin contextual como tambin humana de los personajes.

    Antes de comenzar el anlisis de Maus, debemos hacer una breve referencia a su historia y personajes. Nos cuenta la vida de Vladek Spiegelman, judo que sobrevive a la Europa de Hitler, y la de su hijo Art (Artie) que lo escribe como una forma de reconciliarse con su padre y superar el pasado familiar. Adems, por medio de los relatos de Vladek, conocemos la historia de Anja, madre de Art y sobreviviente a Auschwitz. La historieta transcurre en Polonia y Nueva York, y cuenta dos historias: el descarnado testimonio del padre, marcado por el miedo, el dolor, la traicin y la muerte; y la tortuosa relacin del autor con l entre sus espordicas reuniones que nos brindan un testimonio sorprendente.

    Como un primer punto de abordaje, es importante sealar el hecho de que las figuras de Maus son animales y este gesto tambin contribuye al shock inicial que provocan estos libros. La eleccin de representar a los judos como ratones y los nazis como gatos, va ms all de un ardid para hacer atrayente la historia, sino que el propio autor en los epgrafes de ambos libros escribe extraas introducciones a esas figuras. En el primer volumen puede leerse una cita de Hitler: Los judos son indudablemente una raza, pero no son humanos. El segundo volumen, en cambio, lleva como epgrafe una cita de un artculo del diario de Pomerania, Alemania, a mediados de los aos treinta que dice: El Ratn Mickey es el ideal ms miserable que jams haya habido Las emociones sanas le indican a cualquier joven independiente y muchacha honorable que esa sucia sabandija inmunda, el mayor portador de bateras en el reino animal, no puede ser el tipo ideal de personaje Fuera la brutalizacin juda del pueblo! Abajo Mickey Mouse! Usemos la cruz esvstica! (LACAPRA: 2008). La irona de Spiegelman al citar estas palabras mise en scne la percepcin de la poca de los judos y los nazis, para profundizar luego con la sociedad alemana, los polacos y dems nacionalidades como tambin para introducir la lgica amigo-enemigo en funcin de la cual actuaban los personajes.

    Los judos estn presentados como una plaga, como ratones grandes que aun as se diferencian de las ratas reales; los alemanes por el contrario son gatos viciosos, salvajes y malevolentes. Los polacos son cerdos solidarios o egostas. Los gitanos son polillas,

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    pestes mviles que suelen ser exterminadas aunque en Maus se encuentran estereotipados como adivinos del futuro ms que como miembros del grupo oprimido (Maus II, p. 133). Los norteamericanos son perros, aunque un poco tontos pero siempre serviciales, y finalmente, los franceses son sapos y los suecos son renos (LACAPRA: 2008).

    Resulta llamativa la representacin de animales con estereotipos humanos. Un ejemplo de esto es el gesto de que los polacos sean CERDOS. La elecciones de los animales dan cuenta de los problemas de representacin de los judos, alemanes y polacos, como tambin la dificultad de encontrar el lugar que ocupaban los polacos en la lgica amigo-enemigo ya que muchos de ellos, al finalizar la guerra, seguan matando judos y se quedaban con las casas y los oficios de stos (Maus II, p. 132). La problematizacin de las representaciones animales cuestiona las identidades tnicas y nacionales. Incluso las vestimentas de los propios ratones (judos) dan cuenta de la clase social a la que pertenecen los personajes, y al mismo tiempo los propios personajes animales se diferencian de los animales reales como ser las ratas de un bunker a las que temen Anja y Vladek (Maus, p. 147), los feroces perros de las SS, o la mascota del analista de Artie que es un gato12.

    Cabe destacar el abordaje que hace Maus de la zona gris a fin de comprender mejor la lgica amigo-enemigo en los campos de concentracin. Esto puede apreciarse en el tipo de relaciones que entablaba Vladek en los ghettos y en el Lager. stas demuestran que Vladek entendi rpidamente la lgica ambigua de amigo-enemigo que representaba el rgimen nacionalsocialista y su poltica de exterminio, visto que se manejaba con astucia para lograr ciertos privilegios personales que lo ayudaron a hacer amigos y sobrevivir. Por lo general, Vladek tena la capacidad de desempearse en distintas profesiones que le permitieron relacionarse estrechamente con algunos de los Kapos, que si bien no eran alemanes, la mayora se comportaba de forma brutal y despiadada con los prisioneros, incluso siendo peores que los nazis. En efecto, muchos de ellos eran judos y esto demuestra como el nacionalsocialismo degradaba a sus vctimas hasta el punto de volverlas cmplices del sistema de matanzas y maltratos. Vladek, por su parte, se vuelve profesor de ingls de un Kapo polaco para obtener proteccin, aun cuando ste era muy cruel con el resto de los prisioneros; se emplea en una herrera para un Kapo judo ruso comunista (Yidl) quien desde el principio lo amenazaba con despacharlo por explotar obreros en las fbricas de telas que Vladek tena antes de la guerra13.

    12 Sin embargo, dentro de la metfora animal, hay una escena en la que puede verse un distanciamiento de la misma. En ella, un alemn azota a la figura de un nio humano (cuya cabeza no puede verse) contra una pared, mientras que la siguiente imagen yuxtapone irnicamente la silueta del alemn y la del nio cado con la de Vladek personificado en un ratn (Maus, p. 108). La descripcin de las personas como animales tiene a veces aspectos amargamente irnicos (LACAPRA: 2008). En una secuencia Vladek compara la reaccin del cuerpo humano a un disparo con la de un perro rabioso de un vecino. El perro daba vueltas y vueltas, pataleando antes de quedarse quieto. Y entonces pens: qu extrao que aquel ser humano muera como aquel perro (M II, p. 82). Sin embargo, la imagen que acompaa el texto muestra un ratn retorcido, inmvil en la misma posicin que el perro. 13 Yidl lo consideraba un sucio capitalista de quien no haba que fiarse puesto que era un farsante en busca de ventajas, y que ante un mnimo error debera enviarlo a las cmaras de gas. El temor que le provocaba esta situacin a Vladek, en la cual un judo era dueo de su vida, visto que mediante su decisin poda enviarlo a las chimeneas, lo lleva a entender que era necesario ganarse el aprecio de Yidl para sobrevivir. Por este motivo, Vladek comienza a organizar (intercambiar) productos y comida con los polacos que trabajaban

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    En el Lager no se poda confiar en nadie, y slo importaba uno mismo. Sobre esto Levi cita una frase del libro Prisoners of Fear de Ella Lingens-Reiner, la cual se atribuye a una mdica: cmo he podido sobrevivir en Auschwitz? Mi norma es que en primer lugar, en segundo y en tercero estoy yo. Y luego nadie ms. Luego otra vez yo; y luego todos los dems14. En Maus, esta falta de confianza y egocentrismo es sugerida por ejemplo cuando Vladek descubre que sus compaeros le haban robado la comida que haba ahorrado para pagar el traslado y proteccin de Anja (M II, p. 64), o cuando le aconseja a su mujer: no te preocupes por los dems ellos no se preocuparn por ti. Slo quieren sacarte comida (M II, p. 56).

    La ambigedad que supone la zona gris de la colaboracin y del privilegio como tambin la desencarnada y constante lucha por la supervivencia, marcan el relato de Vladek, siendo, en definitiva, un testimonio extraordinario de supervivencia, en el cual admiramos al personaje por su inteligencia y su capacidad de adelantarse a ciertas situaciones, pero que aun as est lleno de dolor y nos recuerda constantemente ese entorno indescifrable en el que se movan tanto los prisioneros y los nazis. En l cualquiera es digno de desconfianza y puede ser objeto de traicin, tanto por el lado de las vctimas como por los verdugos15. Si queras sobrevivir debas ser astuto e intercambiar, ya sea pertenencias, raciones de alimento, uniformes, etc. pero algo era seguro en el Lager: ninguna accin era desinteresada, y si las hubo fueron muy pocas, todo tena un precio, todo se pagaba, incluso la amistad.

    La ambigedad de la zona gris no se circunscribe solamente a las condiciones del Lager. En Maus podemos ver cmo, antes de su deportacin a Auschwitz, los judos se entregaban unos a otros a los alemanes. Esto tiene relacin al rol de los espas judos y polacos como tambin de la polica juda, la cual tena como una de sus funciones entregar como obreros en el Lager, a cambio de sus pertenencias y as ofrecerle regalos a Yidl, que en ese momento eran muy difciles y caros de conseguir. Esto puede apreciarse en las escenas en las que Yidl amenaza a Vladek dicindole: Ja, nunca tuviste un trabajo honesto en tu vida, Spiegelman. Lo s todo sobre ti Mandan farsantes como t aqu y a los buenos herreros a la chimenea, te tendr vigilado!. A lo que Vladek agrega: tuve miedo, realmente poda hacerme algo (M II, p. 47). Yidl consideraba a Vladek como un hombre rico por los productos que poda comprarle a los trabajadores polacos, y aun as era muy codicioso ya que pretenda que Vladek se arriesgara por l (M II, p. 48). 14 LEVI, Primo. Triloga de Auschwitz: Si esto es un Hombre, La Tregua, Los Hundidos y los Salvados, pg. 537, Editorial Ocano, Barcelona, Espaa, 2005. 15 Por ejemplo, Vladek cuenta cmo eran vividos los traslados en tren hacia los campos del interior de Alemania cuando la guerra estaba por terminar. En ellos era difcil sobrevivir, se pasaban das en condiciones de hacinamiento, sin comida y nada para beber. Segn Vladek, ni siquiera los que moran tenan lugar para caer, y en ese caso, el que caa estando muerto o vivo no sobreviva porque el resto se paraba sobre l. Tambin cuenta que para sobrevivir a ello tuvo que atar su manta en dos ganchos del techo simulando una hamaca, que le permiti sentarse y respirar como tambin alcanzar la nieve que se acumulaba en el techo del vagn. Sobre esto, se destacan las escenas en las que Vladek le cuenta a Artie lo vivido en los vagones durante el traslado: La gente empezaba a morir, a desmayarse, entonces puede verse a un judo que al ser aplastado por el resto, con un cuchillo apuala a otro en las piernas que grita: Ay! Mis piernas! Me apualan!. A lo que Vladek contina explicando: No haba lugar para caer y si uno caa, se paraban sobre l. Entonces l clavaba un cuchillo en las piernas, pero de todos modos mora. Tambin relata la situacin en la que un prisionero le pide nieve a gritos, debido a que ste posea azcar y le provocaba sed. Sin embargo, Vladek le responde: Slo alcanzo un poco para m () Dame azcar y te dar nieve (M II, p. 86). Esto demuestra que nada era desinteresado en el Lager.

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    a los judos no registrados. Esto era fomentado por los nazis que a cambio de un judo no registrado ofrecan la recompensa de un kilo de azcar16. El Consejo judo y la polica juda eran entidades que colaboraban con los nazis, y esto para los judos significaba una traicin, aunque eran las nicas a las que recurrir. Sobre esto, Vladek le dice a Artie: Algunos judos pensaron as: si entregaban a los alemanes unos pocos judos, podran salvar al resto y al menos se salvaron ellos (M, p. 87). La misma situacin se experimentaba y se acrecentaba en los ghettos, donde el temor a lo desconocido, el despojo, el hacinamiento, el maltrato, la muerte y con ello el concepto de zona gris, se hacan ms evidentes. Mediante el testimonio de Vladek, Maus nos muestra a judos maltratados por miembros de la polica juda, quienes actuando igual que los alemanes, los golpeaban con bastones cuando caminaban al trabajo desde el ghetto de Srodula a Sosnowiec (M, p. 106). Asimismo, la propia familia de Vladek es entregada a los alemanes por un judo que descubri su bunker y al cual ellos le perdonaron la vida (M, p. 113).

    La zona gris ni siquiera escapaba a las relaciones familiares, visto que Vladek deba intercambiar joyas y objetos de valor con sus propios primos para que lo ayudaran y evitaran su traslado a Auschwitz. Hanskel, primo de Vladek, era jefe de la polica juda. Su descripcin como un kombinator, es decir, alguien que hacia intercambios en su propia conveniencia y no siempre cumpla los tratos an cuando ya se le haba pagado es un ejemplo de la ausencia de solidaridad. Sin embargo, Vladek sobrevivi gracias a las buenas relaciones que tena Hanskel17 con la Gestapo.

    Maus, en este sentido, complejiza la lgica amigo-enemigo que muchas veces vemos en las pelculas de Holocausto; difumina los contornos de la biparticin entre vctimas y verdugos, y nos hace entender que, como sostiene Levi, el enemigo estaba alrededor pero tambin dentro. Sobre esto Vladek es muy claro cuando le dice a su hijo Ja! No entiendes en ese momento ya NO haba familias. Cada cual se ocupaba de s mismo! (M, p.114), o cada vez que Spiegelman busca remarcar que su padre entendi esta lgica y lo que la situacin de la zona gris conllevaba18.

    Para terminar, la idea de la zona gris como espacio ambiguo entre los verdugos indudables y las vctimas del todo inocentes, es decir, aquel espacio en el que los judos se comportaban como sicarios de los nazis, no puede verse con total nitidez en el gnero cinematogrfico que resulta muchas veces maniqueo y simplifica complejidades en pos del sentimentalismo; y esto es algo a destacar del tipo de representacin que encarna Maus, ya

    16 Cartel en la ciudad de Sosnowiec que versaba: RECOMPENSA por cada judo no registrado 1 kilo de azcar (M, p. 82). Sobre esto Vladek le cuenta a Artie como los judos sentan temor y desconfianza por sus propios compaeros, visto que algunos intentaban salvarse logrando algn privilegio con los alemanes, o por el slo hecho de tener hambre. 17 Vladek lo describe como una persona muy influyente en el ghetto que perda grandes sumas de dinero jugando a las cartas para hacerse querer por los nazis y que incluso haba mandado a matar al judo que haba entregado a su familia (M, p. 117). 18 Un ejemplo de esto es la intencin de Art Spiegelman de subrayar lo que la experiencia de la zona gris implic, en una escena que se sita mucho despus del Holocausto, durante la niez de Artie, en la que Vladek en un intento de consolarlo, aunque con cierta autoridad por lo vivido en los campos, le dice: AMIGOS? Tus amigos?. Si los encierras juntos en un cuarto, sin comida, una semana entera ENTONCES vers lo que son los amigos!... (M, p. 6).

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    que si bien recurre al sentimentalismo y a la empata, lo hace desde un punto de vista que intenta ser ms realista y que busca expresar la complejidad aunque sea de forma limitada, visto que el Holocausto nos sigue fascinando y resultando misterioso como fenmeno indecible, es decir, difcil de trasmitir verdicamente. El cine, en este sentido, recurre a ese sentimentalismo pero desde una lgica de biparticin que busca generar empata con las vctimas y un rechazo del enemigo hacia afuera. Muy pocas son las pelculas que muestran este concepto de zona gris, como ser algunas escenas de La Tregua, film italiano dirigido por Francesco Rosi 19.

    Asimismo, esta idea tambin puede apreciarse en Los Falsificadores (Die Flscher)20 cuando Salomn Sorowitsch (el personaje principal) es llevado encadenado a Mauthausen en 1939. La escena muestra a un judo moliendo a palos con un bastn a otro hasta matarlo. Podemos ver el temor que los Kapos judos provocaban en los otros reclusos, ya que los que ocupaban estos puestos de prisionero-funcionario, en muchos casos eran criminales profesionales que haban sido sacados de la crcel para trabajar en los Lager y quienes se comportaban peor que los soldados de las SS21. Aqu tambin y para finalizar, podemos considerar la escena de La Decisin de Sophie de Alan J. Pakula, en la que una madre debe elegir entre sus dos hijos mientras judos con bastones controlan a los recin llegados a Auschwitz.

    A modo de representar toda esta complejidad en las interrelaciones de los personajes, a medida que se avanza en la lectura, las figuras animales de Maus van adquiriendo mayores matices, aunque por lo general los alemanes tienden a permanecer como victimarios. Por el contrario, en La Lista de Schindler de Steven Spielberg, los matices estn puestos del lado alemn en la propia figura de Schindler que se muestra humano y emprende la tarea de salvar a la mayor cantidad de judos que su dinero pueda comprar. Sin embargo, a pesar de esto, es una pelcula demasiado simplista que no matiza la representacin de los judos como sicarios de los nazis, por lo que resulta incompleto visto que recurre a un sentimentalismo blando (principalmente en las escenas finales) y a favorecer la imagen del Holocausto como Holokitsch bajo un formato hollywoodense donde las imgenes parecen estticamente forzadas. En todo caso, en cuanto a la representacin de alemanes y judos en el cine, Los Falsificadores tiene un enfoque ms amplio para entender la lgica amigo-enemigo que se viva en los Lager. En esta pelcula vemos a judos astutos, de profesiones inmorales (ladrones, falsificadores de dinero y documentos de identidad, asesinos, etc.) como tambin la figura del oficial nazi encargado del grupo de falsificacin, que si bien no tiene un trato desinteresado, tiene una actitud ms cordial con el lder del grupo. Este matiz tambin se aplica para el grupo encargado de la 19 Un ejemplo de esto, es la escena en la que Primo Levi recuerda el trato de los Kapos judos: Marcando el paso! Las rodillas arriba, las cabezas abajo! Son unas mierdas! Las manos en la costura del pantaln! Esto no es un sanatorio, es un campo de concentracin llamado Auschwitz! Y la nica salida es por la chimenea! Qu miras, pedazo de mierda? Si te gusta, bien. Y si no, agrrate a la valla electrificada. Y baja la cabeza, cerdo judo!. 20 film austro-alemn dirigido por Stefan Ruzowitzky. 21 En una escena de Los Falsificadores vemos como entre susurros rpidos y cortados uno de los prisioneros le advierte y aconseja a Salomn Sorowitsch sobre el Kapo de su barranca: Cudate de l. Doble asesinato. Tiene el parche verde. Es un criminal profesional. Peor que las SS, aun cuando, sin darse cuenta que el propio Soroswitsch lleva un parche verde por ser falsificador de dinero.

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    falsificacin, el cual tena mejores condiciones de vida por el privilegio logrado. Si bien algunos de ellos eran criminales, aun as se muestran como hombres morales al no entregar a compaeros por diferencias de pensamiento en cuanto a costear la guerra de los alemanes.

    Para finalizar, quera hacer referencia a la problematizacin de la identidad, tanto contextual como actual de los judos, que se trabaja en Maus y donde resulta sugestivo el uso de mscaras de animales. En lo contextual de la poca, los judos llevan mscaras de cerdos cuando quieren pasar por polacos mientras que en cuanto a la problematizacin de la identidad actual del judasmo, Maus presenta aspectos interesantes. Critica irnicamente la nocin de sacrificio sublime y pasin religiosa que simboliza la palabra Holocausto (Holokitsch), como hecho definitorio del judasmo y de identidad de las generaciones siguientes. De este modo, Spiegelman busca analizar crticamente la paradoja de identidad que dicho fenmeno ha provocado en los judos contemporneos, es decir, en su identificacin con el rol de vctimas, lo cual puede verse fomentado generalmente por la industria cinematogrfica del Holocausto. En Maus, Spiegelman lo trabaja en el tomo II, durante la escena de una entrevista televisiva donde el propio autor se muestra usando una mscara de ratn mientras expresa su confusin y depresin sobre una pila de cadveres con respecto a diferentes hechos: la muerte de su padre, el nacimiento de su hija Nadja, la muerte por gas de ms de cien mil judos hngaros en Auschwitz entre el 16 y 24 de mayo de 1944, el xito de la primera publicacin de Maus, y el suicidio de su madre. Por otro lado, los entrevistadores se encuentran estereotipados segn sus preguntas por las mscaras de perros, gatos y ratones resaltando la artificialidad de la entrevista, mientras que Spiegelman, abatido, se encoje cada vez ms en su silla hasta llegar a ser un nio que llora por su madre (M II, p. 41, 42 y 43). Esta secuencia destaca la ignorancia actual sobre el Holocausto, haciendo alusin a la visin del Holokitsch lo cual se contrapone a la imagen fomentada por el gnero cinematogrfico.

    La incomodidad de Spiegelman, al querer llevar su pasado familiar al cmic, puede notarse a medida que los relatos testimoniales de Vladek se van acercando a Auschwitz (Mauschwitz). Art siente cada vez ms el peso de la historia familiar, la culpa por no haber sufrido Auschwitz, los celos por el fantasma de su hermano muerto en el ghetto, el odio por el suicido posterior de su madre como tambin el deseo de resarcirse de la relacin con su madre al cumplir la promesa de contar su historia. Esta idea de perdn y resarcimiento, como tambin de liberacin de la culpa por el suicidio de Anja se muestra en la insistencia desesperada de Artie por conseguir los cuadernos de su madre, los cuales luego se entera que fueron destruidos por Vladek debido al dolor que le causaban. El hecho lleva a Art a considerar a su padre un asesino por matar lo nico que quedaba de ella, la ltima esperanza de Artie de resarcirse y liberarse. Adems, se vuelve evidente el cambio de actitud del autor a medida que transcurre el relato: se muestra depresivo ante tanta muerte, ante los cadveres retorcidos y desnudos del Holocausto, ante su identidad.

    Sobre estas imgenes se explaya Jos Emilio Buruca, al clasificar a Maus como el tipo de representacin que identifica los padecimientos del pueblo judo, de los gitanos y de otros deportados a los campos de concentracin, con las visiones del apocalipsis y del infierno (BURUCUA: 2006). Esto puede verse tanto en la escena de la entrevista

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    mencionada anteriormente y en el tratamiento del suicidio de Anja donde la atmsfera infernal termina por tornarse dominante22. Lo mismo sucede en el gnero cinematogrfico, como puede ser en La decisin de Sophie, La Tregua, como tambin en los testimonios de los supervivientes (principalmente Sonderkommandos) y del soldado SS Franz Suchomel, guardia del campo de Treblinka, en la pelcula - documental- Shoah de Lanzmann que insisten en el olor infernal y la pestilencia de los campos. Buruca adems destaca los modelos en yeso del Crematorium II de Auschwitz hechos por Mieczyslaw Stobierski (que tambin pueden verse en la pelcula de Lanzmann) que recurren al modelo infernal de multitudes agobiadas, desnudas, retorcidas de asfixia y vociferantes, con sus atmsferas de encierro donde los Sonderkommandos parecen sirvientes autmatas del demonio (BURUCA: 2006).

    Si bien, como se sostuvo antes, la figura de los soldados nazis es generalmente invariable en Maus, se puede apreciar cierto matiz en la representacin de los alemanes. Una vez finalizada la guerra Vladek y su amigo Shivek pasan en un tren de carga por las ciudades de Nuremberg y Wrzburg de las que slo quedaban ruinas. En la ltima ciudad, Vladek y su amigo le piden agua a una familia alemana con un beb en brazos que se encontraban sentados en una casa destruida, a lo que les responden: hace tres das que no vemos agua!, los norteamericanos destruyeron snif todo!. En la vieta siguiente puede leerse: nos fuimos felices. Que los alemanes recibieran algo de lo que les hicieron a los judos. En esta escena Spiegelman abandona la postura que tena a la hora de representar a los alemanes, pues humaniza al enemigo mostrndonos que tambin tienen la capacidad de sufrir. En este sentido, en una escena posterior tambin refleja que hubo alemanes que ayudaron a judos brindndoles escondite, como es el caso de la mujer alemana esposa del hermano de Shivek. Con respecto a esto y a fin de concluir este anlisis, en la pelcula La Tregua, hay dos escenas para destacar: en la primera, una vez finalizada la guerra, Primo Levi y un grupo de prisioneros se encuentran con un grupo de alemanes hambrientos que trabajaban para el ejrcito sovitico: Los prisioneros alemanes pedan pan. Nos negamos porque nuestro pan era valioso. Pero Daniele (amigo de Levi) no se neg. Daniele el nico superviviente de la redada en el ghetto de Venecia y que, desde su liberacin subsista de su propio dolor, agarr el pan que tena, lo dej en el suelo y esper a que viniesen a arrastrarse a sus pies. La segunda escena tiene lugar en la estacin de Munich, en la que los judos miran con aprensin a los alemanes que arreglan las vas ante la mirada de los Aliados. Primo se les acerca y les muestra su uniforme de Auschwitz, a lo que uno de ellos se arrodilla en bsqueda de perdn.

    De este modo, la comparacin de Maus con el gnero cinematogrfico, nos ayuda a reflexionar y a aproximarnos al tema del Holocausto desde otra perspectiva, tratando as, de ampliar nuestra capacidad de comprensin. Si bien no podemos separarnos del enfoque

    22 Cuando la fbula animal se interrumpe para incluir la historieta hecha por Art con personajes humanos, en la que l mismo narra el suicidio de su madre () como un hecho cercano al presente y ms perturbador para l que las desventuras de sus padres en el Lager, el ttulo que lleva ese cmic dentro del cmic es: Prisionero en el Planeta Infierno. Una historia real (analizado por LaCapra, pgs. 157-159). Mientras que el desarrollo subsiguiente del relato del Holocausto en el pasado convertir el tiempo del exterminio en un infierno ms devastador an que, adems, explica e incluye el otro infierno, el presente, el de la culpa de Artie por la muerte de Anja (BURUCA: 2006).

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    sentimentalista, si podemos por el contrario, intentar entenderlo desde una perspectiva ms racional y un tanto ms verdica.

    Conclusin.

    El sentimiento de culpa de todos los personajes de Maus e incluso del propio lector ante uno de los hechos ms atroces del siglo XX nos acompaa durante todo el relato. Mediante la empata podemos comprender la culpa que siente Vladek por la muerte de su hijo en el ghetto, por las decisiones tomadas, por el slo hecho de sobrevivir, o tambin la culpa de Artie por no haber compartido el mismo destino que sus antepasados, por la relacin con sus padres y sobre todo con su madre.

    Las variadas lecturas que pueden hacerse de Maus y su multiplicidad de enfoques sobre la cuestin del Holocausto, hacen de este cmic un tipo de lectura inusual y para nada desdeable, que resulta aceptable a la hora de aportar cierta luz a la representacin de este fenmeno indecible.

    Maus nos inserta de una forma simple y directa en un mundo mgico que dista mucho de la lectura de un comic convencional. A travs de los relatos y el humor de patbulo, sentimos la tristeza, el despojo, el dolor y la muerte, al mismo tiempo que admiramos y nos encariamos con los personajes, aunque desde una mirada crtica. Vladek posee una personalidad insoportable y una tortuosa relacin con su hijo, pero esto no nos impide reconocer un testimonio de supervivencia extraordinaria con todas las falencias que implica, ya sean de la memoria o de la deformacin de los recuerdos y que el propio texto sugiere.

    Analizar la zona gris y el material que el cmic aporta sobre este tema, nos llevan a pensar lo dicho por Levi sobre el privilegio, ya que sostiene que ste es angustiosamente inevitable en cualquier mbito de conveniencia humana; Como tambin a reflexionar sobre la cita que hace David Engel de Amos Funkenstein: el Holocausto revela una manera posible de existencia humana, manera tan humana como los altos ejemplos de creatividad y compasin23. Sin embargo reconocer la posibilidad particular de existencia humana que representa el Holocausto, y hacer frente a sus implicaciones puede resultar aterrador, siendo lo misterioso, opaco o inconcebible del fenmeno una forma de afrontar ese terror. Como argumenta Yehiel De- Nur, sobreviviente de Auschwitz, tanto el verdugo como la vctima son intercambiables, en el sentido de que tanto l, como judo y el alemn podran haber ocupado uno el lugar del otro por el slo hecho de ser humanos porque dondequiera que haya humanidad, tambin hay Auschwitz24.

    Sobre esto Viktor Frankl nos dice: El hombre, en ltima instancia, es su propio determinante. Lo que alcance a ser [] lo ha de construir por s mismo. En los campos de

    23 ENGEL, David. De la Persecucin a la Matanza: El Holocausto, el Tercer Reich y los Judos, pg. 115, Edicin Nueva Visin, Buenos Aires, Argentina, 2006. 24 ENGEL, David. De la Persecucin a la Matanza: El Holocausto, el Tercer Reich y los Judos, pgs. 115 y 116, Edicin Nueva Visin, Buenos Aires, Argentina, 2006.

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    concentracin [] mientras unos actuaron como cerdos otros se comportaron como santos. El hombre goza de ambas potencialidades: [] es ese ser capaz de inventar las cmaras de gas de Auschwitz, pero tambin es el ser que ha entrado en esas mismas cmaras con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shem Israel en los labios25.

    25 FRANKL, Viktor. El Hombre en busca de Sentido, pg. 153, Editorial Herber, Espaa, 2004.

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    Bibliografa.

    BURUCA, Jos Emilio. Historia y Ambivalencia. Ensayos sobre arte Una explicacin provisoria de la imposibilidad de representacin de la Shoah, Editorial Biblos, Buenos Aires, Argentina, 2006.

    ENGEL, David. De la Persecucin a la Matanza: El Holocausto, el Tercer Reich y los Judos, Edicin Nueva Visin, Buenos Aires, Argentina, 2006.

    FRANKL, Viktor. El Hombre en busca de Sentido, Editorial Herber, Espaa, 2004.

    LACAPRA, Dominick. Historia y memoria despus de Auschwitz, Captulo 5, Edicin Prometeo Libros, Buenos Aires, Argentina, 2008.

    LEVI, Primo. Triloga de Auschwitz: Si esto es un Hombre, La Tregua, Los Hundidos y los Salvados, Editorial Ocano, Barcelona, Espaa, 2005.

    SPIEGELMAN, Art. Maus. Historia de un Sobreviviente: Mi Padre Sangra Historia. Tomo I. Emec Editores, Buenos Aires, Argentina, 2008.

    SPIEGELMAN, Art. Maus. Historia de un Sobreviviente: y Aqu Comenzaron Mis Problemas. Tomo II. Emec Editores. Buenos Aires, Argentina, 2006.

    Pelculas: El Nio con el Pijama a Rayas de Mark Herman (produccin britnica-estadounidense/ 2008); La Decisin de Sophie de Alan J. Pakula (film britnico-estadounidense/1982); La Tregua de Francesco Rosi (coproduccin entre Italia, Francia, Alemania y Suiza/1997); La Lista de Schindler de Steven Spielberg (pelcula estadounidense/ 1993); La vida es bella de Roberto Benigni (film italiano/1997); Los Falsificadores (Die Flscher) de Stefan Ruzowitzky (film austro-alemn/2007); y Shoah de Claude Lanzmann (produccin francesa/ 1985).

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  • Documento preparado para apresentao no XI Congresso Nacional e IV Conferncia Internacional sobre Democracia, organizado pela Faculdade de

    Cincias Polticas e Relaes Internacionais da Universidade Nacional de Rosrio, Rosrio, 8 a 11 setembro de 2014.

    A DIALTICA DA FUNO SOCIAL DA PROPRIEDADE RURAL

    Vvea Fernanda Melo da Silva

    Estudante do Curso de Direito

    Universidade do Estado de Mato Grosso-UNEMAT;

    Email: [email protected]

    Leoncio Alencar Mateus de Freitas

    Estudante do Curso de Histria

    Universidade do Estado de Mato Grosso- UNEMAT

    Email: [email protected]

    Fabio Silva de Oliveira

    Estudante do Curso de Direito

    Universidade do Estado de Mato Grosso- UNEMAT

    Email: [email protected]

    Resumo: Este trabalho prope, inicialmente, fazer uma anlise histrica ao significado da propriedade rural em tempos atrs no Brasil, principalmente no regime militar (1964-1985), para posteriormente adentrar ao estudo sobre aplicao do princpio da funo social da propriedade rural na atualidade, com o objetivo de construir uma crtica em relao s as dificuldades existentes para uma plena aplicao do princpio referente funo social da propriedade, especificadamente a rural. O mtodo utilizado descritivo de cunho bibliogrfico.

  • 1. Introduo ou Consideraes Iniciais:

    A terra reconhecida como a grande provedora das necessidades humanas, pois dela se retira alimentao, sustento e riquezas tanto culturais como econmicas, entretanto com o liberalismo econmico, a terra como outro imvel qualquer, uma mercadoria sem qualquer restrio tica, permitindo ao sujeito um direito de liberdade de acumulao de quanta terra pudesse e quisesse ter, da mesma forma que o ouro, a prata e o dinheiro, como comenta Mars (2010, p.185).

    Para nos situarmos em um plano minimamente confortvel no estudo que est sendo apresentado, importante lanarmo-nos sobre a natureza e os fundamentos do assunto que iremos tratar.

    Nesta perspectiva este trabalho procurou primeiramente adentrar a uma anlise histrica procurando refletir sobre o significado ideolgico referente propriedade rural em vrias pocas no Brasil, principalmente no perodo da Ditadura Militar (1964-1985). Por seguinte compreender o atual significado do principio da funo social da propriedade rural elencado na Constituio de 1988 que buscou assegurar atravs de seu texto, uma srie de direitos sociais, que afirmaram juridicamente o exerccio da cidadania, a liberdade dos cidados, as relaes econmicas e sociais e a partilha de maneira justa do capital e do trabalho.

    Para em fim, tentar construir um pensamento crtico ao que diz respeito s dificuldades da efetividade deste princpio.

    Ao que se percebe, esse artigo est embasado no referencial terico jurdico e histrico, utilizando-se da prpria Constituio Federal de 1988 e da Constituio de 1967 do regime militar no Brasil, para anlise do objeto.

    2. Desenvolvimento:

    a. Anlise histrica sobre o pensamento ideolgico da propriedade rural no Brasil.

    Desde 1850 quando se regula a primeira lei de terras no Brasil, ainda no perodo monrquico, a distribuio da propriedade rural tem se dado de maneira muito desigual, a terra deixa de ser apenas um donativo da coroa e passa a ter um carter capitalista, sendo tratada efetivamente como uma propriedade, acumulada nas mos de poucos que podiam pagar o seu alto preo, nem mesmo a tentativa frustrada de Getlio Vargas da marcha para o Oeste brasileira, j na dcada de 1930, foi capaz de mudar de maneira significativa o cenrio nacional no que diz respeito distribuio e posse da terra.

    Foi no governo Vargas que se deu inicio a primeira marcha para o oeste a fim de se ocupar o serto brasileiro, principalmente a Amaznia, imensas pores de terra consideradas de ningum, apesar de centenas de naes indgenas as habitarem. Era um esforo em se consolidar as enormes fronteiras do Brasil, mas tambm de reduzir a desigualdade no campo, vendendo terras e incentivando a agricultura.

  • Sobre o governo ditatorial no ano de 1964, se regula o primeiro Estatuto da Terra, ao auspcio do governo militar, percebe-se na leitura do estatuto duas grandes metas, sendo elas, promover a reforma agrria e incentivar a agricultura, a lei garantia ainda a promoo de oportunidades de acesso a propriedade da terra a todos os brasileiros, o documento deixava claro em quesitos quanto funo social que a propriedade rural deveria exercer.

    Desta feita, a partir de 64 ate 1974, quando o presidente Geisel deixa nas mos de colonizadoras privadas as terras h serem vendidas, o governo federal promoveu diversas entradas de colonos para o serto do Brasil, principalmente para a regio norte, rodovias e estradas de ferros foram abertas, movimentando um grande contingente de pessoas para a Amaznia, essa poltica de colonizao e ocupao dos grandes espaos vazios no territrio brasileiro tinha uma profunda ideologia de integrao e segurana nacional, o governo militar, atravs dessa Neocolonizao procurava tambm aumentar seu controle poltico autoritrio, desmantelando guerrilhas que tinham como base a regio Amaznica. A emigrao desordenada, a disputa pela terra e a poltica autoritria do regime militar, contriburam para aumentar o numero de mortes no campo.

    Centenas de ncleos urbanos se organizaram na floresta, do norte do Mato Grosso ate ao estado do Acre, ncleos esses de homens e mulheres na sua maioria oriundos do Nordeste, que buscavam na poltica de integrao nacional uma forma de mudar de vida, de enriquecer ou simplesmente de fugir da pobreza. Nos relatos dos primeiros colonos fica a herana dos mais diversos motivos que levaram tantas pessoas a abandonarem seus estados para uma busca incerta pela terra nos sertes do Brasil, a seca no Nordeste e a geada no sul so os argumentos freqentes desses colonos como no depoimento apresentado no livro da Regina Neto, em que Dona Rose diz:

    Cheguei aqui em Alta Floresta em 1976, vim de Maring. Antes ns tivemo no Paraguai. No Paran dava muita geada, queimava o caf e agente procurava um lugar que no geasse [...] A chegamo em Colder. Isto aqui- Alta Floresta- tava ainda sem abrir, tinha s uma abertura ai perto do rio, mas tava at proibido de ir mulher porque era

  • s peo que tinha. Ento falei pro meu genro: - E eu que vou l onde abriu a Indeco!(p.58-59, 2002).

    As estrias de uma terra muito farta e abundante, para todos dispostos a dar em troca somente a coragem e o trabalho, onde o cacau, o caf e o esforo de cada um podia se transformar em ouro motivou um numero cada vez maior de pessoas h abandonarem seus empregos assalariados e migrarem para a regio Norte.

    A reforma agrria preterida pelo projeto de ocupao da Amaznia, atravs do estatuto da terra de 64, no se desenvolveu como planejado, uma das grandes dificuldades enfrentadas pelos colonos que foram para o norte do pas foi a de comprar terras para se viver, muitas pessoas chegavam aos ncleos de desenvolvimento dessas regies, que eram cidades que estavam sendo abertas, como Alta floresta (PA), Colider (MT), Sinop (MT), com pouco ou nenhum dinheiro e a terra que foi adquirida do governo pelas colonizadoras privadas era dividida em lotes de tamanho dos quais a maioria das pessoas no podia pagar, a partir de 40 e 50 alqueires, assim nem a diviso justa da terra e nem sua funo social se realizavam na prtica. Falta de apoio do poder pblico, mal informados e algumas vezes enganados pelas propagandas das colonizadoras, violncia, e as adversidades da natureza foram o que encontraram milhares de colonos, o sonho de ser dono da sua prpria terra, da sua terrinha, algumas vezes no parecia se realizar. Alem de tudo isso, os que conseguiram adquirir terras no conseguiam competir com os grandes proprietrios que formavam verdadeiros latifndios por onde se abriam a floresta, comprando e tomando cada vez mais terra pra si, aumentando ainda mais a desigualdade no campo.

    A opresso de um regime totalitrio e as dificuldades como a pobreza, a m distribuio da terra e promessas no cumpridas eclodiram em diversos grupos de resistncia no campo, de maneiras distintas a populao rural manifestava o seu descontentamento com a poltica do governo, ora acobertando guerrilheiros, ora eles prprios se armando ou se reunindo em sindicatos e movimentos como o caso do MST.

    No Brasil sobre o regime militar, os trabalhadores do campo e da cidade viram obstrudos os canais que pudessem dar voz s suas reivindicaes e foram impedidos de participar do processo de deciso poltica que definiu os rumos do pas. Isto implicou em aumento da explorao do trabalho, tanto urbano quanto rural, com um empobrecimento assustador da massa de trabalhadores no conjunto da sociedade. Mas, nesse contexto de misria e opresso, importantes formas alternativas de luta foram se desenvolvendo, desfraldando a bandeira da resistncia de homens e mulheres, como por exemplo, no campo, o movimento sem terra. (NETO, 2002, p.66).

    Diferentemente de o governo militar, que buscava a ocupao de lugares longnquos e remotos como estratgia de integrao, o movimento dos trabalhadores sem terra surgiu da luta pela reforma agrria, para o MST o mais importante era identificar as terras improdutveis e dividi-la com aqueles que no tinham terra alguma. O MST surge como movimento poltico/agrcola em 1984 no, 1 congresso dos

  • trabalhadores sem terra em cascavel, Paran. A sua relao com o governo vai se dar at os dias de hoje de maneira ora conflituosa ora amigvel.

    A poltica opressora do regime militar na dcada de 70 e a maneira desigual que a questo da terra foi tratada pelo governo levaram a um verdadeiro xodo rural em meados e fins de 1980, milhares de pessoas se mudaram do campo para a cidade, muitas delas no conseguiam emprego devido a crise da economia brasileira, no comeo, o movimento dos trabalhadores sem terra se ocupou em reunir e realocar essas pessoas, por meio das invases e ocupaes de terra, o MST est presente at os dias de hoje em todos os estados da federao.

    b. Funo Social da Propriedade rural na Constituio de 1988.

    Antes de adentrar no estudo sobre o principio da funo social, visto em sentido amplo, que o foco central deste trabalho, pertinente entender a diferena entre Estado Democrtico de Direito e Estado de direito, e o motivo de ter se adotado tal postura em determinado momento em nosso pas.

    A Assemblia Constituinte da Constituio vigente no Brasil, abandonou o termo de Estado de Direito para Estado Democrtico de Direito, tal como apresentado no art. 1 em seu caput, que vale a pena citar: A Repblica Federativa do Brasil, formada pela Unio indissolvel dos Estados e Municpios e do Distrito Federal, constitui-se em Estado Democrtico de Direito.

    O Brasil possui uma histria marcante de lutas e desigualdade social, afirmado por polticas conservadoras e liberais que permearam por muito tempo, desta feita o Constituinte de 1988 buscou assegurar uma srie de direitos sociais afirmados juridicamente atravs da Nova Carta Magna.

    Pois bem, o que difere um Estado Democrtico de Direito para um Estado de direito, basicamente, o dizer que, o primeiro deve ter sua origem Constituinte instaurada pela manifestao livre do povo, com base nos valores fundamentais de nossa sociedade, em conformidade com o mencionado por Miguel Reale: J tempo, por conseguinte, de afrontar as opes ideolgicas em constante e direito contato com nossa prpria experincia.

    Enquanto o segundo, Estado de direito, tem a alternativa de ser Constitudo, por foras arbitrrias e essencialmente autoritrias, mesmo que reconhea a democracia, como ocorreu com a Ditadura que comeou em 1964 no Brasil, afirmada com a Constituio de 1967, como subscreve a seguir:

    Art 1 - O Brasil uma Repblica Federativa, constituda sob o regime representativo, pela unio indissolvel dos Estados, do Distrito Federal e dos Territrios.

    1 - Todo poder emana do povo e em seu nome exercido.

  • pertinente essa diferenciao na hermenutica de Estado de Direito e Estado Democrtico de Direito, para que no haja confuso ao estudar sobre os problemas e situaes que o pas enfrenta em cada poca.

    Aprofundando na significao deste ltimo, podemos igualar o mesmo sentido de Estado Democrtico de Direito para democracia social, realidade a qual estamos consubstanciados, que difere tambm da democracia socialista, pois este exclui o capitalismo em sua ordem econmica e poltica enquanto aquele recepciona o capitalismo, mas tem com caracterstica a presena do Estado na organizao e correlao com a sociedade civil, prevalecendo justia social e a paz econmica, com fim de coordenar e colaborar com a erradicao das diferenas exacerbadas entre as classes, pois seria utpico considerar a hiptese de ter como finalidade a igualdade propriamente dita entre seus cidados, com a prevalncia do capitalismo, mesmo que esteja exposta na Constituio tal anseio.

    A partir, de ento podemos adentrar sobre a significncia da funo social, e qual seu papel fundamental como principio na Constituio atual.

    Desta feita, como j foi explanado acima, o Brasil afirmou-se atravs da Carta Magna vigente, como um pas garantidor de todo um rol de garantias e direitos fundamentais, baseadas no chamado "Princpio da Dignidade Humana", a qual adota funo social da terra como um desses direitos, demonstrado a seguir, Art. 5, XXIII: A propriedade atender a sua funo social.

    Traando um parmetro entre o Estatuto da Terra e a CRFB, percebe-se que a Constituio no nega o direito exclusivo do dono sobre a coisa, mas exige que o uso desta seja condicionado ao bem-estar geral, no entanto ao intrprete deve a observncia que o principio da funo social no uma inspirao socialista, na verdade um conceito prprio do capitalismo, legitimando e protegendo o proprietrio e traando condies para a seguridade de tal direito sobre a terra. Os requisitos legais para o cumprimento da funo social podem ser vistos no art. 186 da Constituio Federal, como segue:

    A funo social cumprida quando a propriedade rural atende, simultaneamente, segundo critrios e graus de exigncia estabelecidos em lei, aos seguintes requisitos:

    I - aproveitamento racional e adequado;

    II - utilizao adequada dos recursos naturais disponveis e preservao do meio ambiente;

    III - observncia das disposies que regulam as relaes de trabalho;

    IV - explorao que favorea o bem-estar dos proprietrios e dos trabalhadores.

    O primeiro requisito mensura os graus de eficincia e explorao para constituir a produtividade da propriedade independente de seu tamanho, j o segundo visa manuteno tanto do potencial produtivo do imvel como das caractersticas prprias das comunidades vizinhas e do equilbrio ecolgico ambiental. O terceiro requisito abrange as relaes decorrentes dos contratos de trabalho, coletivos, agrrios,

  • comodato e de concesso de uso, nesta matria compreendido que quem cede o uso e gozo ou somente o uso especifico de imvel rural a outrem transfere para este o nus do cumprimento da funo social. (MARQUES, 2011, p.39). O ultimo critrio se preocupa com a dignidade e o direito humano dos que trabalham na terra, seja de forma direta ou indireta, como os possuidores, proprietrios, trabalhadores entre outros.

    O principio da funo social tentou garantir benefcios atravs da terra para a coletividade, firmar o poder econmico atravs da produtividade, no se esquecendo do cuidado ao meio ambiente e como est previsto no caput do art. 184 da CF, caso haja o descumprimento da funo social compete Unio desapropriar por interesse da coletividade, tendo o Estado um papel fundamental de fiscalizao e regularizao.

    c. Dificuldades existentes para uma plena efetividade do princpio da funo social da propriedade rural

    Como vrios outros princpios existentes na Constituio Federal brasileira, o principio da funo social tambm enfrenta vrios problemas ao que diz respeito a sua aplicabilidade e efetividade, por ser muito vago, alguns vo justificar pelo curto tempo que a Constituio de 88 vigente, a qual o Estado como mquina administrativa ainda est em transio ou em teste ao que diz respeito aos melhores mecanismos de eficcia. Outros vo justificar pela prpria dificuldade que a Constituio Federal enfrenta em ser aceita como suprema aos direitos ordinrios civis, mas no apenas em seu texto e hierarquia como ensinado pelas faculdades de Ensino de Cincia Jurdica, mas sim em seus efeitos.

    Porm, diante de estudos e anlises, a primeira dificuldade que pode ser apontada a respeito da plena efetividade deste princpio, diz respeito prpria interpretao jurdica aos termos expostos, ou seja, o que propriedade? o que o legislador queria dizer com funo social?

    Com respeito ao o que propriedade?, poderamos explanar que seria a garantia que dada aos homens sobre determinados bens, nesse caso a terra no meio rural. No entanto sabemos que so poucos os relatos e bem improvvel aqueles existentes que tentam comprovar como surgiu essa relao do homem sobre algo,e em que momento este algo passa a ser visto como propriedade

    Contudo, o que de grande relevncia neste estudo, no o carter histrico em si, mas a anlise da propriedade moderna sendo esta considerada essencial para o sistema capitalista existir, essa modernidade desvincula a propriedade da posse, sendo uma independente da outra, o que prevalece nessa lgica a disposio sobre a coisa no o uso e gozo sobre a mesma.

    Desta forma o art. 1.228 do atual Cdigo Civil Brasileiro diz: O proprietrio tem a faculdade de usar, gozar e dispor da coisa, e o direito de reav-la do poder de quem quer que injustamente a possua ou detenha. Desta feita, o que se estabelece efetivamente nesse sistema e o diferencia da simples posse o dispor da coisa, como pode ser visto ao ser comparado com art. 1.196 do CC: Art. 1.196. Considera-se possuidor todo aquele que tem de fato o exerccio, pleno ou no, de algum dos poderes inerentes propriedade.

  • Outro grande problema existente na funcionalidade deste princpio, diz respeito continuidade de seus efeitos, visto no art.185 inciso II, que diz: exclui de desapropriao a propriedade produtiva, tendo como anlise esse artigo mais o art. 184 j citado, deve se ter em mente que tais dispositivos no so autnomos, pois o proprietrio s deve ter direitos a sua propriedade de acordo com a Carta Suprema se obedecer a todos os requisitos estabelecidos por ela, contudo vrias so as interpretaes, sendo alguns tericos e at juzes adeptos a idia de que os dois artigos so autnomos, ou seja, bastando apenas atender ao primeiro critrio disposto no art. 184 da CF, de produtividade.

    de grande relevncia atentar a este caminho ideolgico que defende que tais proposies jurdicas so independentes, pois tal posicionamento vai contra ao esprito da prpria Constituio, considerar que apenas a produtividade fator suficiente para subtrair o direito do Estado de desapropriar, desconsiderar a explicita dependncia e interligao que os dois artigos possuem entre si, isso justifica-se pelo simples fato do ordenamento jurdico ser um conjunto de normas, e no normas independentes.

    Por ultimo, percebe-se que as polticas de funcionalizao e fiscalizao de tal princpio so muito inferiores ao prprio desejo legislativo expressado na Constituio, um exemplo a to sonhada reforma agrria expressada desde 1964 pela Lei n 4504, como mostra a seguir:

    Art. 16. A Reforma Agrria visa a estabelecer um sistema de relaes entre o homem, a propriedade rural e o uso da terra, capaz de promover a justia social, o progresso e o bem-estar do trabalhador rural e o desenvolvimento econmico do pas, com a gradual extino do minifndio e do latifndio.

    Pargrafo nico. O Instituto Brasileiro de Reforma Agrria ser o rgo competente para promover e coordenar a execuo dessa reforma, observadas as normas gerais da presente Lei e do seu regulamento.

    Sendo uma luta antiga do povo brasileiro, inclusive promessas de vrios governos, mas que at hoje no insurgiram mecanismos verdadeiramente eficientes para tal questo. No livro Direitos Humanos no Brasil temos a uma declarao de um participante do MST a respeito da marcha que aconteceu em 17 de maio de 2005, de Goinia a Braslia, como protesto para exigir o cumprimento do plano nacional da reforma agrria.

    O governo assinou conosco os seguintes compromissos: manter a meta dos 400 mil; liberar recursos para a reforma agrria que tinha sido cortados pelo Ministrio da Fazenda, priorizar o assentamento das famlias acampadas, publicar portaria que ajustasse os ndices de produtividade que so ainda da dcada de 70, reestruturar o Incra para melhorar seu desempenho, liberar cestas bsicas, reformular o crdito rural; e ajustar um programa do BNDES para agroindstria dos assentos.(STEDILE, 2005, p.43).

  • As evidencias das mudanas sociais ocorridas desde o comeo dos anos 70 at o ano 2014, demonstram que os apelos dos movimentos dos trabalhadores sem terra se modificaram, tendo em vista que este movimento, apenas exigia a garantia pelo repasse de terras aos agricultores desapropriados, enquanto nos dias de hoje, este movimento tem um significado mais amplo e profundo, buscando analisar a importncia da utilidade da terra para a populao e a proteo do meio ambiente, indo em conformidade com o prprio principio da funo social da propriedade rural.

    Todavia, seria um tanto exagerado afirmar que todo o direito existe para garantir relaes de propriedade, contudo esta a verdade, como tambm verdade que no se pode instituir um direito em favor de uma categoria sem reprimir a outra, partindo da seguinte afirmao os critrios estabelecidos pela CF para o cumprimento da funo social podem ser considerados propositais, quando se percebe a ineficcia de tal principio, ou a eficcia exacerbada a determinados requisitos ao que diz respeito a propriedade rural.

    Resta anotar, por fim, que ela acabou retornando (e conservada) em poucas mos predestinadas pelos caprichos da competio selvagem. Portanto, a historicizao da propriedade o empenho no sentido de evitar a concluso- que se impes fortemente- de que onde houver propriedade privada no pode haver interesse social comum.(MELO, 2013, p.74).

    Portanto, Segundo Lyra (1982), citado por Neto (2002, p. 23), o direito no mais, nem menos do que a expresso daqueles princpios supremos, enquanto modelo avanado de legtima organizao social de liberdade. Desta maneira, no h fundamento jurdico ao atribuir direito de propriedade ao titular da propriedade que no est a cumprir sua funo social, a terra deve exercer seu papel em prol da sociedade, pois mesmo sendo um bem individual, deve, antes de tudo, beneficiar a coletividade.

    3. Concluses: Falar de questo agrria j algo muito complexo, mas quando se busca falar de

    um principio que trata sobre tal questo, o desafio torna-se ainda maior, no entanto este artigo no teve como inteno de fortalecer o mito que democracia na terra no pode ocorrer com a presena do liberalismo econmico, mas atravs da histria tentou demonstrar ao leitor fatores determinantes que conduziu a questo agrria, a diviso de terras e bem estar social de forma to desigual e desorganizada.

    Outro aspecto fundamental deste trabalho a prpria compreenso hermenutica jurdica do objeto que foi tratado, o principio da funo social,que nos levou ainda mais a crer em sua importncia e necessidade de ser efetivamente aplicado. Como menciona Ihering em seu livro A luta pelo direito:

    O pedao de terra que ele cultiva e o gado que ele cria so para o campons a base de sua existncia [...]- o que me refiro aqui no o esprito de aquisio a busca por dinheiro e riqueza, mas um sentimento viril do proprietrio [...]quando o direito legal sacrificado, a lei tambm sacrificada. (2012, p.88; 93; 118).

  • Nos atentamos as dificuldades que os vrios governos passados e a prpria sociedade estabeleceu ao longo do tempo, por diversos fatores, polticas de governo, pensamento ideolgico. A prpria mentalidade proprietria e capitalista, exemplifica isso, que no algo especifico de uma nica classe, muito pelo contrrio, como comenta Melo:

    E no tarefa fcil alterar a mentalidade proprietria e, conseqentemente as relaes por ela garantidas, pois a tradio jurdica e o costume social, para serem comprometidos na sua urdidura compactssima e na sua comprovada impermeabilidade, precisam que um inteiro complexo de foras incida continuamente sobre a mentalidade coletiva.(2013, p.72).

    No podemos negar, que a Constituio de 1988 sendo ainda muito recente, caminha em passos curtos, mas caminha, inegvel os avanos que diz respeito ao acesso da terra que o movimento de sem terras conseguiu nesses trinta anos de luta sindical, em que o legislador s fortaleceu prevendo vrias garantias na Carta Magna atual.

    Devemos lutar para que sua efetividade se de ainda mais forte em todas as reas, inclusive no direito civil quando este trata sobre propriedade rural, pois a lei a condio moral de existncia da pessoa, e a afirmao desse direito a sua auto-preservao moral. (IHERING, 2012, p.100).

    Contudo, percebe-se que vrias so as dificuldades enfrentadas pelo principio da funo social para sua real efetividade, no entanto temos pleno saber que todas as normas sendo elas jurdicas ou no tem a finalidade de influenciar o comportamento dos indivduos e dos grupos para certos objetivos, mas na realidade o que observamos nas normas jurdicas, que as normas efetivadas so as que tm a real finalidade de influenciar o comportamento dos indivduos, enquanto aquelas que mesmo vigentes e no efetivas, tem a finalidade de calar a grande massa que est subordinada a elas.

    Desta feita, observando que o principio da funo social da propriedade extremamente subjetivo devemos nos atentar como sua aplicabilidade est se dando, e qual o grau de eficincia que est surgindo. O que se percebe que seus efeitos sempre alcanam de forma positiva um nmero mnimo de pessoas, distante daquilo que desejado pela prpria Constituio que defende e prega ser democrtica, mesmo com tal propsito, os grandes para no se dizer imensos latifndios esto a existir, cumprindo apenas a produtividade, longe de atender outros requisitos tanto da Constituio como do Estatuto de Terra

    Diante de toda anlise, percebemos que apenas quando a mentalidade social se transformar adotando uma viso mais distributiva, deixando de lado esse pensamento dominante cumulativo, talvez o principio da funo social da propriedade rural ir ser efetivamente exercido. Isso no significa no existir propriedade privada, mas sim, existir funo social da propriedade, pois no basta apenas os mecanismos do Estado, basta uma movimentao de um todo social, tanto em ao como em pensamento.

  • Deve salientar tambm, que esta pesquisa est em andamento, desta forma as anlises ainda esto sendo feitas para obteno de maiores resultados. Por fim, pertinente relatar que esse trabalho levou-nos a pensar sobre outras propostas a serem desenvolvidas futuramente, como exemplo, um levantamento de dados em nmeros de quantos sem terra esto recebendo terra por ano fazendo um comparativo tanto pelos dados fornecidos pelo INCRA como pelos dados do prprio movimento. Tambm, uma pesquisa de campo, buscando analisar a situao dos assentamentos, selecionando algum estado brasileiro, buscando observar se estes assentamentos esto obedecendo os princpios referentes as garantias e direitos fundamentais, como a dignidade da pessoa humana,e se caso no obedecerem, questionar quais so as medidas feitas pelos governantes a respeito de tais situaes. Assim sendo, vrios so os projetos de pesquisa que podemos desenvolver a respeito da questo agrria no Brasil, e como tal proposta esses so alguns de nossos posicionamentos e intenes a respeito desta questo to presente e relevante no nosso meio social.

    Referncias Bibliogrficas

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    MARQUES, Benedito Ferreira. Direito Agrrio Brasileiro. 7. ed. So Paulo: Atlas, 2007.

    MELO, Tarso de. Direito e ideologia: um estudo a partir da funo social da propriedade rural. 2 ed. So Paulo: Expresso Popular, 2013

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    NETO. Joo Pedro Gebran. A aplicao imediata dos direitos e garantias individuais. So Paulo: Revista dos Tribunais, 2002.

    NETO, Guimares; BEATRIZ, Regina. A Lenda do Ouro Verde: poltica de colonizao no Brasil contemporneo. Cuiab: Unicen publicaes, 2002.

    REALE, Miguel. Lies Preliminares de Direito. 27 ed. So Paulo: Saraiva, 2009.

    STEDILE, Joo Pedro. A novela da reforma agrria e a falta de compromisso real. In:

  • SYDOW, Evanize; MENDONA, Maria Luisa (Orgs.). Direitos Humanos no Brasil 2005: Relatrio da rede social de justia e Direitos Humanos. So Paulo: Maxprint, 2005. p.41-45.

    OLIVEIRA. Ariovaldo Umbelino de. A longa marcha do campesinato brasileiro: movimentos sociais, conflitos e Reforma Agrria. professor titular do Departamento de Geografia da FFLCH-USP. Disponvel em: < http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-40142001000300015> Acesso em: 20.junho.2014.

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    Trabajo preparado para su presentacin en el XI Congreso Nacional y IV Congreso Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones

    Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 8 al 11 de septiembre de 2014.

    Ttulo: Las polticas pblicas de seguridad y los gobiernos locales. El caso de la Guardia Urbana Municipal de Rosario

    Autora:

    Luca Vinuesa ([email protected]) Universidad Nacional de Rosario

    rea temtica: Estado, Administracin y Polticas Pblicas.

    Resumen:

    En el trabajo que presentamos a continuacin, nos proponemos estudiar una poltica pblica de seguridad de la Municipalidad de Rosario. Elegimos una experiencia particular, la Guardia Urbana Municipal, en vistas a analizar el contexto que dio lugar a su surgimiento, as como las caractersticas que habra asumido durante su proceso de implementacin. La metodologa que empleamos es de tipo cualitativa. Realiza