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Nociones generales de la estructura urbana

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ÁREA DE TEORÍA y TÉCNICA URBANÍSTICAS INTRODUCCIÓN al URBANISMO

Profesor titular del Taller Arq. Adrián Caballero Jefe de trabajos prácticos: Arqs. Bielsa / Mateos / Soijet

Adscriptos: Arqs. Monge / Pontoni / Trapani El presente trabajo ha sido elaborado a partir de clases dictadas por el arquitecto Adrián Caballero en las cátedras de Introducción al Urbanismo y Urbanismo I (de las Facultades de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad Nacional del Litoral respectivamente) durante el curso lectivo 1989. Reedición 2003 digitalizada por el adscripto Arq. Gustavo Chialvo.

Estructura física de la ciudad. 0 · Introducción La temática que se va a desarrollar en este trabajo pretende particularizar, a través de sucesivas desagregaciones, en los componentes o elementos de la estructura física de la ciudad. Este desarrollo previsto tendrá un carácter inicialmente especulativo, o tal vez teórico, donde se definirá la noción general de estructura, tras lo cual se pasará a la noción de estructura urbana y luego a lo que se ha mencionado como la cuestión central y específica, (a la que se llegará a través de estas reducciones y aproximaciones),y en la que se plantearán la nociones estructurales como forma de apropiación de instrumental aplicable a la actuación transformadora de la ciudad. Es necesario, en este momento, dejar claramente establecido el recorte que se hará dentro del concepto de estructura urbana, ya que en realidad las referencias se establecerán sobre la estructura física de la ciudad apuntando con estas reflexiones a la dotación de instrumentos de interpretación y lectura. ¿De donde surge esta idea de que la estructura física es un recorte, una parcialización de la noción de estructura urbana? Se remite a la interpretación de la ciudad en su doble dimensión esencial la urbis, la componente física, construida, material y la civitas la de los acontecimientos sociales, político y económicos. La noción de estructura urbana habrá de referir a la estructura de ambas dimensiones funcionando dialécticamente. Si bien se puede considerar la imposibilidad de autonomizar estas dimensiones, desde el punto de vista metodológico se reconocerá una relativa autonomía que permitirá, por carácter transitivo, suponer la existencia, por un lado, de una estructura de lo físico, de lo construido y por otro lado, de una estructura socio-política de la ciudad y, por lo tanto la noción de estructura urbana aparecerá como una suerte de síntesis de nivel interdisciplinario.

No supone este concepto la idea de que la estructura urbana es la suma algebraica de las estructuras física y social. El rescate de la posibilidad de analizar la estructura física de la ciudad, la estructura de la ciudad construida en tanto aproximación autónoma para esta dimensión está reivindicando la validez, que se ha planteado, del estudio autónomo de los hechos físicos de la ciudad. 1 · Noción general de estructura El término estructura encierra una polisemia que, sumada a la reiteración de su uso indiscriminado y errático habitual, hace necesario precisar lo más exactamente posible su significado. Para el recorrido de estas distintas acepciones se partirá de una hipótesis: las distintas significaciones que el término expone no obligará a una selección que adopte uno y descarte los otros, sino, más bien se habrá de llegar a la conclusión de que esos distintos significados se complementan para la comprensión de la estructura urbana y aún, de la estructura física de la ciudad.

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Las estructuras en general, y particularmente aquellas que específicamente nos interesan, van a cumplir con las características planteadas por las definiciones. Tendrán que ver tanto con los aspectos organizativos como los representativos (aquellos dados por los valores de permanencia) y también con la idea de soporte (en este caso no solo en un nivel estructural directo, sino más bien en un sentido metafórico: soporte de la actividad y el funcionamiento urbanos). ¿Cual es el fundamento, el origen, el motivo de esta polisemia, de esta condición de término cargado de distintos significados? Una de las claves está dada por la reivindicación1 y reinterpretación del vocablo por la intervención de dos corrientes del pensamiento que, partiendo de sustratos casi comunes, finalmente definieron campos del pensamiento diametralmente opuestos que nunca compatibilizaron: las corrientes llamadas estructuralistas y las llamadas sistémicas. En realidad –y esto se trata de demostrar- la similitud inicial de ambos planteos se ha distorsionado al desarrollarse cada uno en un campo epistemológico distinto al otro. El estructuralismo operó en el campo de las ciencias humanas: la lingüística, la antropología, la sociología (Levi-Strauss, 1958). Las corrientes sistémicas (que se apoyaban en un trabajo fundacional: “La Teoría General de los Sistemas”. Von Bertalanfy, 1951) pasaron de la biología, rápidamente a incursionar en campos más técnicos: la electrónica, la física aplicada y luego la cibernética y la robótica. Hacia fines de la década del ’60 ingresan en el campo de la planificación física, territorial y urbana2. La falta de contacto entre las llamadas ciencias duras y las blandas (o del hombre) es la que produce disociaciones en la explicitación del término y permite observar hasta que punto conduce la fractura del pensamiento científico. El estructuralismo hizo hincapié en aquellas cuestiones que operaban como permanencias, como constantes, como invariantes (para usar el término más habitualmente precisado por esta línea de pensamiento) de la realidad. 1 Se habla de reivindicación y no de utilización porque el término es de antigua data: “Pero ya León Battista Alberti iniciaba el tercer libro de su ‘De re aedificatoria’ con estas palabras: ‘el modo de realizar una construcción consiste en obtener de diversos materiales dispuestos en un cierto orden y conjugados con arte en una estructura compacta y (en los límites de lo posible) íntegra y unitaria”. Extractado de Ludovico Quaroni “Proyectar un edificio. Ocho lecciones de arquitectura.” 2 Algunos trabajos muy conocidos son: Chadwick, G.F. “Una visión sistémica del planeamiento”. Editorial G. Gili S.A. Barcelona, 1973. Mc Loughlin, B.”Planificación urbana y regional. Un enfoque de sistemas” Instituto de Estudios de la Adm. Local. Madrid, 1971.

La indagación consistía en despejar todo lo cambiante de la realidad, todo lo que se transforma y varía quedándose, una vez desaparecido ese follaje de aspectos dinámicos, con aquellos aspectos que permanecían sin modificación, que eran invariantes. La estructura, en este caso apunta a ciertas constantes de organización y de relación que se mantienen en la historia independientemente de las circunstancias exteriores que van modificando las morfologías particulares de los objetos. Para el caso de la lingüística el ejemplo estaría dado por un idioma que puede cambiar sustancialmente sus vocablos, la ortografía de éstos, etc., pero cuyas estructuras sintácticas (el modo en que se organizan y la posición relativa de sustantivos, verbos, artículos, adjetivos, etc.) se mantienen permanentes. Si bien se ha caracterizado a la estructura por su permanencia, no contradice esta idea de hablar de la dinámica de la estructura. El ejemplo: un árbol de hojas caducas (el tronco y las ramas principales constituirían los elementos de

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mayor perdurabilidad y el follaje y las ramas menores el resto del sistema) que observo a lo largo de las estaciones aparece sustancialmente alterado: con hojas, con flores, con frutos y luego sin nada. La estructura en este tiempo permanece inmutable. Pero si lo observo a lo largo de un período mucho más largo que el que va de una estación a otra el tronco crece, se va haciendo más grueso, las ramas se hacen más fuertes y aparecen nuevas. El cambio se produce a un ritmo muy distinto que el de las componentes dinámicas del sistema (el follaje). En la visión análoga, pero opuesta al estructuralismo, el enfoque sistémico se preocupó por registrar y reconocer los comportamientos dinámicos de la realidad, estableciendo reglas de comportamiento, de actuación y de funcionamiento del proceso de cambio y/o transferencia y es en los intereses particulares que ambas corrientes establecen con respecto a la realidad donde reside la diferenciación de fondo entre el estructuralismo y el enfoque sistémico. En ambas, el término estructura es fuertemente reivindicado y aparece por primera vez con la contemporaneidad que hoy registramos. La noción de sistema (conjunto de elementos interrelacionados) debe ser reconocida en tanto concepto que el operador introduce, pero no tiene corporeidad, que no existe, que se adhiere a la realidad para su mejor interpretación. 1.1 · La idea de la estructura como un todo organizado. Esta visión está relacionada con el enfoque sistémico del problema. Graficamos un sistema en base a puntos (elementos) y líneas (relaciones) que ponen en contacto los puntos y constituyen los vínculos con las interacciones que el sistema reconoce. El ejemplo: si yo tengo un conjunto de 10 naranjas y las tiro en el suelo, éstas se distribuirán aleatoriamente sobre ese plano de sustentación. No se trata entonces de un sistema: no hay relaciones ni articulación entre ellas. Si en cambio, hago una pirámide con 4 naranjas en la base, 3 en la segunda fila, 2 en la tercera y 1 en la cúspide de este grupo se ha constituido en un sistema porque cada una de las naranjas está en relación con la otra y en este conjunto de relaciones se establece una determinada morfología que es la que asume el sistema, como consecuencia de la disposición de los elementos. De esto además, concluimos en la no reciprocidad de estas relaciones (todo sistema es un conjunto de elementos, pero no todo conjunto de elementos es un sistema). Para la Teoría General de Sistemas la estructura de un sistema se define como la disposición que guardan entre sí sus elementos. Este concepto nos hace presumir cierta noción morfológica: disposición y forma son palabras que tienen mucho parentesco y que introducen la noción de morfología del sistema; los sistemas son lineales, la relación es lineal (como una naranja arriba, otra abajo) o piramidal o en forma de árbol lo que nos daría distintos “sistemas” según las disposiciones que los elementos guarden entre sí.

1.2 · La idea de la estructura como disposición: la visión funcionalista del todo organizado. Dentro de la teoría de sistema se define a la estructura como la de posición que guardan los elementos entre sí. El concepto de disposición está insinuando una cierta aproximación morfológica al diseño del sistema, que no revela estrictamente lo esencial. El ejemplo: Si pensamos en una clase (docente, alumnos, aula, etc.) la disposición de esos elementos varía continuamente, su posición relativa se modifica, pero independientemente de las morfologías circunstanciales que se adopta, la estructura se mantiene siempre y cuando se mantengan ciertas relaciones básicas (es impensable que en una clase los alumnos y docentes estén en aulas separadas, o que los alumnos den la espalda a docentes, pizarrón, etc.).

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De modo que la idea de disposición de la estructura está vinculada a la finalidad del sistema que es la que determina la forma de organización de los conjuntos. La estructura definiría el tipo de organización que regula la existencia de un sistema. El término disposición nos permite hacer una disquisición interesante: por un lado, la disposición de los elementos y por otro, disposición del sistema y, a su vez, los dos significados la noción que lo vincula a la posición y la que lo vincula a la actitud (y por que no al modo de ser). 1.3 · La idea de la estructura como comportamiento del sistema Como una derivación de la cuestión anterior, Ferrater Mora3 se refiere a la estructura como el modo de ser de un sistema lo que le da identidad, lo que permite que se lo reconozca y que está en última instancia, ligado a un determinado tipo de organización. En el ejemplo anteriormente explicitado el modo de ser clase define y permite que se le reconozca como tal cuando alguien abre la puerta del aula. 1.4 · La idea de la estructura como caracterización del sistema (como permanencia y noción jerárquica) Se pasará ahora a una noción ligada a la visión estructuralista: “El conjunto de las actividades urbanas y las relaciones que mantienen entre sí, constituye el sistema urbano. En particular interesa identificar aquellos subconjuntos de componentes y relaciones que presentan cierta perdurabilidad: son las estructuras características del sistema.”4

Esta definición, a diferencia de la anterior, que habla de la organización que es algo intangible (si bien se la puede graficar a partir de ciertas abstracciones) no refiere a la estructura como el todo organizado, sino un fragmento del todo, caracterizado por el reconocimiento de su mayor tendencia a la perdurabilidad respecto a los restantes componentes subconjuntos o sistemas. Por lo tanto hay una cualidad de permanencia que define a la estructura y una idea jerárquica de la estructura que es la parte que posee esa cualidad. Pero aparece la cuestión de la función porque Yujnovsky dice “son las estructuras características del sistema” frase que se modificaría levemente para decir “son las estructuras que caracterizan el sistema” lo que significa que estos componentes estructurales tienen una carga de significación con respecto a todo el sistema que las vuelve irremplazables para otorgarle identidad a todo el conjunto. 1.5 · La idea de la estructura como sostén (armadura que sostiene un conjunto) 3 Ferrater Mora, José. “Diccionario de Filosofía” o su versión ‘de bolsillo’. “Diccionario de Filosofía Abreviado”. Colección Índice Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1982. 4 “La estructura interna de la ciudad. El caso latinoamericano.” Oscar Yujnovsky.

Esta idea corresponde a la consideración de la estructura como la parte de un todo cuya función es la de sostener al conjunto para lo cual está dotada de ciertas cualidades propias inherentes como por ejemplo su rigidez, su resistencia. El ejemplo que explicita esta consideración es: la estructura portante de un edificio. Esta estructura resistente refiere a una parte de todo el edificio; un fragmento que no puedo modificar y que a su vez es inmutable. A fin de relacionar lo expuesto se diría que esa estructura soporte tendrá que ser perdurable, establecerá en el nivel más amplio posible ciertos tipos de organización y hasta la morfología final resultante no podrá escapar de ciertas reglas que plantea la estructura. Esta relación entre organización y estructura es una cuestión interesante a desarrollar. El Movimiento Moderno intenta a partir de independizar la estructura desvincularla de las cuestiones de organización. El pos-CIAM sostenía que la función del arquitecto era la de componer las partes duras e inmutables del

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edificio (estructura portante, núcleos de circulación, núcleos infraestructurales, etc.) y que el resto se intercambiaba (la cápsula habitacional es la visión extrema de esta corriente). Por todo lo expuesto, es necesario plantear una vez más, que las definiciones presentadas permiten ser sumadas, relacionadas y que no son versiones antagónicas, contrapuestas ni competitivas por lo que las cuestiones de organización, de perdurabilidad y de sostén son partes de un mismo tema que es esta compleja, diversificada y polisémica noción de estructura. 2 · Estructura urbana En general, la restricción que presenta nuestro lenguaje con respecto a la inexistencia de aquellos dos términos que diferencien las dos dimensiones esenciales de la ciudad, provoca que cuando se hace referencia a la estructura urbana no se precise con claridad a que componente del fenómeno urbano se dirige el intento de conocer este nivel estructural. Se puede decir que refiere al estudio de la ciudad como un todo complejo. En este punto parece necesario rescatar aquella división analítica y comprensiva que nos proponía el reconocimiento de las dos dimensiones esenciales: la de los aspectos humano-sociales y las de los aspectos físicos-construidos. De ser así, el término urbano resulta abarcativo e integrador de estas dos dimensiones, por lo tanto, la posibilidad de establecer un reconocimiento del término estructura urbana están vinculadas a las posibilidades de integrar estructuras particulares que se deberían encontrar en cada una de estas dimensiones de la ciudad y lo urbano. Esto es como si se dijera que de aceptar el hecho de que la ciudad como todo complejo está constituido por estas dos dimensiones esenciales, cada una de ellas debería poseer su propia estructura lo que, de alguna manera, representaría una suerte de subestructura de la estructura urbana. Por lo tanto, para poder hablar de estructura urbana se debería recurrir a un tratamiento de tipo interdisciplinario que pudiera ligar en el discurso estas dimensiones estructurales que conforman el todo estructura urbana. Sin embargo, y esto vale casi como una advertencia, el término estructura urbana se usa casi indiscriminadamente para hacer referencia a alguna estructura parcial de la ciudad. Esta reducciones se vuelven a vincular a la no consideración del carácter dialéctico y complejo que se debe asignar al fenómeno urbano, integrado –en esta suprema reducción de la complejidad- en aquellas dos dimensiones esenciales. En resumen, la idea establecería que para poder hacer referencia a la estructura urbana es necesario mantener un diálogo interdisciplinario donde se puedan contactar nociones estructurales de lo físico construido, de lo económico, de lo social, de lo político, etc. Esta síntesis del diálogo interdisciplinario recién podría aproximarnos a la compleja noción de estructura urbana.

Nuestro proceder nos llevará por reducción a operar en la autonomía de uno de estos campos esenciales y nuestra lectura, nuestra indagación y nuestros análisis estarán referidos al reconocimiento de la estructura (y de los elementos componentes) de la dimensión físico-construida de la ciudad. 3 · Estructura de la dimensión físico-construido de la ciudad Esta indagación se hará casi íntegramente en base a ejemplos a través de los distintos tipos de formación urbanas en la historia. En este recorrido se reconocerá una suerte de constante remitida a la permanente contrastación visualizable en la ciudad entre elementos primarios5 y tejido. 5 El término “elemento” da idea de un objeto autónomo, puntual, individual, propio de la teoría de sistema por lo que sería más ajustado referir al término “hecho” primario con el objeto de englobar todos los fenómenos primarios propios del tipo de ciudad contemporánea y que en muchos casos no son elementos puntuales sino líneas, recorridos, estructuras físicas de una alta complejidad, considerando que además es

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expresivo el término en la consistencia de lo construido.

La lectura remitida a la relación tradicional: emergencia-tejido. El Monte Saint Michel

La abadía fortificada del Mont Saint Michel se instala a partir de una doble relación de elementos primarios: uno construido y el otro natural. El construido es la abadía, el natural es la colina en cuyo punto culminante se ubica –y con ello logra mayor énfasis- el hecho primario de la composición.

Alrededor de este gran elemento fundacional de la estructura urbana se va a producir la organización del tejido en base a dos cuestiones fundamentales: una es esta referencia a conformarse como base o pedestal del elemento primario y la otra dada por el tipo de ordenamiento circular que produce (obligada por las cotas de nivel de la colina), las calles en anillos concéntricos. Esta organización está remitida tanto a la condición de la forma prominente que domina la escena como a las propias reglas de organización que establece el elemento primario natural: la colina. La relación elemento primario-tejido no solo es armónica sino casi orgánica, estructurando un conjunto en forma clara, simple y contundente.

Laguardia. Plano parcelario y tipológico. En este ejemplo se está en presencia (no obstante el tamaño de la ciudad medieval) de una ciudad con una fuerte identidad en cuya estructura interna se puede diferenciar el contraste entre elementos o puntos prominentes –constituidas fundamentalmente por las dos iglesias- y el tejido. Se observa la extraordinaria homogeneidad de la subdivisión parcelaria y la nítida contrastación entre esta condición repetitiva y la condición singular de las iglesias. En una lectura jerárquica de esta organización, estos dos grandes recintos con sus propios espacios urbanos, sus plazas y el elemento viario que los conecta, los tensiona, los relaciona, constituyen la estructura. Estructura entendida en este caso, en referencia a esa dimensión jerárquica de los subconjuntos que presentan una mayor tendencia a la perdurabilidad y al mismo tiempo componentes que caracterizan el conjunto y que actúan como soporte en la organización del todo.

San Geminiano. Toscana, Italia. Vista aérea de la ciudad.

La condición de forma prominente es muy característica –desde el punto de vista morfológico- de la presencia de un elemento primario; no obstante haber otros indicadores: la magnitud, el carácter público-colectivo, su valor de posición y la función de catalizador del desarrollo urbano.

En la ciudad medieval es donde comienza a verificarse la aparición de ciertos elementos prominentes particulares que complejizan la lectura del nivel estructural de la ciudad. Estas torres constituidas para un uso de base funcional (la vigilancia, la seguridad) muestran que la estructura no queda remitida a los grandes elementos públicos de la ciudad y sus conexiones sino que se extiende a estos proyectos de representación individual que si bien no pertenecen a la esfera de lo público tienen contundencia morfológica en el contexto urbano –y constituyen en este sentido un trastocamiento en la definición del nivel jerárquico-morfológico de la ciudad.

Complejo de San Marco. Venecia, Italia. Vista aérea.

Esta imagen muestra al elemento primario diversificado. Se trata de una serie de elementos públicos

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monumentales con funciones cívico-políticas, religiosas, culturales, simbólicas de valor singular que se articulan conformando las áreas de desembarco y de la plaza propiamente dicha.

Aquí la relación se establece entre este elemento, que a su vez tiene su propia estructura interna –o sea un hecho primario complejo- y el resto de la ciudad en la que se produce un significativo cambio de escala.

Uffizi y Palacio Vecchio. Florencia, Italia.

El trastocamiento verificado en el ejemplo de San Geminiano se va a acelerar considerablemente con las transformaciones que instalará en la ciudad el proyecto renacentista: no serán ya las torres que otorgaban prestigio individual sino los grandes palacios familiares que comienzan a construirse. Esta imagen está revelando la contrastación punto prominente (la forma emergente del elemento primario)-tejido (que aparece como el elemento celular, repetitivo) y la clara enfatización del elemento único, singular, irrepetible: el Palacio.

Florencia. Plano turístico.

En este dibujo se ve a partir de la exageración del recurso gráfico utilizado, la contrastación elemento primario-tejido. Aquí los elementos primarios adquieren volumen, realce, en cambio, el tejido queda limitado a un fondo plano y monocromático con lo que dicha contrastación se vuelve más contundente de lo que en realidad es.

Plan de Sixto V (1585). Roma, Italia.

El carácter intrincado del trazado y la lectura de la ciudad medieval se modifican sustancialmente en el proyecto barroco donde los elementos prominentes, adjetivados, de la ciudad están reforzados por las perspectivas del trazado viario que apunta con claridad –no solo física sino también virtualmente- al punto neurálgico de la composición. Y es en el Barroco, por primera vez que no son solo puntos los que conforman el nivel estructural de la ciudad: la dialéctica no se circunscribe a edificios-tejido sino que se extiende a edificios-grandes usos viarios-tejido, lo que se constituye en una nueva complejización del nivel estructural de la ciudad.

Piazza del Popolo y tridente. Roma, Italia. En este dibujo, a la manera de Noli (1748), aparecen tratados en blanco los espacios públicos (tanto abiertos como construidos) combinando así, en la imagen, la fuerte correspondencia entre espacio colectivo y nivel estructural. Esta forma de representar el espacio colectivo: claro, blanco manteniendo lo opaco y oscuro para el tejido es una forma de enfatizar la contrastación en el nivel del plano.

Palacio de la Región, Trieste (Aldo Rossi).

Esta idea de entender la ciudad como constituida por elementos fijos y tejido es, en última instancia, una idea de ciudad que se traslada a la experiencia proyectual arquitectónica: trascienden de la lectura de la ciudad una serie de pricipios interpretativos que luego se convierten en rubros del proyecto arquitectónico.

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En este ejemplo (cuya lectura no proviene de la experiencia arquitectónica sino urbanística) se ha llevado al edificio la contrastación punto prominente-tejido. El elemento central, enfatizado por la cubierta corresponde al hecho primario, en tanto el resto está tratado con esa idea obsesivamente homogénea y repetitiva propia de la condición del tejido.

La estructura como relación de diferenciación de partes constitutivas. Manhattan. New York, EEUU.

En esta imagen observamos un fenómeno similar al que da lugar a la disquisición que hace Carlo Aymonino6 con respecto a la tesis de Rossi; donde marca que esta obsesión de Rossi –al insistir que la ciudad queda siempre finalmente constituida por la dialéctica punto fijo-entorno- si bien es una categoría válida para un largo período de la historia de la ciudad no es posible aceptarla como una categoría universal. Remite al ejemplo de San Petersburgo, la ciudad capital fundada por Pedro I y constituida íntegramente por elementos monumentales: todos son palacios, grandes residencias, sedes institucionales; cualquier elemento edilicio que visualicemos es un elemento primario, por lo que Aymonino interpreta que no hay contraste, no hay dialéctica, no hay relación punto fijo-tejido porque no hay tejido o el tejido es todo monumental. En correspondencia con esta tesis (que él contrapone a la idea de la estructuración a partir de la relación emergencia-tejido), se observa el fenómeno urbano de Manhattan donde, a la manera de San Petersburgo, toda la parte es una emergencia y la relación no es elemento primario-tejido sino parte de ciudad-resto de ciudad. El resto de la ciudad se convierte en el tejido que ofrece la contrastación a este hecho novedoso en su función, su localización y su morfología.

Barrio Martin. Rosario, Argentina. La experiencia de una parte (en la ciudad de Rosario) que se constituye en los últimos 20 años a la manera de Manhattan, aunque a diferencia de ésta la función es residencial. 6 En su libro “El significado de las ciudades”.

Las alteraciones de la lectura estructural. Plan Voisin (Le Corbusier). París, Francia.

En este caso lo que ha trastocado la lectura estructural tradicional de la ciudad es la propuesta del Movimiento Moderno, emparentada, a su modo, con otra tradición: el proyecto de la Escuela de Chicago –grandes elementos verticales de formas innegablemente prominentes pero no ya vinculados a edificios colectivos-. Es como si estas formas monumentales con funciones residenciales produjeran tejidos verticales.

Esta reflexión lleva a interrogarse respecto al nuevo nivel estructural que adquiere la ciudad contemporánea a partir del desarrollo de funciones residenciales y administrativas. El Plan Voisin de Le Corbusier es el paradigma de esta idea: una imagen monumental pero con funciones atípicas para lo monumental va a señalar la primera ruptura con las formas de estructuración de la ciudad que se reconocía hasta mediados del siglo XIX.

Calle Colón. Paraná, Argentina.

Otra imagen de la subversión que se produce en la lectura del nivel estructural de la ciudad contemporánea. La lectura se ha complejizado: por un lado, una base de tejido residencial homogéneo y el elemento simbólico público-colectivo como emergente, pero por otro lado este contraste queda enturbiado

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por la aparición de otras emergencias que se corresponden con edificios de propiedad horizontal. La idea de monumento moderno, ciertas posibilidades tecnológicas y económicas sumadas a la especulación del suelo urbano concretan este resultado. Esta imagen demuestra la supervivencia de la relación histórica elemento primario - tejido en la ciudad contemporánea: hay partes de nuestras ciudades que se mantienen estructuradas en base a la relación tradicional de la ciudad preindustrial y esta supervivencia agrega un dato más de complejidad a la lectura de la ciudad contemporánea.

Seagram Building. Manhattan, New York.

En determinados momentos estas emergencias celulares adquieren un determinado grado de homogeneidad en altura. ¿Cómo introducir un elemento primario en una ciudad construida con este nivel de saturación edilicia? Este problema, según Tafuri, se lo planteó Mies Van der Rohe en el caso del Seagram y su respuesta fue la retracción del elemento hasta ser un vacío urbano. En oposición a la tradicional dominancia del elemento primario la idea lo convirtió en un objeto silencioso a partir de un lenguaje de máxima reducción y por lo tanto, resalta su condición a partir del negativo de lo que tradicionalmente era la emergencia: producir silencio en la cacofonía edilicia.

Jockey Club. Rosario, Argentina. Cuando el edificio queda comprometido con el tejido, medianera a medianera, la posibilidad de distanciamiento y de diferenciación del elemento primario queda fuertemente disminuida, de modo que esta es otra condición de la ciudad contemporánea que diluye y debilita su presencia dominante. Es un claro caso de subordinación de los elementos primarios a las reglas que define el trazado de la cuadrícula.

Centro Pompidou (Arqs. Piano-Rogers, 1972). París, Francia.

Un caso interesante de plantear, a los efectos de producir un interrogante y una reflexión, es el Centro Pompidou de París. Aclaremos que uno de los aspectos en que la tesis de Rossi insiste es en la característica de propulsor del proceso de urbanización que tiene el elemento primario. Esta propiedad se lee con claridad tanto en el caso de Mont Saint Michel como en la plaza San Marco de Venecia. Pero ¿qué pasa cuando el elemento primario se introduce al final del proceso, cuando el elemento se asienta sobre una parte de ciudad que está previamente constituida? Estos grandes hechos que cierran el proceso de formación de una parte de ciudad en lugar de haberlo originado ¿son también elementos primarios? Interrogante que valdría para muchas construcciones de distintas ciudades.

Teatro del Mundo (Aldo Rossi). Venecia, Italia.

¿Cómo instalar un elemento resaltante en una ciudad con una enorme exhuberancia formal? Rossi lo hace a través del contraste de una forma muy silenciosa a los efectos de lograr el efecto inverso: el del vacío que se opone al coro clamoroso de arquitecturas que rodean al elemento casi mudo.

Teatro del Mundo (Aldo Rossi). Venecia, Italia.

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El discurso de la periferia. La ausencia de elementos de caracterización y referencia, la presencia de puro tejido revelan por un lado, la falta de identificación; y por otro, la falta de existencia urbana.

Nemours (Le Corbusier, 1934).

Una nueva idea de ciudad sin contrastes (sin relación punto prominente-tejido).

¿Cada elemento es un elemento primario? o ¿se trata de un tejido de grano grueso?.

La utopía política y social del Movimiento Moderno y su denodado esfuerzo por producir una ciudad y una arquitectura emblemáticas del proyecto de producción industrial: la ciudad aparece como mera reproducción, casi indefinida, de objetos arquitectónicos que evidentemente son unidades de vivienda. No estamos en presencia de un tipo edilicio sino de un prototipo edilicio, cuya repetición va determinando la condición de la ciudad.

Los temas de la lectura estructural en la ciudad contemporánea. Turín, Italia. Planta de la ciudad en 1751.

La muralla es una de las primeras grandes componentes primarias de la ciudad que ya no se constituye en un punto prominente a la manera de una catedral, un edificio de ayuntamiento o aún un palacio renacentista sino que es una gran infraestructura (en este caso bélica) que posee carácter lineal y cuyo recorrido define en el caso de la ciudad histórica el adentro y el afuera de la ciudad.

Rosario, Argentina. La costa en un sector del puerto. Es en la ciudad contemporánea donde empiezan a producirse ciertos temas que se constituyen en hechos primarios de la ciudad y que por su magnitud, su condición morfológica y su función resultaban inexistentes en la ciudad histórica. La presencia de una gigantesca plaza de maniobras ferroviaria, una gran terminal de transporte, el gran parque público, el borde portuario de la ciudad en el caso de la ciudad-puerto, el viario jerarquizado son los temas que introduce en la ciudad la experiencia urbanística del siglo XIX, donde estas cuestiones pasan a ser decisivas en el funcionamiento de la ciudad.

Rosario, Argentina. La costa y el acceso sur a puerto.

Las grandes infraestructuras de la ciudad industrial se expresan en algunos de sus temas en los grandes ejes viarios que conectan la ciudad con el territorio y que adquieren formas prominentes. A diferencia de los grandes ejes barrocos, que si bien tenían funciones circulatorias, estaban pensados para enfatizar la presencia del monumento ubicado en el punto culminante de la perspectiva, estas grandes infraestructuras se corresponden con una mutación sustancial de la concepción de la ciudad; la ciudad como espacio económico (en tanto espacio de producción, consumo y especulación) más que como espacio habitable por lo que es natural que los elementos de la infraestructura económica adquieran ese carácter dominante.

Otra alteración: el elemento primario ya no es una abadía fortificada ni una plaza con grandes edificios públicos sino elementos de la infraestructura económica y circulatoria. Las formas prominentes, en nuestras ciudades, se han trasladado de lo simbólico a lo productivo- económico son los referentes concretos (y por que no, los símbolos) de la ciudad capitalista. A diferencia de lo que sucedía en la ciudad histórica (la relación armónica), en estos casos la relación

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elemento primario-tejido es dramáticamente conflictiva, desajustada y crítica tanto desde el punto de vista formal como funcional: segregación, ruptura de la cuadrícula, contaminación ambiental, indefinición de bordes. Sucede que la operación no está pensada como cualificadora sino a fin de que cumpla con los requisitos de la ecuación económica para lo cual fue pensada y construida. Sin embargo, a diferencia del caso de Pompidou, estos elementos sí son propulsores y dinamizadores del proceso de urbanización. Barcelona, España. Proyecto de ensanche (Idelfonso Cerdá, 1859). La ciudad medieval y la intervención de Cerdá –caracterizada por la cuadrícula achanflanada- permiten observar como estos temas de los grandes espacios circulatorios son tratados con calidad urbanística. En nuestro país un ejemplo muy claro es el caso de la Av. Gral. Paz en Buenos Aires que no es una cruda intervención de la infraestructura económica, sino que aparte de su función circulatoria fue pensada además, como una fachada de 25km., como un elemento cualificador de la ciudad en su recorrido. Por lo que se deduce que estos elementos no son por sí mismos elementos negativos sino que, por el contrario, se constituyen en los verdaderos temas primarios de la ciudad contemporánea. Se trata de diferenciar aquellos elementos que han sido cualificados con el gesto de la intervención urbanística de otros que han sido tratados como mera infraestructura económica. El caso Cerdá vale como ejemplo histórico y es uno de los primeros en que se da la utilización de estos grandes recorridos que insinuaban la nueva dimensión de lo económico en lo urbano-territorial componiendo genialmente la ciudad en base a estos grandes ejes circulatorios que conectan ciudad existente, puerto, ciudad proyectada y territorio.

París, Francia. Plaza de L’Etoile. Otra imagen del valor urbanístico del viario jerarquizado que no está definido exclusivamente desde el punto de vista circulatorio-funcional sino también morfológico a partir de sus arquitecturas y su forestación y de los mojones que aparecen en su recorrido como el Arco de Triunfo.

Proyecto Ámsterdam Este (Bakema y Van der Broek, 1965) y periferia de Rosario.

El hecho primario circulatorio como elemento estructurador y organizador del espacio urbano. Toda una ciudad proyectada en función de este gran eje circulatorio es la curiosa propuesta que hace el Ing. Soria y Mata para la extensión de Madrid. Es un espectacular antecedente de la idea de que el espacio circulatorio público se constituiría en un tema fundamental del ordenamiento de la ciudad contemporánea y su respuesta contemporánea y con otro vocabulario en los proyectos del Team X (de todo el pos-CIAM) donde el espacio circulatorio es el eje crucial de la estructuración de la ciudad: la preexistencia del trazado como elemento previo y ordenador de la ciudad que se va a construir después. A diferencia de la ciudad medieval, donde la calle surge a consecuencia de las edificaciones que la enmarcan, en nuestras ciudades el plano de la ciudad se define primero, estableciendo fundamentalmente lo público y lo privado y donde el trazado viario es previo a la construcción de la ciudad, es como si lo estrictamente estructural, se instalara previamente al tejido.

La cuadrícula como soporte estructural. Buenos Aires, Argentina. Plano de la ciudad en 1776.

El trazado como hecho urbano previo a la aparición del tejido es la herencia de la ciudad de fundación española y que se va a emparentar luego con el trazado especulativo.

Mendoza, Argentina (plano fundacional, 1561).

Otra idea de organización estructural: en este caso el plano fundacional es paradigmático de la relación

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que la fundación española establecía entre el espacio colectivo, hecho primario fundamental de la ciudad –la plaza mayor- y las manzanas que constituían el área potencial de urbanización de la ciudad. Esta idea de ciudad se basaba en la contrastación del hecho primario -Plaza, Cabildo, Ayuntamiento- y tejido residencial.