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 Estrategia feminista contribución al debate) Stasis Es el ejercicio de la libertad, no la lucha negativa contra una opresión particular, lo que me elevará por encima de la existencia mutilada. GEORGES BATAILLE. Sobre Nietzsche. Voluntad de suerte. La revolución vale por la potencia de vida que mani- fiesta aquí y ahora. FRANC:OIS ZOURABICHVIll. Deleuze. Una fi/osojia virtual. La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna. JEAN-JACQUES Una de las discusiones mayores hoy en día supone poder describir las prácticas de lo político. De hecho, para los esfuerzos del pensamiento contemporáneo preocupado por ello, la cuestión no es responder qué es la política, sino describir las características de determinadas prácti cas -individuales y colectivas, discursivas y corporales- que tendrían cierta potencia para producir efectos podríamos llamar políticos. De allí que convenga que un análisis pragmático y estratégico, micropo lítico, de los campos de enfrentamiento y relación entre potencias (polí ticas, sociales, lingüísticas, vitales, etc.) enfatice un cierto tono productivo a la hora de la evaluación de prácticas y discursos. La pauta para ello podría encontrarse en el texto "Si el género humano se halla en progreso constante hacia mejor", donde Kant nos ofrece un criterio positivo para evaluar los efectos producidos por el proyecto político-cultural de la 98 /

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  • Estrategia feminista (contribucin al debate)

    Stasis

    Es el ejercicio de la libertad, no la lucha negativa contra una opresin particular, lo que me elevar por encima de la existencia mutilada. GEORGES BATAILLE. Sobre Nietzsche. Voluntad de suerte. La revolucin vale por la potencia de vida que mani-fiesta aqu y ahora. FRANC:OIS ZOURABICHVIll. Deleuze. Una fi/osojia virtual. La nica costumbre que hay que ensear a los nios es que no se sometan a ninguna.

    JEAN-JACQUES ROUSSEAU

    Una de las discusiones mayores hoy en da supone poder describir las prcticas de lo poltico. De hecho, para los esfuerzos del pensamiento contemporneo preocupado por ello, la cuestin no es responder qu es la poltica, sino describir las caractersticas de determinadas prcti-cas -individuales y colectivas, discursivas y corporales- que tendran cierta potencia para producir efectos que podramos llamar polticos. De all que convenga que un anlisis pragmtico y estratgico, micropo-ltico, de los campos de enfrentamiento y relacin entre potencias (pol-ticas, sociales, lingsticas, vitales, etc.) enfatice un cierto tono productivo a la hora de la evaluacin de prcticas y discursos. La pauta para ello podra encontrarse en el texto "Si el gnero humano se halla en progreso constante hacia mejor", donde Kant nos ofrece un criterio positivo para evaluar los efectos producidos por el proyecto poltico-cultural de la

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  • Ana Maria Martnez de la Escalera Lorenzo, Erika Lindig Cisneros e 99

    llusttacin del siglo XIX. En ese texto, el filsofo alemn valora posi-tivamente. la. reaccin entusiasta de los espectadores de la Revolucin francesa. Segn esto, la ''participacin afectiva" o de deseo de quienes no participaron directamente en las acciones de la Revolucin francesa sealara un acontecimiento que instaurara ya, por la modificacin del "nimo" de los individuos, unas relaciones que pugnaran por la conse-cucin de una mejor disposicin de lo humano.

    Derecho a la revolucin

    As, en marzo de 1993 las mujeres zapatistas promulgan en Revolucionaria. de Mujeres un "derecho a participar en la lucha revolucionaria", 1 es dable preguntar cmo evaluar positivamente aquello quetal postulacin testimonia, pues hay tal exigencia de un ejercicio de diagnosis crtica para saber qu se dice en la circunstancia determi-nada de las mujeres zapatistas cuando se reafirma un "derecho a la re-volucin", que se desplazan todas las significaciones habituales de las que se puede echar mano como sentido comn. Y es que la afirmacin de un "derecho a la revolucin" de las mujeres zapatistas pone en funcio-namiento una p(>tencia paradjica2 que afecta, por un lado, el mbito

    1 "Ley Revolucionaria de Mujeres" en . 2 La palabra paradoja viene del griego signa asi lo con-

    trario a la esperanza u opinin comn, lo extraordinario, lo increble, lo inesperado o maravilloso. signa el decir cosas extraordinarias o increbles y

    es un relato de cosas increbles, una narracin maravillosa. A su vez, el vemo significa hacer cosas extraordinarias. En retrica, segn Helena Beristin, paradoja puede caracterizarse como una coincidentiaoppositonim, es decir, Ulla relacin intima, en una unidad sintctica, de tnninos contradictorios. As, de-fine la paradoja como:-"Figura de pensamiento que altera la lgica de la expresin pues

    ideas opuestas y .en apariencia irreconciliables que manifestaran .oo.ab-surdo si se tomaran al pie de la letra [ ... ], pero que tienen una profunda y sorprendente coherencia en su sentido figurado" (Diccionario de retrica y potica, Mxico, Porra, 1997, p. 380). Y aade Beristin que la oposicin en una paradoja es slo aparente por-que se resuelva en un pensamiento ms prolongado, apela a un sentido mayor, a "otra Recuerda tambin Beristin all mismo que en el francs se utiliza en un seatido ms etimolgico de "opinin contraria a la opinin" de discusin de una

  • l 00 e Alteridad y exclusibnes. Vocabulario para el debate social y poHtico

    de los discursos que buscan describir y sancionar, juridica y mente, la emergencia de los sujetos -sobre todo ahi donde vuelve a reavivar crticamente un discurso anarquista de la Revalucin mexi-cana-, y se articula y enfrenta, por otro lado, con la tradicin feminis-ta que enarbola la lucha de las mujeres.

    Acicates endxicos

    De manera acostumbrada, las potencias de lo poltico son nonnalizadas de tal manera que en los casos del decir slo es permitido elaborar el dis-curso que dice lo que se puede decir. El problema se presenta cuando en ese da a da del decir se produce algna afinnacin con la potencia su-ficiente para valorar como positiva la capacidad de producir efectos que prometan modificar la disposicin de lo humano. Por su propio fun.cio-namiento, el planteamiento discursivo modificador se halla propenso a ser apropiado. Se enfrenta a un mecanismo que depura su potencia pro-ductiva y lo codifica de tal manera que la aplicablidad de tal a.fulnacin modificadora a los contextos determinados donde permita efeeiOS queda cancelada y de esta manera su potencia disminuye y slo puede ser apro-vechada, si an es posible, por las prcticas polticas dominantes, habi-tuales.

    De all que nuestro acercamiento a los discursos debera ofrecrsenos como una constante declaracin de la importancia de conocer las tcni-cas que determinan su propio decir. As, al leer o escucllar el sintagma "derecho a la revolucin" enarbolado por las mujeres zapatistas habra que vencer la tentacin de esos seritidos comunes que se pueden resumir como un derecho de los individuos y de los pueblos a la desobediencia civil y al uso de la fuerza con el fin de. alterar o abolir un gobierno que destruya ciertos derechos inalienables -los "sagrados derechos de la humanidad' .. , como los nombra Kant en su famoso texto ''Resmesta a la pregunta: qu esla ilustrltcin?" 3 Esas significaciones habituales se hallan sancionada&, implcita o explcitai:lente, en vanas constituciones

    3 E. Kant, ''Respuesta a la =gunta: qu es la ilustracin?" enQu es lallustra-ci1t?, trad. de Agapito Maestre y .Jos Romagosa, Madrid, Tecnos, 2007, pp; 17-25.

  • Ana Maria Martinez de la Escalera Lorenzo, Erib Lindig Cisneros e lO 1

    y aun en la Declaracin de /Qs derechos del hombre y del ciudodano. Por ejemplo, tendramos tentacin de interpretar la afirmacin de las mu-jeres zapatistas en el sentido delartculo 39 de la Constitucin Poltica de ltMEstados Unidos Mexicanos, que sanciona este derecho. All se ha-llaresaito: "La sobenma nacional reside esencial y originariamente en el pueblo; 1'odo poder. pijblico dimana del pueblo y se instituye para bene-ficio de ste. El, pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno".

    Seria preferible encontrar el legado anarquista que la Ley Revolu-ciotaria de Mujeres zapatistas parece tomar por asalto, se puede como testamento; un artculo llamado "El derecho de rebelin", atribui-do a Ricanlo Flores Magn, y aparecido en el diario Regeneracin del lO de septiembte de 191 O. En ese artculo est escrito lo siguiente:

    El dm:cbo de rebelin es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstculos que se oponen al derecho de vivir. Re-belda, grita la mariposa, al romper el capullo que la aprisiona; rebel-da, grita la yema al desgarrar la recia corteza que cierra el paso; rebelda, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebelda, grita el tierno ser humano al desgarrar las entraas maternas; rebelda, grita el pueblo cuando se pone de pie [ ... ]. La rebelda es la vida: la sumisin es la muerte. Hay rebeldes en un pueblo? La vida est asegurada [ ... ] Supremo derecho de los instantes supremos es la rebelda.4

    Y aqu habra que valorar cuidadosamente la confusin entre rebel-da y generacin de Vida colectiva.

    Experimentacin diaria

    Para el segundo caso, el que afecta la tradicin de las luchas feministas principalmente all donde el "derecho a la revolucin" se postula col!lo

    4 Ricardo Flores Magn, "El derecho de rebelin" en Regeneracin, 10 de sep-tirmlllede.l9.10,disponibleen, consultado ellO de agosto de 2010.

  • 102 e Alteridad y exclusiones. Vocabulario para el debate social y polltico

    un criterio estratgico para evaluar las acciones y los discursos que un sujeto-mujer podria llevar a cabo. Pues la crtica hacia la condicin que las mujeres zapatistas viven en sus comunidades, elaborada afirmativa-mente como "derecho a la revolucin" conmueve los hbitos reinantes usados para valorar la eficacia de las prcticas y los discursos feminis-tas. La afirmacin de un derecho de las mujeres zapatistas a la revolucin resignifica las valoraciones que el discurso feminista elabora general-mente como batalla por el reconocimiento y ejercicio de derechos.

    Tales valoraciones blanden una reinterpretacin de los postulados ilustrados de la emancipacin -es decir, de las tentativas de producir unas condiciones jurdico-polticas determinadas donde los individuos puedan desarrollarse "segn todas sus capacidades"5- como criterio de eficacia de sus prcticas y discursos. As, por ejemplo, en las memo-rias virtuales del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Cari-be, realizado del16 al20 de mano de 2009, se afirma que el "objetivo en comn" de sus luchas sera "trabajar para y hacia lograr cada vez ms, el reconocimiento y ejercicio pleno de derechos para y por nosotras las mujeres, con una vida libre de violencia y en relaciones de paridad en la equidad". 6 Por su parte, Victoria Sau Snchez, en su libro Rejlexiones feministas para principios de siglo, afirma que mediante "la batalla por los derechos" se busca una "transformacin" que produzca "un sistema tal de relaciones humanas, en todos los sentidos [donde ... ] lajerarqui-zacin de los grupos, sanlo en razn del sexo, clase social, la etnia, la orientacin sexual, etc., desaparezca de la estructura social" 7

    Porque si es verdad que para evaluar el carcter radical de los dis-cursos y prcticas de crtica de gnero que el "derecho a la revolucin" afirmado por las mujeres zapatistas debe valorarse de acuerdo con los criterios feministas de visibilizacin y cuestionamiento de las asimetras

    5 Emmanuel Kant, "Respuesta a la pregunta: qu es la ilustracin?" op. cit., cfr. tienne Balibar, "Tres conceptos de poltica: emancipacin, transformacin, civilidad" en Violencias, identidades y civilidad. Para una cultura poltica global, Barcelona, Gedisa, 2005, pp. 15-45.

    6 Memoria del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en .

    7 Victoria San Snchez, "Adnde va el feminismo?", en

  • Ana Mara Martnez de la Escalera Lorenzo, Erika Lindig Cisneros e 103

    y las relaciones de dominio/sometimiento, y si es verdad tambin que, al igual que el feminismo, las zapatistas han atacado estratgicamente el concepto de sujeto moderno masculino (poltico, social, capitalista, etc.), 8 persiguiendo una caracterizacin de un sujeto femenino no definible me-diante la habitual oposicin jerrquica masculino/femenino, tambin es verdad que sus prcticas y discursos -testimoniados en la instauracin de un "derecho aJa revolucin" permiten pensar que "el proceso de civilizacin y el de revolucin son contemporneos" 9

    En el testimonio de Francisca Rodrguez Lpez, mujer zapatista de las comunidades autnomas de los Altos de Chiapas, que lleva el nombre de "La defensa de los derechos de las mujeres", se nos narra que frente a la "guerra de baja intensidad" que el capitalismo neoliberallleva a cabo contra las comunidades indgenas, y frente a los ''usos y costumbres" de sus comunidades que permiten condiciones de maltrato y dominio de los hombres hacia las mujeres, 10 las mujeres zapatistas

    [ ... ] se organizan en grupos de trabajo colectivo, como son: pana-dera, artesanas, cri311Za de animales (pollo, puerco, borrego). Esto sirve de base para que las mujeres en sus tiempos libres aprendan a conocer sus derechos y discutan los problemas que enfrenta la comu-nidad, y juntas traten de buscar una solucin, sin dejar de tomar en cuenta a los hombres.11

    As -y cercano a lo que Marx Stirner postulaba como "derecho": "una consecuencia de la fuerza del individuo"12-, debe entenderse que eso que las mujeres zapatistas llaman derecho se trata del ejercicio de una resistencia "ofensiva" que, segn Mara Isabel Prez Enriquez, se pone en

    8 Slo tmese en cuenta la reivindicacin de las mujeres zapatistas a la propiedad de la tierra y a la tpma de la palabra.

    9 Ana Mara Martnez de la Escalera, "La reelaboracin de una teora del sujeto" en Miraflor Aguilar (ed.), Crtica del sujeto, Mxico, FFyL-UNAM, p. 112.

    10 "Los hombres dicen que la mujer no tiene valor y que no puede hacer las cosas",

    en Francisca Rodrguez Lpez, "La defensa de los derechos de las mujeres" en Estra-tegias de resistencia, p. 22.

    11 /bid., p. 21. 12 Max Stirner, El nico y su propiedad, trad. de Pedro Gonzlez Blanco, Mxico,

    Sexto Piso, 2003, p. 252.

  • 104 e Alteridad y exclusiones. Vocabulario para el debate social y poltico

    operacin como la invencin de ''un conjunto de acciones cotidianas", de "construccines de diversas fonnas organizativas" descentralizadas y dispersas.13 Y, a su vez, ''revolucin" debe entenderse como estrategia de invencin, que se ejerce como una "forma de ejercicio democrtico pa-ralela al sufragio", 14 en la que se implementan dispositivos colectivos estratgicos de modificacin de las relaciones y hbitos vitales cotidia-nos. Derecho a la revolucin se tratara en este caso de un ejercicio de invencin en pos de un mejoramiento>de relaciones vitales.15 En tal for-ma de ejercicio de lo poltico se valora ya no la instauracin de una ley ni la institucionalizacin de un derecho, sino "la pacidad permanente de transformar, la experimentacin diaria de sobrevivir, de construir con pocos recursos uil mundo nuevo cada da" .16

    Se podra caracterizar, de este modo, a las estrategias feministas en trminos de invencin de experiencias de lo humano que tiene ya de por s un valor de crtica de lo establecido, como cualquier produccin co-tidiana de hbitos que modifique y produzca la experiencia como dife-rentes y mltiples maneras de decir, hacer y sentir las relaciones de los individuos consigo mismos, con los otros y con sus condiciones vitales.

    Publiddad: cuidar la potencia

    Cmo mantener y extender el acontecimiento que se ejerce en la enun-ciacin de las mujeres zapatistas sin permitir que sea apropiado por las potencias polticas establecidas? Resulta imprescindible encontrar mecanismos para evitar que las potencias y los efectos productivos de las.afumaciones paradjicas, como la que pone en operacin la Ley Re-volucionaria de Mujeres, sean expropiados o reducidos. Cuidar de que sus potencias y efectos se mantengan y se refuercen, pues existe la posi-bilidad de que estos mismos discursos produzcan determinados efectos

    13 Maria Isabel Prez Enriquez, "Estrategias de resistencia y las mujeres de los mu-nicipios autnomos", en Estrategias de resistencia, PUEG-UNAM, 2007, pp. 33 y 35.

    14JbiJem. 15 De ahi que Maria Isabel Prez, cuando trata de conceptualizar la forma de ejercer

    lo poltico de las mujeres zapatistas de los Altos de Chiapas, deba construir la categora "resistencia rebelde" (ibid., p. 30).

    16 /bid., p. 37.

  • Ana Mara Martnez de la Escalera Lorenzo, Erika Lindig Cisneros e 105

    en otros contextos. Lo que se debe buscar en estos casos es Ia exapro-piacin, trmino que trata de expresar, en lenguaje kantiano, una forma de tomar un discurso o afirmacin del mbito privado y legarlo al mbito pblico, tomar un discurso potente e introducirlo en otras situaciones, de modo que este cruzamiento permita una aplicabilidad ms general. Se trata de mantener el discurso en un mbito de la discusin y el debate donde pueda poner en cuestin y producir ms discursos y diferentes prcticas.

    De este modo, cuando en los discursos sobre las estrategias feminis-tas existe uno que se evala como positivo --es deru, altera y modifi-ca los hbitos y la eficacia de las prcticas y discursos, llama la atencin y provoca cierto tipo de entusiasmo que logra un estatus de aconteci-miento- es ah cuando es de vital importancia encontrar la fonna de impedir que dicho discurso sea reducido, y tambin es importante encon-trar la forma de que ese discurso pueda representar provecho en otras si-tuaciones. La enunciacin "Ley Revolucionaria de Mujeres", por el simple hecho de haber sucedido, despierta cierto entusiasmo. En palabras del Kant de "Si el gnero humano se halla en constante progreso hacia mejor'' "el verdadero entusiasmo hace siempre referencia a lo ideal, a lo moral puro, esto es, al concepto de derecho, y no puede ser henchido por el egosmo" 17 La enunciacin produce un debate pblico, un mbito esttico-poltico en el que se ponen en cuestin los criterios de visibi-lizacin de lo pblico (lo decible y lo practicable) y las asimetras y las relaciones de dominio/sometimiento. Eso es a lo que podramos llamar crtica.

    Es precisamente como lo pblico la manera en que la crtica tiene lu-gar. La crtica debe ser estratgica y poder ejercerse de manera ilustrada

    17 Emmanuel Kant, ''Si el gnero humano se halla en constante progreso hacia me-jor'' en Fosofia de la historia, Mxico, FCE, 1978, p. 107 Segn Kant, cuando un hecho logra despertar ese entusiasmo se le puede llamar acontecimiento. ste no hace otra cosa que crear en la humanidad la idea de que puede ser de otra manera, sa es la sensacin de entusiasmo, en palabras de Lyotard "Esta Begebenheit no hara ms que indicar (hinweisen}, y no probar (beweisen), que la humanidad es capaz de ser causa (Ursache) y la autora (Urherber} de su progreso" Lyotard, El entusias-mo, trad. de Alberto L. Bixio, Barcelona, Gedisa, 1987, p. 64). As, el acontecimiento slo es una pista, un signo, un punto de partida que hay que seguir.

  • 106 e Alteridad y exclusiones. Vocabulario para el debate social y poltico

    por todos los individuos. Por tal razn, si a lo que se aspira es a produ-cir aquello que podramos llamar lo pblico, debemos pensar en que lo pblico hace referencia tanto a la publicidad como a la conformacin de esa publicidad. Por esa razn es que toda prcticapoltica que expropie y reduzca las potencias de un discurso pblico nos invita a criticar y a sospechar. De all que como la enunciacin del derecho a la revolucin de las mujeres zapatistas, slo debe considerarse pblico aquello que per-mita y produzca el debate, un ejercicio colectivo.

    Desde esta perspectiva, 1JDa estrategia de resistencia o ejercicio de lo poltico puede describirse en palabras de Lyotard como "el desarro-llo de esta capacidad de las ideas, lo que la Critica del juicio llama sus-ceptibilidad o receptividad o sensibilidad a las ideas, desarrollo que no es otra cosa que la cultura" 18 Aqu aadamos que el deber de crtica es deber de cultura.

    18 !bid., p. 99.

    Francisco Giovanni Salinas Romero Jos Francisco Barrn Tovar