Una cosa es lo que se me fue enseñado y otra cosa fue lo que tuve que enfrentar cuando me inicié como pastor en aquella institución hospitalaria. Me di cuenta que mi oferta religiosa era una oferta más en disputa con otras que casualmente se relacionaban con migo en el mismo ámbito, no había comunión entre nosotros, y cada cual refería a aquellas personas al ideario religioso de su preferencia, que casualmente contradecía en muchos elementos mi ideario religioso y teológico, osea, estábamos divididos, pero lo interesante es que todos decíamos que nos basábamos en una misma biblia y todos asegurábamos estar inspirados por el Espíritu Santo de Dios, interesante he? Un mismo Espíritu Santo que nos refería aparentemente a muchas ideas contradictorias entre sí. Para mí todo aquello era crítico porque yo quería ser un buen pastor, yo estaba seguro que tenía que responderle al Señor por aquellas ovejas que él había puesto a mi encargo, cerca de mí. Ahora bien, ¿cómo referirles a la verdad? ¿Qué hacer que estuviese en línea con la Palabra de Dios? Y estar completamente seguro de que no me equivocaba.

Déjame contarte algunas cosas para matizar lo que te quiero mostrar. Entraba en una habitación. Es hablaba sobre Jesucristo, lo que Jesucristo decía, le compartía un texto de la palabra de Dios, y en varias ocasiones me decían: Esta bien pastor, pero esa es su interpretación de esos pasajes, pero casualmente el testigo de jeova que se acaba de ir hace 15 min tiene una interpretación distinta a la que usted tiene. En una ocasión que nunca olvidare: una hermana que era Luterana, había estado fuera de su iglesia por muchos años, fue al hospital por un embarazo difícil, gracias a Dios se le dio, pero tuvo que estar internada unos días, así que yo aproveche para llevarle el mensaje redentor de Jesucristo, adoctrinarla y tratar de ganarla para mí, para nuestra denominación. Así yo le presento el plan de salvación, que son unas etapas a través de las cuales dirigíamos a las personas mediante unos textos bíblicos también, las dirigíamos hasta el reconocimiento de su condición de pecadores, hacían la oración del pecador y creíamos que en ese momento se convertían, y después de eso eran catequizados y referidos a una de nuestras iglesias para que fuesen bautizados. Este es el procedimiento, pero con esta hermana pasó algo que me llamo mucho la atención: cuando llegó el momento de catequizarla, al final yo le dije “hermana ya esta usted lista para ser bautizada”, y ella me dijo “ no yo no tengo que ser bautizada porque y ya fui bautizada” y yo le dije “en verdad hermana que alegría, cuándo la bautizaron”, y me dijo “yo fui bautizada a los seis meses de edad”, y le dije “mmm… ese bautismo no es válido, porque fue a los seis meses de edad y usted tuvo que haber consentido un acto como ese, por lo tanto su bautismo no es válido, tiene que volver a bautizars”, y ella me dijo “no pastor, no me tengo que volver a bautizar, de hecho me bautizé en una iglesia luterana, evangélica luterana, más antigua que a suya, fundada por el Dr. Martín Lutero, el fundador del protestantismo, y el debió estar muy seguro de lo que hacía, y él estableció en sus catecismos que el bautismo de niños era válido, yo creo que no me debo volver a bautizar. Además Ef 4, 5 (me citó las Escritura la señora) dice que debemos perseverar en un solo bautismo”. Además mi hermana luterana me refirió a Hch 16, 31: cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa, osea, aquí hay una promesa de salvación para mí y los míos, me dijo ella; me dijo además que Jesús afirmaba en el Evangelio: dejen que los niños se acerquen a mi y no se lo impidan, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Y saben qué más me dijo aquella hermana luterana: que nadie tenia que pediré permiso a sus hijos para vacunarles, que la salvación era por Gracia y que por lo tanto era un beneficio dado por Dios sin merecimiento propio. En aquel momento vino a mi mente la circunsición en el AT y elBautismo vino a suplir de manera sacramental aquella iniciación que se daba en el AT mediante la circuncisión, por el sacramento el bautismo se entraba al nuevo pacto, al pacto de Gracia.

No era fácil, mi verdad en contra de la verdad de otras denominaciones. Entonces qué podemos decir, qué pudo haber ocurrido, qué es lo que ocurrió conmigo, pues tenía que resolver aquel problema, cómo lo iba a hacer: estudiando. Aquella crisis comenzando la práctica de mi ministerio me indujo a seguir estudiando, profundizando más y más en la Palabra de Dios, era lo único que teníamos, era nuestro único recurso: La Palabra de Dios, qué era lo que me decía la Palabra de Dios. Así que aproveché que en Puerto Rico teníamos una excelente escuela teológica evangélica que tenía una biblioteca de cinco pisos, y el área de biblia era excelente, allí comenzó mi búsqueda de la Verdad, no de una verdad fragmentada, no de una verdad relativa, no me podía conformar con lo que otras personas decían de que la iglesia era “invisible”, no podía ser invisible porque la Iglesia fundada por Cristo era una Iglesia visible, constituida por personas concretas. Me di a la tarea de encontrar esa verdad y de descubrir esa Iglesia. Todo ese camino me ha conducido aquí, donde estoy ahora: en la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia Católica. Al fin cumplo la Voluntad del Padre, de conformar, según dice 1 Cor 12,13: el Espíritu del Señor nos ha sido dado para conformar un solo cuerpo. El Señor lo estableció, Jn 10, 16: llamaré a otras ovejas que no son de este rebaño; o sea, que no son judías, cuál son estas ovejas que no son del rebaño: nosotros los gentiles, de manera que habrá un solo redil con un solo pastor. Una sola es la Iglesia de Jesucristo.

Dice la Iglesia en LG 14 que si a alguien le fuese revelado por el Espíritu que la Iglesia católica es necesaría para la salvación y reusara entrar en ella como condición necesaria, el tal no podrá salvarse. Es una cuestión de conciencia; tienes conciencia que esta es la Iglesia de Jesucristo, esta Iglesia es por lo tanto necesaria para ti.

Muchas gracias nos vemos en el próximo programa.