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INTRODUCCIÓN

Los enfoques más actuales sobre el patrimo-nio cultural hacen hincapié en la consideraciónde nuevos tipos y escalas de bienes, tratandode llenar vacíos existentes en los inventarios yplanes de protección, tanto a nivel nacional comointernacional. La ampliación constante del con-cepto de patrimonio hace que, durante la últimadécada, se hayan incorporado nuevas catego-rías que implican cambios significativos en laescala de los bienes así como en su propia na-turaleza o en la consideración de todos los pe-ríodos y corrientes expresivas. De tal modo, hantomado fuerza conceptos como paisajes o itine-rarios culturales y, en lo que concierne a cues-tiones temporales, el patrimonio moderno, enten-diendo por tal la producción correspondiente alos siglos XIX y XX. Las directivas de los orga-nismos internacionales, entre ellos el Comité delPatrimonio Mundial, alientan la investigación enestos nuevos campos, con el objeto de arribar aun enfoque más comprensivo del concepto depatrimonio a la vez que dejar de lado la visiónpuramente arquitectónica del mismo, a favor deunidades ambientales más complejas en las quese verifica la interacción entre el hombre y lanaturaleza. Entre las nuevas categorías patrimo-niales ocupa un lugar preponderante la produc-ción del siglo XX, caracterizada, entre otros as-pectos, por el desarrollo de nuevos programas,escalas y métodos de diseño, el empleo de ma-teriales y técnicas constructivas de avanzada yuna gama variada de expresiones estéticas.

Tomando como base la historiografía de la ar-quitectura y el urbanismo del siglo XX, es evi-dente que el denominado Movimiento Moderno

aparece como el capítulo central y más distintivodel período. Esta corriente sería el resultado dela confluencia de una serie de antecedentes quese desarrollaron durante el siglo XIX y primerasdécadas del XX y adquiriría carácter internacio-nal en el período posterior a la Primera GuerraMundial, particularmente a partir de los Congre-sos Internacionales de Arquitectura Moderna,iniciados en 1928. El avance en la investigacióny la multiplicación de enfoques durante los últi-mos años aportaron, sin embargo, una visión máscompleja de la cuestión, en la que aparecen yson valoradas una serie de posturas particula-res, de enfoques regionales, de interpretacionesy adaptaciones a contextos sociales y culturalesespecíficos. Todo esto pone en crisis la defini-ción de modernidad basada en aspectos pura-mente técnicos, espaciales o estéticos, y hacendel concepto una entidad compleja que requierede mayor análisis para su definición. El enfoquetípico de la arquitectura moderna, desarrolladodesde los países europeos en los que se proce-dió a la construcción conceptual, hace hincapiéen algunos aspectos fundamentales como pro-gramas de diseño nuevos, el funcionalismo comométodo de aproximación al proyecto, el empleoracional de la técnica y la estética de vanguar-dia, caracterizada por la abstracción y la rupturacon todo aquello que proviniese de la tradición.Este enfoque deja aparte, sin embargo, buenaparte de la producción arquitectónica del siglo,lo cual, desde el punto de vista de la historia dela construcción del hábitat como desde la identi-ficación y valoración del patrimonio construido,implica importantes vacíos a llenar a través de lainvestigación y la difusión.

ESTADO Y ARQUITECTURA EN ARGENTINA, 1946-1955.Una visión desde la perspectiva patrimonial

Alfredo L. Conti

Resumen

En el campo de la identificación, protección y conservación del patrimonio cultural se han incorporado, durante laúltima década, nuevas categoría y escalas de bienes, que tienden a un enfoque integral del problema a través deconsiderar toda la gama de testimonios de diversos períodos de la historia o bien de modos de ocupación yapropiación del territorio. Entre las nuevas categorías, ocupa un lugar significativo la producción del siglo XX. Alanalizar el desarrollo de la historia de la arquitectura como del patrimonio en nuestro país, se observan vacíos enrelación a la obra estatal. El propósito de este artículo consiste en introducir algunos componentes temáticos ycriterios de valoración para la inclusión de nuevos bienes en el repertorio patrimonial provincial, tomando comocaso uno de los períodos más controvertidos de la historia nacional, en el cual se desarrolló un vasto plan de obraspúblicas que fueron, hasta el momento, escasamente consideradas.

Palabras clave: patrimonio - siglo XX - arquitectura estatal - modernidad

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En lo que concierne a nuestro país, es nota-ble que los textos sobre historia de la arquitectu-ra del siglo XX dedican poco espacio a la obraencarada desde la esfera oficial, salvo en aque-llos casos en que se verifican posturas claramen-te vanguardistas, muchas veces reflejo directode las desarrolladas en los países centrales.Entre los vacíos, tanto en el campo de la literatu-ra específica como de la identificación del patri-monio, resalta el correspondiente a la obra ofi-cial encarada durante las dos primeras presiden-cias de Juan Domingo Perón (1946-1955), la querecién en los últimos años parece haber sidoobjeto de enfoques objetivos y científicos, si bienes mucha aún la tarea a realizar, particularmen-te en lo que concierne a su valoración como com-ponentes del patrimonio cultural construido. Eneste marco, el propósito de este artículo es pre-sentar una posible aproximación a la valoraciónde la producción del período, no desde la ópticade la historia de la arquitectura, labor ya iniciadapor otros investigadores, sino más bien desde laperspectiva del patrimonio cultural, sugiriendoposibles criterios de valoración en el marco delos enfoques más actuales en la materia.

ESTADO DE LA CUESTIÓN

Durante las primeras décadas del siglo XXdiferentes posturas teóricas y estéticas convivie-ron en el campo de la arquitectura argentina. ElAcademicismo se mantuvo vigente hasta bienentrado el siglo, con expresiones estilísticas va-riadas acordes al eclecticismo imperante; a suvez, las posturas antiacadémicas tuvieron suexpresión tanto en el pintoresquismo como enlas diversas variantes del Art Nouveau. Apoya-da por el pensamiento nacionalista que cobraríaimportancia a partir de 1910, la corrienteneocolonial puede ser considerada una variantepintoresca, aunque con precisas implicancias encuanto a referentes y al significado ideológicoque se pretendía dar a los edificios. Sobre finesde los años 20 y parte de los 30, el Art Decoimplicó una forma de vanguardia que anunciabala llegada al país de arquitectura moderna. Es-tas diversas tendencias se dieron superpuestasen el tiempo y no fue infrecuente que algunosarquitectos cambiaran su postura o sus formasde expresión de una obra a otra o en diversosperíodos de sus carreras. La arquitectura mo-derna, tal como es presentada en la bibliografíaclásica sobre el tema, comenzó su desarrollo enArgentina durante la década de los años 20, enprimer lugar a través de textos teóricos yprogramáticos elaborados por la vanguardia lo-cal, aunque fue a inicios de la década siguienteque comenzó efectivamente la construcción de

edificios, tanto en la capital como en otras ciu-dades del país, concebidos según los principiosde la modernidad. Los textos sobre historia de laarquitectura moderna en Argentina han hechohincapié en el desarrollo fundamental desde laesfera privada y la casi total ausencia del Esta-do, que siguió expresándose a través de postu-ras académicas o bien, según los programasencarados, pintoresquistas.

El inicio de la arquitectura moderna en el paísse dio en una década caracterizada por el con-servadurismo político y social y el liberalismoeconómico, lo que parecería un marco poco pro-picio para la inserción de los postulados ideoló-gicos del Movimiento Moderno basados, en bue-na parte, en una visión social de la arquitecturay el urbanismo y en el casi total protagonismodel Estado en lo que concierne a temas comovivienda y equipamiento social. Sin embargo, laesfera estatal no fue totalmente indiferente a laarquitectura moderna, lo que se hace evidenteen algunas obras encaradas desde empresascomo YPF, la vasta obra del Automóvil Club Ar-gentino, realizada con el aporte financiero de laempresa petrolera, o, en el caso particular de laprovincia de Buenos Aires, algunas obras cons-truidas durante la gobernación de Manuel Fres-co (1936-1940). Es cierto que durante este pe-ríodo el desarrollo de la vivienda tuvo aún esca-so desarrollo, continuando una tradición que sehabía iniciado en los primeros años del siglo XXen que, a pesar de la creación de la ComisiónNacional de Casas Baratas, poco se había reali-zado efectivamente.

Sobre todo a partir del Plan Quinquenal de1947, el gobierno encabezado por Juan Domin-go Perón inició un vasto plan de obras públicasque se extendería, con altibajos, hasta su derro-camiento en 1955, incluyendo una amplia gamade programas de diseño donde se destaca elequipamiento social (salud, educación, deporte,recreación, turismo) y sobre todo, la vivienda, quepor primera vez alcanzó en Argentina un trata-miento significativo, tanto en términos cuantitati-vos como cualitativos. En lo que concierne aeste último tema, tanto el papel que jugó el Ban-co Hipotecario Nacional a partir de 1947 como laLey de propiedad horizontal de 1948 sentaronlas bases para la ejecución de una notable can-tidad de conjuntos habitacionales, en los que seutilizaron tanto los modelos de “ciudad jardín” debaja densidad como los bloques de vivienda co-lectiva (Dunowicz et alt., 2000 :14).

Hasta hace poco tiempo, la arquitectura ofi-cial del período 1946-1955 no había sido motivode un estudio en profundidad; en las diferentes

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y escasas interpretaciones prevalecía un juiciocondicionado más bien por posturas ideológicas.A poco que se profundice se hace evidente que,desde el punto de vista arquitectónico, la nega-ción de validez de lo producido carece de funda-mentos. Si bien convivieron distintas tendencias,tal como había ocurrido en décadas anteriores,durante los gobiernos de Perón se produjeronalgunas obras altamente significativas en lo quea modernidad se refiere; basta citar el programade sedes para la empresa de correos, o los hos-pitales, centros asistenciales, escuelas, y edifi-cios administrativos. También fueron proyecta-dos durante el período algunos hitos de la arqui-tectura moderna en el país como el Teatro Muni-cipal General San Martín en Buenos Aires o laMunicipalidad de Córdoba (Sondereguer, 1987).Pero es en el campo de la vivienda donde sepueden hallar las principales innovaciones, so-bre todo a partir de la adopción de modelos devivienda colectiva y esquemas urbanísticos vin-culados claramente al Movimiento Moderno.

En algunos estudios referidos a la arquitec-tura moderna en Argentina, la arquitectura ofi-cial del período 1946-1955 solía ser casi pasadapor alto; textos tempranos, como el libro de Fran-cisco Bullrich (1963: 31 y ss.) hacen referenciasduales, ya que por un lado se reconoce el es-fuerzo realizado en temas como la vivienda pero,a la vez, aparecen juicios negativos vinculadoscon la falta de planificación en los barrios o lascaracterísticas expresivas de algunos edificiossingulares. En algunos artículos publicados enla revista summa a fines de los años 70, recopi-lados más tarde en forma de libro, se incluye unasección específica que, con la denominación de“nacionalismo popular”, dedica algunos artícu-los a la arquitectura oficial del período, resaltan-do algunos proyectos paradigmáticos de una vi-sión modernista, como la Ciudad Universitariade Tucumán o los edificios y conjuntos urbanosdedicados a la salud.

En la década siguiente se inició la publica-ción de algunos trabajos en los que se intentaun nuevo acercamiento al tema. En un artículopublicado en los Anales del Instituto de ArteAmericano e Investigaciones Estéticas “Mario J.Buschiazzo”, María Isabel de Larrañaga y Alber-to Petrina (1987) resaltan la significación de laobra oficial del período teniendo en cuenta tantoaspectos cuantitativos como cualitativos. Desdeun punto de vista expresivo, los autores intentanun esquema basado en dos etapas claramentedefinidas: la primera, correspondiente al perío-do 1946-1950, con el predominio de las postu-ras pintoresquistas, basadas en la adopción del

denominado “estilo californiano”, en tanto que lasegunda, entre los años 1950 y 1955, es la queconsagraría a las posturas urbanas y arquitectó-nicas vinculadas al Movimiento Moderno.

Estos estudios fueron complementados, du-rante las dos últimas décadas del siglo XX, porinvestigadores como Pedro Sondereguer o AnahíBallent. Esta última, en particular, trató de de-mostrar, a partir de la consideración estricta delas fechas de los proyectos, cómo las diversastendencias coexistieron desde el inicio, dejandode lado la posibilidad de establecer etapas se-gún características arquitectónicas o expresivasde los edificios o conjuntos edilicios.

En cuanto al reconocimiento del valor patri-monial, durante los últimos años se ha procedi-do a la consideración y valoración de algunasrealizaciones del período, a la vez que casoscomo el Centro de Rehabilitación de Lisiados (exCiudad Estudiantil) en Buenos Aires o la Repú-blica de los Niños en M. B. Gonnet alcanzaron lacategoría de Monumento Histórico Nacional.

LA PRODUCCIÓN DEL PERÍODO DESDE LASNUEVAS CATEGORÍAS PATRIMONIALES

Resultaría imposible en un artículo del alcan-ce del presente intentar un análisis de la totali-dad de la vasta obra realizada durante los go-biernos peronistas. Tomaremos dos casos, am-bos ubicados en la provincia de Buenos Aires, aefectos de su evaluación desde una perspectivapatrimonial en el marco de los nuevos concep-tos sobre la definición y las escalas del patrimo-nio cultural. Se trata del eje Buenos Aires-aero-puerto de Ezeiza y del complejo turístico deChapadmalal, en las proximidades de Mar delPlata. En ambos nos encontramos con escalasde proyecto que exceden el marco de conjuntos,incorporando problemas a escala territorial, di-seño de paisaje e interacción entre la naturalezay la acción humana. El Plan Quinquenal aproba-do en 1947 fue la herramienta que estableció lasprioridades de la obra del gobierno. En lo con-cerniente a la obra pública, los grandes proyec-tos fueron desarrollados tanto desde la Direc-ción Nacional de Arquitectura como desde la Fun-dación Eva Perón. Lamentablemente, la organi-zación burocrática de la época o la pérdida o des-trucción de documentación original, hacen quela identificación de los profesionales intervinien-tes sea una tarea poco menos que imposible.

La obra más significativa, por su escala yambicioso programa, fue la construcción del ae-ropuerto de Ezeiza, que incluía no sólo la termi-nal aérea, sino la autopista de conexión con laciudad de Buenos Aires, el diseño paisajista y la

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forestación de una vasta área, además del equi-pamiento recreativo y deportivo, hoteles infanti-les, colonias de vacaciones, un barrio para tra-bajadores del aeropuerto y la construcción de unaciudad nueva, Ciudad Evita (Gambini, 1983: 136).Ésta puede considerarse la obra más ambiciosadel primer gobierno de Perón, particularmenteteniendo en cuenta su extensión, que compren-de unas 7.000 Ha (Luna, 1984: 108).

La decisión de construir el aeropuerto inter-nacional de Buenos Aires próximo a la localidadde Ezeiza brindó la oportunidad de conformar unnuevo eje de desarrollo urbano, generando otra“puerta de la ciudad” hacia el Oeste, alternativaa la clásica desde el Río de la Plata. Esta reali-zación notable incluye, además de la escala dediseño territorial, una variedad de expresionesarquitectónicas, que van desde los trabajos deingeniería, como la autopista, hasta el moder-nismo moderado de los edificios del aeropuertoo el pintoresquismo de los conjuntos de vivienday de Ciudad Evita.

La construcción de hoteles y centros turísti-cos fue asimismo encarada desde el Ministeriode Obras Públicas, dado que bajo su órbita sehallaban reparticiones como la Dirección de Par-ques Nacionales y Turismo, además de las di-recciones de Vialidad y Arquitectura (Gambini,1883: 136). La concentración de prácticamentetodas las dependencias vinculadas a la construc-ción, programación y desarrollo del turismo, via-lidad e infraestructura actuó como un agente quefacilitó la realización de la vasta obra.

De las instalaciones para equipamiento turís-tico, dos alcanzan carácter excepcional por sumagnitud: los centros de vacaciones de Embal-se Río Tercero, en la provincia de Córdoba, yChapadmalal en la de Buenos Aires. Para esteúltimo se eligió un predio ubicado sobre la rutaque une las ciudades de Mar del Plata y Miramar,que ya había sido, por otra parte, objeto de untratamiento paisajista iniciado durante la gober-nación de Manuel Fresco (Leiva y Lazaretti,1998). Se trata de un verdadero complejo en elque, además de los nueve hoteles, se incluyencapilla, administración, sala de primeros auxilios,cine y centro comercial, todo esto en el mercode un tratamiento paisajista del área lindera conel mar. Predomina en este caso la imagenpintoresquista moderada, expresada en los edi-ficios con cubiertas de tejas y partes de los mu-ros en ladrillo a la vista; a la vez que en la plantabaja de algunos hoteles es clara la exposiciónde las modernas estructuras de hormigón arma-do. Por otra parte es notable la relación entreedificios y espacios abiertos, tratados con un di-

seño que respeta e integra la topografía del si-tio, el paso de un arroyo y aprovecha las visua-les hacia el mar.

Una consideración particular al evaluar bie-nes como los presentados es que, por tratarsede sistemas complejos formados por elementoscomponentes de diferente naturaleza, tienen unadinámica de cambio y transformación en el tiem-po mayor que cuando tratamos, por ejemplo, conedificios individuales. En estas circunstancias esmás complicado, por lo común, prever la perma-nencia de la totalidad de los componentes origi-nales, sobre todo teniendo en cuenta la fragili-dad de algunos, como los elementos vegetales.En su situación actual, el caso de Chapadmalalpresenta un estado que no ha variado sustan-cialmente a lo largo del tiempo. El eje BuenosAires-Ezeiza, en cambio, pasó por transforma-ciones de índole diversa que hacen que, aunmanteniendo buena parte de sus rasgos esen-ciales, la situación haya variado significativamen-te respecto a la original. En primer lugar, la mis-ma terminal aérea fue objeto de una serie de am-pliaciones y modificaciones en función del incre-mento del tráfico y de las nuevas tecnologías vin-culadas al transporte aéreo. Algo similar suce-dió con la autopista, que debió ser adecuada almayor caudal de tránsito. Por otra parte, la ex-pansión del Area Metropolitana llevó a la ocupa-ción paulatina de las que fueran tierras rurales,

Figura 1: Centro turístico Chapadmalal

Figura 2: Centro turístico Chapadmalal

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a los que el documento hace referencia. Apli-cados a los casos que nos ocupan, se entien-de que constituyen ejemplos destacados de unmomento de la historia del país, en que, a tra-vés de este tipo de intervenciones, se intentóincorporar nuevas concepciones sociales quetuvieron su impacto en la modificación del te-rritorio. A su vez, la Recomendación de laUNESCO relativa a los conjuntos históricos ysu función en la vida contemporánea (1976),incluye, en la definición de los mismos, a losgrupos de edificios, estructuras y espaciosabiertos que constituyen asentamientos huma-nos que presentan cohesión y valor desde lospuntos de vista, entre otros, arquitectónico, his-tórico, estético o socio-cultural, valores que, seconsidera, están presentes en estos casos. Losmás recientes enfoques, que ponen el acentoen la idea de patrimonio como construcciónsocial, inducen a suponer, no obstante, que aúnfalta una valoración que exceda el campo delos especialistas, para lo cual sería necesarioencarar acciones de difusión que contribuyanal conocimiento del valor de estos conjuntos.

b) Valoración como paisajes culturales. Amboscasos tienen en común el hecho de extenderla escala del diseño al ámbito territorial, inclu-yendo una variedad de componentes que seintegran en un todo armónico. La obra del hom-bre se halla en interacción con la naturaleza,representada por las condiciones, caracterís-ticas y paisaje de las áreas de intervención.En las Orientaciones para la aplicación de laConvención del Patrimonio Mundial se esta-blecen tres posibles categorías de paisajesculturales; la primera hace referencia al paisa-je diseñado y creado intencionalmente por elhombre, incluyendo parques y paisajes cons-truidos por motivos estéticos. En los casos pre-sentados es evidente que hubo una intenciónen el tratamiento integral de los conjuntos, in-cluyendo espacios construidos y libres, queincorporaban la variable estética junto a con-sideraciones vinculadas con la salud física ypsicológica de la población que haría uso deeste tipo de instalaciones.

c) Valoración como testimonios de la moderni-dad. Estos casos pueden resultar útiles paraun intento de dilucidación de una de las gran-des cuestiones pendientes, tanto en el campode la historiografía como en el del patrimonio:qué rasgos definen la “modernidad” o cuándouna obra puede ser considerada “moderna”.Marshall Berman (Ed. 1989: 1 y ss.) proponeuna diferenciación entre los conceptos de mo-dernización, modernismo y modernidad. En tan-to que “modernización” hace referencia a los

a la vez que, a la vera del camino, se construye-ron edificios e instalaciones destinados a usosdiversos. Esta situación lleva a que bienes deeste tipo no puedan ser evaluados como objetossino más bien como procesos desarrollados enel tiempo, en los que la situación en un momentodado resulta la suma de acciones de diversa ín-dole que modifican en forma paulatina y perma-nente las características del territorio. Requie-ren, por otra parte, una labor multidisciplinariapara su estudio, valoración y tratamiento.

POSIBLE VALORACIÓN PATRIMONIAL

Para la valoración patrimonial de estos ca-sos cabe la posibilidad de aplicar varios tipos deaproximación, por una parte su lectura como tes-timonios de una etapa de la vida del país, a lavez que su inserción en categorías patrimonia-les como paisajes culturales y obras del siglo XX.

a) Posibilidad de atribuir a estos conjuntos ran-go patrimonial. En 1964, la Carta de Veneciaestablecía que la noción de “monumento” in-cluye edificios y sitios, urbanos o rurales, quedan testimonio de una civilización particular,de una evolución significativa o de un momen-to histórico. Si bien en la actualidad el empleodel término “monumento” es más restrictivo yse tiende al uso de otros más generales, comopatrimonio o bien cultural, pueden considerar-se válidos y vigentes los valores testimoniales

Figura 3: Centro turístico Chapadmalal - Hotel

Figura 4: Chapadmalal - Interior de un Hotel

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procesos de desarrollo social y económico,“modernismo” está referido a las tendenciasculturales y artísticas que se proclaman en sim-patía con la orientación hacia el futuro y el de-seo de progreso. La modernidad consistiría enla vivencia y experiencia de los fenómenos co-rrespondientes tanto a los procesos de moder-nización como a las manifestaciones moder-nistas. Según el esquema desarrollado por esteautor, retomado en el campo específico de laarquitectura por Hilde Heynen (1999), la ideade modernización no está ligada inevitablemen-te a las propuestas estéticas o imágenes delmodernismo. En los casos presentados, si bienla expresión estilística no corresponde a lospostulados más radicales y vanguardistas dela arquitectura moderna, lo que equivale a de-cir, en el lenguaje de Berman que no serían“modernistas”, están presentes otros aspectosque permiten calificar a estas intervencionescomo ejemplos de modernización. En primerlugar, los programas desarrollados. En tal sen-tido, puede considerarse a estos casos, comoa prácticamente la totalidad de la obra oficialrealizada durante el período, como testimoniosde una política de modernización del país, enlo que respecta a la provisión de vivienda,transporte y equipamiento social. La moderni-dad de estos ejemplos no pasaría necesaria-mente por su expresión formal, en el sentidoque no encuadran en el paradigma de la van-guardia, sino más bien en su carácterprogramático, en las intenciones que llevarona su materialización y, en parte, en los aspec-tos técnicos utilizados a tales fines.

d) Consideraciones acerca de la autenticidad.Admitiendo la posibilidad de que estos bienesson portadores de significado o valor patrimo-nial, corresponde replantear el problema de laautenticidad, tema central en la valoración y

gestión del patrimonio cultural. Según las in-terpretaciones más tradicionales, la idea de au-tenticidad está ligada fundamentalmente a lapermanencia de los elementos componentesoriginales, pero al tratar con las escalas urba-na o territorial es evidente que los criterios deevaluación deben ser replanteados, ya que, porsu misma naturaleza, se trata de sistemas com-plejos con una dinámica de mutación mayorque, por ejemplo, el caso de edificios indivi-duales. Esta cuestión se halla en la actualidaden debate sin que se haya arribado por el mo-mento a una respuesta precisa y consensuada.Por otra parte, el documento de Nara de 1994reconoce la relatividad de la idea de autentici-dad en función de diferentes enfoques o con-textos sociales y culturales, a lo que se suma,durante los últimos años, el énfasis en la di-versidad cultural como un valor esencial. Esprobable que estos bienes no puedan ser in-corporados a listas o catálogos de alcance in-ternacional, pero para nuestro contexto se pue-de interpretar que son ejemplos válidos de nue-vos programas y enfoques del problema deldiseño a la vez que respuestas a nuevas con-diciones sociales.

A modo de conclusión y presentadas algu-nas posibles vías de interpretación, se estima queel estudio en profundidad, la correcta valoracióny la difusión de los casos presentados, realiza-dos desde posturas objetivas apartadas de pa-siones o condicionantes ideológicas, permitirá sinduda llenar vacíos importantes no sólo en la his-toria de nuestra arquitectura, entendida ya comouna aproximación a la construcción del hábitat yno a la producción de objetos singulares, sinotambién en la identificación del patrimonio cultu-ral, entendido como una gama de situacionesambientales representativas de diferentes mo-mentos de la vida de la comunidad.

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