espíritu confinado

535

Upload: niikol-gonzalez

Post on 18-Jul-2015

122 views

Category:

Entertainment & Humor


15 download

TRANSCRIPT

Page 1: Espíritu confinado
Page 2: Espíritu confinado

2

Page 3: Espíritu confinado

3

A todas nuestras maravillosas traductoras y traductores, les damos un inmenso

agradecimiento, porque con este proyecto se superaron a sí mismos y

terminaron en un tiempo record. Su trabajo es invaluable, ¡gracias por ser como

son! Muchísimas gracias también a todo el increíble staff de corrección, ¡son

geniales chicas! Y un especial agradecimiento a todos los lectores que nos

siguieron incansablemente de principio a fin. ¡Disfruten la lectura!

>Alec Lentner >Marie Annabeth

>AndreaN >Melo

>Caty >Rania Belikov

>cowdiem >Sawi

>Clo >Steffanie Mirella

>cYeLy DiviNNa >Sheilita Belikov

>Dani >Tara Belikov

>dark heaven >vampirabriin

>elamela >veroniica

>Ellie >Virtxu

>Evelin >+DaRkGiRl+

>flochi >♥♥Clooooooo♥♥

>Gry >*!!!BellJolie!!!*

>lizeth

Page 4: Espíritu confinado

4

>Andrea >Kanon ♪♫♪

>Andy_Parth >María José

>Cyely DiViNNa >Selene

>Ellie >Tibari

> Ginabm >Vanille

>Haushiinka >Virtxu

>Ellie

>AndreaN

>Virtxu

Page 5: Espíritu confinado

5

Capítulo 1 Pág. 7

Capítulo 2 Pág. 23

Capítulo 3 Pág. 52

Capítulo 4 Pág. 82

Capítulo 5 Pág. 95

Capítulo 6 Pág. 113

Capítulo 7 Pág. 135

Capítulo 8 Pág. 152

Capítulo 9 Pág. 172

Capítulo 10 Pág. 187

Capítulo 11 Pág. 202

Capítulo 12 Pág. 216

Capítulo 13 Pág. 235

Capítulo 14 Pág. 259

Capítulo 15 Pág. 285

Capitulo 16 Pág. 298

Capitulo 17 Pág. 314

Capitulo 18 Pág. 332

Capitulo 19 Pág. 351

Capitulo 20 Pág. 372

Capitulo 21 Pág. 394

Capitulo 22 Pág. 411

Capitulo 23 Pág. 428

Capitulo 24 Pág. 447

Capitulo 25 Pág. 470

Capitulo 26 Pág. 496

Capitulo 27 Pág. 512

Sobre la autora Pág. 533

Page 6: Espíritu confinado

6

Dimitri dio a Rose la última opción. Pero eligió mal... Después de un largo y

desgarrador viaje al lugar de nacimiento de Dimitri en Siberia, Rose Hathaway,

finalmente ha vuelto a St.Vladimir's con su mejor amiga, Lissa. Es casi la

graduación, y las chicas no pueden esperar a que comience su vida real más allá

de las puertas de hierro de la Academia. Pero el corazón de Rose todavía sufre

por Dimitri, y sabe que está ahí fuera, en alguna parte. No pudo matarlo

cuando tuvo la oportunidad. Y ahora sus peores temores están a punto de

hacerse realidad, Dimitri ha probado su sangre, y ahora es presa de ello. Sólo

que esta vez, no va a descansar hasta que Rose se una a él... para siempre.

Page 7: Espíritu confinado

7

Traducido por Caty y Rania (En Cosas de Caty y Nenas Belikov)

Corregido por Ellie

ay una gran diferencia entre amenazas de muerte y

cartas de amor, incluso si la persona que las escribe

aún reclama que te ama. Aunque, considerando que

una vez traté de matar a una persona que amé, tal vez yo no tenga

derecho a juzgar. La carta de hoy ha llegado perfectamente

sincronizada, no es que hubiera esperado menos, ya la he leído

cuatro veces y, aunque ya se me hacía tarde, no pude evitar leerla

por quinta vez.

Mi querida Rose,

Uno de los pocos inconvenientes de ser despertado es que ya no

necesitamos dormir, por lo tanto ya no soñamos. Es una lástima, porque si

yo pudiera soñar, soñaría contigo. Soñaría con tu olor y cómo se siente tu

negro cabello de seda entre mis dedos. Soñaría con la suavidad de tu piel y

la fiereza de tus labios cuando nos besamos.

Sin sueños, tengo que conformarme con mi propia imaginación, que es

casi igual de buena. Puedo imaginar todas esas cosas a la perfección, al

igual que cómo será cuando tome tu vida de este mundo. Es algo que

H

Page 8: Espíritu confinado

8

lamento tener que hacer, pero tú has hecho que mi decisión sea inevitable.

Te negativa a unirte a mí en vida y amor eternos no me deja otra elección, y

no puedo permitir que alguien tan peligroso como tú siga viviendo.

Además, incluso si fueras convertida en contra de tu voluntad, ya tienes

tantos enemigos entre los Strigoi que uno de ellos te mataría. Así que, si

debes morir, será por mi mano. Y de nadie más.

Sin embargo, te deseo lo mejor el día de hoy cuando tomarás tus

pruebas, no es que necesites suerte. Si en realidad están haciendo que las

tomes, y no tengo ninguna duda de que lo están haciendo, es una pérdida

de tiempo para todos. Eres la mejor del grupo, y para esta noche ya llevarás

tu marca de La Promesa. Por supuesto, eso significa que serás aún más

desafiante cuando nos reunamos otra vez... y definitivamente voy a

disfrutarlo.

Y nos reuniremos de nuevo. Con la graduación, serás expulsada de la

Academia, y una vez que estés fuera de los guardianes, te encontraré. No

hay lugar en este mundo donde puedas esconderte de mí. Te estoy

vigilando.

Con Amor,

Dimitri.

A pesar de sus ‚buenos deseos‛, realmente no encontré la carta

inspiradora, así que la arrojé sobre la cama y salí de la habitación.

Traté de no permitir que sus palabras me afectaran, aunque era casi

imposible no sentir escalofríos por algo como esto: ‚No hay lugar en

este mundo donde puedas esconderte de mí‛.

Y yo no lo dudaba. Sabía que Dimitri tenía espías. Desde que mi

antiguo instructor/amante se convirtió en un malvado vampiro no-

Page 9: Espíritu confinado

9

muerto, también se había convertido en una especie de líder entre

ellos, algo que por cierto yo aceleré, al apresurarme a matar a su

antigua líder. Yo sospechaba que muchos de sus espías eran

humanos, que estaban observándome, esperando el momento en

que yo saliera de la escuela. Ningún Strigoi puede evitar la guardia

de veinticuatro horas. Aunque los humanos pueden hacerlo, y

recientemente nos enteramos de que muchos estaban dispuestos a

servir a los Strigoi a cambio de la promesa de ser convertidos algún

día. Esos humanos consideran que la vida eterna vale la pena a

cambio de corromper sus almas y matar a otros para sobrevivir.

Esos humanos me hacían sentir enferma.

Pero los humanos no eran lo que hacía que mis pasos vacilaran

mientras caminaba a través del césped verde brillante por el toque

del verano. Era Dimitri. Siempre Dimitri. Dimitri, el hombre que

había amado. Dimitri, el Strigoi que quería salvar. Dimitri, el

monstruo que muy probablemente tendría que matar. El amor que

habíamos compartido siempre quemaba dentro de mí, por muy a

menudo que yo me dijera que siguiera adelante, por más que el

mundo entero pensara que había continuado sin él. Él estaba

siempre conmigo, siempre en mi mente, siempre haciendo que

dudara de mí misma.

—Parece que estás lista para enfrentarte a un ejército.

Salí de mis oscuros pensamientos. Estaba tan obsesionada con

Dimitri y su carta, que había estado caminando alrededor del

campus, ajena al mundo, y no me había dado cuenta de la presencia

de mi mejor amiga, Lissa, que se unía a mi paso, con una sonrisa

burlona en su rostro. Que ella me haya sorprendido era extraño, ya

que compartíamos un lazo psíquico, y eso siempre me mantenía al

tanto de su presencia y sus sentimientos. Tenía que haber estado

Page 10: Espíritu confinado

10

muy distraída para no haberla notado, y si existía una distracción

real, esa sería alguien que quiera matarme.

Le dí a Lissa lo que esperaba fuera una sonrisa convincente. Ella

sabía lo que había ocurrido con Dimitri, mi ex tutor y ex novio,

quien había sido convertido en Strigoi y ahora quería matarme

después de que yo traté de matarlo pero fallé. Aún así, las cartas que

recibía de él cada semana la preocupaban, y ella ya tenía suficiente

con lo que lidiar, sin tener que añadir a mi acosador no-muerto a la

lista.

—De cierta forma, estoy por enfrentar a un ejército —señalé. Era

tarde, pero el final del verano aún mantenía el sol alto en el cielo de

Montana, bañándonos con una luz dorada mientras caminábamos.

Yo lo adoraba, pero para un Moroi, un pacífico y viviente vampiro,

Lissa eventualmente se volvería débil por ello y se incomodaría.

Ella sonrió y echó su cabello platinado sobre un hombro. El sol

iluminaba su pálido color hasta darle un brillo angelical. —

Supongo. No creí que realmente estarías tan preocupada.

Yo podía entender su razonamiento. Incluso Dimitri había

dicho que esto era una pérdida de mi tiempo. Después de todo, yo

había ido a Rusia y me había enfrentado a Strigois de verdad, y

había matado a muchos de ellos por mi cuenta. Tal vez no debería

tener miedo, pero de repente toda la habladuría y las expectativas

de la gente me estaban presionando. Mi corazón latía muy rápido.

¿Qué pasaría si no podía hacerlo? ¿Qué pasaría si no fuera tan

buena como yo creía que lo era? Los guardias que me retarían aquí

no eran Strigoi, pero eran muy calificados y habían estado luchando

por mucho más tiempo que yo. La arrogancia podría meterme en

muchos problemas y, si fallaba, lo haría frente a todas las personas

que se preocupaban por mí. Toda la gente que tenía fe en mí.

Page 11: Espíritu confinado

11

Otra cosa también me preocupaba.

—Estoy preocupada acerca de cómo estas calificaciones

afectarán mi futuro —le dije.

Era la verdad. Las pruebas eran el examen final para un novato

guardián como yo. Aprobarlas garantizaba que podría graduarme

de la Academia St. Vladimir y tomar mi lugar con los guardianes

verdaderos que defendían a los Moroi. Las pruebas decidían

básicamente a qué Moroi sería asignado el guardián.

A través de nuestra conexión, sentí la compasión de Lissa... y su

preocupación. —Alberta cree que hay una buena probabilidad de

que aún podamos estar juntas... que aún serás mi guardiana.

Yo hice una mueca. —Creo que Alberta dijo eso para

mantenerme en la escuela. —Había abandonado la escuela para ir a

cazar a Dimitri hace unos meses y luego regresé... y eso era algo que

no se vería bien en tu expediente académico. También estaba el

pequeño detalle de que la reina Moroi, Tatiana, me odiaba y que

probablemente tendría alguna influencia sobre a quién yo fuera

asignada. Pero esa era otra historia—. Creo que Alberta sabe que la

única forma en que me dejarían protegerte es si soy la última

guardiana sobre la tierra. E incluso si así fuera, mis probabilidades

aún serían muy pocas.

Delante de nosotros, la multitud se escuchaba más fuerte. Uno

de los muchos campos de deportes de la escuela se había

transformado en una arena de lucha de alguna clase, como algo de

la época de los gladiadores romanos. Las gradas habían sido

transformadas de simples asientos de madera a bancos lujosamente

acolchonados, con techos de tela para proteger a los Morois del sol.

Había banderas rodeando el campo, con sus colores brillantes

Page 12: Espíritu confinado

12

azotándose con el viento. No podía verla todavía, pero sabía que

había algún tipo de barrera construida cerca de la entrada del

estadio para que los novatos esperaran ahí, con los nervios de punta.

El mismo campo había sido convertido en una carrera de obstáculos

con trucos peligros. Y por el sonido estruendoso de los aplausos,

sabía que muchas personas ya estaban ahí para presenciar el evento.

—No desistiré en mis esperanzas —dijo Lissa con firmeza. A

través de nuestra conexión, yo sabía que lo decía en serio. Era una

de las cosas maravillosas acerca de ella, su fe inquebrantable y su

optimismo. Hacía que las pruebas más terribles parecieran nada. Era

un fuerte contraste con mi reciente cinismo—. Y tengo algo que

podría ayudarte hoy.

—Ella se detuvo y buscó en el bolsillo de sus jeans, sacando un

anillo de plata con piedras pequeñas que parecían piedras preciosas.

No necesitaba de ninguna conexión para entender lo que ella me

estaba ofreciendo.

—Oh, Liss... no lo sé. No quiero ninguna, ehh, ventaja injusta.

Lissa entornó sus ojos. —Ese no es el problema, y tú lo sabes.

Este está bien, te lo juro.

El anillo que ella me ofrecía era uno de encanto, con una

infusión extraña del raro tipo de magia que ella ejercía. Todos los

Moroi tenían control sobre uno de los cinco elementos: tierra, aire,

agua, fuego, o espíritu. El espíritu era el más raro... tan raro que

había sido olvidado durante siglos. Pero Lissa y algunos otros

recientemente habían conseguido dominarlo. A diferencia de los

demás elementos, que son más de naturaleza física, el espíritu

estaba vinculado con la mente y con todo tipo de fenómenos

psíquicos. Nadie lo comprendía del todo.

Page 13: Espíritu confinado

13

El hacer encantos con el espíritu era algo con lo que Lissa

apenas había comenzado a experimentar... y ella no era muy buena

en eso. Su mejor habilidad de espíritu era la de curación, así que ella

seguía tratando de hacer hechizos de curación. El último había sido

un brazalete que había quemado la superficialmente de mi brazo.

—Este funciona. Sólo un poco, pero te ayudará a mantener lejos

a la oscuridad durante la prueba.

Ella lo dijo a la ligera, pero ambas conocíamos la seriedad de

sus palabras. Todos los dones del espíritu tenían un costo: una

oscuridad que se manifestaba ahora como ira y confusión, y que

finalmente llevaba a la locura. Una oscuridad que a veces me

transmitía a través de nuestra conexión. A Lissa y a mí nos habían

dicho que con encantos y su curación, podríamos combatirla. Eso

también era algo que aún no teníamos dominado.

Le lancé una pequeña sonrisa, conmovida por su preocupación,

y acepté el anillo. Este no quemó mi mano, lo que tomé como una

señal prometedora. Era pequeño y sólo entró en mi dedo meñique.

No sentí nada en lo absoluto mientras lo deslizaba en mi dedo. En

ocasiones eso sucedía con los encantos de curación. O podría

significar que el anillo era totalmente ineficaz. De cualquier manera,

no habría ningún daño.

—Gracias —le dije. Sentí la alegría extenderse a través de ella, y

continuamos caminando.

Levanté mi mano delante de mí, admirando la forma en que las

piedras verdes brillaban. Las joyas no eran una gran idea en la clase

de desafíos físicos que yo estaría enfrentando, pero iba a tener

guantes cubriéndolo.

Page 14: Espíritu confinado

14

—Es difícil de creer que después de esto, habremos terminado y

estaremos libres en el mundo real. —Lo dije en voz alta, sin

considerar realmente mis palabras.

A mi lado, Lissa se congeló, y yo inmediatamente me arrepentí

de haberlo dicho. ‚Estar libres en el mundo real‛ significaba que

Lissa y yo íbamos a llevar a cabo una tarea con la que ella,

infelizmente, había prometido ayudarme hace un par de meses.

Mientras estuve en Siberia, me enteré de que podría existir una

forma de convertir de nuevo a Dimitri en un dhampir como yo. Era

bastante improbable, y posiblemente una mentira, y considerando la

obsesión que él tiene con matarme, no me hacía ilusiones en cuanto

a tener alguna opción excepto matarlo si llegaba al punto de tener

que elegir entre él y yo. Pero si había alguna forma en la que yo

pudiera salvarlo antes de que eso pasara, tenía que encontrarla.

Desafortunadamente, la única oportunidad de convertir este

milagro en una realidad era a través de un criminal. Y no se trataba

de cualquier criminal tampoco: Víctor Dashkov, un Moroi de la

realeza que había torturado a Lissa y había cometido todo tipo de

atrocidades que habían convertido nuestras vidas en un infierno. La

justicia había entrado en acción, y Victor estaba encerrado en

prisión, lo que complicaba las cosas. Ahora sabíamos que mientras

él estuviera destinado a una vida tras las rejas, no vería ninguna

razón en compartir lo que sabía a cerca de su medio-hermano, la

única persona que una vez había supuestamente salvado a un

Strigoi. Yo había decidido, probablemente sin lógica alguna, que

Víctor tal vez nos entregaría la información si nosotros le ofrecíamos

la única cosa que nadie más podía darle: su libertad.

Esta no era una idea a prueba de tontos, por más de una razón.

Primero, yo no sabía si funcionaría. Esa era una razón bastante

Page 15: Espíritu confinado

15

grande. Segundo, no tenía idea de cómo propiciar un escape de

prisión, eso sin contar que no sabía dónde estaba su prisión. Y,

finalmente, estaba el hecho de que estaríamos liberando a nuestro

enemigo mortal. Eso era lo suficientemente devastador para mí, sin

contar lo que le haría a Lissa. Aún así, sabiendo lo mucho que la

idea la afectaba, y créanme que lo hacía, ella había jurado

solemnemente ayudarme. Yo le había ofrecido liberarla de su

promesa docenas de veces durante los últimos meses, pero ella se

mantenía firme. Por supuesto, considerando que no teníamos idea

de cómo encontrar la prisión, su promesa podría no ser importante

al final.

Yo trataba de llenar el incómodo silencio entre nosotras,

explicándole que realmente me refería a que seríamos libres para

celebrar su cumpleaños a lo grande la próxima semana. Mis intentos

fueron interrumpidos por Stan, uno de mis instructores.

—¡Hathaway! —Ladró, acercándose desde el campo—. Gracias

por unirse a nosotros. ¡Venga aquí ahora!

Los pensamientos sobre Víctor se desvanecieron de la mente de

Lissa. Ella me dio un rápido abrazo. —Buena suerte —susurró—.

No es que la necesites.

La expresión de Stan me decía que nuestra despedida de diez

segundos, fue diez segundos demasiado larga. Yo le agradecí a Lissa

con una sonrisa, y entonces ella se marchó para encontrarse con

nuestros amigos en las graderías, mientras yo me apresuraba detrás

de Stan.

—Tienes suerte de no haber estado entre los primeros —gruñó

él—. La gente incluso estaba empezando a apostar acerca de si ibas a

presentarte o no.

Page 16: Espíritu confinado

16

—¿De verdad? —le pregunté alegremente—. ¿Como están las

probabilidades? Porque aún estoy a tiempo de cambiar de opinión y

apostar en mi contra. Hacerme de un poco de dinero.

Sus ojos entrecerrados me dieron una advertencia que no

necesitaba palabras mientras entrábamos al área de espera adjunta

al campo, debajo de las graderías. Yo siempre había estado

asombrada en los años pasados por todo el trabajo que requerían

estas pruebas, y no estaba menos impresionada ahora que las veía

de cerca. Las barracas en la que los novatos esperábamos fueron

construidas de madera, con un techo que la completaba. La

estructura se veía tan fuerte como si hubiera sido parte del estadio

desde siempre. Había sido construida con una rapidez remarcable, y

sería desmontada de la misma forma, una vez que las pruebas

terminaran. Una puerta de cerca de tres personas de ancho daba una

visión parcial de lo que pasaba en el campo, donde una de mis

compañeras de clase esperaba ansiosamente a que llamaran su

nombre. Todo tipo de obstáculos esperaban allí, retos pensados para

probar el equilibrio y la coordinación de los estudiantes mientras

esquivaban a los guardianes adultos que estarían escondidos

alrededor de objetos y en las esquinas. Pasillos de madera habían

sido construidos al final del campo, creando un oscuro y confuso

laberinto. Redes e inestables plataformas estaban repartidas

alrededor de otras áreas, diseñadas para ver qué tan aptos éramos

para luchar bajo condiciones difíciles.

Algunos de los otros novatos estaban amontonados en la

puerta, esperando obtener alguna ventaja al ver a los que iban

primero que ellos. Yo no. Yo saldría sin saber qué iba a pasar,

dispuesta a enfrentarme con cualquier cosa que ellos prepararan

Page 17: Espíritu confinado

17

para mí. Estudiar el campo ahora, simplemente me haría pensar

demasiado y asustarme. Calmarme era lo que necesitaba ahora.

Así que me recosté contra una de las paredes de la barraca y

observé la gente a mi alrededor. Parece que yo realmente fui la

última en presentarme, y me preguntaba si alguien había perdido

dinero al apostar en mi contra. Algunos de mis compañeros de clase

estaban reunidos en pequeños grupos. Algunos estaban haciendo

estiramientos y otros ejercicios de calentamiento. Otros estaban con

los instructores que habían sido sus mentores. Esos profesores

hablaban intensamente con sus estudiantes, dándoles consejos de

último minuto. Yo escuchaba constantemente palabras como

‚concéntrate‛ y ‚mantén‖la‖calma‛.

Verlos hizo que mi corazón se encogiera. No hace mucho

tiempo, así era como me imaginaba este día. Me imaginaba a Dimitri

a mi lado, mientras él me decía que me tomara esto en serio y que

no perdiera mi calma cuando saliera al campo. Alberta había hecho

una buena labor como mentora desde que regresé de Rusia, pero

como capitana, ella estaba afuera en el campo, ocupada con todas

sus responsabilidades. Ella no tenía tiempo para venir y sostener mi

mano. Mis amigos que hubieran podido venir a ofrecerme su apoyo,

Eddie, Meredith, y otros, estaban envueltos en sus propios miedos.

Yo estaba sola.

Sin ella o Dimitri, o, bien, cualquiera, sentí un sorpresivo ataque

de soledad fluyendo a través de mí. Dimitri debería haber estado

aquí conmigo. Así es como se suponía que fuera. Cerrando mis ojos,

me permití imaginarme que él estaba realmente aquí, a unos pocos

centímetros mientras hablábamos.

—No te preocupes, camarada. Yo puedo hacer esto con los ojos

vendados. Infiernos, a lo mejor de hecho debería hacerlo así. ¿Tienes algo

Page 18: Espíritu confinado

18

que pueda usar? Si eres amable conmigo, hasta podría dejarte amarrármelo.

—Dado que esta fantasía hubiera tomado lugar después de que

dormimos juntos, había una fuerte posibilidad de que él me hubiera

ayudado luego a quitarme esa venda… entre otras cosas.

Yo podía imaginarlo perfectamente sacudiendo

exasperadamente su cabeza ante ese comentario. —Rose, lo juro,

algunas veces pienso que cada día que paso contigo es mi propia prueba

personal.

Pero yo sé que él habría sonreído de cualquier forma, y la

mirada alentadora y llena de orgullo que me hubiera dado mientras

me dirigía hacia el campo, hubiera sido todo lo que necesitaba para

pasar las pruebas…

—¿Estás meditando?

Abrí mis ojos, sorprendida por esa voz. —¿Mamá? ¿Qué estás

haciendo aquí?

Frente a mí estaba Janine Hathaway, mi madre, quien era unos

pocos centímetros más baja que yo, pero tenía la suficiente fuerza en

su interior para luchar contra alguien del doble de mi tamaño. La

mirada peligrosa en su bronceado rostro retaba a cualquiera que la

desafiara. Ella me dio una sonrisa torcida y puso una mano en su

cadera.

—¿Honestamente pensabas que no iba a venir a verte?

—No lo sé. —Admití, sintiéndome casi culpable por dudar de

ella. Ella y yo no hemos tenido mucho contacto durante los años, y

fueron sólo los eventos recientes, la mayoría de ellos malos, los que

comenzaron a restablecer la conexión entre nosotras. La mayor parte

del tiempo, no sabía qué sentir por ella. Yo oscilaba entre un poco de

Page 19: Espíritu confinado

19

necesidad infantil por su madre ausente y el resentimiento

adolescente por su abandono—. Pensé que tenías, ya sabes, cosas

más importantes que hacer.

—No había nada que pudiera hacerme perder esto —dijo ella

firmemente. Ella inclinó su cabeza hacia la puerta, haciendo que sus

rizos rojizos se balancearan—. A tu padre tampoco.

—¿Qué?

Me apresuré hacia la puerta y eché un vistazo al campo. Mi

vista no era fantástica, gracias a todos los obstáculos en el camino,

pero era lo suficientemente buena. Allí estaba: Abe Mazur. Él era

realmente fácil de encontrar, con su barba y bigote negro y con su

bufanda verde esmeralda anudada alrededor de su camisa de vestir

negra. Yo incluso podía entrever el brillo de su arete de oro. Debía

de estar derritiéndose en este calor, pero al parecer se necesitaba

algo más que un poco de sudor para calmar su llamativo sentido de

la moda.

Si mi relación con mi madre era incipiente, mi relación con mi

padre simplemente no existía. Lo conocí en mayo, e incluso así, no

fue hasta que regresé que me enteré que era su hija. Todos los

dhampirs tenemos un padre Moroi, y él era el mío. Yo aún no estaba

segura de cómo sentirme al respecto. La mayor parte de su pasado

era un misterio, pero había bastantes rumores de que estaba

envuelto en negocios ilegales. La gente también actuaba como si

fuera del tipo rompe-rodillas, y a pesar de haber visto pocas

evidencias de esto, no me sorprendería. En Rusia era conocido como

Zmey: La serpiente.

Mientras lo miraba anonadada, mi mamá se acercó a mi lado. —

Él va a ponerse feliz de que hayas llegado a tiempo —dijo—. Estaba

Page 20: Espíritu confinado

20

organizando una gran apuesta acerca de si te ibas a presentar o no.

Puso su dinero a tu favor, si eso te hace sentir mejor.

Yo gruñí. —Por supuesto. Claro que él tenía que ser el

organizador de la apuesta. Debería haberlo sabido tan pronto

como… —Mi mandíbula cayó abierta—. ¿Está hablando con

Adrian?

Síp. Sentado junto a Abe estaba Adrian Ivashkov, mi casi-novio.

Adrian era un Moroi de la realeza, y otro usuario del espíritu como

Lissa. Él había estado loco por mí (y‖a‖menudo‖sólo‖‚loco‛)‖desde

que nos conocimos, pero yo sólo tenía ojos para Dimitri. Después de

fallar en Rusia, yo regresé y le había prometido a Adrian una

oportunidad. Para mi sorpresa, las cosas habían salido... bien entre

nosotros. Incluso fantásticas. Él me había escrito una propuesta de

por qué salir con él era la decisión correcta. Incluía cosas como

‚Dejaré los cigarrillos a menos que de verdad, de verdad, necesite

uno‛, y ‚Prepararé sorpresas románticas cada semana, como: un

picnic repentino, rosas o un viaje a París, aunque no realmente

ninguna de las anteriores, porque ahora no serían una sorpresa‛.

Estar con él no era como había sido estar con Dimitri, pero

supongo que dos relaciones no pueden ser exactamente iguales.

Eran dos hombres diferentes, después de todo. Yo todavía me

despertaba en mitad de la noche, sacudida por la pérdida de Dimitri

y de nuestro amor. Me atormentaba a mí misma por haber fallado

en Siberia al intentar matarlo, y liberarlo de esta existencia no-viva.

Aún así, esa desesperación no significaba que mi vida romántica

había terminado… algo que me tomó un tiempo aceptar. Adrian me

hacía feliz. Y, por ahora, eso era suficiente.

Pero eso tampoco significaba que yo lo quisiera cerca del pirata

mafioso de mi padre.

Page 21: Espíritu confinado

21

—¡Él es una mala influencia! —Protesté.

Mi madre resopló. —Realmente dudo que Adrian pueda

influenciar tanto a Abe.

—¡No Adrian! Abe. Adrian está intentando comportarse mejor.

Abe lo arruinará todo. —Además de dejar de fumar, Adrian había

jurado dejar de beber, entre otros vicios, en su propuesta. Yo

bizqueé entre la multitud de las graderías para verlo a él y a Abe,

tratando de adivinar qué tema podría ser tan interesante—. ¿De qué

están hablando?

—Creo que esa es la menor de tus preocupaciones en este

momento. —Janine Hathaway no era otra cosa más que práctica—.

Preocúpate menos por ellos y más por ese campo.

—¿Crees que estén hablando sobre mí?

—¡Rose! —Mi mamá me dio un ligero golpe en el brazo, y yo

arrastré mis ojos de vuelta a ella—. Tienes que tomarte esto en serio.

Mantén la calma y no te distraigas.

Sus palabras se parecían tanto a lo que imaginé que diría

Dimitri, que una pequeña sonrisa se instaló en mi cara. No estaba

sola después de todo.

—¿Qué es tan gracioso? —Me preguntó ella con cautela.

—Nada —dije yo, dándole un abrazo. Ella estaba rígida al

principio, pero entonces se relajó, abrazándome brevemente antes

de retirarse—. Me alegra que estés aquí.

Mi madre no era del tipo afectivo, y la sorprendí fuera de

guardia. —Bien —dijo ella, obviamente aturdida—. Te dije que no

me lo perdería.

Page 22: Espíritu confinado

22

Yo miré de nuevo hacia las graderías. —Abe, por otro lado, no

estoy tan segura.

O... espera. Una extraña idea se me ocurrió. No, no tan extraña,

de hecho. Turbio o no, Abe tiene conexiones… algunas lo

suficientemente extensas como para mandarle un mensaje dentro de

prisión a Víctor Dashkov. Abe le había pedido información sobre

Robert Doru, el hermano controlador del espíritu de Victor, como

un favor para mí. Cuando Víctor le envió un mensaje de vuelta

diciendo que no tenía ninguna razón para ayudarle a Abe, rechacé

demasiado pronto a mi padre y me apresuré con la idea del escape

de prisión. Pero ahora…

—¡Rosemarie Hathaway!

Fue Alberta quien me llamó, su voz sonando fuerte y clara. Era

como una trompeta, una llamada a la batalla. Todos los

pensamientos sobre Abe y Adrian, y sí, incluso Dimitri, se

desvanecieron de mi mente. Creo que mi madre me deseó buena

suerte, pero las palabras exactas se perdieron mientras me

apresuraba hacia el campo donde me esperaba Alberta. La

adrenalina corría por mis venas. Mi pulso se aceleró de nuevo. Toda

mi atención estaba ahora en lo que tenía adelante: la prueba que

finalmente me convertiría en una guardiana.

Page 23: Espíritu confinado

23

Traducido por Alec, Vampirabriin, Veroniica, Rania, Caty y Sheillita

Corregido por Ellie

is pruebas pasaron en un remolino borroso.

Pensarías que, como eran la parte más importante de mi

educación en St. Vladimir, recordaría todo con detalles perfectos y

cristalinos. Y aún así mis pensamientos anteriores se hicieron

realidad. ¿Cómo podía esto calificar lo que ya había vivido? ¿Cómo

podían estas peleas ridículas compararse a una horda de Strigois

invadiendo nuestra escuela? Donde tenía que hacerle frente a las

abrumadoras posibilidades, sin saber si aquellos a los que amaba

estaban vivos o muertos.

¿Y cómo podía temer a una pelea con uno de los instructores de

la escuela después de haber peleado contra Dimitri? Él había sido

letal como dhampir, pero aún más como Strigoi.

No es que quisiera restar seriedad a las pruebas, eran serias.

Los graduados fallaban todo el tiempo, y me negaba a ser uno

de ellos. Era atacada por todos lados por guardias que habían

defendido Moroi desde antes de que yo naciera. La arena no era

M

Page 24: Espíritu confinado

24

plana, lo que complicaba todo, la habían llenado con trampas y

obstáculos, vigas y pasadizos que probaban mi balance, incluyendo

un puente que dolorosamente me recordaba la última vez que vi a

Dimitri. Lo había empujado después de clavarle una estaca de plata

en el corazón, una estaca que se había salido mientras él caía al río

que estaba abajo.

El puente de la arena era un poco diferente del de madera

sólida sobre el cual Dimitri y yo habíamos peleado en Siberia. Este

estaba desvencijado, una mala construcción de piso de madera son

sólo pasamanos de cuerda como apoyo. Cada paso hacía que el

puente entero se balanceara y temblara, y hoyos en las tablas me

mostraban donde mis compañeros (desafortunadamente para ellos)

ya habían descubierto puntos débiles en la madera. El examen que

me asignaron en el puente fue probablemente el peor de todos. Mi

meta era alejar a un ‚Moroi‛ de un grupo de ‚Strigois‛ que lo

perseguían. Mi ‚Moroi‛ era Daniel, un nuevo guardián que había

venido con otros a la escuela para reemplazar a los que habían sido

asesinados en el ataque. No lo conocía bien, pero para este ejercicio,

estaba actuando completamente dócil e indefenso, aun un poco

asustado, como cualquier Moroi que yo cuidara se comportaría.

Se resistió un poco a pasar por el puente, y usé mi voz más

calmada y persuasiva para lograr que caminara delante de mí.

Aparentemente, estaban probando las habilidades con las personas

tanto como las habilidades de combate. No muy atrás de nosotros en

el recorrido, sabía que los guardianes actuando como Strigoi se

acercaban.

Daniel caminó y yo lo seguí, aun calmándolo mientras todos

mis sentidos continuaban alerta. El puente se balanceó fuerte,

diciéndome con una sacudida que nuestros perseguidores nos

Page 25: Espíritu confinado

25

habían alcanzado. Vi hacia atrás y conté tres ‚Strigoi‛ siguiéndonos.

Los guardianes que los interpretaban estaban haciendo un buen

trabajo, moviéndose con tanta destreza y rapidez como los

verdaderos Strigoi.

Nos alcanzarían si no nos apresurábamos.

—Lo estás haciendo bien —le dije a Daniel. Era difícil mantener

el tono correcto en mi voz. Gritarle a un Moroi lo podía poner en

shock, demasiada gentileza los haría creer que no era real—. Sé que

puedes ir más rápido. Necesitamos tomarles ventaja, se están

acercando. Sé que puedes hacerlo. ¡Vamos!

Seguramente pasé la parte de convencimiento de la prueba,

porque él realmente apresuró el paso, no tanto como para

compararse con la de nuestros perseguidores, pero era un comienzo.

El puente se movió fuertemente de nuevo. Daniel gritó

convincentemente y se congeló, aferrándose a las cuerdas. Adelante

de él vi a otro guardia/Strigoi esperando en el lado contrario del

puente. Creo que su nombre era Randall, otro nuevo instructor.

Estaba atrapada entre él y el grupo a mi espalda. Pero Randall se

quedó inmóvil, esperando en la primera tabla del puente para poder

sacudirlo y dificultárnoslo.

—Sigue —apuré, con la mente girando—. Puedes hacerlo.

—¡Pero hay un Strigoi ahí! ¡Estamos atrapados! —gritó Daniel.

—No te preocupes, yo me encargo de él, sólo muévete.

Mi voz fue más dura esta vez, y Daniel avanzó, empujado por

mi orden. Los siguientes instantes requerían un cronometraje

perfecto de mi parte. Tenía que vigilar a los Strigoi de ambos lados y

mantener a Daniel en movimiento, todo mientras monitoreaba en

Page 26: Espíritu confinado

26

qué parte del puente estábamos. Cuando estábamos a casi tres

cuartos del camino, grité en un susurro: —¡Agáchate sobre tus

piernas y brazos ya! ¡Apúrate!

Él obedeció, deteniéndose al instante. Inmediatamente me

arrodillé y susurré: —Te voy a gritar, ignórame —y en una voz mas

fuerte dije— ¿Qué estás haciendo? ¡No podemos detenernos!

Daniel no se movió, y de nuevo hablé en un susurro: —Bien,

¿ves donde las cuerdas conectan la superficie con los pasamanos?

Agárralas, agárralas tan fuerte como puedas y no las sueltes, no

importa lo que pase, enrédalas al rededor de tus manos si tienes que

hacerlo. ¡Hazlo!

Él obedeció, el reloj seguía avanzando y no desperdicié otro

segundo. En un movimiento, mientras seguía agachada, me volví y

rompí la cuerda con una navaja que me habían dado junto a mi

estaca. La hoja estaba filosa. Gracias a Dios, los guardias que hacían

las pruebas no jugaban, la navaja no cortó las cuerdas al instante,

pero las corté tan rápido que los Strigoi a cada uno de nuestros

lados no tuvieron tiempo de reaccionar.

Las cuerdas cedieron en el momento en el que le recordaba a

Daniel que se sujetara, las dos mitades del puente se balancearon

hacia un lado de las maderas acarreadas por el peso de la gente

sobre ellas. Bueno, las nuestras sí lo hicieron por lo menos. Daniel y

yo estábamos preparados. Los tres perseguidores a uno de los lados

no lo estaban. Dos cayeron y uno logró apenas sujetarse de un

peldaño, resbalándose un poco antes de asegurar su agarre. La caída

era de 2 metros, pero me habían dicho que la tomara en cuenta

como de 15, una distancia que nos mataría a Daniel y a mí si

caíamos.

Page 27: Espíritu confinado

27

Contra todas las probabilidades, él continuaba aferrado a la

cuerda. Yo también estaba colgando, y una vez que las cuerdas y la

madera estaban descansando de lleno en la estructura, empecé a

subirla como si fuera una escalera. No fue fácil trepar sobre Daniel,

pero lo hice, dándome una oportunidad más de decirle que

resistiera. Randall, que había estado esperando frente a nosotros, no

se había caído, tenía los pies en el puente cuando corté las cuerdas, y

le había tomado tanto por sorpresa como para que perdiera el

equilibrio, pero era rápido para reponerse y ahora estaba aferrado a

las cuerdas, tratando de trepar a la superficie sólida de arriba.

Estaba mucho más cerca que yo, pero logré agarrar su pierna y

detenerlo.

Lo jalé hacia mí, pero mantuvo su agarre en el puente y

luchamos, sabía que probablemente no podría hacerlo caer, pero era

posible seguirme acercando. Por último dejé, caer el cuchillo que

tenía en la mano y logré extraer la estaca de mi cinturón, algo que

puso a prueba mi equilibrio. La posición desgarbada de Randall me

dio una posibilidad para alcanzar su corazón y la tomé.

Para las pruebas teníamos estacas con puntas redondas, que no

perforarían la piel pero que podían ser usadas con suficiente fuerza

para convencer a nuestros oponentes de que sabíamos lo que

hacíamos, mi posición era perfecta, y Randall, accediendo a que ese

hubiera sido un golpe mortal, aflojó su agarré y se soltó del puente.

Eso me dejó con la dolorosa tarea de presionar a Daniel para

que trepara. Nos tomó bastante tiempo, pero su comportamiento no

estaba fuera de personaje de cómo un Moroi asustado actuaría. Sólo

estaba agradecida de que no hubiera decidido que un verdadero

Moroi perdería su agarre si hubiera caído.

Page 28: Espíritu confinado

28

Después de ese reto vinieron muchos más, pero seguí luchando,

nunca disminuyendo la marcha o dejando que el cansancio me

afectara. Entré en mi modo de combate, con mis sentidos enfocados

en los instintos básicos. Pelea, esquiva, mata.

Y mientras estaba sintonizada a estos, tenía que ser innovadora

y no caer en la rutina, de otra manera no sería capaz de reaccionar a

una sorpresa como la del puente. Lo manejé todo, peleando sin más

pensamientos que completar las pruebas frente a mí. Traté de no

pensar en mis instructores como personas que conocía. Los traté

como Strigoi. No escatimé en golpes.

Cuando por fin terminó, casi no me di cuenta, estaba

simplemente parada en el medio del campo sin más atacantes.

Estaba sola. Lentamente, empecé a notar los detalles del mundo.

Multitudes en las gradas, apoyando. Algunos instructores

asintiendo a otros mientras se acercaban. El ruido de mi corazón.

No fue hasta que una Alberta sonriente jaló mi brazo que me di

cuenta que había terminado, la prueba por la que había esperado mi

vida entera terminó en un abrir y cerrar de ojos.

—Vamos —dijo, poniendo su brazo alrededor de mis hombros

y guiándome hacia la salida—. Necesitas un poco de agua y

sentarte.

Confundida, la dejé sacarme del campo alrededor del cual la

gente aún gritaba mi nombre. Tras nosotros, oí a gente decir que

tendrían que tomar un descanso para repara el puente. Alberta me

regresó al área de espera y me sentó en una banca. Alguien más se

sentó a mi lado y me dio una botella con agua. Volteé y vi a mi

mamá. Tenía una expresión en su rostro que nunca antes había

visto: orgullo puro y radiante.

Page 29: Espíritu confinado

29

—¿Eso era todo? —pregunté al fin.

Me sorprendió con una risa de verdadera sorpresa. —¿Eso era

todo? —repitió—. Rose, estuviste ahí afuera por casi una hora,

pasaste esa prueba con colores brillantes, probablemente es una de

las mejores pruebas que esta escuela jamás ha visto.

—¿En verdad? Me pareció... —fácil no era la palabra correcta—.

Fue muy rápido, eso es todo.

Mi mamá apretó mi mano. —Estuviste asombrosa, estoy

orgullosa de ti.

La realización de todo realmente me llegó entonces, y sentí una

sonrisa propia inundar mis labios. —¿Qué pasará ahora? —

pregunté.

—Ahora te conviertes en un guardián.

Había sido tatuada varias veces, pero ninguna de esas veces se

comparaba a la ceremonia y bombos que ocurrieron mientras

obtenía mi marca de la promesa.

Antes, había recibido marcas molnija por matar en

circunstancias trágicas e inesperadas: combatiendo Strigois en

Spokane, el ataque y rescate de la escuela, eventos que eran causa de

pena, no celebración. Después de todas esas muertes, de cierto

modo habíamos perdido la cuenta, y mientras los artistas de tatuajes

de los guardianes trataron de contar cada muerte, finalmente me

habían dado una marca en forma de estrella, que era manera

elegante de decir que habían perdido la cuenta.

Page 30: Espíritu confinado

30

Los tatuajes no son un proceso rápido, aún si estás recibiendo

uno pequeño, y mi clase entera de graduación tenía que tenerlos. La

ceremonia tuvo lugar en lo que normalmente era el comedor de la

academia, una habitación que podían transformarse en algo tan

grande y elaborado como lo que encontraríamos en la corte real. Los

espectadores, amigos, familia y guardianes, llenaban el lugar

mientras Alberta nos llamaba por nombres de uno en uno y leía

nuestras puntuaciones mientras nos acercábamos al tatuador. Las

puntuaciones eran importantes, se publicarían y, junto con nuestras

calificaciones generales, influirían nuestras asignaciones. Los Moroi

podían pedir ciertas calificaciones de sus guardianes. Lissa me había

solicitado a mí, claro, pero ni aún las mejores calificaciones del

mundo compensarían todas las marcas negras de mal

comportamiento en mi expediente.

Aunque no había Moroi en esta ceremonia, aparte de los pocos

que habían sido invitados como huéspedes por los nuevos

graduados. Todos los demás eran dhampir: guardianes establecidos

o los que se convertirían en guardianes como yo. Los invitados se

sentaron en el fondo, y los guardianes graduados cerca del frente.

Mis compañeros y yo estuvimos de pie todo el tiempo, tal vez como

un tipo de examen de resistencia final.

No me importó, había cambiado mis ropas rotas y sucias por

unos simples pantalón y sweater, un conjunto que se veía elegante

pero reteniendo algo de solemnidad. Fue una buena elección,

porque el aire del salón se había vuelto denso con tensión, todas las

caras llenas de felicidad por nuestro éxito, pero también llenas de

ansiedad por nuestros papeles mortales en el mundo.

Vi con ojos brillantes mientras mis amigos eran llamados,

sorprendida e impresionada por muchas de las puntuaciones.

Page 31: Espíritu confinado

31

Eddie Castile, un amigo cercano, obtuvo una puntuación

particularmente alta en ‚protección Moroi uno a uno‛. No pude

contener una sonrisa mientras veía al tatuador darle a Eddie su

marca. —Me pregunto cómo logró pasar a su Moroi por el puente —

murmuré. Eddie tenía muchos recursos.

A mi lado, otra amiga mía, Meredith, me lanzó una mirada

cuestionante.

—¿De qué hablas? —su voz también era un murmullo.

—Cuando nos siguieron por el puente con un Moroi. El mío era

Daniel —ella seguía luciendo confundida—, con Strigois a cada

lado.

—Yo crucé el puente —susurró—. Pero sólo yo era perseguida,

me tocó pasar a mi Moroi por un laberinto.

Una mirada de un compañero cercano nos cayó, y yo oculté una

mueca.

Tal vez yo no era la única que había pasado por la prueba en

confusión. Meredith confundía los hechos.

Cuando me llamaron, oí algunos suspiros mientras Alberta leía

mi puntuación. Tenía las más altas de la clase por mucho. Estaba

algo feliz de que no hubiera leído mis calificaciones académicas.

Definitivamente hubieran opacado algo de la gloria del resto de mi

actuación, siempre me había ido bien en mis clases de combate, pero

en matemáticas e historia... bueno, esas sí estaban deficientes,

particularmente porque parecía que siempre estaba yendo y

viniendo de la escuela.

Mi cabello estaba recogido fuertemente en un moño, con cada

cabello rebelde sostenido por pasadores para que el artista no

Page 32: Espíritu confinado

32

tuviera nada que interfiriera en su trabajo. Me agaché para darle una

mejor vista y oírlo gruñir de sorpresa. Con mi nuca cubierta en

marcas, tendría que ser cuidadoso. Normalmente, un nuevo

guardián proveía un lienzo en blanco. Este tipo era bueno, y aun así

logró plasmar delicadamente la marca de la promesa en el centro de

mi nuca. La marca de la promesa se veía como una ‚S‛ grande y

estirada con terminaciones curveadas. La puso entre las marcas

molnija, dejando que las rodeara como en un abrazo. El proceso

dolió, pero mantuve mi cara sin expresión, resistiéndome a

moverme. Me mostraron los resultados finales en un espejo antes de

que me cubriera con un vendaje para que sanara limpiamente.

Después de eso, regresé con mis compañeros y vi cómo el resto

de ellos recibía sus tatuajes. Requirió seguir de pie dos horas más,

pero no me importó, mi cerebro aún estaba lidiando con todo lo que

había pasado hoy. Era una guardiana. Una verdadera guardiana

dedicada al bien. Y con eso venían las preguntas. ¿Qué pasaría

ahora? ¿Mis puntuaciones serían suficientes para rebasar mis notas

por mal comportamiento? ¿Me convertiría en la guardiana de Lissa?

¿Qué pasaría con Victor? ¿Qué pasaría con Dimitri? Me removí

inquieta mientras me golpeaba de lleno el impacto de la ceremonia.

Esto no se trataba sólo de Dimitri y Victor, esto se trataba de mí, del

resto de mi vida. La escuela había terminado. No habría más

profesores viendo cada movimiento y corrigiéndome si me

equivocaba. Todas las decisiones las tomaría yo cuando protegiera a

alguien. Los Moroi y los dhampir más jóvenes me verían como una

autoridad. Y nunca más tendría el lujo de practicar combate un

minuto e irme a mi habitación al siguiente. No había más eso de

saltarse las clases, estaría en deber todo el tiempo. La idea era

incomodante, la presión era casi demasiada, siempre había pensado

en la graduación como libertad. Ahora no estaba tan segura. ¿Qué

Page 33: Espíritu confinado

33

nuevo giro tomaría mi vida? ¿Quién lo decidiría? ¿Y cómo vería a

Victor si me asignaban a alguien además de Lissa?

A través del salón, vi los ojos de Lissa entre la audiencia, ardían

con un orgullo que igualaba el de mi mamá, y sonrió cuando

nuestras miradas se encontraron.

Quita esa mirada de tu cara —me regañó por nuestra conexión—.

No deberías verte tan ansiosa, hoy no. Necesitas celebrar.

Sabía que tenía razón, podía manejar lo que venía. Mis

preocupaciones, que eran muchas, podían esperar un día más,

particularmente porque el humor exuberante de mi familia y amigos

aseguraban que celebraría. Abe, con esa influencia que siempre

parecía tener, había preparado un pequeño salón de banquetes y

una fiesta para mí, que parecía más adecuada para un debut real, y

no para imprudentes Dhampir humildes.

Antes del evento, me cambié una vez más. Ropa de fiesta más

bonita ahora parecía más apropiada que el conjunto formal de la

celebración molnija. Me puse un vestido color verde esmeralda de

manga corta y colgué mi nazar alrededor de mi cuello, aunque no

combinara. El Nazar es un pequeño colgante que parecía un ojo, con

diferentes tonos de azul que ‚rotaban‛. En Turquía, de donde venía

Abe, se cree que ofrecen protección. Se la había dado a mi madre

hace años, y ella a su vez me la había dado a mí.

Para el momento me había puesto el maquillaje y acomodado

mi pelo en oscuras y largas ondas (porque mi tatuaje vendado no

iba con el conjunto para nada), casi no me parecía a alguien capaz de

luchar contra monstruos, o incluso lanzar un puñetazo. Lo que no

era del todo cierto, me di cuenta un momento después. Mirándome

en el espejo, me sorprendió ver una mirada embrujada en mis ojos

Page 34: Espíritu confinado

34

marrones. Había dolor en ella, dolor y pérdida que incluso los

mejores vestidos y el maquillaje no podían ocultar.

Lo dejé pasar y me eché hacia atrás, y tan pronto como di un

paso fuera de mi habitación, me choqué con Adrian. Sin decir una

palabra, me atrapó entre sus brazos y me asfixió con un beso. Me

cogió totalmente por sorpresa. Era sabido. Las criaturas no-muertas

no podían sorprenderme, pero un impertinente Moroi real sí podía.

Y era un verdadero beso, uno que casi me hacía sentir culpable

por hundirme en él. Había tenido muchas preocupaciones con

Adrian al principio, pero muchas de ellas habían desaparecido con

el tiempo. Después de verlo coquetear descaradamente y no tomar

nada en serio durante tanto tiempo, nunca había esperado ver tanta

devoción de él en nuestra relación. Asimismo, no esperaba

encontrar que mis sentimientos eran cada vez mayores hacia él...

parecía tan contradictorio, teniendo en cuenta que todavía amaba a

Dimitri y estaba tratando de inventar maneras imposibles para

salvarlo.

Me reí cuando Adrian me soltó. Cerca de allí, unos pocos Moroi

jóvenes habían estado mirándonos. Dhampirs y Moroi juntos no era

raro a nuestra edad, ¿pero una Dhampir notoria junto con el

sobrino-nieto preferido de la reina Moroi? Eso era un poco

complicado, sobre todo desde que se conocía ampliamente cuánto la

Reina Tatiana me odiaba. Hubo pocos testigos de mi último

encuentro con ella, cuando ella me gritó que me mantuviera alejada

de Adrian, pero la palabra de ese tipo de cosas siempre corre.

—¿Les gustó el espectáculo? —Les pregunté a nuestros

observadores. Al darse cuenta de que habían sido descubiertos, los

chicos Moroi rápidamente siguieron su camino. Me volví a Adrian y

Page 35: Espíritu confinado

35

le sonreí—. ¿Qué fue eso? Era un beso algo grande para ser dado en

público.

—Eso —dijo con grandilocuencia—, fue tu recompensa por

patear muchos culos en el entrenamiento. —Hizo una pausa—.

También fue porque te ves totalmente caliente con ese vestido.

Le di una mirada irónica. —Recompensa, ¿eh? El novio de

Meredith le dio unos pendientes de diamantes.

Él agarró mi mano e hizo un indiferente encogimiento de

hombros mientras comenzamos a caminar hacia la fiesta. —¿Quieres

diamantes? Yo te daré diamantes. Te colmaré de ellos. Maldita sea,

te conseguiré un vestido hecho de ellos. Pero va a ser muy corto.

—Creo que me conformo con el beso, después de todo —le dije,

imaginando a Adrian vistiéndome como una modelo de traje de

baño. O una bailarina de barra. La referencia a la joyería me trajo a

la memoria recuerdos no deseados. Cuando Dimitri me tenía

cautiva en Siberia, llevándome a una calmosa complacencia con sus

mordeduras, él también me había colmado de joyería.

—Sabía que eras una chica mala —continuó Adrian. La brisa del

caliente verano le rizaba el pelo castaño, que tan laboriosamente

peinaba cada día, y con su mano libre, distraídamente trató de

volverlo a su lugar—. Pero no me había dado cuenta de lo mucho

que lo eras hasta que te vi abandonando a los guardianes ahí fuera.

—¿Eso significa que vas a ser más agradable conmigo? —Me

burlé.

—Ya estoy siendo agradable contigo —dijo con altanería—.

¿Sabes lo mucho que deseo un cigarrillo ahora mismo? Pero, no. Yo

valientemente sufro a través de la nicotina retirada... todo por ti.

Page 36: Espíritu confinado

36

Pero creo que verte por ahí fuera me hará ser un poco más

cuidadoso a tu alrededor. Ese loco padre tuyo también me hace

volverme más cauteloso.

Gemí, recordando cómo Adrian y Abe habían estado sentado

juntos. —Dios. ¿De verdad tienes que salir con él?

—Hey, él es impresionante. Un poco inestable, pero

impresionante. Nos llevamos muy bien. —Adrian abrió la puerta

del edificio que estábamos buscando—. Y es también un chico malo

a su manera. Quiero decir, ¿qué otro tío lleva pañuelos como esos?

Se habrían reído a carcajadas de él en esta escuela. No Abe. Él

golpearía a alguien casi tan gravemente como tú lo harías. De

hecho... —la voz de Adrian se volvió nerviosa. Le di una mirada de

sorpresa.

—De hecho, ¿qué?

—Bueno... Abe dijo que yo le gustaba. Pero también me dejó en

claro lo que me haría si alguna vez te hería o te hiciese alguna cosa

mala. —Adrian hizo una mueca—. De hecho, me describió

gráficamente lo que me haría. Entonces, justo de igual forma,

cambió al azar a algún otro tema feliz. Me gusta el tío, pero me da

miedo.

—Él está fuera de lugar. —Llegué al alto en frente de la fiesta

del cuarto. A través de la puerta, oía el rumor de las conversaciones.

Al parecer, éramos de los últimos en llegar. Supuse que eso

significaba que debía hacer una gran entrada digna de un invitado

de honor—. Él no tiene derecho a amenazar a mis novios. Tengo

dieciocho años. Soy adulta. No necesito su ayuda. Yo puedo

amenazar a mis novios por mí misma.

Page 37: Espíritu confinado

37

Mi indignación divirtió a Adrian, y me dio una sonrisa

perezosa. —Estoy de acuerdo contigo. Pero eso no quiere decir que

no voy a tomar su ‚consejo‛ en serio. Mi cara es demasiado bonita

para arriesgarla.

Su cara era bonita, pero eso no me impidió sacudir mi cabeza

por la exasperación. Alcancé la manija de la puerta, pero Adrian me

tiró de nuevo hacia él.

—Espera —dijo. Él me llevó a sus brazos una vez más, nuestros

labios se encontraron en otro beso ardiente. Mi cuerpo se apretó más

al suyo, y me encontré confundida por mis propios sentimientos, y

comprendí que estaba llegando a un punto donde yo podría querer

más que sólo un beso.

—Bien —dijo Adrian cuando nosotros finalmente nos habíamos

separado—. Ahora podemos ir.

Tenía el mismo tono ligero en su voz, pero en sus ojos verde

oscuro, yo vi encenderse la pasión. Yo no era la única que quería

algo más que besos.

Hasta ahora, nosotros habíamos evitado hablar sobre sexo, y en

realidad él había sido muy bueno sobre no presionarme. Creo que él

sabía que yo aún no estaba preparada después de Dimitri, pero en

momentos como estos, podía ver lo difícil que era para Adrian

contenerse.

Eso ablandó algo dentro de mí y me puse de puntillas, y le di

otro beso.

—¿Qué fue eso? —preguntó unos momentos después.

Sonreí. —Tu recompensa.

Page 38: Espíritu confinado

38

Cuando finalmente llegamos a la fiesta, todos en la sala nos

saludaron con gritos alegres y sonrisas orgullosas. Hace mucho

tiempo, yo habría estado feliz de ser el centro de atención. Ese deseo

se había desvanecido un poco, pero ahora, puse confianza en mi

cara y acepté las alabanzas de mis seres queridos, con arrogancia y

felicidad. Levanté mis manos triunfales, ganando más aplausos y

aprobación.

Mi fiesta pasó casi tan borrosa como mis pruebas. En realidad,

nunca te enteras de cuántas personas se preocupan por ti hasta que

todas se juntan para apoyarte. Eso me hizo sentir humilde y casi un

poco llorosa. Guardé esto para mí misma, sin embargo. No podía

comenzar a llorar en mi propia fiesta de victoria.

Todo el mundo quería hablar conmigo, y me sorprendió y

estaba encantada de cada nueva persona que se me acercaba. No era

algo frecuente que yo pudiera tener a todas las personas que más

amaba en un solo lugar, y con inquietud comprendí que esta

oportunidad tal vez no vendría otra vez.

—Bueno, tú finalmente conseguiste una licencia para matar. Ya

era tiempo.

Me di vuelta y me encontré con los divertidos ojos de Christian

Ozera, quien anteriormente era una molestia, pero que se había

convertido en un buen amigo. Tan bueno, de hecho, que en mi

estado emocionado, me extendí y lo abracé, algo que él claramente

no esperaba. Yo estaba sorprendiéndolos a todos hoy.

—Wow, wow —dijo él, ruborizado—. Es lógico. Tú eres la única

chica que se emociona con la idea de matar. Yo ni siquiera quiero

pensar en lo que sucede cuando tú e Ivashkov están solos.

Page 39: Espíritu confinado

39

—Hey, mira quién habla. Tú estás ansioso por salir de aquí

ahora mismo.

Christian se encogió de hombros en acuerdo. Era una regla

estándar en nuestro mundo: Los guardianes protegían a los Morois.

Los Moroi no se involucran en las batallas. Aunque después de los

recientes ataques Strigoi, muchos Moroi, aunque estaban muy lejos

de ser una mayoría, habían comenzado a argumentar que era el

momento de que los Moroi se reforzaran y comenzaran a ayudar a

los guardianes. Usuarios del fuego como Christian eran

particularmente valiosos porque quemar era una de las mejores

maneras de matar a un Strigoi (junto con la estaca y la decapitación).

La campaña para enseñar a un Moroi a luchar estaba ahora

estancada deliberadamente por el gobierno Moroi, pero eso no había

impedido a algunos Moroi practicar en secreto. Christian era uno de

ellos. Parpadeó con asombro, mirando a su lado. Había alguien con

él, alguien de quien apenas me había percatado.

Jill Mastrano estaba cerca de él como una sombra. Una

estudiante Moroi de primer año, que pronto será una estudiante de

segundo año, Jill se había presentado como alguien que también

quería pelear. De hecho, ella se había convertido en algo así como la

aprendiz de Christian.

—Hey Jill —dije, dándole una cálida sonrisa—. Gracias por

venir.

Jill se sonrojó. Estaba decidida a aprender a defenderse, pero

ella se ponía nerviosa, cuando estaba junto a otros, particularmente

alrededor de ‚celebridades‛ como yo. La confusión era su reacción

nerviosa. —Tenía que hacerlo —ella dijo, cepillando su largo pelo

rubio de su cara. Como siempre, era una maraña de rizos—. Yo…

quiero decir que estuviste genial en las pruebas. Todo el mundo

Page 40: Espíritu confinado

40

estaba asombrado. Escuché a uno de los guardianes diciendo que

nunca había visto nada como tú, y cuando Christian me preguntó si

quería venir, por supuesto que tenía que hacerlo. ¡Ah! —Sus ojos

verdes se iluminaron—. Yo ni siquiera te he felicitado. Lo siento.

Felicitaciones.

A su lado, Christian luchaba por mantener un rostro serio. Yo

no hice ningún intento parecido y, riéndome, le di un abrazo

también. Yo estaba en peligro de volverme cálida y difusa.

Probablemente conseguiría revocar el estado que tenía como un

duro guardián si seguía haciendo esto. —Gracias. ¿Están los dos

listos para acabar con un ejército de Strigoi ya?

—Pronto —dijo Christian—. Pero podríamos necesitar tu

refuerzo. —Sabía tan bien como yo que los Strigois estaban muy

fuera de su liga. Su magia de fuego me ayudó mucho, pero, ¿lo

podría hacer él por su cuenta? Pero esa es otra historia diferente. Él

y Jill aprendían a utilizar la magia de manera ofensiva, y cuando yo

había tenido un poco de tiempo entre las clases, les enseñaba

algunos movimientos de combate.

La cara de Jill se apagó un poco. —Eso ya no pasará una vez

que Christian se vaya.

Me volví hacia él. No era una sorpresa que él se marcharía.

Todos nosotros lo haríamos. —¿Qué será de ti? —Le pregunté.

Se encogió de hombros. —Voy a la Corte con el resto de

ustedes. Mi tía Tasha dice que vamos a tener una ‚charla‛ sobre mi

futuro. —Él hizo una mueca. Independiente de cuáles fueran sus

planes, parecía que no eran los mismos de Tasha. La mayoría Moroi

reales se marchaban a colegios de élite. No estaba segura de lo que

Christian tenía en mente.

Page 41: Espíritu confinado

41

La práctica habitual después de la graduación de los nuevos

guardianes era ir a la Real Corte Moroi y conseguir sus asignaciones.

Nosotros teníamos un par de días de permiso. Por la mirada

Christian, vi a su tía a través del salón, y gracias a eso vi que ella

estaba hablando con Abe.

Tasha Ozera estaba casi en sus treinta años, con el mismo pelo

negro y brillante y ojos azul claro que Christian tenía. Sin embargo,

su hermoso rostro se veía estropeado, por algunas terribles cicatrices

a un lado, por el resultado de las lesiones infligidas por los propios

padres de Christian. Dimitri se había convertido en un Strigoi en

contra de su voluntad, mientras que los Ozera habían elegido esto a

propósito para conseguir la inmortalidad. Irónicamente, esto les

costó la vida cuando los guardianes los cazaron. Tasha se había

hecho cargo de Christian (cuando él no estaba en la escuela) y era

una de los principales dirigentes en el movimiento de apoyo a los

Moroi que querían luchar contra los Strigoi.

Cicatriz o no, yo la admiraba y seguía considerándola hermosa.

Y por la actitud de mi caprichoso padre, estaba claro que él también

lo pensaba. Él le sirvió una copa de champaña y le dijo algo que la

hizo reír. Ella se inclinó hacia adelante, como si fuera a decirle un

secreto, y él se rió en respuesta. Mi mandíbula cayó. Incluso desde

esta distancia, era obvio que ellos estaban coqueteando.

—Dios santo —dije, con un escalofrío, girándome de nuevo

hacia Christian y Jill. Christian parecía indeciso entre burlarse de mi

incomodidad y su propio rechazo al ver a la mujer que consideraba

su madre ser cortejada por un tipo mafioso. Un momento después,

la expresión de Christian se suavizó cuando miró de nuevo a Jill y

continuó su conversación.

Page 42: Espíritu confinado

42

—Oye, tú no me necesitas —dijo él—. Encontrarás a otros aquí.

Tendrás tu propio club de superhéroes antes de darte cuenta.

Me encontré a mí misma sonriendo de nuevo, pero mis

agradables sentimientos desaparecieron de repente, substituidos por

un ataque de celos. Sin embargo, no eran míos. Eran los celos de

Lissa, que yo sentía a través del lazo. Desconcertada, miré alrededor

y la vi al otro lado del salón, dándole a Christian una mirada mortal

mientras él hablaba con Jill.

Vale la pena mencionar que Christian y Lissa solían salir. Más

que eso. Ellos habían estado profundamente enamorados, y

honestamente, aún lo estaban. Desafortunadamente, eventos

recientes habían herido su relación, y Christian había terminado con

ella. Él la amaba, pero había perdido su confianza en ella.

Lissa se salió de control cuando otra usuaria del espíritu

llamada Avery Lazar, había tratado de controlarla. Eventualmente

detuvimos a Avery, y ella estaba actualmente encerrada en una

institución mental, según lo último que escuché. Ahora, Christian

conocía las razones del horrible comportamiento de Lissa, pero el

daño estaba hecho.

Lissa había estado deprimida al principio, pero su pena se

convirtió en rabia. Ella decía que ya no quería tener nada que ver

con él, pero el vínculo la desmentía. Siempre estaba celosa de

cualquier chica con la que él hablara, particularmente Jill, con quien

había pasado mucho tiempo últimamente. Yo sabía, de hecho, que

no había nada romántico entre ellos. Jill lo idolatraba como a algún

maestro sabio, nada más. Si ella estaba enamorada de alguien, era

de Adrian, quien siempre la trataba como a una hermanita pequeña.

De hecho, todos lo hacíamos, realmente.

Page 43: Espíritu confinado

43

Christian siguió mi mirada, y su expresión se endureció.

Dándose cuenta de que tenía su atención, Lissa inmediatamente se

dio la vuelta y comenzó a hablar con el primer chico que encontró,

un dhampir bien parecido de mi clase. Ella canalizó ese encanto

coqueto que se les daba tan bien a los usuarios del espíritu, y pronto,

ellos dos estaban riéndose y conversando de una manera muy

similar a Abe y Tasha. Mi fiesta se había convertido en algún tipo de

servicio de citas rápidas.

Christian me miró de nuevo. —Bueno, parece que ella tiene

bastante con qué mantenerse ocupada.

Puse mis ojos en blanco. Lissa no era la única que estaba celosa.

Al igual que ella se ponía histérica cuando él estaba con otras chicas,

Christian se molestaba cuando ella hablaba con otros chicos. Era

insoportable.

En lugar de admitir que aún tenían sentimientos el uno por el

otro y tratar de arreglar las cosas, estos dos idiotas seguían

mostrando más y más hostilidad entre ellos.

—¿Podrías parar y tratar de hablar con ella como una persona

racional algún día? —Gruñí.

—Claro —dijo él amargamente—. El mismo día que ella

comience a actuar como una persona racional...

—Oh, Dios mío. Ustedes dos van a lograr que me arranque mi

cabello.

—Sería un desperdicio de buen cabello —dijo Christian—.

Además ella ha dejado su actitud perfectamente clara.

Page 44: Espíritu confinado

44

Comencé a protestar y a decirle qué tan estúpido era, pero él no

tenía intenciones de quedarse para escuchar el mismo discurso que

ya le había dado una docena de veces.

—Vamos Jill —dijo él—. Rose necesita seguir atendiendo sus

invitados.

Él se alejó rápidamente, y estuve medio tentada de golpearlo

hasta hacerle entender las cosas cuando una nueva voz habló.

—¿Cuándo vas a arreglar eso? —Tasha estaba parada al lado

mío, sacudiendo su cabeza ante la retirada de Christian—. Esos dos

necesitan volver a estar juntos.

—Lo sé. Tú lo sabes. Pero ellos parecen incapaces de metérselo

en sus cabezas.

—Bueno, será mejor que te apures —dijo ella—. Si Christian se

va a la universidad al otro lado del país, será demasiado tarde. —

Había un seco, y exasperado, tono en su voz cuando mencionó la

partida de Christian a la universidad.

Lissa iba a asistir a Leigh, una universidad cerca de la Corte,

gracias a un trato que hizo con Tatiana. Lissa podría asistir a una

universidad más grande que a las que los Moroi usualmente

asistían, a cambio de pasar tiempo en la Corte y aprender a

desenvolverse entre la realeza.

—Lo sé —dije exasperada—. Pero, ¿por qué soy yo la que tiene

que arreglarlo?

Tasha sonrió. —Porque tú eres la única lo suficientemente

fuerte para hacerlos ver la razón.

Page 45: Espíritu confinado

45

Decidí dejar pasar la insolencia de Tasha, sobretodo porque,

que ella estuviera hablando conmigo, significaba que no estaba

hablando con Abe.

Mirando alrededor del salón, me quedé tiesa de repente. Ahora

él estaba hablando con mi madre. Pedazos de su conversación se

filtraban a través del ruido.

—Janine —dijo él seductoramente—, no has envejecido un sólo

día. Podrías ser la hermana de Rose. ¿Recuerdas aquella noche en

Capadocia?

Mi mamá realmente soltó una risita tonta. Nunca antes la había

escuchado hacer eso. Decidí que no quería volverlo a hacer. —Por

supuesto. Y recuerdo lo dispuesto que estabas a ayudarme cuando

se rompió el tirante de mi vestido.

—Dios santo —dije yo—. Él es incansable.

Tasha me miró confundida hasta que vio a que me refería. —

¿Abe? En realidad es bastante encantador.

Yo gruñí. —Discúlpame.

Me dirigí hacia mis padres. Yo aceptaba que ellos hubieran

tenido un romance, uno que dio como resultado mi concepción,

pero eso no quería decir que estuviera dispuesta a verlos revivirlo.

Ellos estaban recordando alguna caminata en la playa cuando los

alcancé. Inmediatamente toqué el brazo de Abe. Él estaba parado

demasiado cerca a ella.

—Oye. ¿Puedo hablar contigo?

Page 46: Espíritu confinado

46

Él pareció sorprendido, pero se encogió de hombros. —

Ciertamente. —Le dio a mi madre una sonrisa conocedora—.

Seguiremos hablando más tarde.

—¿Acaso no hay ninguna mujer a salvo aquí? —Nos detuvimos

al lado de la mesa del ponche—. ¡Has estado coqueteando con cada

mujer en este salón!

Mi reprobación no parecía importarle. —Bueno, hay tantas

mujeres adorables aquí... ¿eso es lo que querías decirme?

—¡No! quería hablar contigo sobre amenazar a mi novio. No

tenías derecho a hacer eso.

Sus oscuras cejas se levantaron. —¿Qué, eso? Eso no fue nada.

Simplemente un padre cuidando a su hija.

—La mayoría de los padres no amenazan con desmembrar a los

novios de sus hijas.

—Eso no es cierto. Y, de todos modos, eso no es lo que

realmente dije. Era mucho peor.

Suspiré. Él parecía deleitarse en mi exasperación.

—Piensa en ello como un regalo de graduación. Estoy orgulloso

de ti. Todo el mundo sabía que serías buena, pero nadie sabía que

serías tan buena. —Me guiñó un ojo—. Ciertamente no esperaban

que destruyeras su propiedad.

—¿Qué propiedad?

—El puente.

Fruncí el ceño. —Tuve que hacerlo. Era la forma más eficiente.

Dios, ese fue un desafío tremendo. ¿Qué hay de los demás

Page 47: Espíritu confinado

47

graduados? Ellos en realidad no lucharon en medio de esa cosa,

¿verdad?

Abe negó con la cabeza, amando cada minuto de su

conocimiento superior. —Nadie más fue puesto en esa situación.

—Por supuesto que sí. Todos nos enfrentamos a las mismas

pruebas.

—No tú. Durante la planificación de las pruebas, los guardianes

decidieron que necesitabas algo... extra. Algo especial. Después de

todo, has estado afuera peleando en el mundo real.

—¿Qué? —El volumen de mi voz llamó la atención de algunos

otros. Lo bajé, y las palabras anteriores de Meredith volvieron a

mí—. ¡Eso no es justo!

Él no parecía interesado. —Eres superior a los otros. Dejarte

hacer cosas fáciles no habría sido justo.

Me había enfrentado a un montón de cosas ridículas en mi vida,

pero esto estaba bastante cerca. —¿Así que me pusieron ese loco

truco del puente en su lugar? Y si les sorprendió que lo cortara,

entonces, ¿qué otra cosa en el infierno esperaban que hiciera? ¿De

qué otro modo se suponía que debía sobrevivir a eso?

—Hmm. —Él se acarició el mentón distraídamente—.

Honestamente, no creo que lo supieran.

—Por el amor de Dios. Esto es increíble.

—¿Por qué estás tan enfadada? Pasaste.

—Porque me pusieron en una situación en la que ni siquiera

sabían cómo salir. —Le di una mirada sospechosa—. ¿Y cómo sabes

incluso sobre esto? Todo esto es asunto de guardianes.

Page 48: Espíritu confinado

48

Una expresión que no me gustó en absoluto se apoderó de su

rostro. —Ah, bueno, estaba con tu madre anoche y...

—Whoa, está bien. Alto allí —lo interrumpí—. No quiero oír lo

que tú y mi madre estaban haciendo anoche. Creo que eso sería peor

que el puente.

Él sonrió. —Ambos están en el pasado, por lo que no hay

necesidad de preocuparse ahora. Disfruta de tu triunfo.

—Lo intentaré. Pero no me hagas más favores con Adrian, ¿de

acuerdo? Quiero decir, me alegra que vinieras a apoyarme, pero eso

es más que suficiente.

Abe me dirigió una mirada astuta, recordándome que, debajo

de esa fanfarronería, él era en realidad un hombre astuto y

peligroso. —Estuviste más que feliz de que te hiciera un favor

después de que regresaste de Rusia.

Hice una mueca. Tenía un punto, notando que se las había

arreglado para entregar un mensaje en una prisión de alta

seguridad. Incluso si no hubiera conducido a nada, él seguía

teniendo puntos.

—De acuerdo —admití—. Eso fue bastante sorprendente. Y

estoy agradecida. Todavía no sé cómo lograste eso. —De pronto,

como un sueño que recuerdo un día después, me acordé de la idea

que había tenido justo antes de mis pruebas. Bajé mi voz—.

Realmente no fuiste allí, ¿verdad?

Él soltó un bufido. —Por supuesto que no. No pondría los pies

en ese lugar. Simplemente puse a trabajar mi red.

—¿Dónde está ese lugar? —Pregunté, esperando que sonara

suave.

Page 49: Espíritu confinado

49

No se dejó engañar. —¿Por qué quieres saber?

—¡Porque soy curiosa! Los criminales convictos siempre

desaparecen sin dejar rastro. Soy un guardián ahora, y ni siquiera sé

nada sobre nuestro sistema penitenciario propio. ¿Hay una sola

prisión? ¿Hay un montón?

Abe no respondió de inmediato. Me estaba estudiando

cuidadosamente. En su negocio, todo el mundo sospechaba de las

segundas intenciones. Como su hija, probablemente era doblemente

sospechosa. Estaba en los genes.

Él debe haber subestimado mi potencial de locura, porque

finalmente dijo: —Hay más de una. Víctor está en una de las peores.

Se llama Tarasov.

—¿Dónde está?

—¿En este momento? —Él reflexionó—. En Alaska, creo.

—¿Qué quieres decir con ‚en este momento‛?

—Se mueve durante todo el año. En este momento está en

Alaska. Después, estará en Argentina. —Él me dio una sonrisa

maliciosa, aparentemente preguntándose cuán astuta era—. ¿Sabes

por qué?

—No, espera. La luz del sol. —Tenía perfecto sentido—. Alaska

tiene luz del día casi continua en esta época del año, pero noche

continua en el invierno.

Creo que estaba más orgulloso de mi comprensión que de mis

pruebas. —Cualquier prisionero que intente escapar, tendría un

momento difícil. —En pleno sol, ningún fugitivo Moroi llegaría muy

Page 50: Espíritu confinado

50

lejos—. No es que nadie pueda escaparse en ese nivel de seguridad,

de todos modos. —Traté de ignorar cuán premonitorio sonaba eso.

—Parece que la han puesto muy al norte de Alaska entonces —

le dije, con la esperanza de sonsacar la ubicación real de forma

indirecta—. Consigues más luz de esa manera.

Él se rió entre dientes. —Ni siquiera yo puedo decirte eso. Esa

es información que los guardianes mantienen reservada y enterrada

en su cuartel general.

Me quedé helada. Cuartel general...

Abe, a pesar de ser generalmente observador, no se dio cuenta

de mi reacción. Sus ojos estaban viendo algo en la habitación. —¿Es

esa Renee Szelsky? Vaya, vaya... ella se ha puesto hermosa con los

años.

Lo despedí con un gesto a regañadientes, en gran parte porque

quería seguir este nuevo plan en mi mente, y porque no había

ninguna Renee que yo conociera muy bien, lo que hizo que me

afectara en una manera menos terrible—. Bueno, no dejes que te

detenga. Ve a atraer más mujeres a tu telaraña.

Abe no necesitó mucha insistencia. Sola, dejé que mi cerebro

diera vueltas, preguntándome si mi plan en desarrollo tendría

alguna posibilidad de éxito. Sus palabras habían despertado un

nuevo plan en mi mente. No era mucho más loco que la mayoría de

los otros. Al otro lado de la habitación, me encontré con los ojos jade

de Lissa otra vez. Con Christian fuera de vista, su estado de ánimo

había mejorado. Ella se estaba divirtiendo y estaba entusiasmada

con las aventuras que nos esperaban, ahora que éramos libres en el

mundo. Mi mente volvió a la ansiedad que había sentido más

Page 51: Espíritu confinado

51

temprano en el día. Podríamos ser libres ahora, pero la realidad nos

alcanzaría pronto.

El reloj seguía corriendo. Dimitri estaba esperando, observando.

Me pregunté brevemente si todavía recibiría sus cartas semanales,

ahora que me iría de la escuela.

Le sonreí a ella, sintiéndome un poco mal porque arruinaría su

estado de ánimo cuando le dijera que ahora podría tener una

oportunidad muy real de ayudar a escapar a Victor Dashkov de

prisión.

Page 52: Espíritu confinado

52

Traducido por Melo y Cyely Divinna

Corregido por María José

os días siguientes fueron extraños. Los otros novatos y

yo podríamos haber tenido la graduación más llamativa,

pero no éramos los únicos en terminar nuestra

educación en el St. Vladimir. Los Morois tenían su propia ceremonia

de graduación, y el campus se fue llenando de visitantes. Luego, casi

tan rápido como llegaron, los padres desaparecieron, llevando a sus

hijos e hijas con ellos. Los Morois ‚Reales‛‖pasaba‖el‖verano‖con‖sus‖

padres en haciendas de lujo, muchos en el hemisferio sur, donde los

días eran más cortos en esta época del año. Los Morois ‚Normales‛‖

lo pasaba con sus padres también, en sus modestos hogares,

posiblemente consiguiendo trabajos de verano antes de la

universidad.

Y, por supuesto, con la escuela en medio del verano, todos los

demás estudiantes la dejaban también. Algunos, sin familia a la cual

visitar, por lo general dhampirs, permanecían durante todo el año,

tomando optativas especiales, pero eran la minoría. El campus fue

vaciándose cada día mientras mis compañeros y yo esperamos el día

en que seríamos llevados a la Corte Real. Hicimos nuestra

L

Page 53: Espíritu confinado

53

despedida de los demás, viendo a los Moroi pasar o a dhampirs

jóvenes que pronto estarían siguiendo nuestros pasos.

Una persona por la que estaba triste por su partida era Jill. La

encontré mientras caminaba hacia el dormitorio de Lissa el día antes

de mi viaje a la Corte. Había una mujer con Jill, presumiblemente su

madre, y ambas llevaban cajas. La cara de Jill se iluminó al verme.

—¡Hey, Rose! Me despedí de todos los demás, pero no pude

encontrarte —dijo con entusiasmo.

Sonreí. —Bueno, me alegro de que me encontraras.

Yo no podía decirle que le estaba diciendo adiós también. Me

había pasado mi último día en St. Vladimir caminando por todos los

sitios conocidos, empezando por el campus de primaria, donde

Lissa y yo nos conocimos por primera vez en el kinder. Exploré los

pasillos y rincones de mis dormitorios, pasé por delante de mis

aulas favoritas, e incluso visité la capilla. Me pasé también un

montón de tiempo en áreas llenas de recuerdos agridulces, como las

áreas de entrenamiento donde por primera vez había llegado a

conocer Dimitri. La pista en la que antes me hacía dar vueltas. La

cabaña en la que finalmente nos tuvimos el uno al otro. Había sido

una de las noches más increíbles de mi vida, y pensar en ella

siempre me había traído alegría y dolor.

Aunque Jill no tenía por qué cargar con nada de eso. Me volví

hacia su madre y empecé a ofrecerle mi mano hasta que me di

cuenta que ella no podía moverla mientras maniobrara con la caja.

—Yo soy Rose Hathaway. Aquí, déjeme ayudarla.

La tomé antes de que pudiera protestar porque estaba segura de

que lo haría.

Page 54: Espíritu confinado

54

—Gracias —dijo, amablemente sorprendida. Cogí el paso con

ellas cuando comenzaron a caminar de nuevo—. Soy Emily

Mastrano. Jill me habló mucho de ti.

—Ah, ¿sí? —Pregunté, dándole a Jill una sonrisa burlona.

—No mucho. Sólo que pasábamos el rato algunas veces. —

Hubo una ligera advertencia en los ojos verdes de Jill, y se me

ocurrió que Emily probablemente no sabía que su hija practicaba

prohibidas formas de magia para matar Strigoi en su tiempo libre.

—Nos gusta tener a Jill cerca —le dije, sin ponerla al

descubierto—. Y uno de estos días, vamos a enseñarle a dominar ese

pelo.

Emily se rió. —Lo he estado intentando durante casi quince

años. Buena suerte.

La madre de Jill era impresionante. Las dos no se parecen entre

sí mucho, al menos no por encima. El cabello lustroso de Emily era

recto y negro, sus ojos azul profundo y largas pestañas. Se movía

con una gracia esbelta, muy diferente a Jill, siempre consciente al

caminar. Sin embargo, pude ver los genes que compartían aquí y

allá, la forma de sus rostros y la forma de corazón de sus labios. Jill

aun era joven, y cuando su rostro cambiara, algún día rompería

corazones, algo que probablemente le era ajeno ahora mismo. Ojalá

que su autoestima crezca.

—¿Dónde está su casa? —Le pregunté.

—Detroit —dijo Jill, haciendo una mueca.

—No es tan malo —se rió su mamá.

—No hay montañas. Sólo carreteras.

Page 55: Espíritu confinado

55

—Soy parte de una compañía de ballet allí —explicó Emily—.

Así que nos quedamos en donde podemos pagar las cuentas. —Creo

que estaba más sorprendida de saber que la gente iba al ballet en

Detroit, que de saber que Emily era una bailarina. Tenía mucho

sentido, observándola, y realmente, con su altura y delgadez, los

Moroi eran bailarines ideales en lo que humanos se refería.

—Hey, es una gran ciudad —le dije a Jill—. Disfruta de la

experiencia mientras puedas antes de que regreses a la aburrida

rutina. —Por supuesto, el entrenamiento de combates y ataques

ilícitos a Strigoi era poco aburrido, pero yo quería hacer que Jill se

sintiera mejor—. Y no será tanto tiempo. —Las vacaciones de verano

de los Moroi eran apenas de dos meses. Los padres estaban ansiosos

por regresar a sus hijos a la seguridad de la Academia.

—Supongo, —dijo Jill, no sonando convencida. Llegamos a su

coche, y puse las cajas en el maletero.

—Te enviaré correos electrónicos cuando pueda —le prometí—.

Y apuesto a que Christian también. Tal vez incluso puedo hablar con

Adrian sobre esto.

Jill se iluminó, y me sentí feliz de verla volver a su normal

sobreexcitación. —¿En serio? Eso sería genial. Quiero escuchar todo

lo que sucede en la Corte. Probablemente llegarás a hacer todo tipo

de cosas interesantes con Lissa y Adrian, y apuesto a que Christian

encontrará toda clase de cosas... sobre las cosas.

Emily no parecía darse cuenta del lamentable intento de

corrección de Jill, y en su lugar me mostró una linda sonrisa. —

Gracias por tu ayuda, Rose. Fue genial conocerte.

—Tú‖también…‖¡umf!

Page 56: Espíritu confinado

56

Jill se había arrojado hacia mí con un abrazo. —Buena suerte

con todo —dijo—. Eres muy afortunada, ¡vas a tener una gran vida

ahora!

Yo le devolví el abrazo, no puedo explicar cuánta envidia me

dio ella. Su vida era todavía segura e inocente. Ella se podría resistir

a pasar el verano en Detroit, pero la estancia sería breve, y pronto

estaría de vuelta en el mundo familiar y fácil de St. Vladimir. Ella no

se fijaba en lo desconocido y sus peligros.

Fue sólo después de que ella y su madre se habían ido, que me

atreví a responder a su comentario. —Espero que sí —murmuré,

pensando en lo que se avecinaba—. Así lo espero.

Mis compañeros de clase y Moroi escogidos volamos temprano

al día siguiente, dejando las montañas rocosas de Montana detrás de

las colinas de Pensilvania. La Corte Real lucía como la recordaba,

con el mismo imponente, aire antiguo que St. Vladimir trató de

difundir con sus altos edificios y la arquitectura de piedra

intrincada. Pero la escuela también parecía querer mostrar un aire

estudioso, mientras que la Corte era más ostentosa. Era como los

propios edificios tratando de asegurarse de que todos sabíamos que

se trataba de la sede del poder y la realeza entre los Moroi. El

Tribunal Real quería que nos sorprendiéramos, y tal vez que nos

sintiéramos un poco intimidados.

Y aunque yo había estado aquí antes, me sentí aun

impresionada. Las puertas y ventanas de los edificios de piedra

estaban cinceladas y enmarcadas con una bella decoración dorada.

Estaban muy lejos de la brillantez que había visto en Rusia, pero me

di cuenta ahora que los diseñadores de la Corte habían diseñado sus

Page 57: Espíritu confinado

57

edificios de acuerdo a la edad Europea de las fortalezas y palacios

de San Petersburgo. San Vladimir tenía bancos y senderos en los

cuádriceps y los patios, pero la Corte dio un paso más. Las fuentes y

estatuas elaboradas de los gobernantes pasados adornaban el

césped, las exquisitas obras de mármol que habían estado

previamente escondidos por la nieve. Ahora, en pleno verano, eran

brillantes y se exhibían. Y en todas partes, en cada lugar, había flores

en los árboles, arbustos, caminos. Era deslumbrante.

Era lógico que los nuevos graduados visitaran los tutores

centrales de la administración, pero se me ocurrió que ellos tenían

otra razón para traer aquí nuevos guardianes. Querían que mis

compañeros y yo viéramos todo esto, para que nos sintiéramos

abrumados y agradecidos de la gloria por la que estábamos

luchando. Por los rostros de los nuevos graduados, yo sabía que la

táctica estaba funcionando. La mayoría nunca había estado aquí

antes.

Lissa y Adrian habían estado en mi vuelo, y los tres nos

agrupamos mientras caminábamos con el grupo. Era tan caliente

como lo había sido en Montana, pero la humedad de aquí era

mucho más gruesa. Yo estaba sudando después de sólo un poco de

luz mientras caminaba.

—Trajiste un vestido esta vez, ¿verdad? —preguntó Adrian.

—Por supuesto —le dije—. Ellos tienen algunas cosas de lujo

que quieren que nosotros visitemos, aparte de la recepción

principal. Aunque pueden darme el blanco y negro para eso.

Sacudió la cabeza, y me fijé que su mano empezaba a avanzar

hacia su bolsillo antes de dudar y echarlo hacia atrás. Podía haber

venido progresando en dejar de fumar, pero estaba bastante segura

Page 58: Espíritu confinado

58

de que el deseo subconsciente de tomar un paquete de forma

automática en el momento en que se encontraba al aire libre no se

quitaba tan rápidamente.

—Quiero decir para esta noche. Para la cena.

Miré inquisitivamente a Lissa. Su horario en la Corte siempre

había‖tenido‖una‖variedad‖de‖funciones‖que‖‚la‖gente‖promedio‛‖no‖

atendía. Con mi nuevo e incierto estado, no estaba segura de si yo

iría con ella. Percibí su perplejidad por el vínculo y podría decir que

ella no tenía ni idea sobre los planes de la cena especial.

—¿Qué cena? —Le pregunté.

—La que preparé con mi familia.

—La‖ que‖ tú…‖ —me detuve abruptamente y me quedé

mirándolo con los ojos abiertos, no me estaba gustando la sonrisa de

suficiencia en su rostro—. ¡Adrian! —Algunos de los recién

graduados mostraban curiosidad y seguían caminando a nuestro

alrededor.

—Vamos, hemos estado saliendo por un par de meses. La

reunión con los padres es parte del ritual de citas. He conocido a tu

madre. ¡Hasta conocí a tu atemorizante padre! Ahora es tu turno. Te

garantizo que nadie de mi familia va a hacerte el tipo de sugerencias

que tu padre me hizo a mí.

Yo realmente había tenido una especie de encuentro con el

padre de Adrian antes. O, bueno, lo había visto en una fiesta.

Dudaba de que él tuviera la menor idea de quién era yo, echando mi

loca reputación a un lado. Yo no sabía casi nada sobre la madre de

Adrian. En realidad hablaba muy poco de los miembros de su

familia, bueno, de la mayoría de ellos.

Page 59: Espíritu confinado

59

—¿Sólo con tus padres? —Le pregunté con recelo—. ¿Algún

otro miembro de tu familia del que deba saber?

—Bueno... —la mano de Adrian tembló de nuevo. Creo que esta

vez él quería un cigarrillo o algún tipo de protección frente a la nota

de advertencia en su voz. Miré a Lissa, quien parecía muy divertida

con todo esto—. Mi tía-abuela‖favorita‖podría‖pasarse‖por…‖

—¿Tatiana? —Exclamé. Por centésima vez, me pregunté cómo

había tenido tanta suerte como para tener algo con un hombre

relacionado con la líder de todo el mundo Moroi—. ¡Ella me odia!

¿Sabes lo que pasó la última vez que hablamos? —Su Majestad se

había acercado a mí, gritando acerca de cómo yo era muy poca cosa

para‖estar‖con‖su‖sobrino‖y‖cómo‖ tenía‖grandes‖‚planes‛‖para‖él‖y‖

Lissa.

—Creo que ella está entrando en razón.

—Oh, por favor.

—No, en serio. —Casi parecía que estaba diciendo la verdad—.

Hablé con mi mamá el otro día, y... no sé, tía Tatiana no parece

odiarte tanto.

Fruncí el ceño, y los tres empezamos a caminar de nuevo. —Tal

vez ella admira tu reciente trabajo de guardiana —reflexionó Lissa.

—Tal vez —dije. Pero realmente no lo creía. En todo caso, lo que

yo hiciera me hacía más despreciable ante los ojos de la reina.

Sentí que de alguna forma, Adrian me traicionaba por haber

preparado esta cena para mí, pero no había nada que hacer al

respecto ahora. El único lado brillante era que yo tenía la impresión

de que me estaba haciendo una broma acerca de su tía pasándose

por aquí. Le dije que iría, y mi decisión lo puso de un estado de

Page 60: Espíritu confinado

60

ánimo tan bueno que no hizo muchas preguntas cuando Lissa y yo

le‖ dijimos‖ que‖ íbamos‖ a‖ hacer‖ ‚nuestras‖ cosas‛‖ para‖ la‖ tarde.‖Mis‖

compañeros de clase consiguieron un tour por La Corte y sus

terrenos como parte de su adiestramiento, pero yo lo había visto

todo antes y fui capaz de zafarme de ella. Lissa y yo dejamos

nuestras pertenencias fuera de nuestras habitaciones y luego me

dispuse‖a‖ir‖a‖la‖parte‖de‖atr{s‖de‖La‖Corte,‖donde‖la‖gente‖‚no‖tan‖

real‛‖vivía.

—¿Vas a decirme ahora cuál es la otra parte de tu plan? —

preguntó Lissa.

Desde que Abe me había explicado acerca de la prisión de

Victor, había estado haciendo otra lista mental de los problemas que

tendría que afrontar al entrar en ella. Principalmente eran dos, que

no tenía cuando había hablado inicialmente con Abe. No es que las

cosas estuviesen realmente mucho más fáciles. En primer lugar, no

teníamos idea sobre el lugar de Alaska en el que se encontraba. En

segundo lugar, no sabíamos cómo eran las defensas de la prisión y

el diseño. No teníamos idea de lo que teníamos que hacer para

poder entrar.

Sin embargo, algo me dijo que todas estas respuestas podrían

encontrarse en una fuente, lo que significaba que en realidad sólo

había un problema inmediato: cómo llegar a esa fuente.

Afortunadamente, yo conocía a alguien que podría ser capaz de

ayudarnos con eso.

—Vamos a ver a Mia —le dije.

Mia Rinaldi era nuestra antigua compañera Moroi, una vieja

enemiga, en realidad. También era un modelo de niña para un

cambio total de personalidad. Había pasado de ser una intrigante

Page 61: Espíritu confinado

61

puta dispuesta a aplastar y dormir con cualquier persona en su

búsqueda de popularidad, a ser una chica segura, con los pies en la

tierra, dispuesta a aprender a defenderse a sí misma y a los demás

de los Strigoi. Vivía aquí en la Corte con su padre.

—¿Crees que Mia sabe cómo introducirse en una prisión?

—Mia es buena, pero no creo que ella sea así de buena. Aunque

probablemente puede ayudarnos a llegar a la inteligencia.

Lissa gimió.

—No puedo creer que hayas usado la palabra ‚inteligencia‛.

Esto realmente se está convirtiendo en una película de espionaje. —

Habló con ligereza, pero podía sentir la preocupación dentro de ella.

El tono suave disimulaba su temor, la inquietud que aún sentía por

la liberación de Victor, a pesar de la promesa que me hizo a mí.

Los que no eran miembros de la realeza, trabajaban y hacían

cosas ordinarias, vivían en apartamentos muy lejos del cuartel de la

reina y de la sala de recepción. Yo había conseguido la dirección de

Mia por adelantado, y salimos a través del terreno perfectamente

cuidado, gruñéndonos la una a la otra todo el camino por el calor

del día. La encontramos en su casa, vestida informalmente con

pantalones vaqueros y una camiseta con una paleta helada en la

mano. Sus ojos se abrieron cuando nos vio afuera de su puerta.

—Bueno, que me condenen —dijo.

Me eché a reír. Era el tipo de respuesta que yo daría.

—Me alegro de verte también. ¿Podemos pasar?

—Por supuesto. —Se hizo a un lado—. ¿Quieres un helado?

Page 62: Espíritu confinado

62

Como si tuviera que preguntarlo. Tomé una de uva y me senté

con Lissa y ella en la pequeña sala. El lugar estaba muy lejos de la

opulencia de las casas de la Realeza, pero estaba limpio y resultaba

acogedor, y sobre todo era muy querido por Mia y su padre.

—Sabía que los graduados venían —dijo Mia, cepillándose los

rubios rizos de su cara—. Pero no estaba segura de si estabas con

ellos o no. ¿Incluso te graduaste?

—Sí —le dije—. Tengo la marca de la promesa y todo. —

Levanté mi pelo para que ella pudiera ver el vendaje.

—Me sorprende que te dejaran regresar otra vez después de tus

asesinatos múltiples. ¿O te dan más crédito por eso?

Al parecer, Mia había escuchado el mismo cuento de mis

aventuras que todos los demás. Eso estaba bien conmigo. No quería

hablar de la verdad. No quería hablar de Dimitri.

—¿Crees que alguien podría detener a Rose para que no haga lo

que ella quiere? —preguntó Lissa con una sonrisa. Estaba tratando

de evitar entrar en muchos detalles sobre mi paradero pasado, por

lo que estaba muy agradecida.

Mia se rió y tomó un gran trozo de helado de limón. Fue un

milagro que no llegara a congelar su cerebro.

—Cierto. —Su sonrisa se desvaneció mientras se tragó el

bocado. Sus ojos azules, siempre sagaces, me observaron en silencio

durante unos momentos—. Y Rose quiere algo ahora.

—Oye, estamos felices de verte —le dije.

—Te creo. Pero también creo que tienes un motivo ulterior.

Page 63: Espíritu confinado

63

La sonrisa de Lissa creció. Le hizo gracia verme atrapada en mi

juego del espionaje.

—¿Por qué dices eso? ¿Puedes leer que es así, o sólo asumes que

Rose siempre tiene un motivo ulterior?

Ahora Mia sonrió de nuevo.

—Las dos cosas. —Se escabulló hacia delante en el sofá,

dándome una mirada seria. ¿Cuándo se había vuelto tan

perceptiva?—. Está bien. No tiene sentido perder el tiempo.

¿Necesitas mi ayuda con...?

Suspiré, resignada. —Necesito estar dentro de la oficina

principal de los guardianes.

A mi lado, Lissa hizo una especie de ruido estrangulado. Me

sentí un poco mal por ella. Mientras que ella puede ocultar sus

pensamientos de mí en alguna ocasión, no había mucho que hiciera

o dijera que fuera una verdadera sorpresa. ¿Yo? Continuamente la

cegaba. Ella no tenía idea de lo que se avecinaba la mitad del

tiempo, pero, honestamente, si estábamos pensando en sacar a un

criminal de renombre de la cárcel a continuación, entrar en una

oficina de seguridad no debería haber sido una sorpresa tan grande.

—Wow —dijo Mia—. No pierdes el tiempo con las pequeñas

cosas. —Su sonrisa tembló un poco—. Por supuesto, no puedes

venir con cosas pequeñas. Podrías hacerlo tú misma.

—¿Me puedes meterme a mí -a nosotras- ahí dentro? —Le

pregunté—. Eres amiga de algunos de los guardianes de aquí... Y tu

papá tiene acceso a un montón de lugares.... —Yo no sabía

exactamente el trabajo del Sr. Rinaldi, pero pensé que estaba

relacionado con el mantenimiento.

Page 64: Espíritu confinado

64

—¿Qué estás buscando? —preguntó. Ella levantó una mano

cuando yo abrí la boca para protestar—. No, no. No necesito más

detalles. Sólo una idea general para poder resolver esto. Ya sé que

no vamos allí sólo a recorrer el lugar.

—Necesito algunos registros —expliqué.

Sus cejas se levantaron. —¿Del personal? ¿Tratando de

conseguirte algún trabajo?

—Yo... no. —Huh. Eso no era una mala idea, teniendo en cuenta

la situación precaria con la que me asignaron a Lissa. Pero no. Una

cosa a la vez. —Necesito algunos registros acerca de la seguridad de

algunos lugares de afuera, escuelas, casas reales, prisiones. —Traté

de mantener una expresión normal cuando decía la última. Mia se

encontraba considerando algunas cosas locas, pero incluso ella tenía

sus límites—. Me di cuenta de que ellos... ¿deberían mantenerlos

ahí?

—Ellos lo hacen —dijo—. Pero la mayor parte es electrónica. Y,

sin ofender, pero eso podría estar incluso más allá de tus

capacidades. Incluso si pudiéramos llegar a uno de sus ordenadores,

todo está protegido por contraseña. Y si se alejan, se bloquean los

ordenadores. Supongo no te has convertido en un pirata informático

desde la última vez que te vi.

No, ciertamente. Y a diferencia de los héroes de las películas de

espías con las que Lissa estaba todo el tiempo tomándome el pelo,

no tenía amigos conocedores de tecnología que pudieran incluso

tratar de romper ese tipo de encriptación y seguridad. Maldita sea.

Miré con tristeza mis pies, preguntándome si había alguna

posibilidad de sacarle más información a Abe.

Page 65: Espíritu confinado

65

—Pero —dijo Mia—, si la información que necesitas no es muy

actual, ellos pueden tener copias en papel.

Giré mi cabeza. —¿Dónde?

—Tienen salas de almacenamiento masivo, escondido en uno de

los sótanos. Archivos y archivos. Aún bajo llave, pero

probablemente sea más fácil que luchar contra las computadoras.

Una vez más, depende de lo que necesites. ¿Cuán viejo es?

Con Abe, me había dado la impresión de que la prisión de

Tarasov estaba ahí hace algún tiempo. Seguramente había algún

registro de ello en esos archivos. No me cabía duda de que los

guardianes habían pasado a ser digitales hace un tiempo, lo que

significaba que no podríamos encontrar pequeños detalles de la

seguridad del lugar, pero me conformaría con un plano.

—Podría ser lo que necesitamos. ¿Nos puedes hacer entrar?

Mia estuvo en silencio durante varios segundos, y pude ver que

su mente trabajaba.

—Es posible. —Miró a Lissa—. ¿Es posible obligar a la gente a

ser tus esclavos?

Lissa hizo una mueca. —No me gusta pensar en eso así, pero sí,

puedo. —Era otro de los beneficios del espíritu.

Mia analizó unos instantes más y luego hizo un gesto rápido. —

Muy bien. Vuelve a eso de las dos, y veremos qué podemos hacer.

Las dos de la tarde para el resto del mundo significaba la mitad

de la noche para los Moroi, quienes corrían con el horario nocturno.

Estar a plena luz del día no parecía particularmente astuto, pero

Page 66: Espíritu confinado

66

entendí que el planeamiento de Mia se basaba en el hecho de que

también habría menos personas en torno a esa hora del día.

Yo estaba tratando de decidir si deberíamos socializar más o

irnos, cuando alguien interrumpió mis pensamientos. Mia se

estremeció y, de repente, parecía incómoda. Se puso de pie para

llegar a la puerta y una voz familiar llegó desde el pasillo hasta

nosotras.

—Siento‖llegar‖temprano,‖pero…

Christian entró en la sala de estar. De repente, guardó silencio

cuando nos vio a Lissa y a mí. Todo el mundo parecía estar

congelado, por lo que parecía que era yo quien tenía que fingir que

ésta no era una situación terriblemente difícil.

—Hey, Christian —le dije alegremente—. ¿Cómo te va?

Sus ojos estaban puestos en Lissa, y le tomó un momento

arrastrarlos hacia mí.

—Bien —echó un vistazo a Mia—. Puedo volver....

Lissa se puso en pie a toda prisa. —No —dijo ella, con la voz

fresca como la de una princesa—. Rose y yo nos tenemos que ir de

todos modos.

—Sí. —Yo estuve de acuerdo, siguiendo su ejemplo—.

Tenemos... cosas... que hacer. Y no queremos interrumpir su... —

demonios, yo no tenía idea de lo que iban a hacer. Y no estaba

segura de querer saberlo.

Mia había encontrado su voz. —Christian quería ver algunos de

los movimientos que he estado practicando con los guardianes de la

escuela.

Page 67: Espíritu confinado

67

—Genial. —Me quedé con la sonrisa en mi cara mientras Lissa y

yo nos trasladábamos hacia la puerta. Ella dio un paso alrededor de

Christian. —Jill se pondrá celosa.

Y no sólo Jill. Después de otra ronda de despedidas, Lissa y yo

nos fuimos a correr por los jardines. Podía sentir la ira y los celos

que irradiaba a través del enlace.

—Es sólo su club de lucha, Liss. —Dije, sin necesidad de tener

esta conversación—. Nada está pasando. Ellos van a hablar de dar

de puñetazos y patadas, y otras cosas aburridas. —Bueno, en

realidad eso fue muy lindo y dulce, pero yo no iba a glorificar el

hecho de que Christian y Mia pasaran tiempo juntos.

—Tal vez ahora nada está pasando. —Gruñó ella, mirando

fríamente hacia delante—. Pero quién sabe qué podría pasar. Pasan

mucho tiempo juntos, practican algunos movimientos físicos, una

cosa‖lleva‖a‖la‖otra…

—Eso es ridículo —dije—. Ese tipo de cosas no son en absoluto

románticas. —Otra mentira, ya que era exactamente así como había

comenzado mi relación con Dimitri. Una vez más, era mejor no

hablar de eso—. Además, Christian no puede estar involucrado con

cada chica con la que pasa el tiempo. Mia, Jill, no te ofendas pero en

realidad no es un gran experto en mujeres.

—Él es muy guapo —argumentó, esos sentimientos oscuros

todavía hervían en su interior.

—Sí —admití, manteniendo con cuidado los ojos sobre el

camino—. Pero se necesita más que eso. Y, además, pensé que no te

importaba lo que hiciera.

Page 68: Espíritu confinado

68

—No —ella agregó, sin convencerse más de lo que me

convenció a mí—. No, en lo absoluto.

Mis intentos por distraerla habían demostrado ser bastante

inútiles para el resto del día. Las palabras de Tasha volvieron a mí:

‚¿Por‖qué‖no‖has arreglado esto?‛‖Debido‖a‖ que‖Lissa‖y‖Christian‖

estaban siendo demasiado condenadamente irrazonables, tanto

atrapados en sus propios sentimientos como enojados, aunque era

como si estuvieran orinando sobre mí en el trayecto. Christian

hubiera sido muy útil en mis aventuras ilícitas, pero tenía que

mantener mi distancia por el amor de Lissa.

Finalmente, la dejé con su mal humor cuando llegó la hora de la

cena. En comparación con su situación romántica, mi relación con

un playboy malcriado de una familia semi-real que me desaprobaba

parecía francamente optimista. Qué triste y escalofriante se está

volviendo este mundo. Le aseguré a Lissa que volvería a verla

directamente después de la cena e iríamos a ver a Mia juntas. La

mención de Mia no hizo feliz a Lissa, pero la idea de una posible

ruptura logró distraerla un momento de Christian.

El vestido que había elegido para la cena era marrón, hecho de

un material ligero, de gasa, que era genial para el verano. El escote

era decente, y las pequeñas mangas tipo casquillo le daban un toque

de clase. Con el pelo recogido en una coleta baja que hizo un trabajo

digno al ocultar el tatuaje en curación, casi parecía una novia

respetable, que sólo iba a mostrar cómo de engañosas pueden ser las

apariencias, ya que era parte de un plan loco para traer a mi último

novio de entre los muertos.

Adrian me examinó de pies a cabeza cuando llegué a la casa de

sus padres. Mantenían una residencia permanente aquí en la Corte.

La pequeña sonrisa en su rostro me dijo que le gustó lo que vio.

Page 69: Espíritu confinado

69

—¿Lo apruebas? —pregunté, dando vueltas.

Deslizó un brazo alrededor de mi cintura. —Por desgracia, sí.

Tenía la esperanza de que aparecieras en algo que te hiciera lucir

como una zorra. Algo que escandalizaría a mis padres.

—A veces es como si ni siquiera te preocuparas por mí como

una persona —observé a medida que entrábamos—. Es como si

estuvieras usándome sólo para escandalizar.

—Es ambos, pequeña dhampir. Me preocupo por ti, y te estoy

usando para escandalizar.

Escondí una sonrisa mientras el ama de llaves de los Ivashkov

nos llevaba hacia el comedor. La Corte en realidad tenía

restaurantes y cafés escondidos dentro de sus edificios, pero los

miembros de la realeza, como los padres de Adrian, considerarían

de más clase tener una cena de lujo en su casa. Yo habría preferido

estar fuera, en público. Tendría más opciones de escape.

—Tú debes ser Rose.

Mi evaluación de las salidas fue interrumpida cuando una muy

alta y muy elegante mujer Moroi entró en la habitación. Llevaba un

vestido largo de raso verde oscuro que inmediatamente me hizo

sentir fuera de lugar, y que encajaba perfectamente con el color de

los ojos de ella y Adrian. Su pelo oscuro estaba alzado en un moño,

y me sonrió con una calidez genuina cuando me cogió la mano.

—Soy Daniella Ivashkov —dijo—. Es muy agradable conocerte

al fin.

¿Era en serio? Mi mano automáticamente sacudió la suya a

cambio. —Encantada de conocerla también, Lady Ivashkov.

Page 70: Espíritu confinado

70

—Llámame Daniella, por favor. —Se volvió hacia Adrian y

chasqueó la lengua mientras le arreglaba el cuello, abotonándole la

camisa—. Sinceramente, cariño — dijo—, ¿por lo menos podrías

mirarte en un espejo antes de salir por la puerta? Tu pelo es un

desastre.

Él la esquivó al llegar a la cabeza. —¿Estás bromeando? Me

paso horas delante del espejo para que se vea de esta manera.

Ella dio un suspiro atormentado. —Algunos días no puedo

decidir si tengo suerte o no en no tener ningún otro hijo. —Detrás de

ella, los criados estaban colocando tranquilamente los alimentos en

la mesa. El vapor se levantó de los platos, y mi estómago rugió.

Tenía la esperanza de que nadie más lo escuchara. Daniella echó un

vistazo por el pasillo más allá de ella—. Nathan, ¿podrías darte

prisa? La comida se está enfriando.

Momentos después, sonaron unos pesados pasos en el suelo de

madera adornada, y Nathan Ivashkov irrumpió en la habitación. Al

igual que su esposa, estaba vestido formalmente, el raso de la

corbata azul brillaba junto a la crudeza del pesado abrigo de su traje

negro. Me alegré de que hubiera aire acondicionado aquí, o se

estaría derritiendo con esa tela tan gruesa. Las características de él

que destacaban eran las que más recordaba: una distinguida cabeza

con cabellos plateados y un bigote. Me pregunté si el pelo de Adrian

se parecería al de él cuando fuera más viejo. No, yo nunca podría

averiguarlo. Adrian probablemente se teñiría el cabello a la primera

señal de algo gris o plateado.

El padre de Adrian podría ser exactamente como yo lo

recordaba, pero estaba claro que él no tenía idea de quién era yo. De

hecho, parecía estar realmente sorprendido al verme.

Page 71: Espíritu confinado

71

—Esta es la, ah, amiga de Adrian, Rose Hathaway —dijo

Daniella suavemente—. ¿Te acuerdas?, dijo que la traería esta noche.

—Es un placer conocerlo, Lord Ivashkov.

A diferencia de su esposa, él no se ofreció a ponernos en un

primer nombre, lo que me alivió un poco. El Strigoi que había

forzado a Dimitri, también se llamaba Nathan, y no era un nombre

que quisiera decir en voz alta. El padre de Adrian me miró de arriba

a abajo, pero no con la apreciación que Adrian había mostrado

antes. Era más como si fuera una rareza—. Oh. La chica dhampir.

Él no fue precisamente grosero, sólo estaba desinteresado.

Quiero decir, no era como si él me hubiera llamado ‚puta de

sangre‛ ni nada. Todos nos sentamos a comer, y aunque Adrian

mantuvo su típica sonrisa de un diablo del cual cuidarse en su

rostro, yo obtuve una vez más el ambiente de que él realmente, en

verdad, quería un cigarrillo. Probablemente un fuerte licor, también.

Estar cerca de sus padres no era algo que disfrutaba. Cuando uno de

los criados nos sirvió el vino, Adrian parecía inmensamente

aliviado, y no se echó para atrás. Le lancé una mirada de

advertencia, que obviamente fue ignorada.

Nathan logró devorar rápidamente sus balsámicos medallones

de cerdo glaseados mientras que todavía parecía elegante y

apropiado. —Entonces —dijo, la atención se centró en Adrian—,

ahora que Vasilisa se ha graduado, ¿qué vas a hacer con tu vida? No

te vas a mantener en los barrios bajos con estudiantes de secundaria,

¿verdad? No tiene sentido el que sigas ahí.

—No lo sé —dijo Adrian perezosamente. Sacudió la cabeza,

sacudiendo su cuidadosamente despeinado cabello—. Me gusta salir

con ellos. Piensan que soy más divertido de lo que soy.

Page 72: Espíritu confinado

72

—No me sorprende —respondió su padre—. No eres nada

gracioso. Es hora de hacer algo productivo. Si no vas a volver a la

universidad, al menos debes comenzar a sentarte en algunas de las

reuniones de la empresa familiar. Tatiana te consiente, pero puedes

aprender mucho de Rufus.

Yo sabía lo suficiente acerca de la política real como para

reconocer el nombre. El miembro de mayor edad de cada familia

solía ser su ‚príncipe‛ o ‚princesa‛ y mantenía una posición en el

Consejo Real y era elegible para convertirse en rey o reina. Cuando

Tatiana le había quitado la corona, Rufus se había convertido en

príncipe de la familia Ivashkov, ya que era el mayor.

—Es verdad —dijo Adrian inexpresivo. Él no estaba comiendo

tanto como estaba empujando la comida alrededor de su plato—.

Realmente me gustaría saber cómo mantiene a sus dos amantes en

secreto delante de su mujer.

—¡Adrian! —Daniella gritó, cubriendo de rubor sus pálidas

mejillas—. No digas cosas como esas en nuestra mesa, y ciertamente

no en frente de un invitado.

Nathan parecía fijarse en mí otra vez y se encogió de hombros

desdeñoso. —Ella no tiene importancia. —Me mordí el labio,

reprimiendo las ganas de ver si podía lanzar mi plato de porcelana

con un estilo frisbee y golpearlo en la cabeza. Decidí no hacerlo. No

sólo arruinaría la cena, sino que el plato probablemente no

alcanzaría el impulso que yo necesitaba. Nathan se volvió de nuevo

con su ceño fruncido hacia Adrian—. Pero tú sí. Y no voy a tenerte

aquí sentado sin hacer nada, utilizando nuestro dinero para

financiarlo.

Page 73: Espíritu confinado

73

Algo me dijo que debería mantenerme al margen de esto, pero

no podía soportar ver a Adrian rebajado por su molesto padre.

Adrian podía sentarse y perder el dinero, pero Nathan no tenía

derecho a burlarse de él por ello. Quiero decir, claro, yo lo hacía

todo el tiempo. Pero esto era diferente.

—Tal vez podrías ir a Lehigh con Lissa —le ofrecí— Seguir

estudiando el espíritu con ella y luego... hacer lo demás que estabas

haciendo la última vez que estuviste en la universidad...

—Beber y saltarse las clases —dijo Nathan.

—Arte —dijo Daniella—. Adrian tomó clases de arte.

—¿En serio? —pregunté, volviéndome hacia él, sorprendida. De

alguna manera, me lo imaginaba como un tipo de arte. Encajaba con

su personalidad errática—. Entonces este sería perfecto. Podrías

tomarlo de nuevo.

Se encogió de hombros y terminó su segundo vaso de vino. —

No lo sé. Este colegio probablemente tendría el mismo problema

que el último.

Fruncí el ceño. —¿Cuál era?

—Tarea.

—Adrian —gruñó su padre.

—Está bien —dijo Adrian despreocupadamente. Apoyó el brazo

casualmente en la mesa—. Yo realmente no necesito un empleo o

dinero extra. Después de que Rose y yo nos casemos y tengamos a

los niños, sólo voy a vivir de su sueldo como guardiana.

Todos se congelaron, incluso yo. Sabía perfectamente que era

una broma. Quiero decir, incluso si albergara fantasías de

Page 74: Espíritu confinado

74

matrimonio y niños (y yo estaba bastante segura de que no lo hacía),

el magro salario de un guardián nunca sería suficiente para

mantenerlo en la lujosa vida que necesitaba.

El padre de Adrian, sin embargo, claramente no pensaba que

estaba bromeando. Daniella parecía indecisa. Y yo estaba incómoda.

Fue un muy, muy mal tema para que apareciera en una cena como

ésta, y no podía creer lo que Adrian había dicho allí. Yo ni siquiera

creo que el vino fuera el culpable. Adrian gustaba mucho de

atormentar a su padre.

El terrible silencio creció cada vez más espeso. Mi instinto para

llenar los huecos de la conversación estaba en su apogeo, pero algo

me dijo que me quedara tranquila. La tensión aumentó. Cuando

sonó el timbre, los cuatro casi saltamos de la silla.

El ama de llaves, Torrie, se escurrió fuera para responder, y me

dieron un suspiro de alivio mental. Una visita inesperada ayudaría a

aliviar la tensión.

O quizá no.

Torrie se aclaró la garganta cuando regresó, evidentemente

nerviosa, mientras miraba de Daniella a Nathan. —Su Majestad, la

Reina Tatiana está aquí.

De ninguna manera.

Los tres Ivashkov se levantaron bruscamente, y medio segundo

después, me uní a ellos. Yo no le había creído antes cuando Adrian

dijo que Tatiana podría venir. Su rostro parecía muy sorprendido

ahora también. Pero, efectivamente, allí estaba ella. Se deslizó en la

habitación, elegante en lo que debía ser ropa casual para ella:

pantalones a medida negros y chaqueta con una seda roja y blusa de

Page 75: Espíritu confinado

75

encaje por debajo. Pocas joyas con broches que brillaban en su pelo

oscuro y los ojos imperiosos mirando hacia abajo, a todos nosotros,

como si estuviera apresurada. Incluso su propia familia seguía el

protocolo.

—Tía Tatiana. —Dijo Nathan, obligando lo que parecía una

sonrisa en su rostro. No creo que lo hiciera muy a menudo—. ¿No

quieres unirte a nosotros para la cena?

Ella hizo un gesto con la mano despectivamente. —No, no. No

puedo quedarme. Estoy en camino a reunirme con Priscilla, pero

pensé en pasar por aquí cuando me enteré que Adrian había

regresado. —Su mirada se posó sobre él—. No puedo creer que

hayas estado aquí todo el día y no hayas ido a visitarme. —Su voz

era fría, pero te juro que había un brillo divertido en sus ojos. Daba

miedo. Ella no era alguien que yo consideraba cálida y difusa. Toda

la experiencia de verla fuera de una de sus salas de recepción era

totalmente irreal.

Adrian le sonrió. Era evidente que estaba con la persona con la

que se sentía más cómodo en la sala en este momento. Por razones

que nunca entendí, Tatiana amaba y mimaba a Adrian. Eso no

quiere decir que ella no amara a los miembros de su familia, era

claro que él sólo era su favorito. Eso siempre me sorprendía,

teniendo en cuenta lo sinvergüenza que era a veces.

—Ah, pensé que tenías cosas más importantes que hacer que

verme —le dijo—. Además, dejé de fumar, así que ahora no vamos a

poder ir juntos a fumar furtivamente detrás de la sala del trono.

—¡Adrian! —reprendió Nathan, volviéndose de un color rojo

brillante. Se me ocurrió entonces que podría haberse basado en un

Page 76: Espíritu confinado

76

juego que habla alrededor de cuántas veces exclama el nombre de su

hijo con desaprobación—.‖Tía,‖discul…

Tatiana levantó una mano de nuevo. —Oh, calla, Nathan. Nadie

quiere oírte. —Casi me ahogaba. Estar en la misma habitación que la

reina era horrible, pero casi valía la pena verla dándole una perra

bofetada verbal al Señor Ivashkov. Se volvió de nuevo a Adrian, con

su cara descongelada—. ¿Has de dejado de fumar? Ya era hora.

¿Supongo que esto lo hiciste tú?

Me tomó un momento darme cuenta de que estaba hablándome

a mí. Hasta ese momento, me gustaba cualquier tipo de esperanza

de que ella pudiera no haberse dado cuenta. Parecía ser la única

explicación para que no les gritara que sacaran a la rebelde puta de

sangre.‖Fue‖impactante.‖Su‖voz‖no‖era‖acusatoria,‖tampoco.‖Estaba…‖

impresionada.

—B... bueno, no fui yo, Majestad —le dije. Mi mansedumbre fue

muy lejos de mi comportamiento en nuestra última reunión—.

Adrian fue el que tuvo el, eh, la determinación de hacerlo.

Así me ayude, Tatiana se rió entre dientes. —Muy diplomático.

Deben asignarte a un político.

A Nathan no le gustó la atención en mí. No estaba segura de lo

que hice bien, para que fuera semi-agradable. —¿Van a hablar de

negocios Priscilla y tú esta noche? ¿O simplemente tendrán una cena

agradable?

Tatiana arrastró su mirada de mí. —Las dos cosas. Han habido

algunas disputas entre familias. No en público, pero se está

saliendo. La gente está haciendo ruido por la seguridad. Algunos

están listos para empezar a entrenar ahora mismo. Otros se

Page 77: Espíritu confinado

77

preguntan si los guardianes pueden estar sin dormir —ella puso los

ojos en blanco—. Y esas son las más dóciles de las sugerencias.

No hay duda al respecto. Esta visita se había vuelto mucho más

interesante.

—Espero que encierres a los militantes —gruñó Nathan—.

Nosotros luchando junto a los guardianes es absurdo.

—Lo que es absurdo —dijo Tatiana—, es la lucha entre las

clases reales. Eso es lo que queremos ‚encerrar‛ —su tono se hizo

noble, muy de reina—. Somos los líderes entre los Moroi. Tenemos

que dar el ejemplo. Tenemos que estar unidos para sobrevivir.

La estudié con curiosidad. ¿Qué significaba eso? ¿Ella está de

acuerdo o en desacuerdo con la postura de Nathan acerca de los

Morois luchando? Sólo había mencionado que se estableciera la paz

entre su pueblo. Pero, ¿cómo? ¿Era su manera de alentar el

movimiento nuevo o de aplastarlo? La seguridad era una gran

preocupación para todo el mundo después del ataque, y caía sobre

ella averiguarlo.

—Suena muy duro para mí —dijo Adrian, mostrándose ajeno a

la gravedad de la cuestión—. Si aún deseas un cigarrillo después,

voy a hacer una excepción.

—Me conformo con que mañana vengas y realices una visita

con propiedad —dijo ella con sequedad—. Deja los cigarrillos en

casa —echó una mirada a su copa de vino vacía—, y otras cosas —

un destello de firme determinación cruzó su mirada, y aunque se

marchaba tan rápido como había llegado, me sentí casi aliviada. Allí

estaba la Tatiana de hielo que conocía.

Él saludó. —Tomo nota.

Page 78: Espíritu confinado

78

Tatiana nos dio al resto de nosotros breves miradas. —Que

tengan una buena noche. —Esa fue su escueta despedida. Nos hizo

otra reverencia, y luego se dirigió hacia la puerta principal. Mientras

lo hacía, oí voces y murmullos. Había estado viajando con un

séquito, me di cuenta, y había dejado a todos en el vestíbulo

mientras vino a saludar a Adrian.

La cena estuvo tranquila después de eso. La visita de Tatiana

nos dejó a todos atónitos. Al menos eso significaba que no tenía que

escuchar discutir más a Adrian y su padre. Daniella, sobre todo,

mantuvo lo poco que había de conversación, tratando de indagar

sobre mis intereses, y me di cuenta que no había dicho ni una

palabra durante la breve visita de Tatiana. Daniella se había casado

un Ivashkov, y me pregunté si encontraba a la reina intimidante.

Cuando llegó el momento de que nos fuéramos, Daniella no

dejaba de sonreír, mientras que Nathan se retiró a su estudio.

—Tienes que venir más a menudo. —Dijo a Adrian, alisándole

el cabello a pesar de sus protestas—. Y serás bienvenida en

cualquier otro momento, Rose.

—Gracias. —Dije, pasmada. Seguí estudiando su cara para ver

si estaba mintiendo, pero no pensé que lo hiciera. No tenía ningún

sentido. Los Moroi no estaban de acuerdo con las relaciones a largo

plazo con los dhampir. Y en especial los Moroi de la Realeza. Y los

Moroi Reales que tenían una relación con la Reina no hacían nada si

antes no se les daba una indicación.

Adrian suspiró. —Tal vez si él no está. Oh, maldita sea. Eso me

recuerda. Dejé mi abrigo aquí la última vez. Yo quería salir

demasiado rápido.

—Tienes, como, cincuenta abrigos. —Comenté.

Page 79: Espíritu confinado

79

—Pregunta a Torrie. —Dijo Daniella—. Ella sabrá dónde está.

Adrian se fue a buscar al ama de llaves y me dejó con su madre.

Me había mostrado educada, hablado con delicadeza, salvo

pequeños hechos intrascendentes, pero mi curiosidad era conseguir

lo mejor de mí.

—La cena fue realmente genial. —Le dije con sinceridad—. Y

espero que usted no lo tomara a mal... pero, me refiero... bueno,

parece estar de acuerdo con que Adrian salga conmigo.

Ella asintió con la cabeza serena. —Lo estoy.

—Y... —Bueno, tenía que decirlo—.‖Tat…‖digo‖la‖Reina‖Tatiana‖

parecía estar de acuerdo con eso también.

—Lo está.

Me aseguré de que mi mandíbula no cayera al suelo. —Pero...

quiero decir, la última vez que hablé con ella, estaba muy enojada.

Me decía una y otra vez que nunca nos permitiría estar juntos en el

futuro o casarnos ni nada de eso. —Me encogí, recordando la broma

de Adrian—. Me imaginé que iba a sentir lo mismo que Lord

Ivashkov. Realmente no se puede querer que su hijo esté con una

dhampir para siempre.

La sonrisa de Daniella fue amable, pero irónica. —¿Piensas en

estar con él para siempre? ¿Planeas casarse con él y asentarte?

La pregunta me cogió totalmente por sorpresa. —Yo... no...

quiero decir, no deseo ofender a Adrian, sino que yo no…‖

—…planeas‖ establecerte‖ en lo absoluto. —Ella asintió con la

cabeza sabiamente—. Eso es lo que yo pensaba. Créeme, sé que

Adrian no piensa sentar cabeza. Todo el mundo está saltando a

Page 80: Espíritu confinado

80

conclusiones que ni siquiera han ocurrido. He oído hablar de ti,

Rose, todo el mundo lo hace. Y te admiro. Y a partir de lo que he

aprendido, estoy adivinando que no eres del tipo que dejaría de ser

una guardiana para ser ama de casa.

—Tiene razón —admití.

—Entonces no veo el problema. Los dos son jóvenes. Tienen

derecho a divertirse y hacer lo que quieran ahora, pero tú y yo

sabemos que incluso si vieras a Adrian como alguien con quien

pasar el resto de tu vida, no te vas a casar o establecer. Y no tiene

nada que ver con lo que Nathan o cualquiera diga. Es el camino que

debes seguir en el mundo. Es el tipo de persona que eres. Puedo

verlo en tus ojos. Tatiana se ha dado cuenta también, y por eso se

relajó. Tienes que estar ahí luchando, y eso es lo que vas a hacer. Por

lo menos si realmente tienes la intención de ser un guardián.

—Yo... —la miraba con asombro. Su actitud fue increíble. Ella

era la primera de la Realeza que conocía que no se había asustado

de inmediato y ni se había vuelto loca ante la idea de matrimonio

entre una dhampir y un Moroi. Si otras personas compartían su

opinión, harían que las vida de los demás fuera más fácil. Y tenía

razón. No importaba lo que Nathan pensara. No hubiera importado

si aun Dimitri estuviera alrededor. El resultado final era que Adrian

y yo no estaríamos juntos por el resto de nuestras vidas porque

siempre estaría en servicio como guardiana, nunca me establecería.

Al darme cuenta de las cosas, me‖sentí‖ liberada…‖sin‖embargo,‖un‖

poco triste también.

Detrás de ella, pude ver que Adrian se acercaba por el pasillo.

Daniella se inclinó hacia delante, lanzando su voz baja para mí.

Había una nota nostálgica en sus palabras al hablar, como el tono de

una madre preocupada. —Sin embargo, Rose. Mientras yo estoy de

Page 81: Espíritu confinado

81

acuerdo con que ustedes salgan y sean felices, por favor trata de no

romper demasiado su corazón cuando llegue el momento.

Page 82: Espíritu confinado

82

Traducido por elamela, cowdiem, AndreaN y Virtxu

Corregido por Andy Parth

ecidí que sería mejor no mencionarle mi conversación

con su madre. No necesitaba poderes psíquicos para

sentir sus cambios de humor mientras caminábamos

de regreso a la casa de huéspedes. Su padre le había molestado, pero

la aparente aceptación de su madre le había animado. No quería

dañar eso permitiendo que Adrian supiera que estaba sólo de

acuerdo con nosotros saliendo porque pensaba que era una cosa

temporal, divertida.

—¿Así que vas a irte con Lissa? —preguntó cuando alcanzamos

mi habitación.

—Sí, lo siento. Tú sabes, cosas de chicas —y por ‚cosas de

chicas‛, quería decir allanamiento de morada.

Adrian parecía un poco decepcionado, pero sabía que no tenía

envidia de nuestra amistad. Me dio una pequeña sonrisa y envolvió

sus brazos alrededor de mi cintura, inclinándose para besarme.

Nuestros labios se encontraron, y esa calidez que siempre me

sorprendía se propagó a través de mí. Después de unos momentos

dulces, nos separamos, pero la mirada de sus ojos decía que no era

fácil para él.

D

Page 83: Espíritu confinado

83

—Hasta luego —le dije. Me dio un beso rápido y, a

continuación se alejó a su propia habitación.

Inmediatamente busqué a Lissa, que permanecía fuera de su

propia habitación. Estaba mirando fijamente una cuchara de plata, y

a través de nuestra conexión, pude sentir su intento. Estaba tratando

de infundirla con espíritu de coacción, de modo que quien la

sujetara, se animaría. Me pregunté si lo quería para ella misma o era

sólo un experimento al azar. No indagué en su mente para

averiguarlo.

—¿Una cuchara? —le pregunté con diversión.

Se encogió de hombros y la colocó en el suelo. —Hey, no es fácil

de conseguir una cosa de plata. Tengo que tomar lo que pueda.

—Bueno, haría felices las cenas.

Sonrió y puso sus pies sobre la mesa de ébano de café que

estaba en el medio de la pequeña sala de estar de su habitación.

Cada vez que la veía, no podía dejar de recordar los muebles negro

brillante que habían estado en mi propia habitación-prisión, allá en

Rusia. Había luchado con Dimitri con una estaca hecha de una pata

de una silla de estilo similar.

—Hablando de cenas... ¿Cómo estuvo la tuya?

—No tan mal como pensaba —admití—. Nunca me di cuenta de

cuán imbécil era el padre de Adrian, sin embargo. Su mamá es

realmente agradable. No tenía ningún problema con nosotros

saliendo.

—Sí, la he conocido. Es agradable... Aunque nunca pensé que

era lo suficientemente agradable para estar bien con la escandalosa

Page 84: Espíritu confinado

84

cita. ¿No creo que Su Real Majestad se presentara? —Lissa estaba

bromeando, así que mi respuesta la abrumó.

—Lo hizo, y... No fue horrible.

—¿Qué? ¿Dijiste ‚no fue‛?

—Lo sé, lo sé. Fue tan loco. Fue una visita muy rápida para ver

a Adrian, y actuó como si lo nuestro no fuera gran cosa. —No me

molesté en profundizar en la política del punto de vista de Tatiana

sobre la formación Moroi para la batalla—. Por supuesto, ¿quién

sabe qué hubiera pasado si se quedaba? Tal vez se habría convertido

en su viejo yo. Hubiera necesitado toda una serie de cubertería de

plata mágica entonces para evitar arrojarle un cuchillo a ella.

Lissa gimió. —Rose, no puedes hacer ese tipo de bromas.

Sonreí. —Digo las cosas que tienes demasiado miedo de decir.

Esto la hizo sonreír a cambio. —Ha sido mucho tiempo desde

que he escuchado eso —dijo en voz baja. Mi viaje a Rusia había

fracturado nuestra amistad, lo que había terminado mostrándome

cuánto realmente significaba para mí.

Pasamos el resto del tiempo permaneciendo fuera, hablando de

Adrian y otros chismes. Estaba aliviada al ver que había conseguido

superar su estado de humor de antes por Christian pero, según

avanzaba el día, su ansiedad crecía sobre nuestra misión pendiente

con Mia.

—Va a estar bien —le dije cuando llegó el momento. Estábamos

regresando por los terrenos de la Corte, vestidas con pantalones

vaqueros cómodos y camisetas. Era agradable estar libre del toque

de queda de la escuela pero, de nuevo, estar fuera con la brillante

luz del sol no me hacía sentir muy cubierta—. Esto será fácil.

Page 85: Espíritu confinado

85

Lissa me cortó con una mirada pero no dijo nada. Los

guardianes eran la fuerza de seguridad en nuestro mundo, y este era

su cuartel general. El allanamiento de morada iba a ser cualquier

cosa menos fácil.

Mia parecía determinada cuando la alcanzamos, sin embargo,

me sentí alentada por su actitud, y eso que llevaba todo negro. Es

cierto, no haría mucho con la luz solar, pero hizo que todo se

sintiera más legítimo. Me estaba muriendo por saber qué había

pasado con Christian, y Lissa lo estaba también. Una vez más, era

uno de esos temas que es mejor dejarlos sin explicación.

Mia, sin embargo, nos explicó su plan, y yo honestamente sentí

que había una probabilidad del 65 por ciento de que funcionara.

Lissa estaba intranquila con su papel, ya que involucraba la

compulsión, pero era un soldado de caballería y acordó hacerlo.

Fuimos sobre todo en detalle un par de veces más y luego nos

pusimos en camino hacia el edificio que albergaba las operaciones

de los guardianes. Había estado allí una vez antes, cuando Dimitri

me había llevado a ver a Victor en los calabozos junto a los

guardianes, nunca había pasado mucho tiempo en las oficinas

principales antes, y como Mia había predicho, estaban dotadas de

poco personal a esta hora del día.

Cuando entramos, nos encontramos inmediatamente con un

área de recepción como las que encontrarías en cualquier oficina

administrativa. Un guardia severo estaba sentado en un escritorio

con un computador, archivadores y mesas a su alrededor.

Probablemente él no tenía mucho que hacer a estas horas de la

noche, pero estaba claramente en completa alerta aun. Detrás de él

había una puerta, y llamó mi atención. Mia nos había explicado que

era la entrada a todos los secretos de los guardianes, a sus registros

Page 86: Espíritu confinado

86

y las oficinas principales y las áreas de vigilancia que monitoreaban

regiones de alto riesgo de la Corte.

Severo o no, el tipo le dio una sonrisa a Mia. —¿No es un poco

tarde para ti? No estás aquí por lecciones, ¿cierto?

Ella sonrió de vuelta. Él debía ser uno de los guardianes con los

cuales ella había trabado amistad durante su tiempo en la corte. —

Nah, sólo vine con unos amigos y quería mostrarles el lugar.

Él arqueo una ceja cuando nos vio a Lissa y a mí. Dio una ligera

inclinación de cabeza a modo de saludo. —Princesa Dragomir.

Guardiana Hathaway.

Aparentemente, nuestras reputaciones nos precedían. Era la

primera vez que había sido reconocida por mi nuevo título. Me

asombró y me hizo sentir ligeramente culpable respecto a traicionar

a un grupo al cual recién me había unido.

—Este es Don —explicó Mia—. Don, la princesa tiene un favor

que pedirte. —Ella miró significativamente a Lissa.

Lissa tomó un aliento profundo, y sentí la quemazón de la

magia de compulsión a través de nuestro lazo mientras ella

focalizaba su mirada en él. —Don —dijo ella firmemente—, danos

las llaves y los códigos de los archivos de registro que están abajo. Y

luego asegúrate de que las cámaras en esas áreas estén apagadas.

Él frunció el ceño. —Por‖qué‖yo…‖—pero cuando los ojos de ella

continuaron sosteniendo los suyos, pude ver la compulsión

tomándolo. Las líneas de su rostro se suavizaron en aceptación, y di

un respiro de alivio. Mucha gente era lo suficientemente fuerte

como para resistir la compulsión, particularmente la de un Moroi

Page 87: Espíritu confinado

87

ordinario. La de Lissa era mucho más fuerte debido al espíritu, pero

tú nunca sabías si alguien la iba a vencer.

—Por supuesto —dijo él, poniéndose de pie. Abrió el cajón del

escritorio y le dio a Mia un set de llaves que ella rápidamente me

entregó—. El código es 4312578.

Me forcé a memorizarlo, y él nos hizo señas hacia la poderosa

puerta. Tras de ella, los corredores se expandían en todas

direcciones. Él apunto a uno a nuestra derecha. —Ahí abajo. Tomen

la izquierda al final, luego bajen dos pisos, y es la puerta a la

derecha.

Mia me dio una mirada para asegurarse de que había

entendido. Asentí, y ella se giró de vuelta hacia él. —Ahora

asegúrese de que la vigilancia está apagada.

—Llévenos ahí —dijo Lissa firmemente.

Don no pudo resistirse a su orden, y ella y Mia lo siguieron,

dejándome sola. Esta parte del plan estaba todo a mi cargo, y me

apresuré por el pasillo. Las instalaciones podían estar casi

desocupadas, pero aún podía encontrarme con alguien, y no tendría

ninguna compulsión para ayudarme a sacarme los problemas de

encima.

Las direcciones de Don eran claras, pero aun así no estaba

preparada cuando apreté el código y entré en la cámara. Hilera tras

hilera de archivadores apretados en un vestíbulo enorme. No podía

ver su fin. Los cajones estaban apilados en un máximo de cinco, y la

ligera luz fluorescente y el misterioso silencio le daban un aspecto

escalofriante, casi embrujado. Toda la información de los guardianes

antes de la era digital. Sólo Dios sabía cuán atrás llegaban estos

Page 88: Espíritu confinado

88

registros. ¿A los días medievales en Europa? Repentinamente me

sentí intimidada y me pregunté si podría sacar esto adelante.

Caminé hacia el primer archivador a mi izquierda, aliviada al

ver que estaba rotulada. Leía AA1. Bajo ella estaba AA2 y así en

adelante. Oh por Dios. Iba a tomarme varios archivadores para salir

de las A. estaba agradecida de que la organización fuera tan simple

como el orden alfabético, pero ahora entendía por qué estos

archivadores llegaban al infinito. Tenía que retroceder más de tres

cuartos hacia el fondo de la habitación para llegar a la T, y no fue

hasta que llegué al archivador TA27 que encontré el archivo para la

prisión Tarasov.

Jadeé. El archivo era grueso, lleno de toda clase de documentos.

Había páginas de la historia de la prisión y sus patrones de

migración, así como planos para cada una de sus ubicaciones. Casi

no podía creerlo. Demasiada información. Pero ¿Qué necesitaba?

¿Qué podía ser útil? La respuesta vino rápidamente: todo. Cerré el

cajón y metí la carpeta bajo mi brazo. Bien. Hora de salir de aquí.

Me giré y comencé a dirigirme a la salida a un trote ligero.

Ahora que tenía lo que necesitaba, la urgencia de escapar me estaba

presionando. Estaba casi ahí cuando escuché un suave click, y la

puerta se abrió. Me congelé cuando un dhampir que no reconocí

entró. Él también se congeló, claramente asombrado, y yo tomé

como una pequeña bendición el que él no me hubiera puesto

inmediatamente contra la pared y comenzara a interrogarme.

—Tú eres Rose Hathaway —dijo él. Buen dios. ¿Había alguien

que no supiera quién era? Me tensé, insegura de qué esperar ahora,

pero hablé como si el encontrarnos aquí tuviera todo el sentido del

mundo—. Así parece. ¿Quién eres tú?

Page 89: Espíritu confinado

89

—Mikhail Tanner —dijo él, aún perplejo—. ¿Qué estás haciendo

aquí?

—Estoy haciendo un recado —dije despreocupadamente.

Indiqué el archivo—. El guardián en servicio aquí abajo necesitaba

algo.

—Estás mintiendo —dijo él—. Yo soy el guardián que cuida los

archivos. Si alguien necesitara algo, ellos me habrían enviado a mí.

Oh, mierda. Hablando acerca de los planes mejor trazados

derrumbándose. Aunque, mientras estaba parada ahí, un extraño

pensamiento me invadió. Su apariencia no era para nada familiar:

cabello marrón rizado, altura media, en sus tardíos veintes. Bastante

atractivo,‖en‖realidad.‖Pero‖su‖nombre…‖algo‖acerca‖de‖su‖nombre…

—La Sra. Karp —jadee—. Tú eres‖ el‖ que…‖ tú‖ estuviste‖

involucrado con la Sra. Karp.

Él se puso rígido, los ojos se estrecharon con cautela. —¿Qué

sabes acerca de eso?

Tragué. Lo que yo hice, o intenté hacer, por Dimitri no era sin

precedentes. —Tú la amaste. Tú fuiste a matarla después de que

ella…‖después‖de‖que‖ella‖se‖convirtiera.

La Sra. Karp había sido una profesora nuestra hace unos pocos

años. Ella había sido una usuaria del espíritu, y cuando los efectos

del espíritu empezaron a volverla loca, ella hizo lo único que pudo

para salvar su mente: convertirse en un Strigoi. Mikhail, su amante,

había hecho lo único que él conocía para terminar ese malvado

estado: buscarla y matarla. Se me ocurrió que estaba parada cara-a-

cara con el héroe de una historia de amor casi tan dramática como la

mía.

Page 90: Espíritu confinado

90

—Pero nunca la encontraste —dije suavemente—. ¿Verdad?

Él se tomó un largo momento para responder, sus ojos puestos

en mí pesadamente. Me pregunté en qué estaba pensando. ¿Ella?

¿Su propio dolor? ¿O me estaba analizando?

—No —dijo finalmente—. Tuve que detenerme. Los guardianes

me necesitaban más.

Él habló con esa manera calmada y controlada con la que los

guardianes se destacan, pero en sus ojos vi dolor, un dolor que yo

más que entendía.

Dudé antes de abalanzarme a la única oportunidad que tenía de

no ser descubierta y terminar en una celda en la cárcel.

—Sé…‖ sé que tienes toda la razón de sacarme de aquí y

entregarme. Deberías. Es lo que se supone tienes que tienes que

hacer,‖ lo‖que‖yo‖haría‖ también.‖Pero‖ la‖ cosa‖es,‖ esto…‖—de nuevo

asentí a la carpeta—. Bueno, más o menos estoy intentando hacer lo

que tú hiciste. Estoy intentando salvar a alguien.

Él permaneció callado. Probablemente podía adivinar a quién

me‖ refería‖ y‖ asumir‖ que‖ ‚salvar‛‖ significaba‖ ‚matar.‛‖ Si‖ él sabía

quién era yo, entonces sabía quién había sido mi mentor. Pocos

sabían de mi relación romántica con Dimitri, pero yo

preocupándome por él podría ser una conclusión inevitable.

—No tiene propósito, sabes —Mikhail dijo finalmente. Esta vez,

su voz se quebró un poco—. Intenté…‖ intenté encontrarla con

mucho‖esfuerzo.‖Pero‖ cuando‖ellos‖desaparecen…‖cuando‖ellos‖no‖

quieren‖ ser‖ encontrados…‖—él sacudió su cabeza—. No hay nada

que nosotros podamos hacer. Entiendo por qué quieres hacerlo.

Page 91: Espíritu confinado

91

Créeme, lo sé. Pero es imposible. Nunca lo encontraras si él no

quiere encontrarte también.

Me pregunté cuánto podría decirle a Mikhail, cuánto debería. Se

me ocurrió entonces que, si había alguien más en este mundo que

entendería por lo que estaba pasando, sería este hombre. Además,

no tenía muchas opciones aquí.

—La cosa es que creo que puedo encontrarle —le dije

lentamente—. Él me está buscando.

—¿Qué? —Las cejas de Mikhail se elevaron—. ¿Cómo lo sabes?

—Porque, um, me envía cartas al respecto.

Esa feroz mirada de guerrero apareció de inmediato. —Si sabes

eso, si puedes encontrarlo... Deberías llevar un respaldo para

matarlo.

Di un respingo ante esas últimas palabras y otra vez temí lo que

iba a decir a continuación.

—¿Me creerías si dijera que hay una manera de salvarlo?

—Querrás decir de destruirle.

Negué con la cabeza. —No... Me refiero a realmente a salvarlo.

Una manera de devolverle a su estado original.

—No —dijo Mikhail rápidamente—. Eso es imposible.

—Puede‖ que‖ no‖ lo‖ sea.‖ Conozco‖ a‖ alguien‖ que‖ lo‖ hizo…‖ que‖

revivió de nuevo a un Strigoi. —Bueno, eso era una pequeña

mentira. En realidad no conocía a la persona, pero yo no iba a entrar

en la cadena de ‚conozco‖a‖alguien‖que‖conoce‖a‖alguien…‛

Page 92: Espíritu confinado

92

—Eso es imposible —repitió Mikhail—. Los Strigoi están

muertos. No-muertos. Es lo mismo.

—¿Y si hubiera una oportunidad? —le dije—. ¿Qué pasa si se

pudiera hacer? ¿Qué pasa si la Sra. Karp, si Sonya, pudiera

convertirse en Moroi otra vez? ¿Y si pudieran estar juntos otra vez?

—También significaría que estaría loca otra vez, pero eso era un

detalle técnico para más adelante.

Se sintió como una eternidad antes de que respondiera, y mi

ansiedad creció. Lissa no podían utilizar la compulsión para

siempre, y Mia me dijo que fuera rápida. Este plan se vendría abajo

si no conseguía esto pronto. Sin embargo, observándole deliberar,

pude ver su rostro vacilar. Después de tanto tiempo, todavía amaba

a su Sonya.

—Si lo que estás diciendo es verdad, y no creo que lo sea,

entonces voy contigo.

Whoa, no. Ese no era el plan. —No puedes —le dije

rápidamente—. Ya llevo gente —otra pequeña mentira—. Añadir a

más puede arruinar las cosas. No lo estoy haciendo sola —le dije,

cortando lo que me imaginé que sería su siguiente argumento—. Si

de‖ verdad‖ quieres‖ ayudarme…‖ si‖ en‖ verdad‖ quieres‖ tener‖ una‖

oportunidad‖para‖traerla‖de‖vuelta… tienes que dejarme ir.

—No hay manera de que eso pueda ser verdad —repitió. Pero

había duda en su voz, y la aproveché.

—¿Puedes correr ese riesgo?

Más silencio. Estaba empezando a sudar ahora. Mikhail cerró

los ojos por un momento y respiró hondo. Luego se hizo a un lado e

hizo un gesto hacia la puerta. —Vete.

Page 93: Espíritu confinado

93

Casi me hundí por el alivio y de inmediato cogí la manija de la

puerta.

—Gracias. Muchas gracias.

—Podría meterme en un montón de problemas por esto —dijo

con cansancio—. Y todavía no creo que sea posible.

—Pero esperas que lo sea. —No necesitaba que respondiera, yo

sabía que tenía razón. Abrí la puerta pero, antes de irme, hice una

pausa y le miré. Esta vez, no ocultó el dolor y la pena de su rostro—.

Si lo decías en serio... Si quieres ayudar... Podría haber una forma de

que pudieras hacerlo.

Otra pieza del rompecabezas se había desentrañado para mí,

otra manera por la que podríamos salir del paso. Le expliqué lo que

necesitaba de él y me sorprendí por lo rápido que estuvo de

acuerdo.

Realmente él era igual que yo, me di cuenta. Los dos sabíamos

que la idea de traer de vuelta a un Strigoi era imposible... y, sin

embargo, queríamos creerlo tan desesperadamente. Después de eso,

me escabullí de vuelta. Don no estaba en su escritorio, y me

pregunté qué había hecho Mia con él. No esperé a saberlo, y en su

lugar me dirigí el exterior, hacia un pequeño patio que había

establecido como punto de encuentro. Mia y Lissa estaban

esperando allí, paseando. Sin distraerme con la ansiedad, me abrí al

vínculo y sentí la agitación de Lissa.

—Gracias a Dios —dijo cuando me vio—. Creíamos que habías

sido capturada.

Page 94: Espíritu confinado

94

—Bueno... Es una larga historia. —Una que no me iba a tomar la

molestia de contar—. Tengo lo que necesitaba. Y... en realidad,

ahora mucho más. Creo que podemos hacerlo.

Mia me dio una mirada que fue a la vez irónica y melancólica.

—Quisiera saber qué es lo que están tramando.

Negué con la cabeza mientras nos alejábamos. —No —le

respondí—. No estoy segura de que quisieras.

Page 95: Espíritu confinado

95

Traducido por cyely divinna, Gry, vampirabriin y Caty

Corregido por Ellie

ecidí que sería mejor si Lissa y yo nos quedábamos

despiertas hasta tarde cuando regresamos a su

habitación, estudiando detenidamente los

documentos. Ella tenía una mezcla de sentimientos cuando le hablé

de mi encuentro con Mikhail, algo que yo no le había mencionado a

Mia. La primera reacción de Lissa fue de sorpresa, pero había otras

cosas también. El miedo a los problemas en los que me podría haber

metido. Un poco de tibio romanticismo sobre lo que ambos, Mikhail

y yo, estábamos dispuestos a hacer por las personas que hemos

amado. Se preguntó si ella haría lo mismo si Christian se encontrara

en esa situación. Ella decidió al instante que lo haría; que su amor

por él era todavía fuerte. Entonces se dijo a si misma que a ella

realmente no le importaba más, lo cual me habría molestado si yo

no hubiera estado tan distraída.

—¿Qué está mal? —preguntó.

Suspiré en voz alta por la consternación sin darme cuenta

mientras leía sus pensamientos. No queriendo que ella supiera que

había estado hojeando su mente, le señalé los papeles extendidos

D

Page 96: Espíritu confinado

96

sobre la cama—. Estoy tratando de darle sentido a esto. —No estaba

del todo tan lejos de la verdad.

El diseño de la prisión era complejo. Las celdas ocupaban dos

pisos y eran pequeñas, con sólo un preso por celda. Los documentos

no explicaban por qué, pero la razón era obvia. Era lo que Abe había

dicho acerca de prevenir que los criminales se conviertan en Strigoi.

Si yo hubiera estado encerrada en la cárcel durante años, podría

entender la tentación de morder y matar a mi compañero de celda

para convertirme en Strigoi y escapar. Las celdas se mantenían

también ubicadas en el centro del edificio, rodeado de guardias,

oficinas, ‚cuartos para ejercitarse‛, cocina y una sala de

alimentadores. Los documentos explicaban la rotación de guardia,

así como los horarios de alimentación de los prisioneros. Ellos eran

escoltados al parecer, para que los alimentaran, fuertemente

custodiados, y sólo se permite tomar muy poco de la sangre. Una

vez más, eso mantenía a los prisioneros más débiles y les impedía

volverse Strigois.

Todo era buena información, pero no tenía ninguna razón para

creer nada de eso, puesto que el archivo tenía cinco años. También

era probable que en la prisión hubiera toda clase de nuevos equipos

de vigilancia. Probablemente lo único con lo que podía contar era la

localización de la prisión y el diseño del edificio.

—¿Qué tan bien te sientes acerca de tus habilidades de

encantamiento? —le pregunté a Lissa.

A pesar de que no había sido capaz de poder sanarme con el

uso del espíritu, como lo había hecho el anillo que me dio aquella

mujer que conocí con el nombre de Oksana, me había dado cuenta

que mi temperamento y la oscuridad inducida se habían

tranquilizado un poco. Lissa había hecho un anillo para Adrian

Page 97: Espíritu confinado

97

también, aunque no sabría decir a ciencia cierta si era eso lo que lo

estaba ayudando a controlar sus vicios últimamente, vicios que por

lo general lo ayudaban a controlar el espíritu.

Ella se encogió de hombros y se volcó sobre su espalda. El

agotamiento la vencía, pero ella estaba tratando de mantenerse

despierta por mi causa. —Cada vez mejor. Me gustaría poder

hacerlo tan bien como Oksana.

—Tal vez algún día —dije vagamente. Trataba de no pensar en

Oksana cuando dejé Siberia. Había ido con su guardián y quería

mantener un perfil bajo. Además, yo no quería que Lissa estuviera

allá ni ahora ni en cualquier momento, no después de mi terrible

experiencia—. ¿Has sido capaz de hacer algo además de la curación?

—Un momento después, me respondí a mi propia pregunta—. Oh,

está bien. La cuchara.

Lissa hizo una mueca, pero se convirtió en un bostezo. —No

creo que haya funcionado tan bien.

—Uhm.

—¿Uhm?

Volví a mirar los planos. —Estoy pensando si podrías hacer un

poco más de encantos de compulsión, sería recorrer un largo camino

para ayudarnos con esto. Tenemos que hacer que la gente vea lo que

queremos que vean —seguramente, si Victor, cuyos poderes de

coacción no estaban cerca de los de su sobrina, había logrado un

encanto de lujuria, ella podría hacer lo que yo necesitaba. Sólo

necesitaba más práctica. Ella entendía los principios básicos, pero en

el pasado había tenido problemas para obtener los efectos deseados.

El único problema era que, al pedirle que hiciera esto, yo estaba

haciendo que usara en exceso el espíritu. Incluso si los efectos

Page 98: Espíritu confinado

98

secundarios no se presentaban de inmediato, lo más probable sería

que regresaran a refugiarse en ella en el futuro.

Ella me miró con curiosidad, pero cuando la vi bostezar de

nuevo, le dije que no se preocupara. Yo le explicaría mañana. Ella no

ofreció ningún argumento, y después de un rápido abrazo, cada una

se retiró a su propia cama. No íbamos a dormir mucho, pero

teníamos que conseguir lo que pudiéramos. Mañana sería un gran

día.

Yo había llevado una variante de la indumentaria de los

guardianes formales en blanco y negro de cuando fui al juicio de

Victor. En situaciones normales como guardiana, llevaba ropa de

calle. Pero para los eventos de lujo, querían que buscáramos tonos

nítidos y profesionales. La mañana después de nuestra frenada

audacia, tuve mi primera experiencia real en la modalidad de

guardiana.

Yo había llevado la ropa que usé en el juicio de Víctor, pero

ahora tenía el vestuario de un guardián oficial, que se adaptaba

exactamente a mi medida: un pantalón negro de bota larga, una

blusa blanca de botones, y una chaqueta de traje negro que me

encajaba perfectamente. Por cierto, no estaba destinado a ser sexy,

pero la forma en que abrazaba mi estómago y las caderas, hacía

cosas buenas con mi cuerpo. Me sentí satisfecha con mi reflejo en el

espejo, y después de varios minutos de pensamiento, me había

atado el cabello en un moño perfectamente trenzado que mostraba

mis marcas molnija. La piel aún estaba irritada, pero al menos el

vendaje‖se‖había‖ido.‖Me‖parecía‖muy…‖profesional.‖Hacía‖que‖me‖

acordara de Sydney. Era una alquimista, un ser humano que

trabajaba con Morois y dhampirs para ocultar la existencia de los

Page 99: Espíritu confinado

99

vampiros al mundo. Con su sentido propio de la moda, que siempre

parecía estar lista para una reunión de negocios. Aun quería

enviarle un maletín para Navidad.

Si alguna vez hubo un tiempo para mostrarme, hoy era el día.

Después de las pruebas y la graduación, este era el siguiente paso

más importante en convertirse en guardiana. Era un almuerzo al

cual todo nuevo graduado asistía. Los Morois elegibles para nuevos

guardias también asistían, esperando alcanzar a los candidatos.

Nuestras notas de la escuela y las pruebas habían sido de

conocimiento público ya, y esto era una posibilidad para que los

Morois nos encontraran y pidieran por quién ellos quieran que los

cuiden. Naturalmente, la mayor parte de los invitados serían reales,

pero unos otros Moroi importantes también calificarían para ello.

Yo realmente no tenía ningún interés en mostrarme y enganchar

una familia elegante. Lissa era a la única que quería mantener a

salvo. De todos modos, tenía que hacer una buena impresión. Yo

tenía que dejar en claro que era quien debería estar con ella.

Ella y yo entramos a la sala de baile real juntas. Era el único

lugar lo bastante grande como para que entráramos todos nosotros,

ya que más que sólo graduados de St. Vladimir asistían.

Todas las escuelas americanas habían enviado a sus nuevos

reclutas, y durante un momento, encontré el mar de blanco y negro

bastante molesto. Los trozos de color —la Familia Real se vestía en

su ropa más fina— animaba la paleta un poco. Alrededor de

nosotros, la pintura mural de acuarela suave hacía las paredes

parecer brillosas. Lissa no había llevado un vestido inflado o algo,

pero ella parecía muy elegante en un vestido al cuerpo hecho de

seda en color turquesa.

Page 100: Espíritu confinado

10

0

La Familia Real se mezcló con la facilidad social con la cual ellos

habían sido criados, pero mis compañeros de clase se movían con

inquietud. A nadie parecía importarles. No era nuestro trabajo el

buscar a otros; ellos se acercarían a nosotros. Todos los graduados

llevaban etiquetas metálicas grabadas. No había esas etiquetas

adhesivas de ‚HOLA,‖MI‖NOMBRE‖ES…‛ aquí. Las etiquetas nos

identificaban de modo que la Familia Real pudiera venir y hacer sus

preguntas.

No esperaba que nadie excepto mis amigos hablara conmigo,

entonces Lissa y yo nos dirigimos directamente hacia el bufete y

luego ocupamos una esquina tranquila para comer nuestros canapés

y caviar. Bien, Lissa comió el caviar. Esto me recordaba demasiado a

Rusia.

Adrian, por supuesto, nos buscó primero. Le di una sonrisa

torcida. —¿Qué haces aquí? Sé que no estás eligiendo un guardia.

Sin proyectos concretos para su futuro, se asumía que Adrian

viviría simplemente en la Corte. Como tal, él no necesitaría ninguna

protección exterior, aunque ciertamente lo necesitaría si él decidiera

emprender su camino en el mundo.

—Es verdad, pero yo podría echar de menos algunas fiestas —

dijo él. Él sostenía una copa de cristal de champán en su mano, y me

pregunté si los efectos del anillo que Lissa le había dado se

desvanecían. Por supuesto, la bebida ocasional realmente no era el

fin del mundo, y la promesa de la cita había estado algo floja en esa

área. Era sobre todo el fumar en lo que quería que se alejara—. ¿Se te

han acercado un montón de personas esperanzadas?

Page 101: Espíritu confinado

10

1

Sacudí mi cabeza. —¿Quién quiere a la imprudente Rose

Hathaway, quien abandona todo sin aviso para hacer sus propias

cosas?

—La mayoría —él dijo—. Estoy seguro. Pateaste traseros en

batalla, y recuerda, todos piensan que te marchaste para irte en una

excursión de matanza de Strigois. Algunos podrían pensar que eso

merece tu loca personalidad.

—Él tiene razón —una voz de repente dijo. Alcé la vista y vi a

Tasha Ozera estando de pie cerca de nosotros, una pequeña sonrisa

en su cara con cicatrices. A pesar de la desfiguración, pensé que ella

parecía hermosa hoy, más real de lo que yo la había visto alguna

vez. Su pelo negro largo brillaba, y llevaba una falda naval y

camiseta de encaje. Ella hasta tenía tacones altos y joyería, algo que

yo estaba segura que nunca la había visto usar.

Estaba contenta de verla; no había sabido de ella desde que

había venido a la Corte. Un pensamiento raro vino a mí. —¿Te han

dejado finalmente tener a un guardia? —La Familia Real tenía

muchos modos tranquilos, corteses, de rechazar a aquellos que

estaban en la desgracia. En el caso de los Ozera, su asignación de

guardia había sido cortada en la mitad como alguna clase de castigo

por lo que los padres de Christian habían hecho. Era totalmente

injusto. Los Ozera se merecían los mismos derechos que cualquier

otra familia real.

Ella saludó con la cabeza. —Pienso que ellos esperan que esto

me calle sobre los Moroi luchando con dhampirs. Una clase de

soborno.

—Uno en el que no caerás, estoy segura.

Page 102: Espíritu confinado

10

2

—¡No! Esto me dará sólo a alguien con quién practicar. —Su

sonrisa se descoloró, y echó miradas inciertas entre nosotros—.

Espero‖que‖no‖te‖ofendas…‖pero‖puse‖una‖petición‖por‖ti,‖Rose.

Lissa y yo cambiamos vistazos asustados.

—Ah. —Yo no sabía que más decir.

—Espero que ellos te den a Lissa —añadió Tasha de prisa,

claramente incómoda—. Pero la reina parece estar segura de sus

propias elecciones. Si este es el caso...

—Está bien —dije—. Si no puedo estar con Lissa, entonces

realmente prefiero estar contigo. —Era la verdad. Quería a Lissa

más que a nadie en el mundo, pero si ellos nos mantenían

separadas, entonces yo preferiría absolutamente a Tasha antes que

alguna otra persona real snob. Por supuesto, yo estaba bastante

segura que mis probabilidades de ser adjudicada a ella eran tan

malas como las de ser adjudicadas a Lissa. Aquellos que estaban

enojados conmigo por escaparme, se saldrían con la suya para

ponerme en la situación más desagradable posible. Y aun si estaban

concediéndole a un guardia, yo tenía el presentimiento que la

preferencia de Tasha no sería alta prioridad tampoco. Mi futuro

todavía era un gran signo de interrogación.

—Hey —exclamó Adrian, ofendido porque yo no lo había

nombrado como mi segunda opción. Negué con la cabeza hacia él—.

Ustedes saben que me iban a asignar a una mujer de todos modos.

Además, tienes que hacer algo con tu vida para ganar un guardián.

—Quise decirlo en broma, pero una pequeña mueca me hizo pensar

que podría haber herido sus sentimientos. Tasha, por su parte,

pareció aliviada.

Page 103: Espíritu confinado

10

3

—Me alegro de que no te importe. Mientras tanto, haré lo que

pueda para ayudarlas a ustedes dos. —Ella puso los ojos en

blanco—. No es que mi opinión cuente para mucho.

Compartir mis dudas sobre si me asignarían a Tasha parecía

inútil. En cambio, empecé a darle las gracias por la oferta, pero se

nos unió un visitante: Daniella Ivashkov.

—Adrian —reprendió con suavidad, con una pequeña sonrisa

en su cara—, no debes mantener a Rose y a Vasilisa para ti solo. —Se

volvió a Lissa y a mí—. A la reina le gustaría verlas a ambas.

Encantador. Ambas nos pusimos en pie, pero Adrian se quedó

sentado, al no tener deseo de visitar a su tía. Tasha, al parecer,

tampoco. Al verla, Daniella dio un seco gesto cortés. —Lady Ozera.

—Ella se alejó, suponiendo que la seguiríamos. Me pareció irónico

que Daniella pareciera dispuesta a aceptarme a mí pero sostenía el

típico prejuicio de los Ozera. Supongo que su amabilidad no llegaba

tan lejos.

Tasha, sin embargo, hacía tiempo que había crecido inmune a

ese tipo de tratamiento. —Que se diviertan —dijo. Miró a Adrian—.

¿Más champán?

—Lady Ozera —dijo con grandilocuencia—, usted y yo somos

dos mentes con un mismo pensamiento.

Dudé antes de seguir a Lissa para ir con Tatiana. Había

observado el aspecto de Tasha, pero sólo ahora realmente estaba

prestando atención a algo—. ¿Es toda tu joyería de plata? —Le

pregunté.

Page 104: Espíritu confinado

10

4

Ella tocó distraídamente el collar de ópalos alrededor de su

cuello. Sus dedos estaban adornados con tres anillos. —Sí —dijo

ella, confundida—. ¿Por qué?

—Esto va a sonar realmente extraño... Bueno, tal vez no en

comparación con mis rarezas normales. Pero, ¿podríamos, um, pedir

prestado todos esos? —Lissa me lanzó una mirada, adivinando mis

motivos de inmediato. Necesitábamos más encantos, y estábamos

cortas de objetos de plata.

Tasha arqueó una ceja, pero como muchos de mis amigos, tenía

una notable capacidad para rodar con ideas extrañas. —Claro —

dijo—. ¿Pero puedo dártelos más tarde? Realmente no me gustaría

substituir mis joyas ahora mismo en medio de la fiesta.

—No hay problema.

—Te las voy a enviar a tu habitación.

En cuanto asentimos, Lissa y yo caminamos hacia donde

Tatiana estaba rodeada de admiradores y los que le hacían la pelota*

(N.T: esto sería como hacer de perrito pero el juego de palabras hace

referencia a Suck= chupar. En el caso de vampiros se entiende ¿no?).

Daniella tenía que estar equivocada al decir que Tatiana quería

vernos a las dos. El recuerdo de ella gritándome por lo de Adrian

todavía ardía en mi cabeza, y la cena no me había engañado en el

pensamiento de que la reina y yo éramos mejores amigas de

repente.

Sin embargo, sorprendentemente, cuando nos vio a Lissa y a mí,

ella era toda sonrisas.

—Vasilisa. Y Rosemarie. —Ella nos hizo una seña para que nos

acercáramos, y nos separamos del grupo. Me acerqué con Lissa, mis

Page 105: Espíritu confinado

10

5

pasos tentativos. ¿Nos iba a gritar en frente de toda esta gente?

Aparentemente no. Siempre había nuevos miembros de la realeza

para reunirse, y Tatiana presentó por primera vez a Lissa a todos

ellos. Todo el mundo tenía curiosidad de la princesa Dragomir. Me

presentaron a mí también, aunque la reina no se puso a de cantar

mis alabanzas como lo hizo con Lissa. Sin embargo, ser reconocida

en lo absoluto era increíble.

—Vasilisa —dijo Tatiana, una vez que las formalidades se

terminaron—, yo estaba pensando que debería visitar antes al

Lehigh. Se están haciendo arreglos para que puedas entrar, oh, en

tal vez una semana y media. Pensamos que sería un buen

tratamiento para tu cumpleaños. Serena y Grant te acompañarán,

por supuesto, y voy a enviar a algunos otros. —Serena y Grant eran

los guardianes que habían sustituido a Dimitri y a mí como futura

protección de Lissa. Por supuesto que irían con ella. Entonces,

Tatiana dijo lo más sorprendente de todo—. Y usted puede ir

también, si lo desea, Rose. Vasilisa apenas puede celebrar sin usted.

Lissa se iluminó. La Universidad de Lehigh. El atractivo que le

había hecho aceptar una vida en la corte. Lissa anhela tanto

conocimiento como pueda obtener, y la reina le había dado la

oportunidad. La perspectiva de una visita la llenó totalmente de

entusiasmo y emoción, especialmente si podía celebrar su décimo

octavo cumpleaños allí conmigo. Esto fue suficiente para distraerla

de Victor y Christian, lo que era decir algo.

—Gracias, Su Majestad. Eso sería genial.

Había una gran posibilidad, yo lo sabía, de que podríamos no

estar alrededor para esta visita programada No si mi plan de Victor

funcionaba. Pero no quería arruinar la felicidad de Lissa, y yo

apenas podía mencionar nada en esta multitud real. También me

Page 106: Espíritu confinado

10

6

sorprendió yo hubiera sido invitada en lo absoluto. Después de

emitir la invitación, la reina no dijo nada más hacia mí, y siguió

hablando con los demás a su alrededor. Sin embargo, había sido

agradable —para ella, por lo menos—, dirigiéndose a mí, igual que

lo había sido en la casa de los Ivashkov. No mejor ‚buena amiga‛,

pero ciertamente no una perra loca delirante, tampoco. Tal vez

Daniella había tenido razón. Seguí charlando como todo el mundo,

haciendo bromas y tratando de impresionar a la reina, y pronto se

hizo claro que yo ya no era necesaria. Echando un vistazo por la

habitación, encontré a alguien con quien tenía que hablar, y

humildemente me separé del grupo, a sabiendas de que Lissa podía

valerse por sí misma.

—Eddie —llamé, y llegué al otro lado del salón de baile—. Al

fin estamos solos.

Eddie Castilla, un viejo amigo mío, sonrió cuando me vio. Él

también era un dhampir, alto, de rostro largo y estrecho que aún

tenían una mirada linda y juvenil. Había domado su pelo de arena

rubia oscura, para variar. Lissa había esperado una vez que Eddie y

yo saliéramos, pero él y yo éramos estrictamente sólo amigos. Su

mejor amigo había sido Mason, un chico dulce que había estado loco

por mí y que había sido asesinado por los Strigoi. Después de su

muerte, Eddie y yo habíamos adoptado actitudes de protección

hacia los demás. Había sido secuestrado durante el ataque a St.

Vladimir, y su experiencia le había hecho un guardián serio y

decidido, a veces un poco demasiado serio. Quería que tuviera más

diversión, y estaba encantada de ver el brillo feliz de sus ojos color

avellana ahora.

—Creo que todos los reales en el cuarto han estado tratando de

sobornarte —me burlé. No era del todo una broma. Yo lo había

Page 107: Espíritu confinado

10

7

estado vigilando a lo largo del día, y siempre había habido alguien

con él. Su récord era estelar. Sobrevivir a los terribles

acontecimientos de su vida le ha dejado marcas, pero se reflejaba

bien en sus habilidades. Tenía grandes clasificaciones de las

pruebas. Lo más importante es que no tenía mi reputación

imprudente. Era un buen partido.

—Pienso de la misma manera. —Se echó a reír—. Realmente no

lo esperaba.

—Eres muy modesto. Eres la cosa más caliente en esta sala.

—No comparado contigo.

—Sí. Lo demuestra la fila detrás de mí tratando de hablar

conmigo. Tasha Ozera es la única que me quiere por como soy. Y

Lissa, por supuesto.

Líneas de pensamiento arrugaron el rostro de Eddie. —Podría

ser peor.

—Va a ser peor. De ninguna manera, voy a recibir a cualquiera

de ellos. —Nos quedamos callados, y una ansiedad repentina me

llenó. Yo había venido a pedirle un favor a Eddie, y ya no parecía

una buena idea. Eddie estaba al borde de una brillante carrera. Era

un amigo leal, y yo había estado segura de que él me ayudaría con

lo que fuera que necesitara... pero de pronto no me creía capaz de

pedírselo. Pero, al igual que Mia, Eddie era observador.

—¿Cuál es el problema, Rose? —Su voz sonaba preocupada, esa

naturaleza protectora entrando en acción.

Sacudí mi cabeza. No podía hacerlo. —Nada.

—Rose —dijo él, como una advertencia.

Page 108: Espíritu confinado

10

8

Miré hacia otra parte, incapaz de mirarlo a los ojos. —No es

importante. De verdad.

Encontraría alguna otra forma, alguien más.

Para mi sorpresa, él se acercó a tocar mi barbilla y empujó mi

cabeza hacia arriba. Su mirada encontró la mía, sin permitirme

ningún escape. —¿Qué necesitas?

Me quedé mirándolo durante un largo rato. Yo era tan egoísta,

arriesgando las vidas y las reputaciones de amigos que me

importaban. Si Christian y Lissa no estuvieran tan mal, estaría

pidiéndoselo a él también. Pero Eddie era todo lo que me quedaba.

—Necesito algo... algo que es bastante extremo.

Su cara seguía seria, pero sus labios se estiraron en una sonrisa.

—Todo lo que tú haces es extremo, Rose.

—No como esto. Esto es... bueno, es algo que podría arruinarlo

todo para ti. Meterte en problemas. No puedo hacerte eso a ti.

Su media sonrisa se desvaneció. —No importa —dijo él con

fiereza—. Si me necesitas, lo haré. Sin importar de qué se trate.

—No sabes de qué se trata.

—Yo confío en ti.

—Es algo ilegal. Traición incluso.

Eso lo tomó por sorpresa por un momento, pero continuó

resuelto. —Lo que sea que necesites. No me importa. Cuenta

conmigo. —Yo había salvado la vida de Eddie dos veces, y sabía que

él era sincero. Él se sentía en deuda conmigo.

Page 109: Espíritu confinado

10

9

Él iría a cualquier lugar que le pidiera, no por algún tipo de

amor romántico, sino por amistad y lealtad.

—Es ilegal —repetí—. Tendrías que escaparte de la Corte... esta

noche. Y no sé cuándo podríamos regresar. —Era completamente

posible que no regresáramos. Si teníamos un encuentro con los

guardas de la prisión... bueno, ellos podrían tomar medidas letales

para cumplir con su deber. Era para lo que todos nosotros

estábamos entrenados. Pero no podía llevar a cabo este escape

usando sólo la compulsión de Lissa. Necesitaba otro luchador que

cubriera mi espalda.

—Simplemente dime cuándo.

Y eso era todo lo que hacía falta. No tenía que decirle todas las

razones de nuestro plan, pero le dije el lugar de encuentro de esta

noche y le dije lo que necesitaba llevar. Él nunca me cuestionó. Dijo

que estaría allí. Nuevos miembros de la realeza se acercaron a hablar

con él, y lo dejé, sabiendo que estaría allí más tarde. Era difícil, pero

dejé mi culpa de lado por estar posiblemente arriesgando su futuro.

Eddie llegó, justo como lo había prometido, cuando mi plan se

desarrolló más tarde esa noche. Lissa también lo hizo. De nuevo,

noche quería decir ‚luz del día‛. Sentí la misma ansiedad que

cuando lo hicimos con Mia. La luz lo exponía todo, pero aún así, la

mayoría de la gente estaba dormida. Lissa, Eddie y yo seguíamos

moviéndonos por los campos de la Corte tan cubiertos como

podíamos, encontrándonos con Mikhail en una sección del

compendio que abrigaba todo tipo de vehículos parqueados. Los

garajes eran edificios grandes de metal, de aspecto industrial,

ubicados en los alrededores de la Corte, y nadie más estaba afuera.

Page 110: Espíritu confinado

11

0

Entramos al garaje como nos indicó la noche pasada, y estuve

aliviada de no encontrar a nadie más aquí. Él nos inspeccionó a los

tres, pareciendo sorprendido por mi ‚equipo de ataque‛, pero no

hizo preguntas ni tuvo más intentos de unirse a nosotros. Más culpa

surgió dentro de mí. Aquí estaba otra persona arriesgando su futuro

por mí.

—Van a estar apretados —murmuró él.

Forcé una sonrisa. —Aquí todos somos amigos.

Mikhail no se rió de mi broma, en su lugar, abrió el

portaequipaje de un Dodge Charger negro. Él no estaba bromeando

acerca del espacio. Era uno de los nuevos, lo que era una pena. Un

modelo más viejo hubiera sido más grande, pero los guardianes sólo

usaban las mejores cosas por aquí.

—Una vez que estemos lo suficientemente lejos, me detendré y

los dejaré salir —dijo él.

—Estaremos bien —le aseguré—. Hagamos esto.

Lissa, Eddie y yo nos subimos al portaequipajes. —Oh Dios —

murmuró Lissa.

—Espero que nadie sea claustrofóbico.

Era como un mal juego de Twister. El portaequipajes era lo

suficientemente grande para un poco de equipaje, pero no estaba

hecho para tres personas. Estábamos apretados juntos, y el espacio

personal no existía. Estábamos tan cerca como era posible.

Satisfecho de que todos hubiéramos entrado, Mikhail cerró el

portaequipaje y la oscuridad nos envolvió. El motor se encendió un

minuto después, y sentí el auto moverse.

Page 111: Espíritu confinado

11

1

—¿Cuánto crees que falte para que nos detengamos? —

Preguntó Lissa—. ¿O para que nos mate el envenenamiento por

inhalación de monóxido de carbono?

—Ni siquiera hemos dejado la Corte aún —noté yo. Ella

suspiró.

El carro siguió avanzando, y no mucho después nos detuvimos.

Mikhail debía haber alcanzado las puertas y estaba charlando

con los guardas.

Él me había dicho más temprano que se inventaría alguna u

otra excusa para hacer alguna diligencia, y que no teníamos ninguna

razón para creer que los guardias lo cuestionarían o revisarían el

auto. La Corte no estaba preocupada por las personas que quisieran

escaparse, como en nuestra escuela. La mayor preocupación aquí era

la gente que entraba.

Un minuto pasó, y me pregunté preocupada si habría algún

problema.

El auto se movió de nuevo, y los tres suspiramos de alivio.

Ganamos velocidad, y después de lo que sospeché era una milla o

algo así, el auto se parqueó en la orilla y se detuvo. El portaequipaje

se abrió y salimos de él. Nunca me había sentido tan agradecida por

el aire fresco. Yo me senté en el asiento del copiloto al lado de

Mikhail, y Lissa y Eddie tomaron el trasero. Una vez acomodados,

Mikhail continuó conduciendo sin decir una palabra más.

Me permití a mí misma unos cuantos momentos más de culpa

por las personas que había involucrado, pero después lo dejé ir. Era

demasiado tarde para preocuparme ahora. También dejé ir mi culpa

Page 112: Espíritu confinado

11

2

por Adrian. Él hubiera sido un buen aliado, pero difícilmente podía

pedirle ayuda para esto.

Y, con eso, me acomodé y dirigí mis pensamientos al trabajo

que teníamos frente a nosotros. Nos tomaría cerca de una hora llegar

al aeropuerto y, desde allí, nosotros tres iríamos hacia Alaska.

Page 113: Espíritu confinado

11

3

Traducido por Ellie

Corregido por Tibari

aben lo que necesitamos? —Yo me sentaba

entre Eddie y Lissa, en nuestro vuelo de

Seattle a Fairbanks. Como la más baja,

marginalmente, y el cerebro de la operación, había quedado

atascada en el asiento del medio.

—¿Un nuevo plan? —preguntó Lissa.

—¿Un milagro? —preguntó Eddie.

Me detuve y los miré a ambos antes de responder. ¿Desde

cuándo se habían convertido en los comediantes aquí?

—No. Cosas. Necesitamos buenos aparatos si es que vamos a

hacer esto. —Tomé el plano de la prisión que había estado en mi

regazo durante casi todo nuestro viaje hasta ahora. Mikhail nos

había dejado en un pequeño aeropuerto a una hora de la Corte.

Habíamos tomado un vuelo comercial de allí a Filadelfia, y de allí a

Seattle, y ahora a Fairbanks. Me recordó un poco a los locos vuelos

que había tenido que tomar de Siberia para volver a los EEUU. Ese

viaje también había pasado a través de Seattle. Comenzaba a creer

que esa ciudad era una puerta hacia oscuros lugares.

—¿S

Page 114: Espíritu confinado

11

4

—Pensé que los únicos instrumentos que necesitábamos eran

nuestras agudezas —se mofó Eddie. Él quizás era serio acerca de su

trabajo de guardián gran parte del tiempo, pero también podía

encender su humor seco cuando estaba relajado. No es que estuviera

totalmente tranquilo con nuestra misión aquí, ahora que conocía

más (pero no todos) los detalles. Sabía que volvería a su estado de

alerta en cuanto aterrizáramos. Se había mostrado sacudido de

manera comprensible cuando le dije que liberaríamos a Victor

Dashkov. No le dije nada a Eddie sobre Dimitri ni el espíritu, sólo le

dije que liberar a Victor jugaba un papel más grande en el bien

general. La confianza de Eddie en mí fue tan implícita que tomó mi

palabra y no presionó más sobre el asunto. Me pregunté cómo

reaccionaría cuando supiera la verdad.

—Como mínimo, necesitamos un GPS —dije—. Hay sólo latitud

y longitud en esta cosa. Ninguna dirección verdadera.

—No debe ser difícil —dijo Lissa, girando una pulsera una y

otra vez entre sus manos. Había abierto su bandeja y extendido las

joyas de Tasha sobre ella—. Estoy segura de que incluso Alaska

tiene tecnología moderna. —Ella también se había prendido una

actitud divertida, aún con la ansiedad que irradiaba hacia mí a

través de nuestro vínculo.

El buen humor de Eddie se destiñó un poco.

—Espero que no pienses en armas ni nada de eso.

—No. Absolutamente no. Si esto funciona como deseamos,

nadie siquiera sabrá que estamos allí. —Un enfrentamiento físico era

probable, pero esperaba minimizar las heridas graves.

Page 115: Espíritu confinado

11

5

Lissa suspiró y me entregó la pulsera. Estaba preocupada

porque gran parte de mi plan dependía de sus encantos,

literalmente y en sentido figurado.

—No sé si esto funcionará, pero quizá te dará más resistencia.

Tomé la pulsera y la puse en mi muñeca. Yo no sentía nada,

pero raramente sentía algo con los objetos encantados. Le dejé a

Adrian una nota que decía que Lissa y yo habíamos querido escapar

para‖un‖‚tiempo‖de‖chicas‛‖antes‖de‖mi‖asignación‖y‖de‖la‖visita‖a‖la‖

universidad de ella. Sabía que se sentiría herido. El ángulo del

‚tiempo‖de‖chicas‛‖tendría‖algo de peso, pero se sentiría herido por

no haber sido invitado en unas vacaciones osadas... si es que en

realidad creía que estábamos en unas. Probablemente me conocía lo

suficientemente bien como para saber que la mayor parte de mis

acciones tenían motivos ulteriores. Mi esperanza era que él

esparciría la historia entre los funcionarios de la Corte cuando

nuestra desaparición fuera advertida. Tendríamos problemas de

todos modos, pero un fin de semana salvaje era mejor que la fuga de

una prisión. Y, honestamente, ¿cómo podrían empeorar más las

cosas para mí? El único fallo era que Adrian podría visitar mis

sueños y averiguar lo que pasaba realmente. Ésa era una de las más

interesantes, y más ocasionalmente molestas, capacidades del

espíritu. Lissa no había aprendido a caminar por los sueños, pero

tenía una comprensión cruda del principio. Entre eso y la

compulsión, ella había tratado de encantar la pulsera de una forma

que bloquearía a Adrian cuando yo durmiera más tarde.

El avión empezó a descender en Fairbanks, y miré fuera de la

ventana hacia pinos altos y tierra verde. En los pensamientos de

Lissa, leí cómo ella esperaba de alguna forma ver glaciares y bancos

de nieve, a pesar de saber que era pleno verano aquí. Después de

Page 116: Espíritu confinado

11

6

Siberia, yo había aprendido a mantener una mentalidad abierta

acerca de los estereotipos regionales. Mi preocupación más grande

era el sol. Había sido pleno día cuando dejamos la Corte, y como

nuestros viajes nos llevaron al oeste, el cambio de horario significaba

que el sol permanecía con nosotros. Ahora, aunque eran casi las

nueve de la noche, todavía teníamos un cielo azul, soleado y lleno,

gracias a la latitud del norte.

Era como una gigante manta de seguridad. Yo no se lo había

mencionado a Lissa ni a Eddie, pero era probable que Dimitri

tuviera espías por todas partes. Yo era intocable en St. Vladimir y en

la Corte, pero sus cartas habían indicado claramente que él estaría

esperando el momento en que yo abandonara esas fronteras. No

conocía la extensión de su logística, pero humanos vigilando la

Corte a la luz del día no me habría sorprendido. E incluso aunque

me fui oculta en un baúl, había una fuerte posibilidad de que

Dimitri estuviera ya en persecución. Pero la misma luz que

mantenía a los presos, nos mantendría seguros a nosotros también.

Tendríamos apenas unas pocas horas de noche que evitar, y si

lográbamos nuestro cometido rápidamente, estaríamos fuera de

Alaska en muy poco tiempo. Por supuesto, eso quizás no fuera algo

tan bueno. Perderíamos el sol.

Nuestra primera complicación vino después de que

aterrizáramos y tratáramos de alquilar un coche. Eddie y yo

teníamos dieciocho, pero ninguna de las compañías de alquiler de

coches le alquilaría uno a alguien tan joven. Después de la tercera

negativa, mi ira comenzó a crecer. ¿Quién habría pensado que

seríamos demorados por algo tan estúpido? Por último, en un

cuarto mostrador, la mujer nos dijo con indecisión que había un tipo

a una milla del aeropuerto que probablemente nos alquilaría un

Page 117: Espíritu confinado

11

7

coche si teníamos una tarjeta de crédito y un depósito lo

suficientemente grande.

Hicimos la caminata en un clima agradable, pero sabía que el

sol comenzaba a molestar a Lissa para cuando alcanzamos nuestro

destino.‖Bud,‖de‖‚Alquiler‖de‖Coches‖Bud‛,‖no‖pareció‖tan‖sórdido‖

como esperaba, y en verdad nos alquiló un coche cuando le dimos el

suficiente dinero. De allí, conseguimos un cuarto en un motel

modesto y repasamos nuestros planes otra vez.

Toda nuestra información indicaba que la prisión funcionaba en

un horario vampiro, lo que significaba que éste era su momento

activo del día. Nuestro plan era permanecer en el hotel hasta el día

siguiente,‖ cuando‖ la‖ ‚noche‛‖ Moroi‖ viniera,‖ y‖ dormir‖ algo‖ hasta‖

entonces. Eso le daría a Lissa más tiempo para trabajar en sus

encantos. Nuestro cuarto era fácilmente defendible.

Mi sueño estuvo libre-de-Adrian, por lo que estuve agradecida,

ya‖que‖significaba‖que‖él‖aceptó‖todo‖el‖tema‖del‖‚viaje‖de‖chicas‛,‖o‖

bien que no podría abrirse camino a mis sueños por la pulsera de

Lissa. Por la mañana, conseguimos algunas rosquillas para el

desayuno y algo de café fuerte.

Correr contra nuestro horario de vampiro nos sacaba un poco

de lugar a todos.

Aunque el azúcar nos ayudó a arrancar, y Eddie y yo dejamos a

Lissa cerca de las diez para ir a explorar. Compramos mi codiciado

GPS y otras pocas cosas en una tienda de artículos deportivos en el

camino y lo utilizamos para navegar por caminos rurales remotos

que parecían no ir a ninguna parte. Cuando el GPS nos mostró que

estábamos a una milla de la prisión, aparcamos al lado de un

Page 118: Espíritu confinado

11

8

pequeño camino de tierra y seguimos a pie a través de un campo de

césped alto que se estiraba indefinidamente ante nosotros.

—Pensé que Alaska era de tundra* —dijo Eddie, haciendo crujir

los tallos altos. El cielo era azul y claro otra vez, con sólo unas pocas

nubes que no hacían nada por mantener al sol lejos. Yo había

comenzado con una chaqueta ligera, pero ahora la llevaba atada

alrededor de la cintura, mientras sudaba. Ocasionalmente, una

bienvenida ráfaga de viento soplaba, aplastando el césped y

azotando mi cabello alrededor.

—Supongo que no en todas partes. O quizá tenemos que ir más

al norte para encontrarla. Ah, oye. Esto promete mucho. —Nos

detuvimos frente a un cartel de alto, una valla de alambre de púas

con un enorme letrero que decía: PROPIEDAD PRIVADA. SÓLO

PERSONAL AUTORIZADO PERMITIDO. La inscripción era roja,

para acentuar aparentemente cuán en serio lo decían.

Personalmente, habría agregado un cráneo y unos huesos cruzados

para realmente enfatizar el mensaje.

Eddie y yo estudiamos la valla durante unos momentos,

entonces nos miramos el uno al otro.

—Lissa curará lo que sea que nos lastimemos —dije de manera

optimista.

Subir a través de un alambre de púas no es imposible, pero no

es divertido. Tirando mi chaqueta sobre los alambres hizo mucho

por protegerme, pero aún así acabé con algunos rasguños y ropa

enganchada. Una vez que estaba arriba, bajé de un salto, prefiriendo

el duro aterrizaje antes que más rasguños al bajar. Eddie hizo lo

mismo, haciendo una mueca ante el duro impacto.

Page 119: Espíritu confinado

11

9

Anduvimos un poco más lejos, y entonces la oscura línea de un

edificio entró a la vista. Nos detuvimos al mismo tiempo y nos

arrodillamos, buscando cubrirnos como pudiéramos con el césped.

El archivo de la prisión había indicado que tenían cámaras por

fuera, lo cual significaba que nos arriesgábamos a ser descubiertos si

nos acercábamos más. Había comprado unos prismáticos de alto

poder junto con el GPS, y los tomé ahora, estudiando el exterior del

edificio.

Los prismáticos eran buenos, realmente buenos, como deberían

haberlo sido considerando su precio. El nivel de detalle era

asombroso. Como tantas creaciones de los Moroi, el edificio era una

mezcla de lo viejo y lo nuevo. Las paredes estaban hechas de

bloques de piedra, grises y siniestros, y casi oscurecían totalmente la

prisión, cuyo techo justo apenas podía verse. Un par de figuras se

movían por encima de las paredes, ojos observando en vivo para

complementar las cámaras. El lugar parecía una fortaleza,

impenetrable e ineludible. Merecía estar en un precipicio rocoso, con

un cielo negro siniestro detrás. El campo y el sol de aquí parecían

fuera de lugar.

Entregué los prismáticos a Eddie. Él hizo su propia evaluación y

entonces hizo gestos a la izquierda.

—Allí. —Concentrándome, apenas alcancé a ver un camión o

una SUV subiendo hacia la prisión. Recorrió la parte trasera y

desapareció de la vista.

—Nuestra única forma de entrar —murmuré, recordando el

plano. Sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad de escalar las

paredes ni acercarnos lo suficiente a pie sin ser vistos.

Necesitábamos literalmente entrar por la puerta principal, y ahí es

donde el plan se volvía algo tembloroso.

Page 120: Espíritu confinado

12

0

Eddie bajó los prismáticos y me echó un vistazo, con la frente

fruncida.

—Quise decir lo que dije antes, ¿sabes? Yo confío en ti.

Cualquier razón que sea que tienes para hacer esto, sé que es una

buena. Pero, antes de que las cosas empiecen a moverse, ¿estás

segura de que esto es lo que quieres?

Le mostré una risa dura.

—¿Lo que quiero? No. Pero es lo que debemos hacer.

Asintió.

—Es suficiente para mí.

Observamos la prisión un rato más, mirando a través de

ángulos diferentes pero aún manteniendo un gran perímetro. El

lugar era más o menos lo que habíamos esperado, pero tener una

visión en 3D era útil.

Después de cerca de media hora, volvimos al hotel. Lissa estaba

sentada con las piernas cruzadas en una de las camas, todavía

trabajando en los encantos. Los sentimientos que venían de ella eran

tibios y felices. El espíritu siempre la hacía sentirse bien, incluso si

tuviera efectos secundarios posteriores, y pensó que estaba

progresando.

—Adrian llamó a mi teléfono móvil dos veces —me dijo cuando

entramos.

—¿Pero no contestaste?

—No. Pobre tipo.

Yo me encogí de hombros.

Page 121: Espíritu confinado

12

1

—Es mejor de esta manera.

Le hicimos un resumen de lo que habíamos visto, y su humor

feliz comenzó a caer en picado. Nuestra visita hacía que lo que

íbamos a hacer más tarde ese día se hiciera más y más verdadero, y

trabajar con tanto espíritu ya la había puesto en sus límites. Unos

pocos momentos más tarde, la sentí tragarse su temor. Estaba

decidida. Ella me había dicho que haría esto, y tenía intenciones de

mantener su palabra, aunque temiera cada segundo que la llevaba

más cerca de Victor Dashkov.

El almuerzo llegó, y unas pocas horas más tarde, era momento

de poner el plan en el movimiento. Era temprano en la tarde de los

humanos, lo que significaba que la noche vampira estaría llegando a

su fin pronto. Era ahora o nunca. Lissa distribuyó nerviosamente los

encantos que había hecho para nosotros, preocupada de que no

funcionarían. Eddie se puso su ropa formal de guardián blanco y

negro mientras que Lissa y yo permanecimos en nuestra ropa

normal, con unas leves modificaciones. El pelo de Lissa era de color

marrón terroso, el resultado de una coloración temporal de cabello.

Mi pelo estaba apretadamente atado debajo de una peluca roja

rizada que me recordaba incómodamente a mi madre. Nosotras nos

sentamos en el asiento trasero del coche mientras Eddie nos

conducía por el camino remoto que habíamos seguido antes. A

diferencia de antes, no nos detuvimos ahora. Permanecimos en el

camino, conduciendo hasta la prisión, o mejor dicho, hasta el puesto

de guardia. Nadie habló mientras estábamos de camino, pero la

tensión y la ansiedad dentro de todos nosotros creció y creció.

Antes incluso de que pudiéramos acercarnos a la pared exterior,

nos topamos con un punto de control. Eddie detuvo el coche, y yo

Page 122: Espíritu confinado

12

2

traté de mantener la calma. Bajó la ventanilla, y el guardián de turno

se agachó para quedar a la altura de sus ojos.

—¿Cuál es su negocio aquí?

Eddie entregó un papel, su actitud segura y despreocupada,

como si esto fuera muy normal.

—Dejar nuevos alimentadores.

El archivo había contenido todo tipo de formas y papeles de

negocios de la prisión, incluyendo informes y hojas de pedido de

suministros... como alimentadores.

Habíamos hecho una copia de una de las formas de pedido de

alimentadores y la habíamos llenado.

—No fui notificado de una entrega —dijo el guardián, no tan

sospechoso como desconcertado. Escudriñó el papeleo—. Ésta es

una forma vieja.

Eddie se encogió de hombros.

—Es sólo lo que ellos me dieron. Soy algo nuevo en esto.

El hombre sonrió.

—Sí, apenas pareces lo suficientemente mayor para estar fuera

de la escuela. —Miró hacia Lissa y hacia mí, y a pesar de mi control

experto, me tensé. El guardián frunció el entrecejo mientras nos

estudiaba. Lissa me había dado un collar, y ella había tomado un

anillo, ambos encantados con un pequeño hechizo de compulsión

para hacer que otros pensaran que éramos humanas. Habría sido

mucho más fácil hacer que la víctima llevara un encanto y así

forzarlo a pensar que veían a humanos, pero eso no era posible. La

magia era más dura de esta manera. Bizqueó, casi como si nos

Page 123: Espíritu confinado

12

3

mirara a través de una neblina. Si los encantos hubieran funcionado

perfectamente, él no nos habría echado una segunda mirada. Los

encantos eran un poco defectuosos. Cambiaban nuestras apariencias

pero no tan claramente como habíamos esperado. Por eso habíamos

cambiado nuestras apariencias: si la ilusión humana fallaba, aún

tendríamos alguna protección de identidad. Lissa se preparó para

trabajar en la compulsión directa, aunque habíamos esperado no

tener que recurrir a eso con cada persona que encontráramos.

Unos pocos momentos más tarde, el guardián dejó de

observarnos, decidiendo aparentemente que éramos humanas

después de todo. Exhalé y aflojé los puños. No me había dado

cuenta de que los había estado apretando.

—Espera un minuto, mientras yo llamo por esto —le dijo a

Eddie.

El guardián dio un paso lejos y recogió un teléfono dentro de su

puesto.

Eddie miró atrás hacia nosotras.

—¿Hasta ahora vamos bien?

—Fuera de la forma vieja —me quejé.

—¿No hay forma de saber si mi encanto funciona? —preguntó

Eddie.

Lissa le había dado uno de los anillos de Tasha, encantado para

hacerlo parecer bronceado de piel y con cabello negro. Ya que ella

no alteraba su raza, la magia sólo necesitaba enturbiar sus facciones.

Como nuestros encantos humanos, yo sospechaba que no

proyectaba la imagen exacta que había esperado, pero debió haber

alterado su apariencia lo suficiente para que nadie identificara a

Page 124: Espíritu confinado

12

4

Eddie más tarde. Con nuestra resistencia a la compulsión, y

sabiendo que había un encanto en el lugar, lo cual anulaba sus

efectos en nosotros, Lissa y yo no podíamos saber con toda

seguridad cómo aparecía él ante los otros.

—Estoy seguro de que está bien —dijo Lissa de modo

tranquilizador.

El guardián volvió.

—Dicen que pasen, y ellos lo clasificarán allí.

—Gracias —dijo Eddie, tomando nuevamente los papeles.

La actitud del guardián implicaba que asumía que esto era un

error de oficina. Aún era diligente, pero la idea de alguien

ingresando furtivamente alimentadores en una prisión eran apenas

el tipo de cosas que uno esperaría... o que vería como un riesgo de la

seguridad.

Pobre tipo.

Dos guardianes nos saludaron cuando llegamos a la puerta en

la prisión. Los tres salimos y fuimos dirigidos hacia la prisión

misma. Mientras que St. Vladimir y la Corte habían sido

exuberantes y llenas de plantas y árboles, la tierra aquí era vacía y

solitaria. Ni siquiera había césped, la tierra era sólo tierra dura. ¿Era

esto‖ lo‖ que‖ servía‖ como‖ ‚{rea‖ de‖ ejercicios‛‖ de‖ los‖ presos?‖ ¿Ni‖

siquiera les permitían salir fuera? Estaba sorprendida de que no

hubiera un foso de algún tipo aquí fuera.

El interior del edificio era tan cruel como su exterior. Las celdas

de propiedad de la Corte eran estériles y frías, todas las paredes de

Page 125: Espíritu confinado

12

5

metal y en blanco. Había esperado algo semejante. Pero quienquiera

que hubiera diseñado Tarasov, había obviado la visión moderna y

en lugar de ello había emulado la clase de prisión que uno quizás

habría encontrado en Rumania en épocas medievales. Los muros

duros continuaban por el vestíbulo gris, y el aire era frío y húmedo.

Tenía que ser desagradable tener que trabajar en estas condiciones

para los guardianes asignados aquí.

Presumiblemente, querían asegurar una fachada que intimidara

por todas partes, aún para los presos que ingresaban por primera

vez por estas puertas. Según nuestro plano, había una sección

pequeña de dormitorios donde vivían los empleados. Esperaba que

esos fueran más agradables.

Con decorado de la Alta Edad Media o sin él, pasamos por las

ocasionales cámaras a lo largo del pasillo. La seguridad de este lugar

no era de ninguna manera primitiva. Ocasionalmente oímos el

pesado azotar de una puerta, pero en términos generales había un

perfecto silencio misterioso que era casi más escalofriante que

cualquier grito y chillido.

Fuimos llevados a la oficina del alcaide, un cuarto que todavía

tenía la misma arquitectura oscura pero que estaba llena de los

accesorios administrativos usuales: escritorio, ordenador, etc.

Parecía eficiente, nada más. Nuestros escoltas explicaron que íbamos

a ver el encargado, ya que el alcaide estaba todavía en la cama.

Como esperábamos. El subordinado habría quedado atascado con el

turno de noche. Esperaba que eso significara que estaba cansado y

distraído. Probablemente no. Eso raramente les sucedía a los

guardianes, sin importar cuál fuera su puesto.

Page 126: Espíritu confinado

12

6

—Theo Marx —dijo el encargado, sacudiendo la mano de

Eddie. Él era un dhampir no mucho más viejo que nosotros, y me

pregunté si hacía poco tiempo había sido asignado aquí.

—Larry Brown —contestó Eddie. Propusimos un nombre

aburrido para él, uno que no destacaría, y lo usamos en el papeleo.

Teo no habló con Lissa ni conmigo, pero nos echó la misma

mirada desconcertada que el primer tipo, mientras que el encanto

procuraba su ilusión. Otra demora siguió pero, una vez más, nos

pasaron por alto. Theo volvió su atención a Eddie y tomó la forma

de pedido.

—Ésta es diferente a la usual —dijo.

—No tengo ni idea —dijo Eddie, lleno de disculpas—. Ésta es

mi primera vez.

Teo suspiró y miró el reloj.

—El alcaide no entrará a su turno hasta dentro de unas horas

más. Creo que deberíamos esperar hasta que esté aquí para resolver

lo que pasa. Sommerfield es muy organizado generalmente.

Había unas pocas instalaciones Moroi en el país que reunían

alimentadores, aquellos humanos en los márgenes de la sociedad

que estaban contentos de gastar sus vidas consumiendo endorfinas

de vampiro, y entonces los distribuían. Sommerfield era el nombre

de una de esas instalaciones, situada en la ciudad de Kansas.

—No soy el único nuevo que acaban de recibir —dijo Eddie—.

Quizá alguien más se confundió.

—Típico —bufó Theo—. Bien, puedes tomar asiento y esperar.

Puedo conseguir algo de café si quieres.

Page 127: Espíritu confinado

12

7

—¿Cuándo conseguiremos alimentar? —pregunté de repente,

utilizando la voz más quejosa y soñadora que pude.

—Ha pasado tanto tiempo —Lissa siguió—. Dijeron que

podríamos cuando llegáramos aquí.

Eddie puso los ojos en blanco en lo que era una conducta típica

de los alimentadores.

—Estuvieron así todo el camino.

—Puedo imaginarlo —dijo Teo—. Bah. Alimentadores...

La puerta a su oficina estaba parcialmente entreabierta, y él

miró a través de ella.

—Oye, ¿Wes? ¿Puedes venir aquí?

Uno de los guardianes de escolta metió la cabeza dentro.

—¿Sí?

Teo nos lanzó una mirada desdeñosa.

—Lleva a estas dos abajo al área de alimentación para que no

nos vuelvan locos. Si alguien está despierto, ellos pueden utilizarlas.

Wes asintió y nos llevó fuera. Eddie y yo intercambiamos el más

pequeño contacto visual. Su cara no dejó ver nada, pero yo sabía que

estaba nervioso. Lograr dejar salir a Victor era trabajo nuestro ahora,

y Eddie no quería enviarnos a la guarida del dragón.

Wes nos dirigió por más puntos de revisión y puertas de

seguridad a medida que nos adentramos más profundamente en la

prisión. Me di cuenta de que cada capa de seguridad que

cruzábamos para entrar, íbamos a tener que cruzarla otra vez para

salir. Según el plano, el área de alimentación estaba situada en el

Page 128: Espíritu confinado

12

8

lado opuesto de la prisión. Había asumido que tomaríamos alguna

ruta por los alrededores, pero en lugar de eso, atajamos por el centro

del edificio, donde los presos eran mantenidos. Estudiar el plano me

había dado algún sentido de la disposición, pero Lissa no se dio

cuenta de a dónde nos dirigíamos hasta que pasamos un aviso que

decía: ADVERTENCIA. AHORA ENTRANDO A AREA DE

PRESOS (CRIMINAL). Pensé que ese cartel era algo extraño. ¿No se

suponía que todos aquí dentro eran criminales?

Dobles puertas pesadas bloquearon esta sección, y Wes utilizó

tanto un código electrónico como una llave para cruzar. El ritmo de

Lissa no cambió, pero sentía su aumento de ansiedad cuando

entramos en un pasillo largo cubierto de celdas con paredes de

barras. Yo no me sentí mejor que ella al respecto, pero Wes, mientras

se mantenía siempre alerta, no demostró ningún signo de temor.

Entraba a esta área todo el tiempo, me di cuenta. Conocía su

seguridad. Los presos quizás eran peligrosos, pero pasarlos era una

actividad rutinaria para él.

Aún así, mirar dentro de las celdas casi hizo que mi corazón se

detuviera. Los compartimentos pequeños eran tan oscuros y

lúgubres como todo lo demás, conteniendo sólo el mobiliario básico.

La mayor parte de los presos estaban durmiendo, gracias a Dios.

Unos pocos nos miraron, sin embargo, mientras pasamos. Ninguno

dijo nada, pero el silencio era casi más espantoso. Parte de los Moroi

que estaban allí parecían personas ordinarias que te cruzarías en la

calle, y me pregunté lo que habrían hecho para acabar aquí. Sus

caras eran tristes, desprovistas de toda esperanza. Volví a mirar y

me di cuenta de que algunos de los presos no eran Moroi; eran

dhampirs. Tenía sentido, pero aún así me pilló desprevenida. Mi

Page 129: Espíritu confinado

12

9

propia clase tendría a criminales con los cuales necesitaría tratar

también.

Pero no todos los presos parecían benignos. Otros se veía que

pertenecían definitivamente a Tarasov. Había una malevolencia

cerca de ellos, algo siniestro que se sentía cuando encontraban tu

mirada y no la soltaban. Inspeccionaban cada detalle nuestro,

aunque por qué razón, no sabría decirlo. ¿Buscaban algo que quizás

les ofreciera una posibilidad de escape? ¿Podrían ver a través de

nuestras fachadas? ¿Estaban simplemente hambrientos? No lo sabía,

pero me sentía agradecida de los guardianes silenciosos parados a lo

largo del vestíbulo. Estaba también agradecida de no ver a Victor, y

asumí que vivía en una parte diferente. No podíamos arriesgarnos a

ser reconocidas todavía.

Finalmente salimos del pasillo de los presos a través de otro

conjunto de dobles puertas y alcanzamos por fin el área de

alimentación. También se sentía como un calabozo medieval, pero

las imágenes tenían que ser mantenidas para los presos. Decoración

aparte, la disposición del cuarto de alimentación era semejante al de

St. Vladimir, salvo que era más pequeño. Unos pocos cubículos

ofrecían moderada intimidad, y un tipo Moroi de aspecto aburrido

leía un libro en un escritorio, pero parecía listo para ponerse a

dormir. Había sólo un alimentador en el cuarto, un desaseado

humano de edad madura que se sentaba en una silla con una sonrisa

torpe en la cara, mirando fijamente a la nada.

El Moroi se estremeció cuando entramos. Claramente, éramos la

cosa más emocionante que le sucedía en toda la noche. Él no tuvo

ese momento de desorientación cuando nos miró; aparentemente

tenía poca resistencia a la compulsión, lo cual era bueno saber.

—¿Qué es esto?

Page 130: Espíritu confinado

13

0

—Dos nuevos acaban de entrar —dijo Wes.

—Pero nosotros no pedimos nuevos —dijo el Moroi—. Y nunca

conseguimos unos tan jóvenes. Ellos siempre nos dan a los viejos,

los gastados.

—No me preguntes a mí —dijo Wes, moviéndose hacia la

puerta una vez que había indicado los asientos para Lissa y para mí.

Estaba claro que acompañar a los alimentadores estaba por debajo

de él—. Marx los desea aquí hasta que Sullivan se levante. Supongo

que resultará ser un error, pero ellas se quejaban de necesitar una

mordida.

—Maravilloso —gimió el Moroi—. Bien, nuestra próxima

comida es en quince minutos, así que puedo darle a Bradley allí un

descanso. Él está tan ido, que dudo que advierta si otra persona da

sangre en vez de él.

Wes asintió.

—Te llamaremos cuando sepamos qué pasa.

El guardián nos dejó, y el Moroi recogió una tablilla con

sujetapapeles con un suspiro. Tuve el presentimiento de que todos

aquí estaban cansados de sus trabajos. Podía comprender por qué.

Éste tenía que ser un lugar miserable para trabajar. Dame el mundo

libre en cualquier momento antes que esto.

—¿A quién se debe alimentar en quince minutos? —pregunté.

La cabeza del Moroi dio un tirón arriba con asombro. No era la

clase de pregunta que un alimentador haría.

—¿Qué dijo usted?

Lissa se paró y consiguió su mirada.

Page 131: Espíritu confinado

13

1

—Conteste su pregunta. —La cara del hombre quedó floja. Fue

fácil de obligar.

—Rudolf Káiser. —Nadie que ninguna de nosotras

reconociéramos. Podría haber estado aquí dentro por asesinato o

malversación, por todo lo que yo sabía.

—¿Cuándo es el turno de Victor Dashkov? —preguntó Lissa.

—En dos horas.

—Altera el horario. Diles a sus guardias que ha habido un

reajuste y que él tiene que venir ahora en vez de Rudolf.

La mirada del Moroi se quedó en blanco, ahora pareciendo tan

aturdido como Bradley el alimentador, realmente, pareciendo tomar

un momento para procesar eso.

—Sí —dijo.

—Esto es algo que quizás suceda normalmente. No levantará

sospecha.

—No levantará sospecha —repitió en un solo tono.

—Hazlo —le ordenó, su voz dura—. Llámalos, haz el cambio, y

no quites tus ojos de mí.

El Moroi obedeció. Al hablar por teléfono, él se identificó como

Northwood. Cuando colgó, los arreglos habían sido hechos.

Nosotras ahora no teníamos nada más que hacer que esperar. Mi

cuerpo entero estaba duro por la tensión. Theo había dicho que

teníamos cerca de una hora hasta que el alcaide volviera al turno.

Nadie haría preguntas hasta entonces. Eddie simplemente tendría

que matar el rato con Theo y no levantar sospechas detrás de un

error de papeleo. Cálmate, Rose. Puedes hacer esto.

Page 132: Espíritu confinado

13

2

Mientras esperamos, Lissa obligó a Bradley el alimentador a

entrar en un sueño pesado. Yo no quería ningún testigo, aunque

fuera uno drogado. Igualmente, giré la cámara del cuarto

ligeramente, así ya no podrían ver la mayor parte del cuarto.

Naturalmente, tendríamos que tratar con el sistema entero de

vigilancia de la prisión antes de irnos, pero por ahora necesitábamos

que ningún personal de seguridad viera lo que estaba a punto de

suceder.

Acababa de sentarme en uno de los cubículos cuando la puerta

se abrió. Lissa había permanecido en su silla cerca del escritorio de

Northwood, para poder mantener su compulsión en él. Nosotros le

habíamos instruido que yo sería el alimentador. Estaba encerrada,

pero a través de la vista de Lissa, vi al grupo entrar: dos

guardianes... y Victor Dashkov.

La misma pena que ella había sentido al verlo en su juicio se

disparó dentro de ella. El ritmo de su corazón se aceleraba. Sus

manos temblaban. Lo único que finalmente la había calmado en el

juicio fue la sentencia, sabiendo que Victor sería encerrado para

siempre y que sería incapaz de lastimarla otra vez.

Y ahora estábamos a punto de cambiar todo eso.

Forzosamente, Lissa empujó su temor fuera de su mente para

poder mantener su control sobre Northwood.

Los guardianes al lado de Victor parecían alerta y listos para la

acción, aunque realmente no necesitaban estarlo. La enfermedad

que lo había plagado durante años, una que Lissa temporalmente

había curado, comenzaba a aumentar otra vez. La falta de ejercicio y

aire fresco parecían haber cobrado su cuota también, al igual que la

limitada sangre que conseguían supuestamente los presos. Los

Page 133: Espíritu confinado

13

3

guardianes lo mantenían con los grilletes puestos como una

precaución extra, y el peso lo arrastró hacia abajo, casi haciéndolo

arrastrarse.

—Allí —dijo Northwood, señalando hacia mí—. Ése.

Los guardianes dirigieron a Victor, pasando a Lissa, y él apenas

le echó una segunda mirada. Ella trabajaba una doble compulsión:

manteniendo a Northwood bajo su control y utilizando un toque

rápido para hacerse insignificante ante Victor. Los guardias lo

asentaron en una silla a mi lado y entonces retrocedieron, aún

manteniéndolo a la vista. Uno de ellos comenzó una conversación

con Northwood, notando lo nuevas y jóvenes que éramos. Si alguna

vez hacíamos esto de nuevo, haría que Lissa pusiera un encanto

sobre nosotras para parecer más viejas.

Sentado a mi lado, Victor se inclinó hacia mí y abrió la boca.

Alimentarse era tan natural, los movimientos eran siempre los

mismos, que él apenas tuvo que pensar lo que hacía. Fue como si ni

siquiera me hubiera visto.

Excepto que, entonces... lo hizo.

Se congeló, sus ojos bien abiertos. Ciertas características

marcadas de las familias reales Moroi, y los ojos verde jade que

corrían tanto entre los Dashkovs como los Dragomirs. La mirada

fatigada y dimitida desapareció, y la afilada mirada astuta que tanto

lo caracterizaba, ese intelecto sagaz que conocía tan bien, volvió a su

lugar. Me recordó a la mirada de algunos de los presos que

habíamos pasado antes.

Pero estaba confundido. Como las otras personas con las que

nos habíamos encontrado, mi encanto desordenaba sus

pensamientos. Sus sentidos le decían que era una humana... pero la

Page 134: Espíritu confinado

13

4

ilusión no era perfecta. Estaba también el hecho de que Victor, como

un fuerte usuario de la compulsión no-espíritu, era relativamente

resistente a ello. Y así como Eddie, Lissa y yo habíamos sido

inmunes unos a los otros porque sabíamos nuestras identidades

verdaderas, Victor experimentó el mismo efecto. Su mente quizás

insistía en que era humana, pero sus ojos le dijeron que era Rose

Hathaway, aún con mi peluca. Y una vez que ese conocimiento fue

solidificado, la ilusión humana desapareció para él.

Una lenta e intrigada sonrisa se extendió por su cara, mostrando

sus colmillos.

—Ah, bueno. Ésta quizás sea la mejor comida que yo jamás

haya tenido. —Su voz fue apenas audible, cubierta por la

conversación de los otros.

—Pon tus dientes en algún lugar cercano a mí y será tu última

comida —murmuré, manteniendo mi voz calmada—. Pero si deseas

una oportunidad para salir de aquí y ver el mundo otra vez, harás

exactamente lo que yo diga.

Él me mostró una mirada inquisitiva. Respiré hondo, temiendo

lo que tenía que decir a continuación:

—Atácame.

* Tundra: bioma que se caracteriza por su subsuelo helado, falta

de vegetación arbórea y suelos cubiertos de musgos y líquenes, que

se extiende principalmente por el Hemisferio Norte. (N. del T.)

Page 135: Espíritu confinado

13

5

Traducido por Dani

Corregido por Virtxu

o con tus dientes —añadí a toda prisa—.

Lánzate hacia mí. Balancea tus grilletes.

Lo que sea que puedas hacer.

Victor Dashkov no era un hombre estúpido. Otros habrían

dudado o hecho más preguntas. Él no. Podría no saber exactamente

qué estaba pasando, pero sentía que era su oportunidad de ser libre.

Posiblemente, la única que tendría. Era alguien que había pasado

gran parte de su vida tramando complicados complots, por lo que

estaba a favor de deslizarse directo a ellos.

Levantando sus manos tanto como era capaz, arremetió hacia

mí, haciendo un buen espectáculo tratando de ahogarme con la

cadena entre sus puños. Cuando lo hizo, solté un chillido

espeluznante. En un instante, los guardianes estaban ahí para

detener al loco prisionero que insensatamente estaba atacando a una

pobre niña. Pero cuando ellos lo alcanzaron para controlarlo, me

levanté de un saltó y los ataqué. Incluso si ellos hubieran esperado

que fuera peligrosa —y no lo hacían— los cogí tan sorprendidos que

no tuvieron tiempo de reaccionar. Casi me sentí mal por cómo de

injusto fue para ellos.

—N

Page 136: Espíritu confinado

13

6

Le pegué al primero con tanta fuerza que perdió su agarre sobre

Victor y voló hacia atrás, golpeando la pared cerca de Lissa mientras

ella obligaba desesperadamente a Northwood a que mantuviera la

calma y no llamara a nadie en medio de este caos. El otro guardián

tuvo un poco más de tiempo para reaccionar, pero todavía fue lento

en soltar a Victor y girarse hacia mí. Usé el camino abierto y le di un

puñetazo, forzándole a luchar. Él era grande y fornido, y una vez

que me consideró una amenaza, no se contuvo. Un golpe en mi

hombro envió punzadas de dolor a través de mi brazo, y respondí

con un golpe rápido de mi rodilla en su estómago. Mientras tanto,

su compañero estaba de pie dirigiéndose hacia nosotros. Tenía que

terminar esto rápido, no sólo por mi propio bien, sino también

porque ellos indudablemente pedirían refuerzos si les daba un

momento.

Agarré al más cercano a mí y lo empujé tan fuerte como pude

contra una pared, golpeándolo en la cabeza. Él se tambaleó,

aturdido, y lo hice otra vez, justo cuando su compañero me alcanzó.

El primer guardián cayó al suelo, inconsciente. Odié hacer eso, pero

parte de mi entrenamiento había sido aprender a diferenciar entre

incapacitar y matar. Él debería tener sólo un dolor de cabeza. Eso

esperaba. El otro guardián estaba mucho más a la ofensiva, sin

embargo, él y yo dimos vueltas, consiguiendo algunos golpes y

esquivando otros.

—¡No puedo dejarlo fuera de combate! —Le grité a Lissa—. Lo

necesitamos. Oblígalo.

Su respuesta llegó a través del lazo. Ella podía obligar a dos

personas al mismo tiempo, pero requería mucha fuerza. No

estábamos fuera de esto todavía, y no podía arriesgarse a

Page 137: Espíritu confinado

13

7

desgastarse tan pronto. La frustración reemplazó al miedo dentro de

ella.

—Northwood, ve a dormir —gruñó—. Ahí mismo. Sobre tu

escritorio. Estás exhausto y dormirás unas horas.

Desde la esquina de mi ojo, vi a Northwood desplomarse,

golpeando con su cabeza el escritorio. Todos los que trabajaban aquí

tendrían una conmoción cerebral por el tiempo que estuviéramos

aquí. Me lancé sobre el guardián, usando todo mi peso para

conseguir que estuviera en la línea de visión de Lissa. Ella vino

hacia nuestra pelea. Él le echó un vistazo sorprendido, y eso era

todo lo que ella necesitaba.

—¡Detente!

Él no respondió tan rápido como Northwood, sino que

realmente dudó. Este tipo era más resistente.

—¡Deja de luchar! —repitió con más fuerza, intensificando su

voluntad. Fuerte o no, no pudo resistir contra tanto espíritu. Sus

brazos cayeron hacia sus costados, y dejó de luchar contra mí. Di un

paso hacia atrás para coger aliento y enderezar mi peluca en su

lugar.

—Sostener a este va a ser difícil —me dijo Lissa.

—¿Difícil como cinco minutos o cinco horas?

—Algo en el medio.

—Entonces movámonos. Consigue la llave de Victor.

Ella le exigió al guardián que le diera la llave de los grilletes. Él

nos dijo que el otro guardián las tenía. Por supuesto, registré el

cuerpo inconsciente —estaba respirando regularmente, gracias a

Page 138: Espíritu confinado

13

8

Dios— y recuperé la llave. Ahora centré mi atención en Victor. Una

vez que la pelea había comenzado, él se había salido del camino y

simplemente observó silenciosamente mientras todo tipo de nuevas

posibilidades indudablemente se formaban en su retorcida mente.

Me‖acerqué‖y‖puse‖mi‖‚cara‖aterradora‛‖cuando‖levanté‖la‖llave.‖

—Voy a abrir las esposas ahora —le dije, en una voz a la vez dulce y

amenazante—. Vas a hacer exactamente lo que te digamos que

hagas. No vas a correr, comenzar una pelea, o cualquier forma de

interferir con nuestros planes.

—¿Oh? ¿Estás usando técnicas de compulsión también, Rose?

—preguntó secamente.

—No lo necesito. —Abrí los grilletes—. Puedo dejarte

inconsciente tan fácilmente como a ese tipo, o hacerlo peor. No hace

diferencia para mí.

Las pesadas esposas y cadenas cayeron al piso. Aquella astuta y

satisfecha mirada permaneció en su cara, pero sus manos

gentilmente tocaron sus muñecas. Me di cuenta en ese momento que

tenía verdugones y magulladuras en ellas. Esos grilletes no

significaban comodidad, pero me rehusé a sentir lástima por él. Él

echó un vistazo hacia nosotras.

—Qué encantador —dijo pensativo—. De todas las personas

que podrían intentar rescatarme, nunca hubiera esperado a ustedes

dos... y, sin embargo, en retrospectiva, ustedes probablemente son

las más competentes.

—No necesitamos tus comentarios inútiles, Hannibal —solté—.

Y no uses la palabra ‚rescate‛. Suena como si fueras algún tipo de

héroe injustamente encarcelado.

Page 139: Espíritu confinado

13

9

Él arqueó una ceja, como si creyera que de verdad podría ser el

caso. En vez de contradecirme, asintió hacia Bradley, quien de hecho

estuvo durmiendo durante la pelea. En su estado drogado, la

compulsión de Lissa había sido más que suficiente para dejarlo

fuera de combate.

—Dénmelo —dijo Victor.

—¿Qué? —Exclamé—. ¡No tenemos tiempo para eso!

—Y yo no tengo fuerza para lo que sea que tengas en mente —

siseó Victor. Esa máscara agradable y omnisciente desapareció,

reemplazada por una cruel y desesperada—. El encarcelamiento

involucra más que barrotes, Rose. Nos privan de comida y sangre,

tratando de mantenernos débiles. Caminar aquí es el único ejercicio

que consigo, e implica bastante esfuerzo. A menos que de verdad

planees arrastrarme fuera de aquí, ¡dame sangre!

Lissa interrumpió cualquier respuesta que yo pudiera hacer. —

Sé rápido.

La miré con asombro. Estuve a punto de negárselo a Victor,

pero a través del lazo sentí una extraña mezcla de sentimientos

desde ella. Compasión y... entendimiento. Oh, ella todavía lo odiaba,

absolutamente. Pero también sabía lo que era vivir con la sangre

limitada.

Gracias a Dios, Victor era rápido. Su boca estaba en el cuello del

humano prácticamente antes de que Lissa terminara de hablar.

Aturdido o no, sentir dientes en su cuello era suficiente para que

Bradley se despertara. Él se despertó asustado, pero pronto su cara

cambió a placer por la alimentación, gracias a las endorfinas del

vampiro. Un corto estallido de sangre era todo lo que Victor

necesitaría, pero cuando los ojos de Bradley comenzaron a

Page 140: Espíritu confinado

14

0

ampliarse en sorpresa, me di cuenta de que Victor estaba tomando

más que una bebida rápida. Salté hacia delante y tiré lejos a Victor

del alimentador desparramado.

—¿Qué demonios estás haciendo? —demandé, sacudiendo con

fuerza a Victor. Era algo que quería hacer desde hace mucho

tiempo—. ¿Pensaste que podrías drenarlo y convertirte en Strigoi

justo en frente de nosotras?

—Apenas —dijo Victor, estremeciéndose bajo el apretón que

tenía sobre él.

—Eso no es lo que estaba haciendo —dijo Lissa—. Sólo perdió el

control por un segundo.

Con su sed de sangre satisfecha, el comportamiento tranquilo

de Victor había regresado. —Ah, Vasilisa. Siempre tan comprensiva.

—No hagas suposiciones —gruñó ella.

Les lancé a ambos una mirada enfadada. —Tenemos que irnos.

Ahora. —Me di la vuelta hacia al guardián con la compulsión—.

Llévanos al cuarto donde están todas las grabaciones de los

monitores de seguridad.

Él no me respondió, y con un suspiro, miré expectante a Lissa.

Ella repitió mi petición, y él inmediatamente comenzó a dejar la

habitación. Mi adrenalina estaba alta desde la pelea, y estaba ansiosa

por terminar todo esto y salir de aquí. A través del lazo, sentí su

nerviosismo. Ella quizás haya defendido la necesidad de sangre de

Victor, pero mientras caminábamos, se mantuvo tan lejos de él como

podía. La comprensión absoluta de quién era él y lo que estábamos

haciendo se movía lentamente en ella. Desearía poder consolarla,

pero no había tiempo.

Page 141: Espíritu confinado

14

1

Seguimos al guardia —Lissa le preguntó su nombre; se llamaba

Giovanni— a través de más pasillos y puestos de control. Él nos

trató de engañar con la ruta llevándonos alrededor de los límites de

la prisión, no a través de sus celdas. Aguanté la respiración casi todo

el tiempo, aterrorizada de que hubiéramos alertado a alguien.

Demasiados factores estaban trabajando en contra de nosotros; no

necesitábamos esto también. Nuestra suerte se mantuvo, sin

embargo, y no nos encontramos con nadie, probablemente el

resultado de hacer esto cerca del final de la noche y sin pasar por la

zona de alta seguridad.

Lissa y Mia había cogido a los guardianes de la Corte para

borrar las grabaciones de seguridad ahí también, pero yo no lo había

visto. Ahora, cuando Giovanni nos guió al espacio de vigilancia de

la prisión, no pude evitar un pequeño jadeo. Los monitores cubrían

las paredes, y consolas con complejos botones e interruptores

situados enfrente de ellos. Computadoras cubrían los escritorios en

todas partes. Me sentía como si este cuarto tuviera el poder de

despegar hacia el espacio. Todo en la prisión estaba a la vista; cada

celda, varios pasillos, e incluso la oficina de los guardianes, donde

Eddie estaba sentado teniendo una pequeña charla con Theo. Los

otros dos guardianes estaban aquí, y me pregunté si nos habían

visto en los pasillos. Pero no, estaban demasiado concentrados en

algo más: una cámara que había sido girada hacia una pared en

blanco. Era la que yo había ajustado en la sala de alimentación.

Ellos estaban dirigiéndose hacia ella, y uno de ellos estaba diciendo

cómo deberían llamar a alguien para que revise allí. Entonces

levantaron la vista y nos vieron.

—Ayúdala a reducirlos —le ordenó Lissa a Giovanni.

Page 142: Espíritu confinado

14

2

Otra vez, hubo una duda. Habríamos estado mejor con un

‚ayudante‛‖m{s‖ débil,‖ pero‖ Lissa‖ no‖ había‖ tenido‖ idea‖ cuando‖ lo‖

eligió. Como antes, eventualmente saltó a la acción. Igual que antes,

la sorpresa fue lejos en el sometimiento a esos dos guardias. Yo era

una extraña —inmediatamente despertando el interés de los

guardias— pero todavía parecía una humana. Giovanni era su

compañero de trabajo; no esperaban un ataque de él.

Sin embargo, eso no los hizo fáciles de derrotar. Tener refuerzos

fue un largo camino, y Giovanni era bueno en su trabajo. Dejamos a

un guardia inconsciente bastante rápido, Giovanni usó una llave de

estrangulamiento para brevemente sacarle el aire al tipo hasta que

colapsara. El otro guardia mantuvo su distancia de nosotros, y me di

cuenta de que sus ojos continuamente se deslizaban hacia una de las

paredes. Esa tenía un extintor, un interruptor, y un botón redondo

plateado.

—¡Esa es una alarma! —exclamó Victor, justo cuando el guardia

se abalanzó contra el botón.

Giovanni y yo lo atacamos al mismo tiempo, deteniéndolo justo

antes de que su mano pudiera rozar el botón y enviar a una legión

de guardianes hacia nosotros. Un golpe en la cabeza también dejó

fuera de combate a este guardián. Con cada persona que pudiera

lastimar de esta prisión, un nudo de culpa y nauseas se apretaba

más y más fuerte en mi estómago. Los guardianes eran los chicos

buenos, y no pude menos que seguir pensando que estaba luchando

en el lado de los malos.

Ahora que nos quedamos sólo nosotros, Lissa sabía el siguiente

paso.

Page 143: Espíritu confinado

14

3

—Giovanni, desactiva todas las cámaras y borra la última hora

de grabaciones.

Hubo una vacilación más grande de su parte esta vez.

Conseguir que peleara con sus amigos había requerido mucha

capacidad de compulsión de su parte. Ella estaba manteniendo su

control, pero el cansancio crecía, y se le iba a hacer más difícil hacer

que él siguiera obedeciendo nuestras órdenes.

—Hazlo —gruñó Victor, yendo a pararse al lado de Lissa. Ella

se estremeció con su proximidad, pero cuando su mirada se unió a

la de ella, Giovanni cumplió la orden y comenzó a apretar

interruptores en las consolas. Victor no podía competir con el poder

de Lissa, pero su pequeña explosión de compulsión reforzaba la

suya.

Uno por uno, los monitores se volvieron negros, y luego

Giovanni tecleó unas pocas órdenes en el computador que

almacenaba las grabaciones de las cámaras. Luces rojas estaban

parpadeando en las consolas, pero ahora no había nadie aquí que las

notara.

—Aún si él las borra, hay algunos que quizás sean capaces de

recuperarlas del disco duro —Hizo notar Victor.

—Es una posibilidad que tendremos que tomar —dije con

irritación—. Reprogramar, o lo que sea, no está dentro de mi equipo

de habilidades.

Victor hizo rodar sus ojos. —Quizás, pero destruir ciertamente

sí.

Me llevó un momento pillar lo que él quería decir, pero

entonces comprendí. Con un suspiro, agarré el extintor de la pared y

Page 144: Espíritu confinado

14

4

golpeé la computadora hasta que no fue nada más que una pila de

fragmentos de plástico y metal. Lissa se estremeció con cada golpe y

se mantuvo mirando hacia la puerta.

—Espero que esto no haga mucho ruido —refunfuñó ella.

—Parecía sólido —dije con seguridad—. Y ahora es tiempo de

irnos.

Lissa ordenó a Giovanni que nos llevara de vuelta a la oficina

de los guardias en la parte frontal de la prisión. Él cumplió,

llevándonos de vuelta a través del laberinto por el que habíamos

pasado más temprano. Sus códigos y su tarjeta de seguridad non

consiguieron pasar por cada puesto de control.

—¿Supongo que no puedes obligar a Theo para que nos saque?

—Le pregunté a Lissa.

Su boca era una línea severa. Ella negó con la cabeza. —Ni

siquiera sé cuánto más podré mantener a Giovanni. Nunca usé a

alguien como marioneta antes.

—Está bien —dije, tratando de tranquilizarnos—. Casi hemos

terminado con esto.

Pero íbamos a tener otra pelea en nuestras manos. Después de

darles una paliza a la mitad de los Strigoi en Rusia, todavía me

sentía bien sobre mi propia fuerza, pero este sentimiento de culpa

no me abandonaba. Y si corríamos hacia una docena de guardianes,

ni siquiera mi fuerza iba a ayudarnos.

Había perdido el rumbo en el proyecto, pero resultó que la ruta

de regreso de Giovanni a la oficina principal no nos estaba llevando

a través de los bloques de celdas después de todo. Otro cartel se leía

Page 145: Espíritu confinado

14

5

sobre mi cabeza PELIGRO. AHORA ESTA ENTRANDO AL ÁREA

DE PRISIONEROS (PSIQUIÁTRICOS)

—¿Psiquiátricos? —pregunté sorprendida.

—Desde luego —murmuró Victor—. ¿Donde más crees que

mandan a los prisioneros con problemas mentales?

—A hospitales —respondí, conteniendo una broma sobre todos

los criminales que tenían problemas mentales.

—Bueno, no siempre...

—¡Detente!

Lissa lo interrumpió y se detuvo abruptamente en frente de la

puerta. El resto de nosotros casi pasamos sobre ella. Se movió

bruscamente, tomando varios pasos hacia atrás.

—¿Qué está mal? —pregunté.

Ella se dio la vuelta hacia Giovanni. —Encuentra otro camino

hacia la oficina.

—Este es el camino más rápido —argumentó él.

Lissa lentamente sacudió su cabeza. —No me importa.

Encuentra otro, uno donde no nos crucemos con otras personas.

Él frunció el ceño, pero su compulsión se mantenía.

Bruscamente se dio la vuelta, y nos apresuramos para continuar. —

¿Qué está mal? —repetí. La mente de Lissa estaba muy enredada

para que yo pudiera descifrar su razonamiento. Ella hizo una

mueca.

—Siento auras del espíritu allí detrás.

Page 146: Espíritu confinado

14

6

—¿Qué? ¿Cuántas?

—Al menos dos. No sé si ellos me sintieron o no.

Si no fuera por el avance de Giovanni y la urgencia que nos

presionaba, me hubiera detenido. —Usuarios del espíritu...

Lissa había esperado tanto por otros como ella. ¿Quién iba a

pensar que los encontraríamos aquí? De hecho... tal vez deberíamos

haber esperado esto. Sabíamos que los usuarios del espíritu

danzaban en la locura. ¿Por qué no terminarían en un lugar como

este? Y, considerando el problema que habíamos pasado por

aprender sobre esta prisión, no era nada asombroso que los usuarios

del espíritu hubieran permanecido ocultos. Dudaba que alguien que

trabajara aquí supiera dónde estaban.

Lissa y yo intercambiamos miradas breves. Sabía cuánto quería

investigar esto, pero ahora no era el momento. Victor ya se veía

demasiado interesado en lo que habíamos dicho, entonces las

siguientes palabras de Lissa estaban en mi cabeza: Estoy bastante

segura que los usuarios del espíritu verían a través de mis encantos. No

podemos arriesgarnos a descripciones reales para ser descubiertos—incluso

si vienen de personas que están declaradas locas.

Asentí con comprensión, apartando la curiosidad, y aún

lamentándolo. Tendremos que revisar esto en otro momento, me dije,

como, la próxima vez que decidamos irrumpir en una prisión de máxima

seguridad.

Finalmente alcanzamos la oficina de Theo sin más incidentes,

sin embargo, mi corazón martilleaba furiosamente todo el camino

mientras mi cerebro continuaba diciéndome, ¡Ve! ¡Ve! ¡Ve!

Page 147: Espíritu confinado

14

7

Theo y Eddie charlaban sobre políticas de la Corte cuando

nuestro grupo entró. Eddie inmediatamente dio un salto y fue por

Theo, reconociendo que era hora de irse. Él tenía a Theo en un

agarre estrangulador tan eficiente como Giovanni se las había

ingeniado más temprano, y estaba feliz de que alguien más

estuviera haciendo el trabajo sucio además de mí.

Desafortunadamente, Theo se las arregló para dar un buen grito

antes de desmayarse y caer al suelo.

Inmediatamente, los dos guardianes que nos habían escoltado

antes arremetieron contra la oficina. Eddie y yo saltamos

precipitadamente a la pelea, Lissa y Victor metieron a Giovanni

adentro también. Para hacer las cosas más complicadas, poco

después de que sometiéramos a uno de los guardianes, Giovanni

salió de la compulsión y empezó a pelear contra nosotros. Peor,

corrió a la pared donde descubrí —demasiado tarde— que había

otro botón de alarma plateado. Él le dio un golpe con su puño, y un

chillido penetrante llenó el aire.

—¡Mierda! —Grité.

Las habilidades de Lissa no estaban en la pelea física, y Victor

no era mucho mejor. Estaba todo en mí y Eddie para terminar éstos

últimos dos, y teníamos que hacerlo rápido. El segundo de los

guardias de escolta cayó, y luego éramos sólo nosotros y Giovanni.

Él consiguió un buen golpe sobre mí, uno que golpeó mi cabeza

contra la pared. No fue lo suficientemente bueno como para

hacerme desmayar, pero el mundo giró y puntos negros y blancos

bailaron ante mis ojos. Me congelé completamente por un momento,

pero entonces Eddie estaba sobre él, y Giovanni prontamente ya no

fue una amenaza.

Page 148: Espíritu confinado

14

8

Eddie tomó mi brazo para estabilizarme, y luego los cuatro

corrimos inmediatamente fuera del cuarto. Miré hacia los cuerpos

inconscientes, otra vez odiándome por eso. Sin embargo, no había

tiempo para la culpa. Teníamos que salir. Ahora.

Cada guardián en esta prisión estaría aquí dentro de menos de

un minuto.

Nuestro grupo corrió hacia a las puertas principales, sólo para

descubrirlas cerradas desde el interior. Eddie maldijo y nos dijo que

lo esperáramos. Fue corriendo a la oficina de Theo y volvió con una

de las tarjetas de seguridad con las que Giovanni a menudo había

pasado en las puertas. Por supuesto, esta nos dejó salir, e hicimos

una loca carrera hacia el auto de alquiler.

Entramos en tropel, y estaba feliz de que Victor hubiera

mantenido el mismo paso que todos nosotros y no hubiera hecho

ninguno de sus molestos comentarios. Eddie pisó el acelerador y se

dirigió de nuevo hacia el camino por el que habíamos llegado. Me

senté al lado de él en el frente.

—Te garantizo que el tipo de la puerta va a saber sobre la

alarma —le avisé. Nuestra expectativa inicial había sido

simplemente salir y decirle que había habido una confusión de

papeleo después de todo.

—Síp. —Eddie estuvo de acuerdo, con una expresión severa.

Obviamente, el guardián dio un paso fuera de su caseta de guardia,

agitando sus brazos.

—¿Eso es un arma? —exclamé.

—No voy a parar para averiguarlo. —Eddie apretó con fuerza el

acelerador, y cuando el guardián se percató que seguíamos adelante

Page 149: Espíritu confinado

14

9

a pesar de todo, saltó fuera del camino. Chocamos a través del brazo

de madera que bloqueaba la carretera dejando un lío de astillas.

—Bud va a mantener nuestro depósito —dije.

Detrás de nosotros, oí sonidos de disparos. Eddie maldijo otra

vez, pero a medida que nos alejábamos, los disparos se tornaban

más débiles, y pronto, estuvimos fuera de rango.

Él exhaló. —Si esos hubieran golpeado nuestros neumáticos o

ventanas, entonces habríamos tenido bastante más por qué

preocuparnos que de un depósito.

—Van a enviar personas detrás de nosotros —dijo Victor desde

el asiento trasero.

Otra vez, Lissa se había movido tan lejos de él como podía. —

Los camiones están probablemente saliendo ahora mismo.

—¿No crees que supusimos eso? —solté. Sabía que él trataba de

ser de ayuda, pero era la última persona a quien quería escuchar por

el momento. Incluso mientras hablaba, miré con atención hacia atrás

y vi las formas oscuras de dos vehículos acelerando sobre la calle

tras nosotros. Estaban ganando rápidamente, sin dejar dudas de que

los SUV’s pronto alcanzarían nuestro pequeño coche compacto.

Miré hacia nuestro GPS. —Necesitamos cambiar de dirección,

pronto —advertí a Eddie, no es que necesitara mi consejo. Habíamos

diseñado una ruta de escape de antemano, una que tomaba muchas

y muchas vueltas torcidas en esas remotas calles secundarias.

Afortunadamente, había muchas de ellas. Eddie hizo un viraje

brusco hacia la izquierda y después, casi inmediatamente, a la

derecha. Aún así, los vehículos perseguidores seguían con nosotros

Page 150: Espíritu confinado

15

0

en el espejo retrovisor. No fue hasta unas pocas vueltas más tarde

que la carretera detrás de nosotros quedó despejada.

Un tenso silencio llenó el coche mientras esperábamos a que los

guardias nos alcanzaran. No lo hicieron. Habíamos hecho

demasiadas vueltas confusas, pero tomó casi diez minutos para que

aceptara que realmente podríamos haber logrado salir de esto.

—Creo que los perdimos —dijo Eddie, la admiración en su voz

igualaba mis sentimientos. Su cara todavía estaba surcada con

preocupación, sus manos agarraban el volante con fuerza.

—No los perderemos hasta que lleguemos a Fairbanks —dije—.

Estoy segura de que ellos lo registrarán, y no es tan grande.

—¿A dónde vamos? —Preguntó Victor—. Si se me permite

preguntar.

Me retorcí en mi asiento a fin de que le pudiera mirar a los ojos.

—Eso es lo que vas a decirnos. Por difícil que resulte creerlo, no

hicimos todo eso sólo porque extrañábamos tu agradable compañía.

—Eso es difícil de creer.

Entrecerré mis ojos. —Queremos encontrar a tu hermano.

Roberto Doru.

Tuve la satisfacción de atrapar a Victor momentáneamente con

la guardia baja. Luego, su apariencia astuta regresó. —Por supuesto.

Ese es un seguimiento a solicitud de Abe Mazur, ¿no es cierto?

Debería haber sabido que él no aceptaría un no por respuesta. Por

supuesto, nunca habría adivinado que estuvieras colaborando con

él.

Page 151: Espíritu confinado

15

1

Victor aparentemente no sabía que en realidad estaba

emparentada con Abe, y yo no iba a decírselo. —Irrelevante —dije

fríamente—. Ahora, vas a llevarnos con Robert. ¿Dónde está él?

—Olvidas, Rose —reflexionó Victor—, que tú no eres la de la

compulsión aquí.

—No, pero soy la que puede atarte a la orilla del camino y hacer

una llamada anónima de nuevo a la prisión con tu paradero.

—¿Cómo sé que no obtendrás lo que quieres de mí y luego me

devolverás de cualquier manera? —preguntó él—. No tengo razón

para confiar en ti.

—Tienes razón. Estoy segura como el demonio que no

confiarías en mí. Pero si las cosas resultan bien, hay una posibilidad

de que tal vez te dejemos ir después. —No, en realidad no la había—

. ¿Es algo en lo que quieres arriesgarte? Nunca tendrás otra

oportunidad como esta, y lo sabes.

Víctor no tenía ninguna broma ingeniosa para eso. Anota otro

punto para mí.

—Entonces —continué—, ¿vas a llevarnos a él o no?

Pensamientos que no podía leer se agitaron detrás de sus ojos.

Sin duda estaba elaborando planes secretos sobre cómo podría

operar esto para su ventaja, probablemente averiguando cómo

escapar de nosotros antes de que incluso lleguemos a Robert. Era lo

que yo probablemente hubiera hecho.

—Las Vegas —dijo Victor al fin—. Tenemos que ir a Las Vegas.

Page 152: Espíritu confinado

15

2

Traducido por +DaRkGiRl+

Corregido por Ginabm

espués de la estupidez que le había hecho a Abe, sobre

siempre ir a lugares remotos de mierda, debería estar

emocionada por el anuncio de ir a la ciudad del

pecado. Tenía unas pocas reservas acerca de mi nuevo y épico viaje.

Primero que todo, un lugar como Las Vegas era el último lugar

donde hubiera esperado que un recluso medio-loco estuviera. De las

pequeñas cosas que había oído. Robert había salido del radar y

quería estar solo. Una ocupada y llena ciudad realmente no encajaba

con esa descripción. En segundo lugar, las ciudades como esas eran

perfectas áreas de alimentación para los Strigoi. Atestado, temerario.

Bajo en inhibiciones. Muy fácil para las personas perderse,

especialmente cuando muchos de ellos estaban a fuera en la noche.

Parte de mí estaba segura que debía haber un truco por parte de

Victor, pero él juró y volvió a jurar que era cierto. Así que, sin

ningún otro adelanto, Las Vegas se convirtió en nuestro próximo

destino. De todos modos, no teníamos demasiado tiempo para

discutir el tema, sabiendo que los guardianes deberían estar

buscándonos en Fairbanks.

D

Page 153: Espíritu confinado

15

3

Es cierto que el encanto de Lissa había alterado nuestras

apariencias lo suficiente para que ellos no estuvieran buscando

gente con nuestras descripciones. Ellos sabían cómo lucia Victor.

Aunque, tan pronto como estuviéramos lejos de Alaska, mejor.

Infortunadamente, teníamos un ligero problema.

—Victor no tiene identificación —dijo Eddie— no podemos

sacarlo en avión.

Era verdad, todas las posesiones de Victor habían sido

incautadas por las autoridades de la prisión. Y en medio de la

desactivación de vigilancia y sacando a docenas de guardianes,

difícilmente tuvimos tiempo para buscar sus cosas personales.

La compulsión de Lissa era fenomenal, pero ella estaba

exhausta al haberla utilizado tanto en la prisión. Además, los

guardianes probablemente estarían vigilando el aeropuerto.

Nuestro amigo Bud, el tipo de los carros de alquiler, dio la

solución. Él no había estado emocionado de ver su carro de vuelta

con los arañazos provocados por la conducción temeraria de Eddie,

pero con el dinero suficiente habíamos callado finalmente los

murmullos sobre: ‚Alquilar a un montón de niños‛. Fue Victor

quien pensó en un plan alternativo y sugirió que se hiciera.

—¿Hay cerca algún aeropuerto privado? ¿Con vuelos que

podamos alquilar?

—Seguro —dijo Bud—, pero no será barato.

—Eso no es un problema —dije.

Bud nos miró de reojo. —¿Se robaron un banco o algo así?

Page 154: Espíritu confinado

15

4

No, pero estábamos empacando mucho dinero. Lissa tenía un

fideicomiso que le daba dinero cada mes hasta que ella tuviera

dieciocho años, así como tarjeta de crédito de límites altos. Yo tenía

una tarjeta de crédito con los míos, con las sobras de cuando

engatusé a Adrian para que financiara mi viaje a Rusia. Dejé de lado

el resto de mis bienes, como la enorme cuenta bancaria que él me

había creado. Pero, equivocada o no, había decidido tener una

tarjeta a mano, sólo en caso de emergencia.

Esta era ciertamente una emergencia, así que usamos la tarjeta

para pagar el costo de viaje privado. El piloto no podía llevarnos a

Las Vegas, pero él podía llevarnos a Seattle, donde sería capaz de

conectarnos con otro piloto que supiera cómo seguir el resto del

viaje. Más dinero.

—A Seattle de nuevo —reflexioné, justo antes que el avión

despegara. El pequeño jet tenía una serie de cuatro asientos, dos en

cada lado, unos frente a otros. Me senté junto a Victor, y Eddie se

sentó frente a él. Nos dimos cuenta que era la mejor configuración

de seguridad.

—¿Qué hay de Seattle? —Preguntó Eddie perplejo

—No importa

Los Jets no eran tan rápidos como los comerciales, y nuestro

viaje tomó gran parte del día. Durante el cual continúe

preguntándole a Victor sobre el papel de su hermano en Las Vegas,

y finalmente obtuve la respuesta que esperaba. Victor nos lo habría

dicho eventualmente, pero creo que él obtuvo una sádica emoción al

prolongar la respuesta.

Page 155: Espíritu confinado

15

5

—Robert no vive en Las Vegas, propiamente —él explicó—. Él

tiene una pequeña casa, una cabaña, supongo que a las afueras de

Red Rock cañón, millas fuera de la ciudad.

Ah. Ahora eso era más de lo que hubiera esperado. Lissa se

puso rígida a la mención de la cabaña y sentí su inquietud mediante

el vínculo. Cuando Victor la había secuestrado, él la había llevado a

una cabaña en el bosque y ahí la había torturado. Le di una mirada

tan tranquilizante como pude. Eran momentos como éste cuando

deseaba que el vínculo funcionara de ambas formas, así podría

enviarle verdadera comodidad.

—¿Así que iremos allá?

Víctor, resoplo. —Ciertamente no, Robert valora demasiado su

privacidad. Él no dejaría que nadie entrara a su casa. Pero vendrá a

la ciudad si se lo pido.

Lissa me mira, Víctor puede estar poniéndonos una trampa. Él tiene

demasiados seguidores, ahora que está afuera. Él puede llamarlos en lugar

de a Robert para encontrarnos.

Le doy un pequeño asentimiento, de nuevo deseando poder

responderle por medio del vínculo. Ella había pensado en esto

también. Era imperativo nunca dejar solo a Victor para que hiciera

llamadas sin supervisión, y en realidad, el mismo plan de reunirnos

en Las Vegas me hacía sentir mejor. Para nuestra propia seguridad

de los hombres de confianza de Victor, era preferible estar en la

ciudad que fuera en mitad de la nada.

—En vista que he sido tan útil —dijo Victor—, tengo el derecho

a saber ¿qué quieren con mi hermano? —Él miro a Lissa—.

¿Buscando lecciones del Espíritu? Tuviste que haber hecho una

excelente investigación para encontrarlo

Page 156: Espíritu confinado

15

6

—No tienes ningún derecho de saber nuestros planes —yo digo

agudamente—. Y de verdad, si quieres hacer el seguimiento de

quién ha sido el más útil aquí, nosotros te superamos en la tarjeta de

puntuación. Tienes un largo camino que recorrer para alcanzarnos

después de lo que hicimos en Tarasov. —Victor sólo respondió con

una pequeña sonrisa.

Alguna parte del viaje se llevó a cabo en la noche, lo que

significaba que era temprano en la mañana cuando aterrizamos en

Las Vegas, en la seguridad de la luz del sol. Estaba sorprendida de

ver qué tan atestado estaba el aeropuerto. El aeropuerto privado en

Seattle había tenido una buena cantidad de aviones, pero el

aeropuerto de Fairbanks había estado casi desierto. Esta zona estaba

repleta‖ de‖ pequeños‖ Jets,‖ muchos‖ de‖ ellos‖ gritaban‖ ‚Lujo‛.‖ No‖

debería estar sorprendida. Las Vegas era el patio de juego de las

celebridades y otra gente rica, muchos de los cuales probablemente

no podían permitir rebajarse a viajar en vuelos comerciales con

gente ordinaria.

Aquí había taxis, ahorrándonos la odisea de otro carro

alquilado. Pero cuando el conductor nos preguntó hacia a dónde nos

dirigíamos, todos nos quedamos en silencio.

Yo giré hacia Víctor.

—Al centro de la ciudad ¿cierto? ¿La zona?

—Sí —Él agregó. Había estado segura de que Robert querría

encontrarse con unos extraños en algún lugar muy público. Un

lugar en el cual él podría huir fácilmente.

—La zona es un gran lugar. —Dijo el conductor—. ¿Tienen

algún lugar en especial o sólo los dejo en la mitad de la calle?

Page 157: Espíritu confinado

15

7

El silencio cayó sobre nosotros. Lissa me dio una significativa

mirada.

—¿Witching Hour?

Lo consideré. Las Vegas era el lugar favorito por algunos Moroi.

El sol brillante lo hacía menos atractivo para los Strigoi, y los casinos

sin ventanas, creaban una cómoda atmósfera de oscuridad.

La hora de las brujas era un casino-hotel del que todos

habíamos escuchado. Si bien había un montón de clientes humanos,

de hecho pertenecía a un Moroi, por lo que había una cantidad de

características clandestinas para que fuera el lugar perfecto para

vampiros. Alimentadores en cuartos traseros. Salas especiales

únicamente para Morois. Un buen número de guardianes

patrullando.

Guardianes

Negué con la cabeza y miré de reojo a Víctor. No podemos

llevarlo ahí, de todos los hoteles en Las Vegas, el Witching Hour, era

el último lugar al que iríamos. El escape de Víctor debió haber sido

noticia de última hora en todo el mundo Moroi, llevarlo a Las Vegas,

a la gran concentración de Morois y Guardianes, era la peor idea

que podíamos tener en este momento.

En el espejo retrovisor, el rostro del conductor lucía impaciente.

Fue Eddie quien finalmente dijo: —The Luxor.

Él y yo estábamos en el asiento trasero, con Victor entre

nosotros, y lo miré por encima —¿De dónde vino eso?

—Pone distancia entre nosotros y el Witching Hour —Eddie

repentinamente parecía un poco avergonzado—, y siempre me he

Page 158: Espíritu confinado

15

8

querido quedar ahí, quiero decir, si vienes a Las Vegas ¿por qué no

quedarte en una pirámide?

—No se puede criticar esa lógica. —Lissa dijo

—The Luxor será —le dije al conductor.

Viajamos en silencio, todos nosotros —bien, menos Víctor—

mirando con admiración la vista. Aún durante el día, las calles de

Las Vegas estaban llenas de personas. Los jóvenes y glamorosos

caminaban lado a lado con parejas mayores de clase media, quienes

probablemente habían ahorrado y ahorrado para poder hacer este

viaje. Los hoteles y casinos que pasamos eran inmensos, llamativos e

invitadores.

Y‖ cuando‖ llegamos‖ al‖ Luxor… yup. Era como Eddie había

dicho. Un hotel en forma de pirámide. Me quedé mirando al bajar

del coche, tratando duramente de no dejar caer mi mandíbula como

el turista deslumbrado que era.

Pagué al conductor y caminamos hacia la entrada. No sabía

cuánto tiempo nos quedaríamos, pero definitivamente

necesitábamos un cuarto como base de operaciones.

Entrar en el hotel fue como estar de nuevo en el club nocturno

en San Petersburgo y Novobirsk. Las luces intermitentes y el

abrumador olor del humo Y el ruido, ruido, ruido. Las maquinas

tragamonedas sonando y sonando, fichas cayendo, gente gritando

en consternación o deleite y el bajo sonido de conversaciones

colándose por el salón como zumbidos de abejas. Hice una mueca,

todos esos estímulos habían tocado mis sentidos.

Pasamos por las afueras del casino para poder llegar a la

recepción, donde la asistente ni siquiera parpadeó ante la vista de

Page 159: Espíritu confinado

15

9

tres adolescentes y un viejo entrando a una habitación juntos. Tuve

que imaginar que, en ese lugar, ellos veían de todo.

Nuestro cuarto era de tamaño medio, con dos camas dobles, y

de alguna manera teníamos la suerte de una vista increíble. Lissa se

paró en la ventana, fascinada por los lugares de interés, las

personas, los carros que pasaban en la zona de abajo.

Pero yo salté directamente el negocio.

—Ok, llámalo —Le ordené a Víctor. Se sentó en una de las

camas con las manos cruzados y la expresión serena, como si

estuviera en unas verdaderas vacaciones. A pesar de la sonrisa de

suficiencia, pude ver la fatiga en su rostro.

Incluso con su alivio de la sangre, el escape y el largo viaje

habían sido agotadores, y los efectos de su enfermedad fueron

volviendo lentamente, lo que naturalmente hacía estragos en su

fuerza física. Victor inmediatamente se acerco al teléfono del hotel,

pero yo negué con mi cabeza.

—Liss, déjalo usar tu celular, quiero grabar este número.

Ella le pasó el teléfono de nuevo con cuidado, como si fuera a

contaminarla. Él tomó el teléfono y me dio una mirada casi

angelical.

—¿No debería tener un poco de privacidad? Hace mucho

tiempo que Robert y yo no hablamos.

—No —Le espeto yo. La dureza de mi voz me sorprendió

incluso a mí, y se me ocurrió que Lissa no era la única sufriendo hoy

por el uso del espíritu. Victor se encogió de hombros y comenzó a

marcar. Nos dijo en uno de los vuelos que tenía el número de Robert

memorizado. Tuve que tener fe acerca de a quién estaba llamando.

Page 160: Espíritu confinado

16

0

También tuve que esperar que el número de Robert no hubiera

cambiado. Por supuesto, incluso si Victor no había visto a su

hermano en años, él había sido encerrado sólo un corto tiempo, y

probablemente había mantenido conversaciones con él de

antemano.

La tensión lleno la habitación mientras esperábamos que sonara

el teléfono. Unos momentos después, escuché una voz a través del

altavoz del teléfono, aunque yo no podía distinguir las palabras

exactas.

—Robert —dijo agradablemente—. Es Victor.

Este recibió una respuesta frenética en el otro extremo. Sólo

pude oír parte de la conversación, pero era intrigante. Victor

primero tenía que pasar demasiado tiempo tratando de convencer a

Robert que estaba fuera de prisión. Aparentemente, Robert no

estaba tan alejado de la sociedad Moroi para estar fuera de contacto

sobre las noticias de actualidad. Victor le dijo que los detalles serían

revelados más tarde y luego hizo su lanzamiento a Robert para que

viniera a encontrarnos.

Tengo el sentimiento que Robert vivía en el temor y la paranoia,

que me recordó a la Sra. Karp cuando había estado en las etapas

avanzadas de la locura del espíritu. Lissa fijó la mirada fuera de la

ventana durante toda la llamada. Pero sus sentimientos se reflejaron

en mí: Miedo, de que esto podría ser su destino. O el mío también. Si

sacaba los efectos del espíritu. La imagen del signo de Tarasov

aparece brevemente en su mente.

ADVERTENCIA. AHORA ESTA ENTRANDO AL AREA DE

PRISIONEROS (PSIQUIATRIA)

Page 161: Espíritu confinado

16

1

La voz de Víctor se volvió sorprendentemente halagadora

mientras hablaba con su hermano, incluso gentil.

Me acordé con inquietud de los viejos tiempos, antes de saber

de los dementes planes de Victor sobre la dominación de los Moroi,

él nos trataba con amabilidad y también había sido prácticamente

un miembro de la familia de Lissa. Me pregunto si en algún

momento él había sido sincero, o si todo había sido parte de un acto.

Finalmente, después de casi veinte minutos, convenció a Robert

para venir a vernos. Las palabras inteligibles al otro extremo del

teléfono estaban llenas de ansiedad. Y en ese momento me convencí

que Victor realmente estaba hablando con su hermano loco y no con

uno de sus cómplices. Víctor concertó una cena-reunión en uno de

los restaurantes del hotel y al final colgó.

—¿Cena? —Pregunté cuando Víctor cerró el teléfono—. ¿No

está preocupado por estar afuera de noche?

—Es una cena temprana —él respondió—, cuatro treinta, y el

sol no habrá bajado casi hasta las ocho.

—¿Cuatro treinta? —Pregunté—. Buen Dios ¿Vamos a ordenar

el especial de tercera edad?

Pero tenía un punto en cuanto al tiempo y el sol. Sin la

seguridad de Alaska, la luz del sol pasó casi sin escala. Me estaba

empezando a sentir sofocada por la presión de la salida del sol y la

puesta de este, incluso aunque fuera verano aquí.

Desafortunadamente, una segura y temprana cena aún

significaba que teníamos horas que pasar. Victor se recostó en la

cama, con los brazos detrás de su cabeza. Creo que estaba

intentando un aire despreocupado, pero mi suposición era que se

Page 162: Espíritu confinado

16

2

debía realmente al agotamiento lo que lo llevaba a buscar la

comodidad de una cama.

—¿Interesadas en probar su suerte escaleras abajo? —Él miró a

Lissa—. Los usuarios del espirito son increíbles jugadores de cartas,

no tengo que decirte lo buenos que son leyendo a la gente—. Ella no

respondió.

—Nadie deja este cuarto —dije, no me gustaba la idea de estar

todos encerrados aquí, pero no podía arriesgarme a un intento de

fuga o a Strigois acechando en los rincones del casino.

Después de lavarse el tinte del pelo, Lissa acercó una silla a la

ventana. Ella se negó a estar más cerca de Victor. Me senté con las

piernas cruzadas sobre la segunda cama. Donde no había mucho

espacio para que Eddie también se sentara, pero se mantuvo en

posición vertical contra una pared. En la perfecta postura de un

guardián, mientras miraba a Victor. No tenía ninguna duda que

Eddie pudiera mantener esa posición por horas, sin importar cuán

incomoda fuera. Todos habían sido entrenados para soportar duras

condiciones. Él hizo un buen trabajo luciendo severo. Pero de vez en

cuando, lo atrapaba mirando a Victor con curiosidad. Eddie había

estado conmigo en este acto de traición, pero aún no sabía por qué

lo había hecho.

Habíamos estado allí un par de horas cuando alguien golpeó la

puerta. Me levanté de un salto. Eddie y yo nos reflejamos

mutuamente, ambos en rígida atención, las manos yendo a nuestras

estacas. Habíamos pedido el almuerzo hace una hora, pero el

servicio de habitaciones hace tiempo que había llegado e ido. Era

aún temprano para Robert, además, él no sabía el número de la

habitación. No hubo nauseas, sin embargo, no había un Strigoi en

Page 163: Espíritu confinado

16

3

nuestra puerta. Me encontré con la mirada de Eddie, pasando

mensajes silenciosos sobre qué hacer.

Pero fue Lissa quien actuó primero, levantándose de la silla

dando unos pasos por la habitación.

—Es Adrian.

—¿Qué? —Exclame— ¿Estás segura? —Ella asintió. Los

usuarios del espíritu usualmente sólo ven auras, pero podían

sentirse entre sí cuando estaban lo suficientemente cerca... tal como

había sido en la prisión, sin embargo, ninguno de nosotros se movió.

Me dirigió una mirada seca.

—Él sabe que estoy aquí —Ella señaló—. Él puede sentirme

también.

Yo suspiré, aún con mi mano en la estaca, y me dirigí a la

puerta. Miré por la mirilla. De pie con una expresión divertida e

inquieta estaba Adrian. No podía ver a nadie más, sin ninguna

indicación de encontrar a un Strigoi, finalmente abrí la puerta. Su

rostro se iluminó de alegría cuando me vio. Inclinándose, me dio un

rápido beso en la mejilla antes de entrar al cuarto.

—Ustedes realmente no pensaban que podían irse un fin de

semana de fiesta sin mí, ¿verdad? Especialmente aquí, de todos los

lugares…

Se quedó paralizado y fue uno de esos raros momentos cuando

Adrian Ivashkov fue capturado total y completamente fuera de

guardia.

—¿Sabían...? —dijo él lentamente— ¿...que Victor Dashkov está

sentado en su cama?

Page 164: Espíritu confinado

16

4

—Sí —dije— fue casi un Shock para nosotros también.

Adrian arrastró la mirada de Victor y miró a su alrededor,

dándose cuenta de Eddie por primera vez. Eddie había estado tan

tranquilo que casi parecía parte del mobiliario. Adrian se volvió

hacia mí.

—¿Qué diablos está pasando? ¡Todo el mundo está en busca de

él!

Las palabras de Lissa sonaron a través del vínculo. Deberías

decirle. Sabes que él no se irá ahora.

Ella tenía razón. No tenía idea cómo nos había encontrado

Adrian, pero ahora que lo había hecho, no había manera en que él se

fuera. Miré dudosa a Eddie, quien adivinó mis pensamientos.

—Vamos a estar bien —dijo—. Ve a hablar, yo no permitiré que

nada suceda.

Y soy lo suficientemente fuerte de nuevo para usar la compulsión si

trata de hacer algo, Lissa agregó.

Suspiré. —Muy bien. Estaremos de vuelta.

Tomé del brazo a Adrian y lo llevé a fuera. Tan pronto como

nos encontramos en el pasillo, empieza de nuevo. —¿Rose, qué

es…?

Niego con la cabeza. En nuestro tiempo aquí, he oído suficiente

ruido de otros huéspedes en el vestíbulo para saber que mis amigos

oirían nuestra conversación si hablábamos aquí afuera. En su lugar,

Adrian y yo tomamos el elevador y bajo las escaleras, donde el

ruido del casino cubriría nuestras palabras.

Page 165: Espíritu confinado

16

5

Encontramos un rincón un poco fuera de forma y Adrian

prácticamente me empujó contra la pared, su expresión oscura y su

actitud ligera me molestaban a veces, pero lo prefería cuando estaba

molesto, en gran parte porque temía que el espíritu añadiera una

inestable ventaja.

—Me dejaste una nota diciendo que te escapabas para una

última fiesta de fin de semana, ¿y en lugar de eso te encuentro

escondida con uno de los más notorios criminales? ¡Cuando dejé la

Corte, era eso de lo que todo el mundo estaba hablando! ¿Ese tipo

no trató de matarte?

Respondí su pregunta con otra pregunta —¿Cómo nos

encontraste?

—La tarjeta de crédito —Él dijo— Estaba esperando que la

usaras.

Mis ojos se abrieron —¡Me prometiste que no estarías

chismoseando!

Desde que mis cuentas y tarjetas las había conseguido con su

ayuda, sabía que él tenía acceso a los registros, pero le había creído

cuando dijo que respetaba mi privacidad.

—Cuando estabas en Rusia, mantuve esa promesa. Esto es

diferente. Yo me mantuve revisando y revisando junto con la

compañía y tan pronto como la actividad se hizo presente con el

vuelo chárter, llamé y me enteré dónde estabas.

La rápida llegada de Adrian aquí, después de todo no, era tan

increíble si él hubiera estado monitoreando la tarjeta. Una vez que

tuviera la información que necesitaba, podía fácilmente reservar un

Page 166: Espíritu confinado

16

6

vuelo. Un Jet sin escalas habría hecho nuestro viaje más rápido, y no

un viaje multi-paradas.

—No hay manera en que pudiera resistirme a Las Vegas —él

continuó—. Así que pensé que te sorprendería y te mostraría como

unirte a la diversión.

Yo había utilizado mi tarjeta para la habitación. Me di cuenta de

nuevo, acerca de delatar nuestra posición. No había nadie más

ligado a mí o a las tarjetas de Lissa, pero la facilidad con que me

había rastreado me puso nerviosa.

—No debiste haber hecho eso —gruñí—, podemos estar juntos,

pero hay límites que tenemos que respetar, y este no es tu asunto.

—¡No es como si estuviera leyendo tu diario!, yo sólo quería

encontrar‖a‖mi‖novia‖y…‖

Era un signo de sufrimiento de Adrian. Su mente ahora estaba

empezando a retroceder y juntar las piezas.

—¡Oh, Dios! Rose, por favor dime que ustedes no fueron los que

lo sacaron de prisión. Están buscando a dos chicas humanas y un

chico‖Dhampir.‖Las‖descripciones‖no‖coinciden‖en‖absoluto….‖—él

gimió—, pero fuiste tú ¿cierto? de alguna manera irrumpiste en una

prisión de máxima seguridad con Eddie.

—No debió haber tenido tanta seguridad. —Comenté

ligeramente.

—¡Rose!, ese tipo ha jodido la vida de ambas. ¿Por qué lo pones

en libertad?

Page 167: Espíritu confinado

16

7

—Porque…—Dudé. ¿Cómo explicarle esto a Adrian? ¿Cómo

explicarle lo que con evidencias de nuestro mundo era imposible?

¿Y cómo explicarle qué meta en particular me había traído a esto?

—Víctor tiene información que necesitamos. O, mejor, tiene

acceso a alguien que necesitamos. Y esta era la única manera en que

podíamos llegar a él.

—¿Qué hay en la tierra que él pudiera saber, para que hagas

esto?

Yo tragué. Caminé entre prisiones y nidos de Strigoi. Pero decir

lo que hice, enfrente de Adrian, me llenó de temor.

—Porque podría haber una forma de salvar a los Strigoi. Para

volver a la forma en que eran. Y Victor… Victor conoce a alguien

que podría haber hecho esto.

Adrian me miró durante varios segundos, e incluso en medio

del movimiento y el ruido del casino, fue como si el mundo se

quedara quieto y en silencio.

—Rose, eso es imposible.

—Puede que no.

—Si hubiera una forma de hacerlo, lo sabríamos.

—Involucra usuarios del espíritu. Y sólo hasta ahora supimos

de ellos.

—Eso no significa... Oh, ya veo. —Sus profundos ojos verdes

destellaron. Y en este momento, estaba enojado—. Es por él

¿verdad? Este es tú último y loco intento para llegar a él, a Dimitri.

Page 168: Espíritu confinado

16

8

—No es sólo por él —dije vagamente—, podría salvar a todos

los Strigoi.

—¡Pensé que eso había terminado! —Adrian exclamó, su voz

era lo suficientemente fuerte para que las personas cercanas en las

máquinas tragamonedas voltearan a mirar—. Me dijiste que todo

había terminado. Me dijiste que podías seguir adelante y estar

conmigo.

—Lo dije en serio —le dije, sorprendida por la nota desesperada

en mi voz—. Es algo que sólo encontramos. Teníamos que

intentarlo.

—¿Y luego qué? ¿Qué pasa si esta estúpida fantasía funciona?

Liberas a Dimitri en algún acto milagroso, ¿y me botas así? —Él

chasqueo sus dedos.

—No lo sé —dije con cansancio—, estamos yendo un paso a la

vez. Me encanta estar contigo. De verdad. Pero no puedo ignorar

esto.

—Por supuesto que no puedes. —Volvió sus ojos hacia el

cielo—. Sueños, sueños. Camino con ellos; vivo con ellos. Me engaño

con ellos. Es una maravilla que haya descubierto la realidad. —El

extraño sonido de su voz me ponía nerviosa. Pude reconocer uno de

sus locos lapsos, inducidos por el espíritu. Luego se giró hacia mí

con un suspiro.

—Necesito un trago.

La pena que había sentido por él se convirtió en ira. —¡Oh,

Dios!, eso lo arregla todo. Me alegro que en un mundo tan

enloquecido como éste, tú todavía tengas tus viejos recursos.

Page 169: Espíritu confinado

16

9

Su mirada me hizo dar un respingo. Él no lo hacía muy a

menudo. Y cuando lo hacía, era una cosa poderosa.

—¿Qué esperas que haga? —Él preguntó.

—Podrías… Podrías… ¡Oh, Dios! Bueno, ahora que estás aquí

podrías ayudarnos. Además, este tipo con el que nos vamos a

encontrar es otro usuario del espíritu.

Adrian no traicionó sus pensamientos. Pero pude sentir que

había despertado su interés.

—Sí, eso es exactamente lo que quiero, ayudar a mi novia a

traer a su antiguo novio de vuelta. —Se dio la vuelta de nuevo, y le

oí murmurar:— Necesito dos tragos.

—Cuatro treinta —le grité—. Nos reuniremos con él a las cuatro

treinta.

No hubo respuesta. Adrian se perdió en la multitud.

Regresé al cuarto, en una nube negra que tenía que ser obvia

para todos. Lissa y Eddie eran lo suficientemente inteligentes para

no preguntar, pero Victor, por supuesto, no tenía tales reservas.

—¿Qué? ¿El Señor Ivaskhov no nos acompaña? Estaba tan

ansioso acerca de tener su compañía.

—Cállate —dije, cruzando mis brazos e inclinándome contra la

pared cerca de Eddie—. No hables a menos que tengas que hacerlo.

El próximo par de horas fueron un arrastre. Estaba segura que

en cualquier momento, Adrian volvería de mala gana y se

comprometería a ayudarnos. Podíamos utilizar su compulsión en

caso que algo saliera mal, aunque no pudiera igualar a Lissa.

Page 170: Espíritu confinado

17

0

Seguramente…‖seguramente, ¿él me amaba lo suficiente para venir

en mi ayuda? ¿Él no me abandonaría?

Eres una idiota, Rose, era mi propia voz la que me criticaba, no la

de Lissa. No le diste ninguna razón para ayudar. Sólo le harás daño una y

otra vez. Al igual que a Mason.

Cuando las cuatro treinta llegaron, Eddie me miró. —

¿Deberíamos reservar una mesa?

—Sí. —Estaba inquieta y molesta. No quería quedarme en este

cuarto por más tiempo, atrapada con sentimientos oscuros que no se

iban.

Víctor se levantó de la cama, extendiéndose como si se

levantara de una siesta. Aún, habría jurado que había un brillo

ansioso oculto en la profundidad de sus ojos. En todos los sentidos,

él y su hermano eran cercanos, aunque yo no le había visto ninguna

muestra de amor o lealtad hacia nadie. ¿Quién sabe? Tal vez en

alguna parte había un verdadero afecto por Robert.

Formamos una especie de configuración de protección, conmigo

en la parte delantera, Eddie en la espalda y los dos Moroi entre

nosotros. Abrí la puerta y me encontré cara a cara con Adrian. Su

mano estaba levantada, como si hubiera estado a punto de golpear.

Él arqueó una ceja.

—Oh, Bueno —él dijo. Tenía la misma expresión tipo Adrian

normal y relajada en su rostro. Aunque su voz sonaba un poco

tensa. Yo sabía que él no era feliz con nada de esto. Pude verlo en la

rigidez de su mandíbula y la agitación en sus ojos. Sin embargo, él

estaba poniendo una buena cara a los demás, por lo que le estaba

agradecida. Lo más importante era que había vuelto. Eso era lo que

Page 171: Espíritu confinado

17

1

importaba, y podía ignorar el olor a alcohol y el del humo a su

alrededor.

—Así‖que…. he oído que hay una fiesta, ¿les importa si me uno?

Le di una débil sonrisa agradecida. —Vamos.

Nuestro grupo, ahora de cinco integrantes, se dirigió por el

pasillo hacia el ascensor.

—Estaba limpiando en el Póker, ¿sabes? —Adrian agregó—, así

que espero que esto sea bueno.

—No sé si será bueno. —Reflexioné. Las puertas de ascensor se

abrieron—. Pero creo que será memorable.

Entramos al ascensor, para ver a Robert Doru. Y lo que podría

ser la única solución de Dimitri.

Page 172: Espíritu confinado

17

2

Traducido por Clooooooo

Corregido por Selene

obert Doru fue fácil de encontrar.

No fue porque se pareciera a Victor. Ni siquiera fue

a causa de cualquier dramático reencuentro entre él y su hermano.

Más bien, fue la mente de Lissa la que me avisó. Vi a Robert a través

de sus ojos, un espíritu rodeado de un aura de oro en aquel

restaurante, como una estrella. Verle le tomó por sorpresa, y ella

tropezó brevemente.

Los usuarios del espíritu eran demasiado raros de ver como

para que ella se acostumbrase totalmente a ellos. Ver auras era algo

que ella podía sintonizar desde adentro o hacia afuera, y justo antes

de que volviera a la normalidad, ella observó que, a pesar de la

brillante aura de oro que había visto en Adrian, también había una

sensación de inestabilidad en la misma. Las chispas de otros colores

brillaron también, pero ellas temblaban y parpadeaban. Se preguntó

si se trataba de un tipo de espíritu extraño, aún desconocido.

Sus ojos se encendieron al ver como Victor se acercaba a la

mesa, pero los dos no se abrazaron, no mostraron el más mínimo

interés en tocarse. Victor simplemente se sentó junto a su hermano.

R

Page 173: Espíritu confinado

17

3

El resto de nosotros nos paramos con cierta torpeza por un

momento. Toda la situación era demasiado extraña. Sin embargo,

esa era la razón por la que habíamos llegado, y después de varios

segundos más, mis amigos y yo nos unimos a los hermanos en la

mesa.

—Victor... —Robert respiraba ruidosamente, con los ojos muy

abiertos. Robert podría haber tenido algunos de los rasgos faciales

Dashkov, pero sus ojos eran de color marrón, no verde. Sus manos

jugaban con una servilleta—. No puedo creerlo.... He querido

verte…y‖ahora,‖después‖de‖tanto‖tiempo…

Victor puso una voz amable, la misma que por teléfono, como si

estuviera hablando con un niño.

—Lo sé, Robert. También te he echado de menos.

—¿Te quedas? ¿Puedes volver a vivir conmigo?

Una parte de mí quería ver que se trataba de una idea ridícula,

pero la desesperación en la voz de Robert despertó un poco de

compasión en mí. Permanecí en silencio, simplemente mirando el

drama que se desplegaba ante mí.

—Me gustaría‖ poder‖ hacerlo.‖ Sería‖ genial.‖ Los‖ dos…—Victor

vaciló. Él no era estúpido. A pesar de mis vagas afirmaciones en el

avión, él sabía que las probabilidades de que lo dejara ir no

existían—. No lo sé —dijo en voz baja—. No sé.

La llegada del camarero nos sacó de nuestra nube, y tomó nota

de lo que íbamos a beber. Adrian pidió un gin-tonic. No estaba

segura de si pudo hacerlo porque se podía hacer pasar por alguien

de veintiuno o fue lo suficientemente convincente con el espíritu

como para hacerlo. De todos modos, yo no estaba muy contenta con

Page 174: Espíritu confinado

17

4

él. El alcohol silenciaba al espíritu. Estábamos en una situación

precaria, y yo le necesitaba a pleno rendimiento. Por supuesto,

teniendo en cuenta que había estado bebiendo antes, probablemente

no importaba ahora.

Después de que el camarero se fuera, Robert pareció darse

cuenta de nuestra presencia. Sus ojos se posaron en Eddie

rápidamente, luego en Lissa y Adrian, estuvo vagando por mi zona

durante mucho tiempo. Me puse rígida, no me gusta el control, y

mucho menos el escrutinio. Por último, se volvió hacia su hermano.

—¿A quién has traído, Victor? —Robert todavía tenía que

olvidar el aire se disipaba a su alrededor, su rostro iluminado por la

sospecha, el miedo y la paranoia—. ¿Quiénes son estos niños? Dos

usuarios del espíritu… —Su mirada se posó sobre mí otra vez.

Estaba leyendo mi aura—. ¿Una Shadow-Kissed?

Por un momento, admiré el uso del término. Entonces recordé

lo que Mark, el marido de Oksana, también lo había usado. Robert

se había unido una vez a una dhampir y ésta había muerto,

acelerando drásticamente el deterioro de la mente de Robert.

—Son amigos —dijo Victor sin problemas—. Amigos a quienes

les gustaría hablar contigo y hacerte algunas preguntas.

Robert frunció el ceño. —Estás mintiendo. Qué puedo‖decir…

no parecen amigos. Están tensos. Ellos mantienen una distancia

contigo.

Victor no negó la afirmación de amigo. —Sin embargo,

necesitan tu ayuda, y fue lo que se les prometió. Era lo que

habíamos acordado, permitirles verte.

Page 175: Espíritu confinado

17

5

—No deberías haber hecho promesas por mí. —La servilleta de

Robert estaba ahora hecha jirones. Hasta se me pasó por la cabeza

darle la mía.

—Pero ¿no querías verme? —preguntó Victor en tono dulce,

c{lido…‖su‖sonrisa‖parecía‖casi… real.

Robert parecía preocupado. Confundido. De nuevo me recordó

a un niño, y empecé a tener mis dudas de que este individuo

hubiera transformado alguna vez a un Strigoi.

Se salvó de responder debido a que llegaron nuestras bebidas.

Ninguno de nosotros habíamos pedido aún nada del menú, para

gran disgusto del camarero. Se fue, y yo abrí mi bebida sin verla

realmente.

Victor después nos presentó a Robert, tan formalmente como lo

hubiera hecho durante una reunión diplomática. La cárcel no había

embotado su sentido de la etiqueta real. Victor dio los primeros

nombres solamente.

Robert se volvió hacia mí, con el ceño fruncido aún patente en

su rostro, y miró entre Lissa y yo. Adrian había dicho que siempre

que se juntaban, nuestras auras demostraban estar más que

relacionadas.

—Un enlace... Ya casi he olvidado lo que era... Pero Alden.

Nunca‖ olvidaré‖ a‖ Alden…— Sus ojos se abrieron, soñadores,

reviviendo el recuerdo.

—Lo siento —dije, sorprendida al oír la simpatía de mis

palabras. Esta no era la agresividad al interrogar que había

imaginado—. Sólo puedo imaginar lo que debe‖ haber‖ sido‖ eso…

perderlo…

Page 176: Espíritu confinado

17

6

Los ojos antes soñadores se tornaron fríos y duros.

—No.‖ No‖ puedes.‖ Es‖ como… nada que tú puedas imaginar.

Nada. Ahora mismo... en este momento... tú tienes‖ la… tienes un

mundo… un universo de los sentidos más allá del de los demás, la

comprensión de otra persona que nadie puede tener. Perder eso...

que te sea arrebatado... te haría desear la muerte.

Wow. Robert había sido bastante bueno y contundente para

matar la conversación, y todos los que estábamos allí sentados

teníamos la esperanza de que el camarero apareciera en ese mismo

momento. Cuando lo hizo, todos fuimos poco entusiastas a la hora

de pedir alimentos y, a excepción de Robert, la mayoría de nosotros

decidimos sobre la marcha. El restaurante servía cocina asiática, y

pedí lo primero que vi en el menú: un simple rollo de huevo.

Cuando terminamos el pedido, Victor continuó con mano firme

con Robert, que parecía incapaz de manejar la situación —¿Vas a

ayudarlos? ¿Vas a responder a sus preguntas?

Tenía la sensación de que Victor estaba empujando Robert no

sólo porque nos lo debía, sino más bien porque Victor es intrigante

por naturaleza y en realidad se moría por conocer los secretos de

todos y también sus motivaciones.

Robert lanzó un suspiro. Cuando miró a Victor, su expresión

era de una fuerte devoción, e incluso idolatría. Robert

probablemente no podía negarse a nada que le pidiera su hermano.

Él era el tipo perfecto para jugar con los planes de Victor, y me di

cuenta que posiblemente deberían estar agradecidos de que Robert

hubiera crecido de manera inestable.

Si hubiera estado en pleno control de sus poderes, Victor nunca

habría molestado a Lissa la última vez.

Page 177: Espíritu confinado

17

7

—¿Qué quieres saber? —preguntó Robert. Se dirigió a mí. Al

parecer, se reconoce mi liderazgo. Miré a mis amigos en busca de

algo de apoyo moral y no recibí respuesta alguna. En primer lugar,

ni Lissa ni Adrian habían aprobado esta misión, y Eddie todavía no

conocía el propósito de la misma. Tragué saliva y dirigí mi completa

atención a Robert.

—Escuchamos que liberó‖ a‖ un‖ Strigoi‖ una‖ vez.‖ Que… pudo

devolverlo a él, o a ella, de nuevo a su estado original.

La sorpresa brilló en el rostro por lo general sereno de Victor.

Ciertamente no sabía de esto.

—¿Dónde has oído eso? —exigió saber Robert.

—De una pareja que conocí en Rusia. Sus nombres son Marcos

y Oksana.

—Mark y Oksana... —De nuevo, la mirada de Robert se deslizó

por un momento hacia el suelo. Tuve la sensación de que pasó

mucho tiempo, aunque no pasó mucho en realidad.

—No sabía que todavía estaban juntos.

—Ellos lo están. Están realmente bien —le miré con

intensidad—. ¿Es cierto? ¿Hizo lo que dijeron? ¿Es posible?

La respuesta de Robert fue precedida por una pausa. —Ella.

—¿Cómo?

—Era una mujer. Yo la liberé.

Jadeé, aunque traté de que no se notara, sin atreverme a

procesar sus palabras.

Page 178: Espíritu confinado

17

8

—Estás mintiendo. —Fue Adrian quien habló, su tono de voz

era áspero. Robert le miró con expresión divertida y burlona.

—¿Y quién eres tú para decir eso? ¿Cómo puedes saberlo? Has

lastimado y abusado tanto de tus poderes, que apenas si puedes

tocar la magia. Y todas estas cosas que te haces a ti mismo... en

realidad no ayudan, ¿verdad? El castigo del espíritu todavía te

afecta... pronto no serás capaz de diferenciar la realidad de los

sueños…‖

Las palabras sorprendieron a Adrian en un primer momento,

pero él siguió como si nada.

—Lo sé, incluso sin tener la necesidad de observar todos los

signos físicos que evidencian que usted está mintiendo. Lo sé,

porque lo que usted está describiendo es imposible. No hay manera

de salvar a un Strigoi. Cuando se han ido, se han ido. Están muertos.

Muertos. Para siempre.

—Lo que está muerto no siempre permanece muerto... —Las

palabras de Robert no iban destinadas a Adrian. Me miró a mí. Me

estremecí.

—¿Cómo? ¿Cómo lo hiciste?

—Con una estaca. Ella fue asesinada con una estaca y, al

hacerlo, puede devolvérsele a la vida.

—De acuerdo —dije—. Eso es mentira. He matado a un montón

de Strigoi con estacas, y créame, se quedan muertos.

—No cualquier estaca. —Los dedos de Robert bailaron a lo

largo del borde de la botella que sostenía—. Una Estaca especial.

—Una Estaca encantada con el espíritu —dijo Lissa de repente.

Page 179: Espíritu confinado

17

9

Robert alzó los ojos hacia ella y sonrió. Era una sonrisa

escalofriante. —Sí,‖tú… tú eres una chica inteligente, ingeniosa. Una

chica inteligente, amable. Tierna y amable. Puedo verlo en tu aura.

Miré fijamente a la mesa, mi mente en marcha. Una estaca

encantada con el espíritu. Las estacas de plata estaban encantadas

con los cuatro elementos principales Moroi: tierra, aire, agua y

fuego. Con nuestro reciente descubrimiento de cómo los objetos

encantados con el espíritu podían ser algo peligrosos, saber que una

estaca encantada por el espíritu podía traer a los muertos a la vida al

unirse‖ con‖ los‖ otros‖ elementos‖ principales‖Moroi…,‖ era‖ realmente

aterrador. ¿Pero, de‖ veras… eso podía restablecer a un Strigoi en

una‖persona‖normal… de nuevo?

Me sentí agradecida por la llegada de los alimentos debido a

que mi cerebro estaba aún en lento proceso de aceptación de la

información. El rollo de huevo proporcionaba una buena

oportunidad para pensar.

—¿Es realmente tan fácil? —Le pregunté por fin.

Robert se burló. —No es nada fácil.

—Pero usted acaba de decir... acabas de decir que necesitamos

una‖estaca‖encantada‖con‖el‖espíritu… y entonces se puede matar a

un Strigoi con él. —O bien, no-matar. Los aspectos técnicos son

irrelevantes.

Su sonrisa volvió. —Tú no. Tú no puedes hacerlo.

—Entonces, ¿quién?... —Me detuve, el resto de mis últimas

palabras quedaron estancadas en mis labios.

—No. No.

Page 180: Espíritu confinado

18

0

—Los Shadow-Kissed no tienen el don de la vida. Sólo los

bendecidos por el espíritu —explicó—. La pregunta es: ¿Quién es

capaz de hacerlo? ¿La chica tierna o el idiota borracho? —Sus ojos

bailaron entre Lissa y Adrian—. Mi apuesta sería a favor de la chica

tierna.

Esas palabras fueron las que me sacaron de mi estado aturdido.

De hecho, estaba aún más despejada que antes, sacándome de los

pensamientos que una y otra vez me llevaban a Dimitri. —No —

repetí—. Incluso si es posible, y no estoy muy segura de creerle, ella

no puede hacerlo. Yo no se lo permitiría.

Y en un giro de los acontecimientos casi tan asombroso como la

revelación de Robert, Lissa giró hacia mí, la ira inundando nuestro

vínculo. —¿Y desde cuándo es relevante que tú me digas lo que

puedo o no puedo hacer?

—Desde que no recuerdo que tú hayas tomado alguna vez

entrenamiento de guardiana o hayas aprendido cómo usar una

estaca contra un Strigoi —respondí tranquilamente, tratando de

mantener mi voz calmada—. Tú tan sólo golpeaste a Reed y eso fue

bastante difícil. —Cuando Avery Lazar había tratado de hacerse

cargo de la mente de Lissa, había enviado a su hermano shadow-

kissed a hacer el trabajo sucio. Con mi ayuda, Lissa lo había

golpeado y logró mantenerlo alejado. Había sido perfectamente

ejecutado, pero ella lo había odiado.

—Lo hice, ¿no? —exclamó ella.

—Liss, lanzar un puñetazo no se parece en nada a matar a un

Strigoi. Y eso sin contar el hecho de que tienes que acercarte a uno

en primer lugar. ¿Crees que podrías conseguir darle un puñetazo

antes de que te rompa el cuello? No.

Page 181: Espíritu confinado

18

1

—Voy a aprender. —La determinación en su voz y en su mente

eran admirables, pero lleva décadas aprender a enfrentarte a seres

semejantes.

Adrian y Eddie parecían incómodos en medio de este debate,

pero Victor y Robert parecían intrigados y divertidos. No me gustó

eso. No estábamos aquí para su entretenimiento. Traté de desviar el

tema. Miré a Robert.

—Si una usuario del espíritu trae de vuelta a un Strigoi,

entonces esa persona se convertiría en shadow-kissed.

No le señalé la conclusión obvia a Lissa. Parte de lo que había

llevado a Avery a la locura (además del frecuente uso del espíritu)

había sido crear lazos con más de una persona. Hacerlo, crea una

situación muy inestable que rápidamente lleva a todas las personas

involucradas a la oscuridad y la locura.

Los ojos de Robert crecieron de ensueño mientras miraba más

allá de mí. —Los lazos se forman cuando alguien muere, cuando el

alma ha salido y se traslada al mundo de los muertos. Traerla de

vuelta es lo que les convierte en Shadow-Kissed. La marca de la

muerte queda sobre ellos. —Los ojos de Robert se posaron en los

míos—. Del mismo modo que está en ti.

Me negué a evitar a sus ojos, a pesar de la frialdad que

produjeron en mí sus palabras.

—Los Strigoi están muertos. Eso significaría que su alma debe

ser traída del mundo de los muertos también.

—No —argumentó—. Sus almas no siguen adelante. Sus almas

permanecen... ni en este mundo ni en el otro. Está mal y es poco

Page 182: Espíritu confinado

18

2

natural. Es lo que los hace lo que son. Matar o salvar a un Strigoi

envía al alma a un estado normal. No hay lazo.

—Entonces no hay peligro —dijo Lissa para mí.

—Aparte de que un Strigoi te mate —señalé.

—Rose...

—Vamos a terminar esta conversación más tarde. —Le dirigí

una mirada dura. Nos miramos durante un momento y luego se

volvió hacia Robert. Todavía había una obstinación en el vínculo

que no me gustaba.

—¿Cómo encantas una estaca? —le preguntó—. Todavía estoy

aprendiendo.

Una vez más comencé a regañarla, pero luego me lo pensé

mejor. Tal vez Robert estaba equivocado. Tal vez todo lo que

realmente se necesita para convertir un Strigoi era una estaca

infundida con el espíritu. Sólo dijo que una persona poseída por el

espíritu tenía que hacerlo porque lo había hecho así antes.

Supuestamente. Además, yo preferiría que Lissa se preocupara por

encantar que por luchar. Si la parte del encanto sonaba demasiado

difícil, ella debería renunciar a ello totalmente.

Robert me miró y luego miró a Eddie. —Uno de ellos debe tener

una estaca. Te lo mostraré.

—No puedes sacar una estaca en público —exclamó Adrian, en

lo que fue una observación muy sabia—. Puede ser que sea extraño

para los seres humanos, pero sigue siendo obvio que es un arma.

—Tiene razón —dijo Eddie.

—Podríamos volver a la sala después de la cena —dijo Victor.

Page 183: Espíritu confinado

18

3

Había algo que parecía perfectamente agradable y suave en su

rostro. Lo estudié, esperando que mi expresión mostrara mi

desconfianza. A pesar de su entusiasmo, podía sentir la vacilación

de Lissa también. Ella no tenía interés en seguir cualquier

sugerencia de Victor. Habíamos visto en el pasado cuán

desesperadamente lejos Victor iría en el intento de cumplir con sus

planes. Había convertido a su propia hija en Strigoi para que le

ayudara a salir de la cárcel. Por todo lo que sabíamos, él estaba

planeando lo‖mismo‖para…

—Eso es —murmuré, sintiendo que mis ojos agrandarse

mientras le miraba fijamente.

—¿Eso es qué? —preguntó Victor.

—Por eso es que convertiste a Natalie. Pensaste... tú sabías esto.

Lo que Robert había hecho. Ibas a usar su fuerza como Strigoi y

entonces ibas a hacer que él la convirtiera de nuevo.

La ya pálida cara de Victor se volvió más pálida aún, y pareció

envejecer frente a nuestros ojos. Su mirada con aire satisfecho

desapareció, y miró hacia otro lado. —Natalie está muerta, y hace

mucho tiempo de eso —dijo rígidamente—. No tiene sentido

discutir sobre ella.

Algunos de nosotros hicimos un intento para comer después de

eso, pero mi rollo de huevo tenía mal gusto ahora. Lissa y yo

estábamos pensando lo mismo. Entre todos los pecados de Victor, el

convertir a su hija en Strigoi era el más terrible de ellos. Era lo que

realmente me había demostrado que él era un monstruo. De

repente, me vi obligada a reevaluar las cosas. A reevaluarlo a él. Si él

sabía que podría traerla de vuelta, aquello que hizo seguía siendo

terrible, pero no tan terrible. Él seguía siendo malvado en mi mente,

Page 184: Espíritu confinado

18

4

no hay duda. Pero si él hubiera creído que podía traer a Natalie de

vuelta, eso significaba que de verdad creía en el poder de Robert.

Todavía no había manera posible para que yo dejara a Lissa sola

cerca de un Strigoi, pero esta historia increíble se había convertido

en algo más creíble. No podía dejarlo ir sin más investigación.

—Podemos ir a la sala después de esto —dije por fin—. Pero no

por mucho tiempo. —Mis palabras fueron hacia Victor y Robert.

Robert parecía haberse desvanecido en su propio mundo de nuevo,

pero asintió con la cabeza a Victor.

Le di a Eddie una rápida mirada y obtuve un rápido

asentimiento de un tipo diferente por parte suya. Él comprendía el

riesgo de llevar a los hermanos a un lugar privado. Eddie estaba

diciéndome que estaría vigilante. No es que él no lo estuviera siendo

ya.

En el momento en que terminamos la cena, Eddie y yo

estábamos rígidos y tensos. Él caminó cerca de Robert, y yo me

quedé con Victor. Mantuvimos a Lissa y Adrian en medio de los

hermanos, Aún así, incluso mantenerlos cerca era difícil mientras

recorríamos el atestado casino.

La gente se detenía en nuestro camino, caminaba a nuestro

alrededor,‖ a‖ través‖ de‖ nosotros… era un caos. Dos veces, nuestro

grupo se dividió por los turistas inconscientes. No estábamos muy

lejos de los ascensores, pero yo estaba inquieta ante la posibilidad de

tener a Victor o Robert corriendo entre la multitud de personas.

—Tenemos que salir de esta multitud —le grité a Eddie.

Me dedicó otro de sus rápidos movimientos de cabeza y me dio

un empujón hacia la izquierda que me cogió por sorpresa. Dirigí a

Victor en esa misma dirección, y Lissa y Adrian se hicieron a un

Page 185: Espíritu confinado

18

5

lado para mantenerse con nosotros. Yo estaba perpleja, hasta que vi

que nos acercábamos a un pasillo con un signo de Salidas de

Emergencia en él. Lejos del atestado casino, el nivel de ruido era

mucho menos intenso.

—Me figuro que probablemente haya escaleras por aquí —

explicó Eddie.

—Guardián Astuto. —Le dije con una sonrisa.

Otro giro nos llevó a un armario de limpieza a nuestra derecha

y por delante de nosotros una puerta con un símbolo de escalera. La

puerta parecía conducir tanto al exterior como a los pisos

superiores.

—Brillante —le dije.

—Subiremos como hasta el décimo piso —señaló Adrian. Fue la

primera vez que había hablado en un rato.

—No‖hay‖nada‖como‖un‖poco‖de‖ejercicio‖para… maldición. —

Llegué a un alto frente a la puerta. Tenía una pequeña señal de

advertencia diciendo que sonaría una alarma en caso de que la

puerta se abriera.

—Lo siento —dijo Eddie, como si fuera personalmente

responsable.

—No es culpa tuya —le dije, dándome la vuelta—. Regresemos

entonces.

Tendríamos que tener otro encuentro con la multitud. A lo

mejor, el recorrido que hicimos había cansado a Victor y a Robert lo

suficiente para hacer que un escape fuera poco tentador. Ninguno

de ellos era joven, y Victor todavía estaba en mal estado.

Page 186: Espíritu confinado

18

6

Lissa estaba demasiado tensa para pensar mucho acerca de ser

conducida por ahí, pero Adrian me dio una mirada que claramente

decía que pensaba que este plan era una pérdida de tiempo. Por

supuesto, él pensaba que todo este asunto con Robert era una

pérdida de tiempo. Yo estaba honestamente sorprendida de que

viniera con nosotros a la habitación; hubiera esperado que él se

quedara en el casino, con sus cigarrillos y otro trago.

Eddie dio unos pasos hacia el casino por el pasillo. Y entonces

me di cuenta.

—¡Alto! —Grité.

Él respondió al instante, deteniéndose en el estrecho espacio. A

eso le siguió algo de confusión. Victor tropezó con Eddie por la

sorpresa, y luego Lissa tropezó con Victor. El instinto hizo que

Eddie llevara las manos a su estaca, pero la mía ya estaba fuera. La

agarré tan pronto como las náuseas hicieron su aparición.

Había Strigoi entre nosotros y el casino.

Page 187: Espíritu confinado

18

7

Traducido por Cowdiem.

Corregido por Vanille.

uno‖de‖ellos…‖uno‖de‖ellos…

—No —respiré, incluso mientras saltaba hacia uno

de los más cercanos a mí, una mujer. Parecía que había

tres Strigoi alrededor de nosotros.

Eddie estaba en movimiento también, y ambos estábamos

tratando de poner a los Moroi tras nosotros. Ellos no necesitaron

más presión. A la vista de los Strigoi, los Moroi habían comenzado a

retroceder, creando un cierto cuello de botella. Entre los reflejos

instantáneos de Eddie y el pánico de los Moroi, estaba muy segura

de que nadie había notado lo que yo ya había visto.

Dimitri estaba entre ellos.

No, no, no, dije, esta vez para mí misma. Él me había advertido.

Una y otra vez, él había dicho en sus cartas que tan pronto como

estuviera fuera de la seguridad de la guarda, él vendría por mí. Yo

le había creído, y‖ aun‖ así…‖ ver‖ la‖ realidad‖ de‖ eso‖ era‖ una‖ cosa‖

totalmente diferente. Habían sido tres meses, pero en ese instante,

un millón de recuerdos pasaron a través de mi mente con una

nitidez tan clara como el cristal. Mi cautiverio con Dimitri. La forma

Y

Page 188: Espíritu confinado

18

8

en que su boca, tan, tan cálida, a pesar de su piel fría, había besado

la mía. La sensación de sus colmillos enterrándose en mi cuello y la

dulce‖dicha‖que‖lo‖seguía…

Él se veía exactamente igual también, con esa palidez blanca de

tiza y los ojos bordeados de rojo que se oponían tanto al suave

cabello castaño largo hasta el mentón, y por otro lado a las hermosas

líneas de su rostro.

Él incluso traía abrigo largo de cuero encima. Tenía que ser uno

nuevo, siendo que su abrigo anterior se había destruido bastante en

nuestra última pelea en el puente. ¿De dónde los obtenía?

—¡Salgan! —grité. Mis palabras eran para los Moroi, incluso

mientras mi estaca se hundía en el corazón de la mujer Strigoi. La

confusión momentánea con todos nosotros en el vestíbulo había

sido perjudicial más para ella que para mí. Obtuve una buena línea

de vista hacia ella, y estaba claro que ella no había esperado que yo

fuera tan veloz. Había matado a muchos Strigoi porque ellos me

habían subestimado.

Eddie no tuvo mi suerte. Tambaleó cuando Victor lo había

empujado al pasar, permitiendo al otro Strigoi, un chico, acercarse al

frente para empujar a Eddie contra la pared. Sin embargo, esa era la

clase de cosas que nosotros enfrentábamos todo el tiempo, y Eddie

respondió maravillosamente. Inmediatamente se recuperó del golpe,

y con los Moroi completamente fuera de su camino ahora, Eddie fue

capaz de embestir contra el Strigoi y atacarlo con todo.

¿Y yo? Mi atención estaba en Dimitri.

Pasó por sobre la Strigoi caída sin ni siquiera mirarla. Dimitri

había estado rondando en la parte de atrás, mandando a sus

secuaces a la primera línea de batalla. Quizás era porque conocía a

Page 189: Espíritu confinado

18

9

Dimitri muy bien, pero sospechaba que él no estaba sorprendido de

que me hubiera desecho tan rápido del primero y que Eddie le

estuviera dando al otro un momento complicado. Dudaba de que

Dimitri se preocupara de si ellos vivían o morían. Ellos sólo eran

distracción para que él se acercara a mí.

—Te lo dije —dijo Dimitri, sus ojos divertidos y penetrantes. Él

estaba observando todos mis movimientos, cada uno de nosotros

subconscientemente imitando al otro mientras esperábamos por una

apertura para atacar—. Te dije que te encontraría.

—Sí —dije, tratando de ignorar los gruñidos de Eddie y el otro

Strigoi. Eddie podía hacerse cargo. Sabía que él podía—. Recibí los

memorándum.

El fantasma de una sonrisa curvó los labios de Dimitri,

mostrando los colmillos que de alguna forma gatillaron una mezcla

de anhelo y desprecio en mí. Instantáneamente, empujé esos

sentimientos a un lado. Había dudado antes con Dimitri, y casi morí

por culpa de eso. Había rehusado que eso sucediera de nuevo, y la

adrenalina bombeando a través de mi cuerpo sirvió como un buen

recordatorio‖de‖que‖esto‖era‖una‖situación‖de‖‚mata o‖muere‛.

Él hizo el primer movimiento, pero lo esquivé, casi habiendo

sentido que venía. Ese era el problema con nosotros. Nos

conocíamos el uno al otro demasiado bien, sabíamos los

movimientos del otro demasiado bien. Por supuesto, eso para nada

significaba que estábamos en un enfrentamiento igualado. Incluso

en vida, él había tenido más experiencia que yo, y sus habilidades

de Strigoi inclinaban la balanza.

—Aun así, aquí estas —él dijo, aún sonriendo—. Estúpidamente

dando un paso afuera cuando deberías haberte quedado en la

Page 190: Espíritu confinado

19

0

seguridad de la Corte. No podía creerlo cuando mis espías me lo

dijeron.

No dije nada, en vez de eso, intenté dar un golpe fuerte con mi

estaca. Él vio eso venir también y dio un paso al lado. Que él tuviera

espías no me sorprendía, aun a pleno día. Controlaba una red de

Strigoi y humanos por igual, y había sabido que tenía ojos y oídos

observando la Corte. La pregunta era: ¿Cómo demonios había

llegado a este hotel en medio del día? Aún con observadores

humanos en el aeropuerto o monitoreando las tarjetas de crédito

como Adrian había hecho, Dimitri y sus amigos Strigoi deberían

haber tenido que esperar hasta la caída de la noche para llegar aquí.

No, no necesariamente, me di cuenta un momento más tarde.

Los Strigoi ocasionalmente tenían formas de evitarlo. Camiones y

furgonetas con cabinas completamente oscuras y selladas. Entradas

bajo tierra. Los Moroi que querían darse un salto de casino desde el

Witching Hour, sabían sobre túneles secretos que conectaban ciertos

edificios. Dimitri habría sabido sobre todo eso también. Si él hubiera

estado esperando por mí para salir de la guardia, habría hecho lo

que sea con tal de encontrarme. Yo sabía mejor que nadie cuán

ingenioso era.

También sabía que él estaba tratando de distraerme con la

conversación.

—Y lo más extraño de todo —él continuo—, no viniste sola.

Trajiste Morois. Tú siempre habías tomado riesgos con tu propia

vida, pero no esperé qué fueras tan desconsiderada con la de ellos.

Algo me ocurrió entonces. Además del lejano zumbido del

casino en el otro extremo del pasillo y los sonidos de nuestra pelea,

todo lo demás estaba silencioso. Estábamos olvidándonos de un

Page 191: Espíritu confinado

19

1

sonido muy importante. Es decir, como, la alarma de la puerta de

incendios.

—¡Lissa! —Grité— ¡Sal de aquí ahora! Sácalos a todos de aquí.

Ellos deberían haberlo sabido. Todos ellos debieron de saberlo.

La puerta llevaba a los pisos superiores, y afuera. El sol aún estaba

afuera. No importaba si la alarma atraía a los guardias de seguridad

aquí abajo. Infiernos, eso podría asustar a los Strigoi. Lo que

importaba era que los Moroi estuvieran seguros.

Pero un rápido chequeo de nuestra unión me dijo el problema.

Lissa estaba congelada. Impresionada. Ella había visto

repentinamente con quién estaba peleando, y la impresión de eso

fue demasiado. Saber que Dimitri era un Strigoi era una cosa. Verlo,

realmente, realmente verlo, bueno, eso era diferente. Lo sabía por

experiencia propia. Incluso después de estar preparada, su

apariencia aún me ponía nerviosa. Ella estaba cegada, incapaz de

pensar o moverse.

Sólo me tomó un latido de corazón darme cuenta de sus

sentimientos, pero en una pelea con un Strigoi, un sólo segundo

podía ser la diferencia entre la vida y la muerte.

La conversación de Dimitri había funcionado, y a pesar de que

lo vi y pensé que tenía mi guardia arriba, él la pasó y me empujó

contra la pared, con las manos apretando mis brazos tan

dolorosamente que perdí mi agarre en la estaca.

Él puso su rostro justo en frente del mío, tan cerca que nuestras

frentes se tocaron.

—Roza…‖—murmuró. Su aliento era cálido y dulce contra mi

piel. Parecía como si debiera haber olido como a muerte o

Page 192: Espíritu confinado

19

2

descomposición, pero no era así—. ¿Por qué? ¿Por qué tienes que ser

tan‖difícil?‖Podríamos‖haber‖pasado‖la‖eternidad‖juntos…

Mi corazón retumbaba en mi pecho. Estaba asustada,

aterrorizada de la muerte que sabía tendría que estar a sólo

segundos. Y, al mismo tiempo, estaba inundada con la tristeza de

haberlo perdido. Ver las facciones de su rostro, escuchar la misma

voz‖ con‖ acento‖ que‖ incluso‖ ahora‖ me‖ rodeaba‖ como‖ terciopelo…‖

sentí mi corazón romperse nuevamente. ¿Por qué? ¿Por qué nos

había pasado esto a nosotros? ¿Por qué el universo era tan cruel?

Me las arreglé para cambiar el interruptor nuevamente, una vez

más apagando el hecho de que él era Dimitri. Nosotros éramos

depredador y presa, y yo estaba en peligro de ser comida.

—Lo siento —dije a través de dientes apretados, empujando con

fuerza, y fallando, para romper su agarre—. Mi eternidad no

involucra el ser parte de la mafia de no muertos.

—Lo sé —dijo. Puedo jurar que había tristeza en su rostro, pero

más tarde me convencí a mi misma de que debía haberlo

imaginado—. La eternidad será solitaria sin ti.

Un grito muy agudo repentinamente resonó en mis oídos.

Ambos hicimos una mueca. Los sonidos destinados a impresionar a

los humanos eran como el infierno en la audición sensible como la

que teníamos. Sin embargo, no pude evitar sentirme aliviada. La

puerta de incendios. Finalmente, esos idiotas (y, sí, no tengo ningún

problema en llamar idiotas a mis amigos cuando están actuando

como tales) habían dejado el edificio. Sentí la luz del sol a través del

lazo y tomé la calma de eso mientras los colmillos de Dimitri se

acercaban a la arteria que derramaría la sangre de la vida desde mi

cuello.

Page 193: Espíritu confinado

19

3

Deseé que la alarma lo distrajera, pero él era muy bueno. Me

debatí una vez más, esperando poder usar la sorpresa en él, pero no

estaba disponible. Lo que sí lo sorprendió fue la estaca de Eddie

hundiéndose en el costado de su estómago.

Dimitri gruñó de dolor y me dejó ir, girándose hacia Eddie. El

rostro de Eddie era duro, decidido. Si ver a Dimitri lo perturbó, mi

amigo no lo demostró. Por todo lo que sabía, Eddie ni siquiera

estaba registrándolo como Dimitri. Probablemente, todo lo que vio

fue a un Strigoi. Era la forma en que éramos entrenados. Ver

monstruos, no gente.

La atención de Dimitri estaba fuera de mí por el momento. Él

quería llevar a cabo mi muerte. Eddie era simplemente una molestia

que él necesitaba eliminar, de forma que pudiéramos continuar con

el juego.

Eddie y Dimitri se trenzaron en una danza similar a la que

había estado con Dimitri antes, excepto que Eddie no conocía los

movimientos de Dimitri como yo. Así que Eddie no fue

completamente capaz de evitar que Dimitri lo tomara por el hombro

y lo lanzara contra la pared. La maniobra había sido realizada para

romper el cráneo de Eddie, pero Eddie se las arregló para moverse

lo suficiente para que fuera su cuerpo el que tomara la fuerza del

impacto. Aún dolía, pero estaba vivo.

Todo esto tomó lugar en milisegundos. Y, en esos momentos,

mi perspectiva cambió. Cuando Dimitri había estado rondándome, a

punto de morderme, me las había arreglado para superar ese

impulso de pensar en él como Dimitri, la persona que una vez había

conocido y amado. Continuamente forzada en una posición de

víctima, con mi vida a punto de terminar, aun había continuado

forzándome a ponerme en modo de pelea-pelea-pelea.

Page 194: Espíritu confinado

19

4

Ahora,‖viendo‖a‖alguien‖m{s‖luchar‖con‖Dimitri…‖ver‖la‖estaca‖

de‖ Eddie‖ serpentear‖ hacia‖ él…‖ bueno,‖ repentinamente,‖ perdí‖ esa‖

genial objetividad. Recordé por qué había venido aquí. Recordé lo

que recién habíamos aprendido de Robert.

Frágil. Aún era completamente frágil. Me había jurado a mí

misma que si nosotros llegábamos a un punto en el cual Dimitri

estuviera a punto de matarme y yo no hubiera aprendido más sobre

cómo salvar a un Strigoi, lo haría. Lo mataría. Y esta era mi

oportunidad. Entre Eddie y yo, podríamos derrotar a Dimitri.

Podríamos terminar este estado de maldad, justo como él lo había

querido una vez.

Pero…‖hace‖menos‖de‖una‖hora,‖me‖habían‖dado‖una‖pequeña‖

pieza de esperanza de que un Strigoi pudiera ser salvado. Cierto,

esa parte sobre un usuario del espíritu haciéndolo era absurdo, pero

Victor lo había‖creído.‖Y‖si‖alguien‖como‖él‖había‖creído…

No podía hacerlo. Dimitri no podía morir. No aún.

Di un golpe con mi estaca, un golpe fuerte que arrastró la punta

de plata contra la parte de atrás de la cabeza de Dimitri. Él dejó salir

un rugido de rabia y se las arregló para girar y empujarme mientras

aún estaba luchando contra Eddie. Dimitri era así de bueno. Pero la

estaca de Eddie se estaba acercando al corazón de Dimitri, y la

mirada de mi amigo no tenía lugar a dudas, concentrada en su

muerte.

La atención de Dimitri viajaba entre ambos y, en un pequeño

lapso, sólo de la mitad de un respiro de largo, vi a Eddie poner su

estaca en la zona, listo para darle el golpe al corazón de Dimitri. Un

golpe que parecía que podría tener éxito donde el mío había fallado.

Page 195: Espíritu confinado

19

5

Y eso fue porque, en un fluido movimiento, di un golpe con mi

estaca, deslizándola por el rostro de Dimitri y golpeando el brazo de

Eddie hacia un lado mientras lo hacía. Era un rostro hermoso. Odió

marcarlo, pero sabía que Dimitri sanaría. Mientras hacía el ataque,

pasé entre ellos, golpeándome contra Eddie de modo que él y yo nos

tambaleamos hacia la puerta de incendios que aún estaba gritando

en advertencia. El duro rostro de Eddie registró sorpresa, y por un

momento estábamos en un punto muerto: yo empujándolo hacia la

puerta y él empujando de vuelta hacia Dimitri. Vi la duda, sin

embargo. La posición era mala, y Eddie estaba a punto de lanzarme

contra un Strigoi, lo cual no era permitido por su entrenamiento.

Sin embargo, Dimitri ya estaba evaluando su oportunidad. Su

mano se había extendido y había aferrado mi hombro, tratando de

tirarme hacia adentro. Eddie tomó mi brazo y me tiró hacia

adelante. Grité por la sorpresa y el dolor. Se sintió como si fueran a

partirme en dos. Dimitri era por lejos el más fuerte, pero incluso

atrapada en el medio, mi peso jugaba un papel, y le presté mi fuerza

a Eddie, lo cual nos ayudó a ganar algo de terreno. Sin embargo, fue

un avance pequeño. Como caminar en miel. Por cada paso que daba

hacia adelante, Dimitri me arrastraba de vuelta.

Pero Eddie y yo estábamos haciendo un lento (y muy, muy,

doloroso) progreso hacia la puerta gimiente. Unos pocos momentos

después, escuché el golpeteo de pasos y voces.

—Seguridad —gruñó Eddie, dándome un tirón.

—Mierda —dije.

—No puedes ganar —Dimitri siseo. Él se las había arreglado

para poner ambas manos en mis hombros ahora y nos estaba

superando.

Page 196: Espíritu confinado

19

6

—¿Ah, sí? Estamos a punto de tener a todo el escuadrón de

ataque Luxor aquí.

—Estamos a punto de tener una pila de cuerpos aquí. Humanos

—dijo él, restándole importancia.

Esos humanos nos alcanzaron. No estoy segura de cuáles

fueron sus impresiones. ¿Algún chico atacando adolescentes? Ellos

nos gritaron que nos detuviéramos y los enfrentáramos,

instrucciones que los tres ignoramos en nuestro épico partido de la

guerra de los tirones. Luego, ellos deben de haber puesto las manos

en Dimitri. Él aún me tenía agarrada, pero su agarre se aflojó lo

suficiente para que un fuerte tirón de Eddie y un casi salto de mi

parte, me liberaran. Eddie y yo ni siquiera miramos atrás, aunque

ahora los guardias de seguridad nos estaban gritando a nosotros

también.

Ellos no eran los únicos gritando. Justo antes de que empujara

la puerta para abrirla, escuché a Dimitri llamándome. Había risa en

su voz.

—No se ha terminado, Roza. ¿De verdad crees que hay algún

lugar en este mundo donde puedas ir y que yo no pueda

encontrarte? —La misma advertencia, siempre la misma

advertencia.

Hice mi mejor esfuerzo para ignorar el miedo que esas palabras

me inspiraron. Eddie y yo emergimos al brumoso aire del desierto,

como también a la luz solar que todavía había, a pesar de que casi

era de noche. Estábamos en el estacionamiento de Luxor, el cual no

estaba lo suficientemente repleto como para escondernos. A través

de comunicación no verbal, él y yo nos lanzamos hacia el ocupado

Strip, sabiendo que nuestras habilidades físicas sobrepasarían las de

Page 197: Espíritu confinado

19

7

cualquier perseguidor humano y que nos permitirían perdernos en

los grupos de gente.

Funcionó. Nunca vi cuántos nos seguían. Mi suposición fue que

el grupo de seguridad estaba dedicando su atención al enorme tipo

que estaba matando gente en su hotel. Las voces gritando detrás de

nosotros se desvanecieron, y Eddie y yo finalmente nos detuvimos

en frente de ‚New York, New York‛, y de nuevo, sin ni siquiera

hablar, giramos inmediatamente para entrar en el hotel. Tenía una

disposición serpenteante y estaba aún más lleno que el Luxor, y

fácilmente nos filtramos dentro hasta que encontramos un espacio

vacío en la muralla en el lado más alejado del casino del hotel.

La carrera había sido pesada incluso para nosotros, y nos tomó

un momento recuperar el aliento mientras estábamos de pie ahí.

Supe que las cosas eran serias cuando Eddie finalmente se giró hacia

mí, y la rabia iluminaba sus facciones. Eddie siempre era la imagen

de la calma y el control, siempre, luego de su primera abducción por

un Strigoi el año pasado. Lo había endurecido, haciéndolo más

determinado a enfrentar cualquier desafío. Pero, oh, estaba enojado

conmigo ahora.

—¿Qué demonios fue eso? —Exclamó Eddie— ¡Lo dejaste ir!

Puse mi mejor expresión de rudeza, pero él parecía estar

superándome hoy.

—¿Qué, te perdiste la parte donde lo estaba hiriendo con mi

estaca?

—¡Yo tenía su corazón! ¡Tenía un blanco y tú me detuviste!

Page 198: Espíritu confinado

19

8

—La seguridad estaba en camino. No teníamos tiempo.

Teníamos que salir de ahí, y no podíamos dejarlos vernos haciendo

la matanza.

—No creo que alguno de ellos quede como para reportar haber

visto algo —replicó Eddie calmadamente. Él parecía estar tratando

de recuperar su compostura—. Dimitri dejó una pila de cuerpos ahí.

Lo sabes. Gente murió porque tú no me dejaste estacarlo.

Di un respingo, dándome cuenta que Eddie tenía razón. Debería

haber terminado ahí. No había dado un buen vistazo sobre el

número de guardias de seguridad. ¿Cuántos habían muerto? No era

relevante. Aún uno era demasiado. Y era mi culpa.

Mi silencio hizo que Eddie presionara su ventaja.

—¿Cómo tú, de entre toda la gente, pudo olvidar esa lección? Sé

que él solía ser tu instructor, solía ser. Pero no es el mismo. Ellos nos

han inculcado eso una y otra vez. No dudes. No pienses en ellos

como una persona de verdad.

—Lo amo —espeté, sin quererlo. Eddie no sabía. Sólo un

puñado de personas sabía sobre mi relación romántica con Dimitri y

lo que había pasado en Siberia.

—¿Qué? —Eddie exclamó con un jadeo. Su rabia se había

transformado en estupor.

—Dimitri…‖él‖es‖m{s‖que‖mi‖instructor…

Eddie continuó mirándome fijamente por muchos pesados

segundos.

—Era —dijo al fin.

—¿Huh?

Page 199: Espíritu confinado

19

9

—Él era más que tu instructor. Tú lo amabas. —La confusión

momentánea de Eddie se había ido. Él estaba de vuelta en el

guardián duro ahora, sin empatía—. Lo siento, pero está en el

pasado, lo que sea que había entre ustedes. Tú tienes que saberlo. La

persona que amas se ha ido. ¿El tipo que vimos recién? No es el

mismo.

Negué lentamente con la cabeza.

—Yo…‖ lo‖ sé.‖ Sé‖ que‖ no‖ es‖ él.‖ Sé‖ que‖ es‖ un‖ monstruo,‖ pero‖

podemos‖ salvarlo…‖ si‖ podemos‖ hacer‖ lo‖ que‖ Robert‖ nos‖ estaba‖

diciendo…

Los ojos de Eddie se ampliaron, y por un momento, estupefacto.

—¿De eso es de lo que se trata? ¡Rose, eso es ridículo! No

puedes creerlo. Los Strigoi están muertos. Se han ido de nosotros.

Robert y Victor te estaban alimentando con un montón de mierda.

Ahora sí me sorprendí.

—Entonces, ¿por qué estás aquí? ¿Por qué te uniste a nosotros?

Él levanto sus manos exasperado.

—Porque tú eres mi amiga. Me he quedado contigo a través de

todo‖ esto…‖ liberando‖ a‖ Victor,‖ escuchando‖ a‖ su‖ loco‖ hermano…‖

porque sabía que me necesitabas. Todos ustedes, para mantenerte a

salvo. Pensé que tenías una buena razón para liberar a Victor, y que

ibas a devolverlo. ¿Acaso suena loco? Sí, pero eso es normal para ti.

Tú siempre has tenido buenas razones para hacer los que haces. —

Suspiró—.‖Pero‖esto…‖esto‖es‖cruzar‖una‖línea.‖Dejar‖ir‖a‖un‖Strigoi‖

sólo por perseguir una idea, una idea que es imposible que funcione,

es diez veces peor que lo que hicimos con Victor. Cien veces peor.

Page 200: Espíritu confinado

20

0

Cada día que Dimitri camina en el mundo, es otro día en que la

gente va a morir.

Colapsé contra la pared y cerré mis ojos, sintiéndome enferma

del estómago. Eddie tenía razón. La había cagado. Me había

prometido a mí misma que mataría a Dimitri si lo enfrentaba antes

de que pudiéramos seguir la solución de Robert. Todo debería de

haber‖terminado‖hoy…‖pero‖me‖había‖bloqueado.‖De‖nuevo.

Abrí mis ojos y me enderecé, necesitando encontrar un nuevo

propósito antes de romper en lágrimas en medio de este casino.

—Tenemos que encontrar a los otros. Están afuera,

desprotegidos.

Era probablemente la única cosa que podía interrumpir el

regaño de Eddie en ese momento. Los deberes instintivos

irrumpieron. Proteger a los Moroi.

—¿Puedes saber dónde está Lissa?

Mi lazo siempre me había mantenido conectada con ella

durante nuestro escape, pero no me había permitido a mí misma

ninguna prueba más profunda que saber que ella estaba viva y bien.

Expandí nuestra unión un poco más.

—Al otro lado de la calle. En MGM. —Había visto el

gigantinorme hotel cuando habíamos entrado corriendo en este,

pero no me había dado cuenta de que Lissa estaba ahí. Ahora podía

sentirla, escondiéndose en la multitud como nosotros, asustada pero

no herida. Hubiera preferido que ella y los otros hubieran optado

por esperarnos al sol, pero el instinto la había llevado al refugio de

las paredes.

Page 201: Espíritu confinado

20

1

Eddie y yo no hablamos más de Dimitri mientras salíamos y

cruzábamos la calle repleta. El cielo se estaba tornando melocotón,

pero aún me sentía segura afuera. Mucho más segura que en el

pasillo del Luxor. Con el lazo, siempre podía encontrar a Lissa, y sin

ninguna vacilación, llevé a Eddie a través de los recovecos y giros

del MGM (honestamente, las disposiciones de estos lugares se

volvían más y más confusos) hasta que vimos a Lissa y a Adrian de

pie cerca de una hilera de máquinas tragamonedas. Él estaba

fumando. Ella me divisó, corrió y lanzó sus brazos alrededor de mí.

—Oh, Dios mío. Estaba tan asustada. No sabía qué había

pasado con ustedes chicos. Odio esta cosa unilateral del lazo.

Forcé una sonrisa para ella.

—Estamos bien.

—En una dolorida forma —reflexionó Adrian, paseándose. No

lo dudaba. En la adrenalina de la pelea, era fácil no darse cuenta de

los daños y el dolor. Después, cuando la lujuria de la batalla

terminaba, comenzabas a darte cuenta por lo que habías hecho pasar

a tu cuerpo.

Estaba tan agradecida de ver a Lissa bien que no me di cuenta

lo que Eddie ya había notado.

—Oigan, chicos, ¿dónde están Victor y Robert?

El rostro feliz de Lissa se arrugó, e incluso Adrian se veía

ceñudo.

—Maldición —dije, sin necesitar explicación.

Lissa asintió, los ojos amplios e inquietos.

—Los perdimos.

Page 202: Espíritu confinado

20

2

Traducido por Tara Belicov

Corregido por Andrea

ien. Qué perfecto.

Nos llevó un rato decidir cuál sería nuestro nuevo

curso de acción. Nos movíamos alrededor de algunas

ideas débiles sobre la trayectoria de Robert y Victor, todas

eventualmente las desechábamos. El teléfono de Robert era un

móvil, y mientras que la CIA podía rastrear esa clase de cosas,

nosotros verdaderamente no podíamos. Incluso si la dirección de

Robert estuviera incluida en el directorio telefónico, sé que Víctor no

le dejaría volver allí. Y mientras que Adrian y Lissa podían usar el

aura de espíritu para localizarlos, nosotros sólo podíamos estar

vagando sin objetivo fijo en la ciudad y esperar apenas encontrar

algo. No, estábamos fuera también con esas dos ideas. No había

nada por ahora que se pudiera hacer, pero odiaba regresar a la corte

y hacer frente a cualquier castigo que nos aguardara. Estábamos

realmente jodidos.

Con el acercamiento de la puesta del sol, y viendo que teníamos

más de un criminal conocido para conseguir ponernos en apuro, mi

grupo decidió de forma sobria que era hora de dirigirnos al

B

Page 203: Espíritu confinado

20

3

Witching Hour, para hacer nuestros planes de ruta. Lissa y yo

teníamos un alto potencial de que podíamos ser reconocidas ahí,

pero las chicas fugitivas no pueden estar en la misma categoría que

los fugitivos traidores. Decidimos tirar los dados (sin ninguna

intención) y colgar guardia alrededor, algo que nos podía ayudar de

más ataques de Strigoi antes de que saliéramos de las Vegas.

El Witching Hour no era diferente a ningún otro casino de los

que habíamos estado, a menos que tú supieras qué buscar. Allí, los

seres humanos estaban demasiado interesados en el encanto de los

juegos y en destacar, para notar que muchos de los otros que

estaban eran uniformemente altos, delgados, y pálidos. ¿En cuanto a

los Dhampirs? Los seres humanos no podían decir que nosotros no

fuéramos humanos. Era solamente el sentido misterioso que tenían

los Moroi y Dhampirs que nos dejaba saber quién era quién.

Esparcidos por todas partes, estaban aplaudiendo, golpeteando,

y ocasionalmente, grupos gimiendo donde estaban los guardias.

Puesto que había demanda de guardias, sólo un puñado se podría

asignar a tiempo completo de un lugar como este.

Afortunadamente, los números fueron reforzados por tener a

alguien rico y poderoso de gran alcance que venía a jugar. Un

emocionado Moroi chillaba sobre las máquinas tragamonedas o

sobre la silenciosa ruleta, los guardias que estaban vigilando se

asomaban detrás de él, vigilando todo. Ningún Strigoi vendría aquí.

— ¿Ahora qué? —preguntó Lissa, casi gritando sobre el ruido.

Era la primera vez que cualquiera de nosotras había hablado desde

la decisión de ir allí. Nosotras estábamos en alto cerca de algunas de

las mesas de veintiuno (Blackjack), a la derecha en el grueso de todo.

Suspiré. Mi humor estaba tan oscuro, que incluso no necesitaba

de ningún efecto secundario del uso del Espíritu. Perdí a Victor, perdí

Page 204: Espíritu confinado

20

4

a Victor. Mis propias acusaciones mentales estaban en un lazo sin fin.

—Encontraremos su centro de negocios y el libro de boletos fuera de

aquí —dije—. Dependiendo de cuánto tiempo nos tome coger un

vuelo, puede ser que nuevamente tengamos que conseguir un

cuarto.

Los ojos de Adrian estaban explorando de la acción alrededor

de nosotros, retrasándose lo más posible a lo largo de una de las

muchas barras. —Nada nos matará por pasar un poco de tiempo

aquí.

Yo estallé. — ¿De verdad? ¿Después de todo lo que ha

sucedido, eso es todo lo que puedes pensar acerca de esto?

Su mirada extasiada volvió de nuevo a mí y se convirtió en un

ceño fruncido. —Aquí hay cámaras. La gente puede reconocerte.

Conseguir pruebas de que tú estabas en este casino y no en Alaska

sería bueno.

—Es verdad —admito. Pienso que el típico aire hastiado de

Adrian enmascaraba su disconformidad. Aparte de entender por

qué realmente habíamos venido a Las Vegas, él también tuvo que

correr dentro de los Strigoi. Dimitri entre ellos. Eso no era una

experiencia fácil para cualquier Moroi—. Sin embargo, nosotros no

teníamos ninguna coartada para cuando realmente estuviésemos en

Alaska.

—Siempre y cuando a Victor no se le ocurra aparecer alrededor

de aquí, nadie podría hacer la conexión. —La voz de Adrian llegó a

sonar amarga—. Lo que nos demuestra realmente qué tan estúpidos

son todos.

—Ayudamos a Victor a salir —dijo Lissa—. Nadie pensará que

estamos tan locas como para dejarlo salir.

Page 205: Espíritu confinado

20

5

Eddie permanecía silencioso, dándome una mirada fija.

—Entonces está arreglado —dijo Adrian—. Alguien irá a

reservar los tickets. Yo voy a conseguir una bebida y a probar mano

en algunos juegos. El universo me debe alguna buena suerte.

—Yo voy a conseguir los tickets —dijo Lissa, explorando en una

dirección fuera de las áreas de la piscina, los baños, y el centro de

negocios.

—Yo voy contigo —dijo Eddie. Considerando que antes de que

su expresión hubiera sido acusatoria, ahora parecía evitar mi mirada

directa.

—Bien —dije, cruzando mis brazos—. Déjenme saber cuándo lo

han hecho, y nosotros los encontraremos—. Eso era para Lissa,

significaba que ella me avisara por medio de su enlace.

Convencido que estaba libre, Adrian se fue directo hacia la

barra, yo estaba siguiéndole detrás.

—Un Tom Collins —le dijo al cantinero Moroi. Era como si

Adrian tuviera un diccionario mental de cócteles en su cabeza y

apenas los revisaba uno por uno. Casi nunca lo vi beber la misma

cosa dos veces.

—¿Usted lo quiere clavado? —preguntó el camarero. Usaba una

camisa blanca quebradiza y una pajarita negra y apenas parecía más

viejo que yo.

Adrian hizo una mueca. —No.

El camarero se encogió y se dio la vuelta para hacer la bebida.

—Clavado —era el código de Moroi para poner un tiro de sangre en

la bebida. Había un par de puertas detrás de la barra, unas que

Page 206: Espíritu confinado

20

6

llevaban probablemente a donde estaban los alimentadores.

Echando un vistazo hacia la barra, se podría ver al Moroi feliz,

riéndose con bebidas teñidas de rojo. Algunos tenían el gusto de

tener sangre con su alcohol. La mayoría, como Adrian, al parecer, no

tomaban sangre a menos que fuera necesario. Al parecer, no tenía el

mismo gusto.

Mientras esperamos, un Moroi más viejo que se colocó al lado

de Adrian echó un vistazo hacia mí y cabeceó con aprobación. —

Usted se consiguió una buena —le dijo a Adrian—. Joven, pero así

son mejores. —El sujeto, que estaba bebiendo vino rojo, o sangre

pura, movió de un tirón su cabeza hacia las otras chicas que estaban

colocadas en la barra—. La mayoría de éstas están muy utilizadas y

gastadas.

Seguí su encogimiento de hombros, incluso desde el principio,

esto no tenía ninguna necesidad. Entre los seres humanos y los

Moroi había varias mujeres Dhampir, vestidas muy atractivamente

con vestidos de seda y de terciopelo que dejaban muy poco a la

imaginación. La mayoría eran más viejas que yo. Lo que ellas no

podían esconder era una mirada cansada en sus ojos, a pesar de su

risa coqueta. Putas de la sangre. Me puse furiosa con el Moroi.

—No se atreva hablar de ellas así, o yo le romperé esa copa de

vino en su cara.

Los ojos del sujeto se ensancharon, y volvió a mirar Adrian.

—Intensa y agresiva.

—Usted no tiene ni idea —dijo Adrian. El camarero regresó con

el Tom Collins—. Ella ha tenido algo así como un mal día.

Page 207: Espíritu confinado

20

7

El imbécil Moroi nunca volvió la mirada hacía mí. Al parecer,

no tomó mi amenaza seriamente como debió hacerlo. —Todo el

mundo tiene un mal día ¿Has escuchado las noticias?

Adrian parecía calmado y divertido mientras que tomaba su

bebida, pero estando tan cerca de él, lo sentía tensándose un poco.

—¿Qué noticias?

—Víctor Dashkov. ¿Sabes, ese individuo que secuestró a la

muchacha Dragomir y conspiraba contra la reina? Él escapo.

Las cejas se me levantaron. —¿Escapó? Eso es una locura. Oí

que estaba en un lugar de máxima seguridad.

—Estaba. Nadie sabe realmente qué sucedió. Supuestamente

había‖ seres‖ humanos‖ implicados…‖ entonces‖ la‖ historia‖ consigue‖

ponerse extraña.

—¿Cómo extraña? —pregunté.

Adrian deslizó un brazo alrededor de mí, que sospeché era un

mensaje silencioso para indicarme que lo dejara a él hablar. Sí, era

eso,‖ porque‖ él‖ creyó‖ que‖ era‖ m{s‖ ‚apropiado‛‖ como‖

comportamiento de una puta de sangre, o porque estaba

preocupado porque le pegara al individuo, no podría decir.

—Uno de los guardias estaba adentro con él, aunque indicó que

estaba siendo controlado. También dice convenientemente que todo

está confuso y que no puede recordar mucho. Lo oí de algunos

reales que están ayudando con la investigación.

Adrian rió, tomando un trago grande de su bebida. —Eso es

conveniente. Suena como un trabajo interino para mí. Víctor tiene

Page 208: Espíritu confinado

20

8

mucho dinero. Bastante fácil para sobornar a un guardia. Eso es lo

que pienso que pasó.

Había una suavidad agradable en la voz de Adrian, y una

sonrisa levemente narcotizada regresó de la cara del otro individuo.

Yo supuse que Adrian había tirado un poco de compulsión. —

Apuesto que tiene razón.

—Deberías decírselo a tus amigos reales —agregó Adrian—. Un

trabajo interno.

El individuo cabeceó con impaciencia. —Lo voy hacer.

Adrian mantuvo su mirada algunos momentos más y después

finalmente echó un vistazo sobre su Tom Collins. La mirada

vidriosa del hombre se descoloró, pero sabía que Adrian había

ordenando‖ la‖ idea‖ del‖ ‚trabajo‖ interno‛‖ de‖ forma‖ que‖ la‖ historia‖

pegaría. Adrian tragó el resto de la bebida y puso el vaso vacío en la

barra. Estaba a punto de hablar otra vez cuando algo a través del

cuarto pescó su atención. El hombre Moroi también lo estaba

notando, y yo seguí la mirada de ambos para ver qué era lo que los

tenía tan cautivados.

Gemí. Mujeres, por supuesto. Al principio yo pensaba que eran

Dhampirs, puesto que era la clase de caramelo que podía deleitar

sus ojos aquí. Una doble mirada me reveló una sorpresa: Las

mujeres eran Moroi. Coristas Moroi, para ser exacto. Había varias de

ellas, colocadas en un espacio corto y similar, con vestidos escotados

de lentejuelas. Cada una usaba solamente una joya de diverso color

haciendo juego: revista con cobre, plumas y los Rhinestones del azul

de‖pavo‖real…‖brillaban‖en‖su‖pelo,‖sonriendo‖y‖riendo‖mientras‖que‖

pasaban a través de la enorme muchedumbre, hermosas y atractivas

de una manera diferente a mi raza.

Page 209: Espíritu confinado

20

9

Esto era una sorpresa. Yo notaba que los hombres Moroi

miraban con cariño a las muchachas Dhampir más a menudo,

simplemente porque era una Dhampir. Pero naturalmente los

hombres Moroi estaban atraídos y enamorados de sus propias

mujeres. Era cómo la raza sobrevivió, y aunque los hombres Moroi

podían querer engañar alrededor con las Dhampirs, al final casi

siempre terminaban con las de su propia clase.

Las coristas eran altas y agraciadas, y con aspectos frescos,

apariencia brillante que me hacían pensar que iban hacia su

espectáculo. Apenas podía imaginarme lo que debería ser su

brillante exhibición en su mayoría de baile. Podría apreciar eso, pero

Adrian apreció claramente más, según su mirada, que permanecía

con los ojos abiertos. Le di un codazo.

—¡Hey!

La última de las coristas desapareció a través de la

muchedumbre del casino, hacia una puerta que decía TEATRO,

como sospeché. Adrian volvió la miraba hacia mí, con una de sus

sonrisa pícaras.

—No hay nada de malo en mirar. —Él acarició mi hombro.

El Moroi que se colocaba al lado de él cabeceó, estando de

acuerdo. —Pienso que hoy puede ser que te admitan para una

demostración. —Movió su bebida alrededor—. Todo este negocio de

Dashkov y ese lío con la Dragomir…‖me‖entristece‖por‖el‖pobre‖Eric.‖

Era un buen Chico.

Puse una mirada dudosa. —¿Conocía al‖padre‖de‖Lissa… Eric

Dragomir?

Page 210: Espíritu confinado

21

0

—Claro. —El Moroi gesticuló para que le rellenaran la bebida—

. Yo era el gerente encargado de aquí hace unos años. Él estaba aquí

todo el tiempo. Créanme, tenía aprecio por esas chicas.

—Estás mintiendo —dije frescamente—. Él adoraba a su esposa.

—Vi a los padres de Lissa juntos. Incluso desde una edad joven,

podía ver que estaba loco de amor por ella.

—Yo no dije que él hiciera alguna cosa. Como dijo su novio, no

hay nada de malo en mirar. Pero mucha gente sabía que el príncipe

Dragomir tenía un gusto por las fiestas, fuera dondequiera que

fuera, especialmente si había compañía de hembras. —El Moroi

suspiró y levantó su vaso—. Maldita vergüenza lo que le sucedió.

Aquí esperamos que cojan a ese bastardo de Dashkov y que deje a la

pequeña niña de Eric tranquila.

No me gustaba la insinuación de este individuo sobre el padre

de Lissa, y estaba agradecida de que ella no estuviera por los

alrededores. Me hizo inquietarme un poco lo que recientemente

habíamos descubierto sobre el hermano de Lissa. André, este

también había sido un poco como el muchacho de las fiestas que

engañaba a todos a su alrededor y rompía corazones. ¿Esa clase de

cosa corría en la familia? Lo que había hecho André no era correcto,

pero allí estaba la gran diferencia, entre un chico adolescente;

explorando y las de un hombre casado. No quería admitirlo, pero

incluso la mayoría de los individuos enamorados todavía miraban

hacia otras mujeres sin engañar. Adrian era una prueba. No

obstante, yo no pensaba que a Lissa le gustara la idea de su padre

flirteando con otras mujeres. La verdad sobre André había sido

bastante difícil, y yo no quería que ninguna otra cosa rompiera las

memorias angelicales de sus padres.

Page 211: Espíritu confinado

21

1

Lancé a Adrian una mirada que decía que escuchar a este

individuo por más tiempo, conseguiría un puñetazo. No quería

estar aquí si Lissa venía a buscarnos. Adrian, siempre más astuto

que lo que aparentaba, me sonrió.

—¿Bien, mi caramelo, intentamos nuestra suerte? Algo me dice

que vas a romper todas las probabilidades, como siempre.

Le corté la mirada. —Atractivo.

Adrian me guiñó y se levantó. —Fue agradable conversar

contigo —le dijo al Moroi.

—Contigo también —dijo el hombre. La dependencia de la

compulsión desaparecía—. Debería vestirla mejor, sabe.

—No estoy interesado en ponerle ropa a ella —Adrian indicó

mientras que me dirigía lejos.

—Cuidado —Advertí a través de los dientes cerrados

fuertemente—, o puedes ser tú el que termine con una copa de vino

en tu cara.

—Yo estoy jugando mi parte, pequeña Dhampir. Una vía donde

puedo estar seguro de que permanecerás fuera de problemas.

Paramos cerca del casino en el sitio del póker y Adrian asintió

con la cabeza. —Sin embargo, ese individuo tenía razón sobre la

ropa.

Cerré fuertemente mis dientes. —No podía creer que dijera esas

cosas sobre el padre de Lissa.

—El cotilleo y los rumores nunca dejan de salir, tú, de toda la

gente, deberías saberlo. No importa si estás muerto. Además, esa

conversación era realmente para nosotros, lo cuál significó nuestra

Page 212: Espíritu confinado

21

2

ventaja. Que alguien diferente probablemente esté considerando ya

la teoría del trabajo interno. Si ese individuo puede ayudar a hacerla

circular aún más rápido, asegurando incluso que nadie piense en el

mundo, que el guarda más peligroso podría haber estado

involucrado.

—Supongo. —Fuertemente, dejé salir mi genio hacia afuera.

Siempre había sido muy pronto para disparar, y sabía que

seguramente ahora había pedacitos de oscuridad. Estaba siendo

espigador de Lissa, ya que en las veinticuatro horas pasadas había

cosas peores de lo que habíamos temido. Cambié el tema,

dirigiéndome a una tierra más segura—. Ahora estás siendo

bastante agradable, considerando cómo antes estabas de enojado.

—No estoy del todo feliz, pero he tenido algunos pensamientos

acertados —dijo Adrian.

—¿Oh? ¿Podrías aclarármelo?

Aquí no. Hablaremos más tarde. Tenemos cosas más

importantes ahora de qué preocuparnos.

—¿Como el encubrimiento de un crimen y salir de esta ciudad

sin ser atacados por Strigoi?

—No. Como hacerme ganar dinero.

—¿Estás loco? —Le pregunté a Adrian—. Acabamos de escapar

de un manojo de monstruos sanguinarios, ¿y en todo lo que tú

piensas es en jugar?

—El hecho de que estemos vivos quiere decir que debemos

vivir —discutió—. Especialmente si nosotros conseguimos tiempo.

—Tú no necesitas más dinero.

Page 213: Espíritu confinado

21

3

—Si mi padre me diera la vuelta. Además, es realmente sobre el

goce del juego.

—Por el disfrutar del juego —pronto comprobé lo que Adrian

quería‖decir‖sobre‖‚engañando‛;‖si considerabas usar el engaño del

espíritu. Porque había tanta energía mental atada dentro del

espíritu, sus usuarios eran muy buenos en la lectura de la gente.

Victor tenía razón. Adrian bromeó y se contuvo de pedir bebidas,

pero podía decir que prestaba la atención más cercana a los otros. Y

aunque él tenía cuidado de no decir cualquier cosa explícitamente,

sus expresiones hablaban por él; confidente, incierto, molesto. Sin

palabras, podía proyectar la compulsión y fanfarronear a los otros

jugadores.

—Estamos aquí atrás —le dije, sintiendo la llamada de Lissa.

Él no pareció despreocupado. Yo tampoco estaba preocupada

por su seguridad, considerando que había algunos guardias en el

cuarto. Lo que me confirmó que había la posibilidad de que alguno

de los oficiales pudieran notar la compulsión y nos lanzasen a todos

fuera. Los usuarios del espíritu la manejaron lo más fuertemente

posible, pero todos los vampiros la tenían hasta cierto punto. Usarlo

era considerado inmoral, así que fue prohibida entre los Moroi. Un

casino definitivamente era razonable que fuera vigilado por esto.

El centro de negocios resultó estar cerca del cuarto de póker, y

encontré a Lissa y a Eddie rápidamente. —¿Cuál es el informe? —

pregunté mientras caminábamos de regreso.

—Conseguimos un vuelo por la mañana —dijo Lissa. Ella

vaciló—. Habríamos podido salir esta noche, pero...

No tuvo la necesidad de terminarlo. Después de lo qué nosotros

habíamos hecho frente hoy, nadie quiso arriesgar la ocasión más

Page 214: Espíritu confinado

21

4

leve de ir corriendo hacia un Strigoi. El ir al aeropuerto todavía

requeriría un paseo en taxi, pero, eso significaría para nosotros el

tener que arriesgarnos a salir en la oscuridad.

Sacudí mi cabeza y los llevé hacia el cuarto de póker. —Tú

hiciste lo correcto, nosotros hemos conseguido tiempo para matar

ahora…‖¿Quieres‖conseguir‖un‖cuarto‖e‖ir‖a‖dormir‖un‖rato?

—No. —Ella tembló, y sentía el miedo en ella—. Yo no quiero

alejarme de esta muchedumbre. Y tengo miedo de lo que pueda

soñar…

Adrian pudo actuar como si a él no le preocupara el tener

cuidado sobre los Strigois, pero esas caras todavía frecuentaban a

Lissa, especialmente Dimitri. —Bien —dije, esperando hacer que se

sintiera mejor—, el permanecer levantados nos permitirá regresar al

horario de la Corte. También puedes mirar cómo Adrian consigue

que nos saque de la seguridad del Casino.

Como lo esperaba, el hecho de mirar a Adrian hacer trampa con

el espíritu distrajo a Lissa, tanto de modo que ella pareciera

interesada en intentarlo ella misma. Grandioso. La impulsé a juegos

más seguros y recapitulé cómo Adrian había plantado la idea del

trabajo interno en la cabeza del sujeto Moroi. Dejé hacia fuera la

parte sobre el padre de Lissa. La noche pasó milagrosamente sin

incidentes, del tipo de Strigoi o de seguridad, y un par de personas

incluso reconocieron a Lissa, lo que ayudaría a nuestra coartada.

Eddie casi no me habló durante la noche entera.

Dejamos el Witching Hour en la mañana. Ningunos de nosotros

estaba feliz por haber perdido a Victor o el ataque, pero el casino

nos había calmado a todos un poco, por lo menos hasta que

llegáramos al aeropuerto. En el casino, nos habíamos inundado con

Page 215: Espíritu confinado

21

5

las noticias de Moroi, aisladas del mundo humano. Pero mientras

que esperábamos nuestro vuelo, no tuvimos esa ayuda, ya que había

TV para ver, que parecían estar por todas partes.

La historia que tenían en línea esa noche era todo sobre una

matanza ocurrida en el Luxor, una que no había dejado ninguna

pista para la policía. La mayor parte de los guardias del casino

implicados habían muerto con los cuellos degollados, y no se

encontró ningún otro cuerpo. Mi conjetura era que Dimitri había

sacudido a sus camaradas afuera, donde el sol los volvería cenizas.

Mientras tanto, Dimitri mismo se había ido lejos, dejando ningún

otro testigo detrás. Incluso las cámaras no habían registrado nada,

cosa que no me sorprendería. Si yo podía inhabilitar la vigilancia en

una prisión, Dimitri podría manejarla en un hotel humano.

Cualquier humor de mejora que hubiéramos alcanzado,

desapareció inmediatamente, y no quisimos hablar mucho.

Permanecía fuera de la mente de Lissa, porque no necesitaba la

presión de las sensaciones amplificando las mías propias.

No embarcamos en un vuelo directo a Philadelphia y después

cogeríamos un vuelo corto nuevamente al aeropuerto cerca de la

corte. Qué caras nos‖estarían‖esperando‖una‖vez‖allí…‖bien,‖eso‖era‖

probablemente la menor de nuestras preocupaciones.

No estaba preocupada de que Strigois subiera a nuestro vuelo

en el día, y sin ser prisionera para mirar, me permití caer en un

sueño muy necesario. No recordaba la última vez que lo hubiera

hecho en este viaje. Dormí pesadamente, pero mis sueños fueron

frecuentados por el hecho que yo dejara a escapar a unos criminales

peligrosos Moroi y permitiera que un Strigoi caminara libremente y

que matara a un manojo de seres humanos. No mantuve a ninguno

de mis amigos como responsables. Este desastre caía todo sobre mí.

Page 216: Espíritu confinado

21

6

Traducido por elamela

Corregido por Ginabm

o cual fue confirmado cuando finalmente tropezamos de

nuevo con la Corte Real.

No era la única en problemas, por supuesto. Lissa

fue convocada por la reina para castigarla, aunque sabía que no

sufriría ningún castigo real.

No como Eddie y yo. Puede que estemos fuera de la escuela,

pero estábamos técnicamente bajo la jurisdicción de los guardianes

oficiales, lo que significaba que afrontábamos tantos problemas

como cualquier empleado desobediente. Sólo Adrian escapó sin

ninguna consecuencia. Era libre de hacer lo que quisiera.

Y, realmente, mi castigo no fue tan malo como podría haberlo

sido. Honestamente, ¿qué tengo que perder en este momento? Mis

posibilidades para proteger a Lissa ya habían sido muy pocas, y

nadie me había querido como guardián excepto Tasha. Un loco fin

de semana en Las Vegas, que era nuestra historia de portada, fue

apenas suficiente para disuadirla de aceptarme. Era suficiente, sin

embargo, para lograr que algunas de las posibilidades de Eddie

retiraran sus peticiones para que él fuera su guardián. Aunque aún

había suficientes que lo querían, de modo de que no estaba en

L

Page 217: Espíritu confinado

21

7

peligro de perder una buena posición, pero yo me sentía

terriblemente culpable. Él no dijo ni una sola palabra a nadie sobre

lo que habíamos hecho, pero cada vez que me miraba, podía ver la

condena en sus ojos.

Y lo vi mucho en el siguiente par de días. Resultó que los

guardianes tenían un sistema para tratar con aquellos que eran

desobedientes.

—Lo que hicisteis fue tan irresponsable que podríais muy bien

estar de vuelta en la escuela. Demonios, en la escuela primaria,

incluso.

Estábamos en una de las oficinas del cuartel general de los

guardianes, siendo gritados por Hans Croft, el tipo a cargo de todos

los guardianes de la Corte y alguien que era instrumental en la

asignación de guardianes. Era un dhampir de unos cincuenta años,

con un tupido bigote gris y blanco. También era un imbécil. El olor

del humo del cigarro siempre lo rodeaba. Eddie y yo estábamos

sentados humildemente ante él, mientras se paseaba con sus manos

detrás de su espalda.

—Podríais haber conseguido matar a la última Dragomir, por

no mencionar al chico Ivashkov. ¿Cómo creéis que la reina hubiera

reaccionado a la muerte de su sobrino-nieto? ¡Y hablando sobre la

oportunidad del momento! Te vas de fiesta mientras que el tipo que

trató de secuestrar a la princesa anda suelto. No es algo que

supieras, viendo que probablemente estaban demasiado ocupados

jugando en las máquinas tragamonedas y usando sus credenciales

con identidades falsas.

Hice una mueca de dolor con la referencia de Victor, aunque

supongo que debería haber sido relevado que estábamos fuera de

Page 218: Espíritu confinado

21

8

toda sospecha de su fuga. Hans leyó mi mueca como una admisión

de culpabilidad.

—Puede ser que se hayan graduado —declaró—, pero eso no

quiere decir que sean invencibles.

Todo este encuentro me recordó a cuando Lissa y yo habíamos

regresado a St. Vladimir, y fuimos castigadas por la misma cosa:

Nos escapamos imprudentemente y la puse en peligro. Sólo que,

esta vez, no estaba Dimitri defendiéndome. Ese recuerdo hizo un

nudo en mi garganta mientras recordaba su rostro, serio y hermoso,

esos ojos marrones intensos y apasionados mientras intercedían por

mí y convencía a los otros de mi valor.

Pero no. Dimitri no estaba aquí. Éramos sólo Eddie y yo,

enfrentando las consecuencias del mundo real.

—Tú —Hans señaló con un dedo gordo a Eddie—. Puedes ser

bastante afortunado de salir de esto sin demasiadas repercusiones.

Claro, tendrás una marca negra en tu expediente para siempre. Y

has echado a perder totalmente tus probabilidades de alguna vez

tener una posición en la élite real con los otros guardianes para

apoyarte. Obtendrás alguna asignación, sin embargo. Trabajando

sólo con cierta pequeña nobleza, probablemente.

Los miembros de la realeza de alto rango tenían más de un

guardián, lo que siempre hacía la protección más fácil. Hans señaló

que la asignación de Eddie sería humilde, creando más trabajo y

peligro para él.

Lanzándole una mirada de soslayo, vi esa dura y decidida

mirada en su cara de nuevo. Parecía querer decir que no le

importaba si tuviera que proteger a una familia por sí mismo. O

Page 219: Espíritu confinado

21

9

incluso a diez familias. De hecho, despedía la vibración que podrían

dejarlo solo en un nido de Strigoi y se encargaría de todos ellos.

—Y tú —La aguda voz de Hans sacudió mi mirada de nuevo

hacia él—. Serás afortunada en tener siquiera un trabajo.

Como siempre, hablé sin pensar. Debería haber tomado esto

silenciosamente como Eddie.

—Por supuesto que tendré uno. Tasha Ozera me quiere. Y estás

demasiado corto en guardianes como para mantenerme sentada.

Los ojos de Hans brillaron con amarga diversión. —Sí, estamos

cortos de guardianes, pero hay otro tipo de trabajo que necesitamos

hacer, no sólo protección personal. Alguien tiene que proveer de

personal a nuestras oficinas. Alguien tiene que sentarse y proteger

las puertas delanteras.

Me quedé helada. Un trabajo de escritorio. Hans me estaba

amenazando con un trabajo de escritorio. Todas mis horribles

imaginaciones me habían involucrado custodiando algún Moroi al

azar, alguien que no conocía y que, posiblemente, odiaría. Pero en

todos esos escenarios, estaría fuera del mundo. Estaría en

movimiento. Estaría luchando y defendiendo.

¿Pero esto? Hans tenía razón. Los guardianes eran necesarios

para los trabajos administrativos de la Corte. Cierto, sólo

conservaban a un puñado —éramos demasiado valiosos—, pero

alguien tenía que hacerlo.

Pero siendo yo ese ‚alguien‛, era demasiado horrible para

comprenderlo. Sentada todo el día durante horas y horas... como los

guardianes de Tarasov. La vida de los guardianes tenía todo tipo de

desagradables, pero necesarias, tareas.

Page 220: Espíritu confinado

22

0

En verdad, me di cuenta entonces de que estaba en el mundo

real. El miedo se estrelló contra mí. Había asumido el título de

guardián cuando me gradué pero, ¿había realmente entendido lo

que significaba? ¿Había estado jugando a hacer ‚creer‛‖ que‖

disfrutaba de los privilegios e ignoraba las consecuencias? Estaba

fuera de la escuela. No habría ninguna detención de esto. Esto era

real. Esto era la vida y la muerte.

Mi cara debe haber delatado mis sentimientos. Hans dio una

pequeña y cruel sonrisa.

—Eso es cierto. Tenemos todo tipo de maneras para domar a

alborotadores. Por suerte para ti, tu destino final aún está siendo

decidido. Y, mientras tanto, hay un montón de trabajo que necesita

ser hecho por aquí y en el que ustedes dos van a ayudar.

Ese ‚trabajo‛ durante los próximos días resultó ser trabajo

manual de sirvientes. Honestamente, no era demasiado diferente de

la detención, y estaba bastante segura de que acababa de ser creado

para dar a los delincuentes como nosotros algo horrible que hacer.

Trabajamos doce horas al día, de las cuales la mayoría la

pasábamos al aire libre transportando rocas y tierra para construir

algún nuevo y bonito patio para un conjunto de casas de la ciudad

real. A veces éramos puestos en la limpieza de puestos, fregando

suelos. Sabía que tenían trabajadores Moroi para este tipo de cosas

y, probablemente, estaban dándoles unas vacaciones en este

momento.

Aun así, era mejor que el otro trabajo que Hans nos daría:

ordenar y archivar montañas y montañas de papeles. Eso me dio

una nueva apreciación de la información que iba digital... y de

nuevo me hizo preocuparme por el futuro. Una y otra vez, me

Page 221: Espíritu confinado

22

1

quedé pensando en esa primera conversación con Hans. La amenaza

que esto podría ser mi vida. Que nunca sería un guardián —en el

sentido verdadero— para Lissa o cualquier otro Moroi. A lo largo de

mi formación, siempre habíamos tenido un mantra: Ellos son lo

primero. Si hubiera realmente y verdaderamente echado a perder mi

futuro, tendría un nuevo mantra: A es lo primero. A continuación, B, C,

D...

Los días de trabajo me mantuvieron lejos de Lissa, y el personal

de recepción de nuestros respectivos edificios también nos mantuvo

separadas. Era frustrante. Podía seguirle la pista a través de la

conexión, pero quería hablar con ella. Quería hablar con alguien.

Adrian permaneció lejos también, y no me molestó en los sueños,

haciéndome preguntar cómo se sentía. Nunca habíamos tenido

nuestra ‚conversación‛ después de Las Vegas. Eddie y yo a menudo

trabajábamos juntos, pero no estaba hablándome, me dejaba durante

las horas siendo atrapada con mis propios pensamientos y culpa.

Y, créeme, tenía un montón de cosas para intensificar mi culpa.

Alrededor de la Corte, la gente realmente no se daba cuenta de

la gente que estaba trabajando ahí. Así que si estaba adentro o

afuera, siempre estaban hablando como si no estuviera allí. El

principal tema era Victor. El peligroso Victor Dashkov anda suelto.

¿Cómo podía haber pasado? ¿Tenía poderes que nadie sabía? La

gente estaba asustada, algunos incluso convencidos de que

aparecería en la Corte y trataría de matar a todos en sus sueños. La

teoría del ‚trabajo interno‛ corría descontrolada, y continuó

manteniéndonos fuera de toda sospecha. Por desgracia, eso

significaba que un gran número de personas se preocupaba ahora

por los traidores de dentro de nuestro centro. ¿Quién sabía quién

podría estar trabajando para Victor Dashkov? Los espías y los

Page 222: Espíritu confinado

22

2

rebeldes podían estar acechando la Corte, planeando todo tipo de

atrocidades. Sabía que todas las historias eran exageradas, pero no

tenían importancia. Todas provenían de un núcleo de verdad: Victor

Dashkov estaba caminando por el mundo como un hombre libre. Y

sólo yo, y mis cómplices, sabíamos que era todo debido a mí.

Ser vista en Las Vegas había proporcionando una coartada para

la fuga de la prisión y había hecho que lo que hicimos pareciera aún

más temerario. La gente estaba horrorizada de que habíamos dejado

a la princesa Dragomir escaparse mientras había un hombre

peligroso suelto... ¡el hombre que la había atacado! Gracias a Dios,

todo el mundo decía que la reina nos había sacado de allí antes de

que Victor nos encontrara. El viaje de Las Vegas había sólo abierto

una nueva línea de especulación, una que me implicaba

personalmente.

—Bueno, eso no me sorprende de Vasilisa —escuché que una

mujer decía mientras estaba trabajando al aire libre un día. Ella y

algunos amigos estaban paseando hacia el edificio de los

alimentadores y ni siquiera me vio—. Ella se ha escapado antes,

¿verdad? Esos Dragomirs pueden ser de los salvajes. Probablemente

irá directamente de nuevo a la primera fiesta que pueda encontrar,

una vez que capturen a Victor Dashkov.

—Estás equivocada —dijo su amiga—. Eso no es por qué se fue.

Ella es realmente bastante sensata. Es esa dhampir que siempre está

con ella, la chica Hathaway. Escuché que ella y Adrian Ivashkov

fueron a Las Vegas para fugarse. La gente de la reina apenas llegó

allí a tiempo para detenerlos. Tatiana estaba furiosa, sobre todo

desde que Hathaway declaró que nada mantendrá a ella y a Adrian

alejados.

Page 223: Espíritu confinado

22

3

Whoa. Eso era una especie de shock. Quiero decir, supuse que

era mejor que la gente pensara que Adrian y yo nos estábamos

escapando a que ellos me acusaran de ayudar e incitar a un fugitivo,

pero aún así... Estaba un poco sorprendida de cómo esa conclusión

había ocurrido. Esperaba que Tatiana no hubiera escuchado sobre

nuestra supuesta fuga. Estaba bastante segura de que arruinaría

cualquier progreso que ella y yo hubiéramos hecho.

Mi primer contacto social real llegó en forma de una improbable

fuente.

Estaba excavando la tierra en un elevado arriate y sudando

como loca. Se acercaba la hora de acostarse para los Moroi, lo que

significaba que el sol estaba fuera en la gloria del pleno verano.

Nosotros, al menos, teníamos un sitio bonito mientras trabajábamos:

la gigante iglesia de la Corte.

Había pasado mucho tiempo en la capilla de la Academia, pero

rara vez había visitado esta iglesia desde que fue colocada lejos de

los edificios principales de la Corte. Era Ortodoxa Rusa, la religión

predominante de los Moroi, y me recordó mucho a algunas de las

catedrales que había visto cuando estuve en Rusia, aunque no tan

grande. Estaba hecha de hermosa piedra roja, sus torres coronadas

con cúpulas verdes, las cuales a su vez estaban cubiertas con cruces

de oro.

Dos jardines marcaban los límites lejanos de los extensos

terrenos de la iglesia, en uno de los cuales estábamos trabajando.

Cerca de nosotros era uno de los sitios más asombrosos de la Corte:

una gigantesca estatua de alguna antigua reina Moroi que era casi

diez veces mi estatura. Otra estatua la emparejaba, y era de un rey

que se encontraba de pie enfrente de los terrenos. Nunca podía

recordar sus nombres, pero estaba bastante segura de que habíamos

Page 224: Espíritu confinado

22

4

oído de ellos en una de mis clases de historia. Habían sido

visionarios, cambiando el mundo Moroi de su tiempo.

Una figura apareció en mi periferia, y asumí que era Hans

viniendo a darnos otra terrible tarea. Mirando hacia arriba, me

quedé asombrada al ver que era Christian.

—Imagino que —le dije— sabes que te meterás en problemas si

alguien te ve hablando conmigo.

Christian se encogió de hombros y se sentó en el borde de un

muro de piedra parcialmente completado. —Lo dudo. Tú eres la que

se meterá en problemas, y realmente no creo que las cosas puedan

ponerse peor para ti.

—Verdad —gruñí.

Se sentó allí en silencio durante unos instantes, mirándome

excavar pila tras pila de tierra. Finalmente, preguntó: —Está bien.

Entonces, ¿cómo y por qué hiciste eso?

—¿Hacer qué?

—Sabes exactamente qué. Tu pequeña aventura.

—Tomamos un avión y volamos a Las Vegas. ¿Por qué? Hmm.

Pensemos —hice una pausa para limpiarme el sudor de mi frente—.

Porque ¿dónde más vamos a encontrar hoteles temáticos de piratas

y camareros que no fichan mucho?

Christian se burló. —Rose, no me digas estupideces. No fuiste a

Las Vegas.

—Tenemos los boletos de avión y los recibos de hotel para

demostrarlo, por no mencionar a la gente que vio a la princesa

Dragomir jugar a lo grande a las máquinas tragamonedas.

Page 225: Espíritu confinado

22

5

Mi atención estaba en mi trabajo, pero sospeché que Christian

estaba sacudiendo su cabeza con exasperación.

—Tan pronto como escuché que tres personas habían ayudado

a escapar de la prisión a Victor Dashkov, supe que tenías que ser tú.

¿Los tres fueron? No lo pongo en duda.

No muy lejos, vi a Eddie tensarse y echar un vistazo alrededor

con inquietud. Hice lo mismo. Podía haber estado desesperada por

un contacto social, pero no con el riesgo de escucharnos sin querer

en las partes peligrosas. Nuestros crímenes divulgándose harían el

trabajo de jardín parecerse a unas vacaciones. Estábamos solos, pero

todavía entoné mi voz baja y ensayé una cara honesta.

—Escuché que eran humanos contratados por Victor. —Esa fue

otra teoría corriendo salvaje, al igual que ésta:— En realidad, creo

que se volvió Strigoi.

—De acuerdo —dijo Christian sarcásticamente. Me conocía

demasiado bien como para creerme—. Y también escuché que uno

de los guardianes no tiene recuerdos de lo que le hizo atacar a sus

amigos. Jura que estaba bajo el control de alguien. Nadie que tenga

ese tipo de compulsión podría probablemente hacer que los demás

vieran a humanos, mimos‖o‖canguros…

Me rehusé a mirarlo y golpeé con fuerza la pala en la tierra

dura. Me mordí el labio para no decir cualquier réplica enojada.

—Lo hizo porque piensa que los Strigoi pueden ser restaurados

a su forma original.

Mi cabeza se disparó hacia arriba, y miré fijamente a Eddie con

incredulidad, asombrada de que había hablado. —¿Qué estás

haciendo?

Page 226: Espíritu confinado

22

6

—Decir la verdad —respondió Eddie, nunca dejando su

trabajo—. Es nuestro amigo. ¿Crees que va a denunciarnos?

No, el rebelde Christian Ozera no nos iba a denunciar. Pero eso

no quería decir que quería que supiera esto. Es un hecho de la vida:

Mientras más personas saben un secreto, más probable es que se

filtre.

Como era de esperar, la reacción de Christian no fue muy

diferente de la de todos los demás. —¿Qué? Eso es imposible. Todo

el mundo sabe eso.

—No de acuerdo con el hermano de Victor Dashkov —dijo

Eddie.

—¿Pararás de hablar? —Exclamé.

—Puedes decírselo, o yo lo haré.

Suspiré. Los ojos azul pálido de Christian estaban mirándonos,

de par en par y sorprendidos. Como la mayoría de mis amigos, él

comenzó a rodar ideas locas, pero esto fue traspasar la línea.

—Pensé que Victor Dashkov era hijo único —dijo Christian.

Sacudí mi cabeza. —No. Su padre tuvo una aventura, por lo que

Victor tiene un medio hermano ilegítimo. Robert. Y él es un usuario

del espíritu.

—Sólo tú —dijo Christian—. Sólo tú encontrarías algo como

esto.

Ignoré lo que parecía ser el retorno de su cinismo habitual. —

Robert afirma haber sanado a un Strigoi, mató la parte no muerta de

ella y la trajo de nuevo a la vida.

Page 227: Espíritu confinado

22

7

—El espíritu tiene límites, Rose. Puede ser que hayas sido traída

de nuevo, pero los Strigoi se han ido.

—No sabemos sobre el alcance completo del espíritu —señalé—

. La mitad de esto sigue siendo un misterio.

—Sabemos de St. Vladimir. Si pudiera restaurar a un Strigoi,

¿no crees que un tipo como él habría estado haciéndolo? Quiero

decir, si eso no es milagroso, ¿Qué es? Algo así habría sobrevivido

en las leyendas —argumentó Christian.

—Tal vez. Tal vez no —Me volví a atar mi cola de caballo,

reproduciendo en mi mente nuestro encuentro con Robert por

centésima vez.

—Tal vez Vlad no sabía cómo. No todo eso es tan fácil.

—Sí —asintió Eddie—. Esta es la parte buena.

—Oye —me disparé hacia él de nuevo—. Sé que estás enojado

conmigo, pero con Christian aquí, realmente no necesitamos a nadie

más haciendo comentarios sarcásticos.

—No sé —dijo Christian—. Para algo como esto, en realidad

puede ser que necesites a dos personas. Ahora explica cómo este

milagro es supuestamente hecho.

Suspiré. —Añadiendo el espíritu a una estaca, junto con los

otros cuatro elementos.

Los hechizos del espíritu eran todavía un nuevo concepto para

Christian también.

—Nunca pensé en eso. Supongo que el espíritu sacudiría las

cosas‖ con‖ fuerza…‖ pero‖ no‖ puedo‖ imaginar‖ que‖ estaques‖ a‖ un‖

Page 228: Espíritu confinado

22

8

Strigoi con una estaca encantada de espíritu y que sea suficiente

para traerlos de nuevo.

—Bueno... Esa es la cosa. De acuerdo con Robert, no puedo

hacerlo. Tiene que ser realizado por un usuario de espíritu.

Más silencio. Había puesto a Christian sin habla una vez más.

Al final, dijo: —No sabemos de muchos usuarios de espíritu. Y

mucho menos alguno que pueda luchar o estacar a un Strigoi.

—Sabemos de dos usuarios de espíritu. —Fruncí el ceño,

recordando a Oksana en Siberia y a Avery encerrada lejos... ¿dónde?

¿Un hospital? ¿Un lugar como Tarasov?

—No, cuatro. Cinco, contando a Robert. Pero sí, ninguno de

ellos puede realmente hacerlo.

—No importa, porque no puede ser hecho —dijo Eddie.

—¡No sabemos eso! —La desesperación de mi propia voz me

sorprendió.

—Robert lo cree. Victor incluso lo cree. —Vacilé— Y Lissa

también lo hace.

—Y quiere hacerlo —dijo Christian, atrapándolo rápidamente—

. Porque haría cualquier cosa por ti.

—No puede.

—¿Porque no tiene la capacidad o porque no la dejarás?

—Ambos —exclamé—. No voy a dejarla en ninguna parte cerca

de un Strigoi. Hasta... —Gemí, odiando revelar lo que había

descubierto en nuestro tiempo separadas a través de la unión—.

Page 229: Espíritu confinado

22

9

Consiguió hacerse de una estaca y está tratando de encantarla.

Hasta el momento, no ha tenido mucha suerte, ¡gracias a Dios!

—Si esto fuera posible —comenzó Christian lentamente—.

Podría‖cambiar‖nuestro‖mundo.‖Si‖pudiera‖aprender…‖

—¿Qué? ¡No! —Había estado tan ansiosa por conseguir que

Christian me creyera, y ahora deseaba que no lo hubiera hecho. El

único atractivo de salvación en todo esto era que ninguno de mis

amigos pensaba que era posible, ninguno de ellos había considerado

ningún pensamiento de Lissa realmente tratando de luchar con un

Strigoi—. Lissa no es ninguna guerrera. Ningún usuario de espíritu

que conocemos lo es, al menos que encontremos uno, preferiría

que…‖—Hice una mueca de dolor— Preferiría que Dimitri muriera.

Eso finalmente hizo a Eddie dejar de trabajar. Tiró abajo su pala.

—¿En serio? Nunca hubiera imaginado eso —dijo con sarcasmo

para rivalizar con el mío.

Me di la vuelta y caminé a grandes pasos hacia él, con mis

puños apretados.

—Mira, ¡no puedo aguantar esto más! Lo siento. No sé qué más

decir. Sé que lo eché a perder. Dejé a Dimitri escaparse. Dejé a Victor

escaparse.

—¿Dejaste a Victor escaparse? —Preguntó Christian,

sorprendido.

Lo ignoré y continúe gritándole a Eddie. —Fue un error. Con

Dimitri…‖ fue‖un‖momento‖de‖debilidad.‖Fracasé‖ en‖mi‖ formación.‖

Sé que lo hice. Ambos lo sabemos. Pero sabes que no tenía intención

de los daños que causé. Si eres realmente mi amigo, tienes que

Page 230: Espíritu confinado

23

0

saberlo.‖Si‖pudiera‖devolverlo… —Tragué, sorprendida al sentir mis

ojos ardiendo—. Lo haría. Juro que lo haría, Eddie.

Su rostro estaba completamente calmado. —Te creo. Soy tu

amigo,‖y‖sé‖que…‖Sé‖que‖no‖querías‖que‖las‖cosas‖resultaran‖como‖lo‖

hicieron.

Me hundí en el alivio, sorprendida de cómo verdaderamente

había estado preocupada por perder su respeto y su amistad.

Mirando hacia abajo, me sorprendió ver mis puños apretados. Los

relajé, incapaz de creer que había estado tan molesta.

—Gracias. Muchísimas gracias.

—¿Qué es todo este griterío?

Ambos nos volvimos y vimos a Hans dirigiéndose hacia

nosotros. Y parecía cabreado. También me di cuenta entonces de

que Christian había prácticamente desaparecido en el aire. Así como

así.

—¡Este no es el tiempo social! —Gruñó Hans—. Ustedes dos

todavía tienen otra hora pendiente hoy. Si se van a distraer,

entonces tal vez deberían estar separados —le hizo señas a Eddie—.

Vamos. Hay algún archivo con tu nombre en él.

Le lancé una mirada simpática a Eddie mientras Hans se lo

llevaba lejos. Sin embargo, estuve aliviada de que no iba a hacer yo

el papeleo.

Continué mi trabajo, con mi mente girando en las mismas

preguntas que había tenido toda la semana. Había querido decir lo

que le dije a Eddie. Deseaba tanto que este sueño de Dimitri siendo

salvado fuera verdad. Lo quería más que nada, excepto Lissa

arriesgando su vida. No debería haber dudas. Debería sólo haber

Page 231: Espíritu confinado

23

1

matado a Dimitri. Victor no hubiera escapado. Lissa no habría

tenido una segunda idea de las palabras de Robert.

Pensando en Lissa, me empujé a su mente. Estaba en su

habitación, haciendo algún empaquetamiento de última hora antes

de ir a la cama. Mañana era su visita a Lehigh. Como era de esperar,

mi invitación de ir con ella había sido revocada a la luz de los

recientes acontecimientos. Su cumpleaños —algo que había sido

horriblemente pasado por alto en este lío— era este fin de semana

también, y no me parecía bien estar apartada de ella durante esto.

Deberíamos haber estado celebrándolo juntas. Sus pensamientos se

agitaron, y estaba tan consumida por ellos que un repentino golpe

en la puerta la hizo saltar.

Preguntándose quién podría estar visitándola a esta hora, abrió

la puerta y se quedó sin aliento al ver a Christian de pie allí. Fue

surrealista para mí también. Parte de mí todavía seguía pensando

que estábamos en nuestros dormitorios de la escuela, donde las

reglas, teóricamente, mantenían a los chicos y las chicas fuera de las

habitaciones de cada uno. Pero no estábamos más allí. Éramos

técnicamente adultos ahora. Debe haber ido directamente a su

habitación después de verme, me di cuenta.

Era asombroso sentir cómo rápidamente la tensión se

incrementó entre ellos. Un puñado de emociones estalló en el pecho

de Lissa, la habitual mezcla de ira, pena y confusión.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó.

Las mismas emociones estaban en su rostro. —Quería hablar

contigo.

—Es tarde —dijo fríamente—. Además, creo recordar que no te

gusta hablar.

Page 232: Espíritu confinado

23

2

—Quiero hablar de lo que sucedió con Victor y Robert.

Eso fue suficiente para asustarla además que su ira. Lanzó una

ansiosa mirada al pasillo y luego le hizo señas para que entrara. —

¿Cómo sabes sobre eso? —Siseó, cerrando precipitadamente la

puerta.

—Acabo de ver a Rose.

—¿Cómo conseguiste verla? Yo no puedo verla. —Lissa estaba

tan frustrada como yo por cómo nuestros superiores nos habían

estado manteniendo separadas.

Christian se encogió de hombros, con cuidado de mantener una

distancia de seguridad entre ellos en el pequeño salón de estar de la

habitación. Ambos tenían sus brazos cruzados a la defensiva,

aunque no creo que se dieran cuenta de cómo eran reflejados cada

uno. —Me colé en su campo de prisioneros. Tienen tierra para

excavar durante horas.

Lissa hizo una mueca. Por la forma en que nos habían

mantenido separadas, no había sabido mucho acerca de mis

actividades. —Pobre Rose.

—Lo está manejando. Como siempre. —Los ojos de Christian se

volvieron hacia el sofá y su maleta abierta, donde una estaca de

plata yacía encima de una blusa de seda. Dudé que la camisa

sobreviviera al viaje sin un millón de arrugas.

—Una cosa interesante para llevar a una visita de la

universidad.

Lissa cerró precipitadamente la maleta. —Ese no es tu asunto.

Page 233: Espíritu confinado

23

3

—¿De verdad lo crees? —Preguntó, ignorando su comentario.

Dio un paso hacia adelante, al parecer, con su ansia haciéndole

olvidarse de querer mantenerse alejado. Incluso por lo distraída que

estaba por la situación, Lissa inmediatamente empezó a ser

consciente de su nueva proximidad, la forma en que olía, la forma

en‖que‖la‖luz‖brillaba‖en‖su‖pelo‖negro…‖—¿Crees que podrías traer

de vuelta a un Strigoi?

Volvió su atención de nuevo hacia la conversación y sacudió su

cabeza.

—No sé. Realmente no lo sé. Pero siento como... siento como

que tengo que intentarlo. Si nada más, quiero saber qué es lo que el

espíritu en una estaca hará. Eso es lo suficiente inofensivo.

—No de acuerdo a Rose.

Lissa le dio una sonrisa arrepentida, se dio cuenta de lo que

estaba haciendo, y rápidamente la dejó caer. —No, Rose no me

quiere yendo a ninguna parte cerca de esta idea, aunque quiere que

esto sea real.

—Dime la verdad. —Su mirada la quemó— ¿Crees que tienes

alguna posibilidad de estacar a un Strigoi?

—No —admitió—. Apenas si podría lanzarle un golpe. Pero...

como dije, siento como que debería intentarlo. Debería tratar de

aprenderlo. Estacar a uno, quiero decir.

Christian reflexionó esto durante unos momentos y luego hizo

un gesto hacia la maleta de nuevo. —¿Vas a Lehigh por la mañana?

Lissa asintió con la cabeza.

—¿Y Rose ha sido cortada del viaje?

Page 234: Espíritu confinado

23

4

—Por supuesto.

—¿Te ofreció la reina dejarte llevar a otro amigo?

—Lo hizo —admitió Lissa—. En particular, me sugirió a Adrian.

Pero‖ est{‖ enfadado…‖ y‖ no‖ estoy‖ realmente‖ segura‖ de‖ si‖ estoy‖ de‖

humor para él.

Christian pareció complacido con esto. —Entonces llévame.

Mis pobres amigos. No estaba segura de cuanto más

sorprendidos podrían estar hoy.

—¿Por qué diablos te llevaría? —Exclamó. Toda su ira regresó

con su presunción. Era un signo de su agitación que había jurado.

—Porque —dijo, con el rostro en calma—, te puedo enseñar

cómo estacar a un Strigoi.

Page 235: Espíritu confinado

23

5

Traducido por veroniica y elamela

Corregido por cYeLy DiviNNa

or el infierno que tú puedes —dije en voz

alta sin dirigirme a nadie.

—No, no puedes —dijo Lissa, con una

expresión que hacía juego con mi propia incredulidad—. Sé que has

estado aprendiendo a luchar con fuego, pero no has hecho ningún

estaqueo.

La cara de Christian se mostraba inflexible. —Lo hice... un poco.

Y puedo aprender más. Mia tiene algunos amigos guardianes aquí

que le han estado enseñando combate físico, y he aprendido algo de

ello.

La mención de él y Mia trabajando juntos no hacía mucho para

mejorar la opinión de Lissa. —¡Apenas has estado aquí una semana!

Lo dices como si hubieras estado entrenando durante años con

algún maestro.

—Es mejor que nada —dijo—. ¿Y dónde más vas a aprender?

¿Rose?

—P

Page 236: Espíritu confinado

23

6

La indignación y la incredulidad de Lissa se vieron un poco

atenuadas. —No —admitió—. Nunca. De hecho, Rose me llevaría a

rastras si me cogiera haciendo esto.

Maldita sea que lo haría. De hecho, a pesar de los obstáculos y

el personal que me mantenía bloqueada, me sentí tentada a

marcharme a allí ahora mismo.

—Entonces, esta es tu oportunidad —dijo. Su voz se volvió

irónica—. Mira, sé que las cosas no están... muy bien entre nosotros,

pero eso es irrelevante si vas a aprender esto. Dile a Tatiana que

quieres traerme a Lehigh. A ella no le va a gustar, pero te dejará. Te

mostraré lo que sé en nuestro tiempo libre. Luego, cuando

regresemos, te llevaré con Mia y sus amigos.

Lissa frunció el ceño. —Si Rose lo supiese...

—Es por eso comenzaremos cuando estemos lejos de la Corte.

Ella va a estar muy lejos de ti para hacer cualquier cosa.

Oh, por el amor de Dios. Me gustaría darles a ellos algunas

lecciones de lucha, comenzando con un puñetazo en la cara de

Christian.

—¿Y cuando volvamos? —Preguntó Lissa—. Se dará cuenta. Es

inevitable con el vínculo.

Él se encogió de hombros. —Si ella todavía está en servicio de

tierra, seremos capaces de salirnos con la nuestra. Quiero decir, ella

sabrá, pero no podrá interferir. Mucho.

—Tal vez no sea suficiente —dijo Lissa con un suspiro—. Rose

tenía razón acerca de que no puedo esperar aprender en unas

semanas lo que le tomó a ella años.

Page 237: Espíritu confinado

23

7

¿Semanas? ¿Ese era su línea del tiempo en eso?

—Hay que intentarlo —dijo, con un tono casi suave. Casi.

—¿Por qué estás tan interesado en esto? —Preguntó Lissa con

suspicacia—. ¿Por qué te preocupas tanto acerca de traer a Dimitri

de vuelta? Quiero decir, sé que te gustaba, pero no tienes que tener

la misma motivación aquí que la que tiene Rose.

—Él era un buen tipo —dijo Christian—. ¿Y si hubiera un modo

de convertirlo otra vez en dhampir? Sí, eso sería increíble. Pero es

más que eso... más que sólo él. Si hubiera una manera de salvar a

todos los Strigoi, eso cambiaría nuestro mundo. Quiero decir, no es

que prenderles fuego no esté bien después de que hayan ido

matando en sus juergas, ¿pero si pudiéramos detener esas matanzas

en primer lugar? Esa es la clave para salvarnos. A todos nosotros.

Lissa se quedó muda por un momento. Christian había hablado

con pasión, y había una esperanza radiante fuera de él que ella no

había‖esperado.‖Eso‖fue…‖conmovedor.‖

Él se aprovechó de su silencio. —Además, no sabrías qué hacer

sin ninguna orientación. Y me gustaría reducir las probabilidades de

que te maten, porque incluso aunque Rose quiera negarlo, sé que

vamos a seguir adelante con esto.

Lissa se quedó callada una vez más, sopesando la situación.

Había escuchado sus pensamientos y no me gustaba en absoluto a

dónde se dirigían.

—Nos marcharemos a las seis —ella dijo al fin—. ¿Puedes

verme abajo a las cinco y media? —Tatiana no se emocionaría

cuando oyera sobre la elección del nuevo huésped, pero Lissa estaba

Page 238: Espíritu confinado

23

8

bastante segura de que podían tener una charla rápida por la

mañana.

Él asintió con la cabeza. —Estaré allí.

De vuelta en mi habitación, estaba totalmente horrorizada. Lissa

iba a tratar de aprender a estacar Strigois —a mi espalda—, y ella

iba a conseguir que Christian la ayudara. Los dos se habían estado

gruñendo el uno al otro desde que rompieron. Me debería haber

sentido halagada de que esconderse de mí hiciera que ellos

volvieran a estar juntos, pero no lo estaba. Estaba enojada.

Consideré mis opciones. Los edificios dónde Lissa y yo nos

hospedábamos no tenían el tipo de seguridad toque-de-queda que

habían tenido nuestros dormitorios de la escuela, pero el personal

de aquí había recibido instrucciones de avisar a alguien de la oficina

de los guardianes si me volvía demasiado social. Hans también me

había dicho que me mantuviera alejada de Lissa hasta nuevo aviso.

Reflexioné todo por un momento, pensando que podría valer la

pena Hans arrastrándome de vuelta de la habitación de Lissa. A

continuación, finalmente tuve un pensamiento de un plan

alternativo. Ya era tarde, pero no demasiado tarde, y salí de mi

habitación por la puerta que estaba al lado de la mía. Llamé a la

puerta, esperando que mi vecina estuviera todavía despierta.

Ella era una dhampir de mi edad, una recién graduada de una

escuela diferente. Yo no tenía mi propio teléfono móvil, pero la

había visto hablando por uno antes durante el día. Ella abrió la

puerta unos instantes después y, afortunadamente, no parecía que

estuviera en la cama.

—Hey —dijo ella, comprensiblemente sorprendida.

—Hey, ¿puedo enviar un mensaje con tu móvil?

Page 239: Espíritu confinado

23

9

Yo no quería utilizar su teléfono con una conversación y,

además, quizás Lissa me colgara. Mi vecina se encogió de hombros,

entró en la habitación y regresó con el teléfono. Había memorizado

el número de Lissa y le envié la siguiente nota:

Sé lo que van a hacer, y es una MALA idea. Voy a patear sus

traseros cuando los encuentre.

Le di el teléfono de vuelta a su dueña. —Gracias. Si alguien

contesta, ¿me lo harías saber?

Ella me dijo que lo haría, pero yo no esperaba que me

contestara. Obtendría mi mensaje de otra manera. Regresé a la sala y

a la mente de Lissa, tenía que estar ahí cuando su teléfono sonara,

Christian se había ido, y ella leyó mi mensaje con una triste sonrisa.

Mi respuesta llegó a través del enlace. Ella sabía que yo estaba

mirando.

Lo siento, Rose. Es un riesgo que tendré que tomar. Estoy haciéndolo.

La noche me daba vueltas, todavía estaba enojada por lo que

Lissa y Christian iban a hacer. Pensé que jamás me quedaría

dormida, pero cuando Adrian vino a mí en un sueño, se hizo

evidente que el agotamiento de mi cuerpo había derrotado a la

agitación de mi mente.

—¿Las Vegas? —le pregunté.

Los sueños de Adrian siempre se producían en diferentes

lugares a su elección. Esta noche, estábamos en el Strip, muy cerca

de donde Eddie y yo nos encontráramos con Lissa y él en el MGM

Grand. Las luces brillantes de neón de los hoteles y restaurantes

brillaban en la oscuridad, pero todo el lugar estaba misteriosamente

Page 240: Espíritu confinado

24

0

en silencio comparado con la realidad. Adrian no había traído los

coches o la gente de Las Vegas. Era como un pueblo fantasma.

Él sonrió, apoyado en un poste cubierto de papel con anuncios

de conciertos y servicios de acompañantes. —Bueno, realmente no

tuvimos la oportunidad de disfrutar de ella mientras estuvimos allí.

—Verdad —me quedé a unos metros de distancia, con los

brazos cruzados sobre el pecho. Yo llevaba unos vaqueros y una

camiseta, junto con mi Nazar. Adrian había decidido,

aparentemente, no vestirme esta noche, lo cual agradecí. Yo podría

haber acabado como una de esas coristas Moroi, con plumas y

lentejuelas—. Pensé que me estabas evitando —todavía no estaba

del todo segura de dónde estaba nuestra relación, a pesar de su

actitud impertinente de vuelta en el Witching Hour.

Él soltó un bufido. —No es por mi elección, pequeña dhampir.

Esos guardianes están haciendo todo lo posible para mantenerte en

solitario. Bueno, más o menos.

—Christian logró colarse para hablar conmigo antes —le dije,

con la esperanza de evitar el problema que tenía que estar en la

mente de Adrian: que yo había arriesgado la vida para salvar a mi

ex-novio—. Él va a tratar de enseñarle a Lissa a estacar Strigois.

Esperé a que Adrian se uniera a mi indignación, pero parecía

tan relajado y sardónico como de costumbre. —No me sorprende

que lo vaya a intentar. Lo que me sorprende es que él en realidad le

vaya a ayudar con esta loca teoría.

—Bueno, es lo suficientemente loco como para atraerlo a él... y

al parecer puede vencer el odio que últimamente se profesaban

mutuamente.

Page 241: Espíritu confinado

24

1

Adrian ladeó la cabeza, haciendo que algunos de sus cabellos

cayeran sobre sus ojos. Un edificio con palmeras de neón azul emitió

un brillo misterioso por su rostro mientras él me daba una mirada

de complicidad. —Vamos, ambos sabemos por qué lo está haciendo.

—¿Porque él piensa que su grupo después de la escuela con Jill

y Mia lo califica para enseñar esas cosas?

—Porque le da una excusa para estar cerca de ella, sin hacer que

parezca que dio el primer paso. De esta manera, él todavía puede

parecer viril.

Cambié un poco de posición para que las luces del cartel de

publicidad gigante sobre máquinas tragamonedas no me brillara en

los ojos. —Eso es ridículo —especialmente la parte acerca de

Christian siendo varonil.

—Los chicos hacen cosas ridículas por amor —Adrian alcanzó

con su mano el bolsillo y sacó un paquete de cigarrillos—. ¿Sabes

cuánto quiero ahora mismo uno de estos? Sin embargo, sufro, Rose.

Todo por ti.

—No te vuelvas romántico conmigo —le advertí, tratando de

ocultar mi sonrisa—. No tenemos tiempo para eso, no cuando mi

mejor amiga quiere ir a cazar monstruos.

—Sí, pero ¿cómo va ella a encontrarlo a él? Eso es un tipo de

problema —Adrian no necesitaba detallar en el ‚él‛.

—Es cierto —admití.

—Y ella no ha sido capaz de encantar de todos modos aún la

estaca, así que hasta que ella lo haga, todas las habilidades de kung

fu en el mundo no importarán.

Page 242: Espíritu confinado

24

2

—Los Guardianes no hacen kung-fu. ¿Y cómo sabes tú lo de la

estaca?

—Ella me pidió ayuda un par de veces —explicó.

—¿Eh? Yo no sabía eso.

—Bueno, tú has estado muy ocupada. No es que incluso hayas

tenido un pensamiento para tu pobre anhelante novio.

Con todas mis tareas, no me había pasado una enorme cantidad

de tiempo en la cabeza de Lissa, sólo lo suficiente para ver si está

bien. —Hey, yo les hubiera hecho caso cualquier día —había tenido

tanto miedo de que Adrian estuviera furioso conmigo después de lo

de Las Vegas, sin embargo, aquí estaba, liviano y juguetón. Un poco

demasiado liviano. Quería que se centrara en el problema en

cuestión—. ¿Cuál es tu opinión sobre Lissa y los encantamientos?

¿Está cerca de conseguirlo?

Adrian distraídamente jugó con los cigarrillos, y estuve tentada

de decirle que siguiera adelante y cogiera uno. Este era su sueño,

después de todo. —No lo tengo claro. No me he tomado los

encantamientos de la misma forma en que ella lo hace. Es raro

teniendo los otros elementos allí... hace que sea difícil manipular el

espíritu.

—¿La estás ayudando de todos modos? —le pregunté con

recelo.

Sacudió la cabeza, con diversión —¿Qué piensas?

Dudé. —Yo... no sé. Tú la ayudaste con lo del espíritu, pero

ayudarla con esto significaría...

—¿...ayudar a Dimitri?

Page 243: Espíritu confinado

24

3

Asentí, sin confiar en mí misma para dar más detalles.

—No —dijo Adrian al final—. Yo no la estoy ayudando, más

que nada porque no sé cómo hacerlo.

Exhalé con alivio. —De verdad lo siento —le dije— Por todo...

Por mentir acerca de dónde estaba y qué estaba haciendo. Fue un

error. Y no entiendo... bueno, yo no entiendo por qué estás siendo

tan amable conmigo.

—¿Debo ser malo? —Adrian me guiñó un ojo—. ¿Es eso lo que

te gusta?

—¡No! Por supuesto que no. Pero, quiero decir que estabas tan

enojado cuando viniste a Las Vegas y te enteraste de lo que estaba

pasando. Yo solamente pensé... no sé. Pensé que me odiabas.

La diversión desapareció de su rostro. Se acercó a mí y apoyó

las manos en mis hombros, sus ojos de color verde oscuro me

miraban seriamente. —Rose, nada en este mundo podría hacer que

te odie.

—¿Ni siquiera intentar traer a mi ex-novio de la muerte?

Adrian me agarró, e incluso en el sueño, podía oler su piel y

colonia. —Sí, voy a ser honesto. ¿Si Belikov estuviera caminando

alrededor en este momento, vivo como solía estar? Habría algunos

problemas. No quiero pensar lo que pasaría con nosotros si... bueno,

no vale la pena perder el tiempo pensando en eso. Él no está aquí.

—Yo todavía... Todavía quiero que lo nuestro funcione —le dije

dócilmente—. Todavía lo intentaría, aunque él estuviera de vuelta.

Tengo dificultades para dejar que alguien que me importa se vaya.

Page 244: Espíritu confinado

24

4

—Lo sé. Tú hiciste todo lo que hiciste por amor. No puedo estar

enojado contigo por eso. Fue una estupidez, pero así es como es el

amor. ¿Tienes alguna idea de lo que yo haría por ti? ¿Para

mantenerte a salvo?

—Adrian...

No podía mirarlo a los ojos. De pronto me sentí indigna. Él era

tan fácil de subestimar. Lo único que podía hacer era apoyar la

cabeza contra su pecho y dejar que envolviera sus brazos a mí

alrededor.

—Lo siento.

—Pidiendo perdón, mientes —dijo dándome un beso en la

frente—. No sientes el haberlo amado. Eso es parte de ti, una parte

que tienes que dejar ir, sí, pero todavía es algo que te hizo lo que

eres ahora.

Una parte que tienes que dejar ir...

Adrian estaba en lo cierto, y eso era un una maldita cosa difícil

de admitir. Yo había tenido mi oportunidad. Yo había tenido mi

oportunidad de salvar a Dimitri, y había fracasado. Lissa no llegaría

a ninguna parte con eso, lo que significaba que realmente tenía que

tratar a Dimitri de la manera en que todos los demás lo hacían: Él

estaba muerto. Tengo que seguir adelante.

—Maldita sea —murmuré.

—¿Qué? —preguntó Adrián.

—Odio cuando tú eres el cuerdo. Ese es mi trabajo.

—Rose —dijo tratando de mantener a la fuerza un tono serio—.

Puedo pensar muchas palabras para describirte, ‚sexy‛ y ‚ardiente‛

Page 245: Espíritu confinado

24

5

están en la parte superior de la lista. ¿Sabes lo que no está en la lista?

‚Cuerda‛.

Me eché a reír. —Está bien, bueno, entonces mi trabajo es ser el

menos loco.

Él lo consideró. —Eso lo puedo aceptar.

Yo llevé mis labios hasta los suyos, y aunque todavía había

algunas cosas inestables en nuestra relación, no había ninguna duda

en la forma en la que nos besábamos. Besarse en el sueño se sentía

exactamente igual que en la vida real. El calor floreció entre

nosotros, y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Me soltó las

manos y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, acercándonos.

Me di cuenta de que era la hora de empezar a creer lo que decía. La

vida seguía adelante. Dimitri quizá se había ido, pero yo podía

hacer algo con Adrian, al menos hasta que mi trabajo me llevara

lejos. Eso era, por supuesto, asumiendo que tuviese uno. Maldición,

si Hans me mantuviera en el servicio de escritorio aquí y Adrian

continuara con su perezoso camino, podríamos estar juntos para

siempre.

Adrian y yo nos besamos por un largo rato, presionándonos

cada vez más cerca. Por fin rompí las cosas. Si tenías sexo en un

sueño, ¿eso significaba que lo hiciste realmente? Yo no lo sabía, y

desde luego no iba a averiguarlo. No estaba preparada para eso

todavía.

Di un paso atrás, y Adrian lo entendió. —Búscame cuando

consigas algo de libertad.

—Esperemos que sea pronto —le dije—. Los guardianes no me

pueden castigar por siempre.

Page 246: Espíritu confinado

24

6

Adrian me miró de forma escéptica, pero dejó que el sueño se

disolviera sin más comentarios. Volví a mi cama, y a mis propios

sueños.

La única cosa que me impidió interceptar a Lissa y Christian

cuando se reunieron temprano en el hall de la entrada al día

siguiente fue que Hans me llamó a trabajar incluso antes. Él me

puso a trabajar con el papeleo, en las bóvedas, irónicamente,

permitiéndome archivar y pensar en Lissa y Christian mientras los

miraba a través de mi vínculo. Lo tomé como una señal de mis

habilidades multitarea que yo era capaz de ordenar alfabéticamente

y espiar a la vez.

Sin embargo, mis observaciones fueron interrumpidas cuando

una voz dijo —No esperaba encontrarte aquí de nuevo.

Parpadeé fuera de la cabeza de Lissa y levanté la vista de mis

papeles. Mikhail apareció ante mí. A la luz de las complicaciones

que se produjeron después del incidente con Víctor, casi me había

olvidado de la participación de Mikhail en nuestro ‚escape‛. Puse

los archivos abajo y le di una pequeña sonrisa.

—Sí, es extraño cómo funciona el destino ¿eh? Ellos en realidad

me quieren aquí.

—Por supuesto. Tú tienes una buena cantidad de problemas,

según he oído.

Mi sonrisa se convirtió en una mueca. —Cuéntame —miré a mí

alrededor, aunque sabía que estábamos solos—. No estás en

problemas, ¿verdad?

Negó con la cabeza. —Nadie sabe lo que hice.

Page 247: Espíritu confinado

24

7

—Bien —al menos una persona había escapado ilesa de este

desastre. Mi culpa no podría manejar que él fuera atrapado también.

Mikhail se arrodilló de forma que él estaba al mismo nivel que

yo, apoyando los brazos sobre la mesa y me senté. —¿Tuviste éxito?

¿Valió la pena?

—Esa es una pregunta difícil de contestar. —Él arqueó una

ceja— Hubo algunas... cosas no satisfactorias que sucedieron. Pero

encontramos lo que queríamos saber, o, bueno, pensamos que lo

hicimos.

Contuvo su respiración. —¿Cómo restaurar a un Strigoi?

—Eso creo. Si nuestro informante estaba diciendo la verdad,

entonces sí. Excepto, incluso si él era... bueno, no es tan fácil de

hacer. Es casi imposible, de hecho.

—¿Qué es?

Dudé. Mikhail nos había ayudado, pero él no estaba en mi

círculo de confianza. Sin embargo, incluso ahora, viendo su mirada

angustiada, la que yo había visto antes, el dolor de la pérdida de su

amada todavía lo atormentaba. Probablemente siempre lo haría.

¿Estaría haciendo más daño que bien diciéndole lo que había

aprendido? ¿Esta efímera esperanza le haría más daño?

Finalmente, me decidí a decirle. Incluso si le contaba a los

demás, y yo no pensaba que lo haría, se reirían de ello de todas

formas. No habría ningún daño allí. El verdadero problema vendría

si le contaba a alguien sobre Victor y Robert, pero en realidad no le

tengo que mencionar su participación a él. A diferencia de Christian,

al parecer no se le había ocurrido a Mikhail que el escape de la

prisión tan publicitado en las noticias Moroi había sido llevado a

Page 248: Espíritu confinado

24

8

cabo por los adolescentes a los que él había ayudado a salir a

escondidas. Mikhail probablemente no podía dedicar ningún

pensamiento a nada mas que no involucrara salvar a su Sonya.

—Se necesita un usuario del espíritu —le expliqué—. Uno con

una estaca encantada de espíritu, y luego él... o ella... tiene que

estacar al Strigoi.

—Espíritu... —ese elemento era todavía extraño para la mayoría

de los Moroi y los dhampirs, pero no para él—. Como Sonya. Sé que

el espíritu se supone que los hace más atractivos... pero te juro que

nunca lo necesitó. Era hermosa por sí misma —como siempre, el

rostro de Mikhail adquirió esa misma mirada triste que tenía cada

vez que la Sra. Karp era mencionada. Realmente nunca lo había

visto verdaderamente feliz desde que lo conocí y pensé que estaría

muy guapo, si alguna vez realmente sonriera. De repente pareció

avergonzado por su lapsus romántico y volvió a los negocios—.

¿Qué usuario de espíritu podría hacer una estaca?

—Ninguno —le dije rotundamente—. Lissa Dragomir y Adrian

Ivashkov son los dos únicos usuarios del espíritu que incluso

conozco —bien, además de Avery Lazar, y estaba dejando a Oksana

y a Robert fuera de esto—. Ninguno de ellos tiene la habilidad de

hacerlo, sabes eso tan bien como yo. Y Adrian no tiene ningún

interés en esto de todos modos.

Mikhail estaba atento, enterándose de lo que no dije. —¿Pero

Lissa lo está?

—Sí —admití—. Pero se necesitarían años para aprender a

hacerlo. Si no más tiempo. Y ella es la última de su estirpe. No

puede ser arriesgada así como así.

Page 249: Espíritu confinado

24

9

La verdad de mis palabras lo golpeó, y no podía evitarlo, pero

compartí su dolor y su decepción. Como yo, había puesto mucha fe

en este gran último esfuerzo para reunirse con su amor perdido.

Acababa de afirmar que era posible... sin embargo, improbable. Creo

que hubiera sido más fácil para ambos aprender que todo había sido

un engaño.

Suspiró y se levantó. —Bueno... agradezco que vayas tras esto.

Siento que tu castigo se por nada.

Me encogí de hombros. —Está bien. Valió la pena.

—Espero que... —su rostro se volvió vacilante—. Espero que

termine pronto y no afecte a nadie.

—¿Afectar qué? —pregunte bruscamente, cogiendo el filo de su

voz.

—Simplemente... bueno, los guardianes que desobedecen las

órdenes a veces se enfrentan a largos castigos.

—Oh. Eso —se estaba refiriendo a mi miedo constante de ser

atrapada a un trabajo de escritorio. Traté de actuar frívolamente y

no mostrar cuánto me asustaba esa posibilidad—. Estoy segura de

que Hans se estaba tirando un farol. Quiero decir, ¿realmente me

haría hacer esto para siempre sólo‖porque‖me‖escapé‖y…

Me detuve, mi boca colgando abierta cuando un destello sagaz

relampagueó en los ojos de Mikhail. Había escuchado hace mucho

tiempo cómo había tratado de seguirle la pista a la Sra. Karp, pero la

logística realmente nunca me había golpeado hasta ahora. Nadie

habría ayudado en su búsqueda. Habría tenido que hacerlo por sí

mismo, rompiendo el protocolo, y volviendo a escondidas cuando

Page 250: Espíritu confinado

25

0

finalmente perdió las esperanzas de localizarla. Habría estado en

muchos problemas, como yo yendo con Mia.

—¿Es que...? —tragué—. ¿Es eso por lo que...? ¿Por lo que

trabajas aquí abajo en las bóvedas ahora?

Mikhail no respondió mi pregunta. En su lugar, miró abajo con

una pequeña sonrisa y señaló mi pila de papeles. —‚F‛‖viene‖antes‖

que‖‚L‛ —dijo antes de volverse y salir.

—Maldición —murmuré, mirando hacia abajo. Tenía razón. Al

parecer, no podía poner en orden alfabético tan bien mientras veía a

Lissa. Sin embargo, una vez que estaba sola, eso no me impidió

volver a su mente. Quería saber qué estaba haciendo... y no quería

pensar en cómo lo habría hecho. Probablemente sería considerado

peor que los actos de Mikhail ante los ojos de los guardianes. O que

un similar, o peor, castigo podría estar para mí en el almacén.

Lissa y Christian estaban en un hotel cerca del campus de

Lehigh. El centro del día vampiro significaba la tarde para los

humanos de la universidad. El tour de Lissa no comenzaría hasta su

mañana del día siguiente, lo que significaba que tenía que aguardar

su tiempo en el hotel ahora y tratar de ajustarse a un horario

humano.

Los ‚nuevos‛‖guardianes‖de‖Lissa,‖Serena‖y‖Grant,‖estaban‖con‖

ella, junto con tres extras que la reina había enviado también.

Tatiana había permitido a Christian ir también y no había sido

apenas tan opuesta como Lissa había temido, lo que de nuevo me

hizo preguntarme si la reina era realmente tan horrible como

siempre había creído. Priscilla Voda, una cercana consejera de la

reina que a ambas, a Lissa y a mí, nos gustaba, estaba también

acompañando a Lissa mientras miraba alrededor de la escuela. Dos

Page 251: Espíritu confinado

25

1

de los guardianes adicionales se quedaron con Priscilla, el tercero se

quedó con Christian. Cenaron en un grupo y luego se retiraron a sus

habitaciones. Serena estaba en realidad quedándose con Lissa en la

suya, mientras Grant se quedaba afuera de guardia en la puerta.

Mirar todo esto provocó un dolor agudo en mí. Ser guardiana era

para lo que había sido entrenada. Lo que había estado esperando

toda mi vida para hacer por Lissa.

Serena era un perfecto ejemplo de guardiana de distancia,

estando allí, pero no allí mientras Lissa colgaba alguna de sus ropas.

Un golpe en la puerta inmediatamente disparó a Serena en acción.

Su estaca estaba en la mano, y caminó a grandes pasos hasta la

puerta, mirando afuera a través de su mirilla. No podía dejar de

admirar su tiempo de reacción, aunque parte de mí nunca creería

que alguien pudiera proteger a Lissa tan bien como yo podía. —

Vuelve —le dijo Serena a Lissa.

Un momento después, la tensión en Serena se desvaneció un

poco, y abrió la puerta. Grant estaba de pie allí, con Christian a su

lado.

—Está aquí para verte —dijo Grant, como si no fuera evidente.

Lissa asintió con la cabeza. —Uhm, sí. Ven y entra.

Christian entró cuando Grant retrocedió. Christian le dio una

significativa mirada a Lissa, haciendo una pequeña inclinación de

cabeza hacia Serena.

—Hey, uhm, ¿te importaría darnos algo de privacidad? —Tan

pronto como las palabras salieron de su boca, Lissa se volvió de un

brillante rosa—. Quiero decir... Nosotros solo... sólo necesitamos

hablar de algunas cosas, eso es todo.

Page 252: Espíritu confinado

25

2

Serena mantuvo su rostro casi neutro, pero estaba claro que

pensaba que iban a hacer algo más que hablar. Las citas de los

adolescentes comunes usualmente no eran un chisme caliente en el

mundo Moroi, pero Lissa, con su fama, atraía un poco más la

atención con sus asuntos románticos. Serena habría sabido que

Christian y Lissa habían salido y roto. Por lo que sabía, ahora

estaban de nuevo juntos. Lissa invitándolo en este viaje lo sugería

sin duda.

Serena miró alrededor con cautela. El equilibrio de la protección

y la privacidad siempre era difícil con los Moroi y los guardianes, y

las habitaciones de un hotel como éste lo hacía aún más difícil. Si

estuvieran en un horario vampírico, con todo el mundo durmiendo

durante las horas de sol, no dudaba de que Serena hubiera entrado

al vestíbulo con Grant. Pero estaba oscuro afuera, e incluso una

ventana de un quinto piso podía ser responsabilidad de un Strigoi.

Serena no estaba entusiasmada de dejar su nuevo cargo solo.

La habitación de hotel de Lissa tenía una amplia sala de estar y

un área de trabajo, con una habitación adyacente accesible a través

de unas puertas francesas de cristal. Serena asintió con la cabeza

hacia ellos. —¿Qué tal si sólo entro ahí? —una idea inteligente.

Preveía privacidad, pero la mantenía cerca. Entonces, Serena se dio

cuenta de las implicaciones, y se ruborizó—. Quiero decir... a menos

que‖ustedes‖quieran‖entrar‖allí‖y‖yo…

—No —exclamó Lissa, creciendo su vergüenza más y más—.

Eso está bien. Nos quedaremos aquí. Simplemente estamos

hablando.

No estaba segura para quién era esa ventaja, para Serena o para

Christian. Serena asintió con la cabeza y desapareció en el

dormitorio con un libro, que me recordó extrañamente a Dimitri.

Page 253: Espíritu confinado

25

3

Cerró la puerta. Lissa no estaba segura de cómo de bien viajaba el

ruido, por lo que encendió la televisión.

—Dios, eso fue lamentable —gimió.

Christian parecía totalmente a gusto mientras se inclinaba

contra la pared. No era del tipo formal por ningún medio, pero se

había puesto ropa de vestir para la cena antes y aún la llevaba. Se

veía bien en él, no importaba cuánto se quejara siempre. —¿Por qué?

—Porque‖ cree‖que‖ estamos…‖piensa‖que‖ estamos…‖bueno,‖ya‖

sabes.

—¿Y? ¿Cuál es el gran problema?

Lissa rodó sus ojos. —Eres un chico. Por supuesto que no te

importa.

—Hey, no es como si no lo estuvimos. Además, mejor para ella

que piense eso a que sepa la verdad.

La referencia a su pasada vida sexual inspiró una mezcla de

emociones, vergüenza, ira y deseo, pero rechazó dejar esa

demostración. —Muy bien. Vamos sólo a acabar con esto. Tenemos

un gran día, y nuestro sueño va a estar tan chiflado como esto.

¿Dónde empezamos? ¿Me quieres conseguir la estaca?

—No hay necesidad todavía. Sólo deberíamos practicar algunos

movimientos defensivos básicos —se enderezó y se movió hacia el

centro de la habitación, arrastrando una mesa fuera del camino.

Lo juro, si no fuera por el contexto, observándolos a los dos

intentando un entrenamiento de combate por si mismos habría

estado muerta de la risa.

—Está bien —dijo—. Así que ya sabes cómo dar un puñetazo.

Page 254: Espíritu confinado

25

4

—¿Qué? ¡No lo sé!

Frunció el ceño. —Pusiste fuera de combate a Reed Lazar. Rose

lo mencionó, como unas cien de veces. Nunca la he oído tan

orgullosa de algo.

—Le di un puñetazo a una persona una vez en mi vida —

señaló—. Y Rose me estaba dirigiendo. No sé si podría hacerlo de

nuevo.

Christian asintió con la cabeza, pareciendo decepcionado, no en

sus habilidades, sino porque tenía un carácter impaciente y quería

lanzarse de lleno en las cosas realmente duras de la lucha. Sin

embargo, demostró ser un maestro sorprendentemente paciente,

mientras repasaba el fino arte de dar puñetazos y golpear. Muchos

de sus movimientos eran en realidad cosas que había recogido de

mí.

Había sido un estudiante decente. ¿Estaba en los niveles de

guardián? No, no ni mucho menos. ¿Y Lissa? Era inteligente y

competente, pero no estaba diseñada para el combate, sin importar

cuánto profundamente quería ayudar con esto. Dar puñetazos a

Reed Lazar había sido una cosa hermosa, pero no parecía ser nada

que alguna vez llegaría a ser natural para ella. Afortunadamente,

Christian comenzó con un simple regate, y viéndose como uno de

sus oponentes. Lissa era sólo una principiante en esto pero se

presentó como una gran promesa. Christian parecía notarlo por sus

habilidades instructivas, pero siempre había pensado que los

usuarios del espíritu tenían una especie de instinto sobrenatural

sobre lo que otros podrían hacer a continuación. Dudé si funcionaría

en un Strigoi, sin embargo.

Page 255: Espíritu confinado

25

5

Después de un poco de eso, Christian finalmente volvió a la

ofensiva, y ahí es cuando las cosas fueron mal.

La amabilidad de Lissa, su naturaleza de sanación no encajaba

con eso, y se negó realmente a dar golpear con toda su fuerza, por

temor a hacerle daño. Cuando se dio cuenta de lo que estaba

pasando, su irritable temperamento comenzó a aumentar.

—¡Vamos! No te detengas.

—No lo hago —protestó, dándole un puñetazo en su pecho que

no se acercaba a desplazarlo.

Se pasó una mano por su pelo con irritación. —¡Lo haces! Te he

visto golpear una puerta más duro de lo que me estás golpeando.

—Esa es una ridícula metáfora.

—Y —agregó—, no estás apuntando a mi cara.

—¡No quiero dejar una marca!

—Bueno, a la velocidad a la que vamos, no hay peligro de eso

—murmuró—. Además, puedes curarlo.

Me divertían sus peleas, pero no me gustaba su casual estímulo

de utilizar el espíritu. Todavía no había sacudido mi culpa del daño

a largo plazo que la fuga de la prisión podría haber causado.

Yendo hacia adelante, Christian la agarró de la muñeca y la

movió hacia él. Apretó sus dedos con su otra mano y luego

lentamente le demostró cómo hacer girar un puñetazo hacia arriba

tirando su puño hacia su cara. Estaba más interesado en mostrar la

técnica y el movimiento, por lo que sólo lo rozó contra él.

Page 256: Espíritu confinado

25

6

—¿Ves? Un arco hacia arriba. Haciendo el impacto justo ahí. No

te preocupes por hacerme daño.

—No es tan simple...

Su protesta se extinguió y, de repente, ambos parecieron darse

cuenta de la situación en la que estaban. Apenas había ningún

espacio entre ellos, y sus dedos estaban aun envueltos alrededor de

su muñeca. Se sentían calientes contra la piel de Lissa y estaban

enviando electricidad a través del resto de su cuerpo. El aire entre

ellos parecía espeso y pesado, como si pudiera sólo envolverlos y

tirar de ellos juntos. Desde la dilatación de los ojos de Christian y la

súbita toma de aliento, estaba dispuesta a apostar que estaba

teniendo una reacción similar al estar tan cerca de su cuerpo.

Volviendo en sí, soltó su mano precipitadamente y dio un paso

atrás. —Bueno —dijo bruscamente, aunque todavía claramente

nervioso por la proximidad—, supongo que no eres realmente seria

con lo de ayudar a Rose.

Eso lo hizo. A pesar de toda la tensión sexual, la ira encendió a

Lissa por el comentario. Apretó su puño y cogió a Christian con la

guardia totalmente baja cuando lo hizo girar hacia fuera y le dio un

puñetazo en la cara. No tenía la gracia de su puñetazo a Reed, pero

le dio duro a Christian. Por desgracia, perdió su equilibrio en la

maniobra y se tropezó adelante hacia él. Los dos se cayeron al suelo

juntos, golpeando el suelo y derribando una pequeña mesa y una

lámpara cercana. La lámpara se atrapó en la esquina de la mesa y se

rompió.

Mientras tanto, Lissa había aterrizado sobre Christian. Sus

brazos instintivamente fueron a su alrededor, y si el espacio entre

ellos antes había sido pequeño, ahora era inexistente. Se miraron

Page 257: Espíritu confinado

25

7

fijamente a los ojos del otro y el corazón de Lissa estuvo golpeando

ferozmente en su pecho. Esa sensación eléctrica y tentadora crepitó

alrededor de ellos de nuevo, y todo el mundo para ella pareció

centrarse en sus labios. Tanto ella como yo nos preguntamos más

tarde si podrían haberse besados, pero en ese momento, Serena salió

precipitadamente fuera del dormitorio.

Estaba en estado de máxima alerta de guardián, el cuerpo tenso

y listo para enfrentar a un ejército enfrentar a un ejército de Strigois

con su estaca en la mano. Se detuvo estridentemente cuando vio la

escena ante ella: lo que parecía ser un interludio romántico.

Obviamente era raro, con la lámpara rota y la marca roja inflamada

del rostro de Christian. Fue bastante embarazoso para todos, y el

modo de ataque de Serena se desvaneció en confusión.

—Ah —dijo de forma vacilante—. Lo siento.

La vergüenza inundó a Lissa, así como auto-resentimiento por

estar tan afectada por Christian. Estaba furiosa con él, después de

todo. Rápidamente, se apartó y se sentó y, en su estado nervioso,

sintió la necesidad de dejar claro que no había en absoluto nada

romántico en lo que paso.

—No... no es lo que piensas —balbuceó, mirando cualquier

lugar excepto a Christian, quien estaba poniéndose de pie y parecía

justamente tan mortificado como Lissa—. Estábamos luchando.

Quiero decir, practicando lucha. Quiero aprender a defenderme

contra los Strigois. Y atacarlos. Y a estacarlos. Así que Christian

estaba ayudándome, eso es todo... —había algo lindo en ella

divagando, y me recordó al encanto de Jill.

Serena se relajó visiblemente, y mientras que había dominado

esa cara en blanco en la que todos los guardianes destacaban, estaba

Page 258: Espíritu confinado

25

8

claro que se divertía. —Bueno —dijo—, no parece como si estuvieras

haciendo un muy buen trabajo.

Christian se volvió indignado mientras se acariciaba su mejilla

herida. —¡Hey! Lo hacemos. Le enseñé esto.

Serena seguía pensando que todo esto era divertido, pero un

serio, considerado, destello estaba empezando a formarse en sus

ojos. —Eso parece que fue más afortunado que otra cosa —vaciló,

como si estuviera al borde de una gran decisión. Finalmente dijo—:

Mira, si ustedes son serios con esto, entonces necesitan aprender a

hacerlo de la forma correcta. Les mostraré cómo.

No. De ninguna manera.

Estaba seriamente a punto de escaparme de la Corte y hacer

autostop hasta Lehigh para realmente enseñarles como lanzar un

puñetazo —con Serena como mi ejemplo— cuando algo me sacudió

lejos de Lissa y regresé a mi propia realidad. Hans.

Tuve un sarcástico saludo en mis labios, pero no me dio la

oportunidad.

—Olvídate de los archivos, y sígueme. Has sido convocada.

—Yo…‖¿qué?‖—altamente inesperado—. ¿Convocada a dónde?

Su rostro era sombrío. —Para ver a la reina.

Page 259: Espíritu confinado

25

9

Traducido por Marie Annabeth y Gry

Corregido por cYeLy DiviNNa

a última vez que Tatiana había querido gritarme, ella

simplemente me había llevado a uno de sus salones

privados. Esto había hecho un ambiente extraño, como

si nosotros estuviéramos en la hora del té, excepto que las personas

por lo general no gritaban a otras personas durante la hora del té. Y

no había ninguna razón para creer que esto sería... diferente hasta

que me di cuenta que mi escolta me conducía a los edificios

principales de negocios de la Corte, el lugar a donde era conducido

el gobierno real. Mierda. Esto era más serio de lo que yo había

pensado.

Y, de verdad, cuando finalmente fui introducida en el salón

donde Tatiana me esperaba... bueno, yo casi llegué a un punto

muerto y no podía entrar. Sólo un leve toque en mi espalda de uno

de los guardias que iba conmigo me mantuvo adelante. El lugar

estaba lleno.

Yo no sabía por seguridad en cuál salón estaba. Los Moroi

actualmente se mantienen en el salón del trono auténtico para su rey

o reina, pero yo pensaba que esto no era así. Este salón era todavía

pesadamente decorado, transmitiendo un sentimiento de la realeza

L

Page 260: Espíritu confinado

26

0

del viejo mundo, con el moldeado y minuciosamente tallado arreglo

floral y candelabros brillantes de oro sobre las paredes. Había velas

de verdad, encendidas en ellos también. Su luz se reflejaba en las

decoraciones metálicas del salón. Todo brillaba, y sentí como si

hubiera caído en un escenario de producción.

Y de verdad que bien podría serlo. Porque después de observar

un momento, me di cuenta de dónde estaba. Las personas del salón

estaban divididas. Doce de ellas sentadas en una mesa larga sobre

un estrado en el que claramente quisieron decir era el punto de

atención del salón. Tatiana estaba sentada en la mitad de la mesa,

con seis Moroi por un lado y cinco Moroi por el otro. En el otro lado

del salón simplemente habían puesto hileras de sillas —que todavía

se elaboraban y rellenaban con cojines de satén— que estaban

también llenas de Morois. La audiencia.

Las personas que estaban sentadas a los lados de Tatiana eran

consejeros. Ellos eran los más antiguos Morois, quienes de verdad

tenían un aire real. Once Moroi representaban a las once familias

reales. Lissa no tenia dieciocho años —aunque ella estuviera a punto

de tenerlos, me di cuenta en un principio— y por lo tanto no tenía

ningún voto aún. Alguien estaba sentado ahí por Priscilla Voda. Yo

miraba al Consejo, los príncipes y las princesas del mundo Moroi. El

miembro de mayor edad de cada familia reclamaba el titulo real y

un lugar de asesoramiento al lado de Tatiana.

Algunas veces, los mayores cedían el puesto y se lo daban a

alguien de la familia que sentía que era el más capaz, pero los

seleccionados tenían casi siempre más de cuarenta y cinco. El

Consejo elegía al rey o la reina Moroi, una posición que se ocupaba

hasta la muerte o el retiro. En raras ocasiones, con el suficiente

Page 261: Espíritu confinado

26

1

apoyo de las familias reales, un monarca podía ser removido a la

fuerza de su cargo.

Cada príncipe o princesa en el Consejo era asesorado por un

consejo de familia, y mirando hacia atrás a la audiencia, me di

cuenta de varios grupos de miembros de familia sentados juntos:

Ivashkov, Lazar, Badica... Los de las filas de atrás parecían ser

observadores. Tasha y Adrian se sentaron juntos, y yo sabía a

ciencia cierta que no eran miembros del Consejo Real o consejos de

familia. De todos modos, viéndolos, me sentí un poco más a gusto.

Me quedé cerca de la entrada al salón, moviéndome inquieta de

un pie a otro, preguntándome si estaban almacenando quejas en mi

contra. No había terminado de ganarme humillaciones públicas; al

parecer yo las había ganado delante de los más importantes en el

mundo Moroi. Maravilloso.

Un desgarbado Moroi con el pelo blanco dio un paso adelante,

alrededor del lado de la larga mesa, y se aclaró su garganta.

Inmediatamente, el zumbido de la conversación murió. El silencio

llenó el salón.

—Esta sesión del Real Consejo Moroi se encuentra ahora en

sesión —él declaró—. Su Majestad Real, Tatiana Marina Ivashkov,

preside —él dio una reverencia leve en su dirección y luego

discretamente retrocedió hacia atrás a un lado de la sala, estando

parado cerca de algunos guardias que se alineaban en las paredes

como si ellos mismos fueran parte de la decoración.

Tatiana siempre se vestía de gala en las fiestas en donde yo la

vi, pero para un acontecimiento formal de este tipo, ella realmente

canalizaba la mirada de una reina. Su vestido era de seda azul

marino de manga larga, y llevaba una corona brillante de piedras

Page 262: Espíritu confinado

26

2

azules y blancas sentadas encima de su cabello minuciosamente

trenzado. En un desfile de belleza, yo habría descrito tales gemas

como piedras falsas. En ella, no puse en duda por un momento que

eran verdaderos zafiros y diamantes.

—Gracias —dijo. Ella también estaba usando su voz real,

resonante e impresionante, llenaba el salón—. Vamos a continuar

nuestra conversación de ayer.

¿Espera... qué? ¿Ellos habían estado hablando de mí ayer también?

Me di cuenta entonces que había envuelto mis brazos alrededor de

mí en una especie de postura protectora, e inmediatamente los había

dejado caer. No quise parecer débil, no importaba lo que tenían

reservado para mí.

—Hoy escucharemos el testimonio de una guardiana recién

graduada —la mirada aguda de Tatiana se posó sobre mí. El salón

entero también lo hizo—. Rosemarie Hathaway, haga el favor de

presentarse.

Lo hice, manteniendo mi cabeza alta y una postura confiada. Yo

no sabía exactamente dónde pararme, entonces escogí el centro del

salón, directamente frente a Tatiana. Si yo iba a ser exhibida en

público, deseé que alguien me hubiera dicho que llevara el uniforme

de guardiana blanco y negro. Lo que sea. Yo no mostraría ningún

miedo, aún en vaqueros y una camiseta. Di una pequeña y

apropiada reverencia y luego la miré a los ojos directamente,

preparándome para lo que vendría.

—Por favor, ¿podría decir su nombre? —preguntó.

Ella ya lo había hecho por mí, pero aun así lo hice. —Rosemarie

Hathaway.

Page 263: Espíritu confinado

26

3

—¿Cuántos años tiene?

—Dieciocho.

—¿Y durante cuánto tiempo ha tenido dieciocho?

—Pocos meses.

Ella esperó un par de momentos para dejar esto claro, como si

esto fuera una información importante. —Señorita Hathaway,

entendemos que, alrededor de aquel tiempo, usted se retiró de la

Academia St. Vladimir. ¿Esto es correcto?

¿De qué se trataba esto? ¿No era por el viaje a las Vegas con Lissa?

—Sí —no ofrecí a más información. Oh, Dios, yo esperaba que

ella no entrara en lo Dimitri. Ella no debería haber sabido acerca de

mi relación con él, pero era imposible saber qué información podría

extenderse por aquí.

—Usted fue a Rusia a cazar Strigois.

—Sí.

—¿Como un tipo de venganza personal después del ataque a St.

Vladimir?

—Eh... sí.

Nadie dijo nada, pero mi respuesta definitivamente causó un

movimiento en el salón. La gente se movió inquieta, y echaron un

vistazo a sus vecinos. Strigoi siempre inspiraba miedo, y alguien que

los buscaba activamente a ellos era todavía un concepto insólito

entre nosotros. De una manera extraña, Tatiana pareció muy

contenta por esta confirmación. ¿Iba a ser esto usado como más

municiones contra mí?

Page 264: Espíritu confinado

26

4

—¿Nosotros asumiríamos entonces —siguió ella—, que usted es

uno de los que creen en los ataques directos contra los Strigoi?

—Sí.

—Muchos tuvieron reacciones diferentes al atentando en San

Vladimir —dijo ella—. Usted no es el único dhampir que quería

devolver el golpe contra los Strigoi, aunque usted fuera

seguramente la más joven.

Yo no tenía conocimiento acerca de otras personas en juergas de

vigilantes, bueno, aparte de algunos dhampirs imprudentes en

Rusia. Si esa era la historia acerca de mi viaje, estaba dispuesta a

creer que estaba bien conmigo.

—Tenemos informes tanto de guardianes como de Alquimistas

en Rusia que tuvieron éxito —esta era la primera vez que yo había

oído que los Alquimistas fueran mencionados en público, pero

desde luego ellos serían un tema común entre el Consejo—. ¿Puede

usted decirme a cuántos asesinó?

— Yo... —la miré con sorpresa—, no estoy segura, Su Majestad.

Por lo menos... —me devané el cerebro—, siete —podrían haber sido

más. Ella pensaba lo mismo.

—Eso podría ser una estimación modesta comparada a lo que

nuestras fuentes dicen —ella observó grandiosamente—, sin

embargo, todavía es un número impresionante. ¿Realizaste las

matanzas tu misma?

—A veces lo hice. A veces tenía ayuda. Había... algunos

dhampirs con los que trabajé de vez en cuando —técnicamente, yo

había tenido la ayuda de un Strigoi también, pero no iba a

mencionar esto.

Page 265: Espíritu confinado

26

5

—¿Ellos estaban cerca de su edad?

Tatiana no dijo más, y como si hubiera recibido una señal, una

mujer junto a ella hablo. Creí que ella era la princesa Conta.

—¿Cuándo mató a su primer Strigoi?

Fruncí el ceño. —En diciembre pasado.

—¿Y usted tenía diecisiete años?

—Sí.

—¿Realizó aquella matanza usted misma?

—Bueno... sobre todo. Un par de amigos me ayudaron con la

distracción.

Tenía la esperanza de que ellos no fueran a presionar por más

detalles. Mi primera matanza ocurrió cuando Mason había muerto,

y aparte de los acontecimientos que rodearon a Dimitri, aquel

recuerdo me atormentaba más.

Pero la Princesa Conta no quería demasiados detalles. Ella y los

demás —que pronto se unieron en los interrogatorios— en su

mayoría querían saber de mis matanzas. Ellos ligeramente

estuvieron interesados en saber cuáles otros dhampirs me habían

ayudado, pero no quería entrar en cuándo había tenido ayuda

Moroi. Ellos también pasaron por alto mi expediente disciplinario,

lo que me pareció desconcertante. El resto de mis detalles

académicos fue mencionado: mis grados excepcionales de combate,

cómo yo había sido uno de las mejores cuando Lissa y yo nos

habíamos escapado en nuestro segundo año de estudiantes, y la

rapidez con que había recuperado el tiempo perdido la mejor de mi

clase otra vez (al menos en cuanto a la lucha se refería). Ellos

Page 266: Espíritu confinado

26

6

hablaron también de cómo había protegido a Lissa siempre cuando

nosotras estábamos solas en el mundo, y finalmente concluyó con

mis excepcionales puntajes de prueba.

—Gracias, Guardiana Hathaway. Usted puede marcharse.

La voz desdeñosa de Tatiana no dejaba lugar a dudas. Ella me

quería sacar de allí. Yo estaba más que deseosa por obedecer, dando

otras reverencia, y luego me apresuré hacia fuera. Eché un vistazo

rápido a Tasha y Adrian cuando lo hice, y la voz de la reina resonó

hacia fuera cuando abrí la puerta. —Esto concluye nuestra sesión de

hoy. Nos reuniremos de nuevo mañana.

No me sorprendió cuando Adrian me alcanzó a los pocos

minutos. Hans no me hubiera mandado a regresar y trabajar

después de la sesión, así que había decidido leer acerca de la

libertad.

—Bien —dije deslizando la mano en Adrian—. Ilústreme con su

Real sabiduría política. ¿Qué fue todo eso?

—No tengo idea. Soy la última persona en preguntar acerca de

materia política —dijo él—. Yo ni siquiera voy a esas cosas, pero

Tasha me encontró en el último minuto y me dijo que fuera con ella.

Supongo que consiguió saber que estarías allí, pero estaba tan

confundida —ninguno de los dos había dicho nada, pero me di

cuenta que yo lo llevaba hacia uno de los edificios que ocupaba el

comercio, restaurantes, tiendas, etc. Me estaba muriendo de hambre,

de repente.

—Tuve la impresión de que esto era parte de algo que ya habían

estado hablando, ella mencionó su último período de sesiones.

Page 267: Espíritu confinado

26

7

—Estuvo cerrado. Desde la mañana. Nadie sabe lo que están

discutiendo.

—¿Entonces por qué hacen esto público? —no me pareció justo

que la reina y el Consejo puedan tomar y elegir lo que ellos quieren

compartir con los demás. Todo debería haber sido público.

Él frunció el ceño. —Probablemente porque ellos van a celebrar

una votación en breve, y esto será público. Si tu testimonio juega

algún papel, entonces el Consejo puede querer asegurarse que otro

Moroi lo atestiguó, de modo que todo el mundo entienda la decisión

cuando esta venga —hizo una pausa—, pero ¿qué se yo? Yo no soy

político.

—Lo haces sonar como que ya está decidido —me quejé—. ¿Por

qué tener un voto total? ¿Y por qué yo tendría que ver en algo con el

gobierno?

Él abrió la puerta a una pequeña cafetería donde vendían

comida rápida para el almuerzo, hamburguesa y emparedados.

Adrian había sido educado en restaurantes de lujo y alimento

gourmet. Creo que él lo preferiría, pero también sabía que no me

gustaba estar en la pantalla o que se nos recuerde que yo no era un

miembro Real de una familia de elite. Aprecié que supiera que hoy

quería algo ordinario.

Sin embargo, el estar juntos nos habíamos ganado unas pocas

miradas curiosas y susurros de los clientes del restaurante. En la

escuela, nosotros habíamos sido una fuente de especulación, ¿pero

aquí en la Corte? Éramos la principal atracción. Las imágenes eran

importantes en la Corte, y la mayoría de las relaciones dhampir-

Moroi se llevaban a cabo en secreto. Nosotros siendo tan abiertos —

especialmente teniendo en cuenta las conexiones de Adrian— era

Page 268: Espíritu confinado

26

8

escandaloso y chocante, y la gente no era siempre discreta con sus

reacciones. Yo había oído todo tipo de cosas desde que regresé a la

Corte. Una mujer me había llamado desvergonzada. Otro había

especulado en voz alta acerca de por qué Tatiana simplemente no

había ‚tratado conmigo‛.

Afortunadamente, la mayor parte de nuestra audiencia se

concentraba con miras en nuestro mundo, haciendo que fueran

fáciles de ignorar. Había una pequeña línea de pensamiento en la

frente de Adrian cuando nos sentamos en una mesa. —A lo mejor

están votando para que seas guardiana de Lissa después de todo.

Estaba tan asombrada que no pude decir nada durante varios

segundos, cuando la camarera se apareció de repente. Finalmente

balbuceé mi pedido y luego miré fijamente a Adrián con los ojos

muy abiertos.

—¿En serio? —la sesión había sido un examen de mis

habilidades, después de todo. Eso tuvo sentido. Excepto...— No. El

Consejo no iba a molestase en sostener reuniones sobre la asignación

de un guardián —mis esperanzas se cayeron.

Adrián se encogió de hombros reconociéndolo. —Es verdad.

Pero esto no es una asignación de guardia ordinaria. Lissa es la

última de su estirpe. Todo el mundo, incluyendo a mi tía, tiene un

interés especial en ella. Dándole a alguien como tú que es tan... —le

di una mirada peligrosa cuando se agarró de una palabra—,

...polémica, podría molestar a algunas personas.

—Y es por eso que en realidad me querían allí, para describir lo

que he hecho. Convencer a la gente en persona que soy competente

—incluso mientras decía las palabras, todavía no me atrevía creer en

ellas. Era demasiado bueno para ser verdad—. Simplemente no

Page 269: Espíritu confinado

26

9

puedo imaginármelo, ya que parecen estar en tanto problemas con

los guardianes.

—No sé —dijo él—. Esto sólo es una suposición. ¿Quién sabe?

Tal vez ellos realmente piensan que la cosa de Las Vegas era

simplemente una travesura inofensiva —había un tono amargo en

su voz sobre esto—. Y yo te dije que la Tía Tatiana te vendría

encima. Tal vez ella quiere que tú seas la guardiana de Lissa ahora,

pero tiene que hacer una demostración pública para justificarlo.

Era una idea sorprendente. —¿Pero si realmente consigo venir

con Lissa, qué vas hacer? ¿Volverte respetable y venir a la

universidad también?

—No lo sé —dijo él, con sus ojos verdes pensativos mientras

tomaba su bebida—. Tal vez lo haré.

Eso fue tan inesperado, y mi conversación con su madre regresó

a mi mente. ¿Qué pasaba si yo era la guardiana de Lissa en la universidad

y él estaba con nosotros durante los próximos cuatro años? Yo estaba

bastante segura que Daniella había pensado que nosotros nos

separaríamos este verano. Yo pensaba lo mismo... y me sorprendí al

sentir que podría conseguir quedarme con él. Dimitri siempre

dejaba mi corazón lleno de dolor y nostalgia, pero yo aún quería a

Adrian en mi vida.

Sonreí abiertamente hacia él y descansé mi mano sobre la suya.

—No estoy segura de lo que yo haría contigo si fueras respetable.

Él llevó mi mano a sus labios y la besó. —Tengo algunas

sugerencias —me dijo. Yo no sabía si eran sus palabras o el sentir su

boca sobre mi piel lo que envió temblores a través de mí. Estuve a

punto de preguntar lo que esas sugerencias eran cuando nuestro

interludio fue interrumpido... por Hans.

Page 270: Espíritu confinado

27

0

—Hathaway —él dijo, con una ceja arqueada mientras

permanecía de pie sobre nosotros—. Usted y yo tenemos algunas

ideas muy diferentes sobre‖la‖definición‖de‖‚castigo‛.

Él tenía razón. En mi mente, castigo implicaba cosas fáciles

como azotamientos y hambre. No presentación.

En cambio, contesté: —Usted no me dijo que volviera después

de ver a la reina.

Me dio una mirada exasperada. —Yo tampoco le dije que se

fuera de cita. Vamos. De regreso a las bóvedas.

—¡Pero tengo un HDA que está viniendo!

—Tendrá su hora de almuerzo en otro par de horas como el

resto de nosotros.

Traté de reprimir mi indignación. Ellos no me habían estado

dando de comer cortezas de pan y agua durante los detalles de mi

trabajo, pero la comida no había estado mucho mejor. En ese mismo

momento, la camarera regresó con nuestra comida. Agarré el

emparedado antes de que ella dejara los platos y lo envolví en una

servilleta. —¿Puedo tomarlo para llevar?

—Si se lo puede comer antes de que nosotros regresemos —su

voz era escéptica, y la bóveda estaba muy cerca. Claramente, él

subestimaba mi habilidad de consumir el alimento.

A pesar de la expresión de desaprobación de Hans, di a Adrian

un beso de despedida y una mirada que le dijo que tal vez nosotros

seguiríamos con nuestra conversación. Él me dio una sonrisa feliz,

sabiendo que sólo lo vi durante un segundo antes de que Hans me

ordenara la distancia. Fiel a mis expectativas, me las arreglé para

obtener el emparedado antes de que llegáramos a los edificios de los

Page 271: Espíritu confinado

27

1

guardianes aunque realmente sentía un poco de nausea para la

siguiente media hora más o menos.

Mi almuerzo era casi a la hora de la cena para Lissa, en el

mundo humano. Volviendo a mi castigo miserable, me animé un

poco en la alegría que la atravesaba corriendo nuestro enlace. Ella

había pasado el día entero en su viaje de campus de Lehigh, y era

todo lo que había esperado que podría ser. Le gustaba todo. Amaba

los bellos edificios, los jardines, los dormitorios... y sobre todo las

clases. Un vistazo al catálogo de cursos abrió un mundo de materias

que la educación superior, incluso en St. Vladimir, no nos habría

ofrecido. Quería ver y hacer todo lo que la escuela tenía que ofrecer.

Y aun cuando ella lamentaba que yo no estuviera allí, todavía

estaba excitada sobre el hecho de que era su cumpleaños. Priscilla le

había dado alguna elaborada joyería y había prometido una cena de

lujo esa noche. Esto no era exactamente el tipo de celebración que

Lissa había esperado, pero la emoción de su décimo octavo

cumpleaños todavía era embriagadora, especialmente cuando miró

alrededor hacia la escuela de ensueño a la que asistiría pronto.

Confieso que sentí una punzada de celos. A pesar de la teoría

de Adrian sobre por qué la reina me había llamado hoy, sabía —al

igual que Lissa— que las probabilidades de que me fuera a la

universidad con ella eran todavía probablemente inexistentes.

Alguna pequeña parte de mí no podía entender cómo Lissa podría

estar excitada sobre ello si yo no iba estar con ella todo el tiempo.

Infantil de mi parte, lo sé.

Yo no tenía mucho tiempo para ponerme de mal humor, sin

embargo. Una vez que todas las giras se hicieron, el séquito de Lissa

volvió al hotel. Priscilla les dijo que ellos podrían limpiar a fondo

por una hora o antes de ir a la cena. Para Lissa, esto quiso decir más

Page 272: Espíritu confinado

27

2

tiempo de práctica, de lucha. Mi estado de ánimo melancólico de

inmediato se volvió furioso.

Las cosas se pusieron peor cuando me di cuenta que, al

principio del día, Serena había contado a Grant sobre Lissa y el

deseo de Christian de defenderse. Él al parecer pensó que esto era

una buena idea también. Esto figuraría. Lissa tenía dos guardias

progresivos. ¿Por qué no podía haber llegado a alguna persona pesada, de

la vieja escuela, que se horrorizara ante la idea de que un Moroi siquiera

pensara en luchar contra un Strigoi?

Así que, mientras yo me sentaba impotente e incapaz de hacer

entrar en razón a golpes a cualquiera de ellos, Lissa y Christian

ahora tenían dos instructores. Esto no sólo significa más

oportunidades de aprendizaje, también quería decir que Serena

tenía un compañero competente para demostrar ciertos

movimientos. Ella y Grant, discutiendo y explicando maniobras,

mientras Lissa y Christian se miraban con los ojos muy abiertos.

Por suerte (bien, no para Lissa), ella y yo pronto notamos algo.

Los guardias no sabían la verdadera razón por la que Lissa estaba

interesada en los enfrentamientos. ¿Ellos no tenían ni idea —¿y

cómo podrían tenerla?— que ella quería ir a la caza y estacar a un

Strigoi con la débil esperanza de devolverle la vida. Ellos pensaron

que ella sólo quería aprender la defensa básica, algo que les pareció

muy prudente. De modo que fue lo que ellos le enseñaron.

Grant y Serena también hicieron a Lissa y a Christian practicar

el uno con el otro. Sospeché que había un par de razones para esto.

Una era que Lissa y Christian no tenían la habilidad de causarse

mucho daño el uno al otro. La segunda razón consistía en que esto

divertía a los guardianes.

Page 273: Espíritu confinado

27

3

Eso no divirtió a Lissa y a Christian. Todavía había tanta

tensión entre ellos, tanto sexual como enojo, que ellos se ofendían

por estar en contacto cercano. Grant y Serena pararon a los dos

Moroi de hacer más que lastimarse en la cara, pero los ataques

simples a menudo significaban rozarse el uno contra el otro, los

dedos que se deslizan contra la piel en el calor de la acción. De vez

en cuando, los guardianes hacían a alguien jugar de Strigoi,

poniendo a Lissa o Christian en la ofensiva. Los dos Moroi le dieron

la bienvenida a esto hasta cierto punto; después de todo, los ataques

directos consistían en lo que ellos querían aprender.

Pero, cuando Christian (jugando a Strigoi) embistió contra Lissa

y la empujó contra una pared, aprender la ofensiva de repente no

parecía una idea tan buena. La maniobra los presionó directamente

el uno hasta el otro, sus brazos sosteniendo los suyos. Ella podía

olerlo y sentirlo y fue dominada por la fantasía de él sosteniéndola

ahí mismo y besándola.

—Pienso que ustedes dos deberían volver a defensa básica —

dijo Grant, interrumpiendo sus sentimientos traidores. Él sonó como

si estuviera más preocupado de ellos haciéndose daño el uno al otro

que la posibilidad de que pudieran comenzar a besarse.

Lissa y Christian necesitaron un momento para registrar sus

palabras, sin mencionar la parte del uno y el otro. Cuando lo

hicieron, ambos evitaron el contacto con sus miradas y volvieron al

entrenamiento. Los guardias se lanzaron a más ejemplos de cómo

evitar a un atacante. Lissa y Christian habían visto esto tantas veces

que sabían la lección de memoria, y su atracción más temprana

cedió el paso a la frustración.

Lissa era demasiado cortés para decir algo, pero después de

quince minutos de Serena y Grant mostrando cómo bloquearlos con

Page 274: Espíritu confinado

27

4

los brazos y esquivar a alguien alcanzándole, Christian finalmente

habló. —¿Cómo estacan a un Strigoi?

Serena se heló en las palabras de Christian. —¿Dijiste estacar?

En vez de estar sobresaltado, Grant se rió entre dientes. —No

pienso que esto sea algo de lo cual tengas que preocuparte. Tienes

que concentrarte en escaparte de un Strigoi, no acercarte más.

Lissa y Christian intercambiaron una mirada inquieta.

—Ayudé a matar a un Strigoi antes —indicó Christian—. Usé el

fuego en el ataque de la escuela. ¿Dices que eso no está bien? ¿Que

yo no debiera haberlo hecho?

Ahora Serena y Grant intercambiaron vistazos. Ah, pensé.

Aquellos dos no eran tan progresivos como pensé. Ellos venían

desde un punto de vista de defensa, no ofensa.

—Por supuesto que deberías —dijo Grant por fin—. Lo que

hiciste fue asombroso. ¿Y en una situación similar? Seguro. Uno no

querría estar indefenso. Pero eso es... tienes tu fuego. Si esto se

tratara de ti luchando contra un Strigoi, tu magia va a ser el camino

a seguir. Ya sabes usarlo, y te mantendrá a salvo de su acercamiento.

—¿Y yo? —Preguntó Lissa—. No tengo ninguna clase de magia

así.

—Nunca estarás lo suficientemente cerca de un Strigoi para que

ello sea un problema —dijo Serena ferozmente—. No te dejaremos.

—Además —añadió Grant con diversión—, no es como si

estuvieran llevando estacas a todos lados —yo habría dado lo que

sea para que ellos miraran en su maleta entonces.

Page 275: Espíritu confinado

27

5

Lissa mordía su labio y rechazó hacer contacto visual con

Christian otra vez, por miedo de dar a conocer sus intenciones. Esto

no iba de acuerdo con su loco plan. Christian, otra vez, tomó la

delantera.

—¿Puedes al menos darnos una demostración? —Él preguntó,

intentando, y teniendo éxito, para parecer alguien que sólo busca lo

sensacional y emocionante—. ¿Es difícil hacerlo? Parece que sólo

tienes que apuntar y golpear.

Grant resopló. —Apenas. Hay un poco más de ello que eso.

Lissa se inclinó adelante, abrazando sus manos juntas cuando

siguió el ejemplo de Christian. —Bien, no te preocupes por

enseñarnos. Sólo muéstranos.

—Sí. Veamos —Christian se movió agitadamente al lado de ella.

Cuando lo hizo, sus brazos se rozaron, y al instante ellos se

movieron aparte.

—No es un juego —dijo Grant. Sin embargo, él buscó su abrigo

y sacó su estaca. Serena lo miró incrédulamente.

—¿Qué vas a hacer? —ella preguntó—. ¿Estacarme?

Él dio aquella pequeña sonrisita suya y rebuscó en el cuarto con

sus ojos agudos. —Por supuesto que no. Ah. Allí están —él fue hasta

un pequeño sillón que tenía una almohada decorativa. Lo levantó y

probó su anchura. Era gordo y densamente lleno de alguna clase de

relleno denso. Volvió a Lissa e hizo gestos para que ella se pusiera

de pie. Al asombro de todo el mundo, él le dio su estaca.

Trabando su cuerpo en una posición rígida, él agarró la

almohada con fuerza entre sus manos y la puso a unos pies delante

de él. —Vamos —él dijo—. Apunta y golpea.

Page 276: Espíritu confinado

27

6

—¿Estás loco? —preguntó Serena.

—No te preocupes —dijo él—. La princesa puede permitirse los

imprevistos. Demuestro un punto. Golpee la almohada.

Lissa vaciló sólo unos momentos más. Un entusiasmo que

pareció excepcionalmente intenso la llenó. Yo sabía que ella había

estado preocupada por aprender esto, pero su deseo de ello parecía

mayor que antes. Presionando sus dientes, ella anduvo adelante y

torpemente trató de empalar la almohada con su estaca. Ella era

cautelosa, temiendo hacerle daño a Grant, pero no había ninguna

necesidad de preocuparse. Ella no se desplazó hasta él, y todo lo que

logró con la estaca fue enganchar levemente la tela de la superficie.

Intentó unas veces más, pero sólo consiguió un poco más.

Christian, siendo quién es, dijo: —¿Eso es todo lo que puedes

hacer?

Fulminándolo con la mirada, ella le dio la estaca. —Hazlo

mejor.

Christian estaba de pie, la sonrisa desapareció cuando estudiaba

la almohada críticamente y evaluaba su golpe. Mientras lo hacía,

Lissa echó un vistazo alrededor y vio el humor en los ojos de los

guardianes. Incluso Serena se había relajado. Ellos mostraban su

punto, demostrando que estacar no era una cosa fácil de aprender.

Yo estaba contenta, y mi opinión de ellos se elevó.

Christian finalmente hizo su movimiento. Realmente perforó la

tela, pero la almohada y su relleno demostraron ser demasiado para

abrir camino. Y, otra vez, Grant no fue sacudido en absoluto.

Después de más intentos fracasados, Christian se sentó otra vez y

devolvió la estaca. Era algo divertido ver que la actitud creída de

Page 277: Espíritu confinado

27

7

Christian se derribaba un poco. Incluso Lissa disfrutaba de ello, a

pesar de su propia frustración sobre cuán difícil era eso.

—El relleno es demasiado resistente —se quejó Christian.

Grant dio su estaca a Serena. —¿Qué, piensas que el cuerpo del

Strigoi va a ser más fácil de pasar? ¿Con músculos y costillas en el

camino?

Grant regresó en su posición y, sin vacilar, Serena golpeó con la

estaca. La punta pasó del otro lado de la almohada, poniendo un

alto delante de Grant, diminutas piezas mullidas del relleno fueron

a la deriva hacia la tierra. Ella se sacudió y lo estacó como si hubiera

sido la cosa más simple en el mundo.

Tanto Christian como Lissa miraron fijamente con asombro. —

Déjame intentar otra vez —dijo él.

Cuando Priscilla los llamó a la comida, no había una almohada

entera en aquel cuarto de hotel. Dios, ella iba a estar sorprendida

cuando tuviera la cuenta. Lissa y Christian seguían golpeando con la

estaca mientras los guardias miraban con aire superior, confiando en

que su mensaje estaba siendo entregado. Estacar Strigois no era fácil.

Lissa lo consiguió finalmente. Ella se dio cuenta que, de algún

modo, perforar una almohada —o un Strigoi— no era sobre

entenderlo desde el principio. Seguramente, ella había oído que yo

hablaba de alinear el tiro para ponerlo directo al corazón y pasar las

costillas, pero esto era más que el conocimiento. Mucho de ello era la

fuerza, fuerza que ella físicamente no tenía aún. Serena, aunque

aparentemente menuda, había gastado años aumentando sus

músculos y podía pasar aquella estaca prácticamente por cualquier

Page 278: Espíritu confinado

27

8

cosa. Una hora de lección no daría a Lissa esa clase de fuerza, y ella

se lo susurró a Christian cuando el grupo salió a la comida.

—¿Te estás rindiendo ya? —él preguntó, su voz igualmente baja

cuando ellos se montaron en el asiento trasero del SUV. Grant,

Serena y un tercer guardia estaban allí también, pero ellos estaban

metidos en una discusión.

—¡No! —Lissa dijo—. Pero tengo que, entrenar antes de que yo

pueda hacerlo.

—¿Como levantar pesas?

—Yo... no lo sé —los demás todavía se hablaban el uno al otro,

pero el tema de Lissa era demasiado peligroso para ella, para

arriesgarse a que los escucharan. Se inclinó cerca de Christian,

acobardada otra vez cuando su proximidad y familiaridad la

afectaron. Tragando, ella trató de mantener su cara impasible y

atenerse al tema—. Pero no soy lo bastante fuerte. Es físicamente

imposible.

—Suenas como si te estuvieras rindiendo.

—¡Oye! Tú tampoco lograste atravesar ninguna de esas

almohadas tampoco.

Él enrojeció ligeramente. —Casi pasé aquella verde.

—¡Había apenas algo en ella!

—Sólo necesito más práctica.

—No tienes que hacer nada —disparó ella, luchando por

mantener su voz tranquila a pesar de su cólera—. Esta no es tu

lucha. Es la mía.

Page 279: Espíritu confinado

27

9

—Oye —él se rompió, sus ojos brillaban como diamantes azules

claros—,‖est{s‖loca‖si‖piensas‖que‖voy‖a‖dejarte‖ir‖sola‖y‖arriesgar…

Él se calló y realmente mordió su labio, como si eso fuera

suficiente para que parara de hablar. Lissa le contempló, y nosotras

dos comenzamos a preguntarnos cómo él la habría terminado. ¿Qué

no arriesgaría él? ¿A ella misma poniéndose en peligro? Eso suponía.

Incluso sin la conversación, él dijo mucho con su expresión. Por

los ojos de Lissa, le vi beber en sus rasgos y tratar de esconder sus

emociones. Por fin, él se sacudió lejos y rompió aquel espacio íntimo

entre ellos, yéndose tan lejos de ella como él podría.

—Bien. Haz lo que quieras. No me preocuparé.

Ninguno de ellos habló después de esto, y ya que era la hora de

comer para mí, volví a mi propia realidad y le di la bienvenida a mí

almuerzo, sólo para ser informada por Hans de que tenía que seguir

trabajando.

—¡Vamos! ¿No es hora de comer? Tienes que alimentarme —

exclamé—. Esto está más allá de ser sólo cruel. Al menos lánzame

algunas migas.

—Realmente te alimenté. O, pues, te alimentaste cuando

ingeriste aquel bocadillo. Quisiste tu tiempo de almuerzo entonces.

Lo conseguiste. Ahora sigue trabajando.

Cerré de golpe mis puños contra la cantidad interminable de

papel delante de mí. —¿Puedo al menos hacer algo más? ¿Pintar

edificios? ¿Arrastrar rocas?

—Lo siento, pero no —una sonrisa se enroscó en las esquinas de

sus labios—. Hay mucha clasificación que necesitamos hacer.

Page 280: Espíritu confinado

28

0

—¿Cuánto más? ¿Cuánto más va a castigarme?

Hans se encogió de hombros. —Hasta que alguien me diga que

pare.

Él me dejó en paz otra vez, y me incliné atrás en mi silla,

tratando de no tirar la mesa delante de mí. Pensé que esto me haría

sentir momentáneamente mejor, pero también significaba que yo

tendría que rehacer el trabajo que ya había hecho. Con un suspiro,

volví a mi tarea.

Lissa estaba en la comida cuando la encontré mediante la

conexión. Podría haber sido técnicamente en honor a su cumpleaños

pero, realmente, era toda una conversación Real con Priscilla. No era

ninguna forma de pasar un cumpleaños, me decidí. Yo tendría que

arreglar esto apenas ganara la libertad. Tendríamos una verdadera

fiesta, y yo sería capaz de darle mi regalo de cumpleaños: las

magníficas botas de cuero que Adrian me había ayudado a

conseguir en la escuela.

Estar en la cabeza de Christian podría haber sido más

interesante, pero ya que no era una opción, volví a mi propio yo,

recordando mi conversación más temprana con Adrian. ¿Iba

finalmente este castigo a terminarse? ¿Iba un decreto real oficial a

reunirnos a Lissa y a mí por fin, a pesar de la política normal de los

guardianes?

Tratar de entenderlo se parecía a estar en la rueda de un

hámster. Mucho trabajo. Ningún progreso. Pero me hizo pasar por

la conversación de la comida, y antes de que lo supiera, el grupo de

Lissa se levantaba y se dirigía hacia la puerta del restaurante. Estaba

oscuro ahora, y Lissa no podía sentir menos que la rareza de estar en

una lista humana. En la escuela o en la Corte, esto sería el medio del

Page 281: Espíritu confinado

28

1

día. En cambio, ellos se dirigían ahora a su hotel y se acostarían.

Bien, probablemente no en seguida. Yo sin duda sabía que si Lissa y

Christian pudieran terminar su enfado, estarían de vuelta

apuñalando más almohadas. Tanto como yo quería que ellos

volvieran a salir otra vez, no podía pensar en que ellos estaban

mucho más seguros separados.

O tal vez no.

El grupo había salido del restaurante después de la hora de

comida normal, entonces todo estaba vacío cuando salieron. Los

guardias no habían aparcado exactamente en la parte trasera, pero

no estaban cerca de la entrada principal tampoco. Ellos se habían

encargado, sin embargo, de aparcar al lado de una de las lámparas

de la calle que iluminaban el lote.

Excepto que no estaba encendida ahora. La luz estaba rota.

Grant y el guardia de Priscilla lo notaron en seguida. Era la

clase de detalles que fuimos entrenados para notar: algo extraño,

algo que podría haber cambiado. De un salto, dos de ellos tenían

una estaca y bordeaban a los Morois. Sólo se necesitaron segundos

para que Serena y el guardia encomendado a Christian lo siguieran.

Era algo más de por lo que fuimos entrenados a hacer. Estar de

guardia. Reaccionar. Seguir a sus colegas.

Ellos eran rápidos. Todos ellos eran rápidos. Pero no importó.

De repente, había Strigois en todas partes.

No estoy completamente segura de dónde vinieron. Tal vez

habían estado detrás de los coches o en los bordes del aparcamiento.

Si yo hubiera tenido la vista de un ojo de ave de la situación o

hubiera estado allí yo misma con mi ‚alarma de náusea‛, podría

Page 282: Espíritu confinado

28

2

haber tenido un mejor sentido de todo esto. Pero yo miraba la

escena por los ojos de Lissa, y los guardias salían de su modo de

bloquearla del Strigoi que pareció haber aparecido del aire. La

mayor parte de las acciones eran un aspecto borroso para ella. Sus

guardaespaldas la empujaban alrededor, tratando de mantenerla a

salvo cuando las caras blancas con ojos enrojecidos aparecieron en

todas partes. Ella vio todo esto por una neblina llena del miedo.

Pero, dentro de poco, nosotras dos podríamos ver a la gente

morir. Serena, tan rápida y fuerte como había estado en el cuarto del

hotel, estacó a un varón Strigoi limpiamente por el corazón.

Entonces, a cambio, un Strigoi femenino saltó hacia el guardia de

Priscilla y rompió su cuello. Lissa era distantemente consciente del

brazo de Christian alrededor de ella, presionándola contra el SUV y

protegiéndola con su propio cuerpo. Los guardias restantes también

formaban todavía un anillo protector tan bien hecho como ellos

podían, pero eran distraídos. Su círculo vacilaba, y ellos se caían.

Uno tras otro, los Strigois mataron a los guardias. No era por

falta de la habilidad de parte de los guardias. Ellos eran

simplemente superados en número. Un Strigoi arrancó la garganta

de Grant con sus dientes. Serena era azotada con fuerza contra el

asfalto, aterrizando con su cabeza y sin ningún movimiento. Y, el

horror de horrores, no pareció que los Strigoi evitaran a los Moroi

tampoco. Lissa —empujaba con tanta fuerza contra el SUV que

parecía como si ella pudiera ser una de ellos— vio fijamente con los

ojos muy abiertos cuando un Strigoi rápida y eficazmente rasgó el

cuello de Priscilla, haciendo una pausa para beber su sangre. La

mujer Moroi no tuvo tiempo para registrar la sorpresa, pero al

menos no hubo ningún verdadero sufrimiento. Las endorfinas

Page 283: Espíritu confinado

28

3

atenuaron el dolor cuando la sangre y la vida fueron drenadas de su

cuerpo.

Las emociones de Lissa cambiaron en algo más allá del miedo,

algo que apenas parecía algo en absoluto. Ella estaba en shock.

Entumecida. Y con una certeza fría, difícil, ella sabía que su muerte

venía y la aceptó. Su mano encontró a Christian, apretándolo

fuertemente, y dando vuelta hacia él, ella tomó un poco de la

comodidad sabiendo que lo último que vería en la vida era el

hermoso, azul cristalino de sus ojos. De la mirada de su cara, sus

pensamientos estaban a lo largo de temas similares. Había calor en

sus‖ojos,‖calor‖y‖amor‖y…

Total y completo asombro.

Sus ojos se ensancharon, concentrándose en algo detrás de

Lissa. En aquel mismo momento, una mano agarró el hombro de

Lissa y la azotó alrededor. Aquí es, una pequeña voz dentro de ella

susurrado. Aquí es donde muero.

Entonces, ella entendió el asombro de Christian.

Ella afrontaba a Dimitri.

Como yo, ella tenía aquel sentido surrealista de él todavía

siendo Dimitri pero no siendo Dimitri. Todos sus rasgos eran los

mismos... y aún tan diferentes. Ella trató de decir algo, pero

mientras las palabras se formaron en sus labios, ella sólo no podía

lograr sacarlas.

El calor intenso de repente llameó detrás de ella, y una luz

brillante encendió los rasgos pálidos de Dimitri. Ni Lissa ni yo

teníamos que ver a Christian para saber que él había producido una

pelota de fuego con su magia. El choque de ver a Dimitri o el miedo

Page 284: Espíritu confinado

28

4

por Lissa habían puesto a Christian en acción. Dimitri bizqueó

ligeramente a la luz, pero entonces una sonrisa cruel enroscó sus

labios, y la mano que se apoyaba en su hombro se deslizó hasta su

cuello.

—Apágalo —dijo Dimitri—. Apágalo o ella muere.

Lissa finalmente encontró su voz, a pesar de su falta de aire. —

No lo escuches —dijo con voz entrecortada—. Él va a matarnos de

todos modos.

Pero, detrás de ella, el calor murió. Las sombras cayeron a

través de la cara de Dimitri otra vez. Christian no la arriesgaría,

aunque ella tuviera razón. Parecía que apenas importaba.

—Realmente —dijo Dimitri, su voz agradable entre la severa

escena—, necesito que ustedes dos se mantengan vivos. Al menos

durante un tiempo más.

Sentí que la cara de Lissa se movía a un ceño fruncido. Yo no

habría estado sorprendida si Christian lo hiciera también, juzgando

por la confusión de su voz. Él no podía manejar hasta un comentario

creído. Él sólo podría preguntar lo obvio: —¿Por qué?

Los ojos de Dimitri brillaron. —Porque los necesito como carnada

para Rose.

Page 285: Espíritu confinado

28

5

Traducido por *!!!BellJolie!!!*

Corregido por Andy Parth

ntonces, en mi mente el pánico se alejó, levantándome,

correría hacia Lehigh —a pesar de estar a millas y millas

de distancia—, parecía un plan totalmente sólido. Más

tarde, con un latido de mi corazón, supe que estaba fuera de mi

alcance. Muy, muy fuera de mi alcance.

Mientras saltaba fuera de la mesa y salía de la habitación, sentí

un deseo repentino de Alberta. Yo la había visto entrar en acción en

St. Vladimir y sabía que podía hacerse cargo de cualquier situación.

En este punto de nuestra relación, ella respondería a cualquier

amenaza que le llevara. Los guardianes de la Corte todavía eran

desconocidos para mí. ¿A quién podía acudir? ¿Hans? El tipo me

odiaba, él no me habría creído, no como Alberta o mi madre.

Corriendo por los pasillos tranquilos, rechacé todas esas

preocupaciones. No importaba. Yo lo haría creer. Me gustaría

encontrar a alguien que pudiera. Cualquiera que pudiera tener a

Lissa y Cristian fuera de esto.

Solo tú puedes, una voz susurró en mi cabeza. A ti es a quien

Dimitri quiere. No hice caso del pensamiento que en gran parte era

mi distracción, y choqué con alguien al dar vuelta en la esquina.

E

Page 286: Espíritu confinado

28

6

Di un grito ahogado que sonó como ‚Oomph‛ cuando mi cara

se estrellaba contra el pecho de alguien. Miré hacia arriba. Mikhail.

Habría sido relevado, cuando yo estaba demasiada bombeada, llena

de adrenalina y preocupación. Lo agarré por la manga y empecé a

tirar de él hacia la escalera.

—¡Vamos, tenemos que ayudar!

Mikhail se quedó, sin moverse en contra de mi agarre. Frunció

el ceño, con tranquilidad en la cara. —¿De qué estás hablando?

—¡Lissa! Lissa y Christian. Ellos han sido capturados por

Strigois —por Dimitri—. Podemos encontrarlos. Puedo encontrarlos.

Pero tenemos que darnos prisa.

La confusión de Mikhail creció. —Rose... ¿Cuánto tiempo has

estado aquí?

Yo no tengo tiempo para esto. Dejándolo, huí por las escaleras

hasta la planta principal del complejo. Un momento después, oí sus

pasos detrás de mí. Cuando llegara a la oficina principal, esperaba

que alguien me castigara, y dejaría mi castigo a un lado, a

excepción…‖de‖que‖nadie‖parecía‖incluso‖notarme.

La oficina era un caos. Los guardianes se iban corriendo, el

llamado ya estaba hecho, y las voces se elevaban a niveles

frenéticos. Ellos lo sabían, me di cuenta. Ellos ya lo sabían.

—¡Hans! —llamé, empujándome entre la multitud. Estaba al

otro lado de la habitación y acababa de colgar, una llamada del

celular—. Hans, yo sé dónde están. En donde los Strigoi se llevaron

a Lissa y Christian.

—Hathaway, no tengo tiempo para su... —su ceño se frunció—.

Usted tiene ese vínculo.

Page 287: Espíritu confinado

28

7

Me miró con asombro. Había estado preparada para que me

despidiera con fastidio. Había estado lista para que una larga pelea

lo convenciera. Le hice un gesto apresurado.

—Yo lo vi. Vi todo lo que pasó —ahora me frunció el ceño—.

¿Cómo lo saben ustedes?

—Serena —dijo con gravedad.

—Serena est{‖muerta…

Negó con la cabeza. —No, todavía no. A pesar de que

ciertamente ella sonaba así en el teléfono. Lo que sucedió, sólo lo

llevó a hacer esa llamada. Tenemos alquimistas yendo a buscarla,

y…‖para‖limpiar.

Le repetí los acontecimientos, recordando cómo había sido

golpeada Serena contra el asfalto. Había sido un duro golpe, y

cuando ella no se movía, asumí lo peor. Sin embargo, si hubiera

sobrevivido —y al parecer fue así— Yo apenas podía formar una

imagen mental de ella arrastrándose con el teléfono celular de su

bolsillo‖con‖las‖manos‖ensangrentadas…

Por favor, por favor que esté viva, pensé, sin saber a quién le

estaba rezando.

—Vamos —dijo Hans—. Te necesitamos. Ya hay equipos

formados.

Hubo otra sorpresa. Yo no esperaba que él me creyera tan

rápidamente.

Un nuevo respeto por Hans se apoderó de mí. Podría actuar

como un idiota, pero él era un líder. Cuando veía algo activo, él lo

utilizaba. En un movimiento rápido, se apresuró hacia la puerta,

Page 288: Espíritu confinado

28

8

varios guardianes le seguían. Luché para mantenerme a su ritmo y

vi que Mikhail también venía.

—Estás haciendo un rescate —le dije a Hans—. Eso es... Raro —

dudé incluso al decir las palabras. Ciertamente no queremos

desalentar esto. Pero rescatar a un Moroi no era normal. Cuando los

Strigoi se los llevaban, eran considerados a menudo como muertos.

El rescate que se había hecho después del ataque de la

Academia había sido una rareza, una que había tenido demasiada

persuasión.

Hans me lanzó una mirada irónica. —Ella es la princesa

Dragomir.

Lissa era preciada para mí, valía más que cualquier otra cosa en

el mundo. Y para los Moroi, me di cuenta, también lo era. La

mayoría de los Moroi capturados por Strigoi podrían ser

considerados muertos, pero ella no era una de la mayoría de los

Moroi. Ella era la última en su linaje, la última de una de las doce

antiguas familias. La pérdida no sólo sería un golpe a la cultura

Moroi. Sería una señal, un presagio de que los Strigoi nos

derrotaban de verdad. Por ella, los guardianes se arriesgarían a una

misión de rescate.

De hecho, parecía que correría el riesgo de muchas cosas.

Cuando llegamos a los establecimientos donde los vehículos de la

Corte estaban almacenados, vi a más grupos de guardianes

llegando junto con los Moroi. Reconocí a algunos. Tasha Ozera

estaba entre ellos y, como ella, los demás eran usuarios del fuego. Si

habíamos aprendido algo, era lo valioso que era para nosotros que

ellos participaran en una pelea. Al parecer, la controversia de que

los Moroi fueran a la guerra estaba siendo ignorada en este

Page 289: Espíritu confinado

28

9

momento, y me sorprendió lo rápido que ese grupo había sido

convocado. Los ojos de Tasha se encontraron con los míos, su rostro

era grave y severo. Ella no me dijo nada. Ella no tenía por qué.

Hans estaba gritando órdenes, dividiéndolos en grupos y

vehículos. Con cada poco de autocontrol que pude, esperé

pacientemente cerca de él. Mi naturaleza inquieta quiso saltar y

exigir saber qué podía hacer. Él me lo diría, estaba segura. Él tenía

un papel para mí, yo sólo tenía que esperar.

Mi auto-control también estaba siendo probado con Lissa.

Después de que Dimitri se la llevara, mi mente era un Déjà vu. Yo

no podía volver, todavía no. No podía soportar verlos —ver a

Dimitri—. Sabía que tendría que hacerlo una vez que comenzara a

dirigir a los guardianes pero, por ahora, estaba fuera. Sabía que

Lissa estaba viva. Eso era lo único que importaba, por el momento.

Aún así, yo estaba tan herida y llena de tensión que cuando

alguien me tocó el brazo, casi me volví contra él, con mi estaca.

—Adrian... —respiré—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Se quedó mirándome, y su mano rozó mi mejilla suavemente.

Yo sólo había visto una mirada tan seria, severa, en su rostro un par

de veces. Como de costumbre, no me gustaba. Adrian era una de

esas personas que siempre tenía que estar sonriendo.

—Tan pronto como escuché la noticia, yo sabía dónde estarías.

Negué con la cabeza. —Sucedió... No sé, ¿hace diez minutos? —

el tiempo no importaba para mí—. ¿Cómo pudieron saber todos tan

rápido?

Page 290: Espíritu confinado

29

0

—Fue por radio a través de la Corte tan pronto como se

enteraron. Tienen un sistema de alerta inmediata. De hecho, son

recursos para la reina.

—¿Por qué? —de alguna manera me molestó. Tatiana no estaba

en peligro—. ¿Por qué desperdiciar recursos en ella? —un guardián

cercano me dio una mirada crítica sobre eso.

Adrian se encogió de hombros. —¿Los ataques de los Strigoi

son relativamente cerca? Ellos lo toman como una amenaza para la

seguridad de nosotros.

Relativamente era la palabra clave. Lehigh estaba

aproximadamente una hora y media de la corte.

Los guardianes estaban siempre en alerta, aunque con cada

segundo que pasaba, me hubiera gustado que se movieran más

rápido y estar en alerta. Si Adrian no hubiera aparecido, yo estaba

bastante segura de que hubiera perdido la paciencia y empezaría a

decirle a Hans que se diera prisa.

—Es Dimitri —dije en voz baja. No había estado segura de si

debía decirle a alguien eso—. Él es el que los capturó. Los está

usando para llevarme ahí —la cara de Adrian se hizo más oscura—.

Rose,‖no…‖Puedes…‖—él se calló, pero yo sabía qué quería decir.

—¿Qué alternativa tengo? —exclamé—. Tengo que ir. Ella es mi

mejor amiga, y yo soy la única que les puede llevar a ella.

—Es una trampa.

—Lo sé. Y él sabe que yo lo sé.

—¿Qué vas a hacer? —una vez más, yo sabía exactamente lo

que me quería preguntar Adrian.

Page 291: Espíritu confinado

29

1

Miré hacia abajo a la estaca que había tirado anteriormente. —

Lo que tengo que hacer. Tengo que... tengo que matarlo.

—Bien —dijo Adrian, el alivio le inundó sus rasgos—. Me

alegro.

Por alguna razón, me irritó. —Dios —solté—. ¿Estás ansioso

por librarte de cualquier competencia?

Adrian se quedó serio. —No. Sólo sé que mientras él esté aún

con vida o, bien, en esa clase de vida, entonces tú estarás en peligro.

Y no puedo soportarlo. No soporto saber que tu vida está en

peligro. Y es que, Rose, nunca estarás a salvo hasta que él se haya

ido. Quiero que estés a salvo. Necesito que estés a salvo. Quiero que

estés segura. No quiero que nada te suceda.

Mi brote de cólera desapareció tan rápidamente como había

llegado. —Oh, Adrian, lo siento...

Dejé que me llevara a sus brazos. Descansé mi cabeza contra su

pecho, sentí su ritmo cardíaco y la suavidad de su camisa, me dejé

llevar por un momento breve y fugaz en la comodidad. Sólo quería

hundirme en él allí mismo. Yo no quería ser consumida por esos

sentimientos de miedo: miedo por Lissa y temor a Dimitri. Sentí frío

por todas partes cuando un escalofrió cayó sobre mí. No importaba

lo que pasara, perdería a uno de ellos esta noche. Si rescatábamos a

Lissa, Dimitri moriría. Si él sobrevivía, ella iba a morir. No había

final feliz para esta historia, nada que pudiera salvar mi corazón de

ser aplastado en pedazos.

Adrian me rozó la frente con los labios y luego se inclinó hacia

mi boca. —Ten cuidado, Rose. Pase lo que pase, por favor, por favor

ten cuidado. No te puedo perder.

Page 292: Espíritu confinado

29

2

Yo no sabía qué decir a eso, la forma de responder a toda esa

emoción que brotaba de él. Mi propia mente y mi corazón se

inundaron con sentimientos encontrados, tantos que apenas podía

formar un pensamiento coherente. En su lugar, llevé mi boca a la

suya y lo besé. En medio de toda la noche, la muerte —la muerte

que ya había pasado y la que estaba por venir—, el beso parecía

más poderoso que cualquier cosa que él y yo hubiéramos

compartido alguna vez. Estaba vivo. Yo estaba viva, y yo quería

seguir así. Quería dejar a Lissa atrás, y regresar de nuevo a los

brazos de Adrian, volver a sus labios por toda la vida…

—¡Hathaway! ¡Dios mío!, la necesito para que nos guíe.

Salí abruptamente de Adrian y vi a Hans mirándome. La

mayoría de los SUV’s estaban llenas. Ahora era mi turno de actuar.

Adrian me dio una mirada de despedida, y forzó una sonrisa que

creo que se suponía que decía que fuera valiente.

—Ten cuidado —repitió—. Tráelos de vuelta y también tráete

de vuelta tú.

Asentí rápidamente y después seguí impaciente a Hans a la

SUV. La sensación más extraña se apoderó de mí como me

deslizaba en el asiento trasero. Esto me había pasado así como

cuando Víctor había secuestrado a Lissa, que casi me congeló.

Entonces, también, había viajado en un todoterreno negro similar,

dirigiéndome hacia la ubicación de Lissa con los guardianes. Sólo

que Dimitri se había sentado a mi lado —él maravilloso, valiente

Dimitri que había sido hace mucho tiempo. Sin embargo, esos

recuerdos se grabaron tanto en mi mente y como en mi corazón, que

yo podía imaginar cada detalle: el modo en que había retirado mi

pelo detrás de mis oídos, la mirada feroz en sus ojos marrones

mientras pisaba el acelerador hasta que llegáramos a Lissa

Page 293: Espíritu confinado

29

3

rápidamente. Había estado tan decidido, tan dispuesto a hacer lo

correcto.

Este Dimitri —Dimitri el Strigoi— también estaba determinado.

Pero de una manera muy diferente.

—¿Vas a ser capaz de hacer de esto? —Hans preguntó desde el

asiento delantero. Una mano suave me apretó el brazo, y me

sorprendió al ver a Tasha a mi lado. Yo ni siquiera había notado que

viajaba con nosotros—. Estamos contando contigo.

Asentí con la cabeza, queriendo ser digna de su respeto. De la

forma de un guardián, mantuve las emociones fuera de mi cara,

tratando de no sentir el conflicto entre los dos Dimitris. Tratando de

no recordar que la noche en que había pasado lo de Lissa y Victor

había sido la misma noche, en la que Dimitri y yo habíamos caído

presos de la lujuria y el encanto.

—Diríjanse hacia Lehigh —les dije con voz fría. Ahora ya era

un guardián—. Voy a dirigirlos en cuanto nos acerquemos.

Llevábamos en la carretera unos veinte minutos cuando sentí al

grupo de Lissa detenerse. Dimitri había elegido un escondite,

aparentemente no muy lejos de la universidad, lo que era más fácil

para nosotros encontrarlos que si se hubieran mantenido en

movimiento. Por supuesto, tuve que recordarme a mí misma que

Dimitri quería ser encontrado. Sabiendo que los guardianes

necesitarían mis instrucciones hasta que estuvimos más cerca de

Lehigh, me armé de valor y entré en la cabeza de Lissa para ver qué

estaba pasando.

Lissa y Christian no estaban lesionados o siendo atacados,

además de ser capturados y arrastrados. Se sentaron en lo que

parecía una sala de almacenamiento, un cuarto de almacenamiento

Page 294: Espíritu confinado

29

4

que no se había utilizado en un largo tiempo. Todo cubierto por una

capa pesada de polvo, tanto que era difícil distinguir algunos de los

objetos apilados en los viejos estantes. Algunas herramientas, tal

vez. Libros aquí y allá, así como cuadros. Una bombilla desnuda era

la única luz en la habitación, dando una sensación áspera y sucia.

Lissa y Christian se sentaron en sillas de madera con el

respaldo recto, con las manos atadas en la espalda con una cuerda.

Por un momento, el Déjà vu me golpeó de nuevo. Recordé el

invierno pasado, cuando mis amigos y yo habíamos sido atados a

sillas y capturados por Strigoi. Habían bebido de Eddie, y Mason

había‖muerto…

No. No pienses así, Rose. Lissa y Christian están vivos. Nada les ha

ocurrido todavía. Nada les pasará. La mente de Lissa estaba en el aquí

y ahora, pero un Déjà vú me dejó ver que todo el edificio era

parecido al que me habían llevado —un viejo y abandonado

almacén—, lo que hacía un agradable refugio para los Strigoi con

sus prisioneros.

Había cuatro Strigoi en la sala, pero por el que Lissa se

preocupaba sólo era uno realmente importante. Dimitri. Comprendí

su reacción. El verlo como un Strigoi había sido duro para mí.

Surrealista, incluso. Me adapté un poco, simplemente por todo el

tiempo que había pasado con él. Aún así, incluso me tomaba por

sorpresa a veces verlo así. Lissa no estaba preparada en absoluto y

estaba en un total shock.

El cabello marrón oscuro de Dimitri hoy estaba suelto

alrededor de su barbilla, una vista que yo había amado siempre en

él. Se paseaba rápidamente, utilizando un plumero alrededor. Por

una gran parte del tiempo, estaba de espaldas a Lissa y Christian, lo

que lo hacía mucho más preocupante para ella. Sin ver su rostro,

Page 295: Espíritu confinado

29

5

casi podía creer que era el Dimitri de antes. Él discutía con los otros

tres, mientras caminaba hacia atrás y adelante a través del pequeño

espacio, la agitación irradiaba de él en una ola casi palpable.

—Si los guardianes realmente vienen —gruñó un Strigoi—,

entonces debemos de estar afuera. —Era un hombre alto,

desgarbado, pelirrojo que parecía haber sido un Moroi cuando se

transformó. Su tono implicaba que no creía que los guardianes en

realidad irían, sin embargo.

—Están viniendo —dijo Dimitri en voz baja, haciendo que su

acento encantador me doliera el corazón—. Yo lo sé.

—¡Entonces déjame salir allí y ser útil! —dijo bruscamente—.

No nos necesitas para cuidar a estos dos —su tono era despectivo.

Desdeñoso, incluso. Era comprensible. Todos en el mundo sabían

que los vampiros Moroi no se resistían, y Lissa y Christian estaban

vinculados con firmeza.

—No los conozco —dijo Dimitri—. Son peligrosos. Ni siquiera

estoy seguro de que sea una protección suficiente.

—¡Eso es ridículo!

En un movimiento suave, Dimitri dio la vuelta. Y le tiró un

golpe a unos metros, sus ojos cada vez con mayor furia y shock. Y

volvió a caminar como si nada hubiera sucedido.

—Permanecerás aquí tú y los guardianes, mientras yo te lo

diga, ¿entiendes? —él miró hacia atrás y cuidadosamente tocó su

cara, pero no dijo nada. Dimitri miró a los demás—. Y se quedarán

también. Si los guardianes llegan al interior, se les necesitará para

algo más que servicios de vigilancia.

Page 296: Espíritu confinado

29

6

—¿Cómo sabes? —preguntó otro Strigoi de pelo negro que

pudo haber sido humano. Una rareza entre los Strigoi—. ¿Cómo

sabes que vendrán?

Los Strigoi tenía una audiencia asombrosa, pero con sus

disputas, Lissa tenía una breve oportunidad de hablar con Christian

sin ser detectada. —¿Puedes quemar mis cuerdas? —murmuró con

voz casi inaudible—. ¿Al igual que con Rose?

Christian frunció el ceño. Cuando él y yo habíamos sido

capturados, era lo que había hecho para liberarme. Me había

lastimado como el infierno y, como consecuencia, había creado

ampollas en mis manos y muñecas. —Lo notarán—suspiró de

nuevo. La conversación no llegó más lejos, porque Dimitri se movió

precipitadamente y se volvió hacia Lissa.

Ella jadeó con el movimiento repentino e inesperado.

Rápidamente, acercándose, se arrodilló ante ella y la miró a los ojos.

Ella se estremeció a pesar de sus mejores esfuerzos. Nunca había

estado tan cerca de un Strigoi, y el hecho de que se tratara de

Dimitri era mucho peor. Los anillos rojos alrededor de sus pupilas

parecían arder en ella. Sus colmillos parecían a punto de atacar.

Su mano salió y agarró su cuello, inclinando su rostro para que

pudiera obtener una visión aún mejor a sus ojos. Sus dedos se

clavaron en su piel, no era suficiente para cortar su respiración, era

lo bastante para tener contusiones después. Si había un después.

—Sé que los guardianes vendrán, porque Rose nos está

observando —dijo Dimitri—. ¿No es verdad, Rose? —Aflojando un

poco su control, pasó la punta de sus dedos sobre la piel de la

garganta‖de‖Lissa,‖tan‖suavemente…‖sin‖embargo,‖no‖había‖duda‖de‖

que él tenía el poder para romper su cuello.

Page 297: Espíritu confinado

29

7

Era como si me estuviera mirando a los ojos en ese momento.

Mi alma. Incluso me sentí como si estuviera acariciando mi cuello.

Sabía que era imposible. El vínculo existía entre Lissa y yo. Nadie

más podía verlo. Sin embargo, en ese momento, era como si no

existiera nadie más, sólo él y yo. Era como si no estuviera Lissa

entre nosotros.

—Tú estás ahí, Rose —una media sonrisa despiadada jugó en

su boca—. Y no abandonarías a ninguno de ellos. Tampoco eres tan

tonta como para venir sola, ¿verdad? Tal vez tendrías que, pero ya

no.

Salí de su cabeza, incapaz de mirarlo a los ojos —y verlos

devolverme la mirada. Ya fuera mi propio miedo o un reflejo del de

Lissa, descubrí que mi cuerpo también estaba temblando. Me

obligué a detenerme y traté de frenar mi corazón acelerado. Tragué,

y miré alrededor para ver si alguien se había dado cuenta, pero

todos‖estaban‖preocupados‖discutiendo‖la‖estrategia…‖a‖excepción‖

de Tasha.

Su fría mirada azul me estudió, su rostro reflejaba la

preocupación.

—¿Qué has visto?

Sacudí mi cabeza, incapaz de mirarla. —Una pesadilla —

murmuré—. Mi peor pesadilla hecha realidad.

Page 298: Espíritu confinado

29

8

Traducido por Sawi

Corregido por Virtxu

o tenía un número preciso de cuántos Strigoi estaban

en el grupo de Dimitri. Gran parte de lo que había

visto a través de Lissa estaba difuminado por la

confusión y el terror. Los Guardianes, como lo esperábamos, habían

simplemente hecho su mejor suposición acerca de cuántos enviar.

Hans esperaba que una abrumadora cantidad nos hiciera perder el

elemento sorpresa. Había enviado tantos guardianes como pudo,

razonablemente, sin despejar la Corte. Es cierto que la Corte estaba

protegida por salas, pero aún así no podía dejarse indefensa por

completo.

Contar con los recién graduados ayudaba. La mayoría de ellos

habían sido dejados atrás, lo que nos permitía a los guardianes con

experiencia ir a nuestra partida de caza. Lo que nos dejaba con

cuarenta, o algo así. Eso era tan inusual como un gran grupo de

Strigoi trabajando juntos. Los Guardianes eran normalmente

enviados en parejas, tal vez en grupos de tres, como mucho, a las

familias Moroi. Esta gran fuerza tenía el potencial de crear una

batalla que rivalizaba con el ataque a la Academia.

Sabiendo que escabullirnos a través de la oscuridad no

funcionaría, Hans detuvo nuestra escolta cerca de la bodega en la

que los Strigoi se encontraban. El edificio estaba situado en una vía

N

Page 299: Espíritu confinado

29

9

de servicio que cortaba la carretera. Esta era una zona industrial, un

camino apenas desierto en el bosque, pero todas las empresas y

fábricas estaban cerradas a esta hora de la noche. Salí de la

camioneta, dejando que la cálida noche se envolviera a mi

alrededor. Era húmeda, y la humedad en el aire se sentía

especialmente opresiva cuando ya estaba sofocada por el miedo.

De pie a un lado de la carretera, no sentía nauseas. Dimitri no

había informado a los Strigoi por ahora, lo que significaba que

nuestra llegada era aún, algo así como una sorpresa. Hans caminó

hacia mí, y le di la mejor estimación que pude de la situación, en

base a mi limitada información.

—¿Pero puedes encontrar a Vasilisa? —Preguntó él.

Asentí. —Tan pronto como esté en el edificio, el vínculo me

llevará directamente a ella.

Se dio la vuelta, mirando hacia la noche mientras los coches

pasaban veloces junto a la carretera. —Si ellos nos están esperando

fuera, podrán escucharnos y olernos mucho antes de que los

veamos. —Los faros de un coche que pasaba iluminaron su rostro

por un momento, el cual estaba pensativo—. ¿Dices que allí hay tres

capas de Strigoi?

—Por lo que puedo decir. Hay algunos con Lissa y Christian, y

también algunos fuera. —Hice una pausa, tratando de pensar lo que

Dimitri haría en esta situación. Seguramente lo conocía lo suficiente,

incluso como Strigoi, para calcular su estrategia—. Luego, otra capa

dentro del edificio, antes de llegar a la bodega.

No estaba segura, pero no se lo diría a Hans. La asunción la

había hecho basándome en mis instintos, en representación de lo

Page 300: Espíritu confinado

30

0

que yo haría y en lo que pensaba que Dimitri haría. Supuse que

sería mejor si Hans se preparaba para tres olas de Strigoi.

Y eso fue exactamente lo que hizo. —Entonces entraremos con

tres grupos. Tú lideraras el grupo encargado de la extracción. Otro

equipo acompañará al tuyo y finalmente se separarán. Ellos

lucharán contra los que estén en el interior, dejándolos cerca de los

cautivos.

Eso‖sonaba‖tan…‖militar.‖Extracción. Cautivos.‖Y‖yo…‖una‖líder‖

de equipo. Tenía sentido debido a la conexión, pero siempre, en el

pasado, ellos sólo usaban mi conocimiento y me dejaban al margen.

Bienvenida a lo que es ser un Guardián, Rose. En la escuela, habíamos

llevado a cabo todo tipo de ejercicios, siguiendo cuantos diferentes

escenarios con Strigoi se imaginara nuestro instructor. Sin embargo,

cuando levanté la vista hacia el almacén, todos los ejercicios

parecieron una broma, un juego que de ninguna forma estaba a la

altura del que estaba a punto de enfrentar. Durante medio segundo,

la responsabilidad de todo esto parecía desalentadora, pero empujé

rápidamente a un lado esas preocupaciones. Esto era para lo que

había sido entrenada, para lo que había nacido. Mis propios miedos

no importaban. Ellos son primero. Era hora de demostrarlo.

—¿Qué vamos a hacer si no podemos acercarnos sigilosamente

a ellos? —Le pregunté. Hans tenía razón sobre los Strigoi

detectándonos con antelación.

Una sonrisa casi maliciosa parpadeó en su rostro y explicó su

plan al grupo al mismo tiempo que dividía nuestros equipos. Su

enfocada táctica era audaz y temeraria. Mi tipo de plan.

Y, así, nos separamos. Un análisis más profundo nos podría

haber dicho que estábamos en una misión suicida. Tal vez lo

Page 301: Espíritu confinado

30

1

estábamos. Y, honestamente, no importaba. Los Guardianes no

abandonarían a la última Dragomir. Y yo no abandonaría a Lissa ni

aunque hubiera un millón de Dragomirs.

Así que, con una entrada sigilosa descartada, Hans optó por un

ataque en pleno. Nuestro grupo entró de nuevo en las ocho

camionetas y nos encaminamos por la calle a una velocidad ilegal.

Tomamos todo el ancho de la carretera, aprovechando que no había

tráfico en sentido contrario. Dos camionetas tomaron la delantera

lado a lado y, detrás de ellas, dos filas de tres. Llegamos hasta el

final del camino, nos detuvimos con los neumáticos chirriando

frente a la bodega y salimos de nuestros coches. Si el sigilo y la

lentitud no eran una opción, les sorprenderíamos siendo rápidos y

furiosos.

De hecho, algunos de los Strigoi estaban sorprendidos.

Claramente habían previsto nuestra entrada, pero había sucedido

tan rápido que tuvieron sólo un momento para reaccionar. Por

supuesto, cuando eres tan rápido y mortífero como un Strigoi, un

momento es todo lo que necesitas. Un grupo de ellos se abalanzaron

hacia‖ nosotros,‖ y‖Hans‖ y‖ su‖ ‚Equipo‖ exterior‛‖ cargaron‖ con‖ ellos,

los Guardianes se ubicaban entre mi grupo y el otro que se dirigía

hacia el interior. Los Moroi usuarios del fuego habían sido

asignados al grupo exterior, por temor a incendiar el edificio si

estaban dentro.

Mi equipo se movió alrededor de la batalla, ejecutando

inevitablemente a algunos Strigoi que no habían caído en la

distracción del primer equipo. Con buena y practicada

determinación, ignoré las náuseas que barrieron a través de mí al

estar cerca de los Strigoi. Hans me había estrictamente ordenado no

detenerme a menos que cualquier Strigoi se pusiera directamente en

Page 302: Espíritu confinado

30

2

mi camino, y él y otros Guardianes estaban detrás, cubriendo

cualquier amenaza que viniera a mí. Él no quería que nada me

retrasara de guiarlos hasta Lissa y Christian.

Luchamos nuestro camino hasta el almacén, entrando en una

sucia sala bloqueada por Strigoi. Había acertado en mi suposición

de que Dimitri tendría capas de seguridad. Un cuello de botella se

formó en el pequeño espacio, y por unos momentos las cosas fueron

caóticas. Lissa estaba tan cerca. Era como si estuviera llamándome,

y ardía de impaciencia mientras esperaba que el pasillo se

despejara. Mi equipo estaba en la parte de atrás, dejando que el otro

grupo luchara. Vi Strigois y Guardianes cayendo por igual y traté

de no distraerme. Pelea ahora, sufre luego. Lissa y Christian, tenía que

concentrarme en ellos.

—Allí —dijo Hans, tirando de mi brazo. Una brecha se había

formado frente a nosotros. Estaba aún llena de Strigoi, pero estaban

lo suficientemente distraídos para que mis compañeros y yo nos

deslizáramos a través de ella. Bajamos por el pasillo, el cual se abría

en un gran espacio vacío que componía el corazón del almacén.

Unos trozos de basura y escombros era todo lo que quedaba de la

mercancía que un tiempo atrás había sido guardada aquí.

Abrimos las puertas de la habitación, pero ahora no necesitaba

el vínculo para decirme dónde estaba Lissa. Tres Strigoi hacían

guardia‖fuera‖de‖una‖puerta.‖Así‖que…‖cuatro‖capas‖de‖seguridad.‖

Dimitri me había superado. No me importaba. Mi grupo era de diez

personas. Los Strigoi gruñeron, vigorizándose en anticipación

mientras nos abalanzábamos hacia ellos. A través de una señal

tácita, la mitad de mi grupo se encargó de ellos. El resto de nosotros

tiramos la puerta abajo.

Page 303: Espíritu confinado

30

3

A pesar de mi intensa concentración en llegar a Lissa y

Christian, un pequeño pensamiento estaba siempre bailando en la

parte trasera de mi cerebro. Dimitri. No había visto a Dimitri en

ninguno de los Strigoi que habíamos enfrentado. Con toda mi

atención en nuestros atacantes, no me había deslizado en la mente

de Lissa para verificar la situación, pero estaba totalmente

convencida de que él aún estaba en la habitación. Se habría

quedado con ella sabiendo que vendría. Estaría esperando para

enfrentarme.

Uno de ellos morirá esta noche. Lissa o Dimitri.

Después de haber alcanzado nuestro objetivo, no necesitaba

protección adicional. Hans enterró su estaca en el primer Strigoi que

encontró, empujándome al pasar y saltando al enfrentamiento. El

resto de mi grupo hizo lo mismo. Entramos al cuarto y, si había

pensado que esto era un caos antes, no era nada comparado a lo que

nos enfrentábamos ahora. Todos nosotros —Guardianes y Strigoi—

apenas y cabíamos en el cuarto, lo que significaba que estábamos

peleando muy, muy cerca. Una hembra Strigoi —a la que Dimitri

abofeteó antes— vino hacia mí. Peleé en piloto automático, apenas

consciente de mi estaca atravesando su corazón. En esta sala, llena

de gritos y muerte chocando, había sólo tres personas en el mundo

que me importaban: Lissa, Christian y Dimitri.

Los había encontrado por fin. Dimitri estaba con mis dos

amigos contra la pared más alejada. Nadie peleaba contra él. Estaba

de pie con sus brazos cruzados, un rey supervisando su reino

mientras sus soldados combatían contra el enemigo. Sus ojos se

fijaron en mí, con expresión divertida y expectante. Aquí era donde

todo terminaría. Ambos lo sabíamos. Me empujé entre la multitud,

esquivando a un Strigoi. Mis colegas se empujaban hacia la lucha a

Page 304: Espíritu confinado

30

4

mi lado, despachando a quien quiera que se pusiera en mi camino.

Los dejé luchar, moviéndome hacia mi objetivo. Todo esto, todo lo

que había pasado, me llevaba a este momento: el enfrentamiento

final entre Dimitri y yo.

—Eres hermosa en batalla —dijo Dimitri. Su fría voz llegó hasta

mí con claridad, incluso sobre el rugido del combate—. Como un

ángel vengador que viene a entregar la justicia divina.

—Es curioso —dije, cambiando el agarre de mi estaca—. Eso es

más o menos por lo que estoy aquí.

—Los ángeles caen, Rose.

Casi lo alcanzaba. A través del vínculo, sentí un leve aumento

de dolor de Lissa. Un ardor. Nadie le había hecho daño todavía.

Pero cuando vi sus brazos moviéndose por el rabillo de mí ojo,

comprendí lo que estaba sucediendo.

Christian había hecho lo que ella le había pedido: había

quemado sus cuerdas. La vi moverse para desatarlo a cambio, y

luego mi atención regresó a Dimitri. Si Lissa y Christian estaban

libres, entonces mucho mejor. Haría su huida más fácil, una vez que

acabáramos con los Strigoi. Si es que acabamos con los Strigoi.

—Me diste un montón de problemas para llegar hasta aquí —le

dije a Dimitri—.‖Muchas‖personas‖morir{n…‖tuyas‖y‖mías.

Él se encogió de hombros, indiferente. Casi estaba allí. En frente

de mí, un Guardián luchaba contra un Strigoi calvo. Esa falta de

cabello no era atractiva con su piel blanca tiza. Me moví a su

alrededor.

Page 305: Espíritu confinado

30

5

—No importa —dijo Dimitri. Se puso tenso cuando me

acerqué—. Ninguno de ellos importa. Si mueren, entonces

obviamente no valían la pena.

—Presa y depredador —murmuré, recordando lo que me había

dicho mientras me mantenía prisionera.

Llegué hasta él. Nadie estaba entre nosotros ahora. Esto era

diferente a nuestras peleas anteriores, en las que habíamos tenido

mucho espacio en el cuarto para medirnos el uno al otro y planear

nuestro ataque. Estábamos aún muy juntos en la habitación, y para

mantener nuestra distancia de los otros, cerramos la brecha entre

nosotros. Esta era una desventaja para mí. Los Strigoi superaban a

los Guardianes físicamente; más espacio nos ayudaba a

compensarnos con más capacidad para maniobrar.

No tenía necesidad de maniobrar aún, sin embargo. Dimitri

estaba tratando de desesperarme, esperando que yo hiciera el

primer movimiento. Él mantenía una buena posición, una que

bloqueaba mi llegada a su corazón. Podía hacerle algún daño si lo

cortaba donde fuera con la estaca, pero él probablemente me

golpearía, un golpe que vendría lleno de poder en esta proximidad.

Así que traté de esperar, también.

—Toda esta muerte es por ti, lo sabes —dijo él—. Si me

hubieras‖ dejado‖ despertarte…‖ estar‖ juntos…‖ bueno,‖ nada‖ de‖ esto‖

habría pasado. Aún estaríamos en Rusia, uno en los brazos del otro,

y todos tus amigos estarían a salvo. Ninguno de ellos habría

muerto. Es tu culpa.

—¿Y qué pasa con la gente que tuve que matar en Rusia? —

demandé. Él cambió su peso un poco. ¿Era eso una invitación?—

Ellos‖no‖estarían‖a‖salvo‖si‖yo…

Page 306: Espíritu confinado

30

6

Un sonido de colisión a mi izquierda me sobresaltó. Christian,

ahora libre, había estrellado su silla contra un Strigoi que peleaba

contra un Guardián. El Strigoi se deshizo de Christian como si fuera

una mosca. Christian voló hacia atrás, chocando contra una pared, y

aterrizó en el suelo con una mirada aturdida. A pesar de mí misma,

eché un vistazo y vi a Lissa corriendo a su lado. Y, para mi sorpresa,

ella tenía una estaca en su mano. Cómo la había obtenido, no tenía

ni idea. Tal vez la había recogido de un Guardián caído. Tal vez

ninguno de los Strigoi había pensado en registrarla cuando la

trajeron. Después de todo, ¿Por qué en toda la tierra un Moroi

tendría una estaca?

—¡Deténganse! ¡Manténganse fuera de su camino! —les grité,

volviéndome hacia Dimitri. Dejar que esos dos me distrajeran me

había costado. Dándome cuenta que Dimitri estaba a punto de

atacarme, me las arreglé para esquivarlo sin siquiera ver lo que

estaba haciendo. Resultó que estaba yendo por mi cuello, y mi

imprecisa evasión me había salvado de grandes daños. Aun así, sus

manos tomaron mis hombros, empujándome casi tan lejos como

había ido Christian. A diferencia de mi amigo, sin embargo, yo tenía

años de entrenamiento que me enseñaron a recuperarme de algo

como esto. Había perfeccionado mucho mi equilibrio y mis

habilidades de recuperarlo. Me tambaleé sólo un poco, pero

rápidamente recuperé mi posición.

Sólo podía rezar para que Christian y Lissa me hubieran

escuchado y no hicieran nada estúpido. Tenía que concentrarme en

Dimitri, o haría que me mataran. Y si yo moría, Lissa y Christian de

seguro morirían. Mi impresión, mientras luchábamos nuestro

camino hacia adentro, era que los Guardianes superaban en número

a los Strigoi, aunque eso a veces no importaba. Sin embargo,

Page 307: Espíritu confinado

30

7

esperaba que mis colegas hubieran acabado con nuestros enemigos,

dejando que yo hiciera lo que tenía que hacer.

Dimitri se rió de mi esquivada. —Estaría impresionado si no

fuera algo que un niño de diez años pudiera hacer. Ahora, tus

amigos…‖bueno,‖ellos‖también‖pelean‖en‖un‖nivel‖de‖diez‖años‖de‖

edad. ¿Y para un Moroi? Eso es realmente bueno.

—Sí, bueno, ya veremos cuál será tu evaluación cuando te mate

—le dije. Hice un pequeño avance para ver cuánta atención estaba

prestando. Él lo esquivó con gracia, tan elegante como un bailarín.

—No puedes, Rose. ¿No lo sabes ya? ¿No lo has visto? No

puedes derrotarme. No puedes matarme. Incluso si pudieras, no

eres capaz de hacerlo. Dudarás. De nuevo.

No, no lo haría. Eso era lo que él pensaba. Había cometido un

error al traer a Lissa aquí. Ella incrementaba la apuesta, su juego, en

todo. Ella estaba aquí. Ella era real. Su vida estaba en juego, y por

eso…‖por‖eso,‖no‖dudaría.

Dimitri se debió haber cansado de esperar por mí. Se adelantó

de nuevo, con una de sus manos yendo a por mi cuello. Y de nuevo

lo esquivé, dejando que mi hombro tomara la peor parte del golpe.

Esta vez, él tomo mi hombro. Me tiró hacia él, con el triunfo

flameando en sus ojos rojos. En la clase de espacio en que nos

encontrábamos, esto era probablemente todo lo que necesitaba para

matarme. Tenía lo que quería.

Al parecer, sin embargo, él no era el único que me quería. Otro

Strigoi, tal vez pensando que ayudaba a Dimitri, se empujó contra

nosotros y me agarró. Dimitri descubrió sus colmillos, dándole al

otro Strigoi una mirada de puro odio y furia.

Page 308: Espíritu confinado

30

8

—¡Es mía! —siseó Dimitri, golpeando al otro Strigoi de una

forma que él claramente no esperaba.

Y esa fue mi oportunidad. La breve distracción de Dimitri hizo

que aflojara su agarre sobre mí. La misma proximidad que lo hacía

a él tan letal para mí, me hacía igual de peligrosa. Estaba cerca de su

pecho, cerca de su corazón. Y tenía mi estaca en la mano.

Nunca seré capaz de decir con certeza cuánto tiempo tomó lo

que ocurrió a continuación. En cierto modo, lo sentí como un latido

de corazón. Al mismo momento, era como si nos hubiéramos

congelado en el tiempo. Como si todo el mundo se hubiera

detenido.

Mi estaca se movía hacia él, y mientras los ojos de Dimitri se

fijaban en mí una vez más, creo que él finalmente creyó que lo

mataría. No dudé. Esto estaba pasando. Mi estaca estaba allí…

Y luego no lo estaba.

Algo me golpeó con fuerza en mi lado derecho, empujándome

lejos de Dimitri y desviando mi ataque. Tropecé, apenas evitando

golpear a alguien. Aunque siempre trataba de permanecer atenta

respecto a todas las cosas a mi alrededor en una pelea, dejé mi

guardia baja en esa dirección. Los Strigoi y los guardianes estaban a

mi izquierda. La pared, Lissa y Christian, estaban a mi derecha.

Y fueron Lissa y Christian los que me empujaron fuera del

camino. Creo que Dimitri estaba tan sorprendido como yo. Estaba

igualmente sorprendido cuando Lissa fue hacia él con la estaca en

su mano. Y como un rayo a través del vínculo, leí lo que ella muy,

muy cuidadosamente me había escondido estos últimos días: ella

había logrado encantar la estaca con espíritu. Esa era la razón por la

que había estado tan excitada durante las últimas sesiones de

Page 309: Espíritu confinado

30

9

práctica con Grant y Serena. El saber que tenía la herramienta que

necesitaba había alimentado su deseo de utilizarla. Ocultarme esa

información era una hazaña igual de buena que encantar la estaca.

No es que importara justo ahora. Con una estaca encantada o

no, ella no lograría acercarse a Dimitri. Él lo sabía también, y su

sorpresa inmediatamente cambió a una brillante diversión, casi

indulgente, la forma en que miras a un niño haciendo algo adorable.

El ataque de Lissa fue torpe. Ella no era lo suficientemente rápida.

Lo suficientemente fuerte.

—¡No! —grité, saltando hacia ellos, aunque estaba casi segura

que tampoco llegaría lo suficientemente rápido.

De repente, un muro de ardientes llamas apareció frente a mí, y

apenas y tuve tiempo de pensar en evitarlo. El fuego se disparaba

desde el suelo, formando un anillo alrededor de Dimitri,

manteniéndome alejada de él. Fue desorientador, pero sólo por un

momento. Sabía que esto era obra de Christian.

—¡Detente! —No sabía qué hacer, si debería atacar a Christian o

saltar sobre el fuego—. ¡Nos quemarás vivos! —El fuego estaba

bastante controlado, Christian tenía mucha habilidad, pero en una

habitación de este tamaño, hasta un fuego controlado era mortal.

Incluso los otros Strigoi retrocedieron.

Las llamas se acercaban a Dimitri, creciendo más y más fuerte.

Lo escuché gritar, podía ver su mirada de agonía, incluso a través

del fuego. El cual comenzó a consumir su abrigo, y el humo

comenzó a salir del incendio. Algún instinto me decía de debía

parar‖ esto…‖y‖ aun así, ¿Qué importaba? Había venido a matarlo.

¿Importaba si alguien más lo hacía por mí?

Page 310: Espíritu confinado

31

0

Y entonces fue cuando me di cuenta que Lissa estaba aún en la

ofensiva. Dimitri estaba distraído, gritando mientras las llamas

envolvían su cuerpo. Yo gritaba también…‖ por‖ él,‖ por‖ ella…‖ era‖

difícil de decir. El brazo de Lissa traspasó las llamas, y de nuevo,

surgió dolor a través del vínculo, un dolor más fuerte que el que

había sentido cuando Christian quemó sus sogas. Sin embargo, ella

continuó, ignorando la agonía del fuego. Su alienación estaba bien.

Ella tenía la estaca dirigida hacia el corazón.

La estaca entró, atravesándolo.

Bueno, algo así.

Al igual que cuando practicaba con la almohada, ella no tenía la

fuerza suficiente para llevar la estaca hasta donde tenía que ir. La

sentí endurecerse, tomando toda la fuerza que tenía. Empujando

todo su peso en ello, empujó de nuevo, usando ambas manos. La

estaca entró más. Aunque aún no era suficiente. Este retraso le

hubiera costado la vida en una situación normal. Esta no era una

situación normal. Dimitri no tenía forma de bloquearla, no con el

fuego comiéndoselo lentamente. Logró una pequeña lucha que hizo

salir la estaca, deshaciendo el poco progreso que ella había logrado.

Haciendo una mueca, lo intentó de nuevo, empujando la estaca de

nuevo en su anterior posición.

Aún así, no era suficiente.

Entonces, entré en sentido, sabiendo que necesitaba detener

esto. Lissa se iba a quemar por completo si seguía tratando

estacarlo. Ella carecía de la habilidad. Además, sólo necesitaba

estacarlo o dejar que el fuego terminara con él. Avancé. Lissa me vio

en su periferia y envió una explosión de compulsión hacia mí.

¡No! ¡Déjame hacerlo!

Page 311: Espíritu confinado

31

1

La orden me golpeó con fuerza, un muro invisible que me

obligó a detenerme. Me quede allí, aturdida, por ambas, la

compulsión y la comprensión de que ella la había usado en mí. Sólo

me tomó un momento sacudírmela de encima. Ella estaba muy

distraída para poner todo su poder en la orden, y yo era bastante

resistente a la compulsión, de todas formas.

Sin embargo, ese ligero retraso me había impedido llegar hasta

ella. Lissa midió su última oportunidad, sabiendo que no tendría

otra.

Una vez más, luchando contra el dolor abrasador del fuego,

canalizó todo lo que tenía en empujar la estaca todo el camino hasta

el corazón de Dimitri. Su ataque aún era torpe, aún necesitaba un

poco más de conocimiento y empuje que un Guardián entrenado

habría logrado con un solo golpe. Torpe o no, la estaca finalmente lo

hizo. Atravesó su corazón. Y mientras lo hacía, sentí magia fluir por

nuestro lazo, la magia familiar que había sentido tantas veces

cuando ella realizaba una curación.

Salvo‖que…‖esta‖era‖un‖millón‖de‖veces‖m{s‖poderosa‖que‖todo‖

lo que había sentido antes. Me congeló tan claramente como lo

había hecho su compulsión. Sentí como si todos mis nervios fueran

a explotar, como si hubieran sido golpeados por un rayo.

De repente, una luz blanca nació a su alrededor, una luz más

potente que el brillo del fuego. Era como si alguien hubiera dejado

caer el sol en la mitad de la habitación. Chillé, mi mano se alzó

instintivamente para proteger mis ojos mientras daba un paso atrás.

Por los sonidos de la habitación, todos estaban teniendo una

reacción similar.

Page 312: Espíritu confinado

31

2

Por un momento, fue como si ya no hubiera ningún vínculo. No

sentí nada viniendo de Lissa, ni dolor, ni magia. El lazo estaba tan

incoloro y vacío como la luz blanca que llenaba la habitación. El

poder que ella había usado, había superado, inundado y abrumado

nuestro vínculo, adormeciéndolo.

Entonces la luz simplemente despareció. No disminuyó. Sólo…‖

se fue en un parpadeo. Como un interruptor siendo accionado.

Había silencio en el cuarto, a excepción de unos pocos murmullos

de malestar y confusión. Esa luz debió de haber sido tóxica para los

sensibles ojos de los Strigoi. Era bastante dura para mí.

Estrellas bailaban delante de mis ojos. No podía concentrarme

en nada que no fuera la imagen residual de ese brillo que quemaba

a través de mi visión.

Por fin, bizqueando un poco, pude ver vagamente de nuevo. El

fuego había desaparecido, aunque las manchas negras en la pared y

el techo marcaban su presencia, como también un poco de humo

persistente. En mi opinión, allí deberían haber muchos más daños.

No pude desperdiciar mi tiempo en ese milagro, sin embargo,

porque había otro teniendo lugar frente a mí.

No sólo un milagro. Un cuento de hadas.

Lissa y Dimitri estaban ambos en el suelo. Sus ropas estaban

quemadas y chamuscadas. Fuertes parches rojos y rosas marcaban

su hermosa piel donde el fuego la había afectado más. Sus manos y

muñecas estaban particularmente mal. Podía ver manchas de

sangre donde las llamas habían consumido por completo su piel.

Eran quemaduras de tercer grado, si es que recordaba mis clases de

fisiología correctamente. Sin embargo, ella no parecía sentir ningún

dolor, ni las quemaduras afectaban el movimiento de sus manos.

Page 313: Espíritu confinado

31

3

Ella acariciaba el cabello de Dimitri.

Mientras se sentaba en algo parecido en una posición vertical,

él estaba en una posición desgarbada. Su cabeza descansaba en su

regazo, y ella pasaba sus dedos sobre su cabello en un movimiento

suave y repetitivo, como el que se hace para consolar a un niño, o

incluso un animal. Su cara, estropeada por los terribles daños del

fuego, estaba radiante y llena de compasión. Dimitri me había

llamado un ángel vengador, pero ella era un ángel misericordioso

mientras lo miraba y le cantaba suaves palabras de consuelo,

palabras sin sentido.

Con el estado de su ropa y lo que había visto en el fuego, había

esperado que se hubiera convertido en cenizas, una especie de

ennegrecida y esquelética pesadilla. Aun así, cuando él movió su

cabeza, dándome una primera visón completa de su cara, vi que

estaba completamente a salvo. Ninguna quemadura marcaba su

piel, una piel que era tan cálida y bronceada como el primer día que

lo conocí. Capté sólo una mirada de sus ojos antes de que él

cubriera su cara con la rodilla de Lissa. Vi un color café profundo, la

profundidad en la que había caído tantas veces. No unos anillos

rojos.

Dimitri…‖no‖era‖un‖Strigoi.

Y estaba llorando.

Page 314: Espíritu confinado

31

4

Traducido por MarieAnn, Cowdiem, cYeLy DiviNNa y dark heaven

Corregido por Ellie

oda la sala parecía contener la respiración.

Sin embargo, incluso ante los milagros, los

guardianes —o Strigoi, para el caso— eran difíciles de

distraer. Las peleas que se habían detenido se reanudaron aún con

mucha más furia. Los guardianes tenían las de ganar, y aquellos de

ellos que no estaban comprometidos con el último superviviente

Strigoi de repente saltaron hacia Lissa, tratando de alejarla de

Dimitri.

Para sorpresa de todos, ella se aferró a él con fuerza e hizo

algunos intentos débiles para combatir las aglomeraciones a su

alrededor. Ella era feroz y protectora, otra vez poniéndome en la

mente a una madre que defiende a su hijo.

Dimitri se aferraba a ella tan atentamente, pero tanto él como

Lissa fueron superados. Los guardianes finalmente los forzaron a

separarse. Hubo gritos confusos cuando los guardianes trataron de

determinar si deberían matar a Dimitri. No habría sido difícil. Él no

podía hacer nada ahora. Apenas podía soportar la barricada que lo

tiró a sus pies.

T

Page 315: Espíritu confinado

31

5

Eso me despertó. Había estado simplemente mirando,

congelada y estupefacta. Sacudiendo mi aturdimiento, me lancé

hacia delante, aunque no estaba segura hacia quién me dirigía: Lissa

o Dimitri.

—¡No! ¡No! —Grité, ya que algunos guardianes venían con

estacas—. ¡No es lo que piensan! ¡El no es Strigoi! ¡Mírenlo!

Lissa y Christian estaban gritando cosas similares. Alguien me

agarró y tiró de mí hacia atrás, y me dijo que deje que los demás

manejaran esto. Sin pensarlo, me di vuelta y golpeé a mi captor en la

cara, descubriendo demasiado tarde que era Hans. Cayó un poco

hacia atrás, pareciendo más sorprendido que ofendido.

Atacarlo fue suficiente para atraer la atención de los otros, sin

embargo, y de pronto tuve mi propio grupo de guardianes para

combatir. Mis esfuerzos no sirvieron, en parte porque era superada

en número y en parte porque no podía encargarme de ellos de la

misma manera que había atacado a un Strigoi.

Cuando los guardianes me sacaron, me di cuenta entonces que

Lissa y Dimitri ya habían sido retirados de la habitación. Quise

saber dónde estaban, gritándoles que yo tenía que verlos. Nadie me

escuchó. Me arrastraron lejos, fuera del almacén, pasando por una

cantidad preocupante de cuerpos. La mayoría era Strigoi, pero me

di cuenta de algunas de las caras del regimiento de guardianes en la

Corte. Hice una mueca, aunque yo no los conocía bien. La batalla

había terminado, y había ganado nuestro lado, pero a un costo muy

alto. Los guardianes sobrevivientes estarían haciendo la limpieza

ahora. No me habría sorprendido si los alquimistas se hicieran

presentes, pero, por el momento, nada de eso era mi preocupación.

Page 316: Espíritu confinado

31

6

—¿Dónde está Lissa? —Seguí exigiéndoles cuando yo fui

empujada dentro de una de las SUV. Dos guardianes se deslizaron

conmigo, quienes se sentaron en cada lado. Yo no conocía a ninguno

de ellos—. ¿Dónde está Dimitri?

—La princesa ha sido llevada a un lugar seguro —uno de los

guardianes dijo secamente. Él y el otro miraron fijamente hacia

delante, y me di cuenta que ellos no iba a responder la pregunta

acerca de Dimitri. Él bien podría no existir para ninguno de ellos.

—¿Dónde está Dimitri? —Repetí, hablando más alto con la

esperanza de que pudiera obtener una respuesta—. ¿Está con Lissa?

Conseguí una reacción. —Por supuesto que no —dijo el

guardián que había hablado antes.

—Está... ¿Él está vivo? —Fue una de las preguntas más difíciles

que yo había preguntado alguna vez, pero tenía que saber. Odiaba

admitirlo, pero si yo estuviera en el lugar de Hans, no habría estado

buscando milagros. Yo me habría puesto a exterminar todo lo que se

percibiría como una amenaza.

—Sí —dijo el conductor por fin—. Él... eso... está vivo.

Y eso fue todo lo que podría salir de ellos, no importaba lo

mucho que argumente y pidiera ser liberada del coche, y créanme

hice mucho de eso. Su capacidad para ignorarme fue muy

impresionante, de verdad. Para ser justos, ni siquiera estaba segura

de que ellos sabían lo que había sucedido. Todo había ocurrido tan

rápido. Lo único que estos dos sabían era que les habían ordenado

que me escoltaran al exterior del edificio.

Yo tenía la esperanza de que alguien que conociera pudiera

unirse a nosotros en nuestra SUV. Nop. Sólo más guardianes

Page 317: Espíritu confinado

31

7

desconocidos. Ningún Christian o Tasha. Ni siquiera Hans, por

supuesto, que era comprensible. Él probablemente tenía miedo de

que lo golpee accidentalmente otra vez.

Cuando estábamos embarcados y en camino, finalmente

renuncié a mi acoso y me hundí en el asiento. Otros SUV habían

salido con nosotros, pero no tenía idea de si mis amigos estaban en

ellas.

El vínculo entre Lissa y yo todavía estaba entumecido. Después

del shock inicial en el que yo no sentí nada, recuperé poco a poco

una ligera sensación de ella, diciéndome que estábamos conectadas

y que ella aún estaba viva. Eso era todo. Con todo ese poder que

había explotado a través de ella, era casi como si el vínculo se

hubiera frito temporalmente. La magia entre nosotras estaba frágil.

Cada vez que trataba de utilizar el enlace para ver cómo estaba, era

como si mirase algo demasiado brillante, y era cegada. Solamente

tenía que asumir que se restablecería pronto, porque yo necesitaba

su visión sobre lo que había pasado.

No, información aparte. Necesitaba saber qué es lo que había

pasado y punto. Aún estaba un poco en shock, y el largo camino de

vuelta a la Corte me dio tiempo para procesar los pocos hechos de

los cuales tenía conocimiento. Inmediatamente quise saltar hacia

Dimitri, pero necesitaba comenzar por el principio si realmente

quería analizar lo que había ocurrido.

Primero: Lissa había encantado una estaca y me había ocultado

la información. ¿Cuándo? ¿Antes del viaje a la Universidad? ¿En

Lehigh? ¿Mientras estábamos cautivas? No importaba.

Segundo, a pesar de sus intentos fallidos con la almohada, ella

había lanzado

Page 318: Espíritu confinado

31

8

la estaca directo al corazón de Dimitri. Había sido difícil, pero el

fuego de Christian lo había hecho posible. Hice una mueca,

recordando las quemaduras que Lissa había sufrido durante esa

penosa experiencia. Había sentido el dolor de ellas antes de que el

lazo se hubiera cortado, y también había visto las marcas en ella.

Adrian no era el mejor sanador del mundo, pero afortunadamente

su magia sería suficiente para ocuparse de las heridas.

El‖ tercer‖ hecho‖ y‖ final‖ aquí… bueno…‖ ¿era‖ un hecho? Lissa

había estacado a Dimitri y había usado la misma magia que ella

habría‖usado‖para‖ sanar… y, ¿entonces? Esa era la gran pregunta.

¿Qué había pasado, además de lo que se sintió como una explosión

nuclear de magia a través de nuestro lazo? ¿De verdad había visto lo

que‖pensé‖que‖había‖visto?‖Dimitri‖había… cambiado.

Él no era más Strigoi. Lo sentí en mi corazón, aun cuando sólo

había logrado darle un pequeño vistazo. Había sido suficiente para

permitirme ver la verdad. Las características de Strigoi se habían

ido. Lissa había hecho todo lo que Robert había jurado que

necesitaba para restaurar a un Strigoi, y realmente después de toda

esa‖magia… bueno, era fácil de creer que todo era posible.

Esa imagen de Dimitri vino hacia mí, aferrándose a Lissa con

lágrimas corriendo por su rostro. Nunca lo había visto tan

vulnerable. De alguna forma, no creía que los Strigoi lloraran.

Algo en mi corazón se retorció dolorosamente y parpadeé

rápidamente para evitar llorar también. Mirando alrededor, me

sintonicé de nuevo con mis alrededores. Fuera del auto, el cielo

estaba iluminado. Era casi el amanecer. Los guardianes que estaban

conmigo tenía signos de cansancio en sus rostros, sin embargo, las

expresiones de alerta en sus ojos nunca decayeron. Había perdido el

sentido del tiempo, pero mi reloj interno me dijo que habíamos

Page 319: Espíritu confinado

31

9

estado de camino por un buen rato. Deberíamos estar casi de vuelta

en la Corte.

Tentativamente, toqué el lazo y me di cuenta que estaba de

vuelta, pero aún frágil. Era como si pestañeara apagándose y

prendiéndose, aun restableciéndose a sí mismo. Eso era suficiente

para tranquilizarme, y di un suspiro de alivio. Cuando el lazo se

había manifestado por primera vez años atrás, había sido tan

extraño… irreal. Ahora que lo había aceptado como parte de mi

vida, su ausencia hoy se había sentido poco natural.

Viendo a través de los ojos de Lissa, en la camioneta en la que

viajaba, inmediatamente deseé poder ver a Dimitri con ella. Ese

único vistazo en el almacén no había sido suficiente. Necesitaba

verlo de nuevo, necesitaba ver si este milagro de verdad había

sucedido. Quería beber de esos rasgos, ver al Dimitri desde hace

tanto tiempo. Al Dimitri que amaba. Pero él no estaba con Lissa.

Christian estaba ahí, sin embargo, y él miro hacia ella cuando se

agitó. Ella había estado dormida y aún se sentía mareada.

Eso, combinado con el efecto posterior del poder abrasador de

antes, mantenía nuestra conexión brumosa. Las cosas se salían de

foco para mí a cada momento, pero en general, podía seguir lo que

estaba pasando.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Christian. Su voz y sus ojos

mientras él la observaba estaban llenos de tanto cariño que parecía

imposible que ella no lo notara. Pero ella estaba un poco preocupada

ahora.

—Cansada. Agotada.‖ Como… no lo sé. Como si hubiera sido

lanzada por un huracán. O atropellada por un auto. Elige algo

horrible, y así es como me siento.

Page 320: Espíritu confinado

32

0

Él le dio una pequeña sonrisa y delicadamente tocó su mejilla.

Abriéndome a mí misma a los sentidos de ella, sentí el dolor de sus

quemaduras y que él estaba acariciando la piel cercana a una, a

pesar de ser cuidadoso de mantenerse lejos de ella.

—¿Es horrible? —ella le preguntó—. ¿Se ha derretido toda mi

piel? ¿Me veo como un extraterrestre?

—No —dijo él, riendo un poco—. No es para tanto. Estás

hermosa, como siempre. Se necesita mucho más para cambiar eso.

El dolor pulsante que ella sentía le hizo pensar que había más

daño del que él estaba admitiendo, pero el cumplido y la forma en

que él lo había dicho habían hecho bastante para tranquilizarla. Por

un momento, toda su existencia se focalizó en el rostro de él y la

forma en que el sol naciente estaba empezando a iluminarla. Luego,

el resto de su mundo se estrelló a su alrededor.

—¡Dimitri! ¡Necesito ver a Dimitri!

Había guardianes en el auto, y ella los miró mientras hablaba.

Igual que conmigo, ninguno de ellos parecía dispuesto a reconocer

lo que había pasado.

—¿Por qué no puedo verlo? ¿Por qué se lo llevaron? —esto iba

dirigido a cualquiera que pudiera responder, y al menos, Christian

lo hizo.

—Porque ellos creen que él es peligroso.

—No‖lo‖es.‖Él‖solo… me necesita. Está herido por dentro.

Los ojos de Christian repentinamente se abrieron como platos,

su rostro llenándose de pánico. —Él‖no‖est{…‖¿no‖est{s‖unida‖a‖él,‖

cierto?

Page 321: Espíritu confinado

32

1

Supuse por la forma en que su rostro se veía, que Christian

estaba recordando a Avery y cómo el estar unida a muchas personas

la había empujado hasta el límite. Christian no había estado ahí para

la explicación de Robert sobre el alma yendo al mundo de los

muertos y cómo un Strigoi restaurado no quedaba unido.

Lissa negó con la cabeza lentamente. —No... Sólo sé. Cuando

yo... Cuando lo sané, tuvimos algo, y lo sentí. Lo que tenía que

hacer... No puedo explicarlo —se pasó una mano por el pelo,

frustrada porque no podía poner su magia en palabras. El cansancio

empezaba a alcanzarla—. Era como que tenía que hacer una cirugía

en su alma —dijo al fin.

—Ellos piensan que es peligroso —Christian repitió

suavemente.

—¡No lo es! —Lissa miró alrededor al resto de los ocupantes del

coche, los cuales miraban hacia otra parte—. No es más Strigoi.

—Princesa —comenzó uno de los guardianes con inquietud—,

nadie sabe realmente lo que pasó. No se puede estar seguro de

que…‖

—¡Estoy segura! —ella dijo, con la voz demasiado fuerte para el

pequeño espacio. Había un aire regio, al mando de ella—. Lo sé. Yo

lo salvé. Lo traje de vuelta. ¡Sé con cada parte de mí que ya no es

Strigoi!

Los guardianes parecías incómodos, sin estar hablando. Creo

que ellos estaban confundidos, lo cual era justo y, realmente, ¿cómo

no iban a estarlo? No había ningún precedente de esto.

Page 322: Espíritu confinado

32

2

—Shh —dijo Christian, poniendo la mano sobre la suya—. No

hay nada que puedas hacer hasta que estamos de vuelta en la Corte.

Sigues estando herida y agotada, está escrito todo sobre ti.

Lissa sabía que él tenía razón. Ella estaba herida y exhausta. Esa

magia la había destrozado. Al mismo tiempo, lo que ella había

hecho por Dimitri había creado un vínculo con él, no uno mágico,

sino psicológico. Ella realmente era como su madre. Se sentía

desesperada por protegerlo y estar con él.

—Necesito verlo —dijo.

¿Ella lo necesitaba? ¿Y qué hay de mí?

—Lo harás —dijo Christian, sonando más cierto de lo que yo

sospechaba que estaba—. Pero sólo trata de descansar ahora.

—No puedo —dijo ella, incluso mientras bostezaba.

Una sonrisa parpadeó al otro lado de sus labios y pasó el brazo

alrededor de ella, tirando de ella tan cerca como el cinturón de

seguridad lo permitiera. —Trata —le dijo.

Ella apoyó la cabeza contra su pecho, y su cercanía era un tipo

de curación en sí misma. La preocupación por Dimitri todavía corría

por ella, pero las necesidades de su cuerpo eran más fuertes por el

momento. Por fin, se sumió en el sueño en los brazos de Christian, al

apenas oírlo murmurar: —Feliz cumpleaños.

Veinte minutos más tarde, nuestro convoy regresó a la Corte de

Justicia. Pensé que esto significaba libertad inmediata, pero mis

guardianes se tomaron su tiempo para salir, en espera de alguna

señal o instrucciones que nadie se había molestado en decirme.

Resultó que estaban esperando a Hans.

Page 323: Espíritu confinado

32

3

—No —dijo con firmeza, poniendo una mano sobre mi hombro

mientras yo salía fuera del coche y trataba de correr en la

distancia…‖bueno,‖yo‖no‖estaba‖segura‖de‖dónde…‖de‖dónde estaba

Dimitri—.‖Espera…‖

—¡Tengo que verlo! —Exclamé, tratando de forzar el paso.

Hans era como una pared de ladrillos. Teniendo en cuenta que

había luchado en realidad con muchos más Strigoi que yo esta

noche, habría pensado que estaría cansado—. Tienes que decirme

dónde está.

Para mi sorpresa, Hans lo hizo. —Encerrado. Lejos, muy fuera

de tu alcance. O de alguien más. Yo sé que él solía ser tu profesor,

pero es mejor si está alejado por ahora.

Mi cerebro, cansado de las actividades de la noche y alterado

por la emoción, tomó un momento para procesarlo. Las palabras de

Christian volvieron a mí.

—No es peligroso —le dije—. No es un Strigoi.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

La misma pregunta que le había hecho a Lissa. ¿Cómo podemos

responder a esa realidad? Sabíamos ya que había tenido dolores

increíbles para descubrir cómo transformar un Strigoi, y cuando

había completado los pasos, había sido una bomba atómica de

magia. ¿No era suficiente prueba para cualquier persona? Sino, ¿la

apariencia de Dimitri no era suficiente?

En su lugar, mi respuesta fue como la de Lissa. —Sólo lo sé.

Hans negó con la cabeza, y ahora pude ver que realmente

estaba agotado. —Nadie sabe lo que está pasando con Belikov.

Aquellos de nosotros que estábamos allí... bueno, no estoy seguro de

Page 324: Espíritu confinado

32

4

lo que vimos. Lo único que sé es que él encabezaba a los Strigoi hace

un rato, y ahora está en el sol. No tiene ningún sentido. Nadie sabe

lo que es.

—Es un dhampir.

—Y hasta que lo sepamos —continuó, haciendo caso omiso de

mi comentario—, Belikov tiene que permanecer encerrado mientras

lo examinamos.

¿Examinar? No me gustaba el sonido de eso. Hacía parecer a

Dimitri como un animal de laboratorio. Hizo que mi temperamento

estallara, y casi empecé a gritar a Hans. Un momento después, me

metí bajo control.

—Entonces tengo que ver Lissa.

—Ha sido llevada al centro médico para tratamiento, el cual ella

necesita mucho. No puedes ir allí —agregó, anticipando mi

siguiente respuesta—. La mitad de los guardianes están ahí. Es un

caos, y tú estarás en el camino.

—Entonces, ¿qué demonios se supone que debo hacer?

—Ve a dormir un poco —él me lanzó una mirada irónica—.

Sigo pensando que tienes una mala actitud, pero después de lo que

vi allí... bueno, te diré esto: Sabes cómo luchar. Te necesitamos...

probablemente para más que papeleo. Ahora ve y cuida de ti

misma.

Y eso fue todo. El despido de su voz era claro, y mientras los

guardianes se apresuraban alrededor, era como si yo no existiera.

Cualquiera que fuera el problema que habíamos tenido antes,

parecía olvidado. No hablaríamos más de esto. Pero, ¿que se supone

que debía hacer yo? ¿Hans estaba loco? ¿Cómo iba a dormir? Tenía

Page 325: Espíritu confinado

32

5

que hacer algo. Tenía que ver a Dimitri, pero no sabía a dónde lo

habían llevado. Probablemente a la misma cárcel en la que habían

metido a Victor, la cual era inaccesible para mí. También necesitaba

ver a Lissa, pero ella se encontraba en el centro médico. Yo no tenía

ningún poder aquí. Necesitaba llamar a alguien con influencia.

¡Adrian!

Si iba a Adrian, a lo mejor él podía tirar de unas cuerdas. Él

tenía sus conexiones con la realeza. Infiernos, la reina lo quería, a

pesar de sus formas flojas. Por mucho que me mató aceptarlo, me

daba cuenta de que conseguir ver a Dimitri de inmediato iba a ser

casi imposible. ¿Pero el centro médico? Adrian podría ser capaz de

meterme ahí para ver a Lissa, aunque estaba muy concurrido y

caótico. El enlace todavía era borroso, y hablar con ella directamente

me permitiría respuestas rápidamente acerca de Dimitri. Además,

quería ver por mí misma que se encontraba bien.

Sin embargo, cuando llegué a la vivienda en que Adrian se

quedaba en la Corte, fui informada por el portero que Adrian ya se

había ido hace poco a, irónicamente, el centro médico. Gemí. Por

supuesto, él ya estaría allí. Con sus habilidades de curación, ellos lo

habrían sacado de la cama. Débil o no, definitivamente podría

ayudar.

—¿Estaba usted ahí? —el portero me preguntó mientras empecé

a alejarme.

—¿Qué? —Por un momento pensé que estaba hablando del

centro médico.

—¡La batalla con los Strigoi! El rescate. Hemos estado

escuchando toda clase de cosas.

Page 326: Espíritu confinado

32

6

—¿Ya? ¿Qué has escuchado?

Los ojos del chico eran anchos y excitados. —Ellos dicen que

casi todos los guardianes murieron. Pero que usted capturó a un

Strigoi y lo trajo de vuelta.

—No, no... Hubo más lesiones que muertes. Y lo otro...

Por un momento, no podía respirar. ¿Qué había sucedido? ¿Qué

había ocurrido realmente con Dimitri? —Un Strigoi fue cambiado de

nuevo a dhampir.

El portero me miró fijamente. —¿La golpearon en la cabeza?

—¡Estoy diciendo la verdad! Vasilisa Dragomir lo hizo. Con su

poder espiritual. Difunde esa información.

Lo dejé con la boca abierta. Y así, no tenía más opciones, no

había nadie más a quien pedir información. Volví a mi cuarto

sintiéndome derrotada pero demasiado excitada para dormir. Al

menos, eso es lo que inicialmente pensé. Después de un rato, me

senté en la cama para tratar de hacer un plan.

Sin embargo, al poco tiempo, sentí que caía en un profundo

sueño.

Me desperté con un sobresalto, confusa y dolorida en partes de

mi cuerpo que no me di cuenta que había usado en la lucha. Miré el

reloj, asombrada de cuánto tiempo había dormido. Con el tiempo

vampiro, era tarde en la mañana. Después de cinco minutos, me

había duchado y puesto en ropa no-rota y no-manchada-con-sangre.

Así de fácil, estaba fuera de la puerta.

Page 327: Espíritu confinado

32

7

La gente salió a su trabajo diario, sin embargo, cada pareja o

grupo que pasé parecía estar hablando de la batalla en el almacén, y

acerca de Dimitri.

—Sabes que ella puede curar —oí que un chico Moroi decir a su

esposa—. ¿Por qué no Strigoi? ¿Por qué no a los muertos?

—Es una locura —replicó la mujer. —Nunca he creído en esto

del espíritu de todos modos. Es una mentira para ocultar el hecho de

que la chica Dragomir nunca se ha especializado.

No oí el resto de la conversación, pero otros que había pasado

tenían temas similares. La gente estaba convencida de que, o bien

todo era una estafa, o estaban relacionando ya a Lissa como a una

santa. De vez en cuando, había oído algo raro, como que los

guardianes habían capturado a un grupo de Strigoi para

experimentar. En todas las especulaciones, sin embargo, nunca oí el

nombre de Dimitri salir o que supieran realmente le estaba

sucediendo con él.

Seguí el único plan que tenía: Ir a la construcción de guardias en

que estaba la cárcel de la Corte, aunque no estaba segura de lo que

haría realmente cuando llegara ahí. Ni siquiera estaba del todo

segura de que era ahí donde todavía estaba Dimitri, pero parecía el

lugar más probable. Cuando pasé a un guardia en el camino, me

tomó unos segundos darme cuenta de que lo conocía. Llegué a un

alto y me di vuelta.

—¡Mikhail! —Él miró hacia atrás y, al verme, se acercó—. ¿Qué

está pasando? —Pregunté, aliviada al ver una cara amiga—. ¿Han

soltado a Dimitri?

Negó con la cabeza. —No, todavía están tratando de averiguar

lo que sucedió. Todo el mundo está confundido, a pesar de que la

Page 328: Espíritu confinado

32

8

princesa juró arriba y abajo después de que ella vio que él no era

más un Strigoi.

Había maravilla en la voz de Mikhail, e ingenio también. Tenía

la esperanza de que fuera cierto, que podría haber una oportunidad

para que su amada sea salvada. Me dolía el corazón por él. Esperaba

que él y Sonya pudiesen tener un final feliz al igual que...

—Espera. ¿Qué dijiste? —Sus palabras llevaron mis cavilaciones

románticas a su fin—. ¿Dijiste que Lissa lo vio? ¿Quieres decir

después de la pelea? —De inmediato recurrí a nuestro lazo. Iba

aclarándose gradualmente, pero Lissa estaba dormida, por lo que no

podría saber nada de ella.

—El preguntó por ella —explicó Mijail—. Así que la dejaron

verlo, vigilado, por supuesto.

Me quedé, mi mandíbula casi cayendo al suelo. Dimitri estaba

viendo visitantes. Estaban en realidad dejándolo ver visitantes. El

conocimiento iluminó el ambiente oscuro que se había estado

construyendo en mí. Me di la vuelta. —Gracias, Mijail.

—Espera, Rose...

Pero no me detuve. Corrí a la construcción de los guardianes de

mantenimiento a una carrera de velocidad completa, ajena a las

miradas que recibí. Estaba demasiado excitada, muy fortalecida con

esta nueva información. Puedo ver a Dimitri. Finalmente puedo estar

con él, regresó a la forma en que suponía debía estar.

—No puedes verlo.

Yo literalmente me detuve cuando el guardián de turno en

frente de la recepción me detuvo.

Page 329: Espíritu confinado

32

9

—¿Q... qué? Necesito ver a Dimitri.

—No visitantes.

—Pero Lissa... eh, Vasilisa Dragomir vino a verlo.

—Él preguntó por ella.

Lo miré con incredulidad. —Tiene que haber preguntado por

mí también.

El guardián se encogió de hombros. —Si lo hizo, nadie me lo

dijo.

La ira que había retenido anoche por fin despertó. —¡Entonces

anda a buscar a alguien que lo sepa! Dimitri quiere verme. Tienes

que dejarme entrar ¿Quién es tu jefe?

El guardián me frunció el ceño. —No voy a ninguna parte hasta

que mi turno haya terminado. Si usted tiene autorización, alguien le

hará saber. Hasta entonces, a nadie sin un permiso especial se le

permite ir allá abajo.

Después de tomar una porción justa de la seguridad Tarasov,

me sentía bastante segura de que fácilmente podía despachar a este

tipo. Sin embargo, sentí la misma confianza de que, una vez que

llegara a las profundidades de las celdas de la cárcel, tendría que

correr con muchos más guardias. Por un segundo, sacarlos parecía

muy razonable. Era Dimitri. Haría cualquier cosa por él. Una leve

agitación en el enlace me hizo entrar en razón. Lissa se acababa de

despertar.

—Está bien —le dije. Alcé la barbilla y le di una mirada altiva—.

Gracias por la ‚ayuda‛. —No necesitaba a este perdedor. Iba por

Lissa.

Page 330: Espíritu confinado

33

0

Ella se estaba quedando casi en el extremo opuesto del suelo de

la Corte de la zona de espera, y cubrí la distancia con un trote ligero.

Cuando por fin llegué a ella y abrí la puerta de su habitación, vi que

había estado lista casi tan rápido como yo. De hecho, podía sentir

que había estado muy cerca de irse. Estudiando su cara y manos, me

sentí aliviada al ver que casi todas las quemaduras habían

desaparecido. Unas pocas manchas rojas quedaron en sus dedos,

pero eso era todo. Eso era obra de Adrian. Ningún médico pudo

haber hecho que esto ocurra. En una camiseta sin mangas de color

azul pálido, con su pelo rubio recogido, ella no parecía haber pasado

por esa terrible e importante experiencia hace menos de veinticuatro

horas.

—¿Estás bien? —preguntó. A pesar de todo lo demás que había

pasado, nunca había dejado de preocuparse por mí.

—Sí, estoy bien. —Físicamente, por lo menos—. ¿Tú?

Ella asintió con la cabeza. —Bien.

—Te ves bien —le dije—. Ayer por la noche... Quiero decir,

estaba bastante asustada. Con el fuego... —No podía terminar.

—Sí —dijo ella, apartando la mirada de mí. Parecía nerviosa e

incómoda. —Adrian ha sido bastante bueno en curar a la gente

herida.

—¿Es ahí donde vas? —Hubo agitación e inquietud en el enlace.

Tendría sentido si quería ir más de prisa al centro médico y ayudar

también. Salvo que... más sondaje me dio una verdad

sorprendente—. ¡Vas a ver a Dimitri!

—Rose...

Page 331: Espíritu confinado

33

1

—No —dije con impaciencia—. Es perfecto. Voy contigo. Estuve

ahí, y ellos no me dejaron entrar...

—Rose... —Lissa parecía muy incómoda ahora.

—Me dieron algunas mentiras acerca de que había preguntado

por ti y no por mí, y que por eso no podían dejarme entrar, pero si

vas, ellos tendrán que dejarme.

—Rose —dijo con firmeza, finalmente rompiendo mi charla—.

No puedes ir.

—Yo... ¿qué? —Repetí sus palabras, por si acaso yo no escuché

bien—. Por supuesto que puedo. Tengo que verlo. Sabes que tengo.

Y él necesita verme.

Ella movió la cabeza, luciendo, pero también benévola. —Ese

guardián tenía razón —dijo—. Dimitri no ha estado preguntando

por ti. Sólo por mí.

Todo mi afán, todo ese fuego, se heló. Estaba estupefacta,

confundida más que nada. —Bueno... —Recordé cómo se había

aferrado a ella en su última noche, la desesperación en su rostro.

Odiaba admitirlo, pero tenía sentido que él no haya hecho más que

preguntar por ella al principio—. Por supuesto que él querría verte.

Todo es tan nuevo y extraño, y tú eres la única que lo salvó. Una vez

que él mejore un poco, él querrá verme también.

—Rose, no puedes ir. —Esta vez, la tristeza en la voz de Lissa se

reflejó en el vínculo, inundándome—. No es sólo que Dimitri no

pidió verte. Pidió específicamente que tú no fueras a verle.

Page 332: Espíritu confinado

33

2

Traducido por flochi

Corregido por Tibari

o que realmente apesta de estar psíquicamente

vinculado a alguien es que te das cuenta de cuándo te

est{n‖mintiendo…‖ o,‖ en‖ este‖ caso,‖ no‖mintiendo.‖ Aún‖

así, mi respuesta fue inmediata e instintiva.

—No es verdad.

—¿No? —Me mostró una mirada aguda. Ella también sabía que

podía sentir la verdad de sus palabras.

—Pero‖ eso…‖ no‖ puede…‖ —Yo no me quedaba sin palabras

muy‖ a‖ menudo…‖ y‖ ciertamente‖ no‖ con‖ Lissa.‖ Frecuentemente‖ en‖

nuestra relación, yo había sido la asertiva y debería explicarle por

qué las cosas suceden del modo en que lo hacen. En algún lugar del

camino, sin darme cuenta, Lissa había perdido esa fragilidad.

—Lo siento —dijo ella, su voz amable pero todavía firme. El

lazo revelaba cuánto odiaba decirme cosas desagradables—. Él me

pidió…‖me‖dijo‖específicamente‖que‖no‖te‖dejara‖ ir.‖Que‖no‖quiere‖

verte.

La miré de manera suplicante, mi voz sonó casi infantil.

L

Page 333: Espíritu confinado

33

3

—Pero ¿por qué? ¿Por qué diría eso? Por supuesto que él quiere

verme.‖Debe‖estar‖confundido…

—No lo sé, Rose. Todo lo que sé es lo que me dijo. Lo siento

tanto. —Se acercó a mí como para abrazarme, pero me alejé. Mi

cabeza todavía dando vueltas.

—Iré contigo de todas maneras. Esperaré arriba con los otros

guardianes. Entonces, cuando le digas a Dimitri que estoy ahí,

cambiará de parecer.

—No creo que debas —dijo ella—. Parecía realmente serio

acerca‖de‖que‖no‖fueras…‖casi‖frenético.‖Creo‖que‖saber‖que‖tú‖est{s‖

ahí podría perturbarle.

—¿Perturbarle? ¿Perturbarle? ¡Liss, soy yo! Él me ama. Me

necesita.

Se estremeció, y me di cuenta de que le había estado gritando.

—Sólo me baso en lo que él dijo.‖ Es‖ todo‖ tan‖ confuso…‖ por‖

favor.‖No‖me‖pongas‖en‖esta‖posición.‖Sólo…‖espera‖a‖ver‖qué‖pasa.‖

Y‖si‖quieres‖saber‖qué‖est{‖sucediendo,‖siempre‖puedes…

Lissa no terminó. Pero sabía lo que estaba sugiriendo. Estaba

ofreciendo dejarme ver su reunión con Dimitri a través del lazo. Fue

un gran gesto de su parte —no es que ella pudiera detenerme si yo

quería hacerlo—, pero aún así, a ella no le gustaba la idea de ser

‚espiada‛.‖ Eso‖ era‖ lo‖ mejor‖ que‖ ella‖ podría‖ hacer‖ para‖ hacerme‖

sentir mejor.

No es que realmente pasara. Todavía todo esto era una locura.

Negándome el acceso a Dimitri. ¡Dimitri supuestamente no quería

verme! ¿Qué demonios? Mi reacción instintiva era ignorar todo lo

que ella había dicho e ir junto a ella, exigiendo acceso cuando

Page 334: Espíritu confinado

33

4

llegara. Aunque los sentimientos a través del lazo me pedían que no

lo hiciera. Ella no quería causar problemas. Tampoco podía entender

los deseos de Dimitri, pero sentía que debían ser cumplidos hasta

que la situación pudiera ser evaluada mejor.

—Por favor —dijo ella. Esas palabras lastimeras finalmente me

quebraron.

—Está bien. —Me mató decirlo. Era como admitir la derrota.

Piensa que es como un retiro táctico.

—Gracias. —Esta vez me dejé abrazar—. Prometo que

conseguiré más información y averiguaré qué está pasando, ¿de

acuerdo?

Asentí, todavía desanimada, y caminamos fuera del edificio

juntas. Con una severa renuencia, me separé de ella cuando el

momento llegó, dejándola marcharse al edificio de los guardianes

mientras me dirigía hacia mi cuarto. Tan pronto como ella estuvo

fuera de mi vista, inmediatamente me deslicé en su cabeza, mirando

a través de sus ojos mientras ella caminaba sobre la hierba

perfectamente cuidada. El lazo estaba un poco brumoso todavía,

pero volviéndose más claro a cada minuto.

Sus sentimientos eran un lío. Se sentía mal por mí, culpable por

haberme rechazado. Y, al mismo tiempo, estaba ansiosa por visitar a

Dimitri. Necesitaba verlo —pero no del mismo modo que yo

quería—. Ella tenía un sentimiento de responsabilidad por él, un

impulso ardiente de protegerlo.

Cuando llegó a la oficina principal del edificio, el guardián que

me había detenido asintió con la cabeza y después hizo una rápida

llamada telefónica. Unos momentos más tarde, tres guardianes

entraron y le indicaron a Lissa que los siguiera a las profundidades

Page 335: Espíritu confinado

33

5

del edificio. Todos parecían inusualmente sombríos, incluso para los

guardianes.

—No tiene que hacer esto —uno de ellos le dijo—. Sólo porque

él‖sigue‖preguntando…

—Está bien —dijo con un aire frío y digno de cualquiera de la

realeza—. No me importa.

—Habrá muchos guardianes alrededor igual que la última vez.

No necesita preocuparse por su seguridad.

Les lanzó una mirada severa a todos ellos.

—Nunca estuve preocupada desde el principio.

Su descenso a los niveles más bajos del edificio trajo recuerdos

dolorosos de cuando Dimitri y yo habíamos visitado a Victor. Ése

había sido el Dimitri con el que había estado en perfecta unión, el

Dimitri que me entendía por completo. Y después de la visita, se

había enfurecido por las amenazas de Victor hacia mí. El Dimitri

que me había amado tanto que estaba dispuesto a hacer lo que fuera

por protegerme.

Una puerta protegida por una tarjeta electrónica finalmente

permitió el acceso al nivel de contención, el que consistía en su

mayoría en un largo pasillo con celdas alineadas. No tenía el

sentimiento deprimente que había tenido Tarasov, pero este lugar

era austero y el aire industrial recubierto de acero no inspiraba

exactamente sentimientos cálidos y difusos.

Lissa apenas podía caminar por el pasillo debido a que estaba

tan atestado de guardianes. Toda esa seguridad para una persona.

No era imposible para un Strigoi salir de barras de acero, pero

Page 336: Espíritu confinado

33

6

Dimitri no era un Strigoi. ¿Por qué no podían ver eso? ¿Estaban

ciegos?

Lissa y su escolta siguieron su camino a través de la multitud y

se detuvieron frente a la celda de él. Era como si el frío sólo

estuviera en esta área de la prisión, sin más mobiliario que el

absolutamente necesario. Dimitri estaba sentado sobre una estrecha

cama, sus piernas dobladas hacia él y apoyado en una esquina del

cuarto, dándole la espalda a la entrada de la celda. No era lo que

había esperado. ¿Por qué no estaba golpeando las barras? ¿Por qué

no exigía que lo liberaran diciéndoles que no era un Strigoi? ¿Por

qué se estaba tomando esto tan tranquilamente?

—Dimitri.

La voz de Lissa era suave y gentil, llena de una calidez que se

destacaba en comparación con la crudeza de la celda. Era la voz de

un ángel.

Y como Dimitri se giró lentamente, era obvio que él pensaba lo

mismo. Su expresión se transformó ante nuestros ojos, yendo de la

desolación al asombro.

No era el único asombrado. Mi mente podía estar ligada a la de

Lissa, pero al otro lado de la Corte, mi propio cuerpo casi deja de

respirar. La visión que había tenido de él la noche pasada había sido

sorprendente.‖Pero‖esto…‖esta‖vista‖completa‖de‖él‖mirando‖a‖Lissa‖

—a mí— fue impresionante. Era una maravilla. Un regalo. Un

milagro.

En serio. ¿Cómo alguien podía pensar que era un Strigoi? ¿Y

cómo fue posible que yo creyera que el Dimitri que había estado

conmigo en Siberia era éste? Se había limpiado desde la batalla y

usaba vaqueros y una sencilla remera negra. Su cabello marrón

Page 337: Espíritu confinado

33

7

estaba atado en una cola corta, y una débil sombra en su mandíbula

mostraba que necesitaba afeitarse. Probablemente nadie le dejaría

acercarse a una máquina de afeitar. A pesar de todo, casi le daba un

aspecto‖m{s‖sexy…‖m{s‖real,‖m{s‖dhampir.‖M{s‖vivo. Sus ojos como

los conocía. Su piel mortalmente blanca —ahora se había ido—

había sido alarmante, pero esos ojos rojos habían sido lo peor. Ahora

eran perfectos. Exactamente lo que solían ser. Cálidos, marrones y

de largas pestañas. Yo podría mirar en ellos por siempre.

—Vasilisa. —Él respiró. El sonido de su voz hizo a mi pecho

encogerse. Dios, había extrañado oírlo hablar—. Volviste.

Tan pronto como comenzó a acercarse a las barras, los

guardianes alrededor de Lissa comenzaron a cerrarse a su

alrededor, listos para detenerlo en caso de que efectivamente

intentara atravesarlas.

—¡Retroceded! —dijo ella bruscamente con un tono majestuoso,

mirando a todos alrededor suyo—. Dejadnos algo de espacio. —

Nadie reaccionó de inmediato, y puso más fuerza en su voz—. ¡Lo

digo en serio! ¡Retroceded!

Sentí el más leve hilo de magia atravesar nuestro lazo. No fue

una gran cantidad, sino que estaba apoyando sus palabras con un

poco de compulsión inducida por el espíritu. Ella difícilmente

podría controlar un grupo tan grande, pero la orden tenía suficiente

fuerza para hacerlos alejar un poco y crear un espacio entre ella y

Dimitri. Volvió su atención hacia él, su comportamiento cambiando

instantáneamente de feroz a amable.

—Por‖ supuesto‖ que‖ volví.‖ ¿Cómo‖ te‖ encuentras?‖ ¿Ellos…?‖—

Lanzó una mirada peligrosa a los guardianes en el pasillo—. ¿Te

están tratando bien?

Page 338: Espíritu confinado

33

8

Él se encogió de hombros.

—Bien. Nadie me ha lastimado. —Si él fuera como su antigua

persona, nunca habría admitido que alguien lo había lastimado—.

Sólo un montón de preguntas. Tantas preguntas. —Sonaba cansado,

de‖ nuevo…‖ muy‖ diferente‖ de‖ un‖ Strigoi‖ que‖ no‖ necesitaba‖

descansar—. Y mis ojos. Ellos siguen examinando mis ojos.

—Pero, ¿cómo te sientes? —preguntó ella—. ¿En tu mente? ¿En

tu corazón? —Si la situación entera no hubiera sido tan seria, me

habría divertido. Era como sacado de la línea interrogadora de un

terapeuta…‖ algo‖ de‖ lo que ambas, Lissa y yo habíamos

experimentado bastante. Yo había odiado responder esas preguntas,

pero ahora realmente quería saber cómo se sentía Dimitri.

Su mirada, que había centrado su atención en ella, ahora se

alejaba y se nublaba.

—Es…‖es‖difícil de describir. Es como haber despertado de un

sueño. Una pesadilla. Como si hubiera estado viendo a alguien más

actuar‖a‖través‖de‖mi‖cuerpo…‖como‖si‖estuviera‖en‖una‖película‖o‖

una obra de teatro. Pero no era alguien más. Era yo. Todo eso era yo,

y ahora aquí estoy, y el mundo entero ha cambiado. Siento como si

estuviera reaprendiendo todo.

—Pasará. Te acostumbrarás a ello, una vez que te establezcas en

tu vieja persona. —Era una suposición de su parte, pero ella se

sentía segura de hacerla.

Él inclinó su cabeza hacia los guardianes reunidos.

—Ellos no lo creen así.

Page 339: Espíritu confinado

33

9

—Lo harán —dijo rotundamente—. Sólo necesitamos más

tiempo. —Un pequeño silencio se sintió, y Lissa vaciló antes de decir

sus siguientes palabras—. Rose... quiere verte.

La actitud soñadora y taciturna de Dimitri se quebró en un

latido de corazón. Sus ojos enfocados nuevamente en los de Lissa, y

alcancé mi primer vislumbre de verdadera e intensa emoción por

parte de él.

—No. Cualquiera menos ella. No puedo verla. No la dejes venir

aquí. Por favor.

Lissa tragó, insegura de cómo responder. El hecho de que tenía

audiencia lo hizo más duro. Lo mejor que pudo hacer fue bajar más

su voz, así los otros no podrían escucharla.

—Pero…‖ ella‖ te‖ ama.‖ Ella‖ est{‖ preocupada‖ por‖ ti.‖ ¿Lo‖ que‖

pasó... con nosotros siendo capaces de salvarte? Bueno, mucho fue

gracias a ella.

—Me salvaste.

—Yo‖ sólo‖ fui‖ la‖ última‖ pieza.‖ El‖ resto…‖ bueno,‖ Rose‖ lo‖ hizo,‖

um, mucho... Es decir, como, organizar una fuga de la cárcel y

liberar fugitivos.

Dimitri le dio la espalda a Lissa, y el fuego que brevemente

había iluminado sus rasgos se apagó. Caminó hasta un lado de la

celda y se apoyó contra la pared. Cerró sus ojos durante unos pocos

segundos, tomó una profunda inhalación y luego los abrió.

—Cualquiera menos ella —él repitió—. No después de lo que le

hice.‖Hice‖muchas‖cosas…‖cosas‖horribles.‖—Giró sus palmas hacia

arriba y las miró un momento, como si pudiera ver sangre—. Lo que

le‖ hice‖ a‖ ella‖ fue‖ lo‖ peor‖de‖ todo…‖especialmente‖porque‖ era‖ ella.‖

Page 340: Espíritu confinado

34

0

Fue‖a‖salvarme‖de‖ese‖estado,‖y‖yo…‖—Sacudió su cabeza—. Le hice

cosas horribles. Cosas terribles a otros. No puedo mirarla a la cara

después de eso. Lo que hice fue imperdonable.

—No lo es —dijo Lissa rápidamente—. No eras tú. No

realmente. Ella te perdonará.

—No.‖No‖hay‖perdón‖para‖mí…‖no después de lo que hice. No

la merezco, ni siquiera merezco estar cerca de ella. Lo único que

puedo‖hacer…‖—Caminó de vuelta hacia a Lissa, y para asombro de

todos nosotros, se arrodilló ante ella—. La única cosa que puedo

hacer —la única redención que puedo intentar— es retribuirte por

haberme salvado.

—Dimitri —comenzó a decir inquietamente—.‖Te‖dije…

—Sentí ese poder. En ese momento, sentí cómo trajiste mi alma

de vuelta. Te sentí sanándola. Es una deuda que nunca podré pagar,

pero juro que pasaré el resto de mi vida intentándolo. —Alzó la

vista hacia ella, esa mirada embelesada otra vez en su rostro.

—No quiero eso. No hay nada que pagar.

—Hay mucho que pagar —sostuvo él—.‖Te‖debo‖mi‖vida…‖mi‖

alma. Es el único modo por el que puedo estar más cerca de

redimirme‖por‖todas‖ las‖cosas‖que‖hice.‖Todavía‖no‖es‖suficiente…‖

pero es todo lo que puedo hacer. —Él juntó sus manos—. Juro, que

lo que sea que necesites, cualquier cosa —si está en mi poder— lo

haré. Te serviré y protegeré por el resto de mi vida. Haré todo lo que

me pidas. Tienes mi lealtad por siempre.

Otra vez, Lissa iba a decir que no quería eso, pero entonces un

pensamiento inteligente vino a su mente.

—¿Verás a Rose?

Page 341: Espíritu confinado

34

1

Él hizo una mueca.

—Cualquier cosa menos eso.

—Dimitri…

—Por favor. Haré lo que sea por‖ ti,‖ pero‖ si‖ la‖ veo…‖ doler{‖

demasiado.

Ésa era probablemente la única razón que podría haber para

que Lissa dejara el tema. Eso y la mirada desesperada y desanimada

en la cara de Dimitri. Fue una que ella nunca había visto antes, una

que yo nunca había visto antes tampoco. Él siempre había parecido

tan invencible ante mis ojos, y este signo de vulnerabilidad no lo

hacía parecer más débil para mí. Simplemente lo hacía más

complejo.‖Me‖hizo‖amarlo‖m{s…‖y‖querer‖ayudarlo.

Lissa sólo pudo hacer un pequeño asentimiento como respuesta

antes de que uno de los guardianes a cargo dijera que tenía que irse.

Dimitri todavía estaba arrodillado cuando la escoltaron hacia fuera,

mirando fijamente tras ella con una expresión que decía que era lo

más cercano a cualquier esperanza que él hubiera tenido en este

mundo.

Mi‖corazón‖se‖retorció‖por‖tanto‖dolor‖y‖celos…‖y‖un‖poco‖de‖ira‖

también. Era yo a la que debería haber mirado de esa manera.

¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atrevía a actuar como si Lissa fuera lo

más grande en este mundo? Ella había hecho mucho para salvarlo,

verdad, pero era yo la que dio la vuelta al mundo por él. Era yo la

que había arriesgado su vida continuamente por él. Y lo más

importante, era yo la que lo amaba. ¿Cómo podía darle la espalda a

eso?

Page 342: Espíritu confinado

34

2

Ambas, Lissa y yo, estábamos confundidas y trastornadas

mientras ella abandonaba el edificio. Ambas estábamos angustiadas

por el estado de Dimitri. A pesar de cuán enojada me sentía por su

rechazo a verme, me sentía horrible de verlo tan alicaído. Eso me

destruyó. Él nunca había actuado de esa manea antes. Después del

ataque a la Academia, ciertamente había estado triste y había

sufrido esa pérdida. Éste era un tipo de desesperación diferente. Lo

que él sentía era una profunda sensación de depresión y

culpabilidad de la que no podría escapar. Lissa y yo estábamos

conmovidas por eso. Dimitri siempre había sido un hombre de

acción, alguien listo para levantarse tras una tragedia y pelear la

siguiente batalla.

¿Pero esto? Esto era diferente a lo que siempre habíamos visto

antes en él, y Lissa y yo teníamos ideas completamente distintas

sobre cómo resolverlo. Su acercamiento suave y comprensivo era

para seguir hablando con él mientras también persuadiría

calmadamente a los oficiales de la Corte de que Dimitri ya no era

una amenaza. Mi solución a este problema era ir con Dimitri, sin

importarme lo que había solicitado que quería. Había entrado y

salido de una prisión. Entrar en una celda de la cárcel sería pan

comido. Estaba segura de que, una vez que me viera, cambiaría de

idea sobre toda esta cosa de la redención. ¿Cómo podía pensar

realmente que yo no lo perdonaría? Le amaba. Le entendía. Y tan

pronto‖como‖convenciera‖a‖los‖oficiales‖de‖que‖él‖no‖era‖peligroso…‖

bueno, mi método aún no estaba del todo claro, pero tenía la

sensación de que implicaría un montón de gritos y golpes en las

puertas.

Lissa sabía que yo había observado su encuentro con Dimitri,

así que no se sintió obligada a venir a verme, no cuando ella sabía

Page 343: Espíritu confinado

34

3

que todavía era útil en el centro médico. Ella había escuchado que

Adrian casi colapsa por toda la magia que manejó al ayudar a los

dem{s.‖ Era‖ tan‖ atípico‖ de‖ él,‖ tan‖ desinteresado…‖ tomó‖ decisiones‖

sorprendentes, a cambio de un gran precio de su propia vida.

Adrian.

Ése era el problema. No había tenido oportunidad de verlo

desde que regresamos tras la pelea en el depósito. Y, aparte de lo

que había oído sobre él sanando a otros, realmente no había

pensado en él en absoluto. Había dicho que si Dimitri realmente

podía ser salvado, no significaba el fin de Adrian y de mí. Sin

embargo, Dimitri apenas había vuelto hace veinticuatro horas, y ya

estaba‖yo,‖obsesionada‖sob…

—¿Lissa?

A pesar del hecho de que ya me había retirado a mi propia

mente, una parte de mí todavía estaba distraída con Lissa. Christian

se encontraba fuera del centro médico, apoyado contra la pared. Por

su postura, parecía como si hubiera estado allí durante un tiempo

esperando‖por‖algo…‖o, más bien, alguien.

Ella se detuvo, e inexplicablemente, todos los pensamientos de

Dimitri se desvanecieron de su mente. Oh, vamos. Quería que esos

dos se arreglaran, pero no teníamos tiempo para esto. El destino de

Dimitri era mucho más importante que tontear con Christian.

Christian no parecía estar malhumorado, sin embargo. Su

expresión era curiosa y preocupada mientras la contemplaba.

—¿Cómo te estás sintiendo? —preguntó él. No se habían

hablado desde el viaje de regreso, y ella había estado incoherente en

su mayor parte.

Page 344: Espíritu confinado

34

4

—Bien. —Ella tocó su cara distraídamente—. Adrian me sanó.

—Supongo que es bueno para algo. —Bien, quizás Christian sí

se estaba sintiendo un poco malhumorado el día de hoy. Pero sólo

un poco.

—Adrian es bueno para muchas cosas —dijo ella, aunque no

pudo evitar una pequeña sonrisa—. Estuvo trabajando toda la noche

aquí.

—¿Qué hay de ti? Sé cómo eres. Tan pronto como estuviste

levantada y rondando por aquí, seguro que estuviste junto a él.

Ella sacudió su cabeza.

—No. Después de que me curara, fui a ver a Dimitri.

Todo el júbilo desapareció del rostro de Christian.

—¿Has hablado con él?

—Dos veces. Pero sí. Lo hice.

—¿Y?

—¿Y qué?

—¿Cómo es?

—Es como Dimitri. —Ella de repente frunció el ceño,

reconsiderando sus palabras—.‖ Bueno…‖ no‖ exactamente‖ como‖

Dimitri.

—¿Qué, todavía tiene algo de Strigoi en él? —Christian se

enderezó, sus ojos azules destellando—. Si aún es peligroso, no tiene

sentido‖estar‖cerca…

Page 345: Espíritu confinado

34

5

—¡No! —ella exclamó—.‖ No‖ es‖ peligroso.‖ Y…‖ —Se adelantó

unos cuantos pasos, devolviéndole la mirada—. ¡Aunque lo fuera,

no es de tu incumbencia decirme lo que puedo o no puedo hacer!

Christian suspiró dramáticamente.

—Y yo que pensaba que Rose era la única que se metía en

situaciones estúpidas, independientemente de si podrían matarla.

La ira de Lissa ardió con más intensidad rápidamente,

probablemente debido a todo el Espíritu que había estado usando.

—¡Hey, no tuviste ningún problema en ayudarme a estacar a

Dimitri! Me entrenaste para eso.

—Eso fue diferente. Ya estábamos en una mala situación, y si las

cosas se ponían peor... bueno, yo podía haberlo incinerado. —

Christian la miró de la cabeza a los pies, y había algo en su mirada...

algo que parecía más que una simple evaluación objetiva—. Pero no

tuve que hacerlo. Estuviste asombrosa. Tuviste éxito. No sabía si

podrías, pero lo hiciste... y el fuego... No dudaste en absoluto, pero

debió haber sido terrible...

Hubo un temblor en su voz mientras hablaba, como si ahora

estuviera evaluando las consecuencias de lo que podría haberle

pasado a Lissa. Su preocupación y admiración la ruborizaron, y ella

inclinó su cabeza —un viejo truco— para que los mechones de pelo

que habían escapado de su coleta cayeran hacia delante y ocultaran

su rostro. No había necesidad de hacerlo, ya que Christian estaba

mirando deliberadamente el suelo.

—Tenía que hacerlo —dijo ella finalmente—. Tenía que saber si

era posible.

Él alzó la mirada.

Page 346: Espíritu confinado

34

6

—¿Y‖estuvo…‖bien?‖¿En‖serio‖no‖hay‖ningún‖rastro‖de‖Strigoi?

—Ninguno. Estoy segura. Pero nadie lo cree.

—¿Puedes culparlos? Es decir, te ayudé con esto y quise que

fuera‖verdad…‖pero‖no‖estoy‖seguro‖de‖si‖yo‖alguna‖vez‖en‖serio,

realmente, creería que alguien puede volver de eso. —Él apartó su

mirada una vez más, su mirada detenida sobre una planta de lilas.

Lissa podía oler su esencia, pero la distante y preocupada mirada de

su rostro le dijeron a Lissa que sus pensamientos estaban distantes

de la naturaleza. Tampoco estaban en Dimitri, me di cuenta. Él

estaba pensando en sus padres. ¿Qué hubiera pasado si había

usuarios del Espíritu cerca cuando los Ozera se convirtieron en

Strigoi? ¿Qué pasaba si hubiera habido una forma de salvarlos?

Lissa, sin adivinar de lo que yo me había dado cuenta, comentó:

—Ni siquiera yo estaba segura de creerlo tampoco. Pero cuando

sucedió, bueno... lo sabía. Lo sé. No hay ningún Strigoi en él. Tengo

que ayudarlo. Tengo que hacer que otros se den cuenta. No puedo

permitirles‖ que‖ lo‖ encierren‖ para‖ siempre…‖ o‖ peor.‖ —Sacar a

Dimitri fuera del depósito sin que los otros guardianes lo estacaran

no había sido fácil para ella, y se estremeció al recordar esos

primeros segundos después de su cambio cuando todos habían

estado gritando que lo mataran.

Christian se volvió y la miró a sus ojos con curiosidad.

—¿Qué quisiste decir con que era como Dimitri pero sin ser

como Dimitri?

Su voz tembló un poco cuando habló.

—Él‖est{…‖triste.

Page 347: Espíritu confinado

34

7

—¿Triste? Parece que él debería estar feliz de ser salvado.

—No... no lo entiendes. Se siente terrible por todo lo que hizo

como un Strigoi. Culpable, deprimido. Se está castigando a sí mismo

porque no cree que pueda ser perdonado.

—Mierda —dijo Christian, claramente cogido desprevenido.

Unas pocas chicas Moroi que pasaban por ahí miraron

escandalizadas ante su insulto. Ellas se apresuraron, susurrando

entre sí. Christian las ignoró—.‖Pero‖él‖no‖pudo‖evitarlo…

—Lo sé, lo sé. Ya lo hablamos con él.

—¿Rose puede ayudar?

—No —dijo Lissa sin rodeos.

Christian esperó, aparentemente esperando que ella se

explicara. Su molestia creció cuando ella no lo hizo.

—¿Qué quieres decir con que ella no puede? ¡Sería capaz de

ayudarnos más que nadie!

—No quiero meterme en eso. —Mi situación con Dimitri la

molestaba mucho. Eso lo hacía a dos de nosotras. Lissa giró hacia el

centro médico. Parecía majestuoso y como un castillo por fuera, pero

almacenaba una facilidad tan estéril y moderna como cualquier

hospital—. Mira, necesito entrar. Y no me mires así.

—¿Así cómo? —demandó, acercándose unos cuantos pasos a

ella.

—Esa mirada reprobadora y enojada que tienes cuando no

consigues lo que quieres.

—¡No tengo esa mirada!

Page 348: Espíritu confinado

34

8

—La tienes ahora mismo. —Ella se alejó de él, moviéndose

hacia la puerta del centro—. Si quieres la historia completa,

podemos‖hablar‖después,‖pero‖no‖tengo‖tiempo…‖y, sinceramente...

no tengo ganas de contarlo.

Esa mirada enojada —y ella tenía razón, él la tenía— se

desvaneció un poco. Casi nerviosamente, él dijo:

—De acuerdo. Después entonces. Y Lissa...

—¿Hmm?

—Me alegro de que estés bien. Lo que hiciste anoche... bueno,

fue realmente impresionante.

Lissa lo miró durante varios pesados segundos, su frecuencia

cardiaca aumentando ligeramente mientras una brisa ligera

alborotaba su cabello oscuro.

—No pude haberlo hecho sin tu ayuda —dijo ella por fin.

Después de eso, se giró y entró, y yo volví a mi propia cabeza

por completo.

E, igual que antes, estaba perpleja. Lissa estaría ocupada el resto

del día, y quedarme parada y gritar en la oficina de los guardianes

realmente no me ayudaría a sacar a Dimitri. Bueno, supuse que en

todo caso podría molestarlos tanto que ellos me meterían en la cárcel

también. Entonces Dimitri y yo estaríamos justos. Inmediatamente

deseché ese plan, temiendo que lo único que conseguiría con eso

sería más papeleo.

¿Qué podía hacer? Nada. Necesitaba verlo otra vez, pero no

sabía cómo. Odiaba no tener un plan. El encuentro de Lissa con

Dimitri no había sido lo bastante largo para mí, y de todos modos,

Page 349: Espíritu confinado

34

9

sentí que era importante mirarlo a través de mis ojos, no los de ella.

Y…‖ oh,‖ esa‖ tristeza...‖ esa‖ mirada‖ de‖ completa‖ desesperanza.‖ No‖

podía soportarlo. Quería sujetarlo, decirle que todo estaría bien.

Quería decirle que lo perdonaba y que todo sería como antes.

Podíamos estar juntos, de la manera que lo habíamos planeado...

Ese pensamiento trajo lágrimas a mis ojos, y me quedé sola con

la frustración y la inactividad, volví a mi cuarto y me desahogué

sobre la cama. Sola, finalmente podía soltar el llanto que había

estado conteniendo desde la noche pasada. Ni siquiera sabía

completamente por lo que estaba llorando. El trauma y la sangre del

día anterior. Mi propio corazón roto. El dolor de Dimitri. Las crueles

circunstancias que habían arruinado nuestras vidas. En serio, había

muchas opciones.

Permanecí en el cuarto una buena parte del día, perdida en mi

propio dolor e inquietud. Una y otra vez, reproduje la reunión de

Lissa con Dimitri, lo que él había dicho y cómo parecía. Perdí la

noción del tiempo, y sólo tomó un golpe en la puerta para sacarme

de mis propias sofocantes emociones.

Apresuradamente froté con un brazo mis ojos, y abrí la puerta

para encontrar a Adrian parado ahí fuera.

—Hola —dije,‖un‖poco‖sorprendida‖por‖su‖presencia…‖por‖no‖

mencionar culpable, considerando que yo había estado deprimida

por otro chico. No estaba lista para enfrentarme a Adrian aún, pero

al parecer ahora no tenía otra opción—. ¿Quieres... quieres entrar?

—Desearía poder, pequeña dhampir. —Parecía estar apurado,

no era como si viniera a tener una charla de novios—. Pero esto sólo

es una visita relámpago para entregarte una invitación.

Page 350: Espíritu confinado

35

0

—¿Invitación? —pregunté. Mi mente todavía estaba con

Dimitri. Dimitri, Dimitri, Dimitri.

—Una invitación a una fiesta.

Page 351: Espíritu confinado

35

1

Traducida por Virtxu y Clo

Corregido por Haushiinka

stás loco? —Pregunté.

Me dio la misma mirada sin

palabras, siempre lo hacía cuando formulaba esa pregunta.

Suspiré y lo intenté de nuevo. —¿Una fiesta? Eso es ofensivo,

incluso para ti. ¡Acaban de morir personas! Guardianes. Priscilla

Voda. —Por no hablar de la gente que acababa de regresar de entre

los muertos. Probablemente sería mejor dejar esa parte fuera—. Este

no es el momento de deteriorarse y apestar a cerveza.

Esperaba que Adrian dijera que siempre era un buen momento

para apestar a cerveza, pero él seguía estando serio. —En realidad,

es por la gente que murió por lo que va a haber una fiesta. No es del

tipo de barriles. A lo mejor la palabra ‚fiesta‛ no es el término

correcto. Es un... —Frunció el ceño, buscando las palabras—. Un

evento especial. Uno para la élite.

—Todas las fiestas reales son para los de la élite —señalé.

—Sí, pero no todos los reales está invitados a esta. Estos son...

bueno, la élite de la élite.

—¿E

Page 352: Espíritu confinado

35

2

Eso realmente no estaba ayudando. —Adrian…

—No, escucha. —Hizo ese familiar gesto suyo que indicaba

frustración, pasarse la mano por el pelo—. No es tanto una fiesta

como una ceremonia. Una antigua, antigua tradición de... No sé.

Rumania, creo. La llaman la Vigilia Mortal. Pero es una manera de

honrar a los muertos, un secreto que ha sido difundido a través de

las más antiguas líneas de sangre.

Los flashbacks de una sociedad secreta destructiva en St.

Vladimir volvieron a mí.

—Esto no es algo sobre Mana, ¿verdad?

—No, te lo juro. Por favor, Rose. No estoy en todo eso tampoco,

pero mi madre me hace ir, y me gustaría mucho que estuvieras allí

conmigo.

‚Élite‛ y ‚línea de sangre‛ fueron las palabras de advertencia

para mí. —¿Habrá otros dhampirs allí?

—No. —Luego añadió rápidamente—: Pero hice arreglos para

que algunas personas que apruebas estén allí. Esto lo hará mejor

para ambas.

—¿Lissa? —Supuse. Si alguna vez hubo una línea de sangre

estimada, era la suya.

—Sí. Me encontré con ella en el centro médico. Su reacción fue

muy parecida a la tuya.

Eso me hizo sonreír. También despertó mi interés. Quería

hablar con ella más sobre lo que había sucedido durante su visita a

Dimitri, y sabía que me había estado evitando por ello. Si yendo a

Page 353: Espíritu confinado

35

3

algún tonto ritual real o lo que fuera esto, podía hacerme estar con

ella, pues mucho mejor.

—¿Quién más?

—Gente que te gusta.

—Muy bien. Sé misterioso. Iré a tu reunión de culto.

Eso me valió una sonrisa de regreso. —Apenas un culto,

pequeña dhampir. Realmente es una manera de pagar los últimos

respetos a las personas que murieron en esa lucha. —Extendió la

mano y la pasó por mi mejilla—. Y me alegro... Dios, estoy tan

contento de que no fueras una de ellos. No sabes.... —Su voz se

atrapó, la sonrisa petulante tembló por un momento antes de

estabilizarse de nuevo—. No sabes lo preocupado que estaba. Cada

minuto que pasaba, cada minuto que no sabía lo que te había

sucedido... era una agonía. E incluso después de oír que estabas

bien, me mantuve preguntando a todos en el centro médico lo que

sabían. Si te habían visto pelear, si te habían herido...

Sentí un nudo en la garganta. No había podido ver a Adrian

cuando había regresado, pero le había enviado un mensaje, por lo

menos. Me apretó la mano y traté de hacer una broma de algo que

realmente no tenía ninguna gracia. —¿Qué te dijeron? ¿Que era una

chica mala?

—Sí, en realidad. No podían dejar de hablar de lo increíble que

estuviste en la batalla. Se corrió la voz hacia la tía Tatiana también

acerca de lo que hiciste, e incluso ella se quedó impresionada.

Whoa. Eso fue una sorpresa. Empecé a preguntar más, pero sus

siguientes palabras me cortaron.

Page 354: Espíritu confinado

35

4

—También oí que estabas gritando a todo el mundo que querías

conocer detalles sobre Belikov. Y que estuviste golpeando las

puertas de los guardianes esta mañana.

Aparté la vista. —Oh. Sí. Yo...‖Mira,‖lo‖siento,‖pero‖tuve‖que…

—Hey, hey. —Su voz era fuerte y seria—. No te disculpes. Lo

entiendo.

Levanté la vista hacia él. —¿En serio?

—Mira, no es como si yo no esperara esto si él regresaba.

Lo miré vacilante, estudiando su expresión seria. —Lo sé.

Recuerdo lo que dijiste antes....

Él asintió con la cabeza, luego me dio otra sonrisa compungida.

—Por supuesto, yo en realidad no esperaba que nada de esto

funcionara. Lissa trató de explicarme la magia que había usado...

Pero, buen Dios. No creo que pudiera hacer algo como lo que ella

hizo.

—¿Lo crees? —Le pregunté—. ¿Crees que ya no sea un Strigoi?

—Sí. Lissa dijo que no lo es, y yo le creo. Y lo vi desde una

distancia fuera del sol. Pero no estoy seguro de que sea una buena

idea que trates de verlo.

—Eso son tus celos hablando. —No tenía ningún derecho a

sonar acusatoria, considerando la forma en que mi corazón estaba

todo enredado sobre Dimitri.

—Por supuesto que son los celos —dijo Adrian con

indiferencia—. ¿Qué esperabas? El antiguo amor de tu vida vuelve,

de entre los muertos, por si fuera poco. Eso no es algo que me

entusiasme realmente. Pero no te culpo por sentirte confundida.

Page 355: Espíritu confinado

35

5

—Ya‖te‖dije‖antes…

—Lo sé, lo sé. —Adrian no parecía especialmente molesto. De

hecho, había un tono sorprendentemente paciente en su voz—. Sé

que dijiste que su vuelta no afectaría a las cosas entre nosotros. Pero

decir una cosa antes de que suceda, y que luego en realidad esa cosa

suceda son dos cosas diferentes.

—¿Qué quieres decir? —Pregunté, confundida.

—Te quiero, Rose. —Me apretó la mano más fuertemente—.

Siempre te he querido. Quiero estar contigo. Me gustaría ser como

los otros chicos y decir que también quiero cuidar de ti, pero... bien.

Cuando esto se venga abajo, probablemente serás tú la que tenga

que cuidar de mí.

Me reí muy a mi pesar. —Hay días en que creo que tú eres el

mayor peligro para ti mismo que cualquier otro. Hueles como a

cigarrillos, sabes.

—Hey, yo nunca, nunca dije que fuera perfecto. Y te equivocas.

Tú eres probablemente la cosa más peligrosa en mi vida.

—Adrian…

—Espera. —Con la otra mano apretó sus dedos sobre mis

labios—. Sólo escucha. Sería estúpido por mi parte pensar que el que

tu antiguo novio regrese no va a tener ningún efecto sobre ti. ¿Así

que, me gusta que quieras verlo? No, por supuesto que no. Eso es

instinto. Pero hay más, lo sabes. Creo que es un dhampir de nuevo.

Absolutamente. Pero...

—¿Pero, qué? —Las palabras de Adrian habían despertado mi

curiosidad más que nunca.

Page 356: Espíritu confinado

35

6

—Pero sólo porque él no sea un Strigoi no quiere decir que esto

haya desaparecido enteramente de él. Espera. —Adrian pudo ver a

mi apertura de la boca por la indignación—. No estoy diciendo que

sea malo o que tenga los medios para ser malo ni nada de eso. Pero

lo que pasó... fue enorme. Épico. En realidad no sé mucho sobre el

proceso de cambio. ¿Qué efecto tuvo ese tipo de vida en él? ¿Hay

partes violentas de él que de pronto podrían salir? Eso es por lo que

estoy preocupado, Rose. Te conozco. Sé que no vas a ser capaz de

ayudarte a ti misma. Tendrás que verlo y hablar con él. Pero, ¿es

seguro? Eso es lo que nadie sabe. No sabemos nada de esto. No

sabemos si es peligroso.

Christian había dicho lo mismo a Lissa. Examiné atentamente a

Adrian. Sonaba como una excusa conveniente para mantenernos a

mí y a Dimitri apartados. Sin embargo, vi la verdad en sus

profundos ojos verdes. Lo decía en serio. Estaba nervioso por lo que

Dimitri pudiera hacer. Adrian también había sido honesto acerca de

estar celoso, lo cual tenía que admirar. No me había ordenado que

no viera a Dimitri o intentado dirigir mi comportamiento. Me gustó

eso también. Extendí mi mano y entrelacé mis dedos con los de

Adrian.

—No es peligroso. Está... triste. Triste por lo que ha hecho. La

culpa lo está matando.

—Puedo imaginármelo. Probablemente yo no me lo perdonaría

si de pronto me diera cuenta que había estado matando brutalmente

a gente durante los últimos cuatro meses. —Adrian me atrajo hacia

él y besó la parte superior de mi cabeza—. Y por el bien de todos, sí,

incluso el suyo, realmente espero que sea exactamente de la manera

en que era. Ten cuidado, ¿vale?

Page 357: Espíritu confinado

35

7

—Lo haré —dije, besándole la mejilla—. En la medida en que

pueda.

Él sonrió y me soltó. —Eso es lo mejor que puedo esperar. Por

ahora, tengo que regresar con mis padres por un rato. Volveré a por

ti a las cuatro, ¿de acuerdo?

—Muy bien. ¿Hay algo que deba llevar a esa fiesta secreta?

—Ropa de vestir linda estaría bien.

Se me ocurrió algo. —Si esto es para la gente de élite y de

prestigio, ¿cómo va a conseguir entrar una dhampir humilde como

yo?

—Con esto. — Adrián buscó una bolsa que había dejado al

entrar. Me la entregó.

Con curiosidad abrí la bolsa, y quedé asombrada con lo que vi.

Era una máscara, una que apenas cubría la mitad superior de la cara

alrededor de los ojos. Estaba complicadamente trabajada con hojas

doradas y verdes, y flores enjoyadas.

—¿Una máscara? —Exclamé—. ¿Tenemos que usar máscaras en

esa cosa? ¿Qué es esto, Halloween?

Me guiñó un ojo. —Nos vemos a las cuatro.

No nos pusimos en realidad las máscaras hasta que llegamos a

la Vigilia Mortal. Como parte de la naturaleza secreta de todo esto,

Adrian dijo que no quería llamar la atención de cualquiera sobre

nosotros mismos al ir a ella. Así que caminamos a través de los

terrenos de la Corte vestidos —llevaba el mismo vestido que había

llevado a la cena con sus padres— pero nadie nos hizo más caso del

Page 358: Espíritu confinado

35

8

que nos solían hacer cuando estábamos juntos. Además, ya era

tarde, y la mayoría de la Corte se preparaba para acostarse.

Nuestro destino me sorprendió. Era uno de los edificios en los

que vivían los trabajadores no reales de la Corte, el cual estaba muy

cerca del de Mia. Bueno, yo suponía que el último lugar donde

buscarías una fiesta real sería en la casa de un plebeyo. Excepto que

no era en cualquiera de los apartamentos en su interior. Una vez que

entramos en el vestíbulo del edificio, Adrian me indicó que

debíamos ponernos nuestras máscaras. Luego me llevó a lo que

parecía ser un armario de conserje. No fue así. En su lugar, se abrió

la puerta a una escalera que descendía hacia la oscuridad. No podía

ver el fondo, eso me puso en alerta máxima. Instintivamente quería

saber cada detalle de la situación en la que me encontraba. Adrian se

mostró tranquilo y confiado mientras se dirigía hacia abajo, así que

lo tomé como que esto no me conducía a algún altar de sacrificios.

Odiaba admitirlo, pero la curiosidad sobre esta cosa de la Vigilia

Mortal alejaba temporalmente mi mente de Dimitri.

Adrian y yo finalmente llegamos a otra puerta, y ésta tenía dos

guardias. Ambos hombres eran Moroi, ambos enmascarados como

Adrian y yo. Sus posturas eran rígidas y defensivas. No dijeron

nada, sino que simplemente nos miraron expectantes. Adrian dijo

unas palabras que sonaban como rumanas, y un momento después,

uno de los hombres abrió la puerta e hizo un gesto para que

entráramos.

—¿Clave secreta? —Murmuré a Adrian mientras pasábamos.

—Contraseñas, en realidad. Una para ti y otra para mí. Todos

los huéspedes tienen una única para ellos.

Page 359: Espíritu confinado

35

9

Entramos en un estrecho túnel iluminado por antorchas

empotradas en las paredes. Sus llamas se agitaban como sombras

fantásticas cuando pasábamos. De lejos, nos llegó el murmullo de la

conversación. Sonaba sorprendentemente normal, como cualquier

conversación que se oía en una fiesta. Con base a la descripción de

Adrian, yo casi esperaba oír cánticos o tambores.

Negué con la cabeza. —Lo sabía. Mantienen una mazmorra

medieval en la Corte. Me sorprende que no haya cadenas en las

paredes.

—¿Asustada? —Se burló Adrian, y afianzó su agarre de mi

mano.

—¿De esto? No lo creo. Es decir, en la Escala de Rose Hathaway

del‖Miedo,‖esto‖es‖apenas‖un‖uno…

Salimos de la sala antes de que pudiera terminar. Una sala

amplia con techos abovedados se extendía ante nosotros, algo que

dejó atónito a mi espacialmente deficiente cerebro mientras trataba

de recordar lo profundo que habíamos bajado. Candelabros de

hierro forjado con velas encendidas colgaban del techo, proyectando

la misma luz fantasmal que las antorchas. Las paredes eran de

piedra, pero de una muy ingeniosa y bonita piedra: gris con

manchas rojizas, pulida en piezas redondas y lisas. Alguien había

querido mantener el sentimiento de mazmorra del Viejo Mundo,

pero aún así dándole al lugar un aspecto elegante. Era una típica

línea de pensamiento real.

Unas cincuenta personas o más se arremolinaban alrededor de

la habitación, formando algunos grupos. Al igual que Adrian y yo,

llevaban máscaras y ropa medio formal. Todas las máscaras eran

diferentes. Algunas tenían una temática floral, como la mía,

Page 360: Espíritu confinado

36

0

mientras que otras estaban decoradas con animales. Algunas

simplemente tenían remolinos o diseños geométricos. A pesar de

que las máscaras sólo cubrían la mitad de los rostros de los

huéspedes, la iluminación incompleta hacía un gran trabajo

oscureciendo cualquier otra característica de identificación. Les

examiné cuidadosamente, con la esperanza que podría elegir los

detalles con los que conseguiría distinguir a alguien.

Adrian y yo dejamos la entrada y fuimos hacia una esquina.

Cuando mi punto de vista de la zona se amplió, pude ver un pozo

de fuego grande en el centro de la habitación, incrustado en el suelo

de piedra. No había fuego ardiendo en él, pero todo el mundo se

mantenía alejado. Por un momento, tuve un desorientador flash de

déjà vu, volviendo atrás a mi tiempo en Siberia. Había estado en un

tipo de ceremonia conmemorativa allí también —aunque no había

máscaras o contraseñas— y todos se habían sentado alrededor de

una fogata al aire libre. Había sido en honor a Dimitri, con todos los

que lo habían amado sentados y contando historias acerca de él.

Traté de echarle un mejor vistazo al fuego, pero Adrian tenía la

intención de mantenernos detrás de la mayor parte de la multitud.

—No llames la atención sobre ti misma —advirtió.

—Sólo estaba mirando.

—Sí, pero cualquiera que te mirara demasiado se daría cuenta

de que eres la persona más baja de aquí. Sería bastante obvio que

eres un dhampir. Esta es la élite más antigua, ¿recuerdas?

Le fruncí el ceño tanto como pude a través de la máscara. —

¿Pero pensé que habías dicho que habías hecho arreglos para que yo

estuviera aquí? —Gemí cuando él no respondió—. ¿El término

‚haber‖ hecho‖ arreglos‛ significa simplemente meterme

Page 361: Espíritu confinado

36

1

furtivamente? Si es así, esos tipos eran una especie de seguridad de

mierda.

Adrian se burló. —Oye, hemos dicho las contraseñas correctas.

Eso‖es‖ todo‖lo‖que‖piden.‖Robé…‖eh, las tomé prestadas de la lista

de mi madre.

—¿Tu madre es una de las personas que ayudó a organizar

esto?

—Así es. Su rama de la familia Tarus ha estado en lo más

profundo de este grupo desde hace siglos. Al parecer, hubo una

ceremonia muy grande aquí tras el ataque a la escuela.

Giré todo esto en mi mente, tratando de decidir cómo me sentía.

Odiaba cuando las personas se obsesionaban con el status y las

apariencias, sin embargo, era difícil culparlos por querer honrar a

aquellos que habían sido asesinados, en particular cuando la

mayoría de ellos habían sido dhampirs. El ataque Strigoi a St.

Vladimir era un recuerdo que me perseguiría por siempre. Antes de

que pudiera reflexionar mucho más, me barrió una sensación

familiar.

—Lissa está aquí —dije, mirando alrededor. Podía sentirla cerca

pero no la detecté de inmediato en el mar de máscaras y sombras—.

Allí.

Se puso de pie apartándose de los otros, llevando un vestido en

tonos rosados y una máscara blanca y dorada con cisnes en ella. A

través de nuestra conexión, la sentí buscando a alguien a quien

conociera. Impulsivamente comencé a caminar hacia ella, pero

Adrian me frenó, diciéndome que esperara mientras él la rescataba.

—¿Qué es todo esto? —preguntó cuando llegó hasta mí.

Page 362: Espíritu confinado

36

2

—Me imaginé que sabrías —le dije. —Son todos asuntos ultra

secretos de la realeza.

—Demasiado ultra secreto para mí —dijo ella. —Obtuve mi

invitación de la reina. Me dijo que era parte de mi herencia y que lo

mantuviera para mí, y entonces vino Adrian y dijo que tenía que

venir por tu bien.

—¿Tatiana te invitó directamente? —exclamé. Quizás no

debería haberme sorprendido. Lissa difícilmente habría necesitado

escabullirse dentro como lo hice yo. Me imaginé que alguien se

habría asegurado que tuviera una invitación, pero había asumido

que todo había sido obra de Adrian. Miré alrededor con inquietud—

. ¿Está aquí Tatiana?

—Probablemente —dijo Adrian, con la voz molestamente

casual. Como de costumbre, la presencia de su tía no tenía el mismo

impacto en él que en el resto de nosotros—. Oh, hey. Allí está

Christian. Con la máscara de fuego.

No supe cómo divisó Adrian a Christian, aparte de la no-tan-

sutil-máscara metáfora. Con su estatura y cabello oscuro, Christian

se mezclaba fácilmente con los otros Moroi a su alrededor y había

incluso estado charlando con una chica que estaba cerca, lo que

parecía no típico de él. —Él de ninguna manera consiguió una

invitación legítima —dije. Si algún Ozera hubiera sido considerado

lo suficientemente especial como para conseguirla, Christian no

hubiera sido uno de ellos.

—No lo hizo, —estuvo de acuerdo Adrian, haciéndole un

pequeño gesto a Christian para que se nos uniera—. Yo le di una de

las contraseñas que robé de mamá.

Le dirigí a Adrian una mirada asustada. —¿Cuántas robaste?

Page 363: Espíritu confinado

36

3

—Las suficientes para...

—Pongamos atención.

El vozarrón de un hombre resonó a través de la sala, frenando

tanto las palabras de Adrian como los pasos de Christian. Con una

mueca, Christian regresó a donde había estado parado, separado de

nosotros ahora, al otro lado de la sala. Parecía que no tendría la

oportunidad de preguntarle a Lissa de Dimitri después de todo. Sin

ninguna directiva, los otros en la sala comenzaron a formar un

círculo alrededor de la hoguera. La sala no era lo suficientemente

grande como para que hiciéramos un único círculo, entonces aun así

fui capaz de permanecer por detrás de otros Moroi mientras

observaba el espectáculo. Lissa se paró junto a mí, pero su atención

estaba clavada al otro lado de nosotros, en Christian. Estaba

decepcionada de que no hubiera podido unirse a nosotros.

—Esta noche venimos a honrar a los espíritus de aquellos que

murieron luchando contra la gran maldad que nos ha plagado por

tanto tiempo. —Este era el mismo hombre que nos había llamado la

atención. La máscara negra que llevaba brillaba con remolinos

plateados. No era nadie a quien yo reconociera. Probablemente era

seguro asumir que se trataba de alguien de una importante línea de

sangre que por casualidad tenía una buena voz para reunir a las

personas. Adrian lo confirmó.

—Ése es Anthony Badica. Ellos siempre lo reclutan como

maestro de ceremonias.

Anthony parecía más un líder religioso que un maestro de

ceremonias en este momento, pero no quise responder y atraer la

atención de alguien.

—Esta noche los honramos —continuó Anthony.

Page 364: Espíritu confinado

36

4

Me sobresalté cuando casi todo el mundo a nuestro alrededor

repitió esas palabras. Lissa y yo intercambiamos miradas

sorprendidas. Aparentemente, había una secuencia de acciones de

las que no nos habían hablado.

—Sus vidas nos fueron arrebatadas demasiado pronto —

continuó Anthony.

—Esta noche los honramos.

Está bien, esta secuencia podría no ser tan difícil de seguir

después de todo.

Anthony siguió hablando de lo terrible que era la tragedia, y

nosotros repetimos la misma respuesta. La idea completa de esta

Vigila Mortal todavía me parecía extraña, pero la tristeza de Lissa se

filtró a través del vínculo y comenzó a afectarme también. Priscilla

siempre había sido buena con ella, y cortés conmigo. Grant puede

haber sido el guardián de Lissa por poco tiempo, pero la había

protegido y ayudado. De hecho, si no hubiera sido por el trabajo de

Grant con Lissa, Dimitri todavía podría ser un Strigoi. Por lo tanto,

poco a poco, la gravedad de todo esto comenzó a golpearme, y aun

cuando pensara que había mejores maneras de llevar luto, apreciaba

el reconocimiento que los muertos estaban recibiendo.

Después de algunos estribillos más, Anthony hizo un gesto para

que alguien se adelantara. Una mujer con máscara esmeralda

brillante se adelantó con una antorcha. Adrian se movió junto a mí.

—Mi querida madre —murmuró.

Bastante seguro. Ahora que la había señalado, pude distinguir

con claridad los rasgos de Daniella. Ella echó la antorcha en la

hoguera, y la encendió como el Cuatro de Julio. Alguien debe haber

rociado la madera ya sea con gasolina o vodka ruso. Quizás ambos.

Page 365: Espíritu confinado

36

5

No es de extrañar que los otros invitados hayan mantenido la

distancia. Daniella se mezcló en la muchedumbre, y otra mujer se

acercó sosteniendo una bandeja con copas doradas. Caminando

alrededor del círculo, le entregó una copa a cada persona. Cuando

se agotaron, apareció otra mujer con una bandeja.

Mientras eran distribuidas las copas, Anthony explicó: —Ahora

brindaremos y beberemos por los muertos, para que sus espíritus

sigan adelante y encuentren la paz.

Me moví incómoda. La gente hablaba de espíritus sin descanso

y los muertos encontrando la paz sin saber realmente lo que

significaba. Ser una Shadow-Kissed venía con la capacidad de ver a

los muertos sin descanso, y me había tomado mucho tiempo

hacerme del control para no verlos. Ellos estaban siempre a mi

alrededor; tuve que trabajar mucho para mantenerlos bloqueados.

Me preguntaba qué sería lo que vería ahora si permitía que bajaran

los muros. ¿Estarían los fantasmas de aquellos asesinados en la

noche del ataque de Dimitri cerniéndose a nuestro alrededor?

Adrian olfateó su copa tan pronto como la obtuvo y frunció el

ceño. Por un momento sentí pánico, hasta que también olfateé la

mía. —Vino, gracias a Dios —le susurré—. Por tu cara, pensé que

era sangre. —Recordé lo mucho que odiaba la sangre que no venía

directamente de la fuente.

—No —regresó el murmuro. —Sólo una cosecha mala.

Cuando todos tuvieron su vino, Anthony levantó con ambas

manos la copa por encima de su cabeza. Con el fuego detrás de él, le

dio un casi siniestro aspecto de otro mundo. —Brindamos por

Priscilla Voda —dijo.

—Brindamos por Priscilla Voda —repitió todo el mundo.

Page 366: Espíritu confinado

36

6

Él bajó la copa y tomó un sorbo. Lo mismo hicieron todos los

demás, a excepción de Adrian. Él se engulló la mitad de la suya,

mala cosecha o no. Anthony levantó la copa por encima de su

cabeza nuevamente.

—Brindamos por James Wilket.

Mientras repetíamos las palabras, me di cuenta que James

Wilket era uno de los guardianes de Priscilla. Este loco grupo de la

realeza realmente estaba mostrando respeto a los dhampirs.

Pasamos por los otros guardianes, uno por uno, pero mantuve mis

sorbos pequeños, queriendo mantener la cabeza fría esta noche.

Estaba bastante segura que, para el final de la lista de nombres,

Adrian estaba fingiendo sus sorbos, porque se lo había terminado.

Cuando Anthony terminó de nombrar a todos los que habían

muerto, sostuvo su copa en alto de nuevo y se acercó al

resplandeciente fuego, el que había empezado a hacer la pequeña

sala incómodamente caliente. La parte trasera de mi vestido estaba

humedeciéndose con sudor.

—A todos los que se perdieron por el gran mal, honramos sus

espíritus y esperamos que sigan adelante en paz hacia el otro

mundo. —Luego descargó el resto del vino en las llamas.

Toda esta charla de espíritus permaneciendo en el mundo

ciertamente no iba junto con las creencias convencionales del más

allá de Christian que dominaban la religión Moroi. Me hizo

preguntar qué tan antigua era esta ceremonia en realidad. Una vez

más, tuve el impulso de dejar caer mis barreras y ver si algo de esto

en realidad había atraído a los fantasmas hacia nosotros, pero temía

lo que pudiera encontrar. Además, pronto me distraje cuando el

resto del círculo comenzó también a verter sus vinos dentro del

Page 367: Espíritu confinado

36

7

fuego. Uno por uno, yendo en sentido horario, cada persona se

acercó. Todo estaba en silencio mientras pasaba esto, salvo por el

chisporroteo en la hoguera y movimiento de leños. Todo el mundo

miraba respetuosamente.

Cuando llegó mi turno, luché duro para no temblar. No me

había olvidado que Adrian me había colado aquí dentro. Moroi

humildes no eran admitidos, menos los dhampirs. ¿Qué harían?

¿Declararían el espacio violado? ¿Me acosarían? ¿Me lanzarían al

fuego?

Mis temores resultaron infundados. Nadie dijo o hizo nada

inusual mientras derramaba mi vino, y un momento después,

Adrian se adelantaba para su turno. Me fusioné de regreso junto a

Lissa. Cuando el círculo completo había terminado, fuimos

conducidos en un minuto de silencio por los difuntos. Habiendo

presenciado el secuestro de Lissa y el rescate posterior, tenía mucha

muerte para considerar. Ninguna cantidad de silencio les haría

justicia alguna vez.

Otra señal tácita pareció pasar a través de la sala. El círculo se

dispersó, y se levantó la tensión. La gente volvió a caer en pequeños

grupos de charla, al igual que en cualquier otra fiesta, aunque sí vi

lágrimas en los rostros de algunos.

—A mucha gente debe haberle gustado Priscilla —observé.

Adrian se volvió hacia una mesa que misteriosamente había

sido organizada durante la ceremonia. Puesta contra la pared del

fondo y colmada con fruta, queso, y más vino. Naturalmente, él se

sirvió un vaso.

—No todos están llorando por ella —dijo.

Page 368: Espíritu confinado

36

8

—Encuentro difícil creer que estén llorando por los dhampirs —

señalé. —Nadie aquí ni siquiera los conocía.

—No es verdad —dijo.

Lissa captó rápido lo que quería decir. —La mayoría de las

personas que fueron al rescate deben haber sido guardianes

asignados a los Moroi. No todos pudieron ser guardianes de la

Corte.

Ella tenía razón, me di cuenta. Habíamos tenido demasiadas

personas con nosotros en el depósito. Muchos de estos Moroi habían

indudablemente perdido guardianes a los que eran cercanos. A

pesar del desprecio que a menudo tenía por esta clase de miembros

de la realeza, sabía que algunos probablemente habían formado

amistades legítimas y apego con sus guardaespaldas.

—Esta es una fiesta poco convincente —dijo de pronto una voz.

Nos volvimos y vimos que Christian por fin había podido llegar

hasta nosotros—. No podría decir si se suponía que estábamos

teniendo un funeral o convocando al diablo. Era una especie de

intento-a-medias de ambos.

—Ya basta —dije, sorprendiéndome a mí misma—. Esas

personas murieron por ti anoche. Lo que sea que es esto, sigue

siendo por respeto a ellos.

El rostro de Christian se volvió serio. —Tienes razón.

A mi lado, había sentido a Lissa encenderse por dentro cuando

lo vio. Los horrores de su calvario los habían acercado, y recordé la

ternura que habían compartido en el viaje de regreso. Ella le ofreció

una cálida mirada y obtuvo una sonrisa tentativa a cambio. Tal vez

Page 369: Espíritu confinado

36

9

podría salir algo bueno de todo lo que había ocurrido. Quizás serían

capaces de resolver sus problemas.

O tal vez no.

Adrian esbozó una sonrisa. —Hey. Me alegra que hayas podido

venir.

Por un momento, pensé que le estaba hablando a Christian.

Luego miré y vi que una chica con una máscara de pavo real se nos

había unido. Con la mezcla de personas y máscaras, no me había

dado cuenta que ella estaba parada cerca de nosotros a propósito. La

miré atentamente, viendo sólo ojos azules y rizos dorados antes de

por fin reconocerla. Mia.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.

Ella sonrió. —Adrian me consiguió una contraseña.

—Adrian al parecer obtuvo contraseñas para la mitad de la

fiesta.

Él pareció muy satisfecho con sí mismo. —¿Ves? —dijo,

sonriéndome. —Te dije que haría que esto valga la pena tu tiempo.

La pandilla entera está aquí. Casi.

—Esto es lo más extraño que alguna vez haya visto —dijo Mia,

mirando alrededor—. No veo por qué tiene que ser un secreto que

los que fueron asesinados eran héroes. ¿Por qué no pueden esperar

por el funeral en grupo?

Adrian se encogió de hombros. —Ya te dije, esta es una

ceremonia antigua. Es una reliquia de la Madre Patria, y estas

personas piensan que es importante. Por lo que sé, solía ser mucho

más elaborada. Esta es la versión modernizada.

Page 370: Espíritu confinado

37

0

Se me ocurrió entonces que Lissa no había dicho ni una sola

palabra desde que habíamos notado que Christian había llegado con

Mia. Me abrí al vínculo, sintiendo una inundación de celos y

resentimiento. Yo todavía mantenía que Mia era una de las últimas

personas con las que Christian se involucraría. (Está bien, para mí

era difícil imaginarlo con alguien. Que se hubiera juntado con Lissa

había sido monumental). Sin embargo Lissa no podía ver eso. Todo

lo que ella veía era a él continuamente frecuentando otras chicas.

Mientras nuestra conversación continuaba, la actitud de Lissa se

volvió más fría, y las miradas amigables que él le había estado

dirigiendo comenzaron a desvanecerse.

—¿Entonces es cierto? —preguntó Mia, ignorando el drama en

torno a ella. —¿Dimitri‖en‖serio‖est{… de vuelta?

Lissa y yo intercambiamos miradas. —Sí —dije con firmeza. —

Él es un dhampir, pero nadie lo cree aun. Porque son idiotas.

—Acaba de suceder, pequeña dhampir. —El tono de Adrian fue

amable, aunque el tema claramente también lo incomodaba—. No

puedes esperar que todo el mundo se embarque en esto de

inmediato.

—Pero son idiotas —dijo Lissa ferozmente—. Cualquiera que

hable con él puede decir que no es un Strigoi. Los estoy presionando

para que lo dejen salir de la celda para que la gente pueda en

realidad verlo por sí misma.

Me gustaría que presionara un poco más fuerte para poder

verlo, pero este no era el momento para hablar de eso. Mirando la

sala, me preguntaba si algunas personas tendrían problemas en

aceptar a Dimitri debido a su rol en las muertes de sus seres

Page 371: Espíritu confinado

37

1

queridos. Él no había tenido el control de sí mismo, pero eso no era

suficiente para revivir a los muertos.

Todavía incómoda alrededor de Christian, Lissa se estaba

inquietando. Ella también quería marcharse y averiguar sobre

Dimitri. —¿Cuánto tiempo tenemos que quedarnos aquí? Hay algo

más que...

—¿Quién diablos eres tú?

Nuestro pequeño grupo se volvió en bloque y encontró a

Anthony parado junto a nosotros. Considerando que la mayoría de

nosotros estábamos aquí ilegalmente, él podría haberle estado

hablando a cualquiera. Pero, basada en el lugar donde estaba fija su

mirada, no había duda de a quién se refería.

Él me estaba hablando a mí.

Page 372: Espíritu confinado

37

2

Traducido por AndreaN

Corregido por Virtxu

ú no eres una Moroi! —Continúo él. No

estaba gritando, pero definitivamente

obtuvimos la atención de la gente parada

cerca de nosotros.

—Eres Rose Hathaway, ¿verdad? ¿Cómo se atreven tú y tu

impura sangre a invadir la santidad de nuestro…?

—Eso es suficiente —dijo repentinamente una voz suave—. Yo

me encargo desde aquí.

Incluso con su rostro cubierto, no había confusión con esa voz.

Tatiana apareció desde detrás del tipo, usando una máscara de

flores plateadas y un vestido gris de manga larga. Probablemente la

vi antes en la multitud y ni siquiera me di cuenta. Hasta que habló,

ella se había mezclado con todos los demás.

Todo el salón estaba silencioso ahora. Daniella Ivashkov se

escurrió desde detrás de Tatiana, sus ojos se ampliaron detrás de su

máscara cuando me reconoció.

—Adrian…‖—empezó.

—¡T

Page 373: Espíritu confinado

37

3

Pero Tatiana estaba apoderándose de la situación. —Ven

conmigo.

No había dudas de que la orden era para mí, y de que yo

obedecería. Ella se dio la vuelta y caminó ligeramente hacia la

entrada del cuarto. Me apresuré detrás de ella, como lo hicieron

Adrian y Daniella.

Tan pronto como estuvimos fuera en el vestíbulo con antorchas,

Daniella se volteó hacia Adrian.

—¿En qué estabas pensando? Sabes que no me importa que

traigas a Rose a ciertos eventos,‖pero‖esto‖fue…‖

—Inapropiado —dijo Tatiana secamente—. Aunque tal vez sea

conveniente que un dhampir vea lo mucho que los sacrificios de su

gente son respetados.

Eso nos sorprendió a todos, y estuvimos un momento en

silencio. Daniella se recuperó primero. —Sí, pero la tradición afirma

que…

Tatiana la interrumpió de nuevo. —Estoy muy al corriente de la

tradición. Es una mala brecha de la etiqueta, pero que Rosemarie

esté aquí ciertamente no arruina nuestras intenciones. Perder a

Priscilla…‖—Tatiana no sollozó, exactamente, pero perdió un poco

de su compostura habitual. No pensé que alguien como ella tuviera

una mejor amiga, pero Priscilla lo había sido. ¿Cómo actuaría yo si

perdiera a Lissa? No tan controlada.

—Perder a Priscilla es algo que sentiré por mucho, mucho

tiempo —dijo finalmente Tatiana. Sus ojos penetrantes estaban en

mí—. Y espero que tú realmente entiendas cuánto te necesitamos y

valoramos a ti y a los otros guardianes. Sé que algunas veces tu

Page 374: Espíritu confinado

37

4

carrera se siente subestimada. No es así. Aquellos que murieron,

han dejado un vacío en nuestras filas, uno que nos deja incluso más

indefensos, como estoy segura que tú debes saber.

Asentí, todavía sorprendida de que Tatiana no me estuviera

gritando para que me fuera. —Es una gran pérdida —dije—. Y hace

la situación peor porque sus números son lo que nos perjudican la

mitad‖ del‖ tiempo…‖ especialmente‖ cuando‖ los‖ Strigoi‖ forman‖

grandes grupos. No siempre podemos igualar eso.

Tatiana asintió, pareciendo placenteramente sorprendida de

que estuviéramos de acuerdo en algo. Éramos dos. —Sabía que

entenderías.‖ Sin‖ embargo…‖—Se giró hacia Adrian—, no deberían

haber hecho esto. Algunas líneas de propiedad necesitan ser

mantenidas.

Adrian fue sorpresivamente dócil. —Lo siento, Tía Tatiana. Sólo

pensé que era algo que Rose debería ver.

—Guardarás esto para ti misma, ¿verdad? —Preguntó Daniella,

volteándose de nuevo hacia mí—. Muchos de los invitados son muy,

muy conservadores. No quisieran que esto saliera a la luz.

¿Que se encontraron a la luz del fuego y jugaron a disfrazarse?

Sí, podía verlos queriendo que eso quedara como un secreto.

—No le diré a nadie —les aseguré.

—Bien —dijo Tatiana—. Ahora, probablemente deberían irse

antes‖de‖que…‖¿ese‖es‖Christian‖Ozera?‖—Sus ojos habían estado a

la deriva por el acaudalado salón.

—Sí —dijimos Adrian y yo.

Page 375: Espíritu confinado

37

5

—Él no obtuvo una invitación —exclamó Daniella—. ¿Eso

también es tu culpa?

—No es tanto mi culpa como mi ingenio —dijo Adrian.

—Dudo que alguien lo sepa, siempre y cuando se comporte —

dijo Tatiana con un suspiro—. Y estoy segura de que él tomara

cualquier oportunidad que pueda para hablar con Vasilisa.

—Oh —dije, sin pensar—. Esa no es Lissa. —En realidad, Lissa

le había dado la espalda a Christian y estaba hablando con alguien

más mientras echaba miradas ansiosas a la puerta y a mí.

—¿Quién es? —Preguntó Tatiana.

Mierda. —Es, um, Mia Rinaldi. Ella es una amiga nuestra de St.

Vladimir. —Casi consideré mentir y darle un nombre de la realeza.

Algunas familias son tan grandes que era imposible tener el rastro

de todo el mundo.

—Rinaldi. —Tatiana frunció el ceño—. Creo que conozco a un

sirviente con ese nombre. —En realidad estaba bastante

impresionada de que conociera a la gente que trabajaba para ella. De

nuevo, mi opinión acerca de ella cambió.

—¿Un sirviente? —Preguntó Daniella, dándole a su hijo una

mirada de advertencia.

—¿Hay alguien más del que debería saber?

—No. Si hubiera tenido más tiempo, probablemente podría

haber traído a Eddie. Demonios, tal vez incluso a Jailbait.

Daniella se veía escandalizada. —¿Acabas de decir Jailbait *?

Page 376: Espíritu confinado

37

6

—Es sólo una broma —dije precipitadamente, no queriendo

hacer peor esta situación. Tenía miedo de lo que Adrian podría

responder—. Es como algunas veces llamamos a nuestra amiga Jill

Mastrano.

Ni Tatiana ni Daniella parecían pensar que eso era una broma

en absoluto.

—Bueno, nadie parece darse cuenta de que ellos no pertenecen

—dijo Daniella, asintiendo hacia Christian y Mia—. Aunque los

chismes aquí no durarán en correr salvajemente gracias a cómo Rose

ha interrumpido este evento.

—Lo siento —dije, sintiéndome mal de que tal vez la haya

metido en problemas.

—No se puede hacer nada por ahora —dijo Tatiana con

cansancio—. Deberías irte ahora para que así todo el mundo piense

que fuiste severamente castigada. Adrian, tú ven con nosotras y

asegúrate de que tus otros ‚invitados‛ no llamen la atención. Y no

hagas algo como esto de nuevo.

—No lo haré —dijo, casi convincentemente.

Los tres empezaron a voltearse, dejándome demasiado

confundida, pero Tatiana hizo una pausa y miró hacia atrás. —

Equivocado o no, no olvides lo que viste aquí. Realmente

necesitamos a los guardianes.

Asentí, con un rubor de orgullo corriendo a través de mí por su

agradecimiento. Luego, ella y los otros regresaron al cuarto. Los vi

nostálgicamente, odiando que todo el mundo ahí pensara que

desgraciadamente había sido echada a patadas. Considerando que

pudo haber sido mucho peor para mí, decidí contar mis

Page 377: Espíritu confinado

37

7

bendiciones. Me quité la máscara, ya no teniendo nada más que

ocultar, e hice el viaje de vuelta hacia arriba y hacia fuera.

No había llegado muy lejos cuando alguien se paró en frente de

mí. Era una señal de mi preocupación el hecho de que casi salté tres

metros en el aire.

—Mikhail —exclamé—. Me pegaste un susto de muerte. ¿Qué

estás haciendo aquí?

—En realidad, te estaba buscando. —Tenía una mirada ansiosa

y nerviosa—. Fui a tu edificio antes, pero no estabas ahí.

—Sí, estaba en la Mascarada de los Condenados.

Me miró en blanco.

—Olvídalo, ¿qué hay de nuevo?

—Creo que tal vez tengamos una oportunidad.

—¿Una oportunidad de qué?

—Te escuché tratando de ver a Dimitri hoy.

Ah, sí. El tema del que definitivamente quería pensar más. —Sí.

‚Tratar‛ es bastante optimista. Él no quiere verme, sin importar el

ejército de guardianes bloqueándome.

Mikhail se cambió de lugar incómodamente, mirando a su

alrededor como si fuera un animal asustado. —Es por eso que vine a

encontrarte.

—Ok, realmente no estoy siguiendo nada de esto. —También

estaba empezando a tener dolor de cabeza por el vino.

Page 378: Espíritu confinado

37

8

Mikhail tomó un profundo aliento y exhaló. —Creo que puedo

meterte a escondidas para que lo veas.

Esperé por un momento, preguntándome si había una frase

clave viniendo o si tal vez esto era una ilusión nacida de mis heridas

emociones. Nop. El rostro de Mikhail era mortalmente serio, y

aunque todavía no lo conocía muy bien, había comprendido lo

suficiente para darme cuenta de que él realmente no iba bromeando

por ahí.

—¿Cómo? —pregunté—.‖Lo‖intenté‖y…

Mikhail me hizo una seña para que lo siguiera. —Vamos y te

explicaré. No tenemos mucho tiempo.

No iba a desperdiciar esta oportunidad, y me apresuré detrás

de él. —¿Ha pasado algo? —Pregunté, una vez que alcancé su largo

paso—.‖ ¿Ha…‖ ha‖ preguntado‖ por‖ mí? —Era más de lo que me

atrevía a esperanzarme. Mikhail usó la palabra a escondidas, pero en

realidad no apoyaba esa idea de todos modos.

—Han aligerado su guardia —explicó Mikhail.

—¿En serio? ¿Cuántos? —Había cerca de una docena allá abajo

cuando Lissa lo visitó, incluyendo su propia escolta. Si ellos habían

vuelto en sí y se habían dado cuenta de que sólo necesitaban a un

tipo o dos para vigilar a Dimitri, entonces eso era un buen presagio

para que todo el mundo pensara que él ya no era un Strigoi.

—Está abajo como con cinco más.

—Oh. —No es genial. Pero no es horrible—. ¿Pero supongo que

incluso eso significa que están un poco más cerca de creer que él es

seguro ahora?

Page 379: Espíritu confinado

37

9

Mikhail se encogió de hombros, manteniendo sus ojos en el

camino en frente de nosotros. Había estado lloviendo durante la

Vigilia Mortal, y el aire, aunque seguía húmedo, se había enfriado

un poco. —Algunos guardianes lo creen. Pero se necesita un decreto

real de la Corte para declarar oficialmente lo que es.

Casi me estrello contra un alto. —¿Declarar lo que es? —

exclamé—. ¡Él no es un qué! Es una persona. Un dhampir como

nosotros.

—Lo sé, pero está fuera de nuestras manos.

—Es verdad. Lo siento —refunfuñé. No tenía sentido gritarle al

mensajero—. Bueno, espero que se bajen de sus culos y lleguen a

una decisión pronto.

El silencio que siguió habló legiones. Le di a Mikhail una

mirada aguda.

—¿Qué? ¿Qué no me estás diciendo? —demandé.

Se encogió de hombros. —El rumor es que hay otra cosa

importante que la Corte está debatiendo ahora, algo que tiene

prioridad.

Eso me enfureció también. ¿Qué cosa en el mundo podría tener

prioridad sobre Dimitri? Calma, Rose. Mantén la calma. Concéntrate.

No dejes que la oscuridad haga esto peor. Siempre peleé para mantenerla

enterrada, pero a menudo explotaba en momentos de estrés. ¿Y

esto? Sí, este era un momento bastante estresante. Me desplacé al

tema original.

Alcanzamos el edificio de explotación, y subí los escalones de

dos en dos. —Incluso si aligeraron los guardianes de Dimitri, de

Page 380: Espíritu confinado

38

0

todos modos no me dejarán pasar. Los que están ahí sabrán que

ordenaron que me alejara.

—Un amigo mío está cubriendo el cambio del frente ahora. No

tenemos mucho tiempo, pero él les dirá a los guardianes en el área

de espera que tú fuiste autorizada a bajar.

Mikhail estaba a punto de abrir la puerta, y yo lo detuve,

poniendo mi mano en su brazo. —¿Por qué estás haciendo esto por

mí? La Corte Moroi podría no pensar que Dimitri es gran cosa, pero

los guardianes lo hacen. Podrías meterte en grandes problemas.

Él me miro, de nuevo con esa pequeña sonrisa amarga. —

¿Tienes que preguntar?

Pensé en eso. —No —dije suavemente.

—Cuando‖ perdí‖ a‖ Sonya…‖ —Mikhail cerró sus ojos por un

latido, y cuando los abrió, parecían estar mirando en el pasado—.

Cuando la perdí, no quería seguir viviendo. Ella era una buena

persona…‖en‖serio.‖Se‖convirtió‖en‖Strigoi‖por‖desesperación.‖No‖vio‖

otra manera de salvarse a sí misma del espíritu. Daría lo que sea, lo

que sea, por una oportunidad de ayudarla, de arreglar las cosas entre

nosotros. No sé si eso alguna vez será posible para nosotros, pero es

posible para ti ahora. No puedo dejar que pierdas esto.

Con eso, nos dejó entrar y, suficientemente cierto, había otros

guardianes en deber. Justo como Mikhail había dicho, el tipo les dijo

a los guardianes de la prisión que Dimitri tenía un visitante. El

amigo de Mikhail se veía increíblemente nervioso acerca de todo, lo

que era comprensible. De todos modos, él estaba dispuesto a

ayudar. Era increíble, pensé, lo que los amigos harían los unos por

los otros. El último par de semanas eran pruebas innegables de eso.

Page 381: Espíritu confinado

38

1

Justo como en la visita de Lissa, dos guardianes aparecieron

para escoltarme hacia abajo. Los reconocí de cuando había estado en

su cabeza, y ellos parecían sorprendidos de verme. Si ellos

escucharon a Dimitri diciendo rotundamente que no quería que lo

visitara, entonces mi presencia sería realmente impactante. Pero por

lo que ellos saben, alguien con poder había autorizado que yo esté

aquí, así que no hicieron preguntas.

Mikhail nos guió mientras nos abríamos paso hacia abajo, y

sentí mis latidos y respiración crecer rápidamente. Dimitri. Estaba a

punto de ver a Dimitri. ¿Qué le diría? ¿Qué haría? Era casi

demasiado para comprender. Tenía que abofetearme mentalmente

para concentrarme, o sino iba a caer en un shock estupefacto.

Cuando alcanzamos el pasillo que contenía las celdas, vi a dos

guardianes parados en frente de la celda de Dimitri, uno al final, y

otros dos por la entrada por la que pasamos. Me detuve, intranquila

por el pensamiento de otros escuchándome hablar con Dimitri. No

quería una audiencia como la que Lissa había tenido, pero con el

énfasis en seguridad aquí, podría no tener opción.

—¿Puedo tener un poco de privacidad? —pregunté.

Uno de mis escoltas sacudió la cabeza. —Ordenes oficiales. Dos

guardianes tienen que estar parados en la celda todo el tiempo.

—Ella es una guardiana —señaló Mikhail suavemente—. Y yo

también. Déjanos ir. El resto puede esperar en la puerta.

Le centelleé una mirada agradecida a Mikhail. Podía manejar

tenerlo cerca. Los otros, decidiendo que estaríamos lo

suficientemente seguros, se movieron discretamente al final del

pasillo. No era una privacidad total y completa, pero no escucharían

todo.

Page 382: Espíritu confinado

38

2

Mi corazón se sentía listo para estallar en mi pecho mientras

Mikhail y yo caminábamos hacia la celda de Dimitri y lo

enfrentábamos. Él estaba sentado casi como había estado cuando

Lissa llegó: en la cama, acurrucado en sí mismo, con la espalda hacia

nosotros.

Las palabras se atoraron en mi garganta. Los pensamientos

coherentes huyeron de mi mente. Era como si hubiera olvidado

totalmente la razón por la que vine.

—Dimitri —dije. Al menos, eso fue lo que intenté decir.

Balbuceé un poco, así que los sonidos que salieron de mi boca eran

inentendibles. Fue aparentemente suficiente, pensé, porque la

espalda de Dimitri repentinamente se puso rígida. Él no se dio la

vuelta.

—Dimitri —repetí, más claramente esta vez—.‖Soy…‖yo.

No había necesidad de que dijera nada más. Él sabía desde el

primer intento de decir su nombre quién era. Tenía el

presentimiento de que él habría conocido mi voz en cualquier

situación. Probablemente conocía el sonido de mis latidos y mi

respiración. Tanto así, que creo que dejé de respirar mientras

esperaba por su respuesta. Cuando llegó, fue un poco

decepcionante.

—No.

—¿No, qué? —pregunté—. ¿Como, no, no soy yo?

El exhaló con frustración, un sonido casi, pero no del todo,

como el que solía hacer cuando yo hacía algo particularmente

ridículo en nuestros entrenamientos.

Page 383: Espíritu confinado

38

3

—No, como en‖ ‚no quiero verte‛. —Su voz era espesa con

sentimiento—. No se supone que te dejaran entrar.

—Sí. Bueno, yo más o menos encontré la manera.

—Por supuesto que lo hiciste.

Él todavía no me encaraba, lo cual era agonizante. Miré a

Mikhail, quién me dio un asentimiento de coraje. Supongo que

debería estar contenta de que al menos Dimitri estuviera hablando

conmigo.

—Tenía que verte. Tenía que saber si estabas bien.

—Estoy seguro de que Lissa ya te lo informó.

—Tenía que verlo por mí misma.

—Bueno, ahora lo ves.

—Todo lo que veo es tu espalda.

Era enloquecedor, aunque cada palabra que obtenía de él era un

regalo. Sentí que habían pasado mil años desde que escuché su voz

por última vez. Como antes, me pregunté cómo pude haber

confundido al Dimitri de Siberia con éste. Su voz había sido idéntica

en ambos lugares, el mismo tono y acento, aunque como un Strigoi,

sus palabras siempre habían dejado un escalofrió en el aire. Esta era

cálida. Melosa y aterciopelada y toda clase de cosas maravillosas

envolviéndome, no importa las cosas terribles que estuviera

diciendo.

—No te quiero aquí —dijo Dimitri categóricamente—. No

quiero verte.

Page 384: Espíritu confinado

38

4

Me tomé un momento para evaluar la estrategia. Dimitri

todavía tenía ese sentimiento deprimido y sin esperanza a su

alrededor. Lissa se había acercado con bondad y compasión. Ella

había pasado a través de sus defensas, aunque mucho de eso era

porque él la consideraba su salvadora. Yo podría intentar una táctica

similar. Yo podría ser gentil y apoyarlo y llenarlo de amor, todo eso

era cierto. Lo amo. Quiero ayudarlo tan terriblemente. Aunque no estaba

segura de que ese método en particular pudiera funcionar para mí.

Rose Hathaway no siempre era conocida por su suave enfoque. Lo

hice, sin embargo, jugando en su sentido de obligación.

—No puedes ignorarme —dije, intentando mantener mi

volumen fuera de alcance para los otros guardianes—. Me lo debes.

Yo te salvé.

Unos pocos momentos de silencio pasaron. —Lissa me salvó —

dijo él cuidadosamente.

La ira quemaba dentro de mi pecho, justo como lo hizo cuando

vi a Lissa visitándolo.

¿Cómo podía sostenerla a ella en tan alta estima pero no a mí?

—¿Cómo crees que ella llegó a ese punto? —demandé—.

¿Cómo crees que ella aprendió cómo salvarte? ¿Tienes idea de lo

que nosotras, de lo que yo, tuve que hacer para conseguir esa

información? ¿Crees que el que yo haya ido a Siberia era una locura?

Créeme, ni siquiera te has acercado a ver una locura. Tú me conoces.

Sabes lo que soy capaz de hacer. Y rompí mi propio record esta vez.

Tu. Me. Lo. Debes.

Fue duro, pero necesitaba una reacción de él. Alguna clase de

emoción. Y la obtuve. Él se dio la vuelta, con los ojos destellantes y

Page 385: Espíritu confinado

38

5

el poder crepitando a través de su cuerpo. Como siempre, sus

movimientos eran feroces y elegantes.

Igualmente, su voz era una mezcla de emociones: furia,

frustración, y preocupación. —Entonces lo mejor que puedo hacer

es…

Se congeló. Los ojos marrones que habían estado reducidos con

irritación, repentinamente‖ estaban‖ extendidos‖ con…‖ ¿Qué?‖

¿Asombro? ¿Admiración? ¿O tal vez ese sentimiento aturdido que

yo sigo teniendo cuando lo veo?

Porque, repentinamente, estaba bastante segura de que él estaba

experimentando lo mismo que yo había sentido antes. Él me vio una

cantidad de veces en Siberia. Me vio justamente la otra noche en la

bodega.‖ Pero‖ ahora…‖ ahora‖ él me estaba viendo verdaderamente

con sus propios ojos. Ahora que él ya no era un Strigoi, todo su

mundo era diferente. Su perspectiva y sentimientos eran diferentes.

Incluso su alma era diferente. Era como uno de esos momentos

cuando la gente habla acerca de sus vidas parpadeando delante de

sus ojos. Porque, mientras nos mirábamos el uno al otro, cada parte

de nuestra relación se reprodujo en mi ojo interno. Recordé cuán

fuerte e invencible él había sido la primera vez que nos conocimos,

cuando vino a traer a Lissa y a mí de regreso a las faldas de la

sociedad Moroi. Recordé la gentileza de su toque cuando vendaba

mis sangrientas y maltratadas manos. Lo recordé cargándome en

sus brazos después de que la hija de Victor, Natalie, me hubiera

atacado.

Más que nada, recordé la noche en que habíamos estado juntos

en la cabaña, justo antes de que los Strigoi lo tomaran. Un año. Nos

conocíamos sólo de un año, pero vivimos toda una vida en ese

tiempo.

Page 386: Espíritu confinado

38

6

Y él también estaba recordando eso, lo sabía, mientras él me

estudiaba. Su mirada era completamente poderosa, tomando todas

mis características y llenándose con ellas.

Confusamente, intenté recordar cómo me veía hoy. Todavía

estaba usando el vestido de la reunión secreta y sabía que me veía

bien en él. Mis ojos probablemente estaban inyectados en sangre por

llorar anteriormente, y sólo tuve tiempo de cepillar rápidamente mi

cabello antes de irme con Adrian.

De alguna manera, dudaba que algo de eso importara. La

manera‖en‖que‖Dimitri‖me‖estaba‖mirando…‖confirmó‖todo‖ lo‖que‖

sospechaba. Los sentimientos que tenía por mí antes de que se

convirtiera —los sentimientos que se habían retorcido mientras era

un Strigoi— todavía estaban ahí. Tenían que estar. Tal vez Lissa era

su salvadora. Tal vez el resto de la Corte piensa que es una diosa. Yo

sabía, justo entonces, que no importa qué tan arruinada pareciera o

cuán en blanco intentara él mantener su rostro, yo era una diosa

para él.

Tragó y vigorosamente adquirió control sobre sí mismo, justo

como siempre lo hacía. Algunas cosas nunca cambian. —Entonces lo

mejor que puedo hacer —continuó calmadamente—, es alejarme de

ti. Esa es la mejor manera de pagarte la deuda.

Fue difícil para mí controlarme y mantener alguna especie de

conversación lógica. Estaba tan atemorizada como él. También

estaba indignada. —¡Tú ofreciste pagarle a Lissa quedándote a su

lado para siempre!

—A‖ella‖no‖ le‖hice‖ las‖cosas…‖—Aparto los ojos un momento,

de nuevo luchando por control, y luego encontró los míos una vez

más—. A ella no le hice las cosas que te hice a ti.

Page 387: Espíritu confinado

38

7

—¡No eras tú! No me importa. —Mi temperamento estaba

empezando a quemar de nuevo.

—¿Cuántos? —exclamó él—. ¿Cuántos guardianes murieron

anoche por culpa de lo que hice?

—Creo…‖ creo‖ que‖ seis‖ o‖ siete.‖ —Duras pérdidas. Sentí un

pequeño dolor en mi pecho, recordando los nombres que leí en esa

habitación del sótano.

—Seis o siete —repitió Dimitri categóricamente, con angustia en

su voz—. Muertos en una noche. Por mi culpa.

—¡No actuaste solo! Y te dije que tú no eras tú. No te podías

controlar.‖No‖me‖importa…

—¡A mí sí me importa! —Gritó él, su voz resonando a través del

pasillo. Los guardianes en cada extremo se desplazaron pero no se

acercaron. Cuando Dimitri habló de nuevo, mantuvo su voz más

baja, pero todavía estaba temblando con emociones salvajes—. A mí

me importa. Eso es lo que tú no entiendes. No puedes entenderlo.

No puedes entender cómo es saber lo que hice. Todo ese tiempo

siendo‖ un‖ Strigoi…‖ es‖ como‖ un‖ sueño‖ ahora,‖ pero‖ es‖ uno‖ que‖

recuerdo claramente. No puede haber perdón para mí, ¿Y qué pasa

contigo? Recuerdo casi todo. Todo lo que hice. Todo lo que quería

hacer.

—No vas a hacerlo ahora —declaré—.‖Así‖que‖olvídalo.‖Antes…‖

antes de que todo pasara, dijiste que podíamos estar juntos. Que

podríamos‖conseguir‖ser‖asignados‖cerca‖del‖uno‖y‖el‖otro‖y…

—Roza —me interrumpió, el apodo perforó en mi corazón.

Creo que se le escapó, no queriendo completamente llamarme así.

Había una sonrisa torcida en sus labios, una sin humor—.

Page 388: Espíritu confinado

38

8

¿Realmente crees que van a dejarme ser un guardián de nuevo?

¡Sería un milagro si me dejan vivo!

—No es verdad. Una vez que se den cuenta de que cambiaste y

de que en realidad eres tu viejo tú…‖todo‖ser{‖como‖era‖antes.

Él sacudió su cabeza tristemente. —Eres‖optimista…‖crees‖que‖

puedes hacer que todo pase. Oh, Rose. Es una de las cosas más

maravillosas acerca de ti. También es una de las cosas más

exasperantes de ti.

—Yo creía que tú podías regresar de ser un Strigoi —señalé—.

Tal vez mi creencia en lo imposible no es tan descabellada después

de todo.

Esta conversación era tan grave, tan desgarradora y, sin

embargo, todavía seguía recordándome algunas de las viejas

sesiones de práctica. Él intentaba convencerme de algunos puntos

serios, y yo me oponía con la lógica de Rose. Usualmente me

ganaría una mezcla de sorpresa y exasperación. Tenía el sentimiento

de que esta era la misma situación, sólo que un poco diferente, él

tenía esa misma actitud ahora. Pero esto no era una sesión de

práctica. Él no sonreiría y rodaría sus ojos. Esto era serio. Esto era de

vida y muerte.

—Estoy agradecido por lo que hiciste —dijo formalmente,

todavía luchando por dominar sus sentimientos. Era otra

característica que compartíamos, ambos siempre trabajábamos para

mantenernos bajo control. Él siempre había sido mejor que yo en

eso—. Sí te debo. Y es una deuda que no puedo pagar. Como dije, lo

mejor que puedo hacer es mantenerme fuera de tu vida.

—Si eres parte de la vida de Lissa, entonces no puedes evitarme.

Page 389: Espíritu confinado

38

9

—La‖ gente‖ puede‖ estar‖ alrededor‖ de‖ los‖ dem{s‖ sin…‖ sin‖ ser‖

algo más que eso —dijo firmemente. Eso era completamente algo

que Dimitri diría. La lógica peleando con los sentimientos.

Y ahí fue cuando lo perdí. Como dije, él siempre es mejor en

mantener el control. ¿Yo? No tanto.

Me lancé a mí misma a través de los barrotes, tan rápido que

incluso Mikhail se estremeció.

—¡Pero te amo! —susurré—. Y sé que tú también me amas.

¿Realmente crees que puedes pasar el resto de tu vida ignorando

que estás a mi alrededor?

La parte problemática era que por mucho tiempo, en la

Academia, Dimitri había estado convencido de que podía hacer

exactamente eso. Y él había estado preparado para pasar su vida no

actuando por sus sentimientos hacia mí.

—Me amas —repetí—. Sé que lo haces. —Estiré mi brazo a

través de los barrotes. Era un largo camino para tocarlo, pero mis

dedos lo buscaron desesperadamente, como si ellos repentinamente

pudieran crecer y ser capaces de hacer contacto. Eso era todo lo que

necesitaba. Un toque de él para saber si todavía le importaba, un

toque‖para‖sentir‖la‖calidez‖de‖su‖piel‖y….

—¿No es verdad...? —Dijo Dimitri calladamente—, ¿...que estás

involucrada con Adrian Ivashkov?

Mi brazo cayó.

—¿Do…‖dónde escuchaste eso?

—Las cosas se escuchan por ahí —dijo, haciéndose eco de

Mikhail.

Page 390: Espíritu confinado

39

0

—Ciertamente lo hacen —murmuré.

—¿Lo estás? —Preguntó más demandantemente.

Dudé antes de responder. Si le decía la verdad, él tendría más

fundamentos para validar su punto acerca de nosotros estando

separados. Era imposible para mí mentirle, también.

—Sí,‖pero…

—Bien. —No estoy segura de cómo esperaba que reaccionara.

¿Celoso? ¿Sorprendido? En vez de eso, mientras él se inclinaba

contra la pared, parecía... aliviado—. Adrian es una mejor persona

de lo que él mismo se da crédito. Él será bueno para ti.

—Pero…

—Ahí es donde está tu futuro, Rose. —Un poco de la actitud

apática y sin esperanza estaba regresando—. No entiendes lo que es

regresar a través de lo que hice, regresar de ser un Strigoi. Lo

cambió todo. No es sólo que lo que te hice es imperdonable. Todos

mis‖ sentimientos…‖ mis‖ sentimientos‖ por‖ ti…‖ cambiaron.‖ No‖ me‖

siento de la manera en que solía hacerlo. Podré ser un dhampir de

nuevo,‖pero‖después‖de‖lo‖que‖pasé…‖bueno,‖me‖asusta.‖Alteró‖mi‖

alma. No puedo amar a nadie ahora. No puedo, no, te amo. Ya no

hay nada más entre tú y yo.

Mi sangre se volvió fría. Me rehusé a creer sus palabras, no

después de la manera en que me miró antes. —¡No! ¡Eso no es

verdad! Te amo y tú…

—¡Guardias! —Gritó Dimitri, su voz fue tan alta que era una

sorpresa que todo el edificio no temblara—. Sáquenla de aquí.

¡Sáquenla de aquí!

Page 391: Espíritu confinado

39

1

Con impresionantes reflejos guardianes, los guardias estuvieron

abajo en la celda en un parpadeo.

Como un prisionero, Dimitri no estaba en posición de hacer

pedidos, pero las autoridades aquí ciertamente no iban a fomentar

una situación que podría crear una conmoción. Ellos empezaron a

llevarnos a Mikhail y a mí hacia fuera, pero yo me resistí.

—No,‖espera…

—No pelees —murmuró Mikhail en mi oído—. Nuestro tiempo

está corriendo, y no podías haber logrado nada más hoy de todos

modos.

Quería protestar, pero las palabras se atoraron en mis labios.

Dejé que los guardianes me dirigieran hacia fuera, pero no antes de

que le diera a Dimitri una última y prolongada mirada. Él tenía una

perfecta mirada en blanco de guardián en su rostro, pero la manera

penetrante en que me observó me hizo estar segura de que había

mucho pasando dentro de él.

El amigo de Mikhail todavía estaba en deber arriba, lo cual nos

dejó escaparnos sin obtener, demasiados, problemas de más. Tan

pronto como estuvimos afuera, llegué a una parada y pateé uno de

los escalones furiosamente.

—¡Maldita sea! —grité. Una pareja de Moroi a través del patio

—probablemente llegando a casa de alguna fiesta tardía— me dio

miradas asombradas.

—Cálmate —dijo Mikhail—. Esta fue la primera vez que lo ves

desde el cambio. Hay tantos milagros que puedes esperar de

inmediato. Él vendrá.

Page 392: Espíritu confinado

39

2

—No estoy segura —refunfuñé. Suspirando, miré el cielo.

Pequeños fragmentos de nubes se movían perezosamente, pero los

vi vagamente—. No lo conoces como yo lo hago.

Porque, mientras parte de mí pensaba que mucho de lo que

había dicho Dimitri era de hecho una reacción al shock de volver a

ser sí mismo, también estaba otra parte de mí que dudaba. Conocía

a Dimitri. Conocía su sentido del honor, sus firmes creencias acerca

de lo que es correcto e incorrecto. Él se sostenía por esas creencias.

Él vivió su vida por ellas. Si él verdadera, verdaderamente,

creyera que la cosa correcta por hacer era evitarme y dejar que

cualquier relación entre nosotros se desvaneciera, bueno…‖ había‖

una buena probabilidad de que él pudiera actuar muy bien de

acuerdo a esa idea, sin importar el amor entre nosotros. Como

recordé antes, él ciertamente había mostrado mucha resistencia en

St. Vladimir.

El‖resto…‖la‖parte‖acerca‖de‖que‖él‖ya‖no me ama o que no es

capaz‖de‖amar‖a‖nadie…‖bueno,‖ese‖sería‖un‖problema‖diferente‖si‖

fuera verdad. Christian y Adrian se habían preocupado de que

quedara una parte de Strigoi en él, pero sus miedos habían sido

acerca de violencia y matanza. Nadie habría adivinado esto: que

vivir como un Strigoi había endurecido su corazón, matando

cualquier oportunidad de que él pudiera amar de nuevo.

Matando cualquier oportunidad de que él me ame a mí.

Y estaba bastante segura de que, si ese fuera el caso, entonces

una parte de mí moriría también.

Page 393: Espíritu confinado

39

3

[*] Jailbait: Es un apodo que se le da a Jill, pero la palabra

‘Jailbait’‖en‖inglés, se refiere a una atractiva mujer menor que atrae

sexualmente a un hombre mayor, es por esto que la madre de

Adrian se escandaliza al escuchar el apodo.

Page 394: Espíritu confinado

39

4

Traducido por Evelin

Corregido por Selene

o había mucho que Mikhail y yo pudiéramos decirnos

después de eso. No quería que él se metiera en

problemas por lo que había hecho y dejé que

saliéramos del edificio de los guardianes en silencio. Cuando

estuvimos fuera, pude ver que el cielo se tornaba de color púrpura

en el este. El sol estaba apenas saliendo, señalando el centro de

nuestra noche. Brevemente me deslicé en la mente de Lissa, y me di

cuenta que la Vigilia Mortal finalmente había acabado y ella estaba

de regreso a su habitación, preocupándose por mí y todavía molesta

porque Christian había aparecido con Mia.

Seguí el ejemplo de Lissa, preguntándome si dormir podría

aliviar la agonía que Dimitri había dejado en mi corazón.

Probablemente no lo haría. Sin embargo, le agradecí a Mikhail por

su ayuda y por el riesgo que había tomado. Él se limitó a asentir,

como si no tuviera nada que agradecerle. Era exactamente lo que él

hubiera querido que yo hiciera por él si nuestros papeles se

hubieran invertido y la Sra. Karp hubiera sido la única en la cárcel.

Sentía un pesado sueño en mi cama, pero mis sueños eran

tormentosos. Una y otra vez, seguía pensando en Dimitri

N

Page 395: Espíritu confinado

39

5

diciéndome que no podía amarme más. Eso me martillaba,

rompiendo mi corazón en pedacitos. En un momento dado, se

convirtió más que un golpeante sueño. Y oí un golpe real. Alguien

estaba tocando la puerta, y lentamente salí con dificultad de mis

horribles sueños.

Con la mirada cansada, fui a la puerta y encontré a Adrian. La

escena era casi un reflejo de anoche, cuando él había venido para

invitarme a la Vigilia Mortal. Sólo que, esta vez, su cara era mucho

más severa. Por un segundo, pensé que él había escuchado sobre mi

visita a Dimitri. O que tal vez se había metido en muchos más

problemas de los que nos imaginábamos por dejar escabullirse a la

mitad de sus amigos a un funeral secreto.

—Adrian… esto‖ es‖ temprano‖ para‖ ti… —Le di una mirada al

reloj, descubriendo que en realidad me había quedado dormida.

—No es para nada temprano —él confirmó, todavía con su

rostro serio—. Un montón de cosas están ocurriendo. Tuve que

venir para contarte las noticias antes de que las escucharas en

cualquier otro lugar.

—¿Qué noticias?

—El veredicto del Concejo. Finalmente pasaron la gran

resolución que han estado debatiendo. La resolución por la que tú

viniste.

—Espera. ¿Lo han hecho? —Recordé lo que Mikhail había

dicho, que una cuestión misteriosa había mantenido al Consejo

ocupado. Si todo estaba terminado, entonces podrían pasar a

evaluar algo más, por ejemplo, declarar a Dimitri un dhampir de

nuevo—. Esa es una gran noticia. —Y si en realidad esto estaba

relacionado a cuando Tatiana me había hecho venir para describir

Page 396: Espíritu confinado

39

6

mis habilidades... entonces, ¿verdaderamente había una

oportunidad para que ser nombrada como la guardiana de Lissa?

¿Podría la reina estar de acuerdo?

Ella parecía muy amigable anoche.

Adrian me miró con algo que yo nunca había visto en él:

Compasión.

—No tienes idea, ¿verdad?

—¿No tengo idea de qué?

—Rose… —Él suavemente apoyó una mano en mi hombro—. El

Concejo acaba de aprobar un decreto bajando la edad para ser

guardián a dieciséis. Los Dhampirs se graduarán cuando sean

estudiantes de segundo año, y luego saldrán para sus asignaciones.

—¿Qué? —Seguramente yo había oído mal.

—Tú sabes lo aterrorizados que han estado sobre la protección y

el no tener suficientes guardianes, ¿verdad? —él suspiró—. Esta fue

su solución para aumentarlos en número.

—¡Pero son demasiado jóvenes! —Lloriqueé—. ¿Cómo alguien

puede pensar que con dieciséis años ellos están listos para salir y

pelear?

—Bueno —Adrian dijo—, porque tú testificaste que lo eran.

Mi boca se abrió, todo se congeló a mí alrededor. Testificaste que

lo eran…‖No.‖Eso‖no‖podía‖ser‖posible.‖

Adrian suavemente me dio un codazo en el brazo, tratando de

sacudirme de mi estupor.

Page 397: Espíritu confinado

39

7

—Vamos, ellos todavía están finalizando. Se hizo el anuncio en

una sesión abierta y algunas‖personas‖est{n… un poco disgustadas.

—Sí, me imagino. —Él no tenía que decírmelo dos veces. Yo

inmediatamente comencé a salir, luego me di cuenta de que estaba

en pijama. Rápidamente me cambié y cepillé mi cabello, a penas era

capaz de creer lo que él acababa de decir. Mi preparación sólo tomó

cinco minutos y luego salimos por la puerta. Adrian no era

excesivamente atlético, pero mantuvo un ritmo bastante bueno

cuando nos dirigimos hacía el salón del Concejo.

—¿Cómo pasó esto? —Pregunté—. ¿No querr{s‖decir‖que… lo

que yo dije jugó un papel importante? —Hubiera querido que mis

palabras fueran una exigencia, pero ellas salieron con más que una

nota de súplica.

Él encendió un cigarrillo sin parar de caminar, y no me molesté

en llamarle la atención por eso. —Al parecer ha sido un tema

candente por un buen tiempo. La votación fue muy cerrada. Las

personas que presionaron por la resolución sabían que necesitarían

demasiadas evidencias para ganar. Tú fuiste su gran premio: una

adolescente dhampir asesinando Strigois a diestra y siniestra,

mucho antes de la graduación.

—No es mucho tiempo —murmuré, mientras mi furia se

encendía. ¿Dieciséis? ¿Estaban hablando en serio? Eso era ridículo.

El hecho que, sin saberlo, había sido usada para apoyar este

decreto, me hacía sentir enferma del estómago. Había sido una

tonta, pensando que todos ellos habían ignorado mi infracción de

las reglas y simplemente me habían hecho desfilar para alabarme.

Me habían usado. Tatiana me había usado.

Page 398: Espíritu confinado

39

8

Cuando llegamos, el salón del Concejo estaba tan caótico como

Adrian me había dado a entender. Es cierto que yo no había pasado

mucho tiempo en esta clase de reuniones, pero estaba muy segura

que las personas paradas en grupos gritándose los unos a los otros

no era algo normal. El Heraldo del Concejo gritaba con voz ronca,

pero no podía traer el orden en la multitud.

El único punto en calma era Tatiana misma, sentada

pacientemente en su asiento en el centro de la mesa, justo con la

etiqueta dictada para el Concejo. Ella parecía muy satisfecha de sí

misma. El resto de sus colegas habían pedido todo el sentido de

propiedad y estaban parados como la audiencia, discutiendo entre sí

o con cualquiera que estuviera dispuesto para comenzar una pelea.

Yo miré con asombro, sin saber qué hacer en todo este desorden.

—¿Quién votó por qué? —Pregunté.

Adrian estudió los miembros del Concejo y los marcó con sus

dedos. —Szelsky, Ozera, Badica, Dashkov, Conta y Drozdov.

Estuvieron en contra.

—¿Ozera? —pregunté sorprendida. No conocía muy bien a la

princesa Evette, pero ella siempre había parecido muy rígida y

desagradable. Ahora sentía un poco de respeto por ella.

Adrian asintió hacia donde Tasha estaba furiosamente

dirigiéndose a un grupo de personas, sus ojos brillaban y agitaba los

brazos frenéticamente.

—Evette fue persuadida por algunos de los miembros de su

familia.

Eso me hizo reír también, pero sólo por un momento. Era bueno

que Tasha y Christian estaban siendo reconocidos entre sus clanes

Page 399: Espíritu confinado

39

9

de nuevo, pero el resto de nuestro problema estaba todavía vivo y

coleando.

Yo podría deducir el resto de los nombres.

—Así‖que… el príncipe Ivashkov votó a favor —dije. Adrian se

encogió de hombros a modo de disculpa por su familia—. Lazar,

Zeklos, Tarus y Voda. —Que la familia Voda votara a favor de una

protección adicional no era del todo una sorpresa, considerando la

masacre reciente de uno de sus miembros. Priscilla ni siquiera

estaba en su tumba todavía y el nuevo príncipe Voda, Alexander,

parecía claramente sin saber qué hacer con su repentino ascenso.

Le di a Adrian una aguda mirada. —Eso es sólo cinco de seis.

Oh. —La comprensión emergió—. Mierda. Desempate Real.

El sistema de votación Moroi había sido establecido con doce

miembros, uno de cada familia y también cualquiera que fuera rey o

reina. Es cierto que eso normalmente significaba que un grupo

recibe dos votos, ya que el monarca raramente vota contra su propia

familia. Eso era algo lógico. No obstante, el sistema debería de haber

tenido trece votos,‖ previniendo‖ los‖ empates.‖ Excepto… por un

problema reciente que se había desarrollado. No había más

Dragomirs en el Concejo, eso significaba que los empates podrían

ocurrir. En este raro evento, la ley Moroi dictaba que el voto del

monarca tenía un peso adicional. Yo había oído que eso siempre

había sido controversial y, sin embargo, al mismo tiempo no hay

mucho que se pueda hacer al respecto. Los empates en el Concejo no

significarían nada hasta que se establezcan, y ya que los monarcas

eran elegidos, muchos tenían fe de que ellos actuarían pensando en

los mejores intereses de los Moroi.

Page 400: Espíritu confinado

40

0

—Tatiana fue la sexta —dije—. Y con su voto se decidió. —Miré

alrededor, vi un poco de rabia en los rostros de los procedentes de

las familias que habían votado en contra del decreto.

Aparentemente, no todo el mundo creía que Tatiana había actuado

cuidando los intereses de los Moroi.

La presencia de Lissa me llamó a través del vínculo, así que su

llegada unos pocos minutos después no me sorprendió. Las noticias

se habían esparcido rápido, sin embargo ella no conocía los finos

detalles. Adrian y yo la saludamos. Ella estaba tan asombrada como

nosotros.

—¿Cómo pudieron hacer eso? —Ella preguntó.

—Porque tienen demasiado miedo a que alguien los haga

aprender a defenderse por ellos mismos. El grupo de Tasha se esta

haciendo más ruidoso.

Lissa sacudió la cabeza. —No, no es sólo eso. Quiero decir, ¿por

qué estaban en sesión? Deberíamos estar de luto después de lo que

pasó el otro día, en público. Toda la Corte, no sólo una secreta parte

de ella. ¡Uno de los miembros del Concejo incluso murió! ¿No

podrían esperar a que pasara el funeral? —En su mente, yo podía

ver las imágenes de esa espantosa noche, en donde Priscilla había

muerto ante los ojos de Lissa.

—Pero era fácilmente reemplazable —dijo una voz. Christian se

había unido a nosotros. Lissa se alejó de él unos pocos pasos,

todavía molesta por lo de Mia—. Y en realidad, es el momento

perfecto. Las personas que querían esto tenían que saltar por su

oportunidad. Cada vez que hay una gran lucha Strigoi, todo el

mundo entra en pánico. El miedo hace que muchas personas se

embarquen en esto. Y si alguno de los miembros del Concejo estaba

Page 401: Espíritu confinado

40

1

indeciso antes, la batalla probablemente los empujó para que

tomaran una decisión.

Ese era un pensamiento bastante razonable por parte de

Christian, y Lissa estaba impresionada, a pesar de sus atribulados

sentimientos por él en este momento. El Heraldo del Concejo

finalmente se las arregló para hacer que su voz se oyera por encima

de los gritos de la audiencia. Me pregunté si el grupo se habría

calmado si Tatiana hubiera comenzado a gritarles que se callaran.

Pero no. Eso estaba probablemente por debajo de su dignidad. Ella

se encontraba todavía sentada calmadamente, como si nada inusual

estuviera pasando.

No obstante, sólo tomó unos instantes para que todo el mundo

se calmara y tomaran asientos. Mis amigos y yo tomamos los

primeros asientos que pudimos encontrar. Con la paz y la

tranquilidad lograda por fin, el cansado Heraldo le cedió la palabra

a la reina.

Sonriéndole con gran elocuencia a la asamblea, ella se dirigió a

ellos con su voz más imperiosa. —Nos gustaría agradecer a todos

los que vinieron‖hoy‖y‖expresaron‖sus… opiniones. Sé que algunos

todavía no están seguros de esta decisión, pero la ley Moroi ha sido

seguida aquí, las leyes que han estado vigentes durante siglos.

Pronto tendremos otra sesión para escuchar lo que ustedes tienen

que decir en una manera más ordenada. —Algo me dijo que era un

gesto vacío. Las personas podían hablar todo lo que quisieran; ella

no los escucharía—. Esta decisión, este veredicto, beneficiará a los

Moroi. Nuestros guardianes están listos. —Ella dirigió un

condescendiente asentimiento hacia los guardianes ceremoniales

que estaban parados a lo largo de las paredes de la habitación. Ellos

lucían los típicos rostros neutros, pero yo suponía que, como yo,

Page 402: Espíritu confinado

40

2

ellos probablemente querían golpear a la mitad del Concejo—. Son

tan excelentes, de hecho, que entrenan a sus estudiantes para estar

listos para defendernos a una temprana edad. Todos nosotros

estaremos a salvo de tragedias como la que ocurrió recientemente.

Ella bajó la cabeza un momento, en lo que debió ser una

muestra de duelo. Yo recordé la noche anterior, cuando se le había

hecho un nudo en la garganta por lo ocurrido con Priscilla. ¿Había

sido una actuación? ¿La muerte de su mejor amiga era una manera

conveniente para que Tatiana impulsara que lo tenía en su agenda?

Seguramente… seguramente, ella no era tan fría. La reina levantó la

cabeza y continúo—. Y, además, estamos contentos de escucharlos

registrar sus opiniones, aunque, por nuestras propias leyes, este

asunto ya está establecido. Las futuras sesiones tendrán que esperar

hasta después de que un adecuado período de duelo haya pasado

por lo que desafortunadamente ocurrió.

Su tono de voz y el lenguaje corporal daba a entender que ese

era el final de la discusión. Entonces, una impertinente voz de

repente rompió el silencio de la habitación.

Mi voz.

—Bueno, me gustaría registrar mi opinión ahora.

Dentro de mi cabeza, Lissa estaba gritando: ¡Siéntate, siéntate!

Pero, yo ya estaba sobre mis pies, moviéndome hacía la mesa del

Concejo. Me detuve a una distancia respetuosa, una que los dejaría

notarme pero que no les permitiría a los guardianes atacarme. Y, oh,

ellos me habían notado. El Heraldo se puso de un rojo brillante ante

mi infracción de la regla.

—¡Está fuera de la línea y en violación del protocolo del

Concejo! Siéntese ahora mismo antes de que sea retirada. —Él miro

Page 403: Espíritu confinado

40

3

a los guardianes, como si esperara que vinieran a la carga en ese

momento. Ninguno de ellos se movió. No me vieron como una

amenaza, o quizá se estaban preguntando qué era lo que yo iba a

hacer. Y yo me estaba preguntando lo mismo.

Con un pequeño y delicado gesto con la mano, Tatiana le

ordenó al Heraldo que retrocediera. —Me atrevería a decir que hoy

ha habido tantas violaciones al protocolo, que un incidente más no

hará una diferencia.

Ella me miró con una sonrisa amable, una que al parecer tenía la

intención de hacernos ver como amigas. —Además, La Guardiana

Hathaway es uno de nuestros activos más valiosos. Siempre me

interesa lo que ella tiene que decir.

¿Hablaba en serio? Era tiempo de descubrirlo. Así que dirigí

mis palabras al Concejo.

—Esto que acaba de pasar es total y absolutamente

descabellado. —Consideré que era una gran hazaña por mi parte

que no usara malas palabras existentes, porque había tenido algunos

adjetivos en mi mente que eran mucho más apropiados. ¿Quién dijo

que yo no entendía la etiqueta del Concejo?— ¿Cómo alguien puede

sentarse y pensar que está bien enviar chicos de dieciséis años a

arriesgar sus vidas?

—Sólo son dos años de diferencia —dijo el príncipe Tarus—. No

es como si estuviéramos enviando niños de diez años.

—Dos años es demasiado. —Pensé por un momento en cuando

yo había tenido dieciséis. ¿Qué había ocurrido en esos dos años?

Había escapado con Lissa, había visto a mis amigos morir, había

viajado‖alrededor‖del‖mundo,‖y‖me‖había‖enamorado…— Se puede

vivir toda una vida en dos años. Y si quieren que sigamos en las

Page 404: Espíritu confinado

40

4

primeras líneas —que es lo que estamos dispuestos hacer cuando

nos graduamos— entonces ustedes nos deben esos dos años.

Esta vez miré a la audiencia. Las reacciones eran variadas.

Algunas claramente de acuerdo conmigo, asintiendo a lo largo del

salón. Algunos parecían como si nada en el mundo pudiera cambiar

su manera de pensar sobre el decreto. Otros encontraron mi

mirada…‖¿Había‖ influido‖en‖ellos?‖¿Estaban‖inseguros?‖¿Se‖habían‖

avergonzado de su propio egoísmo? Ellos podrían ser la clave.

—Créanme, me encantaría ver a su gente disfrutar de su

juventud. —Este era Nathan Ivashkov hablando—. Pero, en este

momento, esa no es una opción que tengamos. Los Strigoi nos están

acorralando. Estamos perdiendo todos los días muchos Moroi y

guardianes. Sacar más luchadores pararía esto y, en realidad, sólo

estamos dejando que esas habilidades Dhampir se desperdicien por

esperar un par de años. Este plan protegerá a las dos razas.

—¡Eso matará mi raza más rápido! —dije. Dándome cuenta de

que podría empezar a gritar si perdía el control, tomé un profundo

respiro antes de continuar—. Ellos no estarán listos. No tendrán

todo el entrenamiento que necesitan.

Y allí era donde Tatiana hacía su obra maestra. —Sí, pero, por

tu propia confesión, fuiste ciertamente preparada a temprana edad.

Mataste antes de que tuvieras dieciocho a más Strigoi que los que

algunos guardianes han matado en toda su vida.

La miré fijamente y entrecerré mis ojos. —Yo —dije con

frialdad— tuve un excelente instructor. Uno que actualmente tienen

bajo llave. Si quieren hablar acerca de habilidades que se

desperdician, entonces busquen dentro de su propia prisión.

Page 405: Espíritu confinado

40

5

Hubo una leve conmoción en la audiencia y el rostro ‚somos

amigas‛ de Tatiana se volvió frío.

—Ese no es un asunto que nos ocupa hoy. En cambio,

incrementar nuestra protección sí lo es. Creo que tú incluso has

comentado en el pasado que las filas de los guardianes carecen en

números. —Mis propias palabras me llevaron de regreso a la noche

anterior—. Las filas necesitan ser llenadas. Tú y muchos de tus

compañeros han probado que son capaces de defendernos.

—¡Nosotros éramos excepciones! —Eso era egoísta, pero era la

verdad—. No todos los novatos han alcanzado ese nivel.

Un peligroso destello apareció en sus ojos y su voz de nuevo

salió como la seda. —Bueno, entonces, tal vez necesitan una

formación más excelente. Tal vez deberíamos enviarte a St. Vladimir

o a alguna otra academia y así puedes mejorar la educación de tus

jóvenes colegas. Tengo entendido de que tu próxima asignación será

administrativa y permanente aquí en la Corte. Si tú quieres ayudar a

que este decreto sea exitoso, podríamos cambiar esa asignación y

hacerte una instructora. Eso podría acelerar tu regreso a la

asignación como guardaespaldas.

Le di una peligrosa sonrisa. —No lo hagas —le advertí—.

Nunca trates de amenazarme, sobornarme o chantajearme. No te

gustarán las consecuencias. —Eso podría haber ido demasiado lejos.

Las personas en la audiencia se sorprendieron e intercambiaron

miradas. Algunas de sus expresiones fueron de disgusto, como si no

pudieran esperar nada mejor de mí. Reconocí a unos pocos de esos

Moroi. Ellos eran los que yo había oído hablar de mi relación con

Adrian y en cómo la reina la odiaba. También supuse un número de

miembros de la realeza que estuvieron anoche en la ceremonia y que

también estaban hoy. Ellos habían visto a Tatiana sacarme de la

Page 406: Espíritu confinado

40

6

ceremonia, y sin duda pensaban que mi arrebato y mi falta de

respeto hoy era un tipo de venganza.

Los Moroi no fueron los únicos que reaccionaron.

Independientemente de si compartían mis opiniones o no, unos

pocos guardianes dieron un paso adelante, me aseguré de

permanecer exactamente donde estaba, y la falta de miedo de

Tatiana los hizo mantener en su lugar.

—Nos estamos cansando de esta conversación —Tatiana dijo,

cambiando al trato que normalmente nos dábamos—. Tú puedes

hablar más, y hacerlo en la forma apropiada, cuando nosotros

tengamos nuestra próxima reunión y abramos el uso de la palabra

para los comentarios. Por ahora, te guste o no, esta resolución ha

sido aprobada. Es la ley.

¡Ella te está dejando escapar! La voz de Lissa estaba de vuelta en

mi cabeza. ¡Retírate de esto antes de que hagas algo que te meta en un

problema real! ¡Discute más tarde!

Era irónico, porque había estado a punto de estallar y dejar que

mi rabia saliera por completo. Las palabras de Lissa me detuvieron,

pero no por su contenido. Era por Lissa. Cuando Adrian y yo antes

habíamos hablado de los resultados, yo había notado una pieza

defectuosa.

—No fue una votación justa —declaré—. No era legal.

—¿Ahora es abogada, señorita Hathaway? —La reina estaba

divertida, y su disminución hacia mi título de guardiana había sido

una falta de respeto—. Si se está refiriendo a que el voto del

Monarca carga más peso que los otros en el Concejo, entonces le

podemos asegurar que es una ley Moroi que ha sido usaba por

siglos en estas situaciones. —Ella miró a sus compañeros miembros

Page 407: Espíritu confinado

40

7

del Concejo, ninguno hizo una protesta. Incluso aquellos que

votaron en contra no podían encontrar fallas en su punto.

—Si, pero todo el Concejo no votó —dije—. Han tenido un lugar

vacío en el Concejo por los últimos años, pero ya no. —Me di vuelta

y señalé hacía donde mis amigos estaban sentados—. Vassilisa

Dragomir ahora tiene dieciocho años y puede ocupar el lugar de su

familia. —En todo este caos, su cumpleaños había sido pasado por

alto, incluso por mí.

Los ojos en la habitación se dirigieron hacia Lissa, algo que a

ella no le gustaba. Sin embargo, Lissa estaba acostumbrada a estar

en el ojo público. Ella sabía qué se esperaba de alguien de la realeza,

sabía cómo debía verse y comportarse. Así que, en lugar de

encogerse, se levantó y miró hacia adelante con frescura y con un

toque real que decía que podría caminar a esa mesa y exigir su

derecho de nacimiento. Ya fuera sólo por la magnifica actitud o

quizá por un poco del carisma del espíritu, era casi imposible

apartar la mirada de ella. Su belleza tenía la luminosa calidad como

de costumbre y alrededor de la sala, muchos de los rostros tenían el

mismo temor hacia ella que yo había observado alrededor de la

Corte. La transformación de Dimitri era todavía un enigma, pero

aquellos que creían que era una realidad la miraban como a alguna

especie de santo. Ella había comenzado a ser demasiado grande ante

los ojos de mucha gente, tanto con el nombre de su familia, los

misteriosos poderes y ahora la supuesta habilidad para restaurar

Strigois.

Orgullosa, volví a mirar a Tatiana. —¿No son los dieciocho la

edad legal para votar?

Jaque mate, perra.

Page 408: Espíritu confinado

40

8

—Sí —ella dijo alegremente—. Si los Dragomirs tuvieran un

quórum.

No diría que mi sensacional victoria se rompió a este punto,

pero ciertamente perdió un poco de brillo. —¿Un qué?

—Un quórum. Por ley, para que una familia Moroi tenga

derecho a votar en el Concejo, tienen que ser una familia. Ella no lo

es. Ella es la única.

Miré con incredulidad. —¿Qué? ¿Estás diciendo que ella

necesita tener un niño para poder votar?

Tatiana hizo una mueca. —Ahora no, por supuesto. Algún día,

estoy segura. Para que una familia pueda votar, deben tener al

menos dos miembros, y uno de ellos debe ser mayor de dieciocho

años. Es la ley Moroi, de nuevo, una ley que ha estado en los libros

por siglos.

Unas cuantas personas cruzaron miradas de confusión y

sorpresa. Esta claramente no era una ley con la que estuvieran

familiarizados. Por supuesto, esta situación —una línea real

reducida a una sola persona— no era que hubiera ocurrido en la

historia reciente, no había ni siquiera pasado algo parecido.

—Es verdad —dijo Ariana Szelsky a regañadientes—. Lo he

leído.

Está bien, así fue como mi sensacional victoria se destrozó. La

familia Szelsky era una en las que yo confiaba, y Ariana era la

hermana mayor del chico que mi mamá protegía. Ariana era una

especie de aficionada por los libros, y parecía como si hubiera

votado en contra del cambio de edad para los guardianes, parecía

Page 409: Espíritu confinado

40

9

poco probable que ella ofreciera ese tipo de evidencia si no fuera

verdad.

Sin más municiones, recurrí a los viejos recursos.

—Esa —le dije a Tatiana— es la ley más jodida que he

escuchado.

Eso lo hizo. La audiencia rompió en charla conmocionada y

Tatiana renunció a cualquier pretensión de amistad que estaba

mostrando. Le ganó al Heraldo antes de que él pudiera dar una

orden.

—¡Sáquenla! Gritó Tatiana, incluso con el ruido que estaba

creciendo, su voz sonó claramente a través de la habitación—. ¡No

vamos a tolerar este tipo de comportamiento vulgar!

En un abrir y cerrar de ojos, los guardianes llegaron a mí.

Honestamente, con la frecuencia con la que había sido arrastrada de

varios lugares últimamente, había casi algo de familiaridad al

respecto. No peleé con los guardianes mientras me dirigían a la

puerta, pero tampoco los dejé sacarme sin unas palabras de

despedida.

—¡Podrías cambiar la ley del quórum si quisieras, perra

santurrona! —Grité—¡Estás torciendo la ley porque eres egoísta y

tienes miedo! Estás cometiendo el peor error de tu vida. ¡Te

arrepentirás! ¡Espera y veras... desearás nunca haberlo hecho!

No sé si alguien escuchó mi acalorado discurso porque, para

entonces, el salón estaba de vuelta al caos en que había estado

cuando yo entré. Los guardianes, tres de ellos, no me dejaron ir

hasta que estuvimos fuera. Una vez me soltaron, permanecimos allí

torpemente por un momento.

Page 410: Espíritu confinado

41

0

—¿Y ahora qué? —pregunté. Traté de sacar la ira de mi voz.

Todavía estaba furiosa y exaltada, pero no era la culpa de estos

chicos—. ¿Van a encerrarme? —Viendo que si me llevaban de

regreso con Dimitri, sería casi un premio.

—Sólo dijeron que te sacáramos —uno de los guardianes dijo.

—Nadie dijo qué hacer después de eso.

Otro guardián, viejo y canoso pero todavía aguerrido, me dio

una mirada irónica. —Te dejaría salir mientras puedas, antes de que

ellos tengan la oportunidad de castigarte.

—No es que no te vayan a encontrar si en realidad lo quieren —

añadió el primer guardián.

Con eso, los tres se dirigieron de regreso al interior, dejándome

confundida y molesta. Mi cuerpo estaba todavía acelerado para una

pelea y yo estaba llena de la frustración que siempre he

experimentado cada vez que me enfrento con una situación en la

que me siento impotente. Todo lo que grité para nada. No había

logrado nada.

—¿Rose?

Desvié mis agitadas emociones y miré hacia el edificio. El

guardián más viejo no había entrado y estaba todavía parado en la

puerta. Su cara era estoica, pero creo que vi un brillo en sus ojos. —

Por si te sirve de algo —él me dijo—, creo que estuviste fantástica.

No tenía muchas ganas de sonreír, pero mis labios me

traicionaron. —Gracias —dije.

Bueno, tal vez había logrado algo.

Page 411: Espíritu confinado

41

1

Traducido por Evelin, Darkheaven, *!!!BellJolie!!!*, Cowdiem y elamela

Corregido por Vanille

o tomé el consejo de los chicos y salí con ímpetu de

allí, aunque tampoco me senté en frente de la entrada.

Permanecí mucho tiempo cerca de un grupo de

árboles de cerezo, imaginando que sólo sería una manera de gastar

mi tiempo antes de que la asamblea terminara y las personas se

dispersaran por las puertas. Después de que varios minutos pasaron

y nada ocurrió, me deslicé a la mente de Lissa y descubrí cosas que

todavía seguían agitadas. A pesar de que Tatiana declaraba por

segunda vez que la sesión estaba terminada, la gente todavía seguía

parada y discutiendo en grupos.

Tasha estaba parada en uno de esos grupos con Lissa y Adrian,

haciendo uno de los apasionados discursos para los que era tan

buena. Tasha podría no ser tan fría y calculadora como Tatiana

cuando hacía sus movimientos políticos, pero tenía un agudo

sentido del sistema y reconocía cuando las oportunidades llegaban.

Ella estaba en contra del decreto de la disminución de edad y estaba

de acuerdo con enseñarles a los Moroi a pelear. Ninguno de esos

dos argumentos consiguió llegar muy lejos, así que saltó a la mejor

cosa: Lissa.

N

Page 412: Espíritu confinado

41

2

—¿Por qué estamos discutiendo sobre la mejor forma de matar

Strigois cuando podemos salvarlos? —Tasha puso un brazo

alrededor de Lissa y el otro alrededor de Adrian, atrayéndolos hacia

adelante. Lissa todavía parecía estar serena y confiada, pero Adrian

parecía listo para escapar si le daban la oportunidad—. Vasilisa, a

quien, a propósito, se le niega tener voz propia aquí, gracias a una

ley arcaica, ha demostrado que los Strigoi pueden ser traídos de

regreso.

—Eso no ha sido probado —exclamó un hombre en la multitud.

—¿Estás bromeando? —preguntó una mujer al lado de él—. Mi

hermana estaba con el grupo que lo trajo acá. Ella dice que él es

definitivamente un Dhampir. ¡Él incluso estuvo en el sol!

Tasha asintió en señal de aprobación a la mujer.

—Yo también estuve allí. Y ahora tenemos dos usuarios del

espíritu capaces de hacer esto por otros Strigoi.

Por mucho que respetara a Tasha, yo no estaba del todo con ella

en esto. La cantidad de poder (sin mencionar el esfuerzo que era

necesario para estacar) que Lissa había requerido con Dimitri había

sido asombroso. Incluso temporalmente había afectado el vinculo.

Eso no significaba que no pudiera hacerlo de nuevo. Tampoco

significaba que ella no quisiera hacerlo de nuevo. Era lo

suficientemente compasiva como para echarse a la línea de fuego

para ayudar a otros. Pero yo sabía que entre más poder usara un

usuario del espíritu, más rápido viajaría al camino de la locura.

Y‖ Adrian…‖ bueno, él era casi insignificante aquí. Incluso si

quisiera ir a estacar Strigois, no tenía el tipo de poder sanador que se

necesitaba para restaurar a uno, al menos no por ahora. No era raro

que un Moroi utilizara sus elementos en diferentes maneras.

Page 413: Espíritu confinado

41

3

Algunos eran usuarios de fuego, como Christian y tenían un control

excepcional con las llamas. Otros podían sólo usar la magia, por

ejemplo, para calentar el aire de una habitación. De igual manera,

Lissa y Adrian tenían sus fortalezas con el espíritu. Para Adrian, su

mayor triunfo fue curar una fractura, y Lissa todavía no podía

meterse en los sueños, no importaba cuánto practicara.

Así que, en realidad, Tasha sólo tenía un usuario del espíritu

capaz de salvar Strigois, y ese usuario difícilmente podría

transformar legiones de esos monstruos. Tasha parecía reconocerlo

un poco.

—El Concejo no debería perder el tiempo con viejas leyes —ella

continuó—. Necesitamos intensificar nuestros recursos en encontrar

más usuarios y reclutarlos para ayudar a salvar Strigoi. —Ella fijó su

mirada en alguien que estaba en la multitud.

—Martin, ¿no fue tu hermano convertido en contra de su

voluntad? Con el trabajo suficiente, podríamos traerlo de regreso.

Vivo. Igual a como lo conociste. De lo contrario, él sólo va conseguir

ser estacado cuando los guardianes lo encuentren, y por supuesto, él

matará a muchos inocentes por el camino.

Sí, Tasha era buena, ella podría pintar una buena imagen y casi

hacer a Martin llorar. Pero, en realidad, no había mencionado la

parte de las personas que se convertían en Strigoi por voluntad

propia. Lissa todavía estaba parada con ella, yo no estaba segura en

cómo se sentía con la idea de un ejército para salvar Strigois, pero

ella reconocía que esto era parte de otros planes que Tasha tenía,

incluyendo uno para conseguir los derechos de voto para Lissa.

Tasha exageró las habilidades y el carácter de Lissa, mofándose

de lo que claramente era una ley obsoleta que nunca podría haber

Page 414: Espíritu confinado

41

4

sido prevista en esta situación. Tasha además puntualizó en un

Concejo de doce familias que enviarían un mensaje a de unidad a los

Strigoi.

Yo no quería oír más. Dejaría a Tasha ejercer su política y

hablaría con Lissa después. Yo todavía estaba agitada por lo que

había ocurrido cuando le grité al Concejo que ya no soportaba ver

esa habitación. Dejé su mente y regresé a la mía, dando un pequeño

grito cuando vi una cara justo delante de la mía.

—¡Ambrose!

Uno de los dhampirs más atractivos del planeta (después de

Dimitri, por supuesto) me estaba mirando con una brillante sonrisa

de estrella de cine.

—Estabas demasiado quieta, pensé que estabas tratando de ser

una dríada.

Parpadeé.

—¿Una qué?

Él hizo un gesto hacia los árboles de cereza.

—Espíritus de la naturaleza. Hermosas mujeres que se

convierten en una con los árboles.

—No estoy segura de si eso sea un cumplido o no —dije—. Pero

es bueno volverte a ver.

Ambrose era una rareza en nuestra cultura: un hombre dhampir

que no había tomado los votos para hacerse guardián, ni había

corrido a esconderse entre los humanos. Las mujeres dhampir

normalmente no optaban por hacerse guardianas, sólo con el fin de

centrarse en tener familias. Era por eso que éramos tan extrañas.

Page 415: Espíritu confinado

41

5

Pero, ¿un hombre? Para la mayoría de las personas, ellos no tenían

excusa. En lugar de esconderse por la vergüenza, Ambrose había

elegido quedarse y simplemente trabajar para los Moroi de otra

manera. Él era esencialmente un sirviente, de la alta clase, que servía

tragos en las fiestas de elite y les daba masajes a las mujeres reales.

También, si los rumores eran ciertos, servía a Tatiana en forma

física. Eso era tan espeluznante, sin embargo, rápidamente ese

pensamiento dejó mi mente.

—También me alegra verte —me dijo—. Pero, si no estás en

comunión con la naturaleza, ¿qué estás haciendo?

—Es una larga historia. Acabo de ser echada de una reunión del

Concejo.

Él parecía impresionado.

—¿Literalmente echada?

—Arrastrada, supongo. Me sorprende que no te haya visto por

allí —murmuré—. Por supuesto, he estado un poco, umm, distraído

esta última semana.

—Eso me han dicho —él dijo, dándome una mirada simpática—

. Aunque, en realidad he estado afuera. Acabo de volver ayer por la

noche.

—Justo a tiempo para la diversión —murmuré.

La mirada inocente de su rostro me dijo que no había escuchado

hablar de lo del decreto todavía.

—¿Qué estás haciendo ahora? —él preguntó—. Esto no se ve

como un castigo. ¿Terminaste tu sentencia?

Page 416: Espíritu confinado

41

6

—Algo así. Estoy en una especie de espera por alguien en este

momento. Iba a pasar el rato en mi habitación.

—Bueno, si estás matando el tiempo, ¿por qué no vienes a ver a

la tía Rhonda?

—¿Rhonda? —Fruncí el ceño—. No te ofendas, pero tu tía en

realidad no me impresionó con sus habilidades la última vez.

—No tomaste ninguno —dijo él alegremente—. Pero ella ha

estado preguntando por ti. Y Vasilisa. Por lo tanto, si estás dando

vueltas...

Dudé. Tenía razón, no tenía nada mejor que hacer en este

momento. Me quedé atrapada en opciones, tanto con Dimitri y las

resoluciones del Consejo de idiotas. Sin embargo, Rhonda (su tía

Moroi adivinadora de la fortuna) no era alguien que realmente

quería volver a ver. A pesar de mis palabras simplistas, la verdad

era que, en retrospectiva, algunas de las predicciones de Rhonda se

habían hecho realidad. Simplemente, no me había gustado que lo

fueran.

—Muy bien —dije, tratando de parecer aburrida—. Que sea

rápido.

Volvió a sonreír, como si pudiera ver a través de mi astucia, y

me llevó afuera a un edificio en el que había estado en otra ocasión.

En donde se encontraba un salón de belleza y spa de lujo

frecuentados por la Realeza Moroi. Lissa y yo habíamos hecho

nuestras uñas una vez ahí, y mientras Ambrose y yo terminamos

nuestro camino a través de la guarida de Rhonda, sentí una

punzada extraña dentro de mí. Manicura y pedicura... parecían las

cosas más triviales del mundo. Pero ese día, habían sido

Page 417: Espíritu confinado

41

7

maravillosas. Lissa y yo nos habíamos reímos y estado más cerca...

justo antes de que la escuela fuera atacada y todo se viniera abajo...

Rhonda decía la fortuna en un cuarto en la parte de atrás que

estaba lejos del spa. A pesar de la sensación mala, ella hizo un

negocio muy rápido e incluso tenía su propia recepcionista. O,

bueno, solía tenerla. Esta vez, la mesa estaba vacía, y Ambrose me

llevó directamente a través de la habitación hacia Rhonda. Era

exactamente la misma que antes, era como estar dentro de un

corazón. Todo era rojo: el papel tapiz, la decoración, y los cojines

que cubrían el suelo.

Rhonda se sentó en el suelo, comiendo una taza de yogurt, algo

que parecía terriblemente común para alguien que supuestamente

ejercía poderes místicos. El pelo rizado negro en cascada sobre sus

hombros, hacia que los aros de oro brillaran en sus oídos.

—Rose Hathaway —dijo ella alegremente, poniendo el yogurt a

un lado—. Qué sorpresa más agradable.

—¿No me ha visto venir? —pregunté secamente.

Sus labios temblaban con diversión.

—Ese no es mi poder.

—Perdón por interrumpir tu cena —dijo Ambrose, cruzando

con gracia su musculoso cuerpo al sentarse—. Pero Rose no es fácil

de atrapar.

—No me lo imagino —dijo—. Estoy impresionada de que

pudiste venir. ¿Qué puedo hacer por ti hoy, Rose?

Me encogí de hombros y me senté junto a Ambrose.

—No lo sé. Estoy aquí sólo porque Ambrose me habló de usted.

Page 418: Espíritu confinado

41

8

—Ella no cree que su última lectura fuera muy buena —dijo.

—¡Oye! —Le lancé una mirada regañándolo—. Eso no es

exactamente lo que dije.

La última vez, Lissa y Dimitri habían estado conmigo.

—Las cartas del tarot de Rhonda habían mostrado a Lissa con la

corona, poder y luz, no era una sorpresa. Rhonda había dicho que

Dimitri perdería lo que más valoraba y lo que tenía: su alma. ¿Y yo?

Rhonda me había dicho que mataría a los no-muertos. Me burlé

porque sabía que tenía toda una vida con Strigoi delante de mí para

matar.‖Ahora‖me‖preguntaba‖si‖‚los‖no‖muertos‛‖significa‖ la‖parte‖

Strigoi de Dimitri. Incluso si no hubiera llevado una estaca,

ciertamente desempeñé en eso un papel importante.

—¿Tal vez otra lectura te ayudaría a darle otro sentido? —

ofreció.

Mi mente se estaba preparando para otra broma psíquica, por lo

que fue tan sorprendente que mi boca dijo:

—Ese es el problema. El otro tenía sentido. Tengo miedo... Tenía

miedo, de que otra cosa me mostrarán las cartas.

—Las cartas no hacen el futuro —dijo suavemente—. Si algo

está destinado a ser, será, sin importar si lo ves aquí. Y aun así... el

futuro siempre está cambiando. Si no tuviéramos opciones, no

habría ningún punto en la vida.

—De nuevo aquí —dije con ligereza—, ese es el tipo de

respuesta vaga de una gitana que yo esperaba.

—Roma —me corrigió—. No es de gitanos. —A pesar de lo

mordaz, ella todavía parecía estar de buen humor. Las actitudes

Page 419: Espíritu confinado

41

9

tolerantes deben de haber funcionado en su familia—. ¿Quieres las

cartas o no?

¿Yo? Ella tenía razón en una cosa: el futuro se desarrollaría con

o sin verlo en las cartas. E incluso si las cartas me lo mostraran,

probablemente no lo entendería hasta después.

—De acuerdo —dije—. Sólo por complacerla. Quiero decir, la

última vez fue probablemente una conjetura afortunada.

Rhonda rodó sus ojos, pero no dijo nada cuando comenzó a

mezclar sus cartas de tarot. Lo hizo con tal precisión que las cartas

parecían incapaces de desplazarse. Cuando finalmente se detuvo,

me entregó el paquete para cortar. Lo hice, y ella las unió de nuevo.

—Sacaré tres cartas antes —dijo—. Tenemos tiempo para ver

más si quieres.

¿Cinco, tal vez?

—Cuanto más haya, es más probable que pueda llegar a

conocer más.

—Si crees en ellas, entonces no debería ser un problema.

—Muy bien, entonces. Cinco.

Ella se puso seria cuando dio vuelta a las cartas, sus ojos

cuidadosamente estudiándolas. Dos de las cartas habían salido

giradas. No lo tomé como una buena señal. La ultima vez, había

aprendido‖que,‖aparentemente,‖había‖cartas‖felices…‖bueno,‖no‖tan‖

felices.

La primera era una del dos de copas, mostrando un hombre y

una mujer justos en un campo hermoso lleno de flores mientras que

el sol brillaba sobre ellos.

Page 420: Espíritu confinado

42

0

Naturalmente, estaba girada.

—Las copas están unidas a las emociones —Rhonda explicó—.

El dos de copas muestra la unión, el amor perfecto y floreciente de

emociones gozosas. Pero como esta invertida...

—¿Sabes qué? —interrumpí—. Creo que entiendo a lo que

apunta eso. Puedes saltarte esa. Tengo una buena idea de lo que

significa. —Podríamos perfectamente ser Dimitri y yo en esa carta,

la‖ copa‖ vacía‖ y‖ llena‖ de‖ dolor…‖ no‖ quería‖ escuchar‖ a‖ Rhonda‖

analizar lo que ya estaba destrozando mi corazón la verdad.

Así que ella se dirigió a la siguiente carta: la reina de espadas,

también invertida.

—Cartas como esta se refieren a personas específicas —Rhonda

me dijo. La reina de espadas se veía muy arrogante, con el cabello

castaño y la túnica plateada—. La reina de espadas es inteligente.

Ella es próspera en conocimiento, puede burlar a sus enemigos, y es

ambiciosa.

Suspiré.

—Pero‖invertida…

—Invertida —dijo Rhonda—, todos los rasgos son invertidos.

Ella‖aún‖es‖inteligente,‖aún‖tratando‖de‖seguir‖su‖camino…‖pero‖lo‖

está haciendo a través de formas deshonestas. Hay mucha

hostilidad y decepción ahí. Diría que tienes un enemigo.

—Sí —dije, echándole un ojo a la corona—. Creo que se quién

es. Es sólo que yo la llamo perra mojigata.

Rhonda no comentó y se dirigió a la siguiente. Estaba en su

correcta posición, pero casi deseé que no lo estuviera. Tenía un

Page 421: Espíritu confinado

42

1

montón de espadas enterradas en la tierra y una mujer atada a una

de ellas con los ojos vendados. El ocho de espadas.

—Oh, vamos —exclamé—. ¿Qué pasa conmigo y las espadas?

Me diste una tan deprimente como ésta la última vez.

Había mostrado a una mujer llorando en frente de un muro de

espadas.

—Esa fue el nueve de espadas —ella estuvo de acuerdo—.

Siempre puede ser peor.

—He tenido un tiempo complicado creyendo en eso.

Ella tomó el resto del mazo y finalmente sacó una carta. El diez

de espadas. —Podrías haber sacado esta—. Mostraba a un chico

muerto recostado en la tierra con un montón de espadas pasando a

través de él.

—Punto comprendido —dije. Ambrose se rió detrás de mí—.

¿Qué significa el nueve?

—El nueve está atrapado. Incapaz de salir de una situación.

También significa una calumnia o acusación. Convocar al coraje

para escapar de algo. —Miré de vuelta a la reina, pensando en las

cosas que dije en la habitación del Concejo. Esas definitivamente

contarían como acusaciones. Y, ¿estar atrapada? Bueno, siempre

existía la posibilidad‖de‖una‖vida‖de‖trabajo‖de‖escritorio…

Suspiré.

—Bien, ¿cuál es la siguiente? —Era la que mejor se veía en el

grupo, el seis de espadas. Tenía un grupo de personas en un bote,

remando en el agua bañada por la luna.

—Un viaje —ella dijo.

Page 422: Espíritu confinado

42

2

—Justo estuve de viaje. En unos cuantos. —La miré

sospechosamente—. Amiga, esto no es, como, alguna clase de viaje

espiritual, ¿cierto? —Ambrose rió de nuevo.

—Rose, desearía que te leyeran el tarot todos los días.

Rhonda lo ignoró.

—Si fuera de copas, quizás. Pero las espadas son tangibles.

Acción. Una verdad, de salir y sobre un viaje.

¿A dónde diablos iba a ir? ¿Eso significaría que iba a viajar a la

Academia como Tatiana había sugerido? ¿O era posible que, a pesar

de todos mis quebrantamientos de reglas y de llamar a su eminencia

real por nombres, fuera a recibir una asignación después de todo?

¿Uno lejos de la corte?

—Puedes estar buscando algo, puede ser un viaje físico

combinado con uno espiritual. —Ella dijo, lo cual sonaba totalmente

como una forma de cubrir su trasero—.‖Esta‖última…‖—Sus cejas se

entretejieron formando un cejo fruncido ante la quinta carta—. Ésta

está vedada para mí.

La miré.

—El paje de copas. Parece bastante obvia. Es un paje con, um,

copas.

—Usualmente,‖tengo‖una‖visión‖clara…‖las‖cartas‖me‖hablan en

cómo se conectan. Esta no está clara.

—La única cosa que no está claro es si es un chico o una chica.

—La persona en la carta se veía joven pero tenía el cabello y el rostro

andrógino que hacía que su género fuera imposible de identificar.

Page 423: Espíritu confinado

42

3

Las calzas azules y la túnica no ayudaban, sin embargo el campo

soleado en el fondo se veía prometedor.

—Puede ser cualquiera de los dos —dijo Rhonda—. Es el más

bajo en el rango de las cartas que representa a personas en cada

pinta: rey, reina, caballero y el paje. Quien quiera que sea el paje, es

alguien confiable y creativo. Optimista. Puede referirse a alguien

que vaya en el viaje contigo, o quizá la razón de tu viaje.

Cualquier optimismo o fe que hubiera tenido en las cartas

desapareció con eso. Dado que ella sólo había dicho solo unos

cientos de cosas que podía significar, no lo consideré autoritario.

Usualmente, ella notaría mi escepticismo, pero su atención estaba

aún en la carta mientras fruncía el cejo.

—Pero‖no‖puedo‖sólo‖decir…‖hay‖una‖nube‖alrededor‖de esto.

¿Por qué? No tiene sentido.

Algo sobre su confusión mandó un escalofrío por mi columna.

Siempre me dije a mí misma que esto era una farsa, pero si ella

había‖estado‖adivinando‖todo…‖bueno,‖¿no‖podría‖haber‖adivinado‖

algo sobre el paje de copas? Ella no lo estaba representando un acto

muy convincente si esta carta la estaba haciendo cuestionarse a sí

misma. El pensamiento de que quizás había alguna fuerza mística

ahí afuera bloqueándola calmó un poco mi actitud cínica.

Con un suspiro, ella miró hacia arriba al fin.

—Lo siento. Eso es todo lo que puedo decirte. ¿Ayudó el resto?

Escaneé las cartas. Un corazón destrozado. Un enemigo.

Acusaciones. Estar atrapada. Viaje.

—Algunas de ellas me dicen cosas que ya sé. El resto de deja

más preguntas.

Page 424: Espíritu confinado

42

4

Sonrió astutamente.

—Así es como suele ser.

Le di las gracias por la lectura, secretamente alegre de que no

tenía que pagar por eso. Ambrose me llevó afuera, y traté de

sacudirme la atmosfera de fortuna de Rhonda que había dejado en

mí. Tenía suficientes problemas en mi vida sin dejar que un puñado

de estúpidas cartas me molestaran.

—¿Vas a estar bien? —me preguntó cuando finalmente salimos.

El sol estaba subiendo más. La Corte Real estaría yendo a la cama

pronto, terminando lo que había sido un día turbulento—. Yo... No

te habría traído si hubiera sabido cuánto te alteraría.

—No, no —le dije—. No son las cartas. No exactamente. Hay un

montón de otras cosas que pasan... una sobre la que probablemente

deberías saber.

No había querido mencionar el decreto cuando habíamos

corrido por primera vez hacia el otro, pero como un dhampir, tenía

el derecho de escuchar sobre lo que había sucedido. Su rostro estaba

inmóvil mientras aún hablaba, salvo por sus ojos marrones oscuro,

los cuales crecieron de par en par mientras la historia avanzaba.

—Hay algunos errores —dijo al fin—. No harían eso. No harían

eso a los dieciséis años.

—Sí, bueno, yo tampoco creía eso, pero al parecer estaban

suficientemente serios sobre eso para echarme afuera cuando yo, eh,

cuestioné eso.

—Apenas puedo‖ imaginarme‖ tu‖‚cuestionamiento‛.‖Todo‖ esto‖

hará que más dhampirs dejen de pertenecer a los guardianes... a

Page 425: Espíritu confinado

42

5

menos, por supuesto, que hagan a esos jóvenes ser más susceptibles

para el lavado de cerebro.

—Una clase de delicada área para ti, ¿eh? —pregunté. Después

de todo, también era un guardián desertor.

Sacudió su cabeza.

—Permanecer en esta sociedad era casi imposible para mí. Si

alguno de esos chicos decide desertar, no tendrán los poderosos

amigos que hice. Serán marginados. Eso es todo lo que esto hará.

Matar a adolescentes o aislarlos de su propia gente.

Me pregunté qué amigos poderosos había hecho, pero este no

era el momento para aprender la historia de su vida.

—Bueno, a esa perra real no parece importarle.

La pensativa mirada distraída de sus ojos de repente se afiló.

—No la llames así —advirtió con una mirada—. Esto no es su

culpa.

Vaya. Un indicio de sorpresa. Casi nunca había al visto sexy,

carismático Ambrose ser algo menos amistoso.

—¡Por supuesto que es su culpa! Es la gobernante suprema de

los Moroi, ¿recuerdas?

Su ceño se profundizó.

—El Consejo votó también. No ella sola.

—Sí, pero votó a favor de este decreto. Balanceó la votación.

—Debe haber habido una razón. No la conoces como yo. No

querría este tipo de cosas.

Page 426: Espíritu confinado

42

6

Empecé a preguntarle si estaba loco, pero me detuve cuando me

acordé de su relación con la reina. Los rumores románticos me

hicieron sentirme mareada, pero si eran verdad, supuse que él

podría tener una preocupación legítima para con ella. También

decidí que era probablemente mejor que no la conociera como él lo

hacía. Las marcas de mordidas en su cuello sin duda indicaban

algún tipo de actividad íntima.

—Lo que sea que está pasando entre ustedes es su asunto —le

dije con calma—, pero ella lo utiliza para engañarte al hacerte

pensar que es alguien que no es. Me lo hizo a mí también, y caí.

Todo es una estafa.

—No lo creo —dijo él, todavía con cara de piedra—. Como

reina, te pone en todo tipo de situaciones difíciles. Tiene que haber

más, ella pondrá cambiar el decreto, estoy seguro de ello.

—Como reina —dije, imitando su tono—, debe tener la

capacidad de...

Mis palabras cayeron mientras una voz habló en mi cabeza.

Lissa.

Rose, vas a querer ver esto. Pero tienes que prometerme que no

causaras ningún problema. Lissa indicó la ubicación para mí, junto con

un sentimiento de urgencia.

La mirada dura de Ambrose pasó a una de preocupación.

—¿Estás bien?

—Yo... sí. Lissa me necesita. —Suspiré—. Mira, no quiero que

peleemos, ¿de acuerdo? Obviamente cada uno tiene puntos de vistas

diferentes de la situación... Pero creo que ambos estamos de acuerdo

sobre que el punto clave es el mismo.

Page 427: Espíritu confinado

42

7

—¿Que los niños no deben ser enviados a morir? Sí, podemos

estar de acuerdo en eso.

Nos sonreímos provisionalmente el uno al otro, y la rabia entre

nosotros se perdió.

—Voy a hablar con ella, Rose. Voy a averiguar la verdadera

historia y hacer que lo sepas, ¿de acuerdo?

—Está bien. —Me costó mucho creer que alguien realmente

podría tener un corazón a corazón con Tatiana, pero de nuevo,

podría haber más de la relación de ellos de lo que me daba cuenta—.

Gracias. Fue bueno verte.

—A ti también. Ahora ve... ve a ver a Lissa.

No necesité apresurarme. Junto con el sentido de urgencia,

Lissa había pasado otro mensaje a través del enlace que envió a mis

pies volando: Se trataba de Dimitri.

Page 428: Espíritu confinado

42

8

Traducido por Sheilita Belikov, CyeLy DiviNNa y Virtxu.

Corregido por Andrea

o necesitaba el vínculo para encontrar a Lissa. La

multitud me advirtió dónde estaban ella y Dimitri.

Mi primer pensamiento fue que estaba

ocurriendo algún tipo de apedreamiento o acoso medieval. Entonces

me di cuenta de que la gente estaba alrededor viendo algo. Me abrí

paso a través de ellos, haciendo caso omiso de las miradas

maliciosas que me echaban, hasta pararme en la primera fila de

espectadores. Lo que encontré me hizo detenerme.

Lissa y Dimitri estaban sentados uno al lado de otro en un

banco mientras tres Moroi y, joder, Hans estaba sentado frente a

ellos. Los guardianes estaban esparcidos a su alrededor,

aparentemente tensos y listos entrar en acción si las cosas salían mal.

Antes de incluso escuchar una palabra, yo ya sabía exactamente lo

que estaba pasando. Se trataba de un interrogatorio, una

investigación para determinar lo que Dimitri era exactamente.

En la mayoría de los casos, este sería un lugar extraño para una

investigación formal. Era, irónicamente, uno de los patios donde

Eddie y yo habíamos trabajado, el que estaba a la sombra de la

estatua de la joven reina. La iglesia de la Corte se encontraba cerca.

N

Page 429: Espíritu confinado

42

9

Esta zona de césped no era precisamente suelo sagrado, pero estaba

lo bastante cerca de la iglesia como para que la gente pudiera correr

a la misma en caso de emergencia. Los crucifijos no dañaban a los

Strigoi, pero estos no podían entrar en una iglesia, mezquita, o

cualquier otro lugar sagrado. Entre eso y el sol de la mañana, este

era probablemente el lugar y el momento más seguro en el que los

funcionarios podrían reunirse para interrogar a Dimitri.

Reconocí a uno de los interrogadores Moroi, Reece Tarus.

Estaba relacionado con Adrian por parte de su madre, pero también

había hablado a favor del decreto de edad. Así que sentí una

antipatía instantánea hacia él, particularmente teniendo en cuenta el

tono altanero que usaba hacia Dimitri.

—¿Encuentras el sol cegador? —preguntó Reece.

Tenía un portapapeles delante de él y descendía verificando

una lista.

—No —dijo Dimitri, con voz suave y controlada.

Prestaba total atención a sus interlocutores. No tenía ni idea de

que yo estaba allí, y en cierto modo me gustó que así fuera. Sólo

quería verlo por un momento y admirar sus características.

—¿Y si miras fijamente al sol?

Dimitri vaciló, y no estoy segura de que nadie más lo notará o

supiera lo que significaba, pero me di cuenta del destello repentino

en sus ojos. La pregunta era estúpida, y creo que Dimitri, tal vez,

sólo tal vez, quiso reírse. Con su destreza habitual, mantuvo su

compostura.

—Cualquiera podría quedarse ciego mirando el sol el tiempo

suficiente —respondió—. Pasaría por lo que nadie aquí haría.

Page 430: Espíritu confinado

43

0

A Reece no pareció gustarle la respuesta, pero no había ningún

error en su lógica. Apretó los labios y pasó a la siguiente pregunta.

—¿Te quema la piel?

—Por el momento no.

Lissa miró a la multitud y me vio. Ella no podía sentirme de la

manera en que yo podía a través de nuestro vínculo, pero a veces

parecía que ella tenía una extraña sensación cuando estaba allí. Creo

que ella sentía mi aura si estaba lo bastante cerca, puesto que todos

los usuarios del espíritu afirmaban que el campo de luz alrededor

de las Shadow-Kissed era muy distinta. Ella me sonrió levemente

antes de volver al interrogatorio.

Dimitri, siempre atento, notó su pequeño movimiento. Echó un

vistazo para ver lo que la había distraído, me vio, y vaciló un poco

en la siguiente pregunta de Reece, que fue:

—¿Has notado si ocasionalmente tus ojos se vuelven rojos?

—Yo...— Dimitri se me quedó viendo unos instantes y luego

volvió su cabeza hacia Reece—. No he estado cerca de muchos

espejos. Pero creo que mis guardias lo habrían notado, y ninguno de

ellos ha dicho nada.

Cerca de allí, uno de los guardianes hizo un pequeño ruido.

Apenas logró mantener una cara seria, pero creo que él también

habría querido burlarse del ridículo interrogatorio. No podía

recordar su nombre, pero cuando había estado en la Corte hace

mucho tiempo, él y Dimitri habían charlado y reído un poco cuando

estuvieron juntos. Si un viejo amigo estaba empezando a creer que

Dimitri era un Dhampir de nuevo, entonces eso tenía que ser una

buena señal.

Page 431: Espíritu confinado

43

1

El Moroi junto a Reece miró alrededor, tratando de averiguar de

donde había venido el ruido, pero no descubrió nada. El

interrogatorio continuó, esta vez tenía que ver con el hecho de si

Dimitri entraría a la iglesia si se lo pedían.

—Puedo ir ahora mismo —les dijo—. Iré a los servicios de

mañana si quieren. —Sin duda Reece tomó nota, preguntándose si

podría traer al sacerdote para mojar a Dimitri en agua bendita.

—Todo esto es una distracción —dijo una voz familiar en mi

oído—. Humo y espejos. Eso es lo que dice la tía Tasha. —Ahora

Christian estaba a mi lado.

—Es necesario —murmuré—. Tienen que ver que él ya no es

Strigoi.

—Sí, pero recién han firmado la ley de la edad. La reina dio la

autorización para proceder con esto tan pronto como fuiste

expulsada de la sesión del Consejo porque es sensacional y hará que

la gente preste atención a algo nuevo. Fue la forma en la que

finalmente se despejó la sala. ‚¡Hey,‖ve‖a‖ver‖el‖show!‛

Casi podía oír a Tasha decir eso, palabra por palabra. De todos

modos, había algo de verdad en ello. Me sentía en conflicto. Dimitri

quería ser libre. Yo lo quería como él solía ser. Sin embargo, no me

gustaba que Tatiana hiciera esto por su propio beneficio político y

no porque realmente se preocupara por lo que era correcto. Esta era

posiblemente la cosa más monumental que sucedería en nuestra

historia. Tenía que ser tratada como tal. El destino de Dimitri no

debía ser un show para distraer a todos de una ley injusta.

Ahora Reece estaba pidiéndoles tanto a Lissa como a Dimitri

que describieran exactamente lo que habían experimentado la noche

de la redada. Tenía la sensación de que era algo que habían relatado

Page 432: Espíritu confinado

43

2

mucho. Aunque Dimitri había sido una imagen de compostura sin

amenaza hasta el momento, todavía sentía esa sensación gris en él,

la culpa y el tormento que él sentía por lo que había hecho como un

Strigoi. Sin embargo, cuando se volvió para escuchar a Lissa dar su

versión de la historia, su rostro se iluminó con asombro.

Admiración. Culto.

Los celos relampaguearon a través de mí. Sus sentimientos no

eran románticos, pero no importaba. Lo que importaba era que él

me había rechazado, pero la miraba a ella como la cosa más grande

del mundo. Él me había dicho que nunca hablará con él de nuevo y

jurado que haría cualquier cosa por ella. Una vez más sentí esa

sensación petulante de ser tratada injustamente. Me negué a creer

que él no podía amarme más. No era posible, no después de todo lo

que él y yo habíamos pasado juntos. No después de todo lo que

habíamos sentido el uno por el otro.

—Ellos de verdad parecen cercanos —señaló Christian, con una

nota sospechosa en su voz. No tuve tiempo de decirle que sus

preocupaciones eran infundadas porque quería escuchar lo que

Dimitri tenía que decir.

Para los demás fue difícil comprender la historia de su cambio,

en gran parte porque el espíritu era todavía muy incomprendido.

Reece siguió hasta donde pudo y luego el interrogatorio se lo

entregó a Hans.

Hans, siempre práctico, no tuvo necesidad de un interrogatorio

extenso. Era un hombre de acción, no de palabras. Agarrando una

estaca en su mano, le pidió a Dimitri que la tocará. Los guardianes

se pusieron tensos, probablemente en el caso de que Dimitri tratara

de agarrar la estaca y se armara un alboroto.

Page 433: Espíritu confinado

43

3

En su lugar, Dimitri tranquilamente extendió su mano y tocó la

parte superior de la estaca por unos momentos. Todos contuvieron

el aliento esperando que gritara de dolor ya que los Strigoi no

podían tocar la plata encantada. En su lugar, Dimitri parecía

aburrido.

Luego sorprendió a todos. Retirando su mano, y tendiendo la

parte inferior de su musculoso antebrazo hacia Hans. Como el día

era soleado, Dimitri usaba una camiseta corta, dejando parte de su

piel al descubierto.

—Córtame con ella —le dijo a Hans.

Hans arqueó una ceja. —Cortarte con esto te lastimará sin

importar lo que eres.

—Sería insoportable si fuera un Strigoi —señaló Dimitri.

Su rostro era duro y decidido. Era el Dimitri que había visto en

batalla, el Dimitri que nunca se echaba atrás.

—Hazlo. No me lo pongas fácil.

Hans no reaccionó al momento. Era evidente que se trataba de

un curso de acción inesperado. Finalmente la determinación cruzó

por su rostro, y tomó una decisión, pasando la punta de la estaca

contra la piel de Dimitri. Como Dimitri pidió, Hans no se contuvo.

Clavó la punta profundamente, y la sangre brotó. Varios Moroi, que

no estaban acostumbrados a ver sangre (a menos que la bebieran),

jadearon ante la violencia. Como uno, todos se inclinaron hacia

delante.

La cara de Dimitri demostró que definitivamente sentía dolor,

pero la plata encantada en un Strigoi no sólo le lastimaba, también

quemaba. Yo había herido a un montón de Strigoi con estacas y los

Page 434: Espíritu confinado

43

4

oí gritar en agonía. Dimitri hizo una mueca y se mordió el labio

mientras la sangre fluía sobre por su brazo. Lo juro, había un nuevo

orgullo en sus ojos ante su habilidad de mantenerse fuerte por eso.

Cuando se hizo evidente que no comenzaría a agitarse

violentamente, Lissa lo alcanzó. Sentí sus intenciones: quería

sanarlo.

—Espera —dijo Hans—. Un Strigoi se curaría de esto en

cuestión de minutos.

Tuve que darle la razón a Hans. Había hecho dos pruebas en

una. Dimitri le lanzó una mirada de agradecimiento, y Hans le dio

un pequeño asentimiento en contestación. Hans le creía, me di

cuenta. Cualesquiera que fueran sus defectos, Hans realmente

pensaba que Dimitri era un Dhampir de nuevo. Por eso lo amaría

por siempre, no importaba cuánto trabajo me hiciera hacer.

Por lo tanto, todos nos quedamos allí observando al pobre

Dimitri sangrar. Era en cierto modo era realmente morboso, pero la

prueba funcionó. Era obvio para todos que la herida no iba a

curarse. Finalmente a Lissa se le dio permiso para que le sanara, y

eso provocó una mayor reacción entre la multitud. Murmullos de

asombro me rodeaban, y los rostros de las personas parecían

embelesados en adoración a una diosa.

Reece miró a la multitud.

—¿Alguien tiene alguna pregunta para agregar a las nuestras?

Nadie hablaba. Todos estaban estupefactos por el espectáculo

delante de ellos.

Bueno, alguien tenía que dar un paso al frente. Literalmente.

Page 435: Espíritu confinado

43

5

—Yo la tengo —dije, avanzando hacia ellos.

No, Rose, rogó Lissa.

Dimitri puso una mirada igualmente de disgusto. En realidad,

también lo hizo casi todo el mundo sentado cerca de él. Cuando la

mirada de Reece cayó sobre mí, tuve la sensación de que me estaba

viendo en la sala del Consejo de nuevo, llamando a Tatiana una

perra mojigata. Puse mis manos en mis caderas, sin importarme lo

que ellos pensaran. Esta era mi oportunidad para forzar a Dimitri a

reconocerme.

—Cuando solías ser Strigoi —empecé a decir, dejando claro que

yo creía que era en el pasado—, estaban muy bien comunicados

contigo. Sabías el paradero de un montón de Strigoi en Rusia y los

EE.UU. ¿verdad?

Dimitri me miró con cuidado, tratando de averiguar a dónde

iba. —Sí.

—¿Todavía lo sabes?

Lissa frunció el ceño. Ella pensó que iba a implicar

inadvertidamente que Dimitri seguía en contacto con otros Strigoi.

—Sí —dijo—. Siempre y cuando ninguno de ellos se haya

movido —en esta ocasión, la respuesta fue más rápida. No estaba

segura si había adivinado mi táctica o si él confiaba en que mi lógica

nos llevaría a algún lugar útil.

—¿Compartirías esa información con los guardianes? —le

pregunté—. ¿Nos podrías decir a todos los escondites Strigois para

que vayamos en contra de ellos?

Page 436: Espíritu confinado

43

6

Eso tuvo una reacción. Proactivamente, la búsqueda de Strigois

era tan debatido como los demás temas dando vueltas en este

momento, con opiniones fuertes en todos los sentidos. Oía las

opiniones reiteradamente detrás de mí en la multitud, algunas

personas estaban diciendo que yo estaba sugiriendo un suicidio,

mientras que otros reconocían que teníamos una herramienta

valiosa.

Los ojos de Dimitri se iluminaron. No era la mirada de

adoración que a menudo le daba a Lissa, pero no me importaba. Era

similar a las que usábamos cuando nos compenetrábamos, esos

momentos donde nos entendíamos tan bien, que ni siquiera

teníamos la necesidad de vocalizar lo que estábamos pensando. Esa

conexión brillaba entre nosotros, al igual que su aprobación y

gratitud.

—Sí —contestó con la voz fuerte y sonora—. Les puedo decir

todo lo que sé acerca de los planes de los Strigoi y su localización.

Puedo‖enfrentarlos‖con‖ustedes…‖o‖quedarme‖atr{s,‖lo‖que‖ustedes‖

quieran. Hans se inclinó hacia delante en su silla, con una expresión

ansiosa. Eso podría ser muy valioso—más puntos para Hans.

Estaba del lado de pelear con los Strigoi antes que llegaran a

nosotros.

Reece se sonrojó, o tal vez no era más que el efecto del sol. En

sus esfuerzos para ver si Dimitri se quemaba en la luz, los Moroi se

estaban exponiendo a la incomodidad. —Un momento —exclamó

Reece por encima del ruido cada vez más alto. —Eso nunca ha sido

una táctica, estamos de acuerdo. Además, siempre podría estar

mintiendo…

Page 437: Espíritu confinado

43

7

Sus protestas fueron aisladas por un grito femenino. Un niño

pequeño Moroi, de no más de seis años, había salido de repente de

entre la multitud y corría hacia nosotros. Era su madre quien había

gritado. Me moví para detenerlo, agarrando su brazo. No tenía

miedo de que Dimitri le hiciera daño, sólo que la madre del niño

tendría un ataque al corazón. Ella se acercó, con cara de

agradecimiento.

—Tengo algunas preguntas —dijo el muchacho, obviamente

tratando de ser valiente, con un hilo de voz.

Su madre llegó por él, pero yo levanté la mano. —Espera un

segundo —le sonreí—. ¿Qué quieres preguntar? Adelante —detrás

de él, el miedo iluminaba el rostro de su madre, que echó una

mirada inquieta hacia Dimitri—. No voy a dejar que nada le pase —

le susurré, aunque ella no tenía manera de saber si yo podría

cumplir eso. No obstante, ella se quedó donde estaba.

Reece puso los ojos. —Esto‖es‖ridic…

—Si usted es Strigoi —el muchacho interrumpió en voz alta—,

entonces ¿por qué no tiene cuernos? Mi amigo Jeffrey dijo que los

Strigoi tienen cuernos.

Los ojos de Dimitri no cayeron sobre el niño, pero si en mí por

un momento. Una vez más, esa chispa de conocimiento se disparó

entre nosotros. Luego, con la cara suave y grave, Dimitri se volvió

hacia el muchacho y respondió: —Los Strigoi no tienen cuernos. E

incluso si lo hicieran, no importaría, porque no soy Strigoi.

—Los Strigoi tienen los ojos rojos —expliqué—. ¿Será que sus

ojos se vean rojos?

El muchacho se inclinó hacia delante. —No. Son marrones.

Page 438: Espíritu confinado

43

8

—¿Qué más sabes de Strigois? —le pregunté.

—Ellos tienen colmillos como nosotros —respondió el

muchacho.

—¿Tienes colmillos? —le pregunté a Dimitri con voz cantarina.

Tuve la sensación de que ya era territorio cubierto, pero

adquirió una nueva sensación cuando se le preguntó desde la

perspectiva de un niño.

Dimitri sonrió, una sonrisa plena y maravillosa que me agarró

con la guardia baja. Ese tipo de sonrisas eran tan raras en él. Incluso

cuando estaba feliz o divertido, por lo general sólo daba media

sonrisa. Está era auténtica, mostrando todos sus dientes, que eran

tan planos como los de cualquier humano o Dhampir. Sin colmillos.

El muchacho parecía impresionado. —Muy bien, Jonathan —

dijo su madre con ansiedad—. Lo hiciste. Ahora vámonos.

—Los Strigoi son súper fuertes —continuó Jonathan, que,

posiblemente, aspiraba a ser un futuro abogado—. Nada puede

hacerles daño —no me molesté en corregirlo, por temor a que él

quisiera estaquear el corazón de Dimitri. De hecho, fue

sorprendente que Reece no hubiera solicitado eso. Jonathan miró a

Dimitri con una mirada penetrante—. ¿Es súper fuerte? ¿Puede ser

herido?

—Por supuesto que puedo —respondió Dimitri—. Soy fuerte,

pero todavía hay todo tipo de cosas que pueden hacerme daño.

Y luego, comencé a ser Rose Hathaway, y dije algo que

realmente no debería decir al niño. —Puedes darle de puñetazos y

averiguarlo.

Page 439: Espíritu confinado

43

9

La madre de Jonathan volvió a gritar, pero él era un pequeño

bastardo rápido, eludiendo su alcance. Corrió hasta Dimitri antes de

que nadie pudiera detenerlo —bueno, pude haberlo hecho yo— y

golpeó con su pequeño puño contra la rodilla de Dimitri.

Luego, con los mismos reflejos que le permitían esquivar los

ataques enemigos, Dimitri inmediatamente gesticuló cayendo hacia

atrás, como si Jonathan le hubiera derribado. Agarrando la rodilla,

Dimitri gimió como si tuviera en un terrible dolor.

Varias personas se echaron a reír, y para entonces, uno de los

guardianes agarró a Jonathan y lo devolvió a su madre casi histérica.

Mientras era arrastrado, Jonathan miró por encima del hombro a

Dimitri. —No parece muy fuerte para mí. No creo que él sea un

Strigoi.

Esto provocó más risas, y el tercer interrogador Moroi, que

había estado tranquilo, resopló y se levantó de su asiento.

—He visto todo lo que necesito. No creo que él deba estar sin

vigilancia, pero no es ningún Strigoi. Denle un verdadero lugar para

quedarse y sólo mantengan guardias cerca de él hasta que tomemos

una decisión.

Reece saltó. —Pero…

El otro le despidió con la mano.

—No perdamos más tiempo. Hace calor, y quiero ir a la cama.

No digo que entiendo lo que pasó, pero esto es el menor de nuestros

problemas en este momento, no con la mitad del Consejo queriendo

romper las otras cabezas por el decreto de edad media. En todo

caso, lo que hemos visto hoy es una buena cosa, milagrosa, incluso.

Page 440: Espíritu confinado

44

0

Podría alterar la manera en que hemos vivido. Voy a informar a Su

Majestad.

Y así, el grupo comenzó a dispersarse, con la sorpresa patente

sobre algunas de sus caras. Ellos también estaban empezando a

darse cuenta de que si lo que había sucedido a Dimitri era real,

entonces todo lo que habían conocido sobre Strigois estaba a punto

de cambiar. Los guardianes se quedaron con Dimitri, por supuesto,

cuando él y Lissa se levantaron. De inmediato me dirigí hacia ellos,

deseosa de tomar el sol con nuestra victoria. Cuando fue derribado

por el golpe del pequeño Jonathan, Dimitri me había dado una

pequeña sonrisa, y mi corazón había saltado. Supe entonces que yo

había tenido razón. Todavía sentía algo por mí. Pero ahora, en un

abrir y cerrar de ojos, esa relación se había ido. Al verme caminando

hacia ellos, la cara de Dimitri se volvió fría y cautelosa de nuevo.

Rose, dijo Lissa a través del vínculo. Vete ahora. Déjalo en paz.

—Por el infierno que lo haré —le dije, tanto respondiendo en

voz alta como dirigiéndome a él—. Yo sólo ayudé en su caso.

—Estábamos haciéndolo bien sin ti —dijo Dimitri rígido.

—¿Ah, sí? —no podía creer lo que estaba escuchando—.

Parecías muy agradecido hace un par de minutos cuando se me

ocurrió la idea de que nos ayudaras en contra de los Strigoi.

Dimitri volvió a Lissa. Su voz era baja, pero lo escuché. —No

quiero verla.

—¡Tienes que hacerlo! —exclamé. Algunas de las personas que

salían se detuvieron para ver lo que estaba pasando—. No me

puedes pasar por alto.

—Haga que se vaya —gruñó Dimitri.

Page 441: Espíritu confinado

44

1

¡ROSE!

Lissa gritó en mi cabeza, aturdiéndome. Sus penetrantes ojos

jade se me quedaron mirando. ¿Quieres ayudarle o no? ¡Quedarte ahí y

gritarle va a hacerle que esté aún más molesto! ¿Es eso lo que quieres?

¿Quieres que la gente vea eso? ¿Que le vean enfadado y gritándote de

vuelta sólo para que tú no te sientas invisible? Necesitan verlo calmado.

Tienen que verlo... normal. Es verdad, sólo ayudabas. Pero si no te vas

fuera ahora mismo, podrías arruinarlo todo.

Me quedé mirándolos horrorizada, mi corazón latía con fuerza.

Sus palabras habían ocupado toda mi mente, pero Lissa también

pudo haberse acercado a mí y habérmelo dicho en voz alta. Mi

temperamento se disparó aún más. Yo quería despotricar contra

ellos, pero la verdad de sus palabras penetró a través de mi ira.

Hacer una escena no ayudaría a Dimitri. ¿Era justo que me

estuvieran despidiendo? ¿Era justo que los dos se pusieran de

acuerdo e ignorasen lo que había hecho? No. Pero no iba a dejar que

mi orgullo herido arruinara lo que había conseguido. La gente tenía

que aceptar Dimitri.

Les dirigí a los dos una mirada que dejaba mis sentimientos

claros y luego me alejé. Los sentimientos de Lissa inmediatamente

cambiaron a la simpatía en el vínculo, pero los bloqueé. No quería

escucharlos.

Apenas hube alcanzado los terrenos de la iglesia me topé con

Daniella Ivashkov. El sudor empezaba a difuminar su maquillaje

perfectamente aplicado, haciéndome pensar que también había

estado aquí por un rato mirando el espectáculo de Dimitri. Parecía

tener a un par de amigos con ella, pero mantuvieron su distancia y

charlaron entre sí cuando se detuvo delante de mí. Tragué mi enojo,

Page 442: Espíritu confinado

44

2

recordándome que ella no había hecho nada para que me enfadara.

Forcé una sonrisa.

—Hola, Señora Ivashkov.

—Daniella—dijo amablemente—. Sin títulos.

—Lo siento. Todavía es una cosa extraña.

Asintió con la cabeza hacia donde Dimitri y Lissa salían con sus

guardias. —Te vi ahí, justo ahora. Ayudaste a su causa, creo yo.

Pobre Reece estaba bastante nervioso.

Recordé que Reece estaba relacionado con ella. —Oh... Lo

siento.‖No‖quería‖decir…‖

—No te disculpes. Reece es mi tío, pero en este caso, creo en lo

que Vasilisa y el Sr. Belikov están diciendo.

A pesar de lo furiosa que me había puesto Dimitri, mi instinto

resintió‖el‖abandono‖de‖su‖título‖de‖‚guardi{n‛.‖Sin‖embargo,‖pude‖

perdonarla, teniendo en cuenta su actitud.

—¿Usted... usted cree que Lissa le sanó? ¿Que los Strigoi se

pueden restaurar? —Me di cuenta de que había mucha gente que lo

creía. La multitud había demostrado mucho, y Lissa aún estaba

construyendo un grupo de admiradores devotos. De alguna manera,

mi línea de pensamiento siempre tendía a asumir que todos los

miembros de la realeza estaban en mi contra. La sonrisa de Daniella

se volvió irónica. —Mi hijo es un usuario de espíritu. Al aceptar eso,

he tenido que aceptar un montón de cosas que no creía que fueran

posibles.

—Supongo que sí —admití.

Page 443: Espíritu confinado

44

3

Más allá de ella, me di cuenta de un hombre Moroi que estaba

de pie cerca de algunos árboles. Sus ojos de vez en cuando nos

miraban, y yo hubiera jurado que lo había visto antes. Las siguientes

palabras de Daniella dirigieron mi atención hacia ella.

—Hablando de Adrian... te estaba buscando antes. Ahora es

una pequeña noticia, pero algunos de los familiares de Nathan van a

celebrar un coctail dentro de una hora, y Adrian quería que fueras

con él.

Otra fiesta. ¿Eso era todo lo que había en la Corte? Las

masacres, los milagros. . . no importaban. Todo era motivo de fiesta,

pensé con amargura. Probablemente estaba con Ambrose y Rhonda

cuando Adrian, salió a buscarme. Era interesante. Al transmitirme la

invitación, Daniella también decía que quería que fuera. Por

desgracia, me costaba mucho abrirme a eso. La familia de Nathan

significaba Ivashkovs, y ellos no serían muy amigables.

—¿La reina estará allí? —Le pregunté con recelo.

—No, ella tiene otros compromisos.

—¿Está segura? ¿Sin visitas sin previo aviso?

Ella se echó a reír. —No, estoy segura de ello. Los rumores

dicen que poneros a las dos en la misma habitación juntas. . . no es

muy buena idea.

Sólo podía imaginar las historias que circulan sobre mi

actuación en el Consejo, en particular desde que el padre de Adrian

había estado allí para presenciarlo.

—No, no después de ese fallo. Lo que ella hizo... —La ira que

había sentido antes empezó a brillar de nuevo—. Eso es

imperdonable.

Page 444: Espíritu confinado

44

4

Ese tipo raro del árbol aún estaba esperando. ¿Por qué?

Daniella no confirmó ni negó mi declaración, y me pregunté

que postura mantenía ella sobre el asunto.

—Ella aún te tiene bastante cariño.

Me burlé. —Me cuesta creer eso. —Por lo general, las personas

que‖ te‖ gritaban‖ en‖ público‖ no‖ tenían‖ demasiado‖ ‚cariño‛‖ por‖ ti,‖ e‖

incluso la fría compostura de Tatiana se había agrietado cerca del

final de nuestra disputa.

—Es cierto. Esto caerá en el olvido, e incluso podrías tener una

oportunidad para que puedas ser asignada a Vasilisa.

—No puedes hablar en serio, —exclamé.

Debería haberlo sabido mejor. Daniella Ivashkov no parece de

las del tipo que bromea, pero creía que había cruzado la línea con

Tatiana.

—Después de todo lo que ha pasado, no quieren perder a los

buenos guardianes. Además, ella no quiere que haya enemistad

entre vosotras.

—¿Sí? ¡Bueno, no quiero su soborno! Si ella piensa que por

poner a Dimitri ahí fuera y darme un trabajo real va a cambiar mi

opinión,‖est{‖equivocada.‖Ella‖es‖una‖mentirosa,‖instiga…‖

Me detuve abruptamente. Mi voz había sido lo suficientemente

fuerte para que ahora los amigos cercanos de Daniella me estuvieran

mirando. Y realmente no quería decir los nombres que pensaba que

Tatiana merecía frente a Daniella.

—Lo siento —le dije. Traté de civilizarme—. Dile a Adrian que

voy a ir a la fiesta... Pero ¿realmente quieres que vaya? ¿Después del

Page 445: Espíritu confinado

44

5

estrépito de la ceremonia de la otra noche? ¿Y después de, bueno, de

las otras cosas que he hecho?

Ella negó con la cabeza. —Lo que sucedió en la ceremonia es tan

fallo de Adrian, como tuyo. Ya está hecho, y Tatiana lo dejó pasar.

Esta fiesta es mucho más alegre, y si él te quiere allí, yo quiero que él

sea feliz.

—Voy a ducharme y a cambiarme ahora y me reuniré con él en

vuestro lugar en una hora.

Ella tuvo el suficiente tacto para ignorar mi arrebato de antes.

—Maravilloso. Sé que él estará feliz de escuchar eso.

Me negué a decirle que yo estaba realmente feliz con la idea de

hacer alarde de mí delante de algunos Ivashkovs con la esperanza

de que esto llegara a Tatiana. Ya que no creía ni por un instante que

ella hubiera aceptado lo que estaba pasando entre Adrian y yo, y

que me iba a permitir algún arrebato más. Y la verdad, quería verle.

Recientemente no habíamos tenido mucho tiempo para hablar.

Después de que Daniella y sus amigos se fueran, me imaginé

que era el momento de llegar al fondo de las cosas. Me dirigí

directamente hacia el Moroi que había estado al acecho, con las

manos en mis caderas.

—Está bien —exigí—. ¿Quién eres y qué quieres?

Era sólo unos años mayor que yo y no parecía en absoluto

amedrentado por mi actitud de chica dura. Me dio una sonrisa

torcida, y otra vez consideré donde podría haberle visto.

—Tengo un mensaje para ti —dijo—. Y algunos regalos.

Page 446: Espíritu confinado

44

6

Me entregó una bolsa de tela. Miré dentro y encontré un

ordenador portátil, algunos cables, y varios trozos de papel. Le miré

fijamente con incredulidad.

—¿Qué es esto?

—Algo que necesitas para moverte…‖y‖no‖dejes‖que‖nadie‖m{s‖

lo sepa. En la nota se te explica todo.

—¡No juegues conmigo a una película de espías! No voy a hacer

nada‖hasta‖que…

Su rostro hizo clic. Lo había visto a mi vuelta a San Vladimir, en

la‖época‖de‖mi‖graduación…‖siempre‖flotando en el fondo. Gemí de

pronto‖ al‖ comprender‖ el‖ car{cter‖ del‖ secreto…‖ y‖ la‖ actitud‖

arrogante. —Trabajas para Abe.

Page 447: Espíritu confinado

44

7

Traducido por Clo y Rania Belikov

Corregido por Haushiinka

l hombre sonrió. —Haces sonar eso como algo malo.

Hice una mueca y volví la vista hacia el tecno-bolso

con nuevo agradecimiento. —¿Qué está pasando?

—Soy el mensajero. Sólo hago los mandados para el Sr.

Manssur.

—¿Es esa una bonita manera de decir que espías para él?

¿Descubres los secretos sucios de las personas para que él pueda

usarlo contra la gente y seguir jugando sus juegos? —Abe parecía

saber todo de todo el mundo, en especial política de la realeza. ¿De

qué otra manera podría lograrlo sin tener ojos y oídos en todas

partes? Digamos, ¿en la Corte? Por todo lo que sabía, él tenía mi

habitación cableada con micrófonos.

—Espionaje es una palabra ruda. —Noté que el tipo no lo

negó—. Además, él paga bien. Y es un buen jefe. —Se giró de mí,

trabajo hecho, pero dio una última advertencia—. Como dije, tiene

plazo de vencimiento. Lee la nota tan pronto como puedas.

E

Page 448: Espíritu confinado

44

8

Tenía casi decidido lanzársela al tipo. Me estaba acostumbrando

a la idea de ser la hija de Abe, pero eso no significaba que quisiera

ser atada a algún loco proyecto suyo.

Un bolso de equipo de computación parecía premonitorio.

Sin embargo, lo acarreé de regreso a mi suite y vacié el

contenido sobre la cama. Había unas cuantas hojas de papel, la de

arriba era una carta de presentación escrita a máquina.

Rose,

Espero que Tad haya sido capaz de hacerte llegar esto de

manera oportuna. Y espero que no hayas sido demasiado mala con

él. Estoy haciendo esto en nombre de alguien que quiere hablar

contigo de un asunto urgente. Sin embargo, es una conversación

que nadie más debe oír. La laptop y modem satelital en este bolso

te permitirán tener una conversación privada, siempre y cuando

estés en un lugar privado. He incluido instrucciones paso-a-paso

sobre cómo configurarla. Tu reunión tendrá lugar a las 7 A.M.

No había nombre en la parte inferior, pero no necesitaba uno.

Dejé la carta y me quedé mirando el revoltijo de cables. Las ‚siete‛

estaban a menos de una hora de tiempo.

—Oh, vamos, anciano —exclamé.

Para crédito de Abe, los documentos de acompañamiento

tenían directivas muy básicas que no necesitaban del conocimiento

de un ingeniero de computación. El único problema era que había

un montón de ellos, detallando dónde iba cada cable, con qué

contraseña acceder, cómo configurar el modem, y así sucesivamente.

Por un momento, consideré ignorarlo todo. A pesar de eso, cuando

Page 449: Espíritu confinado

44

9

alguien como Abe usaba la palabra ‚urgente‛, me hacía pensar que

tal vez no debería ser apresurada en mi rechazo.

Por lo tanto, preparándome para acrobacias técnicas, me puse a

seguir sus instrucciones. Tomó casi todo el tiempo que tenía, pero

logré conectar el modem y la cámara y acceder al programa de

seguridad que me permitiría la video-conferencia con el contacto

misterioso de Abe. Terminé con unos pocos minutos de sobra y

esperé que llegara el momento, mirando una ventana negra en la

mitad de la pantalla, preguntándome en qué me había metido.

A las siete en punto, la ventana vino a la vida, y un familiar,

aunque inesperado, rostro apareció.

—¿Sydney? —pregunté con sorpresa.

El video tenía la misma, ligeramente brusca percepción que la

mayoría de los alimentadores de Internet tenían, pero sin embargo,

el rostro de mi (en cierto modo) amiga Sydney Sage me devolvía la

sonrisa. La suya era una sonrisa de humor seco, pero eso era típico

de ella.

—Buenas días —dijo, ahogando un bostezo. Por el estado de su

rubio cabello hasta la barbilla, era probable que hubiera acabado de

salir de la cama. Incluso con la pobre resolución, el tatuaje de lirio

dorado brillaba en su mejilla. Todos los alquimistas tenían el mismo

tatuaje. Consistía de tinta y sangre Moroi, impartiendo buena salud

Moroi y longevidad al portador. Además tenía un poco de coacción

mezclada para evitar que la sociedad secreta de alquimistas revele

cualquier cosa que no deberían sobre vampiros.

—Noche —dije—. No buen día.

Page 450: Espíritu confinado

45

0

—Podemos discutir tu jodido y profano horario en algún otro

momento —dijo ella—. No es por eso por lo que estoy aquí.

—¿Por qué estás aquí? —pregunté, aún asombrada de verla.

Los Alquimistas hacían su trabajo casi a regañadientes, y aunque yo

le agradaba a Sydney más que la mayoría de los Morois ó dhampirs,

ella no era de la clase que hace llamadas (o videos) sociales—.

Espera…no‖puedes‖estar‖en‖Rusia.‖No‖si‖es‖de‖mañana…‖—Intenté

recordar el cambio horario. Sí, para los humanos allí, el sol habría

caído o estaría por hacerlo justo ahora.

—Estoy de regreso en mi país natal —dijo con simulacros de

grandeza—. Tengo un nuevo cargo en Nueva Orleáns.

—Whoa, lindo. —Sydney había odiado ser asignada a Rusia,

pero mi impresión había sido que ella estaba atrapada allí hasta

terminar sus prácticas de alquimista—. ¿Cómo lo lograste?

Su pequeña sonrisa se convirtió en una expresión de malestar.

—Oh, bien. Abe, mmm, un poco me hizo un favor. Él hizo que

ocurriera.

—¿Hiciste un trato con él? —Sydney realmente debe haber

odiado Rusia. Y la influencia de Abe debe de haber sido realmente

profunda si pudo afectar una organización humana—. ¿Qué le diste

a cambio? ¿Tu alma? —Hacerle una broma como esa a alguien tan

religioso como ella no fue muy apropiado. Por supuesto, creo que

ella pensaba que los Morois y dhampirs comían almas, así que tal

vez mi comentario no estaba demasiado fuera de lugar.

—Ese es el tema —dijo—. Fue un arreglo del tipo ‚te dejaré

saber cuándo necesite un favor en el futuro‛.

—Tonta —dije.

Page 451: Espíritu confinado

45

1

—Hey —espetó. —No tengo que estar haciendo esto. En

realidad te estoy haciendo un favor a ti al hablar contigo.

—¿Por qué estás hablando conmigo exactamente? —Quería

interrogarla más acerca del pacto indefinido con el diablo, pero me

imaginé que me desconectaría.

Suspiró y se sacó algunos cabellos del rostro. —Necesito

preguntarte‖algo.‖Y‖ juro‖que‖no‖te‖delataré… sólo necesito saber la

verdad para no desperdiciar nuestro tiempo en algo.

—Est{‖ bien…‖ —Por favor que no me pregunte acerca de Victor,

rogué.

—¿Has irrumpido en algún lugar últimamente?

Maldita sea. Mantuve mi cara perfectamente neutral. —¿A qué te

refieres?

—A los alquimistas les han robado algunos registros

recientemente —explicó. Ella era todo negocios-serios ahora—. Y

todo el mundo se está volviendo loco intentando averiguar quién lo

hizo, y por qué.

Mentalmente, di un suspiro de alivio. Está bien. No era acerca

de Tarasov. Gracias a Dios que había un crimen por el que no fui

culpada. Luego, el significado completo de sus palabras me golpeó.

Miré furiosamente.

—Espera. Ustedes chicos fueron robados, ¿y soy yo de quien

sospechan? Pensé que estaba fuera de tu lista de criaturas malvadas.

—Ningún dhampir está fuera de mi lista de criaturas malvadas

—dijo. La media sonrisa de ella había regresado, pero no podía decir

si estaba bromeando o no. Se desvaneció rápidamente, mostrando lo

Page 452: Espíritu confinado

45

2

importante que era esto para ella—. Y, créeme, si alguien pudiera

entrar en nuestros registros, serías tú. No es fácil. Prácticamente

imposible.

—Mm, ¿gracias? —No estaba segura de si debería sentirme

alagada o no.

—Por supuesto —continuó despectivamente—, sólo robaron

registros en papel, lo que fue estúpido. De todo se hace una copia de

seguridad digital en estos días, así que no estoy segura por qué

hurguetearon archivos de dinosaurio.

Podría darle un montón de razones por las que alguien haría

eso, pero descubrir el por qué yo era el sospechoso número uno era

más importante. —Eso es estúpido. ¿Por qué piensas que yo lo

haría?

—A causa de lo que fue robado. Fue información acerca de un

Moroi llamado Eric Dragomir.

—Yo... ¿qué?

—Es amigo tuyo, ¿no? Su hija, quiero decir.

—Si…‖ —Estaba casi sin palabras. Casi—. ¿Ustedes tienen

archivos de Moroi?

—Tenemos archivos de todo —dijo orgullosamente—. Pero

cuando intenté pensar en quién podría cometer un crimen como éste

y‖ estar‖ interesado‖ en‖ Dragomir… bien, tu nombre me vino a la

cabeza.

—No lo hice yo. Hago muchas cosas, pero no ésta. Ni siquiera

sabía que tenían esa clase de registros.

Sydney me miró con recelo.

Page 453: Espíritu confinado

45

3

—¡Es la verdad!

—Como dije antes —me dijo—, no te delataré. En serio.

Simplemente quiero saberlo para hacer que la gente deje de perder

el tiempo en ciertas pistas. —Su petulancia sobria—. Y, bien, si tu sí

lo‖hiciste… necesito mantener la atención fuera de ti. Se lo prometí a

Abe.

—Lo que sea que se necesite para que me creas, ¡yo no lo hice!

Pero ahora yo quiero saber quién lo hizo. ¿Qué robaron? ¿Todo

acerca de él?

Ella se mordió el labio. Deberle a Abe un favor podría significar

ir tras las espaldas de su propia gente, pero aparentemente tenía

límites en lo mucho que traicionaba.

—¡Vamos! Si tienen copias de seguridad digitales, tienes que

saber lo que fue tomado. Ésta es Lissa de la que estamos hablando.

—Me vino una idea—. ¿Podrías mandarme copias?

—No —dijo con rapidez—. Absolutamente no.

—Entonces‖ por‖ favor…‖ ¡sólo‖ un‖ indicio‖ de‖ lo‖ que‖ estaban‖

buscando! Lissa es mi mejor amiga. No puedo dejar que nada le

ocurra.

Me preparé totalmente para el rechazo. Sydney no parecía muy

amigable. ¿Tenía amigos? ¿Podía entender lo que yo sentía?

—En su mayoría, material biológico —dijo por último. —Algo

de su historia y de las observaciones que él había hecho.

—Observ... —Lo dejé pasar, decidiendo que realmente no

quería saber más de lo que necesitaba acerca de los alquimistas

espiándonos—. ¿Algo más?

Page 454: Espíritu confinado

45

4

—Registros financieros. —Ella frunció el ceño—.

Particularmente de algunos grandes depósitos que él hizo a una

cuenta bancaria en Las Vegas. Depósitos que se salieron del camino

para encubrir.

—¿Las‖Vegas?‖Estuve‖justo‖allí…‖—No es que fuera relevante.

—Lo sé —dijo—. Miré algunas cintas de seguridad de tu

aventura en Witching Tour. El hecho de que hayas huido de esa

manera es en parte por lo que sospeché de ti. Parecía en el rol. —

Vaciló—. El‖chico‖contigo… el‖Moroi‖alto‖de‖cabello‖oscuro…‖¿es‖ese‖

tu novio?

—Ehh, sí.

Le tomó mucho tiempo y gran esfuerzo impartir la próxima

aseveración. —Es lindo.

—¿Para una malvada criatura de la noche?

—Por supuesto. —Ella dudó de nuevo—. ¿Es verdad que

ustedes chicos fueron allí para fugarse?

—¿Qué? ¡No! ¿Estas historias también los alcanzaron a ustedes?

—Sacudí la cabeza, casi riendo de lo ridículo que era todo esto, pero

sabiendo que necesitaba volver a los hechos—. Entonces, ¿Eric tenía

una cuenta en Las Vegas dentro de la cual estaba moviendo dinero?

—No era suya. Era de una mujer.

—¿Qué mujer?

—Nadie... bueno, nadie a quien podamos rastrear. Fue

catalogada como ‚Desconocida‛.

—Original —murmuré—. ¿Por qué estaría haciendo eso él?

Page 455: Espíritu confinado

45

5

—Eso no lo sabemos. O no nos importa en realidad. Sólo

queremos saber quién irrumpió y robó nuestras cosas.

—Lo único que sé al respecto es que no fui yo. —Viendo su

escudriñante mirada, levanté las manos—. ¡Vamos! Si quisiera saber

de él, simplemente le preguntaría a Lissa. O robaría nuestros

propios registros.

Pasaron varios momentos de silencio.

—Está bien. Te creo —dijo.

—¿En serio?

—¿Quieres que no te crea?

—No, convencerte fue simplemente más fácil de lo que pensé.

Ella suspiró.

—Quiero saber más acerca de estos registros —dije con fiereza.

—Quiero saber quién es la Desconocida. Si me pudieras conseguir

otros archivos...

Sydney negó con la cabeza. —Nop. Aquí es donde te corto. Tú

ya sabes demasiado. Abe quiere que te mantenga fuera de

problemas, y he hecho eso. He hecho mi parte.

—No creo que Abe vaya a dejarte ir tan fácilmente. No si hiciste

un trato indefinido.

Ella no reconoció eso, pero la mirada en sus ojos castaños me

hizo pensar que estaba de acuerdo. —Buenas noche, Rose. Mañana.

Lo que sea.

—Espera, yo...

Page 456: Espíritu confinado

45

6

La pantalla quedó negra.

—Maldita sea —gruñí, cerrando la laptop con más fuerza de lo

que debería haberlo hecho.

Cada parte de esa conversación había sido un shock,

comenzando por Sydney y terminando con alguien robando los

registros alquimistas del padre de Lissa. ¿Por qué alguien se

preocuparía por un hombre muerto? ¿Y por qué robar los registros

en absoluto? ¿Para aprender algo? ¿O para intentar esconder

información? Si eso último fuera cierto, entonces Sydney tenía razón

en cuanto había sido un esfuerzo fallido.

Reproduje todo en mi cabeza mientras me preparaba para

dormir, mirando fijamente mi reflejo al cepillarme los dientes. ¿Por

qué, por qué, por qué? ¿Por qué hacerlo? ¿Y quién? No necesitaba

ninguna intriga más en mi vida, pero cualquier cosa que involucrara

a Lissa tenía que ser tratada con seriedad. Por desgracia, pronto se

hizo claro que no averiguaría nada esta noche, y me quedé dormida

con todas esas preguntas girando en mi cabeza.

Me desperté la mañana siguiente sintiéndome un poco menos

abrumada, pero aun así corta de respuestas. Me debatí entre decirle

o no a Lissa acerca de lo que había descubierto, y finalmente decidí

que debería hacerlo. Si alguien estaba reuniendo información de su

padre, ella tenía el derecho de saber y, además, esto no era lo mismo

que rumores acerca de su...

Un pensamiento me dejó perpleja a la mitad del refregado de

shampoo en mi cabello. Había estado demasiado cansada y

sorprendida para hilvanar juntas las piezas anoche. El tipo en el

Witching Hour había dicho que el papá de Lissa estaba mucho por

allí. Ahora los registros de Sydney informaban que él había hecho

Page 457: Espíritu confinado

45

7

grandes depósitos en una cuenta bancaria en Las Vegas.

¿Coincidencia? Tal vez. Pero a medida que el tiempo pasaba, estaba

comenzando a no creer más en coincidencias.

Una vez presentable, salí hacia el lado de Lissa de la Corte, pero

no llegué muy lejos. Adrian me estaba esperando en el hall de

entrada de mi edificio, desplomado en un sillón.

—Es temprano para ti, ¿no? —Me burlé, deteniéndome frente a

él.

Esperaba una sonrisa a cambio, pero Adrian no parecía

particularmente alegre esta mañana. De hecho, parecía en cierto

modo desalineado. Su cabello carecía de su cuidadoso estilo, y su

vestimenta, inusualmente elegante para este momento del día,

estaba arrugada. El olor de cigarrillos aromáticos colgaba a su

alrededor.

—Es fácil estar temprano cuando no dormiste mucho —

respondió. —Estuve despierto casi toda la noche esperando a

alguien.

—Esperando a... —Oh, Dios. La fiesta. Me había olvidado por

completo de la fiesta a la que su madre me había invitado. Abe y

Sydney me habían distraído—. Adrian, lo lamento tanto.

Él se encogió de hombros y no me tocó cuando me senté en el

brazo de su sillón. —Lo que sea. Probablemente ya no debería

sorprenderme. Me estoy empezando a dar cuenta que me he estado

engañando a mí mismo.

—No, no. Estaba por ir, pero después no creerás lo que...

Page 458: Espíritu confinado

45

8

—Guárdatelo. Por favor. —Su voz era cansada, sus ojos

inyectados en sangre—. No es necesario. Mi madre me dijo que te

vio en el interrogatorio de Dimitri.

Fruncí el ceño. —Pero esa no es la razón por la que me perdí la

fiesta. Está este tipo...

—Ése no es el punto, Rose. El punto es que te las arreglaste para

hacerte tiempo para eso, y una visita a su celda, si lo que escuché es

cierto. Sin embargo, no pudiste molestarte en aparecer en lo que

habías dicho que harías conmigo, o incluso mandar un mensaje. Eso

era todo lo que tenías que hacer: decir que no podías ir. Te esperé

más de una hora en la casa de mis padres antes de darme por

vencido.

Empecé a decir que podría haber intentado contactarme pero,

honestamente, ¿por qué debería haberlo hecho? No era su

responsabilidad. Fui yo la que le había dicho a Daniella que me

reuniría con él allí. Fue mi culpa por no presentarme.

—Adrian, lo lamento. —Estreché su mano, pero él no devolvió

el agarre—. En realidad, lo digo en serio, pero...

—No —interrumpió de nuevo—. Siempre, desde que Dimitri

regresó… no, tacha eso. Siempre desde que te obsesionaste con

cambiarlo, me has estado desgarrando. No importa lo que pase

entre nosotros, nunca te has entregado realmente a nuestra relación.

Quería‖creer‖lo‖que‖me‖dijiste.‖Pensé‖que‖estabas‖lista… pero no lo

estabas.

Las protestas subieron a mis labios, pero una vez más, las

detuve. Él tenía razón. Le había dicho que le daría, a salir con él, una

oportunidad justa. Incluso había caído en el confortable papel de su

novia,‖y‖aun‖así,‖ todo‖el‖ tiempo… todo el tiempo, una parte de mi

Page 459: Espíritu confinado

45

9

había estado presa de Dimitri. Yo también lo había sabido, pero

había seguido viviendo vidas separadas. Una extraña escena

retrospectiva a mi tiempo con Mason me vino a la cabeza. Había

llevado la misma doble vida con él, y él había muerto por ello. Era

un enredo. No conocía mi propio corazón.

—Lo siento —dije de nuevo—. Realmente quiero que tengamos

algo…‖ —Incluso para mí, las palabras me sonaban muy poco

convincentes. Adrian me dio una sonrisa conocedora.

—No lo creo. Ni tampoco tú. —Se puso de pie y se pasó una

mano por el pelo, no es que sirviera para algo—. Si en realidad

quieres estar conmigo, entonces tienes que decirlo en serio esta vez.

Odiaba verlo tan sombrío. Especialmente odiaba ser yo la causa.

Lo seguí hasta la puerta. —Adrian, espera. Hablemos más.

—No ahora, pequeña dhampir. Necesito dormir un poco.

Simplemente no puedo manejar el jugar este juego ahora.

Podría haber ido tras él. Podría haberlo tirado al suelo. Pero no

habría‖ valido‖ la‖ pena… porque no tenía respuestas para darle. Él

había tenido razón en todo, y hasta que pudiera aclarar mi propia

mente confundida, no tenía derecho de forzar una charla. Además,

considerando el estado en el que se encontraba, dudaba que

cualquier conversación más pudiera ser productiva.

Sin embargo, cuando él comenzó a salir, no pude evitar mis

próximas palabras.

—Antes de marcharte, y entiendo por qué tienes que hacerlo,

hay algo que tengo que preguntarte. Algo que no es sobre nosotros.

Es algo que afecta a Lissa.

Page 460: Espíritu confinado

46

0

Esto lo hizo detenerse al fin. —Siempre es un favor —

Suspirando como harto, me miró por encima del hombro—. Que sea

rápido.

—Alguien irrumpió en los registros de los alquimistas y

robaron información sobre el papá de Lissa. Algunas historias eran

sobre su vida ordinaria, pero había algunos documentos acerca de él

sobre unos depósitos en una cuenta secreta en el banco en Las

Vegas. La cuenta bancaria es de una mujer.

Adrian esperó unos momentos. —¿Y?

—Y estoy tratando de averiguar por qué alguien haría eso. No

quiero a nadie husmeando a su familia. ¿Tienes alguna idea de lo

que su papá habría estado haciendo?

—Ya has oído el hombre en el casino. Su padre pasaba mucho

tiempo ahí. Tal vez él tenía deudas de juego y pagaba la cuenta a un

usurero.

—La familia de Lissa siempre ha tenido dinero —señalé—. No

podría haber adquirido tantas deudas. Y ¿por qué alguien se

preocuparía tanto como para robar esa información?

Adrian levantó las manos.

—No lo sé. Eso es todo lo que yo sé, al menos hasta ahora por la

mañana. No tengo capacidad intelectual para la intriga. Sin

embargo, no puedo realmente imaginar nada que pueda ser una

amenaza para Lissa.

Asentí con la cabeza, decepcionada. —Muy bien. Gracias.

Él siguió su camino, y lo vi marcharse. Lissa vivía cerca de él,

pero yo no quería que él pensara que yo le seguía. Cuando él ya

Page 461: Espíritu confinado

46

1

estaba lo suficientemente lejos, salí y comencé a dirigirme hacia la

misma dirección. El leve sonido de las campanas hizo que me

sobresaltara. Vacilé por un momento, ya no estaba segura de a

dónde ir.

Yo quería hablar con Lissa y decirle lo que Sydney me había

dicho. De todas formas, Lissa estaba sola; era la oportunidad

perfecta. Y, sin embargo... las campanas. Era domingo por la

mañana. La misa estaba a punto de comenzar en la iglesia de la

Corte.

Yo tenía el presentimiento sobre algo, y pesar de todo lo que

había pasado, incluso con Adrian, tenía que ver si yo tenía razón.

Así que corrí hacia la iglesia, dirigiéndome en dirección opuesta

al edificio de Lissa. Las puertas estaban cerradas cuando llegué a mi

destino, pero otros recién llegados estaban tratando de deslizarse

silenciosamente y yo entré con ellos, haciendo una pausa para

orientarme. Nubes de incienso flotaba en el aire, y a mis ojos les

tomó un momento ajustarse de la luz del sol a la de las velas.

En comparación con esta iglesia la capilla de St. Vladimir, se

veía muy pequeña, y estaba llena de muchísimos personas más de lo

que estaba acostumbrada a ver en misa. La mayoría de los asientos

estaban llenos. Pero no todos ellos.

Mi presentimiento había sido correcto. Dimitri estaba sentado

en uno de los bancos traseros. Claro que unos cuantos guardianes

estaban sentados cerca de él, pero eso era todo. Incluso en una

iglesia llena de tanta gente, nadie más estaba en esa banca.

Reece le había preguntado a Dimitri si podría entrar dentro de

la iglesia el día de ayer, y Dimitri había dado un paso más lejos,

diciendo que incluso asistiría a los servicios dominicales.

Page 462: Espíritu confinado

46

2

El sacerdote ya había comenzado hablar, así que me acerqué al

banco de Dimitri tan silenciosamente como pude. El silencio no me

importaba, sin embargo, porque aun así atraje tanta a atención por

parte de las personas más cercanas, que se sorprendieron al verme

sentada al lado del Strigoi convertido en dhampir. Los ojos me

miraban silenciosos y estallaron varias conversaciones.

Los guardianes habían dejado algún espacio cercano a Dimitri,

y cuando me senté a su lado, su cara mostraba que él estaba a su vez

sorprendido y no sorprendido por verme.

—No —dijo en voz baja—. No empieces... no aquí.

—Ni lo sueñes, camarada —murmuré nuevamente—. Sólo vine

por el bienestar de mi alma, eso es todo.

No necesitaba decirme una palabra para transmitirme que

dudaba de yo estaba aquí por cualquier motivo santo. Sin embargo,

me quedé tranquila en todo el servicio. Incluso yo respetaba algunos

límites. Después de varios minutos, la tensión en el cuerpo de

Dimitri se alivió un poco. Estaba muy cauteloso cuando me senté

junto a él, pero finalmente entendió que yo tendría buena conducta.

Su atención se desvió fuera de mí y se centró en el canto y la

oración, y yo hice todo lo posible para mirarlosin ser tan obvia.

Dimitri solía ir a la capilla de la escuela porque eso le traía paz.

Él siempre había dicho que, a pesar de matar el mal, aun sentía

la necesidad de venir a pensar en su vida y buscar el perdón por sus

pecados. Viéndolo ahora, me di cuenta que era más cierto que

nunca.

Page 463: Espíritu confinado

46

3

Su expresión era exquisita. Estaba tan acostumbrada a verlo

ocultar sus emociones que fue un poco sorprendente verle tener un

ejército de ellas en su rostro.

Estaba absorto en las palabras del sacerdote, su hermoso rostro

completamente concentrado. Y me di cuenta de que estaba

asimilando todo lo que el sacerdote estaba diciendo acerca del

pecado personal. Dimitri recordaba todas las cosas horribles que

había hecho como un Strigoi. Se miraba la desesperación en su cara,

tú pensarías que el mismo Dimitri era responsable por todos los

pecados del mundo de los que el sacerdote habló.

Por un momento, me pareció ver en el rostro de la esperanza de

Dimitri también, sólo una chispa de la misma mezclada con su culpa

y tristeza. No, lo entendía. No era Esperanza.

La esperanza implica que piensas que tienes una oportunidad

de algo. Lo que vi en Dimitri era un anhelo. Nostalgia. Dimitri

deseaba que, al estar aquí, en este lugar santo, escuchando los

mensajes transmitidos, él podría encontrar la redención por lo que

había hecho. Sin embargo... al mismo tiempo, estaba claro que no

creía que eso fuera posible. Él lo quería, pero nunca podría tenerla,

así que estaba muy afectado.

Mirarlo así me hacía daño. Yo no sabía cómo reaccionar ante

este tipo tan triste de actitud. Él pensaba que no había esperanzas

para él. ¿Yo? Yo no podría imaginar un mundo sin esperanza.

Yo también nunca hubiera imaginado estando nuevamente en

una iglesia, pero cuando el resto de la multitud se puso de pie para

tomar la comunión, me encontré diciéndole a Dimitri:

—¿No crees que si Dios supuestamente puede perdonarte, es un

poco egoísta no perdonarte a ti mismo?

Page 464: Espíritu confinado

46

4

—¿Desde hace cuánto estabas planeando usar esa línea

conmigo? —preguntó.

—De hecho, se me acaba de ocurrir. Bastante bien, ¿verdad?

Apuesto a que pensabas que no estaba prestando atención.

—Tú no lo hacías. Nunca lo haces. Me estabas mirando.

Interesante. Para saber que yo lo estaba observando, ¿Dimitri

tenía que estar mirándome para verme mirándolo a él? Eso

sobresaltó mi mente.

—No has respondido a mi pregunta.

Mantuvo la mirada en la fila de la comunión mientras

preparaba su respuesta.

—Es irrelevante. No tengo que perdonarme, incluso si Dios lo

hace. Y no estoy seguro que él lo hará.

—Aquel sacerdote acaba de decir que sólo lo hace Dios. Dijo

que Dios perdona todo. ¿Estás llamando mentiroso al sacerdote? Eso

es un sacrilegio.

Dimitri se quejó. Nunca pensé que sentiría alegría por

atormentarlo, pero aquella mirada frustrada en su rostro no era a

causa de su dolor personal. Era debido a que yo fui una

impertinente. Yo había visto esa expresión un centenar de veces en

él, y su familiaridad me encendía, tan loco como sonaba.

—Rose, eres el único ser que hace sacrilegios. Tuerces la fe de

esta gente para tus propios propósitos. Nunca has creído en nada de

esto. Y aún no lo haces.

—Yo creo que los muertos pueden volver a la vida —dije

seriamente—. La prueba de ello está sentada a mi lado. Si eso es

Page 465: Espíritu confinado

46

5

verdad, entonces creo que perdonarte a ti mismo no está a menos de

un salto.

Su mirada se endureció, y si él estaba orando justo en ese

momento, sé que aceleraría el proceso de la comunión para poder

salir lejos de aquí y lejos de mí. Los dos sabíamos que había que

esperar a que los servicios de esta iglesia se terminaran. Si él saliera

corriendo, le haría ver como un Strigoi.

—Tú no sabes de lo que estás hablando —dijo.

—¿Que no lo sé? —susurré, inclinándome más cerca. Lo hice

para conducir mi punto de vista a casa, pero lo hice (al menos para

mí,) para darme una mejor vista de la luz que brillaba en su cabello

y de cuánto había adelgazado su cuerpo, Alguien aparentemente

había decidido que él podría afeitarse, y su cara se veía lisa, limpia,

maravillosa, con sus líneas perfectas.

—Sé exactamente de lo que estoy hablando —continúe,

tratando de ignorar que su presencia me afectaba—. Sé que has

pasado por muchas cosas. Yo sé que hiciste cosas terribles... las vi.

Pero es el pasado. Estabas fuera de control. No es como si lo fueras

hacer nuevamente.

Una mirada extraña, embrujada, cruzó su rostro. —¿Cómo lo

sabes? Tal vez

el monstruo no se había ido. Tal vez todavía hay algo del Strigoi

escondido en mí.

—¡Entonces necesitas derrotarlo para seguir adelante con tu

vida! Y no sólo a través de tu promesa caballerosa de proteger a

Lissa. Necesitas volver a vivir. Necesitas abrirte a la gente que te

quiere. Un Strigoi no haría eso. Así es como te vas a salvar.

Page 466: Espíritu confinado

46

6

—No puedo permitir que la gente me ame —gruñó—. Soy

incapaz de amar a nadie.

—¡Tal vez deberías probar en lugar de sentir lástima por ti

mismo!

—No es tan fácil.

—De…‖—Yo apenas me detuve de jurar en una iglesia—. ¡Nada

de lo que hemos hecho ha sido fácil! Nuestra vida antes... antes del

ataque no fue fácil, ¡y lo conseguimos! Podemos hacer esto también.

Podemos hacerlo juntos. No importa si tú no pones tu fe en este

lugar. No me importa. Lo que importa es que tú tengas fe en

nosotros.

—No hay nosotros. Ya te he dicho.

—Y tú sabes que no soy una oyente muy buena.

Estábamos manteniendo nuestra voz baja, pero creo que

nuestro lenguaje corporal indicaba claramente un argumento. Los

otros practicantes estaban demasiado distraídos para notarlo, pero

los guardianes de Dimitri nos miraban cuidadosamente. Una vez

más, recordé lo que Lissa y Mikhail habían dicho tanto. Si Dimitri si

enfadaba en público, no le haría ningún favor. El problema era que

aún tenía cosas que decirle que no lo enfadarían.

—Me gustaría que no hubieras venido aquí —dijo al fin—. Es

realmente lo mejor para nosotros que estemos separados.

—Es gracioso, porque yo podría haber jurado que una vez

dijiste que estábamos

destinados a estar juntos.

Page 467: Espíritu confinado

46

7

—Quiero que te alejes de mí —dijo, ignorando mi comentario—.

Yo no quiero que sigas tratando de traer de vuelta los sentimientos

que ya se han ido. Eso es pasado. Nada de eso va a suceder de

nuevo. Nunca más. Es mejor para nosotros si actuamos como

extraños. Es lo mejor para ti.

El amor, los sentimientos de compasión que él había movido en

mi interior se volvieron furia.

—Sí, y tú vas a decirme lo que puedo o no puedo hacer —gruñí

tan bajo como pude—. ¡Entonces por lo menos ten el coraje de

decírmelo a la cara!

Él se dio la vuelta tan rápido, que podría haber sido como un

Strigoi. Su rostro estaba lleno de... ¿qué? No era la depresión de

antes. Tampoco era ira, aunque había un poco de ella. Era más

bien... una mezcla de desesperación, frustración, y quizás incluso

miedo. Subrayando todo esto estaba el dolor, como si él sufría una

terrible y exquisita agonía.

—Yo no quiero que estés aquí —dijo con los ojos llameantes.

Las palabras me hirieron, pero algo que mencionó me emocionó

sobre todo, al igual que su agitación anterior por mi impertinente

comentario. Esta no era mirada la fría y calculadora de un Strigoi.

Este no era el hombre derrotado en la celda. Este era antiguo

instructor, mi amante, que atacaba todo en la vida con pasión e

intensidad—. ¿Cuántas veces tengo que decirlo? Es necesario que te

mantengas alejada de mí.

—Pero tú no vas a hacerme daño. Lo sé.

—Ya te he lastimado. ¿Por qué no puedes entender eso?

¿Cuántas veces tengo que decirlo?

Page 468: Espíritu confinado

46

8

—Tú me dijiste... Tú me dijiste antes de irme que me amabas. —

Mi voz tembló—. ¿Cómo puedes dejarlo ir?

—¡Porque es demasiado tarde! ¡Y es más fácil que recordar lo

que te hice!

Su control se rompió, haciendo eco de su voz a través de la

parte posterior de la iglesia.

El sacerdote y los que aún tomaban la comunión no se dieron

cuenta, pero había llamado la atención de los que estaban en parte

posteriores de la iglesia. Algunos guardianes se pusieron rígidos y,

otra vez, tuve que repetirme la advertencia a mí misma.

No importa lo furioso que estuviera Dimitri, no importa cuán

traicionada me sentía y lejos de él... no podía arriesgarme a que

otros pensaran que era peligroso. Dimitri difícilmente parecía que

fuera a ir a por el cuello de alguien, pero estaba claramente molesto,

y uno podría confundir la frustración y el dolor por algo más

siniestro.

Me alejé de él, tratando de calmar sus emociones. Cuando lo

volví a mirar, él estaba con los ojos cerrados, el poder y la

electricidad aún quemaba entre nosotros.

Dimitri podía pasar por alto todo lo que quisiera, pero esa

conexión, que llamaba profundamente a nuestras almas, aún estaba

ahí. Yo quería tocarlo, no sólo rozar su pierna, sino todo. Yo quería

envolverlo en mis brazos y apretarlo contra mí, para asegurarle que

podíamos hacer esto juntos.

Sin darme cuenta, me acerqué a él, necesitaba tocarlo.

Page 469: Espíritu confinado

46

9

Él se levantó como si fuera una serpiente, y todos sus

guardianes salieron disparados hacia adelante, preparados por lo

que podría hacer.

Pero él no hizo nada. Nada, salvo mirarme con una mirada que

hizo que mi sangre se congelara. Como si yo fuera algo raro y malo.

—Rose. Por favor detente. Por favor, mantente alejada.

Estaba trabajando duro para mantener la calma.

Me alejé, ahora ya enojada y frustrado tanto como él. Tenía la

sensación de si me quedaba, nosotros terminaríamos. Sólo es un

matiz, murmuré: —Esto no ha terminado. No perderé la confianza

en ti.

—He renunciado a ti. —Dijo de nuevo, con voz suave—. El

amor se desvanece. El mío lo ha hecho.

Lo miré con incredulidad. Durante todo este tiempo, nunca

antes lo había dicho de esa forma. Sus protestas habían sido siempre

sobre hacer lo mejor, sobre los remordimientos que sentía por haber

sido un monstruo o cómo se le habían marcado para amar.

He renunciado a ti. El amor se desvanece. El mío lo ha hecho.

Me eché para atrás, con esas palabras punzado en mí tan fuerte

como si me hubiera abofeteado.

Algo cambió en su rostro, como si él sabía cuánto me había

herido.

Yo no me quedé para verlo. En su lugar, me abrí camino por el

pasillo y salí corriendo por la puerta de atrás, sintiendo que, si me

quedaba un poco más, todos en la iglesia me verían llorar.

Page 470: Espíritu confinado

47

0

Traducido por Steffanie Mirella

Corregido por cYeLy DiviNNa

o quise ver a nadie más después de eso. Volví a mi

cuarto tan rápido como pude, apenas notando los

obstáculos y las personas en mi camino. Una y otra vez

las palabras de Dimitri se repetían en mi cabeza: “el amor se

desvanece. El mío lo hizo”. De alguna manera esa fue la peor cosa que

pudo haber dicho. No me malentiendan: el resto tampoco fue fácil.

El que me dijera que me va a evitar y que va a ignorar la relación

que tuvimos antes también me hizo sentir horrible. Aun así, con

todo eso, sin importar lo mucho que dolía, aún existía la pequeña

esperanza de que hubiera alguna chispa de amor entres nosotros. De

que él aun me amaba.

Pero... el amor se desvanece.

Eso era algo completamente diferente. Significaba que lo que

teníamos morirá, se volverá cada vez más débil hasta que se

derrumbara y quedara a la deriva como hojas secas llevadas por el

viento. El sólo pensarlo causaba dolor en mi pecho y estómago, me

enrosqué en la cama, rodeándome con los brazos como si eso

pudiera aminorar el dolor. No podía aceptar lo que había dicho. No

podía aceptar que de alguna forma, luego de esta odisea, su amor

por mí hubiera desaparecido.

Quería quedarme en mi cuarto por el resto del día, enroscada en

la oscuridad de mis sábanas. Olvidé la conversación de Sydney y mi

N

Page 471: Espíritu confinado

47

1

preocupación sobre el padre de Lissa. Incluso solté a la mismísima

Lissa. Ella tenía algunos encargos que hacer hoy, pero cada cierto

tiempo, un mensaje me llegaba a través de nuestra conexión:

¿Vienes?

Cuando no la contacté, empezó a preocuparse. Repentinamente

tuve miedo de que ella —o alguien más— pudiera venir a mi

habitación buscándome. Así que decidí irme. No tenía un verdadero

destino en mente; sólo tenía que seguir moviéndome. Caminé por la

cancha, explorando lugares que nunca antes había visto. Esto tenía

más estatuas y fuentes de lo que me había imaginado. Aunque su

belleza pasaba desapercibida para mí. Cuando volví a mi habitación

horas después, estaba exhausta por tanto caminar. Oh, bueno, al

menos logré evitar tener que hablar con alguien.

¿O no? Ya era tarde, pasaba de la hora en que usualmente me

voy a dormir, cuando alguien tocó mi puerta. Dudé en contestar.

¿Quién vendría tan tarde? ¿Quería la distracción que me

proporcionaría o prefería mantener mi soledad? No tenía idea de

quién pudiera ser, a excepción de que estaba segura que no era

Lissa. Dios. Por lo que sabía, podía ser Hans, reclamando una

explicación de por qué no me había aparecido para mi trabajo.

Luego de mucha meditación (y de que seguían tocando

persistentemente), decidí abrir.

Era Adrian.

—Pequeña dhampir —dijo con una pequeña y cansada

sonrisa—. Luces como si hubieras visto un fantasma.

No exactamente un fantasma. Créeme, reconozco los fantasmas

cuando los veo. —Yo…‖ yo‖ no‖ esperaba‖ verte‖ después‖ de‖ esta‖

mañana…

Entró y se sentó en mi cama, y estaba contenta de ver que se

había limpiado después de la charla que tuvimos. Llevaba puesta

ropa limpia, y su cabello había vuelto a su usual perfección. Aun

logré sentir el residual olor a clavo (algo similar a la marihuana),

Page 472: Espíritu confinado

47

2

pero con todo lo que lo había hecho pasar, tenía derecho a sus

vicios.

—Síp, bueno, yo tampoco pensaba pasar —admitió—,‖ pero…‖

verás…‖hiciste‖que‖pensara‖sobre‖algo.

Me senté a su lado, manteniendo una distancia saludable. —

¿Nosotros?

—No. Lissa.

—Oh —acusé a Dimitri de ser egoísta, pero aquí estaba yo,

asumiendo que el amor por mí era lo único que pudo haber traído a

Adrian.

Sus ojos se volvieron especulativos. —Sigo pensando en lo que

me dijiste, sobre su padre. Y tenías razón sobre las apuestas. Él

tendría el dinero para poder pagar cualquier deuda. No tendría por

qué tenerlo en secreto. Así que le pregunté a mi madre.

—¿Qué? —pregunté—.‖No‖se‖supone‖que‖nadie‖sepa…

—Sí, Sí. Me imaginé que tu información sería de máxima

seguridad. No te preocupes. Le dije que cuando estuvimos en Las

Vegas, escuchamos a algunas personas hablando al respecto,

respecto al padre de Lissa haciendo depósitos secretos.

—¿Qué dijo ella?

—Lo mismo que yo. Bueno, en realidad, primero me regañó.

Dijo que Eric Dragomir era un buen hombre y que no debería andar

esparciendo rumores sobre los muertos. Dijo que tal vez era adicto a

las apuestas, y que si era así, las personas no deberían enfocarse en

eso cuando él hizo tantas cosas magnificas. Después de la vigilia,

creo que tiene miedo que provoque más escenas públicas.

—Tiene razón. Sobre Eric —dije. Tal vez alguien había robado

esos archivos como parte de una sucia campaña. Aunque,

francamente, el esparcir rumores sobre los muertos no tenía sentido,

pero quizás alguien quería ensuciar la reputación Dragomir y

¿deshacerse de cualquier oportunidad de que Lissa cambiara la ley

Page 473: Espíritu confinado

47

3

del voto? Le iba a decir eso a Adrian cuando me interrumpió con

algo aun más impactante.

—Y entonces mi padre nos escuchó, y dijo: ‚Probablemente

mantenía una amante. Tienes razón—era un buen sujeto. Pero le

gustaba‖ coquetear.‖ Y‖ le‖ gustaban‖ las‖ damas‛.‖ —Adrian rodó los

ojos—. Esa es una cita: ‚Le‖ gustaban‖ las‖ damas‛.‖Mi‖ padre‖ es‖ un‖

idiota. Él suena como si tuviera el doble de su edad.

Apreté el brazo de Adrian sin darme cuenta. —¿Qué dijo luego

de eso?

Adrian encogió los hombros pero dejó mi mano donde estaba.

—Nada. Mi madre se molestó y le dijo lo mismo que me había

dicho, que era cruel esparcir historias que nadie podía probar.

—¿Crees que sea cierto? ¿Crees que el padre de Lissa tenía una

amante? ¿Era eso por lo que estaba pagando?

—¿Honestamente? No lo sé, pequeña dhampir. Mi padre es del

tipo que salta sobre cualquier rumor que pueda encontrar. O crea

uno. Digo, sabemos que al padre de Lissa le gustaban las fiestas. Es

fácil saltar a ciertas conclusiones desde ahí. Él probablemente tenía

algún sucio secreto. Diablos, todos los tenemos. Tal vez el que robo

esos archivos sólo quería explotar eso.

Le dije sobre mi teoría de que fuera usado contra Lissa. —O —

dije, reconsiderando—, tal vez alguien que la apoya lo tomó. Para

que no saliera a la luz.

Adrian asintió. —De cualquier manera, no creo que Lissa se

encuentre en peligro mortal.

Él comenzó a levantarse, y lo traje de vuelta. —Adrian,‖espera…‖

yo…‖—tragué—, quería disculparme. Por la manera en que te he

estado‖tratando,‖lo‖que‖he‖estado‖haciendo…‖no‖es‖justo‖para‖ti.‖Lo‖

lamento.

Él miró a un lado, lejos de mí, con sus ojos enfocados en el piso.

—No puedes cambiar lo que sientes.

Page 474: Espíritu confinado

47

4

—La‖cosa‖es…‖que‖no‖ sé‖ lo‖que‖ siento. Y eso suena estúpido,

pero es la verdad. Me importa Dimitri. Fue estúpido de mi parte

pensar que no me afectaría que él‖volviese.‖Pero‖me‖di‖cuenta…‖—

“el amor se desvanece. El mío ya lo hizo”— me di cuenta que lo nuestro

terminó. No digo que sea algo fácil de superar. Tomará algo de

tiempo, y nos mentiría a ambos si dijera que no es así.

—Eso tiene sentido —dijo Adrian.

—¿En serio?

Me miró, con una hebra de entretenimiento en sus ojos. —Sí,

pequeña dhampir. Algunas veces tiene sentido lo que dices.

Continúa.

—Yo…‖bien,‖ como‖ dije…‖ voy‖ a‖ sanar.‖ Pero‖ sí me‖ importas…‖

incluso creo que te amo un poquito —eso consiguió una sonrisa—.

Quiero intentarlo de nuevo. Realmente quiero. Me gusta tenerte en

mi vida, pero ya antes he saltado demasiado pronto. No tienes razón

alguna para quererme después de la manera en que te he tratado,

pero si quieres que volvamos a estar juntos, entonces yo también lo

quiero.

Me estudió por largo rato, y dejé de respirar. No quise decir eso:

Él tiene todo el derecho de terminar lo que hay entre nosotros… y aun así,

el pensar que pueda hacerlo me aterroriza.

Al fin, me jaló contra él y se acostó en la cama. —Rose, tengo

todo tipo de razones para quererte. No he sido capaz de

mantenerme lejos de ti desde que te vi en el albergue de Ski.

Me moví más cerca de Adrian en la cama y presioné mi cabeza

contra su pecho. —Podemos hacer que esto funcione. Sé que

podemos. Si arruino las cosas otra vez, puedes irte.

—Si tan sólo fuera tan fácil —rió—. Te olvidas que tengo una

personalidad adictiva. Soy adicto a ti. De alguna manera, pienso que

tú podrías hacerme todo tipo de cosas malas, y aun así regresaría a

ti. Sólo quiero que todo entre nosotros sea sincero, ¿de acuerdo?

Page 475: Espíritu confinado

47

5

Dime lo que estás sintiendo. Si sientes algo por Dimitri que te

confunde, dímelo. Lo arreglaremos juntos.

Quería decirle que, pese a mis sentimientos, no tenía nada de

qué preocuparse respecto a Dimitri, porque Dimitri ya me había

rechazado varias veces. Podría perseguir a Dimitri todo lo que yo

quisiera, y no serviría de nada. El amor se desvanece. Esas palabras

ardían, y no podía soportar darle voz a ese dolor. Pero mientras

Adrian me sostenía y yo pensaba sobre lo comprensivo que era

respecto a todo esto, alguna parte herida de mí también reconoció

que lo opuesto también era verdad: El amor crece. Lo intentaría con

él. Realmente lo intentaría.

Suspiré. —No se supone que seas tan sabio. Debes ser

superficial‖e‖irrazonable‖y…‖y…

Me dio un beso en la frente. —¿Y?

—Mmmmmm... ridículo.

—Ridículo,‖puedo‖serlo.‖También‖las‖otras‖cosas…‖pero sólo en

ocasiones especiales.

Estábamos entrelazados, cada vez más cerca, y levanté un poco

la cabeza para estudiarlo, lo altos pómulos y el cabello

artísticamente alborotado lo hacían tan apuesto. Recuerdo las

palabras de su madre, que sin importar lo que deseásemos, él y yo

eventualmente tendríamos que tomar distintos caminos. Tal vez así

es como iba a ser mi vida. Siempre perdería a los hombres que amo.

Lo jalé con fuerza hacia mí, besando su boca con una fuerza que

incluso a él lo tomó por sorpresa. Si algo he aprendido sobre la vida

y el amor, es que eran cosas tenues que podían acabar en cualquier

segundo. La precaución era lo esencial, pero no a costa de

desperdiciar tu vida. Hoy decidí que no la iba a desperdiciar.

Mis manos ya se encontraban quitándole la camisa a Adrian

antes de terminar ese pensamiento. Él no lo cuestionó ni dudó en

empezar a quitarme la ropa. Puede que él tenga momentos

profundos‖ y‖ comprensivos,‖ pero‖ seguía‖ siendo…‖ pues,‖ Adrian.‖

Page 476: Espíritu confinado

47

6

Adrian vivía su vida en el ahora, haciendo las cosas que deseaba sin

pensárselo dos veces. Y me había deseado por mucho tiempo.

También era muy bueno en este tipo de cosas, razón por la cual

mi ropa terminó en el piso antes que la de él. Sus labios eran

calientes y entusiastas contra mi garganta, pero era cuidadoso en

nunca dejar que sus colmillos rozaran mi piel. Yo era un poco menos

gentil, sorprendiéndome a mí misma cuando enterré mis uñas en la

piel desnuda de su espalda. Sus labios se movieron más abajo,

trazando la línea de mi clavícula mientras me quitaba hábilmente el

sujetador con una mano.

Estaba un poco asombrada por la reacción de mi cuerpo

mientras ambos peleábamos por quitarle los jeans al otro primero.

Me había convencido a mí misma que nunca más querría sexo luego

de Dimitri, pero, ¿pero en este instante? Oh, yo quería tenerlo. Tal

vez era una reacción psicológica al rechazo de Dimitri. Tal vez se

trataba de un impulso por vivir el momento. Tal vez era amor por

Adrian. O tal vez era sólo lujuria.

Lo que fuera, me dejaba impotente bajo sus manos y boca, las

cuales parecían tener la intención de explorar cada parte de mí. La

única vez que se detuvo fue cuando finalmente toda mi ropa había

desaparecido y yacía desnuda ahí con él. Casi estaba desnudo, pero

yo aún no había llegado a sus bóxers. (Eran de seda porque,

honestamente, ¿que más usaría Adrian?). Él tomó mi rostro entre

sus manos, sus ojos llenos de intensidad y deseo, y un poco de

maravilla.

—¿Qué eres, Rose Hathaway? ¿Eres real? Eres un sueño dentro

de un sueño. Temo que el tocarte me despierte y tú desaparezcas. —

Reconocí un poco del trance poético en el que él cae a veces, los

momentos que me hacen preguntarme si estaría comenzando a

sufrir un poco de la locura inducida por el espíritu.

—Tómame y averígualo —dije, acercándolo a mí.

Él no volvió a dudar. La última pieza de su ropa cayó, y todo mi

cuerpo se calentó al sentir su piel y la manera en que sus manos se

Page 477: Espíritu confinado

47

7

deslizaban sobre mí. Mis necesidades físicas estaban rápidamente

pisoteando cualquier lógica y razón. No había pensamientos, sólo

nosotros, y la fiera urgencia que nos acercaba. Tenía una ardiente

necesidad‖y‖deseo‖y‖sensación‖y…

—Oh, mierda.

Salió como en una especie de murmuro, ya que nos estábamos

besando, nuestros labios buscando los del otro con entusiasmo. Con

reflejos de guardián, apenas pude hacerme a un lado, justo cuando

nuestros labios empezaban a juntarse. El perder la sensación de él

contra mí me impactó, aún más que a él. Estaba atontado,

simplemente mirando fijamente con asombro mientras me alejaba

de él hasta que finalmente logre sentarme en la cama.

—¿Qué…‖qué‖sucede?‖¿Cambiaste‖de‖parecer?

—Primero necesitamos protección —dije. ¿Tienes algún

condón?

El proceso duró por unos cuantos segundos y luego suspiró. —

Rose, sólo tu escogerías este momento para recordar eso.

Era un punto justo. Mi sincronización apestaba. Aun así, era

mejor que recordarlo después. Pese al deseo desenfrenado de mi

cuerpo —que seguía ahí, créanme— repentinamente tuve una

alarmante, y vívida imagen de Karolina la hermana de Dimitri. La

conocí en Siberia, y ella tenía un bebé de seis meses. El bebé era

adorable, como suelen ser los bebés pero, por Dios, era demasiado

trabajo. Karolina tenía un empleo de mesera, y tan pronto como

regresaba a casa, su atención se dirigía al bebé. Cuando estaba en el

trabajo, la madre de Dimitri se encargaba de él. Y el bebé siempre

necesitaba algo: comida, que lo cambiaran, que lo salvaran de

ahogarse con cosas pequeñas. Su hermana, Sonya, estaba a punto de

tener un bebé, y por cómo había dejado las cosas con su hermana

menor, Viktoria, no me sorprendería enterarme que también

estuviera embarazada dentro de poco. Grandes cambios en la vida,

por pequeñas y descuidadas acciones.

Page 478: Espíritu confinado

47

8

Así que estaba bastante segura que no quería un bebe en mi

vida justo ahora, no siendo tan joven. Con Dimitri no había

preocupación, gracias a la infertilidad dhampir. ¿Con Adrian? Era

un problema, al igual que el hecho de que, mientras que las

enfermedades eran raras entre nuestras especies, no era la primera

chica‖con‖la‖que‖Adrian‖había‖estado.‖O‖la‖segunda.‖O‖tercera…

—¿Entonces, tienes alguno? —pregunté impaciente. Sólo

porque estaba en modo responsable, eso no significaba que deseaba

menos el sexo.

—Sí —dijo Adrian, sentándose también—. En mi habitación.

Nos miramos el uno al otro. Su habitación estaba muy lejos, en

la sección Moroi del Campus.

Él se deslizo más cerca, colocando su brazo alrededor mío y

succionando mi oreja. —Las probabilidades de que algo malo pase

son muy bajas.

Cerré los ojos e incliné la cabeza hacia atrás hasta dar con él.

Tomó mis caderas en sus manos y acarició mi piel. —¿Qué eres, un

doctor? —pregunté.

Él se rió suavemente, con su boca besando cierto lugar tras mi

oreja. —No. Sólo alguien dispuesto a arriesgarse. Puedes decirme

que no quieres esto.

Abrí los ojos y me alejé para poder verlo directamente. Él tenía

razón. Yo deseaba esto. Esto era malo, muy malo. Y una parte de mí

—que era básicamente la mayor parte de mí— que se quemaba con

la lujuria, estaba tratando de ganar. ¿Las probabilidades eran bajas,

cierto? ¿Acaso no había personas que siempre trataban de quedar

embarazadas y no podían? Mi deseo tenía un buen argumento, así

que fue una sorpresa cuando mi lógica ganó.

—Yo no puedo arriesgarme —dije.

Ahora Adrian me estudió y, al final, asintió. —De acuerdo. Será

en otra ocasión. Esta noche seremos... responsables.

—¿Eso es todo lo que dirás?

Page 479: Espíritu confinado

47

9

El frunció el ceño. —¿Qué mas podría decir? Tú dijiste no.

—Pero‖tú…‖pudiste usar la compulsión.

Ahora el realmente estaba asombrado. —¿Quieres que la use?

—No. Claro que no. Sólo‖ se‖ me‖ ocurrió‖ que…‖ bueno,‖ que‖

podrías hacerlo.

Adrian tomó mi rostro entre sus manos. —Rose, hago trampa

con las cartas, le compro licor a menores. Pero nunca, jamás, te

forzaría‖a‖hacer‖algo‖que‖no‖quieres.‖Ciertamente‖no‖esto…

Sus palabras se cortaron porque me presionó contra él y

comencé a besarlo nuevamente. La sorpresa debió haber evitado que

hiciera algo de inmediato, pero pronto él me alejó con lo que parecía

ser una gran reluctancia.

—Pequeña dhampir —dijo secamente—, si quieres ser

responsable, esta no es una buena manera de serlo.

—No tenemos que dejar pasar esto. Y podemos ser

responsables.

—Todas‖esas‖historias‖son…

Él se paró en seco cuando quité mi cabello del camino y le ofrecí

mi cuello. Logré voltearme ligeramente para poder ver sus ojos,

pero no dije nada. No tuve que hacerlo. La invitación era obvia.

—Rose…‖—dijo inseguro, pese a que pude ver la añoranza en

su rostro.

El beber sangre no era como el sexo, pero era una añoranza que

todos los vampiros tenían, y el hacerlo mientras se está excitado,

según había escuchado, era una experiencia asombrosa. También era

tabú y rara vez se hacía, según decía la gente. Ese era el inicio de la

definición de ‚puta de sangre‛: dhampirs que daban su sangre

durante el sexo. La mera idea que un dhampir diera su sangre era

una desgracia, pero ya antes lo había hecho: con Lissa, cuando

necesitaba comida, y con Dimitri cuando era Strigoi. Y había sido

glorioso.

Page 480: Espíritu confinado

48

0

Él trató de nuevo, esta vez su voz era más segura. —¿Rose,

sabes lo que me estás pidiendo?

—Sí —dije firmemente. Gentilmente recorrí un dedo por sus

labios y luego lo introduje para tocar sus colmillos. Le lancé sus

propias palabras—. Puedes decirme que no deseas esto.

Él sí quería esto. En un instante, su boca estaba en mi cuello y

sus colmillos estaban penetrando mi piel. Grité ante el dolor

repentino, un sonido que se suavizó hasta ser un gemido cuando las

endorfinas que venían con cada mordida de vampiro fluyeron

dentro de mí. Una dicha exquisita me consumió. Él me jaló

fuertemente contra él mientras bebía, casi sobre su regazo,

presionando mi espalda contra su pecho. Yo estaba distantemente

consciente de sus manos sobre mi cuerpo, de sus labios en mi cuello.

Más que todo, de lo que estaba consiente era que me ahogaba en

pura y exquisita dulzura. La droga perfecta.

Cuando se alejó, fue como perder una parte de mí misma.

Como estar incompleta. Confundida, y necesitándolo de regreso,

traté de alcanzarlo. Gentilmente, él alejo mi mano, sonriendo

mientras lamía sus labios.

—Con cuidado, pequeña dhampir. Tardé más de lo que debía.

Tú probablemente podrías tener alas y volar justo ahora.

En realidad, no sonaba como una mala idea. Sin embargo, en

unos cuantos instantes más, la intensa y loca parte de la sensación se

desvaneció, y volví a mí misma. Aún me sentía de maravilla y

mareada; las endorfinas habían alimentado el deseo de mi cuerpo.

Mi razonamiento lentamente volvió a mí, permitiendo (más o

menos) que pensamientos coherentes penetraran la feliz niebla.

Cuando Adrian estuvo convencido que estaba lo suficientemente

sobria, se relajó y se acostó en la cama. Me le uní al siguiente

momento, enroscándome a su lado. Él parecía tan contento como yo.

Page 481: Espíritu confinado

48

1

—Eso —dijo—, fue el mejor no-sexo que jamás he tenido.

Mi única respuesta fue una sonrisa adormilada. Era tarde, y

mientras más bajaba de la nube de las endorfinas, más adormitada

me sentía. Una pequeña parte de mí dijo que, pese a que yo quise

esto y que me importaba Adrian, todo había estado mal. No lo había

hecho por las razones correctas, en vez de eso me había dejado

llevar por mi angustia y confusión.

El resto de mí decidió que eso no era cierto, la molesta voz

pronto se desvaneció por lo exhausta que estaba. Caí dormida

contra Adrian, y conseguí la mejor noche de sueño que había tenido

en un largo tiempo.

No estaba completamente sorprendida de haber podido salir de

la cama, bañarme, vestirme, e incluso secarme el cabello con la

secadora sin que Adrian despertase. En el pasado, mis amigos y yo

habíamos pasado cada mañana tratando de sacarlo de la cama. Con

resaca o sobrio, él dormía profundamente.

Pasé más tiempo con mi cabello de lo que lo había hecho por

algún tiempo. La marca de la mordida de vampiro estaba fresca en

mi cuello, así que use el cabello suelto, cuidando de estilizarlo a

manera que el largo cabello ondulado colgara espesamente sobre el

lado donde se encontraba la mordida. Satisfecha que el moretón

quedaría camuflado, me pregunté qué haría después. En una hora

más o menos, el Concilio escucharía los argumentos de las

diferentes partes, con variadas ideas sobre el nuevo decreto de la

edad, la lucha Moroi, y el voto Dragomir. Considerando que me

dejaran entrar, no tenía la intención de perderme los debates en el

actualmente tema más candente en nuestro mundo.

Page 482: Espíritu confinado

48

2

Aún no quería despertar a Adrian. Estaba enredado en mis

sábanas y durmiendo pacíficamente. Si lo despertaba, me vería

obligada a quedarme con él hasta que estuviera listo. A través de

nuestro enlace, sentí a Lissa sentada sola en una cafetería. Quería

verla y desayunar, así que decidí que Adrian se podía cuidarse solo.

Le dejé una nota donde estaba, ya que la puerta se cerraría con llave

una vez que saliera, y dibujé un montón de X y O´s.

Aunque cuando estaba a medio camino del café, sentí algo que

arruinó mi plan del desayuno. Christian se había sentado con Lissa.

—Vaya, Vaya —murmuré. Con todo lo que había estado

sucediendo, no le había prestado atención a la vida personal de

Lissa. Después de lo ocurrido en la guarida, no estaba

completamente sorprendida de verlos juntos, pese a que sus

sentimientos me decían que no había habido una reconciliación

rom{ntica…‖todavía.‖Esta‖era‖un‖difícil‖ intento de ser amigos, una

oportunidad de superar los constantes celos y desconfianza.

Lejos de intervenir en el trabajo del amor, conocía otro lugar

cerca del edificio de los guardianes que también tenía café y donas.

Eso serviría, si es que nadie ahí recordaba que, técnicamente, seguía

a prueba y había creado una escena en la sala real.

Las probabilidades de eso no eran buenas.

Aun así decidí intentarlo y, dirigiéndome hacia allá, miraba el

cielo con un mal presentimiento. La lluvia no le ayudaría en nada a

mi estado de ánimo. Cuando llegué al café, descubrí que no tenía

nada de qué preocuparme respecto a que alguien me pusiera

atención. Había un objetivo mejor: Dimitri.

Él había salido con su guardia personal, y pese a que estaba

feliz de que tuviera algo de libertad, la actitud de que él todavía

Page 483: Espíritu confinado

48

3

necesitaba que lo vigilaran de cerca, me molestaba. Al menos hoy no

había una multitud gigante. Las personas que entraban en busca de

su desayuno no podían evitar quedársele mirando, pero pocos

permanecían haciéndolo. Esta vez, él tenía cinco guardias, lo que era

una reducción significativa. Esa era una buena señal. Él se sentaba

solo en una silla, con un café y una dona glaseada a medio comer.

Estaba leyendo una novela que yo podía apostar que era del oeste.

Nadie se sentaba con él. Su guardia simplemente mantenía un

aro de protección, un par cerca de las paredes, uno en la entrada, y

dos en las mesas cercanas. La seguridad parecía sin sentido. Dimitri

estaba completamente metido en su libro, ignorante de los guardias

o los ocasiónales espectadores, o simplemente estaba dando un buen

show de que no le importaba. Parecía bastante inofensivo, pero las

palabras de Adrian regresaron a mí. ¿Había quedado algo de Strigoi

en él? ¿Alguna parte oscura? El mismo Dimitri clamaba que aún

llevaba la parte que siempre le impidió amar verdaderamente a

alguien.

Él y yo siempre hemos podido sentir cuando el otro está cerca.

En un cuarto lleno de gente, siempre podía encontrarlo. Y, pese a su

interés en el libro, alzó la mirada cuando caminé hacia el mostrador

del café. Nuestras miradas se encontraron por un milisegundo. Su

rostro‖no‖tenía‖ninguna‖expresión…‖y‖aun‖así,‖tenía‖la‖sensación‖que‖

estaba esperando por algo.

Por mí, comprendí asombrada. Pese a todo, a nuestra pelea en la

iglesia…‖ él‖ aun‖ pensaba‖ que‖ lo‖ perseguiría‖ y‖ le‖ haría‖ una‖ súplica‖

por nuestro amor. ¿Por qué? ¿Esperaba que yo fuera tan irracional? ¿O

era posible… era posible que él quisiera que me le acercara?

Bueno, por la razón que sea, decidí que no lo haría. Ya me ha

herido suficientes veces. Me dijo que me alejara, y si eso era parte de

Page 484: Espíritu confinado

48

4

algún elaborado plan para jugar con mis sentimientos, no iba a

jugar. Le di una mirada altiva y me di la vuelta rápidamente

mientras caminaba hacia el mostrador. Ordené un té chai y pastel de

chocolate. Luego de un momento de considerarlo, ordené un

segundo pastel de chocolate. Tenía el presentimiento que iba a ser

uno de esos días.

Mi plan era comer fuera, pero cuando miré a la ventana, pude

levemente ver las marcas de gotas de lluvia golpeando los paneles.

Demonios. Brevemente consideré enfrentar los elementos e ir a

algún otro lugar con mi comida, pero decidí que no iba a dejar que

Dimitri me sacara asustada de aquí. Vigilando una mesa lejos de él,

me dirigí a ella, haciendo lo posible por no mirarlo o siquiera

reconocer el hecho que estaba ahí.

—Hey, Rose. ¿Iras al Concilio hoy?

Me detuve. Uno de los guardianes de Dimitri había hablado,

dándome una sonrisa amistosa igual que él. No podía recordar el

nombre del tipo, pero parecía buena persona cada vez que nos

encontrábamos de casualidad. No quise ser maleducada, así que,

reluctantemente, contesté, incluso cuando eso significó permanecer

cerca de Dimitri.

—Síp —dije, asegurándome que mi atención estuviera enfocada

únicamente en el guardián—. Sólo tomaré algo de comer antes.

—¿Te dejarán entrar? —preguntó otro de los guardias. Él

también estaba sonriendo. Por un instante pensé que se estaban

burlando de mi último‖sobresalto.‖Pero‖no…‖no‖era‖eso.‖Sus‖rostros‖

mostraban aprobación.

Page 485: Espíritu confinado

48

5

—Esa es una excelente pregunta —admití. Le di una mordida a

mi pastel—. Pero creo que debería intentarlo. También trataré

comportarme.

El primer guardia rió. —En verdad espero que no. Ese grupo

merece toda la angustia que les puedas dar sobre esa estúpida ley de

la edad —los otros guardianes asintieron

—¿Qué ley de la edad? —preguntó Dimitri.

Reluctantemente, miré hacia él. Como siempre, me dejó sin

aliento. Detente, Rose, me regañé a mí misma. Estás molesta con él,

¿recuerdas? Y ahora escogiste a Adrian.

—El decreto donde la realeza piensa que el enviar a dhampirs

de dieciséis años a luchar contra los Strigois es lo mismo que enviar

dhampirs de dieciocho años —dije, y tomé otra mordida.

La cabeza de Dimitri se levantó tan rápido que casi me ahogué

con el mordisco. —¿Cuales de dieciséis están peleando contra los

Strigoi? —sus guardianes se tensaron pero no hicieron nada más.

Me tomó un momento tragar el pedazo de pastel. Cuando

finalmente pude hablar, casi tenía miedo de hacerlo. —Ese es el

decreto. Los Dhampirs se gradúan cuando tienen dieciséis ahora.

—¿Cuándo sucedió esto? —demando.

—Hace poco. ¿Nadie te dijo? —volteé a ver a los otros guardias.

Uno de ellos se encogió de hombros. Tenía la impresión de que

realmente creían que Dimitri era un Dhampir, pero que no estaban

listos para ponerse conversadores con él. Su único contacto fuera de

ellos sería Lissa y sus interrogadores.

Page 486: Espíritu confinado

48

6

—No —las cejas de Dimitri se fruncieron mientras meditaba las

nuevas noticias.

Comí mi pastel en silencio, esperando que eso lo hiciera hablar

más. Funcionó.

—Es una locura —dijo—. Dejando lo moral de lado, ellos no

están listos a tan corta edad. Es un suicidio.

—Lo sé. Tasha realmente dio un buen argumento en contra, y

yo también.

Dimitri me dio una mirada de sospecha ante esa última parte,

particularmente cuando un par de guardianes sonrió.

—¿Fue un voto cerrado? —preguntó. Preguntó en modo de

interrogación, en la seria y enfocada manera que lo había definido

cuando era guardián. Era mucho mejor que la depresión, decidí.

También era mejor que él diciéndome que me aleje.

—Mucho. Si Lissa hubiera podido votar, no la hubieran

aprobado.

—Ah —dijo él, jugando con la orilla de su taza de café—. El

quórum.

—¿Sabes de eso? —pregunté sorprendida.

—Es una vieja Ley Moroi.

—Eso escuché.

—¿Qué está tratando de hacer la oposición? ¿Tratando de

cambiar la opinión del Concilio o que le devuelvan a Lissa el voto

Dragomir?

—Ambos. Y otras cosas.

Page 487: Espíritu confinado

48

7

Él negó con la cabeza, colocando un mechón de cabello tras su

oreja. —No pueden hacer eso. Necesitan escoger una causa y enviar

todo su peso tras ella. Lissa es la opción más inteligente. El Concilio

necesita de vuelta a los Dragomir, y he visto la manera en que las

personas la miran cuando ella me presta atención —sólo el más leve

hilo de amargura que llevaban sus palabras me indicó cómo se

sentía respecto a eso. Luego estaba de vuelta a los negocios—. No

sería difícil obtener el apoyo para eso, si no dividen sus esfuerzos.

Comencé con mi segundo pastel, olvidando mi anterior

resolución de ignorarlo. No quería distraerlo del tema. Era la única

cosa que le había regresado el viejo fuego a sus ojos, la única cosa en

la que parecía verdaderamente interesado, bueno, aparte de jurarle

devoción de por vida a Lissa y decirme que me quedara fuera de su

vida. Me gustaba este Dimitri.

Era el mismo Dimitri de hace tiempo, el que era fiero y estaba

dispuesto a arriesgar su vida por lo que era correcto. Casi deseé que

volviera a ser el molesto y distante Dimitri, el que me dijo que me

alejara. Verlo ahora traía demasiados recuerdos, sin mencionar la

atracción que pensé había aplastado. Ahora, con toda esa pasión

sobre él, lucía más sexy que nunca. Él usaba esa misma intensidad

cuando peleamos juntos. Incluso cuando teníamos sexo. Así era

como se suponía que Dimitri debería de ser: Poderoso y al mando.

Estaba agradecida, y‖aun‖así…‖viéndolo‖de‖la‖manera‖en‖que‖lo‖amé,

sólo hacía que el corazón me doliera mucho más. Lo había perdido.

Si Dimitri sabía lo que yo sentía, no lo mostró. Me miró de

frente y, como siempre, el poder de su mirada me envolvió. —¿La

próxima vez que veas a Tasha, le dirías que venga a verme?

Necesitamos hablar sobre esto.

Page 488: Espíritu confinado

48

8

—¿Así que Tasha puede ser tu amiga pero no yo? —las filosas

palabras salieron de mi boca antes que pudiera detenerlas. Me

sonrojé, avergonzada por haberlo dicho frente a los otros

guardianes. Aparentemente, Dimitri tampoco quería una audiencia.

Miró al que primero se había dirigido a mí.

—¿Hay forma de que pudiéramos tener algo de privacidad?

Sus guardias intercambiaron miradas, y entonces, casi como un

solo ser, ellos retrocedieron. No era una gran distancia, y aún

mantenían un aro alrededor de Dimitri. Sin embargo, era lo

suficiente para que nadie escuchara nuestra conversación. Dimitri se

volvió hacia mí. Me senté.

—Tasha y tú tienen situaciones completamente diferentes. Ella

puede estar a salvo en mi vida. Tú no.

—Y aun así —dije mientras quitaba molesta un mechón de mi

cabello—, aparentemente está bien que esté en tu vida cuando es

conveniente, digamos, como, haciendo mandados, o pasando

mensajes.

—No parece que realmente me necesites en tu vida —él asintió

secamente, inclinando su cabeza ligeramente hacia mi hombro.

Me tomó un momento entender qué había sucedido. Al mover

mi cabello, expuse mi cuello, y la mordida. Traté de no sonrojarme

nuevamente, sabiendo que no tenía nada de qué sentirme

avergonzada. Coloqué el cabello nuevamente en su lugar.

—No es asunto tuyo —siseé, esperando que no hubieran visto

los otros guardianes.

—Exactamente —sonó triunfante—. Porque necesitas vivir tu

propia vida, lejos de mí.

Page 489: Espíritu confinado

48

9

—Oh, por Dios —exclamé—.‖Dejarías‖la‖mier…

Mis ojos se quitaron de su rostro porque repentinamente un

ejército descendió sobre nosotros.

De acuerdo, no era exactamente un ejército, pero bien pudo

haberlo sido. Un minuto sólo éramos Dimitri, yo y los guardias, y,

repentinamente, el lugar estaba nadando en guardias. Y no de

cualquier tipo. Ellos usaban el uniforme blanco-y-negro que los

guardianes usualmente utilizaban en ocasiones, pero un pequeño

botón rojo los marcaba como guardianes específicamente

relacionados a la seguridad de la reina. Al menos había como veinte

de ellos.

Eran letales y asesinos, lo mejor de lo mejor. A través de la

historia, asesinos que habían atacados a los monarcas se habían

encontrado rápidamente vencidos por la guardia real. Ellos eran la

muerte andante, y nos estaban rodeando. Tanto Dimitri como yo

nos pusimos de pie, inseguros respecto a lo que estaba sucediendo,

pero seguros de que era con nosotros, su mesa y sillas estaban entre

nosotros, pero aun así nos colocamos en la posición estándar de

pelea cuando estábamos rodeados por enemigos: espalda-a-espalda.

La guardia de Dimitri llevaba ropa ordinaria y lucían un poco

impresionados al ver a sus superiores, pero con la eficiencia de los

guardianes, la escolta de Dimitri rápidamente se unió a la guardia

de la reina. No había más chistes o sonrisas. Quería lanzarme frente

a Dimitri, pero en esta situación, era un poco difícil.

—Tienes que venir con nosotros ahora —dijo uno de los

guardias de la reina—. Si te resistes, te llevaremos a la fuerza.

—Déjenlo en paz —grité, mirando de un rostro al otro. Esa ira

oscura explotó dentro de mí. ¿Cómo podrían seguir sin creer? ¿Por qué

Page 490: Espíritu confinado

49

0

seguían persiguiéndolo?— ¡Él ahora no ha hecho nada! ¿Por qué no

pueden aceptar que ahora es un dhampir?

El hombre que hablo arqueó una ceja. —No estaba hablando de

él.

—¿Est{n…‖est{n‖aquí‖por‖mí? —pregunté. Traté de pensar en

algún nuevo espectáculo que pudiera haber causado últimamente.

Consideré la loca idea de que la reina se hubiese enterado que yo

había pasado la noche con Adrian, y estaba más que molesta por

ello. Aunque eso difícilmente era razón suficiente para enviar a la

guardia‖ del‖ palacio‖ a‖ buscarme….‖ ¿o‖ no?‖ ¿Había‖ ido‖ demasiado‖

lejos?

—¿Por qué? —demandó Dimitri. Ese alto y maravillo cuerpo,

que podía ser tan sensual a veces, estaba lleno de tensión y amenaza

ahora.

El hombre mantuvo su mirada sobre mí, ignorando a Dimitri.

—No me obligues a repetirlo, ven con nosotros pacíficamente, o te

obligaremos —las esposas que traía en sus manos brillaban.

Mis ojos se agrandaron —¡Esto es una locura! No iré a ningún

lado‖hasta‖que‖me‖digan‖cómo‖diablos‖esto…

Ese fue el momento en que, al parecer, ellos decidieron que no

iba a irme pacíficamente. Dos de los guardias reales se lanzaron

contra mí, y aun cuando técnicamente trabajábamos en el mismo

bando, mis instintos se activaron. No entendía nada de lo que estaba

sucediendo aquí, a excepción del hecho que me iban a llevar como

algún tipo de amo del crimen. A uno de los guardias le tiré la silla

en la que me había estado sentada y le lancé un puñetazo a otro. Fue

un extraño lanzamiento, empeorado por el hecho que el guardián

era más alto que yo. Esa diferencia en estatura me permitió esquivar

Page 491: Espíritu confinado

49

1

el siguiente intento por agarrarme y cuando pateé fuerte sus

piernas, un pequeño gruñido me dejó saber que había acertado.

Escuché unos cuantos grititos esparcidos. Los que trabajaban en

el café se escondieron detrás del mostrador, como si esperaran que

sacáramos armas automáticas. Los otros que habían estado

comiendo el desayuno rápidamente se levantaron de sus mesas,

botando los platos y la comida. Ellos corrieron hacia las salidas, las

cuales seguían bloqueadas por más guardias. Eso provocó más

gritos, aun cuando las salidas estaban bloqueadas para mí.

Mientras tanto, otros guardianes se estaban uniendo a la pelea.

Aunque logré dar unos buenos golpes, sabía que los números de

ellos eran sobrecogedores. Un guardián tomó mi brazo y comenzó a

tratar de ponerme las esposas. Se detuvo cuando otro par de manos

me tomó por el otro lado y me jaló.

Dimitri.

—No la toques —gruñó.

Había una nota en su voz que me hubiera asustado de haber

sido dirigida a mí. Me empujó tras él. Colocando su cuerpo

protectoramente frente al mío y dejándome contra una mesa. Los

guardianes se lanzaron contra nosotros de todas las direcciones, y

Dimitri empezó a hacerse cargo de ellos con la misma gracia mortal

que había hecho que una vez la gente lo llamase “Dios”. Él no

asesinó a ninguno de los que pelearon con él, pero se aseguró que

quedaran fuera de acción. Si alguien pensó que sus ordalías como

Strigoi o el ser encarcelado habían disminuido su habilidad de

combate, estaba terriblemente equivocado. Dimitri era una fuerza de

la naturaleza logrando manejar a los que nos atacaban y detenerme

cada vez que traté de unirme a la pelea. Puede que los guardianes

Page 492: Espíritu confinado

49

2

de‖ la‖ reina‖ sean‖ lo‖ mejor‖ de‖ lo‖ mejor,‖ pero‖ Dimitri…‖ bueno,‖ mi‖

antiguo amante e instructor estaba en una categoría completamente

diferente. Sus habilidades de combate estaban más allá que las de

los demás, y estaba usando para defenderme.

—Quédate atrás —me ordenó—. Ellos no te pondrán una mano

encima.

Al principio estaba sobrecogida por lo protector que era, incluso

si odiaba no ser parte de la pelea. El verlo luchar nuevamente era

fascinante. Hacía que luciera hermoso y letal al mismo tiempo. Él

era el ejército de un solo hombre, el tipo de guerrero que protegía a

sus seres queridos e instigaba‖terror‖en‖sus‖enemigos…

Y fue entonces que una horrible revelación me golpeó.

—¡Alto! —grite repentinamente—. ¡Iré con ustedes! ¡Iré con

ustedes!

Nadie me escuchó al principio, estaban demasiado envueltos en

la pelea. Los guardianes seguían tratando de pasar a Dimitri, pero él

parecía presentirlos, y empujaría hacia ellos sillas o cualquier cosa

que pudiera tomar, mientras lograba seguir golpeando con puños y

patadas a los que se le enfrentaban directamente. ¿Quién lo sabría?

Tal vez él realmente podía encargarse de un ejército por sí mismo.

Pero no podía dejar que lo hiciera.

Tomé el brazo de Dimitri. —Detente —repetí—. Ya no pelees

más.

—Rose…

—¡Detente!

Page 493: Espíritu confinado

49

3

Estaba bastante segura que nunca antes en mi vida había

gritado tan alto una palabra. Resonó por todo el lugar. Por lo que

sabía, resonó por todo el campus.

Exactamente no logró que se detuvieran, pero muchos de los

guardias fueron más despacio. Unos cuantos de los que trabajaban

en el café sacaron un poco las cabezas sobre los mostradores para

vernos. Dimitri seguía en movimiento, aún listo para encargarse de

todos, y yo prácticamente me había lanzado hacia él para que me

notara.

—Detente —esta vez, mi voz era un susurro. Un intranquilo

silencio había caído sobre todos—. Ya no luches contra ellos. Iré.

—No. No dejaré que te lleven.

—Tienes que —le rogué.

Él estaba respirando fuertemente, cada parte de él tensa y lista

para atacar. Nuestras miradas se encontraron, y un millón de

mensajes parecieron fluir entre nosotros mientras la vieja

electricidad crujía en el aire. Sólo esperé que reviviera el mensaje

correcto.

Uno de los guardianes tentativamente dio un paso adelante,

teniendo que rodear el cuerpo inconsciente de su colega, y la tensión

de Dimitri se rompió. Comenzó a bloquear al guardián y a

defenderme nuevamente, pero yo me coloqué entre ellos, tomando

entre las mías la mano de Dimitri y manteniendo mi mirada fija en

la suya. Su piel era cálida y se sentía, tan, pero tan bien tocando la

mía.

—Por favor. No más.

Page 494: Espíritu confinado

49

4

Vi en ese instante que el finalmente comprendió lo que estaba

tratando de decirle. La gente aún le temía. Nadie sabía lo que él era.

Lissa había dicho que el hecho que se comportara normal y

calmadamente ayudaría a aliviar los temores. ¿Pero, esto? ¿Él

luchando contra un ejército de guardianes? Eso no le iba a ganar

puntos por buena conducta. Por lo que sabía, ya era demasiado

tarde después de esto, pero tenía que intentar controlar los daños.

No podía dejar que lo volvieran a encerrar, no por culpa mía.

Mientras me miraba, parecía enviarme un mensaje: que aun

seguiría peleando por mí, que pelearía hasta colapsar para evitar que me

llevaran.

Negué con la cabeza y le apreté la mano como señal de

despedida. Sus dedos eran justo como los recordaba, largos y

elegantes, con callos creados por los años de entrenamiento. Lo solté

y me di la vuelta para enfrentar al tipo que había hablado en un

principio. Asumí que era un tipo de líder.

Sostuve mis manos hacia delante y lentamente caminé. —Iré

tranquilamente.‖ Pero‖ por‖ favor…‖no‖ vuelvan‖ a‖ encerrarlo.‖ Él‖ sólo

pensó…‖sólo pensó que estaba en problemas.

La cosa era, que cuando las esposas se cerraron en mis muñecas,

yo comencé a pensar que estaba en problemas. Mientas los

guardianes se ayudaban mutuamente a levantarse, el líder tomó un

aliento profundo e hizo la proclamación que había estado tratando

de hacer desde que entro. Tragué, esperando escuchar el nombre de

Victor.

—Rose Hathaway, estas bajo arresto por alta traición.

Page 495: Espíritu confinado

49

5

No era exactamente lo que me esperaba. Esperando que mi

sumisión me hiciera ganar algunos puntos, pregunté: —¿Qué tipo

de alta traición?

—El asesinato de su real majestad, La Reina Tatiana.

Page 496: Espíritu confinado

49

6

Traducido por Dark Haven, cowdiem, cYeLy DiviNNa, elamela y *¡¡¡BellJolie!!!*

Corregido por cYeLy DiviNNa

al vez alguien tenía un negro sentido del humor, porque

terminé en la celda ahora desocupada por Dimitri.

Había llegado en silencio después de que el

guardián estableció los cargos ante mí. De hecho, había entrado en

estado de coma porque había demasiado de lo que había dicho que

era imposible de procesar. Ni siquiera podía realmente entender la

parte que me involucraba. No podía sentir indignación por mí o por

la acusación, porque me quedé atrapada en la parte de que Tatiana

estaba muerta.

No sólo muerta. Fue Asesinada.

¿Asesinada?

¿Cómo había sucedido? ¿Cómo había pasado aquí? Esta Corte

era uno de los lugares más seguros del mundo, y Tatiana en

particular siempre estaba vigilada, por el mismo grupo que había

caído sobre Dimitri y yo con rapidez. A menos que ella dejara la

Corte —y estaba bastante segura de que ella no lo hizo—, ningún

Strigoi podría haberla matado. Con las constantes amenazas que

enfrentamos, el asesinato entre los dhampirs y Morois era casi

T

Page 497: Espíritu confinado

49

7

inaudito. Claro, sucedió. Era inevitable en cualquier sociedad, pero la

manera en que la nuestra era cazada, rara vez tenía tiempo para

volverse el uno contra el otro (gritar en las reuniones del Consejo

quedaba a un lado). Eso era parte de por qué Victor había sido

condenado. Sus crímenes fueron las cosas más malas que se podrían

haber hecho.

Hasta ahora.

Una vez que llegué más allá de la idea imposible de que Tatiana

estaba muerta, era capaz de hacer la verdadera pregunta: ¿Por qué

yo? ¿Por qué se me acusa? No era abogada, pero estaba bastante

segura de que llamar a alguien ‚puta mojigata‛ no es evidencia en

un juicio.

Traté de obtener más detalles del guardia de la puerta de mi

celda, pero se mantuvo con cara dura y silenciosa. Después de dejar

mi voz ronca de tanto gritar, me dejé caer sobre la cama y fui a la

mente de Lissa, donde estaba segura de que conseguiría obtener

más información.

Lissa estaba frenética, tratando de obtener respuestas de

cualquier persona que podía. Christian seguía con ella, y ellos

estaban en el interior del hall de entrada de uno de los edificios

administrativos, el cual estaba llenó de una intensa actividad.

Dhampirs y Moroi corrían por igual en todas partes, algunos

asustados de esta nueva inestabilidad de gobierno y otros con la

esperanza de sacar provecho de ella. Lissa y Christian se pusieron

en medio de todo esto, como hojas arrastradas en la furia de una

tormenta.

Mientras Lissa era ahora técnicamente un adulto, había estado

siempre bajo el ala de una persona mayor en la Corte, por lo general

Page 498: Espíritu confinado

49

8

Priscilla Voda, y en ocasiones incluso Tatiana. Ninguna de las dos

estaba disponible ahora, por razones obvias. Aunque muchos

miembros de la realeza la respetaban, Lissa no tenía ninguna fuente

real a quien recurrir.

Viendo su agitación, Christian le apretó la mano. —Tía Tasha

sabrá lo que está pasando —dijo él—. Se va a aparecer tarde o

temprano. Sabes que ella no permitiría que algo le suceda a Rose.

Lissa sabía que había un poco de incertidumbre en esa

declaración, pero no lo mencionó. Tasha podría no querer que nada

me pasara, pero desde luego no era todopoderosa.

—¡Lissa!

La voz de Adrian causó que tanto Lissa como Christian se

dieran la vuelta. Adrian acababa de entrar, junto con su madre.

Adrian parecía que había ido, literalmente, directamente desde mi

dormitorio hasta ahí. Llevaba la ropa de ayer, un poco arrugada, y

su pelo no tenía ninguna de sus cuidados habituales.

En comparación, Daniella se veía pulida y elaborada, la imagen

perfecta de una mujer de negocios que no había perdido su

feminidad.

¡Por fin! Había gente que podría tener respuestas. Lissa se

precipitó hacia ellos con gratitud.

—Gracias a Dios —dijo Lissa—. Nadie nos dirá lo que ha

pasado... salvo que la reina ha muerto y Rose está encerrada. —Lissa

miró a la cara de Daniella, suplicante—. Dime que ha habido algún

tipo de error.

Daniella palmeó el hombro de Lissa y le dio una mirada tan

reconfortante como pudo, dadas las circunstancias. —Me temo que

Page 499: Espíritu confinado

49

9

no. Tatiana fue asesinada ayer por la noche, y Rose es su principal

sospechosa.

—¡Pero ella nunca hubiera hecho eso! —exclamó Lissa.

Christian se unió a ella en su furia justiciera. —El grito de ella

en el Consejo ese día no es suficiente para condenarla por asesinato

—ah, Christian y yo teníamos la misma línea de razonamiento. Era

casi de miedo—. Ni está fallando la Guardia de la Muerte.

—Tienes razón. No es suficiente —coincidió Daniella—. Pero no

la hace lucir bien tampoco. Y, al parecer, tienen otras pruebas que

dicen que demuestra su culpabilidad.

—¿Qué tipo de pruebas? —Lissa demandaba.

Daniella se puso apenada. —No lo sé. Eso sigue siendo parte de

la investigación. Tendrán una audiencia para presentar las pruebas

y preguntar su paradero, los posibles motivos... ese tipo de cosas —

miró a su alrededor a la gente corriendo por ahí—. Si incluso llegan

tan lejos. Este tipo de cosas... no han sucedido en décadas. El

Consejo controla absolutamente todo hasta que un nuevo monarca

sea elegido, pero todavía va a ser un caos. La gente tiene miedo. No

me sorprendería si el Consejo va bajo la ley marcial.

Christian se giró hacia Lissa, con la esperanza en su rostro. —

¿Viste a Rose anoche? ¿Estaba contigo?

Lissa frunció el ceño. —No. Creo que estaba en su habitación.

La última vez que la vi fue anteayer.

Daniella no se veía contenta respecto a eso. —Eso no va a

ayudar. Si ella estaba sola, entonces ellas no tienen coartada.

—Ella no estaba sola.

Page 500: Espíritu confinado

50

0

Tres pares de ojos se giraron en la dirección de Adrian. Era la

primera vez que él había hablado desde la primera llamada de Lissa.

Lissa ni se había centrado en él tampoco, lo cual significaba que yo

tampoco. Ella sólo había observado su apariencia superficial cuando

él había llegado, pero ahora ella podía ver los pequeños detalles.

Cuando ella sintonizó el aura de él, vio el dorado usual de un

usuario de espíritu, pero ese y los otros colores estaban enturbiados

y teñidos de oscuridad.

Había un parpadeo ahí también, una advertencia de que la

inestabilidad del espíritu estaba ganando. Esto había llegado

demasiado rápido a él como para que reaccionara, pero sospeché

que él atacaría los cigarrillos y el alcohol tan pronto como tuviera un

momento libre. Era como Adrian le hacía frente a este tipo de cosas.

—¿Qué estás diciendo? —Daniella preguntó bruscamente.

Adrian se encogió de hombros. —Ella no estaba sola. Yo estuve

con ella toda la noche.

Lissa y Christian habían hecho un buen trabajo manteniendo

expresiones neutras, pero el rostro de Daniella registró el shock que

cualquier padre hubiera tenido luego de escuchar sobre la vida

sexual de su hijo. Adrian notó su reacción también.

—Ahórratelo —él advirtió—.‖ Tu‖moral,‖ tus‖ opiniones…‖ nada‖

importa justo ahora —él gesticulo hacia el grupo de gente histérica

corriendo y gritando como si Victor Dashkov debería seguramente

venir a la Corte para matarlos a todos. Adrian negó con la cabeza y

se giró hacia su madre—. Yo estaba con Rose. Eso prueba que ella

no lo hizo. Lidiaremos con tu desaprobación materna respecto a mi

vida sentimental luego.

Page 501: Espíritu confinado

50

1

—¡Eso no es lo que me preocupa! Si ellos de verdad tienen

pruebas de peso y tú te mezclas en esto, podrías estar bajo sospecha

también. —La compostura con la que Daniella había entrado estaba

comenzando a quebrarse.

—Ella era mi tía —exclamó Adrian incrédulo—. ¿Por qué

maldita razón Rose y yo la mataríamos?

—Porque ella desaprobaba su relación. Y porque Rose estaba

enojada por la regla de la edad —esto vino de Christian. Lissa lo

miró enojada, pero él meramente se encogió de hombros—. ¿Qué?

Sólo estoy exponiendo lo obvio. Alguien más lo haría si yo no lo

hubiera hecho. Y todos escuchamos las historias, la gente ha estado

creando cosas que son extremas, incluso para Rose —un comentario

fuerte de hecho.

—¿Cuándo? —Preguntó Daniella, aferrando la maga de

Adrian—. ¿Cuándo estuviste con Rose? ¿Cuándo llegaste ahí?

—No lo sé. No lo recuerdo —dijo él.

Ella apretó aún más fuerte. —¡Adrian! Tómatelo en serio. Esto

va a hacer una gran diferencia en como las cosas progresen. Si

llegaste ahí antes de que Tatiana fuera asesinada, entonces no

estar{s‖involucrado.‖Si‖estuviste‖con‖Rose‖después…

—Entonces ella tiene una coartada —él interrumpió—, y no hay

ningún problema.

—Espero que eso sea verdad —murmuró Daniella. Sus ojos ya

no parecían estar enfocados en mis amigos. Las ruedas en su cabeza

estaban girando, sus pensamientos saltando hacia adelante mientras

trataba de pensar cómo proteger mejor a su hijo. Yo había sido un

caso desafortunado para ella—. Aún vamos a tener que conseguirte

Page 502: Espíritu confinado

50

2

un abogado. Hablaré con Damon. Tengo que encontrarlo antes de la

audiencia de esta noche. Y Rufus va a tener que saber de esto

también. Demonios. —Adrian arqueó una ceja ante eso. Tuve la

impresión de que Lady Ivashkov no maldecía muy seguido—.

Necesitamos averiguar a qué hora estabas ahí.

Adrian aún llevaba encima su angustia como un manto, y se

veía como si pudiera desmayarse si no conseguía nicotina o alcohol

pronto. Odiaba verlo así, particularmente debido a mí. Había fuerza

dentro de él, sin dudarlo, pero su naturaleza —los incompletos

efectos del espíritu—, hacía que enfrentar esto fuera tan difícil. Sin

embargo, a través de su agitación, él se las arregló para encontrar un

recuerdo para ayudar a su histérica madre.

—Había alguien en el vestíbulo del edificio cuando entré… un

conserje o algo, creo. Nadie en el escritorio principal, sin embargo —

la mayoría de los edificios usualmente mantiene algún miembro del

personal ahí para emergencias o servicios de conserjería.

El rostro de Daniella se iluminó. —Eso es. Eso es lo que

necesitaremos. Damon averiguará el momento en que estuviste ahí,

de modo que te dejemos libre y limpio de esto.

—¿De modo que pueda defenderme si las cosas se ponen feas?

—Por supuesto —ella respondió rápidamente.

—¿Qué hay de Rose?

—¿Qué hay con ella?

Adrian aun se veía listo para desmoronarse, pero había

seriedad y fuego en sus ojos verdes. —Si tú descubres que la Tía

Tatiana fue asesinada antes de que yo llegara ahí, y Rose será

lanzada a los lobos sola, ¿Damon será su abogado?

Page 503: Espíritu confinado

50

3

Su madre se tambaleó. —Oh,‖bueno,‖ cariño…‖Damon‖no‖hace‖

ese‖tipo‖de‖cosas‖realmente…

—Él lo hará si tú se lo pides —dijo Adrian con severidad.

—Adrian —ella dijo con cansancio—, no sé de qué me estás

hablando. Dicen que las pruebas en su contra son malas. Si nuestra

familia‖muestra‖apoyo…‖

—¡No es como si estuviéramos apoyando un asesinato!

Conociste a Rose. Te gustaba. ¿Puedes mirarme a los ojos y decir

que está bien para ella ir con sólo una media defensa sobre ella?

¿Puedes?

Daniella palideció, y juro que en realidad se encogió. No creo

que ella estuviera acostumbrada a una resolución tan feroz de parte

de su hijo diablo —el diablo con poder—, del cual había que

cuidarse.

Y aunque sus palabras eran perfectamente sanas, no era una

especie de locura, pero la desesperación en su voz y su actitud

demostraba que estaba un poco asustado. Ya sea que fuera causado

por el espíritu o simplemente por su propia emoción, no podía

decirlo.

—Yo... voy a hablar con Damon —dijo Daniella al final. Ella

había tenido que tragar un par de veces antes de decir

efectivamente las palabras.

Adrian dejó escapar una respiración profunda y algo de furia se

fue con él. —Gracias.

Ella se escabulló entre la multitud, dejando solo a Adrian con

Christian y Lissa. Ellos sólo parecían un poco menos aturdidos que

Daniella.

Page 504: Espíritu confinado

50

4

—¿Tarus Damon? —Lissa adivinó. Adrian asintió con la cabeza.

—¿Quién es ese? —preguntó Christian.

—El primo de mi mamá —dijo Adrian—. El abogado de la

familia. Un tiburón de verdad. Un tipo de mala calidad también,

pero él puede conseguir todo lo que quiera.

—Eso es algo, supongo —reflexionó Christian—. ¿Pero es lo

suficientemente bueno para luchar contra esta evidencia, o como se

llame?

—No lo sé. Realmente no lo sé —Adrian buscó distraídamente

en el bolsillo, el lugar habitual de sus cigarrillos, pero no tenía

ninguno. Suspiró—. Yo no sé qué clase de pruebas son, o incluso

cómo murió la tía Tatiana. Todo lo que escuché fue que la

encontraron muerta esta mañana.

Lissa y Christian intercambiaron muecas. Christian se encogió

de hombros, y Lissa se volvió a Adrian, asumiendo el papel de

mensajero.

—Una estaca —dijo Lissa—. La encontraron en la cama con una

estaca de plata a través de su corazón.

Adrian no dijo nada, y su expresión no cambió realmente. Lissa

mantuvo toda esta charla sobre la inocencia, la evidencia y

abogados, y cómo todo el mundo tenía por alto el hecho de que

Tatiana había sido la tía-abuela de Adrian. Él no había aprobado

algunas de sus decisiones y hacía un montón de chistes sobre ella a

sus espaldas, pero ella seguía siendo su familia, alguien que había

conocido toda su vida. Tenía que sentir el dolor de su muerte en la

cima de todo lo demás. Incluso sentí un poco de conflicto. Yo la

odiaba por lo que me había hecho, pero nunca había deseado su

Page 505: Espíritu confinado

50

5

muerte. No pude dejar de recordar que ella había hablado de vez en

cuando conmigo como si yo fuera una persona real. Tal vez había

fingido, pero yo estaba bastante segura de que había sido sincera la

noche en que se había pasado por la casa de los Ivashkovs. Ella

había estado cansada y pensativa, en su mayoría sólo preocupada

por llevar la paz a su pueblo.

Lissa vio irse Adrian, con simpatía y dolor fluyendo a través de

ella.

Christian tocó suavemente su brazo. —Vamos —dijo—. Hemos

encontrado lo que necesitábamos saber. Sólo estamos en el camino.

Sintiéndose desesperada, Lissa le permitió llevarla al exterior,

esquivando multitudes en pánico. La naranja de un sol bajo dio a

cada hoja y árbol dorado, una sensación de calor. Había habido un

montón de gente cuando volvimos del almacén con Dimitri, pero no

era nada comparado con esto. La gente estaba zumbando con

miedo, corriendo para pasar la noticia. Algunos ya estaban de luto,

vestidos de negro, con lágrimas en sus rostros. Me pregunté cuánto

de eso era real. Incluso en medio de la tragedia y el crimen, los

miembros de la realeza estaban luchando por el poder.

Y cada vez que oía mi nombre, el enojo de Lissa crecía más y

más. La ira también, del tipo que se sentía como el humo negro en

nuestro vínculo y que a menudo la hacía arremeter contra alguien.

Era la maldición del espíritu.

—¡No puedo creer esto! —exclamó ella con Christian. Me di

cuenta, aunque ella no, que estaba tomando a toda prisa a un lugar

donde no había personas—. ¿Cómo puede alguien pensar eso acerca

de Rose? Ella saldrá. Tiene que ser así.

Page 506: Espíritu confinado

50

6

—Lo sé, lo sé —él dijo. Él conocía los signos del espíritu, era

demasiado peligroso y estaba tratando de calmarla. Habían llegado

a un área pequeña, cubierta de hierba a la sombra de un avellano

grande y se instalaron en el suelo—. Sabemos que ella no lo hizo.

Eso es todo lo que hay que hacer. Vamos a probarlo. Ella no puede

ser castigada por algo que no hizo.

—No conoces a este grupo —se quejó Lissa—. Si alguien puede

hacer algo para sacarla, pueden hacer todo tipo de cosas posibles —

con sólo la más débil sensibilización, atraje un poco de esa oscuridad

en mí, tratando de calmar el terreno Por desgracia, sólo me

enfureció.

Christian se echó a reír. —Te olvidas que crecí en torno al

grupo. Fui a la escuela con los niños de este grupo. Yo los conozco,

pero no estemos entrando en pánico hasta saber más, ¿de acuerdo?

Lissa exhaló, sintiéndose mucho mejor. Yo iba a tomar mucha

oscuridad si no era cuidadosa.

Ella le dio una pequeña sonrisa provisional a Christian.

—No te recuerdo siendo razonable antes.

—Es porque cada uno tiene diferentes definiciones de

‚razonable‛. A mí simplemente me han entendido mal, eso es todo

—su voz era alta.

—Creo que te han malentendido mucho —se rió.

Sus ojos tenían su mirada, y la sonrisa en su rostro se

transformaba en algo más cálido y suave.

—Bueno, espero que esto no sea un mal entendido. Sino te

golpearé.

Page 507: Espíritu confinado

50

7

Inclinándose, llevó sus labios a los suyos. Lissa respondió sin

vacilación ni pensando en absoluto, perdiéndose en la dulzura del

beso.

Por desgracia, fui arrastrada con eso. Cuando se apartaron,

Lissa sintió el ritmo de su corazón aumentar y sus mejillas

sonrojadas.

—¿Qué definición tiene eso exactamente? —preguntó,

reviviendo como se había sentido su boca.

—Significa‖‚lo‖siento‛‖—dijo.

Miró lejos y nerviosamente arrancó algunas hierbas.

Finalmente, con un suspiro, miró de nuevo hacia arriba. —

Christian... ¿Hubo alguna vez... hubo alguna vez algo entre Jill tú?

¿O Mia?

La miro fijamente, sorprendido. —¿Qué? ¿Cómo podías pensar

eso?

—Pasaste tanto tiempo con ellas.

—Sólo hay una persona que siempre he querido —dijo. La

firmeza de su mirada, en esos ojos de azul cristal, no dejaba ninguna

pregunta en cuanto a quién era esa persona.

—Nadie más se ha acercado alguna vez. A pesar de todo,

incluso‖con‖Avery…

—Christian,‖lo‖siento‖tanto‖por‖eso…

—No‖tienes‖que…

—Yo…

—Maldición —dijo—.‖¿Me‖dejaras‖terminar‖una‖fra…?

Page 508: Espíritu confinado

50

8

—No —Interrumpió Lissa. Y se inclinó y lo besó, un duro y

poderoso beso que quemó a través de su cuerpo, uno que le dijo que

no había nadie más en el mundo para ella tampoco.

Bueno, al parecer, Tasha había tenido razón: era la única que

podía unirlos de nuevo. Apenas había esperado que mi arresto

desempeñara un papel.

Me aparté de su cabeza para darles algo de intimidad y

salvarme de observarlos acariciarse. No les envidié su momento.

No había nada tampoco que pudiera hacerse por mí en este

momento, y se merecían su reunión. Su único curso de acción era

esperar más información, y en realidad, su método de pasar el

tiempo era mucho más saludable que cualquiera que Adrian

probablemente estaba probando.

Me tumbé en la cama y miré fijamente el techo. No había nada

pero el liso metal y los colores neutros que me rodeaban. Me volví

loca. No tenía nada que ver, nada que leer. Me sentí como un animal

atrapado en una jaula. La habitación parecía cada vez más pequeña.

Todo lo que podía hacer era repetir lo que había aprendido a través

de Lissa, analizando cada palabra de lo que había sido dicho. Tenía

preguntas sobre todo, por supuesto, pero la única cosa que me

impresionó fue Daniella citando una audiencia. Necesitaba saber

más sobre eso.

Tuve mi respuesta, horas después.

Había caído en una especie de bruma adormecedora entonces y

casi no reconocí a Mikhail de pie delante de la puerta de mi celda.

Salté de mi cama hacia los barrotes y vi que estaba abriendo la

puerta. La esperanza surgió a través de mí.

Page 509: Espíritu confinado

50

9

—¿Qué está pasando? —le pregunté—. ¿Me están dejando ir?

—Me temo que no —dijo. Su punto fue demostrado cuando,

después de abrir la puerta, rápidamente puso en mis manos unas

esposas. No luché contra eso—. Estoy aquí para llevarte a tu

audiencia.

Al entrar al pasillo, vi a otros guardianes reunidos. Mi propio

detalle de seguridad. Un reflejo del de Dimitri. Adorable. Mikhail y

yo caminamos juntos y, gracias a Dios, habló durante el camino en

lugar de mantener ese espantoso silencio que parecía ser un

tratamiento común para los prisioneros.

—¿Qué es la audiencia exactamente?¿ Un juicio?

—No, no. Es demasiado pronto para un juicio. Una audiencia

decide si vas a juicio.

—Eso suena un poco a una pérdida de tiempo —señalé.

Surgimos desde el edificio de los guardianes, ese aire fresco y

húmedo era la cosa más dulce que nunca había probado.

—Es una gran pérdida de tiempo si vas a un juicio

directamente, y ellos se hubieran dado cuenta de que no era un caso

para una audiencia. En la audiencia, exponen todas las pruebas que

tienen, y un juez o, bien, alguien que actúe como juez, decidirá si

debe hacerse un juicio. El juicio lo hace oficial. Ahí es donde pasan

el veredicto e informan la condena.

—¿Por qué les tomó tanto tiempo para la audiencia? ¿Por qué

me hicieron esperar en la celda todo el día?

Se echó a reír, pero no porque él pensara que fuera divertido. —

Esto fue rápido, Rose. Muy rápido. Puede tomar días o semanas

Page 510: Espíritu confinado

51

0

para obtener una audiencia, y si te hacen ir a juicio, te quedarás

encerrada hasta entonces.

Tragué saliva. —¿Van a actuar con rapidez al respecto?

—No lo sé. Ningún monarca ha sido asesinado en casi un

centenar de años. La gente está preocupada, y el Consejo desea

establecer el orden.

—Ellos ya están haciendo grandes planes para el funeral de la

reina, ‚un‖espect{culo‖gigante‛‖que‖va‖a‖distraer‖a‖todo‖el‖mundo.‖

Tu audiencia es también un intento de establecer el orden.

—¿Qué? ¿Cómo?

—Cuanto antes se condene al asesino, todo el mundo se sentirá

más seguro. Ellos piensan que este caso en tu contra es tan sólido

que quieren precipitar la aprobación. Ellos quieren que sea culpable.

Quieren encerrar a su asesino y que se haga justicia, para que todos

puedan dormir tranquilos cuando el nuevo rey o reina sea elegido.

—Pero‖yo‖no…‖—dejé ir mi negación. No tenía sentido.

Delante de nosotros, se asomaba el edificio de la Corte. Se

parecía a la primera vez que había estado ahí para el juicio de

Victor, pero eso había sido por temor de los recuerdos que

provocaban en mí. Ahora... ahora estaba mi propio futuro en la

línea. Y, al parecer, no sólo mi propio futuro en el mundo de los

Moroi esperanzado y observado, esperaban que fuera una villana

que podría utilizarlos de manera segura por siempre. Tragué, le di

una mirada nerviosa a Mikhail. —¿Piensas que... piensas que me

manden a juicio?

Él no respondió. Uno de los guardias mantuvo la puerta abierta

para nosotros.

Page 511: Espíritu confinado

51

1

—¿Mikhail? —insistí—. ¿Realmente me llevarán a juicio por un

asesinato?

—Sí —dijo con simpatía—. Estoy bastante seguro de que lo

harán.

Page 512: Espíritu confinado

51

2

Traducido por Caty, Clo y Rania

Corregido por Ellie

ntrar a la Corte fue una de las experiencias más

surrealistas de mi vida, y no sólo porque yo era la que

estaba siendo acusada aquí. Todo seguía recordándome

el juicio de Victor, y la idea de que yo estaba ahora en su lugar era

casi demasiado extraña para comprenderla.

Entrar a un salón con una tropa de guardianes hace que la gente

se quede mirándote —y, créanme, había mucha gente aquí—, así

que naturalmente no me escondí ni actué avergonzada. Entré con

confianza, con mi cabeza en alto. De nuevo, tuve ese extraño

recuerdo de Victor. Él también había entrado aquí desafiantemente,

y yo había quedado indignada al ver que alguien que había

cometido sus crímenes pudiera comportarse de esa manera.

¿Estaban todas estas personas pensando lo mismo de mí?

En la plataforma al frente del salón, estaba sentada una mujer

que no reconocí.

Entre los Moroi, un juez era usualmente un abogado que había

sido escogido para la posición de acuerdo a los propósitos de la

audiencia, o lo que fuera. El juicio en sí mismo —al menos uno tan

E

Page 513: Espíritu confinado

51

3

grande como el de Victor— había sido presidido por la reina. Ella

había sido la que había decidido el veredicto final.

Aquí, los miembros del concejo serían quienes decidirían si yo

siquiera llegaría a ese punto. El juicio lo hacía oficial. Allí era donde

ellos decidían el veredicto y el castigo.

Mi escolta me llevó al asiento del frente del salón, más allá de la

barra que separaba los jugadores centrales de la audiencia, y me

señaló un lugar junto a un Moroi de mediana edad en un traje de

diseñador muy formal y muy negro. El traje gritaba: ‚siento mucho

que la reina esté muerta y voy a lucir a la moda mientras demuestro

mi pena‛. Su cabello era un rubio pálido, entrelazado con las

primeras apariciones de plateado. De algún modo, lo hacía ver bien.

Yo presumí que este era Damon Tarus, mi abogado, pero él no me

dijo una sola palabra.

Mikhail estaba sentado a mi lado, también, y estaba agradecida

de que lo hubieran escogido para ser el que literalmente estuviera a

mi lado. Mirando hacia atrás, vi a Daniella y a Nathan Ivashkov

sentados con otros importantes miembros de la realeza y sus

familias.

Adrian escogió no unirse a ellos. Él estaba sentado atrás, con

Lissa, Christian y Eddie. Todas sus caras estaban llenas de angustia.

La jueza, una anciana Moroi de cabello gris que se veía como si

aún pudiera patear traseros, llamó la atención del salón y yo me giré

para verla de nuevo. El concejo estaba entrando, y ella los anunció

uno por uno. Dos secciones de asientos habían sido arregladas para

ellos, dos filas de seis con un decimotercero de pie tras ellos. Por su

puesto, sólo once de los puestos estaban ocupados, y yo traté de no

hacer mala cara. Lissa debería haber estado sentada allí.

Page 514: Espíritu confinado

51

4

Cuando el concejo estuvo acomodado, la jueza se enfrentó al

resto de nosotros y habló con una voz que recorrió el salón. —Esta

audiencia ha comenzado, en ella determinaremos si existe la

suficiente evidencia para...

Una conmoción en la puerta la interrumpió, y la audiencia

estiraba sus cuellos, esforzándose por ver qué estaba pasando.

—¿De qué se trata este disturbio? —Demandó la jueza.

Uno de los guardianes tenía la puerta parcialmente abierta y

estaba inclinado hacia afuera, aparentemente hablando con quien

fuera que estuviera en el pasillo. Él entró de nuevo al salón.

—El abogado de la acusada esta aquí, su señoría.

La juez nos miró a Damon y a mí y de nuevo al guardia con el

ceño fruncido. —Ella ya tiene un abogado.

El guardián se veía cómicamente confundido. Si hubiera habido

un Strigoi allí afuera, él hubiera sabido que hacer. Esta bizarra

interrupción del protocolo estaba más allá de sus habilidades. La

juez suspiró.

—Bien. Envía a quien quiera que esté allí afuera aquí y

comencemos con esto.

Abe entró.

—Oh, querido señor —dije en voz alta.

No tuve que regañarme a mí misma por hablar cuando no me

correspondía, porque un murmullo de conversación llenó

inmediatamente el salón. Mi teoría era que la mitad estaban

sorprendidos porque conocían a Abe y su reputación. La otra mitad

estaba probablemente anonadada por su apariencia.

Page 515: Espíritu confinado

51

5

Él usaba un traje de cachemira, considerablemente más claro

que el fúnebre negro de Damon. Debajo de éste, llevaba una camisa

de vestir de un blanco tan deslumbrante que parecía brillar,

particularmente junto a la llamativa corbata carmesí que usaba.

Otros puntos de rojo estaban regados por su atuendo, un pañuelo en

su bolsillo, mancuernas de rubíes. Naturalmente, todo estaba

perfectamente confeccionado y era tan caro como el atuendo de

Damon. Pero Abe no parecía estar de duelo. Él ni siquiera se veía

como si viniera a un juicio. Era más como si lo hubiéramos

interrumpido camino a una fiesta. Y, por supuesto, llevaba sus

acostumbrados aritos de oro en las orejas y su delineada barba

negra.

La jueza silenció el salón con un movimiento de la mano

mientras él se acercaba a ella.

—Ibrahim Manzur —dijo ella, sacudiendo su cabeza. Había

tanta sorpresa como desaprobación en su voz—. Esto es...

inesperado.

Abe la saludó con una elegante reverencia. —Es adorable verte

de nuevo, Paula. No has envejecido un sólo día.

—No estamos en un club campestre, Señor Manzur —le

informó ella—. Y mientras estemos aquí, usted se dirigirá a mí por el

título apropiado.

—Oh. Claro. —Él le guiñó un ojo—. Mis disculpas. Su señoría.

Dándose la vuelta, miró alrededor hasta posar sus ojos sobre

mí. —Aquí estás. Siento mucho haberme tardado. Comencemos.

Damon se paró. —¿Qué es esto? ¿Quién es usted? Yo soy su

abogado.

Page 516: Espíritu confinado

51

6

Abe sacudió su cabeza. —Debe tratarse de un error. Me tomó

un buen tiempo viajar hasta aquí, así que puedo entender por qué

decidieron asignarte un abogado comunitario para reemplazarme.

—¡Abogado comunitario! —La cara de Damon se puso roja de

indignación—. Soy uno de los más renombrados abogados de los

Moroi americanos.

—Renombrado. Comunitario. —Abe se encogió de hombros y

se inclinó hacia atrás—. No pienso juzgarte. Disculpa el doble

significado.

—Sr. Manzur —interrumpió la jueza—, ¿es usted abogado?

—Soy muchas cosas, Paula, su señoría. Además, ¿importa? Ella

solamente necesita alguien que hable a su favor.

—Y ella ya tiene a alguien —exclamó Damon—. Yo.

—Ya no —dijo Abe, su comportamiento aún bastante

placentero. Él nunca dejó de sonreír, pero yo creí ver ese peligroso

brillo en sus ojos que asustaba a tantos de sus enemigos. Él era el

retrato de la calma, mientras Damon parecía a punto de tener un

ataque.

—Su señoría...

—¡Suficiente! —Ella dijo con esa voz que resonaba por toda la

habitación—. Dejen que la chica escoja. —Ella concentró sus ojos

marrones sobre mí—. ¿Quién quieres que hable por ti?

—Yo... —Mi boca cayó abierta debido a lo abrupto del cambio

de la atención sobre mí. Yo había estado observando el drama entre

los dos hombres como un partido de tenis, y ahora la pelota me

había golpeado en la cabeza.

Page 517: Espíritu confinado

51

7

—Rose...

Sorprendida, me giré ligeramente. Daniella Ivashkov se había

acercado a la fila detrás de mí. —Rose —susurró ella de nuevo—, no

tienes idea de quién es ese hombre Manzur.

Oh, ¿no?

—Tú no vas a querer verte involucrada con él. Damon es el

mejor. El no es fácil de vencer.

Ella se movió de nuevo hacia su asiento, y yo miré los rostros de

mis potenciales abogados. Yo comprendía lo que quería decirme

Daniella. Adrian le había pedido buscar a Damon por mí, y entonces

ella había convencido a Damon de hacerlo.

Rechazarlo sería un insulto para ella, y considerando que ella

era una de las pocas Moroi de la realeza que había sido amable

conmigo respecto a Adrian, de verdad no quería ganarme su

desconfianza. Además, si esto era algún tipo de conspiración de la

realeza, tener uno de ellos de mi lado probablemente era mi mejor

oportunidad de salir libre.

Y aún así... aquí estaba Abe, mirándome con esa astuta sonrisa

suya. Él era realmente bueno obteniendo lo que quería, pero mucho

de eso era gracias a la fuerza de su presencia y su reputación. Si

realmente había alguna evidencia absurda en contra mía, la actitud

de Abe no sería suficiente para hacerla desaparecer.

Por supuesto, él también era astuto. La serpiente. Él podía hacer

que lo imposible ocurriera; él había conseguido mover muchas

influencias para ayudarme. De cualquier manera, eso no cambiaba

el hecho de que no fuera un abogado.

Por otra parte, él era mi padre.

Page 518: Espíritu confinado

51

8

Él era mi padre, y aunque apenas y nos conocíamos el uno al

otro, había recorrido medio mundo para venir aquí y presentarse

con su traje gris a defenderme. ¿Se trataba de amor paternal echado

a perder? ¿Podría ser realmente un buen abogado? Al final del día,

¿era realmente cierto que la sangre es más espesa que el agua? No lo

sabía. De hecho no me gustaba ese refrán. A lo mejor funcionaba

para los humanos, pero no tenía sentido para los vampiros.

De cualquier modo, Abe estaba mirándome intensamente con

sus ojos café casi idénticos a los míos. Confía en mí, parecía decir.

¿Pero, podía hacerlo? Yo hubiera confiado en mi madre si ella

hubiera estado aquí, y yo sabía que ella confiaba en Abe.

Suspiré y lo señalé. —Me quedo con él. —En un tono más bajo,

añadí—: No me decepciones, Zmey.

La sonrisa de Abe creció aún más mientras las sorprendidas

exclamaciones de la audiencia llenaban el espacio, y Damon

protestaba, indignado. Daniella podía haberlo persuadido para que

me ayudara al principio, pero ahora este caso era cuestión de

orgullo para él. Su reputación acababa de ser manchada por mi

decisión de despedirlo.

Pero yo había tomado una decisión, y la exasperada juez no

escucharía más quejas al respecto. Ella despidió a Damon, y Abe se

acomodó en su puesto. La juez comenzó con el discurso de apertura

estándar, explicando por qué estábamos aquí, etc., etc., etc. Mientras

ella hablaba, me incliné hacia Abe. —¿En qué me has metido? —le

susurré.

—¿Yo? ¿En qué te has metido tu misma? ¿No podría

simplemente haber tenido que sacarte de una estación de policía por

beber siendo menor de edad, como la mayoría de los padres?

Page 519: Espíritu confinado

51

9

Estaba empezando a comprender por qué la gente se irritaba

cuando yo hacía bromas en situaciones peligrosas.

—¡Mi puto peligro está en juego! ¡Ellos van a enviarme a juicio

y a encerrarme!

Todo rastro de humor o alegría se desvaneció de su cara. Su

expresión se tornó dura, letalmente seria. Un escalofrío recorrió mi

espalda.

—Eso —dijo él con una voz baja y plana—, es algo que te juro

que nunca, nunca va a pasar.

La juez regresó su atención a nosotros y a la abogada fiscal, una

mujer llamada Iris Kane. No era un apellido real, pero ella se veía

bastante dura. A lo mejor simplemente se trataba de una

característica de los abogados.

Antes de que la evidencia contra mí fuera mostrada, el asesinato

de la reina fue descrito en todos su horribles detalles. Cómo había

sido encontrada esta mañana en su cama, con una estaca de plata

atravesando su corazón y una profunda mirada de horror y sorpresa

en su cara. La sangre había estado en todas partes: en su traje de

noche, es las sábanas, en su piel... Las fotos fueron mostradas a la

audiencia, generando una variedad de reacciones. Gemidos de

sorpresa. Más miedo y pánico. Y algunos... algunas personas

lloraron. Algunas de esas lágrimas eran sin duda por la terrible

situación, pero creo que muchos lloraron porque realmente amaban

o les gustaba Tatiana. Ella había sido fría y rígida algunas veces,

pero la mayor parte del tiempo, su reinado había sido justo y

pacífico.

Después de las fotos, ellos me llamaron. La audiencia no se

llevaba a cabo como un juicio normal. No había un intercambio

Page 520: Espíritu confinado

52

0

formal de abogados mientras cuestionaban a los testigos. Ellos

simplemente se quedaban allí y se turnaban para hacer preguntas

mientras la juez mantenía el orden.

—Señorita Hathaway —comenzó Iris, pasando por alto mi

título—. ¿A qué hora regresó ayer a su cuarto?

—No sé la hora exacta... —Me enfoqué en ella y en Abe, no en el

océano de caras al frente—. En algún momento al rededor de las 5

A.M., creo. Tal vez a las 6.

—¿Había alguien con usted?

—No, bueno... sí. Después. —Oh, Dios. Aquí vamos—. Um,

Adrian Ivashkov me visitó.

—¿A qué hora llegó él? —preguntó Abe.

—Tampoco estoy segura. Unas horas después de que regresé,

supongo.

Abe le dirigió su encantadora sonrisa a Iris, quien estaba

buscando entre algunos papeles. —El asesinato de la reina ha sido

bastante precisamente reducido a algún momento entre las siete y

las ocho. Rose no estaba sola, por supuesto, necesitaríamos que el Sr.

Ivashkov testifique dicho encuentro.

Mis ojos se dirigieron brevemente a la audiencia. Daniella se

veía pálida. Esta era su pesadilla: Adrian estaba involucrado.

Mirando más allá, logré ver que Adrian parecía extrañamente

calmado. De verdad esperaba que no estuviera borracho. Iris

levantó una hoja de papel con una expresión triunfante. —Tenemos

una declaración firmada por un conserje que dice que el Sr.

Ivashkov llegó al edificio de la defendida aproximadamente a las

nueve y veinte.

Page 521: Espíritu confinado

52

1

—Eso es bastante especifico —dijo Abe. Él sonaba entretenido,

como si ella hubiera dicho algo lindo—. ¿Tiene algún miembro del

staff de la recepción que pueda confirmarlo?

—No —dijo Iris fríamente—. Pero esto es suficiente. El conserje

lo recuerda porque estaba a punto de tomar su descanso. La señorita

Hathaway estaba sola cuando el asesinato fue cometido. Ella no

tiene coartada.

—Bien —dijo Abe—. Al menos de acuerdo a algunos ‚hechos‛‖

cuestionables.

Pero no se dijo más sobre la hora. La evidencia fue admitida en

los registros oficiales, y yo respiré profundamente. No me había

gustado esa línea de interrogatorio, pero esto había sido previsto,

basado en las conversaciones que había escuchado más temprano,

vía Lissa. No tener coartada no era algo bueno, pero yo compartía la

opinión de Abe. Lo que tenían hasta el momento no parecía lo

suficientemente fuerte para enviarme a juicio.

Además, ellos no me habían preguntado nada más sobre

Adrian, lo que lo dejaba fuera de esto.

—Siguiente exhibición —dijo Iris. Tenía una mueca triunfal en

su cara. Ella sabía que el argumento de la hora era complicado, pero

lo que fuera que viniera a continuación, era oro para ella.

Pero de hecho era plata. Una estaca de plata.

Dios me ayude, ella tenía una estaca de plata en un contenedor

de plástico transparente. Esta brillaba gracias a la iluminación

incandescente, excepto por su punta. Esta estaba oscura. Con

sangre.

Page 522: Espíritu confinado

52

2

—Esta es la estaca usada para matar la reina —declaró Iris—. La

estaca de la Señorita Hathaway.

Abe de verdad se rió. —Oh, por favor. Los guardianes cambian

de estacas todo el tiempo. Ellos tienen un enorme suministro

idéntico.

Iris lo ignoró y me miro a mí. —¿Donde está tu estaca en este

momento?

Fruncí el ceño. —En mi habitación.

Ella se giró y miró hacia la multitud. —¿Guardián Stone?

Un alto dhampir con un bigote en forma de arbusto se puso de

pie entre la audiencia.

—¿Sí?

—Usted llevó a cabo la búsqueda en el cuarto y las pertenencias

de la Señorita Hathaway, ¿correcto?

Yo gemí indignada. —Ustedes buscaron en...

Una afilada mirada de Abe me silenció.

—Correcto —dijo el guardián.

—¿Y encontró usted alguna estaca de plata? —Preguntó Iris.

—No.

Ella nos miró de nuevo, aún confiada, pero Abe parecía

encontrar esta nueva información aún más ridícula que la última.

—Eso no prueba nada. Ella podría haber perdido la estaca sin

darse cuenta.

Page 523: Espíritu confinado

52

3

—¿Perdida en el pecho de la reina?

—Señora Kane —advirtió la jueza.

—Mis disculpas, su señoría. —Dijo Iris suavemente. Ella se

dirigió hacia mí.

—Señorita Hathaway, ¿Hay algo especial acerca de su estaca?

¿Algo que pudiera distinguirla de las demás?

—S... sí.

—¿Puede describir eso?

Yo tragué. Tenía un mal presentimiento sobre esto. —Tiene un

patrón grabado cerca de la punta. Un tipo de diseño geométrico. —

Los guardianes hacían grabados como ese en ocasiones. Yo había

encontrado esta estaca en Siberia y me había quedado con ella.

Bueno, de hecho, Dimitri me la había enviado después de sacarla de

su propio pecho.

Iris caminó hacia el consejo y levantó el contenedor para que

cada uno de ellos la examinara. Regresando hacia mí, ella me dio mi

turno.

—¿Es este su patrón? ¿Su estaca?

Me quedé mirándola. De hecho lo era. Mi boca se abrió,

preparada para decir, sí, pero entonces miré a Abe. Claramente él no

podía hablarme directamente, pero enviaba muchos mensajes con

esa mirada. El más grande de ellos era que fuera cuidadosa, astuta.

¿Que haría una persona resbalosa como Abe?

—Es... se ve similar al diseño de la mía —dije al final—. Pero no

podría estar segura de que se trate de la misma.

Page 524: Espíritu confinado

52

4

La sonrisa de Abe me dijo que había respondido correctamente.

—Por supuesto que no puedes —dijo Iris, como si no hubiera

esperado nada mejor. Ella entregó el contenedor a uno de los

ayudantes de la corte—. Pero ahora que el Consejo ha visto que el

diseño encaja con la descripción y es casi como su estaca, me

gustaría señalar que los exámenes han revelado —ella sostuvo en

alto más papeles, con la victoria plasmada en su cara—, que sus

huellas digitales están en ella.

Ahí estaba. El gran marcador. La ‚gran evidencia‛.

—¿Alguna otra huella? —Preguntó la jueza.

—No, su señoría. Sólo las suyas.

—Eso no significa nada —dijo Abe encogiéndose de hombros.

Tenía el presentimiento de que si me ponía de pie y de repente

confesaba que yo la había asesinado, él diría de cualquier forma que

se trataba de evidencia dudosa—. Alguien roba su estaca y usa

guantes. Sus huellas estarían sobre ella porque es suya.

—Esto se está poniendo complicado, ¿no cree? —preguntó Iris.

—La evidencia está llena de agujeros —protestó él—. Eso es lo

complicado. ¿Como podría ella haber entrado a la habitación de la

reina? ¿Como podría haber esquivado los guardias?

—Bueno —respondió Iris—, esas son preguntas que podrían ser

mejor exploradas durante un juicio, pero considerando la extensa

experiencia de la Señorita Hathaway entrando y escapándose de

lugares, junto a otras incontables faltas disciplinarias que tiene su

expediente, no dudo que ella hubiera encontrado cualquier número

de formas para entrar.

Page 525: Espíritu confinado

52

5

—Usted no tiene pruebas —dijo Abe—. Sólo tiene teorías.

—No las necesitamos —dijo Iris—. No en este punto. Tenemos

más que suficiente para enviarla a juicio, ¿verdad?, Quiero decir, ni

siquiera hemos llegado a la parte en que innumerables testigos

escucharon a la Señorita Hathaway decirle a la reina que iba a

arrepentirse de establecer la reciente ley de los guardianes. Puedo

buscar la transcripción si lo desea, eso sin mencionar los

‚expresivos‛ comentarios que la Señorita Hathaway hizo en

público.

Un recuerdo regresó a mí, de estar fuera con Daniella mientras

despotricaba, con otros mirándome, acerca de cómo la reina no me

podía comprar con una misión. No fue una buena decisión de mi

parte. Tampoco lo fue el que hubiese irrumpido en la Vigilia Mortal

y me hubiese quejado sobre si valía la pena proteger a la Reina

cuando Lisa fue capturada. Le había dado a Iris mucho material.

—Oh, sí —continuó Iris—. También tenemos datos sobre la

reina declarando su extrema desaprobación respecto a la relación

entre la señorita Hathaway y Adrian Ivashkov, sobre todo cuando

ambos se fugaron. —Abrí la boca en ese momento, pero Abe me

hizo callar—. Hay innumerables registros de Su Majestad y la

señorita Hathaway discutiendo en público. ¿Le gustaría que trajese

esos documentos también, o ya podemos someterla a votación para

llevarla a juicio?

Esto fue dirigido al juez. Yo no tenía formación jurídica, pero las

evidencias eran bastante irrefutables. Me habían dicho que

definitivamente había razones de sobra para considerarme

sospechosa de asesinato, excepto por...

Page 526: Espíritu confinado

52

6

—¿Su Señoría? —pregunté. Creo que ella estaba a punto de dar

su declaración—. ¿Puedo decir algo?

La jueza pensó en ello un momento y entonces se encogió de

hombros. —No veo ninguna razón para no hacerlo. Estamos

recogiendo todas las pruebas que haya.

Oh, mi declaración improvisada no estaba en absoluto en los

planes de Abe. Caminó hacia el estrado a zancadas, con la esperanza

de poder detenerme con sus sabios consejos, pero no fue lo

suficientemente rápido.

—Está bien —dije, esperando sonar razonable y no perder los

estribos—. Ha establecido un montón de cosas sospechosas aquí.

Puedo verlo. —Abe me miró dolido. No era una expresión que

hubiera visto antes en él. No perdía el control de la situación muy a

menudo—. Pero ahí está el asunto. Es demasiado sospechoso. Si yo

fuera a asesinar a alguien, no sería tan estúpida. ¿Cree usted que

dejaría mi propia estaca clavada en su pecho? ¿Cree que no me

pondría guantes? Vamos. Eso es insultante. Si soy tan astuta como

usted afirma que dice mi récord, entonces ¿por qué lo haría de esta

manera? Quiero decir, ¿en serio? Si lo hiciera, lo haría mucho mejor.

Usted ni siquiera me tendría como sospechosa. Todo esto es

realmente una especie de insulto a mi inteligencia.

—Rose... —comenzó Abe, con una nota peligrosa en su tono.

Seguí adelante.

—Todas estas evidencias que usted tiene son tan dolorosamente

obvias. Diablos, quienquiera que lo haya armado podría haber

pintado una flecha dirigida directamente hacia mí, y alguien ha

preparado todo esto, pero ustedes son demasiado estúpidos para

siquiera considerarlo. —El volumen de mi voz iba en aumento, y

Page 527: Espíritu confinado

52

7

cuando fui conciente de ello, lo reduje de nuevo a niveles

normales—. Quieren una respuesta fácil. Una respuesta rápida. Y

sobre todo quieren a alguien sin conexiones, sin una familia

poderosa que la proteja... —Vacilé allí, insegura de cómo clasificar a

Abe—. Porque así es como es siempre. Así fue como se hizo con esa

ley de la edad. Nadie fue capaz de defender a los Dhampirs ya que

este maldito sistema no lo permite.

Entonces me di cuenta de que me había desviado un poco del

tema y estaba haciéndome parecer más culpable al criticar la ley

sobre la edad. Volví a centrar el tema en mi persona.

—Um, de todas maneras, Señora Jueza... Lo que estoy tratando

de decir es que estas pruebas no son suficientes para acusarme o

enviarme a juicio. Yo no planearía un asesinato de una forma tan

mala.

—Gracias, señorita Hathaway —dijo la jueza—. Eso fue

mucha... información. Puede tomar asiento, mientras se desarrolla la

votación del Consejo.

Abe y yo regresamos a nuestros asientos.

—¿En qué diablos estabas pensando? —me susurró.

—Estaba contando las cosas tal y como son. Me estaba

defendiendo.

—Yo no iría tan lejos. Tú no eres abogada.

Le miré de reojo. —Tampoco tú, viejo.

El juez pidió al Consejo votar si consideraban que había

pruebas suficientes para ser una sospechosa viable y mandarme a

juicio. Ellos lo hicieron. Once manos se levantaron. De esa forma,

Page 528: Espíritu confinado

52

8

todo se había terminado. A través de nuestro vínculo, sentí a Lissa

alarmada.

Mientras Abe y yo nos levantábamos para marcharnos, miré

hacia el público y éste ya empezaba a disolverse y a hablar sobre lo

que luego pasaría. Sus ojos de color verde claros estaban muy

abiertos y tenía el rostro inusualmente pálido.

A su lado, Adrian también me miraba angustiado, pero en el

modo en que me miró, pude ver el amor y la intensa determinación.

Y en la parte posterior, detrás de ellos dos... Dimitri.

Yo no sabía siquiera que él estaba aquí. Sus ojos estaban puestos

también en mí, oscuros y sin fin.

Sólo que yo no podía leer lo que estaba sintiendo. Su rostro no

delataba nada, pero había algo en sus ojos... algo intenso e

intimidatorio. La imagen de él listo para derribar a ese grupo de

guardianes pasó por mi mente, y algo me dijo que, si se lo pedía, él

lo haría de nuevo. Él lucharía por todo el camino hasta llegar a mí a

través de la sala y haría todo lo que estuviese a su alcance para

salvarme de aquí.

Un roce en mi mano distrajo mi atención de él. Abe y yo

habíamos comenzado a salir, pero el pasillo delante nuestro estaba

lleno de gente, por lo que nos detuvimos.

Lo que sentía contra mi mano era un pedazo pequeño de papel

metido entre mis dedos. Mirando más allá, vi que Ambrose estaba

sentado junto al pasillo, mirando hacia el frente. Quería preguntarle

qué pasaba, pero un instinto me mantuvo en silencio. En vista de

que la fila aún no se movía, me apresuré a abrir el papel,

Page 529: Espíritu confinado

52

9

manteniéndolo fuera de la vista de Abe. El papel era pequeño,

escrito con una elegante letra cursiva casi imposible de leer.

Rose, Si estás leyendo esto, es que algo terrible ha sucedido. Es

probable que me odies, y no te culpo. Sólo puedo pedirte que confíes en que

lo hice con el decreto de la edad, era lo mejor para tu gente si se compara

con lo que otros habían planeado. Hay algunos Moroi que quieren obligar a

que todos los Dhampirs estén a su servicio, lo quieran o no, mediante el uso

de la compulsión. El decreto de edad ha disminuido esa fracción. Sin

embargo, me dirijo a ti con un decreto que debes corregir, y es un secreto

que debes compartir con la menor cantidad de gente posible. Vasilisa

necesita su puesto en el Consejo, y lo puede hacer. Ella no es la última

Dragomir. Hay otro con vida, el hijo ilegítimo de Eric Dragomir. No sé

nada más, pero si puedes encontrar a este hijo o hija, le darás a Vasilisa el

poder que se merece. No importan tus defectos ni tu peligroso

temperamento, eres la única que creo, que siento, que puede asumir esta

misión. No pierdas el tiempo en el cumplimiento de la misma.

Tatiana Ivashkov

Me quedé mirando el pedazo de papel, su mensaje quemaba en

mi mente. Ella no era la última Dragomir. Había otros con vida. Si

esto era cierto, si Lissa tenía un medio hermano o media hermana...

Eso lo cambiaría todo. Tendría un voto en el Consejo. Ya no estaría

sola.

Si era verdad. Si es que esta era realmente una carta de Tatiana.

Cualquier persona podría firmar en su nombre en una hoja de

papel.

Page 530: Espíritu confinado

53

0

Esto no lo convertía en una realidad. Aún así, me estremecí,

turbada por la idea de recibir una carta de una mujer muerta. Si se

me permitiese ver los fantasmas que nos rodeaban, ¿Tatiana estaría

allí, inquieta y vengativa? Yo no me atrevía a bajar mis paredes para

mirar. Todavía no. Tenía que haber otras respuestas. Ambrose no

me había dado la nota. Tenía que preguntarle... excepto que la gente

se movía por el pasillo otra vez. Un guardián me dio un codazo al

pasar de largo.

―¿Qué‖ es‖ eso?‖ —me preguntó Abe, siempre alerta y

sospechoso. Me apresuré a doblar la nota.

—No es nada.

Su mirada me dijo que no me creía en absoluto. Me pregunté si

debería decirle. Es un secreto que debes compartir con la menor cantidad

posible de personas.

Si él estaba incluido en ese grupo, este no era el lugar

apropiado. Traté de distraer su atención de esto y sacudir la mirada

estupefacta que debía de tener ahora en mi cara. Esta nota había

sido un gran problema, pero no tan grande como el que yo tenía

ahora mismo.

—Me dijiste que no iría a juicio —le dije a Abe. Mi irritación

anterior regresó—. Te di una gran oportunidad.

—No fue una gran oportunidad. Tarus tampoco hubiera

conseguido que salieras bien.

La actitud despreocupada de Abe ante todo el asunto me

enfureció aún más.

—¿Quieres decir que desde el principio sabías que esta

audiencia era una causa perdida?

Page 531: Espíritu confinado

53

1

Era lo que Mikhail había dicho también. Qué bueno es tener

tanta fe por parte de todos.

—Esta audiencia no era importante —dijo Abe esquivamente—.

Lo importante es lo que va a ocurrir a continuación.

—¿Y qué es exactamente?

Él me dio nuevamente una oscura y astuta mirada.

—Nada de lo que debas preocuparte por el momento.

Uno de los guardianes puso su mano sobre mi brazo,

diciéndome que tenía que retirarme. Me resistí a su agarre y me

incliné hacia Abe.

—¡Diablos, no lo sé! Es de mi vida de lo que estamos hablando

—Exclamé.

Sabía lo que vendría después. Estar en prisión hasta el día del

juicio. Y más prisión si me condenaran.

—¡Esto es serio! ¡No quiero ir a juicio! No quiero pasar el resto

de mi vida en un lugar como Tarasov.

El guardia tiró de mí más fuerte, y nos empujó hacia delante.

Abe me dio una mirada penetrante que hizo congelar mi sangre.

—No vas a ir a juicio. No va a ir a la cárcel —susurró sin que los

guardias le escucharan—. No lo permitiré. ¿Lo entiendes?

Negué con la cabeza, confundida por tantas cosas y sin saber

qué hacer.

―Viejo, aún tienes tus límites.

Page 532: Espíritu confinado

53

2

Su sonrisa volvió. —Te sorprenderías. Además, ni siquiera

envían a los traidores de la realeza a la cárcel, Rose. Todo el mundo

lo sabe.

Me burlé. —¿Estás loco? Por supuesto que sí. ¿Qué otra cosa

crees que hacen con los traidores? ¿Decretar su libertad y luego les

dicen que no lo vuelvan a hacer?

—No —dijo Abe, justo antes de darse la vuelta—. Ellos ejecutan

a los traidores.

Page 533: Espíritu confinado

53

3

Escritora norteamericana, Richelle Mead es una

conocida autora de fantasía urbana, con libros

publicados para adultos pero también en una

vertiente mucho más juvenil.

Licenciada en arte, religiones comparadas y

enseñanza, Mead se dedica actualmente a escribir

de manera exclusiva.

Sus libros más conocidos en España se

corresponden a los creados para jóvenes adultos, entre los que destaca la serie

de Vampire Academy.

Saga Vampire Academy:

1. - Vampire Academy

2. - Frostbite

3. - Shadow Kiss

4. - Blood Promise

5. - Spirit Bound

6.- Last Sacrifice (7 de Diciembre 2010)

Page 534: Espíritu confinado

53

4

Esta historia continua con…

Asesinato. Amor. Celos. Y el último sacrificio. Ahora, con Rose a

juicio por su vida y Lissa en primera línea para el trono real, nada

volverá a ser lo mismo entre ellas.

Page 535: Espíritu confinado

53

5

Traducido, corregido y diseñado

En el foro:

“Purple Rose” www.purplerose1.com

¡TE ESPERAMOS!