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Especial Eje Violeta - Junio 2014 Secretaría de la Mujer-CGT E l paso del tiempo es inexorable, no perdona y Concha Liaño, na- cida circunstancialmente en París en 1916, la última integrante que nos quedaba con vida del movimiento Mu- jeres Libres, una mujer anarquista, ha dejado de existir físicamente tras una di- latada, militante y comprometida vida. Ya tuvimos oportunidad de mostrar nuestras condolencias públicas en este mismo medio Rojo y Negro, nada más conocer su fallecimiento, el pasado 19 de abril de 2014, en Caracas, aunque la- mentablemente no tuvimos conoci- miento de su muerte hasta el día 1 de mayo. Lo que sí queremos ahora es celebrar este modesto homenaje a Concha y para ello presentamos estos artículos en el periódico confederal, que leía de forma habitual, para mostrar nuestro re- conocimiento y el de toda la organiza- ción a su persona, a sus ideas, a sus luchas. Las mujeres que aquí escriben no precisan presentación, dada su tra- yectoria vital, personal y profesional: An- tonia Fontanillas, Antonina Rodrigo, Llum Quiñonero. Gracias por su colabo- ración. Concha ha asistido en los últimos años a distintos actos organizados por la CGT. Estuvo en el homenaje a Mujeres Libres (Zaragoza, 2007) y en el homenaje dedi- cado a Pilar Molina y Mujeres Libres (Valencia, 2011).Ya fuera en persona, ya fuera telefónicamente, Concha ha man- tenido siempre una actividad extraordi- naria y una clarividencia plena a la hora de analizar la vida, los contextos políticos y sociales. En este sentido, seguía impli- cada en la sociedad de su tiempo, inten- tando, por ejemplo, hacer compatible la difusión de sus ideales anarquistas con la realidad venezolana actual, país en el que residía desde hacía muchos años. En estos últimos meses, preparaba la presen- tación en Caracas de nuestra Exposición del 70 Aniversario de la Revolución So- cial, soñando con la idea de que el pensa- miento anarquista, libertario, hay que divulgarlo, explicarlo en todo el mundo. Concha Liaño formó parte de ese re- ducido grupo de mujeres anarquistas, clarividentes, adelantadas a su tiempo que constituyó la experiencia de Muje- res Libres. Este colectivo, que formó parte sobresaliente del movimiento li- bertario de los años 30 junto a la CNT, a la FAI y a las Juventudes Libertarias, fue capaz de crear la publicación Muje- res Libres, sin duda, una publicación moderna, innovadora, artística, que conjugó unos contenidos revoluciona- rios con unas técnicas de diseño y edi- ción vanguardistas. Buceando en los trece números edita- dos de la revista Mujeres Libres, descu- brimos que a partir del nº 8 titulado “X Mes de la Revolución”, en el apartado de Actividades de las Agrupaciones de Mujeres Libres (pág. 2), que se están lle- vando a cabo en Barcelona, Concha está participando en la campaña radiofónica junto a Nita Nahuel, Rosa Boesa y Pilar Grangel, al mismo tiempo que se anun- cia que Concha Liaño participa en la gira de propaganda oral en el barrio bar- celonés de Horta. En el nº 9, “XI Mes de la Revolución”, vuelve a aparecer su nombre en el ám- bito de la campaña radiofónica a cargo de Pilar Grangel, Concha Liaño y Sole- dad Estorach. En el nº 10, “II año de la Revolución” (pág. 6), Concha Liaño firma un artículo titulado “Cataluña”, en el que describe los primeros días de la revolución social en Barcelona. En dos columnas diferen- ciadas, en la columna de la izquierda, describe cómo los hombres se afanaban por conseguir armas para detener la su- blevación militar y en la columna de la derecha, expone el trabajo desarrollado por las mujeres, creando locales de avi- tuallamiento para alimentar a los com- batientes, recogiendo alimentos en comercios y tiendas “de agrado o por la fuerza”, jugándose la vida por sus idea- les, transitando entre los disparos de las calles, unos y otras. El artículo comienza con una alabanza a la generosidad y apoyo mutuo mostrado por los comba- tientes de Cataluña hacia el resto de “hermanos combatientes de la Penín- sula” sin “mezquindad regionalista” y tras una añoranza de los primeros y glo- riosos días de la Revolución Social, el ar- tículo termina describiendo una reta- guardia contrarrevolucionaria ajena a aquellos primeros momentos de her- mandad entre “anarquistas, guardias, so- cialistas”. En el nº 11 (pág. 27 y 28) detectamos cómo a través de las caricaturas vistas por Viejo, aparece la de Concha (entre otras) como Delegada por la Regional de Cataluña al Congreso Nacional de Mu- jeres Libres. En el nº 13, nos cuentan las activi- dades que las agrupaciones catalanas desarrollaban, clasificadas en las sec- ciones correspondientes a asistencia social, solidaridad, trabajo, prepara- ción técnicoprofesional y deporte de la guerra, preparando a las mujeres por si era necesaria su intervención en el campo de batalla. Aunque no aparezca su nombre, damos por hecho que es- taba ahí, ya que -según palabras repe- tidas de Antonia Fontanillas- Concha pertenecía al Comité de Mujeres Li- bres de Barcelona. Concha Liaño vivió con pasión estos iniciales momentos revolucionarios, se- ñalando cómo desde la Agrupación Mu- jeres Libres, su objetivo, era la lucha por la liberación de la mujer así como ayudar a dicha revolución. “Los hombres al frente, las mujeres al trabajo” fue una de sus consignas. En sus charlas, animaba a las mujeres al adiestramiento en los cam- pos de tiro, realizó propaganda a favor de los Liberatorios de Prostitución o contra el analfabetismo. Como refle- xiona en algunos artículos escritos en li- bros como Mujeres Libres. Luchadoras libertarias de la Fundación Anselmo Lo- renzo, la respuesta de las mujeres espa- ñolas fue “vibrante”, una “explosiva toma de conciencia” que en la mayoría de los casos terminó en el exilio. Sin em- bargo, Concha Liaño recuerda que “era emocionante, conmovedor, comprobar cómo las mujeres se esforzaban en apro- vechar una ocasión que les permitía salir de su resignada impotencia (…) de tantos siglos de injusto sometimiento (…) para la mujer española ése fue su momento estelar”. Estamos ante una figura muy impor- tante del anarquismo, muy importante para la lucha por la emancipación de la mujer, que nos ha dado ejemplos imbo- rrables para que las mujeres de hoy es- temos agradecidas y orgullosas de su lucha y comprometidas a seguir desarro- llándola hasta el final. Concha, que la tierra te sea leve. Te tendremos siempre con nosotras. Paula Ruiz Roa Secretaria de la Mujer Confederal CGT In memóriam Homenaje a Concha Liaño

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Page 1: Especial Eje Violeta - Junio 2014 Secretaría de la Mujer-CGT m · tras una añoranza de los primeros y glo-riosos días de la Revolución Social, el ar-tículo termina describiendo

Especial Eje Violeta - Junio 2014 Secretaría de la Mujer-CGT

El paso del tiempo es inexorable,no perdona y Concha Liaño, na-cida circunstancialmente en París

en 1916, la última integrante que nosquedaba con vida del movimiento Mu-jeres Libres, una mujer anarquista, hadejado de existir físicamente tras una di-latada, militante y comprometida vida.Ya tuvimos oportunidad de mostrarnuestras condolencias públicas en estemismo medio Rojo y Negro, nada másconocer su fallecimiento, el pasado 19 deabril de 2014, en Caracas, aunque la-mentablemente no tuvimos conoci-miento de su muerte hasta el día 1 demayo.

Lo que sí queremos ahora es celebrareste modesto homenaje a Concha ypara ello presentamos estos artículosen el periódico confederal, que leía deforma habitual, para mostrar nuestro re-conocimiento y el de toda la organiza-ción a su persona, a sus ideas, a susluchas. Las mujeres que aquí escribenno precisan presentación, dada su tra-yectoria vital, personal y profesional: An-tonia Fontanillas, Antonina Rodrigo,Llum Quiñonero. Gracias por su colabo-ración.

Concha ha asistido en los últimos añosa distintos actos organizados por la CGT.Estuvo en el homenaje a Mujeres Libres(Zaragoza, 2007) y en el homenaje dedi-cado a Pilar Molina y Mujeres Libres(Valencia, 2011). Ya fuera en persona, yafuera telefónicamente, Concha ha man-tenido siempre una actividad extraordi-naria y una clarividencia plena a la horade analizar la vida, los contextos políticosy sociales. En este sentido, seguía impli-cada en la sociedad de su tiempo, inten-tando, por ejemplo, hacer compatible ladifusión de sus ideales anarquistas con larealidad venezolana actual, país en el queresidía desde hacía muchos años. Enestos últimos meses, preparaba la presen-tación en Caracas de nuestra Exposicióndel 70 Aniversario de la Revolución So-cial, soñando con la idea de que el pensa-miento anarquista, libertario, hay quedivulgarlo, explicarlo en todo el mundo.

Concha Liaño formó parte de ese re-ducido grupo de mujeres anarquistas,clarividentes, adelantadas a su tiempoque constituyó la experiencia de Muje-res Libres. Este colectivo, que formóparte sobresaliente del movimiento li-bertario de los años 30 junto a la CNT,a la FAI y a las Juventudes Libertarias,fue capaz de crear la publicación Muje-res Libres, sin duda, una publicaciónmoderna, innovadora, artística, queconjugó unos contenidos revoluciona-rios con unas técnicas de diseño y edi-ción vanguardistas.

Buceando en los trece números edita-dos de la revista Mujeres Libres, descu-brimos que a partir del nº 8 titulado “XMes de la Revolución”, en el apartadode Actividades de las Agrupaciones deMujeres Libres (pág. 2), que se están lle-vando a cabo en Barcelona, Concha estáparticipando en la campaña radiofónicajunto a Nita Nahuel, Rosa Boesa y PilarGrangel, al mismo tiempo que se anun-cia que Concha Liaño participa en lagira de propaganda oral en el barrio bar-celonés de Horta.

En el nº 9, “XI Mes de la Revolución”,vuelve a aparecer su nombre en el ám-bito de la campaña radiofónica a cargode Pilar Grangel, Concha Liaño y Sole-dad Estorach.

En el nº 10, “II año de la Revolución”(pág. 6), Concha Liaño firma un artículotitulado “Cataluña”, en el que describe

los primeros días de la revolución socialen Barcelona. En dos columnas diferen-ciadas, en la columna de la izquierda,describe cómo los hombres se afanabanpor conseguir armas para detener la su-blevación militar y en la columna de laderecha, expone el trabajo desarrolladopor las mujeres, creando locales de avi-tuallamiento para alimentar a los com-batientes, recogiendo alimentos encomercios y tiendas “de agrado o por lafuerza”, jugándose la vida por sus idea-les, transitando entre los disparos de lascalles, unos y otras. El artículo comienzacon una alabanza a la generosidad yapoyo mutuo mostrado por los comba-tientes de Cataluña hacia el resto de“hermanos combatientes de la Penín-sula” sin “mezquindad regionalista” ytras una añoranza de los primeros y glo-riosos días de la Revolución Social, el ar-

tículo termina describiendo una reta-guardia contrarrevolucionaria ajena aaquellos primeros momentos de her-mandad entre “anarquistas, guardias, so-cialistas”.

En el nº 11 (pág. 27 y 28) detectamoscómo a través de las caricaturas vistaspor Viejo, aparece la de Concha (entreotras) como Delegada por la Regional deCataluña al Congreso Nacional de Mu-jeres Libres.

En el nº 13, nos cuentan las activi-dades que las agrupaciones catalanasdesarrollaban, clasificadas en las sec-ciones correspondientes a asistenciasocial, solidaridad, trabajo, prepara-ción técnicoprofesional y deporte de laguerra, preparando a las mujeres porsi era necesaria su intervención en elcampo de batalla. Aunque no aparezcasu nombre, damos por hecho que es-taba ahí, ya que -según palabras repe-tidas de Antonia Fontanillas- Conchapertenecía al Comité de Mujeres Li-bres de Barcelona.

Concha Liaño vivió con pasión estosiniciales momentos revolucionarios, se-ñalando cómo desde la Agrupación Mu-jeres Libres, su objetivo, era la lucha porla liberación de la mujer así como ayudara dicha revolución. “Los hombres alfrente, las mujeres al trabajo” fue una desus consignas. En sus charlas, animaba alas mujeres al adiestramiento en los cam-pos de tiro, realizó propaganda a favorde los Liberatorios de Prostitución ocontra el analfabetismo. Como refle-xiona en algunos artículos escritos en li-bros como Mujeres Libres. Luchadoraslibertarias de la Fundación Anselmo Lo-renzo, la respuesta de las mujeres espa-ñolas fue “vibrante”, una “explosivatoma de conciencia” que en la mayoríade los casos terminó en el exilio. Sin em-bargo, Concha Liaño recuerda que “eraemocionante, conmovedor, comprobarcómo las mujeres se esforzaban en apro-vechar una ocasión que les permitíasalir de su resignada impotencia (…) detantos siglos de injusto sometimiento(…) para la mujer española ése fue sumomento estelar”.

Estamos ante una figura muy impor-tante del anarquismo, muy importantepara la lucha por la emancipación de lamujer, que nos ha dado ejemplos imbo-rrables para que las mujeres de hoy es-temos agradecidas y orgullosas de sulucha y comprometidas a seguir desarro-llándola hasta el final.

Concha, que la tierra te sea leve. Tetendremos siempre con nosotras.

Paula Ruiz RoaSecretaria de la Mujer Confederal CGT

In memóriamHomenaje a Concha L iaño

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Especial Eje Violeta junio 20142

H o m e n a j e

Con la desaparición deConchita Liaño Gil, secierra la memoria testi-

monial de la Agrupación Muje-res Libres. Creemos que su vozfue la más apasionada, en el re-cuerdo del mítico encuentro re-volucionario, de unas mujerescon clara conciencia en la for-mación cultural, como elementoemancipador para su indepen-dencia y autonomía. Era uno desus principios, incluso dentro delmovimiento libertario, al cual es-taban vinculadas. La génesis delmovimiento surgió de MujeresLibres, de Madrid, a finales de1934, en solidaridad con la Re-volución de Asturias. Más tarde,se fusionó con el Grupo Cultu-ral Femenino, de Barcelona(CNT), ante la esencial afinidadde los dos grupos, encuadradosen el Movimiento Libertario.

La infancia de ConchitaLiaño, nacida en París en1916, no fue apacible: viajes,traslados, Francia, Cuba, Mé-xico. Continuas disidencias fa-miliares, cambios de escuelas,internados de monjas, hasta laseparación del padre y regresocon su madre y dos hermanosmenores al barrio barcelonésdel Guinardó. Con catorceaños entró a formar parte delmundo laboral en un taller decostura, luego en una fábricatextil. Su formación de mujerrebelde fue en las universida-des populares de la vida. Pri-mero los dramas de su barrioobrero le dieron la visión de lainjusticia en que vivían las fa-milias del mundo del trabajo,hacinadas en maltrechas vi-viendas, gentes sufridas yniños sin escuelas, iniciándoseen el ruedo de la calle.

La segunda universidad fueel Ateneo Libertario del Clot,descubrimiento deslumbrante,allí estaban los suyos, los quepensaban como ella, gentescon ideales y la cultura comofaro para la redención del serhumano. Aquel clima frater-nal, solidario, de formación ylucha, la vinculó a las Juventu-des Libertarias.

La tercera universidad deConcha fue su encuentro con laAgrupación Mujeres Libres, enla que fue nombrada miembrodel Comité Regional deMMLL. Su cometido era difun-dir la organización por toda Ca-taluña.

La revista Mujeres Libresfue el portavoz de la Agrupa-ción, para difundir las activida-des que se desarrollaban en lasciudades y barriadas que fede-raba la Agrupación Mujeres Li-bres. El primer número aparecíaen mayo de 1936, aunque sucontenido estaba dirigido a “…orientación y documentaciónsocial”, el golpe de Estado del 18de julio y la inmediata guerracivil la transformó en un perió-dico combativo, donde ConchaLiaño colabora y expone el po-tencial de catarata del brío desus ideas.

Con la intrepidez que la ca-racterizaba, sin desfallecer a lolargo de su vida, incluso cuandosu ceguera mermó sus ímpetus,mantuvo su antorcha por laemancipación de la mujer. Enuna carta del 3 de febrero del2000, escrita de pie en Correos,me decía: “…Por supuesto nosé lo que digo en esas cuartillaspues no puedo leerlas… ando ala greña con el tiempo y el can-sancio. Por un lado, el final demi vida es deplorable, pero porel otro, ¿quién tiene los recuer-dos que yo tengo, las vivenciasque yo tengo?”. Y ese fue elmotor de su resistencia, hasta elfinal de su vida.

La Guerra Civil y el estallidode la revolución popular signi-ficó la eclosión del protago-nismo femenino, en losprimeros momentos en los fren-tes pero, especialmente, en laretaguardia, debido a la ausen-cia de los hombres, incorpora-dos a las unidades de combate.Concha Liaño es una de las he-roínas populares de aquel 19 dejulio de 1936. Con la intrepidezque la caracterizaba, fue la vivaestampa de la revolución delpueblo. Con sus compañeros delas Juventudes Libertarias, de la

barriada del Clot, llegan a laplaza de Sant Jaume, a pedir ya exigir armas a Lluís Com-panys, presidente de la Genera-litat de Catalunya, para hacerfrente al alzamiento insurrec-cional de unos militares traido-res que habían jurado laConstitución. Armada de unadoquín, las armas que poseíanlos auténticos defensores delpueblo, ante el freno de las au-toridades, en aquellos primeroscruciales días, se presentó en lacasa Cambó y logró, con el ado-quín, intimidar al sirviente(pues los dueños habíanhuido), quien le abrió la puertay despareció. El edificio se con-virtió en la sede de los luchado-res, donde se instaló el ComitéRegional de la CNT-FAI. Con-cha participó en las barricadasde la Vía Laietana. Junto a suscompañeros, con su arrojo ha-bitual, requisó armas y víverespara los milicianos.

Conchita Liaño luchó entodos los frentes que ella y sus

compañeras abrieron para la

emancipación de la mujer: en el

ideológico, en el laboral, en el cul-

tural, en el de la lucha por los De-

rechos Humanos, entre ellos el

amor libre y los Liberatorios dela Prostitución.

Conchita Liaño nunca superóel drama de la pérdida de la gue-rra. En 1939 salió al exilio, es-tuvo en París y Burdeos y fueesporádica resistente contra elnazismo, hasta su trasladó a Ca-racas, en 1948, donde hamuerto el 19 de abril de 2014,sin haber podido apagar el fuegoincandescente de la revoluciónsocial, en la que fue una de lasprotagonistas. Ella era memoriaviva de la revolución española,encuadrada hoy en la MemoriaHistórica, tan tardía en la recu-peración de la pequeña y lagrande historia de un puebloque luchó por la libertad hastasu extenuación.

En este año se nos han idoMaría Garrido Martín (Gra-nada, 1924-Barcelona 2014)del llamado exilio interior,hija y mujer de míticos guerri-lleros, los antifascistas de laposguerra. Aurora MolinaIturbe (Barcelona, 1920-Gijón, 2014), hija de la míticapareja formada por LolaIturbe y Juan Molina “Jua-nel”), tan activa en la luchajunto a sus padres, y ConxaPérez (Barcelona, 1915-2014),miliciana en los frentes de Ara-gón, y experiencias vivencialesen los campos de concentra-ción franceses. Tras su regresoa Barcelona, en 1942, en elexilio interior, no abandonó suarriesgado compromiso socialni su militancia.

Divulgar el nombre y la tra-yectoria de los hombres y lasmujeres que nos precedieron enlos escenarios de lucha por losDerechos Humanos es un actode justicia y en ello estamos.Salud.

Antonina Rodrigo

Las universidades de

Conchita Liaño

TESTIMONIO DESDE FRANCIA

Lúcida y vital, a sus 97 años, quiere compartir con nosotrasestas líneas de recuerdo y condolencia

Antonia Fontanillas

Relevo generacional en Mujeres Libres: la mayor y la más joven

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Especial Eje Violeta junio 2014 3

“Ya estaba sentada sobre mi tumba, des-granando entre ensueños mis hermososrecuerdos y de pronto surgió un estallido”,escribió a los noventa años Concha Liañoen su poema El canto del cisne.

Así fue su vida: un estallido tras otro, in-cluso en las décadas interminables en sudestierro venezolano que aceptó como pa-tria. Vivir intensamente, esa era su manerade vivir.

Llegó al mundo con dos dientesya crecidos -excesode material,buena señal-,dijo su padre. Sutía, a la que lla-maba la fiera co-rrupia y su propiamadre decían queestaba hecha deazogue y que pare-cía alimentada convitaminas supersóni-cas. Creo que estabanen lo cierto y tuvo vi-taminas durante casi100 años para su pro-pio asombro.

La conocí en el docu-mental Vivir la Utopíade TVE, en 1997 y mepropuse llegar hasta ella,aunque tuviera que cruzarel océano. Y lo logré.Nuestro encuentro fue unflechazo. Estaba prepa-rando la documentaciónpara el documental Mujeresdel 36 y se apoderó de mí laconvicción de que no podríahacerlo sin Conchita. Y en esemismo año comenzamos unarelación de idas y venidas, unaamistad, difícil tantas veces,que se convirtió en un tesoro.Su energía era extraordinaria in-cluso cuando estaba sentada yquieta. Pero si caminaba, a pesarde que viera con dificultad y losoídos no los tuviera a pleno ren-dimiento, dejaba atrás a quienes laacompañaban. Sus silencios esta-ban repletos de reflexiones, de bri-llo, de reproches, de quejas, depropuestas. Y cuando hablaba era di-fícil imaginar por dónde iba a salir.Vivía en un presente continuo de latotalidad de su vida.

Sobre su cama tenía la imagen de supadre puesta boca abajo, que de vez encuando daba la vuelta, en acto de recon-ciliación que terminaba al rato. Le hacíaresponsable de la falta de sosiego de su in-fancia, pero también que heredó de él supasión por vivir a fondo. Cuando la co-nocí, la inmensa mayoría de sus amigoshabían muerto y sentía una especie derabia desatada a ratos por haberse que-dado sola. Y los traía a su presente para se-guir discutiendo, como si los tuviera amano. Hablaba de su amiga amada Sole-dad Estorach, que había dejado en París ycon la que aseguraba que hablaba cuandose sentaba a mirar el horizonte. Repasabasus años juntas y le confiaba sus temoresy andanzas del presente. Sus cartas fueronsu alimento hasta que Soledad tambiénse fue y con ella su conversación inaca-bada.

Había nacido en 1916, era una ancianaoctogenaria cuando la conocí y yo la sen-tía como una igual, como si esas barrica-das que separan las generaciones noexistieran entre nosotras. Ella hablaba desu aspecto, del deterioro de su cuerpo, delo irreconocible de su cara; se miraba al es-pejo e insistía “¿Pero tú puedescreer que esa soyy o ?

No chica,eso no se puede resistir”. Y

me preguntaba sobre detalles de mi vidaque quería conocer como si fuera yomisma para saberlo todo.

Amaba el anarquismo como una filo-sofía de vida que devuelve a cada cuallas responsabilidades de su destino y seempeña en que la educación y la cul-tura sean asequibles para todos.

En plena revolución perdió un bebé,que murió en sus brazos. Perdió des-pués la revolución y una guerra. EnFrancia, huyendo de un lugar a otro,como una lagartija, escapó de los nazisy se volvió a enamorar de un gallego co-munista que no la pudo querer. Con éltuvo una hija. Y con su hija, en el 1942continuó la peripecia de su escapada enun laberinto de callejones sin salida.Nunca fue fácil la vida para Concha,que encontraba puertas abiertas y ellase empeñaba en pasar por la cerrada;sufrió intensamente con las crisis suce-sivas de su hija, que venían a ser sus

propias crisis y temía que sola no pu-diera seguir adelante.

Decía de sí misma que era un diamanteen bruto, la versión libertaria de la mujermaravilla. Disfrutaba de la vida y la pade-cía con el mismo ímpetu. A lo largo de su

biografía trató de suicidarse en va-rias ocasiones y al final aceptó se-guir viva, mirando la vida desdedentro, tratando de entender loincomprensible. Estuve en sucasa durante semanas en dos demis viajes: la vi subir los 13 pisosque separaban la calle de suapartamento en el destartaladocentro de Caracas; no siemprefuncionaba el ascensor peroeso a ella tampoco la amila-naba.

Mi madre dice -me con-taba Moncha, la hija deConchita- que el mundo sedivide entre explotadores yexplotados. Ella se empeñósiempre en permanecerentre los explotados. Yaquí andamos.

Esa era Conchita, fiel así misma, dueña de unosrecuerdos que la mante-nían firme en la certezade que la Humanidadse merece un mejordestino que servir aunos amos. Y conven-cida de que estaba enlas manos de las mu-jeres construir esemundo sin someti-miento para ellas.Ella había asistidoa la transforma-ción en los añosde la guerra enBarcelona y aúnse extasiabaviendo los cam-bios de las mu-jeres españolascada vez quevolvía.

En 2002murió su compañero, Víctor

Versinsky, un polaco guapo, educado y si-lencioso con el que compartió su vida enVenezuela; más de cincuenta años juntos.Cuando él murió, a Conchita la atravesóde nuevo un vendaval al descubrir que es-taba unida a un hombre cuya identidadreal le era desconocida. Fue al reclamar ala embajada polaca su partida de naci-miento para los trámites de la herenciacuando descubrió que su verdadero ape-llido era otro, Shultz, de origen alemán.

Y Conchita se volvió a dar de brucescon su biografía. La libertaria que todo loquería saber se topó de nuevo con la His-toria inalcanzable. Pasó sus últimos añosdevanándose los sesos, tratando de encon-trar motivos, explicaciones, pistas que lacondujeran de nuevo, a dar sentido a supropia vida. “Señora, usted no es el únicocaso, se sorprendería de la cantidad depersonas que están en su misma situa-ción”. ¿Cómo conformarse? La Historiadel Siglo XX había pasado ampliamentepor su propio cuerpo. Las voces, las gue-rras, los viajes, las revoluciones, los cam-bios, los amantes, las persecuciones, los

encuentros, el amor y también los silen-cios aunque ella lo advirtiera tarde. Lashuidas, las falsas identidades, las verdadesa medias, los hogares mil veces destruidos.Su vida con Víctor fue una vida apacible,como ella imaginó. Fueron compañerosen un exilio que no les permitió desnu-darse del todo. Así hiere la derrota, con unarma delicada repleta de crueldad y de si-lencio que te impide saber quién eres.

A los 90 años Conchita no estaba parapesquisas de semejante envergadura. Ypoco a poco, sin conformarse, se fue cal-mando para poder morirse lo más en pazposible. Primero pasaba horas en silencio,sentada en la silla del comedor de su casa ycon los codos sobre la mesa, abrumada porla noticia que invadía toda su vida. Pero aratos volvía al presente y seguía a Chavesen sus correrías por Venezuela, escuchabasus interminables discursos, analizaba susconsejos de ministros transmitidos por te-levisión. “Veo que no entendéis lo que estáhaciendo este hombre, insistía. Está devol-viendo la autoestima a este pueblo explo-tado”.

En su último viaje a España, en el 2011,repetía a quien quería escucharla, que enese momento, en Venezuela, la causa de lasmujeres y de los desheredados pasaba porapoyar a Hugo Chaves frente al capitalismonorteamericano. Era entonces una liberta-ria chavista y la memoria viva de una partenegada de nuestra propia historia.

Desde que en 1992 Víctor cayera en-fermo, ella le acompañó y le ayudó, allá ensu escondite de Río Chico, alejados de Ca-racas. Disfrutaron juntos del sol, de la llu-via, del ritmo de esa tierra que a ambos lescobijó. Y ella se escapaba como siempre almar, en caminatas inacabables a recordarsu propia vida u olvidarse de ella en sus lar-gas sesiones de yoga que le aliviaban de lapresión que su vitalidad derrochaba.

Cuando parecía que estaba derrotada,ponía un canal de televisión con músicade los Beatles y se ponía a bailar en la me-dida de sus posibilidades. Comía lo que leapetecía, mientras le diera el bolsillo y devez en cuando se regalaba con un ron ve-nezolano bien cargadito de hielo; leía yconversaba; pasaba mucho tiempo a solas;“es así, cuando llegas a vieja”, decía.“Ahora entiendo a los viejos que yo veíaen mi infancia, horas sentados mirando lanada. Ahora sé que pasaba por sus ojos lomejor de su vida y podían verlo y recor-darlo una y otra vez”.

En ningún lugar se quedaba sin decir loque pensaba, se lo preguntaran o no. Apesar de tantas dificultades que encontróen el camino, disfrutó de la vida cuantopudo y sobrevivió a todas sus hazañas. Es-taba cansada de estar viva, decía; aunquesupo abrir la puerta a cada soplo de ener-gía que pasaba por su lado. En 2003 es-cribió: “Reconoceré que me resultó muygrata la luminosa corriente primaveral,que entró de lleno en este triste invierno”,como si de nuevo se hubiera enamorado.

Al fin se fue, orgullosa de ser quien era,a pesar de todos sus pesares. Feliz de seruna mujer libre; de haber formado partede un grupo capaz de cambiar el curso dela historia, de haber contribuido con su es-fuerzo a mejorar la vida de las mujeres.

Llum Quiñonero

www.llumquinonero.es

Conchita Liaño, la mujer maravilla

a C o n c h a L i a ñ o

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Especial Eje Violeta 4 junio 2014

Concha, su hija Moncha y Felisa Castro en Francia. Pepita Carpena, Concha, Sara Berenguer y Conchita Guillén.Agrupación Mujeres Libres en Sants. Pepita, Concha y Conchita juntas tras 57 años de exilio.

CO

NCH

A L

IAÑ

O

MU

JER

LIB

RE

Dicen que Conchita

Liaño murió el 19 de

abril de 2014 en Ve-

nezuela. Tal vez sea cierto.

Nació en París, en 1916. Y

vivió con la intensidad de

quienes se sienten capaces

de cambiar el curso de la

historia.

Se acabó lo que se daba. Ya

no habrá nada a lo que pren-

derle fuego.

Ya no habrá pasado, ni sol,

ni horizonte de luz teñido de

amargura, ni te amanecerás

acompañada de ti misma.

Se acabaron las fronteras, los

calabozos, los caudillos que no

se mueren nunca. Los años

que pasan sin sentido.

Se acabaron los amores im-

posibles, los dioses que

no existen, el brillante

sabor de la aventura. Se

acabó, Liaño, la hoja en

blanco, las ganas de

saber, el gusto por los

cuerpos entregados.

Se acabó lo que se daba. Se

acabó la esperanza negra que

cubrió de nieve aquel enero,

los sueños rotos, los vestidos

de colores, los libros, las revis-

tas, las pruebas de que era

verdad lo que contabas.

Se acabó la dinamita que te

pusieron dentro. Las ganas de

no perderte nada, de mandar-

los a todos a la mierda. De

sentarte de cara a la pared y

disfrutar de cada travesura. Se

acabó, por fin, la vida eferves-

cente.

Se acabó para siempre,

Liaño la fuerza de tu aliento,

el agua tibia lloviendo a bor-

botones en Río Chico sobre

tu cuerpo entero. Tu voz al

otro lado, tu locura, tu tierna

desmedida, tu luminosa y fér-

til impotencia, tu belleza in-

abarcable.

Se acabó el hambre, el

sueño y la torpeza. Los ojos

que no ven el corazón que ex-

traña, la mano que acaricia. El

olor a mar, la prisa lenta, los

mosquitos, el calor audaz de

Maracaibo. Las cuentas que

no cuadran, el caos, la canela

en rama, la madre renegada.

Se acabaron las

carcajadas, la histo-

ria enrevesada en el

silencio, los tam-

bores espantando

el calor de ma-

drugada.

Se acabó por

fin la duda que

se fue con la certeza a beberse

un ron al otro barrio.

Se acabó la primavera, se

terminó y no me gusta nada.

Me pongo aquel vestido que

me diste y miro de nuevo el

horizonte. Ya, ya sé que estás

en otro plano.

Una luz zigzagueante y para

siempre en los cerros de Ca-

racas.

Llum Quiñonero

La vida efer

vescente

Zaragoza, 2007

Zaragoza, 2007

Zaragoza, 2007

Valencia, 2011 Valencia, 2011

Valencia, 2007

H o m e n a j e a C o n c h a L i a ñ o

Zaragoza, 2007

Valencia, 2011