esclavos y libertosdef
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PRÓLOGODoctor Patrick J. Carroll.
El campo de los estudios afro mexicanos se ha expandido
enormemente a lo largo de los últimos cincuenta años. Hace más de
tres décadas, cuando comencé mis investigaciones en el área, uno
podía contar con los dedos de la mano a aquellos activos y
reconocidos especialistas siguiendo esta línea de investigación.
Ahora su número a varios cientos.1 Fernando Winfield-Capitaine
es no sólamente uno de los iniciados en esta comunidad de
investigadores internacionales; él es uno de sus fundadores. A la
fecha ha publicado no sólo más de cincuenta monografías, sino
también numerosos artículos y ensayos sobre el tema. Esclavos y
Libertos en Veracruz, representa su última, pero no definitiva
contribución a los estudios afro mexicanos.
En febrero de 1971 llegué a la ciudad de México para iniciar
la investigación que eventualmente se convertiría en un libro
sobre el tema: Blacks in Colonial Veracruz Negros en el Veracruz
Colonial publicado en Austin. University of Texas Press en 1991 y
2001. En sus inicios, tuve el privilegio de reunirme con el quien
puede considerarse el padre de los estudios afro mexicanos
modernos, el Profesor Gonzalo Aguirre Beltrán. Después de más de
dos horas discutiendo mi estudio propuesto, él me condujo a dos
personas en Jalapa, José Melgarejo Vivanco y Fernando Winfield-
Capitaine. El Profesor. Melgarejo gentilmente se reunió conmigo
una o dos veces, e hizo sugerencias útiles acerca de cómo debía
1 Para una discusión amplia y completa del desarrollo de los especialistas afro mexicanos, ver Ben Vinson III y Bobby Vaughn. En Afroméxico (México: Centro de Investigación y Docencia Económicas. Fondo de Cultura Económica, 2004), en págs. 1-73.
2
de proceder con mi investigación. Fernando Winfield-Capitaine me
dio mucho más que esto. Él me dedicó innumerables horas con
señalamientos describiendo, y guiándome a través de fuentes de
archivo relacionadas con los temas que yo perseguía. El me
presentó a veracruzanos trabajando en tópicos relacionados. El
leyó y ofreció sugerencias útiles sobre los borradores de ensayos
y capítulos que escribí subsecuentemente. Finalmente, pero más
importante, él y su esposa Ana María nos brindaron su amistad a
mí y a mi familia. Así, ellos se convirtieron en lo que al
principio parecía un ambiente extraño en unos aliados que nos
apoyaron en un hacer de Xalapa un hogar lejos de nuestra casa.
Esta transición social facilitó mucho mi habilidad para enfocarme
en mi investigación. Debo siempre estar agradecido a Fernando,
Ana María y a muchos otros en Jalapa por la calurosa amistad que
nos dieron. Este regalo y la guía y asesoría especializada de
Fernando, comprobaron ser clave en el inicio de mi carrera en la
especialidad de los estudios afro mexicanos.
A lo largo de estos muchos años nuestra amistad y
colaboración se han mantenido fuertes. Fernando continuamente me
envía copias de sus numerosas publicaciones. He aprendido de cada
uno de ellas. Siempre que regreso a Jalapa nos reunimos en el
restaurante de La Parroquia para tomar café y para discutir
nuestros proyectos especializados, así como lo hemos hecho
siempre en los últimos treinta y tantos años. Pocos colegas han
contribuido tanto a mi desarrollo en el campo de los estudios
3
afro mexicanos como Fernando Winfield-Capitaine; él me inició
dentro de estos objetivos. Cualquier acontecimiento que he
disfrutado en tales búsquedas es, en gran medida, debido a su
influencia. El Maestro Winfield-Capitaine es de los pocos que
siempre da más que el resto de nosotros en la academia de que lo
que nosotros le damos a él. Él es un fino especialista y un
hombre bueno del con el cual he tenido el placer de contar, tanto
como un colega, como un amigo. Recomiendo amplia y
entusiastamente este libro a cualquiera que deseé aprender más
sobre los afro veracruzanos y, por extensión, sobre la
experiencia afro mexicana. Esta es una bienvenida adicional al
campo de conocimiento para uno de sus más relevantes, respetados,
y prodigiosos colaboradores.
Doctor Patrick J. Carroll, Texas A&M University, Corpus Christi
4
INTRODUCCIÓN A ESCLAVOS Y LIBERTOS
Por Fernando Winfield Capitaine
Los trabajos que aquí se presentan tienen más de 38 años hacia acá
de haberse presentado en distintas publicaciones y foros
académicos, muchos de ellos inéditos, por lo que aquí se presentan
en el contexto de lo que llamó Gonzalo Aguirre Beltrán, “la
tercera raíz”; esto es, en el marco de las poblaciones e
influencias de origen africano, que merced a las políticas
económicas y de migración de la Nueva España llegaron a nuestro
país, contribuyendo con sus genes y sus prácticas culturales a
conformar la nueva composición biológica y cultural de sus
descendientes, denominados afro mexicanos, afro veracruzanos,
criollos, etcétera.
Esclavos y libertos en Veracruz lo trato como una unidad.
Está compuesto en parte de trabajos originales y de obras
publicadas y mejoradas con el paso del tiempo; tal es el caso de
“El Comercio de esclavos en Xalapa. Siglo XVIII”, publicado
originalmente en el Tomo 2 del XLI Congreso Internacional de
Americanistas celebrado en la ciudad de México el año de 1974.
“La hacienda en el comercio de esclavos” es un documento
reelaborado a partir del artículo “Trapiches e ingenios
azucareros en la jurisdicción de Xalapa, Siglo XVIII”, publicado
por la revista de la Universidad Veracruzana, La Palabra y el
Hombre, número 11, páginas 19-25, correspondiente al tercer
trimestre del año de 1974.
“Población rural en Córdoba, 1788” fue publicado
originalmente por La Palabra y el Hombre. Revista de la
Universidad Veracruzana. Nueva Época (30):64-72, abril-junio de
1979, fue una conferencia impartida en la Universidad de La
5
Sorbona en Paris, Francia en el mes de septiembre de 1976. Este
trabajo con análisis estadístico descansó en un censo localizado
en el Archivo Municipal de Córdoba que lleva por título “Padrón
general de los ranchos y haciendas de esta jurisdicción, con
distinción de los individuos que existen en ella y sus
alrededores”, fechado el 26 de octubre de 1788.
Otro trabajo inédito es el “Padrón de negros, mulatos y
personas libres”, presentado en una reunión de la Sociedad
Mexicana de Afro mexicanistas, texto tomado de un documento o
censo del Archivo Municipal de Córdoba fechado el 1 de abril de
1786.
El capítulo sobre Cimarrones descansa en varios textos,
algunos inéditos, y otros publicados en diversos medios (revistas
y libros agotados) como en Jornadas de Homenaje a Gonzalo Aguirre
Beltrán. Veracruz. Instituto Veracruzano de Cultura, 1966; y el
de Los cimarrones de Mazateopan, Xalapa. Editora del Gobierno del
Estado, 1992
El capítulo intitulado “Las sublevaciones y el cimarronaje”
es una reelaboración del artículo “La sublevación de esclavos en
Córdoba en 1735”, publicado en La Palabra y el Hombre. Revista de
la Universidad Veracruzana. Nueva época. Xalapa, Veracruz
(50):26-30, abril-junio de 1984. La ponencia original fue
presentada en el Congreso Internacional de Americanista de la
Universidad de British Columbia, en Vancouver, Canadá en
septiembre de 1979.
El capítulo “Movilidad social”, fue leído en el Congreso del
Centro de Estudios Asiáticos y de África del Colegio de México,
en la ciudad de Xalapa, bajo el título de “Presencia negra y
movilidad social en el Xalapa colonial”.
6
Nuevamente, doy las más expresivas gracias al Señor
Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz de Ignacio de la
Llave, Lic. Fidel Herrera Beltrán; a su Señor Secretario, Lic.
Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, y al Director General de la
Editora de Gobierno del citado estado, Dr. Félix Báez-Jorge, mi
editor desde hace más de 38 años, por sus amables consejos para
mejorar el texto, y por el generoso patrocinio de esta obra..
Así mismo al personal de la Editora de Gobierno por su
eficiente trabajo tenaz.
Dedico este trabajo a la memoria del Dr. Gonzalo Aguirre
Beltrán y a mi familia.
Xalapa, Ver., a 24 de abril de 2007
Fernando Winfield Capitaine
7
CAPÍTULO 1
FUNDAMENTO DE LA ESCLAVITUD.
Introducción
La trata de esclavos es muy antigua en la historia de la Humanidad. “Las tumbas prehistóricas
del Bajo Egipto sugieren que, hacia el octavo milenio antes de Cristo, un pueblo libio esclavizó
una tribu de bosquimanos o <<negritos>>”.2
La trata en América estuvo muy ligada al descenso de la población indígena, y a la introducción
del cultivo de la caña de azúcar, esencialmente.
Españoles y portugueses tienen antecedentes muy firmes. Por ejemplo, “la consecuencia más
interesante de la trata fue la creciente prosperidad de Madeira, donde, en 1452, Diogo de Teive, un
caballero del infante Enrique, plantó caña de azúcar, por iniciativa de éste. La caña se trajo de
Valencia, donde se cultivaba desde tiempos del dominio musulmán. Varios mercaderes
pertenecientes a las mejores familias comerciantes genovesas –Luis Doria, Antonio Espinola,
Urbano y Bautista Lomellino, Luis Centuriones-, llegaron de Sevilla a la isla, para establever
plantaciones. El avance islámico en el Mediterráneo oriental amenazaba las plantaciones venecianas
de caña en Creta y Chipre; las de los cruzados en Palestina habían sido ocupadas desde hacía largo
tiempo por el islam, y Sicilia, productora de azúcar de caña desde hacía generaciones, estaba
amenazada.. Madeira parecía, por lo tanto, la mejor alternativa. Se construyeron con esmero
terrazas bien irrigadas en las laderas, algunas con el trabajo de esclavos guanches, de Tenerife; la
introducción de esclavos africanos coincidió con la de la caña. Así se celebró por primera vez el
famoso matrimonio entre caña y esclavos que habría de tener un papel tan trágico en la historia.
Doscientos años más tarde se celebraría de nuevo en Barbados y otros puntos del Caribe, y que
supondría la ruina de los cultivadores de otros productos plantados mucho antes.
Los molinos de azúcar de Madeira emplearon un sistema moderno de dos rodillos, engranados
para que la caña quedara exprimida entre ambos y movidos por agua, hombres, bueyes o
caballos. Se trataba de un método inventado en Sicilia..
En 1460 ya se exportaba azúcar de Madeira a Flandes y a Inglaterra; en 1500, la isla contaba con
unos ochenta molinos y más de doscientos propietarios de plantaciones de caña; y era el mayor
2 Hugh Thomas. La trata de esclavos. Historia del tráfico de seres humanos de 1440 a 1870. Barcelona. Planeta, 1998, pág. 24.
8
exportador de azúcar del mundo, con una producción anual de cien mil arrobas de azúcar blanco
(la arroba de la época equivalía a doce kilos)”.3
Las primeras experiencias esclavistas de los españoles se derivaron del conocimiento acumulado en
la península ibérica. Como apunta Aguirre Beltrán, "esclavos hubo en España desde tiempos
remotos; la guerra de reconquista le permitió la adquisición de grupos numerosos; sin embargo, su
existencia legal no implicó el establecimiento de un sistema de economía basado en la explotación
de los cautivos, ni el desarrollo de un comercio regular de hombres.
"Aún en los años que siguieron a las asombrosas exploraciones de los portugueses por las costas del
Africa, con el consecuente conocimiento de paganos de piel obscura que podían ser vendidos como siervos, el
comercio humano no siguió un impulso digno de tomarse en cuenta. La fundación de ingenios de azúcar en las
islas Azores, Canarias y S. Tomé, con la esclavización de los habitantes de estos parajes, permitió una corriente
de esclavos que con el tiempo adquirió importancia; pero estos primeros ensayos quedaron limitados por la
estrechez del área geográfica".4
Pero no es sino cuando se da el descubrimiento de América y la consecuente disminución de
la población nativa, cuando empieza a crecer la necesidad de importar mano de obra africana, para
substituir a la indígena. Con lo acontecido en el Caribe, los españoles adquieren experiencia en los
aspectos económicos relacionados con los esclavos. Al llegar a México ya traen consigo un modelo
perfecto de explotación de los negros, aplicándolo en la Nueva España.
Angola y el Congo suministraron numerosos esclavos a México; tales pueblos procedían de
sociedades basadas en una estructura agraria, sin desconocer que la propia plantación esclavista era
conocida en Africa.
El inicio del tráfico legal de esclavos a las Indias fue originado por una instrucción de los
Reyes Católicos a Nicolás de Ovando, gobernador de la isla Española, para "que no se consintiese ir
ni estar en las Indias, judíos, ni moros, ni nuevos convertidos: que se dejasen pasar esclavos negros,
nacidos en poder de cristianos, y que se recibiere en cuenta a los oficiales de la Real Hacienda lo
que por sus firmas se pagase".
Ya “desde 1521 se otorgaron mercedes de tierra a partir de las cuales nació la hacienda
azucarera. La caña se regó por el territorio mexicano y los trapiches e ingenios empezaron a
3 Op. Cit., p. 69.
4 ? Aguirre Beltrán, 1989, p. 15.9
producir azúcar. Así lo consigna Chevalier:
‘Mucho más que en las partes bajas, a menudo fértiles pero insalubres, los españoles
cultivaron en los valles tibios esa caña traída de ultramar; sus ingenios azucareros habían de
constituir las más importantes explotaciones agrícolas de la Nueva España’”5
Para el siglo XVI la producción de azúcar era muy alta: Chevalier calcula que en la Nueva
España, existían, a fines del siglo XVI, aproximadamente 60 ingenios y trapiches, cuya producción
oscilaba entre 300 000 y 450 000 arrobas anuales, o sea, entre 3 000 y 5 000 toneladas sin tomar en
cuenta melazas y piloncillos producidos por ingenios chicos, mismos que se expandirán sobre todo
durante el siglo XVII.
Pero sucede algo paradójico: cuando mayores beneficios obtenían los azucareros, la Corona
inicia la aplicación de una política restrictiva, frenando la economía y es a finales del siglo XVI
cuando se implanta dicha política, algo cuyos orígenes nadie ha podido explicar a ciencia cierta.
El virrey Conde de Monterrey ordena no utiliza a indios de repartimiento en los ingenios de
hacer azúcar pues sólo se permitiría utilizar a aquellos que libre y voluntariamente quisieran
alquilarse bajo el argumento de que el abuso de la gente común va haciendo de los azúcares para
golosinas y bebidas. La orden fue completada con otra del mismo año en 26 de agosto de 1599 por
medio de la cual se prohibió la fundación de nuevos ingenios; al final los productores de azúcar
burlaron las disposiciones reales.6
Aunque la mentalidad difusionista ha sugerido la presencia del negro en la etapa
precolombina, ello no ha sido demostrado fehacientemente con pruebas científicas. Aparentemente,
el principal propagandista de esta idea es Melgar quien en 1862, al describir a la cabeza colosal de
Hueyapan sugiere que es de rasgos etíopes.
Lo que si ha estado confirmado por la abundante documentación colonial es que desde los
primeros momentos de la conquista española iniciada en 1519 y consumada en 1521, la presencia
del negro ha sido manifiesta. Algunos negros aculturados en España acompañaron las primeras
expediciones guerreras.
Los negros de la Conquista guerrearon contra los indios sellando así un pacto de amor y
odio que caracterizó las relaciones interétnicas entre invadidos e invasores a lo largo de los crueles
siglos de coloniaje. Aún en nuestros días, esas relaciones de aceptación y rechazo se observan en las
5 Cit por Landázuri Benítez y Vázquez Mantecón, 1988, p. 386 op. Cit., p. 37.
10
zonas donde la genética y la cultura siguen enfrentando a indios y afromestizos; tal es la secuela que
dejó el sistema racista que oprimió a las dos etnias sobre las que descansó la sociedad de
explotación colonial.7
Uno de ellos introdujo el cultivo del trigo en México; el otro, desafortunadamente, la
viruela, enfermedad responsable de gran número de decesos entre la población indígena.
El Padre Fray Bartolomé de Las Casas fue un decidido impulsor de la introducción de
esclavos negros al Nuevo Mundo con el objeto de defender a los naturales de América, aunque
dicha posición la cambió arrepentido en los últimos años de su vida. Es decir, Las Casas consideró
que había cometido un error al apoyar el comercio de población africana en tierra americana.
Las licencias para el comercio de negros fueron controladas por la Corona Española y
recibieron el nombre de asientos. El nombre de muchos de ellos se conservan en la Recopilación de
las Leyes de Indias, instrumento legal que regulaba las relaciones jurídicas de los reyes de España
con sus súbditos. El creciente corpus de legislación indiana fue acumulando disposiciones de
derecho que a lo largo del tiempo fueron haciéndose más difíciles de recordar.
Las naciones que dominan el comercio negrero en México fueron los portugueses
incrementándose su participación en la temporada en que se unieron las coronas de España y de
Portugal de 1580 a 1640. Posteriormente los ingleses son los que comercializan en México a la
población africana, en un triple triángulo que ha sido descrito por Mannix: armas, municiones y
telas fabricadas en Inglaterra a cambio de negros; su venta en América a cambio de oro, aguardiente
y otros géneros que a su vez se cambian en Inglaterra por más armas, municiones y telas, para
reanudar el triángulo comercial. En el siglo 18 los factores (vendedores de negros legalmente
establecidos) fueron Luis Haiz, Guillermo Buttler y Enrique Spencer, los cuales españolizaron sus
nombres de pila, por la década de los cuarenta del siglo XVIII en Veracruz.
Al término del siglo dieciséis una instrucción del Conde de Monterrey encaminada a la
protección de la población nativa, estimuló la importación de esclavos africanos, con la idea de
suplir la mano de obra indígena y de esa manera proteger su descenso demográfico. El 2 de abril de
1599 el conde de Monterrey expidió el ordenamiento mediante el cual se limitó de manera drástica
la utilización de mano de obra indígena para trabajar en ingenios y trapiches de azúcar. En primer
término se prohibía que fueran empleados dentro del ingenio mismo, es decir, que se les utilizara en
7 ? Martínez Montiel, 1993. p. 133.11
el proceso de la fabricación del azúcar. En segundo lugar se suspendía el suministro de indios de
repartimiento. Sólo quedaba abierta la posibilidad de emplear, en las labores de campo, indios que
por voluntad propia alquilaran su trabajo. Con estas medidas quedaban los ingenios y trapiches
privados casi de la totalidad de su mano de obra.
Temporalmente -hasta mayo de 1600- se autorizó el uso de indios de "socorro", mientras los
hacendados se pudieran abastecer de nueva mano de obra, con el fin de no dejar paralizada la
industria.8
La respuesta a estas limitantes fue inmediata: en Xalapa se incrementó la compra de negros
africanos a fines del siglo XVI con destino a ingenios y trapiches.9 En el periodo de 1578 a 1600 se
dieron 208 ventas de esclavos negros con un alto porcentaje de bozales, de los cuales 139 fueron
hombres y 69 mujeres. Francisco Hernández de la Higuera declaró poseer 120 esclavos en 1597 y
en 1606 ya sumaba 200. A fines del siglo XVI, Alonso de Villanueva tenía 30 negros y Juan del
Castillo contaba 12.10
Si bien los españoles ocupan mano de obra africana en casi todas las incipientes actividades
económicas, como la minería, los obrajes, la ganadería, es en relación con la explotación del azúcar
cuando adquiere mayores dimensiones el esclavismo.
Para Carmen Viqueira, el negro, además de participar en las actividades productivas
relacionadas con el azúcar, extendió su influencia como trabajador permanente a todo espacio
económico. Esclavos africanos ejecutaron la trajinería y trato de las mercaderías en el puerto de
Veracruz, fueron vaqueros de las grandes extensiones dedicadas a la ganadería, trabajadores
obligados en los obrajes por disposiciones oficiales, servidores domésticos en casas de señores y
religiosos, y artesanos y trabajadores de la construcción en ciudades y haciendas.11
En un estudio sobre la antropología de la esclavitud en África, Claude Meillassoux precisa
que
“Descubrimos aquí, en estado latente, una característica que aparecerá en todas las formas de
esclavitud, un rasgo que constituye su misma esencia: la incapacidad social del esclavo para reproducirse
8 ? Wobeser, p. 71.
9 Bermúdez G., 1982.
10 Bermúdez, 1984, p. 171.
11 cit. por Martínez Montiel, 1993, p. 143.12
socialmente, vale decir la incapacidad jurídica para ser ‘pariente’. Esta incapacidad, condición orgánica virtual
de la explotación del trabajador en la economía doméstica, convierte pues a la esclavitud en antítesis del
parentesco y en el medio legal de la puesta en estado de subordinación del esclavo en todas las formas de
esclavismo, incluso cuando el esclavo no es explotado como trabajador productivo. Pero, a diferencia de lo que
se observa en la sociedad doméstica, esta condición es, en la economía esclavista, la de una clase reproducida
por medios institucionales y no la de algunos individuos explotados ocasionalmente” 12
En el siglo 18 el llamado Código Negro intentó influir para suavizar el trato que recibían los
esclavos por parte de sus amos. Fue dirigido especialmente a los dueños de negros en Santo
Domingo, pero copias de él se distribuyeron en todo América, llegando a Amatlán de los Reyes,
Veracruz.
En la Navidad, al esclavo de las haciendas se le obsequiaba un juego de ropa que
supuestamente le debía de durar todo el año. El llamado esclavo urbano generalmente gozaba de
mejor trato. Algunos casos excepcionales registrados nos hablan de que sembró pequeñas
porciones de terreno para ayudarse en su mantenimiento como se dio en la hacienda de San Pedro
Buena Vista, alias La Orduña, cerca de Xalapa.
Durante el siglo dieciocho, el comercio de esclavos tuvo altibajos, dependiendo entre otras
cosas del precio internacional del azúcar y de las revueltas negras en Las Antillas, que afectaron
notablemente sus precios.
El trabajo esclavo era la base de la producción y de la organización social en las
plantaciones y en los ingenios, al paso que en las encomiendas y otras unidades productivas
predominaban distintas formas de trabajo forzado. Se trataba de dos procesos contemporáneos, que
se desarrollaban en el ámbito del proceso más amplio y principal de reproducción del capital
comercial. El motor de ese proceso más amplio era el capital comercial, que regía la producción de
mercancías en Europa y en las colonias europeas del Nuevo Mundo y de otros continentes.13
Desde el siglo XVI, en que se inició el tráfico de africanos hacia el Nuevo Mundo, hasta el
siglo XIX, en que ese tráfico cesó y terminó la esclavitud, cerca de 9'500,000 negros habrían sido
transportados desde Africa. La mayor parte de ellos fue llevada al Brasil, que absorbió el 38 por
ciento del total. Otro 6 por ciento fue llevado a Estados Unidos. A las Antillas británicas fue el 17
por ciento, y otro 17 por ciento fue llevado a las colonias españolas. Cuba recibió 702,000
12 P. 40-41.13 ? Ianni, 1976:11.
13
africanos; es decir, más que cualquier otra colonia española, mientras que México importó cerca de
200,000,14 hasta la abolición de la esclavitud en el año de 1824.
El mercantilismo del siglo XVI fue la fuerza que movió a los mercaderes para cruzar los
mares y llegar a los fines de los cuatro continentes; además del oro, las especias, el marfil y otras
mercancías igualmente codiciadas, fueron los esclavos y su tráfico lo que representó en ese
momento el comercio más lucrativo; para realizarlo fue necesario considerar al africano como una
más de las mercancías del comercio colonial. El esclavo, que antes era una propiedad suntuaria del
europeo, pasó a ser el negro, una mercancía que producía tres veces plusvalía: al venderse, al
trabajar en la producción y al reproducirse.15
Para explicar el carácter represivo y violento de las relaciones esclavistas de producción, es
necesario comprender que el esclavismo es un sistema de producción de plusvalía absoluta, un
sistema en el cual la mercancía aparece inmediata y explícitamente como producto de la fuerza de
trabajo enajenada. Además, el esclavo está doblemente enajenado: como persona, en cuanto
propiedad del señor, y en su fuerza de trabajo, facultad sobre la cual no puede tener dominio. El
esclavo es obligado a producir mucho más de lo que recibe para vivir y reproducirse; y no dispone
de condiciones para negociar ni el uso de su fuerza de trabajo ni a sí mismo.16
La esclavitud impidió el significativo progreso tecnológico que pudo haber elevado
sustancialmente la productividad, llevando a la agricultura a la aplicación de unos métodos que
agotaban el suelo. Las plantaciones eran demasiado grandes como para poder fertilizarlas
fácilmente. El poco cuidado de los esclavos para con los animales impedían la acumulación de
suficiente estiércol.17
En cambio, los holandeses contribuyeron notablemente con el desarrollo tecnológico de sus
plantaciones en sus posesiones de América, incrementando notablemente los rendimientos de la
producción, logrando una mayor productividad en los campos de caña de azúcar y su
industrialización. La experiencia holandesa ha sido detallada en algunos trabajos de investigación
en la década de los setentas del siglo XX.14 ? Op. cit., p. 16.
15 ? Martínez Montiel, 1993, p. 133.
16 ? Ianni, p. 60.
17 ? Genovese, p. 34.14
Para Moreno Fraginals, la coyuntura internacional (1700-1760) favorable al crecimiento
azucarero pudo ser posible gracias a que desde el siglo XVII el azúcar pasó a ser el primer producto
básico mundial; es decir, la mercancía que ocupaba el primer lugar en importancia sobre la base del
valor total de las transacciones del comercio internacional.
Posteriormente y con el descenso del precio de los esclavos otros grupos económicos
tuvieron la oportunidad de adquirirlos, como herreros y panaderos, aunque ya bien avanzado el
siglo dieciocho. Casos de excepción fueron mestizos y uno que otro mulato y pardo. Quedaron
exceptuados los indígenas, a pesar de que muchos caciques contaron con los recursos suficientes
como para poder proveerse de algunos de aquellos. En Perú, no obstante, otras condiciones sociales
hicieron posible que los indios tuvieran esclavos, por lo que tal práctica no fue desconocida por el
estamento nativo,18 pero fue a nivel regional limitado.
Muy tardíamente los representantes del sistema esclavista se darían cuenta que los gastos de
capital son mucho más grandes y arriesgados para el trabajo esclavo que para el trabajo libre.
Los esclavistas, tanto por razones de tipo económico como por las de prestigio social,
efectúan sus reinversiones según las mismas normas que presidieron la inversión original, es decir,
en la adquisición de esclavos y de tierras, con lo cual el progreso económico tiene un carácter
cuantitativo.19
Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las estancias agrícolas y ganaderas,
trapiches e ingenios azucareros, herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los
obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En la minería su participación fue
destacada, sobre todo en Guanajuato y Zacatecas.20
Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos fueron variadas, desde las más
sencillas a las más complejas, dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían el
corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra, escarda y cosecha del maíz, frijol y otros
productos; la ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de instalaciones agrícolas y
el cultivo e industrialización de la caña de azúcar.
18 Harth-Terré.
19 Genovese, 1970, p. 23.
20 Brading, D. A., 1971.15
CAPÍTULO 2EL COMERCIO DE ESCLAVOS EN XALAPA. SIGLO XVIII.
Dueños de esclavos
Hay que partir del hecho que el esclavismo fue esencialmente una práctica comercial; es decir que
el esclavo tiene la categoría de un bien económico.
El esclavismo fue una práctica que siguieron los estamentos mejor colocados en la
estructura social española. El alto precio que llegaron a alcanzar los esclavos permitió que
solamente aquellas personas de grandes ingresos pudieran comprar uno o varios de ellos.
Otras maneras de adquisición de los mismos fueron las que se derivaban de los recibos de
dote, de herencia, donación, y otros.
Posteriormente, y debido a la baja del precio de los esclavos, algunos otros sectores
económicos de la Nueva España -tales como los herreros y los panaderos- pudieron comprarlos de
manera limitada, aunque ya bien avanzado el siglo XVII.
Españoles, mestizos y uno que otro mulato y pardo21 fueron, en ese orden, los principales
usufructuarios de población no libre con el objeto de explotar su mano de obra. Quedaron
exceptuados de la norma de poseer esclavos los indígenas, no obstante que algunos contaban con
los recursos suficientes para proveerse de esclavos. Parece que tal medida fue con un sentido
proteccionista para la vida y costumbres de los indígenas, pues ya en el siglo XVI se consideraba
que la población de origen africano podía contaminar las formas de vida cultural nativa. Aún más,
las quejas de las comunidades indígenas en contra de la presencia de negros y mulatos fueron
comunes en el siglo XVI, como fue testimoniado en Jilotepec, actual estado de México. Así pues, el
negro siempre fue un agente de conflictos en las Repúblicas de Indios, por lo que se le segregó
jurídicamente de ellas. Alegando que corrompía las costumbres indígenas, los españoles no
permitieron su presencia ni la de la gente de color libre, en las comunidades.
No obstante, en el Perú, otras condiciones hicieron posible que los indios tuvieran esclavos,
por lo que su posesión no fue desconocida por el estamento nativo.22
Esencialmente, los dueños se vieron impulsados a adquirirlos por dos motivos: a) poseerlos
21 Archivo Notarial de Xalapa (en adelante, ANX). Tomo 1700-1706. 444 f. a 444 v., 12 de enero de 1706.
22 ? Harth-Terre.16
por razones señoriales y de prestigio; y b) explotar su fuerza de trabajo.
En el primer caso, aparecen los esclavos domésticos o urbanos con escasas funciones
productivas en el contexto social en que se hallaron inscritos, a los que agregamos aquellos que son
propiedad de oficiales del ejército y que vienen siendo una especie de mozos de armas, a imitación
de la época feudal. Por otro lado, lo que explica en mayor grado la presencia del esclavismo fue el
aprovechamiento de la fuerza de trabajo en diversos menesteres, de entre los que podemos destacar:
1) estancias agrícolas y ganaderas
2) trapiches e ingenios azucareros
3) arriería
4) herrería, panadería y otros oficios menores.
Como en la región de Xalapa se desconoce la presencia de obrajes en su etapa colonial, no
hay, obviamente, referencia alguna de esclavos que hayan ido a servir en ellos. Empero, donde
existieron, como la ciudad de Puebla, su mano de obra fue importante, según reporte de Aguirre
Beltrán.
El servir en una panadería o en un trapiche tenía más signos de condena que cualquiera otra
actividad. El esclavo urbano que se alejara del código de conducta ideal impuesto por el propietario,
era enviado a trabajar a dichas partes, como nos lo relata un documento sobre los hijos de unos
amos, quienes tuvieron disgustos con dos de sus esclavos, por lo que los propietarios "se han
convenido en que se vendan los hijos de dicha mulata en uno de los ingenios, trapiches o panaderías
de la Villa de Córdoba, para que por este medio no vuelvan a esta Jurisdicción" (de Xalapa).23
Obviamente, los sectores más bajos de la población no podían aspirar a comprar un esclavo,
cuyo precio oscilaba de entre los 200 a los 400 pesos de oro común, inversión equivalente -
guardadas las proporciones- de US $2,000 a 4,000.
Las personas que vieron descender sus caudales debido a el fallecimiento del cónyuge, por
enfermedad, o debido a su edad avanzada que les impidió trabajar, dependieron de la mano de obra
de sus sirvientes para su mantenimiento y alivio. Así, Juan de Aparicio declaró que era sostenido
por una mulata su esclava nombrada Francisca de Yépes, por hallarse "pobre y baldado"; en
reciprocidad, la mulata gozaba de la libertad, misma que se suprimiría si faltaba a sus obligaciones
23 ANX. Tomo 1752-1754. 201 f. a 202 v., 7 de septiembre de 1753.17
con respecto del amo.24
Los estamentos de la población que mayor número de esclavos compraron, fueron:
propietarios de ingenios y trapiches azucareros, alcaldes mayores, comerciantes, oficiales del
ejército, arrendatarios de alcabalas, sacerdotes, notarios y funcionarios reales; muchos de ellos se
convirtieron en apoderados de terceras personas ligadas a la región por razones comerciales o de
parentesco. El resto del grupo se diluye ampliamente entre diversos individuos (españoles y
mestizos) entre los que hay dueños de terrenos dedicados a la agricultura y a la ganadería. Así
mismo, se dan muchos casos de poseedores de recuas de mulas que se vieron auxiliados por mano
de obra esclava en el traslado de los bienes de consumo para el mercado interno y para la
exportación.
El caso de Miguel Jiménez, rico mulato originario de Acatzingo, es ejemplar en ese sentido.
Dueño de una recua de mulas por medio de la cual transportaba diversos efectos entre el Altiplano
de México y Veracruz, disponía de esclavos negros que le auxiliaban en su tarea. Su testamento
recogido en el Archivo Notarial de Xalapa es una interesante fuente de información de todas sus
propiedades.
Independientemente de que algunos propietarios los hayan tenido a su servicio,
determinadas ocupaciones facilitaron enormemente dedicarse a la compra-venta de esclavos,
aunque en dimensiones menores a las de un Factor. Tal era el caso de alcaldes, comerciantes,
sacerdotes, notarios y funcionarios reales, quienes no dejaron pasar oportunidades para hacerse de
un hombre, mujer o infante, que vendían luego a algún interesado local o foráneo, que viviera o
estuviera de paso en Xalapa.
Aún más, se dio el caso de que se compraran esclavos y se les adiestrara en alguna actividad
para poder venderlos posteriormente a mejor precio. Al final del aprendizaje y con la experiencia
acumulada, el esclavo subía de precio. Tal fue el ejemplo de doña María Josefa Sánchez López,
viuda de don Juan de Campo, vecino que fue de la ciudad de la Nueva Veracruz, y la cual vendió
un negro esclavo nombrado Antonio Miguel, de nación Mina, de 14 años, a doña Francisca Rebollo
de Salas, mujer legítima de don Sebastián Capelo, vecino de la misma ciudad de Veracruz. El
esclavo lo compró 4 años antes al Factor de la Real Compañía de Inglaterra, y expresa que lo "ha
24 ? ANX. Tomo 1700-1706. 390 f. a 391 f., 20 de junio de 1705.18
enseñado a trabajar".25
Otro caso fue el de un negro cocinero con 9 años de servicio a su dueño, quien lo vende
aprovechando su estancia en Xalapa con motivo de la Feria del Comercio.26
El más importante vendedor de esclavos en Xalapa durante el siglo XVIII fue el Capitán
José Robledano de Cardeña que participó con 20 ventas entre el 4 de febrero de 1719 y el 22 de
marzo de 1747, obteniendo una ganancia de 3,162 pesos de oro común.
Le siguió José Velásquez de la Cadena, titular de un Mayorazgo asentado en la región,
mismo que incluía el ingenio de San Pedro Buena Vista, alias La Orduña, en términos del pueblo de
San Jerónimo Coatepec. Registró 18 ventas entre el 14 de febrero de 1771 y el 31 de marzo de
1780, obteniendo 2,344 pesos.
El tercer sitio lo ocupó Francisco Pérez de Arellano, residente en Actopan, jurisdicción de
La Antigua ciudad de la Veracruz, y quien pasó a residir posteriormente a Xalapa; participó con 9
ventas, las cuales sucedieron después de su muerte, por parte de sus albaceas, 7 de ellas en 1767 y
una más, en 1792.
Un estudio de García Bustamante sobre el mismo tema abarca los años de 1596 a 1698.
Destaca que las ventas en Xalapa experimentaron sucesivos altibajos entre 1596 y 1630. Los puntos
máximos se alcanzaron en 1600 y 1616, coincidiendo con los años de mayores adquisiciones en
ingenios y trapiches.27
Ventas
En un estudio estadístico relativo a la Jurisdicción de Xalapa en el siglo XVIII, se advierte que el
74.38 % de las ventas fueron internas, el 25.62 % de los esclavos fueron vendidos a otras
jurisdicciones, siendo las más importantes por el volumen de venta el puerto de Veracruz y la
ciudad de México. La casta que se vendió más fue la de los mulatos (248), siguiéndoles los negros
criollos (177).
El total de los registros fue de 625 en el siglo XVIII, importando 110,727 pesos de oro
común. De ellos, 86 fueron por poder notarial. 34 fueron cartas de alhorría, es decir, que los propios
25 ? ANX. Tomo 1733-1735. 485 f. a 485 v., 13 de julio de 1734.
26 ? ANX. Tomo 1733-1735. 57 v., 21 de marzo de 1733.
27 ? García Bustamante, p. 186.19
esclavos, o sus parientes pagaron por su libertad; uno de estos casos fue cubierto el importe por un
padrino de bautizo.
Dos esclavos registran la calimba o hierro sobre su cuerpo, uno en 1704 y otro en 1713, por
lo que se supone que esta cruel práctica dejó de utilizarse posteriormente. Castañón González
(2002) refiere la fecha exacta en que deja de ejecutarse esta práctica abominable de marcar con
hierro al rojo vivo los cuerpos de los esclavos, mediante una ley que expidió la Corona Española a
finales del siglo XVIII.
El citado importe total de las ventas puede manejarse por décadas en el siguiente cuadro.
DÉCADA REGISTROS TOTAL PESOS POR DÉCADA1701-1710 55 9,2221711-1720 76 15,724.501721-1730 62 13,3251731-1740 122 25,3241741-1750 95 15,9501751-1760 27 3,5801761-1770 61 8,8761771-1780 63 8,4611781-1790 27 3,4261791-1800 11 1,050TOTALES 625 110,727.50Cuadro 1. Venta de esclavos por décadas.
Como puede advertirse de la lectura del cuadro anterior, importantes capitales se invirtieron
en la alcaldía mayor de Xalapa para comprar personas de color, pues la suma 110,727.5 pesos de
oro común fue una cantidad considerable. Sin embargo, al analizar el fenómeno por décadas, se
encuentran irregularidades bastante notables.
A simple vista destacan dos hechos singulares: mientras que en la primera mitad del siglo la
actividad esclavista es intensa, en su segunda mitad desciende la trata.
De 1701 a 1720 se observa un aumento progresivo de las ventas, alcanzando los mayores
registros en la década de 1731-1740; descienden en la década 1741-1750, pero manteniéndose más
arriba de los períodos 1701-1720 en lo individual, pero abajo de los períodos 1721-1740; caen
sensiblemente en 1751-1760; inician una ligera recuperación de 1761 a 1780; en 1781-1790 caen
20
nuevamente a los parámetros de 1751-1760, notándose un declive definitivo en la última década del
siglo.
La segunda mitad del siglo ofrece un descenso en los capitales invertidos.
En consecuencia, es en los últimos veinte años cuando el comercio humano entra en su
crisis más aguda, de la que nunca se recuperará. ¿Qué acontecimientos sucedieron que permitan
explicar tal sesgo?
Estimamos que se trastocan los factores de la mano de obra, pues el gran desarrollo de la
esclavitud africana en la Nueva España obedeció al afán proteccionista de la Corona hacia la
población indígena que había disminuido por las guerras, epidemias y tributos excesivos. La
esclavitud negra surgió como una respuesta a la amenaza de desaparición del indio y a la necesidad
urgente de remplazar su mano de obra dirigida a las empresas económicas en expansión; la
experiencia en las Antillas lo confirmaba. A fines del siglo la población aborigen muestra una
recuperación demográfica notable. Y llega a tal grado su crecimiento que entonces fue mayormente
costeable contratar a un indio que mantener a un esclavo para el mismo rendimiento en el trabajo.
Porque poseer un esclavo significó un cúmulo de riesgos de perder la fuerza productiva debido a
enfermedades, fugas o muertes.
Tal caída progresiva del comercio de esclavos en la segunda mitad del siglo XVIII también
fue un fenómeno notado independientemente por Berghe a mayor escala geográfica, quien sostiene
que en la segunda mitad del siglo "se inició una rápida declinación de la esclavitud en México, en
gran parte como resultado de la competencia de la población mestiza que crecía rápidamente, se
había empobrecido y merodeaba por todo el territorio. Las labores del esclavo simplemente se
depreciaron en el mercado por obra de la labor libre de los mestizos y de los siervos indios."28
Anota Aguirre Beltrán que "los economistas de este siglo habían ya notado que el trabajo
que rendía el esclavo era mucho más caro que el suministrado por el hombre libre, dondequiera que
el trabajo libre podía ser procurado en abundancia. Estas condiciones aparecieron en nuestro país a
principios del siglo XVIII, cuando el número de individuos de casta, producto de la mezcla de
españoles, indios y negros, formaban conjunto digno de tomarse en cuenta, tanto en el campo como
en las urbes.
"México, pues, venía por este tiempo substituyendo el trabajo esclavista por el trabajo libre; de donde
su demanda de ébano había disminuido considerablemente. Sólo en aquellos lugares poco poblados, que habían
28 ? p. 91.21
permanecido rezagados en la evolución económica del reino, tales como las provincias de Tabasco y Campeche,
pertenecientes a la gobernación de Yucatán, podían absorber cantidades limitadas de negros. El interior del país
había superado ya la etapa esclavista, definitivamente".29
Relaciones comerciales
De las 625 ventas de esclavos xalapeños efectuadas en el siglo XVIII, el 74.38% se realizaron a
favor de personas avecindadas en la Jurisdicción de Xalapa, quedando distribuidas dichas ventas de
la manera siguiente: 202 (62.34%) en Xalapa y 39 (12.04%) en otros pueblos, ranchos y haciendas;
de ellos, 26 fueron a Naolinco, poblado que seguía en importancia a Xalapa desde el punto de vista
económico y demográfico; 83 (25.62%) fueron vendidos a otras jurisdicciones. Los lugares que
mayor mano de obra esclava absorbieron fueron Veracruz (29) y México (10), distribuyéndose el
resto en otras partes; algunos inclusive llegaron a España.
Esto, en lo que se refiere a salida de esclavos por comercio; pero Xalapa no sólo tenía el
papel de vendedor sino también el de comprador. Recibe 45 esclavos de fuera de su provincia,
todos ellos registrados en el archivo notarial; ello significa que sólo está identificado parte de un
universo más amplio, pues personas no avecindadas aquí, acuden llevando uno o más esclavos para
su venta. Obviamente, por la naturaleza local de la fuente, no se pueden captar las compras que los
xalapeños hicieron en otros lugares pues se llevaban otros registros notariales independientes. Así,
los esclavos de otras jurisdicciones fueron vendidos en Xalapa gracias a que apoderados o
propietarios los trajeron consigo.
El análisis de los datos ofrece noticias interesantes. Si a nivel regional Xalapa envió a
Naolinco más esclavos que a ninguna otra parte, en reciprocidad éste surtió a aquélla mejor que
ninguno otro poblado (con 25), pues Coatepec sólo dio 4, Tlacolulan 3 y Xico 1, para un total de
33.
Los distintos pueblos y parajes que integraban la Jurisdicción, con un acento más rural que
urbano, recibieron de otras alcaldías mayores 8 esclavos y enviaron 13.
A mayor distancia espacial, menor trato comercial esclavista. A comunicaciones más
difíciles, menos operaciones de compra venta a nivel regional. Estos datos pueden conocerse debido
a que en las escrituras se asentaba el lugar de vecindad de comprador y vendedor, con la excepción
29 ? Aguirre Beltrán, 1989, p. 85.22
de dos documentos para todo el siglo XVIII.
El precio del esclavo variaba según la edad, habilidades, sexo, estado de salud y casta. Se
mantenía constante por muchos años, aunque en 1772 debe haber habido ajuste de precios pues
María Santos, mulata esclava, pidió al señor juez nuevo avalúo y éste rebajó su precio de 200 pesos
en que fue vendida en 1761 a 140 pesos en 1766. Posiblemente la petición pudo haber tenido la
finalidad de facilitar su manumisión, independientemente del hecho de que bajó el precio de los
esclavos en el último cuarto del siglo, fenómeno que se venía observando desde 1745. Las cartas de
venta eran muy explícitas a fin de evitar la especulación, pues en una de sus partes se leía: "es su
justo valor y si más tuviere, se lo dono al comprador".
En ocasiones se recompensaba al esclavo rebajando su precio a fin de facilitarle la
manumisión, en premio a su buena conducta, lealtad y servicios. Por cláusula testamentaria de
Josefa Roldán, natural del Pueblo de Tepeyahualco (situado entre Tepeaca y Tecamachalco), rebaja
10 a los 200 pesos en que está apreciada su esclava Cayetana Josefa.30
También funcionaba el sistema de crédito en la compra-venta. El plazo para saldar un
compromiso variaba según el volumen de la operación y la capacidad económica del comprador.
Así, tratándose de un individuo se daba plazo de 4, 6 u 8 meses después de tomar posesión el nuevo
dueño. Ciertas situaciones especiales servían de punto de referencia para efectuar los pagos -al
menos en dos de los documentos-, como la salida de las flotas (viaje de varios buques con
mercancías) rumbo a España desde Veracruz.31
Si no se cumplía el trato, al vendedor le era devuelto el bien y al comprador reintegrado su
dinero, cancelándose la escritura correspondiente.32 En este ejemplo, se dio de plazo hasta tres
meses al comprador para que efectuara el pago.
Cuando la importancia de la operación de compraventa era mayor, o bien se pedía dinero
prestado a un particular, se hipotecaban los esclavos para su seguridad o bien se llegaba a un arreglo
con el vendedor, a fin de pagarlos a plazos, recurriéndose igualmente a la hipoteca. Quienes
siempre efectuaban estas compras voluminosas fueron los dueños de ingenios azucareros a los que
les urgía mano de obra esclava para el desempeño de los trabajos de la hacienda. Existen dos
30 ANX. Tomo 1762-1763. 130 f. a 134 v., 28 de mayo de 1761.
31 ANX. Tomo 1707-1712. 524 v. a 525 f. y 525 f. a 525 v., 20 de junio de 1712.
32 ANX. Tomo 1713-1719. 760 f. a 760 v., 15 de diciembre de 1719.23
documentos que reseñan las dos modalidades del crédito arriba referidas. En uno de ellos el capitán
don Fernando Niño de Castro Córdoba y de la Higuera se obligó de dar y pagar al capitán don Luis
Fernandes de la Flor y Pareja, Caballero de la Orden de Santiago y Alcalde Mayor de la Provincia
de Xalapa, la cantidad de 1,772.00 pesos de oro común en reales, que por hacerle amistad y buena
obra le prestó de contado para la compra de doce esclavos negros (de castas luango y congo) que
obtuvo del capitán Roque Pereyra de Acuña, representante de la Compañía de Guinea del Reino de
Portugal en el puerto de Veracruz. El plazo que se da para pagar la cantidad es de siete meses.33 El
otro lo practicó el Bachiller don José Zavalza, dueño del trapiche de Pacho, quien compró 72
esclavos por 6,548.00 pesos, cantidad que prometió satisfacer en ocho años de la manera siguiente:
a) 1,000.00 pesos a la entrega del lote; b) la tercera parte a los cinco años siguientes, y c) el resto a
los tres años. Los réditos eran a razón del 5% anual.34
Trueque de esclavos
Otro recurso de que se echó mano para la adquisición de esclavos fue el del trueque, si bien en
escala reducida. Las cinco operaciones de que se dispone para el siglo XVIII están comprendidas
entre los años de 1718 a 1742. En tres de los cinco casos, el bien ofrecido a cambio es otro esclavo.
En una operación comercial de 1730, dos hermanos cambiaron entre sí sus esclavos; la
hermana cedió un negro y su hermano entregó una mulata de 17 años, quien había sido adquirida el
año anterior en 225 pesos.35
El 22 de septiembre de 1741, don José de Burgos, Caballero del Orden de Santiago y ex
presidente del Reino de Guadalajara, realizó con don Gregorio Fernández Mantilla el trueque de
una esclava carabalí por una mulata soltera, valuada en 250 pesos.36
Por último, el 24 de marzo de 1742, el Lic. don Jacinto Zapata Mogollón y don Francisco
Tobar de Guzmán, Alcalde Mayor y Capitán a Guerra de la Antigua Veracruz, realizaron el trueque
de un negro de 41 a 42 años valuado en 250 pesos. El alcalde dio 100 pesos y los 150 restantes en el
valor de un mulatillo de 12 años. Así, el licenciado recibe un esclavo de menos edad, pero 100 33 ANX. Tomo 1700-1706. 470 f., 470 v., 472 f. a 472 v., 21 de mayo de 1706.
34 ANX. Tomo 1771-1772. 395 v. a 397 v., 2 de octubre de 1772.
35 ANX. Tomo 1737-1741. 203 v. a 205 v., 20 de abril de 1741.
36 ANX. Tomo 1737-1741. 321 v. a 322 v., 22 de septiembre de 1741.24
pesos por la diferencia.37
Hasta aquí los tratos habían sido por otro esclavo. Sin embargo, se da otro tipo de trueque:
el de esclavo por bienes de diferente naturaleza. En los ejemplos de que se dispone, se advierte que
se hace cambio de un negro criollo de La Habana, de 26 años de edad, por un forlón, coche de
cuatro asientos,38 en 1718. A primera vista podría parecer desproporcionada la transacción; pero
debe recordarse que lo difícil de las comunicaciones hacía elevar el precio de ciertos bienes como
los muebles; así, el solo transporte de un coche desde Veracruz a Xalapa tenía un costo de 300
pesos.39
Por otro lado, el 21 de marzo de 1733, el almirante de la Real Armada de Barlovento, José
Rochel de la Peña, recibió de don Pedro de Vargas, vecino de Sevilla y cargador de la flota que a la
sazón se hallaba en Xalapa, 350 pesos en géneros y mercancías por un negro cocinero que había
sido adquirido en Qumana, Venezuela, del gobernador de dicho lugar. O el almirante perdió la
escritura que acreditaba la propiedad del esclavo o fue muy irregular el procedimiento de la primera
compra, pues se le tiene que tomar una declaración al negro para corroborar lo dicho por el amo y
en donde, además, acepta al nuevo dueño y da su consentimiento si éste, a su vez, lo quiera vender
a cualquier persona en lo futuro.40
Categorías de color
Hay un famoso cuadro de las castas del México colonial exhibiéndose en el Museo de Historia de
México en el Castillo de Chapultepec. Ha sido el principal responsable de la confusión que ha
privado en torno a los nombres que recibían los descendientes de la mezcla de distintos grupos
raciales. La práctica demuestra que era prácticamente imposible para una persona manejar tal
número de categorías raciales. Quizá fue producto más de la imaginación desbordada del artista que
de ser un ejemplo de la realidad cotidiana.
Algunos términos operaban regionalmente, como fue el caso de jarocho para el actual
estado de Veracruz, designación que inicialmente se asignó al descendiente de negro e india, en 37 ANX. Tomo 1741-1742. 144 f. a 145 v., 24 de marzo de 1742.
38 ANX. Tomo 1713-1719. 588 v. a 589 f., 11 de agosto de 1718.
39 Arcila, I:108.
40 Véase nota 7.25
substitución del pardo, para adquirir una connotación más general extendiéndose a los campesinos
de los alrededores del puerto de Veracruz, luego a sus habitantes y mucho después a todos los
pobladores del actual estado de Veracruz.
La clasificación más objetiva es la que presentan los instrumentos de propiedad, a través de
los archivos notariales. Por lo que se refiere a negros africanos, están señalados los grupos étnicos
siguientes, faltando noticias sobre el origen étnico de 24 a los que únicamente se refiere como
africanos o bien como bozales en los documentos: cafre, carabalí, congo, loango, lora, malagas,
mina, ñame, raiada, tari.
Por negro criollo debe entenderse aquella persona hija de negros africanos preferentemente,
o bien descendiente en dos o más generaciones de aquéllos y que nacía en posesiones españolas.
Los mulatos constituyeron el grupo con mayor diferenciación social, a juzgar por las
categorías manejadas en el archivo: mulato, mulato aindiado, amestizado, anegrado, blanco, claro,
cocho, de color bayo, de color entreverado, de color membrillo, y prieto.
En el último grupo entran los pardos, chinos y morenos. Los pardos eran los descendientes
de indio y negra; se vendió una persona con esta categoría racial el 25 de junio de 1735. Hubo
algunos esclavos orientales en México y probablemente se les llamaba chinos, aunque hay que
aclarar que en Veracruz el concepto se aplica a personas con el pelo ensortijado. Dos esclavas
chinos fueron vendidos, el 6 de febrero de 1736 y el 24 de diciembre de 1738; el otro, hombre, se
vendió el 14 de junio de 1736. El término moreno tiende a utilizarse al final del siglo XVIII,
indicando un mejoramiento en la movilidad social.
Algunas de estas clasificaciones debieron ser un tanto imprecisas para la sociedad de la
época que nos ocupa. Prueba de ello aparece en los registros notariales que se refieren a la misma
persona con distintas clasificaciones. Por ejemplo, a un mulato anegrado se le ubica después como
negro. Una mulata prieta después es descrita como mulata blanca. A un negro africano ñame se le
clasifica como tal y luego como negro atezado.
El tratamiento estadístico de los documentos permite entrever que para el siglo XVIII los
mulatos aventajaron a los restantes grupos de castas vendidos (262 registros). Le siguen los negros
criollos con 177, y los negros africanos con 54 registros. Los negros criollos superan a los mulatos
por escaso margen en la década 1721-1730 y los últimos veinte años de la centuria (1781-1790: 12
negros, 9 mulatos; 1791-1800: 4 negros, 3 mulatos). Salvo esas excepciones, los mulatos
26
dominaron en el comercio. Quizá permita explicar tal fenómeno el hecho de que con la declinación
cada vez más pronunciada del esclavismo, emergieron socialmente los grupos con mayor mezcla
biológica; esto es, a medida que se acerca el fin del periodo colonial, hay menos disponibilidad de
esclavos mulatos que de negros. Empero, hay que advertir que a fines del siglo XVIII decae la
actividad azucarera en la región y esto tuvo efectos en la trata. Es precisamente en los dos últimos
decenios cuando disminuye de una manera sensible el comercio.
A fin de cuentas, lo que determinó el aumento o disminución de las ventas,
independientemente de otros factores (como el retiro parcial de los ingleses del mercado negrero)
fue el aumento y luego disminución de los aportes biológicos más importantes para justificar el
status del esclavo: el negro africano. En efecto, aumenta el número de esclavos negros y las curvas
de la gráfica correspondientes a las restantes castas aumentan; disminuyen, y los efectos son
paralelos, hasta que en un período que cesan (1771-1780), se desploma el número de las castas
esclavas.
La suma total de pesos que se pagaron por negros (incluyendo aquí algunos africanos y
criollos) y mulatos, las dos principales castas desde el punto de vista de la mayoría de los registros,
tenemos:
CASTA REGISTROS PESOS DE ORO COMÚNNegros 231 45,586.50Mulatos 262 50,724.50TOTALES 493 96,310.00
Cuadro 2. Registros y ventas totales en pesos.
El resto de los totales está distribuido en otras castas, como chinos y morenos y una parda.
También hay que consignar que en algunos casos los registros notariales pasan por alto algunas
características como los nombres, la casta, la edad, el precio y algunos otros detalles, por lo que
sólo se incluyen casos completos o con mediana información (por ejemplo, a veces no hay casta,
pero hay nombre).
Analizando los totales de las ventas de las dos principales castas desde el punto de vista
numérico, los negros (incluidos aquí algunos africanos y criollos) y los mulatos, con el criterio
de sumas de precios por grupo de edad (ambos sexos), se presenta el siguiente cuadro:
27
GRUPO DE EDAD NEGROS PESOS1-10 61 9,77111-20 56 9,22621-30 59 14,39831-40 24 5,56441-50 15 3,090TOTALES 215 42,049
Cuadro 3. Ventas de negros por grupos de edad.
Las diferencias de totales de los negros y de los pesos con respecto al penúltimo cuadro anterior,
se derivan de la circunstancia que hay ocasiones en que no se marcan las edades en algunos
casos, eliminándose automáticamente los precios de esos ejemplos, cuestión que no ocurre en el
siguiente cuadro correspondiente a los mulatos.
GRUPO DE EDAD MULATOS PESOS1-10 54 7,31511-20 74 13,855.5021-30 83 18,20531-40 36 8,17641-50 12 2,70851-60 3 465TOTALES 262 50,724.50
Cuadro 4. Ventas de mulatos por grupos de edad.
Como puede colegirse de la lectura comparativa de los dos cuadros anteriores, se vendieron
mayor número de negros en los grupo de edad de 1 a los 10, y de 31 a los 40 años que con respecto
a los mulatos. Por otra parte, no alcanzan a registrarse venta de negros en el grupo de los 51 a los 60
años, pudiendo concluirse dos alternativas: una, o no llegaron a esa edad o dos, no se deshicieron
los dueños de ellos.
Manejando la misma información, pero agregando como norma de tratamiento general el
promedio de edades, precios, y tiempos de posesión en años, nacen los siguientes cuadros.
GRUPO DE EDAD NEGROS EDAD PRECIO TIEMPO POSESION (Años)1-10 61 2.34 160.18 2.92
28
11-20 56 1.65 164.75 2.9721-30 59 25.19 244.03 5.9531-40 24 38.75 231.83 8.6041-50 15 45.47 206.00 10.17
Cuadro 5. Promedio de edades, precios y tiempos de posesión promedio en años por grupos de edad. Negros.
GRUPO DE EDAD MULATOS
EDAD PRECIO TIEMPO POSESION (Años)
1-10 54 2.77 135.46 2.3611-20 74 16.18 187.24 7.1521-30 83 25.66 219.34 6.7131-40 36 36.14 227.11 6.0641-50 12 46.42 225.67 3.5751-60 3 54.67 155.00 7.91
Cuadro 6. Promedio de edades, precios y tiempos de posesión promedio en años grupos de edad. Mulatos.
El precio promedio de los negros fue mayor que el de los mulatos, a excepción de los 11 a
los 20 años, como puede verse en las columnas respectivas. Fue mayor el tiempo de posesión de un
esclavo negro en la niñez y de los 31 a los 50 años que el de un mulato, pero fue más grande el de
un mulato en la juventud (11 a los 20 años).
Los negros fueron de mayor estimación que los mulatos, y en consecuencia, mejor
cotizados. Prueba lo anterior una carta escrita el 25 de septiembre de 1776 en Veracruz donde se
puede leer: "Señor Don Phelipe Santiago Basterra. Amigo de mi mayor estimación. Recibí la de
Vuestra Merced de 21 del que corre; y celebrando en primer lugar su buena salud y la de mi
estimado Aguirre, paso a decir a Vuestra Merced que si el Mulato es de buena salud y no se le
conoce defecto alguno, siempre que éste haya tenido manejo de caballo, y se sujete a servirme de
Cochero, dará Vuestra Merced por él 200 pesos pues los 10 más que pide su amo, es temeridad,
pues la clase de Negros ha sido siempre de más valor, y en esta semana he comprado uno al Guarda
Mayor [de San Juan de Ulúa] en 200 pesos, libre de Escritura y Alcabala; y así, siempre que el
Mulato se sujete a lo dicho de Vuestra Merced los 200 pesos y sujeto, que todos los días viene gente
de ese pueblo, remítamelo Vuestra Merced, y avíseme a quien debo entregar en esta ciudad el
29
dinero, o si lo quiere en ese Pueblo [de Xalapa]".41 En término generales, posiblemente el mulato
era más belicoso, desobediente y de difícil control que el negro criollo, lo que influía en su menor
precio respecto de aquél.
El criterio del sexo nos ayuda a entender el factor económico y la actitud social hacia las
mujeres en términos de su capacidad reproductiva y de su preferencia, respectivamente, en el
contexto del esclavismo.
Si duplicamos el cuadro 5 e insertamos el criterio del sexo, notaremos varias cosas
sorprendentes.
GRUPO DE EDAD REGISTROS
EDAD PRECIO TIEMPO POSESIÓN
Negras 1-10Negros 1-10
3526
1.892.94
197.40110.08
3.432.23
Negras 11-20Negros 11-20
3634
15.5816.44
209.31145.54
5.264.45
Negras 21-30Negros 21-30
3227
24.9125.52
250.88235.93
6.954.75
Negras 31-40 Negros 31-40
168
39.1937.88
222.12251.25
3.7618.28
Negras 41-50Negros 41-50
87
44.5046.57
180.00235.71
8.7211.02
Cuadro 7. Promedio de edades, precios y tiempos de posesiónpor grupos de edad y sexo. Negros.
Lo que destaca a simple vista es el hecho de que fue mayor la venta de negras que de
negros. Frente al empleo del hombre en tareas productivas, la mujer también participó en la
economía pero le llevó ventaja en las preferencias, por su carácter reproductivo que aportaba
nuevos esclavos.
Otra lectura que podemos obtener de los datos estadísticos se refiere a que la edad promedio
de las negras fue mucho menor que la de los negros, a pesar de que cuantitativamente es mayor el
grupo femenino.
Además, que los precios de las mujeres, a excepción de los grupos de edad mayor a los 31
años, eran sensiblemente más altos que los de los hombres. Y finalmente, que el tiempo de posesión
de sus dueños también fue mayor que en el hombre, con la citada excepción del grupo de edad
41 ANX. Tomo 1776-1777. 181 f.30
superior a los 31 años. A este respecto hay que agregar el hecho conocido que en muchas ocasiones
las negras amamantaban a los hijos de sus amos. En un documento de la Inquisición
correspondiente a 1630, los dueños utilizan como justificante para no vender a una negra africana
de tierra de Angola llamada Isabel, el hecho de que estaba criando a los hijos de los dueños en
México, "la que nos sirve, cría y ha criado a nuestros hijos pequeños con quien están hechos y
aquerenciados y cuya falta les será de mucho perjuicio. Y porque siendo la causa de mandársenos la
vendamos el decir que habla por el pecho". Isabel tenía facultades de ventrílocua, lo que
escandalizó a la Inquisición en México ordenándoles a sus dueños que la vendieran en cualquier
parte, menos en Puebla y la Nueva Veracruz, quizá para que no cundiera el mal ejemplo de sus
facultades consistentes en hablar por el pecho.42
GRUPO DE EDAD REGISTROS
EDAD PRECIO TIEMPO POSESIÓN
Mulatas 1-10Mulatos 1-10
2430
2.886.88
138.75132.83
2.562.20
Mulatas 11-20Mulatos 11-20
4628
16.9116.71
194.99174.50
7.256.98
Mulatas 21-30 Mulatos 21-30
4934
26.2424.82
212.31229.47
5.129.00
Mulatas 31-40Mulatos 31-40
2313
36.3535.77
183.30304.62
4.219.34
Mulatas 41-50Mulatos 41-50
93
46.4446.33
208.00278.67
4.45.92
Mulatas 51-60 3 54.67 155.00 7.91
Cuadro 8. Promedio de edades, precios y tiempos de posesión por grupos de edad y sexo. Mulatos.
La relación que guardan entre sí los diferentes grupos de edad en el promedio de edad en las
ventas de los mulatos, es ligeramente más amplia que en el caso de los negros, a excepción de los
11 a los 30 años cuyo margen es estrecho. Otra diferencia relevante es que el precio promedio de
los hombres es más alto que el de las mujeres, en especial en los grupos que van de los 21 años a los
50 años, con respecto al de los negros. No hay parámetros masculinos en el grupo de más de 51
años.
El promedio de tiempo de posesión en años presenta mayores consistencias en el caso de los
42 Genaro García, p. 60.31
varones que de las mujeres, en los grupos de los 21 años a los 40 años de edad.
Todos los cuadros presentan parámetros promedio en relación al precio que alcanzan las
castas según el sexo y la edad para todo el siglo XVIII. Así, por ejemplo, el cuadro 8 nos muestra
que el precio de una mulata de 46 años era de 208 pesos, en comparación con una de 17 años que se
vendió en 195 pesos, aproximadamente. En relación a los varones, el precio más alto que
alcanzaban era a los 35 años, con 304 pesos.
Otro factor económico de singular importancia que determinó el flujo y precio de esclavos a
grandes intervalos de años, fue la agro industria del azúcar, con sus aumentos o disminución de
precios que influyeron decisivamente en la demanda y oferta de esclavos, respectivamente. Cuando
el azúcar alcanzó buenos precios en el mercado, las haciendas vivieron una situación de bonanza;
por el contrario, al disminuir aquéllos, hizo llevar al endeudamiento y a la quiebra a muchas
haciendas, las que no pudieron pagar los capitales prestados por la iglesia, a través de los llamados
censos y obligaciones.
En su periodo de expansión productiva, se llegaban a comprar más tierras o bien a alquilar
terrenos a los comunes de indios de los pueblos aledaños.
Xalapa recibió influencia de la actividad negrera inglesa del Asiento emplazado en el puerto
de Veracruz. En todo el siglo se venden 54 esclavos africanos en su alcaldía y es precisamente en la
década 1731-1740 cuando mayor número de ellos (13) se registran. Los factores en Veracruz
fueron Luis Haiz, Guillermo Butler y Enrique Spencer.
Juan de Ávila, Diputado del Asiento, informó al rey que los ingleses, desde el 6 de abril de
1716 hasta el 27 de julio de 1733, habían metido por Veracruz 2,049 piezas de Indias (esclavos),
más un octavo de pieza, en 2,212 cabezas de ambos sexos. Estos números coinciden con los
informes que los factores David Findlay y William Butler remitieron a la Compañía del Mar del Sur
dando a conocer que el número de negros que habían sido introducidos por Veracruz de 1715 a
1736 se elevaba a 2,449 cabezas.43
Veracruz tuvo el privilegio desde inicios de la colonización española en México, de que
llegaran al puerto el comercio de los esclavos negros, además de Cartagena de Indias44
El asiento con Inglaterra señala el fin de la introducción masiva de negros a México. El
43 ? Aguirre Beltrán, 1989, p. 79.
44 Thomas, p. 162.32
número de esclavos introducidos por la Compañía del Mar del Sur a Nueva España es significativo.
México, que durante los siglos XVI y XVII había sido uno de los mejores, si no el mejor de todos
los mercados coloniales de mercancía humana, había dejado de absorber negros a favor de un
aumento considerable de su población, catalogada como castas.45
En lo que se refiere a nuestro último grupo, su número fue muy pobre (11), destacando algo
muy importante: a pesar de que los pardos constituían un núcleo de población numeroso en la
zona,46 para la época a que nos estamos refiriendo. De donde se infiere que el negro, a pesar de las
prohibiciones reales, se apareó frecuentemente con mujeres indígenas a fin de librar a su
descendencia del signo de la esclavitud (debe recordarse que en la América Hispana la esclavitud
estaba ligada a la vía materna). Esto es, mujeres esclavas procreaban hijos esclavos. De ahí que la
hipergamia fuera una práctica generalizada en los esclavos negros. De hecho, la única esclava parda
vendida de que se tiene noticia no era originaria de la jurisdicción sino del Partido de Santa Ana
Chautempan, de la provincia de Tlaxcala.47
Los españoles residentes en Xalapa el año de 1792 eran en número de 111, según Brading.48
Constituyeron, pues, una minoría frente a la población de origen africano. Su fuente es el Padrón de
Xalapa de Vicente Nieto.
45 ? Op. cit. p. 85.
46 ? En un amplio análisis demográfico de Patrick Carroll sobre los dos Padrones que levantó Vicente Nieto en Xalapa el año de 1791, indica que de 757 pardos numerados, 455 vivían en los ranchos, haciendas, trapiches e ingenios, en contraste con sólo 91 mulatos y 15 negros. De los registrados en los pueblos más pequeños de la jurisdicción de Xalapa, 113 eran pardos, 29 mulatos y solamente un negro. Finalmente, en la villa de Xalapa había 189 pardos, 145 mulatos y solamente un negro, de donde se concluye que el mayor número de pardos residía en las áreas rurales, en pueblos como Ayahualulco, Cerro Gordo, Coatepec, Estanzuela, Las Vigas, Naolinco, Plan del Río, y Xicochimalco (p. 114). El autor llega a la conclusión siguiente: "a causa de la clara mayoría de pardos sobre mulatos es evidente que el agente mayor de disolución o mezcla de la sangre africana en la regón jalapeña fue el indio" (p. 123).
47 ? ANX. Tomo 1733-1735. 676 v. a 678 f., 25 de junio de 1735.
48 ? David A. Brading, 1973:134.33
CAPÍTULO 3
LA HACIENDA EN EL COMERCIO DE ESCLAVOS
Los esclavos fueron llamados a desempeñar, especialmente, tareas agrícolas. Aunque es posible que
estuvieran ligados a algún oficio -gracias a la implicación de los amos- como el de la panadería, la
sastrería, o cualquier otro de carácter urbano, deben haber sido sólo excepciones.
El corte y acarreo de leña; la roza de terrenos; la siembra, escarda y cosecha del maíz, frijol
y otros productos; la ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de instalaciones
agrícolas, y el cultivo e industrialización de la caña de azúcar, entre otras, fueron actividades
ampliamente llevadas a cabo por los esclavos.
En las haciendas azucareras privó especialmente la mano de obra negra. En las grandes,
existía una verdadera división del trabajo que descansaba en el grado de aculturación, destreza,
edad, sexo y confianza depositada en los esclavos. La hacienda los encerró en la cárcel abierta, pero
les confirió, así mismo, seguridad ante las hambrunas e identificación social en el pequeño universo
en que se desenvolvían.
Al igual que en las plantaciones norteamericanas, el mercado de la plantación consistía
principalmente en una demanda de ropa barata para los esclavos y de unos aperos agrícolas de baja
calidad para el uso y el abuso de los esclavos.49
La hacienda fue el principal consumidor de esclavos, y según algunos autores, la esperanza
de vida no llegaba más allá de los 7 años de residencia, por lo que tenían que ser renovados
constantemente. Como ya está anotada en los registros del Archivo Notarial de Xalapa para el siglo
XVIII las compras masivas en las plantaciones ocurrían cuando cambiaba de dueño la propiedad
territorial. Sin embargo, en el período de estabilidad económica de la hacienda, la demanda
disminuía ya que la hacienda procuraba resolver sus necesidades por medio del nacimiento de más
seres. Incluso favoreció el matrimonio entre sus esclavos y quizá solapó veladamente algunos
patrones culturales africanos, como la poligamia, para su beneficio económico. De aquellos que no
habían nacido en la hacienda, se procuraba comprar a los que ya tenían alguna experiencia agrícola
y que no desconocían la actividad azucarera. Varios esclavos residentes en el área de Córdoba, por
49 ? Genovese, p. 27.34
ejemplo, pasaron a engrosar las filas de la población trabajadora de un ingenio de Xalapa, por
medio de una venta masiva.
Resulta sintomático que cuando la situación económica de la hacienda empeora, ésta vende
a sus esclavos más jóvenes hasta ir llegando progresivamente al estrato de edades mayormente
productivas (que se situaron entre los 17 y 35 años). Por lo general se desconocen ventas de
ancianos, pues al igual que en otros sectores de dueños, lo común fue otorgarles la libertad "por los
muchos favores, amor, servicios y fidelidad" que han presentado a los amos, como rezan las
escrituras de la época; empero, bajo esta cobertura cristiana una poderosa motivación lo fue la
improductividad y enfermedad de los viejos. Por ello, la libertad (en muchos casos) se tradujo en
una piadosa evasión de costear alimentos, vestido, medicinas y funerales a seres que bajo la
condición de sujetos a cautiverio y servidumbre, tuvieron que haber resuelto los propietarios.
Libres, debían procurar por sí mismos la solución a las necesidades que la vida les iba planteando.
El auge de la actividad esclavista en la región de Xalapa coincide con el de la azucarera; su
declinación, con el descenso de ésta. Y aunque la venta de esclavos no depende estrictamente de los
ingenios y trapiches azucareros, sí es condicionada en gran forma por ellos.
El azúcar
El trabajo del negro en trapiches e ingenios de producción azucarera se da principalmente en zonas
calientes de los estados de Morelos y Veracruz; esto nos ilustra lo que significó en el esquema
productivo colonial esa fuerza de trabajo concentrada en torno a un monocultivo de altos
rendimientos; la venta de azúcar, que fue un cultivo comercial de gran demanda en el mercado
internacional, a la vez que su producción exigía altas inversiones, dio ganancias enormes. Esas
riquezas se traducían en una forma de vida fastuosa de los propietarios de ingenios, que se
manifestó con la construcción de grandes haciendas donde la sacarocracia reinaba sobre los
esclavos y la servidumbre, y todo ello se sustentó en el trabajo esclavo de esos negros traídos en los
barcos, comprados en los mercados de Xalapa o de la capital, sometidos a un cautiverio sombrío
desde el cual fueron testigos y factor contribuyente de las riquezas de la Nueva España.50
Para García Bustamante, en Xalapa los centros azucareros alcanzaron su máximo desarrollo
cualitativo y cuantitativo durante la primera mitad del siglo XVII. Constituidos en su gran mayoría
50 ? Martínez Montiel, 1993, p. 144.35
a fines del siglo XVI, debido a la confluencia de los factores anteriormente descritos, los ingenios y
trapiches de la provincia estructuraron definitivamente sus plantas productivas, consolidaron la
posesión de la tierra y del agua, conformaron sus esclavonías de acuerdo con la mano de obra
africana proporcionada por los asentistas portugueses y lograron los niveles más altos en el buen
manejo de sus haciendas.51
Durante la etapa colonial, la jurisdicción de Xalapa albergaba zonas de varios climas y
suelos. Hacia todos los puntos cardinales, con excepción del oeste, se extienden terrenos cálidos
apropiados para la explotación de la caña de azúcar. El origen del trabajo azucarero se remonta al
siglo XVI, con el inicio de actividades agrícolas comerciales en la Nueva España.
Para el siglo XVIII, algunos latifundios vivieron un periodo de fragmentación territorial,
surgiendo pequeñas explotaciones a cargo de familias avecindadas en Xalapa y Naolinco.
Los dueños de ingenios y trapiches ocupaban posiciones sociales altas. Algunos de ellos
piden información de hidalguía a España, para fincar más sus privilegios y limpieza de sangre.
Hacen postura a los diezmos de Xalapa y pueblos de su comarca, intervienen en la política local
desempeñando puestos públicos o aspirando a ellos, ocupan cargos de prestigio religioso como las
mayordomías y asociaciones de la iglesia, poseen tiendas y en parte son banqueros en pequeña
escala. Al mismo tiempo que productores de azúcar, panela y mieles, son acaparadores de los
productos, ya que lo comercian y distribuyen para el consumo local. Como los esclavos están
estrechamente vinculados con su actividad económica, intervienen en la trata regional. Debido a
que la actividad ganadera es complementaria en algunas haciendas azucareras, algunos hacendados
abastecieron de carne al pueblo de Xalapa.
La empresa azucarera demandó importantes capitales. La fuente principal de financiamiento
era el censo, el cual en sus inicios se manejó como una manera personal de constituirse en
bienhechor de la iglesia, al no disponer de dinero líquido y se gravara los ingresos de una o varias
haciendas, con una renta anual en favor de una iglesia o de un convento. A este gravamen sobre la
propiedad, generalmente perpetuo –aun que a veces se especificaba que podía redimirse a voluntad
del donante- se le dio el nombre de censo, y era gravable al interés del 5 por ciento de un capital no
invertido y no exigible que dependía del beneficiario. Con el transcurso del tiempo y debido a la
ausencia de instituciones de crédito gubernamentales y a las prohibiciones de prestar dinero con
51 ? cit. por Martínez Montiel, 1993, p. 145.36
usura, el censo evolucionó en tal forma que vino a ser en realidad un préstamo protegido por una
hipoteca.52
A fines del siglo XVIII aparecen con mayor frecuencia las sociedades y la fundación de
compañías. En los protocolos notariales se advierten las condiciones que prevalecieron: vivir en la
hacienda una parte del año, llevar un libro de cuentas mensual firmado por los socios, dirigir y
vigilar los trabajos de la mano de obra, efectuar trabajos de mantenimiento a las instalaciones (casa
de calderas, trojes) e instrumentos con cargo a los gastos de la hacienda, solicitar préstamos a
nombre propio y del socio, con facultades para hipotecar la hacienda, trapiche, campos cultivados,
instrumentos y esclavos, y repartir las utilidades al fin de la compañía, entre otros aspectos.
No se conoce a la fecha ningún archivo de hacienda, pues en la época revolucionaria (1910
en adelante), muchos herederos de las haciendas azucareras coloniales, los destruyeron cuando se
percataron que había información en los registros sobre los esclavos, mismos que les infundió
miedo de que se conociera en el calor de las reivindaciones revolucionarias por la tierra. De todos
modos, las haciendas perdieron gran parte de su territorio al constituirse ejidos sobre la extensión.
El aumento de la demanda interna de azúcar correspondió a un aumento de la demanda
exterior, ya que el mercado mundial del azúcar se encontraba en plena fase de expansión. El
aumento de la demanda exterior provocó, a su vez, una alza constante del precio del azúcar a nivel
mundial desde 1540 hasta 1600. Esta situación favorecía a la Nueva España que, aunque nunca fue
gran exportadora de azúcar, remitía una parte de su producción, principalmente la procedente de la
costa del Golfo, al mercado internacional.53
Para García Bustamante, los elevados precios del azúcar, los cuales seguían una tendencia
alcista a nivel mundial, respaldaban económicamente gran parte de la costosa inversión que
implicaba la producción y beneficio de la caña. A esto se agregó la utilización del azúcar como
valor de cambio. Tal posibilidad facilitó la adquisición de mano de obra esclava y de insumos, así
como la cancelación de salarios y el pago de contratos por servicios especializados, sin tener que
recurrir al dinero líquido.54
En las grandes haciendas azucareras existió una verdadera división del trabajo que
52 ? Florescano. p. 166-167.
53 ? Wobeser, 1988, p. 65.
54 ? García Bustamante, p. 156.37
descansaba en el grado de aculturación, destreza, edad, sexo y confianza depositada en los esclavos.
Las principales haciendas azucareras de las que se tiene noticia en la Jurisdicción de Xalapa
fueron El Ingenio Chico, El Ingenio Grande o Ingenio de la Santísima Trinidad, El Lencero,
Mahuixtlán, Mastatlan, Nuestra Señora de la Limpia Concepción, Nuestra Señora de los Remedios,
alias Pacho, San Juan Bautista Tuzamapa, San Miguel Almolonga, San Pedro Buenavista, alias La
Orduña, Soncuantla, Tenampa. De Tuzamapa quedó para la posteridad una estampa pictórica en el
Museo Nacional de Historia, firmada por Rugendas cuando la visitó: era un trapiche azucarero en
1833.
Por lo general eran muy altos los gastos alimenticios que gravaban la economía de la
hacienda. Debido a ello, en ocasiones los hacendados tomaron alternativas que se desviaban de la
norma legal de la esclavitud, en el sentido de que tuvieron que adoptar medidas de dotar a los
esclavos de pequeñas porciones de tierra, para que cultivaran las plantas requeridas para la
alimentación. La dieta de los esclavos era adecuada, ya que la hacienda contaba con ganado y se les
suministraba carne para alimentarse en ocasiones festivas. En la hacienda de Orduña se les permitía
a los esclavos realizar sembradíos de maíz y frijol, e inclusive poseer algunas cabezas de ganado, ya
que el dueño asignaba pequeñas porciones de terreno propias de la hacienda; secundariamente, la
medida llevó a crear un sentimiento de apego a la hacienda y amor a la tierra.
Pese a los problemas originados por la ineficiencia de la mano de obra y por el sistema
crediticio, las plantaciones, teóricamente, hubieran debido contar por lo menos con una producción
de plantas alimenticias. Por otro lado, los plantadores deseaban cosechar la suficiente cantidad de
cereales para alimentar a la gente de la plantación; por otra parte, debían guardarse mucho de no
producir cantidades excedentarias por cuanto se hubiera producido un gran despilfarro, con lo cual
la operación hubiera resultado demasiado onerosa.55
Se han registrado frecuentes crisis agrícolas a partir del siglo XVI, en los años 1538, 1543-
1544, 1563-1564, 1573 y 1579-1581, generalmente acompañadas por terribles epidemias que
multiplicaron los efectos de la crisis y diezmaron la población indígena. En el siglo XVII dos crisis
memorables, las de 1624 y 1692, estuvieron vinculadas a motines y alborotos populares que
amenazaron la estabilidad de la colonia. En el siglo XVIII se han registrado la presencia de ocho
ciclos agrícolas cuyas puntas corresponden al mismo número de crisis, las de 1724-1725, 1730-
55 ? Genovese, p. 130.38
1731, 1740-1741, 1749-1750, 1759-1760, 1771-1772, 1780-1781 y 1785-1786. Todas ellas fueron
desencadenadas por la intervención de uno o más fenómenos meteorológicos (sequías y heladas,
principalmente) que destruyeron parcial o totalmente las siembras de maíz y generaron la escasez,
la carestía y el hambre. Pero las más terribles por su intensidad, por el territorio que abarcaron y por
los efectos que provocaron, fueron las de 1749-1750 y 1785-1786.56
Los campos en que se cultivaba la caña recibían el nombre de "suertes", advocadas a
algunos santos; sus medidas eran variables yendo de un área mínima de 1,614.90 metros cuadrados
a una máxima de 5,000,00 metros cuadrados. El valor promedio de los campos cultivados era de
mil pesos la hectárea en 1788.57
El ingenio más importante de la región fue Pacho. La zafra de 1713 produjo 984 carros. La
"suerte" de San José aportó 168 carros a la molienda en tanto que la menor fue San Nicolás, con 50
carros.58
La mejor información histórica disponible de haciendas azucareras veracruzanas en la
actualidad es la que se refiere a Córdoba. Gracias a un censo levantado en 1788 puede conocerse la
composición de la población, los patrones matrimoniales, la integración de la familia, el número de
esclavos que vivían en ranchos y haciendas, la distribución de la propiedad de la tierra por casta y
otros factores.
La jurisdicción de la villa de Córdoba tenía 16 haciendas azucareras en 1788, incluido en
este número el trapiche de Tospa.
El 79.10 % de la tierra de los ranchos era detentada por europeos o descendientes de ellos;
sólo el 8.95 % de la misma era controlada por sus poseedores originales, los indios. El resto, 11.95
% era aprovechada por población de origen africano, que había alcanzado la condición de libertad.
Este último caso muestra movilidad social ascendente para finalizar el siglo XVIII en la
Jurisdicción de Córdoba.
La hacienda fue el principal consumidor de esclavos, y se estima que la esperanza de vida
en ella no rebasaba el promedio de los 7 años de residencia, por lo que tenían que ser renovados
constantemente los individuos.
56 ? Florescano, p. 105.
57 ? ANX, 1788, 26 vuelta a 27 vuelta, 30 frente a 31 vuelta, 14 de febrero de 1788.
58 ? ANX, 1713-1719, 53 frente a 67 frente, 27 de enero de 1713.39
CAPÍTULO 4
POBLACION RURAL EN CÓRDOBA
El 26 de octubre de 1788 tuvo lugar un censo de la población en todos los ranchos y haciendas de la
villa de Córdoba y lleva por título “Padrón general de los ranchos y haciendas de esta jurisdicción,
con distinción de los individuos que existen en ellos y sus alrededores". Contiene 54 fojas útiles sin
numerar.
La demografía colonial ha logrado importantes contribuciones en lo que toca a datos
urbanos, pues se poseen noticias más o menos completas. En cambio, escasea la información al
nivel de la población rural, lo que resulta paradójico al tomar en cuenta que ésta era mayoritaria,
respecto a los asentamientos citadinos. Por eso, estimamos que el Patrón ilustra de manera cabal -
con todas las limitaciones que posee un censo- la distribución de las personas en ranchos y
haciendas de una zona sobre la cual no disponemos de abundantes materiales publicados, y que se
caracterizó por su enorme potencial agrícola, especialmente en la producción de azúcar, mieles y
alcohol.
Desafortunadamente, el Padrón no es todo lo completo que podría desearse, ya que carece
de datos relacionados con la edad en la inmensa mayoría de los registros. Otra deficiencia desde su
origen estriba en que no se indican las ocupaciones de las personas, salvo unos contados ejemplos.
Por otra parte, a excepción de las haciendas y un trapiche, desconocemos la actividad económica de
los ranchos; esto es, no sabemos si se trata de un rancho agrícola, ganadero, o bien de una
combinación de ambas.
REGION GEOGRAFICA RANCHOS HACIENDAS
40
1) Departamento del Palotar 152) Margen izquierdo del río Seco para Tecama 53) Sábana Larga 64) Acatengo 35) Chocamán 36) Rincón de Neria 27) Monte Blanco 48) Acatengo hacia la Villa 59) Cosaltepeque 410) Cinco Encinos 1211) Cerro de Cosaltepeque 512) Barranca Honda 113) Río Toribio 314) Barreal 215) Monte Salas 216) Monte Blanco 517) Cerro de Tuerta 318) Cerro del Gallego 11*19) Rincón de Tospa 120) Villa Abajo 1 221) Desde la Garita hasta la Barranca de Villegas 922) Barranca de Villegas 7 323) Camino Real 6 1**24) Junta del Río Seco 12*** 325) Margen derecha del Río Seco hasta el Cerro de la Calería 5***26) Totutla 527) Venta Parada 5 428) Contadero 3*** 129) Amatlán 1 230) Cuichapa 8T O T A L E S 154 18* Se incluyen 2 ranchos abandonados.** Trapiche.*** Se incluye un rancho abandonado. La cifra real total es la de 149 ranchos. 17 haciendas y 1 trapiche azucarero.
CUADRO 1Ranchos y haciendas
Como se aprecia por lo anteriormente asentado, la jurisdicción de la Villa de Córdoba estaba
dividida en 30 regiones geográficas según el criterio de la época; se ha omitido el nombre del
rancho pues aunque el original lo consigna, ocuparía muchas páginas hacerlo en este trabajo; sólo se
41
dirá que la identificación de los ranchos era de acuerdo con el nombre de pila o el apellido del
propietario. En la mayoría de los casos residía en su explotación; caso contrario el de las haciendas
quienes son representadas por mayordomos.
Los ranchos demuestran una ocupación extensa de la tierra, a pesar de que 5 estaban
abandonados. El Padrón no contiene datos sobre la superficie de ellos ni de las haciendas. Sin
embargo, por otros medios se sabe que el tamaño de los ranchos variaba desde un cuarto de
caballería hasta dos y media caballerías, siendo elevado el número que contaba con media
caballería, que venía siendo un standard de la época. (Archivo Municipal de Córdoba, volumen 24,
fojas 98 a 105, 1749-1756).
Suponemos que los cultivos tradicionales a base del frijol, maíz y calabaza hayan sido la
actividad primordial en la mayoría de casos. No se puede descartar que muchos hubieran tenido
tabaco. En algunos, especialmente los vecinos a las haciendas, seguramente había caña de azúcar
con la que alimentaban las moliendas de los ingenios. Muy pocos estaban dedicados a las
actividades pecuarias y suministraban carne y manteca para el consumo de los habitantes de
Córdoba, además de los cueros para la fabricación de calzado.
La ganadería era práctica común entre los hacendados azucareros, pues procuraban que las
posesiones contaran con animales de tiro y reservas de alimentos en pie, disponibles en cualquier
momento; las sequías y las catástrofes agrícolas no tenían los grandes efectos que presentaban las
ciudades pues ante la escasez en éstas, la hacienda contaba con reservas estratégicas que la convertía
en refugio eficaz contra la hambruna, en las crisis económicas.
La porción oriental de la villa fue pródiga en explotaciones azucareras. Dependieron del
trabajo esclavo para sostener su productividad, entre otras causas por el bajo desarrollo de la
tecnología española. De ahí que la presencia de esclavos, a falta de otra indicación. sirva para
determinar la actividad económica de la hacienda. Sólo 2 de ellas, San Nicolás (que no registró un
solo esclavo) y Monte Blanco (que anotó tres esclavos) no tuvieron relación con el azúcar, siendo
las únicas excepciones a la norma regional; posiblemente eran ganaderas. De las 16 haciendas
azucareras (incluido el trapiche de San José de Buena Vista), sólo la de Tospa estaba en la parte
norte; el resto se situaba en el oriente.
Córdoba fue y sigue siendo una zona dedicada especialmente al monocultivo de la
gramínea. Presenta condiciones geográficas favorables: altitud, clima, humedad ambiental,
42
abundancia de fuentes de agua (río Seco, río Blanco, diversos manantiales) que se han canalizado
para riego; cercanía a centros comerciales nacionales como los de Puebla y México y salida al
extranjero por el puerto de Veracruz, además de una importante red de comunicaciones terrestres
que enlaza a la Cuenca del Papaloapan con el sureste y Oaxaca. Es más, ocupa un primer plano en
el aspecto agrícola ya que de los 65 ingenios distribuidos en todo el país, 8 están en la región, y uno
de ellos, El Potrero, ocupa el primer lugar en la producción de azúcar en México y con el más alto
rendimiento en sacarosa. En suma, posee una faja climática excelente para el cultivo e
industrialización de la caña, con importante infraestructura económica. Por ello, no es extraño que
tal actividad no haya sido abandonada desde su introducción en las postrimerías del siglo XVII, a
pesar de la competencia que significó el cafeto a principios del siglo XIX.
Población59
La jurisdicción contenía una población rural de 3,612 habitantes, de los cuales el 39.98%
eran españoles, castizos y mestizos. El resto de las castas, 60.02% estaban distribuidas entre indios,
mulatos, pardos, negros, libres y esclavos. En las dos últimas categorías puede tratarse de negros,
mulatos y pardos, pues no se dan mayores referencias. Llama la atención el porcentaje tan alto de
población de origen europeo, respecto a lo que acontecía en otras regiones de la Nueva España,
donde el elemento ibérico representaba una minoría.
Las castas reflejan desigualdad en su conformación. Así en términos porcentuales, los indios
ocupaban el 16.86, los pardos el 4.65, los mulatos el 2.74 y los negros el .53. Destaca la
circunstancia que los esclavos constituían el grupo mayoritario pues representaban el 35.02 del
total; casi duplican a los españoles y a los mestizos. No podía ser de otra manera, pues como se
sabe, la producción del azúcar dependió de la mano de obra esclava, aún en esta época que hay una
mayor participación de mestizos. Por otra parte, es sintomático que no hay un solo esclavo que viva
59 Se ha respetado el criterio del censador en lo que hace a los términos con que designa las diferentes castas. Para el
siglo XVIII al menos, en Córdoba estaban reconocidas las siguientes: a) españoles; b) castizos (hijos de españoles,
nacidos en la Nueva España); c) mestizos (hijos de españoles e india o española e indio, éste último caso menos
frecuente); d)indios; e) mulatos (hijo de español y negra o de negro y española, menos frecuente); f) pardos (hijos de
negro e india o de indio y negra); g) negros (incluidos indistintamente los africanos y los hijos de éstos).
43
en ranchos; todos eran concentrados en las haciendas.
Se ha respetado el criterio del censador en lo que hace a los términos con que designa las
diferentes castas. Para el siglo XVIII al menos, en Córdoba estaban reconocidas las siguientes: a)
españoles; b) castizos (hijos de españoles, nacidos en la Nueva España); c) mestizos (hijos de
español e india o española e indio, éste último caso menos frecuente); d) indios, e) mulatos (hijo de
español y negra o de negro y española, menos frecuente); f) pardos (hijos de negro e india o de
indio y negra), g) negros (incluidos indistintamente los africanos y los hijos de éstos).
A nivel global, la población de los ranchos era ligeramente inferior a la contenida en las
haciendas. La mayoría de ellos son identificados por el nombre de su propietario y en muy pocos
casos por algún accidente geográfico. Las diferentes características de los 149 son consignadas en el
cuadro 2.
CASTA TOTAL HOMBRES MUJERES FAMILIAS SOLTEROS
VIUDOS
Españoles 565 281 284 77 23 35Castizos 22 14 8 4 3 1Mestizos 564 290 274 82 70 29Indios 405 221 184 65 31 20Mulatos 27 17 10 1 6 2Pardos 90 54 36 13 8 4Negros 12 5 7 1 0 1TOTAL 1,685 882 803 243 141 92
CUADRO 2DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN 149 RANCHOS
A pesar de estar en desventaja numérica, las haciendas alojaban mayor número de personas
por su extensión territorial respecto a los ranchos.
CASTA TOTAL HOMBRES MUJERES FAMILIAS SOLTEROS
VIUDOS
Españoles 141 81 60 18 18 9Castizos 1 0 1 0 0 0Mestizos 151 76 75 22 5 5Indios 204 95 109 48 1 1Mulatos 72 40 32 11 5 6Pardos 78 42 36 14 3 6Negros 7 5 2 1 1 0
44
Libres 8 3 5 0 0 0Esclavos 1,265 643 622 161 136 134TOTALES 1,927 985 942 275 169 161
CUADRO 3DISTRIBUCION DE LA POBLACION EN LAS HACIENDAS
Se excluyen los solteros y viudos. Cuando las uniones son entre castas diferentes se clasifica
a la descendencia en el grupo del padre. Cuarenta y cinco indios estaban fugados de las
haciendas; su número no se tomó en consideración en los parciales y totales. Equivale a
decir que más del 20 % de la fuerza de trabajo indígena se ausentaba de la posesión,
causándole trastornos al dueño; las fugas no sólo eran individuales sino en ocasiones
familias completas se iban, abandonando las labores.
Demográficamente, las haciendas de mayor importancia eran El Potrero, Guadalupe, La
Concepción, Ojo de Agua Grande, Ojo de Agua Chico, Santa Ana y Cacahuatal, con más de
100 habitantes cada una.
NOMBRE POBLACION
ESCLAVOS TOTAL
Número PorcientoMonte Blanco 147 3 .02 150Tospa 10 57 85.07 67San José Zacatepec 33 49 59.76 82San José de Tapia 60 66 52.38 126San Miguelito 23 29 55.77 52La Peñuela 3 20 86.96 23San José de Gracia 10 45 81.82 55Trapiche de San José Buena Vista 28 7 20.00 35Santa Ana 47 67 58.77 114Ojo de Agua Grande 7 118 94.40 125Ojo de Agua Chico 23 92 80.00 115
45
La concepción 40 106 72.60 146San Antonio 32 66 67.35 98Cacahuatal 41 61 59.80 102El Rosario 25 56 69.13 81El Potrero 46 277 85.76 323Guadalupe 45 146 76.44 191San Nicolás 42 0 0 42TOTALES 662 1,265 65.65 1,927
CUADRO 4POBLACION EN LAS HACIENDAS
CASTA TOTAL HOMBRES
MUJERES
FAMILIAS
SOLTEROS
VIUDOS PORCIENTO
Españoles 706 362 344 95 41 44 19.55Castizos 23 13 9 4 3 1 .64Mestizos 715 366 349 104 75 34 19.79Indios 609 316 293 113 32 21 16.86Mulatos 99 57 42 12 11 8 2.74Pardos 168 96 72 27 11 10 4.65Negros 19 10 9 2 1 1 .53Libres 8 3 5 0 0 0 .22Esclavos 1,265 643 622 161 136 134 35.02TOTALES 3,612 1,867 1,745 518 310 253 100.00
CUADRO 5.POBLACION EN RANCHOS Y HACIENDAS
Patrones matrimoniales
El análisis de los 660 matrimonios registrados en el Padrón de 1788, arroja las siguientes luces en lo
que se refiere a la endogamia de las castas. No todos los grupos sociales ofrecían similares
condiciones para elegir cónyuges dentro del mismo estrato; por el contrario, hay diferencias.
Consecuentemente, tampoco se da el mismo comportamiento para seleccionar pareja fuera de la
casta a que se pertenece. La endogamia más estricta aparece en los grupos considerados de mayor
infamia en la sociedad colonial. Por ejemplo, todos los libres que recientemente habían abandonado
su condición de esclavos, se casaron entre ellos. A excepción de un matrimonio con una india, todos
los esclavos se casaron entre sí. 93.38% de los indios casaron con personas de su misma casta;
siguen los españoles en un 88.19%; mestizos, 75.78%; mulatos, 63.16%; pardos, 62.07%; negros,
50% y castizos, 25%.
En cuanto a las posibilidades de elegir cónyuge fuera del grupo social en que se nace, es
46
decir, la exogamia, notamos que los mestizos constituyen la casta con mayores oportunidades, o
sea, la de mayor miscegenación, pues se relacionan con 5 grupos, siguiéndoles los indios con 4, los
mulatos, pardos y negros con 3, españoles con 2 y castizos y esclavos con 1; libres con ninguno. En
el cuadro 5 se advierten las preferencias matrimoniales de cada casta y el porcentaje respectivo en
su grupo.
Las únicas castas que se casaron con esclavos fueron los indios y los negros, ambos estratos
con un solo caso. La excepción de un esclavo casado con india fue en una hacienda, a igual que en
los ejemplos anteriores de este mismo párrafo.
Las nueve castas anotadas en el Padrón (españoles, castizos, mestizos, indios, mulatos,
pardos, negros, libres y esclavos) efectuaron 31 combinaciones en lo conducente a los patrones
matrimoniales (véase cuadro 6). Tan importante como este dato es el de cuáles combinaciones entre
las castas no ocurrieron. Uniones no registradas fueron las de: Español/castiza; español/india;
español/mulata; español/parda; español/negra; español/libre y español/esclava.
Castizos.- No se casaron con mestizas, indias, mulatas, pardas, negras, libres y esclavas.
Mestizos.- No se unieron con negras, libres y esclavas.
Indios.- No se registra ningún casamiento con españolas, castizas, negras y libres.
Mulatos.- No se casaron con castizas, pardas, negras, libres y esclavas.
Pardos.- No hay uniones con castizas, mulatas, negras, libres y esclavas.
Negros.- No se casaron con españolas, castizas, mulatas y libres.
Libres.- No se unieron con ninguna casta fuera de su grupo.
Esclavos.- Sólo se casaron entre sí, y con una india.
CASTA Número de
Casos en: Porcentaje en
Ranchos Haciendas Total su grupoEspañol/Española 89 23 112 88.19Español/mestiza 11 2 13 10.24Español/parda 2 0 2 1.57Castizo/española 3 0 3 75.00Castizo/castiza 1 0 1 25.00Mestizo/española 17 4 21 15.91Mestizo/castiza 1 0 1 .76Mestizo/mestiza 73 27 100 75.76Mestizo/india 4 2 6 4.55Mestizo/mulata 1 1 2 1.51
47
Mestizo/parda 0 2 2 1.51Indio/mestiza 5 2 7 4.64Indio/india 85 56 141 93.38Indio/mulata 0 1 1 .66Indio/parda 1 0 1 .66Indio/esclava 0 1 1 .66Mulato/española 0 1 1 5.26Mulato/mestiza 3 1 4 21.05Mulato/india 1 1 2 10.53Mulato/mulata 2 10 12 63.16Pardo/española 1 1 2 6.89Pardo/mestiza 5 3 8 27.59Pardo/india 1 0 1 3.45Pardo/parda 7 11 18 62.07Negro/mestiza 1 0 1 16.67Negro/india 0 1 1 16.67Negro/negra 1 2 3 50.00Negro/esclava 0 1 1 16.67Libre/libre 0 2 2 100.00Esclavo/india 0 1 1 .53Esclavo/esclava 0 189 189 99.47TOTALES 315 345 660
CUADRO 6.PATRONES MATRIMONIALES
Familia
El Padrón permite saber el número de miembros que había en la familia, según la casta. Al total de
la población por castas, se restó la cifra de solteros y viudos, aunque éstos vivían en algunos casos
con sus descendientes. Se aplicó el criterio de familia a una pareja que vive con su descendencia.
CASTA NÚMERO DE MIEMBROS POR FAMILIA EN RANCHOS Y HACIENDAS
Españoles 6.50Castizos 4.75Mestizos 5.83Indios 4.92Mulatos 6.67Pardos 5.44Negros 8.50Esclavos 6.20
CUADRO 7
48
NUMERO DE MIEMBROS POR FAMILIA EN RANCHOS Y HACIENDAS
Son españoles y esclavos los que poseen las familias más numerosas. Los primeros, por su
posición general de dominación social y económica. En el caso de los esclavos, las cifras parecen
indicar que se alentaba el crecimiento de la familia, con miras a una futura utilización de la mano de
obra de los niños, o bien para contar con reservas para la venta.
El número de negros y castizos analizado no es confiable, pues se trata sólo de 19 y 23
personas, respectivamente. En cambio, los mulatos constituyen el grupo con mayor número de
miembros del tronco africano, después de los esclavos. El auge de la población mulata, comparada
con el resto de los casos, tuvo relación con el cultivo del tabaco, ya que permitió cierta
independencia económica frente a la hacienda. No se requieren grandes extensiones de tierra para
sostener a una familia, pues el equivalente de una hectárea podía mantenerla por un año; la
complementación del gasto familiar se podía lograr por medio del alquiler de la mano de obra en
ciertos meses del año, especialmente en aquellos comprendidos de agosto a noviembre, difíciles en
la región, tal y como acontece en la actualidad. Debe recordarse que tuvo singular importancia el
cultivo del tabaco en la zona, pues la Corona dio prerrogativas a la jurisdicción de Córdoba, por
medio del Real Estanco del Tabaco, o monopolio real.
Con respecto a las haciendas, el número de miembros que integraba la familia mostraba
variaciones, según el grupo social. Casi coinciden los datos respecto al Cuadro 7. En términos
generales, se podría decir que algunos grupos ofrecían mayores facilidades para la reproducción que
otros. La disponibilidad de alimentos es uno de entre varios factores, que pueden estimular el
crecimiento de la familia, y por extensión, de la población. Los mestizos tienen el mayor número de
hijos por pareja, siguiéndoles los españoles, esclavos, negros, mulatos, pardos e indios (véase
cuadro 8).
CASTA NÚMEROMestizos 6.4Españoles 6.3Esclavos 6.2Negros 6.0Mulatos 5.4Pardos 4.9Indios 4.2
CUADRO 8.
49
NUMERO DE MIEMBROS POR FAMILIA EN HACIENDAS
CASTA RANCHOS
PORCENTAJE
Españoles 33 49.25Castizos 1 1.49Mestizos 1 1.49Indios 19 28.36Mulatos 2 2.99Pardos 4 5.97Negros 2 2.99TOTALES 67 100.00
CUADRO 9.PROPIETARIOS DE TIERRA
En otras palabras, el 79.10% de la tierra de los ranchos era detentada por europeos o
descendientes de ellos sólo el 8.95% de la misma era controlada por sus poseedores originales, los
indios. El resto, 11.95% era aprovechada por población de origen africano, que había alcanzado la
condición de libertad. Este último caso muestra movilidad social ascendente para finalizar el siglo
XVII en la jurisdicción de Córdoba.
50
CAPÍTULO 5
EL PADRON DE NEGROS, MULATOS Y PERSONAS LIBRES.
El 1 de abril de 1786 se terminó el censo o padrón de negros, mulatos y personas libres de la
jurisdicción de la villa de Córdoba,60 a efecto de tasarlos en el pago del tributo, según Real
Provisión de primero de marzo de 178461 . El referido listado nos permite conocer una serie de
cualidades presentes en el estudio etno histórico de la población de origen africano en una
jurisdicción de la parte oriental de la Nueva España, en este caso, la de Córdoba y su Villa, en el
actual estado de Veracruz, México.
El criterio principal del censo consistió en poner los nombres de los tributarios arreglados
60 ? El documento original se encuentra en el Archivo Municipal de Córdoba, Inventarios, volumen 16, expediente 7, 1 de abril de 1786 y lleva por título "Negros, y mulatos, libres de toda esta jurisdicción de la villa de Córdoba, que pagan tributo en dicha villa".
61 ? Auto: Ante mí Rodrigo Antonio de la Vega, escribano de la renta. En la ciudad de México a primero de marzo de mil setecientos ochenta y cuatro. Los señores presidente, regente, y oidores de la Audiencia Real de la Nueva España. Habiendo visto el expediente formado a consulta del Corregidor de la ciudad de Querétaro, Don Juan de Villalba y Velazquez, en veinte y nueve de junio del año pasado de setecientos ochenta y uno, sobre que las viudas, doncellas, y solteras mulatas de aquella jurisdicción, cargadas como tributarias en las últimas matrículas, no han pagado en tiempo alguno dicho real derecho. Los informes hechos así por el contador de tributos, como por el oficial mayor de la contaduría de Real Hacienda. El que formó el relator de esta Real Audiencia, en catorce de agosto último, con presencia de las principales jurisdicciones de esta gobernación, y según la constancia que le administra su antigua práctica, y manejo de negocios de esta naturaleza. Lo pedido por el fiscal de su Magestad en respuesta de treinta de septiembre de ochenta, y uno, diez de julio de ochenta y tres, y catorce de febrero de el corriente, cerca de que se declare, que generalmente deben tributar las mujeres negras, y mulatas o de otras castas tributarias, expidiéndose a el efecto las órdenes correspondientes a todas las justicias en los términos que propone en la última citada de catorce de febrero, con lo demás que contiene, es el expediente, y ver convino, Dijeron que teniendo presente lo que resulta de las cuentas, que se han reconocido, y de este expediente, y principalmente de la variedad en cuanto a la paga del tributo de las negras, y mulatas viudas, y solteras; pues en unas jurisdicciones se advierte haberlo satisfecho, y en otras no. Mandaban, y mandaron, que por ahora en ninguna de ellas se innove en lo que se ha observado, y que consiguiente a esto en las partes donde constare, que el real Fisco está en casi posesión de cobrarlo, y dichas contribuyentes hayan acostumbrado pagarlo, así se observe en lo sucesivo; y que de ninguna manera se cobre ni exija de ellas en las que no hubiere esta costumbre, ni aquella casi posesión. Y para que con presencia de esta declaración, se proceda en las matrículas, y cuentas, que de nuevo se formaren, y los Alcaldes mayores, y apoderados fiscales, cuiden de su observancia, y cumplimiento. Mandaban así mismo que a continuación de las Reales Provisiones que se expidan para su formación, se ponga por uno, y otro oficio (a cuyo fin se les haga saber) copia certificada de esta determinación, y que se de cuenta a su Majestad con testimonio por duplicado, recomendado el informe del contador general de tributos de tres de junio de ochenta y tres. Y asi lo proveyeron, y fabricaron, señalado con las rúbricas de los señores Regente Herrera, y Oidores, Villa Iurutia, Algarin Luyano, Galdeano, Urizar. José de Huidobro. (Op. cit. folios 10 vuelta a 12 frente).
51
por área,62 iniciándose este con la villa de Córdoba, siguiendo con los ranchos y haciendas cuyo
orden de aparición es el siguiente:
1. Rancho de sembrar tabaco en el del camino de los Romeros.
2. Rancho de San Juan Buenavista.
3. Rancho de la mojonera de La Llave, tabaquero.
4. Rancho del tabaco del padre Leyvas.
5. Rancho de Venta Parada.
6. Rancho de don Javier Ajamil.
7. Rancho de La Peñuela.
8. Rancho de San José Buenavista.
9. Rancho de don Manuel Gutiérrez.
10. Rancho de don Juan González.
11. Rancho de don Francisco Rodríguez.
12. Rancho de don Francisco Pérez.
13. Hacienda de labrar azúcar, El Cacahuatal.
14. Hacienda del Rosario de la Llave.
15. Trapiche de San Miguel.
16. Hacienda de San José de Las Lagunas.
17. Hacienda de San José de Gracia.
18. Hacienda de Monte Blanco.
19. Hacienda de Santa Ana.
20. Hacienda de San José de Tapia.
21. Hacienda de San Juan Bautista Zacatepec
22. Hacienda de Ojo de Agua de Segura.
23. Pueblo de la Jurisdicción de Santa Ana Atzacan.
24. Pueblo de San Francisco Chocamán.
25. Pueblo de San Juan Coscomatepec.
26. Rancho de Tacotla.
62 Similar disposición de orden se dio dos años más tarde cuando se realizó en la zona un Censo general de ranchos y haciendas.
52
27. San Antonio Huatusco.63
Características
La circunstancia de que población de origen africano sea considerada para integrar una lista de
contribuyentes, sujeto de impuestos, revela que su actividad económica es independiente, es decir,
no ligada a un dueño, y que goza de derechos en cuanto a su libertad de persona y de ocupación,
limitada esta última, claro está, por las restricciones legales que impuso el estado colonial español
en cuanto a no ocupar determinadas posiciones laborales en la Nueva España y el resto de América
hispana, tales como el sacerdocio, las profesiones liberales y algunos altos rangos de la milicia.
Las ocupaciones de los pobladores nos permiten hacer una reconstrucción de las actividades
económicas tanto de la región como de los poblados, ranchos y haciendas, al menos de manera
parcial por el año en que se levantó la estadística tributaria.
La suma arrojó un total de 102 tributarios, de los cuales 1 estaba ausente, 51 estaban casados con
mulatas, 2 con española, 3 pidieron excepción por estar "mancos" o por enfermedad, 4 casados con
mestizas, 4 con indias e indios, 1 con esclava, 4 viudos, 2 viudas, 26 solteros y 3 solteras.
Se mandó que pagara cada tributario entero a razón de 2 pesos, y 4 reales de servicio real; el viudo
o soltero un peso. En cuanto a la paga de las viudas, doncellas y solteras, se recomendó que se
observara lo resuelto en el Auto del 1o. de marzo de 1784.
Estado civil
Después del nombre, el estado civil constituyó la segunda entrada de información en el listado. Los
patrones matrimoniales citados revelan que un mulato estaba casado con española; 8 mulatos con
mestizas; 7 mulatos con indias y 3 indios con mulatas; para un total de 21 parejas. Los patrones
matrimoniales ilustran cómo para esta época hay mayor apertura en la selección de la pareja.
Edad
En la mayoría de los casos, se registra la edad en personas menores de edad o aquellas ancianas que
están libres del tributo. Después de los 50 años, los individuos estaban exentos del pago de la
contribución, como puede apreciarse en el caso de Ana Josefa, soltera, a la cual se dijo "se le dio
63 Para ver un mapa de la región véase Adriana Naveda Chávez-Hita, 1988, pág. 290.53
reserva" (folio 1 frente).
Ocupación
Este es uno de los más importantes criterios de reconstrucción económica que muestra el Padrón. Al
respecto se advierte que la actividad predominante es la de tabaquero64 con 45 casos; le siguen los
arrieros con 18 individuos; labrador, 13 personas; leñero, 10 individuos; cañero, 5. Si clasificamos
por actividades notamos que en la agrícola están implicados 66 tributarios, en la pecuaria 4, en la
rama de artesanías 7, en la industrial 3, en la de servicios 23, doméstica 3 y recolectora 10
tributarios.
No siempre la actividad del hijo fue la misma que la del padre; Pedro Falcón fue sastre, en
tanto que su hijo Ignacio Falcón practicó la carpintería. Nicolás Amador se desempeñaba como
Mayoral; su hijo Calixto José fue vaquero. Feliciano Reyes era mayordomo del rancho de La
Peñuela mientras que su hijo Juan de los Reyes fue tabaquero.
El negro Gaspar de los Reyes era tabaquero en la Hacienda de El Cacahuatal. Cuatro
mulatos eran tabaqueros en la hacienda de San José de Gracia.
A partir de los listados es posible reconstruir la influencia de determinados parajes en la
actividad económica. Así, el cultivo del tabaco predominaba en el rancho de la mojonera de la
Llave, en el del padre Leyvas, Venta Parada, rancho de don Javier Ajamil, La Peñuela, San José
Buenavista, rancho de don Manuel Gutiérrez, rancho de don Francisco Rodríguez, hacienda de San
José de las Lagunas, hacienda de San José de Gracia (hoy San José de Abajo).
La hacienda de El Cacahuatal explotaba la caña de azúcar, pero una pequeña extensión de ella era
cultivada con tabaco por el negro Gaspar de los Reyes.
La hacienda del Rosario de la Llave indica la existencia de ganado y de tabaco.
La hacienda de Monte Blanco estaba dedicada a la agricultura, probablemente maíz y frijol.
La hacienda de Santa Ana estaba convertida en explotar la caña de azúcar, al igual que la de
64 Como se recordará, la jurisdicción de la villa de Córdoba fue privilegiada con el monopolio o Estanco Real del Tabaco. A fines del siglo XVIII, la caída de los precios internacionales del azúcar impulsó definitivamente la explotación del tabaco, que ocupa mano de obra familiar y que mejoró substancialmente el estilo de vida de la población de color. Todavía en época reciente, el cultivo de pequeñas áreas de tabaco en zonas cañeras se da de manera regular y consistente. Las campesinas de la región consideran al tabaco como una planta que requiere cuidados y atenciones semejantes que las que se le dan a un bebé; es más, es idéntico el trato que se otorga a la planta, meciéndola como si fuera un recién nacido.
54
Ojo de Agua de Segura.
La hacienda de San José de Tapia combinaba la explotación de la agricultura y la
silvicultura siendo este último giro el más importante, a juzgar por el número de personas
implicadas en la ocupación de leñero [leñador].
La hacienda de San Juan Bautista era ganadera, a juzgar por que todos sus tributarios
declararon ser arrieros.
Casta
Son limitados los nombres asignados a las castas en esta época de creciente liberalización de la
sociedad y la cultura. A diferencia de las escrituras notariales en las cuales puede verse la amplia
terminología racial empleada para designar a la población de origen africano y sus mezclas, en el
Padrón sólo se anotan: española, indio, india, moreno, mestizo, mestiza, mulato, mulata, y negro
Una de las características de las castas consiste en que las ocupaciones pasan de padres a
hijos; los ejemplos anteriores muestran que en rigor no fue así. Básicamente se desempeñan en el
mismo trabajo pero con variables (sastre/carpintero; mayoral/vaquero;
mayordomo/ranchero/tabaquero).
A pesar de que en muchas entradas no se refiere la casta de numerosos individuos, al final
del Padrón puede leerse que hay 970 negros y mulatos tributarios en toda la jurisdicción de la villa
de Córdoba. Prójimos (los que no eran de color): 11 niños, 71 prójimos, reservados (exentos) 5,
viudas 1, solteras 9 (folios 9 vuelta a 10 frente).
55
CAPÍTULO 6
LAS SUBLEVACIONES Y EL CIMARRONAJE
El cimarronaje en la Nueva España, fue un fenómeno tan complejo que sacudió en sus
cimientos el statu quo colonial. De entre las varias revueltas significativas de la Nueva España, hay
que apuntar la de la Hacienda de Palmillas en el actual municipio de Yanga, en el año de 1741 y la
del año 1805 la cual fue sofocada por tropas del Virrey Iturrigaray a su paso por la Villa de
Córdoba. Hay que citar, además, la gran revuelta de 1735 que nació en el Trapiche de Mesa, en San
Juan de la Punta, el 18 de junio, pues se hace referencia en el castigo a que se hicieron acreedores
en 1737 algunos de los esclavos. Mayor información se encuentra en el Archivo General de la
Nación, Ramo Tierras, Tomo 3542.
Bien dice Castañón (2002) que hay que seguir revisando la historia en cuanto a la
saga del Yanga, pues la mayoría de los textos hacen referencia que fue un éxito de los españoles la
capitulación de los negros, con la excepción anotada de Nicolás Ngu-Mve-Ngu, que aparece citado
en un libro de Castañón en la nota 43 de la página 123, y que publicó un texto en 1997.
Escribe Nicolás, hablante del idioma Fan, y originario del Gabón:
“Centros de reproducción de una cultura africana libre de todo control, símbolos de la
resistencia anticolonial, los palenques y los cimarrones llegaron a una fama verdaderamente mítica
cuando llegaron a imponer sus deseos a la administración colonial, a raíz de una guerra agotadora.
Este caso se dio en México, cuando un grupo de rebeldes capitaneados por un africano llamado
«Yanga» impuso a los españoles las condiciones de su rendición. Este caso nos ofrece la
oportunidad de observar concretamente el carácter desafiante del cimarronaje, su carácter de
modelo, y por fin su carácter de lugar de expresión de la cultura africana en América.”
Es necesario precisar que los palenques, al menos en México, tienen además un
fuerte substrato cultural indígena, pues a pesar de las prohibiciones legales españolas, indios
y negros interactuaron no sólo biológica sino culturalmente, es decir, no hay una cultura
africana “pura” sino un producto cultural debido a las interacciones con lo indio, e incluso
con lo hispano.
Trabajos de campo en comunidades negras de la zona Actopan, Coyolillo (en 1970 y 1971),
56
de Córdoba, como Mata Clara (en 1975 y 1977), de Naolinco, Almolonga (1964 y 1979), también
han demostrado la interacción cultural de los negros con la población indígena. En fin, el de Yanga
es un caso abierto digno de seguir siendo estudiado. Hay que decir que el hijo de Ñanga, Gaspar,
siguió con el control político del poblado años más tarde (1641), como está de manifiesto en un
documento del Archivo Notarial de Orizaba; es decir, los negros siguieron protegiendo a los
esclavos fugitivos a lo largo de todo el periodo colonial.
Fueron variadas las revueltas negras a lo largo de todo el periodo colonial español en
México. Aquí interesa reseñar aunque sea de manera breve las ocurridas en la costa e interiores del
Golfo de México.
La más antigua y mejor conocida de las rebeliones de esclavos es la que protagonizaron
Yanga y Juan de la Matossa. El primero, de nación Bran y el segundo, de nación Congo,
acaudillaron a un grupo importante de esclavos que dominaron las alturas de la Sierra Madre
Oriental, especialmente en los puntos relacionados con las poblaciones de Acultzingo, Orizaba y la
zona del río Blanco. Al padre jesuita Juan Laurencio se debe la única crónica de la época, sobre la
cual se han realizado reconstrucciones de la saga emprendida por Yanga a fines del siglo XVI y
principios del XVII. Sin embargo, algunas fuentes documentales como el Archivo Notarial de
Orizaba conservan en sus legajos algunos papeles relativos a la cacería de cimarrones y su
apresamiento, así como la pérdida de bienes materiales ocasionados en la guerra librada hacia ellos.
La lucha terminó con el reconocimiento de independencia y la fundación de un pueblo llamado San
Lorenzo Cerralvo de los Negros, en honor al Virrey Cerralvo quien fue el que autorizó a los negros
residir en pueblo propio con autoridades municipales no españolas, a la usanza de las Repúblicas de
Indios.
El segundo movimiento de proporciones mayúsculas fue la rebelión iniciada el 18 de junio
de 1735 originada en el trapiche de Mesa, en San Juan de la Punta, en una fecha cercana a la
celebración del día del santo patrono del lugar, San Juan Bautista, cuyo movimiento logró varios
meses en sofocarse de manera relativa. El 20 de junio los sublevados rebasaban el número de 500
confederados con el palenque de Masateopa pues se les agregaron negros de los trapiches alojados
en El Novillero, además de 300 negros sobre El Potrero. En prevención se encerraron en Córdoba a
400 negros, para evitar que fueran a ser secuestrados. El costo total de los daños fue calculado en
57
400 mil pesos.65
65 ? México, Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, Tomo 3542, años 1769 a 1776, 411 fojas. Foja 77.58
CAPÍTULO 7
VIDA CIMARRONA
A partir de la introducción de africanos a la Nueva España, tuvieron lugar una serie de cambios
culturales que influyeron en la vida económica y social de México. Aunque la presencia del negro
fue generalizada en casi todo el territorio recién conquistado, su número e influencia fueron
mayores en ambas costas, especialmente la atlántica.
La disminución de la población nativa obligó a la Corona Española a introducir negros
africanos de manera creciente, conforme se iban abriendo a la explotación económica nuevos
campos de actividad, tales como los de la caña de azúcar, los obrajes, las minas, y en menor
medida, la ganadería.
A fines del siglo dieciséis era sumamente crítico conseguir trabajadores, estableciéndose
mucha competencia entre los patrones a fin de obtener mano de obra.66
El declive demográfico nativo obedeció a distintas causas, entre las cuales se pueden
apuntar las muertes producidas por el estado de guerra, la introducción de enfermedades hasta ese
momento desconocidas y frente a las cuales no se habían desarrollado los anticuerpos necesarios
para resistirlas, y las políticas de congregamiento para efecto de catequesis y de control fiscal.
Factor importante en el descenso de las cifras demográficas fue la tardía legislación proteccionista
hacia el indígena, así como la puesta en marcha de nuevos sistemas productivos que afectaron las
relaciones económicas tradicionales. Nuevos valores sociales en torno al trabajo contribuyeron a
desquiciar el sistema indígena basado en la cooperación, solidaridad y ayuda familiar y étnica.
En efecto, según estudios de historia demográfica se ha demostrado que los indígenas
sufrieron un largo y profundo descenso numérico en un lapso que abarca desde el año de 1519 hasta
el último cuarto del siglo XVII, etapa en la que se inicia su lenta recuperación. Se estima una
población calculada en 11 millones de personas en el centro de México frente a 1 millón y medio
para cerca de 1650.67
Suplir la fuerza de trabajo india por africana no fue la única alternativa en la Nueva España.
En época de escasez crónica, los esclavos originarios de Las Filipinas constituían un complemento
66 ? Borah, 1975:116.
67 ? Cook and Simpson, 1948.
59
económico. Aunque no gozaban de la estimación brindada hacia los negros, se apreciaba su
prontitud y eficacia para el desempeño de ciertos trabajos artesanales y oficios humildes.
Anualmente se introducían de contrabando a la Colonia algo así como 300 esclavos asiáticos, cifra
similar a la de los que pasaban legalmente. En la primera mitad del siglo XVII es posible que
lleguasen a 6 mil los orientales que ingresaban en cada decenio.68
En ninguno de los tres siglos de dominación española se contempla tranquilidad social. Por
el contrario, las revueltas son constantes, muchas de ellas asociadas a crisis agrícolas regionales y
epidemias.69 Han trascendido al tiempo presente las que en su tiempo fueron consideradas
singulares; por ello quedaron registradas con información relativa a su gestación y desarrollo.
Muchas de ellas sobrevivieron al recuerdo a lo largo de los años de la dominación española
en México. El primer esfuerzo importante de esclavos para salir del estado de postración en que se
hallaban ocurrió a fines de 1537. El 10 de diciembre, el Virrey Antonio Mendoza informó al
Emperador acerca de un complot que tenía la intención de liberar a la población esclava. Mendoza
escribió el 24 de noviembre que había sido "advertido que los negros habían elegido a un rey, y
habían acordado entre ellos matar a todos los españoles y levantarse para tomar la tierra, y que los
indígenas también estaban con ellos". El Virrey envió a un investigador para corroborar el rumor y
pronto recibió la comunicación de que el complot existía no sólo en la capital sino que incluía a las
minas de su alrededor. De inmediato arrestaron al "rey" negro y a sus principales seguidores para
que, después de arrancarles confesiones, los ahogaran y descuartizaran.70
Hacia 1540 ocurrieron dos revueltas más, las que originaron la producción de una
abundante legislación preventiva que contemplaba restringir a la población negra; las nuevas
regulaciones prohibían la venta de armas a los negros, la reunión pública de más de tres cuando no
estuviera presente alguno de los dueños, lo mismo que durante el toque de queda dirigido a los
esclavos de la capital del Virreinato.
Parte de las nuevas medidas políticas de control fue el establecimiento de una milicia civil
llamada de la Santa Hermandad por parte del Virrey Velasco en 1553, para estar en la capacidad de
68 ? Israel, 1980:83.
69 ? Florescano, 1971:117.
70 ? Davidson, 1981:86-87.60
enfrentar los levantamientos de los esclavos.71
Con motivo de la visita pastoral a numerosas poblaciones del actual estado de Veracruz, el
Obispo de la Puebla de los Angeles, Fray Alonso de la Mota y Escobar, dio testimonio de informes
relacionados con la composición racial de los pueblos de su doctrina en 1609. Con una mezcla de
horror y sed de justicia impotente que no le permiten los hábitos cobrar por su propia mano, relata
el asesinato de varias personas en Taliscoya [Tlalixcoyan] a manos de una partida de negros
cimarrones.72 Cinco años atrás había repetido el dicho que sobre ellos circulaba en Zacatecas: "malo
tenerlos, pero mucho peor no tenerlos"73.
A partir de 1607 importantes movimientos de hostigamiento de negros cimarrones sobre
hispanos tuvieron lugar en ambas costas; en la Pacífica con su epicentro en el puerto de Acapulco,
fueron alentados por los holandeses; en la Atlántica por el trazo carretero desde Puebla hasta
Veracruz, especialmente en las áreas de Maltrata y Acultzingo, puntos de las estribaciones
montañosas de la Sierra Madre Oriental, en los alrededores del Pico de Orizaba. En esta región
saltaron a la fama pública las tropelías de un negro de nación Bran llamado Yanga o Ñanga. Los
principales detalles de su movimiento se deben a la pluma de un jesuita, el padre Juan Laurencio,
quien acompañó a la expedición integrada por vecinos de Orizaba y Huatusco, con la finalidad de
aprehenderlo. Juan de la Matosa, junto con Ñanga capitaneaban a la banda de cimarrones.
Su epopeya ha traspasado las fronteras nacionales para inscribirse en el marco de la lucha
anticolonial de América. El grupo de cimarrones consiguió en las negociaciones para firmar la paz,
la libertad, la fundación de un pueblo que llamaron San Lorenzo Cerralvo de los Negros (en honor
al Virrey Cerralvo), con gobierno interior basado en el modelo de la República de Indios. A
cambio, ofrecían capturar de ahí en adelante a cualesquiera esclavo que se fugara del control de sus
amos. La promesa distó mucho de ser cumplida, pues años más tarde, el hijo de Ñanga, Gaspar, se
vio envuelto en una acusación que le formuló el administrador de la Hacienda de Santa Fe, en las
proximidades de la Nueva Veracruz, por proteger esclavos de dicha propiedad. Actualmente, el
pueblo es cabecera de municipio y lleva el nombre del cimarrón. A la entrada de la población hay
una magnífica escultura en bronce del héroe epónimo de las luchas negras contra el colonialismo,
71 ? Op. cit.:87.
72 ? Mota y Escobar, 1940.
73 ? Israel:75.61
Yanga, obra del escultor Erasmo Vázquez Lendechy.
Recién firmados los convenios que garantizaban la paz con Ñanga, el entierro de una negra
en 1611, quien había muerto a consecuencia de los golpes que le asestaba su amo, originó un motín
mayúsculo en la ciudad de México. 1500 negros tomaron la calle, apedrearon la casa del victimario
y protestaron a gritos frente al palacio virreinal y ante la sede del tribunal de la Santa Inquisición.
Se dice que los negros eligieron un nuevo rey y reina, de nombres Pablo y María, pareja originaria
de Angola; sus seguidores planeaban lanzarse a la rebelión en esta coyuntura, el Jueves Santo de
1612. Con respecto a la detallada descripción de la conjura, viene al caso recordar lo dicho por
Fernando Benítez en el sentido de que "los españoles son un pueblo que poco pudieron hacer para
evitar desgracias, pero a cambio las han sabido relatar de una manera extraordinaria" (comunicación
personal, 1986); llegó a escribirse una minuciosa Relación del alzamiento.
Por mera casualidad, dos negros portugueses con dominio de la lengua angoleña escucharon
que dos negros estaban discutiendo en el mercado acerca de la supuesta conspiración. De inmediato
dieron aviso a las autoridades, las cuales al investigador dijeron que el objetivo de la conspiración
era el de matar a todos los blancos de la ciudad, sin distinción de edad ni sexo. Al tener lugar la
aprehensión y tortura de todos los dirigentes de las cofradías negras, provocó un alud de confesores
que permitieron conocer a fondo todos los detalles de la conspiración.
Debido al reciente fallecimiento del Virrey, la Audiencia declaró el estado de emergencia,
movilizó a la milicia, suspendió todas las procesiones y ceremonias religiosas preparadas para la
Semana Santa, cerró las iglesias y recomendó al Ayuntamiento de Puebla que adoptara similares
medidas en prevención de idénticos problemas.
Pasado un lapso de tiempo prudente y atados los cabos, el 2 de mayo de 1612, día previo a
la celebración de la Santa Cruz, se colgaron 29 negros y 7 negras en una fila de 9 horcas levantadas
en la Plaza Mayor de México, ante una multitud vociferante integrada por el populacho de la
capital. Posteriormente, fueron decapitados los cadáveres y exhibidas sus cabezas en picas, para
escarmiento de los que quedaron con vida.74 La respuesta violenta había sido al tamaño del miedo.
En los años de 1617-1618, 1646 y 1665 tuvieron lugar otros movimientos de esclavos.
Llama la atención a todo aquel que gusta de relacionar fechas con acontecimientos, el paralelismo
que ofrecen las tensiones sociales y movimientos mesiánicos o milenaristas. Los místicos cristianos
74 ? Op Cit.:77-78.62
"creían que la segunda venida de Cristo ocurriría en 1666", en tanto que los cabalistas judíos
predecían que el advenimiento del Mesías sería en 1648.75
La larga experiencia histórica acumulada por españoles y negros a lo largo del periodo
colonial fue factor de politización que obligó a ambas partes al planteamiento de nuevos modelos
estratégicos para alcanzar la victoria de la lucha en la que se encontraban enfrascados.
Paradójicamente, el conocimiento del idioma español fue factor de cohesión y comunicación entre
las distintas etnias africanas con diversidad de lenguajes. El término bozal aplicado a los recién
inmigrados que no manejaban el uso de la lengua de Castilla, fue una limitante inicial frente a la
comprensión cabal de lo que sucedía en su entorno. Se les comparaba con los perros por su
pretendida incapacidad para la comunicación; pero esto tardaría poco tiempo.
El siglo XVIII traerá consigo nuevos afanes libertarios y los consecuentes movimientos de
sublevación. Opera la vida cimarrona con relativa tranquilidad. hay palenques que tendrán atrás de
sí cerca de cien años de estabilidad.
La faja geográfica que abarca los elevados puntos de las sierras de Maltrata, Acutzingo y
Mazateopan, se infestará de palenques, llamados así por las estacas defensivas o cercos destinos a
proteger sus asentamientos.
Otra zona preferente fue la de los montes de Actopan en la doctrina de Misantla,
jurisdicción de La Antigua Ciudad de la Veracruz y quizás algunos puntos cercanos al puerto de La
Nueva Veracruz, donde todavía se conservan algunas toponimias de fresco sabor africano:
Mocambo, Mandinga, Mozomboa. Mocambo es el nombre de una playa cercana a Boca del Río y
expresión de la voz mas pura para designar a un palenque. Otros lugares de la geografía
veracruzana son indicadores de la influencia y huella que ha dejado la población africana, tal como
Rincón de Negros.
1735 es año señalado para las sublevaciones esclavas en la zona de Córdoba. El movimiento
está reseñado por medio de documentos del Archivo Municipal de Córdoba y del Archivo Notarial
de Orizaba.
También presentes deberán de estar las revueltas de 1741 en la hacienda de Palmillas; 1749
en la hacienda de San Antonio y 1805 en el trapiche de el Potrero, sofocada esta última por los 3
mil soldados que acompañaban al Virrey Iturrigaray en su tránsito hacia la Villa de Córdoba.
75 ? Liebman, 1971:264.63
Los testimonios de aquellos que tuvieron la oportunidad de llegar a las comunidades
cimarronas, más los de los propios negros permiten imaginar la vida cotidiana en los palenques.
La vida cimarrona es expresión del rechazo cultural al sistema de vida impuesto por el
grupo hegemónico. Utilizando rasgos españoles además de los propios del resto de los grupos
marginales -como la población india- se llega a un proceso de re elaboración de patrones culturales
con la finalidad de adaptarlos a la concepción del mundo en el palenque; más que inventar se trata
de una adaptación de las experiencias propias y extranjeras del pasado reciente, hacia los reclamos
del presente siempre crítico.
El modelo operativo interno de la comunidad cimarrona es "binario", en el sentido de la
partición colectiva frente a las necesidades de protección y bienestar, al menos en los casos de los
palenques dirigidos por Ñanga, y Fernando Manuel: una parte de los hombres integran la sociedad
civil y la otra a la milicia. A finales del siglo XVII y principios del XVII, con Ñanga, es un cuerpo
militar ofensivo; se asaltan las conductas de plata, víveres y mercancías; prevalece la zozobra a lo
largo de la ruta del Camino Real en el tramo Veracruz-Orizaba-Puebla por efecto de los robos y
lesiones a viajeros; en términos modernos se hablaría de una "apropiación" de bienes. En el siglo
XVIII con Fernando Manuel dirigiendo los palenques de Mazateopan, es una milicia preventiva
frente a las expediciones de búsqueda a cargo de los hispanos.
La supuesta autosuficiencia de las comunidades negras no es mas que un elemento subjetivo
propiciado por el espíritu pre romántico que alcanza a la Ilustración, con sus relacionadas
concepciones acerca del buen salvaje y la complacencia de la pródiga madre naturaleza frente a la
cual al hombre solo le basta extender sus brazos para alcanzar los delicuescentes frutos que cuelgan
de las ramas del árbol más cercano a sus afectos.
No hay nada de eso. El trabajo cimarrón transcurre en el cuadro de la participación de
todos; cualquier persona, sin importar edad, sexo ni condición física, participa en los comunes
objetivos económicos del grupo al que se pertenece, porque lo que está en juego es precisamente la
supervivencia y bienestar colectivos. El perezoso no tiene cupo en las comunidades cimarronas,
mucho menos el indeciso.
La realidad del medio físico escogido por los negros, la experiencia traída desde Africa, la
producción a corto plazo de alimentos y el saber indígena del cultivo y aprovechamiento de las
plantas, reitera el sistema de trabajo de la tierra tropical.
64
La tradición económica de los pueblos cultivadores de la selva, consistente en abrir un claro
para el cultivo de plantas que tienen aprovechamiento a corto plazo, con un sentido itinerante, es
típica de las sociedades cimarronas. Dicha forma se deriva de la tradición colectora; sus rasgos
característicos son el cultivo y cosecha de plantas alimenticias, tareas que están a cargo de las
mujeres. Los hombres, a su vez están implicados en actividades que requieren intenso desarrollo de
actividad muscular y riesgo, tales como el derribe de árboles y su quema en conjunto con la maleza
circundante que permitirán abrir y fertilizar el claro al cultivo, dedicándose en lo general a la
cacería, aunque la pesca puede ser mucho más importante.76
El cultivo con el sistema de roza obliga a la preparación constante de nuevas tierras cada
vez más alejadas de la aldea original, en la medida que ven agotándose los terrenos y disminuyendo
su capacidad productiva, lo que conlleva a fundar nuevos asentamientos próximos a los campos de
trabajo y el retorno a los anteriores toda vez que hayan cumplido los ciclos de renovación natural de
su fertilidad, en los que la selva vuelve a cubrir las parcelas abandonadas, reiniciándose de esta
manera una nueva etapa.
El aprovechamiento de los productos existentes en los palenques de Mazateopan, cerca de
Soyaltepec (cuenca alta del río de Papaloapan y sus afluentes) fue una tarea inmediata. En el citado
tomo correspondiente del Archivo General de la Nación está la reiterada insistencia que hacen los
negros contra la argumentación esgrimida de los trapicheros de la Villa de Córdoba (quienes pedían
a las autoridades que los negros poblaran cerca del río Blanco) afirmado que en las inmediaciones
de Amapa era tan importante la actividad de la pesca que permitía su sostenimiento.
Hay información detallada del medio biofísico gracias a la Relación de Chacaltianguis,
poblado en las inmediaciones de Amapa, cuyo autor es el sacerdote Francisco de Caveros y
Rendón, y escrita en 1777, pocos años después de la fundación del que fue el segundo pueblo de
negros libres de la Nueva España, el referido Amapa.
La anhelada vida del palenque venía a construir la realización de la nueva Utopía. El
espacio donde la libertad, el uso de la tierra ajeno a la noción de propiedad contradictoria con un
sistema de cultivo itinerante, alimentación adecuada y disminución de la jornada de trabajo, se
contempló como la meta de los ideales y reclamos existenciales.
Y contra esa imagen seductoramente corrosiva del orden establecido lucharon
76 ? Dittmer, 1975:180.
65
denodadamente y con todos los medios a su alcance los dueños de los esclavos, conceptuándolos
como bestias salvajes alejadas del pasto espiritual de Dios, sin poder recibir su doctrina y mucho
menos cristiana sepultura.
Para el negro el palenque era casi el paraíso; para el español la entrada al infierno.
Expresiones opuestas, irreconciliables, del sistema social y económico nacido por la introducción de
la caña de azúcar, con todo un aparato ideológico y legal a su servicio.
Le asiste razón a Bastide cuando afirma que "estas comunidades se dieron normas de vida
tan distantes de las que regían en Africa (definitivamente perdidas para ellos) como la de los
blancos, que les negaban la integración".77 Fue prácticamente imposible trasplantar la cultura
original a los palenques dada la diversidad étnica presente en la conformación de los grupos
cimarrones. Si alguna identidad existió fue la que produjo la convivencia de la actividad económica
común, derivada de la agro industria del azúcar. A final de cuentas, los movimientos cimarrones se
originaron en los trapiches e ingenios azucareros, fundamentalmente.
Algunos pueblos actuales conservan resabios de eventos bélicos y prácticas esclavistas,
transliterados a los componentes folklóricos presentes en las fiestas religiosas y profanas, además
del uso de vocablos en el lenguaje común.
Durante la celebración del tradicional carnaval en El Coyolillo, municipio de Actopan, a los
disfrazados con vestidos y máscaras se les designa como "negros". En grupos de 3 o 4 personas se
internan entre la maleza aledaña al pueblo, con la finalidad de vestirse y evitar ser identificados.
Inmediatamente después "bajan" desde las colinas hacia el poblado profiriendo gritos. A fin de
evitar que se escapen del control de la autoridad municipal (en este caso el Agente), se procede a
marcar el antebrazo mediante un sello de goma entintado, en una clara reminiscencia de la práctica
colonial del herraje o calimba.
En la población de Naolinco tiene lugar la fiesta religiosa y popular en honor al santo
patrón, San Mateo, el 21 de septiembre de cada año. De origen remoto es la representación de la
"negreada", variante de la danza de Moros y Cristianos, en la cual aparte de referirse a un suceso
español con fines didácticos, utilizado desde el inicio de la dominación, se sobrepone a la danza el
recuerdo de los regulares conflictos entre hispanos y esclavos.
Ciertas formas de tratamiento al personal doméstico en las ciudades actuales confirman el
77 ? Bastide, 1969:29.66
uso de expresiones que deberían de formar parte del archivo de la historia. Se les refiere como
"sirvientas" o como "criadas", aludiendo esta última palabra al recuerdo de cuando los esclavos
nacían en la casa del amo y se "criaban".
Muchos esclavos fueron paradigma de adaptabilidad cultural que los lleva hacia el complejo
mundo de la conversión religiosa. Tal fue el caso de María de Cruz, de 16 años, quien en la segunda
mitad del siglo diecisiete "fue apresada por ser judía aunque su amo, Carlos Sámano, no lo era,
María tenía amistad con algunos de los criados que trabajaban con judíos".78 El cambio de una a
otra religión, de un determinado lugar a otro distante, forma parte substancial del negro, con
profundas raíces en su ser social. Su situación personal exige, le impone, diríase mejor, una
dinámica constante.
Permanecer largo tiempo en un lugar es exponerse peligrosamente a que el enemigo
descubra la localización de los palenques. Los intrincados senderos de acceso solo tienen rango de
existencia para quienes están familiarizados con ellos; no son tangibles para los perseguidores. Para
el europeo no hay caminos, en tanto que para el cimarrón son tan conocidos como la palma de su
mano.
Muchas y costosas expediciones españolas fracasan con muestras de desaliento, ya que
nunca se descubre a algún cimarrón; se laceran los cuerpos en las trampas de espinas dejadas al
paso. En cambio, varios pares de ojos confundidos entre el follaje y la breña observan entre
temerosos y divertidos los inútiles movimientos de tropas y vecinos españoles. A pesar de todo, se
habla de que en el siguiente año se cumplirá la esperanza de localizar los palenques.
Los palenques funcionaban como comunidades estables, con familias nucleares y parientes
agregados a ellas. Los esclavos palenqueros intervienen en no pocas sublevaciones de los trapiches
e ingenios azucareros de Córdoba, incitando a las poblaciones resistentes a escapar al control de los
industriales de la caña y demás capas de la burguesía rural colonial. Los líderes de los movimientos
emancipadores fueron por lo general esclavos con una posición superior de conocimientos y
habilidades artesanales, tales como carpinteros o panaderos, esto es, esclavos urbanos. Los casos de
José Tadeo, y de José alias El Carpintero en la sublevación de 1735, son ejemplos patentes.
Los contactos de los cimarrones con el mundo exterior rebasaban con frecuencia los
estrechos límites de las áreas en las cuales se autoconfinaban. Son frecuentes los viajes a la Nueva
78 ? Liebman:240.67
Veracruz donde mantenían estrechas relaciones con los negros "zacateros" quienes los surtían de
mercancía e información, estableciendo intercambios económicos y pláticas en los médanos
cercanos a la ciudad. Los cimarrones, en tal suerte, no llevaban una vida tan aislada como
comúnmente se piensa.
La economía palenquera giraba alrededor del cultivo de las plantas, tarea ancestral y bien
conocida por los esclavos.
Además, estaban inmersos en un sistema agrícola colonial de explotación orientado hacia el
mercado exterior. Cultivaban la trilogía indígena integrada por maíz, frijol y calabaza,
complementando su alimentación con especies terrestres y acuáticas.
Así mismo, en el siglo XVIII surgen formas de intercambio regional de productos entre los
palenques y ranchos vecinos, en las que intervienen mestizos que trabajan en los aserraderos de
Tuxtepec, Oaxaca. Alimentos de origen vegetal -como el cacahuate- se canjeaban por efectos a los
que no tiene acceso productivo la economía cimarrona: pedernal, sal, ropa, pólvora, aguardiente,
hilaza. Años más tarde los criollos se convertirán en los más eficaces mediadores entre los negros y
las autoridades que los reclamaban.
Algunos españoles se solidarizaron con los palenqueros como un Cura que servía en la
Alcaldía Mayor de la Antigua Veracruz; otros como don Andrés Fernández de Otañes, Alcalde
Mayor de la Jurisdicción de Teutila y próspero agricultor en la zona de Soyaltepec, Oaxaca,
brindaron recursos legales y económicos en la defensa de los palenqueros; el Doctor don Apolinar
de Cossío, administrador de la hacienda de La Estanzuela especializada en ganado mayor,
ocasionalmente daba trabajo como vaqueros a los cimarrones en la propiedad citada. Incluso, se
acusó a Fernández de Otañes de aprovechar la mano de obra negra en el cultivo de vainillales. Años
más tarde, el Barón de Humboldt escribiría sobre la excelencia de la vainilla entre los indios
chinantecos de Teutila.79
En una acta del Cabildo de Córdoba correspondiente al año de 1735, se llegó a afirmar que
en el asunto de la sublevación iniciada en el Trapiche de Mesa, había "manos blancas", esto es,
europeos.
El conflicto de intereses entre criollos y españoles y entre los miembros de este último
grupo, posiblemente llevó al manejo de la causa cimarrona como un instrumento de cohesión o
79 ? Humboldt, 1966:295.68
CAPÍTULO 8
LA SUBLEVACION DE ESCLAVOS EN CORDOBA EN 1735
Es uno de los episodios menos conocidos de las revueltas negras en la Nueva España. Durante la
época colonial (1521-1810), la zona de Córdoba tenía la mayor concentración de personas negras -
esclavas y libres- del actual Estado de Veracruz; las razones son obvias: fue la parte con mayor
número de trapiches, ingenios y haciendas azucareras que requirieron mano de obra esclava para
sus empresas; sumemos a esto la posición privilegiada de Córdoba en la explotación del tabaco, ya
que las autoridades virreinales establecieron el estanco (monopolio de estado) de la planta,
concediendo a la zona de gracia de cultivarlo en exclusividad.
Seguramente, aquí se explotó al esclavo en una proporción exagerada, por la perfecta
simbiosis entre los dueños de las plantaciones y las autoridades municipales, fórmula perfecta de
maridaje entre el poder económico y el poder político, sin ser por ello prerrogativo del área, ya que
en una fecha tan temprana como 1530 ocurría lo mismo en Oaxaca.80 De hecho, la mayor parte de
los puestos de autoridad en la Villa de Córdoba estaban ocupados por los hacendados; así, la
población esclava se vio imposibilitada de contar con la protección de las autoridades ante los
excesos del amo.
El origen del descontento se inició el año de 1734 cuando un Cura (en cuyo Partido había
esclavos fugitivos), consultó al Superior Gobierno manifestando que vivían bárbaramente y morían
sin sacramento en los montes. Y que convendría concederles la libertad y reducirlos a pueblo, o
bien agregarlos a otros de la Jurisdicción. Contaba con el apoyo del Alcalde Mayor de la Antigua
Veracruz81.
Don Lope Antonio de Irivas, dueño de hacienda de azúcar en la Villa, manifestó la
inconveniencia de proceder de tal forma, ya que el beneficio de azúcares dependía de los esclavos y
tal medida seguramente estimularía a otros a fugarse masivamente de las plantaciones si el gobierno
indultaba a aquéllos, con el solo hecho de que después de huir, se redujeran a pueblo de manera
pacífica.
80 Taylor:9881 Córdoba. Archivo Municipal. Vol. 21. Años de 1735 a 1738.
70
La decisión del poder central colonial se dio a conocer por medio de un Bando proclamado
públicamente, el cual excitó los ánimos de los cimarrones, que, por ello, se movilizaron haciendo
correr la versión de que todos los esclavos eran libres, dando como resultado la sublevación.82
Los propios españoles solaparon -cuando menos desde el siglo XVII- y aún en
contradicción con lo expuesto anteriormente, la fuga de negros debido a la escasez de población
trabajadora y a la expansión de las actividades económicas de ganadería y agricultura. Debe
recordarse que era alto el precio de un esclavo y ello obligó a españoles a proteger a los que
escapaban de sus amos en jurisdicciones lejanas, con el fin de atraerse su mano de obra,
especialmente en la tierra caliente, zona descuidada por los iberos en relación a las partes
templadas.
Independientemente de estas circunstancias, algo que debió acelerar el proceso de
descontento fue la hambruna que azotó en 1734,83 precedida de la epidemia de fiebre amarilla
durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1732. En junio de 1732 debieron estar agotadas
las reservas de grano y en todo su apogeo la sequía.
La noche del 18 de junio de 1735 se inició la sublevación de esclavos en San Juan de la
Punta, posiblemente en el Trapiche de Mesa, destruyéndolo. Hasta el mediodía del 19 llegó la
noticia a oídos del Alcalde Mayor de la Villa de Córdoba, don Félix Chacón Medina y Salazar; para
entonces, se habían sumado al movimiento varias haciendas más. En Bando celerísimo, el Alcalde
informaba que "se han sublevado haciendo un cuerpo para unirse a los montes o con otros motivos
que deben recelarse",84 ordenando a los moradores acuartelarse formando las Compañías
Milicianas. Se pidió ayuda a la población de Orizaba, desde donde fueron enviadas dos compañías
de caballería a cargo de don Juan de la Joya, con 40 hombres, y de Domingo Rangel con el mismo
número, el 20 de junio (5:4 frente y 9 frente). El reclutamiento no sólo comprendió a Orizaba sino a
toda la región, pues el mismo día se dictaminó que el Teniente del pueblo de Maltrata convocara a
la gente de dicho pueblo y a la de los de Acultzingo y San Juan Bautista Nogales, para conducirla a
Orizaba (5:4 vuelta). Aparte de los auxilios que de pueblos cercanos recibió la Villa, fue enviado un
destacamento de Dragones desde el puerto de Veracruz, al mando del Capitán don Manuel de
82 México. Archivo General de la Nación. Ramo Tierras. Tomo 3542, folios 62 vuelta a 76 vuelta.83 Florescano, 1969:161, cuadro 14.84 Orizaba. Archivo Notarial. Segunda Parte. Año de 1735. Expediente 4, 17 fojas, foja 1 frente.
71
Arroyo con 100 hombres. En total, se reunieron 13 compañías milicianas85 incluyendo las de
Cosamaloapan y Coscomatepec.
A las 10 de la mañana del día 21, a medida de prevención los dueños de esclavos
cordobeses llevaron a los negros que todavía se mantenían al margen de la lucha, para rendirse de
paz "antes que los sublevados con fuerza los constriñan y lleven al plantón que quieren formar".86
Joya envió al Alcalde Mayor de Orizaba dos informes que ofrecen datos concretos sobre la
sublevación, fechados el 20 y el 21 de junio. El primero de ellos expresa que "va tomando cuerpo,
porque estando en Palacio, llegó un correo del Capitán Segura, quien dice esta noche avanzarán al
trapiche de dicho señor, habrá poco más de 500 negros según parece, por la cuenta de los trapiches
alojados en El Novillero".87 El segundo afirma que el estado de la sublevación "es considerable pues
esta noche se hallan 500 negros bien armados. Y según opiniones, confederados con los del
palenque de Masateopa, y pocos más de 300 negros sobre El Potrero, los que han empezado a hacer
algunos robos. Tenemos encerrados en esta Villa como 400 negros poco más o menos; que se ha
dado esta providencia porque se arrojan los negros levantados a los trapiches, y forzadamente se
llevan los que han quedado. Y esta noche se ha dado gran providencia a que en todas las calles se
pongan faroles porque se espera el ataque. Queda mi caballería dispuesta para salirles al paso,
porque la caballería de este lugar fue a invadirles los daños y robos que ha empezado a hacer en el
camino real de San Lorenzo".88
Otra carta sin fecha, pero posterior a la de arriba y que se ha de haber escrito entre el 21 y el
26 de junio, dice que "como a la primera de la mañana vino un señor Alférez diciendo que habían
oído pífano y tambor, y puse la gente en armas luego al instante sin que me faltara hombre, y me
puse en Palacio pidiendo se me diese la orden que tocaría a degollar, adonde no pareciendo
contrario alguno, me dijeron se habían engañado esta noche. Se sublevó al trapiche del Capitán Don
Miguel de Leiva; asimismo, salieron a las 11 de la noche 409 hombres a caballo, a darles socorro al
Capitán Don Miguel de Leiva, que salió ayer de mañana con una compañía de a caballo a dar
socorro a los trapiches de Don Joseph Segura. Estamos por ahora, esperando el asalto".89
85 Córdoba, folio 333 vuelta.86 Orizaba folio 8 frente.87 Op. cit, folio 9 frente.88 Op. cit., folios 13 frente a 13 vuelta.89 Op. cit., folios 13 vuelta a 14 frente.
72
Con la llegada de Arroyo, se procedió a atacar al bastión negro de Omealca de una manera
programada, puesto que las acciones anteriores al 4 de julio habían tenido el carácter de simples
escaramuzas: se pasa pues, a un plan netamente ofensivo.
El centro principal de operaciones de los esclavos fue la hacienda de Omealca, al sureste de
la Villa, donde se hicieron fuertes los negros aprovisionándose de armas, municiones y alimentos.
El punto goza de una situación estratégica plausible, ya que está rodeada en parte de elevaciones
pronunciadas y por la otra con el profundo y caudaloso río Blanco, que nace en el Pico de Orizaba o
Citlaltepetl (5,747 metros sobre el nivel del mar) serpentea la llanura de Sotavento y desemboca en
el Golfo de México a través de la Barra de Alvarado.
El arsenal estaba compuesto por armas de fuego, lanzas, espadas y otros instrumentos.
Desde ahí, los negros, pardos y mulatos se desplazaban a las haciendas vecinas capturando a otros
esclavos, engrosando así la fila de combatientes. El tránsito -y consecuentemente, el comercio- se
vieron afectados por la suspensión de los convoyes que desde Veracruz tenían que atravesar la
región para ir a Puebla y México, y viceversa.
Los esclavos tuvieron por líderes a José Pérez y José Tadeo alias el Carpintero, quienes
mandaban un grupo de 500 hombres que aumentó, conforme avanzaba la sublevación. En tales
circunstancias, la seguridad y los intereses de la población española y mestiza de Córdoba se vieron
restringidos; esto dio lugar a que se concentraran todas las fuerzas disponibles encaminándose a la
hacienda de Omealca para hacer frente y aplastar a los insurrectos.
Para ello, se alistaron más de 600 personas divididas en 3 grupos que penetraron en el mismo
número de direcciones, a saber: por el paraje de Mata de Agua fue el Capitán de infantería don
Miguel de Leyva Dávila reforzado con algunos Dragones y acompañado por el Teniente de ellos,
don Juan Pérez Vasco. Por el camino de Las Lajas, el Capitán de Caballos Corazas, don Miguel
Valero Grajera, acompañándole el Regidor don Gregorio Rendón. Por el puente del río Blanco
comandó su tropa don Manuel de Arroyo.
Los negros tendieron una emboscada a Leyva, pero se les disparó una escopeta antes de
tiempo que delató su presencia; de no ser por esta circunstancia fortuita a los cordobeses, se habría
efectuado una masacre en sus personas, ya que la tropa de Leyva marchaba dificultosamente en
cordón a través de una estrecha senda amurallada con montañas y peñas, la cual hacía precario el
resguardo. Luego de iniciada la lucha con pólvora y municiones, al agotárseles el plomo a los
73
negros, cargaban sus armas con piedrecitas. En la acción, murieron un clarinero, un soldado y un
negro, con muchos soldados heridos. En Las Lajas, los negros atacaron igualmente a Valero y a
Rendón.
Arroyo corrió con mejor suerte, pues al acelerar la marcha evitó que los esclavos cortaran el
paso, a los que encontró destruyendo el puente sobre el río Blanco. Penetró a la hacienda hallándola
despoblada; los negros habían salido huyendo hacia los montes. Fue en su persecución, logrando
atrapar a gran número de ellos.90
La estrategia consistió en rodear la hacienda y atacarla. Pero los esclavos, informados
previamente del plan, se dividieron a su vez para hacerles frente con los resultados ya conocidos.
A consecuencia de la redada, el 10 de julio recibió el Alcalde Mayor de la Villa de Córdoba
"270 negros que le remitió desde la hacienda de Omealca el Capitán Comandante Don Manuel de
Arroyo, a quien se le habían presentado y que sólo restaban por aprehenderse, según la cuenta que
en general se tenía de ellos, como 60 esclavos negros, a los cuales tenía acordonados [rodeados] y
esperaba fácil su aprehensión".91
Entretanto, las autoridades virreinales, conocedoras de la situación conflictiva por la que
atravesaba la Villa de Córdoba gracias a los Autos remitidos por el Alcalde Mayor al inicio de la
sublevación, emitieron un Auto el 6 de julio, que incomodó a los Alcaldes, pues se ordenaba que se
concediera la libertad en un plazo de 10 días a los sublevados, con tal de que se reintegrasen al
servicio de sus amos. La lucha había tomado cauces diferentes a los que normaron el criterio de la
Real Audiencia y por lo tanto, el Auto estaba lejos de arreglar la situación posterior. Hasta el 17 de
julio llegó a conocimiento del Cabildo de la Villa; habían sucedido otros acontecimientos en el
ínterin, como la batalla de Omealca, por lo que hubo negativa para aceptar la orden.92
A pesar de las positivas acciones españolas, no se podía acabar de controlar la insurrección;
de ahí que los esfuerzos se encaminaron para detener a los líderes principales. El 27 de julio el
Comandante Arroyo propuso al Ayuntamiento que Antonio Fermín, "negro esclavo de los incluidos
en la sublevación del trapiche de Omealca" participara en la aprehensión de José Pérez, cabecilla
del movimiento. Antonio Fermín había entregado más de 30 negros a sus órdenes y ofreció
traicionar a Pérez a cambio de que lo liberasen de su esclavitud. El Cabildo aceptó la oferta de
90 Rodríguez y Valero, 1964:44-4591 Orizaba, folio 15 frente.92 Córdoba, folios 3 vuelta a 11 frente.
74
Antonio Fermín y de Arroyo, acompañando a aquél, 25 milicianos y 15 dragones, aparte de 25
negros.93 No sólo José Pérez sino que también José Tadeo alias el Carpintero fueron capturados,
junto con 15 negros más; los líderes, esclavos del Regidor don Gregorio Rendón, se les señaló
como "principales motores del levantamiento".94
No obstante, los problemas continuaron y sólo hasta el 17 de octubre, ya se había pacificado
la sublevación, a decir de Arroyo.95 Para el 2 de enero de 1736 Arroyo y sus tropas salieron de la
Villa, lo que hace poner en duda la afirmación anterior, a pesar de que el Cabildo informó que la
Jurisdicción mantuvo acuarteladas sus banderas más de cuatro meses.96
Ya presos Pérez y Tadeo, se discutió la forma de repartir los gastos efectuados durante la
sublevación. La fórmula consistió en prorratear los 15,468 pesos de gastos estimados para el 8 de
marzo de 1736 a razón de cobrarle a cada amo 15 pesos 3 reales y granos por esclavo mayor de 15
años, regulando 3 hembras por un varón (1:159 vuelta). En esta cantidad no se hizo aprecio del
costo de 1,117 pesos que tuvo el hospedaje en la casa del Regidor don Gregorio Rendón, del
Teniente don Juan Pérez Vasco y dos Dragones, que uno de ellos y dicho Teniente llegaron heridos
a la Villa el 8 de julio de 1735 y se mantuvieron hasta el 2 de enero de 1736 que se retiraron con su
Compañía.97 El 12 de mayo de 1769, Don Francisco Adán señalaba que la sublevación le había
significado a la Villa de Córdoba y sus haciendas el costo de más de 400,000 pesos.98 También el
Capitán don Lope Antonio de Iribas exigió que se le cubrieran 1,317 pesos que había gastado en la
manutención de los capitanes don Manuel de Arroyo, don Antonio Domingo de Andrade, su
Teniente, Alféreces y Cadetes, en su estancia en la Villa.99
El proceso a José Pérez y a Tadeo, negros bozales, se llevó a cabo por la Real Audiencia y
Sala del Crimen de la Nueva España, llegando de México la sentencia de muerte de horca para
ambos, el 10 de septiembre de 1736. Para el 1° de octubre, Antonio, indio de Amatlán, había
ejecutado la sentencia en la Villa.100
La lucha dejó una amarga experiencia entre los hacendados españoles, pero también redobló
93 Op. cit., folios 11 vuelta a 12 vuelta.94 Op. cit., folio 163 vuelta.95 Op. cit., folio 17 vuelta.96 Op. cit., folio 159 frente.97 Op. cit., folio 159 vuelta.98 México. AGN, folio 77 frente.99 Córdoba, folio 162 frente.100 Op. cit., folio 197 vuelta.
75
los ánimos de libertad en la población negra; la mejor prueba de ello fue que se siguieron
sucediendo revueltas a lo largo de los años: 1741 en Palmillas; 1749 en la hacienda de San
Antonio;101 1805 en el Trapiche de El Potrero, sofocada por 3,000 soldados que acompañaban al
Virrey Iturrigaray a su tránsito por la Villa de Córdoba.102 La guerra de independencia de 1810 y la
posterior victoria del país recogieron los anhelos de libertad de la población de origen africano,
cambiando su status y abriéndoles la posibilidad de una movilidad social más amplia.
Si alguna vez estuvo a punto de quebrantarse el orden impuesto por los hacendados
españoles, esa fue en 1735; la compulsión de la lucha así lo demostró; no fue el deseo de irse a las
montañas de Soyaltepec a fundar nuevos palenques y engrosar los ya existentes, sino permanecer en
el escenario del sistema social injusto y desintegrar todo lo que en la Villa significaba una barrera
para la expresión de la propia supervivencia.
La sublevación muestra las contradicciones internas que surgieron a lo largo del período
colonial, pues frente a la formulación de objetivos para mejorar las condiciones de vida de los
escalones más bajos de la pirámide social, éstos se vieron frenados por la existencia de oligarquías
locales -que en el caso de Córdoba- limitaron en gran medida un mejor trato a las poblaciones
esclavas, con el objeto de lograr mayores rendimientos económicos de la fuerza de trabajo ocupada
en el cultivo e industrialización de la caña de azúcar.
El traslado de las cuerdas de esclavos africanos desde Veracruz a Xalapa, en alguna ocasión
fue un acontecimiento desagradable y trágico, como lo muestra un documento del Archivo Notarial
de Xalapa: “[Com]Pareció Esteban de Torres, español, alquilador de mulas y vecino de la ciudad de
la Nueva Veracruz, y dijo que trayendo a don Agustín Lomelín de Espíndola con una litera de este
otorgante que venía de la dicha ciudad con los negros y negras bozales, habrá un mes poco más o
menos, habiendo llegado a la venta de La Rinconada del Marquesado del Valle, los dichos negros
se amotinaron y mataron al dicho don Agustín y a otras personas. Y este otorgante se escapó
huyendo y le hicieron pedazos la dicha litera. Y mataron y comieron las mulas de su avío, y toda su
ropa y dineros que traía para su gasto y otras cosas considerables, dejándole pobre y aniquilado la
pérdida que tuvo. Y que ha venir en recibir muy poca cantidad en pago y satisfacción de ello con el
gobernador de la dicha nueva ciudad, por decir es Juez Conservador de dichos negros y causar de
101 México. AGN, folios 81 vuelta a 82 frente.102 Herrera Moreno, I:146.
76
ellos y le es perjudicial el dicho trato.”103
Ligada a las insurrecciones está la existencia de comunidades de esclavos fugitivos, las
cuales recibían el nombre de palenques, por las estacas defensivas que caracterizan la protección de
dichas comunidades negras. La sierra de Mazateopan contempló la existencia de varios palenques,
cuyos nombres han quedado registrados en la historia: Palacios, Breve Cocina y Mandinga, algunos
de ellos con una antigüedad mayor a la de los cien años.
Otros palenques se dieron en los montes de Actopan, doctrina de Misantla, jurisdicción de la
Antigua Veracruz.
La historia posterior demuestra que es frecuente la fundación de pueblos de negros libres
con un origen en los palenques, como fue el caso del pueblo de Nuestra Señora de los Negros de
Amapa, en el estado de Oaxaca, proceso que fue apoyado por autoridades coloniales españolas,
como el Alcalde Mayor de Teutila, y Caballero de la Orden de Calatrava, Andrés Fernández de
Otañez, quien poseía plantaciones de cacao y de vainilla, las cuales presuntamente eran trabajadas
por esclavos fugitivos de los trapiches y haciendas azucareras de la villa de Córdoba.
La fundación de Amapa llevó a los trapicheros y hacendados cordobeses a enfrentarse en un
largo litigio contra Otañez, mismo que quedó registrado en el tomo 3542 del ramo Tierras del
Archivo General de la Nación, y que ganaron los negros, acaudillados por Fernando Manuel, quien
fue su primer Alcalde.
En la actualidad quedan pocos asentamientos humanos de origen africano en el estado de
Veracruz, de entre los cuales podemos mencionar a Tamiahua, Mozomboa, Tinajitas, El Coyolillo
(municipio de Actopan), San Nicolás (municipio de Yanga), Dos Caminos, Mata Clara (municipio
de Cuitláhuac), barrio del Cojinillo (municipio de Tierra Blanca). Quedan nombres de localidades
con escasa presencia africana, a veces sólo con el nombre: Mandinga (municipio de Boca del Río),
Rincón de Negros.
Algunos rasgos culturales como la música se extienden desde Nautla hasta Coatzacoalcos.
En Las Higueras, del municipio de Vega de Alatorre, se utilizaba el marimbol, marimbola o
marímbula, instrumento de acompañamiento de origen africano, consistente en una caja de madera
con lenguetas que salen de su boca, lo mismo que en la ciudad de Xalapa hasta 1943; dicho
instrumento servía para los bailes populares, acompañados de otros, como el cántaro.
103 A.N.X. Tomo 1675-1680. 255 vuelta a 256 frente. 14 de noviembre de 1669.77
También estuvo en uso el marimbol hasta hace unos pocos años, en la población de Totutla,
cerca de Huatusco.
La música popular de la costa de Sotavento, analizada estructuralmente por Gerónimo
Baqueiro Foster, tiene importantes influencias africanas, así como el cultivo de la décima que se
aplica en la ejecución de la llamada música de son jarocha.
El uso del arpa, la jarana y el requinto, en ocasiones introduce instrumentos adicionales
como el pandero, o el marimbol, independientemente del tablado que es un instrumento de
resonancia ejecutado por los pies de los bailarines y que aporta sus propios ritmos enriquecedores.
78
CAPÍTULO 9
MOVILIDAD SOCIAL
Los negros y demás castas coloniales encontraron en el ejercicio de las milicias la
oportunidad para ascender socialmente, además de otros factores.
Durante los frecuentes conflictos internacionales de España con el resto de las potencias
militares europeas, una creciente preocupación fue la de defender sus costas en toda América. Para
ello se instauraron las compañías de milicias provinciales, entre las cuales destacaron las de lanceros
negros, mulatos y pardos, instalándose vigías (puestos de vigilancia) en los principales puertos de la
costa atlántica, como fue Tamiahua, Nautla, Veracruz y Alvarado, entre otros puntos.Los Lanceros
En muchas ciudades de Hispanoamérica de los dos siglos finales del período colonial, y
también en algunos lugares rurales cercanos a las vías de comunicación, se movían grupos de
esclavos negros sin ocupación definida ni vivienda fija; contra la esclavitud improductiva y el
vagabundaje se tomaron diversas medidas. Entre las medidas indirectas más notables está la
creación, en los primeros decenios del siglo XVIII, de cuerpos armados conocidos con el nombre de
compañías de negros y mulatos libres o, más generalmente, compañías de pardos. Aunque su
organización fue más importante en ambas costas ante el peligro de ataque de países enemigos de
España, la verdad es que en el interior también se organizaron varias de ellas; esto lo vemos en una
noticia que se da el 20 de Octubre de 1762, cuando una Compañía. de Lanceros de Pardos y
Morenos Libres de San Miguel del Grande, con 63 hombres, fue despachada a Orizaba.. Alamán es
más explícito al respecto, pues escribió que por una disposición tan política como económica, la
fuerza principal destinada a la defensa del país consistía en los cuerpos que se llamaban de milicias
provinciales, los cuales no se ponían sobre las armas sino cuando el caso lo pedía. Componíanse de
gente del campo o artesana, que sin separarse de sus ocupaciones en tiempo de paz, estaba dispuesta
a servir en el de guerra, sin otro gasto que el pequeño del pie o cuadro veterano que tenían para su
organización y disciplina, reuniéndose en periodos determinados para recibir la instrucción
necesaria. Estos cuerpos estaban distribuidos por distritos, y en cada uno de estos las compañías por
pueblos, y los caballos de los regimientos de caballería se repartían entre las haciendas de cada
distrito, que estaban obligadas a presentarlos en buen estado cuando se les pedían.
79
Arrangoiz expresa que los negros, "raza fuerte, daba muchos soldados para el ejército, y en
algunos puntos de los climas cálidos, como en Veracruz, había cuerpos de milicias, formados
exclusivamente de negros y mulatos libres que podían ascender hasta capitanes".
Los hombres pertenecientes a las castas, "endurecidos por el trabajo de las minas,
ejercitados en el manejo del caballo, eran los que proveían de soldados al ejército, no solo en los
cuerpos que se componían exclusivamente de ellos, como los de pardos y morenos de las costas,
sino también a los de línea y milicias disciplinadas del interior, aunque estos según las leyes,
debiesen componerse de la raza española". En el siglo XVIII las diversas categorías de mulatos
fueron comprendidas en la general designación de pardos, adjetivo que se consideró el menos
ominoso de los entonces en uso, y con tal eufemismo admitidos en la milicia, antes también vedada
para ellos.
El cuerpo de Lanceros de Veracruz estaba compuesto por individuos procedentes de 140
ranchos en Veracruz, muy especialmente de aquellos situados en Medellín, Boca del Río y Jamapa;
en intentos de invasión cargaban con la responsabilidad de patrullar la costa.
Por 1727 el vecindario de la ciudad de Veracruz se encontraba alistado en cuatro compañías
milicianas de 100 hombres cada una, con sus capitanes y cabos subalternos, dos de mulatos libres y
dos de negros, y en los ranchos de las orillas y fuera de la ciudad, pueblos de Jamapa, Cotaxtla,
Medellín, Tlalixcoyan y haciendas de sus distritos, se podían juntar unos 800 hombres que armados
de lanzas acudieran a la plaza en caso de urgencia. En 1766 estos Lanceros que tan útiles servicios
prestaban al Rey, fueron organizados más consistentemente en cinco escuadras de 156 hombres
cada una. Hizo el Reglamento de la Compañía de Lanceros de Veracruz don Félix Ferraz,
gobernador del puerto a instancias del Marqués de Cruillas. "De modo que con 564 pesos cada mes
que hacen 6,768 al año se consigue tener arreglados y prontos 780 hombres, libres los caminos de
toda esta Jurisdicción de Gente de mal vivir, contenida la deserción y resguardada en lo posible la
Real Hacienda".
Alamán expresa que "en las inmediaciones de Veracruz había un cuerpo de mil lanceros:
otros tres para el resguardo de las antiguas fronteras de Sierra Gorda, Colotlan y Nuevo Santander,
con la fuerza de mil trescientas veinte plazas, y un escuadrón de pardos y morenos" en Veracruz.
El desempeño de puestos en la milicia ofreció mejores niveles de vida a los pardos
veracruzanos, pues ocupaban cargos de un nivel jerárquico más alto que el que tenían antes de la
80
organización de las milicias; inclusive en un documento fecha Febrero 10 de 1764 los miembros de
las compañías de pardos aunque de la jurisdicción de Orizaba, pedían que se les relevara del pago
de tributos reales.
De 1765 a 1775 la Compañía de Lanceros de Veracruz se compuso de cinco escuadras, cada
una de 125 hombres de tropa y sus correspondientes oficiales.
El uniforme de la compañía fue: casaqueta corta, que fue llamada casaca volante, de paño
azul celeste con vueltas blancas; el color de los botones no es conocido; calzón de ante, sombrero
blanco de ala tendida y la ala izquierda, con la escarapela de estambre encarnado, levantada;
camisas blancas, zapatos y botines de cordobón negro; cinturón, cartuchera y porta machete de
timbre encarnado. Los cabos llevaban las insignias de galón de hilo azul celeste. Los sargentos, el
mismo uniforme, pero más fino. El armamento consistía de un par de pistolas, una lanza y una
espada o machete (México. Archivo General de la Nación. Ramo de Historia, Tropa Veterana,
Tomo 165, Cuentas del Vestuario).
El 11 de Mayo de 1793 se publicó un Bando con miras a la creación, en la Plaza de
Veracruz, de un Batallón fijo de Pardos libres. Entre los requisitos de los aspirantes estaban: como
edad límite máxima, 36 años; cinco pies y una pulgada de estatura. Comprometerse a servir seis
años sin recibir paga alguna. Ser soltero.
"A todo el que sirviere honradamente en dicho Cuerpo dos tiempos de ocho años, y quisiese
después de haberlos cumplido, su licencia absoluta, se le concederá con la circunstancia de que sea
exento de tributo por toda su vida".
A este respecto se comisionaron Oficiales de reclutamiento en México, Puebla, Izúcar,
Tehuacán, Córdoba, Orizaba, Xalapa, Veracruz. En los pueblos de Alvarado y Tlacotalpan los
pardos se registrarían con los Justicias respectivos.
La organización de la milicia trajo consigo graves desajustes en la economía campesina de
las costas veracruzanas, pues muchos de los trabajadores del campo —si no todos— eran reclutados
por la fuerza para la defensa de una soberanía tambaleante. José María Quiroz, a la sazón
Gobernador e Intendente de la plaza de Veracruz, expresaba que "la causa principal de la menor
cosecha (de algodón), y también siembra, ha disminuido de que el dicho año de 1797, con motivo
de la guerra con la Inglaterra, se acuartelaron en esta plaza los milicianos lanceros que todos son
labradores, pero en términos que en una casa, el dueño de ella, sus hijos y yernos, los mozos y todo
81
el que es capaz de montar a caballo y tomar la lanza están alistados, por cuyas circunstancias en los
seis años que duró aquella guerra quedó aniquilado de vecinos y desierto el campo y agricultura de
la Jurisdicción".
Los lanceros defendieron enérgicamente el régimen español en los tiempos de la
consumación de la independencia nacional. El 15 de Septiembre de 1821 "Se acordó entre Iturbide
y O'Donojú, y dio orden éste para que se hiciera, que sin capitulaciones salieran de México las
tropas reales, entre las cuales se encontraban los leales y valientes negros de la Tierra Caliente, que
dejaron la capital el veintitrés para volverse a sus casas, y de quienes dijo Iturbide en una proclama
'que de las cadenas de esclavitud personal habían salido a forjar las de sus hermanos'"..."Los negros
fueron los últimos realistas mexicanos que dejaron las armas, y eso porque se lo mandó el Jefe
español".
Después de proclamada la Independencia, los negros deben haber dejado sentir su influencia
y poder en numerosos puntos del país, al grado que el Gobierno tratara de limitar su número a fin
de contener algunos desórdenes que provocaban los milicianos, ya que por ley de treinta y uno de
marzo (de 1835) mandó el Congreso que la milicia cívica de los Estados, Distrito y Territorios se
redujera a lo que diera la base de un miliciano por cada quinientos habitantes, organizada conforme
a las leyes de la materia.
Durante la ocupación norteamericana, Mayne Reid, quien formaba parte de las fuerzas
expedicionarias de los Estados Unidos en México; narra que durante la toma del puerto de Veracruz
el 26 de marzo de 1847, los "temibles jarochos" asolaban a las fuerzas americanas. Hace especial
mención del sacerdote José Celedonio Domeco de Jarauta y Ortiz (1813-1848), mejor conocido
como el padre Jarauta que era jefe de guerrillas, Como se ve, todavía se organizaban para esta época
los campesinos de los alrededores de Veracruz, aunque ya se les denominaba jarochos.
Durante la intervención francesa, los ejércitos imperialistas también atravesaron por algunas
dificultades para contener a las guerrillas de jarochos. El punto principal de radicación de las
mismas estaba en Tlalixcoyan, sin menoscabar otros lugares como Medellín, Jamapa y Boca del
Río que presentaron líneas frontales de defensa ante los invasores.
. . .
82
El desarrollo económico de la Nueva España en el siglo XVIII tuvo efectos en la población de
origen africano, consistentes en un mejoramiento social del status. Factores que favorecieron el
ascenso de los grupos de color pueden verse en las frecuentes manumisiones de que son objeto por
parte de los amos. Diversas razones se invocan, tales como premio a buenos servicios, cariño, amor,
promesas a santos; otras se refieren al matrimonio, pues cónyuges pagan el precio de las cartas de
libertas de esposas e hijos. Por la vías testamentaria o codiciliaria numerosos esclavos obtienen la
libertad, si bien en muchos casos se trata de personas ancianas que son soltadas al arroyo para
evadir la responsabilidad de curar enfermedades o pagar sepelios; no obstante, se dan casos en que,
inclusive, a familias de esclavos, esencialmente criollas, se les obsequia bienes inmuebles como
objetos de uso personal, animales y hasta dinero efectivo. Quizá, tratándose de mulatos, el
otorgamiento de la libertad se realiza a favor de descendencia ilegítima hispana tenida en el trato
con esclavas. Otras veces, un padrino acomodado se busca para el establecimiento de parentesco
ritual por medio del bautizo, a fin de conseguir la libertad del recién nacido. También la liberación
se da si se cumplen las cláusulas de un contrato en que se estipula que el esclavo se encargará de
sostener con su trabajo al amo o ama enfermos y que se les atienda por el resto de sus vidas, so pena
de anular la libertad por incumplimiento del negro.
En el caso de los varones, la libertad se condiciona al tipo de pareja que se escoja; se niega
si el casamiento tiene efecto con una persona esclava. Muchos casos de libertad ofrecida se
convierten en reales a la muerte del propietario.
Otro aspecto del mejoramiento económico se da en el caso inusitado de esclavos que poseen
pequeñas propiedades, como un pedazo de solar o una bestia, con las que obtienen ingresos que a la
postre servirán para comprar la tan ansiada libertad. El dueño del ingenio de San Pedro Buenavista
o La Orduña, cerca de Xalapa, daba permiso a los esclavos para que cultivaran pequeñas fracciones
de terreno con maíz y hortalizas a fin de asegurar su mantenimiento y el comercio con los productos
agrícolas.
El archivo Notarial de Xalapa es fuente rica en información sobre los bienes que poseían
personas de origen africano. Los testamentos en él ofrecidos ilustran acerca de las propiedades de
los vecinos y en algunos casos, de la población de color.
83
Pardos y mulatos prósperos
Juan Domínguez, pardo libre y vecino del rancho del Coyolillo, estaba casado con Juliana de los
Reyes, morena libre otorgó poder para testar. Desconocemos el monto de sus bienes. En cambio,
cuatro años después, uno de sus hijos, de nombre Vicente José, declaró que poseía 5 mulas
aparejadas de lazo y reata, 3 caballos, una silla de montar, una escopeta, un espadín, 5 vacas de
vientre, 3 terneronas, 3 yeguas y 2 bueyes; alquilaba un rancho. Debía 33 pesos y 22 reales: 3 pesos
al dueño de una tienda en Veracruz apellidado Arroyo; 30 pesos a don Manuel García Cossío, de
una mula que le fió, y 22 reales a Carlos Roso, vecino de Xalapa.
Otro pardo libre vecino del Coyolillo, Diego Antonio Hernández, declaró que para casarse
le compró la libertad a su prometida en 200 pesos. Llevó al matrimonio 10 mulas aparejadas, 8
caballos mansos, 6 yeguas, una silla de montar, 3 yuntas aperadas, una escopeta y una espada. No
debía nada a nadie. Cuando casó la hija mayor, María, le dio como dote un caballo y una vaca
chichigua (en producción de leche).
Marcos de Arellano, asimismo pardo, nacido en el ingenio Grande de la Santísima Trinidad,
declaró ser casado con Juana Clara de la Rosa, parda libre. Leonarda Josefa, primogénita, de 28
años, casó con José Orduña. Marcos gastó en ropa algo más de 100 pesos y le dio una yunta de
bueyes aperada que valdría 30 pesos, una yegua mansa en 6 pesos y otra después (cuando enviudó y
casó en segundas nupcias con Vicente Ferrer) con 6 vacas chichiguas, a 8 pesos cada una, y 15
pesos en reales. A su segundo hijo, Maximiliano Ventura, le tiene dado más de 115 pesos y 2
yuntas de bueyes aperadas, en 30 pesos cada una, 6 vacas de vientre de a 8 pesos, y un caballo
ensillado y enfrenado que valdría 12 pesos.
Ignacio José Moctezuma, vecino de las rancherías de Sonsocomotla, de la Doctrina de
Actopan, jurisdicción de La Antigua Veracruz declaró ser hijo de padres no conocidos. Era
propietario de un rancho de vacas en las cuales tiene invertidos 1000 pesos (125 vacas). Casó con
María Josefina Villa Nueva, mestiza; al enviudar ambos poseían bienes por 250 pesos. Cuando se
casaron los 7 hijos que hubieron, a cada uno les dio una vaca con una ternera de un año, lo mismo
que a un hijo soltero. Al menor, además, 120 pesos.
Matheo Cipriano Gutiérrez era un pardo que sabía afirmar; casado con otra parda, Ana
Francisca Ruiz, eran naturales y vecinos del ingenio de Orduña. Declararon no deber cosa alguna.
84
Cuando contrajeron matrimonio, recibieron de sus padres, él 54 pesos y ella 38 pesos.
María Arriaga, parda libre y vecina de Plan del Río, era copropietaria con sus hermanos
Eufrasio y Teodoro, de cabezas de ganado mayor, caballos y yeguas en Plan del Río. Poseía,
además, 300 fanegas de maíz, 2 burros y 12 cerdos, una casa cubierta de teja en la calle de San
Francisco de Paula en Xalapa. Expresó que Diego Díaz, vecino de Llano Grande, le debe 20 pesos.
Declara que debe a su compadre don Juan de Leiro, vecino de la Antigua, lo que dijere por el
apunte que tenga y a don Juan Gómez de Estrada lo que importare la cuenta que dicho señor
manifestare.
El mulato más rico que vivió en Xalapa a fines del siglo XVII y principios del XVIII fue,
sin duda, Miguel Jiménez. Originario del pueblo de Acatzingo y dueño de recua, casó con Mariana
Rodríguez (mulata) 38 años atrás, quien no trajo dote y él no tenía ningún caudal. La pareja no
tuvo hijos y adquirió con trabajo un caudal como de 11 mil pesos consistentes en casas, recua,
esclavos y otros bienes muebles y alhajas.
85
Los caminos hacia la libertad
Para que un esclavo adquiriera la libertad pagando 300 ó 400 pesos de oro común no cabe duda de
que debió haber de por medio mucho trabajo a fin de reunir la cantidad.
El matrimonio fue una vía para conseguir la libertad, pues cuando el prometido gozaba de
posición económica, manumitía a la novia. Se presentan muchos casos de esta naturaleza en la
jurisdicción de Xalapa.
El ser hijo natural le valió al mulato Prudencio haber sido liberado a la edad de 23 años,
aunque condicionado al fallecimiento del hermano de padre, Francisco Domínguez Muñiz.104
En ocasiones, la madre esclava logra la libertad de su hijo. Así ocurrió con Salvador de
Rivera a la edad de 9 años.105[3]
Se dio un caso de esclavos que realmente habían sido libres, pero que por capricho del amo
habían permanecido bajo el régimen de servidumbre. Para descargo de éste, aclaró las cosas y
resarció con bienes a sus fieles trabajadores. No resistimos la tentación de citar su declaración al
escribano:
Don Juan Ricardo de Gusman por cuyo nombre apellido ha sido conocido en este Reino
hasta hoy, por haberle conseguido una Alcaldía Mayor una pariente que era Dama de la Reina. Para
ser conocido por su nombre dice que es don Juan Ricardo Grantt, hijo legítimo de don Esteban
Grantt y de doña Anastacia Luet, vecinos que fueron de la ciudad de Vguatafordia [Waterford], del
Reino de Irlanda, difuntos, de donde es natural el otorgante.
Declara que viviendo en Cuba con su mujer, doña María del Rosario Ravelo, vecina que fue
de Cuba, ya difunta, vinieron a pasear don Thomas y don Jacobo, mercaderes y vecinos de Jamaica,
y por ser sus amigos posaron en su casa por ser católicos. Estando en su casa los dichos, se le
ofreció ir a un negocio a España y los dejó en su casa, y ellos cuando quisieron se fueron y dejaron
allí una negra que trajeron para que les hiciera de comer, nombrada María Josepha que también era
católica y nunca enviaron por ella, la cual negra era libre y esta tuvo por hijos a Thereza, a
Francisca, a Manuela, a Rosario. Su esposa, sin consentimiento, vendió a dicha negra en Cuba
104Archivo Notarial de Xalapa, Tomo 1707-1712, 109 a 110, 23 de mayo de 1708. En adelante sólo se pondrán los datos de tomo, folios y fecha.
105 Ibid, Jilotepec, 306 a 307, 15 de enero de 1710.
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estando ausente el otorgante. La negra se casó en Cuba y tuvo estos hijos durante su matrimonio; y
estas hijas creyendo siempre que eran esclavas quedaron sujetas. Y habiendo venido su esposa aquí
por estar de Alcalde Mayor el otorgante, trajo a estas 4 como esclavas. Han tenido por hijos
Thereza a Anica; Francisca a Juachin, Gertrudis, Josepha; Manuela no ha tenido ningún hijo y
Rosalía tuvo por hija a María Josepha.
A la hija de Thereza, nombrada Anica, le dio carta de libertad, la cual hizo porque
estuviesen sujetas las otras y no porque fuese esclava. Declara que todas las dichas son libres por ser
todas descendientes de la dicha María Josepha.
Manda que a todos los dichos se les de un pedazo de solar de él en que tiene una casa, para
que en el fondo hagan una casita en que vivan.
Declara que su voluntad se le dé libertad, después de su fallecimiento, a Joseph, de 14 años,
hijo de Thomas que era su esclava, y a María, de 13 años, que también es hija de dicha Thomasa.
Manda se le dé a Juachin una mula aparejada, una hacha y un potro; a Joseph, hijo de
Thomasa, una yegua y dos vacas. Su ropa de vestir se le dé toda a los dos. A Anna, hija de Thereza,
casada con hijo de Moxica, se le den 2 vacas; a Gertrudis su ropa blanca y su cama con la ropa de
ella.106
Seguramente en el reparto de bienes, María ha de haber sostenido acre discusión con el
capitán, pues éste revocó su libertad. Sin embargo, dos meses después manda nuevamente que sea
libre pues consideró que el disgusto que le dio fue fragilidad y que la ha criado y le tiene mucho
amor.107
Veintidós días más tarde declara que el negro Joseph, hijo de Thomasa, quiere que sea
exclavo de su hijo don Joseph por tiempo de 8 años, contados desde el día de su entierro, y
cumplidos, le den libertad sus Albaceas.108
En otro libertad por vía testamentaria, doña Catarina García, vecina de Naolinco declara y
manda que a José Antonio, su esclavo, se le dé libertad por fin de sus días dando sólo 100 pesos, y
para que los busque se le dé tiempo. También manda que a María, también esclava, se le den 6
vacas de vientre. También manda que, falleciendo, queden libres Mateo y su Madre María, sus
esclavos, y que a Mateo se le den con su carta de libertad 4 vacas y sus 2 caballos. También declara
106 Tomo 1759-1760, 18 frente a 21 vuelta, 16 de marzo de 1759.107 Ibid, 38 a 38 v, 14 de abril de 1759.108 Ibid., 70 v a 71, 7 de julio de 1759.
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que en una de sus antecedentes disposiciones (y según entiende en la que otorgó recíprocamente
con su marido) tiene mandado se le dé libertad a Felipa, su esclava, hija de Juana Polonia. Pero por
ingratitudes que ha experimentado de ella, revoca dicha cláusula para que no valga, y es voluntad
dejarla como la deja, esclava, sujeta a servidumbre para siempre jamás.109
En ocasiones, se desarrollaba un profundo vínculo afectivo entre el esclavo y el amo. Un
negro alegó ante el comprador que estaba baldado (invádido), para evitar la venta; Miguel Antonio
pasó como herencia del abuelo paterno a la edad de 9 años a poder de don Agustín García
Campomanes y se resistía a cambiar de dueño a los 39 años de edad.110
Don Juan de Bárcena, subteniente de las Milicias Provinciales y don Manuel de Boza, del
comercio de Xalapa, dijeron que quedaron libres cinco esclavos de don Bartolomé Salbo por fin de
sus días, llamados Rita Claudia, Feliciana, María, José Santos e Hilario Antonio, hijos de la dicha
Mariana, según un papel que firmó con su esposa el 21 de agosto de 1772.
Con declaración de que siempre que muriese la dicha Rita Claudia antes que los donantes,
era su voluntad que todo lo expresado (una casa y 400 pesos en plata) haya de recaer en la dicha
Feliciana, su hija, para que con gobierno y cordura haya de mantener y recoja a sus otros menores
hermanos, no incluyéndose en todo lo expresado su hermano Vibiano, por tener adelantada su
libertad y haberlo educado, dándole escuela y oficio de sastre. Y con la prevención de que siempre
que alguno de los 3 hijos tomare estado, se le han de dar por su madre 100 pesos para ayuda de
mantenerse, quedando al arbitrio de la citada madre el conservarlos a su lado.[111
Los esclavos que mayores oportunidades tenían de alcanzar su libertad eran los criollos, esto
es, los nacidos en la casa de los amos. A este respecto es ejemplar la carta de libertad que extendió
María Sebastiana de Yépez a favor de José Antonio, niño mulatico de 5 años, criollo nacido en su
casa, hijo de Petrona Días, su esclava mulata que heredó de Francisca de Yépez, su madre. Lo
libera por habérselo prometido desde que nació y por el amor de haberlo criado y por el cuidado y
puntualidad con que la dicha su madre le ha servido.112[
El ascenso social en la Xalapa colonial estuvo determinado por una mayor liberalidad de los
dueños o, si se quiere, como expresión de un humanismo que empezó a soplar ante la actitud
109 Tomo 1762-1763, 265 v a 267 v, 31 de mayo de 1763.110 Tomo 1764-1765, 63 a 63 v, 65 a 65 v, 2 de mayo de 1764.
111 Tomo 1775-1776, 403 v a 406, 22 de julio de 1775.
112 Tomo 1700-1706, 37 a 34, 17 de abril de 1700.
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generalizada de explotación al negro.
El matrimonio con libre constituyó la vía expedita para la futura libertad, pero a veces
tenían que transcurrir muchos años para conseguirla. Así le ocurrió a la negra criolla Mariana de
San José, de más de 50 años, y de su hijo mulato de 12 años, Francisco del Barrio. Pasaron 13 años
para el español Gerónimo del Barrio, de oficio tonelero, marido de Mariana y padre legítimo de
Francisco, pudiera pagar en reales los 300 pesos en que estaban tasados (100 la mujer y 200 el hijo),
a Isabel López Muñoz, propietaria.113
De acendradas convicciones cristianas fue doña Mariana de la Gasca, originaria de Puebla.
Crió a un niño llamado Sebastían García, de edad de 12 años y que envió a la ciudad de México a
aprender el oficio de platero; ordena que cuando sea hombre y pueda administrarlos, se le den 200
pesos de oro común y una mulatilla de 13 años llamada Antonia, o el valor de ella. Y un colchón,
dos sábanas y dos almohadas.
Ordena, asimismo, que a una niña que le echaron a la puerta, que se llama Juana y es de
edad de 10 meses, se le dé un mulatillo que ha 15 días que nació, hijo de su esclava mulata Isabel,
llamado Luis.
Ordena que por cuanto le tiene mucho amor y voluntad a Dominga, negra su esclava que
nació en su casa y crió a sus pechos y que es hija de Catalina, negra de Guinea que ya es difunta, y
que tendrá 20 años, en lo que se casare, sirva y esté en compañía de doña María de Estupiñán, su
hija. Y casándose con persona libre, desde luego que efectuare el matrimonio, la ahorra y liberta.
Con calidad que si no fuere persona libre como dicho es la con quien casare la dicha Dominga, y
fuere esclavo, revoca la dicha libertad y quede esclava sujeta a su hija.
Ordena que a Juana Domínguez, negra criolla que ya es vieja y es su esclava, se le de su
carta de libertad. Y es condición que sirviere enfermos en el hospital que hay en este pueblo y
acudir de obligación a cuidar de ellos y servirlos.114
Si doña Mariana de la Gasca crió a sus pechos a la negra Dominga, doña María de
Villavicencio, viuda de don Pedro de Yerpa y Padilla, no se quedó atrás, liberando a María Teresa,
de 5 años, entre otras razones por haberla criado en sus brazos y cama.115
113 Winfield Capitaine, Fernando, Esclavos en el Archivo Notarial de Xalapa. 1668-1699, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1984, Documento
89.
114 Tomo 1675-1680, 315 v a 321 v, 3 de septiembre de 1670.
115 Tomo 1694-1699, 350 a 351, 16 de julio de 1697.
89
El concepto de primogenitura que modela tantas instituciones españolas, toma carta de
naturaleza en las liberaciones. Por vía testamentaria, el naolinqueño Francisco Domínguez Muñiz
pretexta que por ser Miguel, mulato de 40 años, el primero de una serie de esclavos que nació en su
casa, se les dé su libertad y, aparte, que se le entreguen 50 pesos para ayuda.116
Al año siguiente y fallecido Don Francisco, su viuda, María Ortiz de Zárate, liberó al
mulato, "por haberlo criado a mis pechos y en mi cama y cuidado".117
116 Ibid., 380 a 383, 27 de octubre de 1697.117 Ibid., 541 a 542, 15 de noviembre de 1698.
90
Libertad condicionada
A pesar del pago por salir de la esclavitud, la libertad era relativa, ya que había cláusulas que la
constreñían.
Así fue el caso de las hermanas y doncellas mayores de 25 años, María de la O Muñoz y
Gerónima Díaz Muños, quienes liberaron al mulato criollo Diego de Estrada, alto de cuerpo, de 28
años, por 150 pesos en cómodos abonos: 50 de contado y el resto, a pagar en 9 meses. Con cargo y
calidad que mientras vivieran las otorgantes, les ha de acudir en todo lo que se les ofreciera,
asistiéndolas y sirviéndolas por ser solas, y por convenio entre él y ellas, Y que si faltare a ello, no
sea válida y ninguna esta libertad.118
Similar circunstancia acaeció a Mateo de Arriaga, negro criollo, cuyo amo, Pedro de
Arriaga, le dio libertad con condición de que sirva en un rancho del otogante que está en La
Cañada, prometiéndole que se le ha de pagar lo que a otra persona libre por su trabajo.119
La llamada "libertad al póstumo" consistía en dar libertad al producto del embarazo en una
esclava.120
Las creencias religiosas condicionaban la libertad graciosa (no pecuniaria). Se daba a
cambio de que el esclavo mandara decir dos misas rezadas cada año por el alma de la dueña. Esto le
tocó al negro criollo Simón López.121
Parentela esclava
Aunque parezca paradójico, fue real que personas libres tuvieran como parientes a esclavos. Así le
pasó a Polonia de Ribas, mulata soltera, nativa del ingenio de Tenampa en la jurisdicción de San
Antonio Huatusco. Liberó a Juan de Irala, negro criollo de más de 40 años, que había comprado 20
años atrás. Era hermano de madre de ella.122
Otro liberado, presunto hermano de madre de Polonia, Diego de Irala, a su fallecimiento,
con obligación que ha de pagar los derechos de su entierro y funeral.123
118 Tomo 1691-1693, 151 v a 152 v, 2 de julio de 1683.119 Ibid., 168 a 170, 8 de febrero de 1684.120 Tomo 1668-1674, 244 v, 247 a 247 v, 28 de julio de 1677.121 Ibid., 452 v, 15 de abril de 1678.122 Ibid., 77 v a 78 v, 16 de febrero de 1675.123 Ibid., 164 v a 165 v, 10 de septiembre de 1676.
91
Completa el triángulo con su otro hermano de madre, Gerónimo de Irala. Pide que a su
fallecimiento quede libre siempre y cuando de 40 pesos y la asistencia y sustento como lo ha
prometido.124 Declara que cuando se casó su hija natural Melchora de Irala con Diego de Villar,
español, y que está en la Nueva Veracruz, les dio de dote por cuenta de herencia, 3 mil pesos, poco
más o menos, en esclavos, joyas, bueyes, reales, ropa y otras cosas.125
El establecimiento de laxos de parentesco ritual mediante el bautizo fue otro camino hacia la
libertad. La negra criolla Isabel Elías y su marido, el mulato Antonio Mojica, maestro de azúcar del
ingenio de Nuestra Señora de los Remedios, ambos esclavos, escogieron por padrino de su hija
mulatilla que se ha de llamar Josefa Gregoria, a Juan de Rivas, residente en el ingenio. El futuro
compadre pagó 100 pesos de oro común "que han sido para avío de algunas cosas precisas y
necesarias en el dicho ingenio", según afirmó el administrador Juan Mejía de Velasco, a cambio de
la libertad de la próxima ahijada.126
124 Ibid., 487 v a 488, 8 de marzo de 1679.125 Ibid., 488, 8 de marzo de 1679.126 Tomo 1675-1680, 284 v a 285 v, 15 de marzo de 1670.
92
Débitos y haberes
Juan de Aguilera, español vecino de Coatepec y maestro de calderero, debía a Mateo, negro esclavo
del ingenio de Almolonga, 4 pesos de un caballo que le compró.127
Un negro esclavo de Doña Ana de Lara, vecina de La Antigua Veracruz y dueña de
pesquerías, le debía un peso a pedro García de Baldemora.128
Otro negro deudor era un esclavo de Zárate, el de Jilotepec, con 5 reales de resto a favor de
Alonso Díaz Montero (251). Sin escarmentar, además le debía al mulato Cristóbal, esclavo de
Isabel López Muños, la cantidad de 3 pesos.129
Inclusive las mujeres pedían prestado. María de la Encarnación, mulata libre, mujer de
Fuentes, esclavo de ingenio de Pacho, adeudaba tres pesos a los bienes del difunto don Alonso de
Neyra Claver.130
En ocasiones, la codicia o el olvido impedía que las poco frecuentes donaciones en dinero
llegaran a manos de los esclavos por deseo de los difuntos. María Rodríguez, en un Codicilio y a
punto de entregar su alma, recordó que su padre dejó a cargo de Juan Martín de Abreo, su marido,
se diesen 20 pesos a los negros que entonces había en el ingenio grande de la Santísima Trinidad, y
no se dieron y ya están muertos. Pero para descargo de su conciencia manda que se digan 40 misas
rezadas por las ánimas de dichos negros.131 Entre otras cosas, el documento demuestra que se hacían
donaciones a esclavos y que ya se aceptaba que los negros tenían alma, en esa época.
El uso de costosos adornos entre las mulatas lo comprueba el dicho de Margarita Márquez,
quien manifestó que una toca de reina con puntos de filigrana grandes la tenía prestada a Casiria,
esclava de Juan de la Gala.132
127 Tomo 1668-1674, 502 a 504 v, 14 de mayo de 1679.128 Ibid., 262, 20 de noviembre de 1677.129 Tomo 1675-1680, 249 v a 253, 26 de octubre de 1669.130 Tomo 1681-1693, 77, 1 de septiembre de 1682.131 Tomo 1675-1680, 134 a 134 v , 17 de febrero de 1668.132 Ibid., 223, 22 de mayo de 1669.
93
Cimarrones
El cambio en las expectativas de vida de los esclavos, fuera del marco institucional, se daba cuando
se fugaban y se convertían en lo que los hispanos llamaban cimarrones, aludiendo al carácter
montaraz y salvaje, fuera del control propietario. Un hecho particularmente violento sucedió en la
Venta de La Rinconada del Marquesado del Valle, a escasos 40 kilómetros al sureste de Xalapa, en
octubre de 1669. El único sobreviviente, Esteban de Torres, español, alquilador de mulas y vecino
de la ciudad de la Nueva Veracruz, traía al conocido traficante negrero portugués don Augustín
Lomelín de Espíndola en una litera desde dicha ciudad rumbo a Xalapa con negros y negras
bozales. Dispuestos al descanso en la Venta, se amotinaron los negros matando al traficante y a
otras personas, logrando salvar la vida Torres. Los negros mataron y se comieron sus mulas, le
hicieron pedazos la litera, robaron la ropa y el dinero que traía para su gasto y otras cosas
considerables, dejándolo en la ruina por la pérdida que tuvo, pero gracias a Dios, con vida.
Fue la fuga colectiva más importante de que se tenga noticia en la jurisdicción de Xalapa, en
la segunda mitad del siglo XVII.133
Por los ejemplos aquí reseñados, puede concluirse que fueron variados los factores que
llevaron a personas de origen africano a mejorar sus posiciones sociales y económicas en el período
colonial.
Como ya se mencionó, en La Orduña se le permitía a los esclavos realizar sembradíos de
maíz y de frijol, además de poseer cabezas de ganado, pues el dueño asignó porciones de terreno
propios de la hacienda.134 Ello permitió crear un apego del esclavo a la hacienda, amor a la tierra, y
evitar la posibilidad de fugas.
A veces el esclavo se beneficiaba recibiendo herencia de sus amos, como caballos, casas,
lotes de terreno, implementos agrícolas, dinero en efectivo, o ropa de cama, como fue registrado en
numerosos protocolos de la ciudad de Xalapa en los siglos XVII y XVIII.
Siempre llaman la atención los casos individuales que saltan a la norma general. Pardos y
mulatos que lograron ascenso social evidentemente fueron muy pocos en relación a la masa.
Escaparon al anonimato en que vivían sumergidos los demás estratos de color del México virreinal;
133 Ibid., 255 v a 256, 14 de noviembre de 1669.134 ? ANX, 1755-1756, 100 frente a 102 vuelta, 22 de junio de 1756.
94
en comparación con sus hermanos de casta, constituyeron una elite con libertad de movimiento
territorial y económico.
Así, hubo ejemplos excepcionales de mulatos muy ricos como fue el caso de Miguel
Ximenes. Originario del pueblo de Acatzingo, se dedicó a la arriería desde fines del siglo XVII
hasta principio del XVIII, acumulando un enorme capital para su época (11 mil pesos de oro
común) en casas, recua, esclavos y otros bienes muebles y alhajas. La recua de 200 mulas
aparejadas de lazo y reata y 13 esclavos eran utilizados tanto para transportar mercaderías a lo largo
de los caminos coloniales que conducían de México a Veracruz, como para el servicio de su casa.
Miguel Ximenes ocupaba cargos honoríficos y de prestigio como el de ser Mayordomo de la
Cofradía de las Benditas Animas.135
Descendientes de negro e india recibieron la nominación de pardo. En América la
esclavitud estaba ligada al vientre materno, por lo que las uniones con mujer india producían libres.
En 1739 vivía en El Coyolillo un pardo llamado Juan Domínguez, casado con Juliana de los
Reyes, morena libre; la familia tenía a 3 de sus hijos casados y 1 soltero.136
Dos años después, uno de los hijos de Juan, Vicente José, gravemente enfermo en cama
dictó su testamento. Por medio del protocolo sabemos que poseía 5 mulas, 3 caballos, una silla, una
escopeta, un espadín, 5 vacas de vientre, 3 terneronas, 3 yeguas y 2 bueyes. Sirvió de testigo José
Infante Matías Licona, Sargento de la Compañía de Pardos de Xalapa.137
Otro pardo libre, vecino de El Coyolillo fue Diego Antonio Hernández, casado con Lucía de
los Reyes. Antes de casarse, compró la libertad de su prometida en 200 pesos pues era esclava.
Llevó al matrimonio 10 mulas aparejadas, 3 yuntas apareadas, 8 caballos mansos, 6 yeguas, una
silla de montar, una escopeta y una espada. La pareja procreó 6 hijos, de los cuales María al casarse
recibió un caballo y una vaca en producción de leche. A la fecha eran solteros Cayetana de 14 años,
Francisca Simona de 12, Josefa Antonia de 10, Clara Josefa de 8 y Josefa de los Santos de 6 años.138
María Arriaga, parda libre era vecina de Plan del Río. Poseía una casa cubierta de teja en
Xalapa, en la calle de San Francisco de Paula. Era copropietaria con su hermanos Eufrasio y 135 ? ANX, 1707-1712, 504 frente a 509 frente, 24 de febrero de 1712.
136 ? ANX, 1737-1741, Naolinco, 34 vuelta a 36 frente, 7 de octubre de 1739.
137 ? ANX, 1741-1742, 574 frente a 577 frente, 12 de diciembre de 1743.
138 ? ANX, 1747-1748, 27 frente a 29 vuelta, 18 de febrero de 1747.95
Teodoro, de cabezas de ganado mayor, caballos y yeguas en Plan del Río. Poseía además 300
fanegas de maíz, 2 burros y 12 cerdos.139
Otro pardo, Mateo Cipriano Gutiérrez sabía firmar. Nació y vivió en el Ingenio de Orduña.
Cuando contrajo matrimonio con Ana Francisca Ruiz, parda libre, recibieron de sus padres, él 54
pesos y ella 38 pesos. Habían procreado a Pedro Modesto de 8 años y a María Josefa, de 7 años.140
La nueva posición emergente de la población de origen africano puede apreciarse en los
listados que se mandan levantar, a efecto de que paguen impuestos en su status social de libre,
como lo reflejó el Padrón levantado en la jurisdicción de Córdoba en 1786, mismo que nos permite
asomarnos a las diferenciaciones de actividades económicas, estado civil, composición de la
familia, edad y residencia de la población de origen africano, estamentada en sus distintas castas.
Con la independencia, desaparece oficialmente la esclavitud en México, pero reportes de
mediados del siglo XIX en Tamaulipas, informan de la práctica de hacendados en comprar esclavos
y de herrarlos para señalarlos como artículo de propiedad, quizá por la influencia de los Estados
Unidos en áreas poco visitadas por las autoridades mexicanas.
Cuando algún barco americano tocó las costas mexicanas con carga de esclavos, éstos
adquieren automáticamente la libertad, como sucedió en Veracruz en la época del Presidente Benito
Juárez García.
En México, la población de la zona del Pacífico, junto con la de Veracruz, es una de las que
aún hoy conserva las características raciales de tipo negroide, como clara huella social e histórica de
la colonia, cuya economía dependía considerablemente del trabajo de los esclavos de origen
africano.141
Coincido con Martínez en el sentido de que América no estaría completa sin la presencia
negra. Los esclavos capturados brutalmente en sus aldeas africanas y embarcados como una
mercancía hacia un destino que ignoraban, lograron adaptarse al Nuevo Mundo y ser una fuerza
importante para su prosperidad económica y, más tarde, una levadura decisiva por las múltiples
contribuciones originales de arte, culturas populares y sincretismos religiosos con que desde
139 ? ANX, 1784-1785, 383 frente a 387 vuelta, 20 de diciembre de 1785.
140 ? ANX, 1777, 220 frente a 221 vuelta, 7 de noviembre de 1777.
141 ? Martínez Montiel, 1987.96
América enriquecieron el mundo.142
En la actualidad las aportaciones del negro a la sociedad y cultura nacionales han sido
importantes, especialmente en el campo del parentesco, la vivienda, la comida, la danza, la música
y los patrones de conducta social. Tocará a los investigadores identificar los códigos culturales
producto de la aportación africana al Nuevo Mundo, mediante el exhaustivo trabajo de campo en
aquellas comunidades donde todavía permanece la presencia del negro.
142 ? José Luis Martínez, 1984, p. 211.97
EPÍLOGO
Después de haber dado la revisión correspondiente de los capítulos anteriores, quedan a la pluma
muchas reflexiones, de entre las cuales pueden destacar en primer lugar la naturaleza abominable de
la trata de esclavos, trata que fue practicada en España durante la etapa previa al descubrimiento de
América, por lo que puede decirse que los hispanos ya tenían experiencia esclavista, misma que
trasplantan a las Antillas frente al etnocidio practicado sobre las poblaciones autóctonas y suplir la
mano de obra aniquilada por la conquista física y espiritual de los pueblos originales de América.
Si bien fray Bartolomé de las Casas emprendió la cruzada de defender a los indígenas frente
al exterminio, propuso como alternativa la importación de esclavos africanos para suplir su dolor,
pero se arrepintió de su postura al declinar de su vida. Y es que no se puede mitigar el dolor
substiuyéndolo por otro.
Durante el virreinato del Conde de Monterrey a fines del siglo XVI, tiene lugar la
importación en gran número de esclavos africanos para atender la expansión de la economía de la
Nueva España, pero los movimientos sociales de los africanos tienen lugar en casi toda la Nueva
España.
Españoles, portugueses e ingleses trafican con seres humanos a lo largo de todo el periodo
virreinal, y aunque se alzan voces humanistas poco pueden frente a los intereses económicos de
España. Es Inglaterra la primera nación en suprimir el tráfico de negros y presiona a los demás
países para que abandonen tan injusto comercio, que se convierte en crimen de lesa humanidad.
Juan Ricardo Guzmán, un irlandés que vino a la Nueva España es un ejemplo de la actitud
humanista.
Pero es José María Blanco White, un sacerdote español nacido en Sevilla que toma
residencia en Inglaterra desde 1810, quien contribuye a la defensa de las poblaciones africanas en
ambos continentes. Emprende a partir de entonces la edición de su famoso periódico El Español
hasta 1814, fecha de la tremenda involución política que sufriría la nación española.
Las Cortes de Cádiz decretaron el 2 de abril de 1811 la abolición del tráfico de esclavos, y
luego suprimieron este decreto. Blanco White disponía de una copia de la Representación que la
98
ciudad de La Habana había dirigido a las Cortes (con fecha de 20 de julio de 1811) para la
anulación del decreto de supresión de la abolición del tráfico. Pues la ciudad de La Habana había
sido la única que había levantado la voz contra aquella medida. Blanco White presenta su trabajo
como un Memorial dirigido a cada español en nombre de las víctimas que la codicia de algunos de
sus paisanos está arrancando todos los días de la costa de África.143
Cierra lapidariamente su libro con escribir: “Acordaos, españoles, que un corto número de
individuos está haciendo a vuestro nombre el comercio de sangre que habéis visto; reflexionad que
vuestra bandera ondea sobre estos cargamentos de dolor y de lágrimas que atraviesan todos los días
el océano; que el nombre de la nación española es la salvaguardia que llevan sus verdugos: y que
ese ilustre nombre no sólo protege la iniquidad, y se vicia de algunos de sus bastardos hijos, sino
que encubre a los piratas de otras naciones que bajo la bandera española cometen iguales o mayores
excesos. Acordaos de que esto se verifica con gran frecuencia, y que los gemidos de esos pobres
africanos a quienes en vuestro nombre se martiriza, se exhalan a cada hora; y aunque no lleguen a
vuestros oídos, aascienden ante el trono del padre común de los hombres. Su mano paternal os ha
librado del yugo de vuestros opresores: acordaos de que también vosotros habéis visto a extranjeros
asolar vuestra patria;144 dejadlos en paz adelantar poco a poco en el camino de la civilización, y no
porque sean pobres e ignorantes queráis tratarlos peor que las bestias del campo. Pobres son e
ignorantes; pero corre en sus venas la misma sangre que en las vuestras; el dolor que arranca sus
gemidos, no es de otra naturaleza que el vuestro; iguales a las vuestras, las lágrimas que vierten sus
ojos. Como vosotros, son padres e hijos, y hermanos. ¡Mártires del patriotismo español! ¡Vosotros
los que habéis perdido las prendas más queridas de vuestras entrañas, sacrificadas a la ambición de
un extranjero que quiso esclavizar vuestra patria! ...Por vuestro dolor, y amargura, no permitáis que
españoles vayan, de hoy más, a la costa de África a exceder en crueldad e injusticia a esos invasores
que os han destrozado el alma. Dejad al padre sus hijos, al marido su esposa, vosotros que sabéis
lo que es verlos arrancar de sus hogares por soldados extraños.”145
143 Blanco White, 199. Introducción de Manuel Moreno Alonso, p. 14.144 Se refiere a la invasión napoleónica a España, de lo cual Francisco de Goya y Lucientes dejó importantes testimonios pictóricos localizados en el Museo del Prado en Madrid.145 Blanco White, 199, p. 195-196.
99
GLOSARIO
Afromestizo. Descendiente de esclavo africano.Alcabala.- Impuesto real.Alhorría.- Libertad de esclavo (a)Arroba. Peso equivalente a 12 kilogramos.Asiento.- Permiso para la introducción de esclavos africanos
a América.Bosquimano.- Pueblo de África del sur.Bozal.- Africano que no sabe hablar español.Cacique. Jefe indígena local.Calimba.- Marca de hierro en el cuerpo.Carta de libertad.- Instrumento notarial por medio del cual
se adquiere la libertad de un esclavo (a)Castizo (a).- Descendiente de españoles nacido (a) en
México.Cimarrón.- Esclavo fugitivo.Dote.- Conjunto de bienes que lleva la mujer al matrimonio.Encomienda.- Grupo de personas indígenas que eran encargadas
a un español y de las que se podía disponer su trabajo.Factor.- Persona que tiene permiso o licencia para vender
esclavos importados del África.Guanche.- Población nativa de las islas Tenerife.Ingenio.- Extensión grande de tierra donde se produce
azúcar.Mestizo.- Descendiente de español (a) e indígena.Mulato.- Descendiente de la unión de español (a) y negra
(o).Musulmán.- Persona que practica la religión del profeta
Mahoma.Negro criollo.- Descendiente de negros africanos.Obraje.- Fábrica de telas.Palenque.- Población de esclavos fugitivos.Pardo.- Descendiente de la unión de indio (a) y negra (o).Plantación.- Forma de explotación de la tierra, basada en el
trabajo esclavo.Roza.- Práctica agrícola de tumbar un bosque y prenderle
fuego.Trajinería.- Traslado de mercancías.Trapiche.- Instalación rural para moler la caña de azúcar.
100
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103
ÍNDICE DE CUADROS PÁGINA
1 Ranchos y haciendas en Córdoba 47
2 Distribución de la población en 149 ranchos
51
3 Distribución de la población en las haciendas
52
4 Población en las haciendas 53
5 Población en ranchos y haciendas
53
6 Patrones matrimoniales 55-56
7 Número de miembros por familia en ranchos y haciendas
56
8 Número de miembros por familia en haciendas
58
9 Propietarios de tierra 59
104
INDICE GENERAL
CAPÍTULO 1. EL FUNDAMENTO DE LA ESCLAVITUD 2
CAPÍTULO 2. EL COMERCIO DE ESCLAVOS EN XALAPA. SIGLO XVIII 12
Dueños de esclavos 12
Ventas 17
Relaciones comerciales 20
Trueque de esclavos. 23
Categorías de color 25
CAPÍTULO 3. LA HACIENDA EN EL COMERCIO DE ESCLAVOS 37
El azúcar 39
CAPÍTULO 4. POBLACIÓN RURAL EN CÓRDOBA 46
Patrones matrimoniales 54
Familia 56
Propietarios 58
CAPÍTULO 5. EL PADRON DE NEGROS, MULATOS Y PERSONAS LIBRES 65
Características 62
Estado civil 63
Edad 63
Ocupación 64
Casta 65
CAPÍTULO 6. LAS SUBLEVACIONES Y EL CIMARRONAJE. 66
CAPÍTUO 7. VIDA CIMARRONA 71
CAPÍTULO 8. LA SUBLEVACIÓN DE ESCLAVOS EN CÓRODBA, 1735 86
CAPÍTULO 9. MOVILIDAD SOCIAL 104
Pardos y mulatos prósperos 106
Los caminos hacia la libertad 108
Libertad condicionada 114
Parentela esclava 112
Débitos y haberes 117
Cimarrones 119
105
NOTAS SOBRE EL CARNAVAL EN UNA COMUNIDAD NEGRA DE VERACRUZ
Atendiendo a una amable invitación del Doctor Miguel Acosta
Saignes, presento este trabajo sobre la festividad del Carnaval en
uno de los escasos asentamientos negros que existen hoy día en el
estado de Veracruz, esto es, la congregación de El Coyolillo del
municipio de Actopan. Las notas aquí señaladas se obtuvieron del
12 al 15 de febrero de 1972.
La población masculina pasa casi la mitad del año fuera de la
comunidad, empleada en el corte de la caña de azúcar de por lo
menos dos importantes ingenios de los alrededores: Mahuixtlán y La
Concepción. Ello ocurre en los meses de diciembre a mayo.
Solamente con excepción de dos acontecimientos (el Carnaval y la
Semana Santa), no hay otra fecha en que los habitantes suspendan
sus actividades económicas en la zafra. Aproximándose el Carnaval
retornan a su comunidad dispuestos a participar en los festejos
del grupo. Según los vecinos, el Carnaval se festeja en El
Coyolillo desde tiempo inmemorial. Dura los días domingo, lunes y
martes anteriores a los miércoles de cenizas de cada año. En años
anteriores se había suspendido la festividad, debido a las
intransigencias del sacerdote que no veía con buenos ojos la
celebración.
El Carnaval es asunto de hombres jóvenes, por lo general
solteros; aunque no hay una edad precisa, se estima que desde los
18 años cualquiera se puede poner su mascarita; hasta los 25 o 30
años de edad se deja esta participación activa.
El vestido consiste básicamente de dos piezas; una de ellas es
un faldón o bien un pantalón ancho, encima de los cuales va
colocada una amplia capa que llega hasta las rodillas, misma que
se sujeta en la cabeza del individuo. Se coloca una máscara (de
manufactura local) de madera del árbol ekimite sobre el rostro; la
108
madera debe cortarse en noche de cuarto menguante la luna, a fin
de que no se pique; el ekimite es de una madera resistente y
ligera a la vez. Cada año se pintan las máscaras y hay una persona
en el pueblo que cobra cinco pesos (U.S. $ 0.40) por tal labor;
abundan las representaciones de venados, cotorras, perros, burros
y mujeres. A las máscaras de El Coyolillo se les identifica
fácilmente de las de la región porque portan cuernos; en la
cabecera municipal de Actopan no se les permite a los negros
llevar cuernos durante el Carnaval. A cada enmascarado se le llama
negro. Sobre la máscara se colocan un sombrero de paredes
estrechas, adornado con espejos y tiras de colores; de la parte
trasera se desprende una tira de tela, semejando una cola,
rematada con una borla que llega hasta la articulación de los
muslos con las piernas. Los negros portan un cencerro oculto en la
rodilla o bien en el cinturón. En los pies se ponen campanas para
hacer ruido cada vez que se desplazan.
Aparte de los negros, existen algunos disfrazados de viejitos
con su respectivo bastón; las diferencias en cuanto al vestuario
son significativas. Empezando por la máscara, ésta se obtiene en
el comercio de Xalapa y es de cartón; pantalón color caqui al que
se le han volteado los bolsillos; camisa del mismo color que el
pantalón o si no blanca.
También podemos apuntar otro grupo de disfrazados aunque en
menor número; dos o tres hombres vestidos de mujer que dan de
besos al distraído espectador; es motivo de burla un varón que
haya sido sorprendido por alguna "dama".
"¡Ya bajan los negros!" es la expresión utilizada para señalar a
los disfrazados que hacen su entrada al pueblo, corriendo. Después
de las doce del día domingo "bajan" los primeros negros. Van a
esconderse al monte para evitar ser identificados al momento de
vestirse, en grupos de tres o cuatro personas. La gente mayor se
109
queja de que actualmente los negros andan sin su Capitán y esto es
motivo de muchos desórdenes y abusos; antes, el Capitán metía al
orden a cualquier negro que se sobrepasara atándolo con una soga y
manteniéndolo amarrado hasta que se calmara. El Capitán era por lo
común una persona adulta, generalmente anciana que aceptaba el
cargo durante las fiestas de Carnaval; no andaba disfrazado y su
único arreglo personal consistía en tiznarse con ceniza toda la
cara agregando manteca para que brillara su rostro; portaba un
sable, símbolo de su autoridad. Hasta 1962 había un Capitán. Los
negros andaban "rayados" (ebrios) y cuando algún foráneo llegaba,
lo apresaban y presentaban al Capitán diciéndole: "mi Capitán,
este hombre se robó una vaca"; entonces el Capitán decía: son
cincuenta mil pesos de multa" (quería decir 50 centavos), o bien
veinte mil pesos (veinte centavos) o cinco mil pesos (cinco
centavos). Y si no quería pagar por desconocer las reglas del
juego, aquél decía "pues entonces la reata" (simulando que lo iban
a ahorcar) y le ataban las manos por detrás. La broma terminaba
poco después.
Los negros portan una vara o un garrote. Se acercan a las
personas simulando la voz para evitar ser identificados y se hacen
peticiones en dinero para "curársela" (esto es, beber licor para
hacer desaparecer los efectos de una borrachera anterior); dicen
así: "Uuhh Compadre, dame veinte pesos (veinte centavos) para
curármela, Uuhh, anda no seas malito Aayy", acompañando su
petición con movimientos de todo el cuerpo como si estuvieran
heridos. Antes que nada, procuran asegurarse de su víctima dándole
la mano que no se la sueltan hasta que se les entrega una moneda.
Así pues, obtienen dinero para trago, de los varones que
presencian el Carnaval, no obstante que también han trabajado en
el corte de caña y cuentan con dinero para sufragar sus gastos de
aguardiente. Que tal pedimento está prescrito culturalmente nos lo
110
da la idea de que es necesaria la ingestión de licor para poder
soportar el estado de negro. Cada quien porta un "carrizo"
(pajilla) para poder beber aguardiente a través de la máscara. Por
otro lado, podemos ver un patrón de reciprocidad como si se
quisiera decir "yo te divierto, tu tienes la obligación de darme
para beber".
El Agente Municipal (autoridad local del Ayuntamiento) es el
encargado de sellar la cara interna de la muñeca izquierda de cada
negro con fines de identificación pues se lleva un registro de
cada enmascarado a fin de evitar desmanes bajo el amparo del
anonimato. Anteriores Agentes ponían el sello de la máscara del
negro. Es notable la similitud de esta práctica con la calimba o
marca de hierro que se aplicaba a los esclavos en la época
colonial.
En el domingo vienen negros de Chicuasen, comunidad cercana.
Sobre sus capas vienen colocadas lentejuelas con diversas figuras
y estilos, donde abundan representaciones de águilas. También
traen máscaras. Los colores de los ropajes son muy vivos,
prodominando el rojo y el verde.
En ocasiones especiales, como la de una fiesta, es frecuente que
exista la "mano vuelta" (patrón cooperativo de trabajo) en el
sacrificio de cerdos, ya que se mata elevado número de ellos y es
necesario la concurrencia de dos o tres personas para la
preparación de las carnes del animal.
Durante la fiesta, cada día se singulariza por medio de un
alimento específico. El domingo, por caso, en casi todas las
viviendas se preparan albóndigas en caldo, y el lunes se comen
chiles rellenos de carne de cerdo en caldo y también sin caldo. El
martes se hace torta de calabaza y de camote, siendo más común la
de cabeza; esta se prepara con pinole (maíz reducido a la
condición de polvo) cubriéndola; además se le agrega piloncillo y
111
se "hornea" en una cazuela que se coloca sobre un comal. La gente
adopta actitudes de júbilo al comentar los alimentos de estos
días; esta conducta hacia la comida es una constante de la cultura
de El Coyolillo; cuando un vendedor foráneo preguntó donde vendían
tortillas, un habitante. sumamente molesto le dijo "aquí no se
vende la comida, aquí se regala". No hay peor descrédito para la
comunidad que alguien se queje de que no halló comida a su paso
por ahí.
La llegada de foráneos es mínima, contándose entre ellos a
vendedores de dulces, hamacas y personas que ponen una mesa de
juegos de azar (especialmente baraja) en la noche, alumbrados por
una lámpara de petróleo; aquí hay mucha concurrencia.
Por la mañana, se prepara la población masculina haciéndose
cortes de pelo en una silla, a mitad de la calle.
Durante la tarde del domingo, las calles están repletas de gente
que bebe en las diez cantinas (hay una de ellas por cada 100
habitantes); se nota mucha actividad en el centro de la población.
Llegan amigos de algunos vecinos, desde otros lugares, por
ejemplo, Chiltoyac, Tepetlán; se les da alojamiento donde tienen
amistad y están dos o tres días.
Tres músicos (dos guitarras y un violín) interpretan piezas
populares en la calle, cerca de cualquier casa; los dueños de la
vivienda les ofrecen aguardiente, refrescos o cualquier otra
bebida.
Cada día de Carnaval es motivo para hacer bailes en la
"planilla" (explanada de cemento localizada en el centro de la
comunidad, cubierto el techo con hojas de plátano); ahí se
congregan varones y mujeres a bailar al ritmo de orquestas
populares de tipo tropical por la noche. Cada mujer estrena un
vestido distinto en cada baile y los hombres también estrenan
ropa. Las orquestas proceden de comunidades vecinas (Chiltoyac,
112
Omiquilla, por ejemplo); la mayoría de ellas portan un tambor
doble que está distribuido por todo el municipio de Actopan y
también en muchas partes del municipio vecino de Alto Lucero. Este
tipo de tambor es conocido con el nombre de conga.
La orquesta empieza a tocar en la planilla a eso de las 6 de la
tarde; se utiliza el cántaro para acompañar al conjunto musical.
Los negros bailan por parejas y se les cobra la mitad del importe
(en vez de veinte pagan diez pesos). Cada baile tiene
organizadores y son referidos como "los dueños del baile". Dura
hasta bien entrada la noche y finaliza alrededor de las 2 o 3 de
la mañana. Cada vez va siendo abandonada la costumbre de "remudar"
(consiste en suplir a un hombre cuando está bailando con una
mujer, lo cual en ocasiones origina graves disputas que pueden
acabar en hechos de sangre).
Todo anda al revés en el Carnaval. Se trastoca el orden de las
cosas pues al ser las máscaras de animales se representa a tales.
Los negros corretean a burros y cerdos, se ponen a bailar cada vez
que escuchan una melodía, entran y salen por las casas sin mediar
aviso alguno sembrando el terror entre los pequeños, se suben a
los árboles. En cuanto ven a una soltera en la calle, los negros
la siguen y le preguntan si los quieren. Los perros corretean a
los negros y cuando algún enmascarado cae, se expone a ser mordido
por cuatro o cinco furiosos canes. Los negros se revuelcan en el
suelo levantando nubes de polvo por lo seco de la estación.
Es usual que después de las fiestas del Carnaval algunos niños
contraigan la enfermedad tradicional del espanto, pues son grandes
las impresiones que les causan los disfrazados.
El Carnaval de El Coyolillo es popular; no existen
organizaciones formales como los "Comités" de los centros urbanos
que se ocupan de desarrollo; corre a cargo del pueblo la
realización de los eventos.
113
EL CARNAVAL EN YANGA
Con el sello de la Dirección General de Culturas Populares, de la
Unidad Regional Centro de Veracruz, dependientes del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, Sagrario Cruz Carretero,
Alfredo Martínez Maranto y Angélica Santiago Silva, presentan al
público interesado en el tema afro-mexicano, el trabajo titulado
El Carnaval en Yanga. Notas y comentarios sobre una fiesta de la
negritud.
Durante décadas, se ha negado la influencia del negro en la
conformación sociocultural del México moderno. Como ya se ha
apuntado, la causa obedece a los prejuicios que en su entorno se
han configurado, negando su presencia en la integración de los
valores nacionales.
No obstante lo anterior, una nueva generación de estudiosos
sociales, a partir de Alfonso Toro y Gonzalo Aguirre Beltrán, se
han venido ocupando cada vez más de las contribuciones culturales
de los grupos de población que se originaron en diferentes áreas
de Africa y que implantados en América, fusionaron su bagaje
cultural con las etnias regionales, dando lugar a un mosaico
variado de costumbres, usos y tradiciones culturales.
Testimonio de esta nueva conciencia sobre lo negro es el
trabajo que aquí se presenta, producto de la frescura en la
aproximación de tres jóvenes estudiosos que han escogido un tema
todavía virgen en el estudio de las ciencias humanas.
Para los autores, el Carnaval del poblado de Yanga, constituye
una manera de identidad de los grupos sociales que viven ahí y en
sus alrededores.
La oportunidad que ellos tuvieron de haber visitado estas
comunidades desde 1975, nos arroja una visión que a partir de su
114
aislamiento, ha venido transformándose para dar cabida a la
presentación orgullosa de sus orígenes históricos y étnicos
comunes.
San Francisco Mata Clara, al igual que otras congregaciones de
origen africano, han nacido alrededor de haciendas y trapiches
azucareros que desde la época colonial, tuvieron en el trabajo
del negro, la columna vertebral de su economía de plantación.
En varios avatares de su historia particular han caminado
juntas, contribuyendo a la formación de un espíritu de identidad
común, como fue la rebelión de 1735 y que tantas vidas y pesos
costó a la economía cordobesa.
Hasta antes de 1976, la negritud se escondía al estar
acompañada de fuerte discriminación por parte de los grupos
mestizos imperantes del Bajío que se asentaron en la región, a
partir del siglo XIX.
Los habitantes de estas comunidades, encerrados en el cultivo
de la caña de azúcar, luego del café y tabaco para regresar
posteriormente a la caña, contemplaban al mundo exterior como una
amenaza constante para sus familias. Pocos lograban salir a los
centros de influencia urbana a cursar estudios superiores. Estas
nuevas generaciones quizá sean las responsables de la búsqueda de
la conciencia étnica que los autores contemplan en la fiesta del
Carnaval.
Aún cuando los índices de analfabetismo todavía son altos en la
región, la activa historia oral sigue presente en estas
comunidades, perdurando el recuerdo de los negros que vivían en
las faldas del volcán, como se denomina al macizo montañoso que
se desprende del Pico de Orizaba, y de sus luchas de resistencia
frente a los españoles que veían en su presencia, una amenaza
constante a las conductas de plata y mercaderías, que debían de
transitar forzosamente por el eje carretero Puebla-Veracruz.
115
La identidad de los negros a lo largo de todo el devenir
colonial se manifiesta con pruebas de asistencia recíproca.
Gaspar, hijo de Ñanga, fue acusado por el mayordomo de la
hacienda de Santa Fé, de proteger a negros fugitivos, años
después de firmados los acuerdos de captura a cimarrones.
En el siglo XVIII los palenques de Breve Cocina, Mandinga y
Palacio, en la sierra de Motzorongo, mantienen relaciones
constantes con negros esclavos zacateros de los alrededores del
puerto de Veracruz y con los de las haciendas cordobesas. Es
decir, esta convivencia está marcada desde lustros atrás.
En tiempos de crisis de identidad, es confortable observar cómo
en algunas comunidades prende el sentimiento de grupo y también
que jóvenes antropólogos, cada vez más, se ocupan de descifrar
los códigos culturales de los grupos afroamericanos.
116
GUADALUPE CASTAÑÓN
Agradezco a Francisco Morosini Cordero la oportunidad de compartir
esta mesa con mi Maestro de la Facultad de Antropología, Carlo
Antonio Castro Guevara, y con mi colega de los estudios afro
mexicanos Guadalupe Castañón González, autora del libro PUNICIÓN Y
REBELDÍA DE LOS NEGROS EN LA NUEVA ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI Y
XVII, editado por el Instituto Veracruzano de la Cultura, a cargo
de Leticia Perlasca Núñez.
Agradezco al estimado público, su asistencia en este acto, pues
sin Ustedes, esta presentación no tendría ningún sentido práctico.
También, a Guadalupe Castañón, por las referencias a algunos de
mis trabajos sobre la esclavitud en Veracruz en su libro.
Me emocionó saber que por fin le publicaron su libro a
Castañón, después de once años transcurridos desde que ganó el
PREMIO GONZALO AGUIRRE BELTRÁN, en una época que se sometía a
concurso y al que todos los interesados tenían la posibilidad de
ganarlo. Lamentablemente, desde hace varios años el premio se da
a personajes relevantes del mundo intelectual pero que no tienen
nada que ver su actividad y su obra con el mundo de los
descendientes de los esclavos coloniales afro mexicanos, salvo
contadas excepciones. Que yo recuerde, la última vez que se abrió
el concurso fue en 1994 pero ni siquiera hubo un acuse de recibo
por los trabajos elaborados meticulosamente por sus
participantes. Quizá ahora sea más cómodo el método del “dedazo”,
a fin de evitar esfuerzos.
El trabajo de Castañón está dividido en dos grandes partes,
indicadas en el propio título, la punición o castigo, y la
rebeldía de los negros. La primera de ellas está excelentemente
trazada con el corpus legislativo de la época, mismo que se fue
construyendo conforme aparecían las necesidades de represión a
117
las minorías negras. La segunda parte o rebeldía da cuenta de
algunos movimientos significativos o revueltas que se sucedieron
a lo largo del transcurrir el tiempo del periodo colonial de la
Nueva España. Es decir, de los movimientos más significativos que
registró la historia.
La obra está integrada por cinco capítulos, a saber: 1) Los
caminos de la esclavitud donde se trazan las rutas del comercio
esclavo. 2) Transculturación del negro africano, tomando como
modelo el concepto de Fernando Ortiz, (aunque yo prefiero el
concepto más fino de Gonzalo Aguirre Beltrán propuesto en 1957,
aculturación), y efectuando un análisis de los cambios culturales
y los procesos de adaptación del negro africano. 3) Legislación
negra, que abarca los cuerpos legislativos de mayor relevancia en
el periodo colonial americano. 4) El capítulo cuatro Negros y
mulatos en la Inquisición, se ocupa de algunos de los miles de
casos que siempre fascinarán, pues están inscritos en la visión
del mundo que impuso El Tribunal del Santo Oficio, para control
de la conducta social; aquí se listan, por ejemplo, algunos
casos:
“raspaduras de uñas para el amor”, “polvos amarillos y de
gusanos para amansar a los hombres”, “peyote para descubrir a los
ladrones y sangre de murciélago”, “por matar a Juan Mixteco,
pringado con miel hirviendo”.
5) El último Capítulo, el 5, se ocupa de El cimarronaje en la
Nueva España, que indudablemente es el capítulo que mayores
aportaciones hace la autora en cuanto a la interpretación de este
fenómeno tan complejo y que sacudió en sus cimientos el statu quo
colonial. Naturalmente que nos hubiera agradado que lo hiciera
más amplio, pero ello significaría otro libro. No obstante,
menciono que de entre las varias revueltas significativas de la
Nueva España, falta apuntar la de la Hacienda de Palmillas en el
118
actual municipio de Yanga, en el año de 1808 y que fue sofocada
por tropas del Virrey Iturrigaray. Y aunque el libro se constriñe
a los siglos XVI y XVII, debió de haberse mencionado la gran
revuelta de 1735 que nació en el Trapiche de Mesa, en San Juan de
la Punta, el 24 de junio, día de San Juan Bautista, pues se hace
referencia en el castigo a que se hicieron acreedores en 1737
algunos de los esclavos (véase mi artículo aparecido en el número
50 de La Palabra y el Hombre. Revista de la Universidad
Veracruzana). Más datos en mi libro agotado Los Cimarrones de
Mazateopan, publicado en 1992 por el Gobierno del Estado de
Veracruz.
Bien dice Castañón que hay que seguir revisando la historia en cuanto a la saga del Yanga, pues la mayoría de los textos hacen referencia que fue un éxito de los españoles la capitulación de los negros, con la excepción citada de Nicolás Ngu-Mve-Ngu, al cual habría que escribir apropiadamente su nombre, y no Nicolás Ngou-Mue, el cual por cierto no está citado en la Bibliografía, pues aparece sólo como nota 43 en la página 123, y que publicó un texto en 1997.
Escribe Nicolás, mi maestro en 1981 de su idioma Fan, y
originario del Gabón:
“Centros de reproducción de una cultura africana libre de todo control, símbolos
de la resistencia anticolonial, los palenques y los cimarrones llegaron a una fama
verdaderamente mítica cuando llegaron a imponer sus deseos a la administración
colonial, a raíz de una guerra agotadora. Este caso se dio en México, cuando un
grupo de rebeldes capitaneados por un africano llamado «Yanga» impuso a los
españoles las condiciones de su rendición. Este caso nos ofrece la oportunidad de
observar concretamente el carácter desafiante del cimarronaje, su carácter de
modelo, y por fin su carácter de lugar de expresión de la cultura africana en
América.”
Hasta aquí la cita de Nicolás. Como antropólogo me gustaría
precisar que los palenques, al menos en México, tienen además un
fuerte sustrato cultural indígena, pues a pesar de las
119
prohibiciones legales españolas, indios y negros interactuaron no
sólo biológica sino culturalmente, es decir, no hay una cultura
africana “pura” sino un producto cultural debido a las
interacciones con lo indio, e incluso con lo hispano. Al respecto
puede verse mi trabajo intitulado “Población rural en Córdoba,
1788”, publicado en el número 30 de La Palabra y el Hombre.
Xalapa, correspondiente a abril-junio de 1979, basado en un
documento colonial que nueve años más tarde (en 1988) retomaría y
publicaría Naveda en las Jornadas de Homenaje a Gonzalo Aguirre
Beltrán y en otro texto del mismo año de 1987.
Mis trabajos de campo en comunidades negras de la zona Actopan, Coyolillo (en 1970 y 1971), de Córdoba, como Mata Clara (en 1975 y 1977), de Naolinco (1964 y 1979), Almolonga, también me han demostrado la interacción cultural de los negros con la población indígena. En fin, como dice Castañón, el de Yanga es un caso abierto digno de seguir siendo estudiado. Hay que decir que el hijo de Ñanga, Gaspar, siguió con el control político del poblado años más tarde (1641), como lo puse de manifiesto en un documento que localicé en el Archivo Notarial de Orizaba y que presenté en una reunión de la Sociedad de Afro Mexicanistas en la ciudad de México; es decir, los negros siguieron protegiendo a los esclavos fugitivos a lo largo de todo el periodo colonial.
Pero esto es sólo pecatta minuta, pues la edición está
pulcramente trabajada por Christopher Barrera Ortega, Ramón
Moreno Alvarado, Roberto Sánchez, Carlos Manuel Cruz Meza,
Fernando Ruiz Granados y la autora. Como se sabe, no hay libro
perfecto. Habría que poner en mayúsculas iniciales Nueva España
por ser nombre propio (pág. 150).
Los autores citados en la nota 5 de la página 62 no están en la Bibliografía, lo mismo sucede con varios autores más, como Roland Mousnier (p. 42), Ernest J. Goorlich (p. 68), Tomas Gage (p. 75); cambiar las palabras cocha por coche (p. 90), y saca por casa (p. 92). Habría que poner el año de 1974 a la segunda ficha bibliográfica de Javier Malagón Barceló (p. 139). La ficha correcta del trabajo
120
“Comercio de esclavos en la Jurisdicción de Xalapa durante el siglo XVIII” es: Actas del XLI Congreso Internacional de Americanistas, Tomo II: También en:.---- Presencia Educativa. México, D. F. Secretaría de Educación Pública (2):35-42, julio de 1975.
. Además, en la Sección Documentos de Archivo, poner en orden
alfabético Actas de Cabildo, especificando de cuál Cabildo se
trata.
Felicito a Guadalupe Castañón González por escribir en una
prosa tan sencilla y elegante, esperando que continúe en este
surco tan fértil como lo es la investigación de la población
negra en la Nueva España.
Fernando Winfield Capitaine 3 de octubre de 2002.
121
JAROCHO. FORMACION DE UN VOCABLO
Cuando se abordan cuestiones de significado, las soluciones que
se exponen por lo común, carecen de una base firme, sobre todo
tratándose de asuntos etimológicos.
La voz jarocho no puede escapar a este hecho, y aún cuando se
trata de una palabra ya sancionada por la tradición, la verdad es
que no hay un acuerdo unánime sobre su formación.
Lo evidente en este sentido es la identificación de lo jarocho
con lo veracruzano, sobre todo con lo campesino y más
concretamente con lo campesino en una área del estado de Veracruz
(1); Matons le da igual acepción: "En Veracruz, hombre del campo,
campesino" (2). El Diccionario U.T.E.H.A. lo define como
"habitante o natural de Veracruz" (3) aunque agrega que en
algunas provincias de España el término también se utiliza para
señalar a personas de modales bruscos, descompuestos y algo
insolentes, pues también se dice en Veracruz que jarocho es aquel
que se expresa en términos poco corrientes del lenguaje cayendo
en la grosería y palabras gruesas.
Palacios denomina con tal término al "costeño del litoral
veracruzano" (4). En este aspecto de localización más exacta,
Santamaría afirma que es el "campesino de la costa de Veracruz,
principalmente de la región de Sotavento" (5).
Un diccionario de la lengua española del siglo XIX con respecto
al apartado jarocho dice: "Campesino, el que anda siempre en el
campo" y agrega "aplícase también á los mulatos" (6), cuestión en
que coincide Ramón, "en Méjico, campesino. Se aplica: más á los
mulatos y á todos los de la raza africana" (7). Igual
interpretación recibe de otra fuente: "Campesino. Aplícase
también á los mulatos y á todos los de raza africana" (8). Esto
último nos acerca notablemente a un punto: el jarocho es un
122
individuo que fue producto de una línea generatriz de estirpe
negroide.
Se ha querido proceder abordando la cuestión etimológica de
Jaro. Matons, tomando la acepción que da la Enciclopedia
Universal Ilustrada Espasa-Calpe, misma que tomó Ortiz y el
Diccionario U.T.E.H.A. señala que en Zootecnia, se dice del
"animal que tiene el pelaje rojizo, especialmente del cerdo y del
jabalí" (9).
Todas las anteriores disgresiones quedan resumidas
excelentemente por Aguirre Beltrán, en lo que toca al posible
origen porcino de la voz: "Jarocho fué el término aplicado en la
región veracruzana a la mezcla del negro y el indio. El vocablo
deriva, según parece del epíteto jaro que en la España musulmana
se aplicaba al puerco montés, añadido a la terminación despectiva
cho. Los españoles al llamar jarochos a los mulatos pardos
veracruzanos querían simplemente decirles puercos. El eufemismo
clasificatorio del siglo XVIII olvidó el sentido despectivo de la
voz. Con la Independencia y la Reforma el calificativo tomó una
acepción noble, y hoy día la población entera de Veracruz es
titulada Jarocha y el puerto de Veracruz es comúnmente llamado el
puerto jarocho" (10).
A estas consideraciones sobre lo jarocho cabe agregar otras que
-intentando seguir la tesis de influencia andaluza en Veracruz,
piensan que jarocho se deriva de una planta muy abundante en
Andalucía, la jara- apelan a criterios botánicos. Los jarales se
encuentran profusamente distribuidos en andalucía (11). "Los
extensos campos se visten de olivares y de encinas y naranjales,
que son una bendición; sus montes, de pinos y de romeros y de
jaras olorosos" (12). La asociación de ideas es como sigue según
la explicación de una persona originaria de Jamapa, localidad
cercana al puerto de Veracruz: "Jarocho viene de jara, vegetal
123
largo (caña). En algunos lugares de España se lleva para dirigir
a los puercos"; el informante añade que la jara "crecía mucho por
los médanos" (de Veracruz) (13). La jara pertenece al género
Cistus, familia cisteas, orden dialipétalas superobáricas y clase
dicotiledóneas (14).
Macías expresa: "Suponiendo, que la voz jarocho no haya
experimentado adulteración alguna, tiene que proceder
forzosamente de una de estas dos dicciones arabescas: de jara,
especie de arbusto de Levante, la saeta, ó dardo, y por extensión
la vara a guisa de aguijón, ó de jaro, color rojizo, ó cárdeno,
de la familia porcina. Es probable que la dicción jara (del árab.
cha'ra, mata, ó breña) sea la raíz de jarocho, porque usándose
por estas comarcas la jara en substitución del pial de los
pueblos arribeños, nada más natural que el haber llamado jaro al
que manejaba la jara; sin embargo, pudiera proceder de jaro,
color, porque si bien es verdad, que hoy se nombra jarocho al
campesino, en un principio se aplicó exclusivamente la voz como
denominación genérica de los mulatos, chinos, zambos, o lobos, y
demás individuos de las razas etiópica y americana con mezcla de
la caucásica de Blumenbach. Ocho es mi concepto una desinecia
peyorativa, ó despectiva, al igual de la que se advierte en
pinocho, carrocho, birlocho, etc.,"... "Hoy creemos firmemente,
que jarocho se deriva de jara, pues son abundantes los jarales
por los alrededores de Veracruz" (15).
Klunder afirma un punto de vista que nos ofrece un tercer
origen posible del término que nos ocupa. Empieza afirmando que
la palabra jarocho no constituye un mexicanismo. "Según parece,
el elemento primordial que forma la parte básica de la referida
dicción, es voz propia del idioma árabe, pues su etimología
proviene de la palabra morisca 'Xara', la que denota residuos del
alimento después de hecha la digestión al ser expelidos por el
124
cuerpo humano" (16), no obstante la voz "Jara (del árabe Xara,
mata)" (17). Pasquel se inclina por la interpretación de Klunder
pues expone que "La palabra jarocho tiene un origen remoto. Al
finalizar el período de la Reconquista Española, los árabes usan
la expresión Xara para designar la excreción alimenticia del
cuerpo humano, es decir, en términos prosaicos y actuales
equivaldría a la expresión mierda. Cuando en los siglos de oro la
lengua castellana alcanza notoria evolución, la letra equis se
transforma en jota, de donde resulta que Xara o Xaro se convirtió
en Jaro, a lo cual se añadió la desinencia cho, que equivale a la
despectiva interjección ¡so!, como en el caso de sonso o son
(música típica del Sotavento Veracruzano) o tonto, sin valor, o
soso. La voz jaro era aplicada por los españoles de Andalucía, a
lo largo del Virreinato, a los puercos, marranos o cochinos, y
jarocho al porquerizo o cuidador de aquéllos" (18); no obstante
lo elaborado de esta operación mental, no satisface ni quizá al
mismo Pasquel pues más adelante afirma que "La palabra jarocho ha
evolucionado grandemente en cuanto al sentido con que se le ha
aplicado, desde mierda -o lo más despreciable- a puerco,
porquerizo, patán, zafio; a feroz, bravío, hasta al no dejado que
no permite que se le golpee u ofenda"..."La población indígena
del Sotavento Veracruzano se mezcló grandemente con los esclavos
negros, con colonos andaluces e inmigrantes antillanos" (19).
Una cuarta posibilidad nos la ofrece la idea de que jarocho se
deriva de jara en su acepción de Saeta ó palo arrojadizo, tostado
con su punta muy delgada y sutil" (20). Melgarejo dice que el
jarocho es el que está armado con jaras (flechas) (21);
agregaríamos con flechas o lanzas, pues un intérprete de sones
jarochos de Tlacotalpan informa que les llamaban jarochos a los
que "con lanzas o con jaras peleaban" (21 A). También se informa
que "las diligencias eran custodiadas por indios que usaban
125
flechas, o sean jaras, y que de esa voz procede jarocho"..."Es
más cuerdo pensar en el uso de jaras, o sean varas, para puyar a
las acémilas, y que de jara, en su acepción de vara, proceda
jarocho" (22); con respecto a la primera proposición tenemos la
noticia de que "en la jurisdicción de Acayucan en Veracruz todos
los indios flecheros usaban los arcos y flechas para cazar y
pescar" (23), tal y como sucede hoy en día (24). Además, "En
ciertas regiones de Veracruz"..."la lanza indígena se había
transformado en una lanza con filo de hierro, arma que los indios
usaban en sus luchas de cuerpo a cuerpo, como en la época
prehispánica" (25). En relación con la segunda proposición ya
Biart había afirmado en 1862 que en las expediciones de rancheros
conduciendo reses para su venta a través de las sabanas, "los
conductores van armados con unas lanzas muy largas llamadas
jarochas: de aquí el nombre familiar de jarochos que se les da en
la meseta, y que desconocen la mayor parte de mis compatriotas"
(26), circunstancia robustecida por una información proveniente
de Tlacotalpan, en el sentido de que a la puya con que se les
picaba las ancas al ganado vacuno para hacerlo caminar, se le
nombraba jarocha, en vez de garrocha (27).
Ante el hecho de que si a un palo alargado se le puede dar el
uso de conductor de ganado o jarocha, pasando a la función de
armarlo con una punta endurecida al fuego o bien ponerle una
punta de metal, nos da por resultado una lanza, arma ofensiva por
naturaleza. Esto se dice porque hay una evidencia bien comprobada
en las fuentes históricas que nos hablan del uso generalizado de
lanzas en la región jarocha. Aún más, la utilización de estos
artefactos está estrechamente vinculada a los grupos de pardos (o
jarochos).
Sabido es que "En muchas ciudades de Hispanoamérica de los dos
siglos finales del período colonial, y también en algunos lugares
126
rurales cercanos a las vías de comunicación, se movían grupos de
esclavos negros sin ocupación definida ni vivienda fija" (28);
contra la esclavitud improductiva y el vagabundaje se tomaron
diversas medidas. "Entre las medidas indirectas más notables está
la creación, en los primeros decenios del siglo XVIII, de cuerpos
armados conocidos con el nombre de compañías de negros y mulatos
libres o, más generalmente, compañías de pardos" (29). Aunque su
organización fue más importante en ambas costas ante el peligro
de ataque de otros países, la verdad es que en el interior
también se organizaron varias de ellas; esto lo vemos en una
noticia que se da el 20 de Octubre de 1762, cuando "una Cía. de
Lanzeros de Pardos y Morenos Libres de San Miguel del Grande, con
63 hombres, (fue) despachada a Orizaba" (30). Alamán es más
explícito al respecto, pues "Por una disposición tan política
como económica, la fuerza principal destinada á la defensa del
país consistía en los cuerpos que se llamaban de milicias
provinciales, los cuales no se ponían sobre las armas sino cuando
el caso lo pedia. Componíanse de gente del campo o artesana, que
sin separarse de sus ocupaciones en tiempo de paz, estaba
dispuesta á servir en el de guerra, sin otro gasto que el pequeño
del pié ó cuadro veterano que tenian para su organizacion y
disciplina, reuniendose en periodos determinados para recibir la
instruccion necesaria. Estos cuerpos estaban distribuidos por
distritos, y en cada uno de estos las compañías por pueblos, y
los caballos de los regimientos de caballería se repartian entre
las haciendas de cada distrito, que estaban obligadas a
presentarlos en buen estado cuando se les pedian" (31)
Arrangoiz expresa que los negros, "raza fuerte, daba muchos
soldados para el ejército, y en algunos puntos de los climas
cálidos, como en Veracruz, había cuerpos de milicias, formados
exclusivamente de negros y mulatos libres que podían ascender
127
hasta capitanes" (32).
Los hombres pertenecientes a las castas, "endurecidos por el
trabajo de las minas, ejercitados en el manejo del caballo, eran
los que se proveian de soldados al ejército, no solo en los
cuerpos que se componían exclusivamente de ellos, como los de
pardos y morenos de las costas, sino también á los de línea y
milicias disciplinadas del interior, aunque estos según las
leyes, debiesen componerse de la raza española" (33). Ya ha
quedado bien asentado que "Las diversas categorías de mulatos
fueron comprendidas en la general designación de pardos, adjetivo
que se consideró el menos ominoso de los entonces en uso, y con
tal eufemismo admitidos en la milicia, antes también vedada para
ellos" (34); tal cosa sucedía en el siglo XVIII.
El cuerpo de Lanceros de Veracruz estaba compuesto por
individuos procedentes de 140 ranchos en Veracruz, muy
especialmente de aquellos situados en Medellín, Boca del Río y
Jamapa; en intentos de invasión cargaban con la responsabilidad
de patrullar la costa (35).
Por 1727 "El vecindario de la ciudad (de Veracruz) se
encontraba alistado en cuatro compañías milicianas de 100 hombres
cada una, con sus capitanes y cabos subalternos, dos de mulatos
libres y dos de negros, y en los ranchos de las orillas y fuera
de la ciudad, pueblos de Jamapa, Cotaxtla, Medellín, Tlalixcoyan
y haciendas de sus distritos, se podían juntar unos 800 hombres
que armados de lanzas acudieran a la plaza en caso de urgencia"
(36). En 1766 estos Lanceros que tan útiles servicios prestaban
al Rey, fueron organizados más consistentemente en cinco
escuadras de 156 hombres cada una. Hizo el Reglamento de la
Compañía de Lanceros de Veracruz don Félix Ferraz, gobernador del
puerto" (37) a instancias del Marqués de Cruillas"..."De modo que
con 564 pesos cada mes que hacen 6,768 al año se consigue tener
128
arreglados y prontos 780 hombres, libres los caminos de toda esta
Jurisdicción de Gente de mal vivir, contenida la deserción y
resguardada en lo posible la Real Hacienda" (38).
Antes, en agosto de 1764 Cruillas había dirigido un documento
de Arriaga titulado "Instancias de los oficiales y hombres de los
Lanceros de Veracruz" (México. Archivo General de la Nación.
Agosto de 1764, Indiferente de Guerra, 101, fols. 10-14) (39).
Alamán expresa que "en las inmediaciones de Veracruz había un
cuerpo de mil lanceros: otros tres para el resguardo de las
antiguas fronteras de Sierra Gorda, Colotlan y Nuevo Santander,
con la fuerza de mil trescientas veinte plazas, y un escuadrón de
pardos y morenos" (41) en Veracruz.
El desempeño de puestos en la milicia ofreció mejores niveles
de vida a los pardos veracruzanos, pues ocupaban cargos de un
nivel jerárquico más alto que el que tenían antes de la
organización de las milicias (42); inclusive en un documento
fecha Febrero 10 de 1764 los miembros de las compañías de pardos
aunque de la jurisdicción de Orizaba, pedían que se les relevara
del pago de tributos reales (43).
De 1765 a 1775 la Compañía de Lanceros de Veracruz "se compuso
de cinco escuadras, cada una de 125 hombres de tropa y sus
correspondientes oficiales.
El uniforme de la compañía fue: casaqueta corta, que fue
llamada casaca volante, de paño azul celeste con vueltas blancas;
el color de los botones no es conocido; calzón de ante, sombrero
blanco de ala tendida y la ala izquierda, con la escarapela de
estambre encarnado, levantada; camisas blancas, zapatos y botines
de cordobón negro; cinturón, cartuchera y portamachete de timbre
encarnado. Los cabos llevaban las insignias de galón de hilo azul
celeste. Los sargentos, el mismo uniforme, pero más fino. El
armamento consistía de un par de pistolas, una lanza y una espada
129
o machete" (México. Archivo General de la Nación. Ramo de
Historia, Tropa Veterana, Tomo 165, Cuentas del Vestuario) (44).
El 11 de Mayo de 1793 se publicó un Bando con miras a la
creación, en la Plaza de Veracruz, de un Batallón fijo de Pardos
libres.
Entre los requisitos de los aspirantes estaban: como edad
límite máxima, 36 años; cinco pies y una pulgada de estatura.
Comprometerse a servir seis años sin recibir paga alguna. Ser
soltero.
"A todo el que sirviere honradamente en dicho Cuerpo dos
tiempos de ocho años, y quisiese después de haberlos cumplido, su
licencia absoluta, se le concederá con la circunstancia de que
sea exento de tributo por toda su vida" (45).
A este respecto se comisionaron Oficiales de reclutamiento en
México, Puebla, Izúcar, Tehuacán, Córdoba, Orizaba, Xalapa,
Veracruz. En los pueblos de Alvarado y Tlacotalpan los pardos se
registrarían con los Justicias respectivos.
La organización de la milicia trajo consigo graves desajustes
en la economía campesina de las costas veracruzanas, pues muchos
de los trabajadores del campo -si no todos- eran reclutados por
la fuerza para la defensa de una soberanía tambaleante. José
María Quiroz, a la sazón Gobernador e Intendente de la plaza de
Veracruz, expresaba que "la causa principal de la menor cosecha
(de algodón), y también siembra, ha disminuido de que el dicho
año de (17) 97, con motivo de la guerra con la Inglaterra, se
acuartelaron en esta plaza los milicianos lanceros que todos son
labradores, pero en términos que en una casa, el dueño de ella,
sus hijos y yernos, los mozos y todo el que es capaz de montar a
caballo y tomar la lanza están alistados, por cuyas
circunstancias en los seis años que duró aquella guerra quedó
aniquilado de vecinos y desierto el campo y agricultura de la
130
Jurisdicción" (46).
Los lanceros defendieron enérgicamente el régimen español en
los tiempos de la consumación de la independencia nacional. El 15
de Septiembre de 1821 "Se acordó entre Iturbide y O'Donojú, y dio
orden éste para que se hiciera, que sin capitulaciones salieran
de México las tropas reales, entre las cuales se encontraban los
leales y valientes negros de la Tierra Caliente, que dejaron la
capital el veintitres para volverse a sus casas, y de quienes
dijo Iturbide en una proclama 'que de las cadenas de esclavitud
personal habían salido a forjar las de sus hermanos'"..."Los
negros fueron los últimos realistas mexicanos que dejaron las
armas, y eso porque se lo mandó el Jefe español" (47).
Después de proclamada la Independencia, los negros deben haber
dejado sentir su influencia y poder en numerosos puntos del país,
al grado que el Gobierno tratara de limitar su número a fin de
contener algunos desórdenes que provocaban los milicianos, ya que
por ley de "treinta y uno de marzo (de 1835) mandó el Congreso
que 'la milicia cívica de los Estados, Distrito y Territorios se
redujera a lo que diera la base de un miliciano por cada
quinientos habitantes, organizada conforme a las leyes de la
materia'" (48).
Durante la ocupación norteamericana, Mayne Reid, quien formaba
parte de las fuerzas expedicionarias de los Estados Unidos en
México, narra que durante la toma del puerto de Veracruz el 26 de
marzo de 1847, los "temibles jarochos" (49) asolaban a las
fuerzas americanas. Hace especial mención del sacerdote José
Celedonio Domeco de Jarauta y Ortiz (1813-1848), mejor conocido
como el padre Jarauta que era jefe de guerrillas, Como se ve,
todavía se organizaban para esta época los campesinos de los
alrededores de Veracruz, aunque ya se les denominaba jarochos.
Durante la intervención francesa, los ejércitos imperialistas
131
también atravesaron por algunas dificultades para contener a las
guerrillas de jarochos. El punto principal de radicación de las
mismas estaba en Tlalixcoyan, sin menoscabar otros lugares como
Medellín, Jamapa y Boca del Río que presentaron líneas frontales
de defensa ante los invasores.
Posiblemente el término jarocho se haya aplicado a los pardos
veracruzanos que, armados con lanzas, defendieron los intereses
del régimen español organizados en milicias. Por su color
"quebrado" la adscripción a los mulatos veracruzanos quedó
firmemente asentados por la circunstancia anterior. Con el paso
del tiempo la explicación se perdió; no obstante, parece que las
consideraciones precedentes son bastante firmes como para aceptar
la hipótesis de que la voz jarocho significa: el que maneja la
jarocha (o lanza). De igual forma que el término concertino se
aplicaba al violín, hoy en día se le llama de tal manera al que
lo ejecuta, para citar un ejemplo de los tantos de transposición
semántica.
NOTAS BIBLIOGRAFICAS
(1) 1899, I: 50.
(2) 1943, II: 398.
(3) 1951, VI: 532.
(4) 1916: 202.
(5) 1959: 630
(6) Sin fecha: 732.
(7) 1898, IV: 984.
(8) Barcia, 1881, III: 235.
(9) Ortiz, 1946: 32.
(10) 1946: 178-179.
(11) Font Quer, 1953: 636.
132
(12) Muñoz en: Ortiz Echague, 1953: 16.
(13) Winfield, 1970: 1.
(14) Dicc. Encicl. Hisp.-Americano, 1892, XI: 80.
(15) 1888: 724.
(16) Sin fecha: 30.
(17) Dicc. Encicl. Hisp.-Americano, 1892, XI: 80.
(18) 1969: 204-205.
(19) Ibíd.: 206-207.
(20) Dicc. Encicl. Hisp.-Americano, 1892, XI: 80.
(21) 1960: 71.
(21A) Comunicación personal de Andrés Alfonso Vergara, 2-II-1970.
(22) Williams, 1969: 19.
(23) Velázquez, 1963: 241.
(24) García de L. G., 1969: 154-155
(25) Velázquez, 1963: 242.
(26) 1962: 252.
(27) Comunicación personal de Humberto Aguirre Tinoco, 3-II-1970.
(28) Mellafe, 1964: 78.
(29) Ibíd.: 84-85.
(30) Velázquez, 1950: 239.
(31) 1849, I: 78-79.
(32) 1968: 15.
(33) Alamán, 1849, I: 25-26.
(34) Aguirre Beltrán, 1946: 173.
(35) McAlister, 1953: 6-7.
(36) Trens, 1947, II: 481.
(37) Velázquez, 1950: 105.
(38) Ibíd.: 105, nota 11.
(39) McAlister, 1953: 7, nota 21.
(40) Alamán, 1849, I: 79.
(41) Ubíd.: 80.
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(42) Archivo Notarial de Orizaba. Año 1736, Exp. 7, 8-F, Octubre
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(43) Ibíd. Año 1764, Exp. 8, 14-F. Febrero 10 de 1764.
(44) Salas, 1940: 656-657.
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139
LA BAMBA
La Bamba es una de las expresiones regionales de la música popular
veracruzana mayormente conocidas en México. Intensamente difundida
en la campaña electoral del entonces candidato a la Presidencia de
la República, Licenciado Miguel Alemán Valdés, trascendió las
fronteras políticas del estado de Veracruz para ser ampliamente
conocida en todo el país.
Por ser uno de los valores musicales de raigambre en la
tradición folklórica musical de la subcultura mestiza de los
jarochos de Sotavento, en este trabajo se intenta abordar la
filiación cultural de la pieza, misma que cae en el género del
son, tratando de reconstruir sus orígenes, rescatando del
anonimato en que frecuentemente caen las expresiones populares,
elementos que permitan identificar la aportación de grupos humanos
los cuales a través del tiempo han enriquecido espiritualmente a
las sociedades.
Se debe a Gerónimo Baqueiro Foster, gran teórico musical
mexicano, el primer y único intento conocido hasta la fecha, de
analizar estructuralmente a la música jarocha. Un trabajo
publicado en la ya desaparecida Revista Musical Mexicana, ofreció
profundos análisis sobre las contribuciones estéticas en este
campo.
La literatura francesa surgida a partir del movimiento romántico
y costumbrista que llegó a México iniciando el segundo tercio del
siglo diecinueve, recogió relatos de carácter costumbristas
difundidos por medio de la crónica de viaje, y posteriormente por
medio de la poesía y la novela, los cuales asentaron sus reales en
la sociedad burguesa de la nación recién formada.
Si bien la posición nacionalista del Jesuita Francisco Javier
Clavigero es un antecedente en la formación del nacionalismo
140
mexicano, es justamente seis años después de consumada la
Independencia cuando la nueva nación busca los senderos por medio
de los cuales transitar en pos de una identidad propia.
La ruptura con el viejo orden español compulsa al país a
orientarse hacia los valores propios. El indio es rechazado en el
contexto ideológico nacional; no será sino hasta la Revolución de
1910 cuando se convierte en el pivote del nacionalismo emergente.
Pintores como Claudio Linatti retratan en la novedosa técnica
del grabado, paisajes y tipos nacionales, éstos últimos fielmente
descritos en sus trajes y adornos.
El literato veracruzano José María Esteva escribe sobre los
tipos populares de los alrededores del puerto de Veracruz,
especialmente de Medellín y Jamapa.
Gabriel Ferry traza relatos acerca de los jarochos en la
publicación francesa Revue de deux mondes.
Lucien Biart reseña un viaje a través de la tierra caliente
describiendo las comunidades ribereñas del río Papaloapan:
Alvarado, Tlacotalpan, Tlacojalpan, Cosamaloapan, Chacaltianguis,
Otatitlán, etc.
A fines de la colonia española, la música jarocha está
insinuantemente trazada en expedientes de la Inquisición,
depositados en el Archivo General de la Nación.
Pablo González Casanova ha dedicado un importante libro que
lleva por título La literatura perseguida en la crisis de la
colonia, a rastrear las apariciones públicas en documentos
presentados al Santo Oficio, las prácticas musicales de las capas
pobres y vilipendiadas. La música de sones pertenece a las castas
infames de origen africano, como negros y mulatos.
González Casanova escribe que "en 1766 se extiende por las
esquinas y calles de la ciudad de Veracruz un baile con que se
solazan negros y mulatos, soldados, marinos y broza. Tiene por
141
nombre el Chuchumbé (p. 65).
Según Saldívar (1934:295) la Bamba "se representaba en el
Coliseo de México por el año de 1775".
A fines de la época colonial "se nota una gran preferencia por
las formas de procedencia negra y de argumento indígena; las más
apreciadas fueron la bamba, la jarana y los sonecitos de las
negritas, del bejuquito, del churripampli, de la indita, del
zanganito, de la chipicuaraca, de los negrillos, etc." (Mayer-
Serra, 1941:107).
El siglo dieciocho contempla la implantación de varias modas
musicales importadas de Cuba, el fandango, el son y varios géneros
más.
La mezcla cultural resultante puede advertirse, según Pasquel,
"en la Bamba, la más representativa melodía de Veracruz, ahora, y
que nos llegó de Cuba, para perderse sus raíces en Andalucía,
Arabia, Fenicia y la India" (1969:207-208).
No obstante, y como expresa Mayer-Serra que "hasta que se logre
descubrir los orígenes tanto del tango andaluz (el tanguillo
gaditano, con su ritmo característico:
como, por el otro lado, de la contradanza habanera, no será
posible aclarar el problema de la prioridad histórica entre estos
diferentes géneros bailables, ni definir qué influencias
continentales fueron estilizadas en ellos, ni sus migraciones
interamericanas y de continente a continente. Lo que queda fuera
de duda es el hecho de que los negros tenían preferencia por este
ritmo con puntillo desde sus primeros contactos con la música
europea en el continente americano, como lo demuestran, entre
otros, la antigüedad de bailes como la bamba en México, o las
142
llamadas mulatas en Cuba, anteriores al siglo XIX, o sea, muy
considerablemente, al auge del tango andaluz" (1941:131).
Según estudios de Fernando Ortiz (Los negros curros del
manglar), La Habana contaba con un grupo social denominado curros,
quienes vivían cerca de los manglares. Sus características
culturales inciden en muchos aspectos con los de los jarochos de
Veracruz, especialmente en algunas prácticas relativas al adorno
dentario. Una migración de curros llegó al puerto de Veracruz
hacia los términos del siglo dieciocho e inicios del diecinueve.
No hay que olvidar que la fusión de las tradiciones española,
indígena y negro tuvo como punto de adaptación a la isla de Cuba
durante el siglo quince y dieciséis; muy especialmente fue La
Habana el escenario de dicho crisol cultural. De esa manera,
nacieron sincretismos que se derramaron hacia la América
continental. Los puntos de penetración fueron Veracruz, Campeche,
Panamá, Cartagena de Indias y el Perú.
El término bamba ya se venía utilizando cuando menos desde la
segunda mitad del siglo diecisiete en México. Figura como apellido
o sobrenombre en una vieja esclava del Ingenio Chico, cercano a
Xalapa, actual estado de Veracruz (Archivo Notarial de Xalapa.
Tomo correspondiente a los años 1675-1680. Arrendamiento del
Ingenio Chico. Folios 457 vuelta a 460 vuelta. 7 de mayo de 1672);
la referencia a Juana Bamba, negra criolla (es decir, nacida en la
Nueva España) está en el folio 459 vuelta.
La otra referencia a bamba empleado como apellido está en la
persona de "Juan Vanba, negro bozal ya muy viejo" (Archivo
Notarial de Xalapa. Tomo correspondiente a los años 1694-1699.
Ingenio de fabricar azúcar San Pedro Buena Vista. Entrego en
virtud de arrendamiento, del ingenio. Folios 640 vuelta a 646
vuelta. 9 de octubre de 1699).
Aguirre Beltrán localiza lo que llama el "ducado" de Bamba en
143
Africa, desde el río Mbiriji hasta el Dande; "sus habitantes
agrupados en la tribu Ba-Mbamba, entraron a México con el nombre
de Bamba." (p. 140). En el mapa de la página 340 los ubica como
tribus de Angola.
Bamba es un término aplicado al negro en Santo Domingo (Kany,
1962:33). En Colombia, la expresión "ni bamba", o la de "ni de
bamba(s), donde bamba equivale a chiripa o churria (op. cit., pág.
245) es muy empleada.
Mayer-Serra nos dice que "Fernando Ortiz explica la palabra como
'jugada afortunada por casualidad, chiripa', y también 'éxito
obtenido sin trabajo', y da las siguientes explicaciones
etimológicas sobre el origen de la voz: 'Mbamba, se dice en el
Congo al juego. Algo de bamba será algo como de juego. Entre los
pongué, del Gabón, bumbua significa <<hacer una cosa de improviso,
sin que se esté preparado para hacerla>>. Y este sentido nos
aparece muy próximo al criollismo. Acaso no sea africana, sin
embargo, y aunque sólo se usa en Cuba, porque en España se dice
bambarria, al <<acierto casual en el bailar>>, o sea a la jugada
de bamba, a la bamba. ¿Puede pensarse en una derivación de esta
forma simple, bamba, a la compleja bambarria? Quizás jugar de
bamba equivalía a jugar como los esclavos, tan imperito como ellos
al 'jugar', nbamba; o al jugar de bumbua 'de improviso'". Y agrega
Mayer-Serra: Con esta denominación, se ha hecho popular
recientemente un Son de huapango mexicano" (1947, I:91).
Entre las pocas cosas que llamaron la atención de la señora
Calderón de la Barca, a su paso por el puerto de Veracruz el 18 de
diciembre de 1839, estuvo la interpretación de unas señoritas que
realizaron sobre un arpa sin pedales. He aquí la descripción:
"Regresamos a la casa, y oímos a unas señoritas tocar el arpa,
como llaman aquí a un instrumento pequeño, ligero y con la misma
forma, pero sin pedales, y tan leve que se le puede levantar con
144
una mano, y sin embargo, su sonido es sorprendente; tocaron una
melodía tras otra, un tanto monótonas, pero con gran facilidad y
cierta ejecución, a lo que hay que agregar el mérito de que ellas
mismas se enseñaron a tocar." (p. 23)
Un autor costumbrista del siglo pasado registra un baile
denominado "La bamba poblana", confinándola a la ciudad de Puebla.
Citando a Enrique de Olavarría y Ferrari (Reseña histórica del
teatro en México) se dice que en el teatro Coliseo en 1790,
durante "el intermedio bailó La Bamba poblana José María Morales,
acompañándole el figurante José Acosta, y cantó Felipa Mercado las
seguidillas Los más finos afectos" (Mayer-Serra, 1941:103).
Los documentos que se reproducen y el proceso correspondiente en
el Boletín del Archivo General de la Nación (1947), sus originales
se encuentran en el Ramo Criminal, tomo 537, expediente 2 en el
Archivo General de la Nación de México. El proceso se instruyó
durante los años de 1804 a 1806, y hacen referencia a un homicidio
cometido en la persona de José Barrantes por su ahijado José Ramón
Arreguín, en la población de Cuautla Amilpas, durante un velorio
celebrado el 24 de mayo de 1804.
Indica el procesado que "no se sabe quién de los que allí
estaban pidió dos belduques [cuchillos grandes] para bailar la
bamba poblana" (p. 256).
Este proceso pasaría desapercibido a no ser por la referencia
que de la bamba poblana se hace, mencionando su antigüedad. Aunque
como señala la persona de iniciales R.G. que escribió la nota a la
reproducción de los documentos, "se trata, pues, de un baile
ejecutado con cuchillos, costumbre que perdura hasta la fecha; y
en cuanto al nombre de 'bamba' seguramente era aplicado al ritmo y
no a determinada tonadilla". (p. 253).
El literato costumbrista Cayetano Rodríguez Beltrán consignó en
una de sus novelas (1908:474-475) los siguientes versos de La
145
Bamba, que se cantaban en 1883, reproduciendo el habla local:
"Unque ejtoy amarillo,
No como cera...
Tus amores me tienen
De ejta manera...
Arriba y má arriba
Arriba y abajo...
Repiquen las campanas
Con el badajo!...
...
Como la caña güeca
Son la mujere,
Que se llenan de viento
Cuando laj quieren...
Quitilín, quitilín,
Tilín, tín, ton,
Repiquen las campanas
A la oración!...".
Una segunda versión aparece en las páginas 713 a 714 de su
novela:
"Pa cantar la bamba
Se necesita
Una poca de gracia
Y otra cosita...
...
A muncho no le gujta
La cinta blanca,
Porque icen que é trijte
Y a mi me encanta!...
146
...
Arriba y má arriba,
Arriba iré,
Repiquen la campana,
Repicaré!..."
Otra versión (p. 466-467) que ubica en el siglo diecinueve,
aunque sin precisar la fecha exacta, dice así:
"Dime cómo te llamas
Para quererte...
Porque no puedo amarte
Sin conocerte...
Arriba de la peña...
Abajo de la peña...
Como repican doblan
Las abajeñas!...
...
A las trigueñas quiero
Dende que supe
Que trigueña é la virgen
De Guaalupe!...
Arriba y má arriba,
Arriba iré,
Repiquen las campanas
Repicaré!
...
De la sierra morena
Vienen bajando
Unoj ojito negros
De contrabando...
147
Quitilín, quitilín,
tilín, tin, tan...
Repiquen las campanas
De Otatitlán!..."
En la actual música jarocha el son de "Los machetes" es el único
que emplea armas blancas en la coreografía.
Cada son jarocho presenta su particular coreografía. En el caso
de "La Bamba", "ya la mujer o ya el hombre, realizan la misma
suerte de amarrar y desatar la banda con los pies o de bailar
llevando en la cabeza algún objeto, como una botella llena de
fuerte aguardiente, sin que se derrame una sola gota" (Núñez y
Domínguez, 1932:191).
Durante las fiestas de la patrona de Tlacotalpan, la Virgen de
la Candelaria en 1970, se recogió la siguiente versión de "La
Bamba", llevando la voz principal el arpista Andrés Alfonso
Vergara (Winfield, 1970):
"Es la Bamba, señores,
es la Bamba señores
la melodía que nos pone en el alma
que nos pone en el alma dulce alegría
ay arriba y arriba.
Ay arriba y arriba
y arriba iré
yo no soy marinero,
yo no soy marinero
por tí seré, por tí seré, por tí seré.
En mi casa me dicen
148
en mi casa me dicen el inocente
porque hay muchas muchachas
porque hay muchas muchachas de quince a veinte
y arriba y arriba.
Ay arriba y arriba
y arriba iré
yo no soy marinero,
yo no soy marinero
por tí seré, por tí seré, por tí seré.
Dime como te llamas
para quererte para adorarte,
porque yo no puedo amarte
sin conocerte
y arriba y arriba
Ay arriba y arriba
y arriba iré
yo no soy marinero,
yo no soy marinero
por tí seré, por tí seré, por tí seré.
Para bailar la Bamba
para bailar la Bamba se necesita
una poca de gracia y otra cosita
Ay arriba y arriba.
Ay arriba y arriba
ay arriba y arriba, y arriba iré
yo no soy marinero
149
yo no soy marinero por tí seré
por tí seré por tí seré.
Es la Bamba, señores,
es la Bamba señores
la melodía que nos pone en el alma
que nos pone en el alma dulce alegría
ay arriba y arriba.
Al cortar una rosa
al cortar una rosa yo me espiné
pero el gusto que tuve
¿Por qué? [pregunta el Coro]
Que la corté ay arriba y arriba
Ay arriba y arriba
ay arriba y arriba, y arriba iré
yo no soy marinero
yo no soy marinero por tí seré
por tí seré por tí seré.
Dime como te llamas
para quererte para adorarte,
porque yo no puedo amarte
sin conocerte
Ay señores les imploro
que se acabe la Bamba
que se acabe la Bamba
y venga otro son
150
ay arriba y arriba
Ay arriba y arriba
y arriba iré
yo no soy marinero
Yo no soy marinero, por tí seré por tí seré."
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152
LOS SONES JAROCHOS
Los sones jarochos representan, para el Estado de Veracruz, un
género musical que ha sobrevivido a los grandes cambios operados
en el mundo moderno. Constituyen la expresión genuina del mestizo
sotaventino, producto de la fusión de las más variadas corrientes
culturales que se han dado cita en México: la española, la
indígena y la africana.
Es verdaderamente difícil realizar una elección de las piezas
más selectas y representativas, pues se corre peligro de escoger
textos, al través de las preferencias personales de cada quien. No
obstante creemos que los sones aquí enlistados reflejan una
muestra adecuada de la música de Sotavento.
A Tlacotalpan, población situada en la margen izquierda del río
Papaloapan, a unos kilómetros antes de su desembocadura por la
Barra de Alvarado, le ha tocado en suerte ser una de las
depositarias de tan rica tradición musical. De una gran pureza en
interpretación son sus sones, y aunque es arduo precisar el origen
regional de los textos, verdad es que la Perla del Papaloapan, que
también así se le llama, tiene prestigio por la calidad de su
música, misma que ha traspasado las fronteras locales y estatales
para convertirse en sinónimo de lo veracruzano, identificación no
muy lejos de la realidad dada la gran aceptación que tienen los
sones entre la población del Estado. La música folclórica, por su
carácter, no es de nadie en particular, sino de todo un pueblo:
este es otro rasgo de los sones jarochos.
Como decíamos, ha sobrevivido a los grandes cambios culturales
operados en nuestro país. Quizá esta permanencia se explique por
su carácter más distintivo: la de su resistencia a la
desaparición, pues la naturaleza misma de género dispone un cambio
interno en los versos cantados sin perder su contenido original,
153
adecuándolos a temas del presente; de ahí que existan tantas
versiones de música jarocha como de conjuntos se trate. Un mismo
grupo de intérpretes presenta variantes en la ejecución de un son
de una manera asombrosa. Los diferentes sones jarochos tienen
libertad para crear nuevos versos dentro de la composición
general; los músicos demuestran así sus capacidades de
verseadores, por lo que encontramos un cierto molde dentro de cada
son con sus respectivas variantes. Este carácter hace punto menos
que imposible su estudio, por tal aparente anarquía.
El arpa es el instrumento que lleva la responsabilidad del
desarrollo de la música; a ella se debe sujetar la voz, que es la
que marca la entrada y feliz término de los versos; también es la
que ofrece pausas necesarias para ir hilando aquellos versos
improvisados al momento, y que se acomodan en las partes
adecuadas. Un rasgo sobresaliente es la repetición de las palabras
que pronunció la voz principal por el resto del conjunto, a fin de
darle tiempo al verseador para echar a andar su imaginación y
preparar mentalmente los versos siguientes.
Instrumentos indispensables para acompañar al arpa en toda la
zona jarocha son: la jarana, una pequeña guitarra de ocho cuerdas
y el requinto, guitarra de cuatro cuerdas, pero con posibilidades
musicales extraordinarias.
Hablando con justeza, Tlacotalpan aporta un instrumento al
género, el pandero, mismo que lo enriquece en sonoridad durante el
acompañamiento. De clara procedencia ibérica posee ocho lados,
siete con tres laminillas de metal cada uno y el restante, que
permite su sujeción.
Pocas veces se ha reflexionado en la presencia de otro
instrumento pasa inadvertido como tal; nos estamos refiriendo al
tablado o tarima en que se bailan los sones y que constituye una
formidable caja de resonancia, con la que queda perfectamente
154
integrado cualquier conjunto jarocho.
La música jarocha no es de salón, está enraizada en lo
auténticamente popular, especialmente entre los habitantes de las
zonas rurales, que no han sufrido en gran forma el impacto del
sistema de vida de las ciudades.
Los Sones
El Fandanguito. Diminutivo de fandango, que significa convite, o
sea una invitación a una fiesta en la que participan todos los
miembros de la comunidad.
El Cascabel. Es reputado como uno de los más gustados sones
jarochos.
La Bruja. Son cuyo tema está conectado seguramente con la
tradición colonial de La Llorona, mujer que hace males a los
niños.
La Vieja. Pieza que nos habla de la relación tan estrecha que
existe entre los ancianos y los animales.
La Iguana. Es un animal con fama de toda la región jarocha.
Incluso se come, preparada en tamales.
La Guacamaya. De vistosos colores, también es tema para la
música jarocha.
El Zapateado. Es uno de los sones más difíciles de bailar y
ejecutar.
El cultivo de la música jarocha constituye el aspecto de la
cultura popular que se sigue manifestando en la población; tiene
vínculos con la décima en la poesía. Así, la música del son El
Siquisirí se utiliza para acompañar la improvisación de los
versos, a quien se considera como el rey de los sones; en otras
partes recibe diferentes nombres, como es el caso de Veracruz
donde se le conoce como El Gusto, en tanto que por Tampico se le
155
llama El Caimán.
También se emplea la música de El Zapateado para la décima, otro
son que se caracteriza por carecer de texto, por lo que se utiliza
para acompañar cualquier décima. El ejecutante debe afinar su
instrumento en el tono que coincida con la voz del trovador; los
jarochos consideran que la voz es un instrumento, con su propio
tono. Entre los jarochos septentrionales se utiliza: el arpa, la
jarana y la guitarra. Una técnica de tocar jarana en ciertos
pasajes se denomina azote; consiste en un movimiento rápido de la
mano sobre todas las cuerdas, dando un efecto musical
impresionante. El azote se aplica cuando se está trovando.
El aprendizaje de la música depende exclusivamente de las
facultades auditivas, pues ningún músico popular conoce el
pentagrama; sólo la atención cuidadosa a las ejecuciones de otros
músicos hace posible la continuidad de la tradición musical. Dado
el bajo índice de alfabetismo en la mayoría de las comunidades,
persiste el estudio de la décima por la vía oral; algunas personas
conocen más de diez décimas y las repiten a los interesados en
escucharlas; pero la décima también se canta, acompañada de algún
son jarocho.
Trovador, versador y poeta son sinónimos; algunos escriben su
obra mayor, pero causa admiración cuando los textos se improvisan,
haciendo referencia a situaciones o personas del presente inme-
diato; el trovador sólo dispone de pasajes cortos a cargo de los
músicos, para hilar mentalmente su discurso inmediato: poesía
efímera transcurrida en un preciso y precioso instante,
eternizando a estos cantores rurales que hacen gala de ingenio en
la improvisación.
La décima posee varias funciones: recrear situaciones del
pasado, narrar la historia de la localidad, comunicar los valores
sociales aceptados, controlar la conducta de personas al
156
exhibirlas en tono festivo y burlón, reseñar las actividades
económicas, políticas y sociales, alabar a un personaje...
157
MATA CLARA
COMUNICACIONES
En 1917, la distancia que mediaba entre San Juan y Córdoba, era
de 32 kilómetros (LA, Libro de Acuerdos de la Secretaría del
Ayuntamiento de San Juan de la Punta, luego, Cuitláhac, en
adelante LA, 1917, 43 frente, 20 de agosto), 9 más que en la
actualidad.
Un informante nacido en 1885 describe así las condiciones de
las comunicaciones en 1920: "Entonces todos los montes estaban
enteros; namás las vereditas por donde uno andaba, andando así a
los pueblos, a nuestros trabajos. Todo estaba entero".
Pedro Peña, Síndico Municipal, manifestó que era necesario la
apertura del camino en la congregación de SF (San Francisco Mata
Clara), solicitando la aprobación respectiva, a lo que el H.
Ayuntamiento, "tomando en consideración que desde hace varios
meses se tiene en proyecto la apertura del camino de referencia
dicta el siguiente acuerdo. Por causa de utilidad pública se abre
un camino vecinal en la congregación de Mata Clara, debiendo
tener diez metros de ancho en toda su extensión, el cual deberá
partir de la casa de Lucas Blanco de la orilla del Camino Real de
San Lorenzo, pasando por el terreno propiedad del señor Longino
Durán y terminando en el camino denominado Las Partidas, cuyo
camino deberá abrirse por medio de faenas comenzando la primera
el lunes treinta y uno del presente." (LA, 1927, 8 frente, 24 de
enero).
La acción de bandas de malhechores ocasionó que se limitara el
acceso de camiones en la carretera de la Estación de Potrero a
San Juan, de las cinco a las diecinueve horas, recabándose el
permiso correspondiente (LA, 1927, 21 frente, 14 de marzo).
En el mismo año, el Ing. José Villanueva informaba que ya tenía
el alambre y aparatos para tirar la línea telefónica de Córdoba a
158
San Juan, pasando por San Lorenzo, solicitando postes para el
tendido. El Ayuntamiento dispuso que los ciudadanos Antonino
González, Manuel Rueda, Arcadio Fernández, Domingo Blanco,
Timoteo Cadeza, Evodio Blanco, Vicente Fuentes, José María
Rodríguez, José Cázares, Jesús Perez Guerra y Antonio Malagón,
contribuyeran con los postes para comunicar de San Lorenzo a San
Juan, manifestando que "se trata de una mejora de importancia
para esta región que se encuentra aislada de comunicación rápida
y efectiva y en tiempo de aguas es cuando más aislada se
encuentra" (LA, 1927, 38 frente a 38 vuelta, 20 de mayo).
La Junta Regional de Caminos con sede en la ciudad de Orizaba,
giró oficio el 28 de enero solicitando ayuda a San Juan, a fin de
que el camino Puebla-Veracruz pasara por dicha región.
Todo parece indicar que en 1928 se desató la fiebre por hacer
caminos en toda la región. Se dió marcha atrás a un proyecto del
camino que iba a enlazar a SF y Dos Caminos. En efecto, el 20 de
febrero del citado año, Porfirio Garibay, a la sazón Presidente
Municipal de San Juan, propuso que se dieran los pasos necesarios
para abrir un camino que parta de SF, atraviese la congregación
de Mata Naranjo, hasta llegar a Dos Caminos, "de esta manera se
evitará la vuelta que los habitantes de una y otra Congregación
tienen que dar pasando por el centro de esta Cabecera." (LA,
1928, 22 vuelta).
Tres días más tarde Eleuterio Durán (Síndico del Ayuntamiento)
propuso que se diera principio a la carretera de San José de
Abajo a San Juan, pasando por SF (LA, 1928, 24 frente).
No fue sino hasta el 7 de enero de 1929 que se acordó iniciar
los trabajos para la apertura de los caminos de Mata Naranjo a SF
y de este lugar a la hacienda de San José de Abajo, recomendando
al Presidente Municipal solicitar al dueño de la finca ayuda
material para la obra (LA, 1929, 3 frente, 7 de enero).
159
Néstor Cuesta pedía apoyo y garantías para trabajar en el
camino de San Juan a la estación de Potrero (LA, 1928, 33 frente,
16 de marzo).
El Presidente Municipal informaba el 7 de diciembre de 1928 que
"se ha dado exacta cuenta de las dificultades que existen para el
tránsito de vehículos en la carretera de este pueblo a la
estación de Potrero, que estos trastornos los originan ciertos
individuos [de apellido Cuesta] que equivocadamente se creen
propietarios de la carretera, que en consecuencia para que cesen
toda clase de obstáculos propone se gire atenta nota al Superior
Gobierno del Estado, suplicándole tenga a bien hacer las
gestiones necesarias a efecto de que se nacionalize [sic] la
mencionada carretera, en beneficio de esta región." (LA, 1928,
112 vuelta).
Cristóbal Perdomo solicitó la devolución de $200.00 que dió en
depósito, pues no se llevó a efecto el cumplimiento del contrato
que hizo con el Comité de la Congregación de San Francisco Mata
Clara, cuya cantidad depositó el 10 de septiembre del año
anterior, en la Tesorería Municipal (LA, 1929, 27 vuelta, 26 de
marzo).
Además de las mejoras en los caminos, El Presidente Guillermo
Flores, propuso la reconstrucción del puente de Tumba Carretas
(hoy, Potrero Viejo) (LA, 1929, 32 frente, 15 de abril).
Las señalizaciones en el camino eran destruídas con regular
frecuencia, lo que se infiere de la circular 2,251 del C.
Secretario de Gobierno, de fecha 11 de abril de 1931 y dada a
conocer el 24 del citado mes: ..."se recomienda se ejerza una
estrecha vigilancia a efecto de que por ningún motivo se quiten
del camino, las estacas o señales que se han puesto con el objeto
de indicar el curso de la carretera.- Acuerdo: Contéstese de
enterado y transcríbase a los C. C. Agentes Municipales de las
160
Congregaciones de San Francisco Mata Clara y Dos Caminos, para su
conocimiento a fin de que sea vigilado que no se quiten las
estacas o señales que han puesto con el objeto de indicar el
curso de la carretera." (LA, 1931).
No fue sino hasta el año de 1938 en que se llevó a cabo la
instalación telefónica a entroncar con la Estación Potrero,
teniendo un costo de $167.50 (LA, 1938, 14 frente, 30 de
diciembre).
En 1942 el municipio gastó $422.71 en la reparación de calles
de la cabecera y frente del Palacio Municipal, con motivo de las
obras de la carretera México-Veracruz.
Cuando la carretera estaba nueva, a los niños les gustaba
acostarse en el pavimento porque estaba calientito durante la
noche; los vehículos pasaban casi a razón de uno cada hora.
Se hace un tiempo de 2 horas, 35 minutos a San Juan de la Punta
por la vía Totutla desde Xalapa, cubriendo una distancia de 163
kilómetros. Vía Veracruz desde Xalapa, hay una distancia de 223
kilómetros, con un tiempo de recorrido de 2 horas con 55 minutos.
La desviación a Potrero es de 12 kilómetros. A Omealca, 25
kilómetros. De Mata Clara a Yanga hay 6 kilómetros de distancia
por carretera.
A San José de Abajo, 7 kilómetros, por la Avenida Uno de San
Francisco Mata Clara. A caballo se hacen 45 minutos. Por este
mismo medio, de San José a Omealca, 30 minutos; y de Omealca a
Yanga, 2 horas.
Desde más arriba de El Edén, colindando con el municipio de
Yanga, hasta más abajo del edificio del Seguro Social, es Mata
Clara; a esta última parte le llamaban Espinazo. Mata Clara y
Manantiales están separados por una calle.
El ingenio de San José de Abajo les envió una máquina para
mejorar las calles. Pero en la liquidación les descontó $8,000.00
161
a cada ejidatario por ese concepto.
Se les atribuye un gran papel educativo a la radio y la
televisión, pues un informante expresó "me civiliza el radio y la
televisión; yo no leo, soy lírico" [en el sentido de analfabeta].
HISTORIA
En Palmillas hay una importante zona arqueológica. La historia
tolteca chichimeca habla de esta región como el límite meridional
de tal grupo cultural.
En Sala Seca, cerca de Sierra de Agua, se han encontrado muchas
figurillas de barro.
La zona arqueológica más importante descubierta en la
actualidad es Quauhtochco.
Abajo se indican aspectos de la Arquitectura del centro de
Veracruz en la época Post Clásica
"Los elementos que la caracterizan son, entre otros,
planificación previa, urbanización avanzada, calles empedradas,
drenajes, pozos públicos, temazcales (baños de vapor), recintos
religiosos.
Los edificios tienen taludes simples superpuestos. En otras
partes, donde abundan lajas, los cuerpos del basamento están
adornados por grandes y audaces cornisas. Las ciudades presentan
plazas públicas generosamente amplias para poder desarrollar
funciones de mercado. Hay edificios para control administrativo e
impartición de justicia.
En Quautohchco, la pirámide principal tiene influencia de la
arquitectura del Altiplano Central. Consta de 4 grandes cuerpos
en talud, que descansan sobre otro pequeño con fines de nivel;
escalera de 52 peldaños (número de años que formaban un siglo
indígena); adoratorio rectangular y 3 pisos, soportados con vigas
de cedro. Está decorada con 4 grandes tableros rectangulares, que
162
tienen una especie de "clavos" incisos en la argamasa. Posee
almenas de barro en forma de flor de lis." (Winfield, 1989: ).
El dominio mexica en la costa del Golfo
"A la subida al trono de Moctezuma I en 1440, se inicia la
conquista mexica en diferentes regiones, como Oaxaca y la costa
del Golfo de México. Entre 1450 y 1454 se obtiene maíz totonaca,
debido a una terrible y prolongada sequía en el Altiplano
Central. Moctezuma I comprende que debe de asegurar el granero
más rico y cercano del México antiguo.
Ataques continuos a los pueblos de la costa veracruzana, vencen
la resistencia. En 1469 reina Axayácatl. Sigue Tizoc en 1481 con
el plan de expansión. En 1486 le sucede Ahuízotl -cuyo nombre se
vuelve sinónimo de crueldad-, al que se le rebelan pueblos de la
costa y de la huaxteca, en 1500. Sofoca el movimiento de una
manera sanguinaria.
163
Por todos estos sucesos, los mexicas influyen en las culturas
locales. Se han identificado rasgos culturales mexicas en el área
del Golfo; ellos son, entre otros, las características
arquitectónicas de las pirámides de Castillo de Teayo y
Quauhtochco, el tratamiento de la escultura en piedra
representando a Tláloc y otros dioses, la cerámica ceremonial
(como los sahumerios y las vasijas), la extensión del idioma
náhuatl en las poblaciones conquistadas, la pérdida de los
nombres tradicionales de los pueblos y su cambio por la toponimia
náhuatl." (op. cit., pág. ).
De las atracciones naturales con que cuenta el municipio, está
la "piedra movediza", o "piedra móvil", a unos 300 metros de la
carretera, sobre una desviación situada a 19 kilómetros de
Cuitláhuac, a mano izquierda, en la carretera que va hacia
Veracruz.
Alrededor de este monumento se han tejido leyendas
extraordinarias, recogidas en textos coloniales que no son del
conocimiento de los habitantes de la región.
Se dice que por ahí pasó Quetzalcóatl en su peregrinar rumbo a
la Costa del Golfo, antes de embarcarse mar adentro, anunciando
que algún día regresaría, especialmente en un año "1 Caña", fecha
relacionada con el nacimiento del citado personaje.
..."hizo poner una piedra grande que se mueve con el dedo
meñique, y dicen que cuando hay muchos hombres que quieren mover
y menear la piedra, ésta no se mueve aunque sean muchos."
(Krickeberg, 1980:55).
La población de Mata Clara posiblemente provenga de alguna vieja
hacienda de las cercanías.
La que más influencia ha de tener es Nuestra Señora de La
Concepción de La Palmilla. Aún conserva sus viejas paredes la
164
iglesia de la hacienda, que posiblemente data de finales del
siglo XVII.
Entre las autoridades municipales hay plena conciencia que los
habitantes de San Francisco (en adelante SF) son descendientes
directos de príncipes africanos.
Alrededor de Mata Clara había un universo de haciendas
dedicadas a la explotación de la caña de azúcar.
Los límites de San Francisco Mata Clara empezaban a kilómetro y
medio más arriba de la pirámide arqueológica de Palmillas; a
decir de un informante, "ahí vivían los amos".
Sobre la fundación de San Juan de la Punta, están en el Ramo de
Tierras los volúmenes 1,507 y 2,684. Y el volumen 34 del Ramo de
Mercedes. Faustino Mora era apoderado del pueblo de San Juan de
la Punta.
Wenceslao Mora era el lugarteniente del negro Yanga. Fue el
fundador de San Juan de la Punta, descrito como de gran estatura
y que peleaba con garrotes y con piedras, contra los españoles.
Otro personaje de la historia oral es el negro Faustino Mora.
Según un informante, se quedó en Mata Clara. Los esclavos de la
hacienda de Trapiche Meza (localizado en la jurisdicción actual
de Cuitláhuac) se fueron a vivir a Mata Clara.
"La Estancia de la Punta, ya existía en 1609, cuando la gente
del Yanga asaltaba el camino real entre Veracruz y Orizaba; y al
consumarse la Independencia Nacional era ya un pueblo que
constituyó una Municipalidad con el nombre de San Juan de la
Punta." (Ramírez, 1974:47).
El señor Bernardino Ferrandón, que ya falleció, hizo la
historia de Yanga. Apuntaba todos los acontecimientos que le tocó
ser testigo de dicho lugar.
Según otra versión, los de SF vivían en San Juan. Cuando los
165
"charros" de Michoacán llegaron, no podían ver a los negros; por
eso estos se fueron de la cabecera para vivir en SFrente
"San Juan es la boca de muchos pueblos; es entrada de muchas
poblaciones". Hasta principio de siglo, la Sierra de los Micos
contaba con bosques vírgenes. San Juan se llama de la Punta
porque precisamente ahí acaba la Sierra de los Micos y donde
termina algo, localmente se le llama punta.
Se explica el origen del nombre de Mata Clara de la manera
siguiente: Matillas quiere decir monte; antes había mucho monte;
los primeros habitantes aclararon el monte para hacer sus
cultivos, de donde le quedó el nombre de Mata Clara.
Otra interpretación del nombre es la de que en El Tamarindo
había una matilla grande. Los árboles eran altos y con mucho
bejuco. Abajo se veía claro, de un lado a otro de la matilla. Los
ancianos le pusieron Mata Clara, por esa mata que estaba clarita.
A partir de 1871 se iniciaron los libros de nacimientos,
matrimonios, defunciones, tutelas y divorcios, pero se quemaron
en la revolución.
"El decreto 8 de 27 de diciembre de 1880 segregó de este
Municipio la Congregación de La Laja pasándola a Cuichapa."
(Ramírez, 1974:47).
En 1907 se hizo una excavación cerca del parque, con la
esperanza de encontrar oro y sólo se hallaron 3 pistolas de
cazueleja (así nombradas por el recipiente que alojaba a la
pólvora y que al percutirse inflamaba la del interior para dejar
escapar el tiro) y 4 monedas cuadradas de plata (¿escudos?). No
se quiso seguir escarbando porque hallaron restos humanos.
El señor Marcelino Salcedo compró las pistolas españolas y se
fue a residir a la ciudad de Puebla, donde murió.
Los españoles mandaban a sus esclavos a enterrar las posesiones
166
y luego los asesinaban ahí mismo. Esto tenía la finalidad de
evitar que otras personas excavaran pues en el mismo lugar
encontraban los restos y desistían los intrusos.
Los españoles intentaron reconquistar México sólo para
recuperar los bienes que dejaron enterrados.
El municipio dependía de Santiago Huatusco (hoy Carrillo
Puerto) y las tierras llegaban hasta la desviación; hasta ahí se
controlaba el municipio. Se hablaba la lengua de los indios de
Amatlán de los Reyes (el mexicano).
Las autoridades municipales tienen prohibido intervenir en
asuntos del ejido. Los Presidentes de Comisariados Ejidales
firman con un político dando su apoyo y el Consejo de Vigilancia
con otro.
Los actuales poblados de la zona, incluyendo Córdoba, proceden
de San Antonio Huatusco y de San Juan Coscomatepec.
Había cepos como castigo a los infractores.
Cuando llegaron los franceses a San Juan, quemaron la iglesia.
Se dice que los franceses dejaron mucha familia, pues "regaron la
semilla".
Mariano Victoria fue el primer Alcalde que tuvo San Juan de la
Punta, después de la guerra de intervención francesa. Entre sus
obras, se cuenta el que mandó a hacer el parque.
La introducción del Ferrocarril trajo como consecuencia una
especulación sobre el precio de la tierra (Cotsworth).
A fines del siglo XIX la zona fue "colonizada" o poblada por
personas de Michoacán y Guanajuato. Los michoacanos constituyeron
el mayor aporte poblacional.
Los charros llegaron muy miserables, comían lo que fuera. Los
criollos les daban las "pepenas" (maíz, frijol, calabaza) a los
charros. La pepena es lo que quedaba en los campos después de
167
levantada la cosecha. El producto que queda se llama pepena y se
regala.
Aquélla era gente blanca. Había una endogamia muy marcada entre
los charros. Hasta ahora ya se ha ido borrando. Ellos
construyeron el Palacio Municipal.
Al poco tiempo de su llegada se formaron dos facciones los
"charros" y los "criollos". La colonización de los charros tuvo
efecto de 1800 a 1900; venían no con pantalones sino con
calzoncillos.
Los criollos no eran tontos pues se dedicaron al comercio y
pusieron tiendas de raya. Tomaban las cosechas por adelantado y
les quedaban debiendo los criollos.
Los de abajo eran los criollos; los de arriba los charros, al
fin. O sea, que se invirtieron las posiciones sociales.
Las dos facciones no se querían y tan no se querían que había
frecuentes duelos a balazos.
El elemento criollo estaba compuesto por los negros, mestizos e
indios.
Durante la temporada de seca, los criollos se dedicaban a los
bailes y las carreras de caballos, en tanto que los charros
trabajaban y por eso se hicieron de dinero.
Córdoba era la Jefatura Política en los tiempos de Porfirio
Díaz.
Al que raptaba una señorita lo metían de soldado por 5 años y
lo rapaban. Los presos se llevaban amarrados con reata a Córdoba.
Los ingenios estaban casi paralizados en 1900; fabricaban poca
cantidad de aguardiente y alcohol.
En 1905 empezó a trabajar el ingenio de Potrero, que era de un
norteamericano. En la revolución maderista mataron al dueño.
La revolución maderista se inició en San Juan de la Punta, el
168
día de los Santos Inocentes del año de 1910. El mismo día 28 de
diciembre, se tomó a la misma hora San Lorenzo (Yanga) y Omealca.
A excepción de San Lorenzo, en que mataron a un habitante, no
hubo resistencia en los tres lugares. El Archivo del Ayuntamiento
fue quemado dicho día, en tanto que los libros del Registro Civil
fueron destruídos en el lapso de 1910 a 1914.
Los maderistas, al mando del General Rafael (otros dicen que se
llamaba Antonio) Tapia, realizaron el levantamiento
revolucionario a las 8 de la noche. También estuvieron el
entonces Teniente Coronel Cándido Aguilar, yerno de Venustiano
Carranza. Además, Rafael Gabriel Gavira. De San Juan se fueron a
Omealca y de Omealca pasaron a Yanga. No hubo resistencia en
ninguno de los 3 pueblos. Paradójicamente, hasta españoles
anduvieron en la revolución "matando mexicanos", como el General
rebelde Basilio Campillo, que era zapatista.
Pedro Gabay era Capitán Primero y procedía de por Paso del
Macho. Otro militar era Odilón Romero (originario de la
Congregación El Maguey, San Juan de la Punta).
Antonio Portas (de San Juan), tenía un billar y vendía pulque.
Llegó a general de brigada.
Qióbolo Córdoba, nativo de San Juan, llegó a tener el grado de
Coronel.
Los rebeldes cotizaban con un bulto de maíz al campesino o con
una carga de trapiche. Cobraban el "pase" a los comerciantes; por
ejemplo, si se llevaba mercancía de San Juan a San Lorenzo, por
medio de mulas, tenían que pagar el "pase".
El después General Cándido Aguilar anduvo en la zona. Una vez,
siendo muy joven y estando en San Juan, los federales fueron
avisados de su presencia. La suegra de Don Pedro Rincón
Contreras, una mujer muy valiente, le salvó la vida escondiéndolo
169
en un depósito de frijol; se colocó un pañuelo en la cara y
procedió a cubrirlo de granos. La señora negó su presencia, y ya
que subieron al tapanco y no lo encontraron, se fueron los
federales. La señora todavía le dijo "anda muchacho, tómate un
café", pero él ya no quiso, pues sólo deseaba alejarse de sus
perseguidores.
A la edad de 8 años Pedro Rincón Contreras llevaba comida a los
maderistas, pues sus padres simpatizaban con ellos. Había dos o
tres tiendas en el pueblo y se compraban pequeñas cantidades de
comida en cada una para que no sospecharan. Los maderistas le
aconsejaban caminar por el monte y no por las brechas, a fin de
no despertar sospechas en los federales que rodeaban la zona. Se
subía por unos bejucos pues los maderistas se escondían en un
cerro. Tenían atado un cordel a una campanilla que les servía de
aviso que llegaba con la comida.
Al ser abandonado el pueblo por las fuerzas constitucionalistas
en el año de 1915, partidos de rebeldes lo ocuparon.
El Presidente de la Junta de Gobierno, Mariano Morales dejó
asentado que en la tarde del 12 de diciembre de 1915, un grupo
encabezado por Pablo Roiz, penetró a la cabecera, derribó las
trincheras provisionales que había en distintos puntos del pueblo
y una de cal y canto en el corredor del Palacio Municipal, obras
que habían llevado a cabo las fuerzas constitucionalistas
destacadas en San Juan, además de incendiar los archivos de la
Receptoría, Tesorería y Junta de Administración Civil; también,
asesinaron a un soldado y a un particular, aparte de cometer
depredaciones (LA, 1915, 36, vuelta, 37 vuelta, 20 de diciembre
de 1915).
La inestabilidad política se reflejó en la economía, a decir de
una informante, la cual expresó que "hubo una temporada en que
170
todo se escaseaba. Ganábamos bastante y nos pagaban con los
billetes llamados 'pachucos' [conocidos también con el mote de
bilimbiques]. Ganábamos 25 pesos pero una caja de cigarrillos
marca 'Excelente' valían 15 pesos. Dicen que no valía el dinero.
Teníamos muchos billetes pachucos, colorados. Mi hermana tenía un
cerrito de billetes pues ahorraba bastante. De la noche a la
mañana perdió su valor el dinero y se quedó con su montón de
billetes sin valor.
Un señor pegó billetes en una tabla para enseñárselos a sus
hijos cuando crecieran."
Durante la revolución, revolvían plátano con maíz cuando había
escasez de éste. Iban a Cotaxtla a pie para conseguir el maíz.
Tardaban una semana en el viaje.
Para la casa compraban frijol, maíz, arroz, chile; petróleo
para los candiles, jabón.
Los grupos fueron comandados por los llamados generales
Constantino Galán, Francisco Ordiniola, Panuncio Martínez, Pedro
Gabay e Higinio Aguilar (fue fusilado Ordinola y Martínez, según
hoja suelta).
En la época de Carranza vino el cambio de moneda y uno de los
dos propietarios de San Francisco no lo creyó, perdiendo valor.
El papel moneda luego sirvió para que los pequeños jugaran con
el.
En los años de 1917, 1918 y parte de 1919, el Ayuntamiento
despachaba en Córdoba porque San Juan estaba ocupado por fuerzas
rebeldes. Esta situación vino a cambiar en el año de 1920, aunque
todavía con problemas de control hacia los grupos rebeldes.
Las facciones que mayores estragos económicos y sociales
causaron fueron los villistas y los zapatistas. A ambas facciones
les llamaban "pela vacas", porque mataban animales exclusivamente
171
para quitarles el cuero y lo demás lo dejaban botado ahí, dizque
porque Villa necesitaba el cuero para la fabricación de cananas.
Se vino abajo una importante hacienda ganadera porque en cada
viaje les llevaban de 5 a 6 animales, y nadie podía preguntarles
qué hacen, porque ahí mismo lo asesinaban.
Durante la revolución se eliminaron las diferencias y ya se
fueron mezclando ambos grupos sociales. Por otra parte, eran
frecuentes las acusaciones.
Durante la Revolución, en la temporada de julio y agosto,
conocida como "canícula" había paludismo y sarampión. De 1914 a
1919 pegó la gripe, peste bubónica y la viruela. Estas dos
últimas enfermedades causaron estragos; murieron miles de
familias. Decían que la peste bubónica era cuestión de tres días
para morir; si no se les atendía, al cuarto día fallecían.
Las muertes por paludismo eran muy frecuentes en SF. En el mes
de julio de 1922, sucedieron muchas de ellas.
La alferecía era una enfermedad oficial, pues el nombre
constaba en los certificados de defunción (SM, 22 de abril de
1922).
En 1922 el cabecilla rebelde Augusto Aguilar, merodeaba por San
Juan de la Punta (SM. 11 de abril de 1922).
La siguiente declaración nos habla de las tensas relaciones
existentes entre los pobladores de SF y las autoridades
municipales de San Juan: El 7 de mayo de 1922 rindió testimonio
Andrés Silverio, vecino de Santiago Huatusco, quien dijo que a
las 18 horas del día anterior escuchó en la tienda de Aureliano
Pérez, "oyó que éste conversaba con Don Jesús Hernández Rico
diciéndole que sería conveniente llevarse a Santiago Huatusco a
[José de la] Luz Reyes a pescar y cuando estuviera en el agua
echarle un cohete de dinamita para matarlo y que pronto quitarán
172
a Luz Reyes y a Cueto [Presidente Municipal de San Juan] de
autoridades porque los negros de Mata Clara no los quieren y
estos son los que van a quitarlos de autoridad del pueblo porque
son masones en virtud de que corretean a los padres" (SM, 7 de
mayo de 1922).
En dicho año, Juan Othón Chavez, Leonardo Capetillo, Miguel
Romero y Rubén Ruiz, fallecieron defendiendo la causa agrarista.
En 1923 la Secretaría de Gobernación concedió amnistía a
individuos que se encontraban levantados en armas o procesados
por delitos de rebelión en cualquier grado (LA, 2 frente,
12/I/1923).
En 1923 se fueron 12 campesinos de Mata Clara al lado del
gobierno bajo las órdenes del Coronel J. J. Araiza, durante la
revuelta de Adolfo de la Huerta y de Guadalupe Sánchez. Todo el
municipio fue escenario de la acción de los rebeldes. A medio
kilómetro de la comunidad, había una finca de café propiedad del
michoacano Pascual Guerra; ahí vivían los rebeldes.
El Juzgado Único Municipal pidió la aprehensión de Andrés Luna,
presunto responsable de lesiones, vecino de la congregación de SF
y haciendo igual cosa con el Comandante de Policía local (LA,
1923, 73 f., 31 de agosto de 1923).
En un escrito presentado por el Doctor Vicente Abad pidió
garantías por no haber destacamento y dijo ser atropellado el 16
de septiembre, así como la colonia española. El Ayuntamiento
acordó que el interesado entregara una estampilla de cincuenta
centavos para la resolución del asunto y el poder que tuviera
para la representación de la Colonia Española, toda vez que él
solo firmaba en representación de los componentes de ella (LA,
1923, 80 vuelta, 1o. de octubre de 1923).
El 12 de septiembre de 1923 un grupo de hombres armados
173
asaltaron la Presidencia y Tesorería Municipal (LA, 1923, 79 f.,
20 de septiembre de 1923).
El Visitador don Merced Antonio López, a quien corresponde el
mando en la zona, comunicó personalmente al Tesorero Municipal,
Rutilo Larios, la conveniencia que le indicó respecto a que
mientras existiera la situación anormal en el pueblo de San Juan
y la posible intervención de los bandidos para robar la población
por segunda vez, le indicara al H. Ayuntamiento la conveniencia
de trasladar el archivo de su oficina a San Lorenzo para
asegurarlo, siendo que allí hay destacamento federal y puede
quedar garantizado (LA, 1923, 84 frente, 8 de octubre de 1923).
Se le pidió destacamento al General Pedro González, de Soledad de
Doblado, "aunque sea por el tiempo que dure esta administración"
[municipal] (op. cit.).
De 1923 a 1926, la Revolución causó muchos estragos en San
Juan.
El Palacio Municipal y las Escuelas del municipio estaban en
ruinas por estar las maderas apolilladas, así como la cárcel
pública, la cual no brindaba las seguridades debidas (LA, 1924, 2
v., 6 de diciembre de 1924).
Juan Perdomo acusó al Presidente Municipal de San Juan, según
oficio 1,528 del Juzgado de Primera Instancia de Córdoba (LA,
1925, 15 f., 11 de mayo de 1925).
En 1925 un huracán produjo severos daños materiales a la
región; tan solo en la congregación de El Maguey, fueron
calculados en la cantidad de $25,000.00 (LA, 1928, 67 frente, 22
de junio); el evento fue a principios de junio (LA, 1928, 62
vuelta, 11 de junio).
Juan Perdomo se vio envuelto en otro problema judicial con el
Presidente del Comité Particular Administrativo de SF (LA, 1925,
174
42 f., 30 de octubre de 1925).
En oficio 5,822 del Juzgado Numerario de Distrito se comunicó
que no se concedió amparo a Néstor Cuesta, que solicitó contra
actos de la Presidencia Municipal de San Juan (LA, 1925, 45 v.,
23 de noviembre de 1925).
Antes que San Francisco se convirtiera en ejido, uno de los dos
propietarios de la totalidad de las tierras, fue el señor
Francisco López, de origen africano.
La lucha por el poder en 1927 queda bien resumida en el
siguiente texto: "El C. Pedro Peña Síndico Único solicitó la
palabra y concedida que le fué manifestó que el miércoles catorce
del presente, por Ministerio de Ley tuvo que despachar los
asuntos de la Presidencia, con motivo de que el Jefe de la
Guerrilla se llevó al C. Presidente, en calidad de detenido a la
Jefatura del Sector de Córdoba, y como el procedimiento es
completamente arbitrario, pide que el H. Ayuntamiento proteste
por el atentado y se pide el cese del Jefe de la Guerrilla.- El
C. Severo Cuenca, Regidor Tercero, manifestó que transitando por
una de las calles céntricas como a las veintidós horas, le
manifestó el señor Sixto Ramírez, voluntario perteneciente al
Jefe de la Guerrilla, que no anduviera de noche por que pudiera
tener malas consecuencias, y que a la vez no le quitaban la
pistola por lástima, por lo que considera que aún cuando es
miembro del H. Ayuntamiento, carece de garantías por parte del
Jefe de la Guerrilla, por lo que también solicita del H.
Ayuntamiento que formule una protesta por la forma tan arbitraria
en que está procediendo el señor Eugenio Espinosa, Jefe de la
Guerrilla. En vista de las razones expuestas y después de ligeras
discusiones, dictó el siguiente acuerdo.- Este H. Ayuntamiento
Constitucional ha tenido a bien aprobar que se dirija atento
175
oficio al C. Gobernador del Estado, haciendo de su superior
conocimiento, el brutal atentado de que fue objeto el C.
Presidente Municipal de este municipio, el miércoles 14 del
presente, por parte del señor Eugenio Espinosa, Jefe de la
Guerrilla de esta localidad, con motivo de que con todo lujo de
mando de fuerza armada, hizo preso al C. Presidente en su casa
habitación, y se lo llevó a la Jefatura del Sector en Córdoba, en
donde el C. Teniente Coronel Francisco Cortéz Figueroa, lo dió en
absoluta libertad por no haber encontrado mérito para el
procedimiento, habiendo levantado una acta en la que únicamente
hizo anotar la dificultad surgida. Se hace comentar el hecho, que
fue motivo de la aprehensión, el que como a las nueve de la
noche, el Jefe de la Guerrilla con otros voluntarios, sin motivo
ni causa corretearon por una de las calles de la población al
policía Benito Merán, disparándole muchos tiros que por mera
casualidad no hicieron blanco; este fue el motivo que urdió el
Jefe de la Guerrilla para que inmediatamente rodeara la casa del
C. Presidente, a fin de hacerlo preso por la mañana a la hora en
que se levantara de la cama. El señor Espinosa se ha convertido
en perseguidor de las autoridades pues ha prohibido a los Ediles
del H. Ayuntamiento, de que de las ocho de la noche en adelante,
nadie salga de sus casas; por lo que este H. Ayuntamiento
protesta por la falta absoluta de garantías con que cuenta por
parte del Jefe de la Guerrilla; así como de los procedimientos
tan arbitrarios que a diario están cometiendo, pretendiendo
desarmar a los policías, única garantía con que cuenta el propio
Ayuntamiento." (LA, 1927, 84 f., a 84 v., 16 de diciembre de
1927).
Por la escasez de lluvias y al no pagarse las contribuciones
correspondientes, la situación financiera del Ayuntamiento
176
enfrentaba crecientes dificultades.
En 1928 se fueron a refugiar a SF 4 políticos locales, que no
estaban de acuerdo con el ayuntamiento que presidía Porfirio
Garibay; a éste le pusieron de mote "Calles". El entonces
gobernador Adalberto Tejeda, protegía a Garibay. Tejeda hizo
mucho por los campesinos, pero tenía un defecto, con sangre y
muertos quería arreglarlo todo, según expresó un informante que
fue testigo de muchos acontecimientos políticos de la época.
Las autoridades municipales se enfrentaron a una crisis de
carencia de recursos vía impuestos. La Comisión de Hacienda
anotaba que "la exigua recaudación obedece a que en dos años
consecutivos se han perdido las cosechas en esta región debido a
la falta de lluvia"..."pero esta circunstancia no debe tomarse en
consideración debido a que las cosechas de este año si no son
abundantes tampoco lo son pequeñas y creemos que en este
ejercicio fiscal podrán hacerse efectivos los impuestos con más
eficacia que (en) el pasado." (LA, 1928, 34 v., 17 de marzo de
1928).
Por conflictos entre los propietarios de la hacienda de San
José de Abajo y los trabajadores, llegó el Inspector de la Ley
del Trabajo en la zona de Córdoba (LA, 1929, 2 f., 7 de enero de
1929).
El Juez de Distrito de Veracruz otorgó amparo contra actos del
Presidente Municipal y otras autoridades, al señor Juan Perdomo,
el 31 de octubre (LA, 1929, 4 de noviembre de 1929).
El 27 de diciembre de 1929, el Presidente Municipal de San Juan
y el Capitán Vega, salieron de San Juan a perseguir a los
individuos que atacaron la estación de Potrero (LA, 1929, 105 v.,
27 de diciembre de 1929).
El Presbítero Gonzalo Barrios informó que el 3 de junio el
177
templo a su cargo sufrió serios desperfectos a causa del fuerte
viento huracanado que sopló; pidió permiso para su reparación al
Ayuntamiento (LA, 1930, 3 v., 6 de junio de 1930).
"El decreto Núm. 182 de fecha 13 de junio de 1931 dió categoría
de Congregación a la Ranchería de El Coyol." (Ramírez, 1974:47).
"El decreto de 5 de noviembre de 1932 determinó que dicho
Municipio y su cabecera se denominarían Cuitláhuac, en honor del
penúltimo rey de los mexicanos.
El nombre nahua Cuitla-hua-c, significa en el excremento seco,
es decir, guano o abono. El Ayuntamiento de 1937 no debió de
estar a gusto con el nombre de Cuitláhuac para la cabecera, pues
propusieron a la Legislatura su cambio por el de J. Uribe, héroe
contra la invasión norteamericana de 1917, aunque según las
autoridades, había sido en el año de 1921 (LA, 1937, 33 f., a 33
v., 13 de agosto). Además, en dicho año se propuso el cambio de
nombres de las siguientes congregaciones, cosa que nunca se llevó
a cabo: Dos Caminos por Rafael Tapia, Mata Naranjo por Faustino
Mora, Mata Clara por Silvano Victoria, y Ojo de Agua por Enrique
C. Rébsamen (op. cit., 33 v.).
El decreto de 5 de noviembre de 1932 cambió el nombre de las
Congregaciones Santo Domingo Mata Clara y San José de Abajo, por
Mata Clara e Ignacio Vallarta, respectivamente." (Ramírez,
1974:47). En realidad Mata Clara era San Francisco. Lo único que
se hizo fue segregarle el nombre del santo en una época de
intolerancia religiosa gubernamental.
Pedro García Flores, Presidente Municipal, solicitó al General
Lindoro Hernández, Jefe del Sector Militar, un destacamento
federal que proteja a la población "con motivo de la excitación
política que prevalece, se evitarían acontecimientos sangrientos
como el último que acaba de suceder la noche del sábado último en
178
el cual perdió la vida el Comandante de la Policía y resultó
herido un Agente de Policía". (LA, 1933, 49 v., 17 de julio de
1933).
El 23 de julio de 1933 hubo cambio de autoridades, pues las
anteriores apoyaban a Tejeda como candidato a la Presidencia de
la República.
Los desechos de la hacienda de El Potrero contaminaban las
aguas (LA, 1937, 17 v., 23 de abril).
En 1937 se sucedieron temblores de tierra (2. LA, 1938, 14
frente, 30 de diciembre). Los fenómenos produjeron damnificados
en el municipio y la región (LA, 1937, 6 de agosto).
En ocasiones, la memoria colectiva asocia el día y el mes a las
catástrofes naturales, pero en pocas ocasiones se recuerda el
año, como fue el caso de un ciclón que ocurrió un 28 de
septiembre.
Lázaro Cárdenas visitó el municipio al principio del año (LA,
38 frente, 9 de septiembre de 1938).
En el lapso comprendido de los meses de agosto a noviembre de
1977 la violencia renació en el municipio, al grado de que se
cometieron 16 asesinatos. La Televisión llegó a expresar que
Cuitláhuac era un pueblo sin ley.
Entre ellos, los de un señor de 80 años que conmemoraba una
ceremonia denominada "cabo de año" con motivo del deceso de uno
de sus hijos. Fue a una cantina a comprar aguardiente junto con
otro de sus hijos. Estaba tocando la puerta cuando lo asesinaron
de ocho balazos; igual suerte corrió su hijo. Los habitantes de
la congregación estaban confundidos pues no creían que una
persona de la comunidad los hubiera matado, hasta que cayeron los
dos asesinos.
179
MATRIMONIO
En la congregación abunda mucho la unión libre. Cuando un hijo
se hace de obligación, es común que sus padres le permitan vivir
en el mismo solar y construyen una casa aparte.
Cuando se efectúan ceremonias religiosas de casamiento, es
común que se presenten los sábados a las 17 horas.
Hace años, la poliginia era una costumbre muy generalizada. No
se ha presentado el sororato en Mata Clara.
Se dan casos de sororato-levirato en la comunidad, esto es que
dos hermanos escojan como parejas a mujeres que son hermanas. Hay
dos ejemplos en la comunidad. Por oposición no se da el caso de
que hermano y hermana casen con otra pareja de distinto sexo. No
se ha presentado el levirato en Mata Clara; sólo en San Juan de
la Punta.
Cuando una mujer se casa, sigue perteneciendo a la familia
nuclear de orientación; si fracasa, y regresa al hogar, pierde
mucha de las prerrogativas que tenía de soltera, ya que no puede
exigir los mismos derechos que cuando era soltera; lo mismo
sucede con el varón. En ocasiones, la falta de descendencia es
causal de divorcio, como fue el caso de una pareja que estuvo
casada durante 7 años.
Las mujeres se han casado, en la mayoría de los casos, con
forasteros y la tendencia continúa; también se casan con algún
nativo pero cuyo padre era forastero y pasó a residir en la
comunidad, casándose con una mujer del grupo.
MEDICINA
Las personas atacadas por canes con hidrofobia, tenían que
trasladarse a la ciudad de Orizaba para su tratamiento (LA, 1931,
7 f., 26 de enero).
180
En 1932 no había personas que se dedicaran al ejercicio de la
medicina (LA, 1932, 10 f., 22 de enero).
En 1937, la cabecera contaba con un médico permanente. A
principio de año se aplicaban cerca de mil dosis de vacuna anti-
variolosa (LA, 1937, 4 v.).
Las personas se iban a curar al Hospital de Yanga (LA, 1937, 12
v., 26 de marzo).
En dicho año, Cristóbal Perdomo manifestó que canceló los
servicios del Doctor Vicente Abad T., por prohibírselo la ley
(LA, 1937, 17 v., 23 de abril).
El periódico "El Dictamen" envió un paquete de quinina "para
los pobres de solemnidad". (LA, 1937, 38 f., 15 de octubre).
Hay una especie de médico itinerante que va preguntando de casa
en casa por enfermos; acepta que se le pague en abonos cuando
vende sus medicamentos.
Según un informante, por el año de 1962 hubo una época de
vacunación. El joven médico que vino a hacer su servicio social
al municipio, fue a Mata Clara; la gente salió corriendo de sus
casas a esconderse pues nunca habían sido vacunados; lo que
contribuyó a infundir más temor entre la gente fue que el médico
iba vestido de color blanco.
En el caso de cañeros pensionados, tienen desconfianza hacia el
Seguro Social pues tienen la creencia que los pueden matar con
medicinas, para evitar seguirles pagando la pensión.
La medicina tradicional es importante en Mata Clara. Cuando los
pacientes fracasan con el doctor, ocurren a la curandera, pues es
la mujer la que practica y nunca el hombre.
El concepto de enfermedad mezcla conceptos occidentales con
tradicionales. Así, hay 3 enfermedades en una: el perotenitis
[peritonitis], el merenguitis [meningitis] y el mozozuelo. Se
181
manifiestan con calenturas, diarreas y vómito.
Cuando salen los primeros dientes a los niños, les frotan
cebolla en la encía para quitarles la comezón.
Cuando una criatura se abre la cabeza, también se chispa del
cuajito (estómago). La curandera los pone de cabeza y les pega en
los talones.
Se pica cebolla, yerbabuena, orégano chiquito; se muele
pimienta, clavo, comino, anís y canela. Se quiebra un blanquillo
y se pone todo en la lumbre. Atrás y adelante de la criatura le
ponen un trapito empapado con todos los elementos.
Aparte, se prepara jarabe de peonía, de chicoria, de carodia
(todo se consigue en San Juan); 5 paquetitos de polvos de
margaritón, 5 de polvos de azabache, 5 de polvos de corales y 4
de añil de tomar.
Antes de preparar los polvos, se le pone al té un pedazo de
ingo, copale blanco, una nuez moscada (esta se machuca y se dora
sobre la lumbre en un traste; luego se muele en el metate.
Se muele la hoja del matlate morado. Se pone hojas de aguacate
oloroso, hojas de limón dulce. Se ponen 3 limones agrios y 3
limas en cruz. 20 flores de maravilla.
Mientras se hace el remedio, se pone la maravilla a hervir en
un litro de leche para estarle dando a la criatura.
Una poca de canela y 3 tomates con todo y cáscara.
Ya hervido, se va batiendo. Se sacan lombricillas de la tierra;
se pone a dorar la mitad y se le echa al remedio. La otra mitad
(éstas no se doran, sino medias calentaditas) con aguardiente y
aceite de oliva (que también se llama aceite francés), se pone
todo esto en el ombligo.
Con todo esto se cura la cabeza y el cuajo. Los síntomas son
espumarajo y ronquidos.
182
La enfermedad más triste es la viruela pues apestan las
pústulas y su olor se percibe desde lejos; no hay nadie que
visite a un enfermo; hace tiempo no había nada que visitara al
enfermo por temor al contagio. Lo único que hacían era colocarse
hojas de plátano sobre las pústulas, tres veces al día; en el
lecho también se colocaban hojas de dicho fruto.
Con el huele de noche se baña la persona y recoge la bilis.
Para la inflamación se toma el gigantón; para la sarna o
rasquiña se baña la persona. También se hacen lavados vaginales o
intestinales; baños de asiento; se restriega la hoja en el
cuerpo.
La hierba martina o epazolillo sirve para curar el mocachane;
se junta con otras hierbas.
La miel virgen y el aguardiente se usan untados para
contrarrestar los moretones que salen en la piel por efectos de
algún golpe.
La vergonzosa sirve para curar la almorrana. Se pone a hervir
en un jarro nuevo. Se coloca a la persona en posición de recibir
el vapor de la yerba. Las "bolitas" (cabezas de vena) se van
chupando. Luego, píldoras y ungüento de Duan.
Para la caída de la matriz se emplea aceite de almendras,
rosado, escobilla, almendra, especias; se revuelven. Cebolla
morada (que debe agarrar la señora que cura). Se calienta todo
eso y se le va poniendo en la parte vaginal con la cebolla.
Para tener familia se emplea vino de sangre y fuerza; píldoras
rosadas, píldoras de vida. Se les pone un parche de belladona
atrás y 2 adelante, en el vientre.
Se hace un lavado intestinal y otro vaginal al día siguiente.
Un litro de agua y una pastilla de pergamenato de cleroceno (si
es sencillo); si es flujo fuerte, va la pastilla de pergamenato
183
en la matriz.
Para lavado intestinal, agua hervida con sal.
Si está bajada la matriz, se hace un lavado de piedra azul.
Después del jarabe (de belladona), se recetan dos frasquitos de
píldoras de vida, 2 frasquitos de píldoras rosadas y un frasco de
sangre y fuerza. Se le recomienda a la señora que se cuide 40
días de no tener ocupación con su marido, ni cargar cosas
pesadas.
En ocasiones el no tener familia, se atribuye a la enfermedad
tradicional del espanto que se contrarresta con limpias, se
recoge la bilis.
Para punzada nerviosa, vino nervino, vino eslítico y vino
reumático, y agua florida. Se revuelve con aguardiente y alcohol.
Todo esto, tibio, se frota.
CICLO DE VIDA
Cuando la criatura está mal acomodada, se mantean acostadas las
parturientas. Las paran de cabeza a fin de sacudirlas para que
voltee la criatura.
Se les pone una reata amarrada de una viga, para que hincadas y
sujetas de uno de sus extremos, puedan alumbrar. Una señora se
coloca a las espaldas de la parturienta y aprisiona con sus
rodillas la cadera. Otra señora recibe a la criatura por delante,
jalándole hacia adelante la sentadera a la parturienta.
El cordón umbilical, placenta y trapos empleados en el trabajo
de parto, se queman en una hoguera y luego los entierran en el
monte. Así, no recibe frialdad la mujer. Por eso cuando una
persona no sale de su lugar de nacimiento, le dicen "aquí
enterraron tu ombligo". La población local con actitudes
tradicionales, no están de acuerdo en el destino que le dan a
184
dichos restos en las instituciones médicas oficiales.
Al recién nacido le imponen el nombre que le tocó en suerte por
el día del calendario.
El destete ocurre a los 2 años de edad.
A los nueve días de fallecida una persona, se le celebran
rezos.
ECONOMIA
En San José de Abajo había una fábrica de aguardiente bajo la
razón social de los señores Zaldo Hermanos y Compañía (LA, 1915,
15 f., 24 de mayo).
El Jefe del Departamento de Trabajo y Previsión Social envió el
oficio 299 de fecha 4 de febrero de 1931 a los hermanos Perdomo,
del Ingenio de San José de Abajo, indicándoles "se vigile el
cumplimiento de las irregularidades que notó en su visita el C.
Inspector Técnico de Maquinaria al citado Ingenio." Posiblemente
la báscula para pesar la caña haya marcado en favor del ingenio y
en contra de los campesinos que suministraban la gramínea. El
Ayuntamiento de San Juan, habiendo recibido copia del citado
oficio, ordenó al Agente Municipal de esa congregación que
vigilara el cumplimiento de tal disposición (LA, 1931, 11 f., 9
de febrero).
Potrero terminó con los trapiches de San Juan al acaparar toda
la producción de caña.
La propiedad de Francisco Vázquez estaba dedicada a la
ganadería, pues hacia San Juan se extendían pastizales.
Todos los miembros de SF eran asalariados. Necesitaban del
jornal para comprar petróleo, jabón. Familiarmente se producía
café, maíz, frijol, picante, panela.
A algunos les daban a amansar toretes durante tres años.
185
Michoacán surtía de caballos y mulas al estado de Veracruz. Se
vendían partidas de hasta 500 animales.
Un buey costaba 25 pesos en 1920.
El Ayuntamiento de Atoyac avisaba del robo de 10 bueyes de la
hacienda del Potrero (LA, 1923, 42 v., 18 de mayo de 1923).
En 1926, el precio de un caballo era de 40 pesos.
Había fábrica de gaseosas en pequeña escala (LA, 38 frente, 29
de marzo de 1926).
En 1928 el petróleo se vendía por caja, siendo su costo de 8
pesos (LA, 1928, 15 v., 3 de febrero).
El ingenio de San José de Abajo informó en 1939 que no
elaboraría alcohol. Ello significó una reducción de ingresos para
el municipio por concepto de impuestos, por la cantidad de
$2,520.
Por 1930 estaba cerca la madera; en el 40 empezó a disminuir y
en el 50 se despobló. La razón del despoblamiento del monte se
explica en el paulatino aumento de los terrenos dedicados al
cultivo de la caña de azúcar. Algunos se aprovisionan de madera
dejando crecer árboles como el huizache, y cuando está
desarrollado de ahí se abastecen para el hogar.
Hay épocas muy difíciles; para éstas corre un dicho: "Hay
tiempos que nada el pato y tiempos que ni agua bebe".
De mediados de octubre a mediados de diciembre, la situación
económica es muy difícil, por la dependencia que la comunidad
tiene con respecto a la caña de azúcar.
En 1937, $3.50 semanales era el gasto medio para el
sostenimiento de una mujer y una niña (Hoja suelta, 29 de
septiembre de 1937).
En 1977, el gasto semanal de una familia era de $700; con esto
se podía sostener una familia de 11 miembros. Otra con 9 personas
186
realizaba un gasto semanal de $350, con la salvedad de que
producía su propio maíz y frijol.
Los hermanos Perdomo en 1977 eran dueños de 3 ingenios
azucareros: San José de Abajo, Providencia y El Carmen. San José
de Abajo pertenece a Cristóbal Perdomo pero ha dejado la
administración del ingenio a su hijo Luis Arturo Perdomo Castro.
Dicha familia posee además, un ingenio en Oaxaca, llamado Santa
Isabel. San José de Abajo dispone de un campo de aterrizaje.
Hay varias categorías en el ingenio: Maestro Tornero (encargado
de hacer piezas de acero si llegara a romperse alguna parte de la
maquinaria), Maestro Trapichero (hace el papel de mecánico),
Maestro Tachero (lleva el control de la miel, procurando que no
se pase de cocimiento).
Durante la liquidación por sus cañas, cubren las deudas con los
comerciantes y apenas les alcanza el resto para comprar 2 o 3
mudas de ropa para cada miembro de la familia.
En la liquidación que realizó el ingenio en 1973, a una familia
numerosa integrada por 21 miembros, le tocaron $42,000 por la
caña entregada; a los tres meses ya no tenían nada y tuvieron que
recurrir otra vez al crédito con los tenderos.
En Mata Clara hay de 10 a 15 yuntas pero es difícil sostenerlas
pues no hay sitio para que se alimenten, en virtud de que la
mayoría de los campos están cubiertos de caña de azúcar.
A pesar de la dificultad de conseguir forrajes, algunos tienen
el proyecto de comprar vacas para producir leche, utilizando los
lazos familiares con primos para que cuiden los animales en otros
lotes.
En 1977, Mata Clara tenía 105 animales, entre vacas y yuntas,
cantidad a la que se agregó 30 bestias (caballos, mulas, burros).
Una persona tenía 20 vacas. Otra fue reportada como poseedora de
187
40 animales que pastaban en la zona urbana, sin que le cobraran
nada las autoridades ejidales.
El municipio cobraba $50 por la patente del hierro para marcar
al ganado, con una duración de 3 años.
San Francisco Mata Clara tiene más pequeña propiedad que ejido
en sus tierras.
Alimentos
Debido a la desaparición del monte, en la actualidad se proveen
por medio de camiones que traen leña desde La Tinaja; en 1977
costaba $80 la tarea; una tarea de leña está compuesta por 4
varas de largo y una de alto. La madera es de huizache y el pino,
al que llaman "espino".
Las familias de mejor posición económica estilan elaborar
comidas muy condimentadas, entre las que destaca muy
singularmente el ajo; también se ocupa la pimienta, especialmente
en las carnes.
La tortilla se echa a mano, apoyada la masa en un hule que
conforme se palmea, se le imprime un movimiento circular en
sentido inverso a las manecillas del reloj, con el cordial de la
mano izquierda.
Un menú es, al mediodía, arroz, chilatole de carne de res,
frijoles, limonada, tortillas, dulce de arroz con leche.
Arroz con salchichas rebanadas y rajas de chile, carne asada
con tomate y cebolla, ensalada de lechuga picada en porciones
largas, frijoles negros, queso, tortillas, salsa pico de loro,
refresco embotellado.
La comida típica de Mata Clara es el guisado, consistente en
carne con jitomate, cebolla, ajo, pimienta y clavo.
Cuando el grano está entre elote y maíz, se llama camagua. Se
188
elaboran gorditas de camagua. La camagua se asa en el calor de
las brasas; se le pone azúcar.
Cuando hay elote tierno se hace chilatole de elote; contiene
sal, epazote, chile seco; el elote se rebana. Algunos le ponen
azúcar o panela.
La torta de elote se elabora con mantequilla y nata,
agregándose pasitas; sucede en el mes de septiembre.
El alfajor se elabora de la siguiente manera: Se dora el maíz
en el comal; luego se muele; después se revuelve con miel de
trapiche, agregándosele ajonjolí que se ha dorado en el comal
para molerse. Se extiende la pasta en el metate una vez que ha
alcanzado su punto en la cazuela. Se corta en figuras de rombo
con un cuchillo.
Antes, a la pedacera que quedaba de las marquetas de azúcar se
le agregaba agua y se dejaba fermentar, para beber.
Para conservar los alimentos se coloca un tapanco arriba del
brasero, donde se pone el picante y el azúcar, a fin de que se
conserven secos.
Los animales cazados se preparan en adobo.
En el municipio no se elabora el vino de palma, pero se fabrica
en Piedras Negras.
Tres molenderas atienden a los trabajadores migratorios
ocupados en el corte de la caña de azúcar, alojados en las
galeras. Cada una da 10 comedores, que son 10 personas.
Las conductas sociales en torno a los alimentos son claras y
directas; así, el hombre no tiene ningún empacho en reclamar a la
cocinera sobre la falta de sal en los guisos.
Animales domésticos
Sobre el interior de las viviendas se arroja maíz a los
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guajolotes, al filo de las 11 de la mañana, para que los animales
que no pertenecen a la casa y andan por la calle, no tengan
acceso al grano.
Caza
Hay muy poca variedad de animales de caza en la congregación; a
principio del siglo XX había venado; se halla conejo y mapache;
iguana no se encuentra. El padre con el hijo salen a cazar
durante la noche.
EDUCACION
La Escuela en Mata Clara data desde el año de 1914. No
obstante, se informaba en 1917 que no había escuelas rurales en
el municipio de San Juan de la Punta (LA, 1917, 13 frente, 19 de
febrero de 1917).
Para 1922 en el primer año de la Escuela Rural Mixta de Mata
Clara, hab1a en matr1cula 23 niños y 20 niñas (SM, 1922).
Se solicitó a Francisco Vázquez Beltrán ceder un terreno para
la escuela (LA, 1923, 6 v., 19 de enero de 1923).
En 1923 los materiales didácticos con los que trabajaba la
Escuela eran: 30 libros "Rébsamen", 25 libros de lectura
"Infancia", 40 cuadernos de escritura muscular, 8 blocks de papel
imprenta en blanco (LA, 1923, 12 vuelta a 13 frente, 16 de
febrero de 1923).
La Escuela Oficial de la cabecera se enfrentaba a dificultades
por conseguir la asistencia de los alumnos. Entonces, la
autoridad municipal los citaba y los padres expresaban entre
otras, las siguientes razones:
"Gregorio Carrillo, tutor del niño José Barbosa; que lo mandará
hasta agosto porque necesita su ayuda en la siembra.
190
Teodora Rincón, madre de Ramón Daza Aguirre dice que no lo
atiende el maestro porque no tiene buena ropa, porque va a la
escuela descalzo y es pobre.
Ignacio Pérez, padre de Jesús Pérez dice que necesita de su
ayuda en el campo y no irá hasta que termine sus labores más
indispensables y agrega que si se le obliga a mandarlo mejor se
va de la población.
Don Jacinto Maldonado dice también que ya no asistirá a la
escuela su niño porque tampoco no lo atiende el maestro." (LA,
1923, 61 frente, 20 de julio de 1923).
Se pagaron 20 pesos de abono a la señora Jesús Contreras, por
concepto de la teja para la escuela de SF (LA, 1923, 86 v., 15 de
octubre de 1923).
El celo educativo de las autoridades llegó a la clausura de un
billar propiedad de José Hernández, en San Juan, por ser centro
de reunión de menores de edad, "que a diario juegan carambola y
no asisten a la Escuela" (LA, 1926, 103 vuelta, 8 de noviembre de
1926).
Felipa Hernández era la directora de la Escuela Rural de San
Francisco Mata Clara. El 11 de enero de 1926 envió oficio
participando que en dicha fecha reanudaba las labores educativas
(LA, 7 frente a 7 vuelta, 11 de enero de 1926).
La maestra Hernández daba hasta el tercer grado de educación
primaria. Falleció en Mata Clara el 27 de septiembre de 1943 (LA,
1943, 39 frente, 27 de septiembre de 1943).
El Regidor de Instrucción dijo que en la Escuela Elemental
Primaria para Niñas de San Juan, reinaba una completa
insubordinación y que los padres de las niñas las envían a la
Escuela Rural de San Francisco Mata Clara; pidieron a la
Directora que no las acepte (LA, 1926, 75 vuelta a 76 frente, 23
191
de julio de 1926).
El crecimiento de la escuela de Mata Clara, obligó a los
vecinos de entonces, solicitar una escuela más en San Francisco
Mata Clara, firmando el escrito Carlos Castillo, Gumersindo
Muñoz, Evodio Blanco, Josafat Cid, Bibiano Cid, Francisco Blanco,
Hilario Virgen, Hermenegildo Cid, Donato Peña, Vicente Peña,
Longinos Durán, Fidel Aguilar y Eleuterio Durán. Las autoridades
contestaron que no era posible y "sin falta ni pretexto alguno
manden a sus hijos a la Escuela Mixta que está establecida" (LA,
1927, 16 vuelta, 28 de febrero de 1927).
En dicho año había un periodo de vacaciones escolares durante
el verano, en el lapso comprendido del 1 al 30 de junio (op.
cit., 41 frente, 30 de mayo de 1927).
La Escuela trabajaba en precarias condiciones materiales; los
niños se sentaban en piedras para recibir sus clases. Entonces se
ordenó al Agente Municipal que comprara tablas para componer los
asientos (op. cit., 70 frente, 28 de octubre de 1927). En 1923
ocurría lo mismo en SF y El Maguey (LA, 1923, 43 f., 18 de mayo
de 1923).
Un mes más tarde se quejaba el Regidor 3 que los vecinos de
Mata Clara no cooperaban para el asunto arriba mencionado (op.
cit., 79 frente).
A pesar de las carencias, funcionaba una escuela nocturna en
San Francisco Mata Clara (LA, 1928, 54 vuelta, 25 de mayo de
1928). El 30 de junio manifestaba en un escrito el Director de la
Escuela Nocturna de Mata Clara que suspendía las labores por lo
avanzado de la época de lluvias, que impedía el tránsito en el
lugar (LA, 1928, 70 frente, 2 de julio de 1928).
Una informante recuerda que todo el centro de la comunidad era
una ciénega, pues no había cunetas que desviaran el agua.
192
En 1936 se terminó la construcción de la escuela de la hacienda
San José de Abajo, costeada por los hermanos Perdomo (LA, 1936, 4
frente, 1 de enero de 1936).
En dicho año el Edil de Instrucción Pública acusó a la
profesora de San Francisco Mata Clara de tener preferencias con
las criaturas y se decidió pedir su cambio al Inspector Técnico
(LA, 1936, 19 frente, 29 de febrero de 1936).
Se acordó solicitar escuela para la congregación de SF, en el
lugar denominado Tamarindo, por la población escolar que allí
existe (LA, 1936, 71 v. a 72 f., 2 de noviembre de 1936).
El año escolar daba inicio en los primeros días del mes de
enero (LA, 1937, 2 frente).
En 1940 se edificó la Escuela Municipal (LA, 1940, 44 f., 16 de
noviembre de 1940).
En 1977 tenía poco tiempo de funcionar en San Juan una
institución educativa llamada Escuela de la Cruz, que hacía
competencia a los establecimientos oficiales. Está auspiciada por
el párroco local.
Los hijos mayores se encargan de cuidar a los hermanos ms
pequeños. Antes, su autoridad era tal que podían castigar a los
menores.
En la actualidad existen dos escuelas en San Francisco Mata
Clara.
Los niños temen la presencia de los extraños al paso por las
calles.
IGLESIA
El nuevo templo de la cabecera municipal es de construcción
reciente; se empezó a edificar en 1949.
Según algunas personas, la iglesia de Yanga tiene un túnel que
193
va hasta la ciudad de Córdoba.
LO SOBRENATURAL
La congregación lleva su nombre porque se apareció una estatua
de San Francisco de Asís. Se la iban a llevar a San Lorenzo (hoy
Yanga) pero se puso pesada en el trayecto; entonces la llevaron a
la iglesia de San Juan y ya no pesó mucho la estatua. Cuando
llegaron los franceses, como no eran católicos, quemaron la
iglesia; a todos los santos los apilaron arrojándoles petróleo y
los quemaron. Pero del "trozo" (columna) de humo salió la imagen
de San Francisco rumbo al cielo.
Dios le dijo al diablo: "Lo que encuentres 7 metros de la
tierra para abajo es tuyo, y lo que hay de 7 metros para arriba
es mío". Por eso el diablo no puede comer maíz ni frijol porque
son de Dios.
Después del diluvio, el Señor mandó primero al zopilote, de ver
si ya había secado el campo. Pero el zopilote se entretuvo al ver
a tanta alma muerta; y dijo el zopilote, a comer carne muerta;
como tardaba, se dio cuenta el Señor y que manda que el zopilote
comiera siempre carne muerta.
Luego, que manda a un par de aves con las patitas coloraditas y
que suben al cielo a dar aviso, con la seña de la sangre en sus
patitas.
Entonces, el Señor bajó con sus discípulos y la banda de música
tocando muy bonito, a levantar las almas que eran de él.
Por eso, en el Todos Santos, se cantan los Alabados
"Levántate, alma cristiana
despierta si está dormida
que Dios te viene buscando
y a su gloria te convida."
194
El control de lo sobrenatural
Un vaso de agua con yerbabuena, epazote, orégano chiquito,
albácar y romero, para la bendición de una persona que traiga
mala conducta hacia uno. Si la persona viene con malas
intenciones "se raya" (se echa para atrás). Las envidias para que
no tengan venta. El vaso se pone en la mesa.
Si la casa es de material, para tenerla segura se compra ocote
y se troza para hacer cruces. Se hace un hoyo en el horcón, bien
sea por fuera si no se puede. Se entierra la cruz en cada esquina
y encima de ella se pone un vaso de agua. Es para evitar el mal
aire. Para que la casa quede fresca y limpia. Se procede en el
siguiente orden por esquinas:
1. Suroeste, 2. Noreste, 3. Sureste y, 4. Noroeste. A esto se
llama "cruzar la casa".
ORGANIZACION POLITICA
El presupuesto del Plan de Arbitrios y Presupuesto de Gastos del
Ayuntamiento, ya aprobado, fue de $ 12,272.38. (LA, 24 frente,
1926).
Antiguamente, la cárcel de San Juan consistía en un tronco con
cadenaal cual se mantenía aprisionado al reo, al aire libre, en
plena plazoleta.
La autoridad inmediata es el Agente Municipal, al cual se le
hacen llegar todas las quejas vecinales: destrucción de siembras
por parte de animales domésticos, querellas familiares, etc. En
ocasiones se celebran en su hogar juntas con vecinos que han
intervenido en pleitos mayúsculos al calor de las copas; en esta
circunstancia encienden la radio a todo volumen para evitar que
los transeúntes se percaten de los arreglos.
195
La otra fuente de autoridad es la ejidal. En ocasiones no hay
buenas relaciones interpersonales.
POBLACION
Mata clara presenta un tipo de poblamiento semi disperso. Las
casas tienen muchos árboles de sombra. Las mejores viviendas
están alineadas a ambos lados de la carretera federal.
Según un informante, "en Mata Clara se han venido refinando
porque eran negros puros. Hilario Virgen es el único negro que
queda ahí. Los demás han venido cruzando la raza; quedan muy
pocos negros y hay muchos morenos".
Una autoridad municipal describe a los habitantes de San
Francisco Mata Clara como gente muy noble y muy recia (de vigor
físico); además, son personas longevas. Por ejemplo, la señora
Matilde Juárez tiene como 100 años.
Recuerda otro informante que cuando era niño sólo había 16
casas de zacate en Mata Clara.
En 1975, San Francisco Mata Clara contaba con unos 800
habitantes. El poblado está distribuido en 4 grandes avenidas que
parten de la carretera y 10 calles perfectamente trazadas. Parece
que el antiguo asentamiento de la comunidad estaba más al sur.
SERVICIOS
Desde el año de 1912 fue destruida en su totalidad la línea
telefónica que unía a San Juan con San Lorenzo y la ciudad de
Córdoba, por los movimientos rebeldes.
Había servicio de camiones entre San Juan y San Lorenzo (LA, 21
vuelta, 15 de febrero de 1926). Gregorio Fernández solicitó
permiso para establecer un servicio de camión de San Juan a San
196
Lorenzo. El Ayuntamiento lo concedió (LA, 22 frente, 19 de
febrero de 1926).
En dicho año, la cabecera estaba situada a 14 kilómetros de la
estación Potrero, del Ferrocarril Central Mexicano.
Desde hacía varios años estaba radicado un médico español con
su botica. Había también un farmacéutico con un botiquín de
primeros auxilios (LA, 4 frente a 4 vuelta, 8 de enero de 1926).
El 17 de septiembre de 1929 se indicó que la escuela de San
Francisco contaba con dos hectáreas de tierra, pero que aún no
habían construido el edificio (LA, 75 v). Se daban clases en una
vivienda que actualmente es propiedad de la familia Virgen.
El Ayuntamiento no accedió a la petición de remate de degüellos
de ganados vacuno y porcino, pues las autoridades señalaron como
línea de conducta la de no permitir monopolios (LA, 4 vuelta, 8
de enero de 1926.
Los faroles del alumbrado público eran alimentados con petróleo
(LA, 8 frente, 11 de enero de 1926).
Hay agua potable en San Juan desde la época del Presidente
Adolfo López Mateos (1958-1964), quien vino a inaugurar el
sistema. La electricidad se introdujo en 1966. Al año siguiente
en Mata Clara
Se ha intentado tener agua potable en SF pero el nivel freático
está muy cercano a la superficie.
VIDA SOCIAL
SF tiene 15 cantinas clandestinas; en San José de Abajo había
17 y las autoridades municipales clausuraron 11. Las cantinas
funcionan a un lado de la casa del dueño.
San Juan mandó contingentes humanos en camiones a San Lorenzo,
porque se efectuó el desfile del 1 de mayo.
197
Había torneos de cintas, pero el municipio canceló los permisos
en 1926 (LA, 23 vuelta, 22 de febrero).
A los mayores hab1a que besarles la mano y se les dec1a "Mano,
tío", fuera quien fuera, siguiendo un patrón de conducta de
origen africano.
Antes a todos los viejitos les dec1an tíos. Si un muchacho o
niño no le dec1a tío a su paso por la calle, lo acusaban con el
papá y éste le pegaba con el cinturón y después le tocaba el
turno del castigo al "tío".
Había que descubrirse la cabeza y cruzarse de brazos en señal
de respeto. Estaba prohibido voltear la cabeza pues los ancianos,
si se daban cuenta, afirmaban que los niños les hac1an muecas y
castigaban al infractor. Hoy ya no se acostumbra; ni a los
verdaderos tíos se les llama por el término.
La invitación para penetrar a una casa se inicia con la frase
"pase Usted a lo regado". En ocasiones se coloca una tela limpia
sobre la silla y se invita a sentarse.
Durante la comida, se sitúa en la cabecera de las mesas a las
personas que se considera tienen un status alto. Una costumbre
muy arraigada es no tomar los alimentos hasta que la señora
reparta la comida a todos los presentes.
La forma usual de saludo al pasar frente a una casa es "adiós",
desconociéndose referencia a los "buenos días", "buenas tardes" o
"buenas noches".
Cuando la cónyuge está fuera de la vista del esposo en el
hogar, éste la llama con el término de "señora".
Hasta 1967 se representaban los "huehueros", hombres que se
vestían de mujeres, capitaneados por un señor anciano que la
hacía de viejito, y otro hombre que se vestía de viejita;
bailaban en cada casa de la congregación, acompañados por música
198
de sones jarochos, con instrumentos de arpa, jarana y requinto.
Al siguiente domingo después del miércoles de ceniza, se
iniciaban los bailes, durante toda la cuaresma. Los "huehueros"
empezaban a la una de la tarde y finalizaban a las 5 o 6 de la
tarde, cada domingo hasta finalizar el domingo de Pascua.
Para la fiesta del Santo Patrono, ponen un comal lleno de sebo
con monedas de plata; las tienen que arrancar con la boca.
También, sueltan un cerdo pequeño embarrado de cebo, a fin de
que lo capturen; el cerdo sale huyendo, hasta que de tantos
intentos le van quitando el ceno; el que logra atraparlo se
convierte en el dueño del animal.
También hay juego de carreras de encostalados, con parejas de
concursantes.
Hace poco hubo carrera de gatos.
Es muy popular el palo encebado.
Los niños juegan a la María Blanca y a Milano ("Milano no está
aquí, está en su vergel, abriendo el árbol y sembrando el
clavel").
Los niños tienen afición a nadar en pozas de aguas naturales.
Juegan a la roña y el juego del lagarto. Al hecho de jugar en el
agua le nombran chirrisquear.
MEDICINA TRADICIONAL
Al hacerse una herida en el campo en tiempo de canícula, se
corre el riesgo de enconársele. La canícula empieza sus efectos
el 14 de julio. Dura 40 días y debe de llover para que se logren
las cosechas, incluso la de la caña de azúcar; de lo contrario,
se pierden.
Los efectos de la canícula salen el dos de septiembre. Abarca
199
parte de julio y todo el mes de agosto. Tarda como mes y medio.
En todos los años, la mitad del tiempo de la canícula es de seca
y en la otra mitad se carga mucho el agua. O bien se carga al
entrar, o bien al salir.
Si se "mocha" (corta) un árbol en la canícula, se seca el
tronco; si no, vuelve a renacer.
GEOGRAFIA
La Sierra de los Micos se denomina así porque había muchos
changos. También se contaba con la presencia de mazate, venado
cuaqueche, tepezcuintle, tejón, jabalí, faisán gritón, faisán
real, hoy extintos. Hay, además, tres grutas que se llaman Sala
Seca, Sala Verde y Sala de Agua; nace el agua y va a salir al Ojo
de Agua y desemboca en el Río Seco y Puente Chico; se reparte por
debajo de la tierra. En 1926 se pensó en aprovechar el agua de
los dos nacimientos de agua llamados Puente Chico y Sala de Agua;
se consideraba que el primero podría regar una superficie de 300
hectáreas (LA, 1926, 113 v., 29 de noviembre).
El arroyo que pasa a un lado de Cuitláhuac se llama Cara Sucia.
Las mujeres lavan en arroyos y ponen a secar la ropa en las
piedras. Otras, bañan a sus hijos menores y a excepción de las
niñas, los varones toman el baño desnudos.
Hay un riachuelo en la comunidad que le llaman Arroyo Grande.
Paralelamente a la carretera, como a 200 metros de ella,
atraviesa la comunidad un pequeño arroyo que nace en San Angel,
el cual localmente se le conoce como Arroyo Tumba Negra, por
haberse caído ahí una mujer de color.
Adelante de la Casa del Campesino, a unos 200 metros de ella,
hay una corriente de agua conocida como Rayita del Pozo de La
Tinaja, que aún en tiempo de seca mana constantemente.
200
Hay grietas frente a la congregación de Corral de Piedra
(municipio de Cuitláhuac) pero en terrenos del municipio de
Yanga. Es la misma agua del río subterráneo; no es potable.
Se llama tiempo favorable cuando hay lluvia en los meses de
marzo, abril y mayo.
Cuando las lluvias no van precedidas de truenos, se les llama
"lluvia en silencio".
BIOGRAFIA DE C.F.
Salió de Mata Clara debido a que asesinaron a su papá y a un
hermano; él era apenas un muchacho; su madre se quedó a vivir en
el pueblo; estuvo fuera de 1939 a 1947. Justo al año regresaba a
ver a su mamá, ni un día antes, ni un día después del que había
salido; aquí permanecía 15 días y regresaba a trabajar. No
enviaba una sola carta, pero su mamá sabía cuándo iba a volver.
Expresa que el popoloco es un idioma con mayor grado de
dificultad que el mixe. Su papá era del estado de Puebla; su
mamá, de Mata Clara.
Anduvo trabajando aserrando madera en Oaxaca, en donde aprendió
a hablar el mixe; le cobraban 6 pesos semanales incluyendo lavado
de ropa; sufrió mucho pues escaseaba la comida; en la mañana un
puñado de galletas de animalitos y al medidodía 3 gorditas. Le
decía a la señora que le sirviera mucho pero ella respondía "aquí
es la costumbre". Un compañero se colocó en otra casa de
asistencia pero le servían las mismas porciones. Como trabajaba
en el monte, se llenaba con plátanos, pero estos lo enfermaron.
CONCLUSIONES
La población de Mata Clara seguramente se originó en la de la
hacienda de Palmillas. La de Dos Caminos en la de Trapiche de
201
Mesa. Seguramente se relacionaron biológicamente.
Posiblemente, con la abolición de la esclavitud, se operó un
cambio radical en las antiguas relaciones amo-esclavos. La nueva
población liberada permaneció en su inmensa mayoría en el mismo
lugar en el cual había nacido, pero con la necesidad de trabajar
por su cuenta. Como no tenían tierras, pues era imposible que las
hubieran podido adquirir cuando no eran dueños ni de su persona,
tuvieron que haber arrendado pequeñas extensiones de terreno para
dedicarlos a cultivos de subsistencia, y trabajar de jornaleros
con sus antiguos patrones.
Durante el siglo XIX, los descendientes de los esclavos eran ya
arrendatarios apegados firmemente al suelo. A fines de siglo, la
movilidad territorial debió de ser mayor en épocas difíciles que
les hacían buscar fuentes de trabajo en comunidades cercanas, en
un radio no mayor de los 40 kilómetros a la redonda.
La migración de personas de Michoacán y Jalisco trajo consigo
el acaparamiento de tierras baldías. Esas personas debieron de
controlar el poder político local mediante el comercio,
apoderándose de los puestos claves del Ayuntamiento, haciendo más
difícil la posición de los "criollos", hasta el reparto agrario
originado en la Revolución Mexicana.
BIBLIOGRAFIA
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Krickeberg, Walter. Mitos y leyendas de los aztecas, incas, mayas
y muiscas. México. Fondo de Cultura Económica, 1980.
L.A. (Libro de Acuerdos). Secretaría del H. Ayuntamiento de San
Juan de la Punta.
Ramírez Lavoignet, David. Los municipios veracruzanos. 1974.
Winfield Capitaine, Fernando. “Población rural en Córdoba, 1788”.
202
EN: La Palabra y el Hombre (30)
Winfield Capitaine, Fernando. Las culturas del Golfo. Xalapa.
Graphos, 1989.
203
LOS NEGROS EN VERACRUZ, RETROSPECTIVA HISTORICA
Aunque la mentalidad difusionista ha sugerido la presencia del
negro en la etapa precolombina, ello no ha sido demostrado
fehacientemente con pruebas científicas. Aparentemente, el
principal propagandista de esta idea es Melgar quien en 1862, al
describir a la cabeza colosal de Hueyapan sugiere que es de rasgos
etíopes.
Lo que si ha estado confirmado por la abundante documentación
colonial es que desde los primeros momentos de la conquista
española iniciada en 1519 y consumada en 1521, la presencia del
negro ha sido manifiesta. Algunos negros aculturados en España
acompañaron las primeras expediciones guerreras. Así, uno de ellos
introdujo el cultivo del trigo en México; el otro,
desafortunadamente, la viruela o cocoliztli, enfermedad
responsable de gran número de decesos entre la población indígena.
El Padre Fray Bartolomé de Las Casas fue un decidido impulsor de
la introducción de esclavos negros al Nuevo Mundo con el objeto de
defender a los naturales de América, aunque dicha posición la
cambió arrepentido en los últimos años de su vida.
Las licencias para el comercio de negros fueron controladas por
la Corona Española y recibieron el nombre de asientos. Muchos de
ellos se conservan en la Recopilación de las Leyes de Indias,
instrumento legal que regulaba las relaciones jurídicas de los
reyes de España con sus súbditos. El creciente corpus de
legislación indiana fue acumulando disposiciones de derecho que a
lo largo del tiempo fueron haciéndose más difíciles de recordar.
Las naciones que dominan el comercio negrero en México fueron
los portugueses incrementándose su participación en la temporada
en que se unieron las coronas de España y de Portugal de 1580 a
204
1640. Posteriormente los ingleses son los que comercializan en
México a la población africana, en un triple triángulo que ha sido
descrito por Mannix: armas, municiones y telas fabricadas en
Inglaterra a cambio de negros; su venta en América a cambio de
oro, aguardiente y otros géneros que a su vez se cambian en
Inglaterra por más armas, municiones y telas, para reanudar el
triángulo comercial. En el siglo 18 los factores (vendedores de
negros legalmente establecidos) fueron Luis Haiz, Guillermo
Buttler y Enrique Spencer, los cuales españolizaron sus nombres de
pila, por la década de los cuarenta en Veracruz.
Al término del siglo dieciséis una instrucción del Conde de
Monterrey encaminada a la protección de la población nativa,
estimuló la importación de esclavos africanos, con la idea de
suplir la mano de obra indígena y de esa manera proteger su
descenso demográfico.
En el siglo 18 el llamado Código Negro intentó influir para
suavizar el trato que recibían los esclavos por parte de sus amos.
Fue dirigido especialmente a los dueños de negros en Santo
Domingo, pero copias de él se distribuyeron en todo América,
llegando a Amatlán de los Reyes, Veracruz.
En la Navidad, al esclavo de las haciendas se le obsequiaba un
juego de ropa que supuestamente le debía de durar todo el año. El
llamado esclavo urbano generalmente gozaba de mejor trato. Algunos
casos excepcionales registrados nos hablan de que fue sujeto de
herencia por parte de su amo, sembró pequeñas porciones de terreno
para ayudarse en su mantenimiento como se dió en la hacienda de
San Pedro Buena Vista, alias La Orduña, cerca de Jalapa.
Durante el siglo dieciocho, el comercio de esclavos tuvo
altibajos, dependiendo entre otras cosas del precio internacional
del azúcar y de las revueltas negras en Las Antillas.
205
Sabido es que el esclavismo fue una práctica que siguieron los
grupos con mayor poder económico; posteriormente y con el descenso
de su precio fueron adquiridos también por otros grupos económicos
como herreros y panaderos, aunque ya bien avanzado el siglo
dieciocho. Casos de excepción fueron mestizos y uno que otro
mulato y pardo. Quedaron exceptuados los indígenas, a pesar de que
muchos caciques contaron con los recursos suficientes como para
poder proveerse de algunos de aquellos. En Perú, no obstante,
otras condiciones sociales hicieron posible que los indios
tuvieran esclavos, por lo que tal práctica no fue desconocida por
el estamento nativo,1 pero fue a nivel regional limitado. El negro
siempre fue un agente de conflicto en las Repúblicas de Indios,
por lo que se le segregó jurpidicamente de ellas. Alegando los
españoles que corrompía las costumbres indígenas, no permitieron
su presencia ni la de la gente de color, libre, en las
comunidades.
Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las
estancias agrícolas y ganaderas, trapiches e ingenios azucareros,
herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los
obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En
la minería su participación fue destacada, sobre todo en
Guanajuato y Zacatecas.2
Quienes controlaron el mercado fueron propietarios de ingenios y
trapiches azucareros, alcaldes mayores, comerciantes, oficiales
del ejército, arrendatarios de alcabalas, sacerdotes, notarios y
funcionarios reales. Mucho de ellos fueron apoderados que
representaban intereses de terceras personas de diferentes
localidades.
En ocasiones se compraban esclavos y se adiestraban en el manejo
de un oficio. Al final del aprendizaje y con la experiencia
206
acumulada, el esclavo subía de precio, como fue el caso de Antonio
Miguel, de nación Mina quien vivió en el puerto de Veracruz.3
Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos
fueron variadas, desde las más sencillas a las más complejas,
dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían el
corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra,
escarda y cosecha del maíz, frijol y otros productos; la
ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de
instalaciones agrícolas y el cultivo e industrialización de la
caña de azúcar.
El azúcar
En las grandes haciendas azucareras existió una verdadera
división del trabajo que descansaba en el grado de aculturación,
destreza, edad, sexo y confianza depositada en ellos.
Las principales haciendas azucareras de las que se tiene noticia
en la Jurisdicción de Xalapa fueron El Ingenio Chico, El Ingenio
Grande, El Lencero, Mahuixtlán, Mastatlan, Nuestra Señora de la
Limpia Concepción, Nuestra Señora de los Remedios, alias Pacho,
San Juan Bautista Tuzamapa, San Miguel Almolonga, San Pedro
Buenavista, alias La Orduña, Soncuantla, Tenampa. De Tuzamapa
quedó para la posteridad una estampa pictórica de Rugendas quien
cuando la visitó era un trapiche azucarero en 1833.
Los campos en que se cultivaba la caña recibían el nombre de
"suertes", advocadas a algunos santos; sus medidas eran variables
yendo de un área mínima de 1,614.90 metros cuadrados a una máxima
de 5,000,00 metros cuadrados. El valor promedio de los campos
cultivados era de mil pesos la hectárea en 1788.4
El ingenio más importante de la región fue Pacho. La zafra de
1713 produjo 984 carros. La "suerte" de San José aportó 168 carros
207
a la molienda en tanto que la menor fue San Nicolás, con 50
carros.5
La mejor información histórica disponible en la actualidad es la
que se refiere a Córdoba. Gracias a un censo levantado en 1788
puede conocerse la composición de la población,146 los patrones
matrimoniales, la integración de la familia, el número de esclavos
que vivían en ranchos y haciendas, la distribución de la propiedad
de la tierra por casta y otros factores.6
La jurisdicción de la villa de Córdoba tenía 16 haciendas
azucareras en 1788, incluído en este número el trapiche de Tospa.
El 79.10 % de la tierra de los ranchos era detentada por
europeos o descendientes de ellos; sólo el 8.95 % de la misma era
controlada por sus poseedores originales, los indios. El resto,
11.95 % era aprovechada por población de origen africano, que
había alcanzado la condición de libertad. Este último caso muestra
movilidad social ascendente para finalizar el siglo 18 en la
Jurisdicción de Córdoba.
La hacienda fue el principal consumidor de esclavos, y se estima
que la esperanza de vida en ella no rebasaba el promedio de los 7
años de residencia, por lo que tenían que ser renovados
constantemente los individuos.
En un estudio estadístico7 relativo a la Jurisdicción de Xalapa
en el siglo XVIII, se vió que el 74.38 % de las ventas fueron
internas, el 25.62 % fueron vendidos a otras jurisdicciones,
siendo las más importantes por el volumen de venta el puerto de
Veracruz y la ciudad de México. La casta que se vendió más fue la
de los mulatos (248), siguiéndoles los negros criollos (177).
El valor total de las ventas en el siglo XVIII ascendió a
104,563 pesos de oro común. De 1701 a 1740 se observa una
146 ? Para este y otros aspectos véanse Apéndices.
208
progresión en las ventas, descendiendo en la década 1741-1750,
notándose un declinar progresivo en la segunda mitad del siglo
XVIII, fenómeno que también fue notado independientemente por
Berghe a mayor escala geográfica, quien sostiene que en la segunda
mitad del siglo "se inició una rápida declinación de la esclavitud
en México, en gran parte como resultado de la competencia de la
población mestiza que crecía rápidamente, se había empobrecido y
merodeaba por todo el territorio. Las labores del esclavo
simplemente se depreciaron en el mercado por obra de la labor
libre de los mestizos y de los siervos indios."8
El precio del esclavo variaba según la edad, habilidades, sexo,
estado de salud y casta. Se mantenía constante por muchos años,
aunque en 1772 debe haber habido ajuste de precios pues María
Santos, mulata esclava, pidió al señor juez nuevo avalúo y éste
rebajo su precio de 200 pesos en que fue vendida en 1761 a 140
pesos en 1786. Posiblemente la petición pudo haber tenido la
finalidad de facilitar la manumisión, independientemente de que
bajó el precio de los esclavos en el último cuarto del siglo
XVIII, fenómeno que se venía observando desde 1745.
En ocasiones se recompensaba al esclavo rebajando su precio a
fin de facilitarle la manumisión, en premio a su buena conducta,
lealtad y servicios, como fue el caso en Tepeyahualco de Cayetana
Josefa.9
Categorías de color
Hay un famoso cuadro de las castas del México colonial
exhibiéndose en el Museo de Historia de México. Ha sido el
principal responsable de la confusión que ha privado en torno a
los nombres que recibían los descendientes de la mezcla de
distintos grupos raciales. La práctica demuestra que era
209
prácticamente imposible para una persona manejar tal número de
categorías raciales. Quizá fué producto más de la imaginación
desbordada del artista que de ser un ejemplo de la realidad
cotidiana.
Algunos términos operaban regionalmente, como fue el caso de
jarocho para el actual estado de Veracruz, designación que
inicialmente se asignó al descendiente de negro e india, en
substitución del pardo, para adquirir una connotación más general
extendiéndose a los campesinos de los alrededores del puerto de
Veracruz, luego a sus habitantes y mucho después a todos los
pobladores del actual estado de Veracruz.
La clasificación más objetiva es la que presentan los
instrumentos de propiedad, a través de los archivos notariales.
Así, tenemos negros africanos (cafre, carabalí, congo, loango,
lora, malagas, mina, ñame, raiada, etcétera), negros criollos
(nacidos en la Nueva España), mulatos (mulato, aindiado,
amestizado, anegrado, blanco, color, cocho, bayo, entreverado,
membrillo, y prieto), pardos, chinos y morenos.
Algunas de estos términos debieron ser un tanto imprecisos para
la sociedad del siglo XVIII. Prueba de ellos es que los registros
notariales, cuando se refieren a la misma persona, la designan con
distintos nombres: un mulato anegrado después se le clasifica como
negro; una mulata prieta después es mulata blanca; a un negro
africano ñame se le clasica después como negro atezado.
Las sublevaciones y el cimarronaje
Fueron variadas las revueltas negras a lo largo de todo el
periodo colonial español en México. Aquí interesa reseñar aunque
sea de manera breve las ocurridas en la costa e interiores del
Golfo de México.
210
La más antigua y mejor conocidas de las rebeliones de esclavos
es la que protagonizaron Yanga y Juan de la Matossa. El primero,
de nación Bran y el segundo, de nación Congo, acaudillaron a un
grupo importante de esclavos que dominaron las alturas de la
Sierra Madre Oriental, especialmente en los puntos relacionados
con las poblaciones de Acultzingo, Orizaba y la zona del río
Blanco. Al padre jesuita Juan Laurencio se debe la única crónica
de la época, sobre la cual se han realizado reconstrucciones de la
saga emprendida por Yanga a fines del siglo 16 y principios del
17. Sin emabrgo, algunas fuentes documentales como el Archivo
Notarial de Orizaba conservan en sus legajos algunos papeles
relativos a la cacería de cimarrones y su apresamiento, así como
la pérdida de bienes materiales ocasionados en la guerra librada
hacia ellos. La lucha terminó con el reconocimiento de
independencia y la fundación de un pueblo llamado San Lorenzo
Cerralvo de los Negros, en honor al Virrey Cerralvo quien fué el
que autorizó a los negros residir en pueblo propio con autoridades
municipales no españolas, a la usanza de las Repúblicas de Indios.
El segundo movimiento de proporciones mayúsculas fue la rebelión
iniciada el 18 de junio de 1735 originada en el trapiche de Mesa,
en San Juan de la Punta, en una fecha cercana a la celebración del
día del santo patrono del lugar, San Juan Bautista, cuyo
movimiento logró varios meses en sofocarse de manera relativa. El
20 de junio los sublevados rebasaban el número de 500 confederados
con el palenque de Masateopa pues se les agregaron negros de los
trapiches alojados en El Novillero, además de 300 negros sobre El
Potrero. En prevención se encerraron en Córdoba a 400 negros, para
evitar que fueran a ser secuestrados.10 El costo total de los daños
fue calculado en 400 mil pesos.11
Revueltas de menores dimensiones tuvieron lugar en Palmillas en
211
1741; hacienda de San Antonio en 1749; trapiche de El Potrero en
1805, ésta última sofocada por 3 mil soldados que acompañaban al
Virrey Iturrigaray a su tránsito por la Villa de Córdoba.12
Ligado a las insurrecciones está la existencia de comunidades de
esclavos fugitivos, las cuales reciben el nombre de palenques, por
las estacas defensivas que caracterizan la protección de dichas
comunidades negras. La sierra de Mazateopan contempló la
existencia de varios palenques, cuyos nombres han quedado
registrados en la historia: Palacios, Breve Cocina y Mandinga,
algunos de ellos con una antigüedad mayor a la de los cien años.
Otros palenques se dieron en los montes de Actopan, doctrina de
Misantla, jurisdicción de la Antigua Veracruz.
La historia posterior demuestra que es frecuente la fundación de
pueblos de negros libres con un origen en los palenques, como fue
el caso del pueblo de Nuestra Señora de los Negros de Amapa, en el
estado de Oaxaca, proceso que fue apoyado por autoridades
coloniales españolas, como el Alcalde Mayor de Teutila y Caballero
de la Orden de Calatrava, Andrés Fernández de Otañez, quien poseía
plantaciones de cacao y de vainilla, las cuales presuntamente eran
trabajadas por esclavos fugados de los trapiches y haciendas
azucareras de la villa de Córdoba.
La fundación de Amapa llevó a los trapicheros y hacenderos
cordobeses a enfrentarse en un largo litigio contra Otañez, mismo
que quedó registrado en el tomo 3542 del ramo Tierras del Archivo
General de la Nación, y que ganaron los negros, acaudillados por
Fernando Manuel, quien fue su primer Alcalde.
En la actualidad quedan pocos asentamientos humanos de origen
africano en el estado de Veracruz, de entre los cuales podemos
mencionar a Tamiahua, Mozomboa, Tinajitas, El Coyolillo (municipio
de Actopan), San Nicolás (municipio de Yanga), Dos Caminos, Mata
212
Clara (municipio de Cuitláhuac), barrio del Cojinillo (municipio
de Tierra Blanca). Quedan nombres de localidades con escasa
presencia africana, a veces sólo con el nombre: Mandinga
(municipio de Boca del Río), Rincón de Negros.
Algunos rasgos culturales como la música se extienden desde
Nautla hasta Coatzacoalcos. En Las Higueras, del municipio de Vega
de Alatorre, se utilizaba el marimbol, marimbola o marímbula,
instrumento de acompañamiento de origen africano, consistente en
una caja de madera con lenguetas que salen de su boca, los mismo
que en la ciudad de Jalapa hasta 1943; dicho instrumentó servía
para los bailes populares, acompañados de otros, como el cántaro.
También estuvo en uso el marimbol hasta hace unos pocos años, en
la población de Totutla, cerca de Huatusco.
La música popular de la costa de Sotavento, analizada
estructuralmente por Gerónimo Baqueiro Foster, tiene importantes
influencias africanas, así como el cultivo de la décima que se
aplica en la ejecución de la llamada música de son jarocha.
El uso del arpa, la jarana y el requinto, en ocasiones introduce
instrumentos adicionales como el pandero, o el marimbol,
independientemente del tablado que es un instrumento de resonancia
ejecutado por los pies de los bailarines y que aporta sus propios
ritmos enriquecedores.
Movilidad social
Los negros y demás castas coloniales encontraron en el ejercicio
de las milicias la oportunidad para ascender socialmente, además
de otros factores.
Durante los frecuentes conflictos internacionales de España con
el resto de las potencias militares europeas, una creciente
preocupación fue la de defender sus costas en toda América. Para
213
ello se instauraron las compañías de milicias provinciales, entre
las cuales destacaron las de lanceros negros, mulatos y pardos,
instalándose vigías (puestos de vigilancia) en los principales
puertos de la costa atlántica, como fue Tamiahua, Nautla, Veracruz
y Alvarado, entre otros puntos.
En La Orduña se le permitía a los esclavos realizar sembradíos
de maíz y de frijol, además de poseer cabezas de ganado, pues el
dueño asignó porciones de terreno propios de la hacienda.13 Ello
permitió crear un apego del esclavo a la hacienda, amor a la
tierra, y evitar la posibilidad de fugas.
A veces el esclavo se beneficiaba recibiendo herencia de sus
amos, como caballos, casas, lotes de terreno, implementos
agrícolas, dinero en efectivo, o ropa de cama, como fue registrado
en numerosos protocolos de la ciudad de Jalapa en los siglos 17 y
18.14
Siempre llaman la atención los casos individuales que saltan a
la norma general. Pardos y mulatos que lograron ascenso social
evidentemente fueron muy pocos en relación a la masa. Escaparon al
anonimato en que vivían sumergidos los demás estratos de color del
México virreinal; en comparación con sus hermanos de casta,
constituyeron una élite con libertad de movimiento territorial y
económico.
Así, hubo ejemplos excepcionales de mulatos muy ricos como fue
el caso de Miguel Ximenes. Originario del pueblo de Acatzingo, se
dedicó a la arriería desde fines del siglo 17 hasta principios del
18, acumulando un enorme capital para su época (11 mil pesos de
oro común) en casas, recua, esclavos y otros bienes muebles y
alhajas. La recua de 200 mulas aparejadas de lazo y reata y 13
esclavos eran utilizados tanto para transportar mercaderías a lo
largo de los caminos coloniales que conducían de México a
214
Veracruz, como para el servicio de su casa. Miguel Ximenes ocupaba
cargos honoríficos y de prestigio como el de ser Mayordomo de la
Cofradía de las Benditas Animas.15
Descendientes de negro e india recibieron la nominación de
pardo. En América la esclavitud estaba ligada al vientre materna,
por lo que las uniones con mujer india producían libres.
En 1739 vivía en El Coyolillo un pardo llamado Juan Domínguez,
casado con Juliana de los Reyes, morena libre; la familia tenía a
3 de sus hijos casados y 1 soltero.16
Dos años después, uno de los hijos de Juan, Vicente José,
gravemente enfermo en cama dictó su testamento. Por medio del
protocolo sabemos que poseía 5 mulas, 3 caballos, una silla, una
escopeta, un espadín, 5 vacas de vientre, 3 terneronas, 3 yeguas y
2 bueyes. Sirvió de testigo José Infante Matías Licona, Sargento
de la Compañía de Pardos de Xalapa.17
Otro pardo libre, vecino de El Coyolillo fue Diego Antonio
Hernández, casado con Lucía de los Reyes. Antes de casarse, compró
la libertad de su prometida en 200 pesos pues era esclava. Llevó
al matrimonio 10 mulas aparejadas, 3 yuntas aperadas, 8 caballos
mansos, 6 yeguas, una silla de montar, una escopeta y una espada.
La pareja procreó 6 hijos, de los cuales María al casarse recibió
un caballo y una vaca en producción de leche. A la fecha eran
solteros Cayetana de 14 años, Francisca Simona de 12, Josefa
Antonia de 10, Clara Josefa de 8 y Josefa de los Santos de 6
años.18
María Arriaga, parda libre era vecina de Plan del Río. Poseía
una casa cubierta de teja en Xalapa, en la calle de San Francisco
de Paula. Era copropietaria con su hermanos Eufrasio y Teodoro, de
cabezas de ganado mayor, caballos y yeguas en Plan del Río. Poseía
además 300 fanegas de maíz, 2 burros y 12 cerdos.19
215
Otro pardo, Mateo Cipriano Gutiérrez sabía firmar. Nació y vivó
en el Ingenio de Orduña. Cuando contrajo matrimonio con Ana
Francisca Ruiz, parda libre, recibieron de sus padres, él 54 pesos
y ella 38 pesos. Habían procreado a Pedro Modesto de 8 años y a
María Josefa, de 7 años.20
La nueva posición emergente de la población de origen africano
puede apreciarse en los listados que se mandan levantar, a efecto
de que paguen impuestos en su status social de libre, como lo
refleja un padrón levantado en la jurisdicción de Córdoba en 1786,
mismo que nos permite asomarnos a las diferenciaciones de
actividades económicas, estado civil, composición de la familia,
edad y residencia de la población de origen africano, estamentada
en sus distintas castas.
El padrón
El 1 de abril de 1786 se terminó el censo o padrón de negros,
mulatos y personas libres de la jurisdicción de la villa de
Córdoba,21 a efecto de tasarlos en el pago del tributo, según Real
Provisión de primero de marzo de 178422 . El referido listado nos
permite conocer una serie de cualidades presentes en el estudio
etnohistórico de la población de origen africana en una
jurisdicción de la parte oriental de la Nueva España, en este
caso, la de Córdoba y su Villa, en el actual estado de Veracruz,
México.
El criterio principal del censo consistió en poner los nombres
de los tributarios arreglados por área,23 iniciándose este con la
villa de Córdoba, siguiendo con los ranchos y haciendas cuyo orden
de aparición es el siguiente:
1. Rancho de sembrar tabaco en el del camino de los Romeros.
2. Rancho de San Juan Buenavista.
216
3. Rancho de la mojonera de La Llave, tabaquero.
4. Rancho del tabaco del padre Leyvas.
5. Rancho de Venta Parada.
6. Rancho de don Javier Ajamil.
7. Rancho de La Peñuela.
8. Rancho de San José Buenavista.
9. Rancho de don Manuel Gutiérrez.
10. Rancho de don Juan González.
11. Rancho de don Francisco Rodríguez.
12. Rancho de don Francisco Pérez.
13. Hacienda de labrar azúcar, El Cacahuatal.
14. Hacienda del Rosario de la Llave.
15. Trapiche de San Miguel.
16. Hacienda de San José de Las Lagunas.
17. Hacienda de San José de Gracia.
18. Hacienda de Monte Blanco.
19. Hacienda de Santa Ana.
20. Hacienda de San José de Tapia.
21. Hacienda de San Juan Bautista Zacatepec
22. Hacienda de Ojo de Agua de Segura.
23. Pueblo de la Jurisdicción de Santa Ana Atzacan.
24. Pueblo de San Francisco Chocamán.
25. Pueblo de San Juan Coscomatepec.
26. Rancho de Tacotla.
27. San Antonio Huatusco.24
Características
La circunstancia de que población de origen africano sea
considerada para integrar una lista de contribuyentes, sujeto de
impuestos, revela que su actividad económica es independiente, es
217
decir, no ligada a un dueño, y que goza de derechos en cuanto a su
libertad de persona y de ocupación, limitada esta última, claro
está, por las restricciones legales que impuso el estado colonial
español en cuanto a no ocupar determinadas posiciones laborales en
la Nueva España y el resto de América hispana, tales como el
sacerdocio, las profesiones liberales y algunos altos rangos de la
milicia.
Las ocupaciones de los pobladores nos permiten hacer una
reconstrucción de las actividades económicas tanto de la región
como de los poblados, ranchos y haciendas, al menos de manera
parcial por el año en que se levantó la estadística tributaria.
La suma arrojó un total de 102 tributarios, de los cuales 1
estaba ausente, 51 estaban casados con mulatas, 2 con española, 3
pidieron excepción por estar "mancos" o por enfermedad, 4 casados
con mestizas, 4 con indias e indios, 1 con esclava, 4 viudos, 2
viudas, 26 solteros y 3 solteras.
Se mandó que pagara cada tributario entero a razón de 2 pesos, y
4 reales de servicio real; el viudo o soltero un peso. En cuanto a
la paga de las viudas, doncellas y solteras, se recomendó que se
observara lo resuelto en el Auto del 1o. de marzo de 1784.
Estado civil
Después del nombre, el estado civil constituyó la segunda entrada
de información en el listado. Los patrones matrimoniales citados
revelan que un mulato estaba casado con española; 8 mulatos con
mestizas; 7 mulatos con indias y 3 indios con mulatas; para un
total de 21 parejas. Los patrones matrimoniales ilustran cómo para
esta época hay mayor apertura en la selección de la pareja.
Edad
218
En la mayoría de los casos, se registra la edad en personas
menores de edad o aquellas ancianas que están libres del tributo.
Después de los 50 años, los individuos estaban exentos del pago de
la contribución, como puede apreciarse en el caso de Ana Josefa,
soltera, a la cual se dijo "se le dió reserva" (folio 1 frente).
Ocupación
Este es uno de los más importantes criterios de reconstrucción
económica que muestra el Padrón. Al respecto se advierte que la
actividad predominante es la de tabaquero25 con 45 casos; le siguen
los arrieros con 18 individuos; labrador, 13 personas; leñero, 10
individuos; cañero, 5. Si clasificamos por actividades notamos que
en la agrícola están implicados 66 tributarios, en la pecuaria 4,
en la rama de artesanías 7, en la industrial 3, en la de servicios
23, doméstica 3 y recolectora 10 tributarios. Para una visión
general véase el apéndice 1.
No siempre la actividad del hijo fué la misma que la del padre;
Pedro Falcón fue sastre, en tanto que su hijo Ignacio Falcón
practicó la carpintería. Nicolás Amador se desempeñaba como
Mayoral; su hijo Calixto José fue vaquero. Feliciano Reyes era
mayordomo del rancho de La Peñuela mientras que su hijo Juan de
los Reyes fue tabaquero.
El negro Gaspar de los Reyes era tabaquero en la Hacienda de El
Cacahuatal. Cuatro mulatos eran tabaqueros en la hacienda de San
José de Gracia.
A partir de los listados es posible reconstruír la dominancia de
determinados parajes en la actividad económica. Así, el cultivo
del tabaco predominaba en el rancho de la mojonera de la Llave, en
el del padre Leyvas, Venta Parada, rancho de don Javier Ajamil, La
Peñuela, San José Buenavista, rancho de don Manuel Gutiérrez,
219
rancho de don Francisco Rodríguez, hacienda de San José de las
Lagunas, hacienda de San José de Gracia (hoy San José de Abajo).
La hacienda de El Cacahuatal explotaba la caña de azúcar, pero
una pequeña extensión de ella era cultivada con tabaco por el
negro Gaspar de los Reyes.
La hacienda del Rosario de la Llave indica la existencia de
ganado y de tabaco.
La hacienda de Monte Blanco estaba dedicada a la agricultura,
probablemente maíz y frijol.
La hacienda de Santa Ana estaba convertida en explotar la caña
de azúcar, al igual que la de Ojo de Agua de Segura.
La hacienda de San José de Tapia combinaba la explotación de la
agricultura y la silvicultura siendo este último giro el más
importante, a juzgar por el número de personas implicadas en la
ocupación de leñero.
La hacienda de San Juan Bautista era ganadera, a juzgar por que
todos sus tributarios declararon ser arrieros.
Casta
Son limitados los nombres asignados a las castas en esta época de
creciente liberalización de la sociedad y la cultura. A diferencia
de las escrituras notariales en las cuales puede verse la amplia
terminología racial empleada para designar a la población de
origen africano y sus mezclas, en el Padrón sólo se anotan:
española, indio(a), moreno, mestizo(a) mulato(a), negro
Una de las características de las castas consiste en que las
ocupaciones pasan de padres a hijos; los ejemplos anteriores
muestran que en rigor no fué así. Básicamente se desempeñan en el
mismo trabajo pero con variables (sastre/carpintero;
mayoral/vaquero; mayordomo/ranchero/tabaquero).
220
A pesar de que en muchas entradas no se refiere la casta de
numerosos individuos, al final del Padrón puede leerse que haay
970 negros y mulatos tributarios en toda la jurisdicción de la
villa de Córdoba. Prójimos (los que no eran de color): 11 niños,
71 prójimos, reservados (exentos) 5, viudas 1, solteras 9 (folios
9 vuelta a 10 frente).
Con la independencia, desparece oficialmente la esclavitud en
México, pero reportes de mediados del siglo XIX en Tamaulipas,
informan de la práctica de hacendados en comprar esclavos y de
herrarlos para señalarlos como artículo de propiedad, quizá por la
influencia de los Estados Unidos en áreas poco visitadas por las
autoridades mexicanas.
Cuando algún barco americano tocó las costas mexicanas con carga
de esclavos, éstos adquieren automáticamente la libertad, como
sucedió en Veracruz en la época del Presidente Benito Juárez
García.
En la actualidad las aportaciones del negro a la sociedad y
cultura nacionales han sido importantes, especialmente en el campo
del parentesco, la vivienda, la comida, la danza, la música y los
patrones de conducta social. Tocará a los investigadores
identificar los códigos culturales producto de la aportación
africana al Nuevo Mundo, mediante el exhaustivo trabajo de campo
en aquellas comunidades donde todavía permanece la presencia del
negro.
OBRAS CONSULTADAS
ANX (Archivo Notarial de Xalapa).
Berghe, Pierre L. Van den. Problemas raciales. México. Fondo de
Cultura Económica, 1971.
Harth-Terré, Emilio. "El esclavo negro en la sociedad
221
indoperuana". EN: Journal of Inter-American Studies. Gainsville,
Fla. 3(3):297-340, July 1961.
Mannix, C. y Daniel Pratt. Historia de la trata de negros.
Madrid. Alianza Editorial, 1962.
Winfield Capitaine, Fernando. Esclavos en el Archivo Notarial de
Xalapa, 1668-1699. Xalapa. Universidad Veracruzana, 1983.
Winfield Capitaine, Fernando. Esclavos en el Archivo Notarial de
Xalapa, 1700-1800. Xalapa. Universidad Veracruzana, 1984.
NOTAS
222
1809
ESCRITURA DE LA VENTA DE LA HACIENDA DE PALMILLAS, OTORGADA POR
EL SEÑOR ALCALDE ORDINARIO DE PRIMERO VOTO DE ORIZABA A DON PEDRO
GOMEZ RODRIGUEZ,VECINODE LA VILLA DE CORDOBA(1f).
Paleografía, introducción y notas de FERNANDO WINFIELD CAPITAINE
En esta muy leal Villa de Orizaba, a 29 días del mes de mayo de
1809. Ante mí el Secretario y testigos que se expresarán. El
señor don Francisco del Puy y Ochoa, Alguacil Mayor del Santo
Oficio, Socio de Mérito de la Real Sociedad Económica Tuledana, y
Alcalde Ordinario de Primero Voto por Su Majestad, de esta
expresada Villa y su Jurisdicción, a quien doy fe que conozco,
dijo: Que en este Juzgado se describieron, aseguraron y valoraron
todos los bienes raíces y muebles que quedaron por fallecimiento
ab-intextato de doña Gertrudis María de Acosta, vecina que fue de
este suelo, entre los cuales, uno de ellos es la hacienda de
fabricar azúcar, titulada Nuestra Señora de la Concepción (2f)
(alias) Las Palmillas, situada en la Jurisdicción de la Villa de
Córdoba, Distrito del Curato del pueblo de San Juan de la Punta;
cuya finca valorada fue y se sacó a subasta pública para que por
este medio ver si se proporcionaba comprador y que habiéndose
escuchado los pregones tanto en este vecindario como en el de la
Villa de Córdoba, los que se estuvieron continuando hasta que por
último, habiéndose presentado varios postores a ella, se señaló
día para su remate, que fincó por entonces en el Regidor don
Manuel de la Rocha, quien pasados los nueve días dispuestos por
derecho entró pidiendo su aprobación, y que esta se hiciese en
favor de la señora doña María del Pilar Vázquez Alarza como
223
esposa del señor Coronel don Mariano Díaz de Bonilla, lo que
hecho saber a los interesados del concurso, no se conformaron
parte de ellos con la aprobación pedida, de que resultó haber
apelado la parte del mismo señor Coronel para ante la soberanía
de Su (2v) Alteza y señores Presidente, Regente y Oidores de la
Real Audiencia de esta Nueva España, cuya superioridad tuvo a
bien devolver los de la materia para la continuación del negocio,
como se verificó volviéndose a sacar de nuevo a la Almoneda la
expresada finca que últimamente se remató en don Pedro Gómez
Rodríguez, en cantidad de 74 mil pesos, bajo de las condiciones
que propuso, que fueron admitidas de excepción de la sexta, que
le fue tachada por los interesados, y cuyo remate le fue aprobado
a los 14 días después, sin que persona alguna lo hubiese
mejorado. Y de consentimiento de las partes interesadas, como se
percibe de las diligencias siguientes.
En esta muy leal Villa (3f) de Orizaba a 3 de abril de 1809, el
señor Alcalde Mayor don Francisco del Puy y Ochoa...habiendo
visto estos Autos formados para inventariar, aforar y vender los
bienes que dados por fallecimiento ab-intestato de doña Gertrudis
María de Acosta, vecina que fue de esta Villa, viuda en primeras
nupcias del Capitán don Nicolás Carvajal, y en segundas del
republicano don Manuel Gonzáles Carrasco. Las repetidas ocasiones
que tanto en este Juzgado como en la Villa de Córdoba se ha
expuesto jurídicamente a la harta pública la hacienda de fabricar
azúcar, titulada Nuestra Señora de la Concepción (alias) Las
Palmillas sin que hubiese lográdose su venta hasta que (3v) en
Almoneda celebrada el día 30 de enero del año anterior de 1808,
compareció en este dicho Juzgado en calidad de licitante el
Regidor don Manuel Rocha de esta vecindad, con papel de abono de
224
su madre doña María de Vileda y Pardiñas, haciendo postura a
dicha hacienda, bajo de las condiciones que instipuló y le fue
admitida, previas las formalidades todas de derecho, citadas las
partes interesadas a dichos bienes, y que por ser el mejor postor
se le remató con condescendencia de ella en el mismo día, en
precio y cantidad de 71,500 pesos, que ofreció por su total
valor, prometiendo exhibir en contado, luego que se le aprobase
el remate de 6 mil pesos, y obligándose a (4f) reconocer los
principales piadosos que importa la finca cuanto tenía en tiempo
a la Real Junta de Consolidación de vales reales para traer real
composición en cuanto a estos tamises obligándoseasímismo a
reconocer las demás cantidades que resultase a favor de los
acreedores, de exhibir anualmente un mil pesos en cuenta de pago,
y sus correspondientes réditos con las demás calidades a que se
contrajo, que corren en este cuaderno de que resultó, que
vencidos los nueve días que dispone el derecho para su
aprobación, y en escrito que presentó el expresado Regidor don
Manuel Rocha suscrito por él, y por el señor Coronel don Mariano
Diez de Bonilla entró pidiendo su confirmación, y que dicho
remate se entendiese hecho para la señora doña María del Pilar
Vázquez Alarsa, esposa del mismo señor Coronel, en lo que de
acuerdo, y con expresa licencia de este (4v) había vencido loque
[nota: Valga para mil ochocientos diez y ocho]
ratificó se debía bajo de juramento el propio postor, y también
reconocer ser cierto el enunciado señor Coronel en la diligencia
diligencia que posteriormente se practicó, con lo que habiéndose
dado vista a los interesados que en su total número fueron veinte
y cuatro, diez de ellos se conformaron por entonces, y los
225
catorce restantes lo hicieron también bajo de la condición de que
había de afianzar a su satisfacción el valor de la finca. Lo que
hecho saber al mencionado señor Coronel contestó que liquidada la
cuenta por la entrega que de la hacienda se le había de hacer
para saber la cantidad que debía asegurarse, estaba pronto a
caucionarla con sujeto de notorio abono (5f) siempre que se
declarara la virtual obligación según el derecho de dicha
favorecía y deduxía a su tiempo concluyendo con pedir que se
hiciese saber a los acreedores remitentes; y habiéndose ejecutado
continuaron los interesados pidiendo su propuesta y seguridades.
En este estado proveyó escrito el susodicho señor Coronel,
alegando varios méritos para hacer fortalecer su solicitud,
pidiendo últimamente revocación de lo decretado en la materia, y
que se le aprobase el remate poniéndosele en posesión de la
predicha finca, pero que en caso contrario, apelaba para ante
quien debía; cuyo pedimento fue admitido en cuanto hubo lugar en
derecho, en Auto de diez y nueve de febrero del mentado año de
mil ochocientos ocho, y en aquel día produjeron también escrito
los acreedores, alegando en él varias razones con que fundaron el
concepto que tenían de que el remate lo reconocían todo hecho en
la persona del postor don Manuel Rocha. Y que por lo mismo (5v)
se diese que con este se entendiese entregándole la hacienda y
asegurándola con sus bienes conocidos y suficientes para su
caución; en vista de lo cual se pasó el expediente por consulta
al Licenciado don José María Xáuregui Villanueva y Zapata, vecino
de México, en cuyo estudio se hallaban a tiempo que la soberanía
de su Alteza los señores Presidente, Regente y Oidores de esta
Real Audiencia en superior decreto de veinte y seis del propio
febrero mandó se le diese cuenta con ellos, como se ejecutó en
cumplimiento de aquel soberano precepto. Y habiéndose visto en su
226
respetable tribunal a donde por medio de apoderado ocurrieron las
partes a deducir su derecho, tuvo a bien su so(6f)berano en
superior Auto de cinco de [ilegible] del presente año mandar: Que
se [destruído] enlospresentes autos a[destruído] para que
inmediatamente [destruído] nuevo a la almoneda la hacienda
admitiéndose las pujas y mejorías que se hiciesen por los
licitantes, con advertencia de que los papeles de razón que se
presentaren o fueren de sujetos de idoneidad y de entera
satisfacción de los acreedores, y demás interesados en el
concurso, reconociéndose por los que los suscribieron, en la
inteligencia de que el Coronel don Mariano Diez de Bonilla debía
gozar en dichas almonedas el derecho del tanto para ser preferido
a cualquiera otro que ofreciese igual cantidad que él por la
expresada hacienda, siempre que al abonador que propusiera no se
le objetase por las partes tacha o defecto alguno, y que se
cumpliese lo mandado en auto de veinte de agosto del año próximo
pasado, si se advirtierse que se ofrecían nuevas actuaciones
dilatadas. Se (6v) [destruído] que los interesados en el con
[destruído] nombren depositario a su satisfacción a quien se
entregase la hacienda por inventario, removiéndose de su
administración a don Manuel de la Llave conforme a las instancias
que para ello había hecho, replicado que hizo este Auto por la
parte del comisionado señor Coronel y dado audiencia a la de los
acreedores, y también a la de don Pedro Rodríguez que tenía
mejorada la postura; se declaró insuplicable por aquel recto
tribunal en su último superior Auto de doce del enunciado enero
del corriente año, mandando en él que se cumpliese lo resuelto
por lo que venidos que fueron los de la materia, se hizo saber a
los interesados lo soberanamente resuelto, y con previa citación
y asistencia del mayor número de ellos, se señala día para su
227
Remate, que lo fue el veinte y siete de febrero anterior, en el
cual se procedió a ello con presencia de la parte del nominado
señor Coronel en la forma y (7f) y manera siguiente.
En esta muy leal Villa de Orizaba a veinte y siete días del mes
de febrero de mil ochocientos nueve. A esta hora que son las once
de la mañana. Estando en este oficio haciendo audiencia el señor
Alcalde Ordinario de Primero Voto Juez de estos Autos, y
presentes la mayor parte de los interesados a este concurso que
lo son: El doctor don Antonio Jacinto Estéves, Cura de la Villa
de Córdoba, el reverendo Padre Prior de Carmelitas Descalzos de
esta Villa; los licenciados don José Joaquín Herrero y don José
Manuel Galeste, don Agustín Mena Administrador de Reales
Alcabalas: el reverendo Padre Fray Juan Rodríguez del Orden
Hospitalario de San Roque, y demás indi(7v)viduos que abajo
subscribirán, y también presente el postor don Pedro Rodríguez, a
quien yo el Escribano doy fe que conozco. El señor Juez mandó
que leyéndose en altas voces (como se ejecutó) el superior
decreto de la soberanía de Su Alteza, que consta en estos Autos,
dado en la ciudad de México a trece días del mes de enero último,
y de que todos quedaron impuestos, se avivara la voz a la
Almoneda y Remate de la hacienda de Nuestra Señora de la
Concepción de las Palmillas, lo que se ejecutó a son de clarín y
por medio del pregonero Salvador Antonio, quien publicando la
última postura, dijo así: Quien quisiere hacer postura a la
hacienda de Palmillas mejorando la que tiene hecha por don Pedro
Rodríguez que es de setenta y tres mil pesos bajo de las
condiciones que refiere en su escrito que produjo en veinte y
nueve de abril del año próximo pasado que comparezca y se le
admitirá la que fuere, en inteligencia de que en este día dada la
228
plegaria de (8f) las doce se ha de rematar y en este estado dicho
don Pedro Rodríguez expresó: Que bajo del abono que todos los
interesados han probado que es el de don Manuel de Zires adelanta
su postura dando por la hacienda setenta y tres mil quinientos
pesos bajo de las condiciones que nuevamente exhibe en el papel
que presenta, exceptuando de ellas la sexta, por no haberse
conformado con ella las partes, y sí con las demás, por lo que el
señor Juez atendida la uniformidad de los interesados, la admitió
y previno que dicho papel se agregue a esta actuación para que se
tenga presente y se inserte en este Remate, y publicada que fue
dicha postura, alzó la voz don Francisco Pérez, vecino de la
Villa de Córdoba y residente en esta, cuyo conocimiento
certifico, y exhibió un poder que le fue conferi(8v)do en dicha
ciudad de México, a veinte de enero de este año por el señor
Coronel don Mariano Diez de Bonilla, que según [ilegible] pasó
ante el Escribano don Antonio de Silva, el que su merced el señor
juez dió por bastante para el caso, y en su virtud el apoderado
Pérez, dijo: Que en representación del tanto que su parte tiene,
pide él de esta postura, y aumenta a ella otros quinientos pesos
con lo que es visto que la pone en setenta y cuatro mil, y bajo
de las propias condiciones que propone el anterior postor y con
el abono de don José Juan Fagoaga, cuyo papel debe constar en
estos autos. Y hecho saber esta postura a los interesados no
convinieron en ella, por que expresaron que no admiten al
abonador propuesto, sobre lo cual mediaron varias contestaciones
entre estos y el postor, pidiendo este los motivos de su
resistencia, pues para satisfacer cualquiera recelo exhibe en el
acto una información, en dos fojas que acredita la idoneidad del
abonador la que pide se agregue; a (9f) lo que el señor Juez
accedió mandando se acumule dicha observación para que también se
229
inserte en este remate. Y hecho notificó a las partes y
resistiéndose éstas, ordenó el señor Juez que se recogieran
votos, y ejecutado resultó, que solamente el señor Cura de
Córdoba, y el reverendo Padre Fray Juan Rodríguez expresaron: Que
ambos tienen a don José Juan Fagoaga por abonado; pero los demás
hasta en el número de trece dijeron: Que aunque sea abonado. Y
dejándolo en su buena opinión no se conforman con él. Lo que oído
por el señor Juez mandó, que con respecto a la ninguna
conformidad del mayor número de acreedores, continuase la
almoneda, a lo que reprodujo don Francisco Pérez su solicitud,
con protesta de repetir sus ocursos a lo que haya lugar; y el
señor Juez previno, que de no presentar nuevo (9v) abono a
satisfacción de los interesados, se cumpla lo mandado; pero don
Francisco Pérez repitió diciendo: Que sin perjuicio del papel de
abono que su parte ha presentado y reservando los derechos que le
le asisten no exhibe otro abono. Y continuándose por este motivo
la Almoneda, remató el Licenciado don José Miguel Sánchez de esta
vecindad, haciendo por una a la mencionada hacienda expresando:
Que da por ella setenta y ocho mil pesos bajo de las mismas
condiciones que expuso el postor don Pedro Rodríguez y constan
agregadas, con sola la diferencia de que el anual que ha de
entregar y consta en la segunda condición, ha de ser de un mil
pesos, y no de un mil y quinientos como allí se contiene,
exceptuando también como lo hizo Rodríguez la sexta condición, y
exhibiendo al mismo tiempo el papel de abono suscrito por el
Regidor Alguacil Mayor de la Villa de Córdoba don Manuel Alvarez;
dando al público esta postura y manifestando a las partes dicho
(10f) papel de abono, y recibiendo escritos a el efecto resultó:
Que siendo quince los accionistas, nueve expresaron el no
conformarse con el abono [ilegible] ellos expresaron estar de
230
acuerdo en ser de satisfacción. Y el señor Cura de Córdoba
aseguró: Que por ser su feligrés don Manuel Alvarez abonador le
consta, que hasta ahora y sin agravio de otra persona, no se ha
presentado a este acto sujeto de mayor seguridad; y don Agustín
Mena Administrador de Reales Alcabalas dijo: Que con respecto al
interés que a la Real Hacienda de su cargo le resulta aprueba en
todas sus partes al abonador; y repitiendo el señor Juez su
providencia a pedimento de las partes sobre que don Manuel
Alvarez exprese si su abono se contrae también a la seguridad del
remanente que resulte después del contado sobre la misma finca, y
contestó don Manuel Alvarez: Que (10v) [ilegible] es solo para el
acto de la postura, pujas y mejoras, como es justo y de fortuna,
pues si esta fuere admitida después o si se constituye o no a lo
de dichas. Y esto oído por el señor Cura de Córdoba dijo que si
los demás papeles presentados en este acto tienen igual
circunstancia; con lo que cotejado resultó estar iguales; con lo
que don José Carrillo y don Sebastián de Mier, cada uno de por sí
insolidum, y ambos de mancomún dijeron: Que fían en el total el
resultado de la postura de don Pedro Rodríguez en tales términos
que están prontos a otorgar por él las seguridades que sean
necesarias, sin reserva ninguna; y en este estado expresó el
Licenciado don José Miguel Sánchez: Que en atención a que conoce
el capricho de los interesados, en no admitir su postura y
sostener la de don Pedro Rodríguez, desde luego se desiste con la
protesta de los ocursos que (11f) haya lugar en derecho y de
[ilegible] era en esto hacer otras mayores si fuera necesario, y
proporcionan mayores seguridades. Y visto por su merced hizo
siguieren adelante las posturas de don Pedro Rodríguez, y
publicado que fue, manifiestó don Tomás de Zeballos vecino de la
Villa de Córdoba y residente en esta, expresando: Que dá por la
231
hacienda setenta y cuatro mil pesos, bajo de las mismas
condiciones que instipuló don Pedro Rodríguez, exceptuando la
sexta, y que el contado que ha de dar, han de ser solo seis mil
pesos aprobado el remate, y que anualmente entregará cuatro mil
pesos en parte de pago de lo que resultare de gravámenes sobre la
finca con sus correspondientes réditos, exhibiendo un papel de
abono suscrito (a lo que parece) de don José Manuel y don
Bernardo de Zeballos vecinos de dicho Córdoba. Y publicada (11v)
esta postura nueve de los interesados no se conformaron, no
obstante que cinco de ellos y el señor Cura de Córdoba expresaron
su conformidad. En cuya vista el señor Alcalde en virtud de la
oposición del mayor número de las partes, la declaró inadmisible,
y el interesado retiró dicho papel de abono expresando: Que aún
en el mismo suelo podría dar fianza suficiente, en cuyo estado se
continuó la publicación de la postura de Rodríguez, y este en el
acto expresó: Que sube su postura hasta setenta y cuatro mil
pesos, bajo de las condiciones que ya tiene expuestas y con la de
el exceso que fuere a decir (12f) de las alcabalas que causare
[ilegible] desde setenta y cuatro mil hasta setenta y ocho pagará
lo que fuere para que la Real Hacienda quede cubierta al valor de
la postura que hizo antes el Licenciado don José Miguel Sánches,
lo que oído por el señor Alcalde mandó hacerlo saber a las
partes, quienes en su número total quedaron conformes. Y en este
estado mandó el señor Juez avivar la voz al pregonero y apercibir
de remate, y por voz del pregonero se repitió: setenta y cuatro
mil pesos dan por la hacienda de fabricar azúcar Nuestra Señora
de la Concepción Palmillas; no hay quien puje ni quien diga más,
que se remata, lo que se ha estado continuando, hasta que mirando
el señor Juez que son las cuatro de la tarde y que no hay otra
persona (12v) que alce la voz a mejorar la postura hecha y
232
admitida por las partes, y a pedimento de estas, ordenó se
remate. Y en su virtud se repitió los apercibimientos de estilo
en esta forma. Y pues no hay quien puje ni quien diga más, que la
postura de setenta y cuatro mil pesos que la que ha hecha por el
último postor qué buena, qué buena, qué buena proo le haga al
rematante por el precio y calidad y demás condiciones de su
remate. Con lo que se concluyó este acto; y continuando presente
el rematante, juró, conforme a derecho en manos del señor Juez
que esta postura la ha hecho (13f) para sí, sin fraude, dolo
[ilegible] alguna, y promete que [ilegible] con que se le ha
hecho en este remate que acepta en todas sus partes las que
guardará y cumplirá sin contravenir a ello en manera alguna; y
sus propuestos fiadores don Sebastián de Mier y don José de
Carrillo, se obligaron con el rematante y las personas y bienes
de los tres a la seguridad y saneamiento del total valor de esta
venta sobre que los dos últimos otorgarán sus respectivas
escrituras lo que por su merced les fue impuesto, como también de
que si por alguna superior determinación resultare nueva
disposición soberana en cuanto a los principales piadosos han de
ser sujetados a ello con el vigor y fuerza que se ordenare, lo
que al mismo triempo prometieron cumplir, y firman con el señor
Juez haciéndolo también (13v) los demás interesados que
concurrieron a este acto.
Francisco del Puy y Ochoa. Pedro Rodríguez. Antonio Estéves.
Fray Melchor de Santa Teresa Prior. Licenciado José Joaquín de
Herrero. Manuel María Galeote. Fray Juan Rodríguez Presidente.
José Limón. Licenciado José María de los Ríos. Sebastián de Mier
y Noriega. Por el Padre Prepósito del Oratorio Antonio Petri.
Francisco Pérez. Antonio Rodríguez Peláez. Tomás Pesesa. José
233
Bermúdez. Juan Gutiérrez de Trujillo. Pedro Gerónimo Barroso.
José Ysidoro Carrillo. Agustín de Mena y Sobral. Ante mí Juan
Mariano de la Cal Secretario Real y Público. De asistencia José
de la Peña. De asistencia (14f) Mariano Salas.
Condiciones} Condiciones con que don Pedro Rodríguez haga
postura a la hacienda de hacer azúcar ubicada en la Jurisdicción
de la Villa de Córdoba, y nombrada Nuestra Señora de la
Concepción (alias) Palmillas.
1a. Primera. Que ofrezca por dicha finca la cantidad de
setenta
y tres mil y quinientos pesos, en estos términos, ocho mil al
contado, y lo demás a reconocer bajo de un cinco por ciento, esto
es de la cantidad líquida que quede sobre bajas y aumentos.
2a. Segunda. Que anualmente desde el día de la liquidación, que
deberá ser cuando me corran los réditos, exhibiré al Juzgado un
mil y quinientos pesos a buena cuenta de las cantidades
principales que resulten a beneficio de los acreedores, tanto
escriturarios, como parciales o particulares y herederos,
respecto a haber cesado el ramo de consolidaciones exhibiendo los
réditos respectivos, que irán cuando confor(14v)me a las
anualidades y exhibiciones de la cantidad designada.
3a. Tercera. Que su precio de los setenta y tres mil y
quinientos pesos de mi postura, se me han de rebajar los menos
cabos, y faltas, con respecto a su último valúo que de ella se
formó el día nueve de diciembre de mil ochocientos siete. Y en
234
atención a que las mejoras y adelantos serán de mi cargo, las
recibiré por la estimación rigurosa que les den los peritos,
según ha sido práctica y estilo.
4a. Cuarta. Que si me conviniese exhibir a más de lo referido,
235
en el primero, segundo, u otro de los años subsecuentes alguna
más cantidad a buena cuenta de lo principal que (15f) se me
liquide, se me ha [ilegible] este Juzgado.
5a. Quinta. Que los esclavos pertenecientes por cualesquiera
razón a la hacienda, se me han de entregar; esto es, los que se
hayan separado de ella sin competente facultad o legal causa,
principalmente desde el fallecimiento de doña Gertrudis Acosta.
6a. Sexta. Que los esclavos prófugos, y toda otra cosa que por
cualesquiera motivo o razón le pertenezca y corresponda a la
hacienda, que no se presente en el acto del recibo, ha de
resultar a beneficio de mi postura.
7a. Séptima. Que an ahorro de costas recibiré la hacienda del
modo que el Juzgado lo ordenare, con tal que sea con señalamiento
de linderos, entrega de todos los títulos de dominio, posesión,
señorío, y demás documentos convenientes y necesarios a este
efecto, siendo de cuenta del concurso todo lo contenido en esta
condi(15v)ción, y principalmente ha de ser obligación suya y del
Juzgado abonar, sanear y responder al saneamiento de tierras,
linderos, y pertenencias de dicha hacienda, según y como queda
referido.
8a. Octava. Que el Real derecho de Alcabala, y todas cuantas
costas se eroguen con inclusión de los derechos del título
correspondiente que se me ha de entregar, han de ser de cuenta de
la finca, o bien sea del concurso. Orizaba, febrero veinte y
siete de mil ochocientos nueve.
1
Pedro Rodríguez.
Papel de abono} Abono las posturas, pujas y mejoras que don
Pedro Gómez Rodrígues haga a la hacienda titulada Nuestra Señora
de la Concepción (alias) las Palmillas, situada en términos de la
Villa de Córdoba. Orizaba. Veinte y nueve de abril de mil
ochocientos ocho.
Manuel de Zires. (16f)
Razón} Este papel de abono [ilegible] por el que lo suscribe
[ilegible] puramente en forma a la foja [ilegible] de este
cuaderno. Y para que conste pongo esta nota en el mismo día de su
ratificación, que fue hoy nueve de febrero de mil ocho cientos
nueve.
Cal.
Sigue} Y habiendo producido escrito el rematante, constan en
esta actuación, el día ocho del corriente mes, pidiendo su
aprobación, mediante a ser ya pasados los nueve días establecidos
para ello, se mandó dar traslado a las partes que residen en esta
Villa, y librando el conveniente exhorto a la de Córdoba, para
que se practicase igual diligencia con los interesados que allí
permanecen; contestaron unos, y otros lo que se percibe de lo 2
actuado a el efecto, y es en esta manera.
Pedimento} Don Pedro Rodríguez del comercio (16v) [ilegible]
residente en esta Villa, en [ilegible] haya lugar en derecho cual
más convenga, parezco ante Usted [ilegible] en pública subasta se
me [roto] en este Juzgado, previos todos los requisitos de
estilo, y con total sujeción a lo resuelto por la Real Audiencia
de esta Nueva España , la hacienda de fabricar azúcar Nuestra
Señora de la Concepción de Palmillas, el día veinte y siete de
febrero próximo pasado con arreglo a mis propuestas y pleno
consentimiento de los interesados, quienes nada en contrario
hubieron que representan que desvaneciese mis propuestas y
condiciones, que en el acto exhibí, y ellos aprobaron. Por tanto
siendo ya corridos los nueve días, que la práctica establecida ha
señalado para la aprobación y confirmación de tales remates,
ruego a la integridad de Usted se sirva así declararlo, y con
citación de los interesados (17f) proveen las aprobaciones que
corresponde a este que finco en mí, para lo cual hago debidamente
exhibición de los ocho mil pesos que en contado prometí, para que
Usted habiéndolos por recibido, se sirva igualmente ordenar, que
a la más posible brevedad, se proceda a las demás diligencias que
demanda la cosa, hasta ponerme en posesión de la indicada finca,
en concepto de que para ello solamente tengo un limitado tiempo
que es el que únicamente puedo permanecer en este suelo, por
hallarme necesitado a salir de él a otras precisas atenciones que
debo invertir en mis intereses que tengo en tierras distantes. Y
en estos térmi(17v)nos es justo [ilegible] costas y lo necesario.
Pedro Rodríguez.3
Auto} Orizaba. Marzo ocho de mil ochocientos nueve. Por
presentado. Corra traslado con los interesados que residen en
este suelo y por lo respectivo a los que habitasen en la Villa de
Córdoba, expídase conveniente exhorto a el Subdelegado de ella
con inserción de las condiciones, bajo de que fue admitida la
postura del remate que se refiere, y en cuanto a la exhibición de
los ocho mil pesos que el suplicante medita hacer, se resolverá
en oportuno tiempo. Lo proveyó el señor Alcalde Ordinario de
Primero Voto de esta Villa y lo firmó.
Francisco del Puy y Ochoa.
Ante mí, Juan Mariano de la Cal.
De asistencia José de la Peña. De asistencia Mariano Zalas.
Razón} Se libró inmediatamente el exhorto que previene el
anterior Auto a la (18f) Villa de Córdoba.
Cal.
Citaciones} En dicha Villa a nueve de marzo de mil ochocientos
nueve. Estando en el Convento de Reverendos Padres Carmelitas
Descalzos de esta Villa, presente su Reverendo Padre Prior, que
doy fe conozco, le hice notorio el anterior Auto, de que
entendido dijo: Que renuncia el traslado, y que a nombre de la 4
parte que representa consiente en la aprobación del remate que se
contiene y lo firmó.
Fray Melchor de Santa Teresa Prior. Cal.
En el mismo día. Estando en el Oratorio de Nuestro Padre San
Felipe Neri de esta Villa, presente su Reverendo Padre (18v)
Francisco del Busto, le hice notorio el anterior Auto, el cual
entendido dijo: Que renuncia el traslado, y que a nombre de la
parte que representa consiente en que se apruebe el remate de la
hacienda de Palmillas y lo firmó.
Francisco del Busto. Cal.
Inmediatamente
5
RESUMEN:Las bases de la esclavitud, por Fernando Winfield
Capitaine.
Con el descenso del precio de los esclavos avanzado el siglo
dieciocho, otros grupos sociales y económicos tuvieron la
oportunidad de adquirirlos, como herreros y panaderos,. Casos de
excepción fueron mestizos y uno que otro mulato y pardo. Quedaron
exceptuados los indígenas, a pesar de que muchos caciques
contaron con los recursos suficientes como para poder proveerse
de algunos de aquellos. En Perú, no obstante, otras condiciones
sociales hicieron posible que los indígenas tuvieran esclavos,
por lo que tal práctica no fue desconocida por algunos de ellos,
(Harth-Terré) pero fue a nivel regional limitado.
Los esclavistas, tanto por razones de tipo económico como por las
de prestigio social, efectúan sus reinversiones según las mismas
normas que presidieron la inversión original, es decir, en la
adquisición de esclavos y de tierras, con lo cual el progreso
económico tiene un carácter cuantitativo.
Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las
estancias agrícolas y ganaderas, trapiches e ingenios azucareros,
herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los
obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En
la minería su participación fue destacada, sobre todo en
Guanajuato y Zacatecas.
Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos
fueron variadas, desde las más sencillas a las más complejas,
6
dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían
el corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra,
escarda y cosecha del maíz, frijol y otros productos; la
ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de
instalaciones agrícolas y el cultivo e industrialización de la
caña de azúcar.
Muy tardíamente los representantes del sistema esclavista se
darían cuenta que los gastos de capital son mucho más grandes y
arriesgados para el trabajo esclavo que para el trabajo libre.
7
LAS BASES DE LA ESCLAVITUD.
Fernando Winfield Capitaine
Las primeras experiencias esclavistas de los españoles se
derivaron del conocimiento acumulado en la península ibérica.
Como apunta Aguirre Beltrán, "esclavos hubo en España desde
tiempos remotos; la guerra de reconquista le permitió la
adquisición de grupos numerosos; sin embargo, su existencia legal
no implicó el establecimiento de un sistema de economía basado en
la explotación de los cautivos, ni el desarrollo de un comercio
regular de hombres.
"Aún en los años que siguieron a las asombrosas exploraciones de
los portugueses por las costas del África, con el consecuente
conocimiento de paganos de piel obscura que podían ser vendidos
como siervos, el comercio humano no siguió un impulso digno de
tomarse en cuenta. La fundación de ingenios de azúcar en las
islas Azores, Canarias y S. Tomé, con la esclavización de los
habitantes de estos parajes, permitió una corriente de esclavos
que con el tiempo adquirió importancia; pero estos primeros
ensayos quedaron limitados por la estrechez del área geográfica"
(Aguirre Beltrán, 1989, p. 15).
Cuando se da el descubrimiento de América y debido a la
consecuente disminución de la población nativa causada por las
guerras, enfermedades y la excesiva política de tributos, empieza
a crecer la necesidad de importar mano de obra africana, para
sustituir a la indígena.
8
Con la experiencia histórica de las primeras colonias en el
Caribe, los españoles ya tienen la práctica de la esclavitud en
tierras americanas, y al llegar a México traen consigo un modelo
de explotación de los negros, aplicándolo en la Nueva España.
Angola y el Congo suministraron numerosos esclavos a México;
tales poblaciones procedían de sociedades basadas en una
estructura agraria, sin desconocer que la propia plantación
esclavista era conocida en África. Es decir, los esclavos conocen
las técnicas del cultivo de las plantas y requirieron de poco
entrenamiento para trabajar en la Nueva España.
El inicio del tráfico legal de esclavos a las Indias fue
originado por una instrucción de los Reyes Católicos a Nicolás de
Obando, gobernador de la isla Española, para "que no se
consintiese ir ni estar en las Indias, judíos, ni moros, ni
nuevos convertidos: que se dejasen pasar esclavos negros, nacidos
en poder de cristianos, y que se recibiere en cuenta a los
oficiales de la Real Hacienda lo que por sus firmas se pagase"
(Antonio de Herrera, cit. Por José Luis Martínez, p. 190).
Aunque la mentalidad difusionista ha sugerido la presencia del
negro en la etapa precolombina, ello no ha sido demostrado
fehacientemente con pruebas científicas. Aparentemente, el
principal propagandista de esta idea es Melgar quien en 1862, al
describir a la cabeza colosal de Hueyapan sugiere que es de
rasgos etíopes.147
Con posterioridad, los estudios arqueológicos han demostrado la
147 "Como obra de arte, es sin exageración una magnífica escultura; pero lo que más me impresionó fue el tipo etiópico que representa: reflexioné que indudablemente había habido negros en este país, y esto había sido en los primeros tiempos del mundo", p. 64.
9
pluralidad de tipos étnicos en las representaciones de tipos
humanos en toda la variedad de estilos de las culturas del sur de
Veracruz y norte de Tabasco, además de Guerrero, principalmente.
Además, la abundante documentación colonial acumulada desde los
primeros momentos de la conquista española iniciada en 1519 y
consumada en 1521, demuestran que la presencia del negro ha sido
importante. Algunos negros que fueron aculturados en España,
acompañaron las primeras expediciones guerreras.
Los negros [de la época] de la Conquista guerrearon contra los
indios sellando así un pacto de amor y odio que caracterizó las
relaciones interétnicas entre invadidos e invasores a lo largo de
los crueles siglos de coloniaje. Aún en nuestros días, esas
relaciones de aceptación y rechazo se observan en las zonas donde
la genética y la cultura siguen enfrentando a indios y
afromestizos; tal es la secuela que dejó el sistema racista que
oprimió a las dos etnias sobre las que descansó la sociedad de
explotación colonial (Martínez Montiel, 1993, p. 133).
Uno de ellos introdujo el cultivo del trigo en México; el otro,
desafortunadamente, la viruela, enfermedad responsable de gran
número de decesos entre la población indígena.El Padre Fray
Bartolomé de Las Casas fue un decidido impulsor de la
introducción de esclavos negros al Nuevo Mundo con el objeto de
defender a los naturales de América, aunque dicha posición la
cambió arrepentido en los últimos años de su vida.
Las licencias para el comercio de negros fueron controladas por
la Corona Española y recibieron el nombre de asientos. Muchos de
ellos se conservan en la Recopilación de las Leyes de Indias,
instrumento legal que regulaba las relaciones jurídicas de los
10
reyes de España con sus súbditos. El creciente corpus de
legislación indiana fue acumulando disposiciones de derecho que a
lo largo del tiempo fueron haciéndose más difíciles de recordar.
En muchas ocasiones se decía "acátase, pero no se cumpla".
El mercantilismo del siglo XVI fue la fuerza que movió a los
mercaderes para cruzar los mares y llegar a los fines de los
cuatro continentes; además del oro, las especias, el marfil y
otras mercancías igualmente codiciadas, fueron los esclavos y su
tráfico lo que representó en ese momento el comercio más
lucrativo; para realizarlo fue necesario considerar al africano
como una más de las mercancías del comercio colonial. El esclavo,
que antes era una propiedad suntuaria del europeo, pasó a ser el
negro, una mercancía que producía tres veces plusvalía: al
venderse, al trabajar en la producción y al reproducirse
(Martínez Montiel, 1993, p. 133).
Las naciones que dominaron el comercio negrero en México fueron
los portugueses incrementándose su participación en la temporada
en que se unieron las coronas de España y de Portugal de 1580 a
1640. Posteriormente los ingleses son los que comercializan en
México a la población africana, en un triple triángulo que ha
sido descrito por Mannix: armas, municiones y telas fabricadas en
Inglaterra a cambio de negros; su venta en América a cambio de
oro, aguardiente y otros géneros que a su vez se cambian en
Inglaterra por más armas, municiones y telas, para reanudar el
triángulo comercial. En el siglo 18 los factores (nombre que
recibían los vendedores de negros legalmente establecidos) fueron
Luis Haiz, Guillermo Buttler y Enrique Spencer, los cuales
españolizaron sus nombres de pila, por la década de los cuarenta
11
en Veracruz. Algunos de sus descendientes vivían en Xalapa al
finalizar el siglo XVIII.
Al término del siglo dieciséis una instrucción del Conde de
Monterrey encaminada a la protección de la población nativa,
estimuló la importación de esclavos africanos, con la idea de
suplir la mano de obra indígena y de esa manera proteger su
descenso demográfico.
El 2 de abril de 1599 el Conde de Monterrey expidió el
ordenamiento mediante el cual se limitó de manera drástica la
utilización de mano de obra indígena para trabajar en ingenios y
trapiches de azúcar.
En primer término se prohibía que fueran empleados dentro del
mismo ingenio, es decir, que se les utilizara en el proceso de la
fabricación del azúcar. En segundo lugar se suspendía el
suministro de indios de repartimiento. Sólo quedaba abierta la
posibilidad de emplear, en las labores de campo, indios que
alquilaran su trabajo por voluntad propia. Con estas medidas los
ingenios y trapiches quedaban privados casi de la totalidad de su
mano de obra.
Temporalmente -hasta mayo de 1600- se autorizó el uso de indios
de "socorro", mientras los hacendados se pudieran abastecer de
nueva mano de obra, con el fin de no dejar paralizada la
industria (Wobeser, p. 71). La respuesta a estas limitantes fue
inmediata: en Xalapa se incrementó la compra de negros africanos
a fines del siglo XVI con destino a ingenios y trapiches
(Bermúdez, 1982).
En el período de 1578 a 1600 se dieron 208 ventas de esclavos
12
negros con un alto porcentaje de bozales, de los cuales 139
fueron hombres y 69 mujeres. Francisco Hernández de la Higuera
declaró poseer 120 esclavos en 1597 y en 1606 ya sumaba 200. A
fines del siglo XVI, Alonso de Villanueva tenía 30 negros y Juan
del Castillo contaba 12 (Bermúdez, 1984, p. 171).
Si bien los españoles ocuparon mano de obra africana en casi
todas las incipientes actividades económicas, como la minería,
los obrajes, y la ganadería, fué en relación con la explotación
del azúcar cuando adquirió mayores dimensiones la práctica del
esclavismo. La época de mayor esplendor de la economía azucarera
tuvo lugar durante el siglo XVII (Bustamante. En: Jornadas de Homenaje
a Gonzalo Aguirre Beltrán. Veracruz, Ver. Instituto Veracruzano de Cultura,
1988).
Para Carmen Viqueira, el negro, además de participar en las
actividades productivas relacionadas con el azúcar, extendió su
influencia como trabajador permanente a todo espacio económico.
Esclavos africanos ejecutaron la trajinaría y trato de las
mercaderías en el puerto de Veracruz, fueron vaqueros de las
grandes extensiones dedicadas a la ganadería, trabajadores
obligados en los obrajes por disposiciones oficiales, servidores
domésticos en casas de señores y religiosos, y artesanos y
trabajadores de la construcción en ciudades y haciendas (Cit. Por
Martínez Montiel, 1993, p. 143).
En el siglo 18 la expedición del llamado Código Negro intentó
influir para suavizar el trato que recibían los esclavos por
parte de sus amos. Fue dirigido especialmente a los dueños de
negros en Santo Domingo, pero copias de él se distribuyeron en
todo América, llegando una copia del documento al archivo
parroquial de Amatlán de los Reyes, Veracruz, el cual fue
13
descubierto por Luis Reyes García.
En la Navidad, era tradición que al esclavo de las haciendas se
le obsequiaba una muda de ropa, misma que supuestamente le debía
de durar todo el año. El llamado esclavo urbano generalmente
gozaba de mejor trato. Algunos casos excepcionales registrados
nos hablan de que fue sujeto del beneficio de la herencia por
parte de su amo,148 sembró pequeñas porciones de terreno para
ayudarse en su mantenimiento como se dio en la hacienda de San
Pedro Buena Vista, alias La Orduña, cerca de Xalapa.
Durante el siglo dieciocho, el comercio de esclavos tuvo
altibajos, dependiendo entre otras cosas del precio internacional
del azúcar y de las revueltas negras en Las Antillas. La tónica
general fue un progresivo descenso de los precios en el mercado.
El trabajo esclavo era la base de la producción y de la
organización social en las plantaciones y en los ingenios, al
paso que en las encomiendas y otras unidades productivas
predominaban distintas formas de trabajo forzado. Se trataba de
dos procesos contemporáneos, que se desarrollaban en el ámbito
del proceso más amplio y principal de reproducción del capital
comercial. El motor de ese proceso más amplio era el capital
comercial, que regía la producción de mercancías en Europa y en
las colonias europeas del Nuevo Mundo y de otros continentes
(Ianni, 1976:11).
Desde el siglo XVI, en que se inició el tráfico de africanos 148 Juan Ricardo de Guzmán "manda se le de a Juachin una mula aparejada, una hacha y un potro a Joseph, hijo de Tomasa, una yegua y dos vacas. Su ropa de vestir se le de toda a los dos. A Anna, hija de Thereza, casada con hijo de Moxica, se le den 2 vacas; a Gertrudis su ropa blanca y su cama con la ropa de ella". ANX. Tomo 1759-1760. Libertad de esclavos. 18 frente a 21 vuelta. 16 de marzo de 1795.
14
hacia el Nuevo Mundo, hasta el siglo XIX, en que ese tráfico cesó
y terminó la esclavitud, cerca de 9'500,000 negros habrían sido
transportados desde Africa.149 La mayor parte de ellos fue llevada
al Brasil, que absorbió el 38 por ciento del total. Otro 6 por
ciento fue llevado a Estados Unidos. A las Antillas británicas
fue el 17 por ciento, y otro 17 por ciento fue llevado a las
colonias españolas. Cuba recibió 702,000 africanos; es decir, más
que cualquier otra colonia española, mientras que México importó
cerca de 200,000, (Op. Cit., P. 16) hasta la abolición de la
esclavitud en el año de 1824.
Para explicar el carácter represivo y violento de las relaciones
esclavistas de producción, es necesario comprender que el
esclavismo es un sistema de producción de plusvalía absoluta, un
sistema en el cual la mercancía aparece inmediata y
explícitamente como producto de la fuerza de trabajo enajenada.
Además, el esclavo está doblemente enajenado: como persona, en
cuanto propiedad del señor, y en su fuerza de trabajo, facultad
sobre la cual no puede tener dominio. El esclavo es obligado a
producir mucho más de lo que recibe para vivir y reproducirse; y
no dispone de condiciones para negociar ni el uso de su fuerza de
trabajo ni a sí mismo (Ianni, p. 60).
La esclavitud impidió el significativo progreso tecnológico que
pudo haber elevado sustancialmente la productividad, llevando a
la agricultura a la aplicación de unos métodos que agotaban el
suelo. Las plantaciones eran demasiado grandes como para poder
fertilizarlas fácilmente. El poco cuidado de los esclavos para
149 No obstante, la cifra debió de ser mayor, a causa del contrabando en muchos puertos y/o a la corrupción de las autoridades reales.
15
con los animales impedían la acumulación de suficiente
estiércol.150
Con el descenso del precio de los esclavos avanzado el siglo
dieciocho, otros grupos sociales y económicos tuvieron la
oportunidad de adquirirlos, como herreros y panaderos,. Casos de
excepción fueron mestizos y uno que otro mulato y pardo. Quedaron
150 Genovese, p. 34. No obstante, el régimen de plantaciones en la Guyana holandesa desarrolló innovaciones tecnológicas que elevaron la productividad de la tierra, según Sylvia de Groot.
1... Harth-Terré.2... Brading, D. A. Miners and Merchants in Bourbon Mexico, 1763-1810. Cambridge, 1971.3... ANX, Tomo 1733-1735, 465 f. a 465 v., 13 de julio de 1834.4... ANX, 1788, 26 vuelta a 27 vuelta, 30 frente a 31 vuelta, 14 de febrero de 1788.5... ANX, 1713-1719, 53 frente a 67 frente, 27 de enero de 1713.6... Véase Fernando Winfield Capitaine. "Población rural en Córdoba, 1788". EN: La Palabra y el Hombre (30):7... Fernando Winfield Capitaine "Comercio de esclavos en Xalapa durante el siglo XVIII". EN: Tomo 2 de las Actas del XLI Congreso Internacional de Americanistas. México, 1974.8... p. 91.9... ANX, Tomo 1762-1763, 130 f. a 134 v., 28 de mayo de 1761.10... Fernando Winfield Capitaine. "La sublevación de esclavos en Córdoba en 1735". EN: La Palabra y el Hombre. (50):26-30, abril-junio de 1984. pág. 27.11... México, Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, Tomo 3542, años 1769 a 1776, 411 fojas. Foja 77.12... Winfield, 1984, pág. 29.13... ANX, 1755-1756, 100 frente a 102 vuelta, 22 de junio de 1756.14... Véase Fernando Winfield Capitaine. Esclavos en el Archivo Notarial de Xalapa, 1668-1699. Xalapa. Universidad Veracruzana, 1983. y Esclavos en el Archivo Notarial de Xalapa. Xalapa. Museo de Antropología, 1984.
15... ANX, 1707-1712, 504 frente a 509 frente, 24 de febrero de 1712.16... ANX, 1737-1741, Naolinco, 34 vuelta a 36 frente, 7 de octubre de 1739.17... ANX, 1741-1742, 574 frente a 577 frente, 12 de diciembre de 1743.
16
exceptuados los indígenas, a pesar de que muchos caciques
contaron con los recursos suficientes como para poder proveerse
de algunos de aquellos. En Perú, no obstante, otras condiciones
sociales hicieron posible que los indígenas tuvieran esclavos,
por lo que tal práctica no fue desconocida por algunos de ellos,
(Harth-Terré) pero fue a nivel regional limitado.
18... ANX, 1747-1748, 27 frente a 29 vuelta, 18 de febrero de 1747.19... ANX, 1784-1785, 383 frente a 387 vuelta, 20 de diciembre de 1785.20... ANX, 1777, 220 frente a 221 vuelta, 7 de noviembre de 1777.21... El documento original se encuentra en el Archivo Municipal de Córdoba, Inventarios, volumen 16, expediente 7, 1 de abril de 1786 y lleva por título "Negros, y mulatos, libres de toda esta jurisdicción de la villa de Córdoba, que pagan tributo en dicha villa".22... Auto: Ante mí Rodrigo Antonio de la Vega, escribano de la renta. En la ciudad de México a primero de marzo de mil setecientos ochenta y cuatro. Los señores presidente, regente, y oidores de la Audiencia Real de la Nueva España. Habiendo visto el expediente formado a consulta del Corregidor de la ciudad de Querétaro, Don Juan de Villalba y Velazquez, en veinte y nueve de junio del año pasado de setecientos ochenta y uno, sobre que las viudas, doncellas, y solteras mulatas de aquella jurisdicción, cargadas como tributarias en las últimas matrículas, no han pagado en tiempo alguno dicho real derecho. Los informes hechos así por el contador de tributos, como por el oficial mayor de la contaduría de Real Hacienda. El que formó el relator de esta Real Audiencia, en catorce de agosto último, con presencia de las principales jurisdicciones de esta gobernación, y según la constancia que le administra su antigua práctica, y manejo de negocios de esta naturaleza. Lo pedido por el fiscal de su Magestad en respuesta de treinta de septiembre de ochenta, y uno, diez de julio de ochenta y tres, y catorce de febrero de el corriente, cerca de que se declare, que generalmente deben tributar las mujeres negras, y mulatas o de otras castas tributarias, expidiéndose a el efecto las órdenes correspondientes a todas las justicias en los términos que propone en la última citada de catorce de febrero, con lo demás que contiene, es el expediente, y ver convino, Dijeron que teniendo presente lo que resulta de las cuentas, que se han reconocido, y de este expediente, y principalmente de la variedad en cuanto a la paga del tributo de las negras, y mulatas viudas, y solteras; pues en unas jurisdicciones se advierte haberlo satisfecho, y en otras no. Mandaban, y mandaron, que por ahora en ninguna de ellas se innove en lo que se ha observado, y que consiguiente a esto en las partes donde constare, que el real Fisco está en casi posesión de cobrarlo, y dichas contribuyentes hayan acostumbrado pagarlo, así se observe en lo sucesivo; y que de ninguna manera se cobre ni exija de
17
Los esclavistas, tanto por razones de tipo económico como por las
de prestigio social, efectúan sus reinversiones según las mismas
normas que presidieron la inversión original, es decir, en la
adquisición de esclavos y de tierras, con lo cual el progreso
económico tiene un carácter cuantitativo (Genovese, 1970:23).
Los lugares de destino económico de los esclavos fueron las
estancias agrícolas y ganaderas, trapiches e ingenios azucareros,
ellas en las que no hubiere esta costumbre, ni aquella casi posesión. Y para que con presencia de esta declaración, se proceda en las matrículas, y cuentas, que de nuevo se formaren, y los Alcaldes mayores, y apoderados fiscales, cuiden de su observancia, y cumplimiento. Mandaban así mismo que a continuación de las Reales Provisiones que se expidan para su formación, se ponga por uno, y otro oficio (a cuyo fin se les haga saber) copia certificada de esta determinación, y que se de cuenta a su Majestad con testimonio por duplicado, recomendado el informe del contador general de tributos de tres de junio de ochenta y tres. Y asi lo proveyeron, y fabricaron, señalado con las rúbricas de los señores Regente Herrera, y Oidores, Villa Iurutia, Algarin Luyano, Galdeano, Urizar. José de Huidobro. (Op. cit. folios 10 vuelta a 12 frente). 23... Similar disposición de orden se dió dos años más tarde cuando se realizó en la zona un Censo general de ranchos y haciendas. Véase al respecto Fernando Winfield Capitaine, "Población rural en Córdoba, 1788", en LA PALABRA Y EL HOMBRE. Revista de la Universidad Veracruzana. Jalapa. Nueva Epoca, Número 30, páginas 64-72, abril-junio de 1979.24... Para conocer un mapa de la región véase Adriana Naveda Chávez-Hita, "Esclavitud en Córdoba: composición y distribución racial, 1788", pág. 290. EN: Jornadas de homenaje a Gonzalo Aguirre Beltrán. Veracruz. Instituto Veracruzano de Cultura, 1988.25... Como se recordará, la jurisdicción de la villa de Córdoba fue privilegiada con el monopolio o Estanco Real del Tabaco. A fines del siglo 18, la caída de los precios internacionales del azúcar impulsó definitivamente la explotación del tabaco, que ocupa mano de obra familiar y que mejoró substancialmente el estilo de vida de la población de color. Todavía en época reciente, el cultivo de pequeñas áreas de tabaco en zonas cañeras se da de manera regular y consistente. Al tabaco se le considera como una planta que requiere similares cuidados y atenciones que a un bebé; es más se le da similar trato a la planta por parte de las mujeres.
18
herrerías, panaderías y otros oficios menores; en el caso de los
obrajes fueron especialmente destinados a la ciudad de Puebla. En
la minería su participación fue destacada, sobre todo en
Guanajuato y Zacatecas (Brading, D. A., 1971).
Las tareas agrícolas en que se vieron implicados los esclavos
fueron variadas, desde las más sencillas a las más complejas,
dependiendo de la habilidad y educación personales. Comprendían
el corte y acarreo de la leña; la roza de terrenos; la siembra,
escarda y cosecha del maíz, frijol y otros productos; la
ganadería; la apertura de zanjas y obras de mejoramiento de
instalaciones agrícolas y el cultivo e industrialización de la
caña de azúcar.
Muy tardíamente los representantes del sistema esclavista se
darían cuenta que los gastos de capital son mucho más grandes y
arriesgados para el trabajo esclavo que para el trabajo libre.
Así pues, a la larga, quedó suficientemente demostrado que el
trabajo libre era económicamente más rentable que el
sostenimiento de una planta de esclavos.
19
FUENTES CONSULTADAS
Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México. Estudio
etnohistórico. Fondo de Cultura Económica, 1989.
ANX (Archivo Notarial de Xalapa).
Bermúdez Gorrochotégui, Gilberto. Xalapa en el siglo XVI (Tesis).
Xalapa, Ver. Facultad de Historia. Universidad Veracruzana, 1982.
Bermúdez Gorrochotégui, Gilberto. Xalapa en el siglo XVI (Tesis).
Xalapa, Ver. H. Ayuntamiento Constitucional. 1984.
Brading, D. A. Miners and Merchants in Bourbon Mexico, 1763-1810.
Cambridge, 1971.
Genovese, Eugene D. Economía política de la esclavitud.
Barcelona. Península, 1970
Harth-Terré, Emilio. "El esclavo negro en la sociedad
indoperuana". EN: Journal of Inter-American Studies. Gainsville,
Fla. 3(3):297-340, July 1961.
Ianni, Octavio. Esclavitud y capitalismo. México. Siglo
veintiuno, 1976.
Mannix, C. y Daniel Pratt. Historia de la trata de negros.
Madrid. Alianza Editorial, 1962.
Martínez, José Luis. Pasajeros de Indias. Viajes transatlánticos
en el siglo XVI. Madrid. Alianza Editorial, 1984.
Martínez Montiel, Luz María. "La cultura africana: Tercera raíz”,
p. 111-180. En: Bonfil Batalla, Guillermo (Compilador). Simbiosis
20
de culturas. Los inmigrantes y su cultura en México. México.
Fondo de Cultura Económica. Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, 1993.
Melgar, José M. "La colosal cabeza de Hueyapan". En: Arqueología
Mexicana. 2(9):63-65, agosto-septiembre de 1994.
Wobeser, Gisela von. La hacienda azucarera en la época colonial.
México. SEP, 1988.
21
UN ESCLAVO NEGRO SOLICITA DUEÑO EN 1808
De entre las decenas de miles de documentos que he tenido la
oportunidad de consultar relativos a la presencia española en
América, sólo uno registra la petición de un esclavo para cambiar
de dueño. Con toda la experiencia adquirida por los hispanos a
través de la legislación y práctica esclavistas en el periodo
colonial, el protocolo del Archivo Notarial de Orizaba -aquí
detallado- es singular. Aunque la dueña y el esclavo vivían en la
villa de Orizaba, actual estado de Veracruz, ella quería venderlo
para que trabajara en un trapiche azucarero de Córdoba.
La villa de Córdoba poseía numerosos trapiches e ingenios
azucareros a partir de los inicios del siglo diecisiete. La
población africana y de mezcla negra constituían mayoría, aún
frente a la indígena. Los reportes de Antonio de Villa-Señor y
Sánchez y el Padrón de tributarios negros y mulatos confirman la
anterior aseveración, para el siglo dieciocho; para la centuria
precedente hay notable escasez de fuentes o quizá, poco conocidas.
Las relaciones sociales entre europeos y africanos se
caracterizaron por graves tensiones que con frecuencia, explotaron
en insurrecciones negras a lo largo de dos siglos en el área. La
mejor conocida -gracias a los testimonios del padre jesuita
Laurencio- fue la de Ñanga (que la posteridad escribirá Yanga)
quien logró el reconocimiento de la libertad para él y su grupo,
además de fundar un pueblo libre de negros que recibió el nombre
de San Lorenzo Cerralvo de los Negros; hoy se conoce por Yanga.
El año de 1735, para la fiesta de San Juan Bautista (24 de
junio), una sublevación iniciada en el Trapiche de Mesa, corrió
como el fuego en un cañaveral; se sumaron esclavos de las
haciendas cercanas como Potrero, Omealca, San José de Gracia y 22
varias más. Considerables sumas de dinero fueron gastadas para
controlar la insurrección; tuvieron que venir tropas instaladas en
el puerto de Veracruz -los aguerridos Dragones- y organizarse
cuerpos de milicias provinciales con asiento en orizaba, Cosco-
matepec y Córdoba para controlar la difícil situación que llegó a
adquirir características de estado de sitio para los cordobeses,
pues temían que los esclavos realizaran una masacre entre la
población blanca de la villa. Muchos meses y denodados esfuerzos
significó aplastar el movimiento aunque nunca pudieron atrapar a
todos los implicados.
Pero frente a la resistencia colectiva también se dieron casos
de oposición inidividual, algunos de ellos enmarcados en tortuosos
vericuetos de carácter jurídico como el que se presenta a
continuación y sin duda, apoyados por españoles que sostenían
pugnas con otros de su misma casta. Tal es el caso del esclavo
José María Rendón que por el precio en que estaba tasado, tres-
cientos pesos, suma alta para la época, debió tener cualidades
superiores a la media.
Su negativa de ser vendido a un trapichero no era gratuita. Se
conocen muchos casos en que el peor castigo que podía infligirse a
un esclavo doméstico era, aparte de la cárcel, confinarlo a
trabajar en una panadería o en un trapiche. Tal era la intención
de su ama, doña Ana María de Leiva, viuda del licenciado don José
Anastasio Rendón. El esclavo, seguramente era criollo, es decir,
nacido en la casa de sus amos pues lleva el nombre del extinto y,
además, su apellido.
Una práctica extendida entre los dueños de esclavos era la de
poseerlos a lo largo de toda la vida, heredándolos a sus
sucesores. casos de familias enteras de esclavos que permanecen en
la casa que nacieron. Sólo cuando había estrecheces económicas o 23
se quería escarmentar conductas que los amos veían inapropiadas,
se deshacían de ellos. Había toda una tradición familiar en el
trato a los esclavos. Un Juan de Leiva, antepasado de doña Ana
María, había vivido en Orizaba para el siglo dieciséis y adquirido
esclavas de tierra de Angola.
La alternativa que surgió para José María, fue pedir que lo
cambiaran de dueño.
El 5 de mayo de 1808, el esclavo negro José María Rendón
comunicó que estaba detenido en la Real y Pública Cárcel de la
villa de Orizaba, a solicitud de su ama, doña Ana María de Leiva,
viuda del licenciado don José Anastacio Rendón; había recibido
noticias inequivocas de que lo trataba de vender a don Manuel de
la Llave, vecino y dueño de trapiche de la Villa de Córdoba, en
la cantidad de trescientos pesos. Solicita que su ama extienda un
documento que acredite y manifieste que celebrará venta formal de
él para poder pedir un amo a su satisfacción. Asimismo, que se le
nombre de oficio un Curador que defienda y proteja su acción y
derechos, por no poder comparecer en juicio debido a su edad,
calidad e impedírselo su situación de detenido.
En Auto de la misma fecha, don Francisco del Puy y Ochoa,
Alguacil Mayor del Santo Oficio, Socio de Mérito de la Real
Sociedad Económica Tuledana, y Alcalde Ordinario en Segundo Voto
de la villa de Orizaba, le comunicó a doña Ana María de Leiva, por
ante el Escribano Público Juan María de la Cal.
Para el 10 de mayo se hizo notorio el Auto a doña Ana quien dijo
que meditaría lo que ha de responder, excusando su firma ya que
expresó tener alterado el pulso con la enfermedad que padece.
Cuatro días más tarde, el Alcalde Puy emitió otro Auto asentando
que doña Ana no enviaba alimentos al esclavo José María y
considerando que la causa de su prisión no era de gravedad, sólo 24
quejas de insubordinaciones (desobediencias) del esclavo, que ya
estarían bien corregidas con los días de arresto que había
sufrido, lo extraía de la cárcel y depositaba en poder de don Juan
de Dios Rano. Y para que constara, mandaba extender este Auto por
medio del cual ordena se haga notorio a doña Ana, compareciendo
Rano a otorgar el depósito en forma.
El mismo día 14 se hizo saber el contenido del Auto a doña Ana
y dijo que no oye (es decir, se niega a aceptar) lo decretado por
el Juez (Puy), por no serlo competente para éste ni otro negocio
en que se viera implicada ella y su familia, en atención al
inmediato parentesco que hay entre todos ya que es hermana
política de la esposa del alcalde (Puy); además, por la liga del
parentesco contraído entre los Vivancos y la casa de la propia
esposa del alcalde, por lo que las leyes se verían transgiversadas
(sic). Por lo que recusa con el Juramento de la Ley al mencionado
señor Juez (Alcalde Puy), cuyas actuaciones hasta el día, son,
consecuentemente, nulas. Y protesta presentarse a otro Juez
competente para que pueda proveer conforme a derecho. (Aquí si ya
pudo firmar doña Ana).
El 17 de mayo, doña Ana dirigió un escrito a don Luis José de
Segovia, Subdelegado Propietario de la villa y Jurisdicción de
Orizaba, expresando que era legítima poseedora del esclavo José
María, quien desentendiéndose de sus buenos consejos, se fue
precipitando de día en día, tanto en sus vicios, que para
corregirlos fraternalmente acudió al Alcalde de Segundo Voto,
quien lo redujo a prisión.
Ahí, una mano oculta lo ayudó a formar un escrito en que el
siervo pide a dicho Alcalde que compela a doña Ana a darle un
papel para solicitar otro dueño, o se lo franquee de su autoridad.
Ni uno ni otro debe de ser. Afirma que se dirige a su Tribunal 25
porque la esposa del Alcalde Segundo es hermana política de la
declarante; además, tiene relación de parentesco con los Vivancos
y uno de ellos es contrario en otra causa distinta; y estos
méritos sobran para que no pueda ser juez en negocio de doña Ana.
Asienta que no puede dar papel al negro para la solicitud de
otro dueño, fundada en dos razones: la primera, porque como la
testamentaria de su marido corre por indivisa, aún no se debe
innovar nada porque habría confusiones y estorbos que la
entorpecerían; la segunda, porque si está al arbitrio del esclavo
y no del señor (dueño) la enajenación de aquél, ¿cuál es el título
del dominio tan poderoso que éste tiene para usar de la cosa que
posee? ¿Cuáles son los derechos entonces y potestad del dueño?
Pide que el esclavo se saque de la prisión en que se halla pues
ya lo contempla bien corregido, y se le entregue para que siga en
su servicio, como antes. Protestando que luego que la testamen-
taria de su marido se halle en estado, si dicho esclavo no está a
gusto con su ama, pasará al poder de otro amo.
En dicho día se mandó Auto al Alcalde Segundo para que pase el
esclavo y el expediente formado, al Juzgado del Subdelegado.
Puy contestó a Segovia el 18 de mayo, que el fundamento que
alega su hermana política, doña Ana, es razón suficiente para que
sobresea en el conocimiento de la demanda que contra ella ha
puesto el esclavo José María. Por considerarlo suficientemente
castigado lo extrajo de la cárcel y lo puso en calidad de detenido
la casa del licenciado don josé Joaquín de Herrero, hasta tanto se
determinase su solicitud.
En consecuencia, Segovia ordenó a Herrero, el día 20, presentar
inmediatamente al esclavo. Herrero no se encontraba en su casa
cuando llegó la notificación, pero estaba Juan de Dios Rano quien
al ser notificado, dijo que "dentro de tres días presentaría al 26
esclavo José María a quien ha enviado a una diligencia fuera de
esta Villa".
El día 23, el esclavo dirige oficio a Segovia reiterando su
solicitud original pero agregando petición a Segovia para que sea
el Alcalde de Primera Elección (don Pedro Andrés Marin) quien se
haga cargo de la Causa argumentando que en el mismo Juzgado giran
los autos de Inventarios de los bienes de su amo, el señor
licenciado Rendón. Además, suplica a Segovia se declare por
inhibido y que quede mientras (el esclavo) a disposición de Puy
quien lo deberá entregar a quien corresponda legítimamente.
Segovia contestó en Auto que aún le tocaba el conocimiento de la
Causa en todas sus partes porque es Juez Real de este Territorio y
porque a él se la devolvió el Alcalde de Segundo Voto y no al de
Primero. Que el juicio es Particular Ordinario y no afecta con el
de Inventario que cita el esclavo. Que doña Ana ya protestó vender
el esclavo cuando éste lo desee, una vez que se concluya la
Testamentaria. Pero no obstante estas sólidas razones, este
Expediente por Asesoría al licenciado don Juan Nepomuceno
Quintero, Abogado de la Real Audiencia de esta Nueva España,
vecino de la ciudad de Puebla, poniéndose en arresto la persona
del esclavo, supuesto que no tiene seguridad en su existencia.
Al pasar el Escribano Público a la casa de doña Ana para hacerle
conocer el Auto antecedente, contestó ella que recusaba al Asesor
dejándolo en su buena opinión y fama.
El día 25, Segovia envió el expediente a consulta al licenciado
don Francisco de la Barrera y Mier, Abogado de la Real Audiencia
de esta Nueva España, vecino y Promotor Fiscal de la Intendencia
en Veracruz, para lo cual se citará previamente a las partes.
El día 26, don Pedro Andrés Marín, Alcalde de Primero Voto pidió
a Segovia que en base a un escrito presentado por José María 27
Rendón, negro esclavo, manifestando hallarse preso en la Cárcel
Pública y a pedimento de su ama, que mal instruida se presentó
contra él ante el alcalde de Segundo Voto, debiéndolo hacer en un
Juzgado.
En vista de que Marín no puede desentenderse del conocimiento de
esta causa en ultrajes a su Jurisdicción, proveyó Auto mandando
libertar al esclavo, por lo cual Segovia se ha de servir sobreseer
el conocimiento de este asunto, dejando el esclavo a disposición
de Marín, remitiéndole originales y las actuaciones que sobre el
particular se hubieren practicado en su Juzgado (de Segovia).
Segovia aceptó, enviando el original del expediente y la persona
del esclavo al Tribunal del Alcalde de Primero Voto, el 27 de
mayo, en un Auto.
El mismo se hizo notorio el día 28, a doña Ana, quien dijo: "Que
como el Alcalde de Primero Voto en esta Villa, Don Pedro Andrés
Marín, dió cita con los Autos de Testamentaria de el Marido, en la
que habla a la Real Audiencia, aquel recto Tribunal es en el día
el Juez privativo de dichos Inventarios, y así no habiendo aquí
Juez de ellos, debe el Subdelegado seguir conociendo en esta
Causa, y no el Alcalde a quien recusa el Juramento de la Ley, y
protesta siempre que este negocio llegue a su Juzgado, ocurrir a
la Real Audiencia a representar el agravio que se le hiciere."
A pesar de lo contestado por doña Ana, Segovia pasó el ex-
pediente y el esclavo al Alcalde de Primero Voto, el día 31.
Este, dictó Auto el primero de junio explicando que sin embargo
de lo expuesto por doña Ana respecto de que el esclavo José María
Rendón, con la prisión, mandó que se ponga en libertad la persona
de dicho esclavo, entregándolo en calidad de depósito a don Juan
de Dios Rano, en cuyo poder estaba anteriormente, con especial
sumisión a este Juzgado. Y en vista de la recusación que doña Ana 28
de Leiva interpuso en su respuesta de 28 de mayo próximo pasado,
por si ocurriere a quejarse en este procedimiento, como lo tiene
de costumbre, por cuanto no se hace lo que le dicta su capricho,
suspéndase toda diligencia en espera de las resultas.
Todo este alegato, en vísperas del inicio de la lucha por la
Independencia, parece mostrar un ablandamiento en la situación
legal alrededor del trato a los esclavos. El hecho se magnifica
por la circunstancia de que la zona Orizaba-Córdoba estaba
consagrada a la explotación de mano de obra negra o de origen
africano; esto es, el desarrollo de las diligencias es francamente
atípico en un medio de extenuación del trabajo esclavo, enmarcado
en el cultivo y transformación de la caña de azúcar.
No obstante la ausencia de datos disponibles sobre la actividad
del esclavo negro José María Rendón, presumiblemente estaba ligado
a funciones domésticas en el medio urbano de la villa de Orizaba.
Su pertinaz negativa a servir en un trapiche de Córdoba no es mas
que la expresión de evadir los efectos de una modalidad del
infierno terrestre; la esperanza de la vida en tales agroin-
dustrias no sobrepasaba seguramente los siete años de estancia. La
población esclava en trapiches e ingenios tenía que ser
substituida con cierta regularidad, a fin de no paralizar los
trabajos.
A punto de hacer eclosión el sistema colonial frente a las
aspiraciones criollas del control político y económico, José María
Rendón es uno de tantos paradigmas del esclavismo por hacer sentir
el oleaje de afanes libertarios, aunque sea el limitado de escoger
otro amo frente a los injustos correctivos que le aplicaba dueña,
doña Ana María de Leiva.
Lo extraordinario del caso no es tanto la solicitud del esclavo
sino el hecho de que haya prosperado prolijamente entre aquellas 29
autoridades que sirvieron de eco a los justos reclamos del negro:
el Alcalde de Segundo Voto, el de Primero Voto, y el Subdelegado.
No importa que doña Ana María de Leiva circunscribiera el problema
a una disputa entre parientes y que recusara al Alcalde de Segundo
Voto por ser su concuño. El punto central del pleito lo expresa
admirablemente en sus dos preguntas relativas al sagrado derecho
de la propiedad. Se estaban viendo los aconteceres sociales, ni
duda cabe, desde otra óptica.
Hasta el momento, desconocemos el destino final del esclavo,
pero el alegato constituye una clara muestra de cómo la población
negra empezaba a dejar oír su voz "por el privilegio que gozo como
esclavo, el que está concedido en beneficio de la humanidad para
restringir la odiosa esclavitud, y coartar algunas ocasiones el
abuso de los señores"; palabras de José María Rendón o ideas
puestas en su mente, el resultado es idéntico.
El caso fue una de tantas hornazas previas a la guerra de
Independencia.
FUENTE:
Archivo Notarial de Orizaba. Año de 1808. Expediente 7.18
folios. 5 de mayo a 1o. de junio de 1808. Expediente promovido por
el esclavo José María Rendón sobre lo que su señora, doña Ana
María de Leiva le dé papel para solicitar otro dueño.
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