Esencias Chamánicas

Y

terapia Gestalt,

excelente combinación

Esencias Chamánicas y terapia Gestalt, excelente combinación

Los seres humanos somos seres en movimiento, en constante cambio, siempre

estamos sintiendo desde lo que para la concepción espiritual de nuestros

curanderos mexicanos seria el espíritu de la serpiente nuestro sujeto de la

experiencia y quien observaría ese sentir seria el espíritu del jaguar y que Jacobo

Grinsberg investigador de la UNAM llama el observador en su libro.

Lamentablemente el hecho de sentir y observar ese sentir no siempre lo tomamos

en cuenta, grabamos a nivel de subconsciente el sentir pero el consciente quedo

marginado de la experiencia.

En lo más profundo de nuestro subconsciente, siempre estamos pensando, pero

no siempre nos damos cuenta de que es eso en lo que pensamos, fantaseamos,

soñamos, o elaboramos... somos parte de un todo en constante movimiento,

siempre estamos viviendo un proceso, pero no siempre registramos como este se

procesa, del como ocurre.

NO ESTAMOS CONCIENTES EN TODO MOMENTO, Y ESO NOS CUESTIONA

EN FUNCION DE DE AHI DEL COMO APRENDER A SER CONSCIENTES,

COMO VIVIR EN EL PRESENTE EN EL AQUI Y EN EL AHORA, EN UN INTIMO

CONTACTO ENTRE EL SUJETO DE LA EXPERIENCIA (SERPIENTE) Y EL

OBSERVADOR (JAGUAR).

VIVIMOS EVITANDO SENTIR, tanto a nivel consiente como inconsciente,

evitando contactar a plenitud nuestras emociones, evitando contactar con el

presente, y eso se torna en un grave problema ya que las emociones necesitan

ser liberadas, si las guardamos dentro de nosotros nos oprimen, una emoción que

se expresa se transforma, una emoción que se guarda nos daña.

¿A qué me refiero con expresarlas? Necesitamos mirar esas emociones en

nosotros mismos, reconocerla y aceptarlas, Ellas están ahí hablándonos

sutilmente y termina siendo mas fácil ignorarlas, no verlas o bien proyectarlas en

los demás antes que sentirlas en mí, porque suelen asustar, nos enfrentan a una

realidad que se preferiría no ver, nos obligan a encarar una verdad; sin embargo

esas mismas emociones que no reconocemos nos hablan de una necesidad, de

algo que tenemos que trabajar, un asunto del pasado que resolver, un asunto

inconcluso, un duelo que hay que cerrar.

EL NEGARLAS NO IMPIDE QUE EXISTAN, Y PUEDEN HACER MAS DAÑO

CUANDO NO HAY UN ESPACIO DONDE EXPRESSARLAS, EVITAR

CONTACTAR NUESTRO SENTIR NOS NIEGA LA POSIBILIDAD DE

CRECIMIENTO PERONAL Y CON ELLO LA POSIBILIDAD DE

TRASCENDENCIA.

Nos negamos el intento y el acecho que tanto mencionan nuestros maestros

indígenas y que son aspectos clave para nuestra evolución tal como contemplan

las tradiciones religiosas mesoamericanas, que conjugan el sentir de la serpiente

el observar y la fuerza del jaguar mas el volar y al agudeza visual del águila para

conjuntar un personaje de trascendencia al cual se le llamo Kukulacan por los

mayas y Quetzalcóatl por los aztecas. Esa serpiente emplumada que no deja de

tener su símil en el dragón de los orientales o el también dragón europeo de los

ingleses.

ese rechazo a las emociones se remonta a la infancia, se le pide al niño que se

acople a las exigencias de los adultos, aprendemos a llevar mascaras para

protegernos del mundo en el que nos envuelve la infancia y cuando adultos nos

olvidamos que ya no son necesarias y peor aun ya no sabemos cómo vivir sin

ellas, no nos damos cuenta de que están, de que siguen ahí creemos que son

parte de nosotros mismos; cuando la realidad es un inmenso, pavoroso temor a

despertar las propias frustraciones, angustias infantiles, carencias y terrores de

ese ayer y que nos lleva por tal razón a perder la capacidad de ser espontáneos,

de vivir en plenitud.

El precio que terminamos pagando por esconder las emociones es una enorme

tensión interna, debemos llevar al exterior todas esas emociones guardadas en el

subconsciente para poder liberarnos de esa terrible tensión, darnos cuenta, vivir

aquí y ahora, responsabilizarnos por cuanto sentimos hacemos o pensamos,

La terapia Gestalt es una terapia de acompañamiento en el darse cuenta, de

respeto ante los procesos del paciente; cuando alguien llega a consulta es un gran

paso pues ha iniciado un proceso en el camino de su propio aprendizaje, una

búsqueda hacia su propio interior, es tomar el camino de regreso a casa.

Quiero compartirles las experiencias que he tenido al lado del que fue mi esposo

hoy un queridísimo amigo, con relación al uso combinado de esencias

Chamánicas con la terapia Gestalt.

La Gestalt y muchos otros métodos mueven de manera profunda nuestras

emociones, nos ayudan a contactar con el pasado, para darle un significado

diferente, podemos ver nuestra historia, nuestro presente, con mayor claridad,

pudiendo identificar las emociones y darles el valor adecuado; al trabajar con los

remedios chamánicos, cada una de estas opciones psicoterapéuticas se magnifica

dando beneficiando de forma muy importante los resultados de la mismas, ello,

gracias a un efecto ms profundo mas rápido y duradero en el cliente y en

ocasiones con un proceso más sutil, quizá podría decirse que hasta imperceptible.

Cuando se adquiere consciencia de uno mismo y de las consecuencias de los

propios actos, cuando se desarrolla la inteligencia del corazón, hay cosas que no

se pueden seguir haciendo; necesitamos confiar en nuestra intuición, escuchar

nuestro propio corazón, ser todo lo posible quienes realmente somos, ocupar

nuestro puesto, tener consciencia de nuestro papel en el universo y

DESEMPEÑARLO.

La terapia Gestalt y los remedios chamánicos son una opción que con seguridad

puedo decirles nos ayudan a mover las emociones de manera profunda, y como lo

he dicho a quitarnos esas mascaras, a mirar de frente nuestra realidad y encontrar

el camino a casa, ese lugar que curiosamente esta dentro de nosotros y que con

tanto afán buscamos fuera.

Quisiera cerrar este artículo con una frase de mi maestro Osho... "Para mí, el estar

consciente está bien. Si estás enojado con total consciencia, aun el enojo está

bien. Y si no estás amando con total consciencia aun el amor no está bien. "

NIRAVA RAHIMA.