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I MEDARDKEHL CONTEMPLÓ DIOS TODA SU OBRA Y ESTABA MUY BIEN UNA TEOLOGÍA· DE LA CREACIÓN Con la colaboración de HANS-DIETER MUTSCHLER y MICHAEL SIEVERNICI;I . Traducción de MARCIANO VILLANUEVA SALAS

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I

MEDARDKEHL

CONTEMPLÓ DIOS TODA SU OBRAY ESTABA MUY BIEN

UNA TEOLOGÍA·DE LA CREACIÓN

Con la colaboración deHANS-DIETER MUTSCHLER

y MICHAEL SIEVERNICI;I .

Traducción deMARCIANO VILLANUEVA SALAS

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Segunda parte < El origen normativo: la fe en la creación ...

c.an.~s.ta argumenta~ión ha desempeñado en la posterior teologíafilosófica de la Iglesia, a través de ~u ~gf..t~:.ió,f por Pabl?~.:n l.~" ._Carta a los romanos (1,18-25), una Irrtp6rtahte .repercusiÓri'SH¡st6;~~~·,. '.1

rica; no tanto para estigmatizar las funestas doctrinas heréticas' .sino más bien para conseguir un universal punto de conexión parala confesión de fe cristiana en un solo Dios, creador del cielo yde la tierra." .

'73. Véase la Tercera parte C: «Fe en la creación y metafísica en la Alta EdadMedia: Tomás de Aquino».

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..:. "

".

.. ,·~.;":~~.{~~~.~fEEN LA CREACIÓNEN EL NUEVO TESTAMENTO

La fe de la joven Iglesia testificada en el Nuevo Testamento vive,sin duda, en la tradición de la fe israelita en la creación. No obstan-te, también en este aspecto la fe en el Mesías Jesús ha puesto impor-tantes acentos nuevos. Fue aquí determinante el paso dado paraprecisar, con validez definitiva, el sujeto del acto creador a partir dela nueva experiencia salvífica escatológica vivida conJ esús. El crea-dor del cielo y de la tierra, a quien Israel ha identificado con Yah-veh, el Dios liberador de su historia, es, a la vez, para los cristianos,el «Padre de nuestro Señor Jesucristo» (d. Rom 15,6; 2 Cor 1,3;11,31; Ef 1,3; Col 1,3) y por ello también «nuestro Padre» (Rom1,7; 1 Cor 1,3; 2 Cor 1,2 y otros). Por consiguiente, en lafe cristianasu poder creador sobre el cielo y la tierra se perfila específicamentea partir de su singular actuación salvífica en Jesucristo -tal comoel creador se ha manifestado en el envío de la Palabra eterna, en lavida y muerte de Jesucristo y, sobre todo, en su resurrección de en-tre los muertos (Gáll, 1;Rom 1,4; 6,4 Y otros )-. Pablo vincula ex-opresamente este último aspecto a la creación: como descendientesde Abrahán y de su fe justificante podemos nosotros -como él-confiar en el Dios «que da vida a los muertos y que a la misma nadallama a la existencia» (Rom 4,17). La liberación definitiva de Jesúscrucificado del reino de la muerte y la posibilitación de nuestraparticipación en ella se convierten en la fe cristiana en la culmina-

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Segunda parte < El origen normativo' la re en L . '-. J' a C7 eanon ...

ción de cuanto el poder creador-liberador de D' d IJcabo. En el marco de esta sin I .' ., lOS pue e evar añada por la experiencia de fe ~naJr con~\eclOn de. la creación, acu-_ I _ I esuci isto resucitado pu dna al se a gunos acentos es T di' e en se-peCJ ICOS e Nuevo Testamento. I

I. LA CREACIÓN Y EL REINO DE DEN J

' lOS QUE SE ACERCA< ESUS

~n su anuncio de la inminente venida del reino de' . .ciado a través de su propia activid d J ' DIOS, ya 1111-

1' a , esus se apoya e .

te en as promesas del Deutero' , . . Xpl esamen-

4, ~8s~) ahoraseinstaladefinitiv:;::~:~ad~~I:':::~s;:a:ité~" Ley e jusucia de Dios, a partir de Israel' . ' e pazpobres y en su beneficio ( l' y. mas en especial de sus

como ya en e ciel . bi 1la tierra») Jesús . " d . 1 o, tam ien a lora «en

. V1VlO e smgu ar manera la fe _mente acentuada en el libro de I ' l ya tan expresa-d

salas- en e poder d D'01'. Dos eJ'emplos a est ' . e lOS crea-e proposito.

1. Con~janza ilimitada en la presencia del P d.provldente' a 1e

Jesús fundamenta el mensaje central del se' ' d Ipreocuparse «corn l rrnon e monte de no

o os paganos» por la comida la bebid I, J a, e ves-

1:. Para esta temática, véase sobre todo R. H ..kon fUI" Theologie und K' h ) 9 _ oppe, «Schopfung" II/2, en Lexi-B . . rrc e , pags. 220-22]' S Heine e ..

auer, DICCIonario de teología b 'bli B 1" ," reacion», en J. B.C. Breytenbach «Schopfer / Scll. [lCa, arrrc1eona, Herder, 1966, págs. 227-2]3;] , 10p ung" en Th I . ¡

O,Berlín y otros, 1999, págs. 283-292' D S' . eo ogiscne ~ealenzyklopiidiela creación» en Th Sch id . (dir.) , . att]ei y Th. Schneldcr «Doctrina deH d ' . nei el 11., Manual de t eolo ía d •.

er er, 1996, págs. 171-221' K L" . g ogmallca, Barcelona,lJiblische Schopfungstheologi;n D onllldlgYfE. Zeng:r, AIs Anfang schu] GOIt.

, usse 01, 1997, pags. 190-219.

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B. La fe en la creación en el Nuevo Testamento

tido y por todo género de «acumulación de tesoros» en la tierra,Síl10 ante todo por el reino de Dios (Mt 6,19-34), en la providen-cia del Padre celestial por todas sus criaturas y de manera especialpor los hombres, tan claramente perceptible en las aves del cieloy en los lirios del campo. La exhortación a esta confianza ilimi-tada en la presencia del creador, eficaz en todos los ámbitos, debe

desterrar la preocupación «de poca fe» de los discípulos por lasnecesidades cotidianas de la existencia (v. 30) y abrirles el acceso

al reino y al dominio de Dios.En este mismo sentido se orienta la calma de la tempestad (Mt

8,23-27 par.). Suscita en los atemorizados discípulos un barruntoa la vez maravilloso y temeroso de que en este Jesús está actuan-do el poder creador de Dios; aquel poder, pues, que ya en el ori-gen del mundo fue capaz de marcar límites al caos del océano pri-mordial con una simple orden de su palabra: «¿ Qué clase de

hombre es éste, que hasta los vientos y la mar le obedecen?» (Mt8,27.). Si este hombre anuncia la venida del reino de Dios y lla-ma, por consiguiente, a los hombres al seguimiento que todo lodeja atrás, entonces hay que confiar verdaderamente en su pala-bra. Es evidente que por medio de él pronuncia el mismo Dios su

palabra salvadora.Parecidas experiencias viven los hombres con las curaciones

milagrosas de Jesús, sobre todo cuando expulsa demonios (vcspl-ritus malignos»): también éstos tienen que someterse al imperiode su palabra (Mc 1,23-28). Es así como puede sanarse, de múlti-ples maneras, la creación por ellos dañada y como puede reapare-

cer en su bondad originaria. En las palabras y las obras de Jesúspuede imponerse el dominio de Dios sobre los poderes de la muer-te que angustian y destruyen la vida, con aquella poderosa fuer-za que se corresponde con la voluntad de Dios en el inicio de lacreación. Jesús no trae un mundo sano, pero sí pone la señal de

una creación redimida.

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Jesús fundamenta a menudo sus instrucciones, muy escandalosaspara muchos de sus contemporáneos, en la voluntad del Dios crea-dor, que a lo largo de! tiempo había quedado sepultada bajo innu-merables preceptos particulares y había caído por ello en el olvido.Así, por ejemplo, en e! precepto, difícilmente comprensible, delamor a los enemigos, argumenta a partir de la universal bondaddel creador, que "hace salir el sol sobre malos y buenos, y man-da la lluvia sobre justos e injustos» (Mt 5,45; en parecido sentidotambién la.parábola de la cizaña en el trigo, Mt13,24-30). Jesúspriva así de valor al axioma, de general-aceptación, «corno me hagastú a mí, te haré yo a ti», y lo sustituye por el nuevo precepto delreino de Dios: como Dios (el creador bueno) conmigo (pecador),así yo contigo (Mt 5,48).

También en las controversias sobre temas concretos se remi-te Jesús al sentido originario de una institución. De acuerdo conel ejemplo y la voluntad del creador, «el sábado es para el hombre,y no e! hombre para e! sábado» (Mc 2,27). Y cuando se trata dela indisolubilidad del matrimonio y de la igual dignidad de la mujeren los problemas del divorcio y adulterio (Mc 10,2-12), Jesús recu-rre el origen del matrimonio, «al principio de la creación» (v. 8).El poder de! reino de Dios se manifiesta precisamente en que todoslos preceptos y todas las costumbres humanas quedan relativiza-dos al reducirlos a su sentido querido por Dios y pueden de estemodo estar al servicio, sin trabas, de la salvación de cada personaconcreta.

Con esta fundamentación de su actitud crítica frente a deter-minadas interpretaciones de la tradición hostiles al hombre, Jesússe sitúa enteramente en la tradición de la fe israelita en la creación.El discurso sobre la creación originaria del hombre como ima-gen y a una con ello como administrador de Dios en la tierra con-

Segunda parte < El origen normativo: la fe en la creacián ..,

2. El orden creado como norma de conducta.en el reino de Dios

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B. La fe en la creación en el Nuevo Testamento

tiene en sí, desde el principio, la semilla de la crítica profética atodas las tradiciones cerradas en sí mismas y hostiles al hombre.

Il. LA RENOVACIÓN DE LA CREACIÓN POR JESUCRISTO

La reflexión postpascual de la primitiva Iglesia no estaba impul-sada primariamente por la temática de la creación, sino por las pre-guntas que suscitaban los acontecimientos en torno a la muertey resurrección de Jesús: ¿ quién es, propiamente hablando, esteJesucristo a quien Dios ha entregado a los pecadores y después haresucitado de entre los muertos? ¿ Qu~ relación tiene con Dios?¿ Qué significa para nuestra salvación? Pero en este contexto tam-bién se aborda el tema de la creación y se lo peine en relación conJesucristo. Es decir, se sitúa la creación, de manera expresa, en laperspectiva soteriológica y escatológica de la muerte y resurrec-ción de jesús.' De ahí qJ,e en el Nuevo Testamento puede decir-se a propósito de la creación: ha sido definitivamente (<<escatoló-gicamente») renovada por] esucristo y puesta de manera irrevocableen la senda de la consumación que le ha sido prometida.

Esta convicción se manifiesta en algunas destacadas formula-ciones, sobre todo en Pablo.

1. Jesús, la consumación de Adán

Para ilustrar la significación de la muerte y resurrección de Jesúspara la creación esclavizada por e! pecado y la muerte, Pablo esta-blece un agudo contraste entre Adán y Cristo (Rom 5,12-21; 1 Cor15,21s.45-47). Atribuye a ambos la función de fundadores de un

2. Véase la Primera parte A: «La liturgia de la noche pascual: portal hacia lacomprensión de la fe en la creación».

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Segunda parte < El origen normativo: la fe en la. creación."

determinado linaje histórico-salvííico, 9F prototipos de una deter-minada clase histórico-salvífica del hombre: Adán representa alhombre que se ha sometido voluntarjarnente al poder del pecado,es decir, de la desobediencia, de la injusticia y, con ello, de la muer-te. Cristo, por el contrario, representa al hombre en la gracia de laobediencia, de la justicia y de la vida. En el marco de su visión apo-calíptica del mundo, que vive de la oposición irreductible entre elmal y el bien, la tiniebla y la luz, la condenación y la salvación,Pablo sólo conoce estas dos clases de ll¿;¡nbres, de relevancia his-tórico-salvífica. y desde aquí resulta comprensible su terminolo-gía en 1 Cor 15,45ss:

Adán, el «primer hombre» (7rpr.'iJTo<; O,lIBpw7ro<;), y toda su des-cendencia han recibido ciertamente (según Gn 2,7) el hálito deDios, pero sólo para la vida terrena: son y se mantienen como hom-bres de la tierra, inevitablemente entregados, por consiguiente, ala muerte. Cristo, e! «segundo hombre» (~EÚTf:PO<; allBpw7ro<;), el Adánconsumado, es decir, el Adán que ha alcanzado la consumación(f0"X,J-To<; 'A~alk), se ha convertido para su descendencia espiritualen e! pneuma vencedor de la muerte, vivificante, porque es de! cie-lo y dará a los suyos participación en su forma existencial pneu-mático-celestial en la resurrección de los muertos del fin de lostiempos. Y así, Pablo, seguro de la victoria, puede exclamar en laconclusión de este gran texto sobre la resurrección: «La victoriase tragó a la muerte. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dón-de, oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado,y la fuerza del pecado es la ley. Pero ¡gracias a Dios que nos da lavictoria por nuestro Señor Jesucristo b, (i' Cor 15,55ss).

La funesta historia del «primer Adán,; ha llegado a su fin, por-que el «segundo Adán» ha confiado hasta e! extremo, sin la menorsombra de desconfianza, en Dios, su Padre y creador, se ha entre-gado a él totalmente en la oscuridad de la muerte, incluso en loconcerniente al futuro del reino de Dios' ya iniciado en su men-saje. Así escama Jesús, la Palabra de Dios hecha hombre, acep-

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B. La fe en la creación en el Nuevo Testamento

1 1 muerte su ser humano su condición de criatura. Todota, rasta a, , ,.'ello en beneficio de la creación total, que en Jesus re~Ibe d: nu~-va el espíritu del creador, e! hálito vital divino que la liberará defi-nitivamente del poder de la muerte.

2. Los bautizados, una nueva creacióny hombres nuevos

Según Pablo, los descendientes espirituales de Jesús participande su nueva vida, no sólo cuando, en la consumaciónde! mun~o,sean resucitados de la muerte, sino ya ahora, en medio de la VIdadestinada a la muerte del «eón antiguo», en virtud de la f~ y delbautismo. Quien ha sido bautizado «en Cristo» y se ha «ll1COI~-parado» en él, es ya ahora una «criatura nueva» (2 Co: 5,17; Gal6,15). La deuteropaulina Carta a los colosense.s entiende esteproceso de renovación radical como un «reves,t~rse de la nuevacondición humana» (CoI3,9s). Es decir: en conexión con Gn 1,26s,se interpreta e! bautismo como la creación por Di~s de ~n hom-bre nuevo.' En diversas tradiciones neotestamentanas se intrcdu-ce otra imagen para expresar lo revolucionariamente .nu.evo queexperimentan los creyente~ e~ e! bautismo: la d~l nacI71Iento, e~renacimiento o nuevo nacirruento (Sant 1,18; Tit 3,4s, 1 Pe 1,3,

Jn 3,3ss; 1 Jn 4,7). . .' .Este simbolismo de la nueva creación significa en el Nuevo

Testamento algo más que mero acontecimiento espiritual que s,edesarrolla en el interior de los bautizados. Tiene una clara culmi-nación eclesiológica. Sólo, en efecto, en la convivencia co~c.reta de1 f dos en Cr-isto en criaturas nuevas se manifiesta laos trans ormafuerza renovadora de la fe y de! bautismo en todo su poder deter-

3, C. Breyrenbach, «Schópfer I Schopíung» IlI, en Theologiscbe Realenzy-klopadie 30, op, cit., pág. 289.

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Segunda parte < El origen normativo: la fe en la creación ...

minante de la realidad y análoga, por tanto, al poder creador. Estepoder se muestra, por ejemplo, en la profunda relativización detodas las diferencias de rango y de valor conocidas en la creaciónantigua, marcada por la maldición del pecado, que todavía sigueactuando: «Todos los que habéis sido bautizados en Cristo oshabéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, ya no hayesclavo ni libre; ya no hay varón ni mujer, pues todos vosotros soisuno [una humanidad] en Cristo Jesús» (Gál 3,27s; 1 Cor 12,13;Col 3,11). Este ser-en-Cristo fundador de unidad es el dato salví-fico relevante de la nueva criatura; en comparación con esto, todolo demás es irrelevante.

Pablo pone así a disposición de sus comunidades un criteriomuy útil, y todavía hoy válido, para distinguir a la nueva creaciónde la antigua en la Iglesia: mientras el pueblo de Dios se halla toda-vía en camino hacia la forma consumada de la nueva creación está,todavía sometido a las tribulaciones de la creación antigua, que secaracteriza por las diferencias de rango y de valoraciones (por des-dicha también en la Iglesia, a pesar de la exhortación de Jesús:«Vosotros no habéis de ser así»; Le 22,26). Los fieles deben, porconsiguiente, tener siempre clara conciencia de que son «hijos dela libre» (de la «Jerusalén celeste»; GáI4,31) y deben proteger unay otra vez el don de la nueva creación frente a las recaídas siem-,pre amenazantes, en los modos de pensar esclavizantes de la crea-ción antigua.

lII. JESUCRISTO, EL MEDIADOR DE LA CREACIÓN

La reflexión de fe de la Iglesia primitiva acerca de la significaciónde Jesucristo para la creación avanzó un paso más: debe agrade-cérsele no sólo la renovación definitiva (sacramentalmente antici-pada en el ámbito de la Iglesia), sino también la mediación en lacreación originaria del mundo. Recibía así, en la fe de la comuni-

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,

.' B. La fe'en lá'~reació~ e~ el Nuevo Testamento

dad, una significación genuinamente cósmica (que incluye el uni-verso) para la obra creadora de Dios,

1. Fuentes y sentido de la idea de la mediaciónen la creación

El Nuevo Testamento pudo tomar la idea de la mediación en lacreación y la problemática aquí subyacente de la teología sapien-cial del judaísmo temprano influida por el helenismo, de la teolo-gía del Lagos del filósofo judío Filón de Alejandría (13 a, C.-45/50d. C.) y de la teología rabínica de la to:á. En estas tempranas refle-xiones filosófico-teológicas se analizaba una temática exhaustiva-mente discutida más adelante en la teología cristiana de la crea-ción: ¿ cómo pudo Dios entablar una relación creadora con elmundo, lo totalmente otro respecto de sí mismo, sin perder su uni-dad indivisible frente a la multiplicidad de las cosas creadas, sueternidad frente a la temporalidad, su inmutabilidad frente a lacaducidad, su infinitud frente a la finitud? ¿ Cómo pudo darse el«paso» desde el Dios uno al mundo múltiple en e! acto de la crea-ción sin que se viera para nada afectada la trascendencia de Diosy sin que, a la inversa, perdiera el mundo su relativa autonomía ysin que desapareciera en Dios como simple manifestación divina?Para responder a esta pregunta, en el judaísmo temprano y des-pués también en el cristianismo se recurrió a la Idea del platonis-mo medio y del estoicismo de! mediador de la creación, En la lite-ratura sapiencial judía se asignó la función de mediación entre el .creador y su creación 'a la sabiduría, la sophia de Dios (así, por'ejemplo, en Prov 3,19; 8,22-31; Si 1,4; 24,9; Sab 7,12.21; 8,4; 9,9-11). A veces se la presenta como un atributo del creador, comoalgo que le pertenece, que es propio de él; otras veces, en cam-bio, se la describe corno una obra, la primera y la más preciosa,creada con anterioridad a todas las restantes y, por consiguiente,

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Segunda parte < El origen normativo: la fe en la creación ...

como preexistente con relación al universo." En su forma perso-nalizada estaba ya presente cuando se llevó a cabo la obra de lacreación como sabiduría que «jugaba» en presencia de Dios, enla que Dios se complacía y que le inspiraba su obra creadora. Se lapuede entender también como modelo, existente en y junto a Dios,de la multiforme creación que el creador miraba para realizar acontinuación -en cierto modo para «sacar fuera»- mediantesu palabra creadora, el mundo ya previamente modelado y per-fectamente ordenado en su sabiduría. La sabiduría y la palabra deDios (e! Lagos) son, pues, los modos divinos mediante los que elcreador se relaciona con la creación. Median a Dios y al mundoentre sí de tal suerte que e! creador los comunica al mundo comodones suyos y está así presente en medio de su creación sin renun-ciar por ello a su trascendencia frente al mundo. Aquí la sabidu-ría encarna más bien la filantropía de! creador, que todo lo orde-na bien, mientras que la palabra representaría su voluntad soberana. .ImperatIva.

2. La transposición a Jesucristo

a) En Pablo

Esta función, tanto de la sabiduría como de la palabra de Dios, fuetrasladada «[esucristo ya en la primitiva Iglesia, concretamente enlos escritos del Nuevo Testamento en los que se acuñó especial-mente la fe en su preexistencia, es decir, en Pablo y en Juan, enlas Cartas a los colosenses, a los efesios y a los hebreos. Así, Pabloproclama expresamente a Jesucristo como la sabiduría de Diosrevelada y encarnada en un hombre (1 Cor 1,24-39). En esta mis-

4. Véase la Segunda parte A VI: «La sabiduría del creador perceptible enla creación (Libros sapienciales)».

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B. La fe en la creación en el Nuevo Testamento

ma carta (y en el contexto de la controversia sobre la licitud decomer carne sacrificada a los ídolos) el apóstol establece una cone-xión entre su confesión inequívocamente monoteísta en el Dioscreador y la confesión de la mediación de Jesús en la creación:"Porque aunque se diga que hay dioses en el cielo o en la tierra,que hay muchos dioses y muchos señores, para nosotros no ~aymás que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para qUlensomos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todaslas cosas y por quien somos nosotros también» (1 Cor 8,5s; enparecido sentido Heb l,2s). 5 .

Esto no es en Pablo ociosa especulación teológica sobre loslejanos tiempos antiguos, sino que tiene una clara intencionalidadpráctica: esta fe en la creación libera del miedo a todo tipo de dio-ses y señores y de toda clase de preceptos cúlticos tradicionalesligados a ellos. Dado que Cristo, en cuanto mediador de la crea-ción y redentor, es e! Señor universal sobre todos los imagina-bles poderes y potestades, e! creyente, que sólo a él oye y obede-ce está libre de todo servicio esclavizante frente a aquellos poderesy aquellas potestades. Por consiguiente, cuando se aborda e! temade! recto comportamiento, de si los cristianos pueden comer, o no,la carne sacrificada a los ídolos (vendida en e! mercado) lo únicoque importa es tener en cuenta, por amor, a los más débiles de lacomunidad, no e! temor (carente de todo fundamento) ante unaposible impureza provocada por estos alimentos."

5. La expresión «por él~, dos veces aplicada a Cristo, señala, en primer lugar,su mediación en la creación y, en segundo lugar, su mediación de redención pornosotros, los bautizados. Véase W. Schrage, Der ente Brie] an die Korintb er (JKor 6,12-11,16), EKK VIlI2, Solothurn y Dusseldorf, 1995, págs. 215-25l.

6. Sobre este punto, H. J. Klauck, 1. Korintherbrief (Neue Echrer Bibel),

Wurzburgo, 1984, págs. 60-62.

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Segunda parte < El origen normativo: la fe en la creación ...

b) En el Prólogo deJuan (jn 1,1-18)

Según la historia de la tradición, es posible que el gran himno aCristo de J n 1,1-18 haya podido servirse, como modelo, de unhimno al Lagos divino precristiano, marcado por la doctrina delLagos del teólogo judío-helenista Filón de Alejandría." Un com-positor de himnos cristiano pudo recurrir a este texto, referirlo aCristo y completado en este sentido (concretamente en los ver-sículos 14 y 16). El evangelista acep~ó finalmente este himno cris-tiano y lo antepuso, como Prólogo, a su obra, ampliándolo connuevos enunciados teológicos que permitían insertarlo sin cos-turas en el Evangelio.f

La idea dominante de este himno a Cristo de elevada teolo-gía puede sintetizarse del siguiente modo: se vincula la creacióndel mundo por medio de la palabra figurativamente descrita enGn 1 con la idea filosófico-teológica de la mediación del Logosen la creación. ¿ Quién o qué es este Lagos misterioso? En la filo-sofía griega de aquella época se designaba con este concepto sobretodo a la Razón divina que domina, penetra y ordena la totali-dad del cosmos, que hace del universo una magnitud inteligiblepara el hombre, es decir, inteligible mediante la lógica y expresa-ble mediante el lenguaje. En el himno del Evangelio de Juan se des-cribe a este Lagos como una realidad personal propia, más o menoscomparable a la «sabiduría» del pensamiento judío. Vive «en elprincipio» (EII apx'IÍ), es decir, antes del tiempo de la creación, encomunidad/comunión con Dios, y pertenece a Dios, aunque sinidentificarse con él. Participa en la esencia divina y en la acción crea-

7. J. Gnilka,Johannesevangelium (Neue Echrer Bibel), Wurzburgo, 1983,pág. 13

8. Probablemente los vv. 6-8 y 15: la función de Juan Bautista; los vv. 125:la 'importancia de la fe; el v. 17: contraposición entre «la gracia y la verdad" deJ esucrisro y la ley de la alianz.a antigua; el v. 18: Cristo, el revelador único delPadre.

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B. La fe en la'creación en el Nuevo Testamento

dora de Dios Un 1,ls), es decir, no es una criatura. En el versÍcu-lo 3 se identifica a este Lagos intradivino con la Palabra median-te la cual (según Gn 1) ha creado Dios el mundo. En el Lagos ypor medio de él pronuncia Dios su palabra creadora «hacia el exte-rior», de modo que «todo llegó a ser por medio de ella» (de la Pala-bra o del Lagos).

Este surgimiento del mundo a partir de la Palabra (intradivi-na) le presta, en la visión cristiana, una acuñación absolutamentesingular: esta Palabra es, desde el principio, el lugar de la reve-lación de Dios. Precisamente porque esta revelación tiene, en lomás profundo de sí misma, «consistencia de lagos» o «capacidadde ser expresada en palabras», puede comprenderla el hombrecomo expresión y don de Dios. A ello aluden los versÍculos 4s y9-11: el Lagos actúa en e! mundo como vida y como luz que Diosda al hombre. Lo cual significa: en la luz reveladora de su pala-bra Dios puede ser básicamente conocido y adorado como origeny salvación de todo lo viviente. Pero e! mundo, o respectivamen-te la tiniebla (como «mundo histórico bajo responsabilidad delhornbre»)? se cerró a esta luz reveladora (vv. 9-11), se encerró -aexcepción del pueblo de los «hijos de Dios» (vv. 12s), que en Abra-hán y su ascendencia han acogido la palabra de la promesa- en latiniebla del no-reconocimiento de Diosy de su revelación (Sab13,1-9; Rom 1,18-23).

Todo esto desemboca, en fin, en un nuevo y largo paso, de vali-dez definitiva, en la historia del Lagos, de la Palabra, de la auto-rreve!ación de Dios: el Lagos «se ha hecho carne» (vv. 14) y, en sucondición de hombre, «ha puesto su tienda entre nosotros»(f.O'Kr(¡II(;t(TEII, de O'K'Y)VÓW, v. 14). En esta afirmación, en la que culmi-na e! himno, se identifica ahora al Lagos de Dios, su Palabra eternacreadora, vivificadora e iluminadora de! mundo, con Jesucristo.Todo cuanto el Prólogo había dicho hasta este pasaje sobre el Lagos

9. J. Gnilka,fohanneseiJangelium, op. cit., pág. 15.

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• Seg/mda parte < El origen normativo: la le en la creación ...

queda ahora, y en el resto del Evangelio, expresamente referido aJesús; en él ~lcanza su cima toda la acción creadora y reveladoradel Lagos. El es, en efecto, el Hijo único, que permanece desdela eternidad junto al Padre (vv. 14 y 18), a quien puede revelar¡ éles la Palabra creadora preexistente por medio de la cual fue crea-do el m~ndo «al principi~» (v. lb); él es la «vida» (Jn 14,6) qtleda «la vida plena) prometida (Jn 10,10); ~l es el nuevo templo enel que la gloria de Dios ha plantado su tie'nda entre nosotros demodo que podemos «verle» en el sentido literal de esta palabra(:r.. 14; Jn 2,21); él es la verdadera «luz del mundo» que vence a latiniebla y se convierte. en «luz de la vida» para quienes le siguenUn 8,12). .

Pero también él, aunque vino a «su propiedad» (Israel como«propiedad de Dios»}, fue rechazado por «los suyos» (v. 11) aun-que no por todos. A los creyentes, a los que le reconocen y le acep-t~~lCO~l? lo que r~almente es) se les otorg~ la dignidad de lafiLia-cion ~lLvma,es decir, son, en el bautismo, «nacidos de Dios» (v, 13)Yreciben en Jesús «la gracia y la verdad» de la revelación definiti-va de.Dio~ (v. 17). y así, en Jesús vuelve a desplegarse una vez másla «historia. del Lagos eterno, desde el principio de la creación,a tra~és de Ía historia de la l:umanidad y ~.~la historia del pueblode DIos, y es llevada hasta su consumación plena ya prevista desdeel principio. 10

10. Según una reciente hipótesis exegética, el negativo que se halla en el fon-do del ~rólogo podría ser una paráfrasis judía de la torá y, para decirlo con mayorprecision, de su historia, desde la creación hasta la manifestación de la gloria de~ahveh en el Sinaí y la construcción, finalmente, de la tienda de la revelación (otienda del encuentro) (compárese Éx 33,7 con jn 1,14). Según esto, la torá habríaSido la Palabra preexistente por medio de la cual fue creado el mundo, la luzfue separada de las tinieblas y fue hecho el hombre a imagen y semejanza de Dios(Jn 1,9). El rechazo de la Palabra de Dios mencionado en lOs aludiría a la histo-riadel pecado desde Adán y Eva hasta la construcción de la torre de Babel mien-tras que a partir del v. 12, con Abrahán e Isaac -el hijo de la prornesa->, entraen e! campo de VIsión el pueblo de Dios. La paráfrasis culmina en e! v. 14 con la

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B. La fe en la creación en el Nuevo Testamento

e) En el himno de la Carta a los colosenses (Col 1,15-20)

También el himno de la Carta a los colosenses cuenta con el ante-cedente de un himno protocristiano. En dos estrofas se ensalza aCristo en su doble función, como mediador de la creación (<<pri-mogénito de toda la creación») y como mediador de la reconcilia-ción escatológica (<<primogénito de entre los rnuertos»)." No setrata, en ambos títulos, de teorías teológicas abstractas, sino de lasignificación salvífica universal de Jesús: se emplea ocho vecesla palabra rriiq; o mÍ,vTQ, (todo, la totalidad, el universo). El últimoversículo del himno (<<reconciliar por él todas las cosas», v. 20)pone de relieve el mensaje teológico de este himno a Cristo: al resu-citarle de entre los muertos, Dios ha instituido a Jesús como media-dor de la reconciliación universal, como el gran fundador de la paz«en el cielo y en la tierra» (ibid.). Jesús no ejerce esta función sólotras su muerte, en virtud de una decisión misteriosa de Dios, suPadre. No. Le ha sido dada y fundamentada ya antes de la crea-ción del mundo. Puesto que Jesucristo, en cuanto «primogénitode toda la creación» (y con ello como su Señor designado), pre-cede a todas las obras creadas (v. 17), y puesto que -de modo corn-

revelación de la torá en e! Sinaí: a través de varias intercalaciones a partir del v. 6,a menudo referidas al Bautista, y con la mención del nombre de Jesús en el v. 17,el evangelista establece una conexión entre esta paráfrasis judía de la torá y la his-toria de jesucristo, en quien esta torá se renueva y alcanza su cumplimiento demanera definitiva. «El Prólogo narra, por tanto, la historia de la vida de Jesúscomo torá nuevamente escrita», así en A. Wucherpfennig, «Tora und Evan-gelium», en Stimmen der Zeit 128 (2003), págs. 486-494 (cita en pág. 490); véa-se también D. Bohler, «Abraharn und Seine K.inder im johannesprolog. ZurVielgestaltigkeit des alttestamentlichen Textes bei Johannes., en D. Bohler, I.Himbaza y Ph. Hugo (dirs.), L'Ecrit et l'Esprit (FS A. Scbenker), Friburgo yGotinga, 2005, págs. 15-29.

11. Véase J. Pfarnrnarter, Epheserbrief - Kolosserbrief(Neue Echter Bibel),Wurzburgo, 1987, págs. 61ss; N. Kehl, Der Christusbymnus im Kolosserbrie],Stuttgart, 1967.

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parable a la sabiduría- es el icono ahora revelado del Dios invi-sible (v. 15), porque en él, por él y para él ha sido hecha, para susalvación, la creación entera, por todo ello puede ser también, enla resurrección de entre los muertos, origen de la creación defi-nitiva, renovada y reconciliada.

Los enunciados sobre la singular función de Jesús en la crea-ción al principio sirven, pues, para fundamentar y dar credibili-dad a su no menos singular función en la plenitudescatológica dela creación puesta en marcha por Dios.'? En el lenguaje del Apo-

calipsis de Juan esta significación salvífica de Jesús que todo loabarca se sintetiza en la fórmula de que es, como Dios, «alfa y ome-ga» (Ap 22,13), «el primero y el último» (Ap 1,17; 2,8). Tambiénaquí se trata del mismo mensaje: la muerte redentora deJesús y suresurrección en la historia abarcan al mismo tiempo el principioy el fin de la historia.

Con las tres proposiciones «en», «poP> y «para» él (iv aUTw, ~iaVTou, fÍ~ aVTov), declara el himno de los colosenses cómo ha de

entenderse en concreto la significación de Jesús en la creación.

1) «Creado en Cristo»

De forma similar a la sabiduría, se ve a Jesucristo como el «ante-proyecto» de la creación de Dios, en quien está todo ejemplar-mente prefigurado antes de ser pronunciado y hecho por la pala-bra creadora y "puesto fuera» como realidad propia y autónoma. J)

En terminología escolástica, Jesús sería, según esto, la «causa ejem-plar» de la creación, su modelo y su forma básica ideal, según la

12. Sobre esta cuestión, también W. Kasper,jesus der Cbristus, Maguncia,)1974, págs. 221 ss.

13. C. Breytenbach, «Schopfer / Schopfung» III, en Theologische Realen-zyklop adie 30, op. cit., pág. 287.

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B. La fe en la creación en el Nuevo Testamento

cual o dentro de la cual Dios ha creado todas las cosas. En cuan-to al contenido, el modelo asume la "forma» del Hijo, es decir, delamor absolutamente agradecido al Padre en cuanto origen de todavida y de todo amor. De ahí que la gratitud y la maleabilidad (enel sentido de «hágase en mí ... », Lc 1,38) frente a Dios sean las for-mas más originarias según las cuales las criaturas libres deben vivir

en presencia de Dios, de acuerdo con su protomodelo, Jesucristo.

2) "Creado por Cristo»

Con la proposición "por», que señala, en sentido estricto, la media-ción de Jesús en la creación -exactamente igual que en e! Prólo-go del Evange!io de Juan- se indica la función de! Logos pree-

xistente en la creación que tanto en este pasaje como en Juan sele asigna a Jesucristo: él es la palabra creadora que Dios «pronunciaal principio» para llamar al mundo a la existencia y para «sacarlefuera», para instalarlo en su realidad propia.

La palabra creadora «hacia fuera» tiene, según esto, su fun-damento posibilitador eti la palabra que Dios pronuncia siemprey desde siempre, por amor, «hacia dentro», en su más honda esen-cia, a saber, en e! Tú del Hijo, en cuyo interior se expresa entera-mente e! Padre y que se sitúa frente a él bajo la forma de respuestaagradecida. Con razón puede Tomás de Aquino llamar a la crea-ción verbum verbi, expansión de la palabra intradivina en la fini-tud de la creación no-divina.

3) «Creado para Cristo»

Con las palabras «para Cristo» se designa a Jesucristo como el fin,intentado desde el principio, de la creación. Él es el «por amor alcual» de la creación o, en lenguaje escolástico: su causa final. Es

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• Segunda parte < El origen norrnatiuo: la fe en la creacián ...

decir: aunque Jesucristo no se hace visible hasta un momento tem-poral muy tardío de la historia de Dios COp10 Palabra de Dios hechahombre en su creación, está ya presente desde el primer principioen ella como la forma final y como el sentido intentado por el crea-dor. La voluntad salvífica de Dios respecto a su creación nunca eseficaz sin esta meta concreta y sin su realización en la encarnacióndel Lagos, precisamente ya antes de la aparición de Jesucristo enla historia, también fuera de su reconocimiento históricamenteexpresado en la fe de la Iglesia (ecclesia ah Adam: LG 2).

En cuanto al contenido, esta meta de la creación consiste en lareconciliación, ya anticipada por Jesucristo en su persona, que ensu punto final abarcará al mundo entero, entre el creador y la crea-ción (Coll,19s). A diferencia del inicio de la historia de la huma-nidad, cuando el hombre quiso ser «como Dios» y perdió así laamistad con él, llegará el día en que la creación entera se reconoce-rá, agradecida, en Cristo, ante Dios, como su criatura, compren-derá su finitlld como valor positivo, como don de Dios (al modocomo lo hace el Hijo frente al Padre) y encontrará aquí su más altaunión posible con Dios. En Jesucristo, el «primogénito de entrelos muertos», vemos el protosacramento ya presente, la proto-imagen, el icono de esta reconciliación última y definitiva del crea-dor y la creación. La misión de la Iglesia como «cuerpo de Cristo»(v. 18) consiste en conceder cada vez más amplio espacio a estefermento de la reconciliación en la creación, para que «toda la Ple-nitud que en él reside» (v. 19) llene finalmente a la creación total.

IV ESPERANZA EN LA CONSUMACIÓN DE LA CREACIÓN

La esperanza universal del himno a los colosenses no es un casoaislado en el Nuevo Testamento. También Pablo en Rom 8 19-22, "incluye a la creación entera en la promesa de una reconciliaciónglobal: del mismo modo que ahora esta creación comparte los

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B. La fe en la creacion en el Nuevo Testamento

actuales padecimientos de los hijos de Dios, también se revelaráen ella la libertad y la gloria futura. La calamidad que ahora opri-me a la tierra como consecuencia del pecado original del hombre,situación que Pablo califica de tuuttu ÓT7)s" (caducidad, vacío, corrup-tibilidad, etcétera) o incluso de «esclavitud» y «postración» de lacreación (Rom 8,20s), no carece de esperanza: El padecimientoprovocado por esta caducidad adquiere, en vi.rtud d: la resurrec-ción de Jesús y del Espíritu de Dios que suplica y gime en noso-tros, la for~a de dolores de parto henchidos de esperanza (Rom8,22): la creación en su conjunto está ahora en el trance de los dolo-res del nuevo nacimiento, es decir, de verse liberada de su cadu-cidad para alcanzar la participación de la «libertad y la gloria delos hijos de Dios»." .

Al encuentro de esta visión esperanzada parecen salir los pa-sajes apocalípticos de los evangelios sinópticos (Mc 13,24ss par.),de la Segunda carta de Pedro (2 Pe 3,10ss) y, finalmente, del Apo-calipsis de Juan (Ap 6,12-17; 8,6-9,21; 16,1-21 Y otros). Todosellos hacen suya la concepción del judaísmo temprano del colap-so del mundo, en el que el sol, la luna, las estrellas, el cielo y latierra serán aniquilados en una conflagración universal o en unacatástrofe parecida. Queda abierta, en estos escenarios de colap-so universal, la pregunta de cÓmo se concilian con las promesasde Dios en la alianza con Noé de Gn 8,21s y 9,8-17, según lascuales en virtud de una alianza con la creación entera, Dios secompl:omete solemnemente a no aniquilar ya nunca más en el.fu-turo a los seres vivientes de la tierra. Es patente que los escritosapocalípticos del judaísmo temprano y del Nuevo Testamento.daban por descontada una cierta revisión de esta voluntad deDios ante el espectáculo deÍ poder, desmesuradamente acrecenta-

14. H. Schlier, Del" Romerhl-ief(I-ierders tbeologiscber Kommentar, vol. 6),Friburgo, 1977, págs. 259-264; J. Ernst, «Das Heil der Scbopfung-, en Catholica46 (1992), págs. 189-206.

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do, del mal en la tierra.P Y, sin embargo, también en estos pasajessigue siendo válido que el juicio cósmico de Dios no significa li-samente el fin de la creación. Dios superará el ocaso del primercielo y la primera tierra con la creación de un «cielo nuevo y tie-rra nueva» (Ap 21,1), en los que «habita la justicia» (2 Pe 3,13) y'en cuyo centro se situará la «nueva Jerusalén», la '«morada deDios entre los hombres» (Ap 21,1-5).

No es preciso que nos imaginemos esta nueva creación cósmi-ca de Dios como algo que no tiene nada absolutamente que ver conla primera, tal como sugieren las imágenes apocalípticas del colap-so de la creación primera y del surgimiento de una creación abso-lutamente nueva. En analogía con la nueva creación del hombreviejo mediante la recepción del Espíritu en la fe y en el bautismo,puede pensarse la nueva creación del universo entero como una re-novación y una transformación radical. En ella, la creación actualquedará liberada, en virtud del poder del Espíritu de Dios que re-sucita a los muertos, de todo cuanto está en contradicción con lavoluntad originaria del Dios creador. Será «elevada» por Dios enun triple sentido: el pecado, el sufrimiento y la muerte quedarándespojados de todo poder; todo cuanto se corresponda con la vo-luntad creadora de Dios (y, a una con ello, con la «forma origina-ria» de Jesucristo) en la naturaleza y en la actuación de las criaturasserá definitivamente preservado y garantizado por Dios junto conel «primogénito de entre los muertos»; y será, además, elevadopor el mismo Dios a un nuevo «nivel existencial», en cuanto que,en la presencia inmediata del amor de Dios, todos los. frutos de latierra y del trabajo humano alcanzarán su maduración plena.

Ya no habrá noche y no necesitan luz de lámpara ni luz de sol,porque el Señor, Dios, los alumbrará. (Ap 22,5)

15. M. Kehl, Dein Reicb kornme, Kevelaer, 2003, págs. lL4-134; 164-171;K. P. Fischer, Kosmos und Weltende, Maguncia, 2001.

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TERCERA PARTE

IDENTIDAD EN EL CAMBIO:

LA FE EN LA CREACIÓN

FRENTE A SUS GRANDES RETOS HISTÓRICOS