¡Es necesario que adoremos a nuestra Madre Divina Kundalini! Esta parte del Ser gusta de ser amada por sus hijos. Cuando nosotros nos acercamos con mucho amor a la Madre Divina, ella encuentra felicidad y regocijo en nuestro amor. Cuando un hijo cualquiera promueve la cercanía con la Madre Divina a los demás, ella siente el júbilo de la reciprocidad. Por esta razón, el presente apartado y los sentimientos de amor hacia ella que nosotros generemos al recibirlo, siempre provocará un regocijo en nuestra Madre Divina. Nosotros podríamos creer que la Divinidad, como es Divinidad, no necesita nada. Es cierto, porque Dios se basta a sí mismo, pero Dios es amor, y el amor se goza en el amor. El Fuego comprende al Fuego. El Fuego es amigo del Fuego. A la Madre Divina le encanta que desarrollemos una relación místico-amorosa con ella, y aunque Dios Madre es todopoderosa y nada necesita, sin embargo, el amor de sus hijos es muy importante para ella, y de mucho aprecio.

Conseguir el perdón de lo que hemos sido durante miles y miles de años y existencias, es necesario. Sin oración, no tomamos conciencia de nuestro mal. Sin conciencia del mal realizado, no hay compunción y arrepentimiento. Sin arrepentimiento, no hay perdón. Sin perdón, no hay camino. Orar a nuestra Madre Divina, es hacer camino. Cualquier persona que se investiga a sí misma, mientras más profundamente se zambulle en las reconditeces de su persona psicológica, más humillante le resulta lo que ve, porque en nuestro interior (en el interior de toda persona de conciencia dormida, de toda persona sin alma creada), sólo habita la vergüenza, la desnudez y la fealdad, hayamos tomado o no conciencia de esta realidad. Nuestra frialdad nos hace, no sentir la necesidad de amar a la Madre Divina, pero hay que comprender algo importante a este respecto: Amar a la Madre Divina, no es sólo algo hermoso por sí mismo (como lo hemos sugerido), es estructuralmente imprescindible para el camino de la liberación, es una de las claves fundamentales de la regeneración. Existen puertas, y cada puerta tiene su llave. La llave que abre la puerta de la regeneración, está en nuestra Madre Divina Kundalini, entonces, entablar una relación superior con Dios Madre, no es sólo amor a Dios, sino una exigencia esotérica sin la cual el camino no es imposible. ¿Por qué tal exigencia existe, cuál es su sentido? Dios es lo profundo, lo ignoto, y en él, todo lo que es verdad y armonía está contenido. Cuando nosotros nos acercamos a la Madre Interna, estamos apelando a fuerzas y leyes universales del Ser que, comprendidas y absorbidas, nos dan el pase hacia el Reino del Ser.

Amar a Dios Madre, es como aprobar un examen importantísimo que nos permite tener acceso a los misterios, y sin amor a Dios Madre, las puertas estarán cerradas y el examen se reprobará. ¡Que se disparen en nuestros corazones los sentimientos más profundos hacia Dios Madre! ¡En ella está la clave de toda redención! Pensemos en la maternidad universal, en cada Madre, en cada reino y sus madres, y esa esencia maternal universal, poco a poco, nos impregnará la psiquis, haciéndonos mucho más humanos. El corazón sabe que, en amar a Dios Madre, está la clave oculta del bien amar a la mujer. El hombre que no ama a la Madre Divina, o que tiene una mala relación con esta parte de su Ser, tendrá, necesariamente, una mala relación con las mujeres del mundo, no las respetará, no las apreciará en lo que son, y probablemente y a causa de esto, su lujuria tenga una gran justificación en él, para existir. La Madre Divina es la matriz de toda mujer, es el molde universal de donde brota todo y cuanto sea femenino, quien no respeta a la Madre, no respeta a nada que sea femenino. Una mujer que no ame a su Madre Divina, es una mujer pronta a la frivolidad, a la superficialidad y a la vanidad de auto-seducirse con las propias formas de su cuerpo y el cuerpo de las demás mujeres en la jactancia de ser bonita, y si bien la feminidad es una virtud maravillosa en la mujer, y la belleza es maravillosa en sí misma, cuando está desprovista de espiritualidad, pierde su brillo y se inclina hacia sutiles seducciones que no hacen bien a nadie. Una mujer que naturalmente está impregnada en su psiquis, por la Madre Divina, se convierte en un eje utilísimo para esta sociedad de huérfanos.

En el amor a nuestra bendita Diosa Madre Kundalini, están las secretas claves de instrucción espiritual que nos curan el alma, que traen los equilibrios necesarios para nosotros estar bien con todas las partes del Ser y con la Ley Divina, y para ser aceptados por la Blanca Hermandad como aspirantes al Camino. El amor a Dios Madre sincroniza las matemáticas del microcosmos con las matemáticas del macrocosmos, y se produce el milagro del despertar, porque en esta sincronía está la simpatía universal con las verdades del espíritu, y en las verdades del espíritu están contenidas todas las joyas del espíritu y todas las flores del alma. ¡Ella es todo lo bondadoso, ella es todo lo más valioso que existe en el Ser! Amar a nuestra Madre Divina es deshilvanar filigranas finas que sólo la conciencia puede comprender y asimilar, es sanar retorcidas emociones que la degeneración de su distancia nos ha provocado, porque ella es la Luz, es el parámetro perfecto: ¡ELLA ES EL GRAN PILAR DEL AMOR UNIVERSAL! Amar a Dios Madre es comenzar a vivir correctamente, es entrar en rectitud, es demostrar al Padre que le estamos comprendiendo, y que tenemos la buena voluntad de transformar nuestras negras piedras fundidas, en piedras blancas, buenas y perfectas. Es darle una oportunidad al corazón y sus misterios, para que se ablande, para que comience a latir, para que traiga orden y paz al mundo, para que existan las más humanas emociones dentro de nosotros y las emociones negativas sean barridas y destruidas. Amar a la Madre Divina, es embarcarse en la Barca de Ra, hacia el Sol, hacia la Verdad y hacia la Vida, porque en ella están todos los poderes, ella es el principio y el final, y aquí está, con nosotros, ahora mismo, en el centro de todo, porque también es el espacio que llena el círculo. ¡Su amor es omnipresente y omnitemporal, porque nos ama donde quiera que

estemos, cuando quiera que estemos! ¡Nos ama aquí, nos ama ahora! ¡Amemos a nuestra Madre en correspondencia! ¡Que el amor divino de nuestra Madre nos inunde, y que nuestro amor humano, inunde a nuestra Madre, y que en un todo se convierta este amor, y sea la fiesta universal del espíritu! ¡Amor que mata las diferencias, amor que destruye las distancias, amor que funde los metales en uno solo, en el Oro del Espíritu! ¡Que nuestro amor a Dios Madre nos haga de nuevo hijos del Ser, sin maldad, sin competiciones, sin deseos oscuros, sin intereses que no estén contenidos en el amor en sí mismo, que de ella proviene! ¡Amar a la Madre Kundalini es un desiderato del altísimo, un mandato que encierra los más altos misterios de la Kábala y su sentido! Honremos el inicio de la nueva Era de Acuario en la más intensa adoración a Dios Madre. ¡Sintámosla en nuestros corazones, y nos llenemos de ella! ¡Iniciemos este nuevo amanecer iluminados por su presencia! ¡Hagamos sentir a Dios Madre que nuestro amor es sincero, y que estamos dispuestos, de toda nuestra fuerza, a arrodillarnos frente a ella y dejarnos guiar hacia la Luz! Ella puede devolvernos la normalidad que hemos perdido, la luz que se apagó, la belleza que se deformó. Ella puede devolvernos el rostro del Ser, puede hacernos humanos otra vez, darnos un alma, darnos nueva sangre, nueva vida, calor y fuego celeste que recorra nuestras entrañas, aire puro a respirar… ¡Sólo nuestra bendita señora de las alturas, puede salvarnos el alma y devolverlos la individualidad!

¡Amemos a Dios Madre! ¡Amemos a Dios Madre! ¡Amemos a Dios Madre! Ella, ya nos ama, y siempre, siempre, siempre nos ha amado infinitamente, porque somos sus hijos, sus hijas, su vientre, su creación. ¡Demos a nuestra Madre Divina el lugar que se merece en nuestras casas y en nuestras vidas! En todo evento y en todo lugar, ella ha de estar presente de alguna forma, no la excluyamos de nuestras actividades, hasta en un cumpleaños nuestra Madre Divina ha de ser evocada y participada. Podemos tenerla con nosotros a través de un símbolo, para siempre estar recordándola, tal vez en la figura de una humilde estatuilla, o en un cuadro, y allí orarle, rendirle culto, arrodillarnos y atraer su vibración hasta el corazón, meditar en ella, pedirle nos instruya, nos guíe, nos proteja, nos aconseje, nos ayude a comprender los defectos que cargamos dentro, nos inunde de fuerzas para no desfallecer en la lucha por el Despertar. Todos nosotros, debiéramos levantar el estandarte en el cual, hasta el día de hoy, hemos aposentado nuestra mística hacia Dios Madre, y pegar un salto de octava hacia arriba, porque la Divinidad merece más atención, más amor, más dedicación por nuestra parte, de la que le hemos dado en estos tiempos materialistas y fríos. Tal vez sea tiempo, hermanos, tal vez sea el momento, para que todos, como comunidad espiritual y como individuos que buscamos la Luz, demos a la Divina Madre Kundalini, la adoración que un pueblo que se llama a sí mismo “gnóstico”, debiera brindar a esta parte tan elevada del Ser.

¡Que este maldito Kali Yuga no nos intimide con su materialismo! ¡No tengamos vergüenza de adorar a Dios Madre! ¡No tengamos vergüenza de desarrollar la mística en nosotros! ¡Lo antinatural es estar lejos de Dios, y no a la inversa! Invitamos a todos, muy humildemente y con la fuerza de la verdad, a una revolución espiritual sobria y delicada, cuya fuerza esté por dentro, y no por fuera, es decir, centrada en la oración y la adoración espiritual.

Estamos comenzando con la tercera semana de oración y meditación en el Padre Nuestro, lo que es grandioso. Recuerda que las explicaciones, si necesitas repasar algo, están hacia el final del audio 9 de este Curso Práctico. Puedes también leer los detalles en el Pdf adjunto de la semana 11. ¡Avanza caminante, fuerza y ánimo para tus prácticas, sigamos buceando en estas aguas que nosotros tanto amamos, en las profundas aguas del océano de nuestro Ser! ¡Hagamos de la oración, una forma de vida!