ernst jünger (por marcelo pompei)

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El Emboscado (I) Sobre Ernst Jnger. Por Marcelo Pompei No tena cabida en la parte inferior de la escala, y menos an en la de arriba Ernst Jnger. El tirachinas, 1983. Hay autores para leer. Hay autores para estudiar. Hay autores para trabajar. Hay autores para renegar. Hay autores para adornar. Hay autores para recobrarse. Hay autores para rumiar. stos ltimos son los que se llevan siempre. Los que se nos adhieren. Los que interrumpen el sueo. A los que se regresa. A los que se reivindica. A los que uno se abraza en los naufragios. Quiero hablar, para quien no lo conozca an, de uno de ellos. Ernst Jnger. Declararse lector de Jnger no es fcil. E incluso en ciertos mbitos hasta peligroso. No es que se trate de un acto que requiera de una cuota alta de valenta. Ni porque su prosa sea escarpada. Tal vez por dos motivos iniciales: porque abundan los comisarios morales y por los temas abordados por Jnger. Sus puntos de vista. A lo que hay sumarle las circunstancias histricas en las que se vio involucrado y dentro de las cuales escribi su enorme obra. Su dificultad est en sus ideas. Ms bien habra que decir en el desarrollo variable de sus ideas a lo largo de sus ciento tres aos de vida. Es mucho tiempo para mantenerse inmutable. Durante el siglo XX el mundo se agit con violencia. Jnger no esquiv ninguna de las sacudidas de los primeros 50 aos. En su caso no se trata de una acumulacin perezosa de aos, sino de experiencias, de actividades, de preocupaciones y ocupaciones. De guerras, de libros, de insectos, de drogas. Comienzo con una resea biogrfica. Naci el 9 de marzo de 1895 en Heidelberg. Alemania. Su padre, tambin Ernst, fue farmacutico y qumico. Contaba con un comercio de medicinas que dejaba al alcance de su hijo algunos elixires de la felicidad. Jnger fue el mayor de siete hermanos a los que sobrevivi con tenacidad prusiana. Uno de ellos, escritor y poeta, Friedrich Georg. Tambin traducido al castellano, pero menos localizable. Ernst crece en Hannover. Se educa en un internado de aquella ciudad y en otro en Brunswick. Es un alumno distrado, ido: "Yo haba inventado una especie de indiferencia distante que me permita no estar ligado a la realidad sino por un hilo invisible como el de la araa.". Para esta poca adquiere experiencia de vagabundo con el Wandervgel. Una especie de grupo de excursionistas fantasiosos que recorren los bosques de la regin, acampan, se entregan a la naturaleza con nimo romntico. Se funden con los elementos, concepto jngeriano por excelencia. Se cuentas historias. Aprenden. Se engaan con visiones nacionalistas. Se entregan a la cerveza. Conoce su primera ebriedad. Esto lo relatar ms tarde en uno de sus libros ms difundidos y quizs ms arduos: Acercamientos. Drogas y ebriedad. No ser la nica experiencia de viajero. Antes de terminar su escuela secundaria se fuga de la casa y se alista en la Legin Extranjera. Con mentiras sobre su edad y su condicin logra sortear la frontera hacia Francia y de all alcanza el norte de frica. Se asusta. Los legionarios no son ms que un grupo de cretinos y criminales ambiciosos. frica lo decepcion. Los relatos africanos no son africanos. Su expedicin dura algo ms de un mes. Se convierte en desertor con la ayuda de su padre, quien le reclama que no vuelva

sin antes haberse tomado una foto. Su padre es condescendiente con su ansiedad escapista. En 1936 publicar aquello en su novela Juegos africanos. Su otra novela con experiencias de juventud escolar ser El tirachinas de 1973. 1914. Guerra. La Gran Guerra. Se alista por propia voluntad como soldado. Pelea en las trincheras en el frente francs. Jnger fue soldado de batallas crueles. Verdn. Cambrai. El Somme. Su participacin en la guerra termina con la guerra. Le deja 14 heridas en el cuerpo. Y uno de sus textos que lo populariz, las Tempestades de acero. Rescrita y publicada varias veces. Corrige. Cambia. All se lee la gran transformacin de la guerra y de los guerreros durante los cuatro aos que dur el conflicto. Cmo el campo del honor se fue transformando en un teatro de operaciones. Un matadero. Como el caballo es reemplazado por el tanque. La bayoneta por la ametralladora y el cloro. La guerra de posicin y de trincheras por la movilizacin total y la guerra de materiales. l costea la publicacin de esta novela en 1920. Genera entusiasmo en todas las facciones. Jnger tacha. Borra. Vuelve a escribir. Espanta la aclamacin con la que lo celebran los nazis. Fin de la guerra. Sentimiento de derrota. De traicin. El famoso cuchillo por la espalda. El Tratado de Versalles maltrata a los muchachos alemanes. Muchos ex combatientes no se resignan. Venganza. Violencia. Viva Alemania. Se forma el Freiwillige Korps en 1919. El odio sale a la calle. Atenta. Mata. El resentimiento es criminal. Hace poco tuve una desgraciada experiencia de lectura. Fue con la autobiografa de Rudolf Hess. He ledo un sinfn de cachivaches literarios. A ste hay que sumarle que no slo el mencionado es tan mal escritor como criminal, sino que sus delirios no despiertan la menor curiosidad psicolgica o histrica. Lo peor es que comienza por el principio, con su nacimiento. Se torna ya insoportable a la altura de los seis aos. Hess form parte del Freikorps. Mat. Fue encarcelado. Fue perdonado. Se aline al nazismo. A pesar de su desazn por la derrota, Jnger se resiste a continuar combatiendo de manera irregular por una causa irregular y por despecho. Permanece en el ejrcito. Redacta manuales de tcticas para la infantera. Putsch de Kapp. Marzo de1920. La derecha, Wolfgang Kapp, y el General Walter von Lttwitz van contra el gobierno de la Repblica de Weimar de Friedrich Ebert. Toman Berln. Los desalojan al cuarto da. Alemania arde polticamente. Jnger se mantiene fro. Tibio. En ese momento se encontraba internado en el hospital militar de Hannover por un problema menor. Se pone a las rdenes del mayor von Stlpnagel. Hay que sofocar la rebelin. Jnger es un oficial del ejrcito. A pesar de todo prefiere una indiferente neutralidad ante la coyuntura. Aqu Jnger da muestras de un procedimiento que ser corriente tanto en su accin poltica como en su prctica literaria: separar lo accidental de lo central, del ncleo sustancial. Comienza a madurar en l el tipo de temperamento, de actitud poltica, una Figura, que se manifestar despus de la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte. El anarca. Observa. Registra. Separa. Sus participaciones materiales se reducen a las apariencias. Su preocupacin est enfocada al cultivo de s. La realidad se parte en dos: el mundo material y la experiencia interior. Vuelva a tejer la seda invisible que lo mantiene apenas ligado al mundo. Sus relatos sobre la guerra manifiestan esta perspectiva. No constituyen un anecdotario de sangre y fuego. Cuentan cmo la sangre y el fuego afectan el espacio ntimo. Su formacin y deformacin. Es el relato de lo que la guerra produce en quienes la hacen. As la realidad material no aparece sino como la manera en es que mirada por unos ojos, y unos sentidos, que la absorben y son impactados. Lo real radia de quien vive. Su forma es proyectada hacia fuera. La guerra, segn Jnger, produce, forma, deforma, transforma, alimenta. Resalta su positividad

efectiva. Lo contrario es lo que Walter Benjamn sostiene de la guerra. Al que no le sum, le rest. Entendida como negatividad, la depredacin enmudece y ciega. Agamben se apoya en esta posicin negativa para sostener tesis negadoras. Augur de calamidades terminales. Cito a Benjamn: la gente regresaba enmudecida no ms rica, sino ms pobre en experiencias compartibles Porque jams ha habido experiencias tan desmentidas como las estratgicas por la guerra de trincheras. El plano y el contraplano. Toda la obra de Jnger referida a la guerra es un poderoso contraejemplo contra esta impresin. Y ms poderoso an en tanto que a Jnger le toc en ambas guerras participar en el bando de los derrotados. Si es que es vlido seguir sosteniendo el binomio victoria-derrota luego de ambos conflictos planetarios feroces. La devastacin fue total desde Hiroshima a Berln, de Londres a Dresde. Total en los cuerpos. Lo que queda en claro es que el paso por la catstrofe no es unvoco ni afecta de la misma manera. La reaccin cerebral es divergente. La biografa de ambos pensadores expresa materialmente la discrepancia de carcter y de pensamiento. Benjamn se quita la vida demasiado pronto o en el momento justo. Depende de cmo se lo mire. Jnger vivi ms all de los lmites. A ambos la tragedia no los esquiv. En esto se asemejan. Benjamn se queda sin palabras. Jnger las adquiere. Las adquiere Primo Levi y muchos otros luego de ser triturados en campos de concentracin. Las adquiere James Ballard despus de ser separado de sus padres y encerrado en un campo de prisioneros en China. Para algunos temples, sin descontar una pizca de suerte, estos espacios fueron escuelas. La palabra la pierden los millones de hundidos annimos. As entendido, el relato, el testimonio, la meditacin sobre lo sucedido, son efecto del desastre, del miedo, de los hundimientos, de las tragedias personales y colectivas. Agamben se equivoca cuando piensa que la palabra, o mejor, el relato, puede surgir a instancias de la luz pura, de la felicidad sonmbula o de la plenitud del Ser como parece querer decir. El ser no es afsico si es capaz de afectarse o se deja afectar por lo que le pasa. Por lo que le pasa y se queda. Si no elude. Se realiza a instancias de lo real, material, efectivo, concreto. No digo tampoco que el dolor sea la nica condicin de posibilidad. Lo son los placeres del mismo modo. La palabra los pronuncia. Placeres y dolores son transpuestos al mundo fsico bajo otra forma que no es la de su mera afeccin pasiva y sin voz. O con al voz de una definicin sin carne. La palabra conjura lo que nos mata. Festeja lo que nos salva. Al menos para que la muerte y la salvacin no ocurra en silencio. El testimonio, en todas sus variantes, es una forma de la resistencia y del obsequio. Luego vendr el tema de la calidad literaria y lo que esos relatos derramen en los lectores. Su destino en el tiempo. El silencio aparece si esperamos a que el Ser hable. El ser en tanto ser es mudo. Ciego como un topo. Se hace a garrotazos o caricias. Al Ser se entra por los poros epidrmicos y sale resuelto a contar lo que lo afecta; no creo en lo contrario. Que es coquetera filosfica. Distancia de fbico. Prudencia pacata. En 1923 Jnger abandona el ejrcito. Se inscribe en la Universidad de Leipzig. Estudia zoologa. Pero no abandona la poltica. Piensa. Escribe. Toma posicin. Es momentneamente seducido por un personaje de apellido Rossbach, miembro del Freikorps. Le pide que se haga cargo del movimiento en Sajonia. El hechizo dur poco. Jnger se da cuenta del espritu que animaba a estos tipos. Lo primero que salta a vista es su naturaleza corrupta. Intentan estafarlo. Le piden dinero. Se deshace de ellos. Viaja a Npoles para continuar estudiando zoologa. Abandona finalmente la vida universitaria, y se abandona a la vida de escritor independiente en Leipzig. Se casa con Gretha von Jeinsen. A la que Jnger apodar Perpetua. Ella tendr en 1926 a su primer Hijo Ernst, tambin llamado Ernestel. Comienzan a aparecer artculos suyos es El estandarte.

Publicacin que forma parte de la revista Cascos de acero. Su tono es extremo. El del soldado. Escora a estribor. Sus ingresos como escritor son escasos. En 1927 se muda a Berln donde contina escribiendo duro. Entabla relaciones con otros intelectuales, algunos de cuales causaran indigestin a ms de un bienpensante actual. Ernst von Salomn, Valeriu Marcu, Carl Schrnitt, Bertolt Brech. En particular, y a travs de su hermano, estrecha vnculos con el nacional-bolchevique Ernst Niekisch. Autor de Hitler, una fatalidad para Alemania. La fatalidad lo encarcela en 1937 y lo reduce a despojo. Al poco tiempo de salir de prisin, ciego y debilitado, muere. Jnger guarda un gran recuerdo de este hombre, recuerdo que sale a flote seguido en sus diarios. Hasta el ascenso del nazismo al poder en 1933 Jnger sostiene de manera ininterrumpida su labor como polemista poltico. En 1931 Jnger era un personaje conocido, ledo, y aplaudido, incluso por aquellos cuyos aplausos hizo lo posible por evitar. Uno de aquellos que festejaban la fama de Jnger fue Goebbels. Le tendimos puentes de oro a Ernst Jnger, pero l quiso no pasar por ellos. Declar el futuro ministro. Jnger esquiv. Despreci la invitacin. El nombre de Jnger va adquiriendo lentamente un tono sospechoso. En uno de sus ltimos libros El autor y la Escritura, Jnger escribe, motivado por estas cercanas y por algunas lejanas: uno no puede evitar que le escupan a la cara, pero s que le palmeen el hombro. La palmada en hombro es la forma simptica de la humillacin. En este caso el tono siniestro de la ruina. De 1932 es su libro ms complejo y ms incomprendido Der Arbeiter, El trabajador. Una resea de este texto es una tarea imposible, salvo que uno quiera seguir malentendindolo. Es de lectura lenta. Los trminos necesitan ser redefinidos a la luz de sus otros trabajos anteriores y posteriores. Una introduccin a la metafsica jngeriana es complicada. En su caso habra que hablar de ultrafsica, que es trmino que el utiliza en otra de sus publicaciones de la ltima poca. La tijera. En la actualidad habra que preferir tal vez el trmino ultrafsica a metafsica; ultrafsica, es decir, una continuacin de lo real hacia ambos lados semejante a la continuacin del espectro ms all de la franja de lo visible. Quiz haya en esto un clave para comprender El trabajador. Quien no designa a un individuo ni a un movimiento, sino a un tipo o una Figura. Ella es la que irradia su influjo. Es unidad. Magnitud. No es suma de partes. La que otorga el carcter a una poca. La era de la tcnica, del titanismo y de los Titanes. Lo opuesto al burgus y al mundo ordenado por ste. Al mundo de los Dioses, derrotados por aquellos. que el trabajador se conciba a s mismo de una manera diferente y que en sus movimientos cese de expresarse un reflejo de la conciencia burguesa y comience a expresarse una conciencia peculiar de s mismo. La voz de Jnger suena oracular muchas veces. Sus intenciones expresivas van a comenzar a escapar de a poco de las circunstancias particulares, de los acontecimientos del momento, de lo accidental, luego de su etapa de polemista. Un desprendimiento de la inmediatez que no debe ser considerado ni neutralidad ni lirismo romntico. Su esttica, si esta palabra es aplicable a su estilo y perspectiva, seguir siendo dura y realista. Su materialidad profunda. Jnger se aparta, sin alejarse a los territorios transitados por Heidegger. Su actitud responde a estratgicos principios polticos que desarrollar ms tarde por escrito en varias de sus publicaciones. El mundo de las cosas y de los asuntos contar con su participacin activa, pero no comprometida. El mundo comienza a oscurecerse. 1933. El nazismo est en el umbral del gobierno de Alemania. Jnger seguir siendo un soldado. Tiene 38 aos.

Despus de los terremotos la gente golpea los sismgrafos. Radiaciones, I. .. El Emboscado (II) Sobre Ernst Jnger. Por Marcelo Pompei Es menester calar la lgica de la violencia, guardarse de hermosear las cosas (), y guardarse asimismo de desempear el infame papel de los burgueses, que desde lo alto de sus seguros tejados moralizan a quienes intervienen en un terrible conflicto. Quien no est mezclado en l, que d gracias a Dios, pero eso no lo legitima para convertirse en juez. Pars, 26 de mayo de 1944. Radiaciones II. Ernst Jnger Hitler despotric mitos. Alemania aclam fbulas. Hitler calcin el Parlamento. Alemania se calent. Hitler apret. El contexto cedi. Alemania se nazific. Hitler desparram disfraces de SS. Alemania se visti. Se embander. Hitler se hizo cargo del gobierno. Hitler se carg a la SA. El partido se encarg del Estado. Alemania adopt una pose defensiva y criminal. Alemania se despleg. Anexion. Los nazis se desparramaron. Ocuparon territorio. Ocuparon cargos. Hitler dej de replicar. Empez a aplicar. 1939, estall la guerra. La Segunda Gran Guerra. La historia es conocida. Para esta poca Jnger ya haba logrado cierta reputacin como escritor, pensador y polemista poltico. Sus lectores no deseados, pero inevitables, lo tientan a entrar a la Academia Alemana de Poesa. La potica del momento era aria. Jnger declin la invitacin. Su reputacin sigue intacta, lo que le otorga cierto escudo de proteccin, pero comienzan a susurrar secretos a sus espaldas. Es sospechoso. Se va de Berln y se refugia en un pueblito: Goslar. EL Volkischer Beobachter, la voz del pueblo, era el peridico y folleto del partido en los aos 20. En los 30 era el peridico del Estado nazi. Rosemberg su editor, la voz de sus ideas. Konstruye Kultura. All, sin que el consentimiento de Jnger, publican parte de su libro Corazn aventurero. Esta involuntaria participacin lo coloca del lado de los colaboradores. Esto crea confusin acerca de la reputacin de Jnger. La confusin se mantuvo hasta el fin de su vida, y ms all. El pico ms alto lleg cuando le fue otorgado el premio Goethe en 1982. El caso de Jnger es un claro ejemplo de que en ciertas circunstancias el reconocimiento viene acompaado de una apedreada. Jnger nunca fue un objeto unnime de la cultura Alemana. Bajo este fuego se templa el carcter del emboscado: un objeto unnime para s mismo. Y as, se mantiene a distancia de la poca. Se acerca a lo intemporal. No obstante, existe una fase intermedia que dado el momento es la ms conveniente adoptar: la del anarca. El trmino es de su puo y letra para diferenciarlo del anarquista convencional. Este concepto y actitud poltica Jnger la desarrolla, la medita y la explica en el formato de la novela. Su ttulo es Eumeswil. Definir al anarca no es sencillo, requiere de todas las pginas de la novela. En principio habra que decir que la del anarca es una perspectiva y una actitud frente a las circunstancias y frente a las tiranas. El

personaje que en la novela representa el pensamiento de Jnger, Venator, confiesa: Mi naturaleza es, si se me permite decirlo, no oblicua sino rectilnea. No me desvo ni a la derecha ni a la izquierda, ni hacia arriba ni hacia abajo, ni hacia el Este ni hacia el Oeste, sino que mantengo una posicin equilibrada. Por supuesto, analizo estas oposiciones, pero slo desde una perspectiva histrica, no actual. Soy persona no comprometida. No se trata ni de un conjunto de acciones a ejecutar y menos una actitud moral. Se refiere a aquel sitio en que es mejor colocar la mirada, la palabra y los pies. Y el juramento. Por esto Venator, y tambin puede pensarse que fue la actitud de Jnger durante la guerra, declara: Me mantuve normal, por mucho que profundizaran en sus sondeos. Cierto que pocas veces lo normal coincide con lo rectilneo. Lo normal es la constitucin humana. Lo rectilneo es la razn lgica. Con sta, pude dar respuesta satisfactoria a sus preguntas. Lo humano, por el contrario, es tan general y al Mismo tiempo tan oculto que no pueden percibirlo, como no se advierte el aire que respiramos. Por eso, no pudieron penetrar hasta el anarquismo de mi estructura fundamental. Ese anarquismo es el esqueleto intemporal. El bosque anmico. El nico sitio en el que puede llevarse una vida ajena a las exigencias y a los exigentes. Lo externo pertenece al tiempo y a los bandos. Esta maniobra es poltica y psicolgica. Cada poca contiene su forma particular de poner en juego la supervivencia. Cada poca elabora las formas de matar o volver loco. La contrapartida es fabricarse las herramientas de supervivencia. Yo he logrado conservar mi estilo, incluso en las guerras. Requiere de la conciencia de que existe una lnea de demarcacin entre lo invisible y lo visible. Una zona de juego y un ncleo anrquico inexpugnable. El funcionario habita la primera y jura fidelidad a las reglas. Vela por ellas. Las aplica con celo. Vigila su cumplimiento. Es su forma de huir del ncleo. El anarca ejerce sus funciones, toma lo que le viene dado, pero no presta juramento. Es un jugador que no apuesta su libertad. Sabe que una apuesta buena no debe hacerse en una banca fraudulenta. Puede jugar con las negras o con las blancas, pero nunca patea el tablero. Le es suficiente saber que puede hacerlo. La simple exposicin de las opiniones, aunque con buenos argumentos y a voz en cuello, redita mucha dignidad y pocas nueces. Y demasiados peligros. Derrama la sangre que atrae a los tiburones. La verdad no se compadrea. A quienes sostienen lo contrario y actan sus posiciones polticas sobre los escenarios preestablecidos, los de la ambigua libertad de opinin, Jnger les dice: Lo que ha hecho al poner una cruz en el lugar peligroso ha sido los que de l estaba aguardando su prepotente adversario. La accin aqu ejecutada es, con toda seguridad, la accin de un hombre valiente, pero a la vez la accin de uno de los innumerables analfabetos en las cuestiones del poder. Es alguien al que es menester prestar ayuda. El argumento es provocador, pone de manifiesto nuestras torpezas estratgicas. La ambigedad de nuestros actos radica en que a la vez que cultivamos nuestro buen nombre nos cavamos nuestra tumba. Pura lrica. Mucha emocin. Detrs de estas lneas jngerianas resuenan la voz de Maquiavelo: Porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesin de bueno, labrar necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. El anarca no cree en triunfos morales. anrquicos somos todos. Esto es lo normal en nosotros. Cierto que es un anarquismo al que, desde el primer da, se le pone coto, a travs del padre y de la madre, del Estado y de la sociedad. Son recortes, sangras de la fuerza primordial, a las que nadie escapa. Hay que contar con ellas. Pero el componente anrquico sigue en el fondo, como un secreto inconsciente hasta a sus propios portadores. Puede irrumpir, desde lo profundo, como lava, puede aniquilarlos y tambin liberarlos.

Desde el punto de vista histrico a Jnger le toc jugar con las peores fichas en el peor tablero. Jugaba de da. De noche anotaba en sus diarios, los que esconda o remita a su mujer en Alemania. Cada da. Cada noche. Caminaba por el lmite, por el filo. Fue inconfundible para s mismo, pero confuso para el entorno. A los ojos de los buitres pasaba por un soador volado, cuando en verdad era un observador atento. De l nos quedan ms que sus huesos y su nombre. Nos queda el testimonio de los aos del fuego y el exterminio. De ah estas lneas de Eumeswil: El monarca quiere dominar a muchos, mejor an, a todos. El anarca slo a s mismo. Esto le sita en una relacin objetiva, y tambin escptica, respecto del poder, cuyas figuras deja desfilar -sin tocarlas para nada, aunque no sin emocin interna, no sin pasin histrica. Durante los aos 30 nace su segundo hijo Alexandre. Jnger cambia de residencia unas cuantas veces. Trata de moverse por los mrgenes. Hitler comienza a trabajarle la cabeza bajo la forma de una novela que lo pondr en una situacin comprometida. Desde el principio la fisonoma de Hitler me pareci sospechosa. En el momento en que se moviliza hacia el frente occidental, la ocupacin de Francia, donde pasa la mayor parte de los das de la guerra, sale publicada su novela Desde los acantilados de mrmol. En el formato de la alegora Jnger hace constar su visin sobre el nazismo y sobre Hitler. La alegora no es difcil de literalizar. Pero crea confusin. Les da trabajo a los censores. Comienza a preocuparse por la cantidad de ejemplares vendidos. Con el grado de capitn del ejrcito Jnger elude y llega hasta Pars. Los diarios de la segunda guerra mundial, Radiaciones I y II, cuentan el desarrollo de los das de la ocupacin alemana. Entre las muchas ocupaciones que lo mantienen despierto, una es la de leer la Biblia y comentarla en sus apuntes. Habla de esto como si se tratara de una pena que se impone. Jnger no es un creyente, ni se reconoce practicante de ninguna religin. Pero encuentra refugio en la lectura del Libro y de los libros en general. Como tambin lo encuentra en la compaa de los hombres de la cultura francesa ocultos en buhardillas parisinas. Uno de ellos fue Jean Cocteau. Al promediar la guerra se pone a trabajar en un ensayo, titulado La paz, que causar cierta solapada inquietud. Circular manuscrito de manera clandestina. Se lo susurran unos a otros. Se los encontrar entre las pertenencias del Mariscal Edwin Rommel. El tema es la situacin blica. La falacia de los bandos. La derrota mundial. La manera de alcanzar la paz. Ni objetivo ni su postura coincide con los propsitos de dominacin perseguidos por el ideario nazi todava en el poder. Un poder que comienza a declinar. La balanza se va inclinando hacia el lado de los aliados. Jnger siempre fue conciente de que esta clase de tiranas no duran. Comienza a madurar la idea de ejecutar otro atentado contra Hitler. No quedaba alternativa. La solucin era desembarazarse de l. Durante el invierno de 1943 Jnger realiza tareas de inteligencia en el frente del Cucaso para sondear la voluntad de los oficiales respecto a tomar tal medida. La misin es peligrosa. La distincin amigoenemigo no tiene validez en este contexto. Nunca se sabe quien escucha. Nunca se sabe de qu lado est el interlocutor. Nunca se sabe qu clase de informacin se puede estar dando. Lo nico seguro son las consecuencias que puede sufrir quien muestre simpata por medidas magnicidas. Rommel es un ejemplo. O quien muestre una simple antipata por Hitler y lo haga saber en una ronda de bar. Ernestel Jnger, su primer hijo, es otro ejemplo. Declarar su oposicin lo lleva a la crcel durante algunos meses. Luego es enviado al frente. Nunca se supo de qu lado provino la bala que lo mat en las canteras

de mrmol de Carrara. Pero se sospecha sin lugar a dudas. La noticia de la muerte de su hijo le llega a Jnger tres meses ms tarde. El atentado de Stauffenberg contra Hitler, el 20 de julio, falla. Hitler sale apenas rasguado. Sus ejecutores muertos. Jnger deja definitivamente el ejrcito. Se refugia en Kirchhorst. Se pone al frente de una milicia territorial, el Volksturm local. All, en 1945, le toca la tarea de deponer las armas de la regin e intentar sufrir las menos bajas posibles entre sus hombres, a los que les aconseja no oponer resistencia. El ingls con el que debe cerrar el trato por la paz haba sido casualmente su traductor al ingls. La transicin fue pacfica. A partir de 1950, Jnger se retira definitivamente en Wilflingen, Suabia, donde vive los prximos 48 aos de su vida, de sus libros y de sus insectos. Habita la casa del Gran Guardabosques de la familia Stauffenberg. Una rama de la familia de aquel que atento en contra de la vida de Hitler, a quien en sus diarios, Jnger apoda Knibolo. Un apodo que se le aparece en sueos y que encierra un tono adecuado a tal espritu. Jnger finalmente se retira de la vida activa, pero no de la productiva. Haba dado todo lo que a ese tipo de vida se le puede dar. Su cuerpo. Su imagen permaneci confusa. Sembr admiradores y detractores, y unos cuantos lectores de todas las mentalidades y orgenes. Su calidad literaria, su erudicin, su vocacin por la curiosidad son innegables. Como lo es el placer de leerlo. De aprender de l. Quien quiera internarse en su bosque deber leerlo, solo, sin recetas y sin la gua de ninguna pretendida autoridad. Siguiendo un consejo de su pluma: ms vale las experiencias que las advertencias. Esto no ha pretendido ser ms que un semblante apurado de su persona. Sus libros estn ah. Jnger muere en Wilflingen en 1998. Termino con estas caprichosas y certeras lneas de uno de sus lectores, Flix de Aza: As pues, tambin l ha muerto. No ser yo el primero en decir que corra la sospecha de su inmortalidad. Que Jnger pudiera no morirse nunca ilustra mucho acerca del personaje. En realidad haba muerto ya muchas veces, en la primera guerra, en la segunda, cuando mataron a su hijo, cuando lo desnazificaron, cuando, a pesar de todos los testimonios, los resentidos continuaban hablando de l como de un nazi blando y reconvertido, un esteta, siendo as que haba sido todo lo contrario, un estoico sin un tomo de aprecio por lo esttico, un duro antinazi precisamente porque no tena ni un pelo de demcrata.