ernst fuchs
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COMUNIDAD TEOLÓGICA EVANGÉLICA DE CHILE
ERNST FUCHS
Hermenéutica como doctrina del lenguaje de la fe
NOMBRE: PATRICIO MOYA MUÑOZ
ASIGNATURA: SEMINARIO DE HERMENÉUTICA
NIVEL: LICENCIATURA
PROFESOR: JAIME ALARCÓN
FECHA: 08 DE OCTUBRE DE 2009
ERNST FUCHS
I. Introducción
En el presente trabajo desarrollaré brevemente la hermenéutica de Ernst Fuchs, teólogo
alemán del siglo XX. Inicialmente presentaré una biografía y sus principales obras. Luego
trataré el tema del problema hermenéutico planteado por él en 1954 y posteriormente explicaré
su visión sobre el lenguaje en la hermenéutica y la teología, y una también breve mirada a su
perspectiva sobre Le Fe y El Jesús Histórico, temas que constituyen su propuesta
hermenéutica principal. Finalmente daré un vistazo a algunas críticas que se han hecho a sus
propuestas hermenéuticas.
II. Biografía y principales obras
Ernst Fuchs (1903-1983). Teólogo protestante alemán. Nació el 11 de Junio de 1903 en
Heilbronn, Alemania; y murió el 15 de Enero de 1983 en la misma ciudad.
Estudió derecho, filosofía y Teología en la Universidad de Tübingen. Se graduó de Teología
en Marburg en 1931. Fue alumno de Adolf Schlatter en Tübingen y discípulo de Rudolf
Bultmann. Comenzó su carrera como profesor, lo que se vio alterado por el régimen nazista.
Fue profesor de Nuevo Testamento en Tübingen y Marburg. Desarrollo un trabajo pastoral
hasta 1947, luego retomó la enseñanza y no se detuvo sino hasta 1970.
Aprende de Bultmann que la hermenéutica crítica-histórica es esencial para la teología. Pero
se diferencia de Bultmann, que hace hincapié en la grandeza de Dios, y vuelve su atención a la
persona histórica de Jesús, dando énfasis al origen del hombre en la Palabra.
Junto con Gerard Ebeling dio un giro a la hermenéutica de la teología contemporánea. Es
fuertemente influenciado por la filosofía de Heidegger sobre el lenguaje. A través de estos
autores la teología deja de ser el "discurso sobre Dios" para convertirse en el "discurso de
Dios a través del lenguaje humano sobre Dios". Fuchs insiste en el papel de la escucha,
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porque el creyente más que interpretar la palabra debe ser interpretado por la Palabra de
Dios. El lenguaje, para Fuchs, no tiene una función solo informativa, sino provocativa e
interpelante, conduciendo siempre a una decisión.
Sus obras principales son:
La libertad de la fe (1949)
La hermenéutica (1954), en Tübingen
La resurrección de Cristo de entre los muertos (1972)
De sus cursos de Hermenéutica en Marburg publicó una colección de artículos en tres
volúmenes:
Sobre el problema hermenéutico en Teología (1960)
Sobre la cuestión del Jesús histórico (1960)
Fe y experiencia (1965), donde retoma y profundiza el problema hermenéutico.
Casi al final de su docencia en Marburg, publica La Hermenéutica de Marburg (1968), como
continuación de La Hermnéutica, escrita en 1954 en Tübingen.
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III. El Problema Hermenéutico
Para Fuchs, el tema de la Teología es la revelación de Dios. Esta llega a nosotros, en el Nuevo
Testamento, como texto escrito. Este debe ser traducido, interpretado y comprendido para
poder ser comunicado y anunciado. De aquí surge la necesidad de la hermenéutica. El curso de
hermenéutica que Fuchs dicta en Tübingen lo comienza diciendo que «el problema
hermenéutico hace su aparición en el esfuerzo concreto de traducción de los textos», lo que
refleja claramente lo explicado antes.
Este problema hermenéutico lo podemos desarrollar a través de dos principios fundamentales:
a.) Principio Hermenéutico: Fuchs argumenta su propuesta planteando lo que llamaría el
«principio hermenéutico». Lo primero que debemos procurar al acercarnos al texto es
comprender; ejercicio nada fácil, según Fuchs. Para poder lograrlo necesitamos un «estímulo»,
que ponga en marcha el proceso que nos lleva a comprender; una «situación hermenéutica».
Es ejemplo más conocido que utiliza Fuchs, es el ejemplo del gato y el topo: Quien quiera
saber realmente cómo es un gato, debe ponerle enfrente a un topo. Entonces verá al gato tal
como es. Aquí el topo es el estímulo que permite al gato revelarse tal como es. Diríamos
entonces que el topo hace reaccionar al gato.
Si lo aplicamos al ser humano, entonces Fuchs plantea como estímulo la libertad. Si queremos
saber cómo es en realidad el ser humano, hay que dejarlo libre. En esta situación
hermenéutica, la libertad, el ser humano se manifiesta tal como es. Llegamos entonces al
principio hermenéutico de la «verdad» del ser humano.
Si lo aplicamos al texto, el principio hermenéutico es entonces la correcta pregunta hecha al
texto para que este diga lo que realmente contiene. Mediante la correcta pregunta, llegamos a
comprender al texto. Y en este comprender nace el lenguaje que da nombre a la verdad.
Especificando ahora el texto, Fuchs dirige la pregunta hacia el Nuevo Testamento, ¿Cuál
puede ser el principio hermenéutico que pone en marcha el proceso de comprender el Nuevo
Testamento?
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Para acercarse al Nuevo Testamento, Fuchs propone la búsqueda de un principio hermenéutico
neutral, que no presuponga la fe, para poder realizar un estudio científico de este, pero que
tampoco la excluya, ya que los textos del Nuevo Testamento apelan a esta.
El principio hermenéutico, la correcta pregunta, para acercarnos al Nuevo Testamento es, para
Fuchs, la pregunta por nosotros mismos. Esta es la pregunta que plantea el problema de la
existencia del ser humano y que al mismo tiempo pregunta por el fundamento de esta
existencia.
Esta pregunta debe ser práctica, debe mover al ser humano en una búsqueda de la verdad de la
propia existencia. Dice Fuchs que «el Nuevo Testamento interpela al hombre como hombre en
camino». Si esta pregunta no mueve al ser humano, entonces este no captará el correcto
sentido del Nuevo Testamento.
b.) El Círculo hermenéutico: luego de la «correcta pregunta» viene la escucha, donde el/la
intérprete y el texto forman un «círculo hermenéutico». En esta escucha el/la intérprete debe
dejarse guiar por el texto e ir hacia donde el texto quiere llevarlo. En este círculo
hermenéutico, el/la intérprete interroga al texto y al mismo tiempo se deja interrogar por él.
Pero esto solo es posible si el/la intérprete es movido por la correcta pregunta; el fundamento
de su existencia.
Durante el proceso de interpretación del Nuevo Testamento esta pregunta, que inicialmente es
neutral, adopta un sentido teológico. En palabras de Fuchs, «la pregunta sobre nosotros
mismos permanece, pero ahora se aclara como la pregunta con la que Dios nos pregunta si
nos fiamos de la indicación que él nos ofrece son ese texto».
En este proceso de interpretación también tiene su propia función la desmitificación, reflejo de
su escuela bultmanniana. Esta desmitificación saca del camino una imagen obsoleta del
mundo, para conducirnos a una correcta comprensión del texto.
En este aspecto Fuchs mantiene el esquema de Bultmann, precomprensión existencial,
desmitificación, e interpretación existencial, pero con matices propios de su teoría
hermenéutica. Lo nuevo en este esquema es la importancia que Fuchs le da al lenguaje en el
proceso hermenéutico.
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IV. El Lenguaje según Fuchs
Para Fuchs el lenguaje cumple una función más allá de la meramente informativa. El lenguaje
auténtico es provocativo, conduce a una decisión. En este aspecto Fuchs es influenciado por el
segundo Heidegger, para quien la palabra surge de la experiencia del ser y lleva a una
experiencia análoga. Para Fuchs, así como para Ebeling, la palabra surge de la experiencia de
un evento y debe conducir al mismo evento para que sea auténtica. Por esta razón es que
Fuchs utiliza la expresión «acontecimiento del lenguaje». El acontecimiento necesita del
lenguaje para subsistir. El lenguaje le da vida al evento por tanto el lenguaje es la
hermenéutica del evento.
Al respecto Fuchs plantea dos tesis:
a.) El ser es la condición del lenguaje: si no existiese el ser no habría lenguaje, porque no
habría nada significativo que decir. Sin el ser el lenguaje no tendría fundamento, sería
absurdo.
b.) El lenguaje justifica al Ser: Si el ser es el fundamento del lenguaje, entonces el ser es
anterior al lenguaje. Pero sin el lenguaje el ser sería mudo. Por lo tanto el lenguaje también es
anterior a su fundamento, como la luz es anterior al sol. Solo a través del lenguaje podemos
acceder al ser. Para Fuchs no puede haber realidad sin el lenguaje. El silencio absoluto es la
ausencia de la realidad. La realidad solo puede existir en la verdad del lenguaje. Por eso el
lenguaje libera la realidad. Lo real es lo decible. La existencia es lingüística. Para Fuchs el ser
humano se revela más en el lenguaje que en la acción, ya que en el lenguaje el ser humano ser
expresa directamente, dice su propio ser.
Por tanto estos acontecimientos del lenguaje otorgan un permiso, ofrecen libertad, justifican al
ser. Esta liberación del ser a través del lenguaje pone en movimiento nuestros pensamientos y
nuestra vida. Esto es posible si el lenguaje no es solo un simple medio de información, ni
siquiera científica, sino cuando este acontecimiento del lenguaje es un «acontecimiento
lingüístico del amor». Fuchs ejemplifica esto con el lenguaje que se desarrolla en el ámbito de
la familia. Es en este ámbito familiar donde se habla porque se comprende no para hacer
comprender a los demás.
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V. El lenguaje en la Teología
En el marco hermenéutico es Dios quien toma la palabra. Esta palabra es acontecimiento que
otorga el permiso para acceder a la gracia, a la libertad, al amor. Y a Dios solo podemos
responder en la fe, y la fe es respuesta a la palabra. La fe viene del lenguaje, tiende al lenguaje
y se sustancia en el lenguaje.
La mayor expresión de la palabra de Dios es Jesús. Dios ha hablado en Jesús. En Jesús
podemos ver lo que Dios ha dicho y ha hecho. Pero el énfasis está principalmente en lo que ha
dicho, porque son sus palabras las que explican su comportamiento. De la importancia que
Fuchs da a Jesús hablaremos más adelante.
El anuncio de Jesús debe ser visto en su totalidad como un acontecimiento lingüístico. A quien
lo comprende se le otorga el permiso de caminar por el camino de Dios y de comprometerse
con el amor. Debemos proseguir nuestra vida revestidos de las palabras de Jesús.
El acontecimiento pascual es también un acontecimiento lingüístico. Las apariciones del
resucitado llevan al acto de la predicación, que había comenzado con Jesús; por otro lado el
contenido de la predicación ha sido determinado y aclarado por la cruz de Cristo.
Para Fuchs el cristianismo primitivo debe ser comprendido también como un fenómeno
lingüístico: en él nace el Nuevo Testamento, y con él nace un nuevo lenguaje, donde se
expresa una nueva comprensión de le existencia. Este nuevo lenguaje es el lenguaje de la vida
que es desafiada por la muerte. Y para Fuchs es fundamental este lenguaje que es desafiado
por la muerte. Frente a este desafío se debe oponer a la muerte un postulado, el postulado de la
fe. Y en este desafío es el amor el que vence. El amor exige que frente al desafío de la muerte
yo crea que es él el que vence. Esto no es posible sin Dios, pero se puede pensar con Dios.
El Nuevo Testamento entonces, hay que interpretarlo para comprenderlo, pero a la vez nos
interpreta y nos hace comprender.
Para Fuchs, el Nuevo Testamento es en sí mismo un manual de hermenéutica, ya que nos
enseña el lenguaje de la fe y nos incita a usar también nosotros ese lenguaje para acceder a la
familiaridad con Dios. El texto del Nuevo Testamento nos hace aprender un nuevo lenguaje, el
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lenguaje de la fe, el lenguaje del amor, y de este modo nos enseña a resolver el problema
hermenéutico de nuestra vida cotidiana; cómo comprometernos, que hacer, cómo descubrir la
verdad de nuestra existencia que es desafiada por la muerte.
VI. La Fe
Como parte de la llamada Nueva Hermenéutica Fuchs tiene, al igual que Bultmann, una idea
distinta de lo que es la fe. Para esta Nueva Hermenéutica, y para Fuchs, la fe no es una virtud
como otras, sino que es la esencia y substancia de la vida cristiana, la que debe encontrar su
realidad. Esta realidad está compuesta por Dios y el mundo. Esta fe es el reconocimiento de
Dios como creador, abandonando la ansiedad por el futuro, y permaneciendo abiertos al futuro
de Dios. Esta fe según la Nueva Hermenéutica, no puede tener ningún elemento racional, es
creer contra toda esperanza.
Nuestra fe reproduce la fe de Cristo. Creer en Cristo es entonces imitar su fe y reproducirla en
nuestra vida.
Esta Nueva Hermenéutica está en desacuerdo con la Historia de la Salvación, ya que la fe es
vivir el presente a la luz del futuro de Dios.
Y volvemos a la propuesta inicial; la clave de la fe no es el acontecimiento histórico, sino el
lenguaje que responde a este acontecimiento; que nace de él.
Decía anteriormente que la fe es respuesta a la palabra y para Fuchs, hablando en el ámbito de
la teología, «la hermenéutica es la teoría (o doctrina) del lenguaje de la fe».
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V. El Jesús Histórico
Para Bultmann Jesús es de interés particular, lo demostró en su texto Jesús que escribió en
1926. Pero el interés de Bultmann en Jesús es historiográfico y existencial, no es teológico, ya
que lo importante es el kerygma, que no es el anuncio de Jesús, sino el anuncio pascual del
cristianismo primitivo.
En este punto Fuchs se aleja de quien fuera en cierto modo su maestro. Para él, el Jesús
histórico es de gran importancia, ya que pretende recuperar la palabra de Jesús y su lenguaje
como palabra y lenguaje de Dios, de ahí la relevancia teológica del Jesús histórico.
Jesús, en su lenguaje, no trataba de dar información sobre el futuro de la historia o sobre el fin
del mundo. Su entrega a la humanidad es una palabra que se convierte en modelo de fe para
el/la creyente. Para Fuchs, entender el lenguaje de Jesús significa conocer y reconocer en la
vida cotidiana el tiempo de la intimidad entre Dios y el ser humano y de los seres humanos
entre sí.
El lenguaje es un eco de la fe de Jesús hasta su muerte. De esta forma, Jesús se convierte en un
modelo de fe, pero también en un modelo para el ser humano. Es un modelo de la
personalidad que se adquiere cuando se renuncia a la autosuficiencia para abrirse al futuro de
Dios.
Dios llega a ser el límite de nuestro ego, que entrega el control y abandona toda filosofía de la
historia. Jesús hizo actual para nosotros a Dios en su lenguaje..
VI. Críticas
a.) Una de las principales críticas que se le han hecho a la hermenéutica de Fuchs es la
importancia extrema que da al Nuevo Testamento, en perjuicio del Antiguo Testamento. Para
algunos esto es sugerir que el/la intérprete puede escoger aquellos textos que estén más en
consonancia con su preferencia teológica o filosófica, en vez de acercarse a los textos en su
conjunto.
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b.) La crítica anterior nos lleva a lo siguiente. Si el/la intérprete tiene la libertad de escoger
aquellos textos que se adecuen más a su experiencia de vida, esto puede llevar claramente al
subjetivismo, lo que entraría en clara contradicción con su propuesta principal; dejar que el
texto le hable al intérprete y mantenga su soberanía sobre este.
Obviamente estas son algunas de las críticas serias que se le han hecho a la hermenéutica de
Fuchs. Hay otras más, pero hechas desde una teología un tanto fundamentalista o extremista,
donde esta casi completamente ausente la ciencia bíblica..
VII. Conclusión
Para muchos la hermenéutica de Fuchs, y la Nueva Hermenéutica en general, son casi una
negación de la fe y la consideran prácticamente una ideología positivista. En parte puede que
lo sea, pero no debemos desconocer que esta hermenéutica ha sido un gran aporte a la
teología. Ha significado un cambio radical al enfrentarse al texto, en un sentido muy
favorable, provocando un cambio en toda la teología. Esto, además, gracias a las influencia de
hombres como Bultmann y Heidegger. Estos influyeron grandemente en la hermenéutica de
Fuchs, que fue quien masificó el término hermenéutica.
Los tres pensadores antes mencionados (Bultmann, Heidegger y Fuchs) influyeron también en
el pensamiento de quien tendría gran consonancia en su teología con la de Fuchs: Gerhard
Ebeling.
VIII. Bibliografía
1. Gibellini, Rosino. 1998, La Teología del Siglo XX, traducción de Rufino Velasco, España,
Sal Terrae, páginas 63-77.
2. Caballero, José M. 1994, Hermenéutica y Biblia, Navarra, Verbo Divino, páginas 28-35.
3. Robinson, James M. y Cobb, John B. New Frontiers in Theology, vol. II, The New
Hermeneutics, páginas 78-145.
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