epartamento de ingenierÍa industrial
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UNIVERSIDAD CENTRAL “MARTA ABREU” DE LAS VILLAS
FACULTAD DE INGENIERÍA MECÁNICA E INDUSTRIAL
DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL
TRABAJO DE DIPLOMA
Conceptualización sobre el desarrollo local y los clusters
industriales. Un enfoque en la esfera agroindustrial.
Autor: Alejandro Jesús del Pino Sehwerert.
Tutor: Ing. Carlos Roche Hernández
Santa Clara
- 2017 -
Pensamiento
“El trabajo va a ocupar gran parte de tu vida, y la
única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo
que cosideren un trabajo extraordinario. Y el único
camino para lograrlo es amando lo que hacen. Si no lo
han descubierto aún, sigan intentando. No se
conformen.”
Steve Jobs.
Agradecimientos
Llegar a la cima de las más altas cumbres puede ser uno de los desafíos más
grandes si no se cuenta con el apoyo necesario y se tiene la desdicha de emprender
el camino estando solos. De esta forma nada resulta muchas veces más
satisfactorio que el simple hecho de poder compartir lo éxitos conquistados con
todos aquellos que de una forma u otra se mantuvieron incondicionalmente a tu
lado contribuyendo así a poder alcanzarlos. En mi caso en particular creo que he
sido afortunado ya que a lo largo de este extenso camino he conocido y
compartido con muchas y extraordinarias personas que, sin lugar a duda, han
sabido marcar la diferencia dejando huellas en mi corazón. Mi deuda con la vida
y con ustedes es grande y aunque quizás existan muchas formas de retribuirlos a
todos, solo espero que hoy la más sencilla y profunda de las palabras me permita
expresarles el más noble y puro de los sentimientos, es por eso que a todos y a cada
uno:
Gracias, muchas gracias por existir.
Dedicatoria
Este como todos y cada uno de mis logros se lo dedico de manera especial a la persona más grandiosa en mi existencia. A ti mamá y solo a ti.
Resumen
Resumen
El nuevo modelo de desarrollo local y el término cluster industrial se presentan actualmente
como una opción más para elevar la competitividad y el nivel de desarrollo de las naciones. En
tal sentido en el contexto actual de Cuba estos términos toman un carácter relevante y de
acentuada importancia. Por tal motivo la presente investigación contiene una revisión
bibliográfica sobre temas vinculados con este particular modelo de desarrollo y las
peculiaridades del término cluster industrial, enfocándose sobre todo en la aplicación de los
mismos en la esfera agroindustrial.
De esta forma primeramente se realiza un recuento de los antecedentes del término desarrollo
local, conceptualizando el mismo desde la óptica de prestigiosos investigadores. Además se
hace especial énfasis en los aspectos más importantes que lo distinguen de otros modelos de
desarrollo. El análisis culmina al exponer las características de este proceso en el contexto
histórico cubano destacándose sus particularidades, retos y perspectivas.
Por otra parte se profundiza en la definición teórica del término cluster industrial,
estableciendo su vinculación con el referido modelo de desarrollo. Mediante un breve
recorrido por las distintas teorías que describen su formación se hace hincapié en sus
características más relevantes. A continuación se evalúan varias experiencias en la aplicación
de diferentes metodologías para el análisis de los mismos a nivel internacional,
particularizándose en especial en aquellas realizadas en Latinoamérica y sobre todo en las
enfocadas en la esfera agroindustrial. Para culminar se presenta una síntesis de los estudios
realizados en Cuba alrededor del tema evidenciándose importantes reservas.
Summary
Summary
The new model of local development and the term industrial cluster are introduced at present like
an option plus for lifting the competitiveness and the level of development of the nations. In such
sense in the present-day context of Cuba these terms take a relevant and accentuated- importance
character. For such motive present it investigation contains a bibliographic revision on themes
linked with this model individual of development and the peculiarities of the term cluster
industrial, focusing on application most of all of the same in the agroindustrial sphere.
In this way firstly local development accomplishes a score of the background of the term itself,
conceptualizing the same from prestigious investigators' optics. Besides emphasis in the more
important aspects that tell it from other models of development becomes especial. The analysis
culminates when the Cuban standing out exposes the characteristics of this process in the historic
context his particularities, challenges and perspectives.
On the other hand deepens to him in the theoretic definition of the term cluster industrial,
establishing his linkage with the referred model of development. Stress in his most relevant
characteristics is done by means of a brief journey for the different theories that they describe his
formation. From now on they evaluate several experiences in the application of different
methodologies for the analysis of the same level international, focusing on special in those
accomplished in Latin America and most of all in the focused in the agroindustrial sphere. A
synthesis of the studies accomplished in Cuba around the theme becoming evident shows
important stock itself in order to culminate.
Introducción
1
Introducción
En el contexto contemporáneo, después de atravesar uno de los siglos más turbulentos y
cambiantes de la humanidad, se podría asegurar que los logros conquistados, en materia de
desarrollo, por muchas naciones son admirables. Sin embargo, en contraste a estos logros, si
tomamos como punto de partida de esta afirmación a los numerosos países subdesarrollados,
llamados también del ―tercer mundo‖, es evidente que no todos los resultados de este supuesto
―desarrollo de la humanidad‖ han sido tan admirables.
Uno de los mayores mitos del desarrollo ha sido considerar ricos los países con recursos
naturales cuando la revolución tecnológica permite la paulatina autonomía productiva de países
que no cuentan con ellos (Rivero, 2002). En su trabajo Oswaldo de Rivero muestra a Suiza como
referente de país que no tiene recursos naturales y exporta más que Brasil, Argentina. Uruguay y
Paraguay juntos. En paralelo pone en evidencia la pobreza de los países productores de petróleo,
a pesar de los ingresos obtenidos por la explotación del hidrocarburo. Desde su perspectiva, el
mito se configura cuando la ideología del progreso material de la civilización occidental se
enraíza, haciendo creer a los formuladores de políticas y a los gobernantes que todos los
obstáculos al desarrollo serán resueltos con la aplicación de la ciencia económica. De igual
forma Harris (2000) plantea que la brecha absoluta entre países ricos y pobres así como entre
grupos humildes y poderosos de personas dentro de un mismo país, se está ampliando en vez de
estrecharse.
En ese mismo sentido Sergio Boisier (2005) sostiene en sus estudios que el desarrollo es la
utopía social por excelencia. Agrega además que en la práctica, y el breve recuento de su historia
más contemporánea así lo prueba, cada vez que un grupo social se aproxima a lo que es su propia
idea de un ―estado de desarrollo‖, inmediatamente cambia sus metas, sean cuantitativas o
cualitativas. Otros autores, como Veiga (1991), lo han expresado en sus obras como la
―insustentable utopía del desarrollo‖.
A todo lo antes mencionado debemos agregar el hecho de que en los últimos años, el entorno
internacional se ha caracterizado por la existencia de una crisis estructural sistémica, de carácter
económico, financiero, energético, alimentario y ambiental, con mayor impacto en los países en
desarrollo.
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Además la actual crisis alimentaria mundial, derivada del incremento sin precedentes del precio
de los alimentos y de una reducción de su disponibilidad en el mercado mundial, redujo el acceso
de muchas personas (especialmente los pobres) a éstos en muchos países en desarrollo. También
ha aumentado sustancialmente la factura que estos países pagan por importar alimentos, lo que
ha generado múltiples problemas económicos, humanitarios, sociales, políticos y de seguridad.
Pero, aparte de los aspectos humanitarios inmediatos, también es una crisis del modelo actual de
desarrollo (FAO, 2009).
Señala también el informe de dicha Organización que la principal causa del hambre es la pobreza
y que sin agricultura familiar no se logrará la seguridad alimentaria. La promoción de acceso a
los conocimientos, la innovación y la transferencia de tecnologías, el rescate de conocimientos
ancestrales y la asociatividad son factores para incrementar producciones y productividad y
reducir los precios de los alimentos.
Cuba, con una economía dependiente de sus relaciones económicas externas, no ha estado exenta
de los impactos de dicha crisis, que se han manifestado en la inestabilidad de los precios de los
productos que intercambia, en la reducción de las demandas para sus mercancías y servicios de
exportación, así como en mayores restricciones en las posibilidades de obtención de
financiamiento externo. Además en el caso de este país la disponibilidad de alimentos evidencia
una alta dependencia de la importación, lo que vuelve al mismo extremadamente vulnerable
frente a crisis que limitan su crecimiento y por ende su capacidad financiera para la importación.
Esta vulnerabilidad se ha ido incrementando por la progresiva descapitalización que el campo
cubano ha experimentado como resultado de diferentes causas; entre ellas, la contracción que
desde finales de los años 80 comenzó a percibirse de los insumos agrícolas provenientes de los
antiguos países de Europa del Este, la insuficiente disponibilidad financiera del país para
insertarse en otros mercados proveedores de tecnología e insumos agrarios y el mantenido
bloqueo de Estados Unidos. A la reducción de la capacidad productiva se han sumado los serios
daños provocados por varios desastres naturales, los cuales causaron millonarias pérdidas
económicas y materiales, obligando el país a recurrir a la liberación de parte de su reserva
estratégica para la alimentación de la población y a importar en los últimos años hasta el 80% de
los alimentos que componen su canasta básica.
La insostenibilidad de esta situación obligó al gobierno cubano a considerar la producción de
alimentos y la autosuficiencia alimentaria como un asunto de seguridad nacional, llevándolo a
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desarrollar una estrategia orientada a un gradual y progresivo proceso de reordenamiento y
transformación en el funcionamiento del sector, inspirado en tres principios básicos: 1).La
transferencia al sector cooperativo del papel protagónico en la producción de alimentos,
acompañando una tendencia que ha llevado a las más de 5.500 cooperativas agrícolas existentes
a concentrar cerca del 70% de las tierras cultivadas y hasta el 80% de la producción de los
alimentos más importantes (fríjol, maíz, arroz, leche, frutas); 2). El progreso hacia una mayor
descentralización de la gestión estatal, otorgando mayores responsabilidades a los gobiernos
locales; 3). La racionalización de la organización del estado a través de la separación entre las
funciones estatales y empresariales, con el objetivo de lograr mayor eficiencia y mejores
servicios al sector productivo.
En conjunto con estas estrategias ha surgido en este país la utilización del término ―desarrollo
local” y su vinculación con varios proyectos de fomento de los denominados ―clusters
productivos” agroindustriales. Sin embargo, estos términos han llegado a ser una moda, siendo
utilizados de forma excesiva, llegando a convertirse de cierta manera en un cliché a nivel
nacional, hasta el punto de ser utilizados en muchas ocasiones sin conocerse sus significados ni
las implicaciones que traen consigo.
Asimismo, una revisión histórica y conceptual acerca del tema puede ser muy útil para lograr una
efectiva aplicación del mismo en el ámbito actual de Cuba y en especial en su industria agraria,
teniendo en cuenta el modelo económico socialista imperante y los retos que supone entonces el
crear una receta adaptada a las particularidades de este.
De esta manera a partir de la situación problemática esbozada en los párrafos anteriores, se
declara como problema de investigación del presente trabajo de diploma: ¿Qué fundamentos
teóricos justifican la aplicación del modelo de desarrollo local y los clusters industriales,
enfocados en la esfera agroindusrtial, como vía para garantizar la autosuficiencia alimentaria en
Cuba?
Para dar respuesta al problema de investigación, se define como objetivo general:
Conceptualizar a partir de una revisión bibliográfica de la literatura científica especializada el
denominado modelo de desarrollo local así como los clusters industriales, enfocándose
particularmente en su aplicación en la esfera agroindustrial.
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Para el cumplimiento del objetivo general se plantean como objetivos específicos:
1. Definir las principales accesiones de la literatura científica especializada referente a los
términos desarrollo local y clusters industriales.
2. Analizar trabajos de autores reconocidos respecto al desarrollo local y particularmente en el
desarrollo de clusters productivos agroindustriales.
3. Evidenciar la aplicación de estos términos en la academia y en la práctica del actual contexto
cubano, en particular en la agroindustria.
Para dar cumplimiento a los objetivos planteados, el presente trabajo de diploma se organiza en
tres capítulos, abordándose en cada uno de ellos los objetivos específicos trazados:
Capítulo I: en un primer capítulo se realiza un recuento de los antecedentes del término
desarrollo local, conceptualizando el mismo desde la óptica de prestigiosos investigadores,
además se hace especial hincapié en los aspectos más importantes que lo distinguen de otros
modelos de desarrollo. Finalmente se exponen las características de este proceso en el contexto
histórico cubano destacándose sus particularidades, retos y perspectivas.
Capítulo II: en el segundo capítulo se profundiza en la definición teórica del término cluster
industrial, se establece su vinculación con lo referenciado con antelación acerca del desarrollo
local y se abordan las distintas teorías que describen sus formaciones, seguidamente se evalúan
varias experiencias en la aplicación de diferentes metodologías para el análisis de los mismos a
nivel internacional, particularizándose en especial en aquellas realizadas en Latinoamérica. El
capítulo culmina al abordar la aplicación del mismo en el contexto cubano y en particular en la
esfera agroindustrial.
De esta forma la presente investigación posee un valor teórico, el cual se sustentó en la amplia
revisión de la literatura realizada, en la cual quedaron precisados y aclarados una serie de
interrogantes relacionadas con el tema en cuestión.
Además posee un valor social en tanto que la forma en que se aborda el tema pretende esclarecer
un precedente teórico que contribuya al desarrollo de futuras investigaciones prácticas, las cuales
sin dudas materializarán los principales beneficios sociales que aportan la aplicación de los
modelos de desarrollo local, así como el fomento de estos clusters industriales, en especial los
agroindustriales.
Capítulo 1
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Capítulo 1. El Desarrollo Local.
1.1 Introducción
Tras haber emprendido en el pasado siglo XX varios modelos de desarrollo fallidos y ante la
necesidad de encontrar las recetas adecuadas para hacer frente a las denominadas crisis
sistémicas de los modelos capitalistas contemporáneos y de alguna forma disminuir las brechas,
cada vez más acentuadas, entre las naciones y comunidades pobres del planeta y las más
desarrolladas y ricas; muchos científicos y una parte de los políticos contemporáneos se dieron a
la tarea de concebir nuevos modelos de desarrollo que garantizasen la erradicación y corrección
de los males y consecuencias que en estos sentidos aquejaban y aquejan a la humanidad en la
actualidad. De esta manera surgió un modelo denominado ―Desarrollo Local‖ el cuál
rápidamente ganó en popularidad y ha sido ampliamente aplicado. Nuestro país no ha estado
exento de la aplicación del mismo, sin embargo en varias ocasiones ha sido utilizado
indiscriminadamente sin conocer sus basamentos y acuñando el mismo como un término
cotidiano, volviéndolo prácticamente un cliché. Por tal motivo resulta necesario dejar claro sus
basamentos y aspiraciones para que se convierta de una agradable utopía en una realidad
cotidiana, por esta razón en el presente capítulo se analizan los aspectos fundamentales que se
relacionan con dicha forma de desarrollo.
1.2 Desarrollo Local surgimiento y evolución del modelo.
El desarrollo local surge fundamentalmente en Europa, como respuesta a las crisis
macroeconómicas del pasado siglo XX. El mismo constituye la expresión de una lógica de
regulación horizontal que emergió de la dialéctica global-local propia de la globalización
imperante en la sociedad moderna.
El término fue acuñado por primera vez en el año 1975 cuando el Banco Mundial expuso una
definición de desarrollo aplicada al ámbito espacial, en el que el Desarrollo Local es entendido
como: "una estrategia diseñada para mejorar el nivel de vida, económico y social de grupos
específicos de población". Las principales corrientes que se originaron en ese entonces fueron:
Desarrollo Local Endógeno, Desarrollo Local Integrado y Desarrollo con un Enfoque Local que
pueden, a su vez, reunirse en un solo concepto o modelo con las tres características definido
como Desarrollo Económico Local, en lo adelante DEL.
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Sin embargo aunque desde el año 1975 el Banco Mundial había expuesto esa definición de
desarrollo aplicada al ámbito espacial de Desarrollo Local, no es hasta finales de los ochenta que
se inicia a nivel internacional un importante giro en las políticas de desarrollo, las cuales hasta
entonces se imponían "de arriba a abajo" mediante políticas macroeconómicas globales alejadas
de las realidades locales y que desde entonces pasan a ser tratadas "de abajo a arriba" mediante
políticas mixtas macro y microeconómicas centradas en promover el protagonismo del desarrollo
local. La puesta en marcha del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
marca el punto de inflexión definitivo de esta tendencia a nivel mundial estableciendo dos
principios esenciales:
Pensar en lo global y actuar localmente. Es decir, adaptar las políticas genéricas (macro) a
los casos concretos (micro) de cada entorno local.
Fomentar la participación de las Comunidades Locales en sus Planes de Desarrollo. Es
decir, convertir a las administraciones locales en los principales impulsores del desarrollo
como fórmula para ajustarse al máximo a las necesidades y peculiaridades del entorno local.
Este nuevo modelo de desarrollo no se centraba solo en el progreso económico, sino también en
el progreso humano y ecológico, siendo una de sus políticas principales el fomento de la
cooperación entre los distintos agentes de una localidad (individuos, administración pública,
organizaciones no gubernamentales, empresas, familias, entidades supralocales y los demás).
Otra importante organización internacional la OIT reconoció la relevancia de este nuevo modelo,
definiéndolo de la siguiente forma : ―el DEL es un proceso de desarrollo participativo que
fomenta los acuerdos de colaboración entre los principales actores públicos y privados de un
territorio, posibilitando el diseño y la puesta en práctica de una estrategia de desarrollo común a
base de aprovechar los recursos y ventajas competitivas locales en el contexto global, con el
objetivo final de crear empleo decente y estimular la actividad económica‖ (ILO, 1990).
Además de las definiciones esbozadas por estos organismos internacionales, distintos autores han
dedicado un espacio importante dentro de sus obras para tratar de abordar el novedoso tema
desde distintas perspectivas. De esta forma en los marcos de la academia internacional y sobre
todo de las ciencias sociales y económicas se han definido distintas accesiones y criterios de
como es y debería ser este proceso de desarrollo.
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Uno de estos conceptos es el que a continuación se cita del autor Vázquez Barquero (1988), en el
cual se define al DEL como:
―Un proceso de crecimiento económico y de cambio estructural que conduce a una mejora en el
nivel de vida de la población local, en el que se pueden identificar tres dimensiones: una
económica, en la que los empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores
productivos locales con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los
mercados; otra, sociocultural, en que los valores y las instituciones sirven de base al proceso de
desarrollo; y, finalmente, una dimensión político-administrativa en que las políticas territoriales
permiten crear un entorno económico local favorable, protegerlo de interferencias externas e
impulsar el desarrollo local‖.
De igual forma McGuire et al. (1994) conceptualizan la capacidad de desarrollo local en función
de tres factores generales: la participación ciudadana, la estructura comunitaria o local y los
instrumentos de desarrollo. Estos últimos se relacionan con las políticas gubernamentales locales
y la provisión de bienes y servicios que apoyan al proceso de DEL.
Cuervo (1998) agrega también que en el contexto contemporáneo de ―desafío / respuesta‖, es que
se descubre la naturaleza ambivalente del desarrollo económico local: se trata de una respuesta
residual, desencadenada por un vacío generado por la ausencia y el debilitamiento de los
gobiernos nacionales; sostiene además que se trata igualmente de una oportunidad, creada por las
nuevas y viejas virtudes de lo local, como ámbito de construcción de procesos de desarrollo.
Según la óptica de Arocena (1997), uno de los autores latinoamericanos más importantes en este
campo, se debe ubicar el desarrollo local en la dialéctica global/local como describe la siguiente
cita: ―El desarrollo local no es pensable si no se inscribe en la racionalidad globalizante de los
mercados, pero tampoco es viable si no se plantea sus raíces en las diferencias identitarias que lo
harán un proceso habitado por el ser humano‖.
En la revisión de la literatura económica a fin y desde la perspectiva de una economía
industrializada (Bartik, 1995, Malizia, 1985), el DEL se ha definido tradicionalmente como
aquellos cambios en la capacidad de una economía local que permiten incrementar el
crecimiento económico, generar empleo y crear nueva riqueza para los residentes locales. Desde
esta misma perspectiva una definición moderna es aportada por Blakely (2003) y Blakely and
Bradshaw (2002) quienes sostienen que el campo de DEL es una combinación de disciplinas y
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una amalgama de políticas y prácticas. Muchos autores de este ramo sostienen que el concepto
de DEL se basa fundamentalmente en cuatro factores: i) recursos autóctonos y control local; ii)
formación de nueva riqueza; iii) desarrollo de nuevas capacidades, y iv) expansión de los
recursos.
En la página web del Banco Mundial (2010) se sostiene que el desarrollo económico local (DEL)
proporciona al gobierno local, los sectores privados, los organismos no gubernamentales y las
comunidades locales la oportunidad de trabajar mancomunadamente para mejorar la economía
local. Este organismo sostiene además que el DEL incide en el mejoramiento de la
competitividad, aumenta el desarrollo sostenible y asegura la inclusividad del crecimiento por
medio de un conjunto de disciplinas, incluidos el planeamiento físico, la economía y el
marketing. Asimismo, incorpora numerosas funciones del gobierno local y del sector privado,
tales como la planificación medioambiental, el desarrollo de empresas, la provisión de
infraestructuras, el desarrollo inmobiliario y la financiación.
En varias contribuciones de autores en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL), tales como Albuquerque and Cortés (2001) y Finot (2001); y del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), como Llorens et al. (2002) y Llisterri (2000), el DEL se
define como el proceso estructural y de crecimiento que, mediante el máximo aprovechamiento
de los recursos locales, permite que las personas que viven en un área local o una región de un
país experimenten un incremento continuo de su bienestar. Estas contribuciones señalan además
que este proceso comprende tres dimensiones: la económica (que incluye los medios de
producción por cuyo intermedio las empresas locales pueden usar eficazmente los recursos
locales, generar economías de escala y acrecentar su productividad y competitividad en el
mercado); la sociocultural (es decir, la red social y económica en que los valores y las
instituciones apoyan el proceso de DEL), y la dimensión política y administrativa (que atañe a
las iniciativas que crean un entorno local y comercial favorable al fomento del desarrollo
económico local). En la Figura 1.1 se esbozan las tres dimensiones antes mencionadas y su
vinculación con una cuarta dimensión ―la sostenibilidad‖, la cual debe ser la base de partida de
esta y de cualquier forma de desarrollo.
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Figura 1.1 Dimensiones del Proceso DEL
Fuente: Elaboración propia
Francisco Alburquerque (2004) nos sugiere que otros elementos a tener en cuenta al analizar
este término lo constituyen las marcadas diferencias con los modelos de desarrollo clásico. Así
pues, como se resume en el Cuadro 1.1, mientras en las teorías y políticas del desarrollo
concentrador y ―desde arriba‖ se señala que el crecimiento cuantitativo y la maximización del
producto interno bruto son las guías del desarrollo, en las estrategias de desarrollo económico
local se aprecia un mayor interés y preocupación por la satisfacción de las necesidades básicas, la
mejora del empleo, ingreso y calidad de vida, así como el mantenimiento de la base de recursos
naturales y el medioambiente local. Del mismo modo, frente a las estrategias basadas en el apoyo
financiero y tecnológico externo se destaca la importancia del esfuerzo endógeno de articulación
del tejido productivo y empresarial locales, la potenciación de los recursos propios, el
involucramiento de las entidades financieras locales y, en suma, la adaptación de innovaciones
tecnológicas y organizativas en la base territorial, con un control mayor del proceso de desarrollo
por parte de los actores locales. En este sentido cabe señalar además la metodología diseñada por
Silva (2003) para la elaboración de estrategias de DEL en la cual, como se muestra en el Anexo
1, se resumen bastante bien los aspectos claves que diferencian a las estrategias de DEL con
respecto a otros modelos de desarrollo como sugiere Alburquerque (2004).
Además de los elementos antes abordados es necesario tener en cuenta también que en las
citadas definiciones se comparten otros aspectos que diferencian y distinguen a este nuevo
modelo de desarrollo de muchos otros ya existentes y puestos en práctica, razón por la cual el
mismo toma un carácter relevante como una nueva opción para países y comunidades en
desarrollo.
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Cuadro 1.1 Diferencias entre los Enfoques Convencionales de Desarrollo y el Enfoque DEL.
ENFOQUES CONVENCIONALES
“DESDE ARRIBA”
ENFOQUE DEL
“DESDE ABAJO”
Persigue un crecimiento económico
cuantitativo que:
Maximice la tasa de crecimiento
del PIB.
Genere empleo en dependencia de
dicho crecimiento económico.
Diseña y aplica Estrategias basadas
fundamentalmente en el apoyo externo:
Inversiones Extranjeras.
Ayuda exterior
Fondos de compensación territorial
y subsidios sociales.
Se enfoca en la tesis de la difusión del
crecimiento a partir del dinamismo de
los núcleos centrales.
Promueve un crecimiento económico cuantitativo y
cualitativo que garantice:
Las necesidades básicas de la población mediante
la promoción de emprendimientos que atiendan a
dichas necesidades.
La mejora del empleo y de las relaciones laborales.
El acceso a los activos (tierra, crédito, formación,
etc.).
La mejora de la distribución del ingreso.
La sustentabilidad ambiental.
La calidad de vida.
Diseña y aplica estrategias basadas fundamentalmente
en la potenciación de recursos endógenos, sin dejar de
aprovechar las oportunidades externas:
Articulación de sistemas productivos locales.
Mayor vinculación del tejido empresarial y tramas
productivas.
Fomento en la creación de nuevas empresas.
Control mayor del proceso de desarrollo por parte
de los actores locales.
Se enfoca en el impulso de iniciativas de desarrollo local
mediante el fortalecimiento de los gobiernos locales y el
diseño territorial de las políticas de fomento productivo.
Fuente: Tomado de Alburquerque (2004).
El primero de estos aspectos atañe a la localización geográfica del proceso de DEL teniendo en
cuenta que el mismo siempre debe estar circunscrito en un territorio específico. El segundo
aspecto se vincula a la provisión por parte de los gobiernos nacionales y regionales de bienes y
servicios públicos a nivel local pero con la particularidad de una óptica reguladora de abajo hacia
arriba y la necesaria descentralización en la gestión del Estado. Un tercer aspecto, y con marcada
importancia, es la consideración del papel y la participación de los residentes locales (los agentes
económicos, políticos y sociales y los ciudadanos) en dicho proceso. Además un cuarto y último
aspecto es el enfoque multidisciplinario de este modelo ya que a fin de abordar la dimensión de
la localización geográfica o la dimensión espacial del proceso del mismo, las herramientas claves
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para analizarlo provienen de los campos de la economía regional, urbana, rural y geográfica;
además de los enfoques provenientes de las finanzas públicas y las herramientas tomadas de la
economía política, la sociología y la psicología las cuales permiten comprender las acciones y las
intervenciones de los distintos agentes vinculados a los procesos de DEL.
En los siguientes epígrafes se abordará más detalladamente y desde la óptica de reconocidos
autores cada uno de estos aspectos de forma tal que se puedan exponer los mejores aportes
teóricos existentes en relación a los mismos.
1.3 El DEL y sus límites geográficos.
Autores como Sergio Boisier (1999) han plasmado en su obra su inconformidad en cuanto a los
sinónimos que con el decurso del tiempo le han sido impuestos al citado proceso de desarrollo.
Nos propone entonces que la palabra local, no sea tomada en este caso como sinónimo de
pequeño y mucho menos en alusión a algo diminuto o reducido. Según este autor el concepto de
local adquiere, pues, una connotación de algo socio-territorial que pasa a definirse como un
ámbito comprendido por un proceso de desarrollo en curso, en general cuando este proceso esté
pensado, planeado, promovido o inducido. Sugiere además que normalmente, cuando se hable de
desarrollo local se debe hacer referencia, a procesos de desarrollo que ocurren en espacios
subnacionales, y en la mayoría de los casos tales espacios son municipales o microregionales.
Al respecto Di Pietro (1999) sostiene que: ―Lo local es un concepto relativo a un espacio más
amplio. No puede analizarse lo local sin hacer referencia al espacio más abarcador en el cual se
inserta (municipio, departamento, provincia, región, nación). Actualmente se juega con la
contraposición ‗local/global‘ mostrando las paradojas y relaciones entre ambos términos‖.
1.3.1 Influencia de las teorías económicas de localización geográfica y regional.
Ahora bien quizás el punto de partida para comprender la relevancia que tienen para el DEL las
teorías económicas de localización geográficas y regionales es la teoría de la base económica
perteneciente al área de la economía regional. Andrews (1953) define la ―base económica‖ como
el conjunto de actividades de una ―región‖ (un área geográfica local o una unidad espacial
concreta) que ―exporta‖ bienes y servicios a lugares que se encuentran fuera de sus límites
económicos o que vende sus bienes y servicios a compradores que no son de la región. A partir
de esta definición, en la teoría de la base económica regional se presupone que el crecimiento
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económico de la ―región‖ es impulsado por el crecimiento de las ―actividades de exportación‖ de
la base económica (Sirkin, 1959, Tiebout, 1956, North, 1995).
En las teorías de DEL, el conjunto de factores que determinan la localización, las actividades y el
crecimiento económico de la base económica de una región proviene de las áreas de la economía
de localización y la geografía económica (tanto de la tradicional como de la nueva). Entre otros
factores figuran: los factores externos no ubicados en la ―región‖; las dotaciones de recursos
locales (humanos, naturales y capital) e infraestructura física; la distancia a los mercados (de
donde procede la demanda de exportación de la base económica); los costos del transporte (que
afectan a las características de producción de los bienes y servicios producidos en la base
económica y también a su distribución espacial); las aglomeraciones espaciales (o externas) y las
economías de escala externas (Tello, 2010).
En una serie de artículos (Fujita and Krugman, 1995, Fujita and Mori, 1997, Fujita et al., 1999,
Stahl, 1987), las nuevas teorías de la geografía económica iniciadas por Krugman (1991a) y
Fujita (1988) han introducido todos estos conceptos de manera formal (utilizando las decisiones
racionales y optimizadoras de los agentes, las interacciones entre agentes, la mano de obra
calificada y la movilidad del capital en un marco de equilibrio general), teniendo en cuenta la
localización endógena de las actividades manufactureras y agrícolas y explicando la
aglomeración de actividades alrededor de la ciudad y el crecimiento económico de las regiones.
La aglomeración de actividades (del consumidor y del productor) en una unidad espacial se
presenta formalmente como el resultado de dos fuerzas: las fuerzas centrípetas o de empuje y las
fuerzas centrífugas de dispersión o expulsión. Las primeras se derivan de las economías
espaciales, de aglomeración o externas, de la creación y el desarrollo de eslabonamientos (hacia
atrás o hacia delante) o de los efectos del tamaño del mercado. El segundo grupo de fuerzas lo
generan la inmovilidad de factores, como la tierra o los trabajadores (las retribuciones de cada
factor disminuyen a medida que aumenta la distancia a las actividades aglomeradas), una
competencia feroz y deseconomías externas puras (Krugman, 1999, Fujita and Thisse, 1996).
En la literatura sobre DEL se han formulado diversos mecanismos mediante los cuales la
aglomeración de actividades económicas (básicas y no básicas) genera crecimiento y desarrollo
económicos para la región local o la unidad espacial en su conjunto. El primero de ellos es el
mecanismo multiplicador de ingresos/empleo (Sirkin, 1959), gracias al cual incrementos de los
ingresos y empleo en las actividades de la base económica aumentarán la demanda de bienes y
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de mano de obra en las actividades no básicas. Un segundo mecanismo, inspirado en los modelos
de ―productos principales y salida de excedentes‖ (Findlay and Lundahl, 1994), opera mediante
los eslabonamientos intersectoriales hacia atrás y hacia delante generados por las actividades de
la base económica cuando en la región hay recursos que no se utilizan. Los modelos de
crecimiento multisectorial y multiregional se han basado en esos dos mecanismos de los modelos
del de la base económica (Loveridge, 2004, Nijkamp et al., 1987).
El tercer mecanismo es el de las ―economías externas y de aglomeración‖ como fuentes de las
fuerzas centrípetas y centrífugas de las actividades aglomeradas de una región. En los polos de
crecimiento y desarrollo (Perroux, 1950, 1955, 1988) y las teorías de desarrollo del ciclo de un
producto (Vernon, 1966) se formularon las ideas básicas, luego modeladas formalmente con el
enfoque de la nueva geografía económica (Fujita and Thisse, 2003, Walz, 1996, Baldwin and
Forslid, 2000, Black and Henderson, 1999, Martin and Ottaviano, 2001).
Según Perroux (1950), un espacio económico, conceptualizado como un campo de fuerzas, se
compone de centros (o polos) a partir de los cuales salen fuerzas centrífugas y a los cuales llegan
fuerzas centrípetas.
Como motivo de esa aglomeración, Perroux sostuvo que las empresas dominantes (líderes) son
comparativamente eficientes y capaces de hacer un uso eficaz de las innovaciones y aumentar así
su producción más que otras empresas. Este efecto se propagaría y la sociedad lo percibiría a
través de un proceso multiplicador. Por consiguiente, para que las masas se beneficien debe darse
cierto proceso de polarización. Perroux (1955) postuló también que el crecimiento económico no
aparece en todas partes al mismo tiempo, sino que se manifiesta en puntos o ―polos‖ de
crecimiento de intensidad variable y se propaga por diferentes vías de efectos terminales
variables para el conjunto de la economía. En consecuencia, un polo de crecimiento es una
―suma de industrias propulsoras‖ conectadas con el entorno de la periferia y constituye un
―conjunto capaz de inducir el crecimiento (definido como aumento duradero de un indicador
dimensional) de otro conjunto‖. Por otra parte, Perroux et al. (1988) añade que el polo de
desarrollo es un ―conjunto capaz de engendrar estructuras económicas y sociales cuyo efecto es
incrementar la complejidad del todo y expandir su rendimiento multidimensional‖. Sobre la base
de las etapas dinámicas de los productos o de los ―ciclos de un producto‖ (Levitt, 1965), y de un
modo similar al papel destacado de las empresas líderes y eficientes en la creación de polos de
crecimiento, Vernon (1966) sostiene que las regiones capaces de producir en las fases de
14
desarrollo de mercado y de crecimiento del producto presentan una expansión económica más
rápida. La capacidad de la región para producir en esas dos fases depende, entre otras cosas, del
grado de innovación tecnológica de las empresas ubicadas en ella, de la dotación de empresas
regionales innovadoras y de los ingresos generados a nivel regional.
En el enfoque de la nueva geografía económica se han formalizado tales ideas: las fuentes de la
aglomeración, la tasa de innovación tecnológica (vinculada a la inversión en actividades de
investigación y desarrollo) y las consecuencias indirectas de la tecnología se modelan como los
mecanismos clave que producen el crecimiento económico local. Además, y como resultado de
los modelos de crecimiento local de la nueva geografía económica, las regiones se dividen en dos
grupos: regiones del centro, es decir, las más desarrolladas, y regiones periféricas, las menos
desarrolladas. Las regiones centrales producen bienes incluidos en las primeras tres fases del
ciclo de un producto, mientras que las regiones periféricas producen en la fase estandarizada. Los
conceptos ―centro y periferia‖ aparecieron por primera vez en la obra fundamental de Prebisch
(1959).
Un cuarto mecanismo compartido por los modelos de la nueva geografía económica es el de la
―causación circular acumulativa‖, originada por el efecto ―cerrojo‖ de la aglomeración (Fujita
and Thisse, 1996, Arthur, 1989). Gracias a este mecanismo, el conjunto de bienes (por lo general
diferenciados en finales o intermedios) de las dos primeras fases del ciclo del producto será
producido por empresas innovadoras en ubicaciones donde el mercado es relativamente grande y
atractivo (medido por el número de trabajadores o consumidores). Sin embargo, el mercado será
relativamente grande y atractivo si un número relativamente grande de productores localizan allí
su producción. Así, la concentración del sector líder (por lo general, las manufacturas) en una
localización determinada se genera y se fortalece mediante el mecanismo de causación circular
acumulativa. La actividad inicial (normalmente con tecnología de rendimientos crecientes) y su
localización, generadoras de dicho mecanismo, tienen su origen en el efecto cerrojo causado por
circunstancias (o acontecimientos) casuales o históricas.
Si bien el DEL depende de los factores de localización que generan el desarrollo de la base y de
la región económica mediante mecanismos de transmisión entre la base económica y las
actividades no básicas, los bienes y servicios públicos y las políticas económicas también son
ingredientes clave de la capacidad de desarrollo local, por esta razón en el próximo epígrafe se
profundizará en esta afirmación.
15
1.4 Descentralización y gestión de bienes públicos locales. Rol de los gobiernos
locales.
Son varios los temas que se plantean cuando los bienes y servicios públicos locales (BPL) se
introducen en el análisis del proceso de DEL; aquí se analizarán tres de ellos. El primero es el
grado de eficiencia del gobierno central (nacional) en la provisión de los bienes y servicios
públicos. El segundo es el nivel del gobierno local que puede proveerlos con mayor eficiencia. El
tercero es el papel económico y social del gobierno local en el proceso de DEL.
En relación con el primero de estos puntos, los estudios pioneros de Oates (1972) y (Olson,
1969) ofrecieron un punto de partida para el análisis de la teoría de la descentralización o el
federalismo fiscal.
En Oates (1999), (2005) y Bardhan (2002), entre otros, pueden leerse estudios recientes de esta
corriente de la literatura. Según el teorema de la descentralización de Oates (1972), si las
preferencias de los consumidores no son heterogéneas y los BPL producen externalidades a
través de las jurisdicciones locales en que se suministran, la solución más eficiente consiste en
que el gobierno central proporcione un nivel común de bienes y servicios públicos a todas las
localidades. En cambio, cuando las preferencias son heterogéneas y no hay externalidades de los
bienes y servicios públicos a través de las jurisdicciones donde se ofrecen, los gobiernos locales
son los más eficientes en suministrar los BPL a sus respectivas localidades. En la teoría del
federalismo fiscal de primera generación, Oates (2005) preveía un escenario en que los diferentes
niveles del gobierno ofrecían bienes públicos, cuyos patrones espaciales de beneficios caían
dentro del ámbito geográfico de las jurisdicciones de los respectivos niveles de gobierno. En la
terminología de Olson (1969), esta asignación de bienes y servicios públicos se denomina
―mapificación perfecta‖ o ―equivalencia fiscal‖. Sobre la base de: i) los trabajos de elección
pública y economía política, centrados en los procesos políticos y el comportamiento de los
agentes políticos, y ii) la amplia literatura acerca de los problemas de información, en la teoría
moderna del federalismo fiscal (o teoría fiscal de segunda generación), resumida en (Oates,
1999, 2005), se analizan los mecanismos de distintas instituciones políticas y fiscales en un
marco imperfecto de información y control, enfocándose básicamente en los incentivos que esas
instituciones incorporan y en el comportamiento al que inducen a los participantes que
maximizan sus utilidades (beneficios). En este contexto, la primera interrogante de si las
actividades públicas se descentralizan o no, se analizan desde esta nueva perspectiva. Por otra
16
parte, las ineficiencias de la provisión centralizada de los BPL causadas por bienes y servicios
uniformes que no reflejan las divergencias en gustos y condiciones locales, y las ineficiencias de
la provisión local de estos BPL generadas cuando las externalidades entre jurisdicciones no son
internalizadas, se analizan desde una perspectiva algo (si bien no totalmente) distinta.
El trabajo pionero de Tiebout (1956) es el punto de partida para abordar el segundo tema,
estrechamente ligado al primero. Según Tiebout, los niveles de gobierno se relacionan
directamente con el conjunto de bienes y servicios públicos que los gobiernos ofrecen dentro de
sus jurisdicciones. Este autor demostró que cuando la movilidad de las familias es alta, estas
pueden elegir en condiciones óptimas (y de manera eficaz) la jurisdicción de residencia que
ofrece el paquete de bienes y servicios públicos más acorde con sus preferencias. A diferencia de
esta teoría de asignación no espacial de bienes y servicios públicos, el enfoque geográfico o de
localización aplicado por Hochman et al. (1995) a la provisión de bienes y servicios públicos
postula que su consumo conlleva costos de transporte. Tales costos aumentan en función de la
distancia entre las ubicaciones residenciales y las facilidades públicas donde los bienes y
servicios están disponibles. En consecuencia, la descentralización no necesita basarse en las
clases de bienes y servicios públicos ofrecidos por los gobiernos locales, sino que puede hacerlo
en los territorios. Se ha demostrado que la provisión óptima solo puede descentralizarse mediante
gobiernos metropolitanos que proveen toda la gama de bienes y servicios públicos a uno a más
de un territorio apropiado.
El tercer tema es el de mayor concentración para los profesionales de DEL. El punto de partida
es la teoría del papel económico del gobierno, tal como la formularon Musgrave (1959) y
(Samuelson, 1954). Según estos autores, la eficiencia, la equidad y la estabilidad
(macroeconómica) son los tres principios básicos del mercado sobre los que tiene que basarse el
papel económico del gobierno.
Por lo tanto, según Tello (2010) las fallas o distorsiones del mercado, tales como la existencia de
bienes y servicios públicos y bienes meritorios, las externalidades y los monopolios naturales se
han considerado tradicionalmente ineficiencias del mercado que el gobierno debe corregir. Las
desigualdades en la distribución de los ingresos, surgidas de la asignación de los recursos del
mercado, son otro aspecto que demanda que el gobierno intervenga en la economía.
Añade además que por consiguiente, las distorsiones y desigualdades del mercado que surgen de
la distribución jurisdiccional de los recursos pueden ser características territoriales del mercado,
17
y los gobiernos central (o federal) y local comparten el papel de intervenir en la economía a nivel
nacional y local. Por otra parte, el objetivo de la estabilidad macroeconómica se deja como
dominio exclusivo del gobierno central. Watt (2006) y King (1984), entre otros, sostienen que la
estabilización y la redistribución (normalmente por medio de transferencias) son los roles del
gobierno central, mientras que el papel del gobierno local consiste en asignar con eficiencia los
bienes y servicios públicos locales.
Recientemente, a partir de los aportes de Musgrave (1959) y (Samuelson, 1954), (Shah and Shah,
2009) han resumido el cambiante papel económico y las responsabilidades de los gobiernos
locales. Bajo el modelo tradicional del federalismo fiscal, basado en el enfoque de las fallas del
mercado y la provisión de bienes y servicios públicos, Shah y Shah clasifican los distintos
gastos, la provisión de bienes y servicios públicos y las responsabilidades del gobierno en
materia fiscal, las que asignan a tres niveles: central (o federal), regional (estados o provincias) y
local (municipios o áreas metropolitanas).
Sobre la misma base del papel del gobierno (fallas del mercado y provisión de bienes y servicios
públicos), la nueva perspectiva de gestión pública se centra en lo que los gobiernos locales
deberían hacer y en cómo deberían hacerlo mejor. Desde esta óptica, el gobierno (central y local)
es considerado el ―agente‖ de la población (la que constituye el ―principal‖); por lo tanto, su
responsabilidad consiste en servir al interés público y crear valor público (definido por Moore
(1996) y medido como las mejoras en los resultados sociales o la calidad de vida). Por otra parte,
en esta perspectiva se sugiere un cambio en la manera en que el gobierno local debería cumplir
con su responsabilidad: desde el enfoque de arriba hacia abajo del federalismo fiscal al enfoque
de abajo hacia arriba, en que los gobiernos se comportan como administradores que sirven a la
población en sus jurisdicciones locales (Shah, 2005, Caulfield, 2003).
A diferencia de estos dos enfoques, en la perspectiva de la elección pública y de la nueva
economía institucional existe interés por los fracasos del gobierno más que por los del mercado.
En estos enfoques se proponen distintas maneras de organizar el gobierno a fin de evitar las
ineficiencias causadas por sus propios fracasos. Por una parte, en la literatura sobre elección
pública se respalda la doctrina del interés propio y se sostiene que los participantes involucrados
en la formulación e implementación de las políticas aprovechen las oportunidades y los recursos
para fomentar sus propios intereses. En consecuencia, para trabajar al servicio de los intereses de
la población los gobiernos locales necesitan tener autonomía plena en gastos e impuestos locales
18
y estar sujetos a la competencia dentro y fuera del gobierno. Si no se dan estos requisitos, es
probable que los gobiernos locales sean ineficientes e insensibles a las preferencias de los
ciudadanos (Boyne, 1998).
Por otra parte, en la nueva economía institucional se postulan diversos órdenes de gobierno
(como agentes) para servir a los intereses de los ciudadanos (como principales). En el diseño
jurisdiccional se debería asegurar que esos agentes sirvan al interés público minimizando los
costos de transacción que recaen sobre los principales (Williamson, 1985, Horn, 1995, Shah,
2005).
Al igual que los dos enfoques anteriores, la gobernabilidad en forma de red también se interesa
por los arreglos institucionales de gobierno centrándose tanto en los fracasos del mercado como
en los de gobierno y ofrece orientación específica a la hora de tratar los fracasos
gubernamentales en una forma jerárquica de gobernabilidad pública y la participación del
gobierno local a través de una asociación con múltiples organizaciones. Desde esta perspectiva,
se ha propuesto un mecanismo de gobernabilidad en red para los gobiernos locales basado en la
confianza, lealtad y reciprocidad entre socios y sin salvaguardas institucionales formales. Las
redes formadas sobre la base de intereses compartidos (el interés basado en redes) pueden
proporcionar una forma de gobierno estable siempre y cuando estén formadas únicamente por
socios que contribuyen con recursos importantes y si entre ellos se verifica un equilibrio de
poderes. De esa manera, el gobierno local puede tener la oportunidad de desempeñar un papel
catalizador en cuanto a facilitar los roles de las redes de intereses y esperanzas con vistas a
mejorar los resultados sociales para los residentes locales (Dollery and Wallis, 2001).
Un enfoque más proactivo del papel del gobierno local es formulado en la literatura sobre DEL
resumida por Liou (2007); (Bartik, 1995, 2003); Bachtler and Yuill (2001); Blair (1999); Blakely
and Bradshaw (2002), entre otros. Además de las teorías tradicionales y modernas del papel
económico y las responsabilidades del gobierno local resumidas por Shah and Shah (2009), los
profesionales de DEL (de los Estados Unidos y Europa) proponen otro papel para el gobierno
local, como es el de implementar políticas que fomenten el desarrollo económico local. La
justificación de ese papel se basa en aspectos específicos de los modelos teóricos de DEL que
pueden relacionarse o que se argumenta que son coherentes con los papeles de eficiencia y
equidad de las teorías tradicionales y modernas del gobierno local.
19
Según Bartik (2003), la política de desarrollo económico del gobierno local se define como una
serie de actividades especiales realizadas por el gobierno local para fomentar el desarrollo
económico. Las actividades denominadas ―programas de desarrollo económico‖ se dividen en
dos categorías: i) otorgamiento de incentivos y asistencia personalizada a empresas de las que se
esperan mayores beneficios de desarrollo económico, e ii) iniciativas estratégicas mediante las
cuales se modifican políticas fiscales, de gastos y de regulación gubernamental a fin de fomentar
el desarrollo económico local.
Bradshaw and Blakely (1999); Blair (1999) y Bachtler and Yuill (2001) distinguen hasta tres
―olas‖ de programas y políticas de del aplicadas por profesionales de este campo en los países
desarrollados: en la primera, anterior a la década de 1980 y basada en las teorías de la
localización del DEL, predominan los programas (de incentivos y subsidios) diseñados
específicamente para atraer a empresas de viejas áreas industriales que están libres para
desplazarse a regiones en crecimiento; en la segunda, característica de la década de 1980 y
basada en las teorías tradicionales y neoclásicas de desarrollo regional, predominan los
programas de desarrollo local (por ejemplo, creación de nuevas empresas, aumento del capital de
inversión, incubadoras de desarrollo y asistencia técnica) y, en la tercera ola, de la década de
1990 en adelante, basada en las teorías de la competitividad local o territorial y de
aglomeraciones productivas (clusters), predominan las políticas encaminadas a ofrecer un
entorno empresarial regional apropiado con hincapié en la asociación público-privada, la
colaboración y la coordinación.
De esta forma queda claro que en el tema abordado en este epígrafe, desde la óptica de varios
autores, se reconoce en los marcos de la academia el papel de los gobiernos locales como agentes
impulsores del desarrollo económico local en sus diversas funciones como gestores de los bienes
públicos locales, así como el diseño de políticas efectivas para la promoción de los procesos
DEL. Sin embargo es lógico pensar que estos no son los únicos actores que intervienen en el
proceso razón por la cual en el próximo epígrafe se abordará la relevancia de estos otros actores.
1.5 Relevancia de la participación de distintos agentes locales en el proceso de DEL.
Según la perspectiva institucional de los modelos de gobernabilidad local, los gobiernos locales
no son los agentes ―principales‖ del proceso de DEL; en su lugar, los ciudadanos residentes en
áreas locales en su diversa composición y distintos papeles son los agentes ―principales‖. La
20
participación activa de los ciudadanos también es una característica distintiva de las teorías de
DEL.
Diversas clases de ciudadanos o agentes privados (empresarios, mujeres, grupos de agentes que
representan al capital social y otros) desempeñan múltiples papeles en la literatura sobre DEL y
afectan al proceso de desarrollo local a través de una variedad de mecanismos.
―Emprendedurismo‖ (Bates, 1993, Malecki, 1993), ―intraemprendedorismo‖ (Pinchot III, 1985)
o capital empresarial (Audretsch and Keilbach, 2004a) son los nombres que suelen emplearse en
la literatura para identificar a uno de los mecanismos más antiguos impulsados por empresarios y
administradores a objeto de generar creación de conocimientos e innovación (Schumpeter, 1934)
conducentes al crecimiento económico regional/local (Audretsch and Keilbach, 2007, 2005,
2004b) (Lawton Smith et al., 2005). Sin embargo, la innovación no es la única actividad
empresarial que afecta al proceso de DEL. En un informe de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE, 2003) se resumen las actividades e interacciones de los
empresarios de áreas locales que afectan a su desarrollo económico y a su proceso de
crecimiento. Los empresarios sirven como fuentes de inversión, ahorro, creación de empleo,
redes y coordinación de agentes, que pueden mejorar la capacidad de desarrollo de las áreas
locales.
Otra manera en que un grupo de ciudadanos puede incidir en el proceso de DEL es en forma de
capital social (Trigilia, 2001, Putnam, 1993). Aunque el capital social definido como el nivel de
confianza interpersonal, compromiso cívico y capacidad organizacional que predomina en una
comunidad o entre un grupo de ciudadano es un rasgo de áreas geográficas locales específicas, el
concepto fue concebido originalmente como factor de desarrollo económico a nivel nacional
(Woolcock and Narayan, 2000, Francois and Zabojnik, 2005).
Además, Durlauf (2002) señala que el capital social también repercute en temas relacionados con
la participación política (DiPasquale and Glaeser, 1999), las trampas del desarrollo (Woolcock,
1998), la formación de capital humano (Coleman, 1988) y la eficiencia del sistema judicial
(Shleifer et al., 1997). En el primer caso, la inversión de los ciudadanos en capital social podría
incluir la membrecía en una organización que podría traducirse en mejoras de la coordinación y
acciones políticas dentro de una comunidad. En el segundo caso, la falta de confianza entre los
ciudadanos (o de capital social) de una comunidad puede redundar en que persistan trampas del
desarrollo. En el tercer caso, las dimensiones de confianza y de coordinación del capital social
21
pueden mejorar los canales de información, las habilidades de comunicación y la creación, el
traspaso y los flujos de conocimiento que conducen a la formación de capital humano. Por
último, la eficiencia del sistema judicial puede afectar al nivel de confianza entre las personas y
así fomentar o desalentar la formación de capital social.
Las mujeres forman otro grupo de ciudadanos cuya participación se ha estudiado recientemente
en la literatura sobre DEL (Blumenberg, 1998). Más allá de los temas relativos a la desigualdad
de género y la exclusión social en el proceso de desarrollo (Weinberger and Jütting, 2001,
Blumenberg, 1998, Elson, 1998), los temas de género y el papel de las mujeres en la familia
también se han vinculado a otros aspectos del desarrollo social (tal como se define por Mokate
(2004)), por ejemplo: la pobreza, las tasas de fertilidad, la formación de capital humano, la
nutrición de la familia y las tasas de mortalidad infantil y materna (Elson, 1998). En lo
concerniente al papel de las mujeres en el crecimiento y desarrollo económicos a nivel local, en
la literatura sobre DEL se enfatiza en tres papeles: el de empresarias, el de innovadoras (en
particular en la venta al por menor y las industrias de servicios) y el de formadoras de capital
social (Forsyth, 2000, Molyneux, 2002).
La participación ciudadana también puede influir en el proceso de DEL a través de las
―asociaciones‖ (la cooperación, la colaboración, la coordinación o la asociación) locales entre
dos o más grupos de agentes (incluidas las instituciones, las organizaciones comunitarias o
privadas y las entidades gubernamentales).
Estos comparten objetivos de desarrollo comunes basados en la localización y operan dentro de
relaciones sociales, culturales, económicas y políticas configuradas espacialmente. Las
asociaciones locales son entidades territoriales producto de la necesidad (OCDE, 2007).
Aparte de los temas atinentes a las definiciones y a las formas de asociación —como los
abastecedores verticales o las asociaciones de compradores, las asociaciones gubernamentales
horizontales y laterales, y las asociaciones público-privadas, tal como aparecen en la lista de
Camarero Izquierdo et al. (2008), es mediante sus rasgos de capital social y gobernabilidad local
que las asociaciones pueden influir en el proceso de DEL (OCDE, 2007).
El elemento ―confianza‖ del capital social puede mejorar los flujos de conocimiento entre los
miembros de las asociaciones locales (Jones et al., 2004) y superar las fallas del mercado
surgidas de las actividades del mercado derivadas de los objetivos de desarrollo y programas de
22
las asociaciones (para la provisión de infraestructura pública). A su vez, el rasgo de la
gobernabilidad local puede permitir superar los fracasos del gobierno derivados del proceso de
consecución de los objetivos de desarrollo (proporcionando así estabilidad en un entorno
turbulento provocado por los cambios económicos, sociales y políticos, y mejorando la eficiencia
del mercado mediante el control y la asignación adecuados de recursos y responsabilidades entre
los participantes en las asociaciones, tal como se sugiere por Walsh and Meldon (2004) y en
OCDE (2001).
La participación activa de estos y muchos otros grupos de agentes y entidades —como los
grupos económicos o de interés estudiados por Gray and Lowery (1988) y los agentes de
desarrollo local estudiados por Laukkanen and Niittykangas (2003) es considerada por los
profesionales como parte de cualquier estrategia de planificación encaminada a fomentar el
desarrollo económico local (Walsh and Meldon, 2004).
1.6 Las teorías modernas de DEL sustentadas en diversos enfoques
multidisciplinarios.
El cuarto rasgo distintivo de las teorías de DEL es el enfoque multidisciplinario de este proceso.
Como se ha constatado en los epígrafes anteriores, las teorías de DEL reciben insumos de
diversas disciplinas (como la teoría espacial y la de localización, la teoría de las finanzas
públicas y la teoría de la gobernabilidad, entre otras). No obstante, estas se consideran por
separado para subrayar los distintos aspectos de la dinámica del desarrollo local. Hasta la década
de 1980 hubo entre los profesionales de DEL poco consenso sobre los diversos factores que se
debían tomar en cuenta en dicho proceso.
Sin embargo, a principios de la década de 1990 surgió una serie de teorías con un enfoque
multidisciplinario, multidimensional y multifactorial del proceso de DEL, pero dentro de un
marco ya más unificado. Esas teorías se han relacionado con la primera ola de políticas de DEL y
de programas gubernamentales, y ponen de relieve las interacciones simultáneas de diversos
factores a fin de alcanzar los objetivos de desarrollo local. Dos de las teorías ―modernas‖ más
estudiadas en la literatura sobre DEL son el enfoque de la competitividad regional/local, o de
aglomeraciones productivas (clusters), desarrollado por Porter (1991) y estudiado por Budd and
Hirmis (2004), entre otros; y el enfoque de desarrollo mediante clusters (Raines, 2003, Rocha,
2004, Enright, 1996).
23
Dejando de lado por el momento los problemas que implica definir tanto el concepto de
competitividad (Castellanos et al., 2012), resumido en los Anexos 2 y 3, como el de cluster
(Martin and Sunley, 2003) abordado en el capítulo II, el enfoque de Porter se basa en su
diamante de la competitividad (ver Anexo 4), que contiene las cuatro fuentes de las ventajas
competitivas o de la productividad de las economías nacionales o regionales. Esas fuentes son:
las condiciones de la demanda; las condiciones de los factores (o insumos); la estrategia, la
estructura y la rivalidad de las empresas; y las industrias relacionadas y de apoyo. Según Porter
(2000), las condiciones de la demanda local están mayormente supeditadas al hecho de que las
empresas puedan y estén dispuestas a evolucionar de productos y servicios imitativos y de baja
calidad a una competencia sobre la base de la diferenciación. En las economías de baja
productividad, la mirada se dirige sobre todo a los mercados externos. El fomento precisa del
desarrollo de mercados locales más exigentes. La presencia o aparición de clientes locales
exigentes y experimentados ejerce presión en favor del mejoramiento de las empresas y permite
una comprensión de las necesidades actuales y futuras que difícilmente se obtiene en mercados
extranjeros. La demanda local también puede hacer visibles segmentos del mercado en los que
las empresas pueden diferenciarse. En una economía global, la calidad de la demanda local pesa
mucho más que su tamaño.
Porter (2000) sostiene que los ―insumos‖ abarcan desde los activos tangibles, como la
infraestructura física, hasta la información, el sistema jurídico y los institutos académicos de
investigación, a los que todas las empresas recurren para competir. Si el objetivo es aumentar la
productividad, los insumos deben mejorar en eficiencia, calidad y (a la larga) en especialización
para los clusters. Los factores especializados, en particular aquellos que forman parte de la
innovación y mejoras (de institutos universitarios especializados), no solo se necesitan para
alcanzar altos niveles de productividad, sino que también propenden a ser menos negociables o a
estar menos disponibles en otros lugares.
Por otra parte, el contexto para la estrategia y la rivalidad de las empresas se refiere a las reglas,
los incentivos y las normas que rigen el tipo y la intensidad de la rivalidad local. Las economías
de baja productividad se caracterizan por una escasa rivalidad local. La mayor parte de la
competencia, si está presente, procede de las importaciones. La rivalidad local, si existe, implica
imitación. El precio es la única variable de competencia y las empresas bajan los salarios para
competir en los mercados locales y extranjeros. La competencia conlleva una inversión mínima.
24
El paso a una economía avanzada requiere el desarrollo de una rivalidad local vigorosa, que debe
pasar de los salarios bajos a un costo total bajo y para ello es necesario mejorar la eficiencia de
las manufacturas y de la entrega de servicios. A la larga, la rivalidad también debe evolucionar a
partir de los costos para incluir la diferenciación. La competencia debe pasar de la imitación a la
innovación y de una inversión baja a una inversión alta no solo en activos físicos, sino también
en activos intangibles (habilidades y tecnología, por ejemplo). Como resulta evidente, las
aglomeraciones productivas desempeñan un papel integral en estas transiciones.
Mientras que la naturaleza de la rivalidad en una localización dada acusa una fuerte influencia de
muchos aspectos del entorno empresarial (factores disponibles, condiciones de la demanda
local), el clima para la inversión y las políticas de competencia definen el contexto.
Cuestiones como la estabilidad macroeconómica y política, el sistema fiscal y las políticas del
mercado de trabajo afectan a los incentivos para el desarrollo de la fuerza de trabajo, y las
normas de propiedad intelectual y su aplicación hacen que las compañías estén menos dispuestas
a invertir con vistas a mejorar el equipo de capital, las habilidades y la tecnología. La política
antimonopolios, la propiedad gubernamental y las normas de licencias, así como las políticas
relativas al comercio, la inversión extranjera y la corrupción, desempeñan un papel fundamental
a la hora de definir la intensidad de la rivalidad local.
Por último, las industrias relacionadas y de apoyo se refieren a la presencia o ausencia, a nivel
local, de oferentes de materiales, componentes y maquinaria y equipo, además de las industrias
afines que apoyan la productividad y la competitividad empresarial local (Porter, 1998). Según
Porter (1998), el nivel y la tasa de crecimiento de la productividad en una localización concreta
dependen más del modo en que las industrias y las empresas compiten entre sí, que de aquello en
lo que compiten. Las fuentes de la competencia definen los factores que influyen en el modo en
que las empresas compiten y de esa manera afectan a la productividad y al proceso de del en las
áreas locales.
Una variante estructural del enfoque de Porter es la competitividad sistémica esbozada por
Altenburg et al. (1998) y en Meyer-Stamer (2005), en la que al concepto de sistémico se intenta
incorporar los determinantes políticos y económicos del desarrollo industrial exitoso. La
competitividad sistémica se refiere a una estructura en que el Estado y los actores sociales crean
deliberadamente las condiciones para un desarrollo industrial exitoso. En el concepto se
distinguen cuatro niveles: el ―nivel micro‖ de la empresa y las redes interempresas; el ―nivel
25
meso‖ de las políticas e instituciones específicas; el ―nivel macro‖ de las condiciones
económicas genéricas, y el ―nivel meta‖ de las variables ―cualitativas‖, como las estructuras
socioculturales, el orden y la orientación de la economía básica, y la capacidad de los actores
sociales para formular estrategias.
La otra teoría moderna más relevante y que guarda además relación con la anterior es el enfoque
de desarrollo basado en clusters. Sin embargo, a diferencia del enfoque de la competitividad, el
enfoque de los clusters se centra en la incidencia de características específicas de estos clusters
en el proceso de DEL, vinculadas intrínsecamente a las ―economías‖ y a las propiedades
generadas en una localización geográfica.
Bajo el primer enfoque, Porter (1991) y Altenburg et al. (1998) sostienen que la competitividad y
su vehículo de cluster también pueden aplicarse a nivel nacional y no están necesariamente
conectados a las propiedades de desarrollo de áreas geográficas específicas. Además de los
factores que determinan la competitividad a nivel local, el enfoque de clusters se centra en las
siguientes características de DEL de los clusters localizados en áreas geográficas concretas:
conexiones e interdependencia entre empresas y actividades dentro de un espacio dado (Feser,
1998b); factores externos (incluidas las consecuencias indirectas tecnológicas) y las economías
de aglomeración que surgen de la localización (Feser, 1998a); la formación de redes sociales
distintas al mercado entre agentes dentro del cluster geográfico (Jones et al., 1997, Powell,
1990); el entorno de innovación (Audretsch, 1998, Audretsch and Feldman, 1996), y los efectos
―cerrojo‖ y de los senderos de dependencia (Kenney and Von Burg, 1999, Antonelli, 2006).
Las características del factor de localización y del desarrollo de clusters también se han
relacionado con la literatura emergente sobre sistemas de innovación (nacionales y regionales),
el aprendizaje y las economías basadas en el conocimiento (Johnson and Lundvall, 1994,
Morosini, 2004, Maskell, 2001, Cooke, 2001).
En una economía basada en el conocimiento, definida por la OCDE (1995) como una economía
que se basa directamente en la producción, la distribución y el uso del conocimiento y la
información, los rasgos de la localización y los clusters pueden actuar como vehículos para la
creación de conocimiento y el crecimiento económico de áreas locales. Al respecto, Cappellin
(2003) plantea que el proceso de creación de conocimiento es interactivo y combinatorio, y que
una mayor proximidad geográfica y una mayor proximidad cognitiva facilitan tanto la
combinación de piezas complementarias de conocimiento como la interacción entre diversos
26
actores complementarios. Maskell (2001) añade que el cluster se considera la configuración
territorial que tiene más posibilidades de mejorar los procesos de aprendizaje.
Por último, Leydesdorff (2006) sostiene que la ―dinámica de una economía basada en el
conocimiento tiene consecuencias importantes para la función de las regiones. Estas pueden
servir de incubadoras en donde los procesos de producción, innovación y difusión estén
íntimamente conectados. La densidad de las interacciones locales aumenta las posibilidades de
―cerrojo‖ y, en consecuencia, la (co)formación de trayectorias dentro del sistema. La densidad de
las interacciones dentro de los clusters productivos y las regiones determina esa capacidad. Por
lo tanto, cabe esperar que, en la economía basada en el conocimiento, las regiones
metropolitanas ocupen una posición ventajosa‖.
Estas teorías y sobre todo el enfoque basado en clusters serán retomados en el capítulo II de la
presente investigación abordando otros aspectos de los mismos y ahondando en su particular
relevancia como detonante del proceso DEL.
1.7 El DEL en la experiencia cubana. Particularidades, retos y perspectivas.
A partir del triunfo de la Revolución en nuestro país se comenzó con un proceso de transición
desde el modelo capitalista dependiente de los intereses del Imperialismo hacia un modelo
socialista que respondiera a los intereses del pueblo cubano. De esta forma desde la toma de las
primeras medidas revolucionarias que incluyeron la nacionalización de numerosas empresas así
como el reparto de tierras a los campesinos mediante la aplicación de Reformas Agrarias se
apreció una clara vocación por la inclusión del enfoque territorial en el diseño de las políticas
económicas y sociales, sobre la base del principio de la nivelación socioeconómica de las
distintas regiones del país, con el propósito de superar las profundas diferencias heredadas del
capitalismo dependiente, que había tenido como consecuencia una heterogenización
interterritorial excluyente, donde la zona oriental del país y las franjas rurales y semiurbanas
habían llevado la peor parte, y proveer posibilidades de acceso al bienestar material y espiritual a
todas las regiones por igual. Debido a esto fueron creados los Institutos de Planificación Física y
las Direcciones Provinciales de Planificación Física los cuales son una expresión concreta de esta
vocación.
Sin embargo a pesar de que estas medidas fueron tomadas en su momento dada la necesaria
necesidad de resolver numerosos problemas que aquejaban al pueblo cubano se reconoce ya
27
desde 1988 por parte de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía que
muchas medidas tuvieron la limitante de transcurrir en condiciones de alta centralización del
modelo económico, donde el nivel territorial difícilmente podía trascender el rol de réplica
reducida de las políticas nacionales, quedando muy poco espacio para opciones de
autotransformación local, en una planeación caracterizada por la insuficiente planificación
integral del territorio, la no conjugación adecuada entre los aspectos ramales y territoriales, y la
ausencia de un carácter activo de la planificación territorial
La crisis y la reforma de los noventa hicieron emerger con gran fuerza la relevancia del escenario
territorial-local como espacio de heterogenización social, de expresión de desventajas y
desigualdades y de toma de decisiones estratégicas.
Al respecto la autora Mayra Espina (2010) nos comenta que a partir de este nuevo escenario, la
nueva reforma económica llevada a cabo en Cuba, aunque desmarcada de los supuestos
neoliberales privatizadores y desestabilizadores, conservó supremacía de la propiedad estatal y
los servicios públicos, introduciendo cuotas de descentralización a favor de los decisores
empresariales y de los gobiernos locales, y ampliando los márgenes de actuación distributiva del
mercado y de agentes económicos no estatales, todo lo cual significó una diversificación
socioestructural territorial y el reforzamiento de los contrastes locales, que escaparon a la
posibilidad de manejos focalizados por parte de una entidad estatal central y demandaron
herramientas del desarrollo local. En la segunda mitad de los noventa se realizaron un conjunto
de estudios que permitieron inferir direcciones generales de la heterogenización territorial que se
ha producido en el país (Espina, 2010).
Para los estudiosos de la presencia de la territorialidad en la reforma cubana, ella se presenta
como un caso que sustenta la posibilidad de un desarrollo local de matices no liberales
(Hernández, 2004), a partir de un diseño propio centrado en la equidad como derecho de
ciudadanía y como eje articulador de la política social, del que se derivan interesantes
sugerencias. Este diseño ha enfatizado la descentralización administrativa (redistribuyendo
funciones desde el Estado hacia estructuras de gobierno de base, con la creación de los Consejos
Populares); la participación comunitaria (alentando proyectos locales de transformación); la
diversificación de los agentes económicos (como el sector informal y la economía mixta y
cooperativa, pero manteniendo el amplio predominio de la propiedad estatal); y el reforzamiento
de los programas sociales con base en los servicios públicos comunitarios. Tal enfoque del
28
desarrollo local garantiza que este no transcurra como línea menor, ajena a una concepción del
desarrollo del país, sino integrada a esta.
Aunque se ha ampliado el papel del mercado, y el Estado ha compartido responsabilidades en la
producción, en las inversiones, en el empleo, en la comercialización y en los servicios, el
propósito de las acciones descentralizadoras ha sido dinamizar la forma en que el Estado ejerce
su influencia económica y política; contrariamente a las premisas esenciales del neoliberalismo,
las acciones descentralizadoras en Cuba no persiguen una sustitución del Estado de bienestar por
el bienestar del mercado. Lejos de ser un proceso de liberalización o desregulación para el
ejercicio libre del mercado, son cambios lentos y cuidadosos en función de establecer
regulaciones estrictas que permitan la inserción del mercado solo hasta el nivel en que tal
incursión no afecte el predominio económico estatal (Espina, 2010).
Puede destacarse que antes de 1994 las 2/3 partes de los presupuestos locales provenían de
transferencias centrales y en el 2004 llegó a representar menos de1/10. Desde el 2004 el
Ministerio de Economía y Planificación viene trabajando en el desarrollo de la ―Iniciativa
Municipal‖, proyecto que persigue lograr un aporte más efectivo a los procesos de dirección y
planificación en los territorios.
Desde el enfoque de Carlos Lazo Vento, autor cubano, tenemos el siguiente concepto de
desarrollo local adaptado a la realidad cubana: ―El proceso de Desarrollo Local en Cuba debe ser
un proceso activador de la economía y dinamizador de la sociedad local, que mediante el
aprovechamiento, fundamentalmente de los recursos endógenos existentes en un determinado
territorio, ponga en capacidad de estimular y fomentar su crecimiento económico, creando por
tanto empleo y riqueza, y poniendo éstas en función de mejorar la calidad de vida y la
satisfacción de las necesidades siempre crecientes de las comunidades locales. Es un proceso
mediante el cual, los gobiernos locales establecen iniciativas y promueven actividades
económicas eficientes y eficaces, de forma coordinada con todos los agentes políticos y sociales
encabezados por el Partido, en proyectos conjuntos que influyen decisivamente en el sector
productivo, incentivándolos con el objeto principal de rediseñar la estructura socio-económica
del territorio, en función de pasar de los niveles primarios a niveles secundarios, terciarios o
cuaternarios de desarrollo y así incrementar los valores productivos, la eficiencia en la gestión y
la efectividad social‖ (Vento et al., 2007).
29
En esta conceptualización un elemento relevante y que va a constituir una generalidad en la
forma de pensar lo local desde la realidad cubana, lo constituye el reconocimiento de las
autoridades municipales como principales actores de la sociedad local.
Otro elemento importante en la adecuación de esta teoría, en las condiciones concretas de Cuba,
es el reconocimiento de la relación Centralización-Descentralización de la economía, no desde
una visión liberal, sino desde un enfoque que permita la integración de ―la participación
comunitaria (alentando proyectos locales de transformación); la diversificación de los agentes
económicos (como el sector informal y la economía mixta y cooperativa, pero manteniendo el
amplio predominio de la propiedad estatal); y el reforzamiento de los programas sociales con
base en los servicios públicos comunitarios‖ (Espina, 2010).
La integración de estos elementos, permiten alcanzar un desarrollo local desde una dimensión de
sostenibilidad abordando, con enfoque de integralidad, la problemática de la seguridad
alimentaria, la sustentabilidad ambiental y el desarrollo humano local‖ (Ojeda Suárez, 2004).
La sostenibilidad se convierte en eje transversal de la conceptualización del desarrollo local en
Cuba considerado como: ―el proceso endógeno de transformación de las localidades,
fundamentadas en una Estrategia de Desarrollo Local con políticas diseñadas para lograr una
efectiva participación de su población en la solución de los problemas y aprovechamiento de las
oportunidades, para abordar de forma equilibrada e integrada, los aspectos sociales, económicos
y ambientales, en el entorno donde se realizan las actividades cotidianas (Boffill et al., 2009).
Otra definición interesante es la esbozada por Ada Guzón Camporredondo la cual dice que el
DEL no es más que: ―el proceso mediante el cual es a escala implementa las necesarias
transformaciones en las dimensiones ambiental, económico-productiva y político-social, a partir
de una proyección estratégica elaborada y un plan que se cambiará y evolucionará con la práctica
de los propios gestores. Pero este desarrollo no es totalmente independiente, sino que debe
mantenerse interconectado con el entorno y formando parte de la lógica del desarrollo nacional‖
(Guzón, 2010).
Según esta autora a partir de los estudios realizados, la planificación centralizada ha permitido al
país el logro de importantes victorias: alcanzar altos índices en las diferentes esferas sociales
como educación y salud; sobrevivir a la crisis económica de los noventa, donde fue decisiva la
facilidad del modelo para movilizar y concentrar recursos en los objetivos claves; resistir la
30
política agresiva de bloqueo económico de Estados Unidos, así como contar con estrategias de
desarrollo a nivel nacional que han integrado a las diferentes provincias y municipios. No
obstante, asegura que aún existen en el nivel local espacios insuficientemente utilizados que
puede aprovechar la planificación del desarrollo en los territorios, mediante la movilización de
los recursos disponibles a ese nivel.
En este sentido la autora define una serie de barreras que a escala local obstaculizan la gestión y
el proceso de desarrollo (Guzón, 2010) las cuales se resumen a continuación:
Insuficientes recursos por una parte pero, por otra, falta de identificación y/o forma de
uso de recursos disponibles.
Ausencia de estrategias de desarrollo y, por lo tanto, falta de visión estructurada de
futuro.
Funcionamiento parcelado.
Estilos y métodos de trabajo que no facilitan la integración.
Diagnósticos en paralelo.
Falta de información territorializada.
Desarticulación de procesos de planeamiento y predominio del enfoque sectorial en la
construcción de presupuestos y planes económicos anuales.
Pocas actividades de subordinación municipal.
Por su parte otra investigadora cubana (Hernández, 2004) sugiere que:
El Estado no debe retirarse de su rol económico, pero sí debe estimular, y no obstaculizar,
las actividades de los espacios descentralizados que el mismo ha creado.
Las modificaciones introducidas al modelo centralista podrán contribuir a un mejor
desempeño de la gobernabilidad en la medida que se resuelvan las contradicciones que ellas
mismas generan al implementar las transformaciones de carácter descentralizador que han
diseñado.
La alternativa descentralizadora ha ofrecido nuevas y certeras posibilidades, pero su
validez futura dependerá de su efectividad al continuar con lo diseñado, mientras se
atenúan los conflictos entre los dos polos de actores involucrados en los cambios: 1) el
Estado y el sector privado; 2) las instancias nacionales y locales de gobierno.
31
Es necesario otorgar mayor autonomía a la localidad para determinar sus necesidades,
prioridades y tasas de crecimiento, lo cual permitiría una mayor adecuación de los mismos a las
necesidades propias de la localidad. En la realidad cubana, aun cuando se alcancen indicadores
macroeconómicos favorables, todo parecería apuntar a la escala local como determinante en el
desarrollo del país, por su significado y sus posibilidades, lo que conduce a la promoción del
despliegue de las potencialidades existentes en la misma y una gestión eficiente y eficaz.
Para el caso cubano, el desarrollo local debería cumplir un conjunto de principios básicos
(Guzón, 2010):
1. Enfoque integral y sistémico del desarrollo, a través de la actuación armónica sobre las
dimensiones ambiental, económico-productiva y social. Las tres dimensiones son
inseparables. Intentar el avance de una sin que se arrastre a las otras dos resulta
impensable si los desarrollos que se promueven se conciben perdurables en el tiempo. En
esto consiste la integralidad de estos procesos.
2. Aprovechamiento y potenciación de las estructuras existentes, teniendo al Poder Popular
como legítimo líder del proceso y centrando la atención sobre cuatro direcciones
fundamentales:
a. El fortalecimiento de las relaciones horizontales.
b. La construcción de estilos y métodos de trabajo adecuados para la integración de
las diferentes entidades presentes en el territorio.
c. La articulación de sujetos y acciones alrededor del eje del gobierno municipal.
d. La utilización del Consejo Popular como estructura de gestión para el desarrollo.
3. Aprovechamiento y ampliación de espacios y canales de participación que ya existen, con
acento en el fomento de la autogestión en los procesos. Esto lleva a un nuevo tipo de
participación, donde instituciones y ciudadanos asuman conscientemente la parte de
responsabilidad que les toca.
4. Diseño de la capacitación y de las herramientas para la información, en ambos casos las
adecuadas para la particularidad de cada territorio.
5. Gestión del conocimiento, innovación y transferencia de tecnologías como base de
soluciones apropiadas.
32
6. Identificación y movilización de los potenciales productivos locales como fuente de
ingresos manejables en esa escala y que constituyan aportes para la reinversión. No hay
desarrollo si no hay producciones, lo que conduce a la necesidad de privilegiar en este
enfoque las actividades productivas.
En Cuba, la teoría del desarrollo local, tiene como sustento teórico, el papel de la planificación
en el proceso de construcción socialista, reafirmada en los lineamientos aprobados por el VI
Congreso del Partido Comunista de Cuba al declarar: ―El sistema de planificación socialista
continuará siendo la vía principal para la dirección de la economía nacional, y debe
transformarse en sus aspectos metodológicos, organizativos y de control. La planificación tendrá
en cuenta el mercado, influyendo sobre el mismo y considerando sus características‖(PCC,
2011). Como resultado del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se aprueban además los
nuevos Lineamientos de la Política Económica y al ser el desarrollo local una variable a tener en
cuenta en este contexto, muchas de las directrices en este documento se encaminan al logro de
dicha forma de desarrollo.
De forma general, en todo el documento se aboga por alcanzar un alto desarrollo económico en
todos los territorios, en beneficio de los diferentes sectores sociales, y a su vez adecuado a la
política ambiental. Específicamente, los lineamientos contenidos en el modelo de gestión
económica: Territorio (37), en el de Política Fiscal (61), en la Inversión Extranjera (103); en la
Política Agroindustrial (178; 180; 191; 206; 207), en la Política Industrial (217; 233; 239) en la
Política para el Turismo (263) (PCC, 2011). Recientemente, en el VII Congreso del Partido
Comunista de Cuba se presentan documentos sobre el resultado de la implementación los
lineamientos antes mencionados en el quinquenio 2011-2015, y se preparan condiciones para
obtener mejores resultados en el quinquenio 2016-2020.
Otra acción relevante a favor de este nuevo enfoque lo constituye el hecho de que desde el año
2012 el PNUD haya apoyado el fortalecimiento de capacidades los Gobiernos Locales en la
definición y gestión del desarrollo territorial en este país, implementando iniciativas y proyectos
demostrativos conectados con prioridades nacionales como la seguridad alimentaria y el proceso
de descentralización que determina la Iniciativa Municipal de Desarrollo Local del Ministerio de
Economía y Planificación.
Según se refiere en la página web oficial de este organismo como resultado de este apoyo, 70
municipios fortalecen sus capacidades y 3,477 decisores y decisoras locales se han capacitado
33
en metodologías e instrumentos para la elaboración de estrategias de desarrollo local. Asimismo,
ocho Grupos Provinciales y 126 instituciones en 47 municipios se han fortalecido para coordinar
su propio desarrollo. Más de 1,400 personas han participado en el establecimiento de las
prioridades del desarrollo socio-económico y en la programación de las iniciativas de
intervención.
Igualmente, se ha fortalecido el rol de 43 gobiernos locales en la gestión del sector agro-
alimentario y en varios de estos se inicia el enfoque de cadena productiva, promoviéndose
instrumentos y espacios para la gestión inter-institucional. En este sentido, en más de un centenar
de personas tienen un mayor conocimiento de temas de equidad de género, gestión basada en
resultados, así como del uso de energía renovable en el desarrollo local.
A partir de todo lo anteriormente señalado en este epígrafe, se puede aseverar que en Cuba la
aplicación del modelo de desarrollo económico local ha tenido un gran impacto en el bienestar
de la sociedad. Este proceso sin embargo, no ha estado exento de tropiezos y retrocesos, pero aun
así ya cuenta con resultados alentadores y además reconocidos no solo en el ámbito nacional sino
también internacional. Solo cabe esperar que el mismo mantenga una vigencia acentuada en el
futuro, contribuyendo a alcanzar así la tan anhelada condición de país desarrollado, a la cual
aspira el pueblo y el gobierno cubano.
34
1.8 Conclusiones parciales.
A partir de la concepción y evolución del término ―desarrollo local‖ muchas han sido las recetas
implementadas para llevar a cabo este nuevo modelo. De esta forma, en las tres últimas décadas,
la implementación de los procesos de descentralización que se derivan de este modelo, en los
países en desarrollo, ha generado una demanda de marcos conceptuales que permitan definir los
objetivos, el alcance y sobre todo los principales papeles y roles de determinados agentes o
actores dentro de dichos procesos. Igualmente ha existido un amplio consenso en la comunidad
científica internacional al abordar dicho término, en materia de establecer las principales bases
teóricas para su conceptualización y posterior puesta en práctica. Sin embargo, a diferencia de la
situación en el mundo industrializado, en la mayoría de los países menos desarrollados el DEL es
una disciplina académica prácticamente inexistente pero que en los últimos años ha levantado
toda una oleada entorno a ella y los beneficios que se derivan de su aplicación.
Dentro de este nuevo modelo se pueden distinguir diversos y novedosos enfoques teóricos para
el análisis de sus procesos en dichas economías en desarrollo. Además, es posible también
afirmar que estos nuevos modelos van mucho más allá de los fundamentos económicos, las
instituciones y de los enfoques basados en las fallas del mercado o de las teorías de desarrollo
económico nacional. De esta forma es bien reconocido en la literatura y en la academia
internacional que los factores de localización, los bienes y servicios públicos locales, la
participación activa de diversos agentes privados así como el enfoque multidisciplinario de las
teorías de DEL pueden constituir factores críticos de éxito en la efectiva aplicación de este
modelo.
De igual forma para el caso cubano partiendo de las particularidades que supone su modelo
económico de carácter socialista, el DEL necesariamente deberá tener una concepción y
aplicación en un contexto de integración que tribute sostenidamente al crecimiento del carácter
social de la producción, creando mecanismos de gestión estatal más flexibles y descentralizados
y que además otorguen mayor poder y reconocimiento a los gobiernos locales. Este resultado
requerirá de la capacitación precisa, desde el diseño de sistemas territoriales que posibiliten la
apropiación del conocimiento para construir alternativas de desarrollo adaptadas a la diversidad
de cada entorno y no la réplica de fórmulas importadas que refuerzan el verticalismo y las
relaciones de poder. Será necesario abordar el problema de la organización y la gestión
35
administrativa desde el enfoque que suministran diversas áreas de conocimientos: de dirección,
las ciencias sociales, informáticas, humanísticas, entre otros.
Por último, otro importante desafío para el contexto actual cubano será la ejecución de las
principales directrices trazadas en los lineamientos de su política económica, rompiendo así con
viejos preceptos y temores que aún persisten en torno al papel de los agentes privados y la
apertura de los mercados internos y externos. De esta forma la implicación de los sujetos en los
procesos locales debe fomentarse desde una visión crítica, propositiva, sobre acciones de
desarrollo a emprender en la identificación de los recursos y potencialidades de desarrollo al
alcance de toda la comunidad tributándose así de forma general al desarrollo de todo el país.
36
Capítulo 2. Clusters Industriales.
2.1 Introducción.
Como se constató en el capítulo anterior cuando se intenta poner en marcha programas para
estimular el crecimiento económico local, uno de los problemas que frecuentemente surge
consiste en la adecuada identificación de los llamados clusters industriales así como la selección
de las industrias a desarrollar (Czamanski and Ablas, 1979). Durante las últimas 3 décadas, el
éxito de los distritos industriales o clusters en el mundo desarrollado (particularmente en Italia)
ha estimulado la creación de un nuevo enfoque para las pequeñas empresas en desarrollo. La
capacidad de las empresas de ser económicamente viables y contribuir fuertemente al proceso de
crecimiento de estos clusters o distritos industriales ha generado un interés creciente que se
refleja en los estudios de desarrollo económico (Carbajal and Tovar, 2010).
De igual forma es un hecho bien documentado que las actividades de las empresas de un sector
afectan el desempeño de los productores de otros sectores de la región (o del país) a través de sus
demandas de insumos en el corto plazo, y en el largo plazo a través de la difusión de nuevas
tecnologías, ya que comparten un mercado laboral común que continuamente transmite la
información y el conocimiento de un sector a otro (Feser and Bergman, 2000).
El enfoque basado en clusters está en la frontera de la teoría del desarrollo, tanto en términos
teóricos como prácticos. En lugar de enfocarse en una empresa individual, el enfoque de cluster
obliga a considerar las economías regionales en términos del conjunto de empresas encadenadas
y de la infraestructura de soporte (Turner, 2001). Por estas y otras razones en este capítulo se
realiza un acercamiento al estado del arte y la práctica en este novedoso concepto así como su
vínculo y contribución al ya debatido proceso de desarrollo local.
2.2 Los Clusters Industriales.
Las iniciativas de clusters empezaron a crecer rápidamente durante los años 1990. En ocasiones
fueron inducidas por gobiernos regionales y nacionales, pero con frecuencia fueron iniciadas por
empresas privadas que se unieron para acrecentar el atractivo de la región, o para mejorar su
propia competitividad a través de la colaboración comercial. Sölvell et al. (2003) en su
publicación ―The Cluster Initiative Greenbook‖ (El Libro Verde sobre La Iniciativa de los
Clústers) trataron sobre los clústers ―orgánicos‖ y los perfectamente ―planeados‖, además
37
recogen que según el Global Cluster Iniciative Survey (GCIS) en el 2003 se habían identificado
más de 500 iniciativas de cluster alrededor del mundo, fundamentalmente en Europa, América
del norte, Australia y Nueva Zelanda.
Los clusters (o por lo menos la cadena productiva que los integra) representan una unidad para el
análisis de la competencia intermedia entre la empresa y la industria, los cuales tienen una
importancia intangible en el ambiente de negocios de una localidad, más allá de la recolección de
impuestos, costos de servicios o salarios (Porter, 2000).
La idea fundamental del análisis basado en clusters está en reconocer el hecho de que las
empresas no existen de manera aislada (Feser and Bergman, 2000). Lo anterior permite tener una
visión amplia de las características competitivas de la industria en lo individual y de la región
como un todo, y reconocer las sinergias que ocurren entre empresas que ofrecen productos
diferentes pero que llevan a cabo procesos similares, por lo que se define un agrupamiento en
términos de los elementos que lo mantienen unido (Turner, 2001).
Los clusters son llamados también concentraciones, conglomerados, cúmulo o aglomeraciones y
son un grupo integrado por empresas en su ramo, apoyados por otras que proveen productos y
servicios y tanto unas como otras están a su vez apoyadas por organizaciones que proveen
profesionales calificados, tecnología de punta, recursos financieros, ambiente propicio para los
negocios e infraestructura física (García, 2005).
Cabe resaltar que, a pesar de sus implicaciones económicas, el término "cluster" es una palabra
que, fuera de un contexto adecuado, dice poco a quien la escucha por primera vez (Verbeek,
1999). La definición más básica se refiere a cluster industrial como: "concentraciones
geográficas que obtienen ventajas en su desempeño mediante la localización conjunta"
(Doeringer and Terkla, 1995). No obstante, más allá de esta definición básica ha existido poco
consenso para definir lo que es un cluster industrial derivándose en una gran controversia a nivel
internacional entre las distintas escuelas que se dedican a su estudio. En el Anexo 5 se muestran
varias de las definiciones aportadas por distintos autores.
El autor Michael Porter (1991), define a un cluster como un grupo geográficamente aproximado
de empresas interconectadas e instituciones asociadas en un campo en particular, enlazadas para
complementarse. Agrega además que, a nivel local, un cluster geográfico es el vehículo mediante
el cual las áreas geográficas específicas pueden llegar a ser más competitivas y alcanzar la
38
competitividad sistémica para un desarrollo económico e industrial exitoso (Porter, 1996, 1998).
Finalmente acota que el ámbito geográfico de los clusters puede ir desde una región, un estado o,
incluso, una ciudad, hasta abarcar países cercanos o vecinos y que estos pueden tomar varias
formas; dependiendo de su profundidad y su sofisticación pero la mayoría incluye el producto
final o las empresas de servicios, los proveedores de insumos especializados, los componentes, la
maquinaria y los servicios, las instituciones financieras y las firmas en relación con industrias
(Porter, 2000).
Entre tanto Krugman (1991a), mediante la actualización del planteamiento Marshall (1890), el
cual propone como detonantes de dichas aglomeraciones a la disponibilidad de recursos humanos
calificados, suministro de insumos especializado y las derramas tecnológicas, entendiéndose las
últimas como el fenómeno de divulgación de las prácticas industriales que se da por la
interacción social de los trabajadores de una industria.
A partir de los planteamientos de Porter (1991) y del resurgimiento de la teoría de la economía
geográfica que inició Krugman (1991b), los clusters industriales empezaron a adquirir visibilidad
como elementos importantes para el crecimiento económico de un país, hasta el punto que en las
economías emergentes, es visto como un mecanismo de fortalecimiento y surgimiento de
pequeñas y medianas empresas, y en los países industrializados, resultan ser un factor clave para
el desarrollo de nuevas tecnologías (Vera and Ganga, 2007, Soriano, 2008).
Alburquerque (2006) nos sintetiza lo que en su opinión podría definir bien a un cluster al señalar
que este refiere a un modelo organizativo de redes de empresas e instituciones contextualizadas
en un determinado ámbito geográfico y desde un enfoque empresarial, constituyendo
principalmente un recurso estratégico como factor clave de la estrategia competitiva regional.
Este autor también plantea que la relevancia de la formación de Clusters radica en:
1. El incremento de la importancia en ubicación geográfica de la producción industrial.
2. La formación de clusters tiende a reflejar un enfoque de desarrollo más integral, que
presupone incluir las dimensiones social, política y cultural.
Asimismo, la idea de cluster no sólo indica un mecanismo de política económica o un
instrumento de promoción empresarial, sino también un modelo específico de desarrollo en que
se articulan las ventajas y potencialidades existentes en los ámbitos locales o regionales
(Ramírez Cendrero, 2003).
39
Es importante resaltar también los principales beneficios que se derivan de la existencia de
clusters, los cuales de acuerdo con Ramos (1998), son los siguientes:
Mejoras en las capacidades tecnológicas, productivas, competitivas y de comercialización
del sector.
Estimulo de las investigaciones científicas y tecnológicas en cooperación con las
universidades y centros especializados.
Propicia el desarrollo de cadenas productivas entre empresas del sector.
Generación de mayor valor agregado.
Acceso a nuevos mercados.
Incremento de la capacidad de negociación.
Profundización de la división del trabajo.
Incremento en el nivel de cooperación de las empresas en torno a la cadena de valor.
Estimulación de la formación de nuevos negocios que deben contribuir a la expansión del
cluster.
Elevación de la capacidad de innovación mediante la introducción de mejoras
organizativas, de nuevas técnicas y productos.
Actúa como un factor de atracción a la inversión extranjera.
Generación de economías externas de naturaleza tecnológica y económica o pecuniarias.
2.2.1 Teorías del surgimiento de los Clusters.
Entre las teorías que tratan de explicar el surgimiento de clusters están: la teoría de la
localización y la geografía económica; la teoría de los eslabonamientos hacia atrás y hacia
delante; la teoría de la interacción de los distritos industriales; la teoría de la ventaja competitiva
de Michael Porter y la teoría del crecimiento económico a partir de bienes de amplio consumo.
Todas ellas adelantan hipótesis acerca de las causas de la emergencia de clusters y comparten la
noción de que la competitividad de cada empresa se fortalece por la competitividad del conjunto
de empresas que forman la agrupación. Es decir, se establece una sinergia entre las firmas que
componen el cluster, que se atribuye a las externalidades, las economías de aglomeración, los
derrames tecnológicos y las innovaciones que emergen de la interacción sistemática de estas
firmas (Navarro, 2003). A continuación se esbozan los principales rasgos de estas teorías.
40
Teoría de localización y geografía económica.
La teoría de localización y geografía económica trata de explicar por qué las actividades suelen
concentrarse en ciertas áreas y no se distribuyen de forma aleatoria (North, 1995, Krugman,
1997).
Esta teoría tiene un peso relativo en el costo de transporte del costo final, lo que explica por qué
algunas actividades suelen ubicarse preferentemente cerca de los recursos naturales, mientras que
otras se localizan cerca de los mercados que van a abastecer y además existen otras que pueden
abastecerse en cualquier lugar (footloose). Este enfoque también tiene énfasis en las
interdependencias de materia prima y de producto procesado, así como los subproductos que
hacen más fácil la coordinación de estos flujos en una sola ubicación, por ejemplo, entre las
empresas productoras de acero y de siderurgia existe interdependencia que induce a la
integración vertical de estas producciones (North, 1995).
De acuerdo con Porter (1998), las características de especialización de la geografía económica de
ciudades, estados y naciones, especialmente de las que prosperan, parecen aumentar a medida
que una economía se vuelve más avanzada. Un número relativamente pequeño de Clusters
usualmente cuentan con una parte importante de la economía dentro de un área geográfica, así
como de una parte abrumadora de la actividad económica orientada hacia el exterior (por
ejemplo, exportaciones e inversiones en otros lugares por las empresas de base local).
Teoría de los eslabonamientos hacia atrás y hacia delante.
Los encadenamientos hacia atrás y hacia delante de Hirschman (1977), procuran demostrar cómo
y cuándo la producción de un sector es suficiente para satisfacer el umbral mínimo o escala
mínima necesaria para hacer atractivo la inversión en otro sector que éste abastece
(encadenamientos ―hacia atrás‖), o procesa (―hacia delante‖). Estos encadenamientos adquieren
significancia cuando su existencia posibilita que una inversión se realice o no. Es la posible
discontinuidad en el impacto de tal decisión de inversión que es decisiva, pues entonces la
realización de una inversión hace rentable la realización de una segunda inversión y la toma de
decisiones en forma coordinada asegurando la rentabilidad de éstas (Ramos, 1998).
Los encadenamientos ―hacia atrás‖ dependen de factores de demanda (la demanda derivada de
insumos y factores) como con su relación con factores tecnológicos y productivos (tamaño
óptimo de la planta). Asimismo, el desarrollo de los encadenamientos ―hacia delante‖ depende
41
de forma importante en la similitud tecnológica entre la actividad extractiva y la de
procesamiento. Mientras más similar son éstas, mayor es el aprendizaje y más fuerte el impulso
hacia adelante, mientras mayor la distancia tecnológica entre estas actividades, menor el
aprendizaje y menor el impulso (Hirschman, 1977).
Teoría de la interacción de los distritos industriales.
En la teoría de interacción y ―distritos industriales‖, la información pretende explicar que las
condiciones más propicias para que haya aprendizaje es con base en la interacción, lo que, según
este enfoque, explicaría el éxito de los llamados ―distritos industriales‖ de muchas regiones de
Italia, Alemania y de América Latina (Bianchi, 1992, Dini, 1992, Bellandi, 1996).
La interacción da lugar a ―juegos repetitivos‖ que elevan la confianza y reducen, por ende, los
costos de transacción y de coordinación.
Asimismo, la interacción acelera la difusión del conocimiento e innovación, lo que es un bien
social internalizado por el conjunto de empresas en el ―distrito‖. La interacción intensa en una
localidad genera ―spillovers tecnológicos‖, economías externas y de escala para el conjunto de
empresas internalizadas al estar interactuando a gran distancia (Bianchi, 1992).
Teoría de la ventaja competitiva.
La teoría de la ventaja competitiva de las empresas fue desarrollada por Michael Porter en el
trascurso de los años ochenta, donde explica el desarrollo de naciones, formulando su teoría
como un cambio radical (un nuevo paradigma) con respecto a las teorías de desarrollo existentes.
Primero postula que son las empresas las que compiten, no los países, enseguida observa que las
empresas con éxito competitivo en el mercado internacional de ciertos bienes y servicios suelen
ser de un mismo país, a estas concentraciones geográficas de éxito mundial lo denominó clusters.
Porter (1998) establece que los clusters pueden influir en la competitividad en tres maneras:
Pueden aumentar la productividad de las compañías del clusters.
Pueden traducir a la innovación en el campo de actividad.
Pueden estimular nuevos negocios en el campo.
Algunos ejemplos bien conocidos de clusters en los Estados Unidos son: Silicon Valley
(computadoras) o Hollywwod (películas), en los Países Bajos: Rotterdam (logística), en la India:
Bangalore (tercerización de softwares) y en Francia: París (moda).
42
Esta teoría en particular aporto algo que Porter denominó “el sistema de valor de un cluster”
(ver Figura 2.1). Este autor asegura que en cada situación es perfectamente posible visualizar
diferentes sistemas de valor que se traslapan parcialmente. En otras palabras, cada empresa es
parte de diferentes sistemas de valor. En unos puede cumplir funciones de apoyo y en otras de
operación. Por ejemplo, en los Países Bajos se puede visualizar y describir el cluster de las
flores, en el que el sistema de transporte internacional juega un papel esencial de apoyo, por otra
parte se puede describir el cluster de transporte, en el que la industria de las flores es uno de los
usuarios importantes. La identificación de los agentes y su función en el sistema de valor
depende del objetivo central del análisis y de la política.
Figura 2.1 El Sistema de Valor de un Cluster.
Esto conduce en primer lugar a la identificación del grupo de empresas nucleares del sistema de
valor. Estas son las empresas directamente exportadoras en el sector y en la región objeto de
análisis y de formulación de políticas. Mediante entrevistas o información de estas empresas se
mapea el sistema de valor de Michael Porter (Buitelaar, 2000).
Lo importante al tener la información de las empresas del núcleo es identificar los enlaces en el
entorno de la empresa que inciden directamente en la cadena del valor. La Figura 2.1 ilustra esto
distinguiendo entre actividades primarias, principalmente a la cadena de transformación y
distribución. También se incorporan a las empresas (enlaces horizontales) que no forman el
43
núcleo pero que sí se relacionan con el sistema del valor porque usan las mismas actividades
primarias o de apoyo.
Teoría del crecimiento económico a partir de bienes de amplio consumo.
La teoría del crecimiento económico de productos básicos es referida inicialmente a Canadá
(Scott, 1964). Esta teoría explica el desarrollo económico de Canadá a partir de los impulsos
provenientes de la exportación de sus distintos recursos naturales: pescado, pieles, minería,
madera, papel y trigo y a las inversiones en actividades relacionadas que ellos activan. Estas
actividades de segundo y tercer grado incluyen:
Actividades secundarias para abastecer tanto al recurso natural como a su fuerza de
trabajo con insumos y bienes.
La inversión en infraestructura (ferrocarriles, energía eléctrica, caminos, puertos, etc),
para las exportaciones.
Otras actividades, no necesariamente ligadas al recurso natural, que pudieran aprovechar
la infraestructura ya financiada por la actividad exportadora pagando apenas sus costos
variables (Mackintosh, 1953).
En el Anexo 6 se pueden apreciar la interacción de las principales escuelas teóricas que influyen
en la teoría económica de los clusters, así como sus respectivos autores. En lo que respecta a la
economía de innovación se encuentran las teorías de innovación de sistemas: sistemas
nacionales, sistemas sectoriales y sistemas tecnológicos, de acuerdo con la incorporación de la
economía se ubican la nueva teoría del comercio, la teoría de la localización, la teoría del nuevo
crecimiento económico y el crecimiento regional y de convergencia, con base en la economía
geográfica existen los distritos industriales italianos y con lo que respecta a la organización
económica se ubican los costos de transacción y la teoría de la empresa y los recursos.
2.2.2 Elementos claves en la formación de clusters.
Los aportes individuales y la convergencia de las distintas teorías analizadas en el epígrafe
anterior evidenciaron gran parte de los elementos claves en la formación de clusters industriales.
De forma general García and Marquetti (2005), enfatiza en la identificación de siete de estos
elementos clave en los clusters: concentración geográfica, núcleo y especialización definitoria,
actores, dinámica y encadenamientos, masa crítica, ciclo de vida e innovación (véase el Cuadro
44
2.1). Es importante señalar que no necesariamente todos estos elementos tienen que estar
presentes en un cluster, ya que esto va a depender en general de su ciclo de vida.
Cuadro 2.1 Elementos claves en la formación de clusters.
Concentración
Geográfica
Elemento esencial en el surgimiento de los clusters. Aspectos que sustentan la
importancia de la cercanía geográfica: ―duros‖ (recursos naturales específicos,
disminución de costos de transacción, economías de escala y alcance, oferta
especializada de factores, medios para acceder y compartir información, interacción con
consumidores locales vuelve más sofisticada la demanda), ―blandos‖ (se refiere al capital
social, a las relaciones que se cultivan en la interacción diaria, tan importantes como el
capital físico y ―humano‖, y que influyen en los costos de transacción y monitoreo).
Especialización o
denominador
común
Por lo general los actores de los clusters se relacionan alrededor de una actividad central,
si bien la información de clusters puede ir más allá de las relaciones al interior de un
sector o de las que se establecen a lo largo de una cadena individual de valor agregado.
En la actualidad los límites sectoriales se vuelven obsoletos, en la medida que cada vez
se necesitan interrelaciones más intensas entre todo tipo de actividades de la producción
y los servicios. Por ejemplo, la biotecnología en un tipo de actividad transfronteriza que
se vincula con diferentes actividades como la agricultura, alimentaria, salud y el medio
ambiente.
Actores
Se agrupan básicamente en cuatro categorías: empresas, gobiernos, comunidad científica
(universidades, centros de investigación), instituciones financieras. Además pueden estar
presentes instituciones de colaboración (por ejemplo: cámaras de comercio, asociaciones
industriales, instituciones de transferencia tecnológica y centros de calidad).
Dinámica de
encadenamientos
Las conexiones e interrelaciones entre los actores pueden tener características tanto de
competencia como de colaboración. La competencia entre firmas genera presiones para
la mejora, pero las firmas al interior de un cluster también pueden cooperar en torno a
una actividad, complementándose entre sí. Operando de conjunto las firmas pueden
atraer recursos que de otra forma no estarían disponibles.
Masa critica
Es un concepto relacionado con las economías de escala y alcance, así como el patrón de
dependencia. Se considera que una cierta masa crítica es necesaria para poder aprovechar
estas economías, así como para hacer al cluster resistente a choques exógenos. Esta masa
crítica dependerá del tipo de especialización del cluster.
Ciclo de vida
El cluster es un modo de organización de largo plazo y, por lo tanto, tiene un ciclo de
vida que comprende varias etapas: aglomeración (varias empresas y otros actores en una
región), cluster emergente (embrión del cluster, varios actores de la aglomeración
regional comienzan a cooperar alrededor de una actividad central y se benefician de ello),
cluster en desarrollo (nuevos actores surgen y son atraídos por la región, aparecen
connotaciones comunes como marca y sitio web), cluster maduro (alcanza masa crítica,
se relaciona con otras actividades, clusters y regiones), transformación de clusters (los
clusters cambian así como los mercados, tecnologías y procesos, el cluster se une en otro
o varios nuevos clusters enfocados a otras actividades o en nuevas formas de proveer
bienes y servicios).
45
Innovación
Se asocia el conocimiento que se genera por la interacción social. Es el proceso mediante
el cual la firma domina y pone el práctica diseños de productos y procesos de
manufactura que son nuevos para el (no necesariamente para otras firmas). Incorpora en
cambio técnico, comercial y/o organizacional.
Fuente: Tomado de García and Marquetti (2005)
Además de estos elementos se pueden distinguir otros vinculados a temas controversiales dentro
de las teorías de formación de los clusters; dentro de estos temas destacan dos en particular,
según García and Marquetti (2005) la pertinencia o no de su formación planificada y qué papel
debe desempeñar el estado en este proceso. Con relación al primer aspecto, cabe destacar que
existe un consenso bastante generalizado de que el surgimiento de esta modalidad de
agrupamiento empresarial puede responder o no a un proyecto planificado a priori.
Según Messner (1996) los clusters se pueden formar sin planificación; aunque también se pueden
planificar configurando conscientemente el entorno empresarial mediante la cooperación de
empresas y/o instituciones. No obstante, los clusters planificados tienen limitaciones en estimular
el despliegue de las ventajas competitivas, en ese sentido se pueden clasificar en modelos de
organización ―paternalistas‖ y/o ―participativos‖.
Por su parte, Dahl (2001) considera que si bien los clusters difícilmente puedan ser
completamente panificables, tampoco hay experiencias positivas sin el estado, o con el estado en
contra. Por consiguiente, se requiere lograr un complejo proceso de equilibrio entre las
iniciativas espontáneas y las acciones que resulta necesario planificar.
Sin embargo, según Sölvell et al. (2003) existe suficiente evidencia disponible que sugiere que
los gobiernos e iniciativas de clusters en realidad son mejores reconstruyendo que construyendo
clusters. Esto también fue señalado por Michael Porter hace casi 20 años, cuando observó que
―los gobiernos, a todos los niveles, pueden jugar un rol de reforzamiento‖ del cluster (Porter,
1991).
Para Krugman (1991a), el cluster surge como resultado de la historia y de las economías de
escala propiciadas por el comportamiento del mercado; para (Scott, 1986), los clusters son la
consecuencia espacial de la desintegración vertical de las grandes empresas; mientras que para
Harrison (1992), el cluster se constituye por empresas especializadas en una o más fases de los
procesos de producción, lo que conduce a la cooperación y a intercambiar instrumentos e
46
información para mejorar los procesos colectivos de la industria regional. Por otra parte, Storper
(1992),(1997), plantea que los clusters son el resultado de la especialización flexible.
Otros autores como Espinoza (2003), mencionan que la generación de los clusters se debe
principalmente a tres tipos de condiciones. La primera la denomina creación espontánea y se
genera de forma natural en torno a algún núcleo natural con ventajas comparativas o
competitivas, la segunda forma en que se pueden generar la identifica como creación artificial
por privados, donde, a partir del esfuerzo de alguna empresa o conjunto de ellas, han identificado
beneficios potenciales de crear un sistema de relaciones comerciales. En tanto la creación
artificial de gobierno se constituye en una iniciativa auspiciada, financiada y generalmente
coordinada por parte del gobierno (local o nacional), en el cual se ha descubierto una nueva área
de crecimiento y desarrollo económico no reconocido por los privados, y que por lo tanto no
están dispuestos a financiar. Generalmente en este caso los beneficios son más bien sociales
(generación de empleo, reducción de la pobreza, etc.)(Vera and Ganga, 2007).
Mientras que Callejón (2003), plantea que las economías externas explican la existencia de un
cluster, pero no su creación, citando a Bresnahan et al. (2001), los cuales sostienen que los
procesos de nacimiento de un cluster y de sostenimiento del mismo obedecen a lógicas
económicas distintas. Como demuestran los estudios de caso examinados por estos autores,
iniciar un cluster implica primero construir los fundamentos de una industria o una tecnología, y
segundo añadirle la energía del entrepreneurship que lo sostenga. Las economías externas juegan
un papel pequeño en la fase inicial de un cluster.
Por otra parte un informe de la Comisión Europea (2003) afirma que es erróneo creer que los
clusters pueden ser creados; pero que la política regional puede ayudar a activar y desarrollar los
recursos locales existentes.
Por último Callejón (2003) plantea que los clusters surgen como consecuencia de años grises de
acumulación en trabajo cualificado y capacidad en gestión empresarial. Silicon Valley no surgió
de repente cabalgando sobre economías externas, sino tras años de inversión en capital humano,
fortalecimiento empresarial, formación de un mercado, todo ello bajo considerable riesgo e
incertidumbre. Y la suerte juega en definitiva un papel no menor en el despegue de un cluster.
47
2.3 Niveles de análisis de los clusters.
Según Feser (2005) existen 3 aspectos que son necesarios para realizar el análisis de un cluster
industrial. El primer aspecto a determinar en el análisis de un cluster industrial es el grado de
interdependencia entre los integrantes del conglomerado. La segunda dimensión se refiere a la
etapa de desarrollo del agrupamiento, lo cual permite clasificarlos como existentes, emergentes o
potenciales. El tercer aspecto se refiere a la dimensión geográfica; algunos agrupamientos se
concentran en una región en particular y otros se distribuyen en múltiples regiones, según la
fuerza de los encadenamientos externos
En la Tabla 2.1, se aprecian los niveles de análisis de los clusters así como su concepto, donde
en el nivel de mayor agregación se establece en las grandes áreas de especialización productivas
de interrelación entre los grandes sectores de una economía. La operacionalización del concepto
de cluster a nivel macro, utilizando datos de cuentas nacionales y de comercio exterior, tiene
análisis esencialmente iguales a las ventajas comparativas relevadas (Balassa, 1965). En cambio,
el nivel micro se encarga de pequeños empresarios dispuestos a tomar iniciativas conjuntas de
utilidad directa y tangible para cada uno de los participantes.
En los grandes niveles de agregación, el concepto de cluster se utiliza para identificar las áreas
generales de especialización de la economía, y para analizar las relaciones entre sectores y al
interior de los mismos. A nivel microeconómico, la idea de cluster se emplea para identificar
pequeños grupos de empresas dispuestas a tomar iniciativas colectivas para generar beneficios,
directos o intangibles, para cada participante (ECA, 2004).
Tabla 2.1 Niveles de análisis y conceptos de Clusters.
Nivel de análisis Concepto de cluster Objeto de análisis Ejemplo
Nacional-macro
Enlaces sectoriales en
una estructura
económica
Especialización
sectorial en una
economía
El cluster minero en Chile y sus
enlaces con el resto de la economía.
Sectorial-meso Enlaces inter e
intraindustriales
Ventajas
competitivas
estratégicas
La minería de cobre en la segunda
región de Chile y los servicios de
ingeniería locales.
Empresarial-micro Contactos
empresariales
Planes de negocios
y proyectos
colaborativos
El grupo de empresas mineras de la
segunda región de Chile que tomo
la iniciativa de lanzar el proyecto
del puesto de mejillones.
Fuente: Tomado de Roelandt and den Hertog (1997).
48
Desde una perspectiva práctica, la identificación de clusters puede hacerse desde dos planos.
Primero, se pueden distinguir de acuerdo con la escala del análisis, clasificados en los tres tipos
antes mencionados: micro–clusters, referidos a agrupamientos de empresas, y meso y
macroclusters, referidos a encadenamientos entre sectores. Un segundo plano analiza el tipo de
relaciones entre las entidades que integran el cluster, las cuales pueden ser relaciones de
producción o de innovación.
Cabe resaltar que por lo general existen razones por las cuales el análisis de mesoclusters es más
adecuado e importante que el de micro y macro-clusters. Según señalan (Carbajal and Tovar,
2010) la primera de estas razones lo constituye el hecho de que la mayoría de las políticas
trazadas por los gobiernos regionales buscará crear condiciones favorables a todos los agentes,
en lugar de apoyar firmas en específico. El apoyo de microclusters implicaría el riesgo de
distorsionar el mercado apoyando empresas en particular.
En segundo lugar, es posible afirmar que el análisis de mesoclusters es más útil en comparación
con el análisis de la información presentada en términos sectoriales. En general, la información
muy desagregada implica dificultades para el análisis; además, el desempeño de un sector
depende de su interacción con los demás sectores. El análisis de la o las cadenas productivas que
componen los mesoclusters captura tales interacciones, sin perder el detalle del análisis sectorial.
Un tercer aspecto señalado por estos autores es la facilidad que el análisis ofrece para hacer
comparaciones internacionales e interregionales; un mesocluster muestra cuáles sectores
interactúan en cada región, lo cual permite realizar inferencias respecto de las diferencias
tecnológicas o en los patrones de consumo.
Finalmente, en términos generales el análisis de mesoclusters implica menores dificultades que
el de microclusters. Además es más confiable, toda vez que se utilizan herramientas más
objetivas que la aplicación de encuestas, las cuales están más expuestas a la posibilidad de error
(Hoen, 2000).
2.3.1 Métodos para la identificación y análisis de clusters.
Los métodos de análisis, identificación, y evidencia empírica de los clusters de la literatura
económica no han ido a la par al desarrollo, diversidad de conceptos, dimensiones, características
y modelos o teorías de clusters, como consecuencia y, en general, el desarrollo de dichos
49
métodos, a pesar de la antigüedad de muchos, está en sus etapas iniciales y presenta una serie de
limitaciones.
Los métodos de análisis de clusters, cuantitativos y cualitativos, se enfocan en una serie de
indicadores de las características y dimensiones de los diferentes conceptos, modelos, y teorías
de clusters. Los métodos de identificación son parte componente de los métodos de análisis y han
seguido su propio desarrollo en la literatura económica.
Se pueden distinguir tres tipos de métodos para identificar y analizar clusters industriales: 1) los
estilizados (de sectores predeterminados), que buscan entender cómo las relaciones entre las
empresas pueden convertirse en una ventaja competitiva; 2) los que identifican alianzas
estratégicas entre las principales empresas del cluster y las industrias no desarrolladas en la
región; 3) los que pretenden conocer las potencialidades y ventajas de otros sectores distintos del
desarrollado en el cluster (Feser, 1998b). Los estudios de nivel micro se encuentran dentro de la
primera categoría, mientras que las técnicas que integran una visión de casi todos los sectores de
la economía regional se ubican en las categorías 2 y 3. Estas últimas se conocen también como
estudios de nivel meso (Sánchez and Bracamonte, 2006). En general, este tipo de estudios
pretenden conocer la forma en que las empresas de un mismo sector comparten capacidades
productivas, mercados, mano de obra y tecnología, elementos difíciles de identificar y que son
más evidentes en las actividades comerciales que en las productivas (Feser, 1998b).
Sin embargo, este tipo de estudios se ven limitados en cuanto a la detección de flujos entre
empresas de distintos sectores, pues las técnicas de estudio como entrevistas in situ, Delphi o
grupos focales impiden tener una visión de las relaciones con otros sectores, lo que provoca que
se documente únicamente un cluster por región.
No obstante, estos estudios son apropiados en circunstancias como las siguientes:
1. Cuando el análisis se realiza a un conjunto de industrias ya identificadas.
2. No se observan otras fuentes de información.
3. Los datos insumo-producto arrojan relaciones espurias.
4. Cuando se tiene una idea de cómo se organizan las relaciones entre las empresas.
Algunos de los principales métodos enfocados a la identificación de clusters a nivel meso se
presentan en el Anexo 7. A continuación se resumen las principales características de estos
métodos.
50
Los dos métodos cuantitativos más simples, usados y conocidos (pero sujetos a la disponibilidad
de las estadísticas básicas de los países tales como empleo, producto, exportaciones y matrices
insumo producto) para el análisis e identificación de clusters son los indicadores de
especialización y las técnicas basadas en la matriz insumo-producto. Entre los principales
indicadores de especialización, se destacan:
El cociente de locación o localización (LQ). Éste es definido, para un período t, como el ratio
entre la participación del empleo de la región/ área geográfica j del sector i del total empleo
regional y la participación del empleo del sector i del total de empleo nacional (del país donde la
región o áreas geográfica j está ubicada) del mismo sector.
Estos ratios son comparados con un umbral, u‟ por ejemplo, u=1,25. Si LQij > u=1,25 esto
implica que la región/área geográfica j es especializada en el sector i. Estos cocientes no sólo
pueden ser aplicados usando la variable empleo sino también puede usar otros indicadores de
desempeño económico tales como valor de producción, exportaciones, número de plantas, etc.
Un segundo grupo de indicadores son los coeficientes de desigualdad (como por ejemplo, el
coeficiente de Gini, etc.) donde se compara la distribución del empleo (u otra variable de
desempeño económico) entre las diferentes regiones y la distribución del empleo de una industria
en todas las regiones. Si el coeficiente de Gini, por ejemplo, es cercano a 0, esto significa que
existe una igualdad en la distribución del empleo en la industria entre todas las regiones. Si el
coeficiente de Gini es cercano a uno, esto significa que existe una alta desigualdad o
concentración del empleo de dicha industria en pocas regiones.
Los indicadores de especialización, por sí solos, no identifican clusters geográficos, sólo proveen
información sobre la concentración regional en ciertos sectores productivos. Usualmente estos
indicadores complementan otros métodos de análisis e identificación de clusters.
Los métodos basados en la matriz insumo producto comprende: i) los métodos estadísticos
denominados Análisis de Correspondencia o métodos de agrupación, clasificación y
discriminación, de acuerdo con una serie de características (variables de desempeño) de la
industria; y ii) los métodos usando indicadores de eslabonamientos hacia adelante y atrás
derivados de los flujos inter-industriales de valores de venta o compra descritos en la matriz
insumo-producto. Debido al alto nivel de agregación de la matriz insumo producto, en términos
de industrias y en términos geográficos, estos métodos fundamentalmente identifican cadenas
productivas al nivel de agregación de productos y el espacio geográfico de la matriz insumo
producto.
51
Por otra parte la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE) ha
propulsado el análisis de los llamados clusters de innovación en la mayoría de sus países
miembros (fundamentalmente países industrializados y algunos países en desarrollo como
México). Para ello, en diversos estudios, se han desarrollado métodos de análisis de clusters
alternativos a los tradicionales (Roelandt and den Hertog, 1997); estos métodos de análisis para
los clusters de innovación se apoyan en el desarrollo de las denominadas matrices especiales de
innovación. Estas matrices son derivadas de encuestas a los agentes del cluster y describe los
flujos de innovación entre los usuarios y productores de innovación. En consecuencia, su
principal ventaja es el enfoque sobre la interdependencia en el proceso de innovación y la
interacción de grupos industriales durante el proceso de innovación. La mayor desventaja es el
alto costo y las dificultades en la elaboración del diseño de la encuesta.
Otro método cuantitativo de análisis de clusters, de poco desarrollo, es el que se basa en la teoría
de redes y gráficos. Los trabajos pioneros usando estos métodos son los de Nystuen- Dacey
(1961); Campbell (1970); Rouget (1972); Slater (1977); Morillas (1983), Bon (1989) en
particular: los de estudio de casos y los basados en la opinión de expertos. Estos métodos tienen
como ventajas el hecho de ser menos costosos y de tener una menor duración. Se enfocan en
función de las características y número de los indicadores que se desean elaborar apoyados en el
instrumento heurístico del diamante de Porter y recopilando la información necesaria a través de
cuestionarios y entrevistas. Sin embargo en contra partida a las mencionadas ventajas la relativa
simplicidad de estos métodos no permiten generalizar los resultados de su aplicación y por lo
general se pueden presentar problemas a la hora de sistematizar la información.
De manera general se pueden resumir las características más relevantes de todos los métodos
abordados de la siguiente forma:
Existen una multiplicidad de métodos, la mayoría cuantitativos, todos con limitaciones y
ciertas ventajas.
El desarrollo de los métodos han sido posteriores a los aspectos conceptuales iniciados
por Marshall (1890) y data desde los años cuarenta con la matriz insumo producto
estimados por Leontief (1941).
La disponibilidad limitada de la matriz de insumo producto en diversos períodos de
tiempo, en número de sectores, y en niveles de desagregación geográficos (regiones,
departamentos y áreas) es uno de los principales limitantes del análisis e identificación de
clusters en los países en desarrollo.
52
2.4 Tipologías y formas de clasificación de los Clusters.
En la realidad los clusters varían considerablemente en tipo, origen, estructura, organización,
dinámica y trayectoria de desarrollo; por ello, los clusters pueden caracterizarse como redes de
producción de firmas fuertemente interdependientes (incluyendo proveedores especializados)
enlazadas entre sí en una cadena de producción de valor agregado. En algunos casos, los clusters
también incluyen alianzas estratégicas con universidades, institutos de investigación, servicios de
negocios de conocimiento intensivo, instituciones de enlace (brokers, consultores) y clientes
(OCDE, 1999).
Porter (1998) destaca de forma genérica la existencia de tres tipologías de clusters que se
desarrollan en contextos culturales diferentes:
• Los Clusters en países desarrollados.
• Los Clusters en países en desarrollo (tienen menor profundidad, las empresas tienden a
integrarse verticalmente y se ubican en aglomeraciones, por lo tanto son menos
competitivas).
• Los Distritos industriales (producción descentralizada pero integrada verticalmente
respecto del territorio y del distrito, son de alta competitividad pero en unos sectores
específicos).
Otra clasificación genérica es la propuesta por Held (1996), este autor propone clasificarlos en
cuanto a la tipología de las organizaciones que los componen y atendiendo al punto de
interconexión de las empresas participantes, de esta forma los mismos pueden diferenciarse en:
El clásico de cadena de valor verticalmente integrado, al que se ajustan la mayoría de los
clusters de automoción.
Como grupo de industrias horizontales con una base de recurso común.
Los emergentes, con un vínculo o recurso común potencial pero aún no fijado
restrictivamente.
Por su parte y en una clasificación más específica Morales et al. (2010) plantean que los clusters
pueden ser clasificados de manera general atendiendo a diferentes criterios tales como: el tipo de
producto, el tamaño de las empresas que los constituyen, la homogeneidad de las industrias, el
estado de desarrollo, la dimensión geográfica y el origen de la decisión que dio lugar a su
surgimiento. En el Cuadro 2.2 se muestran ejemplos de autores que han abordado el estudio de
los clusters desde esta propuesta de clasificación.
53
Cuadro 2.2 Clasificación de los Clusters.
Criterio Ejemplo
Según el tipo de
bienes o servicios
Concentran las actividades desarrolladas en ellos, entre otros se pueden
encontrar, clusters en la industria de automóviles, servicios financieros,
software y cuero (Ketels, 2003).
Según el tamaño de
las empresas
Clusters constituidos por empresas en diferentes fases y modos de
producción (Parto, 2008). Clusters de pequeñas empresas como es el caso
de algunos hallados en Italia y América Latina (Altenburg, 2001).
Según la
homogeneidad de las
industrias
Clusters de empresas aglomeradas alrededor de una actividad relacionada
(Marshall, 1890; Arrow, 1962 y Romer, 1986, citados en Maldonado,
2004). Clusters de empresas pertenecientes a diferentes sectores (Jacobs,
1969, citado en Maldonado, 2004).
Según el estado de
desarrollo
Según Vega (2007) los cluster pueden ser:
Embrionarios o en etapa de formación
Consolidados o maduros
Declinación El grado de madurez está directamente asociado con el establecimiento de
redes de cooperación que dan lugar a dinámicas de generación y difusión
de conocimiento e innovación.
Según su dimensión
geográfica
De acuerdo con Porter (2003) los cluster se pueden clasificar en:
Urbanos
Regionales
Nacionales
Supranacionales
Según su génesis
Naturales: aquellos que se originan como resultado de la evolución
histórica de una o más industrias en una región geográfica (Vega, 2007).
Forzados: su formación obedece a la existencia de una política pública y/o
algún organismo que favorece su formación (Vega, 2007).
Fuente: Tomado de Morales et al. (2010).
De igual forma Albu (1997) propone una tipología del cluster considerando las características de
las empresas que lo componen (especialización); a su vez que Roelandt and den Hertog (1997)
realizan la clasificación tomando en cuenta el tipo de vínculos que se presentan entre las
empresas y entre las industrias; por último, Pedersen (1997) realiza una categorización del
cluster dependiendo de las relaciones establecidas entre las empresas (tanto vertical como
horizontal). Estas clasificaciones se resumen en el Anexo 8.
Otras alternativas para la clasificación de clusters citada por Tello (2010) son resumidas en los
Anexos 9 y 10. La primera es la aportada por Enright (1996) en la cual se distingue una o más de
las características o dimensiones de los clusters y la segunda es la aportada por Mc Cormick
(1999) la cual se enfoca en una muestra derivada de clusters en África.
54
2.4.1 El Cluster maduro.
Por otra parte es necesario particularizar a los efectos de la presente investigación en una
clasificación en específico. De esta forma nos detendremos por un momento en este epígrafe
para abordar la clasificación ofrecida por Ramos (1998) en lo que él denominó: ―cluster
maduro‖. Este autor baso su trabajo sobre los clusters productivos asociados a recursos naturales,
analizando este tipo de conglomerados en los países desarrollados y estableciendo sus fases de
formación para garantizar el avance económico de dichos países.
Ramos (1998) define a un cluster maduro como: uno capaz de mantener su competitividad no
sólo a través de sus ventajas comparativas naturales, sino crecientemente a través del
mejoramiento continuo de su productividad. Sin la acumulación constante de progreso
tecnológico, la evolución del cluster se frena y se limitará a las puras rentas de la fase extractiva.
Tabla 2.2 Fases de desarrollo de un Cluster maduro.
Actividad Fase 1 Fase 2 Fase 3 Fase 4
1. Exportaciones Recurso natural
sin procesar
Primer nivel de
procesamiento
Primer nivel de
procesamiento más
especializado,
procesamiento de
segundo nivel
Inversión en el
extranjero
2. Insumos Importados
Sustitución de
importaciones,
producción de
insumos
principales para
el mercado
doméstico
Exportación Exportación
3. Maquinaria
Importada
(reparación
llevada a cabo
localmente)
Producción bajo
licencia para el
mercado
doméstico
Exportación de
maquinaria básica a
mercados menos
sofisticados,
desarrollo de equipo
más especializado
Exportación de
todo tipo de
maquinaria a
mercados
sofisticados
4. Ingeniería
Producción
Diseño
Consultoría
Semi-importada
Importado
Importada
Doméstica
Parcialmente
Doméstico
Parcialmente
Doméstica
Exportación
Doméstico
Doméstica
Exportación
Exportación
Doméstica
Fuente: Tomado de Ramos (1998).
55
De esta forma un cluster maduro es aquel que más allá de la exportación del recurso natural que
le da origen, logra profundizar en el tejido productivo de forma tal que hace a la economía cada
vez más estable, menos vulnerable y también menos dependiente del propio recurso natural: a
través de la incursión en exportaciones de bienes cada vez más variados y complejos y de
servicios relacionados con la base material del cluster.
En la Tabla 2.2, se aprecian las fases de desarrollo de los clusters productivos para convertirse
en un cluster maduro, donde se denotan las principales actividades básicas necesarias en el
proceso de producción y comercialización.
De acuerdo con lo anterior se afirma que un cluster maduro pasa por cuatro fases:
En la primera fase se extrae y explota el recurso natural con un mínimo de procesamiento
doméstico, este mínimo es indispensable por razón de altos costos de transporte.
En la segunda fase se ponen en marcha actividades de procesamiento, exportación (por ejemplo,
las industrias de cartón y papel) y se comienzan a sustituir importaciones con la producción
nacional de algunos insumos y equipos, la provisión totalmente nacional de servicios de
ingeniería para la producción y parcialmente nacional en lo que a diseño se refiere.
En la tercera fase se comienza a exportar algunos de los bienes y servicios que primeramente se
sustituyeron (insumos, maquinarias básicas) a mercados poco exigentes, la ingeniería es casi
totalmente nacional y se profundiza la exportación de productos procesados cada vez más
sofisticados (por ejemplo, papeles finos y especiales).
En la cuarta fase se exporta de todo: productos procesados de gran variedad y complejidad,
insumos y maquinaria a mercados exigentes, servicios de ingeniería de diseño y consultorías
especializadas. Asimismo, las empresas del país empiezan a invertir en el exterior en ese mismo
complejo.
Son muchos y variados los clusters maduros que existen en los países actualmente desarrollados.
Estos clusters se caracterizan por generar actividades tan sólidas que sobreviven la desaparición
o disminución relativa del recurso natural que la impulsó originalmente. Por ejemplo, la minería
finlandesa dio origen a una importante industria de maquinaria y equipos para la minería.
56
2.4.2 Clusters latinoamericanos: clusters de sobrevivencia, cluster fordista, clusters
transnacional.
Otra tipología que no se debe pasar por alto es la ofrecida por Altenburg and Meyer-Stamer
(1999). Estos autores desarrollan una clasificación para los clusters en América Latina y resaltan
que a pesar de los esfuerzos referidos, el desarrollo de los clusters es aún un proceso incipiente
en dicha región. Su clasificación se define entonces en función de las tres modalidades básicas de
agrupamiento empresarial predominantes las cuales son: cluster de sobrevivencia, cluster fordista
y/o producción en masa y cluster transnacional. Los rasgos fundamentales de estas modalidades
de clusters son los siguientes:
1. Los clusters de sobrevivencia están conformados fundamentalmente por micro y pequeñas
empresas, el segmento de mercado que atienden se caracteriza por consumidores locales
dispuestos a sacrificar calidad por el menor precio posible. Dichas empresas están insertadas en
el ―sector informal‖. Sus características principales son: capital social bajo, competencia
destructiva y poca innovación.
El mecanismo normal de funcionamiento de la microeconomía se caracteriza por la entrada y
salida constante de empresas. Poseen un potencial limitado de desarrollo a mediano y largo
plazo.
2. Los clusters fordistas o de producción en masa se vinculan a producciones estandarizadas para
mercados masivos (prendas, calzado, muebles) en donde las empresas dentro de un clusters
derivan sus ventajas a ciertas economías de aglomeración (imagen colectiva, canales de
distribución colectivos, recursos humanos especializados), pero difícilmente logran diferenciarse.
Se caracterizan por estar integrados por pequeñas y medianas industrias, cuyo modelo de
producción dominante es la producción en masa. La mayoría surgió en la etapa de la
industrialización sustitutiva de importaciones y sólo lentamente se adaptan al modelo de
especialización flexible, se caracterizan también por el bajo nivel de integración vertical y
estrechas relaciones de suministro con las empresas locales. Al mismo tiempo, mantienen un
grupo de restricciones que impiden aprovechar con mayor intensidad las ventajas de los clusters.
3. Los clusters transnacionales. Son los clusters de proveedores de empresas transnacionales que
exportan cuasi-commodities (maquila, automotriz, electrónica). La ventaja de estar cerca del
comprador (la empresa transnacional exportadora) hace surgir el fenómeno de concentración
57
geográfica de proveedores especializados. Sin embargo, las características tecnológicas de los
productos son con frecuencia tan estandarizadas que las empresas del cluster no tienen
posibilidad de utilizar una estrategia de innovación y diferenciación.
Los clusters transnacionales son el resultado de modificaciones de las estrategias de empresas
transnacionales, especialmente en lo relativo a los mecanismos de aprovisionamiento y a la
formación de redes internacionales. Este tipo de cluster es liderado por una gran empresa y no
siempre genera las externalidades deseadas.
La empresa transnacional en este tipo de clusters desempeña un doble papel contradictorio, por
una parte favorece el incremento de la producción, el empleo y las exportaciones del país, por
otra parte al vincularse a otras redes empresariales de carácter internacional los criterios
predominantes son las de esas empresas y no los del país. De este modo, el cluster tiende a la
desterritorialización (Debat et al., 2001).
En la Tabla 2.3, se muestra el comportamiento de los clusters latinoamericanos con base en la
clasificación anteriormente mencionada, considerando algunos elementos como: producción,
mercado, proceso de formación, dinámica económica, especialización entre empresas,
cooperación, barreras de entrada, estrategias de innovación, productividad y mercado de trabajo.
Con respecto a la clasificación de cluster de sobrevivencia en relación con los elementos
mencionados, los rasgos más importantes que se aprecian son: bajos niveles de participación y su
área geográfica es local. Los clusters de producción en masa, generalmente tienen una
integración vertical con respecto a las demás empresas, tiene poco avance en I+D y su
producción es estandarizada. El comportamiento de los clusters transnacionales denotan que
generalmente están dominados por las grandes empresas, por lo tanto, tienden a tener alta
productividad, cooperación y especialización entre empresas e invierten en I+D.
Tabla 2.3. Clasificación de Clusters Latinoamericanos.
Características Cluster de
Sobrevivencia
Cluster fordista o
producción en masa Cluster transnacional
Producción Calidad Baja Estandarizada Dominada por grandes
empresas
Mercado Exclusivamente local Local mayoritariamente Nacional e Internacional
Proceso de
Formación
Normalmente
derivado de
iniciativas
individuales
Progresaron durante la
etapa de sustitución de
importaciones
Adquirieron difusión
durante la etapa de
apertura económica
58
2.5 Clusters Agroindustriales.
Según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura-(IICA, 2003) en
Latinoamérica, la economía rural es tratada por la mayoría de las políticas públicas como u
problema de orden sectorial y productivo. Aún hoy continúa identificándose ―lo rural‖ con
―agrícola‖; de ahí que la pobreza y el desarrollo rural sean abordados, insistentemente, con
estrategias agrícolas; no obstante, se hace caso omiso de la complejidad de la economía de los
territorios rurales y de las estructuras articuladas e interdependientes que cobran forma en ellos.
Por tanto, este organismo plana que la articulación de una economía de territorio implica el
reconocimiento de la competitividad proveniente de sus ventajas competitivas y comparativas,
las cuales se desarrollan a partir de las relaciones de los diferentes eslabones de la cadena
productiva al establecer acuerdos de cooperación. Cabe resaltar que sin la organización efectiva
de relaciones d colaboración, los eslabones de la cadena de valor se debilitan, y como resultado
todos los componentes son menos eficaces en sus funciones individuales, lo que hace que la
cooperación sea uno de los factores más importantes para la función de las economías basadas en
el mercado.
Galvez-Nogales (2010) define a los clusters de base agrícola, como la concentración de
productores, agroindustria e instituciones soporte que participen en el mismo subsector agrícola
o agroindustrial para construir redes de valor y enfrentar desafíos comunes. Así mismo, resalta
que los gobiernos reconocen a los clusters de base agrícola como herramientas valiosas para
Dinámica
Económica
Caracterizado por el
trabajo por cuenta
propia
Externalidades pasivas Orientada por la demanda
de las transnacionales
Especialización
entre las empresas Baja Media y Baja Alta
Cooperación entre
las empresas Baja
Alto grado de integración
vertical. Bajo nivel de
cooperación
Baja
Barreras de
entradas Baja Relativamente bajas Altas
Estrategias de
innovación Imitativa
Poca interacción con
instituciones de
investigación y desarrollo
Poseen estructura interna
de I+D local
Productividad Baja Mediana Alta
Mercado de
trabajo
Trabajo por cuenta
propia
Exceso de demanda de
fuerza de trabajo
calificada
Poca utilización de la
fuerza de trabajo
calificada local
Fuente: Tomado de García and Marquetti (2005).
59
fomentar el crecimiento del sector agrícola en un territorio y la vinculación de éste territorio a las
cadenas de valor mundiales.
Reiteradamente, los clusters se han señalado como factores de competitividad para la agricultura
del siglo XXI. Por ejemplo, Gibbon (2001) señaló que los clusters o aglomeraciones
agroindustriales permiten mejorar los procesos y productos y son un medio para que los países
en desarrollo puedan insertarse en la globalización.
En la misma dirección, el IICA (2003) planteó que las economías de aglomeración y
consolidación de ―clusters productivos‖ determinan la competitividad y la forma en que los
territorios pueden captar beneficios de la misma. Yelkikalan et al. (2012) afirmaron que los
clusters agrícolas son impulsores de la productividad en la industria alimentaria y esto, los
reviste de un impacto global.
2.5.1 Estado del Arte en los estudios de Clusters Agroindustriales.
Para Teigeiro and Carvajal (2007) no existen métodos suficientemente aceptados y
estandarizados permitan identificar clusters, en parte, porque el concepto sigue siendo una
discusión abierta. De ahí que estos métodos de identificación sean diversos, unas veces de
enfoque cualitativo, tales como los estudios de caso ad hoc y otras de enfoque cuantitativo, como
los análisis multivariados, las tablas inputs-outputs (matriz de entrada -salida), cociente de
localización y los análisis por medio de grafos y métodos afines.
A partir de los estudios de Porter (1991), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico-OCDE (1999) recopiló iniciativas exitosas de cluster en Europa, Norteamérica y
México, que habían sido previamente estudiadas mediante diversas técnicas tales como: el
método de grafos, método de correspondencia, matriz de entrada-salida y análisis de caso, siendo
esta última la más utilizada. El estudio identificó clusters de diversos sectores económicos y
dentro del sector agropecuario analizó el desempeño de los clusters agroalimentarios en Austria,
Dinamarca, Finlandia, Holanda, Noruega, Suecia y Estados Unidos, específicamente y resaltó los
principales problemas presentados y las medidas gubernamentales y privadas que se tomaron
para solucionarlos. Se concluyó, que la creación de clusters no debe ser impulsada por el
gobierno sino el resultado de iniciativas impulsadas por el mercado.
Picard and Zeng (2005) a través de una simulación matemática, analizaron de qué manera
influyen la mano de obra no calificada del sector agrícola local y los altos costos de transporte de
60
los productos agrícolas en el desarrollo de conglomerados en las zonas rurales en China. Los
resultados de esta investigación, muestran que fenómenos como la suburbanización o sobre
urbanización, generan dispersión o acumulación de clusters.
A la luz de las teorías que explican la evolución de las estructuras agrarias en las sociedades
occidentales contemporáneas como lo son: la bipolarización; la lógica distintiva de la agricultura
y las teorías institucionales y la iniciativa empresarial de la familia. Iraizoz et al. (2007),
aplicaron el análisis de varianza para identificar seis tipo de clusters en Navarra (España).
Explotaciones agrícolas medianas en una trayectoria expansionista, pequeñas explotaciones
mixtas, clusters de pequeñas ganaderías, grandes explotaciones agrícolas que dependen de los
subsidios, pequeñas explotaciones ganaderas de montaña y el cluster de la ganadería intensiva.
Mesa (2009) investigó la naturaleza y el papel que cumplen las multinacionales en el desarrollo
de iniciativas de innovación en el cluster hortícola tipo invernadero en la provincia Almería
(España), mediante la aplicación de encuestas a representantes del sector productor
comercializador hortícola y de la industria auxiliar de la agricultura de Almería. El estudio
permitió identificar que la innovación no es una decisión que provenga del cluster, sino que es
producto de las exigencias que ejercen las multinacionales para satisfacción de mercados.
Martínez-Carrasco and Martínez (2012) y Aznar (2012) utilizaron el método del Diamante
Porter para analizar el cluster hortifrutícola de Murcia y horticultura intensiva de invernadero en
Almería en España, respectivamente. Mediante un método descriptivo, expusieron la situación de
competitividad, innovación y cooperación de estos clusters agroalimentarios. Los resultados
confirman ventajas competitivas como la presencia de numerosos proveedores de insumos y/
materiales, creación de nuevas empresas, elevado número de clientes potenciales, altos índices
de innovación y desarrollo de nuevos productos.
En Turquía Yelkikalan et al. (2012) y en Ucrania, Ternovsky and Mirzoeva (2013), identificaron
conglomerados de agricultores y ganaderos a través de la recopilación de información de fuentes
secundarias y entrevistas no estructuradas. Estos estudios lograron definir, en qué localidades la
creación de cooperativas y asociaciones han ayudado a incrementar productividad y
competitividad de los clusters y los resultados advierte que el principal factor que impide la
cooperación es la actitud negativa y falta de acceso a recursos financieros por parte de pequeños
productores, ya que las opciones de crédito disponibles representan altas tasas de interés.
61
También se resaltó que la cooperativa agrícola es el modelo más recomendado para el avance del
sector agrícola.
Looijen and Heijman (2013) por su parte, utilizaron el método cociente de localización de
Heijman and Schipper (2010), para medir e identificar los clusters agropecuarios en algunas
regiones de la Unión Europea. Los autores clasifican estos sistemas por tipo de conocimiento y
formas de desarrollo, de acuerdo con la información del Observatorio Europeo de Cluster. Del
estudio se concluyó que los cluster de Europa occidental tienen un nivel de desarrollo más
elevado que los de Europa oriental y que en las regiones con menos de siete millones de
habitantes de la Unión Europea, los clusters especializados en horticultura son menos frecuentes.
Por su parte, Yu et al. (2013) analizaron cualitativamente la intervención y medidas
gubernamentales en la formación de cluster en los sectores de verduras y flores en dos regiones
de China. La investigación destaca la falta de estudios cuantitativos pesar del desarrollo del
sector agrícola en China y menciona que estos cluster se caracterizan por el apoyo
gubernamental constante al desarrollo de la industrialización y modernización, que han creado
un entorno propicio y una base sólida para el desarrollo de este modelo de economía en China.
Mediante un estudio de caso, Zhang and Hu (2014) recopilaron la experiencia del cluster de la
papa, también en China y concluyeron que la formulación de políticas industriales a nivel local
de mejoramiento de la calidad de la tierra, establecimiento de una asociación para la
comercialización de la papa, construcción de mercados mayoristas locales, mejoramiento de la
capacidad de almacenamiento, desarrollo de mejores variedades y el fortalecimiento de la
industria de la transformación, han sido factores detonantes del desarrollo económico de la
región.
La construcción de clusters agrícolas en las regiones menos desarrolladas, es más difícil, porque
el sector está dominado por pequeños productores, sin organización formal que carece
generalmente de la capacidad económica y visión empresarial para proyectarse en un mercado
globalizado. Según Galvez-Nogales (2010), este tipo de agricultores tienen pocos o nulos
vínculos con la investigación, la innovación y no siempre cuentan con políticas y programas
orientados al fortalecimiento de la estructura de cluster por parte de instituciones soporte y
gobierno, lo que dificulta el crecimiento de la masa crítica. Por esta razón, a continuación se
revisarán los estudios sobre clusters agrícolas latinoamericanos, cuando la intención fue
caracterizarlos o diseñarlos.
62
2.5.2 Estudios de Clusters Agroindustriales en Latinoamérica.
En el ámbito latinoamericano, Guaipatin (2007) por su parte realizó seis estudios de caso de
cluster agrícolas implementados a través de la Cooperación Público-Privada (CPP): melón y
manzana en Brasil, piña y limón en México, frambuesa en Chile y caña de azúcar en Colombia.
Del análisis, se concluyó que la desconfianza ante comportamientos oportunistas de algunos
miembros del cluster es la principal barrera de su consolidación, así como el acompañamiento de
entes gubernamentales; resulta importante para la mayoría de los actores de la cadena, debido a
que consideran su intervención como garantía de control.
En México, Coelho (2007) determinó los principales problemas del cluster del tequila-agave, a
través de un estudio cualitativo exploratorio. Los resultados obtenidos mostraron que la dinámica
de la competitividad del cluster está sujeta a contratos y coordinación de la oferta, instituciones y
mecanismos de regulación, diversificación geográfica de los mercados, diversificación de
actividades de la cadena, diversificación de productos o elaboración de subproductos y adopción
de normas de calidad. Además, se encontró que los principales obstáculos de la eficiencia
colectiva en el cluster, se explican por la excesiva dependencia al mercado estadounidense, poca
adopción de estándares de calidad superiores a los exigidos por las norma mexicanas y falta de
relaciones estables entre los actores participantes.
Por su parte, Sánchez et al. (2016) utilizaron el método del International Institute for
Management Development (IMD) para diagnosticar la competitividad de las nueve empresas
agroindustriales del sector del limón en Colima (México). El estudio encontró, que las variables
que mayor influencia ejercen en la competitividad del cluster son: eficiencia en los negocios,
productividad, eficiencia, mercado laboral, finanzas, gestión y actitudes y valores. En tanto que
Aguilar-Gallegos et al. (2015), realizaron un análisis estadístico por conglomerados para evaluar
cómo los productores de palma de aceite utilizan las tecnologías de cultivo en el estado de
Tabasco (México). Los resultados, identificaron un grupo de adoptantes avanzados que registran
rendimientos mayores, respecto al grupo de adoptantes intermedios y adoptantes básicos, siendo
la salud del cultivo, la operación de asociaciones de productores y la gestión de la unidad de
producción, las variables que condicionan este desempeño. Aunque los grupos presentaban un
alto grado de afinidad, demostraron escaso flujo de información entre sí, por lo que se
recomendó, la articulación entre los diferentes grupos de productores y otros actores de la cadena
y el diseño de estrategias de transferencia tecnológica más eficaces.
63
Madoery (2009) realizó un estudio de caso en Rosario (Argentina) para analizar el alcance de las
políticas gubernamentales en conglomerados agroindustriales, a través de información primaria y
secundaria del sector público, privado y la academia. Este estudio demostró que la puesta en
marcha de políticas gubernamentales de fortalecimiento, permite la creación de conglomerados
agroindustriales y desarrollo tecnológico. Luego Tedesco (2012) aplicó matrices de entrada–
salida para medir el impacto que tuvo la crisis económica de finales de los noventa que ocasionó
la devaluación del peso argentino sobre los cluster agrícolas en la economía argentina. Con este
método, pudieron ser identificados los clusters que permanecieron iguales, los que
desaparecieron, los que aumentaron sus valores de intensidad de flujo y los Clusters que
surgieron a raíz de esta crisis económica.
Recientemente, Geldes et al. (2015) estudiaron la cooperación entre empresas para hacer
marketing en un cluster agroindustrial de Chile aspecto poco explorado dentro de las
externalidad positivas de los clusters. Se midieron variables de proximidad y cooperación, que
intervienen en las actividades de marketing colaborativo. Los análisis multivariados aplicados
permitieron concluir que las relaciones sociales y las proximidades cognitivas y tecnológicas son
las variables que condicionan la organización de ferias, muestras empresariales y promoción
conjunta y no la proximidad geográfica.
En Colombia, Herrera et al. (2009) realizaron una simulación matemática de las relaciones de la
cadena hortofrutícola de Bolívar. Con información de fuentes primarias y distintos escenarios,
demostraron que la asociatividad de los productores es la que más genera valor agregado, aunque
sea la transformación el eslabón que más ganancias percibe.
Olivera and Toro (2010) analizaron la competitividad del sector madera en Barranquilla, a través
de información los diferentes organismos soporte y empresas de fabricación de muebles en su
mayoría; utilizaron el modelo de Diamante de Porter, y detectaron dificultades como la falta de
organización, desarrollo tecnológico y diferenciación de mercados para la constitución del
cluster. Sin embargo, el sector tiene una gran oportunidad para su conformación debido a la
convergencia de tres de los más importantes segmentos del sector: los aserraderos, fabricantes de
tableros y muebles y fabricantes de accesorios derivados de la madera.
López and Chamorro (2012) emplearon la dinámica de sistemas para evaluar escenarios donde se
varían las hectáreas sembradas de dos productos agrícolas (ñame y yuca) y así evaluaron el
impacto en la productividad, empleo y utilidad los actores al considerar distintas capacidades de
64
producción y toneladas a transportar o procesar por cada producto. Los autores encontraron que
el cultivo del ñame es el que genera más ingreso y empleo en toda la cadena.
2.5.3 Resumen de los resultados en discusión.
En el Anexo 11 se relacionan los trabajos citados, indicando el enfoque de investigación
(cualitativo, cuantitativo o mixto) y clasificando los trabajos según si diseñaron el cluster o sólo
diagnosticaron sus relaciones. Aquí se puede notar que a la hora de identificar, describir, medir y
diseñar clusters agrícolas o agroindustriales, los métodos exploratorio cualitativos son los más
adoptados por los investigadores, siendo la encuesta, la técnica más utilizada si se quiere conocer
el desempeño de los eslabones frente a: los 4 factores de Porter, relaciones de proximidad social,
tecnológica, productividad o competitividad.
Los trabajos de enfoque cuantitativo son más escasos y se han desarrollado en regiones que
disponen de estadísticas y de instituciones que funcionan para el fortalecimiento e impulso de
clusters, como lo es el caso de la Unión Europea con el Observatorio Europeo de Cluster. En
Latinoamérica se reportan trabajos desde 2007 y sigue la misma tendencia respecto al enfoque de
investigación, debido quizá a la poca o nula disponibilidad de estadísticas que demandan las
técnicas cuantitativas de medición de clusters, generalmente a cargo de entidades
gubernamentales.
En su mayoría, los estudios demuestran que un aspecto importante para el nacimiento e
incubación del cluster es la cooperación empresa-estado a través de políticas y programas de
intervención que dirijan los intereses de estos sistemas hacia la satisfacción de las exigencias del
mercado. En este sentido, la innovación en los clusters es un impulsor de su desarrollo, los
trabajos de España, demuestran que la demanda de las multinacionales o exportadoras que
compran los productos agrícolas del cluster genera que pequeños y medianos productores,
aumenten su productividad, debido a que los requisitos de calidad de estas compañías derivan en
la innovación de procesos, productos, maquinaria, entre otros Mesa (2009), Martínez-Carrasco
and Martínez (2012) y Aznar (2012).
Por otra parte, en los estudios cualitativos y mixtos, las variables e indicadores más comunes
fueron: las del Diamante Competitivo de Porter, creación de tecnología e innovación,
cooperativismo uso eficiente de tecnología, políticas sectoriales, acceso a créditos, desarrollo
económico, mientras que los de enfoque cuantitativo, miden relaciones a partir de importaciones,
65
exportaciones, compras, ventas entre eslabones, mano obra calificada, mano de obra no
calificada, capacidad instalada, valor tonelada de producto agrícola postcosecha, gastos
operacionales, valor mano obra empleada, entre otras. Adicionalmente, se encontró que las
técnicas utilizadas en este enfoque, han sido: matriz entrada-salida, cociente de localización y
técnicas de análisis multivariados (sea análisis de componentes principales, análisis factorial
múltiple o análisis de cluster).
La nueva literatura de geografía económica ha descuidado un poco el estudio del fenómeno de
clusterización en el sector agrícola y dado que la agricultura es muy importante en la economía
de países en desarrollo, se justifican nuevos resultados respecto a un modelado adecuado del
sector agrícola mediante técnicas cuantitativas y cualitativas que diversifiquen las metodologías
de identificación, análisis y diseño de clusters (Picard and Zeng, 2005). En especial,
metodologías que posibiliten la inclusión de los actores involucrados en la toma de decisiones y
selección de estrategias más convenientes para crear o fortalecer un cluster. El estado del arte
analizado, evidencia que el enfoque cuantitativo es reciente y que la utilización de técnicas de
simulación y optimización para estudiar los clusters agrícolas es escasa, en consecuencia aquí
existe una oportunidad de investigación.
En esta dirección los trabajos de Buendía (2005) y Soriano (2008), proponen modelos de clusters
industriales basados en dinámica de sistemas y logran la simulación relaciones interesantes entre
variables como: crecimiento económico, infraestructura urbana, ventaja competitiva y posición
exportadora de un país, crecimiento del cluster número de empresas, tamaño de la empresa,
mano de obra calificada, disponibilidad de recursos, producción, innovación, acumulación de
conocimiento, inversión en investigación y desarrollo, utilidades, competitividad y
emprendimiento. Otra línea de investigación es la relación de estos trabajos y el desarrollo, de
Herrera et al. (2009) y López and Chamorro (2012), para especificar el modelado del clusters
según las condiciones de la economía agrícola y el desarrollo rural.
2.6 Los clusters en Cuba.
En el caso particular de Cuba al analizar la literatura y otras fuentes especializadas no se
encontraron suficientes trabajos en lo referente a la necesidad del análisis, diagnóstico, fomento
y creación de clusters industriales. Sin embargo no es menos cierto el reconocimiento por parte
de la dirección estratégica del país de la necesidad potencializar este enfoque como vía
66
fundamental para la elevación de la competitividad de la nación así como alcanzar la
autosuficiencia alimentaria. De esta forma los primeros pasos que particularmente se dan en este
sentido están encaminados a la necesidad de potenciar los encadenamientos productivos que
constituyen las columnas vertebrales de los clusters.
Dentro de los principales aportes a este tema resalta la propuesta Monreal (2001) quien señala
que: ―para el caso específico de Cuba es necesario priorizar el desarrollo de las actividades
industriales exportadoras, sustentándose en el concepto de clusters exportadores de forma tal que
se pueda reconfigurar y actualizar los principales sectores y líneas de exportación del país así
como la creación de muchos otros‖. Este autor subraya además que una premisa fundamental de
la estrategia de reindustrialización del país encaminada a la sustitución de exportaciones debe
estar vinculada el hecho de que los clusters industriales que son capaces de producir para los
mercados internacionales poseen un gran potencial de crecimiento a largo plazo. Sus
oportunidades de expansión no están limitadas por la escala del mercado nacional y además
ofrecen un potencial para la creación de empleos de alta calificación. Por otra parte, los ingresos
derivados de estos clusters serían una importante fuente de demanda para sectores orientados
hacia el mercado interno. En suma, la existencia de actividades exportadoras industriales
(productos y servicios) apoyada en las ventajas que ofrecen el desarrollo de clusters sería la
forma más adecuada de hacer avanzar la economía del país.
De igual forma el término cluster debe ser puesto en función del análisis y la articulación de
toda la economía nacional y no solo con un alcance regional específico, aunque es necesario
advertir que el primer paso debe ser el desarrollo de las cadenas productivas globales que
conformaran estos clusters. Este proceso debe estar enmarcado en regiones específicas que
presenten las características necesarias para su fomento y la generación de ventajas competitivas
específicas Monreal (2001).
Lo anteriormente señalado se refuerza bajo la óptica de Castellanos et al. (2012) al señalar que la
concentración geográfica de empresas se presenta actualmente como un elemento clave de la
competencia, por lo que el desarrollo económico basado en cluster, como forma organizativa de
la producción fruto de esta concentración debe constituir una nueva vía para garantizar la
competitividad de la nación, interna y externamente. El desarrollo de clusters en Cuba debe
contribuir a impulsar la competitividad de nuestros productos y servicios poniéndolos a tono
67
con los patrones actuales a nivel internacional, de forma tal que se fomente la inversión
extranjera con su consiguiente entrada de capital fresco y tecnología de punta.
Ahora bien, como se señaló anteriormente a pesar del reconocimiento a la importancia de dicho
enfoque el mismo no se ha abordado de forma sistemática ni a profundidad. Debido a esto
existen grandes reservas en torno al tema a pesar de que a simple vista se pueden identificar la
existencia de varios de estos clusters en nuestro país, como por ejemplo: los clusters turísticos
(Varadero y gran parte del Cayerío Norte); los clusters Azucareros esparcidos en varias regiones;
el cluster Tabacalero de la región occidental; el cluster fomentado en la nueva Zona de
Desarrollo del Mariel; etc. Son pocos los estudios existentes alrededor de los clusters
mencionados anteriormente, además los pocos realizados como por ejemplo: los abordados en la
provincia de Villa Clara por Rodríguez (2012), en el caso del cluster turístico, o el de Martínez
(2012), en el caso de la industria azucarera, no han recibido la debida continuidad limitando su
impacto al mero hecho de reportar acerca del tema.
En ese mismo sentido otro estudio que se puede citar lo constituye el realizado por Reyes (2012),
en el cual la autora abordo las condiciones necesarias para la formación y desarrollo de
conglomerados o cluster en el sistema productivo de la provincia Villa Clara. Además propuso
un procedimiento para la evaluación de dichas condiciones, integrado por un conjunto de etapas,
para lo cual se utilizan técnicas cualitativas como entrevistas, revisión documental, observación,
y técnicas cuantitativas basadas en la aplicación de software para el procesamiento de
información.
Finalmente y teniendo en cuenta la falta de estudios referente al tema es importante resaltar que
tipos de herramientas y teorías pueden ser utilidad para futuros trabajos. En el caso de Cuba se
puede afirmar que los métodos que predominarán en las futuras investigaciones serán del tipo
cualitativo (como ha demostrado la tendencia mundial en estos tipos de países subdesarrollados),
destacándose la utilización casos de estudio mayormente tratados a partir de los beneficios de la
aplicación del modelo del diamante de Porter (1998) o mediante el análisis del sistema del valor
del cluster propuesto también por este autor. La aplicación de la Teoría de los eslabonamientos
hacia atrás y hacia delante de Hirschman (1977) puede constituir otra opción para el estudio y
diagnóstico de los clusters en este país.
Por otro lado quizás los trabajos de enfoque cuantitativo serán menos abundantes y se
desarrollaran en aquellos casos en los cuales se dispongan de abundantes estadísticas y de
68
instituciones que funcionen en post del fortalecimiento e impulso de los clusters existentes. A
pesar de esto, sería importante promover este tipo de estudio ya que los mismos arrojan valiosa
información para la toma de decisiones y que de otra manera no se podría obtener. Dentro de las
técnicas más viables para estos estudios resaltan la simulación con un enfoque de dinámica de
sistemas y las matrices de insumo-producto.
2.6.1 La aplicación del término en la agroindustria cubana.
A pesar de las debilidades señaladas en el epígrafe anterior es importante observar que al menos
se reconoce por parte de alta dirección del gobierno de este país la necesidad de considerar el
papel e importancia de los clusters agroindustriales. De esta forma en los lineamientos de la
política económica rectora del mismo se establece: ―vincular adecuadamente los polos
productivos agropecuarios y la industria procesadora, a fin de garantizar el abastecimiento a las
grandes ciudades, a la exportación y al mercado interno en divisas‖ (PCC, 2011).
A partir de este planteamiento se reconoce que los clusters o polos agrícolas son importantes por
los desafíos que implica la agricultura sostenible y factores como la volatilidad de las
condiciones meteorológicas, el carácter perecedero de los productos, el complejo entorno
reglamentario de la seguridad alimentaria, las tendencias de estilo de vida de los cambiantes
consumidores, las preocupaciones ambientales y la gran cantidad de grupos de interés
involucrados. En este sentido los trabajos más importantes se realizan en post de diseñar y
articular las cadenas de suministro agroalimentarias y agroindustriales de manera efectiva. En
consecuencia, el fomento de los clusters agrícolas productivos y competitivos que se encuentran
en un estado embrionario inicia con el fortalecimiento de estas cadenas productivas. En general
aún queda mucho por hacer en materia del desarrollo y fortalecimiento de estos clusters pero al
menos es importante resaltar que ya se ha comenzado a abordar el tema y que es de esperar que
el mismo sea estudiado con una mayor sistematicidad.
69
2.7 Conclusiones parciales.
La tendencia actual de la actividad económica internacional, en general, a concentrarse
geográfica y funcionalmente sugiere a los diseñadores de políticas que una estrategia de
desarrollo efectiva debería estar enfocada a impulsar los agrupamientos de sectores
interrelacionados en una región. De esta forma se acentúa cada vez más el reconocimiento por
parte de muchos gobiernos del importante papel de los denominados ―clusters industriales‖ en el
desarrollo y la competitividad de sus naciones. A raíz de esto constituye un objetivo de carácter
global el replicar, desarrollar y fomentar aquellos elementos exitosos que contribuyen a la
formación de los clusters industriales.
En este sentido y como resultado de dicho interés se han desarrollado diferentes teorías en el
seno de las diferentes escuelas teóricas existentes en relación al tema. De esta forma y basándose
en las diversas tipologías de clusters se desarrollaron también diferentes metodologías para el
estudio de los mismos así como para el apoyo de su expansión. La implicación resultante ha
generado una gran diversidad de modelos para el análisis, el diseño, implementación y
evaluación de las políticas de desarrollo basada en clusters industriales que consideran además la
interrelación de muchísimos aspectos característicos de estos.
De igual forma en el problema de identificación y diseño de clusters agrícolas ha sido frecuente
la aplicación de los métodos de enfoque cualitativo y mixto, en tanto que el enfoque cuantitativo,
apoyado de análisis multivariados, matriz entrada-salida y cociente de localización, ha sido
escaso. De manera similar la revisión bibliográfica realizada demostró que a los métodos
cuantitativos se suman la modelación de variables mediante la dinámica de sistemas
últimamente, por lo que esta línea representa una oportunidad para el ejercicio de establecer
metodologías de estudio que aporten a estudios de competitividad de estos modelos.
Por otro lado en el caso específico de Cuba se pudo constatar que ya se ha comenzado a prestar
atención en torno al tema y sobre todo en los beneficios que se derivan de su aplicación en la
esfera agroindustrial. Sin embargo, no se encontró suficiente evidencia acerca de cómo ha sido
abordado el mismo desde la academia, lo cual puede significar que existe una ausencia o vacío
en cuanto a la teoría (adaptada a las necesidades concretas de este país) necesaria para abordar en
la práctica dicho tema. De esta forma se podría afirmar que existe la necesidad y posibilidad de
abordar el mismo sobre todo en la realización de estudios en función del diseño de estos clusters,
en especial los agroindustriales que aún están en un estado embrionario.
Conclusiones Generales
70
Conclusiones generales
Al término del presente trabajo de diploma se considera cumplido el objetivo general trazado en
vistas de dar respuesta al problema de investigación planteado. De esta forma es posible afirmar
que la revisión bibliográfica realizada de la literatura científica especializada acerca del
denominado modelo de desarrollo local, así como los clusters industriales permitió definir los
principales enfoques teóricos que caracterizan a estos términos, conceptualizándose los mismos
desde diversas perspectivas.
En tal sentido se consultaron y referenciaron alrededor de 210 publicaciones entre las que
destacan libros, artículos y conceptos emitidos por prestigiosas organizaciones internacionales
así como autores de renombre. Estas referencias evidenciaron una amplia diversidad de escuelas
teóricas en ambos casos, las cuales se distinguen de diferentes formas, diferenciándose en
diversos aspectos pero manteniendo muchas veces similitud en otros, lo cual aporta de forma
teórica una diversidad de definiciones, métodos y herramientas para una correcta
implementación práctica de estos términos en casi cualquier tipo de escenario.
De igual forma se constató el auge que estos términos han tenido desde sus comienzos a inicios
de la década del 1990 y hasta la actualidad. En este sentido se destaca que en particular los
estudios más ampliamente divulgados y de mayor peso han sido desarrollados en el seno de la
Unión Europea y los Estados Unidos. Sin embargo se corroboró de igual forma la existencia de
una marcada tendencia hacia el incremento del uso de los mismos en países subdesarrollados,
mayormente de América Latina, con el consiguiente desarrollo y aporte de nuevos preceptos por
parte de autores de estos países.
Además se constató como la amplia aplicación del modelo de desarrollo local así como su
relación con los denominados clusters industriales contribuyen a elevar la producción
agroindustrial en muchos países subdesarrollados, garantizando así la necesaria autosuficiencia
alimentaria de los mismos. En este sentido se detectaron diversas metodologías y herramientas
utilizadas por prestigiosos autores para el análisis y diseño e implementación de estos modelos.
Finalmente para el caso particular de Cuba se comprobó como el desarrollo local es reconocido y
abordado por varios autores nacionales como una nueva vía para reforzar las conquistas
alcanzadas por la revolución así como el mantenimiento de su modelo económico socialista a
71
pesar de las contradicciones que se pueden generar al intentar aplicar el mismo en el contexto
actual de nuestro país. De igual forma pero con una menor aplicación el término cluster empieza
a ser reconocido y utilizado sobre todo en la esfera agroindustrial con el fomento de las cadenas
y polos productivos agroindustriales. Sin embargo, se señala que en este último término no fue
posible encontrar suficientes estudios en el ámbito nacional por lo cual esto podría significar la
posible existencia de reservas o carencias teóricas y metodológicas que den soporte a su correcta
implementación en este país.
Recomendaciones
72
Recomendaciones
1. Realizar un correcto uso de los aspectos relacionados con el desarrollo local y el enfoque de
clusters industriales mediante buenas prácticas en la aplicación de los mismos en aras de
obtener los beneficios que estos aportan.
2. Dar continuidad a este estudio y realizar otros nuevos sobre la base de lo desarrollado en el
presente trabajo, profundizando en el contexto del desarrollo agroindustrial nacional con un
enfoque local.
3. Expandir las fortalezas alcanzadas en los programas de desarrollo de cadenas productivas
agroindustriales generalizando así las conquistas alcanzadas y consolidando los clusters
productivos que se derivan de la articulación de estas.
4. Capacitar a todos los actores que interactúan en estos procesos en cuanto al tema en cuestión,
de manera que se logre una aplicación real de los principios y elementos que lo conforman y
no se convierta en una moda, como ha ocurrido en otros países y está tendiendo a ocurrir en
este.
5. Incorporar en los planes de estudio de los ingenieros y profesionales del siglo XXI los
aspectos relacionados con el desarrollo local y los clusters industriales teniendo en cuenta su
vínculo con asignaturas ya existentes en dichos planes.
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Anexos
POLÍTICAS
MACROECONÓMICAS
ENTORNO
EXTERNO
PROCESO DE DESARROLLO LOCAL
POTENCIAL ENDÓGENO
RECURSOS FÍSICOS: INFRA.
ECON., TÉCNICA: SOCIAL
RECURSOS HUMANOS
RECURSOS ECONÓMICOS
FINANCIEROS(EMPRESAS)
RECURSOS TECNOLÓGICOS
RECURSO SOCIO-CULTURALES
CAPITAL SOCIAL
AGENTES DE CAMBIO
AUTORIDADES LOCALES
ORGANISMOS PÚBLICOS REGIONALES
UNIVERSIDADES
CÁMARAS EMPRESARIALES
CENTROS DE FORMACIÓN/ INNOVACIÓN
AGENCIAS DESARROLLO LOCAL
OBJETIVOS
CREACIÓN DE EMPRESAS
CREACIÓN DE EMPLEOS
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
REDES DE COOPERACIÓN
FORMACIONES RR. HH
PROGRAMAS SOCIALES
SERVICIOS PÚBLICOS
ENTORNO INNOVADOR Y
COMPETITIVO
DISEÑO LINEAMIENTOS
ESTRATÉGICOS
ACCIONES DE
POLÍTICAS
PROYECTOS DE
INVERSIÓN
Anexos
Anexo 1. Metodología para la elaboración de estrategias DEL.
Fuente: Tomado de Iván Silva (2003).
Anexo 2. Definiciones conceptuales asociadas al termino competitividad.
NIVEL MACROECONÓMICO
Enfoque que relaciona la competitividad con los resultados del comercio exterior
Autor Concepto
Scott y Lodge (1985)
Capacidad de un país para crear, producir, distribuir y/o servir
productos en mercados internacionales obteniendo beneficios
crecientes sobre sus recursos.
Tamanes (1988) Habilidad sostenible de obtener ganancias y mantener la participación
en el mercado.
Feenstra (1989) Capacidad de un país, un sector o una empresa particular, de participar
en los mercados extremos.
Di Filippo (1991)
Incremento o al menos un mantenimiento en la participación en el
volumen transado internacionalmente o para determinadas áreas o
segmentos del mercado mundial en el que el producto está
compitiendo.
Pérez Infante (1994)
La capacidad que tiene dicha economía para el abastecimiento y
suministro de su mercado interior y para la exportación de bienes y
servicios al exterior.
The Economist (1994) Una economía competitiva es aquella que exporta bienes y servicios
con beneficios a precios del mercado mundial.
Ten Kate, (1995)
La competitividad comercial es la capacidad de un país para competir
eficazmente con la oferta extranjera de bienes y servicios en los
mercados doméstico y extranjero
Enfoque que relaciona la competitividad con la contribución del comercio exterior al
crecimiento y bienestar genera
Jones y Teece,
(1988)
El grado por el cual un país, en un mundo de mercados abiertos, produce
bienes y servicios que satisfagan las exigencias del mercado y
simultáneamente expande su PBI y su PBI per cápita al menos tan
rápidamente como sus socios comerciales.
Fagerberg, (1988)
La capacidad de un país de lograr objetivos fundamentales de la política
económica, tales como el crecimiento en el ingreso y el empleo, sin
incurrir en dificultades en la balanza de pagos.
Landau, (1990)
La habilidad de proveer una tasa aceptable de crecimiento y un estándar
de vida sostenido para sus ciudadanos, mientras que eficientemente se
provee empleo sin reducir el crecimiento potencial y estándar de vida de
las futuras generaciones
Porter, (1990)
La producción de bienes y servicios de mayor calidad y de menor precio
que los competidores domésticos e internacionales, que se traduce en
crecientes beneficios para los habitantes de una nación al mantener y
aumentar los ingresos reales.
Consejo de
Competitividad de
los Estados Unidos
(1992)
Capacidad de producir bienes y servicios que superen la prueba de la
competencia internacional, mientras nuestros ciudadanos gozan de un
nivel de vida creciente y sostenible.
Ivancevich, (1996)
Competitividad Nacional es la medida en que una nación, bajo
condiciones de mercado libre y leal es capaz de producir bienes y
servicios que puedan superar con éxito la prueba de los mercados
internacionales, manteniendo y aun aumentando al mismo tiempo la renta
real de sus ciudadanos.
OCDE, (1996)
La competitividad refleja la medida en que una nación, en un sistema de
libre comercio y condiciones equitativas de mercado, puede producir
bienes y servicios que superen la prueba de los mercados internacionales,
al tiempo que mantiene e incrementa el ingreso real de su pueblo a largo
plazo.
Informe Europeo
sobre
Competitividad,
Comisión Europea,
(2000)
El incremento sostenido de la renta y el nivel de vida de las naciones o
regiones, con una oferta de empleo lo suficientemente amplia como para
dar cobertura a todos los posibles demandantes. La actividad económica
no debe traducirse en desequilibrios externos insostenibles, ni tampoco
en comprometer el bienestar de generaciones futuras.
Anuario de
Competitividad
Mundial, IMD
(2003)
La competitividad de las naciones es un campo del conocimiento
económico que analiza los hechos y políticas que determinan la capacidad
de una nación para crear y mantener un entorno que sustente la generación
de mayor valor para sus empresas y más prosperidad para su pueblo.
La competitividad de las naciones se relaciona con la forma en que ellas
crean y mantienen un entorno que sustente la competitividad de sus
empresas.
Enfoque que relaciona la competitividad con los niveles de eficiencia y productividad de
una economía
Cohen, Teece,
Tyson y Zysman,
(1984)
Desarrollo de una superior eficiencia y con la capacidad de una economía
para incrementar el producto de las actividades de más alta productividad,
que, a su vez, pueden generan altos niveles de salario en términos reales.
Fajnzylber, (1988)
Desde una perspectiva de mediano y largo plazo, la competitividad
consiste en la capacidad de un país para sostener y expandir su
participación en los mercados internacionales, y elevar
simultáneamente el nivel de vida de su población. Esto exige el
incremento de la productividad y, por ende, la incorporación de progreso
técnico.
Grupo Consultivo
sobre la
Competitividad
La competitividad implica elementos de productividad, eficiencia y
rentabilidad, pero no constituye un fin ni un objetivo en sí misma. Es un
medio poderoso para alcanzar mejores niveles de vida y un mayor
(Grupo Ciampi),
(1995)
bienestar social —una herramienta para el logro de objetivos. Al aumentar
la productividad y la eficiencia en el contexto de la especialización
internacional, la competitividad brinda a nivel mundial la base para
incrementar los ingresos de las personas sin generar inflación. Debe
considerarse la competitividad como un medio básico de mejorar el nivel
de vida, crear empleos para los desempleados y erradicar la pobreza.
Comisión Europea
(2003)
La competitividad viene determinada por el crecimiento de la
productividad; una economía competitiva es aquella que experimenta un
crecimiento elevado y sostenido de productividad, lo que conduce a un
aumento de los niveles de vida.
NIVEL INDUSTRIAL
European
Management
Forum, (1980)
La competitividad industrial es una medida de la capacidad inmediata y
futura de los industriales de diseñar, producir y vender bienes cuyos
atributos en términos de precios y más allá de los precios se combinan
para formar un paquete más atractivo que el de productos similares
ofrecidos por los competidores: el juez final es entonces el mercado.
Haguenauer, (1989)
La capacidad de una industria de producir bienes con patrones de calidad
específicos, requeridos por mercados determinados, utilizando recursos en
niveles iguales o inferiores a los que prevalecen en industrias semejantes
en el resto del mundo, durante un cierto período de tiempo.
Lucángeli, (2003)
Una industria es internacionalmente competitiva si produce bienes
transables y es rentable. Una reducción de la competitividad es, entonces,
una reducción en la rentabilidad de alguna o todas las industrias de
transables.
NIVEL MICRO ECÓNÓMICO
Michalet, (1981) Una firma será competitiva si resulta victoriosa (o en una buena
posición) en la confrontación con sus competidores en el mercado.
Informe de la
Comisión Especial de
la Cámara de los
Lores sobre Comercio
Internacional, (1985)
Una empresa es competitiva cuando puede producir productos y
servicios de calidad superior y a costos inferiores que sus competidores
nacionales e internacionales. La competitividad es sinónimo del
desempeño de rentabilidad de una empresa en el largo plazo y de su
capacidad para remunerar a sus empleados y generar un mayor
rendimiento para sus propietarios.
Alic, (1987)
Capacidad de las empresas de un país dado de diseñar, desarrollar,
producir y vender sus productos en competencia con las empresas
basadas en otros países.
Mathis et al, (1988) La competitividad es la aptitud para vender aquello que es producido.
Van Duren, et al.,
(1991)
La habilidad sostenida de ganar y mantener cuotas de mercado.
Sharples y Milhan La habilidad que tiene la firma de entregar bienes y servicios en el
(1990) y Cook y
Bredhal (1991)
tiempo, lugar y forma preferida por los clientes de la misma, a precios
tan buenos o mejores que los ofrecidos por los otros oferentes,
obteniendo al menos el costo de oportunidad de los recursos empleados.
Durán, (1994)
Una empresa es competitiva si es capaz de vender sus productos en el
mercado internacional a unos precios más baratos, o con una calidad
superior que los de la competencia, o cuando vende en el exterior
productos totalmente nuevos. Su proceso innovador y su estrategia
competitiva se sustentan en recursos y capacidades difíciles de imitar o
reproducir por otras empresas.
Bueno, (1995)
Deriva la acepción competitividad de competencia, voz con el
significado de ―posibilidad de igualar una cosa a otra en la perfección o
en las propiedades‖ o bien ―el grado de rivalidad económica existente
en un mercado o la forma de actuación entre los competidores en el
mismo‖. Así, competitividad se entiende, para este autor, como la
capacidad para poder competir de un agente económico.
Porter (1996)
La competitividad es un atributo o cualidad de las empresas, no de los
países. La competitividad de una o de un grupo de empresas está
determinada por cuatro atributos fundamentales de su base local:
condiciones de los factores; condiciones de la demanda; industrias
conexas y de apoyo; y estrategia, estructura y rivalidad de las empresas.
Tales atributos y su interacción explican por qué innovan y se mantienen
competitivas las compañías ubicadas en determinadas regiones.
Hertford (1998)
La capacidad por parte de una empresa de sostenerse
económicamente durante un plazo de varios años ganando utilidades y
retornos iguales o mayores que los que podría ganar en la mejor
alternativa posible después de tomar en cuenta los costos de ajustarse e
insertarse en dicha alternativa.
Altenburg et al.,
(1998)
La competitividad empresarial es la capacidad de mantener una posición
en el mercado, en particular, mediante la oferta de productos de calidad
oportunamente y a precios competitivos, con flexibilidad para responder
rápidamente a los cambios en la demanda y gestionando adecuadamente
la diferenciación de los productos mediante la creación de capacidad
innovadora y un sistema eficaz de comercialización.
Mathews, (2009)
Se define como la capacidad que tiene una organización, pública o
privada, con o sin fines de lucro, de lograr y mantener ventajas que le
permitan consolidar y mejorar su posición en el entorno
socioeconómico en el que se desenvuelve.
Fuente: Tomado de Castellanos et al. (2012).
Anexo 3. Factores impulsores de la productividad y la competitividad
Fuente: Tomado de Francisco Alburquerque (2004).
Sistema educativo y de capacitación
orientado a las necesidades productivas
locales.
Infraestructura básica de calidad
(Energía, Agua, Transportes,
Telecomunicaciones).
Relaciones laborales favorecedoras del
involucramiento de trabajadores/as.
Tecnologías apropiadas.
Organización empresarial eficiente.
Acceso al crédito para Mipymes.
Diferenciación de productos
Calidad de productos
Información de mercados
Certificación, normalización
Entrega a tiempo
Servicios postventa
MEJORAS DE SISTEMAS DE
PRODUCCIÓN
VINCULACIÓN EDUCACIÓN-
PRODUCCIÓN
CUALIFICACIÓN RECURSOS
HUMANOS Y CAPACIDAD
EMPRESARIAL INNOVADORA
MEJORA DE LA CALIDAD
DEL PRODUCTO
ACCESO A LA
INFORMACIÓN
ESTRATÉGICA
COMPETITIVIDAD
PRODUCTIVIDAD
Anexo 4. Los cuatro determinantes de la ventaja competitiva de las industrias derivados de su
ubicación.
Fuente: Tomado de Michael Porter (1991).
Un entorno conducente a la
innovación e inversión
privada
Rivalidad relativamente alta
en el mercado
Estrategia de
empresas,
estructura y
rivalidad
Condiciones de la
demanda
Industrias
relacionadas y de
apoyo
Condición de los
factores
Factores patrimoniales
Factores creados
Cantidad y costos de
factores
Calidad y especialización
de factores
Clientes locales sofisticados
y exigentes
Clientes que anticipan las
necesidades de otros en el
mundo
Segmentos especializados
con competencia
internacional
Masa crítica de suplidores
locales capaces y en cadena
Presencia de clusters
relacionados de alta
competitividad
Anexo 5. Principales definiciones respecto al término cluster.
Autor Definición
Humphrey y
Schmitz (1995)
Concentración sectorial y geográfica de empresas que facilitan la aparición
de economías externas pecuniarias, producto de la especialización y
división del trabajo.
Enright (1996) Un cluster regional es un aglomeramiento industrial en el que las empresas
integrantes están próximas unas a otras.
Rosenfeld, (1996,
citado en Otero et
al., 2004)
Conjunto de actividades similares delimitadas geográficamente, con
activos canales de transacciones comerciales, comunicación y diálogo, que
comparten infraestructura especializada, mercado de trabajos y de servicios,
y que enfrentan oportunidades y amenazas comunes.
Baptista y Swann
(1998)
Los clusters están definidos como grupos de empresas dentro de una
industria en un área geográfica.
Ramos (1998)
Concentración sectorial y/o geográfica de empresas que se desempeñan en
las mismas actividades o en actividades estrechamente relacionadas tanto
hacia atrás, hacia los proveedores de insumos y equipos, como hacia
adelante y hacia los lados, hacia industrias procesadoras y usuarias así como
a servicios y actividades estrechamente relacionadas con importantes y
acumulativas economías externas, de aglomeración y especialización(por
la presencia de productores, proveedores y mano de obra especializada y de
servicios anexos al sector) y con la posibilidad de llevar a cabo una acción
conjunta en búsqueda de eficiencia colectiva.
Swann, Prevezer y
Stout (1998)
Un cluster es un amplio grupo de empresas de sectores similares en una
localización determinada.
Altenburg (2001)
Es una aglomeración de un número significativo de empresas de un área
geográfica delimitada que tiene un claro perfil de especialización y en el
cual el grado de división del trabajo y de interacción entre las empresas es
elevado.
Rosenfeld (2002)
Los clusters pueden ser vistos como ―procesos‖, en el sentido que pueden
considerarse una forma de entender cómo la economía funciona y organiza
sus estrategias, así como ―resultados‖, observándose a los clusters como una
masa crítica de firmas interdependientes conectadas geográficamente‖
San Román (2004)
El agrupamiento local de agentes, que da origen a una red interconectada
con el objeto de aprender, conocer, innovar, cooperar y competir, bajo un
esquema de confianza mutua.
Meyer-Stamer y
Harmes-
Liedtke (2005)
Los clusters se definen como una aglomeración territorial de industrias
estrechamente relacionadas entre sí, y en su mayoría nacen debido a una
coincidencia histórica.
Dinapyme (2006) Un cluster es un conjunto de empresas, organizaciones y agentes,
geográficamente próximos, vinculados a un determinado negocio; se trata
de una estructura de trabajo basada en la cooperación entre los distintos
actores (privados y públicos) vinculados con la mejora de la competitividad
de las empresas que forman el cluster.
Sánchez y
Bracamonte
(2006)
Conjunto de firmas que, independientemente de su ubicación geográfica
mantienen intensas relaciones productivas.
Vera Garnica y
Ganga Contreras
(2007)
Conjunto de empresas afines y relacionadas por su cadena de valor que
comparten un espacio geográfico con claro potencial de eficiencia colectiva,
por su articulación empresarial. En su accionar se relacionan activamente,
no solo con la finalidad de competir, sino también con la de cooperar para
añadir valor y generar ventaja competitiva al conglomerado de empresas.
Lo importante no es la relación en sí entre las empresas, lo es así mismo la
calidad de ella, al poner el relieve en las tecnologías compartidas con claras
posibilidades de desarrollo e innovación.
Michelotti (2008)
Conjunto de empresas (e instituciones de apoyo) las que, trabajando en un
ámbito geográfico delimitado, en rubros conexos y bajo similares patrones
culturales, logran articular un entramado de relaciones económicas y
sociales en todas direcciones, dentro de un clima leal de cooperación y
competencia que potencia la competitividad del conjunto de un modo
sinérgico
Mora (2011)
Un cluster constituye un modo específico de organización de la actividad
empresarial que comprende tres dimensiones: localización, interrelación y
escala; en el que participan: empresas, gobiernos e instituciones académicas
y/o de investigación, las cuales desarrollan una cultura de cooperación
estratégica, a través de prácticas comunes y complementarias y, tienen
como propósito central ampliar las capacidades de aprendizaje, desarrollo
tecnológico e innovación, a fin de construir nuevas ventajas competitivas en
los contextos regionales.
Serret (2011)
Una concentración geográfica de actores en relaciones verticales y
horizontales, mostrando una clara tendencia de cooperar y de compartir sus
competencias, implicados todos en una infraestructura localizada de apoyo.
Fuente: Elaboración propia a partir de varios autores.
Anexo 6. Principales Escuelas Teóricas que influyen en la teoría económica de clusters.
Fuente: Tomado de Navarro (2003).
Anexos 7. Métodos empleados en los estudios de Clusters Industriales.
Métodos Ventajas Desventajas Ejemplos
Cuantitativos
Indicadores de
especialización
Fáciles de usar, relativamente
baratos, complementan a otros
métodos, permite una primera y
gruesa identificación de
industrias más importantes de
la región.
Su foco de análisis son los
sectores no los clusters, no
captura las relaciones entre
clusters.
Feser y
Bergman
(2000)
Matriz
Insumo-
Producto
La mayoría de países cuenta con
esta información de las
interrelaciones de industrias.
Problemas de continuidad de
las estadísticas en los
países, imperfecciones en la
definición de las industrias,
no incluyen información de
las instituciones de soporte.
Chenery y
asociados
(1958);
Czamanski
(1974)
Matrices
especiales de
innovación
Mide relaciones claves entre
agentes/actividades.
Al parecer sólo existe
información en pocos países
industrializados (Estados
Unidos, Canadá, Italia, Dina-
marca) y en desarrollo
(China).
OECD
(1999, 2001);
Roelandt-den
Hertog
(1999, 1998)
Análisis de
correspondencia
Permite identificación y
clasificación de grupos de
industrias con ciertas
homogéneas características.
Deficiencias del propio
método estadístico,
deficiencias debido a la
información de base usada.
Feser y
Bergman
(2000)
Análisis de
redes y teoría
de gráficos
La visualización gráfica permite
y facilita la interpretación y el
análisis.
Existen métodos y software
limitados.
Nystuen-Facey
(1961); Rouget
(1972)
Cualitativos
Opinión de
expertos
Costo y tiempo moderados
provee información detallada.
Los resultados no se pueden
generalizar, dificultad en
sistematizar la información.
Porter (1998)
Estudio de
casos
monográficos
Provee conocimientos sobre la
economía, contribuye al
reconocimiento de redes
transversales de industrias,
captura el papel de las
instituciones.
Los resultados no son
comparables entre clusters,
usa el instrumento heurístico
del diamante de Porter.
Porter (1998);
Glasmeier
(1994)
Fuente: Elaboración propia a partir de varios autores.
Anexo 8. Formas de clasificación de los clusters según autores.
Autor Clasificación
Roeldant y
Hertog (1998)
Macro:
Modelos de
especialización de una
economía nacional /
regional.
Necesaria innovación y
escalamiento en
producto y proceso
Meso:
Existen vínculos
Inter e intraindustria
Análisis
benchmark
de las industrias
Micro:
Oferentes
especializados se
encuentran alrededor
de una o pocas
empresas (vínculos
Inter-firmas)
Proyectos de
colaboración de
innovación
Albu (1997)
Tradicionales:
Fuerte especialización
de Producto
Basados en sectores
de alta tecnología:
Invierten una
cantidad
considerable de
I&D
Basados en la
presencia de varias
firmas:
Se interesan en
proyectos
regionales,
infraestructura,
educación,
capacitación
laboral, etc.
Pedersen (1997)
Diversificado:
Especialización vertical
de empresas
individuales
Competitividad basada
en colaboración de
empresas al interior
como al exterior del
cluster
Subcontratista:
Estrecha especialización vertical y
horizontal en el cual las empresas son
subcontratistas de una o más empresas
de gran escala
Competitividad basada en reducir los
costos de transacción por convenios
con las grandes empresas
Fuente: Elaboración propia a partir de varios autores.
Anexo 9. Clasificación de cluster propuesta por Enright (1996).
Dimensión Característica Ejemplos
La extensión del área
geográfica donde se ubican
los agentes e instituciones
Pequeñas y áreas
geográficas concentradas,
Áreas geográficas dispersas
La cerámica de azulejos en
Sassuolo, Italia
Las fibras sintéticas en Japón.
Densidad en términos del
número y la importancia de
las firmas en el cluster
Altamente densas
Baja densidad
Los servicios financieros en Nueva
York (EE. UU.)
Instrumentos en New Hampshire
(EE. UU.)
Grado de industrias
horizontalmente relacionadas
dentro del cluster
Bajo grado
Alto grado
Industria farmacéutica de Irlanda
El sector agroindustrial en
Dinamarca
Número y naturaleza de las
actividades base del cluster
Suficiente en el número y
naturaleza de las
actividades del cluster
Deficiente en el número y
naturaleza de las
actividades del cluster
Valle del Silicón, California (EE.
UU.)
Las maquilas de Chihuahuas,
México
Potencial de crecimiento y
competitividad
Cluster en desarrollo y
competitivos
Cluster maduros de
crecimiento moderado y
competitivos
Cluster en decrecimiento y
competitivos
Sector de multimedia en Los
Angeles, California (EE. UU.)
La industria de transporte y equipo
de Québec, Canadá
Las mini-computadoras de Boston
(EE. UU.)
Capacidad de innovar Innovación alta
Innovación baja
El sector biotecnológico de Boston
(EE. UU.)
La industria de electrónicos de
Singapur
Organización
industrial/estructuras de
mercado del cluster
Grupo de firmas centrales
con firmas que las
coordinan
Grupo de firmas centrales
con una firma líder
Firmas competitivas
Industria de ropa de Veneto- Italia
La industria de aviones de
Toulouse, Francia
Industria de tejidos de punto,
Carpi-Italia.
Mecanismos de coordinación
Mercados y precios
Coaliciones de corto plazo
Relaciones de largo plazo
Jerarquías
La industria textil de Prato- Italia
La industria de películas de
Hollywood, California (EE.UU.)
Industria de equipos de
automatización, Turín-Italia
La industria de automóviles de
Detroit (EE. UU.)
Fuente: Tomado de Enright (1996), citado por Tello (2010).
Anexo 10. Clasificación de cluster propuesta por McCormick (1999).
Cluster de
Empresas
Forma y Grado de
Explotación de las
Economías Externas
Forma y Grado de
Explotación de la
Acción Conjunta
Grado de
Explotación de la
Eficiencia Colectiva
I. En etapas
iniciales/prepa-
patorias
I.1 Mejora en el acceso al
mercado;
I.2 Un incipiente mercado
laboral interno al cluster;
I.3Eslabonamientos débiles
de insumos intermedios;
I.4 Ausencia de efectos
tecnológicos indirectos
(spillovers)
I.5 Eslabonamientos
bilaterales débiles;
I.6 Ausencia de
eslabonamientos
multilaterales
Ausencia de
eficiencia
colectiva
II. Industriales
Emergentes
II.1 Mejora en el acceso al
mercado;
II.2 Baja incidencia de la
dotación de trabajadores en el
cluster sobre las actividades
del mismo;
II.3 Los efectos de los
insumos inter-medios son
bajos;
II.4 Ausencia de efectos
Tecnológicos indirectos
(spillovers)
II.5 Uso extensivo de
servicios de sub-
contratación;
II.6 Alguna
formación de
asociaciones para
tratar las restricciones
de oferta y del
mercado;
II.7 Débiles
eslabonamientos
verticales
Emergencia de la
eficiencia colectiva
III. Complejos
Industriales
III.1 Acceso a mercados;
III.2 Uso de la dotación de
mano de obra interna al
cluster;
III.3 Efectos tecnológicos
indirectos (spillovers)
significativos;
III.4 Efectos de los insumos
intermedios significativos
III.5 Cooperación
bilateral vertical y
horizontal;
III.6 Cooperación
multilateral vertical
y horizontal;
III.7 Existencia de
diversas asociaciones
de empresas
Alto grado de
explotación de las
eficiencia colectiva
Fuente: Tomado de Mc Cormick (1999), citado por Tello (2010).
Anexo 11. Trabajos sobre Clusters Agroindustriales en el ámbito internacional y
latinoamericano.
TRABAJOS PAÍS
TIPO DE
ENFOQUE
TIPO DE
TRABAJO
CU
AL
ITA
TIV
O
CU
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TIT
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/
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NT
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Inte
rnaci
on
ale
s
OECD (1999)
Picard y Zeng (2005)
Irairzoz et al. (2007)
Pérez (2008)
Martínez et al. (2011)
Aznar (2011)
Yelkikalan et al. (2012)
Ternovsky y Mirzoeva (2013)
Looijen y Heijman (2013)
Yu et al. (2013)
Zhang y Hu (2014)
México
China
España
España
España
España
Turquía
Ucrania
Europa Occidental
China
China
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X
Lati
noam
eric
an
os
Coelho (2007)
Guaipatin (2007)
Madoery (2009)
Fontalvo et al. (2009)
Pérez y Villalobos (2010)
Magaña et al. (2010)
Amézquita et al. (2012)
Tadesco (2012)
Geldes et al. (2014)
Aguilar-Gallegos et al. (2015)
México
México, Chile,
Brasil y Colombia
Argentina
Colombia
Colombia
México
Colombia
Argentina
Chile
México
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Fuente: Elaboración propia.