entrevista susana lluna

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RAQUEL ANDRÉS DURÀ, Valencia 05/03/2017 00:05 | Actualizado a 05/03/2017 07:05 “¿Acaso por nacer en una familia que hable español dominamos el idioma?”. Y así, con todo: por haber nacido con semáforos, no dejamos que los niños crucen solos; ni por conocer desde siempre los coches no nos da la capacidad de saber conducir. Esta es la justificación más sencilla que dan la periodista Susana Lluna y el informático Javier Pedreira ‘Wicho’a la necesidad de publicar la obra colectiva Los nativos digitales no existen(Planeta, 2017). Dicen que es solo el principio de una revolución digital que lo cambiará todo, absolutamente todo: nuestra forma de comunicar, de amar, de jugar o de trabajar. Y rechazan que el dominio de lo que consideran “las mal llamadas nuevas tecnologías” sea una cuestión de edad, sino de actitud. En una entrevista, Susana Lluna desgrana la necesidad de educar en lo digital y cree que los parques cada vez más vacíos de niños es una tendencia que no remitirá. Un padre y sus hijos juegan juntos con la tableta (Thanasis Zovoilis / Getty) El título del libro es bastante provocador y desmonta un tópico. ¿Por qué los nativos digitales no existen? En la sociedad española se ha instalado la idea de que los que han nacido después de Google, en los años 90, tienen adquiridas una serie de competencias digitales simplemente por haber nacido en esa época y con un dispositivo bajo el brazo. ¿Y no es así? Si rascas un poco, te das cuenta de que más allá de mover una interfaz con el dedo no saben hacer nada más. Queríamos decir de una manera muy rotunda que tus hijos, que piensas que son superhéroes digitales, en realidad son patosos o huérfanos digitales. Esa etiqueta de nativos digitales en la que nos sentimos tan cómodos es un error de bulto.

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RAQUEL ANDRÉS DURÀ, Valencia

05/03/2017 00:05 | Actualizado a 05/03/2017 07:05

“¿Acaso por nacer en una familia que hable español dominamos el idioma?”. Y así, con todo:

por haber nacido con semáforos, no dejamos que los niños crucen solos; ni por conocer desde

siempre los coches no nos da la capacidad de saber conducir. Esta es la justificación más

sencilla que dan la periodista Susana Lluna y el informático Javier Pedreira ‘Wicho’a la

necesidad de publicar la obra colectiva Los nativos digitales no existen(Planeta, 2017).

Dicen que es solo el principio de una revolución digital que lo cambiará todo, absolutamente

todo: nuestra forma de comunicar, de amar, de jugar o de trabajar. Y rechazan que el dominio

de lo que consideran “las mal llamadas nuevas tecnologías” sea una cuestión de edad, sino de

actitud. En una entrevista, Susana Lluna desgrana la necesidad de educar en lo digital y cree

que los parques cada vez más vacíos de niños es una tendencia que no remitirá.

Un padre y sus hijos juegan juntos con la tableta (Thanasis Zovoilis / Getty)

El título del libro es bastante provocador y desmonta un tópico. ¿Por qué los nativos

digitales no existen? En la sociedad española se ha instalado la idea de que los que han nacido después de Google,

en los años 90, tienen adquiridas una serie de competencias digitales simplemente por haber

nacido en esa época y con un dispositivo bajo el brazo.

¿Y no es así? Si rascas un poco, te das cuenta de que más allá de mover una interfaz con el dedo no saben

hacer nada más. Queríamos decir de una manera muy rotunda que tus hijos, que piensas que

son superhéroes digitales, en realidad son patosos o huérfanos digitales. Esa etiqueta de nativos

digitales en la que nos sentimos tan cómodos es un error de bulto.

“No hay que prohibir el uso de la tecnología sino modularlo; si están un rato aburridos no

necesitan estar viendo sus redes sociales, aburrirse fomenta la creatividad

Los padres se escudan en que sus hijos saben más de internet que ellos y que no les

pueden enseñar nada. Eso no es verdad. Que sepas manejar una interfaz no quiere decir que sepas hacer más cosas. El

libro pretende decir: “Papás, profes, que no tienen superpoderes. Les estáis dejando solos

delante de un mundo muy amplio, con muchas ventajas y muchos inconvenientes”.

Pero no podemos negar que son más receptivos con la tecnología. Es verdad que los chavales no tienen el rechazo o el miedo que tenemos los adultos a la

tecnología. Nosotros hemos visto que ha evolucionado, ha entrado en nuestras vidas y tenemos

que aprender (o más bien desaprender). Ellos, cuando han nacido, ya estaba. Por eso para ellos

no son nuevas tecnologías; es algo que ya estaba inventado cuando llegaron. No estamos

hablando solo del uso del dispositivo: les estamos dando a los niños una ventana al mundo sin

darle la mano. Si hacemos un símil, le estamos diciendo que pueden cruzar la calle sin

explicarle que vienen coches o que hay que parar cuando está el semáforo en rojo. Si entra en el

mundo de internet pero no le explicamos las normas, los peligros y las ventajas, estamos

haciendo un ejercicio de dejación de responsabilidades. Y eso los padres no lo ven.

“Si hacemos un símil, estamos diciendo a los niños que pueden cruzar la calle sin explicarle

que vienen coches o que hay que parar cuando está el semáforo en rojo”

Entonces, ¿cómo podemos educar a los niños en lo digital? Una de las competencias digitales básicas que tenemos que enseñar a nuestros hijos es el uso

responsable de la tecnología, que incluye unas pautas de uso. No pueden estar todo el día

conectados, debe haber espacios de desconexión; que los chavales se aburran, que se trabaje la

gratificación a largo plazo... No hay que prohibir el uso de la tecnología, sino modularlo. Si

están un rato aburridos no necesitan estar viendo sus redes sociales para ver qué ocurre;

aburrirse fomenta la creatividad.

Eso no es nuevo, regular los horarios ya lo han hecho los padres antes con la tele... Sí, pero hay un punto distinto que es la movilidad: el móvil lo llevamos encima desde que nos

levantamos hasta que nos acostamos. En mi casa cuando la familia coincide a la hora de

desayunar, comer o cenar, está prohibido tener los móviles en la mesa. También hay una hora

de apagarlos por la noche, los niños tienen que saber que hay unas pautas de comportamiento

social: no pueden estar whatsappeando con alguien a las dos de la mañana. Cuando vemos una

película o salimos a la montaña, los adultos llevamos el móvil por si pasa algo pero no los

miramos, son momentos de desconexión.

Niños usando el teléfono móvil (Ana Jiménez)

Enrique Dans, en el prólogo, dice que se debe dar a los niños un smartphone “a partir del

momento en el que sean capaces de no llevárselo a la boca”. ¿Estás de acuerdo? Totalmente. La pregunta del millón de todos los padres es: ¿A qué edad le tengo que dar a mi

hijo un dispositivo? La tecnología es neutra y muy útil si acompañas a tu hijo desde los dos

años.

“En mi casa, cuando la familia coincide a la hora de desayunar, comer o cenar, está prohibido

tener los móviles en la mesa; también hay una hora de apagarlos por la noche”

¿En qué consiste ese acompañamiento? No hay que darle el móvil cuando estás en un restaurante y quieres terminar de comer o para

que te deje limpiar la casa o acabar un trabajo. Hay que dárselo, sentarse a su lado y navegar,

investigar, explorar, explicarle qué contenidos sí y cuáles no, educar. En ese caso el niño será

capaz de llevarse el móvil al instituto -prohibido en la Comunitat Valenciana y en otras

autonomías- y cuando el profesor explica, podría estar buscando información y apoyar la clase

o poner en tela de juicio lo que se dice. Les estaríamos dando una herramienta muy potente.

¿Por qué no acabamos de ver con buenos ojos que un niño pequeño esté con un móvil? Hay una estigmatización de la tecnología como mala, como adictiva. Pero la adicción a internet

no existe. La tecnología es neutra, como decía antes. Los padres y profesores lo ven como una

intromisión que no controlan.

Padre con su hijo y una tableta (Pedro Madueño)

Resulta bastante curioso que el emblema de internet, la web, haya dejado de ser el

servicio más usado. ¿Qué explicación le da? No es solo que la web se use poco, es que hay casos de alumnos de primero de carrera que no

han podido mandar una tarea porque no sabían adjuntar un archivo por correo electrónico. O

que no sabían hacer una búsqueda en Google con comillas. No usan el potencial de internet,

pero es que tampoco les está explicando nadie lo que pueden hacer o qué tipo de aficiones

pueden desarrollar. Les hemos abandonado pensando que son superhéroes digitales, desde casa

y desde el colegio.

“Volver a modelos de comportamiento que teníamos antes como el de estar en la calle creo que

es un paso hacia atrás que no vamos a dar”

Se habla mucho del acompañamiento digital de los hijos, ya que es inevitable que use esas

herramientas. Por otro lado, tenemos los parques cada vez más vacíos. ¿Cómo

compaginar la educación digital con la recuperación de los espacios públicos, de la calle? Me pasaba todo el día en la calle, antes los adolescentes se sentaban todos en un banco y se

relacionaban cara a cara. Ahora la manera en que la tecnología entra en nuestras vidas no hace

que la relación entre iguales desaparezca, sino que estén conectados cada uno desde su casa. Y

es algo que no va a cambiar. Estamos más conectados que nunca, pero en algunos casos

muchos chavales están más solos que nunca porque no tienen ese acompañamiento de los

padres. Pero frenar el proceso que está teniendo la tecnología y volver a modelos de

comportamiento que teníamos antes como el de estar en la calle... me parece que ese paso hacia

atrás ya no lo vamos a dar.

¿Cada vez hacemos menos cosas en la calle?

En un capítulo hablamos de que internet es como salir a la calle: ahí es donde compras, te

relacionas, juegas, hablas... Tenemos que entender que este proceso es ‘sí o sí’ y que a todo lo

que ahora le ponemos el adjetivo detrás de “digital” ya no lo va a tener (el derecho digital, la

transformación digital...), porque nuestra vida ya es digital. Antes decíamos “voy a poner la

TDT”; ahora ya decimos simplemente “voy a poner la tele”.

Niña en clase (Robert Uribe)

Al menos los juegos de realidad aumentada, como Pokémon Go, han conseguido sacar a

pasear los chavales. He tenido uno de los veranos más fáciles con mis hijos gracias a Pokémon Go. Estuvimos en

Teruel y, aunque les cuesta mucho andar, nos la recorrimos toda porque iban

cazando pokémons. ¡Bienvenida Nintendo! Ha habido una conexión entre una motivación

intrínseca en un juego que hace que quieran andar porque quieren conseguir algo. A lo mejor

deberíamos fijarnos más en todas las mecánicas que tienen los videojuegos e intentar sacarlas

fuera para conseguir llevar a los chavales a la calle. Es lo que se llama gamificación; en algunos

colegios ya lo utilizan y les funciona realmente bien.

“Hay que plantearse como madre o como padre qué estás haciendo para que tu hijo prefiera

estar delante de una pantalla y no en un parque”

En un capítulo de su libro se habla de las “cámaras de eco”, en referencia a los algoritmos

que muestran lo que quieres oír (o leer). Al final, la pluralidad de internet se ve muy

reducida por ello. ¿Cree que somos conscientes de ello? No, ni siquiera los adultos. Es muy importante que se lo hagamos ver a nuestros hijos. Hay una

cuestión de educación en valores que estamos dejando de lado como padres. Tenemos que ver

qué tipo de contenidos están consumiendo nuestros hijos en la red y si son adecuados. Igual que

no les hemos dejado ver sexo explícito cuando son pequeños, hay comportamientos que están

poniendo en boga los youtubers, como es faltar al respeto a la gente, que no podemos dejar que

nuestros hijos lo entiendan como que es lo normal. Muchísimos padres no saben quién es El

Rubius.

A veces puede dar la sensación de que internet es como una burbuja donde parece que

todo el mundo piensa como nosotros. ¿De qué manera podemos educar para que esto no

ocurra? Sobre todo fomentarles el pensamiento crítico desde el principio. Cuando haces una búsqueda,

¿por qué te conformas con ese resultado? ¿Por qué no te cuestionas quién lo ha escrito y por

qué lo ha escrito? Intentar que su mundo sea muy variado y no se conformen solo con una línea

de pensamiento. Un caso personal: mi hija tiene nueve años y es muy preguntona. Para ella

internet es un mundo, sus preguntas se las soluciona Google después de que su madre le haya

formulado esas preguntas. Si hacemos esto (cuanto antes mejor) les estaremos dando una

herramienta básica para que aprendan más.

“Hay que fomentar el pensamiento. Cuando haces una búsqueda: ¿Por qué te conformas con

ese resultado? ¿Por qué no te cuestionas quién lo ha escrito y por qué lo ha escrito?”

Pasemos al mundo de la docencia. Parece que da miedo usar las tecnologías e internet en

las aulas. ¿Cree que es la asignatura pendiente de los profesores hoy día? Hay mucho que contar. Estamos hartos de ver la foto del político de turno cuando se ponen las

pizarras digitales en la clase y nadie le ha explicado al profesor cómo se utilizan. También hay

proyectos en coles donde han digitalizado todos los libros, los han pasado a PDF en una tableta

para que a los niños no les pese la mochila, pero luego no se aclaran ni profesores, ni padres ni

alumnos. Eso es poner el dispositivo pero no poner la formación. Seguimos teniendo clase de

informática, cuando debería ser transversal. Igual que cuando eres pequeño te enseñan a

escribir, haces caligrafía y después es transversal en toda tu formación, las nuevas tecnologías

también deberían serlo para enriquecer la clase.

“Seguimos teniendo clase de informática, cuando debería ser transversal; igual que cuando eres

pequeño te enseñan a escribir, haces caligrafía y después es transversal en toda tu formación,

las nuevas tecnologías también deberían serlo para enriquecer la clase”