entrevista "hijas" bárbara molinari

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‘Hijas’ forma parte de la serie hachemudas, dirigi- da por Bárbara Molinari. Las tres obras tienen la parti- cularidad que empiezan con H. ‘Hambre’ es la primera que, como dice la directora, tenía mucho que ver con lo que se dice y lo que no se dice, con un deseo insa- tisfecho. La segunda fue ‘Herida’ . Ambas breves y más coreográficas. Hijas, en cambio, es una obra más larga y con dramaturgia propia. Lo que me interesaba era trabajar la figura de esa letra, algo que está y que no se dice pero que se ve y que tiene que estar. La palabra hijas va con hache y podría no estar la hache pero está. Ese juego que ya tiene la letra, como un silencio antes de empezar la palabra, para mi jugaba muy bien con la idea del vínculo madre hija. Jugando con esta idea de letras mudas y palabras que no hablan ¿Eso da origen a la utilización en el escenario de distintos recursos para contar, como el cine, la danza, el teatro dentro del teatro? Sí, a mí me pasa que en mi búsqueda siempre entrecruzo mucho: hago expresión corporal, la cues- tión del cuerpo a través de la danza siempre me inte- resó. El cine y la fotografía es algo que uso para las construcciones. Leo mucha poesía y fue una obra donde todo eso se empezó a reunir, cosas que yo venía acumulando, leyendo y asociando con la serie de hachemudas. En un momento de la obra una dice “todo lo que leo, todo lo que imagino está vinculado a la mamá que imagino que tuve” y había algo en esa época que todo lo que veía, todo lo que leía lo lleva- ba a Hijas. Ahí se me fue armando esa superposición de Bergman, del poema de Katherine Mansfield, de la danza. Tenía que ver con una búsqueda. A través de todo eso pude acercarme al abordaje de un tema que es inabordable. Hay influencias que están presentes en la superficie, como Bergman, Katherine Mansfield. ¿Qué otras influencias están de manera implícita en la obra? Hay una poeta que es argentina, Irene Gruss que aparece mucho en lo del asma, el problema respiratorio de la mas chica. Ella tiene un libro que se llama “sobre el asma” que es hermoso, son poemas muy cortitos, hay uno que dice “algo madre no me da respiro” .En sus escritos evoca a la madre y ahí se ve el asma, la madre, el aire. Ese libro de poemas me abrió mucho. ¿Qué buscas contar a través del teatro? Lo que busco en el arte y me interesa del teatro tiene que ver con una estructura no representativa. Yo no quiero que la gente venga y vea un espejo de lo que es su vida, si no hacer un salto más, generar ese despliegue que amplía al mundo, que reformula y hasta te tira abajo algo, te invita a volver a construir. Por eso recurrí mucho al lenguaje en movimiento que me parece que ayuda un montón. Esa idea más representativa, de espejo, me parece que no es tan transformadora como ver algo que se te presenta de una manera distinta, que te une dos cosas que vos no habías unido, que te asocia con otra lógica, la poética y te amplía el sentido. "El trabajo de creación de la obra empezó con fragmentos que yo escribía que no sabía a dónde iban a ir a parar. No era pensado para una obra de teatro, sino que iba escribiendo notas, pequeños textos, diálogos. Tampoco tenía definido si eran personajes distintos. Los venía acumulando y en un momento se me fueron definiendo tres lugares de enunciación que empecé a repartirlos y organizarlos en una madre, una hija y un lugar intermedio que lo ocupa la mujer embarazada. Ahí comencé a distinguirlos y a generar una dramaturgia de cierta evolución y recorrido de cada uno de ellos a lo largo de la obra. Los llamo luga- res porque más que personajes los pensé así como lugares de enunciación, en algún punto también podría ser una sola voz." ¿Había algo que vos querías contar a través de cada uno de estos lugares? Había algo que yo venia trabajando y que fue apareciendo en estos fragmentos que escribía: el vinculo madre hija. Esto se repetía en muchos discur- sos de relatos distintos (reproches de madres y de hijas, el pensarse como madres, la relación con las hijas). Ahí fue que los definí como lugares en el senti- do que podrían ser intercambiables, podría ser cual- quier madre, cualquier recuerdo, no hay un personaje definido. Tiene que ver con lugares arquetípicos, me interesaba profundizar en el vínculo madre hija. Madre, hija y mujer embarazada se encuentran en un espacio no definido (que podría ser el mar o la mente de cada una) y se reconstruyen como hijas. Hijas no se presenta desde una historia lineal ¿Por qué decidiste contarlo de esa manera? Me gustaba usar la lógica del recuerdo, que en general es más confusa. La historia de uno atravesada por la historia de la madre con su madre, cruzada con la versión de tu hermana, lo que vos recordás, y lo que tu madre dice que es. La idea era mostrar ese engra- naje, es muy raro que un vínculo de ese tipo (o por lo menos lo que me interesaba contar) sea tan claro, me gustaba mostrar ese entramado de superposiciones. También por lo poético. En el momento en que yo la escribí estaba leyendo mucha poesía y había algo de eso que me gustaba. Cuando empecé a trabajar con las actrices les decía que mas que personajes son yo líricos los que están hablando, no tienen nombre propio en la obra. ¿Qué relación hay entre la puesta en escena y la forma que elegiste de contarlo? En eso el trabajo fue parecido a lo de los recuer- dos. Puse algunos signos, un poco de arena, la silla del balneario de Mar del plata, el tejido celeste, una cami- ta en un cuarto. Pedazos que iban a algún verano en la costa donde quería situar el relato, pero mi idea no era reconstruir una casa en el mar o una playa. A veces pasa que uno recuerda la manta de la casa de la abuela pero no se acuerda mucho del cuarto. Pensé en esos pedacitos y que ahí las actrices construyan poniéndo- nos al frente la situación y recreando cada escena. Algo, madre no me da respiro Cada obra de teatro esconde un mundo detrás de la puesta en escena, como un eterno rompecabezas que une cada parte con el todo. Alejandra Pizarnik, Irene Gruss, la expresión corporal, Ingmar Bergman, la psicología, son algunas de las pistas que se pueden perseguir en ‘Hijas’ de Bárbara Molinari. Esta obra, la terce- ra de la serie hachemudas, se mantiene por segundo año en escena y en septiembre estará presente en el Festival Sudaka, en Ecuador. > Por Bianca Cassarotti

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‘Hijas’ forma parte de la serie hachemudas, dirigi-da por Bárbara Molinari. Las tres obras tienen la parti-cularidad que empiezan con H. ‘Hambre’ es la primera que, como dice la directora, tenía mucho que ver con lo que se dice y lo que no se dice, con un deseo insa-tisfecho. La segunda fue ‘Herida’. Ambas breves y más coreográficas. Hijas, en cambio, es una obra más larga y con dramaturgia propia.

Lo que me interesaba era trabajar la figura de esa

letra, algo que está y que no se dice pero que se ve y que tiene que estar. La palabra hijas va con hache y podría no estar la hache pero está. Ese juego que ya tiene la letra, como un silencio antes de empezar la palabra, para mi jugaba muy bien con la idea del vínculo madre hija.

Jugando con esta idea de letras mudas y palabras que no hablan ¿Eso da origen a la utilización en el escenario de distintos recursos para contar, como el cine, la danza, el teatro dentro del teatro?

Sí, a mí me pasa que en mi búsqueda siempre entrecruzo mucho: hago expresión corporal, la cues-tión del cuerpo a través de la danza siempre me inte-resó. El cine y la fotografía es algo que uso para las construcciones. Leo mucha poesía y fue una obra donde todo eso se empezó a reunir, cosas que yo venía acumulando, leyendo y asociando con la serie de hachemudas. En un momento de la obra una dice “todo lo que leo, todo lo que imagino está vinculado a la mamá que imagino que tuve” y había algo en esa época que todo lo que veía, todo lo que leía lo lleva-

ba a Hijas. Ahí se me fue armando esa superposición de Bergman, del poema de Katherine Mansfield, de la danza. Tenía que ver con una búsqueda. A través de todo eso pude acercarme al abordaje de un tema que es inabordable.

Hay influencias que están presentes en la superficie, como Bergman, Katherine Mansfield. ¿Qué otras influencias están de manera implícita en la obra?

Hay una poeta que es argentina, Irene Gruss que aparece mucho en lo del asma, el problema respiratorio de la mas chica. Ella tiene un libro que se llama “sobre el asma” que es hermoso, son poemas muy cortitos, hay uno que dice “algo madre no me da respiro”.En sus escritos evoca a la madre y ahí se ve el asma, la madre, el aire. Ese libro de poemas me abrió mucho.

¿Qué buscas contar a través del teatro?

Lo que busco en el arte y me interesa del teatro tiene que ver con una estructura no representativa. Yo no quiero que la gente venga y vea un espejo de lo que es su vida, si no hacer un salto más, generar ese despliegue que amplía al mundo, que reformula y hasta te tira abajo algo, te invita a volver a construir. Por eso recurrí mucho al lenguaje en movimiento que me parece que ayuda un montón. Esa idea más representativa, de espejo, me parece que no es tan transformadora como ver algo que se te presenta de una manera distinta, que te une dos cosas que vos no habías unido, que te asocia con otra lógica, la poética y te amplía el sentido.

"El trabajo de creación de la obra empezó con fragmentos que yo escribía que no sabía a dónde iban a ir a parar. No era pensado para una obra de teatro, sino que iba escribiendo notas, pequeños textos, diálogos. Tampoco tenía definido si eran personajes distintos. Los venía acumulando y en un momento se me fueron definiendo tres lugares de enunciación que empecé a repartirlos y organizarlos en una madre, una hija y un lugar intermedio que lo ocupa la mujer embarazada. Ahí comencé a distinguirlos y a generar una dramaturgia de cierta evolución y recorrido de cada uno de ellos a lo largo de la obra. Los llamo luga-res porque más que personajes los pensé así como lugares de enunciación, en algún punto también podría ser una sola voz."

¿Había algo que vos querías contar a través de cada uno de estos lugares?

Había algo que yo venia trabajando y que fue apareciendo en estos fragmentos que escribía: el vinculo madre hija. Esto se repetía en muchos discur-sos de relatos distintos (reproches de madres y de hijas, el pensarse como madres, la relación con las hijas). Ahí fue que los definí como lugares en el senti-do que podrían ser intercambiables, podría ser cual-quier madre, cualquier recuerdo, no hay un personaje definido. Tiene que ver con lugares arquetípicos, me interesaba profundizar en el vínculo madre hija.

Madre, hija y mujer embarazada se encuentran en un espacio no definido (que podría ser el mar o la mente de cada una) y se reconstruyen como hijas.

Hijas no se presenta desde una historia lineal ¿Por qué decidiste contarlo de esa manera?

Me gustaba usar la lógica del recuerdo, que en general es más confusa. La historia de uno atravesada por la historia de la madre con su madre, cruzada con la versión de tu hermana, lo que vos recordás, y lo que tu madre dice que es. La idea era mostrar ese engra-naje, es muy raro que un vínculo de ese tipo (o por lo menos lo que me interesaba contar) sea tan claro, me gustaba mostrar ese entramado de superposiciones.

También por lo poético. En el momento en que yo la escribí estaba leyendo mucha poesía y había algo de eso que me gustaba. Cuando empecé a trabajar con las actrices les decía que mas que personajes son yo líricos los que están hablando, no tienen nombre propio en la obra.

¿Qué relación hay entre la puesta en escena y la forma que elegiste de contarlo?

En eso el trabajo fue parecido a lo de los recuer-dos. Puse algunos signos, un poco de arena, la silla del balneario de Mar del plata, el tejido celeste, una cami-ta en un cuarto. Pedazos que iban a algún verano en la costa donde quería situar el relato, pero mi idea no era reconstruir una casa en el mar o una playa. A veces pasa que uno recuerda la manta de la casa de la abuela pero no se acuerda mucho del cuarto. Pensé en esos pedacitos y que ahí las actrices construyan poniéndo-nos al frente la situación y recreando cada escena.

Algo, madre no me da respiro

Cada obra de teatro esconde un mundo detrás de la puesta en escena, como un eterno rompecabezas que une cada parte con el todo. Alejandra Pizarnik, Irene

Gruss, la expresión corporal, Ingmar Bergman, la psicología, son algunas de las pistas que se pueden perseguir en ‘Hijas’ de Bárbara Molinari. Esta obra, la terce-ra de la serie hachemudas, se mantiene por segundo año en escena y en septiembre

estará presente en el Festival Sudaka, en Ecuador.

> Por Bianca Cassarotti