entrevista al dr. hugo r. wainshtok rivas
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Entrevista a Hugo Wainshtok Rivas, realizada en la revista de radio de Diseño, Arquitectura y Urbanismo Hablando de Espacio del 25 de febrero de 2011, conducido por los arquitectos Orlando Inclán Castañeda y Claudia Castillo de la Cruz: El reconocido ingeniero civil cubano, es pionero en el estudio del ferrocemento en Cuba, proyectista estructural de importantes obras como el edificio experimental de F y Malecón. Docente de toda una vida, Profesor Titular, Profesor de Mérito, Investigador, Doctor en Ciencias Técnicas, Premio de la Academia de Ciencias de Cuba, miembro de varias comisiones y comité de instituciones como la Sociedad Internacional de Ferrocemento y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Ferrocemento de la cual es su presidente, Premio Nacional de Ingeniería Civil otorgado por la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC).TRANSCRIPT
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Entrevista al Dr. Hugo R. Wainshtok Rivas
Entrevista a Hugo Wainshtok Rivas, realizada en la revista de radio de Diseño,
Arquitectura y Urbanismo Hablando de Espacio del 25 de febrero de 2011, conducido
por los arquitectos Orlando Inclán Castañeda y Claudia Castillo de la Cruz:
El reconocido ingeniero civil cubano, es pionero en el estudio del ferrocemento en
Cuba, proyectista estructural de importantes obras como el edificio experimental de F y
Malecón. Docente de toda una vida, Profesor Titular, Profesor de Mérito, Investigador,
Doctor en Ciencias Técnicas, Premio de la Academia de Ciencias de Cuba, miembro de
varias comisiones y comité de instituciones como la Sociedad Internacional de
Ferrocemento y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Ferrocemento de la cual
es su presidente, Premio Nacional de Ingeniería Civil otorgado por la Unión Nacional
de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC).
-¿Dónde, cuándo y cómo se desarrolla el contexto familiar de Hugo Rafael
Wainshtok Rivas?
-Nací en un pueblecito de la antigua Provincia de Oriente, ahora pertenece a la
Provincia de las Tunas que tenía aproximadamente 2 000 habitantes. Mi familia de
origen polaco fue una de las que emigró a Cuba. El pueblo está ubicado exactamente
entre las Tunas y Puerto Padre y era un importante nudo ferroviario en la producción de
la zafra azucarera, ahí se concentraban todos los carros de caña que iban a molerse al
día siguiente en el Central Delicias, actualmente central Antonio Guiteras, de aquí que
el principal producto era el azúcar. En aquel entonces era chiquito, pero ahora debe
tener 10 000 o 12 000 habitantes, o sea, ha crecido cinco o seis veces después del
Triunfo de la Revolución, ya casi una pequeña ciudad.
-¿Cuándo, dónde y por qué decide estudiar ingeniería civil?
-Estudié la primaria en mi pueblo, en él no había escuelas secundarias y no había
lógicamente escuelas donde pudiera estudiar preuniversitario, iba a Puerto Padre en
viajes diarios a estudiar en una secundaria básica. Después me trasladé también en
viajes diarios al Central Delicias que era donde existía la escuela y me recuerdo con
mucho cariño, de una Academia que se llamaba Domech, academia particular, ahí
estudié el preuniversitario con algunos de los que después llegamos a la universidad.
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Empecé a estudiar medicina, porque mi padre quería que yo fuera médico. En aquel
tiempo el médico y el cura eran las personas más importantes en los pueblos de campo,
no había otra opción, si los padres te pedían eso, había que complacerlos. Empecé a
estudiar medicina en contra de mi voluntad, vine a la Habana en el año 1959, me
matriculé y terminé casi el primer año de medicina. En la facultad, la tensión de estudio
me provocó una úlcera en el duodeno y me tuve que ir a mi pueblo a hacer una dieta
rigurosa, la dieta fue de seis meses y en ese intervalo de tiempo ya se había terminado el
primer año y yo tenía una asignatura pendiente y regresé a la Habana a cursarla. Estando
en la casa de huéspedes, me encontré a un amigo del bachillerato Mario Ochoa Torres y
me embullé a estudiar ingeniería civil, ya que en definitiva a mí no me gustaba la
medicina. En aquel entonces me dieron la posibilidad de estar como oyente en la
Escuela de Ingeniería de la Universidad de la Habana, sin estar matriculado examiné
todas las asignaturas y saqué el primer año de Ingeniería Civil. Finalmente me gradué
en el año 1965. Al cabo del tiempo mi padre entendió que no se puede estudiar algo que
a uno no le motive, ya que la vocación es una cosa muy importante.
-¿Recuerda algún compañero de aula y profesor que haya marcado sus años como
estudiante?
-A lo largo de la carrera tuve tres grandes amigos, uno que era de mi zona, Mario Ochoa
Torres, el más joven del grupo de Ingeniería Civil, murió joven; otro fue Rigoberto Ruiz
Morlote, le decíamos jocosamente “matica”, extraordinario amigo que también
lamentablemente falleció y el otro que todavía se mantiene vivo es Enrique Alfonso
Mon. El grupo de la universidad siempre se ha reunido, antiguamente nos reuníamos
cada cinco años, pero ahora lo hacemos cada dos años. Otro compañero que recuerdo de
la carrera es Jaime Crombet actual vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder
Popular y gran amigo. En el transcurso de la carrera me marcaron varios profesores, el
profesor Miguel Ávalos Macías fue para mí el paradigma de lo que es ser profesor, ser
humano, simpático, disciplinado, de él gané mucho de lo que debía ser un ingeniero.
Aunque también tengo actualmente profesores que quiero y cuido, aunque parezca
difícil decirlo, el ingeniero Sixto Ruíz, Diosdado Pérez Franco, Francisco Medina, y
hace algunos años falleció otro ingeniero que para mí era insignia José Hernández
(Pimpo). Algo muy curioso que quiero decir es que desde hace veinte años hasta la
actualidad, todos los años nosotros (sus alumnos) los visitamos y le expresamos lo que
representan cada uno de ellos para nuestras vidas como ingenieros.
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-Usted se vincula desde muy temprana edad a la docencia, prácticamente desde
1961, aun siendo estudiante. ¿Qué significó esta experiencia para un estudiante de
ingeniería?
-Bueno, quiero aclarar que yo empecé a estudiar ingeniería en esos años que se fueron
casi todos los profesores de la universidad, entonces uno de los profesores el doctor. en
Ciencias Diosdado Pérez Franco me invitó dar clases a los estudiantes de 1er año por la
gran escasez de profesores que había en aquel momento, pero ya yo tenía cierta
experiencia. En el año 1960 en un programa que creó el Che para darle capacitación a
los obreros de la industria, yo me contrato e imparto las asignaturas de Matemática y
Dibujo en dos fábricas del municipio de Marianao y ahí tuve mi primera experiencia
como profesor. Otra cosa que no quisiera dejar de mencionar es que el profesor Pérez
Franco fue el gran padre de toda esa masa de estudiantes de segundo año de la carrera
que se incorporaron a la vida docente desde muy temprana edad.
-Desde 1969 comienza usted a realizar los primeros estudios sobre el ferrocemento
y posteriormente comienza a trabajar como proyectista y consultor de casi todas
las obras de ferrocemento que se han materializado en nuestro país. Pudiera
comentarnos ¿Que representó para nuestro país la implementación de esta
tecnología, no solo para la construcción de viviendas, sino para barcos, piscinas y
sus aplicaciones?
-Bueno, el ferrocemento yo diría que nació como una necesidad del país, nació de la
situación que existía en Cuba en el año 1969. Todo comenzó porque la empresa de
astilleros Victoria de Girón, se dirigió al Centro de Investigación de Materiales y
Técnicas de Construcción que radicaba en la CUJAE y de la cual yo era su director,
buscando profesionales que dieran una solución a los barcos de pesca en Cuba. En aquel
momento venían con la idea de una técnica que se utilizaba en Nueva Zelanda para
hacer barcos denominada Ferrocemento y querían implementarla en Cuba, de ahí
empezamos a trabajar y se hizo un prototipo de un barco en los astilleros del Río
Almendares, solamente el casco del barco pesaba como 70 o 80 toneladas . Al barco se
le hicieron posteriormente ensayos estructurales para ver si servía como barco de pesca.
Recuerdo que el primer barco que hicieron cuando se puso en marcha se hundía la proa
y nos dimos cuenta que el problema era que no se había construido con calidad.
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En el año 1964 salió el primer barco completo estudiado denominado Ferro 4, durante
treinta años los únicos barcos que se construyeron en Cuba fueron de ferrocemento.
Actualmente quedan dos astilleros produciendo embarcaciones de ferrocemento. En
aquel momento llegaron a existir en nuestro país doscientas embarcaciones de
ferrocemento, muchas de las cuales funcionan actualmente. En Cienfuegos está el
mayor barco que hicimos, en aquel momento se usó para transportar pasajeros, tiene una
longitud de 26 m. Todos estos barcos cubrieron una etapa importante para el país. El
primer prototipo que se construyó duró catorce años y se destruyó porque el motor en
un momento tuvo que cambiarse y los nuevos motores no se adaptaron a lo que se había
previsto para su funcionamiento. Aunque algunos prototipos todavía están en
funcionamiento y los que no están se debe más bien a un problema de mantenimiento,
que es unos de los grandes problemas de los que adolece la construcción cubana.
Otro hecho importante que se solucionó utilizando esta técnica fue en Santiago de Cuba.
En aquel momento estaba el hoy General de Brigada Roberto Valdés y él nos planteó el
problema de buscar la solución para un pueblo de pescadores que había en Baconao, los
cuales vivían en situaciones deplorables de vivienda. No había experiencia en Cuba de
usar esta técnica para la construcción de viviendas.
-No solo sobre ferrocemento ha trabajado usted a lo largo de su vida, en el año
1967, participa como proyectista estructural en una de las obras más importantes
de nuestro país en cuanto a la experimentación, en el edificio de Malecón y F de los
arquitectos Antonio Quintana y Alberto Rodríguez Zurribas y en él participan
además los ingenieros Sixto Ruiz y César Rivero. ¿Qué considera de este proyecto,
que se concibió como un proyecto de experimentación, que fue la primera
construcción que se hizo con moldes deslizantes para hormigonar los tímpanos
estructurales? ¿nos pudiera explicar también estas terminologías?
-Hablamos de un edificio que marcó historia en nuestro país, se conjugó, a mi modesto
ver, el mejor arquitecto cubano, Antonio Quintana Simonet y un gran constructor el
arquitecto José Licea innovador, inteligente, él se atrevió a hacer eso, los moldes
deslizantes. Los moldes deslizantes, como su nombre lo indica, son moldes que se van
moviendo continuamente a una velocidad tal que cuando el hormigón que vertió en el
mismo sale por debajo del molde, ya el hormigón está endurecido y soporta, él mismo
la carga de ese molde. Era un edificio que tiene dos módulos de 16 y 17 plantas , no
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recuerdo bien, 60 m de longitud por 15 m de ancho, por tanto era un molde gigantesco,
que se movía mediante gatos hidráulicos. Esa construcción fue histórica y fue novedosa,
primero en el molde deslizante y recuerdo que en la prensa le decían el edificio que sube
por día, porque ese edificio subía un metro y medio por día y la gente lo vio crecer en
una zona como la del Malecón. La segunda innovación fue que todo el entrepiso se
colocaba desde arriba con una grúa pues eran elementos prefabricados y se fueron
colocando así los dieciseis pisos. Fue innovador en el hecho de que esos entrepisos
prefabricados se colocaban provisionalmente y después se pretensaban. El ingeniero
Maximiliano Isoba que participó en esta obra, el fue el que proyectó y estudió ese
entrepiso pretensado. Además como tercer elemento, puedo decir que en ese edificio, la
cimentación se realizó en roca, el ingeniero Sixto Ruiz había trabajado en una
cimentación semejante en el edificio del MINFAR, y es una cimentación en la que se
racionalizó mucho, sin encofrado, con dimensiones mínimas, pero se utilizaba la
capacidad de la roca para minimizar la cantidad de hormigón que llevaba. Recuerdo que
Quintana quería que desde la entrada por el mar se vieran los tímpanos como si fueran
un papel, ese tímpano tiene 25 cm de ancho en un edificio de dieciseis plantas, eso no es
nada.
Ese edificio tiene un tanque en la azotea que se prefabricó en el piso, que parece un
submarino, que tiene alrededor de 24 m de largo. Este tanque se hizo en segmentos, que
se llevaron arriba y se unieron con el pretensado. Esto dio mucha experiencia para la
construcción de una patana gigantesca que hicimos en el año 1981. Realmente ese
edificio estaba adelantado veinte años a la técnica que tenía Cuba, un edificio del futuro
hecho en el año 67.
La falta de mantenimiento también ha atentado mucho contra el edificio…
Yo paso regularmente por esa zona. Hace 10-12 años me asustó la forma en que estaba,
llegué, le tiré fotos a los tímpanos de 25 cm, que al lado del mar hay que darles
mantenimiento y protegerlos, el intemperismo es extraordinario ahí y tuve que hacer un
documento probatorio mostrando la necesidad de darle mantenimiento o si no podía
ocurrir una catástrofe ahí.
Estamos hablando del edificio de F y Malecón, que también es experimental en las
soluciones espaciales y la posición de las galerías que han sufrido mucho al paso del
tiempo y el ambiente agresivo de la zona…
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Sí, hay una sola torre de elevadores que a partir de ella se comunican las galerías que
son prefabricadas y pretensadas de edificio a edificio, de esta forma se ahorraba mucho.
En el país, después de esta experiencia se han seguido haciendo edificios con moldes
deslizantes, pero con más hormigón, más costosos y mucho más tiempo, en definitiva,
no se ha desarrollado la técnica como se debía.
-Y otra de las obras importantes donde participa es en hangar de Ciudad Libertad,
¿qué puede comentarnos?
-Esta es otra obra que debiera aparecer en los anales de la historia de la construcción en
Cuba, ahí tuve la suerte de trabajar con el ingeniero Pimpo Hernández y de nuevo con el
arquitecto José Licea como constructor. Él proyectó ese hangar que tiene 96 m de luz
libre para poder pasar los aviones, distancia que se salvó con una armadura prefabricada
y pretensada de 67 m de luz. Esa es la armadura más grande que se ha hecho en el país.
Se utilizó un sistema de trabajo muy riguroso, muy preciso debido a que las
dimensiones de los elementos son mínimas y realmente es un trabajo de ingeniería
extraordinario. Esa armadura se apoyaba sobre un voladizo de hormigón de 9 m, esta se
armaba abajo y se izaba mediante gatos que se apoyaban en este voladizo. La misma
puerta del hangar es también una obra de ingeniería mecánica y por su gran dimensión
se tenía que cerrar por paños, es decir, una puerta corrediza.
-¿Qué dimensiones tenía la puerta, se recuerda?
-La puerta tenía 96 m de ancho y una altura que vendría a ser como de 30m. Imagínate
los motores que tenía esa puerta para poderse mover. Esa es una obra extraordinaria,
como extraordinario era Pimpo Hernández y el constructor José Licea. Allí también
trabajó un profesor de la CUJAE Miguel Pogio Murrillo, profesor que tuve en la
universidad de hormigón pretensado, que fue uno de los que dio el paso al frente para
que la universidad pudiera mantenerse abierta.
-Entre 1994 y el 2003 dirigió el Centro de Estudios para Tecnologías Avanzadas
(CETA) en la CUJAE ¿qué dio origen a este centro y cuáles son sus aportes
fundamentales?
-En Cuba siempre ha existido la vinculación universidad-empresa. La universidad
siempre fue una gran fuente de proyectos, pero estando de rector en la CUJAE, el actual
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rector de la Universidad Central de Informática, Antonio Romillo, empezó un estrecho
vínculo con la Universidad Politécnica de Valencia para materializar lo que se venía
haciendo, pero con más constancia y con más seriedad a través de contratos, por lo que
se creó el Centro de Estudios para Tecnologías Avanzadas (CETA). Esta empresa
comercializaba los productos que se realizaban en la CUJAE. Fui el primer director que
tuvo esta empresa. CETA vino a demostrar que la universidad casi podía
autofinanciarse completamente. También se brindaba asesoría técnica y consultoría.
-¿Qué tipo de proyectos se llevaron a cabo en CETA?
-Se hicieron proyectos de todo tipo, incluso se llegó a dar consultoría a empresas
extranjeras que radicaban en Cuba. Se convirtió en un recaudador de divisas para la
CUJAE, lo que llegó a ser hasta un millón de dólares anualmente. Este fue el primer
centro-universidad-empresa que se creó en el país. Después se creó una empresa a nivel
de ministerio de Educación Superior para abarcar a todas las universidades del país. En
1993 pasé a dirigir esa empresa a nivel de ministerio que se llamaba Comercial
Mercadu S.A. Lamentablemente se cerró en año 96-97.
-Y actualmente, usted sigue vinculado a la universidad, trabajando en el CECAT,
que brinda consultoría también, dirigiendo grupos de trabajo de estudiantes y
profesores de la CUJAE, vinculado a obras de ferrocemento. Además usted
trabajó en la restauración del edificio de la Lonja del Comercio junto al arquitecto
Orestes del Castillo.
-Actualmente estoy trabajando en algo que me gusta y es crear un grupo de
ferrocemento, con profesores jóvenes y estudiantes de 4to y 5to año. El grupo es
bastante numeroso y dedicado a varios proyectos de investigación. No tuve la suerte de
trabajar con el profesor. y amigo en la restauración de la Lonja.
-¿La décima convención de ferrocemento en el 2012 sería parte de la preparación
que puedan recibir los nuevos ingenieros para enfrentar las diversas temáticas y
variantes del ferrocemento?
-El ferrocemento se estudia en más de ochenta países como parte de la carrera de
Ingeniería y sin embargo en Cuba no se hacía, bueno pues el pasado año se autorizó el
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ferrocemento como una asignatura optativa y dimos el primer curso oficial de
ferrocemento en una universidad cubana y lo vamos a repetir este año.
-¿En qué año se recibe esta asignatura optativa?
-En el tercer año de la carrera ya que tienen suficiente nivel para asimilar esta
asignatura.
-Usted ha ejercido la docencia por prácticamente cincuenta años, profesor de
mérito desde el 2004 del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría y
con muchas responsabilidades en este campo. Entonces ¿Qué importancia le
atribuye usted a la docencia?
-El profesor cubano tiene una característica que a veces deja asombrado a profesores de
otras partes del mundo, y es que no les oculta nada a los estudiantes, es decir, su
práctica profesional la pone a conocimiento de ellos porque lo que quiere es que
aprendan. Ahora mismo tengo cuatro profesores nuevos recién graduados a los cuales
voy a tutorar para que hagan sus doctorados en el tema del ferrocemento, y eso los
obliga a seguir desarrollándose en esto. Les comentaba que al principio me vi obligado
a comenzar en la docencia por requerimientos que tenía el país pero después llega, no
solo gustarle, sino a inmiscuirte en este ambiente profesional que da mucha satisfacción.
-Usted regresa en el año 80 a Polonia con el objetivo de obtener el Grado Científico
de Doctor en Ingeniería, con el trabajo Análisis Teórico Experimental de un barco
de ferrocemento, a esto se suman innumerables investigaciones sobre este tema
teniendo más de 40 artículos publicados, dos monografías y un libro. ¿Qué
considera usted de las investigaciones y las publicaciones para la profesión?
-Te comentaba que entré en el ferrocemento a partir de los barcos y de un ensayo
experimental de un barco entero, esa tesis de doctorado fue para buscar una
metodología para el diseño estructural del casco de un barco. Creo que mi generación de
Ingenieros tuvieron la posibilidad que no tienen hoy en día muchos profesionales,
lamentablemente, de poder investigar, desarrollar y estudiar materiales y en los últimos
años esto ha ido decreciendo de forma tal que hoy en día es muy difícil investigar en
nuestro país e indiscutiblemente la formación completa de un profesional tiene que
surgir de ahí. En aquellos tiempos recuerdo que hicimos una primera patana
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experimental de ferrocemento en el Centro Experimental de Desarrollo de los
Materiales del MICONS, ahora queremos hacer una segunda más grande que aquella
con nuevas tecnologías y no podemos hacerlo porque este momento no existen los
medios ni el personal que sea capaz de afrontar una obra como esa, estamos haciendo
con este grupo de ferrocemento, que les comentaba hace un rato, proyectos de patanas
prefabricadas de hormigón armado y pretensadas, con vistas a utilizarse por el
ministerio de transporte para sustituir las de acero y no ha aparecido el lugar para poder
hacer ese prototipo y pienso que eso va en detrimento en la formación de los
profesionales y bueno el estudio de las investigaciones se ve reflejado en las
publicaciones y lamentablemente ahora estamos falta de eso.
-Usted además de hacer todas las investigaciones relacionadas con el ferrocemento
es miembro de varias Instituciones Internacionales de Ingeniería, por ejemplo de
la Sociedad Internacional de Ferrocemento conocida por sus siglas en inglés IFS,
de la que es miembro pleno y de la cual preside la Asociación Latinoamericana y
del Caribe. ¿Qué considera del papel de estas asociaciones y la importancia en la
difusión y el conocimiento de estas tecnologías?
-De estas instituciones existe una, la Sociedad Internacional de Ferrocemento, la otra
Latinoamericana fue creada porque en Cuba hicimos el 4to Simposio Internacional de
Ferrocemento en el año 1991 y nosotros queríamos impulsar el desarrollo del
ferrocemento en América Latina y el Caribe y se creó en Cuba esa Sociedad. Tratamos
incluso de hacerlo, de buscar adeptos en toda América Latina y no caminó, pero la
Internacional sí ha funcionado a través de los años, tiene una revista que se publica cada
tres meses, que tiene una sede que normalmente se encuentra en el país que da el
Simposio o sea, a Cuba le tocará la presidencia de esa sociedad después que hagamos
aquí el 10mo Simposio, hasta el 11no, o sea, habrá tres años en que Cuba va a presidir
esa Sociedad Internacional, actualmente la sede está en Indonesia, claro está, no es una
sociedad que puede ser tan amplia como la del hormigón armado y la de viales que
puede agrupar 3 000 ó 4 000 personas, aquí deben venir alrededor de 300 participantes,
250 extranjeros y 40 ó 50 cubanos que lo estamos motivando ahora para que participen
y este grupo de ferrocemento puede tener diez o doce personas que van a participar,
preparar trabajos, o sea, que ya vamos a tener profesionales dedicados a eso.
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-¿Qué considera de la Arquitectura y la Ingeniería Civil actual en nuestro país y de
su proyección futura?
-No quiero pecar de crítico, pero a mi modo de ver nos hemos estancado en el tiempo en
el problema de la Ingeniería y en el de la Arquitectura, claro las condiciones
económicas del país a veces no permiten desarrollar obras con la magnitud de las que se
hacían en los años 80, ahora se hace un edificio alto con muchas dificultades y no con la
concepción que se podía hacer de desarrollo y recuerdo que en la Habana estaba
previsto el desarrollo de edificios altos en algunas zonas donde se hubo que parar por el
problema económico y tecnológico, eso ha tenido que ver también con el estancamiento
de la arquitectura, nosotros en aquel tiempo empezamos a desarrollar el pretensado, que
es una técnica de todos los tiempos y en determinadas obras es absolutamente necesario
aplicarlo, yo pienso que en Cuba nos estancamos en el pretensado. Te hablé de tres
obras de los años 70 que fueron Malecón y F con entrepiso pretensado, del hangar de
Ciudad Libertad con las grandes estructuras pretensadas, de una patana, una
embarcación prefabricada y pretensada a principios de los años 80 y después se quedó
ahí, realmente esa tecnología se ha perdido. El desarrollo tecnológico lo estamos
perdiendo en la construcción independientemente de que se están utilizando nuevos
materiales.
En estos momentos no existen obras que permitan a los arquitectos e ingenieros hacer
edificaciones como las que hacían Quintana o de las que hizo Pimpo Hernández como
ingeniero. En los últimos años no se ha hecho nada de valoración mundial. Cuba fue en
su momento el país de América Latina de mayor avance en la Ingeniería Civil y fue
pionera en algunas edificaciones como, por ejemplo, en el Focsa, el edificio más grande
de hormigón que se habia hecho en el mundo hasta ese momento.
-¿Cómo ve el futuro de las ciudades de Cuba y cómo ve la Habana siendo natural
de la provincia de Oriente?
-Yo vengo a la Habana Vieja casi todos los meses porque da gusto ver cómo está
renaciendo una ciudad. Tengo visitantes y lo primero que hago es traerlos a la Habana
Vieja, me encanta traerlos acá y que se maravillan con eso, también ocurre en
Camagüey, Trinidad, en varias ciudades del país y pienso que ese renacer, ese del que
hay que guardar y conservar, el patrimonio nacional, está impregnado en nuestros
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dirigentes y en nuestros profesionales, quizás un poquito tarde, si se hubiera hecho
mucho antes hubiéramos pasado menos trabajo, pero yo pienso que el futuro es
promisorio.