entrevista a sacheri

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Dialogos|Lunes, 22 de febrero de 2010 Eduardo Sacheri, autor de la novela que dio origen a la película El secreto de tus ojos. “Hubo acuerdo con Campanella: que no hubiera besos” Dos días después de esta entrevista en Ituzaingó, donde vive el escritor, que además es profesor de Historia en el conurbano, Sacheri viajó a Madrid a participar de la premiación del Goya de la película que fue elegida para representar a la Argentina en los Oscar. Por Ana Larravide /fotos/20100222/notas/na14fo01.jpg –Hay palabras que prefieren los escritores ¿sin darse cuenta? “Minuciosa” es de Borges. “Catástrofe” es de Sacheri. –Amo las esdrújulas. Suenan bien. Me interesa la sonoridad de lo que voy escribiendo. Me gusta mucho leer en voz alta. Se sienten mejor los ritmos, la música de las frases, su estructura. –Sus cuentos se ubican en estaciones de tren, en una cancha de fútbol, en un hospital. “De chilena” trata sobre el destino, sobre lo que parece inevitable y sobre la esperanza de que no lo sea. Esos temas vuelven en sus novelas. –Me atraen siempre: el destino, la libertad, la muerte, el amor, la justicia, la solidaridad, el egoísmo. Dichos así en hilera suenan rimbombantes. El modo que encuentro de sacarles solemnidad y grandilocuencia es que se jueguen en tramas pequeñas y sencillas, como creo que se juegan en nuestra vida cotidiana. Los mismos temas con que se entretenían los griegos hace mil quinientos años son los

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Dialogos|Lunes, 22 de febrero de 2010

Dialogos|Lunes, 22 de febrero de 2010

Eduardo Sacheri, autor de la novela que dio origen a la pelcula El secreto de tus ojos.

Hubo acuerdo con Campanella: que no hubiera besos

Dos das despus de esta entrevista en Ituzaing, donde vive el escritor, que adems es profesor de Historia en el conurbano, Sacheri viaj a Madrid a participar de la premiacin del Goya de la pelcula que fue elegida para representar a la Argentina en los Oscar.

Por Ana Larravide

/fotos/20100222/notas/na14fo01.jpg

Hay palabras que prefieren los escritores sin darse cuenta? Minuciosa es de Borges. Catstrofe es de Sacheri.

Amo las esdrjulas. Suenan bien. Me interesa la sonoridad de lo que voy escribiendo. Me gusta mucho leer en voz alta. Se sienten mejor los ritmos, la msica de las frases, su estructura.

Sus cuentos se ubican en estaciones de tren, en una cancha de ftbol, en un hospital. De chilena trata sobre el destino, sobre lo que parece inevitable y sobre la esperanza de que no lo sea. Esos temas vuelven en sus novelas.

Me atraen siempre: el destino, la libertad, la muerte, el amor, la justicia, la solidaridad, el egosmo. Dichos as en hilera suenan rimbombantes. El modo que encuentro de sacarles solemnidad y grandilocuencia es que se jueguen en tramas pequeas y sencillas, como creo que se juegan en nuestra vida cotidiana. Los mismos temas con que se entretenan los griegos hace mil quinientos aos son los que suceden en Tusango (como le decimos los locales a Ituizang).

Por qu eligi ser profesor de Historia?

Cuando sal del secundario, como muchos pibes no saba qu hacer. Segu como carrera la nica materia que me haba gustado. Por el camino tuve otros trabajos. Uno de ellos en un juzgado. Me faltaba un ao de facultad, cuando me cas (nos casamos jvenes, de veinticuatro aos). Termin Historia y no me entusiasmaba para nada dar clase en el secundario (recordaba la bola que yo les haba dado a mis profesores y pensaba: Ir a predicar en el desierto!). Al final de la poca de Menem el tema trabajo se haba puesto muy difcil para un montn de gente, incluyndome. Estaba trabajando en un supermercadito, en un barrio complicado, con niveles de violencia y de delincuencia. Y ah te decs: Cmo llegu hasta ac? Qu decisiones me han trado hasta esta Pascua?.

Por lo general uno dice: Ay, mir lo que me pas! en vez de Qu decisiones propias me trajeron a esto?

Creo que, por lo menos en la intimidad, uno se pregunta Por qu estoy ac, qu hice?. Mientras me lo preguntaba empec a hacer dos cosas: a escribir, a escribir historias mentirosas, ficcin, como para ir drenando lo que me iba pasando. Y tom miles de horas en el secundario! Tom un montn de horas en escuelas donde el diablo perdi el poncho, horas que no quiere nadie, en zonas bravas.

Ya estaba curtido, por el supermercadito.

Claro! Y me dediqu a la docencia, fuerte. Fue todo un descubrimiento para m entrar a un aula y ver que tena cosas para decir y modos para compartir.

Y que era posible sostener la atencin de un pblico.

Un pblico exigente. Me result, me resulta, bastante divertido. Las dos prcticas son bien complementarias. La del escritor y la del docente. Escribir es un ejercicio muy cerrado, muy vuelto hacia adentro. La docencia es todo lo contrario. Me permite equilibrar esa cosa de caverna introspectiva a la cual me conduce no slo mi profesin de escritor sino mi propia idiosincrasia. La docencia adems me afirm algo que creo importantsimo: estoy convencido de que la mirada que se echa sobre nosotros tambin nos construye: es clave cmo mirs a cada alumno, es absolutamente central. Una mirada adusta, rgida, solemne, exigente, condiciona en un sinnmero de sentidos. A la inversa, una mirada benevolente, prdiga, optimista te impulsa y te abre camino.

Ese comienzo, escribiendo historias mentirosas, ficcin... Gente que sabe del asunto dice que toda ficcin es biografa y toda biografa, ficcin.

Seguro. Coincido con eso.

En sus dos novelas hay mujeres inalcanzables. Irene (Soledad Villamil) en la pelcula de Campanella tiene ms presencia, pero en la novela es casi un ideal. Tambin ideal fue la mujer de Morales. Y a la de Aroz no la vemos.

La mujer que da sentido a mis tramas suele ser la que hay que atraer. No est. Algo debe traerla.

Lquido biogrfico. Quines fueron las mujeres de su infancia?

Hermana, madre, ta, abuela, primas. Tengo una hermana, siete aos mayor que yo, con la que tengo muy buena relacin. Tengo un hermano ms grande pero con menos presencia en mi vida. En realidad me cri mucho entre mujeres. Pero a la hora de construir historias me siento cmodo con una perspectiva masculina, ms que ubicndolas en el centro de la trama. Aparecen como objeto de amor, de bsqueda, que facilita la condicin narrativa. Uno de los temas que frecuento es precisamente la consecucin del amor de una mujer.

Siempre fue su barrio, Ituzaing?

Nosotros vivamos en Castelar, la estacin anterior a sta. Mi pap muri cuando yo tena diez aos. Eso tiene que ver con estos padres maravillosos de mis cuentos.

Cmo muri?

De cncer. Se muri de cncer. Cuando yo tena diez. Era un fumador. Mi viejo tena un rol sumamente importante en la vida familiar. Era uno de esos tipos presentes. Muy presentes. Muy fuertes (no de fsico), muy contenedores. Estaba mucho. Por suerte l fue as. Yo nac en el 67. Todava, en esa poca, haba de todo un poco: a veces los padres estaban presentes, a veces muy ausentes. Ahora es ms usual que los varones nos involucremos de otro modo con la dinmica cotidiano/familiar (la nica que hay, por otro lado). Fue un golpe muy fuerte, para los que quedamos, para mis hermanos y para m; para mi vieja. Cuando muri mi viejo ella tena cuarenta y ocho aos. Seis aos ms de los que tengo ahora. Pero mi vieja clausur su vida.

Hacia ustedes, sus hijos?

Hacia nosotros no, no. Pero le cost adaptarse a que nosotros creciramos, nos furamos, armramos parejas. Lo que pasa es que vos tirs tu ancla, pero los dems no.

Y su padre, cmo era?, le contaba cuentos?

Mi viejo? Mi viejo me contaba el mundo. Yo era un pibe muy curioso y me encantaba escucharlo explicndome el funcionamiento de las cosas. El era odontlogo, me llevaba a veces a trabajar con l, bueno, al lugar donde trabajaba. Y lo que ms recuerdo de mi viejo, aparte de los juegos en casa o de jugar a la pelota en la vereda, recuerdo esta cosa de paciencia y de mostrar cmo funcionaban los trenes, cmo funcionaban los aviones, cmo funcionaba el sistema poltico argentino.

A un nio de diez aos?

En mi casa se hablaba mucho de poltica. Mi viejo era radical, viste?, Unin Cvica Radical, militante de ese partido, clase media. Y se hablaba mucho. Pens que eran los 70, la vuelta del peronismo, los militares de antes (los de Ongana), los de despus. En mi casa se conversaba mucho. Es un valor que te forma. Mi viejo era as. Era. Entonces, como te contaba, mi viejo muri. Encima, a esa edad en la cual un viejo as es una especie de superhroe sin capa. Yo no llegu a la adolescencia cerca de l. Mi hijo mayor tiene trece y veo en sus ojos esta percepcin de Psss, qu boludo que sos que llega despus de los diez.

Salgamos del tema padre. Vamos, mejor, a lo sonora y visual que es tu obra. Ese don que tens para los dilogos. Lo encuentro tambin en Manuel Puig en Cae la noche tropical, esas dos viejas hablando!...

No lo le. Es una novela?

S, si! Dos viejas chochas, en tono de entrecasa, y pasa todo lo de la vida, en esa charla!

De Puig le cosas que me gustan mucho. El dilogo, como forma literaria, te pone ciertos lmites. En el sentido de que te baja el nivel de abstraccin del discurso. Porque uno no habla con las mismas palabras que piensa. Usa algo ms coloquial, ms bsico. Entonces es difcil dialogar sobre ciertas cosas, salvo que vos construyas, en el libro, una conversacin de madrugada, dos filsofos tomando vino, no?

Es difcil. Pero Puig puede hacer una novela con dos viejas hablando sobre lo que le pasa a la sirvienta o a la vecina de al lado.

Lo que tiene Puig es un odo privilegiado. Un odo atento al rigor de la reproduccin. Lo que escribe suena como verdad. Otro tipo que me gusta mucho como compone sus dilogos es Osvaldo Soriano. Sus tramas crecen de una manera catica y eso es lo que menos me gusta de este seor, en cambio me encanta el modo en que sus personajes se construyen a partir de lo que dicen. Soriano no describe a sus personajes. Pero escuchndolos los conocs.

Aroz y la verdad sucede en un pueblo que se llama OConnors, en una estacin de nafta.

Comenc Aroz despus de publicar La pregunta de sus ojos. Tena esa sensacin (que me agarra siempre de catstrofe!) de Nunca ms voy a escribir nada o de posible reiteracin. Estoy escribiendo siempre lo mismo o esto es bucear en lo que sern mis temas de toda la vida?. Entonces intent, consciente y voluntariamente, alejar ciertos temas que mis personajes solan frecuentar. Por ejemplo, mis padres (los de mis cuentos) solan ser amorosos, compaeros, hroes. Por eso, al padre de Aroz lo convert en todo lo contrario. Una figura fuerte, pero distinto.

Despectivo, desvalorizador. Un padre nada estimulante.

Otro cambio que intent en Aroz fue respecto a las mujeres. Me gustan las que arrebatan a los hombres y ellos se enamoran a partir de que sean hermosas, sensibles. Las mujeres de mis cuentos son as. Y en La pregunta de sus ojos, la jueza (Soledad Villamil en la pelcula) tiene esa condicin. En Aroz y la verdad intent salir de eso, pero no. La mujer es una mujer que no est. Slo que, adems, fui a dar a mi tema predilecto, la redencin.

Qu significa redencin? Redencin de qu? De qu culpa?

Ah... ms que de una culpa, de un pasado! Que pesa y nos aplasta. Siento que es una redencin domstica y de volver a empezar. Para m, lo ms que le podemos pedir a la vida es eso: saldar cuentas y abrirnos a un futuro. Me parece que si la vida, de tanto en tanto, nos da eso est bien! Dicho as parece que fuera poquito, pero, para la mayora de las vidas, es tan difcil volver a empezar!

De encontrar sentido para seguir.

Me gusta pensar que uno puede dejar atrs lo que le ha ocurrido. Para m, la memoria es esencial en el ser humano. Pero le temo a la parlisis existencial que implica a veces una memoria muy pesada, que aplasta. Me parece que constituye una inercia que te entristece. Y empobrece todo lo que vivas. Creo que eso es lo que rescata Aroz, esta idea: Mir, el pasado no lo vas a cambiar, pero es posible reinterpretarlo. Eso es la clave para m: se puede cambiar! Ni ms ni menos.

En La pregunta de sus ojos, Morales, el viudo, se hace cargo de un juicio y una condena. Aprueba la pena dictada por un juez. Y pone su propia vida al servicio de que se cumpla. La pena trae reparacin?

Si alguien toma la vida de otro no hay modo de reparar eso. La nocin de Justicia queda reducida en esos casos a la nocin de castigo: infligir una privacin, un dao a quien da. Y eso suena a Talin. Es todo un tema, el castigo. Probablemente esa historia, esa novela, est construida a partir de mis propias convicciones: yo digo, yo pienso, que no se puede tomar la vida de otro. De ninguno. De nadie y en ninguna circunstancia.

Morales afirma que no admite la pena de muerte.

La suya es una justicia mucho ms costosa. Se implica l mismo en la condena, para que se cumpla. Para poder hacerse cargo de la pena, para poder hacer semejante cosa, tiene que tratarse de un tipo que elija Mi vida termin. Siente que le ocurri algo tan excepcional el amor de Liliana Colotto que no hay modo de que vuelva a sucederle algo as.

Vive el empecinamiento en ese amor. Reconstruye como un tesoro la maana de su ltimo desayuno, la luz del sol en el perfil de su mujer. Por qu eligi esa forma de amor para ese personaje?

Es alguien que tiene que tener una forma de ser muy particular, para no desmayar en el intento de perduracin... ni el da uno ni el da quinientos ni el da cinco mil (conste que no lo defiendo como el tipo de persona que me gustara ser), es un tipo que no puede de ninguna manera cerrar su pasado. Por eso le genera tanta angustia que el presente en el cual pretende anclarse se le aleje orgnicamente, materialmente, se le vaya cada vez ms lejos, al vivir. Est convencido de que no hay un futuro feliz para l. Slo ese pasado. Hay un montn de gente que vive as. Gente que uno tiene alrededor.

Benjamn no es como l.

No.

Benjamn vivi dcadas sin encontrar palabras para lo que siente, hasta que las encuentra.

Benjamn se redime. El s. Aunque l y Morales estn bastante prximos, buena parte de la solidaridad que le despierta ese viudo tiene que ver con reconocerse en l. Pero, cuando va y ve en qu ha convertido Morales su vida, dice: Esto yo no lo quiero para mi. Tratar de que mis aos sean distintos a los de este hombre. Esa perseverancia en el dolor y en la muerte no es lo que l elige. Esa negativa ante cualquier salida, no. No.

Horacio Quiroga escribi Los trucos del perfecto cuentista. Hay trucos preferidos, adems del gusto por el sonido y de esa visibilidad que tienen sus historias?

Puede ser. Pero si los tengo, los tengo de manera involuntaria. Los trucos sin duda existen, pero me cuesta individualizarlos.

Debe haber una prctica incorporada... como para tocar el piano o manejar.

Hay un aprendizaje orgnico, estructurado, pautado en un pianista. En m, no. Yo no aprend a escribir, lo cual vuelve mi escritura un poco hermtica a mis propios ojos.

Bueno, hay gente que aprende con partituras y gente que toca de odo.

Evidentemente soy un escritor de odo!

Que disfruta la escritura de Osvaldo Soriano.

Desordenada pero enormemente rica en esto de dibujarte personas. Con una gran riqueza en lo que dicen. Vos te los imagins, los conocs desde sus palabras, no por lo que cuentan. Por la forma de sus frases. As que en relacin a eso de Los trucos del cuentista... prefiero no pensarlos. Prefiero tocar de odo noms.

Como a las mujeres amadas, no hay que hablarles, no sea cosa que desaparezcan?

No, no! A las mujeres amadas hay que hablarles! Las minas son traccin a verso, dijo el poeta.

Qu poeta?

Un poeta. De barrio.

Morales (Pablo Rago) dice una nica frase en que sonre: Todava no s cmo me anim a hablarle a semejante belleza!. En cambio, Benjamn Chaparro el personaje de Ricardo Darn no encontraba palabras. Qu tema? Por qu no le hablaba a Irene de lo que senta?

Hay toda una cuestin, como en la msica. Hay un momento para cada cosa. Un ritmo. Si lo dejs pasar, chau. Yo creo que el tipo siente que nunca fue el momento. O mejor dicho, que tuvo la chance de decir algo, muy atrs en el tiempo. Y despus las cosas dichas a destiempo pueden ser muy destructoras piensa Chaparro y puede perder lo poquito que tiene, eso de irse a tomar un caf con ella. Apostar esto que tengo y perderlo? Estoy dispuesto a perder esto?

Pero la nica forma de salvarse es jugarse ese pequeo tesoro del cafecito con ella (al fin y al cabo tampoco es tan, tan seguro para siempre: nada lo garantiza).

Por suerte para l, Benjamn Chaparro cambia. Resuelve: No me callo ms.

Y se manda una novela.

Se manda una novela y, mientras se la cuenta y se la da a leer a Irene, ella le pregunta Qu te pasa, Benjamn?. Ella pregunta una cosa con palabras y otra con la mirada.

La famosa puerta que siempre quedaba abierta, en la escena final se cierra.

Hubo acuerdo con Campanella: que no hubiera besos. Que esa historia de amor quedara en la intimidad. A puerta cerrada.

Gente muy discreta.

Me gusta la discrecin. Es ms enriquecedor si logro ponerte en situacin. Si yo consigo contarte a vos las cosas y que la historia funcione en tu cabeza. Si consigo poner en funcionamiento esas vidas en tu cabeza, cuanto ms discreto sea, mejor. Porque ya todo lo que sucede con ellas te sucede a vos. Yo ya no tengo que intervenir. Viste esos autos viejos, que funcionan a manivela? Mi deseo de escritor, de contador de una historia, es poner en marcha. Despus, todo funcionar en tu cabeza. Es un equilibrio delicado porque si el escritor es demasiado discreto, demasiado distante, la frmula no cuaja. Y si se va del otro lado y cuenta todo... yo, lector... siento que para qu estoy? Yo escribo tenindome a mi mismo como lector. Escribo como a m me gusta leer. A m me encanta que me pongan la cabeza en marcha, pero despus necesito que me suelten.

Por eso prefiere tramas que tienen algo del gnero policial de suspenso? Como le deca Hitchcok a Truffaut. Si una bomba explota y saltan las sillas por el aire ya est todo visto, todo contado. Pero si ponemos en marcha el inters del espectador hacindolo partcipe de que debajo de la mesa hay una bomba, su propio inters en lo que puede pasar contribuye a la narracin. Eso es suspenso, le dijo.

Para m tiene que ser as. Aunque el suspenso venga por un lado no policial, pero s, que haya una intriga, algo por resolver.

Una intriga como la del cuento Los traidores, del hincha enamorado de la hija del director de otro equipo... Los hermanos de esa chica lo van a surtir a pias, seguramente. Pero cundo? O no lo harn?

Ah...! Vos me preguntaste al llegar cul era la cancha que se ve desde el tren al venir hacia Ituzaing? Cuando vuelvas al centro la primera es Castelar y sigue Morn: casi llegando a Morn, a mano derecha, tens la cancha de Deportivo Morn, el escenario de ese cuento. Tiene que haber una intriga, s. Es uno de los roles de la literatura.

Siempre la hay?

La literatura argentina actual abunda en historias sin intriga, descriptivas de los estados internos de quien escribe. Imaginate que escribs una novela en la que me invits a perderme con vos en los laberintos de tu mente (eso no sera divertido, me parece) o que me propons esa cosa bsica, de acercarte y decir Te voy a contar algo!, sabs qu?. Eso ya nos conduce a otra cosa!, eso es lo artstico, eso es lo placentero. Vos autora y yo lector jugamos en algo que est fuera de nosotros dos: un suspenso, una intriga. Siempre se necesita una intriga. Aunque la historia sea de amor.