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Entrevista a líder indígenaTRANSCRIPT
Rolando Cantincuz Ex Coordinador general del Cabildo Mayor Awá de Ricaurte, CAMAWARI CAMAWARI Trabaja bajo los principios de Unidad, territorio, cultura y autonomía.
Trabaja para mejorar las condiciones de vida de las comunidades en todos los
aspectos.
En los últimos tres años estamos llegando a ocupar las instancias estatales, alcaldías,
concejos municipales y tratamos de llegar a instancias nacionales, senadores,
representante a la cámara. En Ricaurte hace cuatro años el alcalde es indígena, el
actual es indígena, hay concejales indígenas. Una manera de administrar bien los
recursos es llegando al poder.
Tenemos una emisora. CAMAWARI Stereo, lleva siete años. Es para fortalecer, para
mantener resistencia activa con la información. Abarca la cobertura casi todo el
pacífico colombiano.
Uno de los problemas que tenemos es el abandono estatal hacia las comunidades
indígenas de la frontera. Otro factor es el tema de la violencia, del desplazamiento, del
asesinato de dirigentes y la migración hacia el territorio Awá de Ecuador.
Otra de las dificultades que hemos encontrado en los últimos días es el tema de la
educación y la salud. Un alto índice de Awás viven sin poder escribir ni leer por falta de
educación y tenemos un alto grado de enfermedades tropicales que se dan en la zona
y muchas veces no son tratadas a tiempo en los diferentes puestos de salud de la zona,
por lo tanto han tenido que padecer nuestros compañeros.
El tema de la economía está asociado al conflicto. Cuando la gente se desplaza de su
territorio no cultiva sus propias tierras.
El abandono estatal
Una es que el estado colombiano no ha llegado con las instituciones, Ministerios de
salud, de educación o de atención básica, para solucionar los problemas en materia de
vivienda y economía. El estado colombiano dice que en estos lados existe la subversión
y eso hace que no pueda entrar con sus políticas de estado. Pero, nosotros como
dirigentes nos preguntamos La violencia en el territorio Awá apenas lleva alrededor de
10 años, antes en este territorio se vivía en paz, pero tampoco el estado colombiano
llegó a atender las problemáticas sociales.
La dinámica del pueblo Awá, después de la constitución de la organización, se ha
optado por hacer un esfuerzo por organizarnos en nuestros resguardos, a través de
cabildos. El caso de CAMAWARi tenemos 13500 awás asociados, constituidos en 11
resguardos. A través de la organización CAMAWARI se han hecho distintas
manifestaciones por la vía de hecho, por la vía diplomática en las distintas
concertaciones con el gobierno tanto municipal, departamental y nacional, y se han
presentado una serie de propuestas acerca de cómo el estado colombiano puede
atender las necesidades del pueblo Awá en la zona.
Son algunos ejercicios básicos. Por ejemplo, en el tema de educación hemos empezado
a trabajar con el Ministerio de Educación Nacional en un proyecto que se llama La
Construcción de los Pueblos. El Gobierno no atiende directamente, pero sí lo puede
hacer a través de CAMAWARI, dándonos la plata constituyéndonos nosotros en
oferentes para realizar el trabajo en las comunidades.
Por eso el abandono y el atraso que se vive en las comunidades por falta de puestos de
salud, falta de vías, falta de capacitaciones.
La Corte Constitucional en los últimos años sacó un mandato que se llama Los Planes
de Salvaguarda Étnicos para el pueblo Awá de Colombia. La Corte le ordenó al
ejecutivo que acate los planes de vida o estratégicos o de salvaguardas que los han
hecho las mismas comunidades indígenas, son unos proyectos para establecer cómo se
va a trabajar en educación, salud, economía, producción, familia. Estos proyectos se
presentan al gobierno y a cooperación internacional, que son los garantes que miran
que los procesos realmente se están cumpliendo.
Ya con el Gobierno nacional hemos pactado que este trabajo lo vamos a hacer desde la
organización, pero se necesita avanzar. Estamos actualmente en la segunda etapa, que
es la consolidación del plan, organizándonos en macroproyectos, para luego en una
gran asamblea entrar a concertar con el gobierno nacional. Esperamos que en esta
negociación nos vaya bien y arancar a la tercera fase, que es la ejecución, donde el
estado atiende al pueblo Awá. Entonces la forma en que el estado podría atender
nuestras necesidades sería a través de los proyectos.
En la experiencia que tenemos con el gobierno nacional, sabemos que muchas veces
detrás del apoyo están los intereses nacionales, y muchas veces no hay suficiente
voluntad para desarrollar proyectos comunitarios. Ya se han presentado dificultades,
no ha habido ni siquiera en muchos casos voluntad de los gobiernos municipales. El
Gobierno departamental ha tenido una disposición de atender a los Awás, pero el
gobierno nacional no cumple. Esta vez esperamos que sea algo más concreto porque
se trata de una orden judicial, en caso de que el gobierno colombiano no acate este
mandato de la Corte, entraría a ser sancionado. Al presidente le conviene desarrollar
este trabajo.
Los intereses nacionales. Vivimos en una zona tropical húmeda en el pie de monte
costero, donde el interés nacional está reflejado en esta zona, por la riqueza que este
territorio representa por la parte de la biodiversidad de árboles, de agua, y en ciertos
casos por algunos minerales. En segundo lugar es una vía de acceso al mar. En este
momento hay planteado un proyecto que se llama el Ilsa, La carretera que va a
conectar a Brasil con Tumaco, pasando por Putumayo. Eso es un interés internacional
para abrir esa vía. La vía trae beneficios para la gente que tiene su economía, en este
caso el gobierno, las empresas, los monopolios. Pero trae desventaja para los
indígenas porque escasamente aquí cultivamos los productos de pan coger. No
tendríamos cómo competir. Además, esta carretera pasaría por todo el corazón de los
Awás.
Tercer elemento. Estamos muy cerca de la frontera. Este territorio es muy frágil por
todos los actores armados en conflicto. Es un territorio estratégico para todos ellos.
Son tres factores que pueden perjudicar nuestro territorio, nuestra cultura, nuestro
trabajo.
Narcotráfico
En este territorio inicialmente era la disputa del narcotráfico. Hoy ha disminuido, pero
los intereses bélicos siguen. Esta guerra, que lleva más de 40 años, no se va a acabar.
En medio de ese conflicto hemos quedado las comunidades indígenas, sobreviviendo,
haciendo procesos a pesar de las dificultades.
Antes se producía mucho alcaloide en esta zona, pero con el exterminio que hizo el
gobierno eso ha disminuido. La disminución también se ha visto en la llegada de gente
de afuera, de otros territorios. Eso es palpable. Pero igual el problema sigue.
Para nosotros el problema es que aquí hay una pobreza extrema. Usted sabe que el
seno del negocio ilícito es entre los poderosos, entre los que tienen recursos. Pero
para los indígenas, así haya o no recursos, nuestro territorio sigue siendo importante.
Entonces lo que queremos es conservar nuestro territorio, nuestra cultura, nuestra
lengua, nuestro sistema de organización. Para los Awás no hay un interés económico,
sino un interés colectivo de sobrevivir. Nos preocupa cuando las disputas son
económicas.
La lectura que nosotros como Awás hacemos, la que hace la gente conservacionista del
medio ambiente, la que hacen los defensores de los Derechos Humanos es que los
negocios en un país se hacen haciendo explotación. En algunos pueblos indígenas en
Colombia, como el pueblo Ugua, lo que ha pasado es que el gobierno nacional, sin
importar que ahí existía resguardo, cultura, indígenas, entró a explotar. Para los
indígenas la tierra es la madre propia. Los Awá somos recolectores de fruta, cazadores,
pescadores. Entonces uno se pregunta: Si a uno le quitan el territorio de qué va a vivir?
Eso es lo que está en juego en este momento. Los Awá tradicionalmente vivimos en la
montaña, allá uno tiene la libertad de irse al río y pescar, de ir a la selva y cazar, de ir a
la finca y cultivar. Pero en el momento que estos territorios sean intervenidos se
ahuyentan todos los animales, se contaminan las aguas y se daría como resultado la
esterilización de los Awás. Entonces los Awás quedaríamos sin territorio, sin comida,
en una pobreza extrema. Eso es lo que estamos diciendo, de que no nos oponemos a
esos proyectos, pero exigimos que se tengan en cuenta a las comunidades indígenas,
que el impacto ambiental no vaya a afectar la zona.
En nuestros territorios poco se da el narcotráfico. El gobierno sí está haciendo un
estudio de eso. En el caso nuestro no ha sido costumbre tener coca, ni ha sido un
objetivo nuestro. Todas esas plantas las ha sembrado la gente que no es indígena, que
ha venido de otros territorios con fines económicos. Los Awá seguimos resistiendo en
nuestro territorio. Para nosotros el territorio es básico.
Se ha notado que ha disminuido la coca. Los problemas del conflicto se dan por eso,
por esas disputas. Los Awás somos optimistas de que en un corto o largo plazo no se
den problemas bélicos en nuestro territorio.
El narcotráfico era ilegal, según el gobierno nacional, con todo lo que conlleva,
terrorismo, desplazados, muertos. Eso era ilegal. Ahora viene lo legal, con su
maquinaria de estado y de políticas de estado, convenios, tratados internacionales,
eso es legal pero perjudica a los pueblos internacionales. Esto quiere decir que aunque
haya una legalidad en Colombia el problema va a existir. Si una empresa minera viene
a estos territorios, viene con la venia del gobierno nacional, si se llegara a dar una mina
de oro, la perjudicación ambiental va a ser grande. Quién pagará las consecuencias.
Nos los de las minas, sino los que vivimos en este territorio, los Awás. El hambre va a
existir, la necesidad existirá. Los indígenas seremos puestos a trabajar a alto costo,
explotados, pero sin futuro.
La lectura que hacemos es que para despejar este territorio del pacífico hay muchas
maneras, muchas estrategias que el mismo gobierno ha aplicado, ha establecido. Por
un lado es el conflicto, pero por otro lado hay varias figuras que tratan de apoderarse
de este territorio. Hay un dato importante, por ejemplo el gobierno anterior había
planteado que el 34 % del territorio nacional era titulado para resguardos indígenas.
Esa cifra es cierta. Pero las titulaciones de resguardos indígenas están en la Amazonía,
en la Orinoquía, en el Pacífico. Todas esas tierras no son productivas, casi un 70% de
esas tierras son reservas, de conservación. Cuando vamos a la Orinoquia encontramos
tierras de resguardo donde no se puede cultivar, son de reserva. En el Pacífico también
hay gran cantidad de tierra, pero son de conservación. Existen bastantes tierras de los
indígenas pero son de conservación. Cuando planteamos que necesitamos tierras la
respuesta que nos da el gobierno es esa. La mayoría de tierras productivas en
Colombia las tienen las familias poderosas, si usted va al valle del Cauca, al Nariño, en
el altiplano las tierras las tienen los empresarios. Son zonas ricas que no están en
manos de indígenas. Los indígenas estamos aparte en tierras de cultivos de pan coger.
Las tierras en que se dan palmas están en el pacífico. Esas tierras están en manos de
los Afros, en los Consejos Comunitarios, y en manos de los indígenas. Es cierto que hay
interés en permear estos resguardos con la figura de la compre y venta. Pero resulta
que en Colombia un resguardo no se puede vender ni arrendar, ni hipotecar porque
son tierras colectivas. Lo que hace el gobierno es decir que como existe narcotráfico
esto se va a expropiar. Qué hemos dicho: los indígenas no tenemos coca, a quién le va
a expropiar. Entonces se trata de expropiar tierras a los indígenas para conformar
industrias. Crearon la imagen de que los indígenas estaban asociados al terrorismo, al
narcotráfico y que de alguna manera había que aplicarle la ley. El gobierno se vale de
algunas cosas para decir: miren los indígenas haciendo lo que no deben, miren a los
indígenas metidos en lo que no deben. Esa es la imagen que quieren dejar en la
opinión nacional e internacional. Entonces muchos resguardos por eso han tenido
problemas, detenidos, asesinados por eso. Pero resulta que eso no es así. Un Awá
promedio tiene alrededor de 5 o 10 hectáreas para cultivar chiro, frejol, caña y un área
de reserva para cazar.
Nosotros hemos pagados todas las consecuencias del narcotráfico. Los impactos que
ha generado el conflicto son muy fuertes. Por un lado el desarraigo cultural: el hecho
de que un Awá salga de su finca y se vaya a vivir a una ciudad significa su exterminio
cultural. Nosotros tenemos un lema: Awá que no tenga territorio no es Awá, es un
colombiano más sin principios culturales. El conflicto lo que ha dejado aquí en este
momento, desde el 2000 al 2010, más de 250 víctimas. Muchos de ellos asesinados por
los actores armados ilegales, por la fuerza pública, desapariciones, masacres, y toda la
cantidad de problemas, caídos en minas antipersonales. Los Awás hemos pagado las
consecuencias de esa yerba, y quien hace la yerba no siente el problema. Aquí hay
viudas, huérfanos, mutilados, muchos que se han ido. Eso nos ha debilitado mucho
porque entre más gente haya en nuestro territorio está más viva la unidad, el
pensamiento indígena, pero la gente con temor con zozobra provoca desarmonía.
Muchos de estos indígenas han pasado la frontera a Ecuador. En Lita existe una
asociación de Awás colombianos organizados en cabildo, allá le llaman juntas o
comités. En Ricaurte tenemos 180 personas registradas en nuestra base de datos que
viven entre Lita, Guayupe, San Lorenzo y cachaco, entre las provincias de Esmeraldas e
Imbabura. En Carchi tenemos alrededor de 50 awás que se están organizando. Lo
bueno que tenemos los Awás es que donde estemos seguimos con el proceso de
organización, eso ha permitido que a pesar de estar en otro país seguimos pensando
creyendo que en Colombia se termina la guerra y se podrá volver. En total tenemos
contabilizados, en el caso CAMAWARI, 500 desplazados, son 300 familias, y 70 familias
en Ecuador. Esas familias se desplazaron del 2005 al 2007.
CAMAWARI vela por todos los habitantes. Tener un desplazado en Ricaurte es duro,
toca darle alimentación, garantizarle la estadía, a los niños el estudio, a los ancianos un
buen vivir. La gente viene de la reserva y aquí no puede ocupar un empleo digno, es al
jornal, y se vive mal. En algunos casos viven de arriendo, otros en casas de familia,
otros en albergues que hemos construido. Nosotros tenemos tres albergues
comunitarios. La organización en vista de esta problemática se ha empeñado en
construir albergues, para 50 familias más o menos que salen del territorio. Pero ellos
no cuentan con salud, a los niños muchas veces no se los recibe en la escuela,
múltiples factores. Es un problema de orden social con los Awás. El problema no es
atendido por el gobierno. Nosotros atendemos con los recursos propios que tenemos
por el hecho de ser resguardo indígena, el estado da un porcentaje de estos recursos
para trabajos comunitarios, de ahí se saca un pequeño porcentaje para la manutención
de desplazados, otro porcentaje lo recibimos de entidades internacionales, como
Solidaridad Internacional, una organización internacional, OIM, Acnur, Altrópico, WWF,
ellos apoyan para proyectos, la organización economiza y los proyectos benefician
programas para desplazados. Pero es bajo lo que se tiene. Cuando la gente sale de su
tierra no se le pueda devolver a su estado.
Es un tormento. Imagínese usted tener la libertad suficiente para poder caminar,
pescar, cazar, y luego venirse a un sitio donde solo se ve pavimento, carros. Es un
cambio brusco, complicado para familias. Por eso los Awás sufren de estrés agudos, de
enfermedades, especialmente los mayores no se adaptan, los niños y jóvenes sí se
adaptan, pero eso significa perder su cultura, criarse con una cultura urbana, sin su
lengua, sin su comida, sin sus costumbres. Eso ha significado una gran pérdida para el
pueblo Awá. Un Awá en la ciudad es un Awá en constante pérdida.
Hay tres maneras de desplazamiento. Uno por los combates que se dan en la zona, por
el temor. Otro porque en los territorios no hay la tranquilidad para vivir y
desarrollarse, el territorio contaminado. Otro por amenazas directas, llega un actor
armado y le dice que tiene tres horas para irse.
En el territorio hay tránsito de todos los actores. Farc, eln, paramilitares y fuerza
pública. Las minas son una estrategia militar para que el adversario no pueda ingresar
al territorio. Hay 25 awás que han caído en minas desde el 2004 al 2008. Algunos
murieron otros están mutilados. Es difícil atender la gente que cae herida en las minas.
El resguardo más cercano a Ricaurte está a tres o cuatro horas a pie. Ha habido
compañeros que han fallecido en el camino. No hay puestos de salud adecuados para
atender la gente.
Tenemos por un lado optimismo porque se puede mejorar la situación de los procesos
sociales y organizativos. Tenemos confianza de que el gobierno actual traiga otra
mentalidad. Esperamos que su mentalidad no sea como la del anterior gobierno, de
fomentar solo la guerra en Colombia y la inversión extranjera porque eso sería un
riesgo inminente para los Awás.
La inversión extranjera y el fomento de la guerra interna. Llevamos 40 años de guerra
permanente. La sociedad colombiana y los indígenas hemos dicho en distintos debates
que ya no quiere más violencia, que necesitamos estabilizarnos en un pacto de
respeto, de compromiso, de trabajo. Las organizaciones indígenas nacionales
plateamos una propuesta de paz, que esperamos que se pueda dar. Ahora bien, la paz
no les interesa a los que tiene recursos. La guerra es un negocio para los que venden
las armas, para los que surten todo.
Con la FCAE estamos trabajando un Proyecto Binacional Awá. Se trata de construir un
mandato para presentarle a los gobiernos de Ecuador y Colombia, nuestro modelo de
organización que sea respetado en ambos lados de la frontera. Muchas veces los Awás
somos detenidos al pasar la frontera. Buscamos un criterio de trabajo de respeto.
Buscamos una doble nacionalidad para todos los Awás, porque somos una única
nación. Estamos en una primera fase de diagnóstico comunitario, haciendo consultas.
Una vez hecho el diagnóstico se lo presentamos en octubre, en Ipiales o Tulcán, a los
cancilleres de ambos países.
Los dirigentes que llevamos estos procesos de lucha y resistencia nos convertimos en
objetivos militares de todos los armados. Nuestra filosofía es distinta a los de los
actores armados y del gobierno. Eso es un riesgo porque pensar distinto lo convierte
en objetivo. Por eso han muerto muchos dirigentes, porque han dicho y denunciado
las cosas de frente. El objetivo es seguir luchando, sin temor. Desde el momento que
uno asume esta responsabilidad como representante de un pueblo existe un riesgo,
toca reforzar su seguridad, tomar medidas, pero uno vive con ese temor de que toca
andar acompañado, pero hay mucha solidaridad, uno está rodeado de la gente.