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248/ I. El saber, la formacin y la guerraEl ro sin orillas: Nos gustara comenzar
con algunas imgenes de tu formacin:
tus primeras clases, los profesores que
ms records, cmo fue tu ingreso en la
Facultad de Filosofa y Letras de la UBA.
Mnica Cragnolini: La primera clase que
presenci como alumna de la facultad fue
la de Introduccin a la Filosofa y Carpio era
el profesor. Recuerdo que qued totalmen-
te fascinada con Carpio como profesor y hoy
puedo decir que fue uno de los mejores
docentes que tuve en la facultad. Ustedes
han ledo su libro, era un profesor suma-
mente didctico, sumamente organizado y
sus clases estaban muy bien articuladas,
pero adems, estaban constantementereferidas a otras problemticas. Es decir,
no se quedaba en el autor sino que constru-
a constantemente otros lazos. Era un hom-
bre de una gran cultura. Tena, ms all de
lo filosfico, muchos intereses artsticos y
literarios. No s si saben que escribi poe-
mas, su esposa los public hace dos o tres
aos. l nunca los quiso publicar, y ella
public una seleccin de poemas que van
desde los aos 40 hasta el final de su vida.
No operaba ni trabajaba como el filsofo
especializado de hoy en da. Si bien era unheideggeriano, no se dedicaba exclusiva-
mente a Heidegger. Ahora bien, desde el
punto de vista de la relacin docente-alum-
no era una figura de mucha autoridad y el
vnculo era sumamente distante. Yo no
entr en una relacin ms cercana con l
sino hasta el final de mi carrera. En el lti-
mo final que di, que fue el de Gnoseologa,
Carpio estaba en la mesa porque en esa
poca trabajaba con Walton, y me pregun-
t qu iba a hacer una ve z graduada, y me
propuso trabajar en el Curso de Ingreso.
Cuando entr a la facultad, en 1977, tenas
que rendir tres materias y una cuarta que
era Comprensin de textos. Tiempo des-
pus se pusieron los cursos de ingreso y a
m me convocaron para trabajar en el de
Psicologa, que era terrible porque haba
muy poco cupo haba gente que era la sp-
tima vez que se presentaba a rendir el exa-
men. Luego de esa experiencia Carpio me
dijo que iba a haber un concurso de selec-
cin interna para el Departamento de
Filosofa. En esos aos los concursos esta-
ban en suspenso, como ahora, no?, y me
sugiri que me presentara. Como haba
que poner reas, no materias, me llamaron
de la ctedra de Filosofa Antigua, y estuve
trabajando un ao all con Olivieri. DespusCarpio me pidi para su ctedra y empec a
trabajar en Introduccin a la Filosofa. Cuatro
o cinco aos despus empec a dar
Metafsica. Carpio era un maravilloso docen-
te, pero tambin pona mucha distancia.
-Incluso despus de que empezaste a
trabajar con l?
-No, en realidad l tena un prejuicio, o no
s, pero para l una cosa era el alumno y
otra el colega. Cuando uno se reciba y for-maba parte de su ctedra el trato era total-
mente diferente, ah ya eras colega. Era
otra poca, todos los profesores tenan una
relacin distante con nosotros, no es como
ahora que hay un trato ms cercano.
-Te recibiste y empezaste el doctorado?
-Cuando empec a trabajar como docente
estuve esperando que se abriera el docto-
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CONVERSACIONES 2
MNICACRAGNOLINI
*Una conversacin no es exactamente una entrevista. Se trata ante todo de un modo
de ser con los otros, un modo de convivir. Es fruto de un encuentro, pero tambin de una
apuesta. Nuestra apuesta en la inscripcin de unos nombres concretos, de unos interlocu-
tores concretos, es la de la posibilidad de construir lazos de escritura y de pensamiento
que nos permitan trazar un pequeo mapa. Excusas, quizs, para la construccin de
nuestra gramtica balbuceante, que busca pasiones comunes en las huellas de esas
voces cercanas de quienes han sido nuestros profesores y nuestras lecturas.
Las pginas que siguen son fruto de dos encuentros con Mnica Cragnolini, profesora
de la carrera de Filosofa de la UBA, a quien agradecemos profundamente su hospitalidad.
Siguiendo de cerca su produccin filosfica, encontramos las huellas de un pensamiento
que es fruto, a la vez, de un estrecho vnculo con la literatura y la historia de la cultura
que hizo posible un espacio de libertad y experimentacin, no exento de pequeas bata-
llas, a veces microlgicas, con el modo de producir propio de la academia. Batallas que
se ocultan bajo la coraza camalenica de quien tiene la certeza de que uno no escapa a
la institucionalidad, que no hay un afuera, y que por lo tanto la batalla siempre es unmodo de estar dentro, un modo de oscilar, de tensar el pensamiento entre los extremos
que propone la burocracia de las cosas.
Quizs por ello encontremos aqu, con la misma intensidad, el vocabulario de la gue-
rra y de la amistad. De lo que se trata es de sostener, en medio de la batalla, an la cons-
telacin de la amistad, del duelo imposible, de la melancola, es decir, la crtica radical a
todo pensamiento del clculo, y la necesidad de mantener en el ojo de la tormenta el
espaciamiento de la demora y del cuidado del otro. Espritu trgico de quie n sabe que jus-
tamente en los intersticios de un hacer sin esperanza se configuran los destellos de las
pasiones alegres.
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podido abordarlo sola, fue muy valioso
para m, porque en lugar de dedicarme
exclusivamente al pensamiento de
Nietzsche, tuve que dedicarme a otros
temas a los que, por mi propio deseo, no
me hubiera dedicado. Fue una doble vida
muy fructfera.
-Y tu libro sobre Ricoeur cmo entra en
este mbito de formacin?
-Es posterior a mi tesis de Licenciatura.
En ese momento estaba cursando un
seminario de doctorado con Walton y
haba escrito una monografa de sesenta y
pico de pginas, y alguien que la vio me
dijo que entrara bien para la coleccin de
Ricardo lvarez en Almagesto. Me propu-
sieron armarla como libro y drsela a la edi-torial. En cambio, mi tesis de Licenciatura la
haba hecho con Piccione sobre Nietzsche.
Piccione fue un profesor bastante grafo,
porque tena pocos artculos publicados,
pero era quien daba Antropologa Filosfica,
y realmente, fjense, en la poca de la dic-
tadura, l daba Marx, daba Nietzsche. Creo
que una vez durante medio ao dio Marx.
Hoy en da no se ve tanto Marx como se vea
en esa poca.
-No se ve casi nada de Marx
-En esa poca tenamos todas materias
anuales y recuerdo un programa en el que
la mitad del ao se vio Marx. A travs de l
vi Nietzsche y con l hice la tesis de
Licenciatura. Lamentablemente public
muy poco; tiene un artculo sobre
Nietzsche, sobre el tema del eterno retor-
no, otro sobre Heidegger, y despus publi-
c en el ao 83 un libro sobre Zaratustra,
que se lo pag de su bolsillo porque no
consegua quien se lo publicara. Lo ltimo
que supe de l es que se haba retirado a
una cabaa que tena en Pinamar, que se
llamaba Holzwege, y que estaba tradu-
ciendo el Zaratustra. Pero hace mucho
tiempo que no s nada de l. En unmomento dado me empezaron a volver las
cartas. Era una persona valiossima para
el tema nietzscheano pero que escriba
poco. Es cierto que haba algo propio de la
formacin docente de esa poca y es que
no se escriba tanto. Obviamente, tanto
como ahora no, pero tampoco era costum-
bre escribir apenas uno se reciba. En esa
poca haba ms tradicin oral y la gente
escriba mucho menos. Lo mismo las
ponencias en congresos: era impensable
en esa poca que un estudiante presenta-ra ponencias. Se le daba ms tiempo a la
formacin, todo se demoraba ms. Ahora
todo se aceler: en la carrera hay que ir
haciendo carrera.
-Tal vez lo que sucede ahora con las exi-
gencias de la profesionalizacin es que
se escribe mucho pero nadie lee nada del
otro. Hay una urgencia que hace imposi-
ble profundizar contrapuntos, pensar en
comn.
-En la filosofa argentina, al menos lo queyo percibo de la vida acadmica de Pun,
es que entre nosotros no nos leemos. Yo
leo a algunos colegas de quienes admiro
cmo escriben. Pero, en general, entiendo
que nadie lee a nadie. A veces me pregun-
tan si tengo algo escrito sobre tal tema, y
resulta que tengo un libro sobre ese tema.
Es como si hubiera un gran desconoci-
miento, y casi un desprecio por la escritu-
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
rado. En esa poca estaba cerrado, enton-
ces yo me recib de profesora y luego hice
la licenciatura. El doctorado se reabri
recin en el ao 89 y yo ah decid presen-
tarme con dos directores: Carpio y
Maliandi, porque los temas que yo trabaja-
ba abarcaban tanto la metafsicacomo la
tica. Con Maliandi vena trabajando desde
que me recib en el Centro de
Investigaciones ticasque l mismo haba
creado, si no recuerdo mal, en el 83. Haba
invitado a muchos de sus alumnos a inter-
venir ah. Y era un espacio de formacin
muy importante desde el punto de vista de
la cuestin de la discusin, de la argu-
mentacin, porque Maliandi es como el
paladn de la argumentacin. se fue un
espacio de formacin que no tuvimos
durante la carrera porque no haba muchodilogo entre docentes y alumnos, y nos-
otros tenamos una actitud ms pasiva. No
tuvimos algo que la gente joven tiene
ahora, que es la posibilidad de discutir
ms y mejor. Esa prctica se la tengo que
agradecer al Centro de Investigaciones
ticasy despus a la Asociacin Argentina
de Investigaciones ticas, porque fueron
mbitos de mucho aprendizaje. Con
Maliandi discuta mucho, porque l era el
defensor de la razn, de la modernidad, y
yo era la oveja descarriada que se dedica-ba a Nietzsche.
-Y Carpio no era un defensor de la razn
moderna?
-No, Carpio no. En primer lugar, porque
era un heideggeriano, es decir que ya
estaba en quiebre con la filosofa moder-
na. En segundo lugar, como ya dijimos, era
una persona que tena esa sensibilidad
para ms cosas que la filosofa, sensibili-
dad que lo abra a otros caminos. Alguien
me pregunt el otro da: pero vos hiciste
la tesis sobre Nietzsche con Carpio? Si
Carpio no trata Nietzsche en su libro....
Pero l deca que no lo pona como captu-
lo en su libro porque no llegaba a captu-
rarlo para armar algo a nivel introductorio.
Pero no era porque no le interesara o lo
considerara un filsofo menor. En cambio
Maliandi, no es que considere a Nietzsche
un filsofo menor, pero s coloca el irra-
cionalismo de ese lado y la razn de este
lado. Ese antagonismo con Maliandi fue
para m muy importante, porque era dis-
cutir con el que estaba en la vereda
opuesta, y eso fue muy valioso.
-Es cierto que tuviste que estudiar lasobras de Habermas y Apel?
-En ese momento en CONICET la comisin
evaluadora era muy analtica, y entonces
haba que presentarse con temas ms o
menos aceptables. Y Maliandi me con-
venci de presentarme, no con Nietzsche,
sino con un tema tico. Entonces yo hice
como una doble vidadurante mucho tiem-
po. Por un lado, trabajaba en CONICET y
tena como tema de investigacin la fun-
damentacin de las normas morales. Leaa los pensadores de la Escuela de
Frankfurt, a Habermas, Apel, etc. Por otro
lado, segua haciendo mi tesis sobre
Nietzsche pero eso no tena que aparecer
como tema de investigacin. Todava me
sigo preguntando por qu a nadie le pare-
ci raro que, de repente, con ese tema de
investigacin, apareciera una tesis sobre
el nihilismo en Nietzsche. En realidad, el
trnsito por ese mbito, que no hubiera
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estuvimos haciendo durante todo este
tiempo, que estbamos todos tan cmo-
dos creyndonos que ramos del primer
mundo? Y ah se generaron esos movi-
mientos, que muchos han criticado, por-
que es verdad que las asambleas duraron
muy poco. Sin embargo creo que ah hayun valor. Se hizo poltica en trminos de
acontecimiento, de un cruce de fuerzas
del momento. Tambin es cierto que se
critica lo que aconteci porque salieron a
la calle los ahorristas que sintieron sus
bolsillos tocados. Eso es cierto, pero hubo
una suerte de movimiento, de efervescen-
cia donde todos estbamos metidos, por-
que salas a la calle y te llevaba. Como un
flujo de una cierta idea de participacin que
en su momento tuvo un valor importante, al
menos para despertarse del sueo mene-mista y darse cuenta de muchas cosas, que
me parece que en lo que sigui despus del
2001, si bien esos movimientos no tuvieron
continuidad, sin embargo generaron espa-
cios de pensamiento que hicieron que las
cosas ya no fueran las mismas. Nos pusi-
mos a pensar cuestiones que haban inver-
nado durante ms de diez aos.
-Esto que decs nos permite vincularlo
con algo que venimos pensando, si en los
noventa empieza a forjarse una relacin
de nuevo tipo: la del estudiante-consu-
midor con el docente-proveedor. La
demanda se impone cual si fuera un mer-
cado. Incluso la valoracin de las mate-
rias se plantea en trminos de quien pro-
vee mejores servicios y no en trminos
de qu tradiciones es preciso estudiar.
-Es verdad. Sin embargo, ahora tengo la
secreta esperanza de que algo se est
transformando. Pero en esos aos lo que
se vea mucho era que pasaban los chicos
del Centro de Estudiantes pidiendo que
elijan delegados en los cursos y nadie
quera participar. La gente empezaba a
comunicarse ms crticamente con el pro-
fesor en el momento en el que tena elparcial y le haban puesto una nota que no
le gustaba. La relacin era, como muy
bien dicen, de consumidores. Incluso en el
uso de los trminos: uno les tiene que
devolver algo. A todo eso contribuy el
menemismo, a considerar que tambin la
educacin es un servicio en el que se
intercambia y se paga algo. El docente
debe proveer, y el alumno, recibir.
-Nosotros detectamos otro problema
que se afianza en los noventa: la relacinentre exigencia de profesionalizacin y
resentimiento. La idea de carrera profe-
sional genera una secuencia en la cual
los estudiantes avanzados luchan, legti-
mamente, por ser docentes auxiliares, y
stos, a su vez, suean con pegar el gran
salto al claustro docente. Hay graduados
que se van y no se vinculan ms con la
carrera. Adems, la cuestin de los beca-
rios. Es una situacin que ya se revela
insostenible.
-Ah hay dos cuestiones. Por un lado, estel tema que ustedes mencionaban de la
cuestin docente: son pocos los docentes
que hay en la facultad, a nivel de claustro
de profesores titulares y adjuntos. En este
sentido, dado las materias que hay, pare-
ciera que se necesitan bastante ms. Uno
podra decir: por qu no hay ctedras
paralelas? Pero es cierto que hay una gran
masa a nivel de auxiliares con los que ocu-
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MnicaCragnolini
ra del otro, una tradicin de no leernos
entre nosotros, que debe andar por el lado
de la pregunta respecto de si hay o no hay
filosofa en Argentina. Parece que hay una
decisin previa tomada: no hay, entonces
no leo a ninguno de mis colegas.
-La pasin del desprecio parece central
para entender ciertas prcticas. Recin
nos comentabas de la distancia entre
docentes y estudiantes y cmo esa distan-
cia se sostena, por un lado, en el saber del
profesor, pero tambin en una cierta auto-
ridad que pareca incuestionable. Cmo
juega el desprecio en esa relacin?
-Creo que hoy en da el profesor ha dejado
de tener ese lugar incuestionable. Es ms,
me parece que hay una importantedeconstruccin del concepto de autoridad.
Soy docente en la facultad hace 25 aos y
la relacin que yo tena con los alumnos
en mis primeros aos era totalmente dife-
rente a la que tengo ahora. Todo lo que
atravesamos en estos 25 aos llev, por
un lado, a una deconstruccin fuerte del
concepto de autoridad, que es buensima
en el sentido de que ya los alumnos no se
sientan pasivamente, como en mi poca
en la que nadie cuestionaba nada, a escu-
char lo que les dicen. Pero, por otro lado,
ese mismo movimiento llev a la decons-truccin de algo que, para Gadamer, esta-
ra relacionado con la autoridad y algo de
razn tiene, y es el hecho del respeto
hacia el saber del otro. Me parece que eso,
por lo que veo en la facultad, est total-
mente cuestionado; ya no se escucha la
voz del docente como si fuera la palabra
sagrada. Y eso tiene un aspecto bastante
vicioso y negativo: muchos alumnos pare-
ce que quieren ponerte a prueba, como si
te estuvieran canchereando, te preguntan
para ver en qu momento decs algo inco-
rrecto. Creo que la deconstruccin del
concepto de autoridad llev a no respetar
lo que da el saber del otro, no en el senti-
do de tener un mayor conocimiento, sinoen el sentido del tiempo dedicado. El tiem-
po dedicado a una disciplina supone un
saber, una experiencia.
-Si en los 80 el vnculo no iba por el lado
de la desautorizacin y el desprecio, por
dnde pasaba? Cul fue para vos el
momento de quiebre?
-En principio, en esos aos haba muy
pocos alumnos. Recuerdo que la primera
vez que dict Problemas Especiales deMetafsica tuve durante todo el ao un solo
alumno en el prctico. Era una relacin
muy personal. En algunos casos, no llega-
ba a tener ms de quince alumnos en un
prctico, lo cual permita una relacin ms
profunda en trminos de conocimiento. Si
tengo que sealar un momento crtico en
Argentina, lo ubicara en los aos noventa.
Ah se disolvi todo. Me parece que el
constante derroche de supuesto liberalis-
mo que propuso el menemato tuvo efectos
terribles. Creo que todo lo terrible des-
pus de la dictadura pas en esos diezaos. La suspensin de todo lo que tiene
que ver con los derechos humanos, las
privatizaciones de las empresas naciona-
les, ha sido terrible. Recin ahora se est
tratando de recuperar todo el mal que se
hizo en esa poca. Por eso creo que l o que
pas en el 2001, que ha sido muy criticado
en muchas direcciones, para m fue como
un despertar, como un preguntarse qu
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de Nietzsche, si uno est en el extremo
est muerto. Entonces pensndolo en el
marco de una ontologa de la oscilacin,
me parece que es pensable, que, como
dira Derrida, hay que comer. Hay mbi-
tos del pensamiento que no son mbitos
otros sino que son los mismos mbitosque se transitan por caminos diferentes.
Uno est siempre as en todos los mbitos
de la vida. El problema sera, como elec-
cin vital, quedarse en uno u otro. Porque
los dos se convierten en un hbito.
Tambin es un hbito aislarse. Uno podra
pensar que el tema de la produccin de
papers, etc., tiene que ver con una poten-
cia de colocarse en carrera y de hacer filo-
sofa. Y un poco a lo que yo me refiero es
que esa potencia es ya una potencia del
hbito, que ha perdido su valor de potenciacomo tal y se ha convertido en hbito, y me
parece que frente a eso s es necesario
hacer un parntesis, suspender la poten-
cia, para darse cuenta qu cosas est
haciendo uno en medio de todo eso. Que
no quiere decir irse a la cueva y alejarse
del mundo como Zaratustra, sino darse
cuenta de qu significa eso.
-Este tipo de formacin desde tu lugar
puede ser una estrategia de proteccin:
se impone formar soldados porque la
batalla va a ser dura. Y quizs cualquiera
que ocupe tu lugar debera tener ese
mismo cuidado con la gente que forma en
sus equipos. Pero el problema persiste,
porque todo queda concentrado, mate-
rial y simblicamente en el CONICET y la
UBA. As se arma una escena en la que
cualquier otro lugar para pensar y traba-
jar aparece como lugar degradado. Hay
un cierto abandono de otros mbitos de
la cultura para la filosofa. Es muy deso-
ladora la conviccin de que la nica sali-
da es armarse para la guerra.
-La pregunta es si los que nos dedicamos a
la filosofa podemos insertarnos irrumpien-
do en otro mbito, o si tiene que haber unacierta cultura, una cierta educacin, que
permita esa apertura. Porque uno puede
querer meterse en un mbito donde no es
bien recibido. En otros pases es muy dife-
rente la relacin que hay entre la filosofa y
otros mbitos de la cultura. Para nosotros
los mbitos de la cultura estn muy reduci-
dos. No hay hbito de escuchar la palabra
del filsofo como si fuera a decir algo inte-
resante. En general cuando se escucha la
palabra del filsofo se espera que diga
pavadas. Hay dos o tres filsofos mediti-cos pero operan en otro nivel. Quizs lo que
tendramos que pensar es cules son los
mecanismos de insercin del filsofo como
figura representativa dentro de la sociedad.
Y esto antes de entrar con determinadas
actividades que hagan visible al filsofo.
II. Los senderos que se bifurcan. En busca
de la filosofa argentina
-Esta discusin acerca de la relacin
entre la filosofa y otros mbitos cultura-
les quizs nos sirva para introducir la
cuestin del estatuto de la produccin
filosfica argentina. Si uno tiene que
armar la serie de pensadores significati-
vos, tiene que hacer un trabajo de arque-
logo y explorar si hay algo valioso, porque
en algn lugar, la transmisin se quiebra.
En la serie de la filosofa argentina, qu
textos para vos fueron importantes?
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MnicaCragnolini
rre un proceso similar al que se est
generando en este momento en CONICET.
En CONICET hay una gran masa de beca-
rios por esta poltica abierta de investiga-
cin, que tuvo el gobierno de Kirchner y
que es muy laudable, pero que va a provo-
car algo similar a lo que provoca en lafacultad la gran cantidad de ayudantes. En
este momento en CONICET hay una masa
de becarios que lgicamente quieren aspi-
rar a ser investigadores de carrera, enton-
ces, esa medida de coyuntura que se tom
para que los jvenes tengan la posibilidad
de estudiar, en algn momento va a hacer
eclosin, al menos si la poltica cientfica
no se abre tambin hacia el investigador,
tal como sera deseable.
-Pero no te parece que hay una especie
de guerra civil larvada, una lucha de
todos contra todos por sobrevivir que ha
generado gente muy calificada a la cual
se le ha enseado que el nico lugar
digno para hacer filosofa es dar clases
en Pun o ser investigador de CONICET?
Hay efectos subjetivos notables, gente
que no sabe qu puede hacer con todos
los antecedentes acumulados, que intuye
que si la lgica persiste, no hay salida.
Cmo ves esos efectos en tu trabajo de
formacin, en tus becarios?
-Lamentablemente a mis becarios les
tengo que decir algo que a m misma me
irrita y es que escriban, que publiquen, que
se presenten en congresos, porque sa es
la lgica de la supervivencia en el mundo de
la investigacin. Uno se tiene que colocar
en una actitud doble: sabe que eso no es lo
deseable, pero es la estrategia de supervi-
vencia. Constantemente les estoy diciendo
que escriban para publicar, que se fijen si
la revista es internacional y preferente-
mente con referato. Todas las estrategias
de supervivencia tienen que ver con amol-
darse a los mecanismos de la guerra de
todos contra todos: as, yo tengo cinco art-
culos y vos tens tres, entonces, yo estoypor encima. Es impresionante: la gente
est constantemente haciendo ese conteo
respecto del otro. Pero se es el nico
mecanismo de supervivencia para alguien
que quiera vivir de la filosofa en este
momento, porque no hay otra posibilidad.
-En un texto tuyo, Azores fulminados por
la altura, decs que el pensamiento tiene
que cuidarse de la estructura requerida
por la academia, de ese pensar que se
hace costumbre, que se convierte en
rito de papers y conferencias, en acomo-
damiento de palabras y expresiones a
gustos de rbitros y comits de referato,
en bsqueda de temas adecuados para
intereses sociales de investigacin y de
presupuesto, [porque] tambin el pensa-
miento se mete en el cors de la academia
y de sus dictados y dictmenes. Cmo
convive esto con la necesidad de formar
para la guerra, de formar soldados?
-Respecto de la formacin de soldados a
la que hacamos mencin anteriormente,pienso las cuestiones ontolgicas en tr-
minos de entre. En ese sentido, tal vez
para otros el trmino sera negociacin:
cmo se negocia entre la vida acadmica y
la vida del pensamiento. Yo lo pienso en
trminos de entre, uno est siempre
entre una cosa y la otra y el error sera
quedarse en el extremo. Tampoco es posi-
ble quedarse en el extremo. En trminos
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filosofa argentina en el sentido de que ha
pensado en trminos filosficos muchas
cuestiones que nos atraviesan y que tienen
que ver con temas propios de la as llama-
da identidad nacional. Adems de escribir
maravillosamente bien.
-Si en la Argentina la vena del pensamien-
to pasa ms por la literatura y el ensayo
que por la produccin filosfica sistemti-
ca, quizs se pueda vincular nuestro tra-
bajo con una prctica nietzscheana de la
filosofa, cercana a la voluntad de arte.
-Claramente nosotros no tenemos y creo
que no podemos tener filosofas sistem-
ticascomo tuvieron lugar en Europa y en
otras partes. Parece que nuestro modo de
ser como argentinos transita por otroscaminos. De hecho, lo que uno lee de lite-
ratura filosfica tiene que ver ms con el
mbito de lo que se escribe en Sociales.
Me refiero, sobre todo, a Horacio
Gonzlez, Nicols Casullo, Eduardo
Grner que s est en nuestra facultad,
Alejandro Kaufman y todo el grupo de
Pensamiento de los Confines. Me parece
que transita ms por ese lado, todas son
personas que estn ms cerca de la litera-
tura que de la filosofa acadmica, o ms
cerca de las ciencias sociales pero tam-
bin pensadas literariamente. Creo que elejemplo es Horacio Gonzlez, que tiene
esa capacidad de pensar lo que acontece
cruzando mbitos diferentes.
-Y sin embargo, en Pun hay un cierto
desdn y desprecio respecto de esas pro-
ducciones. En este punto nos queda
mucho por aprender: por ejemplo, cmo
desarrollar lneas de pensamiento donde
se trabaje mejor el cruce de lo filosfico
con lo literario y lo social. La gente de
Confinesy El ojomochohan hecho un tra-
bajo invalorable para pensar desde ese
lugar.
-S, hay una actitud de desprecio de lagente de Pun hacia Sociales que es
impresionante. Es que hay una profesio-
nalizacin donde lo acadmico, lo verda-
dero, lo genuinamente filosfico es lo que
se hace en Pun y el resto no tiene ningn
valor. Cuando hay que animarse a decir
que, si uno se pone a leer, los que real-
mente estn pensando lo que acontece
estn ms en Sociales que en Pun. Hay,
adems, en el mbito acadmico filosfi-
co, una relacin con lo literario y con la
carrera de Letras de nuestra facultad debastante desprecio tambin. Si se acude a
lo literario es para poner un epgrafe o
para dar un ejemplo que se reconceptuali-
za en virtud de lo filosfico. Respecto de lo
literario, por ejemplo, a mis alumnos les
pregunto: leyeron La montaa mgica
de Thomas Mann?. Y me dicen:
quee?. El ao pasado me pas algo
muy gracioso, y es que siempre les digo:
lean El hombre sin atributosde Musil, y
una alumna me dijo: pero profesora,
usted siempre dice lo mismo. Y le digo:
y lo leste?, no. Tampoco se leen lasSagradas Escrituras. A veces digo tal cosa
est en tal lugar del Antiguo Testamento y
pregunto: lo leyeron?, no; leyeron
El Corn?, no. Se ha perdido el sentido
de que si uno se va a dedicar a la filosofa
tiene que leer de todo.
-Es que la idea de un tipo de especialista
est haciendo estragos: el Heidegger del
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
-Hay algo muy concreto respecto de ese
punto: hace varios aos vengo trabajando
en la recepcin de Nietzsche en Argentina.
En ese trabajo me vi obligada a leer
muchos textos de autores argentinos, no
slo de filosofa sino tambin de literatura.
Entonces desde ese punto de vi sta los tex-tos que yo sealara estaran muy relacio-
nados con eso que ms he investigado. En
ese contexto una figura fundamental es
Carlos Astrada. No slo ha sido heidegge-
riano, ha sido marxista, ha incursionado
en temas de filosofa existencial, es una
figura sumamente importante, y realmen-
te se la desconoce en la facultad. El ao
pasado tena una becaria que estaba tra-
bajando sobre Astrada, y que tuvo que pre-
sentar su trabajo en las Jornadas de
Adscriptos y Becarios, y la persona que lacoment le dijo que nunca haba escucha-
do el nombre de Astrada durante toda la
carrera. A m me impresion muchsimo.
-Y adems de Astrada?
-En relacin con Nietzsche, nosotros
estuvimos trabajando ms autores ensa-
ysticos que filosficos. Y uno tambin se
pregunta cules son filosficos: es muy
especial el panorama de la filosofa argen-
tina. Evidentemente no tenemos ningn
filsofo sistemtico, y parece que el cami-no de la filosofa argentina transita ms
por el lado del ensayo. Porque despus
est lo estrictamente acadmico, que con-
siste ms bien en la interpretacin de un
autor, etc. Pero me parece que el trnsito
de la filosofa argentina va por lo ensays-
tico y bien cruzado con lo literario.
Entonces ah, en el proyecto, trabajamos
Martnez Estrada, Lugones, poetas y auto-
res de literatura contemporneos, Piglia,
Macedonio Fernndez, Saer, Borges. Yo
dira: tal vez el filsofo nacional sea
Borges, porque es el autor que ha estado
ms cercano a los temas filosficos desde
las perspectivas ms mltiples.
-Al sealar a Borges como el filsofo
nacional no podemos evitar hacer refe-
rencia a la compacta estructura de ep-
grafes borgeanos que enmarcan las sec-
ciones de tu libro Nietzsche, camino y
demora. Cmo pensaste, en el momento
de su escritura, esa articulacin en el
libro? Por qu esa presencia tan fuerte
de Borges?
-Tambin debera insistir con Macedonio
Fernndez, Juan L. Ortiz, pero quizs nin-guno con tanta relevancia y el reconoci-
miento internacional que ha tenido
Borges. En la tesis aparece tanto porque
ms all de lo que dice explcitamente
Borges sobre Nietzsche, que quizs no me
agrade demasiado, me parece que es un
pensador a la manera nietzscheana. El
modo en que l piensa el carcter de lo
ficcional es muy cercano a la idea de fic-
cin en Nietzsche. Y en ese sentido ha
atravesado muchas cuestiones, por ejem-
plo la cuestin del nihilismo. Esto est en
un trabajo que present en unas Jornadasque se hicieron en el 93 sobre Borges y la
filosofa en la Facultad de Filosofa y
Letras, sobre cmo pensar la cuestin del
nihilismo en el pensamiento de Borges. Y
digo pensamiento a propsito porque me
parece que su forma de concebir lo litera-
rio es una forma de hacer filosofa, de
hecho se refiere a la metafsica como fic-
cin. Entonces es un autor que ha hecho
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pesar de que los dos son extremos en sus
posiciones, a lo largo del dilogo ambas se
van confundiendo, y revelan lo ridculo de
cada una de las posiciones extremas. Es
interesante porque despus de que termi-
nan en un estado de confusin, aparece
Vincenz, el catico, y da una definicin delo que sera la forma: no ser la forma la
ritmizacindel contenido?. Ah aparece
un giro interesante porque se plantea la
forma como algo que surge en el proceso
mismo de la creacin y no como algo
puesto desde el exterior. Hacia el final, se
va el formal Joachim y se queda Vincenz, y
Lukcs dice que ah se acerca y le da el
beso a la muchacha para lo cual todo lo
anterior no haba sido ms que una prepa-
racin. Plantea justamente el vnculo
entre el ensayo como esa ritmizacin de lo
heterogneo y la relacin con lo ertico,
cmo toda esta discusin sobre la forma
tena que ver con lo ertico. Creo que ah
se hace evidente que el ensayo es un ejer-
cicio de escritura pasional, que no se hace
tan evidente en el paper. Dicho sea de
paso, a m me pasa algo extrao con
Lukacs, porque l vincula a Nietzsche en
El asalto de la razn con los orgenes del
totalitarismo. A m me parece horrible esa
tesis, y sin embargo cuando lo leo me
parece apasionante. Tiene un ritmo, un
carcter, una conviccin. Es un autor muyapasionado.
-Hay una relacin entre el goce por la
escritura, la forma de leer y la vida, que
tiene que ver con ese erospor el saber.
-S, bueno, uno lee en un autor lo que a
uno le est pasando en la vida. Yo no
hubiera pensado en ciertas cuestiones que
pienso ahora hace 20 aos, porque no me
estaba pasando en la vida lo mismo que
me est pasando ahora. Creo que lo mara-
villoso de ser lector es que uno siempre
vuelve a releer lo mismo y lo lee diferente.
En ese sentido la tarea del lector es una
tarea apasionada, por eso mismo queestbamos mencionando. Una vez me pre-
guntaron pero vos no leas a Derrida
cuando hiciste tu tesis de doctorado? Y yo
dije: no! De hecho en mi tesis hay una
sola mencin a Derrida de la que me aver-
genzo totalmente hoy en da, porque lo
coloco como un pensador de la diferencia
por la diferencia. En esa poca no poda
leer a Derrida, porque no haba nada de su
pensamiento que me resonara en lo que
estaba viviendo. Uno interpreta al autor y
pone de lo suyo, de lo que est viviendo, si
no, no lo lee. Por suerte, lo que vamos
viviendo se transforma continuamente,
tenemos la posibilidad de volver a leer al
autor y encontrar la resonancia de otras
cosas. A m me pas cuando traduje El
Archipilago de Cacciari, en el ao 99.
Justo ese ao viaj y estuve con Cacciari y
vimos la cuestin de la traduccin, y me
pas que haba estado traduciendo este
libro sobre la cuestin de la alteridad, del
inmigrante, etc., y me encontr en Venecia
en un momento en que lo nico que uno
escuchaba en la calle era un discurso dis-criminatorio contra los albaneses. Y eso
me produjo como un entrecruzamiento
con una tarea que haba hecho casi aisla-
da, de traduccin. De repente encontr
que el texto me hablaba de la vida que
haca Cacciari da a da en Venecia.
Cacciari me dijo algo que siempre dice, y
que afirma tambin en sus textos, y es que
uno no puede leer en un texto algo que no
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
ao 22 al 25, de las maanas y burgus...
No es necesario volver a plantear qu
significa pensar, en el sentido de qu es
lo que nos fuerza a pensar, que siempre
tiene que ver con alguna vibracin del
presente?
-Sucede que esta tendencia tiene relacin
con lo que comentaban antes de la cues-
tin de la especializacin. Se verifica que
uno es filsofo si se sabe acotar el texto,
encontrar los argumentos, sealar las cr-
ticas y ah hay un resultado. Es una idea de
que la filosofa tiene que dar resultados o
logros, y no plantear problemas, o que si
plantea problemas, stos deben ser
resueltos de determinada manera y dar-
nos una satisfaccin. Y ah se toca con lo
que decamos del consumidor, o del usua-rio de filosofa. Me tengo que quedar satis-
fecho de que este tema e st acotado y res-
pondido, cuando parece que la filosofa es
totalmente lo contrario, es decir, el
replanteamiento continuo, la problemati-
zacin continua. Si uno tiene que huir de
algo es del cierre.
-La idea de que la filosofa est ms cerca
del ensayo y la literatura que de otras
prcticas supone una decisin respecto de
lo que la filosofa es para vos como tarea del
pensamiento. En Moradas Nietzscheanas
hacs referencia a la cuestin del ensayo,
justamente a propsito de Musil.
-Siempre me interes mucho cmo piensa
Musil lo que llama el ensayismo. Me pare-
ce que su obra literaria, su anti-novela es
una obra de ensayismo. El tomo IV de la
edicin espaola de El hombre sin atribu-
tos para m es un libro de cabecera. Lo
estoy leyendo constantemente. Las con-
versaciones entre Ulrich y Agathe, su her-
mana, son increbles, de una sutileza psi-
colgica impresionante. Entonces me
parece que ah hay un lugar en el que se
ha pensado una forma de hacer pensa-
miento que est muy atravesada por loliterario pero que tiene un carcter terico
fuerte, porque para muchos literatos
Musil es como un autor terico, un poco
extrao. Las conversaciones con su her-
mana son como pequeos tratados filos-
ficos en el sentido de que son textos donde
se desarrolla una temtica, con ese estilo
de Musil de ir atravesando, perdindose,
volviendo, generando caminos que se jun-
tan, se separan. Es un lugar donde se res-
cata el carcter pasional de la filosofa,
porque para m el ensayo tiene que ver con
la cuestin ertica.
Ese movimiento pasional lo encuentro
tambin en un texto clave para m, que es
el texto de Lukcs Riqueza, caos y forma
que est en El alma y las formas. Se trata
de un dilogo sobre la cuestin de las for-
mas en lo literario. En ese dilogo apare-
cen dos jvenes, Joachim que es el defen-
sor de las formas, que es como la figura
de Leo Popper que era con quien Lukcs
discuta estas cuestiones, y Vincenz que
representara las posturas tericas de
Lukcs. Es sugestivo porque los dos e stninteresados en una muchacha que est
presente en la discusin, y los dos estn
discutiendo acerca de qu es lo importan-
te en el ejercicio de la escritura. Si la
riqueza de la vida, la exuberancia, o la
forma. Lo hacen en torno al Tristan
Shandyde Sterne, y se preguntan qu dira
Goethe, que es un autor tan clsico, de un
texto como se, tan heterogneo. Y a
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trata es de la comunidad que se forma en
Villa Careggi, con Marsilio Ficino y en todo
el grupo que est alrededor. Empec a
escribir sobre eso una vez que estaba
leyendo el De amore de Marsilio Ficino y
me qued totalmente impactada por la
dedicatoria que l pone. En el proemio lpone una dedicatoria que est dirigida a
Giovanni Cavalcanti y dice algo as como:
En mi vida he escrito mucho sobre el
amor pero hasta el momento de haberme
encontrado contigo, hroe divino a los ojos
celestes, no haba experimentado aquello
de lo que escribo. La dedicatoria es muy
linda, es como que le devuelve a l, a tra-
vs de la vivencia con l, lo que siempre
haba escrito. Y me impresion mucho
eso. Entonces, empec a investigar qu
haba sido esa academia, que fue una aca-
demia neoplatnica. Sobre todo, la rela-
cin entre Giovanni y Marsilio, y ah se me
ocurri la novela porque uno de los temas
fundamentales del De amorees el amor.
Creo que parto de lo literario y despus
voy hacia lo filosfico, trabajo el tema del
amor pero hago como un laboratorio
experimental en la parte literaria y des-
pus voy a lo filosfico. Es muy interesan-
te porque en el De amore se retoma la
vieja pregunta platnica: qu es preferi-
ble, amar o ser amado? Entonces, imagin
en la novela una secta, que es la secta delos amantes, que seran todos los discpu-
los de Marsilio Ficino, los que comnmen-
te iban a la academia, y otros, es decir,
Sandro Botticelli, Picco della Mirndola,
etc. Imagin esa secta como una comuni-
dad de amigos filsofos que ponen en
prctica formas de determinar qu es lo
preferible, si amar o ser amado. Lo que
pasa es que cuando empec a escribir esa
novela me encontr con una cantidad de
material enorme y ahora tengo una biblio-
teca completa, en la otra habitacin, de
libros que tienen que ver con el tema y que
nunca voy a terminar de leer. Una de las
primeras cuestiones, por ejemplo, que se
me apareci fue el tema de la comunidadde hombres. Uno dira, hoy en da, que la
relacin entre Marsilio y Giovanni era una
relacin homosexual. Y me qued pensan-
do, voy a poner la palabra homosexual en
una novela que habla del medioevo? No va
en el contexto. Y tens que empezar a bus-
car cmo se denominaba en esa poca a lo
que hoy en da conocemos con el concep-
to de homosexual, y me llam mucho la
atencin que los alemanes llamaban a los
homosexuales florentinos. La novela
justamente transcurre en Florencia, que
es el lugar donde estaba la academia.
Esos detalles, si uno quiere escribir una
novela ms o menos seria, los tens que
tener en cuenta. Y as como est se, hay
miles de detalles acerca de cmo era la
vida de ellos. Entonces hay que leer la
Historia de la vida privada. Estuve leyendo
la Historia de las mujeres. Lo cierto es que
no termins nunca. Por eso digo que
nunca la voy a terminar de escribir.
Tambin me pasa algo raro: para escribir
la novela voy imaginando cosas que leo
despus. Por ejemplo, la comunidad dehombres era muy habitual para el estudio,
no exista la familia como uno la piensa
hoy en da; era muy comn que un grupo
de jvenes varones se fueran a vivi r juntos
para estudiar y trabajar. Pero lo que tiene
de bueno es que a partir de lo que yo fui
pensando en la novela me surgieron
temas para cuestiones filosficas. A partir
de ah empec a trabajar el tema de la
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
leer a un autor que a veces es un poco
complicado, una linterna que nos va a
orientar en medio de ese lo, sabiendo que
va a ser como la escalera de Wittgenstein,
que uno despus la va a tirar. Hay como
una avidez de lectura que me lleva a leer
toda la obra y a organizar ese camino, quepara m tiene que ver tambin con un
gesto hospitalario: vos invits al otro a
hacer este camino y despus te vas, para
que haga el suyo. Entonces ah hay una
idea muy nietzscheana que es la idea de
camino, de sealar ciertos caminos que
despus hay que abandonar. En ese senti-
do, en Nietzsche, camino y demoratom
el tema del nihilismo, que en esa poca,
en que no estaban editados los pstumos
en espaol, me pareca que poda resultar
interesante y til incluso, para ver cmo
un concepto que no se hace evidente en la
obra publicada, sin embargo de algn
modo tambin articula su obra. Esa es una
eleccin arbitraria, otro podra haber ele-
gido otro concepto y articular toda la obra
alrededor de eso. En este sentido uno va
buscando, cuando se enfrenta con la obra
completa de un autor y Nietzsche y
Derrida son autores particularmente poco
sistemticos un hilo conductor para
orientarse, pero con el que no se tiene que
quedar. Ah en Nietzsche, camino y demo-
ratom el nihilismo, y en Derrida, un pen-sador del resto, tom la idea de resto.
Ambas ideas tienen una vinculacin muy
fuerte. El concepto de nihilismo plantea
algo que est presente en la idea de resto,
que es lo siguiente: Dios no se termina de
morir nunca, uno puede intentar destruir-
lo a golpes de martillo pero hay algo que
siempre queda. Y ese resto que e n Derrida
es lo intraducible, lo que no puede ser
disuelto, lo que permanece como opaco,
es lo que va impulsando y lo que permite
seguir pensando, es el motor del pensa-
miento. En ambos casos, tanto el nihilis-
mo como el resto, tienen que ver con el
motor del pensamiento, lo que hace que el
pensamiento no se cierre, no genere unatotalidad, que siga caminando. Para mi
Nietzsche es un pensador de la alteridad,
es lo que sostengo en Moradas nietzsche-
anas, y Derrida, con la idea de resto ha
pensado precisamente ese problema, al
menos yo lo interpreto as.
-De tus pasiones de lectora son bien
conocidas las de Nietzsche y Derrida,
pero quizs lo es menos tu gusto por
cierto bestiario medieval que se deja ver
en las tapas que ilustran tus libros o tu
amor por la obra de San Agustn. Es
cierto que ests escribiendo una novela
ambientada en ese perodo?
-La cuestin del amor no tiene tanto que
ver con lo medieval sino con el trnsito
entre lo medieval y el renacimiento. En
ese entrelo medieval y el renacimiento se
ubica este amor, y tiene que ver, ms que
nada, con la iconografa. Me encantan las
representaciones, sobre todo, religiosas
del trnsito entre el medioevo y el renaci-
miento. Esto es llamativo, sobre todo, paraalguien que se dedica a Nietzsche. Y es
cierto que estoy escribiendo una novela
desde hace muchos aos, y creo que no la
terminar nunca. Una novela que se llama
Los melanclicosy me da el espacio para
imaginar cuestiones a nivel literario que
despus termino plasmando a nivel filos-
fico. Por eso digo que no la terminar
nunca. La novela, bsicamente, de lo que
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-En relacin con la figura del melancli-
co, se nos ocurra pensar algn puente
entre la figura del melanclico y del loco.
Y particularmente en relacin con la
exclusin y la politicidad de esas figuras.
-Creo que ms all de la cuestin patol-gica y la cuestin fisiolgica de pensar la
melancola como un exceso de bilis negra,
etc., yo lo que retomo en un texto que apa-
rece en Derrida, un pensador del resto, es
la idea de la melancola como la piensa
Agamben en Estancias, donde aparece
plantendose la pregunta de Freud: qu
perdi el melanclico?, qu perdi que no
termina de hacer duelo? Porque est
siempre en un duelo imposible. Agamben
seala la idea de que el melanclico es
aquel que nunca tuvo ese objeto que
supuestamente est perdido. Entonces se
crea fantasmticamente un espacio de
ese objeto que en realidad nunca tuvo. Yo
tom esa idea para pensar el carcter de
lo inapropiable.
Para m la idea de la melancola tiene que
ver con una cuestin tica y poltica. Con
una cuestin tica en el sentido de que es
una figura interesante para pensar la rela-
cin con el otro. El otro en tanto es aque-
llo que es inapropiable, aquello que est
en nosotros como una opacidad que no se
puede reducir a uno mismo, y que opera-ra como ese espacio fantasmtico que
seala Agamben. En ese sentido me pare-
ce como un lugar interesante desde donde
plantear la cuestin tica. Esto genera
muchos malentendidos porque hay quie-
nes piensan la melancola como una pato-
loga de la tristeza. A m me parece que la
melancola es un lugar hbrido, mestizo,
donde se cruzan la tristeza con la activi-
dad, porque el melanclico le da un espa-
cio muy importante a la imaginacin. Uno
podra asociar la melancola con las artes
de la imaginacin porque el melanclico
es aquel que se puede demorar, que
queda alejado del mundo de lo actuable,
de lo obrable, y se demora. Entonces enesa creacin de un espacio fantasmtico
hay mucha actividad, de otro tipo. Por eso
lo pens en relacin a Derrida, me parece
que Derrida es un pensador melancolgi-
co, no porque Derrida sea un pensador
triste, sino porque permite plantear la
relacin con el otro en esos trminos. El
otro como aquello perdido, pero perdido
porque nunca se tuvo.
Y me parece, adems, que es un concepto
interesante para la cuestin poltica.
Agamben en Estanciashabla de la acedia,
ese demonio meridiano que atacaba a los
monjes al atardecer, y que los obligaba a
no hacer nada. O sea, los monjes se perd-
an en sus cogitationesy creaban imge-
nes fantasmticas. La acedia puede ser
pensada como un lugar de resistencia
poltica a la sobreactividad del capitalis-
mo. De hecho, ms de un grupo y alguna
vanguardia literaria han retomado la ace-
dia o la melancola como forma de resis-
tencia al capitalismo. Me parece que a
nivel poltico puede ser un concepto inte-
resante porque representara justamenteeso. As como antes decamos la creacin
de un espacio fantasmtico, aqu habra la
creacin de un espacio de suspensin en
medio de la sobreactividad del capitalismo
desde el cual resistir a e sa sobreactividad.
Resistir en la demora, en lo que Agamben
llamara la inoperosidad, o la idea de des-
obrade Blanchot. En ese sentido me pare-
ce interesante para pensar la cuestin
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
comunidad, el tema del amor. Es una cosa
bastante rara porque uno trabaja en auto-
res contemporneos temas que le inspi-
ran autores del renacimiento. Pero va por
ese lado el tema del trnsito del medioevo
al renacimiento. Y lo que aparece en los
libros tiene que ver con otra cosa delmundo medieval que son los bestiarios
medievales. Es decir, me impresiona
mucho cmo el tema de la animalidad
est all planteado. Creo que a partir de la
poca moderna el animal pasa a estar en
un lugar totalmente secundario, es la
parte dominable por el hombre; y me
parece que, en esa poca, todava el ani-
mal es aquello que irrumpe, que no puede
ser dominado, que asusta, que aterra. Por
eso me parece que es un lugar interesan-
te para analizar figuras que tengan que ver
con la relacin animal-hombre.
-La cuestin del bestiario, la relacin con
lo monstruoso y la animalidad, es algo
que vos trabajs en algunos artculos de
Moradas Nietzscheanas. Pero tambin,
en ese momento, final de la Edad Media y
comienzo del Renacimiento, aparece
nuevamente en relacin con el espacio
de la locura. En tu artculo De la palabra
y la mscara. Derivas en torno al lengua-
je y el carnaval, te detens un poco en El
Bosco. Su pintura nos remite un poco aese imaginario de los lmites de lo huma-
no que an hoy resultan inquietantes...-El Bosco es una figura que me impresionmucho. La primera vez que vi El jardn delas delicias, cuando estaba haciendo el
secundario, pens que se trataba de una
obra del surrealismo. Tuve que ir a buscar
en los libros y convencerme de que real-
mente era algo que no tena que ver con las
vanguardias y lo contemporneo. Me
impresion mucho cmo se cruzan en su
obra lo animal y lo humano, pero adems
hay un sobredimensionamiento de lo ani-
mal. Los animales son ms grandes que los
hombres, las plantas, las flores tambinson ms grandes que los hombres. Hay una
cuestin que tambin pasa por la proble-
mtica de la desnudez, de las relaciones
sexuales, hay relaciones entre animales,
entre personas. Me impact como una obra
extraa, como un signo de pregunta en
medio de lo medieval o de la concepcin
que tena yo en ese momento de lo medie-
val. Despus cuando empec a interesarme
un poco ms en lo medieval, a leer y a mirar
imgenes de los bestiarios, me di cuenta
que s, que tiene que ver con ese contexto,
donde la cuestin de la animalidad es una
cuestin muy pregnante, donde todava se
le da al animal un lugar que despus en la
modernidad perdi. Un lugar misterioso,
pues all aparecen animales que no estn
siendo utilizados por el hombre, sino que
pareciera que disponen del hombre, que
estn por encima del hombre. Tambin
est el tema de las cruzas, las mezclas, y
tambin es muy impactante en esa obra,
cuando se cierra el trptico, esa imagen del
mundo condensado. Siempre me pareci El
Bosco como el despliegue de una imagina-cin exacerbada, y donde, en esa imagina-
cin, hay muchas mezclas, muchos cruces.
Tambin es interesante que el infierno sea
musical, cuando hay muchas referencias al
infierno en la literatura posterior en la que
en el infierno no se escucha nada, slo los
gritos, slo sonidos desgarradores. En El
Bosco, en cambio, en lugar de aparecer la
falta de la palabra, aparece la msica.
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un cierto estrs, que gira en torno de cier-
tas cosas que no deberan tener tanta
importancia. Entonces digo ms vital, en
el sentido de no darle tanta importancia.
El problema es cmo uno se compromete
tanto con eso, de todos modos. Por eso
deca que me gustara que esa sabidurapudiera aplicarla en mi existencia, pero ya
llegar...
-Puede llegar sin la presencia de la
experiencia colectiva?
-Tal vez tenga que ver con una cuestin
tico-poltica que es la de formar comuni-
dad. A veces pensamos que formamos una
comunidad de pensamiento porque nos
juntamos a hablar y debatimos. Pero me
parece que no formamos una comunidad
de trabajo donde uno se alivie de las tare-
as en un sentido de darles el valor que
realmente tienen. Lo que provoca estrs
es que parece uno no pudiera dejar de ser
un individualista a ultranza aunque se
dedique a la alteridad en Derrida. Me ha
pasado muchas veces discutiendo con
colegas nietzscheanos, derridianos, con-
frontar con la idea de que la filosofa es el
trabajo y otra cosa la vida. Eso me impre-
siona mucho porque si uno se dedica a
autores como Nietzsche o Derrida sabe
que la filosofa es una forma de vida.
-A qu atribus el retorno del problema
de la comunidad?, a cuestiones ontolgi-
cas, a cuestiones polticas?, cmo ves ese
proceso que vens estudiando, en tu traba-
jo literario, en los proyectos investigacin?
-Vos decs: cuestiones ontolgicas o polti-
cas, para m las cuestiones ontolgicas y
las polticas estn totalmente entrecruza-
das. No hay poltica independiente de la
ontologa y viceversa. Creo que este retor-
no tiene que ver, en primer lugar, con
situaciones que se viven corrientemente y,
sobre todo, en el mbito europeo con la
cuestin de los inmigrantes, de los e xtran-jeros. Un problema que surge cuando se
decide la formacin de la Unin Europea,
con todo su debate previo. Me parece que
ah, cuando se intenta forjar la Unin
Europea, en todo ese debate previo, se
plantea el tema acerca de si puede haber
unin entre pases diferentes, si puede
haber comunidad de lo diferente. En ese
sentido, es una de las vas para la reapari-
cin del tema. Y la otra me parece que
tiene que ver con la deuda no saldada con
el pensamiento heideggeriano. Es decir, si
uno mira el siglo veinte, la problemtica
heideggeriana apunt, desde aquello que
criticaba Levinas, al planteamiento del
ser-con de otra manera y a una importan-
cia muy fuerte concedida al problema de
la alteridad. Me parece que el pensar con-
temporneo retoma eso, despus de
mucho tiempo en el que el tema funda-
mental con Heidegger fue lo poltico: su
adhesin al nacionalsocialismo. Es como
si ahora ese tema no fuera tan importante
y entonces se retomara la cuestin polti-
ca desde Heidegger, que tal vez es tanimportante como su adhesin al nacional-
socialismo, y se plantea qu tipo de polti-
ca es posible pensar desde la analtica del
Dasein. En ese sentido, me parece que
estos autores estn planteando eso, es
decir, ese ser-con heideggeriano que, en
Heidegger, queda velado por toda la pro-
blemtica de la propiedad en el ser-para-
la-muerte, puede ser repensado en el
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
poltica, pero siempre indicando que no es
una zona de tristeza, sino ms bien de
lucidez. El melanclico es aquel que sufre,
pero su sufrimiento le ensea algo de la
vida y de la existencia. Este es el sentido
en el cual lo planteo en relacin a Derrida.
Hay tambin toda una cuestin de lamelancola que tiene que ver con la impo-
tencia. Nietzsche habla de una melancola
de la impotencia y es la melancola de un
Brahms, por ejemplo. Me refera a la
melancola en esa idea de la creacin del
espacio imaginativo fantasmtico, por eso
retom algunas cosas de Agamben para
sealar esto: que la posibilidad de crea-
cin tiene que ver con una suspensin de
la potencia.
-Esta suspensin de la potencia no
implica tambin comprometerse con
ciertas arquitecturas, o, al menos, con
ciertas experiencias que pueden sedi-
mentar en una sabidura prctica?
-Para m tiene que ver con algo que ya
haba mencionado de la novela de Los
melanclicos. Nietzsche deca que a
medida que transcurre la vida uno puede
cometer el error de creer que todo lo que
le ha pasado obedece a una cierta arqui-
tectura y a un cierto plan. Y me parece que
a nivel intelectual pasa eso. Que uno tien-de a creer que todo lo que ha ido pensan-
do obedece a cierta arquitectura. A m me
ha pasado que de repente he investigado
ciertas cuestiones y en un determinado
momento se me presentan como armando
una cierta estructura, y eso me asusta,
porque es justamente lo contrario de lo
que creo que tiene que ser el pensamien-
to. Pero tambin tiene que ver con la pro-
pia existencia. Uno no piensa la filosofa
sino es a partir de la propia existencia. En
ese sentido no es que uno piensa lo que lo
justifica. Algunos amigos dirn que yo soy
melanclica y entonces pienso esto para
justificar mi propia patologa. No lo digo en
ese sentido. Pero si no fuera melanclicaquizs no lo hubiera pensado. Hay una
constante relacin entre lo que uno vive y
lo que uno piensa, y por eso a veces se
tiene esa ilusin teleolgica, o como dice
Nietzsche, providencial: uno cree que la
divina providencia le trajo todo lo que est
aconteciendo. Uno se forma esa imagen.
Pero esa imagen es algo que tiene que ver
con la marcha del pensamiento y la mar-
cha de la vida. En determinado momento
uno se da cuenta de dnde ha ido sacando
cosas, cmo esas cosas han operado en
uno, y parece que generan una figura inte-
resante, que por suerte se rompe porque
uno sigue viviendo.
Es un poco como lo que decamos antes de
la melancola como forma de vida. Uno
piensa lo que le va aconteciendo, y tam-
bin hay un entre en lo que uno va pensan-
do, lo que va sintiendo. Para m la filosofa
tambin tiene que ver con la eleccin de
una forma de vida, en el aspecto cotidiano
y prctico, en cmo te relacions con el
otro, en cmo enfrents lo que te va
pasando. Me gustara que eso que yo pien-so de cmo debera uno enfrentarse con lo
que le pasa se hiciera un poco ms vital en
m. Por suerte tengo una cierta, entre
comillas, sabidura de la vida que espero
que en algn momento pueda aplicar
totalmente. Que se hiciera ms vital en el
sentido de que eso que sealamos de la
carrera acadmica, que implica cierta
sustraccin de lo vital, y tiene que ver con
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algo que es preciso or bien. En el sentido
de ver en qu medida esos restos reacti-
van nuevas preguntas acerca de algo que
no ocupaba el centro de la reflexin. En los
autores post-nietzscheanos, vos mencio-
nabas a Nancy, las figuras del ser-con y de
la comunidad se han construido en torno ala idea de ausencia de mito; pero yendo un
poco a una geografa local pensamos que
nuestras prcticas se han construido en
torno a mitos que se han reactivado en los
conflictos actuales. Por ejemplo, la serie
de figuras que se han invocado desde el
campo y desde el gobierno. Cmo vincu-
lar esta idea de la comunidad sin funda-
mentos, con la historia y la necesidad de
mitos?
-Creo que cuando uno piensa en los pue-
blos, en los grupos, el mito tiene un lugar
fundamental, en el sentido de que como
muy bien dicen es aquello que da unin.
Pero creo que si uno quisiera conciliar
esta idea de la comunidad de los que no
tienen comunidad, esta idea de que el lazo
social es el desenlace social, habra que
asumir, desde aquello que, por ejemplo,
Derrida llama el derecho, que la idea del
mito que aglutina y acerca a los que for-
man parte de un determinado grupo, tiene
un sentido ficcional. Es el viejo problema
de la poltica cuando la poltica devienesimplemente Realpolitik. Es decir, la
carencia de valores que determinen la
posibilidad de la accin humana creo que
obliga siempre a buscar de nuevo un v alor.
Esa es la crtica que hace Nietzsche cuan-
do habla del Estado, es decir, Dios est
muerto pero uno necesita nuevamente
una sombra de Dios y el Estado parece
conformar esa sombra. Creo que desde el
pensamiento nietzscheano de ninguna
manera se pretende que las sociedades o
los pueblos se puedan organizar sin mito.
Pero, tal vez, habra que pensar al mito en
un sentido ficcional; es decir, lo que nos
unifica es esto, pero su carcter ficcional
es lo que le da valor a la crtica. En lo quecomentan del conflicto del campo y del
gobierno, lo que me llam profundamente
la atencin fue el aferramiento de ciertos
sectores, que se suponen que son crticos
de los mitos en sentido fuerte, a los mitos.
Es decir, el hecho de considerar que hay
figuras contrapuestas que estn en lucha
y que no hay posibilidades de transforma-
cin, no hay fisuras. Por un lado una cosa
y, por el otro, la otra. Eso me impresion
un poco. Uno esperara que, en ciertos
mbitos, se reconociera el carcter ficcio-
nal que tienen los mitos. Me refiero al
carcter provisorio, heurstico, creativo;
no son lugares donde uno se asiente para
oponerse a la otra representacin del
mundo sino que son lugares provisorios y
que estn en devenir.
-Creo entender la crtica que hacs, pero
aferrarse al mito quizs no sea ms que
algo provisorio; quizs aferrarse pueda
resultar necesario en funcin de un diag-
nstico poltico, porque, conforme la
coyuntura, esa ficcin tiene efectos muyconcretos. Aferrarse a una ficcin no
quiere decir que uno no reconozca que
esa ficcin es provisoria.
-Es cierto, pero yo me refiero al hecho de
que los aferramientos, a veces, se convier-
ten en hbitos y es muy cmodo ese lugar
porque es un lugar seguro, tranquilizador
de la conciencia. Es decir, me da la impre-
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
sentido al cual apuntaba Heidegger desde
el inicio de lo que es el proyecto de la ana-
ltica del Dasein? Me parece que esas son
dos de las razones fuertes por las cuales
es necesario replantear el problema.
Claramente en los autores que as lo
hacen est la cuestin heideggeriana deltema de la muerte y tambin est la otra
cuestin de ver qu pasa con el diferente,
con el extranjero.
-En el debate tambin se verifica la nece-
sidad de un retorno a las fuentes medie-
vales, a la etimologa de ciertos trmi-
nos, que permitira pensar contempor-
neamente la comunidad. Cmo ves la
relacin de esa recuperacin del ser-con
por parte de Heidegger, con esa otra
recuperacin o retorno de los sentidos
supuestamente originarios de los trmi-
nos que efectan autores como Agamben
y Esposito?
-Creo que tiene que ver con esta bsque-
da de las races de lo que signific Europa
en sus inicios, de qu signific Europa,
cmo se conform frente al resto del
mundo, frente a Asia. Me parece que el
trabajo de conformacin de Europa, que
empieza ya desde la poca de los griegos,
tiene a partir de la poca medieval un
lugar notable en lo que respecta a la for-macin de las naciones. Pienso que puede
estar relacionado, bsicamente, con eso.
En el caso de Agamben y Esposito son dos
autores que, retomando esa impronta hei-
deggeriana de la existencia atravesada por
una radical negatividad, piensan cmo es
pensable una poltica en esos trminos.
Frente a la idea de la poltica en trminos
de la plenitud del hombre, de lograr la feli-
cidad del hombre, estos autores piensan
la idea de comunidad en el sentido de no
pertenencia, de no propiedad, de vaco, de
la muerte en definitiva. La idea de que
tenemos nada en comn, y de cmo, a
partir de ese ser en comn, es posible
pensar una sociedad es muy frtil. Meparece que es ms interesante para pen-
sar la constitucin de la poltica en el sen-
tido prctico y real, el pensarse en trmi-
nos de negatividad que en trminos de
positividad. Porque cuando se la piensa
como positividad se corre el peligro de
querer que esa positividad que se piensa
como propia del hombre sea lo que cons-
tituya el sentido de la direccin de la pol-
tica. En cambio, si uno piensa la poltica
desde la ausencia de significacin, una
poltica kenticaacontece y puede organi-
zar de otro modo la intensidad de la vida
en comn.
De todos modos, pienso que en los pensa-
dores post-nietzscheanos contemporne-
os, el tema de la recuperacin o de los
retornos siempre hay que tomarlo con
pinzas, muy entre comillas.
Personalmente, todo lo que significa un
intento de retornar a me huele mal, es
como si uno pensara que hay un mbito
originario donde haba una verdad, esa
verdad fue ocultada, por el proceso
moderno o lo que fuere, y ahora se va adesvelar. Entonces, volvamos a lo origina-
rio. Es muy romntica esa idea.
Personalmente, creo que en Agamben,
Derrida, Nancy, Cacciari, no se plantea
eso.
-Decamos lo del retorno al origen no por-
que all hubiera algo verdadero, sino ms
bien restos que tienen algo para decirnos,
-
7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf
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como expresin poltica en el capitalismo.
Entonces se me hace muy difcil pensar
esto que plantea Dotti, lo pienso justa-
mente en sentido contrario.
Me parece que plantear una poltica por
veniro una poltica de lo imposible o una
poltica relacionada con la cuestin deldon, ms que relacionada con la exacer-
bacin del capitalismo, est relacionada
precisamente con algo diferente del capi-
talismo. Por eso me interesan autores
como Derrida, porque precisamente pien-
san algo diferente del capitalismo. En el
grupo de investigacin siempre hemos
tenido la crtica de que Derrida le sirve al
capitalismo. Y yo me pregunto quin no le
sirve al capitalismo? No es justamente la
astucia del capitalismo convertirse en una
gran maquinaria en la que todo entra?
Cualquier cosa puede ser reenviada como
mercanca. Cualquier elemento de negati-
vidad, dentro del capitalismo es reabsorbi-
do, reciclado, reutilizado. De eso no se
salva nadie, ni siquiera el marxismo. Esa
es la astucia del capitalismo. A m me
parece que este tipo de pensamientos, que
piensan la problemtica del ser-con desde
la idea de comunidad y desde la idea de
amistad, representan una perspectiva dis-
tinta frente al modelo liberal capitalista.
Derrida, Cacciari, han tenido y tienen un
compromiso poltico claro en ese sentido.
-La crtica de Dotti parece apuntar a que el
proceso de deconstruccin acompaa al
proceso disolvente del capital. El capital
erosiona cualquier tipo de solidez institu-
cional y la filosofa derridiana en tanto
lgica de la deconstruccin de esas mis-
mas instituciones operara en correspon-
dencia con la lgica del capital. Por eso
llama la atencin el movimiento que
hacs en Por amor a Derridadonde sea-
ls el carcter afirmativo de su filosofa
-Que la deconstruccin acompaa lo que
acontece yo creo que claramente todo
pensamiento contemporneo, salvo quese plantee como un pensamiento marcia-
no, acompaa lo que acontece, no puede
pensar por fuera de lo que acontece, algu-
nos pensamientos exacerban o se hacen
ms presentes en algunos aspectos de lo
que acontece y otros, en otros.
Concordara con Dotti respecto de que el
proceso de la deconstruccin es algo que
se est dando. S, ciertamente, y Derrida
no dira nada en contrario. Todo pensar
contemporneo, de alguna manera, refle-
ja algo de lo que acontece, y ah aparece el
pensamiento en su forma de devenir.
Respecto del s en Derrida, creo que la
deconstruccin siempre est planteada
respecto del s dicho, y del s dicho al otro.
Acabo de terminar un seminario de docto-
rado sobre el tema de la invencin del otro
y la religin en Derrida, un poco para plan-
tear un tema que es muy actual, que es el
del renacimiento de las religiones y cmo
pensar la cuestin de Dios hoy en da. En
el caso de Derrida lo que intent hacer
patente a lo largo de los textos que vimos
es que la deconstruccin desde De laGramatologaes un pensamiento de la
afirmacin y del s, y ese s es el s dicho al
otro. Y ese otro, que es lo indeconstruible,
que es el resto del pensamiento derridia-
no, me parece que es lo que le da fuerza al
pensamiento tambin para deconstruir.
Antes haban mencionado a Ricoeur. Me
parece que es interesante tener en cuenta
que si bien es un pensamiento muy cerca-
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
sin que durante todo el conflicto del
campo y del gobierno evidentemente haba
aferramientos a mitos que, como decs,
eran necesarios, pero lo que me parece
bastante difcil de pensar es el hecho de
que en ese aferramiento, si uno reconoce
el carcter ficcional del aferramiento,tambin reconoce el carcter ficcional del
aferramiento del otro y ve formas y meca-
nismos para tratar de organizar algo
desde esas dos posturas. Por ejemplo, por
mencionar algo de lo que pas, cuando
desde el gobierno se llama a la solidaridad
me parece vlido y estoy totalmente de
acuerdo con eso se muestra un descono-
cimiento de que el modelo del otro no
tiene nada que ver con eso. Uno puede
tener buenas intenciones y llamados a la
solidaridad y decir: en este momento
tenemos que ser solidarios. Pero, eviden-
temente, el mito del otro no tiene nada que
ver con eso, no entiende nada de eso. Ah
pensara ciertas estrategias de relacin.
Por eso deca que el mito es un lugar de
seguridad: le impongo al otro mi mito y mi
mito es mejor. Cuando digo mejor estoy
de acuerdo con que es mejor ese mito. Es
mejor el mito de la solidaridad, de la dis-
tribucin justa, etc. Pero, me parece que
hay un desconocimiento de que si ese es
el mito en el cual yo me encuentro, para
que el otro entienda ese mito no se lopuedo imponer, tiene que haber algo
intermediario.
-Respecto de las posibilidades de este
intermediario, se ha cuestionado y
mucho, la eficacia prctica del pensa-
miento poltico derridiano. Justamente,
en la entrevista que le hicimos para El ro
sin orillas, Dotti despleg una argumen-
tacin poderosa en la que vincula a las
as llamadas filosofas de la posmoderni-
dad con el desarrollo del capitalismo.
Citamos slo un prrafo de su argumen-
to: La impugnacin filosfica de la reali-
dad contempornea, ensayada desde un
filosofar pasivo que rechaza el activismodel sujeto moderno y reivindica la espera
en clave de mesianismo; o sea, la actitud
anti-/im-poltica distintiva de algunas
filosofas de la posmodernidad marca un
punto de friccin con la hiperkinesis de la
economa; es una visin que tiene un dejo
aristocrtico en la reivindicacin de la
espera del advento como ltimo refugio
del pensador levemente blas, pero que
no ceja en su denuncia.--- Dotti ac est asociando un aspectodeterminado de la filosofa derridiana con
el capitalismo, y yo justamente asociara lo
contrario de eso con el capitalismo. El
capitalismo tiene que ver ms con una
potencia activa que con una potencia pasi-
va o con una potencia en suspensin como
piensa Agamben. El querer lograr todo, el
querer realizar todo lo que es posible
solamente porque es posible. Entonces en
ese sentido, la espera pasiva, como se
dice ac, pasiva y mesinica, tiene que ver
antes que con el capitalismo con la
deconstruccin del capitalismo. Para mhay una asociacin totalmente estrecha
entre el proyecto moderno y el proyecto
capitalista. Yo personalmente no puedo
pensar el sujeto moderno sino en relacin
con la figura del individuo, con su realiza-
cin fctica en el mundo del mercado
como individuo, y ese proceso como un
proceso solidario de una figura con la otra,
donde el individuo encuentra su lugar
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7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf
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-La idea de vivir en la herida tiene que
ver con una concepcin trgica de la exis-
tencia, y es una inspiracin total y absolu-
ta de Cacciari. Para m Cacciari es uno de
los pensadores contemporneos ms tr-
gicos, en el sentido en que todo su pensa-
miento es un pensamiento que admite laescisin, que admite que ya no hay totali-
dades, que uno ya no puede pensar en tr-
minos de totalidades, que eso ya est per-
dido, y no hay nostalgia por lo perdido,
pero se vive en esa prdida. Entonces, vivi r
en la herida, sera como vivir en la prdida
de, de acuerdo con lo que decamos de la
melancola, lo que nunca se tuvo. Porque
nunca hubo grandes totalidades, sino que
siempre pensamos que existan y no admi-
tamos que eran construcciones.
Entonces, un pensamiento trgico como el
de Cacciari, permite pensar estas cuestio-
nes, porque si la existencia es una existen-
cia trgica, y en esa existencia no hay que
tender puentes para juntar lo que inexora-
blemente est separado, de lo que se trata
es de hacer poltica ah en el entre, en la
herida. Y ese hacer poltica tiene que ver
ms que con plantear cuestiones de bien-
es, a la manera platnica, o de fines a
cumplir, tiene que ver con organizar la
infelicidad que se vive. Para m eso tiene
todo el trasfondo del pensamiento de
Cacciari. l es quien ha pensado en trmi-nos de lo impoltico, y es prcticamente el
antecedente de todo lo que se ha pensado
despus en Italia en relacin con lo impo-
ltico. Y precisamente lo impoltico tiene
que ver con lo siguiente: ya no hay una
esfera de valores que pueda regir la exis-
tencia de los hombres en su forma de
organizar la vida poltica, ya no hay un bien
ltimo que se pueda establecer como bien
hacia el cual todo tiende, entonces, qu
tiene que hacer la poltica? Y l dice escu-
char la demanda del otro.
-En trminos polticos, qu papel juega
ah la justicia? Como orientacin de esa
escucha... porque se puede escuchar demuchas maneras, se puede escuchar
como la Realpolitik, detrs del mostra-
dor, o escuchar de otra manera.
-Escuchar la demanda del otro tiene que
ver para m con la idea de justicia.
Escuchar la demanda del otro es respetar
la singularidad, respetar al otro en tanto
otro, que en trminos de la Realpolitikes
algo utpico. Es un poco como lo que dec-
amos respecto de la vida acadmica entre
el pensamiento y la entrega de papers.
Uno est siempre negociando, no mera-
mente en el sentido de intercambio, sino
en el sentido de cmo se juntan, mezclan,
hibridan, cosas que son totalmente anta-
gnicas. Entonces una poltica en trmi-
nos de escuchar la demanda del otro es
casi imposible, porque uno no puede escu-
char todas las voces de la singularidad,
uno tiene que trabajar en trminos de la
ley, y la ley supone normativizacin y una
cierta universalizacin donde no se puede
escuchar la sinfona de todas las voces.
Pero la justicia, esta idea casi regulativa,funciona como un marco para la accin
posible. En trminos de Derrida muchas
veces aparece como la justicia imposible
en tanto la normatividad impide eso, impi-
de el respeto de la singularidad. Sin
embargo, me parece que opera no como
una finalidad, sino como un sentimiento,
como una Stimmung, como un tono afec-
tivo que uno sabe que no puede primar
CONVERSACIONES2
MnicaCragnolini
no en algn punto, este autor dice s en
forma diferente. En Ricoeur se trata clara-
mente de una ontologa positiva, afirmati-
va, una ontologa derivada del deseo de
existir, con la importancia que tiene en sus
primeras obras Jean Nabert y Spinoza,
sobre todo. Su pensamiento es afirmadorde la vida, es un pensamiento que retoma
de Spinoza la idea del conatusy est vol-
cado hacia lo vital en el sentido del naci-
miento. Ricoeur dice: por qu no celebra-
mos el jbilo de la vida en lugar de la
muerte?
Yo me identifico ms con las ontologas de
tipo negativo, porque me parece que per-
miten el resto, hay siempre una lnea de
fuga, un mbito no cerrado, que permite el
resto. En cambio me parece que las onto-
logas afirmativas y las filosofas de la
inmanencia, al plantear una plenitud, res-
tituyen una idea de totalidad. Entonces,
me identifico ms con Derrida y las lneas
postnietzscheanas que piensan a
Nietzsche desde la negatividad heidegge-
riana y que plantean entonces ontologas
negativas, pero que, desde mi punto de
vista, son afirmativas en la afirmacin del
otro, del diferente. A estos pensadores
que ponen el acento en la muerte, se los
engloba rpidamente como pensadores
necrolgicos y me parece tan desatinado
como decir que polticamente no sirvenpara nada. Pareciera que esa ontologa
negativa de los postnietzscheanos y los
que siguen la lnea derridiana, es siempre
una ontologa de la muerte, del duelo
imposible en el sentido negativo, de la
melancola, y entonces se la critica como
polticamente improductiva. Pero para m
es impoltica, y lo impoltico, en este senti-
do, es lo ms poltico que hay en un mundo
hiperpolitizado, donde la poltica se piensa
como Realpolitik. Si por algn lugar tiene
que pasar la poltica es por la cuestin del
otro y de la alteridad. Es cie rto que la pol-
tica tiene que pensarse en trminos de
derecho, como la poltica para todos. Pero
en los tiempos contemporneos esa visindel derecho, en la medida de la importan-
cia que tienen las minoras, los extranje-
ros, tiene que estar deconstruyndose.
Creo que la poltica no puede sino pensar-
se tambin y al mismo tiempo como polti-
ca de la singularidad. En este sentido,
Derrida es muy importante para pensar
esto porque ese s dicho como motor de la
deconstruccin para m es la afirmacin
del otro. Desde ese punto de vista, ms all
del aspecto estratgico de la Realpolitik,
que es como la lgica de la supervivencia
de los becarios-soldados, la poltica puede
ser definida como la escucha del otro.
Como dice Cacciari: atencin a la demanda
del otro. Una poltica de lo singular que no
puede sino afirmar al otro como algo
sagrado. Por eso mencionaba esto de la
religin. Por eso si hay una religin pensa-
ble, siempre como religin ficcional, es la
religin del otro. El que tiene que tener un
lugar sagrado es el otro, y en este sentido
Derrida creo que va por ese lado.
-En relacin con las posibilidades de unapoltica de la singularidad, hay algo que
decs en Derrida, un pensador del resto,
una idea que vos trabajs muy bien, que es
la de vivir en la herida. Una idea muy
ligada a la melancola. Nos parece que es
una categora muy frtil para pensar la
poltica en trminos impolticos: vivir en la
herida quiere decir: la tarea por la justicia
no cesa nunca, est siempre por venir
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siempre pero que lo tiene como back-
ground de todo lo que uno va haciendo.
Porque como decamos, hay que comer
y entonces hay que hacer poltica tambin
en trminos efectivos, resolver proble-
mas, etc.
-Podra decirse entonces que si a la
Realpolitik no se la enfrenta desde la
idea de justicia, conforme el capitalismo
avanza con una instrumentalizacin total
de accin y la vida, lo que queda no es el
resto sino el horror del automatismo.
-Efectivamente, la Realpolitiksin freno es
la instrumentacin total del otro. Por eso
digo, as como la melancola es un espacio
de resistencia frente a lo que acontece, la
justicia o este escuchar la demanda del
otro es algo que uno mantiene como espa-
cio de resistencia, sabiendo que es un
espacio incumplible. Es un espacio fantas-
mtico de acuerdo con lo que decamos
antes respecto de la melancola. Sin esa
tensin, est siempre al acecho la pesadi-
lla de la pura operatividad del mundo del
mercado, del liberalismo, y la automatiza-
cin de la conducta y de la vida.