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  • 7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf

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    248/ I. El saber, la formacin y la guerraEl ro sin orillas: Nos gustara comenzar

    con algunas imgenes de tu formacin:

    tus primeras clases, los profesores que

    ms records, cmo fue tu ingreso en la

    Facultad de Filosofa y Letras de la UBA.

    Mnica Cragnolini: La primera clase que

    presenci como alumna de la facultad fue

    la de Introduccin a la Filosofa y Carpio era

    el profesor. Recuerdo que qued totalmen-

    te fascinada con Carpio como profesor y hoy

    puedo decir que fue uno de los mejores

    docentes que tuve en la facultad. Ustedes

    han ledo su libro, era un profesor suma-

    mente didctico, sumamente organizado y

    sus clases estaban muy bien articuladas,

    pero adems, estaban constantementereferidas a otras problemticas. Es decir,

    no se quedaba en el autor sino que constru-

    a constantemente otros lazos. Era un hom-

    bre de una gran cultura. Tena, ms all de

    lo filosfico, muchos intereses artsticos y

    literarios. No s si saben que escribi poe-

    mas, su esposa los public hace dos o tres

    aos. l nunca los quiso publicar, y ella

    public una seleccin de poemas que van

    desde los aos 40 hasta el final de su vida.

    No operaba ni trabajaba como el filsofo

    especializado de hoy en da. Si bien era unheideggeriano, no se dedicaba exclusiva-

    mente a Heidegger. Ahora bien, desde el

    punto de vista de la relacin docente-alum-

    no era una figura de mucha autoridad y el

    vnculo era sumamente distante. Yo no

    entr en una relacin ms cercana con l

    sino hasta el final de mi carrera. En el lti-

    mo final que di, que fue el de Gnoseologa,

    Carpio estaba en la mesa porque en esa

    poca trabajaba con Walton, y me pregun-

    t qu iba a hacer una ve z graduada, y me

    propuso trabajar en el Curso de Ingreso.

    Cuando entr a la facultad, en 1977, tenas

    que rendir tres materias y una cuarta que

    era Comprensin de textos. Tiempo des-

    pus se pusieron los cursos de ingreso y a

    m me convocaron para trabajar en el de

    Psicologa, que era terrible porque haba

    muy poco cupo haba gente que era la sp-

    tima vez que se presentaba a rendir el exa-

    men. Luego de esa experiencia Carpio me

    dijo que iba a haber un concurso de selec-

    cin interna para el Departamento de

    Filosofa. En esos aos los concursos esta-

    ban en suspenso, como ahora, no?, y me

    sugiri que me presentara. Como haba

    que poner reas, no materias, me llamaron

    de la ctedra de Filosofa Antigua, y estuve

    trabajando un ao all con Olivieri. DespusCarpio me pidi para su ctedra y empec a

    trabajar en Introduccin a la Filosofa. Cuatro

    o cinco aos despus empec a dar

    Metafsica. Carpio era un maravilloso docen-

    te, pero tambin pona mucha distancia.

    -Incluso despus de que empezaste a

    trabajar con l?

    -No, en realidad l tena un prejuicio, o no

    s, pero para l una cosa era el alumno y

    otra el colega. Cuando uno se reciba y for-maba parte de su ctedra el trato era total-

    mente diferente, ah ya eras colega. Era

    otra poca, todos los profesores tenan una

    relacin distante con nosotros, no es como

    ahora que hay un trato ms cercano.

    -Te recibiste y empezaste el doctorado?

    -Cuando empec a trabajar como docente

    estuve esperando que se abriera el docto-

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    CONVERSACIONES 2

    MNICACRAGNOLINI

    *Una conversacin no es exactamente una entrevista. Se trata ante todo de un modo

    de ser con los otros, un modo de convivir. Es fruto de un encuentro, pero tambin de una

    apuesta. Nuestra apuesta en la inscripcin de unos nombres concretos, de unos interlocu-

    tores concretos, es la de la posibilidad de construir lazos de escritura y de pensamiento

    que nos permitan trazar un pequeo mapa. Excusas, quizs, para la construccin de

    nuestra gramtica balbuceante, que busca pasiones comunes en las huellas de esas

    voces cercanas de quienes han sido nuestros profesores y nuestras lecturas.

    Las pginas que siguen son fruto de dos encuentros con Mnica Cragnolini, profesora

    de la carrera de Filosofa de la UBA, a quien agradecemos profundamente su hospitalidad.

    Siguiendo de cerca su produccin filosfica, encontramos las huellas de un pensamiento

    que es fruto, a la vez, de un estrecho vnculo con la literatura y la historia de la cultura

    que hizo posible un espacio de libertad y experimentacin, no exento de pequeas bata-

    llas, a veces microlgicas, con el modo de producir propio de la academia. Batallas que

    se ocultan bajo la coraza camalenica de quien tiene la certeza de que uno no escapa a

    la institucionalidad, que no hay un afuera, y que por lo tanto la batalla siempre es unmodo de estar dentro, un modo de oscilar, de tensar el pensamiento entre los extremos

    que propone la burocracia de las cosas.

    Quizs por ello encontremos aqu, con la misma intensidad, el vocabulario de la gue-

    rra y de la amistad. De lo que se trata es de sostener, en medio de la batalla, an la cons-

    telacin de la amistad, del duelo imposible, de la melancola, es decir, la crtica radical a

    todo pensamiento del clculo, y la necesidad de mantener en el ojo de la tormenta el

    espaciamiento de la demora y del cuidado del otro. Espritu trgico de quie n sabe que jus-

    tamente en los intersticios de un hacer sin esperanza se configuran los destellos de las

    pasiones alegres.

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    podido abordarlo sola, fue muy valioso

    para m, porque en lugar de dedicarme

    exclusivamente al pensamiento de

    Nietzsche, tuve que dedicarme a otros

    temas a los que, por mi propio deseo, no

    me hubiera dedicado. Fue una doble vida

    muy fructfera.

    -Y tu libro sobre Ricoeur cmo entra en

    este mbito de formacin?

    -Es posterior a mi tesis de Licenciatura.

    En ese momento estaba cursando un

    seminario de doctorado con Walton y

    haba escrito una monografa de sesenta y

    pico de pginas, y alguien que la vio me

    dijo que entrara bien para la coleccin de

    Ricardo lvarez en Almagesto. Me propu-

    sieron armarla como libro y drsela a la edi-torial. En cambio, mi tesis de Licenciatura la

    haba hecho con Piccione sobre Nietzsche.

    Piccione fue un profesor bastante grafo,

    porque tena pocos artculos publicados,

    pero era quien daba Antropologa Filosfica,

    y realmente, fjense, en la poca de la dic-

    tadura, l daba Marx, daba Nietzsche. Creo

    que una vez durante medio ao dio Marx.

    Hoy en da no se ve tanto Marx como se vea

    en esa poca.

    -No se ve casi nada de Marx

    -En esa poca tenamos todas materias

    anuales y recuerdo un programa en el que

    la mitad del ao se vio Marx. A travs de l

    vi Nietzsche y con l hice la tesis de

    Licenciatura. Lamentablemente public

    muy poco; tiene un artculo sobre

    Nietzsche, sobre el tema del eterno retor-

    no, otro sobre Heidegger, y despus publi-

    c en el ao 83 un libro sobre Zaratustra,

    que se lo pag de su bolsillo porque no

    consegua quien se lo publicara. Lo ltimo

    que supe de l es que se haba retirado a

    una cabaa que tena en Pinamar, que se

    llamaba Holzwege, y que estaba tradu-

    ciendo el Zaratustra. Pero hace mucho

    tiempo que no s nada de l. En unmomento dado me empezaron a volver las

    cartas. Era una persona valiossima para

    el tema nietzscheano pero que escriba

    poco. Es cierto que haba algo propio de la

    formacin docente de esa poca y es que

    no se escriba tanto. Obviamente, tanto

    como ahora no, pero tampoco era costum-

    bre escribir apenas uno se reciba. En esa

    poca haba ms tradicin oral y la gente

    escriba mucho menos. Lo mismo las

    ponencias en congresos: era impensable

    en esa poca que un estudiante presenta-ra ponencias. Se le daba ms tiempo a la

    formacin, todo se demoraba ms. Ahora

    todo se aceler: en la carrera hay que ir

    haciendo carrera.

    -Tal vez lo que sucede ahora con las exi-

    gencias de la profesionalizacin es que

    se escribe mucho pero nadie lee nada del

    otro. Hay una urgencia que hace imposi-

    ble profundizar contrapuntos, pensar en

    comn.

    -En la filosofa argentina, al menos lo queyo percibo de la vida acadmica de Pun,

    es que entre nosotros no nos leemos. Yo

    leo a algunos colegas de quienes admiro

    cmo escriben. Pero, en general, entiendo

    que nadie lee a nadie. A veces me pregun-

    tan si tengo algo escrito sobre tal tema, y

    resulta que tengo un libro sobre ese tema.

    Es como si hubiera un gran desconoci-

    miento, y casi un desprecio por la escritu-

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    rado. En esa poca estaba cerrado, enton-

    ces yo me recib de profesora y luego hice

    la licenciatura. El doctorado se reabri

    recin en el ao 89 y yo ah decid presen-

    tarme con dos directores: Carpio y

    Maliandi, porque los temas que yo trabaja-

    ba abarcaban tanto la metafsicacomo la

    tica. Con Maliandi vena trabajando desde

    que me recib en el Centro de

    Investigaciones ticasque l mismo haba

    creado, si no recuerdo mal, en el 83. Haba

    invitado a muchos de sus alumnos a inter-

    venir ah. Y era un espacio de formacin

    muy importante desde el punto de vista de

    la cuestin de la discusin, de la argu-

    mentacin, porque Maliandi es como el

    paladn de la argumentacin. se fue un

    espacio de formacin que no tuvimos

    durante la carrera porque no haba muchodilogo entre docentes y alumnos, y nos-

    otros tenamos una actitud ms pasiva. No

    tuvimos algo que la gente joven tiene

    ahora, que es la posibilidad de discutir

    ms y mejor. Esa prctica se la tengo que

    agradecer al Centro de Investigaciones

    ticasy despus a la Asociacin Argentina

    de Investigaciones ticas, porque fueron

    mbitos de mucho aprendizaje. Con

    Maliandi discuta mucho, porque l era el

    defensor de la razn, de la modernidad, y

    yo era la oveja descarriada que se dedica-ba a Nietzsche.

    -Y Carpio no era un defensor de la razn

    moderna?

    -No, Carpio no. En primer lugar, porque

    era un heideggeriano, es decir que ya

    estaba en quiebre con la filosofa moder-

    na. En segundo lugar, como ya dijimos, era

    una persona que tena esa sensibilidad

    para ms cosas que la filosofa, sensibili-

    dad que lo abra a otros caminos. Alguien

    me pregunt el otro da: pero vos hiciste

    la tesis sobre Nietzsche con Carpio? Si

    Carpio no trata Nietzsche en su libro....

    Pero l deca que no lo pona como captu-

    lo en su libro porque no llegaba a captu-

    rarlo para armar algo a nivel introductorio.

    Pero no era porque no le interesara o lo

    considerara un filsofo menor. En cambio

    Maliandi, no es que considere a Nietzsche

    un filsofo menor, pero s coloca el irra-

    cionalismo de ese lado y la razn de este

    lado. Ese antagonismo con Maliandi fue

    para m muy importante, porque era dis-

    cutir con el que estaba en la vereda

    opuesta, y eso fue muy valioso.

    -Es cierto que tuviste que estudiar lasobras de Habermas y Apel?

    -En ese momento en CONICET la comisin

    evaluadora era muy analtica, y entonces

    haba que presentarse con temas ms o

    menos aceptables. Y Maliandi me con-

    venci de presentarme, no con Nietzsche,

    sino con un tema tico. Entonces yo hice

    como una doble vidadurante mucho tiem-

    po. Por un lado, trabajaba en CONICET y

    tena como tema de investigacin la fun-

    damentacin de las normas morales. Leaa los pensadores de la Escuela de

    Frankfurt, a Habermas, Apel, etc. Por otro

    lado, segua haciendo mi tesis sobre

    Nietzsche pero eso no tena que aparecer

    como tema de investigacin. Todava me

    sigo preguntando por qu a nadie le pare-

    ci raro que, de repente, con ese tema de

    investigacin, apareciera una tesis sobre

    el nihilismo en Nietzsche. En realidad, el

    trnsito por ese mbito, que no hubiera

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    estuvimos haciendo durante todo este

    tiempo, que estbamos todos tan cmo-

    dos creyndonos que ramos del primer

    mundo? Y ah se generaron esos movi-

    mientos, que muchos han criticado, por-

    que es verdad que las asambleas duraron

    muy poco. Sin embargo creo que ah hayun valor. Se hizo poltica en trminos de

    acontecimiento, de un cruce de fuerzas

    del momento. Tambin es cierto que se

    critica lo que aconteci porque salieron a

    la calle los ahorristas que sintieron sus

    bolsillos tocados. Eso es cierto, pero hubo

    una suerte de movimiento, de efervescen-

    cia donde todos estbamos metidos, por-

    que salas a la calle y te llevaba. Como un

    flujo de una cierta idea de participacin que

    en su momento tuvo un valor importante, al

    menos para despertarse del sueo mene-mista y darse cuenta de muchas cosas, que

    me parece que en lo que sigui despus del

    2001, si bien esos movimientos no tuvieron

    continuidad, sin embargo generaron espa-

    cios de pensamiento que hicieron que las

    cosas ya no fueran las mismas. Nos pusi-

    mos a pensar cuestiones que haban inver-

    nado durante ms de diez aos.

    -Esto que decs nos permite vincularlo

    con algo que venimos pensando, si en los

    noventa empieza a forjarse una relacin

    de nuevo tipo: la del estudiante-consu-

    midor con el docente-proveedor. La

    demanda se impone cual si fuera un mer-

    cado. Incluso la valoracin de las mate-

    rias se plantea en trminos de quien pro-

    vee mejores servicios y no en trminos

    de qu tradiciones es preciso estudiar.

    -Es verdad. Sin embargo, ahora tengo la

    secreta esperanza de que algo se est

    transformando. Pero en esos aos lo que

    se vea mucho era que pasaban los chicos

    del Centro de Estudiantes pidiendo que

    elijan delegados en los cursos y nadie

    quera participar. La gente empezaba a

    comunicarse ms crticamente con el pro-

    fesor en el momento en el que tena elparcial y le haban puesto una nota que no

    le gustaba. La relacin era, como muy

    bien dicen, de consumidores. Incluso en el

    uso de los trminos: uno les tiene que

    devolver algo. A todo eso contribuy el

    menemismo, a considerar que tambin la

    educacin es un servicio en el que se

    intercambia y se paga algo. El docente

    debe proveer, y el alumno, recibir.

    -Nosotros detectamos otro problema

    que se afianza en los noventa: la relacinentre exigencia de profesionalizacin y

    resentimiento. La idea de carrera profe-

    sional genera una secuencia en la cual

    los estudiantes avanzados luchan, legti-

    mamente, por ser docentes auxiliares, y

    stos, a su vez, suean con pegar el gran

    salto al claustro docente. Hay graduados

    que se van y no se vinculan ms con la

    carrera. Adems, la cuestin de los beca-

    rios. Es una situacin que ya se revela

    insostenible.

    -Ah hay dos cuestiones. Por un lado, estel tema que ustedes mencionaban de la

    cuestin docente: son pocos los docentes

    que hay en la facultad, a nivel de claustro

    de profesores titulares y adjuntos. En este

    sentido, dado las materias que hay, pare-

    ciera que se necesitan bastante ms. Uno

    podra decir: por qu no hay ctedras

    paralelas? Pero es cierto que hay una gran

    masa a nivel de auxiliares con los que ocu-

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    ra del otro, una tradicin de no leernos

    entre nosotros, que debe andar por el lado

    de la pregunta respecto de si hay o no hay

    filosofa en Argentina. Parece que hay una

    decisin previa tomada: no hay, entonces

    no leo a ninguno de mis colegas.

    -La pasin del desprecio parece central

    para entender ciertas prcticas. Recin

    nos comentabas de la distancia entre

    docentes y estudiantes y cmo esa distan-

    cia se sostena, por un lado, en el saber del

    profesor, pero tambin en una cierta auto-

    ridad que pareca incuestionable. Cmo

    juega el desprecio en esa relacin?

    -Creo que hoy en da el profesor ha dejado

    de tener ese lugar incuestionable. Es ms,

    me parece que hay una importantedeconstruccin del concepto de autoridad.

    Soy docente en la facultad hace 25 aos y

    la relacin que yo tena con los alumnos

    en mis primeros aos era totalmente dife-

    rente a la que tengo ahora. Todo lo que

    atravesamos en estos 25 aos llev, por

    un lado, a una deconstruccin fuerte del

    concepto de autoridad, que es buensima

    en el sentido de que ya los alumnos no se

    sientan pasivamente, como en mi poca

    en la que nadie cuestionaba nada, a escu-

    char lo que les dicen. Pero, por otro lado,

    ese mismo movimiento llev a la decons-truccin de algo que, para Gadamer, esta-

    ra relacionado con la autoridad y algo de

    razn tiene, y es el hecho del respeto

    hacia el saber del otro. Me parece que eso,

    por lo que veo en la facultad, est total-

    mente cuestionado; ya no se escucha la

    voz del docente como si fuera la palabra

    sagrada. Y eso tiene un aspecto bastante

    vicioso y negativo: muchos alumnos pare-

    ce que quieren ponerte a prueba, como si

    te estuvieran canchereando, te preguntan

    para ver en qu momento decs algo inco-

    rrecto. Creo que la deconstruccin del

    concepto de autoridad llev a no respetar

    lo que da el saber del otro, no en el senti-

    do de tener un mayor conocimiento, sinoen el sentido del tiempo dedicado. El tiem-

    po dedicado a una disciplina supone un

    saber, una experiencia.

    -Si en los 80 el vnculo no iba por el lado

    de la desautorizacin y el desprecio, por

    dnde pasaba? Cul fue para vos el

    momento de quiebre?

    -En principio, en esos aos haba muy

    pocos alumnos. Recuerdo que la primera

    vez que dict Problemas Especiales deMetafsica tuve durante todo el ao un solo

    alumno en el prctico. Era una relacin

    muy personal. En algunos casos, no llega-

    ba a tener ms de quince alumnos en un

    prctico, lo cual permita una relacin ms

    profunda en trminos de conocimiento. Si

    tengo que sealar un momento crtico en

    Argentina, lo ubicara en los aos noventa.

    Ah se disolvi todo. Me parece que el

    constante derroche de supuesto liberalis-

    mo que propuso el menemato tuvo efectos

    terribles. Creo que todo lo terrible des-

    pus de la dictadura pas en esos diezaos. La suspensin de todo lo que tiene

    que ver con los derechos humanos, las

    privatizaciones de las empresas naciona-

    les, ha sido terrible. Recin ahora se est

    tratando de recuperar todo el mal que se

    hizo en esa poca. Por eso creo que l o que

    pas en el 2001, que ha sido muy criticado

    en muchas direcciones, para m fue como

    un despertar, como un preguntarse qu

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    de Nietzsche, si uno est en el extremo

    est muerto. Entonces pensndolo en el

    marco de una ontologa de la oscilacin,

    me parece que es pensable, que, como

    dira Derrida, hay que comer. Hay mbi-

    tos del pensamiento que no son mbitos

    otros sino que son los mismos mbitosque se transitan por caminos diferentes.

    Uno est siempre as en todos los mbitos

    de la vida. El problema sera, como elec-

    cin vital, quedarse en uno u otro. Porque

    los dos se convierten en un hbito.

    Tambin es un hbito aislarse. Uno podra

    pensar que el tema de la produccin de

    papers, etc., tiene que ver con una poten-

    cia de colocarse en carrera y de hacer filo-

    sofa. Y un poco a lo que yo me refiero es

    que esa potencia es ya una potencia del

    hbito, que ha perdido su valor de potenciacomo tal y se ha convertido en hbito, y me

    parece que frente a eso s es necesario

    hacer un parntesis, suspender la poten-

    cia, para darse cuenta qu cosas est

    haciendo uno en medio de todo eso. Que

    no quiere decir irse a la cueva y alejarse

    del mundo como Zaratustra, sino darse

    cuenta de qu significa eso.

    -Este tipo de formacin desde tu lugar

    puede ser una estrategia de proteccin:

    se impone formar soldados porque la

    batalla va a ser dura. Y quizs cualquiera

    que ocupe tu lugar debera tener ese

    mismo cuidado con la gente que forma en

    sus equipos. Pero el problema persiste,

    porque todo queda concentrado, mate-

    rial y simblicamente en el CONICET y la

    UBA. As se arma una escena en la que

    cualquier otro lugar para pensar y traba-

    jar aparece como lugar degradado. Hay

    un cierto abandono de otros mbitos de

    la cultura para la filosofa. Es muy deso-

    ladora la conviccin de que la nica sali-

    da es armarse para la guerra.

    -La pregunta es si los que nos dedicamos a

    la filosofa podemos insertarnos irrumpien-

    do en otro mbito, o si tiene que haber unacierta cultura, una cierta educacin, que

    permita esa apertura. Porque uno puede

    querer meterse en un mbito donde no es

    bien recibido. En otros pases es muy dife-

    rente la relacin que hay entre la filosofa y

    otros mbitos de la cultura. Para nosotros

    los mbitos de la cultura estn muy reduci-

    dos. No hay hbito de escuchar la palabra

    del filsofo como si fuera a decir algo inte-

    resante. En general cuando se escucha la

    palabra del filsofo se espera que diga

    pavadas. Hay dos o tres filsofos mediti-cos pero operan en otro nivel. Quizs lo que

    tendramos que pensar es cules son los

    mecanismos de insercin del filsofo como

    figura representativa dentro de la sociedad.

    Y esto antes de entrar con determinadas

    actividades que hagan visible al filsofo.

    II. Los senderos que se bifurcan. En busca

    de la filosofa argentina

    -Esta discusin acerca de la relacin

    entre la filosofa y otros mbitos cultura-

    les quizs nos sirva para introducir la

    cuestin del estatuto de la produccin

    filosfica argentina. Si uno tiene que

    armar la serie de pensadores significati-

    vos, tiene que hacer un trabajo de arque-

    logo y explorar si hay algo valioso, porque

    en algn lugar, la transmisin se quiebra.

    En la serie de la filosofa argentina, qu

    textos para vos fueron importantes?

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    rre un proceso similar al que se est

    generando en este momento en CONICET.

    En CONICET hay una gran masa de beca-

    rios por esta poltica abierta de investiga-

    cin, que tuvo el gobierno de Kirchner y

    que es muy laudable, pero que va a provo-

    car algo similar a lo que provoca en lafacultad la gran cantidad de ayudantes. En

    este momento en CONICET hay una masa

    de becarios que lgicamente quieren aspi-

    rar a ser investigadores de carrera, enton-

    ces, esa medida de coyuntura que se tom

    para que los jvenes tengan la posibilidad

    de estudiar, en algn momento va a hacer

    eclosin, al menos si la poltica cientfica

    no se abre tambin hacia el investigador,

    tal como sera deseable.

    -Pero no te parece que hay una especie

    de guerra civil larvada, una lucha de

    todos contra todos por sobrevivir que ha

    generado gente muy calificada a la cual

    se le ha enseado que el nico lugar

    digno para hacer filosofa es dar clases

    en Pun o ser investigador de CONICET?

    Hay efectos subjetivos notables, gente

    que no sabe qu puede hacer con todos

    los antecedentes acumulados, que intuye

    que si la lgica persiste, no hay salida.

    Cmo ves esos efectos en tu trabajo de

    formacin, en tus becarios?

    -Lamentablemente a mis becarios les

    tengo que decir algo que a m misma me

    irrita y es que escriban, que publiquen, que

    se presenten en congresos, porque sa es

    la lgica de la supervivencia en el mundo de

    la investigacin. Uno se tiene que colocar

    en una actitud doble: sabe que eso no es lo

    deseable, pero es la estrategia de supervi-

    vencia. Constantemente les estoy diciendo

    que escriban para publicar, que se fijen si

    la revista es internacional y preferente-

    mente con referato. Todas las estrategias

    de supervivencia tienen que ver con amol-

    darse a los mecanismos de la guerra de

    todos contra todos: as, yo tengo cinco art-

    culos y vos tens tres, entonces, yo estoypor encima. Es impresionante: la gente

    est constantemente haciendo ese conteo

    respecto del otro. Pero se es el nico

    mecanismo de supervivencia para alguien

    que quiera vivir de la filosofa en este

    momento, porque no hay otra posibilidad.

    -En un texto tuyo, Azores fulminados por

    la altura, decs que el pensamiento tiene

    que cuidarse de la estructura requerida

    por la academia, de ese pensar que se

    hace costumbre, que se convierte en

    rito de papers y conferencias, en acomo-

    damiento de palabras y expresiones a

    gustos de rbitros y comits de referato,

    en bsqueda de temas adecuados para

    intereses sociales de investigacin y de

    presupuesto, [porque] tambin el pensa-

    miento se mete en el cors de la academia

    y de sus dictados y dictmenes. Cmo

    convive esto con la necesidad de formar

    para la guerra, de formar soldados?

    -Respecto de la formacin de soldados a

    la que hacamos mencin anteriormente,pienso las cuestiones ontolgicas en tr-

    minos de entre. En ese sentido, tal vez

    para otros el trmino sera negociacin:

    cmo se negocia entre la vida acadmica y

    la vida del pensamiento. Yo lo pienso en

    trminos de entre, uno est siempre

    entre una cosa y la otra y el error sera

    quedarse en el extremo. Tampoco es posi-

    ble quedarse en el extremo. En trminos

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    filosofa argentina en el sentido de que ha

    pensado en trminos filosficos muchas

    cuestiones que nos atraviesan y que tienen

    que ver con temas propios de la as llama-

    da identidad nacional. Adems de escribir

    maravillosamente bien.

    -Si en la Argentina la vena del pensamien-

    to pasa ms por la literatura y el ensayo

    que por la produccin filosfica sistemti-

    ca, quizs se pueda vincular nuestro tra-

    bajo con una prctica nietzscheana de la

    filosofa, cercana a la voluntad de arte.

    -Claramente nosotros no tenemos y creo

    que no podemos tener filosofas sistem-

    ticascomo tuvieron lugar en Europa y en

    otras partes. Parece que nuestro modo de

    ser como argentinos transita por otroscaminos. De hecho, lo que uno lee de lite-

    ratura filosfica tiene que ver ms con el

    mbito de lo que se escribe en Sociales.

    Me refiero, sobre todo, a Horacio

    Gonzlez, Nicols Casullo, Eduardo

    Grner que s est en nuestra facultad,

    Alejandro Kaufman y todo el grupo de

    Pensamiento de los Confines. Me parece

    que transita ms por ese lado, todas son

    personas que estn ms cerca de la litera-

    tura que de la filosofa acadmica, o ms

    cerca de las ciencias sociales pero tam-

    bin pensadas literariamente. Creo que elejemplo es Horacio Gonzlez, que tiene

    esa capacidad de pensar lo que acontece

    cruzando mbitos diferentes.

    -Y sin embargo, en Pun hay un cierto

    desdn y desprecio respecto de esas pro-

    ducciones. En este punto nos queda

    mucho por aprender: por ejemplo, cmo

    desarrollar lneas de pensamiento donde

    se trabaje mejor el cruce de lo filosfico

    con lo literario y lo social. La gente de

    Confinesy El ojomochohan hecho un tra-

    bajo invalorable para pensar desde ese

    lugar.

    -S, hay una actitud de desprecio de lagente de Pun hacia Sociales que es

    impresionante. Es que hay una profesio-

    nalizacin donde lo acadmico, lo verda-

    dero, lo genuinamente filosfico es lo que

    se hace en Pun y el resto no tiene ningn

    valor. Cuando hay que animarse a decir

    que, si uno se pone a leer, los que real-

    mente estn pensando lo que acontece

    estn ms en Sociales que en Pun. Hay,

    adems, en el mbito acadmico filosfi-

    co, una relacin con lo literario y con la

    carrera de Letras de nuestra facultad debastante desprecio tambin. Si se acude a

    lo literario es para poner un epgrafe o

    para dar un ejemplo que se reconceptuali-

    za en virtud de lo filosfico. Respecto de lo

    literario, por ejemplo, a mis alumnos les

    pregunto: leyeron La montaa mgica

    de Thomas Mann?. Y me dicen:

    quee?. El ao pasado me pas algo

    muy gracioso, y es que siempre les digo:

    lean El hombre sin atributosde Musil, y

    una alumna me dijo: pero profesora,

    usted siempre dice lo mismo. Y le digo:

    y lo leste?, no. Tampoco se leen lasSagradas Escrituras. A veces digo tal cosa

    est en tal lugar del Antiguo Testamento y

    pregunto: lo leyeron?, no; leyeron

    El Corn?, no. Se ha perdido el sentido

    de que si uno se va a dedicar a la filosofa

    tiene que leer de todo.

    -Es que la idea de un tipo de especialista

    est haciendo estragos: el Heidegger del

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    -Hay algo muy concreto respecto de ese

    punto: hace varios aos vengo trabajando

    en la recepcin de Nietzsche en Argentina.

    En ese trabajo me vi obligada a leer

    muchos textos de autores argentinos, no

    slo de filosofa sino tambin de literatura.

    Entonces desde ese punto de vi sta los tex-tos que yo sealara estaran muy relacio-

    nados con eso que ms he investigado. En

    ese contexto una figura fundamental es

    Carlos Astrada. No slo ha sido heidegge-

    riano, ha sido marxista, ha incursionado

    en temas de filosofa existencial, es una

    figura sumamente importante, y realmen-

    te se la desconoce en la facultad. El ao

    pasado tena una becaria que estaba tra-

    bajando sobre Astrada, y que tuvo que pre-

    sentar su trabajo en las Jornadas de

    Adscriptos y Becarios, y la persona que lacoment le dijo que nunca haba escucha-

    do el nombre de Astrada durante toda la

    carrera. A m me impresion muchsimo.

    -Y adems de Astrada?

    -En relacin con Nietzsche, nosotros

    estuvimos trabajando ms autores ensa-

    ysticos que filosficos. Y uno tambin se

    pregunta cules son filosficos: es muy

    especial el panorama de la filosofa argen-

    tina. Evidentemente no tenemos ningn

    filsofo sistemtico, y parece que el cami-no de la filosofa argentina transita ms

    por el lado del ensayo. Porque despus

    est lo estrictamente acadmico, que con-

    siste ms bien en la interpretacin de un

    autor, etc. Pero me parece que el trnsito

    de la filosofa argentina va por lo ensays-

    tico y bien cruzado con lo literario.

    Entonces ah, en el proyecto, trabajamos

    Martnez Estrada, Lugones, poetas y auto-

    res de literatura contemporneos, Piglia,

    Macedonio Fernndez, Saer, Borges. Yo

    dira: tal vez el filsofo nacional sea

    Borges, porque es el autor que ha estado

    ms cercano a los temas filosficos desde

    las perspectivas ms mltiples.

    -Al sealar a Borges como el filsofo

    nacional no podemos evitar hacer refe-

    rencia a la compacta estructura de ep-

    grafes borgeanos que enmarcan las sec-

    ciones de tu libro Nietzsche, camino y

    demora. Cmo pensaste, en el momento

    de su escritura, esa articulacin en el

    libro? Por qu esa presencia tan fuerte

    de Borges?

    -Tambin debera insistir con Macedonio

    Fernndez, Juan L. Ortiz, pero quizs nin-guno con tanta relevancia y el reconoci-

    miento internacional que ha tenido

    Borges. En la tesis aparece tanto porque

    ms all de lo que dice explcitamente

    Borges sobre Nietzsche, que quizs no me

    agrade demasiado, me parece que es un

    pensador a la manera nietzscheana. El

    modo en que l piensa el carcter de lo

    ficcional es muy cercano a la idea de fic-

    cin en Nietzsche. Y en ese sentido ha

    atravesado muchas cuestiones, por ejem-

    plo la cuestin del nihilismo. Esto est en

    un trabajo que present en unas Jornadasque se hicieron en el 93 sobre Borges y la

    filosofa en la Facultad de Filosofa y

    Letras, sobre cmo pensar la cuestin del

    nihilismo en el pensamiento de Borges. Y

    digo pensamiento a propsito porque me

    parece que su forma de concebir lo litera-

    rio es una forma de hacer filosofa, de

    hecho se refiere a la metafsica como fic-

    cin. Entonces es un autor que ha hecho

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    pesar de que los dos son extremos en sus

    posiciones, a lo largo del dilogo ambas se

    van confundiendo, y revelan lo ridculo de

    cada una de las posiciones extremas. Es

    interesante porque despus de que termi-

    nan en un estado de confusin, aparece

    Vincenz, el catico, y da una definicin delo que sera la forma: no ser la forma la

    ritmizacindel contenido?. Ah aparece

    un giro interesante porque se plantea la

    forma como algo que surge en el proceso

    mismo de la creacin y no como algo

    puesto desde el exterior. Hacia el final, se

    va el formal Joachim y se queda Vincenz, y

    Lukcs dice que ah se acerca y le da el

    beso a la muchacha para lo cual todo lo

    anterior no haba sido ms que una prepa-

    racin. Plantea justamente el vnculo

    entre el ensayo como esa ritmizacin de lo

    heterogneo y la relacin con lo ertico,

    cmo toda esta discusin sobre la forma

    tena que ver con lo ertico. Creo que ah

    se hace evidente que el ensayo es un ejer-

    cicio de escritura pasional, que no se hace

    tan evidente en el paper. Dicho sea de

    paso, a m me pasa algo extrao con

    Lukacs, porque l vincula a Nietzsche en

    El asalto de la razn con los orgenes del

    totalitarismo. A m me parece horrible esa

    tesis, y sin embargo cuando lo leo me

    parece apasionante. Tiene un ritmo, un

    carcter, una conviccin. Es un autor muyapasionado.

    -Hay una relacin entre el goce por la

    escritura, la forma de leer y la vida, que

    tiene que ver con ese erospor el saber.

    -S, bueno, uno lee en un autor lo que a

    uno le est pasando en la vida. Yo no

    hubiera pensado en ciertas cuestiones que

    pienso ahora hace 20 aos, porque no me

    estaba pasando en la vida lo mismo que

    me est pasando ahora. Creo que lo mara-

    villoso de ser lector es que uno siempre

    vuelve a releer lo mismo y lo lee diferente.

    En ese sentido la tarea del lector es una

    tarea apasionada, por eso mismo queestbamos mencionando. Una vez me pre-

    guntaron pero vos no leas a Derrida

    cuando hiciste tu tesis de doctorado? Y yo

    dije: no! De hecho en mi tesis hay una

    sola mencin a Derrida de la que me aver-

    genzo totalmente hoy en da, porque lo

    coloco como un pensador de la diferencia

    por la diferencia. En esa poca no poda

    leer a Derrida, porque no haba nada de su

    pensamiento que me resonara en lo que

    estaba viviendo. Uno interpreta al autor y

    pone de lo suyo, de lo que est viviendo, si

    no, no lo lee. Por suerte, lo que vamos

    viviendo se transforma continuamente,

    tenemos la posibilidad de volver a leer al

    autor y encontrar la resonancia de otras

    cosas. A m me pas cuando traduje El

    Archipilago de Cacciari, en el ao 99.

    Justo ese ao viaj y estuve con Cacciari y

    vimos la cuestin de la traduccin, y me

    pas que haba estado traduciendo este

    libro sobre la cuestin de la alteridad, del

    inmigrante, etc., y me encontr en Venecia

    en un momento en que lo nico que uno

    escuchaba en la calle era un discurso dis-criminatorio contra los albaneses. Y eso

    me produjo como un entrecruzamiento

    con una tarea que haba hecho casi aisla-

    da, de traduccin. De repente encontr

    que el texto me hablaba de la vida que

    haca Cacciari da a da en Venecia.

    Cacciari me dijo algo que siempre dice, y

    que afirma tambin en sus textos, y es que

    uno no puede leer en un texto algo que no

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    ao 22 al 25, de las maanas y burgus...

    No es necesario volver a plantear qu

    significa pensar, en el sentido de qu es

    lo que nos fuerza a pensar, que siempre

    tiene que ver con alguna vibracin del

    presente?

    -Sucede que esta tendencia tiene relacin

    con lo que comentaban antes de la cues-

    tin de la especializacin. Se verifica que

    uno es filsofo si se sabe acotar el texto,

    encontrar los argumentos, sealar las cr-

    ticas y ah hay un resultado. Es una idea de

    que la filosofa tiene que dar resultados o

    logros, y no plantear problemas, o que si

    plantea problemas, stos deben ser

    resueltos de determinada manera y dar-

    nos una satisfaccin. Y ah se toca con lo

    que decamos del consumidor, o del usua-rio de filosofa. Me tengo que quedar satis-

    fecho de que este tema e st acotado y res-

    pondido, cuando parece que la filosofa es

    totalmente lo contrario, es decir, el

    replanteamiento continuo, la problemati-

    zacin continua. Si uno tiene que huir de

    algo es del cierre.

    -La idea de que la filosofa est ms cerca

    del ensayo y la literatura que de otras

    prcticas supone una decisin respecto de

    lo que la filosofa es para vos como tarea del

    pensamiento. En Moradas Nietzscheanas

    hacs referencia a la cuestin del ensayo,

    justamente a propsito de Musil.

    -Siempre me interes mucho cmo piensa

    Musil lo que llama el ensayismo. Me pare-

    ce que su obra literaria, su anti-novela es

    una obra de ensayismo. El tomo IV de la

    edicin espaola de El hombre sin atribu-

    tos para m es un libro de cabecera. Lo

    estoy leyendo constantemente. Las con-

    versaciones entre Ulrich y Agathe, su her-

    mana, son increbles, de una sutileza psi-

    colgica impresionante. Entonces me

    parece que ah hay un lugar en el que se

    ha pensado una forma de hacer pensa-

    miento que est muy atravesada por loliterario pero que tiene un carcter terico

    fuerte, porque para muchos literatos

    Musil es como un autor terico, un poco

    extrao. Las conversaciones con su her-

    mana son como pequeos tratados filos-

    ficos en el sentido de que son textos donde

    se desarrolla una temtica, con ese estilo

    de Musil de ir atravesando, perdindose,

    volviendo, generando caminos que se jun-

    tan, se separan. Es un lugar donde se res-

    cata el carcter pasional de la filosofa,

    porque para m el ensayo tiene que ver con

    la cuestin ertica.

    Ese movimiento pasional lo encuentro

    tambin en un texto clave para m, que es

    el texto de Lukcs Riqueza, caos y forma

    que est en El alma y las formas. Se trata

    de un dilogo sobre la cuestin de las for-

    mas en lo literario. En ese dilogo apare-

    cen dos jvenes, Joachim que es el defen-

    sor de las formas, que es como la figura

    de Leo Popper que era con quien Lukcs

    discuta estas cuestiones, y Vincenz que

    representara las posturas tericas de

    Lukcs. Es sugestivo porque los dos e stninteresados en una muchacha que est

    presente en la discusin, y los dos estn

    discutiendo acerca de qu es lo importan-

    te en el ejercicio de la escritura. Si la

    riqueza de la vida, la exuberancia, o la

    forma. Lo hacen en torno al Tristan

    Shandyde Sterne, y se preguntan qu dira

    Goethe, que es un autor tan clsico, de un

    texto como se, tan heterogneo. Y a

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    trata es de la comunidad que se forma en

    Villa Careggi, con Marsilio Ficino y en todo

    el grupo que est alrededor. Empec a

    escribir sobre eso una vez que estaba

    leyendo el De amore de Marsilio Ficino y

    me qued totalmente impactada por la

    dedicatoria que l pone. En el proemio lpone una dedicatoria que est dirigida a

    Giovanni Cavalcanti y dice algo as como:

    En mi vida he escrito mucho sobre el

    amor pero hasta el momento de haberme

    encontrado contigo, hroe divino a los ojos

    celestes, no haba experimentado aquello

    de lo que escribo. La dedicatoria es muy

    linda, es como que le devuelve a l, a tra-

    vs de la vivencia con l, lo que siempre

    haba escrito. Y me impresion mucho

    eso. Entonces, empec a investigar qu

    haba sido esa academia, que fue una aca-

    demia neoplatnica. Sobre todo, la rela-

    cin entre Giovanni y Marsilio, y ah se me

    ocurri la novela porque uno de los temas

    fundamentales del De amorees el amor.

    Creo que parto de lo literario y despus

    voy hacia lo filosfico, trabajo el tema del

    amor pero hago como un laboratorio

    experimental en la parte literaria y des-

    pus voy a lo filosfico. Es muy interesan-

    te porque en el De amore se retoma la

    vieja pregunta platnica: qu es preferi-

    ble, amar o ser amado? Entonces, imagin

    en la novela una secta, que es la secta delos amantes, que seran todos los discpu-

    los de Marsilio Ficino, los que comnmen-

    te iban a la academia, y otros, es decir,

    Sandro Botticelli, Picco della Mirndola,

    etc. Imagin esa secta como una comuni-

    dad de amigos filsofos que ponen en

    prctica formas de determinar qu es lo

    preferible, si amar o ser amado. Lo que

    pasa es que cuando empec a escribir esa

    novela me encontr con una cantidad de

    material enorme y ahora tengo una biblio-

    teca completa, en la otra habitacin, de

    libros que tienen que ver con el tema y que

    nunca voy a terminar de leer. Una de las

    primeras cuestiones, por ejemplo, que se

    me apareci fue el tema de la comunidadde hombres. Uno dira, hoy en da, que la

    relacin entre Marsilio y Giovanni era una

    relacin homosexual. Y me qued pensan-

    do, voy a poner la palabra homosexual en

    una novela que habla del medioevo? No va

    en el contexto. Y tens que empezar a bus-

    car cmo se denominaba en esa poca a lo

    que hoy en da conocemos con el concep-

    to de homosexual, y me llam mucho la

    atencin que los alemanes llamaban a los

    homosexuales florentinos. La novela

    justamente transcurre en Florencia, que

    es el lugar donde estaba la academia.

    Esos detalles, si uno quiere escribir una

    novela ms o menos seria, los tens que

    tener en cuenta. Y as como est se, hay

    miles de detalles acerca de cmo era la

    vida de ellos. Entonces hay que leer la

    Historia de la vida privada. Estuve leyendo

    la Historia de las mujeres. Lo cierto es que

    no termins nunca. Por eso digo que

    nunca la voy a terminar de escribir.

    Tambin me pasa algo raro: para escribir

    la novela voy imaginando cosas que leo

    despus. Por ejemplo, la comunidad dehombres era muy habitual para el estudio,

    no exista la familia como uno la piensa

    hoy en da; era muy comn que un grupo

    de jvenes varones se fueran a vivi r juntos

    para estudiar y trabajar. Pero lo que tiene

    de bueno es que a partir de lo que yo fui

    pensando en la novela me surgieron

    temas para cuestiones filosficas. A partir

    de ah empec a trabajar el tema de la

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    leer a un autor que a veces es un poco

    complicado, una linterna que nos va a

    orientar en medio de ese lo, sabiendo que

    va a ser como la escalera de Wittgenstein,

    que uno despus la va a tirar. Hay como

    una avidez de lectura que me lleva a leer

    toda la obra y a organizar ese camino, quepara m tiene que ver tambin con un

    gesto hospitalario: vos invits al otro a

    hacer este camino y despus te vas, para

    que haga el suyo. Entonces ah hay una

    idea muy nietzscheana que es la idea de

    camino, de sealar ciertos caminos que

    despus hay que abandonar. En ese senti-

    do, en Nietzsche, camino y demoratom

    el tema del nihilismo, que en esa poca,

    en que no estaban editados los pstumos

    en espaol, me pareca que poda resultar

    interesante y til incluso, para ver cmo

    un concepto que no se hace evidente en la

    obra publicada, sin embargo de algn

    modo tambin articula su obra. Esa es una

    eleccin arbitraria, otro podra haber ele-

    gido otro concepto y articular toda la obra

    alrededor de eso. En este sentido uno va

    buscando, cuando se enfrenta con la obra

    completa de un autor y Nietzsche y

    Derrida son autores particularmente poco

    sistemticos un hilo conductor para

    orientarse, pero con el que no se tiene que

    quedar. Ah en Nietzsche, camino y demo-

    ratom el nihilismo, y en Derrida, un pen-sador del resto, tom la idea de resto.

    Ambas ideas tienen una vinculacin muy

    fuerte. El concepto de nihilismo plantea

    algo que est presente en la idea de resto,

    que es lo siguiente: Dios no se termina de

    morir nunca, uno puede intentar destruir-

    lo a golpes de martillo pero hay algo que

    siempre queda. Y ese resto que e n Derrida

    es lo intraducible, lo que no puede ser

    disuelto, lo que permanece como opaco,

    es lo que va impulsando y lo que permite

    seguir pensando, es el motor del pensa-

    miento. En ambos casos, tanto el nihilis-

    mo como el resto, tienen que ver con el

    motor del pensamiento, lo que hace que el

    pensamiento no se cierre, no genere unatotalidad, que siga caminando. Para mi

    Nietzsche es un pensador de la alteridad,

    es lo que sostengo en Moradas nietzsche-

    anas, y Derrida, con la idea de resto ha

    pensado precisamente ese problema, al

    menos yo lo interpreto as.

    -De tus pasiones de lectora son bien

    conocidas las de Nietzsche y Derrida,

    pero quizs lo es menos tu gusto por

    cierto bestiario medieval que se deja ver

    en las tapas que ilustran tus libros o tu

    amor por la obra de San Agustn. Es

    cierto que ests escribiendo una novela

    ambientada en ese perodo?

    -La cuestin del amor no tiene tanto que

    ver con lo medieval sino con el trnsito

    entre lo medieval y el renacimiento. En

    ese entrelo medieval y el renacimiento se

    ubica este amor, y tiene que ver, ms que

    nada, con la iconografa. Me encantan las

    representaciones, sobre todo, religiosas

    del trnsito entre el medioevo y el renaci-

    miento. Esto es llamativo, sobre todo, paraalguien que se dedica a Nietzsche. Y es

    cierto que estoy escribiendo una novela

    desde hace muchos aos, y creo que no la

    terminar nunca. Una novela que se llama

    Los melanclicosy me da el espacio para

    imaginar cuestiones a nivel literario que

    despus termino plasmando a nivel filos-

    fico. Por eso digo que no la terminar

    nunca. La novela, bsicamente, de lo que

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    -En relacin con la figura del melancli-

    co, se nos ocurra pensar algn puente

    entre la figura del melanclico y del loco.

    Y particularmente en relacin con la

    exclusin y la politicidad de esas figuras.

    -Creo que ms all de la cuestin patol-gica y la cuestin fisiolgica de pensar la

    melancola como un exceso de bilis negra,

    etc., yo lo que retomo en un texto que apa-

    rece en Derrida, un pensador del resto, es

    la idea de la melancola como la piensa

    Agamben en Estancias, donde aparece

    plantendose la pregunta de Freud: qu

    perdi el melanclico?, qu perdi que no

    termina de hacer duelo? Porque est

    siempre en un duelo imposible. Agamben

    seala la idea de que el melanclico es

    aquel que nunca tuvo ese objeto que

    supuestamente est perdido. Entonces se

    crea fantasmticamente un espacio de

    ese objeto que en realidad nunca tuvo. Yo

    tom esa idea para pensar el carcter de

    lo inapropiable.

    Para m la idea de la melancola tiene que

    ver con una cuestin tica y poltica. Con

    una cuestin tica en el sentido de que es

    una figura interesante para pensar la rela-

    cin con el otro. El otro en tanto es aque-

    llo que es inapropiable, aquello que est

    en nosotros como una opacidad que no se

    puede reducir a uno mismo, y que opera-ra como ese espacio fantasmtico que

    seala Agamben. En ese sentido me pare-

    ce como un lugar interesante desde donde

    plantear la cuestin tica. Esto genera

    muchos malentendidos porque hay quie-

    nes piensan la melancola como una pato-

    loga de la tristeza. A m me parece que la

    melancola es un lugar hbrido, mestizo,

    donde se cruzan la tristeza con la activi-

    dad, porque el melanclico le da un espa-

    cio muy importante a la imaginacin. Uno

    podra asociar la melancola con las artes

    de la imaginacin porque el melanclico

    es aquel que se puede demorar, que

    queda alejado del mundo de lo actuable,

    de lo obrable, y se demora. Entonces enesa creacin de un espacio fantasmtico

    hay mucha actividad, de otro tipo. Por eso

    lo pens en relacin a Derrida, me parece

    que Derrida es un pensador melancolgi-

    co, no porque Derrida sea un pensador

    triste, sino porque permite plantear la

    relacin con el otro en esos trminos. El

    otro como aquello perdido, pero perdido

    porque nunca se tuvo.

    Y me parece, adems, que es un concepto

    interesante para la cuestin poltica.

    Agamben en Estanciashabla de la acedia,

    ese demonio meridiano que atacaba a los

    monjes al atardecer, y que los obligaba a

    no hacer nada. O sea, los monjes se perd-

    an en sus cogitationesy creaban imge-

    nes fantasmticas. La acedia puede ser

    pensada como un lugar de resistencia

    poltica a la sobreactividad del capitalis-

    mo. De hecho, ms de un grupo y alguna

    vanguardia literaria han retomado la ace-

    dia o la melancola como forma de resis-

    tencia al capitalismo. Me parece que a

    nivel poltico puede ser un concepto inte-

    resante porque representara justamenteeso. As como antes decamos la creacin

    de un espacio fantasmtico, aqu habra la

    creacin de un espacio de suspensin en

    medio de la sobreactividad del capitalismo

    desde el cual resistir a e sa sobreactividad.

    Resistir en la demora, en lo que Agamben

    llamara la inoperosidad, o la idea de des-

    obrade Blanchot. En ese sentido me pare-

    ce interesante para pensar la cuestin

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    comunidad, el tema del amor. Es una cosa

    bastante rara porque uno trabaja en auto-

    res contemporneos temas que le inspi-

    ran autores del renacimiento. Pero va por

    ese lado el tema del trnsito del medioevo

    al renacimiento. Y lo que aparece en los

    libros tiene que ver con otra cosa delmundo medieval que son los bestiarios

    medievales. Es decir, me impresiona

    mucho cmo el tema de la animalidad

    est all planteado. Creo que a partir de la

    poca moderna el animal pasa a estar en

    un lugar totalmente secundario, es la

    parte dominable por el hombre; y me

    parece que, en esa poca, todava el ani-

    mal es aquello que irrumpe, que no puede

    ser dominado, que asusta, que aterra. Por

    eso me parece que es un lugar interesan-

    te para analizar figuras que tengan que ver

    con la relacin animal-hombre.

    -La cuestin del bestiario, la relacin con

    lo monstruoso y la animalidad, es algo

    que vos trabajs en algunos artculos de

    Moradas Nietzscheanas. Pero tambin,

    en ese momento, final de la Edad Media y

    comienzo del Renacimiento, aparece

    nuevamente en relacin con el espacio

    de la locura. En tu artculo De la palabra

    y la mscara. Derivas en torno al lengua-

    je y el carnaval, te detens un poco en El

    Bosco. Su pintura nos remite un poco aese imaginario de los lmites de lo huma-

    no que an hoy resultan inquietantes...-El Bosco es una figura que me impresionmucho. La primera vez que vi El jardn delas delicias, cuando estaba haciendo el

    secundario, pens que se trataba de una

    obra del surrealismo. Tuve que ir a buscar

    en los libros y convencerme de que real-

    mente era algo que no tena que ver con las

    vanguardias y lo contemporneo. Me

    impresion mucho cmo se cruzan en su

    obra lo animal y lo humano, pero adems

    hay un sobredimensionamiento de lo ani-

    mal. Los animales son ms grandes que los

    hombres, las plantas, las flores tambinson ms grandes que los hombres. Hay una

    cuestin que tambin pasa por la proble-

    mtica de la desnudez, de las relaciones

    sexuales, hay relaciones entre animales,

    entre personas. Me impact como una obra

    extraa, como un signo de pregunta en

    medio de lo medieval o de la concepcin

    que tena yo en ese momento de lo medie-

    val. Despus cuando empec a interesarme

    un poco ms en lo medieval, a leer y a mirar

    imgenes de los bestiarios, me di cuenta

    que s, que tiene que ver con ese contexto,

    donde la cuestin de la animalidad es una

    cuestin muy pregnante, donde todava se

    le da al animal un lugar que despus en la

    modernidad perdi. Un lugar misterioso,

    pues all aparecen animales que no estn

    siendo utilizados por el hombre, sino que

    pareciera que disponen del hombre, que

    estn por encima del hombre. Tambin

    est el tema de las cruzas, las mezclas, y

    tambin es muy impactante en esa obra,

    cuando se cierra el trptico, esa imagen del

    mundo condensado. Siempre me pareci El

    Bosco como el despliegue de una imagina-cin exacerbada, y donde, en esa imagina-

    cin, hay muchas mezclas, muchos cruces.

    Tambin es interesante que el infierno sea

    musical, cuando hay muchas referencias al

    infierno en la literatura posterior en la que

    en el infierno no se escucha nada, slo los

    gritos, slo sonidos desgarradores. En El

    Bosco, en cambio, en lugar de aparecer la

    falta de la palabra, aparece la msica.

  • 7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf

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    un cierto estrs, que gira en torno de cier-

    tas cosas que no deberan tener tanta

    importancia. Entonces digo ms vital, en

    el sentido de no darle tanta importancia.

    El problema es cmo uno se compromete

    tanto con eso, de todos modos. Por eso

    deca que me gustara que esa sabidurapudiera aplicarla en mi existencia, pero ya

    llegar...

    -Puede llegar sin la presencia de la

    experiencia colectiva?

    -Tal vez tenga que ver con una cuestin

    tico-poltica que es la de formar comuni-

    dad. A veces pensamos que formamos una

    comunidad de pensamiento porque nos

    juntamos a hablar y debatimos. Pero me

    parece que no formamos una comunidad

    de trabajo donde uno se alivie de las tare-

    as en un sentido de darles el valor que

    realmente tienen. Lo que provoca estrs

    es que parece uno no pudiera dejar de ser

    un individualista a ultranza aunque se

    dedique a la alteridad en Derrida. Me ha

    pasado muchas veces discutiendo con

    colegas nietzscheanos, derridianos, con-

    frontar con la idea de que la filosofa es el

    trabajo y otra cosa la vida. Eso me impre-

    siona mucho porque si uno se dedica a

    autores como Nietzsche o Derrida sabe

    que la filosofa es una forma de vida.

    -A qu atribus el retorno del problema

    de la comunidad?, a cuestiones ontolgi-

    cas, a cuestiones polticas?, cmo ves ese

    proceso que vens estudiando, en tu traba-

    jo literario, en los proyectos investigacin?

    -Vos decs: cuestiones ontolgicas o polti-

    cas, para m las cuestiones ontolgicas y

    las polticas estn totalmente entrecruza-

    das. No hay poltica independiente de la

    ontologa y viceversa. Creo que este retor-

    no tiene que ver, en primer lugar, con

    situaciones que se viven corrientemente y,

    sobre todo, en el mbito europeo con la

    cuestin de los inmigrantes, de los e xtran-jeros. Un problema que surge cuando se

    decide la formacin de la Unin Europea,

    con todo su debate previo. Me parece que

    ah, cuando se intenta forjar la Unin

    Europea, en todo ese debate previo, se

    plantea el tema acerca de si puede haber

    unin entre pases diferentes, si puede

    haber comunidad de lo diferente. En ese

    sentido, es una de las vas para la reapari-

    cin del tema. Y la otra me parece que

    tiene que ver con la deuda no saldada con

    el pensamiento heideggeriano. Es decir, si

    uno mira el siglo veinte, la problemtica

    heideggeriana apunt, desde aquello que

    criticaba Levinas, al planteamiento del

    ser-con de otra manera y a una importan-

    cia muy fuerte concedida al problema de

    la alteridad. Me parece que el pensar con-

    temporneo retoma eso, despus de

    mucho tiempo en el que el tema funda-

    mental con Heidegger fue lo poltico: su

    adhesin al nacionalsocialismo. Es como

    si ahora ese tema no fuera tan importante

    y entonces se retomara la cuestin polti-

    ca desde Heidegger, que tal vez es tanimportante como su adhesin al nacional-

    socialismo, y se plantea qu tipo de polti-

    ca es posible pensar desde la analtica del

    Dasein. En ese sentido, me parece que

    estos autores estn planteando eso, es

    decir, ese ser-con heideggeriano que, en

    Heidegger, queda velado por toda la pro-

    blemtica de la propiedad en el ser-para-

    la-muerte, puede ser repensado en el

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    poltica, pero siempre indicando que no es

    una zona de tristeza, sino ms bien de

    lucidez. El melanclico es aquel que sufre,

    pero su sufrimiento le ensea algo de la

    vida y de la existencia. Este es el sentido

    en el cual lo planteo en relacin a Derrida.

    Hay tambin toda una cuestin de lamelancola que tiene que ver con la impo-

    tencia. Nietzsche habla de una melancola

    de la impotencia y es la melancola de un

    Brahms, por ejemplo. Me refera a la

    melancola en esa idea de la creacin del

    espacio imaginativo fantasmtico, por eso

    retom algunas cosas de Agamben para

    sealar esto: que la posibilidad de crea-

    cin tiene que ver con una suspensin de

    la potencia.

    -Esta suspensin de la potencia no

    implica tambin comprometerse con

    ciertas arquitecturas, o, al menos, con

    ciertas experiencias que pueden sedi-

    mentar en una sabidura prctica?

    -Para m tiene que ver con algo que ya

    haba mencionado de la novela de Los

    melanclicos. Nietzsche deca que a

    medida que transcurre la vida uno puede

    cometer el error de creer que todo lo que

    le ha pasado obedece a una cierta arqui-

    tectura y a un cierto plan. Y me parece que

    a nivel intelectual pasa eso. Que uno tien-de a creer que todo lo que ha ido pensan-

    do obedece a cierta arquitectura. A m me

    ha pasado que de repente he investigado

    ciertas cuestiones y en un determinado

    momento se me presentan como armando

    una cierta estructura, y eso me asusta,

    porque es justamente lo contrario de lo

    que creo que tiene que ser el pensamien-

    to. Pero tambin tiene que ver con la pro-

    pia existencia. Uno no piensa la filosofa

    sino es a partir de la propia existencia. En

    ese sentido no es que uno piensa lo que lo

    justifica. Algunos amigos dirn que yo soy

    melanclica y entonces pienso esto para

    justificar mi propia patologa. No lo digo en

    ese sentido. Pero si no fuera melanclicaquizs no lo hubiera pensado. Hay una

    constante relacin entre lo que uno vive y

    lo que uno piensa, y por eso a veces se

    tiene esa ilusin teleolgica, o como dice

    Nietzsche, providencial: uno cree que la

    divina providencia le trajo todo lo que est

    aconteciendo. Uno se forma esa imagen.

    Pero esa imagen es algo que tiene que ver

    con la marcha del pensamiento y la mar-

    cha de la vida. En determinado momento

    uno se da cuenta de dnde ha ido sacando

    cosas, cmo esas cosas han operado en

    uno, y parece que generan una figura inte-

    resante, que por suerte se rompe porque

    uno sigue viviendo.

    Es un poco como lo que decamos antes de

    la melancola como forma de vida. Uno

    piensa lo que le va aconteciendo, y tam-

    bin hay un entre en lo que uno va pensan-

    do, lo que va sintiendo. Para m la filosofa

    tambin tiene que ver con la eleccin de

    una forma de vida, en el aspecto cotidiano

    y prctico, en cmo te relacions con el

    otro, en cmo enfrents lo que te va

    pasando. Me gustara que eso que yo pien-so de cmo debera uno enfrentarse con lo

    que le pasa se hiciera un poco ms vital en

    m. Por suerte tengo una cierta, entre

    comillas, sabidura de la vida que espero

    que en algn momento pueda aplicar

    totalmente. Que se hiciera ms vital en el

    sentido de que eso que sealamos de la

    carrera acadmica, que implica cierta

    sustraccin de lo vital, y tiene que ver con

  • 7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf

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    algo que es preciso or bien. En el sentido

    de ver en qu medida esos restos reacti-

    van nuevas preguntas acerca de algo que

    no ocupaba el centro de la reflexin. En los

    autores post-nietzscheanos, vos mencio-

    nabas a Nancy, las figuras del ser-con y de

    la comunidad se han construido en torno ala idea de ausencia de mito; pero yendo un

    poco a una geografa local pensamos que

    nuestras prcticas se han construido en

    torno a mitos que se han reactivado en los

    conflictos actuales. Por ejemplo, la serie

    de figuras que se han invocado desde el

    campo y desde el gobierno. Cmo vincu-

    lar esta idea de la comunidad sin funda-

    mentos, con la historia y la necesidad de

    mitos?

    -Creo que cuando uno piensa en los pue-

    blos, en los grupos, el mito tiene un lugar

    fundamental, en el sentido de que como

    muy bien dicen es aquello que da unin.

    Pero creo que si uno quisiera conciliar

    esta idea de la comunidad de los que no

    tienen comunidad, esta idea de que el lazo

    social es el desenlace social, habra que

    asumir, desde aquello que, por ejemplo,

    Derrida llama el derecho, que la idea del

    mito que aglutina y acerca a los que for-

    man parte de un determinado grupo, tiene

    un sentido ficcional. Es el viejo problema

    de la poltica cuando la poltica devienesimplemente Realpolitik. Es decir, la

    carencia de valores que determinen la

    posibilidad de la accin humana creo que

    obliga siempre a buscar de nuevo un v alor.

    Esa es la crtica que hace Nietzsche cuan-

    do habla del Estado, es decir, Dios est

    muerto pero uno necesita nuevamente

    una sombra de Dios y el Estado parece

    conformar esa sombra. Creo que desde el

    pensamiento nietzscheano de ninguna

    manera se pretende que las sociedades o

    los pueblos se puedan organizar sin mito.

    Pero, tal vez, habra que pensar al mito en

    un sentido ficcional; es decir, lo que nos

    unifica es esto, pero su carcter ficcional

    es lo que le da valor a la crtica. En lo quecomentan del conflicto del campo y del

    gobierno, lo que me llam profundamente

    la atencin fue el aferramiento de ciertos

    sectores, que se suponen que son crticos

    de los mitos en sentido fuerte, a los mitos.

    Es decir, el hecho de considerar que hay

    figuras contrapuestas que estn en lucha

    y que no hay posibilidades de transforma-

    cin, no hay fisuras. Por un lado una cosa

    y, por el otro, la otra. Eso me impresion

    un poco. Uno esperara que, en ciertos

    mbitos, se reconociera el carcter ficcio-

    nal que tienen los mitos. Me refiero al

    carcter provisorio, heurstico, creativo;

    no son lugares donde uno se asiente para

    oponerse a la otra representacin del

    mundo sino que son lugares provisorios y

    que estn en devenir.

    -Creo entender la crtica que hacs, pero

    aferrarse al mito quizs no sea ms que

    algo provisorio; quizs aferrarse pueda

    resultar necesario en funcin de un diag-

    nstico poltico, porque, conforme la

    coyuntura, esa ficcin tiene efectos muyconcretos. Aferrarse a una ficcin no

    quiere decir que uno no reconozca que

    esa ficcin es provisoria.

    -Es cierto, pero yo me refiero al hecho de

    que los aferramientos, a veces, se convier-

    ten en hbitos y es muy cmodo ese lugar

    porque es un lugar seguro, tranquilizador

    de la conciencia. Es decir, me da la impre-

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    sentido al cual apuntaba Heidegger desde

    el inicio de lo que es el proyecto de la ana-

    ltica del Dasein? Me parece que esas son

    dos de las razones fuertes por las cuales

    es necesario replantear el problema.

    Claramente en los autores que as lo

    hacen est la cuestin heideggeriana deltema de la muerte y tambin est la otra

    cuestin de ver qu pasa con el diferente,

    con el extranjero.

    -En el debate tambin se verifica la nece-

    sidad de un retorno a las fuentes medie-

    vales, a la etimologa de ciertos trmi-

    nos, que permitira pensar contempor-

    neamente la comunidad. Cmo ves la

    relacin de esa recuperacin del ser-con

    por parte de Heidegger, con esa otra

    recuperacin o retorno de los sentidos

    supuestamente originarios de los trmi-

    nos que efectan autores como Agamben

    y Esposito?

    -Creo que tiene que ver con esta bsque-

    da de las races de lo que signific Europa

    en sus inicios, de qu signific Europa,

    cmo se conform frente al resto del

    mundo, frente a Asia. Me parece que el

    trabajo de conformacin de Europa, que

    empieza ya desde la poca de los griegos,

    tiene a partir de la poca medieval un

    lugar notable en lo que respecta a la for-macin de las naciones. Pienso que puede

    estar relacionado, bsicamente, con eso.

    En el caso de Agamben y Esposito son dos

    autores que, retomando esa impronta hei-

    deggeriana de la existencia atravesada por

    una radical negatividad, piensan cmo es

    pensable una poltica en esos trminos.

    Frente a la idea de la poltica en trminos

    de la plenitud del hombre, de lograr la feli-

    cidad del hombre, estos autores piensan

    la idea de comunidad en el sentido de no

    pertenencia, de no propiedad, de vaco, de

    la muerte en definitiva. La idea de que

    tenemos nada en comn, y de cmo, a

    partir de ese ser en comn, es posible

    pensar una sociedad es muy frtil. Meparece que es ms interesante para pen-

    sar la constitucin de la poltica en el sen-

    tido prctico y real, el pensarse en trmi-

    nos de negatividad que en trminos de

    positividad. Porque cuando se la piensa

    como positividad se corre el peligro de

    querer que esa positividad que se piensa

    como propia del hombre sea lo que cons-

    tituya el sentido de la direccin de la pol-

    tica. En cambio, si uno piensa la poltica

    desde la ausencia de significacin, una

    poltica kenticaacontece y puede organi-

    zar de otro modo la intensidad de la vida

    en comn.

    De todos modos, pienso que en los pensa-

    dores post-nietzscheanos contemporne-

    os, el tema de la recuperacin o de los

    retornos siempre hay que tomarlo con

    pinzas, muy entre comillas.

    Personalmente, todo lo que significa un

    intento de retornar a me huele mal, es

    como si uno pensara que hay un mbito

    originario donde haba una verdad, esa

    verdad fue ocultada, por el proceso

    moderno o lo que fuere, y ahora se va adesvelar. Entonces, volvamos a lo origina-

    rio. Es muy romntica esa idea.

    Personalmente, creo que en Agamben,

    Derrida, Nancy, Cacciari, no se plantea

    eso.

    -Decamos lo del retorno al origen no por-

    que all hubiera algo verdadero, sino ms

    bien restos que tienen algo para decirnos,

  • 7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf

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    como expresin poltica en el capitalismo.

    Entonces se me hace muy difcil pensar

    esto que plantea Dotti, lo pienso justa-

    mente en sentido contrario.

    Me parece que plantear una poltica por

    veniro una poltica de lo imposible o una

    poltica relacionada con la cuestin deldon, ms que relacionada con la exacer-

    bacin del capitalismo, est relacionada

    precisamente con algo diferente del capi-

    talismo. Por eso me interesan autores

    como Derrida, porque precisamente pien-

    san algo diferente del capitalismo. En el

    grupo de investigacin siempre hemos

    tenido la crtica de que Derrida le sirve al

    capitalismo. Y yo me pregunto quin no le

    sirve al capitalismo? No es justamente la

    astucia del capitalismo convertirse en una

    gran maquinaria en la que todo entra?

    Cualquier cosa puede ser reenviada como

    mercanca. Cualquier elemento de negati-

    vidad, dentro del capitalismo es reabsorbi-

    do, reciclado, reutilizado. De eso no se

    salva nadie, ni siquiera el marxismo. Esa

    es la astucia del capitalismo. A m me

    parece que este tipo de pensamientos, que

    piensan la problemtica del ser-con desde

    la idea de comunidad y desde la idea de

    amistad, representan una perspectiva dis-

    tinta frente al modelo liberal capitalista.

    Derrida, Cacciari, han tenido y tienen un

    compromiso poltico claro en ese sentido.

    -La crtica de Dotti parece apuntar a que el

    proceso de deconstruccin acompaa al

    proceso disolvente del capital. El capital

    erosiona cualquier tipo de solidez institu-

    cional y la filosofa derridiana en tanto

    lgica de la deconstruccin de esas mis-

    mas instituciones operara en correspon-

    dencia con la lgica del capital. Por eso

    llama la atencin el movimiento que

    hacs en Por amor a Derridadonde sea-

    ls el carcter afirmativo de su filosofa

    -Que la deconstruccin acompaa lo que

    acontece yo creo que claramente todo

    pensamiento contemporneo, salvo quese plantee como un pensamiento marcia-

    no, acompaa lo que acontece, no puede

    pensar por fuera de lo que acontece, algu-

    nos pensamientos exacerban o se hacen

    ms presentes en algunos aspectos de lo

    que acontece y otros, en otros.

    Concordara con Dotti respecto de que el

    proceso de la deconstruccin es algo que

    se est dando. S, ciertamente, y Derrida

    no dira nada en contrario. Todo pensar

    contemporneo, de alguna manera, refle-

    ja algo de lo que acontece, y ah aparece el

    pensamiento en su forma de devenir.

    Respecto del s en Derrida, creo que la

    deconstruccin siempre est planteada

    respecto del s dicho, y del s dicho al otro.

    Acabo de terminar un seminario de docto-

    rado sobre el tema de la invencin del otro

    y la religin en Derrida, un poco para plan-

    tear un tema que es muy actual, que es el

    del renacimiento de las religiones y cmo

    pensar la cuestin de Dios hoy en da. En

    el caso de Derrida lo que intent hacer

    patente a lo largo de los textos que vimos

    es que la deconstruccin desde De laGramatologaes un pensamiento de la

    afirmacin y del s, y ese s es el s dicho al

    otro. Y ese otro, que es lo indeconstruible,

    que es el resto del pensamiento derridia-

    no, me parece que es lo que le da fuerza al

    pensamiento tambin para deconstruir.

    Antes haban mencionado a Ricoeur. Me

    parece que es interesante tener en cuenta

    que si bien es un pensamiento muy cerca-

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    sin que durante todo el conflicto del

    campo y del gobierno evidentemente haba

    aferramientos a mitos que, como decs,

    eran necesarios, pero lo que me parece

    bastante difcil de pensar es el hecho de

    que en ese aferramiento, si uno reconoce

    el carcter ficcional del aferramiento,tambin reconoce el carcter ficcional del

    aferramiento del otro y ve formas y meca-

    nismos para tratar de organizar algo

    desde esas dos posturas. Por ejemplo, por

    mencionar algo de lo que pas, cuando

    desde el gobierno se llama a la solidaridad

    me parece vlido y estoy totalmente de

    acuerdo con eso se muestra un descono-

    cimiento de que el modelo del otro no

    tiene nada que ver con eso. Uno puede

    tener buenas intenciones y llamados a la

    solidaridad y decir: en este momento

    tenemos que ser solidarios. Pero, eviden-

    temente, el mito del otro no tiene nada que

    ver con eso, no entiende nada de eso. Ah

    pensara ciertas estrategias de relacin.

    Por eso deca que el mito es un lugar de

    seguridad: le impongo al otro mi mito y mi

    mito es mejor. Cuando digo mejor estoy

    de acuerdo con que es mejor ese mito. Es

    mejor el mito de la solidaridad, de la dis-

    tribucin justa, etc. Pero, me parece que

    hay un desconocimiento de que si ese es

    el mito en el cual yo me encuentro, para

    que el otro entienda ese mito no se lopuedo imponer, tiene que haber algo

    intermediario.

    -Respecto de las posibilidades de este

    intermediario, se ha cuestionado y

    mucho, la eficacia prctica del pensa-

    miento poltico derridiano. Justamente,

    en la entrevista que le hicimos para El ro

    sin orillas, Dotti despleg una argumen-

    tacin poderosa en la que vincula a las

    as llamadas filosofas de la posmoderni-

    dad con el desarrollo del capitalismo.

    Citamos slo un prrafo de su argumen-

    to: La impugnacin filosfica de la reali-

    dad contempornea, ensayada desde un

    filosofar pasivo que rechaza el activismodel sujeto moderno y reivindica la espera

    en clave de mesianismo; o sea, la actitud

    anti-/im-poltica distintiva de algunas

    filosofas de la posmodernidad marca un

    punto de friccin con la hiperkinesis de la

    economa; es una visin que tiene un dejo

    aristocrtico en la reivindicacin de la

    espera del advento como ltimo refugio

    del pensador levemente blas, pero que

    no ceja en su denuncia.--- Dotti ac est asociando un aspectodeterminado de la filosofa derridiana con

    el capitalismo, y yo justamente asociara lo

    contrario de eso con el capitalismo. El

    capitalismo tiene que ver ms con una

    potencia activa que con una potencia pasi-

    va o con una potencia en suspensin como

    piensa Agamben. El querer lograr todo, el

    querer realizar todo lo que es posible

    solamente porque es posible. Entonces en

    ese sentido, la espera pasiva, como se

    dice ac, pasiva y mesinica, tiene que ver

    antes que con el capitalismo con la

    deconstruccin del capitalismo. Para mhay una asociacin totalmente estrecha

    entre el proyecto moderno y el proyecto

    capitalista. Yo personalmente no puedo

    pensar el sujeto moderno sino en relacin

    con la figura del individuo, con su realiza-

    cin fctica en el mundo del mercado

    como individuo, y ese proceso como un

    proceso solidario de una figura con la otra,

    donde el individuo encuentra su lugar

  • 7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf

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    -La idea de vivir en la herida tiene que

    ver con una concepcin trgica de la exis-

    tencia, y es una inspiracin total y absolu-

    ta de Cacciari. Para m Cacciari es uno de

    los pensadores contemporneos ms tr-

    gicos, en el sentido en que todo su pensa-

    miento es un pensamiento que admite laescisin, que admite que ya no hay totali-

    dades, que uno ya no puede pensar en tr-

    minos de totalidades, que eso ya est per-

    dido, y no hay nostalgia por lo perdido,

    pero se vive en esa prdida. Entonces, vivi r

    en la herida, sera como vivir en la prdida

    de, de acuerdo con lo que decamos de la

    melancola, lo que nunca se tuvo. Porque

    nunca hubo grandes totalidades, sino que

    siempre pensamos que existan y no admi-

    tamos que eran construcciones.

    Entonces, un pensamiento trgico como el

    de Cacciari, permite pensar estas cuestio-

    nes, porque si la existencia es una existen-

    cia trgica, y en esa existencia no hay que

    tender puentes para juntar lo que inexora-

    blemente est separado, de lo que se trata

    es de hacer poltica ah en el entre, en la

    herida. Y ese hacer poltica tiene que ver

    ms que con plantear cuestiones de bien-

    es, a la manera platnica, o de fines a

    cumplir, tiene que ver con organizar la

    infelicidad que se vive. Para m eso tiene

    todo el trasfondo del pensamiento de

    Cacciari. l es quien ha pensado en trmi-nos de lo impoltico, y es prcticamente el

    antecedente de todo lo que se ha pensado

    despus en Italia en relacin con lo impo-

    ltico. Y precisamente lo impoltico tiene

    que ver con lo siguiente: ya no hay una

    esfera de valores que pueda regir la exis-

    tencia de los hombres en su forma de

    organizar la vida poltica, ya no hay un bien

    ltimo que se pueda establecer como bien

    hacia el cual todo tiende, entonces, qu

    tiene que hacer la poltica? Y l dice escu-

    char la demanda del otro.

    -En trminos polticos, qu papel juega

    ah la justicia? Como orientacin de esa

    escucha... porque se puede escuchar demuchas maneras, se puede escuchar

    como la Realpolitik, detrs del mostra-

    dor, o escuchar de otra manera.

    -Escuchar la demanda del otro tiene que

    ver para m con la idea de justicia.

    Escuchar la demanda del otro es respetar

    la singularidad, respetar al otro en tanto

    otro, que en trminos de la Realpolitikes

    algo utpico. Es un poco como lo que dec-

    amos respecto de la vida acadmica entre

    el pensamiento y la entrega de papers.

    Uno est siempre negociando, no mera-

    mente en el sentido de intercambio, sino

    en el sentido de cmo se juntan, mezclan,

    hibridan, cosas que son totalmente anta-

    gnicas. Entonces una poltica en trmi-

    nos de escuchar la demanda del otro es

    casi imposible, porque uno no puede escu-

    char todas las voces de la singularidad,

    uno tiene que trabajar en trminos de la

    ley, y la ley supone normativizacin y una

    cierta universalizacin donde no se puede

    escuchar la sinfona de todas las voces.

    Pero la justicia, esta idea casi regulativa,funciona como un marco para la accin

    posible. En trminos de Derrida muchas

    veces aparece como la justicia imposible

    en tanto la normatividad impide eso, impi-

    de el respeto de la singularidad. Sin

    embargo, me parece que opera no como

    una finalidad, sino como un sentimiento,

    como una Stimmung, como un tono afec-

    tivo que uno sabe que no puede primar

    CONVERSACIONES2

    MnicaCragnolini

    no en algn punto, este autor dice s en

    forma diferente. En Ricoeur se trata clara-

    mente de una ontologa positiva, afirmati-

    va, una ontologa derivada del deseo de

    existir, con la importancia que tiene en sus

    primeras obras Jean Nabert y Spinoza,

    sobre todo. Su pensamiento es afirmadorde la vida, es un pensamiento que retoma

    de Spinoza la idea del conatusy est vol-

    cado hacia lo vital en el sentido del naci-

    miento. Ricoeur dice: por qu no celebra-

    mos el jbilo de la vida en lugar de la

    muerte?

    Yo me identifico ms con las ontologas de

    tipo negativo, porque me parece que per-

    miten el resto, hay siempre una lnea de

    fuga, un mbito no cerrado, que permite el

    resto. En cambio me parece que las onto-

    logas afirmativas y las filosofas de la

    inmanencia, al plantear una plenitud, res-

    tituyen una idea de totalidad. Entonces,

    me identifico ms con Derrida y las lneas

    postnietzscheanas que piensan a

    Nietzsche desde la negatividad heidegge-

    riana y que plantean entonces ontologas

    negativas, pero que, desde mi punto de

    vista, son afirmativas en la afirmacin del

    otro, del diferente. A estos pensadores

    que ponen el acento en la muerte, se los

    engloba rpidamente como pensadores

    necrolgicos y me parece tan desatinado

    como decir que polticamente no sirvenpara nada. Pareciera que esa ontologa

    negativa de los postnietzscheanos y los

    que siguen la lnea derridiana, es siempre

    una ontologa de la muerte, del duelo

    imposible en el sentido negativo, de la

    melancola, y entonces se la critica como

    polticamente improductiva. Pero para m

    es impoltica, y lo impoltico, en este senti-

    do, es lo ms poltico que hay en un mundo

    hiperpolitizado, donde la poltica se piensa

    como Realpolitik. Si por algn lugar tiene

    que pasar la poltica es por la cuestin del

    otro y de la alteridad. Es cie rto que la pol-

    tica tiene que pensarse en trminos de

    derecho, como la poltica para todos. Pero

    en los tiempos contemporneos esa visindel derecho, en la medida de la importan-

    cia que tienen las minoras, los extranje-

    ros, tiene que estar deconstruyndose.

    Creo que la poltica no puede sino pensar-

    se tambin y al mismo tiempo como polti-

    ca de la singularidad. En este sentido,

    Derrida es muy importante para pensar

    esto porque ese s dicho como motor de la

    deconstruccin para m es la afirmacin

    del otro. Desde ese punto de vista, ms all

    del aspecto estratgico de la Realpolitik,

    que es como la lgica de la supervivencia

    de los becarios-soldados, la poltica puede

    ser definida como la escucha del otro.

    Como dice Cacciari: atencin a la demanda

    del otro. Una poltica de lo singular que no

    puede sino afirmar al otro como algo

    sagrado. Por eso mencionaba esto de la

    religin. Por eso si hay una religin pensa-

    ble, siempre como religin ficcional, es la

    religin del otro. El que tiene que tener un

    lugar sagrado es el otro, y en este sentido

    Derrida creo que va por ese lado.

    -En relacin con las posibilidades de unapoltica de la singularidad, hay algo que

    decs en Derrida, un pensador del resto,

    una idea que vos trabajs muy bien, que es

    la de vivir en la herida. Una idea muy

    ligada a la melancola. Nos parece que es

    una categora muy frtil para pensar la

    poltica en trminos impolticos: vivir en la

    herida quiere decir: la tarea por la justicia

    no cesa nunca, est siempre por venir

  • 7/27/2019 Entrevista a Mnica Cragnolini.pdf

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    siempre pero que lo tiene como back-

    ground de todo lo que uno va haciendo.

    Porque como decamos, hay que comer

    y entonces hay que hacer poltica tambin

    en trminos efectivos, resolver proble-

    mas, etc.

    -Podra decirse entonces que si a la

    Realpolitik no se la enfrenta desde la

    idea de justicia, conforme el capitalismo

    avanza con una instrumentalizacin total

    de accin y la vida, lo que queda no es el

    resto sino el horror del automatismo.

    -Efectivamente, la Realpolitiksin freno es

    la instrumentacin total del otro. Por eso

    digo, as como la melancola es un espacio

    de resistencia frente a lo que acontece, la

    justicia o este escuchar la demanda del

    otro es algo que uno mantiene como espa-

    cio de resistencia, sabiendo que es un

    espacio incumplible. Es un espacio fantas-

    mtico de acuerdo con lo que decamos

    antes respecto de la melancola. Sin esa

    tensin, est siempre al acecho la pesadi-

    lla de la pura operatividad del mundo del

    mercado, del liberalismo, y la automatiza-

    cin de la conducta y de la vida.