entrenando al zorro “juancitu” por atila karlovich

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 Héctor Andreani, un joven investigador del quichua que en su momento fue docente en Bandera Bajada, jun tó u n g rupo de muchachos y muchachas quichui stas, alumno s suyo s, y les enseñó , los moti vó a expresarse , a decir s us cosas, re fl ejar  sus realidades, mostrar sus emociones, sus alegrías, sus inquietudes y sus dudas. Domingo 28 de Junio de 2015 Wa wq es pukll as, hermanos, niños, adolescentes jugando, textos juveniles en quichua (y en castellano). Héctor Andreani , un joven investigador del quichua que ya es más que sólo una promesa y que en su momento fue docente en Bandera Bajada, juntó un grupo de muchachos y muchachas quichuistas, alumnos suyos, e hizo lo que los docentes deberían hacer siempre: les enseñó, l os motiv ó a expresarse, a decir sus cosas, reflejar sus realidades, mostrar sus emociones, sus alegrías, sus inquietudes, sus dudas. Por medio de su lengua, que era suya pero que ninguno tenía asegurada. El resultado de este ex perimento es un libro atractiv o, gráficamente logrado, francamente entretenido. Hay cuentos animalísticos – no podían faltar – cuentos de sustos y fantasmas, anécdotas, recuerdos, relatos de mayores, diálogos, coplitas, adivinanzas, entrevistas, picardías de muchachos, en fin, lo que se espera teniendo en cuenta la tradición de los textos quichuas y la edad de sus autores. Aparentemente nada nuevo y muchos dirán que  menos mal que aun persista la modesta armonía que siempre ha prevalecido en el campo santiagueño y en los territorios de la lengua autóctona. Tranquiliza que los  jóvenes todav ía hablen en q uichua, estu dien, se pr eparen para la vida. Pero la vida pinta sufrida en el campo santiagueño, con penurias y exilios programados, con pobrezas estructurales cada vez más profundas e inamovibles. Y los muchachos, a decir verdad, no se hacen demasiadas ilusiones. De hecho la lectura del libro es una aventura que comienza en el terreno sólido de lo esperable, pero en la medida en que sepamos leer, ese idilio quichua-castellano que la cultura oficial santiagueña siempre ha postulado se va agrietando. La realidad de una provincia hachada, de una condición social prostrada, de una lengua menguada, se cuela con fu erza en estos textos. Hace tiempos que la codicia ajena ha hecho d esapare cer el monte tupido de los quebrachales. De esto solo hay ecos lejanos en la memoria de la generación que escribe. Ahora la nueva codicia de la soja amenaza lo que queda de un paisaje que nunca pudo reponerse pero que ha sabido lamerse las tremendas heridas dignamente. Ahora los sojeros y sus cómplices invaden de nuevo, desmontan, destruyen lo que queda: amunku lawmanta qechukunaas ashpata (vienen de algún lado queriendo robar la tierra) co mo dice en su pequeña biografía inicial uno de los autores. Los invas ores producen nuevos ex ilios, renovada pobreza. Hay algún texto que tematiza esta realidad directamente, sin vueltas, como el que narra una quema ilegal e impune de monte que carboniza – ¡daño colateral! – una majada de cabras con crías que es sustento económico de una familia campesina. La lectura del texto desgarra, como es desgarrador el estado de los ranchos de Figueroa, el deterioro de la tierra siempre más y más ajena, la falta de agua que nadie subsana, la decadencia hasta de las fiestas tradicionales como el carnaval y la peregrinación a la Virgen de Huachana. Y tal vez lo Entrenando al z orro “Juancitu” - Nuevo D iario http://www.nuevodiarioweb.com.ar/nota/cult ura/614947/entrenando-al-... 1 de 2 29/06/2015 14:46

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Se trata de una reseña del libro Wawqes Pukllas 'Hermanos jugando' en quichua santiagueño.

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  • Hctor Andreani, un joven investigador del quichua que en su momento fue docenteen Bandera Bajada, junt un grupo de muchachos y muchachas quichuistas,alumnos suyos, y les ense, los motiv a expresarse, a decir sus cosas, reflejarsus realidades, mostrar sus emociones, sus alegras, sus inquietudes y sus dudas.

    Domingo 28 de Junio de 2015

    Wawqes pukllas, hermanos, nios, adolescentes jugando, textos juveniles en quichua (yen castellano). Hctor Andreani, un joven investigador del quichua que ya es ms queslo una promesa y que en su momento fue docente en Bandera Bajada, junt un grupode muchachos y muchachas quichuistas, alumnos suyos, e hizo lo que los docentesdeberan hacer siempre: les ense, los motiv a expresarse, a decir sus cosas, reflejarsus realidades, mostrar sus emociones, sus alegras, sus inquietudes, sus dudas.

    Por medio de su lengua, que era suya pero que ninguno tena asegurada. El resultado deeste experimento es un libro atractivo, grficamente logrado, francamente entretenido.Hay cuentos animalsticos no podan faltar cuentos de sustos y fantasmas, ancdotas,recuerdos, relatos de mayores, dilogos, coplitas, adivinanzas, entrevistas, picardas demuchachos, en fin, lo que se espera teniendo en cuenta la tradicin de los textosquichuas y la edad de sus autores. Aparentemente nada nuevo y muchos dirn que menos mal que aun persista la modesta armona que siempre ha prevalecido en elcampo santiagueo y en los territorios de la lengua autctona. Tranquiliza que losjvenes todava hablen en quichua, estudien, se preparen para la vida. Pero la vida pintasufrida en el campo santiagueo, con penurias y exilios programados, con pobrezasestructurales cada vez ms profundas e inamovibles. Y los muchachos, a decir verdad, nose hacen demasiadas ilusiones.

    De hecho la lectura del libro es una aventura que comienza en el terreno slido de loesperable, pero en la medida en que sepamos leer, ese idilio quichua-castellano que lacultura oficial santiaguea siempre ha postulado se va agrietando. La realidad de unaprovincia hachada, de una condicin social prostrada, de una lengua menguada, se cuelacon fuerza en estos textos. Hace tiempos que la codicia ajena ha hecho desaparecer elmonte tupido de los quebrachales. De esto solo hay ecos lejanos en la memoria de lageneracin que escribe. Ahora la nueva codicia de la soja amenaza lo que queda de unpaisaje que nunca pudo reponerse pero que ha sabido lamerse las tremendas heridasdignamente. Ahora los sojeros y sus cmplices invaden de nuevo, desmontan, destruyenlo que queda: amunku lawmanta qechukunaas ashpata (vienen de algn lado queriendorobar la tierra) como dice en su pequea biografa inicial uno de los autores. Losinvasores producen nuevos exilios, renovada pobreza. Hay algn texto que tematiza estarealidad directamente, sin vueltas, como el que narra una quema ilegal e impune demonte que carboniza dao colateral! una majada de cabras con cras que essustento econmico de una familia campesina. La lectura del texto desgarra, como esdesgarrador el estado de los ranchos de Figueroa, el deterioro de la tierra siempre ms yms ajena, la falta de agua que nadie subsana, la decadencia hasta de las fiestastradicionales como el carnaval y la peregrinacin a la Virgen de Huachana. Y tal vez lo

    Entrenando al zorro Juancitu - Nuevo Diario http://www.nuevodiarioweb.com.ar/nota/cultura/614947/entrenando-al-...

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  • ms desgarrador sea la recurrencia, uno dira absurda, de los pobladores que van ysiguen reclamando lo suyo ante las autoridades, sordas y condescendientes.

    Sin embargo la esperanza tambin tiene su lugar en los textos de estos jvenes. Ellosconfan en que van a salir adelante, se preparan con alegra para la desflorada que losespera, dura, hasta cruel, pero no falta de camaradera, alegras y algo de dinero. Hayesperanza a pesar de todo y no es una esperanza ilusa. Se cifra en la satisfaccin deltrabajo realizado, en la solidaridad que experimentan, en el redescubrimiento de sucultura que es ms que solo folclore y empanadas, en la educacin que parecen disfrutary por qu no? en el entusiasmo que les brinda la composicin del libro, en la escrituraen la que estn inmersos. Apropindose de lo que es de ellos, haciendo suya su lenguaque estn en trance de perder, reconstruyen esperanza, refuerzan las oportunidades de la resistencia. Hay mucha conciencia de que hay que revertir un camino que hacetiempos se equivoca de rumbo. Es singularmente doloroso el relato de la brutalidad de losmayores que, ignorantes como eran, hacan todo para aumentar la ignorancia de sushijos prohibindoles hablar en quichua hacindolos cagar laciando cuando lossorprendan usando su propia lengua. Sin embargo el hablante que relata esto aprendiescuchando escondido, apropindose por su cuenta de lo que sus propios padres loqueran despojar. Hacindose cargo de su desheredad.

    Como por milagro el quichua se sigue hablando entre Dulce y Salado, sigue vivo, eso swaus kawsas, muerto en vida y empobrecido como no podra ser de otra manera en lascircunstancias que lo vienen acompaando. Es como si los chicos que escriben este librosupieran que el uso de la quichua es parte de una riqueza intrnseca que poseen,fundamental para las estrategias del zorro, el atoq Juancitu de los cuentos, que encarnala astucia del alma santiaguea que se renueva en estos jvenes. Si bien el mundo es delos corruptos y de los trampeadores, a veces la picarda del zorro da sus resultados yhace caer al tramposo en su propia trampa: atoq payt trampiasa kara. La escritura es unejercicio creador de conciencia, una praxis emancipadora por excelencia. Wawqespukllas, en cuanto taller de escritura, no fue otra cosa que un campo de entrenamientopara zorros santiagueos de ltima generacin a los que esperan grandes desafos. Msall de fallas que pueda tener y no va a faltar quien se las seale - cabe un granfelicitado para los escritores (Juancitos y Juancitas), para su profesor y para todos losinvolucrados en el proyecto. Este emprendimiento da sustento a la confianza en queestos jvenes (y ojal muchos otros ms) sigan por la senda trazada que esemancipatoria para ellos y al mismo tiempo un verdadero respiradero (samana) que tantoest necesitando su hermosa lengua. Para ellos el quichua ya no es un lastre (comopensaban aquellos viejos) sino parte del camino de la esperanza.

    Por Atila Karlovich, 1953, Bogot, Colombia, es Dr. Phil de la Universidad de Zurich,estudi quichua con Mercedes Palacios y Mario Tebes, y vive en Buenos Aires.

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