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  • 7/28/2019 Entre La Verdad y La Blasfemia. Juan Del Valle y Caviedes, Esteban Terralla y Landa y Fernando Vallejo. Francisco

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    Entre la verdad y la blasfemia:Juan del Valle y Caviedes, Esteban Terralla y Landa y Fernando Vallejo

    Francisco Villena

    Conselleria dEducacio (Generalitat Valenciana)

    Resumen: El presente artculo estudia cmo la stira barroca permea laproduccin de autores en apariencia tan dismiles esttica y temporalmentecomo Juan del Valle y Caviedes, Esteban Terralla y Landa y FernandoVallejoPalabras clave: Juan del Valle y Caviedes, Esteban Terralla y Landa,

    Fernando Vallejo, Barroco, Carnaval, Stira

    La ambigedad, la tensin y la paradoja son elementos definitorios delBarroco. Se trata de un perodo en el que ciertas dicotomas parecen oponersede forma constante y con la mayor naturalidad. La crisis del sujeto y laepisteme renacentistas confluyen para aportar producciones culturales en lasque la razn, el orden y la luminosidad -elementos tradicionalmente asociadosal Renacimiento- han de coexistir con ciertos cuestionamientos -fe, caos,tenebrismo- que constituyen la alborada y la contradiccin del Barroco: lapoca del claroscuro.

    Mxico y Per constituyen, durante el perodo Barroco, los centros msimportantes de la cultura americana. En la poesa lrica, Carlos de Sigenza yGngora y Sor Juana Ins de la Cruz, y en la poesa pica Bernardo deBalbuena y Diego de Hojeda constituyen claros valuartes de la relevancia dela poesa de este perodo articulado por los proyectos estticos que emanandel gongorismo y el conceptismo. La seriedad y la voluntad de estilo, dentrode las tendencias mencionadas, ofrecen obras marcadas por el sesgo barroco,como, por ejemplo, la compilacin Triunfo Partnico, Primero Sueo,

    Grandeza mexicana, La Cristiada. Junto a estas tradiciones retricas aparecenautores y obras que complementan la intrnseca naturaleza barroca. De estemodo, paralelamente a los virtusismos de raigambre conceptista o gongorina,surge, con especial virulencia, la stira barroca. Los elementos grotescos(macabros, monstruosos y escatolgicos) son centrales para esta stira.Mediante stos carnavaliza al individuo, la sociedad y la misma literatura. As

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    se establece el contradiscurso de la poca que ofrece de primer plano lassombras del Barroco.

    Si bien la stira no es privativa nicamente del Barroco, como pruebanobras de autores anteriores como Cristbal de Llenera y Mateo Rosas deOquendo, es en esa poca donde se establecen las caractersticas particularesque articularn ampliamente la stira posterior. La obscenidad y lamaledicencia, paralelamente a la seriedad del compromiso de la retricasatrica barroca permear discursos posteriores. La stira de Rosas deOquendo, Cosas que pasan en el Pir (1598), presenta el espacio como retablodiscursivo al estar imbuida en la misma tradicin del Cancionero de Baena,La Celestina, Libro de Buen Amor, y el Retablo de Vicios y Virtudes. Lacensura que establece este tipo de stira viene desde los conceptos catlicosde culpa y pecado. Se trata, adems, de un tipo de stira cuyos antecedentes se

    hayan en la stira popular y el folclore, donde lo grotesco no es un elementoesencial.

    Juan del Valle y Caviedes es el representante paradigmtico de la stira enel Barroco Latinoamericano. Su obra ms significativa, a este respecto, esDiente del Parnaso (1689). Posteriormente, dentro de esta tradicin satrica,destaca Esteban Terralla y Landa, que mediante Lima por dentro y por fuera(1797), pasea al lector por los mismos lugares que un siglo antes describieraCaviedes. En la narrativa contempornea se puede rastrear la supervivencia delas formas caractersticas de la retrica satrica barroca: el tono esencialmente

    grotesco es caracterstico en la potica del colombiano Fernando Vallejo.Cualquiera de sus novelas ofrece esta vertiente satrica, sin embargo es en Eldesbarrancadero (2001) donde se puede apreciar con mayor intensidad la

    presencia de los mismos valores que acompaaron a la retrica satricabarroca.

    Retrica satrica barroca: el carnaval serio/cmico

    El carnaval es el principal concepto de Bakhtin para analizar la retricasatrica barroca al establecer la ruptura del continuum que organiza la vidacultural y social. Tanto en Rabelais and his World como en Problems ofDostoevskys Poetics, Mikhail Bakhtin parte de la literatura y culturamedieval para realizar un trazado respecto a las formas especficas que tomalo grotesco. La stira barroca se constituye en un espacio ideal para laemergencia de lo grotesco por las caractersticas binarias de oposicin del

    perodo. En la poesa satrica barroca aparecen los tres elementos que Bakhtin

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    seala como articulaciones de lo grotesco: lo macabro, lo monstruoso, y las(mal)funciones corporales. El panorama de degradacin que ofrece laliteratura grotesca se opone frontalmente al tono serio y rancio del resto de las

    producciones literarias.

    El exceso barroco queda impreso en esta literatura. Como seala Bakhtin:Exaggeration, hyperbolism, excessiveness are generally considered

    fundamental attributes of the grotesque (Bakhtin 303). Esta exageracincaracterstica de lo grotesco yace, adems, en la parodia de lo inapropiado,que frecuentemente toma forma escatolgica, como se ver ms adelante. Inart the grotesque is first of all a caricature () The exaggeration of the

    inappropriate to incredible and monstrous dimensions is the basic nature ofthe grotesque (Bakhtin 306). No es de extraar, por lo tanto, que lo obscenoy las maledicencias sean frecuentes en este tipo de literatura.

    La stira, al igual que el carnaval, rompe diametralmente con lasconstricciones literarias y sociales, respectivamente; El carnaval y la stiraestn organizados sobre la base de lo irrisorio y sus implicaciones. Lasuspensin de los principios jerrquicos durante el carnaval establece un tipode comunicacin imposible en la vida cotidiana. Bakhtin comenta en Rabelaisand his World que la degradacin es la aplicacin directa de lo grotesco alconvertirse en parodia y separarse de las concepciones de alto arte o altaliteratura:

    The essential principle of the grotesque is degradation, that is, the loweringof all that is high, spiritual, ideal, abstract; it is a transfer to the material level,to the sphere of earth and body in their indissoluble unity (). Not only

    parody in its narrow sense but all the other forms of grotesque realismdegrade, bring down to earth, turn their subject into flesh. This is the peculiartrait of this genre which differentiates it from all the forms of medieval highart and literature. The peoples laughter which characterized all the forms ofgrotesque realism from immemorial times was linked with the bodily lowerstratum. Laughter degrades and materializes (). The grotesque knows no

    other lower level; it is the fruitful earth and the womb. It is alwaysconceiving. (Bakhtin 47)

    La propia naturaleza del carnaval justifica la esencia heteroglsica que estaliteratura establece. No solamente rompe las barreras sociales al mostrar unmapeo social, sino que se desliga de los discursos tradicionales al parodiarlos.El discurso de los autores analizados es heteroglsico en estas dos vertientes.

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    Adems, lo grotesco se constituye en atributo fundamental de esta literatura alser la articulacin esttica especfica de lo obsceno y malediciente,generalmente, humorstico. Cabe sealar, por ltimo, que el lector no encontren la stira barroca simples crticas, tras ellas yacen el compromiso delescritor y la voluntad de cambio. He aqu la vertiente seria y cmica al mismotiempo de este tipo de literatura.

    Diente del Parnaso

    Juan del Valle y Caviedes fue un personaje excntrico de la Lima de lasegunda mitad del siglo XVII. Despus de algunos intentos para convertirseen empresario dedicado a la prospeccin minera en las serranas deHuancavelica, sent plaza como vendedor de mercancas. Se ubic en una delas cobijas en la Plaza Mayor de Lima. Con ojo certero, desde all observ el

    transcurrir de la vida cotidiana de Lima, con toda su grandeza y su miseria.(Garca Cceres 19) Desde esta perspectiva privilegiada, Caviedes lanza sustira contra todo aquello que daa la estructura social de la ciudad. Segn se

    puede leer en su poesa, partiendo del cuerpo mismo como elementodiscursivo, ataca elementos constitutivos de lo social: los mdicos, el vulgo,los hipcritas, los judos, los indgenas, las supersticiones, y ciertas mujeres.La perspectiva de Caviedes no deja de ser elitista -aspecto que se repite enTerralla y Landa, y Vallejo- y, ser l mismo mediante su crtica quien puedaestablecer el principio de redencin en el cuerpo social satirizado.

    Juan del Valle y Caviedes critica los grupos que l considera defectuososdentro de la sociedad. Los sujetos, retratados como tipos caractersticos, y lascreencias que satiriza, se muestran como constituyentes enfermos del cuerposocial, los cuales hay que identificar y extirpar. As pues, la stira no se

    presenta nicamente como una inclinacin del poeta hacia la broma y lagrosera, sino que tiene una funcin especfica: es un instrumento dediagnstico de las enfermedades sociales. Tanto Caviedes, como

    posteriormente Terralla y Vallejo, trasuntan una visin utpica que conllevaun juicio crtico. Stira y utopa se vuelven entonces indisociables: Satire and

    utopia are not really separable, the one a critique of the real world in the nameof something better; the other a hopeful construct of a world that might be.The hope feeds the criticism, the criticism the hope (Elliott 137) La stira se

    constituye, pues, en un agente de cambio (Johnson 156).

    El mismo ttulo del libro principal de Caviedes, Diente del Parnaso, parecequerer establecer la parodia de lo grotesco al asociar en un mismo enunciado

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    algo tan elevado como el Parnaso con algo tan telrico como un diente. Deforma sencilla y chocante, Caviedes va introduciendo al lector en una obra enla que presenta un radical cambio semntico mediante su stira. El objetivo

    principal del autor en Diente del Parnaso es advertir del peligro queconstituyen los mdicos. Comienza la obra con una fe de erratas que proponeun sistema de transformacin de significados. Este comienzo establece unaradical divergencia respecto al discurso tradicional al convertir la seriedad en

    parodia:

    En cuantas partes dijere /Doctor el Libro, est atento / que all has de leerverdugo, /aunque ste es un poco menos.

    Donde dice practicante / leers estoque en ello, / porque estoque overduguillo /todo viene a ser lo mesmo.

    Donde dijere receta / leers con ms fundamento /sentencia de muerteinjusta / por culpa de mi dinero. (Caviedes 260)

    Mediante esta serie de advertencias, el discurso de Caviedes deviene uncuestionamiento del discurso cientfico. Este aspecto vuelve a aparecer en elmismo ttulo del prlogo A quien leyere este tratado ya que mediante la

    utilizacin del trmino tratado se alude directamente a los llamados tratados

    de medicina. Caviedes seala:

    Seor lector o lectora, / el cielo santo permita / que encuentren este tratado /enfermos, por suerte ma.

    Pues repasando actualmente / las cruentas medicinas, /que con brbarosdiscursos / los mdicos aplican.

    Sabrn celebrar sus versos / mucho ms que quien los mira / y no toca losrigores / de estas tumbas con golilla. (Caviedes 271-272)

    Julie Greer Johnson en su libro Satire in Colonial Spanish America: Turningthe New World Upside Down habla de las desmitificaciones que Caviedeslleva a cabo en su poesa a travs de distintas articulaciones de lo grotesco.Segn comenta, la presencia de lo macabro y lo monstruoso es evidente en laobra de Caviedes al mostrar varios casos de deformes y parodias de retratos.Sin embargo, falla en descubrir la tercera articulacin de lo grotesco, las(mal)funciones corporales. Resulta llamativa esta limitacin ya que Caviedes

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    construye su discurso con mucha frecuencia desde el marco descriptivocorporal hasta tal punto que sus stiras han servido para reconstruir la historiade la medicina en el Per del siglo XVII , como es prueba el libro Juan delValle y Caviedes: Cronista de la medicina, de Uriel Garca Cceres. Respectoa las (mal)funciones corporales, Caviedes toca temas como la menstruacin yla diarrea. Destaca el jocoso poema Defensa que hace un ventoso al pedodonde advierte sobre los peligros de la falta de expulsin de gases:

    Cuando lo ventoso aflige, / cuando las tripas regaan, / Hay remedio comoun pedo /que alivia aquestas borrascas?

    De qu vienen las jaquecas, /flatos, ahogos y ansias? / De los vapores quesuben, / pero no de los que bajan.

    Cuntas personas han muerto / de ventosidades varias; /Y cuntas porexpelerlas /quedaron buenas y sanas.

    Pues si traen tantos daos / y si tantos males causan /retenidas ventoleras /porno poder aflojarlas,

    digo que es sano el peerse / aunque est delante el Papa, /a todas horas sipueden /y buen provecho les haga. (Caviedes 127)

    Caviedes sita al cuerpo discursivamente mediante la objetivacin; sin

    embargo, dicha objetivacin permite al mismo tiempo la encarnacin delsujeto. As, en la poesa de Caviedes aparece un uso constante del cuerpo, yasea nombrndolo directamente -los doctores Utrilla, Melchor Vzquez, BenitoUrdanivia, Leandro Godoy, el doctor Machuca, etc.- o bien, simplemente, enreferencia a la profesin de mdicos y su propia lengua. El discurso dedeslegitimacin es recurrente a lo largo de todo Diente del Parnaso:

    Ser el doctor Corcovado (), Si de los mdicos habloporque ste mata doblado, en la opinin populary siempre anda gibado de que no saben curar,

    de las espaldas y pecho novedad ninguna entablo.este mdico mal hecho, Porque contraria contraiisen el criminoso trato curantur, que es aforismosi cura cual garabato, mdico en el cual se fundana matar sale derecho (Caviedes 161) de este arte los principios(Caviedes 237)

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    Los personajes que aparecen en sus stiras son tipos limeos que muestranla degradacin de la ciudad. Caviedes percibe la realidad bilinge ymultirracial como peligrosa. De ah que satirice cruelmente el lenguaje de losindgenas y diversos grupos tnicos, como mestizos, zambos y negros, aunquecon especial virulencia contra los judos. Las concepciones mdicasdesarrolladas en el Renacimiento y que llegaron al siglo de Caviedes puedenser una explicacin ante tal actitud. Los conceptos mdicos, en dilogo conlas creencias catlicas, justificaron los estatutos de limpieza de sangre, quellegaron a una biologizacin de la vida poltica y moral. En un pardico juicio

    potico contra el doctor Melchor Vsquez, Caviedes trae a escena eltestimonio de un testigo que resulta ser don Lorenzo, el Indio:

    Y sindolepreguntado

    si conoca a losdichos ..contrayentes, dijoque: .(mas dir cmo lo dijo):

    Qui conoce a otro y uno,qui son moy siores mos, il tuirto y el sior Guasquis, hijo de la DoaIlvira. Y qui sabi, qui il totor, porqui il tuirto traiba uno, y so mola, con

    pirdn di ost, as como digo (...)Con pirdn de ost otra vis, diji mola, sior mo, piro il Llanos ira il otroqui cay loigo al rodo (...) sior; mera ostid, tingo complidos sitinta aoscagualitos, .treinta y nuivi ms o minos. (Caviedes 353)

    La calidad de Caviedes se ha comparado frecuentemente con la deFrancisco de Quevedo. Ciertamente, las similitudes que se pueden establecerson varias; Tras una sumisa y risible apariencia se esconde la subversin que

    propone un contradiscurso. El humor transforma la palabra ms inocente enstira mordaz. Como ltima muestra de la diversidad de la poesa deCaviedes, cabe sealar una composicin en torno a las damas limeas:

    Tendrs grande cuidado en la andadura,que es herida sin curaa los liviano ojos,

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    que a la beldad la miran con antojos.Mucha tierra no salves con tus pasos,sino cortos y escasos,que lo largo es de mulas de camino,y estas damas no valen un pepino,que todas causan risa;Anda t menudito, muy a prisa,con hipcrita pie martirizado,

    pues siendo pecador, anda ajustado. (Caviedes 115)

    El espritu crtico de Caviedes se aprecia tambin cuando trataacontecimientos de mayor calado. La miscelnea potica al margen de Dientedel Parnaso tiene un vvido testimonio en este sentido en la composicin Alterremoto padecido en la ciudad de Lima el 20 de octubre del ao 1697. Su

    crtica contra las supersticiones y creyenceras se hace patente en un poemarelacionado, Que los temblores no son castigo de Dios, que revela laposicin racionalista de Caviedes respecto a las creencias generalizadas;Segn decan aquel terremoto fue consecuencia de un castigo divino por ladegradacin moral de la ciudad.

    Tanto el mensaje como el lenguaje y el estilo de Caviedes constituyenalternativas a la literatura de su momento -considrese cun divergente es esta

    poesa y la de su contempornea Sor Juana, por ejemplo-. Estos poemasevidencian un rechazo a cualquier tipo de dogmatismo literario ya que su

    misma literatura es un carnaval grotesco que rechaza cualquier tipo de unidadestilstica. Su mensaje es crtico y disidente. Mediante la frecuente inclusindel lenguaje popular limeo, Caviedes muestra el mundo al revs que le tocvivir: su vida como comerciante y minero, la cultura del momento, lasociedad y sus personajes, la enfermedades sociales, incluso reflexiona sobreel mismo oficio de poeta. A travs de la deformacin del retrato, Caviedescritica lo que le resulta pernicioso a la sociedad. A pesar de que es patente unavis comica en estos poemas, no es posible ocultar el objetivo final de sucrtica que no es otro que mostrar la stira como advertencia a sus

    conciudadanos, como muestra el prlogo a Diente del Parnaso, y, en ltimotrmino, se puede leer su stira como agente de cambio.

    Lima por dentro y por fuera

    Un siglo despus de Juan del Valle y Caviedes, aparece igualmente en Limala voz de un poeta satrico que se identifica con los patrones bsicos

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    planteados a pesar de haber concluido la poca barroca. Se trata de EstebanTerralla y Landa que mediante Lima por dentro y por fuera contina el retratogrotesco que comenzara Caviedes. En esta obra es an ms palpable elcompromiso que establece el autor con el lector. Terralla y Landa entiende suescritura como una obligacin moral de aconsejar, evidenciando el cariz de lastira como agente de cambio anteriormente mencionado:

    Lector mo, contemplndote ansioso de imponerte a fondo en lascostumbres, usos e inclinaciones de las gentes que habitan la Ciudad llamadade los Reyes, doy luz esta obrita (...) Una obra que se ha hecho en el otromundo, para dar consejos econmicos, saludables, polticos y morales (...) No

    puedo, no, como amigo, dejarte sin mis consejos. (Terralla y Landa 3-5)

    Terralla y Landa escribe desde una ciudad en crisis econmica y moral,

    donde, adems, est a punto de darse un vaco de poder que dar lugar a laEmancipacin. Esteban Terralla y Landa escribi el libro bajo el pseudnimode Simn Ayanque. Lima por dentro y por fuera se constituye en un cantomoralizador que extraa el orden y la virtud. Para describir su pesar, el autorrecurre a un humor custico donde lo grotesco es, nuevamente, la claveinterpretativa principal. Se pueden encontrar varias expresiones desde lomacabro a lo monstruoso. Lima para aquel entonces ya haba sido ajada atravs de las obras de Rosas de Oquendo, Caviedes y Carri de la Vandera.Sin embargo, sus crticas no fueron bien recibidas por las autoridades limeasque determinaron confiscar y quemar numerosas copias del libro.

    El alcance del mapeo de Terralla lleva al lector a las calles de la Lima delsiglo XVIII, mostrando mistureras y tapadas, prostitutas, los tipos dealmuerzos, las alhajas, los mdicos, los cobradores de cofradas, los mineros,las lavanderas, incluso las conversaciones que tienen los camaradas cuandose encuentran y lo que hablan los criollos en ausencia de los europeos. Las

    prostitutas son especialmente criticadas al ser la muestra emblemtica deldeterioro fsico y moral de la ciudad. Representan, adems, una evidencia dela cobertura carnavalesca de los cuadros descritos:

    Vers muchos albayaldes, dientes postizos y pelos,Cejas de aceite de moscas y de tizne de un caldero,Pantorrillas de algodn, de la misma especie pechos,Los zapatos embutidos y los carrillos rellenos,Algodn bajo la ebilla, en las espaldas y el cuello,Y en la cadera un postizo de lienzo y de junco seco;

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    Vers los labrios teidos, el sombrerito bien puestoY, para salir de noche, ms abultado el culero (Terralla y Landa 49)

    A pesar del aspecto cmico de las descripciones, subyace en stas la mismanaturaleza macabra y monstruosa, slo que en esta ocasin proyectadas haciael desorden y el vicio de la ciudad. La descripcin de Lima comienza con unrelato espacial donde la suciedad es protagonista:

    Lo primero que vers ser un asqueroso suelode inmundas putrefacciones y de corrupciones lleno.Hay acequias apestadas, caos rotos, basureros,muladares y cloacas con mil montones de cieno. (Terralla y Landa 10)

    La suciedad espacial no es ms que un reflejo de la problemtica social que

    apunta Terralla y Landa donde la carencia de orden social, orden de clases,orden de gneros, y orden racial amenazan con llevar a Lima al caos. Laexageracin de lo impropio, la hiprbole y la excesividad son caractersticasde estas descripciones. El orden moral de la ciudad est en impasse y lareaccin del poeta resulta extremista en el contenido y grotesca en la forma.Terralla y Landa muestra el desorden de Lima en diversas esferas, desde lasntimamente relacionadas con las (mal)funciones corporales hasta lasimbricadas con comportamientos individuales y sociales que se identificancon lo macabro y monstruoso en el plano moral:

    Que te ponen por primer plato un manjar muy estupendoque es la sopa de mondongo, que a veces tiene relleno;Que la calapulcra y lagua luego despus van trayendo:Dos manjares que parecen vomitaduras de perroo rala disposicin de nio que est cursientocon la desenfrenada bilis de amarillo, verde y negro (Terralla y Landa 22)

    Vers que no distinguen de personas ni sujetos,de cultura, de crianza, de lustre ni nacimiento;Que le llaman don Fulano al hidalgo y caballero,

    pero seor don Fulano a un ordinario plebeyo;Que es lo mismo un coronel que un pito de un regimiento (Terralla y Landa42)

    Vers que all algunas madres aspiran con ms empeoal deshonor de sus hijas que a tratarlas casamiento;Y ltimamente vers que un marido es cocinero

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    mientras est su mujer en continuo galanteo (Terralla y Landa 40)Vers a una mujer blanca a quien enamora un negroy un blanco que en una negra tiene embebido su afecto;Vers a un ttulo grande y al ms alto caballero

    poner en una mulata su particular esmero (Terralla y Landa 26)

    Junto a esta carencia de orden, Terralla y Landa no encuentra virtud algunaen Lima. Es obvio el recurso a la exageracin y a la hiprbole, tan propio delo grotesco, como seala Bakhtin. Aprecia como actitudes especialmentenegativas el engao, la codicia, la falta de fe y la avaricia. Tanto los nuevoscomportamientos sociales como las nuevas posiciones de sujeto son vistas porel autor como constituyentes enfermos del cuerpo social, los cuales hay queidentificar y extirpar. Si bien se echa en falta el gracejo de Caviedes, se

    pueden entablar conexiones entre ambas obras. El compromiso del autor

    respecto a su entorno parece evidente, el mapeo de distintos estratos sociales,las descripciones grotescas y escatolgicas, el elitismo sancionador. Tanto enuno como en otro, el desorden de la ciudad amenaza sus concepcionesideolgicas. Las evoluciones sociales son vistas constantemente comodegeneraciones o involuciones que requieren del didactismo del poeta.

    La posicin de Terralla ante sus descripciones resulta ambigua. Si bienCaviedes participaba en el carnaval barroco descrito -asuma su perspectiva

    popular de vendedor autodidacto- a travs de la descripcin ociosa de tipos ycreencias, Terralla parece querer alejarse del marco poetizado a travs de un

    principio de ambigedad. Critica la esclavitud y a quienes trabajan en lasminas, y al mismo tiempo muestra marcados prejuicios raciales cuandoevidencia su inconformidad ante la aparente igualdad entre razas:

    Que vas viendo por las calles pocos blancos, muchos prietos,siendo los prietos el blanco de la estimacin y aprecio;Que los negros son los amos y los blancos son los negros,y que habr de llegar el da que los esclavos sean aquellos.Que una mulata, una zamba y otras de este corto pelo

    alternan en gala y traje a uno de ttulo expreso (Terralla y Landa 21)Hacia el final del libro incluye el autor una serie de consejos saludables

    para quien pretenda vivir en Lima. El cariz didctico de la obra, con voluntad

    de agencia de cambio, se evidencia en sus ltimos versos. En el ltimoromance titulado Testamento ofrece de forma ms directa la nocin de

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    desastre tanto del mundo como de cualquier posible solucin ante la situacindescrita, a pesar de lo cual deja en testamento la misma obra:

    Conociendo que este mundo es todo una patarata;Que no suelen conformar las obras con las palabras;Que los barberos son muchos que se suben a las barbas;Que sientan a los del pelo y a los pelados levantan ()Callando, mi testamento otorgar y as basta;Quien calla otorga, se dice y as un adagio relata.El alma slo es de Dios; se la doy con toda alma,

    pues le cost a Jesucristo toda su sangre comprarla.Creo cuanto cree y confiesa la santa Iglesia Romana,y el que no hiciere as ver all lo que le pasa. (Terralla y Landa 74)

    Conociendo la posicin moral y tradicional de Terralla no es de extraarque al final aluda a sus creencias religiosas, deslindndose slo en estemomento de cualquier trazo satrico. Cierra el romance una fina ironairrisoria que vuelve a incidir en el desastre de la letra y la vida:

    Despus de muerto no pienso hacer versos, y es la causaque no he de buscar la vida en coplas ni en pataratas.Para lo que yo he de hacer, muerto ya, dos velas bastan,y no es del caso que sean de navo o de fragata.Concluyo mi testamento con todas sus zarandajas.

    ste es en suma el abierto, el cerrado es el que falta. (Terralla y Landa 76)

    Terralla ofrece una perspectiva elitista sobre Lima; Se percata del desordeny la falta de virtudes, y las ataca con una pluma con trazos de superioridad.Diente del Parnaso y Lima por dentro y por fuera mapean Lima en un intento

    para que el nuevo orden planteado en esa ciudad de las escrituras,implcitamente, tome forma en la realidad. Este tipo de exposicin chocafrontalmente con la espacializacin planteada en otro tipo de discursos, comoGrandeza mexicana de Balbuena, donde presenta selecta y parcialmente laciudad de Mxico; Slo los lugares y las clases sociales dignas de su apreciosalen en sus versos. El desencuentro entre la letra y la confusa realidad (Rama47-49) de la ciudad colonial se resuelve en Balbuena a travs de hacer deMxico la ciudad emblema de su mundo. Por el contrario, Terralla y Caviedes

    presentan una fuerte tensin entre la letra y la realidad. Ellos optan porexplorar distintas esferas sociales para mostrar sus defectos y poder establecerun texto de sancin, en aras del mejoramiento del entorno. El punto raigal de

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    esta potica es su fin ltimo: la crtica est supeditada a la transformacinsocial incluso cuando no se hacen propuestas especficas sobre cmoalcanzarla. Precisamente desde la negacin de comportamientos, sujetos ygrupos sociales se plantea un cambio radical que la esfera social deberaobservar. stas son las expectativas de la stira de Caviedes y Terralla.

    Los testimonios pardicos y grotescos de Diente del Parnaso y Lima pordentro y por fuera cayeron, con el paso del tiempo, en desgracia al quedar enel ostracismo de lo ignorado. No fue sino hasta el siglo XIX, cuando RicardoPalma escribi sus biografas y selecciones, que los autores fueron rescatadoscon el inters de crear una tradicin literaria nacional en Per. Su poesa noera alta literatura hasta ese momento sino retazos humorsticos hirientes y, portanto, dignos de olvido. Este hecho no es de extraar ya que, como sealaBakhtin: During the domination of the classical canon in all the areas of art

    and literature of the seventeenth and early eighteenth centuries, the grotesquerelated to the culture of folk humor was excluded from great literature; itdescended to the low comic level or was subject to the epithet of gross

    naturalism (Bakhtin 33).

    Bakhtin apunta que lo grotesco es cercano a la descripcin de lo real(Rabelais in the History of Laughter, Rabelais and his World 59 -144); suinconveniente es que toma una forma pardica que, frecuentemente, resulta

    poco condescendiente con el entorno social. De ah que no resulte extrao quelas corrientes del naturalismo y romanticismo social del siglo XIX tomaran

    ciertas vetas grotescas al describir algunos cuadros. Este aspecto se puedeapreciar en el contexto latinoamericano en Sin rumbo, de EugenioCambaceres, y El matadero, de Esteban Echeverra, donde particularmente lomacabro aparece de forma reiterativa en sus retratos y descripcionesespaciales, con una acentuacin de estas caractersticas en los ltimos pasajesde las novelas.

    La literatura del siglo XX ofrece, siguiendo a Bakhtin, la encarnacin de logrotesco en el realismo (Bakhtin 46). Las postrimeras del siglo XX acoge en

    su seno muchas de las contradicciones que caracterizaron al Barroco. Lacondicin postmoderna (Lyotard) instituye el fin de las grandes narrativas ylos principios bsicos que la modernidad postulaba; Se trata de una nuevacrisis del sujeto y del sistema cultural de valores. La problemtica de estanueva situacin histrica incluye producciones culturales eminentemente

    pardicas que emparentan con la stira barroca.

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    El desbarrancadero

    Fernando Vallejo, escritor antioqueo, es un representante mordaz de lastira latinoamericana en su tendencia ms hiriente. Su lenguaje y susdescripciones son especialmente obscenas y maledicientes hasta el punto queel mismo autor se califica como chocarrero, burletero, puetero, altanero,arrogante, cuentavidas, deslenguado e hijueputa (Vallejo 2002 a, 572). Se leha llamado el maestro de la injuria (Hernndez) debido a sus retratos del

    entorno social y espacial de Medelln y Bogot. El conjunto de sus novelasmuestran las articulaciones prototpicas de lo grotesco que caracteriz a laretrica satrica barroca: lo macabro, lo monstruoso, y las (mal)funcionescoroporales. Sus novelas incluyen, adems, una perspectiva elitista eimplcitamente moralizante, al igual que Caviedes y Terralla. En sus novelasarremete contra smbolos nacionales e instituciones sociales: Simn Bolvar -

    smbolo de la desgracia nacional-, la familia, la poltica, la religin, laheterosexualidad reproductiva, los pobres, la medicina. Se muestra un procesode perversin social cuya nica redencin es la destruccin del pas -y,

    paralelamente, de la humanidad-. Vallejo ya no sugiere esperanza en suproyecto narrativo y moralizador; es decir, la base de la stira como agente decambio no aparece en sus novelas. En cambio, ciertos rasgos de lo grotescocobran especial importancia: la exageracin y la hiprbole configuran un textoexcesivo. El mismo proyecto narrativo, autobiografiarse por medio de la

    parodia, evidencia lo exagerado del texto: meter en unas pginas toda unavida. La seleccin de acontecimientos y la idiosincrasia de Vallejo se dirige alo grotesco.

    El cambio significativo que aparece en Caviedes y el entorno putrefacto deTerralla, vuelve a aparecer en Vallejo. Las embarazadas son jorobadas pordelante; Simn Bolvar, una estatua que cagan las palomas; el Papa, una locade carroza, el chulo de la guardia suiza, que se ha escapado de una marchagay; los colombianos, hijueputas que no dejan de reproducirse; los pobres,

    multiplicadores de miseria; las organizaciones humanitarias son antiticas porensear a los pobres a protestar. Sus descripciones acentan lo monstruoso y

    lo macabro. De este modo, en una presentacin seria/cmica, Vallejo varehaciendo el retrato de todos los estratos sociales para culparlos del desastrenacional y llevar a Colombia hacia el desbarrancadero. El infierno de laexistencia que sirve como purgatorio de la muerte:

    Sal pues, como quien dice, del infierno de adentro al infierno de afuera: aMedelln, chiquero de Extremadura trasplantado al planeta Marte. A ver, a

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    ver, a ver, Qu es lo que vemos? Estragos y ms estragos y entre los estragoslas cabras, la monstruoteca que se apoder de mi ciudad. Nada dejaron, todolo tumbaron, las calles, las plazas, las casas y en su lugar construyeron unMetro, un tren elevado que iba y vena de un extremo al otro del valle, en unir y venir tan vaco, tan sin objeto, como el destino de los que lo hicieron.Colombian people, I love you! Si no os reprodujerais como animales, oh

    pueblo, vivirais todos en el centro. Raza tarada que tiene alma de periferia!(Vallejo 2002 b, 53-54)

    Nueve hijos fabricaron en los primeros veinte aos mientras les funcion lamquina, para la mayor gloria de Dios y de la patria. Cul Dios, cul patria!Pendejos! Dios no existe y si existe es un cerdo y Colombia un matadero.(Vallejo 2002 b, 8)

    Mi hermana Gloria es una mujer fantstica, de armas tomar. A su primermarido, un borrachn de siete suelas, culibajito y grosero, lo tom una nochedel cuello de la camisa, lo llev al balcn, y desde el penthouse de su edificiode apartamentos de siete pisos del que ella es duea lo solt al vaco como uncalzn cagado. Tas! Cay el borrachito de culos pataleando. Sobrevivi. Y

    por ah anda con otra mujer, borracho y descaderado, engendrando hijos yms hijos y bebiendo aguardiente y ms aguardiente que es lo que hacen all.Dizque sa es la felicidad. (Vallejo 2002 b, 171-172)

    Junto a lo monstruoso y macabro, la presencia de lo escatolgico es

    evidente en el entorno social que describe. La descripcin de las(mal)funciones corporales, con especial atencin a los genitales y lasdeposiciones, se funden metonmicamente con las descripciones sociales:

    Das y noches llevaba agonizando entre la mierda, la mierda humana que esla mierda de las mierdas. No bien le inyectamos en la vena el Eutanal y sinque transcurriera ni siquiera un segundo el perro muri. Entonces empec amaldecir de Cristo el loco y de su santa madre y de su puta Iglesia y de lahijueputez de Dios (Vallejo 2002 b, 104)

    Se nos haban pasado los das, los aos, la vida, tan atropelladamente comoese ro de Medelln que convirtieron en alcantarilla para que arrastrara, entreremolinos de rabia, en sus aguas sucias, en vez de las sabaletasresplandecientes de antao, mierda, mierda y ms mierda hacia el mar(Vallejo 2002 b, 7)

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    Hernando en calzoncillos y su floreciente barriga de prosperidad encendiuna luz al final de un pasillo en un cuarto. Regresaba de la puerta, desnudo, alcuarto, a la cama: El sargento que te promet Habrase visto en ese pas de

    lacayos mayores znganos mayor abyeccin? A las Fuerzas Armadas limtesea darles por el culo, pero no las insulte, porque en ellas descansa la soberanade la patria. (Vallejo 2002 a, 202)

    Y a obedecer rebao. A desvestirse todos poniendo la humilde ropa sobre elhumilde piso frente a los pies descalzos, en montoncitos Qu espectculo tandeplorable! Y para acabar de ajustar, el ridculo: que lo que la santa madrenaturaleza hizo para mirar al cielo mirara al suelo... Verdaderamente y deveras lamentable. (...) Yo soy marica, mi general, contest. Un bofetn son

    sobre la carcajada unnime. Adems, en una guerra con Venezuela jams

    empuara un arma contra un venezolano, porque si el de ellos es un pas

    rooso ste es ms. Otra bofetada en el otro cachete. Entonces , vive Dios,fue el acabse, lo que podra ocurrir ocurri: de golpe y porrazo lo que mirabaal suelo mir hacia el cielo, duro, rgido como riel del Transiberiano, hierrocongelado en fro hirviendo. La carcajada general fue soberbia: dos,trescientos muchachos en pelota reventndose de la risa y el cabito y yo en elcentro. (Vallejo 2002 a, 274)

    Algunas preocupaciones especficas de Caviedes y Terralla reaparecen enVallejo. stas incluyen la obsesin por los mdicos y el (des)orden. Ladesconfianza de Caviedes por los mdicos aparece refutada por los

    conocimientos de biologa del narrador, aunque se les retrata con ciertacondescendencia. El desorden que tanto preocup a Terralla aparece en laobra de Vallejo desde la perspectiva postmoderna:

    Sicario es el que mata por cuenta ajena, por encargo. Es que no me puedematar algn cristiano motu propio, de su libre y soberana voluntad? Peroclaro! Lo que pasa es que en la inmensa confusin de las cosas que se habaapoderado de ese pas adorable habamos acabado por llamar sicario acualquier asesino. Cuestin de semntica. Ya no distinguamos al que fue

    contratado delque no. Como todos se nos iban impunes! El caos produce mscaos. Y me ponen, seores fsicos, esta ley como ley suprema, por encima delas de la creacin del mundo y la termodinmica, porque todas,humildemente, provienen de ella. El orden es un espejismo del caos. Y no hayforma de no nacer, de impedir la vida, que puesto que se dio es tanirremediable como la muerte. Punto y basta. Dixit. (Vallejo 2002 b, 135)

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    Veinticinco operaciones le cont antes de perder la cuenta. Bati enoperaciones su marca en hijos. Al dentista le hizo ver su suerte, al psiquiatralo dej de psiquiatra, y al cardilogo le contagi las palpitaciones. Yo odio alos mdicos, pero como para mandarles una alhajita de stas, tanto no.(Vallejo 2002 b, 60)

    Caviedes, Terralla y Vallejo, desde una perspectiva elitista y moralizante,parecen lamentarse en sus testimonios por la prdida de un orden perdido. Sibien los dos primeros pretenden cambiar su entorno mediante la stira,Vallejo parece dirigir su relato hacia la destruccin. La narrativa de Vallejo

    podra resumirse como el discurso solipsista de la muerte ya que sta es lanica redentora ante el desastre. La relacin de la muerte con la paz de la no-existencia, segn escribe Vallejo, presenta un ciclo descrito por Bakhtin: The

    theme of death as renewal, the combination of death and birth, and the

    pictures of gay death play an important part in the system of the grotesqueimagery (Bakhtin 51). Esta circunstancia se puede apreciar en lo que el autorcalific como su ciclo biogrfico -desde Los das azules hasta Entrefantasmas-, ya que la narracin comienza con el primer recuerdo de lainfancia del biografiado y termina, precisamente, con una alegora de sumuerte mediante la vuelta a ese mismo momento, escribiendo los mismos tres

    prrafos del principio de la primera novela.

    La preocupacin moral de Vallejo por Colombia se articula por medio delafecto. A pesar de las crticas al entorno social colombiano, frecuentemente

    en forma cmica, se puede apreciar un enorme afecto por sus gentes y su pas;Ah se puede encontrar la parte moralizante de sus relatos. Se trata de unanarrador que expresa su amor por su patria en un perspectiva reiterativa deafecto y abyeccin.

    Insultando a los muertos volvi al pabelln de Colombia. Ah estaban,instalados en varias mesas tomando caf mientras la clientela entraba y sala,los escritores colombianos, sus colegas, venidos unos de Colombia y otros dela dispora. Una rfaga fresca sopl desde el mar, volvi a or hablar

    colombiano y el alma se le inund de dicha. Acababa de recobrar, por uninstante aunque fuera, la felicidad perdida. (Vallejo 2002 c, 40)

    El profesor de geografa, el ms humilde, a nombre de la Universidadpronunci el discurso. Yo siempre he dicho, dijo, en esas clases mas queColombia es un gran pas y que nos cupo en suerte toda la suerte y lasriquezas: bosques inmensos, ros inmensos, montes inmensos de donde se

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    desprenden cascadas portentosas capaces de mover turbinas, capaces dearrastrar la tierra. Afortunados nosotros, la patria y la esperanza. Que jamslo furamos a olvidar! Pasa el tiempo y el tiempo y comparo y comparo,cotejo sus palabras con la adusta realidad y qu veo? Que los bosques ya lostalaron, los ros ya se secaron, las montaas no eran arables y la capa vegetalde los inmensos llanos era tan msera, tan nfima, tan mnima que daba, siacaso, nuo, ilusin de pobre, Colombia nada tiene: slo el partido conservadory el liberal, o sea: tampoco tiene futuro. Pero Colombia que nada tiene es lonico que tenemos. No es un consuelo? (Vallejo 2002 a, 311)

    La expresin a lo largo de toda la narrativa de Vallejo muestra la doblearticulacin de amor y odio. Toma las formas del afecto y la abyeccin.Critica a Colombia porque la quiere. La retrata como un monstruo deforme yescatolgico que no tiene futuro. En una entrevista a la revista colombiana

    Cromos, Vallejo se refiere a este aspecto de su narrativa:P. Pngale nombre a su rabia con Medelln.

    R. A Medelln, mi ciudad, la quiero inmensamente.

    P. Lo que est diciendo no se parece a lo que escribe.

    R. Porque te quiero te aporrio.

    P. Eso se aplica tambin a Colombia?R. S, es extensivo. He tratado de decirlo en todos mis libros y en todos los

    tonos.

    P. Pero bueno, Colombia al fin tiene remedio?

    R. No, Colombia no tiene remedio. Ni el mundo. Todos vamos rumbo a lamuerte y lo dems son cuentos. (Solano 23)

    Conclusiones

    Diente del Parnaso muestra la constitucin de un discurso especficamenteemparentado con la retrica satrica barroca, segn la muestra Bakhtin. Eneste momento histrico, la stira acoge articulaciones especficas relativas a lo

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    grotesco y su triple articulacin (macabro, monstruoso, (mal)funcionescorporales) deja un sello que se repite en la stira posterior. Esta constitucinse repite en el siglo XVIII en Lima por dentro y por fuera y llega hasta elsiglo XXI , como evidencian El desbarrancadero y otros libros de FernandoVallejo. No se trata de textos o actitudes aisladas, la retrica de la stira

    barroca permea muchas obras en la tradicin latinoamericana como Elcristiano errante, El lazarillo de ciegos caminantes, varios de los cuadros deTradiciones peruanas, y otras obras que se mencionaron con anterioridad.

    Resulta patente la importancia de esta retrica al dar forma a diversos textosen la historia de la literatura latinoamericana. La maledicencia y la obscenidadque permea las pginas satricas apenas esconde, tras la risa inicial, lasubversin que presenta ante la realidad descrita. Con mayor o menor encono,la retrica de Caviedes, Terralla y Vallejo denuncia el derrumbe de su

    entorno, extraando un orden perdido. Su posicin elitista permite verloscomo demiurgos del cambio -y de la destruccin, en el caso de Vallejo-.Critican su entorno porque les duele y escriben su stira para llamar laatencin respecto a las enfermedades sociales que encuentran y pretendenextirpar: desde supersticiones, hasta actitudes de los doctores, desde la vida delas damas, hasta la suciedad de las calles. Todos construyen un texto de

    redencin, articulado como agente de cambio, o de destruccin postmoderna.La retrica de la stira barroca, en definitiva, moldea su discurso y permiteque el lector advierta las sombras de la sociedad.

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