entre la fortaleza y la disolución: reconstruyendo el sujeto político del feminismo

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Entre la fortaleza y la disolución: reconstruyendo el sujeto político del feminismo. Natalia Fernández Jimeno Universidad de Oviedo Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el feminismo contemporáneo es la crisis del sujeto político en tanto que unidad integradora. En nuestra sociedad, pese a los grandes avances en materia de género, sigue predominando la ideología patriarcal que no solo oprime a las mujeres sino que sume a la población en ese pensamiento dominante y por ende enajena al sujeto oprimido. En este sentido, si las personas oprimidas no son conscientes de su condición, no lucharán por revertir esta relación de poder y no se constituirá un sujeto político. Pero el movimiento feminista, pese al fuerte discurso patriarcal sigue su camino y debe hacer frente a un nuevo obstáculo ya conocido: la crisis del sujeto político feminista. Desde la Ilustración, con la instauración del sujeto moderno, las mujeres han sido definidas por oposición al varón ilustrado de tal modo que se han constituido en “lo otro”. La lógica de este pensamiento binario, se articula la relación en base a los principios de identidad (A=A), el principio de no-contradicción (A no puede ser no-A) y el principio del medio excluido (todo debe ser A o no-A), de tal modo que cuando las mujeres logran llegar a constituirse en tanto que sujeto político quedan presas de esta lógica binaria constituyendo un sujeto “mujer” idéntico, sin fisuras y en el marco del sistema sexo/género. Esto es lo que le sucedió al feminismo de las primeras olas. Por un lado, tanto el sufragismo como el feminismo de los años 60 y 70 lucharon por la constitución de la mujer como sujeto político, conceptualizando el sistema sexo/género, cosa que fue absolutamente central y obtuvo grandísimos logros. Sin embargo, de algún modo no pudieron liberarse de esa lógica binaria. En este sentido, es totalmente legítima la crítica de los nuevos feminismos en los años 80 al plantear limitaciones a esa idea de la “mujer” cerrada y señalar las diferencias entre las mujeres. Serán las mujeres negras estadounidenses las que critiquen la centralidad de los discursos de las mujeres blancas de clase media, del mismo modo que ya habían comenzado a hacer décadas atrás las mujeres de clase trabajadora frente a las sufragistas burguesas. Hacia finales de los 80, serán las lesbianas y más tarde otras identidades fronterizas como las trans, queers... quienes señalen las diferencias. Sin embargo, los planteamientos postmodernos de los que muchos de estos nuevos feminismos se nutren, trajeron consigo no solo la crítica de estas categorías sino también la crisis del sujeto político en el seno del feminismo. Para abordar el problema, teniendo en cuenta la complejidad del mismo, se tratará de mostrar las principales líneas del debate: la igualdad y la diferencia. Quienes se inscriben en la línea de la igualdad reivindican una posición del sujeto claramente moderna en tanto que busca la consecución de los ideales de la Revolución francesa. En consecuencia el planteamiento se basará en que los hombres y las mujeres no son

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#ZaragozaPiensa. Mesa: Crisis de los feminismos. Sexo, género y sexualidades

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  • Entre la fortaleza y la disolucin: reconstruyendo el sujeto poltico del feminismo.

    Natalia Fernndez Jimeno

    Universidad de Oviedo

    Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el feminismo contemporneo es la crisis del sujeto poltico en tanto que unidad integradora. En nuestra sociedad, pese a los grandes avances en materia de gnero, sigue predominando la ideologa patriarcal que no solo oprime a las mujeres sino que sume a la poblacin en ese pensamiento dominante y por ende enajena al sujeto oprimido. En este sentido, si las personas oprimidas no son conscientes de su condicin, no lucharn por revertir esta relacin de poder y no se constituir un sujeto poltico. Pero el movimiento feminista, pese al fuerte discurso patriarcal sigue su camino y debe hacer frente a un nuevo obstculo ya conocido: la crisis del sujeto poltico feminista.

    Desde la Ilustracin, con la instauracin del sujeto moderno, las mujeres han sido definidas por oposicin al varn ilustrado de tal modo que se han constituido en lo otro. La lgica de este pensamiento binario, se articula la relacin en base a los principios de identidad (A=A), el principio de no-contradiccin (A no puede ser no-A) y el principio del medio excluido (todo debe ser A o no-A), de tal modo que cuando las mujeres logran llegar a constituirse en tanto que sujeto poltico quedan presas de esta lgica binaria constituyendo un sujeto mujer idntico, sin fisuras y en el marco del sistema sexo/gnero. Esto es lo que le sucedi al feminismo de las primeras olas. Por un lado, tanto el sufragismo como el feminismo de los aos 60 y 70 lucharon por la constitucin de la mujer como sujeto poltico, conceptualizando el sistema sexo/gnero, cosa que fue absolutamente central y obtuvo grandsimos logros. Sin embargo, de algn modo no pudieron liberarse de esa lgica binaria.

    En este sentido, es totalmente legtima la crtica de los nuevos feminismos en los aos 80 al plantear limitaciones a esa idea de la mujer cerrada y sealar las diferencias entre las mujeres. Sern las mujeres negras estadounidenses las que critiquen la centralidad de los discursos de las mujeres blancas de clase media, del mismo modo que ya haban comenzado a hacer dcadas atrs las mujeres de clase trabajadora frente a las sufragistas burguesas. Hacia finales de los 80, sern las lesbianas y ms tarde otras identidades fronterizas como las trans, queers... quienes sealen las diferencias. Sin embargo, los planteamientos postmodernos de los que muchos de estos nuevos feminismos se nutren, trajeron consigo no solo la crtica de estas categoras sino tambin la crisis del sujeto poltico en el seno del feminismo.

    Para abordar el problema, teniendo en cuenta la complejidad del mismo, se tratar de mostrar las principales lneas del debate: la igualdad y la diferencia. Quienes se inscriben en la lnea de la igualdad reivindican una posicin del sujeto claramente moderna en tanto que busca la consecucin de los ideales de la Revolucin francesa. En consecuencia el planteamiento se basar en que los hombres y las mujeres no son

  • diferentes y por ello es necesario romper con los mitos y proseguir en la bsqueda de la racionalidad. Por contra, quienes se inscriben en la lnea de la diferencia plantean justamente lo contrario: hombres y mujeres no son iguales y por tanto es necesario romper con el sistema de opresin que sustenta la subordinacin de las mujeres.

    El planteamiento de Celia Amors es posible ubicarlo dentro del feminismo de tradicin igualitaria que considera la construccin de una identidad feminista como la condicin de posibilidad para que las mujeres se constituyan en sujetos y, consecuentemente, para que puedan articular colectivamente la lucha poltica. Esta identidad desplaza los planteamientos esencialistas para dejar paso a las posturas crticas y reflexivas acerca de la identidad femenina. El feminismo de la igualdad (o ilustrado) plantea que no existe una identidad femenina esencial ni originaria que sea susceptible de ser recuperada. Por contra, la idea que se plantea es que todas las mujeres comparten una situacin de discriminacin y es preciso cambiarla. La discriminacin de gnero constituye entonces el fundamento de su identidad como colectivo. En este sentido, se plantea la identidad de forma instrumental, como un medio para luchar contra la opresin de gnero y nunca como un enquistamiento en la diferencia o la exaltacin de una esencia. Por ello, se entiende que no es posible el movimiento social sin una identidad colectiva (Cobo, 2002: 41).

    Amors plantea la reconstruccin de un sujeto verosmil, no-inicitico que sirva para el proyecto emancipatorio del feminismo. El espacio inicitico reservado para los hombres desde la antigedad (ritos de paso) es siempre un espacio estructurado en grupos (praxis unificada siguiendo a Sartre), que son los que tienen capacidad de ejercer el poder, mientras que las mujeres a lo largo de la historia han formado agregados seriales carentes de poder. Por ello, plantea la necesidad de que las mujeres se constituyan en grupos iniciticos conscientemente juramentados (siguiendo a Sartre: a modo de redes de pactos de mujeres basados en una sororidad no biolgica sino como constructo juramentado). As, son necesarios esos pactos entre mujeres para salir de la atomizacin propia de los espacios privados y organizarse rompiendo con la seriacin. La tarea de constituir a las mujeres en sujeto tiene como punto de partida la transformacin de lo femenino de un nosotras-objeto en un nosotras-sujeto(Oliva Portols 2009: 431-2).

    La nocin de sujeto no puede desaparecer ya que el feminismo presupone un sujeto mnimo para hacer plausible su apuesta por un proyecto de sociedad en la que pueda darse un sujeto mximo, entendiendo por tal un sujeto con un nivel de autonoma y de capacidad crtico-reflexiva potenciadas hasta el mayor grado dentro de lo que se pueda concebir con verosimilitud (Amors, 1997, 25).

    Judith Butler plantear que la categora de mujer supone la representacin de un conjunto de valores que se transfigura como una normativa. Por tanto, es una categora excluyente puesto que no tiene en cuenta que ese conjunto de valores deja de lado las

  • intersecciones de la raza, la clase, la etnicidad, la sexualidad Como consecuencia, muchas mujeres no se sintieran representadas por la categora de mujer; categora que por otra parte fundament durante bastante tiempo las exigencias del feminismo (Oliva Portols, 2009: 252-3). Para Butler, las categorizaciones que tienen que ver con la identidad son de carcter normativo, de forma que plantear una deconstruccin del sujeto del feminismo conlleva permitir o abrir el trmino a una multiplicidad de significaciones.

    Spivak y Kristeva plantean la posibilidad de reconocer el sujeto mujeres. Spivak lo entender a modo de esencialismo operacional mientras que Kristeva a modo de herramienta poltica sin atribucin ontolgica. Butler encuentra peligrosas estas posturas ya que podran sentar las bases de una consolidacin poltica de su integridad semntica con las mismas implicaciones excluyentes que la anterior (Oliva Portols, 2009: 252-3). En este sentido, para Butler, nombrar y categorizar son formas de violencia y jerarquizacin, ya que no es posible que exista un sujeto sin lo Otro. Butler alerta entonces del peligro que puede suponer para el feminismo mantener el sujeto mujeres aunque sea con propsitos estratgicos ya que podra tener como consecuencia la generacin de un rechazo por parte de aquellas a las que dice representar. En este sentido, Butler se plantea que la categora mujeres, en tanto que sujeto estable y coherente, se presenta como una reificacin involuntaria de las relaciones entre gneros. As pues, parece que siguiendo su planteamiento, el feminismo se privara de sujeto y consecuentemente de capacidad de agencia que indudablemente supondra una pendiente resbaladiza hacia su desaparicin. Sin embargo, aunque Butler sostiene que la categora mujer est internamente fragmentada por las interseccionalidades y tampoco le convence el sujeto mltiple unitario, s que plantea la posibilidad de un sujeto de coalicin que excluira todo fundamentalismo.

    Butler entiende que la identidad del sujeto feminista no debera ser fundamentadora de la poltica y el movimiento porque es necesario mantener una construccin variable de este sujeto que permita formar unidades provisionales en el contexto de acciones concretas con propsitos diferentes de articulaciones de la identidad.

    La poltica de coalicin no requiere ni una categora ampliada de mujeres ni una identidad internamente mltiple que muestre inmediatamente su complejidad (Butler, 1998, 21-22).

    Podemos decir que el planteamiento de Butler no es precisamente la muerte del sujeto (propiamente postmoderna) sino una suerte de re-inscripcin foucaultiana del mismo. Es decir, el sujeto afirma en tanto que posibilidad de un proceso de resignificacin, pero no es el fundamento. Desde este planteamiento, la capacidad de accin (agency) no es un atributo de los sujetos sino que reside en el carcter performativo del discurso. Por ello, Butler afirma que el sujeto se construye discursivamente y la agencia reside en buscar estrategias de repeticin subversivas como forma de resistencia al poder.

  • A riesgo de ser excesivamente sumaria pasar a plantear las principales limitaciones de estos enfoques desde mi punto de vista y a plantear las claves que entiendo necesarias para la superacin de la crisis del sujeto en el feminismo.

    El debate igualdad/diferencia pas a transformarse paulatinamente en unidad/diversidad como pudimos ver con Amors y Butler. La conclusin del anlisis butleriano llevado a su extremo es que la identidad en tanto que categora es inherentemente represiva. Por ello, el planteamiento de la disolucin de las categoras o identidades conduce a un sujeto variable y dbil que acta de forma individual tratando de poner en cuestin el sistema heteropatriarcal, es decir: no validando el sistema de normas impuesto. Sin embargo, el problema de este planteamiento es que no es posible romper con la identidad dentro del marco de dominacin que la impone y adems deposita la responsabilidad de la agencia en la individualidad. Por otro lado, el planteamiento de Amors olvida la base sobre la que se erige el sistema de dominacin heteropatriarcal, a saber: la divisin sexual del trabajo, e igualmente parece olvidar el sistema econmico sobre el que se sustenta la opresin de gnero. Por ello, el planteamiento de que el mero asociacionismo de mujeres permite su acceso a la poltica y, consecuentemente, la supresin de la discriminacin de gnero resulta cuanto menos ingenuo puesto que no tiene en cuenta las causas de las diversas opresiones.

    Desde mi punto de vista, es necesario tener presente que la identidad es asignada por el sistema opresor en tanto que es este quien traza principalmente la normatividad. En este sentido, la condicin de esclavitud viene dada por el sistema esclavista en tanto que estructura y distribuye, posicionando a las personas y atribuyndoles identidades. Pero tambin se sirve de mecanismos o aparatos ideolgicos para perpetuar esta situacin de forma que todas las personas queden presas de esa lgica impuesta y la asuman como propia, reproduciendo y validando ese sistema de normas impuesto. Del mismo modo opera el sistema heteropatriarcal a travs de la divisin sexual del trabajo que asigna las tareas de reproduccin de la fuerza de trabajo a las mujeres, utilizando para ello todo imaginario simblico en el que se minusvalora a las mujeres, se les atribuyen una serie de roles, y se las define dentro de una lgica binaria por oposicin al uno, al varn. Pero existen ms personas que quedan atrapadas en el marco del binarismo sexual, como es el caso de las personas intersexuales que, dentro la lgica binaria, son violentadas a inscribirse en una identidad dicotmica.

    Ante este binarismo patriarcal que categoriza a las personas hay dos posibles caminos o formas de ejercer la agencia: por un lado es posible tratar de disolver las categoras dentro del sistema heteropatriarcal, tanto en la versin postmoderna (mediante sujetos dbiles o de coalicin que formen unidades provisionales) como en la versin ilustrada (mediante sujetos fuertes y unitarios que se construyan mediante pactos para llegar a tener voz dentro del sistema poltico donde logran paulatinamente alcanzar la igualdad); o por otro es posible reapropiarse de esas categoras impuestas por el sistema de dominacin y resignificarlas como forma de lucha frontal al sistema que las ha impuesto con el objetivo de romper el mismo y que pierdan entonces su significacin. Es decir, desde este ltimo planteamiento se mantiene que no es posible

  • disolver las categoras dentro de los marcos del sistema de dominacin que las impone, principalmente por dos motivos: en primer lugar porque el propio sistema no lo permite aunque sea posible deshacer parcial e individualmente estas categorizaciones y, en segundo lugar, porque el planteamiento de la disolucin solo lleva a una prdida del sujeto poltico que imposibilita la lucha colectiva contra el sistema opresor. Quiz tanto el planteamiento del feminismo ilustrado y el feminismo postmoderno (al utilizar sus hallazgo en su propia contra) no dejen de ser en parte mecanismos sutiles del poder para generar una crisis del sujeto poltico feminista que ha vuelto al feminismo contra s mismo al despojarlo de su arma emancipadora.

    Referencias:

    AMORS, Celia, Tiempo de feminismo: sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad, Madrid, Ctedra, 1997.

    BUTLER, Judith, "Actos performativos y constitucin del gnero: un ensayo sobre fenomenologa y teora feminista". Debate feminista, 18 (1998), 296-314.

    CASADO APARICIO, Elena, "A vueltas con el sujeto del feminismo". Poltica y Sociedad, 30 (1999), 73-91.

    COBO, Rosa. 2002. "Democracia paritaria y sujeto poltico feminista." Anales de la ctedra Francisco Surez, 36 (2002), 29-44.

    OLIVA PORTOLS, Asuncin, La pregunta por el sujeto de la teora feminista, Madrid, Editorial Complutense, 2009.