entre alondras y gaviotas, artículo

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ENTRE ALONDRAS Y GAVIOTAS. BREVE REVISIÓN DE LA CULTURA POLÍTICA MEXICANA. “…y he visto / que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos y que el miedo del hombre / ha inventado todos los cuentos.” (León Felipe) Ya que el duopolio televisivo que gobierna a México y a su clase política ha venido haciendo del país una mala telenovela, valga el análisis de su simbología para revelar sus claves: ante la vergonzosa actitud del procurador general Murillo Karam sobre el caso Ayotzinapa (ese “¡Ya me cansé!” que viene a ser la antípoda de nuestro colectivo “¡Ya basta!”), Ana Colchero, la “Alondra” televisiva que inequívocamente se ha manifestado por los derechos indígenas, por la denuncia al feminicidio en Ciudad Juárez y en general, por no olvidar la brutalidad del Estado en Atenco, emite en twitter un señalamiento claro contra la farsa gubernamental: que el crimen de Estado se disfraza tras las declaraciones de los propios asesinos. En contraste, la “Gaviota” también televisiva convertida en primera dama del país, emprende vuelo alegremente junto a su presidencial marido para tranquilizar a los inversionistas chinos, asumiendo de paso una nueva actuación, ahora, como testaferro de su marido, para acallar las críticas por su millonaria mansión, curiosamente comprada a una empresa china. Mientras México arde, viajan al Asia Exótica, como en los cuentos de hadas… ¿o los cuentos chinos? Esta antinomia Alondra – Gaviota no es “Nada personal” (para seguir con las telenovelas…), sino un signo/síntoma de las contradicciones nacionales: nuestro condicionamiento colectivo, hecho “idiosincrasia” a fuerza de ser fomentado por el Sistema de Partido de Estado y sus aliados/patrones mediáticos, nos ha construido históricamente una mala y falsa conciencia, un cinismo civil que por décadas ha aceptado como hechos consumados, casi naturales, la corrupción, la

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Somera revisión de algunos paradigmas político-culturales en el México actual.

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ENTRE ALONDRAS Y GAVIOTAS. BREVE REVISIN DE LA CULTURA POLTICA MEXICANA.

y he visto / que la cuna del hombre la mecen con cuentos,que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentosy que el miedo del hombre / ha inventado todos los cuentos.(Len Felipe)

Ya que el duopolio televisivo que gobierna a Mxico y a su clase poltica ha venido haciendo del pas una mala telenovela, valga el anlisis de su simbologa para revelar sus claves: ante la vergonzosa actitud del procurador general Murillo Karam sobre el caso Ayotzinapa (ese Ya me cans! que viene a ser la antpoda de nuestro colectivo Ya basta!), Ana Colchero, la Alondra televisiva que inequvocamente se ha manifestado por los derechos indgenas, por la denuncia al feminicidio en Ciudad Jurez y en general, por no olvidar la brutalidad del Estado en Atenco, emite en twitter un sealamiento claro contra la farsa gubernamental: que el crimen de Estado se disfraza tras las declaraciones de los propios asesinos. En contraste, la Gaviota tambin televisiva convertida en primera dama del pas, emprende vuelo alegremente junto a su presidencial marido para tranquilizar a los inversionistas chinos, asumiendo de paso una nueva actuacin, ahora, como testaferro de su marido, para acallar las crticas por su millonaria mansin, curiosamente comprada a una empresa china. Mientras Mxico arde, viajan al Asia Extica, como en los cuentos de hadas o los cuentos chinos?

Esta antinomia Alondra Gaviota no es Nada personal (para seguir con las telenovelas), sino un signo/sntoma de las contradicciones nacionales: nuestro condicionamiento colectivo, hecho idiosincrasia a fuerza de ser fomentado por el Sistema de Partido de Estado y sus aliados/patrones mediticos, nos ha construido histricamente una mala y falsa conciencia, un cinismo civil que por dcadas ha aceptado como hechos consumados, casi naturales, la corrupcin, la impunidad, la arbitrariedad, el arribismo, el crimen gubernamental, la indefensin ciudadana, la venalidad del poder. Los medios masivos nos venden caro- algo as como un bagaje de usos y costumbres de la poltica a la mexicana; un sistema de valores entendidos y acatados (an a regaadientes) por nuestra sociedad civil moldeada a golpes para aceptarlos como un mal menor a cambio de la promesa de paz y progreso en el marco de la dictadura perfecta.

A golpes, s, porque el pueblo no ha dejado de resistir, pagando un alto precio, como en 1968, 1971, en el perodo de la guerra sucia (que hoy se renueva y se prolonga), y un largo etctera. Pero el sistema poltico sigue imperando: el cinismo civil que desarrollamos asume la doble moral de no creer en el gobierno ni en los medios masivos, pero seguir obedeciendo al primero y quedarnos con la versin de los segundos; lamentar la arbitrariedad y la corrupcin, pero conformarnos con el mientras a m no me toquen, etc. Esquizofrenia peculiar la de nuestra cultura poltica, que reniega (con razn) del gobierno, pero lo tolera, y hasta lo aplaude. El espejito mgico sigue mintindonos que Mxico va bien: la octava maravilla!

Doble moral poltica, que desde el poder apapacha en arraigo domiciliario a otra (ex) primera dama, Mara de los ngeles Pineda Villa, sealada como instigadora del crimen de Iguala, y deja morir en prisin al nonagenario activista Delfino Flores Melga, en Puebla, negndole ese mismo beneficio Doble rasero del sistema legal, mientras nuestra conciencia colectiva reconoce su carcter mercenario pero sigue esperando que ese mismo sistema ahora s haga las cosas bien.

Un pueblo tratado desde hace siglos como menor de edad o mentalmente incapaz, tiene problemas para asumir su responsabilidad histrica y empoderarse. Y ms, para rescatar o crear formas de organizacin, convivencia y accin que rompan sus cadenas. Empero, parece ser que los hechos de Iguala marcan un punto de inflexin, de no retorno, en la toma de conciencia que necesitamos. En nuestras manos est el asumir nuestras realidades y construir nuestros sueos, ms all (o ms ac) de los cuentos de oropel que nos siguen contando. Entre la brava voz de las alondras que anuncian madrugadas, o los graznidos de gaviotas oportunistas que se pierden en un horizonte que muere, la decisin es nuestra.

Volviendo a las palabras de Len Felipe:Me durmieron con un cuento / y me he despertado con un sueoVoy a contar mi sueo, narradores de cuentos.