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Entrar en San Agustín...la aventura

Por: Julio RivasSeptiembre - octubre, 2012

Vista de la Iglesia desde el Antecoro, en las columnas y el techo hay pintadas una variedad de flores, entre ellas la flor de lis perteneciente a losBorbón.

Hablar de las Iglesias de Quito implica entrar en unmundo inmenso, de historia inconmensurable con cadauna de ellas. Esta hermosa ciudad no ha hecho otracosa que reunir orgullosa tanto las casas, como laesencia de su origen.

La mística religiosa, la emoción artística, y desde luegolas leyendas que la rodean, hacen de San Agustín unconvento hermoso, tradicional y representativo de laCiudad Sagrada de los Andes. Colgado de un barrancoquiteño que miraba a la quebrada del Camino Real, aveces parece suspendido de un ligero eslabón con elcielo. Sus campanas habitan un alto campanario gemelo alde su hermano de Lima. Subir al campanario de SanAgustín es escalar las nubes de la ciudad, para desdeallí, observar cuidadoso la línea del sol; la cruz latina,que es la línea religiosa imaginaria bordeada por lascinco más importantes Torres de la Ciudad; y las sietecolinas sagradas de Quito.Llama la atención que para entrar al Templo y suIglesia hay que bajar gradas. Cruzas la portería, pasaspor oficinas y finalmente llegas al patio. Magnífico

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Entrada a la Iglesia de San Agustín

por oficinas y finalmente llegas al patio. Magníficopatio con tres palmeras reales y dos de coco “cumbi” ococo chiquito y redondo que bordean los 150 años.Estos patios se hacían como base de lasconstrucciones y sus fuentes recibían el líquido vital, enese entonces se decía: construyamos un patio ycuartos para vivir alrededor.

Julio Rivas - Guía especializado en Historia, Turismo y Arte de Quito.

Con una piedra en la mano rompemos “unito” para probar el coco-nuez. Alzamos a ver al cielo y la torre nossaluda, al mismo tiempo que nos invita a subir. Es tan magnífica y blanca que parece una delicada joya,enorme y digna de conquistar. Como amiga de siempre, me recibía para estudiar el examen final en mis añosde estudiante del Colegio y para enseñar a los chicos de la Escuela y Universidad como profesor y Guía deHistoria del Arte.

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El patio central del Convento de San Agustín con palmeras que bordean los 150 años.

San Agustín fue una gran Facultad de Teología durantecasi tres siglos hasta 1970. Además fue la UniversidadSan Fulgencio de los Agustinos desde el 20 de Agostode 1586, hasta mediados del siglo XVIII. Hoy escasona de vivienda en la que alberga a los miembrosde una creciente comunidad Agustina. Guarda celosoel Convento Museo, Biblioteca y espacios reservados alarte, las historia y memorias de nuestra vidaRepublicana.La Sala Capitular es tan insigne como hermosa.Apenas pones un pie su imagen te lleva al final, dondecrucifijos de tamaño natural y vírgenes de cuerpoentero, desde el altar de un retablo de la SalaCapitular, observan a las personas. La imagen de unSan Juan que ha acabado de llorar, con barba decuatro días, parece que quiere hablar. A su lado SantaAna con cuidado, silencio parece pedir. Se le adjudicaa Pampite, o tal vez a Sangurima, Caspicara no es.¡Seguro que no! Caspicara es diferente, se le puedereconocer por detalles únicos que solo él sabe hacer.Son detalles de realidad, posturas diversas, heridasdramáticas y presencia excesiva de imágenessangrientas. Las bancas de esta sala son magníficas, allí se hasentado mucha gente a tratar asuntos importantes. Alver el techo nos quedamos sin hablar por el arte que

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Vista del campanario desde el segundo piso del convento.

ver el techo nos quedamos sin hablar por el arte queestá expuesto. Las escenas que vemos sobrecogen einspiran, la vida, la muerte, la fe, la devoción y elsacrificio rodeados de pan de oro y artesonados

barrocos.

Hacia atrás se encuentran las cartas de la Primera Declaración de Independencia y el de la Masacre deAgosto, expuestas para que podamos recordar las semillas de lo que hoy es nuestra valiosa libertad. ¡El pan deoro está por doquier! Un tallado en madera y artesonado quiteño como un marco que corresponde a tantamajestuosidad, hasta la silla y la mesa donde se firmaron las cartas de Independencia tienen estacaracterística y están muy bien conservadas. Al salir, a menos de veinte pasos se encuentra el taller de restauración donde está en pleno trabajo la obra deDon Miguel de Santiago. El equipo de restauración ha logrado rescatar enormes y valiosas obras de arte. Amás de su gran calidad profesional, sientes la calidez y bienvenida que te dan cada vez que entras paracompartir el inicio de la obra. Hay algunos cuadros intactos por el tiempo, otros necesitan de intervención y hayotros que ya han recuperado su importancia y brillo inicial.

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El techo del claustro decorado con piñas que ponen los artistaslocales.

Vasijas de barro incrustradas a la pared, han impedido las casas sevayan al suelo.

Analiza un visitante todo lo que se encuentra allí, ydesde luego acompaña uno de los religiosos que, másque supervisar la obra, comparte la alegría de verlasrecuperarse. Figuras antiguas restauradas con granfuerza y fidelidad nos convierten en herederos degrandes monumentos y mayores hechos. Nospreguntamos si ¿el patrimonio es lo que vemos, o loque hemos recibido como modelo de vida? Quito y Cracovia (Polonia) fueron las dos primerasciudades nominadas Patrimonio de la Cultura delMundo. Además de su gente, su historia y desde luegosu potencia cultural, Quito lo fue por su vida ancestralpre-colombina, que desde siempre la componían y

Descanso para subir al segundo piso del convento, por gradas enpiedra donde destacan grandes obras pictóricas.

rodeaban sus siete colinas sagradas. Al oriente lapuesta del sol, y delante de éstas el templo de la lluviaItchimbía. Al frente el de la Luna, en occidente y haciasur-occidente el Templo de Agua, justo al sur el deOración al Sol y volviendo a oriente dos colinas deoración. Volvemos al patio donde la pileta cuadrada llevarematada un bello querubín montado que expulsa elagua al aire. Cada fuente o “pila” de la ciudad esdiferente de la otra, y cada una cuenta su historia. Susformas nos hablan de Órdenes distintas, y diferentesconstructores, santos e imágenes de variadasignificación. En los patios de este templo se guarda,se siente, y se conserva la esencia del inicio de laCiudad.Empezamos a subir unas gradas palaciegas que nostransportan en seguida a un primer descanso desdedonde se expresan el arte ecuatoriano, quiteño y delmundo entero. África a través de los Moros y arcos de“medio punto” que se encuentran en la planta baja,piso ubicado en cuadro frente al patio principal;Europa con su barroco en la marquetería genial decada cuadro de Miguel de Santiago, 1653; y Américacon las piñas que ponen los artistas locales y seencuentran en el techo del claustro. Cuando llegaronlos españoles, éstas servían para darles vitamina C ycurarles la gripe, balanceando así la sanidad del almay del cuerpo.

El segundo descanso nos deja ver impresionantes obras pictóricas dignas de palacios y mansiones.

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El segundo descanso nos deja ver impresionantes obras pictóricas dignas de palacios y mansiones.Rápidamente llega otro descanso y te deja por un momento callado. Te preguntas, ¿qué es lo que estoymirando?, ¿qué son estas piezas metidas en las paredes?Bellísimas vasijas de barro se encuentran incrustadas en la pared. Cuando los restauradores las descubrieron,pensaron haber encontrado el tesoro de Atahualpa. Sin embargo, son vasijas que conforman un equipo deelementos de ingeniería que han impedido que estas grandes y pesadas casas se vayan al suelo otra vez.

Imágen enmarcada en pan de oro y artesanado barroco.

Sabemos de los grandes riesgos de vivir en estas tierras. En otros tiempos sufrimos terremotos muy violentosque, acompañados de temblores y muchas erupciones volcánicas, ahuyentaron a las tribus de entonces ycrearon temores y miedos entre los habitantes. Entonces los Quitus inventaron cómo parar los desastres, y SanAgustín guarda testigos de inventos tan prodigiosos. Un par de gradas más y llegamos al piso más alto. Un juego de magníficas columnas, formando arcos conacústica, cuentan entusiasmados lo que debe haber pasado entonces. Las salas de clase se encuentran frentea nuestros ojos. Escritorios, murales hechos con frescos y un montón de geranios dejan ver muy generosos losrayos del sol en el patio. Al entrar a estos espacios de medio arco, su forma arquitectónica aísla los sonidos dealrededor. Esta era la forma de estudiar que utilizaban los Agustinos Novicios y Maestros Sacerdotes, allí leíany luego pasaban al mural a pintar lo aprendido.

Atrás de paredes anchas de chocoto se encuentra laSala de Arte y Museo “Miguel de Santiago” que guardaestofados, pinturas, crucifijos y esculturas queenseñan el esplendor del barroco y la sencillez ymagnificencia de la escuela Quiteña. Libros de cantodicen, “aquí había un Coro de Religiosos Agustinos” ycomo fiel testimonio está el Antecoro de San Agustín,con medias tallas y un mueble realmenteimpresionante por su arte, ejecución, tamaño, y

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Editorial marzo-abril, 2013

TEMAS CLAVE

Puembo ¿Plusvalía o especulación?

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Imágen nocturna de la fachada de entrada al Convento de SanAgustín.

impresionante por su arte, ejecución, tamaño, ypresentación.El órgano, en el que se lee un escrito “donado porDoña Clorinda Gangotena”, está casi al filo del Coro ytapando la silletería versátil. A mí me parece oírlostodavía entonar a la hora de los rezos, ciertascanciones sagradas al momento de ofrecer sus

intenciones al cielo, cuando en tiempos aún máslejanos los monasterios y conventos congregabanmuchos más sacerdotes y monjas que hasta ahora sonde claustro. Una iglesia que hace honores a variedad de flores seencuentra en el techo y las columnas. Un estilo que alpintarlo ha logrado resucitar las leyendas de eseentonces para las almas de ayer y los corazones dehoy. Si miras el techo te quedas hipnotizado, y si losalcanzas a ver, retablos y todo, el Altar Mayor tedemuestra la fuerza de la fe y la belleza del trabajo denuestros artistas y artesanos.

Luego de tanto haber visto empezamos a pensar que ya ha sido suficiente y que debemos bajar. Cerramos lapuerta antigua y una fuente de alabastro sin agua bendita se encuentra allí para hablarnos de fiel religiosidad.Nos sorprende una puerta que creíamos no pasar, mas al otro lado de la misma una nueva grada de caracolllama incesante e inquieta…y nos invita a subir aún más. Subimos muy despacio, las gradas casi torneadas entre madera y metal nos llevan a una puerta blanca. Tras lapuerta, el patio y miles de tejas con techos de barro te reciben. El mosaico, tejuelo, baldosa, y adoquín, sonsolo pocos de los materiales que componen este magnífico complejo de arquitectura sin fin.La ciudad al pié está. Muchos templos, iglesias y algunos claustros, se ven también las colinas y varias casasque, cercadas de montañas, te invitan a descansar en la terraza de un lado o en la grada de la base de la torreque, ya más cerca, imponente te cobija con su sombra grande, larga y proyectada. Es parte de una línea quees emblema astral junto con San Francisco y La Compañía, y está en medio de la antigua y espiritual cruztraída por españoles como símbolo de Dios, y aceptada por los Quitus como su nuevo Señor.Las gradas nos llevan a un nivel de vista espectacular…Quito a tus pies. A veces, al caer el sol, se ven cosasque pocos días antes solo se podían imaginar. La línea del sol espera, la Cruz Latina también…solo nos faltansiete colinas sagradas que para descubrirlas hay que ver qué están cuidando alrededor…¿Cuántas veces has ido al Templo de San Agustín? Allí ha estado, y te está esperando desde hace muchosaños ya…

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