ensayo rol del estado natalia sánchez mgpp

13
Rol del Estado: Aspectos Sociopolíticos Globalización e Integración en América Latina Magister en Gestión y Políticas Públicas El presente documento plantea una presentación sintética del escenario regional desde una perspectiva mayormente económica, dada la primacía de esta dimensión (especialmente financiera) de la globalización, como uno de los principales motores que le entregan dinamismo a este proceso, argumentando desde los espacios de poder e influencia geopolíticos, la fragmentación ideológica, y los proyectos de desarrollo disímiles, las dificultades de una exitosa integración regional real y el cambio de perspectiva en los líderes regionales que ello conlleva. Alumna: Natalia Sánchez Profesores: Ernesto Ottone, Enrique Paris

Upload: alvaro-diaz

Post on 14-Feb-2016

220 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

rol del estado

TRANSCRIPT

Page 1: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

Rol del Estado: Aspectos Sociopolíticos

Globalización e Integración en América Latina

Magister en Gestión y Políticas Públicas

El presente documento plantea una presentación sintética del escenario regional desde una perspectiva mayormente económica, dada la primacía de esta dimensión (especialmente financiera) de la globalización, como uno de los principales motores que le entregan dinamismo a este proceso, argumentando desde los espacios de poder e influencia geopolíticos, la fragmentación ideológica, y los proyectos de desarrollo disímiles, las dificultades de una exitosa integración regional real y el cambio de perspectiva en los líderes regionales que ello conlleva.

Alumna: Natalia Sánchez

Profesores: Ernesto Ottone, Enrique Paris

Viernes 30 de septiembre de 2011 Semestre primavera

Page 2: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

Integración Latinoamericana en la Era de la Globalización

El debate acerca de la globalización en América Latina, ha decantado en diversas posiciones con respecto al impacto y consecuencias visibles de ésta, sin embargo la mayor parte de estas posturas concuerdan en el diagnóstico de que la región, tras las últimas décadas del siglo XX, no se encuentra ajena al proceso globalizador, el cual podemos conceptualizar como el desarrollo mundial en torno a una sola unidad, cuyas transacciones y comunicación están libres de trabas locales y de otra índole (Hobsbawm, 2008). Y a diferencia de la internacionalización, el proceso de globalización presenta una contracción espacio temporal sin precedentes que impacta en toda actividad humana a escala planetaria; realizando transformaciones que antiguamente tomaban décadas, en tan sólo meses. En el transcurso de una vida humana se producen cambios dramáticos que cuestionan la forma de vida, y las relaciones sociales, laborales, económicas, y políticas (Ottone, 2006).

Pero la otra cara de la globalización no tarda en expresarse, de acuerdo a Manuel Castells: “Las redes globales articulan individuos, segmentos de población, países, regiones, ciudades, o barrios, al tiempo que excluyen otros tantos individuos, grupos sociales o territorios. Todos los países y territorios están atravesados por dicha lógica dual, de forma que se crean redes transnacionales de componentes dinámicos de la globalización, al tiempo que se segregan y excluyen segmentos sociales y territorios al interior de cada país, región o ciudad” (1999, p. 3).

Sin embargo la dualidad inclusión/exclusión no es la única problemática que los países deben enfrentar, pues además tienen que hacerse cargo del escenario que conlleva “los males globales” y cómo afrontar aquellos “problemas globales” que requieren de “soluciones globales” y, que su vez, demandan estructuras supranacionales de gobierno y cooperación.

Es, en ese sentido, que el tópico de la integración regional cobra fuerza como un poderoso instrumento político para que los países de la región, en conjunto, puedan hacer frente a estos problemas e insertarse de manera exitosa en la era de la globalización.

Previo a realizar un análisis de las potencialidades de la cooperación regional en el contexto de la globalización, resulta pertinente mencionar la categorización de globalización que realiza Eric Hobssbawm, quien plantea que no asistimos a una globalización genérica, sino que a un tipo particular de globalización cuyas características tienen cierto grado de sistematización. En primer lugar, es una globalización que descansa en el triunfo sin precedentes del capitalismo, el cual se traduce en la libre movilidad de los factores de producción y la no interferencia en la distribución de los recursos dispuesta por el mercado. En segundo lugar, la globalización, con estas características, ha traído consigo un agudo crecimiento de la inestabilidad económica en función de las fluctuaciones del mercado bursátil, causando impactos dramáticos en América Latina (Hobssbawm, 2008).

Lo anterior es compartido por M. Castells (1999, p. 10) quien plantea que este nuevo escenario se ha desarrollado en el seno de mercados capitalistas, de la rentabilidad económica lo que se constituye como un factos fundamental en la inclusión/exclusión en las redes globales, redes de intercambio y flujos de comunicación que son, a la vez, incluyentes de todo lo valioso

1

Page 3: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

bajo los códigos dominantes y excluyente de lo que según dichos códigos no tiene valor o deja de tenerlo.

En virtud de estas características, Hobssbawm colige que si bien la globalización es, en mayor o menor grado, universal, no lo es en todas sus dimensiones, ya que tal como históricamente han existido mecanismos económicos globales, no existen mecanismos políticos globales dirigidos a la creación de un gobierno mundial. Al respecto, este autor destaca que las Naciones Unidas y otros organismos prevalecen por la conveniencia y el permiso que los propios países les otorgan. Al mismo tiempo, con el fin de la era de los estados naciones expansivos, se ha suscitado una tendencia conducente a la emergencia de nuevos estados, incrementándose la fragmentación política del mundo (Hobssbawm, 2008). Si bien han existido intentos ocasionales de contrarrestar esta fragmentación, principalmente a través de áreas regionales de libre comercio, como el Mercosur en América Latina, sólo la Unión Europea ha logrado ir más allá de lo meramente económico, pero aún sin que se vean indicios claros de avance hacia una federación1.

En ese sentido, la dimensión económica (especialmente lo financiero) constituye uno de los principales motores que otorga dinamismo a la globalización, de acuerdo a Ottone “El proceso de globalización acompasa la creación de una economía caracterizada por una extensión sin precedentes de los mercados financieros, la importancia creciente del mercado internacional, de la producción de bienes y servicios a través de compañías transnacionales y la globalización de actividades científicas y tecnológicas” (2006, p. 6). Mientras que la política, a través de la acción del Estado, proporcionaría un necesario contrapeso a la globalización económica.

Si por un lado, se cuenta con que la fragmentación política (entendida como poder soberano) y la proliferación de estados nacionales logre contrarrestar los flujos globales, tampoco es difícil constatar que presenciamos una disminución de la capacidad del Estado para influir en las actividades económicas de su territorio. Asimismo, esta incapacidad también se hace extensiva a la hora de combatir problemas globales medioambientales, energéticos, sanitarios, migratorios, delictuales, entre otros, que se desenvuelven en el seno de las dinámicas globales y que reclaman grandes acuerdos políticos en torno a la concurrencia de esfuerzos conjuntos.

Considerando que América Latina ha sido una de la regiones mayormente golpeadas por los efectos de las crisis financieras globales, que mantiene niveles de desigualdad alarmantes y que no se encuentra exenta de los embates de los “males globales” como el narcotráfico, el crimen organizado trasnacional (maras, tráfico de personas), delitos migratorios, déficit energético con matrices poco diversificadas, catástrofes ecológicas, etc., podría encontrar en la integración regional una oportunidad para hacerse cargo de la falta de estructuras de gobernabilidad global en el mundo, y combatir la ineficacia de sus estados naciones en la era de la globalización, lo cual sería propiciado por su cercanía, no sólo geográfica, histórica y cultural, sino también de niveles y condiciones de vida y desarrollo (Di Filippo, 1999).

Cuando hablamos de integración, se debe considerar que ésta corresponde a un proceso de interpenetración multidimensional que reconoce vertientes económicas, políticas y culturales. En general la vertiente económica del tema suele referirse a los regionalismos abiertos y cerrados en

1 Sin embargo en el escenario europeo reciente, la idea de federación decae con el avance de la crisis económica de los países en peor situación (por ejemplo: Italia, España y Grecia) que arrastra a los demás países con ciclos macroeconómicos y laborales más estables.

2

Page 4: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

el proceso de integración mundial de los mercados y a su impacto en el ámbito sociolaboral. La vertiente política apunta al papel del Estado Nación en un mundo globalizado, a la vigencia de regímenes democráticos como condición de pertenencia a las áreas de integración, a la temática de la soberanía de los países miembros y de la ciudadanía crecientemente “comunitaria” de sus habitantes a medida que la integración se profundiza. La vertiente cultural se asocia más con los conceptos de civilización, identidad nacional y etnodesarrollo (Di Filippo, 1999).

En virtud de estas características de la integración, cabe preguntarse ¿Cuáles es el escenario actual de la región en materia de integración? ¿Existe un panorama político que propicie la integración regional? Al esbozar un análisis del escenario actual de América Latina en materia de integración resulta necesario tener en consideración dos premisas. En primer lugar, que el panorama descansa sobre la base de una larga historia de modelos de desarrollo que han implicado fluctuaciones en torno al continuo ideológico izquierda-derecha, el que ha propiciado distintos esquemas de integración. En segundo lugar, que la realidad de los países del cono sur, no se puede comprender sin un adecuado entendimiento de su relación pendular con Estados Unidos.

Asumiendo la importancia crítica de los modelos de desarrollo en la configuración de la política exterior de los países, como en sus intereses y posiciones en torno a los procesos de integración, merecen una consideración especial los preceptos del modelo de sustitución de importaciones (ISI) y de las reformas impulsadas por el Consenso de Washington en la comprensión de la evolución de los esquemas de integración latinoamericana que han forjado el actual escenario.

Tras el descalabro económico de la crisis de 1929, el modelo (ISI) significó para América Latina un replanteamiento en la forma de enfrentar el desafío del desarrollo, nutriéndose del marco teórico de la teoría del estructuralismo y la teoría de la dependencia. Bajo estos preceptos se extrapolaba la dualidad de la lucha de clases al sistema económico mundial, en la medida que se reconocía una periferia que interactuaba con un centro hegemónico, a través de términos de intercambio estructuralmente perjudiciales para ella. En virtud de este diagnóstico, y atendido a su condición periférica, América Latina debía combinar sus políticas ISI con la potenciación de la expansión de las relaciones intrarregionales a fin e lograr una mayor vinculación entre sus respectivas economías, la ampliación de los mercados internos y la reducción de la dependencia externa (Pereira: 1999). En ese sentido, esta concepción exigía el desarrollo de mecanismos de integración regional cerrada, que permitieran de manera endógena alcanzar el desarrollo y hacer frente a las asimetrías que traía consigo la preeminencia del centro sobre la región. Es bajo este paradigma donde proliferaron varios esquemas de cooperación e integración regional, destacando la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Comunidad del Caribe (CARICOM).

En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, las décadas del proyecto desarrollista contaron con una fuerte intervención de éste país en la región con el ánimo de aplacar los efectos políticos de la Revolución Cubana, restándole fuerza a los espacios regionales de integración. En ese sentido, cabe destacar que Estados Unidos siempre ha desconfiado de instancias regionales latinoamericanas que no lo incluyan y que son paralelas a la OEA, considerando que implícitamente cuestionan la legitimidad de la Organización y su rol de liderazgo en las relaciones interamericanas (Hobssbawm, 2008). Sin embargo, esta intervención adquirió distintos matices y

3

Page 5: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

grados de intensidad en función de los gobiernos de turno de Estados Unidos y el enfoque con que éstos abordaron las relaciones internacionales.

A pesar de los resultados optimistas que el modelo ISI arrojó en un comienzo, la crisis del petróleo y la crisis de la deuda conllevaron un desgaste que se sintomatizó en los años ochenta con la hiperinflación y el déficit fiscal. Así, al mismo tiempo que América Latina comenzaba recuperar la democracia, el fracaso del modelo conllevó a un giro en la orientación política y económica bajo el alero del Consenso de Washington, que prescribía que se debía olvidar por completo los planteamientos intervencionistas del Estado de antaño. Se volvió a creer que el crecimiento económico impulsaría el desarrollo económico, este al desarrollo social y finalmente se llegaría al desarrollo político (Pereira, 2009).

En el ámbito de la integración latinoamericana, el Consenso de Washington propició la unidimensionalidad en los procesos de integración, lo cual conlleva la pretensión de orientar los demás subsistemas sociales en torno a la economía, por medio de la preeminencia de sus lógicas en torno a los asuntos interestatales (Riquelme, 2007). En ese sentido, América Latina, bajo la doctrina del Consenso, apostó por exacerbar la globalización económica en desmedro de la globalización política y de los procesos de integración multidimensionales.

A pesar de este giro en la política latinoamericana bajo la guía de los preceptos del Consenso de Washington, Brasil y Argentina apostaron por afrontar juntos el desafío de la globalización, emergiendo el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), donde la integración no sólo se concebía desde una perspectiva netamente económica, siendo el factor político una variable a veces más decisiva que la comercial (Riquelme, 2007).

Hacia finales de la década de los noventa, podemos reconocer un nuevo giro en el ámbito regional. Si bien los años noventa significaron un importante crecimiento económico y democrático, la crisis de México y los efectos de la crisis Asiática pusieron en cuestionamiento la ortodoxia de los principios neoliberales impugnados desde Washington. Asimismo, la unidmensioanlidad en materia de integración que propicia implícitamente este recetario, no genera las condiciones para la formación de esquemas regionales de integración efectivos, los cuales reclaman la concurrencia de voluntades políticas en torno a la generación de mecanismos de cooperación multidimensionales.

Marcada por las lecciones y déficit heredados del modelo ISI y el giro neoliberal, América Latina en el siglo XXI se debate en una situación compleja para el surgimiento de un esquema de integración regional efectivo, especialmente por la conformación política del escenario actual.

Por un lado, en lo referente a las relaciones con Estados Unidos, la asistencia a un nuevo orden internacional y la guerra contra el terrorismo han implicado la pérdida de interés de la superpotencia en la región, lo cual podría constituir una oportunidad para el fortalecimiento de la integración regional.

Sin embargo, la región presenta el obstáculo de la fragmentación ideológica y la concurrencia de proyectos de desarrollo disímiles que dificultarían tanto la generación de espacios de integración, así como el fortalecimiento de los mecanismos existentes. En ese sentido, algunos autores han aventurado reconocer una “tercera ola populista” –de izquierda- que se nutre

4

Page 6: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

del fracaso de las reformas económicas y sociopolíticas neoliberales en el objetivo de disminuir la pobreza, la inequidad y la exclusión. Pero a pesar de presentar rasgos comunes como el crear movimientos propios, inventar símbolos colectivos fácilmente asociables a una figura/periodo, difamar a la “oligarquía” nacional, cambiar las instituciones incluso la Constitución, aumentar el gasto social, estatizar la economía, actuar con y contra la religión, defender la independencia y soberanía, y buscar “enemigos” externos que generen descompresión social y política interna (Gratius, 2007). Sin embargo, esta “tercera ola” no constituye un fenómeno unívoco, siendo posible identificar matices que nos permiten diferenciar un populismo presidencialista y otro de carácter popular. “Mientras que el “populismo presidencialista” caracteriza los gobiernos de Argentina y Venezuela, cuyo éxito y legitimidad se basa ante todo en el crecimiento económico, el “populismo popular” está presente en Bolivia y Ecuador, donde los indígenas y sus reivindicaciones son un factor político más importante que la figura del presidente” (Gratius, 2007).

En lo concerniente a la integración, este bloque de izquierda liderado por Venezuela, se expresa en la Alianza Bolivariana para América (ALBA), la cual ofrece un marco de integración multidimensional entorno al antineoliberalismo. Pero paralelo a ello, Bolivia y Venezuela han solicitado su ingreso al MERCOSUR lo cual complejiza la configuración ideológica y el ejercicio de liderazgos dentro del esquema de integración.

El horizonte en el MERCOSUR -a pesar de su éxito relativo- también resulta difuso. Mientras los gobiernos de los Kirshner se han caracterizado en el plano interno por políticas económicas extensivas del gasto social y en el plano regional por un giro en la política exterior a favor de Sudamérica y la cooperación con Brasil, por un lado, y Venezuela por el otro (Gretius, 2007); Brasil, por su parte, en virtud de su peso demográfico, geopolítico y económico, ejerce un liderazgo indiscutido en MERCOSUR generando una relación asimétrica con el resto de los países miembros. Además, su acercamiento a Estados Unidos en materia energética y su proyección como una potencia a escala global hacen difuminan su verdadero rol en la región.

En cuanto a México, Colombia, Chile y Perú, estos países han apostado mantener el modelo neoliberal, priorizando por la integración unidimensional y los acuerdos bilaterales. En ese sentido, México ha intentado estrechar sus relaciones con Estados Unidos renunciando a su posibilidad de ejercer un liderazgo regional; y por su parte, el proceso de integración andina se ha visto afectado por las incompatibilidades ideológicas de sus países miembros.

Por otro lado, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), que se plantea como una integración innovadora que incluye los logros de MERCOSUR y CAN y tiene como objetivo último favorecer un desarrollo más equitativo e integral de América del Sur, no ha podido –hasta la fecha- ofrecer un reordenamiento del esquema que supere las diferenciaciones ideológicas y las asimetrías de poder (Riquelme, 2007).

En este sentido, asistimos a un escenario regional incierto. Por un lado, a las problemáticas que no lograron superarse con el modelo ISI ni con los principios de Washington, se añaden los desafíos que plantea la globalización, lo cual reclama mecanismos de cooperación e integración; mientras que por otro lado, las asimetrías de poder y la actual disonancia ideológica han dificultado los procesos de cooperación e integración.

5

Page 7: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

En torno a este dilema, la unipolaridad benigna acuñada por Di Filipo ofrece una alternativa que acepta las asimetrías como una forma de canalizar el poder y administrar la estabilidad en la región antes que favorecer el balance simétrico y la competencia desestabilzadora. Sin embargo, esta alternativa requiere de un centro que esté dispuesto a ejercer ese liderazgo regional y a asumir la potencial asistencia económica y política en caso de que uno de los países integrados la requiera.

Así, tras el distanciamiento de México de la región, lo más lógico parece reflexionar en torno a un liderazgo central en torno al gigante brasileño (Riquelme, 2007).

El impulso de Brasil y el giro sudamericano de su política exterior desde el periodo presidencial de Fernando Cardoso, se caracterizado, de acuerdo a Sennes y Tomazini (2004) por el protagonismo de la diplomacia y de los actores gubernamentales, pero también han resaltado los actores empresariales públicos y privados como la petrolera Petrobras o el Banco Nacional do Desenvolvimento, prefiriendo acuerdos gubernamentales no institucionalizados dejando holgura al libre comercio antes que una integración más profunda.

Sin embargo, Brasil cuenta con las características geopolíticas económicas y demográficas para constituirse en un centro benigno que permita canalizar las tensiones de la facturación ideológica de la región y, a la vez, ofrecer un marco supranacional para enfrentar la globalización y los desafíos regionales pendientes. Cabe esperar que este se decida a ejercerlo desde una lógica templada, con el abandono de su desdén por el vecindario.

6

Page 8: Ensayo Rol Del Estado Natalia Sánchez MGPP

Referencias Bibliográficas

DI FILIPPO, Armando y FRANCO, Rolando. (1999) “Las dimensiones sociales de la interacción regional” . Comision Economica para America Latina y el Caribe, Naciones Unidas, Santiago.

GRETIUS, Sussane (2007). “La tercera ola populista de América Latina”. Documento de trabajo N° 45. Fride, Madrid.

HOBSBAWM, Eric. (2008), “Después del Siglo XX: un mundo en transición”. En Lagos, R. (comp.), América Latina: ¿Integración o fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires.

OLIVARES, Diego (2003). “Elementos básicos sobre globalización e integración. Documento de la Organización Internacional del Trabajo, Naciones Unidas, Santiago.

PEREIRA, Juan Carlos (2009). “Historia de las Relaciones Internacionales Contemporáneas”. Ariel, Barcelona.

CASTELLS, Manuel. (1999). Globalización Identidad y Estado en América Latina (Temas de Desarrollo Humano Sustentable ed.). Santiago: PNUD.

OTTONE, Ernesto. (2006). Globalization and the Integration of Latin America in Today's World. Lecture in the University of Pavia. Pavia.

RIQUELME, Jorge (2007). “Algunos alcances sobre la integración latinoamericana. Una perspectiva sistémica”.  En: Política y Estrategia. ANEPE. No 107.

SENNES, Ricardo y Carla Tomazini (2006), "Agenda sudamericana de Brasil. ¿Proyecto diplomático, sectorial o estratégico?, Foreign Affairs en español, vol. 6, No 1.

7