Ana Salcedo

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24.08.09

El Espíritu Creativo

Al inicio de la carrera fuimos invitados a comenzar a pensar en grandes ideas para

temas de una empresa y así poder desarrollarla. Al principio había pensado en

diferentes cosas, pero estas me parecían muy simples y aparentemente sin mucho

futuro. Traté de seguir pensado detenidamente y darle forma a mis ideas pero me

resultaba muy difícil, entraba a una etapa de evasiones las cuales no me dejaban

continuar en lo absoluto. Fue entonces que decidí dejar de lado por un tiempo el estar

frustrándome y no obtener resultados a mi parecer. Comencé a tener mis horas de ocio;

caminaba por la calle relajadamente, ordenaba mi cuarto tranquilamente y de vez en

cuando me sentaba en la cama a relajarme por unos minuto sin nada de ruido. Fue en

ésta última cuando de repente se me ocurrió una grandiosa idea como tema de mi

empresa y en esos momentos empecé a desarrollar una buena parte del

funcionamiento y demás cosas que implicaba dicha empresa.

El espíritu creativo tal como lo describe el libro es esa musa esquiva de las

buenas a veces geniales ideas, pero ésta parece no trabajar bajo la presión del duro y

habitual pensamiento.

Estamos habituados a nuestra manera mundana de pensar soluciones. Los psicólogos

denominan «fijación funcional» a la trampa de la rutina; sólo vemos la manera obvia de

solucionar un problema: la misma manera cómoda en que lo pensamos siempre.

(Goleman, 2009: 22).

Es por eso que deberíamos de darnos el tiempo de tener nuestras horas de ocio,

hacer cosas que no estamos acostumbrados a hacer, salirnos de la rutina. Es aquí

donde pueden surgir las grandes ideas, en un espacio donde ni si quiera estas

presionado a pensar en lo que tienes que pensar y es así cuando tu mente divaga y

toma más ideas.

En gran medida, en este libro intentamos que observes los objetos cotidianos desde

una óptica distinta y que le des un uso diferente. Por eso, nunca pienses que careces

de puntos de partida. Usa simplemente cualquier cosa que encuentres en tu camino.

(Bevan y Wright, 2005: 3).

Cualquier idea creativa, o al menos la mayoría, tuvieron que haber pasado por

ciertos pasos. El primero es preparar el camino, que es el momento en que te sumerges

en el problema, en busca de cualquier información que pueda resultar relevante. Es

aquí donde la mente comienza a divagar libremente y es más fácil abrirte a más

caminos. De igual forma en esta etapa pasamos por la autocensura, esas limitantes de

lo que juzgamos aceptable y la frustración, la cual surge en el momento en que la

mente analítica, racional, alcanza el límite de sus habilidades.

La segunda etapa es la de la incubación donde hay que dejar que el problema se cueza

a fuego lento. Al igual, tenemos que dejar un poco la idea de lado entonces es aquí

donde toma lugar el papel del inconsciente, el cual, es el más fértil para las

iluminaciones creativas y utilizar la intuición que se alimenta directamente del vasto

archivo de información.

La tercera etapa es el soñar despierto, tan útil como el salir de la rutina, en la búsqueda

de la creatividad.

Por último, la cuarta etapa es la iluminación, cuando de repente se te ocurre la

respuesta como salida de la nada. Es aquí donde se encuentra una de las mejores

ideas, probablemente la que solucionará todo.

Todos tenemos habilidades que nos lleva a la creatividad, sólo hay que saber

cómo sacarle el provecho a éstas habilidades para poder explotar nuestras ideas y

tener éxito en todo lo que estemos propuestos ha hacer.

Bibliografía:

Goleman, Daniel (2009). El Espíritu Creativo. España: Zeta.

Bevan, R., & Wright, T. (2005). Bevan, Rob (2005). Despierta toda tu creatividad: los secretos del genio

creativo. España: Nowtilus.España: Nowtilus.