energía nuclearoscura, peligrosa e insostenible

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EL EJERCITO DE FLANDES Y EL CAMINO ESPAÑOL EL EJERCITO DE FLANDES Y EL CAMINO ESPAÑOL EL EJERCITO DE FLANDES Y EL CAMINO ESPAÑOL EL EJERCITO DE FLANDES Y EL CAMINO ESPAÑOL

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  • ENERGA NUCLEAR: OSCURA, PELIGROSA E

    INSOSTENIBLE

    CARLOS BRAVO VILLA

    Responsable de la Campaa de Energa Greenpeace.

    El secretismo es algo consustancial a la industria nuclear. Esta industria, que se presenta a smisma como segura, no puede reconocer al tiempo la intrnseca peligrosidad de su tecno-loga. Hacerlo sera lo honesto, pero no les facilitara vender centrales nucleares. Cuando laprioridad es superar el declive mundial en el nmero de encargos de reactores, la industria

    nuclear es capaz de minimizar, hasta lo esperpnti-co, la gravedad de catstrofes como el accidentede Chernbil.

    El escape al medio ambiente de partculas calien-tes de Cobalto-60 (Co-60) y otras sustancias radiac-tivas provocado por la central nuclear de Asc-1(Tarragona) no es slo una nueva demostracin dela poltica obscurantista y secretista de la industrianuclear y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN,organismo oficial supuestamente responsable deasegurar nuestra proteccin radiolgica), sino quetambin es una prueba ms de la inaceptable peli-grosidad de la energa atmica.

    Aunque este accidente radiactivo ocurri ennoviembre de 2007, la opinin pblica slo fueinformada de ello varios meses despus, en prime-ra instancia por medio de Greenpeace, quien lodenunci el 5 de abril, tras ser alertada al respecto

    por trabajadores. Ya se ha demostrado que el suce-so era conocido desde mucho antes por la centralnuclear, y tambin, al menos con algunos das deantelacin, por el CSN. A pesar de conocerlo deantemano, fue slo la denuncia pblica realizadapor Greenpeace la que oblig al titular de la cen-tral, la Asociacin Nuclear Asc-Vandells (ANAV,formada por Endesa e Iberdrola), a salir de su mutis-mo y a reconocer la existencia del escape. Hastalos alcaldes de la zona se enteraron de ello por laprensa.

    An as, la primera reaccin del CSN fue la de aline-arse con la central nuclear de Asc y, haciendo unanlisis simplista y falto de rigor de la situacin, tratarde minimizar la importancia del escape y negar quehubiera impacto radiolgico alguno (El CSN des-carta riesgo radiolgico en Tarragona, comunica-do de prensa del CSN del 7 de abril). Y lo hizo apesar de no conocer en ese momento en detalle la

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  • C. BRAVO VILLA

    verdadera causa del accidente, ni la cantidad realde radiactividad liberada.

    Tras varios das de escndalo, el CSN por fin marccierta distancia con la central, y el 14 de abril reco-noci abiertamente que sta haba actuado de for-ma irresponsable al ocultar informacin y aportardatos falsos sobre la cantidad de radiactividad libe-rada y por realizar un control inadecuado del mate-rial radiactivo. Y, de descartar inicialmente cualquierimpacto radiolgico, el CSN pas luego a haceranlisis radiolgicos, primero a 800 personas, luegoa 1.600, despus a ms de 2.500. Para qu, sideca que descartaba el riesgo radiolgico?

    El 11 de junio de 2008, ms de dos meses despusde que la opinin pblica se enterara de esa fugaradiactiva, la Presidenta del CSN compareci (eso s,a puerta cerrada) ante el Congreso de los Diputadospara informar sobre el accidente. Lamentablemente,la comparecencia dej mucho que desear, ya queno aport datos esenciales para la comprensin delverdadero alcance del suceso. No desvel un datobsico: la radiactividad total que sali al exterior. Esedato se puede calcular a partir de la que permane-ci en los lodos existentes en el depsito que conte-na los 50 litros de agua altamente contaminada queunos operarios derramaron sobre la ventilacin y que,tras una cadena de actuaciones irresponsables, peroconscientes, de los operadores, fue liberada al medioambiente.

    En su comparecencia, la Presidenta tampoco pro-porcion un listado de las partculas radiactivasencontradas hasta el momento (obviamente unafraccin de todas las que se liberaron), con detallede su actividad, de su composicin y caractersticasfsicas, del lugar donde se hallaron, etc. Tan sloaclar que, hasta ese momento, se haban encon-trado ya unas 1.000, y que la radiactividad quesumaban, teniendo en cuenta su decaimiento, erade 260 millones de Becquerelios (Bq), cifra quesupone 1.106 veces la inicialmente reconocida el 7de abril por el CSN y la central nuclear. Y que la cifraseguira subiendo, segn reconoci la Presidenta delCSN.

    Al menos aport un dato de extrema importancia yal que debera haber dado mucha ms relevanciaen su exposicin despus de haberlo negadodurante dos meses: por fin reconoci que conside-rando la partcula hallada con mayor radiactividadel suceso haba podido provocar dosis al pblicopor encima del lmite legal de 1 miliSievert al ao. Esdecir, que algunas de las partculas que se habanrecogido eran tan radiactivas que su incorporacinal cuerpo humano sera suficiente para superar lacantidad mxima de radiacin permitida para una

    persona del pblico en un ao. En otras palabras,que el CSN reconoca explcitamente que el escapehaba podido tener impacto radiolgico en lapoblacin. Lo que resulta contradictorio, no obstan-te, con que, reconociendo la Presidenta del CSNeste hecho incuestionable, en su afn por minimizarla importancia del escape, siguiera reiterando en sudiscurso que ste no haba provocado impactoradiolgico. Actitud incoherente que daa la credi-bilidad del CSN.

    EL CONSEJO DE SEGURIDAD NUCLEAR: UN GATO QUENO CAZA RATONES

    El Consejo de Seguridad Nuclear es el organismopblico responsable de velar por la seguridad de lasinstalaciones nucleares y radiactivas. El Parlamentoespaol confiri a este organismo, creado en losalbores de nuestra democracia por la Ley 15/1980,un marco jurdico extraordinario en todos los senti-dos, tanto en lo que se refiere a la toma de decisio-nes, designndole como el nico ente pblicocompetente en materia de energa nuclear y pro-teccin radiolgica, independiente del Gobierno ycon plena autonoma para obrar, como en lo querespecta a medios organizativos y econmicos,dotndole de un cuerpo propio de funcionarios y deun mecanismo de financiacin de sus actividadesmediante tasas que abonan directamente las insta-laciones. La guinda es su rgano supremo de deci-sin: el Pleno; constituido por un presidente y cuatroconsejeros, el primero nada menos que con rangode ministro y los otros cuatro, de secretario de esta-do. Un marco jurdico como ste nicamente tieneparangn en la Comisin Reguladora Nuclear (NRC)de los Estados Unidos, de la que se tom referenciapara la creacin del CSN.

    Paradojas de la vida, el tiempo ha demostrado quelos buenos principios no siempre son augurio de losmejores resultados. Especialmente cuando, comoen el caso del CSN, no se le exige el sometimientoal principio bsico de compromiso con la ciudada-na a la que se sirve por el que debe regirse todo ser-vicio pblico. As, mientras que los organismoshomlogos de otros pases han medrado a lo largode los aos desde una posicin de partida muchopeor que la del CSN, este ltimo se ha dejado caer,desde su atalaya, en los brazos de la pereza y de lasoberbia.

    En una de las reuniones de la Mesa de Dialogosobre la evolucin de la energa nuclear en Espaa,que organiz el Ministerio de Industria, Turismo yComercio a principios del 2006, uno de los partici-pantes aseguraba, en relacin con la convenienciade reformar la Ley del CSN, que no importa que un

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  • ENERGA NUCLEAR: OSCURA, PELIGROSA E INSOSTENIBLE

    gato sea blanco o negro, que lo verdaderamenteimportante es que cace ratones. Le respondi eldiputado Joan Herrera, ponente en el Congreso delos Diputados de la reforma de la Ley de creacindel CSN, por aquel entonces ya en tramitacin, que,en efecto, as era, pero que el problema radicabaen que el CSN sencillamente no cazaba ratones.No cazaba ratones cuando no pudo evitar el acci-dente que supuso el cierre definitivo de la centralnuclear de Vandells-1 en octubre de 1989 a pesarde ser conocidas mltiples deficiencias en su segu-ridad, ni cuando en 2003 permiti que la unidad 2de la central nuclear de Almaraz arrancase con ungenerador diesel de emergencia indisponible, enuno de los episodios ms lamentables protagoniza-dos por el CSN, ni mucho menos cuando ni evit nisupo gestionar el accidente de la central nuclear deVandells-2 en agosto del 2004, en el que una bocade hombre completamente corroda de una de lastuberas principales del sistema de agua de serviciosesenciales saltaba por los aires, de la misma mane-ra que lo haca la poca credibilidad que le restabaa este organismo.

    Tampoco cazaba ratones cuando en poco ms decinco aos, entre el 2000 y 2005, el CSN dej sinsancionar 818 infracciones de instalaciones nuclea-res y radiactivas, sustituyendo las multas por cartasde amonestacin. Y, desde luego, tampoco, comohemos visto antes, en el caso del escape radiactivode Asc-1. Es evidente que el CSN ha estado siem-pre bastante ms preocupado por el queso que porlos ratones, con los que, por otro lado, comparte lapitanza.

    Precisamente fue la poca habilidad demostrada porel CSN para cazar ratones la que impuls aGreenpeace a proponer, en el 2005, una reforma desu Ley de creacin. Una reforma que tena por obje-to abordar su reconversin democrtica, para hacerdel compromiso con la ciudadana el nico y verda-dero motor de su funcionamiento. Esta propuesta,que Greenpeace hizo llegar a todos los partidos pol-ticos, mereci la atencin del Grupo parlamentariodel Congreso de los Diputados de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds, que lahizo suya y la elev al rango de proposicin de ley, yque fue formulada ante el Congreso de los Dipu-tados en septiembre de 2005.

    Por aquel entonces, cuando la lamentable gestinpor parte del CSN del accidente de Vandells-2 yaera noticia en todos los medios de informacin y lapresidencia del organismo estaba ocupaba por unapersona propuesta por el Partido Popular, el Gruposocialista, mayoritario en el Congreso, no dud enaceptar la tramitacin de la proposicin de Ley. Sinembargo, meses despus, cuando la presidencia

    del CSN pas a manos de la actual presidenta, vin-culada al Partido Socialista Obrero Espaol, lacoyuntura poltica cambio drsticamente. El apoyocon el que en septiembre del 2005 el Grupo socia-lista abraz la proposicin se fue transformando,paulatinamente, en desgana; y tras ms de dosaos de penosa tramitacin en el Parlamento, altexto que finalmente quedara aprobado ennoviembre de 2007 le haban dado la vuelta comoa un calcetn, segn las palabras pronunciadas porun representante del Grupo Popular en el Congreso.

    Efectivamente, ante esta nueva coyuntura poltica,el Grupo socialista, que no deseaba restar poderalguno a la recin nombrada Presidenta del CSN, yel Grupo popular, que trataba de evitar a cualquierprecio efecto adverso alguno para la industrianuclear, de la que es defensora, se pusieron manosa la obra, al alimn, para dar la vuelta al calcetn,aunque ello fuese a costa de volver a dejar buenaparte de los agujeros de la antigua Ley, y desdeluego la parte ms criticable de cara a los ciudada-nos, a los que, una vez ms, volvieron a defraudarlos polticos.

    An con todo lo anterior, la aprobacin de la refor-ma de la Ley del CSN, propuesta por un grupo mino-ritario del Parlamento e impulsada por Greenpeace,fue un hecho sin precedentes, y an en su versinfinal se mantienen algunas de las iniciativas msimportantes que recoga el texto original de la pro-posicin, aunque no necesariamente bajo los mis-mos parmetros. Por primera vez se recoge expresa-mente en la Ley la obligacin del CSN de informar alpblico sobre la seguridad de las instalaciones, enparticular de los sucesos ocurridos, algo que antestena una connotacin de voluntariedad. Se introdu-ce la obligacin de los trabajadores de poner enconocimiento de los titulares de las instalaciones lasdeficiencias en su seguridad, as como de losincumplimientos de la normativa, debiendo denun-ciar los hechos ante el CSN caso de que stos notomen, en tiempo y forma, medidas correctoras.Adems, los denunciantes quedan amparados porla Ley ante cualquier intento de represalia laboralpor parte de los empleadores. Se crea un ComitAsesor externo que deber velar por la transparenciade las actuaciones del CSN, as como por fomentarla informacin y la participacin pblica. Se introdu-cen mecanismos de control para garantizar laimparcialidad de las empresas externas contratadaspor el CSN para la prestacin de servicios. Se refuer-za el carcter colegiado del Pleno del CSN en todoslos procesos de toma de decisin, para evitar laspretensiones presidencialistas de personas como laanterior presidenta del CSN, que convirti el organis-mo en su cortijo particular y lo gestion ignorandosoberanamente la opinin del resto de los miembros

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    del Pleno. Se refuerzan los canales de informacincon los Parlamentos y Gobiernos del Estado y de lasComunidades Autnomas, y, de manera destaca-ble, con la Comisin parlamentaria del Congreso delos Diputados encargada del seguimiento de lasactividades del CSN.

    Y qu se qued fuera de la reforma? En primerlugar, por paradjico que parezca, ya que era suesencia, se qued fuera el reconocimiento de unconjunto completo y ordenado de derechos tasa-dos de los ciudadanos en su relacin con el CSN yde obligaciones de ste ltimo con los primeros.Ello qued sustituido por una vaga e innecesariareferencia a la Ley que regula los derechos deacceso a la informacin, de participacin pblicay de acceso a la justicia en materia de medioambiente que derivan del Convenio Aarhus, ratifi-cado por Espaa.

    Tambin ha quedado desdibujado el otro objetivofundamental de la reforma: redefinir el encaje delCSN dentro de la Administracin del Estado y reforzarsu responsabilidad ante la ciudadana. Por descon-tado, el CSN, como todo organismo regulador quese precie, debe ser plenamente independiente ensu proceso de toma de decisiones. Independiente,por supuesto, de la industria nuclear, pero tambinfrente a cualquier interferencia poltica, venga estade donde venga.

    Pero esa independencia no puede entendersecomo un cheque en blanco. El CSN no ejerce unaespecie de poder absoluto de nuevo cuo al mar-gen de la ciudadana, sino todo lo contrario, es unrgano al servicio de sta y tambin ante ella debede responder de sus actos. De aqu que en la pro-posicin original se contemplaran importantes medi-das para facilitar el seguimiento de las actividadesdel CSN fundamentalmente por parte delParlamento y particularmente en asuntos tales comoel control del gasto, la contratacin externa deempresas vinculadas al sector nuclear, la designa-cin de personal no funcionario en puestos de res-ponsabilidad, etc. La intencin de la propuesta eraque el CSN, desde su plena autonoma para decidiry obrar, incrementara su responsabilidad ante la ciu-dadana, algo que ha brillado por su ausenciadesde su creacin, pero, irnicamente, en el trmi-te parlamentario qued notablemente difuminada.

    En todo caso, an cuando la reforma de la Ley delCSN aprobada en noviembre del 2007 no haya sidola ptima para Greenpeace, s supone un importan-te avance con respecto a la Ley de 1980 en mate-ria de informacin y participacin pblica. Cosadiferente es si ello servir para algo o si se quedaren agua de borrajas, como tantas otras veces. La

    gestin del CSN del escape radiactivo en Asc-1,apunta a la segunda opcin.

    Greenpeace es contraria a la utilizacin de la ener-ga nuclear para generar electricidad por ser unafuente de energa cara, peligrosa y no sostenible.Pero Greenpeace tambin es sabedor de que laenerga nuclear no desparecer de forma inmedia-ta y de que, en todo caso, permanecer la heren-cia de sus residuos radiactivos. Tambin de que laindustria radiactiva, para usos mdicos e industriales,probablemente permanecer entre nosotros parasiempre. Por ello, siendo consecuente con sus princi-pios, Greenpeace es la principal interesada en apo-yar sin reservas al organismo de control de la seguri-dad de estas peligrosas instalaciones, claro est,siempre que ste ejerza sus funciones de maneracreble, transparente, imparcial, participativa y efi-caz. Precisamente este es un reto en el est empe-ado Greenpeace.

    LA INSOSTENIBLIDAD DE LA ENERGA NUCLEAR

    Actualmente, la energa nuclear proporciona cercade un 6% de la energa primaria que se consume enel mundo, un porcentaje que lleva dcadas dismi-nuyendo paulatinamente. A pesar de esa escasaparticipacin a nivel global, su utilizacin ha provo-cado ya una serie de graves problemas medioam-bientales, sociales y econmicos de trascendenciainternacional. La evolucin de los acontecimientosen las ltimas dcadas ha demostrado que la ener-ga nuclear es un rotundo fracaso social, econmi-co, medioambiental y tecnolgico. Las razones deeste fracaso son bien conocidas.

    En primer lugar, la energa nuclear es peligrosa: latragedia de Chernbil puso punto final al debatesobre la seguridad de las centrales nucleares. Esteaccidente evidenci la potencialidad catastrficade la energa nuclear, y de hecho ha generado ungrave dao a la salud pblica, al medioambiente ya la economa de las regiones afectadas.

    El 26 de abril de 1986, el reactor nmero 4 de lacentral nuclear de Chernbil (Ucrania) sufri unafusin del ncleo del reactor. Se liberaron al medioambiente toneladas de material altamente radiacti-vo, (iodo 131, cesio 134 y 137, estroncio 90 y pluto-nio 239). El accidente caus una nube radiactivaque afect a grandes reas de la antigua URSS yAsia y a la mayor parte de Europa, alcanzando Es-paa, especialmente Catalua y Baleares. Quedas demostrado que los riesgos de la energa nucle-ar suponen una amenaza que no conoce fronteras,ya que en caso de accidente, la radiactividad libe-rada se puede extender a miles de kilmetros de las

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  • ENERGA NUCLEAR: OSCURA, PELIGROSA E INSOSTENIBLE

    centrales, dejando en evidencia la ineficacia de losplanes de emergencia nuclear.

    La liberacin de radiactividad en el accidente deChernbil super los 50 millones de curios, una can-tidad 200 veces mayor que la liberada conjunta-mente por las bombas atmicas de Hiroshima yNagasaki en 1945. Aunque el 25% de las emisionesse produjeron en las 24 horas siguientes a la explo-sin, durante los nueve das que se tard en apagarel incendio se emitieron enormes cantidades deradiactividad. En este tiempo, las ms de 600.000personas (los liquidadores) que trabajaron en laextincin, sin apenas proteccin ni control de lasdosis de radiacin que reciban, pudieron recibirhasta 100 veces la dosis mxima anual de radiacti-vidad internacionalmente aceptada. Ya hace aos,los gobiernos de Ucrania y Rusia reconocieron lamuerte de entre 8.000 y 10.000 liquidadores y laenfermedad de unos 120.000 a consecuencia deestas radiaciones. Estudios recientes, entre ellos dela Academia de Ciencias Rusa, estiman el costeactual en vidas humanas en ms de 200.000 en lastres repblicas ex-soviticas ms afectadas.

    La posibilidad de sufrir un accidente nuclear gravese ha incrementado en los ltimos aos, segn an-lisis de especialistas en la materia, debido a la con-fluencia de una serie de factores que afectan nega-tivamente a la seguridad. As, a los fallos inherentesa una tecnologa intrnsecamente peligrosa comoes la fisin nuclear, hay que sumar el acusado enve-jecimiento de los reactores y la cada vez menor cul-tura de seguridad de los operadores como conse-cuencia de la falta de competitividad de la energanuclear en un mercado elctrico liberalizado.Diversos sucesos recientes (Vandells-2, 2004; Asc-1, 2007,) demuestran que los propietarios de cen-trales nucleares tratan de maximizar beneficios acosta de reducir los mrgenes de seguridad, lo queredunda inevitablemente en un aumento del riesgode sufrir un accidente grave.

    En el parque nuclear espaol se conjugan todosesos factores. La cultura de seguridad brilla por suausencia, como ha demostrado el escape de Asc-1. La media de edad de todas las centrales es decasi 25 aos (su vida til tcnica) y todas presentan,en mayor o menor medida problemas de envejeci-miento. En especial, la central de Santa M de Gar-oa, la ms antigua en funcionamiento (fue inaugu-rada por Franco en 1971), sufre graves problemasde agrietamiento por corrosin en diversos compo-nentes de la vasija del reactor, fundamentales parala seguridad.

    Adems las centrales nucleares son instalaciones dealto riesgo, al ser, como reconocen abiertamente

    las agencias de inteligencia de todo el mundo,objetivo potencial de ataques terroristas. Tambinexiste la posibilidad del desvo potencial de materia-les nucleares para la fabricacin de armas atmi-cas con fines terroristas. O de otro tipo de sustanciasradiactivas para la elaboracin de las llamadasbombas sucias.

    Por otro lado, es una energa muy sucia: la industrianuclear no ha sido capaz de encontrar una solucintcnica satisfactoria al inmenso problema que supo-nen los residuos radiactivos que genera, cuya peli-grosidad permanecer durante decenas de milesde aos. Simplemente por esto, los residuos radiac-tivos son la prueba ms clara de la insostenibilidadde la energa nuclear.

    Adems, en su funcionamiento rutinario, las centra-les nucleares emiten al medio ambiente radiactivi-dad: efluentes gaseosos radiactivos mediante lachimenea dedicada al efecto y efluentes lquidosradiactivos al mar, al embalse o al ro del quedepende para su refrigeracin.

    Es una energa muy cara. La energa nuclear slo hasido capaz de sobrevivir en los pases, comoEspaa, donde ha contado con fuertes subsidiosestatales y con apoyo poltico cuando surgan losproblemas financieros. El caso ms obvio de ello esFrancia donde la industria nuclear es de titularidadestatal.

    Aunque sus costes variables son relativamente bajos,las inversiones iniciales son muy altas, lo que introdu-ce inseguridad en los inversores, elevados gastosfinancieros, etc. En un reconocimiento implcito deque la energa nuclear no es competitiva, los repre-sentantes del lobby nuclear admiten que, para deci-dirse a emprender la construccin de nuevas cen-trales, necesitaran la existencia de un marco regula-torio que garantizase plenamente la recuperacinde sus inversiones. Esto, en el modelo crecientemen-te liberalizado de economa, es la bsqueda de unaclara ventaja del todo inaceptable, e ilegal.

    Un estudio del Instituto Tecnolgico de Massachusettsde 2003 concluy que, en las condiciones actuales,la energa elctrica de origen nuclear no es compe-titiva. Para que lo fuera los gastos de construccindeberan disminuir en un 25%; los plazos de construc-cin de las centrales acortarse a cuatro aos (eltiempo medio de construccin de los reactoresnucleares terminados entre 1995 y 2000 fue de 116meses, es decir cerca de 10 aos); que se redujeranlos costes de operacin y mantenimiento en un8%,.... Lo que difcilmente se lograr, entre otrascosas, porque tanto los costes de construccincomo los precios del combustible nuclear son muy

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  • C. BRAVO VILLA

    dependientes de la evolucin de los precios del pe-trleo.

    Es capaz la industria nuclear de reducir el tiempoempleado en construir una central nuclear y derebajar sustancialmente los costes de inversin? Paramuestra un botn: el fiasco nuclear de Finlandia. Enel 2001, la empresa estatal francesa AREVA (1), hizograndes promesas sobre el proyecto del reactor EPRque iba a construir en Finlandia, el llamado Olkiluoto-3. Se asegur que el reactor iba a ser construido enun tiempo rcord de cuatro aos y con un coste de2.500 M, y que no se necesitara recurrir a apoyosestatales ni a subsidios de ningn tipo. La industriahablaba entonces del renacimiento nuclear:Olkiluoto-3 sera su buque insignia.

    Pero la realidad pinta muy diferente en 2008, sieteaos despus del lanzamiento pblico del renaci-miento nuclear. La construccin del reactor empe-z en 2005, y tan slo dos aos ms tarde, en 2007,la propia AREVA anunciaba oficialmente que su ter-minacin se retrasara dos aos con respecto a loprevisto, por lo que tendr que pagar 2.200 M depenalizacin. Ya se reconoce oficialmente un sobre-coste de 1.500 M sobre lo inicialmente presupues-tado. Pero informaciones recientes reconocen que siOlkiluoto-3 estuviese terminada para 2011, que es lafecha oficial que ahora maneja Areva, le habr cos-tado a sta ms de 5.200 M.

    A pesar de las declaraciones previas de la industrianuclear de que el reactor no requerira apoyos finan-cieros estatales, los bancos pblicos de Suiza y Franciahan tenido ya que realizar fuertes prstamos para suconstruccin. Y, por si fuera poco, lo que agrava anms la situacin, se han detectado ya ms de 1.500defectos de diseo y desviaciones de calidad en elreactor, que genera grandes preocupaciones sobresu seguridad. Sin duda, el EPR es un clarificador ejem-plo de lo caro y arriesgado que resulta invertir en ener-ga nuclear.

    Por otro lado, en mayo de 2008, el Presidente Eje-cutivo de la gigante elctrica alemana E.On, WulfBernotat, reconoci a The Times que las nuevas cen-trales nucleares que tericamente quieren construiren Europa costaran entre 5 y 6 mil millones de euroscada una (excluyendo la gestin de los residuos).

    En realidad, la energa nuclear perdi hace muchosaos la batalla de la competitividad econmica enunos mercados energticos cada vez ms liberali-zados. No en vano, vista la experiencia en EE.UU., laprestigiosa revista Forbes calific a la energa nucle-ar como el mayor fiasco en la historia econmicanorteamericana. Hace ms de 30 aos que en esepas, el pionero en el desarrollo de la energa nucle-

    ar, no hay encargos de nuevos reactores. As mismo,el Banco Mundial y otros bancos multilaterales nofinancian desde hace tiempo proyectos nucleares,por no ser una opcin eficiente en coste.

    En Europa, aparte de Finlandia, slo Francia estconstruyendo actualmente un reactor, en estadoan incipiente. Por otro lado, Alemania y Suecia tie-nen programas activos de abandono de la energanuclear. Otros 12 pases no apostaron por la nuclearen su mix energtico o la abandonaron hace tiem-po (como Italia o Austria). Lituania, Rumania, Eslova-quia y Bulgaria, tienen planeado construir algunaotra; Gordon Brown, en el Reino Unido, y Berlusconi,en Italia, han anunciado recientemente su simpatapor esta energa. Los dems pases mantienen unamoratoria o han anunciado la intencin de cerrar suparque nuclear.

    Este ltimo es el caso de Espaa, si el PSOE y JosLuis Rodrguez Zapatero finalmente cumplen sucompromiso y no terminan defraudando a los ciu-dadanos, quienes, como han demostrado de formareiterada los sondeos de opinin, desean mayorita-riamente que se abandone la energa nuclear; unreciente Eurobarmetro de la Comisin Europeademuestra que slo el 4% de los espaoles es parti-dario de la opcin nuclear. En efecto, el PSOE ganlas elecciones generales del pasado 9 de marzohaciendo uso de una serie de promesas como la decerrar las centrales nucleares de forma progresiva ysustituir su aportacin energtica por energas lim-pias, seguras y menos costosas, como reza su pro-grama electoral (2).

    Y lo tiene fcil, si quiere, si hay voluntad poltica, puesla viabilidad tcnica y econmica de un sistema degeneracin elctrica basada al 100% en energasrenovables, que nos permitira luchar de forma eficazcontra el cambio climtico al tiempo que se abando-na la energa nuclear, es un hecho ya comprobadocientficamente. En efecto, un informe del Instituto deInvestigaciones Tecnolgicas (IIT) de la UniversidadPontificia Comillas, encargado por Greenpeace, hademostrado, mediante un profundo anlisis tcnico,que existen numerosas combinaciones de las distintastecnologas renovables (solar termoelctrica, elicaterrestre, elica marina, biomasa, solar fotovoltaica,hidroelctrica, energa de las olas y geotrmica) quepermitiran satisfacer al 100% la demanda elctricapeninsular, las 24 horas del da y los 365 das del ao,a un coste menor que el de un sistema basado en lastecnologas convencionales. El estudio ha tenido encuenta tanto las limitaciones que surjan en el sistemacomo las distintas restricciones en cuanto a disponibi-lidad de recursos, ambientales, usos del suelo y aco-plamiento temporal demanda-generacin-transporte.En suma, la energa nuclear es prescindible.

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  • ENERGA NUCLEAR: OSCURA, PELIGROSA E INSOSTENIBLE

    Desde el punto de vista socio-laboral, la nuclear esla fuente de energa que menos empleo genera porunidad de energa producida. En cambio, las reno-vables generan mucho ms. Segn datos deComisiones Obreras, en un informe de febrero de2008, en Espaa el sector de las energas renova-bles genera 89.000 empleos directos (y 99.681 indi-rectos). Las 8 centrales nucleares en funcionamientoen Espaa generan unos 7.000 empleos directos.

    Consciente de su fracaso econmico y social, y desu declive, la industria nuclear est buscando deses-peradamente una justificacin que les permita reno-var las ayudas y subsidios estatales que ha estadorecibiendo desde sus orgenes. As, la industria nucle-ar viene pretextando que como las centrales nucle-ares no emiten dixido de carbono (CO2), el nicocamino para reducir esas emisiones es sustituir lascentrales trmicas de combustibles fsiles por cen-trales nucleares.

    Sin embargo, hasta el anlisis ms superficial deeste asunto demuestra que la energa nuclear nopuede jugar ningn papel eficaz para solucionar elproblema del cambio climtico mundial (inclusodejando al margen la imposibilidad de financiareconmicamente una expansin masiva de laenerga nuclear). Esto es tan evidente que el 23 dejulio de 2001 los pases reunidos en la Cumbre deBonn sobre Cambio Climtico acordaron excluir laenerga nuclear de los mecanismos del Protocolode Kyoto, que regula las polticas y medidas paracombatir el cambio climtico.

    En primer lugar, si bien es cierto que las reaccionesde fisin nuclear no producen CO2 (aunque s gene-ran residuos nucleares de alta peligrosidad y largavida radiactiva), tambin lo es el que la generacinde electricidad por medios nucleares s emite CO2.Considerando el ciclo completo de las tecnologasde generacin elctrica no-fsiles (es decir, la nucle-ar y las renovables), la energa nuclear emite msCO2 que cualquiera de las energas renovables porcada kWh producido. Ello es porque en todas lasetapas del ciclo nuclear la minera del uranio, lafabricacin del concentrado, el enriquecimiento, lafabricacin del combustible, la construccin de lascentrales nucleares, su mantenimiento y posteriordesmantelamiento, la gestin de los residuos radiac-tivos, etc se consumen grandes cantidades decombustibles fsiles.

    Afortunadamente, la solucin eficaz al cambio cli-mtico existe: un modelo energtico sosteniblecuyo eje fundamental sea las energas limpias (reno-vables y tecnologas de ahorro y eficiencia).Aplicadas en todos los mbitos generacin deelectricidad, transporte,.... pueden lograr reducir

    de forma efectiva, tambin en trminos econmi-cos, las emisiones de CO2. Las inversiones dirigidas apromover la eficiencia energtica son siete vecesms efectivas que las dirigidas a la energa nucleara la hora de evitar emisiones de CO2.

    La energa nuclear no tiene ningn papel real quecumplir a corto y medio plazo para reducir significa-tivamente nuestra dependencia del petrleo, quese emplea mayoritariamente en el sector transporte.La solucin al respecto est en otras medidas: ade-cuada ordenacin del territorio, transporte colectivo,mayor eficiencia en los motores, biocombustiblessostenibles

    Los casos de Alemania y Suecia permiten compro-bar que, si hay voluntad poltica para fomentar pol-ticas energticas basadas en la eficiencia energti-ca y las energas renovables, es posible abandonarla energa nuclear al tiempo que se reducen lasemisiones de CO2 en cumplimiento de nuestras obli-gaciones con el Protocolo de Kyoto.

    Finalmente, el uranio se acaba. Las reservas de ura-nio-235 fisionable alcanzarn slo para unas pocasdcadas ms, aun considerando niveles de consu-mo como los actuales. Y tambin se va a encare-cer: ahora es 10 veces ms caro que en 2004.Segn el Libro Rojo de la Agencia de la EnergaNuclear de la OCDE, las reservas conocidas y recu-perables a un coste inferior a los 80 dlares y a los130 dlares (por kilogramo de uranio) son de unos 3y 4 millones de toneladas, respectivamente, esdecir, menos de la mitad del que se entiende nece-sario para satisfacer las demandas de la industrianuclear. Hay ms uranio que ese en la Naturaleza,pero su coste de extraccin sera an ms caro y, loque es ms importante, su obtencin ser muchoms intensiva en energa fsil, con la consiguientegeneracin de CO2. De hecho, hay estudios queindican que al extraer uranio de minas con unamena inferior a 100 ppm se emite ms CO2 del queluego se ahorra al sustituir una generacin de elec-tricidad equivalente con gas natural.

    CONCLUSIN

    El concepto de Desarrollo Sostenible define elmodelo de desarrollo que sera deseable conseguirpara cualquier sociedad que pretenda vivir enarmona con su entorno, social y medioambiental. ElDesarrollo Sostenible se fundamenta en tres premi-sas: debe ser 1) econmicamente eficaz, ms cali-dad de vida y bienestar, proporcionar beneficios almenor coste, incluyendo en el clculo las externali-dades medioambientales, 2) socialmente equitati-vo, ahora y en el futuro, y para todos, y 3) medioam-

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  • C. BRAVO VILLA

    bientalmente aceptable, al menor impactoambiental posible, con el menor uso de recursos ydegradacin ambiental.

    En cuanto a la energa nuclear, los hechos handemostrado palpablemente que esta energa, ade-ms de no ser rentable econmicamente, ha pro-ducido ya buen nmero de problemas al medioambiente: contaminacin radiactiva asociada a laactividad normal en todas las fases del ciclo nucle-ar; numerosos accidentes nucleares, como lacatstrofe de Chernbil, con graves daos a lasalud pblica, al medio ambiente y a la economade las zonas afectadas; elevadas cantidades depeligrosos residuos radiactivos con los que no sesabe qu hacer... Ello nos lleva a concluir que laenerga nuclear no tiene cabida en un modelo

    energtico sostenible. Es ms, que en s misma es elparadigma de la insostenibilidad.

    NOTAS

    [1] Areva es mayoritariamente pblica, controlada por el Estadofrancs. Un 78% de su capital es propiedad del Comisariadode la Energa Atmica, de titularidad Estatal; EdF, la elctricafrancesa, tambin con control Estatal, ostenta el 2,42%.

    [2] El Programa Electoral 2008 del PSOE dice: Mantendremos elcompromiso de sustitucin gradual de la energa nuclearpor energas seguras, limpias y menos costosas, cerrando lascentrales nucleares de forma ordenada en el tiempo al finalde su vida til, dando prioridad a la garanta de seguridad ycon el mximo consenso social, potenciando el ahorro ener-gtico y las energas renovables, la generacin distribuida ylas redes de transporte y distribucin local.

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