en recuerdo de gonzalo...

Gonzalo Menéndez-PidalEN RECUERDO DE

Lunes 2 de marzo de 2009 Residencia de Estudiantes

gonzalo OK 2 25/2/09 09:04 Página 1

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Índice

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EN RECUERDO DE GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL GOYRI1911-2008

AGRADECIMIENTOS

Autorretrato de GonzaloMenéndez-Pidal, 1932.


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EN RECUERDO DE

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL

El pequeño mundo en que me tocóvivir era el título de una exposiciónque tuvo lugar en la sede de la Ins-

titución Libre de Enseñanza, entre noviem-bre y diciembre de 1990, y en la que Gonza-lo Menéndez-Pidal mostraba una seleccióndel precioso archivo fotográfico que habíaido reuniendo desde muy niño y que dabatestimonio de su manera —aguda, tierna eirónica— de observar la realidad. Ese«pequeño mundo» era variado y enorme y, en su infancia y juventud, estuvo muyligado a la Institución Libre de Enseñanzay sus colonias en San Vicente de la Barque-ra, al Instituto-Escuela, al Centro de Estu-dios Históricos, a las Misiones Pedagógicaso a la Residencia de Estudiantes y sus labo-ratorios de investigación.

Siempre se sintió comprometido con aquelespíritu que, gracias al impulso de la Insti-

Gonzalo Menéndez-Pidal rodando el documentalsobre el Crucero Universitario por el Mediterráneoen las calles de El Cairo, Egipto, junio de 1933.


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tución Libre de Enseñanza y de la Juntapara Ampliación de Estudios e Investiga-ciones Científicas, buscaba abrirse a Euro-pa y modernizar la sociedad española a tra-vés de la reforma de la educación y deldesarrollo del sistema científico. Fue, demuy pequeño, alumno de la Institución, ysu mundo se trasladó luego a la Colina delos Chopos, pues pasó a estudiar en el Ins-tituto-Escuela y solía visitar en la Residen-cia a su cuñado Miguel Catalán, a quienadmiraba profundamente, y a quien le gus-taba ayudar en sus experimentos en la Sec-ción de Espectrografía del Laboratorio deInvestigaciones Físicas.

Gonzalo fue testigo atento de aquella épocade la Edad de Plata, que plasmó en sus foto-grafías, algunas de las cuales publicó la revis-ta Residencia. Su gran curiosidad intelec-tual, favorecida por su entorno familiar, esfruto también de ese mundo que tanto laResidencia de Estudiantes como la Institu-ción Libre de Enseñanza están ayudando

actualmente a recuperar y dar aconocer. En esta tarea estuvo élcomprometido desde el principio.Fue miembro del pri-mer Patronato de larecuperada Fun-dación FranciscoGiner de los Ríos[Institución Libre deEnseñanza], que había pre-sidido su padre y que élmismo presidió tambiéndurante dos años. Nuncadejó de ser patrono y promo-vió muchas de sus activida-des. Colaboró igualmente enla reconstrucción de la etapahistórica de la Residencia deEstudiantes, regalándonossu amistad, sus anécdotas yconocimientos, ayudándonosa identificar a las personas deentonces. La Residencia ha

Gonzalo Menéndez-Pidalen San Rafael, años treinta.


[9][8]

tenido la satisfacción de editar sus Papelesperdidos, que iba, a tener continuación enotro libro que estaba preparando.

Hemos tenido la fortuna de poder contarcon la colaboración de Gonzalo en múltiplesproyectos para la recuperación y difusiónde protagonistas como Miguel Catalán yexperiencias como las Misiones Pedagógi-cas, La Barraca, el Crucero Universitariopor el Mediterráneo o el Archivo de la Pala-bra, de cuya participación queda constan-cia en las memorias de la Junta. Por todoello le debemos nuestro agradecimiento yhomenaje.

Su pluralidad de intereses y aptitudes erabien conocida: sabía de letras y de ciencias,le gustaba tanto el trabajo intelectual comoel manual, era enseñante y siempre inten-taba aprender de otros. Su vida estuvo con-sagrada fundamentalmente al estudio. Todole valía y a todo le daba su utilidad. A lolargo de su vida fue reuniendo una riquísi-ma y singular colección de objetos y mate-

riales de todo tipo, guardando registro detodo y recogiendo muchas veces lo que otrosdesechaban, según sus propias palabras.Aunque huía de premios y honores, ingre-só muy joven en la Real Academia de la His-toria, a la que acudió regularmente hastael final. Su quehacer de historiador se veíaenriquecido con aportaciones de práctica-mente todas las disciplinas: geografía, filo-logía, física, biología, astronomía, geología,cartografía...

Nos deja para siempre el recuerdo de supersonalidad, rica y única, su amistad entra-ñable y generosa y todos los momentos quetuvimos la oportunidad de compartir conél. Nos quedan también sus libros, mapas,fotografías y películas como uno de los tes-timonios más originales de la historia espa-ñola del siglo XX.


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GonzaloMenéndez-Pidal Goyri

l 1911-2008 l

El que estudia la Historia y concibe éstaen sus múltiples facetas, se ve interesa-do en numerosas ocasiones por conocerlos caminos a través de los cuales corrióla vida en las diversas etapas de nues-tra historia occidental. Rastro del pasodel hombre fueron los primeros cami-nos; rastro de la historia del hombreson, al fin y al cabo, todos los caminos.


(LOS CAMINOS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA, 1951)

Gonzalo Menéndez-Pidal en la Basílicadel Pilar, Zaragoza, 1922.


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INFANCIA Y AMBIENTE FAMILIAR,

1911-1916

Gonzalo Menéndez-Pidal Goyri nacióen Madrid el 12 de abril de 1911. Era

el hijo menor del historiador y filólogoRamón Menéndez Pidal —director del Cen-tro de Estudios Históricos y de la Real Aca-demia Española, presidente del ComitéDirectivo de la Residencia de Estudiantesy del Patronato del Instituto-Escuela, vice-presidente de la Junta para Ampliación deEstudios—, y de María Goyri, una de lasprimeras mujeres en obtener una licencia-tura en Filosofía y Letras y en doctorarseen una universidad española, formada enel ideario de la Institución Libre de Ense-ñanza y profesora del Instituto-Escuela. Noes difícil imaginar el ambiente familiar deestudio, sabiduría y armonía en el que sedebió de formar y educar Gonzalo, ni tam-poco el espíritu de apertura, de investiga-ción y de curiosidad intelectual que desde

muy temprana edad debió de impregnar sucarácter e inspirar sus inquietudes. Y si enla consolidación de su personalidad y susposteriores intereses y ocupaciones la figu-ra del padre sin duda tuvo mucho que ver,es a su madre y a su abuela materna, Ama-lia Goyri, a las que Gonzalo se sentía máscercano, tal como confesó a Miguel Mora enuna entrevista publicada en El País: «Teníamás trato con mi madre y con mi abuela,que me enseñó a leer en francés. Nadie meenseñó a leer en español».

Gonzalo Menéndez-Pidal,febrero de 1913.


[…] cabe valorar la herenciamaterna. La de aquella inol-vidable doña María, silencio-sa y abnegada, tan vigilanteen derredor suyo, y estudio-sa tan sin pretensiones deexhibición, que pudo pasar-se la vida inédita e ignoradacasi.

MANUEL GÓMEZ-MORENO (CONTESTACIÓN

AL DISCURSO LEÍDO ANTE LA REAL ACA-

DEMIA DE LA HISTORIA POR D. GONZALO

MENÉNDEZ-PIDAL, 29 DE JUNIO DE 1958)

[A mi madre] yo la conside-raba muy normal, pero con eltiempo me fui dando cuentade que era excepcional. Ellaera la que le proporcionabatodo a mi padre, porque leíaen inglés, alemán, italiano,latín... Leía continuamente ysiempre tomaba notas quemandaba a personas lejanasa las que sabía que les inte-resaba ese tema.

ROSA MARÍA ECHEVARRÍA («EL TESORO ES-

CONDIDO DE MENÉNDEZ-PIDAL», ABC, 2003)

Se me ha preguntado el porqué de mi afición a manejarimágenes fotográficas y registros sonoros. Tal vez fue causael ambiente que me envolvió desde muy niño. Mi padre,en torno a 1900, para precisar el verosimilismo de nues-tros viejos cantares de gesta, recorrió las tierras que fue-ron su escenario, y fotografiaba. Y, a la vez, comprendíaque para rastrear los orígenes de nuestra lengua, mejor quecualquier anotación sobre un viejo manuscrito, lo era lafotocopia en que se podía comprobar una y otra vez lacorrecta lectura, eso que para entonces una cámara deprisma de 18 x 24 cm resultaba algo verdaderamente engo-rroso. También, por esos años, recurrió al fonógrafo para

Más tarde, el que había de sermi cuñado, Miguel Catalán, mane-jaba fotografías como materialbásico en sus trabajos de espec-troscopía. En fin, a mi alrededorse trabajaba sobre fotografía yregistros sonoros, ¿cómo des-pués me iba a poder adentrar yoen revivir la imagen que delmundo tuvieron nuestros cosmó-grafos sin acopiar fotografías yfotografías de manuscritos, mapaso instrumentos?

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EL PEQUEÑO

MUNDO EN QUE ME TOCÓ VIVIR, 1991)

Ramón Menéndez Pidal y María Goyri en la carretera de El Pardo, Madrid,1900.

Miguel Catalán en el recién acon-dicionado Laboratorio de Inves-tigaciones Físicas, junto al viejohipódromo, Madrid, 1918.


[16]

[Gonzalo] también recuerda que cuando fue ala primera colonia de la Institución Libre deEnseñanza, en San Vicente de la Barquera, suspadres lo pusieron en el tren de San Rafael parair hasta Torrelavega al cuidado de la GuardiaCivil, con ocho años o cosa así. O cuando seestaban trasladando desde la calle VenturaRodríguez a la cuesta del Zarzal y recorríaMadrid en bicicleta haciendo recados. Todoesto ha tenido que dejar en su vida una impron-ta y una manera de ver y de hacer las cosasmuy peculiar, que ha hecho de Gonzalo Menén-dez-Pidal la persona que es.

ELVIRA ONTAÑÓN (EXTRACTO DE SU INTERVENCIÓN EN LA PRESENTA-

CIÓN DE PAPELES PERDIDOS, RECOGIDA EN EL BILE, NÚM. 57, 2005)

Gonzalo Menéndez-Pidal en San Rafael, 1915.

Gonzalo Menéndez-Pidal,febrero de 1913.


[19]

PRIMEROS ESTUDIOS:

LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA

Y EL INSTITUTO-ESCUELA, 1916-1926

Tras dos años como alumno de la Institu-ción Libre de Enseñanza, en 1918 Gon-

zalo ingresa en el recién creado Instituto-Escuela, donde cursa todo el bachillerato.De sus experiencias allí y de sus compañe-ros de aquella época guardaría siempre gra-tos recuerdos, algunos de ellos inmortali-zados en varias de sus obras.

Gonzalo Menéndez-Pidalen la casa familiar de SanRafael, 1922.

Ricardo Rubio, Francisco Giner de los Ríos y Manuel B. Cossíoen El Pardo, 1892.


En la Institución, como te digo, iba a casa de los Rubio. Yoera compañero de Manolo, y todos los miércoles, que eracuando no había clase en la Institución por la tarde, mequedaba a comer en esa casa, separada por el pasillo de lade Cossío y Giner, de modo que era comunicación directa.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EXTRACTO DE

UNA ENTREVISTA REALIZADA POR GONZALO TAPIA, 2006)

Recuerdo un día en que, en este jardín [de la InstituciónLibre de Enseñanza], junto a aquel muro de hiedra, unos«señores» preparaban un mongolfièr pequeño de papel,que con el aire que calentaba la llama de un algodón empa-pado en alcohol, se elevó por encima del pabellón Macpher-son hasta perderse de vista. Entre los testigos más peque-ños había un parvulillo de apenas cinco años. La emociónque en mí causó el experimento fue sin duda mucho mayorque la que sintieron en 1783 aquellos cortesanos versalle-ses cuando vieron elevarse un gran globo durante ochominutos. ¡Qué no daría yo ahora por tener una fotogra-fía de lo que vi junto al muro de hiedra!


(EL PEQUEÑO MUNDO EN QUE ME TOCÓ VIVIR, 1991)

Corrían los años veinte del siglo pasado, los primeros tiem-pos en que los niños del Instituto-Escuela, tras haber sidoexpulsados de Miguel Ángel, 8, habíamos ido a parar a unpequeño pabellón medio acabado de construir más al nortede los otros de la Residencia de Estudiantes. La obra era tanreciente que, antes de sentarnos ante el pupitre, teníamosque poner en la silla hojas de periódicos para no pegarnos alasiento, porque el barniz aún no se había secado del todo.

Las ventanas de nuestra clase daban a un socavadocallejón, más allá todo era campo raso.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (PAPELES PERDIDOS, 2004)

Gonzalo Menéndez-Pidal (cuarto por la izquierda, con cuello marinero),junto a sus compañeros del Instituto-Escuela, de excursión en Toledo, 1919.


[23]

Eran mis primeros años enel bachillerato, mis compa-ñeros de clase en el Institu-to-Escuela tenían apellidosbien diversos: Fernández,Canetti, Bourgon, Mengo-ti... Los había gallegos, cata-lanes, andaluces... pero detodos ellos el más castizomadrileño era sin duda elque se llamaba Antonio vanBaumberghen, al que noso-tros llamábamos simplemen-te Bambú. Entre los profeso-res de aquellos niños habíade todo: el nombre de uno deellos lo lleva hoy un cráterde la Luna, otro será recor-dado entre los historiadoresde la matemática, otro, el defrancés, era un tremendochovinista, alsaciano, creo.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL(PAPELES

PERDIDOS, 2004)

Gonzalo Menéndez-Pidalcon Miguel Catalán, 1921.

Entre sus profesores en el Instituto-Escue-la estaba Manuel de Terán, con el que añosdespués colaboraría en la redacción delmanual de bachillerato Geografía históri-ca de España, Marruecos y colonias (1941),y al que mucho más tarde se encargaría decontestar en su discurso de ingreso en laReal Academia de la Historia (1980). En unhomenaje que le dedicaron los AntiguosAlumnos del Instituto-Escuela en junio 1984lo recordaba así:

Lo que más me ha chocado es que todos deci-mos haber sido testigos de la primera clase delseñor Terán. Por tratarse de compañeros demuy diversa edad, es evidente que no pudoser para todos su primera clase. Quiero pen-sar que obedece a una agradable realidad, y esa realidad es que todos le recordamos muybien. En fin, lo que sí es evidente es que, sien-do unos críos, nos dábamos cuenta de que allíhabía algo distinto, algo atractivo. Yo creoque era su humanidad. La humanidad en elsentido que se viene usando desde hace más


[25][24]

Foto de familia en San Rafael, 1922. De pie, a la izquierda, MiguelCatalán y, junto a él, Ramón Menéndez Pidal; en el centro, sentadas,Jimena Menéndez-Pidal y María Goyri (primera y tercera por laizquierda), y sentado en el suelo, en el centro, Gonzalo Menéndez-Pidal, entre otros.

de veinte siglos. La que él siguió practicandono sólo en el trato con las personas, sino en eltrato con la Ciencia. Y ésa fue otra de lascaracterísticas suyas. Sus estudios geográfi-cos posteriores fueron siempre encaminadosa la acción del hombre y a la Historia en laCiencia, porque no hay Ciencia sin Historia.Y yo creo que aquellos críos que nos sentába-mos en bancos mal barnizados —¡porque ésoseran los lujos del Instituto-Escuela!—, aque-llos críos nos estábamos dando cuenta de queallí había algo, no sabíamos qué, pero lo notá-bamos. Eso es lo que me hace pensar que todosqueramos atribuirnos haber sido testigos desu primera lección en el Instituto-Escuela.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL («LA HUMANIDAD DEL PROFESOR»,

EN RECUERDO DEL PROFESOR DON MANUEL DE TERÁN, 1984)

Manuel de Terán durante unaexcursión con sus alumnos delInstituto-Escuela a Peñalara,30 de mayo de 1934.


Ramón Menéndez Pidal, María Goyri y sus hijos, Jimena y Gon-zalo, en el jardín de la Residencia de Estudiantes, Madrid, 1918.

El recién construido pequeño pabellón del Instituto-Escuela,junto a la Residencia de Estudiantes, Madrid, 1920.

De izquierda a derecha, Ramón Menéndez Pidal, María Goyri,Gonzalo Menéndez-Pidal Miguel Catalán y Jimena Menéndez-Pidal, 1925.


[28] [29]

VIAJE A ALEMANIA E INICIO DE LOS

ESTUDIOS UNIVERSITARIOS, 1926-1930

Antes de ir a la universidad, en el año1926, sus padres le enviaron, por con-

sejo de José Castillejo, a Alemania. Pasó pri-mero unos meses aprendiendo alemán en unagranja y después se trasladó a vivir a Múnich.

Había acabado mi bachillerato, pero por razones buro-cráticas no podía ingresar en la Universidad, tenía queesperar al curso siguiente, así que mis padres decidieronenviarme a Inglaterra durante aquel tiempo. Todo esta-ba dispuesto, pero José Castillejo, vecino y amigo entreaquellos olivos de la Cuesta del Zarzal, un furibundoanglófilo, dijo:

—Enviar a Inglaterra a un chico como éste, ¡qué dis-parate!

Y obedientes mis padres en menos de quince días memetieron en un tren, y a Alemania. Yo no sabía decir nimu. Fui a parar a una pequeña granja, allí me encarga-ba de preparar el pienso de las vacas, y allí aprendí a cha-purrear algo de alemán. De cómo me trataron las gentesdel pueblo conservo recuerdos entrañables. Luego, cuan-do en Múnich empecé a estudiar en serio, continuamen-te me decían:

—¡¡Eso no se dice!!Es que yo hablaba como las vacas.


Gonzalo Menéndez-Pidal en Múnich, 1928.


[31][30]

En Múnich estudió Latín con Vossler, Filo-sofía de la Historia con Pinder, y tambiénasistió a clases de Física, materia por la quehabía empezado a sentir atracción a raíz desu amistad con su cuñado Miguel A. Cata-lán, casado hacía poco con su hermanaJimena.

[…] evoco pequeños y fugaces recuerdos de cómo fui cono-ciendo a Miguel desde muy primeros tiempos, en la Sie-rra junto con otros compañeros como Nicolás Achúcarro,del que tampoco hoy se acuerdan mucho los españoles.Después vinieron los tiempos en que fue profesor en misprimeros cursos escolares, eran los días en que él residíaa pocos metros de mi escuela, en aquella Residencia en laque un día después de la comida oigo cómo un residentele dice a otro con la mayor simplicidad —¿te acuerdas deque esta noche viene Falla a tocar?

Luego, y a partir de aquí, ya integrado en mi familia,por eso más de cerca, pero como profano, fui siguiendosu trayectoria profesional, y una y otra vez encontrandoinacabables testimonios de los que no olvidan la excepcio-nal capacidad que Miguel tenía para hacer comprender aun niño lo mismo que a un avezado científico los más diver-sos temas, naturalmente a cada uno en forma bien dife-rente, pero siempre sabiendo despertar en todos la curio-sidad por conocer.


(PAPELES PERDIDOS, 2004)

Miguel Catalán trabajando en un espectrógrafo de vacío enPrinceton (Nueva Jersey, Estados Unidos), enero de 1951.


[33][32]

En la memoria de Gonzalo de aquella épocaen Alemania, quedó grabado un capítulorelacionado con su cuñado Miguel Catalány el proyecto de construir un Instituto deFísica y Química para la Junta paraAmpliación de Estudios, financiado por laFundación Rockefeller. Para la construc-ción del nuevo edificio habían elegido unanteproyecto de Manuel Sánchez Arcas yLuis Lacasa, a los cuales en 1928 se lesencargó que viajaran por Europa, en com-pañía de Miguel Catalán, visitando labora-torios y casas montadoras y suministrado-ras de material:

Por entonces era cuando me encontraba yode estudiantillo en Múnich, y aprovechan-do unas vacaciones me pude unir a ellos yvisitar la Siemensstadt donde les interesa-ron con fruto, no sólo instalaciones, sinomuy especialmente sistemas de distribución;también les acompañé en Potsdam durantesu visita a la Torre de Einstein, construidapor Erich Mendelsohn (1919-1921), y aun-

que generalmente se habla hoy de ella comode un modelo del expresionismo alemán enarquitectura, yo recuerdo el interés de todoaquel grupo centrado en su funcionalidad,y a Miguel muy especialmente interesado porla forma en que se habían resuelto los pro-blemas, desde la captación de la luz en lacúpula, hasta su tratamiento en el espectró-grafo subterráneo y el acondicionamiento tér-mico de los aparatos, cosa con la que Miguelsoñó para el nuevo laboratorio que se pro-yectaba. El viaje de los arquitectos y deMiguel continuó por otros muchos países ylugares. Las obras del nuevo edificio seemprenden, y desde el comienzo aprovechanmuchas de las cosas aprendidas duranteaquellos recorridos.


colocar torremendelson


[35][34]

A su vuelta a España, Gonzalo comenzó susestudios de Historia en la Universidad Cen-tral de Madrid, donde fue compañero de,entre otros, Carmen Castro (hija de Améri-co) y de la que más tarde sería su esposa,Elisa Bernis. Cuando Gonzalo Menéndez-Pidal fue alumno allí, eran profesores de laFacultad de Filosofía y Letras Claudio Sán-chez Albornoz, Américo Castro o ManuelGómez-Moreno, con el que Gonzalo manten-dría un trato asiduo el resto de su vida y delque recordaría anécdotas como la que sigue:

Gómez-Moreno tenía ya más de ochentaaños. Habíamos ido a un viejo convento, porel torno las monjas nos habían dado las lla-ves, estábamos encerrados en la gran igle-sia. Yo estaba fotografiando una tabla a lospies de la nave, él andaba revisándolo todo.De repente me quedé helado, le veo que estátrepando por un retablo lateral, y de salien-te en saliente ha llegado a alcanzar una figu-ra de madera que se hallaba empingorota-da en la esquina más alta del retablo. Bajaba

ya con ella. Pensé que ésa era la auténticafoto de don Manuel, era su verdadero retra-to, pero no me atreví, el destello de mi cáma-ra le podría hacer vacilar. Cuando le ayudéa llegar al suelo, todo lo que dijo fue:

—Es menester que la fotografíes.


Manuel Gómez-Moreno en su mesa de trabajo estudiando reli-quias arqueológicas.


Viendo, por ejemplo, trepar por un retablo a un octoge-nario Manuel Gómez-Moreno, se aprende mucho más queen algunos cursos universitarios. De un gran romanistacomo Vossler aprendí lo difícil que es traducir, eran lostiempos en que había escrito a Hofmannsthal su Spanis-cher Brief y traducirla fielmente, con toda clase de ayu-das, incluso la del propio autor, descorazonaba.

Como grumetillo de laboratorio me quemé los ojos ayu-dando a Miguel Catalán a enfocar un espectrógrafo de red,y no fue poco lo que de él aprendí, entonces y después. DeAlberti recuerdo tiempos primerizos y de expatriación, afor-tunadamente guardo de él horas de imágenes y sonido queun día espero puedan disfrutar muchos.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EL PEQUEÑO MUNDO EN QUE ME TOCÓ VIVIR, 1991)

Grupo de arqueólogos con un zahorí en Sanchorreja (Ávila).De izquierda a derecha, Francisco Barnés, Juan Cabré, Clau-dio Sánchez-Albornoz, Manuel Gómez-Moreno y Camps.

Ramón Menéndez Pidal, Ricardo Blasco, Rafael Lapesa, PilarLago, Manuel Santiago, Margot Arce, Enriqueta Hors, Tere-sa Bahamonde, Josefina Hurtado y Carmen Gabriel, entreotros, en el Centro de Estudios Históricos, Madrid, 1930.


Gonzalo Menéndez-Pidal (en el centro), con dos amigos, en la piscinaEl Lago, Madrid, años treinta.

Rosa Bernis con Gonzalo Menéndez-Pidal, años treinta.Gonzalo Menéndez-Pidal, años treinta.


Y pronto nacería tam-bién en mí la curiosidadpor el cine, documentode nuestro tiempo. Unasveces será el baile de tresen las Navas, la recogi-da del azafrán en LaRoda, una actuación deMisiones Pedagógicas, larueda de un carro y tan-tas otras cosas.


(EL PEQUEÑO MUNDO EN QUE ME

TOCÓ VIVIR, 1991)

DEDICACIÓN A LA FOTOGRAFÍA Y AL CINE DOCUMENTAL:

PARTICIPACIÓN EN EL ARCHIVO DE LA PALABRA,

LAS MISIONES PEDAGÓGICAS, LA BARRACA…, 1930-1936

Gonzalo Menéndez-Pidal fil-mando a los integrantes de LaBarraca, entre ellos FedericoGarcía Lorca (cuarto por laderecha), años treinta.


[42]

En un artículo sobre «Gonzalo Menén-dez-Pidal y el cine como documento»,

publicado en el número 56 del BILE, Alfon-so Puyal hace un recorrido por la actividadcinematográfica de Menéndez-Pidal des-de sus inicios, que se remontan a comienzos delos años treinta, cuando toma contacto conDomingo Blanco y los laboratorios MadridFilm. Según Puyal, las primeras filmacio-nes de Menéndez-Pidal surgieron con elambicioso proyecto del Archivo de la Pala-bra que emprendieron el lingüista TomásNavarro Tomás y el musicólogo EduardoMartínez Torner por encargo del Centro deEstudios Históricos. El proyecto consistíaen reunir las voces de personajes ilustres ylas canciones populares de los pueblos deEspaña. Gonzalo registró muchas de las gra-baciones que se encuentran en los discos yayudó en los aspectos técnicos de algunas.

A ello se unía la recopilación de cancio-nes populares grabadas por el músico esta-dounidense Kurt Schindler, al que Gonza-

lo acompañó por los pueblos de España conel cometido de registrar en película los can-tos y los bailes.

A partir de 1932 Gonzalo realiza para elCentro de Estudios Históricos otros encar-gos para filmar los bailes populares, prime-ro en pueblos de Cantabria y Asturias y másadelante (en 1934) de Segovia.

La dirección de los trabajos lingüísticos y folklóricos delArchivo [de la Palabra] la han tenido a su cargo los seño-res Navarro Tomás y Martínez Torner […]. Para la ins-talación y manejo de los aparatos anejos al Archivo, elCentro ha contado con la valiosa y desinteresada colabo-ración de don Gonzalo Menéndez-Pidal.

(JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS,

MEMORIA CORRESPONDIENTE A LOS CURSOS 1933 Y 1934, 1935)

Sala del Archivo de la Pala-bra y las Canciones Popu-lares, en el Centro de Estu-dios Históricos, Madrid,hacia 1933.


[45][44]

La tradición que nos envuelvepuede tener raíces bien insos-pechadas y profundas.

Y soporte sustantivo de esatradición oral es la música. Deahí mi gran afecto por quienesla han podido salvar del olvidoen que los tiempos la estánhaciendo caer. Unas veces seráun marino como Manuel Man-rique de Lara, otras un dulzai-nero como Agapito Marazuela,

a los que he conocido, y hubie-ra querido que fuesen muchosmás.

Pero la tradición pervivetambién en los adobes de lacasa, en los hierros del hogar,en la rueda del carro… en elmodo de enfrentarse con lavida.


(EL PEQUEÑO MUNDO EN QUE ME TOCÓ

VIVIR, 1991)

Para mí la historia del Archivo dela Palabra empieza antes de habernacido yo, y empieza con esto, quees el recibo de la fonográficamadrileña en que Ramón —y ungarabato que no se sabe lo quees— Pidal, ha comprado un gra-mófono estándar, un diafragma,un tal, por un precio total de 245pesetas. Ése es el primer fonógra-fo que luego conozco yo de niño,muy pequeño, que usaba el absur-do cilindro de Edison.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EXTRACTO DE SU

INTERVENCIÓN EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN

DEL ARCHIVO DE LA PALABRA, 1990)

Descarga de un carro de mieses en las eras deMadrona (Segovia), 1934.

Agapito Marazuela con su dulzaina, en losdías en que, tras salir de la cárcel, volvía aactuar en público, 1958.

Portada de Romancero, con selección de Gon-zalo Menéndez-Pidal y dibujos de Arturo Ruiz-Castillo, Madrid, Instituto-Escuela/Junta paraAmpliación de Estudios, 1933.


Si lo que Gonzalo Menéndez-Pidal rodabaeran documentos visuales antropológicos,esta tarea cobró especial valor durante suparticipación en las Misiones Pedagógicas,en las que colaboró tanto en la proyecciónde películas para los campesinos de los pue-blos que visitaban, como filmando y fotogra-fiando la labor de los misioneros y la llega-da de algunas misiones a pueblos aislados.

El fundador de las Misiones Pedagógicas era Manuel Bar-tolomé Cossío, a quien conocí de niño por mi amistad conManolo Rubio, que vivía en la Institución Libre de Ense-ñanza, en la antigua calle del Obelisco. Y allí, en el edificioque todavía se conserva, tenían sus habitaciones Cossío yRicardo Rubio, profesores de la Institución. Tambiénrecuerdo que Cossío, junto a sus hijas, pasó un verano encasa de mis padres en San Rafael, justo un año antes de sumuerte.

Gonzalo Menéndez-Pidal (con la cámara), junto a su cuñado, Miguel Cata-lán, y a su padre, Ramón Menéndez Pidal, filmando la llegada a Esqui-vias con las Misiones Pedagógicas, 14 de mayo de 1932.

La primera cámara de 35 mmque compró Gonzalo Menéndez-Pidal, en 1934.


[48]

Mi relación con las Misiones Pedagógi-cas no fue tan asidua como la de José Valdel Omar, a quien conocí cuando vino deGranada a Madrid para incorporarse aMisiones.

No había una organización muy defini-da, y las personas que colaborábamos enMisiones Pedagógicas lo hacíamos más poruna cuestión de amistad. Entre las colabo-raciones que recuerdo —a las que me unípor amistad con los que participaban habi-tualmente—, una fue la misión a La Cabre-ra (León), en julio de 1932, junto a Alejan-dro Casona y a los inspectores de primeraenseñanza de León José Ruiz Galán y Sal-vador Ferrer. De la misión a La Cabreraes de donde procede una foto mía, sacadade un fotograma de una película en 35 mm,y otra que realicé en 6 x 9 y que se publi-có en la revista Residencia, en variosreportajes sobre «Tierras de España»,dividida en cada uno de sus detalles.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EXTRACTO DE UNA

ENTREVISTA REALIZADA POR EUGENIO OTERO,

PALOMA SARASÚA Y ALFREDO VALVERDE EN OCTUBRE

DE 2006, PUBLICADO EN EL CATÁLOGO LAS MISIONES

PEDAGÓGICAS 1931-1936, 2006)

Sesión de cine durante las Misiones Pedagógicas en LaCabrera (León), en agosto de 1932. A la izquierda, detrásdel proyector, Alejandro Casona. Fotografía realizada porGonzalo Menéndez-Pidal.


[51][50]

Y al mismo tiempo que ponía en prácticasus habilidades cinematográficas, se dedi-caba también al estudio y a la investigaciónen torno al cine. Pedro Salinas, que habíaofrecido un curso sobre prerromanticismoespañol en el Centro de Estudios Históri-cos, lo animó a escribir la tesis doctoralsobre «medios de expresión en el cine», untrabajo que Gonzalo empezó a preparar amediados de los años treinta (recuerdahaber escrito algunas páginas centradas enlas analogías entre ciertas formas musica-les y el montaje cinematográfico), pero quetuvo que abandonar a causa de la guerracivil. Además, en 1932, realizó un curso decine científico en Berlín, en la Film-und Bil-damt der Stadt Berlin.

En 1933 tuvo la oportunidad de partici-par en el famoso crucero estudiantil por lascostas del Mediterráneo, organizado por laFacultad de Filosofía y Letras de Madrid,que reunió a algunos estudiantes y profe-sores de toda España y en el que Gonzalo

ejerció de cineasta y fotógrafo. «Fue unviaje maravilloso del que Gonzalo y yo fil-mamos un reportaje cinematográfico»,escribió Arturo Ruiz-Castillo en sus memo-rias. Rodaron en el barco y en las ciudadesdonde hacían escala, y una serie de foto-gramas de lo que filmaron durante el viajese publicó en la revista Residencia, comomemoria gráfica del crucero.

Fotografía del grupo Crucero Uni-versitario por el Mediterráneo enGizeh, Egipto, junio de 1933.


Una iniciativa paralela a la de las Misionesde la que Gonzalo Menéndez-Pidal tambiénformó parte es el teatro universitario de LaBarraca, fundado y dirigido entre 1932 y1936 por Federico García Lorca con el finde representar en un teatro ambulanteobras del repertorio clásico español. Aun-que Menéndez-Pidal era el encargado de lainstalación eléctrica y de la iluminación,aprovechó la experiencia para filmar deforma improvisada documentos cinemato-gráficos, y de hecho se conserva un docu-mental de la primera representación enBurgo de Osma rodado por él.

Tomé parte en el primer viaje del teatro universitario LaBarraca, yo estaba encargado de la instalación eléctricay de las luces escénicas. En julio de 1932 la cosa empezóen Burgo de Osma, luego se recorrieron bien diversos luga-res como San Leonardo, San Juan de Duero, Vinuesa,Almazán... La acogida y participación de tan diversopúblico era cada vez más estimulante.


Grupo de La Barraca en Altamira, Santander, años treinta. De pie, de izquier-da a derecha, Enrique Díez-Canedo, Pedro González Quijano y Emilio Garri-gues; sentados, en el centro, Arturo Ruiz-Castillo (primero por la izquier-da), Federico García Lorca (tercero) y Eduardo Ugarte (quinto), entre otros.Gonzalo Menéndez-Pidal es el último por la izquierda de los que están sen-tados en el suelo.

Gonzalo Menéndez-Pidal (preparando la cámara de fotos) y Arturo Ruiz-Cas-tillo delante de un camión del teatro universitario La Barraca, años treinta.


En La Barraca sí tomé parte yo inicialmente, porque eracompañero de los que lo movilizaron [...]. Es más, el tablaose montó por primera vez, para aprender a montarlo, encasa de mis padres en Chamartín. Yo me encargué de la cosaeléctrica […], recurrimos a luces muy intensas, focos conespejo condensador, y eso era el gran éxito. Por la tierrade Pinares de Soria tuvimos cosas muy emotivas […], laparticipación de las gentes; en un pueblecito habían cons-truido ellos mismos, con troncos de pino, un pequeño tea-trito […] y allí se representó con un éxito enorme.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EXTRACTO DEUNA ENTREVISTA

REALIZADA POR GONZALO TAPIA, 2006)

Fotogramas del documental sobre La Barraca rodado por Gonzalo Menéndez-Pidal, julio de 1932.


[57]

En la presentación del catálogo de la expo-sición Algo sobre el cine europeo desde susorígenes, que tuvo lugar en la InstituciónLibre de Enseñanza en 1987, Gonzalo resu-mía así la presencia del cine en sus años deformación

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (ALGO SOBRE EL CINE

EUROPEO DESDE SUS ORÍGENES, 1987)

Cámara Debrie de 35 mm, semejante a la queGonzalo Menéndez-Pidal usó en los primerosdocumentales que rodó.

El cine, en esta casa, no está nada fuera de lugar, fue aquídonde se concedió amplio papel formativo a la música y alas artes plásticas.

Desde su primera infancia, un niño veía por estas pare-des fotografías con cabezas del Colleone o el Gattamela-ta, oía un piano mozartiano, o cantaba con sus compañe-ros aires asturianos o catalanes.

El Museo Pedagógico se preocupaba de seleccionar yexhibir un proyector de cine, aun cuando por entonceslas películas escolares disponibles eran todavía escasas.

Más adelante, en las Misiones Pedagógicas se sistemati-zó el uso de proyectores y películas, e incluso esas misio-nes fueron acompañadas por cámaras tomavistas.

En otros ambientes próximos, como la Residencia deEstudiantes o el Centro de Estudios Históricos, se realiza-ron algunas películas que de no haberse perdido hubieransalvado las imágenes de un Unamuno haciendo pajaritasde papel, una Madame Curie conversando con su hija poraquellos jardines, y tantas cosas más, como la recogida delazafrán y sus cantos o la danza de Ibio.

En el Instituto-Escuela, en forma esporádica y por ini-ciativa de Antiguos Alumnos, se organizaban sesiones enlas que lo mismo podía verse una película que narraba laexpedición inglesa al Everest que el Fausto de Murnau.


[59][58]

Y a todo ello se sumaban las sesiones en elCine Club de La Gaceta Literaria.

Fotografía de grupo en la terraza de la sede de La Gaceta Literaria en la calleCanarias, 41, Madrid, mayo de 1930. De izquierda a derecha, sentados, PíoBaroja, Ramón Menéndez Pidal, Keyserling y el matrimonio Jiménez Caballe-ro; detrás, entre otros, Rafael Alberti, García Gómez, Pedro Sainz Rodríguez,José Bergamín, Américo Castro y Ramiro Ledesma Ramos.

mañana, en el Salón Royalty tuvo lugar la octava sesión enque vimos La Fille de l’eau de Jean Renoir (1924) y LaChute de la maison Usher de Epstein (1927); y cuando letocó el turno a Un chien andalou (1927), salió a presentar-lo Ernesto Giménez Caballero —le acompañaba LuisBuñuel— que resumió:

—Esto es una incitación al asesinato.


A fines de los años veinte poco era lo que los madrileñosconocíamos del cine fuera de lo que veíamos en salascomerciales, pero fue entonces cuando nació el Cine Clubde La Gaceta Literaria. El padre de Ernesto GiménezCaballero tenía imprenta y papelería, y Ernesto fundó apoca costa La Gaceta, y con este motivo en la azotea dela imprenta (Canarias, 41) podíamos ver reunidas gentesmás o menos catalogadas, como pudieron ser un día Key-serling, Menéndez-Pidal, Baroja, García Gómez, juntocon otros de destino bien divergente como Rafael Alber-ti, Ramiro Ledesma Ramos o Pepe Bergamín. Y en eseambiente nació el Cine Club. Su público era de lo menosenfático, no le preocupaba la película más taquillera ocon mejores críticas, ni los actores de más renombre, sen-tía una curiosidad distendida, disfrutaba lo mismo vien-do cine primitivo o de vanguardia, cine documental, cien-tífico o de dibujos... Allí se proyectaron películas de losHermanos Lumière, de Eugène Deslaw, René Clair, Mar-cel L’Herbier, Man Ray, Rutmann, Murnau, Chaplin, Kea-ton y muchas más, que eran comentadas en vivo por unGómez de la Serna, Pío Baroja, Rafael Alberti, GonzaloLafora... Y un día, el 8 de diciembre de 1930 a las 11 de la


Gonzalo Menéndez-Pidal (en el centro) con Joaquín Díez-Canedo (a laderecha) y Luis Meana en San Rafael, años treinta.

A la izquierda, dos momentos de una excursión por la sierra de Gre-dos, años treinta. De izquierda a derecha, Gonzalo Menéndez-Pidal,Rosa Bernis, Arturo Ruiz-Castillo y Elisa Bernis.


[63][62]

LA GUERRA CIVIL, 1936-1939

En el año 1936 Gonzalo Menéndez-Pidalcontrajo matrimonio con Elisa Bernis,

con la que tendría dos hijos, Elvira y Fer-nando. Pasó con ella los años de la guerracivil entre Madrid, Burgos y Segovia.

Fuimos novios dos años antes y nos casa-mos entonces. Habíamos sido compañe-ros de clase en la Universidad. Duran-te la guerra la familia estuvo tambiénpartida. Mi madre, primero en Segoviay luego en Salamanca, y mi padre saliópor Cádiz a Cuba y a EE. UU. Despuésestuve de profesor en institutos de Soriay de Madrid y trabajé en el extranjero,en Canadá, EE. UU. y en muchos sitios,hasta en Argelia.

ROSA MARÍA ECHEVARRÍA («EL TESORO ESCONDIDO

DE MENÉNDEZ-PIDAL», ABC, 2003)

SU ACTIVIDAD DOCENTE Y EL INGRESO EN LA

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, 1940-1958

Pocos años después de terminar la gue-rra civil, Gonzalo Menéndez-Pidal co-

menzó a desarrollar una nueva faceta de suvida: la docencia. En 1942, obtuvo unacátedra para enseñar Literatura Españolaen distintos institutos (Soria y Madrid) ydurante los años 1957 y 1958 impartió cla-ses en el Colegio Estudio, fundado en 1940por su hermana Jimena, junto a ÁngelesGasset y Carmen García del Diestro, comocontinuación del Instituto-Escuela, quehabía desaparecido en 1936.

Además, en estos años posteriores a la gue-rra escribió su tesis definitiva, con una nuevainvestigación sobre «Mozárabes y asturianosen la cultura de la Alta Edad Media», temaque —según recordaría Manuel Gómez-More-no en 1959— le llevó a recorrer «toda la Euro-pa occidental hasta Checoslovaquia, asistien-do a congresos de arqueología de la Alta EdadMedia en Alemania, Holanda, Bélgica, Suiza,


[65]

Inglaterra e Italia, con participación activae invitación al centenario de la Universidadde Lima [1951], aprovechada para estudiarlas antigüedades peruanas y brasileñas».

Sus viajes, sus clases y su tesis no impidie-ron que, además, en estos años, Gonzalo deja-ra escritas numerosas obras que no sólo refle-jan sus variados intereses —como la historiareal presentada a través de imágenes, la car-tografía o la antropología—, sino su habili-dad para comunicar y su eficacia pedagógi-ca. En 1941 publicó su Atlas histórico español—según Gómez-Moreno muy elogiado por crí-ticos extranjeros como Vossler o Krueger,para el que es «un reflejo del rendimiento cul-tural y literario que Europa debe al país delotro lado de los Pirineos»—, así como Geo-grafía histórica de España, Marruecos ycolonias, escrito con Manuel de Terán. En1944 apareció Imagen del mundo hacia 1570,otro gran atlas, en el que se valora la Cosmo-grafía como historia de la ciencia, y en 1951,Historia de los caminos de España.

Cubierta del Atlas histórico español,de Gonzalo Menéndez-Pidal, Barce-lona, Editora Nacional, 1941.

Cubierta de la primera edición de Geo-grafía histórica de España, Marrue-cos y colonias, de Manuel de Terán yGonzalo Menéndez-Pidal, Madrid,Librería Enrique Prieto, 1941.

Cubierta de Imagen del mundo hacia1570. Según noticias del Consejo deIndias y de los tratadistas españoles,

de Gonzalo Menéndez-Pidal, Madrid,Consejo de la Hispanidad, 1944.

Portada de «Breve historia de nues-tra escritura», de Gonzalo Menéndez-Pidal, separata de Bibliografía His-pánica, núm. 10, Madrid, GráficasGonzález, octubre de 1946.

Portada de Los caminos en la histo-ria de España, de Gonzalo Menéndez-Pidal, Madrid, Ediciones CulturaHispánica, 1951.


He sido alumno y enseñante. De la primera etapa recuer-do a muchos buenos maestros y muy diversos ambientes,desde el ya evocado vuelo de un mongolfièr, hasta el sumer-girme en la Universidad de Múnich y descubrir un mundotan distinto, con un Sommerfeld y un Vossler, o el ver ensus escalinatas actuar a unos discípulos de Reinhardt.

De aquellos maestros mucho he aprendido, pero comoenseñante también he aprendido de los alumnos. No podíaser menos habiendo tenido en clase a un holandés navegan-te de vuelo o a un piloto de submarino atómico.

GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL (EL PEQUEÑO MUNDO EN QUE ME TOCÓ VIVIR, 1991)

Acto de homenaje de los alumnos de curso 1957-1958 del Colegio Estudio a su profesor GonzaloMenéndez-Pidal, en el Hotel Orejas, León, mayode 1958. A la izquierda, reproducción del «Can-tar de Mio Gonzalo», escrito por el alumno Gon-zalo Fernández-Tomás. En esta página, arriba,Gonzalo Fernández-Tomás leyendo el texto; de pie,junto a él y de izquierd a derecha, Paco González,Javier Delgado de Torres y Fernando Menéndez-Pidal; sentadas, Maritina Terán, Ana Mari Alon-so, Jimena Menéndez-Pidal y María Elena GómezMoreno, entre otros. Abajo, momento en que PacoGonzález otorga la medalla de «Lord Protector»a su profesor, Gonzalo Menéndez-Pidal.


[68]

El 25 de noviembre de 1955 Gonzalo Menén-dez-Pidal fue elegido académico de númerode la Real Academia de la Historia. Habíanpresentado su candidatura Manuel Gómez-Moreno, Gabriel Maura, duque de Maura,y Miguel Lasso de la Vega, marqués del Sal-tillo. El 29 de junio de 1958 ofreció su dis-curso de ingreso, que trató de «La miniatu-ra española en la Alta Edad Media». Lecontestó Manuel Gómez-Moreno, quien serefirió al hecho, quizá único en la historia de la Academia, de que un hijo ingresase enla Corporación ante su padre, académicotambién, sin que éste hubiera intervenido ennada para que fuese elegido el hijo. Gómez-Moreno sabía que Gonzalo tenía aptitudes,«en cierto modo contrarias» a las de supadre, con lo que, al ingresar en la Acade-mia cobraba «personalidad y fuerza, en estecaso, el pujante ciclo de los Pidales».

En esa misma contestación al discurso deGonzalo, Goméz-Moreno lo define con estaspalabras:

Gonzalo Menéndez-Pidal con su padre el día de la ceremonia de su ingresoen la Real Academia de la Historia, 29 de junio de 1958.


No viene aquí éste para deslumbrarnos, sino a trabajar;no trae oropeles, sino documental e instrumentos de tra-bajo; no es un consagrado, sino un aprendiz ansioso detodo saber, apto para desentrañar problemas, merced asu claro entendimiento, sus aptitudes fabriles, su curio-sidad ante la vida. […] Este Gonzalo, siempre indepen-diente, viene satisfecho con mantenerse en penumbra,riéndose, al paño, de los fantasiosos y aprovechados, conun criterio de rectitud sin jactancias y un sentido del humorque es simple conformismo ante las flaquezas sociales.

MANUEL GÓMEZ-MORENO (CONTESTACIÓN AL DISCURSO

LEÍDO ANTE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA POR

D. GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL, 29 DE JUNIO DE 1958)

Gonzalo Menéndez-Pidal con Elisa Bernis y sus hijos, Fernando y Elvi-ra, el día de la ceremonia de su ingreso en la Real Academia de la His-toria, 29 de junio de 1958

Menéndez-Pidal con su mujer Elisa Bernis el día de su discurso de ingresoen la Real Academia de la Historia, Madrid, 29 de junio de 1958.


[73]

SUS AÑOS DE MADUREZ, 1959-2008

Sobre la actividad de Menéndez-Pidal como aca-démico, Gonzalo Anes, actual director de la RealAcademia de la Historia, nos ofrece el siguientetestimonio:

Gonzalo fue académico puntual y exacto. Tuvo enla Academia grandes amigos. Casi contemporáneossuyos, Luis García de Valdeavellano, Julio CaroBaroja y Luis Vázquez de Parga, estaban vincula-dos, como él, a la Institución Libre de Enseñanza.Salían juntos de las sesiones y, dando un paseo, baja-ban por la calle de las Huertas para ir a casa de Julioen Alfonso XII. Allí, proseguían la sesión académi-ca, en conversaciones animadísimas, en las que elsentido del humor impregnaba las palabras críticasde cuanto acontecía en la política, en la España delos decenios 1960-1970. Yo les acompañé algunasveces, a partir de mi ingreso en la Academia, en eseúltimo año. Guardo de ellos un gran recuerdo, enel que el agradecimiento por lo que me enseñaronocupa lugar presente en mis nostalgias.

GONZALO ANES Y ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN, FEBRERO DE 2009Gonzalo Menéndez-Pidal en su laboratorio, 1981.


[75][74]

Además de frecuentar a sus colegas de laAcademia, Gonzalo compartió experienciasy fue muy amigo del director de cine y deteatro Arturo Ruiz-Castillo, marido de sucuñada Rosa Bernis, al que conocía desdelos tiempos del Crucero Universitario porel Mediterráneo y de La Barraca, y con elque rodó varios cortometrajes. Entre susamigos figuran también Dámaso Alonso,

María Teresa León y Rafael Alberti, de losque en un artículo publicado en el BILEdejó escrita, entre otras, esta anécdota:

En diciembre de 1969 coincidí con DámasoAlonso en un vuelo a Italia. Dámaso iba a serrecibido entre los «linces» romanos. Al tomartierra yo le anuncié que iba a ir a casa de MaríaTeresa y Rafael, pero Dámaso, receloso deposibles heridas civiles y de más de treinta años

Gonzalo Menéndez-Pidal y Elisa Bernisfilmando a Rafael Alberti y a María Tere-sa León en Roma, 1969.


[77][76]

Julio Caro. Fotograma del documen-tal de Gonzalo Menéndez-Pidal sobrePío Baroja, 1943.

Pío Baroja. Fotograma del documen-tal que sobre él hizo Gonzalo Menén-dez-Pidal, 1946.

de separación, no se decidió a acompañarme.Así que nada más llegar a casa de los Alber-ti, les hice saber de los recelos damasinos. Y,sin más, Rafael tomó el teléfono, y cuandoDámaso cogió el auricular sólo oyó:

¡Oh Lucía, mi único amor!¡Oh mi bella, mi blonda Lucía!Se ha casado con un profesorde Oto-rino-laringo-logía.

Eran viejos versos juveniles de Dámaso. Yal instante un inmenso casquete polar dehielo se fundió. La cordialidad de la gene-ración del 27 se había restablecido. Y deresultas, durante varios días, en aquellacasa romana de Rafael y María Teresa, flu-yeron largas conversaciones evocadoras.

(GONZALO MENÉNDEZ-PIDAL, «RAFAEL ALBERTI»,

BILE, NÚM. 39, 2000)

Gonzalo realizó grabaciones de Alberti y deDámaso, como también de Pío Baroja:

En los últimos años de Pío Baroja tuve acce-so a aquella su casa, y se reforzó mi buena

Rafael Alberti ante El triunfo deGalatea, de Rafael, en la Villa Far-nesina, Roma, 1969.

Dámaso Alonso en su casa, 1944.


[79][78]

amistad con Julio, así que pude grabar cercade dos horas de la fluida tertulia de Barojacon sus amigos y así fui sabiendo de episo-dios conocidos pero no muy divulgados,como por ejemplo la forma en que Barojasalvó la vida en los primeros días de la gue-rra civil.


Además, en los años 60 y 70 siguió rodan-do documentales sobre temas histórico-cul-turales, exhibidos dentro y fuera de Espa-ña, que son un valioso testimonio de laboresy costumbres a punto de desaparecer, ydirigió varios largometrajes, como Hijos del68 —historia de España en imágenes desdela guerra de 1808 a la de 1936—, o Se haroto un plato y Los caminos de España,ambos dirigidos por Gonzalo Menéndez-Pidal para la serie «Ventana abierta», dela que Arturo Ruiz-Castillo era director.

La sala de cine y de tertulia que Gonzalomontó en el sótano de la casa de la Cuesta

del Zarzal en el Olivar de Chamartín, en laque vivía con su familia, fue lugar deencuentro y de intercambio de saberes parasus amigos, pero también para un buennúmero de pensadores, creadores, científi-cos, artistas o historiadores que pasaron porella. Gonzalo recuerda que fue en su casadonde, en los años cincuenta, se habían reu-nido varios amigos, entre ellos Justino de

Proyección improvisada de Hijos del 68, de Gonzalo Menéndez-Pidal, en una pequeña iglesia de la provincia de Segovia, 1977.


[81]

Azcárate, Juan Uña y Julio Caro, parahablar de la recuperación de la InstituciónLibre de Enseñanza. Y es que Gonzalosiempre se sintió comprometido con el espí-ritu de la Institución y colaboró activamen-te en la recuperación de su actividad cuan-do la Fundación Francisco Giner de los Ríosvolvió a ser reconocida oficialmente en 1977y le fueron restituidos los bienes de la Ins-titución. El 21 de noviembre de 1978 se reu-nía por primera vez el nuevo Patronato dela Fundación, del que formaba parte Gon-zalo. En el libro de actas se deja constan-cia del resumen de las actuaciones de laFundación durante los años transcurridosdesde 1940, cuando la Institución fue ile-galizada y sus bienes incautados. En aquelmomento era su presidente el padre de Gon-zalo, Ramón Menéndez Pidal, y bajo su man-dato se adoptaron «las medidas precautoriasa su alcance para garantizar el futuro legalde la Fundación». Gonzalo servía así depuente entre aquel mundo de sus padres

Gonzalo Menéndez-Pidal junto a sus cuñados, Tomás Rodríguezy Margarita Bernis, años setenta.


[82]

y de su juventud y esta nueva etapa que seiniciaba entonces para la Institución Librede Enseñanza.

En 1986 Gonzalo fue nombrado presiden-te de la Fundación Francisco Giner de losRíos, en sustitución de Justino de Azcára-te, que había tenido que renunciar por pro-blemas de salud. Como tal, un año despuéspresidió el acto de presentación de la segun-da etapa del Boletín de la Institución Librede Enseñanza, en el que a lo largo de lossiguientes años publicaría diversos artícu-los. En 1988 dejó por voluntad propia lapresidencia de la Fundación, aunque siguiósiendo patrono el resto de su vida.

Junto a sus responsabilidades como acadé-mico o al frente de instituciones como la Fun-dación Giner de los Ríos, y a sus actividadescomo cineasta o como conferenciante, porcitar algunas de sus múltiples dedicaciones,Gonzalo siguió destinando tiempo a la docen-cia (fue profesor en diversas universidadesde Canadá y de EE. UU. —en especial en

Juan Marichal y Gonzalo Menéndez-Pidal en la Residencia de Estudian-tes, 1996.

Gonzalo Menéndez-Pidal con Juan Uñaen la Residencia de Estudiantes, 1996.

Gonzalo Menéndez-Pidal presentan-do un libro de Rafael Martínez Nadal(a la izquierda) en la Residencia deEstudiantes, 4 de diciembre de 1996.

Gonzalo Menéndez-Pidal con Jacin-ta Castillejo en la Residencia de Estu-diantes, 1996.


[85][84]

Middlebury College—), así como a sus inves-tigaciones, orientadas en torno a sus dostemas preferidos, la Geografía histórica y elMedievalismo, que dieron como fruto lapublicación de diversos estudios cuyo ele-mento común consiste en situar en un mismonivel explicativo lo sonoro, lo escrito y lovisual. Entre ellos cabe citar La España delsiglo XIII leída en imágenes (1986), La Espa-ña del siglo XIX vista por sus contemporá-neos (1988) o España en sus caminos (1992).

En los últimos años de su vida Gonzalopudo escribir y publicar una de sus obras

Gonzalo Menéndez-Pidal y José Bello en la Residencia de Estu-diantes, con ocasión de la presentación del número 39 del Bole-tín de la Institución Libre de Enseñanza, 26 de febrero de 2001.

Cubierta de Hacia una nueva imagen del mundo, de GonzaloMenéndez-Pidal, Madrid, xxxxxxxs, 2003Cubierta de Papeles perdidos, de Gonzalo Menéndez-Pidal,Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2004.


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más importantes, Hacia una nueva imagendel mundo (2003) —un recorrido por lo esen-cial en la evolución de la humanidad desdela antigüedad hasta los tiempos modernos—, y en 2004 publicó en la Residencia de Estu-diantes su libro Papeles perdidos, una reco-pilación de retazos, anécdotas y recuerdospersonales escritos y seleccionados por él.

Las múltiples facetas y caminos que Gon-zalo recorrió a lo largo de su vida son rastrode su curiosidad constante y de su perma-nente interés por aprender de todo y detodos. «En este pequeño mundo en que meha tocado vivir —escribía en 1991— no hetopado con los poderosos, pero sí con muchosde quienes aprender. Lo poco que sepa ahorade esto o de aquello a ellos se lo debo. […]¿Cómo no se va a aprender hablando con elpicador en la galería de una mina de carbón?Del soldador por puntos, del fresador y detantos otros me admira siempre en qué formay con qué rapidez son capaces de adaptarse yasimilar nuevas técnicas y métodos». Y para

Gonzalo Menéndez-Pidal en diferentes momentos del día de la presen-tación del número 39 del Boletín de la Institución Libre de Enseñan-za en la Residencia de Estudiantes, 26 de febrero de 2001. De arribaabajo: Gonzalo Menéndez-Pidal con José Antonio Muñoz Rojas; Gon-zalo Menéndez-Pidal, Elvira Ontañón, José Bello y Luis Vázquez deCastro; y de izquierda a derecha, Carlos Wert, Gonzalo Menéndez-Pidal, José Bello y José García-Velasco en la mesa de presentación


Gonzalo Menéndez-Pidal con Paloma Sara-súa visitando la exposición Manuel de Terán,geógrafo (1904-1984) en la Residencia deEstudiantes, marzo de 2007.

Gonzalo Menéndez-Pidal, José García-Velasco, Elvira Ontañón y Andrés Amorósen la Institución Libre de Enseñanza, abrilde 2007.

Gonzalo Menéndez-Pidal con su hija Elviray su yerno Enrique Nuere en la representa-ción de Las rutas de La Barraca, Residen-cia de Estudiantes, 5 de julio de 2006.

De izquierda a derecha, AliciaGómez-Navarro, Gonzalo Menén-dez-Pidal, María Fernanda Tho-mas de Carranza y Rosario Rome-ro en la Residencia de Estudiantes,5 de julio de 2006.

Gonzalo Menéndez-Pidal durante la representación de Las rutas de La Barra-ca en la Residencia de Estudiantes, 5 de julio de 2006. De arriba abajo:

De pie, en la primera fila del grupo de la derecha, Pilar Aguado (antiguaintegrante del grupo La Barraca), Gonzalo Menéndez-Pidal, Laura GarcíaLorca y Alicia Gómez-Navarro con los actores de los grupos de teatro queparticiparon en la función.

En primera fila, Gonzalo Menéndez-Pidal y María Fernanda Thomas deCarranza.

Gonzalo Menéndez-Pidal saludando a Pilar Aguado.


un investigador que valora tanto como lo hizoél los rastros de la historia del hombre, con-servar cualquier representación visual denuestro pasado, registrar oralmente y en imá-genes las tradiciones populares o fotografiary filmar «simples testimonios del ambienteen que me he visto envuelto y donde heaprendido», era casi una obligación: «conti-nuamente tengo motivos para reprocharmeel no haber fotografiado tal cosa, el no habergrabado tales palabras o tales músicas», llegóa escribir. Para Gonzalo no había diferenciaentre lo sonoro, lo escrito y lo visual, para éleran todas formas de representar costum-bres desaparecidas: «Eso ya no existe, peroahí está»… Y así es como Gonzalo pasó todauna vida atesorando recuerdos, salvandoimágenes de la destrucción, publicando ydifundiendo retratos, dibujos, fotografías,iconos, símbolos, mapas, grabados, láminasy todo lo imaginable.

En San Rafael, donde pasaba largas tem-poradas al final de su vida, Gonzalo tenía

«su maravilloso universo entretejido en lafascinación de la infancia», como lo descri-bió Rosa María Echevarría en un artículopublicado en ABC en 2003. Gracias a esteartículo sabemos que entre lo que tenía col-gado en las paredes de aquel universo suyohabía, por ejemplo, una foto de su cuñadoMiguel Catalán («esa foto de la pared es un

Gonzalo Menéndez-Pidal en la Residencia de Estudiantes, 5 de julio de 2006


cráter de la luna que lleva su nombre»), otambién un cartel de la película de Geral-dine Chaplin Los ojos vendados, en la queGonzalo iba a interpretar el papel de fusi-lado: «Estuvo aquí Geraldine —explicóentonces a la periodista—, porque me trajopelículas inéditas de su padre y me conven-ció para que lo hiciera. Me habían confeccio-nado incluso un chaleco especial, pero alfinal no tuve tiempo». Sin embargo, elmayor orgullo de Gonzalo parece que erauna placa de plata con su nombramientocomo «Gabarrero de honor» del municipiode El Espinar («los gabarreros son los quearrastran los troncos de árboles y estoyentusiasmado con este título»).

Para quien no haya tenido la suerte deconocer a Gonzalo Menéndez-Pidal, estebreve y fragmentario recorrido por su bio-grafía le permitirá intuir mínimamente algu-nas de las características de su lúcida yexcepcional personalidad. Sirva como com-plemento el atinado perfil que de él hace

Gómez-Moreno en la contestación a su dis-curso de ingreso en la Academia en el año1958, en el que esboza algunos de los ras-gos más representativos de su carácter quepermanecerían vigentes el resto de sus días:

Yo mismo no me había hecho cargo, sinoparcialmente, de sus alcances, no obstantela asiduidad de trato, por el arte con queeste Gonzalo evita echárselas de erudito,confiando a la correspondencia amistosa elganar en experiencia y saber, no contentocon lo amplísimo de sus lecturas y el caudalde materiales, en especial mapas y fotogra-fías, por centenares y millares, que vieneacumulando. En el fondo, es modestia y rec-titud su base moral; huye de ficciones ysanea con donaires su crítica, severa paralo pedantesco y huero. En desquite, se hacequerer de todos y ha de resignar su habitualaislamiento, adaptándose al compañerismoacadémico gustosamente.

Gonzalo Menéndez-Pidal murió el 11 dediciembre de 2008 en su casa de Madrid.


[95][94]

AGRADECIMIENTOS

La publicación de este pequeño ejemplar En recuerdo de Gon-zalo Menéndez-Pidal no habría sido posible sin la informaciónobtenida a través de los textos que de él y sobre él se han publi-cado, así como sin la ayuda que nos han brindado quienes máslo conocieron y trataron a lo largo de su vida o en los últimosaños, en especial su hija Elvira (y su marido Enrique Nuere),con cuyo apoyo hemos contado desde el principio para todos losdetalles que hemos ido consultando relacionados con los prepa-rativos tanto del acto como de esta edición.

Para la redacción del esbozo biográfico de Gonzalo Menén-dez-Pidal que aquí se reproduce hemos recurrido principalmen-te a los textos que en su memoria han escrito recientemente Gon-zalo Anes y Álvarez de Castrillón (ABC, 13 de diciembre de 2008)y Elvira Ontañón (El País, 14 de diciembre de 2008), que noshan servido para construir la base cronológica del texto. Gon-zalo Anes —actual director de la Real Academia de la Historia,a la que también deseamos agradecer su colaboración— nos haayudado, además, a reconstruir el proceso de ingreso de Gon-zalo en la Real Academia y la actividad que desempeñó comoacadémico enviándonos un texto que hemos reproducido ínte-gro. Para otros aspectos concretos de su biografía hemos reci-bido la ayuda de Elvira Ontañón y de Paloma Sarasúa, que noshan asesorado y contado datos sobre Gonzalo muy esclarecedo-res, como también de Álvaro Ruiz-Castillo con el archivo de supadre. El artículo de Alfonso Puyal sobre «Gonzalo Menéndez-Pidal o el cine como documento» (BILE, núm. 56, diciembre de2004) ha sido muy útil para armar la trayectoria de Gonzalo

entre 1930 y 1936, lo mismo que las entrevistas publicadas porMiguel Mora (El País, 17 de abril de 2005) y Rosa María Eche-varría (ABC, 21 de diciembre de 2008), o la que le hizo Gonza-lo Tapia en 2006 para el documental sobre las Misiones Pedagó-gicas, nos han servido para puntualizar algunos aspectos omatices fundamentales de su recorrido vital y personalidad.

En cuanto a los extractos de textos de Gonzalo o sobre Gon-zalo que se han intercalado a lo largo de este resumen biográfi-co, en cada uno de ellos se indica entre paréntesis el título delartículo o la publicación de donde lo hemos extraído, así comoel año de edición.

Las imágenes para ilustrar la biografía de Gonzalo —que inclu-yen tanto fotografías realizadas por él como reproducciones queconservaba en su colección— proceden, en su mayor parte, desus libros y del archivo de la Residencia de Estudiantes. La sobri-na de Gonzalo Sofía Rodríguez Bernis y su padre, Tomás Rodrí-guez Rapún, nos proporcionaron dos fotos de Gonzalo (una delos años 70 y otra de 1998), y uno de sus alumnos en el ColegioEstudio, Paco González, ha enviado a la Residencia cuatro fotosdel nombramiento de Gonzalo como «Lord Protector» por susalumnos del curso 1957-1958, así como la reproducción del «Can-tar de Mio Gonzalo» (escrito por Gonzalo Fernández-Tomás)que le dedicaron y leyeron en aquella ocasión.

La Residencia desea dejar constancia de su agradecimiento atodos los mencionados, así como a los que, aunque no estén aquícitados, hayan contribuido de una u otra forma a la preparaciónde este homenaje.


en recuerdo de gonzalo...

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