en nombre de la solidaridad (v. orellana)

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  • 8/12/2019 En Nombre de La Solidaridad (v. Orellana)

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    EstudianteVctor Orellana Bravo

    Profesora guaTeresita Matus Seplveda

    Comisin evaluadoraHugo Cabrera

    Patricio Miranda

    Pontificia Universidad Catlica de ChileFacultad de Ciencias SocialesEscuela de Trabajo SocialPrograma de Magster

    En nombre de la solidaridadIlustraciones crticas sobre 91

    organizaciones sociales solidarias en Chile

    Tesis para optar al grado de

    Magster en Trabajo Social

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    ABSTRACT

    Son compatibles solidaridad y desigualdad? Chile presenta hoy uno de los ms altos ndices dedesigualdad mundial, al tiempo que se proclama como una cultura de una impronta solidaria alparecer indiscutible. En este contexto, hemos sido testigos en los ltimos aos de un crecimientoexponencial de las organizaciones sociales de carcter privado (ONGs) que implementanprogramas sociales fuera de los parmetros tradicionales de las intervenciones sociales estatales.En este sentido, la tesis que aqu se presenta pretende cuestionar esa idea de solidaridadontolgica, no tanto en busca de un veredicto acerca de su legitimidad, sino ms bien queriendo

    cartografiar las diferentes caractersticas de la solidaridad que operan hoy en el seno de nuestrasociedad y su impacto en las intervenciones sociales que en su nombre se convocan.

    Can solidarity coexist with inequality? Chile has one of the highest levels of inequality in the worldand yet it considers solidarity to be a distinguishing characteristic of its culture. In this context, thepast few years have been witness to an exponential growth in the amount of social NGOs that

    carry out social programs outside the parameters of traditional state social interventions. In lightof this, this thesis questions the idea of ontological solidarity, not in order to give a verdict on itslegitimacy, but rather aiming to map out the different characteristics of solidarity in our society soas to identify their impact on the social interventions carried out in its name.

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    INDICE

    PLANTEAMIENTODEL PROBLEMA

    1. Las implicancias de la solidaridad 5

    2.

    Premisas centrales 63. Solidaridad desde dnde? 7

    3.1Solidaridad y Estado 113.2 Solidaridad y modernidad 15

    4. Consideraciones metodolgicas 175. Orden del escrito 17

    PRIMERA PARTE: CRISIS DEL ESTADO Y SOLIDARIDAD 20

    CAPTULO I: SOLIDARIDAD POSTESTATAL

    1. El debate1.1La postura francesa 211.2La propuesta habermasiana 251.3Una perspectiva marxista 31

    2. El estado de nuestro Estado2.1El comienzo de la contrarrevolucin 352.2El 78 como portal 382.3Capitalizando la capitalizacin 39

    CAPTULO II: EL FULGOR HIPNOPDICO

    1. Un frasco invisible 442. El mito del Quijote 463. La Teletn como paradigma 524. La solidaridad como explosin 58

    CAPTULO III: LA DESIGUALDAD EN LAS SOMBRAS

    1. Reyes y campeones 662. El ingreso y algo ms 713. Educacin, la cuna de la reina 73

    4.

    Desigualdad capital: paseo intergalctico en micro 78

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    SEGUNDA PARTE: LAS SOLIDARIDADES POSIBLES 83

    CAPTULO IV: LA MODERNIDAD COMO TERO

    1. Una tarea pendiente 852. La embestida posmoderna 92

    3.

    El ultraje de la ideologa 96

    CAPTULO V: HGASE TU VOLUNTAD, LA SOLIDARIDAD DEL YO 101

    1. Mi solidaridad y yo 1022. Un colectivo fantasmal 1063. El granito de arena: la solidaridad que vale, cuando no cuesta 115

    CAPTULO VI: LLEGAR Y LLEVAR, LA SOLIDARIDAD RENTABLE 124

    1. La solidaridad colonizada: as se ayuda hoy! 1222. Solidaridad y Lucro: la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) 1263. Solidarios y Ca. Ltda 131

    TERCERA PARTE: CATEGORAS ANALTICAS PARA LA SOLIDARIDAD 136

    1. Algunos componentes de la intervencin social 1372. Categoras analticas 1603. Algunas conclusiones y recomendaciones tcnicas 1874. Eplogo: Cien aos de Solidaridad 194

    BIBLIOGRAFA 198

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    PLANTEAMIENTODEL PROBLEMA

    1. Las implicancias de la solidaridadConviene asumir esta nueva sensibilidad humana *la solidaridad+ e introducir en ella el discurso reflexivo a

    fin de orientarla adecuadamente e impedir as que degenere en una mera inflacin verbal. A veces da lasensacin de que la apelacin a la solidaridad funciona como un tpico de la retrica cansina y repetitiva dela cultura dominante. Para que eso no suceda es conveniente tener el coraje de enfrentarse a la solidaridadcon un discurso crtico, coherente y creativo

    Marciano Vidal1

    Es Chile un pas solidario? No tan slo es poco original, sino que adems es una mala pregunta o,al menos, a destiempo (adelantada). Habra que preguntarnos qu tipo de solidaridad opera hoyen Chile? Existe acaso una sola manera de ser solidarios? De haber ms de una habra(n)alguna(s) que predominase(n) sobre las otras? Cules, cmo? Da lo mismo el tipo de solidaridadque construye al Chile de hoy?

    Lo anterior es de suma importancia si consideramos que, como podremos ver en el transcurso de

    esta tesis, los chilenos somos unos convencidos de ser los campeones de la solidaridad, queaquello incluso sera lo bueno de la raza chilena2, sin reparar necesariamente en saber questamos entendiendo por solidaridad.

    Es importante, adems, porque en el pas son cada vez ms las organizaciones provenientes de lasociedad civil que convocndose a partir del principio de solidaridad se vuelcan en sendasintervenciones sociales sobre fenmenos de suyo complejos (extrema pobreza, trabajo infantil,personas en situacin de calle, habitabilidad en campamentos, etc.) que otrora fueran deincumbencia exclusiva del Estado.

    Hablamos de una solidaridad que moviliza en el tercer sector del pas recursos econmicosequivalentes al 1,5% del PIB nacional (ms de 3.500 millones de dlares) ao a ao 3, moviliza ams de un milln de chilenos que realiza actividades de voluntariado 4, que hace que el concepto

    tercer sector sea considerado una realidad emergente que no se puede soslayar en el diseoactual de las polticas pbicas5, que hacen ubicar por parte de la opinin pblica a Un Techo paraChile y al Hogar de Cristo como las instituciones que ms y mejores aportes hacenal combate ala pobreza en el pas6, que hizo aumentar enrgicamente en la dcada de los 90 la cantidad depersonas que dedican tiempo libre al voluntariado7.

    1Vidal, Marciano. Para comprender la solidaridad. Editora Verbo Divino. Espaa, 1996.

    2Dockendorff, Cecilia.Solidaridad: la construccin social de un anhelo. Unicef, FOSIS. 1993.

    3Irarrzaval, Ignacio, Hairel Eileen M.H., Sokolowski, Wojciech, y Salomn, Lester M. Estudio Comparativo del Sector

    Sin Fines de Lucro - Chile. Johns Hopkins Comparative Nonprofit Sector Project.4Un 7% de los chilenos es voluntario, cifra que nos ubica en el segundo lugar en Latinoamrica. Fundacin Trascender

    Es Chile un pas de voluntarios?, 2006.5nuevas perspectivas enmateria de polticas sociales atribuyen hoy en da a las organizaciones sociales del TercerSector un rol creciente. A lo cual agrega desde hace algunas dcadas las organizaciones privadas sin fines de lucro ycon fines pblicos, han cobrado en nuestro en nuestro pas un protagonismo progresivo. Jimnez de la Jara, Marcela.El Tercer Sector en Chile: una realidad emergente. Revista de Trabajo Social N 71, 2003. Pgs. 123-140.6 Levemente despus de bomberos y la Teletn, Un Techo para Chile y el Hogar de Cristo son consideradas las

    instituciones cuya ayuda es realmente til. CIS-UTPCH. Participacin social y voluntariado en la educacin superiorchilena. Informe de resultados. Santiago de Chile, 2007.7 La Encuesta Mundial de Valores, para el caso chileno, es decidora: mientras que en el ao 1990 un 29,6% de lapoblacin mayor de 18 aos entrevistada declaraba hacer trabajo no remunerado en alguna de las organizaciones o

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    Hablamos de una solidaridad que sustenta en la opinin pblica la idea de que las organizacionessociales son ms efectivas en la lucha contra la pobreza que el mismo gobierno8, una solidaridadque se iza como una suerte de motor inspirador para el diseo e implementacin de miles deintervenciones sociales que se desarrollan a lo largo de todo Chile involucrando a otros tantosmiles (universitarios, adultos, profesionales, escolares, voluntarios, etc.) en su ejecucin y, porsupuesto, a otros cientos de miles como destinatarios de todas estas prcticas sociales solidarias:una solidaridad, en definitiva, bastante poderosa.

    Emerge entonces la siguiente inquietud qu tipo de solidaridad ser la que moviliza a Chile?Qu impactos tiene la adopcin de unas y la censura de otras formas de pensar y hacersolidaridad en la manera en que se desarrollan las intervenciones sociales en Chile? Abordar loanterior es central, pues nos permite enfrentar con mayor lucidez la pregunta que, en ltimotrmino, es la ms importante de todas: hacia dnde nos encamina nuestra solidaridad?

    La tarea que nos proponemos abordar en esta tesis es precisamente adentrarnos en lassolidaridades presentes en el Chile de hoy, leda tanto a propsito de sus grandes discursosnacionales como en las prcticas especficas en diferentes mbitos de la intervencin socialenque aquellos discursos se traducen, alentados, en este sentido, por la conviccin de que la sola

    invocacin de un principio con el que difcilmente se podra estar en desacuerdo, no es suficientepara que ste se traduzca en las transformaciones ms profundas que la sociedad chilenarequiere.

    Sera de mala crianza estar en contra de valores socialmente aceptados, como la solidaridad, lalibertad, la democracia, la igualdad, los Derechos Humanos, etc.; pues bien, no basta con sloadscribir a ellos, pues podemos estar da a da en nombre de la solidaridad generando discursospblicos y estrategias de intervencin social que, observadas de manera ms crtica y detenida,estn reproduciendo justamente aquellas realidades que decimos querer cambiar.

    2. Premisas centralesConsecuentemente, las premisas desde las cuales desarrollaremos el escrito son las siguientes:

    Existen muchas solidaridades posibles, las que se van a posicionar desde diferentes lugaresy, por tanto, van a abrir distintos escenarios en los cuales se juegan tambin lasposibilidades de las intervenciones sociales que en su nombre se realizan.

    Las transformaciones que ha sufrido el Estado en las ltimas dcadas junto con la idea demodernidad adoptada culturalmente por una sociedad, representan dos significativasdimensiones que sobredeterminan contingentemente los contenidos y contornos de lasolidaridad actual.

    actividades de voluntariado, en el ao 2000 este porcentaje aument a 42,6%.Zulueta, Sebastin. La evolucin delVoluntariado en Chile entre los aos 1990 y 2002. Tesis para optar al grado de Magster en Sociologa, UC. Santiago,2003.8Frente a la frase Las organizaciones sociales son ms efectivas en la lucha por superar la pobreza que el gobierno, un56% se mostr De acuerdo/Muy de acuerdo, contra un 13% que manifest estar en Desacuerdo/Muy endesacuerdo. Fundacin TrascenderSomos generosos los chilenos? Encuesta Nacional de Voluntariado, 2008.

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    La solidaridad es un principio y tambin un resultado, palpable en la forma en que estraducido a propsito de determinados componentes de la intervencin social. Lasolidaridad, por tanto, se puede medir.

    Existe una invisibilizacin sistemtica de las malas prcticas autoproclamadas comosolidarias justamente por no existir los espacios reflexivos suficientes mediante loscuales pensar y proponer modelos, procedimientos y/o lneas de intervencin social quenos permitan pensar la solidaridad como un principio y tambin como un resultado. Loanteriory esta vendra siendo una subpremisaes posible en gran medida por el carcterapostlico que la accin solidariavoluntaria reviste en el pas, donde el mrito es quelas cosas se hagan, importando poco la calidad e impacto de ese hacer9.

    3. Solidaridad desde dnde?Para saber dnde nos lleva debemos preguntarnos en primer lugar desde dnde viene ese

    convencimiento tan arraigado en nuestro ethosnacional de que Chile es efectivamente un pasintrnsecamente solidario. Con algunos matices, as lo han mostrado diversos estudios que en losltimos 20 aos han abordado la pregunta por el carcter inmanentemente solidario quetendramos chilenas y chilenos.

    As lo mostr aquella pionera investigacin de Cecilia Dockendorff de principios de los 9010, dondelograba recapitular el sentir de una importante cantidad de chilenos/as pertenecientes a una gamadiversa de estamentos sociales en torno a la idea de solidaridad que ellos/as tenan en aquelmomento; su conclusin era entonces la siguiente:

    Sin olvidar las diferencias individuales, podemos quedamos con una respuesta a la pregunta si essolidario el chileno o no, citando lo que se dijo en una reunin de mujeres: Chile es un pas que tienemucha materia prima y no se la ha sabido explotar. Los chilenos s somos solidarios; eso s que falta

    incentivacin11.

    A mediados de la misma dcada (1995), la FLACSO mostraba como un importantsimo 83% de lapoblacin chilena celebraba que la suya era una sociedad solidaria12, lo cual fue recogido concierto estupor por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su Informe deDesarrollo Humano del ao 1998. Esto, porque al mismo tiempo que se consignaba nuestrosupuesto carcter arrasadoramente solidario, tambin mostraba cmo un importante 81% de losencuestados estaba en desacuerdo con la afirmacin que sostena que la chilena era una sociedadigualitaria socialmente, al igual que un 70% que declar estar en desacuerdo con la afirmacinChile es una sociedad justa; un 80% de acuerdo en que somos una sociedad ms agresiva y un

    9La falta de autocrtica de algunos defensores del voluntariado ha limitado los esfuerzos por refrenar la generacin en

    su seno de prcticas asistencialistas, autoritarias o decididamente antisolidarias Cabrera, Hugo. CoordinadorPrograma Nacional de Voluntariado. Comentario al artculo El voluntariado juvenil en Amrica del Sur: un anlisis de suorientacin y formalizacin utilizando la teora de los orgenes sociales de la sociedad civil de Ren Olate. 10

    Dockendorff, Cecilia.Solidaridad: la construccin social de un anhelo.Unicef, FOSIS. 1993.11Dockendorff, Cecilia.Solidaridad: la construccin social de un anhelo. Unicef, FOSIS. 1993.12Encuesta FLACSO, 1995. Citada en Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. PNUD. Informe de DesarrolloHumano: las paradojas de la modernizacin. 1998. Pg. 52.

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    64% en que somos cada vez ms egostas13: agresivos, injustos, desiguales, egostas y solidarios,todo al mismo tiempo.

    Ya instalados en el nuevo siglo, hemos sido testigos de diferentes estudios que reafirman la ideade que somos solidarios:

    Fundacin Trascender realiza ao a ao una Encuesta Nacional de Voluntariado, en la cual

    se incluye la pregunta acerca si es Chile un pas solidario; los resultados muestran que laproporcin de encuestados que responde favorablemente dicha sentencia ha venido enaumento: 57% (2006), 62% (2007), 64% (2008) y 79% (2009) 14.

    El Centro de Investigacin Social de Un Techo para Chile , realiz un estudio aplicado aestudiantes de educacin superior (2006-2007), en el que tambin se consign unporcentaje superior al 65% que dijo estar Muy de acuerdoy De acuerdocon la frase: lasolidaridad es un rasgo distintivo de los chilenos15.

    En definitiva, se trata de mostrar lo que un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Socialesde la Universidad de Chile (2006) as confirma:

    Solidaridad es una nocin frecuentemente socorrida en el habla de chilenos y chilenas, y que posee

    un protagonismo cultural histrico en nuestro pas ()

    Solidaridad, en diferentes contextos y desde distintos mbitos de la vida social, es algo a lo que sepuede apelar en nuestra sociedad para concitar y conseguir una determinada conducta, ya seaindividual o colectiva, puntual o sostenida. Y a tal punto parece o intenta conformar parte denuestros repertorios culturales, que en Chile existen un mes de la solidaridad y un mes de la patriaque le sucede

    16.

    Finalmente, el ndice de Solidaridad 2009 enmarcado dentro del estudio del MIDE UC y del Hogarde Cristo denominado Radiografa de la Solidaridad en Chile, se muestra una relacinestadsticamente significativa entre sentirse comprometidos y orgullosos de ser chilenos conuna mejor puntuacin en el ndice propuesto: a mayor identificacin con el pas, ms solidaridad17.

    Ahora bien, y a propsito del mismo estudio, es muy interesante constatar que una de lasconclusiones a las que arrib el equipo investigador es que Somos solidarios, pero podemos darms. A esto podemos agregar que, en el ao 2008, la Tercera Encuesta Nacional de Voluntariadoefectuada por la Fundacin Trascender mostr algunos llamativos datos, a saber:

    - Cada ao ms chilenos consideran que la solidaridad es una caracterstica de nuestropas (62 al 64% de aumento entre medicin 2007 y 2008). Hasta aqu, nada nuevo.

    13Encuesta FLACSO, 1995. Citada en Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. PNUD. Informe de Desarrollo

    Humano: las paradojas de la modernizacin. 1998. Pg. 52.14

    Fundacin Trascender, Es Chile un pas de voluntarios? 2006. Adems de Encuesta Nacional de Voluntariado, 2009.

    15CIS-UTPCH. Participacin social y voluntariado en la educacin superior chilena. Informe de resultados. Santiago deChile, 200716

    Romn, Jos Antonio; Tomicic, Alemka; Avendao, Dockendorff, Cecilia. Solidaridad como problema REVISTAMAD, (2):151-183, 2007.17

    En este sentido, por Identidad Chilena se consider a cun orgullosos y comprometidos se sienten de ser chilenos,cunto sienten que tienen en comn con otros chilenos y cun importante es el ser chileno en su forma de ser. As,aquellos con mayor identidad obtuvieron un promedio de 7,0 en el ndice de 1 a 10, por sobre el 5,4 obtenido poraquellos con menor identidad chilena. Gonzlez, R. y Corts, F. Radiografa de la solidaridad en Chile e ndice deSolidaridad. Estudio del Hogar de Cristo y MIDE UC. Octubre 2009.

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    - Sin embargo, aument en ms del doble la cantidad de chilenos que se consideran a smismos como poco solidarios, pasando de un 8% (en 2007) a un 19% (en 2008),disminuyendo tambin aquellos que s se consideran solidarios (67% al 50%)

    Hay algo que estas cifras nos estn diciendo? Para la directora de la Fundacin Trascender, MaraPaz Rencoret, la explicacin tiene que ver con que "nos valoramos menos o creemos que podemoshacer ms (...) en las acciones concretas es donde quedamos insatisfechos y nos gustara hacerloms y ser mejor"18. Nuevamente emerge esa idea de que podemos ms.

    Preguntamos entonces podemos ms? O, planteado de otra forma cunto ms le podemospedir a esta forma que hemos adoptado de hacer solidaridad?

    Desde Dockendorff, pasando por el PNUD y llegando a los ltimos estudios citados, podemosadvertir que si bien siempre concordamos en que somos solidarios, tambin convenimos en quealgo nos falta, que algo no calza; hablamos de un pero siempre presente, un algo que le falta a

    nuestra solidaridad de las ltimas dcadas.

    18Rencoret, Mara Paz.Entrevista concedida a Radio Cooperativa, publicada enhttp://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.htmlel 29 de Julio, 2008.

    http://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.htmlhttp://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.htmlhttp://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.htmlhttp://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.htmlhttp://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.htmlhttp://www.cooperativa.cl/chilenos-se-consideran-cada-vez-menos-solidarios/prontus_nots/2008-07-29/113017.html
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    Cmo es que somos solidarios a la vez que desiguales e individualistas, injustos, agresivos yegostas19?, por qu si somos intrnsecamente solidarios, esta materia prima hay queconstantemente incentivarla o, de lo contrario, no se manifiesta20? podemos dar ms connuestras actuales herramientas solidarias21?

    La solidaridad que hemos creado en el Chile de hoy presenta potencialidades y tambin lmites, es

    decir, tiene aperturas y clausuras, escenarios que abre y otros que simplemente censura. Habrque revisar bien si los principios en los que se funda nuestra solidaridad chilena estn hechos paradar el salto pendiente; puede que sea cosa de tiempo, pero las promesas se postergan dcada adcada, como si cada diez aos algo mgico tuviese que suceder, como si cada 10 aos tuvieseque acontecer lo que en los 9 precedentes no hemos sido capaces de hacer.

    Primero fue la promesa que nos deparaba un nuevo milenio (2000), hoy todas las apuestas sedirigen al Bicentenario de la patria (2010) y ya hay ciertos movimientos que apuntan al 2020 comometa razonable para dar solucin a determinadas problemticas sociales22

    Y si la solidaridad que albergamos como sociedad simplemente no nos va a dar ms? Qu hayde la posibilidad de que la solidaridad que hoy hemos construido sencillamente no est encondiciones de ofrecer los insumos que nos permitan articular las transformaciones querequerimos para celebrar un Bicentenario en grande? O quizs le falte un ingredientefundamental que nos impide arribar al resultado deseado, quizs le sobren otros? Por qusiempre postergamos las promesas? No ser que hemos equivocado el camino y nuestro premiode consuelo es siempre apuntar al dos mil algo 10, 20, 30 o 40 como promesa de futurocondenada a no encarnarse nunca en nuestro presente?

    Cunto ms le podemos pedir a nuestra solidaridad? Nuestra solidaridad, da para ms?

    Volvemos as a la pregunta inicial de este apartado desde dnde proviene nuestra solidaridad?Qu procesos han impactado en su actual configuracin? Planteamos que pueden ser varios,pero nos detendremos en dos grandes hitos que poseen un altsimo impacto en la forma en queconstruimos la solidaridad en general y la nuestra (chilena) en particular; a saber:

    El tipo de ruptura que ha tenido lugar entre el Estado, Mercado y Sociedad civil y lasformas de hacer solidaridad de all resultantes.

    La cercana/lejana que manifiesta una idea de solidaridad con una postura respectode la modernidad determinada.

    Ambos elementos configuran el desde donde viene nuestra solidaridad y, lo que ms nos interesa,nos pueden dar luces del lugar hacia donde sta nos encamina.

    19 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. PNUD. Informe de desarrollo humano: las paradojas de la

    modernizacin. 1998. Pg. 52.20

    Dockendorff, Cecilia.Solidaridad: la construccin social de un anhelo. Unicef, FOSIS. 1993.21

    Gonzlez, R. y Corts, F.Radiografa de la solidaridad en Chile e ndice de Solidaridad. Estudio del Hogar de Cristo yMIDE UC. Octubre 2009.22El movimiento Educacin 2020 tiene como objetivo que, para tal ao, Chile tenga una educacin de calidad y conequidad El lema es Educacin 2020, se acab el recreo!. www.educacion2020.cl

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    3.1 Solidaridad y EstadoAntes que todo, queremos distanciarnos de aquellos discursos que sitan al Estado como la nicaentidad responsable y legitimada para crear solidaridad y que por lo tanto toda la solucin anuestros problemas radica en una vuelta al Estado maximalista y omnipresente que alguna vezhubo, o se quiso que hubiera. El Estado no tiene por qu hacerlo todo.

    Lo anterior no impide reconocer que ste se plante poderosamente, y hasta hace no muchotiempo, como la principal fuente de produccin de solidaridad de la sociedad, razn por la cual sevuelve central la discusin en torno a cmo las dramticas transformaciones que han impactado alEstado han impactado tambin en los desafos y las formas en que las sociedades se proponenproducir solidaridad.

    En debates de la sociologa actual, podemos distinguir algunas corrientes que entregan sudiagnstico y propuestas al respecto. En este sentido, no va a ser lo mismo referirnos a la crisis delEstado con diagnsticos que nos hablan de un lazo roto23, de una cierta colonizacin del mundo dela vida24o, finalmente, de una crisis estructural del capitalismo25, entre otras posibilidades.

    De cualquier modo, en cualquiera de las tres perspectivas, lo que hay es un sustrato comn en

    torno a la pregunta existe algn tipo de relacin entre la crisis del estado y el resurgimiento de lassolidaridades? Para las tres propuestas, que hacemos nuestras, la respuesta es s.

    Si la solidaridad era fundamentalmente producida por un Estado que, en virtud de la adopcin deun modelo de desarrollo capitalista, se ha jibarizado de manera dramtica para quedar reducido asu ms mnima expresin posible, preguntamos en qu contextos producimos hoy solidaridad?

    Para Pierre Rosanvallon, con la cada del Estado de Bienestar asistimos a un contexto donde se hasustrado del centro poltico de la sociedad la valoracin por la igualdad, sta se ha vueltoprescindible:

    Ya no es el imperativo de igualdad o fraternidad el que se pone en primer plano, sino una exigenciade reparacin civil, tanto ms querellante y vindicativa en cuanto representa la nica esperanza dever una mejora de la propia situacin ()

    () el principio de ciudadana ya no implica una exigencia de redistribucin; se reduce a la confianzacomn en la ley civil organizadora de la autonoma

    26.

    Desde una perspectiva marxista, Jose Paulo Netto, quien no comparte las altas expectativas quegenera en la perspectiva francesa la produccin de solidaridad por parte del Estadoprovidencia,sostiene que los 30 gloriosos27no constituyen sino una pequea excepcin donde el capitalismo

    23 Desde una vertiente francesa, concepto acuado por Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial

    Manantial. Buenos aires, 1998.24La propuesta habermasiana a propsito de su compleja construccin conceptual referida al Sistema y Mundo de laVida.Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.198125

    Perspectiva marxista que expondremos desde Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafiocentral. Trabajo presentado en el 33 Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social. Crecimiento y desigualdad:escenarios y desafos del Trabajo Social en el siglo XXI. Santiago de Chile, 2006. Disponible en Boletn Electrnico Sur,n 121.. Escuela de Trabajo Social - Universidad de Costa Rica.www.ts.ucr.ac.cr.Agosto, 200626Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pgs. 65-68.27Treinta aos en que el Estado de Bienestar tuvo su auge.

    http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/
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    estuvo sometido al Estado y una vez liberado de ste ltimo, pudo demostrar su incompatibilidadcon la reduccin de pobreza, de las desigualdades y la ampliacin de derechos sociales28.

    Para Habermas, la universalidad desde la cual podramos pensar la solidaridad va a estarcolonizada por el mercado; es decir, ser el mercado, por medio de la imposicin de sus cdigos, elque se erige no slo como aquel encargado de producir integracin social, sino que tambin

    integracin sistmica, escenario en el cual el Estado queda reducido a condicin de complemento.El mercado autoregulador exige ser complementado no solo por una administracin estatalracional y un derecho abstracto, sino por una moral estratgico utilitarista en el mbito del trabajosocial.

    Las ideologas burguesas pueden adoptar una estructura universalista y apelar a interesesgeneralizables porque el rgimen de propiedad se ha despojado de la forma poltica y ha traspasadoa una relacin de produccin que, segn su apariencia, puede legitimarse a s misma: la institucindel mercado puede apoyarse en la justicia inherente al intercambio de equivalentes

    29.

    Colonizadas (Habermas) y reducidas a la accin marginal (procapitalistas, por lo dems30) de lasONGs que desempearn un papel residual despolitizado, las posibilidades de la solidaridad sonamenazadas de muerte por el desplome de la sociedad aseguradora31.

    Qu resulta de todo esto? En el captulo I veremos que para el caso del Estado y de nuestrasolidaridad, algunos diagnsticos presentes en el debate van a servir para leer las radicalestransformaciones que sufri el estado chileno desde 1973 en adelante, con la llegada de unadictadura militar y su programa econmico importado directamente de la Universidad de Chicago.

    Desconocer las posibilidades de nuestra solidaridad hoy sin considerar las radicalestransformaciones que sufri el Estado y los principios justamente de solidaridad que losustentaban, es abrir la posibilidad de comprender la solidaridad a la usanza neoliberal, es decir,como un principio sin principios, neutro y despolitizado: no va a ser lo mismo intentar producirsolidaridad en una sociedad en que sta es desterrada de los fundamentos del Estado.

    Eso fue justamente lo que tuvo lugar en el pas y el hito lo constituye la Reforma al Sistema de

    Pensiones del Ministro del Trabajo de la poca, Jos Piera, y que entrara en vigencia el 6 deNoviembre de 1980: ese da constituye un antes y un despus para la solidaridad en Chile, pues seda un giro en 180 a la forma en que el Estado chileno producira solidaridad por medio de uno desus mayores herramientas, el seguro.

    El seguro, al decir de los franceses, permita el sentimiento de pertenencia de los miembros a sucomunidad, creaba lazos entre los que tienen ms con los que tienen menos, donde estos ltimosno son dejados caer bajo ciertos mnimos sociales, pues el Estado recauda y administra fondos queimpiden que aquello ocurra. El seguro es, entonces, un ejercicio de justicia contractual de todoscon todos

    28 Refiere as a la incompatibilidad de una conexin durable entre la dinmica capitalista, supresin de la pobreza

    absoluta y reduccin de desigualdades () el capitalismo contemporneo se muestra cada vez menos capaz de soportarreformas que viabilicen la ampliacin de los derechos sociales. Traduccin libre deNetto, Jos Paulo. A ordem socialcontemporneo o desafio central. Obra citada,29

    Habermas, Jrgen. Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores. Bs. Aires, 1989. Pg. 39.30el capitalismo no transita para nada sino para ms capitalismo Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central. Enobra citada. Traduccin libre.31Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998.

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    El seguro no es como la asistenciaun socorro consentido; representa la ejecucin de un contratoen el cual el Estado y los ciudadanos estn igualmente implicados () la prestacin se debe, no esuna liberalidad

    32

    Pero, qu es el seguro para la administracin que se dej caer de golpe en La Moneda en 1973?Jos Piera no podra haber sido ms claro:

    La seguridad social --sin duda, el mayor de todos los monopolios estatales existentes en Chile-- eraun sistema inspirado en esa lgica que hace depender a las personas del Estado, ese "ogro

    filantrpico" descrito por Octavio Paz33

    .

    El desmantelamiento del Estado era, entonces, cuestin de tiempo. Y as fue como la reforma alsistema de pensiones constituira la primera de muchas reformas en cuyo corazn operara elmismo giro: se pasaba de un principio de solidaridad universal al de capitalizacin individual. Lopropio se hizo en salud con la invencin de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRES, la saludprivada) en desmedro del Servicio Nacional de Salud, el cual hoy sobrevive como el FondoNacional de Salud (FONASA, la salud pblica).

    De sistemas universalistas de seguro pasamos a uno basado en la capitalizacin individual: cuntose disponga en el bolsillo para pagar determinar la calidad que se puede esperar de los servicios

    otrora garantizados por el Estado, consagrados como Derechos Humanos, como el derecho a lasalud, educacin, vivienda, entre otros. Los derechos dejan de ser exigibles y pasan a seradquiribles como productos ofrecidos por el mercado.

    Es en este contexto que hoy da hablamos de solidaridad; y no se avizora en el horizonte prximoposibles reformas profundas a ellas; no slo por la imposibilidad constitucional de un sistemapoltico que no lo permite, sino que la Reforma convenci a quienes podran haber sido susoponentes, pues ha sido apoyada, mantenida y celebrada por los gobiernos que sucedieron a ladictadura desde 1990 en adelante34.

    En los cambios introducidos por la comisin para la Reforma Previsional del gobierno de Bachelethubo importantes avances en materia de asegurar ciertos mnimos, pero siempre pensado dentro

    de los mrgenes del modelo mismo:Se ha destacado, y con razn, que ninguna de las propuestas que contiene el informe () cuestionael actual sistema basado en la capitalizacin individual. () Nunca estuvo en duda que loslineamientos que inspiraran el trabajo de los miembros de la instancia asesora estaran dentro delos mrgenes que permite el modelo mismo () se corrobor as la alta valoracin, de ordentransversal, que existe de un sistema que, perfectible, ha sido muy favorable para los chilenos

    35.

    La privatizacin de todos los servicios pblicos, nos pone hoy en otro contexto de produccin desolidaridad, pues las privatizaciones no slo sacaron del Estado enormes responsabilidades, sinoque, las pocas empresas que mantiene en la figura de Estado Subsidiario, han sido tambinprivatizadas por medio de lo que podramos llamar la terciarizacin de la poltica pblica.

    32Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pgs. 2433

    Pinera, Jos. El cascabel al gato: la batalla por la reforma previsional. Editorial Zig-Zag. Santiago, Chile 1991.Pg. 3.34

    "Nos reunimos para celebrar los 21 aos de un sistema que ha funcionado y que ha sido exitosomanifest el expresidente Ricardo Lagosel 2 de Agosto del 2002. "El sistema de capitalizacin ha sido un producto de exportacin deChile, y la verdad es que no conozco otro producto de exportacin chilensis en materia de innovacin institucionaladems de ste, probablemente porque a los chilenos nos cuesta inventar cosas nuevas. CORTAZAR, Ren, Ministrode Transportes de la Presidenta Bachelet y Ministro del Trabajo del Presidente Aylwin, en el XI Congreso de Finanzas yNegocios, ICARE. 1 de septiembre de 2005.www.josepinera.com35La Tercera, Editorial, 8 de Julio, 2006.

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    Tenemos, por un lado, la jibarizacin del Estado

    El Estado comienza un proceso de retraccin, ya no cumple su funcin de garante de lasnecesidades de la poblacin y se produce un significativo aumento de la desigualdad, producto de lainequitativa y perversa distribucin de la riqueza, lo que hace de Amrica Latina uno de loscontinentes donde la brecha entre ricos y pobres ms se ha ampliado en los ltimos aos. Laagudizacin del problema del desempleo, la falta de polticas sociales destinadas a paliar sus peoresconsecuencias, y las casi nulas posibilidades de que esta situacin se revierta ayuda a completareste rpido panorama signado por cambios, incertidumbres y situaciones de crisis que han venido

    para quedarse36

    de la cual se sigue una externalizacin de la poltica social con las consecuencias polticas deaquello sobre la forma en que es desgarrado el vnculo de los que tienen ms con los que tienenmenos y las repercusiones de aquello en la produccin de solidaridad

    Es menester recordar que esta disminucin del tamao del Estado y restriccin de sus funciones hasignificado entre otras cosas la externalizacin de la aplicacin de la poltica social y en algunoscasos no solo de la aplicacin de la poltica sino que tambin de su formulacin. As en Chile porejemplo el Ministerio de Viviendas no construye viviendas, el Ministerio de Obras Pblicas no haceobras pblicas, ambos funcionan bajo la lgica de mercado en tanto son los privados los que

    ejecutan la poltica, en caso de los ministerios de Educacin no tienen colegios y de Salud la mayorade sus prestaciones tambin son realizadas por privados.

    Estos slo atienden directamente a la parte de la poblacin ms pobre, el resto que cuenta conrecursos es atendida por privados rompiendo as el vnculo de solidaridad entre los que cuentan con

    ms recursos y los que tienen menos37.

    En este contexto, la solidaridad tambin ha sido privatizada. No perder de vista lo anterior escentral para los anlisis que en esta tesis queremos emprender, puesto que, como veremos, laemergencia de miles de programas de intervencin ejecutados por organizaciones privadas sinfines de lucro no sera posible sin la externalizacin de cientos de programas del Estado que estndiseados para ser ejecutados por el tercer sector.

    Hoy, lo nico pblico de la poltica pblica es en gran medida su formulacin, donde la ejecucinde los programas sociales que de ella se derivan son licitados se licita a las organizaciones socialesprivadas, verdaderas empresas subcontratistas de lo social; en este sentido, ONGs somos al FOSISlo que una inmobiliaria es al MINVU, slo que no se persiguen, desde este sector, fines de lucro.En ese movimiento es posible su constitucin, la emergencia de este tercer sector, lo cual noconstituye en absoluto impedimento moral, no se trata de si lo que ac mencionamos est bien omal, se trata de no desconocer el origen del cual provienen los actuales escenarios donde seungen nuestras acciones solidarias. Es sobre esta paradoja que debemos comprender el ejerciciode solidaridad de nuestros das, en la cual opera un movimiento que es levantado con la retricade la solidaridad pero posibilitada y administrada por lgicas de mercado.

    En el mismo momento en que una organizacin social solidaria recibe fondos para ejecutar un

    programa en nombre de la solidaridad, sta le reclama por la impunidad con que fue desgarradadel corazn del Estado chileno hace ya casi 30 aos atrs; el mismo acto de ejecutar un programaestatal por un principio de solidaridad da cuenta de su destierro de las venas de nuestra sociedad.

    36 Bertolotto, Mara Isabel. Escenarios de principio de siglo. Tercer Sector y ON Gs. Boletn Electrnico Sur n 86.

    Escuela de Trabajo Social - Universidad de Costa Ricawww.ts.ucr.ac.cr.Septiembre, 2003. Pg. 3.37Vargas, Mnica. Cohesin social: equidad en el contexto liberal o la vlvula de escape del capitalismo modernoBoletn Electrnico Sur n 132. Escuela de Trabajo SocialUniversidad de Costa Rica, www.ts.ucr.ac.crJulio, 2007.Pg. 8.

    http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/
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    3.2 Solidaridad y ModernidadBasamos la relacin entre solidaridad y modernidad, pensando en la primera como hija de lasegunda. La solidaridad no es una sola, pues en nombre de ella podemos ver, hacer y decir muchascosas, en algunos casos incluso contrapuestas. Tal como sostenemos en nuestras premisascentrales, existen muchas solidaridades posibles y que ellas estarn definidas y contorneadas por

    varias elecciones, dentro de las cuales resulta crtica la opcin que se abrace a propsito de unaidea de modernidad.

    En este sentido, el debate acerca de la modernidad ha propiciado extenssimas y complejas obrasconceptuales que reproduciremos slo en la medida en que nos propicien algunos insumos quenos permitan arribar a determinadas categoras desde las cuales nombrar las solidaridadespresentes en el Chile de hoy.

    Sern tres las corrientes a analizar: una vertiente desde la cual la modernidad es considerada unproyecto inacabado y totalmente vigente (propuesta habermasiana), una propuesta que prefierehablar de posmodernidad, sentenciando que la modernidad ha muerto al sentenciar el abandonode los grandes relatos que la sustentaban, dando paso a lo nico que nos quedara, el fragmento38;finalmente, la opcin neoconservadora que tambin declara el fin de la modernidad, el fin inclusode la historia y del ltimo hombre, pues la humanidad habra arribado al fin de las disputasideolgicas para encontrarse al fin con la forma de organizacin perfecta, que incluye democraciasliberales con economas de libre mercado39.

    Qu tipo de solidaridades se siguen de una u otra opcin? Sostenemos que si neoconservadora esla apuesta para abordar la modernidad, neoconservadoras van a ser las caractersticas de lasolidaridad; lo mismo con la opcin posmoderna, que dar lugar a una solidaridad caracterizadapor la legitimacin de su radical subjetividad.

    De aqu es que podemos hacer emerger los tipos de solidaridad que al menos en esta tesis nosinteresan, puesto que son aquellos que de manera ms ntida podemos identificar como lasformas ms recurrentes que adopta la solidaridad chilena en la actualidad.

    Abordamos las diferentes propuestas de solidaridad desde una opcin que defiende a lamodernidad como proyecto inacabado40, incluso traicionado41; entendemos el contenido y lasformas de la solidaridad en un devenir histrico que la sita como heredera del principio defraternidadconsagrado en los albores de la modernidad, en aquel pico hito histrico marcadopor la Revolucin Francesa

    La solidaridad existe en la medida en que los individuos se aproximan, es decir, en que desarrollanel sentimiento en que sus condiciones de vida los unen entre s. Sin esa ecuacin, sin esatrascendencia tan particular, la solidaridad entre los actores no puede existir. La solidaridad, seancuales sean sus vnculos, se distingue de la compasin o la piedad en que, en estas ltimas, la

    38Todos los grandes relatos legitimantes son sustituidos por millares de historias, pequeas o no tan pequeas, que

    continan tramando el tejido de la vida cotidiana. Lyotard citado en Vattimo, G. En torno a la posmodernidadAntrophos. Barcelona, 1990. Pg. 29.39Fukuyama, Francis. El fin de la historia y el ltimo hombre. Editorial Planeta, Buenos Aires, 1992.40

    Habermas, Jrgen. La modernidad: un proyecto inconcluso en Casullo, Nicols, El debata modernidad-posmodernidad. Retrica. Buenos Aires, 2004..41 Guillebaud, Jean Claude. La traicin a la Ilustracin: investigacin sobre el malestar contemporneo. EditorialManantial, Buenos Aires, 1995.

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    emocin se circunscribe a una empata frente al sufrimiento ajeno, y se genera incluso muchas vecesen un sentimiento de superioridad moral entre los individuos

    42.

    Sostenemos que la solidaridad predominante en nuestras prcticas est precisamente anclada,fundamentalmente, en esa emocin por Martucceli descrita, la compasin, la piedad. Hacemosnuestra la versin desde la cual se argumenta que

    en la solidaridad, por el contrario, prima una concepcin de la justicia y la necesidad deencadenar las libertades y los derechos de los actores entre s lo que supone un fuerte principio desolidaridad () no es nada extrao, por ende, que la compasin o la piedad se inscriban en unadescendiente religiosa y que la solidaridad (la fraternidad de la Revolucin Francesa) sea una nocin

    fundamentalmente poltica43

    .

    Como demostraremos en la tesis, de este tipo de solidaridad tenemos en Chile bien poco. Ya loadvertamos a propsito del marco institucional y constitucional en que desarrollamos solidaridad(en un contexto donde sta fue desgajada del Estado), donde la cohesin social hacia la cual seorientaba el Estado era justamente esa idea aqu presentada como encadenar las libertades y losderechos de los actores entre s, es decir, compartir la suerte. Ahora, en reemplazo de aquella, loque s poseemos son solidaridades al estilo posmoderno y neoconservador.

    La solidaridad posmoderna va a asumir, al igual que la idea de modernidad que la alberga, el fin delos grandes relatos, las grandes palabras: la solidaridad por tanto no puede ser pensada como ungran referente, sino como una opcin subjetiva ms, una solidaridad paradojalmenteindividualista, que convoca a la subjetividad de cada cual.

    Qu tipo de solidaridad emerge posmodernamente? Una solidaridad del yo que, por estarpensada nicamente en la microhistoria sin ojos para ms all del fragmento, invisibiliza elcolectivo en que la accin solidaria se pretende como tal. Dentro de este contexto, la solidaridadva a ser una que vale sino cuesta44, una accin que demanda el menor trabajo posible.

    La solidaridad neoconservadora va a estar marcada indeleblemente por el signo de las lgicascapitalistas que defiende la versin neoconservadora de la modernidad. De aqu se siguen, por

    tanto, todas las acciones solidarias que tienen al dinero (donaciones) y sus variantes plsticas(tarjetas) como medio principal de produccin de solidaridad, adems de la Responsabilidad SocialEmpresarial como la forma en que el sector corporativo se ha abalanzado sobre el impulsosolidario.

    Desde esta versin de solidaridad es que comprendemos porqu los representantes de losintereses que abogan la reduccin del Estado son tambin ejemplos de solidaridad nacional, pormedio de programas de RSE, donaciones y, de manera muy significativa, en la ocupacin de cargosen los directorios de las fundaciones solidarias de mayor prestigio a nivel nacional.

    No da lo mismo el tipo de postura que se tenga frente a la modernidad, pues ello decantar en untipo de solidaridad mediada por unos y no por otros cdigos. No da lo mismo tampoco cualquiersolidaridad para pensar en las intervenciones que se llevan a cabo de manera creciente por las

    organizaciones sociales sin fines de lucro.

    42Martucceli, Danilo. Cap. IX: La potica de la solidaridad, en Cambio de rumbo, la sociedad a escala del individuo.

    LOM editores. Santiago de Chile, 2007. Pg. 170.43Martucceli, Danilo. Cap. IX: La potica de la solidaridad, en Cambio de rumbo, la sociedad a escala del individuo.LOM editores. Santiago de Chile, 2007. Pg. 170.44Aranguren, Jos Luis.Reinventar la solidaridad: voluntariado y educacin. PPC. Madrid, 1998. Pg. 38.

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    para, posteriormente, utilizar algunos de los conceptos all emergidos para leer nuestra propiacrisis del Estado chileno (Captulo I). Es en este contexto de crisis descrito donde van a emerger lasnuevas formas de solidaridad del Chile actual (Captulo II), a la par que se consolidan las peoresdesigualdades sociales de las que el pas tenga registro (Captulo III)

    En una segunda parte nos adentraremos en Las solidaridades posibles, desde la cual esperamos

    ofrecer un mapa de las solidaridades que podemos hacer emerger a propsito de la relacin desolidaridad y modernidad (Captulo IV), para despus ir a la escena nacional en busca de lasolidaridad posmoderna (Captulo V) y la de corte ms neoconservador (VI).

    La tercera parte si bien mantiene un formato similar, el nivel de densidad conceptual como sepodr advertirno es necesariamente el mismo que sus dos partes precedentes, por lo cual on lapresentamos en captulos, sino en secciones. De este modo, desarrollaremos algunoscomponentes de la intervencin sociala partir de los cuales haremos una presentacin analtica delas misiones/visiones de las organizaciones sociales solidarias de la muestra (seccin 1). Luego seexpondrn las categoras analticas elaboradas a partir del trabajo conceptual en la tesisdesarrollado, las que nos permitirn acometer un anlisis sobre la muestra (seccin 2), parafinalizar con la presentacin de conclusiones y propuestas tcnicas (seccin 3) y un eplogo que

    hemos titulado Cien aos de Solidaridad(seccin 4).

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    PRIMERA PARTE

    CRISIS DEL ESTADO Y SOLIDARIDAD

    CAPTULO ISOLIDARIDAD POST-ESTATAL

    CAPTULO IIEL FULGOR HIPNOPDICO

    CAPTULO IIILA DESIGUALDAD EN LAS SOMBRAS

    SEGUNDA PARTE

    LAS SOLIDARIDADES POSIBLES

    CAPTULO IVLA MODERNIDAD COMO TERO

    CAPTULO VHGASE T VOLUNTAD:LA SOLIDARIDAD DEL YO

    CAPTULO VILLEGAR Y LLEVAR:

    LA SOLIDARIDAD RENTABLE

    PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

    TERCERA PARTE

    CATEGORAS ANALTICAS PARA LA SOLIDARIDAD

    BIBLIOGRAFA

    Algunos componentes de laintervencin social

    Categorasanalticas

    Conclusiones Eplogo

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    PRIMERA PARTE: CRISIS DEL ESTADO Y SOLIDARIDAD

    Qu relacin existe entre las transformaciones que ha sufrido el Estado en las ltimas dcadascon el nuevas formas de produccin de solidaridad de las que hoy somos testigos?

    Es difcil pensar en el aumento de las nuevas formas de solidaridad provenientes de la sociedadcivil sin una articulacin con la crisis de legitimidad que produjo profundas mutaciones en laconstitucin y los alcances del Estado en las ltimas dcadas.

    El desplome en cortos perodos de tiempo del Estado como agente encargado por antonomasia deproducir solidaridad, estar conectado con la emergencia de un fenmeno que acdenominaremos, al menos por ahora, como el explosivo aumento en la participacin de lasociedad civil en los medios de produccin de solidaridad en las sociedades contemporneas. Estan poderoso que incluso nombrarlo de una forma especfica ya da seales de ciertas eleccionesque en su interior se generan46.

    Ahora bien, as como reconocemos la existencia de esta relacin entre crisis del Estado yemergencia de una neosolidaridad, podemos identificar tambin que no da lo mismo la forma enque al interior de los debates actuales librados en el mbito sociolgico se conceptualiza dicha

    relacin, proponindole caminos a seguir y otros a obviar dependiendo de tal o cual corriente depensamiento.

    No buscamos revisar in extensocada uno de los debates, pero si nos interesa mostrar aquellosdesde los cuales recogeremos insumos que nos permitan analizar nuestra realidad solidarianacional. As, nos detendremos en tres lugares desde los cuales se aborda esta relacin, a saber: eldebate originado en el contexto francs, la teora que elabora Jrgen Habermas a propsito de lacolonizacin del mundo de la vida y el problema de legitimacin en el capitalismo tardo y,finalmente, una propuesta marxista.

    Presentado el debate, nos adentraremos en la lectura de la realidad nacional a propsito de ste,recorriendo las nuevas formas de luminosa solidaridad presentes en el Chile de hoy para,

    posteriormente, poder mostrar las sombras que proyecta dicha luz que nos encandila comosociedad. A eso nos dedicamos en esta primera parte.

    46Un recorrido (que ac citaremos pero no en extenso) por los diferentes trminos con los que se aborda el fenmeno

    descrito, lo podemos encontrar en: Quezada, Ana Cristina El Tercer Sector, la Economa Social y su posiblevinculacin con el Trabajo Social en el contexto contemporneo: tomando el caso en Costa Rica. Trabajo presentado alIV Congreso Internacional - VII Congreso Nacional de Trabajo Social. El Trabajo Social en las transformaciones sociales yestatales contemporneas. San Jos, Costa Rica, 5 a 7 de setiembre de 2007.

    Las distintas posturas, tanto tericas como ideolgicas, hacen que existan controversias en cuanto a su constitucin eintegracin, y hace que hayan surgido a lo largo de estos aos distintas denominaciones y caracterizaciones segn losdiversos orgenes y pases de que se trate. Es as que entonces se habla -en algunos casos indistintamente- de TercerSector, Sociedad Civil, Sector de la Economa Solidaria, Sector Social, Sector Privado sin Fines de Lucro entre otros, sinhacer la suficiente distincin conceptual entre cada una de ellas. Asimismo, diversas son las denominaciones que recibenlas organizaciones que lo integran: organizaciones sociales comunitarias, organizaciones sociales voluntarias,organizaciones privadas de gestin colectiva, centros de promocin popular, instituciones privadas de inters social porslo enunciar algunas. Bertolotto, Maria Isabel. Escenarios de principio de siglo. Tercer Sector y ONGs . BoletnElectrnico Sur n 86. Escuela de Trabajo Social - Universidad de Costa Rica. Septiembre, 2003. www.ts.ucr.ac.cr

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    CAPTULO I: SOLIDARIDAD POSTESTATAL

    1. El debate1.1 La postura francesaAs como resulta complicado pensar en la nueva solidaridad sin hacernos cargo de los cambios del

    Estado, va a resultar igual de difcil adentrarnos en el planteamiento francs en torno a la idea desolidaridad sin encontrarnos con la clsica tesis de Durkheim plasmada en su libro La Divisin delTrabajo Social.

    Para quien es considerado uno de los fundadores de la sociologa, la produccin de solidaridad vaa estar relacionada con la divisin del trabajo social que existe en una sociedad, pues esta divisinva a determinar al mismo tiempo el grado de dependencia del individuo con la sociedad donde seinserta47. As, distingue entre dos tipos de solidaridades:

    Lasolidaridad mecnica, corresponde a la solidaridad por similitud y se da fundamentalmente ensociedades tradicionales donde la divisin del trabajo social es an incipiente; en este tipo desociedades, va a decir Serge Paugam citando a Durkheim, los individuos estn pocodiferenciados los unos de los otros, comparten los mismos sentimientos, obedecen las mismascreencias y adhieren a los mismos valores () la conciencia colectiva cubre gran parte de lasconciencias individuales, el control social es muy estricto y el derecho es de naturaleza represiva48.En sociedades tradicionales es poderosa la idea de comunidad, por la sola idea de que losindividuos tienen mucho en comn lo que justamente viene a fortalecer el sentido de pertenencia.

    Lasolidaridad orgnica, propia de las sociedades modernas, se desarrolla toda vez que la sociedadalcanza altos niveles de especializacin en el trabajo y es imposible, para un solo individuo, poderllevar a cabo todas las tareas que requiere para su supervivencia: se ve obligado a acudir a otros.Lo que hace el lazo social en estas sociedades, es ante todo la interdependencia de las funciones,lo cual confiere a todos los individuos, por muy diferentes que sean unos de otros, una posicinsocial precisa49. Para Durkheim, esta divisin del trabajo no es necesariamente un obstculopara la solidaridad, sino que, al contrario, refuerza la complementariedad entre los hombresobligndolos a cooperar. Cada uno adquiere as de su trabajo el sentimiento de utilidad50para elresto de la sociedad.

    En este sentido, la solidaridad de nuestras actuales sociedades modernas sera justamente estaltima, pues asistimos a una especializacin cada vez ms poderosa del trabajo social donde, adiferencia de las sociedades tradicionales, los individuos contemporneos no slo difcilmentepueden sentirse parte de una comunidad a la usanza tradicional, sino que adems existen unsinnmero de actividades de sobrevivencia bsica que un individuo no se las autogestionanecesariamente, sino que, de una u otra forma, debe recurrir a otro individuo para obtenerlas.

    Ahora bien, habiendo acudido a Durkheim, en el debate francs se deja caer la pregunta cmo seproduce entonces solidaridad orgnica a gran escala, cuando estamos hablando de sociedades

    modernas donde las posibilidades de articulacin constituyen una tarea de mayor complejidad?

    47 comment se fait-il que, tout en devenant plus autonome, lindividu depende plus troitement de la socit?.

    Paugam, Serge.En la introduccin Les fondements de la solidarit del libro compilado por el mismo autor Repenserla solidarit, Lapport des sciences sociales. ditions Le Lien Social-PUF. Pg. 7.48Paugam, Serge. En la introduccin Les fondements de la solidarit del libro citado. Pgina 7. Traduccin libre.49Paugam, Serge. En la introduccin Les fondements de la solidarit del libro citado. Pgina 8. Traduccin libre.50Paugam, Serge. En la introduccin Les fondements de la solidarit del libro citado. Pgina 8. Traduccin libre.

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    El seguro es la frmula mediante la cual el Estadoprovidencia produce solidaridad: seguro,solidaridad y Estadoprovidencia corrern la misma suerte. De ah que la crisis de ste ltimo seaexplicada por los avatares del primero.

    Cundo comienza la crisis del Estadoprovidencia? Para Rosanvallon, la crisis comienza cuando elenfoque de los riesgos sustento de la sociedad aseguradoradeviene insuficiente, propiciando

    un violento cuestionamiento a su propia legitimidad y con ello a la produccin de solidaridad.En sociedades que se diferencian y complejizan cada vez ms, el enfoque de riesgo, que permitaunificar problemas, entra en crisis al volverse cada vez ms forzosa la uniformizacin de losproblemas. Es el modelo el que entra en crisis, pues la categora de riesgo universalizahomogeneizando y no diferenciando, suponiendo que los riesgos son igualmente repartidos y denaturaleza aleatoria58.

    Se trata de una categora de riesgoque tiende a forzar, que fija y uniformiza; es la categora mismala que comienza a resultar insuficiente a la luz de sociedades devenidas altamente complejas,cambiantes y diferenciadas.

    Se pasa as de un enfoque aleatorio y circunstancial de los desperfectos sociales a una versin

    ms determinista en la cual se advierte la ms dbil reversibilidad de las situaciones de ruptura59

    .Los riesgos ahora no son para todos por igual, cada uno va a tener sus propios riesgos de los quepreocuparse.

    De ah que la crisis que en los aos 70 fue de ndole financiera y que para la dcada de los 80fuera ideolgica, para la dcada de los 90 adquirie ribetes de orden filosfico se puso en tela dejuicio los principios organizadores de la solidaridad y la concepcin misma de los derechossociales60.

    Se asume la heterogeneidad de los riesgos dando paso a una individuacin de los mismos61,dejando caer la pregunta qu sucede entonces con la cohesin social?qu condicin vinculantenos queda?62.

    Lo social ya no se aprehende como riesgo, pues stos no son iguales para todos porqu habrauna persona de contratar un seguro para x situacin si, adems por los adelantos de la ciencia,puede adelantarse y saber que por su predisposicin gentica las posibilidades de que ese riesgose vaya a transformar efectivamente en una situacin compleja son bajas o nulas?63. Mejor invertirseguridad en algn elemento que realmente constituya riesgo.

    En este contexto, acudimos al retorno de la responsabilidad individual, donde cada cual vela porlos que representan para s mismo algunos potenciales riesgos. Con lo anterior, todo un conjuntode la poblacin sale del campo asegurado64el cual es dramticamente reducido, pues ya no haysolidaridad ni interclase, ni integeneracional, ni de gnero, ni de nada.

    58Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pg. 26

    59Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pg. 2860

    Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pg. 29.61

    ...nuestras sociedades recuperan tambin un sentimiento ms marcado de la responsabilidad individual....Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pg. 30 62

    Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pg. 32.63

    Los adelantos en ciencia y gentica, explica Rosanvallon, tambin a apresurado la puesta en evidencia de losdiferentes riesgos que puedan llegar a aquejar a cada cual. Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. EditorialManantial. Buenos aires, 1998. Pg. 44.64Rosanvallon, Pierre. La nueva cuestin social. Editorial Manantial. Buenos aires, 1998. Pg. 46

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    En efecto, cada uno puede hacerse la misma pregunta: por qu la suerte del que est al lado estan diferente a la ma? As, son los principios de igualdad, que la intuicin hace pensar que sonesenciales para la cohesin social, los que resultan radicalmente cuestionados por la multiplicacinde las desigualdades complejas

    71.

    Cuestionada y socavada a tal punto, la igualdad comienza a volverse crtica no slo por suausencia, sino porque, adems, se comienza a aceptar su presencia como parte de la realidad delas sociedades y se debilita como principio72:

    Lo que puede hacer intolerables las desigualdades existentes no es tal vez tanto su crecimientocomo un debilitamiento de la percepcin del principio de igualdad que las legitima, o la impresinde que ese principio ya no est verdaderamente en vigor

    73.

    Con Fitoussi y Rosanvallon, podemos ver cmo la crisis es completa al derrumbarse, con la cadadel seguro, las posibilidades de produccin de solidaridad desde el Estadoprovidencia, pilares quepermitiran construir igualdad en una sociedad. Con lo anterior se renuncia a la tarea central delcontrato social, cual es producir solidaridad, producir igualdad, vnculo de unos con otros.

    El contrato social estara vaco de sustancia si condujera a renuncia r a modificar el determinismode las condiciones iniciales y a organizar un mnimo de solidaridad, de la que ahora se advierte

    mejor que est animada por el deseo de poner en accin cierta concepcin de igualdad74

    .

    He aqu los desafos centrales que desde esta perspectiva francesa se nos plantean paracomprender el presente y tambin futuro de la solidaridad, la cual no puede sino pensarse a partirde las transformaciones que sufri el Estadoprovidencia.

    Para esta perspectiva, refundar las solidaridades colectivas es un desafo que comienza con laposibilidad de repensar este Estadoprovidencia, otorgarle nuevas tareas con miras a recuperar latarea que nunca debi dejar de ser su centro: producir solidaridad en el marco de un contratosocial en el que todos los ciudadanos de una sociedad estn profundamente imbuidos, en elhorizonte de la igualdad

    nicamente en el seno de una visin profundizada de la democracia y de una redefinicin lcida de

    la idea reformista, puede nacer una prctica en s misma renovada de la solidaridad

    75

    .

    1.2 La propuesta habermasianaLos fundamentos desde los cuales Habermas sita la relacin entre neosolidaridad y crisis delEstado corresponden a las relaciones existentes entre el sistema y un proceso de colonizacin delmundo de la vida. El autor tambin realiza un anlisis recurriendo a Durkheim:

    En la dimensin de la divisin social del trabajo, Durkheim introduce la distincin tipolgica entresociedades diferenciadas segmentariamente y sociedades diferenciadas funcionalmente; para ello,se vale como criterio de la similit

    71Fitoussi, Jean Paul. Rosanvallon, Pierre. La nueva era de las desigualdades. Editorial Manantial. 1996. Pg. 103.

    72 Aceptacin llamada un consenso inigualitario. Guillebaud, Jean Claude. La traicin a la Ilustracin: investigacin

    sobre el malestar contemporneo. Editorial Manantial, 1995. Pg. 46 y ss. 73

    Fitoussi, Jean Paul. Rosanvallon, Pierre. La nuevaera de las desigualdades. Editorial Manantial. 1996. Pg.107.74Fitoussi, Jean Paul. Rosanvallon, Pierre. La nueva era de las desigualdades. Editorial Manantial. 1996. Pg. 108.75Fitoussi, Jean Paul. Rosanvallon, Pierre. La nueva era de las desigualdades. Editorial Manantial. 1996. Pg. 215

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    ud o disimilitud de las unidades diferenciadas. El modelo biolgico del que echa mano para aclararesta tipologa explica tambin por qu Durkheim llama orgnicas a las sociedades funcionalmentediferenciadas: [lo cita]

    Estn constituidas no por una repeticin de segmentos similares y homogneos, sino porun sistema de rganos diferentes, cada uno de los cuales tienen un papel especial y est

    formado a su vez por partes diferenciadas. Y as como los elementos sociales no son de la

    misma naturaleza, tampoco estn dispuestos de la misma manera. No estn niyuxtapuestos linealmente como los anillos de un anlido ni embutidos los unos a los otros,sino coordinados y subordinados los unos a los otros en torno a un mismo rganos centralque ejerce sobre el resto del organismo una accin moderadora. Este rgano no tiene ya elmismo carcter que en el caso precedente, pues si los otros dependen de l, l, por su

    parte, depende de ellos. No cabe duda de que, pese a ello, aun sigue teniendo una situacinparticular y, si se quiere, privilegiada

    Durkheim identifica el Estado como rgano central76

    Para Habermas, la tesis de Durkheim plantea algunos elementos para los cuales no existeevidencia emprica que deben ser examinados: la supuesta conexin causal entre la progresivadiferenciacin (divisin del trabajo) y la creacin de un vnculo moral (solidaridad orgnica). Lo que

    sustenta aquella premisa que Habermas fiscaliza es la relacin durkheimiana entre el lugar en quetiene lugar la produccin de solidaridad y la diferenciacin sistmica que determina el tipo de lamisma. Explicamos con palabras del autor:

    Parece como si Durkheim quisiera asegurarse por separado de los tipos de solidaridad social, de unlado, y de las etapas de diferenciacin sistmica, por otro, para asignar despus la solidaridadmecnica a las sociedades segmentarias y la orgnica a las sociedades funcionalmentediferenciadas

    77.

    Como alternativa, Habermas propondr una distincin entre integracin social e integracinsistmica, introduciendo una diferencia en el concepto mismo de sociedad Voy a proponer queentendamos las sociedades simultneamente como sistema y como mundo de la vida. Esteconcepto dual de sociedad se acredita en una teora de la evolucin social, que distingue entre

    racionalizacin del mundo de la vida y aumento de complejidad de los sistemas sociales, con el finde captar debidamente, es decir, de hacer accesible a un anlisis emprico la conexin queDurkheim tiene a la vista entre formas de integracin social y etapas de diferenciacin sistmica78.

    El concepto mundo de la vida proviene fundamentalmente de la fenomenologa (Husserl), elcual, adaptado por Habermas, es definido como un acervo de patrones de interpretacintransmitidos culturalmente y organizados lingsticamente79.

    Se trata de un plexo de remisiones (Verweisungszusammenhnge) y autoevidencias que frente adeterminadas situaciones puede ser movilizado en forma de un saber sobre el que existe consensoy que a la vez es susceptible de problematizacin los plexos de remisiones pueden entendersems bien como plexos semnticos que establecen una mediacin entre una emisin comunicativa

    76 Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.

    Madrid, 1981. Pg. 16277

    Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.Madrid, 1981. Pg. 163.78

    Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.Madrid, 1981. Pg. 168.79 Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.Madrid, 1981. Pg. 176.

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    De este modo, en el mundo de la vida tendr lugar una accin comunicativa *basada] en unproceso cooperativo de interpretacin en que los participantes se refieren simultneamente a algoen el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo aun cuando en su manifestacinslo subrayen temticamente uno de estos tres componentes. Hablantes y oyentes emplean elsistema de referencia que constituyen los tres mundos como marco de interpretacin dentro decual elaboran las definiciones comunes de su situacin de accin84. Al mismo tiempo, el autordistingue los que seran componentes del mundo de la vida, a saber:

    - Cultura, acervo de saber desde el que los participantes se abastecen para elentendimiento (aspecto funcional)85.

    - Sociedad, ordenaciones legtimas a travs de las cuales los participantes regulan supertenencia a grupos sociales y aseguran solidaridad (aspecto de coordinacin)86.

    - Personalidad, competencias para entrar en procesos de entendimiento y afirmar identidadpropialenguaje y accin(aspecto de socializacin)87.

    En cuanto al sistema, ste puede ser descrito como el espacio donde se ubica la accin racionalcon arreglo a fines, por lo cual se constituye como el lugar donde cohabitaran la racionalidadeconmica (mercado) y la racionalidad administrativa (estado).

    En este sentido, la relacin entre sistema y mundo de la vida va estar dada por unacodeterminacin que indica que cada nuevo mecanismo de diferenciacin sistmica debe serinstitucionalizado en el mundo de vida y ese proceso de institucionalizacin slo va a poder tenerlugar en la medida en que el mundo de vida ha sido suficientemente racionalizado, si sobretodomoral y derecho han alcanzado un nivel evolutivo correspondiente que permita que el mundo dela vida pueda incorporar las nuevas diferenciaciones de sistema88. Aqu es donde se deja caer,entonces, el problema.

    Para Habermas, el ncleo de las problemticas que viven las sociedades actuales tiene que ver conel aumento, por un lado, de la racionalidad del mundo de la vida y, por otro, de la complejidadsistmica:

    la racionalizacin del mundo de la vida hace posible un aumento de complejidad sistmica que sehipertrofia hasta el punto que los imperativos sistmicos desbordan la capacidad de absorcin delmundo de la vida, el cual queda instrumentalizadopor ellos

    89.

    cuanto ms complejos se vuelven los sistemas sociales, ms provincianos son los mundos de lavida y se convierten en un subsistema ms [del sistema]

    90.

    84 Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.

    Editorial Taurus. Madrid, 1981. Pg. 171.85

    Bajo el aspecto funcional de entendimiento, la accin comunicativa sirve a la tradicin y a la renovacin del sabercultural. Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. EditorialTaurus. Madrid, 1981. Pgs. 19686 el aspecto de coordinacin de la accin, sirve a la integracin social y a la creacin de solidaridad. Habermas,Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus. 1981. Pgs. 196 87

    el aspecto de socializacin, finalmente, sirve a la formacin de identidades personales.Habermas, Jrgen. Teorade La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus. Madrid, 1981. Pgs. 19688

    cada nivel de diferenciacin sistmica requiere de una transformacin de la base institucional y en esatransformacin es la evolucin del derecho y de la moral la que hace de gua. Habermas, Jrgen. Teora de La AccinComunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus. Madrid, 1981. Pg. 219.89 Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo II. Crtica de la razn funcionalista. Editorial Taurus.Madrid, 1981. Pg. 219.

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    En los sistemas de accin formalmente organizados y regidos por procesos de intercambio o poderlos miembros se comportan como frente a un fragmento de realidad cuasi natural, ya que en lossubsistemas de accin racional con arreglo a fines la sociedad se coagula y se convierte en unasegunda naturaleza, en las sociedades modernas surgen mbitos de organizacin formal yrelaciones sociales regidas por medios, los cuales ya no admiten una actitud de conformidadnormativa ni afiliaciones sociales generadoras de identidad, sino que ms bien destierran a stas a

    la periferia95

    .En este contexto, el Estado no cumplir funciones que no estn relacionadas con las de proveer almercado (sistema econmico) las posibilidades que requiere para operar correctamente:

    Con el surgimiento de una esfera de intercambios entre particulares autnomos, poseedores demercancas, que operan sin la intervencin del Estado; es decir, con la institucionalizacin, en elterritorio de ste ltimo, de mercado de bienes, capitales y trabajo, as como con el establecimientodel mercado mundial, la sociedad civil se diferencia a partir del sistema poltico econmico, lo queimplica la despolitizacin de las relaciones de clase y la anonimizacin del poder de clase

    96.

    Aunque no refieren estrictamente a lo mismo, podramos leer en esta despolitizacin de lasrelaciones de clases que advierte Habermas la anulacin que veamos en la vertiente francesa delcontrato social, la erradicacin del lien(lazo), el exilio programado de la cohesin social producto

    del apagn poltico que significa que todos los miembros de una comunidad (nacin) se sientanparte de ella y que hagan suya la suerte de los dems.

    El Estado, al igual que en el diagnstico francs, no va a estar ms constituido por el sistema detrabajo social regido en trminos polticos, pues ste abandona su sitial de ncleo institucional delsistema en su conjunto; reducidamente, este Estado Fiscal, se ve convertido en una institucincomplementaria del mercado autorregulado97.

    Ahora como antes, el Estado asegura desde fuera, con instrumentos polticos, la integridadterritorial y la competencia de la economa nacional. En el interior, el medio de autogobierno hastaentonces prevaleciente a saber, el poder legtimosirve sobre todo para mantener las condicionesgenerales de produccin que posibilitan el proceso de valoracin del capital, regulado por elmercado; ahora el intercambio pasa a ser el instrumento dominante de autogobierno

    98

    La colonizacin es total; no corresponde solamente a los medios de produccin, al secuestro de lasfunciones de un Estado, sino que logra constituirse hablamos del mercado en el mecanismomediante el cual se va a producir no slo la expansin del sistema econmico, sino que adems lofaculta para, por medio de la colonizacin, erigirse como agente de integracin social y sistmica:

    el logro del principio de organizacin capitalista es extraordinario: no slo emancipa el sistemaeconmico, desprendido del sistema poltico, de las restricciones impuestas por los sistemas

    parciales de la integracin social, sino que lo habilita para contribuir a la integracin social altiempo que desempea sus tareas de integracin sistmica

    99.

    En este contexto, la universalidad (lugar donde podemos encontrar an un principio desolidaridad) va a estar dada simplemente por la posibilidad que ofrece el mercado de participar de

    manera justase asumeen el intercambio de equivalentes; en un contexto donde el intercambio

    95Habermas, Jrgen. Teora de La Accin Comunicativa, Tomo I Racionalidad de la Accin y Racionalizacin Social..

    Crtica de la razn funcionalista. Editorial. Taurus. Madrid, 1981. Pg. 21896

    Habermas, Jrgen.Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores.Bs. Aires, 1989. Pg. 37.97Habermas, Jrgen.Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores. Bs. Aires, 1989. Pg. 38.98Habermas, Jrgen. Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores. Bs. Aires, 1989. Pg. 38. 99Habermas, Jrgen.Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores. Bs. Aires, 1989. Pg. 40.

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    es por medio del dinero, existir la posibilidad de que se relacionen unos con otros en elintercambio, el que, devenido en autnomo, descarga al orden poltico de exigencias delegitimacin100.

    El mercado autoregulador exige ser complementado no solo por una administracin estatalracional y un derecho abstracto, sino por una moral estratgico utilitarista en el mbito del trabajo

    social.Las ideologas burguesas pueden adoptar una estructura universalista y apelar a interesesgeneralizables porque el rgimen de propiedad se ha despojado de la forma poltica y ha traspasadoa una relacin de produccin que, segn su apariencia, puede legitimarse a s misma: la institucindel mercado puede apoyarse en la justicia inherente al intercambio de equivalentes

    101.

    As es como para buscar solidaridad, habr que recurrir a las posibilidades ofertadas por elmercado, el agente que, colonizado el mundo de la vida, produce integracin social y sistmica enlas sociedades modernas.

    1.3 Una perspectiva marxistaSi la obra de Habermas ya era extensa, la de Marx lo es an ms. En este sentido, no sera correctohablar en nombre del marxismo cuando el mismo Marx, debido a la cantidad de derivaciones quede las teoras por l propuestas han surgido, se declarase nomarxista.

    Para el caso de este debate, recurriremos al pensamiento marxista desarrollado en el contextobrasilero desde el cual se han efectuado importantes aportes al debate latinoamericano sobre elEstado y las polticas sociales, debate y perspectiva que en esta tesis nos interesa rescatar y de lacual Jos Paulo Netto es uno de sus ms importantes exponentes102.

    Para Netto, la emergencia de las nuevas formas de solidaridad va a estar inextricablementerelacionadas con una crisis general del capitalismo: el tercer sector, como uno de los botones de

    muestra de este movimiento neosolidarista, va a ser ledo a propsito del escenario socio polticoal que nos llevan las estrategias econmicas y polticas que tienen lugar en el marco de una crisisestructural del capital instaurada desde los 70s a travs de su modelo neoliberal, en cuantoproyecto hegemnico de reestructuracin del capital103.

    Por tal razn es que Netto ser enftico en sentenciar que el desafo central que enfrentamos hoylo constituye justamente el orden social contemporneo transido por las lgicas de dominacincapitalista, abiertamente incompatibles con las posibilidades de construir sociedades con menores

    100Habermas, Jrgen.Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores. Bs. Aires, 1989. Pg. 39.

    101Habermas, Jrgen.Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo. Amorrortu Editores. Bs. Aires, 1989. Pg. 39.

    102Nos seguiremos principalmente de los anlisis del Jos Paulo Netto, Carlos Montao y otros.

    103 A emergncia do denominado "terceiro setor" no Brasil atual est diretamente vinculada s repercussesdecorrentes do cenrio scio-poltico mundial, caracterizado pelas estratgias econmico-polticas viabilizadas pelaburguesia nacional e internacional ao fenmeno correspondente crise estrutural do capital instaurada no perodo ps-70, atravs do iderio neoliberalenquanto projeto hegemnico de reestruturao geral do capital.A resposta da reao burguesa a esta cr ise operacionaliza-se referenciada nos processos concernentes "reestruturaoprodutiva" e "reforma do Estado", manifestadas cotidianamente nas mudanas no mundo do trabalho e nainterveno do Estado. Mara Celia da Silva Porto. EXPANSO DO "TERCEIRO SETOR" E REGRESSO DA SEGURIDADESOCIAL NA TRAJETRIA DA REFORMA DO ESTADO BRASILEIRO. Boletn Electrnico Sur # 87, Octubre 2003. Escuela deTrabajo Social - Universidad de Costa Rica.www.ts.ucr.ac.cr.Pg. 19.

    http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/http://www.ts.ucr.ac.cr/
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    niveles de pobreza y desigualdad en la perspectiva de esta tradicin *marxista+, el desarrollocapitalista es necesaria e irreductiblemente, produccin exponencial de riqueza y produccinreiterada de pobres104.

    O desenvolvimento plurissecular do capitalismo real (...) a demonstrao cabal e irretorquvel deque a produo capitalista simultaneamente produo polarizadora de riqueza e de pobreza (...).

    Ainda se est por inventar ou descobrir uma sociedade capitalista em qualquer quadrante e emqualquer perodo histrico sem o fenmeno social da pobreza como contra-parte necessria dariqueza socialmente produzida

    105.

    Es decir, la produccin capitalista de riqueza es, a la vez, sistemtica produccin de desigualdad ypobreza: no se ha encontrado ningn lugar en el mundo ni ningn perodo de la historia donde laproduccin capitalista de riquezas no sea a la vez la produccin de pobreza106.

    Si bien en los 30 gloriosos aos en que el poder del mercado estuvo contrapesado por un Estadopoderoso todos los ndices de calidad de vida tendieron a mejorar, las cuentas generales del sigloson lapidarias:

    En el plano internacional, la desigualdad creci a lo largo de todo el siglo XX, a pesar de todas lasproclamaciones y programas polticos serios o demaggicos para reducirla. En efecto, en los

    ltimos cien aos, lo que se puede considerar como mundo desarrollado dej de albergar al 33% dela poblacin mundial, en 1900, para, en el fin del siglo XX, cubrir apenas el 15% de la humanidad.Entre 1960 y el 2000, la diferencia del PIB percpita entre los 20 pases ms ricos y los 20 ms

    pobres, salt de 53,8 a 121 veces. Y cuando se pasa al anlisis de la desigualdad entre las personas,los datos del PNUD 2005 son elocuentes: los 500 individuos ms ricos del mundo tienen una rentaconjunta mayor a los 416 millones de personas ms pobres

    107.

    Netto toma distancia de las propuestas francesas, en particular de las referidas por Rosanvallon,pues, para l, al contrario de lo que sustentan algunos idelogos, no estamos delante de unanueva cuestin social, sino que estamos confrontados con nuevas expresiones de la cuestinsocial108. As, el antes y el despus del Estado Providencia que para los franceses es tanimportante como posibilidad de reconstruccin de las solidaridades, para el anlisis marxista que

    ac presentamos, el derrumbamiento de ese Estado no constituye sino la demostracin empricade la incompatibilidad de una conexin durable entre la dinmica capitalista, la supresin de lapobreza absoluta y la reduccin de las desigualdades.

    A desconstruo do Welfare adquire o seu verdadeiro significado quando inserida no processo maisamplo da ofensiva do capital: no se tratou, como pretenderam alguns social-democratas tardios,de uma simples resposta a uma pretensa crise de financiamento, implicando o esgotamentocultural de um determinado contrato social ela assinala a liquidao do capitalismodemocrtico que durou trinta anos, revelando a incompatibilidade de uma conexo durvel

    104 Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . Trabajo presentado en el 33 Congreso

    Mundial de Escuelas de Trabajo Social. Crecimiento y desigualdad: escenarios y desafos del Trabajo Social en el sigloXXI. Santiago de Chile, 2006. Disponible en Boletn Electrnico Sur, n 121.. Escuela de Trabajo Social - Universidad de

    Costa Rica.www.ts.ucr.ac.cr.Agosto, 2006105

    Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . En obra citada.106

    De aqu se sea falsa esa tesis que pone al crecimiento econmico como nica y primera condicin insoslayable parapoder enfrentar, combatir y reducir la pobreza y la desigualdad . Por isto mesmo, falsa a tese segundo a qual ocrescimento econmico a nica condio necessria para enfrentar, combater e reduzir o pauperismo que decorre daacumulao capitalista (e, na mesma medida, para reduzir desigualdades). Netto, Jos Paulo. A ordem socialcontemporneo o desafio central. En obra citada.107Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . En obra citada. Traduccin libre.108Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . En obra citada. Traduccin libre.

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    entre dinmica capitalista, supresso de pobreza absoluta e reduo de desigualdades.Ela indicaque o capitalismo contemporneo mostra-se cada vez menos capaz de suportar reformasviabilizadoras da ampliao de direitos sociais

    109.

    El agostamiento cultural de un determinado contrato social, que tuvo lugar con la cada de losestados fuertes, no va a ser desde esta perspectiva una simple respuesta a las crisis financieras delos mismos, sino que van a constituir un proceso inevitable producido por un mercado que notolera ningn tipo de marcas ni barreras: Planetarizado y mundializado, el capital se escapa alos controles y a las regulaciones polticas a las que, en las tres dcadas gloriosas del Welfare,pareci sumiso110.

    Con qu posibilidades y herramientas va a contar entonces el Estado para poder procurarbienestar a los sectores ms pobres de la sociedad? En un contexto donde la cuestin social se hamaximizado, el Estado va a ofrecer acciones minimalistas, sucedindose algunos de los siguientesprocesos:

    La desresponsabilizacin del Estado y del sector pblico con una poltica social de reduccin de lapobreza articulada coherentemente con otras polticas sociales: en este contexto, el combate a lapobreza se opera como una poltica especfica;

    Se desdobla el sistema de proteccin social: por un lado, para aquellos segmentos poblacionalesque disponen de alguna renta, hay una privatizacin/mercantilizacin de los servicios a los quepueden acudir; por otro lado, para los segmentos ms pobres, habr servicios pblicos de bajacalidad;

    La poltica para enfrentar la pobreza va a ser prioritariamente emergencial, focalizada y, en logeneral, reducida a una dimensin asistencial

    111.

    Qu espacio tiene la solidaridad en este contexto?

    Para Netto, la solidaridad emerge como un relevoen este esquema de dominacin capitalista:

    A la desresponsabilizacin (de la que se sigue una fuerte reduccin de los fondos destinados a lopblico), va a corresponder una abstracta responsabilizacin de la sociedad civil y de la famlia parala accin asistencial.

    Habr, en este caso, un enorme relevo concedido a las organizaciones no gubernamentales y alllamado tercer sector

    112.

    Si el Estado se torna garante del bienestar slo de los ms pobres dentro de los pobres, habr unenorme segmento de la poblacin que quedar fuera de su red de proteccin.

    Ser entonces, recin aqu, y desde en un mbito totalmente privado alejado de proyectospblicos, donde podr emerger una solidaridad en el formato de proyectos privados de unasociedad civil despolitizada, de un mercado reinante y de un Estado apenas regulador de lasposibilidades para el correcto operar del mercado, ejerciendo frugales apoyos para los segmentospoblacionales extremadamente empobrecidos.

    La asistencia a los extremadamente pobres permanecera como una funcin estatal residual y para

    aquellos situados un poco ms arriba de la lnea de la pobreza, emergera el socorro durkheimianode la solidaridad, vinculado a la filantropa privada (religiosa y empresarial) mediante la accin de

    109Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . En obra citada.

    110Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . En obra citada. Traduccin libre.111Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central. En obra citada. Traduccin libre.112Netto, Jos Paulo. A ordem social contemporneo o desafio central . En obra citada. Traduccin libre.

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    organizaciones no gubernamentales y, an, de voluntariadoa proyectos de combate a la llamadaexclusin social

    113.

    La solidaridad acta como ayuda inmediata, como un parche que acude sobre aquellossegmentos abandonados por un Estado minimalista y relegado a funciones serviles al modelo dereproduccin capitalista.

    Nada ms desesperador que esta prospeccin: aqu la dinmicadel capital sera dejada a s mismay se sabe que, entregado a s mismo, el capitalismo no transita para nada sino para mscapitalismo

    114.

    El capitalismo slo produce ms capitalismo, por lo tanto, ms