en consecuencia, es necesario destacar en el...

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Enconsecuencia,esnecesariodestacarenelalumbramiento delaRepúblicalaexistenciadecuatrofuerzasocorrientesesencia- lesydeterminantes,asaber :lafrancesa,empeñadaenevitarla quiebraofracasodelaCompagnieNouvelle ;lanorteamericana, buscandoparasíelderechoaconstruirelcanal ;lacolombiana, detentadoradelcontrolpolíticodelistmo ;ylapanameña, representadaenelgrupoconspiradorqueluchabaporla separaciónylanegociacióndeunTratadoconlosEstadosUnidos, acambiodelrespaldoogarantíadelasecesión . Enelplanointerno,anuestroentender,lasactuacionesde losconspiradoresevidencianlosinteresespolítico-económicosin- mediatosdelapoderosaoligarquíacapitalina,formadaprincipal- menteporcomerciantesextranjeroseíntimamenteligadaalosdi- rigentesdelcanalfrancés,delferrocarrilydelasempresasnavie- ras .Paraestaclase,laterminacióndelostrabajosdelavíaintero- céanicaeracuestióndevidaomuerte,puestoquesuexistencia dependíadelaactividadcomercialtransístmicagenerada,orapor elfuncionamientodelferrocarril,oraporlaconstruccióndelca- nal . Deestemodo,laimprobacióndelTratadoHerrán-Hayafec- tabaincuestionablementelosbienesyelfuturodelgrupodemer- caderesque,desdelasegundamitaddelsigloXIX,dominabala economíaistmeña . Poreso,nonossorprendelaaseveraciónde SosayArceescritaen1911-asóloochoañosdeserinstaurada laRepública-deque"elcomercioyelelementoextranjeroenge- neralerandecididospartidariosdelTratado"suscritoentreTomás HerrányJohnHay . Porfin,despuésdemuchosforcejeosincruentos,enlatarde del3denoviembre,sedeclarólaformacióndelanuevaRepública ylajuntaRevolucionariasetransformóenGobiernoProvisional . Sibienmuchosactosdelosprócereshansidocensuradoshas- talasaciedad - porejemplo :supocaoningunafeenlaseparación comoactoautónomo ;suposiciónpro-norteamericana ;laacepta- cióndelasburdasmaquinacioneseintrigaspalaciegasdeBunauVa" rilla ;laratificaciónapresuradadeltratado,etcétera-históricamen- tenopodemosconsiderarlasecesióncomounactoabsurdoyrep,i diableocalificarlode"ventadelIstmo"o"atracoyanqui",ymu- chomenossubordinarlaalaacciónúnicayexclusivadeltristemen- tecélebrefrancésPhilippeBunauVarilla,uotorgarlecategoríahis- tóricaalajactanciosadeclaracióndeTheodoreRoosevelt1took theIsthmus, pueslamayoríadelosestudiososdelmovimientono- viembrinoadoptanunaposiciónunilateral,atendidasóloalosinte- reses,personajesoaccionesquesepretendedefenderocondenar . 44

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En consecuencia, es necesario destacar en el alumbramientode la República la existencia de cuatro fuerzas o corrientes esencia-les y determinantes, a saber : la francesa, empeñada en evitar laquiebra o fracaso de la Compagnie Nouvelle ; la norteamericana,buscando para sí el derecho a construir el canal ; la colombiana,detentadora del control político del istmo ; y la panameña,representada en el grupo conspirador que luchaba por laseparación y la negociación de un Tratado con los Estados Unidos,a cambio del respaldo o garantía de la secesión .

En el plano interno, a nuestro entender, las actuaciones delos conspiradores evidencian los intereses político-económicos in-mediatos de la poderosa oligarquía capitalina, formada principal-mente por comerciantes extranjeros e íntimamente ligada a los di-rigentes del canal francés, del ferrocarril y de las empresas navie-ras. Para esta clase, la terminación de los trabajos de la vía intero-céanica era cuestión de vida o muerte, puesto que su existenciadependía de la actividad comercial transístmica generada, ora porel funcionamiento del ferrocarril, ora por la construcción del ca-nal . De este modo, la improbación del Tratado Herrán-Hay afec-taba incuestionablemente los bienes y el futuro del grupo de mer-caderes que, desde la segunda mitad del siglo XIX, dominaba laeconomía istmeña . Por eso, no nos sorprende la aseveración deSosa y Arce escrita en 1911- a sólo ocho años de ser instauradala República- de que "el comercio y el elemento extranjero en ge-neral eran decididos partidarios del Tratado" suscrito entre TomásHerrán y John Hay .

Por fin, después de muchos forcejeos incruentos, en la tardedel 3 de noviembre, se declaró la formación de la nueva Repúblicay la junta Revolucionaria se transformó en Gobierno Provisional .

Si bien muchos actos de los próceres han sido censurados has-ta la saciedad - por ejemplo: su poca o ninguna fe en la separacióncomo acto autónomo ; su posición pro-norteamericana ; la acepta-ción de las burdas maquinaciones e intrigas palaciegas de Bunau Va"rilla ; la ratificación apresurada del tratado, etcétera- históricamen-te no podemos considerar la secesión como un acto absurdo y rep,idiable o calificarlo de "venta del Istmo" o "atraco yanqui", y mu-cho menos subordinarla a la acción única y exclusiva del tristemen-te célebre francés Philippe Bunau Varilla, u otorgarle categoría his-tórica a la jactanciosa declaración de Theodore Roosevelt 1 tookthe Isthmus, pues la mayoría de los estudiosos del movimiento no-viembrino adoptan una posición unilateral, atendida sólo a los inte-reses, personajes o acciones que se pretende defender o condenar .

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En efecto, no debe olvidarse que el 3 de noviembre no fue so-lamente el producto del rejuego de poderosos intereses económicoscircunstanciales, ya que al lado de estas causas que hemos califica-do de inmediatas podemos agregar otras de carácter tradicional . Yahemos visto como los hombres del diecinueve señalaron el factorgeográfico como elemento que invitaba a la separación más que a launión y ya justo Arosemena agregaba circunstancias históricas, quedesde aquel entonces, ningún panameño ha pasado por alto . Lasguerras intestinas, los excesos y deficiencias administrativas del go-bierno central, la pugna permanente entre los intereses colombia-nos e istmeños en el campo económico, las intervenciones nortea-mericanas y, entre otras causas, el sentimiento de frustración quese apoderó de los panameños apenas se produjo la adhesión, fue-ron los gérmenes o motivos que dieron origen ala idea autonomis-ta.

En realidad, lo que ocurrió en 1903 fue la coincidencia de lospropósitos políticos de la junta Revolucionaria que gestionabala secesión, con el interés imperialista de los Estados Unidos deconstruir el canal por Panamá, en virtud de su expansionismo haciael Caribe y el Pacífico, y con la necesidad apremiante de los diri-gentes de la compañía francesa del canal de evitarla catástrofe quese avecinaba por el rechazo del Tratado Herrán-Hay, reflejada en laactuación de Bunau Varilla . Probablemente en este significativohecho, al que nuestro historiadores tradicionales no han dado im-portancia, hallaremos la explicación de la conducta de los próceres,antes, durante y después del 3 de noviembre .

VII. Los Problemas de la Vida Republicana.

Como hasta ahora lo hemos anotado, y lo continuaremos ob-servando en la segunda parte de esta obra, no fue fácil el caminopara llegar a este existir del siglo actual que recibió la etiqueta deRepública "soberana e independiente" . Por su organización, traba-jaron los que formaron la primera junta de Gobierno, también losque se congregaron en una Asamblea Constituyente para ofrecernosun texto que reglamentara los deberes y derechos de los gobernan-tes y gobernados, los hombres públicos que tuvieron las responsabi-lidades oficiales en la iniciación de la nueva experiencia y el ciuda-dano común que no vio al 3 de noviembre como un simple cambiode un Estado lejano por otro cercano, sino que sintió profunda-mente la esperanza de una transformación nacional .

Ya tuvimos oportunidad de palpar nuestro agitado devenir dealtibajos existenciales a través de este escenario permanente, como

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nos atrevimos a calificar al territorio, cuyo paisaje sufrió transfor-maciones desde la noche oscura de la prehistoria . No obstante, deotras épocas quedó un sedimento común que es nuestra herenciahistórica . De los primeros panameños recibimos un legado mate-rial y artístico que hoy se revitaliza en la plástica contemporánea .De los españoles provino el contacto con la cultura occidental, ypara ser más concretos, el idioma, las tradiciones, la religión comúny las costumbres, todas ellas mestizadas con las influencias africa-nas y aborígenes . De nuestra unión con Colombia, permaneció ladivisión de la opinión pública entre liberales y conservadores, elmodelo institucional, -la Carta de 1904 tomaba mucho de la Co-lombiana de 1886-, persistieron así mismo, viejos compromisosinternacionales contraídos con la Nación del Norte y la controver-sia limítrofe con la vecina Costa Rica, que más tarde pesaría sobrenuestra integridad territorial ; continuaron los estancamientos so-cioeconómicos y la división del territorio entre ciudad y campo,restringiendo fundamentalemente a la primera a Panamá y Colóny sumando al agro los pueblos del interior . Pese a lo antes dicho,los hombres de aquellos tiempos creyeron ingenuamente que se tra-taba de un país nuevo, lo cual explica que la primera preocupaciónpara los contemporáneos de la separación, fue la de individualizar yprobar la autenticidad de la naciente entidad política y tal empresase constituyó en una tarea colectiva .

Para la primera década de la iniciación republicana contába-mos con más de una revista literaria de alta calidad ; Ramón Valdésescribía sobre los antecedentes, causas y justificación del nuevo Es-tado; Narciso Garay dejaba los senderos de la vieja Europa para re-gresar a "desfacer entuertos" artísticos en los ardores del trópico ;Ricardo J . Alfaro descubría el lado heróico en la vida del GeneralTomás Herrera, se sembraban escuelas por doquier y el InstitutoNacional abría sus puertas para impartir enseñanzas liberales, técni-cas y pedagógicas. No le iban a la zaga las obras de bienestar mate-rial: caminos, puentes, solemnes edificios, y en fin, todo este em-puje resultaba tan impresionante que los historiadores Juan Bautis-ta Sosa y Enrique J . Arce, no vacilaron en bautizar el momento enque vivían como la "época de la Nacionalidad Panameña", supo-niendo que la Nación surgió en estas tierras igual que brotó, armadade pies a cabeza, Palas Atenea de la frente de Zeus . Pero, pese atodas las buenas intenciones, paralelo a los esfuerzos, conjuntamen-te con las esperanzas de un futuro promisorio, la República de Pa-namá tuvo que enfrentarse a problemas descomunales y tratar desolucionar situaciones tremendas, tanto de orden interno como ex-

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terno . De acuerdo con tales circunstancias, consideramos que paranuestra historia republicana es susceptible establecer los siguientesperíodos :

1 . Organización inicial (1903-1931) .2. Afianzamiento nacionalista (1931-1946) .3. Modernización y crisis (1946-1968) .4. El momento actual (1968-

) .Para el primer momento tenemos que pasada la emoción ini-

cial de los años que siguieron al 3 de noviembre, muy pronto se die-ron cuenta sus habitantes de que la República surgía a la vida "ata-da de pies y manos" . La definición oficial que nos declaraba "so-beranos e independientes" distaba de ser una feliz realidad y los su-cesos internos y otras tendencias más fuertes, junto con otros hom-bres más poderosos de afuera, se encargaron de llevar a la prácticanuestra dependencia y subordinación al imperialismo y capitalismonorteamericanos . Es así como los artículos 1, II y VII del TratadoHay-Bunau Varilla penderán sobre la vida del Estado panameñocomo una espada de Damocles y, por lo tanto, desde el momentoen que empezamos la nueva experiencia se sintió el peso del inter-vencionismo que consagraba el convenio internacional de 1903 ylegalizaba el artículo 136 de la Constitución de 1904 . Esto expli-cará por qué la política quedó subordinada a las relaciones contrac-tuales . Agreguemos a lo anterior que la existencia de administra-ciones sumisas, preocupadas, más que nada, por sostenerse en elpoder, conjuntamente con los intereses de clase y las contiendaspartidistas, fueron elementos que incitaron la intromisión extran-jera . incluso, llegaron hasta propiciarla. Es así como resultan es-clarecedores los actos de los representantes del gobierno de laUnión, los que interpondrían sus "buenos oficios" ante las dificul-tades y vicisitudes que afrontaron nuestros primeros estadistas .En su calidad de consejeros y mediadores no vacilaron en separarsede los eufemismos para llevar a la praxis métodos coercitivos con elfin de ayudar a sus "protegidos" .

Resulta complejo establecer una clasificación de las interven-ciones, pues las hubo de todo tipo y para toda circunstancia, noobstante, las podríamos agrupar de acuerdo a su origen en oficia-les y particulares, las cuales éstas contaron con el apoyo del Depar-tamento de Estado . Las primeras partieron del convencimiento delos norteamericanos de nuestra incapacidad para gobernarnos, deallí su presencia en las elecciones, y su participación en la disolu-ción del ejército, los movimientos populares, el desarme de la Poli-cía Nacional, manifestaciones oposicionistas y revueltas callejeras .

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Hubo imposición en la adquisición de otras tierras nacionales con elpretexto de utilizarlas para la defensa del Canal . Existió el someti-miento al imponer las indemnizaciones que con frecuencia reclamóla Nación del Norte por conflictos entre sus ciudadanos y los pana-meños y por el poco o ningún caso que se hizo alas demandas na-cionales. Vistas así las cosas, no resulta extraño que, pese a las nu-merosas disputas fiscales y económicas que surgieron al poner enpráctica en la Zona del Canal las estipulaciones del tratado Hay-Bu-nau Varilla, atenuadas por el Convenio Taft de 1904, los paname-ños intensifican su disposición de sometimiento y expectativa porla vía interocéanica, siguiendo el lema "Pro Mundi Beneficio" .

Aparte de la actitud gubernamental, las empresas privadasnorteamericanas se lanzaron de lleno sobre el istmo a partir de1903 y se radicaron en el territorio para ejercer diversas actividadesque iban desde la agricultura, ganadería, minería y explotación demaderas hasta los juegos de azar y negocios bancarios . Este estadode cosas obviamente no afectó a las altas clases y gobernantes loca-les, más bien los benefició, porque, como siempre ocurre, el bienes-tar social de los sectores oprimidos no se tomó en consideración .Para la etapa inicial también tenemos que el control de las finanzasllegó al grado de que el gobierno tenía que solicitar la anuencia nor-teamericana con la intención de emprender obras públicas y cuales-quier otras mejoras o transacciones indispensables en el desarrollodel país .

A pesar de que la presencia norteña semeja en el principio dela vida republicana la de un paternalismo de garrote y dólar, nopuede considerarse como negativa la reacción panameña . Esta fuerotunda unas veces, otras, sincera y viril y, sobre todo, constanteante las adversidades y permanente en su obsesión por lograr lasreivindicaciones nacionales e internacionales del nuevoEstado . Fuela acción y la palabra de los hombres públicos y las voces de lasminorías cultas, las que en el primer momento nos pusieron en an-gustiosa alerta contra los peligros de la infiltración ; después, casi sindarnos cuenta, varió el tono de voz, porque, como un producto deentre-guerras, surgieron los grupos medios que apoyados por secto-res populares, ofrecieron un mensaje, hasta ese entonces descono-cido, de denuncia que caracterizó a "Acción Comunal",Liga de In-quilinos y Subsistencia y otras agrupaciones .

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De 1903 a 1914 es la etapa del espejismo comercial y econó-mico, a más del afianzamiento del capitalismo interno, cuando seconstruye e inaugura el Canal . En sus albores se suscribe el conve-nio monetario que mediatiza la vida económica al quedar el Balboasupeditado al Dólar con el talón oro como garantía . Para ese en-tonces y en los años siguientes, las ciudades de Panamá y Colón al-canzaron progresos notables, pues la tónica era que ser buen gober-nante significaba hacer obras materiales visibles y ostentosas por in-necesarias que fueran. También en aquellos días se amasaron gran-des fortunas y sin mayores esfuerzos se adquirieron enormes ex-tensiones de tierras . Los amigos del gobierno de turno lograronmonopolios jugosos, con los que se consolidó una minoría que, se-gún expresión de Luis De Roux, todo era "poco para satisfacer laambición dedos próceres de trastienda, quienes creen que el istmo essu feudo . . . pues el dinero, las casas, la carne y la leche están mo-nopolizados por una docena de magnates" . Pero quedaban gravesproblemas pendientes para las mayorías, pues las especulacionesabsorbieron muchas energías y tiempo; de allí provino el confor-mismo y la estabilidad política, acentuada con una corruptela de-mocrática, cual fue el escamoteo del sufragio, y el reparto del po-der por una cerrada oligarquía con el arbitrio norteamericano . Elmismo De Roux señalaba con pesimismo, "el pueblo está ham-briento. . . y como no se da trabajo en el canal a los hijos del paíssu condición es deprimente" . Así continuará a lo largo de los pe-ríodos siguientes .

El 2 de Enero de 1931 ocurrió el primer "golpe de Estado"en nuestro atolondrado existir republicano . Se ha dicho que loshombres de Acción Comunal, de quienes tanto se esperaba y quie-nes tantas soluciones prometían, una vez derrocado el gobierno deturno adoptaron una actitud conformista retornando al status quo,pero tal afirmación resulta una visión estática de la realidad nacio-nal . El hecho de que los Estados Unidos se mantuvieran al margende este suceso político, denota un cambio en el trato del "garrote"y el dólar y un anticipo en Panamá de la política de no interven-ción y del "Buen Vecino", que inauguró Franklin Delano Roose-velt a principios de la década del treinta ; esto desde el punto devista externo. Agreguemos como resultado inmediato del "NewDeal", las conferencias panamericanas en pos de la solidaridad he-misférica y la celebración de un nuevo tratado con la Nación delNorte en 1936, en el que se nos reconocieron algunos derechos .Ellos fueron principalmente la supresión de las humillantes cláusu-las que hacían permisible la intervención en los asuntos internos delpaís .

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Si se contemplan los sucesos políticos y sociales de 1931 a1946, tenemos que nuevas fuerzas aparecieron en el escenario na-cional ; es así como se atenuó el personalismo que fue nota peculiardel primer momento . En verdad que las agrupaciones que lucha-ron por el poder siguieron el modelo de los viejos patrones, perojunto a tales anacronismos, surgieron grupos que plantearon cues-tiones sociales, ideológicas y propusieron intensas y necesarias re-formas. En el aspecto institucional, contrasta el estatismo del pri-mer momento con el malabarismo constitucional del segundo(1941 y 1946) . Económicamente se supera la crisis de los añostreinta y se alcanza otra vez la bonanza superficial con los trabajosen la Zona del Canal, cuando estalla la conflagración bélica europeaque pasa luego a convertirse en la Segunda Guerra Mundial . Ade-más, durante el primer período de la historia republicana, se incor-poraron a nuestra población un buen número de emigrantes anti-llanos, mientras que en el segundo, se amplió la corriente migrato-ria, llegando a nuestro territorio gentes de distintas latitudes, espe-cialmente del continente hispanoamericano .

Culturalmente, la Universidad, fundada en 1935, permitirá lademocratización del saber superior . Ya no serán necesarios los via-jes costosísimos, que solamente podían realizar los que contabancon los recursos para efectuarlos y adquirir una profesión . Los gru-pos medios invadirán los predios universitarios en busca de nuevoshorizontes intelectuales que les permitirán un puesto adecuadodentro de la sociedad en que viven . Es más, se rompe el cerradocírculo de las minorías cultas del período anterior y, por lo tanto,habrán más tuertos en este "país de ciegos" . Igualmente el agro,ayer olvidado, se hace presente en la vida republicana, ya comoproductor, ya como fuerza necesaria y actuante en el quehacer detodos los días .

Un aspecto que no se ha de pasar por alto, es la aparición dela policía militarizada . La República, nació y se colocó bajo elsigno de la civilidad, pues por iniciativa de los diplomáticos nor-teños se disolvió el ejército en 1904 y se obligó al desarme de la po-licía nacional en el 16 ; una vez eliminado el proteccionismo en elTratado de 1936, se fortalece un cuerpo armado, cuyo papel en lavida pública está a ojos vista. Pero a lo anterior, debemos agregarque con las perspectivas que ofreció la Universidad, los ascensosotorgados dentro del cuerpo castrense y la puesta en valor del paísagro, se comienzan a agrietar las amuralladas estructuras de la oli-garquía, iniciándose así el deterioro político de la plutocracia tradi-cional. Esto explica el por qué antes, aparte del vacío mote de "li-

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berales" o "conservadores", carecieron nuestros hombres de unaauténtica contextura ideológica, y si bien, continuaron en la si-guiente etapa las improvisaciones, aparecieron así mismo, las figu-ras de trascendencia práctica.

Se ha tildado ala Constitución de 1904 de liberal-burguesa, ala de 1941 de tendencia totalitaria y a la de 1946 de moderna porlos principios de justicia social que consagró y, también, por conce-der mayores garantías a los ciudadanos, mientras que al Estado sele asignaron funciones de interés colectivo que las anteriores no to-maron en consideración. Pero indudablemente no es la consagra-ción de una Carta Fundamental lo que ha de permitir con exclusivi-dad determinar las características del nuevo momento . Por aquelentonces se hizo notoria la fuerza de cuatro poderosos factores enla vida política, ellos fueron : la oligarquía capitalina, la burocra-cia militar, el capitalismo extranjero y los cacicazgos del interior,sin descontar la anuencia del Tío Sam . En torno a estos cuatro ele-mentos que a veces actuaron en forma aislada y otras confundién-dose sin poder establecer una línea demarcatoria, nacieron, girarony murieron los partidos políticos . Con anterioridad, los liberalesse calificaban como "Porristas", "Chiaristas" u otros "Istas", deacuerdo con el dirigente que los organizabay sostenía. Ahora se vaen pos de coaliciones, algunas veces para planificar el destino inme-diato y prolongarse en el poder, otras, más que para favorecer diri-gentes, se fundan y funcionan para defender los capitales propios oajenos, pero en todos los casos, buscando el favor de la fuerza po-licial, que desde 1953 pasa a convertirse en Guardia Nacional .

La figura de José Antonio Remón, quien fuera primer co-mandante de la institución castrense, puede considerarse un ejem-plo congénito de los factores que hemos hecho mención . Aunquede un hogar empobrecido, se le consideró, por sus nexos familiares,como perteneciente al grupo de las "gentes bien" capitalina, el car-go le permitió establecer relaciones con el mundo de los negocios yel alto comercio, tanto nacional como extranjero ; muy joven sirvióen el cuerpo armado y desde su despacho pudo establecer vínculosmuy estrechos con los hacendados de las provincias,¡ los -que poresos tiempos se revitalizaban con la introducción de maquinariasnuevas y la incorporación de sistemas modernos de producción, a lavez que se intensificaba una industrialización, más aparente quereal. Esto explicará el por qué su personalidad resultó esencial enel juego y rejuego por la conservación del poder .

Desde un ángulo opuesto, la presencia de Arnulfo Arias re-presenta otros intereses . De su primera y breve administración dejó

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un recuerdo de antiyanquismo, sentimiento que se recrudeció entrelas clases mesocráticas y populares al concluir la Segunda GuerraMundial y los Estados Unidos se vieron avocados a otros problemasquedando relegada la América Latina en el programa de ayuda,cooperación y trato preferencial que tuvo durante la administra-ción del segundo Roosevelt, También Arnulfo Arias representaba,otras cosas, como eran el martirologio, el desprecio por los grupostradicionales, "el hombre fuerte" civil frente al "hombre fuerte"militar, y agréguese a todo esto, elhalo esotérico y el aparato auto-ritario con que gustó rodear su persona .

El enfrentamiento de dos figuras tan opuestas explicará el su-ceder político, la anarquía bochornosa de los últimos años del cua-renta y los primeros del cincuenta . En la segunda administración,Arias Madrid no cumplió con las expectativas nacionales, la pugnaentre las dos fuerzas se mantuvo latente y, por lo tanto, por dema-siado oportunista perdió la oportunidad de definir la situación ydesarrollar un programa de gobierno próspero. De allí la constantezozobra que caracterizó su gestión presidencial con el anuncio delretorno a la Constitución del 41, y su consiguiente derrocamien-to ; la vuelta a la Carta del 46 y el ostracismo que vivió durante laadministración de Remón . En el gobierno de éste último, se firmóun nuevo tratado canalero y crearon una serie de nuevas y modernas instituciones que continuaron floreciendo en las administra-ciones posteriores, pero los signos de poder y estabilidad se inte-rrumpieron con el sorpresivo asesinato el 2 de Enero de 1955. Si-guió un momento de progresiva efervescencia entre bastidores enlos grupos que detentaban el poder, ahora fraccionados de acuerdocon sus intereses económicos y políticos, en contraposición con lainquietud popular que luego se hizo palpable en el juicio de los acu-sados del crimen, e impidieron que la tranquilidad ciudadana estu-viera acorde con la marcha progresiva del Estado . Reaparecieronlos gérmenes del descontento popular y, por lo tanto, el malestargeneral fue en ascenso, tal como puede comprobarse en las manifes-taciones estudiantiles de 1958 y la abortada insurrección de CerroTute, un año más tarde y en las protestas de la clase trabajadora en elprimer lustro del sesenta hasta desembocar en la gran crisis del 68.

Desde cl aspecto económico-social, tenemos que a la falazprosperidad de la guerra, siguió el endeudamiento y pobreza de lapostguerra, aunque a veces se alivió la situación por la presencia delos bancos extranjeros, el capital norteamericano y otras empresastransnacionales, pero, en términos generales, podemos afirmar quecarecieron estas inyecciones de bienestar económico y de la necesa-

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ria dosis de vocación social que resulta impostergable en los nuevostiempos en que se vive, ya que se mantuvo la marginalización de lasclases populares. Por el contrario, muchas de estas inversiones co-laboraron con los gobiernos de turno con el pretexto de evitar los"peligros sospechosos" .

Característica importante en el aspecto internacional del ter-cer período respublicano, es el tono beligerante que adoptan nues-tras relaciones con la Nación del Norte . Los mensajes, discursos yla correspondencia oficial adquieren un tono de abierto desafío,cuando antes, salvo raras excepciones, pasaban por tímidas y cau-telosas. El Canciller Miguel J . Moreno Jr., llega inclusive, en 1958,a denunciar el incumplimiento del tratado por parte de Norteamé-rica, en la más alta Asamblea internacional del mundo, como loes las Naciones Unidas . Paralelamente, el sentir popular se pone demanifiesto acompañado de un nacionalismo activo, algunas vecespensante y razonado, pero por desgracia, en otras ocasiones, talsentimiento resultó ciego, emotivo, pasajero, de cultura restringiday con estrechez de miras confundiendo y limitando los intereses pa-trios a las relaciones contractuales con los Estados Unidos, viéndoseen éstas, la fuente de todas nuestras ansiedades e infortunios .

Sea como fuere, hubo unanimidad en los grandes movimien-tos reivindicatorios que inició la muchachada estudiantil al momen-to de firmarse el convenio de bases Filós-Hines ; hubo aprobacióngeneral en la "operación soberanía" de 1958 ; existió dolor e indig-nación nacional ante los ultrajes que sufrió nuestro pueblo en1964 . Aquél histórico 9 de enero, significó algo más que una sim-ple manifestación de inconformidad . Su brote espontáneo eviden-ció la sinceridad y logros de la protesta ; el heroísmo de la pobla-ción puso de manifiesto el sinsabor reprimido y el luto del paísdejó en claro la justicia por la que luchó y continuará bregando elpueblo panameño . Por consiguiente, la fecha marcó un hito ennuestras reinvindicaciones, a la par que abrió una nueva perspectivaen las relaciones contractuales con el "imperio sin fronteras", puesa casi tres meses del suceso, los Estados Unidos aceptaron entablarnegociaciones para eliminar el tratado de 1903 y negociar otro .Con ello se puso fin a la vía revisionista y comenzó el período parala abrogación .

En síntesis, podemos afirmar que en la historia republicanaactúan muchos elementos inveterados de nuestro quehacer en eltiempo, pero se han creado otros nuevos, por lo menos en sus aris-tas más sobresalientes, que nos convierten en un país de frustracio-nes, pero también de esperanzas .

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VIII . Balance y Perspectivas del Acontecer Histórico RepublicanoEl 11 de Octubre de 1968 marca un nuevo hito en el aconte-

cer republicano, porque se produjo el quinto golpe de Estado . Sonharto conocidas las cansaq inmediatas que ocasionaron el suceso, yade todos esperado como un fatalismo impostergable y cuyas conse-cuencias, también inmediatas, fueron la proclamación de una "Jun-ta Provisional de Gobierno Revolucionario", dirigida, controlada yorganizada por los altos personeros de la Guardia Nacional. A estegobierno lo califica Ricaurte Soler con el término acuñado porKarl Marx de "Bonapartista", entendiendo por tal "el poder estatalrelativamente autónomo frente a las clases y sus luchas, que en de-terminadas coyunturas históricas orienta al proceso económico ar-bitrando los conflictos sociales" . No obstante, no faltan otros ad-jetivos para enmarcarlo ; desde el punto de vista oficial se autode-nominaron, en ciertas ocasiones, como "populistas", y en otras,"Dictadura con cariño", "Proceso revolucionario" y "Revolución-diferente" . Mientras que grupos oposicionistas hablan de "au-tocracia", "reformismo burgués" y otros ralificativos con connota-ciones peyorativas.

A los diez años del acontecimiento consideramos susceptiblede dividir al momento actual en tres microperíodos, cuales son :el de reajuste inicial (1968-1972) ; el de legalización constitucional(1972-1978) y el de "apertura democrática" o "nueva orientacióncivilista" (1978- ) . Resulta un tanto prematuro hacer el ade-cuado juicio de valor de la presente situación, porque la cercanía delos árboles nos impiden contemplar la extensión del bosque ; somosexpectadores, y quiérase o no, también actores en estos tiempos deprofundas espectativas nacionales .

Aunque al historiador no le es dado ser juez de muertos y devivos, consideramos necesario resaltar algunos hechos que le dansentido a la periodifrcación propuesta . Aunque los postulados del"Gobierno Provisional Revolucionario" plantearon una serie deprincipios para el adecentamiento de la Cosa Pública y se encargóa dos altos militares, los Comandantes José María Pinilla y BolívarUrrutia de la dirección presidencial, las decisiones fundamentalesquedaron bajo la responsabilidad del Estado Mayor, convertido enun cuerpo colegiado ejecutivo y legislativo, en el cual surgieron es-cisiones y muy pronto se expulsó del mismo al Mayor Boris Martí-nez y sus prosélitos. Así mismo, el Gobierno sorteó con éxito laoposición inicial del movimiento estudiantil, del Partido del Pue-blo (comunista) y el Partido de la Democracia Cristiana, a más delas guerrillas arnulfistas que se levantaron en armas contra el nue-

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Yo régimen en las regiones altas de la provincia de Chiriquí yen el norte de Coclé ; al igual que las guerrillas urbanas impulsadaspor el llamado "Movimiento de Liberación Nacional" . Tambiénhubo diversos y repentinos cambios de Gabinete y aunque la figurade Omar Torrijos resultaba sobresaliente, tuvo que soportar ungolpe de Estado proveniente del superior círculo castrense en elmomento en que viajó a México por un fin de semana, el 15 de di-ciembre de 1969 . Aunque el Gobierno se autodenominó "provi-sional", se evitó, hasta donde fue posible, señalar un término parael mandato y organizar el aparato eleccionario para ir en pos de unasucesión normal, dentro de los cánones tradicionales de la Repúbli-ca. Por lo tanto, en aquellos años, predominaron los decretos deGabinete y estuvieron ausentes las leyes . Ideológicamente se estu-vo más cerca de la revolución peruana que de la chilena, en lo q9eaquélla presentó de innovaciones sociales hasta entonces inéditasen los cuerpos militares de la América Latina . Es indudable que loanterior explica el por qué el Gobierno de aquellos días definió sulínea de conducta como "ni con la izquierda, ni con la derecha" .

Bajo el slogan de "el General volvió", a partir del día 16 dediciembre de 1969, se acentuó la tendencia izquierdizante al pasara ocupar los ministerios y las direcciones de instituciones autóno-mas figuras hasta ahora sospechosas de su inclinación marxista .Esta vez se empezó a hablar de una Constituyente que se llevó alapráctica en 1972y para ese tiempo, se redactó un Código del Traba-jo de avanzada, más en consonancia con las garantías y necesidadesde las clases asalariadas que de los intereses industriales . De allíel pánico y sus consecuencias como fueron : la fuga de capitales,paralización de las construcciones y otros síntomas del malestareconómico que se agravaron junto con las condiciones internacio-nales en el segundo submomento, en el que el Gobierno se convir-tió en empresario, ya en la edificación de obras de infraestructura oen la inversión de un plan de industrialización a largo plazo y degran alcance, como fue el caso del establecimiento de ingenios, ylanacionalización de la hasta ese entonces,empresa norteamericanade Fuerza y Luz . A esta lista pueden sumarse otros proyectos here-dados de gobiernos anteriores, como lo fueron la Represa del Ba-yano, la extracción de cobre de Petaquilla y Cerro Colorado, aménde la habilitación de Puertos como el de Vacamonte y Contenedo-res, etc .

Sin embargo, no podemos pasar inadvertido dos sucesos sig-nificativos que ocasionaron crisis y agrietaron la fortaleza del go-bierno, estos fueron: el caso del Sacerdote Héctor Gallego en 1971

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y el conflicto con la Asociación de Ejecutivos de Empresa (A-PEDE) en 1976, que si bien el régimen logró superar, tales acaeci-mientos mermaron considerablemente la popularidad del "proce-so" .

Para 1972 una Asamblea de Representantes aprobó una nue-va Carta Fundamental (la cuarta en nuestra historia republicana),en la que apartándose de la clásica división de los poderes estable-cía la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos, elConsejo Nacional de Legislación y el Poder Ejecutivo a cargo de unPresidente para el que fue reelegido por un período de 6 años elIngeniero Demetrio B. Lakas y un Vice-presidente . Todo ello ac-tuaría "en armónica colaboración entre sí y con la fuerza pública"y se le otorgó al General Omar Torrijos, en su condición de "lí-der máximo de la Revolución panameña", amplios poderes para ladirección del Estado. (Art . 277)

De este entonces, las relaciones con los Estados Unidos ad-quirieron un tono agrio, algunas veces de desafío, en todo momen-to de inconformidad y otros de cautelosa espera . Aunque desde el25 de octubre de 1970, los Presidentes Nixon y Lakas convinieronen proseguir las negociaciones canaleras, no fue sino hasta un añomás tarde, cuando se integró el primer equipo negociador, que para1972 agilizó sus trabajos en medio de dificultades que parecían in-salvables .

En el batallar diplomático para la consecución de otro trata-do con la Nación del Norte, tendiente a modernizar las relacionesinternacionales y lograr la ansiada y real soberanía sobre la Zonadel Canal, se abocó el régimen con una energía constante y vigorosapara el que no se hicieron suficientes los reclamos unilaterales ni lasya utilizadas denuncias ante los organismos regionales . A fin delograr una nueva convención, la causa de Panamá se propagó a to-dos los Continentes, se hizo más americana al presentarla comopunto efervescente en las relaciones de las Américas y con tal pro-pósito se realizaron viajes de propaganda y denuncia ; nos sumamosal bloque del Tercer Mundo ; nos envalentonamos reanudando rela-ciones diplomáticas con la Cuba socialistay convertimos en vínculosfraternales, las hasta entonces indiferentes relaciones con Yugoesla-via, Libia y la lejana Sri Lanka . En esta carrera, en la que calzamoslos zapatos de siete leguas de Pulgarcito, llegamos a ventilar el casode nuestra soberanía ante el Consejo de Seguridad de las NacionesUnidas, que se reunió en nuestra capital en mano de 1973 .

Pese a tan largo batallar, algunas aristas de nuestra historia di-plomática quedaron aún por aclarar. Hasta 1974, la actitud de la

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Cancillería panameña se distinguió por la perseverancia en las de-mandas, la intransigencia en las negociaciones y el rechazo total alos proyectos de tratados de 1967 . Luego de la reunión cumbre dela O.N.U, en 1973, bajó el tono de voz y aunque continuó la laborproselitista a nivel universal, se cambiaron y sucedieron los responsa-bles de las negociaciones canaleras, y la línea antes recta se tornózigzagueante y contradictoria, tal como se plasmó en la Declaraciónde los 8 puntos de Febrero de 1974, que según opinión de un gru-po de connotados juristas nacionales " . . .se limita a reiterar princi-pios que ya se habían de distinto modo incorporado al proceso ne-gociador, y, a cambio, de tal reiteración, se reconocen las preten-siones básicas de los Estados Unidos en las / . . . / negociaciones,negadas por el nacionalismo panameño, como son las de legalizarsu presencia militar en Panamá y la de asegurarse la construcciónde un nuevo canal o de modernizar el actual" . Los 8 puntosfueron la base para el nuevo tratado del 7 de septiembre de 1977 .

La tercera micro etapa del "proceso revolucionario", bien po-dría decirse que se inició una vez que el Congreso de los EE .UU . ra-tificó el tratado del canal denominado Torrijos-Carter, el 18 deabril de 1978. En la alocución del jefe de Gobierno de la Nación,abrió las puertas a los exiliados para que pudiesen regresar al país,sin distingos ni precondiciones, a la vez que anunció mayores ga-rantías y libertades ala ciudadanía . Con posterioridad, dio a cono-cer su decisión de retornar a los cuarteles y confiar los compromi-sos gubernamentales a los civiles, cuya responsabilidad, a partir del11 de octubre, aún está envuelta en las incógnitas que estableció elayer, y la respuesta la definirá el mañana .

Mientras tanto, hasta la fecha mucho se ha realizado y aúnfalta mucho por hacer, pero, como hemos visto, algunas transforma-ciones saltan a la vista . En primer término, advertimos que en oc-tubre del 68 se habló, y luego se insistió, en la liquidación de la oli-garquía tradicional, la eliminación de los partidos políticos y el sur-gimiento de un "Nuevo Panamá" con instituciones más cónsonas alos tiempos actuales, impregnado de una fuerte dosis de reformasde interés popular .

La supresión de un "plumazo" de las agrupaciones políticastuvo sus aspectos convenientes, como fueron, entre otros, la elimi-nación de la farsa de tales banderías con vida propia solamente enlas vísperas eleccionarias ; resultó adecuado que se prescindiera delfraccionamiento de la opinión pública que, como hemos observadocon anterioridad, se movió de acuerdo con los intereses personaleso económicos del momento o para revitalizar viejas sinecuras . Pero

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desde otro aspecto, se hizo sentir la ausencia de una voz de oposi-ción, tan necesaria para el buen rumbo del Estado, dentro de lossenderos de libertad, honestidad y respeto .

La burguesía ensayó dos intentos de oposición política abier-ta al gobierno, el primero de carácter regional acecido en 1973 conel llamado "chiricanazo", en el que rechazaron al nuevo Goberna-dor nombrado por el Ejecutivo, so pretexto de su filiación comu-nista y cuando éste se disponía a celebrar un aniversario más de laRevolución Cubana. El otro, de carácter capitalino con vinculacio-ne en Chiriquí, ocurrió en enero de 1976 a raíz del conflicto eco-nómico con la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa(APEDE), en la cual los prósperos hombres de negocio se convir-tieron en políticos improvisados, suceso que culminó con la repa-triación del país de varios empresarios, algunos profesionales y unradiodifusor .

En 1968 se desplazó a la vieja oligarquía de su responsabili-dad en el poder político, pero mantuvo intacta su fuerza económi-ca. A su puesto vacante llegó una nueva . El reemplazo no fue di-fícil, porque aquella careció de algunos bastiones necesarios paramantenerse en la dirección del Gobierno, entre otras cosas las mi-norías privilegiadas abandonaron el ejército ; pues si José de Fábre-ga y Tomas Herrera fueron en la centuria pasada dos ejemplos deGenerales nacidos en "cuna de oro", las figuras de José AntonioRembn y Bolívar Vallarino, apenas nos sirven como casos de ex-cepción en el XX. Tampoco buscaron un sitial en la Universidad,por lo que los apellidos altisonantes sólo aparecieron ocasionalmen-te en las listas de profesores y estudiantes de la primera instituciónacadémica del país. Si tuvieron señorío, carecieron de una auténti-ca conciencia social . En su papel como dirigentes demostraron in-teligencia, destreza y habilidad para los negocios, quizás, allí estri-be su gloria y su tragedia, porque hicieron un culto del dólar hastallegarlo a confundir con valores tan importantes como son la cultu-ra y la nacionalidad.

Resulta prematuro señalar las características y las perspecti-vas que le tocará desempeñar a la nueva oligarquía, pues aún estáen proceso de gestación y todavía no ha llegado a adquirir una con-ciencia de grupo, ni estructuración social definida, pero ya en elpoder, vemos que utilizan un lenguaje populista y a los problemasdel panameño de hoy aparentan mirarlos con el ojo izquierdo . Noes imposible, y si nos lo proponemos con honestidad sería hastaprobable, que en el futuro las promesas de reforma social, admi-nistrativa y de educación, se conviertan en realidad, pero para el

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logro de tales trofeos se requerirá a más de templanza, fe en la de-mocracia, fe excesiva, si es que en ella caben los excesos, en el es-tudio y abandono de las improvisaciones del momento y en la imi-tación servil que se hace de afuera . "La conducción de un Estadoes un asunto demasiado serio para que se convierta en un espec-táculo frívolo", escribió Karl Marx .

Estamos lejos de vaticinar soluciones mesiánicas, porque con-sideramos que toda tarea de superación nacional ha de ser etnpre-sa de muchos hombres y de largos años . Son demasiados los pro-blemas que nos agobian y las soluciones, como es obvio, no se en-cuentran al alcance de la mano. Ellas han de resultar la consecuen-cia de una planificación adecuada y una educación cívica activa .Para lo primero, están, entre otras cosas, las enseñanzas de la his-toria y para lo segundo la necesidad de afianzar la cultura nacional .

IX . La Cultura Nacional como Empresa Individual y Tarea Co-lectiva .

Sobre nuestras fuerzas anímicas aún nos queda mucho pordecir. Durante los tres siglos de historia colonial la vida espiritualpanameña fue insignificante, si la comparamos con el florecimientoque adquirieron las capitales de los virreinatos tradicionales en lossiglos XV y XVI o con el auge que alcanzaron en el XVIII otroscentros, como fueron Santa Fé, Caracas o hasta las más cercanasGuatemala y Granada en Centro América . Durante la unión volun-taria a Colombia sobresalieron importantes figuras del pensamien-to, entre los que se destaca justo Arosemcna, tanto por la profun-didad de su vocación como por la extensión de su conocimiento,pero aparte de ello, el ambiente fue restringido y la producción inte-lectual intermitente, limitándose, por lo general, a la controversiapolítica dentro de la actividad periodística . Es en el siglo XX don-de la cultura nacional llega a un auténtico "cambio de voz" .

Los intelectuales que vieron el surgimiento de la Repúblicavivieron en su "edad de oro" y ello fue así porque se tenía que ir"en busca del tiempo perdido", si se nos permite utilizar un len-guaje proustiano . Las quejas de aquel entonces, se referían entreotras, a la escasez de escuelas y a la ausencia de educación y vidapensante . Los primeros gobernantes se empeñaron en la labor defundar planteles de enseñanza, ofrecieron y facilitaron el inter-cambio de ideas, fomentaron la producción plástica, musical, lí-rica, narrativa o histórica, a través del Conservatorio y de revistasy periódicos literarios que hoy, a más de medio siglo de su apari-,ión, nos asombran por la seriedad de sus colaboradores y por la

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variedad de los temas tratados ; nos sorprende más aún, si pensamosen el escaso número de lectores que existían por aquellos tiemposo el público que asistía al Teatro Nacional ; inaugurado en 1908 yque exhibía los frescos del pintor Roberto Lewis, a quien el Go-bierno de turno hizo regresar de Europa para cumplir con un pin-güe contrato . El drama de la cultura panameña comenzó mástarde, cuando el Estado la desamparó y los intelectuales tuvieronque echarse sobre sus hombros el peso de la producción científicay artística . De tal situación procede la escasez bibliográfica quenos caracteriza . Agreguemos que la inexistencia de laboratorios,centros especializados y adecuados instrumentos de trabajo, expli-can la ausencia de científicos, filósofos y grandes mentalidades enotras disciplinas académicas .

Durante el primer período republicano, nombres corno los deAndreve, Sosa, Garay, Alfaro y Méndez Pereira, por mencionar alos más representativos, unieron al placer intelectual el respeto queconfiere los altos cargos y así complementaron el estudio con lasSecretarías de Estado y las misiones diplomáticas, pero una vez es-tablecida la Universidad, ésta congregó en sus claustros a los hom-bres de letras que, poco a poco, se fueron retirando de las posesio-nes honrosas . La actividad universitaria adquirió autonomía alpoco tiempo de fundada ; con tal independencia, los profesores eli-gieron a las autoridades y luego los estudiantes participaron en elgobierno de nuestra Primera Casa de Estudios . La libertad de ad-ministración y política académica permitió que dentro de la Uni-versidad se formara también una oligarquía y congregaciones deinterés e ideologías diversas, entre los que se libraron batallas, yapor el poder, ya por la supremacía estudiantil sobre el profesorado .Es indudable que tal estado de cosas perjudicó a la auténtica mi-sión de esta institución, cual es el aprendizaje y la búsqueda de laverdad por medio del estudio y la investigación . A partir de la dé-cada del 50, la Universidad se politizó más cada año y desde 1968la clausura, los cierres y reaperturas temporales se efectúan en suvida institucional obstaculizando de esa forma lo que debiera seruna labor tesonera de todos los días : el diálogo mudo, pero elo-cuente entre el estudioso y el libro, entre la teoría y la práctica, en-tre la misión de servir y transformar a la sociedad en que se vive yla vocación de superación intelectual a que se aspira . En términosgenerales, hoy por hoy, la población universitaria, tanto profeso-res como estudiantes, prefiere otros métodos y distintas tácticasque, si bien admiten el beneficio de las buenas intenciones, desco-nocen que, sin el debido fundamento intelectual, no se podrá Ile-

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gar a la "estación de Finlandia" .Lo antes dicho no quiere decir que no existan en el medio

intelectual panameño egregios casos de autenticidad y de saber,pero precisamente en esto consiste una de las mayores frustracio-nes de la cultura nacional . El hombre de letras o el científico se con-vertirá en una isla, será coto cerrado para que lleguen los auxiliosde otras disciplinas que complementarán su investigación ; en cuan-to a él mismo, no podrá dar a conocer sus avances, porque lo ro-dean otras islas, espiritualmente distantes y hasta enemigas ; comoes natural, intentará dar al público el resultado de su trabajo solita-rio en una revista o un libro, pero la primera es única o no existe yen cuanto a la impresión de la obra, este País carece de mecenas yde lectores. Los pocos que se aventuran a invertir unos dineros enuna librería, preferirán a los autores de moda extranjeros, que a laproducción bibliográfica nacional . Por las razones antes expuestas,es impresionante que, dentro de lo poco que existe en el campo dela cultura, se observen esfuerzos de abnegación, entusiasmo y finesampliamente logrados, muchos de los cuales, por sí solos, han tras-pasado las fronteras y se han aprovechado y elogiado en otras lati-tudes, mientras en nuestro medio, seguimos guardando un culpablesilencio .

Somos por encima de todo un pueblo con historia, dijimos aliniciar esta introducción que también hace las veces de epílogo, yasí lo sintieron los hombres que les tocó la organización intelectualde la República . Juan Bautista Sosa y Enrique J . Arce prestaronsus luces para a ocho años del suceso noviernbrino, dar un manualque agrupó "por primera vez las partes dispersas que, concurrentesen un todo, resumen y condensan la historia de Panamá" . RicardoJ. Alfaro aunque no presentó un cuadro global de nuestro pasado,descubrió las aristas morales de Tomás Herrera en 1908, e igual ta-rea realizaron Méndez Pereira, por una parte, y José Dolores Mos-cote y Enrique J . Arce con La Vida Ejemplar de justo Arosemena .Nuestra poesía tuvo también un sello nacionalista que se reflejó en :"Al Cerro Ancón" de Amelia Denis de Icaza, "Patria" de RicardoMiró y el "Canto a la Bandera" de Gaspar Octavio Hernández, líri-ca que con razón califica la autorizada crítica, Elsie Alvarado deRicord como "el símbolo literario de nuestro patriotismo" . Muya la zaga estuvo la producción narrativa de aquellos días, mientrasque Narciso Garay abandonando la comodidad del escritorio di-plomático se internaba en el interior para recoger las Tradiciones yCantares de Panamá y sentaba de esta forma las bases de nuestrosestudios folklóricos, años más tarde, revitalizados por los esposos

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Manuel F. Zárate y Dora P . de Zárate y luego por Julio ArosemenaMoreno. Guillermo Andreve, desplegaba su impenitente actividadcomo promotor y divulgador, tanto de lo que se producía adentrocomo de las nuevas corrientes literarias en boga en otras latitudes .La juventud estudiosa de aquel entonces contó con un orientadordiestro y un maestro desprendido que supo insuflar al Estado elsoplo espiritual que ennoblece y el oficio burocrático que limita .Eusebio A . Morales se valió del periodismo y del discurso para con-vertirse, como diría Diógenes de la Rosa, en la "conciencia críti-ca de la República", en tanto que otras personalidades no menosvaliosas como Jeptha B . Duncan,primero y José Daniel Crespo, des-pués, sentaron las bases de la escuela nueva que Octavio Méndez Pe-reira tuvo el valor, luchando contra viento y marea, de plasmarla enla Universidad de Panamá .

En esta pléyade de "Varones Ilustres" sobresale la personali-dad histórica de Ricardo J. Alfaro. Ya hemos tenido ocasión de le-ferirnos a su juvenil logro al dar valor humano a la figura del Gene-ral Tomás Herrera, pero sería injusto limitar su vocación intelec-tual a la tarea de historiador, puesto que todos sus conocimientoshumanistas los revistió con un halo de poesía, sin ser poeta y de be-lleza por su amor al mundo espiritual. Con estilo diáfano y directoescribió sobre los temas más sencillos, como fue su delicioso ensayosobre las frutas hasta los más complicados y áridos temas del Dere-cho Internacional. Todo lo pasó por el tamiz de su alma estética y,por lo tanto, su actividad literaria se prolongará por muchos años yse concretará en opúsculos, artículos, discursos y tratados . Dentrode su amplia y desgraciadamente dispersa producción, merece des-tacarse lo que consideramos fue su obra más importante : el Diccio-cionario de Anglicismos, en el que con un método exhaustivo, yaque no se conformó con apuntar la palabra procedente del inglés ydeformada al castellano, hace la historia del vocablo, presenta sussinónimos adecuados en nuestro idioma, a veces sigue su historia yrecomienda su aceptación o rechazo . En nuestras relaciones con-tractuales se le consideró en todo momento como un guía y fuemás que eso, porque a su manera y con su innata cortesía prefirióusar el anestésico de la conciliación al bisturí cortante del enfrenta-miento o la resistencia tosuda del país pequeño frente al Coloso delNorte .

Al iniciarse la década del 30, surgió una lírica más elaboradaa tono con las nuevas corrientes de la literatura universal con Roge-lio Sinán y Roque Javier Laurenza . En el primero, la emoción pa-triótica cedió paso a las fragancias y a la sensualidad del terruño ; y

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el segundo, se refugió en las alegorías y las metáforas felices parahacer una poesía auténtica, sin ramplonería ni lugares comunes .Los poetas no se limitarán, y por lo mismo, incursionarán en otroscampos de la creación literaria, en los siguientes períodos republica-nos . La emoción social que iniciara líricamente María Olimpia deObaldía con su "Ñatore May" se vuelve tema central del mundopoético de Demetrio Herrera Sevillano, y así hace hablar a un pa-nameño común que " . . .siempre respondes sí" ; a los :

Cuartos de la gente pobrecon sus chiquillos descalzos .Cuartos donde no entra el sol,que el sol es aristocrático .

Es así como este poeta logró confundirse con las angustias,dolores y cargas de todo un pueblo para decirle con legítimo orgu-llo :

¡Yo soy ahora tu grito!Desde otro ángulo, Demetrio Korsi unía las discriminadas

etnias en un mestizaje reivindicador y altivo, por lo que su poema"Incidente de Cumbia", pese a sus artificialidades, se convirtió enuna muestra de exaltación nacionalista y se popularizó como anteslo hiciera "Patria" de Miró o "Canto a la Bandera" de Hernández .Pero la poesía de Korsi tuvo, por encima de todo, un fuerte sellopopular y por eso dijo en una ocasión :

"Soy el poeta del Barrio de Santa Ana" .y con esos ojos populares miró una vida cotidiana en que gringos,negros cholos y blancos se confundían en una ciudad :

"que es encrucijada, puente, puerto y puertapor donde debiera entrarse al canal" .

Más tarde, la angustia social es el objeto primordial en la no-velística de Joaquín Beleño Luna Verde y luego Gamboa RoadGang, más que relatos del hombre de color frente a una sociedadblanca, despiadada y utilitarista, constituyen un canto profundoal dolor del habitante humilde que sufre la injusticia y discrimina-ción en su propio suelo a causa del gran pecado de su piel . Las no-velas de Beleño presentan páginas desgarradoras que bien pue-den considerarse entre las mejores de la narrativa panameña .

También hace su aparición en el escenario literario, la pro-vincia, por lo que es mejor hablar de la narrativa regional, en vezde la narrativa del campo, porque si Ramón H . Jurado supo con-fundir el paisaje con el hombre en los ingenios azucareros de A-guadulce, como se observa en San Cristóbal; José Sánchez en sus

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cuentos y Tristán Solarte en su novela El Ahogado, transmitieronel misterio, la exaltación telúrica y la sensualidad de la selva y elmar bocatoreño para revivir viejos mitos o identificar personajespermanentes en el tiempo y variables en sus circunstancias . Porotro lado, un médico, nos referimos a Rafael Pernett y Morales,entra en la creación literaria, mostrando algo, hasta hoy, pococomún en nuestras letras, cual es el humorismo populachero yburlón, pues a lo largo de una ironía que no hiere, convierte enpersonaje central a una "barriada bruja" en su Loma ardiente yvestida de sol . Dimas Lidio Pitty, incursiona con igual felicidad porla poesía, la narrativa y el periodismo . La Estación de navegantes,a más de una sin par novela, es un himno lírico de protesta ydenuncia, con una fuerte intención de redescubrir nuestraauténtica razón de ser. Con legítima satisfacción hoy podemosdecir que la narrativa panameña ya puede exhibir sus "novelasejemplares".

Los hombres de letras se diversifican en sus oficios . RicardoJ. Bermúdez, nuestro primer poeta difícil es arquitecto de profe-sión y manejará el cuento con soltura y sencillez . Otro tanto ocu-rrirá con Pedro Rivera, que tras de gustar del mensaje de las musaspasará por la narrativa para terminar convertido en expedito cineas-ta. También se incluirá en esta lista los nombres de dos mujeres im-portantes : Elsie Alvarado de Ricord, que agrega a la fina y pulcrapoesía amatoria, la frialdad del estudio filológico y la severidad dela crítica literaria . Mientras tanto, Gloria Guardia attaliza la obrade los escritores nacionales y extranjeros y exhibe una singular no-vela como es : El último juego . Hoy, en este atribulado existir denuestras bellas letras llegamos a tener el caso de un joven formadoen las mas áridas disciplinas encargadas de estudiar la sociedad, quebusca unir en la gaya ciencia a "Trenes y Naciones", pues AlfredoFigueroa Navarro sabe ser científico a la par que artista . Dos poe-tas noveles asombran, uno con su profundo lirismo, como es Ma-nuel Orestes Nieto y otro por su singular gracejo e imaginación pi-caresca, cual es el caso de César Young Núñez. La poesía que ennuestras tierras floreció silvestremente, ahora que estamos casi a losalbores del siglo XXI, exhibe méritos indiscutibles en toda unapléyade de jóvenes cultores .

Es indudable que la plástica se ha revitalizado en nuestro me-dio. Según el testimonio de Epifanio Garay en el siglo XIX `las fa-milias de Panamá se surtían de retratos de casas manufactureras delexterior" . Ya para los comienzos del XX, Roberto Lewis utilizómotivos patrios, tanto del paisaje como de la historia, pero con arti-

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ficialidad y sin la preocupación de captar las esencias nacionales,calidad ésta que se presenta tenuemente en los lienzos de Ivaldi yque irrumpe en los óleos y témperas de Eudoro Silvera . No seríaexagerado afirmar que es en la quinta década del siglo, con lasmuestras de éste y luego con las de Alfredo Sinclair y GuillermoTrujillo, cuando se inicia nuestro quatrocento pictórico . El segun-do capta con singular maestría nuestro universo de colores, mien-tras que el último conjuga en feliz unión la tradición simbolista denuestros indígenas y artesanos coloniales, para ofrecernos un mues-trario de experimentos que van desde el realismo ingenuo y poéticode sus primeras acuarelas hasta el onírico neofigurativo de su másreciente producción artística . Trujillo cuenta con un mérito más,cual es el de ser el único artista que sentó una escuela en Panamá,sus alumnos, hoy se nos presentan como auténticas promesas enóleo, la acuarela, el grabado y la cerámica . En los predios de la pin-tura, otros nombres no pueden olvidarse, pues Coqui Calderón, Al-berto Dutary, Manuel Chong Neto, Antonio Alvarado, julio Za-chrisson y Luis Aguilar Ponce, han huido del camino trillado de laimitación para poner acentos propios y felices en sus respectivasmuestras pictóricas . No consideramos exagerado afirmar que enla actualidad podemos hablar de una escuela panameña, de pintura,en virtud de las creaciones pletóricas de originalidad y significado .

Indudablemente no pretendemos ofrecer una lista de todoslos que han contribuido a enriquecer la cultura nacional, no aspira-mos siquiera a resaltar las figuras más destacadas o los géneros másfelices, pero en este recorrido panorámico por el derrotero espiri-tual panameño no podemos pasar por alto algunas muestras apenascultivadas en este medio, como son la literatura infantil, a la que seaproximó con éxito Carlos Francisco Chang Marín ; el teatro, cuyosmáximos exponentes serían las piezas de José de Jesús Martínez ylas de Agustín del Rosario . Faltan en nuestro medio por cultivarotros géneros ; nada tenemos de esos diarios y memorias que permi-ten adentrarse en las "moradas interiores" del autor y su intimidad .Tampoco podemos señalar títulos de ciencia-ficción y pese ala in-mensa e insana afición del público por las telenovelas e historietasilustradas que nos llegan de afuera, no hemos siquiera intentado iren pos de una literatura nacional de consumo. Pero lo anterior eslo menos grave, lo más peligroso en este cuadro de lo que falta es laausencia de la crítica seria y serena.

Sin embargo, gracias al ensayo han llegado al papel las refle-xiones de muchos panameños que sintieron la preocupación pro-funda de la Patria en relación con el pasado, el presente y el porve-

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A lo largo de la vida republicana la disciplina histórica hizolas veces de una llama votiva en el culto a los muertos que insufla-ron vida al alma nacional, por eso Ernesto Castillero Reyes recogióel legado espiritual de los precursores para escrutar principalmentelas incógnitas decimononas, mientras que Juan Antonio Susto ofre-cía datos eruditos para poner la bibliografía en el plano científicoque le correspondía .

Sin duda alguna la historia debe mucho a la Universidad, pueses en el claustro donde confluyen y se forman los estudios cientí-ficos de esta disciplina, ya vista desde el prisma ecuménico, comoresultan los sólidos estudios de Miguel Angel Martín sobre la civili-zación universal hasta los ensayos y síntesis del pasado panameñode Moisés Chong Marín . Las obras de Alfredo Castillero Calvo yOmar Jaén Suárez inauguran en nuestro medio las nuevas corrientesde la interpretación histórica. Aquél, con una erudición sin prece-dentes, descubrió aspectos inéditos del quehacer colonial y éste,auxiliado por las últimas modalidades de la escuela de los Anales,estudia la evolución y características de la demografía panameña .Existe en la reciente preocupación historiográfica una actitud quela distingue y caracteriza de otras figuras que nos precedieron en eloficio de Clío. Para aquéllos el dato narrativo resultaba lo princi-pal y ahora es lo accesorio . En los primeros, la memoria ocupó elpapel relevante para sus trabajos, mientras que en los últimos sesiente como finalidad primordial, desentrañar un logos que expli-que nuestra razón de ser y un pneuma que lo ennoblezca .

Quizás resulte significativo contemplar la actitud de tres ge-neraciones en una década, nos referimos a la que va de 1945 a1955. En la primera fecha apareció el Panamá País y Nación deTránsito de Méndez Pereira, un año después Diego Domínguez Ca-ballero se acercaba a lo que llamaba "Esencia y actitud de lo Pana-meño", y ocho años más tarde, dos egresados de la Universidad pre-sentaban como trabajos de graduación sendos estudios sobre nues-tra modalidad existencial . Ricaurte Soler recurría al PensamientoPanameño y Concepción de la Nacionalidad, en tanto que IsaíasGarcía buscaba la Naturaleza y Forma de lo Panameño. De los cua-tro autores en mención, en el primero observamos una actitud fata-lista, presentista y literalizante ; en el segundo una inquietud filosó-fica y en los más jóvenes, una preocupación por descubrir la origi-nalidad de lo propio. Desgraciadamente, Isaías García, murió jo-ven, pero Soler continuó desentrañando el camino de la historia delas ideas para ensamblarlas dentro del pensamiento americano .

Una visión de conjunto sobre nuestras tareas intelectuales a

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lo largo de la vida republicana, nos permite obtener algunas deduc-ciones . Una de ellas, es el esfuerzo inmenso que ha significadonuestra cultura en un ambiente restringido, sin los elementos propi-cios para las tareas del espíritu y donde para alcanzar los nobles fi-nes propuestos se tienen que salvar obstáculos abismales . Se podráaducir que en los últimos años el Estado ha canalizado la actividadespiritual del país a través del Instituto Nacional de Cultura(INAC), pero aún se hace sentir en este medio la ausencia de unaInstitución adecuada para el estudio de la compleja problemáticapanameña. Se podrá alegar entonces, que tal es la función de laUniversidad, pero para nadie es un secreto que esta Institución nocumple a cabalidad con los nobles propósitos a que debe encami-narse .

No es justo culpar solamente al Estado de las deficiencias cul-turales que nos aquejan, porque al lado de ellas existen otras quereclaman energías inmediatas para resolver asuntos de orden higié-nico, de alimentación, salud y vivienda, que constituyen las necesi-dades primarias del hombre . Después de todo, las administracionesgubernamentales hacen lo que está a su alcance y la Universidad loque buenamente puede ; por lo tanto, se requiere que para la supe-ración de la vida plena de la Nación presten su concurso otras em-presas que, como dijimos al comienzo, se benefician de nuestra zo-na de servicios . Igual puede decirse de las asociaciones locales, delprofesional, el educador y hasta del hombre corriente de todos losdías . La actitud de indiferencia que exhibe nuestro temperamen-to, no resulta un mal endémico, sino un gesto acomodaticio, dadala facilidad conque se nos dan las cosas en determinados períodos de nuestra historia, pues ésta, a grandes rasgos, la podríamosimaginar como un péndulo que oscila entre dos extremos : el bie-nestar y la pobreza .

La apatía nos ha llevado al conformismo y, por consiguiente,están ausentes de las experiencias pretéritas, las grandes conmocio-nes sociales, políticas o económicas . Una narración de Rogelio Si-nán nos ilustra sobre el particular más que muchas pruebas históri-cas y reflexiones trascendentales ; se trata de una humilde maestraque recibe proposiciones deshonestas de un alto jerarca de la políti-ca criolla . A cambio de entregarle su cuerpo obtendrá como re-compensa una vida cómoda y lujosa, bienestar para su madre y unabeca para su hermano . Al fin, en la noche de un primero de Enero,decide sacrificarse y en la madrugada del día siguiente ocurre unGolpe de Estado, el político queda preso, por lo que la joven resul-ta -y precisamente así se llama el cuento-, "la única víctima de larevolución" .

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Pero llega el momento de poner fin a este periplo por el an-cho y fascinante campo del pasado nacional ; antes de concluir senos hace necesario obtener una conclusión de nuestras conclusio-nes, cual es la necesidad urgente de corregir viejos errores, el hom-bre económico ha de ceder paso al panameño social y su puesto hade ser el de abandonar los intereses mezquinos para ir en pos delbienestar colectivo y la redención nacional que constituyen, en de-finitiva, el más noble y digno mensaje de la historia .

LOS AUTORES.

CIUDAD UNIVERSITARIAEn el Septuagésimo quinto aniversario de la Fundación de la Re-pública .

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