en busca de thomas reed. arquitectura y política en el siglo

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Esta publicación examina la vida y obra del arquitecto e ingeniero Thomas Reed entre 1843 y 1878, época en la que residió en Venezuela, Colombia y Ecuador. Los autores, más allá de la labor profesional de Thomas Reed, intentan descubrir quién fue el hombre detrás de aquellas obras arquitectónicas que ejercieron gran influencia en las nuevas maneras de construcción decimonónicas de estos países latinoamericanos.

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ALBERTO SALDARRIAGA ROAALFONSO ORTIZ CRESPO

JOSÉ ALEXANDER PINZÓN RIVERA

Arquitectura y política en el siglo XIX

EN BUSCA DE

THOMAS REED

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© En busca de Thomas Reed, Arquitecturay política en el Siglo XIX

Primera Edición, Bogotá, 2005

| Investigación |

Alberto Saldarriaga Roa, Arquitecto

José Alexander Pinzón Rivera, Historiador

Alfonso Ortiz Crespo, Arquitecto

| Digitalización de planos |

José Alexander Pinzón Rivera

| Fotografía general |

Alberto Saldarriaga Roa

José Alexander Pinzón

| Patrocinadores de la investigación |

Fundación para la Promoción de la Investigación y la Tecnología,

Banco de la República, Colombia

Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia

Colegio de Arquitectos del Ecuador, provincial Pichincha

| Patrocinadores de la publicación |

Archivo de Bogotá

Corporación La Candelaria

Bogotá D.C. Colombia

| Diagramación |

Formato Comunicación Diseño Ltda.

| Impresión |

Panamericana S.A.

| ISBN |

958-

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Este retrato de Reed aparece enel articulo titulado “El Señor Ar-quitecto Thomas Reed, Recuer-dos de ayer”, escrito por Ale-jandro Cárdenas y publicado enla revista de la Sociedad Jurídi-co-literaria, (Nueva Serie. Mar-zo y abril de 1913, Quito)

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PRESENTACIÓN Las preguntas 13

El proceso y sus participantes

PRIMERA PARTE APUNTES BIOGRÁFICOS Y PRIMERAS ACTUACIONES:VENEZUELA Y COLOMBIA, 1842-1860

| Capítulo 1 | Perfil biográfico y profesional 19

Origen y nacionalidad

Formación académica y vida profesional: datos y documentos

Retiro y fallecimiento

Reed y la educación

Reed y la masonería

Reed en Colombia ciudadano y militar

| Capítulo 2 | Thomas Reed, la política y las ciudades 35

José Antonio Páez

Caracas

Tomás Cipriano de Mosquera

Bogotá

Gabriel García Moreno

Quito

Reed y el poder

| Capítulo 3 | Thomas Reed en Venezuela 45

El Teatro de San Pablo, Caracas, 1844

La Cárcel de La Guaira, 1845

| Capítulo 4 | Thomas Reed en Colombia 55

El Capitolio Nacional, Bogotá, 1846

El Salón para la Cámara de Representantes, Bogotá, 1847

Reforma de la Catedral de Zipaquirá, 1847

La Sede para la Sociedad Filarmónica, Bogotá, 1848

La Penitenciaría de Cundinamarca(Museo Nacional de Colombia), Bogotá, 1850

Casa de Rafael Pombo, Bogotá, 1851

El Obelisco de Los Mártires, Bogotá, 1851

Tres casas en Bogotá, 1851 ca.

Puente de madera, Apulo, Cundinamarca, 1852

La Ermita de Guadalupe. Bogotá, 1855 ca.

Contenido

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

Los puentes de Cundinamarca, de la Filarmónicay del Carmen, Bogotá, ca. 1859

SEGUNDA PARTE ECUADOR, 1862-1878

Alfonso Ortiz Crespo, historiador

Capítulo 5 | Thomas Reed en Ecuador 89

La vinculación de Reed al Estado ecuatoriano

La casa del presidente Gabriel García Moreno,Quito, 1870-1874

La casa de Pedro Pablo García Moreno, Quito, 1866 ca.

La casa del General Ignacio de Veintemilla, Quito, 1870 ca.

La casa quinta de Pedro B. Morales, Quito, 1870 ca.

La casa de Ulpiano Pérez Quiñónez, Quito

El Hotel París, Quito, 1870

Casas de vivienda en la ciudad de Cuenca

Puente y Túnel de La Paz, Quito, 1864

El Puente de Jambelí. Antiguo camino a Latacunga, 1865

Otros puentes, 1863-1867

El puente de Agoyán, Ambato,1866

El caso del Puente sobre el río Pisque, 1866

Edificio para la Escuela de Bellas Artes, Quito 1872

El Cementerio de San Diego, Quito, 1872

La nueva carnicería y el Teatro Nacional, Quito, 1868

Las intervenciones de Reed en el HospitalSan Juan de Dios, Quito, 1865-1871

Retablo y capilla de Santa Mariana de Jesúsen la Iglesia de la Compañía de Jesús, Quito, 1873

La planificación de la nueva ciudad de Babahoyo, 1868

Proyectos en Riobamba, 1868

Proyectos en Latacunga, 1873

El terremoto de Ibarra del 16 de agosto de 1868y las obras posteriores

Efectos de los terremotos de 1859 y 1868 en Quito

Urbanización del sector de La Alameda, Quito, 1869

Obras en recintos militares y religiosos

Labores docentes

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| Capítulo 6| El Panóptico (Penal García Moreno), Quito, 1869-1875 125

| Capítulo 7| El testamento de Thomas Reed 139

Acciones de Gobierno de Veintimilla

La apertura del testamento

Algunos bienes de Thomas Reed

El destino de la familia Reed

El retrato del arquitecto Thomas Reed

TERCERA PARTE THOMAS REED Y LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

| Capítulo 8 | La arquitectura de Thomas Reed en el contexto del 165“cosmopolitismo” arquitectónico del siglo XIX

Reed y el neoclasicismo

La arquitectura doméstica: un neoclasicismo apropiado

Reed visto por historiadores y críticos

| Epílogo | Thomas Reed, un arquitecto del siglo XIX 175

CUARTA PARTE ANEXOS 179

Anexo 1Testamento de John Nicholas Reed

Anexo 2Carta de Thomas Reed a Tomás Cipriano de Mosquera, 1847

Anexo 3Carta de Thomas Reed a Tomás Cipriano de Mosquera, 1859

Anexo 4Carta de Thomas Reed a Tomás Cipriano de Mosquera, 1863

Anexo 5Contrato con el Estado ecuatoriano, 1866.

Anexo 6Informe del administrador del hospital de caridad San Juan de Dios,Quito, 1875

Anexo 7Contrato para la construcción del Panóptico de Quito, 1869

| Bibliografía | 193

CONTENIDO

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Presentación

El presente libro trata de un arquitecto y suobra. Thomas Reed trabajó como arquitecto eingeniero en Venezuela, Colombia y Ecuadorentre 1843 y 1878. La mayor parte de su obra laforman encargos gubernamentales. Dada laimportancia de sus edificios públicos, su nom-bre es referencia obligada en los textos de his-toria de la arquitectura del siglo XIX de los trespaíses en los que residió y en cada uno de ellosse le asigna un grado especial de importancia.Su obra de ingeniería no es tenida en cuenta.Reed no ha sido, hasta ahora, objeto de un es-tudio particular. Los edificios son más recono-cidos que su autor.

Las preguntas

Para verificar la importancia histórica atribui-da a Thomas Reed, esta investigación se iniciócon dos preguntas muy sencillas: ¿quién fueReed? ¿qué hizo?. Encontrar las respuestas hasido mucho más complejo. Se han encontradopocos documentos personales o familiares. Enalgunos planos y cartas autógrafas que se con-servan en archivos históricos se registra su cali-grafía. El rostro que figura en el bronce conme-morativo de la inauguración del CapitolioNacional de Bogotá es imaginario. Las edifica-ciones existentes, los dibujos de las obras noconstruidas y los documentos oficiales que ha-blan de sus encargos constituyen la principalfuente de información sobre su trabajo comoingeniero y arquitecto. Otras fuentes documen-tales que se encuentran en diversos archivos ybibliotecas han suministrado gradual y, a ve-ces, inesperadamente datos valiosos para laconstrucción de la imagen de este personaje.¿Qué interés puede tener todo este esfuerzo?

Algunos historiadores afirman muy ligeramen-te que los valores de la arquitectura latinoame-ricana posterior a la Independencia derivan solodel hecho de ser copias o reproducciones demodelos europeos. Las particularidades propiasde cada lugar se interpretan más como limita-ciones que como origen de aportes singulares.La originalidad de las obras es así negada porprincipio y la valoración de los edificios se re-baja, en el mejor de los casos, a una segunda otercera categoría. Los procesos de acercamien-to y apropiación no son de especial interés.

Los arquitectos europeos o norteamericanos lle-gados a América latina en el siglo XIX no fue-

Placa en bronce, patio Mosquera, Capitolio Nacional,Bogotá.Representa la colocación de la primera piedra del “Palacio deGobierno” de Bogotá, el día 20 de julio de 1847, en la esqui-na sur-occidental de la plaza de Bolívar. El acto es presenciadopor el entonces presidente de la república Tomas Cipriano deMosquera y bendecido por su hermano el arzobispo JuanManuel Mosquera. En la parte inferior derecha aparece el ar-quitecto Thomas Reed, sosteniendo el “plano o proyecto ori-ginal”, que contiene la fachada y planta (a escala diferente)del capitolio.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

ron siempre profesionales de primer orden, Reedes una excepción. En su condición de extranje-ros algunos de ellos se comportaron como há-biles negociantes de imágenes atractivas pues-tas al servicio de gobernantes, aristócratas yburgueses interesados en consolidar su presen-cia social. Aún así, sus obras son hitos impor-tantes en las ciudades en que se construyerony en ellas se encuentran interesantes manerasde apropiarse de los lenguajes internacionalesy de combinarlos con las técnicas locales deconstrucción. Hoy se valora mucha de la arqui-tectura decimonónica en América latina máspor ser curiosa que por su calidad real.

En este escenario el caso de Thomas Reed presen-ta rasgos de especial interés. Por su trayectoriaen varios países puede considerarse un arquitectointernacional a la manera del siglo XIX. En susescritos denota conocimiento de los principiosde composición de la arquitectura clásica oneoclásica propios de su época, sólido conoci-miento técnico, mentalidad práctica y suficientecapacidad de expresión para exponer claramen-te sus ideas. Su talento como proyectista seevidencia en edificios como el Capitolio Nacio-nal y los panópticos de Bogotá y de Quito. Suconocimiento de la ingeniería se manifiesta enobras como el puente y túnel de La Paz en Qui-to y el puente de Jambelí, en el antiguo caminoa Riobamba, hoy carretera Panamericana, enEcuador. Su capacidad de asimilación de las tra-diciones existentes se pone de presente en suscasas, que siguen unos lineamientos bastanteconvencionales. Sus referentes conceptuales yestilísticos son variados.

Uno de los principales objetivos de la investi-gación ha sido descubrir a Thomas Reed, perso-naje que, a pesar de tener un lugar en la histo-ria de la arquitectura de los tres países en losque trabajó, ha sido prácticamente desconoci-do. De su biografía se reconstruye aquello queha sido posible documentar, en especial su ac-tividad profesional. Del total de sus obras, seha reconstruido un listado cronológico bastan-te extenso y se han seleccionado los que cuen-tan con suficiente documentación para presen-tarse con cierto detalle. Se trata también de

ubicar a Reed como un arquitecto que ejerciónotable influencia en la transición de la arqui-tectura colonial hacia esa nueva manera de ha-cer edificaciones conocida genéricamente comorepublicana y también como un ingeniero bas-tante competente. Su compromiso como arqui-tecto e ingeniero al servicio del Estado no selimitó sólo a dar cuenta de las necesidades fun-cionales y técnicas de las estructuras que le fue-ron encargadas, sino también y en grado sumo,a dar a sus casas y edificios la imagen propia desu época. Para esto hizo uso de la retórica pro-pia del historicismo imperante en ese siglo. Laasociación entre ese historicismo y la políticaen la arquitectura del siglo XIX era especialmen-te directa y casi natural. Reed, hizo buen uso desus conocimientos para dar a sus obras la altu-ra esperada por quienes las encargaron. Su apor-te fue temprano, su herencia perecedera.

El proceso y sus participantes

La idea de investigar la vida y la obra de ThomasReed cobró fuerza en 2000 a raíz de una con-versación sostenida con Juan Luis MejíaArango, entonces Ministro de Cultura de Co-lombia. En 2001 y gracias al año sabático otor-gado por la Facultad de Artes de la UniversidadNacional de Colombia, se desarrolló una pri-mera etapa. El conocimiento inicial restringi-do del personaje se amplió primero con laconsulta de diversas fuentes secundarias, prin-cipalmente escritos en los que se mencionansus obras y algunas de sus actividades en Vene-zuela, Colombia y Ecuador. En esos textos seencontraron afirmaciones repetidas y tambiéndatos contradictorios, unos de ellos relativos asu lugar de nacimiento, otros a su nacionali-dad, otros a la atribución de tal o cual edificio.Una vez iniciada la investigación formal se pro-cedió a consultar fuentes primarias, incluidoslos edificios existentes, que suministraron da-tos más precisos. Se construyó así un primerperfil biográfico y profesional con base en laconsulta de archivos documentales en las ciu-dades de Bogotá, Caracas y Quito. En el añosiguiente se recogió nueva información y en2003 se desarrolló una segunda etapa, cuyos

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resultados integraron los resultados previamen-te obtenidos con nuevos insumos provenien-tes, en su mayoría, del trabajo realizado en laciudad de Quito. La Fundación para la Promo-ción de la Investigación y la Tecnología del Ban-co de la República financió estas dos etapas delestudio. Luego de algunos meses de abandono,se retomó el hilo investigativo en una dilatadatercera etapa, en la que se han obtenido datosclaves para el conocimiento de Thomas Reed yde su obra.

José Alexander Pinzón, historiador recién titu-lado y asistente de investigación a lo largo detodo el estudio emprendió en 2004 un recorri-do terrestre por Ecuador en el que encontródatos muy interesantes en los archivos históri-cos de Ibarra y Guayaquil. Su mayor descubri-miento fue, sin duda alguna, el de la tumba deReed en el cementerio de extranjeros de la últi-ma ciudad. Gracias a este hallazgo se pudo porfin determinar las fechas y lugares de nacimien-to y muerte de Reed, los que aclararon por últi-

mo dos de los principales interrogantes del es-tudio. José Alexander Pinzón es también el au-tor de la transcripción a medio digital de losplanos originales de los proyectos de Reed y delos levantamientos especialmente preparadospara esta investigación.

El historiador quiteño Alfonso Ortiz Crespo,conocedor a fondo de la arquitectura ecuato-riana, tomó especial interés en el estudio deThomas Reed y, con el apoyo del Colegio deArquitectos de Ecuador, regional Pichincha, in-vestigó en los archivos ecuatorianos en los quehalló innumerables documentos de suma im-portancia, entre ellos el testamento de Reed ylos datos del accidentado proceso de sumortuoria. Paola Viteri ha sido su asistente enesta investigación.

Un aporte especialmente importante fue el delhistoriador estadounidense George Tyson, re-sidente en la isla de Saint Croix, quien colabo-ró de manera desinteresa, vía internet. Investi-

Mausoleo de Thomas Reed y suHija Eliza Sussan Reed, Cemen-terio de los Extranjeros (Guaya-quil, Ecuador). Actualmente elcementerio esta a cargo del laSociedad Ecuatoriana Alemanacon sede en Guayaquil.Fotografía: Lorenzo CastroJaramillo.

PRESENTACIÓN

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gando archivos históricos en esa isla y en elArchivo de Copenhage, Tyson encontró docu-mentos y datos bastante interesantes para lareconstrucción del origen familiar de Reed. Elmas importante es el testamento de JohnNicholas Reed. padre de Thomas, cuya trans-cripción y traducción se incluyen en el textoprincipal y en la sección de anexos.

Uno de los aspectos más amables de este estu-dio ha sido la cálida recepción y apoyo recibi-dos de parte de un buen número de amigos aquienes se debe un agradecimiento especial. EnColombia la arquitecta Olga Pizano Mallarino,desde un comienzo facilitó generosamente losdatos e imágenes existentes en su archivo per-sonal. En Caracas se contó con la colaboracióndel arquitecto Martín Padrón, entonces direc-tor de Fundapatrimonio y de la arquitecta ehistoriadora Silvia Hernández, estudiosa delsiglo XIX venezolano. El trabajo en Ecuador seinició y se hizo posible gracias a la colabora-ción del arquitecto Sebastián Ordóñez y de supadre, el arquitecto José Ordóñez, quienes fa-cilitaron los nombres y establecieron los con-tactos con historiadores y entidades ecuatoria-nos y acompañaron en los primeros recorridospor la ciudad de Quito. El arquitecto Carlos Pa-llares, del Fondo de Salvamento de Quito, su-ministró amablemente los planos existentes ensus archivos. La provincial de Pichincha delColegio de Arquitectos del Ecuador, presididapor el arquitecto Diego Salazar L. presidentedel Colegio de Arquitectos del Ecuador, apoyó

el trabajo de Alfonso Ortiz Crespo y la divul-gación de los resultados de esta investigaciónen Ecuador.

Se ha contado además con la colaboración demuchas otras personas. Walter Díaz, estudian-te de la carrera de Historia de la UniversidadNacional colaboró con un primer estudio delcontexto histórico colombiano. El historiadorvenezolano Leszek Zawisza, residente ahora enPerugia, leyó el informe final de la primera eta-pa e hizo observaciones muy pertinentes. Losprofesores del Instituto de Investigaciones Es-téticas de la Facultad de Artes de la Universi-dad Nacional de Colombia atendieron con graninterés la presentación de la primera etapa dela investigación e hicieron interesantes sugeren-cias que fueron provechosas para el desarrolloposterior. A todos ellos se agradece.

La búsqueda de Thomas Reed no ha termina-do. Quedan todavía muchos interrogantes poraclarar, en especial los referentes a su forma-ción profesional y a sus primeras actividadescomo arquitecto en Saint Croix y en PuertoRico. Los descubrimientos han sido interesan-tes, Reed guarda todavía muchos secretos.

Alberto Saldarriaga RoaProfesor Titular, Escuela de Arquitectura yUrbanismoFacultad de Artes, Universidad Nacional deColombia, Sede de Bogotá

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ASPECTOS BIOGRÁFICOS Y PRIMERASACTUACIONES: VENEZUELA YCOLOMBIA 1842-1860

PRIMERA PARTE

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Las siguientes palabras de Carlos Arbeláez Ca-macho, anticiparon y estimularon este intentopor construir un perfil biográfico y profesionalde Thomas Reed que permitiera dar cuenta másexacta de su vida y su obra:

Consultando libros viejos y nuevos, informes archi-vados y un sinfín de papeles, hemos logrado esta-blecer algunos datos relativos a las andanzas del ar-quitecto del Capitolio. No creemos, sin embargo,que esta información constituya un material quepueda convertirse en una biografía. Nos limitamos,por tanto, a plantear un panorama general, a laespera de que alguien más tarde, emprenda esta im-portante tarea. Quizá, si la Providencia nos conce-de el tiempo indispensable, pudiéramos algún díaadelantar este interesante trabajo. Por hoy, talcomo ya lo anunciamos, solo daremos a conocer lasinformaciones básicas, las cuales conforman la tra-ma principal de una vida tan unida al desarrollo denuestro país, y a la cual, pese a los reconocimien-tos que se le han otorgado, aún permaneceremos endeuda con su memoria1.

Origen y nacionalidad

Durante casi un siglo se ha dicho que ThomasReed nació en la isla de Saint Croix en elCaribe. Una afirmación incluida por AlfredoOrtega Díaz en 1924 en su libro La arquitec-tura de Bogotá, dio origen a esa creencia y hasido aceptada como cierta por los diversosautores que han incluido a Reed en sus estu-dios históricos:

El Gobierno contrató entonces los servicios delarquitecto dinamarqués Thomas Reed, natural deSanta Cruz, quien vino a Bogotá a encargarse dela elaboración del proyecto del edificio referido (elCapitolio). La colocación de la primera piedra tuvo

Perfil biográfico y profesional

C A P I T U L O 1

lugar en 20 de julio de 1847, según aparece en laGaceta de la Nueva Granada No. 9022.

¿En qué se basó Ortega para afirmar la nacio-nalidad y el lugar de nacimiento de Reed? Nolo explica en su escrito. En el curso de este es-tudio se estableció que, efectivamente, Reedhabitó en Saint Croix. Él mismo se encargó deratificarlo en el aviso de prensa que publicó en1842 a su llegada a Caracas. Las investigacio-nes realizadas por George Tyson sobre los po-bladores de la isla a comienzos del siglo XIX,dan sólo cuenta de la presencia de su padre, JohnNicholas Reed, pero no incluyen a Thomas,quizás por ser menor de edad. Esta ausenciaplanteó dudas sobre la afirmación de Ortega,las que subsistieron prácticamente hasta el fi-nal de la investigación.

19

Placa del Mausoleo de ThomasReed. Cementerio de los Extran-jeros. Guayaquil, Ecuador. Así seconserva actualmente.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

Respecto al fallecimiento de Reed, las afirma-ciones encontradas en diversos documentosfueron variadas y contradictorias. En un esta-do avanzado de la investigación solo se cono-cía con certeza el año, 1878, se desconocía lafecha exacta, se sospechaba que su tumba, encaso de existir, podía hallarse en el cementeriode Daule y se aspiraba a que en ella figurasenlas fechas de su nacimiento y de su muerte. Elinesperado hallazgo de la tumba de Reed en elcementerio de extranjeros de Guayaquil, des-pejó esos interrogantes. La inscripción dice eninglés lo siguiente:

SACREDto the

Memoryof

Thomas Reedborn in the island of Tortola B.W.I.

Dec. 12th 1817died aged 61 in Guayaquil

Jan 26th 1878ALSO OF

ELIZA SUSAN REEDBeloved daughter of above

born in Quito Aug 11th 1866died in Chonana Jan 17th

1878agead 12 years

La traducción literal de lo anterior es la siguiente:

CONSAGRADAa la

memoriade

Thomas Reednacido en la isla de Tortola Indias Occidentales

Británicasel 12 de diciembre de 1817

muerto de 61 años de edad en Guayaquilel 26 de enero de 1878

TAMBIEN DEELIZA SUSAN REED

amada hija del anteriornacida en Quito el 11 de agosto de 1866

muerta en Chonana el 17 de enero de 1878a la edad de 12 años

Este hallazgo despejó en la práctica todo el pa-norama de la vida de Reed. Se sabe ahora quesu lugar de nacimiento no fue la isla de SaintCroix sino su vecina, la isla de Tortola, actual-mente capital de las Islas Vírgenes Británicas.Las fechas de nacimiento y fallecimiento deli-mitan su lapso de vida y permiten además ubi-car cronológicamente el desarrollo de su carre-ra profesional.

George Tyson, aportó datos inéditos de graninterés para la aclaración del origen familiar deReed. En una revisión de las actas de los bauti-zos celebrados en las iglesias de la isla entre 1800y 1820 no encontró mención alguna a su nom-bre, lo que se explica por no ser ese su lugar denacimiento. Pero en el Archivo Real de Dina-marca se encontró el testamento de JohnNicholas Reed, comerciante, nacido y residen-te en Cristiansted, Saint Croix3. El testamentotraducido dice literalmente lo siguiente:

En el nombre de Dios, Amén.Conozcan todos, por medio de los presentes, queyo, el firmante John N. Reed, mercader de esta isla,en buen estado de salud y de memoria, pero cons-ciente de la incertidumbre de la vida, he hecho yordenado esta, mi última voluntad y testamento.

#1Yo doy y entrego a cada una de las iglesias dane-sas e inglesas en Cristiansted 5, quiero decir cin-co, piezas de ocho.

Detalle de la Isla de Tórtola extraído del Mapa del Archipiéla-go de las Vírgenes, preparado por Mr. Bellín, 1764. Tomadode Manuel Gutiérrez, La Colonización Danesa en las Islas Vír-genes, 1945.

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#2

La casa en la que habito, N. 42 de la calle QueensCrop en Cristiansted, deseo que sea puesta en or-den, sin embargo las reparaciones no deben exce-der 600, quiero decir seicientas piezas de ocho ycuando se completen sea dada a mi ama de llavesSusannah Cooper; si poseyera, al tiempo de mideceso, cualquier otra casa en Frederichsted, ellapodrá en ese caso escoger entre las dos y si la esco-gida requiere reparos, los mismos deben efecturarsesin exceder las 600 piezas, como se dijo arriba.

#3

Si al momento de mi muerte no poseyera yo unacasa, que la ser puesta en orden costara dos milpiezas de ocho, en este caso la suma de dos milpiezas de ocho debe invertirse en la compra de unacasa para Susannah Cooper.

#4

Los muebles que están en la casa en la que vivo esde propiedad de Susannah Cooper. Si al momen-to de mi muerte fuera poseedor de esclavos, o seasirvientes domésticos, ella podrá escoger cuatro.

#5

El residuo de mi propiedad lo dejo y entrego a mistres hijos Thomas, Adolphus Krog y WilliamNicholas; si alguno de mis mencionados hijos ami muerte no hubiese llegado a la edad de veinteaños, en ese caso la suma de 250, quiero decir, dos-cientos cincuenta dólares de mi herencia generalse le o les pagará anualmente para su educación ysustento hasta que lleguen a la edad de veinte años.

#6

Si después de que las estipulaciones anteriores sehayan cumplido mi propiedad excede doscientosmil a cada uno de mis hijos cuando lleguen a laedad de veinte, el excedentes hasta cuatro mildólares debe colocarse a una tasa legal de interés yeste debe pagarse a Susannah Cooper para su sus-tento mientras ella sea soltera o no cohabite conningún otro hombre; si ella considera apropiadoactuar de otro modo, el capital e interés así inver-tidos deben revertir a mis hijos o a sus herederos.

#7

Debe entenderse que la casa dada en herencia aSusannah Cooper los es solo durante su vida y a sumuerte debe revertir a mis hijos o a sus herederos.

#8

Si el residuo de mi propiedad llegase a ser más quesuficiente para cubrir las anteriores donaciones yherencias, del excedente doy en herencia quinien-tos dólares al hijo de Mary DeWindt de nombreJohn y cualquier excedente más allá de este últi-mo legado debe devolverse a mis tres hijos ya men-cionados.

#9

Si alguno de mis tres hijos llegase a morir antes dealcanzar la edad de veinte años, el sobreviviente osobrevivientes heredarán la propiedad del falleci-do y si ellos muriesen después de la edad de 20años sin casarse o no tener asuntos legales o antesdel cierre de mis tratos, la propiedad también deberetornar a mis hijos restantes, pero si el fallecidodeja una viuda, la mitad de su propiedad o de suparte (de la herencia) debe devolverse a ella.

#10

Como ejecutores, administradores, incapators,maestros tratantes y guardianes de este mi testa-mento y nombro y señalo a los señores Henry M.Keutsch, James Finlay y John Ellis, si uno o unos deellos sea impedidos de actuar por ausencia o muer-te, los demás ejecutores pueden escoger otra perso-na para ocupar el lugar del ausente o del difunto.

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

Facsímil del testamento de JohnNicholas Reed (Padre de ThomasReed), abril 21 de 1835. Archi-vo Real de Dinamarca (SaintCroix), Rigaskivet, West IndianLocal Government. UpperGuardians Sager ved. Skoder,grave breve og testamenter1804-1856. folio 3, Box No.41.22.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

Dado por mi mano y sello, Saint Croix, Cris-tiansted, el día 21 de abril de 1835

John N. Reed.

En un adendo u otrosí firmado cinco años después,John N. Reed se arrepiente de algunas de sus deci-siones y altera algunas partes del testamento.

Saint Croix

Sea de conocimiento de todos que yo, el firmanteJohn N. Reed, mercader de esta isla, habiendo he-cho mi voluntad y testamento debidamente fir-mado de acuerdo con la ley el 21 de abril de 1835,por medio del presente codicie ratifico y confirmoel mismo, con la excepción del parágrafo 10, quees ahora mi deseo y voluntad debe ser anulado encuanto se relaciona con el nombramiento del Sr.John Ellis como uno de mis ejecutores y en sunombre y lugar nombro y señalo a los señoresThomas Rushby y William H. Woods comocoejecutores, administradores, incaptors, maestrostratantes y guardianes, junto con los Señores H.M.Keutsh y James Finlay quienes ya son nombradoscomo tales en mi mencionado testamento anexoque lleva la fecha del 21 de abril de 1835.

Es también mi voluntad y deseo que sea anuladoy hecho vacío el parágrafo 8 en el que doy la sumade quinientos dólares a John, el hijo de MaryDeWindt, y en relación también con el segundoparágrafo, deseo además que la suma de mil pie-

zas de ocho /p. 1000/ se pague a Susannah Cooperde la manera siguiente: seis meses después de mimuerte la suma de 500 ps, o sea quinientas piezasde ocho y seis meses después de ese período lasrestantes 500 ps. Quiero decir quinientas piezasde ocho, cuya suma de 1.000 ps. será consideradaindependiente de lo que se le ha dejado a ella en elparágrafo segundo, siendo esto lo mismo por losservicios que me ha prestado.

Por último, yo deseo además que mis ejecutoresson demora innecesaria pueden disponer de mipropiedad ganadera llamada Mount Welcome contodas sus pertenencias y adiciones de ganado,cuando quiera que esto se pueda efectuar de ma-nera juiciosa y que se permita a mi familia residiren ella hasta que se efectúe su venta.

Testifico con mi mano este día 18 de febrero de1840

John N. Reed.

En otros documentos hallados en los archivoshistóricos de Saint Croix se verifica que JohnN. Reed, socio de la firma Reed & Hoyrüs vi-vía solo en 1810 en el número 7b de QueenStreet. En 1818, un año después del nacimien-to de Thomas, residía en el número 48 deCompany Street. La casa de Queen Street noaparece mencionada en esos años. No se cono-ce a ciencia cierta el carácter de la relación deJohn Nicholas Reed con Susanna Cooper ymucho menos con Mary DeWindt. La prefe-rencia por la primera, a quien no llama esposasino “ama de llaves” y las condiciones de solte-ría que le impone para recibir su herencia, da aentender que con ella formó algo semejante aun hogar. La herencia asignada y luego sustraí-da a John, hijo de Mary DeWindt sugiere queeste joven fue su hijo ilegítimo.

El testamento de John N. Reed permite aclararel origen paterno de Thomas y su relación conla isla de Saint Croix. Surge entonces una pre-gunta: ¿si John Nicholas Reed residía en SaintCroix en 1818, cómo pudo Thomas nacer en1817 en Tortola? Es posible pensar que JohnNicholas alguna vez se casó, tuvo tres hijos le-gítimos, que formó dos hogares, uno en Tortolay otro en Saint Croix, que enviudó (pues en eltestamento no hay mención ninguna a su es-

Mapa del Archipiélago de las Vírgenes, preparado por Mr.Bellín, 1764. Tomado de Manuel Gutiérrez La Colonizacióndanesa en las Islas Vírgenes, 1945.

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posa) y que, finalmente, todos los hijos se re-unieron en Saint Croix y allí recibieron su he-rencia. Esta hipótesis está por verificar.

Formación académica y vidaprofesional: datos y documentos

Thomas Reed ha sido calificado indistintamen-te como ingeniero, arquitecto y como ingeniero-ar-quitecto. En este aspecto como en muchos otros,el desconocimiento de datos exactos llevó a es-peculaciones e interrogantes. El hecho de serreconocido como arquitecto y haber realizadoimportantes obras de ingeniería o, en sentidoinverso, ser llamado ingeniero y haber realiza-do importantes obras de arquitectura, lo califi-ca ampliamente en ambas disciplinas.

Manuel Ancízar, diplomático colombiano resi-dente en Venezuela, en una carta dirigida algeneral Eusebio Borrero, fechada el 29 de abrilde 1846, se refirió a Reed como un “hábil arqui-tecto americano, educado en Alemania, que hoy seencuentra en Caracas encargado de construir la pe-nitenciaría o cárcel central, pero muy disgustado odeseoso de trasladarse a la Nueva Granada”4 .Ancízar conoció personalmente a Reed en Ca-racas y fue el agente de su traslado a Bogotá.Los datos que incluyó acerca de su origen, pro-fesión y educación debieron ser suministradospor el mismo Reed. Curiosamente algunos deellos no corresponden con la realidad. Reed nofue de nacionalidad americana (entendida comoestadounidense) y no es reconocido por ningúntexto como participante en el proyecto de lapenitenciaría central de Caracas. Queda enduda el dato sobre sus estudios en Alemania.

En el Archivo Real de Copenhague se encontróuna carta firmada por Thomas Reed, escrita enSaint Croix en lengua danesa y fechada en 1841.En ella expresa Reed su intención de trasladar-se a Mayaguez, Puerto Rico, con el fin de en-contrar trabajo en la reconstrucción de esa ciu-dad destruida por un incendio. En ese año Reedcontaba con 24 años de edad y debía iniciarapenas su vida profesional. Según datos sumi-nistrados por George Tyson, Reed regresó a

Saint Croix en 1842. Un año después, en 1843llegó a Caracas y en 1846 se trasladó a Bogotá.Esto quiere decir que su formación fue muytemprana y acelerada y que al iniciar la obradel Capitolio escasamente había ejercido sussaberes durante cinco años.

La actividad de Thomas Reed en América delSur se inició en Venezuela en 1843. El siguienteaviso, fue publicado por primera vez el 14 defebrero de 1843 en la edición Nº 161 del sema-nario EL VENEZOLANO y luego sucesivamen-te en las ediciones 162,163 y 164 del mismo mes.El aviso da cuenta precisa de su llegada a esepaís y revela algunos datos importantes en laconstrucción de su perfil profesional:

“TOMAS REED

Arquitecto recién llegado á esta ciudad que ha es-tudiado en una academia europea, reuniendo losconocimientos prácticos de la albañilería á la teo-ría de su profesión, ofrece ahora sus servicios alpúblico en todas clases de edificios, dibujos de pla-nos y demás concerniente á la arquitectura. Sobre

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

Aviso publicado en EL VENEZO-LANO trimestre I del año cuar-to. No. 161. Caracas, martes 14de febrero de 1843, 33 de laIndependencia.Fuente: Archivo Histórico deVenezuela

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

todo se dirige á los hacendados y amos de trapichesofreciendo sus servicios en colocar pailas, alambi-ques y demás obras requeridas en un ingenio, comotambién hacer los edificios necesarios. Ha practica-do su arte en la isla danesa de Santa Cruz, con acier-to y aprobación de los hacendados de esa isla; selisongea que dará igual satisfacción á los Señoresque quieran honrarle con su confianza.

Las siguientes personas pueden dar razón de sucapacidad. El Sr. Cónsul General de Dinamarca G.Ackers; los Sres. Coroneles Avendaño y Hand, yel Sr. Goslding. Los Sres. que quieran hablarle setendrán la bondad de concurrir á la casa del Sr.Roberto Hill, panadería inglesa, en la esquina delpuente de San Pablo.

Caracas, Febrero 8 de 1843”5.

El texto de este aviso aclara algunos aspectosde la vida de Reed, quien se presenta a sí mis-mo como profesional de la arquitectura conformación “en una academia europea” en las áreasde la construcción y de la teoría. No mencionael nombre de la academia en que estudió, lo cualaumenta las dudas sobre el lugar de su forma-ción. Los servicios que ofrece se refieren a “todaclase de edificios y al dibujo de planos” pero se in-teresa especialmente en destacar su experien-

cia en la “colocación de pailas, alambiques y de-más obras requeridas en un ingenio”. Mencionaademás que había practicado ese arte en la islade Santa Cruz, con la aprobación de los hacen-dados. Este dato es curioso si se piensa en sujuventud. La llegada a Caracas, que era un cen-tro importante de plantación de caña de azú-car, puede explicarse en parte por la posibilidadde conseguir trabajo en un campo en el quepodía acreditar experiencia.

Reed coloca en este aviso los nombres de variaspersonas como fuentes de referencias personalesy profesionales. Entre ellas figura el cónsul deDinamarca, algo que parece consecuente con sunacionalidad. El lugar en dónde podía sercontactado fue la panadería inglesa del Señor Hillen la esquina del puente de San Pablo, lo queindica la existencia de vínculos tempranos conla colonia inglesa residente en Caracas. La ambi-güedad entre su nacionalidad danesa y sus vín-culos con Inglaterra, que se prolonga hasta el finde sus días, ya aparece planteada en este aviso.

Las referencias a las obras de Thomas Reed enlos textos sobre la historia de la arquitecturavenezolana son escasas. Las más extensas sedeben al historiador Leszek Zawisza quien, ensu extenso estudio sobre la arquitectura del si-glo XIX en Venezuela, hace dos menciones aThomas Reed. La primera de ellas se refiere alproyecto del teatro de San Pablo proyectado en1844. La segunda trata de la cárcel de La Guaira,inaugurada en 1857. Zawisza no lo incluye enla lista de arquitectos que trabajaron en el pro-yecto de la penitenciaría de Caracas. No se hanhallado datos de su posible trabajo en hacien-das o en residencias particulares.

Reed vivió en Venezuela entre 1843 y 1846. Enese período coincidió con el ingeniero italianoAgustín Codazzi quien había preparado el At-las físico y político de la república de Venezuela yen esos años participaba en la construcción dela Colonia Tovar. Codazzí llegó a Bogotá en1849 llamado por Tomás Cipriano de Mosque-ra para dirigir la Comisión Corográfica6. Cincoaños después Reed sirvió como militar a órde-nes de Codazzi en la guerra de 1854. Esas coin-

Detalle del aviso de llegada deReed a Caracas, 1843.Fuente: Archivo Histórico deVenezuela.

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cidencias no han sido suficientemente explo-radas y por tanto es difícil afirmar en formacategórica que entre ellos hubo una relaciónprevia a su estadía en la Nueva Granada.

Leszek Zawisza afirma que, al ver que el teatrode San Pablo no se construiría de inmediato,Reed se trasladó a Bogotá en 1846. Esto coinci-de con la afirmación de Ancízar acerca del des-contento de Reed con su trabajo en Venezuela.De los tres años de su permanencia en ese paíso específicamente en Caracas, solo han queda-do registros de esas dos obras. Es posible quehaya realizado otros proyectos, por ejemplocasas particulares u obras en ingenios azucare-ros, de las que no se ha encontrado ningún re-gistro accesible.

Dos documentos de mediados del siglo XIX ycomienzos del XX tratan aspectos del comien-zo de la actividad de Reed en Colombia. En elLibro Quinto de la Historia de la Nueva Grana-da de Juan Manuel Restrepo se encuentra unamención a Reed y se refiere a la colocación dela primera piedra del Capitolio. Dice:

“Julio de 1847.- El 20 de julio se puso con muchasolemnidad la primera piedra del palacio destina-do en la capital para los poderes nacionales, enconmemoración del primer grito que dio la ciu-dad de Santa Fé contra el dominio de la España.Dicha piedra se colocó en la esquina interior queyace al frente de la iglesia de Santa Clara...

El contrato para la construcción del Palacio Na-cional se hizo con el señor Juan Manuel Arrubla yla primera parte ascendió a $165.089 pesos, queera el presupuesto de lo que costarían el terrado yzócalos. Sus planos se habían formado por el ar-quitecto Tomás Reed, y el Palacio debía ocupar lamanzana entera situada al sur de la plaza de Bolí-var. Reed estuvo encargado de dirigir los trabajosmateriales, a cuyo efecto instruyó a varios jóve-nes artesanos que salieron excelentes oficiales.Reed abrió igualmente un curso de Arquitectura,y varios jóvenes se matricularon para oír sus lec-ciones especulativas y prácticas”7.

Restrepo, historiador antioqueño nacido enEnvigado en 1781 y fallecido en Bogotá en 1865,

fue testigo presencial de muchos de los even-tos que narra en su Historia. En el párrafo cita-do se destaca el título de arquitecto dado a Reedy la mención de varias actividades llevadas acabo en el primer año de su estadía en Bogotá:el proyecto y la dirección de los trabajos delPalacio Nacional (aún no se le llamaba Capito-lio), la formación de albañiles y los cursos dearquitectura. Además menciona datos intere-santes acerca del contrato de construcción delCapitolio y del costo de las primeras obras.

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

Pedro María Ibáñez publicó en 1913, en la Re-vista Nacional de Colombia, un artículo titulado“El Capitolio y Thomas Reed” en el que inclu-ye una serie apreciable de datos biográficos yprofesionales de Reed:

“Entre los extranjeros que hizo venir (Mosquera)al país en esa época, matemáticos, químicos, in-genieros, etc, llegó el señor Reed, que a la sazónse encontraba en Caracas. Allí desempeñaba el car-go de Ministro Plenipotenciario de nuestro paísel doctor Manuel Ancízar, quien autorizó al co-merciante caraqueño José María Rojas para fir-mar un contrato con el arquitecto Reed, de acuer-

Retrato al óleo de Agustín Co-dazzi, por R. Torres Méndez,Museo Nacional, Bogotá. Toma-do de Giorgio Antei, Las obras ylos días de Agustín Codazzi.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

do con las instrucciones dadas al efecto por el Go-bierno del General Mosquera. Reed se comprome-tió a venir a Bogotá y para ello recibió trescientoscincuenta pesos que debía reintegrar con el levan-tamiento de un plano en grande escala para unedificio apropiado al servicio del Gobierno Nacio-nal. Ya en Bogotá gozó Reed de un sueldo men-sual de ciento cincuenta pesos, y contrajo la obli-gación de regentar la cátedra de arquitectura en laUniversidad central. Al año siguiente se amplió yprorrogó este contrato, quedando Reed compro-metido a recibir aprendices en las obras del Go-bierno y enseñarles prácticamente la edificacióny la confección de mezclas o morteros, lo que cum-plió con exactitud...

Suspendido el Capitolio en 1851, el señor Reed setrasladó a Quito, llamado por el Presidente de laRepública del Ecuador, Gabriel García Moreno,quien impulsó las mejoras materiales de aquellaciudad aprovechando los talentos y probada com-petencia del arquitecto inglés. Reed construyó enQuito la penitenciaría, quiso levantar una catedralpero su idea no se realizó por deficiencias del tesoropúblico; en cambio impulsó poderosamente la ar-quitectura civil dejando obras de verdadero mérito.

Casado con la señora Ana Owens, fundó en Quitoun hogar respetable y allí y en Buenos Aires seconserva su descendencia. Pasó sus últimos años enuna hacienda de cacaotal en Daule y murió enGuayaquil.

Reed vinculó su nombre entre nosotros como ar-quitecto de los puentes de Cundinamarca y delCarmen que existen; fue quien modificó la atra-sada arquitectura de la colonia construyendo enBogotá varias casas particulares de correcto ordenarquitectónico y dejó los planos del actual panóp-tico, que se levantó en su mayor parte bajo la ad-ministración Salgar.

Reed se distinguía no solamente por sus altas ca-pacidades de arquitecto, sino por su probidad; per-sona gratísima de tan fina cortesanía que con pro-fesar sin taimado apocamiento los principiosfilosóficos de todo un librepensador, se conquistóel aprecio de lo más distinguido de Bogotá y Qui-to, los cuales, en lo general, disentían de las ideaspolíticas y religiosas del célebre arquitecto.

Para terminar estos recuerdos sobre Reed, creemosoportuno indicar que cuando llegó a Bogotá se aca-baba de fundar la Sociedad Filarmónica, compues-

ta de los músicos notables que residían en la capi-tal, de algunas distinguidas señoritas y de variosextranjeros alemanes e ingleses. Los directores eranEnrique Price y Joaquín Guarín. Se distinguieronel violinista alemán Alejandro Lindig y los ingle-ses Patricio Wilson, Juan Williams, David Castelloy Thomas Reed, quien a la escuadra del arquitec-to unía el buen manejo del arco de violín. Reedlevantó los planos y los muros del edificio de laFilarmónica en la acera norte de la plaza de Nariño,edificio que no alcanzó a tener por cubierta sinola inmensa bóveda celeste”8.

Pedro María Ibáñez nació en 1854 y falleció en1919. No es posible que hubiese conocido per-sonalmente a Reed, pero el tono del escrito y laexactitud de algunos de los datos incluidos su-gieren cierto grado de cercanía con personas quelo conocieron y lo trataron. Si bien no hace re-ferencia al lugar de nacimiento de Reed, es unode quienes lo consideraron de nacionalidad in-glesa. Menciona algunas de sus obras en Bogo-tá y Quito, e incluye datos ciertos acerca de sumatrimonio y de su descendencia. Habla ade-más de las actividades de Reed, como músico yes el primer autor colombiano que incluye unamención a su hacienda cacaotera en Daule y asu fallecimiento en Guayaquil, datos que hanprobado ser sorprendentemente fidedignos.¿Cómo los obtuvo? probablemente conocíóalgún artículo publicado en Quito antes.

Además de sus afirmaciones sobre el lugar denacimiento de Thomas Reed Alfredo Ortegaincluyó, en 1924, una transcripción completadel informe sobre la obra del Capitolio entrega-do al Congreso de Colombia y presentado nue-vamente por Rafael Pombo a la misma entidaden 1872. En los últimos renglones de esa, laúnica transcripción que se conoce, la que seráanalizada más adelante, se lee lo siguiente:

“Según esto mi capitolio tendrá un doble carácternacional, antiguo y moderno, y no ha podido ha-cer más por ustedes, hijos de Cundinamarca, suapasionado dinamarqués”9.

A pesar de conocerse, desde la publicación dellibro de Ortega, la confirmación hecha por Reed

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de su nacionalidad, han circulado otras versio-nes. Ancízar lo llamó americano. En más de undocumento es considerado como inglés y el his-toriador Frank Safford, lo calificó como un esco-cés nacionalizado en Dinamarca10 . Ninguna deestas afirmaciones se sustenta con argumen-tos definitivos. El origen de las diversas inter-pretaciones puede encontrarse en el apellidoReed, de clara raíz inglesa, que no trae a la men-te ningún patronímico de origen danés. Sinembargo, al momento de su muerte en Daule,Reed era considerado ciudadano británico.

Pedro María Ibáñez incluyó en su nota ya cita-da el recuento de algunas de las obras de Reeden Colombia y Ecuador. Alfredo Ortega Díazhizo una relación semejante. Dice:

“Los trabajos (del Capitolio) quedaron suspendi-dos por la penuria del tesoro durante más de vein-te años, y el señor Reed, mientras tanto, prestósus servicios profesionales en diversas obras pú-blicas y privadas, como en la construcción delpuente del Carmen, el del río Apulo, en la elabo-ración del plano del Panóptico y erección de algu-nas casas, la que ocupa el Banco de Bogotá en lacarrera 8a., la diagonal a esa misma y otras, debuen aspecto arquitectónico, que levantó en dis-tintos puntos de la ciudad; fomentó al mismotiempo la instrucción del pueblo en el arte de cons-truir. Una vez que hubo perdido la esperanza deque continuara la obra, se trasladó a la ciudad deQuito, en donde dirigió la construcción del Pala-cio de Gobierno, y murió allí, más tarde, en el añode 1878”11.

Las afirmaciones de Ortega Díaz son correctasen lo tocante a las obras y actividades de Reeden Colombia y en el año de su defunción. Suparticipación en el Palacio de Gobierno de Qui-to no ha sido comprobada.

En lo tocante a la salida de Reed de Colombia ysu fallecimiento se han dado igualmente ver-siones encontradas. Una de ellas se halla en unanota a pie de página del tomo III de la HistoriaContemporánea de Colombia de Gustavo Arbole-da en la que se lee que Reed...”el 12 de enero de1860 salió con rumbo a Lima, pasó luego al Ecua-

dor y en ese país siguió dedicado a su profesión has-ta 1878, año de su muerte, ocurrida en la ciudad deRiobamba”12.

Dos cartas dirigidas por Reed a Tomás Ciprianode Mosquera permiten aclarar parcialmente esteaspecto. En la primera, fechada en Bogotá el 27de abril de 1859, Reed responde a la solicitud deMosquera de colaborar en las obras del caminoa Buenaventura (Ver anexos). En la segundafechada en Quito el 20 de octubre de 1863, quese transcribe en su totalidad, narra los sucesosposteriores a su salida de Colombia.

”al Ciudadano JeneralDon Tomás C. de Mosquera/Presidente de la Union Colombiana./h. h. h./Quito 20 de Octubre de 1863./

Mi mui querido General,/

aunque las muchas atenciones con que Ud. estarodeado ahora, deben hacerme tener que ellas nopermitiran a Ud dedicar un momento para ocu-parse de una persona tan inutil como yo, sinembargo no puedo resistir el instinto de mi cora-zón que me infule a escribirle; saludandole easegurandole de mi entero afecto. Los dias cuan-do estaba bajo las ordenes de Ud, han sido para

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

Facsimilar de la carta de Reeddirigida al “Sir Jeneral Tomas Cde Mosquera”. Bogotá, 27 deabril de 1859Fuente: Archivo Histórico dePopayán, folio 37.035

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

mi, i en su mayor parte debida a la benevolencia iconsideracion que Ud me honraba, los mas felicesde mi vida. No es de admirarse pues que cuandome recuerdo de Ud. el corason se me llena de emo-ciones de gratitud i de cariño.

He seguido con mucho interes a los grandes acon-tecimientos que han tenido lugar en la NuevaGranada en los ultimos años bajo los auspicios deUd, i aunque he llegado algunas veces a temer parael buen escito de la empresa que Ud tenia entremanos, porque conocia las grandes dificultades quea ella se oponian, siempre mis buenos deseos lehan acompañado i me he complacido en manifes-tarlos asi.

Renuncie de mi empleo en el Peru que fue bastan-te lucrativo, para entrar en una empresa en lasIslas Galapagos, i perdi todo lo que tenia. Despuesacepte un empleo del Gobierno de este pais, don-de, seré engrato si dijere otra cosa, he sido muibien tratado no solo por el Sir Presidente sinotambien por los particulares. mas, en ningunaparte me siento tan contento como cuando esta-ba en la Nueva Granada bajo las ordenes de Ud..

Entiendo que si la Union de la an/tigua Colombiase verefique, que el proyecto es de hacer a Panamala Capital de la Union. Entonces es probable quese necesitará de edificios nuevos para el uso delGobierno. En este caso, o en cualquier otro en queyo puede servir, ruego que Ud no se olvide de suantiguo arquitecto. Mi mas bella esperanza es devolver a verme colocado al lado del hombre, quemas que ningun otro con quien he tratado, me hallenado/ el corason i el alma.

Deseo, mi mui respetado, i querido General, quegose Ud de toda felicidad i que siemprevé en mi,Su mui atento seguro/ Servidor/

Th. Reed/”

Es probable, de acuerdo con estas cartas, queReed haya salido de Colombia en 1860 como loafirmó Arboleda. Poco se conoce sobre su es-tancia en Perú y algo se sabe ya sobre la razónde su presencia en Galápagos. Es interesantesubrayar su deseo expreso de regresar a Colom-bia para trabajar al lado de Mosquera, anheloque no se realizó. En la carta no se aclara cómoy cuándo se estableció la vinculación con elgobierno de Gabriel García Moreno, enemigodeclarado de Tomás Cipriano de Mosquera.

La actividad de Reed en Ecuador, vista por au-tores colombianos, tuvo varias versiones. Gus-tavo Arboleda afirmó que Reed realizó las obrasde la Catedral, el Palacio de Gobierno y la Peni-tenciaría en Quito, Ibáñez menciona que suproyecto de la catedral se frustró. Alfredo Or-tega también le atribuyó el proyecto para elPalacio de Gobierno en Quito, afirmación estaque compartieron otros historiadores y quehasta ahora no ha sido comprobada.

La visión documental en Ecuador ha sido pro-gresivamente más detallada. Un escrito del his-toriador ecuatoriano José Gabriel Navarro, fe-chado en 1945, dio las primeras pistas sobe laobra de Reed en ese país:

...“influyeron también en la construcciones deaquella época (siglo XIX) dos arquitectos extran-jeros, alemanes, Reed y Schmidt, el primero de loscuales fue traído por García Moreno en la segun-da mitad del siglo pasado para dirigir las obraspúblicas del Ecuador. A él se debe el edificio de laPenitenciaría y algunas casas de la ciudad, la pro-

Facsimilar de la carta de Reed dirigida “al Ciudadano JeneralDon Tomás C. de Mosquera.”, Quito 20 de Octubre 1863Fuente: Archivo Histórico de Popayán, folio 44.908.

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pia del señor García Moreno, la del general Igna-cio de Veintemilla, la de la familia de don CarlosMorales, todas ellas inspiradas en el rígido con-cepto del clasicismo de Vignola”13.

Las principales obras de Thomas Reed en Ecua-dor han sido sistemáticamente incluidas en losrecuentos históricos de la arquitectura ecuato-riana. Por ejemplo, en el libro Quito: una visiónhistórica de su arquitectura, se encontró el siguien-te párrafo:

“Franceses, italianos, alemanes dejaron su huellaen la arquitectura quiteña del siglo XIX. Si anali-zamos las diferentes ‘oleadas’ de arquitectos e in-genieros inmigrantes notaremos que entre 1830 y1876, llegan varios con García Moreno, entre ellosP. Menten, J. Kolberg, Dressel (alemanes) yThomas Reed y Jacobo Elbert (ingleses); aparecetambién el nombre de N. Vandeville (según J. G.Pérez), cónsul de Bélgica, o Juan Bautista de Men-deville (según Luciano Andrade Marín y CarlosMaldonado) que fue cónsul de Francia en Quito.Parece que se trata de la misma persona”14.

Otros datos valiosos sobre las obras de Reed enEcuador se encontraron en diversas fuentesdocumentales. Las investigaciones adelantadaspor Alfonso Ortiz Crespo han permitido am-pliar mucho más el conocimiento de estas yotras obras de Reed en Ecuador, las que se deta-llan en el capítulo correspondiente.

Retiro y fallecimiento

En 1874 Reed renunció al cargo de arquitecto dela nación y el año siguiente se trasladó con sufamilia a la hacienda “Chonana” de su propiedad,en la localidad de Santa Lucía, cerca de Daule, alnorte de Guayaquil. Reed falleció el 26 de enerode 1878 en una embarcación que lo conducía deDaule a Guayaquil. Su fallecimiento se produjoa los 61 años de edad, algo temprano aún parala expectativa de vida de esa época.

En la crónica local del periódico Los Andes deGuayaquil del sábado 26 de enero de 1878 apa-reció la siguiente nota fúnebre:

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

“Chonana”, del Sir Rigoberto Neira, frente a Santa Lucía aorilla derecha del “Daule”, ganado, café, potreros, caña dedestilación de aguardientes, frutales y vegas de tabaco.Fuente: El Río Daule, Guayaquil, Ecuador. Biblioteca Nacionalde Guayaquil.

“Fallecimiento.- Una útil existencia acaba de ex-tinguirse. El señor Tomás Reed, después de haberprestado importantes servicios a Colombia y alEcuador en calidad de arquitecto oficial, resolviódedicar sus últimos días a considerables empresasagrícolas, i a ellas se hallaba contraido cuando losorprendió la cruel enfermedad que lo ha condu-cido al sepulcro. El país ha hecho una pérdida sen-sible, pues extranjeros como el señor Reed son unapreciosa adquisición para el pueblo que los acoje ia cuyo progreso positivo contribuyen en la estensamedida de su intelijencia, de su honradez i de sulaboriosidad”.

Después del fallecimiento el gobierno ecuato-riano congeló los bienes de la viuda de Reed,argumentando incumplimiento de contratos.La embajada británica defendió los intereses dela viuda, María Ana Owens. Como se verá másadelante, el litigio duró tres años y finalmentese falló a favor de la viuda.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

Reed y la educación

Una de las obligaciones adquiridas por ThomasReed a su llegada a Bogotá fue la de impartirinstrucción en arquitectura y en técnicas deconstrucción. Hay varias versiones sobre el lu-gar donde dicha instrucción se llevó a cabo. Porejemplo, en el tomo II de la Historia de la NuevaGranada de Gustavo Arboleda aparece, en el añode 1848, la mención a la participación de Reeden la sección de fomento y mejoras materialesdel Instituto Caldas. En el registro de la creacióndel Colegio Militar en ese mismo año, Arboleda men-ciona la participación de Agustín Codazzi como...”inspector y profesor” y menciona también la “es-cuela práctica de arquitectura para albañiles y can-teros”, la que debió funcionar en dicho Colegio15.Arboleda, en el tomo III de su Historia, refiere laparticipación de Thomas Reed como jurado,junto con Manuel Ancízar y José María Triana,en la exposición de trabajos del Instituto Cal-das, programada como parte de las festivida-des del 20 de julio de 1849, día en el que tam-bién se colocó la primera piedra del proyectopara la Sociedad Filarmónica de Bogotá en laplazuela de San Victorino16.

Frank Safford en El ideal de lo práctico, empleócomo fuente principal para sus referencias a laactividad docente de Reed la tesis doctoral deJoseph León Helguera titulada en inglés The First

Mosquera Administration in New Granada, 1845-4917. Safford dedica unas líneas a la instrucciónen “arquitectura teórica y práctica” impartida porReed a un grupo de jóvenes neogranadinos yafirma que:...” de acuerdo con ese propósito, en no-viembre de 1847 se estableció una cátedra de arqui-tectura en la universidad central de Bogotá”18 . Estaafirmación desconcierta, pues localiza la ense-ñanza de la arquitectura en un lugar diferente alColegio Militar. Alberto Corradine Angulo, porsu parte, afirma que la formación de arquitectosse impartió separadamente de la de albañileríaen el Colegio Militar. Esto refuerza la idea de quelos cursos prácticos se llevaron a cabo directa-mente en la obra del Capitolio en institucionesya existentes como la Universidad Central y ennuevas instituciones creadas durante la prime-ra administración de Tomás Cipriano de Mos-quera (1845-1849), en especial en el ColegioMilitar, establecido entre 1848 y 1854 y en elInstituto Caldas de Ciencias Naturales, Físicasy Matemáticas, cuya regencia estuvo a cargo deinvestigadores extranjeros y contó con la parti-cipación de profesores nacionales.

El Instituto Caldas de Bogotá fue una entidaddedicada a la investigación y la docencia a ni-vel superior, pero su existencia entre 1848 y1850 fue corta y precaria19. El Colegio, por suparte, se inspiró en el modelo de la academiamilitar de West Point en Estados Unidos y bus-

CUADRO DE LOS JÓVENES APRENDICES EN LA ESCUELA PRACTICA DE ARQUITECTURA QUE ESTAN A MI CARGO

Sus nombres

Cándido Arenas...Ignacio Bautista....Bartolomé Monroi..JorgeTorres.........Lorenzo Torres.....José M. Salcedo....José Bejarano.......Gregorio Vidal.......José Ant. Rivera....Francisco Ruiz.....Ramon Betancur...Vicente Alderete....Joaquín Fajardo.....Pascual Morales....Joaquín Mosquera.José Ant. Osorio...José Ant. Rincón

“Cuadro de Jóvenes Aprendices”a cargo de Reed. Bogotá 31 deagosto de 1848.Fuente: Gaceta Oficial de la Nue-va Granada, No. 1003. 1º de sep-tiembre de 1849, p. 499. Biblio-teca Nacional de Colombia

El de sus Padres

Rosa Ramírez................Juan Manuel Bautista..Joaquin Monroi...............Pablo Torres..................Pablo Torres..................Ana María Salcedo........Miguel Bejarano.............Juan Vidal (muerto)........José Ignacio Rivera........Antonio Ruiz....................Miguel Betancur (murió)..Juana María Alderete....José Eduardo Fajardo....Francisco Morales (murió)J. Francisco Mosquera.....Bernardo Osorio...............Eugenio Rincón................

Provincias

Socorro............Idem.................Tunja................Bogotá..............Idem.................Neiva...............Cauca..............Popayan..........Pamplona........Pasto...............Casanare.........Buenaventura..Buenaventura..Mariquita..........Choco..............Neiva...............Tunja..............

Día que entraron

13 de Enero 184828 de idem idem..28 de febrero....... 1° de marzo....... 1° de febrero....... 13 de marzo....... 1° de abril....... 1° de abril........... 3 de abril...........22 de mayo..........30 de mayo..........17 de junio...........17 de junio...........20 de junio............12 de julio............13 de julio............25 de agosto.......

Edad

16 años16 Id....18 Id18 Id....16 Id....20 Id....20 Id....16 Id....20 Id....16 Id....11 Id....17 Id....18 Id....20 Id....18 Id....18 Id....16 Id....

Oficio

albañil Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id.cantero Id. Id.albañil

Bogotá 31 de agosto de 1848 — T. Reed.

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diantes, una carta en inglés firmada por Reed yun concepto sobre el futuro de sus aprendices.Estos documentos hacen suponer que las cla-ses prácticas se llevaron a cabo en el mismo lu-gar de la obra del Capitolio.

En Bogotá, en el Archivo General de la Naciónse encuentran varios trabajos de arquitecturarealizados por estudiantes del Colegio Military firmados por ellos mismos. No hay certezade que ellos hayan sido orientados por Reed22 .

Se ha sugerido que Thomas Reed fue profesoren la Escuela Politécnica de Quito, fundada porel presidente Gabriel García Moreno en 1870,bajo la dirección del sacerdote jesuita alemánJuan Bautista Menten. En los programas de laEscuela publicados en 1871 y 1875 no figura elnombre de Reed. Sin embargo, es interesantetranscribir su contenido para apreciar el enfo-que de la enseñanza de la arquitectura en esainstitución:

PROGRAMA DE LAS MATERIASQUE SE ENSEÑAN EN LA ESCUELA POLITECNICA

ESTABLECIDA EN QUITOA 3 DE OCTUBRE DE 1870

Y APLICACION DE LAS MISMAS A LAS DISTINTASCARRERAS PROFESIONALES

BAJO LA DIRECCION DE LOS PADRES DE LA COMPAÑIADE JESUSQUITO

IMPRENTA NACIONAL

1871

IIParte practica de la escuela politécnica

IIPara arquitectos.

AÑO 1.Matemáticas superiores I ............................... 5 horasGeometría descriptiva .................................... 2 “Mecánica inferior ........................................... 5 “Física experimental y matemática ................... 4 “Trigonometría ................................................ 3 “Química experimental .................................... 5 “Arquitectura I ................................................ 2 “

AÑO 2.Matemáticas superiores II .............................. 5 horasFísica experimental y matemática ................... 4 “Geodesia I ...................................................... 3 “Maquinaria descriptiva ................................... 3 “Mecánica e ingenieros ................................... 3 “Construcción de maquinas I ........................... 8 “Química aplicada á la arquitectura ................. 2 “Hidroelectrica I .................................................Caminos artificiales y de hierro I ..................... 2 “Ornaméntica .................................................. 2 “

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

có formar, más que militares, ingenieros capa-ces de llevar a cabo las obras necesarias de infra-estructura y la puesta en acción de actividadesindustriales que hacían parte del proyecto pro-gresista de Mosquera. Los cursos profesionalesdel Colegio tuvieron poca receptividad en losjóvenes, en parte por el énfasis en materias deingeniería por encima de los temas militares yen parte por el desinterés de los estudianteshacia el aprendizaje de artes, técnicas y profe-siones de carácter manual. Desde fuera el Cole-gio se vio, paradójicamente, como el centro deformación de una casta militar que llevaría anuevos espacios de confrontación armada. Estollevó posteriormente a su clausura20 .

Algunos de los profesionales traídos por el go-bierno de Mosquera tuvieron la obligación dedictar cátedras y entrenamientos en sus respec-tivos campos de acción21. A Reed le correspon-dió la tarea de formar una escuela de arquitectu-ra distinta de la de Artes y Oficios, la que estuvoenfocada en forma específica hacia la capacita-ción en diversas ramas de la artesanía de la épo-ca. La cátedra de arquitectura dictada por Reeddebía implementarse en los ámbitos de lo teó-rico y lo práctico. Se dirigió hacia los miembrosjóvenes de la élite e incluyó paralelamente, lacapacitación de obreros en la construcción. Laescuela, o mejor aún, el programa de enseñan-za, tuvo una vida efímera debido a las penuriaspresupuestales y a la poca receptividad ya men-cionada de los estudiantes.

La actividad de Thomas Reed como profesorde albañilería en Bogotá aparece registrada enalgunos documentos de la época. En la GacetaOficial No. 1.003 de 1848 figura el “Cuadro dejóvenes aprendices” a cargo de Reed, en el quese incluyen 17 nombres de artesanos enviadosa Bogotá desde sus respectivas provincias, conlos nombres de sus padres y sus respectivos lu-gares de procedencia.

En Gacetas anteriores figuran en forma disper-sa otros nombres no incluidos en este cuadro.En el Archivo General de la Nación se encuen-tran otros documentos complementarios deeste listado: una petición firmada por los estu-

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

AÑO 3.Matemáticas superiores III ............................. 3 horasMecánica y maquinaria .................................. 3 “Geodesia II ..................................................... 4 “Geognosia ..................................................... 2 “Arquitectura II ..................................................Ornaméntica II ............................................... 1 “Construcción de puentes I ...............................Tecnología mecánica ........................................

AÑO 4.Arquitectura III .................................................Ornaméntica III .............................................. 1 “Hidrotecnia II ...................................................Construcción de puentes II .............................. Calefac-ción y ventilación .............................................Arte de modelar ............................................. 1 “

Nota: Las lecciones mencionadas en el Programa o yahan principado o principiarán, con escepción de laslecciones de Arquitectura para las cuales se espera alProfesor

Cinco años después, en el programa de la es-cuela figuran las materias de arquitectura, perono se menciona el profesor:

LECCIONESQUE SE DARAN

EN LA ESCUELA POLITECNICA DE QUITOEN EL AÑO ESCOLAR DE 1875 A 1876

ARQUITECTURA

1º. ESTILOS ARQUITECTONICOS(2 horas de enseñanza y 5 horas de dibujo en la semana)Estilos griego, romano, bizantino y gótico.Ornamentos de los varios estilos.

2º OBRAS DE ALBAÑIL Y DE CARPINTERO(6 horas en la semana)Ventanas, puertas, cornizas. Continuación del tratadosobre las bóvedas. Escaleras, Techos.Métodos de unir las varias piezas de madera. Paredes deentamado. Enviajado. Armaduras de techos y puentes.

Es curioso que, siendo Thomas Reed en Ecuadorel “Arquitecto de la Nación”, no se le haya inclui-do como un profesor de arquitectura en la Escue-la. Se sabe ahora que Reed recibió del gobiernoecuatoriano el encargo de enseñar arquitecturaen forma individual y privada a algunos jóvenesseleccionados por el mismo gobierno. Es posibleque lo mismo haya sucedido en Bogotá.

Reed y la masonería

Los masones, presentes en el territorio colom-biano desde las guerras de independencia, esta-blecieron un espacio interesante de sociabilidadpolítica que marcó fuertemente a las élites in-telectuales de corte liberal de la nueva repúbli-

ca. La masonería se distinguió como un ámbi-to generador de opinión alrededor de los temasde la educación, la política y la relación entre elEstado y la Iglesia. Protegida y promulgada porSantander en el período de la Gran Colombia,la masonería fue proscrita por Bolívar luego dela conspiración septembrina23.

Manuel Ancízar, quien gestionó el traslado deThomas Reed a Bogotá, se había iniciado en lamasonería en La Habana en el año de 1839.Durante su estadía en Venezuela como minis-tro plenipotenciario, se rodeó de un importan-te círculo de masones, algunos de los cuales,los hermanos Echeverría y Martínez, envió aNueva Granada como litógrafos24. En 1848 lle-gó a Bogotá la compañía de teatro Fournier,Beleval y González, “cuyos integrantes eran en sugran mayoría miembros de la orden”25. Al año si-guiente se fundó la logia Estrella del Tequen-dama N° 1126. Thomas Reed fue iniciado enBogotá el 31 de octubre de 1849 y recibió el gra-do 18 del Capítulo Rosacruz Estrella del Te-quendama”. En la Historia de la Masonería enColombia de Américo Carnicelli, figura el nom-bre de Reed en los listados de las directivas deDignidades y Oficiales de esa misma logia en1852 y en 185327.

Escudo de la logia “Estrella del Tequendama”.Fuente: Américo Carnicelli, Historia de la Masonería enColombia.

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Al tiempo con Reed, fueron miembros de Es-trella del Tequendama, entre otros, el composi-tor Joaquín Guarín, el violinista alemán Ale-jandro Lindig, compañero de Reed en laSociedad Filarmónica, los abogados y escrito-res Salvador Camacho Roldán, José MaríaSamper, Manuel Samper, Manuel Murillo Toro,futuro presidente de Colombia, y el general JoséHilario López, presidente de la Nueva Granadaentre 1849 y 185328 . Estos y otros nombres dancuenta del elevado nivel intelectual y políticode los masones bogotanos de la época e indicanel interés de Reed por vincularse con este gru-po progresista.

Gustavo Arboleda en el tomo III de su Historiacita a Miguel Samper que dice lo siguiente enrelación con la masonería bogotana:

“Para entonces la masonería no tenía en Bogotáfin antirreligioso y sus objetos principales eran parael mayor número pasar el tiempo cultivando gra-tas relaciones sociales y cenar sabrosamente conalguna frecuencia. Trabajaba sí, contra los jesui-tas, a cuyo instituto se juraba odio eterno y todaslas noches al cerrar las tenidas tomaba el vigilanteese juramento a los hermanos. (Samper. Historiade un alma”29 .

En el tomo IV de su Historia Arboleda mencio-na que la logia Estrella del Tequendama fue li-quidada temporalmente el 28 de junio de 1857.Esta fecha es significativa por cuanto Reedabandonó el país pocos años después. El finalde la influencia de su espacio masónico en Bo-gotá pudo ser una de las muchas causas que loimpulsaron a esa salida30.

La vinculación de Thomas Reed a la Masone-ría ha sido asumida por algunos autores comola principal causa de su vinculación con los go-biernos de José Antonio Páez y Tomás Ciprianode Mosquera, reconocidos masones. La colabo-ración posterior con el gobierno ultra católicode Gabriel García Moreno en Ecuador hace pen-sar que su relación activa con la masonería fuetemporal y que luego pasó a un segundo plano.

Reed en Colombiaciudadano y militar

Pedro María Ibáñez mencionó, en el texto yacitado, la participación de Reed en calidad deviolinista en la Sociedad Filarmónica de Bogo-tá. Reed mismo aclaró su posición en la Socie-dad en un aparte de la presentación del proyec-to del Capitolio al gobierno nacional en lossiguientes términos:

“En mi calidad de Vicepresidente de la SociedadFilarmónica de Bogotá, y propenso como soy aamar todo lo amable y entusiasmarme por todolo grande y heroico, cuenten ustedes con que yome desempeñaré, con fervor de neogranadino, laparte que quieran asignarme en estas celebracio-nes. Mi corazón está aquí...”31

Los talentos musicales de Reed denotan unaformación cultural bastante avanzada para suépoca. Los textos que se conocen de su manoindican a su vez ciertas habilidades literariascon una tendencia evidente hacia el adorno flo-rido de las frases ayudado, posiblemente, porsus amistades bogotanas, entre ellas la de RafelPombo.

Gustavo Arboleda incluye un aparte curioso enel que se menciona la participación de ThomasReed en asuntos ciudadanos. Dice así:

“El 11 de febrero (de 1856) fue reducida a cenizasuna de las casas centrales de la capital, pertene-ciente al francés M. Lanzón; el fuego amenazabalos edificios vecinos y gran número de personasde todas las clases sociales acudieron a impedir queel incendio se propagase. ‘Vimos con placer y aúncon orgullo, decía “El Tiempo”, al vicepresidentede la República, M.M. Mallarino, subir las escale-ras, situarse entre los trabajadores, y animarlos conla voz y el ejemplo, generosamente inspirado porel noble espíritu de beneficencia. El arquitectoReed subió al techo de la casa incendiada y regu-larizó los trabajos de salvamento, que eran inúti-les por falta de organización...32

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 1

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

La cita anterior indica que Reed no solo fue unprofesional activo en su campo sino que secompenetró con la vida ciudadana bogotana.Su aprendizaje gradual del idioma español sedemuestra en algunas de sus cartas y documen-tos, los primeros de ellos escritos en lengua in-glesa y los últimos ya en la lengua castellana.

En contraste con lo anterior se encuentra laactividad militar de Thomas Reed. GustavoArboleda menciona su activa participación enla guerra contra el dictador Melo en 1854. El 2de agosto de ese año llegó a Honda,...“con el pro-pósito de ofrecer sus servicios al gobierno legítimo. El6 de agosto se le destinó al ejército del Norte”. Másadelante, lo relaciona con un hecho militar ocu-rrido en octubre de 1854:

“Esperaba Mosquera atravesar el río (Chicamo-cha) por medio de un puente portátil que habíafabricado el ingeniero Tomás Reed, de cuerdas ytablas, el que se conducía oculto en once car-gas...”33

En otro aparte del libro de Arboleda se lee unatarea asignada a Reed en una batalla llevada acabo en Bogotá en ese mismo año 1854, la queafortunadamente no se ejecutó:

“Mendoza recibió orden de atacar por dentro delas casas la fuerza que estaba en el hospicio y laiglesia de la Tercera, en la carrera llamada enton-ces del Norte. Aquel general fue mortalmente he-rido y Mosquera fue a dirigir personalmente elasalto sobre San Francisco y a regularizar las ope-raciones en San Diego. El (batallón) Libres, refor-zado por el Tundama, tomó la vía de la Alameda,para dirigirse a San Victorino, y atacar por la es-palda el colegio de San Buenaventura, por cuyolocal debían entrar al convento de San Francisco.Los batallones Iº y 6º, recibieron órdenes de to-marse la Tercera y el coronel Codazzi y el coman-dante Reed, de zapadores, de preparar sus instru-mentos para volar con una mina una parte de SanFrancisco, de cuya torre se hacía un fuego certeroy mortífero”34 .

Es curioso imaginar a un arquitecto, autor deplanos de importantes edificios, instructor dealbañiles y de aprendices de arquitectura,dinamitando una joya histórica del valor delconjunto conventual de San Francisco. Unospocos años después la Asamblea de Cundina-marca logró lo que Reed no hizo.

Bogotá, Ca. 1850. Litografía de Ackerman.Fuente: Historia de Bogotá, tomo III.

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Thomas Reed ejerció su actividad profesionalen tres países suramericanos entre 1843 y 1875.Esos años fueron especialmente importantes enlas respectivas naciones, que se encontrabantodavía en la fase formativa. Los gobiernos fuer-tes de José Antonio Páez, Tomás Cipriano deMosquera y Gabriel García Moreno fueron de-finitivos en esa formación.

Como ya se dijo, Thomas Reed llegó a Bogotáen 1846 contratado por el gobierno nacional,presidido en ese momento por el general To-más Cipriano de Mosquera, con el objeto deelaborar los planos del edificio de gobierno, fu-turo Capitolio Nacional. Venía de Caracas, ciu-dad en la que tuvo contacto con el gobierno deJosé Antonio Páez. Se trasladó posteriormentea Quito, donde colaboró estrechamente con elgobierno de Gabriel García Moreno. Su vidaprofesional estuvo entonces ligada a tres presi-dentes que, a pesar de ser muy diferentes, pre-sentan rasgos históricos semejantes. Ocuparonel cargo más de una vez, participaron activa-mente en enfrentamientos y contiendas polí-ticas y fueron desterrados de sus respectivospaíses. Los tres gobiernos se propusieron a símismos como portadores de progreso materialy cultural y como representantes de una nacio-nalidad en formación. El contar con profesio-nales ilustrados, capaces de impartir conoci-mientos a las jóvenes generaciones, hizo partedel programa político de cada uno de ellos.

La obra arquitectónica de Thomas Reed se lo-calizó principalmente en las capitales y sedesde los gobiernos centrales de las repúblicas deVenezuela, Colombia y Ecuador, Al lado de losfactores de índole política es interesante con-signar una mirada rápida a estas tres ciudades,a través de planos fechados en la época en queReed las habitó.

José Antonio Páez

José Antonio Páez nació en 1790 cerca del pue-blo de Acarigua, en la provincia de Barinas.Luchó junto a Simón Bolívar en las guerras deindependencia y fue nombrado Jefe Supremode Venezuela en 1830 y Presidente de la repú-blica desde 1831 hasta 183535. Ocupó la presi-dencia de Venezuela por segunda vez entre 1839y 1843. Asumió el cargo el 1 de febrero del mis-mo año e inició una intensa actividad en mu-chos frentes. Se interesó por las obras públicasy fomentó la inmigración extranjera, lo quepudo ser atractivo para un profesional jovencomo Thomas Reed36. La construcción, en 1841,de la Colonia Tovar, cerca a Caracas, con inmi-grantes alemanes, fue uno de los proyectos aus-piciados por Páez. Agustín Codazzi fue uno delos empresarios involucrados en este proyectocuyos inicios fueron bastante difíciles37.

C A P I T U L O 2

Thomas Reed, la política y las ciudades

Retrato al óleo de José AntonioPáez (1790-1873).Tomado de Giorgio Antei, Lasobras y los días de AgustínCodazzi.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

Después de dejar la presidencia de Venezuela,Páez participó en varias contiendas internas,fue detenido y encarcelado y en 1850 fue des-terrado a Estados Unidos. Regresó a Venezuelaen 1859 y fue nombrado Jefe de los Ejércitosdel Gobierno y luego proclamado Jefe Civil yMilitar de la República hasta 1863 cuando fuenuevamente desterrado. Entre ese año y 1872recorrió Estados Unidos, Canadá, Uruguay,Argentina, Bolivia, Perú y Colombia. Murió enNueva York el 7 de mayo de 187338.

Durante la segunda presidencia de Páez se for-mó el partido liberal venezolano cuyo órgano dedifusión fue el periódico El Venezolano que circulópor primera vez el 24 de agosto de 1842, seismeses antes de la llegada de Reed a Caracas39. Fueprecisamente en este periódico en el que Reedpublicó el aviso de sus servicios profesionales.

Según Carlos Salas, José Antonio Páez el “Ciu-dadano Esclarecido”40 era un gran aficionado alteatro al punto de dotar su casa de Valencia deun pequeño teatro y actuar en el papel de Otelo,en la obra de Shakespeare. Al asumir la presiden-cia en 1839 expresó el deseo de “construir un granteatro que pudiera competir con los mejores del conti-nente”41 . De esa manera surgió la iniciativa derealizar el teatro de San Pablo cuyo proyecto fueasignado a Thomas Reed. No se sabe a cienciacierta si Páez tuvo que ver o no en la escogenciadel proyectista. La coincidencia es sugestiva.

Caracas

¿Cómo era Caracas en 1843? El plano existen-te de la ciudad en ese año muestra un tejidourbano alargado en sentido norte-sur, cuyo

Plano de la ciudad de Caracas,1843. Por Angel Jacobo Jesurún.“Este fue el primer plano en queaparecen especificados los nom-bres de las calles y esquinas dela ciudad, según la nomencla-tura republicana, y en el que seseñalaba la superficie ocupadapor cada una de las seis parro-quias que tenía Caracas para esemomento”.Tomado de Giorgio Antei, Lasobras y los días de AgustínCodazzi.

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núcleo central, de traza ortogonal, con 90 man-zanas consolidadas, se localizaba entre las que-bradas Carosia al oeste y Catuche al este. Dossectores periféricos se encuentran a cada ladode las quebradas y tienen trazas irregulares,acordes con la topograía de las colinas en quese asientan. La población de la ciudad para esaépoca bordeaba los 35.000 habitantes. El planode la ciudad, como era usual, registra los prin-cipales edificios y espacios urbanos, entre ellosla plaza de San Pablo, donde Reed localizó suproyecto de teatro.

Tomás Cipriano de Mosquera

La llegada de Reed a Colombia no fue fortuita.La intención de Tomás Cipriano de Mosquerade dar bases científicas y académicas a la edu-cación y al trabajo en distintas disciplinas im-pulsó la búsqueda de personas competentespara ser vinculadas a proyectos gubernamen-tales diversos. En su primera presidencia, entre1845 y 1849, la educación, la ciencia y las obraspúblicas adquirieron singular importancia. Enarquitectura no se habían realizado obras sig-nificativas fuera de aquellas que dejó el régi-men colonial. Reed se incorporó a ese procesoy participó activamente en él.

Tomás Cipriano de Mosquera nació en Popayánel 26 de septiembre de 1798 en el seno de unaprestante familia payanesa de gran influenciapolítica y religiosa. Su hermano Joaquín Mos-quera pasó por la presidencia, de forma efíme-ra, en el año 1830; su hermano Juan ManuelMosquera llegó a ser Arzobispo de Bogotá. Alos 14 años de edad, Tomás Cipriano se enrolóen el ejército libertador, llegando a ser edecánde Simón Bolívar. Después de la Independen-cia fue nombrado intendente del Cauca. Du-rante su administración se produjo el levanta-miento de José María Obando y José HilarioLópez, quienes le derrotaron en la batalla de“La Ladera”. Luego de su derrota en el Cauca,Mosquera participó en la Guerra contra Perú,destacándose en la Batalla de Tarqui (27 de fe-brero de 1829), después de la cual fue nombra-do general.

Durante los años de confusión que siguieron ala desintegración de la Gran Colombia, TomásCipriano de Mosquera, realizó un periplo quelo llevó por Europa y Estados Unidos. En susviajes, que lo llevaron a Nueva York, Inglate-rra, Francia, Suiza, Italia, se encontró vincula-do a los últimos avances en la técnica, la orga-nización gubernamental y los vientos políticosde la época. Al regreso de su viaje fue elegidocongresista por el Cauca y en 1838 fue designa-do por el presidente José Ignacio de Márquezcomo secretario de Guerra y Marina. En estacondición hizo frente, en la Guerra de los Supre-mos, al levantamiento de su enconado rival JoséMaría Obando. Cobró así, cuentas, de algunamanera, a la derrota de La Ladera.

Mosquera sucedió en la presidencia a Pedro Al-cántara Herrán, en el período comprendidoentre 1845 y 1849. Luego de su paso por la pre-sidencia de la Nueva Granada viajó a Panamá yEstados Unidos en plan de negocios. El golpede Melo en 1854 motivó a Mosquera a regresary ponerse al frente de las tropas gubernamen-tales. Entró victorioso a Bogotá ese mismo año.

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 2

Tomás Cipriano de Mosquera,Ca. (1798-1878).Retrato al óleo, firmado por R.Hollingdate (Inglaterra, SigloXIX).Galeria de la Academia Colom-biana de Historia Bogotá, 2002.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

En 1860, en calidad de gobernador del Cauca,Mosquera dirigió un levantamiento contra elgobierno presidido por Mariano OspinaRodríguez. En esta campaña militar contó conel apoyo de su otrora peor enemigo, José MaríaObando. Nuevamente entró triunfante a Bo-gotá el 18 de julio de 1861. Dos años despuésMosquera convocó una convención constitu-cional en Rionegro, la que inició sesiones enfebrero de 1863. La convención lo nombró pre-sidente de la federación por un período de dosaños. Su segundo período presidencial estuvomarcado por un acendrado anticlericalismo.Decretó la tuición de cultos, la desamortiza-ción de bienes de manos muertas y la expul-sión de los jesuitas, creó el distrito federal deBogotá e impulsó la Comisión Corográfica dela cual había sentado los cimientos en su pri-mer período presidencial.

Su último período presidencial llegó por las víaselectorales en 1866. Debido a sus acciones encontra de la Iglesia, la restricción a la libertadde prensa y la compra secreta de un barco paraapoyar la guerra del Perú contra España, se en-contró con el rechazo y oposición del Congre-so. Mosquera se anticipó a un debate ante lainstitución clausurándola. Ante los excesos delpresidente, se programó una conjura, compues-ta por antiguos colaboradores de Mosquera suscontradictores y militares descontentos. Luegode su arresto fue recluido en el ObservatorioAstronómico y condenado a dos años de cár-cel, sentencia que se conmutó por tres años dedestierro en Lima. A su regreso al país retornó ala política, postuló una vez más su nombre parala presidencia y fue derrotado. Ocupó nueva-mente la presidencia del Cauca y fue al senadocomo plenipotenciario en 1876. Murió en suhacienda “Coconuco”, el 7 de octubre de 1878.

Las acciones de la administración Mosqueraestuvieron encaminadas a la reorganización delas finanzas públicas, la vinculación del país alcomercio internacional, la construcción de Es-tado eficaz y la difusión de los ideales de pro-greso y ganancia económica a través del traba-jo, amén de la construcción de obras deinfraestructura para mejorar las comunicacio-

nes terrestres, fluviales y marítimas y el estí-mulo y creación de entes destinados a la inves-tigación científica y la educación técnica. Laspropuestas de organización administrativa yburocrática y los adelantos en las ciencias y losespacios constituidos para impulsar y fomen-tar su estudio eran la base sobre la cual se debíadesarrollar el proceso civilizador. Las obras deinfraestructura integrarían el territorio. Se plan-teó así, paralelamente al fomento y creaciónde instituciones de educación técnica y cientí-fica, un programa de construcción de caminos,la adecuación del acceso al puerto de Cartagena,la navegación en vapor por el Magdalena y laconstrucción de ferrocarriles. Para llevar a caboestos propósitos fueron contratados diversos ex-pertos en los campos de acción que Mosquerapensaba desarrollar42 .

Mosquera entendió la posibilidad del desarro-llo científico y técnico en el país en la medidaque el Estado subvencionara los programas ne-cesarios, atribuyéndose una actitud dinámicafrente al interés por el progreso y la gananciaeconómica o lo que en términos citados porFrédéric Martínez equivaldría a que “el estadodebe importar a Colombia los modelos de la civili-zación”43 . Así mismo se podría inferir que laconstrucción de una obra monumental comoel Capitolio estuvo ligada en primera instanciaa la concentración en un solo sitio de todo elpoder y control del Estado.

Gabriel Poveda Ramos en su contribución a laHistoria social de la ciencia en Colombia, incluyeun listado de las decisiones adoptadas por elgobierno de Mosquera que repercutieron en eldesarrollo de la ingeniería colombiana. Entreellas menciona las siguientes:

• Reactivó la navegación a vapor por el ríoMagdalena.

• Inició la construcción del ferrocarril de Pana-má(1849-1855).

• Adoptó oficialmente el sistema métrico de-cimal de pesas y medidas.

• Renovó la maquinaria de la Casa de la Mo-neda en Bogotá.

• Principió la construcción del Capitolio.

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• Importó nuevos instrumentos para el Obser-vatorio Astronómico.

• Expidió el primer plan nacional de construc-ción de caminos en el país.

• Reconstruyó el camino del Quindío, en el tra-mo de Ibagué a Cartago.

• Contrató en Francia a los químicos BernardLevy y Giuseppe Eboli con la misión de me-jorar los métodos de aleación y ensayo en lascasas de moneda de Bogotá y Popayán y paraenseñar esa materia en colegios de ambas ciu-dades, y también a los naturalistas EugèneRampón y Aimé Bergeron para enseñar cien-cias naturales y matemáticas en Bogotá.

• Contrató en Inglaterra y en Francia a los in-genieros Thomas Reed, Henry Tracy yAntoine Poncet para estudiar y trazar la rutade Bogotá al río Magdalena, y en Polonia alingeniero Stanislas Zawadsky para estudiary trazar la ruta de Cali a Buenaventura.

• Reequipó la Imprenta Nacional.• Inició las gestiones para organizar la Comi-

sión Corográfica.• Apoyó la inversión de comerciantes cartage-

neros que contrataron la limpieza del Canaldel Dique con el ingeniero norteamericanoGeorge M. Totten”44 .

El listado anterior es interesante no sólo por laenumeración de las obras auspiciadas por Mos-quera, sino por incluir a Thomas Reed comoingeniero inglés y ubicarlo como parte del grupoencargado de trazar la ruta de Bogotá al Mag-dalena. Esta es la única referencia conocida aesa actividad.

Uno de los proyectos más importantes em-prendidos por Mosquera fue el de la ComisiónCorográfica. “Si la Nueva Granada quería progre-sar, debía antes emprender el estudio geográfico sis-temático de su territorio”45. Este estudio facilita-ría la tarea administrativa en cuanto a lasdivisiones administrativas regionales, se com-portaba además como un banco de datos dis-gregado, donde se contenían todos los aspec-tos del territorio, sus riesgos y posibilidades.

“Los trabajos de la Comisión Corográfica debíandar como resultado un conocimiento detallado del

país en su conjunto y de cada una de sus provinciasy cantones, tanto en sus aspectos físicos como ensu riqueza vegetal y mineral, agrícola y ganadera;determinar los fundamentos de una división terri-torial racional y adecuada a las condiciones físicas,sociales y culturales de la nación; contribuir aldesarrollo de las vías de comunicación; establecerla extensión y localización de baldíos y, necesaria-mente en último lugar, servir a la promoción de lainmigración extranjera al país, como medio parafomentar la agricultura y la industria”46.

A pesar de sus actuaciones polémicas, el juiciohistórico sobre la primera administración deTomás Cipriano de Mosquera en Colombia hasido bastante favorable. Un ejemplo tempranode esa valoración se encuentra en el tomo IVde las Crónicas de Bogotá de Pedro María Ibáñez,en el que se dice lo siguiente:

...La progresista Administración Mosquera, una delas mejores que ha tenido el país, inició y llevó acabo grandes reformas de positiva utilidad; prote-gió la navegación por vapor en el río Magdalena,facilitando así el comercio con la Costa Atlánticay con el extranjero; estableció el sistema decimalde monedas, pesas y medidas; arregló ventajosa-mente el ramo de correos; suprimió la circulaciónde la moneda cortada, llamada macuquina, y lareemplazó con moneda redonda de cordón; intro-dujo el sistema de partida doble en las cuentas delas oficinas de hacienda, bajo la dirección del se-ñor J.E. Caro; estableció un Colegio Militar, bajola dirección del Coronal Agustín Codazzi y delGeneral J.M. Ortega, donde se formaron variosdistinguidos ingenieros civiles; llamó al país a va-rios extranjeros útiles, entre ellos al matemáticoAimé Bergeron, al físico José Evoli, a los ingenie-ros Estanislao Zawadski y Miguel Bracho, al quí-mico francés Levy, y al arquitecto inglés TomásReed, a éste con objeto de que dirigiese la cons-trucción del Capitolio nacional. Reed trabajó losplanos del nuevo edificio, y demolidas las Audien-cia, la Cárcel grande y las otras viejas construccio-nes coloniales que ocupaban el costado sur de laplaza de la Catedral, colocó Mosquera la primerapiedra del nuevo edificio, bendecida por su her-mano, el Ilustrísimo Arzobispo Manuel José...47

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 2

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

El eminente historiador Luis Eduardo NietoArteta, por su parte, se pronunció en los siguien-tes términos:

El Gobierno que presidió el señor General TomásCipriano de Mosquera, fue un gobierno progre-sista, anheloso y anhelante de reformas adminis-trativas y económicas, que despertó en la NuevaGranada la dormida conciencia política en tornoa la necesidad de las inevitables reformas quehabrían de destruir la carcomida estructura colo-nial de la economía neogranadina. Por tanto, elgobierno del señor General Mosquera desorgani-zó y descompuso al partido que disfrutaba de lahegemonía gubernamental. En esa forma, se fa-cilitó el triunfo del partido liberal, el cual ya ha-bía sufrido una total transformación doctrinaria,pues abandonando el temor a las innovacionesque habían distinguido al señor Francisco Soto y

al General Santander, prohijaba una concepcióndel mundo económico y del mundo político muypoco adecuada a la conservación de la vieja eco-nomía. En otras palabras, el liberalismo era yaradicalismo48.

Bogotá

La ciudad de Bogotá contaba en 1843 con 40.000habitantes. El plano mejor levantado y máspreciso para el momento de la llegada deThomas Reed a la ciudad de Bogotá (noviem-bre 9 de 1846)49 es el grabado en 1848 por “Mi-guel Bracho i J. Martínez”. Este documentocartográfico muestra 218 manzanas interrum-pidas por los cauces de los ríos San Agustín ySan Francisco, la quebrada de San Bruno y laacequia de los Molinos50.

Plano topográfico de la ciudadde Bogotá,1848.Grabado por M. Bracho i J.Martinez.Fuente: Historia de Bogotá.

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Se identifican en el plano siete espacios públi-cos principales, a saber: la plaza de San Diego,la plaza de Las Nieves, la plaza de San Victorino,la plaza de San Francisco, la plaza de Bolívar, laplazuela de San Agustín y aunque no figuracomo plaza, el espacio abierto en el que se en-cuentra la capilla de Las Cruces51 al sur de laciudad. Al seguir el recorrido de los ríos se en-cuentran doce puentes. Thomas Reed partici-paría posteriormente en la construcción de al-gunos de ellos.

Las construcciones destacadas y numeradas quefiguran en este documento permiten leer el fun-cionamiento administrativo de la ciudad deBogotá. Ellas son:

Nº 1. Casa de gobierno, situada en la segundamanzana al oriente de la Plaza de Bolívarascendiendo por el costado sur;

Nº 2, Secretarías de Estado (donde se elaboraron loscontratos con Reed para la construcción delPalacio de Gobierno);

Nº 3. Cámaras lejislativas, que ocupan una manzanaNº 4. Catedral;Nº 6. Fábrica del Capitolio;Nº 7. Casa Municipal;Nº 8. Teatro. Este era el Teatro Maldonado, localizado

en el sitio del antiguo Coliseo Ramirez;Nº 9. Convento de Santa JertrudisNº 10. Casa de la Moneda;Nº 11. Convento de la Candelaria;Nº 12. Colegio de Santo Tomas;Nº 13. Convento de Santo Domingo;Nº 14. Hospital de San Juan de Dios;Nº 15. Convento de las Concepciones;Nº 16. Convento de Santa Clara;Nº 17. Convento de Santa Ines;Nº 18. Observatorio (construido en 1803-1804);Nº 19. Colejio Militar (donde Thomas Reed se desempe-

ño como inspector y profesor);Nº 20. Cuartel de veteranos;Nº 21. Convento del Carmen;Nº 22. Convento de San Agustin;Nº 23. Santa Bárbara;Nº 24. Capilla de las Cruzes; Nº 25. Capilla de Egipto;Nº 26. Convento de San Diego;Nº 27. Iglesia de las Niéves;Nº 28. el Hospicio;Nº 29. La Tercera;Nº 30. Convento de San Francisco;Nº 31. Capilla del Humilladero;Nº 32. Cuartel de Caballería;Nº 33. Hospital Militar;Nº 34. el Cementerio, que aparece en la esquina inferior

izquierda del plano)Nº 35. La Capuchina;Nº 36. Colegio del Espíritu Santo;Nº 37. Imprenta i Litografía.

Es interesante anotar que en este plano ya fi-gura la “fábrica del Capitolio”, lo que indica queel costado sur de la plaza de Bolívar ya se lleva-ba a cabo la construcción del edificio.

Gabriel García Moreno

La congénita debilidad institucional y económi-ca de Ecuador, creado como república indepen-diente en el año 1830, con la disolución de laGran Colombia, impidió a sus gobernantes reali-zar obras públicas y edilicias importantes hastalos años 1860, cuando surgió la recia y contradic-toria figura de Gabriel García Moreno, quiendominará la escena política ecuatoriana hasta suviolenta muerte en el año de 1875.

García Moreno es considerado como “la persona-lidad más discutida de la historia ecuatoriana”52.Nació en Guayaquil el 24 de diciembre de 1821.Culminó sus estudios de Derecho en 1844 yobtuvo la investidura de abogado en 1848. De-

Retrato de Gabriel GarcíaMoreno.Fuente: Gualberto Pérez, Re-cuerdo histórico de la escuelapolitécnica de Quito.

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dicado inicialmente al periodismo político, fun-dó los periódicos “El Zurriago” y “El Vengador”,títulos que evidencian sus intenciones polémi-cas. Ocupó la Alcaldía de Quito en 1848 y al añosiguiente realizó un primer viaje a Europa. A suregreso a Ecuador fue desterrado por el presiden-te José María Urvina. Durante su destierro rea-lizó, en 1855, un segundo viaje a Europa. En Parísestudió ciencias naturales y química. Regresó aEcuador en 1856 y al año siguiente fue nombra-do rector de la Universidad, cargo que ejerció altiempo con la cátedra de Química. En ese mis-mo año fue elegido senador por la provincia dePichincha y elaboró un proyecto de Ley Orgáni-ca de Instrucción Pública53.

En 1859, luego del golpe de estado contra elgeneral Francisco Robles, fue nombrado “Direc-tor Supremo de la Guerra”. Su primera designa-ción como presidente se llevó a cabo en 1861,cargo que ocupó hasta 1865. En 1869 organizóun golpe de estado que derrocó al presidenteJavier Espinosa y ese mismo año fue nombra-do primero presidente interino, cargo que re-chazó. Poco después fue nombrado presidenteconstitucional. Fue reelecto en 1875 y el 6 deagosto de ese año fue asesinado a machetazosfrente al Palacio de Gobierno54.

García Moreno buscó ordenar las finanzas pú-blicas y consolidar al país como nación, ejer-ciendo el poder con energía y con violenciacuando lo consideraba necesario. Junto a sufanatismo religioso católico, que de acuerdo conlas palabras del Arzobispo de Quito e historia-dor, Federico González Suárez, buscaba en ungran esfuerzo concertado “convertir al país en unacasa de ejercicios espirituales”, aparece su decidi-do interés por el progreso y la modernidad, im-pulsando obras públicas y fomentando la edu-cación y la ciencia.

García Moreno no sólo ansiaba unir al país, sinotambién cambiarlo radicalmente. Con su polí-tica, así mismo buscó renovar a la ciudad deQuito, mejorar su aspecto urbano y dotarla deinstituciones y edificios dignos de una verda-dera capital de república. Para conseguir estos

propósitos contrató a un sinnúmero de técni-cos extranjeros a fin de trazar carreteras, ten-der puentes, construir edificios, investigar lasentrañas de la tierra, desarrollar el conocimien-to de la naturaleza para aprovecharla, fomen-tar las artes, etc. Estableció con científicos je-suitas alemanes la Escuela Politécnica (1870),para así formar técnicos y profesionales nacio-nales que se ocuparan en el futuro del desarro-llo y progreso del país, y para quienes no estabadestinada la vida de estudios científicos y aca-démicos, creó el Protectorado Católico para elaprendizaje de oficios mecánicos. También porsu iniciativa se creó el Observatorio Astronó-mico (1872) y se construyeron los edificios delPanóptico, amén de muchas obras públicasimportantes.

La valoración histórica de García Moreno osci-la entre la admiración y la crítica. Ha sido cali-ficado, entre otras cosas, como “un hombre aus-tero, constructor dinámico y, sobre todo, <vengadory mártir del Derecho cristiano>“, cuyo “fanátismoreligioso exacerbado y su inclinación psicopática ala represión” le valieron el título de “Santo delPatíbulo”55 . Al mismo tiempo fue un impulsorde las obras públicas, la educación y la cienciaal punto de ser considerado como el gobernan-te más progresista del siglo XIX. Durante suadministración se fundaron la Escuela Politéc-nica Nacional (1870) y el Observatorio Astro-nómico (1872) y se construyeron los edificiosdel Panóptico y el Observatorio, amén de mu-chas obras públicas importantes.

García Moreno se asemejó a José Antonio Páezy a Tomás Cipriano de Mosquera en su interéspor la modernización y el progreso científico ytécnico de su pais. Su religiosidad y fanatismolo situaron en el extremo opuesto de la maso-nería practicada por esos presidentes y por elmismo Reed. Por ello, no deja de ser interesan-te la predilección demostrada al nombrarlo ar-quitecto de la nación y hacerle encargos de granimportancia. El hecho de que Reed fuera ente-rrado en el cementerio de extranjeros de Gua-yaquil testimonio que no era católico en elmomento de su muerte.

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Quito

La ciudad de Quito en 1880 contaba con unapoblación cercana a los 40.000 habitantes quese alojaban en cerca de 100 manzanas trazadasen su mayoría a escuadra. Al igual que Caracasy Bogotá, el núcleo central se desarrolló entredos cursos de agua, uno de ellos la quebrada“de Jerusalén o del Gallinazo” sobre la cual Reedconstruyó un puente y un túnel. Al igual queen Caracas, un cerro, el Panecillo, domina elcentro de la ciudad.

En los planos de Quito levantados al final delsiglo XIX se aprecian con claridad las obras rea-lizadas por Thomas Reed, en esa ciudad. Esparticularmente interesante el plano de 1888,obra del ingeniero Gualberto Pérez, en el queaparecen los límites prediales y las cubiertas delas construcciones quiteñas. Este plano, casi

inigualado, es una fuente en particular impor-tante para esta investigación.

Reed y el poder

En su recorrido por América del Sur, ThomasReed se involucró con proyectos políticos pro-gresistas a los cuales pudo aportar su saber teó-rico y práctico. En los tres países en que residióhizo parte de grupos de profesionales calificadosque fueron contratados para colaborar en laformación de nuevas empresas científicas, edu-cativas y artísticas auspiciadas por gobernantesinteresados en dar un giro especial al proceso deconstrucción de la vida republicana. Al llegar aVenezuela y luego a Colombia se encontró congobiernos que aún vivían el espíritu de las gue-rras de independencia. Su presencia en Ecuador,quince años más tarde, correspondió con un

Plano de la ciudad de Quito, ca 1850.Reproducción del Servicio Geográfico Militar.Tomado de Eliécer Enríquez B. Quito a través de los Siglos.

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 2

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espíritu el que prevalecián intereses análogos. Encada país vivió de cerca las contiendas políticasentre grupos diferentes y, en Colombia, se adhi-rió abiertamente a uno de ellos y peleó al lado deMosquera en la guerra contra el general Obando.Su vinculación con grupos de poder facilitó elacceso a muchas de sus obras y al mismo tiem-po, pudo ser obstáculo para una mayor libertadde movimiento. Su nombre fue conocido y reco-nocido por los gobernantes pero pudo ser recha-zado por sus opositores.

Hay tres aspectos de la relación de Reed con elpoder político que merecen especial atención.El primero de ellos tiene que ver con la ideolo-gía republicana en formación en los países deAmérica latina después de las guerras de inde-pendencia. El segundo es el ya mencionado dela mentalidad de progreso científico y técnicoincorporada como parte esencial de esa ideolo-gía y el tercero es el de la representación de laideología republicana en las obras de ingenieríay de arquitectura.

Construir una república, o una nación, fue elpropósito de los primeros gobiernos republica-nos de América latina. El sistema democráticopregonado desde antes de la independencia y pe-riódicamente interrumpido por gobiernos dicta-toriales, requería avanzar en esa construcción ypara ello se requería transformar las viejas estruc-turas coloniales e implantar nuevos modos depensar y hacer. Pero, además, la vida republica-na requería formar una nueva imagen pública yla arquitectura debía contribuir a ese fin.

Thomas Reed, un arquitecto “formado académi-camente”, participó en la creación de la imagende esa nueva forma de poder y también del des-prendimiento del pasado colonial. Su tarea fue,como la de muchos otros profesionales extran-jeros, la de acercar las naciones a las corrientesde arquitectura e ingeniería que recorrían elmundo. La colaboración con el poder era elmejor medio para lograrlo. Para ello la acade-mia misma suministraba los principios arqui-tectónicos y los códigos de representación.

La vida de Reed estuvo en todo momento teñi-da de política. Salvo su experiencia en Vene-zuela, que no ha sido suficientemente docu-mentada, el trabajo desarrollado en Colombiay Ecuador se realizó a órdenes directas de losgobernantes de turno. En los treinta y tres añosde su vida profesional pasó de la monumenta-lidad del Capitolio Nacional de Bogotá a lamodesta interpretación del neoclasicismo en lospalacios municipales de Ibarra y de Pujilí enEcuador, cuyos proyectos iniciales fueron de suautoría. Su capacidad como ingeniero quedódemostrada en sus puentes. Su trabajo comoingeniero pasó de la escala reducida de los puen-tes bogotanos a la espléndida dimensión delpuente de Jambelí.

El flujo de profesionales extranjeros a los paí-ses latinoamericanos continuó hasta bien en-trado el siglo XX. Reed tiene la ventaja históri-ca de haber sido uno de los primeros.

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Localización del teatro de San Pablo. Reconstrucción plani-métrica de la plaza de San Pablo, antes de la construcción delTeatro Guzmán Blanco. El predio identificado como antiguohospicio de San Pablo, fue el escogido para la construccióndel teatro proyectado por Thomas ReedFuente: Zawisza Leszek, Arquitectura y obras públicas en Ve-nezuela, Siglo XIX, Tomo II.

Reed inició en Caracas su trabajo profesionalen América del Sur. Solo se han encontradohasta ahora registros de dos proyectos, el tea-tro de San Pablo y la cárcel de La Guaira. ¿Cómoobtuvo Reed, el acceso a esos encargos del go-bierno venezolano? Una hipótesis, ya desvir-tuada, ha sido la de sus vínculos con la maso-nería. José Antonio Páez, presidente deVenezuela en 1843, era masón desde 1820 y fun-dador de una logia en Caracas en 1840. ManuelAncízar, quien gestionó el traslado de Reed aBogotá, era ya miembro de la logia, lo mismoque Tomás Cipriano de Mosquera, presidentede la Nueva Granada.. Pero Reed se inició for-malmente en Bogotá en 1849. Dado que estavinculación solo se hace una vez en la vida, lahipótesis anterior queda descartada. Sólo sepuede decir que sus capacidades profesionalesy una posible simpatía hacia los masones hi-cieron posibles esos vínculos.

El Teatro de San Pablo,Caracas, 1844

Hacia 1840 fue frecuente en la prensa caraque-ña la publicación de notas sobre las representa-ciones de ópera y teatro en la ciudad y de recla-mos acerca de la necesidad de disponer de unabuena sala de teatro para esos fines. La iniciati-va culminó, parcialmente, en un proyecto parala construcción de un teatro en el centro deCaracas. En atención a los deseos del presiden-te José Antonio Páez, el Concejo Municipal deCaracas dispuso, para la localización del tea-tro, el predio del antiguo hospicio de caridadadyacente a la iglesia de San Pablo, en la plazadel mismo nombre. El proyecto fue elaboradopor Thomas Reed.

Sobre el proyecto del teatro de San Pablo seencuentra una prolija descripción en la ediciónNº 47 del semanario EL PROMOTOR, fechadael lunes 11 de marzo de 1844. El texto titulado“ESPLICACION DE LA LAMINA “ sirve de apo-yo a los dibujos de la planta y la fachada delproyecto de Thomas Reed publicados en la pá-gina 418 de esa edición. La “esplicación” se ini-cia con una descripción de las bases acordadaspor el Concejo Municipal para llevar a cabo la

Thomas Reed en Venezuela

C A P I T U L O 3

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iniciativa de dotar a Caracas de un teatro dig-no y representativo. La exposición de motivosdice textualmente lo siguiente:

TEATRO.

Bases acordadas por el M.1. Concejo Municipaldel canton de Carácas y aprobadas por el Sr. Go-bernador de la provincia para llevar á efecto laimportante empresa de construir en esta capitalun teatro que esté en relacion con el estado decivilizacion y progreso material del pais.

ESPOSICION HECHA AL I. CONCEJO MUNI-CIPAL POR DOS DE SUS MIEMBROS.

Mui Ilustre Concejo Municipal.

Desde el año de 1836 hasta hoi, se han iniciadodiferentes proyectos con el fin de llevar á efecto laconstrucción de un teatro adecuado al estado decivilización y progreso material del pais, y ningunresultado han tenido los pasos dados para atenderá esta necesidad pública. Es muy probable que laparalización de los proyectos iniciados haya teni-do por causa principal la falta de datos que sumi-nistren una idea cualquiera, por la cual se pueda

conocer la posibilidad de llevar á efecto esta obrasin gravamen de las rentas, y sí con provecho deellas y de los individuos que con el Concejo quie-ran cooperar al logro de una empresa importantey al mismo tiempo lucrativa.

El actual teatro, no habiendo en él sino 14 palcosdisponibles, por ser todos los demas de propiedadparticular, le produce cada noche de funcion á sudueño, en tiempos ordinarios, 25 pesos de alqui-ler; y la cantina ó botiquin, colocado en unaestrechisima pieza del mismo local, la alquilatambien ordinariamente en 6 pesos cada nochede funcion, produciéndole en consecuencia cadauna de estas 31 pesos; y aun estamos en cuentade que ámbas cosas le han producido mas de 40pesos por funcion en la última temporada de laópera italiana que aun trabaja en el teatro propiodel Sr. José María Ponce.

Con este dato, puede asegurarse que un teatro enque no haya ninguna propiedad respecto de suslocalidades, y en que las compañias liricas o dra-máticas puedan disponer de cincuenta o mas pal-cos, no dejará de alquilarse en la cantidad de 50pesos por cada funcion, incluyendo en este alqui-ler el del café, que le sera anexo, y que teniendo,como es regular, comunicacion con la plaza públi-ca, podrá ser un establecimiento permanentecomo lo es en muchas partes; y esta circustanciahará que sea alquilado por mas alto precio.

En las cuarenta y seis semanas que forman el añocómico, no incluyendo las de la cuaresma, pudencalcularse dos funciones semanales; no porque seejecuten precisamente los jueves y domingos, sinoen estos de un modo permanente, las pascuas, losdias de ámbos preceptos, los grandes dias nacio-nales y de recuerdos patrióticos, y aquellos en quelos actores dan sus beneficios: de manera que lasnoventa y dos funciones que por lo menos sedarian en el año cómico, producirian, á no dudar-lo, 4.600 pesos, de los cuales deduciendo 500 encada año, para atender con ellos á la conservaciony gradual mejora del establecimiento, resultariaun producto líquido de cuatro mil cien pesos, quees mas del 6 1/2 por 100 anual del capital de 63.000pesos, que es la suma mayor que debe invertirseen un teatro que tenga la capazidad suficiente paramil quinientos espectadores.

Los que suscriben no temen equivocarse al asegu-rar que para cuando esté concluido el teatro, en

Fachada y planta del primer pisodel proyecto para el Teatro deSan Pablo.Fuente: EL PROMOTOR, núme-ro 47, 11 de marzo de 1844.

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cuya obra no deben invertirse mas de dos años, elestado progresivo de la población y las ventajasque proporcionará el mismo establecimiento,atraerán á la capital compañias regulares, comoya ha sucedido sin tales ventajas; y en este caso esindudable que podrán ejecutarse al año algunasfunciones mas, que no bajando en su totalidad deciento veinte, en toda la temporada que forma elaño cómico, y alquilándose el teatro, como ya seha dicho, en cincuenta pesos por cada funcion,daria un producto anual de seis mil pesos, de loscuales deducidos quinientos para los reparos ymejora gradual del teatro, quedarian líquidos cin-co mil quinientos pesos, que es mui cerca del 9por ciento anual del capital que debe invertirse enla construccion del teatro.

Con estos datos que los que suscriben encuentranmui aproximados á la realidad, proponemos alConcejo las adjuntas bases para llevar á efecto laobra, si el Concejo por su parte se digna prestarlela cooperacion que ella necesita, así de estacorporacion, como del Sr. Gobernador de la pro-vincia, á cuya aprobacion serán sometidas, concopia de esta exposición”.

Carácas Enero 29 de 1844, año 15.º de la Lei y 34.ºde la Independencia.

Ramon Díaz.—Ignacio J. Chaquert.

CONCEJO MUNICIPAL.

Carácas Enero 29 de 1844, 15.º y 34.º”

En la sesion de hoi acordó el Concejo: que se paseal Sr. Gobernador de la provincia, junto con lasbases acordadas por el Concejo, copia de la prece-dente exposición”.

El Secretario municipal, Ignacio J. Chaquert.

Las bases que fueron remitidas por el ConcejoMunicipal de Caracas al Gobernador de la provin-cia, dicen lo siguiente:

Bases acordadas por el Concejo Municipal deCarácas para llevar á efecto la construccion de unteatro que en la capital de la provincia.

Art. 1.º La aprobacion del plano y designacion dellugar se hará por una Junta compuesta del Sr.Gobernador de la provincia, que la presidirá, dosmiembros del Concejo Municipal del canton, ele-gidos por el Cuerpo, y dos vecinos que tambiennombrará el Concejo.

Art. 2.º La Junta directora designada en el artículoanterior, llevará á efecto la obra no escediéndoseen el costo de la suma de sesenta y tres mil pesos,que se presuponen para dejar de todo punto con-cluido el teatro y en estado de poderse dar en él laprimera representacion.

Art. 3.º Los sesenta y tres mil pesos que se presu-ponen para la obra serán reunidos por la Junta di-rectora, admitiendo acciones de á quinientos pe-sos, hipotecando el edificio, con esclusion del área,cuyos productos serán anualmente distribuidos áprorata entre los accionistas.

Art. 4.º El Concejo Municipal del canton, enrepresentacion de los hospitales de Caridad, con-currirá con seis acciones, en que se calcula el valordel solar donde estuvo el antiguo hospital de Ca-ridad de San Pablo, si fuere elegido por la Juntadirectora para que en él sea construido el teatro; yla prorata que anualmente corresponda á estas seisacciones, será aplicada al fomento de los hospita-les de Caridad de esta capital.

Art. 5º El Concejo Municipal concurrirá ademascon dos acciones, que cubrirá con sus propios fon-dos, renunciando desde luego las utilidades quepor ellas pudiera reportar por la propiedad queadquiriria de los dos palcos centrales, frente al foro,en la linea principal; para formar con ellos unosolo, que quedará destinado esclusivamente alConcejo Municipal de la capital.

Art. 6.º Los accionistas otorgarán pagares de áquiniéntos pesos, á la orden de la Junta directora,de los cuales satisfarán la quinta parte de cadaaccion al acto de firmar la obligacion, abonandoel resto por cuartas partes, segun lo vaya necesi-tando la Junta, con el intervalo de tres meses,cuando ménos, entre una y otra entrega ; con elbien entendido de que si despues de tres solicitu-des por parte del encargado por la Junta directorapara hacer la recaudacion, no se hiciese la entregade la cuota exigida, se venderán por la Junta lasacciones del renuente, sufriendo este la pérdidaque resulte y quedando á beneficio de la empresala utilidad que haya por dicha venta.

Art. 7.º Concluida la obra se convocará a juntageneral de accionistas, los cuales nombraran unacomisión directora que se encargue del estableci-miento, lo arriende ó contrate y distribuya susproductos á prorata, separando ántes cada año 500

PRIMERA PARTE | CAPÍTULO 3

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Teatro de San PabloThomas Reed 1844.

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pesos para la reparacion y mejoras que necesite elteatro. Esta comision durará un año, sin ningunaespecie de remuneracion, y los miembros que lacompongan podrán ser reelegidos, luego que ha-yan sido aprobadas por la Junta general de accio-nistas, las cuentas de su administracion. En la Jun-ta de accionistas tendrán estos tantos votoscuantas seán sus acciones respectivas.

Art. 8.º El Concejo municipal y la Junta directorade la obra representarán á la Honorable Diputacionprovincial en su próxima reunion impetrando unacto, por el cual se le de estabilidad, cuando me-nos, por veinte años, a la disposición que hoi estávigente, libertando de todo derecho municipal álas representaciones liricas y dramáticas, sin masgravámen que un beneficio en cada año para loshospitales.

Aprobadas estas bases por el Concejo Municipaldel canton en sesion de este dia, acordo el Cuerpoque se pasasen igualmente á la aprobacion del Sr.Gobernador de la provincia.— Carácas, 29 de Ene-ro de 1844, 15.º de la lei y 34 de la Independencia.-– El secretario municipal, Ignacio J. Chaquert.

Sólo en el artículo 1º de estas bases se mencio-na el plano del teatro y la composición de lajunta que ha de aprobarlo. No se mencionanlos criterios de escogencia del arquitecto. El restode las bases se ocupa de la factibilidad financie-ra del proyecto. En la reseña de EL PROMO-TOR se incluye en seguida el texto de la apro-bación de las bases por parte del Gobernadorque dice así:

APROBACION DEL SR. GOBERNADOR DE LAPROVINCIA

República de Venezuela — Gobierno SuperiorPolitico de la provincia — Carácas, 34 de Enero de1844, 15.º de la Lei y 34 de la Independencia.

Gefe Politico de este canton.

He visto y examinado detenidamente el proyectoy bases para la construccion de un teatro en estaciudad, que han presentado al Concejo Munici-pal dos de sus miembros, y sin detenerme á enca-recer la conveniencia y utilidad de la empresa porser demasiado palpables, me limitaré solo á mani-festar á U., para que lo haga al I. Concejo, que asíla esposicion como las bases para la ejecucion de

la obra, que en copia se me han remitido, son demi entera aprobacion y que para la realizacion delproyecto propuesto, cooperaré no solo con todaslas facultades que estén al alcanze del Gobiernode la provincia, sino con todos los auxilios quedeben esperarse de un cuidado que mira en estaempresa uno de los medios mas á propositos parael progreso de la civilizacion y cultura de su pais.—Soi de U. atento servidor.— Madriano Uzedriz.

En consecuencia de esta aprobacion, el Concejoha hecho el nombramiento de la Junta directorade esta importante obra; eligiendo al efecto a losSres. Concejales Ramon Díaz é Ignacio J. Chaquert,y á los ciudadanos Juan Perez é Ignacio Requena.La Junta debidamente instalada, bajo la presenciadel Sr. Gobernador de la provincia, ha acórdado,como uno de los actos preparatorios para dar elcumplimiento que desea á su encargo, la impresionde los documentos que preceden con el fin de pro-mover la reunion de las naciones que son necesa-rias para llevar á efecto esta empresa.

Se incluye en el periódico una descripción bas-tante detallada de los dibujos del teatro. Dadoel carácter arquitectónico de su contenido, esdado pensar que buena parte de esta descrip-ción fue escrita o dictada por el mismo Reed. Eltexto está dividido en tres secciones correspon-dientes a la descripción de la planta, de la ele-vación y del interior del teatro. En la primerase describe el programa del edificio:

ESPLICACION DEL PLAN HORIZONTAL.

A. Vestibulo : 18 varas de largo y 7 1/2 de ancho.B. Sala de refresco para los espectadores del patio.

a.b.c.d, Pilares, entre los cuales habrá balaustres conpuertas, donde se colocaran los recibidores depapeletas.

C. Venta de billetes.D. Escalera privada que conducirá al salon de arriba.E. Espacio cercado para privar la comunicacion del patio

á las otras partes del teatro.F. Escalera que conduce al piso de arriba.E. Palcos capazes de acomodar 8 personas.f. Idem. idem. idem 12 idem.g. Asientos frente a los palcos del centro.G. Entrada al patio.H. Patio.J. Palquete.K. Orquesta.L. Foro.M. Escalera que conduce á las piezas privadas de los

actores.N. Pieza de reunion para los mismos.O. Guarda ropa.

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Perspectiva del teatro Municipal Guzmán Blanco.Fuente: Teatro Municipal de Caracas, 1998.

P. Escalera que conduce bajo del foro.z. Escalera que conduce al corral.y. Escalones del frente.h. Calle con declive que conduce al palquete.

La consideración del “programa” fue una cos-tumbre académica propia del siglo XIX. No setrató aquí de establecer un programa funcio-nal tal y como se concibe hoy, es más bien unalista de espacios o dependencias. La descripciónde la fachada en la que se explican los criterioscon los que se definieron las característicasestilísticas del teatro reviste un mayor interés:

FRENTE

El frente será en el orden jónico, aproximandoseen sus proporciones al templo de la Fortuna Virilioen Roma. Este órden ha sido elegido en preferen-cia al dorico, por ser su mayor sencillez mas pro-pia el carácter de un teatro; y en preferencia alcorintio, por razon del crecido gasto que requiririaeste para llevar al cabo el edificio con la eleganciacorrespondiente.

El frente va dividido de esta manera: del suelo alprimer piso hai una altura de 1 1/4 varas; del pri-mer piso al segundo idem 4 2/3 id., y de aqui alúltimo piso incluyendo entablado parapeto, daráun resultado de 9 1/4 varas, habiendo ademas enel centro un fróntis que aumentará dicha altura á11 1/4 varas.

La entrada al primer piso es por unos escalones depiedra en el centro conduciendo á tres puertas,sobre de las cuales hai tres semicirculos de vidrio,rica y graciosamente dorados y labrados. En cadaala hai una ventana casi cuadrada adornada porun sencillo arquítrabe. Todo este alto tendrá laapariencia de ser construido de piedra labrada.

El segundo alto tendrá en su centro 4 columnasjónicas labradas, con sus correspondientes pilastrasen cada lado, entre las cuales habrá un sencillobalaustre de hierro, y en cada ala una ventana,tambien con su balaustre y adornadas por un ar-quitrabe y una corniza, apoyada la última sobreuna especie de repisa. El fróntis del centro forma-rá el apoyo de las atribuciones de Apolo, la lira yla tripode. La corniza será mui rica, y el alto todoconstruido en imitacion de piedra labrada. Sobrelas dos ventanas de las alas se dejarán lugares paracolocar los bajos relieves, representado el uno elefecto de la música, por Orfeo tocando en presen-cia de una muchedumbre; el otro el efecto del dra-ma, representando a Sófocles leyendo su trajediaante sus juezes, para confutar el cargo de demen-cia levantado en su contra por sus desviados é in-humanos hijos.

La descripción anterior tiene un fuerte saboracadémico, especialmente en lo referente a laescogencia de los órdenes clásicos. La prefe-rencia por el orden jónico sobre el dórico en lafachada del teatro y el empleo de elementosde “carácter”, por ejemplo “las atribuciones deApolo” y la representación de “la música” y “eldrama” corroboran este sabor y se justifica conargumentos propios del sentido de repre-sentatividad propio de la arquitectura acadé-mica del siglo XIX. Esto se advierte tambiénen la siguiente descripción de la ornamenta-ción del interior del teatro, la que incluye de-talles muy interesantes acerca de los motivosy colores propuestos.

INTERIOR

La descripcion del interior, con la sola escepcionde las decoraciones, está dada en el plan. La pri-mera hilera de palcos que son los del patio, seránpintados solamente de blanco, sin mas adorno;pero los palcos de la segunda hilera, ademas de lamisma pintura, serán mui adornados con bajo re-

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lieves dorados de varios eminentes escritores dra-máticos y compositores de musica, de todas épo-cas y naciones, colocados en este órden: dos escri-tores serán seguidos por dos compositores demúsica. Sobre los entrepaños y entre cada dos es-critores dramáticos, estarán dorados, y pintadosen imitacion del dorado, diferentes objetos perte-necientes al drama, tales como máscaras, rollosde papel, pergaminos &ª; y entre cada dos com-positores de música, objetos correspondientes ásu profesion. En los entrepaños que intervendránentre los escritores dramáticos y los compositoresde música, estaran pintadas unas representacio-nes emblemáticas de la poesía, por ejemplo, unalira sostenida por Hipocrines.

El tercer órden de palcos no estará adornado conla misma elegancia del segundo aunque llevarámuchas decoraciones graciosas.

Los pilares de hierro siendo mui delgados, ten-drán cierta similitud á la mata de palma, circus-tancia que presta una idea de decoraciones muiadaptada al pais de donde es la planta nativa. So-bre los pilares, y en el cielo raso se pintará un gra-cioso racimo de palmas como si nacieran de lospilares, habiendo ademas en toda la estension delcielo raso muchos ornamentos de gusto.

Para una division del foro habrá 4 columnascorintias ricamente doradas; entre cada dos de lascuales habrá un palco á nivel con la primer hilera.

La parte que forma fondo á los palcos se pintara deun carmin mui subido, color que presentará á losespectadores en una perspectiva favorable, lanzan-do sobre ellos una luz hermosamente reflectada.

Reed escogió el orden corintio para la ornamen-tación interior del teatro, pero no incluyó justi-ficación alguna, lo que hace pensar que el carác-ter dado por ese orden debía ser de comúnaceptación. La analogía de las columnas en hie-rro con el tallo de las palmas y el recurso de pin-tar las hojas “como si nacieran de los pilares” indi-ca cierto sentido pintoresco, o la intención de dara un edificio neoclásico algo de color local.

La explicación termina con una somera men-ción al costo de la obra. “El presupuesto de esteteatro con sus decoraciones monta á $ 53.956..29”.Este costo es menor que los $63.000.oo pesosprevistos por el Concejo en las bases.

Ubicación del Teatro de San Pablo en el predio contiguo a laiglesia de San Pablo donde se pensó construir el teatro

El proyecto de Reed, de acuerdo con el planopublicado se ajustó a las limitadas dimensio-nes del predio rectangular en que se ubicó, frentea la plaza de San Pablo. El plano muestra unvestíbulo sobre la fachada principal, separadopor una columnata del espacio de la sala traza-da en la forma clásica de herradura con algunasvariaciones. En lugar de empatar en forma rec-ta con el proscenio, la herradura presenta unacurvatura hacia el lado del escenario que desta-ca los palcos laterales. Esto, desde el punto devista de la visibilidad, mejora la condición delos palcos pero exige que las divisiones entreellos sean muy oblicuas. En la parte posteriorse localizó un amplio escenario, de proporcióncasi igual a la de la sala.

La fachada en piedra del teatro de San Pablo esclaramente neoclásica. Está dividida en doscuerpos horizontales diferenciados, el más bajocerrado y trabajado en almohadillado, con aper-turas para las puertas y dos ventanas laterales.En el superior se destaca el pórtico central conseis columnas rematado por un frontón y bor-

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deado por dos paños laterales cerrados, con dosventanas equivalentes a las del primer piso.

La elevación del teatro muestra una fachada“contenida en un solo plano” tal y como lo diceLezsek Zawisza, pero da a entender la presen-cia de recesiones para formar balcones en el se-gundo y en el tercer pisos, en lo que deberíanser los espacios para el público en esos niveles.Las recesiones crean sombras que permiten re-saltar el valor del pórtico de seis columnas, cua-tro de ellas jónicas al centro y dos toscanas enlos extremos. El frontón carece, en el dibujo, deornamentación alguna. No se conoce más in-formación gráfica acerca de este proyecto.Zawisza hace la apreciación de su arquitecturaen los siguientes términos:

Su proyecto del Teatro de San Pablo es una ordena-da solución neoclásica de tres niveles con pórtico deseis columnas jónicas y toscanas correspondientesal nivel alto. Las dimensiones generales de la plan-ta son aproximadamente 21 metros de frente por40 de profundidad, y tanto estas como el simplediseño de la fachada contenida en un solo plano,permitirían construir el edificio en el lugar del vie-jo hospital de Caridad, sin otras demoliciones56.

El teatro de San Pablo nunca se construyó.Hubo infructuosos intentos, entre ellos la cons-titución, en 1851, de una sociedad empresarial

presidida por el general José María Olivares, quealentó las expectativas. Luego los intereses pú-blicos se desviaron hacia otras opciones. Mu-chos años después, en 1881, se inauguró en lamisma plaza de San Pablo el teatro GuzmánBlanco, hoy teatro Municipal, obra del gobier-no del general Antonio Guzmán Blanco, conplanos originales del arquitecto francés EstebanRicard, modificados luego por el ingeniero Je-sús Muñoz Tebar. La planta actual de esta sala,en forma de herradura, tiene alguna semejan-za con el proyecto de Reed.

La Cárcel de La Guaira, 1845

Carlos Edsel, en un trabajo inédito citado porLezeck Zawisza, atribuye al “ingeniero ThomasReed” el proyecto de la penitenciaría de LaGuaira, inaugurado en 1857. Zawisza incluyeun plano de la ciudad preparado por EnriqueRivodó en el que se localiza la “cárcel pública”de 1857 en un predio frente al mar, junto a lasantiguas murallas de la ciudad. La informacióncontenida en el plano de Rivodó se verificó enotro plano publicado en 1909, en el que apare-ce la silueta de la cárcel en forma de un rectán-gulo quebrado en una de sus caras, con un pa-tio central. En un tercer plano de La Guaira,fechado en 1932, se corrobora la localizaciónde la “cárcel vieja” en el predio indicado por

Panorámica de la Guaira,E. Otto del.Tomado de Las obras y los días deAgustín Codazzi, 1793-1859.

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Plano de la Guaira por Enrique Rivodó. Aparece identificadala cárcel pública de 1857.Fuente Zawisa Leszek.

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Plano de la Guaira, 1932 aparece identificada la cárcel viejade la Guaira.Fuente: Servicio Geográfico Nacional.

Aerofotografía de la Guaira, 1936Fuente: Instituto Geográfico de Venezuela, Simón Bolívar

Rivodó, pero no se incorpora ningún dato so-bre la planta de la edificación. Finalmente, enuna aerofotografía de 1936 se aprecia tenue-mente un conjunto de edificaciones entre lasque se distingue vagamente la silueta de la cár-cel, la que se demolió hacia 1950 para dar pasoa la avenida que comunica el aeropuerto deMaiquetía con el resto del litoral venezolano.No se han encontrado hasta ahora los planosarquitectónicos o imágenes más precisas de estesegundo proyecto de Reed57.

Plano de la Guaira, 1909Fuente Lisandro Alvarado Historia de la Revolución Federal enVenezuela, aparece identificada la cárcel vieja de la Guaira,

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El contacto entre Manuel Ancízar, entoncesministro plenipotenciario de Colombia en Ve-nezuela y el arquitecto Thomas Reed se esta-bleció en Caracas en 1846. Es interesante trans-cribir la traducción de la carta de respuesta deReed a Ancízar, en la que expresa sus condicio-nes para viajar a la Nueva Granada:

M. AncÍzar Esqre &. &.

Señor

Cumpliendo con los deseos que usted me mani-festó ayer de saber bajo que términos me trasla-dara yo a Bogotá para ser empleado como arqui-tecto en una estensa obra que ha de emprenderseen aquella ciudad, presento a usted las siguientesbases, con el sentimiento de no haber podido serinformado del costo que tendría el edificio, ni deltiempo que en su construcción podré estar em-pleado.

1a. Se me darán 350 $ fuertes para costear mi via-je a Bogota, i en compensación de esta suma meobligo a levantar el plano del edificio (suponién-dolo de una manzana de extensión) i a dibujar laselevaciones i secciones necesarias, dentro del tiem-po preciso, atendidas la magnitud, forma y objetode la obra, i previo examen del terreno i datos quese me dieren.

2a. Por la suma de 150 $ mensuales desempeñarlos deberes de arquitecto director, supervigilandola construcción del edificio en todas sus partes, isi los maestros subalternos, herreros & tuvierennociones de proyección, me obligo a suministrar-les planos i diseños parciales, de manera que re-sulte un todo armonioso sean los principios ar-quitectónicos, sin exigir yo nada por este aumentode trabajo.

3a. El sueldo antedicho comenzar a correr desdemi presentación en Bogotá a los empresarios de laobra. «Si estas bases fueren aceptadas, ofrezco sa-lir de Caracas al punto en que se me comunique

la aceptación i se me entreguen los 350 $ para elviaje.

Si son aceptadas i se me propusieran otras, que-dar en mi arbitrio conformarme o no con ellas. Laaceptación de mis bases me constituir en la obli-gación moral de marchar en el acto i sin escusa aBogotá.

Soi, Seor, &a. Th.Reed58.

El primero de los contratos suscritos por Reedcon el gobierno colombiano se firmó en esa ciu-dad el 27 de agosto de 1846. El texto, publicadotres años más tarde en la edición No. 1062 de laGaceta Oficial, del domingo 15 de julio de 1849,fue transcrito en su totalidad por AlbertoCorradine Angulo59. En él se fijaron los térmi-nos de los trabajos por realizar en Bogotá.Thomas Reed se comprometió a salir de Cara-cas para Bogotá, quince o veinte días despuésde la firma, “por la vía que tenga a bien, aunqueprobablemente preferirá la de Maracaibo embarcán-dose en la primera ocasión que se presente, desde lasemana próxima”. El Gobierno de la Nueva Gra-nada, anticipó a Reed, para gastos de viaje, lasuma de trescientos cincuenta pesos con cin-cuenta centavos.

El pago de esta cantidad lo debía hacer Reed enBogotá, “con el levantamiento de un plano en gran-de, escala de un edificio público, destinable a Palaciode Gobierno o cualquier otro servicio nacional, segúnlo disponga su Excelencia el Presidente de dicha Re-pública; cuyo plano contendrá dibujadas las eleva-ciones, secciones y cuanto se considere necesario a lamayor perfección, hermosura y solidez del edificio; ycon la entrega y aceptación de éste plano por parte delGobierno, quedarán reintegrados los supradichos$350 sin que por su parte el señor Reed se pueda pedirmayor remuneración por tal trabajo”.

C A P I T U L O 4

Thomas Reed en Colombia

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Una vez en Bogotá y luego de iniciar los traba-jos en el plano, Reed empezó a ganar “ciento cin-cuenta pesos fuertes mensuales como arquitecto Di-rector Superintendente de cualquiera obras públicasde la ciudad de Bogotá o sus inmediaciones, y enéste empleo permanecerá el señor Reed por el tiempode un año, contado desde la fecha en que empiece acorrerle el sueldo indicado”. El contrato era pro-rrogable a voluntad del Gobierno a su volun-tad, según la necesidad de continuar requirien-do los servicios en el cargo asignado. En caso deno recibir más encargos, Reed debería, comoindemnización. cumplir con la “obligación de darlecciones en la Universidad Central de aquella Re-pública, de arquitectura teórica y práctica en la for-ma en que se lo permita su poco conocimiento actualdel idioma castellano, así como también de atender,sin prejuicio de éstas lecciones, a cualesquiera refac-ciones que ocurran de puentes y calzadas de las dela capital o su proximidad”60 .

Al contrato anterior se hace referencia en unnuevo convenio, firmado el 9 de noviembre de1847, mediante el cual se contrata a Reed porun año más y se le asignan diversas responsabi-lidades: ser Director de Obras Públicas, impar-tir enseñanza teórico-práctica de la arquitectu-ra y recibir aprendices en la obra del Capitoliopara enseñar edificación. De este convenio exis-ten dos versiones ligeramente diferentes. El ori-ginal, que reposa en el Archivo General de laNación, dice lo siguiente:

Manuel Ancízar Subsecretario de Estado, Encar-gado del despacho de Reglas Esteriores; mejorasinternas, Thomas Reed, arquitecto, hemos con-venido en lo siguiente:

1. El gobierno granadino acepta la continuaciónde servicios que presta el Sr. Tomas Reed, comoconsecuencia de la contrata firmada en Carácas el27 de Agosto de 1846.

2. Tomas Reed contrata sus servicios con el go-bierno de la Nueva Granada por el servicio de unaño, prorrogable a voluntad del gobierno hasta porcuatro contratos desde hoy, en calidad del arqui-tecto director de obras publicas.

3. Recibe como sueldo y compensación de los ser-vicios que le exigen, mil seicientos reales semana-les (Rls. 1.600) moneda granadina corriente, como

equivalente de los mil quinientos fuertes españo-les estipulados en el contrato de 1846.

4. En caso en que el gobierno tenga por consecuen-te mandar suspender las obras de arquitectura,previstas o que se pongan bajo la dirección del se-ñor Tomas Reed, este devengara siempre el sueldoestipulado durante los cuatro años.

5. Tomas Reed se compromete a dar una clase dearquitectura teorico-practica en la universidad delprimer distrito ó en el colegio militar, en los diasen que los respectivos jefes designaran. Cada sec-ción durara hasta dos horas.

6. Así mismo se compromete Reed a recibir comoaprendices en las obras que le encargo el gobierno,y a enseñar prácticamente la edificación y la con-fección de mezclas o morteros, a los jóvenes queel gobierno ponga bajo sus ordenes.

7. Reed pasa a otra provincia a desempeñar con-seciones del gobierno, queda entendido que losgastos de trastacion son de cuenta del tesoro Na-cional.

8. Cualquier duda o cuestiones que nascan de estecontrato entre el gobierno y Tomas Reed, serándecedidas por las autoridades y leyes granadinas,si cualquiera gana otra intervención de indicadaclase, sea admitida e invocada por Reed, so penade perder este sus derechos en tal caso, y no seroido.

Firmado en Bogotá a nueve de Noviembre de milochocientos cuarenta y siete- Manuel Ancízar -Th. Reed - Bogotá, 10 de Noviembre de 1847

Aprobado. Rufino Cuervo-

El Subsecretario de Estado, encargado del despa-cho de Reglas. Exteriores y reformas internas-

Manuel Ancízar.Para la gaceta. Ortiz61 .

Existe una segunda versión publicada junto conel contrato inicial en la Gaceta Oficial No. 1062del domingo 15 de julio de 1849. El contenidoes prácticamente igual pero hay modificacio-nes en la redacción de algunos artículos y, so-bre todo en la fecha de la firma, 9 de noviembrede 184762.

La ambigüedad del primer contrato es sorpren-dente, pues da a entender que no se tenía clarodel todo el destino del nuevo edificio ni del tra-

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bajo del arquitecto. En el segundo contrato de1847, se le designa únicamente como director deobras públicas, una labor más abierta que la delsimple proyectista de un edificio público, y sele compromete a dar clases de arquitectura teó-rico-práctica en la universidad del primer distrito oen el colegio militar. Esto señala también que noexistía mucha claridad del lugar donde dichasclases podrían llevarse a cabo.

El Capitolio Nacional, Bogotá, 1846

El Capitolio fue el primer proyecto realizadopor Thomas Reed en Bogotá. Su construcción,se inició en 1847 y tuvo una historia accidenta-da. Las obras contratadas a Juan Manuel Arru-bla se suspendieron en 185163. Se reanudaronen 1870, bajo la presidencia de Eustorgio Salgarquien encargó de la obra a Francisco Olaya, dequien se dice fue discípulo de Thomas Reed. Lamala calidad de algunas de sus obras obligó ademolerlas en 1891. Una segunda reanudación,mucho más efectiva, se llevó a cabo en 1880,bajo la dirección del arquitecto italiano PietroCantini, contratado por el Gobierno para talefecto64. Las obras continuaron posteriormen-te bajo la dirección de Antonio Clopatofsky ydel ingeniero Alberto Borda Tanco. Cantiniparticipó nuevamente en la obra y luego inter-vinieron los arquitectos Mariano Santamaría yGastón Lelarge. A Santamaría se atribuye eltrazado actual del patio sur o patio de Núñez.Lelarge fue el autor de la mayor cantidad demodificaciones en la obra del Capitolio, entrelas que se encuentran los actuales salones Elíp-tico, del Senado y Boyacá, de contornos cur-vos. Estos dos últimos ocuparon el espacio dedos de los patios originalmente proyectados porReed65. Otros profesionales cuyo listado es muylargo, participaron en diversos momentos yobras de este edificio que finalmente se inau-guró en 1926. Lo dilatado de su construcción levalió el apodo de “enfermo de piedra”.

No se conocen los planos originales del proyec-to de Reed para el Capitolio. Alberto CorradineAngulo elaboró una reconstrucción de “laplanimetría prevista por Reed”, basada a su vez

en el plano preparado por Pietro Cantini en1906. Esta reconstrucción, que puede asumirsecomo la más cercana a la intención original,reúne la mayor parte de las ideas puestas enpalabras por Reed en su informe al Congreso.Es un edificio de planta simétrica, con un pór-tico central formado por tres filas de seis co-lumnas jónicas cada una que separa el patioprincipal de la plaza de Bolívar. Siete patios dis-puestos simétricamente permiten iluminar yventilar todos los recintos. Dos antecuerpossobresalen en los costados oriental y occiden-tal. Las principales modificaciones posterioresfueron propuestas por el arquitecto francésGastón Lelarge hacia 1910: la ya mencionadadesaparición de dos de los patios para conver-tirlos en salas y la nueva disposición de las es-caleras. Propuso además coronar la sala delCongreso con una gran cúpula abombada, lacual no se realizó. Muchas otras modificacio-nes al proyecto de Reed se realizaron y apare-cen listadas en diversos textos66.

Un segundo texto importante escrito –o dicta-do– por Thomas Reed es el informe del Capi-tolio Nacional del Bogotá presentado al Con-greso de la República. Este texto se conoceúnicamente a través de la transcripción que in-cluyó Alfredo Ortega Díaz en La arquitectura deBogotá, precedida de una introducción escritapor Rafael Pombo en 1882, para una presenta-ción ante el Ministerio de Fomento. No se co-nocen los alcances de la intervención de Pomboen el texto, pero se ha llegado a pensar que loenriqueció con su prosa poética.

Al igual que en el caso del teatro de San Pablo,Reed inició su presentación con una descrip-ción del programa del nuevo edificio y, a ren-glón seguido planteó el problema del prediodisponible:

“Me piden un capitolio, un palacio republicano queproporcione decente alojamiento a todos los altospoderes nacionales: al Congreso con sus dos Cáma-ras, a la Corte Suprema, más el Tribunal del Distri-to de Cundinamarca, el Registrador y los Escriba-nos, al Presidente de la República y su familia, y alos cuatro departamentos o Secretarías del Poder

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Plano del Capitolio, según Alberto Corradine.Fuente: Historia del Capitolio Nacional, 1998.

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Ejecutivo, con sus dependencias. “No cuento sinocon un cuadro de 108 metros de lado que, con susatrios y andenes, y con el desahogo que exigen trescalles bastante estrechas, tendré que reducir a unos96. El compromiso es fuerte, y habrá que apurar laeconomía en la distribución y ordenación”.

Luego de discutir acerca de la inconveniencia dedar una imagen palaciega al Capitolio y del des-pilfarro que esto acarrearía, Reed definió el “ca-rácter” de su edificio en los siguientes términos:

“La sobriedad, la severidad republicana, la entere-za de carácter de que tanto ha menester un pue-blo reducido y modesto para luchar contra los po-derosos, estas cualidades determinarán el estilo dela obra, y por fortuna se alían estrechamente conla dignidad y majestad que debe respirar el primertemplo civil de una nación”.

Una vez expuesto lo anterior: programa de ne-cesidades y carácter del edificio, Reed procedioa describir su disposición, con argumentos ba-sados en la importancia simbólica y en el senti-do funcional de las diferentes partes del edifi-cio y luego reafirmó su planteamiento sobre elcarácter:

“El centro, lo más importante del edificio, corres-ponde al Congreso, suprema representación delpueblo soberano. Para las grandes inauguracionespresidenciales y demás grandes ceremonias en queinterviene el Cuerpo Legislativo, preciso es que sulocal sea muy accesible y quede a la vista deldelegante; pero como sólo dos o tres veces por añodura reunido, bueno será que aquel no embaracepara el fácil acceso y trajín perpetuo de las demásoficinas. Estas varias condiciones no se llenaránsino poniendo delante del Congreso o recinto cen-tral un grande atrio o un patio que lateralmentedé entrada a los restantes departamentos.

El palacio del total Gobierno de una República es,en lo civil, la casa de todos; ésta debe ser la expre-sión de mi obra. Nada pues de aislada cárcel, ni dehosca fortificación, ni de alegre teatro; nada tam-poco de iglesia, toda vez que no tratamos de fá-brica religiosa. Queda abierto ese atrio o ese patio,como una inmensa puerta por donde entre, conderecho de amo de casa, toda la República.

Sin embargo, la solidez y resistencia exigen queligue las dos alas; y el pueblo soberano manda, almismo tiempo, que haya policía, y que se tengabuen cuidado de sus fincas. Pongamos pues allíuna hermosa columnata, más imponente y fuer-te cuanto más densa; como los estribos redondosfacilitan la circulación, de preferencia a los rectilí-neos, por las siete calles de aire y de luz de unastres o cuatro filas de a seis columnas, más sus trescalles longitudinales, se entrará y circulará libre-mente; y cubriendo este pórtico, añadiremos a lacasa principal de Bogotá aquella comodidad quesuele abundar en las capitales, y que hace aquínotable falta, la de verdaderos pórticos cubiertos.De noche cierra las entradas una séptupla verjalevadiza, como cerraban el pronaos del templo deJúpiter Olímpico en el Peloponeso”.

Localización del Capitolio nacional en la Plaza de Bolívar deBogotá.Plano elaborado a partir del “Plano topográfico de Bogotá iparte de sus alrededores levantado por el Coronel de ingenie-ros Agustín Codazzi i los alumnos del Colegio Militar, 1ª edi-ción de 1852” (dib, José Alexander Pinzón R. 2005).

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Una vez descritos los rasgos principales del pro-yecto, Reed explicó la razón de ser de la alturadel edificio, la posición de las escaleras y susconsecuencias en el tratamiento de la fachadaprincipal:

“Habrá un sólo piso alto, ya veremos por qué; ypor lo menos dos escaleras en ese costado del edi-ficio. Para ahorrar pasos y encontrones, tengo queponerlas tan próximas a la plaza cuanto sea posi-ble y a uno y otro lado del pórtico; pero comoqueda tan cerca de la plaza, este precioso mediode ascensión, o de escape en caso de motín, y comouna escalera es el miembro más expuesto y frágil,las cubriré completamente con un par de robus-tos macizos, que me harán, al mismo tiempo, elservicio de rematar fuertemente las dos alas endonde el muro se interrumpe, y los servicios deresguardar la columnata y de resistir el empuje desus dovelas. Item, si me conviniere un segundocuerpo sobre la columnata, lo resguardarán tam-bién, o ayudarán a cargarlo.

...Para mejor resguardo de mi columnata, en la cualel menor descalabro sería irreparable, y para queal menos los proyectiles del Este y del Oeste no laofendan, avanzaré un tánto los macizos omachones, y así también podrán ser más robus-tos, sin perjuicio de la amplitud de unas escalerasde doble tramo, cada tramo con su puerta enfren-te. En el cuarto bajo de éstas se guardaràn de díalas puertas levadizas”.

Columnata del capitolio en construcción y tranvía de mulas,Ca, 1895.Fuente: Duperly Henri. Museos de Bogotá.

Es interesante señalar que Reed sintetizó enestos párrafos los principales elementos arqui-tectónicos del proyecto del Capitolio. El cen-tro de la composición era el recinto del Congre-so. La decisión de formar un “atrio” frente a élgeneró, necesariamente la configuración de dos“alas” laterales. El atrio pudo quedar comple-tamente abierto sobre la plaza mayor, la que sehabría introducido directamente dentro deledificio. Reed, en un acto de inspiración, tomóla decisión de colocar la columnata como filtroespacial. En la interpretación del plano de Reedhecha por Corradine figura el salón rectangu-lar de grandes dimensiones destinado al Con-greso frente al patio principal y figura tambiénel pórtico formado por tres filas de seis colum-nas, tal y como es descrito por Reed. Cabe ano-tar que la sala del Congreso fue modificadahacia 1910 por Gastón Lelarge quien le dio laforma elíptica actual.

Predio y cimientos del capitolio, Ca. 1850 .En segundo plano se aprecia el colegio de San BartoloméFuente: Sociedad de Mejoras y Ornato, álbum fotográfico JoséVicente Ortega Ricaurte.

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Columnata jónica

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En el plano reconstruido por Corradine haycorroboraciones y diferencias respecto al textode Reed. Las escaleras dibujadas con base en elplano elaborado por Pietro Cantini en 1882quedan a lado y lado del pórtico, son de dos tra-mos, se abren a un espacio que obra como ves-tíbulo que remata el espacio aporticado y al fren-te a cada una de ellas hay un grueso muro queforma un paño cerrado en la fachada. Esas no sonlas escaleras actuales de tres tramos proyectadaspor Gaston Lelarge, que se abren directamentesobre el pórtico, carecen de vestíbulo y se sien-ten estrechas en el espacio asignado. Los gruesosmuros planteados por Reed existen pero la co-lumnata jónica no remata directamente en ellos,hay un adelgazamiento y unos vanos de pormedio. Al hablar de “dovelas” en el pórtico, Reedsugiere que este debía llevar una bóveda o, almenos, un artesonado.

Reed mencionó en muchos apartes de su infor-me la necesidad de prevenir el edificio de moti-nes, asonadas e incluso de cañonazos. La posi-ción de la casa presidencial y de la CorteSuprema obedecieron en parte a esas conside-raciones:

“Hay un desnivel considerable de Norte a Sur ymucho mayor de Este a Oeste. Alejemos del tu-

multo todo lo posible a la familia del Presidente;situemos su mansión detrás del Congreso, con laentrada al centro de la fachada meridional, y apro-vechemos el desnivel para servidumbre y caballe-rizas, y aún para la cuadra de su guardia armada,por si la necesitare; con lo cual, añadiendo bajo elnivel general un piso, tenemos mucho espacioahorrado. Gracias a este desnivel, aseguraré bue-na luz y ventilación, con grandes puertas y rejas,a criados, soldados y caballos.

La venerable Corte Suprema exige a su turno leja-nía del bullicio y tranquilidad para sus sentidoscomo para su conciencia. Aquí las sitúo higiénica-mente en los altos de frente al muro ciego de San-ta Clara, y en sus bajos respectivos las Escribaníaso Notarías; y aún queda espacio para el Tribunalde Cundinamarca”.

El costado sur del Capitolio, donde Reed pro-puso la casa presidencial, tal y como se recons-truyó en el plano de Corradine nunca se reali-zó. En su lugar existe hoy el patio de Núñezque separa las dos alas del edificio. De habersehecho tal y como se pensó, la casa presidencialtendría acceso por la calle 9ª. Reed no aclarócómo se debía trabajar ese primer piso de servi-dumbre, guardias y caballerizas. Las alas late-rales tuvieron destinaciones específicas y un tra-tamiento particular:

Plaza de Bolívar y Capitolio en construcción, Ca, 1880.Fuente: Carlos Niño Murcia, Arquitectura y Estado.

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“Dando el resto del costado occidental, y casi todoel del Oriente, y las dos alas del frente principal alas cuatro Secretarías de Estado, aquí tienen uste-des la planta de su Capitolio, perfectamente simé-trica, en patios agradablemente graduados y conperfecta correspondencia o comunidad en todos susejes, de patios, piezas, intercolumnios, entre-pilastras, vanos y macisos, puertas y ventanas. Enla disposición vertical la misma correspondencia.

Para acomodar a tanto servidor de la patria me haconvenido, como ustedes lo ven, sacar dosantecuerpos centrales, al Este el uno y al Oeste elotro, que ofrecerán a la vista variedad menuda (node menudencias) por sus costados. A Su Excelen-cia, el Presidente, le hago en el centro un pórticoelegante, pero que no debilite el muro; y sobre suscolumnas, y quizá por entre ellas, un esplédidobalcón en lo alto, en donde respire aire más frescoy puro que el de sus reducidos patios, y embalsamea sus amigos con la fragancia del arbolado y jardi-nes de enfrente, que trazaremos más tarde”.

Con estos párrrafos completó Reed la descrip-ción precisa del edificio del Capitolio. Salvo loreferente a la casa del presidente, lo demás co-incide con el trazado actual de los costadosoriental y occidental. Dos de los patios de quehabla Reed fueron posteriormente eliminadospor Lelarge y, en su lugar, se construyeron dosgrandes salas, la de la Cámara de Representan-tes y el salón Boyacá. Los jardines del sur queaspiraba Reed a trazar se realizaron más de unsiglo después, con la nueva configuración delantiguo Palacio de la Carrera y la demoliciónde la manzana que separa los dos edificios.

En los párrafos siguientes Reed entró en expli-caciones y argumentaciones de sus decisionesformales y estilísticas, especialmente en lo refe-rente a la arquitectura de la fachada principal:

“Para mayor variedad, y en uso de la libertad ra-cional del arquitecto en materia de plantas, alNorte o Plaza de Bolívar no saco antecuerpo fueradel corto saliente de los dos guardianes de la co-lumnata y escaleras. Le confiero una distinciónde más importancia. El hospitalario Templo delDerecho muestra allí el corazón hasta el fondo, yabre sus dos brazos como para llamar y estrechar

a su pueblo, al través de la aérea y luminosa co-lumnata y de la fuente que en las horas del solrefrescará el ambiente del patio. Asi el exterior, ala vez que mostrará no interrumpida la preciosahorizontal dominante, no enmarcará, sino querevelará, como es debido, la gran configuracióninterior: y ya saboreo con delicia el efecto que haráaquello cuando cada nuevo Presidente, rodeado delCongreso y de sus amigos, se presente al puebloque colme la plaza y le haga oír su voz con unsaludo o con el discurso inaugural, desde la orilladel pórtico, cortesía de rigor en la República mo-delo. Y saboreo con encanto la mágica ilumina-ción de toda esa gloriosa ensenada y de ese clásicobosque de piedra en las noches de fiesta patrióti-ca; y escucho la música que desde allí se verterácomo cascada de armonías, arrullando en su ins-pirado sueño de bronce al padre de la Patria. En micalidad de Vicepresidente de la Sociedad Filarmó-nica de Bogotá, y propenso como soy a amar todolo amable y entusiasmarme por todo lo grande yheroico, cuenten ustedes con que yo me desem-peñaré, con fervor de neogranadino, la parte quequieran asignarme en estas celebraciones. Mi co-razón está aquí...

La columnata tiene que ser vistosa, jónica por susesbeltas proporciones (como la de los Propileos deAtenas), y porque sus capiteles quedan ras con rascon el muro; estriada, como es de regla, y por losensible de un fuste liso, pero con las estrías llenas(con rudentures) hasta cierta altura, mientras us-tedes no den garantías de no menoscabarlas; y veoque un arbitrio análogo adoptó el respetablehemano Petrés al hacer la fachada de su clara, vas-ta y placentera catedral. Mis columnas descansa-rán sobre plintos cuadrados, para apartar un poqui-to a los transeúntes; y noto con agrado que las treso cuatro filas que me resultan en frente del santua-rio legislativo recuerdan las cuatro que abrían pasoal santuario en el templo de Júpiter de Atenas; mipatio será una cella o naos descubierta, y el Senadoel opisthomum o cámara del tesoro; y si la compa-ración no fuere exacta, no lo sentiré, pues mi deberno es copiar sino satisfacer el objeto que se me pide,con los medios de que dispongo y con el buen gus-to que Dios me haya dado”.

Reed, como buen arquitecto academicista delsiglo XIX se desbordó en metáforas en los párra-

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fos anteriores. Pero expresó en ellos una ideafundamental para la arquitectura del Capitolio,la...”preciosa horizontalidad dominante, no interrum-pida”. Esta afirmación aclara las dudas existen-tes acerca de la carencia de un frontón sobre lacolumnata, la cual Reed imagina poéticamentecomo un “clásico bosque de piedra”, iluminado enlas noches de fiesta. Es indudable que parte dela elegancia de la fachada principal del Capito-lio deriva de su horizontalidad y del empleo delorden jónico en la columnata central. Reed afir-mó esta decisión en otro párrafo:

“En el centro de la fachada principal podrá conve-nirme cubrir lo sobresaliente del Congreso, no talvez con un frontón, sino con un segundo cuerpoque proporcione al alto Gobierno un magníficopalco de donde asistir a celebraciones en la Plaza deBolívar. Esto lo fijaremos después. Por ahora megustan esas horizontales continuas, expresión de loinfinito, ese vasto paralelogramo, secreto de tantaobra sublime, esa división en tres grandes partescasi en un solo plano, y esa precisión y sencillez quemerecen el nombre de absoluta pureza. Lo que sées que los machones serán capaces de resistir dosgrandes grupos de escultura, y la columnata (fácilde completar en el centro) cualquier coronación osegundo cuerpo columnar, que muchas veces cons-truyeron los griegos, inclusive Scopas; y cuyo in-conveniente (de espacios excesivos encima, entrecolumnas menores), queda evitado cuando sonestrechos los intercolumnios inferiores”.

La horizontalidad y la composición tripartitade la fachada principal quedaron claramentedefinidas por Reed. En propuestas posterioresse pretendió colocar un frontón sobre la colum-nata, lo cual hubiera arruinado el edificio. Lafuente del patio no se construyó, en su lugar seencuentra la estatua de Tomás Cipriano de

Fachadas sur-oriental de la Pla-za de Bolívar, 1900.Fuente: Sociedad de Mejoras yOrnato.

Plaza de Bolívar y Capitolio en construcción, Ca, 1890.Fotografía anónima, Sociedad de Mejoras y Ornato.

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Mosquera. Alberto Manrique Martín, en suproyecto de 1923, propuso colocar esculturassuperpuestas sobre los macizos o machones quenunca se realizaron.

La construcción de una base para el edificio ysu relación con la Plaza de Bolívar rematan esteconjunto de proposiciones de Reed referentes ala arquitectura del Capitolio:

“...La Plaza de Bolívar pertenece única y exclusi-vamente a la ciudad y generoso pueblo de Bogotá.No peca de espaciosa; ya se le ha cercenado untajo considerable por el Occidente para unosortales nada arquitectónicos; y en compensaciónde este daño, lejos de sustraerle otro espcio uobstruírle otra calle con un egoísta pórtico salien-te, deseo que lo obsequiemos allí, a todo el largode fachada y volteando por los costados, con unatrio continuo, un altozano más –presente demucho valor para una ciudad como esta, dóndelos frecuentes y traidores aguaceros han estable-cido el paseo lo más cerca posible de los hogares.Nuestro altozano, aunque menos ancho, tendrála ganga del contiguo pórtico entrante y galeríasdel patio, todo cubierto. ¡Plática y chistes bajopórticos, fruición clásica griega!”

El Capitolio se apoya sobre esa base o altozanoque lo recorre hoy en día en toda su extensióny permite, inteligentemente, obviar la aprecia-ble diferencia de nivel existente entre la carrera7a. y la carrera 8a. En excavaciones recientes enesta última esquina se encontraron, bajo el pisodel altozano, algunos vestigios de la edificaciónque ocupó la Real Audiencia.

A lo largo de los últimos cuarenta años de laconstrucción, la mayor polémica se centró en lafachada principal del Capitolio. La horizontali-dad, tan estimada por Reed, fue consideradaofensiva y antiestética. La imagen convencio-nal de un edificio neoclásico debía incluir en lafachada principal el inevitable pórtico sobresa-liente rematado con un frontón triangular.Cantini y Borda Tanco propusieron este tipo detratamiento. Lelarge en una propuesta inicialrespetó la horizontalidad y en otra posterior,fechada en 1914, propuso cerrar parte de la co-lumnata y colocar un frontón de menor tama-ño en el centro de la fachada67 . Finalmente lahorizontalidad se salvó. A pesar de las interven-ciones y alteraciones, el edificio existente con-serva mucho del espíritu original imaginado porThomas Reed.

Plaza de Bolívar y Capitolio Na-cional, estado actual

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El Salón para la Cámara deRepresentantes, Bogotá, 1847

Existe en el Archivo General de la Nación unplano original firmado por Reed para el salóndestinado a las reuniones de la Cámara de Re-presentantes. Corradine Angulo localiza la obraen el interior de la manzana occidental de laplaza de Bolívar. En el plano de Reed figura unpatio frente a la entrada del salón. En el planode 1865 de los predios de propiedad de JuanManuel Arrubla que incluye Corradine Angu-lo en la historia del Capitolio nacional, la en-trada del salón del Congreso se encuentra fren-te a un corredor al interior de unas casas. En elplano de Reed figura una casa de dos pisos, fren-te a la sala de la Cámara. Todo esto despiertaciertas dudas.

Las Galerías de Arrubla se inauguraron en 1846y se terminaron antes de 1852, como se com-prueba en fotografías de la época. La localizaciónpropuesta por Corradine puede estar equivoca-da. Esto, y el dibujo del Salón hecho por JoséGabriel Tatis en 1853, permiten pensar ademásque el proyecto de Reed sufrió modificacionesconsiderables. En su plano, el salón tiene dospisos de altura, tiene un estrado al fondo y unbalcón escalonado sobre el vestíbulo de entrada.

Bosquejo para la Cámara de Representantes, s.f,AGN, mapoteca 1 No. 101.

Perspectiva del Salón de la Cámara de Representantes.José Gabriel Tatis, 1853.Fuente: Museo Nacional de Colombia, Sala República.

El Salón de la Cámara de Representantes.

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Reconstrucción y transcripción del plano para la Cámara deRepresentantes.

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En el dibujo de Tatis el salón tiene tres pisos dealtura, balcones perimetrales en el segundo ytercer pisos y ventanas dispuestas rítmicamenteque en el plano de Reed no figuran.

cha, poniendo una claraboya si era necesario. De-bía seguir los planos de Tomás Reed y hacerlo endos años por $10.500...”68.

De acuerdo con esta cita Reed elaboró planospara varias intervenciones en la catedral. No seha verificado cuáles de ellas se realizaron. Esposible que su trabajo se haya ejecutado en elcuerpo inferior de la fachada, el que se distin-gue claramente del resto por su elaborado tra-bajo de motivos neoclásicos en piedra.

La Sede para la Sociedad Filarmónica,Bogotá, 1848

El proyecto para la Sociedad Filarmónica deBogotá fue mencionado en el periódico El Neo-granadino en dos ocasiones: en el No. 21 del 23de diciembre de 1848 y posteriormente en elNo. 165 del 18 de julio de 1851. Acerca del pro-yecto se lee lo siguiente en El Neogranadino del23 de diciembre de 1848:

“SOCIEDAD FILARMONICA,— Ha compradola Sociedad un hermoso, despejado i bien situadosolar en la plaza de San Victorino para edificar elSalón de conciertos i bailes. El Sr. Reed está encar-gado de esta dirección de la obra, i la Sociedad tie-ne que agradecerle el favor y desprendimiento conque ha ofresido sus servicios i su notable sabercomo Arquitecto para dotar a Bogotá con un edi-

Catedral de Zipaquirá. Proyecto original de Fray Domingo dePetrés, estado actual.

Perspectiva del proyecto para la Sociedad Filarmónica.El Neo Granadino. Nº 23. 1849.

Reforma de la catedralde Zipaquirá, 1847

La construcción de la catedral de Zipaquirá seinició en 1805, con planos de Fray Domingo dePetrés quien dirigió las trabajos hasta 1811, añode su fallecimiento. La obra tuvo sucesivas inte-rrupciones y reiniciaciones. En 1840 se constru-yó el atrio, en 1843 se contrató la construcciónde las torres con el maestro Santos León, cons-tructor del atrio y en 1847 se hizo otro contratocon Jacinto Flores para la continuación de laobra. Roberto María Tisnes basado en un artícu-lo de Eleuterio Nebreda dice al respecto:

“...obligose este a continuar las torres de cal y can-to, a reformar el segundo cuerpo del frontispicio yreparar el primero y segundo, a construir la bóve-da que faltaba, solar y poner bastidores y vidrie-ras; a enlucir el interior y quitar la cúpula ya he-

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Reconstrucción de la fachadanorte, lateral y perspectiva, yplanta de la Sociedad Filarmó-nica de Bogotá.

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ficio digno de ella, base del futuro Liceo de BellasArtes que sin duda surgirá del seno de la perseve-rante y patriótica Sociedad Filarmónica. Los fon-dos para la construcción del Salón se reunirán me-diante la emisión de 800 acciones de 10 pesospagaderos por quintas partes ¿Quién no tendrá10 pesos mensuales para consagrarlos a tan nobleempresa, que además ofrece un dividendo quizasdel 12 por ciento a los accionistas? Las condicio-nes y los términos para cubrir estas acciones sehan anunciado ya por carteles, y a la fecha se hancolocado rápidamente 200 acciones. Las inscrip-ciones se hacen en la Oficina de esta Imprenta.Para comodidad de las damas se establecerá unenlozado o empedrado desde la entrada del nuevoSalón hasta el puente de San Victorino, de mane-ra que en todo tiempo se pueda llegar al salón sinhumedecerse los pies. —Parece que la Municipali-dad quiere tomar de 100 a 200 acciones para ad-

quirir el uso de la parte baja del edificio y situarallí la Escuela de niños de San Victorino.—Tienen,pues, los vecinos de este barrio un doble motivopara protejer la obra tomando muchas acciones :dar importancia a su barrio levantando en su cen-tro el Salón del Liceo de Bellas Artes; y establecerdefinitivamente una buena escuela primaria paralos niños de aquel populoso barrio. Doble motivoque hace esperar mucho, y acaso traerá de esa partesola 200 accionistas, según se nos ha indicado.—Tendremos, pues, 600 acciones colocadas apénasse comienza la obra. Quedan 200 ¿Cómo imajinarque no se colocarán tambien pronto?”69.

La imagen acompañante, un grabado que mues-tra la perspectiva de la sede, es la única fuentedisponible para analizar su arquitectura. Seaprecia en ella un edificio de planta rectangu-lar de dos pisos, el primero como basamento, elsegundo de altura doble. Una gran escalinatada acceso a un pórtico en este piso en el quedebía situarse el auditorio o sala de conciertos.En el primer piso, según se infiere del texto,debieron localizarse aulas o espacios para la en-señanza y también locales comerciales70. Elmodelo asumido por Reed fue el de los peque-ños templos romanos.

La arquitectura de la sede de la Filarmónica evo-ca en algunos aspectos la del Capitolio Nacio-nal, especialmente por su marcada horizonta-lidad. El basamento está trabajado en piedraalmohadillada y es perforado por nueve vanos

Plaza de San Victorino, 1882. Fotografía anónima.Fuente: Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá.

Plaza de San Victorino, 1895. Fotografía, Henri Duperly.Fuente: Museo de Desarrollo Urbano.

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con sus puertas respectivas. El pórtico está sos-tenido en dos pilares cuadrados en las esquinasy dos columnas jónicas en el centro. Tres gran-des puertas dan acceso al interior de la sala. Enel muro lateral se alternan pilares rectangula-res con los vanos de las ventanas. La cornisa essencilla, sin ornamentos. Por su composicióngeneral, el proyecto se inspira claramente enalgunos templos romanos en los que un pórti-co frontal daba acceso a un sencillo espacio rec-tangular. Por su simplicidad volumétrica y or-namental evoca, una vez más, la arquitecturaneoclásica alemana del siglo XIX y en especialla de Karl Friedrich Schinkel.

La primera piedra de la sede de la Sociedad Fi-larmónica se colocó el 20 de julio de 1849. Lasobras se suspendieron poco después. En el tomoIII de la Historia Contemporánea de Colombia,Gustavo Arboleda hace una muy breve referen-cia a la reanudación de las obras en 185371. Lasuspensión definitiva se produjo después. Envarias imágenes fotográficas de la plaza de SanVictorino quedaron registradas las diferentesfases de la edificación. En la primera de ellas seobserva la fachada del edificio en construcciónacorde con el dibujo publicado en El Neograna-dino. En otra se observa la edificación transfor-mada en casa, con alteración completa de sufachada. Posteriormente se aprecia su subdivi-sión en dos casas que fueron demolidas a me-diados del siglo XX.

La Penitenciaría de Cundinamarca(Museo Nacional de Colombia),Bogotá, 1850

El primer contrato para la construcción de laPenitenciaría Central o de Cundinamarca, hoyMuseo Nacional, se firmó el 9 de febrero de185372. Esto indica que los planos no fechadosque se encuentran en el Archivo General de laNación son anteriores a ese año. Dos de ellos,el del basamento y el del último piso son dibu-jos de Reed73, los demás son litografías sobredibujos de Ramón Guerra Azuola74.

La historia de la construcción de esta Peniten-ciaría, que luego se llamó Panóptico, es larga,pero no tan accidentada como la del CapitolioNacional. El encargo de los planos pudo bienprovenir del gobierno de Mosquera, pero laconstrucción se inició efectivamente el 1 deoctubre de 1874 y el contrato de construcciónse firmó con Ramón Guerra Azuola, a quien seatribuye el ser discípulo de Thomas Reed. Fran-cisco Olaya, también alumno de Reed, lo suce-de en la obra75. El panóptico ya estaba en usopocos años después.

En los planos antiguos se aprecia la traza origi-nal del edificio: una cruz, con tres brazos lar-gos y uno corto que empata con el cuerpo fron-tal formando una “T”. Los brazos o pabellonesde la cruz convergen en un centro formado porun octógono irregular que surge del recorte de

Acuarela de la plaza de San Vic-torino, Ca, 1850, anónima.Colección Banco de laRepública.

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las esquina de un cuadrado. En el cuerpo fron-tal, más pequeño que los pabellones de la cruz,se dibujaron cuatro patios, uno de ellos frenteal vestíbulo de llegada y dos simétricamentedispuestos a lado y lado, bordeados por estan-cias y un cuarto patio en la esquina surorientaldel cuerpo. Curiosamente en la planta del se-gundo piso dibujada por Guerra Azuola, sólose aprecian las aperturas de tres de esos patios,el ubicado frente al vestíbulo no figura. En sulugar aparece la cubierta.

De acuerdo con estos planos, la idea de Reedconsistía en localizar el presidio en los tres bra-zos de la cruz, controlables desde el centro. Elprimer piso, con planta libre, debía destinarsea actividades comunes, los dos pisos restantesa celdas individuales. En los primeros documen-tos referentes a la obra citados por Martha Se-gura se habla de penitenciaría, pero en la placaconmemorativa colocada en 1876 se lee la pa-labra panóptico76 . De ese año en adelante se lereconoció con ese nombre.

El término panóptico tiene unas connotacionesarquitectónicas muy precisas. Se trata de unaedificación de planta circular que contiene cel-das en el borde exterior abiertas hacia una to-rre central desde la cual se vigilan los presos. Laidea del panóptico, tal y como la previó su au-tor original, el inglés Jeremy Bentham, era lade control visual del recluso desde cualquierpunto del edificio. El origen griego del nombrelo sugiere: pan-optikos, vista total. Parte de laarquitectura carcelaria del siglo XIX en Europay el resto del mundo tuvo indudablemente unainspiración en esa propuesta, dado que repre-sentaba un aporte en las formas de custodiar y,

1 Penitenciaria de Bogotá. Plano del basamento original entinta lápiz y crayola sobre papel. AGN. mapoteca I, No,41.

2 Plano del segundo alto, AGN, mapoteca I, No,41.

3 Thomas Reed (inv.), Ramón Guerra Azuola (dib.), MartínezHermanos (lit.). Penitenciaria de Bogotá. “Vista esterior,Corte según AB, Corte según CD”, ca, 1855, litografía. AGN.mapoteca I, No,65.

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Reconstrucción de la “Vista exterior” o fachada, “Corte se-gún AB”, y “Corte según CD”, de la Penitenciaria de Bogotá.

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como ha dicho Michel Foucault, en la raciona-lidad del proceso punitivo77. Como se verá másadelante, Reed, años más tarde, afirmó tenercomo guía en los proyectos carcelarios el librode John Howard titulado El estudio de las prisio-nes en Inglaterra y Gales. La influencia inglesafue entonces importante.

Patricia Gómez de Caicedo en un estudio bas-tante detallado sugiere que el origen de la pri-sión de Reed no es el panóptico sino otro tipo deedificio penitenciario, basado en la arquitectu-

ra de los hospitales78. La planta cruciforme conel espacio central de confluencia de los pabello-nes no coincide conceptualmente con la ideaoriginal de un panóptico, pues es imposiblecontrolar todas las celdas desde ese espacio. Losmuros cerrados casi continuos y las pequeñasaperturas de las rejas dificultan todavía más esetipo de control. La autora citada señala ademásel carácter poco técnico del edificio de Reed,con base en detalles tales como la ausencia casitotal de instalaciones sanitarias adecuadas, cosaque en un edificio carcelario del siglo XIX de-bía ser de carácter obligatorio. Lo anterior noresta méritos a la arquitectura del edificio, cu-yas cualidades especiales, curiosamente, hanadquirido valor al ser transformado en museo.

En los planos originales del edificio, la escaleraprincipal se localizó en el centro del octógonoy las escaleras secundarias en los extremos delos tres brazos de la cruz. Sucesivas reformasllevaron a la escalera actual, localizada en elbrazo más corto de la cruz. En remplazo de laescalera original se abrieron huecos octogonalesen el piso que comunican espacialmente las tresplantas del edificio. En el tercer piso el octógonocentral recuerda todavía su apariencia originaly sirve como gran vestíbulo de ingreso a las sa-las de arte.Penitenciaria de Cundinamarca, 1895. Fotografía anónima.

Museo Nacional de Colombia, estado actual.Fachada de la Penitenciaria de Cundinamarca, Ca. 1895

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Reconstrucción de la “Vista exterior” o fachada, “Corte se-gún AB”, y “Corte según CD”, de la Penitenciaria de Bogotá.

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En los pabellones del primer piso se aprecia cla-ramente el tratamiento espacial previsto porReed con base en el sistema constructivo. Doshileras de columnas centrales y pilares locali-zados en los muros de fachada sostienen arcosen las dos direcciones y bóvedas de crucería encada uno de los módulos así formados. En lospisos superiores el tratamiento es completa-mente distinto. Las columnas centrales se con-vierten en pilares cuadrados que sostienen ar-cos de medio punto. Las antiguas divisiones delas celdas se suprimieron en la reforma para alo-jar el Museo Nacional para dar paso a espacioscontinuos.

Un aspecto que causa impacto en este edificioes su apariencia exterior. La muralla en piedraque lo rodea y que forma la fachada principales austera, desprovista casi completamente deornamentación. El volumen del ingreso sobre-sale y rompe lo que podría ser un plano dema-siado largo y monótono. La superficie del muroestá interrumpida por pilares cuadrados a ladoy lado de la única puerta y en las esquinas ytiene columnas dóricas adosadas al muro en losespacios intermedios. Una cornisa trabajada enforma muy sencilla, con líneas horizontalesacusadas, remata el plano de la fachada.

Casa de Rafael Pombo,Bogotá, 1851

Según datos suministrados por el señor PabloGarcía Pombo, la casa natal del poeta RafaelPombo, situada en la esquina noroccidental dela calle 10 con la carrera 5a. fue remodelada amediados del siglo XIX con planos “de consu-mada elegancia” hechos por Thomas Reed79 .Dada la amistad existente entre Reed y la fa-milia Pombo, esta afirmación puede asumirsecomo cierta.

La casa es una edificación de dos pisos, con ac-ceso y zaguán central que desemboca en unpatio con arcadas. La escalera, de generosas pro-porciones, conduce al espacio de recibo vidria-do en el segundo piso. El tratamiento exteriorde la casa es sencillo y en él sobresale el gabine-te esquinero en madera. Este tratamiento esdiferente del de sus otras casas bogotanas, mu-cho más ornamentadas.

Obelisco de Los Mártires,Bogotá, 1851

En el Atlas Histórico de Bogotá 1538-1910aparece la siguiente referencia a este proyectode Thomas Reed:

“El martes 9 de marzo de 1880 se inauguró oficial-mente el “Monumento de la plaza de los Mártires”,y el entonces presidente Julián Trujillo en sudiscurso decía: ‘ahí tenéis el célebre obelisco que elreconocimiento nacional, por medio de sus legíti-mos representantes, quiso consagrar a la memoriaimperecedera de los egregios varones que conestoica abnegación derramaron su sangre genero-sa para darnos patria y libertad’. Ese día se mate-rializó un proyecto que se remontaba a 1851,cuando se contrató al arquitecto Thomas Reedpara que levantara un monumento ‘dedicado a lamemoria de los mártires de la independencia’. Reeddiseñó un monumento que se decía ‘consta de unagran base con pedestales que se proyectan en loslados, figurando tumbas, donde van inscritos los

Casa de Rafel Pombo, esquina noroccidental.Cra. 5ª, calle 10ª, estado actual.

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nombres de los próceres, i encima un obelisco quedisminuye insensiblemente, siendo poca la diferen-cia entre la extensión de la base i de la cúspide80”.

El obelisco fue finalmente realizado por el escultoritaliano Mario Lambardi e inaugurado en 188081.

Grabado del obelisco de Los Mártires.Fuente: Papel Periódico Ilustrado.

Obelisco de los Mártires, estado actual.

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Ubicación del obelisco de los Mártires (detalle del plano topo-gráfico de Bogotá, levantado por Carlos Clavijo R. en 1891(sinindicación de escala).

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Tres casas en Bogotá, 1851 ca.

Carlos Arbeláez Camacho en la sección titulada“El Capitolio Nacional o el “enfermo de piedra”del Libro I del tomo XX de la Historia Extensa deColombia. enumera las siguientes obras deThomas Reed:

“Reed planeó y construyó varias casas en Bogotá,de las cuales Evaristo Herrera, en una amena ygraciosa lectura académica, sobre las calles realesy de Florián, en primer lugar, y las aledañas11,12,13 y 14, nos da razón de tres. Ellas son: laque forma la esquina nororiental de la calle 13 concarrera 8a. y que fuera de don Ricardo Santamaría.Allí, según el citado autor, vivió el general Mos-quera alguna vez. Luego el Banco de Bogotá se ins-taló allí y años más tarde la demolió para cons-truir el edificio que hoy conocemos, la cual guardabacierta relación con la de la esquina suroriental dela carrera 8a. con calle 13, que fue de propiedad dedon Wenceslao Pizano. En ella vivió donMarceliano Vélez cuando viajaba a Bogotá. Años

1 Casa de Ricardo Santa María, posteriormente sede del Bancode Bogotá (esquina nororiental – cra. 8ª calle13). Grabadode de Moros.Papel Periódico Ilustrado. Bogotá, enero 1º de 1884.

2 Carrera 8ª o calle de Florián. Fotografía Henri Duperly, 1895.En el costado derecho en la mitad de la cuadra sobresale la“casa para el Doctor Sarmiento”.

3 Carrera 8ª o calle de Florian. Fotografia.Casa Wenseslao Pizano (segunda a la derecha) esquinasuroriental de la cra. 8ª con calle13. Grabado de de Moros.Papel Periódico Ilustrado. Bogotá, enero 1º de 1884.

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Plan original del puente sobre el río Apulo, 1852AGN. Bogotá, mapoteca No. 4, plano No. 8A

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después el Banco Central Hipotecario edificó susede principal, la cual ocupó hasta hace muy pocotiempo. Finalmente la tercera casa de que nos ha-bla Evaristo Herrera, es la que estuvo localizadaen la primera calle de Florián (carrera 8a. por calles11 y 12), a la mitad de la cuadra y sobre el costadooriental. Dicha casa fue de un doctor Sarmiento yen ella vivieron Jorge y Carlos Holguín y ArturoMalo”82 .

Las dos casas esquineras de la carrera 8a. enume-radas por Carlos Arbeláez Camacho aparecen ensendos grabados publicados en el Papel Periódi-co Ilustrado. La casa de la mitad de la calle deFlorián entre calles 11 y 12 se aprecia lejana-mente en una fotografía de Henri Duperly fe-chada en 1895. Todas ellas fueron demolidas.

Puente de madera en Apulo,Cundinamarca, 1852

Existe en el Archivo General de la Nación unplano original firmado por Reed del puente deApulo, una estructura modular en madera contensores que forman un arco, apoyado sobre dosbases de piedra. La sección incluida muestra unacubierta a dos aguas. Todo esto se aprecia másclaramente en el grabado titulado “Planos y vis-ta perspectiva del puente sobre el río Apulo” fecha-do en 1850 que se encuentra en la BibliotecaNacional de Colombia83. No hay actualmentevestigios reconocibles de este puente. (Ver pla-no en la página siguiente).

La Ermita de GuadalupeBogotá, 1855 ca.

El presbítero Fernando Mejía publicó varios ar-tículos y un pequeño libro sobre la iglesia deGuadalupe en el periódico La Caridad. En elnúmero 28, de febrero de 1867, elogia la parti-cipación del arquitecto alemán Carlos Schlect,de Francisco Olaya y de Thomas Reed en la obradel templo. Respecto a este último dice:

“El señor Tomás Reed, eminente arquitecto, levan-tó con toda la perfección del arte, los planos de la

Cruz colosal que dentro de breve tiempo se elevarápor los aires a la altura de 16 metros (20 varas84”.

En otro documento el mismo presbítero ratifi-ca lo dicho:

“El hábil arquitecto señor Tomás Reed, ha traba-jado ya jenerosamente el modelo y formado losplanos para este monumento; modelo i planos queserán litogfrafiados para que, puesto a la vistapública, atrigan a la caja comun que proveerá alos gastos de construcción, no solamente la dona-ción del rico, sino el óbolo del pobre, pues todossomos cristianos y vivimos en un pueblo que sehonra de serlo, i tiene por alto honor dejar a susdescendientes un monumento que simbolice la féen que nacimos, i que es prensa de union en eltiempo y en la eternidad”85.

“Vista de la Iglesia i cruz momumental de Guadalupe”“Iglesia, Cruz monumental i obelisco dedicado a la virgen enla cumbre de Guadalupe”, Lit. de Ayala y Medrano, Bogotá,Ca 1857.

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Vista lateral, sección y perspectiva del puente sobre el río Apulo,Cundinamarca.

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El escrito de Mejía aparece acompañado por ungrabado, bastante rudimentario por cierto, enel que se presenta lo que debió ser el proyectocompleto para el cerro de Guadalupe. En él apa-rece no solo la cruz ya mencionada sino unobelisco piramidal, de cuya autoría no se hablaespecíficamente pero que, por su simbologíamasónica, bien pudo salir de la mano de Reed.Hay algo de ironía en todo este proyecto. Unmasón, Reed, hace un proyecto para la fe cris-tiana y añade un símbolo másonico de la mis-ma altura que la cruz, como para equilibrar ra-zón y fe86.

En un aparte del tomo IV de las Crónicas de Bo-gotá, Pedro María Ibáñez muestra el alcance delas obras emprendidas por el presbítero Mejía.Dice así:

“...Arruinada por el temblor de 1826, se propusoreedificarla el doctor (Fernando) Mejía en la cum-bre del cerro, adornando la fachada con dos torres,destinada una de ellas para observatorio astronó-mico, a 3.310 metros sobre el mar, y levantando unacruz monumental. Logró construir la capilla todade piedra, pero no pudo llevar a cabo la edificaciónde las torres ni de la cruz sobre planos trabajadospor el arquitecto Tomás Reed”87.

Lamentablemente este proyecto monumentalde Reed nunca se realizó. En su lugar se instaló,a mediados del siglo XX, una estatua colosal deMaría Inmaculada, llamada equívocamente“Virgen de Guadalupe”. Esta advocación la os-tenta la patrona de México.

Los puentes de Cundinamarca, de laFilarmónica y del Carmen, Bogotá.1859 ca.

Reed ha sido señalado como autor de variospuentes en Bogotá, dos de ellos, el de Cundina-marca y el de los Micos o de la Filarmónica,sobre el río San Francisco y otro, el del Carmen,sobre el río San Agustín. Este último remplazó

el puente colonial bajo el cual se guareció SimónBolívar en la noche del atentado del 25 de sep-tiembre de 1828.

En la Guía Histórica y Descriptiva de la Ciudadde Bogotá de Lisímaco Palau se dice que Reedconstruyó en 1859 el puente del Telégrafo so-bre el río San Francisco88 y en una nota a pie depágina del tomo III de la Historia Contemporá-nea de Colombia Gustavo Arboleda comentaotras obras de Reed, entre ellas “el puente de lacarrera de Venezuela sobre el río San Francisco, lla-mado más tarde de Cundinamarca”. Estas dosfuentes ratifican su participación en las obraspúblicas de Bogotá.

Los antiguos puentes que cruzaron los ríos SanFrancisco y San Agustín en Bogotá están hoyenterrados bajo las calzadas de las avenidasconstruidas sobre sus cauces.

Puente del Carmen.Fuente: Sociedad de Mejoras y Ornato.

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1 Arbeláez Camacho, Carlos. “El Capitolio Nacio-nal o el “enfermo de piedra”. en: ArbeláezCamacho, Carlos y Uribe Céspedes, Gabriel. Laarquitectura de la República. Historia Extensa de Co-lombia. Volumen XX. Tomo I Libro Primero. Bo-gotá, Editorial Lerner. 1986. p.158

2 Ortega Díaz, Alfredo. Arquitectura de Bogotá. Bogotá,Editorial Minerva, 1924. Reproducción facsimilar.Bogotá, Ediciones Proa-Uniandes, 1988. p. 49

3 Ver la transcripción del testamento en el anexo 1.4 La carta, existente en el Archivo del Ministerio de

Relaciones Exteriores, se encuentra citada en su to-talidad en: Arbeláez Camacho, Carlos y Uribe Cés-pedes, Gabriel. La arquitectura de la República. Histo-ria Extensa de Colombia. Volumen XX. Tomo I LibroPrimero. Bogotá, Editorial Lerner. 1986. p.322.

5 Aviso publicado en EL VENEZOLANO trimestre Idel año cuarto. No. 161. Caracas, Martes 14 de fe-brero de 1843, 33 de la Independencia.

6 Ver: Sánchez C. Efraín. Gobierno y geografía. AgustínCodazzi y la Comisión Corográfica de la Nueva Grana-da. Bogotá. Banco de la República/El Áncora Edito-res, 1998.

7 Restrepo, Juan Manuel. Historia de la Nueva Grana-da. Libro Quinto. Bogotá. Editorial El Catolicismo.1963. pp.63-64.

8 Ibàñez, Pedro María. “El Capitolio y Thomas Reed”.en Revista Nacional de Colombia. Vol. 2 Nº37. Bo-gotá, 19 de julio de 1913.

9 Ortega Díaz, Alfredo. op.cit. p.57.10 Safford, Frank. El ideal de lo práctico. El desafío de for-

mar una élite tecnológica y empresarial en Colombia. Bo-gotá. Empresa Editorial Universidad Nacional-ElÁncora Editores, 1989.

11 Ortega Díaz, Alfredo. Op.cit. p.57.12 Arboleda, Gustavo. op.cit. p.330-332.13 Arbeláez Camacho, Carlos. op.cit. p.163-164. Los da-

tos sobre Reed en Ecuador fueron tomados de: Na-varro, José Gabriel. Artes plásticas ecuatorianas. Méxi-co. Ediciones Tierra Firme, Nº 12. Fondo de CulturaEconómica, 1945. p.243. Gabriel García Moreno, pre-sidente de Ecuador, fue quien llamó a Reed para quetrabajara en Quito.

14 Del Pino, Inés. “Algo de historia” en: Quito. Una vi-sión histórica de su arquitectura. Dirección de Planifi-cación Municipio de Quito. 1993. p.125.

15 Arboleda, Gustavo. op.cit. p.338-339.

16 Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colom-bia. (Desde la disolución de la antigua república hasta laépoca presente) Tomo III. (Administraciones de López yObando) 1849-1853. Popayán, Imprenta del Depar-tamento. Casa Editorial de Arboleda & Valencia.MCMXXX. p. 45-46

17 Helguera, Joseph León. The First Mosquera Admi-nistration in New Granada, 1845-49 Disertación doc-toral. University of North Carolina, 1958. Tambiénfigura como: Helguera, Joseph León. “La primera ad-ministración Mosquera, 1845-1849” en: EconomíaColombiana 2 No. 4, agosto 1954. Bogotá.

18 Safford, Frank. El ideal de lo práctico. El desafía de for-mar una élite técnica y empresarial en Colombia. Bogotá,Empresa Editorial Universidad Nacional-El ÁncoraEditores. 1989.

19 Obregón, Diana. “La Sociedad de Naturalistas Neo-granadinos y la tradición científica”. En Anuario deHistoria Social y de la Cultura. No 18 – 19, Bogotá,Universidad Nacional de Colombia, 1990 – 1991.Páginas 101 – 123.

20 Se cuentan además con el Instituto Caldas, el Institu-to de Ciencias Naturales, la Escuela de Artes y Ofi-cios y las cátedras en ciencias abiertas en universida-des regionales y colegios provinciales.

21 Guiseppe Eboli, Ignacio Gonsila, Aime Bergeron,Bernard Lewy, Eugine Rampon, Antoine Poncet,Stanislas Zawasdsky y Thomas Reed, entre otros.Safford. Frank, op. cit.

22 Corradine Angulo, Alberto y Mora de Corradine,Helga. Historia de la arquitectura en Colombia. TomoSiglo XIX. Bogotá, Universidad Nacional de Colom-bia, 2002.

23 García, Molina, Mario. “Jesuitas, masones y conspi-radores: dramas bogotanos a mediados del siglo XIX”en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultu-ra. No 23, Bogotá, Universidad nacional de Colom-bia, 1996. Página 95.

24 Carnicelli, Américo. Historia de la Masonería en Co-lombiana.1833-1940 Tomo I. Bogotá, 1975 p. 197 –210.

25 Op. cit. página 95.26 Se cuenta entre sus fundadores a Manuel Ancízar,

primer vigilante y con el grado 32°. Del mismo modoTomás Cipriano de Mosquera será nombrado Sobe-rano Gran Maestro Ad Vitam, ceremonia realizadaen Bogotá en el año de 1866.

Notas

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27 Carnicelli, Américo. Historia de la Masonería Colom-biana.1833-1940 Tomo I. Bogotá, 1975 p.202.

28 Carnicelli, Américo. op.cit. p.202,239.29 Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colom-

bia. (Desde la disolución de la antigua república hasta laépoca presente) Tomo III. (Administraciones de López yObando) 1849-1853. Popayán, Imprenta del Depar-tamento. Casa Editorial de Arboleda & Valencia.MCMXXX. p. 49.

30 Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colom-bia (Desde la disolución de la antigua República de esenombre hasta la época presente). Segunda Edición, TomoIV. (La guerra de Melo y las administraciones de Obaldíay Mallarino) 1854-1857. Editorial América, Cali, 1933.p.516.

31 Apartes del informe de presentación del proyecto delCapitolio ante el gobierno nacional. En Ortega Díaz,Alfredo. op.cit. p.53.

32 Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colom-bia (Desde la disolución de la antigua República de esenombre hasta la época presente). Segunda Edición, TomoIV. (La guerra de Melo y las administraciones de Obaldíay Mallarino) 1854-1857. Editorial América, Cali, 1933.p.508.

33 Restrepo, Juan Manuel. Op. cit. p.383.34 Arboleda, Gustavo, Historia contemporánea de Colom-

bia. Tomo IV. pp.143-223.35 Rodríguez, Ramón Armando. Diccionario biográfico,

geográfico e histórico de Venezuela. Madrid, 1957. p.548-549 p.204-205.

36 Arellano Moreno, Antonio. Breve historia de Venezue-la. 1492-1958. 2A. Edición. Caracas, 1974 p.273-274.

37 Sánchez, Efraín. Gobierno y geografía. Agustín Codazziy la Comisión Corográfica de la Nueva Granada. Bogo-tá, Banco de la República/El Áncora Editores, 1998.p.157-164.

38 Rodríguez, Ramón Armando. Op. cit. p.550-551.39 Arellano Moreno, Antonio. Op. cit. p 275.40 Título que se otorgó a Páez en 1836.41 Salas, Carlos. Historia del teatro en Caracas. Caracas,

Ediciones de Distrito Federal, 1974.42 Para el programa de caminos se contrató al ingenie-

ro Zawadsky, De Grefif y Poncet, las obras de ade-cuación del canal del Dique fueron encargadas al inge-niero George M. Totten, la proyección del ferrocarrilde Panamá fue encomendada a WilliamWheelwright. El arquitecto, Thomas Reed fue el

encargado del proyecto de construcción del Capito-lio Nacional.

43 Martínez, Frédéric. El nacionalismo Cosmopolita. Lareferencia europea en la construcción nacional en Colom-bia, 1845 – 1900. Bogotá, Banco de la República, Ins-tituto Francés de Estudios Andinos, 2001. Página 56.

44 Poveda Ramos, Gabriel. Historia social de la ciencia enColombia. Tomo IV. Ingeniería e historia de las técnicas(1). Bogotá, Colciencias, p. 73

45 Op. cit. página 22.46 Op. cit. página 22 - 23.47 Ibàñez, Pedro María. Crónicas de Bogotá. Tomo IV, Ca-

pítulo LXVII. Bogotá, Academia de Historia de Bo-gotá-Tercer Mundo Editores. 1989. p.471,472.

48 Nieto Arteta, Luis Eduardo. Economía y cultura en lahistoria de Colombia. Bogotá, El Áncora Editores, 1983.pp.78-79.

49 Fecha de la llegada de Thomas Reed a Bogotá deacuerdo con la fecha de renovación del contrato parael diseño y construcción del Palacio de Gobierno. Es-tablecida por Alberto Corradine en Historia del Capi-tolio Nacional, p.37.

50 Plano impreso como recuadro en el mapa de la Re-pública de Colombia de Joaquín Acosta. París: Lito-grafía Beau, 1847. Una copia se encuentra en Museodel 20 de Julio de Bogotá.

51 La ortografía de la descripción de este plano es deacuerdo con la que aparece en el plano original.

52 Ayala Mora, Enrique y Cordero Aguilar Rafael. “Elperíodo garciano: panorama histórico 1860-1875” enNueva Historia del Ecuador. Volumen 7. Quito. Corpo-ración Editora Naciona/Grijalbo. p.201.

53 Robalino Dávila, Luis. Orígenes del Ecuador de hoy.García Moreno. Quito, Talleres Gráficos, 1948. p.81-99.

54 Robalino Dávila, Luis. Op. cit. p.236-243.55 Ayala Mora, Enrique y Cordero Aguilar Rafael. Op.

cit. p.201.56 Zawisza, Leszlek. Arquitectura y obras públicas en Ve-

nezuela. Siglo XIX. Caracas. Ediciones de la Presiden-cia de la República. p.61

57 Se consultaron el Archivo Histórico Nacional, el ar-chivo del Ministerio de Obras Públicas y el archivode la Academia de Historia de Venezuela.

58 Incluida como anexo en Arbeláez Camacho, Carlosy Uribe Céspedes, Gabriel. La arquitectura de la Repú-

PRIMERA PARTE | NOTAS

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

blica. Historia Extensa de Colombia. Volumen XX.Tomo I Libro Primero. Bogotá, Editorial Lerner. 1986.p.323.

59 Corradine Angulo, Alberto. op.cit. p. 36.60 Corradine Angulo, Alberto. op.cit. p. 36.61 Archivo General de la Nación. fondo E.O.R caja No:

201. serie: Secretaría del Interior y Relaciones exte-riores. folios: fecha: 1829-1900. Documento No: 134.

62 Gaceta Oficial No. 1062. Bogotá, domingo 15 de ju-lio de 1849.

63 Ortega Díaz, Alfredo. La arquitectura de Bogotá. Bo-gotá, Editorial Minerva, 1924. p.49.

64 Corradine Angulo, Alberto. Historia del Capitolio Na-cional de Colombia. Bogotá, Instituto Colombiano deCultura Hispánica, 1998. p.68.

65 Corradine Angulo, Alberto. Op.cit. p.68-118.66 Un resumen completo de las propuestas e interven-

ciones se encuentra en: Conconcreto S.A. Restaurarpara el futuro. Bogotá, Litografía Arco, 1994.

67 Corradine Angulo, Alberto. Op.cit. p.106-107.68 Tisnes, Roberto María. Capítulos de historia zipaqui-

reña (1480-1830), Volumen I. Bogotá, ImprentaDistrital, 1966.p.301-302.

69 El Neogranadino, Bogotá, 23 de diciembre de 1848,p.162.

70 Pardo Tovar, Andrés. “La cultura musical en Colom-bia” en Historia extensa de Colombia. Tomo XX. Vol VI.Bogotá, Ediciones Lerner, 1966. P.112-113.

71 Arboleda, Gustavo. Historia. Tomo III, p.49 y p.353.72 Arboleda, Gustavo, Historia. Tomo VII. P.12.73 Archivo General de la Nación. Mapoteca 1, nº 41.74 Archivo General de la Nación. Mapoteca 1, nº 65.75 Segura, Martha. Itinerario del Museo Nacional de Co-

lombia. 1823-1994.Tomo II. Historia de las Sedes. Bogo-tá, Museo Nacional. 1994. p.77.

76 Segura, Martha. Op. Cit. p.78.77 Foucault, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de

la prisión. Novena edición en español. México D.F.Siglo XXI Editores. 1994. pp. 203-208.

78 Gómez de Caicedo, Patricia ¨Consideraciones sobreel origen tipológico del Panóptico del Estado de Cun-dinamarca” en: Revista Lámpara, vol.xxxi, no. 122.

79 Citado en: Fondo para la conservación y restaura-ción del patrimonio cultural colombiano. Rescate delpatrimonio arquitectónico en Colombia. Bogotá,Banco de la República, 1991.

80 Escovar, Alberto, Mariño, Margarita y Peña, César.Atlas histórico de Bogotá. 1538-1910. Bogotá, Corpora-ción La Candelaria- Planeta. 2004. P. 238.

81 E Escovar, Alberto, Mariño, Margarita y Peña, César.Op.cit. p.238.

82 Arbeláez Camacho, Carlos, op. cit. p.161.83 “Planos y vista perspectiva del puente sobre el río Apulo”.

Bogotá, Litografía de Martínez Hermanos, 1850. Bi-blioteca Nacional de Colombia. Fondo Pineda, 811,pieza 13. Fondo antiguo, 1850.

84 Mejía, Fernando. “Templo andino de Guadalupe”. en:La Caridad, vol. 3 Nº 28, febrero 125 de 1867. p.437-443.

85 Mejía, Fernando. La cruz monumental en Guadalupe.Bogotá, Arquidiócesis de Santafé de Bogotá, 16 deseptiembre de 1857.

86 Mejía, Fernando. “Iglesia, cruz monumental I obe-lisco dedicado a la virgen en la cumbre de Guadalu-pe”. Bogotá, Litografía de Ayala y Medrano, 1857.

87 Ibáñez, Pedro María.op.cit. p.525.88 Palau, Lisímaco. Guía histórica y descriptiva de la ciu-

dad de Bogotá. Bogotá. Imprenta de Vapor de ZalameaHs. 1894.

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THOMAS REED YLA HISTORIADE LA ARQUITECTURA

TERCERA PARTE

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C A P I T U L O 8

La inclusión de Thomas Reed en la historia dela arquitectura del siglo XIX en Venezuela,Colombia y Ecuador obedece principalmente ala importancia de los encargos recibidos de losgobiernos de esos países. La calidad de sus obras,raras veces discutida, se acepta como un apor-te importante en la transformación tipológica,estilística y técnica de la arquitectura profesio-nal en cada país.

La formación académica que Reed dijo tener asu llegada a Venezuela puede considerarse equi-valente a un título profesional contemporáneo.En este sentido es posible pensar que fue unode los primeros profesionales, en sentido moder-no, que ejerció la arquitectura en las ciudadesen las que residió. Su papel en Venezuela es elmenos conocido o reconocido, tal vez por lacorta duración de su estadía. En Colombia sucontribución fue desde luego importante. ElCapitolio Nacional fue un proyecto que influ-yó notablemente en el cambio en los concep-tos de arquitectura. Fue además el primer pro-fesor de arquitectura designado de maneraoficial como tal. En Ecuador su presencia fuecontemporánea con la llegada de otros profe-sionales de la arquitectura y de la ingenieríaempleados por el presidente García Morenocomo parte de sus proyectos de infraestructu-ra y educación. Sus obras, de importancia pú-blica, han quedado como ejemplo de un nota-ble ejercicio profesional.

Cinco proyectos son una muestra de su talen-to profesional: el teatro de San Pablo de Cara-cas, el Capitolio, la Sociedad Filarmónica, laPenitenciaría de Bogotá y el Panóptico de Qui-to. En cada una de ellas se trabajó un programadistinto. En ellas integró, a la manera académi-ca del siglo XIX, la preocupación por un progra-ma de necesidades y el interés por el carácter y

La arquitectura de Thomas Reeden el contexto del “cosmopolitismo”arquitectónico del siglo XIX

la representatividad de los edificios. Del empleobastante riguroso del estilo neoclásico en el tea-tro de Caracas, el Capitolio y la Sociedad Filar-mónica se pasa a la austeridad estilística delPanóptico de Bogotá y al carácter mucho más“americano” del Panóptico de Quito, en el quese asimilan los elementos estilísticos con lossistemas constructivos disponibles y alusionesa la arquitectura tradicional de la ciudad. Cadaobra es interesante en sí misma y reclama supuesto en cualquier recuento histórico. Ademásde los logros materiales de cada obra, es intere-sante acercarse a las ideas que las sustentaron.

El historiador panameño Eduardo Tejeira-Davisen su libro Roots of Modern Latin AmericanArchitecture, asoció el “historicismo” con la “acti-tud cosmopolita” de las élites latinoamericanas

Vista de la columnata del Capi-tolio desde el patio Mosquerahacia la Plaza de Bolívar, 1980.

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166

EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

del siglo XIX. En el aparte titulado “La necesi-dad del historicismo” dice:

“La pregunta más obvia respecto a la adopción delhistoricismo europeizante es por que debía hacer-se. Este es un problema típicamente latinoameri-cano. Al recapacitar acerca de este largo período,la posteridad difícilmente ha sido capaz de sobre-ponerse a un sentimiento de incomodidad, a unacierta clase de traición interna hacia los valoresautóctonos. La posteridad ha tenido grandes difi-cultades de reconocerse en el espejo del cosmopo-litismo de la segunda mitad del siglo XIX y de loscomienzos del XX el que ha sido rotulado comoun ‘ansia por el pasado de otros’. Esta opinión esmuy interesante y tiene como corolario la idea deque el clasicismo y el gótico (para mencionar sololos ejemplos más sobresalientes) son de algunamanera ‘erróneos’ en América latina. Ambas ideasson realmente falacias y no son de gran ayuda alafrontar el fenómeno de la popularidad del histo-ricismo europeizante. La primera tesis es equívo-ca porque las élites latinoamericanas se conside-raban a sí mismas europeas o al menos defensorasde la cultura europea y la adopción de la arquitec-tura europea de su momento parecía ser lo másnatural. Considerar esta actitud como una nos-talgia por el pasado de otros es realmente un pro-blema para las generaciones de hoy y no lo fuepara la de sus abuelos. Para ellos no era el pasadode otros. La segunda idea es más truculenta y esprobablemente una ramificación del pensamien-

to nacionalista-racista. Nadie considera fuera delugar el edificio de la Corte de Justicia de Ganteen Bélgica (1818), pero de alguna manera el Capi-tolio de Bogotá es considerado a veces como “equi-vocado’ en Colombia”1.

La aguda apreciación de Tejeira-Davis tocadirectamene el problema de valoración de laobra arquitectónica de Thomas Reed. Su aso-ciación de los conceptos de cosmopolitismo e his-toricismo es completamente acertada y es apli-cable al estudio de las causas que motivaronbuena parte de la arquitectura pública y priva-da en América latina en el siglo XIX. El pasadocolonial tuvo como centro del mundo a Espa-ña y en él se vivió un proceso cultural bastantelimitado por las restricciones impuestas por laCorona española. La apertura independentistahacia el mundo, en esa especie de primera olea-da globalizadora, dio origen a la necesidad cos-mopolita de la élites de sentirse iguales a loseuropeos. Muchos de los miembros de lasaristocracias y burguesías se sentían, probable-mente, como europeos en cuerpo americano.Como lo dice Tejeira-Davis, adoptar la culturaeuropea era lo más natural y necesario.

Sin saberlo. Thomas Reed inauguró en Colom-bia el período de ese cosmopolitismo historicis-ta. Sus explicaciones del proyecto del Capitolioasí lo demuestran, sus referencias son las de unciudadano del mundo. Esto puede hoy en díaparecer pedante, en su momento era lógico. Elempleo, bastante retórico por cierto, de esasreferencias fue hecho con el fin de persuadir a susclientes de la bondad del manejo de la historiaen la arquitectura. En el trazado de sus proyec-tos asumió los principios académicos de su épo-ca y tomó como modelos los edificios que consi-deró pertinentes. Esa era la manera de proyectaren donde quiera que esos principios se aplicaran.

Reed y el neoclasicismo

Reed manifestó en todo momento sus prefe-rencias por el estilo neoclásico, Esto es eviden-te desde el proyecto para el teatro de San Pablode Caracas, se manifiesta con toda su fuerza“Altes Museum” de Berlín. Kart Friedrich Schinkel (1824-1848).

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en el Capitolio Nacional de Bogotá y se encuen-tra en un sinnúmero de detalles de otros pro-yectos. Pero no todo fue un problema estilístico.En las obras de ingeniería, por ejemplo los puen-tes, predomina un espíritu técnico y en las ex-plicaciones de los proyectos Reed asume unenfoque bastante racionalista.

La planta original del Capitolio Nacional deBogotá, tal y como aparece en la reconstruc-ción de Alberto Corradine Angulo, es simétri-ca. El eje central parte en dos mitades el edifi-cio y atraviesa los dos patios centrales. En cadauno de los cuerpos laterales se abren tres patiosde menor proporción. La distribución de loscorredores de circulación es completamente si-métrica, lo mismo que el perímetro de la fa-chada. Se aprecian diferencias menores en lasubdivisión interior de los espacios y en la loca-lización y trazado de algunas escaleras. Las di-ferencias no logran afectar la simetría generaldel edificio, que se evidencia además en el tra-tamiento del volumen y en la composición dela fachada principal subdividida en tres seccio-nes, una central formada por la columnata quecomunica la Plaza de Bolívar con el patio prin-cipal o patio de Mosquera y dos laterales sóli-das, perforadas por los vanos de las ventanas.

Reed expresó algunas de sus intenciones res-pecto a esa fachada en el informe ante el Con-

greso en el que habló de la “aérea y luminosa co-lumnata” e hizo su analogía con un “clásico bos-que de piedra”. La columnata central está com-puesta por seis hileras de tres columnas jónicascada una que, por su disposición, dejan sieteespacios libres de acceso al patio. El númeroimpar de espacios entre columnas es caracte-rístico de la arquitectura clásica. El eje de sime-tría coincide con un vacío, nunca con una co-lumna. Cuando existe un frontón, el eje centralcorresponde con el vértice superior del triángu-lo. Ese no es el caso del Capitolio.

La composición de la fachada principal en tressecciones y las seis columnas jónicas dispues-tas en la sección central ya habían aparecidoen el proyecto del teatro de San Pablo en Cara-cas y reaparecen posteriormente en el TeatroSucre de Quito. Esta composición tripartita fuecaracterística de la arquitectura domésticapalladiana, como se evidencia en la mayoría desus villas. Palladio incorporó las columnas comoparte del pórtico sobresaliente de la fachada.Reed las alineó en el plano general de la facha-da, decisión que le acarreó varias críticas y alen-tó el reclamo por dotar al Capitolio del inevita-ble pórtico saliente.

La semejanza del Capitolio Nacional con el“Ältes Museum” de Berlín de Karl FriedrichSchinckel proyectado en 1824 y concluido en

TERCERA PARTE | CAPÍTULO 8

Fachada del Capitolio Nacional, Bogotá Fuente: Conconcreto

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

1848 es sorprendente. Deriva principalmente dela horizontalidad de su volumen y del empleo delorden jónico en la columnata que en el museoberlinés forma una galería que ocupa toda laextensión de la fachada. La semejanza es pura-mente iconográfica. La composición de la facha-da del Capitolio evidencia otro tipo de influen-cia. Si Reed conoció el proyecto de Schinckel,tuvo a bien asimilar su arquitectura con la dePalladio en una síntesis bastante original.

A pesar de sus diferencias estilísticas los panóp-ticos de Bogotá y de Quito presentan algunosrasgos funcionales comunes. El cuerpo frontal sedestina a ingreso y administración y se comuni-ca por un corredor con el centro del presidiopropiamente dicho, del que se desprenden unosbrazos alargados. En el Panóptico de Bogotá Reedoptó por un esquema de tres brazos largos y unocorto, dispuestos en ángulo recto. En Quito optópor un esquema de cinco brazos: dos cortos, unomediano y dos largos, dispuestos en forma ra-dial. El tratamiento arquitectónico es completa-mente diferente. En Bogotá Reed empleó unapesada mampostería de piedra y ladrillo, que leotorga cierto aire de fortificación medieval. EnQuito usó revoque y pintura dando así una apa-riencia más blanda al edificio.

La composición tripartita se hace presente enlos volúmenes de estas cárceles. En la de Bogo-tá el cuerpo central sobresale sobre los planoslaterales retrocedidos. En el Panóptico de Qui-to el cuerpo central está flanqueado por dosmuros laterales y su fachada está subdivididaen tres secciones, la central más baja, con arcosde medio punto y las laterales como volúme-nes bastante definidos.

Ya se ha mencionado la presencia de rasgospalladianos en la composición de la fachada delCapitolio Nacional de Bogotá. La influencia esmucho más evidente en la fachada del teatrode San Pablo en Caracas y, por extensión, en ladel teatro Sucre de Quito. En ellas se aprecia ladivisión de la fachada en tres partes o cuerpos,el central destinado a albergar una columnata.Las villas palladianas muestran en general estetipo de división. En la Villa Badoer la columna-ta se encuentra en el mismo plano de la facha-da y en la Villa Rotonda, se proyecta en formade pórtico. En todos los casos remata en unfrontón triangular. Reed manejó las dos situa-ciones en sus dos proyectos de teatro. Dado queson edificios de dos pisos de altura en la facha-da, la columnata en ambos casos se localizó enel piso alto, sobre la entrada. En los cuerpos la-

Fachada del Teatro de San Pa-blo, (Caracas, Venezuela)

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terales cerrados se abren ventanas en los dospisos. Además de la división vertical, las facha-das de los dos teatros se encuentran divididashorizontalmente de tal manera que cada pisose diferencia en tratamiento del otro. Este fueun recurso común entre los seguidores dePalladio en el siglo XIX. Otro rasgo palladianopresente es el tratamiento del plano cerrado dela entrada localizado el cual perforó con tresarcos de medio punto. Palladio empleó tempra-namente este tratamiento en las villas Pisani.Marcello, Saraceno y Caldogno, todas ellas deun piso de altura2.

Un análisis gráfico esquemático de la compo-sición y proporciones de las fachadas de losteatros de San Pablo en Caracas y Sucre enQuito permite apreciar semejanzas y diferen-cias. El rectángulo del cuerpo central presentaproporciones similares, basadas en la aplica-ción de la proporción áurea. La posición de lascolumnas en el segundo piso sigue un ritmosemejante. Los cuerpos laterales presentan pro-porciones diferentes, debido quizá a las dimen-siones de los predios en los que se localizaronlos dos proyectos.

La arquitectura doméstica:un neoclasicismo apropiado

En el período republicano, la transformación dela vivienda en los antiguos cascos urbanos co-loniales se basó en los tipos de edificación exis-tentes, en especial en el esquema colonial dezaguán, patio y corredores, al que se adiciona-ron nuevos componentes ambientales y orna-mentales. Eduardo Tejeira-Davis propone elconcepto de “vernacularización del clasicismo”para explicar algunas expresiones de la arqui-tectura latinoamericana posterior a 1850. Laarquitectura doméstica de Reed puede sinteti-zarse en ese concepto.

La casa de Rafael Pombo en Bogotá, la primeraobra de arquitectura doméstica conocida deReed, fue fruto de la remodelación de una ca-sona colonial. Como tal, es apenas lógico quese aprecien en ella los vestigios de la antigua

arquitectura. El tratamiento exterior es muysencillo y en él sobresale el gabinete esquineroen madera. Como ya se dijo, el tratamientoexterior de esta casa no se asemeja al de otrasobras suyas, lo que hace dudar de la autentici-dad de su intervención.

De las otras casas construidas por Reed en Bo-gotá sólo se aprecian sus fachadas en los graba-dos del Papel Periódico Ilustrado. La casa de Ri-cardo Santamaría muestra una división entreel primero y el segundo pisos marcada por unafranja horizontal de la misma altura de los bal-cones sobresalientes, apoyados sobre ménsulasde piedra. El mismo tipo de balcón se apreciaen la casa de Wenceslao Pizano. La alternaciónde vanos y llenos sigue en esta casa un ritmopreciso. Los vanos del primer piso rematan enun arco rebajado. Los del segundo piso son re-saltados por molduras rematadas a la maneraneoclásica.

Las casa construidas por Reed en Quito mues-tran rasgos análogos a los de las casas bogotanas.La más elaborada fue sin duda la de Pedro PabloGarcía Moreno, cuya fachada es francamentemonumental. En la casa de Gabriel García Mo-reno se advierte la intención de Reed de dar uncarácter más imponente a la fachada que mira ala plaza de Santo Domingo y para ello trabajótodo ese cuerpo de la casa como un volumen

Teatro Sucre, Quito. Estado actual.

TERCERA PARTE | CAPÍTULO 8

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

independiente, con mayor altura que el resto dela casa. La composición de esta fachada es simé-trica, con siete vanos en cada piso. La puerta deingreso se localiza en el centro de la composición.La fachada se divide nuevamente en dos franjashorizontales separadas por una moldura a lamisma altura que los pisos de los balcones. Elfrontón lateral que se forma por la pendiente delas cubiertas es anecdótico, pues no correspon-de con el resto de esa fachada y acentúa la ima-gen de dos casas diferentes pegadas la una a laotra. La fachada del hotel París de Quito es bas-tante elaborada. Los balcones son semejantes alos de las casas bogotanas ya mencionadas. Perose añade una ornamentación más recargada enlas molduras de los vanos y en el alero.

Reed visto por historiadores y críticos

Al contrario de lo que pueda pensarse, la obrade Reed fue objeto de críticas bastante fuertesdesde el final del siglo XIX. Su valoración esmucho más reciente.

Uno de los primeros comentarios se debe al di-plomático argentino Miguel Cané quien en sus“Viajes”, publicados en París en 1881, hizo ob-servaciones poco elogiosas de la obra del Capi-tolio Nacional:

“Otro de los monumentos de Bogotá, el más im-portante por su tamaño, es el Capitolio, ó Palaciofederal. Fue empezado hace diez años, ha tragadocerca de un millón de pesos fuertes y no sólo noestá concluído sino que creo no se concluirá nun-ca. El autor del plano debe haber tenido por idealun dado gigantesco. Algo cuadrado, informe, plan-tado ahí como un monolito de la época de los ca-taclismos siderales. A la entrada, pero dentro dela línea de edificación, una docena de enormes co-lumnas que concluyen, truncas... en el vacío. Nosostienen nada, no tienen misión de sostener nada,no sostendrán jamás nada. Mi amigo RafaelPombo, uno de los primeros poetas del habla es-pañola, pasa su vida mirando al Capítolio y ha-ciendo proyectos de reformas. Los ministros letiemblan cuando lo ven aparecer en el despachocon su rollo bajo el brazo. Pombo quiere sacar lascolumnas a la calle, hacer un peristilo, algo razo-nable y elegante. Un joven arquitecto italiano queel gobierno ha contratado para concluír la obra, seha comido ya todas las uñas y el bigote mirandola esfinge. Mi humilde opinión es que ha llegadoel momento de llamar al homeópata, para satis-facción de la familia, porque el Capitolio está muyenfermo y no le veo mejoría posible”3.

Cané se equivocó en más de una de sus apre-ciaciones, tal vez por el hecho de juzgar unaobra inconclusa. La imagen del templo clásicocon su peristilo sobresaliente y su frontón trian-gular debía ser, para él y para otros lo deseableen un edificio público. Reed optó por alinearsus columnas en el plano de la fachada, logran-do con ello una de las virtudes del edificio, suclaridad volumétrica. La eliminación del fron-tón y el énfasis en la horizontalidad del edifi-cio, otra de las cualidades del Capitolio, sólo sepudo lograr gracias a esa alineación.

Una crítica curiosamente análoga a la de Mi-guel Cané fue formulada cuarenta años despuéspor Jorge W. Price en su libro titulado Principiosesenciales en la arquitectura, en el que dedica unpárrafo entero a comentar, no muy elogiosa-mente, el Capitolio Nacional. Dice textualmen-te lo siguiente:

Casa de Gabriel García Moreno, estado actual.

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“CAPITOLIO NACIONAL. - Como una go-londrina no hace verano ni una opinión puedehacer mayor daño, nos atrevemos a dar la nuéstrasobre este bello edificio”.

A nuestro parecer, reúne grandes cualidadesarquitectónicas como verdad, belleza, convenien-cia, solidez, morigeración y grandiosidad, pero sinduda le falta un pórtico saliente, con frontón de-corado en la fachada principal, la que tiene 88metros de largo, en una sola línea horizontal casirecta sobre la plaza de Bolívar, por reclamarlo asíel estilo de la columnata. Veamos por qué no loproyectó el notable arquitecto y artista señor To-más Reed. En el informe que rindió sobre su pro-yecto dice (1) : Quede abierto ese atrio o esepatio...sin embargo, la solidez y resistencia exigenque ligue las dos alas...Pongamos, pués, allí unahermosa columnata, más imponente y fuertecuanto más densa...por las siete calles de aire y deluz de unas tres o cuatro filas de seis columnas,más sus tres calles longitudinales, se entrará y cir-culará libremente; y cubriendo este pórtico, etc.(quiso decir vestíbulo), pero más adelante da unarazón bastante nimia, a nuestro modo de ver, parano sacar su columnata el de resguardar su colum-nata contra la piedra y plomo que suelen zumbaren América y aún en Europa, y por eso avanzó losdos macizos laterales, para que al menos los pro-yectiles del este y del Oeste no la ofendan. Peropreguntamos: ¿no quedarían expuestas a ese mis-mo riesgo las obras de arte, más delicadas, que élmismo proyectó salientes y adosadas a esos mis-mos macizos y aún las que colocaba sobre ellos?Pero él dice que hace uso de la libertad racional delarquitecto en materias de plantas; no le quitamossu derecho, pero las 18 columnas jónicas, en treshileras, no son tan aéreas y diáfanas que digamos,para observar la gran configuración interior, y lafuente que él preveía y que no existe. En dondeexpresamente dice que no colocaría frontón (frenteal salón del Congreso), se ha construido uno, quepor cierto no está artísticamente diseñado. Otrosí, dice que para evitar mayor altura hace que lascornisas de las ventanas del segundo cuerpo o piso,tocarán con el cornisón (o entablamento); el ar-gumento no es de peso ni la disposición es artísti-ca, pero pase porque ya no se puede alterar”.

“Si bien un pórtico presupone el muro detrás, yno un patio, podría conservarse la idea original

del señor Reed de vestíbulo cubierto, quitando laactual hilera central de columnas y sacándola paraformar el pórtico, lo que sí daría más diafanidadal vestíbulo, y podrían colocarse en el intercolum-nio de la tercera fila unas grandes y hermosas ver-jas de hierro colado para disimular la falta de muroen el estilo. De todos modos requiere mucha re-flexión y tino para resolver su estilo, su coloca-ción y el cambio de partes laterales”.

“Se ha hablado, de tiempo atrás, de colocar unacúpula sobre el cuerpo central, la que sabiamenteno proyectó el señor Reed, y contra ella existenvarias razones: 1.ª No es del estilo del edificio; 2.ªQuedaría muy en receso, puesto que este elemen-to en edificios civiles se acusa sobre la fachada; 3ªNo tendría perspectiva y de ende casi inútil parael fin de la ostentación; 4.ª Si el objeto es el de darluz, puede lograrse en otra forma que no pequecontra la severidad y grandiosidad del edificio.¡Cúpula de hierro sobre un soberbio edificio depiedra! Además la acústica siempe peligra bajo lascúpulas”.

“(1) Boletín de Historia y Antigüedades, número139, por Alfredo Ortega4 ”.

Las observaciones de Price, un dilettante de ar-quitectura, acerca de la obra de un profesionalcomo Reed, son bastante curiosas, pues criti-can negativamente intenciones explícitas talescomo la horizontalidad del Capitolio, la ausen-

TERCERA PARTE | CAPÍTULO 8

Columnata del Capitolio Nacional, estado actual.

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

cia de elementos sobresalientes en la fachadaprincipal y la relación de la columnata con elpatio, que hoy son valorados como parte esen-cial de sus cualidades arquitectónicas y urbanís-ticas. Las modificaciones sugeridas, de habersellevado a la realidad, hubieran despedazado laintegralidad del edificio. Los párrafos de Reedmencionados en el texto de Price son tomadosde la transcripción de su informe ante el Go-bierno incluida inicialmente por Alfredo Orte-ga en el artículo citado por Price y luego comoparte del su libro Arquitectura en Bogotá.

Reed ha sido mencionado en los principalesdocumentos sobre historia de la arquitecturaen Colombia y en Bogotá. Los historiadores ylos críticos en general han reconocido las cuali-dades arquitectónicas del Capitolio Nacional yno se han interesado especialmente en el per-sonaje. Una excepción fue Carlos ArbeláezCamacho de quien ya se citó una apreciaciónpositiva de Reed. El mismo autor, después deun análisis detallado del Capitolio de Bogotállegó a concluir que Reed era...”un arquitectode gran capacidad, excelentemente dotado ymuy bien formado, profesionalmente hablan-do5 ”. Supuso que era un profesional que habíaviajado mucho y que conocía de cerca las gran-des obras de la arquitectura europea. Al respec-to dijo lo siguiente:

“No cabe duda alguna que debió viajar por Euro-pa y quizá también por los Estados Unidos. Di-cho viaje lo llevaría a cabo en plan de observacióny de ampliación de miras. Nos atrevemos a supo-ner esta hipótesis, debido a la seguridad con la cualmenciona (en su discurso ante el Congreso) he-chos y circunstancias de orden arquitectónico endiversos lugares del globo: Madrid, París, Atenas yWashington. Se podría alegar que como arquitec-to que era, debió estudiar detenidamente los ejem-plos aducidos”6.

Las suposiciones de Arbeláez Camacho sobrelos viajes y estudios de Reed fueron considera-ciones surgidas de la lectura del informe al Con-greso y del análisis de la obra del Capitolio. SiReed al llegar a Venezuela contaba apenas con25 años de edad, su trayectoria previa debió ser

bastante agitada para formarse académicamen-te y, además, recorrer varios países tal y comolo sugirió Arbeláez Camacho quien se equivo-có al creer que Reed era una persona mayor alllegar a Bogotá.

Silvia Arango por su parte atribuye a Reed lainfluencia que merece en el curso de la historiade la arquitectura colombiana, lo considera ”elarquitecto iniciador de una concepción arquitectóni-ca que se mantiene en Colombia hasta la terceradécada del siglo XX” y lo califica como: ”un hom-bre culto y un librepensador que combina sus labo-res de arquitecto con otras actividades culturales7 ”.En el segundo párrafo confirmó algunas de suscualidades personales, ya comprobadas, ademásde su calidad como arquitecto.

Eduardo Tejeira Davis ha sido mucho más ex-plícito en su concepto sobre Thomas Reed. Loconsidera...”uno de los mejores arquitectos que tra-bajó en esta área (el Caribe) durante el siglo XIX”.Y califica también el Capitolio Nacional deColombia como “el ejemplar más destacado de sutipo en América latina”8 , tanto por la época desu concepción muy temprana en la historia delos edificios de gobierno en América latina,como por sus cualidades arquitectónicas. Estopuede sonar excesivo, al comparar el modestocapitolio colombiano con los grandiosos edifi-cios de Buenos Aires y La Habana. Sin embar-go, desde el punto de vista de un neoclasicismoriguroso, el edificio bogotano prueba ser unaobra excepcional en Colombia o en cualquierotro país. Al respecto dice Tejeira-Davis:

“Formalmente el clasicismo de Reed es ciertamen-te una excepción conspicua en la arquitectura his-pano-caribeña. Su aproximación se apoya fuerte-mente en tendencias tempranas del siglo XIX yse dirige por igual hacia el racionalismo de J.N.L.Durand, el movimiento del revivalismo griego delos Estados Unidos e incluso al clasicismo alemán.(...) En tanto los antecedentes de Reed antes dellegar a Venezuela y Colombia permanecen des-conocidos, todas las hipótesis permanecerán comoespeculaciones. En relación con la conexión ale-mana, la idea del Capitolio recuerda de un modou otro al ‘Altes Museum’ de Schinckel en Berlín

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(1823-1830), aún cuando este topos no fue exclu-sivo de Schinckel. Durand ya lo había populari-zado. Como nota de interés, el Capitolio del esta-do de Ohio (diseñado en 1838) emplea unesquema análogo. Esta es una conexión particu-larmente atractiva, puesto que uno de los arqui-tectos vinculado a la realización del edificio nor-teamericano después de 1856, el famoso ThomasU. Walter, había estado en Venezuela construyen-do instalaciones portuarias en La Guaira al mis-mo tiempo que Reed trabajaba allí. (Walter, possupuesto, es mejor conocido como uno de los ar-quitectos del Capitolio en Washington D.C.) Noes absurdo pensar que ambos personajes se en-contraron e intercambiaron ideas. Verdaderamen-te, la conexión con el revivalismo griego esvisualmente la más fuerte. La mejor prueba deello es el proyecto de Reed para la Sociedad Filar-mónica. Tanto la forma de templo prostilo sin unpedimento como los pilares esquineros emplea-dos en lugar de columnas son recursos propularesdel revivalismo griego”9.

La apreciación de Tejeira-Davis es muy intere-sante pues reconoce en Reed un personaje co-nocedor de algunos principios fundamentalesde la arquitectura academicista del siglo XIX.Las influencias del neoclasicismo germánico enlas fachadas de los teatros, en el Capitolio bo-gotano y en la Sociedad Filarmónica se hacencada día más evidentes.

Reed en Venezuela es prácticamente descono-cido. En Colombia se le ha valorado moderada-mente y en Ecuador se incluye usualmentecomo uno más del grupo de arquitectos extran-jeros que llegaron a ese país en la segunda mi-tad del siglo XIX. El Capitolo Nacional y elMuseo Nacional de Bogotá y el Panóptico deQuito son indudablemente obras sobresalien-tes y son la causa principal de su inclusión enlas historias de la arquitectura de Venezuela,Colombia y Ecuador. Este estudio contribuye afortalecer esa valoración y a darle un soportemás consistente.

TERCERA PARTE | CAPÍTULO 8

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Hacer obras de arquitectura en América latinaen la segunda mitad del siglo XIX no era tareafácil. Se contaba con una herencias hispánicatricentenaria, reflejada en las construcciones delperíodo colonial, en la que predominaron losmateriales sencillos como la tapia pisada y eladobe. Las grandes construcciones en piedra selocalizaron preferencialmente en ciudades for-tificadas o en regiones de mucha riqueza. Alllegar a Suramérica Reed se encontró con unmedio en el que no se tenían bases académicasfuertes y se disponía apenas del repertorio lo-cal de tradiciones constructivas. Reed tuvo en-tonces que desempeñar varias tareas: obras deingeniería y de arquitectura y enseñanza de al-bañilería y de principios de arquitectura. No envano puede considerarse como uno de los fun-dadores de la profesión de la arquitectura enColombia y en Ecuador.

Como ya se dijo, la arquitectura de ThomasReed se desenvuelve en el marco del historicis-mo neoclasicista propio del academicismo delsiglo XIX. Pero hay también obras importantesde ingeniería que muestran su fase más prácti-ca y “racionalista”. La gama de sus proyectos esvariada y abarca desde los grandes encargosgubernamentales hasta viviendas relativamen-te sencillas. Para cada caso Reed escogió el que,a su parecer, era el lenguaje más adecuado. Suconocimiento del mundo de la arquitectura y dela ingeniería era bastante amplio, como lo de-muestran las citas de diferentes autores y edi-ficaciones. Sorprende, por ejemplo, la mención,como fuente de inspiración de sus proyectoscarcelarios, el libro de John Howard titulado Elestado de las prisiones en Inglaterra y Gales, publi-cado originalmente en inglés en 1789.

EpílogoThomas Reed: un arquitecto del siglo XIX

Antigua Penitenciaría de Bogo-tá, hoy Museo Nacional de Co-lombia, estado actual.

TERCERA PARTE | EPÍLOGO

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

En la descripción del teatro de San Pablo, pre-viamente citada, Reed mencionó varias referen-cias a la arquitectura clásica. Algo semejantesucede en el informe de presentación del Capi-tolio ante el gobierno colombiano en la queReed es prolífico en referencias a obras de laGrecia clásica: el templo de Júpiter Olímpicoen el Peloponeso, los Popileos y el templo deJúpiter en Atenas, y en términos propios de laarquitectura griega: la cella, el pronaos, elophistomum. Hace además mención de obrasneoclásicas importantes como la fachada dePerrault en el Louvre, la cual critica con ciertaseveridad, e incluso inserta expresiones en fran-cés. La referencia a las culturas indígenas deAnáhuac, Yucatán y Perú son algo exóticas ypueden sugerir la intervención de Rafael Pomboen la redacción del informe al Congreso colom-biano. En general sobra indica la existencia deuna mente curiosa e ilustrada y correspondencon lo esperado de la formación en una academiaeuropea que el mismo se encargó de proclamar10 .

La obra de ingeniería de Thomas Reed, rarasveces tenida en cuenta en las historias de la ar-quitectura, adquiere gracias a este estudio ladimensión que se merece. Su preferencia porlos puentes pudo provenir de los encargos quese le hacían, pero se advierte suficiente conoci-miento de la materia como para llevar honro-samente el título de ingeniero que tantas vecesse le ha otorgado.

Las diferencias que existen entre las obras deReed en Bogotá y en Quito son apreciables es-pecialmente en el manejo de los materiales. EnBogotá Reed escogió la piedra caliza y el ladri-llo como sus materiales preferidos y los expusoa la vista. En Quito, ciudad de gran tradiciónde arquitectura en piedra, empleó los murosrevocados y pintados que ocultan los materia-les de que están hechos. La causa de esta dife-rencia no es clara. En Bogotá existía, a media-dos del siglo XIX, cierta tradición en la talla dela piedra, presente en la plaza de Bolívar en lasfachadas y portadas de la Catedral y de la capi-lla del Sagrario y empleada en las portadas deotras iglesias coloniales. Eso inspiró a Reed la

escogencia del material del Capitolio, la “dulcey preciosa piedra con que ustedes cuentan, que, cuan-do nueva, sabe a almendra al paladar de los ojos, ya medida que envejece va convirtiéndose en oro11 ”.En sus obras en Ecuador Reed escogió una gamamás amplia de materiales, desde la piedra vol-cánica hasta el revoque de las fachadasneoclásicas con molduras superpuestas recu-biertas con pintura de cal policromada.

El Panóptico de Bogotá es una obra que se esca-pa del régimen neoclásico estricto e ingresa enlos terrenos del Racionalismo temprano del si-glo XIX. Dado que las penitenciarías o panóp-ticos fueron fruto de la Ilustración, los mode-los clásicos no eran del todo adecuados paraunas edificaciones eminentemente funcionales.De ahí la posibilidad de tomar como referen-cias otros modelos. La seriedad y hermetismode los muros exteriores del panóptico bogota-no manejados como una piel envolvente delconjunto penitenciario, evocan la imagen deuna fortaleza, acorde con el carácter peniten-ciario. En Quito, por el contrario, Reed optópor una arquitectura más blanda en la facha-da, dando al muro un papel secundario.

La obra de ingeniería de Reed comprende desdeminúsculos puentes de madera hasta grandesestructuras como los puentes de La Paz y deJambelí en Ecuador. Su extensa obra arquitec-tónica es igualmente variada en temática y es-cala y su calidad no es homogénea. Al lado deobras excepcionales como el Capitolio Nacio-nal, el Panóptico de Bogotá y el Panóptico deQuito hay obras menores como algunas de lascasas particulares que se funden en el paisajearquitectónico del período republicano. Estilís-ticamente hablando las primeras muestran unmayor rigor en el manejo del lenguaje neoclási-co mientras que en las últimas se percibe unaintención deliberadamente ornamental. Esto noes motivo de preocupación. Reed, al igual queotros arquitectos del siglo XIX en América lati-na, hizo una arquitectura adecuada a los recur-sos del momento. No optó por la ostentación,prefirió la mesura.

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Notas

1 Tejeira-Davis, Eduardo. Roots of Modern Latin AmericanArchitecture. The Hispano caribbean Region fron the Late19th Century to the Recent past. Heidelberg, 1987. p.260-261.

2 Ver: Hope Reed, Henry. Palladio’s Architecture and itsInfluence. A Photographic Guide. New York, Dover,1980.

3 Cané, Miguel. Notas de viaje sobre Venezuela y Colom-bia. Bogotá, Biblioteca V Centenario Colcultura,1992. p.150-151.

4 Price, Jorge W. Principios esenciales en Arquitectura. Entres partes. Bogotá, Casa Editorial de “La Nación”,1920. p.37-39. Edición facsimilar. Ediciones Proa, Fa-cultad de Arquitectura Universidad de Los Andes,Bogotá, 1988

5 Arbeláez Camacho, Carlos. “El Capitolio Nacional o‘El enfermo de piedra’ ” en: Arbeláez C. Carlos y Uribe

C. Gabriel. La arquitectura en la República. Libro Pri-mero. Historia Extensa de Colombia, volumen XX,tomo I. Bogotá, Academia Colombiana de Historia,1986. p. 155.

6 Arbeláez Camacho, Carlos. op.cit. p.159.7 Arango, Silvia. Historia de la arquitectura en Colombia.

Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1ª edi-ción, 1989. p.110.

8 Tejeira-Davis, Eduardo. Op.Cit. p.202.9 Tejeira-Davis, Eduardo. Op.Cit. p.205.10 Ver la transcripción completa de este informe en:

Ortega Díaz, Alfredo, Arquitectura de Bogotá. Bo-gotá, Editorial Minerva, 1924. p 50-57.

11 Ver Ortega Díaz, Alfredo. Arquitectura de Bogotá. Bo-gotá, Editorial Minerva, 1924. p. 55.

TERCERA PARTE | NOTAS

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ANEXOS

CUARTA PARTE

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TESTAMENTO DE JOHN NICHOLAS REEDRigsarkivet, West indian Local GovernmentSaint Croix Upper GuardiansSager ved Skoder, grave breve og testamenter 1804-1856Folio 3, Box #41-22

In the name of God, Amen!

Know all men by these presents, that I the undersigned John N. Reed, merchant of thisisland, being of sound health and memory, but aware of the uncertainty of life, have madeand ordained this my last Will and Testament.

#1

I give and bequeath to the danish and english churches in Cristiansted each 5 say fivepieces of eight.

#2

The house which I now inhabit N.42 Queens Crop Street in Cristiansted, I desire may beput in order, the repairs however not to exceed 600 say six hundred ps. of eight and whencompleted to be given to my Housekeeper Susannah Cooper, should I at the time of mydemise own any other house in Cristiansted or Frederichsted, she may in that case have thechoice of either, and should the one chosen require repairs, the same to be effected but not toexceed ps.600 as above stated.

#3

Should at the time of my death, I not be posessor of a house, which when put in ordermay be worth two thousand pieces of eight, in that case the sum of two thousand pieces ofeight shall be invested in the purchase of a house for Susannah Cooper.

#4

The furniture which is in the House I now live in is the property of Susanna Cooper.Should I at the time of my death be posessor of slaves, say House Servants, she shall have herchoice of four.

#5

The residue of my property, I give and bequeath to my three Sons Thomas, AdolphusKrog and William Nicholas; should any of my abovenamed Sons at my death not have attainedthe age of twenty years, in that case the sum of 250 say two hundred and fifty dollars shall bepaid annually from my general state for his or their education and support until they arrive atthe age of twenty years.

#6

Should my property after the foregoing stipulations have been accomplished exceed twothousand dollars to each of my sons when they attain the age of twenty, the surplus as for asFour Thousand Dollars shall be put out at legal interest, and the interest to be paid to SusannaCooper for her support as long as she leads a single or does not cohabit with any other man,

Anexo 1Testamento de John Nicholas Reed

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

if she thinks proper to act otherwise, the Capital & Interest thus invested to revert to mychildren or their heirs.

#7

It is to be undestood that the House bequeathed to Susanna Cooper is only for her lifetime,and at her death to revert to my children or their heirs.

#8

Should the residue of my property be more than sufficient to defray the above donationsand bequests, I bequeath from the surplus, five hundred dollars to the son of Mary DeWindtnamed John, and any surplus beyond that last legacy, shall devolve to my threeabovementioned children.

#9

Should either of my three children die before they attain the age of twenty years, thesurvivor or survivors shall inherit the property of the one deceased, and should they die afterthe age of 20 years unmarried, or have no legal issue, and before the closure of my dealing, theproperty shall also return to my remaining children, but should the deceased leave a widow,one half of the property or of his share to devolve to her.

#10

As Executors, Administrators, Incapators, Dealingmasters and Guardians to this my willI hereby nominate and appoint Messrs. Henry, M. Keutsh, James Finlay and John Ellis, shouldone or more of these from absence or death be prevented from acting, the remaining Exectorsmay select an other person to be appointed in lieu of the one absent or defunct.

Given under my hand and seal, St. Croix, Cristiansted, the 21st day of April 1835John N. Reed.

OTROSI AL TESTAMENTO DE JOHN NICHOLAS REEDSaint Croix

Be it known into all men that I the undersigned John N. Reed, merchant of this Island,

having on the 21st of april 1835 made my will and testament, duly signed according tolaw, do by this present codicie hereby ratify & confirm the same, with the exception of the 10paragraph which it is now my desire and wish, should be annuled in as far as relates to theappointment of M. John Ellis as one of my Executors, and in his name and stead, I do herebynominate and appoint Mesrs. Thomas Rushby and William H.. Woods as Coexecutors,Administrators, Incaptors, Dealing Masters and Guardians with Mesrs. H. M. Keutsch andJames Finlay, who are already named as such in my said will and testament annexed, bearingdate the 21st April 1835.

It is also my will and desire, that the 8th paragraph wherein I grant the sum of five HundredDollars into John the son of Mary DeWindt be also anulled & made void, and with regard also

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to the second paragraph I further desire that the sum of one thousand pices of eight /ps.1000/be paid to Susanna Cooper in manner following: six months afther my decease the sum of ps.500 say five hundred pieces of eight, and six months after that period the remaining ps. 500,say five hundred pieces of eight, which sum of ps. 1000.o.o. shall be considered as altogetherindependent of what has been bequeathed to her in the 2nd paragraph, the same being forservices rendered me.

Lastly, I furthermore desire, that my executors without unnecesary delay should disposeof my Stock Estate called Mount Welcome with all its appartecances and aditions of Stock,whenever the same can be effected in a judicious manner and that my family be allowed toreside there until the sale is effected.

Witness my hand this 18th day of February 1840John N. Reed

CUARTA PARTE | ANEXOS

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

“To/His Excellency Ser T. C. de Mosquera/President of the Republic h h h./

Most excellent Sir,/

I have just had the honour/ of receiving your Excellency’s note acquainting/ me with theimportance my report on the house/ I was called upon to examine this morning by Doc/torMendoza, maybe of in deciding the law/question between Mr. Borda and Doctor Pardo./ I begleave to thank your Excellency for the caution/Implied, and to say, that I have already carefully/examined the house, and that my report shall be/ most conscientiously drawn up, so as notto pre/ judice the party in the right nor discredit myself/

I have the honour of subscribing myself/ your Excellency´s most Obt: humble/

Servant/July 28 th 1847/

Th Reed”/

Anexo 2Carta de Thomas Reed a Tomás Cipriano de Mosquera, 1847

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“Sir Jeneral Tomas C de Mosquera/

Bogotá 27 de abril de 1959/

Mi mui respetado i querido Jeneral, /

La carta de ud por el ultimo/Correo de Popayan me ha llenado con mucha sorpresa i pena./Me acusa Ud de no haber contestado sus cartas anteriores de/fechas 28 de diciembre i 1º defebrero. afuera de la considera/cion que es debido a la posicion de Ud, el inmenso afecto i/estimacion que todo el mundo sabe que tengo por Ud, i que/siempre me he esforsado endemonstrar, me podia haber/salvado de acusacion, aunque mi contestacion no hubiera/llega-do a sus manos. _ En mi contestacion esplique, /que como no recibo correspondencia masque por el cor/reo del atlantico, nunca averiguo si tengo cartas que/llegan por los demas co-rreos, i que fue por casualidad/que al tiempo de llegar la segunda carta de Ud, llamo/el Sir DnFrancisco a un dependiente mio i le entregue/las cartas de Ud juntas con los papeles que lesacompañan./Cumpli con la recomendación que Ud me hizo referente al/Sir Raimundo SantaMaria, entregando al Su hijo de el/la carta de Ud para que el se informase del contenido deella./Porque el estaba entonces enfermo en el Vinculo y fue des/pues a Piedras por razon de lasalud, i no puedo tener una/entrevista con el, para saber su opinion sobre las acciones en/elcamino de la Buenaventura. ___ El ofrecimiento/ que Ud me hizo me lleno tanto congusto como pocas cosas /me ha hecho en esta vida. Lo consideraba como un titu/lo de honor,i le contesté diciendo que si no fuera por mis/compromisos aquí, montaria en el acto parallevarme mi/contestacion en persona, i, que si Ud me daba un plazo/de un año, podia dispo-ner de mi como a bien tenia. So/bre el plano le dije, que como lo que Ud necesitaba era/unplano esacto, sera preciso mandarme en seccion segure/del edificio para las alturas, porque sineste no se podia/levantar un plano para servir de base a una contrata./Si todo esto está im-puesta el Sir Arrubla i el Doctor/Chayne i varios individuos con quienes he hablado sobre/elasunto. Yo estaba esperando la contestacion de Ud con/ansia, porque, mi Jeneral, yo deseosalir de Bogotá/i todavia mas si es para estar al lado de Ud. Varias/personas me han hablado deobras, i siempre les he contes/tado que necesitaba saber de Ud antes de entrar en nuevos/compromisos. No estoi seguro pero si creo, que cometi/una equivocacion i diriji mi carta aCali en lugar de Popa/yan, porque hasta pocos dias estaba en la persuasion de/que Cali era lacapital de su Estado, i, aunque tenia las/cartas de Ud fechadas en Popayan, no repare i contes-taba/en la misma persuasion de que la residencia del Gobernador/ del Cauca era en Cali. _Mi gran deseo es estar ocupa/do por Ud, porque a su lado se puede ganar honra y prove/cho,i aquí, aunque no me falta ocupacion productiva no/estoi contento con la clase que se ofre-cen. Para la parte/constructiva del camino como puentes i paredones creo que/puedo serbastante util a la empresa, i, si fuera necesario/puedo llevar unos aprendices mios de aquí paratraba/jar. Uno de ellos puede servir como maestro de obras, tanto/por su probada honradezcomo por su inteligencia. Espero/pues, mi respetado Jeneral, que si Ud me puede conce/der elplano para concluir mis obras que tengo en manos /me avisé. Tambien espero los datos quepido relativos ala/Penitenciaria, para probar a Ud que no se necesite que Ud/me dice (lo cualme ha lastimado mucho) que Ud me pagará /mi trabajo. _____ He conversado con indivi-duos aqui /sobre lo de tomar acciones en la empresa del camino, pero /poca inclinacion mani-fiestan. Creo que no hai empresa en/el mundo que pueda sacar a los Bogotanos de su indiferen/

Anexo 3Carta de Thomas Reed a Tomás Cipriano de Mosquera, 1859

CUARTA PARTE | ANEXOS

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EN BUSCA DE THOMAS REED | ARQUITECTURA Y POLÍTICA EN EL SIGLO XIX

cia i inclinarlos a tomar parte en ella. ademas hai mu/chos temores de revolucion. Hai undescontento tan jeneral /como nunca he visto, por unos actos del Congreso esta/en sesiontodavia. Es un descontento en que participan/todos los partidos. De todo esto sabrá Ud masde lo que/yo puedo contestarle, pero si le diré, que hai varias per/sonas que trabajaron decidi-damente en contra la candida/tura de Ud para la Presidencia, que ahora son mui ar/repentidas./

Concluyo, mi Jeneral manifestandole/que no hai cosa que pueda agradar mas que la/aceptacion de su parte de mis pequeños servicios, i/rogarle que ni por un momento siga Udcreen/do que yo seria capaz de una falta tan grande/como la de no contestar las cartas de uncaballero/como Ud, que desde que le he conocido ha ejercido/una influencia singular sobremi, i por quien tengo/no solo el mas grande cariño sino tambien la mas/profunda estimacioni respeto./

Soi su atento i fiel Servidor./”

Th. Reed.

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”al Ciudadano Jeneral/Don Tomás C. de Mosquera/Presidente de la Union Colombiana./h. h. h./Quito 20 de Octubre de 1863./

Mi mui querido General,/

aunque las muchas atenciones/con que Ud. esta rodeado ahora, deben hacerme tener que/ellas no permitiran a Ud dedicar un momento para ocuparse/de una persona tan inutil comoyo, sinembargo no puedo re/sistir el instinto de mi corazón que me infule a escribirle;/saludandole e asegurandole de mi entero afecto. Los dias/cuando estaba bajo las ordenes deUd, han sido para mi, i/en su mayor parte debida a la benevolencia i consideracion/con queUd me honraba, los mas felices de mi vida. No es/de admirarse pues que cuando me recuerdode Ud. el corason/se me llena de emociones de gratitud i de cariño./

He seguido con mucho interes a los/grandes acontecimientos que han tenido lugar en laNueva/Granada en los ultimos años bajo los auspicios de Ud, i aun/que he llegado algunasveces a tener para el buen escito de la/empresa que Ud tenia entre manos, porque conocia lasgran/

des dificultades que a ella se oponian, siempre mis buenos/deseos le han acompañado i mehe complacido en mani/festarlos asi/

Renuncie de mi empleo que el Pe/ru que fue bastante lucrativo, para entrar en una em/presa en las Islas Galapagos, i perdi todo lo que tenia/Despues acepte un empleo del Gobiernode este pais, donde,/seré engrato si dijere otra cosa, he sido mui bien tratado no/solo por el SirPresidente sino tambien por los particulares./mas, en ninguna parte me siento tan contentocomo cuan/

do estaba en la Nueva Granada bajo las ordenes de Ud./

Entiendo que si la Union de la an/tigua Colombia se verefique, que el proyecto es dehacer a/

Panama la Capital de la Union. Entonces es probable que/se necesitará de edificios nuevospara el uso del Gobierno./En este caso, o en cualquier otro en que yo pueda servir, ruego/queUd no se olvido de su antiguo arquitecto. Mi mas bella/ esperanza es de volver a verme colo-cado al lado del hombre, / que mas que ningun otro con quien he tratado, me ha llenado/elcorason i el alma./

Deseo, mi mui respetado, i querido/General, que gose Ud de toda felicidad i que siem-pre/

vé en mi, /

Su mui atento seguro/

Servidor/

Th. Reed/

Anexo 4Carta de Thomas Reed a Tomás Cipriano de Mosquera, 1863

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Ministerio de lo Interior.- Seccion de obras públicas.- Quito á 21 de julio de 1862.1

El infrascrito, Ministro del Interior, con arreglo á las instrucciones que le ha comunicadoS. E. el Presidente de la República, y el Sr. Th. Reed, Arquitecto, han venido en estipular elpresente contrato para la construccion de las obras públicas de la Nacion, bajo las bases ycondiciones siguientes:

1ª. El Sr. Reed será Arquitecto en jefe de la construccion de los edificios y obras públicasque el Gobierno tuviere á bien encargarle, y en remuneracion de su trabajo percibirá el sueldode 200 pesos mensuales:

2ª. A mas del sueldo señalado en la condicion anterior, el Arquitecto recibirá, por una solavez, 250 pesos anticipados para que haga traer á esta capital sus libros profesionales y adquirirlas mesas, tablas, reglas y otros útiles de dibujo, escepto el papel que le suministrará el Gobier-no en los casos necesarios:

3ª. Los gastos de viaje del Señor Reed á los puntos de la República en que el Gobiernonecesitare de sus servicios, serán de cuenta del mismo Gobierno:

4ª. El señor Reed podrá encargarse de obras de particulares, siempre que lo haga sin perjui-cio de cumplir con exactitud sus deberes para con el Gobierno:

5ª. El sueldo comenzará á correr desde que el Señor Reed regrese de Guayaquil, á dondemarcha inmediatamente, despues de firmada la presente contrata:

6ª. Este convenio durará por dos años, prorrogables á voluntad de ambas partes.

En fe de lo cual los dos contratantes firman este documento por duplicado, obligándose ásu puntual cumplimiento con arreglo á las leyes de la República. Fecha ut supra.

Rafael Carvajal – Th. Reed.

Anexo 5Contrato con el Estado ecuatoriano, 1866.

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1875

Informe del administrador del hospital de caridad San Juan de Dios

«El hospital de mujeres cuya reconstrucción, estaba comenzada cuando fui llamado al desem-peño de esta administración, se halla concluido. Esta obra se hizo por contrata especial con elseñor Fernando Pérez Quiñones. La parte alta consta de cuatro departamentos que se distin-guen, los tres, en los nombres de «Sala de la Virgen», «Santa Rosa» y «Santa Teresa» y uno quesirve de auxiliar a las enunciadas. «Santa Rosa» es la sala destinada a las sifilíticas y la de «SantaTeresa» al uso de la Cirugía: el piso bajo del edificio está ocupado por dos departamentos queconstituyen en la Botica, otro que forma la cocina de la Botica y cocina de las Hermanas; untercer departamento que contiene las roperías del establecimiento, baños y habitaciones de lasHermanas.

En el departamento de militares se edificó también por cuenta del Gobierno un magnífico yespacioso salón y un Anfiteatro contiguo a este. Ambos tienen por cubierta una hermosaazotea de recreo. Se han refaccionado completamente los pavimentos, pisos, tejados y corre-dores de los hospitales de militares y paisanos, abriendo puertas y ventanas en los lugares quese ha creído conveniente y haciendo, en fin muchas mejoras cual demandaba la mayor como-didad, aseo y buen servicio de las salas.

Se ha independizado por medio de una magnífica escalera el tránsito del hospital de hombresal de mujeres y, finalmente, se ha refaccionado y pintado el arco llamado «de la Reina de losÁngeles» que por su arquitectura gallarda y elegante, es un adorno de la ciudad. Esta obra setrabajó bajo la dirección del Arquitecto Señor Smith por contrata especial.

En las obras que acabo de enumerar no ha omitido el Supremo Gobierno medio alguno a fin detransformar el antiguo edificio en uno que, por la hermosura de su forma, buen gusto en ladecoración, aseo y demás cualidades, le hacen digno de figurar entre los monumentos de ade-lanto erigidos durante el feliz reinado de la paz en el Ecuador.

Con fondos del establecimiento se han refaccionado todas las cañerías y desagües de la casa;fabricando un corralón de puercos, muy seguro, aseado y capaz; y construido una chimeneaen la cocina del hospital.

También se ha refaccionado la de la Botica y en el común de militares se ha hecho tambiénvarias modificaciones en las cañerías y demás partes que eran necesarias

Para la seguridad de dicho común se edificó una pared sólida en el mismo lugar donde antesexistía la que se destruyó por las malas condiciones con que había sido construida.

En el departamento de mujeres se varió algunas vigas del tumbado de la ropería y refaccionóéste. El patio del mismo departamento se ha trasformado en un pequeño jardín.

Se modificó el piso de la Botica y se mandó fabricar dos grandes y aseados armarios paraguardar las cajas, estuches y demás útiles de Cirugía y Medicina. También se ha entapizado elpavimento de dicha Botica debiendo notarse que las Hermanas mandaron trabajar a su costolas estanterías del segundo salón de droguería.

Anexo 6Informe del administrador del hospital de caridadSan Juan de Dios, Quito, 1875

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En la Iglesia se compuso una pequeña parte de la cubierta del coro. Finalmente, se hizo lademolición de las ruinas del arco «de la Reina» y muchísimas otras composturas y refaccionesque sería largo e inútil enumerarlas.

La muralla que rodea el hospital de militares se halla en completa ruina y amenazando arrui-narse y destruir las casas vecinas con la caída de una parte que se halla en pié. Su reconstruc-ción será imposible hacerse con fondos del establecimiento por no tener lo suficiente, y deseguro quedará ofreciendo siempre un lugar fácil de deserción a los militares, si el SupremoGobierno no remedia con tiempo los males que prevengo».

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CONTRATO PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL PANÓPTICO2

En la ciudad de Quito Capital de la Republica del Ecuador á quince de diciembre de mil ocho-cientos sesenta y nueve. Ante mi el presente escribano público y testigos que suscribirán,comparecieron en el local de la gobernacion de esta provincia, el Señor Gobernador PabloBustamante á nombre del Supremo Gobierno y el Señor Tomas Reed, y dijeron que habiendoaprobado el Gobierno las propuestas hechas por el último obligándose a edificar un Panóptico,en parte de la cuadra de la finada Señora Angela Calisto y que la compró el mismo Gobiernopor este objeto, disponiendo que se eleve á escritura pública para su constancia con arreglo á laminuta que se ha acompañado a la nota que se agrega original á este registro, y viniendo enello, otorgan que ambas partes contratantes se obligan a cumplir fiel y legalmente, todas ycada una de las cláusulas de la enunciada minuta que respectivamente les corresponden cuyotenor literal es el siguiente:

Primero Reed se compromete a ejecutar la obra del Panóptico, conforme a los planos presen-tados con todas las obras de albañilería, cantería, carpintería, obra de hierro, pintura y posturade vidrios; mas no se compromete a dar ninguna especie de muebles, como son los útiles de losbaños, de la cocina, camas de las celdas, &&

Segunda Reed se compromete a entregar la obra en el término de cinco años contados desde eldos de enero de mil ochocientos setenta. Las entregas de obras serán por semestres y equiva-lentes á las cantidades que pagará el Gobierno, también por semestres adelantados. En los tresprimeros semestres pudiera ser que haya algunas irregularidades en las entregas de obras, porfalta de materiales y el modo de proveerlos, mas en la cuarta entrega se llevarán las faltas quese notaren en las tres primeras; y en lo sucesivo habrá exactitud.

Tercera El Gobierno pagará en moneda sonante o su equivalente la cantidad de doscientosveintidos mil ciento cuarenta y nueve pesos veintinueve céntimos sencillos, de la que se dedu-cirán veinte mil pesos que los conservará el Gobierno hasta que Reed haya cumplido su com-promiso; pero una vez cumplido, el Gobierno pondrá a su disposición los expresados veintemil pesos, sin temor ni pretexto alguno.

Cuarta Reed dará al gobierno la fianza de cuatro personas de responsabilidad para la inversiondel dinero de los semestres adelantados; pero la fianza se otorgará ántes de la entrega del semes-tre; y cuando las entregas parciales de la obra (las tres primeras, por ejemplo, de la cláusula se-gunda) no sean exactamente iguales á la cantidad recibida, continuarán obligados los fiadores.-

Quinta Deducidos de la suma total de doscientos veintidós mil ciento cuarenta y nueve pesosveinte y nueve céntimos, los veinte mil del que habla el artículo tercero, se hará una divisiónigual á diez semestres, cuyas décimas partes son las que debe dar el gobierno adelantadas.

Sexta El Gobierno no podrá exijir á Reed la entrega de la obra en el primer semestre, en lasuma de seis á siete mil pesos, que solo se invertirán en galpones, herramientas y acopio demateriales; debiendo hacerse la entrega de las obras por esta suma el último semestre. Reed dacomo fianza de esta suma, su hacienda que posee en Cumbayá, siempre que el valor de estasea equivalente á la cantidad invertida en los referidos galpones, herramientas y materiales; yen caso contrario llenará con otra fianza.

Séptima La primera entrega de la obra por parte de Reed, consistirá en los cimientos de todoslos edificios que dan sobre la calle hasta el nivel del terrado que tendrá ocho metros de altura

Anexo 7Contrato para la construcción del Panóptico de Quito, 1869

CUARTA PARTE | ANEXOS

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1 “El Nacional”, Quito, 16 de agosto de 1862, #842 Notaría Quinta (1867 – 1869) 15 de diciembre de 1869 V. 138.

sobre dicha calle en la parte de abajo y de allí á nivel, observando siempre las cláusulas segunday sexta.

Octavo Las entregas de obra siguientes se harán en convenio con el gobierno, tomando siem-pre por baja el presupuesto presentado.

Noveno Si el gobierno resuelve que el tumbado de los talleres de hombres no sea de maderasino de bóveda, pagará dos mil pesos, a mas de la cantidad expresada.

Décimo El gobierno se obliga á dar á Reed para esta obra, todos los auxilios de peones, pormedio de las autoridades, como se acostumbra en todas las obras públicas, y la misma protec-ción en obligarles a cumplir sus compromisos.

Once El gobierno entregará á Reed el sitio para el edificio arreglado por su cuenta, después deseis meses de firmado el contrato y previa presentacion por Reed de un plano en que se indi-quen los desmontes que haya que hacer. El desmonte del terreno será por cuenta del gobierno,quien lo dejará limpio, y todas las piedras que en el resulten puede aprovecharlas Reed como loconvenga; mas al llegar á la peña viva, el trabajo de sacarlas será por cuenta de Reed.

Doce Aun cuando en la obra entre más o menos cantidad de materiales ó de trabajo de localculado en el presupuesto formado por el arquitecto, ni el gobierno ni el empresario notendrá derecho a reclamar.-

Trece Cualquier desavenencia que pudiere surgir entre el gobierno y Reed será definida porárbitros.

Catorce Reed continuará en su empleo de arquitecto de la nación gozando de la misma renta.Mas si llegase el caso de que Reed no pueda atender debidamente á las obras del gobierno, ypor este motivo renuncie su destino, entonces no ganará, sino como empresario con arreglo áeste contrato.

Quito, diciembre cuatro de mil ochocientos sesenta y nueve.-

Tomas Reed.

Para el seguro cumplimiento de todo lo referido, obligan las partes contratantes, esto es, elSeñor Gobernador de la provincia los bienes de la nacion, y el Señor Reed los suyos habidos ypor haber en toda forma de derecho, sujetándose á las autoridades judiciales que del asuntopuedan conocer, para que á lo dicho les condenen, compelan y apremien por todo rigor legal yvia ejecutiva, como si esta escritura fuese una ejecutoria inviolable. Yo el escribano previne álos interesados que saquen la primera copia de esta escritura y la manden rejistrar en las ofici-nas respectivas, para que surta los efectos legales. En cuyo testimonio asi lo dicen otorgan yfirman, con los testigos presentes de que doy fe.

Pablo Bustamante Thomas Reed

Testigo […] Saenz Testigo Cayetano F. Rodríguez

Testigo Antonio M. […]

Ante mi

Pablo Iglesias Escribano Público.

Notas

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