elisabetta di castro - la razón desencantada

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La Razon Desencantada, por Elisabetta di Castro.

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  • II

    LA TEORII\ DE U\ ELECCION RACIONAL

    El individualismo metodol6gico, como su nombre lo indica, ex plica algtln problema o fen6meno social a partir de los indi\i-duos, en especial a partir de ciertas hip6tesis sobre su conducta. Se pueden distinguir diversos individualismos metodol6gicos dependiendo de cuciles scan las unidades identificadas (un indi-viduo ffsico, un individuo jurfdico, una instituci6n colcgiada, etc.) y cuales sean las hip6tesis sabre sus respectivos cornportamicntos (egofsta, altruista, cooperative, etc.). 1 Thomas Hobbes fne el primcro en articular con claridad una explicaci6n de este tipo.2 Como sabemos, su propuest.a metodol6gica fue retomada, ann-que con grandes divergencias de contenido, por la mayorfa de los pensadores ilustrados (incluso se ha llcgado a hablar de un mudelo hobbesiano) 3 y, al me nos desde principios del siglo XIX, fue tambien fuertemente combatida. Aunquc cl debate entre sus defensores y sus crfticos reaparece bajo d.ivcrsas formas a lo largo de los dos llltimos siglos, sin duda el individualismo siguc sicndo uno de los principales metodos de las ciencias socialcs.""'

    1 Cji: S. Lukes, h"lintli"uidualiMfiO,Cap. XVII, "El individualismometorlo!Ogico". ~ Aunque ya en 1'\icolr:uHio tanto t>l riesgo como Ia incertidumbte ( r.fi: P. Dieterlen, "El individualism a mctodo\Ogi-co").

    :.; Modelo que, de Hobbes a Hegel (incluido-excluido), companid:1 el insna-turalismo modcrno en contraposici6n al pensamiento tradicional aristole!ico (rjr. :\f. Bobbio, "El modelo iusnaturalista").

    1 Para fren~r algunas de las posibles y frecuenles objeciones a est a teo ria, sc Ita insistido en que Ia reducciOn de Ia que parte no asumc las signientc>s impli-

  • ,,, I A R..,V:6~ DESENCA . 'JTADA

    .11 lo qtw sc rchcrc cspcdflcamentc a las hip6tesis sabre el com-jn!l!anrif'lllo de los individuos, hay que destacar el consenso mas o nwliOS gcllcralizado que existe en la teorfa econ6mica moder-tl;\ y q1H' co11forma elllamado paradigma de la elecci6n racional. La tcorfa ccon6mica rnoderna nace alredcdor de 1870, cuando las 1 >rcon 1paciones fundamentaks ya no son las cuestiones macrocco-n6micas del crecimiento y la distribuci6n, sino los problerr1as microecon6rnicos de la toma de decisioncs. Si bien la ccouomia no se agota en la microeconornia, aqui nos in teresa esclareccr n)mo, con ayuda de las matem3.ticas (de las llamadas tCcnicas mr.nginalistas), la economia modcrna pudo cmpezar a formular con precisiOn los costos y benef1cios asociadas a los usos alterna-tivos de los recursos escasos.5 Uno de sus presupuestos b:isicos cs que cad a factor productivo ( trabajo, rnaquinaria, materias pri-mas, etc.) tiene una producci6n adicional (una productividad marginal) decrecient.e, aunque positiva. Un problema tfpico es ]a pregunta por el nllmero de obreros que debe contratar una empresa antes de que em piece a ser inclifercnte la contrataci6n de Ull obrero m losjuegos han ocupac\o sicmprc al hombre en un sentido muyrcal, es curioso que haya transcnnido tan to t icm po antes de que los jucgos se convirLiCT'-Hl rn un tcma de Ia investig

  • 1,. "

    1.:\ 1{,\/.c lN lll':SJ.:l\:( :J\NT\1\,\

    clc ttt;ttlin!Jr;ts).H Sin embargo, cl tratarniento matematico de un jtwgo qtw 110 ('S cstrictamente de azar (cl solitario) data apenas de nlt'di:tdos del siglo XIX; nose tienc otro registro hast a dcspues de l

  • 'dJ L\ RA.Z6l\.' OESENCANTADA

    ~ ~~~~~~ lLH ~t cxplfcitas dos precisiones: pur un lado, la teorfa no .~ n tq.t illiC'i:thncnte de las metas que tiene cl agentc, sino de l.1 1k~ 1 HHt de los l!lcdios para alcanzarlas; por otro, la situaci6n 1 H t~r tilt 1 .11 :t('\{'1' cminentemente subjctivo, porque no basta con pw 1.1~. pt 1otws cstCu objetivamente disponibles, o que ciertas tlfH llllll''> 1 tiiHitl'I.Gt!l ol~jctivamente a determinados resultados; c11 :tltthos c:t.o.,os cs llcccsario que el agente tcnga razones para c 1 c c t lo.

    .l'cro Lt Tl(T Clttrc altcrnativas realt:s, dadas-, aqui se puedc elegir entre

    1 1 1:. '>II, 1 x( l \I)"C de Ia cxplicaci6n de Ia TER, adem lllO Ill('\ odol6g-ico, no exist en deseos n i crecncias colcctivas

    ., !

    L\ Tl'.ORL\ llF !.,\ FI.H :t J(l."'-J !{_\(.II )f\: \I : ~ I

    posibilidades a fin no realizadas. F!l cs t ~' 111 i 1 lo, 11 rt; 1 d(' [; t'> C

  • '" :). LA RAZ6N DESFI'\CANTAIL\

    di l"ltttlll ,, 'JI~

  • 'I 1..\ R.\/.0:\' DFSE!\C,\1\:T,\\M

    ,t Jlll!'t l.ttt (' 1 i 111 i 11;u las opciones que 1levarfan a las pcores conse-t \Wilt 1.1~' L1 tlct-ci

  • 1 d I I,\ 1\,\/.tll'\' l>FSi':N(:,\Nl.\11,\

    I' I '11 1 .1 ]LII 11 . 1.1 1 li.l ilwi{lll entre clccciuucs IJ~~o ccrtcza, bajo 1 11 ')',',,, I .111, 1111 1 1 1 i( !11 tnl >I'1 WI It'll ']II(' S()\0 Cll cl ambitO de la IllaLCill

  • ;,H LA 1~.\!J H\' m:sJ:l\'CJ\N L\1 l.-\

    l .. ts (\t-cisiotH'S cstratCgicas, en las que el agentc no tiene un cot 11 rol lola[ soln-c las variables que cl.etern1inan la realizaci6n de Sll ll)('LI, SOil cl centro del estudio de la teorfa dejucgos. Con mas de ci11co d(c-Hlas de desarrollo, la estructura de esta teorfa sc ha vuclt.o cada vcz mas compleja aunque nunca podrJ. formalizar completaiucntc las interdependencias sociales. 22 Aquf no pre-tendo esbozar ni siquiera un panorama general de la misma; me limitare a de1inear algunas de sus caracterizaciones b;isicas. La teorfa de juegos analiza las decisiones estrategicas con base en los signientes cuatro elementos:

    a) cl grnpo de agentcs, b) las eleccioncs o cstratcgias posiblcs para cada lll!O de los

    agcntcs, c) el estado delmnndo prodncido por la clccci6n de los agen-

    tcs, y d) las preferencias sabre los estados del mnndo de cada llno

    de los agcntcs.

    Fundarnentalrncntc, losjucgos son cstudiados a partir de la dis-tinci6n entre jnegos cooperativos y juegos no cooperat.ivos, asf como por la diferencia entrejuegos de suma cero (constante) y juegos de surna variable (no ccro) .23 En rclaci6n con la prim era

    mado rljJ!irrw di' 1-'ardo, en reconocimienlo a quie11io formul6) fren tea cualq uicr ol ro grupo posible. aunquc, como vercmos, no siempre se cla. B:i'iicamf'nte, Ia tcorfa dcjucgos que

  • j d f I,\ I~.\!.( I.'\! lll,.,.'ii'.N(:,\NI,\11.\

    ! ',14 .1 d 1 rc 111) )(' )Hit'dt" modiricar quC se va a considerar lo racio-11.11 14HlrcrtHIS cor no (:jcmplo uno de losjuegos rnJ.s conocidos: 1'1 dif,.lllll dt! jni.1iounv. Dos prisioncros se encuentran en celdas

    ~'''l';rJ ;11L1s y s sc dcnuncian mutuamentc, a cada uno se le impondrJ.n II ('S ;li.H>S de Girccl; Si DO dCllUDCia a} OtfO pero este sf a eJ, SU pen a S('l';l de cinco afios; y, finalmcnte, si ninguno de los dos den uncia al otro, s6lo tendrJ.n un arlo de c

  • li~ lA RAZ6N DESENCANTADA

    cs dccir, que el Estado hicicra que el cos to delano cooperaci6n rucra mis alto que el de la cooperaci6n, para que efectivamente Ia mayoria de los automovilistas dcjaran de circular un dia a la scmana.28

    Otra de las distincioncs bi I ' ;

    i

    I.,\ TJ'.( nti,\ m: l.t\ 1.-.1.1.-.l :( :1< >N R.-\l :t( >Ni\1. (i:S

    prisionero, cl juego de los seguros se caracteriza porquc cada agent.c prefiere cooperar sin que se aprovcchen de ei. Pensemos por ejemplo en alguna tarea colectiva, como puede ser la realizaci6n de una empresa familiar, en la que los participantes est

  • 1)1 LA RAZ6N DESENCAl\TADA

    Frcule a estos dos casos de suboptimalidad, hay todavfa una sitltaci6n mis perversa: los juegos sin soluci6n. Estos juegos ni siquicra suponcn una acci6n estrategicarncnte racional y se ca-ractcrizan por la inestabilidad. Estc es el caso del juego de la galli-na, en el que cada agente ticne un incentivo para hacer E si los de mas l1acenAyviceversa. Aquflas preferencias to man cl siguiente ordcn: en primer lugar cacla agente prcfiere la situaci6n (E, A), despues (A, A), seguida de (A, E) y por Clltirno (E, E). Aquf el cjemplo por cxcelencia es la prueba de valcntfa que caracteriz6 una epoca y que se realizaba mediante el cnfrentamiento dirccto de dos coches a gran velocidad, yen el que cl ganaclor es el con-ductor que no cambia de direcci6n. Obviamente, si ninguno de los dos agentcs gira el volante, chocar3.n de frente yes muy pro-bable que arnbos roue ran. Por ello, el ordcn de preferencia de cada uno es el siguiente: mantenerse firme y que el otro flaquee; que los dos pierdan; que gane cl otro; y, por lilt.imo, la colisi6n. En estos casos, en los que no hay una soluci6n racional, cada jugador supondra algo del otro y actuar:i en consecucncia; este supuesto, sin embargo, tam poco es racional, en el sentido de que se derive de la hip6tesis de que los demas son tan racionales y cstan tan bien informaclos como Cl. De hecho, lasituaci6nse vuclve intolerable porque, al tratar de adivinar que hara cl otro, cada jugador sa be que Cl tambi{:n esta haciendo lo misrno; finalmen-te, a pesar de scr individuos racionales y considcrarse asf, cacia uno tratara al otro como un ser causalmente determinado; de est.a manera se reintroduce cl pensa1niento paramCtrico en la racionalidad estratCgica. Si bien sc trata de un juego sin soluci6n, no cs objetivamente indeterminado; finalmente cada uno de los competidores mantendra o girad. el volant.e, decisiOn que sOlo se podd. cxplicar recurricnclo a una teo ria causal.

    Un ejemplo menos violento es el del voto. Obviarnent.e, la posibiliclad de que un individuo pueda inDnir en una votaci6n de nivel nacional cs pd.ct.icamentc nula; por ello, en est.e caso hay que suponer que cl vot.o seguramente no obedecc a un in teres propio ni a sus posiblcs consecuencias. Sin ernbargo, en clecto-rados pcqueiios la situad6n es otra: un elector puede considerar que si para la mayorfa es irracional votar, sOlo una cantidacl pe-quer1a de personas acudiri a las urnas, por lo que entonces sf cs racional ira votar ya que su vot.o sf sera significat.ivo para el resul-

    LA TEO RiA DE L\ ELE< :c!()N R,\f:!Ot\1,\1 (ir>

    tado final. El problema es que los de mas pueden hacer cl misrno razonamiento y, como consecuencia, muchos electores votarfan, lo cual volverfa irracional ira vot.ar. Pero, otra vez, se puede pen-sar que los dern

  • jJit I.A J{t\/J.JN IJF.SENconocc> abiertamentc> Ia de ucla in tf'lect.ual que tit""nc con Donald Davidson. De hccho, Elsteres uno de los autores que, con el trab~o titulado "The Nature and Scope of Rational-Choice Explanation", colabora en el rconociclo libro Actions 11 nd Fvenfs, Penj;edhw.l on lhe Philo.wj;hy of Donald Drwid.l'l!'!l, compilado por Ernest LcPo1c y Brian P. McLaughlin. Elster recuper6 cstc lrabajo postcriormente en su introclucci6n allibro Rational Choice.

    :H Aquf retomamos parte de Ia reconstfurci

  • ( I~ ~ 1 .. \ 1{.\1.p;l ro, no acicrta en el blanco pcro pn 1\'1 H :t t 111:1 csLI r 111 He l.t 1 It 1 1 r1 (, ~. salvajes que finalmentc atrop('lla :t stt \'ll'litlt;t \' l.r llt.tl,l h1 nl caso, si bien la intenci6n era
  • '

    '/(1 I .. \ H.\/,\ lr\' I ll':SI:N< :AN 11\!JA

    1 .I! l.1 1 :H i( n1:li solo si los dcscos y las creencias son tarnbiCn cllos 1:H iutl;d('s.:1' 1 lk ('Stamancra tenemos que:

    I) 1'.1 ("Otljllnlo de creencias (C) es int.ernamente consistente .r)) Fl conjunto de deseos (D) es internamente consistente I lay q11c aclarar que un sistema de crecncias es consistente

    sblo si existc un mundo posible en el que tocias sus creencias son ciertas y crefdas al mismo tiempo. Veamos un conocido ejemplo de una acci6n intencional que serfa irracional debido ala incon-sistencia del corUunto de creencias: en cierta ocasi6n, como te-nfa una herradura en su puerta, se le prebll.lnt6 a Niels Bohr si la habfa puesto porque crefa que las herraduras traen buena suer-te; a lo que rcspondi6 ( obviament.c pudo haber sido en broma): "No, pcro rnc dijcron que tracn suerte incluso a qniencs no crecn en ell as."

    De manera similar, cl corUunto de deseos es consistente s6lo si existc un mundo posiblc en el que se crea que esos deseos se puedcn cumplir y que se pueclen cumplir a traves del int.ento de haccrlo. En ot.ras palabras, un deseo serfa irracional si se crec que no pucdc ser realizado (como es el caso del dcseo de que todos ganen mas dinero que cl ingreso prorncdio) 0 bien sino puc de scr el resultado de una acci6n voluntaria (como es cl caso del sueilo o del olvido). Asimismo, por lo que se rcfierc a lasjerarqui-zaciones o preferencias entre los propios descos, uno cle los cri-tcrios bisicos de consistencia es que sean transit.ivas; es clecir, q11e si prcficro A sabre By B sobre C, entonces prefiera A sobrc C. Si prefiero ir al cine que vcr WI video en cas a, y ver un video que un programa de televisiOn, serfa irracional qne prcfiriera ver Ia t.e-lcvisi6n en vcz de ir al cine. 40

    -~ 9 Estas dos condiciones son b:isicas para Ia explicaciOn de Ia elecci6n racio-nal y marcan su gran diferencia con !a explintei6n intencional. Como veremos mis adelante, puede haber unaacci6n intencional que no sea racional. Porahora lo relcvante es destacar que silos deseos son internamente inconsistcntcs, no hay man era de realizarlos y mucho me nos de escoger el mejor camino para ello; aungue puede darse e[ caso de que, debido a creendas tam bien inconsisten tes, se crea lo con t1 ario -es decir, que sf se pueden realizar-, y se pretcnda escoger Ia mejor man era de llevarlos a cabo.

    10 Si bien las preferencias pucdcn cambiarcon el tiempo, las condiciones de su ordenaci6n se ocupan sOlo de las preferencias del agente en el prcsente. Para ltbicarestas condiciones usaremos Ia expresi6n "xPy" para indicarque "el agen t.e

    I i

    L-\ TF.ORic\ DE LA ELECCJCJ~ IUCIONAI. 71

    Sin embargo, la explicaci6n de laTER exige una forma mas amplia de racionalidad que Ia simple consistencia.11 Al menos por lo que se rcficre en especial a las creencias, estas de ben ser racionales en el scnt.ido de estar fundadas en la evidencia dispo-nible.42 En paralclo con las trcs primeras condiciones en las que sc establece la relaci6n entre D, C y A, esta condici6n sobre la

    prcfiere escoger xa y" y "xi l para inrlicarque "a] agente lc es indiferente escoger entre x y y". I :as prim eras tres condiciones se reficren a las asimdrfas entre las prefnencias del agenlc, Ia ruarta condiciOn a que Cstas esten ligadas entre sf, y las liltimas cuatro a las condiciones de su transitividad:

    a) Si xPy, entonces no yPx b) Si xPy, entonces no xiy c) Si xi)', entonces no xP)'Y tam bien no yPx d) xPyo yPxo xly, para todos los resuhados relevant.es xy y e) Si xP)' y yPz, entonces xPz f) Si xPy y xiz, entonces zPy g) Si xPy y yiz, entonces xPz h) Si xiy y )-lz, cntonces xh

    Silas p1efercncias de un agente cumplen estas condiciones, los elementos o!clenados segUn sus prefercncias se clivi den en da.se.1 de i-ndiferenda: a! agentc le son indiferentes los elementos de una misma clase pcro establecc preferen-cias entre est.os y los elementos de otra. Esta prefercncia pennitc ordenar las diversas r:lose.1 dl' iudjim:nciu, ordenaci6n sabre Ia que se puede establecer Ia importancia 1-elativa o ulilidadque ticne para c! agente los elementos de cada clase. De esta rnanera, Ia utilidad de xes mayor que Ia dey si xPy, yam bas uti-lictadcs son igualcs si xly.

    '11 Con esto, sin embargo, nose supone que Ia conclici6n de consistencia sea

    algo simple. En este nivcl tam bien surgen problemas. Aunque no nos detenga-mos en ello, cs pertinente volver a mencionar el gran golpe que le clio COde! a Ia pretensiOn de akanzar una 10nnalizaei6n exhaustiva y consistente en mate-m

  • I .. \ 1{.-\/.< lN I ll:.'ii'.N< ::\N l, \1 I,\

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    csLt qtwdc (':>.:cl11ida se debe tencr tan1bien una condici6n sobre Lt lcLici

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    ;lp;ll'I'C(' ct 1 losjucgos no cooperatives sin soluci6n: ya sea porquc tl jtwgo c;uTcc de un pun to de equilibria o porque tiene varios, Lt i1Hic1cnninaci6n cstratt~gica surge de la imposibilidad de de-[('l"lllinar quC har

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