eliade, mircea - los mitos del mundo contemporaneo

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LOS MITOS DEL MUNl)O CONTEMPORANEO* _: __ . 'e"; ! •f :1 •- ....,_,. .. • • . ¿Qué es axact.amenteun "mito"? En ellenguaje corriente del siglo XIi{, -el mito sigruficaba todo cuanto ne oponía n In "iealid&d•: la creación de Adán o el hoitcbre"iiiV:iiilbfé;trultó como la historia del mundo referiiliípor los:mlúS o la TeogollÚJ de Hesíodo eran "mitos":COinotantos otros clisés del iluminismo y del positiVismo, éste era taiñbléñ de estructura y de origeri cr!sf:ianos; por CUllilto para el cristianismo primitivo, todo. ctiimto no encon- trahnjustificaci6n en uno u otro de los dos Testa- mentos era falso: ero una "fábula". Pero las búsquedas de los .etaólogon nos han forzado a volver sobre esa herencia a.emántica, sobreviven· cia de la polériUCnerisl:inllii ·contra el mundo pagano. Com•ni.Smro fihalmente a conocer y a comprendCJ" ·el ,valor del mito tal como ha sido elaborndo por las sociedades "primitivas" y arcaÍ· . ·• .. ., . ' ... '•;.' ,;• ;:cj .. : ;]<•:! ,1 ', :_ .. ·. ; .. , .. • El prro<>nb! ro-título fue publicndn en la Nouvelle Rsvue Septiembre 1953. · 5 . .. il; 1 -

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Los mitos contemporaneos.

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Page 1: Eliade, Mircea - Los Mitos Del Mundo Contemporaneo

LOS MITOS DEL MUNl)O CONTEMPORANEO*

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¿Qué es axact.amenteun "mito"? En ellenguaje corriente del siglo XIi{, -el mito sigruficaba todo cuanto ne oponía n In "iealid&d•: la creación de Adán o el hoitcbre"iiiV:iiilbfé;trultó como la historia del mundo referiiliípor los:mlúS o la TeogollÚJ de Hesíodo eran "mitos":COinotantos otros clisés del iluminismo y del positiVismo, éste era taiñbléñ de estructura y de origeri cr!sf:ianos; por CUllilto para el cristianismo primitivo, todo. ctiimto no encon­trahnjustificaci6n en uno u otro de los dos Testa­mentos era falso: ero una "fábula". Pero las búsquedas de los .etaólogon nos han forzado a volver sobre esa herencia a.emántica, sobreviven· cia de la polériUCnerisl:inllii ·contra el mundo pagano. Com•ni.Smro fihalmente a conocer y a comprendCJ" ·el ,valor del mito tal como ha sido elaborndo por las sociedades "primitivas" y arcaÍ·

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• El prro<>nb! ro-título fue publicndn en la Nouvelle Rsvue ~se, Septiembre 1953. ·

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cas, es decir, por los grupos humanos donde el mito resulta el fundamento de la vida social y de

-c·'Ia cultura. Ahora bien, un hecho ya nos llama la 1~ atención: para tales sociedad el mi_lg. es considera-do como expresión dela_qJ;r_:qqc[__absol!ila, porque refiere una historia sagrad(l, esto es, una revela-ción trashumana que ha tenido lugar en el alba del Gran Tiempo, en el tiempo sagrado de los comienzos(in illo /empare). Siendo real y sagrado, el mito se vuelve ejemplar y, por consecuencia,

~epetible, por cuanto sirve de modelo y, simultá­neamente, de justificación para todos los actos humanos. En otros términos, un mito es una historia verdadera que ocurrió en el comienzo del Tiempo y que sirve de módelo al comportamiento de los humanos. Imitando los actos ejemplares de un dios o de un héroe mítico, o simplemente refi­riendo sus aventuras, el hombre de las sociedades arcaicas se desliga del tiempo profano y alcanza mágicamente el Gran Tiempo, el tiempo sagrado.

. Como s.e \'e, se trata de un trastrueque total de los valores: mientras el lenguaje corriente confun­de el mito con las "fábulas", el hombre de las sociedades tradicionales descubre en él, por el contrario, la única reuelaciónválida de la reali­dad. No sit'fiñliiroaílo eíí.sacar"é(n1cliísi"óii'escte est;descubrimiento. Poco a poco se ha dejado de insistir sobre el hecho de que el mito refiere cosas imposibles oÍl!lJl!S>QªlJle:;: nos hemos cóntentado con decir que constituye un modo de pensamten­to diferente del nues.t~o, pero que, en todo caso, no déEíemos tratarlo, a priori, como una aberración. Se ha ido aún más lejos: se ha m tentado integrar el mito en la hist<Jria general del pensamiento colectivo. Ahora bien, como el "pensamiento colec­tivo., no está completamente abolido en una socie~ dad, cualquiera sea el grado de su evolución, no Le ha dejado de observar que el mundo moderno

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conserva todavía cierto comportamiento mítico: por ejemplo, la participación de una sociedad entera en ciertos símbol~ª-ha sido interpretada corno una supervivericfádel "pensamiento <;.QW.&ti­vo". No era difícil demostrar que la función de uila · bandera nacional, con todas las experiencias afec­tivas que comporta, no era en modo alguno dife­rente de la "participación" de un símbolo en las· sociedades arcaicas. Lo cual equivale a decir que . sobre el nivel de la vida social no existía solución de contimúdad entre el mundo arcaico y el mundo moderno. La única gran drterencia estaba señala- · (fapor-la· presencia, entre la mayoría de los indi- · viduos que constituían las sociedades modernas,· de un pensamiento . .!L~~al,J ausente, o caSi' ausente, entre los miembros' de las sociedades tradrc10nales.

Este no es el lugar de extraer ccmsideraciones generales a propósito del "pensami_et,to colectivo".Nuestro problema es más modesto: s', el mito no es una creación pueril y aberrante deJa humanidad "primitiva", sino la Jl.l!.m.esión pé nn modo de ser en el mundo, iqUé ha sido entonces de /Os-ñíliose;;-las"sociedades -modernas? o, rr;ás exactamenté: iQÍlé es lo que ha ocupado el lugar esencial que el mito conseroaba en las sociedades tradicionales? Por cuanto ciertas "participacio­nes" en los mitas y en los símbolos colectivos sobre,~ven todavía en el mundo moderno, aunque están lejos de desempeñar el papel central que el mit<J tenía en las sociedade"S' tradicionales: en comparación con éstas, el mundo moderno parece desprovisto de mitos. Se ha sostenido también que los malestares y las crisis de las sociedades modernas se explicanjust'iúrtente por la ausencia de un m1to propio. Cuando Jung, tituló a uno de sus hbrosL'Homme a la découverte de son Ame, sobreentendía que el mundo moderno -en crisis·

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después de su ~P.~_un~rofund,a con el ~risti.-ª.D_ÜJ: ~está en. brtsc<l de un n_ue~rrm.iio, que sólo le perrniti~á encontrar Wla ilüC~rt fuente espiljtual

- - y le devolverá las 1\¡_entescrea_doras. 1

En efecto, y al -rne~o-;~aparcntemente, el mundo moderno no es rico en miws. Se ha habla~ do, por ejemplo, de la Huelga General como de uno de los raros mitos creados por el Occidente moder­no. Pero se trataba de un malentendida: se creía que una idea accesible a un número considerable de individuos, y por lo tant.o "popular", puede volverse un mito por el simple hecho de que su realización histórica está proyectada enun porve­nir más o menos lejano. Pero no es así cómo se "crean" los miws. La huelga general puede cons­tituir un instrumento de lucha política, perneare~ ce deprecedttntes m!ticos, y esto eS suficiel)te para excluirla de toda miwlogía.

Otra cosa es el caso del comunismo marxista. Dejemos a un lado la validez filoSófícii'rlei"ma;;;.

1 Por "mundD moderno" en~ndemos la sociedad occi. dental contemporánea. pero también cierto e_stado de espfritu que Se ha formado por alúvlones SuCesivos a partir del B.:,~mi~-~~~Y..,~-~J~.!S.~fJ?:!!!J~.: ~n "moder~ nas• las clases activas de las sociedades urbanas es decir la masa humana que ha Sfd~ ID~ _o,~~~~~ dl;ecv lamente !.!!O,E"~-~~~- _J~r ~~ i_Q.l?tXllCCión y por la cultura oficia!: El resto Ce 1a población, principalment-e-en la ~urop~f!entr~l_i_~udoriental~. se m~ntiene todavía ligada a un horizonte esp.ID~ _tradicional n medias precri.stiano.1,as sociedades ag-ricolas so.n. en generul, pasív_as en la Hi~to~a; la mayoría de} tiempo subsisten, y cuando están directamente impliCadas en las g'nlndes tensiones históricas (las i_nvasioi)~M!Pallg! de la baja Antigüedad, por ejemplo) su comportamiento es el de la resistencia pasiva

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ismo y su destino histórico:. Detengá,monos en la estructura mítlca d~~.i§!lJ9 y, eh. el sentido esca~]<\gj~();ae~-su éxito popular; Ahora bien, cualquiera sea la opinión sobre las veleidades científicas de Marx, es evidente que el auwr del Manifiesto Comunista retoma y prolonga uno de los grandes miws escatológicos del mundo asiáti­co-mediterráneo, a saber: el papel red~_!!Ulr del Jusw (el "elegido", el ·~g¡do", el "inocente", el "men~~ro", de_ nuestros días, el proletariado), cuyos sufrimientos han sido llamados a refonnar el estatuw ontológico del mundo. En efecU>, la ~Q.!'t~M~~ c;ll'~~s_d!!, Marx y la consecuente desaparición de las tensiones históricas, encuen· tran el precedente más exaéw en el milo de la ~ : Edad iiluro qu<;, según h1s mü!Üples tradiciones, caracténza el comienzo y _eJ li_n deJa. Historia Marx ha enriqu.eddoesé miw venerable_con toda una ideología mesiánicajudeo-cristiana:-por una parte, el papef¡)flii'ético ylílfúncTón~sol.eriológica ~ que otorga al proletariado; por. la otra, Ja lucha final entre el Bien y el .Mal, que fácilmente pode­mos aproxiniar·arcónflicto ap_"-"l'líE!'icó entre Cristo_x Anticris.t.o, segillilii-por la victoria decisi­vaai;]_ primero. Es aun significativo que Marx retome por su cuenta la esperanza escatológica judea-cristiana de un fin absoluto de la historia; se aparta con ello de otros filósofos historicistas (Croce y Ortega y Gasset por ejemplo), para quie­nes las tensiones de la hiswria son consubstancia­les a la condición humana y por lo tan U> no pueden ser jamás completamente abolidas.

Comparada con la grandeza y el vigoroso opti­mismo del mito comunista, la mitología empleada por el naciolllll-socialismo aparece extrañamente ~No sólo a causa de las limitaciones mismas del miw racista (cómo podíamos imaginar•que el resw de Europa hubiese aceptado voluntaria-

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mente someterse al Herrenuolk), sino principal­mente gracias al pesimismo fundamental de ]a

· mitología germánica. En su esfuerzo por abolir los valores cristianos y reencontrar las fuentes espi­ñtuales de la "raza", es decir, del ·paganismo n6rdic_p~ el nacional-socialismo ha debfdo necesa­riamente esforzarse para·reanimar la .!:!1.!0/Qgill g~L'l!!!f.!ica. Entonces, en la· perspectiva de la psicología profunda, semejante t;entativa era propiamente una invitación al suicidio colectivo: por cuanto eleschaton anunciad-o y nguanlado por los antiguos germanos eshragnarok, esto 'es, un "fin· del mundo" catastrófico; comporta uri comba-· té{iigiíntl!sco entieTOsdíoses y los demoni2_s.. que concluye con la muerte-detodñ,i""JosdÍoses y de todos los Mmes .YP"or·l ar.erieslórí Jei iJmñ ti~ en e 1 ~- Es '"erdad que áespués de la ragnarok el mundo !.~~~regenerado(por cuanto también los antiguos ger~s conocen la doctrina de los S~!E'LS<iSil),Í<:g~. el mito de la c.reac~~!_l__.\'..!1.".1~ Q.!'~~!J!SCi2n _Re_Tl~<ÜC:'!. if~Lm.~J:@p); _no obstante, substitu!rel cristianismo por la mitología nórdica er!l reemplazar un3. esc(ltología rica en promesas y en consolaciones (para el cristiano el "fin del ~l!'l~?" termina 'on ln_Jii.§!QriQ.,regenerándoln ;;¡ mismó tiempo) por un eschaton !rancamente pesimista. Traducir en téni'lirios ¡)olítlcos esa

_..sustitución queriadec.ir más o menOs esto: renun­ciad a las \~ejas historias i!Jdeo-cri~!iª-lli'.S y resu­citad en ei'!Oñaaa·evuestras almas la creencia de vuestros antepasados los gennanos; luego prepa­raos para liDrar la gran batalla final entre mies· tros dioses y las fuerzas demoníacas; en esa bala­Ha apoc.?.lJ.P.!l'll· nuestrosg_jg_~eY !'u.,stro~héroes -y nosotros con ellos-p_~!~!lr.J!n la vida, ocurrirá la ragnarók, pero un rnund.9 _f!J,lfY9.JJ!lC.etá mas tarde. ]';os preguntamos .. cómo una visión tanr.~: si mista del fin de la historia ha podido inflamar la ,.~·-···· . -·.. ··--····---.-._ ... ·-· ------ .

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imaginación de una parte por lo menos del pueblo alemán; el hecho es patente y no ha dejado de C7ear ·problemas a los psicólogos ..

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Fuera de estos@) mitos políticos p~recería que las ~ociedade~~ rñodernl,!S no hubiesen conoci­do otros de tal amplitud. Pensamos en el'rriito como comportam iento humano a la vez que como elemento de civilización, es decir el mito tal como se lo encuentra en las sociedades tradicionales. Por cuanto en el nivel¡:l!i1a experienClñindíüidúál el mito nuncatía desapareclg_!!_comple .. t:!lln.e!lté;se­hace sentir eri I<1S sueños, las fantasíªs y· las nostalgias del hombre moderno, yl;;.:;;rme lite- ,. ~ati~:iP..~!cgl_ó,gjc.'il nos ha acostumbrado a enc?~­trar la grande y la pequeña mitología en la actlVI· dad inconsciente y semi-inconsciente de todo indh;Qü¡;:c'p,;-~~·1<> que nos interesa mayonnente es saber qué es ]()que en el mundo moderno ha ocupado el lugar central que el mito goza en-las sociedades tradic:ionat'es. En otros ténninos y recoñoCieñdo-qué"líi5'"g:Táñdes temas míticos con­tinúan repitiéndo:>e en las zónasús .. éuias· de la psiquis, pOdemo;;-:preguntarnos si !llmito, cqmo _ mode~empJar dEl COl!!POrtaíniento hum_!!!lQJ!.O sobrevive todmia, bajo una fonna más o menos disminuida, entre rmestros contemporáneos. Por­que el mito, tanto ~omo los símbolos que pone en

. juego, no desaparece l.a..'.!!JÍS _d.e_.la __ ¡¡!;~!H'!Jj_<.\!J.d psí­quica: caml:iia de aspectos solamente y disimula · sus funciones. Per()resultaria instructivo prolon­gar la encuesta y desenmascarar elCJ!.'!]Q.l!fl!lg!. de los mitos en el niv"r socinl. •

He aquí un ejenplo. Es evidente que cie.~s fiestas, prcfanas ~n apariencja, del mundo

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modemo,conserván todavía su estructura y su ;\ función míticas: los júr··,~ ~el t\ii~.N~l!.v~.' o las 1 fiestas que sig-u.e·n a1 n .... _~,m~ent~-~~---uD" ___ n_~~aJ la construcci<\n de una casa o aun la instalación en ün .'!:~-~.z2Aep_a~':'rnl0!1to, traicionan la necesidad, oscuramente sentida, de un recomumzo absoluto. de un lncipit vito nova. esto es, de una regenera­ción totaL Cualquiera sea la distancia que exista entre esos júbilos P!!lf!l!J_<>S y su arqu_eti~o mítico

')4 -la repetición periódica de la CreaCJón -no es -~' menos evidente que el hombre ~~-expe~­menta todavía la necesidad de reactualizar penó­dicamente tales escenarios, por desacralizados que hayan sido. No es cuestión de medir hasta qué 1.

punto el hombre moderno es aún consciente del as 1 implicaciones !!lito!!'i_gj.~¡¡~de sus regocijos; un solo \ hecho importa: es que tales regoCJJOS llenen toda- ! vía una resonancia, oscura pero profunda, en todo l su ser. 1

Este no es más que un ejemplo, pero puede , esclarecemos una situación que parece general: 1

ciertos temas míticos sobreviv~n aún en las socie- J

dades modernas, pero'lio"s!líú'áé'ilmente reconoci-bles, por cuanto han eXperimentado un largo proceso de lajciz.a_ci<.in .. Sabíamos esto desde hace tiempo: eñ efeCto, las sociedades modernas se definen como tales justamente por el hecho de que han llevado bastante lejos la g~§il.C.rJ!li'-.¡¡_s;iónde la

~ v!t.hlY.4el.G!?.ll.Til.Rll.;la novedad del mun_do moderno se traduce por una revalorización al m ve! prof¡¡_l]~ de los antiguos valores sagrados, •

• Cf. nuestro Le Mythe de /'Eternel Re tour, pies. 83 u. • El proceso está muy bien puesto en evidencia por las transfonnaciones de los valores ncordadoa n In "Na tu· raleza•. No se han abolido ]115 relaciones da simpatía entre el hombre y la Naturaleza; no se podía hacerlo.

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Pero se trata de saber si todo cuanto sobrevive cie "mítico• ) el mundo moderno se presenta únicamente bajo la fonna de esquemas y de val<>-· res reinterpretados sobre el nivel profano. Si este fenómeno se verificase en todas partes, debería· rnos ponemos de acuerdo con que el mundo mo­derno se opone rndicíllmente a todas las fonnas históricas que lo han precedido. pero la presencia rnisma del ~-,;_st_i_!l!!i~m.q excluye esta hipótesis: el cristianismo no acepta de modo alguno el horizon­te· ~esacralizado del Cosl)1os._y __ gJÜ~t.W!ll,. que constituye ei ñorizonte característico de toda cultura "moderna".

El problema no es simple, pero ya que el · mundo occidental invoca a su favor todavía y en r,rnn parte al.c;ris~ianismo, no podemos eludirlo. No insistiré sobré lo queWamábamos hace tiempo los "elementos-míticos" del cristianismo. Sea lo

"'~ ""'"d··., ........... ---··-······"'"" :--;-- •....•• que IUese e esos elementos m1ticos", hace rato yn que se han cristianizado ·y, en todo caso la impoitancia·def cristianis"ñío debe ser juzgad~ en otra perspectiva. Pero, de tiempo en tiempo, se

· elevan voces que pretenden que el mundo moder­no no es ya, o rio es todavía, cristiano. Para nuestro caso no tenemos por qué Ocii!iiimos de

P~~ esas r~laciones han cambiado de valor y de orien· 'f w.:1ón: la Blmpatfa mágico-religiosa ha sido sustituida J"'l'la emoción estética o simplemente sentimental, las incidentes deportivos o higiénicos, etc.; la contempla­ción ha sido m plantada por la observación, la experien­cia. el Cálculo. No ,.. puede decir de un· fisico del Ro>!lacimiento o de un naturalista de nuestros dfll5 que n, •aman a la Naturaleza"; sólo que en ese "runor" no e::"'ntramos ya la posición espiritual del hombre de las s..>:Oedades arcaicas, la que, por ejemplo, se mantiene t..0vfa en 11!5 sociedades agrícolas europe115.

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aquellos que ponen su esperanz~ en el Entmytho­logisierungy estiman que es prec\so "des-mitizar" el cristianismo para devolverle su esíúicia\·ér'da: de"ra:··otrcs piensan justamente lo contrario.

f·Jung, por ejemplo, cree que la crisis del mundo moderno es debida en gran parte .. al'hecho'deqÚAe

los ~i!J!I<~los y._.!'?.s )!'i!'!~:.cr!s·_t·i·ªn_ .• · os .. n .. o.s .. on. m ... ás .. vi.­vidos por el ser humano total, que se han vuelto simplemente palabras y gestos desprovistos de

1 ~aª.foSí§f<i?s, ~xteñoriz'a()g~ r;'Por c'o~secuen: ¡ c

1 m, _ _s_myttlidadalguna para la Y .. tda profunda de

1 a pstqws. ' Para nosotros, el problema s'e plantea en otia

forma: en qué medida el cristianismo prolonga en los sociedades modernas'désacrp.hzañas y laiciza­das un horizonte espirituarcól;ñpafaole'ániorí­zonw'de las socieaaóes''iifcaicas que están domi- . nadas por el.mlk. IJigá'íños ae'inmediato que el cristianismo nada tiene que \,¡!mer con tal ééiT:paraciÓn: Sil especificidad está aségurada: ella reside· en _la,.&:coiTio ciítegolia sui fl~.'!.~.~is de experiencia religiosa, y en la valoración ae la historia. Fuera del judaísmo, ninguna otra reli­gión precristiana ha valorizado la historia como manifestaciOn directa e iri"everslbie de Dios en el mundo, ni la íe=en elseni.idíí Titiíu~~~do por Abraham- como único medio de Salvación. En cor.secuencia, la poíémi'ca ·;:~isüaña contra el mundo religioso .P.~!\~!1.!' es, históricamente ha­blando, desusada: el cristianísino,no teme ya ser

"""".<::ii=;,~ ou·<'-- ,..__.,.-"'"'""~"'- .

confundino éon u'i:ta religión o uno gnosis cual-quiera. Dicho esto, y t<?niendo en cueñl:aeídescu­brimiento reciente de que el mito no es menos cierto que el cristianismo, por 'el propio hecho de que es una _r~lj_gjón, hn debido conservar por ·]o menos un comportamiento mítico: el tiempo littir­gico, es decir el rechazo derlie;;;'po profano y el

TeCobrainiento penodtco del Gran Tieml'o, del

illud tempus de los ':l;Q}!~~!l~os"- . . Para los cristianos, Jesucristo no es un perso­

naje mítico;Biño, pilr ei1coniia:Tlo, _hjstór!~o; su . pñipía"g'randeza encuent~a apoyo en esa histori­cidad absoluta. Por cuani.o Cristo no sólo se hizo hombre, "hombre· en gen~ral", sino que aceptó la condición histórico del pueblo en el seno del cual ~li&Í.\ÍJ!.!!Se!;:Y-ñotíene pbr qué recurrir a ningún ~i}~[!2 para sustraers~ de esa histaricidad, a pesar de haber hecho [muchos. milagros para·. modificar la "sit}ct~~ÍÉPJ11}§~i1~: dijTós otrO$ (curando al_pa.JI!Iítico, re$u~it:lnd(l 11 f4zn_ro,etc.). No obstante,la experien~ia }'eligi0sa_del cristiano se funda sobre la imitacwn·de Cristo como· modelo ejemplar, sobre la repettctón lit\irgica d!! Tñ"V:ída,'

'-'-""'"~------'!-------- _,_ ,•,• -·-- ·-- ,. - ·--·- '"'-'

li' .r,n.~~i~,Y la resurr~cc,ióq,del~eñor, y sobre la ~C!n.t~~[!O[lH\~.idad del ~t!_s;!B:Il~ .con el illud terr.­plts que se abre a la ~!1-Yi.<!?.í.Hlif.~§J~,n y concluye provisionalmente con Id As~ensión. Ahora bien, sabemos que la imitación"íl:e ui:í modelo tras-hu­mano, la. repetición de ur escenario ejemplar y la ruptura del tiempo profano por una abertura aue desemboca s~breeldrar)'Tiempo, constituyen ias notas esenciales del"coí'ñportamiento mítico", es decir del hombre de las !sociedades arcaicas, que encuentra en el mito la fuente rr;;-;;¡;:¡;d.e -;;;:, exis­tencia. Siemprese~es _gg_,nt_e~fX:l!41!!fl" de un !!liJQ,' ~ desde el momento en ;que lo recitamos o que imitamos los gestos dé los personajes míticos. _ Kierkegaard pedía a Ilts verdaderos cristianos QUe fuesen contemporáheos de Crista. Pero aun sin .ser·un "verdadero distiano", en el sentido de

~Kierkegaa~d, uno no plitde no ser contemporáneo de Cristo. Por cuanto el tiempo litúrgico en el cual cive el cristiano durant* el!J,~nrjciQJ!)J_iglQ§O no es · ya la duración profana, ~inoel tiempo sagrado por : excelencia, el tiempo eniel que Dios se hizo' come, · el illud tempus de los EfangeliOs:IJñ cristiano no

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~-"""'"""-~---~-~--~~---~·--·-· ."=-~aa~"~"""'""""'_""-'.· . J 1 ~st.ste a una connlemnració d l . . 1i .. 3 ~-nsrocomos1 asis~t~~-1 --L! e a Pas10n 4,~ . . d Jera a a conmem . . ¡¡ .

e ':In hecho histónco, el 14 de . oracJOn anul!'i Parece improbable que una soc1edad pueda nov•embre,_porejemplo. Noca ... luh<;>_Q_fLJ.L~~ exif11.~~completamente del,!!J.'.I¡P, por cuan~ de reactual1za un miste . p nmemora un hech~ íasnólas esencmles del comportamiento m1llc10

!J!~(!~eJ .. rést!:Cita~ a~~- éf'~ _un cnsllano;Jesúil -modelo ejemplar, repetici?n, ruptura de Ia du­m~st~rio de la pasión

0 d• zc et nunc. -~or e¡ ración profana ~ 1n tegrac10n del twmpo pnmor.

c;nshano,anula el tiem e f. la Resurr~ccwn, e dial-las dos pnmeras por lo menos son consubs­el tiempo sagrado pr' po Pd~o

1ano Y se remstala er tanciales a toda condición humana. Es así que no

E . .., . unor la 1 d'f' ·1 1 1 d s mútil insistir · T"' d'~ . resu ta IICI reconocer en oqueentre osmo er-que separan el cnst_en. as 1 erenc1as radicale nos llamamos instrucción, educación y culturs son demasiado e~fde~!ii~I!W, dJl mundo arca1co: didáctica, la función cumplida por el mito en las tendidos. pero subsiste~~ ~dra . ar lugar am;;len- sociedades arcaicas. Esto es verdad, no solamente miento que acabamo d 1 entJdad de comporta- porque los mitos representan a la vez la sumad e ,

' s e recordar Para ¡ · 1 d' · 1 1 ' ''"" •

1 ,n_!!, como para el hombre de 1 , · • e ,!'~tia-, as ~~,a- ICJO"!ls ances~ra es y as nor:mas que

f¡<'L._._.,_ ros-cas, el tiempo no es horno én a,_~~Cieq~d~s.'\rCfl!· Importa no transgredir, y QUe la trasmiSIÓn -]a \ ras periódicas que lo d'"gcf ec¡, comporta ruptu: mayoría del tiempo secreta, iniciatoria- de los l profana" y un' ,..tJern lV! en e"n una ~.~duración mitos equivale a }a "instrucción" más o menos

indefinidamente rev~o -!,~grado ; e~te último es oficial de una sociedad moderna; pero la homolo-Que se repite al infinit~s~. e, enteddiendo por ello gación de las funciones respectivas del mito y de Cuando afirmamos que ;n c_es~r . e ser el mismo. la instrucción se verifica sobre todo si tenemos en cia de las relígiones are e cnst¡amsmo, a diferen- cuenta el origen de los modelos ejemplares pro-¡ ti d 1 aJeas nroclama d ~-1- · d • ~ e .• m. e os Tiempos esto '<:.:.--~ .. Y.~~---" puestos por a e ucac1ón europea.

"lluracioii"j)i'oran'á";Ta lf¡~~e.rdad en cuanto a¡¡¡ . En 1~ Anti~eda~. no existía 'h~o ~ntre la cuanto al tiempo litúrgico i na, pero no lo es en .!':!}tolo¡¡¡_~_YJe.hl'!t:i!!:E'.' los personajes 1ustóncos carnación; el illud temp naugur~d? por la En- esforzábanse en imitar a sus arquetipos, los ~io-abol,ido por el fin de la Hi~:o~~stolog¡co no será ~'tl!.Y.J!l.~.~~!P~ .... mftic<_>s,' ·. . •

Estas rápidas consd . · A su vez, la Vlda y los gestos de esos pe\sonaJes trado en qué sentido ei e~~cwn_es nos han mos- históricos tornábanse paradigmas. Ya Tito Livio el mundo moderno un • cns Jamsmo prolonga en presenta una rica galería de modelos para los Si tenemos en cuenta la co~p~rtamJento mítico". jóvenes romanos. Plutarco escribe,más tarde sus función del mito el cris~er a era naturaleza y la vidas de hombres ilustres, verdadera suma ejem-sobrepasad'ó er ~od(íéfé'~~iiamf ho parece haber piar para los siiil2.s..':!:!Dide~gs. Las virtudes mora-No podria hacerlo Hom e ombre arcaico. Queda por saber ~in e~~~luralzterchristianus. 1

tomado el lugar del mito en'f0 qué es lo Que ha • Nos referiremos al respecto a les búsquedas del los modernos que no h re aquellos de entre Georges DuméziL Cf. también nuestro Le M>1he de nismo más que su Jet an ~o_n~ry~do del cristia- I'Eternel Retour. pp. 72 ss. ra muerta. '

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les y civicas d . . . e esos pers .

stendo el modelos onnJeS ilustres contin . eea~ máxime d upre_mo para la peda 1 uan

. casi fines del si!lsopXIu~~dlel !~~n~né'imie~f~!!H..!l"''.<!: P "' a ed -....... · · asta ea seguía todaVJ' •-1 • ucactón i;i.;¡,-d d 1· . a os arq t· ca euro. "f"'Lli:J!5~. los modélos ue tpos de la Antigüe.

11 0 ~empare, en ese¡ qu.e ~e manifestai'oñ"" :~ft~r para la E_llropa~s¡:fr~~legJado que cons:~ ·=··;c;-~,.Wh .. ~l:í-PJi!.~m". · ' el i!,p\)geo de la "'o se ·- · ----•.,.,, - - --· , a Ja "Ens d •a. mitología co; el ;a~:,nd~silmilar In función de cuan-to se menos . e a mstrncc·. teristicas del mif~~claba una de las notaJOn, por

~~ffi; moQ_~Jo,s ~je~~~~~:~"P!'r·st;_Pdrecis:~:~at~ · conocemos n w a uno: ·

léndcncia qlie pod por una Parte en el' o SOcte­¡¡ .. m · emos llom · una

" ana, a saber: tran·ti u ar generalmente paraattQnayun , - ~ ormar una existo . E-t, =r- er,onaJe h,· t . . --~c¡a en ~ ...... tenuenc1a · s o neo en a--~ bnt·-:-...... , .... sonrevwe au . rquetlpo.

e. e o mas emtnentes del . n entr~ os represen-¡'-''110 muy bien lo obs a rnental.dad modema .

P-enamente consciellte ervara GJde, Goethe er; .

~~nt¿;;:a~jem¡¡J_ar pora J¡~:~to~':\ó".. de realizar , . . cuanto hacía <f. -.. a uumanidad e;rmP_!o. Imitaba fl s• ' e. '"~abase por crear ·, Ja \.·;aa de los dt" u vez, en su propia V."---at""""'··-· .u~ n; oses y de ¡ h . . a, smo

ltllc.s su com . os e roes mH. on 1:!32· "No/ortam,ento. Paul Valér. tcos, al una de .In~ n¡ r_epresentn, Sellares los h} escnbía

. ( · ejores t t . umanns semeJante a 1 d. . en atJvas para- 1 •. p- - -..~ .. ~~s1 '. •. vo vernos ..,. :e~o estn.!E!!!ta_~ióñ d

__ ... a ulntcamente Pb,or ~:,1· ,- ctl?s modelos no se re a:,· e•co E - n erpr te d ' · .. ar. n compet · e e la cult J' rnuL'h . encJ.a con la d . ura do de ,0 ~empo despué~ que este.., 11lJ?9.g.!_~ oficial; . - eJe.cer su aut ·¿ a u ltma na de· .. •U Ir~ la iiuluencia d:( dad, el hombre modc;~a ~1"'' le propone numeroo ~ una mitología difusao LO$ he roes_! imnginnrin:os _lJJ..Z.d_~~ para imitar 1

. . . ... o no Juegan . . ,._!, un DapeJ

i¡n_partante en la formación de los adoiescentes e!!J;,.OJ!eg¡¡: p-e-t'sonl'.i~!! . d~.l)oy_~J!?1LQ.!LW.:~!J!ni¡¡_s, hero~~!l~.~en:a_,glorias .<!~1!;il.'.€!1 !'JS:. Esta .'!'it·()· '@ili!:uo hace más que enriquecerse con el tiempo: se descubren alternativamente modelos ejempla· res lanzados por modas sucesivas y vemo-s cómo se esfuerzan en imitarlas. La crítica ha insistido freéoénfemén te sobre las versiones moclernas de DonJuan.. del Héroe miljtar o pol(tico, del Amoro­so desdichado, dél Cínico o del Nihilista, odefPoeta Ji¡élil(:~_(\)j~~·j;' asi'sÜ.cesivamente: .. á hora' l:ifén; todos estos modelos prolongo.n una mi torqmy su actualidad denuncia un comporta~ mitoló­gica. La imitación de los arqueti,P..R!l.ll<'j.~jpmttfna cierta aversión a !apropia ~isJoria per~on.aJY. una tendencia oscura en trascender su moro ento his­tórico ht~,9.LQ. P.ro.vin.cial, en procura de UIU ~~G~an Tiempo" cualquiera, así fuese el Ti e m~ mítieo dé fií'prirn'era manlfestáción surrealista o~:E~ist~n-cialista.· · · -~·~ .. ·:·- · · ·. ··.--e--~

-~Uñ"a;álisis adecuado .de la mitología difusa del hombre moderno demandaría voh.imenes. Por cuanto laicizados, degradados, "camuflados", los mitos v Tas imágenes míticas se reencuen trnn por toilas'partés:·'sófo es cuestión "de rééó'nocerlos. Hemos hecho alusión a la estructura mitológica del júbilo del.},ñgJ~u!tY9,Y las:ties.tns, que saludan un "_eomi~.n~.f: desciframos todavla I.J nostalgia de la renomtio, la esperanzu de que el in ando se renLtf~:¡c··que"Podemos comenzar una 'nqeva His­'f6fiaeñ un mundo regenerado, esO es nu.eua:mente creado. Multipli-caríamos fácilmente los ejem­plos. El mito del Paraíso penlido sobrevive aun en las im~genes deJa1ií~·.Qar~!.hs'i!c';a y del paisaje ~.Q~,!.l..Í.~Q:, territorio pri,~legJado donde las leyes están abolidas, donde el Tiempo se detiene. Por cuanto irnpo~i:'a subrayar' este ¡)'~eh o: es particu­larmente analizando la actitud de In mod'erno en

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· · 1 1•· · -' d b · 't · en ritual de la 1"..~':_<;>· · retac"'" a lempo que poc.e'nns ,·se u r¡r··,~ · dnr el ong ·--~t ·0

-::-"d"epor·

. . 1 ·¿ . n recor .J 1 s encuen r => ~· -· .. ~---· "carnnuflage" des" <'tm¡pvrranl!cnto milo ógio.,..astara co 1

rreras, oe 0

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no a los humanos", para crear un ejemplo. Vivir que, ue;anda resonar.cia en el espe. . entonces la aventura personal como reiteración una pro u . de una saga mítica equivale a escarnotear' el Presente. Esta angustia ante el tiempo histórico, acompañada por el deseo oscuro de participar ante el tiempo glorioso, primordial, total, se trai­ciona, entre los modernos, por una tenklción a veces desesperada por quebrar la homogeneidad del 'l'iempo, para "salir" de la duración y reinte­grar un tiempo cualitativamente diferente· del que crea, consumiéndose, su propia "historia". Aquí es, sobre todo, donde mejor podemos darn'os cuenta de lo que se ha vuelto la función de los mitos en el mundo moderno. Por medios múlti-

. ples, pero homologables, el hombre moderno se esfuerza, él también, por salir de Eu "historia" v p~¡:-;,h.;,.: un ritmo temporal cualitativament~ diferente.' Obrando así encuentra entonces, sin darse cuenta, el comportamiento mítico.

Lo comprendemos mejor si observilmos de más cerca las dos Principales vias de "e,·asión" elegi­das por-el hombre moderno: el espectáculo y la lectura_ No insistiremos sobre los precedent<:s n¡jtoJag¡cos de la mayona de los espect<iculos:

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t la lectura, el problema En lo que respecta : • por una parte, de la

t. otros matices. Se r~":'· de la literatura y, Iene del origen mitlcos . . cumplida .est~~ctura y te de la función _J1Htolog~c~los que se

por otra par ' ·- ~-encta de a que d orla lectura en la con.¡ . uidad mito-leyen. a-

p de ella La contm h 'do es·larecida nutren - d a a SI • b literatura m o em . . de volver so re epopeya- dispensara _ ·r

mu·has veces y se r.os . que los arquetipos rr~ l­

eila· Recordemos no rr.as to modo en las gran es ces ~obreviven de ufac~e;ruebas que debe ven¡:~ novelas moded:a~~vela tienen sumo~~~~ ~~al-~~e~~~~~~ad:l Hé:oe m~~c~~!~;~;ic~s de las mente mostra~ com~ ]la Isla paradisíaca, de la Aguas primordJa¿;s. t de la iniciación herOica o Gesta del Santo _raa 'todavía la literatura ml_o-

. t domman te 1 surrea !S-místiCa, e c., Muy recientemen 'e 1 ternas dema europea. 1 e'o prodigioso de os mo ha señalado e vu '

~ .... _ >l . -.w&5.1'k!'H:r.,~~-~"' "'"""'"X;'!!\~ ' ~"ÜÍt~k<;;:_~..._ __ - i:~;~swtlr~h~t~~~n-B;~?~?'=-S>_"'" ~ -_ -:4-t~EH;;;t.. -

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míticos y de los símbolo . a la literatura cal! . s Pl1mordiales. En e es evidente. Todae;era, su estructura mito~·anto luch · novela p 1 og¡ca

1 a e;emplar entre el B"' . opu ar_ presenta 1

del os mitos en las soéiedades,a,caicas. La lectura obtiene por de pronto, más aún que el espectáculo, una ruptura de la duración y al mismo tiempo una

~atado (encarnación m~~n Yelrl)al, el h.éroe Y e~ e ve a encontrar los e roa del Demonio)

de la muchachi•- grandesmotivosfolkl· . ' Y de 1 w.~ Perseguid d ¡ ancas poli~a~:::~~~~r~ desconocid~, eetc~~~r 1:alvador, Roger Cai/lois 'loosrnt o lo ha demostrado n¡unyobv~la

·E • e mas m ·toló . 1en G s preciso 1 gJcos ab d

poesía l" . acaso recordar has•- un an. . mea retorna '""qué punto la

Poesla es un esfu. Y prolonga el mito? T d otros té . erzo por re-crea 11 . o a todos l:sn:J~os, porabolirellen~? enll?aje; en person la~, de"írfventar un jecornente, de p 1 al Y Prrvado, en últ· . nuevo lenguaje . ero_. a creación oé . rrna mstancia secre '

~i~~~stica, irnpli~a 1!1~i;0j;:¿~ 'ti~ la cread~~ hacia ei concentrada en el len e .t_relJJpo, de la caprim· red~obl rarniento de la sitU:U·~e, y tiende

or la 'aun cuand Clan paradisía-te, aun cuando el ocreaseespontáne d~scubre el mundo Pasa~ n~ existiese; el arnen. llla, como si fuese corno SI asJstiese a la cos~oeta de la Creación. De~odnternpo_ráneo del PrirneroJt ~odernos. decir Que t~d': Cierto punto de vista a T"undo, Por cuanto se est1 gran poeta rehace eÍ

lempo y la Historia n ue:z~ en verlo como si el recuerda extrañ o eXJstJesen. Todo 1 "prirn·r ., amente el co o cual ci n ¡' Jvo y del hombre de 1 rnpo~tarniento del

o a es. as sociedades t d. p ra ,_ ero es la función . .

~~~:~~sintefi-resaporen~~:l~!'~~ de la lectura ¡0

d 1 sen entamas con ¡¡ o, por cuanto en e mundo m d un enórneno e .

civilizaciones oLernl o, desconocido por la sspdecrfi:o t 1 ¡· · a ectura r 1 ernas de a ' Jteratura oral-,~ ee~p aza no solanien-

es rurales de Eu ~a aun en las comu 'd ropa- smo ta b" llJ a-m Jén los relatos

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"salida del tiempo". Que se mate el tiempo con una novela policial, o que se penetre en un universo temporal extraño, representado por cualquier novela, la lectura proyecta lo moderno fuera de ;u d.ura~ón, integrándolo a otros ritmos, haéiéndole vivir otras historias. La lectura constituye Üna "Víilfácil" eñ el sentido de que vuelve posible a . poco costo la modificación de la experiencia tem­poral: es, para el moderno, la di.~tracción por excelencia, le permite la ilusión de un dominio del tiempo en que tenemos el derecho de sospechar un secreto deseo de sustrncción al devenir impla­cable que lleva a la muerte.

Esta defensa contrn el Tiempo que nos revela todo comportainieñto mitológico pero que de he­cho es consubstancial a la condición humana, la volvemos a encontrar disimulada en el hombre moderno, en sus distracciones y en sus dh·ersio­nes particularmente. Eso nos da la medida de la radical diferencia entre las culturas modemns v el resto de las ci<ilizaciones. En toda sociedad tradicional, cualquier gesto responsable reprodu­cía un modelo mítico, tras humano y, por conse­cuencia, se desenvolvía en un tiempo sagrado. El~ trabajo, los oficios, la guerra, el a. mor, eran sacra- . mentas. Volver a vivir lo que los dioses habían vivido in illo tempore traducíase por una sacrali­zación de la existencia humana que completaba de ese modo la sacralización del cosmos y de la. vida. Esta existencia sacralizada, abierta sobre el" Gran Tiempo, podía ser muchas veces penosa, mas no por ello dejaba de ser dca en significado; en todo caso, no estaba aplastada por el Tiempo. La verdadera "taída en el Tiempo" comienza con t'!.d..~~-sacrnlización del trabajo; sólo en las sacie-

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es modernas ocurre que el hotnbre se srenQ_ desnpn 'dad Fuera de 1~ VI t e phrticular-a . _ >' · ~;;,- -~ ntanet - h Vlslo nu r , rioloo "' dBo <Oc m, "'""'" '' "" ""' '" ~ "e• '" ,, m o '"'"' ' ~ "1'"'""'

escap-ar·ai-Tiem_ po_ Y es porque no,puede ·_matar\ tica, el ~1 5

distracciones. P~TOJ~ma en úcasiones '" ,; o m o o d"'oo <o 1,, h "'" d • l~l>o jo ~ ''" "i "'""''" \, ml<ci[,;¡¡ "''"'"'' h '" lo f•~• dd en el_ momento en que goza _de !;~ verd!de~~,' en la e~c~uerza considerable, BJO

identrdad soc1al- P,9~ l_~que s~ esfuena por S!r_hr-1 con unolítico, . comprensión del

dol "''" 1m• '" o o, ho,., hhre" '' doodo •1 "'"".' m'"" ,,. rto '" lo d , oh• imi'" loo "'"'"'" '""~""'o do d '"'=too., ¡o''" Cd,. . . N ° ""'"' = dio '""' 1" h ";,ci """' 1 oo por las civilizaciones modemas_ En otros térmi-~' m1to _c~f s del siglo X.X_ El hom r;l hav ahora, no "" 1., '"'" ~"""'" O<oci.om "'<o ol •" ;, do lo· '" "'" r: '"' d •1 moo do '''"'"; ' , . E o h"ooo que'ocurre en las socieda_ des tra.d iciona.les, donde. es Y~-~di~enas", sino interloc_u e~r~ndispensabl_e lo; • di; Jm~ro,.,· '"' oo "''''", M< '""lo lo o• ' ~m o , u"' ol rl•álo1,o,

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"'"" d • ooo<l­""lfdo dol TiomM"" """'"' '" todo tod,,;o '""" " qoo ''

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oomo k oJo~ tnos de verlo, Para la mayoría de los individuos' • mncta e;ente moderno. No ~s Y d~irar el arte

'"' oo '""'' "" do ru,. """'"''' <o ltg;,, > •IÜ'J' ;ig loo lo á;, d., ;ohm ", do>ooh<to ill; '"""'''', ol eomomJomtoo lo mflioo d;j "' d"ci ~ 1 1m m• "' oáoioo, " O""" ~1''~, oo "'""'" frar, fuera ~ctividad inconscíente de su J negrouocspirituales de es;s arencia de cuanto

"'"'' ''"''"'· '"" "'""· ""lalgiM, ol;.) '" '"' fo;o 1" '., ,..,;,. W '"'" ""'' ~" cio modorn • • g'-"'-~"T,"· [., mi_, '""'' <koirno doli "oot~ 1 '"'d'¡, do "mdioo" "' """"~ "' .,, "'""' "" • omoo", q oo " ""limdo "" lo "'•~ j ""' " "' .,; '"'"''"'"'"• " ~ "'"''' 1 ooo lo =ool'"''"" dol ""'""o y lo """" l<ocido do lo , >O •• ';:' .,, ;1' romh;;o. '""'" ,:.,

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.,.,.;, ~''"" '" ooo lo """'"" """'"' """"" ooo 1 Wm d'" . humoM, "'· '""""' "j "'"" ori pérdida apen~s. disil-az~da de _la libertad -:-de 3 con rcr~?al, la angustra frente a modo que la umca evas1ón pos1ble en la escala~· e"':'sten__ · · . colectiva es la distracción_

Estas observaciones bastarán. No se puede , deci~que elrnpndo moderno haya abolido-coriiple- l tamente el comportamientp mí¡ico: sólo ha tras- J frocadoel car:iijio"aiacción: el mito ya no domina _ en los sectores esenciales de la vida, ha sido rechazado, ya en las zonas oscuras de la psiquis 1 como en las actividades secundarias o aun in-es- 4 ponsables de la sociedad, E:!! __ Verclad que el_ c<?m- ~ portarniento mitico se prolonga, disfrazado, en el ~ papel que desempeña ln iiducaci6n; pero éSfa 1

: interesa casi exclusivamente a la edad juvenil y la 'j fimción ejemplar de la instrucción está a Punto de d

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