ELECCIÓN DE DE LOS QUE HAN MANIFESTADO SU DESEO DE SER SACERDOTES

Los elegidos son llamados por el rector del seminario, o por el responsable de su formación o por otro ministro designado, de la siguiente manera:

E inmediatamente los nombra individualmente; cada uno de los llamados dice:

Presente

Y se acerca al Obispo, a quien hace una reverencia.

José Ángel Bustillos Durán Cristhian Said Gutiérrez Camargo

Daniel Alejandro Carranza gracia Rubén fráncico López Valencia

Mario Alberto Castellón López. José Rosendo Miranda peralta

Arturo Mario Contreras Ibáñez Bruno Alejandro Pérez García

Iván Michelle Correa Rivera Víctor Javier Tovar García

René Elizondo aro Miguel Ángel Valdivia González

Rafael Gutiérrez Arzola

Todos los llamados permanecen de pie ante el Obispo, y un presbítero designado por el Obispo dice:

Reverendísimo Padre: Estos jóvenes, que hoy se presentan ante la comunidad cristiana de nuestro Seminario, desean consagrarse con mayor empeño a responder a lo largo de su formación a la llamada de Dios al orden sagrado. Ellos están convencido de que la ley fundamental de la perfección humana y, por lo tanto, de la trasformación del mundo es el Mandamiento nuevo del amor. Por eso te pedimos que, estando decididos a seguir al Señor y a configurar su vida con el Evangelio, ayudados por la iglesia a discernir y consolidar el llamado que manifiesta haber recibido, invoquemos sobre ellos la bendición.

El Obispo:

Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, recibimos el deseo de estos hermanos nuestros.

Todos

Te damos gracias, Señor.

HOMILÍA

Enseguida, estando todos sentados, el Obispo hace la homilía, en la que, partiendo del texto de las lecturas proclamadas en la liturgia de la Palabra, instruye al pueblo y a los elegidos sobre la vocación sacerdotal.

Queridos hermanos: las vestiduras litúrgicas que ahora han sido traídas aquí recibe una bendición especial, para significar con ello que se destina de modo exclusivo al culto divino. Pidamos al Señor que nos bendiga también a nosotros, y así, él, que es Santo, nos haga santos y dignos de celebrar los sagrados misterios con piedad y devoción.

Luego el Obispo dice, con las manos juntas.

Oremos

Y todos oran durante un tiempo de silencio. El Obispo, con las manos extendidas, prosigue:

Benditos seas, Oh Dios, que estableciste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote del Nuevo Testamento, y escogiste a unos hombres para que fueran administradores de tus misterios; te pedimos que hagas que tus ministros usen con reverencia y dignifiquen con su conducta estas vestiduras, destinadas a la celebraciones sagradas y santificadas por tu bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor…

Todos :

Amén

Munición:

El Señor Obispo entregará en este momento a cada uno la sotana. Nos podemos sentar.

Todos toman asiento. Mientras los elegidos se acercan al Obispo acompañados de sus padres o algún familiar y, uno por uno, se acerca ante él. Los familiares ponen en las manos del obispo las vestiduras, a la vez que dicen el nombre del elegido. El Obispo a su vez, entrega a cada uno las vestiduras, diciendo:

Reciban la sotana, signo de tu adhesión a Cristo y a su Iglesia; esmérate en vivir según la norma del Evangelio.

El Obispo prosigue diciendo:

La paz sea contigo

El elegido responde:

Y con tu espíritu

Mientras tanto, puede cantarse un canto apropiado. Los elegidos se dirigen con sus familiares, y ayudado por ellas, se revisten con Sotana y sobrepelliz, una vez que los elegidos se hayan

revestido, se acercan de nuevo al umbral del santuario y consagran su vocación a María Santísima. A continuación prosigue la Misia como de costumbre. Se dice el Símbolo de la fe.

LITURGIA DE LA PALABRA

Antífona de entrada.

Oración colecta.- Dios todo poderoso, que quisiste poner bajo la protección de san José el nacimiento y la infancia de nuestro Redentor, concedele a tu Iglesia proseguir y llevar a término, bajo su patrocinio, la obra de la redención humana. Por nuestro Señor Jesucristo.

1ª Lectura (2 Sam 7, 4-5. 12-14.16)

Del segundo libro de Samuel

En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: “Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será mi un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente”. Palabra de Dios.

A. Te alabaos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 88)R. Su descendencia perdurará eternamente L. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. / R.L. Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: “Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente”. /R.L. Él me podrá decir: “Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva”. Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice”. / R.

2ª Lectura (Rom 4, 13.18. 22)De la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la obediencia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante fe. En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos.

Así pues , Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. Él, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblo, conforme a lo que Dios la había prometido: Así de numerosa será tu descendencia. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia.

A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del evangelio (Sal 83,5)R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.- Dichosos los que viven en tu casa; siempre, Señor, te alabarán.R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio (Lc 2,41-51)Del Evangelio según san Lucas

Los padres de Jesús salían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasado aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndole preguntas. Todos lo que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿Por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”. Él le respondió: “ ¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad.

Palabra del Señor.A. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice el Credo

Oraciones de los fieles

1. Para que el Señor, que puso en manos de San José el cuidado de su Verbo Hecho hombre, asista a los pastores de la Iglesia, en manos de los cuales ha establecido los sacramentos de la gracia y los dones de la Salvación, roguemos al Señor.

Si se celebra el día del seminario:

Para que el Señor que ha querido que San José fuera patrono de la Iglesia y padre de familia, derrame el espíritu de oración y de generosidad en los hogares cristianos, a fin de que surjan abundantes vocaciones para el servicio de la Iglesia y para la predicación del Evangelio, roguemos al Señor.

2. Para que el Señor que puso la tierra al servicio del hombre y le dio la misión de cultivarla, conceda a los trabajadores el sustento necesario y una vida digna y feliz, roguemos al Señor.

3. Para que el Señor, que permitió que José fuera turbado por la incertidumbre y duda y tuviera que huir de su tierra, venga en auxilio de los emigrantes y de todos los que viven en medio de dudas y tormentos, roguemos al Señor.

4. Para que el señor, que quiso que José fuese asistido por Jesús y María en el momento de su muerte, sea benigno y misericordioso con los agonizantes y nos asista en la hora de nuestra muerte, roguemos al Señor.

Que nos ayuden, Señor, los méritos de San José, esposo santísimo de Madre de Jesús, y que, por su intercesión, consigamos los bienes que, por nuestra debilidad, no nos atrevemos a esperar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Santo, Santo, Santo

Plegaria Eucarística

Consagración

Oración sobre las ofrendas.- Concédenos, Señor celebrar esta Eucaristía con el mismo amor y pureza de corazón con que se entrego san José a servir a tu Hijo unigénito, nacido de la Virgen Mará. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de la comunión.- Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu Señor (Mt 25, 21).

Oración después de la comunión.- Señor, protege sin cesar a esta familia tuya que se alegra hoy en celebrar la festividad de san José, y conservar en ella la vida de la gracia que le has comunicado por medio de la Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.