el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, jn 1:14 · 2019. 11. 23. · xxxiv domingo del...
TRANSCRIPT
PALABRA DEL SEÑOR
ÓRGANO DE FORMACIÓN E INFORMACIÓN
24 de Noviembre del 2019 Ciclo C Tel. 1158-2276, 1158-2277 www.sanjeronimomty.org
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO Y DE LOS CORAZONES
La cruz es el trono de este rey. «Había encima de él una inscripción: "Este es el Rey de los judíos"». Aquello que en las intenciones de los enemigos debía ser la justificación de su condena, era, a los ojos del Padre celestial, la proclamación de su soberanía universal.
La solemnidad de Cristo Rey, en cuanto a su institución, es bastante
reciente. La estableció el Papa Pío XI en 1925 en respuesta a los regímenes
políticos ateos y totalitarios que negaban los derechos de Dios y de la
Iglesia. El clima del que nació la solemnidad es, por ejemplo, el de la
revolución mexicana, cuando muchos cristianos afrontaron la muerte
gritando hasta el último aliento: «Viva Cristo Rey». Pero si la institución
de la fiesta es reciente, no así su contenido y su idea central, que es en
cambio antiquísima y nace, se puede decir, con el cristianismo. La frase
«Cristo reina» tiene su equivalente en la profesión de fe: «Jesús es el
Señor», que ocupa un puesto central en la predicación de los apóstoles.
El pasaje evangélico es el de la muerte de Cristo, porque es en ese
momento cuando Cristo empieza a reinar en el mundo. La cruz es el trono de este rey. «Había encima
de él una inscripción: "Este es el Rey de los judíos"». Aquello que en las intenciones de los enemigos
debía ser la justificación de su condena, era, a los ojos del Padre celestial, la proclamación de su
soberanía universal.
Para descubrir cómo nos toca de cerca esta fiesta, basta con recordar una distinción sencillísima.
Existen dos universos, dos mundos o cosmos: el macrocosmos, que es el universo grande y exterior
a nosotros, y el microcosmos, o pequeño universo, que es cada hombre. La liturgia misma, en la
reforma que siguió al Concilio Vaticano II, sintió la necesidad de trasladar el acento de la fiesta,
haciendo énfasis en su aspecto humano y espiritual, más que en el –por así decirlo— político. La
oración de la solemnidad ya no pide, como hacía en el pasado, que «se conceda a todas las familias
de los pueblos someterse a la dulce autoridad de Cristo», sino que «toda criatura, libre de la
esclavitud del pecado, le sirva y alabe sin fin».
CONOCE LOS NOMBRES DE LOS
PASTORES DE TU IGLESIA
PBRO. JUAN ÁNGEL ACOSTA ZAVALA
PÁRROCO
PBRO. OMAR ALEJANDRO FLORES
SOTO
VICARIO PARROQUIAL
HORARIO DE OFICINAS Lunes a Viernes de 9:30 a.m. a 1:30 p.m. y
de 3:30p.m. a 6:30 p.m. Sábados CERRADO.
MISAS
Lunes a Viernes: 8:00a.m. y 7:00p.m. Sábados: 8:00a.m., 5:00p.m., 6:00p.m.
y 7:15 p.m. Domingos: 9:00a.m., 11:00a.m., 12:15p.m., 1:30p.m., 5:45p.m.,
7:00p.m. y 8:15p.m.
CONFESIONES Martes, Miércoles, y Viernes de
5:00p.m. a 6:30p.m. Jueves sólo durante la Hora Santa
BAUTISMOS
Todos los Sábados 12:00p.m. Limitado a 12 niños. Presentar 10 días antes en
oficina: Acta de Nacimiento original del bebé y
comprobante de las pláticas de los papás y padrinos religiosos.
Registro al entregar papelería completa
ADORACIÓN AL SANTÍSIMO Todos los Jueves y Viernes se expone el
Santísimo después de misa de 8 a.m.,
Hora Santa Jueves de 8 a 9 p.m. Primer Viernes de cada mes se expone
24 horas después de misa de 8 a.m.
El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros,
Jn 1:14
AVISOS PARROQUIALES
www.san je ron imomty .o r g
XXXIV Domingo del tiempo ordinario, Ciclo C Lucas 23, 35-43: FIN DEL AÑO
Con la solemnidad de Jesucristo Rey
del Universo, damos por concluido el
año litúrgico, ciclo “C”. El Próximo
domingo iniciamos un nuevo año
con el ciclo “A” de la liturgia
Eucarística. Invitamos a los fieles a
adquirir una mayor conciencia del
valor de estos tiempos. Y todo ello
trabaja para la mayor Gloria de Dios
y la salvación de muchos hermanos
en Cristo. El tiempo de ADVIENTO: Preparación para la Navidad
es el momento que sigue en la Liturgia.
“MI DIEZMO AYUDA A LA VIDA DE LA IGLESIA”
PRÓXIMO DOMINGO COMIENZA LA
NUEVA CAMPAÑA 2020
Recordamos a todos los fieles el deber de
amor que todos tenemos para el
sostenimiento de nuestra Iglesia en su ne-
cesidades fundamentales. Apoyar al obispo
en las obras de toda la Arquidiócesis de
Monterrey, el próximo domingo comienza
la nueva campaña. Mayor información:
www. tudiezmo.com
CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO: El Señor siempre da más,
es tan generoso, da siempre más de lo que se le pide: le pides que
se acuerde de ti y te lleva a su Reino.
Cristo es el centro de la historia de la humani-
dad, y también el centro de la historia de todo
hombre. A él podemos referir las alegrías y las
esperanzas, las tristezas y las angustias que en-
tretejen nuestra vida. Cuando Jesús es el cen-
tro, incluso los momentos más oscuros de nues-
tra existencia se iluminan, y nos da esperanza,
como le sucedió al buen ladrón en el Evangelio
de hoy.
Mientras todos se dirigen a Jesús con desprecio -«Si tú eres el Cristo, el Mesías Rey, sálvate
a ti mismo bajando de la cruz»- aquel hombre, que se ha equivocado en la vida pero se
arrepiente, al final se agarra a Jesús crucificado implorando: «Acuérdate de mí cuando
llegues a tu reino» (Lc 23,42). Y Jesús le promete: «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (v.
43): su Reino. Jesús sólo pronuncia la palabra del perdón, no la de la condena; y cuando el
hombre encuentra el valor de pedir este perdón, el Señor no deja de atender una petición
como esa. Hoy todos podemos pensar en nuestra historia, nuestro camino. Cada uno de
nosotros tiene su historia; cada uno tiene también sus equivocaciones, sus pecados, sus
momentos felices y sus momentos tristes. En este día, nos vendrá bien pensar en nuestra
historia, y mirar a Jesús, y desde el corazón repetirle a menudo, pero con el corazón, en
silencio, cada uno de nosotros: “Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino. Je-
sús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuer-
za, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acor-
darte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino.” ¡Qué bien!
Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, muchas veces. “Acuérdate de mí, Señor, tú
que estás en el centro, tú que estás en tu Reino.”
En el momento de la muerte de Cristo, se
lee en el pasaje evangélico --recordémoslo--,
pendía sobre su cabeza la inscripción «Jesús
es el Rey de los judíos»; los presentes le
desafiaban a mostrar abiertamente su
realeza y muchos, también entre los amigos;
se esperaban una demostración
espectacular de su realeza. Pero Él eligió
mostrar su realeza preocupándose de un so-
lo hombre, y encima malhechor: «Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Le
respondió: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso"».
En esta perspectiva, el interrogante importante que hay que hacerse en la solemnidad de
Cristo Rey no es si reina o no en el mundo, sino si reina o no dentro de mí; no si su realeza
está reconocida por los Estados y por los gobiernos, sino si es reconocida y vivida por mí.
¿Cristo es Rey y Señor de mi vida? ¿Quién reina dentro de mí, quién fija los objetivos y
establece las prioridades: Cristo o algún otro? Según san Pablo, existen dos modos posibles
de vivir: o para uno mismo o para el Señor (Rm 14, 7-9). Vivir «para uno mismo» significa
vivir como quien tiene en sí mismo el propio principio y el propio fin; indica una existencia
cerrada en sí misma, orientada sólo a la propia satisfacción y a la propia gloria, sin perspec-
tiva alguna de eternidad. Vivir «para el Señor», al contrario, significa vivir por Él, esto es, en
vista de Él, por y para su gloria, por y para su reino. Se trata verdaderamente de una nueva
existencia, frente a al cual la muerte ha perdido su carácter irreparable. La contradicción má-
xima que el hombre experimenta desde siempre –aquella entre la vida y la muerte-- ha sido
superada. La contradicción más radical ya no es aquella entre «vivir» y «morir», sino entre
vivir «para uno mismo» y vivir «para el Señor».
P. RANIERO CANTALAMESSA OFM
SOLEMNIDAD DE CRISTO REY DEL UNIVERSO Y DE LOS CORAZONES: Sería poco creer que Jesús es Rey del universo y centro de la historia, sin que se convierta en el Señor de nuestra
vida: todo es vano si no lo acogemos personalmente y si no lo acogemos incluso en su modo de reinar. En esto nos ayudan los personajes que el Evangelio de hoy presenta. Además de
Jesús, aparecen tres figuras: el pueblo que mira, el grupo que se encuentra cerca de la cruz y un malhechor crucificado junto a Jesús.
HOY, FINALIZA EL AÑO LITURGICO, CICLO “C” Y RECIBIMOS OTRO AÑO, CICLO “A”, LLENOS DE ESPERANZA Y CON DESEO DE SERVIR MÁS AL SEÑOR