el vellocino de oro

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Graves y su vellocino de oro. El mito es una de las formas pretéritas que aún conserva la humanidad, como testimonió viviente de la concepción del universo o de la sociedad en los al albores de esta. Los mitos en más de las veces justifican el modo de organización social que ejerce la sociedad que los crea, siendo este una extrapolación de su realidad. En sociedades posteriores el mito sirve como una fuente de análisis para entender a las civilizaciones antiguas, siendo este una evidencia de su idiosincrásica. Sin embargo al ser el mito solo un vestigio histórico (so pena de la rigurosidad de los historiadores) que llega a nuestros tiempos en forma de fragmentos o reconstrucciones hechas por los mismos escritores épicos de antaño o por estudiosos modernos, el mito tendrá muchas versiones un tanto en su mayoría contradictorias, en algunas de sus partes o en su totalidad, que pueden resultar incluso irreconciliables. Es por eso que el estudioso del mito debe de tener una agudeza mental para poder percibir todos los elementos que lo conforman para poder darle una explicación racional y poder entender el acertijo que le es inherente al mito. Como cualquier mito que sobrevive al paso el tiempo, y que llega a una época distinta de la que representa y en un estado de supervivencia que en su mayor parte no es más que una reconstrucción a partir de vestigios orales y fragmentos escritos de poetas épicos de los albores de la civilización. El mito del vellocino de oro no es la excepción, siendo este uno de los mitos griegos más famosos a la par que el de la guerra de Troya y la odisea de Ulises en su viaje de regreso a Ítaca, quizá por la importancia del suceso —atravesar el mundo griego hasta sus confines en busca del vellón sagrado de Zeus— o ya sea por la aglutinación de héroes y semidioses tan importantes como son a saber, Jason, Hércules, Orfeo y Peleo, entre otros. Sea cual sea el caso, el

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Graves y su vellocino de oro.

El mito es una de las formas pretéritas que aún conserva la humanidad, como testimonió viviente de la concepción del universo o de la sociedad en los al albores de esta. Los mi-tos en más de las veces justifican el modo de organización social que ejerce la sociedad que los crea, siendo este una extrapolación de su realidad. En sociedades posteriores el mito sirve como una fuente de análisis para entender a las civilizaciones antiguas, siendo este una evidencia de su idiosincrásica. Sin embargo al ser el mito solo un vestigio histórico (so pena de la rigurosidad de los historiadores) que llega a nuestros tiempos en forma de fragmentos o reconstrucciones hechas por los mismos escritores épicos de an-taño o por estudiosos modernos, el mito tendrá muchas versiones un tanto en su mayoría contradictorias, en algunas de sus partes o en su totalidad, que pueden resultar incluso ir-reconciliables. Es por eso que el estudioso del mito debe de tener una agudeza mental para poder percibir todos los elementos que lo conforman para poder darle una expli-cación racional y poder entender el acertijo que le es inherente al mito.

Como cualquier mito que sobrevive al paso el tiempo, y que llega a una época distinta de la que representa y en un estado de supervivencia que en su mayor parte no es más que una reconstrucción a partir de vestigios orales y fragmentos escritos de poetas épicos de los albores de la civilización. El mito del vellocino de oro no es la excepción, siendo este uno de los mitos griegos más famosos a la par que el de la guerra de Troya y la odisea de Ulises en su viaje de regreso a Ítaca, quizá por la importancia del suceso —atravesar el mundo griego hasta sus confines en busca del vellón sagrado de Zeus— o ya sea por la agluti-nación de héroes y semidioses tan impor-tantes como son a saber, Jason, Hércules, Orfeo y Peleo, entre otros. Sea cual sea el caso, el mito del rescate del vellón de oro ha sido reconstruido ya sea en parte o en su totalidad en más de una ocasión desde la antigüedad (por ejemplo la versión más completa y antigua que se tiene de Apolonio de Rodas en su obra Jason y los argonautas) y aún en nuestros días se siguen dando las más variadas versiones por parte de los estudiosos del tema.

Uno de los escritores que destacan por la meticulosidad del estudio —sin entrar en la ex-acerbada rigurosidad histórica de otros— tanto del mito como del medio geográfico e histórico que lo rodea, es Robert Graves en su obra literaria "El vellocino de oro". La nov-ela histórica de graves se justifica desde la primera frase que nos introduce a la novela dejándonos ver desde el principio la pulcritud del autor y su amplio conocimiento del tema, en la agilidad de su prosa unida con la simetría de sus capítulos, sin dejar exento su lado creativo tan prodigioso.

Graves aborda la trama mitológica desde una perspectiva distinta a la que se pudiera es-perar el lector, dado que el mito parece ambientar una transición histórica-religiosa de la

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sociedad griega en vez de que el contexto social ambiente al mito, me refiero al cambio del poder matriarcal al patriarcado naciente, y es que la totalidad de la novela expresa este cambio y el mismo mito es justificado por esta sucesión de poderes impuestos por las tribus jonias y aqueas —en primera instancia—, y las riñas religiosas que se derivan de este cambio político. Toda una revolución cultural, política y religiosa se da en esta

permutación de poderes, y la aventura del vellocino de oro queda atrapada en este contexto.

El matriarcado (que nos dibuja graves) es una forma de orga-nización arraigada en los pelasgos, en donde se adora a la triple diosa lunar y sus rituales religiosos, así como su organi-zación política derivados de la adoración a esta deidad, y que en el transcurso de la novela son atentados por la nueva figura religiosa —el carnero de zeus— la cual impone nuevos cambios estructuralmente serios —si se me permite llamarlos de ese modo— por ejemplo el matrimonio que es algo de-sconocido y hasta un tanto aberrante para los pelasgos, dado que las mujeres al tener el control político de los reinos se sienten ofendidas a la proposición de estar sujetas a un solo hombre cuando en su forma de organización podían estar con los hombres que quisieran en sus orgías como por ejemplo la correspondiente a la cabrahigadura.

Pues bien esta aventura a los límites del mundo griego —en su mayor parte en el mar ne-gro— es un escape a un mundo ya muy lejano en espacio y tiempo. La gran hazaña del autor es reconstruir esta historia dándole la terrenalidad que uno no se imagina en estos mitos, por ejemplo resulta muy evidente en el caso del personaje de Hércules donde se nos dibuja un Hércules no como un semidiós griego, sino más bien como un ser humanó bárbaro, brutal, un monstruo que puede ser capaz de matar a sus amigos o hijos en una borrachea, pero aún así muy ca-paz de tener sentimientos profundos a sus semejantes como se manifiesta en su relación con Hilas, su Escudero. O un Jasón que no presenta más virtud que su belleza y que es capaz de dirigir una tripulación de héroes muy superiores a el debido a que manifiesta una cualidad que ninguno más tiene y que estos necesitan para llevar a cabo la empresa tan difí-cil.

Pues bien podríamos decir que esta obra de graves es un tesoro literario por que sin lugar a dudas evidencia una pluma ágil y ligera así como una verdadera investigación profunda, sin dejar de lado lo humano y filosófico que lleva inherente el mito en sí. Resulta impresionante la armonía entre los lu-gares geográficos que relata el autor y los personajes, y como se van desenvolviendo creando una atmósfera que ll-eva al lector a romper las barreras espació temporales que la realidad nos impone.

Ahí esta, aún, el Jason viejo y lleno de remordimientos sobreviviendo de sus glorias pasadas, teniendo como su mas acérrima enemiga a la que logró darle la gloria, sentado bajo la sombra del podrido Argo por las inclemencias del tiempo, y con el espíritu del perro y el pastor siguiendo sus restos de hombre que aún conserva, a la espera de que su hado funesto se cumpla, para así obtener la inmortalidad.