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Page 1: El valor de la participación - ugr.esfjjrios/pce/media/2t-ValorParticipacion.pdf · tema del mes { Nº 351 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 67 La convivencia en el centro escolar es la clave

66 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº351 NOVIEMBRE 2005 } Nº IDENTIFICADOR: 351.015

El valor de la participación

Este artículo recoge dos aportaciones de distinto perfil. El primer texto, de carácter conceptual, reflexiona

sobre la importancia de la participación como elemento clave para la convivencia en los centros escolares.

En el segundo, un profesor de Infantil transmite, de una forma vivencial y directa, sus reflexiones sobre el día

a día en una cooperativa de enseñanza.

CONXITA RODRÍGUEZ

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t e m a d e l m e s

{ Nº 351 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 67

La convivencia en el centro escolar es la clave de la educa-ción y creemos que la participación es la herramienta idóneapara facilitarla y mejorarla. Desde el punto de vista de lascooperativas, la convivencia se muestra como la esencia denuestro bienestar. Las sociedades sanas nacen de las perso-nas sanas y las personas sanas nacen y se hacen. La realidaddemocrática de los centros exige de todas las partes su defi-nición, su participación y disfrute para generar un óptimoclima de convivencia, un escenario de aprendizaje y libertadpersonal con alto valor emocional. La participación ejercidacomo derecho vivo, como respeto al individuo y no sólo comouna manera de lograr futuros ciudadanos responsables, sig-nifica, en la práctica, otorgar a alumnos y alumnas el derechoy la oportunidad de ser, aquí y ahora.

La madurez del movimiento cooperativo ha supuesto lamadurez de sus ideas y de sus prácticas, lo que se traduce enproyectos educativos ya consolidados con una trayectoria só-lida y una idea nítida de aquello que se quiere conseguir. Lapropia autocalificación de movimiento, en referencia al coo-perativo, supone el constatado ejercicio de la posibilidad decambio y renovación, supone la connivencia de motivacionesy prácticas diversas, supone apertura, expansión, sustratopedagógico común y respeto a las diferencias. Porque, aun-que no todas las cooperativas son iguales y cada una bebede diversas fuentes, todas tienen en común un concepto decompromiso social y un deseo de “moverse”, de caminar ha-cia un futuro mejor.

La estructura de participación del profesorado y del perso-nal del centro se asienta sobre el inicial paraguas de laAsamblea General, de la cual, como si de un manantial se tra-tara, mana un flujo continuo de momentos y situaciones querequieren, sin contemplaciones, su participación activa. Paraello, se coordinan los proyectos, se nombran comisiones, seconsensúan las estrategias, se recogen propuestas, se pactala formación, se deciden las inversiones, se comprometencalendarios; en definitiva, día a día, la participación se tradu-ce en la capacidad de decisión. El alumnado del centro, elagente principal, evoluciona a través de escenarios de cre-ciente complejidad y diferentes posibilidades, desde loscorros y las asambleas en la propia aula, hasta los grandesórganos diseñados al efecto, pasando por comisiones ad hoc,la asunción de responsabilidades “comunales”, el desarrollode proyectos de investigación, la determinación de modelosde convivencia, la gestión de la biblioteca, los usos de laszonas comunes, los “clubs”… Las familias se encuentran,pese a la voluntad de algunas, con espacios individuales de

interacción que resultan básicos. Su opinión en la escuela nosólo es importante, es imprescindible: en las reuniones indi-viduales, las AMPAS, los proyectos familiares, las fiestas, elConsejo Escolar, las acampadas, los proyectos, los acogi-mientos, las charlas y más charlas hablando de la educaciónde sus hijos e hijas...

Si ya tenemos a los protagonistas, no podemos obviar que,como en todas las relaciones, el roce hace el cariño, comoexpresión del afecto inherente a cualquier relación interperso-nal; pero esto no exonera de la realidad de la existencia demúltiples situaciones de conflicto, cuyo tratamiento ha de servivido en los centros no como una problemática, sino como unreto, como una oportunidad para el crecimiento de las perso-nas, como una oportunidad de ensayar escenarios que habránde ser vividos con mayor intensidad y autonomía. Ésta es lamayor necesidad que en la actualidad tiene cualquier centroeducativo: construir un clima de convivencia que permita laformación y la relación personal entre los agentes educativos y,para conseguir esto, la participación es la estrategia clave.

La proximidad, el diálogo, el acercamiento al alumnado, alas familias, a sus problemáticas y situaciones puede llevar acomprender mejor el origen del conflicto y, por supuesto, amejorar en la búsqueda de soluciones. Para ello se requieretiempo y paciencia. Cuantas más oportunidades de poderser, de poder expresar, de hablar o discutir, más oportunida-des se generan para todo; cuanta más interacción, más cho-que… La participación directa en el tratamiento de los con-flictos a través de estrategias de mediación y maduración dela propia competencia social y emocional se presenta comofactor común en los centros cooperativos. La socialización delas personas se aborda con estrategias de encuentro, deadaptabilidad, de inclusividad, a través de asociaciones mul-tilaterales, asimétricas, parejas, duraderas, dependientes…;la disciplina se debe al proyecto en sí, al guión de nuestroscomunes acuerdos.

La intervención sobre aspectos clave del currículo provocaadaptación; la definición de los tiempos genera flexibilidad; lamultiplicidad de agrupamientos genera tolerancia; el mutuoconocimiento fomenta la empatía; los desdoblamientos permi-ten cercanía; el mejor uso de los espacios ofrece comodidad; elacceso a los recursos da confianza; los intercambios promuevenla diversidad; los proyectos generan autonomía…

La evaluación se convierte, en los centros, en arma arroja-diza, en poder. Cada vez más, los centros cooperativos ahon-dan en esta cultura con una visión renovada, global. Losalumnos y alumnas siguen siendo el centro, el núcleo de la

◗ Una estrategia, un reto

LUIS CERVELLERA

Director de la cooperativa Escuela 2 (La Cañada, València) y director de AKOE Educació.

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acción docente; sin embargo, la corresponsabilidad en elalcance de metas y objetivos afecta a todos los colectivos y,así, es creciente el número de centros inmersos en procesosde autoevaluación y mejora continuos. Buena parte de lascooperativas de enseñanza nacieron como expresión de des-contento con el tiempo y el momento del franquismo. La par-ticipación de las familias fue crucial en su origen, de modoque los ligamientos entre los distintos colectivos se hallanentrelazados en la consecución de objetivos comunes. Lasfamilias, como representantes de los chicos y chicas, tambiénson “clientes” del centro; sus emociones y sus conflictos sonparte real de los centros y también lo requieren. El asesora-miento, la atención personal e íntima, la posibilidad de com-partir penas y alegrías, de participar en la actividad del cen-tro, de gestionar apoyos y materiales, de disentir y expresaropinión en foros relevantes son vías de encuentro.

Como vemos, en la integral de los proyectos cooperativosseguimos encontrando a las personas. El paso del tiempo yla tendencia natural a sentirse incluido en los colectivos insti-tucionaliza el propio rol, anquilosando, en cierto modo, lapermeabilidad del sistema. Por ello, no sólo caminamos haciamodelos institucionales de calidad y excelencia, sino que tam-bién buscamos caminar hacia el movimiento de frescura ycompromiso que supone, en la actualidad, el impulso de lascomunidades de aprendizaje, con la firme creencia de que elverdadero ejercicio de la libertad supone la asunción de lasdecisiones personales y responsabilidad en el compromisosocial. La tendencia del pensamiento colectivo apunta, preci-samente, en esta dirección, y el savoir faire de las cooperati-vas de enseñanza parece estar en disposición de asentar yacomodar el modelo. Es como un círculo que se cierra, quese vuelve a cerrar tal vez, es algo así como la oportunidad deempezar sabiendo lo que sabemos. Así figura en las conclu-siones del XI Congreso de la UECOE: “Las cooperativas

apostamos por construir la utopía de la cultura participativa,para convertir el día a día de nuestras aulas y centros en ver-daderas ‘comunidades de aprendizaje’”

Apoyo mutuo

Como hemos visto en párrafos anteriores, la participaciónsupone ir cada vez más allá de las paredes del centro, lanecesidad de abrir la escuela a la sociedad para que los dife-rentes agentes sociales puedan participar y enriquecer lamisión del profesorado. Los centros cooperativos han enten-dido la necesidad de incidir en la orientación de su propiofuturo a través de participar como agente activo en sus diver-sos entornos y establecer nutridos flujos de entradas y salidasque aseguren su relevancia social. La Unión Estatal de Coo-perativas de Enseñanza, las distintas federaciones y asocia-ciones autonómicas y otros modelos de cooperación entrecooperativas dan muestra de un tejido tramado con buenosmimbres, de un guiso bien elaborado, tal como se explica enla receta del “Arroz verde de la participación”.

La realidad diaria de las cooperativas supone su participaciónactiva y su implicación en la generación de riqueza en el medioen el que se desenvuelven, a través de la creación de empleo yoportunidades. Son muchos los Consejos Escolares Municipalesque tienen representantes de cooperativas, también los autonó-micos y el del Estado. La activa participación, en general, en elseguimiento de programas municipales asienta el compromisocon el entorno inmediato. La colaboración con empresas e insti-tuciones, con otros centros educativos, con organizaciones nogubernamentales y plataformas ciudadanas cada vez es mayor.El esfuerzo autoasignado en favor de la recuperación integralde las “lenguas propias” las hace trabajar junto a importantescolectivos sociales en torno a propuestas “ideales”.

El arroz verde de la participación

- El Proyecto Educativo de Centro se piensa, se reflexiona y seconsensúa.- Añadimos profesionales (docentes y no docentes) que

crean en el Proyecto.- Cocemos para evaporar agua (dificultades) y concentrar

entusiasmo.- Sazonamos con niñas y niños, madres y padres, abue-

los y abuelas, voluntarios, ex alumnos, trabajadores ytrabajadoras... - Echamos el arroz y dejamos que todo se impregne

de los diferentes sabores, lentamente (chup,chup...). - Lo probamos y modificamos aquello que sea

necesario. - Disfrutamos de la comida, regándola con un

buen vino para completar el guiso.XI Congreso UECOE (València, 2004).CONXITA RODRÍGUEZ

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{ Nº 351 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 69

La participación en el ámbito internacional empieza a serya una constante (aún con cierto posicionamiento crítico ysalpicado de “acciones solidarias” con países de “otros” mun-dos; Europa es el escenario). La movilidad de alumnos y pro-fesores, el desarrollo de las tecnologías de la comunicación,la relevancia del dominio de los idiomas, el intercambio deideas, la creación de lazos entre las personas, el mestizaje,generan el nuevo escenario en el que las cooperativas ya semueven con facilidad.

El sentido de alerta de las cooperativas, tan acostumbradas amirar en derredor, las empuja a la concentración de sus esfuer-zos con un sentimiento de mutua protección, para sí y para la

especie. La voracidad de los movimientos de grupos de influen-cia social aconseja el fortalecimiento de las relaciones entre laspropias cooperativas. Se ha generado, en la actualidad, unatendencia hacia la concentración en nuevos proyectos empre-sariales, asentados sobre principios de no competencia y mutuocrecimiento. Es la cooperación por excelencia.

Como conclusión quisiéramos señalar que la participación,entendida como una gran línea de acción que marca el cami-no a seguir para alcanzar niveles óptimos de convivencia, serevela como la estrategia esencial de las cooperativas, en suempeño, tan apasionante como difícil, de “hacer” personassanas y felices.

He sido elegido por mi cooperativa para hablar de los pro-yectos que nuestra escuela ha realizado o realizará. Pero, másque destacar uno en concreto, hemos decidido transmitir nues-tro día a día, porque, por ejemplo, ser una cooperativa de ense-ñanza de inmersión en valenciano es en sí mismo un proyecto.

Después de 33 años, nuestra Escuela no está como el pri-mer día, pero tenemos la impresión de que cada día es el pri-mero: nos gustan y nos inquietan los lunes, los claustros, lasreuniones de padres, las entrevistas con los componentes delgabinete psicopedagógico, que nos explican qué es la saludmental y las dislalias; nos gusta ver a las profesoras de Ingléscompartiendo esa lengua con el alumnado de Infantil, decirbuenos días a los adolescentes y corregirles un taco entrepasillos; nos gusta ver a los antiguos alumnos y alumnas darun beso a las cocineras; encontrarnos con los antiguos pa-dres e informarles de las cosas que van pasando desde queellos no son testigos: la “misión”, llamamos nosotros a nues-tra cooperativa. Es una forma de hablar que viene a resumirel sentimiento de fábrica de sueños que creemos que esnuestro colegio: sueños y pesadillas, pues no somos unosignorantes, aunque sí unos optimistas.

Yo recomiendo a los jóvenes las cooperativas de enseñan-za. No tenemos más argumento que el de que nos gusta tra-bajar en equipo. No digo con eso que lo hagamos bien, sóloque nuestra Escuela lo permite: se pueden presentar proyec-tos; se puede pensar en voz alta; se pueden revisar las pro-gramaciones, los contenidos, los hábitos con suma cordiali-dad y espíritu de cooperación, y también con esfuerzo, conobcecación, sin sistematización… La cara y cruz de un mismocolectivo, como todo en la vida.

¿Qué nos hace, pues, quererla tanto? Aparte de las bugan-villas que adornan el jardín, de los colores mediterráneos delas paredes y del sol de invierno acariciándonos la piel, laqueremos tanto porque es nuestra: somos copropietarios deun sueño, de la ilusión de formar personas críticas, que pue-dan pensar, no dogmáticas, rebeldes ante la injusticia, valien-tes ante el fracaso, curiosas por lo que las rodea, interesadasante lo desconocido; personas a quienes dar la mano y pres-tar el hombro en la adversidad, y tener el placer de ver y es-cuchar su particular y única manera de ver el mundo.

Las cooperativas también son un “rollo”, son aburridas, siem-pre lo mismo, las mismas juntas, los mismos problemas: “nohay beneficios”, “se podría haber hecho mejor”, “la Ad-ministración”, “el equipo directivo”, “el Consejo Rector”, “nopublicamos”, “el prestigio”, “la innovación”, como cuando al-guien trae noticias de algún congreso que no consigue arras-trar a los demás.

Nos gusta no tener afán de lucro. Nos gusta que los padresvengan a las fiestas. Nos gusta no tener la obligación desaber si el alumnado toma o no la comunión.

Nos gusta ser escuela valenciana, nos gusta la inmersiónlingüística y no nos gusta que muchos muebles estén porcambiar. Nos gusta llegar a un acuerdo que parecía imposi-ble con un compañero o con una familia y, si no lo hay, nosgusta pensar que quizá lo haya en otro momento. Pero aúnnos gusta más pensar que el conflicto no tiene que destruirla convivencia.

Nos gusta que el movimiento cooperativo siga trabajando,innovando, buscando fórmulas y estrategias. Nos gusta serrepresentados por los nuestros.

◗ Una escuela entre buganvillas

MIGUEL ÁNGEL MORET

Profesor de Infantil en la Escola Les Carolines (Picassent, València).

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No somos una escuela que pueda presumir de estupendasinstalaciones, de renovado material, de un claustro de profe-sores sumamente científico o innovador. Ya hemos dicho queapenas publicamos y apenas nos intercambiamos con otrasescuelas, y eso está mal. Pero somos una escuela que hablacon sus alumnos, con sus padres y madres (¡mucho!). Unaescuela que vota, que acepta los resultados, que sabe pocode economía (y eso la pierde) y mucho de afecto (y eso laencuentra).

Nos gusta que la ESO tenga pequeñas cooperativas dealumnos y alumnas que gestionen con sus productos –desca-bellados algunos, sabrosísimos otros–; nos gusta que formenparte del Grupo de Ayuda a Indígenas Mapuches y que nosreparen y hagan papeleras y casilleros en Tecnología. Nosgusta separar el papel del plástico, deseamos reducir los resi-duos y nos gustan las semanas dedicadas al cine, a los trova-dores o a la salud.

Nos gusta ir a la playa en invierno con los alumnos y alum-nas, visitar museos y exposiciones, hacer la Mona (no la ani-mal, sino la dulce) y que nos visite, cada año, un irreal ReyMago.

Nos gusta no celebrar el Día de la Madre, ni el del Padre niel de los Enamorados. Nos gusta el huerto, la piscina y des-pedir con una fiesta al alumnado que deja el centro.

Nos gusta que jueguen al ajedrez, que se haya informati-zado la pequeña biblioteca; lamentamos que no haya másordenadores y un monitor de televisión por aula.

Nos gusta celebrar los cumpleaños de los alumnos y alum-nas y confeccionar cada año un calendario. Nos gusta tener unperiódico semanal y nos enorgullece que el alumnado ganeconcursos, aunque nos gustaría también participar en más.

Nos gusta recordar el gran cartel de “No a la Guerra” quecolocamos en la puerta de entrada y ver las producciones dela Escuela de Primaria en sus pasillos.

Nos enternece quien está fuera de clase, sentado, espe-rando a que le dejen entrar porque con él o con ella dentrono se podía trabajar.

Nos gusta llamar a las familias cuando se ponen enfermos sushijos o los llevamos al médico por un golpe o una herida. Nosgusta que, ante la desolación por la muerte de dos alumnas,profesorado y alumnado habláramos de ello y lloráramos.

Nos gusta oír a un profesor de Ciencias repetir una y otravez que siempre bebemos la misma agua, o pasar por laJefatura de Estudios de Secundaria y oír hablar en francés.

Nos gusta que, en un curso de la ESO, se hayan reunidopadres, profesores y alumnado para hablar de las preocupacio-nes derivadas del mal funcionamiento de la clase o que, graciasa una madre, estemos participando en un estudio sobre violen-cia escolar que está llevando a cabo la Universitat de València.Y nos gusta haber estado en el Parlamento Europeo.

Nos gusta que nos haya visitado Sebastiao Salgado parahacernos fotos (¡qué suerte!) y ayudar a pasar los celos por elnacimiento y posterior crecimiento de un nuevo hermano.

Nos gusta ir de acampada y que los y las mayores sean losprotagonistas de intercambios con institutos de Finlandia ode Polonia (¡qué frío!).

Nos gusta que la escuela esté concertada y que así loponga en los carteles indicadores, que hagamos publicidadescrita y en la radio, y discutir cómo afrontar las nuevas obrasy las estrategias de rentabilidad.

Nos gusta saber que no vamos a ganar mucho dinero, peroque hacemos mucho de lo que queremos.

Nos gusta que los deportes y actividades físicas sean elpatinaje, el bádminton, los malabares, el senderismo,

los bailes de salón, la orientación o el tai chi.Nos gusta que, en nuestro inicio, nos inspirá-ramos en Summerhill y que, ahora, tras la

experiencia, el amor a la libertad vaya juntoal respeto que genera un buen ejercicio de

la autoridad.No sabemos si pasaríamos un exa-

men de calidad, pero nos gusta po-nernos a estudiar para aprobarlo.

Perdonen Vds., pero la mente deun maestro se vuelve pueril confacilidad, tal y como decía FernánGómez en la película La lenguade las mariposas sobre un textode Manuel Rivas.

CONXITA RODRÍGUEZ