el triangulo de la victima, victimario y salvador

20
El triángulo del "desempoderamiento" Hace unas semanas empecé con la idea de que para cambiar a México debíamos cambiar nuestra actitud sobre nuestros antepasados. En concreto, suponía que debíamos perdonar a nuestros antepasados conquistadores y a nuestros antepasados conquistados. ¿Por qué? Porque si no, seguiríamos repitiendo los patrones de víctima y victimario una y otra vez. En esa búsqueda, una tía que es psicóloga me habló del triángulo de la víctima (también llamado triángulo del drama, y triángulo del desempoderamiento) en el que no sólo aparecen la víctima y el victimario, sino también el salvador (en el caso de la conquista, es el indio, el conquistador y el misionero). Y como siempre que estoy interesado en una idea, el universo conspiró y ésta volvió a aparecer en un libro que me prestaro y luego en un buen artículo (en inglés). No soy experto en el tema, pero haré un esfuerzo por describirlo de la mejor manera. Pero antes una aclaración: esta información puede o no ayudarte a entender mejor la dinámica de tus relaciones, e incuso a mejorarlas al salir del triángulo, pero no puedes forzar a que alguien más lo entienda, o lo quiera entender. Lo más que se puede hacer es poner a su disposición la información y dejar que él/ella decida si quiere o no salir. Un punto interesante es que no importa cuál sea el punto de entrada, todos terminan eventualmente en víctimas. Y no sólo eso, sino que eventualmente terminamos cambiando de posición con gran rapidez y frecuencia, donde el rescatador termina siendo víctima y la víctima persecutor, o el persecutor se convierte en rescatador y luego en víctima, etc.

Upload: ernestito-taya

Post on 05-Aug-2015

614 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

El triángulo del "desempoderamiento"Hace unas semanas empecé con la idea de que para cambiar a México debíamos cambiar nuestra actitud sobre nuestros antepasados. En concreto, suponía que debíamos perdonar a nuestros antepasados conquistadores y a nuestros antepasados conquistados. ¿Por qué? Porque si no, seguiríamos repitiendo los patrones de víctima y victimario una y otra vez.

En esa búsqueda, una tía que es psicóloga me habló del triángulo de la víctima (también llamado triángulo del drama, y triángulo del desempoderamiento) en el que no sólo aparecen la víctima y el victimario, sino también el salvador (en el caso de la conquista, es el indio, el conquistador y el misionero). Y como siempre que estoy interesado en una idea, el universo conspiró y ésta volvió a aparecer en un libro que me prestaro y luego en un buen artículo (en inglés).

No soy experto en el tema, pero haré un esfuerzo por describirlo de la mejor manera. Pero antes una aclaración: esta información puede o no ayudarte a entender mejor la dinámica de tus relaciones, e incuso a mejorarlas al salir del triángulo, pero no puedes forzar a que alguien más lo entienda, o lo quiera entender. Lo más que se puede hacer es poner a su disposición la información y dejar que él/ella decida si quiere o no salir.

Un punto interesante es que no importa cuál sea el punto de entrada, todos terminan eventualmente en víctimas. Y no sólo eso, sino que eventualmente terminamos cambiando de posición con gran rapidez y frecuencia, donde el rescatador termina siendo víctima y la víctima persecutor, o el persecutor se convierte en rescatador y luego en víctima, etc.

El triángulo del Drama fue desarrollado por Stephen Karpman, psiquiatra y maestro del análisis transaccional y es el siguiente:

Es decir, existe alguien que hace daño, alguien que recibe ese daño, y alguien que llega a salvarnos de ese daño. También puede darse el caso de que los vértices no sean interpretados por personas. Por ejemplo, una persona puede sentir que es víctima de las circunstancias económicas (perpetrador), y que sólo una herencia o la lotería podrían salvarlo (aquí la fantasía de ganarse la lotería es el rescatador). O podría una persona con sobrepeso culpar a su herencia genética por su sobrepeso, y rescatarse a si misma manteniendo la idea de que la siguiente dieta milagrosa le ayudará.

Si miran con cuidado los ejemplos anteriores, podrán darse cuenta de que la persona esta renunciando al poder que tiene para cambiar su situación al situar a

Page 2: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

los responsables de la misma fuera de si mismo (tanto a los causantes como a los que tienen el poder de cambiarla).

Aunque todos terminamos jugando los distintos papeles, en general tenemos un punto de entrada, aprendido durante la niñez.

El Rescatador.El rescatador se identifica a si mismo como cuidador, como responsable de otro. De los tres, es el más renuente a identificarse como víctima.

Se puede ver como una distorsión del aspecto femenino. Ahí donde una madre apoya y cuida, el rescatador no encuentra los límites y llega a asfixiar, controlar y manipular al otro "por su propio bien", por lo cual se les llega a identificar como sobreprotectores.

Es frecuente que la sociedad les llegue a reconocer por sus actos "desinteresados".

Es probable que a un rescatador se le haya negado la atención cuando era niño, por la razón que sea. Una creencia detrás del rescatador es que hacerse cargo de si mismo es egoista, que sus necesidades no son importantes, por tanto desarrolla la creencia mágica de que "si me encargo de ellos lo suficiente, eventualmente ellos se encargarán de mí". Por supuesto esto último no ocurre, pues las vícitmas sienten que no son capaces de encargarse de si mismos, y mucho menos de otros. Esto reafirma su creencia de que sus necesidades no son importantes.

Los rescatadores se convieren en víctimas cuando no reciben el cuidado que esperan, o cuando las víctimas rechazan sus cuidados, y se convierten en persecutores, por ejemplo, negando los cuidados que solían dar.

Inconcientemente, un rescatador tiene miedo a quedarse solo, y por tanto aceptan una relación de codependencia. De hecho, necesitan de una víctima que les necesite para sentirse valiosos. Sin embargo, esto crea una espiral descendente: la víctima siente que no puede hacerse responsable, y el rescatador lo confirma al rescatarlo, lo cual hace que la víctima no se haga responsable de sus actos y necesite de ser rescatado, etc, etc.

Un ejemplo es la madre abnegada que da todo por sus hijos, negándo incluso sus propias necesidades de cariño y espacio. En su bienintencionado intento por proteger a sus hijos de todo mal, termina inculcándoles la creencia de que ellos no son capaces de resolver las situaciones que se les presenten en la vida. Luego,

Page 3: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

cuando los hijos crecen, comienzan a reclamarle por sus fracasos en la vida (los hijos se convierten en perpetradores y la madre en víctima) y por no solucionarles la vida, a lo que la madre reacciona rescatándolos de los problemas en los que se meten. O tal vez los hijos le reclamen su ayuda asfixiante y la madre, al no sentirse valuada, se dirija al papel de víctima: "eres un malagradecido", o al papel de perpetrador "pues soy tu madre y harás las cosas como yo digo".

Frases comunes:"Después de todo lo que he hecho por ti""No importa cuanto haga, nunca es suficiente""Si me quisieras no me tratarías de esa forma"

Quien verdaderamente ayuda no espera reciprocidad, y hace conciente al otro de su propio potencial, en lugar de considerarlo incapaz.

El PersecutorAsí como el rescatador no aceptaría verse como víctima, el persecutor se ve a si mismo como víctima, e ignora o minimiza el daño que él causa. Les resulta más fácil mostrar la necesidad de defenderse que ver su propia conducta opresora: "sólo trataba de ayudar (rescatador), pero se volvieron en mi contra (vícitima), así que tuve que responder al ataque (persecutor)".

Ejemplo: hace poco, mientras paseaba a mi perro (lo paseo sin correa, pero siempre va cerca de mi) me topé con un vecino al que había escuchado con anterioridad quejarse de que algunos perros le habían ensuciado el jardín. Cuando mi perro pasó frente a su casa él se enfureció y trató de patearlo. Traté de explicarle que siempre que paseo a mi perro recojo sus excrementos, así que él no era culpable de la suciedad de su jardín. Ignorando completamente lo que le decía, respondió "lo siento, pero si vuelvo a ver que paseas a tu perro sin correa lo voy a patear". Su posición de "víctima" justifica sus actos...

El persecutor se puede ver como una distorsión del aspecto paterno. Ahí donde el aspecto paterno trata sobre justicia, uso correcto del poder, asertividad, protección, guía y límites, el persecutor distorsiona esos conceptos para protegerse del mundo que considera agresivo.

El rol de persecutor es frecuentemente asumido por alguien que recibió abuso mental o físico en su niñez. Reprimen sus sentimientos de verguenza o inseguridad con enojo y violencia.

Page 4: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

Para un persecutor, el mundo es duro y cruel, y sólo los rudos sobreviven. No se dan cuenta de que con sus actos crean el mundo cruel al que tanto temen.

Necesitan estar siempre en lo correcto, y tienen aires de grandeza.

No son "malos". Son simplemente personas heridas que ven el mundo como peligroso.

Necesitan a quien culpar para mantenerse enojados. Tomar responsabilidad es amenazante pues es como culparse a si mismos, lo cual intensifica su auto condenación.

Un persecutor sufre mucho, pues tiene que estar siempre en guardia, atento ante cualquier posible ataque. Por lo mismo, le es difícil confiar en otros, y no puede crear relaciones significativas.

Para un persecutor es muy difícil asumir la responsabilidad necesaria para salir del triángulo, por lo cual la oportunidad se presenta casi siempre en forma de crisis.

Frases:"Me dañaron, tenía que protegerme tomando represalias"

VíctimaCreen que son frágiles, defectuosos o impotentes, y que esta situación es irremediable.

Se puede ver como un aspecto sombrío del niño. Los niños necesitan de cuidados de vez en cuando, pero alguien se convence de que no es capaz de cuidarse a si mismo, se instala en la posición de víctima.

Tienen miedo a fracasar.

Buscan quien pueda hacerse cargo de ellos. Sin embargo, se sienten resentidos por la dependencia que creen tener y niegan la validación y apreciación que buscan los rescatadores.

Niegan su propio poder.

Page 5: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

Tienen un pero para cada solución

Están convencidos de su incompetencia o impotencia.

Utiliza la culpa para manipular a los rescatadores: "si no me cuidas tu, ¿quién lo hará?".

Pensan que no pueden valerse por si mismos, y lo prueban una y otra vez; "te lo dije, soy un fracaso".

Un ejemplo sobre la dinámica del triánguloUna madre está reprendiendo al hijo por no haber arreglado su cuarto. En ese momento el padre llega al rescate y dice "no seas tan dura, el chico estuvo en la escuela todo el día".

Aqui pueden ocurrir varias cosas:

La madre, sintiéndose víctima, puede volverse contra el marido, convirtiéndose en perpetradora y aquel en víctima.

O el hijo puede convertirse en el rescatador de la madre diciendo "no te metas, yo puedo manejar esto solo".

O el hijo puede aliarse con el padre en un papel de perpetrador contra la madre.

Y así pueden seguir dándole vueltas al tríangulo y cambiando de posición una y otra vez.

¿Y para qué salir del triángulo?Vivir en el triángulo hace nuestra vida dolorosa:

- Dado que no tomamos responsabilidad sobre nuestra vida y nuestros actos (aún el rescatador, que se hace cargo de otros, niega hacerse cargo de sí mismo), vivimos reaccionando a lo que nos pasa, o a cómo otros nos tratan.

- Vivimos con creencias dolorosas, como que no debemos hablar, que no podemos compartir nuestros sentimientos, o que hacernos cargo de nosotros mismos es egoista.

- Vivimos con sentimientos de culpa y miedo, al tiempo que intentamos negarlos.

Page 6: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

- Somos deshonestos con nosotros mismos, al contarnos historias distorsionadas sobre quienes somos y lo que nos ocurre.

- Proyectamos en otros nuestros problemas. Al respecto, y de manera curiosa, he tomado la costumbre de observar mis consejos o reproches a otras personas, y me he dado cuenta que casi siempre corresponden a algo que siento que falta en mi vida.

¿Cómo salir?Esto es lo que interpreté del artículo. Sin un orden específico:

- Identificar la dinámica que seguimos en nuestra vida y nuestras relaciones. Esto requiere de gran honestidad con nosotros mismos. Es por eso que salir del triángulo tiene que ser personal; que alguien más te señale que te comportas como víctima sólo te pondría a la defensiva. Y yo me permitiría agregar que debemos observarnos con curiosidad, sin intención de enjuiciarnos (el juicio sólo agregaría una capa de culpa que entorpecería nuestra intención).

(Villoldo, el autor del libro en el que también encontré este triángulo, añade que no debemos tomarnos las agresiones como personales. Después de todo, todos estamos jugando en este triángulo sin darnos cuenta)

- Aceptar nuestros sentimientos (negar nuestros sentimientos hace el problema más grande)

- Tomar responsabilidad sobre nuestros sentimientos, pensamientos y reacciones. Esto comienza al darnos cuenta de cosas tan sencillas como que no es que "me hicieron enojar", sino que yo estoy decidiendo enojarme ante una situación determinada. En mi caso he descubierto que casi todos los problemas conyugales que tengo son debido a malentendidos. Si me hago responsable de mis sentimientos, tengo que darme cuenta de que yo decidí enojarme o ponerme triste sin averiguar primero (y que incluso probablemente esta tristeza se debe a alguna deficiencia mía que proyecté en mi esposa).

- Analizar y escrutinizar las creencias que existen detrás de nuestro comportamiento: "¿realmente es egoísta también tomar en cuenta mis necesidades?", "¿realmente siempre fracaso, o sólo fracaso en ocasiones?". Una marca de los grandes genios es su gran número de fracasos... que se deben en parte a su gran número de intentos.

Page 7: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

Por supuesto, lo anterior no es tarea fácil. Nuestro ego buscará confirmación de nuestra autoimagen: si toda la vida he reaccionado a un mundo agresivo, buscaré señales que confirmen que en efecto lo es, como el automovilista imprudente (e ignoraré a los cientos que manejan apropiadamente), o me fijaré en el vecino "odia-perros". Si siempre he creído que no hay nada que puedo hacer para remediar mi situación, apuntaré al mal gobierno o a mi falta de educación, o de dinero, o a las inequidades de género, o al racismo. Después de todo, si dejamos de identificarnos como víctimas tendremos que afrontar la responsabilidad de nuestra propia situación. Y si nos identificamos con rescatadores, trataremos de convencernos de que en verdad somos imprescindibles.

Curiosamente, emprender la salida del triángulo es arriesgar a que quienes están dentro nos vean como perpetradores. La víctima podría decirnos "¿acaso vas a abandonarme?", o el rescatador reclamaría "¿Cómo que ya no necesitas mi ayuda?". Incluso el perpetrador podría adoptar una posición de víctima y acusar nuestra ingratitud.

Yo creo que salir de este tipo de relaciones supone un camino hacia la libertad, crecimiento personal, y una relación más sana con nosotros mismos y con los demás... y por eso decidí compartirlo en este espacio.

Page 8: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

El Triangulo DramáticoPosted on 1 marzo 2012 Siempre me han interesado las interacciones entre las personas, las he tratado en varios de mis artículos, tales como “por que tantas parejas se separan?” hoy decidí ir aun mas en profundidad en los diferentes roles que podemos endosar en una relación.

Utilizare la herramienta creada por Stephen Karpmann, especialista en Análisis transaccional, “El Triangulo Dramático”

Este está conformado por 3 roles, Victima, Verdugo y Salvador, los explicare brevemente:

La Victima, Es el personaje principal, alrededor de la cual se crean los otros dos roles, es impotente, no tiene responsabilidad, todo es culpa de los otros, del destino, de la mala suerte, de Dios, de un “accidente”, es una manera de atraer la atención, la ayuda, el amor, uno de los mensajes ocultos es “pobre de mi”, de esta manera atrae también la lastima, compasión, pero igualmente, puede despertar en los otros, la ira, la agresividad, y el juego de las heridas comienza…Siempre recuerdo la historia de unos de mis clientes, el cual tenia una relación toxica con su pareja. “En principio todo era magnifico, había una fuerte atracción sexual entre nosotros, disfrutábamos estar juntos, pero un dia, en medio de un momento sexual apasionado, ella me pidió que le pegara con una sandalia de playa, yo me negué, insistió tanto, que terminé haciéndolo, fue una locura, me sentí muy excitado, paralelamente, una relación de fuerza, de victima-victimario, se instalo en nuestra pareja, la cual se fue degradando más y más, hasta llegar a la caricatura”. Aunque pareciera un caso extremo, no lo es, quizás con mecanismos mas sutiles, aceptamos, a causa de nuestras carencias, situaciones inaceptables, no solamente en la pareja, también en el trabajo, amistades así como con nuestros padres e hijos.

El Verdugo, Es la persona que cree tener el control, es critico, posesivo, tiránico, rebaja, reduce, cree que los otros son estúpidos, incompetentes, piensa que si hizo algo indebido es a causa de la victima, en la violencia conyugal por ejemplo, con frecuencia se oye de parte del agresor “ella o el me busco” “si tu me hubieses dicho o hecho tal cosa…”Te lo había dicho, si me hubieses escuchado…” “Hago lo mejor para ti” “No te quiero herir, pero te voy a decir la verdad” El verdugo tiene mucha ira, rabia y frustraciones no resueltas, en lugar de enfrentarlas envía esta energía a otras personas, se cree indispensable, sin el, la victima estaría perdida

Page 9: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

El Salvador, En búsqueda de reconocimiento, en apariencia quiere ayudar, pero en realidad lo que le interesa es que la victima continúe a serlo, para poder obtener el reconocimiento buscado. Generalmente propone su ayuda, no es necesario pedírsela, puede llegar a ser invasivo, una de las facetas del salvador es por ejemplo la ayuda financiera, esta puede convertir al otro en asistido y no permitirle desarrollar sus facultades y revelar sus talentos. En una situación de interacción, el mensaje del Salvador a la Victima y el Verdugo es “Yo voy a ayudarlos” “En tu lugar yo haría”.El Salvador, quiere darse un aura positiva, de alguien bueno, generoso, y seguramente lo es, solo que para mantenerse en esta posición necesita de un juego sicológico extremadamente nocivo

Mientras estamos salvando a alguien, evadimos nuestras propias dificultades, esto lo veo con frecuencia en personas abnegadas en la religión, obras caritativas…

Es importante saber, que tratando de salvar a las personas, les evitamos también, el conocimiento y la evolución que producen las dificultades.

QUE HACER?

Lo mas importante a hacer en relación a este triangulo, es no entrar nunca, pero hemos aprendido estos juegos psicológicos desde la infancia, como naturales, los seguimos repitiendo y forman parte de nuestra personalidad, como todo lo aprendido, podemos cambiarlos transformándonos en adultos responsables.

En el próximo articulo, daré herramientas para salir de este triangulo e iré aun mas lejos en la reflexión. No te lo pierdas!

Si te gusto este articulo ¡por favor! déjame tus comentarios mas abajo, son muy importantes para mi, si deseas suscribirte a mi blog para recibir por mail mis escritos o videos ¡hazlo en la pagina de inicio ! Este articulo puede ayudar a otras personas, si conoces a alguien a quien pueda interesarle, ¡envíaselo ! abajo tienes un botón de facebook y otro de twitter con hacer clic ya quedara en tu perfil ! Gracias ! Hasta la próxima.Dra. Ana Sandrea.

Page 10: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

De víctimas, victimarios y salvadores.De víctimas, victimarios y salvadores.(127) Sábado 11 de julio de 2009

“El virus del miedo nos ha trasladado desde el siglo XXI, con su cándida confianza en una ciencia todopoderosa, a la Edad Media, asegura Mónica Müller, cuando la humanidad se sabía inerme frente al misterio de las enfermedades”. Sí, inermes, abandonados, indefensos, desarmados, vulnerables. Algo de todo eso estamos sintiendo. Somos víctimas de esta puerca peste. Tal vez por eso sea útil el ejercicio de pensar cómo detrás de cualquier víctima, por ley, siempre hay un victimario y un salvador. El famoso “triángulo dramático”. Tres roles, tres papeles que siempre entran a jugar en cualquier escena de la vida, patrones de conducta que se repiten en la sociedad, pero que no resulta tan fácil determinar. Hay un discurso psicologista que en nombre de no victimizar, considera necesariamente engañosos los roles de Víctima, Victimario y Salvador. Acusan a esta conducta de “victimista”, es decir de inventar a la víctima y encasillarla en su rol. Ciertamente tal riesgo existe. Ponerse en el lugar de la víctima cuando uno no lo es, resulta falso, pero negar las esposas cuando están rosando la piel es estupidez. Miremos el triángulo: Víctima, victimario y salvador.Analicemos a la víctima. Ni los virus ni las bacterias tomaron clases de discriminación, de modo que víctimas somos todos, o al menos podemos serlo. Ciertamente existen poblaciones que están en zona de mayor riesgo y son mucho más vulnerables. “La justicia es como la serpiente, solo pica a los descalzos”, decía el asesinado Arzobispo de Managua Arnulfo Romero.No es casual que en América Latina hayan sido pobres todos los que murieron de cólera o que África tenga el 70% de los infectados de sida. También eran pobres los que morían víctimas del bacilo de la lepra en la Edad Media. Y pertenecían a eso que se considera la periferia. La mirada eurocéntrica así lo decretaba: los pueblos originales eran los bárbaros que terminaron diezmados por las plagas foráneas de los civilizados. Ninguna peste sin embargo, devoró a tantos indios como el trabajo esclavo y la violencia sin límites. ¿No seguimos sumergidos en esta lógica? Se nos ponen los pelos de punta al ver en la televisión y en los diarios que la fiebre de los chanchos mató a no sé cuántos, y es lógico, pero seguimos sordos ante el grito de millones de semejantes que mueren de hambre. ¿Es lógico?Falta de trabajo y hambre constituyen las urgencias de las mayorías populares de Sudamérica y sobre ese trasfondo van y vienen las turbulencias económico-financieras y ahora también las pestes.Hasta aquí las víctimas. Y no me vengan con que estamos victimizando…

Page 11: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

Miremos ahora al victimario. Sus posibles rostros. Es verdad que corremos el riesgo de caer en reduccionismos o enunciados arbitrarios. Las simplificaciones son propias de los genios y los idiotas. Encontrar un único responsable nos puede dejar en los umbrales de la estupidez, pero no atrevernos a pensar en ninguno nos sumerge directamente en la cobardía.Corramos el riesgo de ser idiotas. A ver, la culpa no la tiene ciertamente el virus. Tampoco el chancho. Estoy tentado a decir que la culpa la tiene el que le da de comer. Pensemos esta idea ayudándonos con Saramago quien nos cuenta que “en 1966, por ejemplo, se contaban en Estados Unidos 53 millones de cerdos distribuidos en un millón de granjas. Actualmente, 65 millones de puercos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso significa pasar de las antiguas pocilgas a los ciclópicos infiernos fecales de hoy, en los que, entre el estierco y bajo un calor sofocante, dispuestos para intercambiar agentes patogénicos a la velocidad del rayo, se amontonan decenas de millones de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios. No será, ciertamente, la única causa-advierte el autor- pero no puede ser ignorada.” El mismo Saramago nos señala que en otro orden de cosas “la industria farmacéutica es capaz de poner en riesgo a toda la humanidad en su carrera frenética por la competencia y los beneficios económicos y que los gobiernos de Estados Unidos han recurrido más de una vez a armas biológicas para dirimir cuestiones políticas”. No será fácil demostrar que estas calamidades tienen relación directa con la inescrupulosidad de las empresas multinacionales o con la sed de dominio de los imperios. Sin embargo, la historia es testigo de lo poco que importa la vida de la gente cuando lo que está en juego es el poder y las ganancias. Lo que sí va adquiriendo cada día una visibilidad más puntual es la depredación salvaje que ha hecho el sistema capitalista de toda la naturaleza. Este sistema está cimentado sobre la base de la explotación de los hombres por los hombres y del planeta mismo que hace rato empezó a dar muestras de cansancio y agotamiento. ¿No es esa la peste más apestosa y la responsable última y primera de gran parte de nuestras pandemias históricas? Las víctimas, el victimario. Vamos con el salvador.En la lógica más simple, el salvador nunca puede ser el victimario. Y si apareciera como tal, estaríamos ante un claro cuadro de perversión o ante una estrategia de ocultamiento. Si de arriba, desde el poder, desde el centro a la periferia, básicamente vino la irresponsabilidad que hoy sumerge a todos en esta crisis sanitaria, difícilmente el poder sea quien resuelva al menos los problemas de fondo. Habrá sí medidas de urgencia, paleativos, maquillajes. Pero la solución profunda no vendrá ni desde arriba, ni desde el centro. Necesitamos un nuevo paradigma de pensamiento y acción que nos haga pensar y sentir desde abajo y

Page 12: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

desde las lateralidades. Para no caer en trampas, para que quien nos aporrea no sea el mismo que después nos acaricie impunemente.Saber esto, animarse a pensarlo, es un modo de poder que nos aleja del miedo paralizante. Conocer nos pone a distancia de esa mítica concepción medieval petrificante, que todo lo espera de arriba. Tomar la rienda de nuestro destino para desterrar todo tipo de opresión. También para expulsar las pestes.

Page 13: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

En el ámbito del comportamiento humano, es frecuente hablar de CIRCULO VICIOSO, para referirse a formas de acción generalmente nocivas que involucran otras personas y que tienen como consecuencia resultados no deseados que se repiten una y otra vez a pesar de que las personas que emiten dichas conductas reportar su intención de querer modificar su curso de acción en el sentido de reducir o suprimir la o las conductas que perjudiciales.

Esta tendencia de conductas negativas repetidas tienden a producirse en contextos de gran importancia para las personas, por lo que terminan afectando su normal funcionamiento o su capacidad de adaptabilidad social.

Los ambientes o entornos en los que más se detectan estas tendencias son en las relaciones de pareja y familia, y en el ambiente laboral.

Defino círculo vicioso de conducta, como un esquema o patrón de comportamiento fijo, caracterizado por varios factores:

a) Deseo intenso de emitir una conducta de resultados perjudiciales predecibles. b) Emisión o despliegue de la conducta problemática. c) Presencia de excusas que sostienen la conducta problemática,d) Manifestaciones de resistencia a modificar la conducta problemática.

Hay muchos ejemplos de conductas circulares o círculos viciosos de comportamiento. En su libro "Los Envidiosos", Francesco Alberoni hace referencia a esto cuando señala que el envidioso se encuentra atrapado entre el malestar que le produce el éxito de otro, y la necesidad de mantenerse informado sobre lo que dicha persona hace y logra. De esa manera, ni puede dejar de enterarse ni puede dejar de sufrir. Este es un ejemplo clásico de clásico de círculo vicioso.

Otro ejemplo de conductas catalogables como círculos viciosos, es lo que se denomina "la profecía autocumplida". Según este concepto, una persona lograr sin saberlo el resultado que temía. Un ejemplo de esto se puede ver cuando alguien que se siente poco atractivo, anticipa que será rechazado si se atreve a abordar a otra persona por la cual se siente atraída. Este prejuicio le lleva a acercarse de manera predispuesta y tensa, y a emitir conductas erráticas, lo cual es percibido por la persona abordada quien al percibir incomodidad y disonancia, actúa de manera defensiva y rechazante, lo que confirma el prejuicio de rechazo y mantiene el círculo del error y el malestar.

Page 14: El Triangulo de La Victima, Victimario y Salvador

En muchos casos la presencia de personas configuran un "juego psicológico complementario" que hace más compleja la situación por cuanto la persona recibe se emiten conductas que se complementarias. El triángulo de víctima, victimario y salvador, sería es un ejemplo de este segundo caso de complementariedad.

Los círculos viciosos también son denominados en Psicología como Akrasias o Conductas Neuróticas, pues son formas de autosabotaje que se podrían superar pero se mantienen.

Para comprender y resolver los círculos viciosos de comportamiento, hay que reconocerlos, detectar los factores y personas que están dentro de ese círculo. Se deben tomar decisiones y descubrir las "cadenas de conductas" que lo configuran, para ir tomando pequeñas acciones de cambio. Además, hace falta detectar las recompensas ocultas, lo que obtenemos de esos comportamientos cíclicos, que les dan perpetuidad. Un aspecto importante es acabar con las excusas que nos damos para mantener el problema, así como con las posposiciones que solo contribuyen a prolongar la agonía.

Casi siempre los circulos viciosos se rompen cuando se descubre la decisión que se está evitando tomar. Algunas personas no se divorcian porque en la relación actual otro produce eldinero, y divorciarse los obligaría a tener que trabajar más y producir dinero. hay quienes no retoman sus estudios, porque tendrían que hacer un esfuerzo mayor diario. cada círculo vicioso esconde un esfuerzo o un cambio que no se ha asumido con responsabilidad. A veces el círculo vicioso se rompe, cuando cambiamos de relaciones o de ambiente, pues ya no hay quien apoye o refuerce las conductas autosaboteadoras.

En el proceso terapéutico para superar los círculos viciosos, se incluyen prácticas de consciencia como: La autoobservación, la autocrítica o autorreflexividad para detectar conductas limitantes, el debate lógico para desmontar las excusas, la anticipación de consecuencias para verificar si lo que estamos generando como consecuencia de nuestros actos nos conviene, la relajación para reducir la ansiedad, y la propuesta de conductas alternativas para sustituir hábitos nocivos. www.laexcelencia.com