el trabajo metodológico, la disciplina del comentario

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  • 8/18/2019 El Trabajo Metodológico, La Disciplina Del Comentario

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    El trabajo metodológico: La disciplina del comentario

    Sara Lía Chiavaro.Mayo de 1999.

    La disciplina del comentario es un ejercicio de larga data, de tradicional

    escuela europea, que ha sido retomado por el psicoanálisis como modalidad

    de trabajo principal.

    Consiste en la selección de un párrafo de interés de un texto y su análisisminucioso, detallado, a fin de obtener de él las respuestas que plantea a

    alguna de las preguntas que propone el mismo.El objetivo principal es poner en trabajo la metodología de la interrogación,

     punto de partida de los trabajos investigativos, desarrollando una técnica

     basada en el respeto por la obra del autor, para luego proceder a unahermenéutica del mismo.

    Tomar tramos pequeños de un texto no implica en absoluto

    “descontextualizarlo”, muy por el contrario, el contexto es fundamental

     para el comentario e interviene en el mismo.

    ¿Qué significa comentar?Comentar, en términos generales, según definición de la Real Academia

    Española es: “dar explicaciones y opinión acerca de una cosa”. Sin bien

    respetamos esta definición del RAE, la metodología que proponemos

    desarrollas está bien lejos de basarse en una opinión, sino que intenta

    escudriñas conceptos para aclararlos y lograr definiciones precisas.Otras definiciones se aproximan más a nuestra intención, aquellas en las

    que un comentario: “es lo que aporta una explicación, un esclarecimiento

    de la cosa”

    O aquellas otras según las cuales se trata de: “exposición e interpretación

    de información”; siendo para la lingüística: “parte del enunciado queagrega algo de nuevo al tema”(dicc. Larousse.Lexis.1992).Se trata entonces de: exponer lo que el texto propone a fin de explicitarlo y

    explicarlo, esclarecer sus términos, tarea que no podría hacerse de otro

    modo que interpretándolo, dentro del contexto de la obra de un autor.

    La intención de la propuesta es trabajar sobre un texto para que resulte del

    mismo la producción de algo nuevo, nuevo en el sentido de un plus, un

    aporte, algo más que viene a decirse a partir de un decir previo.

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    ¿Por qué hablamos de disciplina?El término de disciplina se asocia directamente a la observancia de reglas.

    ¿Y qué son las reglas?

    Lejos de las definiciones coercitivas y morales que se ligan a ellas, lo queencontramos es que se trata de elementos que nos indican que no es posiblehacer las cosas de cualquier modo, sino a través de un método.

    Las reglas ordenan, dirigen, establecen vías a seguir, muestran caminos,

    determinan condiciones necesarias para que se logre tal o cual objetivo. Setrata de establecer las reglas del trabajo de comentario. Sin ellas no es

     posible realizar una apuesta de explicitación rigurosa. Ellas establecen un

    marco de acción.

    ¿Hay reglas para la lectura rigurosa de un texto?

    Tomaremos la propuesta de Umberto Eco, que en su libro “Interpretación y

    sobre interpretación”1  en donde trabaja sobre la dialéctica entre los

    derechos de los textos y los derechos de los intérpretes, a partir de observar

    que en las últimas décadas se ha hecho demasiado hincapié en los derechos

    de los intérpretes y esto ha acarreado algunas desviaciones.

    El planteo es interesante. Lo que considera como el trabajo de “crítica”,que motiva su investigación es haber encontrado que hay textos que se

    vuelven “sagrados” para ciertas culturas, siendo frecuentemente objeto de

    “lectura sospechosa” y de un “exceso de interpretación.

    ¿Qué significa “lectura sospechosa”? Que se intenta buscar sentidos ocultos en el texto, más y más, lo que lleva a

    un infructuoso gasto de tiempo y energía.

    Comenta Eco que en torno a este tema se produjo un debate clásico queintentaba decidir si lo que se descubría en un texto era lo que el autor

    intentaba decir, la intención del autor, o lo que el texto decía

    independientemente de las intenciones de su autor; es decir, si de lo que setrata en la lectura era de la intención del texto.

    Si tomamos esta segunda posibilidad se abre la siguiente cuestión: ¿lo que

    encontramos en el texto es lo que el texto dice en virtud de su coherenciatextual interna y de un sistema de significación subyacente original; o loque el lector descubre en función de su propio sistema de expectativas?

    Sin duda, ambas cosas están en juego: hay algo que vamos a buscar al texto

     pero también hay algo que allí se muestra , y en general eso que

    encontramos más allá de lo que esperábamos  – es decir, de lo que yasabemos- , es precisamente lo que no se comprende, las oscuridades del

    texto, las dificultades.

    1 Umberto Eco, Interpretación y sobre interpretación; Gran Bretaña, Cambridge University

    Press, 1995 

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    Entonces, entre la intención del autor y la intención del intérprete, existe la

    intención del texto. Y la intención del texto no aparece en la superficietextual, o, si aparece, lo hace en el sentido del A. Poe en el cuento “La carta

    robada”: hay que decidir verla. Lo cual nos lleva a considerar que sólo es

     posible hablar de la intención del texto como resultado de una conjetura por parte del lector. Esta conjetura debe ser estrictamente rigurosa, producto deuna aplicación metodológica adecuada.

    ¿Ven cuál es la dialéctica? La intención del texto tiene que ver con una

    coherencia textual interna, pero ésta se construirá desde afuera, requiere dellector que es quien hará la conjetura sobre la intención del texto.

    ¿Y qué es una conjetura sino una hipótesis interpretativa?

    El texto, entonces, termina siendo lo que la interpretación del lector hace de

    él, y a lo que vamos, es a ver dónde está la regulación de ese acto, puestoque partimos de sostener que no es posible decir cualquier cosa.

    Tenemos:

    -la intención del texto-la interpretación del lector que la construye

    -el hecho de que tal interpretación está sujeta a ciertas “reglas”, o, digamos

    mejor, requiere de una disciplina.

    El texto no es entonces el referente al que acudimos para verificar nuestrasinterpretaciones sobre un tema (lo que al mismo tiempo genera un criterio

    de autoridad del orden de: “vean que es como yo digo porque lo dice

    Lacan”) sino que es el producto de una interpretación. 

    Podríamos decir: “el texto es su interpretación”, lo que inevitablementenos evoca: “el deseo es su interpretación”(Sem.VI de J.Lacan), afirmación

    que, del mismo modo, no significa que ese deseo pueda ser cualquiera

    según decisión arbitraria del analista, sino que indica el modo en que searticula al Otro y en el Otro.

    En la clínica nos suele suceder, cuando recién recibidos nos encontramos

    con los primeros pacientes, que tomamos el texto de su discurso comolugar donde validar hipótesis diagnósticas previas, nos interesa de lo que el

     paciente dice aquello que nos permite aplicar lo que sabemos, por ej: si

    fenómenos conversivos, queja, insatisfacción, entonces, histeria. Y nos perdemos por supuesto, aquello de lo que se trata: la fractura, lo que no seentiende, la pregunta del paciente, aquello que comience a darnos una pista

    sobre las vicisitudes de su deseo.

    Eso está aún lejos de la clínica psicoanalítica donde se trate del deseo y éste

    sea su interpretación.Ahora bien, retomamos, con Eco, nuestra pregunta:

    ¿Cómo demostrar la validez de una conjetura acerca de la “intentio operis”

    (intención del texto)?

    Primeramente  – ya lo mencionamos- será en función de la coherenciainterna del texto, esto es, si la confrontación de distintos fragmentos del

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    mismo acepta la lectura en cuestión, la confirma, la potencia; en cambio

    quedará invalidada si no se sostiene en la confrontación , si se ve refutada por algo que aparece en el mismo texto.

    Al decir de Eco: “la coherencia textual interna controla los de otro modo

    incontrolables impulsos del lector”.

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     A esa coherencia textual interna le llamamos nosotros comúnmente“lógica”, hablamos por ejemplo de la lógica de un caso, esto es, la

     posibilidad de ordenarlo en función de una argumentación racional fundada

    en un criterio clínico; lógica que permite la construcción del caso a partirde la cual pensar la dirección de la cura.

    Que haya límites para la interpretación no significa que no sea

     potencialmente ilimitada. Todo texto es factible de múltiples e

    innumerables interpretaciones, no tiene potencialmente fin, lo que no quitaque un acto de interpretación pueda tener un final. Esa es la idea con la

    disciplina del comentario: configurar algunas respuestas sin que éstas sean

    únicas ni definitivas.Muchas veces nos ocurre que después de leer un escrito de Lacan o

    cualquier texto de Freud lo descubrimos como si fuera la primera vez. Y

    ello porque lo volvemos a leer en función de una problemática nueva. Pero

    ni aún leyéndolo millones de veces podremos encontrar por ej. en“Posición del Inconsciente” algún elemento para pensar sobre química

    inorgánica. El ejemplo es grotesco, pero da una idea de adónde nos

    conducen las “interpretaciones sospechosas” de las que hoy hablábamos.

    En el ejercicio de un análisis esto se traduce en maniobras tendientes aforzar la atribución de significación a elementos fortuitos y sin importancia

    Por ejemplo cuando se le pide a un paciente que asocie sobre un elemento

    del sueño que al analista le pareció interesante (la tan mentada “atenciónflotante”); o sobre algo que dijo al pasar y entonces, porque lo dijo al pasar

    ha de ser importante; deformación de lo que son los quiebres, las caídas

    del discurso, los puntos de presentificación evanescente del sujeto delinconsciente.

    De allí que en el Seminario XI: “Los cuatro conceptos fundamentales del

     psicoanálisis”, cap.XIX: “De la interpretación a la transferencia”, Lacan se preocupa en aclarar que “la interpretación no está abierta a todos lossentidos”; que es absurdo plantear que todas las interpretaciones son

     posibles; que la interpretación es una significación que no es cualquiera. Y

    que lo que busca, -y aquí nos adentramos en lo que es privativo de la

    interpretación en la clínica psicoanalítica y que hace a la lógica que lasustenta- , que lo que busca entonces, como efecto, es aislar en el sujeto un

    hueso de no-sentido, un significante irreductible,( lo que toca nuestro tema,

    la pulsión ya veremos que qué modo).

    Por otra parte, en la particularidad de nuestra práctica, la interpretación2 Ibídem. Pág. 70.

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    que hagamos de un texto teórico no será nunca ajeno a nuestra clínica, por

    el contrario, no podría dejar de fundarse en ella.Así como la dirección de una cura depende  – lo sepa el analista o no- del

    concepto que éste tenga de la transferencia y el modo en que  –   en

    consecuencia- opere con ella; así también la interpretación que haga de lateoría estará intrínsecamente ligada a sus preocupaciones clínicas, a las preguntas que la clínica le genera, y a las respuestas que va formalizando

    en función de las curas que dirige.

    Y es la clínica la que vendrá a confirmar o refutar las conjeturas teóricas,así como a aportar las articulaciones esclarecedoras de posibles paradojas

    conjeturales. Tal la intertextualidad entre teoría y clínica.

    Por otra parte la clínica no es en sí misma sino desde el lugar de cada

    analista, desde el modo en que se inscribe su deseo de analizar en el marcode la particularidad de cada caso.

    Decimos entonces que:

    -el texto es su interpretación-dicha interpretación no es, en psicoanálisis, sin la clínica

    - y la clínica no es sin el deseo del psicoanalista.

    Ahora bien, hablamos de los límites del acto interpretativo y al mismo

    tiempo afirmamos que todo texto es susceptible de innúmerasinterpretaciones. No siendo esto ninguna paradoja.

    ¿En qué nos fundamos para decir que las interpretaciones son

     potencialmente ilimitadas?

    Por supuesto, en la estructura del significante que nos enseña que no es posible decirlo todo, por más que lo intentemos, por más que hablemos

    durante años siempre nos quedará algo por decir. La estructura del

    significante alberga en su seno una falta que lo define, falta que exige suarticulación con otros significantes para que algo pueda decirse y que al

    mismo tiempo condena a ese decir a ser un medio-decir, lo cual no es en

    absoluto un menos-decir. Que , correlativamente a la estructura delsignificante la verdad sea no-toda hace que sólo se acceda a ella por

    aproximaciones parciales. Partes, trozos de verdad pueden ser extraídos de

    múltiples lecturas.De allí que no hay LA interpretación, una y sólo una interpretaciónverdadera de un texto. Y aún más, sería imposible que la hubiera.

    En relación a ello una lingüista contemporánea, Graciela Reyes, argentina

    lamentablemente (para nosotros) radicada en los Estados Unidos, en un

    libro titulado “Polifonía textual”, plantea que aunque un discurso permanezca literalmente idéntico cada cosa que se diga sobre ese discurso,

    cada cita, será diferente porque se produce en otro momento del tiempo, en

    otro contexto. Para dar un ejemplo extremo, dice que si alguien reprodujera

    textualmente, “El Quijote”, ni aún así sería una réplica exacta, ya que poraparecer en otra época y firmado por otro autor, dice ya otra cosa que

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    aquél, es otro libro, y el acto mismo de hacer un libro idéntico a un clásico

    introduce una nueva lectura (muchos se preguntarán qué quiere decir eselibro en ésta época, se lo interpretará como mensaje político, se lo leerá

    detalladamente buscando la diferencia con el primero -es decir con “otro”

    libro como referencia permanentemente presente-,etc,etc.). Por lo que leereste Quijote será por completo diferente a leer aquel otro. Y ellosencillamente en principio porque este es el segundo, otro número, que

    hace que ni siquiera sea lo mismo que leer el primero dos veces.

    Esto nos conduce a la idea de que no hay pureza textual y por lo tanto nohay plagio  – o lo hay todo el tiempo, inevitablemente-; y tampoco hay

    ortodoxia, ya que no hay texto que no esté sometido a la “ perversión” de

    ser leído, lo que lo altera inevitablemente.

     No hay plagio, entonces, porque no hay texto ortodoxo, es decir, que seaverdadero fuera de la interpretación que se hace de él.

    Por otra parte, tampoco hay pureza interpretativa ya que al leer, como al

    escribir citamos permanentemente a otros autores, a otros textos, y ello porque todo discurso –  bien lo sabemos nosotros- incluye otras voces, otros

    decires , es “polifónico”.3  ¿Quién es dueño de su palabra? En la clínica

    encontramos: “…lo que siempre decía mi mamá…”, y aún dichos tácitos,

    implícitos, hechos carne por identificación; decires que se citan en el sujetoal punto de no poder éste sustraerse a ellos incluso ante la evidencia de su

     presencia.

    Un texto escrito con fines científicos evoca también una historia de textos,

    es producto de entretejidos textuales de modo tal que, aunque la honestidadintelectual del autor pretenda referirlos no podrá hacerlo en su totalidad, ya

    que desconocerá él mismo ciertas fuentes que se dicen en sus ideas.

    Graciela Reyes da como ejemplo paradigmático de polifonía textual, enliteratura, la obra de Borges . Dice así: “Los cuentos de Borges suelen estar

    construídos sobre un texto anterior, literario o no, del que el cuento es una

    nueva versión, un ‘resumen’,  un comentario, una supuesta reseña. Elnarrador indica su fuente en el texto mismo, o en notas, prólogos y

    epílogos. Creo que la intención es notoria: mostrar el mecanismo, buscar la

    confabulación irónica, hacer recordar al lector que lo que va a leer, ha leídoo está leyendo es un ya dicho  porque todo texto lo es, debe serlo y deeso se trata. En el ya dicho hay una colección, en principio infinita, delocutores y sus correspondientes interlocutores. Lo ya dicho es un ya leído

    (u oído) ante todo por el mismo que ahora lo reescribe, y que entonces seconfunde con los infinitos locutores e interlocutores anteriores, ocupa su

    lugar en el espacio ilimitado de la producción textual y hace caer en él al

    lector.(…) la obra de Borges está construida a conciencia en el uso y elabuso  – en el agotamiento- de la cita. La literatura de Borges trata de la

    3 Reyes, Graciela. “Polifonía Textual”. Editorial Gredos.1095

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    literatura, de temas ya tratados, de problemas ya muchas veces expuestos,

    de personas que son personajes. Sin embargo Borges es ‘original’.” 4 El discurso es multívoco por estructura, y la variedad de voces de su

    composición no atenta contra lo nuevo y distinto.

    UNA interpretación introduce al menos una novedad, la de fundar unanueva secuencia. Por el sólo hecho de ser un recuento, constituye un nuevodecir. Y ello porque quien lee el texto lo hace desde un lugar no

    compartible que es el de la pregunta que quiere responderse, lo que allí

     busca; que aunque sea “igual” a la de otros es diferente, y aunque puedatransmitirla es particular, lo que se verá precisamente en las respuestas que

    construya.

    En “La Cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en psicoanálisis”(p.404 en francés; p.147-8 ed. Castellana Siglo veintiuno), dice Lacan

    refiriéndose a la obra freudiana y propiciando un retorno al sentido de sus

    textos:“ Textos que se muestran comparables a aquellos mismos que la

    veneración humana ha revestido en otro tiempo de los más altos atributos,

     por el hecho de que soportan la prueba de esa disciplina del comentario,

    cuya virtud se redescubre al servirse de ella según la tradición, no sólo para volver a situar una palabra (parole) en el contexto de su tiempo, sino

     para medir si la respuesta que aporta a las preguntas que plantea ha sido o

    no rebasada por la respuesta que se encuentra en ella a las preguntas de lo

    actual”. 

    Destaca allí entonces la coherencia textual interna de la obra freudiana,

     puesta a prueba por la disciplina del comentario, a la que le atribuye la

    virtud de “volver a situar una palabra en el contexto de su tiempo” ytambién la de poner a prueba esa palabra en lo que hace a su posibilidad de

    responder a los problemas clínicos actuales.

    Este segundo criterio, pragmático, es para mí fundamental.Que las articulaciones teóricas que de aquí surjan sirvan para nuestra

    clínica, sean clínicas, aporten algo de luz para el avance de una cura.

    La idea, entonces, con la disciplina del comentario es penetrar en algunascuestiones que aparecen oscuras en el texto, tanto teórico como clínico, locual es paradigmático cuando hablamos de pulsión, definida por Freud

    como “el elemento más oscuro de la investigación psicoanalítica”. 

    Para poder pensar algo sobre los párrafos que vamos a tomar en análisis, esnecesario no comprender. No comprender es la premisa necesaria para

     poder pensar, escuchar, leer.

    En el Cap VII (La tópica de lo imaginario) del Seminario I: “Los escritos

    técnicos de Freud”(1953-54),p.87-8 en francés, dice Lacan: “Lo que

    4 Ibídem. Págs. 47-48

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    cuenta, cuando uno intenta elaborar una experiencia, no es tanto lo que se

    comprende como lo que no se comprende (…). Es en ello en lo que elmétodo de los comentarios se revela fecundo.

    Comentar un texto es como hacer un análisis.Cuantas veces he hecho observar a quienes controlan cuando me dicen  – creo comprender que él quería decir esto o aquello- una de las cosas de las

    que debemos cuidarnos es de comprender demasiado ,de comprender más

    de lo que hay en el discurso del sujeto.Interpretar e imaginarse comprender no es en absoluto lo mismo. Es

    exactamente lo contrario. Diría incluso que es sobre la base de un cierto

    rechazo a la comprensión que franqueamos la puerta de la comprensión

    analítica”. Entonces tenemos que: la lectura de un texto científico requiere de no

    comprender, al menos no demasiado rápido; así como no comprender lo

    que un paciente dice es apostar a su deseo.Para terminar con lo que hace a la disciplina del comentario quisiera

     plantear una última cuestión que pone nuevamente en contacto a este

    ejercicio de transmisión con nuestra praxis y que paso a formular de la

    siguiente manera: hay una disciplina del comentario como hay unadirección de la cura.

    En “La dirección de la cura y los principios de su poder”(1958) Lacan

    habla de táctica, estrategia y política para todo tratamiento análisis.

    Tomando algunos conceptos de Karl von Clausewits en “De la guerra”5,decimos que la táctica, tiene que ver con la forma en que se desarrollan los

    encuentros aislados, es decir, cada encuentro a lo largo de una guerra (la

    metáfora no es feliz pero sí de utilidad); la estrategia es el modo en que seorganizan esos encuentros aislados a los fines de la política, que es el

    objetivo de la guerra.

    El modo de trabajar este año la disciplina del comentario, supone comotáctica: que cada encuentro sea una unidad funcional en sí misma; que

    funcione dinámicamente permitiendo extraer del análisis detallado del

    texto, cada vez, un trozo de verdad respecto del tema central.La estrategia tiene que ver con la forma en que cada comentario se articulacon los demás en función de una política que aspira a pensar el concepto

    de pulsión en ese momento crucial de la enseñanza de Lacan que es el año

    1964; y también a ejercitarnos en una modalidad de transmisión que se

    aproxima mucho, en su ética al ejercicio mismo del psicoanálisis.Una última idea : dijimos con anterioridad que considerar la estructura del

    significante nos permitía afirmar las posibilidades potencialmente

    ilimitadas de interpretar un texto. Pero que el contexto, la coherencia

     5 Von Clausewitz, Karl. “De la guerra”. Editorial Labor. 1994.

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    textual interna y el criterio pragmático proporcionaban los límites a ser

    respetados por cualquiera de ellas.En el discurso de nuestro analizante estos márgenes están dados

    radicalmente por el marco de su fantasma.

    Ambos textos comparten de modo bien diverso el hecho de estar sujetos auna “estructuración limitada de la situación en términos significantes”. En el cap. III del Sem. XI, titulado:”Del sujeto de la certeza”, dice Lacan

    (p.47): “¿…por qué relacionar esto con aquello en vez de con cualquier otra

    cosa? Indiscutiblemente Freud nos lleva así al centro de la pregunta que plantea el desarrollo moderno de las ciencias en tanto demuestran lo que

     podemos fundar en el azar.

    En efecto, no puede fundarse nada en el azar  – cálculo de probabilidades,

    estrategias- que no entrañe una estructuración previa y limitada de lasituación en términos de significantes.

    Cuando la teoría moderna de los juegos elabora la estrategia de dos

    contrincantes, ambos se enfrentarán con las probabilidades máximas deganar si cada uno tiene la posibilidad de razonar como el contrario. ¿Qué

    da su valor a una operación de esta índole? Pues sencillamente que el mapa

    ya está trazado, en él están inscritos los puntos de referencia significantes,

    y la solución no podrá nunca rebasarlos”. Es por ello que la “asociación libre” pretende serlo en el sentido de que lo

    que de allí surja -deseo del analista mediante- libere en algo al sujeto de

    sus “patéticas” ataduras a los significantes que lo determinan. Pero esa

    “libertad” asociativa sabemos que no es en el sentido de decir cualquiercosa, ya que eso no es posible para ningún ser hablante. Lo que diga estará

    sujeto a los significantes que lo determinan  – fantasmáticamente si la

    metáfora del padre ha operado-; a su articulación histórica; así como almodo particular en que esos significantes se incrusten en su cuerpo,

    conformándolo. Nada puede fundarse en el azar, el mapa ya está trazado,

    en él están inscriptos los puntos de referencia significantes, y la soluciónno podrá nunca rebasarlos.

    Esto establece sin duda, los límites de cualquier interpretación posible, al

    mismo tiempo que propicia infinidad de jugadas (la responsabilidad de lasmismas queda a cargo de los participantes), es decir que inaugurainnúmeras posibilidades combinatorias.

    Y nos conduce – entre textos y significantes- al dominio de LA LETRA.

    La letra es ese trazado que inscribe un rasgo, un borde, un margen que no

     podrá ser rebasado. Letra que podría haber sido cualquier otra, y en esesentido es contingente, pero que una vez inscripta queda fijada; es ésa y

    ninguna otra.

    Así, los significantes que determinan al sujeto podrían haber sido otros.

    Lacan se refiere a ello en términos de “tirada de dados” de la que dependelo que a cada uno le toca en suerte. Lo contingente se liga en este sentido,

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    en principio, al azar. Pero una vez realizada la tirada, aquello que resulta se

    fija en una letra (es un número) que diferencia ese rasgo de cualquier otro.Y una vez que se fija deviene único y necesario, no podría ser otro.

    Jean Claude Milner, en su libro “La Obra Clara”6  pone en relación a la

    ciencia y al sujeto del psicoanálisis en éste punto en q ambos responden auna ley necesaria y absoluta al mismo tiempo que contingente.Dice que:”La letra es como es , sin razón alguna que la haga ser como es; al

    mismo tiempo no hay razón para que sea diferente de lo que es. Y si fuese

    diferente de lo que es, sería solamente otra letra. A decir verdad, a partir delinstante en que es, permanece y no cambia (‘el único número que no puede

    ser otro’). Como máximo un discurso puede [se refiere en este caso a la

    Ciencia] no cambiarla sino cambiar de letra”. 

    Este “no podría ser de otro modo que como es” no se funda en la fereligiosa (“Es el que Es”), sino que resulta de una lógica que abre los

    márgenes de determinación del sujeto. No se trata de afirmar que

    necesariamente no podría haber sido de otro modo (idea cristiana) , sino por el contrario: ”podría haber sido de otro modo pero desde que así se

    inscribe no podría haber sido de otra manera”. Esta diferencia fundamental

    es lo que vacía de ser a éste del que hablamos al mismo tiempo que afirma

    su existencia lógica, la existencia lógica del sujeto que surge de esa tirada

    de dados.

    Lo que se produce entonces es “… el paso del instante anterior en el que el

    ser hablante podría ser infinitamente otro de lo que es – en su cuerpo y en su pensamiento- al instante ulterior en el que el ser hablante, debido al hecho

    de su contingencia misma se transformó en algo muy parecido a una

    necesidad eterna”. Determinismo que no es una condena, un destino

    inconmovible, sino  – insisto- un marco sin el cual no habría posibilidadesde elección para un sujeto .

     6

     Milner, de Jean-Claude. “La Obra Clara”. Ed. Bordes Manantial. 1996.Pág.159/60.