el tiempo y sus fines

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Breve esbozo de un ensayo sobre la naturaleza del tiempo histórico desde la periferia latinoamericana y su contexto de la modernidad eurocentrica.

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El tiempo y sus fines

Una de las maneras de abordar el problema del tiempo es reducirlo a la dualidad que lo remite alternativamente al movimiento o a la experiencia interna. En el plano objetivo, normalmente se acude a la nocin aristotlica de tiempo como expresin numrica del movimiento, y si bien no se afirma que el tiempo sea idntico a la lnea sucesiva del movimiento, tampoco se acepta que sea posible pensarlo separado de l. En esa instancia se puede afirmar que el tiempo, igual que la naturaleza, no tiene fines. Pero a falta de fines, podemos hablar del final o de la no continuidad del movimiento como si se tratara de un acabamiento del tiempo. Esa manera de hablar no deja de tener consecuencias en la experiencia del tiempo respecto de cualquier cuerpo, incluso del propio cuerpo en su estado de reposo o movimiento. De otra parte, nos hemos acostumbrado a hablar de una experiencia interna del tiempo que resulta especialmente valiosa para comprender la nocin del ser humano como un fin en s mismo. En ese plano subjetivo, se define la temporalidad como esencia de la vida humana, de los proyectos humanos y sus historias, de los deseos humanos y de las acciones que llevamos a cabo para satisfacerlos. En los dos casos, se trata de imgenes ms o menos complejas que tienden a coincidir en una suerte de esquematismo conceptual que hace del tiempo una lnea trazada entre el pasado y el futuro. La idea del tiempo sucesivo ha sido el modo privilegiado de conciliar la forma interna de la percepcin con el decurso del mundo. Alrededor de esa forma continua los filsofos han establecido algunas variaciones retentivas o proyectivas (Husserl) que muestran la capacidad de los sujetos para ir al pasado o al futuro, como una forma de hacer a la vez ms flexible y ms previsible su vivencia del presente. En una versin actual, esa conjuncin de tiempos se hace ms compleja en la medida en que atribuimos al Dasein inteligencia narrativa, esto es, la capacidad de seguir una historia, sea de las cosas, del mundo o de s mismo (Ricoeur: 560). Al imbricar lo narrativo y lo secuencial como variables independientes e indisociables, se deshace la posibilidad de una fenomenologa pura del tiempo y, se abre un espectro que va del tiempo existencial al tiempo colectivo, al tiempo histrico, al tiempo de la naturaleza, al tiempo del mundo.Este ensayo sobre los tiempos pre/post/modernos en la periferia se cie en principio a esa dualidad entre lo objetivo y lo subjetivo, con la sospecha que el problema est justamente en la manera como las diferentes culturas asumen el fin del tiempo en sus variaciones objetivas y como traduce cada una el sentido de los fines internos del tiempo subjetivo. Al cruzar las atribuciones tpicas de lo objetivo y lo subjetivo veremos cmo surgen un sinnmero de cuestiones histricas sobre el sentido mismo de la modernidad, entre ellas, la ms acuciante, acerca de si el tiempo de la modernidad ya lleg a su fin, si estamos en otra poca, y si la esperanza en el cumplimiento global de los fines de la modernidad ilustracin, autonoma, desarrollo son suficientes para otorgarle vigencia histrica. Por primera vez, pareciera que podemos suspender o prolongar la clausura de una poca histrica. Ese es el precio del relativismo cultural y de la condicin reflexiva de la modernidad. La pregunta sobre el presente de la modernidad ha puesto en duda la linealidad de las nociones bsicas de pasado, presente, futuro[footnoteRef:1]; y ha hecho proliferar las formas fronterizas entre lo objetivo y lo subjetivo hasta deconstruir la oposicin sobre la cual se ha fundado nuestro discurso. La dificultad con que intentamos mantener la separacin entre la experiencia individual y los procesos de subjetivacin que comprometen a los grupos y a las sociedades en su conjunto hace parte de una incertidumbre histrica generalizada. Para el historiador ya no es obvio el ejercicio de imaginar el pasado desde el presente vivido, o el de reconstruir hechos que considera significativos o la aspiracin a tener criterios objetivos para decidir lo que es memorable. Una forma de resolver la seleccin de lo memorable es organizar la historia en trminos de pocas y espacios, de modo que la memoria, sea cual sea su contenido o la mezcla entre objetividad y subjetividad, se vaya alojando en el continuum que sirve de continente a todo tipo de archivo colectivo. Pero al relativizar la comprensin puramente lineal del tiempo se hacen plausibles una multiplicidad de imgenes-tiempo, sin un centro o lnea definidos, lo que hace cada vez ms difcil producir lgicas de abstraccin temporal que den cuenta del plano de inmanencia compartido por los diferentes individuos, grupos culturales y tipos de sociedad. [1: Desde el punto de vista interno ya sabemos de la expansin y la contraccin de la conciencia (Agustn), o de los k-stasis heideggerianos que nos abren al fuera de s del recuerdo o la anticipacin.]

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