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El tiempo detenido

Francisco de Asís Ayala Florenciano

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I

La montaña en su estampa glacial me suscita la misma duda sobre la existencia: ¿qué hay de real en el tiempo? ¿Por qué de la cuna, en un solo instante fugaz, a la sepultura?

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II

La arena ya no discurre de un émbolo a otro de cristal. No pasa nada. Nada ocurre que sea digno de mencionar. Sólo al pensamiento recurre mi alma inquieta y tenaz en su misma pregunta de azufre: ¿y si nada es verdad?

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III

Regresa la luz fría de la tarde al oscuro agujero de la noche. En el abismo todo es más claro, al menos todo permanece velado y no hay engaño a los ojos ciegos. Con la luz se reavivan las formas y vuelven los colores, los sonidos, los olores a teñir de esperanza el sueño que ha de morir de nuevo en la sombra de la nunca debió germinar su espiga.

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IV

¿Cantar a la nieve? No. Dejarse morir en su helada blancura es más dulce y más dura. Y del sueño inmortal no despertarse, hecho cristal, ya nunca, y bajo la nieve pura aguardar el horizonte sin inmutarse.

Poreñu-Villaviciosa (Asturias), Enero de 2006