el sentido de tu vida - coaching para elegir...4 conocimientos, sino de valores, de forma de estar...
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EL SENTIDO DE TU VIDA
“EL SENTIDO DE LA VIDA ES VIVIR CON SENTIDO”
AUTORA: Nieves Cogolludo de Pedraza
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El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí,
porque me ha ungido el SEÑOR
para traer buenas nuevas a los afligidos;
me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón,
para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los
prisioneros;
para proclamar el año favorable del SEÑOR,
para consolar a todos los que lloran,…
ISAIAS 61, 1
La Misión… que da sentido a mi vida…
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I N D I C E
POR QUÉ ESCRIBIR SOBRE EL SENTIDO DE LA VIDA ....................... 3
EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA VOCACIÓN ................................... 11
EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA MISIÓN ...................................... 14
EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA FELICIDAD .................................. 15
EL SENTIDO DE LA VIDA Y LO TRANSPERSONAL ........................... 17
LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LA VIDA ................................ 19
EL SENTIDO DE LA VIDA Y LOS VALORES ................................... 20
VIKTOR FRANK: LOGOTERAPIA
TERAPIA DEL SENTIDO
FRUSTRACIÓN EXISTENCIAL
NEUROSIS NOÓGENA
EL VACÍO EXISTENCIAL
EL SENTIDO DE LA VIDA
LA ESENCIA DE LA EXISTENCIA
PARA QUÉ PREGUNTARSE POR EL SENTIDO DE LA VIDA .................. 28
BIBLIOGRAFIA ................................................................... 33
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POR QUÉ ESCRIBIR SOBRE EL SENTIDO DE LA VIDA
Me pregunto por qué entre todos los temas tan interesantes que existen, he
elegido este sobre el sentido de la vida, que llegó a mi conciencia desde el primer
momento.
Hago silencio, escucho. Aparecen imágenes de mi infancia, y me viene pensar en
aquello que era importante para mí, y que me hacía sentirme realizada y plena en
aquellos años.
Recuerdo que jugaba con mis muñecas a las profesoras, y descubrí que “cuando
fuera mayor” trabajaría con niñas y niños en un colegio, y cuando lo consiguiera,
llegaría a ser muy feliz.
De alguna manera, y sin yo entonces planteármelo, ya estaba buscando el sentido
de mi vida. Un “para qué” yo estaba en el mundo, y “cómo” llegaría a realizarlo.
Así que decidí cuando llegó el momento estudiar magisterio.
Entre unas y otras asignaturas ya se hablaba de la educación, del trabajo integral
con el niño para ayudarle a desarrollarse de forma plena, no sólo a nivel de
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conocimientos, sino de valores, de forma de estar en la vida, de relacionarse con
los demás…
Cada vez más sentía que yo estaba en el mundo para eso, para de alguna forma
guiar, orientar, ayudar a las personas también a ser felices y llegar a vivir la
plenitud que se pueda alcanzar en esta vida.
De siempre me acompañó esa dimensión transpersonal desde mi educación religiosa
desde la infancia, y afortunadamente tuve oportunidad de hacer experiencia de lo
Otro, del Misterio, del Amor, de Dios.
Y esto añadió un plus muy importante a la experiencia de felicidad y sentido a mi
vida. Era aún muy jovencita, pero me sentía lanzada como una flecha hacia mi “para
qué” en el mundo.
En ese momento me hacia una pregunta que para mí era esencial:
¿Cuál es mi vocación? ¿A qué me siento llamada? ¿Cómo discernir esa voz? ¿Cuál es
mi gran Misión en el mundo?
Y me puse en un camino de búsqueda apasionada hacia la Respuesta.
El Silencio, la Escucha, la Meditación, el Vaciamiento, tuvieron mucha
importancia en este Camino un lugar importante, y fueron siempre una luz que
permitía dar pasos hacia delante siguiendo la Voz del Corazón que me
proporcionaba la sensación de estar donde tenía que estar y hacer lo que tenía que
hacer, y eso tenía mucho que ver con la felicidad y el sentido de mi vida.
Y llegué a dar clases, y aunque la experiencia respondía a mí deseo infantil, y en
otras áreas de mi vida me sentía bien: familia, amigos etc… conviviendo con los
problemas de la vida, sentía nuevamente en mi interior que me faltaba algo, algo
más.
Y seguí buscando, y seguí escuchando. ¿Es esto para lo que yo he nacido? ¿Para
esto estoy aquí en esta vida? Me falta algo… algo más…
Y nuevamente, desde la Meditación, el Silencio, y también algo muy importante,
tener una persona que acompañaba mi camino, me ayudaba a discernir… continué
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dando pasos.
Ese camino de búsqueda me llevó a tomar la decisión de llamar a las puertas de un
Monasterio de Vida Contemplativa. El “para qué” en mi vida pasaba por una
llamada interior, en el fondo del corazón, a servir al mundo desde la contemplación,
la vida comunitaria, la sencillez de la cotidianeidad vivida desde el amor… la
conciencia del poder de la oración, de la transformación interior, para mejorar el
mundo.
Y di el paso. Entré en una Comunidad que me acogió, y durante quince años el
sentido de mi vida, lo que me hacía despertar cada mañana al toque de campana,
era vivir esa vida con sentido, con mucho sentido… lo sentía dentro, mi corazón
rebosaba una felicidad muy grande, muy serena…
El ministerio que se me encomendó durante esos años fue de Acompañante. Muchas
personas se acercaban al Monasterio con una gran búsqueda espiritual y humana.
En esta larga etapa de mi vida, me sentía totalmente centrada, equilibrada,
viviendo esa vocación que yo sentía dentro, acompañar procesos personales, ser
testigo de lo más sagrado de las personas, su corazón, sus vivencias, sus
búsquedas, sus conflictos, sus deseos, sus heridas… fue para mí una fuente de
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riqueza tal que me faltan palabras para expresar. Durante esos años fui tomando
cada vez más consciencia de que mi Misión era ser compañera de camino a nivel
humano – espiritual de personas que venían a pedir ese servicio. Muy consciente de
que mi vida, estaba plena de sentido.
Y me parecía comprender que en la vida era muy importante que cada persona
encontrara su “para qué” en el mundo, su misión única e irrepetible, y cómo
realizarla… esto era una fuente de equilibrio, serenidad, y una aportación muy
importante a este mundo. Era importante por tanto un buen discernimiento, y
tomar las decisiones más adecuadas con la luz que se tenía. Acompañar corazones
en este camino, una tarea apasionante que desde luego, sí llenaba mi vida de
sentido.
La luz iba más allá.
Se trataba también de vivir con sentido las pequeñas cosas de la vida, desde un
paseo por el jardín, respirando la brisa del atardecer, contemplando el florecer de
un almendro y los ciclos de la naturaleza, cantar una liturgia dejándose envolver
por la música del órgano y las voces de mis hermanas de comunidad, como fregando
los cacharros, haciendo la comida o barriendo un claustro.
El sentido de la vida no está en lo que se hace, sino en cómo y sobre todo desde
dónde…
Por tanto, el papel del Corazón, el Centro, el Hondón, lo Profundo… lo llamemos
como lo llamemos… ese lugar de donde brota todo…
Todo esto me parecía entender. Y verdaderamente, desde ahí intentaba caminar.
En cualquier vida hay momentos de cimas y valles, momentos de crisis que son
oportunidad, momentos de dejar el capullo de seda para convertirse en mariposa, y
algo así pude experimentar.
Todo cambia, el Espíritu es dinámico, siempre hay un camino que recorrer, unos
pasos que avanzar, y atravesé una etapa en la que nuevamente una pregunta llamó a
mi puerta: en este momento, ¿Qué da sentido a mi vida ahora? Porque, sentía que
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el zapato se me había quedado pequeño y me apretaba, y dañaba mi pie. La plantita
había crecido, el árbol había dado su fruto, y la flor debía ser trasplantada a otra
tierra para no morir.
Y la pregunta obtuvo una vez más, su respuesta.
En ese momento “tocaba” tomar una decisión y continuar
El siguiente paso, salir del monasterio, a la tierra del
mundo.
De Nirvana a Samsara. Al mercado. Del monte, al poblado.
En palabras de Robin Sharma:
Y ahora… como dijo aquel ilustre abogado tras su viaje en busca de la Vida, “me
siento agradecida de que todo cuanto aprendí en mis años de contemplación
pueda vivir ahora en tu interior”.
ROBIN SHARMA: El monje que vendió su Ferrari
Y ahora… me siento con la misión que el yogui le dio a nuestro protagonista: de dar
todo lo que aprendí:
Cuando hayas aprendido las verdades eternas deberás regresar a tu pais y hacer
partícipes de esta sabiduría a cuantos la necesiten. (….) debes darles la
esperanza que se merecen. Es más, debes darles las herramientas para que se
cumplan sus sueños. Es todo lo que te pido.
Y me siento tan identificada!!!
Y una vez más, guiada por esa voz interior que siempre me ha llevado hacia
opciones de vida, di un giro vital pasando por un momento fuerte de cambio… de
crisis y oscuridad, momento de romper ciertos esquemas, abandonar ciertas
creencias limitantes y abrirme a horizontes nuevos insospechados, que siguen
siendo para mí una aventura para disfrutar y compartir. Bendito momento aquél de
“reconstruir y plantar”. (Jer 1,10)
Son esos momentos de empezar de cero, de preguntarse. “Y ahora ¿qué? ¿cómo?
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¿cuándo? ¿dónde? ¿con quién?… y dejar florecer una nueva etapa. Tengo que
decir que hubo personas en el camino que estuvieron ahí, acompañando mi “salto” al
vacío, con su vértigo y su pasión, con su duelo de lo que queda atrás, y la mirada
fija en lo que está por delante…
Y amaneció de nuevo. Y una vez más aparecieron personas en mi camino como
estrellas que se escondían tan solo para dejar brillar la luz del Sol. Y completé mi
formación en el área de los Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid… y pasé
por el mundo de la docencia, y cursos, y experiencias y… y había un vacío que no
sabía cómo llenar, en la línea de mi misión… del “para qué”… hasta que vino a mí un
libro sobre el coaching, casi al mismo tiempo que la invitación a realizar la
formación para ser coach…
Una vez más… resonaba y protagonizaba con mucha fuerza el “para qué” estoy
ahora en el mundo. Y el “para qué” tenía tanto que ver con el sentido de mi vida…
¡Estaba claro! “¡Eso es lo mío!” Para eso mi formación anterior, para eso los muchos
procesos acompañados anteriormente, para eso mi vida de autoconocimiento y
búsqueda… para eso los años vividos en un monasterio de vida contemplativa… para
eso, para eso… sí… ser coach… coach profesional… ayudar a otras personas a
elegir caminos de vida para sus vidas, a dar marcha atrás y/o cambiar de camino
si las señales nos indican que por ahí no llegamos donde queremos llegar… mejorar
la autoestima, superar los miedos, rescatar el talento, relacionarse mejor… ¡no
dejar de soñar! Y mirar hacia delante, ¡siempre hacia delante!!!
Ahora sí… añadida a mi experiencia personal, se sumaban las herramientas,
conocimientos, relaciones que surgieron al entrar en este mundo maravilloso del
Coaching… y así, me embarqué nuevamente en un camino hacia la vida…
¡Y nuevamente a empezar!
Y en este momento, me nace dar las gracias de corazón a las personas que han
estado y están a mi lado: a mi novio, ahora mi marido, Juan Ramón, a mis amigos y
amigas incondicionales, que me apoyan día a día en lo que también ellos perciben, es
mi verdadera vocación. Y cómo no, a mis profesores y maestros, en este mundo
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maravilloso del Acompañamiento a las personas a través de Coaching…
Al mismo tiempo, me zambullí en la experiencia de una relación de pareja que a él y
a mí nos llevó a sellar nuestro amor con un compromiso. Siguiendo el camino del
corazón descubrí que la mística también se podía vivir en el matrimonio, en el
encuentro sexual, y que la virginidad tenía más que ver con la pureza de corazón y
el amor que con cualquier tema físico…
Vivir con mi pareja de esta manera, daba un plus al sentido de mi vida nuevamente,
y otra vez… el Amor… el Amor…
La experiencia acompañando procesos de Coaching está siendo maravillosa… ayudar
a sacar el potencial de la persona, caminar junto a alguien que desea una mejora en
su vida… es para mí una fuente de energía y de vida. Así he ido también
seleccionando y haciéndome consciente de qué es aquello que se me da bien,
aquello en lo que fluyo y en lo que me siento realmente feliz, aquello en lo que
mejor puedo ayudar a las personas a través de mi profesión y contribuir para
crear un mundo mejor.
Y el camino recorrido, y el testimonio de las personas que han hecho procesos
conmigo, me revela una vez más que el Coaching para una buena toma de
decisiones, decisiones desde el sentido más profundo de la vida… es
verdaderamente mi especialidad. Y esto que es para todos, lo he enfocado en un
perfil específico: La mujer.
La experiencia de estos años me ha invitado a escuchar desde otro nivel y darme
cuenta de que, un número muy grande de las personas que acudían a procesos, no
precisaban tanto sólo el Coaching cuanto un proceso terapéutico, y en muchos
casos, una demanda explícita que atendiera su dimensión transpersonal. De la
misma forma, acudían a mi consulta hombres en busca del sentido de su vida, o con
temas a trabajar, sanar, madurar… finalmente quedo abierta a trabajar con la
persona que lo necesite, independientemente del sexo, edad… La sanación es para
todos, y recordando mis años de estudio de Pedagogía, lo importante es conocer
cada flor del jardín, y saber qué necesita cada una, (sol, agua, temperatuta…) y dar
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a cada una lo que necesite. Así con los pacientes: cada uno es único, diferente, cada
uno tiene una experiencia vital, una necesidad, unas características personales…
dar a cada un@ lo que necesite.
Y ejercitando la atención, y desde una toma de conciencia muy clara, siento la
llamada a ser acompañante a nivel terapéutico, de forma transpersonal. Y
siguiendo nuevamente esa llamada interior, en mi camino de búsqueda aparece la
Escuela de Desarrollo Transpersonal con sus programas de formación y me fijo
especialmente en el de Terapeuta Transpersonal. Tras ponerme en contacto con la
Escuela, nuevamente me doy cuenta de que encaja perfectamente y doy el paso a
comenzar esta formación que cada día confirmo más es para mí un camino de
crecimiento personal y me aporta desde lo profundo “herramientas” para
acompañar a mis pacientes.
Después de mi salida del monasterio y compatibilizando con mi Proyecto
Profesional, estuve dando clases en un colegio hasta que, en septiembre de 2013,
lo dejé para entregarme totalmente a esta Profesión – Vocación – Misión que da
verdaderamente sentido a mi vida.
Casi tres años después, sigo convencida de que es por aquí, no desde la “cabeza”,
sino desde el corazón, y sólo me queda seguir confiando en Dios, que guía mi vida,
como dice el Salmo:
“Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida”
(Salmo 53)
Confiada de que el Universo es generoso conmigo y me da los procesos necesarios
para vivir desde esta Profesión.
Es un tema importante para mí, este del Sentido de la Vida, y por ello, es crucial en
mi trabajo, que además me da la oportunidad de percibir que cuando la persona va
encontrando cuál es el sentido de su vida, su para qué está en el mundo,
puede buscar el cómo y es una fuente de felicidad y plenitud.
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EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA VOCACION
“La visión sólo llega a ser clara cuando uno puede mirarse el corazón. El que mira
hacia fuera, sueña; el que mira hacia dentro, despierta”.
CARL JUNG
¿Qué es la vocación?
“Vocare”, llamar. Se trata de esa llamada interior, ese fuego que arde en el
corazón, ese deseo, esa atracción, ese “tirón”, hacia algo, hacia un determinado
camino como medio para llegar a una meta, un “sueño”, algo que está llenando
nuestra vida de sentido.
Descubrir nuestra propia vocación y ayudar a otras personas en el camino a
descubrirla, acompañar hacia esa búsqueda de sentido, es algo esencial realmente
en la vida.
La vocación tiene mucho que ver con la misión. Llamada a algo, llamada personal,
única, irrepetible…
Y para ello, como dice Jung: “mirar hacia dentro”. Ahí está la respuesta. Se da el
despertar, y desde ahí… desde esa llamada interior surge el sentido de Misión, de
Propósito, de “para que” estoy en la vida.
Hasta hace unos años oír hablar de vocación se identificaba con seguir el camino de
la vida religiosa o sacerdotal. Una llamada especial para personas especiales,
Afortunadamente hoy cuando hablamos de vocación y misión hablamos de eso único
que cada persona única puede aportar al mundo desde un determinado camino.
Eso que hace feliz en su desempeño, y que es una forma de contribuir a mejorar el
mundo, y que nadie puede hacer de igual manera.
“Y un día, inesperadamente encontré mi pincel. Lo reconocí inmediatamente. Sí,
estaba allí. De hecho siempre había estado allí, conmigo. ¿Cómo no me había dado
cuenta antes?. Mi pincel era aquél sencillo útil con el que yo podía pintar mi cuadro,
como me dejó caer un sueño en una noche de verano; pero también era más: al
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identificarlo, supe que ese era mi pincel y no otro, y de repente, todo cobró
sentido y su conocimiento me transformó. Y como por arte de magia se reveló en el
lienzo de mi mente el cuadro del proyecto que deseaba emprender”.
ALBERTO SÁNCHEZ-BAYO
Alberto Sánchez-Bayo, especialista en talento, nos cuenta en su libro “Arqueología
del Talento” algo en lo que profundamente creo y experimento:
“La vocación está íntimamente relacionada con el talento personal, con la excelente
aptitud para desempeñar tareas de determinada naturaleza. Comience a dejarse
atrapar por aquello que le atrae, a dejarse fluir, y sus dones irán brotando del
manantial de los deseos.
Cuando desconocemos lo que queremos, intentamos controlar desesperadamente
nuestro destino. Cuando no sepa qué es realmente lo que quiere no vaya en su
busca, abandónese a las sugerencias, déjese encontrar por sus deseos, por sus
ideales. Y luego experimente. Vaya tras ellos e irá manifestándose esa capacidad
innata que le diferencia. Está acercándose al camino que desea. Y el talento que
esconde podrá revelarse con la oportunidad que le concede para brillar.
¿No es extraordinario? Estamos especialmente dotados para aquellas cosas que
más nos gustan, tenemos el talento para construir la vida que de verdad nos
deseamos.
La suerte la concede el Talento.
El entusiasmo lo provoca el jugar con talento. Esta es la diferencia de los que viven
la vida y los que se esfuerzan por levantarse cada mañana por existir un día más. Si
las personas tomaran su propia iniciativa, siguieran su propio camino, fuesen
consecuentes con sus deseos y sus dones, amanecerían cada mañana radiantes de
ilusión. ¿Por qué dejar para mañana el encuentro con la vida que nos entusiasma?
El recurso esencial para hacer los sueños realidad (que yo lo identifico con esa
Misión esencial), es el talento y ese es un regalo que se nos concede al nacer.
Cuando las personas saben lo que quieren, y están bien dispuestas, se ponen manos
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a la obra con lo que tienen. Este proceder transmite fuerza, interés, ilusión y
provoca resultados. El talento es el centro de gravedad de nuestro hacer en este
mundo, nos sugiere cuál es nuestro lugar en él.
Hacer con talento es hacer aquello que nos gusta, nos seduce, y por tanto es en sí
mismo una fuente de disfrute y de placer. El talento nos libera del trabajo como
carga y nos inclina a realizar nuestra vocación”.
ALBERTO SÁNCHEZ-BAYO
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EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA MISIÓN
“Me di cuenta de que mi misión es servir a los demás y contribuir de algún modo a
hacer de este mundo un lugar mejor”.
ROBIN S. SHARMA
He comenzado este trabajo diciendo que para mí el sentido de la vida es una
vida con sentido. Robin Sharma lo dice sí:
“El propósito de la vida es una vida con propósito. Los verdaderamente esclarecidos
saben lo que quieren obtener de la vida, emocional, material, física y
espiritualmente. Definir claramente tus prioridades en cada aspecto de tu vida
jugará un papel similar al del faro, ofrecerte orientación y refugio cuando la mar
se vuelva brava. Cualquiera puede revolucionar su vida si primero revoluciona la
dirección hacia la que se mueve. Pero si no sabes siquiera a dónde vas, ¿cómo saber
si has llegado?”
ROBIN S. SHARMA
Por tanto, saber el Propósito, la Misión, es muy importante, y a partir de ahí,
buscar el “cómo” llevarlo a cabo. Es la respuesta a esa pregunta de ¿para qué he
nacido? ¿Cómo puedo ser más útil a este mundo? Y ponerse “manos a la obra”.
Alberto Sanchez-Bayo identifica una vida con significado, -o con sentido- con una
vida positiva de la que brota el servicio que deja huella:
“El talento tiene la ventaja de aportar significado en nuestras vidas. Una vida con
sentido es una vida activa y positiva; es una existencia que deja huella del servicio
que prestamos. El talento nos concede buenas razones para obrar y nos concede el
premio de la satisfacción y la felicidad”.
ALBERTO SÁNCHEZ-BAYO
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EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA FELICIDAD
Desde lo que estoy expresando me resulta fácil deducir que el sentido que da a la
vida cumplir la misión que la persona siente que es la suya, proporciona
plenitud y felicidad.
Nuestra misión, propósito de vida, tiene mucho que ver con nuestro talento, con
aquello que se nos da bien de forma natural, nos resulta fácil y agradable, y con lo
que contribuimos a mejorar este mundo. A todos se nos ha concedido una serie de
dones y talentos que nos permitirán realizar nuestra tarea terrenal. La clave está
en descubrirlos y ponernos en marcha.
“El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que te gusta hacer y dirige
todas tus energías en esa dirección. Si analizas a las personas más felices,
saludables y satisfechas de tu mundo, verás que todas han encontrado cuál era su
pasión y luego se han dedicado a perseguirla. Esta vocación suele ser casi siempre
la de servir a los demás. En cuanto concentres tu poder mental en conseguir lo que
amas, la abundancia inundará tu vida y todos tus deseos serán satisfechos sin
esfuerzo.
–O sea que se trata de averiguar lo que te gusta y luego hacerlo. ¿Es eso?
Si merece la pena, sí. ¿Y cómo defines lo que merece la pena?
Tu pasión debe mejorar la vida de los demás o servirla de alguna manera.
Viktor Frankl lo dijo mucho mejor que yo cuando escribió: «El éxito, como la
felicidad, no debe perseguirse, sino seguirse. Y eso sólo es posible como efecto
secundario de la dedicación personal a una causa mayor que uno mismo.»
Primero descubre cuál es la misión de tu vida, así despertarás cada mañana con una
reserva ilimitada de energía y entusiasmo. Todos tus pensamientos estarán
concentrados en tu objetivo. No tendrás tiempo para perder el tiempo. El poder de
la mente, por tanto, no se malgastará en pensamientos insignificantes.
Automáticamente, borrarás el hábito de preocuparte y te volverás mucho más
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eficaz y productivo. Aún más, tendrás un profundo sentido de la armonía interna,
como si algo te guiara para realizar tu misión en la vida. Es una sensación
maravillosa. A mí me encanta.”
ROBIN S. SHARMA
Es importante saber con claridad qué objetivos desea la persona alcanzar en el
curso de su vida, ya sean materiales, emocionales, físicos o espirituales, para
encontrar la verdadera alegría, la alegría interna.
Una vez que se sabe el propósito hay que pasar a la realidad mediante la acción
consecuente. Al realizar ese Propósito saldrá la armonía interior y la satisfacción
duradera.
Finalmente, la felicidad tiene mucho que ver con el servicio, expresión del Amor.
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EL SENTIDO DE LA VIDA Y LO TRANSPERSONAL
Cuando hablamos de lo “transpersonal” nuestro pensamiento se puede ir al espíritu,
a esa otra dimensión, a Dios… lo Transpersonal tiene que ver con la
espiritualidad encarnada. Los ojos en el cielo y los pies en la tierra. Encuentro en
la meditación y en el mercado.
Lo transpersonal relacionado con la transformación, desde cada ser humano, de la
sociedad, tiene que ver con la contribución.
“Ahora que lo pienso bien, sería muy triste llegar al cabo de mi vida sin darme
cuenta de que tenía un don especial que hubiera podido liberar el potencial de mi
mente y ayudar a los demás... aunque fuera un poco”.
ROBIN S. SHARMA
¿Qué le da mucho sentido a mi vida? Vivir cada día como si fuera el último. ¿A qué
dedicaría mi tiempo? ¿Cómo actuaría? ¿Qué decisiones tomaría? ¿Cómo me
relacionaría con los demás?
“Poco después de levantarte, ve a tu santuario de silencio. Concéntrate. Luego
hazte esta pregunta: ¿Qué haría si hoy fuera mi último día? (…) si vives cada día
como si fuera el último, tu vida adopta una calidad mágica.”
ROBIN S. SHARMA
La unión con lo divino, la transformación personal, la plenitud tiene mucho que ver
con el Propósito Esencial de la vida: Servir.
“Por más grande que sea tu casa o más moderno tu coche, la única cosa que podrás
llevarte al final de tu vida es tu conciencia. Escúchala. Deja que ella te guíe. Tu
conciencia sabe lo que está bien. Ella te dirá que tu vocación es en definitiva servir
a los demás de una manera u otra.”
ROBIN S. SHARMA
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Cuando la persona trabaja para mejorar la vida de los demás, indirectamente está
elevando la suya. Cuando la persona se preocupa de realizar actos bondadosos, su
propia vida se enriquece y gana en significado. Para cultivar la santidad de cada día,
es importante servir a los demás de alguna manera.
El sentido de la vida tiene mucho que ver con “vivir en el ahora”. El pasado ya
no está, y el futuro aún no existe. Para ello, la práctica de Mindfulness, es una gran
ayuda. La felicidad es un viaje, no un destino, por lo que hay que vivir hoy, pues ya
no habrá otro día igual que este.
Es importante no dejar para más tarde las cosas que son importantes para tu
bienestar y tu satisfacción personal. Vivir plenamente el día de hoy, sin esperar a
ganar a la lotería o el día de la jubilación. La vida no hay que postergarla.
Vivir cada día el regalo que trae la vida crea un corazón agradecido. Un corazón de
bendición, -decir bien-, invirtiendo más tiempo con quienes dan más sentido a la
vida. Haciendo las cosas que realmente son importantes para ti, aquello que más
valoras.
Desde lo Transpersonal, alcanzar el Nirvana es entrar en el cielo sin abandonar la
tierra. El sentido de la vida tiene mucho que ver con disfrutar del camino. El
camino es igual de bueno que su final.
Lo expresado en este trabajo son unas breves pinceladas de lo que habita mi
corazón. Y deseo continuar viviendo desde esta misión que llena de sentido mi vida.
“Y cumpliendo tu promesa de compartir esta sabiduría con otras personas,
facilitarás que también ellos transformen su mundo de ordinario en
extraordinario”.
ROBIN S. SHARMA
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LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LA VIDA
El sentido de la vida está profundamente mezclado con las concepciones filosóficas
y religiosas de la existencia, la conciencia y la felicidad, y tiene que ver con el
valor, el propósito, la ética, el bien y el mal, el libre albedrío, las concepciones de
Dios, la existencia de Dios, el alma y el más allá.
Una pregunta importante: «¿Cuál es el significado de mi vida?». El valor de la
cuestión relativa a la finalidad de la vida puede coincidir con la consecución de la
realidad última, o un sentimiento de unidad, o una sensación de lo sagrado.
Las preguntas sobre el significado de la vida se han expresado de muchas formas,
incluyendo las siguientes:
• ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Quiénes somos?
• ¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué estamos aquí?
• ¿Cuál es el origen de la vida?
• ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida?
• ¿Cuál es el significado de la vida?
• ¿Cuál es el valor de la vida?
• ¿Cuál es la razón para vivir? ¿Para qué estamos viviendo?
Victor Frankl creador de la Logoterapia, tiene una profunda reflexión sobre el
sentido de la vida.
“Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud frente a la
vida. Resulta imposible definir el sentido de la vida en términos abstractos. Cada
individuo es único y singular, y esto confiere un sentido diferente a su existencia”
VIKTOR FRANK
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EL SENTIDO DE LA VIDA Y LOS VALORES
TERAPIA DEL SENTIDO
Aunque me siento como “pez en el agua” como Terapeuta Transpersonal, voy a
referirme a Viktor Frank y la Logoterapia, ya que la veo totalmente alineada con
dicha Terapia, pues siento que no hay Transpersonalidad sin Sentido de la Vida, ni
Sentido de la vida, sin Transpersonalidad.
Viktor Frank en su libro: El hombre en busca de sentido, tras relatar su historia en
el campo de concentración, comienza a hablar de su forma de trabajar a nivel
terapeútico:
Es mi propia teoría; se llama logoterapia. La logoterapia mira más bien hacia el
futuro, es decir, al sentido y los valores que el paciente quiere realizar en el
futuro. La logoterapia es una psicoterapia centrada en el sentido.
Al aplicar la logoterapia, el paciente se enfrenta con el sentido de su propia vida, y
a continuación debe confrontar su conducta con ese sentido de la vida.
“Logos” es una palabra griega que equivale a “sentido” o Propósito”. (De ello he
hablado antes. La Logoterapia se centra en el sentido de la existencia humana y en
la búsqueda de ese sentido por parte de la persona.
Según la Logoterapia, la primera fuerza motivante de la persona es la lucha por
encontrar un sentido a su propia vida. Este sentido es único y específico y es uno
solo quien ha de encontrarlo.
Lo que da sentido a la vida es lo que es importante para la persona. Finalmente, qué
valora más en la vida, es decir qué valores le mueven… Los cuales dan un verdadero
sentido. El ser humano es capaz de vivir e incluso de morir por sus ideales y sus
valores.
Por ello, es importante identificar y clarificar cuáles son los valores personales
en la vida, y actuar según ellos.
“Honra cada día al menos un valor”
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FRUSTRACION EXISTENCIAL
La Logoterapia habla de la frustración existencial. El término existencial se puede
utilizar de tres maneras: para referirse a:
- La propia existencia; es decir, el modo de ser específicamente humano
- El sentido de la existencia y
- El afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal, o lo que es lo
mismo, la voluntad de sentido.
La frustración existencial se puede también resolver en neurosis. Para este tipo de
neurosis, la logoterapia ha acuñado el término "neurosis noógena", en contraste con
la neurosis en sentido estricto; es decir, la neurosis psicógena. Las neurosis
noógenas tienen su origen no en lo psicológico, sino más bien en la dimensión
noológica (del griego noos, que significa mente), de la existencia humana. Este
término logoterapéutico denota algo que pertenece al núcleo "espiritual" de la
personalidad humana. No obstante, debe recordarse que dentro del marco de
referencia de la logoterapia, el término "espiritual" no tiene connotación
primordialmente religiosa, sino que hace referencia a la dimensión específicamente
humana.
NEUROSIS NOOGENA
Las neurosis noógenas no nacen de los conflictos entre impulsos e instintos, sino
más bien de los conflictos entre principios morales distintos; en otras palabras, de
los conflictos morales o, expresándonos en términos más generales, de los
problemas espirituales, entre los que la frustración existencial suele desempeñar
una función importante.
Resulta obvio que en los casos noógenos, la terapia apropiada e idónea no es la
psicoterapia en general, sino la logoterapia, es decir, una terapia que se atreva a
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penetrar en la dimensión espiritual de la existencia humana. De hecho, logos en
griego no sólo quiere decir "significación" o "sentido", sino también "espíritu". La
logoterapia considera en términos espirituales temas asimismo espirituales, como
pueden ser la aspiración humana por una existencia significativa y la frustración
de este anhelo.
El sufrimiento puede muy bien ser un logro humano, sobre todo cuando nace de la
frustración existencial. Pone en marcha, motiva, despierta.
La frustración existencial no es en sí misma ni patológica ni patógena. El interés
del hombre, incluso su desesperación por lo que la vida tenga de valiosa es una
angustia espiritual, pero no es en modo alguno una enfermedad mental. Muy bien
pudiera acaecer que al interpretar la primera como si fuera la segunda, el
especialista se vea inducido a enterrar la desesperación existencial de su paciente
bajo un cúmulo de drogas tranquilizantes. Su deber consiste, en cambio, en
conducir a ese paciente a través de su crisis existencial de crecimiento y
desarrollo. La logoterapia considera que es su cometido ayudar al paciente a
encontrar el sentido de su vida.
Todo análisis, aun en el caso de que no comprenda la dimensión noológica o
espiritual en su proceso terapéutico, trata de hacer al paciente consciente de lo
que anhela en lo más profundo de su ser. La logoterapia considera al hombre
como un ser cuyo principal interés consiste en cumplir un sentido y realizar sus
principios morales.
Cierto que la búsqueda humana de ese sentido y de esos principios puede nacer de
una tensión interna y no de un equilibrio interno.
Ahora bien, precisamente esta tensión es un requisito indispensable de la salud
mental. Y sigue diciendo Viktor: “Y yo me atrevería a decir que no hay nada en el
mundo capaz de ayudarnos a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como el
hecho de saber que la vida tiene un sentido”.
Hay mucha sabiduría en Nietzsche cuando dice: "Quien tiene un porqué para vivir
puede soportar casi cualquier como." Hay estas palabras un motor que es válido
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para cualquier psicoterapia.
Y desde la experiencia de Viktor Frankl en el campo de concentración se sabe que
los campos de concentración nazis fueron testigos (y ello fue confirmado más
tarde por los psiquiatras norteamericanos tanto en Japón como en Corea) de que
los más aptos para la supervivencia eran aquellos que sabían que les esperaba una
tarea por realizar.
Puede verse, pues, que la salud se basa en un cierto grado de tensión, la tensión
existente entre lo que ya se ha logrado y lo que todavía no se ha conseguido; o el
vacío entre lo que se es y lo que se debería ser. Esta tensión es inherente al ser
humano y por consiguiente es indispensable al bienestar mental. De esta forma se
despierta su Voluntad de Sentido.
Muchos pacientes se quejan hoy del sentimiento de que sus vidas carecen total
y definitivamente de un sentido. Se ven acosados por la experiencia de su
vaciedad íntima, del desierto que albergan dentro de sí; están atrapados en esa
situación que ellos denominan "vacío existencial". Es beneficiosa pues, la
urgencia de tener una misión por cumplir.
EL VACÍO EXISTENCIAL
El vacío existencial es un fenómeno muy extendido en el siglo XX. Este vacío
existencial se manifiesta sobre todo en un estado de tedio. De hecho, el hastío es
hoy causa de más problemas que la tensión y, desde luego, lleva más casos a la
consulta del psiquiatra.
No es comprensible que se extiendan tanto los fenómenos del alcoholismo y la
delincuencia juvenil a menos que reconozcamos la existencia del vacío existencial
que les sirve de sustento. Y esto es igualmente válido en el caso de los jubilados y
de las personas de edad.
Sin contar con que el vacío existencial se manifiesta enmascarado con diversas
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caretas y disfraces. A veces la frustración de la voluntad de sentido se compensa
mediante una voluntad de poder, voluntad de tener dinero y voluntad de placer.
Nunca conseguiremos que el paciente se sobreponga a su condición si no
complementamos el tratamiento psicoterapéutico con la logoterapia, ya que al
llenar su vacío existencial se previene al paciente de ulteriores recaídas. Así pues,
la logoterapia está indicada no sólo en los casos noógenos como señalábamos antes,
sino también en los casos psicógenos y, sobre todo, en lo que yo he denominado
"(pseudo)neurosis somatógenas".
Toda terapia debe ser, además, logoterapia, aunque sea en un grado mínimo.
Consideremos a continuación lo que podemos hacer cuando el paciente pregunta
cuál es el sentido de su vida.
EL SENTIDO DE LA VIDA
Al igual que Viktor Frank, dudo que haya ningún médico que pueda contestar a esta
pregunta en términos generales, ya que el sentido de la vida difiere de un hombre a
otro, de un día para otro, de una hora a otra hora. Así pues, lo que importa no es el
sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de
cada individuo en un momento dado.
No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella
su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto.
Por tanto ni puede ser reemplazado en la función, ni su vida puede repetirse; su
tarea es única como única es su oportunidad para consumarla.
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LA ESENCIA DE LA EXISTENCIA
La logoterapia intenta hacer al paciente plenamente consciente de sus propias
responsabilidades; razón por la cual ha de dejarle la opción de decidir por qué, ante
qué o ante quién se considera responsable.
Este énfasis en la capacidad de ser responsable se refleja en el imperativo
categórico de la logoterapia; a saber: "Vive como si ya estuvieras viviendo por
segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente
como ahora estás a punto de obrar."
Corresponde, pues, al paciente decidir si debe interpretar su tarea vital siendo
responsable ante la sociedad o ante su propia conciencia. Una gran mayoría, no
obstante, considera que es ante Dios.
En la misma medida en que el hombre se compromete al cumplimiento del
sentido de su vida, en esa misma medida se autorrealiza. En otras palabras, la
autorrealización no puede alcanzarse cuando se considera 'un fin en sí misma, sino
cuando se la toma como efecto secundario de la propia trascendencia.
Dicho está que el sentido de la vida siempre está cambiando, pero nunca cesa.
De acuerdo con la logoterapia, podemos descubrir este sentido de la vida de tres
modos distintos: (1) realizando una acción; (2) teniendo algún principio; y (3) por el
sufrimiento.
Yo diría: cumpliendo la Misión o Propósito de Vida, viviendo desde unos Valores y
encontrando un Sentido al sufrimiento. Entendiendo el sufrimiento:
Cuando uno se enfrenta con una situación inevitable, insoslayable, siempre que uno
tiene que enfrentarse a un destino que es imposible cambiar, por ejemplo, una
enfermedad incurable, un cáncer que no puede operarse, precisamente entonces se
le presenta la oportunidad de realizar el valor supremo, de cumplir el sentido más
profundo, cual es el del sufrimiento. Porque lo que más importa de todo es la
actitud que tomemos hacia el sufrimiento.
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Uno de los postulados, básicos de la logoterapia estriba en que el interés principal
del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido
a la vida.
La psicoterapia tradicional ha tendido a restaurar la capacidad del individuo para el
trabajo y para gozar de la vida; la logoterapia también persigue dichos objetivos y
aún va más allá al hacer que el paciente recupere su capacidad de sufrir, si fuera
necesario, y por tanto de encontrar un sentido incluso al sufrimiento.
¿Y ante la muerte? La transitoriedad de nuestra existencia en modo alguno hace a
ésta carente de significado, pero sí configura nuestra responsabilidad.
La logoterapia, al tener en cuenta la transitoriedad esencial de la existencia
humana, no es pesimista, sino activista. Dicho figurativamente podría expresarse
así: el pesimista se parece a un hombre que observa con temor y tristeza como su
almanaque, colgado en la pared y del que a diario arranca una hoja, a medida que
transcurren los días se va reduciendo cada vez más. Mientras que la persona que
ataca los problemas de la vida activamente es como un hombre que arranca
sucesivamente las hojas del calendario de su vida y las va archivando
cuidadosamente junto a los que le precedieron, después de haber escrito unas
cuantas notas al dorso. Y así refleja con orgullo y goce toda la riqueza que
contienen estas notas, a lo largo de la vida que ya ha vivido plenamente. ¿Qué
puede importarle cuando advierte que se va volviendo viejo? ¿Tiene alguna razón
para envidiar a la gente joven, o sentir nostalgia por su juventud perdida? ¿Por qué
ha de envidiar a los jóvenes? ¿Por las posibilidades que tienen, por el futuro que les
espera? "No, gracias", pensará. "En vez de posibilidades yo cuento con las
realidades de mi pasado, no sólo la realidad del trabajo hecho y del amor
amado, sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estos sufrimientos son
precisamente las cosas de las que me siento más orgulloso aunque no inspiren
envidia".
Viktor Frank destaca el sentido de la libertad del ser humano desde su
experiencia, y tiene siempre la capacidad de elegir y decidir. Esto es aplicable al
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sentido de la vida.
“En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel
banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros
camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos.
El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus
condiciones depende cuál de ellas se manifieste”.
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PARA QUÉ PREGUNTARSE POR EL SENTIDO DE LA VIDA
Terminando el verano, y saboreando aún la experiencia única de la acogida en
verano durante estos dos meses de Veriko, nuestra niña georgiana, esta niña
refugiada que forma ya parte de nuestra familia, y con la que hemos podido
compartir casa y amor, mucho amor.
Entre la playa, la montaña, los atardeceres, los juegos en el parque, visitar
diferentes ciudades, descansando y disfrutando en pareja junto a ella, daba
vueltas en mi interior al tema elegido para este trabajo del sentido de la vida, y
sobre todo me dedicaba a saborear ese sentido en la experiencia que estábamos
viviendo día a día, minuto a minuto.
Y me preguntaba: ¿No es este, en este momento concreto, el sentido de mi vida? Y
la respuesta era evidente…
Desde el contemplar su rostro apaciblemente dormido en la noche, a escuchar sus
risas y aplausos ante todo aquello que era nuevo para ella, contemplarla haciendo
castillos en la arena y jugar juntas saltando las olas… todo, todo llenaba de sentido
mi día a día, nuestra relación de pareja, gestionando incluso hasta alguna rabieta…
Y este sentido ha llenado de felicidad honda nuestros corazones, en cada momento
había un “para qué”, y hemos disfrutado minuto a minuto a tope con ella. Esta
experiencia nos ha abierto a nuevas preguntas sobre nuestras vidas, nuestros
deseos, nuestros sueños, nuestra misma relación.
¿No es esto vivir la vida con sentido?
A veces, las cosas no salen las cosas como se desea… a veces, las relaciones no van
como se quisiera, o después de poner la energía en algo no sale… así ha sido
también y ahora siento-pienso que tiene algún sentido, a veces misterioso, no
conocido… pero tengo la certeza de que las cosas pasan o no pasan por algo, y aquí
encuentro el sentido en la confianza y la aceptación, muy atenta a los nuevos signos
que nos vayan conduciendo en el camino.
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¿Para qué preguntarse por el sentido de la vida?
Lo siento muy ligado a la felicidad, a la plenitud, a la contribución y compromiso con
mejorar el mundo. Lo siento muy ligado con un Sentido Superior, con lo
Transpersonal, con lo divino. Mi ser humano-divino.
De pequeños, vamos creciendo desarrollando nuestra personalidad… y en la mitad
de la vida se dan crisis, a veces que se pone todo patas arriba y toca reformular,
reconstruir la vida. Y un horizonte, más o menos lejano, del que nos hacemos más
conscientes: la muerte.
“La confrontación con el sentido de la vida es la tarea más importante que la
persona tiene que realizar en la segunda mitad de su vida. Esto significa que tiene
que prepararse para la madurez y la muerte. Morir es el precio para obtener una
vida más alta. Sin muerte no habrá resurrección hacia una existencia más amplia.
Pero es necesario aprender a morir. Debemos realmente desprendernos de nuestro
cuerpo físico y nuestra existencia egotista. La muerte no es más que de una
separación de nuestra identidad más profunda de nuestro cuerpo físico”.
W. JAGER
La experiencia de Lo Transpersonal llena de un gran sentido mi vida. Esta vida que
se nos ha dado para que nos transformemos. Quien quiera cambiar, tendrá que
aprender el desasimiento como única manera de hacer posible la transformación.
Quien esté convencido, tendrá un enfoque diferente de la vida, del entorno y de la
sociedad. Disfrutará de todas las cosas como si fuera un huésped, sin apoderarse
de ellas o dominarlas. Tendrá valor para vivir una vida sencilla, porque en las cosas
simples siente la vida con intensidad mayor. Se da cuenta de que no se trata de
la cantidad, sino de la calidad. Y aterrizará al momento presente. Podrá decir como
un patriarca chino del zen:
“¡Qué maravilla, corto leña, traigo agua!”
La iluminación lleva al instante presente. Se traga de la calidad de la vida, no de la
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cantidad.
Vivir nuestra vida en el aquí y el ahora es un acto santo. El sacramento del
momento presente es el camino hacia la dicha.
Finalmente el sentido de la vida es caminar desde la libertad. Como dice San
Agustín:
“Ama y haz lo que quieras”
para ello, es necesario recorrer un camino de purificación en el amor.
El momento presente nos lleva a la experiencia de la vida, llenándola de
auténtico sentido. La vida está en el instante. Únicamente en él podemos
experimentar a Dios.
“Crees que verás a Dios y su luz. Necio, nunca le verás si hoy no le ves”.
ANGELUS SILESIUS
Un texto del sánscrito dice:
¡Presta atención a este día, pues es la vida, la vida de toda vida!
El ayer no es nada más que un sueño
Y el mañana tan sólo una visión;
El hoy, sin embargo, bien vivido,
Convierte todo ayer en un sueño de dicha
Y todo mañana en una visión llena de esperanza.
Por eso, ¡presta atención a este día!
Dios está en el andar, en el estar de pie, en el limpiar, en el cocinar, en la lectura,
en el escuchar música etc. Dicho así parece hasta de mal gusto. Pero si decimos: la
vida consiste en andar, en estar de pie, en limpiar, en cocinar, en leer, en escuchar
música etc, entonces resulta aceptable. Pero, ¿en qué consiste la diferencia entre
Dios y Vida?
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Es la fuerza sanadora de Dios, o la de la Vida, la que obra en el momento presente.
Dentro de nosotros hay una semilla divina que desea crecer y manifestarse a
través de todas las cosas materiales. El ser humano se encuentra en un constante
proceso de liberación.
La febril búsqueda por encontrar el sentido de la vida no es otra cosa que esa
secreta fuerza evolutiva de lo divino. Este sentido se encuentra en las capas más
profundas de la conciencia, y que la verdadera paz anida exclusivamente en el
orden espiritual oculto del ser.
Cuanto más conscientemente vivamos, tanto más adecuadas serán las decisiones
que tomemos en cada situación. De aquí que la atención desempeña un papel
fundamental en todos los caminos de búsqueda en profundidad.
Finalmente, ¿cuál es la razón, el sentido de estar aquí, en la tierra?
Vivir significa utilizar las coas, disfrutar de ellas, y también ser capaces de
prescindir de ellas.
Vivir va más en la línea del Ser que la del tener.
Por ello, buscar el verdadero sentido de la vida se hace en lo hondo del corazón, en
el castillo interior, donde se encuentra la perla preciosa que todos llevamos dentro.
Mientras me enfoco en este trabajo, y ahora, al leerlo, me he dado cuenta
de que todo en mi vida tiene un sentido. De que aquellos sueños de niña se
han cumplido con creces, ya no sólo con alumnos, sino a través de mi
experiencia en el monasterio siendo acompañante durante muchos años a
niveles muy profundos, y dejándome acompañar. Todo ello envuelto en una
dimensión Transpersonal que me llena de plenitud.
Todo está alineado. Después de volver a dar clases, doy otro salto
cualitativo para continuar mi vocación – misión acompañando a través de la
Terapia Transpersonal y el Coaching a las personas, en procesos
personales y de grupo, en nuestros talleres de Mindfulness y formaciones
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realmente transformadoras en las que podemos celebrar una y otra vez el
milagro que ocurre en quienes se comprometen con su desarrollo y con su
vida.
Y junto a mi marido ya hemos podido comenzar este otro camino de
aumentar nuestra familia acogiendo una niña refugiada, en verano. Todo va
cuadrando, y continúo en este camino del puzzle de mi vida donde las piezas
van encontrando su lugar y se puede contemplar una obra maravillosa.
Mi vida, entonces… está llena de sentido
¿Y la tuya?
Estaré encantada de que me cuentes.
Para cualquier cosa que desees o necesitas, puedes contactar conmigo en:
(+34) 600 96 96 31
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LK: Nieves Cogolludo
TW: coachingelegir
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BIBLIOGRAFIA
- FRANKL, Viktor. “El hombre en busca de sentido”, Herder, 2004.
- JÄGER, Willigis. “En busca del Sentido de la Vida”. El camino hacia la profundidad
de nuestro ser. Narcea 2007.
- SÁNCHEZ-BAYO, Alberto. “Arqueología del Talento. En busca de los tesoros
personales.” ESIC Editorial. Madrid, 2010.
- SHARMA Robin. “El Monje que vendió su Ferrari”. De Bolsillo, 2010.
- WIKIPEDIA