el se%f1or-de-los-anillos---las-dos-torres

Download El se%f1or-de-los-anillos---las-dos-torres

If you can't read please download the document

Upload: romcodsr

Post on 05-Jun-2015

731 views

Category:

Documents


21 download

TRANSCRIPT

  • 1. LAS DOS TORRESSegunda Parte deEl Seor de los Anillos

2. LIBRO TERCERO 3. 1LA PARTIDA DE BOROMIRAragorn subi rpidamente la colina. De vez en cuando se inclinaba hasta el suelo. Los hobbits tienen elpaso leve y no dejan huellas fciles de leer, ni siquiera para un Montaraz, pero no lejos de la cima unmanantial cruzaba el sendero y Aragorn vio en la tierra hmeda lo que estaba buscando.Interpreto bien los signos, se dijo. Frodo corri a lo alto de la colina. Qu habr visto all, me pregunto?Pero luego baj por el mismo camino. Aragorn titube. Hubiera querido ir l mismo hasta el elevado sitial, esperando ver algo que lo orientasede algn modo, pero el tiempo apremiaba. De pronto dio un salto hacia adelante y corri a la cima; atraveslas grandes losas y subi por los escalones. Luego, sentndose en el alto sitial, mir alrededor. Pero el solpareca oscuro y el mundo apagado y lejano. Se volvi desde el Norte y dio una vuelta completa hasta mirarde nuevo al Norte y no vio nada excepto las colinas distantes, aunque all a lo lejos la forma de un pjarogrande parecido a un guila planeaba en el cielo otra vez y descenda a tierra en crculos amplios y lentos.An mientras observaba alcanz a or unos sonidos dbiles en el bosque que se extenda all abajo al oestedel ro. Se enderez. Eran gritos y entre ellos reconoci con horror las voces roncas de los orcos. Uninstante despus reson de sbito la llamada profunda y gutural de un corno, y los ecos golpearon las colinasy se extendieron por las hondonadas, elevndose sobre el rugido de las aguas en un poderoso clamor.-El cuerno de Boromir! -grit Aragorn-. Boromir est en dificultades! -Se lanz escalones abajo, y sealej saltando por el sendero.- Ay! Hoy me persigue un destino funesto, y todo lo que hago sale torcido.Dnde est Sam? Mientras corra los gritos aumentaron, pero la llamada del corno era ahora ms dbil y ms desesperada.Los aullidos de los orcos se alzaron, feroces y agudos y de pronto el corno call. Aragorn baj a todo correrla ltima pendiente, pero antes que llegara al pie de la colina, los sonidos fueron apagndose, y cuando dobla la izquierda para correr tras ellos, comenzaron a retirarse hasta que al fin ya no pudo orlos. Sacando laespada brillante y gritando Elendil! Elendil! se precipit entre los rboles.A una milla quiz de Parth Galen, en un pequeo claro no lejos del lago, encontr a Boromir. Estabasentado de espaldas contra un rbol grande y pareca descansar. Pero Aragorn vio que estaba atravesado pormuchas flechas empenachadas de negro; sostena an la espada en la mano, pero se le haba roto cerca de laempuadura. En el suelo y alrededor yacan muchos orcos. Aragorn se arrodill junto a l. Boromir abri los ojos y trat de hablar. Al fin salieron unas palabras,lentamente.-Trat de sacarle el Anillo a Frodo -dijo-. Lo siento. He pagado. -Ech una ojeada a los enemigos cados;veinte por lo menos estaban tendidos all cerca. - Partieron. Los medianos se los llevaron los orcos. Piensoque no estn muertos. Los orcos los maniataron.Hizo una pausa y se le cerraron los ojos, cansados. Al cabo de un momento habl otra vez.-Adis, Aragorn! Ve a Minas Tirith y salva a mi pueblo! Yo he fracasado.-No! -dijo Aragorn tomndole la mano y besndole la frente-. Has vencido. Pocos hombres puedenreclamar una victoria semejante. Descansa en paz! Minas Tirith no caer!Boromir sonri.-Por dnde fueron? Estaba Frodo all? -pregunt Aragorn.Pero Boromir no dijo ms.-Ay! -dijo Aragorn-. As desaparece el heredero de Denethor, Seor de la Torre de la Guardia! Unamargo fin. La Compaa est deshecha. Soy yo quien ha fracasado. Vana fue la confianza que Gandalfpuso en m. Qu har ahora? Boromir me ha obligado a ir a Minas Tirith y mi corazn as lo desea, perodnde estn el Anillo y el Portador? Cmo encontrarlos e impedir que la Bsqueda termine en un desastre?Se qued un momento de rodillas doblado por el llanto, aferrado a la mano de Boromir. As loencontraron Legolas y Gimli. Vinieron de las faldas occidentales de la colina, en silencio, arrastrndose entrelos rboles como si estuvieran de caza. Gimli esgrima el hacha y Legolas el largo cuchillo; no les quedabaninguna flecha. Cuando desembocaron en el claro, se detuvieron con asombro y en seguida se quedaronquietos un momento, cabizbajos, abrumados de dolor, pues vean claramente lo que haba ocurrido. 4. -Ay! -dijo Legolas acercndose a Aragorn-. Hemos perseguido y matado a muchos orcos en el bosque,pero aqu hubisemos sido ms tiles. Vinimos cuando omos el corno... demasiado tarde, parece. Tema queestuvieras mortalmente herido.-Boromir est muerto -dijo Aragorn-. Yo estoy ileso, pues no me encontraba aqu con l. Caydefendiendo a los hobbits mientras yo estaba arriba en la colina.-Los hobbits! -grit Gimli-. Dnde estn entonces? Dnde est Frodo?-No lo s -respondi Aragorn con cansancio-. Boromir me dijo antes de morir que los orcos se los habanllevado atados; no crea que estuvieran muertos. Yo lo envi a que siguiera a Merry y a Pippin, pero no lepregunt si Frodo o Sam estaban con l: no hasta que fue demasiado tarde. Todo lo que he emprendido hoyha salido torcido. Qu haremos ahora? -Primero tenemos que ocuparnos del cado -dijo Legolas-. No podemos dejarlo aqu como carroa entreesos orcos espantosos.-Pero hay que darse prisa -dijo Gimli-. El no hubiese querido que nos retrasramos. Tenemos que seguira los orcos, si hay esperanza de que alguno de la Compaa sea un prisionero vivo.-Pero no sabemos si el Portador del Anillo est con ellos o no -dijo Aragorn-. Vamos a abandonarlo? Notendramos que buscarlo primero? La eleccin que se nos presenta ahora es de veras funesta! -Pues bien,hagamos ante todo lo que es ineludible -dijo Legolas-. No tenemos ni tiempo ni herramientas para darsepultura adecuada a nuestro amigo. Podemos cubrirlo con piedras.-La tarea ser pesada y larga; las piedras que podran servirnos estn casi a orillas del ro.-Entonces pongmoslo en una barca con las armas de l y las armas de los enemigos vencidos -dijoAragorn -. Lo enviaremos a los Saltos de Rauros y lo dejaremos en manos del Anduin. El Ro de Gondorcuidar al menos de que ninguna criatura maligna deshonre los huesos de Boromir.Buscaron de prisa entre los cuerpos de los orcos, juntando en un montn las espadas y los yelmos y escudoshendidos.-Mirad! -exclam Aragorn-. Hay seales aqu! -De la pila de armas siniestras recogi dos puales delmina en forma de hoja, damasquinados de oro y rojo; y buscando un poco ms encontr tambin las vainas,negras, adornadas con pequeas gemas rojas. Estas no son herramientas de orcos! -dijo-. Las llevaban loshobbits. No hay duda de que fueron despojados por los orcos, pero que tuvieron miedo de conservar lospuales, conocindolos en lo que eran: obra de Oesternesse, cargados de sortilegios para desgracia de Mordor.Bien, aunque estn todava vivos, nuestros amigos no tienen armas. Tomar stas, esperando contra todaesperanza que un da pueda devolvrselas.-Y yo -dijo Legolas- tomar las flechas que encuentre, pues mi carcaj est vaco.Busc en la pila y en el suelo de alrededor y encontr no pocas intactas, ms largas que las flechascomunes entre los orcos. Las examin de cerca.Y Aragorn, mirando los muertos, dijo:-Hay aqu muchos cadveres que no son de gente de Mordor. Algunos vienen del Norte, de las MontaasNubladas, si algo s de orcos y sus congneres. Y aqu hay otros que nunca he visto. El atavo no es propiode los orcos!Haba cuatro soldados ms corpulentos que los orcos, morenos, de ojos oblicuos, piernas gruesas y manosgrandes. Estaban armados con espadas cortas de hoja ancha y no con las cimitarras curvas habituales en losorcos, y tenan arcos de tejo, parecidos en tamao y forma a los arcos de los hombres. En los escudosllevaban un curioso emblema: una manita blanca en el centro de un campo negro; una S rnica de algn metalblanco haba sido montada sobre la visera de los yelmos.-Nunca vi estos signos -dijo Aragorn-. Qu significan?-S representa a Sauron, por supuesto -dijo Gimli.-No! -exclam Legolas-. Sauron no usa las runas lficas. -Nunca usa adems su verdadero nombre y no permite que lo escriban o lo pronuncien -dijo Aragorn-. Ytampoco usa el blanco. El signo de los orcos de Barad-dr es el Ojo Rojo. -Se qued pensativo un momento.- La S es de Saruman, me parece -dijo al fin-. Hay mal en Isengard y el Oeste ya no est seguro. Tal como lotema Gandalf: el traidor Saruman ha sabido de nuestro viaje, por algn medio. Es verosmil tambin que yaest enterado de la cada de Gandalf. Entre los que venan persiguindonos desde Moria, algunos pudieronhaber escapado a la vigilancia de Lrien, o quiz pudieron evitar ese pas y llegar a Isengard por otro camino.Los orcos viajan rpido. Pero Saruman tiene muchas maneras de enterarse. Recuerdas los pjaros?-Bueno, no tenemos tiempo de pensar en acertijos -dijo Gimli-. 5. Llevemos a Boromir! -Pero luego tendremos que resolver los acertijos, si queremos elegir bien el camino -dijo Aragorn. -Quiz no haya una buena eleccin -dijo Gimli.Tomando el hacha, el enano se puso a cortar unas ramas. Las ataron con cuerdas de arco y extendieron losmantos sobre la armazn. Sobre estas parihuelas rudimentarias llevaron el cuerpo de Boromir hasta la costa,junto con algunos trofeos de la ltima batalla. No haba mucho que caminar pero la tarea no les pareci fcil,pues Boromir era un hombre grande y robusto. Aragorn se qued a orillas del agua cuidando de las parihuelas, mientras Legolas y Gimli se apresuraban avolver a Parth Galen. La distancia era de una milla o ms y pas cierto tiempo antes que regresaran remandocon rapidez en dos barcas a lo largo de la costa. -Ocurre algo extrao! - dijo Legolas-. Haba slo dos barcasen la barranca. No pudimos encontrar ni rastros de la otra. -Haba habido orcos all? -Pregunt Aragorn. -No vimos ninguna seal -respondi Gimli-. Y los orcos habran destruido todas las barcas, o se lashabran llevado, junto con el equipaje. -Examinar el suelo cuando lleguemos all -dijo Aragorn.Extendieron a Boromir en medio de la barca que lo transportara aguas abajo. Plegaron la capucha gris yla capa lfica y se las pusieron bajo la cabeza. Le peinaron los largos cabellos oscuros y los dispusieron sobrelos hombros. El cinturn dorado de Lrien le brillaba en la cintura. Junto a l colocaron el yelmo y sobre elregazo el corno hendido y la empuadura y los fragmentos de la espada y a sus pies las armas de losenemigos. Luego de haber asegurado la proa a la popa de la otra embarcacin, lo llevaron al agua. Remarontristemente a lo largo de la orilla y entrando en la corriente rpida del Ro dejaron atrs los prados verdes deParth Galen. Los flancos escarpados de Tol Brandir resplandecan: era media tarde. Mientras iban hacia elsur los vapores de Rauros se elevaron en una trmula claridad como una bruma dorada. La furia y elestruendo de las aguas sacudan el aire tranquilo.Tristemente, soltaron la barca funeraria: all reposaba Boromir, en paz, deslizndose sobre el seno de lasaguas mviles. La corriente lo llev, mientras ellos retenan su propia barca con los remos. Boromir flotjunto a ellos y luego se fue alejando lentamente, hasta ser slo un punto negro en la luz dorada, y de prontodesapareci. El rugido del Rauros prosigui, invariable. El ro se haba llevado a Boromir hijo de Denethor yya nadie volvera a verlo en Minas Tirith, de pie en la Torre Blanca por la maana como era su costumbre.Pero ms tarde en Gondor se dijo mucho tiempo que la barca lfica dej atrs los saltos y las aguas espumosasy que llev a Boromir a travs de Osgiliath y ms all de las numerosas bocas del Anduin y al fin una nochesali a las Grandes Aguas bajo las estrellas. Los tres compaeros se quedaron un rato en silencio siguindolo con los ojos. Luego Aragorn habl:-Lo buscarn desde la Torre Blanca -dijo-, pero no volver ni de las montaas ni del ocano.Luego, lentamente, se puso a cantar: A travs de Rohan por los pantanos y los prados donde crecen las hierbas largas el Viento del Oeste se pasea y recorre los muros. Qu noticias del Oeste, oh viento errante, me traes esta noche? Has visto a Boromir el Alto a la luz de la luna o las estrellas? Lo vi cabalgar sobre siete ros, sobre aguas anchas y grises; lo vi caminar por tierras desiertas y al fin desapareci en las sombras del Norte y no lo vi ms desde entonces. El viento del Norte pudo haber odo el corno del hijo de Denethor. Oh Boromir. Desde los altos muros miro lejos en el Oeste, pero no vienes de los desiertos donde no hay hombres.Luego Legolas cant: De las bocas del Mar viene el Viento del Sur, de las piedras y de las dunas; trae el quejido de las gaviotas, y a las puertas se lamenta. 6. Qu noticias del Sur, oh viento que suspiras, me traes en la noche? Dnde est ahora Boromir el Hermoso? Tarda en llegar, y estoy triste. No me preguntes dnde habita... Hay all tantos huesos, en las costas blancas y en las costas oscuras bajo el cielo tormentoso; tantos han descendido las aguas del Ro Anduin para encontrar las mareas del mar. Pdele al Viento Norte las noticias que l mismo me trae! Oh Boromir! Ms all de la puerta la ruta al mar corre hacia el Sur, pero t no vienes con las gaviotas que desde la boca del mar gris se lamentan.Y Aragorn cant de nuevo: De la Puerta de los Reyes viene el Viento del Norte y pasa por las cascadas tumultuosas: y claro y fro alrededor de la torre llama el corno sonoro. Qu noticias del Norte, oh poderoso Viento, hoy me traes? Qu noticias de Boromir el Valiente? Pues parti ya hace tiempo. Al pie del Amon Hen le he odo gritar. All bati a los enemigos. El yelmo hendido, la espada rota, al agua los llevaron. La orgullosa cabeza, el rostro tan hermoso, los miembros, pusieron a descansar; y Rauros, los saltos dorados de Rauros, lo transportaron en el seno de las aguas. Oh Boromir! La Torre de la Guardia mirar siempre al norte, a Rauros, los saltos dorados, hasta el fin de los tiempos. Concluyeron as. En seguida se volvieron hacia la barca y la llevaron con la mayor rapidez posible contrala corriente de vuelta a Parth Galen.-Me dejasteis el Viento del Este -dijo Gimli-, pero de l no dir nada. As tiene que ser -dijo Aragorn-. En Minas Tirith soportan el Viento del Este, pero no le piden noticias.Pero ahora Boromir ha tomado su camino y hemos de apresurarnos a elegir el nuestro.Examin la hierba verde, de prisa pero con cuidado, inclinndose hasta el suelo. -Ningn orco ha pisado aqu -dijo-. Ninguna otra cosa puede darse por segura. Ah estn todas nuestrashuellas, en idas y venidas. No puedo decir si alguno de los hobbits estuvo aqu, luego de haber salido enbusca de Frodo. -Volvi a la barranca, cerca del sitio donde el arroyo del manantial llegaba en hilos al ro. -Hay huellas ntidas aqu -dijo Un hobbit entr en el agua y regres a tierra, pero no s cundo.-Cmo descifras entonces el acertijo? -pregunt Gimli. Aragorn no respondi en seguida; camin de vuelta hasta el sitio del campamento y examin un rato elequipaje. -Faltan dos bultos -dijo- y puedo asegurar que uno perteneca a Sam: era bastante grande y pesado. Estaes entonces la respuesta: Frodo se ha ido en una barca y su sirviente ha ido con l. Frodo pudo haber vueltomientras todos estbamos buscndolo. Me encontr con Sam subiendo la pendiente y le dije que me siguiera;pero es evidente que no lo hizo. Adivin las intenciones del amo y regres antes que Frodo partiera. No leresult nada fcil dejar atrs a Sam!-Pero por qu tena que dejarnos a nosotros y sin decir una palabra? -dijo Gimli-. Extraa ocurrencia!-Y brava ocurrencia -dijo Aragorn-. Sam tena razn, pienso. Frodo no quera llevar a ningn amigo a lamuerte en Mordor. Pero saba que l no poda eludir la tarea. Algo le ocurri despus de dejarnos que acabcon todos sus temores y dudas.-Quiz lo sorprendieron unos orcos cazadores y huy -dijo Legolas.-Huy, ciertamente -dijo Aragorn-, pero no creo que de los orcos.Qu haba provocado segn l la repentina resolucin y la huida de Frodo, Aragorn no lo dijo. Lasltimas palabras de Boromir las guard en secreto mucho tiempo. -Bueno, al menos ahora algo es claro -dijo Legolas-. Frodo ya no est de este lado del ro: slo l puedehaber llevado la barca. Y Sam lo acompaa: slo l ha podido llevarse el bulto.-La alternativa entonces -dijo Gimli- es tomar la barca que queda y seguir a Frodo, o perseguir a los orcosa pie. En cualquier caso hay pocas esperanzas. Hemos perdido ya horas preciosas.-Dejadme pensar! -dijo Aragorn-. Ojal pueda elegir bien y cambiar la suerte nefasta de este desgraciadoda! -Se qued callado un momento. - Seguir a los orcos -dijo al fin-. Yo hubiera guiado a Frodo a Mordoracompandolo hasta el fin; pero para buscarlo ahora en las tierras salvajes tendra que abandonar losprisioneros a los tormentos y a la muerte. Mi corazn habla al fin con claridad: el destino del Portador ya no 7. est en mis manos. Pero no podemos olvidar a nuestros compaeros mientras nos queden fuerzas. Vamos!Partiremos en seguida. Dejad aqu todo lo que no nos sea indispensable! Marcharemos sin detenernos de day de noche!Arrastraron la ltima barca hasta los rboles. Pusieron debajo todo lo que no necesitaban y no podan llevary dejaron Parth Galen. El sol ya declinaba cuando regresaron al claro donde haba cado Boromir. Allexaminaron un rato las huellas de los orcos. No se necesitaba mucha habilidad para encontrarlas. -Ninguna otra criatura pisotea el suelo de este modo -dijo Legolas-. Parece que se deleitaran en romper yaplastar todo lo que crece, aunque no se encuentre en el camino de ellos.-Pero no les impide marchar con rapidez -dijo Aragorn- y no se cansan. Y ms tarde tendremos quebuscar la senda en terrenos desnudos y duros. -Bueno, vayamos tras ellos! -dijo Gimli-. Tambin los enanos son rpidos y no se cansan antes que losorcos. Pero ser una larga cacera: nos llevan mucha ventaja.-S -dijo Aragorn-, a todos nos har falta la resistencia de los enanos. Pero adelante! Con o sin esperanza,seguiremos las huellas del enemigo. Y ay de ellos, si probamos que somos ms rpidos! Haremos unacacera que ser el asombro de las Tres Razas emparentadas: Elfos, Enanos y Hombres. Adelante los TresCazadores!Aragorn salt como un ciervo, precipitndose entre los rboles. Corra siempre delante, guindolos,infatigable y rpido ahora que ya estaba decidido. Dejaron atrs los bosques junto al lago. Subieron por unaslargas pendientes oscuras, que se recortaban contra el cielo enrojecido del crepsculo. Se alejaron comosombras grises sobre una tierra pedregrosa. 8. 2LOS JINETES DE ROHAN La oscuridad aument. La niebla se extenda detrs de ellos en los bosques de las tierras bajas y sedemoraba en las plidas mrgenes del Anduin, pero el cielo estaba claro. Aparecieron las estrellas. La lunacreciente remontaba en el oeste y las sombras de las rocas eran negras. Haban llegado al pie de unas colinasrocosas y marchaban ms lentamente pues las huellas ya no eran fciles de seguir. Aqu las tierrasmontaosas de Emyn Muil corran de norte a sur en dos largas cadenas de cerros. Las faldas occidentaleseran empinadas y de difcil acceso, pero en el lado este haba pendientes ms suaves, atravesadas porhondonadas y caadas estrechas. Los tres compaeros se arrastraron durante toda la noche por estas tierrasdescarnadas, subiendo hasta la cima del primero de los cerros, el ms elevado, y descendiendo otra vez a laoscuridad de un valle profundo y serpeante.All descansaron un rato, en la hora silenciosa y fra que precede al alba. La luna se haba puesto anteellos mucho tiempo antes y arriba titilaban las estrellas; la primera luz del da no haba asomado an sobre lascolinas oscuras que haban dejado atrs. Por un momento Aragorn se sinti desorientado: el rastro de losorcos haba descendido hasta el valle y haba desaparecido.-Qu te parece? De qu lado habrn ido? -dijo Legolas-. Hacia el norte buscando un camino que loslleve directamente a Isengard, o a Fangorn, si es ah a donde van como t piensas? O hacia el sur paraencontrar el Entaguas? -Vayan a donde vayan, no irn hacia el ro -dijo Aragorn-. Y si no hay algo torcido en Rohan y el poderde Saruman no ha crecido mucho, tomarn el camino ms corto por los campos de los Rohirrim-. Busquemosen el norte!El valle corra como un canal pedregoso entre las hileras de los cerros y un arroyo se deslizaba en hilosentre las piedras del fondo. Haba un acantilado sombro a la derecha; a la izquierda se alzaban unas laderasgrises, indistintas y oscuras en la noche avanzada. Siguieron as durante una milla o ms hacia el norte.Inclinndose hacia el suelo, Aragorn buscaba entre las caadas y repliegues que suban a los cerros del oeste.Legolas iba un poco delante. De pronto el elfo dio un grito y los otros corrieron hacia l. -Ya hemos alcanzado a algunos de los que perseguamos -dijo-. Mirad! -Apunt y descubrieron entoncesque las sombras que haban visto al pie de la pendiente no eran peascos como haban pensado al principiosino unos cuerpos cados. Cinco orcos muertos yacan all. Haban sido cruelmente acuchillados y dos notenan cabeza. El suelo estaba empapado de sangre negruzca.-He aqu otro acertijo! -dijo Gimli-. Pero necesitaramos la luz del da y no podemos esperar. -De cualquier modo que lo interpretes, no parece desalentador -dijo Legolas-. Los enemigos de los orcostienen que ser amigos nuestros. Vive alguna gente en estos montes?-No -dijo Aragorn-. Los Rohirrim vienen aqu raramente y estamos lejos de Minas Tirith. Pudiera ser queun grupo de hombres estuviese aqu de caza por razones que no conocemos. Sin embargo, se me ocurre queno.-Qu piensas entonces? -pregunt Gimli.-Pienso que el enemigo trajo consigo a su propio enemigo - respondi Aragorn -. Estos son Oreos delNorte, venidos de muy lejos. Entre esos cadveres no hay ningn orco corpulento, con esas extraigasinsignias. Hubo aqu una pelea, me parece. No es cosa rara entre estas prfidas criaturas. Quiz discutieron apropsito del camino.-O a propsito de los cautivos -dijo Gimli-. Esperemos que tampoco los hayan matado a ellos.Aragorn examin el terreno en un amplio crculo, pero no pudo encontrar otras huellas de la lucha.Prosiguieron la marcha. El cielo del este ya palideca; las estrellas se apagaban y una luz gris crecalentamente. Un poco ms al norte llegaron a una caada donde un arroyuelo diminuto, descendiendo yserpeando, haba abierto un sendero pedregoso. En medio crecan algunos arbustos y haba matas de hierba alos costados.-Al fin! -dijo Aragorn-. Aqu estn las huellas que buscamos! Arroyo arriba, este es el camino por elque fueron los orcos luego de la discusin. 9. Rpidamente, los perseguidores se volvieron y tomaron el nuevo sendero. Recuperados luego de unanoche de descanso, iban saltando de piedra en piedra. Al fin llegaron a la cima del cerro gris y una brisarepentina les sopl en los cabellos y les agit las capas: el viento helado del alba.Volvindose, vieron por encima del ro las colinas lejanas envueltas en luz. El da irrumpi en el cielo. Ellimbo rojo del sol se asom por encima de las estribaciones oscuras. Ante ellos, hacia el oeste, se extenda elmundo: Silencioso, gris, informe; pero an mientras miraban, las sombras de la noche se fundieron, la tierradespert y se colore otra vez, el verde fluy sobre las praderas de Rohan, las nieblas blancas fulguraron en elagua de los valles, y muy lejos a la izquierda, a treinta leguas o ms, azules y purpreas se alzaron lasMontaas Blancas en picos de azabache, y la luz incierta de la maana brill en las cumbres coronadas denieve.-Gondor! Gondor! -grit Aragorn-. Ojal pueda volver a contemplarte en horas ms felices! No estiempo an de que vaya hacia el sur en busca de tus claras corrientes.Gondor, Gondor, entre las Montaas y el Mar!El Viento del Oeste sopla aqu, la luz sobre el Arbol de Platacae como una lluvia centelleante en los jardines de los Reyes antiguos.Oh muros orgullosos! Torres blancas! Oh alada corona y trono de oro!Oh Gondor, Gondor! Contemplarn los Hombres el Arbol de Plata,o el Viento del Oeste soplar de nuevo entre las Montaas y el mar?-Ahora, en marcha! -dijo apartando los ojos del sur y buscando en el oeste y el norte el camino quehaban de seguir.El monte sobre el que estaban ahora descenda abruptamente ante ellos. All abajo, a unas cuarentayardas, corra una cornisa amplia y escabrosa que conclua bruscamente al borde de un precipicio: el MuroOriental de Rohan. As terminaban los Emyn Muil y las llanuras verdes de los Rohirrim se extendan anteellos hasta perderse de vista. -Mirad! -grit Legolas, apuntando al cielo plido-. Ah est de nuevo el guila! Vuela muy alto. Pareceque estuviera alejndose, de vuelta al norte y muy rpidamente. Mirad!-No, ni siquiera mis ojos pueden verla, mi buen Legolas -dijo Aragorn-. Tiene que estar en verdad muylejos. Me pregunto en qu andar y si ser la misma ave que vimos antes. Pero mirad! Alcanzo a ver algoms cercano y ms urgente. Una cosa se mueve en la llanura! -Muchas cosas -dijo Legolas-. Es una gran compaa a pie, pero no puedo decir ms ni ver qu clase degente es sa. Estn a muchas leguas, doce me parece, aunque es difcil estimar la distancia en esa llanurauniforme. -Pienso, sin embargo, que ya no necesitamos de ninguna huella que nos diga qu camino hemos de tomar-dijo Gimli-. Encontremos una senda que nos lleve a los llanos tan rpido como sea posible.-No creo que encuentres un camino ms rpido que el de los orcos -dijo Aragorn.Continuaron la persecucin, ahora a la clara luz del da. Pareca como si los orcos hubiesen escapado amarcha forzada. De cuando en cuando los perseguidores encontraban cosas abandonadas o tiradas en elsuelo: sacos de comida, cortezas de un pan gris y duro, una capa negra desgarrada, un pesado zapatoclaveteado roto por las piedras. El rastro llevaba al norte a lo largo del declive escarpado y al fin llegaron auna hondonada profunda cavada en la piedra por un arroyo que descenda ruidosamente. En la caadaestrecha un sendero spero bajaba a la llanura como una escalera empinada.Abajo se encontraron de pronto pisando los pastos de Rohan. Llegaban ondeando como un mar verdehasta los mismos pies de Emyn Muil. El arroyo que bajaba de la montaa se perda en un campo de berros yplantas acuticas; los compaeros podan or cmo se alejaba murmurando por tneles verdes, descendiendopoco a poco hacia los pantanos del Valle del Entaguas all lejos. Pareca que hubieran dejado el inviernoaferrado a las montaas de detrs. Aqu el aire era ms dulce y tibio y levemente perfumado, como si laprimavera ya se hubiera puesto en movimiento y la savia estuviese fluyendo de nuevo en hierbas y hojas.Legolas respir hondamente, como alguien que toma un largo trago luego de haber tenido mucha sed enlugares estriles.-Ah, el olor a verde! -dijo-. Es mejor que muchas horas de sueo. Corramos!-Los pies ligeros pueden correr rpidamente aqu -dijo Aragorn-. Ms rpido quiz que unos orcoscalzados con zapatos de hierro. Esta es nuestra oportunidad de recuperar la ventaja que nos llevan! 10. Fueron en fila, corriendo como lebreles detrs de un rastro muy ntido, llevando una luz encendida en losojos. La franja de hierba que sealaba el paso de los orcos iba hacia el oeste: los dulces pastos de Rohanhaban sido aplastados y ennegrecidos. De pronto Aragorn dio un grito y se volvi a un lado.-Un momento! -exclam-. No me sigis todava! Corri rpidamente a la derecha, alejndose del rastro principal, pues haba visto unas huellas que iban enesa direccin, apartndose de las otras; las marcas de unos pies pequeos y descalzos. Estas huellas sinembargo no se alejaban mucho antes de confundirse otra vez con pisadas de orcos, que venan tambin desdeel rastro principal, de atrs y adelante y luego se volvan en una curva y se perdan de nuevo en las hierbaspisoteadas. En el punto ms alejado Aragorn se inclin y recogi algo del suelo; luego corri de vuelta.-S -dijo-, son muy claras: las huellas de un hobbit. Pippin, creo. Es ms pequeo que el otro. Y mirad! Aragorn alz un objeto pequeo que brill a la luz del sol. Pareca el brote nuevo de una hoja de haya,hermoso y extrao en esa llanura sin rboles.-El broche de una capa lfica! -gritaron juntos Legolas y Gimli.-Las hojas de Lrien no caen intilmente -dijo Aragorn-. Esta no fue dejada aqu por casualidad, sinocomo una seal para quienes vinieran detrs. Pienso que Pippin se desvi de las huellas con ese propsito. -Entonces al menos l est vivo -dijo Gimli-. Y an puede usar la cabeza y tambin las piernas. Esto esalentador. Nuestra persecucin no es en vano. -Esperemos que no haya pagado demasiado cara esa audacia -dijo Legolas-. Vamos! Sigamos adelante!El pensamiento de esos alegres jvenes llevados como ganado me encoge el corazn.El sol subi al medioda y luego baj lentamente por el cielo. Unas nubes tenues vinieron del mar en ellejano Sur y fueron arrastradas por la brisa. El sol se puso. Unas sombras se alzaron detrs y extendieronunos largos brazos desde el Este. Los cazadores no se detuvieron. Haba pasado un da desde la muerte deBoromir y los orcos iban todava muy adelante. Ya no haba seales de orcos en la extensa llanura.Cuando las sombras de la noche se cerraban sobre ellos, Aragorn se detuvo. En toda la jornada slohaban descansado dos veces y durante un rato, y ahora los separaban doce leguas del muro del este dondehaban estado al alba.-Nos encontramos ante una difcil eleccin -dijo Aragorn-. Descansaremos de noche o seguiremosadelante mientras tengamos voluntad y fuerzas? -A menos que nuestros enemigos tambin descansen, nos dejarn muy atrs si nos detenemos a dormir -dijo Legolas.-Supongo que hasta los mismos orcos se toman algn descanso mientras marchan -dijo Gimli.-Los orcos viajan raras veces por terreno descubierto y a la luz del sol, como parece ser el caso -dijoLegolas -. Ciertamente no descansarn durante la noche.-Pero si marchamos de noche, no podremos seguirlas huellas -dijo Gimli.-El rastro es recto, y no se desva ni a la izquierda ni a la derecha hasta donde alcanzo a ver -dijo Legolas.-Quizs yo pudiera guiaros en la oscuridad y sin perder el rumbo -dijo Aragorn-, pero si nosextravisemos o ellos se desviaran, cuando volviese la luz nos retrasaramos mucho mientras encontramos denuevo el rastro.-Hay algo ms -dijo Gimli-. Slo de da podemos ver si alguna huella se separa de las otras. Si unprisionero escapa y si se llevan a uno, al este digamos, al Ro Grande, hacia Mordor, podemos pasar junto aalguna seal y no enterarnos nunca.-Eso es cierto -dijo Aragorn-. Pero si hasta ahora no he interpretado mal los signos, los Orcos de la ManoBlanca son los ms numerosos y toda la compaa se encamina a Isengard. El rumbo actual corrobora mispresunciones.-Sin embargo, no convendra fiarse de las intenciones de los orcos -dijo Gimli-. Y una huida? En laoscuridad quiz no hubiramos visto las huellas que te llevaron al broche.-Los orcos habrn doblado las guardias desde entonces, y los prisioneros, estarn cada vez ms cansados -dijo Legolas-. No habr ninguna otra huida, no sin nuestra ayuda. No se me ocurre ahora cmo podremoshacerlo, pero primero hay que darles alcance. -Y sin embargo yo mismo, enano de muchos viajes, y no el menos resistente, no podra ir corriendo hastaIsengard sin hacer una pausa -dijo Gimli-. A m tambin se me encoge el corazn y preferira partir cuantoantes, pero ahora tengo que descansar un poco para correr mejor. Y si decidimos descansar, la noche es eltiempo adecuado.-Dije que era una eleccin difcil -dijo Aragorn-. Cmo concluiremos este debate? 11. -T eres nuestro gua -dijo Gimli- y el cazador experto. Tienes que elegir. -El corazn me incita a que sigamos -dijo Legolas-. Pero tenemos que mantenernos juntos. Seguir tuconsejo. -Habis elegido un mal rbitro -dijo Aragorn-. Desde que cruzamos el Argonath todas mis decisiones hansalido mal. -Hizo una pausa, mirando al norte y al oeste en la noche creciente.- No marcharemos de noche -dijo al fin-. El peligro de no ver las huellas o alguna seal de otras idas y venidas me parece el ms grave. Sila luna diera bastante luz, podramos aprovecharla, pero ay, se pone temprano y es an plida y joven.-Y esta noche est amortajada adems -murmur Gimli-. Ojal la Dama nos hubiera dado una luz, comoel regalo que le dio a Frodo!-La necesitar ms aquel a quien le fue destinada -dijo Aragorn-. Es l quien lleva adelante la verdaderaBsqueda. La nuestra es slo un asunto menor entre los grandes acontecimientos de la poca. Unapersecucin vana, quiz, que ninguna eleccin ma podra estropear o corregir. Bueno, he elegido. De modoque aprovechemos el tiempo como mejor podamos!Aragorn se ech al suelo y cay en seguida en un sueo profundo, pues no dorma desde que pasaran lanoche a la sombra del Tol Brandir. Despert y se levant antes que el alba asomara en el cielo. Gimli estabaan profundamente dormido, pero Legolas, de Pie, miraba hacia el norte en la oscuridad, pensativo ysilencioso, como un rbol joven en la noche sin viento. -Estn de veras muy lejos -dijo tristemente volvindose a Aragorn-. El corazn me dice que no handescansado esta noche. Ahora slo un guila podra alcanzarlos. -De todos modos tenemos que seguirlos, como nos sea posible -dijo Aragorn. Inclinndose despert alenano-. Arriba! Hay que partir -dijo-. El rastro est enfrindose. -Pero todava es de noche -dijo Gimli-. Ni siquiera Legolas subido a una loma podra verlos, no hasta quesalga el sol.-Temo que ya no estn al alcance de mis ojos, ni desde una loma o en la llanura, a la luz de la luna o a laluz del sol -dijo Legolas. -Donde la vista falla la tierra puede traernos algn rumor -dijo Aragorn-. La tierra ha de quejarse bajoesas patas odiosas. Aragorn se tendi en el suelo con la oreja apretada contra la hierba. All se qued, muy quieto, tantotiempo que Gimli se pregunt si no se habra desmayado o se habra quedado dormido otra vez. El alba llegcon una luz temblorosa y una luz gris creci lentamente alrededor. Al fin Aragorn se incorpor y los otrospudieron verle la cara: plida, enjuta, de ojos turbados. -El rumor de la tierra es dbil y confuso -dijo-. No hay nadie que camine por aqu, en un radio de muchasmillas. Las pisadas de nuestros enemigos se oyen apagadas y distantes. Pero hay un rumor claro y distinto decascos de caballo. Se me ocurre que ya antes los o, an mientras dorma tendido en la hierba, y queperturbaron mis sueos: caballos que galopaban en el oeste. Pero ahora se alejan ms de nosotros, hacia elnorte. Me pregunto qu ocurre en este pas! -Partamos! -dijo Legolas. As comenz el tercer da de persecucin. Durante todas esas largas horas de nubes y solcaprichosos, apenas hicieron una pausa, ya caminando, ya corriendo, como si ninguna fatiga pudiera consumirel fuego que los animaba. Hablaban poco. Cruzaron aquellas amplias soledades y las capas lficas seconfundieron con el gris verdoso de los campos; aun al sol fro del medioda pocos ojos que no fuesen ojoslficos hubiesen podido verlos. A menudo agradecan de corazn a la Dama de Lrien por las lembas que leshaba regalado, pues coman un poco y recobraban en seguida las fuerzas sin necesidad de dejar de correr. Durante todo el da la huella de los enemigos se alej en lnea recta hacia el noreste, sin interrumpirse nidesviarse una sola vez. Cuando el da declin una vez ms, llegaron a unas largas pendientes sin rbolesdonde el suelo se elevaba hacia una lnea de lomas bajas. El rastro de los orcos se hizo ms borroso a medidaque doblaba hacia el norte acercndose a las lomas, pues el suelo era all ms duro y la hierba ms escasa.Lejos a la izquierda, el ro Entaguas serpeaba como un hilo de plata en un suelo verde. Nada ms se mova.Aragorn se asombraba a menudo de que no vieran ninguna seal de bestias o de hombres. Las moradas de losRohirrim se alzaban casi todas en el Sur, a muchas leguas de all, en las estribaciones boscosas de lasMontaas Blancas, ahora ocultas entre nieblas y nubes; sin embargo, los Seores de los Cabellos habantenido en otro tiempo muchas tropillas y establos en Estemnet, esta regin oriental del reino, y los jinetes lahaban recorrido entonces a menudo, de un extremo a otro, viviendo en campamentos y tiendas, aun en los 12. meses invernales. Pero ahora toda la tierra estaba desierta y haba un silencio que no pareca ser la quietud dela paz. Al crepsculo se detuvieron de nuevo. Ahora ya haban recorrido dos veces doce leguas por las llanurasde Rohan y los muros de Emyn Muil se perdan en las sombras del este. La luna brillaba confusamente en uncielo nublado, aunque daba un poco de luz y las estrellas estaban veladas.-Ahora me permitira menos que nunca un tiempo de descanso o una pausa en la caza -dijo Legolas-. Losorcos han corrido ante nosotros como perseguidos por los ltigos del mismsimo Sauron. Temo que hayanllegado al bosque y las colinas oscuras y que ya estn a la sombra de los rboles.Los dientes de Gimli rechinaron.-Amargo fin de nuestras esperanzas y todos nuestros afanes! -dijo. -De las esperanzas quiz, pero no de los afanes -dijo Aragorn-. No volveremos atrs. Sin embargo mesiento cansado. -Se volvi a mirar el camino por donde haban venido hacia la noche, que ahora se apretabaen el este. - Hay algo extrao en esta regin. No me fo del silencio. No me fo ni siquiera de la luna plida.Las estrellas son dbiles; y me siento cansado como pocas veces antes. Cansado como nunca lo est ningnMontaraz, si tiene una pista clara que seguir. Hay alguna voluntad que da rapidez a nuestros enemigos ylevanta ante nosotros una barrera invisible: un cansancio del corazn ms que de los miembros.-Cierto! -dijo Legolas-. Lo he sabido desde que bajamos de Emyn Muil. Pues esa voluntad no estdetrs de nosotros, sino delante.Apunt por encima de las tierras de Rohan hacia el Oeste oscuro bajo la luna creciente. -Saruman! - murmur Aragorn -. Pero no nos har volver! Nos detendremos una vez ms, eso s, puesmirad: la luna misma est hundindose en nubes. Hacia el norte, entre las lomas y los pantanos, ir nuestraruta, cuando vuelva el da.Como otras veces Legolas fue el primero en despertar, si en verdad haba dormido. -Despertad! Despertad! -grit-. Es un amanecer rojo. Cosas extraas nos esperan en los lindes delbosque. Buenas o malas, no lo s, pero nos llaman. Despertad!Los otros se incorporaron de un salto y casi en seguida se pusieron de nuevo en marcha. Poco a poco laslomas fueron acercndose. Faltaba an una hora para el medioda cuando las alcanzaron: unas elevacionesverdes de cimas desnudas que corran en lnea recta hacia el norte. Al pie de estos cerros el suelo era duro yla hierba corta; pero una larga franja de tierra inundada, de unas diez millas de ancho, los separaba del ro quese paseaba entre macizos indistintos de caas y juncos. Justo al oeste de la pendiente ms meridional haba unanillo amplio donde la hierba haba sido arrancada y pisoteada por muchos pies. Desde all la pista de losorcos iba otra vez hacia el norte a lo largo de las faldas resecas de las lomas. Aragorn se detuvo y examinlas huellas de cerca. -Descansaron aqu un rato -dijo-, pero aun las huellas que van al norte son viejas. Temo que el corazn tehaya dicho la verdad, Legolas: han pasado tres veces doce horas, creo, desde que los orcos estuvieron aqu. Sisiguen a ese paso, maana a la cada del sol llegarn a los lindes de Fangorn.-No veo nada al norte y al oeste; slo unos pastos entre la niebla -dijo Gimli-. Podramos ver el bosque,si subimos a las colinas?-Est lejos an -dijo Aragorn-. Si recuerdo bien, estas lomas corren ocho leguas o ms hacia el norte, yluego al noroeste se extienden otras tierras hasta la desembocadura del Entaguas; otras quince leguas quiz.-Pues bien, partamos -dijo Gimli -. Mis piernas tienen que ignorar las millas. As estarn ms dispuestas,si el corazn me pesa menos. El sol se pona cuando empezaron a acercarse al extremo norte de las lomas. Haban marchado muchashoras sin tomarse descanso. Iban lentamente ahora y Gimli se inclinaba hacia adelante. Los enanos son duroscomo piedras para el trabajo o los viajes, pero esta cacera interminable comenzaba a abrumarlo, ms anporque ya no alimentaba ninguna esperanza. Aragorn abra la marcha, ceudo y silencioso, agachndose decuando en cuando a observar una marca o seal en el suelo. Slo Legolas caminaba con la ligereza desiempre apoyndose apenas en la hierba, no dejando ninguna huella detrs; pero en el pan del camino de loselfos, encontraba toda la sustancia que poda necesitar, y era capaz de dormir, si eso poda llamarse dormir,descansando la mente en los extraos senderos de los sueos lficos, aun caminando con los ojos abiertos a laluz del mundo.-Subamos por esta colina verde! -dijo. 13. Lo siguieron trabajosamente, trepando por una pendiente larga, hasta que llegaron a la cima. Era unacolina redonda, lisa y desnuda, que se alzaba separada de las otras en el extremo septentrional de la cadena.El sol se puso y las sombras de la noche cayeron como una cortina. Estaban solos en un mundo gris e informesin medidas ni marcas. Slo muy lejos al noroeste la oscuridad era ms densa, sobre un fondo de luzmoribunda: las Montaas Nubladas y los bosques prximos. -Nada se ve que pueda guiarnos - dijo Gimli-. Bueno, tenemos que detenernos otra vez y pasar la noche.Est haciendo fro!-El viento viene de las nieves del norte -dijo Aragorn.-Y antes que amanezca cambiar al este -dijo Legolas-. Pero descansad, si tenis que hacerlo. Mas noabandonis toda esperanza. Del da de maana nada sabemos an. La solucin se encuentra a menudo a lasalida del sol.-En esta cacera ya hemos visto subir tres soles y no nos trajeron ninguna solucin -dijo Gimli.La noche era ms y ms fra. Aragorn y Gimli dorman a los saltos y cada vez que despertaban vean aLegolas de pie junto a ellos, o caminando de aqu para all, canturreando en su propia lengua; y mientrascantaba, las estrellas blancas se abrieron en la dura bveda negra de all arriba. As pas la noche. Juntosobservaron el alba que creca lentamente en el cielo, ahora desnudo y sin nubes, hasta que al fin asom el sol,plido y claro. El viento soplaba del este y haba arrastrado todas las nieblas; unos campos vastos y desiertosse extendan alrededor de la luz huraa. Adelante y al este vieron las tierras altas y ventosas de las Mesetas de Rohan, que haban vislumbrado dasantes desde el Ro Grande. Al noroeste se adelantaba el bosque oscuro de Fangorn; los lindes sombrosestaban an a diez leguas de distancia y ms all unas pendientes montaosas se perdan en el azul de lalejana. En el horizonte, como flotando sobre una nube gris, brillaba la cabeza blanca del majestuosoMethedras, el ltimo pico de las Montaas Nubladas. El Entaguas sala del bosque e iba al encuentro de lasmontaas, corriendo ahora por un cauce estrecho, entre barrancas profundas. Las huellas de los orcos dejaronlas lomas y se encaminaron al ro. Siguiendo con ojos penetrantes el rastro que llevaba al ro y luego el curso del ro hasta el bosque,Aragorn vio una sombra en el verde distante, una mancha oscura que se mova rpidamente. Se arroj alsuelo y escuch otra vez con atencin. Pero Legolas, de pie junto a l, protegindose los brillantes ojoslficos con una mano larga y delgada, no vio una sombra, ni una mancha, sino las figuras pequeas de unosjinetes, muchos jinetes, y en las puntas de las lanzas el reflejo matinal, como el centelleo de unas estrellasdiminutas que los ojos no alcanzaban a ver. Lejos detrs de ellos un humo oscuro se elevaba en delgadasvolutas. El silencio reinaba en los campos desiertos de alrededor y Gimli poda or el aire que se mova en lashierbas. -Jinetes! -exclam Aragorn incorporndose bruscamente Muchos jinetes montados en corceles rpidosvienen hacia aqu! -S -dijo Legolas-, son ciento cinco. Los cabellos son rubios y las espadas brillantes. El jefe es muy alto.Aragorn sonri. -Penetrantes son los ojos de los elfos -dijo. -No. Los jinetes estn a poco ms de cinco leguas -dijo Legolas. -Cinco leguas o una -dijo Gimli-, nopodemos escapar en esta tierra desnuda. Los esperaremos aqu o seguiremos adelante? -Esperaremos -dijo Aragorn-. Estoy cansado y la cacera ya no tiene sentido. Al menos otros se nosadelantaron, pues esos jinetes vienen cabalgando por la pista de los orcos. Quiz nos den alguna noticia. -O lanzas -dijo Gimli. -Hay tres monturas vacas, pero no veo ningn hobbit -dijo Legolas. -No habl de buenas noticias -dijo Aragorn-, pero buenas o malas las esperaremos aqu.Los tres compaeros dejaron la cima de la loma, donde podan ser un fcil blanco contra el cielo claro ybajaron lentamente por la ladera norte. Un poco antes de llegar a los pies de la loma y envolvindose en lascapas, se sentaron juntos en las hierbas marchitas. El tiempo pas lenta y pesadamente. Haba un viento leve,que no dejaba de soplar. Gimli no estaba tranquilo.-Qu sabes de esos hombres a caballo, Aragorn? -dijo-. Nos quedaremos aqu sentados esperando unamuerte sbita? -He estado entre ellos -respondi Aragorn-. Son orgullosos y porfiados, pero sinceros de corazn,generosos en pensamiento y actos, audaces pero no crueles; sabios pero poco doctos, no escriben libros pero 14. cantan muchas canciones parecidas a las que cantaban los nios de los Hombres antes de los Aos Oscuros.Mas no s qu ha ocurrido aqu en los ltimos tiempos y en qu andan ahora los Rohirrim, acorralados quizsentre el traidor Saruman y la amenaza de Sauron. Han sido mucho tiempo amigos de la gente de Gondor,aunque no son parientes. Eorl el joven los trajo del Norte en aos ya olvidados y estn emparentados sobretodo con los Brbidos del Valle y los Bernidas del Bosque, entre quienes pueden verse an muchos hombresaltos y hermosos, como los Jinetes de Rohan. Al menos no son amigos de los Orcos.-Pero Gandalf oy el rumor de que rinden tributo a Mordor -dijo Gimli.-Lo creo no ms que Boromir -le respondi Aragorn.-Pronto sabris la verdad -dijo Legolas-. Ya estn cerca.Ahora aun Gimli poda escuchar el ruido lejano de los caballos al galope. Los jinetes, siguiendo lahuella, se haban apartado del ro y estaban acercndose a las lomas. Cabalgaban como el viento.Unos gritos claros y fuertes resonaron en los campos. De pronto los Jinetes llegaron con un ruido detrueno y el que iba delante se desvi, pasando al pie de la colina y conduciendo a la tropa hacia el sur a lolargo de las laderas occidentales. Los otros lo siguieron: una larga fila de hombres en cota de malla, rpidos,resplandecientes, terribles y hermosos. Los caballos eran de gran alzada, fuertes y de miembros giles; los pelajes grises relucan, las largas colasflotaban al viento, las melenas haban sido trenzadas sobre los pescuezos altivos. Los hombres que loscabalgaban armonizaban con ellos: grandes, de piernas largas; los cabellos rubios como el lino asomaban bajolos cascos ligeros y les caan en largas trenzas por la espalda; las caras eran serias y fuertes. Venanesgrimiendo unas altas lanzas de fresno y unos escudos pintados les colgaban sobre las espaldas; en loscinturones llevaban unas espadas largas y las lustrosas camisas de malla les llegaban a las rodillas.Galopaban en parejas y aunque de cuando en cuando uno de ellos se alzaba en los estribos y mirabaadelante y a los costados, no parecieron advertir la presencia de los tres extraos que estaban sentados ensilencio y los observaban. La tropa casi haba pasado cuando Aragorn se incorpor de pronto y llam en vozalta:-Qu noticias hay del Norte, jinetes de Rohan?Con una rapidez y una habilidad asombrosas, los jinetes refrenaron los caballos, dieron media vuelta, yregresaron a la carrera. Pronto los tres compaeros se encontraron dentro de un anillo de jinetes que semovan en crculos, subiendo y bajando por la falda de la colina, y acercndose cada vez ms. Aragornesperaba de pie, en silencio, y los otros estaban sentados sin moverse, preguntndose qu resultara de todoesto.Sin una palabra o un grito, de sbito, los jinetes se detuvieron. Un muro de lanzas apuntaba hacia losextraos, y algunos de los hombres esgriman arcos tendidos, con las flechas en las cuerdas. Luego uno deellos se adelant, un hombre alto, ms alto que el resto; sobre el yelmo le flotaba como una cresta una cola decaballo blanca. El hombre avanz hasta que la punta de la lanza toc casi el pecho de Aragorn. Aragorn nose movi. -Quin eres y qu haces en esta tierra? -dijo el jinete hablando en la Lengua Comn del Oeste y con unaentonacin y de una manera que recordaba a Boromir, Hombre de Gondor.-Me llaman Trancos -dijo Aragorn-. Vengo del Norte. Estoy cazando orcos.El jinete se ape. Le dio la lanza a otro que se acerc a caballo y desmont junto a l, sac la espada y sequed mirando de frente a Aragorn, atentamente y no sin asombro. Al fin habl de nuevo. -En un principio pens que vosotros mismos erais orcos -dijo-, pero veo ahora que no es as. En verdadconocis poco de orcos si esperis cazarlos de esta manera. Eran rpidos y muy numerosos, e iban bienarmados. Si los hubieseis alcanzado, los cazadores se habran convertido pronto en presas. Pero hay algoraro en ti, Trancos. -Dos ojos claros y brillantes se clavaron de nuevo en el Montaraz.- No es nombre dehombres el que t me dices. Y esas ropas vuestras tambin son raras. Salisteis de la hierba? Cmoescapasteis a nuestra vista? Sois elfos?-No -dijo Aragorn-. Slo uno de nosotros es un elfo, Legolas del Reino de los Bosques en el distanteBosque Negro. Pero pasamos por Lothlrien y nos acompaan los dones y favores de la Dama.El jinete los mir con renovado asombro, pero los ojos se le endurecieron.-Entonces hay una Dama en el Bosque Dorado como dicen las viejas historias! -exclam-. Pocos escapana las redes de esa mujer, dicen. Extraos das! Pero si ella os protege, entonces quiz seis tambin 15. echadores de redes y hechiceros. -Mir de pronto framente a Legolas y a Gimli.- Por qu estis tancallados? -pregunt.Gimli se incorpor y se plant firmemente en el suelo, con los pies separados y una mano en el mango delhacha. Le brillaban los ojos oscuros, colricos.-Dame tu nombre, seor de caballos, y te dar el mo y tambin algo ms -dijo.-En cuanto a eso -dijo el jinete observando desde arriba al enano el extrao tiene que darse a conocerprimero. No obstante te dir que me llamo Eomer hijo de Eomund y soy Tercer Mariscal de la Marca de losjinetes.-Entonces Eomer hijo de Eomund, Tercer Mariscal de la Marca de los Jinetes, permite que Gimli el Enanohijo de Glin te advierta que no digas necedades. Habla mal de lo que es hermoso ms all de tusposibilidades de comprensin y slo el poco entendimiento podra excusarte.Los ojos de Eomer relampaguearon y los Hombres de Rohan murmuraron airadamente y cerraron elcrculo, adelantando las lanzas.-Te rebanara la cabeza. Seor enano, si se alzara un poco ms del suelo -dijo Eomer. -El enano no est solo -dijo Legolas poniendo una flecha y tendiendo el arco con unas manos tan rpidasque la vista no poda seguirlas-. Moriras antes que alcanzaras a golpear.Eomer levant la espada y las cosas pudieron haber ido mal, pero Aragorn salt entre ellos alzando lamano. -Perdn, Eomer! - grit -. Cuando sepas ms, entenders por qu has molestado a mis compaeros. Noqueremos ningn mal para Rohan, ni para ninguno de los que ah habitan, sean hombres o caballos. No oirsnuestra historia antes de atacarnos?-La oir -dijo Eomer, bajando la hoja-. Pero sera prudente que quienes andan de un lado a otro por laMarca de los jinetes fueran menos orgullosos en estos das de incertidumbre. Primero dime tu verdaderonombre.-Primero dime a quin sirves -replic Aragorn-. Eres amigo o enemigo de Sauron, el Seor Oscuro deMordor?-Slo sirvo al Seor de la Marca, el Rey Thoden hijo de Thengel -respondi Eomer-. No servimos alPoder del lejano Pas Negro, pero tampoco estamos en guerra con l, y si ests huyendo de Sauron ser mejorque dejes estas regiones. Hay dificultades ahora en todas nuestras fronteras y estamos amenazados; pero slodeseamos ser libres y vivir como hemos vivido hasta ahora, conservando lo que es nuestro y no sirviendo aningn seor extrao, bueno o malo. En pocas mejores agasajbamos a quienes venan a vernos, pero eneste tiempo los extraos que no han sido invitados nos encuentran dispuestos a todo. Vamos! Quin eres t?A quin sirves t? En nombre de quin ests cazando orcos en nuestras tierras? -No sirvo a ningn hombre -dijo Aragorn-, pero persigo a los sirvientes de Sauron en cualquier sitio quese encuentren. Pocos hay entre los hombres mortales que sepan ms de orcos y no los cazo de este modoporque lo haya querido as. Los orcos a quienes perseguimos tomaron prisioneros a dos de mis amigos. Ensemejantes circunstancias el hombre que no tiene caballo ir a pie y no pedir permiso para seguir el rastro.Ni contar las cabezas del enemigo salvo con la espada. No estoy desarmado. Aragorn ech atrs la capa. La vaina lfica centelle y la hoja brillante de Andril resplandeci con unallama sbita. -Elendil! -grit-. Soy Aragorn hijo de Arathorn y me llaman Elessar, Piedra de Elfo, Dnadan, herederodel hijo de Isildur, hijo de Elendil de Gondor. He aqu la Espada que estuvo rota una vez y fue forjada denuevo! Me ayudars o te opondrs a m? Escoge rpido!Gimli y Legolas miraron asombrados a Aragorn, pues nunca lo haban visto as antes. Pareca habercrecido en estatura y en cambio a Eomer se le vea ms pequeo. En la cara animada de Aragorn asombrevemente el poder y la majestad de los reyes de piedra. Durante un momento Legolas crey ver una llamablanca que arda sobre la frente de Aragorn como una corona viviente.Eomer dio un paso atrs con una expresin de temor reverente en la cara. Baj los ojos.-Das muy extraos son estos en verdad -murmur-. Sueos y leyendas brotan de las hierbas mismas.Dime, Seor -dijo-, qu te trae aqu? Qu significado tienen esas palabras oscuras? Hace ya tiempoBoromir hijo de Denethor fue en busca de una respuesta y el caballo que le prestamos volvi sin jinete. Qudestino nos traes del Norte? -El destino de una eleccin -dijo Aragorn-. Puedes decirle esto a Thoden hijo de Thengel: le espera unaguerra declarada, con Sauron o contra l. Nadie podr vivir ahora como vivi antes y pocos conservarn loque tienen. Pero de estos importantes asuntos hablaremos ms tarde. Si la suerte lo permite, yo mismo ir a 16. ver al rey. Ahora me encuentro en un grave apuro y pido ayuda, o por lo menos alguna noticia. Ya os te queperseguimos a una tropa de orcos que se llevaron a nuestros amigos. Qu puedes decirnos? -Que no necesitas continuar persiguindolos -dijo Eomer-. Los orcos fueron destruidos. -Y nuestros amigos? -No encontrarnos sino orcos.-Eso es raro en verdad -dijo Aragorn-. Buscaste entre los muertos? No haba otros cadveres aparte delos orcos? Eran gente pequea, quiz slo unos nios a tus ojos, descalzos, pero vestidos de gris. -No haba enanos ni nios -dijo Eomer-. Contamos todas las vctimas y las despojamos de armas ysuministros. Luego las apilamos y las quemamos en una hoguera, como es nuestra costumbre. Las cenizashumean an. -No hablamos de enanos o de nios -dijo Gimli-. Nuestros amigos eran hobbits. -Hobbits? -dijo Eomer-. Qu es eso? Un nombre extrao. -Un nombre extrao para una gente extraa -dijo Gimli-, pero stos nos eran muy queridos. Ya habisodo en Rohan, parece, las palabras que perturbaron a Minas Tirith. Hablaban de un mediano. Estos hobbitsson medianos. -Medianos! - ri el jinete que estaba junto a Eomer-. Medianos! Pero son slo una gentecita que apareceen las viejas canciones y los cuentos infantiles del Norte. Dnde estamos, en el pas de las leyendas o en unatierra verde a la luz del sol?-Un hombre puede estar en ambos sitios -dijo Aragorn-. Pues no nosotros sino otras gentes que vendrnms tarde contarn las leyendas de este tiempo. La tierra verde, dices? Buen asunto para una leyendaaunque te pasees por ella a la luz del da! -El tiempo apura -dijo el jinete sin prestar odos a Aragorn-. Tenemos que darnos prisa hacia el sur, seor.Dejemos que estas gentes se ocupen de sus propias fantasas. O atmoslos para llevarlos al rey.-Paz, Eothain! -dijo Eomer en su propia lengua-. Djame un rato. Dile a los oreds que se junten en elcamino y se preparen para cabalgar hasta el Entaguas.Eothain se retir murmurando entre dientes y les habl a los otros. La tropa se alej y dej solo a Eomercon los tres compaeros.-Todo lo que cuentas es extrao, Aragorn -dijo-. Sin embargo, dices la verdad, es evidente; los Hombresde la Marca no mienten nunca y por eso mismo no se los engaa con facilidad. Pero no has dicho todo. Nohablars ahora ms a fondo de tus propsitos, para que yo pueda decidir? -Sal de Imladris, como se la llama en los cantos, hace ya muchas semanas -respondi Aragorn-.Conmigo vena Boromir de Minas Tirith. Mi propsito era llegar a esa ciudad con el hijo de Denethor, paraayudar a su gente en la guerra contra Sauron. Pero la Compaa con quien he viajado persegua otros asuntos.De esto no puedo hablar ahora. Gandalf el Gris era nuestro gua.-Gandalf! -exclam Eomer-. Gandalf Capagris, como se lo conoce en la Marca! Pero te advierto que elnombre de Gandalf ya no es una contrasea para llegar al rey. Ha sido husped del reino muchas veces en lamemoria de los hombres, yendo y viniendo a su antojo, luego de unos meses, o luego de muchos aos. Essiempre el heraldo de acontecimientos extraos; un portador del mal, dicen ahora algunos. En verdad desde la ltima venida de Gandalf todo ha ido para peor. En ese tiempo comenzaron nuestrasdificultades con Saruman el Blanco. Hasta entonces contbamos a Saruman entre nuestros amigos, peroGandalf vino y nos anunci que una guerra sbita estaba preparndose en Isengard. Dijo que l mismo habaestado prisionero en Orthanc y que haba escapado a duras penas y peda ayuda. Pero Thoden no quisoescucharlo y Gandalf se fue. No pronuncies el nombre de Gandalf en voz alta si te encuentras con Thoden!Est furioso, pues Gandalf se llev el caballo que llaman Sombragris, el ms precioso de los corceles del rey,jefe de los Mearas que slo el Seor de la Marca puede montar. Pues el padre de esta raza era el gran caballode Eorl que conoca el lenguaje de los hombres. Sombragris volvi hace siete noches, pero la clera del reyno se ha apaciguado, pues el caballo es ahora salvaje y no permite que nadie lo monte. -Entonces Sombragris ha encontrado solo su camino desde el lejano Norte -dijo Aragorn-, pues fue alldonde l y Gandalf se separaron. Pero, ay, Gandalf no volver a cabalgar. Cay en las tinieblas de las Minasde Moria y nadie lo vio otra vez. -Malas nuevas son stas -dijo Eomer-. Al menos para m y para muchos; aunque no para todos cornodescubrirs si ves al rey. -Nadie podra entender ahora en estos territorios hasta qu extremo son malas nuevas, aunque quiz locomprueben amargamente antes que el ao avance mucho ms -dijo Aragorn-. Pero cuando los grandes caen,los pequeos ocupan sus puestos. Mi parte ha sido guiar a la Compaa por el largo camino que viene deMora. Viajamos cruzando Lrien (y a este respecto sera bueno que te enteraras de la verdad antes de hablar 17. otra vez), y luego bajarnos por el Ro Grande hasta los saltos de Rauros. All los orcos que t destruistemataron a Boromir.-Tus noticias son todas de desgracias! exclam Eomer, consternado-. Esta muerte es una gran prdidapara Minas Tirith y para todos nosotros. Boromir era un hombre digno, todos lo alababan. Pocas veces venaa la Marca, pues estaba siempre en las guerras de las fronteras del Este, pero yo lo conoc. Me recordaba msa los rpidos hijos de Eorl que a los graves Hombres de Gondor, y hubiera sido un gran capitn. Pero nadasabamos de esta desgracia en Gondor. Cundo muri? -Han pasado ya cuatro das -dijo Aragorn- y aquella misma tarde dejamos la sombra del Tol Brandir yhemos venido viajando hasta ahora. -A pie? -exclam Eomer. -S, as como nos ves. Eomer pareca estupefacto.-Trancos es un nombre que no te hace justicia, hijo de Arathorn -dijo-. Yo te llamara Pies Alados. Estahazaa de los tres amigos tendra que ser cantada en muchos castillos. No ha concluido el cuarto da y yahabis recorrido cuarenta y cinco leguas! Fuerte es la raza de Elendil! Pero ahora, seor, cmo podra ayudarte? Tendra que volver en seguida a avisar a Thoden. Hehablado con cierta prudencia ante mis hombres. Es cierto que an no estamos en guerra declarada con el PasNegro y algunos, prximos a la oreja del rey, dan consejos cobardes, pero la guerra se acerca. No olvidamosnuestra vieja alianza con Gondor y cuando ellos luchen los ayudaremos: as pienso yo y todos aquellos queme acompaan. La Marca del Este est a mi cuidado, el distrito del Tercer Mariscal, y he sacado de aqutodas las manadas y las gentes que las cuidan, dejando slo unos pocos guardias y centinelas. -Entonces no pagis tributo a Sauron? -pregunt Gimli. -Ni ahora ni nunca -dijo Eomer y un relmpago le pas por los ojos-, aunque he odo hablar de esamentira. Hace algunos aos el Seor del Pas Negro dese comprarnos algunos caballos a buen precio, peronos rehusamos, pues emplean las bestias para malos propsitos. Entonces mand una tropa de orcos, quesaquearon nuestras tierras y se llevaron lo que pudieron, eligiendo siempre los caballos negros: de stos pocosquedan ahora. Por esa razn nuestra enemistad con los orcos tiene un sabor amargo. Pero en este momento nuestra mayor preocupacin es Saruman. Se ha declarado seor de todos estosterritorios y desde hace varios meses estamos en guerra. Ha reclutado orcos y jinetes de lobos y hombresmalignos y nos cerr los caminos de El Paso y as es posible que nos asalten desde el este y el oeste. -No es bueno toparse con semejante enemigo: un mago a la vez astuto y habilidoso que tiene muchosdisfraces. Va de un lado a otro, dicen, encapuchado y envuelto en una capa, muy parecido a Gandalf, comomuchos recuerdan ahora. Los espas que tiene a su servicio se escurren por todas partes y sus pjaros de malagero recorren el cielo. No s qu fin nos espera y estoy preocupado, pues tengo la impresin de que susamigos no son todos de Isengard. Pero si vienes a casa del rey, lo vers por ti mismo. No quieres venir? Esvana mi esperanza de que hayas sido enviado para ayudarme en estas dudas y aprietos? -Ir cuando pueda -dijo Aragorn.-Ven ahora! -dijo Eomer-. El Heredero de Elendil sera sin duda un fuerte apoyo para los Hijos de Eorlen estos tiempos aciagos. Ahora mismo se est librando una batalla en Oestemnet y temo que termine malpara nosotros. En verdad en este viaje por el norte part sin autorizacin del rey y han quedado pocos guardias en lacasa. Pero los centinelas me advirtieron que una tropa de orcos baj de la Muralla del Este hace tres noches yque algunos de ellos llevaban las insignias blancas de Saruman. De modo que sospechando lo que ms temo,una alianza entre Orthanc y la Torre Oscura, me puse a la cabeza de mis oreds, hombres de mi propia Casa.Alcanzamos a los orcos a la cada de la noche hace ya dos das, cerca de los lindes del Bosque de Ent. Alllos rodeamos y ayer al alba libramos la batalla. Ay, perd quince hombres y doce caballos. Pues los orcoseran mucho ms numerosos de lo que habamos credo. Otros se unieron a ellos, viniendo del este a travs delRo Grande: se ven claramente las huellas un poco al norte de aqu. Y otros vinieron del bosque. Orcos degran tamao que tambin exhiban la Mano Blanca de Isengard; esta especie es ms fuerte y cruel que todoslos otros.Sin embargo, terminamos con ellos. Pero nos alejamos demasiado. Nos necesitan en el sur y el oeste.No vendrs? Sobran caballos, como ves. Hay trabajo suficiente para la Espada. S, y quiz podamosservirnos tambin del hacha de Gimli y del arco de Legolas, si me perdonan lo que he dicho de la Dama delBosque. Slo digo lo que dicen los hombres de mi tierra y me complacera enderezar mi error.-Te agradezco tus buenas palabras -dijo Aragorn- y en mi corazn deseara acompaarte, pero no puedoabandonar a mis amigos mientras haya alguna esperanza. 18. -Esperanzas no hay -dijo Eomer-. No encontrars a tus amigos en las fronteras del Norte. -Sin embargo, no estn detrs de nosotros. No lejos de la Muralla del Este encontramos una prueba clarade que uno de ellos al menos estaba con vida all. Pero entre la muralla y las lomas no haba ms seales y novimos ninguna huella que se desviara a un lado O a otro, si mis talentos no me han abandonado.-Qu fue de ellos entonces? -No lo s. Quiz murieron y ardieron junto con los orcos, pero t me dices que esto no puede ser y yo nolo temo. Quiz los llevaron al bosque antes de la batalla, quizs an antes de que cercaras a los enemigos.Ests seguro de que nadie escap a tus redes?-Puedo jurar que ningn orco escap, desde el momento que los vimos -dijo Eomer-. Llegamos a loslindes antes que ellos y si alguna criatura rompi despus el cerco, entonces no era un orco y tena algnpoder lfico. -Nuestros amigos estaban vestidos como nosotros -dijo Aragorn- y t pasaste a nuestro lado sin vernos ala plena luz del da.-Lo haba olvidado -dijo Eomer-. Es difcil estar seguro de algo entre tantas maravillas. Todo en estemundo est teniendo un aire extrao. Elfos y enanos recorren juntos nuestras tierras y hay gente que hablacon la Dama del Bosque y contina con vida, y la Espada vuelve a una guerra que se interrumpi hacemuchos aos antes que los padres de nuestros padres cabalgaran en la Marca. Cmo encontrar el caminorecto en semejante poca?-Como siempre -dijo Aragorn-. El mal y el bien no han cambiado desde ayer, ni tienen un sentido para loselfos y enanos y otro para los hombres. Corresponde al hombre discernir entre ellos, tanto en el Bosque deOro como en su propia casa. -Muy cierto -dijo Eomer-. No dudo de ti, ni de lo que me dicta el corazn. Pero no soy libre de hacer loque quiero. Est contra la ley permitir que gente extranjera ande a su antojo por nuestras tierras, hasta que elrey mismo les haya dado permiso, y la prohibicin es ms estricta en estos das peligrosos. Te he pedido quevengas conmigo voluntariamente y te has negado. No ser yo quien inicie una lucha de cien contra tres.-No creo que tus leyes se apliquen a estas circunstancias -dijo Aragorn- y ciertamente no soy unextranjero, pues he estado antes en estas tierras, ms de una vez, y he cabalgado con las tropas de losRohirrim, aunque con otro nombre y otras ropas. A ti no te he visto antes, pues eres joven, pero he habladocon Eomund, tu padre, y con Thoden hijo de Thengel. En otros tiempos los altos seores de estas tierrasnunca hubieran obligado a un hombre a abandonar una bsqueda como la ma. Al menos mi obligacin esclara: continuar. Vamos, hijo de Eomund, decdete a elegir. Aydanos, o en el peor de los casos djanos enlibertad. O aplica las leyes. Si as lo haces sern menos quienes regresen a tu guerra o a tu rey.Eomer call un momento y al fin habl.-Los dos tenemos prisa -dijo-. Mi compaa est tascando el freno y tus esperanzas se debilitan hora ahora. Esta es mi eleccin. Te del ar ir y adems te prestar unos caballos. Slo esto te pido: cuando hayasterminado tu bsqueda, o la hayas abandonado, vuelve con los caballos por el Vado de Ent hasta Meduseld, laalta casa de Edoras donde Thoden reside ahora. As le probars que no me he equivocado. En esto quiz mejuegue la vida, confiando en tu veracidad. No faltes a tu obligacin.-No lo har -dijo Aragorn.Cuando Eomer orden que los caballos sobrantes fueran prestados a los extranjeros, los dems jinetes sesorprendieron y cambiaron entre ellos miradas sombras y desconfiadas; pero slo Eothain se atrevi a hablarfrancamente.-Quizs est bien para este seor que dice ser de la raza de Gondor -coment-, pero quin ha odo hablarde prestarle a un enano un caballo de la Marca? -Nadie -dijo Gimli-. Y no te preocupes, nadie lo oir nunca. Antes prefiero ir a pie que sentarme en ellomo de una bestia tan grande, aunque me la dieran de buena gana.-Pero tienes que montar o sers una carga para nosotros -dijo Aragorn.-Vamos, te sentars detrs de m, amigo Gimli -dijo Legolas-. Todo estar bien entonces y no tendrs quepreocuparse ni por el prstamo ni por el caballo mismo.Le dieron a Aragorn un caballo grande, de pelaje gris oscuro y l lo mont. -Se llama Hasufel -dijo Eomer-. Que te lleve bien y hacia una mejor fortuna que la de Grulf, su ltimodueo!A Legolas le trajeron un caballo ms pequeo y ligero, pero ms arisco y fogoso. Se llamaba Arod. PeroLegolas pidi que le sacaran la montura y las riendas. 19. -No las necesito -dijo y lo mont gilmente de un salto y ante el asombro de los otros, Arod se mostrmanso y dcil bajo Legolas y bastaba una palabra para que fuera o viniera en seguida de aqu para all; tal erala manera de los elfos con todas las buenas bestias. Pusieron a Gimli detrs de Legolas y se aferr al elfo, no mucho ms tranquilo que Sam Gamyi en unaembarcacin.-Adis y que encuentres lo que buscas! -grit Eomer-. Vuelve lo ms rpido que puedas, y que juntasbrillen entonces nuestras espadas! -Vendr -dijo Aragorn. -Y yo tambin vendr -dijo Gimli-. El asunto de la Dama Galadriel no est todava claro. An tengo queensearte el lenguaje de la cortesa.-Ya veremos -dijo Eomer-. Se han visto tantas cosas extraas que aprender a alabar a una hermosa damabajo los amables hachazos de un enano no parecer mucha maravilla. Adis!Los caballos de Rohan se alejaron rpidamente. Cuando poco despus Gimli volvi la cabeza, lacompaa de Eomer era ya una mancha pequea y distante. Aragorn no mir atrs: observaba las huellasmientras galopaban, con la cabeza pegada al pescuezo de Hasufel. No haba pasado mucho tiempo cuandollegaron a los lmites del Entaguas y all encontraron el rastro de que haba hablado Eomer y que bajaba de lasmesetas del Este.Aragorn desmont y examin el suelo; en seguida, volviendo a montar de un salto, cabalg un tiempohacia el este, mantenindose a un lado y evitando pisar el rastro. Luego se ape otra vez y escudri elterreno adelante y atrs.-Hay poco que descubrir -dijo al volver-. El rastro principal est todo confundido con las huellas de losjinetes que venan de vuelta; de ida pasaron sin duda ms cerca del ro. Pero el rastro que va hacia el este esreciente y claro. No hay huellas de pies en la otra direccin, hacia el Anduin. Cabalgaremos ahora mslentamente asegurndonos de que no haya rastros de otras huellas a los lados. Los oreos tienen que habersedado cuenta aqu de que los seguan; quizs intentaron llevarse lejos a los cautivos antes que les diramosalcance. Mientras se adelantaban cabalgando, el da se nubl. Unas nubes grises y bajas vinieron de laMeseta. Una niebla amortaj el sol. Las laderas arboladas de Fangorn se elevaron, oscurecindose a medidaque el sol descenda. No vieron signos de ninguna huella a la derecha O a la izquierda, pero de vez en cuandoencontraban el cadver de un orco, que haba cado en plena carrera y que ahora yaca con unas flechas depenacho gris clavadas en la espalda o la garganta.Al fin, cuando el sol declinaba, llegaron a los lindes del bosque y en un claro que se abra entre losprimeros rboles encontraron los restos de una gran hoguera: las cenizas estaban todava calientes yhumeaban. Al lado haba una gran pila de cascos y cotas de malla, escudos hendidos y espadas rotas, arcos ydardos y otros instrumentos de guerra y sobre la pila una gran cabeza empalada: la insignia blanca podaverse an en el casco destrozado. Ms all, no lejos del ro, que flua saliendo del bosque, haba unmontculo. Lo haban levantado recientemente: la tierra desnuda estaba recubierto de terrones con hierba yalrededor haban clavado quince lanzas.Aragorn y sus compaeros inspeccionaron todos los rincones del campo de batalla, pero la luz disminua ypronto cay la noche, oscura y neblinoso. No haban encontrado an ningn rastro de Merry y Pippin.-Ms no podemos hacer -dijo Gimli tristemente-. Hemos tropezado con muchos enigmas desde quellegamos a Tol Brandir, pero este es el ms difcil de descifrar. Apostara a que los huesos quemados de loshobbits estn mezclados con los de los orcos. Malas noticias para Frodo, si llega a enterarse un da, y malastambin para el vicio hobbit que espera en Rivendel. Elrond se opona a que vinieran.-Gandalf no -dijo Legolas. -Pero Gandalf eligi venir l mismo y fue el primero que se perdi -respondi Gimli-. No alcanz a verbastante lejos.-El consejo de Gandalf no se fundaba en la posible seguridad de l mismo o de los otros -intervinoAragorn-. De ciertas empresas podra decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin seanuncie sombro. Pero no dejar todava este lugar. En todo caso hemos de esperar aqu la luz de la maana. 20. Acamparon poco ms all del campo de batalla bajo un rbol frondoso: pareca un castao y sin embargotena an las hojas anchas y ocres del ao anterior, como manos secas que mostraban los largos dedos;murmuraban tristemente en el viento de la noche. Gimli tuvo un escalofro. Haban trado slo una manta para cada uno. -Encendamos un fuego -dijo-. El peligro ya no me importa. Que los oreos vengan apretados comofalenas de verano alrededor de una vela. -Si esos desgraciados hobbits se han perdido en el bosque quizs este fuego los atraiga. -Y quizs atraiga tambin a otras cosas que no seran ni orcos ni hobbits -dijo Aragorn-. Estamos cerca delas montaas del traidor Saruman y tambin en los lindes mismos de Fangorn y dicen que es peligroso tocarlos rboles de ese bosque.-Pero los Rohirrim hicieron una gran hoguera aqu ayer mismo -dijo Gimli- y derribaron rboles para elfuego, como puede verse. Y sin embargo pasaron aqu la noche sin que nada los molestara, una vez concluidoel trabajo. -Eran muchos -dijo Aragorn- y no prestan atencin a la clera de Fangorn, pues vienen por aqu rarasveces y no se internan entre los rboles. Pero es posible que nuestros caminos nos lleven al corazn delbosque. De modo que cuidado. No cortis ninguna madera viva. -No es necesario -dijo Gimli-. Los jinetes han dejado muchas ramas cortadas y hay madera muerta desobra. -Fue a juntar lea y luego se ocup en preparar y encender un fuego, pero Aragorn se qued sentado yen silencio, ensimismado, la espalda apoyada contra el tronco corpulento. Mientras, Legolas, de pie en elclaro, miraba hacia las sombras profundas del bosque, inclinado hacia adelante, como escuchando unas vocesque llamaban desde lejos. Cuando el enano hubo obtenido una pequea llamarada brillante, los tres compaeros se sentaronalrededor, ocultando la luz con las formas encapuchadas. Legolas alz los ojos hacia las ramas del rbol quese extendan sobre ellos. -Mirad! -dijo-. El rbol est contento con el fuego.Quiz las sombras danzantes les engaaban los ojos, pero cada uno de los compaeros tuvo la impresin deque las ramas se inclinaban a un lado y a otro ponindose encima del fuego, mientras que las ramas superioresse doblaban hacia abajo; las hojas pardas estaban tiesas ahora y se frotaban unas contra otras como manosfras y envejecidas que buscaban el consuelo de las llamas.De pronto hubo un silencio entre ellos, pues el bosque oscuro y desconocido, tan al alcance de la mano,era ahora como una gran presencia meditativa, animada por secretos propsitos. Al cabo de un rato, Legolashabl otra vez. -Celeborn nos advirti que no nos internsemos demasiado en Fangorn -dijo-. Sabes t por qu,Aragorn? Qu son esos cuentos del bosque de que hablaba Boromir? -He odo muchas historias en Gondor y en otras partes -dijo Aragorn-, pero si no fuese por las palabras deCeleborn yo dira que son meras fbulas, que los hombres inventan cuando los recuerdos empiezan aborrarse. Yo haba pensado preguntarte si t sabas la verdad. Y si un Elfo de los Bosques no lo sabe, qu podrresponder un hombre?-T has viajado ms lejos que yo -dijo Legolas-. No he odo nada parecido en mi propia tierra, exceptounas canciones que dicen cmo los Onodrirn, que los hombres llaman Ents, moraban aqu hace tiempo, puesFangorn es viejo, muy viejo, aun para las medidas lficas.-S, es viejo, tan viejo como el bosque de las Quebradas de los Tmulos, y mucho ms extenso. Elronddice que estn emparentados y son las ltimas plazas fuertes de los bosques de los Das Antiguos, cuando losPrimeros Nacidos ya iban de un lado a otro, mientras los Hombres dorman an. Sin embargo Fangorn tieneun secreto propio. Qu secreto es se, no lo s. -Y yo no quiero saberlo -dijo Gimli-. Que mi paso no perturbe a ninguno de los moradores de Fangorn!Tiraron a suerte los turnos de guardia y la primera velada le toc a Gimli. Los otros se tendieron en elsuelo. Casi en seguida se quedaron dormidos. -Gimli -dijo Aragorn, sooliento-. No lo olvides: cortar una rama o una ramita de un rbol vivo deFangorn es peligroso. Pero no te alejes buscando madera muerta. Antes deja que el fuego se apague!Llmame si me necesitas! Dicho esto, se durmi. Legolas ya no se mova; las manos hermosas cruzadas sobre el pecho, los ojosabiertos, una la noche viviente al sueo profundo, como es costumbre entre los elfos. Gimli se sent encuclillas junto a la hoguera, pensativo, pasando el pulgar por el filo del hacha. El rbol susurraba. No se oaningn otro sonido. 21. De pronto Gimli alz la cabeza y all al borde mismo del resplandor del fuego, vio la figura encorvado deun anciano, un hombre apoyado en un bastn y envuelto en una capa amplia; un sombrero de ala ancha leocultaba los ojos, Gimli dio un salto, demasiado sorprendido para gritar, aunque pens en seguida queSaruman los haba atrapado. El movimiento brusco haba despertado a Aragorn y Legolas, que ya estabansentados, los ojos muy abiertos. El anciano no habl ni hizo ningn ademn. -Bueno, abuelo, qu podemos hacer por ti? -dijo Aragorn, ponindose de pie-. Acrcate y calintate, sitienes fro. Dio un paso adelante, pero el anciano ya no estaba all. No haba ninguna huella de l en las cercanas yno se atrevieron a ir muy lejos. La luna se haba puesto y la noche era muy oscura.De pronto Legolas lanz un grito. -Los caballos! Los caballos!Los caballos haban desaparecido, llevndose las estacas a la rastra. Durante un tiempo los trescompaeros se quedaron quietos y en silencio, perturbados por este nuevo y desafortunado incidente. Estabanen los lindes de Fangorn, e innumerables leguas los separaban ahora de los Hombres de Rohan, nicas gentesen quienes podan confiar en aquellas tierras vastas y peligrosas. Mientras estaban as, creyeron or, lejos enla noche, los relinchos de unos caballos. Luego el silencio rein otra vez, interrumpido slo por el susurrofro del viento.-Bueno, se han ido -dijo Aragorn al fin-. No podemos encontrarlos o darles caza; de modo que si novuelven ellos solos, tendremos que seguir como podamos. Partimos a pie y continuaremos a pie.-Pobres pies -dijo Gimli-. Pero no podemos comernos los pies y caminar al mismo tiempo.Ech un poco de lea al fuego y se dej caer a un lado. -Hace an pocas horas no queras montar un caballo de Rohan -dijo Legolas riendo-. Todava llegars aser un verdadero jinete.-No parece muy probable que yo tenga esa oportunidad -dijo Gimli y un momento despus aadi-: Siqueris saber lo que pienso, creo que el viejo era Saruman. Quin si no? Recordad las palabras de Eomer:Anda de un lado a otro como un viejo encapuchado y envuelto en una capa. As nos dijo. Se llev loscaballos, o los espant y aqu estamos ahora. Las dificultades no terminaron an, no olvidis mis palabras.-No las olvidar -dijo Aragorn-, pero no olvido tampoco que el viejo tena un sombrero y no una capucha.No pienso sin embargo que no tengas razn y que aqu no corramos peligro, de da o de noche. Pero por elmomento nada podemos hacer, excepto descansar, mientras sea posible. Yo velar ahora un rato, Giml.Tengo ms necesidad de pensar que de dormir.La noche pas lentamente. Legolas reemplaz a Aragorn y Gimli reemplaz a Legolas y las guardiasconcluyeron. Pero no ocurri nada. El anciano no volvi a aparecer y los caballos no regresaron. 22. 3 LOS URUK-HAIPippin se debata en una oscura pesadilla: crea or su propia vocecita que resonaba en unos tnelesoscuros llamando: Frodo! Frodo! Pero en vez de Frodo las caras horribles de centenares de orcos lomiraban desde las sombras haciendo muecas y centenares de brazos horribles se extendan hacia l. Dndeestaba Merry? Despert. Un aire fro le soplaba en la cara. Caa la noche y el cielo se oscureca en el cenit. Dio mediavuelta y descubri que el sueo era poco peor que el despertar. Tena las manos, las piernas y los tobillosatados con cuerdas. Junto a l yaca Merry, plido, la frente envuelta en un trapo sucio. Todo alrededor,sentados o de pie, haba muchos orcos. Lentamente la memoria se fue aclarando en la cabeza dolorida de Pippin y sali de las sombras del sueo.Por supuesto: l y Merry haban huido a los bosques. Qu les haba ocurrido? Por qu haban escapado assin ocuparse del viejo Trancos? Haban corrido lejos, dando gritos; no alcanzaba a recordar ni la distancia niel tiempo; y de pronto haban tropezado con un grupo de orcos: estaban de pie, escuchando y al parecer nohaban visto a Merry y Pippin hasta que casi los tuvieron encima. Se pusieron a aullar entonces y docenas deotras bestias salieron de entre los rboles. Merry y l haban echado mano a las espadas, pero los orcos noqueran luchar y slo intentaron apoderarse de ellos, aun cuando Merry ya haba cortado muchos brazos ymanos. Buen viejo Merry.En seguida lleg Boromir, saltando entre los rboles. Los oblig a combatir. Mat a muchos y el restoescap. Pero an no se haban alejado en el camino de vuelta cuando un centenar de oreos los atac otra vez.Algunos eran muy corpulentos y lanzaban lluvias de flechas, siempre contra Boromir. Boromir toc el grancuerno, hasta que los sonidos estremecieron el bosque, pero cuando no lleg otra respuesta que los ecos, losorcos atacaron con ms fiereza. Pippin no recordaba mucho ms. La ltima imagen era la figura de Boromirapoyada contra un rbol, quitndose una flecha; luego la oscuridad cay de sbito. -Supongo que me golpearon la cabeza -se dijo a s mismo-. Me pregunto si la herida de Merry ser grave.Qu le pas a Boromir? Por qu los orcos no nos mataron? Dnde estamos y a dnde vamos? No encontraba respuestas. Haca fro y se senta enfermo. Ojal Gandalf no hubiera convencido a Elrond de que nos dejara venir, pens. Qu he hecho debueno? He sido slo una molestia, un pasajero, un bulto de equipaje. Ahora me han robado y soy slo unbulto de equipaje para los orcos. Espero que Trancos o algn otro vengan a rescatarnos. Pero puedo teneresperanzas? No se malograrn todos los planes? Ah, cmo quisiera escapar.Luch un rato en vano, tratando de librarse de las ligaduras. Uno de los orcos, sentado no muy lejos, se riy le dijo algo a un compaero en aquella lengua abominable. -Descansa mientras puedas, tontito! -dijo en seguida en la Lengua Comn, que le pareci entonces aPippin tan espantosa como el lenguaje de los orcos -. Descansa mientras puedas! Pronto encontrars en quutilizar tus piernas. Desears no haberlas tenido nunca, antes que lleguemos a destino.-Si por m fuera, querras morir ahora mismo -dijo el otro-. Te hara chillar, rata miserable. -Se inclinsobre Pippin acercndole a la cara las garras amarillas, blandiendo un pual negro de larga hoja mellada.-Qudate tranquilo, o te har cosquillas con esto -sise-. No llames la atencin, pues yo podra olvidar lasrdenes que me han dado. Malditos sean los Isengardos! Uglk u bagronk sha pushdug Saruman-globbbbosh skai -y el orco se lanz a un largo y colrico discurso en su propia lengua que se perdi poco a pocoen murmullos y ronquidos.Aterrorizado, Pippin se qued muy quieto, aunque las muecas y los tobillos le dolan cada vez ms y laspiedras del suelo se le clavaban en la espalda. Para distraerse, escuch con la mayor atencin todo lo quepoda or. Muchas voces se alzaban alrededor y aunque en la lengua de los orcos haba siempre un tono deodio y clera, pareca evidente que haba estallado alguna especie de pelea y que los nimos se ibanacalorando.Pippin descubri sorprendido que mucha de la charla era inteligible; algunos de los orcos estaban usandola Lengua Comn. En apariencia haba all miembros de dos o tres tribus muy diferentes, que no entendan lalengua orca de los otros. La airada disputa tena como tema el prximo paso: qu ruta tomar y qu hacer conlos prisioneros. 23. -No hay tiempo para matarlos de un modo adecuado -dijo uno No hay tiempo para diversiones en esteviaje.-Es cierto -dijo otro-, pero por qu no eliminarlos rpidamente y matarlos ahora? Son una malditamolestia y tenemos prisa. Se acerca la noche y hay que pensar en irse.-Ordenes -dijo una tercera voz gruendo roncamente-. Matadlos a todos, pero no a los medianos; losquiero vivos aqu y lo ms pronto posible. Esas son las rdenes que tengo.-Para qu los quiere? -preguntaron varias voces-. Por qu vivos? Son una buena diversin?-No. He odo que uno de ellos tiene una cosa que se necesita para la Guerra, un artificio lfico o algoparecido. En todo caso sern interrogados. -Es todo lo que sabes? Por qu no los registramos y descubrimos la verdad? Quizs encontremos algoque nos sirva a nosotros.-Muy interesante observacin -dijo una voz burlona, ms dulce que las otras pero ms malvola-. Laincluir en mi informe. Los prisioneros no sern registrados ni saqueados. Esas son las rdenes que yo tengo. -Y tambin las mas -dijo la voz profunda-. Vivos y tal como fueran capturados; nada de pillajes. As melo ordenaron. -Pero no a nosotros! -dijo una de las voces anteriores-. Hemos recorrido todo el camino desde las Minaspara matar y vengar a los nuestros. Tengo ganas de matar y luego volver al norte.-Pues bien, qudate con las ganas -dijo la voz ronca-. Yo soy Uglk. Soy yo quien manda. Ir a Isengardpor el camino ms corto.-Quin es el amo, Saruman o el Gran Ojo? -dijo la voz malvola-. Tenemos que volver en seguida aLugbrz.-Sera posible, si cruzramos el Ro Grande -dijo otra voz-. Pero no somos bastante numerosos como paraaventuramos hasta los puentes. -Yo cruc el Ro Grande -dijo la voz malvola-. Un Nazgl alado nos espera en el norte junto a la orillaoriental. -Quiz, quiz! Y entonces t te irs volando con los prisioneros y recibirs todas las pagas y los elogiosen Lugbrz y dejars que crucemos a pie el Pas de los Caballos. No, tenemos que seguir juntos. Estas tierrasson muy peligrosas: infestadas de traidores y bandidos.-S, tenemos que seguir juntos -gru Uglk-. No confo en ti, cerdito. Fuera del establo ya no tienesningn coraje. Si no fuera por nosotros, ya habras escapado. Somos los combatientes Uruk-hai! Hemosabatido al Gran Guerrero. Hemos apresado a esos dos. Somos los sirvientes de Saruman el Sabio, la ManoBlanca: la mano que nos da de comer carne humana. Salimos de Isengard y trajimos aqu la tropa yvolveremos por el camino que nosotros decidamos. Soy Uglk. He dicho. -Has dicho demasiado, Uglk -se burl la voz malvola-. Me pregunto qu pensarn en Lugbrz. Quizpiensen que los hombros de Uglk necesitan que se les quite el peso de una cabeza inflada. Quiz preguntende dnde sacaste esas raras ideas. De Saruman quiz? Quin se cree, volando por cuenta propia y envueltoen sucios trapos blancos? Estarn de acuerdo conmigo, Grishnkh, el mensajero de confianza; y yo,Grishnkh, digo: Saruman es un idiota, sucio y traidor. Pero el Gran Ojo no lo deja en paz. Cerdo, dijiste?Qu pensis vosotros? Los lacayos de un mago insignificante dicen que sois unos cerdos. Apuesto a que sealimentan de carne de orco.Unos alaridos feroces en lengua orca fueron la respuesta y se oy el ruido metlico de las armasdesenvainadas. Pippin se volvi con precaucin esperando ver qu ocurra. Los guardias se haban alejadopara unirse a la pelea. Alcanz a ver en la penumbra un orco grande y negro, Uglk sin duda, que enfrentabaa Grishnkh, una criatura de talla corta y maciza y con unos largos brazos que casi le llegaban al suelo.Alrededor haba otros monstruos ms pequeos. Pippin supuso que stos eran los que venan del norte.Haban desenvainado los cuchillos y las espadas, pero no se atrevan a atacar a Uglk. Uglk dio un grito y otros orcos casi tan grandes como l aparecieron corriendo. En seguida, sin ningnaviso, Uglk salt hacia adelante, lanz dos golpes rpidos y las cabezas de dos orcos rodaron por el suelo.Grishnkh se apart y desapareci en las sombras. Los otros se amilanaron y uno de ellos retrocedi deespaldas y cay sobre el cuerpo tendido de Merry. Quizs esto le salv la vida, pues los seguidores de Uglksaltaron por encima de l y derribaron a otro con las espadas de hoja ancha. La vctima era el guardin degarras amarillas. El cuerpo le cay encima a Pippin, la mano del orco empuando todava aquel largocuchillo mellado. -Dejad las armas! -grit Uglk-. Y basta de tonteras! De aqu iremos directamente al oeste y escalerasabajo. De all directamente a las quebradas y luego a lo largo del ro hasta el bosque. Y marcharemos da ynoche. Est claro? 24. -Bien -se dijo Pippin-, si esa horrible criatura tarda un poco en dominar a la tropa, tengo algunaposibilidad. Haba vislumbrado un rayo de esperanza. El filo del cuchillo negro le haba desgarrado el brazo y se lehaba deslizado casi hasta la mueca. La sangre le corra ahora por la mano, pero senta tambin el contactodel acero fro.Los orcos se estaban preparando para partir, pero algunos de los del norte se resistan an y los Isengardostuvieron que abatir a otros dos antes de dominar al resto. Hubo muchas maldiciones y confusin. Durante unmomento nadie vigil a Pippin. Tena las piernas bien atadas, pero los brazos estaban sujetos slo en lasmuecas, con las manos delante de l. Poda mover las dos manos juntas, aunque las cuerdas se leincrustaban cruelmente en la carne. Empuj al orco muerto a un lado y casi sin atreverse a respirar movi laatadura de las muecas arriba y abajo sobre la hoja del cuchillo. La hoja era afilada y la mano del cadver lasostena con firmeza. La cuerda estaba cortada! Pippin la tom rpidamente entre los dedos, hizo un flojobrazalete de dos vueltas y meti las manos dentro. Luego se qued muy quieto. -Traed los prisioneros! -grit Uglk-. Y nada de trampas! Si no estn vivos a nuestro regreso, algn otromorir tambin. Un orco alz a Pippin como un saco, le puso la cabeza entre las manos atadas y tomndolo por los brazostir hacia abajo. La cara de Pippin se aplast contra el cuello del orco, que parti traqueando. Otro dispusode Merry de modo similar. Las garras apretaban los brazos de Pippin corno un par de tenazas y las uas se leclavaban en la carne. Cerr los ojos y se desliz de nuevo a un mundo de pesadillas malignas.De pronto lo arrojaron otra vez a un suelo pedregoso. Era el principio de la noche, pero la luna delgadadescenda ya en el oeste. Estaban al borde de un precipicio que pareca mirar a un ocano de nieblas plidas.Se oa el sonido de una cascada prxima. -Los exploradores han vuelto al fin -dijo un orco que andaba cerca. -Bueno, qu descubriste? -gru la voz de Uglk. -Slo un jinete solitario, e iba hacia el oeste. El camino est libre, por ahora. -S, por ahora. Pero durante, cunto tiempo? Idiotas! Tenais que haberlo matado. Dar la alarma. Esosmalditos criadores de caballos sabrn de nosotros cuando llegue la maana. Ahora habr que r